Revista Altamirano No.26.May-Jun 2002

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Ignacio M. Altamirano

No, no: nuestro pueblo es esencialmente virtuoso. Nuestro pueblo tiene


sentimientos humanitarios, corazn sensible, pasiones conmovedoras; y con
repeticin y con encanto observamos que alivia el mal de sus conciudadanos,
mejora su situacin en cuanto puede y an se desprende de sus propios
harapos para cedrselos a quien los necesita ms que l.

Ignacio Manuel Altamirano

La Clase de Elocuencia forense en la Escuela


Nacional de Jurisprudencia. Nota 38

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ALTAMIRANO
REVISTA DEL H. CONGRESO DEL ESTADO DE GUERRERO
INSTITUTO DE ESTUDIOS PARLAMENTARIOS EDUARDO NERI
AO 3 SEGUNDA POCA, MAYO-JUNIO 2002 N 26

LA PROMOCIN DE LA SALUD, DERECHO PENITENCIARIO


Y DERECHOS HUMANOS

7
ALTAMIRANO

Revista del H. Congreso del Estado de Guerrero


Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri

Nm. 26, Ao 5, Tercera poca mayo-junio 2002

JOS GILBERTO GARZA GRIMALDO


CSAR JULIN BERNAL
Coordinadores

JUAN ANTONIO GARCA MARTNEZ


Redaccin y diseo

D.R. LVI Legislatura del H. Congreso del


Estado Libre y Soberano de Guerrero
Carretera Mxico-Acapulco, Trbol sur
sin nmero, Chilpancingo, Gro.

Primera edicin

Impreso en Mxico/Printed in Mxico

La revista no es responsable del contenido de los artculos y opiniones expresadas por


los autores. En la seccin de Reseas de libros se cuenta con la autorizacin de las
instituciones o autores que las elaboraron.

8
LVI LEGISLATURA
H. CONGRESO DEL ESTADO DE GUERRERO

Dip. Hctor Apreza Patrn


PRESIDENTE DE LA COMISIN DE GOBIERNO DEL H. CONGRESO DEL ESTADO

Dip. Mario Moreno Arcos Dip. Consuelo Ibancovichi Muoz


Dip. Ernesto Sandoval Cervantes Dip. Benjamn Sandoval Melo
Dip. Eugenio Ramrez Castro Dip. Ral Garca Leyva
Dip. Javier Galeana Cadena Dip. Abel Salgado Valdez
Dip. Alberto Mojica Mojica Dip. Generosa Castro Andraca
Dip. Humberto Zapata Aorve Dip. Ernesto Vlez Memije
Dip. Abel Echeverra Pineda Dip. Jos Rubn Figueroa Smutny
Dip. Javier Ignacio Mota Pineda Dip. Juan Salgado Tenorio
Dip. Jos Luis Romn Romn Dip. Roberto lvarez Heredia
Dip. Antonio Hernndez Ortega Dip. Roberto Torres Aguirre
Dip. Enrique Camarillo Balcazar Dip. Rosaura Rodrguez Carrillo
Dip. Alejandro Bravo Abarca Dip. ngel Pasta Muuzuri
Dip. Juan Loaeza Lozano Dip. Demetrio Saldvar Gmez
Dip. Odiln Romero Gutirrez Dip. Octaviano Santiago Dionisio
Dip. Sal Alarcn Abarca Dip. Misael Medrano Baza
Dip. Ramiro vila Morales Dip. Juan Adn Tabares
Dip. Juan Garca Costilla Dip. Sebastin A. de la Rosa Pelez
Dip. Oscar Ignacio Rangel Miravete Dip. Jos Isaac Carachure Salgado
Dip. Jorge Figueroa Ayala Dip. Olga Bazn Gonzlez
Dip. Alfredo Salgado Flores Dip. Esteban Julin Mireles Martnez
Dip. Jos Luis vila Lpez Dip. Mara del Rosario Merln Garca
Dip. Moiss Villanueva de la Luz Dip. Severiano P. Jimnez Romero
Dip. Ambrosio Soto Duarte

9
10
INSTITUTO DE ESTUDIOS PARLAMENTARIOS
EDUARDO NERI

Consejo Consultivo

Dr. Elisur Arteaga Nava


Lic. Miguel ngel Camposeco Cadena
Dra. Mara Eugenia Padua Gonzlez
Mtro. Max Arturo Hernndez Lopez
Mtro. Miguel ngel Parra Bedrn
Dr. Francisco Guerrero Flores
Lic. Arturo Sols Pinzn

Direccin del Instituto de Estudios Parlamentarios

Dr. Jos Gilberto Garza Grimaldo


Director

Lic. Csar Julin Bernal


Secretario Acadmico

Lic. Juan Antonio Garca Martnez


Coordinador Editorial

Consejo Editorial

Dra. Rosa Icela Ojeda Rivera


Dr. Marcial Rodrguez Saldaa
Dr. Romn Ibarra Flores
Mtro. Fermn Gerardo Alvarado Arroyo
Dr. Toms Bustamante lvarez
Dr. Jorge Alberto Snchez Ortega
Dr. Rogelio Ortega Martnez

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12
ndice

Presentacin 17
Hctor Apreza Patrn

LA PROMOCIN DE LA SALUD, DERECHO PENITENCIARIO


Y DERECHOS HUMANOS

I. LA SALUD, SU PERSPECTIVA SOCIOECONMICA Y JURDICA

Mxico y la epidemiologa mundial 21


Roberto Cruz Gonzlez Melndez

Generacin de recursos humanos para la promocin.. 29


de la salud
Jos Antonio Durand Alcntara
La investigacin cualitativa en la promocin de la salud . 39
Ana Mara Rosado Castillo

La promocin de la salud en Mxico: una vieja tradicin . 59


de la salud pblica
Imelda Ana Rodrguez Ortiz

La actividad poltica: esencia de la promocin de la salud .. 71


Alejandro Escotto Crdova

Anlisis de la participacin de los actores sociales ... 97


para transformarla situacin de la salud
Jos Antonio Durand, Alejandro Escotto, Ana Mara
Flores, Cecilia Mecalco, Laura Mecalco, Gerardo Reyes
y Alejandra Villagmez

13
Encuentros y desencuentros con el problema . 121
de la drogadiccin
Mario Loza Rodrguez y Carlos Durand Alcntara

Las mujeres: gestoras y cuidadoras de la salud . 137


Luiza Pizeta

II. DERECHOS HUMANOS Y ESTUDIOS DE CASO


DEL DERECHO PENITENCIARIO

Derechos Humanos en Mxico. El silencio de los jueces . 147


Federico C. Lefranc Weegan

Violencia estatal y Derechos Humanos 165


David Chacn Hernndez

Crimen y poder .. 183


Maria Ofelia Resndiz Corona e Ignacio Becerra Saucedo

Situacin actual de las crceles de la regin Mixteca .. 215


y costa del Estado de Oaxaca
Maurilio Santiago Reyes y Mara Del Pilar
Marroqun Urrestarazu

La importancia del Derecho Consuetudinario Indgena ... 307


en la comprensin del Derecho Penal Indgena
La justicia Triqui
Ana Ofelia Snchez Valenciana

Trabajo comparativo de las instituciones para la reclusin . 321


de los nios adolescentes entre Estados Unidos
de Amrica del Norte y Mxico
Cruz Velzquez Galindo

La procuracin de justicia y sus rganos de investigacin .. 339


Miguel ngel Parra Bedrn

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III. INSTITUCIONALIDAD Y PRINCIPIOS DEL DERECHO

Los intermediarios polticos Un mal necesario? 375


Rafael Rub Alarcn

Instituciones y leyes: algunos problemas de la gestin 419


ambiental en los bosques mexicanos
Eduardo Lpez Ramrez

El Estado y los Estndares Internacionales de Trabajo ... 445


Mara Victoria Lpez

Indicaciones para los autores participantes en la


REVISTA ALTAMIRANO .... 461

Contenido de las entregas recientes de la


REVISTA ALTAMIRANO 465

Catlogo de las publicaciones realizadas por H. Congreso


del Estado de Guerrero a travs de su Instituto de Estudios
Parlamentarios Eduardo Neri 467

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16
Presentacin

El proceso de globalizacin que actualmente viven las sociedades


prcticamente en todo el orbe, ha trado como consecuencia evidente, no
slo innovaciones de carcter cultural, econmico, tecnolgico o poltico,
sino tambin exigencias de modernizacin en el escenario contemporneo
de la salud pblica, entendida como un compromiso ineludible del Estado,
para atender las transformaciones recientes en el contexto social, jurdico y
epidemiolgico y en el marco de la demografa mundial.
La consideracin de que es al Estado a quien le corresponde la salud
pblica, ha sido un tema de gran tradicin en nuestro pas, al ser
considerada como una de las garantas individuales y un elemento central
en el contexto de los derechos humanos, no obstante, presenta oscilaciones
en su estudio, pues al formar parte de la poltica gubernamental se defini o
redefini en el marco de una densidad discursiva distinta al tratamiento
cientfico. Por lo tanto, la atencin o el cuidado de la salud, ha debido pasar
por diferentes connotaciones de carcter poltico bajo la perspectiva de la
caridad, beneficencia, asistencia social, atencin pblica, sanidad pblica,
medicina social, medicina del estado, entre otras.

En esta tesitura, el concepto ha venido transformndose y


adaptndose a las necesidades de una sociedad cada vez ms participativa y
cambiante, en que la relevancia de involucrar a la poblacin en tareas de
diagnstico, prevencin y control, y el apoyo internacional para combatir
los adelantos mdicos que pudieran paliar el azote del contagio masivo de
enfermedades infecciosas transmisibles, es una necesidad, mxime, en un
mundo en que los problemas sociales, como la pobreza, la insalubridad, la
drogadiccin, con un constante.

En esta tnica en los ltimos aos, nuestro pas ha hecho avances


importantes en el control de las enfermedades transmisi-

17
bles, sin embargo, todava existen diversos aspectos que debemos enfrentar
para unir esfuerzos en torno a la promocin de la salud, a efecto de que
stos se encuentren en conformidad con los valores sociales y morales
inherentes a la sociedad, con el propsito de mejorar las condiciones de
salud y la calidad de vida de la poblacin.

Por otra parte, la promocin de los derechos humanos como


expresin de avance de nuestra sociedad hacia mejores estadios de vida,
representa un elemento fundamental en el desarrollo institucional y poltico
de nuestro pas, atendiendo de manera primordial aquellos aspectos que
tienen una relacin directa con la poblacin, como es la aplicacin del
Derecho Penal y el Derecho Penitenciario.

En atencin a ello, es para la LVI Legislatura del H. Congreso del


Estado de Guerrero, presentar a travs de su Instituto de Estudios
Parlamentarios Eduardo Neri, el nmero 26 de la Revista Altamirano,
dedicada al tema La promocin de la Salud, Derecho Penitenciario y
Derechos Humanos, en que se presentan una serie de trabajos de excelente
calidad acadmica basados en los principios tico-humanistas que han
inspirado el desarrollo de nuestro pas; estamos seguros que este nmero de
la Revista al igual que los anteriores ser un instrumento de gran
utilidad para bordar el estudio de estos tres tpicos ntimamente
relacionados y que a todos interesan.

DIP. HCTOR APREZA PATRN


Presidente de la Comisin de Gobierno del
H. Congreso del Estado de Guerrero

18
La promocin de la Salud,
Derecho Penitenciario
y Derechos Humanos

19
20
I. La Salud, su perspectiva
Socioeconmica y jurdica

Mxico y la epidemiologa mundial

Roberto Cruz Gonzlez Melndez

Aspectos generales sobre Mxico

El presente documento tiene como objetivo vislumbrar con algunos datos


estadsticos que permitan establecer que Mxico se encuentra en un estado
de transicin epidemiolgica

Las enfermedades infecciosas continan siendo una causa de


mortalidad a nivel mundial. En Mxico, dentro del escenario de la
transicin epidemiolgica, el perfil global muestra una disminucin de la
incidencia de enfermedades transmisibles, pero el perfil de salud no es
homogneo a lo largo del pas. En alguna reas urbanas, las principales
causas de morbilidad y mortalidad son las enfermedades crnico-
degenerativas, mientras que en las zonas marginadas de las grandes
ciudades y en la mayora de las rurales pobres las infecciosas continan
siendo la principal causa de enfermedad y muerte.

En los ltimos aos, nuestro pas ha hecho avances importantes en el


control de las enfermedades transmisibles por vacunacin, en tanto que la
educacin sanitaria, la distribucin de sobres de rehidratacin oral, en
conjunto con la introduccin de las medidas de saneamiento ambiental y la
provisin de agua potable han reducido las enfermedades diarreicas como
causa de muerte. Asimismo, el reforzamiento de las actividades de control
de las enfermedades transmitidas por vectores, como el paludismo, han
conducido a abatamientos significativos en la incidencia de esta parasitosis.

21
En aos recientes, ha aumentado de forma inesperada la incidencia
de enfermedades infecciosas consideradas anteriormente casi diarreicas.
Otras, bajo aparente control, como la leishmaniasis y el dengue han
resurgido y se han extendido territorialmente. El grupo de las enfermedades
transmitidas sexualmente permanece como un campo insuficientemente
descrito en nuestro mbito, cuyo impacto real en la salud pblica debe
definirse para su adecuada atencin. Mientras que los brotes epidmicos de
enfermedades previamente olvidadas como el clera, han evidenciado los
peligros de no contar con unos controles adecuados por falta de tecnologa,
e infraestructura de salud eficaces. En este contexto, especial atencin
merecen las enfermedades emergentes como el SIDA y otras virosis, cuyos
agentes patgenos eran hasta hace poco desconocidos para la comunidad
cientfica y para cuyo combate se carece de agentes teraputicos y medidas
de contencin eficaces.

Esta informacin fue obtenida del Centro de Investigaciones sobre


enfermedades infecciosas (CISEI), la cual concuerda con las estadsticas
proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e
Informtica (INEGI).

La siguiente grfica presenta las principales causas de mortalidad


general, en donde se compara a Mxico con 2 pases desarrollados
(Alemania y Estados Unidos de Norteamrica) y un subdesarrollo (Chile),
observndose que Mxico presenta defunciones tanto por enfermedades
infecciosas como enfermedades crnico degenerativas, en estas ltimas
muy semejantes a las presentadas por Alemania.

Cabe sealar que se graficaron el nmero de defunciones y no el


porcentaje, ya las defunciones son diferentes para cada pas.

22
Grfica No. 1
PRINCIPALES CAUSAS DE MORTALIDAD

1000000
900000
DEFUNCIONES
800000
700000 ALEMANIA
600000
CHILE
500000
400000 USA
300000 MXICO
200000
100000
0

CIRCULATORIO

RESPIRATORIO

DIGESTIVO
TUMORES
INTESTINALES

DIABETES

ACCIDENTES

OTROS
SUICIDIOS
INFECCIONES

CUSAS

Algunos datos epidemiolgicos importantes sobre Mxico

Poblacin total y crecimiento: De acuerdo con los resultados del XII Censo
General de Poblacin y vivienda, el 14 de febrero del 2000, residan en la
Repblica Mexicana un total de 97,483,412 personas, cifra con las que el
pas se mantiene en undcima posicin entre las naciones ms pobladas del
mundo.

La tasa de crecimiento de la poblacin entre 1990 y 2000 fue de poco


menos del 1.9% como promedio anual. Sin embargo, es importante
destacar que se distinguen claramente dos periodos: el primero de 1990 a
1995, cuando la poblacin crece al 2.1% y el segundo, que cubre el ltimo
lustro, al 1.58% en promedio por ao.

Estructura por sexo: Del total de residentes en Mxico, 47.59


millones son de sexo masculino de 49.89 millones, des femenino; lo que
significa que hay 95 hombres por cada 100 mujeres.

23
En 1990 este indicador era de 97 por cada 100, lo que lleva a suponer que
la menor porcin de hombres que actualmente se observa es consecuencia,
entre otros factores, del aumento de la emigracin internacional,
predominante masculina.

Distribucin geogrfica: La densidad de poblacin a nivel nacional


en 2000 es de 50 habitantes por kilmetro cuadrado.

Vivienda: El parque habitacional ocupado se encuentra conformado


por 21.9 millones de viviendas, cantidad que supera en 5.7 millones al que
haba en 1990. Al relacionar a la poblacin residente con el nmero de
viviendas se obtienen el promedio de ocupantes, que es de 4.4 personas por
vivienda; diez aos atrs, el promedio era de 5.

Salud: En 2000, por cada 100 000 habitantes, Mxico contaba con
120 mdicos; 191.9 enfermeras y 77.5 camas hospitalarias.

Grfica No. 2

TASA DE MORTALIDAD

15
16
14
12
10
8 COSTA RICA
5 MEXICO
6 4 NIGERIA
4
2
0
1
TASA POR 1000 HABITANTES

24
Comparando la tasa de mortalidad y natalidad (grfica 3) para Mxico, se
tiene por resultado que por cada 29 nacimientos existen 5 defunciones, con
un resultado de 24 personas vivas que tendran una esperanza de vida en
promedio de 74 aos (grfica 6).

Grfica No. 3

COMPARACIN DE TASA BRUTA DE NATALIDAD

40
35
30
25
ALEMANIA
20 ITALIA
15 MEXICO
NIGERIA
10
5
0
1
TASA POR 1000 HABITANTES

Mxico se encuentra en un punto intermedio, ya que mientras pases


desarrollados como Alemania e Italia tienen un mejor control de natalidad,
Mxico los supera con 20 nacimientos, pero comparado con Nigeria los
supera por 30. Es muy probable que la poblacin infantil en pases
desarrollados se est reduciendo.

25
Grfica No. 4

TASA DE FECUNDIDAD TOTAL (1 9 9 9 )

4
A RA BIA SA UDITA
3
ESPA A

2 MEXICO

1
0
1
Na c im ie ntos por m uje r e n e da d f rtil

Las mujeres mexicanas en promedio tienen 3 hijos, comparados con 6 hijos


para las mujeres de Arabia Saudita y 1 para Espaa. De aqu se puede
desprender que es considerable la poblacin que Mxico tiene que atender
de nios pequeos.

Grfica No. 5

POBLACIN DE 60 AOS Y MAS

25

20

15
ARABIA SAUDITA
ITALIA
10
MEXICO

0
1
POR CIENTO

26
Grfica No. 6

ESPERANZA DE VIDA AL NACER

90
80
70
60 JAPON
MEXICO
50
NIGERIA
40
30 JAPON
20 MEXICO

10 NIGERIA

0
1
HOMBRES MUJERES

Mxico tiene una poblacin muy heterognea en cuanto a edades, ya que


tendra nios al contar con una tasa de natalidad de 29 por 1000 habitantes
y una tasa de fecundidad de 2.7 hijos por mujer en edad frtil, tendra una
poblacin de la tercera edad al contar con una esperanza de vida de 74 aos
siendo aproximadamente el 7.3% de la poblacin (7,116,289 ancianos). Si
estos datos los comparamos con un pas del primer mundo como Italia, es
de sealarse que casi la tercera parte de su poblacin es longeva
(13,694,700 de ancianos) equivalentes al 23% Grfica 5, adems que la
poblacin infantil sera muy reducida al presentar una tasa de natalidad de
9%.

En la Grfica No. 6 es muy importante que Nigeria no tiene


problemas con padecimientos en personas de la tercera edad, esto se debe a
que su esperanza de vida es de 48 aos.

Por lo anterior resulta muy complejo dada su herogeneidad


poblacional, establecer programas y campaas en servicios de salud para
diferentes edades poblacionales, as como para los diferentes tipos de
enfermedades (infecciosas, crnico degenerativas, etc.).

27
Conclusiones

Mxico tiene un patrn de transicin epidemiolgica.

Mxico tiene una heterogeneidad en su poblacin lo que hace ms


complicado el diseo de programas y campaas de servicios de
salud.

Planear el futuro crecimiento de la poblacin para no estar en


situaciones como en los pases europeos.

Bibliografa

http://www.inegi.gob.mx/estadistica/espanol/sociodem/natalidad/nat_05.ht
ml
http://www.inegi.gob.mx/estadistica/espanol/sociodem/natalidad/nat_04.ht
ml
http://www.ssa.gob.mx/unidades/dgied/cemece/CricatalogoCIE10.htm
http://www.ssa.gob.mx/unidades/sns/vitales/cuadro4.htm
http://www.inegi.gob.mx/estadistica/espanol/sociodem/international/int01.
html

28
Generacin de recursos humanos para la promocin de la salud

Jos Antonio Durand Alcntara*

El proceso de globalizacin que actualmente viven las sociedades


prcticamente en todo el orbe, ha trado como consecuencia evidente no
slo innovaciones de carcter cultural, econmico, tecnolgico o poltico,
sino tambin exigencias de modernizacin en el escenario contemporneo
de la salud pblica entendida como un compromiso ineludible del Estado,
para atender las transformaciones recientes en el contexto del panorama
epidemiolgico y en el marco de la demografa mundial.

La modernizacin de la salud pblica exige tomar en cuenta, como


principios fundamentales: abarcar a la poblacin en su conjunto; influir en
los determinantes del proceso salud-enfermedad, combinar mtodos
complementarios; propiciar la participacin comunitaria; incluir a los
profesionales de la salud en la promocin de la misma, teniendo como
reas temticas: a) acceso a la salud, b) desarrollo en un entorno facilitador
de sta, c) refuerzo de las redes y apoyos sociales, d) incremento
permanente de los conocimientos de comportamientos y difusin de la
informacin sobre salud y e) promocin de comportamientos positivos
encaminados al establecimiento de una cultura de la salud.

Vivimos un proceso de aculturacin permanente donde la realidad,


siempre dinmica, incorpora o desincorpora elementos que la reconstruyen.
Hoy da el avance de la tecnologa y la globalizacin de la economa
mundial traen como consecuencia sincretismos inditos y en muchos casos
indeseables en cuanto que constituyen el trastocar de hbitos, costumbres y
tradiciones y la imposicin de patrones de consumo y pautas de conducta
que alejan del hombre el sentido humano de sus actos e identificacin de
grupo en vastos sectores de la poblacin, aislndolo en un egosmo
deshumanizado.

* Profesor investigador UNAM, FES Zaragoza.

29
No obstante, en la actual coyuntura histrica de inicio del tercer
milenio, la reorientacin humanstica en la formacin de recursos humanos
se presenta como una de las estrategias ms promisorias para enfrentar los
mltiples problemas de salud pblica que afectan a las poblaciones y su
entorno.

Asimismo, en el conjunto de naciones de Amrica Latina la


formacin de recursos humanos en salud pblica con nuevas orientaciones
en sus conceptos y procedimientos, es parte de las respuestas que como
proceso de reforma ha sido preconizada por el sector educativo y el sector
salud, para satisfacer las necesidades de la poblacin conforme al sistema
de valores y aspiraciones sociales vigentes en la mayora de los pases
latinoamericanos.

Tales procesos de reforma deben considerarse como mecanismos


encaminados a mejorar el desempeo de los sistemas y servicios de salud
en trminos de equidad, efectividad y calidad, eficiencia, sustentabilidad y
participacin social, para satisfacer las necesidades de salud de la
poblacin.

Sin embargo, la mayora de los procesos de reforma en Amrica


Latina han sido motivados casi exclusivamente con el afn de reducir
costos y gastos en vez de ocuparse por mejorar la salud de la poblacin,
concentrando sus esfuerzos en la reorganizacin del sistema financiero y
soslayando o suprimiendo otros componentes como la mejora ambiental o
medidas de mayor alcance colectivo, funciones esenciales de salud pblica
o bien aquellas que tienen sus implicaciones ms cercanas en la cultura y la
economa del Estado.

Todo lo cual apunta hacia la necesidad de redefinicin del rol del


Estado, situacin que se vio reflejada en la II Conferencia Panamericana de
Educacin en Salud Pblica, que se realiz en la Ciudad de Mxico en
noviembre de 1998, promovida por la Organizacin Panamericana de la
Salud (OPS), en la cual se puso de manifiesto la importancia estratgica de
la formacin de los recursos humanos para el logro de los objetivos y el
avance en los procesos de reforma sectorial.

30
En este sentido la actuacin del Estado se considera decisiva para la
promocin de una poltica de salud pblica acorde a las necesidades de las
mayoras. Es decir, se requiere la redefinicin del Estado en sus roles y
forma de operar; se demanda un Estado que promueva, formule e
implemente polticas sociales procurando la equidad del bienestar, lo cual
implica necesariamente un compromiso con la mejora en la calidad de
vida. Esta nueva institucionalidad pblica depende de la configuracin de
una coordinacin intersectorial apropiada para el fin descrito.

En el marco de la Conferencia latinoamericana referida se destac


que las funciones esenciales de la salud pblica deben construirse a partir
del anlisis de las condiciones de vida de los colectivos sociales, toda vez
que formando parte de los propsitos de la salud pblica, se encuentran: el
desarrollo de programas nacionales de prevencin de epidemias y
propagacin de enfermedades; la proteccin contra riesgos ambientales; la
promocin de conductas saludables; la respuesta de emergencia y los
preparativos en casos de desastres; la garanta de calidad en la prestacin
de servicios y del acceso universal a los mismos; el establecimiento de los
sistemas nacionales de vigilancia y monitoreo de las intervenciones
sectoriales; la formulacin e implementacin de polticas de investigacin
en salud y el desarrollo tecnolgico, y la diseminacin de la informacin
cientfico-tcnica a travs de la formacin de recursos humanos en salud
pblica, bajo una nueva perspectiva terica y de servicio, como los ms
importantes.

A su vez, la nueva perspectiva en la formacin de recursos, deber


estar fincada en la afirmacin y refrendo de un conjunto de valores y
principios que den continuidad a la trayectoria humanitaria en la que finca
sus bases la salud pblica en Latinoamrica, entre los que se encuentran: la
enunciacin de la salud como derecho fundamental del hombre; la equidad
en salud como expresin de justicia social; el propugnar que la salud ocupe
un lugar central en el desarrollo econmico y, finalmente, la base

31
tica con que deban regirse todas las acciones de la salud pblica, as como
las polticas, la investigacin y la prestacin de los servicios de salud.

La bsqueda del bienestar total del individuo, la familia y la


comunidad, constituye en suma los fundamentos de la promocin de la
salud para intentar elevar el nuevo concepto de salud pblica en la escala
de valores. Lo anterior implica replantear los problemas y las prioridades
para concluir que requieren una comprensin ms profunda del estilo de
vida de la sociedad, as como de repensar el concepto de salud,
comprenderla no como una medicin de resultados sino como algo
dinmico y de gran valor para la sociedad en su conjunto.

Toda vez que el reto es convertir estos valores, principios y derechos


en una realidad funcional y cotidiana, es evidente que las escuelas y
facultades formadoras de recursos humanos en salud, tienen en ello un
compromiso fundamental, puesto que deben preocuparse por establecer
nuevos vnculos interinstitucionales y diversificar su actividad profesional
para obtener, a travs de la excelencia acadmica, un lugar protagnico en
la promocin de la salud pblica, reivindicando el derecho a participar y
hacerse escuchar en los debates relativos a la formulacin de polticas y
reforma del sector. Ello sin olvidar, que al discutir el tema de los nuevos
enfoques en salud pblica para el enfrentamiento de la situacin social y
sanitaria, pues conceptos como la salud, enfermedad y salud pblica no son
solamente categoras cientficas, sino tambin polticas.

Proponer un nuevo enfoque implica reconocer el agotamiento del


paradigma de salud pblica vigente y conduce a la reformulacin de las
funciones esenciales de la misma bajo las siguientes categoras: a) las
relacionadas con valores fundamentales que incluyen la equidad y el
compromiso social con la democratizacin de la salud; b) la reforma
sectorial con nfasis en el papel del Estado en las reas de regulacin,
financiamiento y descentralizacin; c) el abordaje de los factores
determinantes de la

32
salud y la adopcin de prcticas para mejorar la calidad de vida; d) la
transformacin del perfil de morbilidad y mortalidad; e) la oferta de
modelos asistenciales basados en la produccin social de la salud y en la
concepcin de vigilancia de sta; f) el nfasis en la prevencin de
enfermedad y la promocin de la salud, y g) la formacin de recursos
humanos bajo una nueva perspectiva de la salud pblica.

Con respecto a los factores determinantes de la salud y la adopcin


de prcticas para mejorar la calidad de vida, que constituyen campos
especficos en los que la salud pblica deber trabajar para modificarlos,
cabe destacar, de manera muy general, que entre los principales factores
culturales que determinan un estilo de vida riesgoso se encuentran los
esquemas de consumo (alimentos en exceso, y en la va pblica, bajos en
contenido nutricional, con colesterol e hidratos de carbono en abundancia;
de tabaco, alcohol, drogas, etcter); los riesgos del ocio (ausencia de
ejercicio y de recreacin); y los riesgos ocupacionales.

Debido a que formando parte de los objetivos de la salud pblica se


ha incluido la movilizacin de los miembros de la comunidad, se reconocen
dos niveles de educacin: una educacin para la poblacin en general y otra
especfica para el sector sanitario, lo cual demanda a las escuelas y
facultades de las universidades con carreras en el rea de la salud,
desarrollar nuevas habilidades tanto en la formacin de recursos humanos
en el nivel de pregrado como en el de posgrado.

En el contexto de las universidades, el tema de la formacin de


recursos, debe adquirir la mayor relevancia en lo que respecta a la
definicin participativa de perfiles y gestin integral, incluyendo elementos
de relaciones laborales en sus principales campos de accin; la produccin
de conocimientos y el desarrollo de tecnologas para la salud pblica; la
cooperacin tcnica con las organizaciones y la sociedad como un todo; la
accin poltica a favor de la salud, la equidad y la justicia social; y la
accin comunitaria directa.

33
En efecto, los contenidos de la educacin en salud pblica deben
orientarse bsicamente a garantizar la efectividad sanitaria con la
incorporacin de los aspectos administrativos y de gestin. Por lo tanto,
una herencia de las escuelas de salud pblica para las nuevas generaciones
de sanitaristas latinoamericanos, debe ser la reafirmacin de los valores y
principios de tica, equidad, solidaridad y justicia social, que slo es
posible transferir si asumen como funcin indelegable la de participar
activamente en la bsqueda de un protagonismo poltico y tcnico en los
procesos de reforma sectorial.

Conclusiones

Existe una relacin estrecha entre las instancias prestadoras de servicios


(pblicas y privadas), las necesidades de la poblacin y la formacin de
recursos humanos en salud. Desde el ltimo decenio del siglo pasado hasta
la fecha, las instituciones de salud y las educativas han depositado su
atencin en el anlisis de las propuestas que buscan establecer un equilibrio
entre estas tres vertientes, para procurar de la mejor manera, el bienestar de
los colectivos sociales.

Con relacin al desarrollo de los recursos humanos, se han dado


diversas iniciativas para formar al personal de salud, desde promotores
hasta superespecialistas. El desarrollo de competencias en el promotor de
salud, es una condicin indispensable para que est en condiciones de
estimular, entre los integrantes de la comunidad en la que opera:
habilidades personales, sociales, cognitivas y materiales que permitan a la
persona controlar y dirigir su vida, y desarrollar la capacidad de convivir en
su entorno y de modificarlo. Asimismo, el desarrollo de competencias en el
promotor de salud, permitir la identificacin y la solucin de problemas, la
toma de decisiones y la resolucin de conflictos.

La formacin de recursos humanos implica tomar en cuenta las


condiciones de vida y la identificacin de problemas y necesidades de los
colectivos sociales. No basta con formar los mejores profesionales con
mtodos ms flexibles de aprendizaje en los

34
programas tradicionales de educacin, as como en el papel de la tecnologa
moderna para la capacitacin a distancia, sino tambin, se requiere formar
recursos en salud pblica con las competencias indispensables para atender
las necesidades de la poblacin, colocando tales recursos al interior de las
comunidades urbanas, semiurbanas y rurales que los necesitan, con los
medios e infraestructura suficientes y factible para su cometido.

Algunos de los aspectos que deben tomarse en cuenta para la


formacin de los nuevos recursos humanos en salud pblica son: la
evolucin del pensamiento en el campo de la salud; los avances en el
conocimiento que nutre las acciones en dicha materia; la incorporacin de
las ciencias sociales en el quehacer de la educacin en salud; el
cuestionamiento del enfoque biologista; la redefinicin de las
responsabilidades del Estado y de la sociedad civil respecto a la salud; la
mayor participacin social; el traslado del enfoque puramente tcnico a la
accin poltica; los constantes cambios en la estructura y funcionamiento
de los sistemas sanitarios; la falta de recursos humanos calificados para
abordar los nuevos desafos del proceso salud-enfermedad.

Asimismo, debe tomarse en cuenta la organizacin y prestacin de


servicios de salud a la poblacin; contemplar que la educacin no debe ser
monopolio de las instituciones educativas, debiendo establecerse la
intersectorialidad; reconocer que los procesos de reforma sectorial son un
eje fundamental y que en la formacin de recursos humanos en salud, se
deben redefinir los perfiles funcionales, la estratificacin de los contenidos
y procesos educativos, los actores involucrados, la inter y
multidisciplinariedad y las competencias del personal.

El desarrollo de una nueva ciencia de la salud pblica, debe estar


basado en un entendimiento moderno de lo que implica la salud; reconocer
un sistema de valores basado en la equidad, sustentabilidad y democracia;
contemplar el fortalecimiento de las relaciones entre los trabajadores de la
salud y las comunidades locales, involucrando a los docentes y los
estudiantes; lograr el equilibrio entre la enseanza, la investigacin y el
servicio, para

35
as superar el desgaste del paradigma de salud vigente y conducirse hacia
las nuevas funciones esenciales de la salud; ejercer el abordaje de los
factores determinantes de la salud y la enfermedad, a fin de realizar
acciones que mejoren la calidad de vida de la poblacin, poniendo nfasis
en la prevencin de la enfermedad, la promocin para la salud y el
autocuidado.

En la formacin de recursos humanos en salud, una de las misiones


deber ser la reafirmacin de los valores y principios de tica, equidad,
solidaridad y justicia social. Como parte del proceso democrtico que
demanda la coyuntura actual hacia las universidades, deben formarse
estudiantes crticos en el entendido de que no es posible lograr la salud
pblica sin considerar la dotacin de agua potable, el saneamiento
ambiental, la alimentacin adecuada, la seguridad laboral y social, el pleno
empleo, el salario decoroso, la educacin y la vivienda digna.

Bibliografa

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37
38
La investigacin cualitativa en la promocin de la salud

Ana Mara Rosado Castillo

Imagination is more important than


knowledge. Knowledge is limited.
Imaginatin encircles the world
Albert Einstein

Not everything that counts can be


counted, and not everything can be
counted counts
(Letrero que colgaba encima del
escritorio de Albert Einstein en la
Universidad de Princeton)

Hasta hace relativamente poco, en la formacin de investigadores y


estudiosos de la salud, era comn que cuando se abordaba el tema de la
investigacin en salud, la nica metodologa existente a la que se echaba
mano eran los mtodos cuantitativos. En el esquema tradicional
medioambiente-persona-salud, la persona slo era una construccin terica
que permita articular el medio ambiente (clima, agentes patgenos, etc.)
con un resultado que poda ser la salud o su ausencia. Era claro que el
rompecabezas no quedaba completo slo con esos dos elementos, faltaba
darle contenido a la categora persona.

La persona no puede ser reducida slo a un conjunto de rganos,


sntomas, procesos y funciones. Posee una subjetividad que puede ser
entendida como el conjunto de creencias, ideas, visiones del mundo,
miedos, deseos, fantasas. Esta subjetividad media entre la persona y su
mundo. Tampoco la salud puede ser reducida a una relacin de causa-
efecto unvoca y unidireccional, sin tomar en cuenta el aspecto cultural ni
la participacin activa de la persona en el proceso salud-enfermedad.
Existen datos, productos de investigaciones, (Caldwell, 2002, p.1) de que
las actitudes y la conducta cotidiana de personas y grupos tienen que ver
con los resultados. Caldwell dice que todas las pruebas demuestran
grandes brechas entre los niveles de salud y de mortalidad de dichos

39
grupos ms all de lo que puede explicar en trminos de la disponibilidad
de atencin mdica y sanitaria.

Hoy da gana terreno la conviccin de que para abordar el estudio del


proceso salud-enfermedad en toda su complejidad y multideterminacin es
preciso partir de otra idea de lo que es investigacin cientfica. No es slo
una cuestin de gustos personales. Los investigadores deciden qu
metodologa usar basndose a su vez en un conjunto de supuesto
filosficos. Ideas acerca de qu es la realidad y qu de esa realidad puede
ser conocida cientficamente, as como la naturaleza del conocimiento y
qu se puede considerar conocimiento cientfico.

Durante los ltimos veinte aos o poco ms, ha ocurrido uno de los
ms excitantes movimientos en el quehacer de las ciencias sociales,
situacin que no pocos autores han llamado una verdadera revolucin
metodolgica (Denzin y Lincoln, 1998a). Se trata precisamente del auge
de la llamada investigacin cualitativa.

Se entiende como metodologa cualitativa aquella que se deriva de


un cambio en la definicin del objeto de estudio en trminos de la
necesidad de explicar el proceso de conocimiento en relacin a la
construccin de la subjetividad y su papel en la actuacin de la persona
frente a su salud.

La investigacin cualitativa se basa en la utilizacin de la llamada


metodologa cualitativa que sin ser nueva en stricto sensu, en las ciencias
sociales ha sido recientemente (re)descubierta y pasa por un periodo de
auge que amenaza con convertirse en una de tantas modas si no nos
preocupamos por insertar su utilizacin en un proceso serio de discusin
filosfica y metodolgica. Los mtodos cualitativos han sido de uso comn
en la antropologa desde principios del siglo pasado, en especial en la
corriente interpretativa, mientras que en el resto de las ciencias sociales fue
vista con desconfianza, cuando no de plazo fue ignorada.

40
De hecho, la corriente de investigacin tradicional en las ciencias de
la salud sigue estando en mucho, influida por el paradigma positivista e
independientemente del valioso conocimiento productivo por dichas
investigaciones, lo cierto es que falta profundizar nuestro conocimiento y
comprensin acerca de aspectos esenciales a lo humanos como son la
subjetividad y la cultura.

Existe una especie de impasse terico-metodolgico porque, por un


lado, la tradicin investigativa ortodoxa en las ciencias sociales no es capaz
ya de ofrecer alternativas que permitan abordar el anlisis de la
subjetividad sin codificarla pero al mismo tiempo, la situacin social
paradjica y complicada de hoy obliga a dar respuestas a todas las
interrogantes que caracterizan a la poca que nos toc vivir. Hay autores
que califican al momento por el que atraviesan las ciencias sociales, como
de ruptura epistemolgica cualitativa, que resulta ser altamente
prometedora para dar cuenta de los fenmenos como la conciencia, la
subjetividad, la cultura y los procesos involucrados en la forma como los
seres humanos aprehenden y se apropian de la realidad.

Al amparo de un cambio paradigmtico que orienta el inters de la


comunidad cientfica precisamente en la direccin de la comprensin del
mundo interior, mundo bajo la piel, subjetividad o proceso de
conocimiento, como quiera llamrsele, surge la posibilidad de construir
nuevas formas de aproximarnos a la realidad sociocultural y al hecho
humano que respondan a la necesidad terica-metodolgica de dar cuenta
de la realidad, aprehendiendo su complejidad y no sometindola a una
reduccin que nos facilita la vida, pero que pasa de lado el significado
fundamental de la concepcin del ser humano como objeto y sujeto de
conocimiento.

Es decir, la premisa central de dicho cambio paradigmtico es que


debe adecuarse o construirse mtodos y tcnicas que den cuenta de la
realidad y no proceder en sentido inverso de que si la realidad no
concuerda con nuestro modelo peor para ella. En ese sentido, la
metodologa cualitativa es una propuesta alternativa dentro de una gama
grande de opciones, probablemente una de las

41
ms prometedoras, pero ciertamente no es la panacea ni se pretende que lo
sea. No es la respuesta a todos nuestros problemas metodolgicos y
ciertamente no significa la muerte de la aproximacin cuantitativa.

Entenderlo as, es falsear la propuesta cualitativa, traicionar su


filosofa y reducir su enorme riqueza conceptual y metodolgica a una
manera de cocina. Es una va que muchos hemos encontrado como la que
mejor nos permite abordar y profundizar en lo humano del humano: sus
creencias, visiones del mundo, ilusiones, aspiraciones, miedos, certezas e
incertidumbres. Tampoco es una opcin para abordar cualquier problema
de investigacin como si se tratara de un comodn que sirve para toda
ocasin o eventualidad. Como cualquier propuesta metodolgica tiene sus
campos de aplicacin, ventajas y limitaciones. En ese sentido la
metodologa cualitativa al igual que la cuantitativa exige congruencia y
coherencia entre lo que se propone investigar y las formas que se proponen
para llevar a cabo tal empresa.

Por otro lado, para sorpresa de muchos, la metodologa cualitativa


no est exenta de la rigurosidad que se le exige a cualquier forma de
anlisis que se precie de cientfica. No es sinnimos de que todo vale y
mucho menos es pariente de la magia. Exige una gran dosis de imaginacin
y creatividad para su aplicacin, pero exige ms claridad y formalidad
conceptual que muchas propuestas cuantitativas.

Est en marcha un proceso de revaloracin de esta metodologa, en :


la sociologa, las ciencias de la educacin, las ciencias de la salud y la
epidemiologa, la comunicacin y en general en todas las ciencias que
tienen lo humano como objeto de inters. De manera afortunada, el debate
en las ciencias de la salud en nuestro pas ha comenzado con el pie derecho,
despertando el inters de investigadores, docentes y estudiantes.

42
El cambio paradigmtico

Un paradigma es una forma de mirar el mundo (Mertens, 1998, p.6).


Contiene una serie de supuestos filosficos que guan y dirigen nuestro
pensamiento y accin. Si bien se ha tejido una multitud de discusiones
alrededor del trmino acuado por Thomas Khun en su libro La estructura
de las revoluciones cientficas, publicado en 1966, aceptemos de entrada
que se trata de un trmino polismico, y con la nica finalidad de no
desviar la discusin, acordemos que se trata una forma legitimada por una
comunidad cientfica, de decidir qu se puede investigar en un momento
dado en una disciplina cientfica y cmo se debe investigar. En trminos
prcticos se refiere a qu constituye un objeto de estudio legtimo y qu
preguntas de investigacin son reconocidas por la comunidad cientfica a la
que se pertenece, as como qu metodologas de investigacin son
apropiadas o incluso vlidas.

Guba y Lincoln (1998a) proponen tres preguntas que ayudan a


identificar de qu paradigma se trata a partir de los supuestos filosficos
que la sustentan.

1. Se refiere al nivel ontolgico Cul es la naturaleza de la


realidad?
2. Se refiere al nivel epistemolgico Cul es la naturaleza del
conocimiento y la relacin existente entre el que conoce (sujeto) y
aquello que es conocido (objeto)?
3. Se refiere al nivel metodolgico. De que manera puede el sujeto
(investigador) acercarse al objeto (realidad) para analizarlo,
conocerlo y comprenderlo?.

La tradicin investigativa en las ciencias de la salud ha sido orientada por


el paradigma positivista y de manera ms particular, por el modelo
biologista. El supuesto fuerte del positivismo en esta rea es que el mundo
social puede ser investigado por la ciencia de la misma manera que el
mundo natural. Es decir, se puede usar la misma aproximacin para
investigar un fenmeno social como es el proceso de salud-enfermedad que
el usado por la fsica para estudiar la materia. La realidad es una y la misma
abarcando lo social y lo natural para ese paradigma.

43
Para el paradigma positivista la realidad se circunscribe a lo
observable y para abordar el anlisis de un fenmeno para investigarlo,
considera importante la posibilidad de aislarlo, manipularlo y medirlo de
manera que se exprese en valores numricos. Es decir, se trata de una
metodologa cuantitativa que aborda el anlisis descontextualizado de un
objeto de estudio esttico y pasivo.

Pero realmente el ser humano es un simple objeto con las


caractersticas arriba mencionadas? El gran pero para cualquier disciplina
cientfica cuando aborda cualquier proceso o fenmeno histrico-cultural
como el proceso salud-enfermedad, es que al ser humano es un objeto de
conocimiento que a su vez conoce la realidad. No es un ente pasivo, o
reactivo en el mejor de los casos. Es alguien que acta frente a una
realidad, y al interactuar con ella se forma ideas y creencias que son al
mismo tiempo producto de sus vivencias, y ordenadores simblicos de la
realidad en la que vive.

Esas creencias e ideas son interpretaciones que construye para


explicarse lo que pasa en su vida y darle sentido a sus vivencias. Al mismo
tiempo esas interpretaciones orientan sus actos y respuestas. Son la base de
sus actitudes y en ese sentido conllevan un aspecto cognitivo, un aspecto
afectivo y una gran parte lo forman creencias sobre las que no ha
reflexionado mayormente porque las adquiri en su primera infancia. Estas
creencias versan sobre la vida, la muerte, la salud, la felicidad, la
sexualidad, el amor y dems reas fundamentales de la vida humana.

De manera genrica a ese contenido mental se le ha llamado


subjetividad y est configurado por la realidad social y se construye de
manera individual o colectiva para orientar y dar direccin al accionar
individual o colectivo. Entre lo que una persona hace para proteger o
promover su salud y sta misma, existe la mediacin de su subjetividad. En
otras palabras, si una persona cree que la suerte o el destino o dios, tienen
control sobre su vida y por ende, sobre su muerte, entonces lo que har por
su salud es una consecuencia directa de sus creencias. Para ese individuo
tiene ms sentido rezar, o protegerse con un amuleto o atarse un listn

44
de cierto color, que hacerse exmenes mdicos peridicos. En el ms
deseable de los escenarios har ambas cosas.

Dice Fernando Gonzlez Rey (1997), que al plantear la subjetividad


como legtimo objeto de estudio lo reconocemos como una forma real
constitutiva del ser humano (p. 17). Se constituye en el sujeto por
complejos procesos de construccin y asimilacin de los social. La
subjetividad se construye en el proceso de vivir la vida, es la
interpretacin de nuestras experiencias de vida, y se reestructura de manera
continua en un proceso que empieza con el nacimiento y termina con la
muerte. Como lo recalca Gonzlez Reyes, la subjetividad no es algo que
determina el comportamiento desde adentro y mucho menos tiene su origen
en el interior de la persona. La subjetividad es la realidad tal y como lo
proponen Berger y Luckman (1975).

Como lo plante el gran psiclogo ruso Lev Vygotsky, el psiquismo


humano tiene su origen en el medio histrico-cultural en el que la persona
nace y se desarrolla. La subjetividad es la presencia de lo real en el
pensamiento humano. No se produce de manera independiente a la
realidad. Al contrario, el mundo subjetivo es la interiorizacin de la
realidad. La realidad se le presenta como situaciones a las que la persona
debe hallar sentido para que se le perciba como un conjunto coherente que
le asigna a sus actos. La subjetividad refleja la capacidad humana de
relacionarse con lo real a lo largo de su existencia e integrarlo como
conocimiento. (Gonzlez, 1997).

En esta reformulacin epistemolgica del ser humano como objeto-


sujeto de conocimiento, tambin se redefine la idea de realidad. No se le
puede seguir conceptuando como slo el marco, esttico e inmutable,
donde ocurre el conocimiento. La realidad no es pasiva en relacin con el
conocimiento dice Gonzlez Rey, (p. 16). La realidad es activa, dinmica,
histrica en su devenir. Adems de eso, el conocimiento tiene una
dimensin colectiva y una dimensin individual. Lo colectivo es la
sabidura popular, el conocimiento socializado, producto de la civilizacin.
Forma parte

45
de la socializacin de cualquier nio el adquirir el conjunto de creencias,
valores, visiones del mundo que conforman el imaginario social como le
llam Cornelius Castoriadis. La dimensin individual es el producto de lo
que una persona ha experimentado a lo largo de su existencia nica e
irrepetible.

Si la experiencia es individual y personal entonces es claro que las


interpretaciones y significados que un individuo otorga a lo vivido son
tambin personales e individuales. Sus significados son nicos aunque se
apoya en la experiencia colectiva para formularlos. La palabra amor tiene
tantos significados como personas existen. La experiencia del amor es
nica e irrepetible para cada uno de nosotros. En el lenguaje popular esto
queda claramente expresado en el refrn cada quin habla de la feria como
le fue en ella.

Por ello se comprende la tesis de que en el plano epistemolgico no


existe una sola realidad. Existen mltiples realidades. Cada cabeza es un
mundo. Mas an, si la subjetividad es la interpretacin de lo vivido y
nuestra realidad particular cambia a lo largo de su existencia, entonces a lo
largo de una vida individual las visiones del mundo cambian. Se
comprende que no slo existen realidades diferentes para cada persona sino
que a lo largo de una existencia individual hay cambios de diversa ndole y
afectan en mayor o menor medida nuestra vida. Construimos
interpretaciones diferentes. El conjunto de significados que se construyen
colectivamente, son compartidos por la comunidad y reconocidos como
vlidos, permean los actos colectivos e individuales conforman la cultura.
Esos significados se transmiten de generacin a generacin y son
adquiridos en el proceso de socalizacin.

Una de las razones por las que la cultura tiene efectos sobre la salud
es que los pueblos atribuyen valores diferentes a la vida, (Caldwell, 2002,
p.2) Ninguna cultura otorga prioridad absoluta a la salud ni la persigue
hasta el punto de dedicarle la mayor parte de sus recursos. Muchas culturas
entienden que la vida, la salud y otros aspectos fundamentales de la vida
estn fuera de su control y por ende de su responsabilidad. Esto no tiene
que

46
ver slo con la clase social a la que se pertenezca, ni el nivel educativo es
determinante. Tiene que ver con la forma de ver y entender el mundo y el
papel del humano en ella.

En ese sentido no slo queda claro que las creencias, estados de


nimo y emociones influyen en la salud. La revolucin segn Blair, (2000),
radica en que al entender que lo que sucede en la cabeza afecta
profundamente nuestro estado fsico, debe quedar tambin claro que lo que
sucede en la cabeza tiene que ser analizado cientficamente. El problema es
que con la perspectiva metodolgica de observar, medir, cuantificar y
manipular simplemente resulta imposible hacerlo.

Para acceder al contenido mental y subjetividad hay primero que


convencernos de que es posible hacerlo. Es decir, entender que, aunque la
mente o subjetividad no sea observable, no por eso es menos real que el
cuerpo. Pero al no ser una realidad tangible, entonces se requiere contar
con una forma de abordarlo que respete su especificidad, su complejidad y
que sea capaz de interpretarlo en su devenir. La posibilidad la proporciona
la metodologa cualitativa.

La propuesta cualitativa

La realidad social es histrico-cultural, multideterminada,


multidimensional y dinmica. Adems de ello, es diversa porque confluyen
en ella elementos determinantes como el gnero, la etnia, la clase social, la
edad, la religin o la preferencia sexual por mencionar algunos. En una
palabra, es un fenmeno complejo.

Frente al hecho de que esa complejidad no caba en una propuesta


positivista, durante mucho tiempo, fenmenos como la subjetividad, la
cultura o la salud como producto cultural, quedaban fuera del estudio
cientfico por no amoldarse a los requerimientos de la metodologa
dominante. Posteriormente se les naturalizo] para que pudieran ser
observados, cuantificados y manipulados. Pero bajo esa aproximacin se
les cosificaba, aislaba y

47
parcializaba. Usando otro trmino de Castoriadis, a la realidad se le
fragmentaba para su estudio.

Sumando a eso, la herencia del racionalismo cartesiano y de la fsica


newtoniana, le otorgaron a las ciencias sociales una visin de la realidad
ordenada y regular, que se reproduce de manera isomrfica (todos sus
elementos son iguales entre s) de tal manera que basta analizar una parte
para comprenderla totalidad.

El esfuerzo por aprehender la complejidad, se traduce en el


planteamiento de una epistemologa de la complejidad, (Gonzlez, 1997,
p. 82), y trajo consigo un replanteamiento de la idea de realidad, pero
adems, incluye formas diferentes de construir el conocimiento cientfico,
que trasciende, segn Gonzlez Rey, el carcter descriptivo que domin la
produccin cientfica en el paradigma positivista. En el nivel
epistemolgico, la propuesta cualitativa implica aceptar la complejidad de
la realidad, aceptar la naturaleza mltiple y diversa de lo estudiado, la
integracin y desintegracin de elementos diferentes y contradictorios en
distintos tipos de unidad, la aceptacin del cambio y la mutabilidad de los
objetos, de lo imprevisto como opuesto a la idea de orden, (p. 82).

La metodologa investigativa cualitativa, cruza disciplinas, reas de


investigacin y temas. Est configurada por un conjunto de trminos,
conceptos, y supuestos filosficos, agrupados alrededor de las categoras
centrales: investigacin y cualitativo (Denzin y Lincoln, 1998a, p.2).

Aunque existen muchas definiciones de qu es la investigacin


cualitativa y hay un intenso debate alrededor de este tema, parece que
existe un consenso entre los expertos en que la investigacin cualitativa
implica:

- una multiplicidad de propuestas metodolgicas


- una aproximacin interpretativa al anlisis del fenmeno que es
cultural en su naturaleza

48
- la necesidad de analizar al fenmeno en su medio original: ir
hacia la gente
- el inters est centrado en las percepciones y los significados que
las personas construyen para explicar su realidad
- el lenguaje es el dato principal.

Los esfuerzos para abordar el estudio cualitativo de la realidad


sociocultural, han producido diversas tcnicas, como la observacin
participativa, entrevistas a profundidad, relatos autobiogrficos,
cuestionarios, entre muchos otros, (Schwartz y Jaboc, 1984, p. 25),
buscando acceder a los significados a partir de las percepciones
individuales. Nuevas propuestas metodolgicas y tcnicas surgen en la
medida que se adaptan, se crean o se agregan.

El investigador cualitativo como lo llama Denzin y Lincoln, se


acerca a su objeto de estudio pensndolo como fenmeno cultural
histricamente determinado, en interaccin dinmica y cambiante con su
medio, similar a otros por sus determinaciones, pero nico en su
especificidad. Para dar cuenta metodolgicamente de objeto de estudio tan
complejo,. Usa con creatividad las herramientas de su disciplina, y echa
mano de cualquier estrategia, mtodo, tcnica o materiales que tiene a la
mano. Si tiene que inventar nuevas herramientas lo hace. En ese sentido, la
investigacin cualitativa no privilegia una estrategia como la mejor. Parte
del supuesto metodolgico de que la estrategia debe adaptarse al fenmeno
a ser estudiado y no viceversa.

En el rea especfica de la salud, la articulacin entre datos duros


producto de investigaciones cuantitativas y datos sobre las percepciones,
actitudes, creencias y experiencias proporcionados por tcnicas cualitativas
o intensas como las llama Jaime Breihl, (1995), parece prometedor. En
palabras de Breihl (pp. 139-145), las ciencias de la salud abordan un
objeto complejo, multidimensional y contradictorio, caracterizado por un
constante movimiento, enlazado a las posibilidades y lmites que determina
la capacidad de transformacin de la sociedad por parte de sus integrantes,
(p. 139).

49
Para observar al fenmeno en su dinamismo y sus contradicciones es
preciso recurrir a distintos tipos de tcnicas cuyos estatutos no se establece
a priori sino de acuerdo al objeto de cuestin y su momento. Esa es la gran
contribucin de la propuesta cualitativa dice Breihl. Ese tipo de
metodologas y el conjunto de tcnicas utilizadas en la investigacin
cualitativa permite el desciframiento de los patrones de individuacin o
formas tpicas de concrecin individual de prcticas y saberes vinculados a
la produccin y distribucin de la salud (p. 142). Asimismo, contina,
sern de enorme utilidad frente al conocimiento de estrategias
comunitarias y familiares relacionadas con la salud colectiva.

En algunos pases se usan los mtodos cualitativa para conocer el


sentir y el pensar de los usuarios de los servicios de salud acerca de la
calidad de los mismos. En Health Department de los Estados Unidos
promueve la investigacin cualitativa para conocer las opiniones y
propuestas de los usuarios y as poder formular estrategias que permitan
evitar el sexismo, racismo, autoritarismo, trato desptico, paternalismo y
otros aspectos subsumidos en la categora calidad de los servicios de salud.

La relacin mdico-paciente es probablemente una de las reas ms


problemticas del rea de salud. La mayora de los pacientes se quejan de
la frialdad, autoritarismo, falta de sensibilidad e incapacidad para escuchar
con empata lo que tienen que decir las personas acerca de su propia salud
y problemas relacionados, de mdicos, enfermeras y dems personal. Por
otro lado, el personal de los servicios de la salud se queja de la ignorancia,
necedad o incapacidad para seguir las instrucciones de los pacientes. Cada
uno ve en el otro no a otro ser humano sino una cosa y ambos estn
separados por una pared (Miller y Crabtree, 1998, p. 293).

El tema es preocupante, porque el sufrimiento producto de las malas


relaciones entre personal y salud y usuarios aumenta en el mundo, haciendo
ms penosa una situacin de si agravada por el dolor y la enfermedad. Los
autores se llaman el fenmeno de la pared porque entre personal de salud y
los usuarios se levantan los

50
prejuicios, desconfianza y la necesidad de mantener la objetividad
cientfica y profesional como machaconamente se destaca en la formacin
acadmica de mdicos, enfermeras, odontlogos, psiclogos, trabajadores
sociales. Adems de ello hay que sumar las deterioradas condiciones de
trabajo y aumento de usuarios lo que complica an ms la situacin.

En nuestro pas la situacin es todava peor. Todos conocemos ya sea


por experiencia directa de nosotros mismos o de personas allegadas, la
situacin de las Instituciones de salud como el IMSS, el ISSSTE y las que
dependen de la Secretara de Salud y del Gobierno del DF, dependencias en
donde el mal trato y falta de calidad en los servicios, son males endmicos,
aunque existen honrosas excepciones.

La preocupacin de los autores Miller y Crabtree va en el sentido de


que escasean las investigaciones sobre la problemtica de la salud en las
que se analizan las percepciones, opiniones y creencias tanto de usuarios
como del personal. Una de las estrategias que se ponen en juego para
desmontar esta complicada situacin, es conversar entre los involucrados,
intentando construir consensos. Al pie de la pared, dicen los autores, es
posible iniciar conversaciones entre personal y usuarios, entre la visin
institucional y la visin concreta de los usuarios. Hay la propuesta muy real
de aplicar las tcnicas cualitativas para investigar y profundizar el
conocimiento de la subjetividad de estos dos actores sociales enfrentados
por su ubicacin social y laboral. Los objetos de estudio clnicos clsicos
siguen siendo importantes, pero tambin es vital incluir a los actores del
proceso salud-enfermedad. Existen las herramientas que nos permiten
acceder a partir de sus conversaciones, de sus ideas, prejuicios, creencias,
mitos y estereotipos. Es cuestin de expandir nuestra visin y perspectiva
con la aplicacin imaginativa de los mtodos y tcnicas al alcance de la
investigacin cualitativa, buscando conocer para comprender, comprender
para transformar.

51
Los mtodos de la investigacin cualitativa

Si bien existen tantas definiciones como autores hay y no existe acuerdo


entre cules son mtodos y cules son tcnicas, aqu plantearemos a
grandes rasgos, algunos de los mtodos ms usados.

El trmino metodologa nombra la forma como vemos un problema y


como decidimos abordar su anlisis y buscamos las respuestas, (Taylor y
Bogdan, 1987). La tesis central de la metodologa cualitativa es en una
pocas palabras, que debemos ir hacia la gente, preguntarle lo que piensa,
saber escucharla con atencin y respeto e interpretar lo que dice para
conocer lo que piensa.

Mencionan Taylor y Bogdan (1987), que a diferencia de la


perspectiva cuantitativa en que la investigacin est decidida a priori y todo
est planeado, la investigacin cualitativa implica flexibilidad, creatividad
y capacidad de adaptacin a los cambios que va sufriendo la situacin de
manera continua.

Observacin participante. Implica ir hacia la gente de manera literal


para interactuar con ella en su contexto real, con la intencin de recolectar
datos de manera no intrusiva. El supuesto metodolgico de esta estrategia
es que hasta que no nos acerquemos al fenmeno de nuestro inters, no
sabremos qu preguntas formular, cmo formularlas y cmo ordenarlas.
Los autores arriba mencionados, plantean que muchas veces nos acercamos
a nuestro objeto con ideas preconcebidas, prejuicios y falsas expectativas.

La mayor parte de los investigadores cualitativos, tratan de acercarse


al escenario donde se encuentra su objeto de estudio sin hiptesis o
preconceptos especficos. Casi siempre, el escenario seleccionado es aquel
al que tenemos fcil acceso. Dicen Taylor y Bogdan en la observacin
participante, el mejor consejo es

52
arremangarse los pantalones, entrar al campo, comprender un escenario
nico y slo entonces tomar una decisin sobre el estudio de otros
escenarios, (p. 34).

La muestra con la que se trabaja es por definicin una muestra no


probabilstica. Se comienza con una muestra base y de van agregando de
manera consciente casos adicionales. Los datos a recolectar pueden ser
fotografas, registros, escritos o grabados y/o un diario. En todos los casos
se recomienda llevar una bitcora minuciosa de los acontecimientos tal y
como se van presentando, as como nuestras propias impresiones.

La entrevista a profundidad. En la investigacin cualitativa, las


entrevistas son flexibles, no estructuradas y dinmicas. Por entrevistas a
profundidad entendemos reiterados encuentros cara a cara entre el
entrevistador y los informantes, con la finalidad de comprender las
perspectivas que tienen los informantes sobre sus propias vidas,
experiencias o situaciones, tal como las expresas en sus propias palabras,
(Taylor y Bogdan, 1987, p.101).

Es importante hacer notar, que las entrevistas a profundidad, adoptan


la forma de conversaciones entre iguales y no de un intercambio formal de
preguntas y respuestas. En este mtodo, el entrevistador es el instrumento,
orientando la conversacin pero no guiando las respuestas y por supuesto
no se establece a priori un formato o formulario a resolver.

A diferencia de la observacin participante que se lleva a cabo en el


escenario natural o real, la entrevista se realiza en escenarios que se
establecen de antemano, especficamente preparados.

Es una modalidad de la entrevista a profundidad la historia de vida,


tambin llamada por Taylor y Bogdan autobiografa sociolgica. En esta
tcnica, el investigador tiene como principal objetivo, tratar de aprehender
las experiencias ms destacadas de la vida de una persona, as como las
definiciones y explicaciones

53
que esa persona ha elaborado, a partir de la narracin lo ms detallada
posible de la misma persona.

La segunda modalidad de entrevista en profundidad, es el de los


informantes privilegiados. En esta opcin, lo importante es contar con
informantes que por su ubicacin social, acten como testigos importantes
a partir de cuyas percepciones se intentara reconstruir un acontecimiento o
fenmeno social. Por ejemplo, entrevistar a un poltico destacado de un
partido poltico para comprender y reconstruir tericamente la vida interna
del partido, o entrevistar a un miembro de la mafia rusa, para conocer los
ritos de iniciacin para cualquier miembro de nuevo ingreso.

La tercera modalidad, es la entrevista colectiva. Se utiliza cuando el


inters es conocer una panorama amplio acerca del objeto de nuestro
inters. Si no disponemos de tiempo o recursos para entrevistar a una
persona durante 20 sesiones, podemos entrevistar una sola vez a 20
personas. As obtendremos 20 puntos de vista diferentes acerca del mismo
fenmeno y podremos contar con una perspectiva analtica ms amplia.

Aunque los manuales de metodologa dicen que hay que especificar


de antemano cuantos informantes necesitamos y cuantas sesiones son
convenientes, lo cierto es que se va construyendo sobre la marcha de
acuerdo a las posibilidades y el apoyo con el que se cuenta.

Otro tipo de entrevistas que ha sido poco usado hasta aos recientes
es el de la entrevista grupal. Como su nombre lo indica, se trata de reunir
un grupo de personas para que hablen de sus vidas y experiencias en el
curso de conversaciones abiertas y deben influir libremente. En esta
propuesta, el papel del entrevistador es el de facilitador y moderador de la
conversacin.

Este tipo de estrategia, ha sido utilizada con gran xito en los


estudios sobre la salud laboral desarrollada en Italia en los aos 60 por el
grupo de Berlinguer y en Francia por el equipo de Christopher Dejour en
los aos 80.

54
Existen muchas otras tcnicas que se pueden emplear. En este breve
apartado mencionamos a los que a nuestro juicio han sido ms utilizados en
la investigacin sobre el proceso salud-enfermedad.

A modo de conclusin

Como afirman Taylor y Bogdan en la parte final de su libro, el aprendizaje


de cualquier forma de investigacin, sea cuantitativo o cualitativo, siempre
resulta aburrido e inspido cuando se realiza sentado en un pupitre frente a
un pizarrn. El aprender a realizar investigacin de cualquier tipo, implica
desarrollar un conjunto de habilidades muy parecido a como se aprende un
artesano. Se adquiere un conjunto de conocimientos tericos, de preceptos
metodolgicos, pero el aprender a investigar slo puede darse en la prctica
concreta y la experiencia.

Requiere de entrada de un conjunto de valores y actitudes que deben


fomentarse en el mundo real; la iniciativa personal, la disciplina, el sentido
de responsabilidad, la constancia, son buenas bases.

Pero ms importante aun, es destacar una serie de valores civiles,


como son la tolerancia a ideas diferentes a las nuestras, el respeto a las
opiniones de los dems, el estar abiertos al cambio, a lo diferente.

Capacidad para aceptar la diversidad del mundo social: distintas


culturas, diferentes etnias, distintas formas de ver y de entender el mundo,
diversas formas de asumir el sexo, el amor, la religin, el dinero.

Esos son valores que no siempre se consideran importantes en la


formacin de los investigadores y que la propuesta cualitativa, pone de
relieve en el centro del debate por la simple y sencilla razn de que no
podemos acercarnos a la gente para comprender lo humano, si de entrada
estamos llenos de prejuicios, de

55
intolerancia y si nuestro comportamiento diario est marcado por el
sexismo y el racismo.

Bibliografa

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57
58
La promocin de la salud en Mxico: una vieja tradicin de la salud
pblica

Imelda Ana Rodrguez Ortz*

La promocin de la salud es un concepto de gran tradicin en el campo de


la salud pblica, y a su formulacin terica actual, le han antecedido
muchas experiencias nacionales e internacionales. El concepto se puede
rastrear hasta mediados del siglo XIX, cuando se le consideraba como un
elemento importante para el control de las epidemias. Las primeras cinco
Conferencias Sanitarias Internacionales (Pars 1851 y 1959; Constantinopla
1866; Viena 1874 y Washington, D.C., 1881), discutieron la relevancia de
involucrar a la poblacin en tareas de diagnstico, prevencin y control,
por otro lado, se hizo patente la necesidad del apoyo internacional para
compartir los adelantos mdicos que pudieran paliar el azote del contagio
masivo de enfermedades infecciosas transmisibles. El clera, la fiebre
amarilla, la viruela, la tuberculosis, eran algunas de las epidemias de
mayores repercusiones en la mortalidad general.

Esta aeja tradicin ya tena antecedentes en la poca del Mxico


colonial. Desde entonces: Los cabildos utilizaron los cuerpos de polica
mdica creados desde 1621 en la Cd. de Mxico como instrumentos
fundamentales para llevar a cabo el control sanitario de la poblaciones
(Moreno Cueto, et. al. 1982, p. 19). En 1628 a travs del Protomedicato se
establecieron las primeras rdenes sobre sanidad pblica. La iglesia
tambin jugaba un importante papel en el cuidado de los enfermos (por lo
menos hasta 1812, ao en que se orden separar los hospitales del control
del clero). Pero sin duda, el cuidado sobre la limpieza de la ciudad,
especialmente de los mercados y el control de plagas corra por cuenta
exclusiva del Estado. Sobre estos aspectos se estableci en 1825 el Bando
de Polica y Buen Gobierno; en 1829 se expidi uno de los primeros
reglamentos de sanidad militar; en 1833 se fund la Academia de
Medicina, se conoci el primer cdigo sani-

* Profesora investigadora de tiempo completo UNAM.

59
tario y se cre el Consejo Superior de Salubridad. En 1837 se estableci el
Reglamento de Hospitales Generales de la Repblica Mexicana.

La importancia sobre la sanidad se fue ampliando a partir del


desarrollo de la llamada medicina cientfica, que incluy una reforma
radical en la organizacin y la enseanza del saber y de la prctica mdica.
Las teoras de Hipcrates, Galeno o Avicena fueron paulatinamente
sustituidas por los textos y las propuestas de Foucroy, Lavoisier,
Cruvelhier, Chomel, Laenec, principalmente. Estos personajes influyeron el
modelo de enseanza francs, que daba especial atencin a los problemas
de la higiene personal y colectiva como elementos fundamentales de la
salud pblica.

La consideracin de que es al Estado a quien le corresponde la salud


pblica, ha sido un tema de gran tradicin, no obstante, presenta
oscilaciones en su estudio, pues al formar parte de la poltica
gubernamental se defini o redefini en el contexto de una densidad
discursiva distinta al tratamiento cientfico. Por lo tanto, la atencin o el
cuidado de la salud, ha debido pasar por diferentes connotaciones de
carcter poltico: claridad, beneficencia, asistencia social, atencin pblica,
sanidad pblica, medicina social, medicina del estado, entre otras.

En este contexto, el Siglo XX y los procesos de internacionalizacin


en el mbito de la salud pblica, tendr importantes efectos para la
planeacin y administracin de polticas en salud. En 1902, por decisin de
la I Convencin Sanitaria Internacional General de las Repblicas
Americanas, realizada en la Ciudad de Mxico, se establece la Oficina
Sanitaria Internacional con el propsito de organizar y difundir
conocimientos y estrategias de control de las epidemias.

Cuatro Convenciones Sanitarias Internacionales posteriores se


encargaron de discutir la estrategia de comunicacin entre los pases para
evitar los contagios (Washington 1905; Mxico 1907; Roma 1907; Pars
1927). En 1907 en Amrica se establece la Oficina Sanitaria Panamericana
(que en 1946 con la constitu-

60
cin de la Organizacin Mundial de la Salud OMS; se transforma en
Organizacin Sanitaria Panamericana, OPS) y la Oficina Internacional de
Salud Pblica con sede en Pars. Entre 1907 y 1947 se realizan nueve
Conferencias Sanitarias Panamericanas (San Jos de Costa Rica 1910;
Santiago de Chile 1911; Montevideo, Uruguay 1920; Habana, Cuba 1924;
Per 1927; Buenos Aires, Argentina 1934; Bogot, Colombia 1938; Ro de
Janeiro, Brasil 1942; Caracas, Venezuela, enero de 1947).

En esta ltima conferencia, la OPS se estructura en cuatro


organismos: Conferencia Sanitaria Panamericana, Consejo Directivo,
Comit Ejecutivo y la Oficina Sanitaria Panamericana. En septiembre de
ese ao (1947) firma su acta constitutiva, antes que la OMS hiciera lo
propio. Es muy importante hacer notar que en esta ocasin se plantean
como temas centrales de la conferencia el de la medicina preventiva, la
atencin mdica y la asistencia social. En lo general, para los pases
latinoamericanos, la dcada 1940-1950 representa un tiempo de unidad y
de definicin de objetivos comunes. Ya en 1936 y 1940 durante la III y IV
Conferencia Panamericana de Directores Nacionales de Sanidad, los
ministros de salud de la regin proponan desarrollar sistemas locales de
salud e impulsar la enseanza de la medicina preventiva en las escuelas de
medicina.

Otras propuestas importantes surgieron de la XIII Conferencia


Sanitaria Panamericana (Santo Domingo, Repblica Dominicana 1950),
para los representantes latinoamericanos resultaba urgente organizar y
ampliar el campo de la actividad mdica en programas innovadores y de
mayor impacto social. De este modo se acord impulsar programas de
salud pblica, fomento de la salud, saneamiento ambiental, control de
enfermedades transmisibles y educacin y adiestramiento en salud. Los
miembros de la OPS sugirieron ampliar el nmero de escuelas de medicina
de la regin y fortalecer la educacin mdica con orientacin en salud
pblica.

Por primera vez se escucha hablar de erradicacin de las


enfermedades transmisibles, de investigacin interdisciplinaria

61
en salud, de organizar los servicios de salud desde una perspectiva
integral, crear programas especiales en administracin de instituciones
de salud y desarrollar programas especficos (salud mental, alcoholismo y
salud materno-infantil, fueron los propuestos). Con el apoyo de la OPS se
cre el Instituto de Nutricin de Centro Amrica y Panam (INCAP), el
Centro Panamericano de Fiebre Aftosa en Guatemala (PANAFTOSA) y el
Centro Panamericano de Zoonosis en Buenos Aires, Argentina. Ese mismo
ao se realiza la XIV Conferencia y los ministros se expresan en trminos
de Combatir las enfermedades, prolongar la vida y estimular el
mejoramiento fsico y mental de los habitantes (Boletn OPS, No. 113, p.
404).

ste es sin duda, un nuevo discurso mdico a la luz del progreso


econmico que se dejaba sentir en la mayora de los pases
latinoamericanos y que en mucho estaba influenciado por la poltica
norteamericana del buen vecino. Flua el financiamiento, la asistencia
tcnica y las inversiones; era el tiempo de la llamada Guerra Fra que
tambin facilitaba la transnacionalizacin de la economa norteamericana y
la fijacin de sus intereses polticos, sociales de Latinoamrica. En este
contexto, las Fundaciones Rockefeller y WK Kellogg, as como la
Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL), tuvieron gran
influencia en proyectos de investigacin de campo en diversas
comunidades de Amrica Latina bajo la estrategia del desarrollo de la
comunidad o el desarrollo comunitario que supona el mejoramiento de
la salud. Las inversiones tambin se hicieron para crear sistemas
nacionales de salud, para fomentar la cooperacin tcnica, el
intercambio de especialistas y de tecnologa. sta fue una poca que se
conoci con el nombre de panamericanismo en la salud.

En 1958 durante la XV Conferencia Sanitaria Panamericana, se


nombra al primer director latinoamericano para presidir la OPS, al Dr.
Abraham Horwitz originario de Chile. En su discurso plante por primera
vez la relacin de las condiciones de vida y su relacin con la salud, dijo:
Hoy el gran reto para la salud pblica est en el ambiente social de la
mayora de los pases en desarro-

62
llo, donde un gran nmero de personas apenas si logra existir: su trabajo es
improductivo; sus alimentos siempre escasos; su vivienda inadecuada; su
expectativa de vida corta; y su salud fsica, mental y social deficiente y
precaria. (Boletn OPS, No. 113, p. 407).

El uso masivo de antibiticos, las campaas de vacunacin y la


nueva farmacia haban logrado importantes avances sobre la mortalidad
general; la ingeniera ambiental haba hecho contribuciones muy
importantes al saneamiento bsico; los hospitales y los recursos en salud se
haban ido multiplicando; la tecnologa mdica contribua a atender con
mayor eficacia los problemas de diagnstico, tratamiento e intervenciones
quirrgicas; no obstante, la desnutricin, la mortalidad infantil y la
materna, la discapacidad por accidentes de trabajo, entre otros problemas,
disminua el entusiasmo y volvan a traer a la mesa de discusin el asunto
de la injusticia social, la explotacin y la pobreza.

En 1960, durante la reunin de la Organizacin de Estados


Americanos (OEA) se firma el Acta de Bogot, donde se estableca la
necesidad de definir polticas y programas de salud (planificacin en
salud) y crear fondos especiales para programas de desarrollo social,
asimismo, promover el desarrollo econmico y social de los pases. Nuevos
conceptos a desarrollar son propuestos: proteccin, promocin y
restauracin de la salud.

Un ao despus, se reuni en Punta del Este (Uruguay) el Consejo


Interamericano Econmico y Social (CIES). Por segunda vez, los asuntos
de la salud-enfermedad se trataban en foros distintos a las asambleas de
ministros de salud. Ello significaba el peso que el problema iba ganando en
la poltica internacional y de los pases subdesarrollados. Durante la
reunin se firma el primer Plan Decenal de Salud Pblica de la Alianza
para el Progreso (ALPRO) y se establecen como metas importantes:
aumentar en 5 aos la esperanza de vida de la poblacin latinoamericana y
aumentar los programas de actividades que mejoren la salud individual y
colectiva. Se sugiere desarrollar sistemas de informacin

63
confiables sobre estadsticas vitales y programas de educacin para la
poblacin.

Reunidos en Washington en 1963 los ministros de salud desde una


amplia perspectiva que incluy temas sobre problemas tcnicos, sociales,
polticos, econmicos, jurdicos y culturales. La nocin de salud y
bienestar se introduce y al clausurar la reunin se afirma: la salud
contribuye directamente al desarrollo econmico y social ya que prolonga
la vida y aumenta la productividad, o indirectamente, puesto que facilita el
aprovechamiento de los recursos naturales reduciendo o eliminando
factores ambientales desfavorables. (Boletn OPS, No. 113, p. 408). El
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ofreci financiamiento para
programas de saneamiento bsico, malnutricin y educacin.

En 1967, en la Declaracin de los Presidentes de Amrica en Punta


del Este, se acord un Plan de Accin en el que se consider trabajar por la
salud, en tanto que sta debe ser analizada como un factor para el
desarrollo econmico y social. En este plan se introduce el concepto de
articulacin entre comunidades cientficas, culturales y econmicas.

En Buenos Aires, Argentina (1968) la Reunin Especial de Ministros


de Salud de las Amricas propuso el estudio de la nocin de riesgo a la
salud, de la salud individual y colectiva como un valor para lograr el
bienestar de una comunidad.

En 1970, se firma el Plan Decenal de Salud para las Amricas 1971-


1980. En este documento se introducen las nociones de participacin de la
comunidad y extensin de los servicios de salud. La planificacin de
programas representaba un serio problema para los administradores de la
salud, razn por la cual, tuvo que crearse en la estructura de la OPS una
oficina especializada en planificacin de programas y evaluacin del
impacto de las acciones en salud.

64
En 1972 se realiz la Conferencia de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente Humano (Estocolmo, Suecia). Ahora se pona en
evidencia que el asunto del medio ambiente era sumamente complejo y
rebasaba los estrechos lmites que se discutan en Punta del Este; el
saneamiento ambiental no slo representaba abastecimiento de agua y
servicio de alcantarillado, ambiente humano, significaba la complejidad
de formas y expresiones de la vida, significaba un mundo compartido y
recursos naturales finitos. Importantes desastres naturales abran brecha a
una nueva epidemiologa y la salud ocupacional se introdujo como objeto
de estudio e intervencin mdica.

En 1973, la formacin de recursos humanos en salud constitua una


prioridad internacional, solamente la OPS destinaba el 40% de sus recursos
a ese fin. Se pretenda la capacitacin en enfermera, promocin de la
salud, medicina preventiva en todos los niveles educativos y educacin
mdica integral con enfoque a la solucin de problemas a nivel
profesional. Con este propsito la OPS contribuy a establecer dos Centros
Latinoamericanos de Tecnologa Educativa para la Salud (CLATES), uno
en Ro de Janeiro, Brasil y otro en la Ciudad de Mxico; asimismo, la OPS
estableci el programa para la adquisicin de instrumentos para el
diagnstico mdico y promovi la revista trimestral en Educacin Mdica y
Salud, cuyos primeros nmero se haban editado en 1966. Se impuls un
programa de investigacin en biologa, medicina y ciencias sociales.

Durante los aos setenta la promocin de la salud se defini como


una actividad orientada a la proteccin de riesgos contra la salud a travs de
la educacin en salud. No obstante el despliegue de esfuerzos, a mediados
de la dcada 70 era cada vez ms grande el problema del analfabetismo, la
desnutricin, el acceso a los servicios de salud, el empleo, la pobreza, de tal
modo que la salud, ese bien para algunos, influy el nimo para proponer
en la Asamblea Mundial de la Salud (1977) el lema Salud para todos.
Salud signific entonces, llevar una vida social y econmicamente
productiva, propsito que pretenda alcanzarse en el ao 2000.

65
Con ese lema se acompa la IV Reunin Especial de Ministros de
Salud de las Amricas realizada en la Ciudad de Washington tambin en
1977, en dicha reunin se adopt como poltica de salud regional la
Atencin Primaria de Salud y la Participacin Comunitaria como la
principal estrategia de apoyo. Al ao siguiente en la ciudad de Alma Ata,
URSS, se realiz la Conferencia Internacional sobre Atencin Primaria de
Salud (APS). Tambin en 1978 se realiz en Grenada la XX Conferencia
Sanitaria Panamericana, comprometiendo a los pases miembros, a trabajar
por la cobertura universal de la atencin mdica mediante la aplicacin de
la APS en servicios generales de salud. Se defini el problema del cuidado
de la salud como un problema social que debe involucrar el inters, trabajo
y responsabilidad de los deferentes sectores de la poblacin.

En 1980 se difunde el documento titulado Salud para Todos en el


ao 2000: Estrategias, y en 1982, el Plan de Accin de Salud para Todos
en el ao 2000. La meta qued claramente estipulada: Salud para Todos
en el ao 2000 y se lograron sendos acuerdos en materia de cooperacin
tcnica entre la OPS y los pases subdesarrollados.

En boga la Teora de los Sistemas de Von Bertalanfy aplicada a las


organizaciones y a la educacin, influy las nuevas polticas de salud;
ahora era comn escuchar las propuestas de redes y sistemas de servicios
de salud, sistemas de informacin, de administracin y gestin,
retroalimentacin, multidisciplina, vigilancia epidemiolgica, entre
otros.

Educacin para la salud y participacin de la comunidad se


constituyeron en las dos estrategias de impulso de la APS para alcanzar la
meta. Por otra parte, se definieron las prioridades de atencin y se
estipularon los siguientes programas generales:

1. Salud de la familia que integraba las polticas de atencin


materno-infantil, nutricin, salud mental, salud dental y
educacin de la familia.

66
2. Control de enfermedades transmisibles que incluy campaas
de vacunacin, vigilancia epidemiolgica, prevencin y control
de enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias agudas,
tuberculosis, lepra, malaria, enfermedades de transmisin sexual
y salud animal.
3. Control de enfermedades no transmisibles con programas para
prevencin y control de enfermedades respiratorias crnicas y
cardiovasculares, cncer, diabetes, enfermedades reumticas,
prevencin de la ceguera y de accidentes de trnsito.
4. Salud ambiental que incluy programas de abastecimiento de
agua y saneamiento bsico, eliminacin de deshechos slidos y
control de la contaminacin. En este rubro tambin se incluyeron
programas de salud ocupacional y de control de radiaciones.
5. Recursos humanos e investigacin con programas de
capacitacin, educacin continua, programas integrados de
investigacin, enseanza y servicios y programas de educacin a
la comunidad.
6. Administracin para el diseo y desarrollo de sistemas de
planificacin, programacin, seguimiento y evaluacin de planes
y programas de salud.

En apoyo a estas polticas la OPS propuso denominar la dcada 1980-1990


como el Decenio internacional de agua potable y saneamiento ambiental.
En 1982 la XXI Conferencia Sanitaria Panamericana se plante la atencin
a la salud como un derecho fundamental de la persona, tambin se
insisti en la relacin de la salud con el desarrollo social. En 1986 y 1990
durante la XXII y XXIII Conferencias Sanitarias Panamericanas, se
promovi desde los postulados de la administracin estratgica, disear
planes de salud con visin programtica. Se introduce un nuevo discurso
que llama la atencin sobre problemas ticos. En esta nueva plataforma de
ideas se definen como valores de una sociedad que influyen en la salud, los
siguientes: la comprensin, la tolerancia y la justicia social en relacin con
equidad, cobertura universal, compromiso, participacin y eficiencia en el
desarrollo y logro de los programas de salud.

67
Durante la dcada 1990-2000 se discuti si sta debera llamrsele la
dcada perdida, pues el deterioro en las condiciones de vida y de salud de
la poblacin mundial alcanzaron niveles muy dolorosos, por decir lo
menos.

Nuevas tentativas se propusieron: atencin integral de la salud,


descentralizacin de los servicios de salud, impulso a los sistemas locales
de salud, integracin de paquetes bsicos de salud y de medicamentos
esenciales, democratizacin de los sistemas de salud, administracin del
conocimiento (produccin, recopilacin, anlisis y aplicacin),
comunicacin social, reconocimiento al trabajo en salud que realizan
cotidianamente las mujeres, atencin del SIDA, impulso al programa
ampliado de inmunizaciones, programas especiales para adolescentes,
adultos jvenes y ancianos, asimismo, se mencion el problema de la
discapacidad, entre otros temas.

En la XXIII Conferencia se concibi a la promocin de la salud en


los siguientes trminos: la promocin de la salud es la suma de las
acciones de la poblacin, los servicios de salud, las autoridades sanitarias y
otros sectores sociales y productivos, encaminados al desarrollo de mejores
condiciones de salud individual y colectiva Boletn OPS, No. 113, p. 149).
Las nuevas nociones fueron: ambientes, hbitos y estilos de vida
nocivos/saludables. En esta conferencia se adopt el proyecto Democracia
y Salud que consiste en llevar al plano poltico (a las legislaturas de los
estados) la problemtica y las alternativas de atencin de la salud. En 1990
se realiz tambin la Cumbre Mundial a favor de la Infancia.

El Siglo XX y la influencia del modelo poltico-cientfico anglosajn


norteamericano sobre Mxico, trajo sin duda, una nueva perspectiva de
estudio sobre la sanidad y la responsabilidad del Estado en el cuidado de la
salud pblica. En 1917 se crea en Mxico el Departamento de Salubridad
Pblica. En 1936 el gobierno del Presidente Crdenas desarroll el
proyecto Servicios Mdicos Rurales Cooperativos, mediante el cual, se
impuls la creacin de 11 hospitales rurales zonales, 56 centros de salud
con

68
sanatorio, 36 centros de salud rural y 225 centros auxiliares rurales
(Moreno Cueto, et. al. 1982, p. 76). En 1937 se establece la Secretara de
Asistencia y se instituye el servicio social para estudiantes de medicina. En
1953 la SSA desarrolla el Programa de Bienestar Social Rural que inclua
subprogramas de atencin materno-infantil, asistencia social, promocin
socioeconmica, educacin, cultura y saneamiento ambiental.

En 1944, el Estado Mexicano promueve la creacin del Instituto


Mexicano del Seguro Social (IMSS), ante el descontento de los industriales
y empresarios que pretendieron frenar su desarrollo. El Estado tom
decisiones importantes e incluso declar como una accin de utilidad
pblica, la construccin de hospitales. En 1954 el IMSS adopt el
Programa de Medicina Familiar y en 1960 este programa se defina como
un proyecto de medicina social que se fundamentaba en principios ticos-
humanistas y en el inters por preservar la salud familiar.

Mientras tanto, en los crculos acadmicos se debata sobre el


significado y alcances de la nocin de medicina social. En Mxico y otros
pases de Amrica Latina las teoras sociales sobre el cambio, cuestionaban
el desarrollo del Estado a costa de la negociacin poltica corporativista,
algunos tericos definieron a esta poltica como una estrategia de control
social basada en el romanticismo, al suponer que en el desarrollo del
capitalismo moderno, tendra cabida la extensin de la cobertura de
atencin mdico a nivel nacional.

En 1973, se presenta el primer Plan Nacional de Salud, en el que se


establece con prioridad, la formacin de mdicos comunitarios y se dispone
la ampliacin de modelos de servicio a la salud; se hablaba de crear puestos
de atencin mdica y casas de salud en las fbricas, las escuelas y otros
espacios pblicos.

En 1979, el gobierno de Jos Lpez Portillo promovi el proyecto


IMSS-COPLAMAR, con el propsito de establecer servicios de
solidaridad social en zonas marginadas. ste era un proyecto que se haba
iniciado desde 1973 pero que no haba sido

69
concretado. En este intento se procur realizar prcticas de trabajo
comunitario enfocadas a preservar formas de vida econmica y cultural de
las comunidades indgenas y rurales.

La influencia del Estado en la organizacin y administracin de los


servicios de salud, ha sido sin duda alguna, determinante para definir los
modelos de servicio a la burocracia, los asalariados de empresas pblicas y
privadas. As se cuenta con esquemas de seguridad social para poblacin
trabajadora y urbana y esquemas de asistencia para las poblaciones de
menores recursos.

70
La actividad poltica: esencia de la promocin de la salud

Alejandro Escotto Crdova*

Un nuevo concepto para obtener y mejorar la Salud

En el ao 2000 se difundi en Mxico la llamada Declaracin Ministerial


de Mxico para la Promocin de la Salud resultado de la Quinta
conferencia Mundial sobre el mismo tema. Entre sus objetivos destacan
aquellos que ponen el nfasis en promover la equidad social y de gnero en
todos los sectores de la sociedad y del gobierno; promover la participacin
activa de la sociedad para lograr el llamado empoderamiento, concepto
surgido en los ltimos 20 aos en la Organizacin Mundial de la Salud,
quin ha sostenido desde hace muchos aos que la promocin de la salud
() es concebida () como la suma de las acciones de la poblacin, los
servicios de salud, las autoridades sanitarias y otros sectores sociales ()
encaminados al desarrollo de mejores condiciones de salud individual y
colectiva, (Kickbusch, 1996).

Este cambio en la poltica de salud mexicana es notable. Durante la


primera mitad del siglo XIX, la salud pblica en Mxico fue encaminada a
la higiene y prevencin: control de basura, vigilancia de enfermos, control
de cementerios, regulacin de los mdicos y curanderos, contaminacin de
aguas, lavado y sacudido de petates en la va pblica, barrido de calles, y
sitios de vacunacin. En la segunda mitad del siglo, con Benito Jurez, se
impulsaron medidas de educacin para la salud como moral, urbanidad e
higiene, e impuestos para el aumento de la vigilancia mdica.

En el siglo XX, en plena Revolucin Mexicana en el ao de 1917,


vemos nacer al Consejo Superior de Salubridad Pblica, cuya nocin se
centr en la educacin, aplicacin de medidas de proteccin, fomento de
hbitos de salud y asistencia pblica a la poblacin. Esta tendencia sigui
durante gran parte del siglo XX y fue dependiente de polticas sexenales.
Es hasta los aos 80 (en el

* Profesor investigador UNAM.

71
inicio del llamado neoliberalismo), cuando las polticas de salud pblica
rebasan la nocin de educacin y difusin de higiene y prevencin, para
asumir las nuevas nociones de promocin de la salud entendida como la
organizacin social (Estado, gobiernos, organismos sociales e individuos)
para el mejoramiento y bienestar de las condiciones fsicas y mentales de
las comunidades.

En esos aos, Mxico asume compromisos internacionales para la


atencin primaria a la salud, fincada en la asistencia sanitaria esencial
mediante la participacin de la comunidad. Se establece la Norma Tcnica
de Educacin para la Salud (1982-1988) y el sistema Nacional de Salud,
asumiendo los compromisos de la Carta de Otawa (1986) y de Santa Fe de
Bogot (1992), establecindose la Direccin de Fomento a la Salud, la que
difiere de la mera promocin de la salud por incluir el cuidado de enfermos
e incorporar la participacin de la sociedad. El fomento fue concebido
como un proceso social de autorresponsabilidad en la conservacin y
mejoramiento de la calidad de vida, (Ferro, pp. 12-14).

Mxico adopta estos conceptos y modifica sus leyes. El actual Plan


de Desarrollo 2001-2006 dice con respecto a la salud, que es un reto de la
poltica social, un objetivo social, uno de los objetivos del desarrollo y una
condicin indispensable para la autentica igualdad de oportunidades; que
es, junto con la educacin, el componente central del capital humano.
Mejorar la salud es fortalecer la capacidad de las personas para procurarse
y acrecentar la capacidad de las personas para procurarse y acrecentar sus
medios de vida, que requiere la democratizacin y acrecentar sus medios de
vida, que requiere la democratizacin de la atencin de la misma, (Ferro,
2002, p. 29).

El Programa Nacional de Salud 2001-200, seala con respecto a la


promocin de la salud, que se deben incorporar los conocimientos y
habilidades necesarias para la promocin y cuidado de la salud en los
programas educativos de la SEP; que coadyuva al desarrollo humano justo,
incluyente y sostenible en cuanto es un objetivo social compartido. Est
orientada a incrementar la conciencia sobre la salud, impulsar estilos de
vida saludable y fortalecer la accin comunitaria a favor de la salud, (Ferro,
op. cit.t, pp. 31.32). Finalmente, las leyes establecen: la creacin,

72
conservacin y mejora de las condiciones deseables de salud para toda la
poblacin y la apropiacin en el individuo, de las actitudes, valores y
conductas adecuadas para el beneficio de la salud individual y colectiva,
(Ttulo sptimo, Captulo I, Art. 110).

El concepto de salud ya no est restringido a la estrechez de aquellos


que no padecen enfermedades. Ahora es entendido como () la magnitud
en que un individuo o grupo pueden, por una parte, realizar sus
aspiraciones y satisfacer sus necesidades y, por otra, cambiar su entorno o
afrontarlo (Ilona Kickbusch, 1996, p. 16), por lo tanto supone que la
salud es un recurso de la vida cotidiana de los individuos y comunidades,
de su estilo de vida (Jake Epp, 1996, p. 26); es inherente al desarrollo de la
vida cotidiana, no una meta a lograr al margen de ella. La satisfaccin de
aspiraciones y de necesidades que generan la salud, es un proceso
cotidiano, no una meta al final de un periodo de tiempo ni tareas
especficas exclusivas para aquellos que estn enfermos.

La promocin de la Salud y el Empoderamiento

Lentamente se van incorporando la nocin de Promocin de la salud y de


empoderamiento. La promocin de la salud va dirigida a la poblacin en el
contexto de su vida cotidiana, y no slo al individuo que padece una
enfermedad. Busca que la comunidad tenga el control y regulen de todos
aquellos determinantes o causas de la salud, logrando la participacin de la
poblacin y la coordinacin de los profesionales de la salud. La promocin
utiliza mltiples mtodos para lograr sus objetivos. Se orienta a conseguir
la participacin concreta y especfica de la poblacin. Los profesionales de
la salud, particularmente los de atencin primaria juegan un papel
importante, (Ferro, p. 15; Kickbusch, pp. 16-17).

Define metas para la accin poltica como son: promocionar cambios


estructurales as como aspectos legales, medioambientales y normativos;
planificar la salud, controlar factores de riesgo, atencin de la enfermedad,
educacin para la salud y difusin de informacin; Organizacin de las
comunidades y coordi-

73
nacin de las instancias pblicas, privadas, comunitarias e individuales.

Sus reas estratgicas se ubican en el acceso a la salud, que significa


que la comunidad y los individuos tengan equidad en aquellos
determinantes de su bienestar fsico, mental, espiritual, econmico y social.
En el desarrollo de un entorno facilitador de la salud que significa que
aquellos espacios fsicos en los que los individuos y comunidades se
desarrollan (escuelas, trabajos, deportivos, viviendas, etc.), se eliminen los
factores de riesgo para la salud y facilite el bienestar, (Castro 2001).

El empoderamiento es concebido como la obtencin del control de


los determinantes de la salud y la equidad por parte de las poblaciones,
comunidades y grupos sociales, a travs de su movilizacin organizada y
permanente. Es decir, que para lograr mejorar la salud, obtener la equidad
social, econmica y social, los pueblos deben organizarse, movilizarse y
lograr obtener el control poltico de su entorno, el poder necesario (de ah
el trmino empoderamiento) que les permita modificar las condiciones
que afectan su salud. El refuerzo de las redes y apoyos sociales es
condicin indispensable para la promocin de la salud, toda vez que sus
objetivos y principios se basan en la movilizacin de la comunidad para la
salud de ella misma. El aumento de conocimientos y difusin de
informacin relacionada con la salud, supone el establecimiento de redes de
informacin, la utilizacin, repertorios bsicos de bsqueda y acceso a la
informacin, la utilizacin de los medios masivos de comunicacin y
programas especiales de difusin para que la comunidad pueda tomar sus
propias decisiones con la mayor informacin posible, (Kickbusch, 1996,
pp. 16-17).

Condiciones histricas del cambio

Tres factores pueden ser ubicados en surgimiento de estas nociones casi


subdiversas de la Promocin de la Salud. El primero es de naturaleza
poltica; el segundo es cientfico y el tercero es econmico.

74
En el siglo XX la poltica de la salud en Amrica Latina y el Mundo
estuvo guiada por los acuerdos y compromisos surgidos de reuniones y
acuerdos internacionales. Se crea la Oficina Sanitaria Panamericana en
1902; Se promueve la Quinta Conferencia Internacional de Estados
Americanos con las llamadas Conferencias Sanitarias (1923); Se establece
el Cdigo Sanitario Panamericano en 1924; la Declaracin Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre en 1943; La Asamblea Mundial de
Salud en 1946-48; la Novena Conferencia Internacional de los Derechos
del Hombre, Bogot, Colombia 1948; y la Organizacin Mundial de la
Salud, (Ferro, pp. 21-22).

Despus de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se polariza entre


Capitalismo y Socialismo. La Guerra Fra envuelve todos los mbitos y
frena cualquier intento de movilizar a la poblacin para que sta logre
equidad y bienestar, acciones que eran sinnimo de comunismo o
populismo. Sin embargo, los aos 60 ven resurgir movimientos sociales
de corte anticapitalista en el mundo occidental. Juan XXIII promueve una
reforma fundamental en la Iglesia Catlica que deviene en el movimiento
conocido como Cristianos por el Socialismo y su consecuente participacin
en los movimientos guerrilleros de esos aos. Triunfa la Revolucin
Cubana (que desde entonces es bloqueada, atacada y aislada por los
norteamericanos y pases de la regin subordinados a stos), se extienden
los movimientos guerrilleros en Mxico, Venezuela, Colombia, Nicaragua,
Salvador, Per, Argentina, Guatemala. Se extiende el movimiento negro en
los Estados Unidos y el puritanismo protestante se enfrenta a los roqueros
juveniles y los movimientos estudiantiles en California. En los aos 70s
triunfa el socialismo en Vietnam, imponindoles una gran derrota a los
norteamericanos y se extiende en Laos y Camboya; frica ve resurgir el
socialismo en Mozambique, Angola y otros pases. El mundo entero se
moviliza con carcter anticapitalista, lo que da origen a la reaccin
neoliberal, profundamente anticomunista, encabezada por Ronald Reagan
en EUA y Margaret Tatcher en Inglaterra cuya expresin fue la derrota del
socialismo europeo y la llamada globalizacin capitalista desde los aos 90
a la fecha.

75
El Segundo Factor es de naturaleza cientfica. Consiste en el
agotamiento del modelo o paradigma nacional conocido como unicausal de
enfermedad (agente, husped y medio ambiente) y de salud como el
desequilibrio entre estos tres factores. Dicho modelo lograba explicar las
enfermedades infecciosas, pero no las no contagiosas. Se postularon otros
modelos o paradigmas conocidos como multicausales e histrico social
(Martnez Navarro, 1998; Adriano Anaya et al, 2002), lo que llev en 1973
a Laframboise, a la nocin de campo de salud que incorpor el estilo de
vida, el medio ambiente, la organizacin de la atencin de la salud y la
biologa humana. Esto incorpor el factor de riesgo por cada componente
involucrado en la salud.

El tercer factor es de orden econmico, consiste en la disminucin de


recursos existentes para los sistemas nacionales de salud, poco crecimiento
de los servicios asistenciales en comparacin con las poblaciones;
especializacin de dichos servicios con aumento de las tecnologas de alto
costo; concentracin de los servicios en zonas urbanas, la creciente
participacin mundial en los proyectos de bienestar de la salud, promocin
de la salud y erradicacin de epidemias, todo lo cual acab modificando la
nocin de promocin de la salud como educacin sanitaria, para
conceptuarla como oportunidades de vida que permite a las personas y
comunidades mejorar y mantener su bienestar fsico, mental y espiritual, lo
que implicaba que era la comunidad organizada para lograr tales fines, y no
slo los servicios asistenciales, los implicados en la salud, (Ferro, 2002, pp.
1-3).

En este contexto de movilizacin social, surge el nuevo concepto de


Promocin de la Salud en las reuniones internacionales para la atencin y
promocin de la salud: Asamblea Mundial de la Salud, Alma Ata, Rusia,
1977; Primera Conferencia Internacional de Promocin de la Salud, Ottawa
Canad, 1986; Segunda Conferencia Internacional de Promocin de la
Salud, Adelaida, Australia, 1988; Tercera Conferencia, Sundsvall, Suecia,
1991; Cuarta Conferencia, Yakarta, Indonesia, 1997; Quinta Conferencia,
Mxico, 2000; anlisis de 15 estudios de caso y cuatro Conferencias
Ministeriales.

76
Este cambio radical en la nocin de Promocin de la Salud se viene
gestando desde los aos 70 en todo el mundo. La reunin de Alma Ata en
1978 reconoci la salud como un concepto positivo de bienestar fsico y
psicosocial y se estableci la Atencin Primaria de la Salud y se hicieron
compromisos internacionales para reducir las desigualdades de la salud. La
carta de Ottawa 1986 en la que participaron 38 pases mostr la difusin de
un nuevo concepto de salud pblica en el mundo y la creciente
coordinacin internacional para a favor de la salud para todos,
comprometindose a la promocin de la salud con polticas pblicas,
ambientales favorables, reforzamiento de la accin comunitaria, desarrollo
de aptitudes personales y reorientacin de los servicios de la salud.

En 1992 se reunieron en Santa Fe Bogot los pases latinoamericanos


buscando la equidad sanitaria y la eliminacin de discriminacin contra
mujeres, indgenas y nios. La Quinta Conferencia de Promocin de la
salud realizada en Mxico en el 2000, Mxico reconoce a la promocin de
la salud como prioridad fundamental de sus polticas y programas de salud
comprometindose a la identificacin de prioridades de la salud, a la
investigacin y la designacin de recursos financieros y operacionales para
la salud, a fortalecer redes nacionales e internacionales para la promocin
de la salud y coordinarse con la OMS para evaluar los resultados.

Movilizacin poltica de la poblacin y promocin de la salud

La Promocin de la Salud es hoy, movilizacin social dentro del


capitalismo globalizado, centralizado y monoplico. Cualquier promotor de
la salud que olvide esto, est condenado a no poder proyectar sus acciones
con mayor eficacia y fuerza. Baste decir que la salud est estrechamente
ligada a las condiciones de vida de los sujetos, es decir, a los consumos
efectivos de un grupo social para satisfacer las necesidades generadas por
las condiciones materiales de vida, supeditadas y variables fsicas,
biolgicas, socioeconmicas, demogrficas y culturales. Medida por los
indicadores que la OMS utiliza como salud, alimentacin y nutricin,
educacin, condiciones de trabajo, consumo adicional y ahorro, trans-

77
porte, vivienda, vestido, recreo y diversiones, recursos mdicos y seguridad
social y libertades humanas, (Ferro, p. 21).

La Promocin de la salud se da en ambientes socioeconmicos y


culturales especficos que determinan el estilo de vida. Si aceptamos la
nocin propuesta por (Nutbeam, 1996) que el estilo de vida el la manera
de vivir, basada en la interaccin entre las condiciones de vida, en su
sentido ms completo, y las pautas individuales de conducta, determinadas
por factores socioculturales y caractersticas personales, (Restrepo H.,
200, p. 40) la cultura, en el sentido anteriormente definido, determina no
slo las conductas saludables ejercicios, dieta, consumos selectivos,
creacin de ambientes, etc. sino tambin las explicaciones, actitudes,
afectos, prcticas solidarias que subyacen a todo estilo de vida. Entre los
factores culturales que influyen en el estilo de vida. Entre los factores
culturales que influyen en el estilo de vida estn: el nivel de escolaridad
que determina el acceso a la informacin en torno a la salud y la
enfermedad; los rituales sociales (prcticas religiosas, festivas o cvicas
que fomentan consumo selectivo de alimentos y hbitos alimenticios); las
iniquidades de gnero que determinan que hombres o mujeres se enfrenten
a estilos de vida ms riesgosos desde el punto de vista de la salud (Guerrero
R., Gonzlez C., y Medina, K. 1986; Hanson, 2000).

La movilizacin social de la comunidad, es decir, la movilizacin


poltica tiene como objetivo crear escenarios y ambientes saludables. stos
son entendidos como Los escenarios locales donde comparativamente, las
condiciones de vida y estado de salud, son ms favorables en trminos de
oportunidades, para el desarrollo individual y colectivo de los diversos
grupos que integran la sociedad, (OPS, citado en Hurtado y Sez, 1996,
p. 264). Son los espacios geogrficos, fsicos y sociales construidos para
fomentar y cuidar la salud, en los que un grupo social o comunidad
desarrolla sus actividades cotidianas: la casa, el trabajo, la escuela, el
barrio, lugares de esparcimiento, mercados, el poblado, la ciudad, etc.

El eje principal de cualquier propuesta para por la participacin


colectiva de los involucrados o el llamado empoderamien-

78
to, que no es otra cosa que la participacin consciente y socialmente
organizada de los grupos o comunidades para ejercer el poder de definir,
controlar y mantener los entornos saludables o los intereses que a la
comunidad convengan. El otro eje es la informacin pertinente y oportuna
que permita tomar decisiones y fomentar la conciencia comunitaria en
torno a las metas propuestas. Las estrategias para fortalecer los ambientes
saludables pasa por: a) organizar la expresin de la voluntad poltica; (b) El
diagnstico del entorno, (c) La participacin de la comunidad, (d) La
participacin intersectorial; (e) Fortalecimiento del tejido social; (f) La
Esttica Social; (g) La enseanza de destrezas y habilidades; (h) El
empoderamiento; (i) Desarrollo Sostenible; (i) La seleccin de las mejores
prcticas, (Palacio Hurtado y Ses Crespo, 2001, pp. 167-168).

tica de la promocin de la salud y capitalismo

La tica en el nuevo concepto de promocin de la salud es una tica social.


La moral social es una moral de intereses especficos en grupos sociales
especficos. Carlos Marx sola decir que el principio de toda moral es un
inters bien entendido. Los valores, en el sentido tico-social, son los
juicios, explicaciones, afectos y actitudes que un individuo o grupo social
destaca como rectores de su comportamiento personal y social, conforme a
sus necesidades e intereses ms preciados. Los intereses y necesidades
cambian conforme cambian las actividades prcticas y sociales del sujeto
que determinan su nivel cultural, social y econmico. Por tanto, son sus
necesidades e intereses generados en su actividad prctica individual y
dentro de un grupo social, los factores principales que determinan el orden
a los valores ticos.

Promover la salud con actitud tica es promover ambientes


saludables. La creacin de ambientes saludables () implica alterar o
adaptar nuestros entornos sociales, econmicos o fsicos de forma que nos
ayuden a conservar y tambin aumentar nuestra salud, (Jake Epp, op. cit.
p. 31). Se requiere del consenso con los grupos sociales partcipes del
entorno comn, la necesidad de mejorar el ambiente; tener acceso a toda la
informacin disponible

79
sobre el entorno para ubicar las modificaciones pertinentes; investigar los
factores y determinantes de riesgo sobre la salud en un ambiente especfico;
coordinar las acciones de los participantes.

Esta dependencia de la salud de las condiciones de vida fue


observada desde los primeros epidemiolgicos y de polticas de salud en el
capitalismo. A estos estudios les podemos atribuir el mrito de esclarecer
no slo que tipo de enfermedad por sexo y edad, sino ante todo por grupo
social, econmico, raza y ubicacin geogrfica ha mostrado el carcter
injusto y desigual en que se distribuyen los determinantes ambientales y
sociales de las enfermedades.

Histricamente podemos destacar el estudio realizado por el mdico


Rudolf Virchow de la epidemia de tifo en la provincia de Silesia entre
1847-1848 con sus conclusiones sociales, polticas, antropolgicas y
sociolgicas que apuntaban a que la enfermedad la padecieran mayormente
los obreros (Restrepo, 2001, p. 21). Algunos otros ejemplos actualizados
son: la intoxicacin por metilmercurio por ingestin de peces contaminados
con mercurio por una fbrica de Minamata, Japn en los aos 50, as como
el cncer de pulmn asociado al tabaco en los Estados Unidos (Beaglehole,
et. al, 1994, pp. 5-6); el cncer pulmonar es de mayor riesgo en
trabajadores del asbesto que en otros trabajos; el sarampin es 19 veces
mayor en hijos de obreros que en familias ricas; la mortalidad de hijos de
mujeres analfabetas es 3 veces mayor que en las de educacin secundaria
(Ferro, p. 30), estos estudios muestran que las condiciones de vida
(laborales, culturales, econmicas) son determinantes esenciales en el
proceso de salud-enfermedad. De ah que la prevencin basada en la
epidemiologa sociolgica, antropolgica, econmica y ambientales es de
mayor impacto.

Difusin de la promocin de la salud vs monopolios de la comunicacin

La promocin de la Salud hoy es la promocin en un privatizado,


comercializado y con gran concentracin monoplica.

80
Esto conlleva negociaciones y contradicciones por dems poderosas que
slo la movilizacin de la poblacin puede frenar. El ejemplo son los
medios de comunicacin tan indispensables en la promocin de la salud.
Los medios de comunicacin son un factor ineludible en la promocin de la
salud tanto para alertar a la poblacin sobre situaciones de riesgo,
transmisible informacin pertinente a su salud, cambiar los estilos de vida
como para lograr los entornos saludables en su ms amplio sentido
(modificacin de las condiciones materiales, sociales y polticas que
determinan el entorno).

Su influencia, aunque de masas, suele ser restringida a ciertos grupos


poblacionales, pero su relacin costo-eficacia es superior frente a otros
medios de comunicacin ms individualizados, (McAlister, 1996, p. 246).
No slo pueden transmitir informacin especfica, sino que, utilizados para
difundir modelos de comportamiento en los que el mensaje dado por un
modelo especfico, depende de la identidad que se logre del modelo frente a
la comunidad, a las reacciones y percepciones sociales que el mensaje
promueve, as como a las acciones prcticas que el modelo ejemplifica.

No obstante, su contraparte es la llamada publicidad, entendida en


dos sentidos, primero, como la fuente de ganancias de los medios de
comunicacin; y segundo, como la parte comercializadora de los productos
masivos de consumo (tabaco, alcohol, frmacos, productos chatarra,
alimentos no naturales o transgnicos, fertilizantes, y estilos de vida) que
han generado en buena medida condiciones de salud adversas a
poblaciones enteras a nivel mundial (Wallack L. y Montgomery K, 1996, p.
287), ello hace que la utilizacin de los medios de comunicacin se torne
conflictiva por los intereses en juego, y poltica por la correlacin de
fuerzas sociales que se requiere para afectar a su fuente principal de
recursos econmicos.

81
El promotor de la Salud: un organizador poltico de la comunidad

El promotor de la salud es toda persona profesional o no de la salud


inserto en un proyecto especfico de promocin de la salud (nacional,
regional, laboral, escolar, para grupos especficos de poblacin como
mujeres, ancianos, homosexuales, mineros, etc.) (Pancer M., Nelson G,
2001; Ramrez D. 2001) y sujeto a los cinco principios y metas
fundamentales de dicha actividad: principios: (a) sus acciones van dirigidas
a la poblacin en su conjunto y en el contexto de su vida cotidiana; (b)
pretenden influir en los determinantes o causas de la salud; (c) utilizan y
combinan mtodos y enfoques distintos pero complementarios; (d) estn
orientadas a lograr la participacin concreta y especfica de la comunidad;
(e) tienen como uno de sus apoyos fundamentales a los profesores de la
salud. Metas: (1) acceso a la salud; (2) desarrollo de entornos saludables;
(3) refuerzo de redes y apoyos sociales; (4) promocin de comportamientos
para la salud y estrategias de afrontamiento; (5) aumento de conocimientos
e informacin sobre la salud, (Ilona Kickbusch, 1996m p. 16).

El promotor de la salud requiere habilidades y conocimientos


especficos para lograr las metas y principios especficos de la promocin
de la salud antes mencionados. Cubrirlos y saber que han sido cubiertos
puede ser medido con la nocin de competencia. Se entiende por ()
competencia aquella capacidad que iguala a un requerimiento, aquella
calificacin, preparacin o habilidad que es adecuada a una cierta
necesidad o demanda () adems de especfica es relativa; implica
idoneidad o pertinencia o ser apropiada a dimensiones de la realidad
social, sistmica o institucional () conlleva la adquisicin integral e
integrada de conocimientos, actitudes y destrezas () debe tener una
expresin emprica o un correlato concreto en el desempeo de
instituciones y personas () que puede darse tanto en la esfera del
conocimiento como en la cognitiva o afectiva, (Luis Ruiz, pp. 137-138).

La promocin de la salud se inserta en un Plan de Promocin de la


Salud especfico y, por lo general, sujeto a las polticas

82
pblicas de Salud Pblica. Por tanto, requiere la ubicacin de necesidades,
metas y lagunas institucionales y del personal encargado de la promocin
de la salud, para la cual la nocin de competencias pareciera la ms til.

La OMS establece competencias cognitivas para los promotores de la


Salud como son las analticas, culturales, educacionales,
comunicacionales, de gestin de informacin y en ciencias bsicas de la
salud pblica (Luis Ruiz, pp. 143-144). Las primeras tienen que ver con la
ubicacin y definicin de problemas, la obtencin y anlisis de datos, el
uso apropiado de mtodos estadsticos y de datos; la planeacin,
implementacin y evaluacin de respuestas correspondientes; la
comprensin de tradiciones analticas de la ciencia y de los diseos de
investigacin; el anlisis de situaciones, gestin de bases de datos,
elaboracin y presentacin de reportes, (Mlaga y Perdomo, 2001).

Las segundas, las culturales, comprensin del papel de la cultura en


la determinacin del comportamiento y los estados de salud; identificacin
de los factores culturales, sociales y comportamentales en la determinacin
de la enfermedad, su prevencin, la promocin de la salud y la
organizacin de los servicios mdicos; desarrollar la capacidad de tomar en
cuenta las diferencias culturales, la diversidad cultural; fortalecer las
habilidades interculturales que le permita interactuar con cualquier grupo
social, clase, estrato, raza, etc.

Las terceras, las educacionales, se centran en la capacidad para


aprender por s misma y transmitir conocimientos; para compartir con sus
pares el conocimiento; considerar alternativas como la educacin en la
comunidad, con base en competencias y problemas y centradas en el
estudiante; habilidad para realizar enfoques multidisciplinarios, el enfoque
holstico de la educacin.

Las comunicacionales, son bsicamente la habilidad de comunicarse


en forma efectiva con personas y organizaciones; oral y por escrito, a
profesionales o legos; en grupos o interpersonal; en forma tradicional o con
el manejo de los medios electrni-

83
cos; comprensin y manejo de los medios de comunicacin masiva.

Las de gestin de la informacin, son competencias basadas en los


conocimientos y habilidades adecuados de tecnologas y metodologas
para la gestin, anlisis y comunicacin de la informacin.(Luis Ruiz, p.
146).

La ltima, en ciencias bsicas de la salud pblica, son los


conocimientos y habilidades para la evaluacin de la salud de poblaciones,
la promocin de la salud, y los servicios de salud. Tambin en torno a los
aspectos aplicativos de todas las ciencias involucradas en la salud: la
medicina, las ciencias sociales, del comportamiento, la bioestadstica, la
epidemiologa, la salud pblica y ambiental, etc.

Sin embargo, la competencia ms importante y complementaria de la


antes mencionada es la habilidad para comprender el entorno poltico-
econmico y social para el correcto establecimiento de estrategias y
tcticas polticas que permitan a la comunidad el empoderamiento de su
entorno. El promotor de la salud es, desde mi punto de vista, un promotor
poltico de la organizacin social de las comunidades, cuyos objetivos no
son electorales ni econmicos, sino la salud en su sentido ms general.

La salud en Mxico

Mxico es un pas capitalista altamente monopolizado que sufre las


contradicciones del mundo capitalista en general. La tasa de natalidad ha
venido disminuyendo a la par que la tasa de mortalidad general, atribuibles
al impacto de los servicios de salud, las condiciones de vida y la
urbanizacin. La mayor cantidad de poblacin se concentra en las ciudades,
a la par que el promedio de vida general va en aumento para hombres y
mujeres.

Todo lo anterior sugiere que debemos esperar un cambio radical de


la pirmide de poblacin en la que se transitar de ser un pas de jvenes a
un pas de personas adultos maduros y de la

84
tercera edad, lo que a su vez, cambiar las tasas de mortalidad especfica
por enfermedades, su incidencia y prevalencia, aumentando aquellas que
son propias de zonas urbanizadas (transmisibles por sexo, atribuibles por la
contaminacin, la alimentacin en grasas, por el estrs, por accidentes, por
va violenta y por la vida sedentaria) y la tasa de vida til y con
discapacidad, lo que a su vez modificar los servicios de salud al aumentar
los requerimientos para la atencin de dichas enfermedades, para la
promocin de la salud en zonas urbanizadas y grupos de edad especficos.

Para 1999, la principal causa de muerte en Mxico era por


enfermedades del corazn (70 por 100,000 h), seguida por tumores
malignos, diabetes mellitus, accidentes, enfermedades del hgado, cerebro-
vasculares y afecciones originadas en el periodo perinatal, despus le
seguan las enfermedades infecciosas, agresiones con homicidio y
transmisibles como el SIDA. Ello nos indica que las causas principales de
la mortalidad general en Mxico est ya vinculada a las condiciones de
urbanizacin, la alimentacin y vida sedentaria (INEGI, SSA/DGEI, 1999).
En las defunciones por entidad federativa y por clasificacin entre
enfermedades transmisibles y no transmisibles, estas ltimas representaban
ms del 70% en casi todos los estados de la Repblica, siendo Quintana
Roo, Guerrero y Chiapas las que ocupaban entre 64 y 68%, mientras que
las transmisibles representaron en Chiapas el 15.2% y 14.3% en Quintana
Roo, seguidas por Baja California, Guanajuato, Guerrero, Estado de
Mxico, Oaxaca, Puebla, Quertaro, Tabasco arriba del 10% de las
defunciones, lo que nos habla de que las zonas con mayor poblacin
indgena, con mayor pobreza, con menores recursos educativos e
infraestructura, son las que generan ms muertos por violencia y por
transmisin de enfermedades, muertos que pudieran evitarse con mayor
cultura, empleo, promocin de salud, infraestructura en salud e inversin
del gobierno federal.

Mxico necesita miles de promotores de la salud, entendidos stos


como promotores polticos de la movilizacin social para mejorar sus
condiciones de vida y bienestar. Esta infraestructura social, propiamente
civil, no partidista, es una red organizada

85
que puede responder en condiciones de crisis social generada por las
contradicciones capitalistas ( pinsese en Argentina), reduciendo el caos y
la falta de rumbo. Y desde mi punto de vista, estamos obligados a participar
en su creacin, desarrollo y mantenimiento.

Entre la gula y el hambre: Panorama epidemiolgico1 mundial y


nacional

El 13 de octubre de 1999 nacin, en una clnica de maternidad, el ser


humano nmero 7 mil milln, varn y nacin en Sarajevo. Cuarenta aos
antes, su madre, Helac Ftima, hubiera parido en su casa asesorada por una
partera. En 1999, los servicios de salud en el mundo estaban muy
extendidos como para que gran parte de los nacimientos estuvieran
atendidos por un profesional de la salud. El gasto mundial en atencin
sanitaria se calculaba en cerca del 8% del PIB mundial. Pese a ello, en
1990, el 70% de las defunciones totales2 y el 92% de las defunciones por
enfermedades transmisibles se ubicaban en el quintil de los pases ms
pobres de la tierra. La prdida total de aos de vida ajustados por
discapacidad (AVAD)3 tambin tena una distribucin desigual: cerca del
60% de la mala salud se establece en el quintil de los pases ms pobres
comparado al 8-11% de los pases ms ricos.

Dentro de los ms pobres, los que estn condenados a morir pronto


son sus nios y jvenes: la mitad de sus defunciones se producen antes de
los 15 aos de vida, mientras en los pases ms

1
Epidemiologa: Estudio de la distribucin y de los determinantes de los estados o
acontecimientos relacionados con la salud en poblaciones especficas y la aplicacin de
este estudio al control de los problemas sanitarios (Last, 1988), citado en (Beaglehole,
Bonita y Kjellstrm, 1994, p. 3).
2
Defunciones totales: nmero de muertes totales en un periodo determinado. Se
distingue de la tasa de mortalidad, en que sta es el nmero de defunciones en un
periodo determinado dividido entre la poblacin total en el mismo periodo.
3
Prdida total de aos de vida ajustados por discapacidad (AVAD): Medida que
indica los aos de vida promedio que se viven incapacitado. Es distinta de Esperanza
de vida ajustada en funcin de la discapacidad (EVAD) que se calcula la fraccin de
la poblacin que sobrevive en cada edad (tasas de mortalidad y natalidad); la
prevalencia de cada discapacidad por edad; y una moderacin por incapacidad (OMS,
Informe de Salud 2000, p. 31).

86
ricos es slo del 4%. La Organizacin Mundial de la Salud dice que, con
una inversin cercana a los 100 dlares por AVAD ganado, la brecha en la
esperanza de vida4 entre los pases ms ricos y los pases ms pobres
bajara de 18.4 a 13.7 aos. Con esa misma cantidad de dinero se podra
combatir 8 de las 10 principales causas de enfermedades en nios menores
de 5 aos en los pases ms pobres, es decir, las enfermedades
transmisibles o de mal nutricin (OMS, Informe, 2002, p 5).

La desigualdad en la salud, entendida sta en su sentido no como


ausencia de enfermedad, sino como el bienestar fsico, mental y espiritual
del ser humano, es una expresin ms de la desigualdad social, poltica y
econmica generada por el capitalismo, hoy globalizado y hegemnico. La
ganancia como eje del sistema requiere la explotacin de unos en beneficio
de otros a escala igualmente mundial y globalizada.

Aun la comercializacin de sus productos ms tiles, como el


automvil, no slo es desigual, sino tambin lo son sus efectos sobre la
salud de los pueblos. Es paradjico que en frica, en el sur del Sahara,
lugar de gran pobreza, se tenga la tasa de letalidad5 ms alta del mundo por
kilmetro-vehculo, (OMS, Informe 2000, p. 7).

La desigualdad es de tal magnitud, que se calcula que en los pases


pobres, un tercio de la tasa de morbilidad6 en 1990 se

4
Esperanza de vida: Promedio de aos que cabe esperar viva una persona de una
edad determinada si se mantienen las tasas de mortalidad actuales. (Beaglehole,
Bonita y Kjellstrm, 1994, p. 25).
5
Tasa de letalidad: Proporcin de casos de una enfermedad o evento determinado
que resultan mortales: nmero de muertes por enfermedad en un periodo determinado
entre el nmero de casos diagnosticados de la enfermedad en el mismo periodo,
(Beaglehole, Bonita y Kjellstrm, 1994, p. 20).
6
Morbilidad: es la frecuencia de las enfermedades, la tasa de morbilidad la
frecuencia de una enfermedad en una poblacin expuesta al riesgo de dicha enfermedad.
Sus unidades bsicas son la prevalencia y la incidencia. La primera es el nmero de
casos de la enfermedad en una poblacin y en un momento dado, mientras que la
segunda es el nmero de casos nuevos de dicha enferme-

87
hubiera evitado con un costo total por persona de 12 dlares. (OMS,
Informe 2000, p. 10). Ello significa que, con slo los mil millones de
dlares de gastos generados por el combustible utilizado para el transporte
(portaviones, aviones, helicpteros, tanques, caminos, etc.) en la reciente
guerra terrorista de EUA contra algunos terroristas de Afganistn, de
haberse utilizado en salud, se hubieran podido atender a 83,3 millones de
personas en los pases pobres o dedicado 58.7 dlares (4.3 veces ms de los
12 dlares que la OMS reclama) a la atencin de las enfermedades
transmisibles, trastornos maternos, afecciones del periodo perinatal y
deficiencias nutricionales del mundo entero, cuyas defunciones totales por
esa causa fueron, segn el informe del ao 2000 de la OMS, de 17,38
millones de personas.

En la desigualdad de las condiciones de salud de los pueblos, no slo


estn las condiciones econmicas y sociales, sino tambin culturales y
educativas. Baste sealar que, segn el Informe sobre la Salud en el mundo
de 1999, el progreso cientfico explic la mitad de la disminucin de la
mortalidad entre 1960 y 1990 en una muestra de 115 pases, mientras que
el crecimiento del ingreso explic menos del 20%, ello sugiere que en los
pases cuyo sistema educativo es pobre, con baja inversin en ciencia y
tecnologa, no slo padecen las peores iniquidades en trminos de salud,
sino que se condenan a no poder enfrentarlas con sus propios recursos y a
depender de los centros educativos y cientficos, en los que se genera el
conocimiento para combatirlas.

La desigualdad en la salud y las acciones para enfrentarla, ha


requerido de mediciones e ndices de salud para definir polticas y
estrategias a nivel mundial. Actualmente la Organizacin Mundial de la
Salud cuenta con 191 pases miembros divididos en 6 regiones: frica, las
Amricas, Mediterrneo Oriental, Europa, Asia Sudoriental y Pacfico
Occidental. Entre los indicadores ms utilizados estn mortalidad,
morbilidad (incidencia-prevalencia), esperanza de vida, larga vida sin
discapacidad y otros, sin embar-

dad que se producen durante un periodo determinado en una poblacin, (Beaglehole,


Bonita y Kjellstrm, 1994, pp. 14-15).

88
go, los criterios principales en el mbito mundial son carga de morbilidad
que mide la prdida de salud en comparacin con una larga vida sin
discapacidad y, el de esperanza de vida.

Con algunos de estos ndices, el panorama mundial muestra las


desigualdades. Por ejemplo, la probabilidad de morir antes de los 5 aos
por cada mil habitantes es menor de 10 por cada 1000 en los pases
altamente desarrollados como los de Europa Central, Estados Unidos,
Australia, Canad y Japn, mientras que es muy alta en algunos pases
africanos como Sierra Leona (326) o del Medio Oriente como Afganistn
(279 por mil). Los pases Latinoamericanos en lo general, estn por debajo
de los 60 por cada mil habitantes con la excepcin de Cuba que tiene 10
por cada mil y Hait que tiene 120 por cada mil.

Mxico se ubica en 26 por cada mil habitantes. Si comparamos estos


datos con la esperanza de vida, encontramos que, mientras en Afganistn es
de 45.3 aos, Botswana es de 39.5, Malawi es 37.3 y por lo general los
pases africanos con excepcin de Arabia Saudita que tiene 71 estn
por debajo de los 50 aos de vida, mientras que los ms desarrollados estn
por arriba de los 75 aos de vida y los Latinoamericanos por arriba de los
65 aos de vida. El panorama epidemiolgico a futuro se nos ofrece
paradjico. La tasa de crecimiento entre 1990 y 1999 ms altas (por arriba
del 3% anual) con excepcin de Kuwait que tuvo tasas negativas (-1.3)
estaban en los pases africanos y las ms bajas en los ms desarrollados,
por abajo del 1%, con excepcin de Canad con (1.2).

Por contraparte, la poblacin mayor de 60 aos por arriba del 18% y


hasta 23% estaba en los pases ms desarrollados, mientras que las tasas
ms bajas de la tercera edad estaban en los pases ms pobres, por debajo
de 4% en la mayora de los pases africanos (3.4% Zambia). Esto significa
que las personas de los pases ricos se reproducen menos, viven ms aos y
se mueren menos, comparado a los ms pobres en los que se reproducen
ms, viven menos aos y se mueren ms. Analizados por gnero, con
excepcin de Bostwana, (hombres 39.5, mujeres 39.3) en todos los pases

89
miembros de la OMS las mujeres viven ms aos que los hombres (OMS,
Informe de Salud 2000, anexo estadstico). Es decir, los pases con gente
ms joven son los pobres y se mueren antes.

El panorama epidemiolgico por tipo de enfermedades y regiones


mundiales establecidas por la OMS muestra nuevamente las iniquidades. El
10.34% de la poblacin mundial se encuentra en la regin de frica centro-
sur; el 8.3% en frica del norte o Mediterrneo Oriental, que en conjunto
suman el 18.64% de la poblacin; El 13.61% de la poblacin mundial se
ubica en las Amricas; el 14.62% en Europa; el 25.29% en Asia
Sudoriental; y el 27.9% en el Pacfico Occidental.

De las cerca de 56 millones de muertes totales en el mundo en 1999,


cerca del 50.9% correspondieron a frica incluyendo los pases del norte
ubicados como Mediterrneo Oriental por la OMS. La tasa de morbilidad
por regin y enfermedad especfica nos indica que, el 32.21% de las
muertes de Asia Sudoriental (regiones cercanas a la India e Indonesia)
fueron por enfermedades transmisibles, trastornos materno infantiles y
deficiencias nutricionales, en frica centro-sur el 18.64%, al 8.6% del
Mediterrneo Oriental (norte africano), en conjunto fue el 27.24%; Frente
al 3.05 de Europa, 5.05 de las Amricas, y 8.75 del Pacfico Occidental,
incluyendo China. Es decir, que en los pases ms pobres del mundo, el
60% de la poblacin se muere por enfermedades que se pueden evitar con
mnimas medidas de prevencin y promocin de la salud.

De las enfermedades no transmisibles, el 6.86% de las muertes en


frica del centro-sur, y el 6.92 al Mediterrneo Oriental (norte africano) el
13.78% en conjunto, correspondieron a este rubro; el 12.70 a las Amricas;
el 23.22% a Europa; en 22.01% a Asia Sudoriental; y el 28.25% al Pacfico
Occidental. Dentro de estas enfermedades, el 13.57% de las enfermedades
cardiovasculares correspondieron al continente africano como un todo,
frente al 27.84% de Europa y las Amricas y el 47.72% de Asia Sudoriental
y el Pacfico Occidental.

90
De las enfermedades neuropsiquitricas, el 15.69% correspondieron
a frica como un todo, frente al 19.42 de las Amricas y del 22.9% de
Europa, el 20.96% correspondieron al Pacfico Occidental; y el mismo
20.96% a Asia Sudoriental. Dato que por momentos pudiera llevarnos a
pensar que una de las regiones ms pobres, atrasadas, incultas y con ms
mortalidad y morbilidad general del mundo como es frica, es la ms sana
mentalmente.

La esperanza de vida ajustada en funcin de la discapacidad es la


ms baja en los pases africanos, por debajo de 45 aos, frente a casi el
doble de los pases ms desarrollados de cerca de 70 aos; los extremos son
dramticos: 71.9 de Japn frente a 25.8 de Sierra Leona. Podramos
tambin preguntarnos, para qu vivir ms si se ha de ser psiquitricamente
un enfermo?.

A nivel nacional

Mxico, siendo una economa intermedia, muestra las tendencias generales


de salud de los pases altamente desarrollados. Con una poblacin total
para el ao 2000 de 97,483,412 habitantes divididos en 47,592,253
hombres y 49,891,159 mujeres en donde el 75% es menor de 40 aos y el
52% menos de 25, la tasa de mortalidad por cada mil habitantes fue en ese
ao de 4,5 con un total de muertos de 437 667, de los cuales el 76% de las
defunciones fueron en reas urbanas y slo el 22% en zonas rurales. La
mayor parte de la poblacin se concentra en las principales ciudades, por lo
que es una poblacin bsicamente urbana. Del total de muertes, la tasa de
mortalidad infantil7 fue del 14.5% presentando un importante descenso con
ms del 100% desde 1980 en el que fue 39.9%. Igualmente la tasa de
mortalidad general disminuy en el mismo periodo de 6.5 a 4.5%.

Agrupadas por causas de enfermedades transmisibles, no


transmisibles y lesiones, en 1999, el 78% de las muertes fueron por
enfermedades no transmisibles, el 12.6% por lesiones y el

7
Tasa de mortalidad infantil: el nmero de nios muertos por cada mil nios nacidos
vivos y registrados.

91
9.2% por enfermedades transmisibles. Para ese ao, la principal causa de
muerte no transmisible en Mxico fue el aparato circulatorio con 15.60%
seguida de tumores malignos con 12.08%, la Diabetes mellitus con
10.27%, accidentes con el 8%, enfermedades del hgado con el 6% y
enfermedades erebrovasculares con el 5.8%, que en conjunto representaron
el 57.77% del total de defunciones en ese ao, lo que nos habla de que la
mortalidad por enfermedad en Mxico corresponde ya a un patrn urbano y
desarrollado en donde la vida sedentaria, la urbanizacin, el cambio en el
tipo de alimento y las conductas saludables, parecieran estar determinando
el panorama epidemiolgico del pas.

A nivel regional

Considerando como nivel regional el Estado de Mxico para el ao 2000,


tena una poblacin total de 13 096 686 habitantes, la de mayor poblacin
nacional, y una mortalidad total de 6,660 defunciones. El 87.5% de la
poblacin vive en zonas urbanas. Uno de sus 122 Municipios, el de
Ayapango, 100% rural, registr 5,947 habitantes, es decir, represent el
0.04% de la poblacin del Estado con una densidad de poblacin de 135
habitantes por Km2. El 86% de la poblacin es menor de 40 aos. La
mortalidad total fue de 40 defunciones, lo que da una tasa de mortalidad
de 7.3 por cada mil habitantes, cerca de 62% ms que el promedio nacional
que fue, para 1999, de 4.5.

La principales 4 causas de mortalidad son enfermedades


gastrointestinales, respiratorias, cirrosis heptica alcoholonutricional y
diabetes mellitus. Es decir, la desigualdad regional muestra las mismas
tendencias: en las zonas marginadas y pobres la gente muere por
enfermedades que pudieron evitarse; en las zonas urbanas por
enfermedades de urbanismo, accidentes, violencia y gula.

A manera de conclusiones

La dialctica de la desigualdad se impone en el mundo. Las principales


causas de muerte fueron enfermedades que pudieron haber

92
sido curadas y muertes por violencia intencional; enfermedades de pobres
(diarrea) y enfermedades por ser ricos (accidentes por automvil); muertes
de nios por descuido o falta de atencin (perinatales) y muertes de adultos
por excesos (cardiovasculares).

Tabla 1
Las once principales causas de mortalidad a nivel mundial

Lugar Enfermedad No. de muertes


1 Cardiopata isqumica 7,080,000
2 Total por tumores malignos 7,065,000
3 Enfermedad cerebro vascular 5,544,000
4 Infecciones agudas de las vas 3,963,000
respiratorias inferiores
5 Total de traumatismos no 3,412,000
intencionales (accidentes)
6 Infeccin por VIH 2,673,000
7 Enfermedad pulmonar obstructiva 2,660,000
8 Total de afecciones del periodo 2,356,000
perinatal
9 Enfermedades diarreicas 2,213,000
10 Total de traumatismos intencionales 1,689,000
11 Tuberculosis 1,669,000
Total 40,324,000

Fuente: Informe sobre la Salud en el mundo 2000, OMS. Anexos


estadsticos.

En el mundo, la mayora de las defunciones en los pases ricos son muertes


por civilizacin (vivir en ciudades, tener ocupaciones sin ejercicio,
consumir una dieta urbana y accidentes automovilsticos); mientras que en
los pases pobres, son las enfermedades diarreicas, las respiratorias, las
perinatales y complicaciones maternas. Es decir, la gente en los pases ricos
se muere por gula y urbanismo y la de los pobres, mueren por la miseria, el
atraso educativo y hacinamiento. En suma, la nica igualdad verdadera
democracia idealizada dentro del capitalismo, es la muerte. Ella

93
junta de la mano las defunciones de ricos y pobres. Aquellas atribuidas a la
gula y la urbanidad, y aquellas atribuidas a la miseria y la desigualdad.

Mxico vive los contraste de ser un pas capitalista medio inserto en


la dinmica internacional de la globalizacin. En trminos de salud, las
tendencias a la concentracin de la poblacin en zonas urbanas han
modificado el panorama general epidemiolgico en donde las principales
enfermedades y causas de muerte son atribuibles a enfermedades no
contagiosas propias de pases desarrollados. La tendencia en su pirmide de
poblacin sugiere que en muy poco tiempo las enfermedades crnicas y
neurodegenerativas ocuparn una buena proporcin de los sistemas de
salud. En contraste, muchas regiones del pas siguen siendo propiamente
rurales, como lo era el Mxico de 1900. En estas zonas, las principales
causas de muerte y enfermedad siguen siendo las transmisibles,
particularmente las ligadas a factores de pobreza, hacinamiento y de
nutricin. Estos contrastes deben tomarse en cuenta al momento de disear
los servicios de salud y las polticas de promocin de la salud.

Quizs el sello emblemtico de nuestro pas es su ingreso de Tratado


de Libre Comercio en el mismo momento en que una rebelin indgena de
las zonas ms pobres y explotadas del pas encabezada por un ejrcito
popular indgena, marcaba alternativas opuestas a las polticas
socioeconmicas de capitalismo desarrollado del gobierno federal.

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96
Anlisis de la participacin de los actores sociales para transformar
la situacin de salud

Jos Antonio Durand


Alejando Escotto
Ana Mara Flores
Cecilia Mecalco
Laura Mecalco
Gerardo Reyes
Alejandra Villagmez

Presentacin

El presente trabajo sobre la participacin de los actores sociales para


transformar la situacin de salud, y cuyo anlisis ahora se presenta, pone
nfasis en el empoderamiento de individuos, familias y poblaciones como
requisito indispensable para lograr una participacin comunitaria que
conlleve a la constitucin de entornos saludables, como parte de las
estrategias en las que se apoya la promocin de la salud buscando alcanzar
sus objetivos.

Inicialmente se ofrece un breve panorama histrico respecto al


surgimiento de la promocin de la salud entendida como la suma de
esfuerzos dirigidos a crear condiciones de vida saludable, y las
repercusiones polticas de dicho propsito en diversas partes del mundo.
Ms adelante, centrados ya en la perspectiva actual de nuestro objeto de
estudio, se refieren los fundamentos de la promocin de la salud,
continuando con el anlisis de sus principales estrategias, a saber:
empoderamiento, entornos saludables y participacin comunitaria.

Por ltimo se destaca, en las conclusiones, el inevitable carcter


poltico que adquiere la puesta en prctica de los principios rectores de la
promocin de la salud, y el compromiso a que remite nuestra funcin como
docentes al ser depositarios de un encargo social indispensable que nos
reclama, asimismo, una determinada posicin poltica respecto de la misin
de formar recursos humanos para la salud con sentido crtico y solidario
hacia los sectores de la poblacin que ms los necesita.

97
Para la mejor comprensin de la presente propuesta ser conveniente
tener en consideracin las siguientes definiciones elementales:

Promocin de la salud, conforme establece la Carta de Ottawa, es el


proceso que consiste en proporcionar a los pueblos los medios necesarios
para mejorar la salud y ejercer un mayor control sobre la misma.

Educacin para la salud, es el proceso de comunicacin,


capacitacin y participacin entre agentes promotores de salud y la
poblacin, para motivar cambios, hbitos y conceptos relacionados con la
preservacin y atencin de los problemas de salud, desde la perspectiva de
deteccin de riesgos, prevencin de daos y atencin oportuna a los
problemas de salud.

Por Atencin primaria a la salud, se entiende el conjunto de


acciones orientado a la identificacin, prevencin y solucin de los
principales problemas de salud, el cual se produce como fruto de la
participacin consciente y organizada de la comunidad y de su cooperacin
con los organismos e instituciones de salud, cuyas acciones basadas en
mtodos y tecnologas prcticos, cientficamente fundados y socialmente
aceptables se concretan a travs de la utilizacin de tcnicas apropiadas y
recursos humanos puestos al alcance de todos los individuos y familias, a
un costo que la comunidad y el pas puedan soportar en todas y cada una de
las etapas de su desarrollo con un espritu de autorresponsabilidad y
autodeterminacin.

La medicina preventiva, abarca las medidas encaminadas no slo a la


prevencin de las enfermedades, como la inmunizacin o la lucha contra
los vectores, etctera, sino tambin a detener su progreso y a reducir sus
consecuencias una vez aparecida la enfermedad. Antiguamente medicina
preventiva era sinnimo de higiene.

Fomento a la salud, es la suma de actividades constitutivas de una


prctica que estudia y analiza los procesos que permi-

98
ten generar pautas de conducta individuales y colectivas que favorecen la
salud, a travs de distintos niveles de accin que se refieren a la
transmisin de informacin y al establecimiento de espacios para la
reflexin y toma de conciencia conjunta por parte de los integrantes de una
comunidad, respecto a las situaciones que propician la mejora de sus
condiciones de salud y, por ende, de vida en general.

El objeto, de la promocin de la salud es unir esfuerzos en torno a la


promocin de la salud y en conformidad con los valores sociales y morales
inherentes a sta, con el propsito de mejorar las condiciones de salud y la
calidad de vida de la poblacin.

Los principios fundamentales, de la promocin de la salud consisten


en proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar su salud
y ejercer un mayor control sobre la misma, as como incidir para que el
individuo y los grupos alcancen un estado adecuado de bienestar fsico,
mental y social, (que les permita) identificar y realizar sus aspiraciones,
de satisfacer sus necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente.

Las estrategias para aplicar la promocin de la salud son:

a) Polticas pblicas saludables: suma de acciones intersectoriales


coordinadas que conducen al Estado a practicar un tipo de salud pblica
teniendo como base el reconocimiento de satisfactores sociales de la
poblacin.

b) Ambientes saludables: creacin de espacios que posibiliten formas


de vida gratificantes, agradables, seguras y estimulantes. Proteccin de
ecosistemas y conservacin de los recursos naturales;

c) Organizacin y participacin comunitaria: suscitar la


intervencin de la comunidad en la fijacin de prioridades, la toma de
decisiones y la elaboracin y puesta en marcha de mecanismos de
planificacin para alcanzar un mejor nivel de salud;

99
d) Desarrollo de aptitudes personales: incremento de las opciones
disponibles para que la poblacin ejerza un mayor control sobre su propia
salud y sobre el medio ambiente, a travs de proporcionar informacin y
educacin sanitaria que perfeccione las aptitudes indispensables para la
vida.

e) Reorganizacin de los servicios de salud: trascender los servicios


clnicos y mdicos, orientando a los servicios clnicos y mdicos,
orientando los servicios hacia las necesidades culturales de la gente y
favoreciendo la necesidad de las comunidades de una vida saludable
creando, canales de comunicacin significativa entre el sector sanitario y el
resto de sectores de la sociedad.

Contexto histrico-poltico

La idea de que la salud pblica estaba ligada a la pobreza y sus causas


generadas por el desarrollo industrial capitalista tuvo contundentes
elementos de confirmacin con los trabajos de William P. Alison, profesor
de jurisprudencia mdica en la Universidad de Edimburgo, Escocia, entre
1820 y 1832 y con los trabajos del francs Louis Ren Villem 1826-40 y
del alemn Rodolf Virchow en 1847. No obstante estas primeras
demostraciones, la salud pblica estuvo dominada por la concepcin
biologista de agentes infecciosos causantes de enfermedades y, por lo tanto,
de la solucin prctica de carcter de atencin al pblico o privado.

No fue sino hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando cobra


vida el concepto de promocin de la salud atendida como la suma de
esfuerzos dirigidos a crear condiciones de vida saludable, pero tal nocin se
vio obscurecida por la inminente aparicin de la bipolaridad mundial
capitalismo-socialismo con la llamada Guerra Fra, estimulada desde
Estados Unidos en 1947 por el presente Truman, con el propsito de evitar
la extensin del consumismo en el mundo.

Era evidente que en una poca en la que todo aquello con orientacin
comunista era aislado, condenado y perseguido, la nocin de la promocin
de la salud fincada en el combate a la

100
pobreza y la movilizacin preventiva de la comunidad igualmente era
inviable y condenable.

Fue en la dcada de los aos 70, impulsada por la ola de revoluciones


socialistas y populares que se suceden en diversos pases del mundo, que
esta nocin de promocin de la salud cobra nuevo impulso. La dcada se ve
precedida por el triunfo de la revolucin cubana en diciembre de 1959, y la
movilizacin popular en la dcada de los 60 con el auge de la guerrilla
latinoamericana, la reforma de la Iglesia Catlica impulsada por Juan
XXIII en el II Concilio Vaticano, la aparicin del llamado movimiento
Cristianos por el socialismo, la lucha contra las dictaduras militares en
Latinoamrica, frica (Argelia) y Vietnam, as como por la guerra rabe-
israel, los movimientos estudiantiles en el mundo (Mxico, Francia,
EEUU-California) y el movimiento de los negros en Estados Unidos.

Durante la dcada de los aos 70 arriban al poder poltico en varios


pases latinoamericanos presidentes socialistas: Alvarado en Per,
Echeverra en Mxico y Allende en Chile. Por otra parte y tras una penosa
derrama de sangre, triunfa Vietnam en la guerra contra los norteamericanos
quienes sufren una gran derrota no slo militar sino ideolgica.

El socialismo se extiende por Laos, Camboya, Angola, Mozambique,


Guinea Bissau; se logra la independencia de Argelia; la India juega un
papel ms protagnico en el contexto histrico de la dcada; triunfa el
movimiento revolucionario nicaragense, y avanza la guerrilla salvadorea
en sus pretensiones de revolucin.

La movilizacin popular para enfrentar dictaduras, miseria, pobreza


y desigualdad son el contexto inocultable de los nuevos conceptos sobre la
promocin de la salud que surgen en los 70 y que se irn consolidando en
la dcada de los 80.

101
Fundamentos de la promocin de la salud

Como se sabe, la promocin de la salud persigue el objetivo de crear y


mantener entornos saludables, garantizando mecanismos de proteccin en
los niveles polticos y comunitarios, y brindando educacin sobre
habilidades para la vida que permitan desarrollar estilos y condiciones de
vida igualmente saludables.

Entendemos por comunidad no slo al grupo especfico de personas


que suelen vivir en un rea geogrfica delimitada, compartes una cultura
comn, estn organizadas en torno a una estructura social y muestran una
cierta conciencia de su identidad como grupo,1 sino tambin el lugar
donde anidan historias compartidas, se participa de iguales riesgos y donde
se construyen nuevas experiencias de afinidad que propician el sentimiento
de haber participado, asociadamente y con intencin protagnica, en una
empresa de autocuidado a su salud y en la conformacin de las reglas
sobre todo informales en las que se mueve entusiastamente el grupo y
que se desarrollan al interior de relaciones sociales espacial y
temporalmente definidas.

Al estar orientada la promocin de la salud hacia los factores que


determinan el bienestar y a combatir las causas de los riegos identificados,
la cooperacin entre diferentes actores es esencial, particularmente entre
aquellos con responsabilidades sociales y ambientales. Asimismo el nivel
en el cual la accin de los diversos sectores coincide, debe ser tomado en
consideracin durante el planeamiento de las estrategias.

Entre las estrategias de promocin de la salud que han mostrado


mayor eficacia se encuentran las que combinan acciones complementarias
basadas en diferentes sectores de la sociedad, siendo los aliados ms
comunes las dependencias gubernamentales, instituciones de salud, ONG,
planteles educativos, los medios

1
Nutbeam, Don Glosario de promocin de la salud, en Promocin de la salud: una
antologa, op. cit. p. 390.

102
de comunicacin, grupos religiosos y organizaciones pblicas y privadas.

Dentro de las cuestiones que deben considerarse en la promocin de


la salud se encuentran: la evolucin del pensamiento y los avances en el
conocimiento que nutren las acciones en materia de salud; la incorporacin
de las ciencias sociales en el biologista; la redefinicin de las
responsabilidades del Estado y de la sociedad civil respecto a la salud; la
mayor participacin social; el traslado del enfoque puramente tcnico a la
accin poltica; los constantes cambios en la estructura y funcionamiento
de los sistemas sanitarios, y la falta de recursos humanos calificados para
abordar los nuevos desafos del proceso salud-enfermedad.

Asimismo, la Carta de Ottawa reconoce la promocin de la salud


centrada en un sistema de valores basado en la equidad, solidaridad y
justicia social, que contempla el fortalecimiento de las relaciones entre los
miembros de las comunidades a fin de realizar acciones que mejoren la
calidad de vida de la poblacin, poniendo nfasis en la prevencin de la
enfermedad y autocuidado.

En el marco de la Declaracin Ministerial de Mxico para la


Promocin de la Salud, que deriv de la Quinta Conferencia Mundial sobre
el particular celebrada en esta ciudad en junio de 2000, se destaca la
importancia de crear y mantener mecanismos encaminados al
empoderamiento de individuos, familias, poblaciones y comunidades
reconocidos como los actores sociales cuya intervencin es indispensable
en la empresa de promocin de la salud.

Entre los objetivos contenidos en dicha Declaracin, se establece:


Ubicar a la salud como un derecho humano fundamental y como un recurso
para el desarrollo econmico y social; Movilizar recursos humanos,
financieros y tcnicos para construir comunidades sostenibles, as como la
capacidad institucional y cvica, para fortalecer los principales
determinantes de la salud; Promover

103
la equidad social y de gnero en todos los niveles de gobierno y en todos
los sectores de la sociedad; Contribuir al desarrollo del conocimiento que
promueva el entendimiento de las formas para desarrollar por completo el
potencial humano y la capacidad institucional; Promover la participacin
significativa y los ambientes para fortalecer la cohesin comunitaria y
construir el capital social, e integrar de manera sistemtica a la promocin
de la salud en la agenda de reforma del sector salud.

En el documento citado el empoderamiento es percibido como


autocontrol y habilidad para efectuar cambios en las condiciones sociales y
de salud a travs de la movilizacin colectiva. La participacin en el
proceso de toma de decisiones es valorada no slo desde el punto de vista
tico, sino como medio para garantizar eficacia respecto a uno de los retos
ms grandes como resulta disminuir la iniquidad. La meta de salud para
todos, reclama orientar los esfuerzos en el mejoramiento de las condiciones
de los grupos marginados y menos privilegiados, de suyo histricamente
carentes de poder.

Hancock (1994) enfatiza la interrelacin ntima entre la salud y el


poder, entendido ste como la capacidad de los grupos para influir en la
poltica pblica que mejore sus condiciones de vida y para tomar decisiones
que ataen a su propia salud y calidad de vida: Promocin de la salud es la
buena salud pblica que reconoce las relaciones entre la salud, la poltica y
el poder Puede decirse que la promocin de la salud es acerca del poder
a dos niveles: el primero, como el que se extiende a los individuos y grupos
para que sean capaces de tomar ms control sobre sus vidas y su salud en el
nivel personal y comunitario, el segundo, en el que la salud se establece
como un parte vital de la agenda poltica.

En la definicin de OPS/OMS (1990), se pone de manifiesto la


necesidad de contar con la participacin de diversos sectores: La
promocin de la salud es concebida, cada vez en mayor grado, como la
suma de las acciones de la poblacin, los servicios de salud, las autoridades
sanitarias y otros sectores sociales y pro-

104
ductivos, encaminados al desarrollo de mejores condiciones de salud
individual y colectiva.

Kickbusch (1994), considera que la promocin de la salud ofrece


espacios sociales legtimos, para asumir el desafo del cambio de la agenda
centrada en el consumo de servicios de atencin mdica, hacia la
produccin social de la salud con democracia y participacin, en la cual la
promocin de la salud est profundamente comprometida. Por ello
promocin de la salud no es el trabajo social de la medicina, (sino que)
realmente trata acerca de una nueva salud pblica, un nuevo tipo de poltica
pblica basada en los determinantes de la salud.

Nutheam en 1986 hizo una descripcin que facilita la comprensin


por su carcter integrador: La promocin de la salud es el proceso
mediante el cual los individuos y las comunidades estn en condiciones de
ejercer un mayor control sobre los determinantes de la salud, y de ese
modo, mejorar su estado de salud. Se ha convertido en un concepto
unificador para todos aquellos que admiten que, fomentar la salud, es
necesario cambiar todas las condiciones de vida como la forma de vivir.

En los conceptos de la promocin de la salud expuestos se distinguen


las dos dimensiones en que se sustentan dichas definiciones: la individual y
la colectiva. Aunque se ha visto que para algunos autores, la promocin de
la salud se refiere nicamente a la dimensin poblacional, se acepta sin
embargo que existen intervenciones promocionales en el mbito personal,
dirigidas a lograr cambios conductuales que genricamente se conocen
como estilos de vida.

No obstante que muchos de los factores que determinan la situacin


de salud-enfermedad de las personas, se encuentran fuera del alcance del
individuo, algunas decisiones que afectan de manera directa la salud,
dependen de su estilo de vida; como en el caso del consumo del tabaco y
alcohol, dietas sobradas de grasas poliinsaturadas, nula actividad fsica y
prcticas sexuales riesgosas, que pueden aquejar la salud y el bienestar. Es
en este tipo de

105
decisiones donde la promocin de la salud debe buscar el empoderamiento
de las personas ms vulnerables.

Resulta evidente que no puede concebirse actividades educativas


dirigidas al individuo para que cambie su comportamiento, separadas del
marco de polticas pblicas saludables y de procesos participativos de
empoderamiento, por lo que la diferencia entre el empoderamiento
individual y colectivo es ms terica que real. En la prctica, comprender el
problema y adquirir la habilidad personal para lidiar con ste son las bases
de la accin colectiva para lograr cambios sociales. En una red de apoyo,
cada individuo mantiene su identidad social mientras recibe apoyo
material, servicios, informacin y nuevos contactos sociales.

El mbito social es donde se plantean las acciones para modificar los


ambientes fsicos, sociales, culturales y polticos a fin de influir en las
causas determinantes de las condiciones de vida/salud.

En los diferentes enfoques conceptuales sobre los alcances de la


promocin de la salud hasta ahora revisados, puede apreciarse que sta se
dirige a modificar fundamentalmente los determinantes de la salud,
entendida como el bienestar y la ptima calidad de vida.

En el contexto descrito, la promocin de la salud formula iniciativas


para empoderar a comunidades y establecer alianzas entre autoridades
locales, representantes de diversos sectores, lderes pblicos y privados a
fin de llevar a cabo planes de accin para crear entornos saludables.

Empoderamiento

En el lxico del alivio a la pobreza, tanto la participacin, como los


enfoques desde la base hacia arriba, y el empoderamiento, son actualmente
palabras de moda. Originadas en medio de un lenguaje a la crtica de los
paradigmas de desarrollo dominante en la dcada de los sesenta y setenta,
ellas han llegado a formar parte de

106
la corriente principal, usadas por las agencias de desarrollo multilaterales y
bilaterales, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil empleadas
acaso con los mismos significados. Inevitablemente, como suele suceder
cuando los actores sociales con ideologas, enfoques y prcticas muy
variadas, intentan encontrar un conjunto comn de conceptos, y como
resultado, poca claridad, confusin, acerca de su significado real. As
tambin, una desconfianza entre los crticos del desarrollo que utilizaron
inicialmente esas ideas.

El presente apartado intentar clarificar el rol del empoderamiento


respecto a las polticas contra la pobreza y la forma como se relacionan,
plantendose las siguientes interrogantes: qu es el empoderamiento y
cmo se vincula con la participacin y los enfoques de abajo hacia arriba?,
por qu el empoderamiento constituye un concepto al hablar de pobreza?,
cules son los potenciales y las dificultades de un enfoque basado en el
empoderamiento?.

El empoderamiento se relaciona, obviamente, con el poder,


cambiando las relaciones de los actores a favor de aquellos que con
anterioridad tenan escasa autoridad sobre sus propias vidas. Baltiwala (en
Labonte, 1995) lo define como poseedor de dos aspectos centrales: control
sobre los recursos (fsicos, humanos, intelectuales, financieros y el de su
propio ser), y control sobre la ideologa (creencias, valores y actitudes). Si
el poder significa control, el empoderamiento, por tanto, es un proceso que
se desarrolla para ganar el control.

Puede argumentarse que el poder sea control extrnseco o


capacitacin intrnseca consigue conducir a los otros hacia la
consecucin de sus metas. Asimismo el control sobre el mundo externo de
recursos tambin concede la capacidad de autoexpresin en una gran
variedad de formas. Por otra parte, en el plano individual, una mayor
autoestima y un proceso de transformacin interna de la propia conciencia,
permite vencer las barreras externas para el acceso a recursos.

107
Los agentes de cambio externo se requieren como los catalizadores
esenciales que lo inician, pero el impulso del proceso de empoderamiento
se explica sobre todo por la extensin y la rapidez con que las personas se
cambien a s mismas.

Analizado de esta forma significa que el gobierno no empodera a las


personas; las personas se empoderan de s mismas. Lo que las polticas y
acciones del gobierno vienen a hacer, es crear un ambiente de apoyo o bien
actuar como una barrera al proceso de empoderamiento. La distincin es
importante, por que podra ocurrir que las agencias de desarrollo y los
gobiernos dejaran de tener entusiasmo general por el empoderamiento.

Es corto el trecho entre el pensamiento de gobierno o de agencias de


cmo empoderar a las personas mediante programas y la visin del
empoderamiento como otra ddiva, algo se puede considerar el riesgo de
que la orientacin cambie completamente hacia la entrega de acceso a los
recursos externos, bienes o servicios, y se aleje de las metodologas que
crearn los espacios para que las personas construyan confianza y
autoestima.

Otro aspecto del empoderamiento, es que raramente se convierte en


un proceso natura. Precisamente por que implica una cambio en las
relaciones de poder a favor de los que poseen menos autoridad, generando
disturbios sociales significativos, aunque se inicie como una cuestin
relativamente neutral. Ahora bien, debe destacarse que no necesariamente
estos disturbios deben ser dainos, sino al contrario pueden catalizar an
ms el proceso de empoderamiento.

El empoderamiento se relaciona tanto con los grupos como con los


individuos. El empoderamiento a travs de los procesos grupales puede ser
altamente efectivo, as como conducir a cambios en un nivel individual, no
slo en trminos del control sobre recursos intrnsecos, sino tambin
dotando al individuo de mayor autonoma y autoridad en la toma de
decisiones y asertividad, entre otros.

108
Un verdadero empoderamiento sera aquel en el cual los pobres
puedan ser capaces de ir ms all de su conciencia de s mismos como
vctimas eternas, trascendiendo su cualidad de otro, para cambiar su
autopercepcin hacia un mayor control sobre sus vidas y su medio
ambiente.

El empoderamiento se relaciona asimismo con la participacin, la


descentralizacin o los enfoques de desarrollo desde la base hacia arriba. El
empoderamiento (de aquellos que carecan de poder en el orden social) es
un fin en s mismo, mientras que en la descentralizacin los enfoques de
participacin de la base hacia arriba, pueden ser vistos como medios para
un fin. Tal fin pudiera no ser el empoderamiento de los pobres. La
descentralizacin de la autoridad gubernamental puede preparar el camino
para un mayor control sobre la toma de decisiones a nivel local, y para
programas de desarrollo ms acordes a las necesidades de las personas.

Pero la descentralizacin tambin implica como generalmente ha


ocurrido la devolucin de los recursos y el poder del gobierno central a
los gobiernos locales, sin ningn empoderamiento de los pobres. La
descentralizacin tambin como resultado una mayor desigualdad entre
regiones y localidades ricas y pobres, a menos que se acompae por fuertes
medidas distributivas.

La participacin es otro enfoque, que como concepto resulta ms


dbil que el empoderamiento, en el sentido de que es compatible con la
multiplicidad de fines de conflicto, y que al tener como meta involucrar
genuinamente a las personas, y particularmente a los que no tienen poder,
al formular estrategias y polticas de desarrollo, al tomar decisiones sobre
los programas, al monitoreo y evaluarlos, puede crear las condiciones
adecuadas que conduzca al empoderamiento.

As, dependiendo del contexto local, una combinacin de enfoques


desde la base arriba y viceversa son necesarios

109
para establecer el empoderamiento como estrategia en la promocin de la
salud.

A modo de resumen tenemos que:

El empoderamiento es un proceso de ganar poder, tanto para


controlar los recursos externos como para el crecimiento de la
autoestima y la capacidad interna.
Los agentes externos, como catalizadores del proceso y creacin
de un ambiente de cambio, tambin son personas que se
empoderan a s mismas.
El empoderamiento verdadero no puede ser un proceso neutral,
quienes se involucran en l, debern ser conscientes de que
implica necesariamente disturbios sociales.
El empoderamiento no es un juego de suma cero, aunque pueda
haber ganadores y perdedores en ciertos sentidos.
Los procesos grupales son decisivos al empoderamiento, pero la
transformacin personal de los individuos es tambin esencial.
El empoderamiento no es sinnimo de descentralizacin,
participacin desde la base hacia arriba, sino un concepto mucho
ms poderoso.

Entornos saludables

Puede considerarse que el propsito fundamental de las principales


estrategias para efectuar la promocin de la salud es la creacin de los
llamados entornos saludables, considerados como espacios gratificantes,
agradables, seguros y estimulantes (a lo largo de este trabajo se manejar
indistintamente entornos o ambientes saludables como equivalentes).

El concepto de entornos saludables involucra grupos poblacionales


en espacios especficos, en proceso de generar ganancias progresivas en su
nivel salud. Segn la OPS (1996) Los espacios saludables son escenarios
locales donde comparativamente las condiciones de vida y el estado de
salud son ms favorables en trminos de oportunidades, para el desarrollo
individual y colectivo de los diversos grupos que integran la sociedad.

110
Los entornos pueden ser: fsicos, sociales, ambientales, culturales,
institucionales y actualmente se consideraban tambin los virtuales. La
propuesta ms reciente es la de Municipios saludables para referirse a
entornos saludables y tomando en cuenta que es un proceso de la Salud
Pblica, se ha aceptado Municipio por la salud, lo que encamina a las
comunidades por el desarrollo constante de las condiciones de salud,
acorde a su realidad histrica-cultural, a su identidad y problemas as como
a las potencialidades de sus habitantes.

Los entornos saludables constituyen ecosistemas estables y


armnicos que proporcionan condiciones sociales, econmicas y
ambientales que permiten el crecimiento y desarrollo pleno de cada uno de
sus habitantes. Para tal efecto, se requiere de la participacin y compromiso
de manera concertada de los diversos actores, entre los que se cuenta con
las organizaciones sociales y representantes legtimos de la comunidad
local, que establezcan canales de comunicacin abierta y permanente y que
adquieran y compartan responsabilidades de acuerdo a sus capacidades y
caractersticas poblacionales, en relacin a la ejecucin y evaluacin de los
programas, orientados al mejoramiento de las condiciones de vida y de los
servicios de salud de la poblacin.

Dentro del espacio local se consideran los siguientes actores sociales:

a) La comunidad local o ciudadana: quienes participan


organizadamente en la solucin de problemas comunes y
prioritarios de salud.
b) Las autoridades polticas locales: quienes se encargan de
establecer y administrar las polticas locales priorizadas y
convocar a los actores y sectores involucrados tanto pblicos
como privados y orientarlos al desarrollo armnico de la
comunidad.
c) Los equipos tcnicos: quienes se encargan de operacionalizar las
polticas y los programas de salud con participacin de la
comunidad, para disear, implementar y evaluar los programas.

111
Suma de esfuerzos

El aspecto operativo del desarrollo de entornos saludables se ve facilitado


por estrategias como las siguientes:

1. La expresin de la voluntad poltica: facilitando la participacin


del sector pblico en la realizacin rpida de las actividades comunitarias
de salud.

2. El diagnstico de entorno: ejercicio colectivo que permite


determinar los problemas de salud.

3. Participacin de la comunidad: participacin activa de la


comunidad en la deliberacin y toma de decisiones y compromiso con la
mejora de su entorno.

4. Participacin intersectorial: participacin de diferentes sectores


con carcter interdisciplinario y compromiso mutuo e integrador con
enfoque holstico que propicie un medio ambiente favorable para el
desarrollo de habilidades y destrezas y se constituya en fuente de
crecimiento personal dentro de la comunidad.

5. Fortalecimiento del Tejido Social: es la parte de las comunidades


y sus organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, donde se
entrelazan los intereses pblicos y privados, actuando de forma
independiente pero sincronizada para mejorar su eficacia y dinamismo,
potenciando sus acciones.

6. La Esttica Social: En este quehacer, se plantea la armona y se


promueve una vigilancia tica frente a los actos cotidianos pblicos,
privados o institucionales.

7. Enseanza de Habilidades y Destrezas: a fin de que las personas


adquieran las herramientas de transformacin para alcanzar cambios y
comportamientos positivos y estilos de vida saludables.

112
8. Empoderamiento: Permite obtener la autonoma personal y
colectiva y capacidad para la toma de decisiones informadas respecto a la
propia salud, la familiar y la comunitarias. Lo que implica un cambio de
mentalidad y actitudes, en una comunidad que se hace cargo de sus
capacidades, saberes, deberes y derechos.

9. Desarrollo Sostenible: El cual debe estar en el horizonte de los


proyectos para la transformacin del entorno en saludable; sin poner en
riesgo los entornos naturales, condicin necesaria para hacer operativos los
proyectos.

10. La seleccin de las mejores prcticas: Las cuales representan las


ltimas soluciones a los problemas ms comunes que enfrentan las
comunidades.

Participacin comunitaria

El xito en los programas de salud en promover la organizacin y


participacin comunitaria para la determinacin de prioridades, la toma de
decisiones y la elaboracin y puesta en marcha de mecanismos de
planificacin que conduzcan a alcanzar un mejor nivel de salud.

En las propuestas ms recientes, la participacin comunitaria se


inicia desde las fases de planificacin de los trabajos. A este modelo se le
ha denominado planificacin participativa y el enfoque principal es la
participacin activa de la poblacin en todas las fases de los trabajos. De
esta manera, son mayores las posibilidades de que la poblacin tome
conciencia de sus problemas y que utilice mejor los beneficios de su propio
trabajo y puede propiciarse una organizacin permanente para encontrar
sus problemas y desarrollar formas particulares de asociacin y
cooperacin para resolverlos inclusive de manera no institucionalizada.

En este tipo de participacin la evaluacin se hace de acuerdo a la


creatividad e interaccin generada en el propio proceso, a diferencia de
otros modelos en los que la evaluacin se cen-

113
tra en la consecucin de los objetivos definidos por la tcnica de
planeacin.

En toda intervencin en la comunidad, deben tenerse presentes los


diversos factores que determinan la dinmica en la que se desenvuelve la
vida cotidiana. Tales factores son:

Culturales: Incluyen los antecedentes histricos, ideologas,


valores y normas de la comunidad. Los puntos de vista sobre las
relaciones de autoridad, esquemas de liderazgo, relaciones
interpersonales, razonamiento, ciencia, tecnologa, que definen la
naturaleza de las instituciones sociales.
Tecnolgicos: El nivel de adelanto cientfico y tecnolgico en la
comunidad, incluyendo la base material (plantas, equipo,
instalaciones) y la base de conocimientos de la tecnologa;
consiste en el grado en el que la comunidad cientfica y
tecnolgica es capaz de desarrollar nuevos conocimientos y
aplicarlos.
Educativos: El nivel de alfabetizacin de la poblacin; el grado de
complejidad y especializacin del sistema educativo; la
proporcin de personas con un alto nivel profesional y/o
capacitacin especializada.
Polticos: El clima poltico general de la comunidad,
considerando el grado de concentracin del poder poltico; la
naturaleza de la organizacin poltica (grado de descentralizacin,
diversidad de funciones), as como el sistema y participacin de
los partidos polticos.
Legales: Consideraciones constitucionales, naturaleza del sistema
legal, jurisdicciones de las distintas unidades gubernamentales;
leyes especficas acerca de la formacin, tasas impositivas y
control de las organizaciones.
Recursos naturales: La naturaleza, cantidad y disponibilidad de
recursos naturales, incluyendo las condiciones climticas.
Demogrficos: La naturaleza de los recursos humanos disponibles
para la sociedad; sin nmero, distribucin, edad y sexo.
Concentracin y urbanizacin de las poblaciones.
Sociolgicos: Estructura de clases y movilidad. Definicin de las
responsabilidades sociales. Naturaleza de la organizacin social y
desarrollo de las instituciones sociales.

114
Econmicos: Marco econmico general, incluyendo el tipo de las
organizaciones econmicas propiedad privada en oposicin a la
pblica; centralizacin o descentralizacin de la planificacin
econmica; sistema bancario y polticas fiscales; niveles de
inversin y caractersticas del consumo.

Tomando en cuenta los factores mencionados concluimos que el desarrollo


comunitario, el cual posibilita la creacin de ambientes saludables, es un
proceso econmico, social, cultural y poltico integral que permite el
mejoramiento constante del bienestar de la poblacin en su conjunto con
base en la participacin activa, libre y significativa, y en la justa
distribucin de los beneficios resultantes de ello. Desarrollo que significa
tambin el respeto a los Derechos Humanos y a los derechos bsicos de la
comunidad a la cual pertenecen los individuos, y el acceso a los recursos
necesarios para el crecimiento.2

Por otra parte Baltasar Caravedo menciona que para lograr un


desarrollo comunitario que favorezca ambientes saludables, es una cuestin
que requiere de vnculos positivos, alianzas entre los diversos sujetos
sociales que caracterizan el mbito local. No es responsabilidad exclusiva
de las instancias de gobierno, ni del sector salud, de las empresas, ni de la
sociedad civil organizada. Es una responsabilidad compartida3.

Adems, este autor refiere que para impulsar un desarrollo


comunitario es necesario:

i. Que los objetos sociales que integran un mbito especfico,


posean una visin compartida respecto del futuro de esta
localidad. Slo a partir de una visin compartida es posible
construir una alianza estratgica.
ii. Junto con una visin local de futuro, es indispensable que los
distintos sectores se encuentren institucionalmente or-

2
Vajanne M. El desarrollo sustentable, en Jimnez, Jorge El reto de la
sustentabilidad, Grupo parlamentario del PRD: Cmara de Diputados/LVI Legislatura
Congreso de la Unin, Mxico DF, 1997, p. 73.
3
Caravedo, Baltasar La responsabilidad social de la empresa: un eje para cambiar al
pas, SASE y Per 2021, Lima, 1998.

115
garantizados, que sean verdaderos actores sociales. Sin
instituciones que sepan identificar claramente sus objetivos e
intereses, y que representan legtimamente a sectores de la
sociedad local, es difcil establecer vnculos o alianzas.
iii. Se requiere de instancias de gobierno que tengan autonoma,
capacidad y competencia para decidir sobre cuestiones
fundamentales en sus mbitos.
iv. Es necesario contar con instrumentos para medir el impacto de
las acciones que generan los proyectos locales y mecanismos
para difundir la informacin, de modo que la poblacin local
pueda elaborara una opinin y contribuir a la toma de
decisiones locales.

Movilizacin de la comunidad

Pncer y Nelson4 recomiendan diez directrices para una movilizacin de la


comunidad en funcin de la promocin de la salud:

1. Participacin de la comunidad. Los miembros de la comunidad


deben participar en todas las fases del desarrollo del programa.
2. Planificacin. Toda intervencin debe estar precedida de
propsitos, metas y del resto de elementos constitutivos de un
programa.
3. Evaluacin de necesidades y recursos. Es preciso realizar la
identificacin de necesidades o problemas de salud, adems de
conocer los recursos con los que se cuenta real y potencialmente
para resolverlos.
4. Programa global. Que influya en mltiples factores de riesgo,
utilizan varios canales y se dirigen a diferentes niveles.
5. Programa integrado. Que cada componente sirva de refuerzo a
los dems.
6. Cambio a largo plazo. Los programas deben disearse para
producir cambios estables y duraderos, tanto en comportamientos
relacionados con la salud, como relacionados con el ambiente.

4
Pancer, Mark y Geoffrey Nelson Enfoques de la promocin de la salud basados en la
comunidad: gua para la movilizacin comunitaria, en Promocin de la salud: una
antologa, op. cit., p. 176.

116
7. Modificacin de las normas comunitarias. Para lograr un efecto
significativo en la comunidad, el programa debe ser capaz de
modificar las normas y patrones de comportamiento de la misma.
Por lo que es necesario que los integrantes de la comunidad se
vean expuestos a los mensajes del programa o que participen de
alguna forma en las actividades de ste.
8. Investigacin y evaluacin. Es necesario realizar un proceso
exhaustivo de evaluacin e investigacin, no slo para
documentar los resultados, sino para describir su conformacin y
proceso.
9. Recursos suficientes. Los recursos humanos, econmicos y
organizativos disponibles para desarrollar un programa deben ser
adecuados para abarcar apreciablemente a la totalidad del grupo o
comunidad de destino.
10.Colaboracin de profesionales y de la comunidad. Es necesaria la
participacin de los expertos en promocin de la salud y de los
dirigentes comunitarios.

Una vez que las prioridades, las metas deseadas y los resultados esperados
se han definido, este proceso construye y refuerza la capacidad de todos los
actores sociales involucrados: miembros de la comunidad y representantes
de los sectores e instituciones relevantes. Es evidente que una comunidad
progresa cuando tiene conciencia clara de sus problemas y el deseo y el
propsito de resolverlos.

Conclusiones

Las paradojas del auge de la promocin de la salud, fincada en la


organizacin y movilizacin de las comunidades para empoderarse de las
situaciones que les afectan y lograr cambios polticos y administrativos,
aparecen con el auge del neoliberalismo en el mundo y su lucha frontal
contra el socialismo que, finalmente, cae derrotado en Europa a finales de
los aos 80. La gran contradiccin mundial consistente en la mayor
concentracin de capital en unas cuantas manos de los pases capitalistas
avanzados, y una inmensa mayora de pases y gente empobrecida y
explotada, es la

117
que permea cualquier nocin y prctica de la promocin de la salud.

Inevitablemente el nuevo concepto de la promocin de la salud


enfrenta las paradojas de su poca. Por un lado, convoca a la movilizacin
de la gente, pero en un mundo en el que todo se privatiza y el Estado limita
sus funciones de asistencia social; por otro, los Estados promueven dicha
nocin de promocin de la salud viendo en ello el beneficio econmico
para sus patrocinadores empresariales, y se convoca a las masas a la
movilizacin para el empoderamiento.

Una paradoja ms, consiste en que se busca el control de la


poblacin sobre los entornos saludables, pero se enfrenta al poder de
quienes detentan la propiedad privada de esos entornos con ayuda y apoyo
del mismo Estado. Finalmente, se promueve desde las instituciones
oficiales una concepcin terica con gran contenido tico sobre la
necesidad de empoderamiento, pero en la prctica cotidiana quienes lucha
por conservar los bosques, por eliminar la contaminacin generada por
empresas o por mantener entornos saludables, es condenada por las propias
autoridades.

La promocin de la salud fincada en lograr mayor justicia social,


equidad y bienestar de la poblacin, no puede enfocarse desde una
concepcin tica ingenua y por tanto inviable. La nueva nocin de
promocin de la salud constituye, en esencia, un proyecto poltico de
movilizacin de la comunidad para enfrentar las consecuencias de deterioro
que el sistema econmico capitalista provoca. Y todo promotor de la salud
deber ser consciente de que sus actividades desafan poderosos intereses
econmicos y polticos que slo puede doblegarse con la movilizacin
social, de donde se colige que la promocin de la salud es, ante todo, un
proyecto de transformacin social concebido desde una perspectiva de
lucha poltica concreta.

118
Bibliografa

Acua, H.R., Participacin comunitaria en la salud. Educ. Med. SA.,


1977, pp. 104-108.
Alonso Barahona, Pedro y Garca, Juan Jos, Educacin para la salud, Ed.
Publicaciones tcnicas de medicina preventiva y social,. UNAM
Mxico, 1997, 66 pp.
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120
Encuentros y desencuentros con el problema de la drogadiccin

Mario Loza Rodrguez*


Carlos Durand Alcntara

La cuestin de las drogas se ha constituido en uno de los problemas de


salud y socioeconmico trascendentes de la llamada postmodernidad1. El
tema ha sido dimensionado como un fenmeno mltiple y complejo, es
decir con sus vertientes econmicas, polticas, mdicas, psicolgicas,
antropolgicas, sociolgicas etctera. Sin embargo, desde nuestra ptica
resulta interesante ubicar, que en gran medida, contrario sensu a las
concepciones tradicionales que no ven ms all de una relacin de causa
efecto, digamos por ejemplo, como un proceso de la salud y la enfermedad,
concebimos que este problema ha sido el resultado, entre otros
fenmenos muy diversos, de las polticas prohibicionistas, que tienen como
base terica y valorativa, el que el uso de determinadas drogar per se es un
problema social.2

El uso de drogas ha existido desde siempre,3 y en todos los tiempos


ha habido momentos de permisin, as como de prohibicin, aunque esta
etapa prohibicionista parece tener sus inicios

* Licenciado en Derecho por la UAM-Azcapotzalco. Miembro del Grupo de


Investigacin Derechos Humanos y Margilidad. Email: [email protected]
* Doctor en Antropologa. Profesor Investigador UAM-Azcapotzalco. Email:
[email protected]
1
Nos referimos al momento de contacto entre occidente y oriente, en cuya perspectiva
adquiere proponderancia la sociedad occidentadl. Cfr. Braudel, Ferdinad.
El mediterraneo, FCE, Mxico, 1997.
2
Este debate se ubica en los mrgenes del control social ejercido desde el Estado, el
cual sin lugar a dudas margina otro tipo de adaptaciones en el consumo de enervantes,
como son aquellas que culturalmente reproducen la gran mayora de enervantes, que son
aquellas que culturalmente reproducen la gran mayora de los pueblos indios de los
cinco continentes, ya sea con o sin la anuencia del Estado. Cfr. Durand, Carlos.
Derechos indios en Mxico Derechos pendientes, Ed. UACH, Mxico, 1992.
3
Las plantas de divinas o malignas llegan a adquirir la significacin de drogas con
ciertas propiedades qumicas, aunque lo paradjico es que el campo que les de ese
sentido sigue siendo, como en la conciencia originaria, el de la teraputica. Tenorio
Tagle, Fernando. El control social de las drogas en Mxico. INACIPE, Mxico, 1991.
233 pp.

121
hace 5000 aos, cuando dio inicio la conquista del nuevo mundo, trayendo
consigo la idea de civilizacin, que dividi las sociedades en primitivas y
civilizadas. El encuentro de dos mundos trajo consecuencias desastrosas,
para los nativos americanos, en esta poca se dio la primera etapa
prohibicionista, si las drogas originarias (expresiones de los dioses
originarios), eran un obstculo para el desarrollo de la cristiandad, fue
necesario condenarlas para evitar la idolatra por parte de los habitantes
indgenas, y facilitar la conversin a la religin de los conquistadores.4

Una actitud semejante se vivi en la Europa renacentista al sancionar


con la pena de muerte al fumador de tabaco que imitaba las costumbres
brbaras de los indios sin dios. Muchas de estas plantas, sin embargo,
siguieron consumindose, dado que en la etapa del mercantilismo, se les
consider ante todo como mercancas, y aun cuando la iglesia lo prohiba,
sta se interes en su venta por el diezmo que le corresponda, y porque con
su consumo los indios soportaban las duras jornadas en las minas,5 de lo
cual tambin reciban diezmo.

En el siglo pasado, ha sido Estados Unidos el pas que inici el


prohibicionismo, y lo ha ido promoviendo a nivel mundial, este
prohibicionismo ha ido expandindose en cuanto a cules drogas deberan
prohibirse, as como a motivos cada vez ms, de carcter moral, que le han
servido de base. Esto sucedi con la hoja de la coca, cuyos usos fueron
vistos como incivilizados, y slo en la segunda mitad del siglo pasado
habra de consolidarse la idea de enfermedad para el usuario, el que
entonces habra de ser denominado adicto en la mayora de las veces, con
ello se etiquetan ciertas actitudes que no son socialmente aceptadas, con la
estigmatizacin del sujeto desviado, lo cual vulnera los derechos

4
Uno de los ritos principales de la nueva religin se basan en la ingestin de vino y una
oblea con supuestos poderes mgicos o de acercamiento a la divinidad.
5
Con las escasas monedas que obtenan a cambio de su trabajo, los indios compraban
hojas de coca en lugar de comida; masticndolas poda soportar mejor, al precio de
abreviar la propia vida, las mortales tareas impuestas. Galeano, Eduardo. Las venas
abiertas de Amrica Latina. Ed. Siglo XXI, Mxico, 1982.

122
de la persona ya que al ser etiquetado, interioriza los elementos del
estereotipo que se le asign y los desarrolla.6

Durante esta mitad del siglo, el fenmeno del comercio, produccin


y uso de drogas, se ha convertido en el negocio ms productivo. Segn
informacin aproximativa, los negocios del narcotrfico alcanza un total
anual por motivo de ventas, de 5000,000 millones de dlares, y ello deriva
en que la poblacin mundial, que consume drogas de modo habitual, es de
alrededor de 100 millones. Por otra parte, las polticas internas derivadas de
los protocolos internacionales, han establecido una actitud paternalista, que
declara la necesidad de brindar ayuda a los sujetos necesitados, es decir, los
usuarios de drogas, lo que es una forma de legitimar dichas polticas.

En Amrica Latina durante las dos ltimas dcadas, el trfico de


drogas ha ido avanzando cada vez ms, tanto en amplitud e intensidad, en
aspectos y niveles de creciente gravedad, por una combinacin de procesos
nacionales e internacionales. En especial por la transformacin de los
Estados Unidos en principal mercado de demanda y consumo, as como
otros pases desarrollados, lo cual facilita la organizacin de un mercado
internacional cada vez ms globalizado. Por otra parte, la crisis de
desarrollo de los pases latinoamericanos, con todos sus aspectos (crisis de
las economas, descomposicin social, conflictos polticos, inseguridad
social, etctera) ayuda a crear grupos disponibles para participar en el
trfico de drogas, ya sea como colaboradores, beneficiarios, jefes o en el
consumo.

El narcotrfico asigna diferentes tareas a los pases incorporados a su


organizacin en trminos de produccin, aprovisionamiento de insumos,
tecnologas, la exportacin e importacin, el trnsito, el consumo, el lavado
de dinero, que pueden ir cambian-

6
Cuando el consenso sobre la negatividad social de una conducta se consolida en la
sociedad, se da un rechazo generalizado hacia dicha conducta, que va desde el temor y
la inseguridad hasta la compasin. Gonzlez, Luis. Algunas reflexiones en torno a la
problemtica actual de las drogas. Alegatos No. 11, enero-abril, UAM, 1989, p. 25.

123
do con el tiempo y las circunstancias particulares y combinarse de
diferentes formas.

El narcotrfico trasnacionalizado impone una divisin del trabajo en


todos los aspectos y niveles, dentro de los pases donde opera, son
especialistas en el transporte, las comunicaciones, la elaboracin industrial
de la droga, la distribucin, la comercializacin por redes, y una amplia
gama de servicios conexos.7

El narcotrfico genera empleos e ingresos, posibilidades de


supervivencia y de progreso, fuentes de poder, a travs de sus actividades,
inversiones y consumo, para grupos considerables, campesinos
cultivadores, tcnicos y trabajadores de laboratorio, transportistas,
representantes, distribuidores (mayoristas y minoristas), personal de
proteccin, jvenes desempleados disponibles, profesionistas de asesora y
servicios mltiples. Estas actividades incluyen la colaboracin y/o
complicidad resultantes de intimidacin o corrupcin. Incluye tambin a
los empleados involucrados en las inversiones, propiedades o empresas
legales de los narcotraficantes, y en las actividades profesionales y
comerciales que satisfacen la demanda de bienes y servicios de stos. Estas
actividades se han incrementado y tienen efectos negativos
socioeconmicos, socioculturales, polticos, de corrupcin, de salud,
etctera.

La narcoeconoma por ser criminalizada y clandestina, dificulta el


anlisis y evaluacin de su impacto en las economas nacionales en cuanto
a exportaciones, divisas, deuda externa, balanza de pagos, producto interno
bruto, aportaciones fsicas, inversiones, empleos, y en general,
contribuciones de hecho al crecimiento econmico.

La mayor parte de los beneficios obtenidos en el trfico internacional


son retenidos en Estados Unidos y otros pases des-

7
Al respecto del papel que desempean los sujetos en la comisin de un ilcito vase
Neuman, Elas, Victimologa. El rol de la vctima en los delitos convencionales y no
convencionales. Editorial Universidad, Buenos Aires, 1994, 316 pp.

124
arrollados de alto consumo; son lavados, depositados en bancos,
canalizados hacia inversiones y propiedades de esos pases. Los beneficios
que ingresan o permanecen en los pases latinoamericanos implicados en el
trfico, constituyen un enclave econmico. Estos ingresos de destinan a
gastos de consumo, de lujo, de prestigio y derroche, y no a inversiones
productivas, y se distribuyen en medida escasa. Los ingresos de los
narcotraficantes se invierten poco en infraestructura o inversiones
realmente productivas, y no generan una demanda de insumos o productos
de capital.

El Estado no obtiene ingresos fiscales directos del trfico, sino una


parte de los que indirectamente le legan desde los negocios legales de los
narcotraficantes, stos no pagan impuestos sobre sus beneficios ilcitos, e
incrementan el gasto presupuestal en polica, procuracin de justicia,
fuerzas armadas, etc. El ingreso de dlares derivados u obtenidos, por el
narcotrfico, a las economas latinoamericanas, aumenta la demanda de
bienes y servicios destinados a la satisfaccin del consumismo, sin un
crecimiento de la economas; estimula adems el alza de precios, la
especulacin, la importacin y el contrabando.

El trfico y consumo de drogas, crea y refuerza grupos y sectores


sociales, incorpora individuos y grupos a su organizacin y funcionamiento
como actividad criminal, o a sus actividades y empresas de la economa
legal. Los somete a su control e influencia, ya sea dndoles empleos e
ingresos, favorecindolos en niveles de vida y esperanza de avance social.
Ellos confirma la influencia de estos grupos en la sociedad al establecerse
subculturas criminales, con fines culturales y medios distintos a los
socialmente aceptados.8

La integracin de grupos sociales al narcotrfico se produce respecto


a una amplia gama de individuos, abarca a los altos y medios dirigentes y
cuadros de las organizaciones, a los colaboradores y subalternos, a
intermediarios, a los que se vuelven recepto-

8
Al respecto de las subculturas criminales vase Baratta, Alessandro. Criminologa
crtica y crtica del derecho penal. Ed. Siglo XXI, Mxico, 1998.

125
res directos e indirectos de beneficios producidos por las ganancias lcitas e
ilcitas de los traficantes, y a los que llegan a formar parte directa en el
narcotrfico.

La integracin al narcotrfico tambin implica los espacios


geogrficos y sociales constituidos por las reas urbanas y rurales, y los
niveles y sectores donde los narcotraficantes penetras y se instalan, y en las
que constituyen fuentes de poder e influencia, con capacidad de
explotacin, dominacin, control, cooperacin y opresin sobre
considerable cantidad de poblaciones. Ello implica que crezca el nmero de
habitantes y poblaciones que se vuelven vctimas o colaboradores y las
actividades de los narcotraficantes.

Los consumidores son el principal grupo que tiende a crecer en


proporcin al aumento del uso y la adiccin, afectando a miembros de
todas las clases sociales, los grupos de edad y sexos, los espacios
geogrficos y sociales, diferencindose slo por los productos y grados de
adiccin.

La categora de vctimas incluye al nmero creciente de los que


sufren las mltiples conexiones entre droga y crimen.9 Las diversas formas,
y fases del trfico de drogas controladas y prohibidas son en s mismas
crmenes, usuarios de drogas prohibidas cometen crmenes (narcotrfico,
robo, asalto, fraude, homicidio, prostitucin, etctera) a fin de ganar lo
necesario para la compra de droga. Bajo la influencia de drogas se cometen
diversos delitos, por la reduccin de inhibiciones, la prdida del sentido de
responsabilidad o de la realidad, las descargas de agresividad, el trfico de
drogas y su consumo atraen a sujetos proclives a la violencia y al crimen,
que en sus actividades despliegan conductas antisociales, destructivas,
corruptoras. Los participantes en el narcotrfico, impedidos de recurrir a
instancias legales para resolver sus disputas y conflictos, recurren a una
amplia gama de formas de violencia.

9
Sobre la caracterizacin de las vctimas vase Rodrguez Manzanera, Luis.
Victimologa. Estudio de la vctima. Ed. Porra, Mxico, 2000, 466 pp.

126
Los residentes en zonas marginales, rurales o urbanas, son vctimas
potenciales de la criminalidad derivada del trfico de drogas, por los
efectos lesivos y destructivos, tanto del uso como del comercio de tales
substancias. As como todos los delitos asociados.

El narcotrfico se convierte en un actor poltico, debido a que usa y


concentra poderes, los traficantes y sus actividades adquieren creciente
peso especfico, en la formacin de una economas criminal, y de una
subcultura que se entrelaza con la cultura nacional. Esta influencia es
notoria desde la moda en la forma de vestir, la msica que se escucha, y
algunas tendencias nocivas, derivadas de la valorizacin de la agresividad,
la violencia, la justicia privada, etc.

En su desarrollo, el narcotrfico necesita de una proteccin poltica


de sus actividades, inversiones y beneficios, contra enemigos y peligros de
distintos tipos que amenazan a sus miembros e intereses, a sus dirigentes, y
en general a todos sus participantes y beneficiarios. Buscan protegerse de
los aparatos legales, judiciales, policiales, militares, etc., as como de
organizaciones polticas y civiles que representan a vctimas o posibles
vctimas de este tipo de delitos.

El narcotrfico se infiltra en las altas esferas del Estado, en los


centros de gobierno y seguridad, en la administracin de justicia, la polica,
las fuerzas armadas, hasta en las embajadas e incluso en las agencias
extranjeras que luchan contra el narcotrfico. Es impresionante el nivel de
penetracin que tienen los narcotraficantes en las estructuras de autoridad.

La corrupcin en estas organizaciones forma parte del negocio, y


como en cualquier empresa, tambin tiene sus puntos de equilibrio. Es un
dato absolutamente cierto que las crceles de Mxico destinan el 60% de
sus utilidades para corromper a todo tipo de autoridades. Los mtodos de
soborno e intimidacin tienen como destinatarios a aquellos que
intervienen en la administracin de justicia, la polica, las fuerzas armadas,
la prensa, las personas e

127
instituciones que critiquen o ataquen al narcotrfico, los dirigentes de
organizaciones polticas y/o sociales que expresen descontento y demandas
de reforma y cambio progresivo por parte de las autoridades.

Como ya mencionamos, el narcotrfico tiende a promover o


desarrollar diversas formas de delincuencia, que en cuanto afectan a
terceros, son ms lesivas a la sociedad que el propio uso de drogas, ya que
es recurrente el uso de la violencia. La concentracin de recursos y
actividades del Estado en la lucha contra el narcotrfico, contribuyen a la
baja de la eficacia de la justicia y de la polica, con la subsecuente
deslegitimacin del sistema. Esto favorece el incremento de la impunidad y
la delincuencia. La preocupacin prioritaria de los gobiernos por la
represin da lugar a formas de actuacin de la autoridad que agravan
situaciones de violacin de los Derechos Humanos, y afecta la existencia
del Estado de Derecho. Incapacitados para mantener el orden pblico, las
autoridades se encuentras desautorizadas ante el pueblo llano, afectando la
vigencia y la existencia de la tan buscada democracia.

En las ltimas dcadas se ha intentado poner fin al problema del


narcotrfico, (recientemente el presidente Fox inform que desde el primer
ao de su gobierno hasta diciembre del 2001, en la lucha contra el
narcotrfico se aseguraron ms de siete mil kilogramos de cocana, se
destruyeron poco ms de 57 mil plantos de marihuana y amapola y fueron
detenidos cinco mil 538 personas presuntamente relacionadas con el crimen
organizado y los crteles. Asimismo, se han asegurado, casi mil 500
vehculos terrestres a ese tipo de organizaciones y se eliminaron 13
laboratorios procesadores de droga)10 aun cuando esto no ha sido
contemplado en la realidad, ya que el aumento de la inseguridad en todas
las ciudades de la Repblica ha ido en aumento, por lo que se puede ver
que la guerra de o contra las drogas no ha sido tan exitosa como se
esperaba. Incluso desde la nomenclatura, es que sufre de incongruencia, ya
que no son las drogas el enemigo a

10
lvarez Fernndez, Hctor. Asunto de seguridad nacional la lucha contra el
narcotrfico: Fox, NOTIMEX, Tijuana, BC. 15 abril, 2002.

128
vencer, sino las actividades que se desarrollan en torno a aquellas drogas
que han sido prohibidas, ya que si se prohibiera el uso de consumo de, por
ejemplo, el tabaco no sera al tabaco a quin se dirigiran las normas
prescriptivas, sino a aquellas que lo consumen, y se legislara para evitar su
venta, su propaganda, etc., todas aquellas actitudes encaminadas a su
difusin con objeto de que se siguiese consumiendo y usando. Con esto me
refiero a que el problema central en la discusin acerca de las drogas es, el
aceptar la libertad que tiene cada individuo de decidir si consume o no una
sustancia que est considerada ilegal. Y conocer cules son los criterios que
se siguen para catalogar una sustancia como ilegal, ya que si se estudian
algunas substancias que son recomendadas para tratar diversas
enfermedades, sobre todo crnicas, se ver que daan tanto o ms al
organismo, como una dosis de cocana, o un cigarro de marihuana. En
cuanto a los efectos alucinantes que algunas substancias prohibidas puedan
tener, existen diversos medicamentos que tambin los inducen, por lo que
la prohibicin de alguna sustancia en estas condiciones tampoco es vlida.

En general toda sustancia prohibida puede causar daos a la salud,


como es el ttulo del Cdigo Penal, en que se sealan las conductas
punibles referentes a narcticos, pero an las drogas permitidas (el tabaco o
el alcohol, en sus mltiples presentaciones) pueden y causan severos daos
a la salud de una buena parte de la poblacin que somos aficionados a ellas.
El propio concepto de droga, los criterios de distincin entre drogas duras
y blandas, los tipos agravados referidos a menores, las nuevas agravantes
relativas al suministro de droga a personas carentes de capacidad autnoma
de decisin por diversas razones, muestran que lo que otorga especificidad
al fenmeno social del trfico y consumo de tales sustancias es la
dependencia que crean en quienes las consumen.11

De modo que con la desprohibicin, aunado a una campaa de


concientizacin acerca de los mltiples aos que realmente causan las
drogas ahora prohibidas, se respetara el derecho de los

11
Dez Ripolls, Jos Luis., en El Pas, 31 de mayo de 1988, pg. 36.

129
individuos a elegir si las usas a pesar de ello, o si se abstienen. Adems de
que se controlara la calidad de las substancias que se consumieran,
evitando con esto la mayora de las muertes de usuarios, quienes compran
drogas alteradas que son mucho ms perjudiciales que en sus formas sin
alterar.

Al haber mayor libertad de adquirir dichas substancias se acabara


con los problemas de las organizaciones que monopolizan el trfico ilcito
y al no haber posibilidad de vender su mercanca, estos grupos tendran que
desaparecer. Acabando as con muchos de los delitos conexos al
narcotrfico.

Nuestra posicin es la de terminar con la mayor parte de los delitos


conexos, esto es, despenalizar el uso de las drogas prohibidas, como el
medio menos lesivo, para lograr acabar con una amplia gama de delitos que
se llevan a cabo como consecuencia de la prohibicin.

Un antecedente histrico sera la llamada etapa de la Prohibicin en


Estados Unidos durante los aos 20s, cuando el prohibir la produccin y
consumo de bebidas alcohlicas, trajo como consecuencia el desarrollo de
la Mafia como institucin criminal, en verdad, los alcances del hampa
organizada en dicha etapa, es muy similar al desarrollo del narcotrfico,
aunque en la actualidad aumentado en sus alcances, por factores polticos y
econmicos, como lo es la globalizacin.

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Anexos

A continuacin, se presentan grficas y datos sobre el consumo de drogas


ilcitas en Mxico, tanto en la poblacin general, como en grupos
especficos y cuadros comparativos al respecto. Alguna vez en la vida: es la
prevalencia o proporcin de individuos en la poblacin estudiada (urbana
de 12 a 65 aos de edad) que report haber consumido alguna droga ilcita.
Permite hacer una primera distincin en la poblacin entre los que han
usado y los que no han usado drogas, sin considerar si las consumen
actualmente. ltimo ao: es la prevalencia o proporcin de individuos que
refieren haber usado alguna droga ilegal una o ms veces dentro de los 12
meses anteriores a la entrevista. ltimo mes: esta prevalencia, conocida
tambin como uso actual permite estimar qu proporcin de la poblacin
utiliz drogas dentro de los 30 das previos al estudio.

131
Tendencias del consumo de drogas ilcitas
alguna vez en la vida.
Poblacin urbana de 12 a 65 aos de edad

6.00
5.27
P
5.00 4.70
r
e 3.90
v 4.00
3.33 3.32 MARIGUANA
a 2.99 INHALABLES
l 3.00
COCANA
e
CUALQUIER DROGA
n 2.00
c 1.45
i 0.76 0.80
1.00 0.50 0.56
a 0.33

0.00
1988 1993 1998

Consumo por tipo de droga alguna vez, ltimo ao y ltimo mes.


Poblacin urbana de 12 a 65 aos de edad

Tipo de droga Alguna vez ltimo ao ltimo mes


% % %
Marihuana 4.70 1.03 0.70
Cocana 1.45 0.45 0.21

Inhalables 0.80 0.15 0.09

Alucingenos 0.36 0.03 -

Herona 0.09 0.02 -

Cualquier droga 5.27 1.23 0.83


ilegal

Fuente: Encuesta Nacional de Adicciones, SSA, 1998.

132
Tendencias del consumo de drogas ilegales alguna
vez en la vida, por sexo.
Poblacin Urbana de 12 aos, 1993 - 1998

11.9%

7.32%

0.76% 0.87%

1993 1998

Fuente: Encuestas Nacionales de Adicciones, 1993 y 1998. IMP, DGE,


CONADIC/SSA.

133
Tendencias del consumo alguna vez en la vida de drogas ilcitas, por
regiones 1988, 1993, 1998.
Poblacin urbana de 12 a 65 aos.

1988 1993 1998


% % %
Nacional 3.33 3.90 5.27

Regin norte 3.70 4.92 6.00

Regin centro 3.58 3.71 5.97

Regin sur 2.50 2.29 2.69

Fuente: Encuestas Nacionales de Adicciones 1988, 1993, 1998. IMP, DGE,


CONADIC/SSA.

134
Encuesta Nacional de Adicciones 1998.
Variaciones del consumo de drogas ilcitas alguna vez en la vida por
ciudades

15.73%
Tijuana 9.20%
Ciudad Jurez

4.19%
Monterrey

Promedio Nacional 3.26% Matamoros


5.27%

7.50% Guadalajara

7.28%
Ciudad de Mxico

Fuente: Encuesta Nacional de Adicciones. DGE, IMP, CONADIC/SSA,


1998.

135
136
Las mujeres: gestoras y cuidadoras de la salud

Luis Pizeta*

Uno de los principios feministas es


que las heridas invisibles de las
mujeres a menudo reflejan injusticias
sociales y polticas. Para el
feminismo es un compromiso bsico
compartir las cargas. Y es un axioma
del feminismo que lo personal es
poltico
Nancy Datan

Es indiscutible que a partir de la organizacin patriarcal del mundo, y a


travs de las contribuciones sociales del gnero, se establece una divisin
del trabajo, que en el caso de la produccin de salud, tanto en el sistema
formal de atencin como en las redes informales del cuidado de la salud en
la familia y en la comunidad, recaen sobre las mujeres. Esto ocurre porque
en el proceso de socializacin se condiciona diferencialmente las
motivaciones de las mujeres y de los hombres hacia la seleccin de
determinadas actividades, ocupaciones y funciones consideradas afines con
los estereotipos que definen culturalmente al gnero.

La mayor parte de las necesidades de las mujeres estn orientadas


sobre todo hacia los otros. La base de la condicin de gnero patriarcal
asignada a las mujeres es ser-para-otros. 1 Este hecho define la ubicacin
de las mujeres en sus respectivas sociedades, en sus comunidades, en sus
familias, y define tambin su participacin en los procesos de la salud-
enfermedad, tanto en los avances y beneficios, como en el dficit. Contiene
dos aspectos fundamentales: por un lado la enorme contribucin de las
mujeres a la salud a travs de sus actividades y sus trabajos visible e
invisible, destinado a lograr la sobrevivencia, el bienestar, el placer y

*Profesora investigadora UNAM, FES Zaragoza


1
Categora construida por Franca Basaglia. Mujer, locura y sociedad. Ed. Universidad
Autnoma de Puebla, Mxico, 1983.

137
la salud cotidiana de los otros. Esa intervencin de las mujeres es una
contribucin al desarrollo econmico y social que suma enormes recursos
econmicos si se contabiliza ese trabajo.

Ni ellas ni las instituciones reconocen que al no obtener retribucin


por su esfuerzo, estn siendo explotadas. En este sentido, las mujeres
son un sujeto activo que subsidia al desarrollo y contribuyen, sin
saberlo, al abaratamiento del desarrollo.2

Por otro lado, el ser-para-otros contiene un principio oculto y enajenado.


Las mujeres deben hacer a un lado sus necesidades personales y colocar en
el centro de sus vidas las necesidades de los dems. Ser ajenas a sus propias
necesidades y en todo caso ponerlas en segundo trmino y satisfacerlas en
segundo lugar, y debido a los principios genricos discriminacin,
inferiorizacin y subordinacin las mujeres como seres-para-otros,
cuando satisfacen sus necesidades lo hacen con satisfactores de menor
calidad y con porciones mnimas

Es decir, la opresin de las mujeres se concreta en la


minimizacin de sus necesidades personales y la maginificacin de su
necesidad de resolver las necesidades de otros.3 En este sentido, en la
construccin de alternativas a la satisfaccin de sus necesidades, es preciso
remontar esta reduccin ontolgica de las mujeres para evitar que ellas
mismas contribuyan a su exclusin o su minimizacin.

Bajo esta lgica patriarcal, la posicin y el papel de las mujeres


aceptados y hasta promovidos son los de ser gestoras, promotoras,
apoyadoras y cuidadoras de la salud de los dems. Sus cuerpos no se
agotan en sus lmites materiales, se extiende simblicamente a las cazuelas,
a los alimentos, a la cocina, a la casa. Es un espacio siempre dispuesto a
cargar y a recibir al otro. Con sus cuerpos las mujeres arrullan y acunan
otros cuerpos: en los brazos, en el regazo, para dormir o calmar, para
alimentar. La

2
Lagarde, Marcela. Gnero y feminismo. Desarrollo humano y democracia. 3 ed. Ed.
Horas y HORAS, Madrid, 2001, pg. 147.

138
mujer tambin carga al enfermo que no se puede mover, lo ayuda a
baarse, a caminar, a sentarse, lo limpia, lo peina, lo amortaja. La mujer
carga el cuerpo de los otros desde su formacin hasta su muerte, lo cuida,
lo alimenta, lo purifica, con su propio cuerpo. Desde este lugar, la mujer no
trabaja, naturalmente cuida y ama, hace crecer y da bienestar a los otros.

Como ejemplo de la funcin de las mujeres como gestoras y


constructoras del desarrollo de la salud de los dems, est la necesidad de
vivienda, objeto de acciones por parte de las mujeres precisamente porque
no es un bien exclusivo personal. Distante de ello, la vivienda est
relacionada prctica y simblicamente con la casa y el hogar, y en la
divisin genrica del mundo corresponde a las mujeres cuidar, atender,
mejorar y ahora hasta proveer de techo a los suyos, es parte de su
competencia y responsabilidad. Cuando las mujeres se incorporan a
proyectos, es para lograr una vivienda para su familia, para obtener comida
para sus hijos, para tener conocimientos que les permitan atender mejor a
su esposo y a sus hijos. Al lograr vivienda para sus familias, lograron un
mejor espacio para ellas mismas?, al participar en proyectos de
alimentacin, han logrado mejorar su propia alimentacin?, al participar
en proyectos de salud, se han enfermado menos, se atienden ms y se
cuidan mejor?

No, para las mujeres el involucrarse en estos proyectos implica


cuidar y ayudar a los dems. sta es una parte fundamental del proceso de
ser dependientes, y en l la mujer debe ser madre, cuidadora y dadora no
slo de sus hijos sino tambin de los dems.

Esto significa que la objetivacin o cosificacin de su cuerpo se


transforma simultneamente en una subjetividad o personalidad
dedicada a nutrir, comprender, proteger y sostener a otros; la
subjetividad que llegue a reconocrsele es, por consiguiente, la de
vivir en el constante dar, anulndose ella, es decir, actuando y
viviendo como mujer-cuerpo para otros, como

139
mujer-sustento para otros. Pero se trata de un cuerpo que no le ha
pertenecido y de una nutricin que ella nunca recibi.4

Las mujeres atienden la salud primaria de sus familiares, es una de sus


funciones de gnero y es uno de sus atributos, aunque no tengan suficientes
conocimientos para hacerlo de manera adecuada. Sin embargo, frente a la
contingencia, preguntan, se informan, se ensean unas a otras y aprenden:
regulan la nutricin, calculan el descanso, el sueo y su relacin con las
actividades, tratan de crear condiciones caseras de sobrevivencia adecuada.

Las madresposas atienden; consuelan, curan y hasta sanan a las


personas. Esa capacidad de atender la salud de los otros contrasta
con el autodescuido de su salud. La mayora de las mujeres padece
achaques, enfermedades menores pero tambin vive bajo
padecimientos graves, sin atencin. Las mujeres pobres y explotadas
padecen y mueren de enfermedades curables, vctimas de la
desatencin propia, de sus comunidades y de las instituciones.5

En un estudio llevado a cabo entre mujeres de organizaciones populares de


diferentes regiones de Mxico sobre la salud de las mujeres durante su vida
reproductiva,6 se encontr que uno de los malestares invisibles, persistentes
y generalizados entre las mujeres es la tristeza. Este malestar se
significativo y no es reconocido por las instituciones de salud. Las mujeres
lo integran como parte de la vida y no saben que podran prescindir de l.

Con sus cuerpos, con sus vida, a travs de su subjetivida, su trabajo,


las mujeres cumplen un papel decisivo en la gestin de la salud,
contribuyen con la casi totalidad de los servicios de atencin informales y
no remunerados, participan mayormente en el sector formal de la salud y,
en uno y otro espacio, ejercen una influencia decisiva sobre las conductas
de salud de los dems.

4
Basaglia, Franca., op. cit., pg. 45.
5
Lagarde, Marcela., Gnero y feminismo, op. cit., pg. 151.
6
Flores Hernndez, Eugenia y Emma Mara Reyes Rosas., Construyendo el poder de
las mujeres. Red de mujeres A.C., Mxico, 1997, pg. 47.

140
La mujer es transmisora, defensora y custodia del orden imperante en la
sociedad y en la cultura. Sin ocurrencia no es posible la vida, pero tampoco
la muerte.

Tanto los rituales domsticos o sociales, como los cuidados, est a


cargo de las mujeres y forman parte de su condicin histrica.
Desde el menor hasta el mayor grado de participacin personal, las
mujeres estn destinadas al cuidado de la vida de los otros.7

La mujer, despus de largos aos de lucha, se ha incorporado al sector


pblico productivo, tardamente y de forma marginal. En el sector salud es
incuestionable la participacin cada vez mayor de la mujer, tanto en el
mbito de la educacin escolarizada en las Careras de la Salud (medicina,
odontologa, psicologa, enfermera, farmacia, veterinaria, qumico-
biolgicas) como en la prestacin de servicios en el sector salud.

Las mujeres constituan aproximadamente el 95% de los


enfermeros de todo el mundo, el 39% de los mdicos, el 33% de los
farmacuticos, el 15% de los dentistas y el 6% de los veterinarios.
Comparando estas cifras con las correspondientes a los primeros
aos sesenta, se comprueba que, en general, hubo durante el periodo
un aumento de la representacin femenina en todos y cada uno de
esos grupos.8

Aunque la participacin de la mujer en la profesin mdica es cada vez


mayor, este aumento ha tenido lugar en reas y especialidades semejantes a
las actividades femeninas ejercidas en la vida privada, como son la de
pediatra, ginecologa y obstetricia, y clnica mdica.9,10 En opinin de estas
autoras, esa eleccin no se da por casualidad o por simple influencia del
mercado, sino por

7
Lagarde, Marcela., Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas
y locas. 4 ed. UNAM, Mxico, 2002, pg. 377.
8
Pizurki, H., Funcin de las mujeres en la asistencia sanitaria. OMS, Ginebra, 1988,
pg. 47.
9
Machado, M.H. y Leite, I.B., La mdica y el mercado de trabajo. Cuad. Med. Soc. 35,
1986.
10
Len, D.G., Las mujeres mdicas en las profesiones en Mxico. UAM, 1990.

141
una marcada determinacin sociocultural de los papeles femeninos
cristalizados y legitimados por la sociedad.

Tradicionalmente el sector de la salud ha tendido siempre a absorber


un gran nmero de mujeres, ya sea por la ndole misma de los servicios
prestados o por la tradicin de la profesin, como es el caso del rea de
enfermera, la cual ha contado con un personal mayoritariamente femenino.
En el caso de Brasil, actualmente el personal femenino que labora en el
sector salud presenta el 80%. Sin embargo, esta concentracin femenina se
encuentra ubicada en las categoras de menor calificacin, como auxiliares
y ayudantas, lo cual se ve reflejado tambin en las diferencias salariales.

En general, se argumenta que las mujeres tienen menos tiempo para


asumir cargos de responsabilidad, pero con mucha frecuencia tambin se
les desvaloriza y se supone que son poco capaces y que determinadas
actividades no son propias para la mujer.

Lo que si es considerado propio y por tanto, asignado a las mujeres


es el mbito domstico, el mundo de lo privado. El mbito de la existencia
social de la mujer es la vida cotidiana. Su contenido es la reproduccin de
los particulares y de s misma, como particular, pero tambin del conjunto
de relaciones, de instituciones, de concepciones y de la salud. As, las
mujeres son reproductoras de la cultura, aculturadoras de los otros. En este
proceso, a lo largo de sus vidas, las mujeres han construido saberes,
aquellos conocimientos que les permiten entender e intervenir en el mundo,
y de ello se puede enfatizar los saberes en torno a la salud y el cuerpo.

En la sociedad mexicana donde la salud es esencialmente un lujo,


cada vez ms los sistemas informales deben operar como red de apoyo,
sobretodo a nivel familiar. En el caso de las ancianas y ancianos esto es
evidente. La familia es la institucin primaria de ayuda. Las hijas son
quienes generalmente proveen el mayor y ms diverso sostn; cuando ellas
no estn presentes, son las

142
nueras, las hermanas, las sobrinas que se incorporan a las redes de apoyo.
Este apoyo es de tipo emocional y material. Incluye funciones tales como
alojamiento, transporte y escolta, adquisicin de alimentos, medicinas y
otros artculos necesarios, compaa, demostracin de afecto, cuidado
durante la enfermedad o la incapacidad, higiene personal, limpieza del
hogar, ayuda en los quehaceres domsticos y otros servicios que la anciana
o anciano necesiten. La extensin, frecuencia, tipo y forma de asistencia
que se ofrece estn sujetos a la dinmica particular de cada unidad familiar
y a factores socioestructurales y demogrficos, tales como nivel
socioeconmico, zona de residencia, la edad, el estado funcional y de salud
de las personas ancianas.

Las mujeres y hombres ancianos perciben a sus hijas como ms


comprensivas, confiables y mejor capacitadas que sus hijos para ayudarles
en sus problemas. No esperan que sus hijos les ayuden tanto como sus
hijas, ni de la misma manera, y las quejas son ms frecuentes cuando es
una hija quien decide no llevar a cabo las funciones de cuidados esperados.
De la misma manera, se espera que sean las hijas quienes visiten o llamen
con ms frecuencia que los hijos. Como mujeres, estn asociadas con la
actividad domstica y son responsables del cuidado de la familia.11

Asimismo, es la mujer quien asume el papel del proveedora principal


de cuidados del hogar. Durante periodos de enfermedades agudas o crisis
de dolencias crnicas, es usual que una hija se lleve a su madre o padre a su
residencia, o que se quede en el hogar de ellos para atenderlos mejor.
Tambin son las hijas quienes acompaan durante el da o la noche a su
madre o padre hospitalizado. Los hijos acuden al hospital, pero tienden a
permanecer por periodos cortos. Son las hijas quienes regularmente
tambin se ocupan de que la persona enferma siga el tratamiento prescrito y
quienes la acompaan a la atencin mdica.

11
Snchez-Ayndez, Melba., La mujer como proveedora principal de apoyo a los
ancianos: El caso de Puerto Rico. OPS, Washington, D.C., 1993. Pgs. 286-287.

143
La norma es que las hijas, independientemente de que trabajen fuera
del hogar o no, sean quienes pasen mayor nmero de horas al lado de un
familiar enfermo. Las mujeres cumplen con sus mltiples responsabilidades
negociando flexibilidad en sus labores cotidianas y sacrificando su tiempo
libre.

A fin de ganar una mayor comprensin de un tema feminista como es


la salud de las mujeres, se necesita ser conscientes de que hay muchas
complejidades sociales que no pueden verse a simple vista. Se ha de
desenterrar la genealoga de la supervivencia del colectivo de las mujeres
en la opresin patriarcal, es decir la idea de que las mujeres estn
socializadas para la dependencia, y ste no slo es un aspecto aceptable,
sino que tambin es prescrito.

La dependencia no slo implica un ciclo de cuidados, sino que a la


vez supone ms trabajo de este tipo que obviamente se basa en el
gnero y que en muchas ocasiones dichos cuidados se relacionan
con la salud.12

Este planteamiento no retiene la imagen de las mujeres como vctimas


indefensas, esto sera introducir el tema de forma distorsionada y la
subordinacin y dependencia de las mujeres seguira sin desafiarse. La
salud de las mujeres es un tema que debe ser analizado dentro de un marco
social y poltico, y en este sentido, las mujeres no son slo tradicionales en
cuanto a su gnero, son al mismo tiempo modernas. Las mujeres
contemporneas se abren camino como personas y como gnero, y se abren
camino en ellas necesidades vitales propias, que implican el desarrollo
personal de cada mujer de acuerdo con los recursos materiales y
simblicos, sociales, econmicos, jurdicos, polticos y culturales, que la
modernidad, sumado a los preexistentes, ha generado y puesto en
circulacin. En este proceso, las mujeres han sido tocadas en grados muy
distintos y no en todos los aspectos de sus vidas.

12
Wilkinson, Sue y Celia Kitzinger. Mujer y Salud. Una perspectiva feminista. Ed.
Paids, Barcelona, 1996, pg. 102.

144
Las mujeres han propuesto un conjunto de alternativas que delinean
una serie de medidas y mecanismos para abatir el dficit patriarcal de las
mujeres, las dispariedades entre mujeres y hombres y entre las mujeres, y
desde este piso, conformar un sentido no opresivo, y si emancipatorio para
las mujeres y hombres. Hoy como nunca antes, las mujeres reclaman
atencin a su salud, han desarrollado una conciencia pblica y poltica y
plantean su salud como uno de los problemas sociales. El avance en torno a
la salud en Beijing13 consiste en que la salud ha sido requerida a partir de la
perspectiva de los Derechos Humanos.

An en condiciones desfavorables, las mujeres tienen un papel


productivo y reproductivo fundamental y contribuyen a las mejores
condiciones de salud de los dems de maneras an no develadas. Las
mujeres son fundamentales en el mantenimiento de las condiciones de vida
de millones de personas y, adems de las redes sociales de la vida
cotidiana, mantienen en funcionamiento las instituciones familiares y
comunitarias. Son gestoras, promotoras y cuidadoras permanentes de la
salud de los dems, y en menor medida, de su propia salud.

Aun excluidas, las mujeres se afanan por participar y lo hacen en


organizaciones barriales, escolares, religiosas, laborales, sindicales,
culturales y polticas. Su sola intervencin es de hecho una contribucin al
desarrollo de la democracia., pero tambin en esta participacin las mujeres
han venido promoviendo o unindose a grupos para lograr mejoras en su
vida y en su entorno. Esta participacin puede traer beneficios a las
mujeres, ms all de los que buscan cuando se incorporan al grupo. Les
puede ayudar a abrir espacios y horizontes, a valorar sus saberes y aprender
nuevas cosas y, sobre todo, al escuchar otras mujeres y escucharse a s
mismas, descubrir problemticas comunes, pueden buscar las formas de
enfrentarlas e iniciar el proceso de colocarse ellas mismas en el centro de
sus vidas.

13
IV Conferencia Mundial de la Mujer. Beijing, 1995.

145
Cada mujer necesita, de manera impostergable, las condiciones
para bienvivir. Al afirmar la humanidad de las mujeres, subrayamos
que es preciso construir la integridad de las mujeres, de nuestros
cuerpos, de nuestra subjetividad, de nuestros bienes y creaciones, y
de nuestras vidas. Queremos, y vamos a lograrlo, hacer intocables a
las mujeres, erradicar la costumbre de ser usadas como cosas y de
ser violentadas por cualquiera porque su supremaca as lo requiere.
Ser intocables es medio y condicin para afirmarnos en nuestros
propios lmites de seres humanos.14

Bibliografa

Basaglia, Franca., Mujer, Locura y Sociedad. Universidad Autnoma de


Puebla, Mxico, 1983.
Flores Hernndez, Eugenia y Reyes Rosas, Emma Mara., Construyendo el
poder las mujeres. Red de Mujeres A.C., Mxico, 1997.
Lagarde, Marcela., Claves feministas para la autoestima de las mujeres. 2
ed. Ed. horas y HORAS. Madrid, 2001.
, Gnero y Feminismo. Desarrollo Humano y Democracia. 3 ed. horas y
HORAS, Madrid, 2001.
, Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, putas, presas y
locas. 4. ed. UNAM, Mxico, 2002.
Len, D.G., Las mujeres mdicas en las profesiones en Mxico. UAM-X,
Mxico, 1990
Machado, M.H. y Leite, I.B., A mdica e o mercado de trabalho. Cuad.
Med. Soc. 35, Sao Paulo, 1986.
Pizurki, H., Funcin de las mujeres en la asistencia sanitaria. OMS,
Ginebra, 1988.
Wikilson, Sue y Kitzinger, Celia., Mujer y Salud. Una perspectiva
feminista. Ed. Paids, Barcelona, 1996.

14
Lagarde, Marcela., Claves feministas para la autoestima de las mujeres, 2 ed. Ed.
horas y HORAS. Madrid, 2001, pg. 210.

146
II. Derechos Humanos y estudios de
caso del Derecho Penitenciario

Derechos Humanos en Mxico. El silencio de los jueces


Federico C. Lefranc Weegan*

Mxico y Espaa paradigmas distintos

En Mxico la defensa de los Derechos Fundamentales se ofrece en el


discurso, en los medios, en las declaraciones de los comisionados o del
ejecutivo, pero nos hemos cuidado de no establecer un mecanismo
normativo coherente, que nos permita integrar de forma vinculante para el
sistema judicial mexicano, los principales tratados sobre Derechos
Humanos firmados por nuestro pas. El Derecho se defiende ante los
tribunales, sobre decirlo y sin embargo en materia de Derechos Humanos
en este mismo pas las posibilidades de defensa ante el Poder Judicial no
existen. Analicemos las siguientes preguntas que se refieren a tres niveles
distintos de decisin jurisdiccional en nuestro sistema.

Tiene razn el ministro de la Suprema Corte de Justicia cuando


declara que la eventual ratificacin de Mxico a la Corte Penal
Internacional rompera con la soberana jurisdiccional del pas? (La
Jornada, 15/04/02).

Tiene razn el juez federal que en una sentencia de amparo afirma,


en relacin con la Convencin Americana de Derechos Humanos que no se
violaron los artculos 8 y 2 porque se cumplen con todas y cada una de las
prerrogativas legales que nuestra Carta Magna establece? Recordando que
el primero de los artculos citados se refiere a la presuncin de inocencia y
el segundo establece la obligacin de los Estados Partes de adoptar

* Master en derecho penal, UAB-UAM-Azcapotzalco.

147
las medidas legislativas para hacer efectivos los derechos reconocidos en la
Convencin Americana Sobre Derechos Humanos.

Es correcta la decisin de un juez penal que niega a una vctima la


posibilidad de nombrar coadyuvante en el proceso porque la figura de la
coadyuvancia ha desaparecido de la legislacin ordinaria en el mbito
local, a pesar de que nuestra Constitucin Poltica en su artculo 20,
apartado B, fraccin II, establece con toda claridad como derecho de la
vctima o del ofendido el coadyuvar con el Ministerio Pblico?.

Estas preguntas tienen en comn que se refieren a una eventual


necesidad de dar proteccin jurisdiccional a los Derechos Humanos; de la
sociedad entera, de un acusado o de una vctima. En los tres casos, las
respuestas que han dado los jueces revelan un mismo paradigma.

Los paradigmas jurdicos posibilitan diagnsticos de la situacin


capaces de orientar la accin. Aclaran el horizonte de una sociedad dada en
lo concerniente al proyecto de realizacin del sistema de los derechos.

Los paradigmas abren perspectivas de interpretacin desde las que


los principios del Estado de Derecho pueden ser referidos (en una
determinada interpretacin) al contexto de la sociedad global.
Iluminan las restricciones de los espacios de la realizacin de los
derechos fundamentales, los cuales en tanto principios no saturados,
han menester de una ulterior interpretacin, desarrollo y
configuracin.
(Habermas, 2000, 201)

Se pueden explicar dentro del mismo modelo la proteccin de los


Derechos Humanos en Europa y en Amrica? En este sentido es el Estado
mexicano un Estado democrtico de derecho de la misma forma que lo es
el Estado espaol contemporneo?.

A la primera pregunta podemos contestar negativamente. En efecto


la proteccin de los Derechos Humanos no se rige por

148
los mismos paradigmas en Europa occidental y en Amrica. Tomemos los
casos concretos de Espaa y de Mxico, la proteccin de los Derechos
Humanos y las leyes que regulan esta proteccin no similares. Las
Constituciones de los dos pases son muy distintas, tienen orgenes
distintos, y lgicamente han propiciado la evolucin de lneas de
interpretacin diversas, acordes con sus principios.

Por ello tampoco es cierto que el Estado mexicano sea un Estado


democrtico de derecho como lo es Espaa. En todo caso nuestro Estado se
ha definido como una Repblica democrtica y ello representa una
diferencia real que va ms all de las palabras en lo que se refiere a la
organizacin de la proteccin de los Derechos Humanos.

Posiblemente sea ms fcil entender el alcance de estas diferencias si


nos trasladamos al mundo de la msica. Pensemos en la Constitucin
mexicana como una obra sinfnica de Haydn y en la Constitucin espaola
como una de Mahler. Imaginemos escuchar una obra en seguida de la otra,
en los dos casos oiremos violines, violas y violonchelos, pero no suenan
igual, no deben de sonar igual. La integracin misma de la orquesta es
distinta. Esto quiere decir que la msica de un compositor es mejor que la
del otro? Definitivamente no. Sin embargo s hay una evolucin entre la
msica del primero y la del segundo. Los cnones de composicin y de
interpretacin son diferentes. La forma en que fueron pensadas las obras y
los motivos mismos que las originaron son distintos. Ese sera el caso de
los dos ordenamientos que ms adelante analizaremos.

Hay que recordar que el desarrollo de un paradigma est


directamente relacionado con la aparicin de las teoras que lo sustentan, en
este sentido, regresando al campo de lo jurdico, entre la promulgacin de
las constituciones mexicana de 1917 y espaola de 1978, se desarrollan
ampliamente muchas de las ciencias que inciden en el conocimiento
jurdico. Por citar los mnimos ejemplos tenemos los amplios estudios de
Luhman acerca de los Sistemas Sociales entre los que incluye una
sociologa del dere-

149
cho, la Teora de la accin comunicativa de Habermas, la Teora de la
argumentacin jurdica y la Teora de los Derechos Fundamentales de
Robert Alexy, e inmediatamente antes de ellos estn Weber, Durkheim,
Parsons, Merton, y muchos estudiosos ms. Para darse una idea de cmo se
va transformando el conocimiento hay que considerar que Habermas
escribe que trata a Weber, a Mead, a Durkheim y a Parsons como clsicos,
(Habermas, 2001,11). Sin embargo la Constitucin mexicana es un
producto intelectual anterior a todas estas teoras por ello afirmamos que
debe ser explicada por un paradigma distinto al que permite analizar el
funcionamiento del ordenamiento espaol contemporneo.

Cmo surgen los derechos fundamentales

Escribe Habermas que con el trnsito del mundo moderno la imagen


religiosa del mundo dej de ser vinculante, el derecho perdi su dignidad
metafsica y su no instrumentalizacin. Era la razn la que tena que
sustituir las fuentes sacras de justicia que se haban agotado. Es una etapa
de secularizacin del derecho natural, el cual llen, recurriendo a la razn
prctica del vaco de legitimacin que se haba abierto entre el poder y el
derecho. Pero tampoco el derecho natural racional pudo escaparse de esa
construccin tradicional de un poder de denominacin autorizado por un
poder suprapositivo. Haba que buscarle al derecho sacro, es decir, a un
derecho que se autorizaba a s mismo, un sustitutivo proveniente slo de la
razn que pudiese devolver la verdadera autoridad a un prncipe
representado y pensado como legislador poltico, (Habermas, 2000, 214).
Al mismo tiempo habran desaparecido los privilegios estamentales propios
de la Edad Media es el caso de la Carta Magna y se habran
individualizado transformndose en derechos individuales a la seguridad
personal. Se expiden las Actas de Habeas Corpus y el Bill of Rigths, con la
finalidad de limitar y moderar el poder del Estado. As, las dos lneas
mencionadas desembocaron en las declaraciones de Derechos Humanos
que marcan el comienzo de la poca constitucional.

Ese es el momento en el que parece haberse estacionado nuestro pas,


cuando el Estado, en sustitucin del prncipe, apare-

150
ca incuestionable y as lo hace sentir otro prrafo de la entrevista al inicio
referida en la cual el mismo ministro sostiene que:

antes de ver haca los tribunales internacionales, su jurisdiccin y


competencia, debemos fortalecer nuestro Poder Judicial, nuestra
soberana jurisdiccional y rascarnos con nuestras uas.

As, en Mxico, cuando un destacado miembro del Poder Judicial defiende


con tanta vehemencia la soberana, est confirmando nuestra identificacin
con un modelo particular de Estado todava no tan desligado de los Estados
absolutistas. Por supuesto estos Estados, no obstante lo afirmado en el
prrafo anterior, tienen serias limitaciones en lo que a proteccin de
Derechos Humanos se refiere.

Ms de una vez tenemos la impresin de que entre el derecho


positivo y el poder poltico parece ponerse en marcha un proceso circular,
que se estabiliza a s mismo escribe Habermas, y continua. Pero de hecho,
la profanacin de que fue objeto el poder a principios del mundo moderno
hizo ver inmediatamente que la forma jurdica como tal no bastaba para la
legitimacin del ejercicio de la dominacin, (Habermas, 2000, 213). Hoy
es evidente que no basta con la legalidad para legitimar ese ejercicio de
dominacin del que hace uso Estado. La mera legalidad sera un requisito
necesario pero no suficiente para ello, el requisito complementario viene
dado por el obligado respeto a los Derechos Fundamentales incluyendo la
garanta de su contenido esencial, en todas las manifestaciones del poder
pblico.

El mismo autor ha escrito que el derecho slo mantiene su fuerza


legtimamente mientras pueda actuar como fuente de justicia. Al igual que
el poder poltico mantiene acuartelados medios de coercin como fuente
del poder-violencia, as tambin, el derecho ha de permanecer presente
como fuente de justicia. Pero esta fuente se seca en cuanto el derecho
queda a disposicin de la razn de Estado.

151
De all que actualmente resulte imprescindible proteger los derechos
en todas las formas posibles, por todas la vas, para regresarle al Derecho
esa fuerza legitimante de la que habla Habermas, para sustraer el Derecho
de la razn de Estado, para poner al poder, configurado como voluntad
comn, al lado del Derecho y no de la violencia.

Acaso nos perdimos alguna parte del trnsito a la modernidad?

La historia y la fundamentacin de los Derechos Humanos nos han


enseado que difcilmente el Estado reconoce derechos que no hayan sido
reivindicados por la propia sociedad; por una sociedad concreta en un
momento preciso de la historia. Al respecto se han planteado cuatro
explicaciones principales, que no vamos a desarrollar aqu, pero que
resumidamente consisten en: 1) la fundamentacin iusnaturalista, 2) la
fundamentacin tica, 3) la fundamentacin historicista y 4) la
construccin social de los Derechos Humanos. Las teoras ms recientes se
sustentan claramente en la historia (3) y en la sociologa (4),
reconocimiento, sin embargo que no todos los derechos tienen variabilidad
histrica.

As, Iaki Rivera escribe que el desarrollo de la teora sociolgica, y


ms precisamente de la sociologa del derecho, ha aportado recientemente
una nueva fundamentacin para la elaboracin de una teora de los
Derechos Humanos que ya no contempla al hombre abstracto, al hombre en
cuanto hombre, sino al hombre en su manera de estar y desenvolverse en la
sociedad, al hombre segn la categora o sector de la vida social de la cual
forma parte.

No se puede pensar que la autoridad poltica reconozca derechos


que la sociedad o ciertos movimientos sociales no hayan
previamente reconocido como tales, y hayan luchado por el
reconocimiento de los mismos: he ah el verdadero origen de los
Derechos Humanos, (Iaki 2001, 18, 19).
Ciertamente si nos atenemos a la historia del reconocimiento de los
derechos en las Constituciones contemporneas, obser

152
vamos que prcticamente en todos los casos, la juridificacin vino
precedida por una etapa reivindicativa en la que se sentaron las bases
de lo que en su momento se juridific. Los derechos no aparecan,
pues, de la nada en el ordenamiento, sino que eran resultado de
conquistas histricas trabajosamente gestadas, (Freixes 1998, 145).
En algunos pasajes cruciales el propio texto legal delata un
diagnstico implcito del presente, por ejemplo en la parte dedicada a
los derechos fundamentales de las Constituciones que han surgido de
rupturas polticas o revoluciones polticas. A diferencia del derecho
profesional preformulado por los juristas o desarrollado despus por
los juristas, los derechos fundamentales, incluso en su letra y estilo,
danse a conocer como enfticas manifestaciones de voluntad y
declaraciones polticas que reaccionan contra experiencias concretas
de represin y vulneracin de la dignidad humana. En la mayora de
los artculos dedicados a derechos fundamentales resuena el eco de
una injusticia padecida que, por as decir, es negada palabra por
palabra, (Habermas, 2000, 470).

Por ello podemos pensar que a la sociedad mexicana contempornea le ha


faltado construir sus derechos, reivindicar sus derechos, exigir su
positivizacin. Poco se habla de que nuestro Estado no cuanta con una
declaracin de Derechos Fundamentales, y que por lo mismo, es
virtualmente imposible protegerlos desde el punto de vista jurisdiccional.
Aqu es conveniente invitar a los lectores a buscar jurisprudencia emitida
por los mximos tribunales del pas y que se refiera a cualquiera de los
Derechos Humanos, que nos permita interpretar estos derechos y
armonizarlos con nuestro sistema jurdico. Tristemente podemos anticipar
el resultado de tal bsqueda.

Soberana y Derechos Humanos

Con el tiempo hemos olvidado que el Estado no es ms que una ficcin y


que la nica soberana que existe es la del ser humano. Hannah Arendt
confronta una soberana tradicional que se sustenta en la violencia
enajenada por el Estado y que todava nos caracte-

153
riza, contra una nueva y libre participacin en las decisiones de la
comunidad basada en una comunicacin exenta de coercin.

En contra del concepto tradicional de poder soberano que priva en


nuestro pas, y que se entrelee perfectamente en las declaraciones de
nuestros jueces, conviene analizar el siguiente concepto de Hannah Arendt,
citado por Habermas:

El fenmeno bsico del poder no es para Hannah Arendt, como para


Max Weber, la oportunidad de imponer dentro de una relacin social
la propia voluntad contra quienes se resisten a ella, sino el potencial
de una voluntad comn formada por una comunicacin exenta de
coercin. Hannah Arendt contrapone poder y violencia, es decir, la
fuerza generadora de consenso de una comunicacin enderezada al
entendimiento y la capacidad de instrumentalizacin de una voluntad
ajena para los propios fines de uno (Habermas, 2000, 215).

H. Arendt no entiende el poder poltico ni como un potencial para la


imposicin de los propios intereses de uno o para la realizacin de fines
colectivos, ni como el poder administrativo de tomar decisiones
colectivamente vinculantes, sino como una fuerza autorizadora que se
manifiesta en la creacin de derecho legtimo y en la fundacin de
instituciones. Se manifiesta en rdenes jurdicos que protegen la libertad
poltica, en la resistencia contra las represiones que amenazan a la libertad
poltica desde fuera y desde dentro, y todo en esos actos fundadores de
libertad que crean nuevas instituciones y leyes.

La contrastacin que en punto de conceptos bsicos, efecta Hannah


Arendt entre poder y violencia le permite, a diferencia de lo que
sucede con las construcciones del derecho natural racional, poner el
poder al lado del derecho, (Habermas 2000, 216).

Es este poder-derecho el que debe sustituir a la violencia-derecho que


sustenta el paradigma del derecho natural que en Mxico todava se usa
como referente. Es recordar que el Estado es tan slo

154
una forma de organizacin que debe estar permanentemente al servicio del
hombre.

Los Derechos Humanos en Espaa. Derechos fundamentales

Los Derechos Humanos en Espaa han sido positivizados, por ello resulta
ms preciso referirnos a ellos como derechos fundamentales. La proteccin
jurisdiccional de los derechos fundamentales en este pas es consecuencia
de su articulacin en un sistema cada vez mejor definido que integra las
normas constitucionales con los tratados internacionales y que adems
establece un canon de interpretacin. un sistema complejo que por lo
mismo se configura de forma dinmica porque evoluciona a partir de la
integracin de los nuevos tratados signados y de las interpretaciones ms
recientes que hace en sus sentencias el Tribunal Constitucional, a la vez
que incorpora la jurisprudencia emitida por el TEDH.

En Europa, ha habido un desarrollo interno permanente de la


doctrina y la jurisprudencia relacionadas con los Derechos Fundamentales;
a partir de su positivizacin y su interpretacin en el mbito interno.
Igualmente importantes resulta la proteccin jurisdiccional que se otorga a
los mismos a travs de las decisiones de los Tribunales Constitucionales.

Son caractersticas de la Constitucin espaola de 1978:

- Ser norma jurdica que se puede invocar con toda certeza ante
diversos rdenes jurisdiccionales.
- De ella se han desprendido construcciones interpretativas
construidas alrededor de los principios del pluralismo, tolerancia,
integracin y equilibrio.
- Los derechos y libertades se ordenaron en la Constitucin sobre la
base de las garantas que se atribuyen a cada uno de ellos.
- Se pact la inclusin de cada uno de los derechos y a la vez su
ubicacin concreta en el texto constitucional.
- En la Constitucin se configura un sistema complejo de
derechos, deberes y obligaciones, vinculante tanto para los
particulares como para los poderes pblicos.

155
La eficacia jurdica de los derechos y libertades constitucionalizados estar
condicionada por los resultados de la interpretacin que sobre las
instituciones jurdicas, efecten tanto el legislador, como los rganos
ejecutivos y jurisdiccionales, en el contexto de la canalizacin jurdica que
es necesario realizar en las sociedades democrticas actuales, del conflicto
de inters que presenta la complejidad social de nuestros das. Afirma
Gavara que cualquier problema jurdico, cualquier tipo de anlisis jurdico,
es un problema de interpretacin incluyendo los problemas de
interpretacin de los derechos fundamentales, (Gavara 2001, 3).

El sistema de derechos se inserta a su vez en el sistema


constitucional, por ello hay que advertir que la interpretacin sobre los
derechos no puede estar desligada del marco general instaurado por la
Constitucin. Para ello impone clusulas interpretativas: la regla de
interpretacin conforme a la Declaracin Universal de Derechos Humanos,
(Art. 10.2 CE).

La interpretacin de los derechos fundamentales tendr que abordar


su posicin en el sistema de derechos, en el sistema constitucional y en el
sistema jurdico partiendo de su naturaleza como instituciones jurdicas
singularizadas y organizadas, teniendo en cuenta que la Constitucin obliga
a realizar una interpretacin sobre los mismos de conformidad con la
Declaracin Universal de los Derechos Humanos y los Tratados y
Convenios internacionales sobre tales materias, ratificados por Espaa y
que existe ya un importante cuerpo jurisprudencial sobre los derechos y
libertades derivados de las sentencias del Tribunal Constitucional, que
deber ser adoptado tambin por los rganos judiciales en el ejercicio de
los derechos fundamentales en este momento, cuando menos en Alemania
y Espaa, se ha convertido en un estudio de jurisprudencia constitucional.

156
Los Derechos Humanos en Mxico (omisiones y contradicciones)

En Mxico la falta de desarrollo interno en esta materia se hace patente


cuando descubrimos que en nuestro pas ni siquiera contamos con una
declaracin expresada de Derechos Humanos dejando en el vaco lo
dispuesto por el apartado B del artculo 102 de la Constitucin Poltica de
los EUM.

Esta falta de uno desarrollo interno impide identificar con precisin


cules son los Derechos Humanos que pretendemos proteger y cuales son
su contenido y sus lmites, por lo mismo es difcil identificar muchas de las
violaciones a los mismos, a excepcin de las ms evidentes y relacionadas
con los derechos ms antiguos como son la proteccin a la libertad o a la
integridad fsica ms elementales v. g. los casos de desapariciones
forzadas y de tortura que pese a ser los problemas ms acuciantes de
nuestras sociedades, no son ni con mucho, los nicos problemas de
violaciones a Derechos Humanos que presentan los Estados modernos.

Esta concepcin tradicional se hace patente en una de las


publicaciones mexicanas ms recientes sobre el tema (Garca, 2001) en la
cual el autor toma como referente principal para justificar su estudio la
declaracin francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
Declaracin que se sustenta en el concepto de derechos naturales del
hombre y que responde al paradigma de derecho-violencia estudiado por
Weber, distinto al que fundamenta las declaraciones internacionales y las
constituciones surgidas a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Por lo mismo, existen francas contradicciones entre lo que prescriben


los Tratados Internacionales que sobre la materia ha suscrito Mxico y la
interpretacin que se ha dado al artculo 133 constitucional que ser la
norma que hara posible articular el sistema. As, la Suprema Corte de
Justicia de nuestro pas ha declarado que los tratados internacionales se
encuentran en un segundo plano por debajo de la Constitucin y por arriba
de la legis-

157
lacin ordinaria, pero la doctrina contempornea ha establecido que dada su
naturaleza, en caso de conflicto entre la legislacin interna de un Estado y
los dispuesto por un Tratado internacional, debe prevalecer el Tratado.
Siendo la interpretacin de la Corte una interpretacin que corresponde a
un modelo que tendramos que dejar ya atrs. Pero an no nos atrevemos a
superar la concepcin tradicional de soberana, aquella de la que ha escrito
Ferrajoli. Un residuo de absolutismo permanece en la construccin
dieciochesca del Estado liberal, en el principio iupositivo del primado de la
ley y de la omnipotencia del parlamento como rgano de la soberana
popular, (Ferrajoli, 1995, 537).

Hoy esperaramos hacer valer el siguiente postulado; El ciudadano


particular ya no est sometido al poder del Estado, es decir, arrojado hasta
los lmites de los derechos fundamentales sino que en el Estado
constitucional democrtico incluso es participante libre en las decisiones
comunitarias. Libertad de codecisin slo es posible cuando las decisiones
comunitarias prcticamente decisiones de la mayora permiten a cada
uno la mayor libertad en cuanto al contenido, pero siguiendo siendo
siempre exigibles. Con esto, la figura jurdica de la llamada relacin
general de poder, que todava en la concepcin tradicional caracterizaba la
posicin jurdica del individuo en el Estado, ha perdido su justificacin de
ser para la comunidad democrtica, (Schneider, 1979, 14).

No existe un mnimo desarrollo jurisprudencial que permita la


interpretacin de los Derechos Humanos a nivel interno. Hace falta un
Tribunal especfico que se encargue de emitir resoluciones judiciales del
ms alto nivel en caso de violaciones de los Derechos Humanos en Mxico.
Las Comisiones de origen administrativo no son el camino idneo para la
proteccin de los Derechos Humanos.

Es muy importante considerar la nula articulacin entre la


jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y
el ordenamiento jurdico mexicano. No est claro si

158
las interpretaciones de la Corte Interamericana son obligatorias para el
Poder Judicial de nuestro pas.

En el Estado mexicano, es notorio que, la Suprema Corte de Justicia


de la Nacin no emite jurisprudencia sobre la interpretacin de los derechos
fundamentales, la jurisprudencia de este rgano como es sabido, interpreta
las llamadas garantas individuales, las cuales no corresponden ni al
significado ni al sentido actual de los derechos fundamentales. Esta
afirmacin se puede corroborar con la tesis que se transcribe:

Garantas individuales. No son derechos sustantivos, sino que


constituyen el instrumento constitucional para salvaguardar stos

Las garantas individuales que se encuentran consagradas en los artculos


14 y 16 constitucionales, como lo son la del debido proceso y la de
fundamentacin y motivacin en todo acto de autoridad, como su nombre
lo indica, garantizan la aplicacin de la ley en cuanto a los procedimientos
seguidos ante tribunales, con el objeto de proteger la integridad fsica, la
libertad y los bienes, siendo stos, los derechos fundamentales del
gobernado, entre otros; es decir, las garantas individuales, no son derechos
sustantivos, sino que constituyen el instrumento constitucional establecido
por la propia Norma Fundamental del pas, para salvaguardar tales
derechos.

SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL


PRIMER CIRCUITO
Improcedencia 1986/96. Irasema Guzmn Mendoza. 26 de
septiembre de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique R.
Garca Vasco. Secretario: Ramn Arturo Escobedo Ramrez.
Improcedencia 1960/96. Materiales Deschamps, S.A. de C.V. y
otros. 26 de septiembre de 1996. Unanimidad de votos. Ponente:
Enrique R. Garca Vasco. Secretario: Ramn Arturo Escobedo
Ramrez.
poca: Novena poca: Fuente: Semanario Judicial de la Federacin
y su Gaceta; Volumen: Tomo IV, Octubre de 1996; Sala:

159
Tribunales Colegiados de Circuito; Tesis 1.6.C.28 K; Pagina: 547.

Tesis Aislada

Es claro que las garantas que otorga nuestra Constitucin no corresponden


a las declaraciones explcitas de Derechos Fundamentales de las
Constituciones europeas de la posguerra, precisamente porque en estas
declaraciones, los derechos fundamentales se caracterizan como derechos
sustantivos directamente invocables, y protegidos jurisdiccionalmente.

Regresando al caso espaol

El artculo 10.2 de la Constitucin Espaola de 1978 dispone que las


normas relativas a los derechos constitucionalmente reconocidos se
interpretarn de conformidad con la Declaracin Universal de Derechos
Humanos. En aplicacin de este artculo, el Tribunal Constitucional
considera que la Declaracin Universal de Derechos Humanos y los
tratados internacionales ratificados por Espaa son normas de necesaria
utilizacin para obtener el perfil exacto, el contenido y alcance de los
derechos constitucionales. Adems el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, rgano de garanta del CEDH, tiene la misin de garantizar los
derechos del Convenio al mismo tiempo que proporcionar una
interpretacin adecuada acerca de los mismos. La jurisprudencia de este
Tribunal Europeo proporciona elementos de interpretacin de los derechos
constitucionalmente reconocidos y tiene adems el efecto de que si este
Tribunal declara la violacin de la Constitucin de obligada reparacin por
los rganos internos espaoles. As, el propio Tribunal Constitucional
espaol otorga a la jurisprudencia el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos efectos jurdicos internos; criterios de interpretacin por una
parte y obligaciones derivadas de las sentencias dictadas en relacin con
Espaa por otra.

160
Un importante efecto de la aplicacin de los criterios interpretativos
referidos, es la nulidad de las sentencias pronunciadas por los tribunales
internos y la retroaccin de los procesos al momento procesal en que el
Tribunal Europeo declara que se ha producido la violacin del derecho del
juicio justo, por ejemplo. Esto es, los rganos internos estarn obligados a
reponer el derecho violado anulando los procesos internos y retroayndolos
al momento procesal en que se haya producido la violacin constatada por
la sentencia del Tribunal de Estrasburgo. En supuestos en que la reposicin
del derecho violado sea posible el TEDH obliga al Estado infractor al pago
de una indemnizacin, (Freixes, 1999, 181).

Conclusiones

Los Derechos Fundamentales en Europa forman parte de un sistema


complejo y articulado que ofrece mecanismos de proteccin judicial al
interior del ordenamiento de los estados y se enlaza de manera clara con la
proteccin que ofrece el Tribunal Europeo.

En ese sentido, por lo que se refiere a la proteccin judicial de los


Derechos Fundamentales, en nuestro pas hay un vaco absoluto en el
ordenamiento interior, que nos mantiene dislocados con respecto al
verdadero potencial del Sistema Interamericano de Proteccin.

Es imprescindible cambiar los referentes, hoy no es ya la


Declaracin de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789 el
referente ideal, lo son el cambio la Carta de la ONU de 1945, y la
Declaracin Universal de los Derechos del Hombre de 1948, ello porque,
como explica Ferrajoli, estos dos documentos transformaron el orden
jurdico del mundo al subordinar jurdicamente a los adherentes a dos
normas fundamentales como son el imperativo de la paz y la tutela de los
Derechos Humanos (Ferrajoli 1995, 539). Son estos textos junto con otros
igualmente importantes como la Convencin Americana sobre derechos del
hombre, los que fijan nuevos parmetros en esta materia. Parmetros que

161
por cierto ponen en entredicho el concepto tradicional de soberana.

Si como afirma Habermas, en algunos pasajes cruciales el propio


texto legal delata un diagnstico implcito del presente, nuestro presente en
materia de Derechos Humanos sigue atado al siglo XIX.

No ofrece nuestro pas la mnima proteccin jurisdiccional de los


Derechos Humanos en el mbito interno. La clase de proteccin judicial
que ofrece por ejemplo la Ley Fundamental de Bonn en un enunciado:
Todo el que se veo lesionado en sus derechos por obra del poder pblico,
podr acudir a la va judicial. Cuando no exista una va especfica, la
competencia corresponde a la jurisdiccin ordinaria,(Art. 19, 4 LFB).

Paradjicamente la Corte Interamericana de Derechos Humanos a la


que hemos reconocido competencia, es un rgano jurisdiccional por
excelencia.

En ella se litigan los asuntos relacionados con las violaciones a


Derechos Humanos, sin embargo cmo vamos a desarrollar postulantes en
la materia si al interior de nuestro sistema no tenemos mecanismos para
invocar y proteger estos derechos ante el Poder Judicial.

Al no haber esa proteccin jurisdiccional no estamos cumpliendo con


nuestra responsabilidad de desarrollar una verdadera cultura de defensa de
los derechos que nos permita incidir en la evolucin del llamado Sistema
Interamericano de defensa de los Derechos Humanos. Por todo ello, no me
es posible compartir el entusiasmo con el que se difunde en los medios que
Mxico se encuentra a la vanguardia en la proteccin de los Derechos
Humanos.

Por ltimo, no se trata de rascarnos con nuestras propias uas, como


dira con poco acierto, el ministro Juventino V. Castro, el problema de
proteger los Derechos Humanos es un problema de

162
todos. No lo podemos dejar al arbitrio de los Estados, en palabras de Mary
Robinson:

la proteccin de los Derechos Humanos no puede detenerse en las


fronteras nacionales de ningn pas; ningn Estado puede decir que
la manera que tiene de tratar a sus ciudadanos es un asunto
exclusivamente de su incumbencia, (Citado por Carrillo, 13, 1999).

Los Derechos Humanos positivizados, es decir, los derechos


fundamentales, confieren un status. Este status jurdico-constitucional del
individuo, basado en los derechos fundamentales y garantizado por ellos,
es, antes que nada, un status jurdico material, es decir un status con
contenido concreto del que no puede disponer ilimitadamente ni el
individuo ni los poderes del Estado, (Schneider, 1979, 13). Si queremos
que la defensa de los Derechos Humanos en Mxico deje de aparecer slo
en el discurso, habra que pensar en dar ese carcter conferidor de status
jurdico-constitucional a los Derechos Humanos en nuestro pas. Habra de
sustraer a las comisiones del Estado la potestad de defender los derechos y
darla a su destinatario original que son las personas.

Bibliografa

Carrillo Juan Antonio., Dignidad frente a la barbarie. La Declaracin


Universal de Derechos Humanos, cincuenta aos despus, Mnima
Trotta, Madrid, 1999, 153 pp.
Constitucin Espaola de 1978.
Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos 2002.
Ferrajoli Luigi., Ms all de la soberana y la ciudadana. Un
constitucionalismo mundial, en Alegatos, nm. 31, pp. 537-544.
Freixes Teresa., La Constitucin y el Sistema de Derechos Fundamentales
y Libertades Pblicas, editado por el Ministerio de Administraciones
Pblicas, 1998.
, Proteccin Jurisdiccional de los Derechos Humanos, Jos Ma. Bosch
editor, Barcelona, 1999.

163
Gavara de Cara Juan Carlos, El Sistema de Derechos, notas para el Master |
Internacional Constitucin, Derechos y Derecho Penal, UAM-UAB,
2001.
Habermas Jurgen., Facticidad y validez, Trotta, 2 ed. 2000, 689 pp.
, Teora de la accin comunicativa, I, Taurus, 2001, 517 pp.
Ley Fundamental para la Repblica Federal de Alemania de 1949.
Pacheco Mximo., Los Derechos Humanos documentos bsicos, Editorial
Jurdica de Chile, 2. ed. 1992, 857 pp.
Rivera Iaki., La devaluacin de los derechos fundamentales de los
reclusos. La construccin jurdica de un ciudadano de segunda
categora, Jos Mara Bosch Editor, Barcelona, 1997, 430 pp.
Scheneider Hans-Peter., Peculiaridad y funcin de los Derechos
Fundamentales en el Estado Constitucional Democrtico, publicado
en Revista de Estudios Polticos, 1979, nm. 7, pp. 7-35.

164
Violencia estatal y Derechos Humanos

David Chacn Hernndez*

La violencia ha llegado a un grado de ignominia. A pesar de los adelantos


cientficos y tecnolgicos, lejos de abatirla, experimentamos globalmente
una multiplicacin aterradora a grado tal que la lucha contra la inseguridad
se ha convertido en una gran prioridad gubernamental. La derrama
presupuestal que se dirige a su combate parece siempre insuficiente, lo que
convierte la inversin en un pozo sin fondo. Es tan atosigante, que
prcticamente se dice que este fenmeno sirve como medio de control
social, el problema es ver si ese medio es dirigido o no desde las cpulas de
poder que son inevitables.

Pretendemos en este anlisis establecer que la violencia es un


fenmeno reproductor y reproducido, conciente en unas ocasiones e
inconsciente en otras por el poder pblico. No es una poltica generalizada
en accin gubernamental, sin embargo, las estructuras econmicas,
jurdicas y polticas estn determinadas de forma tal que hoy no es posible
evitar descontentos masivos y hasta generalizados a razn de decisiones
claves que la sociedad o parte de ella desencadena reacciones tambin
inevitables.

La idea central de este trabajo es establecer que la violencia social es


generalmente consecuencia de la violencia estatal. Por provocacin, o por
reaccin, la violencia tiene su origen en las esferas de poder,
principalmente poltico, la que naturalmente arroja sus vctimas.
Independientemente de que existan afectados individuales por hechos
aparentemente aislados, los actos violentos afectan a la sociedad en su
conjunto, esto es, el gran conglomerado demogrfico, el que resulta ser
vctima pasiva de quienes manejan el poder poltico. Pese a que la
teleologa de Estado es el beneficio de la sociedad a partir de un mandato
jurdicamente establecido, en el marco de los llamados Derechos Humanos,
y aun fuera de ellos, la violencia dirigida rompe, no slo con las

* Departamento de Derecho. UAM Azcapotzalco.

165
obligaciones sino con la esencia misma del Estado al igual que de los
propios Derechos Humanos.

La violencia del Estado

La violencia humana es un fenmeno casi natural. Es tan antigua como el


hombre y casi en la mayora de los casos a resultado ser absurda e
irracional, producto de las pasiones ms instintivas que podemos expresar.
La violencia ha sido vista desde distintos ngulos, al grado tal puede ser
clasificada tericamente en mltiples formas: violencia fsica, moral,
legtima, justa e injusta, violencia destructiva y constructiva, simple,
calculada, violencia retrica, fomentada, dirigida, por accin, por omisin,
poltica, social, familiar, de gnero, militar, organizada, de estado,
violencia de arriba1 y otras que se me escapan de la mente.

Resulta metafrico que aunque en trminos generales se condena la


violencia por trastocar la armona de la convivencia humana, sta se utiliza
como medio para reprimirla, esto es, la violencia contra la violencia. Ser
porque los seres humanos an no inventamos mejores formas de
contrarrestarla. Slo que cierta forma de violencia, no puede ser, no
moralmente, no socialmente, ni polticamente, n jurdicamente desechada
porque se trata de violencia legtima, aquella que combate a los
delincuentes, a los enemigos sociales, a los inconformes del sistema, a los
disidentes. Por una parte existe una violencia legtima como respuesta a
otra violencia y que se justifica legalmente a partir de la defensa propia o
legtima defensa, en tanto otra considerada tambin igualmente legtima,
me refiero a la coaccin del Estado, a todos aquellos medios que en nombre
de la ley se utilizan para someter, muchas de las veces sin justificacin. El
orden jurdico ha sido un medio para alcanzar ciertos fines2 por cada
sociedad, dentro de los cuales

1
A cerca de un tipo de clasificacin de la violencia y su explicacin, puede consultarse
a Rollo May. Las Fuentes de la Violencia.
El autor plantea una clasificacin cuantitativamente sinttica y limitada ms bien a su
diferenciacin epistemolgica.
2
Los estudiosos del derecho se han referido a los fines del derecho como si la
normatividad pudiere contemplarlos. Quien tiene los fines es la humanidad, las

166
siempre consideramos el orden, la seguridad y la armona, el bien comn,
incluida la Paz. Pero para alcanzarlos siempre se alude a la coaccin de la
autoridad pblica, aunque no siempre deba ser el mtodo ms eficaz ni ms
razonable. No hemos llegado al punto en que nos interese tal vez siquiera
eliminar la violencia, y me refiero no a cualquier tipo de manifestacin
corporal o individual, sino a aquella que lesiona los intereses ajenos
principalmente del grupo social. El positivismo jurdico opina que La paz
del derecho slo es una paz relativa, no absoluta, puesto que el derecho no
excluye el recurso a la fuerza, es decir, la coaccin fsica del hombre por
el hombre. No se trata de un orden libre de coaccin como lo postula un
anarquismo utpico. El derecho es un orden de la coaccin, y en cuanto
orden coactivo y conforme a su evolucin, un sistema de seguridad y un
orden de paz.3 De alguna forma existe una gran contradiccin en nuestras
sociedades pues a la paz la explicamos a partir de la ausencia del uso de la
fuerza fsica, incluso de todo tiempo de fuerza por muy sutil que sea, y sin
embargo reconocemos en los rganos del Estado un monopolio de la
coaccin para imponer el orden. El contenido de la legislatura que sostiene
los fundamentos orgnicos de las instituciones represivas (ejrcito y
policas) se dedican principalmente a determinar los casos en que esos
cuerpos deben actuar a favor de la seguridad de los ciudadanos.
Determinan incluso, quin o quines son los que tienen las atribuciones de
guiar los operativos para encausar esa seguridad. No obstante, la
legislacin refrenda el uso del mando en rganos unipersonales
generalmente de carcter ejecutivo, lo que vuelve el sentido de la seguridad
algo estrictamente discrecional.

sociedades que se valen de muchas cosas, incluyendo el orden jurdico para llegar a
ellas, independientemente de que lo consigan. A riesgo de caer en este sentido en exceso
de funcionalismo, defendemos la propuesta de que el derecho ms que tener fines, tiene
funciones especficas que cada sociedad le imprime, o mejor dicho, cada gobierno le
puede establecer. Sobre la funcin del derecho puede consultarse a Recasens Siches,
Luis. Tratado General de Filosofa del Derecho. Mxico, editorial Porra, 1986, pp.
220 y ss.
3
Kelsen, Hans. Teora Pura del Derecho. Mxico, UNAM, 1983., p. 51.

167
Que la violencia permanezca como un fenmeno latente obedece a
que no hemos encontrado el camino para erradicarla. Fuera de los
fenmenos naturales, la violencia es, pues, la modalidad de una relacin
entre personas o grupos humanos.4 Al contrario, en lugar de disminuirla
se aumenta y aun peor, se hace ms sofisticada. En gran medida el progreso
cientfico se ha prestado, fuera del contexto humanstico bajo el que se
escuda, para encontrar las formas ms sutiles de implantarla. Si no tenemos
elementos por ahora para catalogar la ciencia como violenta en s misma, si
al menos se puede deducir y has comprobar que ha contribuido a su
perfeccionamiento. Por ello, al ser un comportamiento humano, la
violencia evoluciona paralelamente a la evolucin general humana. Las
tcnicas aplicadas al servicio de la violencia siguen los progresos globales
tcnicos y cientficos. La violencia tiene, pues, una dimensin histrica. Es
la violencia de un momento histrico determinao.5

La violencia ha sido considerada un recurso para muchas sociedades


modernas, pero se ha vuelto un modus vivendi. Gran parte de las
contribuciones fiscales se destinan a combatir la inseguridad pblica que es
consecuencia misma de la violencia. Pero no siempre los resultados son los
deseables. La violencia crece a pesar de que tambin crecen
cuantitativamente los cuerpos de seguridad. El grado de ampliacin de las
instituciones encargadas de brindar seguridad, determina el grado de
violencia que en cada sociedad existe. Cuantas veces hemos escuchado que
frente a la delincuencia, todo el rigor de la ley. Esto equivale a establecer
que frente a la violencia ms violencia. Una ilegtima, la otra legtima. Sin
embargo, utilizan los mismos medios para ejercerla: la fuerza fsica y la
intimidacin.

La violencia estatal, que generalmente se argumenta como violencia


legtima, ha tenido casi siempre un aspecto negativo: el

4
Mailard, Olivier y otros. La violencia de los pobres. Barcelona, Editorial Novaterra,
1968., p. 47.
5
Idem, p. 48.

168
abuso del poder. Pero este abuso jams ha sido justificado. Ni la ley misma
que lo determina como un delito. Pero en realidad del abuso del poder,
producto directo de la violencia, pocas veces encuentra su sancin jurdica.
Debe se porque rara vez el Estado acta contra s mismo. Que existan
continuamente hechos que configuran el abuso de la autoridad no es sino
expresin directa de la ineficacia del orden jurdico. Para que un orden
jurdico y junto con ello un orden estatal sean eficaces, es necesario un
amplio grado de observancia de la normatividad existente. Quiere ello decir
que las obligaciones que imponen las normas son obedecidas en una
primera instancia. Que no es necesario llegar a la parte complementaria de
esas normas que es la sancin.

La violencia social cuestiona la eficacia del orden jurdico, porque


nos refleja el no cumplimiento de las obligaciones fijadas, esto es, el
respeto de las prerrogativas de todos los dems sujetos. O porque las
obligaciones estn fuera de contexto o porque tampoco existe una
efectividad de los rganos estatales. Esto quiere decir que cuando se ha
incumplido un deber jurdico, la norma ha dejado de ser eficaz para que la
efectividad se ponga a prueba. La efectividad es una accin del poder
pblico y es consecuencia de la no observancia de la ley. Implica
necesariamente una sancin. Pero cuando la sancin no existe, el orden
jurdico no solamente es ineficaz, sino que es a su vez inefectivo. Uno y
otro elemento conforman lo que llamamos la impunidad.

La impunidad de la violencia

En lo particular sostengo que la impunidad es sinnimo de la violencia. La


impunidad o falta de castigo es la transgresin , vale tambin decir
violacin a la legalidad. Toda forma de incumplimiento de la ley es
violencia, aunque para ello no se utilice la fuerza fsica. Lo peor de todo es
que la transgresin a la ley es realizada por la propia autoridad que
formalmente es la encomendada o respetarla y hacerla respetar. Cuando un
sujeto particular transgrede la ley, existe forma de componer la
desobediencia con la ley misma, esto es, con una determinada forma de
violencia que se antoja difcil de desplazar, la del Estado. Pero cuando ese
particular no es sancionado, la violencia se acenta en dos

169
cular no es sancionado, la violencia se acenta en dos sentidos: al
desobedecimiento del particular y al no funcionar la autoridad pblica, que
en caso de actuar y no sancionar es lo que establece la falta de efectividad.

Ms grave an es la impunidad por omisin. Casi siempre es


producto de la negligencia del poder pblico, muchas veces intencional. De
esta manera, la violencia social se colude con la violencia generada por el
poder pblico. La inefectividad de las instituciones es productora de la
violencia social.

Hemos lamentablemente llegado al caso que el incumplimiento de la


ley de manera delictuosa por pocos servidores pblicos es parte de la
violencia social, cuando debe existir toda una diferencia entre la
delincuencia privada y la delincuencia de los servidores pblicos,
llammosla delincuencia pblica. Especialmente en este poca, la violencia
organizada con estructuras jerrquicamente bien determinadas incluye la
complicidad de rganos de poder pblico, lo que impide ver la violencia
como dos dimensiones opuestas, produciendo as un solo fenmeno
indisoluble. Esta especial forma de violentar la legalidad arroja un afectado
principal: la sociedad.

De este modo, el poder pblico se convierte en un promotor de la


violencia. Es tan efectivo en el combate a la delincuencia que se puede
realizar tan libremente sin la certeza de ser sancionado. Todo ello nos
cuestiona la responsabilidad del poder pblico. En consecuencia, la
impunidad es solamente responsabilidad de la autoridad y no del sujeto
delincuente, excepto porque esa autoridad misma sea la delincuente, lo que
de alguna forma, al no haber sancin se permanece en el mismo estado de
impunidad.

Todo acto impune es violencia, no de origen pero s de consecuencia.


La impunidad, responsabilidad directa del Estado nos viene a cuestionar el
quines son los sujetos facultados por el

170
llamado derecho subjetivo.6 Si en principio se dice que la facultad subjetiva
es accin de un sujeto para decidir si acta o no, si goza o no de alguna
prerrogativa otorgada por la legislacin, pareciere que la subjetividad se
traslada a la esfera de las obligaciones. Debiendo ser que la obligacin es
jurdicamente una imposicin categrica de la norma, se convierte en
facultad. Si quiero cumplo con las obligaciones, si no quiero me atengo a
las consecuencias, es decir a la sancin. Empero muy consciente estoy, que
de optar por el incumplimiento de las obligaciones que la ley me
encomienda, es muy probable burlar la accin de la justicia.

Durante mucho tiempo se ha considerado que el derecho objetivo es


el eje rector del derecho privado y caracterstica fundamental del derecho
moderno.7 Pero bajo esta lgica, el derecho pblico incluidas en l las
normas que deben sancionar el incumplimiento de mandatos imperativos,
se convierte un problema de la autonoma de la voluntad. En el mundo
moderno que de muchas formas an vivimos, el problema de la violencia
pasa a ser desde la perspectiva de la autonoma de la voluntad una situacin
particular. Eso que se critic tanto de la antigedad y que al parecer se
haba erradicado, lo de las penas privadas o ley del talin vienen a
situarse en la modernidad como fundamento de la subjetividad humana en
la que el orden jurdico no puede mantener como contenido.

Pero ms grave an que en la antigedad, la violencia hoy se ejerce


por placer y no por necesidad. La violencia hoy se profesionaliza en mbito
de contubernio de las instituciones estatales

6
El Derecho subjetivo es el conjunto de facultades y poderes concretos atribuidos a un
titular, a cuyo arbitrio se remite su ejercicio. Vase el vocablo respectivo en
Diccionario Jurdico Espasa. Madrid, Espasa Calpe, 1999., p. 330.
7
Vase al respecto a Jrgen Habermas en Factibilidad y Validez. Madrid, Editorial
Trotta, coleccin Estructuras filosficas y procesos, 1998. El autor nos dice que para
la comprensin moderna del derecho, el concepto de derecho subjetivo desempea un
papel central. Se corresponde con el concepto de libertad subjetiva de accin: los
derechos subjetivos (en ingls rights) fijan los lmites dentro de los que un sujeto est
legitimado para afirmar libremente su voluntad. Tales derechos definen iguales
libertades de accin para todos los individuos, entendidos como portadores de
derechos o personas jurdicas., p. 147.

171
que aun cuando no utilicen la coaccin, provocan con su actuar la violencia
en la sociedad.

Provocacin de la violencia

El Estado es productor de la violencia en varios sentidos. Por una parte


tiene el monopolio de la coaccin que no es sino la facultad del uso de la
fuerza pblica para el resguardo de la seguridad tericamente de todos.
Adems, es tambin productor de la violencia social se debe en mucho a la
respuesta que los ciudadanos inconformes con el gobierno ejercen como
propuesta cuando creen cerrados los espacios de una participacin ms o
menos horizontal. En aquellas sociedades en las que al actuar el rgimen
poltico ha dejado de representar los intereses mayoritarios, se produce
generalmente una no muy pacfica reaccin poltica de los disidentes, que a
menudo invade la esfera de la ilegalidad.

Que el poder poltico sea instaurado por el pueblo para beneficio del
pueblo, no impide que en la realidad el pueblo mismo no tenga las formas
para cambiar en todo tiempo su forma de gobierno. El orden jurdico
imprime una serie de impedimentos que hacen imposible la transformacin
pacfica. Toda rebelin es reprimida por la legislacin. En esta situacin,
tambin los inconformes optan autnomamente por ir ms all de los
mandatos jurdicos de respeto a las instituciones. El poder es rgido y el
poder poltico es todava ms rgido. Aun cuando lo estableciera la
legislacin, quienes personifican al poder no aceptan tan fcilmente la
voluntad mayoritaria. En los Estados actuales, tengan o no un alto grado de
democracia, la nica voluntad mayoritaria ms o menos aceptada es la que
se manifiesta a travs de las elecciones. Y a pesar de todo, no hay garanta
plena al respeto. La alteracin de la voluntad mayoritaria expresada en los
procesos electorales es a menudo traducida en acciones de violencia. Es
violencia la transgresin al proceso democrtico y es violencia la respuesta.
Pero aqu nos situamos nuevamente en la esfera de la legitimidad. Ya no se
mira tan factible que la legitimidad est del lado de la autoridad. Pero aun
cuando no se tenga la legitimidad para reprimir a

172
los inconformes, se utiliza la legalidad. Luego entonces, lo ms importante
para validar la violencia del Estado no es el consenso de la mayora de la
sociedad, sino la asistencia de la ley, slo que la ley casi siempre ser un
instrumento de la autoridad para servicio de ella y el beneficio o perjuicio
de los destinatarios, es decir, el pueblo.

Existen muchas formas de provocar violencia. Mi planteamiento es


que la provocacin de la violencia es tambin parte de ella, es su causa
original. Y en la lgica de la construccin orgnica del Estado, cada uno de
sus poderes y la gran mayora de sus instituciones, con su actuar coadyuvan
a generar la violencia social y a echar a andar los aparatos de coaccin. El
poder legislativo produce violencia cuando legisla en contra de los
intereses de las mayoras, hecho muy comn en pases con rezagos en sus
procesos de democratizacin y es por supuesto la constante en aquellos en
donde el poder poltico se sostiene bajo premisas de totalitarismo; el Poder
Judicial produce violencia con la interpretacin de las leyes, cuando es
contraria a los intereses de las mayoras sobre todo de la mayora
econmicamente marginada, a la misma vez que en su labor imperfecta
de administrar justicia de manera errnea, culpando a los inocentes y
exculpando a los culpables de las acciones u omisiones delictuosas y con
ello coadyuvando al surgimiento de la impunidad. Finalmente, el Poder
Ejecutivo es, por la gran variedad de las instituciones que la conforman, la
parte del Estado que ms abusos comete y junto con ello la que ms
violencia produce, tanto por la provocacin que generan sus actos, tanto
por el uso de la fuerza pblica. Es la parte del Estado que le corresponde
administrar la riqueza de un pas y por supuesto distribuirla, de tal forma
que un muy desequilibrado reparto de los recursos con que cuenta una
nacin. Es un enorme riesgo de estallido social, por supuesto, violento. La
desigualdad de una sociedad, principalmente la desigualdad material se
refleja en el grado de violencia existente, no porque sean los marginados y
desposedos los nicos en ejercer violencia, sino porque la pobreza
generada en la equvoca administracin estatal, provoca una reaccin
prcticamente lgica. La pobreza no es natural, es un

173
fenmeno social inducido y propiciado por el poder poltico generado con
un conjunto de acciones histricamente determinadas.

El Estado ejerce una labor cotidiana: la de sostener el poder poltico


a costa de lo que sea, incluso con el uso de la fuerza pblica. Pero ms all
de esta labor, el ejecutivo en alguna de las partes que forman la intrincada
red de relaciones burocrticas posibilita la organizacin de una
delincuencia organizada, no slo para crear terror en la poblacin, sino para
crear negocios polticos vinculados a las grandes organizaciones de poder
econmico. Ha quedado demostrado que en todas las organizaciones
criminales, smbolo de la delincuencia actual, que en los ms altos niveles
est involucrado el poder poltico. Que por la amplia gama de facultades
que le otorga la legislacin, as como el control que se ejerce sobre los
medios de comunicacin, no siempre, mejor dicho, casi nunca se
desenmascaran. No es correcto sealar que todos los niveles del poder
poltico, sobre todo el ejecutivo sean parte de la violencia, pero no pocos
miembros estn involucrados con ella. El nivel de la violencia por parte del
poder pblico se palpa en el grado de corrupcin existentes.

La violencia del Estado en cualquier forma que se presente, excepto


en la que la ley le permita, es transgresin al Estado de Derecho. El Estado
de Derecho se nos sita como la legalidad intacta, por lo que deducimos
que siempre existe una alteracin de ese estado. He sostenido en diversas
ocasiones que la alteracin del Estado de Derecho es cuestin de grado y
no de naturaleza. Cuando el poder poltico o una parte de l, por muy
pequea que sea quebrantan la ley en contra de algn ciudadano, grupo de
ellos o de la sociedad en su conjunto, se afecta al Estado de Derecho. Por
tal motivo, es comn que los mtodos, no siempre pacficos del control
social, vulneren la legalidad.

Cuando esto ocurre, se produce un fenmeno de alteracin social que


produce la movilizacin de sectores sociales que intentan sacudirse las
formas de control muchas veces al margen de la misma legalidad. Digamos
entonces, que cuando la sociedad, los grupos o los particulares actan al
margen de los canales normati-

174
vos, no se produce all el quebrantamiento al Estado de Derecho sino a la
legalidad. Por ello, debemos acotar que cuando el Estado, aunque sea un
individuo que lo represente, esto es, que tenga potestad conforme a la ley
para actuar en nombre de l, incumple la ley, no solamente quebranta la
legalidad sino el Estado de Derecho.

Queremos dejar plenamente establecido que el Estado de Derecho


solamente lo alteran quienes forman el poder pblico. Si por distintos
hechos los miembros de la sociedad actan al margen de la ley, el Estado
de Derecho se transgrede s y slo s el Estado deja de actuar. Por tal razn,
la violencia social en sus diferentes variedades, cuando no es contenida, y
cuando la violencia viene directamente del poder pblico, rompen
flagrantemente con el orden normativo nuevamente en perjuicio de la
sociedad que es a quien le afecta sobre todo la violencia. De cualquier
manera, se puede considerar que: hay entre los fenmenos de poltica y
violencia no una sino una multiplicidad de relaciones En realidad, sin
embargo, no existe la violencia sino las violencias. Se trata siempre de la
accin que un hombre o un grupo de hombres ejercen, a travs de
estructuras sociales o polticas, por va de la imposicin de patrones no
comunes de comportamiento y de cultura, posicin de patrones no comunes
de comportamiento y de cultura, o directamente, sobre otros hombres. De
una o de otra forma, las acciones del Estado se traducen en una violencia
hacia ciertos sectores de alto riesgo para el poder y que en el objetivo de
mantenerse, se vale de la propia legalidad para legitimarse.

Aun cuando no pocas veces se asevera que el orden jurdico


represente ser un equilibrio contra la violencia, se convierte con esos usos
en un freno muy dbil y en un remedio muy poco eficaz. Su ineficacia es
tanto ms cuanto que el derecho slo acta en este sentido cuando se
trata de las colectividades soberanas, es decir, prcticamente slo en el
caso de los Estados. Cuando se consideran los grupos no han logrado
obtener en cuanto a tales una personalidad jurdica: por ejemplo, la
minoras tnicas,

8
Barbeito, Jos, La violencia y la Poltica. En: Violencia y Poltica. Recopilacin por
Guillermo Yepes Boscan. Caracas, Monte vila Editores, 1972., p. 61.

175
raciales y religiosas dentro de un Estado; o bien determinadas categoras
sociales dentro de una nacin, el problema es muy distinto. Entonces el
derecho se convierte en cmplice de la violencia.9 Pero aun cuando
imputemos el trastorno del orden social a la normatividad, esto no releva de
responsabilidades a quienes fungen como autoridad con un mandato de
mantener el equilibrio.

Quin violenta los Derechos Humanos?

A la segunda mitad del siglo XX se le puede definir como la era de los


Derechos Humanos, no por su respeto, s por ser aquella en que surgen con
toda intencin y fuerza moral los instrumentos que en primera y ltima
instancia buscan proteger la dignidad de las personas y de reivindicar el
lugar poltico, social, moral y filosfico que merecen. Paradjicamente en
ningn otro periodo de la humanidad se han visto contradictoriamente las
formas de violencia ms sofisticadas y las ms encubiertas. Ha sido la era
de violencia ms sofisticadas y las ms encubiertas. Ha sido la era en que el
poder poltico de los diversos Estados nos ha pretendido encaminar, en
apariencia, a reducir la violencia social y el terror que causa sin
conseguirlo. Pero como lo hemos consignado, no slo no la ha disminuido,
sino que en su actuar la ha producido y la ha acentuado. Se violenta no
solamente el orden fsico como orden material, tambin se violenta el orden
jurdico y junto con ello el orden moral de las personas.

Cuando esto se conjunta, el resultado no puede ser menos que


transgredir el ms importante estatuto jurdico que hoy se puede defender,
el de los derechos fundamentales, comnmente conocidos como Derechos
Humanos. Que aunque existen diferencias cualitativamente sutiles, suelen
ser tomados como sinnimos por su carcter esencial y la trascendencia que
revisten.10 Los De-

9
Meilard, op. cit., p. 57.
10
Se ha dicho que los derechos humanos son el conjunto de facultades e instituciones
que, en cada momento histrico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y
la igualdad humana, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los
ordenadores jurdicos a nivel nacional e internacional. Los derechos fundamentales son
aquellos derechos humanos garantizados por el ordenamiento jurdico-positivo, en la
mayor parte d elos casos en su normativa

176
rechos Humanos van ms all de las facultades pblicas que un estado
puede reconocer para sus ciudadanos. Son prerrogativas inalienables, esto
es, no se pueden renunciar ni transmitir a ttulo oneroso o gratuito, y por
tanto no pueden ser arrebatadas o desconocidas. La persona titular de ello
slo puede disponer para s mismo y para su beneficio, pero no puede
disponer en su perjuicio.11

Los Derechos Humanos se han convertido en la base sobre la cual


debe descansar el orden jurdico. De una o de otra forma, tanto en su
carcter facultativo como en su carcter prohibitivo, las normas tienen en el
fondo un contenido de fundamentales que les relaciona con aquellas
prerrogativas que estn reconocidas, no solamente en el plano nacional,
sino en el internacional. Parte de su cualidad fundamental existe a partir de
su universalidad, lo que los pone a un nivel prcticamente dogmtico,
entendiendo del dogma, no tanto su ortodoxia, sino su situacin
incuestionable.

Ninguna Constitucin Poltica en la actualidad puede darse el lujo de


ignorarlos. Mnima o substantivamente estn plasmados como parte
esencial de las obligaciones que los gobiernos tienen sobre los ciudadanos.
El problema, se ha hecho nfasis en ello, ms que determinar cules son o
deben ser los Derechos Humanos reconocidos y cul es su fundamento, el
verdadero problema radica en asegurar su respeto y efectiva protecicn.12

La gran mayora de los estudiosos del tema han reconocido que los
Derechos Humanos son facultades hechas para las per-

Constitucional, y que suelen gozar de una tutela reforzada. Prez Luo, citado por
Blanca Martnez de Vallejo Fuster., Los Derechos Humanos como derechos
fundamentales. Del anlisis del carcter fundamental de los Derechos Humanos a la
distincin conceptual. En: Derechos Humanos. Editor: Jess Ballesteros. Madrid,
Editorial Tecnos, 1992., p. 45.
11
Sobre el carcter de la inalienabilidad lase a Martnez Pujalte, Antonio Luis., Los
Derechos Humanos como derechos inalienables. En Jess Ballesteros., op. cit., pp. 86 y
ss.
12
Confrntese a Squella, Agustn., Positivismo Jurdico, Democracia y Derechos
Humanos. Mxico, Editorial Fontamara, Biblioteca de tica, filosfica del derecho y
poltica No. 45. 1995., pp. 80 y ss.

177
sonas, aunque existen prerrogativas, tanto de ndole individual como de
carcter colectivo. Aunque existe un intenso debate entre si, son ms
importantes los primeros o los segundos, el problema ha tratado de
superarse en que todo tipo de derechos que se consideren humanos,
revisten una especial trascendencia con respecto a las facultades que muy
independientemente reconoce cada Estado a sus ciudadanos o grupos
sociales. Sin embargo, dada la evolucin del debate, hoy se discute a cerca
de si los Derechos Humanos tienen como nicos destinatarios a los sujetos
que se protegen, o coherente con el sentido de toda norma jurdica tambin
existe un sujeto obligado. En mi particular punto de vista creo ms bien en
esta ltima posicin. Los Derechos Humanos deben ser ms analizados en
la ptica del sujeto obligado a cumplimentarlos, pues si la principal
preocupacin de estas facultades es su cumplimiento, ms que la situacin
subjetiva del sujeto amparado, debe ser la del sujeto mandatado.

Al respecto no debe haber posicin. El sujeto obligado es el Estado


en cuanto autoridad pblica. Junto con el Estado, todo sujeto que revista
una calidad de autoridad, que lo represente o acte a nombre de l por
mandato de la ley. Luego entonces, los particulares no pueden ser
transgresores de los Derechos Humanos aunque s lo son de la ley. El
rompimiento por los particulares sobre los derechos de otros particulares
puede ser un delito o infraccin de carcter civil, laboral e incluso de otro
tipo de ordenamientos, pero jams sern transgresores del estatuto jurdico
que ampara los derechos fundamentales. Es el poder pblico y solamente
l, quien con su accin o su omisin puede actuar en contra de los
ciudadanos transgrediendo estas garantas de orden superlativo.

El poder pblico est obligado a actuar en el marco de la ley. El


particular puede hacerlo ms all de ella, y me refiero no a que tenga una
facultad de legislar, sino de ubicar sus conductas en situaciones que
frecuentemente la ley no prohibe. Se establece como principios generales
del derecho que lo que no est jurdicamente prohibido, est permitido;
para el poder pblico a contrario sensu, lo que no est jurdicamente
permitido, est prohibi-

178
do. En este orden de ideas, le est establecida como obligacin expresa,
garantizarle a los ciudadanos o grupo de ellos, las prerrogativas que la
Constitucin y dems leyes del orden jurdico le otorguen. La calidad de
garanta ms que la prerrogativa, establece la obligacin exclusiva del
poder pblico de hacerlas efectivas.

Es comn entonces que lo que deja de hacer cualquier autoridad se


ubica en la posicin de transgredir esas garantas que, dicho sea de paso,
son la versin expresa de los Derechos Humanos aunque no estn todos
aquellos considerados por la opinin pblica internacional. Es menester
mencionar que no solamente las omisiones estropean las garantas de las
personas, sino la accin abusiva del poder, puesto que todo abuso es abuso
de la ley y por ende de las personas.

Una de las ms importantes formas de violacin a los Derechos


Humanos de las personas es la omisin del Estado frente a los actos de los
particulares sobre otros particulares. Si una persona es vctima de otra y el
poder pblico no acta en su calidad de obligado de impartir la justicia,
habr violentado los Derechos Humanos, tanto de la persona vctima como
de la sociedad, puesto que el respeto de los Derechos Humanos es una
cuestin de orden social, y ms all de esto, incluso del inters de toda la
humanidad. No pocas veces condenamos el vituperio a la dignidad humana
en otros pases por las fuerzas del orden pblico. En el plano de nuestra
realidad nacional, toda accin u omisin del poder pblico en contra de un
ciudadano o grupo de ellos, es una afectacin a su dignidad pero tambin a
la dignidad social.

Debemos suponer entonces que esta cuestin no est determinada


con plenitud de conciencia por nuestras autoridades, puesto que la
violacin de las garantas individuales y sociales es prcticamente
sistemtica. Puede hablarse ya de un fenmeno de violacin de los
derechos fundamentales y admitirse que es un hecho lamentable en todas
las sociedades del planeta. Igualmente puede admitirse y hasta defenderse
la tesis de que hay pases que violentan ms estas facultades que otros, lo
que nos llevara a concluir que al igual que la violencia, la falta de respeto a
los Dere-

179
chos Humanos es una situacin de grado. Por supuesto en nuestro pas el
grado de violacin es, palpablemente muy alto.

Y ya que nuevamente citamos la violencia, nos pronunciamos por la


tesis de que toda violacin de Derechos Humanos es en cierta manera una
violencia de Estado, por ser ste su nico garante. Adicionalmente, se
agrega a este planteamiento, el que desde las esferas del poder exista
participacin de los grupos de delincuencia organizada que son en gran
medida, los promotores de la violencia social. La impunidad que el Estado
imprime a sus omisiones o acciones viene, de igual manera, a fortalecer la
tesis de que transgredir sistemticamente la ley es una violacin de
Derechos Humanos. No menos grave en este planteamiento, es la actuacin
del Estado como provocador de las reacciones violentas de la sociedad. La
mala administracin como motivo de ello, es tambin una violacin de
derechos fundamentales, habida cuenta que tenemos el derecho a una sana
administracin, a la adecuada utilizacin de los recursos materiales de todo
tipo principalmente los financieros que le corresponde al poder
pblico administrar en beneficio general. De igual forma, no solamente es
transgresin a las garantas individuales y sociales, sino provocacin de la
violencia social la falta de respeto de la voluntad popular expresada en los
procesos electorales. Qu decir de la emisin de leyes que acentan las
penas por los delitos que principalmente los pobres estn destinados a
cometer, as como la manera en que sostiene el sistema penitenciario en
contra de los sujetos ms marginados. Esta situacin viene a cuestionar
seriamente la imparticin de la justicia, pues aunque las conductas
antisociales son cometidas por personas de todos los niveles sociales, las
prisiones albergan sobre todo a quienes no tuvieron suficientes medios
econmicos para defenderse legalmente con mayores posibilidades de
enfrentar los procesos. Asimismo, la omisin frente a las desigualdades de
gnero y al quebrantamiento del respeto de las diversas identidades
sexuales con la ms grande indiferencia del Estado, es violatoria de la
dignidad humana. No menos transgresor es el incumplimiento al deber de
reconocer el derecho de libre determinacin de los pueblos tnicos
minoritarios, as como la permisin de la explotacin de los menores de
edad, o la pasivi-

180
dad frente a los nios de la calle, o bien, la falta de una posicin defensiva
digna, firme y contundente frente a la violacin de los derechos de los
migrantes en pas ajeno a la que se opone una poltica exterior con la mayor
subordinacin y temeridad existentes.

Consciente o inconsciente, dolosa o culposa, malintencionada o no,


el actuar del poder pblico es mucho ms violento de lo que creemos. No
todas las sociedades tienen la nocin de la gran responsabilidad que implica
el gobernar o representar al gobierno en una de las tantas formas que
existen en este sentido. Generalmente se cree que ser autoridad pblica
otorga la reivindicacin de un poder prcticamente inexistente como
ciudadano. Ser acaso porque el ciudadano no se le reconoce ningn poder
y es ms bien vctima de l. El servidor pblico, ms que como servidor
social aprovecha el poder para beneficio propio. Servirse de la ley es ya de
por s un abuso contrario a la legalidad y a toda forma de legitimidad. No
ser que en muchas sociedades, incluida la nuestra, la idea de ser parte del
poder est sobrevaluada? Una real dimensin de lo que implica ser
autoridad y por lgica servidor pblico, aunado a una real dimensin de la
importancia que conlleva el ser ciudadano pudiera con mejores resultados,
contribuir a reducir la impunidad y despus de ello, la disminucin
considerable de la violencia y por ende de la violacin de los Derechos
Humanos.

181
182
Crimen y poder

Mara Ofelia Resndiz Corona


Ignacio Becerra Saucedo

Si todos los que hemos matado


con el pensamiento desaparecieran de verdad,
la tierra ya no tendra habitantes.
CIORAN. Breviario de podredumbre.

El hombre al actuar en sociedad forzosamente despliega una serie de


conductas, creando conjunciones sociales que simultneamente son
representaciones de las relaciones de poder con un inminente ejercicio del
mismo. Estas intervenciones de los seres humanos se reflejan en el
acontecer social y natural muy extenso muestrario de actividades e
inactividades. Tanto las acciones como las omisiones humanas producen
consecuencias benficas o perjudiciales, pocas conductas no acarrean
efecto alguno. Estos procederes. Al se insertados y desarrollados en un
campo social, tienden a verse calificados conforme a posturas axiolgicas,
que adhieren adjetivos de bueno-malo a las mismas. Objetivamente no
existe absolutamente nada bueno o malo en s, esto es un simple juicio
moral fundamentado en un utilitarismo, y no en ideas de justicia, por lo
cual la teora del acto de doble efecto tiende a exacerbar su importancia por
obvias razones, Por ello sobre el bien y el mal no ha habido sino ilusiones,
pero no saber!.1

Cada sociedad posee una estructura de valores y un orden moral


inequvoco, guardando siempre rasgos distintivos de ella, aun en contra de
la serie de procesos mundiales del colonizaje; fusin y sincretismo cultural.
Cuando existen conceptos culturales y filosficos sobre lo bueno y lo malo,
los parmetros generales sobre lo prohibido y lo permitido se amplan de
manera extrema, en consecuencia se puede afirmar la ausencia de alguna
actividad social alejada de un enjuiciamiento y de una forma de sujecin
normativa.

1
Nietzsche, Friendrich., As habl Zarathustra, Mxico, Planeta-Agostini, 1992., p.
227.

183
La forma de clasificacin primigenia versa sobre la dualidad Bien-
Mal siendo sta nicamente atribuible al homo-sapiens en el resto de las
especies animales no es factible tal hecho; los animales incluyendo al
mismo hombre siguen principios naturales: cadenas alimenticias, procesos
de reproduccin y sobrevivencia. Sin embargo, el humano al crear las leyes
sociales desarrolla una segunda naturaleza, propia y exclusiva para la
humanidad: una sociedad natural y no una naturales social, con lo cual el
hombre acta por placer, inters y necesidad, mientras que en el resto de las
especies es simplemente por necesidad. Atribuir al animal una conducta
mala o buena es un error, consecuencia de una interpretacin
antropomrfica, los animales ignoran el juicio moral, los mamferos
manifiestan signos de afectividad, como la fijacin del perro a un amo,
pero a menos que caigamos en antropomorfismo anecdtico, tenemos que
reconocer que en ninguno de ellos se observa nada asimilable a un juicio
moral. El temor de un castigo por haber cometido tal o cual accin
prohibida (moralizada), por parte del hombre consiste en un reflejo o
reaccin condicionada y no tiene que ver nada con la moral. El acto animal
nos parece bueno o malo, y lo es con respecto a nosotros; pero no sabemos
con que intencin lo ejecuta el animal, la fiera no mata por placer, sino por
necesidad; el hombre puede hacerlo y por desgracia lo hace por placer,
cuando no por voluptuosidad. Destruir y torturar es un regocijo, que les
produce la ilusin de dominar aquello que les supera.2

La sociedad al ser paralelamente la principal institucin e


instrumento de poder, mediante el dogma de la voluntad general, sostenido
por las corrientes contractualistas; ha tratado siempre de colocar un marco
de regulacin a las conductas del hombre y sus consecuencias frente al
mundo social. Este tipo de control es variable; en alguna poca prevaleci
la religin y la supersticin, hoy son los medios de informacin, la ciencia
y el derecho entre muchas otras, las herramientas de calificacin e
impregnacin de valores ticos al conductualismo humano. As la sociedad
al con-

2
Grasse, P., El hombre, ese Dios en miniatura. Barcelona, Muy interesante: Biblioteca
de Divulgacin Cientfica, 1986., p. 62.

184
figurarse como el nico escenario de las relaciones de poder,
independientemente de los calificativos ticos colocados sobre el hombre y
su proceder, va adherir etiquetas de acuerdo a su mismo criterio: el social.
Este criterio, clasificar de manera general a todas las actividades e
inactividades humanas con relacin a su trascendencia, alcance, efecto y
magnitud en el mbito social, como una derivacin de la voluntad general y
el bien colectivo. Con base en lo anterior las formas de conducta son
divididas en:

Conducta social. Es la exteriorizacin de una manifestacin de


voluntad de acuerdo a ciertos preceptos marcados por la sociedad, e
identificados como normas jurdicas, morales, religiosas, de urbanidad,
etc., que obligan y sujetan al individuo a reproducir ciertos tipos de valores
como la honestidad, el trabajo, y toda una serie de conductas que estn
insertas dentro de una supuesta convivencia social. Lo caracterstico de esta
conducta es su adecuacin a lo sostenido como voluntad general y bien
colectivo, por ende, sta no agrede a dichas ficciones sino al contrario las
reproduce.

Conducta asocial. Es aquella que pese a darse dentro de un contexto


social carece de relevancia, por ser actividades bsicamente fisiolgicas e
intelectuales que son realizadas individualmente y en completa soledad; por
ejemplo: el dormir y el pensar. Son procederes de alguna manera neutros,
pues sus efectos slo son percibidos en el individuo, y nunca por la
sociedad por la falta de exteriorizacin conductual, y lgicamente no atenta
contra la colectividad.

Conducta parasocial. Se ubica dentro de un contexto social, y en


apariencia se encuentra fuera de los mrgenes de regulacin social
concreta, pero no as de los medios de control difuso. Ejemplo de ello es
una enfermedad psiquitrica, o el alcoholismo que sin agredir ningn bien
colectivo, es diagnosticada como peligrosa en potencia. Son conductas
diferentes a las de la moda social pero toleradas socialmente.

185
Conducta antisocial. De manera muy general, es considerada como
una agresin directa al bien colectivo y a la voluntad general, es en s un
atentado contra toda la sociedad. La presente conducta, por ser parte
esencial de nuestro tema, ser analizada en apartado diferente bajo mtodos
ms estrictos y severos.

Toda esta taxonoma conductual humana nos conlleva a realizar una


reflexin: Nadie sabe todava qu es bueno y qu es malo!,3 la realidad
plasmada y escurrida ante nuestros ojos, slo es una ilusin, estructurada
ficticia de una construccin social, y lo que hoy es nuestra realidad, tal vez
para las prximas generaciones sea una vergenza.

1. Conducta antisocial

Mediante las uniones humanas nacen las sociedades, stas al ser


conglomerados de personas anhelantes de un fin comn, tienden a crear
estructuras ideolgicas afines a los miembros fundadores de dichos grupos.
Las sociedades bajo los principios de unificacin de criterios y valores
pretenden crear doctrinas sobre una voluntad general, ciertamente ella no es
tan global ni totalitaria como se cree, sin embargo, al ser un cierto grupo de
poder el encargado de conformar las estructuras sociales inhibe a stas y a
las mismas sociedades de toda una serie de conceptos relevantes para el
mismo grupo de poder, queriendo hacer notar a los dems la importancia de
dicha ideologa, obligando a respetarla y reproducirla. De tal forma surge el
principio de voluntad general, as como el social en paz y armona en todos
y cada uno de los miembros de una sociedad. Siguiendo este esquema los
bienes son aquellos entes sociales como la paz, la vida, la libertad, la
propiedad, y algunos otros valores que hacen posible la reproduccin;
permanencia y subsistencia de una sociedad y sus individuos; pese a estar
incrustados en un marco social, estas construcciones sociales nominadas
como bienes se dividen en individuales y colectivos. Toda conducta que
est fuera y en contra de esos parmetros ser

3
Nietzsche, Friendrich., op. cit., p. 221.

186
considerada antisocial. Estas actividades al agredir alguno(s) de los valores
de caracterstica social objetiva, sern reprochables y sancionables por la
misma sociedad y sus rganos competentes; y al ser consideradas como
antisociales, sern sometidas a una sujecin normativa que conlleva a
tomar estrategias de prohibicin, prevencin y represin dentro de los
medios de control concretos, aun cuando al mismo tiempo sern difundidas
y promocionadas por los medios de control difuso.

Las acciones del hombre, son para los dems hombres respecto de las
consecuencias que produzcan sobre los mismos, una medida de inters, por
lo tanto las definiciones del bien comn y conducta antisocial creadas por
las sociedades no son objetivas, concretas e idneas; son correspondientes a
un grupo de individuos, clases y sociedades especficas. Conducta
antisocial es todo aquel comportamiento humanos que va contra el bien
comn (aqu me refiero a un concepto del bien comn en su estricta
aceptacin tomista, es decir, aquel siendo bien de cada uno de los
miembros de la comunidad es al mismo tiempo bien de todos). Bien comn
es aquel que es apto para servir o perfeccionar la naturaleza humana en
cuanto tal, independientemente de las condiciones individuales, que
provienen de cada ser humano, de su raza, nacionalidad, edad, profesin,
condiciones sociales o religiosas o econmicas. 4 En sntesis, lo til para
un individuo debe ser til para todo el resto, y lo que es perjudicial es
directamente proporcional para los dems. Esto es un principio de simetra
y equivalencia social inexistente en el plano real. Partiendo de esta idea,
podemos denunciar la existencia de una multitud de conductas clasificadas
por los distintos medios normativos de la sociedad como antisociales que
no lo son, y existen otras tantas que s son realmente y no estn
contempladas. Las conductas antisociales deben ser definidas como aquel
conjunto de actos de agresin en contra de la existencia social y humana,
colectiva y objetiva, por lo cual los mecanismos de sujecin de la conducta
humana deben de adecuarse a este tipo de acciones y no los procederes a
re-

4
Rodrguez Manzanera, Luis., Criminologa. 8 ed., Mxico, Porra, 1993., p. 20.

187
glas. Dichos agrupamientos de normas no regulan conductas antisociales,
ni protegen bienes comunes en estricto sentido, cuidan los bienes de clases
especficas de los ataques de conductas no antisociales pero s transgresoras
de los ejes de ciertos grupos y personas del poder.

Conforme a la teora de la defensa social, una conducta antisocial


lesiona el bien comn, y al ser la sociedad el representante y titular de ese
valor, sta por va de sus apartados e instituciones correspondientes es la
encargada de regular y castigar las acciones que a su parecer son lesivas
para la comunidad. La sociedad actualmente ubica dentro de dos contextos
a las conductas antisociales, dndole cada uno de ellos un nombre especial:

Contexto religioso. Conducta antisocial = Pecado.


Contexto jurdico. Conducta antisocial = Hecho ilcito.

El hecho ilcito a su vez es subdividido en:

Hecho ilcito administrativo = Infraccin.


Hecho ilcito civil = Hecho ilcito general.
Hecho ilcito especial = Infraccin de inimputables.
Hecho ilcito penal = Delito.

La diferencia oscilante entre cada una de ellas, son bsicamente dos:


El orden normativo que las regula y el tipo de sancin impuesta.

2. El pecado

La historiografa de las religiones y de la humanidad nos introduce a un


mundo donde las conductas antisociales son parte medular de sus
contenidos. La mayora de estas creencias divinas colocan al ser humano
como un individuo puro e inocente, por lo cual el concepto del mal y el
bien en la conducta humana es atribuido a la existencia de dioses buenos y
malos, otorgando un valor eterno y ahistrico a dichas fuerzas ticas. La
Biblia es un texto donde en sus primeros versculos, no se muestra al
humano como un ente

188
con capacidad de decisin entre el bien y el mal; la serpiente,
representacin de Luzbel, es la perdicin del hombre y el enemigo de
Jehov. El primer hecho relevante del hombre dentro del paraso fue el
robo del fruto del rbol de la sabidura (Libro primero de Moiss; Gnesis;
La creacin; V. 26). Fuera del Edn, el primer suceso importante fue el
asesinato de Abel a manos de Can (Libro primero de Moiss; Gnesis 4,5;
Can y Abel; V. 8). A partir de ese momento La Biblia es una antologa de
relaciones incestuosas, guerras, idolatras, blasfemias, hurtos, traiciones,
etc. Desde el Antiguo Testamento se marcan dichas conductas bajo el
nombre de pecados, y establece toda una serie de castigos como la famosa
Ley de Talin entre muchas otras.

En la mitologa griega sucede lo mismo, hroes humanos como


Prometeo, Hrcules, Jason, Odiseo, etc., desafan a los dioses veleidosos y
perversos, como Poseidn, bajo el amparo de las divinidades buenas
(Atenea, Afrodita, Apolo, etc.); el castigo por su insurreccin era el
sacrificio y el tormento. Los romanos usurpadores de la cultura griega, con
el pretexto de su paganismo daban ofrendas a Marte para la proteccin de
sus huestes militares, el sacrificio consista en orgas, asesinato de esclavos;
entre otras muestras de fanatismo. En las culturas prehispnicas, los rasgos
son semejantes. En la obra Teogona e historia de los mexicanos, ngel
Ma. Garibay realiza una compilacin acerca de los principales mitos de las
culturas mesoamericanas, y en ellos se manifiestas guerras, muertes
tumultarias, incestos, violaciones, venganzas y sacrificios entre los dioses
para crear al mundo y al hombre, heredndoles una cultura e ideologa
religiosa idntica entre los pueblos del Mxico precolombino.

La importancia de hacer referencia a estos antecedentes, se ubica en


que la gran mayora de los antiguos pueblos, la religin sirvi como una de
las principales instituciones de poder, instrumentando mecanismos de
sujecin y represin sobre las conductas humanas. Los Cdigos de
Hammurabi, Netzahuatcyotl, y los Diez mandamientos, son una clara
conducta antisocial, se establece en el hecho de que las diversas religiones
marcaron algunas accio-

189
nes humanas como agresoras del hombre, la sociedad, la religin y del
mismsimo Dios. La consecuencia de actuar contra la prohibicin consista
en la penitencia, y esto significaba generalmente el suplicio del cuerpo o la
prdida de la vida, ms la condena del alma. En la actualidad las religiones
han perdido un tanto de peso social en apariencia, no as su potencial
manifiesto de control social; la forma de castigo hoy impuesta es
exclusivamente del tipo metafsico (excomulgacin, reproche moral,
etc.).Solamente en los pases de cultura musulmana El Corn sigue siendo
ms que una ley y una religin, un estilo de vida.

La religin al ser un instrumento e institucin de poder, ha sido


durante mucho tiempo la ideologa de justificacin de la represin y
exterminio de muchos pueblos, y encuentra en el pecado la accin malfica
a expiar. Cuanta razn tena Moctezuma en afirmar: La religin de los
espaoles es buena para Espaa y la de los mexicas es buena para la
Mxico-Tenochtitln, pues con ello demostraba que los hombres y las
instituciones no persiguen el bien comn, sino el propio. Y no es cuestin
de entes divinos, pues el hombre no es su autmata, sino un sujeto social
con capacidad de poder y de decisin mnima de opcin entre lo
establecido subjetivamente entre el bien y el mal. La delimitacin de los
pecados como equivalentes a las acciones antisociales y malas, en stricto
sensu no corresponden lgicamente, ms bien son identificables y efectivas
si se atiende a un principio de instrumentalizacin del poder como acto de
sometimiento y represin de las capacidades de libertad y poder del hombre
y la sociedad; pues lo mismo condenan herejes que bendicen caones. 5

3. Hecho ilcito

Conforme a las teoras del principio de voluntad general, la sociedad


organizada establece ciertos criterios en donde se resaltan una serie de
valores e instrumentos, apreciables para un determinado grupo. Al estar
fijados estos patrones denominados como bien

5
Tecla J., Alfredo., Antropologa de la violencia. Mxico, Taller Abierto, 1995., p. 45.

190
comn, aparece un mecanismo general y abstracto que regula, previene y
reprime toda aquella conducta en apariencia transgresora de los preceptos
sociales unitarios. Este mecanismo recibe el nombre de ley, la cual crea una
extensa gama de relaciones sociales, cimentadas en una estructura legal de
facultades imperoatributivas para los miembros de la comunidad, sus
representantes e instituciones; es decir, una legalizacin del poder. Dicho
instrumento del poder sujeta a las acciones humanas dentro de tres rubros:
hecho jurdico, acto jurdico y hecho ilcito.

De manera breve, el hecho ilcito se identifica como aquel acto


inserto dentro de una ley, realizado en contra y fuera de lo facultado por el
mismo ordenamiento legal. De aqu mismo se desprende la existencia de
hechos ilcitos correspondientes a un tipo de legislacin especfica, por lo
cual pueden existir hechos ilcitos laborales, fiscales, mercantiles, etc. Al
existir bienes jurdicos individuales y colectivos, es lgico declarar que
slo sern antisociales los hechos ilcitos que atenten contra las normas de
proteccin de bienes colectivos. Una caracterstica imprescindible en el
hecho ilcito radica en la existencia segn la teora kelseniana de una
norma primaria en donde se prescriba el tipo de consecuencia legal
(sancin) derivada de la conducta descrita, por lo tanto todo acto ser
ilegal, s posee una sancin, mencin aparte de una descripcin legal donde
se establezcan las formas y modalidades de la accin regulada (norma
secundaria). En virtud de lo anterior, las conductas antisociales
principalmente se ubican dentro de cuatro especies de legislaciones: civil,
administrativa, especial y penal.

El hecho ilcito civil debe ser identificado como aquel acto realizado
en contra de cualquier ley, es decir, un hecho ilcito en general, sin
importar si la ley es penal, civil, administrativa, o consuetudinaria. En este
acto, el autor puede tener una culpabilidad dolosa o culposa de provocar la
lesin de un bien jurdico, debiendo responder por los resultados de la
accin (Responsabilidad subjetiva), consecuencia extendida a un sujeto no
implicado directamente en los hechos pero que por su actuacin dio origen
a

191
la existencia de un riesgo inminentemente lesivo de bienes especficos
(Responsabilidad objetiva).

La accin de responsabilidad subjetiva, implica el estudioso de la


manifestacin de la conducta en su aspecto positivo (accin) o negativo
(omisin), adems de los elementos subjetivos de una conducta como
pueden ser el dolo o la culpa en el sujeto responsable, analizndose al
mismo tiempo dichos elementos en la vctima. Es conocida como
responsabilidad subjetiva, pues el hecho ilcito, fuente de la obligacin, se
funda en aspectos de carcter psicolgico del individuo (dolo o culpa).
Dentro de este esquema, los padres, tutores, patrones, personas morales,
dueos de animales, entre otros, son responsables subjetivos solidarios
subsidiarios, por tener una calidad de garante o deber de cuidado,
cometiendo hechos ilcitos por omisin; siendo esta afirmacin una
presuncin iuris tantum.6

La accin de la responsabilidad objetiva o del riesgo creado no


requiere de la participacin directa del demandado en los hechos
constitutivos del derecho subjetivo civil. En este sentido lo que se busca es
un responsable de la conducta realizada por objetos o sustancias de
naturaleza peligrosa, siendo en este caso el propietario, encargado o usuario
de dichos artefactos el responsable de los daos provocados sin necesidad
de un anlisis de los aspectos dolosos culposos en su proceder, revisando
nicamente la culpa inexcusable de la vctima como productora del dao.
Para el clebre jurisconsulto Rafael Rojina Villegas son tres los elementos
de esta responsabilidad:

1. El uso de cosas peligrosas.


2. La existencia de un dao de carcter patrimonial.
3. La relacin de causa a efecto entre el hecho y el dao.7

6
Para mayor informacin consultar el Libro Cuarto, Primera Parte, Ttulo Primero,
Captulo V, del Cdigo Civil para el Distrito Federal.
7
Rojinas Villegas, Rafael., Compendio de derecho civil. T. III. 18 ed., Mxico, Porra,
1993., p. 275.

192
Esta accin recibe el nombre de responsabilidad de riesgo creado, por ser el
empleo de objetos peligrosos un peligro potencial e inminente, es decir, un
riesgo generador de daos (artculo 1913 del Cdigo Civil para el Distrito
Federal).

Una conducta antisocial, es un hecho ilcito civil, siempre y cuando


se adecue a normas de orden pblico protectoras de bienes jurdicos
colectivos. En este orden de ideas un delito puede ser materia de juicio
civil, sin importar los alcances y consecuencias dictadas dentro de un
procedimiento penal; siendo materia de litis la responsabilidad civil, ya que
cualquier acto ilcito genera este tipo de consecuencias. Por lo mismo, es
necesario que la conducta reprochable sea de resultado material subjetivo u
objetivo, no siendo materia de esta legislacin las conductas tentativas. La
responsabilidad civil generada por conductas antisociales, se desprende de
un hecho ilcito productor de un dao, independientemente de los actos
subjetivos del autor, tambin debe existir un nexo de casualidad entre el
hecho y el dao, y sobre la base de este dao se cuantificar el tipo de
sancin medidas que afectan a su patrimonio, al ser condenado a la
realizacin de actos restitutorios, de reparacin, indemnizatorios, o de pago
de daos y perjuicios; incluyendo el dao moral.

La trascendencia del hecho ilcito y los juicios de responsabilidad


civil, radicar en los prximos aos en su eficiencia e idoneidad como
medio alternativo del proceso penal, donde la vctima asumir su presencia
como parte legtima de un juicio en el que va implcito su inters real, as
como su verdadera personalidad jurdica de vctima. Proceso en el cual se
obtendr la principal preocupacin y reivindicacin del sujeto pasivo de un
delito: la reparacin del dao, en atencin a los siguientes motivos: en una
sociedad como la nuestra, el principal valor social se inserta en los bienes
pecuniarios, por lo mismo, al ser el principal valor capitalista, en l se
deben de centrar las principales sanciones legales. Este tipo de sanciones y
juicios segn las corrientes abolicionistas del derecho penal, implica una
mayor seguridad jurdica de las partes, as como abandonar la figura
representativa de la sociedad

193
(Fiscal o Ministerio Pblico), la cual realmente dista mucho de abogar por
los legtimos intereses de la sociedad, y cuantims por los de la vctima .

4. Infraccin

La infraccin al ser un tipo de conducta creada y regulada por el campo


legislativo es una especie genrica del hecho ilcito, y sigue smiles
esquemas en cuanto a su clasificacin como antisocial, en trminos de lo
referido en lneas anteriores. La infraccin puede ser clasificada dentro de
dos reas jurdicas: la penal especial y la administrativa.

Recibe el nombre de infraccin, dentro de la legislacin penal,


aquellas conductas tipificadas como delitos, que son concretizadas por
personas inimputables o menores de edad sin responsabilidad penal en el
momento de la comisin del ilcito. Por consecuencia a dichos sujetos
activos se les practica un rgimen jurdico distinto al de las personas
imputables, denominado especial. Estas conductas antisociales son
punibles con un tipo especfico de sanciones denominadas medidas de
seguridad para adultos inimputables (artculos 67, 68, 69 bis del Cdigo
Penal para el Distrito Federal y del Cdigo Penal Federal), y para
menores infractores (artculo 96, a 119 de la Ley para el Tratamiento de
Menores Infractores para el Distrito Federal en materia comn y para
toda la Repblica en materia federal). Las medidas de seguridad son un
tipo sui-generis de sancin, en el que va implcita la atenuacin de las
consecuencias jurdicas, es decir, una reduccin de la punibilidad sobre los
tipos bsicos penales.

La infraccin administrativa se encuentra contemplada dentro de


algunas leyes administrativas que regulan las relaciones del Gobierno
con sus gobernadores (Cdigo Fiscal de la Federacin, Reglamento de
Trnsito, Ley Aduanera, etc.), buscando promover el orden, la seguridad y
salubridad general por medio de la creacin de leyes restrictivas que
abarcan actividades que no son reprochables penalmente, pero que s
obedecen a razones de convencionalismo social. Dicho tipos de conductas
son sanciona-

194
bles con arrestos (hasta por 36 horas), sanciones pecuniarias, clausuras o
cumplimiento forzoso de la obligacin requerida. La trascendencia de las
infracciones administrativas, radica en el hecho de constituirse como las
nuevas conductas suplentes de los antiguos delitos, es decir, ciertos tipos
penales derogados, son hoy infracciones administrativas ubicadas al
interior de los Reglamentos de Buen Gobierno y Justicia Cvica. Delitos
como el Hostigamiento Sexual, Aborto y Amenazas, entre otros, en los
siguientes aos podran dejar de ser considerados delitos transformndose
en infracciones, aunque no por eso dejen de ser calificados como hechos
ilcitos y conductas antisociales. Sin duda, la definicin de las
infracciones, la jerarqua de su gravedad, los mrgenes de su gravedad, los
mrgenes de indulgencia, lo que se toleraba de hecho y lo que estaba
legalmente permitido todo esto se ha modificado ampliamente desde
hace doscientos aos; muchos delitos han dejado de serlo, por estar
vinculados a determinado ejercicio de la autoridad religiosa o a un tipo de
vida econmica: la blasfemia ha perdido su status de delito; el contrabando
y el robo domstico, una parte de su gravedad. Pero estos desplazamientos
no son quiz el hecho ms importante: la divisin entre lo permitido y lo
prohibido ha conservado, de un siglo a otro, cierta constancia. 8

5. El crimen y sus definiciones

El crimen es una constante histrica dentro del desarrollo de las sociedades


humanas, y por lo mismo la religin, la literatura y la filosofa entre otras
ciencias, han hecho de l parte medular de sus creencias, narraciones e
ideologas. Para nosotros el crimen es todava una relacin y en ese
sentido posee el mismo significado liberador que la Fiesta o la confesin.
De ah su dramatismo, su poesa por qu no decirlo? su grandeza.
Gracias al crimen, accedemos a una efmera trascendencia. 9 Desde el
asesinato de Abel a manos de Can, pasando por los homicidios cometidos
por Edipo, Hamlet y dems personajes hasta los secuestros de Ariz-

8
Foucault, Michel. Vigilar y castigar. 23 ed., Mxico, siglo XXI, 1995., p. 24.
9
Paz, Octavio., El laberinto de la soledad. Mxico, F. C. E., 1989., p. 55.

195
mendi y los atentados terroristas en New York, la sociedad y sus
instituciones han hecho del crimen un acto fastuoso, horripilante, bestial,
inhumano, sin embargo, ste no es tan ajeno al humano y a la sociedad
como lo han hecho creer. Precisamente por ser el crimen un acto humano
que remueve las fibras ms ntimas del individuo, grandes filsofos desde
tiempos inmemoriales se dieron a la tarea de plantear una concepcin sobre
el punto referido, coincidiendo la mayora de ellos en la relatividad el
concepto, en razn de que el delito es una construccin que atiende a un
lugar, espacio y poca determinada. Es un producto social, es una
concepcin de la Historia y no de la racionalidad. Un acto es considerado
malo slo cuando dentro de un estado (cuerpo, sistema, todo) de relaciones
adquiere ese sentido. Al ser una accin que va ligada con la imagen de la
cosa, adquiere sentido dentro de ese estado o sistema de relaciones, lo que
es bueno o malo en un contexto no lo es en otro.10

El Leviatam de Hobbes confirma la creencia de que la construccin


del trmino crimen atiende bsicamente a los criterios sociales, teniendo
stos un fin de utilidad individual y social, es decir, el cometer una
conducta antisocial en un lugar y poca especfica lejos de ser estimada
como una accin reprochable puede ser catalogada como algo heroico y
honorable, ejemplos de ello son la piratera y el trfico de esclavos durante
los siglos pasados. En todos los lugares en que los hombres han vivido en
pequeas familias, robarse y expoliarse unos a otros ha sido un comercio, y
lejos de ser reputado contra la ley de la naturaleza, cuanto mayor era el
botn obtenido, tanto mayor era el honor.11 En idntico tenor, Carlos
Marx, quien a travs de su texto El capital, realiza un resumen de lo que
llama La sanguinaria legislacin de finales del siglo XV y leyes sobre
salarios dejando ver que el concepto del crimen, se configura en relacin a
un sistema econmico, por lo cual toda conducta que no reproduzca y
atente contra un sistema productivo deber ser castigada y transformada en
fuerza til o de lo contrario ser excluida del mbito social, tal y como
sucedi

10
Tecla J., Alfredo., op. cit., p. 94.
11
Hobbes, Thomas, Leviatam. 2 ed., Mxico, F. C. E., 1987., p. 138.

196
con los mendigos, vagabundos e incapaces los cuales se les equipar como
bandidos potenciales. Dentro de la Italia fascista, Alfredo Rocco crea un
cdigo penal muy similar en su lista de delitos a cualquier otra legislacin
de la poca, sin embargo, al ser realizado dentro de un contexto de
exacerbacin del nacionalismo y la figura del Duce, cualquier tipo de delito
lejos de tutelar el bien jurdico idneo (la libertad sexual, la vida, etc.),
protega la moralidad pblica, la sanidad de la Nacin, la estabilidad del
gobierno, etc. El concepto del crimen dentro de las tesis fascistas tanto en
Alemania (nazismo), Italia y Espaa, fue clasificado como un tipo de
conducta que agreda el autoritarismo y estatismo del Partido-Estado, y no
como un medio de ataque a la sociedad. En cambio las corrientes
criminolgicas crticas han manifestado la maleabilidad del concepto
crimen, el cual vara no slo en el binomio tiempo-espacio, sino de manera
individual, de tal modo lo delictivo en un contexto social e individual es
considerado legal y/o aceptable en otra sociedad y personas. Por ejemplo,
una persona dedicada al crimen no ve a ste como un acto ilcito
estrictamente (pese a tener conocimiento de su conducta antijurdica), lo
observa como un estilo de vida, que le otorga aparte de una posicin
econmica, un status social frente a los dems criminales. En una
naturaleza humana tan pervertida los crmenes serian virtudes. 12

Sobre el crimen podemos encontrar miles de definiciones, las cuales


atienden cada una a la corriente que pertenece (escuela de la defensa social,
crtica, etc.). Thomas Hobbes, fiel a su formacin religiosa y rebelda
manifiesta hacia el sistema religioso y poltico de su poca seala: Delito
es un pecado que consiste en la comisin (por acto o por palabra) de lo que
la ley prohbe, o en la omisin de lo que ordena. As pues, todo delito es un
pecado: en cambio: no todo pecado es delito. 13 Con la presente
declaracin, Hobbes vuelve a rescatar su posicin de que el concepto
referido versa sobre principios de un utilitarismo poltico-social. Francesco
Carnelutti, famoso tratadista civil italiano, ofrece una visin del crimen de
acuerdo a un criterio correspon-

12
Spinoza, B., Las cartas del mal. Mxico, Folios, 1986., p. 126.
13
Hobbes, Thomas., op. cit., p. 238.

197
diente a su rea de estudio: Existen dos polos en un choque de fuerzas,
este choque de fuerzas es un caracterstica imperante de la sociedad. El
contrato es el pacto de fuerzas, el delito es el rompimiento del equilibrio de
fuerzas.14 El delito no puede ser enfocado como el rompimiento de un
equilibrio, pues el crimen surge por la existencia de una desigualdad que
implica lgicamente desequilibrio; no obstante lo anterior desde aqu se
puede esclarecer que el crimen es la interaccin de dos fuerzas encontradas,
un punto de convergencia de las capacidades de poder. Luis Rodrguez
Manzanera durante el seminario de Victimologa, Origen, Evolucin y su
Marco Legal, llevado a cabo en marzo de 1998 por el INACIPE, seal
que conforme a esa ciencia criminolgica, el crimen supone un encuentro
de intereses, deseos, y apetencias arriesgadas en el momento de la comisin
del delito.

La mayora de los tericos del derecho, junto a los criminlogos


nacionales, siguiendo las corrientes positivistas imperantes en Mxico
desde fines del siglo pasado, manifiestas que el crimen es una accin u
omisin sancionada y prohibida por la ley penal, concepto plasmado en el
artculo 7 del Cdigo Penal Federal, con lo cual ligan irremediablemente
a la conducta con un proceso jurisdiccional para lograr la aplicacin de la
sancin, consecuencia aclamada y exigida por el Estado de Derecho y la
sociedad ofendida, apegndose al principio de legalidad contenido en el
artculo 14 de la Constitucin Poltica de los Estados unidos Mexicanos.
La nocin de delito que sirve de base en nuestra legislacin es
puramente formal.15 Las teoras positivistas, dentro de las cuales se
encuentra la corriente de la defensa social, siempre han enmarcado al
crimen como la lesin directa de los derechos individuales, y sobre todo de
los derechos de la sociedad en general, en virtud de ello la legislacin, la
sancin y el ejercicio de la

14
Carnelutti, Francesco., Sistema de derecho procesal civil. Buenos Aires, UTEHA,
1994., p. 94.
15
Garca Mynez, Eduardo., Introduccin al estudio del derecho. 44 ed.. Mxico,
Porra, 1992., p. 141.

198
accin penal es del orden pblico, y correspondiente al Ministerio Pblico
en trminos del artculo 21 Constitucional. Por su parte, la teora unitaria
del concepto de delito, formula un binomio integrado por la punibilidad y
la conducta delictiva, que sostiene al delito como una conducta punible.
Este esquema no arroja resultados objetivos, pese a su aparente lgica,
solamente reproduce un sistema socio-jurdico inserto en las instituciones
impartidoras de justicia, las cuales introducen en sus actuaciones un
silogismo hipottico clarificador para ellos de su razonamiento jurdico:

A) Delito es lo que sancionan las leyes penales.


B) Las leyes penales sancionan delitos.
C) Delito es toda conducta punible.
D) Toda conducta punible es un delito.

Esta lgica cae en un conceptualismo cerrado, pues no abarca los


problemas sociolgicos en cuanto a la creacin y contenido de las leyes, no
profundiza en la terminologa de las conductas punibles, simplemente
enmarca una frase absurda: Lo que dice la ley es ley, porque as lo seala
la ley. Por lo anterior el sistema jurdico, sigue siendo considerado por las
corrientes crticas del derecho, como un instrumento de control social que
no ofrece respuestas ni soluciones, sino reflejos de una sociedad y sus
gobernantes. Con motivo de esto, una gran cantidad de las legislaciones
penales han adoptado una definicin clsica del delito, ubicndolo como
una conducta (accin-omisin) antijurdica, tpica y culpable. Para Eugenio
Ral Zaffaroni el injusto penal posee dos caracteres: el genrico (conducta)
y el especfico (tipicidad, antijuricidad, y culpabilidad). En el preciso
momento que se conjuguen y comprueben esos supuestos, el injusto penal
se transformar en un delito. El concepto del delito como conducta tpica,
antijurdica y culpable se elabora conforme a un criterio sistemtico que
corresponde a un criterio analtico que trata de reparar primero en la
conducta y luego en el autor: delito es una conducta humana
individualizada mediante un dispositivo legal (tipo) que revela su
prohibicin (tpica), que por no estar permitida por ningn precepto
jurdico (causa de justificacin) es contraria al orden jurdico (antijurdica)
y que por serle exigible al actor que actuase de otra

199
manera es esa circunstancia le es reprochable (culpable). El injusto
(conducta tpica y antijurdica), revela el disvalor que el derecho hace
recaer sobre la conducta misma, en tanto que la culpabilidad es una
caracterstica que la conducta adquiere por una especial condicin del autor
(por la reprochabilidad que del injusto se le hace al autor). 16 El concepto
aludido, tuvo su origen en las corrientes objetivo-subjetivo, causalista y
finalista del delito, siendo de destacar que esta ltima contina vigente en
algunas tesis alemanas del Derecho Penal, quienes vieron en Hans Welzel
el mejor expositor de dicha teora; la cual tiene entre sus postulados
principales al polinomio delictivo (conducta-tipicidad-anti jurdicidad-
culpabilidad) donde todos los elementos son parte esenciales e
imprescindibles de la figura del delito; cuyos componentes para el enfoque
finalista pueden ser explicados conforme al siguiente esquema:

1 Conducta, entendida como hacer voluntario (final).


2 Tipicidad, como prohibicin de conducta en forma dolosa o
culposa.
3 Antijuridicidad, entendida como contradiccin de la conducta
prohibida con el orden jurdico.
4 Culpabilidad, entendida como reprochabilidad.17

El modelo lgico penal, por su parte, crea una definicin del delito
integrada por los llamados elementos del tipo penal, remitindonos
directamente a la formulacin del delito bajo los parmetros de la
normatividad penal conducente. Cualquier legislacin es un sistema
especfico de conceptos, valores e ideologas predominantes en un sistema
general, que describe una relacin y regulacin de conductas, as como la
clase de consecuencias jurdicas sobre el autor que transgreda estas
determinaciones legales. El objetivo de las normas es la proteccin de
bienes y su misma reproduccin. En materia penal el campo de aplicacin
versar sobre las conductas humanas llamadas por la ley como delitos,
sobre las penas y la proteccin de bienes jurdicos trascendentes para la
materia en

16
Zaffaroni, Eugenio Ral., Manual de derecho penal. 2 ed., Mxico, Crdenas Editor
y Distribuidor, 1988, p. 343.
17
Ibid., p. 349.

200
cuestin. El tipo penal es un instrumento legal, lgicamente necesario y de
naturaleza predominante descriptiva; que tiene por funcin la
individualizacin de conductas humanas penalmente relevantes (por estar
penalmente prohibidas).18 Los elementos del tipo penal, son segn la
teora del modelo lgico penal:

Deber jurdico penal


Bien jurdico
Sujeto activo. Voluntabilidad.
Imputabilidad.
Calidad de garante.
Calidad especfica.
Pluralidad especfica.
Sujeto pasivo. Calidad especfica.
Pluralidad especfica.

Objeto material.
Kernel. Conducta. Voluntad dolosa.
Voluntad culposa.
Actividad.
Inactividad.
Resultado material.
Modalidades. Medios.
Referencias temporales.
Referencias espaciales.
Referencias de ocasin.

Lesin del bien jurdico.


Puesta en peligro del bien jurdico.
Violacin del deber jurdico penal.

Si todos los elementos necesarios de un tipo penal se renen y existe una


realizacin de los hechos descritos en la norma penal jurdicamente
culpables, se estar dando origen al delito segn la teora del modelo
lgico. El delito es un hecho y se sita en el mundo de la facticidad; por
tanto, su contenido es rigurosamente fctico. A diferencia de la norma
jurdico-penal, que es general, abstracta y permanente, el delito es
particular, concreto y tempo-

18
Ibid., p. 391.

201
ral. Particular, porque es obra de un sujeto o sujetos individuales; concreto
porque es un hecho determinado; y temporal, por estar limitada su
realizacin a un momento de lapso, tambin plenamente determinado. 19
Pese a su distincin entre un mundo real y ficcionario, esta teora tampoco
se aleja de los principios formalistas vigentes en el derecho, su concepcin
es estrictamente legista, sostiene al delito considerado como tal, slo si
existe una norma descriptiva de l con anterioridad al hecho, s es
declarado jurisdiccional, no antes, nunca despus. En sntesis el delito es
definido por este esquema como la culpable concrecin de un tipo
legal.20

Finalmente en los ltimos aos han surgido las teoras de la accin


social y la corriente finalista dentro de la dogmtica jurdico penal, sin
embargo, un alto porcentaje de los conceptos creados sobre la construccin
social del delito nos remite a trminos jurdicos, pareciendo ser que la
conducta humana en este sentido slo debe ser clasificada bajo criterios
penales y sus respectivas consecuencias. El delito sociolgicamente
no existe si prescindimos de la solucin institucional comn.21 Solucin
entendida como instrumento e institucin de poder, que adhiere un nombre
diferente y propio: el de control social, ligado a un sistema legislativo penal
que encuentra su clmax culminante en la crcel. El delito es una entidad o
fenmeno natural y social, (que siempre ha existido), se combate con la
teora de que el delito es creado por la legislacin, y que si es modificada
ya no existiran los tipos penales, y por ende los delitos desapareceran. El
delito existe por la ley, es una construccin legal por un inters poltico,
esto es irrefutable, sin embargo, las conductas antisociales no existen por
ley, surgen de otros factores sociales e impregnan y dan origen a una
conciencia individual y social dispersa; todas estas conductas no son
reguladas y mucho menos castigadas, principalmente por ser cometidas por
grupos e individuos del poder. Los criminlo-

19
Islas de Gonzlez Mariscal, Olga., Anlisis lgico de los delitos contra la vida. 3 ed.,
Mxico, Trillas, 1991., p. 56.
20
Ibid., p. 57
21
Zaffaroni, Eugenio Ral., op. cit., p. 19.

202
gos crticos se interesan por los crmenes no codificados
caractersticos de los detentadores del poder, tales como el sexismo, el
racismo, el etnocidio, y muy especialmente los llamados delitos de cuello
blanco y los de los altos funcionarios.22

No todas las conductas antisociales son delitos, no todos los delitos


son conductas antisociales; el crimen estrictamente debera ser un
equivalente exacto de la conducta antisocial, pero esto no sucede as, pues
el crimen es una construccin jurdica-social, que atiende a principios de
grupos especficos definidos, y no a un concepto universal, ahistrico y
unitario de sociedad; aun cuando las corrientes poltico-criminolgicas se
empecinen en equiparar al crimen con un acto antisocial. Los griegos
conocieron un delito cuya amplitud e imprecisin son motivos tcnicos
suficientes para quedar poscritos de los cdigos penales contemporneos.
Este delito fue el de impiedad, y se poda caer en l lo mismo por causa de
santidad, sabidura, belleza o valenta; por motivos religiosos, polticos o
morales; por merecer el Pritneo o el laurel; lo mismo siendo hombre o
mujer; por creer en los dioses o no creer, por obediencia o rebelda, por
recato o desacato; por mentir o por hablar con verdad; por todo aquello que
a los ojos de las buenas conciencias fuera motivo de escndalo o hiciera
peligrar a la polis Por delito de impiedad fueron juzgados en Atenas
personajes que ahora forman parte de la Historia Universal y que, por otros
motivos, por el de su juicio al menos, siguen piedra de escndalo. Frin, la
modelo de Paxteles y esposa de nadie; Aspasia, la segunda esposa de
Pericles, y Scrates, primero y nico esposo de Jantipa, cada uno a su
tiempo, por distintos motivos y el mismo delito hubieron que enfrentar el
rigor judicial de sus contemporneos, Frin y Aspasia salieron triunfantes
del tribunal al aire libre; Scrates supo ah de su condena; en los tres casos
se cumpli la ley, se hizo el derecho, no en todos la justicia. 23 El derecho
dentro de la oratoria poltica es el mejor instrumento de la

22
De La Barreda Solrzano, Luis., Ius puniendi et ius poenale. Mxico, UA M., 1982.,
p. 32.
23
Del Palacio Daz, Alejandro., Introduccin a la teora del derecho. Mxico, UA M,
1992., p. 213.

203
civilidad de un pueblo, su aplicacin sostiene la imparticin de la justicia,
la ley es igualitaria y hace iguales a todos, pero en la realidad no se juzga
igual a dos sujetos que cometieron el mismo delito en circunstancias
anlogas en el momento de su comisin. No puede existir justicia donde
persiste la desigualdad.

Una de las conductas antisociales ms decadentes de la humanidad,


es la violencia organizada e institucionalizada, en donde el Estado con su
sempiterno monopolio de la violencia infecta a toda la sociedad. El
Estado es el que ha organizado las guerras de expansin, la lucha por los
recursos naturales y por los mercados.24 Los grupos de poder, entre ellos
el Gobierno del Estado, mediante el uso de las disciplinas se han encargado
de sujetar y reprimir a las conductas humanas segn convenga a sus tesis
ideolgicas; dentro de esas disciplinas surgen aparatos ideolgicos, como el
derecho, que justifican el mayor nmero de atrocidades cometidas a mano
de los grupos de poder, en nombre de la humanidad, la justicia y una sarta
de sandeces valorativas necesarias para su proceder.

La destruccin del Imperio y la cultura de Bizancio por factores


econmicos, fue justificada por las Cruzadas Cristianas. El etnocidio
indgena fue realizado en aras de su incivilidad y paganismo salvaje; el
mejor remedio era la Evangelizacin. El asesinato moral y fsico de
millones de negros se fund en una antropologa racista. La Primera y
Segunda Guerra Mundial arrojan millones de muertos por cuestiones de
apoderacin del mercado econmico. La masacre de Hiroshima y
Nagasaky, es la advertencia de un poder aniquilante. La Guerra Fra y de
Vietnam, surgieron para crear una carrera armamentista y la movilizacin
del capital americano. La matanza de Tlatelolco, en el trasfondo fue ms
poltica, cnica y absurda que represora de la disolucin social. El conflicto
del Prsico no es por cuestiones de soberana, sino por el control de los
enrgicos. La guerra en los Balcanes y contra el terrorismo absurdamente
lucha por los Derechos Humanos violando Derechos Humanos. En los
ltimos 3500 aos la

24
Tecla J., Alfredo., op. cit., p. 43.

204
humanidad slo ha conocido 300 aos sin guerras, lo cual manifiesta que es
dominante la tendencia belicosa,25 a fines del milenio pasado, gracias a las
guerras, represiones polticas, golpes de estado entre otros nefastos sucesos
ms de 33 millones de personas han sido exterminadas de la faz de la
Tierra en slo un siglo: el XX. Esta nfima lista de hechos, demuestra que
los mayores crmenes son cometidos por personas y grupos de poder, los
cuales por tener esa capacidad pasan inadvertidos y sin sancin alguna,
siendo los nicos receptores de los ingresos y retribuciones de sus
conductas antisociales.

La concepcin de los crmenes, al ser dependiente de factores


sociales de una poca determinada resulta ser una variable social; el mismo
acto de la Guerra implicativo de un actuar antisocial, bajo cualquier anlisis
de estudio, ha sido ubicado durante el transcurso de la humanidad en varios
rangos: Defensa, Reaccin, Bellum Justum, Sancin y Derecho. Esta
clasificacin depende de los sujetos y grupos de poder dominantes.
Veamos, la aparicin del problema del narcotrfico, tiene su punto de
arranque, despus de la Guerra de Vietnam; buscando obtener una
movilizacin del capital norteamericano y la produccin de armas, fue
necesario crear pequeos movimientos militares de mayor capital. As se
crean los movimientos guerrilleros en Centroamrica. Cuando el fenmeno
de la drogadiccin tena entre sus principales consumidores a las clases
bajas, el consumo de drogas era un delito; en el momento de su extensin
hacia los estratos sociales altos, el drogadicto ya no es un criminal, es una
vctima. El supuesto delito de narcotrfico forzosamente debe ser
relacionado para su explicacin y resolucin con dos factores: los
gobiernos y la produccin de armas, por lo cual este delito al igual que
otros tiene una estrecha relacin con las estructuras de poder.

Algunas conductas como ciertos tipos y mtodos de contaminacin


ambiental, explotacin inmoderada de recursos natura-

25
Ibid., p. 67.

205
les, produccin indiscriminada de armas, fraudes colectivos, mala
administracin y desvo de los recursos econmicos nacionales, firmas de
tratados econmicos, experimentos cientficos-biolgicos; son mucho ms
lesivos para la humanidad que el homicidio de una persona, o el robo de un
bien mueble; pero por el simple hecho de no estar tipificadas dentro de un
cdigo penal, se logra inmunidad e impunidad para sus autores materiales
con toda una larga lista de ventajas y beneficios inmediatos. Y por el
contrario s encontramos tipos absurdos dentro de la legislacin penal que
son producto de concesiones a grupos de presin, como puede ser el tipo
penal que son producto de concesiones a grupos de presin, como puede
ser el tipo penal del aborto y el hostigamiento sexual entre otros que no
contienen ningn tipo de conducta antisocial, y slo protegen bienes
individuales.

Con base en los principios de desigualdad social, el crimen existe por


se en primera instancia un encuentro de personalidades y sus respectivas
capacidades de poder; posteriormente, al darse una estratificacin de los
niveles de vida y de los puestos de control social, se crearn construcciones
sociales denominadas como delitos, como un medio de control de sujecin-
represin dirigido a la comunidad en general, y hacia los enemigos de esa
estructura poltico-social. La construccin social del crimen es forjada por
la reacciones de algunos hombres frente a otros, los cuales ven en las
acciones de los otros una alteracin o peligro para sus fines. Lo sealado y
practicado por las leyes penales y sus instituciones no sigue un consenso
social; esconde esquemas de divisionismo, de estratificacin, es un sistema
donde el crimen es el mal de males, la sociedad la vctima, el Estado el
hroe, pero realmente el concepto del delito al ser definido desde
posiciones de poder, se encuentra viciado por no ser valioso para todos los
miembros del Estado, sino slo para la estructura gobernante y las clases
sociales con estrategias e instrumentos de poder idneos sobre los dems.

Las corrientes crticas inglesas de la criminologa durante los 60s,


formulan un declogo creado por pensadores marxistas, anarquistas y
liberalistas, que propugna por una teora de la desviacin. Ese documento
en su apartado sptimo sostiene: Los

206
empresarios morales definen como criminal aquello que atenta contra
los intereses econmicos de los grupos sociales poderosos. El derecho
penal es un instrumento al servicio de las clases dominantes!. 26 El trmino
empresarios morales fue creado por el criminlogo interaccionista
Becker quien manifiesta que el concepto de lo delictivo, surge por las
reacciones de los hombres frente al acto de una persona, siendo esta
reaccin una variable dependiente de los factores econmicos y polticos.

Desde una concepcin de la Teora del Poder, todo crimen doloso


presupone una relacin conformada por varias etapas:

A) Relacin social general.


B) Relacin social especfica.
C) Relacin de poder.
D) Relacin de crimen.

Un individuo antes de cometer un crimen doloso, establece una relacin


(aunque sea escasa) con su vctima, tan slo por el hecho de ubicarla como
su probable vctima, ello implica un sistema de localizacin del objeto
deseado (vida, salud, propiedades, etc.) y del sujeto poseedor, por la simple
existencia de la presunta vctima y el victimario, se configura una relacin
social general, antes, durante y despus del crimen. Posteriormente y
conforme al tipo de crimen cometido se sentarn las bases para determinar
el tipo de relacin social especfica; por ejemplo un homicidio en razn del
parentesco, conlleva una relacin familiar, un robo con violencia a un
transente, presupone una relacin social casual. Una vez establecidos
estos dos vnculos, la relacin de poder sumergir sobre ellas; se delinque
porque existe una desigualdad, implicativa de un conflicto interno en el
individuo y externo para el contexto social; se asesina por un motivo, se
roba por otro inters, se amenaza porque se desea algo. Sea cualquier tipo
de delito, el sujeto activo emplea su capacidad de poder, con el fin de
obtener, daar o arrancar un determinado bien del sujeto pasivo, esto
comprende una alteracin en el conductualismo de la vctima y la
consecucin

26
Larrauri, Elena., La herencia de la criminologa crtica. 4 ed., Mxico, Siglo XXI,
1991., p. 67.

207
de un objetivo especfico. En el preciso momento de la concretizacin del
acto criminal nacer la relacin de crimen, resultando todo un
procedimiento de investigacin, seleccin y determinacin de los roles de
vctima y victimario por parte de la sociedad y sus instituciones con miras a
aplicar un juicio de reproche sobre la conducta y un proceso de
estigmatizacin secundaria sobre el autor de la conducta. El objeto
crimen aquello sobre lo que se ejerce la prctica penal, ha sido
profundamente modificado: la calidad, el carcter, la sustancia La
relativa estabilidad de la ley ha cobijado todo un juego de sutiles y rpidos
relevos. Bajo el nombre de crmenes y delitos, se siguen juzgando
efectivamente objetos jurdicos definidos por el Cdigo, pero se juzga a la
vez pasiones, instintos, anomalas, achaques, inadaptaciones, efectos de
medio o de herencia; se castigan las agresiones, pero a travs de ellas las
agresividades, las violaciones, pero a la vez, las perversiones; los asesinatos
que son tambin pulsiones y deseos. Se dir: no son ellos los juzgados; si
los invocamos, es para explicar los hechos que hay que juzgar, y para
determinar hasta qu punto se hallaba implicada en el delito la voluntad del
sujeto.27

El crimen es una forma de relacin de poder porque es una accin


sobre otra accin; es un instrumento del poder porque las instituciones de
su perversin y ataque lo ubican como algo ajeno y contrario no slo a la
naturaleza, sino a la sociedad, siendo al mismo tiempo, un mecanismo para
la realizacin de fines; es un instrumento institucional porque gracias a l
se justifica el proceder estatal y la justificacin legal de conductas
antisociales. Algunos crmenes atentan contra la permanencia de la
sociedad y sus individuos, no obstante son actos racionales, el crimen es un
recurso que posee el hombre dentro de su capacidad de poder para la
resolucin de sus conflictos, apetencias o deseos; es una capacidad de
modificacin sobre las dems conductas humanas, con una finalidad
especfica en cada individuo o grupo.

27
Foucault, Michel., op. cit., p. 25.

208
6. Conceptologa del binomio criminal-criminalidad

A fuer de ser sinceros, un gran nmero de los delitos, citados por la


legislacin penal, realmente son conductas antisociales; pero si el derecho
penal ha fracasado y se le critica, es debido a la existencia de un punto
fracasado y se le critica, es debido a la existencia de un punto lgido en la
relacin crimen-criminal; radicado principalmente en un proceso de
selectivizacin institucional, llevado a cabo por las autoridades y dirigido
hacia ciertos grupos de personas con rasgos sociofisiolgicos circunscritos,
a los cuales imputan y definen como criminales, sin necesidad de estar
vinculados a un hecho delictivo. El derecho penal juzga actos, sin embargo,
los tipos penales contenidos dentro de su normatividad son conductas
humanas que presuponen la existencia de un autor o sujeto de la accin; el
autor de estas conductas previo juicio donde se demuestre la accin
antijurdica y la culpabilidad del sujeto, ser declarado como delincuente o
criminal, trmino que implica una inadaptacin social del individuo. Una
gran cantidad de penalistas o criminlogos, sugieren al criminal como
aquella persona realizadora y concretizadora de un delito, y en lato sensu
esta posicin es verdadera, sin embargo, qu sucede con reos inocentes
declarados culpables; y con reos culpables absueltos, y con otros sobre los
cuales nunca se inicia un proceso penal. Esto resulta, segn la escuela
jurista de la Questiones Criminale, porque tanto el derecho penal como el
factor delictivo son bienes negativos distribuidos diferencialmente en la
sociedad, siendo en los estratos sociales bajos donde los grupos de poder,
declaran una alta concentracin de sujetos criminales; esta situacin tiene
su origen en la desigualdad social, ampliando ms el margen de sta con la
idea de individuos de ltima calidad, tal y como son clasificados los
criminales. El delincuente se distingue del infractor por el hecho de que es
menos su acto que su vida lo pertinente para caracterizarlo.28

Para nuestra sociedad de morbo, el delincuente es aquel sentenciado


penalmente; los criminlogos positivistas fundaban sus teoras sobre
crimen-criminal-criminalidad, con base en los

28
Foucault, Michel., op. cit., p. 245.

209
estudios realizados sobre los individuos recluidos en las prisiones. Dorado
Moreno sealaba irnicamente como nico medio de distincin entre el
hombre honrado y el delincuente, a la sentencia, reconociendo en Bases la
existencia de gente que comete delitos y nunca son sealados como
delincuentes. El llamado crimen, no es otra cosa que el rompimiento de
ataduras insoportables. Sin embargo, la sociedad moderna tipifica como
tales al asesino, al ladrn, al vagabundo, al disidente y a la prostituta sin
igual. Se diferencian unos de otros por la medida de la pena, el derecho los
clasifica en grandes y pequeos criminales por los aos de catigo.29

Para lograr un anlisis claro del concepto de sujeto criminal; tenemos


que hacer referencia al tipo de poltica criminolgica y a los factores de
criminalizacin primaria (creacin legislativa) y secundaria (aplicacin de
leyes penales), pues stos en su mayora, son dirigidos a las clases pobres y
a aquellos cuyo delito es la portacin de cara. 30 Dentro del Declogo de
los Sesenta en el apartado octavo se fortalece esta postura: Se percibe
como delincuente no a quien vulnera una norma penal; sino a los
individuos que encajan en la imagen de delincuente. La polica acta en
base a estereotipos!.31

Una gran cantidad de los individuos detectados y sealados como


delincuentes por los medios estatales de control social, no son quienes han
realizado el mayor nivel de dao social, muchos de ellos ni siquiera son
culpables de lo acusado; no obstante los mayores criminales reales se
escudan en los grupos de poder, albergando sus intereses funcionales
dentro de los gobiernos e instituciones sociales, como un teln de
encubrimiento y margen de impunidad legal. La realidad de las prisiones,
enmarca una poltica criminolgica que seala al unsono los rasgos
imprescindibles del delincuente: estrato social bajo y rasgos fisiolgicos de

29
Larragaa Salazar, Eduardo., Derecho y Literatura. Mxico, U.A M., 1987., p. 85.
30
Neuman, Elas., Los que viven del delito y los otros. Mxico, Siglo XXI, 1991., p. 16.
31
Larrauri, Elena., op. cit., p. 68.

210
grupos sociales discriminados. El tipo de poltica criminolgica llevada a
cabo dentro de las sociedades, corresponde a teoras sociales donde el
conjunto social es quien recibe toda la magnitud del dao; tanto las
corrientes contractualistas como la escuela de la defensa social, fincan
cargos al delincuente a nombre de todos y cada uno de los miembros de la
sociedad; sin tener relevancia del inters personal de las vctimas del delito,
ni mucho menos la persona del delincuente, el cual parece ser un ente ajeno
y excluido de la comunidad. El delincuente designado como el enemigo
de todos, que todos tienen inters en perseguir, cae fuera del pacto, se
descalifica como ciudadano, y surge llevando en s como un fragmento
salvaje de naturaleza; aparece como el malvado, el monstruo, el loco quiz
el enfermo y pronto el anormal.32 El criminal escenifica al archivo
expiatorio de la sociedad, constituyndose como una rara y amorfa
entremezcla de pasiones, instintos, impulsos y deseos de la ms baja
calidad, ligando inmesurablemente el tipo de crimen al sujeto y no en
sentido contrario. Entre el principio contractual que arroja al criminal
fuera de la sociedad y la imagen del monstruo vomitado por la
naturaleza, dnde encontrar un lmite, como no sea en una naturaleza
humana que se manifiesta no en el rigor de la ley, no en la ferocidad del
delincuente, sino en la sensibilidad del hombre racional que hace la ley y
no comete el crimen?.33

El fenmeno de la criminalidad abarca un nmero de conductas


descritas como delictivas concretizadas en un espacio temporal y territorial
especfico. Al realizar un estudio sobre este tpico se lleva a cabo un
anlisis global del binomio crimen-criminal. La criminalidad al ser un
estudio global del fenmeno delictivo, maneja dentro de sus herramientas a
la Estadstica. La estadstica sobre la criminalidad, es un factor manipulado
por las diferentes instituciones sociales, quienes manejan las cifras segn
un intereses econmicos y polticos. Hoods y Sparks realizan un
interesante anlisis del que se desprende que hay una sorprendente cantidad
de estadsticas cuyo comn denominador es la arbitrariedad.

32
Foucault, Michel., op. cit., p. 106
33
Ibid, p. 95.

211
Se puede observar que la profileracin de los delitos en las estadsticas
puede tan slo significar una mayor eficacia (sic) policiaca. 34 No obstante
lo anterior, no se puede hacer a un lado la existencia de una cifra negra,
la cual presupone la realizacin de una cantidad determinada de delitos no
denunciados ante las autoridades correspondientes; semejante situacin
sucede con la llamada cifra dorada, la cual implica la comisin de un
nmero especfico de delitos por parte de los individuos detentadores de
poder poltico y/o econmico, configurando una delincuencia de cuello
blanco.

El fenmeno de la criminalidad actualmente, es el problema de


mayor relevancia en Mxico.35 Segn cifras extraoficiales en el ao de
1997 se cometan tan slo en el Distrito Federal, cerca de 1358 delitos
diarios, ms de 495,670 al ao; solamente un 50% eran denunciados, el tres
por cierto de los denunciados eran encarcelados; exista un 97% de
impunidad sobre la cifra oficial, un 98.5% de impunidad sobre el total de la
cifra negra y oficial. Dos de cuatro negocios sufran un asalto en ese
periodo anual. El porcentaje y horario de los robos an siguen manteniendo
los siguientes intervalos:

06:00 a 13:00 horas. 18.7%


13:00 a 18:00 horas. 47.1%
18:00 a 06:00 horas. 34.2%

En la totalidad de los delitos cometidos se emplea en un 79.8% de los casos


arma de fuego, existe un polica por cada 3055 habitantes (la mayor
cantidad per-cpita en Latinoamrica y en ineficiencia). Existen ms de 500
bandas, cuyas edades entre sus integrantes oscilan entre los 11 y 25 aos.36
El centro de la ciudad registra el primer lugar en la comisin de hechos
delictivos; la delegacin Benito Jurez tiene ese honroso lugar en robo de
autopartes, en

34
De La Barreda Solrzano, Luis., op. cit., p. 22
35
La seguridad es la tarea primordial de un gobierno, y la principal precaucin de una
sociedad.
36
Marn, Nidia., D.F., Ciudad insegura y temerosa; sufre 1,358 delitos diarios.
Exclsior. Mxico, D.F. 19 de junio de 1997., pp. 1, 10 y 20.

212
Iztapalapa y Gustavo A. Madero proliferan los asesinatos, la delegacin
Cuauhtmoc, cuenta con el mayor nmero de colonias de alto riesgo
(Buenos Aires, Morelos, Doctores, Atlampa, Guerrero, Santa Mara La
Ribera, etc.). Algunos de los delitos no patrimoniales (lesiones, homicidio
y portacin de armas) denunciados, estn vinculados con el tipo penal de
robo con violencia formando concursos de delitos reales e ideales. Los
delitos ms denunciados en orden progresivo son:

1. Robo a transente. 8. Amenazas.


2. Robo a negocio. 9. Homicidio.
3. Lesiones. 10.Robo a habitacin.
4. Robo de automvil. 11.Fraude.
5. Dao en propiedad 12.Portacin de armas.
ajena. 13.Despojo.
6. Delitos contra la salud. 14.Robo de autopartes,
7. Robo a transporte otros.37
repartidor.

Estos ndices de criminalidad constantemente continan a la alza (desde


1997 se calcula un aumento del 1 al 5% anual), pese al manipuleo de
estadsticas en relacin con la honradez y eficacia de un gobierno y partido
poltico; coexisten cientos de explicaciones que pretenden resolver el
problema, en el Distrito Federal al igual que en el resto de la Repblica, la
delincuencia, aparte de muchos factores, tiene un elevado contexto poltico.
Por consecuencia, no es extraa la serie de reformas realizadas el 8 de
marzo de 1999 en materia penal dentro de la Constitucin Federal, as
como posteriormente en los dems ordenamientos secundarios y terciarios
(cdigos y leyes federales, constituciones y leyes locales, etc.); cuya
finalidad planteada en sus exposiciones de motivos versa sobre reducir la
comisin delictiva (mediante el incremento de penas) y de la impunidad (a
travs de la facilitacin del trabajo del Ministerio Pblico en Averiguacin
Previa, de los jueces en materia de amparo, etc.); las cuales en realidad
provocan una lesividad en las garantas de los gobernados al legalizar
constitucionalmente en los artculos 16 y 19, un sistema ms represivo y
poco cien-

37
Marn, Nidia., Inseguridad en el D. F. por sobrepoblacin y descomposicin social.
Exclsior. Mxico, D.F. 20 de junio de 1997., pp. 1, 10, 22 y 23.

213
tfico, que por otro lado va a funcionar a travs de nmeros y discursos de
personajes pblicos y de partido, para ir creando una confianza electora en
vsperas de prximos periodos de eleccin. Las ideas que podemos tener a
propsito de este fenmeno social dependen en resumidas cuentas de la
particular perspectiva con la que ordenamos nuestras ideas a propsito de
qu cosa es, o de qu debe ser, la sociedad en general. Depende pues de
nuestra concepcin del mundo, o sea de nuestra ideologa. Y siendo
diversas las ideologas, diversas sern las explicaciones de la
criminalidad.38

38
Pavarini, Massimo, Control y dominacin. Mxico, Siglo XXI, 1996., p. 20.

214
Centro de Derechos Humanos y Asesora a Pueblos Indgenas, A.C.

Situacin actual de las crceles de la regin Mixteca


y costa del Estado de Oaxaca

(Trabajo efectuado con apoyo de la Fundacin MacArthur)

Maurilio Santiago Reyes*


Mara Del Pilar Marroqun Urestarazu

Introduccin

El sistema penitenciario del Estado de Oaxaca se encuentra constituido por


32 Centros de Readaptacin Social, 14 son Reclusorios Regionales, 15 son
Reclusorios Distritales, un Reclusorio Femenil, un Anexo Psiquitrico y
una Penitenciaria Central.

En la regin Mixteca y Costa del Estado de Oaxaca estn ubicados 5


y 3 Centros de Readaptacin Social respectivamente.

En el presente trabajo abordaremos la situacin actual en que se


encuentran los Centros de Readaptacin Social de las Regiones Mixteca y
Costa del Estado de Oaxaca, por constituir estas dos regiones, el mbito
territorial en que el Centro de Derechos Humanos y Asesora a Pueblos
Indgenas, realiza su labor de asesora y defensa legal.

La manera en que decidimos presentar esta investigacin obedece


principalmente a la idea de facilitar una posterior consulta, por lo que se le
encontrar en tres apartados: descripcin, conclusiones y sugerencias,
mismos que estn incluidos o componen el cuerpo o contenido; a su vez la
descripcin y las conclusiones las dividimos en 8 rubros o denominaciones,
por considerarlo la manera ms prctica y entendible de abordar la presente
investigacin.

* Becarios de la Fundacin McArthur-Ford, abogados del Centro de Derechos Humanos


y Asesora a Pueblos Indgenas, A.C.

215
En cuanto a la descripcin y conclusiones, en ellas encontrar
nicamente lo que arrojaron los cuestionarios aplicados, a los internos que
de manera voluntaria nos ayudaron a realizar la presente investigacin, es
decir, el resultado que nuestro universo arroj. Finalmente, concluimos con
una serie de sugerencias emanadas de nuestras observaciones, y que de
acuerdo a la informacin, consideramos que son estos puntos donde no se
cumplen con las reglas mnimas y en los cuales debera ponerse atencin,
para lograr que las condiciones de los centros de readaptacin social en
estas regiones se ajusten a lo que estipulan las reglas mnimas de la Ley de
Ejecucin de Sanciones Privativas y Medidas Restrictivas de la Libertad
para el Estado de Oaxaca.

Antecedentes

Se dice que en nuestros das las crceles representan las universidades del
crimen y que aquel que no es un criminal en la prisin se forma ya que
como lo dice muy acertadamente Ruiz Funes La prisin-pena,
relativamente resiente en el sentido estricto, se ha contaminado con todos
los defectos de las penas del pasado y no ha acogido una sola de las
ventajas que pudiera ofrecerle el progreso de los estudios penales, como
una verdadera penal del futuro; es decir, ha abandonado cuanto lograr
deshumanizarla y ha desdeado cualquier corriente humanista que tratara
de vigorizarla y de ennoblecerla.1

Y es que si ponemos un poco de atencin, en la prctica, en nuestro


sistema penal no existe otra pena ms que la prisin, a pesar de que los
cdigos penales sealan y enumeran toda una gana de penas alternativas a
la pena de prisin y que es poco frecuente o casi nulo que los jueces
apliquen estas penas alternativas, ya que tal parece que el derecho penal
est enfermo de pena de prisin, as, la prisin constituye hoy en da el
ncleo de los sistemas penales del mundo; constituye el criterio
sancionador del hombre corriente, ocupa el centro de todos los sistemas
actuales

1
Ruiz Funes, Mariano., La Crisis de la Prisin, Montero Editor, La Habana, Cuba,
1949.

216
de derecho penal. Sin embargo, sus orgenes fueron provisionales, su
funcionamiento es insatisfactorio y su futuro poco prometedor.2

La historia de la prisin es uno de los pasajes ms siniestros de la


historia humana, tal como Howard, Beccaria y Bentham, lo sealaron en su
tiempo y Foucault lo demuestra en el nuestro; la iniquidad, la corrupcin, el
sadismo, la crueldad y la estupidez han sido un signo, 3 y a pesar de todo lo
que han dicho los grandes penlogos, juristas, filsofos y criminlogos, la
prisin-pena ha sido y sigue siendo en nuestros sistemas penales y tal
parece que tambin para los encargados de aplicar justicia, la varita mgica
para terminar con el delito, la delincuencia, la impunidad, as como
sociabilizar a los antisociales y readaptar a los inadaptables.

Defectos de la prisin

Una persona que es privada de su libertad no puede ser readaptada en una


prisin con caracterstica infrahumanas que empiezan desde la
construccin, como son algunas de las crceles de la Mixteca y Costa del
Estado de Oaxaca, ya que algunas de ellas son construcciones antiguas que
fueron conventos y las cuales carecen de los servicios ms elementales,
adems de que son edificios demasiado hmedos y fros, en donde el sol, si
acaso penetra una hora al da, tal es el caso de la crcel de Tlaxiaco,
Teposcolula, Juxtlahuaca, y Nochixtlan, algunas de ellas se encuentran
actualmente en remodelacin no contando con espacios para que los
internos realicen ejercicios fsicos, tales crceles parecen una casa
habitacin con la caracterstica de que son fras y hmedas y no cuentan
con los servicios ms elementales.

Las crceles son espacios donde procesados y sentenciados conviven


a todas horas y en los mismos espacios, es decir el

2
Morris, Norval., La Evolucin de la Prisin, en Penologa (recopilacin de Rosa del
Olmo), Universidad de Carabobo, Venezuela, 1972, p. 18.
3
Rodrguez Manzanera, Luis., La crisis penitenciaria y los substitutivo de la prisin,
editorial Porra, Mxico 1998, p. 6.

217
declarado culpable ya sea considerado de alta peligrosidad o nula
peligrosidad, convive y comparte todos los espacios al interior de la prisin
con aquella persona que se presume es inocente, de la misma manera, no
encontramos separacin de sexos, en algunas crceles las mujeres y los
hombres comparten los mismos espacios, propiciando muchas de las veces
que se atente contra la integridad fsica y sexual de estas mujeres presas.

Las crceles de la regin Mixteca y Costa del Estado de Oaxaca, son


lugares que no cuentan con personal preparado para promover la
readaptacin de los internos, ya que por lo regular son personas son baja
escolaridad, a quienes nicamente se les capacita con cursos; adems los
sueldos que perciben son muy bajos.

El trabajo al interior de la prisin es nulo y los presos se ven en la


necesidad de emplearse en trabajos que ellos mismos se proporcionan,
organizndose y capacitndose entre s, en actividades artesanales y en la
elaboracin de otro tipo de productos en los que no se necesita capacitacin
y herramienta especializada, tales actividades pueden consistir en la costura
de balones, elaboracin de piatas, canastas, bolas, entre otras.

Respecto a la alimentacin: en ninguna de las crceles investigadas,


se les proporcionan alimentacin. A los sentenciados se les apoya
econmicamente mediante el Pre, que consiste en $8.60 diarios, dejando a
los procesados al margen de este apoyo, por lo que dependen totalmente de
la familia, (si es que la tienen) asimismo, los espacios que ocupan como
cocinas son muy reducidos e insuficientes, los utensilios que utilizan para
los servicios de cocina y comedor los consiguen por su cuenta. Lo anterior
influye directamente en su dieta alimenticia, precaria y poco balanceada, ya
que estn a expensas de lo que puedan conseguir con sus familiares o
amigos que los llegan a visitar. El gas lo tienen que comprar ellos mismos.

En ninguna crcel de la regin Mixteca y Costa del Estado de


Oaxaca, los internos cuentan con servicio mdico y las visitas mdicas a los
reclusorios son de manera espaciada y rpida; en

218
casos urgentes, el permiso se solicita al Juez o Director del reclusorio, este
trmite se realiza por escrito y generalmente por algn interno que auxilia
al solicitante, el trmite tarda de dos a tres das, existiendo casos en que
trasladan al enfermo cuando se encuentra en estado de coma o muy grave.
Tampoco existe control y seguimiento de enfermedades conocidas como
crnicas, que requieren medicamentos constantes y muchas veces stos,
han caducado. En el caso de la crcel de Tlaxiaco en una ocasin se les
proporcion medicina para uso veterinario.

A lo expuesto, podemos agregar y complementar lo que los tericos


afirman de los defectos que conlleva esta problemtica: La prisin, cuando
es colectiva corrompe, si es celular enloquece y deteriora; con rgimen de
silencio disocia y embrutece; con trabajos forzados aniquila fsicamente, y,
sin trabajo destroza moralmente. En casi todas sus formas es altamente
neurotizante, disuelve el ncleo familiar y lo daa seriamente,
convirtindose en una pena terriblemente trascendente, pues lleva un agudo
sufrimiento en aquellos que quieren al recluso. Es, adems, una pena cara y
antieconmica; cara en cuanto a la inversin en instalaciones,
mantenimiento y personal; antieconmica porque el sujeto no es productivo
y deja en el abandono material a la familia. Otros efectos indeseables de la
prisin son la prisionalizacin y la estigmatizacin. Por prisionalizacin se
entiende una adaptacin a la prisin, un adoptar las costumbres, en una
palabra, la subcultura carcelaria. Por estigmatizacin se interpreta el hecho
de marcar a un sujeto, descreditndolo y hacindolo indigno de confianza,
lo que le trae la repulsa social, el aislamiento, el antagonismo. La
humanidad, ms preocupada por la fuga de un reo que por su readaptacin,
se ha conformado con aislarlo del mundo exterior, sin que aparentemente
se ocupen de cmo lo devolver a la vida en libertad luego de cumplir el
cautiverio.4

O como lo dijo un catedrtico y procurador general: No ignoro que


en las crceles actuales de Mxico exista abuso, opre-

4
Rodrguez Manzanera, Luis., La crisis penitenciaria y los substitutos de la prisin.
Editorial Porra, Mxico 1998, p. 2.

219
sin y hasta terror. Es desgracia y vergenza nuestra. He odo demandas de
justicia y quejas fundadas en torno al mal trato de personas. 5

Como el objetivo del presente trabajo no es causar sensacin ni


amarillismo con lo anteriormente descrito, podremos situarnos en parte a
esa otra realidad que es la crcel en Oaxaca. Es lo que actualmente se
vive en su presidio, entonces por qu, a pesar de todo, subsiste la prisin?,
por qu, a pesar de todo, no se aplican las penas alternativas con las que
cuenta nuestro Cdigo Penal?.

Imparticin de justicia

En la crceles de la regin Mixteca y costa del Estado de Oaxaca, la


mayora de los presos son indgenas, por lo que al ser sometidos ante el
derecho positivo, se les juzga con procedimientos y juicios contrarios y no
entendibles a su cosmovisin, y adems en un lenguaje que no es el de ellos
y que la mayora de las veces ni siquiera lo entiendes y mucho menos lo
hablan. De esto refieren ampliamente Magdalena Gmez y Rodolfo
Stavenhagen en La defensora jurdica de presos indgenas. Entre la ley y
la costumbre. El derecho consuetudinario indgena en Amrica Latina,
cuando dicen: Durante dcadas, los indios han sufrido la aplicacin del
derecho positivo mexicano sin considerar su especificidad tnica, como
uno de los efectos de que su existencia como entes colectivos es
desconocida constitucionalmente.

Estamos conscientes de que la llamada administracin de justicia se


sustenta en un orden jurdico nacional, el cual refleja una particular
concepcin del derecho muy relacionada con la que priva en torno al
Estado nacional.

Las crceles vienen a ser el espejo donde se retrata la contradiccin


permanente que viven estos grupos respecto al llamado

5
Sergio Garca, Ramrez., Abuso y terror en las crceles, en Exclsior, 9 de abril de
1986, p. 1A.

220
Estado de Derecho. El trasfondo histrico de esta contradiccin se remonta
a los orgenes del Estado-nacin, donde prevaleci la razn de Estado de la
unicidad, de la igualdad ante la ley, en sntesis, de la mexicanidad
homogeneizadora. Hoy en da, pese al desconocimiento constitucional, las
comunidades indgenas sobreviven. Su capacidad de resistencia les ha
permitido conservarse; si bien existen niveles diferenciales de prdida de
vitalidad tnica, en lo fundamental estos pueblos han preservado sus
normas de control social coexistiendo con las establecidas por el orden
jurdico nacional.

La tensa relacin que se da entre los encargados de aplicar la ley y


los ciudadanos receptores de la misma, obedece en materia penal, al hecho
de que estar sometido a juicio implica la privacin de la libertad durante un
largo tiempo, al margen de que dicho proceso judicial arroje el resultado de
culpabilidad o de inocencia.

Desde el momento de su detencin, al indgena no se le identifica


plenamente, para constatar si es o no, la persona que tiene la orden de
aprehensin, y cuando se le presenta ante el agente del Ministerio Pblico
para rendir su declaracin ministerial, en la mayora de los casos de lo
nico que se entera, es que tiene que firmar una declaracin ya
confeccionada por el mismo agente del Ministerio Pblico, sin la presencia
real de un traductor, y sin la presencia real de un defensor, a
quien simplemente se le pasa el expediente para que lo firme y conste que
estuvo en las diligencias efectuadas, lo mismo ocurre cuando se encuentra
en presencia del juez de la causa, quien en ningn momento del proceso
conoce a la persona y que lo nico que conoce es su expediente, sobre el
cual se basa para dictar una sentencia, que la mayora de las veces es
condenatoria, a pesar de que el proceso est plagado de errores y
violaciones a los derechos ms elementales.

Como lo podemos demostrar con los siguientes casos:

221
Caso: Indgena procesado sin haberle nombrado defensor

Vctimas: Toms Rojas Rosario


Domicilio: Reclusorio de Santa Mara Juquila, Oaxaca.
Edad: 24 aos
Ocupacin: Artesano
Lugar de origen: Ojite Cuauhtmoc, Tlaxiaco, Oaxaca.
Estado civil: Soltero
Estudios: Primaria
Expediente penal del Juzgado Mixto de Primera Instancia: 20/95 y
32/95 (acumulados).
Delito: Homicidio
Toca Penal de Segunda Instancia: 674 (II) 996. Primera Sala Penal
Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Pena: 33 aos de prisin.

Hechos:

Indgena Mixteco, Tomas Rojas Rosario que fue privado de su libertad el


da 8 de abril de 1995, por el delito de lesiones en el expediente penal No.
20/95, del juzgado misto de primera instancia de Tlaxiaco, Oaxaca, y con
fecha 8 de abril de 1995 fue obligado a declararse confeso por el homicidio
de una persona del sexo masculino, hechos ocurridos en el mes de octubre
de 1993, o sea dos aos antes y (al declarar) en su declaracin preparatoria
el 12 de abril de 1995, se viola en su perjuicio las leyes de procedimiento;
al no estar asistido por un defensor tal como lo determina la ley, y tampoco
se le hizo saber el nombre del defensor de oficio adscrito al Juzgado Mixto
de Primera Instancia de Tlaxiaco, Oaxaca, y en la diligencia respectiva slo
se puede apreciar que no consta el nombre del defensor de oficio, por tal
razn se viola en su perjuicio el artculo 20 fraccin IX, de la Constitucin
Federal.

Caso: Indgena que no entiende el espaol y que no le nombraron


intrprete

Vctimas: Bonifacio Gonzlez Jos.

222
Domicilio: San Pedro Yosoama, San Juan umi, Tlaxiaco, Oaxaca.
Edad: 43 aos.
Ocupacin: Campesino.
Lugar de origen: San Pedro Yosoama, San Juan umi, Tlaxiaco
Oaxaca.
Estado civil: Casado
Delito: portacin de arma prohibida.

Hechos:

El da 17 de marzo del 2001, al indgena Bonifacio Gonzlez Jos, se le


tom su declaracin ministerial por el Agente del Ministerio Pblico
Federal de Huajuapan de Len Oaxaca; sin que se le nombrara un
intrprete ya que esta persona no entenda, ni hablaba el espaol.

La incomunicacin y las formas arbitrarias de detencin de las


personas, como el caso: cuando a una persona la detienen sin orden de
detencin, ni en flagrante delito, por lo que el agente del Ministerio Pblico
la tiene que poner en libertad, pero es muy comn que en las regiones
indgenas, donde a pesar de la existencia de una boleta de libertad, jams
ponen en libertad a las personas, sino lo que hacen es mantenerlos
secuestrados durante dos o tres das, tiempo en que el juez dicta la orden de
aprehensin y despus la polica ministerial argumenta que al detenido lo
encontraron en la calle; cuando en la prctica jams lo han puesto en
libertad.

Lo anterior se prueba con el siguiente caso:

Detencin ilegal del indgena Mixteco, quien a pesar de contar con su


boleta de libertad, se le priv de su libertad, al ser secuestrado por
elementos de la Polica Ministerial de Tlaxiaco.

Vctima: Emiliano Bulmaro Garca Nuez


Lugar de origen: Santa Mara Ocotlan Monte Verde, Putla, Oaxaca.

223
Edad: 40 aos.
Pueblo Indgena al que pertenece: Mixteco
Fecha de su detencin ilegal: 20 de diciembre del 2000.
Aproximadamente a las 12 horas.
Lugar: Crcel Pblica de Tlaxiaco
Averiguacin previa: No. 2451 (PME) 2000
Expediente penal: No. 64/2000, del Juzgado Mixto de Primera
Instancia de Putla de Guerrero Oaxaca.

Hechos:

El da mircoles 20 de diciembre del 2000, el Agente del Ministerio


Pblico de Tlaxiaco gir su boleta de libertad a favor de: indgena mixteco
Emiliano Bulmaro Garca Nuez y consign la averiguacin previa, al C.
Juez mixto de primera instancia de Tlaxiaco, sin detenido, para los efectos
de que se librara una orden de aprehensin en contra de Emiliano Bulmaro
Garca Nuez, por los Elementos de la Polica ministerial, sacan de la
crcel a dicha persona y lo mantienen secuestrado durante 32 horas, tiempo
en el cual esperaban que el juez librara la orden de aprehensin y por lo
cual al encontrarse desaparecida dicha persona solicitamos la intervencin
de la Comisin Estatal de Derechos Humanos y posteriormente esta
persona aparece y por lo cual se presenta denuncia penal en contra del
Agente del Ministerio Pblico de Tlaxiaco y el comandante de la polica
ministerial y dems policas que intervinieron, este caso desenmascara la
actuacin ilegal de los agentes del Ministerio Pblico en Oaxaca y sienta
precedente, porque comnmente las autoridades ministeriales, actan de
esta manera, pero muy poco se atreven a denunciarlos penalmente.

Con fecha 7 de febrero del 2001, esta persona fue detenida


nuevamente por el sndico municipal de Santa Luca Monteverde, por
orden del agente del Ministerio Pblico de Tlaxiaco, Oaxaca; estando
privado de su libertad dos das (ilegalmente) y posteriormente elementos de
la Polica ministerial lo trasladaron a la ciudad de Tlaxiaco y lo pusieron a
disposicin del Juez Mixto de Primera Instancia de Putla de Guerrero,
Oaxaca, quien lo puso en libertad dentro del trmino Constitucional, y
durante en transcurso que

224
estuvo a disposicin de la polica judicial fue amenazado por dichos
elementos de que lo iban a trasladar a la presa de Tlaxiaco, Oaxaca, y lo
iban a colgar y meterlo al agua por la razn de que se haba quejado en
contra de ellos.

Existe gran discriminacin en la imparticin de justicia por parte de


los Jueces y Agentes del Ministerio Pblico que se encuentran en pueblos
indgenas, ya que al dictar las resoluciones correspondientes, no toman en
cuenta, ni dan valor a los testimonios y documentos expedidos por
autoridades indgenas a favor de un preso indgena. En el siguiente caso: un
indgena mixteco que no saba hablar espaol fue privado de su libertad
durante un ao, slo por tener un nombre parecido al de un delincuente y
que el juez nunca tom en cuenta, los testimonios y documentos de las
autoridades indgenas donde acreditaban que la persona detenida
injustamente, era una persona distinta al responsable del delito.

Caso: Indgena Mixteco privado de su libertad por confusin durante


un ao.

Vctima: Constancio Merino Quiroz


Edad: 33 aos
Estado civil: Casado
Nmero de hijos: 4 hijos
Lugar de origen: El Mosco Ixtlayutla Jamiltepec Oaxaca
Lengua: Mixteco de la Costa (no habla el espaol)
Pueblo indgena al que pertenece: Mixteco
Nmero de Expediente Penal: 8/95 Juzgado Primero Mixto de
Primera Instancia de Jamiltepec Oaxaca
Fecha de su detencin: 15 de mayo de 1997.
Fecha de su libertad: 21 de mayo de 1998.
Lugar de su detencin: Agencia de Ministerio Pblico de Jamiltepec
Oaxaca.
Responsables: Agente de Ministerio Pblico de Jamiltepec y Juez
Mixto de Primera Instancia de Jamiltepec.

225
Hechos:

El da 15 de mayo de 1997, Constancio Merino Quiroz, fue privado de su


libertad cuando se present ante el Ministerio Pblico de Jamiltepec, ya
que su nombre se pareca al de una persona que tena orden de aprehensin
y por tal razn fue privado de su libertad durante un ao por confusin, esta
persona no saba hablar el espaol, y a pesar de que los testigos de cargo
manifestaban que se trataba de una persona distinta a la que haba cometido
el delito, el juez nunca lo tom en cuenta, porque se trataba de un indgena
que no saba hablar el espaol.

Caso: Atanasio Juan de Dios Pablo

Vctima: Atanasio Juan de Dios Pablo


Domicilio: Tlaxiaco, Oaxaca
Edad: 34
Ocupacin: Chofer, repartidor de refrescos
Lugar de origen: Santa Mara Tataltepec; Tlaxiaco Oaxaca
Estado civil: Casado
Av. Previa: No. 1380/mp2000
Delito: Homicidio

Hechos:

El da 21 de mayo del 2001, aproximadamente a las 18 horas, fue privado


de su libertad el C. Atanasio Juan de Dios Pablo, por elementos de la
polica ministerial del Estado de Oaxaca, quienes traan una supuesta orden
de comparecencia y fue privado de su libertad arbitrariamente por
elementos del cuerpo policiaco mencionado, las personas que lo detuvieron
iban armadas y fue trasladado a la Procuradura de Justicia del Estado y al
preguntar por qu razn se encontraba detenido, el director de
averiguaciones previas de la Procuradura de Justicia en el Estado,
respondi que estaba acusado del delito de lesiones cometido en perjuicio
de Agentes de la Polica Ministerial del Estado, hechos totalmente falsos y
segn las constancias ministeriales del C. Anastasio Juan

226
de Dios Pablo, al momento de ser detenido golpe a un elemento de la
polica Ministerial, hecho tambin totalmente falso, esta averiguacin
previa fue prefabricada para justificar la violacin a los Derechos Humanos
y para retener al C. Atanasio Juan de Dios Pablo.

Caso: Laureano Eusebio Ziga, persona privada de su libertad


durante un ao.

Vctima: Laureano Eusebio Ziga.


Lugar de origen: El Coyul Grande, Santa Mara Zacatepec, Putla,
Oaxaca.
Pueblo indgena al que pertenece: Mixteco
Fecha de detencin: 10 de octubre de 1998.
La orden de aprehensin fue librada contra: Taurino Gonzles
Eusebio
Fue puesto en libertad: 10 de julio del 2001
Tiempo que fue privado de su libertad: 2 aos con nueve meses.

Hechos:

El da 10 de julio de 1998, el Juez Mixto de Primera Instancia de Putla,


Oaxaca, libra orden de aprehensin en contra de Taurino Gonzles Eusebio
y otros, como probables responsables del delito de homicidio calificado,
cometido en agravio de Severino Guzmn Herrera, Francisco Guzmn
Snchez, Fidel Guzmn Herrera, Gorgonio Gonzles Cruz e Isidro Garca
Mendoza.

El da 10 de octubre de 1998, fue privado de su libertad: Taurino


Gonzles Eusebio, por elementos de la Polica Ministerial de Putla, de
Guerrero, Oaxaca, en base a la orden de aprehensin que exista contra
Taurino Gonzles Eusebio.

En la declaracin preparatoria rendida ante el Juez Mixto de Primera


Instancia de Putla, Oaxaca, Laureano Eusebio Ziga, manifest que l, no
se llamaba Taurino Gonzles Eusebio y que

227
su nombre era Laureano Eusebio Ziga, y niega los hechos que se le
imputan.

En el procedimiento se demostr que dicha persona era una persona


distinta contra quin se haba librado la orden de aprehensin.

El da 20 de febrero del 2001, el Juez Mixto de Primera Instancia de


Putla, Oaxaca, dicta sentencia condenatoria en contra de Taurino Gonzles
Eusebio o Laureano Eusebio Ziga, en la que se le impone 30 aos de
prisin.

Inconforme con dicha sentencia se interpuso el recurso de apelacin


el 21 de febrero del 2001, y se admite con fecha 20 de marzo del 2001,
dicho recurso lo resuelve la Tercera Sala Penal del Tribunal Superior de
Justicia en el Estado de Oaxaca, el da 10 de julio del 2001 en base a:

PRIMERO: De todas las pruebas aportadas por Laureano Eusebio


Ziga se prob que l, es una persona distinta a Taurino Gonzles
Eusebio, persona a la que se le haba librado la orden de aprehensin, POR
LO QUE SE ORDENA SE DEJE EN LIBERTAD A LAUREANO
EUSEBIO ZIGA.

Justificacin:

El Estado de Oaxaca tiene una amplia y variada composicin tnica plural


que lo distingue de las dems entidades federativas que integran el estado
mexicano.

Entre las diversas culturas que en su territorio se localizan, se


encuentran los siguientes grupos indgenas: Zapotecos, que representan el
31.18%; los Mixtecos, el 27.38%; los Mazatecos, el 14.59%: los Mixes, el
10.01%; los Chinantecos, el 5.62%; los Chatinos, el 2.18%; los Chontales,
el 1.82%; los Cuicatecos, el 1.59%, los Triquis, el 1.36%; los Chochos, el
1.10%; los Huaves, el 0.90%; los Zoques, el 9.82%; los Nahuas, el 0.59%;
los Amuzgos,

228
El 0.54%; los Tacuates, el 0.23%; y los Ixcatecos el 0.09% de la poblacin
catalogada como indgena.6

Otra de sus particularidades es que, polticamente, su territorio se


divide en 570 municipios, colocndolo como el Estado con el mayor
nmero de municipios, de los cuales 378 tienen como habitantes ms del
30% de poblacin indgena, 182 tienen menos del 30% de poblacin
indgena y tan slo 10 se puede decir que no la tienen. En porcentajes, el
66% de los municipios tienen dentro de su poblacin 30% de indgenas,
32% menos del 30% y slo el 2% carece de ella.

A nivel nacional existen 7,431 presos indgenas en diferentes


crceles del pas, el Estado de Oaxaca ocupa el mayor ndice de presos
indgenas con 1775 siendo un 23.89% del porcentaje a nivel nacional o sea
casi una cuarta parte de los presos indgenas se encuentras en Oaxaca.

OBJETIVO: Conocer la situacin actual de las crceles de la regin


Mixteca y Costa del Estado de Oaxaca.

CONTENIDO: Resultados de las encuestas aplicadas.

CRCEL PBLICA DE SANTA MARA ASUNCIN


TLAXIACO, OAXACA.
(Regin Mixteca alta)

FECHA DE APLICACIN DE LA ENTREVISTA: 25 de enero del


2001.
TOTAL DE PRESOS: 62 personas.
TOTAL DE PERSONAS ENTREVISTADAS: 26

6
Los municipios de Oaxaca, enciclopedia de los municipios de Mxico, Secretara de
Gobernacin del Estado de Oaxaca, Mxico, 1998, pp. 15 y 16.
7
Municipio en la Consulta Nacional Sobre Derechos y participacin Indgena en
Cuadernos del Instituto nacional de Solidaridad, Sedesol, Mxico, 1997, p. 145.

229
En este reclusorio se entrevistaron a 26 personas, la seleccin fue aleatoria,
procurando integrar una muestra representativa.

I. Descripcin

A. Cultura

De los 26 entrevistados en la crcel pblica de Tlaxiaco, Oaxaca, 9 presos


hablan espaol, 13 presos hablan Mixteco y 4 presos hablan Triqui, lo que
nos indica que el 65.38% de los encuestados son indgenas.

B. Situacin jurdica

De los 26 entrevistados en la crcel pblica de Tlaxiaco, Oaxaca, 12 presos


son sentenciados y 14 presos son procesados, lo que nos indica que el
53.84% se encuentran en prisin preventiva.

C. Derecho a la defensa

El 46.15% de los entrevistados manifest contar con defensor particular, el


46.15% de los entrevistados manifest que el defensor de oficio se hace
cargo de su defensa y el 7.69% de los entrevistados refiere que no cuentan
con defensor.

A la pregunta: Si es Indgena cont con los servicios de un


intrprete?, aplicada al 65.38% de la muestra total, que representa a la
poblacin indgena. Se obtuvieron las siguientes respuetas:

30.76% no contestaron al cuestionamiento.

30.76% de los entrevistados manifest no haber contado con los


servicios de intrprete y el

3.84% manifest que s tuvo los servicios de intrprete.

230
A la pregunta: al entrar a prisin se le hizo entrega del reglamento
de la misma o en su caso se les hizo saber el contenido de dicho
reglamento?, el 84.61% contest que no se les hizo entrega del reglamento,
el 15.38% respondieron que se les hizo saber el contenido del reglamento.

D. Salud

Bajo este rubro encontramos que el 84.61% de los entrevistados manifest


que en el interior de la prisin no cuentan con servicios mdicos, el 15.38%
de los entrevistados refiere que s, el 19.23% manifiesta que un mdico los
visita una vez al mes, el 53.84% refieren que no reciben atencin mdica,
el 23.07% de los entrevistados manifiesta que recurren a un mdico
particular y el 3.84% no contest.

Asimismo encontramos que el 80.76% de los entrevistados refieren


que no se les practic un examen clnico al momento de tu ingreso a
prisin, el 15.38% de los entrevistados manifest que si se les practic, y el
3.84% de los entrevistados no contest.

E. Higiene

El 100% de los entrevistados manifest que en el interior de la prisin no


tienen ninguna plaga.

F. Alimentacin

A la pregunta: en este establecimiento les proporcionan alimentacin o


ustedes la consiguen por su cuenta?, el 80.76% contest que la
alimentacin la consiguen por su cuenta, el 19.23% respondieron que los
apoyan con el pre.

G. Servicios

El 92.30% de los entrevistados manifiesta no contar con ningn servicio


especializado (psiclogo, trabajador social, instructor

231
tcnico), el 3.84% de los entrevistados manifest que s, y el 3.84% de los
entrevistados no contest.

El 100% de los entrevistados manifest que no cuentan con un


telfono para poder comunicarse con su familia o con su abogado en casos
urgentes o cuando lo requieren.

Asimismo el 80.76% de los entrevistados solicitan el servicio


telefnico.

80.76% de los entrevistados solicitan colchonetas.

80.76% de los entrevistados solicitan atencin mdica.

11.53% de los entrevistados no contestaron.

7.69% de los entrevistados solicitan agua.

Nota: Cabe mencionar que algunos de los entrevistados solicitaron


dos o ms servicios.

H. Tortura

Bajo este rubro encontramos que el 57.69% de los entrevistados refieren


haber sufrido algn tipo de tortura al momento de su detencin por algn
elemento policiaco, el 38.46% de los entrevistados manifiesta que no, y el
3.84% de los entrevistados no contest.

II. Conclusiones

1. Cultura: El 65.38% de los encuestados son indgenas, de stos el


30.76% manifest que no cont con un intrprete, y que en la prctica es
una de las violaciones ms frecuentes al debido proceso legal, cometida en
agravio de las personas indgenas que han sido privadas de su libertad, ya
que no se encontr con la problemtica de que en los juzgados no se cuenta
con intrpretes, por lo que el inculpado tiene que conseguirlo por su cuenta,
lo que le resulta muy complicado ya que se encuentra detenido; muchas de
las

232
veces en el expediente aparece el nombre de un intrprete pero, en la
prctica nunca estuvo presente.

2. Situacin jurdica: En este rubro encontramos que la mayora de


personas entrevistadas son procesados, es decir, se encuentran en prisin
preventiva.

3. Derecho a la defensa: En cuanto a la defensa, encontramos que es


en el defensor de oficio donde recaen la mayor parte de los expediente
(casos), lo que ocasiona posiblemente una sobresaturacin de trabajo,
consecuentemente, no se realiza una defensa adecuada, en tiempo y forma,
y un ejemplo de ello es que, al 30.76% de los casos de indgenas, no se les
nombr intrprete, provocando con ello violaciones al debido proceso.

Aunado a la desventaja de no contar con un intrprete, encontramos


que la situacin econmica de los mismos, los pone en otra desventaja;
frente a la imposibilidad de acceder a los servicios de un abogado
particular, muchos de los internos refieren que su proceso legal culmin
con la sentencia, dejando de un lado el recurso de apelacin y recurso de
amparo; incluso algunas de las peticiones son para la promocin de estos
recursos legales.

En cuanto al reglamento interno de la prisin, ste no se les entrega a


los reclusos, sino que simplemente se les hace saber cules son las reglas,
lo que puede ocasionar ambigedades, es decir, no saber a ciencia cierta
cules son sus derechos y obligaciones, ocasionando que los castigos, se
dejen al libre albedro de los custodios o del encargado de la prisin.

4. Salud: Encontramos que al interior de la prisin no existe un


mdico que se haga cargo de la salud de los internos, y slo les brindan
atencin mdica, cuando se encuentran realmente muy enfermos, adems
de que es complicado y tardado el que los trasladen a recibir atencin
mdica a un hospital de la comunidad. Otro problema es que al no aplicarse
un diagnstico al ingresar a prisin, no se lleva un control de aquellas
enfermedades que requieren cuidados especiales o que requieren un control
epidemio-

233
lgico, ocasionando que muchos internos se agraven en prisin. Asimismo
encontramos que los internos no reciben atencin dental.

5. Higiene: En el interior de la prisin no encontramos la existencia


de fauna nociva.

6. Alimentacin: En el interior de la prisin no cuentan con un


servicio de comedor. A los sentenciados se les apoya con el pre, que es de
$8.60 pesos por da para sentenciados del fuero comn, lo que no les
alcanza para alimentarse y trae como consecuencia que los internos
consigan la comida por su cuenta, ya sea apoyndose en su familia o con
algunas artesanas que logran vender y que elaboran dentro de la prisin.
Llama la atencin que los procesados no reciben ningn tipo de ayuda par
alimentacin por lo que en la mayora de los casos la famlia los que
tienen se haga cargo de su alimentacin.

7. Servicios: Las instalaciones no son idneas, ya que el edificio en


el que se han adaptado las instalaciones de readaptacin son fras y que
guarda mucha humedad, las demandas ms frecuentes de los internos son
en cuanto a servicios bsicos como son: servicio telefnico, colchonetas,
atencin mdica y agua. Tampoco cuentan con servicios especializados: de
un psiclogo, instructor tcnico o trabajador social.

8. Tortura: La mayora de los internos refiere que fueron


intimidados, torturados y presionados por los agentes policiacos
aprehensores, para que se declararan confesos y aceptaran haber cometido
el delito que se les imputaba.

CRCEL PBLICA DE TEPOSCOLULA, OAXACA.


(Regin Mixteca alta)

APLICACIN DE ENTREVISTA: 15 de febrero del 2001.


TOTAL DE PRESOS: 20 personas
TOTAL DE PERSONAS ENTREVISTADAS: 8.

234
En este reclusorio se entrevistaron 8 personas, la seleccin fue aleatoria,
procurando integrar una muestra representativa que dividimos en 8
denominaciones.

I. Descripcin

A. Cultura

De los 8 entrevistados en la crcel pblica de Teposcolula, Oaxaca: 6


presos hablan espaol y 2 presos hablan Mixteco, lo que nos indica que el
25% de los entrevistados son indgenas.

B. Situacin jurdica

De los 8 entrevistados en la crcel pblica de Teposcolula, Oaxaca, 5


presos son sentenciados y 3 presos son procesados.

C. Derecho a la defensa

Respecto al rubro derecho al defensor, estipulado en nuestra Carta Magna,


el 100% de los entrevistados manifest que el defensor de oficio se hace
cargo de su defensa.

A la pregunta: Si es indgena, cont con los servicios de in


intrprete?, aplicada al 25% de la muestra total, que representa a la
poblacin indgena. Se obtuvieron las siguientes respuestas:

12.5% no contestaron al cuestionamiento.

12.5% de los entrevistados manifest no haber contado con los


servicios de intrprete.

A la pregunta: al entrar a prisin se le hizo entrega del reglamento


de la misma o en su caso se les hizo saber el contenido de dicho
reglamento?, el 62.5% contest que el reglamento se encuentra pegado en
las celdas, y el 37.5% de los entrevistados no contest.

235
D. Salud

Bajo este rubro encontramos que el 100% de los entrevistados manifest


que en el interior de la prisin no cuentan con servicios mdicos, el 87.5%
manifiesta que un mdico los visita una vez al mes, y el 12.5% no contest.

Asimismo encontramos que el 25% de los entrevistados refieren que


no se les practic un examen clnico al momento de su ingreso a prisin, el
62.5% de los entrevistados manifest que si se les practic y el 12.5% de
los entrevistados no contest.

E. Higiene

El 87.5% de los entrevistados manifest que en el interior de la prisin no


tiene ninguna plaga, el 12.5% de los entrevistados no contest.

F. Alimentacin

A la pregunta: en este establecimiento les proporcionan alimentacin o


ustedes la consigues por su cuenta?, el 37.5% contest que la alimentacin
la consiguen por su cuenta, el 50% respondieron que los apoyan con el pre
y el 12.5% de los entrevistados no contest.

G. Servicios

El 87.5% de los entrevistados manifest no contar con ningn servicio


especializado (psiclogo, trabajador social o un instructor tcnico), el
12.5% de los entrevistados no contest.

El 87.5% de los entrevistados manifest que no cuentan con un


telfono para poder comunicarse con su familia o con su abogado en casos
urgentes o cuando lo requieren, el 12.5% de los entrevistados no contest.

236
Asimismo el 87.5% de los entrevistados solicitan se les proporcione
el servicio telefnico.

87.5% de los entrevistados solicitan colchonetas.

12.5% de los entrevistados no contestaron.

Nota: Cabe mencionar que algunos de los entrevistados solicitaron


dos o ms servicios.

H. Tortura

Bajo este rubro encontramos que el 25% de los entrevistados refieren haber
sufrido algn tipo de tortura al momento de su detencin por algn
elemento policiaco, el 62.5% de los entrevistados manifiesta que no, y el
12.5% de los entrevistados no contest.

II. Conclusiones

1. Cultura: El 25% de los encuestados son indgenas de stos el 12.5%


manifest que no cont con un intrprete, y que en la prctica es una de las
violaciones ms frecuentes al debido proceso legal, cometida en agravio de
las personas indgenas que han sido privadas de su libertad, ya que se
encontr con la problemtica de que en los juzgados no se cuenta con
intrpretes, por lo que el inculpado tiene que conseguirlo por su cuenta, lo
que le resulta muy complicado ya que se encuentra detenido; muchas de las
veces en el expediente aparece el nombre de un intrprete pero, en la
prctica nunca estuvo presente.

2. Situacin jurdica: En este rubro encontramos que la mayora de


personas entrevistadas estn ya sentenciadas, es decir, se encuentran
cumpliendo con una sentencia o pena.

3. Derecho a la defensa: En cuanto a la defensa, encontramos que es


en el defensor de oficio donde recaen la mayor parte de los expedientes
(casos,), lo que ocasiona posiblemente una sobresaturacin de trabajo,
consecuentemente, no se realiza una

237
defensa adecuada, en tiempo y forma, y un ejemplo de ello es que, al
12.5% de los casos de indgenas, no se les nombr intrprete, provocando
con ello violaciones al debido proceso.

Aunado a la desventaja de no contar con un intrprete, encontramos


que la situacin econmica de los mismos, los pone en otra desventaja:
frente a la imposibilidad de acceder a los servicios de un abogado
particular, muchos de los internos refieren que su proceso legal culmin
con la sentencia, dejando de un lado el recurso de apelacin y recurso de
amparo; incluso algunas de las peticiones son para la promocin de estos
recursos legales.

En cuanto al reglamento interno de la prisin, ste lo tienen pegado


en las puertas de las celdas.

4. Salud: Encontramos que en el interior de la prisin no existe un


mdico que se haga cargo de la salud de los internos, y slo les brindan
atencin mdica cuando se encuentran realmente muy enfermos, adems de
que es complicado y tardado, el que los trasladen a recibir atencin mdica
a un hospital de la comunidad. Otro problema es que al no aplicarse un
diagnstico al ingresar a prisin no se lleva un control de aquellas
enfermedades que requieren cuidados especiales o que requieren un control
epidemiolgico, ocasionando que muchos internos se agraven en prisin.
Asimismo encontramos que los internos no reciben atencin dental.

5. Higiene: En el interior de la prisin raramente encontramos que


actualmente no existe de fauna nociva.

6. Alimentacin: Encontramos que en el interior de la prisin no


cuentan con un servicio de comedor, que a los sentenciados se les apoya
con el pre que es de $8.60 pesos por da para sentenciados del fuero comn,
lo que no les alcanza para alimentarse y trae como consecuencia que los
internos consigan la comida por su cuenta, ya sea apoyndose en su familia
o con algunas artesanas que logran vender y que elaboran dentro de la
prisin, as como tambin los procesados no reciben ningn tipo de ayuda

238
para alimentacin lo que ocasiona que en la mayora de los casos la famlia
los que tienen se haga cargo de su alimentacin.

7. Servicios: Encontramos que las instalaciones se encontraban en


remodelacin, las demandas ms frecuentes de los internos son en cuanto a
servicios bsicos como son: telfono y colchonetas, as como que no
cuentan con un servicio especializado, como psiclogo, instructor tcnico,
o trabajador social.

8. Tortura: La mayora de los internos refiere que fueron


intimidados, torturados y presionados por los agentes policiacos
aprehensores para que se declararan confesos y aceptaran haber cometido
el delito que se les imputaba.

CRCEL PBLICA DE SANTIAGO JUXTLAHUACA,


OAXACA
(Regin Mixteca alta)

FECHA DE APLICACIN DE LA ENTREVISTA: marzo del 2001.


TOTAL DE PRESOS: 22 presos.
TOTAL DE PERSONAS ENTREVISTADAS: 10

En este reclusorio se entrevistaron a 10 personas, la seleccin fue aleatoria,


procurando integrar una muestra representativa que dividimos en 8
denominaciones.

I. Descripcin

A. Cultura

De los 10 entrevistados en la crcel pblica de Juxtlahuaca, Oaxaca, 5


presos hablan espaol, 3 presos hablan Mixteco y 2 presos hablan Triqui, lo
que nos indica que el 50% de los encuestados son indgenas.

239
B. Situacin jurdica

De los 10 entrevistados en la crcel pblica de Juxtlahuaca, Oaxaca, 8


presos son sentenciados y 2 presos son procesados, lo que nos indica ue el
80% se encuentran en prisin compurgando una sentencia.

C. Derecho a la defensa

El 30% de los entrevistados manifest contar con defensor particular, el


70% de los entrevistados manifest que el defensor de oficio se hace cargo
de su defensa.

A la pregunta: Si es Indgena, cont con los servicios de un


intrprete?, aplicada al 50% de la muestra total, que representa a la
poblacin indgena. Se obtuvieron las siguientes respuestas:

30% de los entrevistados manifest no haber contado con los


servicios de intrprete y el

20% manifest que s tuvo los servicios de intrprete.

A la pregunta: al entrar a prisin se le hizo entrega del reglamento


de la misma o en su caso se les hizo saber el contenido de dicho
reglamento?, el 40% contest que no se les hizo entrega del reglamento, el
20% respondieron que se les hizo saber el contenido del reglamento y el
40% de los entrevistados no contest.

D. Salud

Bajo este rubro encontramos que el 100% de los entrevistados manifest


que en el interior de la prisin no cuentan con servicios mdicos, el 50% de
los entrevistados manifiesta que recurren a un mdico particular, el 20% de
los entrevistados refieren que los llevan a un hospital y el 30% no contest.

Asimismo encontramos que el 50% de los entrevistados refieren que


no se les practic un examen clnico al momento de

240
su ingreso a prisin, el 20% de los entrevistados manifest que si se les
practic, y el 30% de los entrevistados no contest.

E. Higiene

El 70% de los entrevistados manifest que en el interior de la prisin no


tienen ninguna plaga, el 30% de los entrevistados no contest.

F. Alimentacin

A la pregunta: en este establecimiento les proporcionan alimentacin o


ustedes la consiguen por su cuenta?, el 10% contest que la alimentacin la
consiguen por su cuenta, el 80% respondieron que los apoyan con el pre y
el 10% de los entrevistados no contest.

G. Servicios

El 70% de los entrevistados manifiesta no contar con un psiclogo,


trabajador social o instructor tcnico, y el 30% de los entrevistados no
contest.

El 70% de los entrevistados manifest que no cuentan con un


telfono en el interior de la prisin para poder comunicarse con su familia o
con su abogado en casos urgentes o cuando lo requieren y el 30% de los
entrevistados no contest.

Asimismo el 80% de los entrevistados solicitan el servicio telefnico.

20% de los entrevistados solicitan tiles de limpieza

30% de los entrevistados solicitan servicios mdicos.

Nota: Cabe mencionar que algunos de los entrevistados solicitaron


dos o ms servicios.

241
H. Tortura

Bajo este rubro encontramos que el 30% de los entrevistados refieren haber
sufrido algn tipo de tortura al momento de su detencin por algn
elemento policiaco, el 40% de los entrevistados manifiesta que no, y el
30% de los entrevistados no contest.

II. Conclusiones

1. Cultura: El 50% de los encuestados son indgenas de stos el 30%


manifest que no cont con un interprete, y que en la prctica es una de las
violaciones ms frecuentes al debido proceso legal cometida en agravio de
las personas indgenas que han sido privadas de su libertad, ya que se
encontr con la problemtica de que en los juzgados no se cuenta con
intrpretes, por lo que el inculpado tiene que conseguirlo por su cuenta, lo
que le resulta muy complicado ya que se encuentra detenido; muchas de las
veces en el expediente aparece el nombre de un interprete pero, en la
prctica nunca estuvo presente.

2. Situacin jurdica: En este rubro encontramos que la mayora de


personas entrevistadas estn ya sentenciadas, es decir, se encuentran
cumpliendo una sentencia o una pena.

3. Derecho a la defensa: En cuanto a la defensa, encontramos que es


en el defensor de oficio donde recaen la mayor parte de los expedientes
(casos), lo que ocasiona posiblemente una sobresaturacin de trabajo,
consecuentemente, no se realiza una defensa adecuada, en tiempo y forma,
y un ejemplo de ello es que, al 30% de los casos de indgenas, no se les
nombr interprete, provocando con ello violaciones al debido proceso.

Aunado a la desventaja de no contar con un interprete, encontramos


que la situacin econmica de los mismos, los pone en otra desventaja:
frente a la imposibilidad de acceder a los servicios de un abogado
particular, muchos de los internos refieren que su proceso legal culmin
con la sentencia, dejando de un lado el re-

242
curso de apelacin y recurso de amparo; incluso algunas de las peticiones
son para la promocin de estos recursos legales.

En cuanto al reglamento interno de la prisin, ste no se les entrega a


los reclusos, sino que simplemente se les hace saber cuales son las reglas,
lo que puede ocasionar ambigedades, es decir, no saber a ciencia cierta
cules son sus derechos y obligaciones, ocasionando que los castigos, se
dejen al libre albedro de los custodios o del encargado de la prisin.

4. Salud: Encontramos que en el interior de la prisin no existe un


mdico que se haga cargo de la salud de los internos, y slo les brindan
atencin mdica cuando se encuentran realmente muy enfermos, adems de
que es complicado y tardado, el que los trasladen a recibir atencin mdica
a un hospital de la comunidad. Otro problema es que al no aplicarse un
diagnstico al ingresar a prisin no se lleva un control de aquellas
enfermedades que requieren cuidados especiales o que requieren un control
epidemiolgico, ocasionando que muchos internos se agraven en prisin.
Asimismo encontramos que los internos no reciben atencin dental.

5. Higiene: En el interior de la prisin constantemente se estn


fumigando las instalaciones evitando con ello la existencia de fauna nociva.

6. Alimentacin: Encontramos que en el interior de la prisin no


cuentan con un servicio de comedor, que a los sentenciados se les apoya
con el pre que es de $8.60 pesos al da para sentenciados del fuero comn,
lo que no les alcanza para alimentarse y trae como consecuencia que los
internos consigan la comida por su cuenta, ya sea apoyndose en su familia
o con algunas artesanas que logran vender y que elaboran dentro de la
prisin, as como tambin los procesados no reciben ni ningn tipo de
ayuda para alimentacin lo que ocasiona que en la mayora de los casos la
familia los que tienen se haga cargo de su alimentacin.

243
7. Servicios: Encontramos que las instalaciones se estaban
remodelando, las demandas ms frecuentes de los internos son en cuanto a
servicios bsicos como son: telfono, tiles de limpieza, atencin mdica,
as como que no cuentan con un servicio especializado, como puede ser un
psiclogo, instructor tcnico o trabajador social.

8. Tortura: El 30% de los internos refiere que fueron intimidados,


torturados y presionados por los agentes policiacos aprehensores para que
se declararan confesos y aceptaran haber cometido el delito que se les
imputaba.

CRCEL PBLICA DE PUTLA DE GUERRERO,


OAXACA
(Regin Mixteca baja)

FECHA DE APLICACIN DE LA ENTREVISTA: 14 de marzo del


2001.
TOTAL DE PRESOS: 59 personas
TOTAL DE PERSONAS ENTREVISTADAS: 15.

En este reclusorio se entrevistaron a 15 personas, la seleccin fue aleatoria,


procurando integrar una muestra representativa que dividimos en 8
denominaciones.

I. Descripcin

A. Cultura

De los 15 entrevistados en la crcel pblica de Putla, Oaxaca, 7 presos


hablan espaol, 5 presos hablan Mixteco, 2 presos hablan Triqui, 1 preso
habla amusgo, lo que nos indica que el 53.33% de los encuestados son
indgenas.

B. Situacin jurdica

De los 15 entrevistados en la crcel pblica de Putla, Oaxaca, 13 presos son


sentenciados y 2 presos son procesados.

244
C. Derecho a la defensa

El 26.66% de los entrevistados manifest contar con defensor particular, el


73.33% de los entrevistados manifest que el defensor de oficio se hacer
cargo de su defensa.

A la pregunta: Si es Indgena, cont con los servicios de un


intrprete?, aplicada al 53.33% de la muestra total, que representa a la
poblacin indgena. Se obtuvieron las siguientes respuestas:

46.66% de los entrevistados manifest no haber contado con los


servicios de intrprete y el

6.66% manifest que s tuvo los servicios de intrprete.

A la pregunta: al entrar a prisin se le hizo entrega del reglamento


de la misma o en su caso se les hizo saber el contenido de dicho
reglamento?., el 33.33% contest que no se les hizo entrega del
reglamento, el 20% respondieron que se les hizo saber el contenido del
reglamento y el 46.66% de los entrevistados no contest.

D. Salud

Bajo este rubro encontramos que el 40% de los entrevistados manifest que
en el interior de la prisin no cuentan con servicios mdicos, el 13.33% de
los entrevistados refiere que si, el 6.66% manifiesta que un mdico los
visita una vez cada 8 das, el 33.33% de los entrevistados no contest.

Asimismo el 60% de los entrevistados refieren que reciben atencin


mdica en un hospital, el 6.66% de los entrevistados manifiesta que
recurren al encargado de la prisin y el 33.33% no contest.

Asimismo encontramos que el 33.33% de los entrevistados refiere


que no se les practic un examen clnico al momento

245
de su ingreso a prisin, el 26.66% de los entrevistados manifest que si se
les practic, y el 40% de los entrevistados no contest.

E. Higiene

El 66.66% de los entrevistados manifest que en el interior de la prisin


tienen chinches, el 26.66% de los entrevistados manifiesta que no y el
6.66% de los entrevistados no contest.

F. Alimentacin

A la pregunta: en este establecimiento les proporcionan alimentacin o


ustedes la consiguen por su cuenta?, el 40% contest que la alimentacin la
consiguen por su cuenta, el 13.33% respondieron que los apoyan con el pre
y el 46.66% de los entrevistados no contest.

G. Servicios

El 53.33% de los entrevistados manifiesta no contar con un psiclogo,


trabajador social o un instructor tcnico, y el 46.66% de los entrevistados
no contest.

El 6.66% de los entrevistados manifest que no cuentan con un


telfono para poder comunicarse con su familia o con su abogado en casos
urgentes o cuando lo requieren, el 46.66% de los entrevistados no contest.

Asimismo el 73.33% de los entrevistados solicitan agua.

53.33% de los entrevistados solicitan atencin mdica.

40% de los entrevistados solicitaron alimentacin.

Nota: Cabe mencionar que algunos de los entrevistados solicitaron


dos o ms servicios.

246
H. Tortura

Bajo este rubro encontramos que el 40% de los entrevistados refieren haber
sufrido algn tipo de tortura al momento de su detencin por algn
elemento policiaco, el 40% de los entrevistados manifiesta que no, y el
20% de los entrevistados no contest.

II. Conclusiones

1. Cultura: El 53.33% de los encuestados son indgenas, de stos el


46.66% manifest que no cont con un interprete, y que en la prctica es
una de las violaciones ms frecuentes al debido proceso legal, cometida en
agravio de las personas indgenas que han sido privadas de su libertad, ya
que se encontr con la problemtica de que en los juzgados no se cuenta
con interpretes, por lo que el inculpado tiene que conseguirlo por su
cuenta, lo que le resulta muy complicado ya que se encuentra detenido;
muchas de las veces en el expediente aparece el nombre de un interprete
pero, en la prctica nunca estuvo presente.

2. Situacin jurdica: En este rubro encontramos que la mayora de


personas entrevistadas estn ya sentenciadas, es decir, se encuentran
cumpliendo una sentencia o una pena.

3. Derecho a la defensa: En cuanto a la defensa, encontramos que es


en el defensor de oficio donde recaen la mayor parte de los expedientes
(casos), lo que ocasiona posiblemente una sobresaturacin de trabajo,
consecuentemente, no se realiza un defensa adecuada, en tiempo y forma, y
un ejemplo de ello es que, al 46.66% de los casos de indgenas, no se les
nombr intrprete, provocando con ello violaciones al debido proceso.

Aunado a la desventaja de no contar con un intrprete, encontramos


que la situacin econmica de los mismos, los pone en otra desventaja:
frente a la imposibilidad de acceder a los servicios de un abogado
particular, muchos de los internos refieren que su proceso legal culmin
con la sentencia, dejando de un lado el re-

247
curso de apelacin y recurso de amparo; incluso algunas de las peticiones
son para la promocin de estos recursos legales.

En cuanto al reglamento interno de la prisin, ste no se les entrega a


los reclusos, sino que simplemente se les hace saber cules son las reglas,
lo que puede ocasionar ambigedades, es decir, no saber a ciencia cierta
cules son sus derechos y obligaciones, ocasionando que los castigos, se
dejen al libre albedro de los custodios o del encargado de la prisin.

4. Salud: Encontramos que en el interior de la prisin no existe un


mdico que se haga cargo de la salud de los internos, y slo les brinden
atencin mdica cuando se encuentran realmente enfermos, adems de que
es complicado y tardado, el que los trasladen a recibir atencin mdica a un
hospital de la comunidad. Otro problema es que al no aplicarse un
diagnstico al ingresar a prisin no se lleva un control de aquellas
enfermedades que requieren cuidados especiales o que requieren un control
epidemiolgico, ocasionando que muchos internos se agraven en prisin.
Asimismo encontramos que los internos no reciben atencin mdica.

5. Higiene: En el interior de la prisin raramente se llegan a fumigar


las instalaciones ocasionando con ello la existencia de fauna nociva y que
ocasiona problemas de salud a los internos.

6. Alimentacin: Encontramos que en el interior de la prisin no


cuentan con un servicio de comedor, que a los sentenciados se les apoya
con el pre que es de $8.60 pesos por da para sentenciados del fuero comn,
lo que no les alcanza para alimentarse y trae como consecuencia que los
internos consigan la comida por su cuenta, ya sea apoyndose en su familia
o con algunas artesanas que logran vender y elaboran dentro de la prisin,
as como tambin los procesados no reciben ningn tipo de ayuda para
alimentacin lo que ocasiona que en la mayora de los casos la familia
los que tienen se haga cargo de su alimentacin.

248
7. Servicios: Encontramos que las instalaciones no son idneas, las
demandas ms frecuentes de los internos son en cuanto a servicios bsicos
como son: alimentacin, atencin mdica y agua, as como que no cuentan
con un servicio especializado, como puede ser psiclogo, un instructor
tcnico o un trabajador social.

8. Tortura: El 40% de los internos refiere que fueron intimidados,


torturados y presionados por los agentes policiacos aprehensores para que
se declararan confesos y aceptaran haber cometido el delito que se les
imputaba.

CRCEL PBLICA DE JUQUILA, OAXACA.


(Regin costa)

FECHA DE APLICACIN DE LA ENTREVISTA: 7 de febrero del


2001.
TOTAL DE PRESOS: 120 personas.
TOTAL DE PERSONAS ENTREVISTADAS: 12.

En este reclusorio se entrevistaron a 12 personas, la seleccin fue aleatoria,


procurando integrar una muestra representativa que dividimos en 8
denominaciones.

I. Descripcin

A. Cultura

De los 12 entrevistados en la crcel pblica de Juquila, Oaxaca, 5 presos


hablan espaol, 2 presos habla mixteco, 1 preso habla mixe, 3 presos
hablan chatino, un preso habla mazateco, lo que nos indica que el 58.33%
de los encuestados son indgenas.

B. Situacin jurdica

De los 12 entrevistados en la crcel pblica de Juquila, Oaxaca, 11 presos


son sentenciados y una persona no contest, lo que nos

249
indica que el 91.66% se encuentran en prisin compurgando una pena.

C. Derecho a la defensa

Bajo este rubro encontramos que el 33.33% de los entrevistados manifest


contar con un defensor particular, el 58.33% de los entrevistados manifest
que el defensor de oficio se hace cargo de su defensa y el 8.33% de los
entrevistados no contest.

A la pregunta: Si es Indgena, cont con los servicios de un


intrprete?, aplicada al 58.33% de la muestra total, que representa a la
poblacin indgena. Se obtuvieron las siguientes respuestas:

25% no contestaron al cuestionamiento.

El 16.66% de los entrevistados manifest no haber contado con los


servicios de intrprete y el 16.66% manifest que s tuvo los servicios de
intrprete.

A la pregunta: al entrar a prisin se le hizo entrega del reglamento


de la misma o en su caso se les hizo saber el contenido de dicho
reglamento?, el 66.66% contest que no se les hizo saber el contenido del
reglamento y el 25% de los entrevistados no contest.

D. Salud

Bajo este rubro encontramos que el 16.66% de los entrevistados manifest


que en el interior de la prisin no cuentan con servicios mdicos, el 66.66%
de los entrevistados refiere que cuentan con una enfermera, el 16.66% no
contest.

El 8.33% manifiesta que un mdico los visita una vez al mes, el


16.66% de los entrevistados refieren que la enfermera les brinda atencin
mdica, el 75% no contest.

250
Asimismo encontramos que el 58.33% de los entrevistados refieren
que no se les practic un examen clnico al momento de su ingreso a
prisin, el 8.33% de los entrevistados manifest que si se les practic, y el
33.33% de los entrevistados no contest.

E. Higiene

El 66.66% de los entrevistados manifest que en el interior de la prisin


existen chinches y el 33.33% de los entrevistados no contest.

F. Alimentacin

A la pregunta: en este establecimiento les proporcionan alimentacin o


ustedes la consiguen por su cuenta?, el 66.66% contest que la
alimentacin la consiguen por su cuenta, el 8.33% respondieron que los
apoyan con el pre y el 25% de los entrevistados no contest.

G. Servicios

El 66.66% de los entrevistados manifiesta no contar con ningn servicio


especializado como puede ser psiclogo, trabajador social o instructor
tcnico y el 33.33% de los entrevistados no contest.

El 66.33% de los entrevistados manifest que no cuentan con un


telfono para poder comunicarse con su familia o con su abogado en casos
urgentes o cuando lo requieren, el 33.33% de los entrevistados no contest.

Asimismo el 91.66% de los entrevistados solicitan se les proporcione


el servicio telefnico.

8.33% solicitan agua.

8.33% solicitan baos.

251
8.33% de los entrevistados no contest.

Nota: cabe mencionar que algunos de los entrevistados solicitaron


dos o ms servicios.

H. Tortura

Bajo este rubro encontramos que el 50% de los entrevistados refieren haber
sufrido algn tipo de tortura al momento de su detencin por algn
elemento policiaco, el 16.66% de los entrevistados manifiesta que no, y el
33.33% de los entrevistados no contest.

II. Conclusiones

1. Cultura: el 58.33% de los encuestados son indgenas, de stos el


16.66% manifest que no cont con un intrprete, y que en la prctica es
una de las violaciones ms frecuentes al debido proceso legal, cometida en
agravio de las personas indgenas que han sido privadas de su libertad, ya
que se encontr con la problemtica de que en los juzgados no se cuenta
con intrpretes, por lo que el inculpado tiene que conseguirlo por su cuenta,
lo que le resulta muy complicado ya que se encuentra detenido; muchas de
las veces en el expediente aparece el nombre de un intrprete pero, en la
prctica nunca estuvo presente.

2. Situacin jurdica: En este rubro encontramos que la mayora de


personas entrevistadas estn ya sentenciadas, es decir, se encuentran
cumpliendo una sentencia o pena.

3. Derecho a la defensa: En cuanto a la defensa, encontramos que es


en el defensor de oficio donde recaen la mayor parte de los expedientes
(casos), lo que ocasiona posiblemente una sobresaturacin de trabajo,
consecuentemente, no se realiza una defensa adecuada, en tiempo y forma,
y un ejemplo de ello es que al 16.66% de los casos de indgenas, no se les
nombr intrprete provocando con ello violaciones al debido proceso.

252
Aunado a la desventaja de no contar con un intrprete, encontramos
que la situacin econmica de los mismos, los pone en otra desventaja:
frente a la imposibilidad de acceder a los servicios de un abogado
particular, muchos de los internos refieren que su proceso legal culmin
con la sentencia, dejado de un lado el recurso de apelacin y recurso de
amparo; incluso algunas de las peticiones son para la promocin de estos
recursos legales.

En cuanto al reglamento interno de la prisin, ste no se les entrega a


los reclusos, sino que simplemente se les hace saber cules son las reglas,
lo que puede ocasionar ambigedades, es decir, no saber a ciencia cierta
cules son sus derechos y obligaciones ocasionando que los castigos, se
dejen al libre albedro de los custodios o del encargado de la prisin.

4. Salud: Encontramos que en el interior de la prisin no existe un


mdico que se haga cargo de la salud de los internos, y slo les brindan
atencin mdica cuando se encuentran realmente muy enfermos, adems de
que es complicado y tardado el que los trasladen a recibir atencin mdica
a un hospital de la comunidad. Otro problema es que al no aplicarse un
diagnstico al ingresar a prisin no se leva un control de aquellas
enfermedades que requieren cuidados especiales o que requieren un control
epidemiolgico, ocasionando que muchos internos se agraven en prisin.
Asimismo encontramos que los internos no reciben atencin dental.

5. Higiene: En el interior de la prisin raramente se llegan a fumigar


las instalaciones ocasionando con ello la existencia de fauna nociva y que
ocasiona problemas de salud a los internos.

6. Alimentacin: Encontramos que en el interior de la prisin no


cuentan con un servicio de comedor, que a los sentenciados se les apoya
con el pre que es de $8.60 pesos por da para sentenciados del fuero comn,
lo que no les alcanza para alimentarse y trae como consecuencia que los
internos consigan la comida por su cuenta, ya sea apoyndose en su familia
o con algunas artesanas que logran vender y que elaboran dentro de la
prisin,

253
as como tambin los procesados no reciben ningn tipo de ayuda para
alimentacin lo que ocasiona que en la mayora de los casos la familia
los que tienen se haga cargo de su alimentacin.

7. Servicios: Encontramos que las instalaciones no son idneas, las


demandas ms frecuentes de los internos son en cuanto a servicios bsicos
como son: telfono, baos y agua, as como que no cuentan con un servicio
especializado como puede ser un psiclogo, instructor tcnico, o un
trabajador social.

8. Tortura: La mayora de los internos refiere que fueron


intimidados, torturados y presionados por los agentes policiacos
aprehensores para que se declararan confesos y aceptaran haber cometido
el delito que se les imputaba.

CRCEL PBLICA DE JAMILTEPEC, OAXACA.


(Regin costa)

FECHA DE APLICACIN DE ENTREVISTA: 6 de febrerp del


2001.
TOTAL DE INTERNOS: 181 personas
TOTAL DE PERSONAS ENTREVISTADAS: 50

En este rubro se entrevistaron a 50 personas, la seleccin fue


aleatoria, procurando integrar una muestra representativa.

I. Descripcin

A. Cultura

De los 50 entrevistados en la crcel pblica de Jamiltepec, Oaxaca, 25


presos hablan espaol, 24 presos hablan mixteco y 1 preso habla zapoteco,
lo que no indica que el 50% de los encuestados son indgenas.

254
B. Situacin jurdica

De los 50 entrevistados en la crcel pblica de Jamiltepec, Oaxaca, 43


presos son sentenciados y 7 presos son procesados, lo que nos indica que el
86% se encuentran compurgando ya una pena.

C. Derecho a la defensa

Respecto al rubro derecho al defensor, estipulado en nuestra Carta Magna,


el 10% de los entrevistados manifest contar con defensor particular, el
82% de los entrevistados manifest que el defensor de oficio se hace cargo
de su defensa, el 4% de los entrevistados refiere que no cuentan con
defensor y el 4% de los entrevistados manifest que no han contado con
defensor particular como con el defensor de oficio.

A la pregunta: si es indgena, cont con los servicios de un


intrprete?, aplicada al 50% de la muestra total, que representa a la
poblacin indgena. Se obtuvieron las siguientes respuestas.

18% no contestaron al cuestionamiento.

El 20% de los entrevistados manifest no haber contado con los


servicios de intrprete y el

12% manifest que s tuvo los servicios de intrprete.

Respecto a la pregunta: al entrar a prisin se le hizo entrega del


reglamento de la misma o en su caso se le hizo saber el contenido de dicho
reglamento?, el 44% contest que no se les hizo entrega del reglamento, el
48% respondieron que se les hizo saber el contenido del reglamento y el
8% de los entrevistados no contest.

255
D. Salud

Bajo este rubro encontramos que el 90% de los entrevistados no cuentan


con servicios mdicos, el 8% de los entrevistados refiere que los llevan al
seguro social, el 2% de los entrevistados no contest, el 92% de los
entrevistados manifiesta que cuando se enferman los llevan a un hospital, el
2% refieren que no reciben atencin mdica, el 2% de los entrevistados
manifiesta que recurren a un mdico particular.

Asimismo encontramos que el 82% de los entrevistados refieren que


no se les practic un examen clnico al momento de su ingreso a prisin; el
16% de los entrevistados manifest que si se les practic, y el 2% de los
entrevistados no constest.

E. Higiene

El 4% de los entrevistados manifest que en el interior de la prisin no


tienen ninguna plaga, el 86% de los entrevistados refiere que existen
chinches en el interior de la prisin, y el 10% de los entrevistados no
contest.

F. Alimentacin

A la pregunta: en este establecimiento les proporcionan alimentacin o


ustedes la consiguen por su cuenta?. El 92% contest que la alimentacin
la consiguen por su cuenta, el 6% respondieron que los apoyan con el pre y
el 2% de los entrevistados no contest.

G. Servicios

El 90% de los entrevistados manifiesta no contar con un psiclogo,


trabajador social o un instructor tcnico, el 6% de los entrevistados
manifest que s los visita un psiclogo aproximadamente cada seis meses,
y el 4% de los entrevistados no contest.

El 16% de los entrevistados manifest que no cuentan con un


telfono para poder comunicarse con su familia o con su abo-

256
gado en casos urgentes o cuando lo requieren, el 82% manifest que s, y el
2% no contest.

Asimismo el 32% de los entrevistados solicitan se les proporcione


alimentacin

36% de los entrevistados solicitan fuentes de empleo.

46% de los entrevistados solicitan atencin mdica.

16% de los entrevistados solicitan agua y el

8% de los entrevistados no contestaron.

Nota: cabe mencionar que algunos de los entrevistados solicitaron


dos o mas servicios.

H. Tortura

Bajo este rubro encontramos que el 72% de los entrevistados refieren haber
sufrido algn tipo de tortura al momento de su detencin por algn
elemento policiaco, el 26% de los entrevistados manifiesta que no, y el 2%
de los entrevistados no contest.

II. Conclusiones

1. Cultura: El 50% de los encuestados son indgenas, de stos el 20%


manifest que no cont con un intrprete, y que en la prctica es una de la
violaciones ms frecuentes al debido proceso legal, cometida en agravio de
las personas indgenas que han sido privadas de su libertad, ya que se
encontr con la problemtica de que en los juzgados no se cuenta con
intrpretes, por lo que el inculpado tiene que conseguirlo por su cuenta, lo
que le resulta muy complicado ya que se encuentra detenido; muchas de las
veces en el expediente aparece el nombre de un intrprete pero, en la
prctica nunca estuvo presente.

257
2. Situacin jurdica: En este rubro encontramos que la mayora de
personas entrevistadas estn ya sentenciadas, es decir, se encuentran
cumpliendo una sentencia o pena.

3. Derecho a la defensa: En cuanto a la defensa, encontramos que es


en el defensor de oficio donde recaen la mayor parte de los expedientes
(casos), lo que ocasiona posiblemente una sobresaturacin de trabajo,
consecuentemente, no se realiza una defensa adecuada, en tiempo y forma,
y un ejemplo de ello es que, al 20% de los casos de indgenas, no se les
nombr intrprete, provocando con ello violaciones al debido proceso.

Aunado a la desventaja de no contar con un intrprete, encontramos


que la situacin econmica de los mismos, los pone en otra desventaja:
frente a la imposibilidad de acceder a los servicios de un abogado
particular, muchos de los internos refieren que su proceso legal culmin
con la sentencia, dejando de un lado el recurso de apelacin y recurso de
amparo; incluso algunas de las peticiones son para la promocin de estos
recursos legales.

En cuanto al reglamento interno de la prisin, ste no se les entrega a


los reclusos, sino que simplemente se les hace saber cules son las reglas,
lo que puede ocasionar ambigedades, es decir, no saber a ciencia cierta
cules son sus derechos y obligaciones, ocasionando que los castigos, se
dejen al libre albedro de los custodios o del encargado de la prisin.

4. Salud: Encontramos que en el interior de la prisin no existe un


mdico que se haga cargo de la salud de los internos, y slo les brindan
atencin mdica cuando se encuentran realmente muy enfermos, adems de
que es complicado y tardado, el que los trasladen a recibir atencin mdica
a un hospital de la comunidad. Otro problema es que al no aplicarse un
diagnstico al ingresar a prisin, no se lleva un control de aquellas
enfermedades que requieren cuidados especiales o que requieren un control
epidemiolgico, ocasionando que muchos internos se agraven en prisin.
Asimismo encontramos que los internos no reciben atencin mdica.

258
5. Higiene: En el interior de la prisin raramente se llegan a fumigar
las instalaciones ocasionando con ello la existencia de fauna nociva y que
ocasiona problemas de salud a los internos.

6. Alimentacin: Encontramos que en el interior de la prisin no


cuentan con un servicio de comedor, que a los sentenciados se les apoya
con el pre que es de $8.60 pesos por da para sentenciados del fuero
comn, lo que no les alcanza para alimentarse y trae como consecuencia
que los internos consigan la comida por su cuenta, ya se apoyndose en su
familia o con algunas artesanas que logran vender y que elaboran dentro
de la prisin, as como tambin los procesados no reciben ningn tipo de
ayuda para alimentacin lo que ocasiona que en la mayora de los casos la
familia los que tienen se haga cargo de su alimentacin.

7. Servicios: Encontramos que existe sobrepoblacin, las


instalaciones no son idneas, las demandas ms frecuentes de los internos
son en cuanto a servicios bsicos como son: alimentacin, fuentes de
empleo, atencin mdica y agua, as como que no cuentan con un servicio
especializado, sino que un psiclogo los visita aproximadamente una vez
cada seis meses.

8. Tortura: La mayora de los internos refiere que fueron


intimidados, torturados y presionados por los agentes policiacos
aprehensores para que se declaran confesos y aceptaran haber cometido el
delito que se les imputaba.

III. Sugerencias

Despus de haber revisado los resultados de las encuestas obtenidas


y de conocer la situacin en la que se encuentran los Centros de
Readaptacin Social de la regin Mixteca y Costa del Estado de Oaxaca,
consideramos que dichos centros no renen las normas mnimas de la Ley
de Ejecucin de Sanciones Privativas y Medidas Restrictivas de la Libertad
para el Estado de Oaxaca, por lo que sugerimos lo siguiente:

259
Generales

- Que las Agencias del Ministerio Pblico y los Juzgados cuenten con los
servicios de uno o ms intrpretes que hablen la lengua o lenguas de la
regin.

- Que se contraten los servicios de ms defensores de oficio para


evitar la sobresaturacin de expedientes y stos, puedan realizar una
verdadera defensa, asimismo se lleve un control de la actuacin de los
defensores de oficio ya que muchas veces: nunca se presenta ante la
persona que estn defendiendo sino que slo firman el expediente.

- Que el defensor de oficio que depende de la procuradura para la


defensa del indgena se dedique slo a la defensa de presos indgenas,
debindose seleccionar defensores que hablen la lengua indgena de la
regin. Que instauren defensores de oficio que dependan de otra
institucin, ya que los defensores de oficio con los que actualmente cuentan
los juzgados, provienen y dependen de una institucin que se supone
defiende exclusivamente indgenas, por lo que debern nombrarse
defensores de oficio que lleven los casos de los no indgenas.

- Que el reglamento interno se le entregue a cada uno de los internos


o bien que se coloque en reas visibles, al interior de la prisin y que ste
sea traducido a las lenguas indgenas que se hablan en la regin para que
los internos que no hablan espaol, lo entiendan, con el objeto de que los
internos sepan cules son sus derechos y obligaciones al interior de la
prisin y evitar que la imposicin de castigos quede al libre albedro de los
encargados de la prisin.

- Contratar los servicios de un mdico que se haga cargo de la


atencin permanente y oportuna de los internos, para evitar se agraven y
evitar tambin posibles epidemias.

- Se les practique un diagnstico mdico a los internos al momento


de ingresar a prisin con el fin de que se lleve un control

260
de los internos que requieren cuidados especiales a causa de una
enfermedad.

- Se implemente la atencin dental de manera peridica o


permanente.

- Se fumiguen peridicamente las instalaciones de la prisin para


evitar la existencia de fauna nociva, que puede representar un riesgo de
salud.

- Se instale y adecue el comedor, en donde los mismos internos, se


organicen para crear roles de preparacin de alimentos, encargndose el
Estado de surtir la despensa, procurando una dieta balanceada.

- Se contrate los servicios permanentes de un psiclogo, as como


tambin se mejoren las condiciones bsicas de las instalaciones, y se
promueva la produccin y venta de artesanas y productos que realizan los
internos al interior de la prisin, as como tambin se incremente la
organizacin y promocin de actividades productivas.

- Se instalen telfonos pblicos al interior de las prisiones.

- Se generen fuentes de empleo al interior de las prisiones, con la


implementacin de nuevos oficios y se les brinde apoyo para la
comercializacin de sus productos.

- Se capacite a los Agentes de la Polica Ministerial, en tcnicas de


investigacin para evitar sigan torturando e intimidando, y arrancar de esa
manera confesiones coaccionadas.

- Se les practique un examen mdico y psicolgico a los detenidos


despus de haber rendido su declaracin ministerial, para corroborar si han
sido torturados.

261
- Que se les de valor de prueba a las constancias de autoridades
indgenas para la identificacin de presos indgenas en las que exista duda
sobre su identidad.

Se anexan grficos con los resultados estadsticos de los


instrumentos aplicados.

JAMILTEPEC, OAXACA

Idiomas que hablan

25

20

15

10

0 ESPAOL M IXTECO ZAPOTECO TRIQUI CHATINO M AZATECO M IXE AM UZGO

262
S e n te n c ia d o s y p r o c e s a d o s

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
S E N T E N C IA D O S PROCESADOS

Responsable de la defensa

50

40

30

20

10

0
DEF. OFICIO DEF. AMBOS NADIE NO
PARTICULAR CONTESTO

263
A s is te n c ia d e in t r p r e te

35
30
25
20
15
10
5
0
SI NO NO
CONTESTO

Existencia de servicio mdico dentro de la prisin

50

40

30

20

10

0
NO HOSPITAL NO ENFERMERA SI
CONTESTO

264
Reciben asistencia mdica de:

50

40

30

20

10

0
HOSPITAL MED. PART NO ENFERMERA 1/MES ENCARGADO NADIE
CONTESTO

C u e n ta n c o n s e r v ic io d e c o m e d o r

50

40

30

20

10

0
NO PRE NO CONTESTO

265
Conocieron el reglamento interno de la prisin

25
20
15
10
5
0
NO SI NO PEGADO EN
CONTESTO CELDAS

S e r v ic io s e s p e c ia liz a d o s c o n lo s q u e c u e n ta n
(p s ic o lo g a , in s tr u c to r t c n ic o , tr a b a jo s o c ia l)

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
SI NO NO CONTESTO

266
S e p r a c tic a r o n d ia g n s tic o s m d ic o s a l
m o m e n to d e in g r e s a r a p r is i n

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
N O SI N O C O N TESTO

Demanda de los internos (en cuanto a servicios)

25

20

15

10

0 SERV. MED. ALIMENT. TRABAJO AGUA NOCONTESTO TELEFONO UDELIMP.

267
E x is te n c ia d e p la g a s

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
NO SI NO CONTESTO

E x is t e n c ia d e t e l f o n o p b lic o a l in t e r io r

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
SI NO NO CONTESTO

268
H u b o to r tu r a e n la d e te n c i n

40
35
30
25
20
15
10
5
0 SI

NO

CONTESTO
NO

J U Q U IL A , O A X A C A

Id io m a s q u e h a b la n

0
ESPAOL C H A T IN O M AZATECO M IX T E C O M IX E ZAPOTECO T R IQ U I AM UZGO

269
Sentenciados y procesados

12

10

0
SENTENCIADOS PROCESADOS

Responsable de la defensa

7
6
5
4
3
2
1
0
DEF. OFICIO DEF. NO CONTESTO AMBOS NADIE
PARTICULAR

270
A sistencia de intrprete

8
7
6
5
4
3
2
1
0
SI NO N O C O N TE S TO

Existencia de servicio mdico dentro de la prisin

8
7
6
5
4
3
2
1
0
SI ENFERMERA NO HOSPITAL NO
CONTESTO

271
Reciben asistencia mdica de:

9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
ENFERMERA LOS VISITAN NO CONTESTO MED. PART. HOSPITAL ENCARGADO NADIE
1VES POR MES

C u e n ta n c o n s e rv ic io d e c o m e d o r

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO PRE NO CONTESTO

272
Conocieron el reglamento interno de la prisin

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO SI NO CONTESTO PEGADO EN
CELDAS

S e rv ic io s e s p e c ia liz a d o s c o n lo s q u e c u e n ta n
(p s ic o lo g a , in s tru c to r t c n ic o , tra b a jo s o c ia l)

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO NO CONTESTO SI

273
Se practicaron diagnsticos mdicos al momento de
ingresar a prisin

7
6
5
4
3
2
1
0
NO SI NO CONTESTO

Demanda de los internos (en cuanto a servicios)

12

10

0
TELEFONO SERMED NO ALIMENT TRABAJO AGUA BAOS
CONTESTO

274
Existencia de plagas

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO SI NO CONTESTO

E xistencia de telfono pblico al interior

8
7
6
5
4
3
2
1
0
SI NO N O C O N TE S TO

275
Hubo tortura en la detencin

0
SI NO NO CONTESTO

JU XTLA H U A C A , O A XA C A

Id io m a q u e h a b la n

5
4 .5
4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
ESPAOL M IX T E C O T R IQ U I M AZATECO ZAPOTECO

276
Sentenciados y procesados

8
7
6
5
4
3
2
1
0
SENTENCIADOS PROCESADOS

Responsable de la defensa

7
6
5
4
3
2
1
0
DEF. OFICIO DEF. AMBOS NADIE NO
PARTICULAR CONTESTO

277
A s is t e n c ia d e in t r p r e t e

5
4 .5
4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
SI NO NO CONTESTO

Existencia de servicio m dico al interior de la prisin

10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO H O SPITAL NO EN FER M ER A SI
C O N TESTO

278
R ecib en asisten cia m d ica d e:

5
4.5
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
MED. PART H O S P IT A L NO CONTESTO ENFERM ERA I MES ENCARGADO N A D IE

C uentan con servicio de com edor

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO PR E N O C O N TESTO

279
C o n o c ie ro n e l re g la m e n to in te rn o d e la p ris i n

4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
NO SI NO PEGADO EN
CONTESTO C ELD AS

S e rv ic io s e s p e c ia liz a d o s c o n lo s q u e c u e n ta n
(p s ic o lo g a , in s tru c to r t c n ic o , tra b a jo s o c ia l)

7
6
5
4
3
2
1
0
NO NO CONTESTO SI

280
S e p ra c tic a ro n d ia g n s tic o s m d ic o s a l m o m e n to d e in g re s a r
a p ris i n

0
NO SI NO CONTESTO

Demanda de los internos (en cuanto a servicios)

8
7
6
5
4
3
2
1
0
TELEFONO UTILES DE NO AGUA TRABAJO ALIMENT SERV. MED.
LIMP CONTESTO

281
E x is te n c ia d e p la g a s

0
SI NO NO CO NTESTO

E x is te n c ia d e te l fo n o p b lic o a l in te r io r

7
6
5
4
3
2
1
0
SI NO NO CONTESTO

282
H u b o to r tu r a e n la d e te n c i n

4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
SI NO NO CONTESTO

PUTLA, OAXACA

Idioma que hablan

7
6
5
4
3
2
1
0
ESPAOL TRIQUI AMUZGO MIXTECO CHATINO ZAPOTECO MAZATECO MIXE

283
Sentenciados y procesados

14
12
10
8
6
4
2
0
SENTENCIADOS PROCESADOS

Responsable de la defensa

12
10
8
6
4
2
0
DEF. OFICIO DEF. AMBOS NADIE NO
PARTICULAR CONTESTO

284
A s is te n c ia d e in t r p r e te

8
7
6
5
4
3
2
1
0
SI NO NO CONTESTO

E x is te n c ia d e s e r v ic io m d ic o d e n tr o d e la p r is i n

0
SI NO H O S P IT A L NO CONTESTO ENFERM ERA

285
R e c ib e n la a s is te n c ia m d ic a d e :

9
8
7
6
5
4
3
2
1
0 ENCARGADO H O S P IT A L NO CONTESTO M ED. PART. ENFERM ERA 1 /M E S N A D IE

Cuentan con servicio de com edor

7
6
5
4
3
2
1
0
NO PRE NO CONTESTO

286
C o n o c ie r o n e l r e g la m e n to in te r n o d e la p r is i n

7
6
5
4
3
2
1
0
NO SI NO PEGADO EN
CONTESTO C ELD AS

S e r v ic io s t c n ic o s e s p e c ia liz a d o s c o n lo s q u e c u e n ta n
(p s ic o lo g a , in s tr u c to r t c n ic o , tr a b a jo s o c ia l)

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO NO CONTESTO SI

287
S e p ra c tic a ro n d ia g n s tic o s m d ic o s a l m o m e n to d e in g re s a r a
p ris i n

0
NO SI NO CONTESTO

Demanda de los internos (en cuanto a servicios)

12

10

0
SERV. M ED. A GUA NO A LIM ENT. TRA B A JO TEL. UTILES DE
CONTESTO LIM P .

288
E x is te n c ia d e p la g a s

10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO SI NO CONTESTO

Existencia de telfono pblico al interior

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO SI NO CONTESTO

289
H u b o t o r t u r a e n la d e t e n c i n

0
SI NO NO CONTESTO

TEPOSCOLULA, OAXACA

Idioma que hablan

0
ESPAOL MIXTECO TRIQUI CHATINO MAZATECO MIXE ZAPOTECO AMUZGO

290
Sentenciados y procesados

0
SENTENCIADOS PROCESADOS

R esponsable de la defensa

8
7
6
5
4
3
2
1
0
D EF. O FIC IO D EF. AM BO S N AD IE NO
PAR TIC U LAR C O N TESTO

291
A s is te n c ia d e in t rp re te

7
6
5
4
3
2
1
0
SI NO NO CONTESTO

Existencia de servicio m dico dentro de la prisin

8
7
6
5
4
3
2
1
0
NO HO SPITAL NO CO NT ENFERM ERA SI

292
R e c ib e n la a s is te n c ia m d ic a d e :

0
1 /M E S M ED. PART. NO CONTESTO H O S P IT A L ENFERM ERA ENCARGADO N A D IE

C u e n t a n c o n s e r v ic io d e c o m e d o r

4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
NO PRE NO CONTESTO

293
C o n o c ie r o n e l r e g la m e n t o in t e r n o d e la p r is i n

5
4 .5
4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
PEGADO EN NO NO SI
C ELD AS CONTESTO

S e r v ic io s e s p e c ia liz a d o s c o n lo s q u e c u e n ta n
(p s ic o lo g a , in s tr u c to r t c n ic o , tr a b a jo s o c ia l)

7
6
5
4
3
2
1
0
NO NO CONTESTO SI

294
S e p r a c tic a r o n d ia g n s tic o s a l m o m e n to d e in g r e s a r a
p r is i n

5
4 .5
4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
NO SI NO CONTESTO

Demandas de los internos (en cuanto a servicios)

0
TELEFONO COLCHON NO SERV. M ED. A LIM ENT. TRA B A JO A GUA
CONTESTO

295
E x is te n c ia d e p la g a s

7
6
5
4
3
2
1
0
SI NO NO CONTESTO

E x is t e n c ia d e t e l f o n o p b lic o a l in t e r io r

7
6
5
4
3
2
1
0
SI NO NO CONTESTO

296
H u b o to r tu r a e n la d e te n c i n

5
4 .5
4
3 .5
3
2 .5
2
1 .5
1
0 .5
0
SI NO NO CO NTESTO

TLAXIACO, OAXACA

Idiomas que hablan

14

12

10

0 ESPAOL M IXTECO TRIQUI CHATINO M AZATECO M IXE ZAPOTECO AM UZGO

297
Sentenciados y procesados

14

13.5

13

12.5

12

11.5

11
SENTENCIADO S PRO CESADO S

Responsable de la defensa

12

10

0
DEF. OFICIO DEF. AMBOS NADIE NO
PARTICULAR CONTESTO

298
A s is te n c ia d e in t rp re te

18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
SI NO NO CONTESTO

E x is t e n c ia d e s e r v ic io m d ic o d e n t r o d e la p r is i n

25

20

15

10

0
SI H O S P IT A L NO NO ENFERM ERA
CONTESTO

299
R ecib en asisten cia m d ica d e:

14

12

10

0
N A D IE M ED. PART. 1 MES NO CO NT. H O S P IT A L ENFERM ERA ENCARGADO

C u e n ta n c o n s e rv ic io d e c o m e d o r

25

20

15

10

0
PRE NO CONTESTO NO

300
C o n o c ie ro n e l re g la m e n to in te rn o d e la p ris i n

25

20

15

10

0
SI NO NO PEGADO EN
CONTESTO C ELD AS

S e r v ic io s e s p e c ia liz a d o s c o n lo s q u e c u e n ta n
(p s ic o lo g a , in s tr u c to r t c n ic o , tr a b a jo s o c ia l)

25

20

15

10

0
SI NO NO CONTESTO

301
S e p ra c tic a ro n d ia g n s tic o s m d ic o s a l m o m e n to d e
in g re s a r a p ris i n

25

20

15

10

0
SI NO NO CONTESTO

Demanda de los internos (en cuanto a servicios)

25

20

15

10

0
TELEFONO COLCHONETAS NO CONT. AGUA TRABAJO ALIM ENT.

302
E x is t e n c ia d e p la g a s

30

25

20

15

10

0
NO SI NO CONTESTO

E x is t e n c ia d e t e l f o n o p b lic o a l in t e r io r

30

25

20

15

10

0
NO SI NO CONTESTO

303
H u b o to r tu r a e n la d e te n c i n

16
14
12
10
8
6
4
2
0
NO SI NO CONTESTO

Bibliografa

Garca Ramrez, Sergio., Abuso y terror en las crceles en Exclsior, 9 de


abril de 1986.
Gmez, Magdalena., La defensora jurdica de presos indgenas.
Los municipios de Oaxaca, Enciclopedia de los Municipios de Mxico,
Secretara de Gobernacin del Estado de Oaxaca, Mxico, 1998.
Morris, Normal., La evolucin de la prisin en Penologa (recopilacin
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Municipio en la Consulta Nacional sobre Derechos y Participacin
Indgena en Cuadernos del Instituto Nacional de Solidaridad,
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304
Rodrguez Manzanera, Luis., La crisis penitenciaria y los sustitutivos de la
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Cuba, 1949.
Stavenhagen, Rodolfo., Entre la ley y la costumbre. El derecho
consuetudinario indgena en Amrica Latina. INI, IIDH, Mxico.
1990.

305
306
La importancia del Derecho Consuetudinario Indgena en la
comprensin del Derecho Penal Indgena
La justicia Triqui

Ana Ofelia Snchez Valenciana

Introduccin

Una vez que la crnica del fin de la historia ha sido anunciada


como si se tratase de una epifana por el holocausto de otros regmenes
econmicos diferentes del neocapitalista, la alteridad se ha manifestado
ante los ojos del mundo.

En sociedades como la nuestra, la yuxtaposicin entre el


iuspositivismo y los otros sistemas de derecho indgena ha sido negada.
Bajo el velo del reconocimiento y la tolerancia a la confluencia entre
diversos regmenes jurdicos dentro del Estado, se oculta el ser social del
indgena.

En los resolutivos de 1994 de la Comisin de Derechos Humanos de


la Organizacin de las Naciones Unidas se dict que las prcticas jurdicas
de los pueblos indios del mundo constituyen sistemas de derecho que deben
ser forzados y la Constitucin Poltica Mexicana ha reconocido la
composicin pluricultural de la Nacin, prescribiendo la proteccin de los
sistemas de organizacin social de los pueblos indgenas.

A pesar de que se pregona el pluralismo jurdico, el sistema jurdico


dominante resguardado por la clase hegemnica en el poder, supone una
igualdad dentro de la desigualdad. Pero la aplicacin de medidas iguales
para sujetos desiguales no hace otra cosa ms que reproducir la
desigualdad.

La existencia de clases sociales, de desigualdades sociales, hace que


el derecho al ser abstractamente igual, no elimina, sino que reproduce la
desigualdad. Por ello, la justicia no puede identificarse con la defensa de la
igualdad formal; Por ejemplo, el acceso y la administracin de la justicia
penal de las comunidades

307
indgenas constituye un indicador del grado que asume la desigualdad
social, ya que algunos problemas de imparticin de justicia se deben a la
inadecuacin de tipos delictivos a las condiciones de existencia de la
poblacin indgena; la oposicin a las prcticas reglamentadas por el
derecho procesal a los medios y recursos de la cosmovisin indgena; la
desobediencia de los rganos jurisdiccionales del mandato que impone una
pronta y cumplida administracin de justicia, el principio real de defensa,
de los principios universales de inmediacin del juzgador de los beneficios
de pobreza, de la preclusin procesal, etctera.

Es ms, para tener una idea del dbil acceso a la justicia ejercida
conforme a las leyes y las instituciones judiciales del Estado, basta
comparar que en 1989 slo se registr una denuncia recogida por las
autoridades judiciales del Estado de Chiapas y en 1993 la Procuradura
General de Justicia de Chiapas conoci de 54 denuncias por los expulsados,
principalmente tzotziles, tzetzales y choles.1

Esto significa que no haya otros indgenas de la regin a los que se


les est siguiendo proceso o estn purgando sentencia o que no hayan
cometido ningn ilcito. Aqu las autoridades judiciales aparecen ante la
visin de las comunidades indgenas como una autoridad externa,
inaccesible y ciega ante las condiciones dentro de las cuales se cometen
faltas e ignorante de los principios y normas con las cuales se ejerce la
justicia comunitaria.

El problema reside en el choque entre dos sistemas legales o


conceptos de derecho, en el cual histricamente el derecho dominante se ha
impuesto sobre el derecho subordinado, de la misma manera en que un
proceso de produccin dominante se ha impuesto por el plustrabajo valor
en sociedades precapitalistas.

Por tanto, recobrar la importancia del derecho consuetudinario


indgena para entender que el parangn entre el derecho

1
Cfr. las estadsticas del INEGI de noviembre de 1993.

308
occidental y el indgena se contrapone y niega sustancialmente el acceso a
la justicia penal de las comunidades indgenas, es el objetivo de este
escrito.2

Sobre el Derecho Indgena

El derecho consuetudinario representa una parte integral de la estructura


social y la cultura de un pueblo; constituye un elemento bsico de la
identidad tnica de un pueblo, nacin o comunidad y condiciona las
relaciones entre los pueblos indgenas y el Estado. Del anlisis del derecho
consuetudinario se evidencia el grado de aplicacin de los sistemas de
proteccin de los Derechos Humanos individuales y colectivos y se delinea
la ruta crtica a seguir para la persecucin de un sistema de derecho
concordante con las formas de organizacin social, poltica y econmica
representativas de la cosmovisin indgena.

Pero, qu se entiende por derecho consuetudinario?

Generalmente, este concepto se refiere a un conjunto de normas


generales de tipo tradicional, no escritas ni codificadas, distinto del derecho
positivo vigente en un pas determinado.3

Esta definicin implica varios aspectos, a saber. Que el derecho


consuetudinario es anterior en trminos histricos al derecho codificado,
puede existir con el derecho positivo, cuando menos por algn tiempo o
est en conflicto con el derecho codificado.

Desde nuestra perspectiva, el derecho consuetudinario guarda estas


simbiosis, predominando la tercera idea de choque entre sistemas de
derecho ya que a partir de la definicin del in-

2
La justicia penal se debe considerar en el contexto del desarrollo econmico, los
sistemas polticos, sociales y culturales y valores y los cambios sociales (Naciones
Unidas, resolucin 36/21).
3
Vid: Stavenhagen, Rodolfo., Introduccin al derecho indgena, en Cuadernos del
Instituto de Investigaciones Jurdicas. UNAM, Ao VI, Nm. 17, mayo-agosto de
1991., p. 305.

309
dio se desvela el contenido del derecho consuetudinario y la subsistencia
de estas modalidades del derecho consuetudinario.

1. El derecho consuetudinario es anterior en trminos histricos al


derecho codificado por que:

1.1. La categora del indio denota la condicin de colonizado y hace


referencia necesaria a la relacin colonial. el indio nace cuando Coln toma
posesin de la Isla Hispaniola a nombre de los Reyes Catlicos. Antes del
descubrimiento europeo la poblacin del Continente Americano estaba
formada por una gran cantidad de sociedades diferentes, cada una con su
propia identidad, que se hallaban en grados distintos de desarrollo
evolutivo: desde las altas civilizaciones de Mesoamrica y los Andes, hasta
las bandas recolectoras de la floresta amaznica.4

1.2. El artculo 1 del Convenio 169 sobre Pueblos Indgenas y


Tribales en Pases Independientes de la Organizacin Internacional del
Trabajo se aplica: A los pueblos en pases independientes, considerados
indgenas por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el
pas o en una regin geogrfica a la que pertenece el pas en la poca de la
conquista o la colonizacin o del establecimiento de las actuales fronteras
estatales y que, cualquiera que sea su situacin jurdica, conservan todas
sus propias instituciones sociales, econmicas, culturales y polticas, o
parte de ellas.5

2. El derecho consuetudinario puede coexistir con el derecho


positivo:

En sociedades como la mexicana se ha reconocido un pluralismo


legal donde cada uno de los sistemas jurdicos puede ser aplicado a una
poblacin distinta, siempre dentro de la rbita del

4
Bonfil, Guillermo., El concepto de indio en Amrica: Una categora de la situacin
colonial. s/d
5
OIT, Actas provisionales, Septuagsima sexta reunin, Ginebra, 1989. Incorporado a
la Legislacin Mexicana

310
derecho codificado e imperante. Por ejemplo, el derecho colonial de las
potencias europeas se aplicaba a los colonos europeos, y el derecho
consuetudinario a los indgenas en sus asuntos internos. Empero, la
diferencia fundamental entre el derecho consuetudinario y el positivo
radica en que las leyes escritas emanan de una autoridad poltica
constituida, cuya aplicacin est en mandos de esta autoridad,
generalmente el Estado, mientras que el derecho consuetudinario puede
operar sin referencia al Estado porque en las comunidades jurdicas lo
jurdico se encuentra inmerso dentro de su estructura social.

3. Los dos tipos de derechos entran en conflicto:

En Mxico, los postulados fundamentales de organizacin poltica y


econmica del Estado son reproducidos al tenor de la lgica del capital y su
forma de alineacin o mediatizacin de la conciencia social. Mediante las
reformas al artculo 27 constitucional del seis de enero de 1992 se dio fin al
reparto agrario; se legaliz el latifundio por que las corporaciones civiles y
mercantiles estn autorizadas para ser dueas de superficies de tierra que
van desde 2 mil 500 hectreas de riego, hasta 20 mil hectreas de bosque;
se convirti a las tierras ejidales y comunales en mercancas puesto que ya
no tienen el carcter de inalienables, imprescriptibles, inembargables e
intransferibles; y se prescribi la desaparicin del ejido y la comunidad al
sujetarlas a la compra-venta.

En contra de estos postulados tendientes a la enajenacin de los usos


y costumbres indgenas, y como expresin de la reproduccin de las formas
originales de vida de los pueblos indios, para que la comunidad agraria
permanezca como el patrn clsico de produccin en gran parte de los
pueblos indgenas de Mxico, es precisa reconocer que:

La tierra es un bien material sagrado. El cultivo de la parcela (milpa),


que en promedio tiene una extensin de 3 a 5 hectreas, es el pilar que
mantiene la cohesin de los parientes y las familias extensas agrupadas en
torno a la comunidad; y es el

311
medio de reproduccin social y econmico que les permite alcanzar
seguridad individual, cohesin grupal y continuidad cultural.

El consumo proviene principalmente de sus parcelas y de la


ganadera menor, as como del entorno de la vivienda: fruticultura y
horticultura. Los productos adicionales se obtienen del intercambio en el
mercado regional. La diversidad de lo que se produce es enorme: en cinco
reas ecolgicas de la zona totonaca en Veracruz, por ejemplo, se
detectaron 60 especies, y en el traspatio de las comunidades chontales de
Tabasco pudieron observarse 285; lo mismo ocurri en la Huasteca, en
donde se hallaron 185 especies, de las cuales 82 son medicinales.

El campesino indgena necesita tierras y la comunidad defiende las


suyas de los ajenos a ella, con la ayuda de dos reglas: el matrimonio entre
miembros de la propia comunidad (endogamia) y la prohibicin de vender
tierras a extraos. En las comunidades existen diferencias sociales, pero
procuran que stas no rompan el equilibrio; de ah, la participacin de los
miembros en las fiestas religiosas y en los puestos pblicos no
remunerados, porque implican gastos que todos tienen que hacer en algn
momento de su vida.

Por tanto, como ha expresado Floriberto Daz, la comunidad es para


los indgenas Un espacio territorial, demarcado y definido por la posesin;
una historia comn que circula de boca en boca y de generacin en
generacin; una variante de lengua del pueblo a partir de la cual
identificamos nuestro idioma comn; una organizacin que define lo
poltico, cultural, social, civil, econmico y religioso; un sistema
comunitario de procuracin y administracin de justicia. 6

Para atender cada uno de sus elementos hay que tener en cuenta
ciertas nociones: lo comunal, lo colectivo, la complementariedad y la
integridad, cuyos elementos que la definen son: La

6
Floriberto Daz., Ms que cosas son personas, la geometra comunal, en Revista
Ojarasca, noviembre de 1997.

312
tierra como Madre y como territorio. El consenso en asamblea para la toma
de decisiones. El servicio gratuito como ejercicio de la autoridad. El trabajo
colectivo como acto de recreacin. Los ritos y ceremonias como expresin
del don comunal.

En sntesis, de acuerdo con Stavenhagen, lo jurdico de las


sociedades que reproducen el derecho consuetudinario consiste en: normas
generales de comportamiento pblico; mantenimiento del orden interno;
definicin de derechos y obligaciones de los miembros; reglamentacin
sobre el acceso a, la distribucin de recursos escasos; reglamentacin sobre
transmisin e intercambio de bienes y servicios (herencia, trabajo, dotes
matrimoniales); definicin y tipificacin de delitos, distinguindose
generalmente los delitos contra los individuos y los delitos contra la
comunidad; sancin a la conducta delictiva de los individuos; manejo,
control y solucin de conflictos y disputas, y definicin de los cargos y las
funciones de la autoridad pblica.

Pero el derecho consuetudinario no debe ser comprendido como un


conjunto coherente de normas y reglas no escritas, anterior y distinto del
derecho positivo estatal. Histricamente, esta clase de derecho se afianz
en el momento en que las sociedades europeas establecieron su dominio
colonial sobre pueblos no-occidentales y trataron de imponer su propio
derecho a los pueblos sometidos. No en vano el Banco Mundial ha
reconocido la vulnerabilidad de las poblaciones indgenas respecto a la
sociedad dominante que los pone en desventaja en el proceso de
desarrollo.7 Por tanto, este derecho subordinado (consuetudinario) se ha
modificado en funcin de su relacin con el derecho dominante (positivo
nacional). Prueba de ello lo representa el intento de las comunidades
indgenas por adaptar y reinterpretar las normas positivas de acuerdo con
sus propias estructuras y valores.

Al respecto, el Congreso de Organizaciones Indias de Centroamrica,


Mxico y Panam, que es un organismo indepen-

7
Vid. Banco Mundial, Directriz Operacional OD 4.20, Pueblos Indgenas, septiembre
de 1991.

313
diente de gobiernos, partidos y rdenes religiosas, en sus Principios
Bsicos sobre los Derechos Fundamentales de los Pueblos Indios de
Centroamrica, Mxico y Panam, declar que Los pueblos indios y los
individuos que los conforman tienen igualdad de derechos polticos,
econmicos y sociales, as como a estar libres de toda forma de opresin,
dominacin y discriminacin que limiten el desarrollo de sus formas de
vida individual y colectiva () tienen derecho a ejercer autoridad y
jurisdiccin dentro de sus lmites territoriales de acuerdo a sus usos y
costumbres y al grado y naturaleza de la autonoma establecida respecto al
Estado de Pertenencia.8

El derecho Consuetudinario Penal. La justicia Tique (Capolteca)

Tal como se ha descrito, el derecho consuetudinario no constituye un


complejo unvoco representativo de todas y cada una de las formas de
organizacin indgenas, de modo que cada que cada etnia contiene criterios
especficos que denotan la existencia de mltiples derechos
consuetudinarios indios. La persecusin de delitos y los procedimientos de
administracin de justicia son tpicos que muestran el grado de asimetra
existente entre el derecho positivo penal y el consuetudinario indio. No es
sorprendente que lo que la ley nacional tipifica como un delito, no lo es
para la comunidad indgena, o por el contrario, una infraccin social sujeta
a castigo en una comunidad indgena puede no ser reconocido como tal por
la legislacin penal vigente. La comunidad triqui evidencia el discordante
camino que se sigue ante la problemtica penal.

La justicia Triqui

El territorio forma parte de la regin geogrfica conocida como La Mixteca


Alta, situada en parte de los exdistritos de Tlaxiaco, Putla y Juxtlahuaca,
pertenecientes a la zona occidental del Estado de Oaxaca, Mxico.

8
Vid. Ordnez Cienfuegos, Jos Emilio., Reclamos jurdicos de los pueblos indios.
Mxico, UNAM, 1993., p. 121.

314
Los triquis se compones de cuatro grupos: los de San Andrs
Chicahuaxtla, los de Santo Domingo del Estado, los de San Martn
Itunyoso y los de San Juan Copala.

A diferencia del sistema jurisdiccional mexicano que diferencia los


tribunales por materia de juzgados civiles, penales, laborales,
administrativos, electorales, etc., en los tribunales triquis no se hace una
distincin entre asuntos civiles o penales; stos se componen por el jefe de
barrio (Shi-chi), llamado Grande o Principal, el Consejo de Notables y los
ancianos.

A diferencia de la ley penal, los triquis s castigan por medio de la


venganza el homicidio por prcticas de brujera o mal de ojo. Este delito
puede practicarse en nios o en personas grandes. Un nio que se muere, y
que est perfectamente sano; y de repente llega una seora o un seor y lo
ve, y por el simple hecho de verlo se muere al da siguiente; entonces la
persona es culpable de brujera o le hizo el mal de ojo y tiene que ser
castigado.9

En el mundo de los triquis, si las pruebas judiciales y ordinarias10 no


son suficientes para emitir un veredicto, cuando cada una de las partes
pretende tener la razn y ninguna puede probarlo o en los casos de brujera,
se utilizan otras pruebas, como:

1. Pruebas de la vela: el acusado, acompaado del brujo, acude a la


iglesia a prender tres velas de sebo ante la imagen o la estatua de Dios (San
Marcos o Dios del Agua). Luego de decir algunas oraciones que slo l
conoce y de pronunciar palabras incomprensibles para todos, el brujo
interpreta de acuerdo al color, la luminosidad, la fuerza o extincin de la
flama si el acusado es culpable o inocente.

9
Vid. Avendao de Durand, Carmen., Estudio de derecho consuetudinario triqui.
Mxico, CNDH, 1995., p. 117.
10
Las pruebas ordinarias son: la de flagrante delito, la confesin espontnea, el
testimonio y el juramento.

315
2. Pruebas obtenidas mediante ingestin de alucingenos: el brujo
prepara una porcin a base de semillas de flores (toloache, floripondio y
otras) y hongos alucingenos para interpretar las reacciones del acusado y
dar su veredicto.

3. Prueba de las medidas: para realizar esta prueba, el brujo mide,


con su mano derecha, el antebrazo izquierdo (el antebrazo izquierdo es el
diablo Schilinke) del acusado, sobre cuya parte media y como punto de
poyo, coloca el pulgar y hace girar la mano hasta tocar varias veces, con el
meique, el codo y la mueca de aqul. Despus, frota los dedos de la
derecha sobre la palma de la izquierda, formando despus una cavidad con
ambas manos, por cuyo orificio sopla repetidamente con la boca. Hace
varias veces estos movimientos, mientras con la mirada en alto, mueve la
cabeza de lado a lado en actitud de bsqueda hasta llegar a una conclusin.
Si la ceremonia sucede al aire libre, el brujo examina el cielo, las nubes, los
pjaros y el viento para pedirles una respuesta sobre el porvenir del
consultante o la culpabilidad o inocencia del juzgado.

4. Prueba de las cartas: el brujo utiliza una baraja espaola en alguna


cueva o en el campo.

El juicio culmina con una especie de ceremonia ritual, en la que


todos beben, fuman y, en ocasiones, sacrifican una gallina blanca si el
acusado es inocente, o una gallina negra cuando es culpable.

Las penas previstas por la costumbre triqui son: el pago (en efectivo
o especie) de daos y perjuicios; la devolucin o pago del objeto robado y
una multa; la indemnizacin; los azotes dados a los adultos con un ltigo de
nervio de toro (ca) ; el repudio de la comunidad o la pena de muerte.

Propuestas de investigacin

Una vez que se ha comprobado la contradiccin material existente entre el


derecho positivo penal y el consuetudinario indgena, y

316
ante la posibilidad de cerrar actualmente el ciclo del paradigma occidental
sobre las comunidades indgenas, la tarea del jurista, investigador, o
servidor pblico en este disyuntiva podra tender a:

Analizar el papel y condicionamiento econmico social y cultural


de los llamados operadores del derecho: los jueces, ministerios
pblicos, empleados de los tribunales, abogados, peritos,
traductores, mdicos, forenses y dems coadyuvantes en la
administracin de justicia; buscar formas de evitar la corrupcin
en este nivel o cuadro de Poder Judicial.

Restablecer las modalidades de su reclutamiento, prcticas


profesionales y compromisos sociopolticos a efecto de que no
slo sean portadores de un discurso terico, sino llevar a la
prctica el estudio de la realidad concreta. El criminlogo debe
entender el lenguaje jurdico del juez penal y ste, desde las fras
paredes donde se dicta sentencia, comprender el desgraciado
destino del ser humano que est juzgado Que el juez penal
tiene que reunir los aspectos jurdicos con los aspectos
criminolgicos.11

Ampliar y capacitar al cuerpo de procuradores indgenas del


Instituto Nacional Indigenista.

Concretar y extender la propuesta oficializada del Estado de


Oaxaca de la Procuradura para la defensa del indgena (publicada
en el Peridico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado
Libre y Soberano de Oaxaca de 26 de septiembre de 1986).

Realizar una seleccin cuidadosa de las tcnicas jurdicas a


utilizarse que no pongan en riesgo la supervi-

11
Muoz Q., Hugo Alfonso., Los detenidos en proceso de juicio, conferencia dictada
en el Curso Interdisciplinario de Derechos Humanos, Costa Rica, septiembre de 1986,
Mimeo, p. 15.

317
vencia indgena, es decir, realizar una revisin conceptual del
sistema penal que rebase las perspectivas de la dogmtica
jurdica y que se pronuncie por una visin interdisciplinaria y
problematizada que permita un acercamiento a la realidad de las
comunidades indgenas.12

Retomar la idea de amicus curiae que no significa otra cosa ms


que el pueblo pueda hacer valer su opinin ante el juez y
exponerle a ttulo de amigo o colaborador del tribunal, su opinin
ante un tema.

Enfatizar las lneas de investigacin tendientes a terminar los


problemas como: el preso sin condena; la lentitud judicial; el
castigo no al delito sino a la pobreza (desigualdad
socioeconmica); el terrorismo judicial (utilizacin de tribunales
penales para llevar en su seno la discusin de asuntos que le son
completamente ajenos como seran las acciones civiles,
mercantiles, laborales, y la discriminacin por motivos tnicos).

Proveer a las comunidades indgenas de informacin relativa a los


Derechos Humanos y los mecanismos para su instrumentacin
aplicados al caso concreto. Aprovechar la experiencia del trabajo
comunitario (tequio) que ha desarrollado el Dr. Carlos H. Durand
Alcntara en algunas comunidades de Oaxaca.

Investigar las posibilidades concretas de transformar la


Federacin Mexicana en una Confederacin, donde cada grupo o
etnia forme parte del Estado Mexicano, pero con la garanta de su
plena autonoma y autogobierno.

12
Al respecto, lase el Manifiesto Criminolgico, suscrito en Mxico en junio de 1981.

318
Perspectivas de las comunidades indgenas

La existencia de los mecanismos de conservacin de la identidad, basados


en la comunidad, no garantiza por completo la integridad de las
comunidades indgenas. Mas, como modo de supervivencia, las formas
tradicionales de produccin, los sistemas comunitarios de gobierno y las
ceremonias dan continuidad y significado a todo aquello que, durante ms
de 500 aos, se ha mantenido y ha sido bastante eficaz.

El futuro de los pueblos indgenas de Mxico ser conseguir un nivel


de vida ms alto, reducir la explotacin y violencia contra sus comunidades
y recursos, sin que desaparezcan sus propios mecanismos histricos de
mantenimiento e identidad y la herencia cultura. Si estos pueblos siguen
siendo tan tenaces y, al mismo tiempo, tan flexibles como hasta ahora para
adaptarse a los cambios, los proyectos de desarrollo dirigidos a los pueblos
indgenas debern incluir la dimensin tnica como un elemento para
potenciar su desarrollo futuro.

Bibliografa

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derecho consuetudinario triqui, Mxico, CNDH, 1995. 146 pp.
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Valds Abascal, Rubn., Comentario del artculo 27 constitucional, en
Derechos del pueblo mexicano. Mxico a travs de sus
constituciones. S/d

320
Trabajo comparativo de las instituciones para la reclusin de los nios
y adolescentes entre Estados Unidos de Amrica del Norte y
Mxico

Cruz Velzquez Galindo

Introduccin

A lo largo de la historia, los derechos fundamentales del individuo han


tenido diferentes nombres como son derechos del hombre, de la persona
humana, humanos individuales, subjetivos, fundamentales, naturales,
constitucionales, etc., pero siempre han ponderado el respeto del
ciudadano.

Las constituciones han plasmado el mnimo de derechos necesarios


para el trato digno del ser humano. En nuestra Constitucin, estos derechos
estn en el rubro de las garantas individuales y los podemos encontrar en
los artculos del 1-29, 35 y 123, as como, en los tratados internacionales
que Mxico ha suscrito, acerca de la defensa de los Derechos Humanos,
con fundamento en el artculo 133 de la Constitucin, por lo tanto, son ley
suprema en toda la Nacin.

El estudio de los antecedentes histricos de los Derechos Humanos


es fundamental para comprender su importancia, por lo que en este trabajo
se realiza un comparativo de lo sucedido en los Estados Unidos a finales
del siglo XVIII, con lo que ocurri a mediados del siglo XIX y hasta la
fecha en ese pas. Aunque no mencionamos los Derechos Humanos por
ninguna parte, es justamente de la violacin de stos, que trata este trabajo.
Ya que, en Estados Unidos nunca se han respetado. La creacin de las
penitenciaras, fue idea de las asociaciones religiosas, que hacen una labor
humanitaria pues el gobierno no ha querido firmar nada relacionado con los
Derechos Humanos, y a pesar de tener recursos tampoco han firmado la
Convencin de los Derechos de la Niez.

321
Antecedentes

El surgimiento de la prisin en Europa no fue un caso fortuito, sino algo


que se consolid con el tiempo como parte del castigo que se deba
imponer a los individuos que transgredan las leyes establecidas, primero
por la sociedad y despus por parte del estado. Aunque el encierro en un
principio no es considerada como parte del castigo, sino ms bien como
medio para la aplicacin de ste, el internamiento de los transgresores era
necesario para tales fines. Despus de que los campesinos fueron arrojados
del feudo, empezaron a deambular por las incipientes ciudades del viejo
mundo, incrementando el nmero de mendigos pues no saban hacer otra
cosa que labrar la tierra, situacin que los llevaba, incluso, al robo.

Al iniciar el capitalismo, se necesitaba mano de obra, calificada y


realmente barata, es por ello que la autoridad pens en utilizar a todos
aquellos que se dedicaban a la mendicidad, para eso crearon las casas de
correccin y de trabajo, en donde se les enseara un oficio, para que
despus tuvieran una vida mejor. Martn Lutero creador del
protestantismo en Europa junto con Juan Calvino, deca que los pobres lo
nico que merecan era la muerte, porque no hacan nada bien y por eso
estaban en la pobreza, viviendo promiscuamente.

En Holanda, las cosas fueron diferentes al resto de Europa, porque en


ese pas, hacia falta mano de obra y se trat de aprovechar toda la que
hubiera disponible. Incluso, se dej de aplicar la pena de muerte, para no
desaprovechar el trabajo de los reos. En un principio, el internamiento de
stos fue benfico para los capitalistas porque ellos decidan lo que los
internos deban aprender segn las necesidades del mercado, esto les
redituaba grandes beneficios, por un lado, tenan mano de obra segura, por
otro el control de la fuerza de los trabajadores que estaban en libertad, y en
un principio en este pas el trato fue bueno para los que estaban encerrados.

322
Las casas de trabajo eran conocidas por distintos nombres
dependiendo del ligar en donde se establecan. Por ejemplo, en Francia se
le conoca como el Hospital. En estos sitios no haba ninguna separacin
entre hombres, mujeres y nios de cualquier edad, se deca que los
encerraban para apartarlos del mal y ensearles a ser personas tiles que al
reintegrarse a la sociedad estuvieran totalmente readaptados para vivir en
ella. Pero la realidad era que los tomaban prisioneros para obligarlos a
trabajar en las labores ms rudas para enriquecer ms a los que ya lo tenan
todo.

La colonizacin

La situacin en Europa se torn muy difcil para los que no posean nada y
en algunos pases como Inglaterra, tuvieron que exportar grandes
cantidades de pobres y delincuentes. Con ellos iniciaron la colonizacin de
esos lugares tan alejados de la metrpoli, como Australia o el norte del
Continente americano, en donde se asentaron las Trece Colonias, las cuales
se independizan de la Madre Patria, y fundan lo que hoy conocemos como
Estados Unidos de Amrica, con la ayuda de los franceses que eran
enemigos de Inglaterra.

En las embarcaciones donde viajaban los presos en condiciones


infrahumanas, tambin venan, aunque en condiciones totalmente
diferentes, personajes que ya en su pas de origen tenan una posicin
envidiable, pero que andaban en busca de aventura, en particular de ms
riqueza y propiedad en las nuevas tierras colonizadas, cosa que podan
lograr ampliamente con la ayuda de la mano de obra barata, representada
por las cadenas de prisioneros, ya que, al no tener un lugar para encerrarlos,
la autoridad los mandaba a las fincas de los terratenientes de las Trece
Colonias, por eso techo y comida, en calidad casi de esclavos pues a los
verdaderos los traan de frica. La diferencia entre unos y otros radicaba en
que los primeros al cumplir su condena eran liberados y con el tiempo
podan obtener unas cuantas hectreas de tierra y convertirse en
propietarios. Y los otros eran esclavos el resto de sus vidas.

323
Nacin independiente

Al ir creciendo como nacin independiente, y debido al fenmeno de la


inmigracin los Estados Unidos de Amrica no se pudieron sustraer a lo
que ya haban vivido las grandes ciudades europeas, el aumento de
limosneros, vagos y ladrones, sin embargo, aqu la religin fue ms
benvola con estos individuos, que como haba sucedido en la antigua
metrpoli, porque los cuqueros tenan otra idea de lo que era la caridad
cristiana, a favor de los desposedos, aunque en el fondo, siempre haba un
propsito y ste en realidad no beneficiaba a los pobres, pero si a los que
tenan todo. Porque los pastores cuqueros les decan a sus feligreses que al
ayudar a los menesterosos, les daban la oportunidad de practicar la caridad,
por lo tanto, recibiran una recompensa por parte de Dios.

La religin como institucin fue la que ms influy en las Trece


Colonias primero, despus al pas independiente, fue sta la que le dio
solucin al problema social de forma bastante rgida, como haba sucedido
en los pases europeos, en las Trece Colonias, fue ms fcil convencerlos
para que contribuyeran de manera individual, porque en estas tierras haba
ms recursos adems, por medio de esa cooperacin se alcanzara la
redencin. Sin embargo, al finalizar el periodo Colonial, ya se aplicaban
penas muy severas contra la vagancia, aunque para se consecuentes con la
historia se dice que stas, nunca fueron tan sanguinarias como en la
metrpoli, lo ms cruel que hacan con los que llegaban de Europa, era
obligar a los capitanes de los barcos a reembarcar a todos aquellos que no
pudieran comprobar que tenan propiedades o algn trabajo seguro en el
lugar al que llegaban.1

Lo mismo suceda con los individuos que pasaban de una


jurisdiccin a otra, sin autorizacin, los castigos ms severos para aquellos
que reincidan en la inmigracin clandestina, se les imponan penas
corporales o multas as como, el internamiento en las crceles preventivas.
Ya habamos apuntado que la situacin se

1
Dario Melossi y Massimo Pavarini., Crcel y Fbrica. Ed. Siglo XXI. Mxico, 1984.,
p. 139.

324
torn difcil, sobre todo, para las ciudades ms densamente pobladas, esto
fue el detonador para la creacin de instituciones como las que hubo en
Europa, para controlar y reprimir la vagancia, fue entonces que aparecieron
las workhouses, las almhouses, y las houses of correction. La legislacin
cambi para controlar a las clases marginales y prevenir, con represin, la
futura criminalidad.

Es notorio observar como en las colonias primero, y despus como


nacin independiente, normaban cualquier cosa que emprendan, todo lo
hacen por medio de leyes, hecho que ha perdurado hasta la fecha. Con una
de estas leyes que crean las jails, para la reclusin de deudores, prfugos,
acusados en espera de juicio y una workhouse para los convictos.2 Despus
de la independencia, estas instituciones aumentaron como una medida
poltica del control social. Las jails y las casas de trabajo dejaron de
cumplir la funcin para lo que se haban creado, que era readaptar
socialmente al individuo. Sin embargo, este joven pas, encontr en la
poltica del control lo que hoy social su invencin ms original: la
penitenciara.3

Creacin de la institucin penitenciaria

A finales del siglo XVIII, fue fundada por los cuqueros la Philadelfia
Society for the Alleviating the Miseries of Public Prision, esta sociedad
busc que por medio de una ley se ordenara la construccin de la primera
crcel celular en Walnut Street, ms conocida como el sistema
penitenciario de Filadelfia, desde el principio de impuso como
penitenciara estatal y no municipal, el cual fue caracterizado por la
peculiar forma de hacer que los reos purgaran su condena. sta se basaba
en el aislamiento celular de los presos, con la obligacin de stos a
permanecer en silencio.4 Sin embargo, haba inconformidad por parte de la
administracin de estos luga-

2
Dario Melossi y Massimo Pavarini., Crcel y Fbrica. Ed. Siglo XXI. Mxico, 1984.,
p. 141.
3
Ibdem, p. 167
4
Ibdem, p. 169.

325
res, porque decan que los presos deban trabajar y no estar slo
confinados.

La penitenciara de Auburn, otra de las importantes obras de la era


jacksoniana, fue donde se experiment por primera vez el confinamiento
por las noches y trabajo comn en el da, con la condicin de que el
individuo permaneciera en absoluto silencio. Este sistema fue el que ms
auge tuvo en Norteamrica, porque fue la base de la explotacin de los
adultos encarcelados. En la primera mitad del siglo XIX, ya se pensaba en
la fundacin de internados para menores donde tuvieran una instruccin
tanto moral como acadmica y el reemplazo de los padres biolgicos
cuando se comprobara que stos eran incompetentes para el cuidado de sus
hijos. A mediados del siglo XIX, ya exista la Casa de Refugio de Nueva
York.

Internado de menores

En el libro Los Salvadores del Nio nos dicen que exista un grupo cuyos
miembros se consideraban as mismos como personas altruistas y
humanitarias, que queran salvar aquellos que tenan un lugar menos
afortunado en el orden social.5 En la obra nos plantean que stos crean en
los problemas que los jvenes tenan, eran causados por vivir en ciudades
cada vez ms urbanas e industrializadas y que la salvacin de stos estaba
en el regreso a la vida del campo. La vida en familia era cada vez ms
difcil, sobre todo para aquellos que eran hijos de inmigrantes, cuyos padres
se quedaban a vivir en estas ciudades, en donde ambos tenan que trabajar
para sostenerlos, por lo que descuidaban a sus hijos.

La creciente industrializacin en Norteamrica, trajo abundante


riqueza para todos los inversionistas, sin embargo, esto no era as para
aquellos quienes laboraban muchas horas aunque les pagaran poco, esto
provocaba que abandonaran a sus hijos todo el da, por lo que los
empresarios aportaban sumas importantes de

5
Platt, Anthony M., Los Salvadores del Nio o la Invencin de la Delincuencia. Ed.
Siglo XXI. Mxico, 2001., p. 31.

326
dinero, paradjicamente mucho del que robaban a los trabajadores con la
explotacin de que eran objeto, para crear internados donde eran recluidos
nios y adolescentes, a quienes calificaban de delincuentes juveniles.

As, en Norteamrica se privilegi el intercambio como un medio de


control social, por eso, en la primera mitad del siglo XIX proliferan los
orfanatorios como una respuesta a la aparente desintegracin social de las
clases bajas y la crisis de la institucin familiar de tipo patriarcal.6 La
sociedad consideraba como un serio peligro a esas masas juveniles
pudieran convertirse, con el tiempo, en criminales, se pensaba tambin que
el campo era la salvacin de estos chicos, para eso crearon las granjas
escuelas as como, la fabrica escuela basada, esta ltima, en el modelo de
la workhouse europea como nos lo explican Melossi y Pavarini en su libro
Crcel y Fbrica.

Estados Unidos polariza esta situacin pues le da mucha importancia


al confinamiento de los individuos adultos en las instituciones carcelarias,
cosa que tambin hace con los nios y jvenes quienes ya de por si eran
castigados al ser apartados de padres biolgicos, sealados stos como
incapaces de cuidar y educar a sus hijos por tener que dedicarle mucho
tiempo al trabajo. Consecuentemente, la sociedad Norteamericana en aras
de prevenir un mal futuro, se dedicaba a destruir familias y aunque trataran
bien a los chicos stos llegaban a lugares desconocidos con gente que no
eran sus padres. A la larga este pas ha tenido que pagar muy caro las
consecuencias de ese hecho, porque las instituciones no rindieron los frutos
esperados; no se detuvo la criminalidad y a la fecha esto se puede
corroborar con estadsticas de ese pas, que tiene uno de los ms altos
ndices de criminalidad.

En su libro Anthony Platt nos cuenta, que para la sociedad de la


poca eran muy importantes los congresos, en donde se aportaban datos
respecto a las instituciones carcelarias en todo momento nos tratan de
mostrar las bondades que traan consigo stas,

6
Ibdem, Melossi y Pavarini., p. 163.

327
las cuales haban sido establecidas para esos fines, pero hay algo que salta a
la vista, que los internamientos de nios y jvenes slo se enfocaron a las
clases bajas como ya haba sucedido en siglos anteriores, primero en
Europa con los mendigos que vivan de la caridad y despus en
Norteamrica, en donde primero se enfoc a los mendigos de las
incipientes ciudades y despus a los inmigrantes, pero no slo con aquellos
que venan del otro lado del mar, tambin lo hacan con los que se
trasladaban de una ciudad a otra. La situacin del pas era prspera para
una buena parte de los estadounidenses, Robert Merton, seala que todo el
mundo, quera triunfar en ese pas, pero las diferencias sociales hacan que
el xito se alcanzara por medios legales o ilegales,7 para el Estado era
prioritario que esto fuera de la mejor manera posible.

Por eso era indispensable la reclusin de todos aquellos que pudieran


representar un peligro para la sociedad, que mejor, que hacerlo con los
hijos de los descuidados trabajadores que no podan educarlos, porque el
trabajo no se los permita. La benevolencia con que se vean en los
congresos anuales a las instituciones para la reclusin de los nios, en
donde siempre se hablaba de triunfos nunca de fracasos, donde todo era tan
bueno que siempre se estaba penando en instalar otros internados. Los
chicos eran seleccionados para establecer lugares adecuados de acuerdo
con su estatus, edad, religin que profesaban. Esto es, un internado para
cada necesidad, tambin crearon un cuerpo de profesionistas para cada
internado o granja, en particular la medicina y el derecho tenan mucha
influencia en estos lugares. Basta recordar que era la poca del positivismo
y en la mayora de los pases se seguan las pautas del determinismo social,
que haba implantado Csar Lombroso en Europa, en Norteamrica se
siguen estas pautas, por lo tanto, las profesiones mencionadas servan para
neutralizar las implicaciones del darwinismo social, stas eran tan
importantes que incluso los custodios y reformadores de estos lugares
tenan

7
Platt, Antony M., Los Salvadores del Nio o la Invencin de la Delincuencia. Ed.
Siglo XXI. Mxico, 2001., p. 33.

328
una imagen de s mismos como doctores y no de simples guardias.8

Se procura que los castigos que se les aplicaran a los chicos que
estaban confinados como internos, no fueran crueles, pero aqul que se
atreviera a transgredir la ley, se le deba hacer sentir las consecuencias de
su comportamiento.9 Los reformadores penales, explotaban la retrica de la
nueva educacin y de ese modo, legitimaban los programas de enseanza
agrcola e industrial en los reformatorios, en los que se les enseaban doce
oficios y algunas destrezas manuales, porque la mayora de los
administradores pensaban que estos delincuentes, no merecan ms que
una educacin elemental, con la formacin agrcola era suficiente por eso,
haba que mandarlos al campo.

En otras escuelas en donde tenan nios y nias de color, la


educacin que se les daba era de lo ms rudimentaria, porque a las nias
slo les enseaban cuestiones domsticas como: cocinar y servir la mesa, a
los muchachos la lavandera. Los administradores, se sentan orgullosos de
su enseanza y se atrevan a decir que lo hacan para que los jvenes se
pudieran ganar la vida.10 Con esta anotacin nos podemos dar cuenta
fcilmente, que no slo les molestaban los pobres, sino tambin los negros,
quienes eran discriminados hasta en la educacin. El plan de cabaas era
diferente a los reformatorios normales, porque trataban de que los internos
fueran una especie de familia agrandada, pero para la sociedad lo mejor era
que las cabaas estaban en el campo, se segua la lgica de que si estos
muchachos haban delinquido, era porque la ciudad los haba corrompido,
estar en contacto con la naturaleza slo les traera beneficios espirituales.

La vida nos ensea que todo lo que empieza termina, los buenos
propsitos que tenan para reformas a los jvenes delin-

8
Plat, Antony M., Los Salvadores del Nio o la Invencin de la Delincuencia. Ed. Siglo
XXI. Mxico, 2001., p. 55.
9
Ibdem, p. 81.
10
Ibdem, p. 83

329
cuentes no duraron mucho, ya que tanto los administradores, como los
custodios se encargaron de ensearles lo que era estar en un reformatorio y
aquellos que hablaban de lo benfico que resultaban stos, no lo pudieron
seguir haciendo pues pronto esto se desmoron y se vino abajo porque
sucedi lo mismo que con las prisiones de adultos.

Los custodios, haban trabajar a los internos hasta diez horas en


condiciones deplorables, con una disciplina intransigente. Adems, en
cuanto alguna empresa les propona usar la mano de obra de esos lugares,
stos inmediatamente firmaban contratos para que los pequeos infractores
trabajaran por ms horas de las permitidas, Qu poda esperar la poblacin
de estos internados?, es por eso que afirmo mi posicin de que los pases
siguen su mismo estatus quo y Estados Unidos de Amrica no poda ser la
excepcin, con respecto a las crceles, primero la explotacin de los
adultos y despus de los nios, me dan en parte la razn.

En nuestro pas las cosas se dieron de manera diferente, porque los


gobiernos que hemos tenido, nunca hasta la fecha, le han dado importancia
a las instituciones carcelarias, ya que al adentrarnos en la historia del
sistema penitenciario en Mxico, podemos darnos cuenta fcilmente de que
a mediados del siglo XIX, todava no exista una penitenciara como
suceda en Costa Rica y Brasil, que eran pases latinoamericanos tan o ms
pobres que el nuestro, pero que, de alguna manera, se preocupaban por la
poblacin carcelaria y sus gobiernos crean que tambin los delincuentes
merecan otra oportunidad, si eso pasaba con el encarcelamiento de los
delincuentes adultos, qu podemos esperarnos de los internados para nios
y adolescentes, en Mxico por mucho tiempo los menores infractores como
se les ha llamado hasta hace poco, tuvieron que compartir sus sentencias
como personas mayores que los usaban para cometer fechoras dentro del
mismo penal.

En el pas, la iglesia fue la que se hizo cargo de los nios


abandonados o que andaban en la calle sin asistir a la escuela. Sin embargo,
esto nunca fue ni ha sido suficiente para ayudar a todos aquellos que la
cometan aunque fuera la mnima infraccin. Eran

330
recluidos en los llamados internados correccionales, dirigidos por las
diferentes rdenes religiosas existentes hasta la fecha, as como en los
patronatos de beneficencia que imperaban en le poca. En la ltima dcada
del siglo XIX, dichos establecimientos se fueron escularizando poco a poco
para quedar a cargo de la Direccin de Beneficencia Pblica cuya
pertenencia era de la Secretara de Gobernacin.

Siguiendo lo establecido por la sociedad norteamericana de la poca,


de que el campo era el mejor lugar para la recuperacin mental y espiritual
de nios y adolescentes, se busc un lugar en las afueras de la ciudad, en
ese tiempo lo era Talpan, para ubicar uno de estos centros. Segn nos dicen
los que se han dedicado a la investigacin de la formacin de este tipo de
internados, la escuela correccional que se estableci por mucho tiempo en
lo que fuera el exconvento de San Pedro y San Pablo, en el centro de la
ciudad de Mxico, se reubic en este lugar, que estaba totalmente equipado
y se le vea como la maravilla para la atencin de aquellos que habran de
ser corregidos en su momento fue algo espectacular, pero a la fecha se
sigue usando para lo mismo y no ha tenido ninguna modificacin.

De acuerdo con lo ya establecido podemos verificar que la situacin


de los nios no era nada satisfactoria por cuanto a que se seguan patrones
establecidos en otros pases que se encontraban en una situacin econmica
diferente a la del nuestro. Ya que, mientras en Estados Unidos se recababa
dinero para la construccin de internados por medio de las hijas y las
esposas de los grandes industriales y banqueros, aqu se tuvo que recurrir a
una convocatoria por parte de un peridico que trat de hacer conciencia en
la sociedad mexicana, para que se interesaran por el bienestar fsico y
moral del nio en situacin de emergencia, en el periodo de gobierno de
Porfirio Daz que fue bastante largo, al ser detenidos los nios y
adolescentes por andar en la calle tenan que compartir las celdas de la
crcel de Belem, con verdaderos delincuentes, borrachos y escandalosos.

331
A pesar, de que haba excelentes criminlogos en nuestro pas que
asistan a los congresos de criminologa que se celebraban en donde se
haca patente la necesidad de crear lugares especficos para el
internamiento de los menores, fue hasta el congreso de 1923 donde se
aprob la creacin de estos tribunales. En prrafos anteriores ya hemos
dicho que se seguan los mismos patrones de otros pases y por lo tanto, ni
los jueces, ni los mdicos, ni el personal, que se dedicaba a la elaboracin
de los diferentes estudios de los internados hacan nada por establecer
patrones adecuados a nuestra realidad, tanto en Europa como en Estados
Unidos se tomaba como una mxima lo que ha haban dicho Rafael
Garafalo y Enrique Ferri, con respecto a la herencia atvica; se dedicaban a
indagar que hacan los padres y sin ms eso decan que eran o iban a ser los
hijos y por lo tanto, tenan que ser encerrados para salvarlos de ellos
mismos. En Mxico se haca lo mismo todava en 1948, se segua hablando
de herencias patolgicas que no es otra coas que la herencia atvica.

Dentro de la historia de las correccionales, Elena Azaola es una de


las ms ilustres investigadoras mexicanas en lo que respecta a la reclusin,
en ella me he basado para hacer este anlisis y en una parte de su trabajo
nos habla del periodo cardenista en donde menciona que fue uno de los ms
benvolos para este tipo de internados en el que se crearon los talleres que
realmente fueron de enseanza, y en donde los jvenes podan aprender lo
que quisieran por la gran oferta que haba.

En el sexenio de Miguel Alemn, se increment la poblacin de los


hogares colectivos, en este mismo periodo qued concluido un nuevo
edificio en donde se iban a albergar a 200 varones y 145 mujeres sin tomar
en cuenta que la poblacin femenil es muy escasa para este tipo de lugares,
Elena Azaola nos dice que, hasta la fecha la seccin de hombres siempre
est saturada en cambio, en la de mujeres sobra espacio. Estos muchachos
eran remitidos casi siempre por vagancia, desaseo, que por estar mal
vestidos, o por el simple hecho de ser sospechoso para aquellas que se
dedicaban hacer las razzias, aunque nunca fuera claro de qu eran
sospechosos, ni cules eran las justificaciones para su

332
detencin. La mayora de las veces no haba ningn cargo por mnimo que
fuera ste para que estos individuos fueran internados, pero lo que hemos
dicho en prrafos anteriores era suficiente motivo para su internamiento.

El personal que laboraba en estos lugares, en particular aquellos que


se dedicaban a la educacin de los nios, as como los profesionales que les
hacan exmenes del comportamiento, tenan, por lo menos, la obligacin
de hacer bien su trabajo realizando formularios apegados a la realidad de
estos nios ya que se trataba de seres humanos. No tenan porque andar
llenando hojas nada ms para comprobar que s trabajaban. Planteaban
opiniones personales sin bases tericas, terminaban diciendo que estos
chicos eran completamente desviados e incluso descubriendo en ellos
tendencias o inclinaciones que en realidad slo existan en su cabeza ya que
estigmatizaban a los nios y adolescentes con lo que ponan en los
formularios, sin embargo, esto no era privativo de nuestro pas, como ya
hemos visto, suceda en los Estados Unidos y en otros pases europeos.

En Mxico, nunca ha habido una verdadera planeacin a largo plazo,


siempre se planea por sexenios y de acuerdo a ello las cosas van cambiando
segn el presidente en turno, por eso son los vaivenes, el estira y afloja con
cada nuevo gobernante. En el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines, a quien le
interesaba sanear las finanzas del Estado, haba preocupacin porque no
existan suficientes establecimientos penales, sugiri a los gobiernos
locales que se aplicaran sistemas de produccin agrcola-industrial como
los que ya se haban implantado en el penal de las Islas Maras11 incluso, a
algunos internados les cambiaron el nombre por el de granja Hogar en el
Estado de Mxico, o Granja Industrial Juvenil de Recuperacin como se le
conoci en Jalisco. En el Distrito Federal, se inaugur la Penitenciara de
Santa Marta Acatitla que ayud a que la crcel de Lecumberri dejara de
estar sobrepoblada, al lado de la primera se construy un edificio especial
para muje-

11
Azaola, Elena., la Institucin Correccional en Mxico. Ed. Siglo XXI. Mxico 1990.,
p. 106.

333
res, adems de la reconstruccin de la Escuela de Orientacin para
Varones.

En ese sexenio, tambin se dio la elaboracin de un registro de todos


los sentenciados del pas, aunque hasta la fecha nos hemos podido enterar
de que esto no funciona como es debido ya que en una de la crceles del
pas se encontraba uno de los delincuentes ms buscados por narcotrfico y
no se haban dado cuenta de que ya lo tenan detenido. En la investigacin
de Elena Azaola se encuentran datos que en los diferentes periodos ha
habido bastantes nios y jvenes detenidos y el algunos, la poblacin
disminuye en particular, los de la clase media y alta slo en contadas
ocasiones llegan a ser detenidos. Es fcil notar que se da una
discriminacin y que en este tipo de lugares jams se van a democratizar
como dice Alessandro Baratta en su discurso Infancia y Democracia, como
la reparacin de las dems Escuelas de Tratamiento, ya que en casi ningn
lugar del mundo se siguen las pautas establecidas por la Convencin
Internacional del Nio y los Adolescentes.

Es necesario hacer un estudio profundo del sujeto que ha cometido


delitos a la luz de la realidad de nuestro pas, en donde podramos encontrar
una diversidad de factores tanto internos como externos, que por si solos
nos llevaran a encontrar el camino de la prevencin del delito y con toda
seguridad vamos a encontrar causas como la desintegracin familiar y que
a pesar de que la familia se vuelva a integrar, las cosas ya estn tan mal que
se hace ms difcil esa integracin, porque los chicos viven todo el tiempo
con resentimiento que hace que no slo se daen entre s, sino que quieren
daar las cosas de los dems sin importar lo que les pueda pasar, por la
misma problemtica social en la que viven, en donde predomina la carencia
econmica y lo peor es esto, lo podemos encontrar en una gran mayora de
poblacin.

Por la falta de oportunidades de empleo, educacin, recreacin y


cultura, ya que ni los que se ocupan de hacer las leyes tienen un proyecto
de vida que ofrecer a la poblacin marginada, por el contrario estn ms
preocupados por salvar a los ricos del

334
pas a costa de la gran masa de pobres, creen que con bajar la edad para
castigar a los que cometen infracciones la situacin va a cambiar. Los
cambios de comunicacin tiene que ver mucho con esta creencia, porque
todos los das nos dicen que las autoridades en particular las de la Ciudad
de Mxico, no hacen nada por acabar con la delincuencia, pero a nadie
analiza el contexto de lo que est sucediendo alrededor de la sociedad que
carece de todo. Siempre se estn diciendo verdades a medias una buena
parte de la sociedad que carece de todo. Siempre se estn diciendo verdades
a medias una buena parte de la sociedad piensa que la Comisin de
Derechos Humanos, slo sirve para defender a los delincuentes, pero es
fcil ver que en este pas nadie respeta a nadie.

La situacin no es fcil, ni siquiera para quien est analizando los


porqus, ya que hay que partir del artculo 4 de la Constitucin mexicana.
En particular cuando hay unos prrafos que nos dicen:

Los nios y las nias tiene derecho a la satisfaccin de sus


necesidades de alimentacin, salud, educacin y sano esparcimiento
para su desarrollo integral:
Los ascendientes, tutores y custodios tienen el deber de preservar
estos derechos. El estado proveer lo necesario para propiciar el
respeto a la dignidad de la niez y el ejercicio pleno de sus derechos..
el Estado otorgar facilidades a los particulares para que coadyuven
al cumplimiento de los derechos. El Estado otorgar facilidades a los
particulares para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de
la niez.

Si analizamos detenidamente este precepto constitucional en particular este


sexenio panista, en donde se dice por parte del presidente en turno, que los
chiquillos y las chiquillas tienen propiedad, pero lo peor es cuando ste
sale de gira ni siquiera sabe que en el lugar que asiste no hay escuelas y
ste slo se da cuenta de esto cuando los nios se le acercan y l les
pregunta del porque no asistieron a la escuela, con esto podemos darnos
cuenta de la situacin en que se encuentra el pas, que podemos esperar de
lo que suceda en el ncleo familiar.

Es importante pensar como podemos prevenir la delincuencia entre


la niez y la adolescencia cumpliendo con los satis-

335
factores ms indispensables, de acuerdo con lo que se dice en la
convencin de los nios y adolescentes como son el cuidado, la
alimentacin y el inculcarles valores porque como es de todos sabido esto
es lo que ms se ha perdido en la sociedad.

Conclusin

Como pudimos darnos cuenta, en este trabajo se trat de realizar una


somera comparacin entre el sistema penitenciario de Mxico y Estados
Unidos de Norteamrica, especficamente en las instituciones relativas a la
reclusin de nios y adolescentes, adems de sealar como las costumbres
y normas sociales influyen en las resoluciones que se adopten para
determinados problemas. Los pases siguen sus propios patrones, por
ejemplo, la sociedad Norteamericana desde su formacin como nacin ha
confiado en estas instituciones, no en vano se dice que son de su invencin,
es por eso que proliferan en ese pas, y dieron la misma solucin tanto para
los adultos delincuentes, como para los nios y adolescentes. S ya tenan
un patrn a seguir no, podan cambiarlo.

El mayor pecado de estos jvenes fue haber nacido pobres, adems,


en ese pas tambin se les ha castigado por ser negros, ya podemos
imaginar la combinacin pobre y negro, incluso, a stos se les educaba para
los trabajos ms nfimos. Todo tiene que ver con problemas de segregacin
racial que tambin llevaron a la crceles e internados norteamericanos. Por
eso, insisto en que la situacin para los presos no cambia, slo cambia para
los dueos del capital porque ellos se hacen ms ricos con la explotacin de
los menores.

Es por eso que en Estados Unidos, no aceptan la Convencin


Internacional del Nio, porque es el pas en el que ms se violan los
derechos elementales, adems no pueden ir en contra de lo establecido,
deben seguir sus propias pautas, en el diplomado, alguno de los expositores
si no es que la mayora, nos decan que en Costa Rica y en Brasil, pero en
particular en el primero, si se llevaba a cabo lo que peda la convencin,
hicimos la aclaracin de que ya desde finales del siglo XIX, este pas era
ms

336
benigno con sus delincuentes, incluso en la construccin de sus
penitenciaras, lo mismo pas con Brasil, cuestin que en Mxico, no ha
sido tomada en cuenta tanto para adultos, como para los nios y esto lo
podemos corroborar con lo que acaba de suceder en los Consejos Tutelares.

En nuestro pas, no se pueden cambiar los esquemas establecidos ya


que como hemos visto con lo poco que hemos investigado en Mxico,
siempre se ha dicho que no hay dinero para resolver las cosas ms
elementales que requiere el pueblo, por lo tanto, como vivan los que se
encuentran en prisin, es lo que menos importa, no se piensa que estos
nios son producto de la pobreza de sus familias, la escasez de trabajo y
oportunidades, de que somos un pas de analfabetas y de analfabetas
funcionales como se ha dado en llamar a los que tenemos un mnimo de
estudios incluyendo una carrera. No se piensa que todo tiene que ver con el
tipo de gobierno que existe, en donde se pondera el capital y se minimiza a
la poblacin ofrecindola como mano de obra barata a los inversionistas
extranjeros, sin ningn recato, enarbolndolo como bandera de xito, sin
embargo la poblacin est sumida cada vez ms en la miseria.

Desde el inicio de nuestra formacin como pas independiente,


hemos carecido de una verdadera planificacin como tal, no es de
extraarse que estos planes se cambien de acuerdo al humos que tenga el
dirigente de la nacin en turno, nuestro pas firm la Convencin, sin
embargo, no se estn cumpliendo los compromisos contrados con la
misma y no sabemos cuando lo vaya hacer. Tambin ha firmado otros
convenios para mejorar el trato que se les debe otorgar a los reos adultos y
slo tenemos que visitar cualquier reclusorio para darnos cuenta que esto se
ha quedado en el papel.

Bibliografa

Azaola, Elena., La Institucin Correccional en Mxico, Una Mirada


Extraviada. Ed. Siglo XXI. Mxico, 1990.

337
Barrata, Alessandro., Infancia y Democracia. Recopilacin sobre una
Ponencia.
Platt, Antony M., Los Salvadores del Nio o la Invencin de la
Delincuencia. Ed. Siglo XXI. Mxico, 2001.
Rusche, George y Otto Kirchheimer., Pena y Estructura Social.
Convencin de los Derechos de la Niez.

338
La procuracin de justicia y sus rganos de investigacin

Miguel ngel Parra Bedrn

Introduccin

La Procuracin de justicia en los ltimos tiempos ha sido una de las


cuestiones ms debatidas en nuestro pas y particularmente en el Estado de
Guerrero. La procuracin de justicia va ligada inexorablemente con los
problemas de seguridad pblica y con todas las instituciones
gubernamentales que tienen en cometido de intervenir en ambos aspectos.

La procuracin de justicia, es entre otras cosas, una pretensin de


justicia; en otras palabras, las instituciones que llevan a cabo las tareas de
procuracin, tienen la obligacin constitucional de lograr, en la medida de
lo posible y hasta sus ltimas consecuencias, el hacer de la justicia algo
posible dentro del mbito de competencia de las instituciones y rganos
encargados para ello. La justicia es, en este sentido, la idea fundamental del
quehacer pblico, la justicia que tiene que ser pronta y expedita y
concedida bajo criterios de legalidad, eficiencia y honradez.

Pese a ello y como se asent con anterioridad, estos aspectos de


nuestro sistema jurdico-constitucional son duramente cuestionados por la
sociedad civil y por diversas organizaciones polticas. Los principales
defectos que se han hecho notar en el funcionamiento diario de las
instituciones y rganos se manifiestas principalmente en la corrupcin y la
ineficiencia en la prestacin del servicio pblico; por otro lado, tambin se
ha hecho mencin la falta de apoyos financieros por parte de quien deba
concederlos u

339
otorgarlos y la mala administracin y organizacin administrativa. Aunado
a ello la ausencia de una cultura jurdica en muchos de los operadores
institucionales, hace que la funcin pblica sea contraria a los intereses de
la ciudadana y los propios del Estado.

Estoy cierto de que la funcin de procuracin de justicia y seguridad


pblica en nuestro Estado de Guerrero, pronto tendr una nueva
dimensionalidad. Tendrn que reformarse leyes, reglamentos y prcticas
caducas en la prestacin del servicio, todo esto nos conducir a nuevos
estadios de progreso, en los cuales, la democracia podr ser algo posible, ya
que sta no slo se reduce a la limpieza electoral y a la renovacin de los
gobernantes, sino, que tiene que ver todo un sistema de vida en el cual la
procuracin de justicia y la seguridad pblica juegan un papel importante
en el devenir de la sociedad.

Sealamientos histricos-constitucionales

La independencia de Mxico frente a Espaa, origin la inquietud de


organizar al naciente pas en una forma jurdica determinada. El primer
cdigo fundamental que se expidi en el Mxico independiente fue el
Estatuto del Imperio de Agustn de Iturbide, aunque con anterioridad ya se
haba redactado un proyecto constitucional en el ao de 1814, pero ste
nunca pudo operar y tener una vigencia, sin embargo ah ya se contena una
idea aproximada de lo que los mexicanos de la poca deseaban como
proyecto nacional. El iturbidismo, por causas fue una interrupcin de
nuestra esencia constitucional de corte federalista.

Al consumarse la independencia en 1821, en Mxico ya se haba


reunido un primer Congreso General Constituyente, ste, formul el
proyecto de Constitucin de 1814, de la que el ttulo original fue Decreto
Constitucional para la Libertad de la Amrica Mexicana, que tuvo su
fundamento poltico en el acta de declaracin de independencia de 1813,
dictado en la ciudad de Chilpancingo. La Constitucin del 14 se plasm en
su captulo V artculos 24 al 40 el mnimo de libertades pblicas de los
ciudadanos mexicanos, entre ellas se encontraban: la igualdad, la
seguridad,

340
propiedad y libertad. Esta Constitucin en sus 242 artculos se dedic
fundamentalmente a organizar el poder pblico, dando prioridad a los
asuntos de eleccin de los representantes al Congreso y del gobierno. Cabe
citar que el artculo 211 seal que mientras el pas no se daba su
legislacin, las antiguas debern regir hasta que sean debidamente
derogadas.

En cuanto a procuracin de justicia, la Constitucin del 14 no seal


el responsable de la funcin, ni indic con claridad en que consista sta.

En la doctrina del derecho constitucional se cita como antecedente a


la Constitucin de Cdiz de 1812, la cual oper en Mxico a decir de Felipe
Tena Ramrez no slo por haber regido durante el periodo de los
movimientos preparatorios de la emancipacin, as haya sido parcial y
temporalmente, sino tambin por la influencia que ejerci en varios de
nuestros instrumentos constitucionales, no menos que por la importancia
que se le reconoci en la etapa transitoria que precedi a la organizacin
constitucional del nuevo Estado.1

La Constitucin gaditana, expedida por las Cortes de Cdiz el 19 de


marzo de 1812 y en la Nueva Espaa el da 30 de septiembre del mismo
ao, en materia de procuracin de justicia para los habitantes del reino,
incluidos los de la Nueva Espaa, se establecan ciertas reglas:

1. Ningn espaol poda ser preso sin que preceda informacin


sumaria del hecho, por el que merezca segn la ley ser castigado
con pena corporal, y asimismo un mandamiento del juez por
escrito, que se le notificara en el acto mismo de la prisin.
(Artculo 287);
2. El arrestado antes de ser puesto en prisin, ser presentado al juez
para que se le reciba su declaracin. (Artculo 290);
3. En fraganti todo delincuente puede ser arrestado y conducirle ante
la presencia del juez (Artculo 292);

1
Tena Ramrez, Felipe., Leyes Fundamentales de Mxico. Editorial Porra, SA,
Vigsima segunda edicin, Mxico 1999., p. 59.

341
4. Dentro de las 24 horas se manifestar al tratado como reo de la
causa de su prisin y el nombre de su acusador, si no hubiere
(Artculo 300);
5. No se usar nunca el tormento ni de los apremios. (Artculo 303);
6. No podr ser allanada la casa de ningn espaol, sino en los casos
que la ley determine para el buen orden y la seguridad del Estado.
(Artculo 305).

Estas reglas que tambin pueden ser reconocimientos a derechos


fundamentales deban ser obedecidas por los rganos de detencin de la
Corona espaola, obvio decir que en la Nueva Espaa se haca poco o nulo
caso a estas hiptesis jurdicas.

Una vez consolidada la independencia de Mxico, y en estricto


cumplimiento al Plan de Iguala se instal la Junta Provisional de Gobierno,
quienes a su vez tenan que designar a los integrantes de la Regencia, en
donde Iturbide result ser el Presidente de la misma, situacin que
aprovech para establecer en nuestro pas una monarqua, la que
afortunadamente fue fallida. El llamado consumador de la independencia se
aprovech de las circunstancias polticas para convertirse en Emperador y
el da 10 de enero de 1822 entr en vigor el Reglamento Provisional
Poltico del Imperio Mexicano.

Este Reglamento reconoci algunos derechos fundamentales que se


haban consignado en la Constitucin de Cdiz, pero en el aspecto material,
se consigno una aberracin suprema establecida en el artculo 48 que a la
letra seal lo siguiente:

Hacer lo que prohiben, o no hacer lo que ordenan las leyes, es un


delito. El jefe poltico, cuyo principal objeto es el sostn del orden
social y de la tranquilidad pblica, usar de todas sus facultades
para prevenir el crimen y sostener la libertad, la propiedad y
seguridad individual.

Esto significa, a mi entender, que las funciones de procuracin de justicia


recaan en el Jefe Poltico, el cual a nombre del Emperador otorgaba
justicia y ante l se diriman las denuncias criminales,

342
pero si stas ofendan la estabilidad del Imperio, el Jefe poda sin alegato
en contrario desecharlas del plano; es decir, la procuracin de justicia
estaba sujeta a la falta de transgresin de los intereses del Estado, hecho
que a la luz de nuestro actual derecho no tiene nada de justo y es violatorio
de los derechos individuales. Afortunadamente el reinado de Iturbide fue
muy corto, representndose as una derrota para los seguidores del
centralismo y la forma monrquica de gobierno.

En el ao de 1824 el centralismo como ejercicio del poder pblico es


derrotado, y se forma un Congreso General Constituyente que da origen a
la primera Constitucin Federal de los Estados Unidos Mexicanos.

El mrito de la Constitucin del 24 fue de que estableci el


federalismo y establece una repblica representativa y popular, reconoce la
divisin clsica de los poderes pblicos, establece un sistema de
competencias entre la federacin y los estados federados y, sobre todo, se
plasman las formas liberales de la poca que sin duda son un antecedente
en la conformacin de nuestro actual texto constitucional.

Sin embargo, en este texto todava no existe una descarga


institucional respecto a la procuracin de justicia, es decir, el texto
constitucional no seala a que autoridad corresponde la funcin de la
procuracin, aunque de las atribuciones asignadas al ejecutivo se entiende
que es este poder el que tendr de acuerdo con la legislacin secundaria
dicha facultad.

En la Seccin Sptima, artculos 145 al 156, se establecen ciertos


derechos a los ciudadanos que sean acusados por delito alguno: por
ejemplo el artculo 150 seal que nadie podr ser detenido sin la
existencia de semi-prueba, o indic de que es delincuente; el artculo 151
indic que nadie podr ser detenido por ms de sesenta horas sin que se
demuestre plenamente su delito; el 152 que se refiere a la prohibicin a la
autoridad para realizar cateos indebidos; el 153 que indicaba que ningn
detenido poda

343
hacer juramento en contra de s mismo y, el 156 que estableca el derecho
de terminar diferendos por medio de la conciliacin.

Despus del triunfo del federalismo vino su derrota. Las luchas entre
centralistas o conservadores y federalistas o liberales, se encontraba en
1853 en su punto ms lgido. Con la derrota de los federalistas se
constituy un nuevo Congreso Constituyente, que a decir de Tena Ramrez
Entre los disturbios domsticos y la Guerra de Texas, el Congreso
prosigui su misin constituyente. La nueva ley fundamental de dividi en
siete estatutos, razn por la cual a la Constitucin centralista de que se trata
se la conoce tambin como la Constitucin de las Siete Leyes. 2

En estas leyes conservadoras, que como se anot anteriormente eran


siete, se estableci en la primera de ellas los derechos de todos los
mexicanos, entre esos derechos el artculo 2 indicaba el no poder ser preso
sino por mandamiento escrito del juez competente dado por escrito y
firmando, ni aprehendido sino por disposicin de las autoridades a quienes
corresponda segn la ley. Nadie, se deca en la fraccin segunda, podr ser
detenido por ms de tres das por autoridad poltica alguna, ni por ms de
diez das sin proveer el auto de prisin. Aqu recurdese que los jefes
polticos de los departamentos eran quienes procuraban justicia, el rgimen
centralista bas su fuerza en los jefes polticos, quienes en pocas ocasiones
detenan a las personas durante el trmino legal (que no justo), a efecto de
sacarles confesin o para imponerles simplemente un castigo por estar en
contrario con el rgimen Santanista que era el que domin durante esta
poca centralista.

En la quinta ley se establecan algunos derechos a favor de los


acusados de delito, como el no ser torturados o confiscados sus bienes, el
derecho a rendir declaracin preparatoria y de saber quien era su acusador
(artculo 45). Pero en materia de detencin la Constitucin centralista
permita que sta se realizare mediante la simple presuncin de haber
cometido un delito (artculo 44), la sospecha fundada tambin era causa
para que los jefes polticos

2
Tena Ramrez, Felipe, op. cit., p. 202.

344
pudiesen detener a cualquier ciudadano, incluso a los miembros del
Congreso ya que nicamente existan los fueros militar y eclesistico.

En esta quinta ley el jefe poltico fue sustituido por el prefecto, el


cual resida en cada uno de los distritos en que se compona un estado
federado y, era nombrado por el Gobernador y ratificado por el Gobierno
General, es decir el Gobierno central, este prefecto cuidaba del orden y la
seguridad pblica y para poder ocupar el cargo necesitaba demostrar una
renta de no menos de mil pesos anuales. As tenemos que el funcionario
encargado de la seguridad estaba condicionado por cuestiones legales de
orden estrictamente patrimonialista. La misma exigencia se peda para los
funcionarios que pretendan ser miembros de alguna comuna.

En las reformas del ao de 1840 pro primera vez en la historia


constitucional de nuestro pas, aparece consignada la palabra Fiscal, los
que estaban adscritos al Poder Judicial y cuya permanencia era perpetua y
slo podan ser removidos por causa grave. En esta misma reforma, a los
prefectos se les concedieron las siguientes facultades:

Artculo 142. Toca a los prefectos:


Fracciones I a VI [..]
VII. Perseguir a los delincuentes de cualquier clase y condicin que
sean, y ponerlos a disposicin de los tribunales respectivos.
VIII. Vigilar todo lo concerniente al ramo de polica.
Fraccin IX [..]

De esta manera la prefectura es un antecedente primario de las funciones de


la procuradura actual, en sus vertientes persecutorias y de control de la
polica.

Afortunadamente el rgimen centralista de pura inspiracin


Santanista, lleg a su fin con el famoso Plan de Ayutla, proclamado por el
coronel Florencio Villarreal. Dicho Plan tena como objeto principal el
derrocamiento de la dictadura de Don Antonio Lpez de Santa Anna, cuya
permanencia en el poder era un

345
amago constante para las libertades pblicas, segn versaba en Plan.3

Como producto del Plan de Ayutla, las reformas de Acapulco y del


proyecto del Estatuto Orgnico, se form un nuevo Congreso Constituyente
que fue convocado el 16 de octubre de 1855 por Don Juan N. lvarez. En
el Congreso Constituyente nuevamente las ideas liberales triunfaron y
sentaron las bases para la restauracin por segunda ocasin del sistema
federalista mexicano.

La Constitucin de 1857 estableci por vez primera un catlogo de


los derechos del hombre, se estableci a nuestro pas como una repblica
federal compuesta de estados libres y soberanos,4 democrtica y
representativa. Se dio congruencia a la divisin de poderes y el ejecutivo se
deposit en un individuo y, una de las cuestiones importantes, el Estado
decidi reconocer a los individuos la libertad religiosa, hecho que ningn
texto constitucional anterior lo haba hecho. La intolerancia religiosa o ms
bien curial haba llegado a su fin. Para ello las leyes de reforma mucho
tuvieron que ver.

En la mayora que nos ocupa, el artculo 91de la Constitucin,


estableci lo siguiente:

Artculo 91: La Suprema Corte de Justicia se compondr de once


ministros propietarios, cuatro supernumerarios, un fiscal y un
procurador general.

Este artculo fue reformado en el ao de 1900, el 22 de mayo suprimiendo


de la integracin a la Corte al Procurador General,

3
Vid. Sayeg Hel Jorge., El Constitucionalismo Social Mexicano. Editorial FCE,
Mxico 1991.
4
En estricto sentido los estados federados no son soberanos. No puede existir una
soberana dentro de otra; los estados federados son autnomos, la autonoma es, la
libertad del estado federado para regirse con sus propias leyes pero sin violar la
soberana federal y el lmite de sus competencias que se consignan en el cuerpo de la
Constitucin.

346
disponindose que los funcionarios del Ministerio Pblico y el procurador
general que ha de presidirlo, sern nombrados por el ejecutivo. Con
anterioridad la situacin del MP, generalmente denominado promotor
fiscal, era bastante imprecisa, pero de manera predominante las diversas
constituciones y leyes orgnicas mexicanas colocaron a dicha institucin
dentro del Poder Judicial, siguiendo la tradicin espaola, y por ello, de
acuerdo con el texto original de los citados preceptos de la Constitucin de
1857, el procurador general y el fiscal formaban parte de la SCJ.5

De esta manera surge a la vida jurdica mexicana la institucin de la


Procuradura General de la Repblica, a la cual con posterioridad se le
asignaron otras tareas en su Ley del 16 de diciembre de 1908, tales como la
de auxiliar a la administracin de justicia en el orden federal y otras de
similar jerarqua, siendo la funcin de Ministerio Pblico la ms importante
de todas.

Marco normativo constitucional de la procuracin de justicia en los


niveles federal y del Estado de Guerrero.

Obvio decir que la Constitucin de 1857 tuvo una vigencia de 60 aos,


durante todo este tiempo el proyecto sustentado por la Constitucin no
pudo ser llevado a la prctica debido a la dictadura ejercida por Porfirio
Daz, as el proyecto liberal-individualista por el que se luch desde la
independencia tena que llegar a su fin.

La revolucin de 1910 y su victoria consumada en 1917 con la


Constitucin de la misma fecha, redimensionaron la lucha de los liberales
del siglo XIX y se incorporaron la ideas sociales que haba sido el
fundamento de la citada revolucin; as pues, nuestro actual texto
constitucional fue el primero en reconocer los derechos sociales del pueblo
mexicano, por ello, su paso a la historia mundial est ms que reconocido.

5
Fix Zamudio, Hctor., Diccionario Jurdico Mexicano. Tomo VII, UNAM, Mxico,
1984., p. 216.

347
El propsito de la revolucin no fue el de derogar la Constitucin del
57, sino ms bien reformarla, pero las circunstancias y las incorporaciones
sociales derivadas de los reclamos del zapatismo hicieron que el Congreso
fuera Constituyente.

En el proyecto de Constitucin enviado por el primer jefe Don


Venustiano Carranza, se estableci lo siguiente en materia de procuracin
de justicia:

Artculo 21. La imposicin de las penas es propia y exclusiva de la


autoridad judicial. Slo incumbe a la autoridad administrativa del
castigo de las infracciones de los reglamentos de polica y la
persecucin de los delitos, por medio del Ministerio Pblico y de la
Polica Judicial, que estar a disposicin de ste.

Una vez discutido el referido proyecto, el Congreso Constituyente opt por


reformarlo quedando la redaccin de la siguiente manera:

Artculo 21: La imposicin de las penas es propia y exclusiva de la


autoridad judicial. La persecucin de los delitos incumbe al
Ministerio Pblico y a la Polica Judicial, la cual estar bajo la
autoridad y mando inmediato de aqul. Compete a la autoridad
administrativa el castigo de las infracciones de los reglamentos
gubernativos y de polica, el cual nicamente consistir en multa o
arresto hasta por treinta y seis horas; pero si el infractor no pagare
la ltima que se le hubiese impuesto, se permutar sta por el
arresto correspondiente, que no exceder en ningn caso de quince
das.

En lo referente al Ministerio Pblico Federal, se consign ste en el artculo


102 tanto del proyecto de Carranza como en la redaccin definitiva de la
Constitucin del 17, coincidiendo ambos en su descripcin, quedando de la
manera siguiente:

Artculo 102. La ley organizar al Ministerio Pblico de la


Federacin, cuyos funcionarios sern nombrados y removidos por el
Ejecutivo, de acuerdo con la ley respectiva, debiendo estar
presididos por un Procurador General, el que deber tener

348
las mismas calidades requeridas para ser Magistrado de la Suprema
Corte de Justicia.
Estar a cargo del Ministerio Pblico de la Federacin la
persecusin, ante los tribunales, de todos los delitos del orden
federal; y por lo mismo, a el le corresponder solicitar las rdenes
de aprehensin contra los reos; Buscar y presentar las pruebas que
acrediten la responsabilidad de stos, hacer que los juicios se sigan
con toda regularidad para que la administracin de justicia sea
pronta y expedita; pedir la aplicacin de las penas e intervenir en
todos los negocios que la misma ley determinare.
El Procurador General de la Repblica intervendr personalmente
en todos los negocios en que la federacin fuese parte; en los casos
de los ministerios, diplomticos y cnsules generales, y en aquellos
que se suscitaren entre dos o ms Estados de la Unin, entre un
Estado y la federacin, o entre los poderes de un mismo Estado. En
los dems casos en que deba intervenir por s o por medio de alguno
de los agentes.
El Procurador general de la Repblica ser el consejero jurdico del
gobierno. Tanto l como sus agentes se sometern estrictamente a la
disposiciones de la ley, siendo responsables de toda falta, omisin o
violacin en que incurran con motivo de sus funciones.

Fcilmente se pueden advertir las reformas constitucionales en esta


materia. Por ejemplo, el artculo 21 constitucional ha sido reformado en
tres ocasiones, la primera fue el 3 de febrero de 1983, durante el periodo de
Miguel de la Madrid, ah hubo cambios en dos prrafos; la segunda se dio
el 31 de diciembre de 1994 en donde se adicionaron tres prrafos, y la
tercera del 3 de julio de 1996 donde se reforma el prrafo primero; estas
ltimas dentro del periodo del Dr. Ernesto Zedillo. Por lo que respecta al
artculo 102 constitucional su primera reforma fue el 11 de agosto de 1940
siendo presidente Don Lzaro Crdenas; la segunda el 25 de octubre de
1967, periodo de Daz Ordaz; la tercera el 28 de enero de 1002, cuando la
iniciativa de Carlos Salinas se adicion el prrafo B en el cual se crea el
Ombudsman Nacional

De esta manera la redaccin actual de los numerales antes descritos


queda de esta manera:

349
Artculo 21. La imposicin de las penas es propia y exclusiva de la
autoridad judicial. La investigacin y persecucin de los delitos
incumbe al Ministerio Pblico, el cual se auxiliar con una polica
que estar bajo su autoridad y mando inmediato. Compete a la
autoridad administrativa la aplicacin de sanciones por las
infracciones de los reglamentos gubernativos y de polica, las que
nicamente consistan en multa o arresto hasta por treinta y seis
horas; pero si el infractor no pagare la multa que se le hubiese
impuesto, se permutar sta por el arresto correpondiente, que no
exceder, en ningn caso de treinta y seis horas.
Si el infractor fuese jornalero, obrero o trabajador, no podr ser
sancionado con multa mayor del importe de su jornal o salario de un
da.
Tratndose de trabajadores no asalariados, la multa no exceder del
equivalente a un da de su ingreso.
Las resoluciones del Ministerio Pblico sobre el no ejercicio y
desistimiento de la accin penal, podrn ser impugnadas por va
jurisdiccional en los trminos que establezca la ley.
La seguridad pblica es una funcin a cargo de la federacin, el
Distrito Federal, los Estados y los Municipios, en las respectivas
competencias que esta Constitucin seala. La actuacin de las
instituciones policiales se regir por los principios de legalidad,
eficiencia, profesionalismo y honradez.
La federacin, el Distrito Federal, los Estados y los Municipios se
coordinarn, en los trminos que la ley seale, para establecer un
sistema nacional de seguridad pblica.

Por lo que respecta al artculo 102 apartado A de la Constitucin su


redaccin ha quedado de la manera siguiente:

Artculo 102-A. La ley organizar el Ministerio Pblico de la


Federacin, cuyos funcionarios sern nombrados y removidos por el
Ejecutivo, de acuerdo con la ley respectiva. El Ministerio Pblico de
la Federacin estar presidido por un Procurador General de la
Repblica, designado por el Titular del Ejecutivo Federal con
ratificacin del Senado o, en sus recesos, de la Comisin
Permanente. Para ser Procurador se requiere: ser ciudadano
mexicano por nacimiento; tener cuando menos treinta y cinco aos
cumplidos el da de la designacin; contar, con antigedad mnima
de diez aos, con ttulo profesio-

350
nal de licenciado en derecho; gozar de buena reputacin, y no haber
sido condenado por delito doloso. El procurador podr ser removido
libremente por el Ejecutivo.
Incumbe al Ministerio Pblico de la Federacin, la persecucin,
ante los tribunales, de todos los delitos del orden federal; y, por lo
mismo, a l le corresponder solicitar las rdenes de aprehensin
contra los inculpados; buscar y presentar las pruebas que acrediten
la responsabilidad de stos; hacer que los juicios se sigan con toda
regularidad para que la administracin de justicia sea pronta y
expedita; pedir la aplicacin de las penas e intervenir en todos los
negocios que la ley determine.
El Procurador General de la Repblica intervendr personalmente
en las controversias y acciones a que se refiere el artculo 105 de
esta Constitucin.
En todos los negocios en que la Federacin fuese parte, en los casos
de los diplomticos y los cnsules generales y en los dems en que
deba intervenir el Ministerio Pblico de la Federacin, el
Procurador General lo har por s o por medio de sus agentes.
El Procurador General y sus agentes, sern responsables de toda
falta, omisin o violacin a la ley en que incurran con motivo de sus
funciones.
La funcin de consejero jurdico del Gobierno, estar a cargo de la
dependencia del Ejecutivo Federal que, para tal efecto, establezca la
ley.
B. [..]

Las caractersticas principales de estos artculos, son las siguientes:

Del artculo 21 constitucional:

a) Imposicin de penas con autoridad judicial. Este mandamiento es


congruente con la divisin de poderes que reconoce la Constitucin,
tambin se relaciona con los artculos 13, 14 y 16 del mismo texto. [] en
cuanto la atribucin exclusiva de los tribunales tanto penales como
militares, en sus respectivas esferas

351
de competencia, para imponer penas estimadas en sentido estricto []. 6

b) Persecucin de los delitos por el Ministerio Pblico. ste es el


aspecto de mayor trascendencia del artculo 21. Existe una parte de la
doctrina que considera, siguiendo el modelo del Attorney General de los
Estados Unidos, que el Ministerio Pblico es el nico autorizado por la
Constitucin para la investigacin de los delitos, es decir, ejercer la accin
penal y la funcin acusatoria. En consecuencia se acepta que el Ministerio
Pblico ejerce un monopolio en este sentido.

c) En cuanto a la denominacin de Polica Judicial, parte de la


doctrina considera impropia esta denominacin que deviene del sistema
francs, y no se ha considerado con seriedad el cambio de denominacin,
puesto que la polica tiene una funcin de investigacin que es la que le da
sustento a su contenido.

d) El prrafo cuarto seala que las resoluciones ministeriales sobre el


no ejercicio y desistimiento de la accin penal, podrn ser impugnadas en
va jurisdiccional. Por lo que toca al Estado de Guerrero, an no se han
hecho las reformas correspondientes que den congruencia legal al
mandamiento constitucional. Podra decirse que este es un caso en donde
quienes tienen la iniciativa de hacerlo no lo hacen en ataque claro a los
derechos de los ofendidos.

e) En los prrafos finales se establecen las directrices del sistema


nacional de seguridad pblica en plena concurrencia de la federacin, los
estados y los municipios, acorde a sus respectivas competencias, y se
sealan los principios bsicos del como ser la actuacin de las
instituciones policiales.

En cuanto al artculo 102 constitucional:

6
Fix-Zamudio, Hctor., Constitucin Poltica de los Estados Unidos. Comentada.
UNAM, PGJDF, Coleccin Popular DF, Mxico, 1982., p. 94.

352
a) En su primer prrafo, con la reforma a la Constitucin de 1857 y
la continuidad en ese sentido de la Constitucin de 1917, el Procurador
General de la Repblica, pasa de ser un funcionario de la Corte (tradicin
espaola), a ser un funcionario designado por el Ejecutivo con la respectiva
sancin del Senado o de la Comisin Permanente del Congreso, en su caso.
La intromisin del Legislativo en la denominacin del Procurador es un
rasgo de parlamentarismo en un sistema de por costumbre y definicin
constitucional ha sido presidencialista, por lo que no queda exento el
Senado o la Comisin Permanente, en su caso, de una corresponsabilidad
poltica en la buena o mala actuacin de la Procuradura General.

b) Se dicta la competencia de la Procuradura General en la


persecucin de los delitos y su intervencin dentro del procedimiento penal
federal; y, su intervencin en los negocios que la ley determine.

c) La intervencin de la Procuradura en las controversias y acciones


de constitucionalidad. sta es una facultad motivada por las recientes
reformas al artculo que se cometa.

d) Por lo ltimo, la reciente reforma desprovee al Procurador de la


funcin de consejo jurdico del gobierno, correspondindole nicamente las
propias de su ministerio, triunfando la tesis, en este sentido, de Emilio
Portes Gil en 1932 quien seal la necesidad de separar las atribuciones de
Ministerio Pblico y de representacin y asesora.7

Por lo que se refiere al Estado de Guerrero, la Constitucin poltica


en su captulo VII artculo 77, 78, 79 y 80, se refieren a la funcin del
Ministerio Pblico, adems la fraccin XXV del artculo 47 relativa a las
atribuciones del Congreso del Estado le conceden al Poder Legislativo la
facultad de designar al Procurador de entre la terna que le presente el
Ejecutivo.

7
Vid. Fix-Zamudio, Hctor., La Constitucin Poltica Mexicana., op. cit., p. 425.

353
La fraccin XXV del artculo 47, seala lo siguiente:

XXV. Designar, en los trminos de esta Constitucin, al


Procurador General de Justicia del Estado, de entre la terna de
profesionales del derecho que remita el titular del Poder Ejecutivo.

Esta fraccin fue reformada el 14 de mayo de 1999, apareciendo publicada


en el Peridico Oficial nmero 40 de esa misma fecha. La reforma en
cuestin, al igual que la reforma federal, tiene el propsito fundamental, de
acuerdo con la exposicin de motivos, de corresponsabilizar al rgano
legislativo en las funciones de procuracin de justicia, adems de que se
consider necesario de que el Procurador cuente con el respaldo y consenso
del rgano de representacin popular. Sin duda que la reforma en cuestin
es parecida a la reforma federal, pero la guerrerense con sus propios
matices.

De entre las diferencias encontramos: el nombramiento lo hace el


Congreso, el Ejecutivo slo se limita a proponer en terna a los
profesionales del derecho que considere viables para ocupar el cargo, si
stos no satisfacen al Congreso podr solicitar al Ejecutivo la emisin de
una nueva terna. Aqu, la responsabilidad del Congreso es mayor en el
sentido de que l es quien determinar a la persona que ocupar el cargo,
descargando al Ejecutivo de responsabilidades en cuanto al nombramiento,
aunque l tenga la facultad de removerlo cuando lo considere oportuno.

Este tipo de designacin del Procurador es ms bien una mezcla de


parlamentarismo y del sistema francs que durante casi 100 aos se adopt
por nuestro constitucionalismo.

En lo relativo a la organizacin del Ministerio Pblico, nuestra


Constitucin en los artculos 77 al 80 indica lo siguiente:

Artculo 77. Corresponde al Ministerio Pblico la persecucin de


todos los delitos de orden comn y, por tanto, el ejercicio exclusivo
de la accin penal. Tendr bajo su mando inmediato a la Polica
Judicial.

354
En este numeral se otorga la funcin de monopolio al Ministerio Pblico
del Estado en cuanto a la accin penal y la persecucin de los delitos. La
polica judicial siempre estar bajo su mando. Pero bien cabe preguntar
hasta qu punto efectivamente la polica judicial est al mando irrestricto
del Ministerio Pblico?

Artculo 78. El Ministerio Pblico estar a cargo de un Procurador


General de Justicia y los Subprocuradores y Agentes que determine
su ley Orgnica y el Presupuesto de Egresos. El procurador ser el
jefe de la institucin, y representante del Estado en juicio, cuando la
ley lo disponga, salvo en los casos a que se refiere el artculo 102 de
la Constitucin federal. La funcin de Consejero Jurdico del Poder
Ejecutivo, estar a cargo de la dependencia que para tal efecto
establezca la ley.

El segundo prrafo del artculo citado fue adicionado el 29 de octubre de


1999, publicado en el Peridico Oficial del Estado nmero 89 de esa fecha.
En la adicin, se le quita al Procurador la funcin de consejero jurdico, al
igual que lo sucedido en la reforma federal antes comentada. La funcin de
la consejera jurdica le corresponde hoy a la Consejera Jurdica del
Gobierno del Estado, la cual tiene su fundamento en los artculos 18 ltimo
prrafo y 37 de la Ley Orgnica de la Administracin Pblica del Estado de
Guerrero.

Artculo 79. Para ser Procurador General de Justicia del Estado se


debern satisfacer los mismos requisitos que esta Constitucin
seala a los Magistrados del Tribunal Superior. La Ley Orgnica
determinar los requisitos para ser Subprocurador y Agente del
Ministerio Pblico.

En este caso, para ser Procurador General de Justicia, se requiere de


acuerdo con el artculo 88 de la Constitucin, el cual fue reformado el 29
de octubre de 1999, el cumplimiento de los requisitos siguientes:

a) Ser ciudadano mexicano por nacimiento en pleno ejercicio de sus


derechos polticos y civiles;

355
b) Tener cuando menos treinta y cinco aos cumplidos el da de la
designacin;

c) Poseer el da de la designacin, con antigedad mnima de diez


aos, ttulo de profesional de licenciado en derecho expedido por autoridad
o institucin legalmente facultada para ello;

d) Gozar de buena reputacin y no haber sido condenado por delito


que amerite pena corporal de ms de un ao de prisin; pero si se tratare de
robo, fraude, falsificacin, abuso de confianza u otro que lastime
seriamente la buena fama en el concepto pblico, lo inhabilitar para el
cargo cualquiera que haya sido la pena; y

e) Haber residido en el Estado durante los dos aos anteriores al da


de su nombramiento.

En sana interpretacin con los dos ltimos prrafos del artculo 88,
no podr ocupar el cargo de Procurador quien haya sido Secretario del
Despacho auxiliar del Titular del Poder Ejecutivo o su equivalente o
Diputado local, durante el ao previo al da de su nombramiento. De igual
manera, el nombramiento de Procurador deber recaer en personas que
hayan prestado sus servicios con eficiencia y probidad en la administracin
de justicia o que lo merezcan por su honorabilidad, competencia y
antecedentes en la rama jurdica.

Artculo 80. El Procurador General de Justicia ser nombrado por


el Pleno del Congreso del Estado por el voto de la mayora de sus
integrantes presentes en sesin, de entre la terna de ciudadanos
profesionales del derecho que someta a su consideracin el Titular
del Poder Ejecutivo Estatal, este ltimo podr removerlo libremente.
El Congreso del Estado deber tomar la protesta por el Ejecutivo
Estatal no reunieron los requisitos y el perfil requeridos para el
desempeo del cargo, el Ejecutivo presentar propuesta diferente a
la original.

356
Los subprocuradores sern nombrados y removidos por el
Gobernador del Estado, a propuesta del Procurador. Los Agentes y
dems servidores pblicos de confianza de la Procuradura y del
Ministerio Pblico, sern nombrados y removidos por el Procurador
previo acuerdo del Gobernador.

Este ltimo prrafo, merece, a mi criterio, una reflexin. Si el Procurador


es designado por el Congreso y ante l rinde protesta por qu no se le deja
el campo libre para designar con toda libertad a sus Subprocuradores? Se
supone que la intencin de la Constitucin es el hacer que llegue a la
Procuradura un profesionista no comprometido con los intereses del
Gobernador y resulta incongruente que este alto servidor pblico le
imponga a los subalternos, es, de esta manera, una intromisin que en
cierto sentido desnaturaliza lo asentado en la propia Constitucin. Adems
la buena marcha de los asuntos de procuracin requiere de un equipo de
trabajo integrado en un solo liderazgo, el del Procurador. Incluido en ese
equipo el Director de la Polica Judicial. El Gobernador, tiene la facultad de
remocin, la cual es bastante.

En cuanto a esa facultad de remover al Procurador, la Constitucin


guerrerense debera establecer un mecanismo para que este funcionario
informara al Congreso respecto de la causa o causas que motivaron la
remocin y que recayera un acuerdo especial autorizado o no el cambio
propuesto. De no ser as no puede entenderse la corresponsabilidad en el
ejercicio del poder en lo que a esta materia corresponde.

Estructura y funcionamiento de la Procuradura General de Justicia

La Procuradura General de la Repblica, rige su funcionamiento y


estructura administrativa, en su ley de origen de fecha 10 de mayo de 1996,
y en su reglamento de fecha 27 de agosto de 1996.

Las atribuciones del Ministerio Pblico Federal. El Ministerio


Pblico Federal, entre otras atribuciones, le corresponde la observancia de
la constitucionalidad y legalidad de todos los

357
actos que son de su estricta competencia. Esta atribucin lo convierte en un
rgano de certeza jurdica en la promocin y procuracin de la justicia
federal. Interviniendo en los negocios en que la federacin sea parte,
sobresaliendo aquellos de carcter internacional que afecten a la nacin en
tratndose de los agentes diplomticos y cnsules radicados en el
extranjero.

En territorio nacional la Procuradura como titular del Ministerio


Pblico se encarga de perseguir los delitos de orden federal y, en algunos
casos, puede intervenir en los asuntos del orden comn, ejerciendo la
facultad de atraccin.

En sus relaciones de coordinacin institucional, la PGR tiene la


obligacin de intervenir en el sistema nacional de planeacin democrtica
(SNPD) y en el sistema nacional de seguridad pblica, basndose en la ley
correspondiente. En cuanto a la planeacin se refiere, la Procuradura
conjuntamente con otras instituciones de seguridad pblica intervienen
tanto en la elaboracin del Plan Nacional de Desarrollo como en los
programas especficos que le correspondan; en este sentido, la planeacin
del desarrollo no slo incluye los aspectos econmicos del pas, sino, todo
el cmulo de actividades que tienen que ver con el progreso nacional. En
cuanto al sistema nacional de seguridad pblica, la Procuradura de
conformidad con la Ley General que Establece las Bases, de Coordinacin
del Sistema Nacional de Seguridad Pblica, el cual est presidido por el
Secretario de Gobernacin. Este Consejo, entre otras cosas, se avoca a
establecer las polticas del sistema nacional de seguridad, la vinculacin del
sistema con otros posibles, la realizacin de programas de ndole nacional e
internacional, la elaboracin de proyectos de ley y reglamentos en la
materia, la emisin de bases para la realizacin de operativos que realicen
conjuntamente la polica judicial federal y las dems corporaciones de los
estados o de los municipios, etc.

Es trascendente la intervencin que la ley concede al Ministerio


Pblico federal en cuanto a la observancia de la constitu-

358
cionalidad. En este sentido, interviene como parte en los juicios de amparo
acorde con el artculo 107 fraccin XV de la Constitucin federal; la
vigilancia de los centros de detencin, prisin o reclusin de reos por
delitos federales. En materia de Derechos Humanos, resalta el artculo 6 de
su ley que compele a los servidores pblicos de la Procuradura a observar
y respetar los Derechos Humanos y a atender las recomendaciones que
emita la Comisin Nacional de los Derechos Humanos.

A la PGR, obviamente le corresponde la persecucin de los delitos


de orden federal. En cuanto a la integracin de averiguaciones previas,
recibir las denuncias o querellas; investigar los delitos, practicar
diligencias para acreditar el cuero del delito; ordenar la detencin de los
probables responsables; realizar el aseguramiento de instrumentos u objetos
relacionados; restituir al ofendido en el goce de sus derechos, solicitar al
juez las rdenes de cateo, las medidas precautorias de arraigo; procurar la
conciliacin de intereses que estn en conflicto, etc.

Ante los rganos jurisdiccionales, el Ministerio Pblico federal,


puede: ejercer la accin penal; solicitar rdenes de cateo y medidas de
arraigo, de aseguramiento o embargo; poner a disposicin de la autoridad
judicial a los detenidos; aportar pruebas y promover diligencias; formular
conclusiones dentro del proceso, impugnar las resoluciones judiciales;
dictar medidas de proteccin a la vctima, etc.

Organizacin administrativa

Recae en el Procurador General de Justicia la facultad de determinar la


organizacin y funcionamiento de la Procuradura, pudiendo delegar o fijar
facultades especficas a los servidores pblicos de la institucin. El
Procurador es, el servidor pblico que preside a la Procuradura en los
trminos de la ley y del reglamento respectivo.

359
Para el desahogo de sus funciones el Procurador cuenta con toda una
organizacin administrativa compleja, destacndose las siguientes unidades
administrativas:

a) Cinco Subprocuraduras: una de coordinacin general y desarrollo;


una jurdica y de asuntos internacionales; tres de procedimientos penales;

b) Dos fiscalas: una especializada para la atencin de delitos contra


la salud y otras especializada para la atencin de delitos electorales;

c) Una Oficiala Mayor;

d) Una Visitadura General;

e) Una Contralora Interna;

f) Una Unidad especializada en Delincuencia Organizada;

g) Veintisis Direcciones Generales, destacndose: la Direccin


General de Prevencin del Delito y Servicios a la Comunidad; Direccin
General de Servicios Periciales; Direccin General de lo Contencioso y
Consultivo; Direccin General de Asuntos Internacionales; Direccin
General de Amparo; Direcciones Generales de Control de Procedimientos
Penales A, B y C; Direcciones Generales del Ministerio Pblico
Especializado A, B y C; Direccin General de Bienes Asegurados;
Direccin General de Auditora; Direccin General de Proteccin a los
Derechos Humanos, etc.

h) Como rganos desconcentrados operan: las delegaciones, el


Instituto de Capacitacin y las Agregaduras.

Independientemente de la citada organizacin, la Procuradura podr


contar si su presupuesto se lo permite, con las Unidades Especializadas y
Fiscalas Especiales, Subdelegaciones, Di-

360
recciones y Subdirecciones de rea, Agencias del Ministerio Pblico y
Unidades subalternas que sean necesarias.

Todas las Subproduraduras, Direcciones, Delegaciones, etc. tienen


facultades genricas, permitidas por el reglamento interno de la PGR, por
ejemplo, debern planear, programar, controlar y evaluar las labores
recomendadas a su cargo; proponer al superior jerrquico la delegacin de
funciones en servidores pblicos alternos; someter al superior jerrquico,
estudios y proyectos relativos a su rea de trabajo; dictar medidas
necesarias para la modernizacin, simplificacin, desconcentracin y
mejoramiento administrativo; proporcionar informacin o la cooperacin
necesaria a las dependencias de la administracin pblica federal,
gobiernos estatales o municipales; intervenir en el nombramiento,
desarrollo, capacitacin, promocin y adscripcin de personal a su cargo,
sin perjuicio de las normas del servicio civil de carrera, etc.

Dentro de la normatividad de la Procuradura, se destaca el Servicio


Civil de Carrera, regido por su ley de origen en los artculo 32 al 49, en
donde podrn ingresar a dicho servicio los agentes del Ministerio Pblico
federal, los peritos y los agentes de la Polica Judicial Federal. Tambin se
destaca el Reglamento del Instituto de Capacitacin de la PGR,
ordenamiento jurdico que establece las bases para la capacitacin del
personal de la Procuradura, especialmente a los Agentes del Ministerio
Pblico, peritos y agentes de la Polica Judicial Federal.

En conclusin, la PGR tiene una organizacin constitucional y


secundaria asequible para el cumplimiento efectivo de sus obligaciones. El
que no cumpla con esa funcin tal y como la sociedad lo requiere y exige,
debe ser motivo de preocupacin, ya que en ella, en buena medida, se
contempla el real cumplimiento del ansiado Estado de Derecho.

361
Estructura y funcionamiento de la Procuradura General de Justicia
del Estado de Guerrero.

La Procuradura General de Justicia del Estado de Guerrero (PGJ), rige su


funcionamiento y estructura sobre la base de la Constitucin local que ya se
coment y como legislacin secundaria su ley de origen publicada el 23 de
junio de 1987 y por su reglamento interno de fecha 7 de agosto de 1987.

Atribuciones del Ministerio Pblico local

La PGJ est presidida por el Procurador General de Justicia en su carcter


de representante social y jefe del Ministerio Pblico local, teniendo como
atribuciones ms importantes: el perseguir los delitos del orden comn
cometidos en el Estado de Guerrero; velar por la legalidad, la convivencia
social, la pronta y expedita justicia y la procuracin de la misma; proteger
los intereses de los menores e incapaces; cuidar la correcta aplicacin de
las medidas de poltica criminal; actuar como representante en juicio en las
controversias en que sea parte el Gobierno del Estado; vigilar y evaluar las
condiciones de los establecimientos penitenciarios; etc.

El Procurador General es la autoridad mxima de la institucin,


pudiendo en este sentido, expedir los acuerdos, disposiciones, circulares y
manuales de organizacin que correspondan, conociendo y dictando las
medidas que sean necesarias en cuanto a las relaciones laborales, siempre
con estricto apego a las leyes de trabajo vigentes en el Estado.

El Procurador, tambin deber intervenir en los asuntos siguientes:


someter en acuerdo del Ejecutivo los asuntos que considere trascendentes
para la institucin, elaborar el presupuesto de egresos de la PGJ y remitir al
Ejecutivo dicho proyecto; proponer al Ejecutivo reformas legislativas en la
materia; acordar las bases para el movimiento de personal adscrito a la
PGJ; celebrar convenios de colaboracin con otras Procuraduras,
instituciones pblicas, privadas, acadmicas y las dems que sean
necesarias para el cumplimiento de sus fines; acordar todos los asuntos
relativos a la

362
integracin y determinacin de las averiguaciones previas radicadas en la
PGJ; etc.

Organizacin administrativa

El artculo 11 de la ley de origen de la PGJ seala que son auxiliares


directos del Ministerio Pblico del Estado: la Polica Judicial y los
servicios periciales de la Procuradura General de Justicia, asimismo la
polica preventiva deber obedecer y ejecutar las rdenes que reciba el
Ministerio Pblico.

En lo relativo a la Polica Judicial, la cual deber estar bajo las


rdenes del Ministerio Pblico, tanto por disposicin constitucional ya
comentada como por mandamiento de la legislacin secundaria, tiene, las
atribuciones siguientes:

a) Investigar los hechos delictuosos a solicitud del Ministerio


Pblico;

b) Recabar las pruebas necesarias para probar la existencia de los


delitos;

c) Ejecutar las rdenes que se desprendan del MP o de los rganos


jurisdiccionales;

d) Poner a disposicin de la autoridad a las personas, objetos o


bienes que correspondan;

e) Rendir los informes necesarios para su intervencin en los juicios


de Amparo.

La corporacin policiaca a que se hace mencin, actualmente est


muy cuestionada por los defensores de los Derechos Humanos en el
Estado, en el pas, e incluso en el extranjero. Pesa la terrible presuncin de
que la corporacin policiaca no realiza su trabajo con la diligencia,
empeo, eficiencia y honradez que le debe de caracterizar por la ley. Los
abusos, la ineficiencia, la desconfianza ciudadana y otras ms
circunstancias pesan en el ejercicio

363
de la polica guerrerense, no es extrao que la sociedad tema por igual a un
polica que a un delincuente comn. Nuestra fama ha trascendido fronteras.

Por ello no es extrao lo dicho por Americas Watch, quien en uno de


sus ltimos reportes seal lo siguiente: En Mxico la tortura es
endmica: la practican la mayora sino todas las policas federales y
estatales, y el ejrcito, en todas las latitudes del pas [] En Mxico la
tortura no se reserva para la intimidacin de la ley, que se utiliza para
obtener confesiones, o incluso para extorsionar a los prisioneros o a sus
familiares; es una prctica arraigada en este pas []. 8

En este sentido la tortura como prctica cotidiana es una llaga que


ms duele al sistema de procuracin de justicia en Mxico y en particular
en nuestro Estado de Guerrero.

Otra crtica que puede emitirse en materia de Polica Judicial, es la


relativa al nombramiento del Director de esa corporacin. Considero
inoportuno, en lo poltico, que el nombramiento del citado Director lo
emita el Gobernador de manera directa, quitndole al Procurador la
facultad de hacerlo. Esto supone una bifurcacin de jerarquas y por
consecuencia una falta de homogeneizacin de mandos al interior de la
Procuradura. Debera establecerse en la ley que el nombramiento del
Director le corresponde exclusivamente al Procurador; as, l ser el
directamente responsable de la poltica en la materia y se dara congruencia
a la disposicin constitucional que reza que la polica estar supeditada al
mando directo del Ministerio Pblico.

El artculo 2 del Reglamento Interior de la PGJ, establece la siguiente


organizacin administrativa:

a) Tres Subprocuradores Substitutos;

8
Amricas Watch. Derechos Humanos en Mxico. Editorial Planeta, 1991 p. 29.

364
b) Un Visitador General;

c) Siete Direcciones Generales: administrativa; jurdica consultiva;


averiguaciones previas; control de procesos; Polica Judicial; servicios
periciales; Servicios Sociales.

d) Dos Unidades: una de Comunicacin Social y Participacin de la


Comunidad y otra, de Proyectos Regionales y Especiales.

e) El Centro Guerrerense de Ciencias Penales.

Al investigar respecto a la organizacin administrativa de la


Procuradura guerrerense, me fue proporcionada una copia fotosttica del
organigrama de la institucin de mrito. En ella descubr que las
Subprocuraduras tienen una denominacin por especializacin, por
ejemplo: una de ellas se denomina De Procedimientos Penales otra
Jurdica y de Derechos Humanos y la restante de Asuntos Indgenas,
Atencin a la Vctimas y Servicios a la Comunidad. Adems se contempla
una Direccin General de la Polica Ministerial, la cual no est designada
en el Reglamento, se supone que se refiere a la Polica Judicial. Tambin
describe a un Instituto de Formacin y de Investigaciones Penales que no
aparece en el Reglamento, se supone que se refiere a la Polica Judicial.
Tambin describe a un Instituto de Formacin y de Investigaciones Penales
que no aparece en el Reglamento, al igual que las Delegaciones Regionales
de Acapulco, Costa Grande, Costa Chica, Zona Norte, Montaa y Tierra
Caliente. Asimismo una Coordinacin de Agentes del Ministerio Pblico,
una Unidad de Comunicacin y Relaciones Pblicas y otra de Informtica.
De entre las Direcciones aparecen como novedad la Direccin General de
Asuntos Especiales y Relevantes; la Direccin General de Derechos
Humanos; la Direccin General de Asuntos Indgenas y Atencin a
Vctimas del Delito y la Direccin General de Atencin al Turismo, Delitos
Sexuales y Grupos Vulnerables.9

9
El organigrama fue proporcionado por personal autorizado de la Consejera Jurdica
del Gobierno del Estado de Guerrero.

365
Tambin existe una Contralora Interna que depende directamente
del Procurador General de Justicia del Estado.

Como puede fcilmente advertirse, existe una total incongruencia


entre la organizacin plasmada en el Reglamento y la que opera en la
realidad. Esto puede provocar problemas de tipo jurdico graves y en lo
interno un desajuste en la administracin, ya que los rganos no normados
obviamente carecen de facultades o atribuciones legales para realizar su
trabajo; en consecuencia, es de urgencia que se promueva una iniciativa de
ley que reforme la normatividad de la Procuradura.

Por ltimo es vlido sealar que la procuracin de justicia merece un


tratamiento especial en cuanto a los recursos financieros. Es necesario que,
para democratizar la institucin, se d la oportunidad al Procurador para
elaborar su presupuesto de Egresos y que, las partidas presupuestales
aprobadas sean entregadas con oportunidad, de otra manera cualquier
reforma legal o las buenas intenciones quedarn en el vaco y el servicio de
procuracin de justicia quedar en el status quo de siempre.

Elementos para un proyecto de nueva Ley Orgnica de la


Procuradura General de Justicia del Estado de Guerrero.

En nuestro Estado, desde el sexenio de Jos Francisco Ruiz Massieu, se


han reformado un sinnmero de leyes. Muchas de las reformas, adiciones o
derogaciones, han mejorado el marco jurdico del Estado, pero pocas de
esas reformas y adiciones se han dedicado al mejoramiento de las
instituciones de justicia, el marco jurdico de ellas contina inclume, tal
parece que el punto del servicio pblico de justicia no es lo que importa,
que es ms conveniente seguir con las leyes vetustas que tenemos.

La nica institucin que modific su estructura jurdica fue el Poder


Judicial; el 24 de mayo del 2000, apareci publicada en el Peridico Oficial
su nueva Ley Orgnica. En sta, este Poder pblico se organiza a similitud
de su homlogo federal, es decir, se crea a la institucin del Consejo de la
Judicatura. Esta nueva

366
Ley, que a mi juicio merece algunos cambios, deviene de las reformas a la
Constitucin del Estado de octubre de 1999.

Sin embargo, considero que los cambios en el Poder Judicial no son


los que necesariamente se requeran. Por qu continuar copiando los
cambios que en el mbito federal se presentan? Es necesario en Guerrero
la creacin de un Consejo de la Judicatura sin los apoyos presupuestales
necesarios? No sera ms conveniente una reforma en donde se
garantizara la autonoma poltica y presupuestal del Poder Judicial? Por
ejemplo, que se indicara en la Constitucin del Estado un porcentaje
mnimo al presupuesto de egresos para las actividades del Poder Judicial;
que los Magistrados sean nombrados mediante un sistema integral de
carrera judicial, eliminando la posibilidad de que el Gobernador del Estado
presente ternas al Legislativo. stos y otros cambios sustanciales son de
urgencia para este Poder, de lo contrario seguiremos slo con la autonoma
decisional de los rganos de jurisdiccin, pero en lo econmico y poltico
el titular del Ejecutivo tendr la ltima palabra en materia de presupuesto y
de eleccin de quienes integrarn el rgano mximo de justicia en nuestro
Estado.

Pero de vuelta a la institucin del Ministerio Pblico, es menester


sealar que su ley de origen data del mes de junio de 1987, al igual que su
reglamento interior, fecha en que gobernada el Lic. Ruiz Massieu. Esta ley,
slo ha sido modificada una vez, para dar cabida a la abominable figura de
la fiscala especial, la cual tiene todas las caractersticas de ser un rgano
ms de ndole poltico que de investigacin, tal y como ms adelante lo
haremos notar de nuevo.

Considero que es importante para lograr una ms seria institucin del


Ministerio Pblico, el reformar su Ley Orgnica. Una buena reforma
sentara las bases de una nueva estructura que pueda contribuir al ansiado
Estado de Derecho, el cual obviamente no slo es posible mediante nuevas
estructuras jurdicas, sino, aunado a ello, con una gran voluntad poltica de
la clase gobernante, voluntad que tiene que reflejarse en mayores apoyos
econmicos,

367
polticos, etc. Todo ello para rescatar a esta institucin del atraso
monumental en que se encuentra, sin una buena procuracin de justicia no
es posible referirnos a una democracia integral, sta comienza con la
seguridad que deben de gozar los ciudadanos, sin seguridad es
prcticamente imposible la prctica de la democracia y aqu, la procuracin
de justicia tiene mucho que ver.

Antes de citar algunos elementos en que debe de referirse la reforma


a la institucin del Ministerio Pblico en el Estado de Guerrero,
permtaseme hacer breve referencia al contenido del Estado de Derecho. Es
verdad como lo asienta Clemente Valds que nadie puede decir con
exactitud qu es el Estado de Derecho, ya que esta locucin se refiere al
ideal de una sociedad, pero s podemos acercarnos a su elemento ms
notable que se significa por el acatamiento a las leyes; para l, en las
condiciones de nuestro pas y yo dira que en lo particular en el Estado de
Guerrero Es difcil hablar de un Estado de Derecho cuando en un pas un
hombre y su grupo hacen las leyes; aunque los abogados, que con tanta
facilidad creen en los mitos, apoyen con ficciones jurdicas el mundo de la
fantasa en que vivimos. Es absurdo decir que en Mxico existe un Estado
de Derecho cuando las leyes coinciden con la Constitucin, por la sencilla
razn de que el mismo que hace las leyes modifica la Constitucin con las
que aquellas pretenden cotejarse. No existe estado de Derecho cuando no
hay transparencia en el manejo de los asuntos pblicos. No existe Estado de
Derecho cuando el miedo a gobernar de una manera abierta, prevalece
sobre la necesidad de esa confianza de la poblacin, sin la cual cualquier
avance es imposible. Las palabras y la retrica son medio intiles contra la
decadencia y la corrupcin, y son ya caminos patticos para recuperar la
confianza de cien millones de mexicanos decepcionados una y otra vez por
las palabras.10

En Guerrero es urgente alejarnos cada vez ms de este mundo de la


ficcin y la simulacin en donde se dice que todo est bien, pero en
realidad casi todo merece una recomposicin.

10
Valdez, Clemente., La Constitucin como Instrumento de Dominio. Ediciones
Coyoacn, no. 78, segunda edicin, Mxico, 2000, pp. 40-41.

368
necesitamos incorporarnos al mundo de una sociedad participativa en los
asuntos de gobierno, en una verdadera divisin de poderes en donde el
Ejecutivo slo se circunscriba a la administracin de los asuntos de su
competencia, en una sociedad donde la gente tenga la posibilidad real de
estar plenamente informada, una sociedad en donde la procuracin de
justicia no se maneje con deficiencias y sin apoyos, una procuracin de
justicia en donde sea posible decir que es un representante social y que
goza de la credibilidad social, donde la polica sea un factor de confianza y
de honestidad, en trminos generales una nueva procuracin de justicia
dentro de un Estado ms democrtico. Para los guerrerenses s es posible
abordar al ansiado Estado de Derecho, la voluntad poltica de todos los
actores sociales es definitiva.

Elementos para una nueva Ley Orgnica

No es el propsito en este trabajo presentar una reforma integral a las


normas jurdicas que tienen que ver con la procuracin de justicia, el
motivo que me gua es solamente hacer una descripcin de elementos que
puedan ayudar a la mejora de una institucin que merece nuestros respetos
y que es base para la consolidacin del Estado de Derecho. Los cambios
normativos si bien no son del todo, s representan el justificativo jurdico
para que los rganos de procuracin mejoren su estructura normativa y as,
presten un servicio adecuado a las necesidades sociales; la Procuradura no
debe de verse, en este sentido, como una institucin solamente poltica,
sino como uno de los fundamentos ms slidos, como una institucin
solamente poltica, sino como uno de los fundamentos ms slidos en el
respeto a los derechos fundamentales y, tambin, como la consolidacin de
las acciones que el Estado tiene a favor de la lucha contra la impunidad y
sanidad de que los procesos jurisdiccionales no se vern atrofiados por
malas decisiones del rgano encargado de la persecucin de los delitos.

Consejero Jurdico del Ejecutivo. Como ya se ha indicado con


anterioridad, el Procurador General de Justicia ya no tiene como
atribuciones para actuar como Consejero Jurdico del Gobernador, sin
embargo la Ley Orgnica en el artculo 2, frac-

369
cin V, le sigue esta atribucin, por lo que debe derogarse tal fraccin.

Vigilante y evaluador de establecimiento de arresto y


penitenciarios. Esta atribucin la concede el artculo 2, fraccin VII, sin
embargo, la Procuradura no tiene un soporte administrativo que lleve a
cabo esa actividad, adems de que la Constitucin del Estado le ha
concedido esta atribucin a la Comisin de Defensa de los Derechos
Humanos del Estado, la cual est facultada para hacer revisiones sobre la
funcionalidad de centros de arresto y penitenciarios en cualquier tiempo, y
emitir, en caso de proceder, las recomendaciones que considere pertinentes.
Esta fraccin debiera derogarse y evitarse as duplicidad de funciones en
esta materia.

La Fiscala Especial. El artculo 2 Bis de la Ley Orgnica, autoriza


al Congreso del Estado la creacin de fiscalas especiales para la atencin
de casos excepcionales y de trascendencia social. Este tipo de fiscalas que
ha proliferado en todo el pas han sido, en buena medida, solicitadas por las
organizaciones no gubernamentales (ONGs) quienes se han constituido
como la voz pblica de la desconfianza en las instituciones de procuracin
de justicia acusndolas de parcialidad en las investigaciones y de
incompetencia, resultando la impunidad de quienes han cometido hechos
delictivos. En Guerrero, la Fiscala Especial tuvo su origen en el caso de
Aguas Blancas en el ao de 1995.

La creacin de las Fiscalas especiales, merece, a mi punto de vista,


observaciones que mucho tienen que ver contra la consolidacin definitiva
de la Procuradura; es decir, las especiales son un desmembramiento
institucional que en la va de los hechos, contribuye a la desconfianza
popular en la sana procuracin de justicia que tiene que ver con una
institucin que poco tiene que ver con la descentralizacin de atribuciones
y funciones de primer orden. Las especiales, en este caso, se consideran
como una salvaguarda con cierto grado de autonoma jurdica, poltica y
moral en detrimento de la Institucin del Ministerio Pblico, la cual, no
debe estar sujeta a desmembramientos que van en su perjuicio.

370
Quizs en otros pases con cultura poltica y jurdica diversa sea posible la
bifurcacin en la responsabilidad de la procuracin de justicia, en Guerrero
esto no es posible, nosotros necesitamos instituciones fuertes y
consolidadas, el trabajo es precisamente mejorar lo que se tiene.

Al crearse una Fiscala especial por el Congreso en los trminos de la


Ley Orgnica, prcticamente se crea otra Procuradura, ya que el Fiscal
especial es nombrado por el Congreso, sin la mnima intervencin del
Ejecutivo, no quedando claro quien tendr la facultad de removerlo. Este
fiscal recibir los recursos financieros que apruebe el Congreso,
rompindose as la estabilidad presupuestal del Estado qu partida ser la
apropiada para dotar de recursos al fiscal especial considerndose que no
puede haber gasto alguno que no est debidamente presupuestado? Podr
el Congreso hacer gastos en esta materia si no existe una previsin en el
presupuesto de egresos? En materia de responsabilidad, el fiscal especial
tendr que responder de sus actos ante el Congreso y no ante el Ejecutivo,
quedando ste como una simple figura decorativa en cuanto a los asuntos
que trate la fiscala especializada. Es notoriamente ligera la afirmacin del
ltimo prrafo del artculo 2 Bis cuando indica que las otras fiscalas
especiales podrn ser creadas cuando lo decida el Congreso, o sea, que la
procuracin de justicia queda en buena medida a juicio del Congreso,
bueno pues, a l habra que pedirle cuantas de este importante aspecto de la
seguridad pblica del Estado.

Atencin a vctimas: Ni la Constitucin del Estado ni la Ley


Orgnica se ha reformado para garantizar la atencin a las vctimas del
delito. La Constitucin federal en una de sus recientes reformas ya ha
establecido los derechos a las vctimas de los delitos. El Cdigo de
Procedimientos Penales en el artculo primero, prrafo primero, establece
esta obligacin pero slo es un enunciado que no tiene la pertinente
normatividad en el Cdigo, por lo que queda en letra muerta. Es necesario
que la legislacin penal establezca el mtodo de la atencin a vctimas.

371
Servicios Periciales. Es contrario a la buena imagen de la
Procuradura el que la Unidad de Servicios Periciales pertenezca a la
organizacin administrativa. Considero de vital importancia que a esta
Unidad se le dote de autonoma tcnica y operativa, as se correr menos
riesgo de influencias que puedan entorpecer el trabajo de los peritos.

Polica Judicial. Estoy de acuerdo con quienes opinan que el


nombre de esta corporacin debe cambiar, el nombre que circula ya en
algunas instituciones de procuracin de justicia es el de Polica
Ministerial, recordaremos, tal y como lo hemos indicado en este trabajo,
que la denominacin de Polica Judicial deviene del siglo XIX, cuando la
procuracin de justicia dependa de la Suprema Corte de Justicia.

En cuanto a la estructura de la Polica Judicial o Ministerial, hay


muchas cosas que decir en contra y a favor de ella. As como hay policas
honestos y dedicados en cuerpo y alma a su profesin, hay otros que han
hecho de su funcin un ataque permanente a los Derechos Humanos. La
sociedad, en general, tiene una mala impresin de los cuerpos policiacos no
slo del Estado de Guerrero, sino del pas. En ese sentido, es necesario
implementar una poltica especial y con su correspondiente reforma legal a
efecto de hacer de la funcin policial una carrera especializada en donde se
haga del polica un verdadero investigador, acercndolo a los mtodos
modernos de investigacin criminal, con una conciencia plena del servicio
pblico a desempear y moralmente aptos para ella, y por supuesto, con un
salario acorde a los riesgos con los que se enfrentan. En este sentido, la
capacitacin permanente y profesional ser un elemento consustancial a su
funcin.

La Procuradura guerrerense tiene que reformarse de manera integral,


modificando conductas y polticas, cambiando su rgimen legal a efecto de
generar resultados satisfactorios. El Ministerio Pblico, y aqu me refiero a
todos los abogados que desde su trinchera ejercen este trabajo, tambin
merecen apoyos, as como los hay dedicados otros no lo son tanto; los
problemas que

372
les aquejan son diversos, la falta de preparacin para el cargo, que aunque
sean abogados muchos estn all por tener un empleo, el cual tambin est
mal pagado; pocos o ningn abogado de nivel aceptara desempearse
como Ministerio Pblico, la funcin es degradada por la cercana de apoyos
institucionales, el prestigio est daado y es de seguridad estatal el
recobrarlo, recordemos que un Estado no puede jactarse de democrtico si
no tiene plenamente satisfecha su poltica de procuracin de justicia, lo
dems ser lo de menos.

373
374
III. Institucionalidad y principios
del Derecho
Los intermediarios polticos Un mal necesario?

Rafael Rub Alarcn*

En este ensayo, pongo a la consideracin del lector una serie de ideas,


preguntas y conjeturas con base en algunos datos histricos del ahora
territorio guerrerense, en torno al fenmeno histrico-social, denominado
intermediarios polticos culturales. Dichas preguntas y conjeturas, han
resultado de la analoga entre el indigenismo que ltimamente se ha vuelto
muy popular y una investigacin de historia regional que tengo en proceso,
denominada La otra cara del dominio espaol caciques y principales
indgenas siglos XVI, XVII y XVIII, [en el actual territorio guerrerense].
En dicho trabajo, estudio a las autoridades indgenas, las cuales fueron
nombradas por los espaoles con las palabras: caciques y principales, en su
participacin de intermediarios polticos culturales en la conquista y
dominacin espaola, ya que se convirtieron en un instrumento de dominio
de los espaoles sobre el resto de la poblacin nativa.

Todo indica, que en la historia de estas autoridades indgenas de la


poca del dominio espaol, se encuentra el origen del fenmeno poltico
que actualmente se conoce como intermediarios polticos culturales, que
algunos investigadores empezaron a estudiar a partir del siglo XIX.

Los intermediarios polticos

Uno de los primeros autores en abordar analticamente el problema de la


mediacin fue Eric Wolf, [1956], cuando propuso el concepto de broker,
para examinar las relaciones entre lo que l llama

* Catedrtico de Historia en la Unidad Acadmica de Filosofa y Letras de la U.A.G.

375
el nivel de la comunidad y el nivel de la nacin [broker puede traducirse
como intermediario, tratante, corredor y an coyote].

Para nosotros el broker es un mediador o intermediario poltico.


Considero a estas dos palabras como sinnimas, porque entendemos por
mediador, al que intercede [ruega por alguien], o se interpone entre los
contendientes, procurando conciliarlos. El intermediario, implica lo
anterior porque media entre dos o ms personas para algn fin. Por lo tanto,
ambas palabras las puedo ampliar indistintamente para referirme a dicho
fenmeno de estudio.

Para Wolf, el funcionamiento de las instituciones nacionales no


puede comprenderse si no se toman en cuenta las relaciones entre los
actores y grupos que operan a distintos niveles [o mejor dicho: la
integracin en los niveles superiores], implicando que dentro de una
sociedad compleja, coexisten diversas formas organizativas de inclusividad
variable, cuyos procesos de cambio no siguen necesariamente una misma
lnea.

El ambiente adecuado de los intermediarios

De acuerdo con Wolf, cuando una sociedad determinada est integrada por
una diversidad de niveles culturales, entre otros el domestico, el barrio, la
comunidad, el municipio, la microregin, la macroregin [provincia o
entidad federativa] y la nacin. En cualquier caso, la vinculacin entre
distintos niveles [mejor dicho: la integracin en los niveles superiores]
implica el desarrollo de vastas redes de relaciones sociales, donde intereses
y orientaciones diversas deben ajustarse y compaginarse. Toca el Broker o
intermediario, que puede ser un individuo, o un grupo o incluso una
institucin, efectuar tales reajustes .[] el broker mira en dos direcciones,
as por ejemplo hacia el nivel de la nacin y el nivel de la comunidad
indgena, no suprime los conflictos por completo pues entonces dejara
de ser til pero media entre ellos. La absorcin de un nivel por otro
puede implicar una actividad de mediacin completamente intensa; pero al
complementarse aqulla, el nivel de la comunidad desaparecera.

376
Es necesario destacar la importancia de la existencia de los conflictos
culturales, generados por la coexistencia de diferentes niveles, los cuales
propician la necesidad de la intermediacin. Histricamente encontramos
que los intermediarios polticos realmente no promueven la solucin de los
problemas culturales, entre el nivel de la nacin y el de la comunidad
indgena, ya que existen evidencias que atestiguan que los intermediarios,
nicamente han hecho y hacen creer que promueven la solucin a los
problemas, como por ejemplo el nivel comunidad indgena en la sociedad
mexicana.

Dichos intermediarios se presentan o se identifican con los niveles


inferiores interviniendo ante el nivel superior, el cual puede ser
nacional, real o imperial. Es decir, histricamente un estado nacional, una
repblica, una monarqua o un imperio. Con el tiempo y la prctica, los
intermediarios polticos se han convertido en polticos profesionales, y
llegan a hacer de esta actividad su forma de vida.

La existencia de los niveles que menciona Wolf, estn determinados


culturalmente. En este entendido, dice Wolf en Mxico existe una brecha
cultural [hablando en sentido antropolgico] entre quienes ocupan los
puestos polticos nacionales y por ejemplo los campesinos. Como lo ha
demostrado fehacientemente Peter H. Smith, la abrumadora mayora de los
polticos nacionales, desde la independencia hasta nuestros das, han
pertenecido y pertenecen a las clases medias y altas de las ciudades. Es del
conocimiento pblico que muchos funcionarios, incluso de la Secretara de
Agricultura por lo menos hasta los gobiernos priistas, que pontigicaban con
vehemencia acerca de los problemas agrarios, nunca haban pisado un ejido
ni hablado con un campesino. Por su parte, es pertinente plantear una
pregunta a los habitantes de una comunidad rural o de una ciudad perdida,
qu razones tienen para sentirse parte de la nacin?.

Por ello la mediacin cultural resulta indispensable, para crear el


nivel de integracin, cuya existencia volvera imposible la consolidacin de
un sistema poltico comprensivo. As, el in-

377
termediario cultural se vuelve estratgico. De ah la importancia poltica de
las escuelas y los maestros rurales, que tienen la funcin de volver
inteligible y efectivo, el gobierno del pas a las familias del agro. Lo
mismo cabe decir, que las escuelas y maestros de las periferias urbanas;
mas generalmente, es dificilsimo encontrar a un intermediario poltico que
no sea tambin un mediador cultural. La necesidad poltica de mediacin
cultural auspicia la propia intermediacin poltica.

Con relacin a lo anterior, cabra pensar en las escuelas normales


rurales, que al parecen han tergiversado su razn de origen, ya que stas
surgieron por polticas del gobierno cardenista, es decir a una poltica del
Estado Mexicano, la cual responda a la realidad histrica de la sociedad
mexicana e internacional de aquella poca, pero actualmente han cambiado
ambas. En la actualidad, los estudiantes de dichas instituciones se
autodenominan de vanguardia o combativos; pero en realidad es
evidente que estas escuelas se caracterizan por una total anarqua a
consecuencia de la alumnocracia, convirtindose en nidos grillos, en
donde se forman intermediarios polticos profesionales, en segundo lugar la
de profesores, pero inclusive una buena cantidad de ellos se convierten
nicamente en intermediarios polticos.

As como estas instituciones educativas, existen otras que tambin


son promotoras de polticos profesionales, que finalmente incrementaran
la necesidad de una mayor cantidad de puestos polticos para tener
ocupados a estos individuos, y que finalmente quien paga el incremento de
puestos polticos y burocrticos es el pueblo y que por ende, no
corresponde a interese democrticos, por lo tanto, responde a otros
intereses. Pero a cules?, al servicio de quin?, y para qu?, para el
mejor postor?

Con relacin a los cambios que se estn presentando de la sociedad


mexicanas, cabra hacer la siguiente pregunta, lleg el fin de los caciques
y otros intermediarios polticos?, o simplemente stos se adaptarn a las
nuevas reglas polticas y econmicas?, como en otras pocas de la historia
lo han hecho, ya que en el momento actual como en otras pocas, esta
actividad es muy

378
lucrativa. Los intermediarios polticos en las ltimas dcadas, han
proliferado a consecuencia de la apertura democrtica, generando un
ambiente social de anarqua, fomentada por los intermediarios con una
concepcin tergiversada de la democracia.

El Estado Nacin y los indgenas

Resulta pertinente, presentar algunas ideas en torno a la relacin entre el


nivel integrado por los denominados pueblos indgenas y el Estado
Nacional. Hacia 1916, Manuel Gamio deca: la interaccin entre los
sectores indgenas y mestizos de la poblacin, es un proceso que implica el
acercamiento racial y la fusin cultural de la poblacin indgena, la
poblacin y la cultura mestiza predominante, la unificacin lingstica y
equilibrio econmico de ambos sectores, condiciones que deben
caracterizar a la poblacin mexicana para que sta contribuya y encarne
una patria poderosa y una nacionalidad coherente y definida.

Esta intencin de integrar a los indgenas a la cultura occidental o


capitalista, tambin la encontramos en la poltica de los liberales del siglo
XIX, con la ley de desamortizacin del 25 de junio de 1856. Inspirada en
el individualismo, se propuso reemplazar la propiedad comunal de los
pueblos indgenas con la pequea propiedad agrcola.

Sin embargo, para algunos intelectuales, registrar y titular


individualmente a las tierras en apariencia era proteccin para los pueblos
de indios. No fue as, los pueblos no comprendan culturalmente que
respresentaba poseer ttulos individuales. As, estas medidas crearon las
condiciones para que tanto hacendados y colonos extranjeros, criollos o
mestizos reclamaran los baldos, tierras y ejidos indgenas y que pueblos
enteros pasaran a formar parte del peonaje de las haciendas.

En la cita anterior, de Carlos Montemayor, opina que registrar y


titular individualmente las tierras en apariencia, era proteccin para los
indios, luego entonces, este autor se inclina por la proteccin de los indios.
Sin embargo, dicha postura en esencia

379
se remonta a la poca del dominio espaol, es decir, tcticamente
considerar al indio como el hermano menos el cual necesita proteccin, y
por lo tanto, es necesario proporcionrsela. Desde el punto de vista de la
cultura occidental, los pueblos indgenas no necesitan proteccin, porque su
problema es cultural, es decir, es necesario propiciarles las condiciones
culturales tcnicas y tecnolgicas que les permitan valerse por si mismos, y
por ende, estar capacitado para vivir en el mundo occidental. No se trata de
destruir su cultura, sino, adoptar elementos de la cultura occidental que les
permitan aunada con su cultura, solucionar sus problemas y vivir
dignamente, o por lo menos en concordancia con el momento histrico que
les toc vivir, pero primordialmente, ya no ser dependientes de los
intermediarios polticos culturales.

La defensa de los indios conservando su cultura tradicional, para


no integrarlos al mundo capitalista, antes de la cada del muro de Berln en
noviembre de 1989 y la desaparicin de la Unin Sovitica en diciembre de
1991, tena una justificacin ideolgica, porque se supona que el sistema
socialista era la solucin a los problemas sociales como por ejemplo el de
los indgenas y de otros grupos marginados. Sabemos tambin, que el
llamado mundo socialista eran sociedades con un rgimen totalitario y por
ende antidemocrticos.

En el momento actual, cul es la nueva propuesta concreta de los


defensores de los indios, para dar solucin a los problemas indgenas?,
porque desde la poca del dominio espaol, al indio se le ha protegido, y
cabra preguntarse finalmente cul es el resultado de esta proteccin?

Asimismo, a los defensores de la cultura indgena tradicional


resulta interesante preguntarles, por qu la sociedad japonesa con una
cultura tradicional, no fue un obstculo para que despus de la segunda
guerra mundial en donde casi fueron aniquilados, occidentalizaran su
economa, la desarrollaran y actualmente son una potencia econmica.
Adems debemos de tomar en cuenta que dicho pas, no cuenta con los
recursos naturales y riqueza que Mxico tiene, por ejemplo: petrleo,
cobre, sal, oro,

380
plata, maderas etctera. Por lo tanto, por qu los defensores de la cultura
indgena opinan que no es adecuado que a los indgenas no se les
introduzca a su mundo, la cultura occidental. De esto resulta preguntarnos,
por qu para los japoneses no fue un obstculo y para los indgenas si. Por
lo tanto, podemos pensar que el problema indgena es cultura.

Pero volviendo al siglo XIX, al final del tercer periodo de gobierno


presidencial de Benito Jurez, el 30 de septiembre de 1867, en ese
momento repiti una circular a todos los gobernadores de los Estados,
aadiendo que se daba un plazo de seis meses, para que dentro de l, se
pusiera en prctica, reemplazar la propiedad comunal de los pueblos
indgenas con la pequea propiedad agrcola.

Moiss Gonzlez Navarro, citando a Francisco de Paula Arrongoiz,


quien opinaba que los indios fueron quienes recibieron a Maximiliano con
mayor entusiasmo, porque crean que su gobierno pondra trmino a la
tirana a que estaban sujetos, a pesar de ser ciudadanos en el pleno ejercicio
de sus derechos. No parece de fcil comprobacin el entusiasmo de
Arrangois atribuye a los indios para recibir a Maximiliano. Es cierto, que
algunos jefes indios, militares y civiles, pelearon por su lado; el abogado
Faustino Chimalpopoca Galicia dirigi una proclama en nhuatl a los
indios excitndolos a que se adhieran al imperio.

En el trasfondo de la opinin de Arrangoiz, se puede observar que el


entusiasmo que manifestaron los indios para recibir a Maximiliano, estaba
fomentado por la corriente indigenista; porque indudablemente, una buena
cantidad de intermediarios polticos, entre ellos lderes indgenas, militares
y civiles, vieron en Maximiliano la oportunidad de encontrar apoyo en
contra de la poltica agraria de los liberales, que afectaba sus intereses.

Benito Jurez, consideraba que los pueblos indgenas se deberan


integrar al mundo occidental, y por ende, desaparecer el nivel indgena, que
por otro lado implicaba la desaparicin de los intermediarios polticos, pero
adems dar solucin a los problemas

381
econmicos y sociales del Mxico del siglo XIX. Ante dicho punto de
vista, se puede pensar en dos posibles interpretaciones: una, que Benito
Jurez estaba equivocado y por tanto actu negativamente contra los indios,
y la otra, entraaba que Jurez gracias a los estudios que haba realizado,
tena dos tipos de elementos culturales, los indgenas y los occidentales o
liberales, lo que le permiti tener una concepcin del mundo con mayor
visin, e inclinarse al modelo ideal de los liberales, los cuales proponan
que:

El individuo encarnara el principio rector, mientras que el Estado


se limitara a garantizar y promover los intereses de los particulares. La
iglesia y el Estado deberan divorciarse y este ltimo, adoptara la forma
federal de gobierno. La soberana de los Estados debera ser celosamente
respetada y la divisin de poderes Ejecutivo Legislativo y Judicial, se
encargara de mantener cierto equilibrio dentro de la administracin. El
libre cambio, en lo interno y en lo externo, sera implantado y ciertas
formas de propiedad como la Iglesia y las comunidades indias, seran
disueltas, para dar lugar a la mediana propiedad familiar, que funcionara
como empresa capitalista. Adems, de las diferentes combinaciones de
trabajo obligatorio, gratuito o forzado, deban desaparecer y ser sustituidas
por una fuerza libre de trabajo, que operara dentro de un mercado.

La Historia de Bronce, oculta los hechos que en algunas ocasiones


son difciles de explicar, o no conviene hacerlos notar por determinados
intereses; razn por la cual, algunas interpretaciones histricas no resaltan
dicha posicin de Jurez.

En resumen, todo indica que los liberales del siglo XIX, con su
proyecto de nacin, tenan el propsito de occidentalizar a los pueblos
indgenas, e integrarlos a la economa mexicana dentro del modelo
capitalista. Para tal propsito, se tena que destruir la base econmica de la
llamada cultura indgena, las tierras comunales en la cual descansaba la
economa natural o de produccin para el consumo, a cambio de crear una
nueva cultura agraria con base en la propiedad individual agrcola de
produccin mercantil e impulsar la formacin del mercado de fuerza de
trabajo.

382
La cultura indgena

La integracin de los pueblos indgenas en la cultura del mundo occidental,


histricamente ha encontrado una fuerte oposicin, desde la poca del
domino espaol, ya que otra corriente de opinin, propone que la cultura
indgena se debe de respetar dentro de la cultura espaola y mestiza. Es
decir, permitir que los pueblos indgenas mantengan sus instituciones
tradicionales, en otras palabras su cultura. Ante esto, cabe preguntar qu
entendemos por cultura indgena, porque en el lenguaje poltico,
tcitamente se nos hace creer que en la actualidad los llamados pueblos
indgenas conservan fuertes races prehispnicas; sin embargo, hay que
hacer notar que la actual cultura indgena tiene algunos remanentes
prehispnicos pero profundamente modificados, generndose una cultura
indgena marginada, resultando del proceso histrico que se inicia con la
conquista y dominacin espaola, prolongndose hasta nuestros das.

En el lenguaje poltico, los intermediarios sostienen que la


denominada cultura indgena conserva actualmente elementos de la cultura
prehispnica, como por ejemplo en la idea de identidad indgena y/o hablar
alguna lengua nativa; sin embargo, la escritura de esas lenguas,
actualmente est castellanizada, porque en la mayora o en todos los casos,
los indgenas ya no pueden leer la escritura prehispnica, en este caso me
refiero a los cdices u otro tipo de escritura prehispnica. Eso significa que
la cultura prehispnica en su forma primigenia ya no existe.

Con relacin a los actuales tipos de gobierno indgena, que en


muchos casos son tipificados como tradicionales, se fomenta la creencia
que tienen origen prehispnico, sin embargo, tampoco son precortesianos,
porque tienen su origen en la poca de la dominacin espaola, en las
llamadas repblicas de indios. Asimismo, su religin ya no es prehispnica,
porque tiene una influencia muy fuerte del cristianismo occidental, con un
marcado sincretismo, entendido ste como una nueva construccin
ideolgica, con base en elementos culturales de la cultura dominante y de la
cultu-

383
ra dominada, lo que permite la supervivencia de algunos principios
prehispnicos, pero bastante modificados, con lo cual polticamente se
promueve en convencimiento, que en la actualidad la cultura indgena tiene
marcados elementos prehispnicos.

Para entender lo anterior, debemos de considerar que desde el


momento en el cual, el cristianismo se constituye en el instrumento
ideolgico de cohesin del imperio romano, el proceso de evangelizacin
de los pueblos infieles o no cristianos, lo han hecho por medio de
procedimientos sincretistas. El sincretismo, fue uno de los instrumentos que
el clero espaol utiliz constantemente para evangelizar a los pueblos
indgenas en la poca del dominio espaol. El resultado de dicho
procedimiento, es la supervivencia de algunos elementos culturales
indgenas, dentro del culto cristiano.

Juan Jos Morales, dice que La mxima expresin del sincretismo


religioso es sin duda el culto a la Virgen de Guadalupe, del cual algunos
antroplogos opinan que tienen todos los rasgos de una religin indgena.
En Europa, esa virgen fue el resultado de un sincretismo entre cristiano e
islamismo. Se le renda un culto local en Extremadura, y Hernn Corts,
extremeo, en uno de sus devotos. Est representada por una mujer de tez
morena, como los rabes que por siglos dominaron Espaa, y a sus pies
aparece una luna creciente, smbolo del Islam. Los frailes pensaron que por
su color y por su relacin con la Luna los mexicas la aceptaran en
reemplazo de Tonantzin, la diosa lunar relacionada con Coatlicue, la de la
falda de serpientes, madre de la Tierra, rectora de la vida, la muerte y la
fecundidad, de la cual los indios tambin pensaban que haba sido virgen ya
que tuvo un hijo sin haber sido fecundada por un hombre. Recordemos
adems, que en el cerro del Tepeyac, los pueblos prehispnicos rendan
culto a Tonantzin.

El indigenismo

La defensa de los pueblos indgenas con base a su cultura, tiene su origen


en la poca del dominio espaol. En este sentido, Henri

384
Favre explica que: el indigenismo en Amrica Latina es, una corriente de
opinin favorable a los indios. Se manifiesta en tomas de posicin que
tienden a proteger a la poblacin indgena, a defenderla de las injusticias de
las que es vctima y hacer valer las cualidades o atributos que se le
reconocen. Esta corriente de inspiracin humanista es antigua, permanente
y difusa. Sus orgenes se remontan a los contactos iniciales que los
europeos establecieron con los habitantes del Nuevo Mundo.

As, en nuestros das, los discursos de los intermediarios polticos


culturales que se presentan como luchadores o rebeldes sociales, defensores
de los indios, pertenecen a la corriente indigenista. Pero adems, una buena
cantidad de la historiografa de Mxico, est explicada a partir de dicha
corriente de opinin, y sta a su vez, la podemos ubicar dentro de la
historia anticuaria, que de acuerdo con Luis Gonzlez y Gonzlez, tambin
recibe los adjetivos de placera, precientfica, menuda narrativa y
romntica, que por regla general escoge los hechos que afectan al corazn,
que recaen en la categora de emotivos o poticos [] Estamos frente a un
producto de aceptacin masiva, a una droga muy gustada, una manera de
dormir al prjimo. Para tal objeto, se explota el sentimentalismo. As, los
malos son los que no estn de acuerdo con el indigenismo, y los buenos son
los que defienden esa corriente de opinin y accin a su manera.

Luis Gonzlez citando a Nietzche, dice: que la historia anticuaria


impide la decisin a favor de lo que es nuevo, paraliza al hombre de accin
que siendo hombre de accin se rebelara contra cualquier clase de piedad.
Sin embargo, los intermediarios polticos que tienen una posicin
indigenista, encierran una contradiccin, porque se presentan como lderes
revolucionarios o de vanguardia, utilizando como smbolos de sus
causas o grupos que defienden, fotografas o imgenes del Che Guevara,
Emiliano Zapata u otros de los llamados revolucionarios. La contradiccin
la encontramos si observamos con ms detalle, la propuesta de los
intermediarios polticos, porque implica que los pueblos indgenas vuelvan
a una situacin muy semejante a la que tenan en la poca del dominio
espaol; con sus formas de gobierno y

385
tenencia de la tierra. Por lo tanto, es una posicin poltica que se opone a
los cambios, sin embargo, ante la opinin pblica estos intermediarios
polticos, se presentan como luchadores sociales de vanguardia o
revolucionarios.

As, en realidad los argumentos de los intermediarios polticos en


cuanto a que son defensores de los pueblos indgenas, tienen el propsito
de confundir a la opinin pblica, porque con cultura tradicional, que no es
otra cosa que una cultura marginada en relacin con la economa
occidental, promoviendo as, que la brecha cultural entre los indgenas y la
cultura nacional sea mayor, y por lo tanto, se mantiene el ambiente propicio
para la existencia de los intermediarios polticos culturales.

El carisma y la actitud indigenista de estos intermediarios polticos,


es un momento determinado los vuelve muy populares, porque dentro de la
cultura mexicana, generalmente el pueblo es muy afecto en ponerse a favor
de los desprotegidos y marginados, y por ende, estos defensores son los
hombres de bien, buenos y principalmente justicieros. Luego entonces, los
Intermediarios polticos explotan ese sentimentalismo, lo que les permite
confundir a la opinin pblica entre lo negativo y lo positivo, para inclinar
la balanza hacia la corriente de opinin que favorece a sus intereses.

El indigenismo en la poca del dominio espaol

Desde la poca de la conquista y dominacin espaola, se present la


polmica en torno a la manera de cmo deberan ser integrados los pueblos
indgenas dentro del indigenismo de los actuales intermediarios polticos.
Las discusiones en relacin a la manera de cmo era la forma adecuada de
integrar a los pueblos indgenas en la Nueva Espaa; Woodrow Borah dice,
que se caracterizaron por diferencias casi innumerables de opiniones y
propsitos, pero puede decirse que, en trminos generales, se manifestaron
tres escuelas de pensamiento:

386
Una de ellas, elocuentemente encabezada por Francisco de Vitoria,
sostuvo que habiendo desarrollado los indios su propia sociedad, tenan
derecho a conservar sus propias instituciones y leyes. Slo llegarn a
quedar bajo el poder de un soberano extranjero [como el rey de Espaa],
ste haba de apoyar y defender las instituciones y leyes aborgenes y los
derechos de los nobles y jefes existentes, ya que l sera como cambio
impuesto, era el mnimo necesario para extirpar la idolatra e introducir el
cristianismo. Tales opiniones, requeran abandonar una lucrativa ocupacin
impuesta mediante conquista, fueron framente recibidas por la Corona y
los colonizadores.

De acuerdo con ese concepto, se justificaba nicamente la conquista


espiritual de los indios por el clero espaol, por lo tanto la Corona, la
burocracia real y los conquistadores estaban exentos de participar en esta
empresa, que obviamente era bastante lucrativa.

Diametralmente opuestos a la escuela de Vitoria, otros propusieron la


idea de una sociedad. Ello significaba la absoluta asimilacin de los indios
a las instituciones, leyes y procedimientos de Castilla. El derecho
castellano se aplicara a los indios con todo rigor. Sus propias costumbres e
instituciones seran asimiladas por las cristianas y europeas sin restriccin
ni acomodo especial. [] La mayora de los jurisconsultos de la Corona
apoyaron esta idea. Siendo letrados, estaban creando un sistema jurdico
unitario que reemplazara la diversidad feudal, por un gobierno uniforme.

Las dificultades de esta posicin se manifestaron muy pronto, por


ejemplo, en el funcionamiento inmediato de la inquisicin episcopal, pues
los indios al ser bautizados quedaban sujetos a ella, los jueces espaoles
necesariamente tendran que quemar un considerable nmero de ellos en la
hoguera por seguir sosteniendo creencias paganas y practicando ritos
idlatras.

387
La tercera escuela de pensamiento puede ser llamada de las dos
repblicas. Reconociendo que los espaoles haban llegado a Amrica para
quedarse, propona que espaoles e indios fueran organizados en dos
repblicas separadas, cada una con sus propias leyes, costumbres y
sistemas de gobierno; es decir, conservar la cultura indgena. sta fue la
posicin de Alonso de Zorita, juez de la audiencia de Mxico, aunque fuera
una excepcin entre sus colegas al sostener esta idea.

Jernimo de Mendieta, uno de los ms decidisdos partidarios de esa


opinin, sostuvo que los espaoles estaban tan corrompidos y entregados al
vicio, que los indios deban mantenerse aislados como fuera posible. Sus
instituciones y leyes deban modificarse para quedar en conformidad con el
cristianismo y para hacer posible un gobierno apropiado, pero los indios
haban de conservar todo lo que fuera posible de su antiguo mundo []
Lleg hasta pedir que la repblica de indios estuviese tan completamente
separada, que su nico nexo con la de los espaoles, consistiese en que
ambas estaras sometidas al mismo virrey.

Curiosamente, los partidarios de la teora de las dos repblicas


partan de ideas contradictorias acerca de la naturaleza de los indios. La
mayora de los misioneros, incluso Mendieta, sostenan que los naturales
eran de un entendimiento infantil y que, aunque laboriosos, eran de
voluntad dbil y seran fciles de descarriar siempre que se les presentara
un error. Carecan de la fuerza de voluntad y de la robustez necesaria para
resistir a cualquiera, especialmente a los espaoles que tratasen de abusar
de ellos, apoderarse de sus bienes y de sus mujeres, u obligarles a cometer
actos dainos o pecaminosos. Slo mediante una rgida separacin en sus
costumbres de los europeos podran salvarse los indios de la corrupcin y
de la extincin fsica.

Otros como Vasco de Quiroga y Bartolom de las Casas, adoptaron


la opinin opuesta: los indios eran gente diestra y civilizada, se haban
gobernado bien, salvo en materia de religin y eran perfectamente capaces
de entender los modos de un gobierno civilizado; se les deba de mantener
separados de los espaoles

388
porque con una gua adecuada, haba en ellos la posibilidad de una
sociedad mejor que la europea.

Haba, desde luego, muchas variantes y combinaciones de estas


ideas, algunas de las cuales combinaban elementos de distintas escuelas.
Sin embargo, en el curso del siglo XVI, aunque nunca lleg a una decisin
radical, la Corona emiti un buen nmero de reglas tendientes a mantener
las dos tipos de comunidades tnicas; en repblica de indios y repblica de
espaoles. A los encomenderos se les prohibi establecerse en sus
encomiendas. En realidad, a todos los espaoles, negros y criollos se les
prohibi avecindaren pueblos de indios.

Las repblicas de indios, los cabildos y el gobernador indgena, son


instituciones que el Estado espaol traslad del viejo mundo, en la segunda
mitad del siglo XVI para reorganizar la poblacin indgena dentro de la
sociedad novohispana; sin embargo, estos organismos quedaron integrados
en las sociedades indgenas en el siglo XVII. Por lo tanto, los cabildos y
gobernadores son instituciones de origen europeo, que utiliz el gobierno
espaol, para sustituir las formas de gobierno prehispnico; luego entonces,
son las que originaron las actuales formas de gobierno indgena, y por
ende, su origen no es prehispnico, sino europeo. En otras palabras con una
marcada influencia de la cultura occidental.

Cabe hacer notar, que las diferencias de opinin que menciona


Woodrow Borah, con relacin a la manera de integrar a los indios en la
sociedad novohispana, estaban determinadas por discrepancia de intereses
econmicos y polticos; entre otros, estaban los de la Iglesia, por otro lado
los de la Corona espaola, la cual a partir de Carlos I de Espaa [1517-
1556] se convirti en una monarqua absoluta o centralista. Este sistema
poltico, era antagnico al feudal, descentralizado o disperso, sistema con el
cual los conquistadores, trataron de reorganizar la Nueva Espaa con base a
la encomienda, con el propsito de convertir esta institucin en un sistema
seorial. En cambio, la Corona estableci instituciones acordes al Estado
absolutista, que por otro lado, obstaculizaron las

389
instituciones feudales y seoriales de los conquistadores, en este sentido, la
corona estableci las audiencias, el virreinato, las alcaldas mayores, los
corregimientos, las repblicas de indios, los gobernadores, los cabildos
indgenas, etctera.

La existencia de dichos intereses, determin que el Estado espaol,


aplicara la poltica de poblacin conocida como la de las dos repblicas;
que tena el propsito de reorganizar la sociedad novohispana, manteniendo
dos tipos de grupos tnicos, los indgenas y los europeos, situacin que
propici la necesidad de los intermediarios polticos culturales, papel que
durante la mayor parte del dominio espaol lo ocuparon los caciques y
principales indgenas, [y en algunos casos por macehualtin]. Al parecer, a
partir de las postrimeras del siglo XVII y el resto de la poca del comino
espaol, era frecuente que los principales indgenas, fueran desplazados por
mestizos en los cacicazgos y los cargos de gobernador ya que los mestizos
se hacan pasar por indgenas, obviamente porque hablaban alguna lengua
indgena y espaol, lo mismo que ocurre con los caciques y principales
indgenas al convertirse en ladinos.

En la actualidad, los intermediarios polticos, en esencia, sostienen


una propuesta semejante a la de las dos repblicas, cuando proponen que
los indios conserven su cultura es decir, sus leyes y costumbres
paralelamente a la cultura nacional o mestiza. Pero en realidad, la
experiencia histrica ha demostrado que esta separacin y conservacin de
la cultura indgena ha demostrado que esta separacin y conservacin de la
cultura indgena, con una marcada brecha cultural entre lo indgena y lo
mestizo, en la prctica ha generado finalmente una cultura indgena
marginada, con relacin al resto de la cultura mexicana.

Luego entonces, por eso es necesario insistir o hacer notar, que al


mantenerse el indio dentro de una cultura marginada, conserva una
marcada diferencia entre los niveles culturales, determinando la necesidad
de los intermediarios polticos, que actualmente se presentan como
defensores de los indios o luchadores sociales, partidarios de los dbiles,
rebeldes sociales, justicieros en contra de los malos, que de alguna manera
se asemejan con algu-

390
nos personas de los comics. No olvidemos, que este tipo de literatura es de
consumo popular y que de alguna manera ha creado en la sociedad
mexicana, la necesidad de un hroe justiciero enmascarado o encapuchado.

As como los caciques, principales indgenas y mestizos con


identidad indgena, que en la poca del domino espaol, sirvieron de
intermediarios polticos, entre las repblicas de indios, y la repblica de
espaoles, actualmente, esa actividad la practican algunos mestizos,
indgenas, mestizos con identidad indgena, porque hablan alguna lengua
indgena y espaol, de la misma manera que lo hacen los ladinos indgenas;
son los defensores de la cultura indgena. Llama la atencin la defensa de la
llamada cultura indgena y sus formas de gobierno tradicional, porque
dentro de este ambiente se pueden generar y consolidar tipos de gobiernos
dspotas, conocidos en el lenguaje popular o poltico como cacicazgos.

Sabemos, que ese fenmeno tiene su origen en la poca del domino


espaol, pero debemos de recordar que en esa poca, los cacicazgos
indgenas estaban reglamentados por las leyes espaolas, y no por las
costumbres indgenas, como se nos quiere hacer creer. En aquel momento,
los cacicazgos designaban un rango nobiliario, para los principales
indgenas de linaje, pero adems, estaban reglamentados de acuerdo con el
mayorazgo espaol y las autoridades vigilaban que funcionaran de acuerdo
con la legislacin espaola, es decir, no eran cacicazgos dspotas como
posiblemente ahora son o se pueden ser de manera disfrazada con la
denominada cultura tradicional indgena. Ahora bien, el fenmeno poltico
ha evolucionado a lo largo de la historia de Mxico, por lo tanto, debemos
de tener cuidado en qu sentido aplicamos el concepto de la palabra
cacique, porque ha cambiado histricamente, para cometer alguna
imprudencia y tergiversar este fenmeno en una determinada interpretacin
histrica.

391
El poder y el intermediario poltico

De acuerdo con Max Weber, el poder da la probabilidad de imponer la


propia voluntad dentro de una relacin social, aun en contra de toda
resistencia. Y por dominacin, debe entenderse la probabilidad de
encontrar obediencia a un mandamiento contenido entre personas dadas;
por disciplina. Y por disciplina una obediencia habitual por parte de las
masas sin resistencia ni crtica. Por lo tanto, el poder se ejerce con base en
la dominacin.

De acuerdo con Weber, el Estado, la igual que todas las agrupaciones


polticas histricamente anteriores, es una relacin de violencia legtima.
En general cita tres tipos de justificaciones internas que son otros tantos
fundamentos de la legitimidad de un dominio: el carismtico, tradicional y
legal.

El dominio tradicional, es la legitimidad del pasado eterno, de la


costumbre santificada por su constante validez y por la perenne actitud de
hombres que la respetan. ste, es el dominio tradicional, ejercido por los
patriarcas y por los antiguos prncipes patrimoniales, y en el caso del
Mxico actual, el que sustenta el poder de los caciques indgenas.

La legitimidad de la gracia [carisma] personal y excepcional, la


adhesin exclusivamente personal y la fe tambin personal en la aptitud
que un individuo singular posee [o se considera que posee] para las
instituciones reveladoras, el coraje u otros atributos adjudicados a los
lderes. El poder carismtico fue practicado por profetas o lderes
religiosos, en el campo poltico, por jefes guerreros, por los jefes de
partidos polticos, o los llamados rebeldes sociales.

Por ltimo, la legitimidad fundada en la legalidad en la fe en la


validez de normas legales y en la idoneidad objetiva basada en conceptos
de origen racional, a saber, en la actualidad de obediencia a prescripciones
de asunto legal. De este tipo de poder, es el dominio que practican los
modernos servidores del Estado

392
y los titulares del poder que asumen semejante misin. En el llamado
mundo occidental, el origen de este fenmeno, lo encontramos en las
Monarquas absolutas de Europa del siglo XVI.

En realidad, se da por supuesto que la obediencia est condicionada


por motivos de miedo y de esperanza muy poderosos, miendo a la
venganza del poderoso o de poderes mgicos, esperanza de una
recompensa en este mundo o en el ms all y adems otros intereses
diversos.

Por ltimo, Richard N. Adams, dice que el poder a diferencia del


control, presupone que el objeto posee capacidad de razonamiento y las
suficientes dotes humanas para percibir y conocer. Slo puede ejercerse
poder cuando el objeto es capaz de decidir por s mismo qu es lo que ms
le conviene. Si poseemos tecnologa apropiada, los conocimientos,
instrumentos, habilidades y oportunidades necesarias, podemos ejercer
control sobre cualquier objeto. Por lo tanto, el poder es la manera de
control a los seres humanos.

En este sentido, Adams, dice que en general el hombre no trata a sus


semejantes como objetos ni les aplica tecnologa. Ms bien los reconoce
como seres humanos pensantes y procura encontrar forma de convencerlos
de su posicin o al menos de imponerles el rechazo de sus deseos.

Por lo tanto, podemos decir, que el poder es la influencia que tienen


unos hombres sobre otros, a travs del reconocimiento o delegacin del
poder, por parte de los hombres que reconocen el poder en un determinado
lder o tipo de gobierno.

En cuanto al poder o forma de dominio de los intermediarios,


Guillermo de la Pea dice: en principio, el intermediario, no posee poder
independiente: lo recibe de los actores que lo utilizan; as, cuando el poder
est desigualmente distribuido, el intermediario tender a favorecer los
intereses de los niveles superiores. Sin embargo, una acumulacin total del
poder en una de las partes volvera la mediacin innecesaria. Tenemos
entonces, si acepta-

393
mos estas premisas que la existencia y proliferacin de los caciques-
intermediarios, indican que ni la burguesa o una determinada clase
dominante y el Estado, no han logrado una alta centralizacin de poder.

De acuerdo con el autor citado, el caciquismo o intermediario


poltico, es un problema cultural. El fenmeno debe entenderse en el
contexto de las relaciones entre dos procesos, el de la formacin del Estado
y el de la formacin de la nacin. La consolidacin del estado, implica la
minimizacin de otros poderes independientes en el mismo territorio; el
estado recurre al intermediario poltico [aunque sta crea otra cosa] para
generar o acrecentar la dependencia de actores que manifiestas autonoma
en uno y otro grado. La integracin nacional implica adems una alta
transculturacin entre las unidades o niveles que se pretende formen la
nacin, lo cual con frecuencia requiere de la redefinicin y reordenamiento
de los niveles.

En la poca de la conquista y dominacin espaola, la diversidad de


niveles culturales entre los espaoles y los indgenas, determin la
existencia de intermediarios polticos culturales. Una de esas diferencias
culturales en niveles, las encontramos por ejemplo, en la variedad de
lenguas indgenas, aunado a stas, el espaol de los conquistadores. Claro,
adems de las diferentes lenguas, se tienen que tomar en cuenta otros
elementos culturales, desde formas de gobernar, costumbres, es decir, todo
lo que entendemos como cultura desde el punto de vista antropolgico. As,
los caciques y principales indgenas se vuelven estratgicos en la poca de
la conquista y dominacin espaola, tomando como base originalmente al
poder que ellos detentaban, de acuerdo con las formas prehispnicas, y as
los espaoles a travs de ellos, dominaron a los pueblos nativos.

En la poca de la conquista del imperio mexica por Hernn Corts y


sus huestes, y aproximadamente hasta la segunda mitad del siglo XVI, los
espaoles utilizaron el trmino cacique para sustituir las palabras tlatoani y
tecuhtli, que eran una de las dominaciones de las autoridades prehispnicas.
As, la palabra

394
cacique en esta poca se aplica como sinnimo de autoridad prehispnica,
ya que ms o menos hasta la segunda mitad del siglo XVI, se mantienen las
formas de gobierno precortesiano.

Por lo tanto, en esa poca, el poder que detentan los caciques


indgenas estaba delegado de acuerdo con las normas indgenas
prehispnicas, pero a partir de la segunda mitad del siglo XVI, esas formas
de gobierno y legitimacin del poder, son paulatinamente sustituidas por el
Estado espaol, por medio de la reorganizacin de los pueblos nativos en
repblicas de indios, pero particularmente con los cargos de gobernador y
cabildo. Estas instituciones, implicaban nuevas formas de gobierno, pero
adems, otra forma de legitimar el poder indgena, sustituyendo las formas
heterogneas de las unidades polticas prehispnicas, por la designacin
democrtica de los cargos de gobernador e integrantes de los cabildos, con
lo cual se trataba de homogeneizar los gobiernos de las repblicas de
indios.

Dichos cargos tenan vigencia durante un ao y el indgena


designado en este cargo, no tena derecho a ser elector para repetir
inmediatamente en la siguiente eleccin, lo que impeda perpetuarse en el
cargo o por lo menos mantenerse en largos periodos. Esta forma de ser, se
delegaba a travs del voto de los nativos, que integraban una determinada
repblica de indios, pero para el siglo XVII, el derecho para ejercer la
democracia se limit nicamente a los electores, integrados por los
caciques y principales indgenas, los cuales eran los encargados de elegir al
gobernador y los integrantes del cabildo.

Cabe hacer notar, que de manera legal, nicamente los caciques y


principales podan ser electos para desempear dichos cargos. Sin embargo,
humo excepciones, por la diversidad de intereses. Pero adems, estas
designaciones tenan que ser reconocidas por el virrey, a travs de los
alcaldes mayores o corregidores, que eran las autoridades provinciales, en
las cuales dentro de su jurisdiccin se encontraban las repblicas de indios.
Por lo tanto, con dichas formas de gobierno surgen las democracias
indgenas. Lo anterior, implicaban nuevas reglas en las formas de delegar el

395
poder en las autoridades nativas, que en la prctica eran intermediarios
polticos.

Es pertinente destacar que paralelamente a estas nuevas formas de


gobierno indgena, la palabra cacique, deja de utilizarse para designar a las
autoridades nativas, ya que a partir de esa poca, se aplica para nombrar a
la nobleza indgena de linaje, es decir, la de mayor rango dentro de las
repblicas de indios, y con la palabra principal se designa a la de nivel
inferior.

As, la poca del dominio espaol, fue el laboratorio en el cual se


encontr el ambiente propicio que foment el fenmeno poltico cultural
que actualmente se encuentra bastante arraigado en la sociedad mexicana,
conocido como intermediarios polticos culturales.

Los intermediarios polticos en la conquista espaola

Los intermediarios polticos, estn presentes por lo menos desde el periodo


de la conquista del imperio mexica, por lo tanto, se infiere que desde la
poca prehispnica, este fenmeno ya formaba parte de la cultura indgena,
porque solamente la existencia de una cultura de concertacin poltica
practicada por las autoridades indgenas locales y regionales de las
denominadas provincias tributarias de la Triple Alianza, explica la facilidad
con la cual Hernn Corts someti a esas regiones por medio de la
diplomacia, que algunos autores como Philip Powell lo hacen notar:

El conquistador Hernn Corts venci a los aztecas en una campaa


de dos aos, fue el triunfo de la diplomacia ms que de la espada, pues el
audaz extremeo y su puado de seguidores no haban podido vencer a
millones de indios por medios puramente militares. Las hordas de aliados
indgenas necesarias para imponer la soberana espaola en tierras aztecas,
fueron ganadas mediante la astucia caracterstica de la Europa del
Renacimiento y de la poca maquiavlica.

396
Con relacin a dicho fenmeno de conquista, Peter Gerhard explica
de la manera siguiente: la mayor parte de la Nueva Espaa al sur de la
frontera chichimeca, incluyendo la costa del Pacfico, fue visitada por los
ejrcitos de Corts en los tres aos siguientes a la toma de Tenochtitlan
[1521-1523]. Durante este breve tiempo casi todos los componentes del
imperio tenochca aceptaron a los espaoles como sus nuevos gobernantes.

Aunado a lo anterior, Bernal Daz del Castillo menciona en su obra,


la dificultad que tenan para conquistar por medio de las armas a los
pueblos indgenas del imperio tenochca, y el resto de mesoamrica. Al
respecto Daz del Castillo dice: como la Nueva Espaa es tan grande, no
podamos ir todos los soldados juntos a unas partes ni a otras, sino Corts
enviaba a conquistar lo que estaba en guerra.

Lo anterior y la informacin de las Relaciones Geogrficas del siglo


XVI, atestiguan que despus de la conquista de Tenochtitlan [13 de agosto
de 1521], Hernn Corts envi comisiones constituidas por dos a cuatro
soldados para que recorrieran las provincias tributarias de la Triple Alianza,
con el fin de solicitar a los nativos que reconocieran a los espaoles como
sus nuevos seores, comunicando que l y sus huestes haban derrotado a
los mexicas de Tenochtitlan. De las treinta y ocho provincias tributarias del
imperio Mexica, seis se ubican perfectamente en lo que actualmente es el
territorio guerrerense. Tlachco, Tepecoacuilco, Tlalcozauhtitlan,
Quiyauhteopan, Tlauhpa [Tlapa] y Cihuatlan.

En la mayora de las fuentes del siglo XVI, incluyendo la regin de


Tierra Caliente, que era zona de dominio purpecha, que se refieren a la
conquista espaola de las regiones del ahora territorio guerrerense,
atestiguan que la mayora de las autoridades indgenas prehispnicas
locales y/o regionales aceptaron pacficamente a los espaoles como sus
nuevos seores. En este sentido, se infiere que dicho sometimiento se
realiz a travs de concertaciones polticas entre los conquistadores
espaoles y las autoridades indgenas locales y/o regionales.

397
En relacin a la provincia de Tlapa-Tlachinolla, considero que el
Cdice Azoy 1, es bastante ilustrativo en cuanto a la conquista poltica de
este reino a travs de intermediarios polticos, los cuales mediaron entre
los conquistadores espaoles y las autoridades indgenas regionales de la
provincia de Tlapa-Tlachinolla. Al respecto Constanza Vega Sosa, en su
interpretacin del folio 32 [1517-1523] del Cdice Azoy 1, dice: aqu se
registra la muerte del seor Jilote, quien gobern de 1496 a 1517, segn
este registro. Despus, el seor Llamas asume el gobierno en Caltitlan,
portando manta bordada y sentado en una silla con respaldo, como los
tlatoques mexicas. Se trata de un prncipe caballero jaguar, como indica
su peinado. Su designacin fue hecha por Moctezuma II. De acuerdo con
fray Alonso Delgado, Caltitlan estaba incorporado al mismo pueblo de
Tlapa y sitio, por eso supongo que las autoridades indgenas regionales
designadas por el tlatoani de Tenoctitlan, tenan su sede en ese lugar y al
enterarse que los europeos haban derrotado a los mexicas, aceptaron a los
espaoles como sus nuevos seores. Obviamente a travs de intermediarios
polticos.

En este sitio, el folio 23 de Cdice Azoy 1, est representando el


arribo de los espaoles a Hueycantenango por medio de un personaje
europeo, que de acuerdo con el momento histrico, representa un emisario
de Corts con el propsito de solicitar a los seores de esa unidad poltica
Tlapaneca, que reconocieran a los espaoles como sus nuevos seores. El
personaje espaol, est precedido de un guerrero nativo, que posiblemente
era un intermediario para realizar una transaccin poltica, enfrente de stos
se encuentra otro personaje indgena, que al parecer representa a la
autoridad de Hueycantenango. Posiblemente, dicho intermediario poltico
es de la Cuenca de Mxico, es decir, de los indgenas aliados de Corts.

En un principio Hernn Corts se apoy en estos intermediarios


polticos para realizar la conquista del Imperio mexica, posteriormente los
encomenderos y despus, cuando el Estado espaol realiza la reconquista
de la Nueva Espaa, por medio de las huestes burocrticas, estableciendo
las instituciones del Estado.

398
As, en el transcurso de los trescientos aos de la dominacin espaola,
estos intermediarios polticos tambin son utilizados para los propsitos del
gobierno espaol. Obviamente, este proceso histrico no es tan simple. Por
el momento, por falta de tiempo y espacio no es posible desarrollarlo.

Lo anterior significa que los caciques, principales indgenas y


mestizos con identidad nativa, actuaron como mercenarios, porque en la
poca del domino espaol a veces los encontramos al servicio del Estado,
pero tambin del clero y de intereses privados. Todo esto sugiere que el
quehacer de los intermediarios polticos culturales, era una actividad muy
lucrativa, por lo menos, as est documentada en la poca del domino
espaol, y por ende, en la actualidad, no debe de ser diferente. Considero
lucrativo citar algunos ejemplos en donde se reflejan las prebendas que los
intermediarios indgenas obtuvieron por dicho servicio, y todo indica que
en la actualidad esto no es diferente.

Una actividad lucrativa

Sabemos, que en la poca del domino espaol, los indgenas tenan


prohibido, tener propiedad privada, usar atuendo espaol, caballo, espada,
daba, arcabuz, etctera, en otras palabras, los indgenas tenan prohibido el
acceso a los bienes culturales de origen occidental.

Actualmente, los indgenas no tienen prohibido el acceso a los bienes


que son producto de la cultura occidental o capitalista, pero su precaria
situacin econmica les impide adquirirlos. Por eso, es necesario que
tengan acceso a la educacin, la cual les permita poder explotar las riquezas
que se encuentran en sus territorios, o por lo menos tener oportunidad de
desempear trabajos o servicios con los cuales puedan tener ingresos
adecuados, para que puedan obtener bienes de la cultura occidental, a los
que tienen derecho como cualquier mexicano, ya de otra manera implica
negarles ese derecho.

399
Con relacin a la poca del dominio espaol, en el Archivo General
de la Nacin, existe bastante documentacin por medio de la cual el
gobierno espaol otorg permisos a los caciques indgenas y principales
para que usaran atuendo europeo, espadas, dagas, arcabuces, caballos
ensillados y enfrenados, etctera, como una serie de prebendas por servir de
intermediarios polticos culturales primero entre los pueblos indgenas
prehispnicos y los conquistadores y despus entre las repblicas de indios
y el mundo espaol en general; es decir, entre los colonos encomenderos,
burocracia real, clrigos etctera y los pueblos indgenas. As tenemos los
siguientes ejemplos:

Don Luis de Velasco etctera. Por la presente doy licencia a don


Pedro Alonso de Castilla, cacique del pueblo de Guitzuzu [Huitzuco], para
que libremente en todas las provincias y lugares que fuere y anduviere de la
gobernacin de esta dicha Nueva Espaa, pueda andar en un caballo con
silla y freno, no embargante la prohibicin que est hecha, acerca de que
los indios no anden a caballo, y mando que en ello no les sea puesto
embargo ni condicin alguna. Fecho en Mxico, a 18 de junio de 1590.
Don Luis de Velasco.

En la cita anterior, se hace notar que los indios tienen prohibido


andar a caballo, pero sin embargo, el gobierno espaol, autoriza que dichos
intermediarios hagan uso de esos animales, obviamente a cambio de
servicios. Entre otros tantos documentos, en el mismo sentido, cito los
siguientes:

Que el 3 de abril de 1590, se dio otra licencia a don Gaspar Vzquez,


indio principal del dicho pueblo de Huamuxtitln cacique y gobernador de
l, para que pueda andar en un caballo con silla y freno, en toda la
gobernacin de esta Nueva Espaa, sin embargo del prejuicio, queda hecha.

El 13 de julio de 1590, se dio licencia a don Ambrosio Ysma,


cacique de Cirandaro, para que libremente pueda andar en un caballo con
silla y freno en toda la Nueva Espaa.

400
En 6 de abril de 1591, se dio licencia a Andrs, alcalde indio natural
del pueblo de Guayameo, para que pueda andar en un jaca, con silla y
freno, no embargante de la provisin que hay acerca de que los indios no
anden en caballo.

En el siglo XVII, cuando la experiencia haba demostrado a los


intermediarios polticos indgenas que dicha actividad les proporcionaba
derechos para reclamar beneficios econmicos, para vivir con ciertos
privilegios y prestigio social, hacen notar en sus solicitudes el buen servicio
que han prestado al gobierno espaol, por lo cual, solicitan las prebendas
que consideran que merecen por el buen servicio al gobierno. As lo
atestigua el siguiente documento.

Por cuando don Nicols de la Cruz gobernador, seor natural y


cacique del pueblo y provincia de Tlapa, me represent ha servido en la
provincia muchas veces el oficio de gobernador y ha sido alcalde por
Tlapa, cacique de la cabecera de Yguala [Iguala] y Caltitlan, que est a su
cargo de ellos es de la cobranza de los Reales tributos ha dado muy buena
cuenta a satisfaccin de los alcaldes mayores, adems, que es una persona
quieta y pacfica y casado con india cacique de aquella provincia, atento a
lo que mi superior le concediese licencia, para poder traer espada y daga
para andar con traje de espaol sin que nadie se lo impida

As, el hecho de haber servido al estado Espaol, foment entre


caciques y principales indgenas, una cultura de la retribucin econmica y
prerrogativas que deberan de recibir por sus servicios al gobierno espaol,
lo que implic por otro lado, que estos indgenas se habituaran al uso de
bienes y servicios de la cultura occidental; en otras palabras, se hicieron
ladinos. Si pensamos un poco en este fenmeno, debemos de tener presente
que las lites indgenas, eran las que detentaban la cultura ms elaborada de
la poca prehispnica, por lo tanto, cuando estos caciques y principales
indgenas se hacen ladinos, dicha cultura con el transcurso de la
dominacin espaola la desaparece. Por tal razn, en la actualidad los
pueblos indgenas ya no poseen la cultura ms elaborada o de las lites
indgenas prehispnicas.

401
Otra evidencia, de la cultura de las prebendas de estos caciques y
principales indgenas, la encontramos en la segunda mitad del siglo XVII.

Don Juan de Leyva y de la Cerda, marqus Conde de Baos, vuestra.


Por cuando don Nicols de la Cruz, cacique y principal del pueblo y
provincia de Tlapa, me ha representado que gobernando esta Nueva
Espaa, el seor virrey Duque de Alburquerque, le concedi licencia como
tal cacique y por haber sido gobernador muchas veces de los naturales de
dicha provincia, para andar en traje de espaol y traer para ornato de su
persona espada y daga de que constaba dicha licencia y para que no se le
impida por las justicias me suplic fuere servido mandarle confirmar para
el uso de ella [] Por el presente, confirmo la eleccin que el seor virrey
Duque de Alburquerque concedi al dicho don Nicols de la Cruz, para
andar en hbito de espaol, y traer para ornato de su persona espada y daga,
su fecha de 19 de julio del ao pasado de 1658, para que en su virtud use de
ella como se contiene y, declaro y mando a las justicias de aquel partido y a
las dems de esta gobernacin que en esta razn no le pongan
impedimento, ni lleven penas algunas. Mxico febrero 6 de 1662. El
Marqus conde de Baos.

En la poca de la conquista del Imperio mexica, los espaoles


introdujeron el vocablo antillano kassequa, castellanizado como cacique.
Lo utilizaron para sustituir las palabras prehispnicas, de tlatoani, tecuhtli,
etctera, que designaban a las autoridades indgenas de origen
prehispnico. Sin embargo, en 1538, la Cdula Real o Ley XVI, ttulo I,
libro VI, introduce nuevos conceptos para designar a las autoridades
nativas, sealando, que los pueblos indgenas deban continuar siendo
gobernados por su propia autoridad nativa llamada gobernador o principal.

Sabemos que hasta 1550, existi considerable confusin en los


documentos escritos por los oficiales espaoles de Mxico respecto al
significado y aplicacin de trmino cacique. Los trminos cacique y
gobernador fueron intercambiados indistintamen-

402
te y en muchos casos no es posible reconocer ninguna diferencia funcional
en el uso de ambos trminos.

Con la Cdula del 9 de octubre de 1549, se establecen las


disposiciones legales para establecer los ayuntamientos indgenas, siendo
sta una de las instituciones que introduce el Estado espaol, para
modificar las formas de gobierno prehispnico:

Se manda que los mismos indios se escojan unos como jueces


pedneos y regidores alguaciles y escribanos y otros ministros de justicia,
que a su modo y segn sus costumbres la administres entre ellos,
determinen y compongan las causas de menor cuanta que se ofrecieren y,
tengan a su cargo los dems ministerios de sus pueblos.

Tratando de evitar el uso ambiguo de las palabras cacique y


gobernador, encontramos que don Antonio de Mendoza, en la carta
instruccin que redact en 1550 para su sucesor don Luis de Velasco I,
declar que el oficio de gobernador de un pueblo era ciertamente diferente
de aquel de cacique pero no ampli ms sobre el asunto. El primer virrey
habl de la confusin que exista en la eleccin y la sucesin por herencia
de gobernadores y caciques, aunque su reporte implicaba que los
gobernadores eran electos por uno o dos aos, y que la posicin de cacique
se basaba en la herencia.

Cabe hacer notar, que el concepto de la palabra cacique como tantas


otras concepciones, es histrico; esto implica que ha cambiado con el
tiempo y el espacio. En este sentido, para la segunda mitad del siglo XVI,
el concepto de esa palabra se fue convirtiendo paulatinamente en un rango
nobiliario, para designar a los nobles o principales indgenas de linaje.
Actualmente en el lenguaje poltico y popular tiene otro significado, desde
el punto de vista axiolgico, es decir, de lo bueno y lo malo. Cabe hacer
notar que a los miembros de la nobleza nativa cuya jerarqua era menor a la
de los caciques fueron denominados principales.

403
As, el Estado espaol, legisl a favor de los indgenas de linaje, a
quienes se les aplic la palabra cacique, transformando el concepto en
rango nobiliario para los indgenas de mayor jerarqua. Los jurisconsultos
espaoles, legislaron a favor de la existencia de los cacicazgos de esa
nobleza nativa, por ende, la existencia de este fenmeno era reconocido por
la legislacin espaola. Las leyes de Indias as lo atestiguan:

Algunos naturales de las Indias eran en tiempos de su infidelidad,


caciques y seores de pueblos y porque despus de su conversin a nuestra
Santa fe catlica, es justo que conserven sus derechos y haber venido a
nuestra obediencia no los haga de peor condicin, mandamos a nuestras
reales Audiencias que si estos Caciques y Principales descendientes de los
primeros pretendieren suceder en aquel gnero de seoro o cacicazgo y
sobre esto pidieren justicia, se la hagan, llamadas y odas las partes a quien
tocare, con brevedad.

As, el Estado espaol, legisl a favor de la nobleza indgena en


cuanto a los cacicazgos, reglamentndolos de acuerdo con el mayorazgo
espaol. Pero, adems les recomendaba a las autoridades espaolas como,
por ejemplo los corregidores y alcaldes mayores, que cuando se heredara
un cacicazgo, vigilaran que los procedimientos en el proceso de sucesin se
realizaran de acuerdo con las caractersticas del mayorazgo espaol.
Asimismo, se vigil que los caciques no excedieran en su autoridad, en
otras palabras, se trat de impedir que se convirtieran en un instrumento de
poder desptico, prueba de ello es para el siglo XVII, los caciques
indgenas no detentaban el poder poltico dentro de las repblicas de indios,
ya que para esa poca, el cargo de gobernador, estaba funcionando
plenamente.

El gobernador, se convirti en el cargo poltico ms importante


dentro de las repblicas de indios; cargos que solamente podan detentar
los caciques y principales indgenas de cada una de las repblicas de
indios; sin embargo, estos gobernaban paralelamente con los miembros del
cabildo. Todos estos cargos o formas de poder se designaban
democrticamente, es decir, por elec-

404
cin de los integrantes de una determinada repblica de indios. Al parecer,
para el siglo XVII, el derecho a ejercer la democracia, se limit nicamente
a los denominados electores, los cuales eran los caciques y principales de
una determinada cabecera y sus sujetos o estancias.

As, los electores, eran los que tenan derecho a designar y a ser
designados democrticamente en los dichos puestos de gobierno indgenas.
La duracin de estos cargos eran de uno o dos aos, pero adems de la
designacin ya mencionada, tena que ser confirmada por el virrey a travs
de la autoridad provincial en la cual se encontrar la repblica de indios, es
decir, el alcalde mayor y/o corregidor. El hecho, de que para ocupar dichos
cargos, tenan derecho los caciques y los principales, era una medida que
introduca nuevas reglas en la designacin del poder de los pueblos
indgenas, con lo cual, se tena el propsito de obstaculizar el poder de los
caciques, y no se transformarn en autoridades despticas. Asimismo, la
existencia de los cabildos que servan de contrapesos al poder de los
gobernadores. Como apunt anteriormente, haba dos tipos de nobles
indgenas: 1]- los caciques, a los cuales los espaoles los reconocan como
de linaje y 2]- los principales o de menor rango.

Otras de las medidas de adopt el Estado espaol para modificar y


reducir las formas de poder prehispnico, la encontramos en la manera de
cmo legisl el derecho de sucesin de los cacicazgos. Como se mencion,
los cacicazgos se heredaban legalmente de acuerdo con el mayorazgo
espaol, lo que implicaba, desconocer las formas de transmisin de los
linajes prehispnicos, en dichos rangos nobiliarios. Considero, que William
B. Taylor, tipifica de manera bien documentada el fenmeno del cacicazgo
indgena, en la poca del dominio espaol, de la manera siguiente:

Los Cacicazgos coloniales fueron considerados patrimonios


transmisibles, modelados segn el patrn del mayorazgo espaol. Las
Leyes sobre el cacicazgo revelan un claro paralelismo entre ambas
instituciones, la sucesin de los caciques es de padres e hijos, segn la
forma de los mayorazgos espaoles, con prefe-

405
rencia en el ms grande de los herederos varones, escriba Solorzano y
Pereira a principios del siglo XVII. Al identificar cacicazgos y mayorazgos,
las leyes coloniales tendieron a homogeneizar el carcter proteico de la
herencia y la sucesin de los Cacicazgos en donde la herencia se realizaba
por vinculacin sangunea con preferencia hacia el sexo masculino y
proximidad en el orden del linaje.

En este sentido, encontramos el caso de doa Mara, cacica de


Huamuxtitln, documentado el 6 de marzo de 1577.

Don Martn Enrquez, por cuanto por parte de doa Mara, india
principal del pueblo de Huamuxtitln, mujer que dice ser de don Carlos
Terrazas, me fue hecha relacin que ella era hija legtima y la mayor de don
Francisco, cacique y seor natural del este dicho pueblo, y difunto y por no
quedar hijo barn sucede en ella el dicho cacicazgo con los bienes a ellos
anexos y la tasacin que se daba a el dicho su padre, le perteneca, me pidi
se mandase acudir con todo ello, e por mi se cometi a Alonso Mexa de
Cadena, alcalde mayor de Chiautla, para que citado el comn de dicho
pueblo, supiese y averiguase le es dicho que la dicha doa Mara, tena a el
dicho seoro y porque causas, si era legtima y la mayor que lo heredaba e
que bienes y tasaciones tena que le pertenecieren.

Otro ejemplo, de sucesin de un cacicazgo con base al mayorazgo


espaol, es el que pretende Lzaro de Sols, indio de Tlapa, para lo cual se
solicita una diligencia con el propsito de corroborar si procede su deseo.

Don Luis Velasco, vuestra, a vos el alcalde mayor del pueblo y


partido de Tlapa, sabes que don Lzaro de Sols me ha hecho relacin que
es hijo de don Juan Sols, indio cacique de la cabecera de Caltitlan, del
dicho pueblo, ya difunto de sucesin por haber faltado su hermano mayor,
que muri sin dejar heredero y pretende sea declarado por tal cacique y que
se le acuda con todo lo perteneciente al cacicazgo, pidiendo le mandase
proveer as. Y por mi

406
visto, por el presente os mando que a todos los indios del dicho pueblo y
cabecera de Caltitlan, averigis, si el dicho don Lazaro de Sols, es el
sucesor del dicho cacicazgo y como le pertenece y si hay otro que se ms
propicio, y cul y que bienes reconocidos y tasaciones, servicios tierras le
son anexas y pertenecientes, y quin las gozaba llegado hasta aqu y si el
pueblo tiene disminucin, cmo se moderaban al respecto sin vejacin de
los indios, hecha la averiguacin la enviaris ante mi con vuestro parecer
jurado, para que provea lo que convenga. Fecho en Mxico, 3 de agosto de
1594.

Como estos ejemplos, existen bastantes documentados en el Archivo


General de la Nacin, lo que implica que el Estado espaol, reconoci a
estas autoridades indgenas, como los instrumentos en las redes del poder
entre los mundos espaol e indgena.

La existencia de estos intermediarios eran polticos, en la sociedad


novohispana al parecer estaba propiciada culturalmente, en otras, por la
variedad de lenguas indgenas y diferentes concepciones de la vida, uno de
los elementos tnicos que dificultaban la comunicacin entre espaoles e
indgenas, de ah la importancia y necesidad de estos intermediarios
polticos, a consecuencia de las diferencias culturales o tnicas.

Otro ejemplo que refleja los beneficios o concesiones que reciban


estos intermediarios polticos en la poca del dominio espaol, es el caso de
la herencia del cacicazgo de San Agustn Oapan, reclamado el 25 de abril
de 1583.

Don Luis de Velasco, hago saber a vos el alcalde mayor del pueblo
de Chilapa, que don Agustn Dircio, Indio principal y natural del pueblo de
Oapa, me hizo relacin que en l hubo dos principales hermanos legtimos,
llamados el mayor don Miguel de Santiago, que fue su padre y el menor;
que fue don Miguel de Mendoza y que el dicho don Miguel de Santiago
como hermano mayor haba heredado de sus padres y abuelos mucha suerte
de tierra, en el dicho pueblo y sus sujetos, el cual haba otorgado cierto
testamento debajo de cuya disposicin muri, en que todas

407
sus tierras las tuviese el dicho Miguel de Mendoza su hermano, por todos
los das de su vida y que despus de muerto volviesen a el dicho don
Agustn Dircio su hijo y a sus nietos del dicho don Agustn, el cual dicho
don Miguel de Mendoza en conformidad de el dicho testamento haba
tenido y posedo las dichas tierras y casndose con doa Agustina, cacica
del dicho pueblo y que durante el matrimonio, tena una negra y un negro;
platos de plata, unas cadenas de oro, anillos arcabuz, caballos y otras
preseas que haba gozado hasta que muri.

Como podemos observar, los caciques vivan con algunas


comodidades y lujos, entre los cuales podan tener esclavos negros, platos
de plata, los que podan obtener porque tenan ingresos econmicos que les
permitan adquirir los citados bienes de origen europeo, lo que implicaba
que el patrimonio de los caciques estaba integrado a la economa
occidental; sin embargo, los macehuales de su comunidad, es decir, los
habitantes de San Agustn Oapan y sus estancias, no tenan acceso a dichos
bienes, situacin que es muy semejante a la que actualmente se da entre
intermediarios polticos y su clientela, es decir, a los que defienden o
protegen.

Adems de lo anterior, las leyes citadas, en el Libro VI, Ley XVII, se


sancionaba que los caciques indgenas y sus hijos mayores estaban exentos
de pagar tributo.

En los documentos coetneos, encontramos el apoyo por parte de las


autoridades espaoles para mantener los cacicazgos, porque obviamente
eran indispensables para mantener las redes del poder en las distintas
regiones en una sociedad tnicamente tan heterognea, como la era la
Nueva Espaa.

Don Francisco Fernndez de la Cueva, vuestra. Por cuanto ante mi se


present el memorial siguiente: excelentsimo seor Nicols de Cuiga,
alcalde ordinario del pueblo de Tlapa, dijo que como constaba de la
informacin que presento y del mandamiento de don Luis Corts, y auto de
don Luisa de Parraga, alcalde mayor de dicho pueblo y partido de Tlapa;
estoy cansado con doa Luisa de

408
Villafuerte, hija legtima de don Bernardino de Villafuerte indios caciques,
seores de la cabecera de Yxcateopan y sus sujetos, y debindoles de
acudir con lo de costumbre antigua deban; no han acudido con cosa alguna
a la dicha mi mujer, ni a mi como su marido, como parece del dicho
mandamiento de don Luis de Corts de Puebla, en conformidad del
reconocimiento que deben los dichos naturales como sus caciques. A
vuestra excelencia, pido y suplico que habiendo visto dicha informacin y
dems papeles sea servido mandar se despache mandamiento para que
dichos naturales acudan a la dicha mi mujer y a mi como su marido con lo
que de costumbre antigua eran obligados amparndome en dicha cabecera
de Yscateopa y sus sujetos en que requiere merced don Nicols de Cuiga,
de cuyo pedimento y de sus recaudos con el presentados [] Y todo ello lo
remit al seor doctor don Andrs Snchez de Ocampo, para que diese su
parecer, que lo dio de la manera siguiente: excelentsimo seor, siendo
vuestra excelencia servido, pueda mandar se le despache al suplicante
mandamiento en conformidad de la costumbre que ha habido y, si tuvieren
que pedirlo hagan ante vuestra excelencia lo mejor. Mxico, febrero I, de
1657. Don Andrs de Snchez de Ocampo. Y conformndose con el dicho
parecer inserto, por el presente mando a vuestros tlayacanques, alcaldes y
tequitlatos de la cabecera de Yscateopan y sus sujetos, cumplis con el
reconocimiento que debis tener al dicho don Nicols de Cuiga, alcalde
del pueblo de Tlapa, como marido y conjunta persona de doa Luisa de
Villafuerte, en conformidad de la costumbre que ha habido y si en esta
relacin tuviereis que pedir lo haris ante mi. Y la justicia de dicho partido,
haga que as se cumpla. Mxico 6 de febrero de 16546. El Duque de
Alburquerque. Por mandado de su excelencia.

En la sociedad novohispana, como en la poca actual, haba


diferentes intereses. As, en aquella poca la ideologa jugaba un papel
importante para justificar los niveles sociales como en el caso de la
burocracia real, en donde no todos tenan derecho a ser designados,
virreyes, oidores, alcaldes mayores, corregidores, etctera. Adems, de lo
anterior estaban presentes los intereses de la Corona, el clero regular y
secular, y los particulares, etctera. Cada uno de estos intereses buscaban
tener el control de los inter-

409
mediarios polticos, propiciando que proliferaron conflictos internos dentro
de las repblicas de indios entre macehualtin contra caciques y principales,
pero tambin entre estos ltimos para lograr detentar los cargos de
gobernador y otras autoridades del cabildo. Por el momento, nicamente
cito un documento para ilustrar tal situacin que requiere de una mejor y
mayor explicacin.

Don Lpez Daz de Armendriz, vuestra. Por cuanto, Bernardo


Lpez de Haro, por don Gabriel de Benavides, cacique y principal del
pueblo de Guisuco de la provincia de Yguala, me ha hecho relacin que el
ao pasado de seiscientos treinta y cinco, su padre fue gobernador, electo
de los naturales de dicho pueblo, respecto de lo cual y de que el dicho
tiempo hered a don Alonso Pedro de Hicueses su to todos sus bienes y
cacicazgo, en que precisndome ha tenido necesidad de indios para que
laboren y cultiven sus tierras, ha sido tanta la evidencia que le tienen
Juachin Miguel, gobernador actual de los dichos naturales y porque hizo
contradiccin el dicho su padre y los dems naturales y principales del
dicho pueblo, por ser macehual y no haber sido electo legtimamente por
tal gobernador, que sin ms causa que la dicha y venga como pudiere su
pasin iba a las tierras de su padre y le quitaba indios laboros y dems
criados que en ellas y en su casa tena, y los enviaba a otras labores de
espaoles de obra y de palabra, y persuadindolos a que no le sirvan en lo
de adelante, de que se le ha seguido y sigue tan gran dao y perjuicio, que
si no se remedia, l har destruccin total de los bienes de su padre y frutos
de sus tierras, pues en ellas siembra y cosecha cantidades de cascalote y
maz con que se sustenta y a su mujer, hijos y familia.

En la segunda parte del documento, las autoridades espaolas dan


respuesta, favorable al cacique.

Y por mi visto en el Juzgado General de Indios de esta Nueva


Espaa, y el parecer que sobre ello dio el doctor Diego de Barrientos,
abogado de esta real Audiencia, mi asesor en l. Por el presente mando a
vos la justicia de este partido amparis al dicho don Gabriel de Benavides,
indio, segn y como por este manda-

410
miento pide no consentir que su gobernador, ni otra persona le haga
molestia ni agravio ni le quiten los indios que pagados y de su voluntad
trabajaren en sus tierras y cualquier persona que sepa leer y escribir lo
notifique. Fecho en Mxico a, 6 de junio de 1639. El Marques de Cadereita.
Por mandado de su excelencia: Luis de Tovar Godnez.

Como podemos observar, el estado espaol defenda los Caciques y


principales porque al parecer, consideraban a estas lites indgenas, como
las ms indicadas para detentar el poder dentro de las repblicas de indios;
y para que sirvieran de intermediarios polticos entre el mundo espaol y el
indgena; obviamente de acuerdo con los intereses de la poltica los
espaoles.

La peticin, por parte de Gabriel de Benavides, cacique de Huitzuco


obtuvo una solucin favorable por parte del virrey en turno. Sin embargo,
lo interesante de este documento es que en l se reflejan los conflictos
internos en las repblicas de indios, entre macehuales y la nobleza indgena
integrada por caciques y principales, para obtener los cargos de gobernador
y del cabildo. Esta situacin con el tiempo propicio en las postrimeras del
siglo XVII y siglo XVIII, que el concepto de cacicazgo se tergiversara, ya
que para esa poca lo empezaron detentar mestizos que obviamente se
hacan pasar por indgenas, y por ende el linaje dejo de tomarse en cuenta
para la designacin de los caciques, como lo estipulaba la legislacin
espaola.

As, ms o menos a partir de las postrimeras del siglo XVII, los


caciques ya no eran designados tomando en cuenta el linaje, es decir, que
fueran primognitos y descendientes de caciques indgenas, posicin social
establecida de acuerdo con el mayorazgo espaol, y por ende, los
cacicazgos empezaran a perder la caracterstica de rango nobiliario, como
lo estipulaba la legislacin espaola. Finalmente con la Independencia de
Mxico [1810-1821], los rangos nobiliaros y los cacicazgos desaparecern.
Sin embargo, podemos decir que este proceso gener otro tipo de poder
regional a nivel rural, que actualmente tambin lo encontramos a nivel
urbano conocidos tambin como cacicazgos desaparecen. Sin embargo,
podemos decir que este proceso gener otro tipo de poder regional a nivel
rural, que actualmente tambin lo encontramos a nivel urbano conocidos
tambin como cacicazgos.

411
Despus de la independencia, ms o menos entre 1821 y 1867, con la
ausencia de un poder central a nivel nacional, como consecuencia de la
lucha entre liberales y conservadores, proliferaron los lderes regionales
conocidos ahora como caciques. Estos personajes lograron ejercer un poder
regional a nivel rural en espacios considerables, en los cuales tenan una
autoridad desptica con la mnima o sin la intervencin del gobierno
central, surgiendo as, los cacicazgos de la poca actual.

Obviamente estos caciques ya no eran indgenas sino mestizos;


asimismo, su situacin social, no estaba legislada como en el caso de los
caciques de la poca del dominio espaol. Entre los caciques del siglo XIX,
que podemos recordar tenemos a Ignacio Pesqueira en Sonora; Luis
Terrazas en Chihuahua; Santiago Vidaurri en Nuevo Len, Servando
Canales en Tamaulipas, Manuel Lozada en Nayarit, Gordiano Guzmn en
Michoacn y Juan lvarez en Guerrero.

Resulta interesante observar el caso de Juan lvarez, en relacin a la


teora de Max Weber, en donde se refiere a que existen dos maneras de
hacer de la poltica una profesin: o bien se vive para la poltica o bien se
vive de la poltica. Esta posicin no es de modo alguno excluyente. Al
contrario, lo general es que se hagan ambas cosas, al menos tericamente, y
en la mayor parte de los casos, tambin prcticamente.

La diferencia entre vivir para la poltica y el vivir de, se refiere,


pues, a un grado decisivo del problema, a saber el econmico. El que
intenta hacer de la poltica una fuente de ingresos permanece, vivo, de la
poltica como profesin y el que no lo hace, vive para la poltica. Para
que una persona pueda vivir para la poltica, en dicho sentido econmico
y dentro de un rgimen fundado en la propiedad privada, deben de darse
determinadas condiciones, muy triviales, as parece: en condiciones
normales, quien vive para la poltica debe ser econmicamente
independiente de los ingresos que pueda proporcionarle la poltica. Esto
significa, simplemente, que el poltico debe ser rico o debe tener una
posicin personal que le proporcione ingreso suficien-

412
tes. As ocurre en circunstancias normales el que vive para la poltica
tambin debe ser econmicamente libre, es decir sus ingresos no deben
depender del hecho de que se dedique en parte o totalmente su capacidad a
la obtencin de recursos econmicos. Es ste, totalmente libre, es slo el
rentista, es decir, el que recibe ingresos sin ganarlos mediante trabajo, sea
que reciba renta de la tierra como en el caso de los seores territoriales del
pasado o el de los terratenientes.

Con base a lo anterior, podemos observar que Juan lvarez en un


principio vivi de la poltica y de sus actividades militares, ejerciendo la
actividad de intermediario poltico entre los pueblos indgenas y los
propietarios mestizos, espaoles y el gobierno central. Esta actividad de
intermediario, le proporcion una clientela importante de donde obtuvo un
considerable poder frente al poder central. El aumento paulatino de su
clientela en el Sur, incrementaba su poder regional.

El creciente poder regional de Juan lvarez se apoyaba en otros


intermediarios polticos locales y micro-regionales que reconocan su
autoridad, los cuales constituan las redes del poder del cacicazgo regional
en formacin. As, lo hace notar Fernando Daz Daz, con base en un
documento fechado en el ao de 1832. En l aparecen los nombres de 46
hombres que incluyen 16 capitanes, 14 tenientes, 19 subtenientes, un
teniente coronel, un sargento, un tambor mayor y dos veteranos de la
guerra de independencia, los cuales se encontraban dispersos en 13
localidades Acapulco, Atoyac, Cacahuatepec, Coyuca, Dos Arroyos,
Petatlan, la Sabana, San Jernimo, San Luis de la Loma [antes Cihuatlan],
Tecpan, Texca, Tixtlancingo y Zacatula. En resumen en esta poca, el
liderazgo de lvarez se encontraba desde la antigua provincia de Acapulco
hasta la Costa Grande o la antigua provincia de cihuatlan. Debemos de
tomar en cuenta, que en esta poca de constante inestabilidad social y
poltica, estos intermediarios fundamentaban su poder en su experiencia y
rangos militares. En la dcada de los cuarenta, Juan lvarez exfendi su
influencia poltica en las regiones indgenas nahuas, mixteca, tlapaneca y
amusga, en los distritos de Chilapa, Quechultenango, Tlapa y Ometepec,
ms o menos entre

413
1842 y 1844. En esos aos particip como intermediario poltico en los
conflictos indgenas de dichas regiones del Sur.

As, con base a su actividad de intermediario poltico se le


presentaron las condiciones para obtener recursos econmicos, obteniendo
propiedades que implicaban una considerable cantidad de tierras en las
cuales, explotaba entre otras actividades econmicas la ganadera y la
agricultura. Esa considerable riqueza que acumul, permiti a Juan lvarez
transformndose en el Cacique del Sur, o en palabras vivir para la
poltica.

Sabemos que en las primeras dcadas del Mxico independiente, se


inici como intermediario poltico hasta convertirse en un cacique regional
del Sur. Considero que en un principio, la autoridad militar que detent
Juan lvarez en el Sur, aunada a su habilidad poltica, se inici como
intermediario poltico, as en un momento determinado cuando las
condiciones se le presentaron, capitaliz la conformidad de la poblacin
indgena de la dcada de 1840, lo que le permiti crear una clientela, que
defenda y a la vez a l le proporcionaba el poder regional que detentaba
en el Sur. Su clientela estaba integrada por mestizos, mulatos e indgenas.

Cabe hacer notar la siguiente observacin en relacin a los


cacicazgos de la poca del dominio espaol y a los del siglo XIX. En la
poca del dominio espaol, el poder y la situacin social de los caciques,
estaba delegada por las leyes espaolas, en cambio, los cacicazgos del siglo
XIX, como el Juan lvarez, el poder era delegado por su clientela, a quien
l difunda y ellos lo vean como su protector. Y por lo tanto, este poder
se transforma en un poder tradicional y posiblemente carismtico.

Posteriormente, para consolidar su liderazgo regional, aprovech las


oportunidades que el poder poltico y militar le proporcionaba y fortaleci
su cacicazgo con base en lo econmico. Al parecer la ms estable en esta
poca era la tierra. Con base en su testamento, sabemos de que manera
adquiri la hacienda conocida como La Providencia.

414
7. tem. Declaro que habiendo comprado esta hacienda [la
Providencia], al finado don Enrique Wirmond en la cantidad de veinticinco
mil pesos, a cubrir en cinco aos, abonados en cada uno de ellos cinco mil
pesos, por mis penurias y escaseces slo pude hace un abono; el ao de
1857, el Supremo Gobierno se oblig a cubrir el resto en abonos mensuales
de tres mil pesos que se reconocieron y mandaron pagar por indemnizacin
de las prdidas que sufr en la guerra que a este estado trajo don Antonio
Lpez de Santa Anna Y atendiendo al compromiso que contrajo
inmediatamente, responsable a pagar a la seora viuda de Wirmond doa
Clara Salcedo, los diez y siete mil pesos restantes; pero reconociendo a mis
albaceas gestiones y ocurran de nuevo al mismos Supremo Gobierno.

De acuerdo con Clyde Gilbert Bushnell, en 1836, adquiri la


hacienda de la Brea, la cual despus se conoci con el nombre de La
Providencia. Para 1792, este predio se encuentra registrado como la
Brea. Al parecer el nombre se deriva de la actividad que se practicaba en
esa regin, ya que se obtena y se almacenaba resina para reparar o fabricar
barcos, porque su propietario anterior don Enrique Wirmond, en esa poca
estaba dedicado a las actividades de la navegacin martima. Luego
entonces, por ser un lugar donde se obtena resina de los pinos de las
montaas de esa propiedad, se le conoca como la Hacienda de la Brea.
Cuando lvarez compr esa propiedad, decidi construir su casa, realizar
actividades agrcolas y ganaderas, y la nombr La Providencia.

En el punto diez de su testamento lvarez declar las siguientes


propiedades que para ese momento tena.

10 tem. Declaro poseer como de mi pertenencia y propiedad nica


y exclusivamente los bienes siguientes: un terreno conocido con el nombre
de Coayaco [Cayaco], otro en el pueblo de Coyuca, otro el Ejido Viejo; el
de San Marcos y esta Hacienda [La Providencia], algn ganado vacuno y
caballar existente en los ranchos nombrados Amatlan, Jaltianguis, El
Tecomate y Tepetixtla cuyo nmero est en los libros de esta hacienda.

415
En los casos de la Hacienda de San Marcos y Ejido Viejo, Juan
lvarez no se refiere a la manera de cmo adquiri esas propiedades, pero
con base al estudio de Jess Hernndez Jaimes, sabemos de qu manera
obtuvo la Hacienda de San Marcos.

Con el triunfo de la llamada Revolucin de Ayutla en 1855, mediante


la cual se expuls de la presidencia a Antonio Lpez de Santa Anna, el
proyecto de los liberales encontr la posibilidad de materializarse. Jess
Hernndez Jaimes, ubica entre 1856-1859, la etapa de desamortizacin, con
la cual a principos de 1857, Juan lvarez denunci la hacienda ms extensa
del estado de Guerrero: la de San Marcos Evangelista ubicada en la Costa
Chica al oriente de Acapulco. La propiedad haba pertenecido a un
convento de la ciudad de Mxico y supuestamente estaba balda, lo cual
no era del todo cierto. La hacienda fue evaluada en 15,000 pesos por los
peritos puestos por el Ministerio de la Hacienda, muy por debajo de su
valor real, tal vez por tratarse de tan conspicuo denunciante. El
expresidente de la Repblica no tuvo rivales en la subasta. Se le descont
un tercio sobre el valor tasado, con lo que la cantidad se redujo a diez mil
pesos. A su vez esta cantidad se le rest la octava parte, a lo que tena
derecho lvarez por ser el denunciante. A fin, el excelentsimo seor
comprador slo deba pagar 8,750 pesos. Como ningn representante del
convento se present para firmar el contrato y recibir el inters, no es
infundado suponer que quiz lvarez no haya pagado nada, a excepcin de
la alcabala del 6%, pues lo nico de que hay constancia.

En relacin a la propiedad llamada Ejido Viejo, entre Acapulco y


Coyuca de Bentez, sabemos que Juan lvarez, la compr en el ao de
1852, cuando era gobernador del Estado de Guerrero. Dicha propiedad se la
compr a doa Josefa Galena por la cantidad de dos mil pesos, de los que
confiesa la vendedora haber recibido un mil quinientos pesos en moneda de
oro americano a su entera satisfaccin.

Sabemos que Juan lvarez, se presentaba como un hombre de bienes


honestos, tratando de crear dicha imagen, sin em-

416
bargo, tena una considerable cantidad de propiedades, que obviamente fue
el resultado de su actividad como intermediario poltico entre los indgenas
y propietarios indgenas y propietarios mestizos, espaoles y el gobierno
central. Asimismo, la adquisicin de sus propiedades fueron obtenidas por
medio de compra-venta a propietarios no indgenas, lo que le permita no
empaar su imagen de defensor de los indios y mulatos.

Algunos historiadores que estudian el siglo XIX, sostienen que estos


caciques eran liberales porque el federalismo garantizaba una autonoma
estatal y, por ende, esto garantizaba de alguna manera la autonoma de su
poder regional frente al poder nacional.

Por ltimo, a manera de conclusin, considero, que las posiciones


antagnicas, una por mantener a los indios y su cultura y la otra por
integrarlas a la cultura occidental, ha generado un conflicto permanente en
la historia de Mxico, que en lugar de solucionar los problemas indgenas,
ha producido finalmente que dichos pueblos detenten una cultura
marginada, que en ltima instancia beneficia a los intermediarios polticos,
ya que si este fenmeno desaparece, tambin desaparece esta actividad
poltica o por lo menos disminuir su campo de accin.

417
418
Instituciones y leyes: algunos problemas de la gestin ambiental en
los bosques mexicanos

Eduardo Lpez Ramrez*

1. Recursos forestales y deforestacin en Mxico

Los recursos forestales1 mexicanos se extienden a lo largo de


aproximadamente 141742,169 hectreas (equivalentes al 72% del
territorio nacional), representando un capital ecolgico de singular
importancia por los bienes y servicios ambientales de que nos proveen 2 y
porque en ellos se alberga una riqueza de especies vegetales y animales, la
mayora de las cuales son endmicas.

De los tipos de vegetacin que componen los recursos forestales son


los bosques y las selvas los que han sido ms aprovechados y en
consecuencias ms deterioradas por las diferentes ramas productivas
para la obtencin de madera y de productos no maderables como resinas,
aguarrs o hules y principalmente. Por ejemplo, el Programa Forestal
2001-2001, calcula que las principales especies maderables existentes en el
pas, tanto por la superficie que cubren como por su importancia

* El autor trabaj por varios aos en la Profepa. Actualmente es Investigador de la


Subcoordinacin de Participacin Social en el IMTA. Se le puede escribir al Instituto
Mexicano de Tecnologa del Agua, Paseo Cuauhnhuac, No. 8532, Col. Progreso,
Jiutepec, Mor. C. P. 62550. Tel. 01-777.3-19-36-61. E-MAIL: [email protected]
1
Se consideran recursos forestales aquellos comprendidos dentro del territorio
mexicano y que se dividen en cuatro tipos diferentes de vegetacin: Bosque, Selvas,
Zonas ridas y vegetacin hidrfila-halfila. Cfr. Programa forestal y de suelo, 1995-
2000.
2
El valor de los recursos forestales se sustenta en la variedad e importancia de bienes y
servicios ambientales que generan, dentro de los que se incluen ser hbitat para especies
de flora y fauna, regular la composicin qumica de la atmsfera y del clima, proteccin
de cuencas contra la erosin, captacin y saneamiento de aguas superficiales y
suberrneas, generacin de biomasa y nutrientes para actividades productivas,
mantenimiento de la diversidad biolgica, recreacin y turismo, valores escnicos, y
paisajsticos, campos para la investigacin cientfica y tecnolgica, entre otros
(Programa forestal y de suelo 1995-2000.1995).

419
econmica, son la de pino (Pinus) y encino (Quercus), de las cuales se
obtiene en trminos de volumen, aproximadamente 80% y 5% de la
produccin nacional maderable (Semarnat, 2002b).

Son tambin estos ecosistemas bosques y selvas los que mayor


importancia econmica y social tienen por ser el asiento geogrfico de
muchos de los grupos campesinos e indgenas del pas; segn datos del
Programa Forestal y de Suelos 1995-2000, el 80% de la superficie forestal3
del pas se encuentra bajo el rgimen de propiedad social, esto es, pertenece
a ejidos y comunidades; mientras que el 15% es propiedad privada, cuyos
dueos son pequeos propietarios con superficies de menos de 20 hab. y
5% son terrenos nacionales. Los propietarios sociales estn compuestos por
ejidos y/o comunidades cuya poblacin alcanza alrededor de 10 millones
de habitantes, y se calcula que ms de 27% de ellos habla una lengua
indgena (Semarnap, 1995b).

Para muchos ncleos gubernamentales la alta concentracin de los


propietarios sociales sobre los recursos forestales, conlleva implicaciones
significativas en el uso y aprovechamiento del bosque, sobre todo por las
condiciones socioeconmicas en que viven. En este sentido, se considera
que existe una relacin directa entre regiones dotadas con una gran riqueza
forestal y elevados ndices de marginacin social y de pobreza en donde, el
vnculo campesinos-bosques, genera un crculo vicioso en el cual la
pobreza favorece conductas de sobrevivencia depredatorias. (Semarnap,
1995b).

Actualmente se estima que en Mxico se pierden anualmente 500 y


600 mil hectreas forestales, sin que hasta la fecha haya exactitud sobre las
tasas de deforestacin en nuestro pas (Ver cuadro No. 1). No obstante,
entre los crculos gubernamentales y estudiosos del tema existe una
coincidencia recurrente

3
Sin embargo, es importente precisar que todas las consideraciones al respecto hablan
de recursos forestales o superficie forestal y no se especifica su ubicacin segn
economistas, o en otras ocasiones se da por hecho que superficie forestal es sinnimo de
bosques.

420
sobre las diversas causas que propician la degradacin forestal y, con
algunas variaciones respecto de su preponderancia, se identifican las
siguientes: problemas por tenencia de la tierra y conflictos agrarios,
incendios forestales, contradicciones en las polticas sectoriales orientadas
al sector rural, pobreza rural y escasas opciones de desarrollo
socioeconmico, libre acceso a recursos forestales, indefinicin de
derechos de propiedad; desconocimiento de la legislacin ambiental,
ineficiencia de los instrumentos jurdicos de gestin ambiental, escasa o
nula vigilancia y una demanda constante de productos y subproductos
forestales (Masera: 1996; CSPEDES, 2000; Ms 1992, Semarnat, 1995b;
Merino et. al, 1997).

Cuadro No. 1
Tasas estimadas de deforestacin en Mxico para
la dcada de 1980-90 en millones ha/ao

Fuente Bosques Selvas Selvas ridas Total


Toledo et al. 1989 nd nd nd 1500
Repetto 1988 nd 460 nd 460
Myers 1989 nd 700 nd 700
FAO 1988 125 470 20 615
FAO 1995 nd nd nd 678
WRI 1992 nd nd nd 615
WRI 1994 nd nd nd 678
b
SARH 1990 127 202 41 370
SARH 1991 127 189 54 370
c
Castillo et al. 1989 273 473 nd 746
Masera et al. 1992 167 501 nd 668
a Incluyen deforestacin en bosques abiertos
b Ajustado para excluir bosques abiertos. La cifra original fue de 370,000
ha por ao
c Corresponden a promedios anuales para la deforestacin proyectada en el
periodo 1988-1994
Fuente: Tomado de Programa Forestal y de Suelo, 1995-2000

421
En este contexto, existen pocos anlisis sobre las limitaciones que
representan los instrumentos de gestin ambiental en este caso particular
la Ley forestal, as como las dificultades que enfrentan las dependencias
encargadas de su aplicacin. En tal virtud, el presente trabajo describe el
papel de las dos principales instituciones encargadas de normar la actividad
en el sector forestal: la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat) y la Procuradura Federal de Proteccin al Ambiente (Profepa);
sealando a su vez las deficiencias y limitaciones de la actual ley forestal.

2. El sector forestal mexicano: nuevo marco institucional para viejos


problemas

La directa intervencin que por muchas dcadas tuvo el Estado mexicano


en el sector rural, se ha ido diluyendo desde hace aproximadamente 15
aos, a partir del redimensionamiento estatal que concluy con las reformas
orientadas a redefinir los mbitos de competencia del estado y las
responsabilidades sociales. Congruente con estos cambios, las estrategias
de desarrollo nacional volcaron sus acciones a la desregulacin del aparato
estatal, dejando al mercado como el regulador de las nuevas relaciones
econmicas. (Kliksberg: 1994).

El periodo que va de fines de los aos 80 al 2000 se caracteriz por


la formulacin de reformas gubernamentales orientadas a redefinir los
mbitos de competencia estatal y las responabilidades sociales, que se
consolidaron durante el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari
(1988-1994), periodo durante el cual la poltica gubernamental que estuvo
permeada por la elaboracin y posterior firma del Tratado de Libre
Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canad y, por las reformas jurdicas
al artuclo 27 constitucional, con los consecuentes cambios en la Ley
Agraria y leyes colaterales como la Ley de Pesca, la Ley Forestal, la Ley de
Aguas Nacionales y la Ley Minera, entre otras.

Las reformas estatales y los cambios jurdicos del sector rural


generaron: 1) reestructuracin y/o creacin de instituciones

422
vinculadas a la administracin y manejo de los recursos forestales y 2)
cambios en los instrumentos de gestin ambiental, principalmente las leyes.

El punto de partida fue el diseo de instituciones acordes a la poltica


de desarrollo sustentable instaurada en el pas, as como la reorganizacin
de la estructura burocrtico-administrativa vinculada a los recursos
naturales. Con ello, en diciembre de 1994, se dio paso a la creacin de la
Secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
(SEMARNAP), cuyo objetivo era compatibilizar el crecimiento econmico
cone l aprovechamiento racional de los recursos naturales, respondiendo a
las diferentes variables que inciden sobre el medio ambiente (pobreza rural,
marginacin sobreexplotacin, aprovechamiento irracional, agotamiento,
proteccin, etc.), mediante la poltica del desarrollo sustentable. (Semartap,
1995a). cinco aos ms tarde, el 30 de noviembre del ao 2000, a iniciativa
del an presidente Ernesto Zedillo, se reestructuran algunas reas y se crea
la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Detrs de la actual Secretara de Medio Ambiente y Recursos


Naturales, existe una larga historia de cambios en la administracin pblica
y una tranferencia de funciones, recursos y personal entre una dependencia
y otra.

Desde 1982 que se cre la Secretara de Desarrollo Urbano y


Ecologa (SEDUE), el sector ambiental no haba presentado cambios hasta
1992 en que la SEDUE se transforma en Secretara de Desarrollo Social
(SEDESOL), fecha enla que se crean, como parte de esta dependencia, la
Procuradura Federal de Proteccin al Ambiente (PROFEPA) y el Instituto
Nacional de Ecologa (INE). Posteriormente en 1994, con la implantacin
oficial de la poltica de desarrollo sustentable en el pas, se conforma la
SEMARNAP, a la que se le transfieren una parte substancial de la
Secretara de Pesca (SEDEPESCA) y buena parte de las funciones de la
antigua Secretara de Agricultura y Recursos Hidralicos (SARH),
especialmente las relacionadas con el sector forestal y la flora y fauna
silvestre. Finalmente en el ao 2000, como ya se mencion, la

423
SEMARNAP se transforma en SEMARNAT, transfiriendo el subsector
pesta a la Secretara de Agricultura, Ganadera, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentacin (SAGARPA).

El cambio de nombre, va ms all de pasar el subsector pesca a la


Secretara de Agricultura, Ganadera, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentacin (SAGARPA) pues, de lo que se trata, es de hacer una gestin
funcional que permita impulsar una poltica nacional de proteccin
ambiental que d respuesta a la creciente expectativa nacional para
proteger los recursos naturales y que logre incidir en las causas de la
contaminacin y de la prdida de ecosistemas y de biodiversidad, ls
Semarnat ha adopatado una nuevo diseo institucional y una nueva
estructura. (http://www.semartan.gob.mx/portal/antecedentes.shtml)

2. Instituciones de gestin ambiental4 en Mxico

En este contexto, para el caso que nos ocupa, enfocaremos la atencin en la


Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Procuradura
Federal de Proteccin al Ambiente.

3.1. Secretara del Medio Ambiente y Recursos Naturales


(Semarnat)

La renovada Secretara tiene las funciones principales de administrar,


fomentar y vigilar el uso adecuado y racional de los recursos naturales del
pas, as como formular las polticas de desarrollo sustentable del sector.5
Entre las funciones de la Semarnat, que

4
Se entiende gestin ambiental, como el conjunto de actividades humanas que tienen
por objeto el ordenamiento del sector, cuyos componentes son la poltica ambiental,
el derecho y la administracin ambiental. En consecuencia, la gestin ambiental
comprende no slo los actos materiales que supone el manejo del medio ambiente,
como suele pensarse, sino tambin todo aquello que tinene que ver con dicho manejo.
Este es el caso de los actos normativos con arreglo a los cuales debe llevarse a cabo
dicho manejo. Por eso la formulacin de poltica y la legislacin ambiental es una
actividad que forma parte de la gestin ambiental, Ver Braes, Ral Manual de
Derecho Ambiental Mexicano, p. 106.
5
Respecto de las funciones y atribuciones, stas se pueden ver detalladamente en el
Reglamento interno de la Semarnat.

424
para nuestro fin interesan aunque no las nicas ni las ms importantes
se encuentran las siguientes:

I. Fomentar la proteccin, restauracin y conservacin de los


ecosistemas, recursos naturales y bienes y servicios ambientales, con
el fin de propiciar su aprovechamiento y desarrollo sustentable;
II. Formular y conducir la poltica nacional en materia de recursos
naturales, siempre que no estn encomendados expresamente a otra
dependencia; as como en materia de ecologa, saneamiento
ambiental, agua, regulacin ambiental del desarrollo urbano y de la
actividad pesquera, con la participacin que corresponda a otras
dependencias y entidades;
III. Administrar y regular el uso y promover el aprovechamiento
sustentable de los recursos naturales que corresponden a la
Federacin, con excepcin del petrleo y todos los carburos de
hidrgenos lquidos, slidos y gaseosos, as como minerales
radioactivos;
.
XIII. Fomentar y realizar programas de reforestacin y restauracin
ecolgica, con la cooperacin de las autoridades federales, estatales
y municipales, en coordinacin, en su caso, con la Secretara de
Agricultura, Ganadera, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentacin.

En este sentido se considera que la Semarnat tiene funciones normativas,


que estn orientadas a disear la poltica e instrumentos ambientales que
garanticen el aprovechamiento racional de los recursos naturales del pas.
Lo cual implica la elaboracin de los programas sectoriales de medio
ambiente, propuestas y/o modificaciones a las leyes en la materia,
publicacin de normas oficiales mexicanas y en general realizan todo lo
que implica la gestin ambiental en su conjunto.

3.2 Procuradura Federal de Proteccin al Ambient (Profepa)

El rgano encargado de vigilar el cumplimiento de la normatividad


ambiental es la Procuradura Federal de Proteccin al Ambiente
(PROFEPA), instancia que actualmente entre sus principales funciones y
atribuciones se encarga de:

425
I. Vigilar el cumplimiento de las disposiciones legales aplicables
relacionadas con la prevencin y control de la contaminacin
ambiental, los recursos naturales, los bosques, la flora y fauna
silvestres, terrestres y acuticas, pesca y zona federal martimo
terrestre, playas martimas y terrenos ganados al mar o a cualquier
otro depsito de aguas marttimas, reas naturales protegidas, as
como establecer mecanismos, instancias y procedimientos
administrativos que procuren el logro de tales fines,
II. Recibir, investigar y atender, o en su caso canalizar ante las
autoridades competentes, las quejas y denuncias administrativas de
la ciudadana y de los sectores pblico, social y privado, por el
cumplimiento de las disposiciones jurdicas aplicables relacionadas
con el medio ambiente.6

Tanto la Semarnat como la Profepa realizan sus labores en el marco de la


normatividad ambiental existente; todo lo que tienen que ver con los
recursos forestales, est normado por el Programa Forestal y de Suelo, por
la Ley General del Equilibrio Ecolgico y Proteccin al Ambiente y
especialmente la Ley Forestal y su Reglamento. No obstante, la
normatividad vigente y la existencia de instituciones encargadas de
aplicarla, esto no garantiza el cumplimiento de la ley, debido a que estas
tareas que parecieran sencillas, en la prctica enfrentan una serie de
limitaciones legales, econmicas e institucionales que inhiben la proteccin
y conservacin adecuada de nuestros bosques.

Para tener una idea de los problemas que enfrenta el sector forestal,
revisaremos las dificultades existentes en la actual ley forestal y lo conlleva
su aplicacin. Para tal efecto es necesario retomar algunos de los aspectos
ms relevantes de las leyes forestales precedentes de (1986 y 1992), a fin
de tener un parmetro de comparacin que ayude a entender la actual
problemtica del sector forestal.

Cfr. Reglamento Interno de la Semarnap, captulo XII, pg. 119.

426
4. Instrumentos de gestin ambiental

No obstante que slo en fechas recientes ha existido una poltica forestal


por parte del Estado mexicano,7 el marco institucional orientado a regular
la actividad forestal del pas, ha existido desde inicios del siglo pasado.
Despus de la Constitucin de 1917, se han realizado 7 leyes forestales
1926, 1942, 1947, 1960, 1986, 1992 y la actual de 1997 que han
regulado la actividad forestal, a la vez que han inidicado los mecanismos y
formas para vigilar, proteger, conservar y aprovechar el bosque.

Las concepciones de las leyes forestales han variado segn el


momento histricos en el que se han diseado y promulgado, desde hace 76
aos se expidi la primavera ley forestal, en la cual se destacaba la
importancia de preservar el recurso, formar y organizar personal
especializado, controlar los aprovechamientos y la necesidad de integrar el
servicio forestal; en tanto que la ley de 1942, incluy adems la
industrializacin de los productos derivados del bosque y la organizacin
de Unidades de Explotacin Forestal (URF). La Ley de 1948 contempl el
control de la erosin, la proteccin de cuencas hidrogrficas, el
establecimiento de zonas de proteccin, en fin aspectos antes no
considerados. Consecuen-

7
Existe una tendencia a considerar las acciones estatales como sinnimos de poltica o
poltica pblica, al respecto conviene sealar que en un sentido terico estricto una
poltica se reconoce como tal cuando es una decisin de una autoridad, legtima,
adaptada dentro de un campo legtimo de jurisdiccin conforme a procedimientos
legalmente establecidos, vinculante para todos los ciudadanos. En este sentido se
puede decir que la poltica se resume por ser: a) el diseo de una accin colectiva
intencional, b) el curso que efectivamente tiene la accin como resultado de las muchas
decisiones e interpretaciones que comporta y, en consecuencia c) los hechos reales que
la accin colectiva produce. La poltica es pues, una accin con sentido que involucra
un nmero extenso de actores sociales. Una definicin de esta naturaleza parte de la
premisa bsica que, las actividades pblicas se elaboran y orientan en funcin de los
beneficios y ventajas que se puedan obtener de las acciones que el gobierno emprende
en respuesta a las demandas y cuestiones sociales. Al respecto puede consultarse la
interesante obra de Luis Aguilar, La elaboracin de la poltica pblica; El estudio de
la polticas, Miguel ngel Porra editores; E. Lindblom, Charles, El proceso de
elaboracin de polticas pblicas, Instituto Nacional de Administracin Pblica,
Mxico, 1991.

427
cia inmediata de lo anterior fue la ley de 1960, la cual quiso enmarcar la
actividad bajo principios tcnico-cientficos mediante la creacin de las
Comisiones Foresales Estatales; el ordenamiento de aprovechamientos de
dueos y poseedores y la promocin de la asociacin en materia forestal,
entre otros aspectos novedosos. Todos estos intentos de regular el sector
forestal mexicano, se plasmaron finalmente en un instrumento legal que se
consideraba garantizaba la proteccin y desarrollo del sector forestal. sta
es la ley forestal y de casa promulgada en 1986.

4.1. La ley forestal y de caza

Esta ley fue entre otras cosas producto de una dcada de luchas campesinas
y por lo tanto abra la posibilidad de que los ejidatarios y comuneros
controlaran la gestin del recurso a travs de la concesin de los Servicios
Tcnicos Forestales, estableca un marco de fomento a la participacin del
sector social; introduca conceptos avanzados de sostenibilidad;
fomentaba las inversiones en plantaciones comerciales; estableca la
rectora del Estado en el fomento al desarrollo forestal y en la proteccin
aduanal (Chapela, 1996).

En dicha ley existan tres aspectos interrelacionados directamente o


vinculados con la explotacin del sector: los Estudios de Manejo Integral
Forestal (EMIF), la instalacin y funcionamiento de plantas industriales y
la documentacin forestal del transporte.

Bajo las disposiciones de la ley de 1986, para obtener un permiso de


instalacin y funcionamiento de plantas en las que se procesaran productos
forestales, se requera por lo menos: que la industria forestal (aserradero,
fbrica de aglomerados, etc.) acreditara mediante copia del contrato con
los dueos de los bosques la fuente de abastecimiento y/o suministro de
materias primas para su industria, en el cual se debera sealar adems el
tipo de especies, volmenes y cantidades que se destinaran al
abastecimiento de la industria, en el cual se debera sealar adems el tipo
de especies, volmenes y cantidades que se destinaran al abastecimiento
de la industria. Cuando el lugar de donde se abastecera la industria
perteneciera a ejidos o comunidades, deba

428
existir un contrato de compra-venta avalado por la Secretara de la Reforma
Agraria.

La descripcin y caractersticas de los equipos y maquinaria


industrial a utilizar para la transformacin y elaboracin de los productos,
era otro de los controles de la ley. En esta relacin se deba sealar la
capacidad de produccin por turno de ocho horas, el diagrama fsico de las
instalaciones y los niveles de eficiencia con que operara la industria.
Adems era necesario declarar cual era el volumen de abastecimiento
mnimo que se necesitaba para operar con dicho equipo declarado; y el
documento que acreditaba la propiedad o posesin legal del terreno donde
se instalara la industria.8 Por si esto no fuera suficiente, los permisionarios
deban infomar bimestralmente a las delegaciones de la SARH, sobre
los movimientos de entradas, salidas, existencias e industrializacin y
comercializacin de los productos forestales en los patios de concentracin,
plantas industriales o centros de distribucin o almacenamiento. 9

Como se puede apreciar con estos requisitos, exista un amplio


control sobre la industria que, a la par de llevar un registro pormenorizado
de la capacidad de produccin, estableca tambin un control eficaz entre
las reas de corta y los lugares de destino de la madera, as como de los
volmenes y especies.

Paralelamente a los controles para la transformacin y


almacenamiento de los productos forestales, existan controles sobre la
documentacin forestal requerida para el transporte de productos. Al
respecto, el transporte de la materia prima que resultaba de un
aprovechamiento directo, as como el producto industrial primario de los
recursos forestales, requera de guas y remisiones forestales, as como
permisos y autorizaciones de reembarque.

8
Cfr. La ley Forestal y de caza, ed. Porra, 1996, Vase artculo, fracciones I-V.
9
Cfr. Artculo 161 del Reglamento de la Ley Forestal y de Caza.

429
La gua forestal era el documento mediante el cual se poda realizar
la transformacin de los productos forestales desde los predios en
aprovechamiento hateas los patios, almacenes y/o depsitos de la industria
o centros de transformacin, se expeda exclusivamente con base en una
autorizacin de aprovechamiento forestal y un acta de existencia de
productos, a travs de las delegaciones de la SARH, quienes las entregaban
a los titulares de los permisos de aprovechamiento forestal o a los
concesionarios de los servicios tcnicos forestales. Estas guas deban
especificar el volumen y la clase de producto que amparaba, plazo de
vigencia, (que nunca poda exceder ms de un ao a partir de la fecha de su
expedicin) y en ellos se registraban los saldos por transportar.

Por su parte la remisin forestal era un documento que se expeda


con cargo a la gua forestal y mediante el cual se amparaba el transporte,
almacenamiento y transformacin de la madera en rollo, desde el predio en
aprovechamiento hasta su lugar de destino, ya fuera ste el volumen total o
parcial (vase artculos 165 al 168 de la Ley Forestal y de Caza).

Cuando la materia prima era recibida al amparo de las remisiones


forestales y requera ser transportada a otro lugar, la documentacin
necesaria para transportar productos primarios forestales (madera en rollo),
se realizaba mediante permisos y autorizaciones de reembarque.10 Al
amparo del cual tambin se transportaba y comercializaba y almacenaba el
productos industrial primario (madera aserrada).

10
As por ejemplo, el artculo 67 de la Ley Forestal y de Caza, mencionaba que El
permiso de reembarque se expedir por el canje de remisiones y autoriza el transporte
de:
I. La materia prima forestal que requiera ms de una movilizacin; y
II. Los productos primarios industriales, desde la planta donde se beneficien hasta los
centros de almacenamiento, depsitos, lugares de distribucin y otros sitios. Por otro
lado el artculo 168, especifica que La autorizacin de reembarque se expedir con
cargo al permiso general de reembarque y amparar el trnsito del volumen total o
parcial de productos primarios industriales, del lugar de transformacin a otros
sitios.

430
Sin lugar a dudas la ley en mencin contena un serie de controles
con los cuales resultaba muy difcil poder extraer, transportar y
comercializar madera sin autorizacin (es decir madera clandestina), por la
sencilla razn que cada uno de estos controles estaban estrechamente
relacionados y todos giraban en torno a la comercializacin y
almacenamiento de productos forestales, con los cuales su fiscalizacin y
por ende su proteccin era mucho ms rigurosa.

4.2. Ley Forestal de 1992.

Con los cambios al artculo 27 la reestructuracin del sector rural y


particularmente el forestal se derog la ley forestal y de caza expedida en
1986, en su lugar se promulg la nueva Ley Forestal de 1992, la cual se
concebi bajo la idea de aprovechar la riqueza econmica de los bosques y
selvas del pas en beneficio de su poblacin, pero sin menoscabo. De su
potencial productivo.

Luis Tllez, argumentaba que:

Uno de los objetivos de esta nueva poltica forestal es el establecer


las condiciones para que los agentes econmicos involucrados en la
actividad se conviertan en los principales custodios de los recursos
forestales. Al Estado, cuyo papel se redimensiona bajo nuevo
esquema, le corresponde establecer, con el concurso directo de los
interesados, las reglas para asegurar que el aprovechamiento de los
recursos forestales se lleve a cabo de manera tal que los bosques y
selvas del pas se puedan conservar y acrecentar con el tiempo, as
como vigilar el cabal cumplimiento de dichas reglas, (Tllez, Luis,
1993).

A diferencia de la Ley Forestal de 1986, los controles para regular la


actividad forestal se tornaron excesivamente laxos. La idea de aprovechar
mediante el cuidado de cuencas hidrogrficas existentes en la ley
precedente, se desech y en su lugar se opt por definir predios con
capacidad de ser aprovechados, para los cuales se establecieron tres tipos
de programas de manejo: especiales, persistentes y de contingencia.

431
Con esta medida los dueos de predios interesados en aprovechar sus
bosques, tuvieron que contratar a prestadores de servicios tcnicos
forestales, la mayora de los cuales trabajaban (y an lo hacen) sin la
capacidad tcnica suficiente para poder realizar los estudios tcnicos y
programas de manejo adecuados. Lo anterior gener primeramente un
mercado de servicios tcnicos poco profesionalizado y con baja calidad en
los mismos, lo cual, ante su falta de regulacin gener a su vez, una mala
calidad de dichos servicios tcnicos (Chapela, 2000).

En el caso de los aprovechamientos forestales, se requera que la


SARH expidiera un permiso, una vez que el interesado lo solicitaba y
presentaba un programa de manejo forestal. Una vez revisado ete programa
la secretara emita la autorizacin correspondiente; sin embargo, si en un
trmino de 30 das hbiles la secretara no emite resolucin en el plazo
sealado, aquelas se tendrn por concedidas y sta, a solicitud de los
interesados, debera expedir certificacin de que ha transcurrido el plazo
referido en el prrafo anterior (Art. 13 ley forestal 1992).

Es importante comentar que en estas circunstancias muchos permisos


solicitantes no esperaban la autorizacin, pues daban como hecho que ste
no llegara en el plazo estipulado en la ley; lo anterior como consecuencia
de que era insuficiente el personal encargado de verificar los datos de
superifices, especies y volmenes de madera, los datos de los programas de
manejo con existencias reales en cada uno de los predios.

Para transportar y almacenar productos o materias primas forestales


maderables salvo la madera en rollo, slo se requera que stos fueran
amparados con la remisin o factura comercial expedida por el titular de la
autorizacin y con los requisitos fiscales correspondientes.

432
Cuando se trataba de madera en rollo,11 para su transporte o
almacenamiento desde los predios bajo aprovechamiento nicamente se
requera que los productos fueran marcados por ambos lados con martillo
marcador o plantilla, cuya clave de marca la asignara la delegacin de la
SARH conforme con el municipio y predio de su circunscripcin territorial.

Para la instalacin de aserraderos o centros de almacenamiento el


nico requisito era que los responsables de dichos centros, acreditaran su
personalidad al solicitar la inscripcin de los mismos en el Registro
Forestal Nacional, y proporcionar los datos de su establecimiento, como
razn social, domicilio fiscal, ubicacin, el giro a que se dedique el centro
de transformacin en cuestin, y capacidad de almacenamiento, en su caso
de transformacin. (Cfr., artculo 29 del reglamento de la ley forestal).
Si los centros de almacenamiento o transformacin realizaban reembarques
de cualquier materia prima forestal maderable, se deban hacer amparados
conla remisin o factura comercial que expeda dicho centro y que deba
cumplir los requisitos fiscales.

Este sistema de fiscalizacin represent una trampa, ya que existen


casos documentados por la Profepa en los cuales productores, compradores
y transportistas han hecho mal uso de las facturas, notas de remisin y
martillos marcadores.12 Existen miles de casos en los cuales se extraen
grandes cantidades de madera debido a la renta de martillos, compra, venta
y falsificacin de facturas, y al amparo de las cuales, se transportan,
procesan, o comercializan miles de metros cbicos provenientes de
aprovechamientos ilegales. No est dems mencionar que este tipo de
conductas es una constante en todas las regiones forestales del pas.

En consecuencia, la excesiva desregulacin de la ley forestal y la


desaparicin de los controles antes existentes, han per-

11
Segn la Norma Oficial Mexicana NOM001-RECNAT-1995, la madera en rollo es la
materia prima forestal consistente en troncos de rboles derribados o seccionados, con
un dimetro de 20 centmetros en cualquiera de sus extremos, sin incluir la corteza, y
una longitud superior a los 240 centmetros.
12
Comunicacin personal de diferentes inspectores forestales de la Profepa.

433
mitido que toda la actividad forestal se haya volcado exclusivamente en la
madera, trayendo como resultado inmediato proliferacin excesiva de
aserraderos, que propici el abaratamiento de la madera, el surgimiento de
un mercado negro maderero, el estmulo de taladores clandestinos y la
disminucin de la superficie arbolada. Dicho mercado, aunado a las
ventajas comparativas y a la simplificacin aministrativa de la ley
permiti que los aserraderos y fbricas de aglomerados se convirtieran en
verdaderos centros de lavado de mandera, en donde la madera en rollo
que estraba una vez aserrada quedaba sin huella de iledaglidad.

4.3. La Ley Forestal de 1997

Las ltimas reformas a la ley forestal (publicadas el 20 de mayo de 1997)


fueron resultado por lo menos tericamente de un proceso de consulta,
en el cual se manifestaron todos los actores sociales y econmicos que
tienen actividades relacionadas con el sector. Sin embargo, las reformas a
la ley forestal fueron prcticamente nulas y estn ms orientadas a
compatibilizar las modificaciones de los artculos y diposiciones de la Ley
General del Equilibrio Ecolgico y Proteccin al Ambiente (LGEEPA),
que a procurar un uso adecuado y sustentable de los bosques del pas.

En este sentido, considero que son tres los aspectos novedosos que
no eficaces plasmados en la actual ley forestal: a) la regulacin de
plantaciones, b) regulacin del transporte y almacenamiento, y c) las
medidas de seguridad.

4.3.1. Poltica de plantaciones forestales comerciales

Este aspecto se refiere a la regulacin de las plantaciones forestales


comerciales. Para ello, se modificaron varios artculos (16, 17, 18 y 19) que
regulan la forestacin con propsitos de produccin comercial, atendiendo
a la superficie en que se pertenda llevar a cabo.

De tal suerte, la ley distingue tres tipos de plantaciones: aquellas que


estn destinadas a actividades de forestacin y/o

434
prcticas silvopastoriles, cuya superficie sea menores a 20 hectreas, las
cuales estarn sujetas slo a las normas oficiales mexicanas con el
propsito de desregularlas y las cuales reuqrirn slo de presentar por
escrito un aviso a la Semarnap; por otra parte, las plantaciones foresales
comerciales propiamente dichas (cuando las superficies sean mayores a 20
y menores a 250 hectreas). Que adems del aviso, representan un informe
de forestacin.

Tanto las plantaciones mayores a 20 y superiores a 250 hectreas, se


cre la figura de Programa Integrado de Manejo Ambiental y Forestacin;
dicho instrumento pretende simplificar procesos y trmites al conjuntar el
Programa de Manejo Forestal y la Manifestacin de Impacto Ambiental en
un solo documento.

En consecuencia, dichas reformas tienen primeramente una


inclinacin a compatibilizar las modificaciones realizadas el 13 de
diciembre de 1996 en la LGEEPA; las cuales en el contexto de la actual
poltica de desarrollo sustentable, tienen como objetivo, promover y regular
las plantaciones forestales que segn la Semarnap, puede convertir al sector
forestal en una de las industrias ms importantes del pas, que represente
una oportunidad de invertir para los inversionistas.

Esto sin lugar a dudas representa un avance, pues la idea de fondo es


mediante las plantaciones comerciales impulsar la produccin de
celulosa sin agotar los bosques naturales, indudablemente el esquema est
bien pensado. No obstante, la crtica ms fuerte a la regulacin de
plantaciones, gira en torno a que la regulacin en realidad es el marco
legal para las grandes plantaciones forestales, como Plantaciones Forestales
del Suereste (Planfosur) o Pulsar.

4.3.2. Transporte

Por lo que respecta al transporte, transformacin o almacenamiento de


materias primas forestales, con excepcin de aquellas desti-

435
nadas al uso domstico,13 debern acreditar su legal procedencia con la
documentacin y sistemas de control siguientes:

I. Avisos de aprovechamiento, a los que se podrn integrar marcas,


sellos o cdigos para su identificaicn cuando se trate de madera de
rollo, en escuadra o de recursos forestales no maderables;
II. Remisiones forestales, facturas o documentos de venta, en los
dems casos, y
III. Registro de existencias cuando se trate de centros de
almacenamiento o transformacin.

Corresponde a los titulares de las organizaciones de aprovechamiento de


recursos forestales y a quienes realicen las dems actividades a que se
refiere este artculo, expedir y utilizar la documentacin o los sistemas de
control necesarios. La Secretara slo estar facultada para realizar los
actos tendientes a la autorizacin, validacin, supervisin y vigilancia de
dichos instrumentos.

En el reglamento de la presente ley y en las normas oficiales


mexicanas que expida la Secretara se determinarn las formalidades,
condiciones y volmenes a que se sujetarn los actos a que se refiere el
prrafo anterior, (Art. 20).

Es decir, se eliminan los martillos marcadores y en su lugar se


proponen los avisos de aprovechamiento y dems disposiciones que en las
fracciones se sealan, sin embargo, el problema estriba en el hecho de que
ya no es Secretara, sino el titular de la autorizacin quien expide la
documentacin para amparar el transporte de materias primas forestales.
Lo anterior tiene el altsimo riesgo de la sobre autorizacin de
documentacin y no inhibe conductas como la falsificacin o rotacin de
facturas. Es decir, se ampla ms el margen de posibilidades de mal uso de
documentacin. Hay que recordar, que la sobrefacturacin, la venta,
prstamo y renta de facturas o documentacin forestal que

13
La ley actual considera de uso domstico aquellos recursos y materias primas que
utilicen las comunidades indgenas en sus rituales.

436
permite transportar materia prima forestal, se convierte por ese solo hecho
en un cheque en blanco.

Si se revisa con atencin, la Ley Forestal de 1992 y se compara con


la actual ley de 1997, se puede constatar que los cambios son mnimos y
con pocas repercusiones en la conservacin del recurso forestal. Pero ms
all de las deficiencias de la ley, existe un factor que dificulta mucho ms
la adecuada utilizacin de recursos forestales del pas, y son las difciles
condiciones en las que realizan su trabajo las instituciones encargadas de la
gestin ambiental.

5. Ineficacia de instrumentos jurdicos e instituciones de gestin


ambiental

No obstante, la existencia de dependencia gubernamentales encargadas de


realizar la gestin ambiental en nuestro pas, as como la existencia de las
leyes que regulan la actividad forestal, existen serias limitaciones en su
aplicacin y en las posibilidades de atender eficientemente los ilcitos que
ah se realizan. Varias son las razones que propician dicha situacin.

5.1. Ineficiencia en la inspeccin y vigilancia forestal (Profepa)

Actualmente en la Procuradura Federal de Proteccin al Ambiente


enfrenta serias dificultades para la proteccin de los recursos forestales. A
continuacin se mencionan tan slo algunos de los aspectos ms relevantes:

a) Personal insuficiente: Para vigilar todo el territorio nacional, esta


dependencia cuenta con slo 610 inspectores.14 Si consideramos
la magnitud de los recursos naturales15 que se

14
Datos proporcionados por la Direccin de Recursos Humanos de la PROFEPA.
15
Sealo tan slo algunos datos que dan cuenta de la dificultad que significa proteger
los recursos naturales del pas. Los recursos forestales representan 141.7 millones de
hectreas equivalentes al 72% de la superficie nacional. El litoral martimo abarca poco
ms de 11 mil kilmetros e incluye una zona martima de 500 mil kilmetros cuadrados
de plataforma continental, con 16 mil kilmetros

437
requiere proteger, resulta evidente que el personal es insuficiente
y la cobertura sera humanamente imposible.
b) Carencia de equipo de trabajo: Las condiciones de trabajo que
tienen los inspectores son por dems insuficientes. Existen en
promedio 6 vehculos por delegacin ubicada en cada uno de los
estados del pas, con insuficiente abasto de gasolina y sin sistema
de radio-comunicacin. Estas caractersticas del equipo dificulta
considerablemente la labor de vigilancia y, en el mejor de los
casos, reduce la labor de la PROFEPA a la atencin de denuncias.
c) Deficiente capacidad de respuesta: Las condiciones anteriores
hacen que la respuesta del personal de la PROFEPA a situaciones
de ilcitos ambientales puedan llevarse lapsos considerables de
tiempo (que puedan variar de una semana o hasta meses), dejando
prcticamente sin efecto las inspecciones que se realizan, porque
adems dentro de la forma de trabajo de la PROFEPA no existe
un esquema de investigacin de ilcitos ambientales.
d) Rezago jurdico-administrativo: Al punto anterior se debe agregar
que la capacidad de resolver administrativa o penalmente los
diferentes casos de infraccin sealados en las mismas
disposiciones legales as como la posibilidad de defensa que
tienen los presuntos infractores, hace que las resoluciones legales
en materia ambiental sean demasiado lentas y se vaya
acumulando un rezago administrativo que entorpece las funciones
de la dependencia.
e) Horarios de trabajo muy cortos: Por otro lado, los horarios de
trabajo del personal de la Profepa, son muy burocrticos, slo 8
horas de lunes a viernes. Esto es, 40 horas de trabajo

Cuadrados de superficie estaurina y con ms de 12 mil kilmetros cuadrados de lagunas


costeras. Con relacin a la flora silvestre, la norma oficial mexicana (NOM-059-ECOL-
1994) reconoce 72 familias y 944 especies de fanerogamas y hongos, de los cuales
considera en peligro de extincin al 14% amanazadas al 35%; raras al 46%. Segn el
listado de la NOM-059, las familias con mayor nmero de especies amenazadas o en
peligro de extincin son las catceas, orqudeas, palmas, cicadaceas y agaves. Por lo que
respecta a fauna silvestre, se calcula que alrededor de 105 especies de fauna silvestre,
son capturadas para traficar con ellas de manera ilegal. Cfr. Programa de Medio
Ambiente 1995-2000, SEMARNAP.
16
Esta labor se solicita mediante denuncia penal a la Procuradura General de la
Repblica, a travs de la Fiscala Especial para Delitos Ecolgicos, quienes en teora
tendran qur darle seguimiento a esta denuncia.

438
a la semana. Espordicamente se realizan operativos nocturnos o en
fines de semana. Esta situacin es ampliamente conocido por los
taladores, quienes obviamente prefieren trabajar de noche, sin el
menor temor a ser detenidos.

5.2. Deficiencias de la normatividad ambiental (Semarnat)

La oficina de la Secretara de Medio Ambiente Recursos Naturales no est


exenta de padecer problemas similares a los existentes en Profepa. Para
esta dependencia sus problemas surgen en el aspecto normativo el primer
problema se presenta en los programas de aprovechamiento, que tiene
facultad de otorgar, ya que como lo exige la Ley Forestal para otorgar el
permiso de aprovechamiento forestal se debe presentar un programa de
manejo y es precisamente aqu donde surgen muchos de los problemas, ya
que la Semarnat debera verificar en campo la ubicacin del predio, la
inexistencia de conflictos agrarios, cada una de las reas de corta, etctera,
sin embargo, dada la insuficiencia de personal y recursos en muchas
ocasiones esta supervisin no se hace y se aprueba el programa de manejo
sin haber siquiera visitado el predio para el que se hizo la autorizacin.

No obstante, el problema no es slo de SEMARNAP, el problema


tambin esta presente en los prestadores de servicios tcnicos forestales
que son quienes realizan los estudios a las comunidades, el problema con
ellos es que la mayora trabaja sin la capacidad tcnica suficiente para
poder determinar con exactitud los volmenes existentes que permitan
aprovechar eficientemente y sin prejuicio del bosque, los recursos
maderables que ste ofrece. Lo anterior ha generado un mercado de
servicios tcnicos poco profesional y con baja calidad.

Otro aspecto relevante, es que los informes que tanto los prestadores
o el titular del aprovechamiento debe enviar a la Semarnat y a la Profepa,
generalmente no se hacen o cuando se realizan, llegan con retardo, o una
vez que se ha extrado todo el arbolado del bosque.

439
Un segundo problema que tiene Semarnat pero tambin
Profepa se ubica en el transporte de productos forestales maderables y
no maderables. Para transportar y almacenar productos o materias primas
forestales maderables slo se requiere que stos sean amparados con la
remisin o factura comercial expedida por el titular de la autorizacin y con
los requisitos fiscales correspondientes. Resulta evidente que cualquier
persona puede comprar, vender o incluso falsificar facturas que le permitan
transportar su madera sin ningn problema, pues la escasa capacidad de
supervisin de la Profepa, ampla el margen de accin de quienes se
dedican a la compra-venta de madera ilegal.

Un tercer problema se presenta en los centros de transformacin


y almacenamiento. Aqu el asunto se vuelve ms complicado, pues los
aserraderos tienen muchas facilidades para instalarse; esto posibilita su
proliferacin haciendo de ello un negocio rpido, en el cual, se compra
madera en rollo a precio bajo y en poco tiempo se obtienen ganancias
elevadas.

Para la instalacin de aserraderos o centros de almacenamiento, el


nico requisito es que los responsables de dichos centros, acreditaran su
personalidad de solicitar la inscripcin de los mismos en el Registro
Forestal Nacional y proporcionar los datos de su establecimiento como:
razn social, domicilio fiscal, ubicacin, el giro a que se dedique el centro
de transformacin en cuestin, capacidad de almacenamiento, en su caso de
transformacin (Semarnap: 1997)

Dado que muchos aserraderos compran directamente la madera en


rollo o en pie dentro del predio, lo que hacen en cortar lo ms rpido
posible para poder transformarla con la misma rapidez. Si el arbolado que
se vende es ilegal, una vez aserrada la madera y convertida en talbas (u
otros productos maderables) es prcticamente imposible determinar si su
origen era legal o ilegal, de tal manera que muchos de los taladores ilegales
encuentran en los aserraderos una forma rpida de obtener dinero y
desaparecer productos que pueden ser sujetos a inspecciones. Es una
especie de lavado de madera.

440
Adems de los aspectos sealados, las dependencias
gubernamentales que tienen a su cargo la tarea de normar y vigilar la buena
utilizacin de los bosques, generalmente tienen alguna contraparte en los
diferentes estados del pas, ya sea a nivel de secretaras, a nivel de
comisiones o como rganos desconcentrados del gobierno estatal. Ante esta
situacin, las dependencias federales en este caso Semarnat y Profepa
generalmente realizan acuerdos de colaboracin con su contraparte estatal
para la realizacin de trabajo conjunto. Sin embargo, en la prctica resulta
evidente que esta forma de administrar la justicia ambiental, trae consigo
una diversidad de problemas, que van desde la coordinacin institucional
inexistente hasta la corrupcin dentro de algunas dependencias. Muy
frecuentemente sucede que cada dependencia trabaja por su cuenta, con sus
recursos y a su ritmo, sin coordinacin, duplicando funciones, pero sobre
todo bajo una estpida competencia institucional orientada ms a satisfacer
los deseos del gobernante en turno que a impulsar acciones y obtener
resultados en materia forestal dentro de sus mbitos de competencia.

6. Conclusiones

Como se puede apreciar a lo largo de esta presentacin, an con la


existencias de una Ley Forestal, y de dependencias encargadas de tomar al
aprovechamiento del sector forestal, existen serias dificultades para revertir
las tendencias del deterioro de los recursos, lo que desde nuestro punto de
vista obedece a que:

1. Generalmente desde la perspectiva gubernamental y poltica, se


considera que la ley por si sola contribuye a frenar los diferentes ilcitos y
actos sociales que alteran el ambiente. Sin embargo, la existencia de una
Ley per se no garantiza una proteccin y aprovechamiento integral de los
bosques, es simplemente un instrumento de regulacin, que generalmente
no se complementa con medidas preventivas, o alternativas econmicas
que en el corto plazo garanticen el cambio de actitudes depredatorias de
quienes utilizan el recurso forestal. En otras palabras, no tienen un

441
complemento de poltica social que incida favorablemente en los objetivos
que la ley se plantea.

2. Las leyes ambientales presentan varios problemas: a) son


demasiado laxas, b) los procesos jurdicos que siguen son muy largos y c)
existe poca cobertura para vigilar la actividad forestal. Lo anterior
representa un problema para las autoridades ambientales y un beneficio
para quienes de manera clandestina o no, aprovechan, transportan o
comercializan productos forestales maderables y no maderables. Lo
anterior ha generado una enorme dificultad para establecer el orden jurdico
en el sector forestal, lo que ha llevado a descartar la regulacin como
instrumento para la conservacin de los bosques.

3. Debido a las condiciones geogrficas del paes, existe una


imposibilidad real de la aplicacin de la ley, por la dispersin territorial de
las comunidades y su aislamiento que impiden atender en forma rpida los
problemas asociados a la tala clandestina, mal aprovechamiento,
contrabando de madera, u otros ilcitos forestal. Un ejemplo muy
significativo, lo puede ilustrar la inspeccin y vigilancia forestal.

4. En tanto la Profepa no estructure y consolide un cuerpo de


inspecicn y vigilancia profesional, suficiente, equipado tcnicamente, con
capacidad real de cubrir el territorio forestal, difcilmente podremos ver
cambios y revertir las tendencias del deterioro forestal.

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444
El Estado y los Estndares Internacionales de Trabajo1

Mara Victoria Lpez*

Introduccin

A partir de la Revolucin Industrial el Estado-Nacin otorg a las


sociedades insdustrializadas la legislacin necesaria para establecer el
marco general de la actividad econmica; y a partir del siglo XX, defini,
regul, y puso en marcha todos los derechos econmicos y sociales de los
trabajadores.2

Esto se hizo obedeciendo a la obligacin de los Estados de propiciar


un marco legal para el trabajo justo, as como para proveer las condiciones
para el crecimiento y desarrollo econmicos, y para una distribucin justa
de los beneficios.3

Podemos distinguir claramente entre el papel del Estado antes de la


gran crisis econmica de 1929, y el papel del Estado a partir de esa fecha.4

1
Estndares Laborales Internacionales. Los estndares segn la Organizacin
Internacional del Trabajo toman la forma de Convenciones y Recomendaciones en
materia laboral. Las convenciones son tratados internacionales sujetos a rectificacin
por los estados miembros de la organizacin. Las recomendaciones son instrumentos no
obligatorios, que establecen una gua orientadora en cuanto a polticas y acciones a nivel
nacional. Ambas formas estn diseadas para tener un impacto concreto en las
condiciones y en la prctica de trabajo en todos los pases del mundo. Actualmente se
consideran cuatro estndares internacionales de trabajo bsico e indispensables: 1.
Libertad de asociacin, 2. Abolicin del trabajo forzoso, 3. Eliminacin del trabajo
infantil y 4. Igualdad en el trabajo. International. International Labour Standards,
International Labour Organization, Geneve, 2000.
* Profesora de Derecho Econmico, Universidad Autnoma Metropolitana,
Azcapotzalco. Departamento de Derecho.
2
David Montgomery, Labour Rights and Human Rights. A Historical Perspective, en
Workers Control in America: studies in the history of work technology, Paperback ed.,
Cambridge 1980.
3
Maria Victoria Lpez, Estndares Internacionales de Trabajo, trabajadores, Ao 5,
enero-febrero 2001, No. 22, Universidad Obrera, Mxico.
4
Estado liberal antes de los aos 1920, su papel se reduca al de Estado gendarme, y el
derecho segua a tericos como Adam Smith, promotor del liberalismo.

445
Durante los siglos XVIII y XIX dentro de un sistema liberal, y en su
actuacin de Estado gendarme, ste no intervena en las contrataciones de
trabajadores, ni en la regulacin del trabajo.

El trabajo en la etapa liberal era considerado una mercanca y como


tal, deba cotizarse en el mercado, es decir no creaba otro tipo de derechos
que ahora encontramos en la estructura laboral de muchas sociedades.

A partir de los inicios del siglo XIX, el papel del Estado en


cuestiones laborales se transform, especialmente a raz de las crisis
econmicas y de la adopcin de las propuestas de John M. Keynes.5 Uno de
los elementos claves fue su teora para explicar el desempleo y para buscar
soluciones en materia de poltica econmica.6

A partir de 1920 diversos acontecimientos influenciaron la transformacin del Estado.


Mencionaremos solamente dos que consideramos los ms relevantes: a. la Revolucin
Rusa de 1917 y sus postulados econmicos que influenciaron casi permanentemente a
las economas de mercado: organizacin de la economa por el Estado, utilizacin de la
herramienta de planeacin vertical en el diseo de la economa e implementacin de la
propiedad pblica en todos los medios de produccin; b. La interverncin de John
Maynard Keynes en la solucin de la Gran Depresin. Para este economista la
reactivacin de la economa dependa de una interferencia mucho ms adecuada del
Estado. Algunas de las propuestas fueron: creacin de empleos por el Estado,
implementacin del seguro de desempleo presente hasta ahora en esas sociedades como
una forma de amortiguamiento de los vaivenes econmicos. Es decir de 1929 en
adelante podemos identificar claramente a un Estado Intervencionista.
5
Se requiere que el Estado asuma ciertos controles en materias que hoy estn
principalmente en manos de la iniciativa privada. Ser necesario que influya sobre la
propensin a consumir por medio del sistema impositivo, la tasa de inters y otros
medios. No se requiere ir ms lejos y llegar a la socializacin de los instrumentos de
produccin. Basta con que el Estado determine el conjunto de los recursos destinados a
aumentar tales instrumentos y la tasa bsica de remuneracin que corresponde a quienes
los poseen., pp. 127; La eficiencia proviene de la descentralizacin de decisiones y de
la responsabilidad propia en el juego del propio inters, pp. 128. Ral Prebisch,
Introduccin a Keynes, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1987.
6
John Maynard Keynes, The General Theory of Employment, Interest, and Money,
Harcourt Brace and Co., Inc 1938, New York.

446
La transformacin hacia el intervencionismo estatal tiene
repercusiones en el sector laboral que son determinantes, y una de las
primeras manifestaciones fue la creacin de la Organizacin Internacional
del Trabajo en 1919 por un conjunto de Estados. En su constitucin el
elemento ms relevante fue la declaracin y aceptacin por los Estados
signatorios de esta organizacin del principio el trabajo no es una
mercancia, concepto totalmente opuesto al que haba prevalecido durante
la historia laboral previa.

El trabajo es un derecho en la concepcin legal y de acuerdo a la


Organizacin Internacional del Trabajo, las Naciones Unidas, y las
Convenciones en Derechos Humanos.7

La Organizacin Internacional del Trabajo y la Poltica Laboral

Entre otros objetivos la Organizacin Internacional del Trabajo fue creada


para la estructuracin de un conjunto de polticas sociales hacia el sector
laboral, el mejoramiento de las condiciones de trabajo, as como la
formacin de mercados estables y consistentes, especialmente en las
economas altamente industrializadas.8

El Estado puede ejercer directamente una poltica regulatoria sobre el


proceso econmico, y sta funcionar dependiendo

7
Declaracin de la Asamblea General de la Organizacin de Naciones Unidas en
Derecho al Desarrollo.
8
Algunos de los principios fundamentales en la Conferencia Internacional del Trabajo
de la Organizacin Internacional del Trabajo han sido. 1. La justicia social como un
elemento esencial para una paz universal y duradera, 2. La OIT promover mercado y la
Globalizacin de era polticas sociales, justicia e instituciones democrticas, 3. La OIT
proveer cooperacin tcnica en reas como empleo, entrenamiento, condiciones de
trabajo; 4. Se prestar atencin especial a problemas de desempleados, trabajadores
migrantes; 5. Se promover la igualdad de oportunidades; 6. Se fijarn y harn cumplir
los Estndares Laborales Internacionales. International Labour y Organization,
Declaration on Fundamental Principles and Rights at Work, International Labour
Conference, 86th Session, Geneve, June 1998.

447
de que tan bien se haya diseado, y sobre todo depender de la poltica
econmica.9

El marco general contendr elementos que determinen o se vean


afectados por la vida cotidiana. El principal impacto que el Estado tiene
sobre los trabajadores es a travs de su poltica econmica.10

Recae en el Estado determinar la accin a ser tomada en relacin a


factores externos que influyen en el proceso. Esto, significa organizar la
accin pblica bajo las bases del marco general para asegurar que el
proceso obtendr los mejores resultados.

El Estado asumiendo el objetivo de la justicia social y la solidaridad


(Welfare state),11 toma de quines tienen ms de lo necesario para dar a
quienes no tienen suficiente.

El Estado en sociedades altamente industrializadas ha optado por


este camino desde los inicios del siglo XX.

La amplitud del derecho laboral y las herramientas utilizadas se


estructuran con el propsito de dar una respuesta a las demandas de los
trabajadores, y tambin para obtener una redistribucin del ingreso, y
lograr as niveles de justicia mayores.

Para que esto tenga lugar, son necesarias un cierto nmero de


obligaciones del Estado:

9
Victoria Lpez, Mara, Ordenamiento Jurdico Laboral y Poltica Laboral a partir de
la Globalizacin, Ao 5, noviembre-diciembre 2001 nmero 27.
10
Entre algunos instrumentos de poltica laboral utilizados por el Estado de estos pases
estn: seguridad social, salud pblica y seguro de desempleo.
11
El desarrollo del Welfare State (estado de bienestar) surge de un descontento con la
distribucin del ingreso. Un resultado del capitalismo de mercado ha sido la extrema
desigualdad en la distribucin del ingreso. Los mtodos que los gobiernos han utilizado
ms ampliamente para distribuir el ingreso son: un esquema de impuestos progresivos y
transferencia de pagos. Las polticas utilizadas para lograr niveles ms altos de empleo,
tambin repercuten en la distribucin del ingreso. Martn C. Schnbitzer, Comparative
Economic Systems, Fourth Edition, South-Western Publishing, Co. Ohio, 1987.

448
a. propiciar el marco legal para un trabajo justo,
b. adecuar las condiciones para el crecimiento y desarrollo, y
propiciar apoyo al desarrollo,
c. estructurar una distribucin justa de los beneficios,12
d. presionar para el reconocimiento de la categora trabajadores de
pases en desarrollo, como una categora distinta en el derecho
internacional, basada en la estratificacin del ingreso y en
estndares adecuados de trabajo.
e. Asegurarse de que el comercio internacional beneficia no slo al
capital, sino a los individuos y por consiguiente a los trabajadores.

En las prioridades de los Estados contemporneos tenemos en primer lugar


el obtener el pleno empelo y Estndares adecuados de trabajo.

Si tomamos el caso del gobierno de los Estados Unidos de


Norteamrica, su participacin en el sector laboral es contundente: primero
en la regulacin social, donde a partir de los aos 1970 la participacin del
Estado se extendi, tratando de disminuir los riesgos individuales, y
regulando la conducta. Esta fase incluy reas como salud y seguridad en el
trabajo, igualdad de oportunidades en el empleo, seguridad en el consumo y
proteccin ambiental.13

Segundo, en su papel de empleador: si se contabiliza en su totalidad


incluyendo las fuerzas aramadas y el personal contratado directa o
indirectamente por el Estado, se llega a la cifra de 16% del total de la
fuerza laboral.14

De acuerdo con Peter J. Sloane, Los gobiernos pueden influenciar la


posicin relativa de los grupos minoritarios en el

12
Siguiendo la Declaracin de la Asamblea General de la ONU en Derecho al
Desarrollo.
13
Ver the Occupational Safety and Health Administration Act y The Equal Employment
Opportunity Act.
14
U.S. Congress, Joint Economic Committee, Productivity in the Federal Government,
Washington USGPO, mayo 31, 1979 pp. 1-12. En Martin C. Schnitzer, op. cit., 111-
113.

449
mercado de trabajo en tres formas diversas, bien positivamente o
negativamente. Primero, est la cuestin de otorgar educacin, y
particularmente educacin de calidad, lo cual sustenta la adquisicin de
capital humano por grupos minoritarios.

Segundo, est la cuestin del empleo en el sector pblico, o en


industrias reguladas por o bajo la influencia directa del gobierno. Tercero,
est la habilidad de los gobiernos para implementar la legislacin
designada a no limitar la libertad de los grupos minoritarios en trminos de
ganancias y oportunidades de empleo.15

En la articulacin del derecho de los estndares laborales justos,


necesitamos pruebas suficientes de su existencia. Tales pruebas se
requieren para respaldar una prcttica estatal y para una articulacin
detallada del contenido del derecho en un instrumento que goce de un
apoyo generalizado.16

15
Peter J. Sloane, Discrimination in the labour market, in Labour Economics, Derek
Carline, Christopher Pissarides, W. Stanley and Peter Sloane, Longman, London and
New York, 1985, p. 105.
16
Segn Robert Z. Lawrence, en la mayora de los pases de la OECD, el gobierno tiene
un papel decisivo en el mercado laboral. Comnmente regula horas de trabajo, el costo
de las horas extras, vacaciones obligatorias, das de asueto, ausencia por enfermedad,
salarios mnimos, prohibe el trabajo infantil y trabajo forzoso, no permite la
discriminacin, proporciona empleos, pensiones, seguros por invalidez, y el algunos
pases seguros por enfermedad; fija las condiciones para contratar y despedir,
sindicalizacin y negociacin colectiva. Robert Z. Lawrence, Trade, Multinationals and
Labor, Working Paper Series, Cambridge MA, August 1994.

450
Globalizacin y Estado en los Estndares Laborales

De la fecha de cracin de la OIT hasta fines de los aos setentas, la


condicin de los trabajadores mejor en la mayora de los pases, con
altibajos, pero en general con una tendencia constante. Sin embargo a partir
de 1980 una nueva estructura econmica global aparece, donde el libre
mercado y la Globalizacin de las economas, van a servir como eje
conductor a todas las polticas gubernamentales. Esta nueva estructura tiene
como fundamento los mercados pero deja fuera al sector laboral.17 De esta
manera en slo un siglo el Estado ha pasado por tres etapas diametralmente
opuestas: liberalismo, intervencionismo y neoliberalismo.

El Estado en la Globalizacin se convierte en un Estado de carcter


Neoliberal que ante todo va a promover el libre comercio, el desarrollo de
las grandes industrias, la concentracin econmica (a pesar de las leyes
antimonoplicas que existen en cada pas), y el consumismo.

As, desde 1980 con el inicio de la etapa de la poltica neoliberal, y la


cada de la estructura comunista, muchas d elas polticas sociales y
laborales implementadas hasta entonces, son vistas como medidas
proteccionistas y consideradas opuestas al libre comercio, sin embargo se
pueden detectar dos corrientes: la que prevalece en pases altamente
desarrollados donde las polticas de bienestar permanecen y viven de la
mano con el libre comercio y el liberalismo.

17
Es necesario considerar que el proceso de Globalizacin significa una competencia
internacional encarnizada por los mercados. En las economas en desarrollo
frecuentemente la poltica laboral muy restrictiva en estos sectores traa como
consecuencia mercados muy limitados. Resulta obvio que para poder impulsar el
crecimiento de las empresas y mantenerlas en niveles competitivos es necesario tener
mercados amplios y estables. Tal objetivo se convierte en contradictorio en los dbiles
mercados de estas economas, y en ese sentido, la poltica laboral se transforma en un
obstculo para el crecimiento de las empresas, y para sus avences en la competencia
globalizada.

451
En pases altamente industrializados, se pretnede que los individuos
tengan un ingreso disponible que les permita tener un nivel de vida
adecuado, para que esto se lleve a efecto, se requieren diversas polticas
econmicas que concuerden con la situacin especfica de cada pas.

Es una estructura estatal que trata de prevenir el deterioro en los


estndares de vida de la poblacin y en los estndares laborales.

No sucede lo mismo en los pases en desarrollo que adoptan


polticas neoliberales, sin haber alcanzado un nivel aceptable en polticas
sociales y en estndares laborales, llevando as a un deterioro todava
mayor de estas condiciones.

En muchos pases en desarrollo, y en pases con una transformacin


econmica como los de Europa oriental, los movimientos laborales han
organizado campaas frreas contra la austeridad y los programas de
privatizacin impuestos por sus gobiernos, frecuentemente presionados por
el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.

Segn Stephen F. Diamond, Ya sea que les guste o no, cuando


deciden una poltica o una inversin, quienes dirigen las cpulas de la
nueva economa global deben considerar los intereses, pasiones y derechos
de los trabajadores y sindicalistas.18

En nuestros das la superioridad del mercado, sobre el control estatal,


est aceptada casi de manera universal. Hoy el mercado es visto como el
motor del desarrollo. Se desarrollan mecanismos no estatales, y prevalecen
reglas internacionales privadas ms que pblicas.

18
Stephen F. Diamond, Human Rights, Labor Rights and International Trade, Edits.
Lance. A. Compa and Stephen Diamond, University of Pennsylvania Press,
Philadelphia, 1996.

452
Hoy, aunque algunos estados, particularmente los Estados Unidos de
Amrica, manejan una influencia prodigiosa sobre el desarrollo econmico
y social de otros pases, la capcidad nica de todos los estados-nacin de
regular su propia vida econmica, interna ha sido decisivamente limitada.
Las corporaciones multinacionales, capaces de mover operaciones y
procesos por el mundo a los entornos donde encuentren las condiciones
ms atractivas, ejercen una fuerza poderosa, en la homogenizacin global
de los estndares econmicos, sociales y ambientales.

Un objetivo en este trabajo, es analizar el mbito estatal de


aplicacin de los Estndares Laborales Internacionales. Este mbito, ha
sido fundamental para introducir el sector laboral al proceso de
Globalizacin. Se manifiesta principalmente mediante la poltica
econmica, y para este caso, a travs de la creacin e implementacin del
derecho laboral.

En este punto debemos subrayar la obligacin de los estados de


proporcionar el entorno legal para un esquema de trabajo equitativo. As
tambin, para suministrar las condiciones necesarias para el crecimiento y
el desarrollo econmico, y proveer los fundamentos necesarios para el
desarrollo y la estructuracin de una distribucin de beneficios equilibrada.

Los Estndares Laborales Internacionales se volvierons un foco de


atraccin, cuando el proceso de Globalizacin signific tambin un proceso
de produccin internacional.19

La etapa de Globalizacin tiende a minimizar el papel del estado, a


exponerlo como un mero realizador de las exigencias de este proceso.
Primero por que son las empresas y slo ellas las que en esta etapa
imponen las condiciones para su operacin, espe-

19
Octavio Ianni le llama la fbrica global, cuando un proceso productivo es dividido
en varias etapas, situando cada una de ellas en una economa diversa, con costos de
mano de obra tambin diversos. Teoras de la Globalizacin, Octavio Ianni, Siglo
Veintiuno Editores, Mxico, 2000.

453
cialmente en pases con mtodos muy dbiles de cumplimiento de la ley,
como son muchos pases en desarrollo.

En este proceso, la atencin es atrada hacia las formas en las cuales


la Globalizacin constituye un reto a las decisiones del Estado, y si esto
disminuye la accin del Estado. Y tienden a minimizarse las maneras con
las cuales el Estado particularmente ciertos Estados adoptan la
economa global, y legitiman nuevas prctias de legalidad.20

Un tema de discusin y observacin a futuro, sera evaluar de qu


manera la Organizacin Internacional del Trabajo y el Derecho Laboral
Internacional, cambian la situacin laboral de los trabajadores, las polticas
econmicas y el actuar de los sindicatos.

Pero en este momento quisiramos tener una aproximacin acerca


del comportamiento del Estado particularmente en pases en desarrollo, en
cuanto al cumplimiento del derecho laboral y de los Estndares
Internacionales de Trabajo, dentro de la era globalizadora, con todo lo que
esto significa.

Lo primero que debemos preguntarnos es: De qu manera el


comercio internacional en los ltimos veinte aos ha modificado las
condiciones de trabajo por todo el mundo?

La poltica comercial en la Globalizacin es un elemento que


ensombrece la actuacin del Estado. Pero tambin muestra los lmites
reales que han sido impuestos al Poder Legislativo en algunos pases. En un
intento de sentirse incluidos como economas dentro de la
internacionalizacin, muchos Estados han liberalizado sus economas,
poniendo as ciertos problemas fuera de un control nacional.

20
Adelle Blackett, Global Governance, legal Pluralism and the Decentered State: A
Labor Law Critique Of Codes of Corporate Conduct, Indiana Journal of Global Studies,
Spring 2001, Volume 8, Issue 2.

454
La habilidad de muchos gobiernos en pases desarrollados para
regular los mercados laborales (como pueden ser los subsidios estatales
para estimular el empleo en ciertas regiones o sectores), se ve cada vez ms
disminuida por los acuerdos comerciales a los que se han adherido a nivel
regional como internacional.21

En los pases en desarrollo, la liberalizacin de la economa se ha


hecho posible mediante el financiamiento internacional, pero la crisis de la
deuda previstas, y los planes de ajuste estructural austeros que han resuelto,
disminuyen la capacidad de los Estados para promover el empleo y
consolidar una estructura de relaciones laborales ms equilibrada.

La competencia existente entre el grupo de pases en desarrollo por


conseguir un flujo constante de inversiones extranjeras, trae como
consecuencia la afectacin del Estado que en un esfuerzo por atraer ese
capital, regula a la baja, o trata de disminuir las ganancias del sector
laboral, es lo que se conoce como una carrera hacia el fondo.

Legislacin Paralela en Materia Laboral

En sistemas legislativos de gran debilidad, donde es difcil hacer cumplir


las Leyes, han surgido formas paralelas de legislar, en el caso que nos
ocupa en materia laboral.

Las empresas se han convertido en el actor central de la vida


econmica, intentando frecuentemente sustituir a los Estados en varias
actividades.

Las corporaciones mediante sus propios Cdigos de Conducta


Corporativos22 otorgan ciertos derechos a los trabajadores de

21
La Organizacin Mundial del Comercio se ha introducido en los dominios del
establecimiento y regulacin de la poltica gubernamental al introducir dentro de sus
principios la prohibicin a las barreras no arancelarias como pueden ser los subsidios
del gobierno.
22
Las iniciativas referidas como Cdigos de Conducta Corporativos, son descritos por
la OCDE, Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico

455
la produccin global. Primero intentando llegar a la uniformidad en las
prestaciones y en el costo de la mano de obra.23

Esto no necesariamente coincide con la legislacin local, de manera


que una suerte de legislacin propia se impulsar, intentando llegar a un
pluralismo legal y a una globalizacin econmica.24

Cuando el punto central de una estructura es el producto, los


Cdigos de Conducta Corporativa, tienden a considerar las condiciones de
trabajo de manera, que se establezca un paralelo con otros procesos como
puede ser el de medio ambiente, llevndolo exclusivamente a nivel
administrativo. Esto es como cadenas regulatorias que conectan las
condiciones prevalecientes en el lugar de trabajo, a las cadenas de
produccin global.

Mientras que en el periodo cuando el Estado era favorable a los


trabajadores, y por iniciativa de la Organizacin Internacional del Trabajo,
el trabajo no era considerado una mercanca, a partir del proceso de
Globalizacin se vuelve parcialmente al concepto prevaleciente en el
periodo liberal.

A travs del proceso productivo de los trabajadores se incorporan al


sistema de mercado en su capacidad como factores de la produccin. Sin
embargo con la intermediacin del derecho laboral, su participacin se
transforma en algo ms que una mercanca. El propsito del derecho del
trabajo es otorgar proteccin a los

Como compromisos voluntarios hechos por compaas, asociaciones u otras entidades


que promueven estndares y principios para la conducta de las actividades comerciales
en el mercado. Esta definicin incluye auto obligaciones e instrumentos negociados.
Ver OCDE Working Party of the Trade Committee, Codes of Corporate Conduct.
23
Como ya mencionamos unos de los elementos de la globalizacin es la fabrica
global, donde los procesos productivos se han dividido en n etapas, siendo localizadas
en un n nmero de pases.
24
Adelle Blackett, op. cit., pp. 7 y subs.

456
trabajadores, mediante su participacin democrtica en la organizacin.25

El incumplimiento del derecho laboral por las empresas no es algo


nuevo, lo que es totalmente novedoso es la legislacin paralela que ha
surgido en las ltimas dcadas, y que es motivo de litigio en diversos
tribunales, particularmente en los niveles regionales e internacionales.

Conclusiones

Sera necesario mencionar que los conceptos aqu vertidos en gran medida
corresponden al mbito nacional, como lo mencionamos al inicio, al cual
todos los otros elementos tales como mercados y precios hasta 1980 se
ajustaban con cierta facilidad. En la actual economa globalizada, esta
situacin se ha modificado: el mercado ya no es un mercado nacional, es un
mercado internacional, los precios se han globalizado, y el mercado laboral
tendra que seguir el mismo camino para no sufrir desajustes estructurales
como lo ha venido haciendo desde hace poco ms de veinte aos.

La globalizacin tiende a la uniformidad sin Estado, los


desequilibrios derivados de esta situacin pueden llevar a crisis constantes
o intermitentes de varios tipos, si no existe como sucede ahora un ente
regulador global, al menos de los mercados y de los sectores ms lgidos
de este proceso, entre ellos se encuentra el sector de los trabajadores y el
medio ambiente.

Sin embargo, la seguridad social, los derechos laborales, organismos


de salud, etc., se encuentran an dentro del mbito jurdico de las fronteras
nacionales, y as tambin se encuentra restringido el valor de la mano de
obra.

En el caso de muchos pases en desarrollo que durante el periodo de


auge laboral no quisieron, o no tuvieron la habilidad

25
Constitucin de la Organizacin Internacional del Trabajo, Junio 28 1919, Geneve.

457
para hacer cumplir su legislacin laboral, y para mejorar las condiciones de
sus trabajadores; a partir del proceso de Globalizacin y del debilitamiento
de los estados-nacin, ante la fuerza de los mercados se enfrentan ahora
con una legislacin paralela que no favorece per s a sus trabajadores.

El derecho laboral nacional que no se ha cumplido tendr que


reformarse bajo las bases del welfare state, si se quiere llegar a tener
eficiencia y productividad de los trabajadores.

Si an ahora no existe la fuerza necesaria a nivel estatal para


modificar el derecho laboral, en los trminos antes descritos, y para hacer
cumplir la legislacin vigente, entonces estos pases tendrn que sucumbir
a una legislacin regional o internacional que si se haga cumplir, y que
permita la justicia social en el sector laboral.

Bibliografa

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Adelle Blackett., Global Governance, legal Pluralism and the Decentered
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U.S. Congress, Joint Economic Committee, Productivity in the Federal
Government, Washington USGPO, Mayo 31, 1979.

459
460
Indicaciones para los autores participantes en la
Revista Altamirano

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Guerrero de la LVI Legislatura, orientada principalmente a la divulgacin
de trabajos de investigacin econmica, poltica, legislativa o artculos y
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La revista contempla tambin la difusin de traducciones al


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461
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462
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V) Ao de edicin del libro, o nmero, volumen y fecha de la revista;
VI) Nmero de pginas o pginas de referencia. Ejemplos:

CHOMSKY Noam, La nueva sintaxis; teora de la relacin y el


ligamiento. Paids (Paids comunicacin, 29), Barcelona, 1988, p.
31.

GONZLEZ Luis, El liberalismo triunfante en Daniel Coso


Villegas (Coord.), Historia General de Mxico, T. III, COLMEX,
Mxico, 1976, pp. 163-281.

La bibliografa adicional se presentar al final del trabajo, sin


numeracin y en orden alfabtico (apellido y nombre del autor).

4. REVISTA ALTAMIRANO se reserva el derecho de hacer las


modificaciones editoriales y de estilo que considere convenientes. No se
devuelven los originales.

463
464
465
466
Catlogo de publicaciones realizadas por el H. Congreso
del Estado de Guerrero a travs de su Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri

La Formacin Poltica
Agustn Yaez
1. Edic. 1996. Ediciones para la Cultura Poltica en Guerrero.

Glosario de Administracin Tributaria


Jorge H. Arrieta Jimnez
1. Edic. 1997. LV Legislatura del H. Congreso del Estado.

El Litigio por la Democracia


Jorge Rendn Alarcn
1. Edic. 1998. LV Legislatura del H. Congreso del Estado.

El Congreso de Anhuac. Seleccin Documental


1. Edic. 1998. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editorial Porra.

Diccionario razonado de Legislacin Civil, Penal, Comercial y Foresne


Joaqun Escriche
2. Edic. 1998. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Investigaciones Jurdicas de la UNAM. Instituto de Estudios
Parlamentarios Eduardo Neri. Editorial Porra.

467
Diccionario Universal de Trminos Parlamentarios
Francisco Berln Valenzuela. Coordinador
2. Edic. 1998. Editorial Porra. LV Legislatura del H. Congreso del Estado
de Guerrero. Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.

Y d a mi patria su bandera
Romn Juan Guadarrama Gmez
1. Edic. 1999. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.

Mxico en el Umbral del siglo XXI


Mara Eugenia Padua
1. Edic. 1999. Universidad Autnoma de Guerrero. LV Legislatura del H.
Congreso del Estado de Guerrero. Instituto de Estudios Parlamentarios
Eduardo Neri. Distribuciones Fontamara.

Derecho Electoral Guerrerense


Romn Ibarra Flores
1. Edic. 1999. Universidad Autnoma de Guerrero. LV Legislatura del H.
Congreso del Estado. Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.
Editora Laguna.

El Movimiento Social de 1960


Pablo Sandoval Cruz
2. Edic. 1999. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.

El Derecho Electoral Federal Mexicano


Romn Ibarra Flores
2. Edic. 2000. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.

Vigencia y Evolucin de la Constitucin de 1917


David Cienfuegos Salgado
1. Edic. 2000. Editora Laguna. LVI Legislatura del H. Congreso del
Estado. Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.

468
Guerrero. Una visin histrica
David Cienfuegos Salgado
1. Edic. 2000. Gobierno del Estado de Guerrero. LVI Legislatura del H.
Congreso del Estado. Editora Laguna.

Introduccin al derecho de las obligaciones


Miguel ngel Parra Bedrn
1. Edic. Febrero 2001. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Secretara de Asuntos
Indgenas del Gobierno del Estado de Guerrero. Editora Laguna.

Anhelos y realidades del Sur en el siglo XIX. Creacin y vicisitudes del


Estado de Guerrero. 1811-1867
Mara Teresa Pava Miller
1. Edic. Agosto de 2001. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. CONACULTA-
INAH. Editora Laguna.

Guerrero. Una Visin Histrica. Tomo II


David Cienfuegos Salgado
1. Edic. Septiembre de 2001. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Gobierno del Estado
de Guerrero. Editora Laguna.

Campesinos y Poltica en la Formacin del Estado Nacional en Mxico.


1800-1857
Peter F. Guardino
Jorge Alberto Snchez Ortega. Traductor
1. Edic. Septiembre de 2001. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Stanford University.
Editora Laguna.

469
Las races de la Insurgencia en el Sur de la Nueva Espaa. La
estructura socioeconmica del centro y costas del acutal Estado de
Guerrero durante el siglo XVIII
Jess Hernndez Jaimes
1. Edic. Marzo de 2002. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

Peticin y Constitucin. Anlisis de los derechos consagrados en el


artculo octavo de la Constitucin Mexicana
David Cienfuegos Salgado
1. Edic. Abril de 2002. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

La filosofa de la praxis en Mxico ante el derrumbe del socialismo


sovitico. (Vigencia y viabilidad del marxismo)
Camilo Valqui Cachi
1. Edic. Mayo de 2002. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Instituto de Filosofa.
Ministerio de Ciencia, tecnologa y Medio Ambiente de Cuba. Editora
Laguna.

Monografa del Municipio de Pungarabato


Jos de Jess Espinoza Quiroz y Victor Manuel Arias Castillo
1. Edic. Julio de 2002. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Impresiones y
Servicios de Artes Grficas.

Coleccin Compila

Compila I. Estudios Constitucionales y Parlamentarios. Tomo I


Marcial Rodrguez Saldaa y Jos Gilberto Garza Grimaldo.
Coordinadores
1. Edic. 1999. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

470
Compila 2. Digesto Constitucional Mexicano. Las Constituciones de
Guerrero. Tomo I. Ensayos y debates constitucionales
Manuel Gonzlez Oropeza y David Cienfuegos Salgado.
Coordinadores
1. Edic. 1999. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

Compila 3. Digesto Constitucional Mexicano. Las Constituciones de


Guerrero. Tomo II. Ensayos, Documentos Histricos y Reformas
constitucionales
Manuel Gonzlez Oropeza y David Cienfuegos Salgado.
Coordinadores
1. Edic. 2000. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri Editora Laguna.

Compila 4. Digesto Constitucional Mexicano. Las Constituciones de


Guerrero, Tomo III. Constitucin comentada.
Manuel Gonzlez Oropeza y David Cienfuegos Salgado.
Coordinadores.
1. Edic. 2000. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

Compila 5. Derecho Ambiental y Desarrollo Sustentable. Reflexiones


en torno a la preservacin y proteccin del ambiente
Jos Gilberto Garza Grimaldo. Coordinador
1. Edic. 2000. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

Compila 6. Tpicos Poltico-Electorales. Compilacin de ideas Jos


Gilberto Garza Grimaldo
1. Edic. 2000. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

471
Compila 7. Estudios Constitucionales y Parlamentarios. Tomo II
Marcial Rodrguez Saldaa y Jos Gilberto Garza Grimaldo.
Coordinadores.
1. Edic. 2002. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

Derecho Municipal. Una visin al artculo 115 Constitucional


Roberto lvarez Ramrez y Juan Antonio Garca Martnez.
Coordinadores
1. Edicin 2001. LV Legislatura del H. Congreso del Estado. Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

El sur en movimiento. La reinvencin del Estado de Guerrero del siglo


XXI
Toms Bustamante lvarez y Sergio Sarmiento Silva. Coordinadores
1. Edic. Abril de 2001. Consejo de Ciencia y Tecnologa del Estado de
Guerrero (CECYTEG). Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropologa Social (CIESAS). LVI Legislatura del H. Congreso del
Estado. Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Universidad
Autnoma de Guerrero. Editora Laguna.

Estudios Tributarios
Eduardo Revilla Martnez y Luis Manuel Prez de Acha.
Coordinadores
1. Edic. Septiembre de 2001. LV Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

Los Sentimientos de la Nacin. Entre la Espada Espiritual y Militar. Los


Orgenes del Estado de Guerrero.
Jos Gilberto Garza Grimaldo y Toms Bustamante lvarez
Coordinadores
1. Edic. Septiembre de 2001. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

472
Estudios Polticos Electorales
Jos Gilberto Garza Grimaldo. Coordinadores
1a. Edic. Junio de 2002. LVI Legislatura del H. Congreso del Estado.
Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Editora Laguna.

Revista Altamirano

Revista Altamirano No. 1. Edicin Septiembre de 1997


La revista fue creada como un espacio de difusin y anlisis de diversos
tpicos desde un punto de vista acadmico, en la que participan
especialistas en diversas reas en los apartados que la integran, que son:
ideas polticas, Vida Parlamentaria, Documentos histricos y
Reseas bibiliogrficas.
En este primer nmero participan entre otros: David Sotelo Rosas con La
Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos y la propuesta para
una forma de gobierno presidencial; Duval Reyes Guerrero con
Guerrero: democracia y desarrollo regional; Jos Gilberto Garza
Grimaldo con Guerrero: elecin 1997 y Florencio Salazar Adame con
El papel de las comisiones legislativas en los Congresos de Mxico; as
tambin se incluye el Decreto por el que se instituye la Presea
Sentimientos de la Nacin del H. Congreso del Estado.
Su costo es de $30.00
Se puede adquirir en la Biblioteca del H. Congreso del Estado de Guerrero,
sitio en Blvd. Vicente Guerrero, Trebol Sur s/n y en el Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, sitio en Calle Moiss Reyes Parra
s/n Col. Temixco II, Chilpancingo, Gro.

Revista Altamirano No. 2 Edicin Octubre de 1997


En este nmero escriben, entre otros: Jos Fernndez Santilln con
Gobernabilidad y democracia; Alfonso Guerra con Democracia herida;
Alejandro Favela y Miriam Castillo con Sistema poltico, partidos
polticos y elecciones en Mxico; Emilio Chuayffet Chemor con El
Congreso y la Constitucin y; el documento No es el momento de
oportunismos, sino de solidaridad del Presidente de la Repblica, Ernesto
Zedillo Ponce de Len.

473
Revista Altamirano No. 3. Edicin Noviembre-Diciembre de 1997
En este nmero escriben, entre otros: Manuel Aorve Baos con El
municipio y los servicios pblicos; Duval Reyes Guerrero con El desafo
regional y municipal; Rafael Arestegui Ruiz con Municipio, democracia,
federalismo y desarrollo social; Homero Castro Guzmn con
Maquiavelo: filosofa y poltica; se incluyen tambin los documentos:
Conferencia parlamentaria de las Amricas y el de Independencia y
reforma de Ignacio Manuel Altamirano.

Revista Altamirano No. 4. Edicin Enero-Febrero de 1998


En este nmero escriben, entre otros: Juan Pablo Leyva y Crdova
Eduardo Neri; Germn Espndola Len con La reforma poltico
electoral de 1998 en Guerrero; Emilio O. Rabasa Mishkin con El
Congreso de la Unin y los Congresos de los Estados hacia el siglo XXI;
y se incluyen los documentos 81 Aniversario de la Constitucin poltica
de Francisco Labastida Ochoa y Democracia y libertad de Ignacio
Manuel Altamirano.

Revista Altamirano No. 5. Edicin Abril-Mayo de 1998


En este nmero escriben, entre otros: Jorge Rendn Alarcn con La
construccin de la democracia en Mxico; Rafael Aguiar Lpez con La
institucionalidad del poder; Emilio Vizarreta Rosales con
Consideraciones sobre la seguridad pblica; una entrevista con Jos
Fernndez Santilln con el tema La democracia como una forma de
gobierno; Alfredo Arcos Castro con Informacin y poltica; se incluyen
tambin los documentos Iniciativa presidencial sobre derechos y cultura
indgena presentada por Francisco Labastida Ochoa; y Las escuelas de
agricultura y los indgenas y Educacin popular de Ignacio Manuel
Altamirano.

Revista Altamirano No. 6 Edicin Mayo-Junio de 1998


En este nmero escriben, entre otros: Francisco Colom Gonzlez con Las
polticas constitucionales y los avatares del federalismo: Canad y Espaa
ante la cuestin nacional; David Sotelo Rosas con La integracin
econmica europea; Celso Ubaldo de la Sancha con El nuevo tiempo
mexicano; Jaime Salazar Adame con

474
Richard Rorty y la novela poltica en la teora del nuevo pragmatismo;
Julio Cesar Hernndez Martnez con El fuero parlamentario; y se incluye
el documento La ley suprema de Ignacio Manuel Altamirano.

Revista Altamirano No. 7. Edicin Julio-Diciembre de 1998


En este nmero escriben, entre otros: Jess Rodrguez Zepeda con El
federalismo como sistema de lealtades recprocas: el caso mexicano a la luz
de la experiencia canadiense; Clarisa Torres Mndez con Hombres y
mujeres en la poltica: la democracia por perfeccionar; Sergio Prez
Corts con El individuo liberal, la ley, la obligacin; se incluye tambin
el listado de Leyes y decretos expedidos por la LV Legislatura del H.
Congreso del Estado de Guerrero; y los documentos Del legislador de
Jean-Jaques Ruosseau y Resignacin de facultades legislativas del
ejecutivo de Ignacio Manuel Altamirano.

Revista Altamirano No. 8. Edicin Enero-Febrero de 1999


En este nmero escriben, entre otros: Rubn R. Garca Clarck con
Sociedad, partidos y cultura democrtica; Diego Valads con
Renovacin constitucional; Romeo Flores Caballero con El sistema
federal en Estados Unidos; Jorge Alberto Snchez Ortega con El retorno
del sentido. Un anlisis relacional del concepto de cultura poltica; y se
incluye el documento El principio de la instruccin primaria, gratuita,
laica y obligatoria de Ignacio Manuel Altamirano.

Revista Altamirano No. 9. Edicin Marzo-Mayo de 1999


En este nmero escriben, entre otros: Virginia Lpez Valencia con
Competencia de la Sala Superior del Tribunal Electoral Federal; Miguel
ngel Parra Bedrn con Guerrero: Constitucin y derechos humanos;
Toms Bustamante lvarez y Jean-Etiene Dasso con Los brebajes
amargos del Tio Sam; Leoncio Domnguez Covarrubias con Derecho al
desarrollo, retos de fin de milenio, Alejandra Crdenas con El derecho a
la memoria; se incluyen los documentos La reforma poltica en
Guerrero y Los tres derechos de Ignacio Manuel Altamirano.

475
Revista Altamirano No. 10. Edicin Junio-Julio de 1999
En este nmero escriben, entre otros: Moiss Alcaraz Jimnez con
porqu y para qu una reforma poltica?; Rosa Icela Ojeda y Rogelio
Martnez Ortega con Cambio poltico y globalizacin; Luis Fernando
Ocampo Martn con Desarrollo regional y sociedad civil en Guerrero;
Evaristo Garca Memije y Juan Antonio Garca Martnez con La creacin
y el desenvolvimiento del Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo
Neri; y se incluye el documento Oracin cvica de Ignacio Manuel
Altamirano.

Revista Altamirano No. 11. Edicin Agosto-Septiembre de 1999


En este nmero escriben, entre otros: Miguel Len Portilla con El
perdurable significado de Los Sentimientos de la Nacin; Manuel
Gonzlez Oropeza con Los Sentimientos de la Nacin y los orgenes del
Poder Legislativo Mexicano, Fermn Alvarado Arroyo con Algunos
comentarios al anteproyecto de Ley Orgnica del Poder Judicial; Ral
Calvo Barrera La justicia electoral comparada: Mxico-Espaa; se
incluye tambin el documento El grito no es un vano alarde de
patriotismo de Ignacio Manuel Altamirano.

Revista Altamirano No 13. Edicin Diciembre de 1999-Enero de 2000


En este nmero escriben, entre otros: Santano Gonzlez Villalobos con
Panorama historiogrfico de la Revolucin en Guerrero; Alejandro
Snchez Castro con Efemrides de la Revolucin de

476
1910 del Estado de Guerrero; Josefina Moguel Flores con Juan Andrew
Almazn. El revolucionario proteico; Jos DLabra y Carbajal con Los
pronunciados de Tamkiaro; se incluyen los documentos Derecho a la
desobediencia civil en Guatemala de Alfanso Portillo y el de Ideas sobre
la Revolucin Mexicana de Jess Reyes Heroles.

Revista Altamirano No 14. Edicin Febrero-Marzo de 2000


En este nmero escriben, entre otros: Jess Boanerges Guinto con El
estado social en la formacin social mexicana; Elda Ponce de Len Padilla
con Aspectos Electorales en torno a la Constitucin de 1917; Rafael
Estrada Michel con El artculo 128 constitucional y su relacin en cuanto
a la decisin poltica; Omar Espaa Arrieta con La reforma
constitucional de la doble nacionalidad acierto o desatino?; Gregorio
Morales Avils con Estado de derecho y seguridad; y se incluye la
Conferencia La reforma constitucional de Diego Valades Ros.

Revista Altamirano No. 15. Edicin Abril-Mayo de 2000


En este nmero escriben, entre otros: Larry Diamond con El cultivo de la
ciudadana democrtica: la educacin para un nuevo siglo de democracia
en las Amricas; Rafael del guila con La participacin poltica como
generadora de educacin cvica y gobernabilidad; Alfredo Rajo Serventich
con Los horizontes de la participacin ciudadana en la realidad
municipal; Paloma Romn Marugan con Consideraciones en torno a una
teora integrada sobre el gobierno de partido democrtico; y Santiago
Nieto con El diseo institucional de los rganos electorales en Mxico.

Revista Altamirano No. 16. Edicin Junio-Julio de 2000


Este nmero esta dedicado a la difusin de los trabajos presentados en el
Seminario Estatal Los retos del medio ambiente en Guerrero: Problemas y
perspectivas, realizado por el H. Congreso del Estado de Guerrero, a
travs de su Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, en
coordinacin con otras instituciones interesadas en la preservacin del
medio ambiente. Los apartados en que se divide la revista, son los
siguientes: I. Problemas ambientales en el Estado de Guerrero; II.
Estrategias de desarrollo

477
agrcola y precuario para Guerrero; III. La preservacin y
aprovechamiento de los recursos de Guerrero; IV. Educacin ambiental;
y V. Acciones polticas y problemas de desarrollo.

Revista Altamirano No. 17. Edicin Agosto-Septiembre de 2000


En este nmero escriben, entre otros: Mara Amparo Casar con Mxico:
las elecciones del 2 de julio y el tema de la gobernabilidad; Miguel ngel
Camposeco Cadena con El proceso legislativo; Cecilia Mora Donato con
La experiencia en Mxico de las Comisiones Legislativas; Alexis
Ramrez Manrique con La tcnica legislativa; Csar Julin Bernal con
Normatividad y organizacin del Congreso del Estado de Guerrero; y se
presentan los documentos Una agenda de discusin para la alternancia,
con un nuevo rgimen poltico para el Estado de Guerrero de la Fraccin
Parlamentaria del Partido de la Revolucin Democrtica y el de Por una
reforma poltica integral, plural y con sentido social de la Representacin
Parlamentaria en el H. Congreso del Estado de Guerrero del Partido de la
Revolucin del Sur.

Revista Altamirano No. 18. Edicin Octubre de 2000-Febrero de 2001


En este nmero se presentan diversos textos relacionados especialmente
con los procesos de transformacin social e institucional que vive nuestro
pas y particularmente el Estado de Guerrero; as se presentan 3 versiones
estenogrficas de conferencias dictadas por destacados analistas en ciencia
poltica como es el caso de Las asignaturas pendientes del
parlamentarismo mexicano y Breves reflexiones sobre la crisis del
federalismo mexicano: los casos del D.F., Tabasco y Yucatn el Mtro.
Salvador Nava Gomar; Sistemas electorales en perspectiva comparada
del Mtro. Giovanni Sartori; tambin se presentan una serie de documentos
de anlisis entre ellos El Estado y la soberana del Lic. Juan Antonio
Garca Martnez; La reinvencin del producto turstico en el Estado de
Guerrero de Alejandro Quintero Len; Las mujeres y el futuro posible de
la Mtra. Alejandra Crdenas Santana; por otra parte se presentan varios
documentos sobre el proceso de reforma poltica en que se encuentra
inmerso el Estado de Guerrero, entre ellos el artculo del Dr. Jos Gilberto
Garza Grimaldo

478
La reforma poltica en voz de los partidos polticos; la versin
estenogrfica sobre La instalacin de la Mesa Central para la discusin y
anlisis de los trabajos para la Reforma Poltica del Estado de Guerrero; el
documento Decreto por el que se reforman y adicionan diversas
disposiciones en la Constitucin Poltica del Estado de Guerrero en
materia de fortalecimiento municipal y una serie de ponencias presentadas
al Foro para la Reforma municipalista en Guerrero, convocado por la
Comisin de Estudios Constitucionales y Jurdicos del H. Congreso del
Estado de Guerrero.

Revista Altamirano No. 19. Edicin marzo-abril de 2001


En este nmero en atencin al gran inters que se ha planteado en la
sociedad guerrerense sobre el movimiento indgena en Mxico, se
presentan diversos textos relacionados a este temtica; as tenemos entre
otros los interesantes artculos de Los pueblos indios hacia el nuevo siglo
el Mtro. Carlos Humberto Durand Alcntara; el de Nueva indianidad y
globalidad de Guillermo Torres Carral, en el primer apartado denominado
Los pueblos indios hacia el nuevo milenio; en el siguiente denominado
Perspectiva poltica de los pueblos indios, escriben Lidia Lorena Bayardo
Platas con Gobierno indgena y derechos indgenas: a la defensa del
territorio Huichol (norte de Jalisco) y Francisco Guzar Vzquez, Jr. con
El Plan Huicot de la sierra Huichol, entre otros; el siguiente apartado
Una perspectiva terica de los derechos indios se presentan los textos de
Leif Korsbaek y Jos Manuel Teodoro Mndez, el primero con La
antropologa y el estudio del derecho y el segundo con La construccin
de la cosmovisin tnica en la relacin hombre-naturaleza; en el apartado
de Derechos culturales de los pueblos Indios, se presentan diversos
artculos entre ellos Orgenes del indigenismo en la poca del dominio
espaol de Rafael Rub Alarcn; Necesidad, estructura e importancia de
la fundacin de la Universidad Nativa de Luis Prez Lugo; por ltimo, en
el apartado de Vida Parlamentaria se presentan tres interesantes
Iniciativas de ley para el Estado de Guerrero que son: la Decreto por el
que se reforma el artculo 10 de la Constitucin Poltica del Estado y la de
Ley de Derechos y Cultura de los pueblos indgenas.

479
Revista Altamirano No 20. Edicin Mayo-Junio de 2001
En este nmero se presentan tambin una serie de trabajos de investigacin
sobre la situacin que guardan los pueblos indgenas en Amrica Latina y
en especial en Mxico, y escriben, entre otros: Joel Romero Carmona con
Legislacin de los recursos naturales de los pueblos indgenas: el caso de
Mxico; Francisco Arzola Jaramillo con Xipe T tec: un ritual teatral
comunitario; Juan Carlos Rivero con Agricultura y globalizacin. El caso
de Venezuela ; el Grupo Guerrero, A.C. presenta documentos como Los
acuerdos de San Andrs Larrinzar y el Proceso legislativo sobre la Ley
de Derechos y Cultura Indgena, por ltimo se presentan tambin las
posiciones de los partidos polticos en el Estado, en relacin a las
comparecencias de los Secretarios de Despacho con respecto al Segundo
Informe del Gobernador del Estado de Guerrero.

Revista Altamirano No. 21. Edicin Julio-Agosto de 2001


Este nmero se esta dedicado, a cuestiones electorales y recoge en sus
pginas una compilacin de las ponencias presentadas en el Primer
Encuentro de Consejeros Estatales Electorales realizado los das 8, 9 y 10
de junio en la Ciudad y Puerto de Acapulco; entre ellas se encuentran las
siguientes: Dientes al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federacin de Eduardo R. Huchim May; Apuntes para una agenda
mnima de reformas de Jorge Luis Sosa Campos; Tolerancia de
Guadalupe Salazar Narvez; Autonoma y ciudadanizacin de los rganos
electorales de Ceferino Cruz Lagunas; La revitalizacin democrtica de
Alfonso A. Neri Celis; Profesionalizacin de los rganos electorales de
Nelly Sofa Gmez Haaz; y Necesidad de incorporar el servicio civil de
carrera y el servicio profesional electoral en el Estado de Guerrero de
Beatriz Guadalupe Parra Bedrn.

Revista Altamirano No. 22. Edicin Septiembre-Octubre de 2001


Este nmero se esta dedicado, al 188 Aniversario de la Proclamacin de los
Sentimientos de la Nacin, y recoge en sus pginas una serie de trabajos de
investigacin y anlisis sobre tan importante documento; entre ellos se
encuentran: La divisin de poderes en los Sentimientos de la Nacin y su
evolucin en el constituciona-

480
lismo mexicano de Carlos Faustino Nataren Nandayapa; El principio de
Igualdad en los Sentimientos de la Nacin de Rafael Estrada Michel; La
idea de soberana en los Sentimientos de la Nacin de Francisco Higuera
Castro; La Vigencia de los Sentimientos de la Nacin de 188 aos de su
proclamacin de Jos Gilberto Garza Grimaldo; as tambin se presentan
una serie de discursos pronunciados en la ceremonia oficial de la
conmemoracin del 188 aniversario de los Sentimientos de la Nacin.

Revista Altamirano No. 23. Edicin Noviembre-Diciembre de 2001


Este nmero se encuentra dedicado al tema Fundamentos y Perspectivas
de los Derechos Humanos, y contiene excelentes ensayos de anlisis y
crtica sobre la problemtica mundial y nacional de los derechos humanos
como elementos sustanciales para el desarrollo del hombre en sociedad,
entre ellos se encuentran los siguientes: Crtica a los derechos humanos en
un mundo unipolar de Carlos H. Durand Alcntara; La definicin de los
derechos humanos y la perspectiva de gnero de Liliana Fort Chvez;
Derechos humanos, autanasia y suicidio: crimen o derecho de morir? de
Mara de Jess Rodrguez Guerrero; La religin Tzotzil y los derechos
humanos: un paso difcil a la libertad religiosa en Chiapas de Carlos V.
Urbalejo Guerra; y Derechos, pueblos indios y derechos humanos de
Beatriz Vega Islas.

Revista Altamirano No. 24. Edicin Enero-Febrero de 2002


El presente nmero se encuentra dedicado, a los temas de
Multiculturalismo, derechos humanos y desarrollo regional de los pueblos
indgenas, y recoge en sus pginas excelentes trabajos de investigacin y
anlisis sobre tpicos de gran vigencia en el Mxico contemporneo; entre
los que se encuentran: Nueva diversidad tnica en la Constitucin, o
muerte del indigenismo de Carlos H. Durand Alcntara; Las palabras en
la concepcin de las culturas de Leticia Neria; La refuncionalizacin de
la identidad tnica de los indgenas nahuas de Cuetzalan a travs de las
mayordomas de Jos Manuel Teodoro Mndez; Derechos humanos y
grupos indgenas. Apuntes en torno al trato diferenciado de Ana Ofelia
Snchez Valenciana y Mario Loza Rodrguez; Compasin

481
y terrorismo: hacia la necesidad de una refundacin de los derechos
humanos de Fermn Adgardo Rivas Prats.

Revista Altamirano No. 25. Edicin Marzo-Abril de 2002


Este nmero de la Revista, se dedica al tema Proteccin del Medio
Ambiente y Aprovechamiento Sustentable de los Recursos Naturales, y
contiene excelentes trabajos de investigacin y anlisis entre los que se
encuentran, los siguientes: La aplicacin del derecho ambiental de
Ramn Ojeda Mestre; Instrumentos de la poltica ambiental en la
legislacin ambiental mexicana de Vicente Ocampo Rayn; Delitos
contra el ambiente y la gestin ambiental de Marcos vila Cayetano y
Gonzalo Santiano Campos; Meditaciones ecolgicas sobre los elementos
formativos del estado de Manuel Cifuentes Vargas; asimismo contiene
una serie de documentos presentados en el Primer encuentro de
Estudiantes de Derecho en Homenaje al Maestro Miguel ngel Parra
Borbn, entre los que se encuentran, entre otros, la Semblanza del
Maestro Miguel ngel Parra Borbn por Virginia Lpez Valencia;
Globalizacin y derecho constitucional de Jos alfonso Herrera Garca y
La mundializacin del derecho ecolgico de Silvia Alcarz Hernndez.

482
LA NUEVA ABISPA, Revista del H. Congreso del Estado de Guerrero,
termin de imprimirse durante el mes de julio del 2002
El tiro const de 1,000 ejemplares.
Impreso en los talleres de Sistemas Grficos.
Ro Salado No. 1537 Col. Las Magdalenas
C.P. 27010 Torren, Coah.

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