Cohen

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ENSAYO Y SUBJETIVIDAD

Marcelo Percia
Compilador
EUDEBA
Secretara de Cultura
Facultad de Psicologa
Universidad de Buenos Aires

Buenos Aires, 1998

Este material se utiliza con fines


exclusivamente didcticos

NDICE
Palabras preliminares .......................................................................................................................... 5
Mara Martina Casullo
I. Prlogo ............................................................................................................................................... 9
Marcelo Percia
II. Invitados
La in-quietud del alma ............................................................................................................. 29
Nicols Casullo
Recuerdos de un futuro (en ruinas) .......................................................................................... 45
Eduardo Grner
El ensayo como lectura de curacin ........................................................................................ 65
Horacio Gonzlez
El alma y las formas del ensayo.
Lukcs, con la visin de Scrates ............................................................................................ 73
Gregorio Kaminsky
El ensayo en el espejo .............................................................................................................. 87
Santiago Kovadloff
La paradoja del escritor ........................................................................................................... 97
Santiago Kovadloff
III. Cmplices
Genealoga del concepto de subjetividad ............................................................................... 101
Ester Cohen
Subjetividad y ficcin ............................................................................................................ 113
Ester Cohen
Algunas notas sobre ensayo y psicoanlisis .......................................................................... 117
Daniel Rubinsztejn
Noticias sobre el hombre del grabador .................................................................................. 125
Marcelo Percia
Un traje hecho a la medida de otro ........................................................................................ 137
Marcelo Percia
IV. Conjurados
El destino de S. Arganda ....................................................................................................... 149
David Daz
El ensayo o las multiplicaciones en los espejos ..................................................................... 157
Fabio Garca

GENEALOGA DEL CONCEPTO DE SUBJETIVIDAD


Ester Cohen
Perder alguna vez el suelo firme. Flotar.
Andar errante. Estar loco.
E Nietzsche (Aforismo 46, libro 1, La gaya ciencia).
Cuenta la historia que hubo un milagro: el nacimiento de Occidente como cultura determinada.
Fue uno de esos momentos donde qued marcado el comienzo de un modo de ver y de decir, que identifica y
hace tradicin.
Se constituye una forma y un marco conceptual del preguntar. Desde all pensar es investigar, e
investigar es descubrir y develar. Junto con los mitos que son una explicitacin, se va colando una idea:
cosmos es sentido, y ste debe ser unvoco. Pensar se define como develar ese sentido, que por ello es
trascendente.
Por otra parte, para que la multiplicidad de cosas, personas, fenmenos, vidas, hechos, sea pensable,
se necesita buscar lo que tienen en comn, lo que est detrs de lo que aparece, ya que en caso contrario,
seran ininteligibles.
Pensar es decir lo que es, el ser es uno Parmnides es lo comn a todo, funda, trasciende el
aparecer, es la verdad que. permanece oculta.
La precedente configuracin conceptual es el conjunto, de premisas que constituyen lo que a
posteriori quedar identificado como pensamiento occidental o quehacer filosfico. Segn la tradicin, toda
idea que no condice con lo expuesto es catica, descabellada, no seria o irracional.
Pero actualmente, es cada vez ms frecuente la conciencia de que el objeto que debera ser puesto en
evidencia ha eludido el camino del conocimiento racional-emprico, y que el objetivo del pensar no consiste
en reencontrarse con su propia mismidad, sino en ir hacia, sus condiciones de inaccesibilidad como
sustancia, lo cual no lo torna ininteligible. Sin embargo, el acceso a lo que forma problema en este modo de
preguntar, est vedado por lo que podemos denominar intuicin occidental, es decir, el sentido comn
formado por siglos de ponderacin de conceptos tales como: fundamento, sustancia, natural contra espiritual,
aparente contra latente.
Suele aceptarse como natural lo que puede explicitarse como a priori histrico Foucault y resulta
cristalizada una forma de ver, que podra ser cualquier otra.
Lo que queda suprimido de este modo, es toda posibilidad de transitar otro orden de razn, que en
lugar de sostenerse en la univocidad, se sostenga en la paradoja, para que el verdadero filosofar se vuelva
hacia la voluntad de poder Nietzsche y a la creacin conceptual Deleuze.
No se trata de oponerse a la vigencia de un mundo tecnologizado, con un romanticismo ingenuo,
sino de hacer inteligibles las condiciones del pensar occidental, para insertarse en un orden distinto del que
marca la tradicin, o sea, armar un marco conceptual en el cual se pueda explicitar el concepto actual de
subjetividad.
Este momento histrico se definir como la poca de la subjetividad, es decir, hago coextensivos los
conceptos de: este momento histrico y subjetividad. La produccin de nuestro presente modo de existencia,
se configura con los parmetros de una lgica que se sostiene en la ontologa del ser efecto.
Se hace necesario pensarnos como efecto, por respuesta a la pauta que funciona como horizonte
conceptual del siglo XX: la muerte de Dios y por tanto la muerte del hombre como identidad metafsica
definida como un yo.
La idea de subjetividad responde a la condicin trgica del producirnos como devenir, como tensin
constante de opuestos. Se estn planteando dos rdenes de razn posibles de transitar; uno, el que mantiene
la idea de univocidad necesariamente fundada, y el otro, la idea de un pensar acerca de lo que deviene,
difiere de s, lo cual implica un ser trgico, es decir, un ser en movimiento que no se cierra en un momento
superior que subsume todos los momentos, llegados de una vez a su identidad trascendente; una ontologa
trgica instaura una racionalidad inmanente, en la cual acontece el sentido, que puede ser contrario, otro de
s, paradjico.
Que dios haya muerto nos pone frente a la perspectiva trgica, es decir, no hay ningn lugar seguro
ni nico donde alojar el sentido.
De all: subjetividad como produccin de deseo, como experiencia vital de la creacin de sentidos.
Esta experiencia no se realiza en forma arbitraria, tiene unos parmetros, unos valores, que valen de
determinada manera; no se trata de entidades sustanciales que aportan datos para un s mismo, a su vez
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isomorfo con el mundo que lo circunda, sino que se trata de una invencin individual y colectiva,
determinada en una inmanencia y que determina una inmanencia.
Diluido el concepto de sujeto, cmo entender hoy la subjetividad? Por ejemplo, como escritura,
como estilo, como rasgo, como imaginacin, como pasin, como campo de subjetivacin, como pliegue.
Nuevamente, que dios haya muerto, no nos pone frente a un vaciamiento de valores; por el contrario,
nos enfrenta a otros valores, donde el trabajo filosfico (ontolgico y tico) se debe concentrar en la cuestin
de los sujetamientos, es decir, a qu atenerse para diagnosticar un entramado de juegos de verdad y de poder;
lo que est supuesto es el concepto de produccin de subjetividad.
Ser subjetividad es coextensivo con ser efecto, es decir, producido supone efectuado sin modelo
previo sino como configuracin inmanente, donde cabe subrayar que sta no es arbitraria sino excepcional.
El concepto subjetividad marca una concepcin ontolgica que pretende como implicacin directa
proceder de manera tica, porque abre la posibilidad de producir despus de la muerte de dios y contra el
actual cinismo.
Se trata de deshacerse de los horizontes dialcticos, fenomenolgicos, estructuralistas,
comunicativos, ironistas, para inventar inteligibilidades que apuesten a una tica donde valgan: la vergenza,
el compromiso, la solidaridad como valores para una produccin de subjetividad.
Son stos tiempos de melancola, por haber perdido el paraso? Se pueden acercar tres intentos de
reflexin: segn el primero, el paraso no est perdido, vivimos en l, hemos llegado al mximo esplendor
que la historia tena reservada para la humanidad, el progreso se ha consumado, de all la nocin de fin de la
historia; conforme el segundo, estamos de luto porque el paraso es inapropiable, nunca lo podremos
alcanzar, pero hay que seguir intentando el camino hacia esa verdad que siempre est ms all. Para el
tercero, el mundo es una produccin de subjetividades, y lo que funciona como subjetividad es producido
como interiorizacin de una exterioridad que slo funciona como tal, en una determinada configuracin. Por
lo cual, no tiene un marco apropiado aqu la pregunta por el paraso, que debe ser trascendente. Pero s se
trata de nombrar lo inexpresable, o sostener lo propio como inapropiable, o hacer explcitos signos de alguna
cosa y de su ausencia.
Las reflexiones del siglo XX estn marcadas no slo por la muerte de dios, sino tambin por la
captura de un destello: lo que puede poseerse solamente a condicin de perderse.
El concepto de subjetividad es deudor del concepto de representacin, all donde hay representacin
hay ausencia, y donde hay presentacin y representacin hay divisin, y esto resiste a que se hable
totalmente a su respecto, pero no pierde por ello su capacidad de ser inteligible si se lo explicita desde una
lgica que acepte como vlida una inferencia paradjica.
Porque la cuestin no se mantiene en los trminos: es o no decible? (desde algn sentido
trascendente), sino en que lo que se dice, est dicho o no est dicho, y la verdad resulta o sea, es efecto de
verdad la subjetividad como produccin, desencadena una determinada verdad.
No hay metalenguaje, no hay sustancialidad trascendente, no hay otro del otro, no hay verdad sobre
lo verdadero. S hay inmanencia paradjica, tesis ontolgica que hace posible pensar la subjetividad que es
hallada propiamente en una determinacin de una articulacin en una superficie.
En esa superficie se arman los modelos de inteligibilidad con sus visibilidades, sus enigmas, sus
inapropiabilidades, sus fracasos, sus abismos, sus decires, sus verdades.
Nada es trascendental; en ese sentido, la subjetividad es producto, son vinculaciones en la superficie,
pero no a causa de sta; no contamos con un origen, pero sin embargo, hay efecto.
La subjetividad est determinada como un efecto, como una impresin de reflexin Hume es
decir, como creencia, invencin, artificio. Con qu derecho afirmar ms de lo que se sabe? La respuesta se
pone en lo que se proponga como el quin o el punto de vista.
El devenir subjetividad, supone un ser que no es suficiente, que perpetuamente es arrancado a s, ya
que no es un s mismo, porque nada viene de afuera, ni tampoco de adentro; es sin ayuda, enteramente
abandonado. Si se comienza por concebir una plenitud, luego no se puede encontrar un lugar vaco o
inefable.
No se trata de oponer la idea de fundamento identificatorio a una nada metafsica o romntica, sino
sostener la idea de subjetividad junto con la idea de nihilizacin Sartre o sea, soy en tanto escapo de m; no
en tanto fundamento de mi propia nada, sino en tanto que tengo mi fundamento fuera de m, como pura
remisin a otro que me representa; por tanto no soy en m, sino que soy como dividido.
Donde por definicin, esa otra mitad de m mismo est irremediablemente perdida, porque nunca
fue. Por esto, producir subjetividad no es encontrar el otro que hay en m, sino saber de mi poder para
construir ficciones, para inventar mentiras.

El ultrahombre Nietzsche es aquel que sabe que vive creando ficciones, lo cual no autoriza a
sostener falsedades, sino a posicionarse como el sujeto de la voluntad de poder, que puede porque se sabe
efecto de verdad y no naturaleza.
Se inventa una designacin regularmente vlida y obligatoria, pero siempre mentirosa, dado que no
contamos con un origen sustante y trascendente; entonces, por definicin, las verdades son mentiras. En
primera instancia, y desde una lgica de la identidad, esta afirmacin resulta contradictoria, pero lo que aqu
se plantea es un discurso que toma a la paradoja como su premisa, en un discurso de multiplicidades
singulares que es constitutivo del entramado que sostiene el concepto de subjetividad.
Dado que no hay una primera verdad que lo sea para todo tiempo y lugar, es decir, dado que dios ha
muerto, seguir pensando es posible a condicin de que lo sea como creacin, invencin; por ello, mentira, en
el sentido en que no tiene una referencia sustancial unvoca.
Lo cual marca la ruptura con el pensamiento occidental acerca del sujeto, e instaura esta idea de
subjetividad como escritura, como armado de un campo o territorio, como un hacer letra/litoral, sin olvidar
su carcter metafrico. La idea de metfora supone que hay un algo representado, pero en un paso ms se
sostiene que la subjetividad es efecto y no representacin, por tanto inmanencia sin un antes, sin una
verdad a develar.
Por ello nos detenemos en la superficie, y admiramos la apariencia y nos alegramos Nietzsche de
estar arrancados de s, o sea, de una profundidad abismal, pero no enigmtica.
Entonces, subjetividad es una configuracin local, singular, donde se sostiene una verdad. Es as que
no es una sustancia, con todo el peso que la definicin aristotlica implica; una subjetividad designa un
mltiple en una determinada situacin, es decir, una indiscernibilidad intrnseca, no un punto vaco como
puede entenderse la idea de evanescencia sino el nombre propio de un modo de ser. No es un punto, en el
sentido de identidad en acto, pero tampoco es vaco desde su definicin metafsica; es una multiplicidad
donde se conforma una verdad rara.
Lo raro aqu significa singular, o sea, no pertenece a una curva donde se encuentre alguna ubicacin
segn criterios determinados. Se trata de lo excepcional, ya que si no suponemos lo ordinario, tampoco
podemos sostener lo extraordinario como contrapartida; o de algo sobrenatural implicado por lo natural; lo
excepcional es sinnimo de azar. La subjetividad es constitucionalmente singular.
Cuando se piensa en el concepto de subjetividad se implican las ideas de: multiplicidad,
singularidad, indiscernibilidad intrnseca, resultado, efecto de verdad, ya que de lo azaroso que no es
arbitrario hay una inteligibilidad posible.
Este clima intelectual constituye una ruptura respecto de los conceptos tradicionales de racionalidad,
hombre, sujeto; es decir, la psiqu de Platn no es la subjetividad actual pero con otro nombre, ya que el
sentido como definicin de lo que es pensable es diferente, nos toca construir los conceptos que hacen
inteligible a nuestro momento histrico, si estamos frente a la crisis de la idea de sujeto, es necesaria una
respuesta acerca del estatus ontolgico de nuestro concepto de subjetividad; se trata de ir armando ideas
alrededor de esta entificacin de lo que no es un ente, ya que no remite a un s mismo.
Aportan y sugieren un camino para seguir pensando los conceptos de rasgo y pliegue en Deleuze,
campo de subjetivacin de Foucault, voluntad de poder de Nietzsche, escritura en Lacan, foco de Althusser.
Cada poca determina una forma de hacer interior lo exterior, y esa forma de plegar el afuera es lo
que llamamos proceso de subjetivacin. La pregunta que cabe ahora es: cul es nuestra actual manera de
plegar el afuera y cules son los juegos de verdad que estamos jugando?
Quizs hoy nos convoca la lucha por alguna forma de subjetividad? O quizs la dificultad sea
sostener estos modos de existencia? Ser difcil soportar la muerte de dios? La idea de humanidad creada se
mantiene en otro contexto.
El yo no designa un universal, sino un conjunto de posiciones singulares en un momento histrico,
producidas en forma azarosa. Condicin trgica de la subjetividad, porque no es una cuestin de grado, no se
trata de un sujeto dbil sino de una condicin diferente, en la cual se ha cortado la posibilidad de viajar hacia
la eternidad, para existir en una superficie laberntica, donde los movimientos se producen al imaginar
utopa; no imposibilidades, sino proyectos.
Lo que est detrs de la idea de produccin de subjetividad es la bsqueda en la cuestin de los
sujetamientos, de los juegos de poder Foucault, para proceder de una manera tica en el horizonte del
despus de la muerte de dios, de la muerte del hombre, y contra el cinismo y la impiedad del capital.
Se trata de reconocer una fuerza inmanente y constructiva, que no implica ninguna trascendencia, no
es mitad riqueza y mitad pobreza, sino que es destruccin de toda medida exterior o superior; no se pretende
una hermosa normalizacin, sino buscar disposiciones inmanentes.

Por esto, en lugar de concebir un sujeto dbil, desfondado Vttimo, que se lleva y se trae, el gesto
poltico ms decisivo es imaginar una subjetividad donde la voz sea signo de las pasiones que estn en el
alma, porque es necesario que aquel que hace vibrar el aire, est animado y tenga fantasmas, la voz es en
efecto sonido significante y no slo aire expirado ... (Aristteles, De Anima, 420 b).
La subjetividad resulta ser un juego donde se vehiculiza lo simblico, como acto de reconocimiento
donde se rene lo que parece dividido, y donde continuamente se transgrede y denuncia la verdad de este
conocimiento.
Hay necesidad de filosofar en el advertir que no hay en el origen plenitud sino un diferir entre
conceptos como ser/aparecer, armona/tensin, ser/ente, paradigma/copia.
La metfora de la identidad supone el olvido de una diferencia establecida como originaria entre
significante y significado. Pensar la subjetividad implica cuestionar que el lmite que funda la posibilidad de
significar, sea l mismo resistente a la significacin.
Para comenzar se puede acercar por ejemplo los conceptos de borde Deleuze o letra Lacan
donde se quita suelo para fundamentar estos dobles irreductibles, y seguir indagando en la corriente que
sostiene que el significado no preexiste a su formulacin, y que el camino se parece a una danza en un
laberinto que conduce al corazn de aquello que mantiene a distancia, para acercamos al pensamiento
paradjico donde la palabra se acerca a su objeto mantenindolo indefinidamente lejos.
Retomo el comienzo de este trabajo y con Herclito se vuelve a plantear un decir que no esconda ni
revele, sino que significa/insignifica entre la presencia y la ausencia.
Herclito nos gua por el camino del pensar en la conmesura de imposibles o en la congruencia de
los incongruentes, pero no con una simple idea de escandalizar o romper el sentido en una bsqueda esttica,
sino como un planteo ontolgico slo pensable en un orden paradjico, donde una supuesta experiencia
original est apresada en un pliegue, en un modo de significar la existencia.

BIBLIOGRAFA
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