Reflexión Teológica Sobre El Culto de Las Iglesias Evangélicas
Reflexión Teológica Sobre El Culto de Las Iglesias Evangélicas
Reflexión Teológica Sobre El Culto de Las Iglesias Evangélicas
Lo que dice J. Calvino en su Institucin de la Religin Cristiana, que dedica el captulo xviii del libro IV
a refutar la misa catlica como forma ilegtima de culto (el cap. XIX lo dedica a los sacramentos...), creo
que est superado y quede su reflexin como hija de su tiempo.
LITURGIA
y oraciones, bendiciones, ministros del culto, lugares y modos. Y, aunque parece que
todo est atado y regulado, no faltan expresiones que se saltan la norma. 2 Y es que la
devocin es algo que se aprende, pero luego se expresa de manera muy personal. Es por
ello difcil marcar pautas.
Saltando a las pginas del Nuevo Testamento, por seguir un cierto orden
cronolgico o de antigedad de los escritos, en las epstolas paulinas nos encontramos
con instrucciones para el culto pblico o de la iglesia. Especialmente notorios son los
captulos 11-14 de 1 Cortintios. Nos encontramos con un tipo de iglesia domstica muy
similar por sus proporciones a muchas iglesias evanglicas en Espaa. Su estudio ha
ocupado numerosos libros, algunos ya clsicos.3 En particular, los captulos recien
citados, se refieren a las reuniones de las distintas iglesias domsticas que
probablemente se dieron en la ciudad de Corinto en momentos en que se juntaban todos
o la mayora de los miembros de estas iglesias. Pablo habla de iglesias y de Iglesia. En
el primer caso, parece referirse a esta realidad atomizada de grupos de cristianos que se
reunan en casas, mientras que en el segundo caso, se refiere a una congregacin ms
grande o a la Iglesia cristiana en general.4 En el captulo 14 argumenta Pablo sobre la
necesidad de orden y decoro cuando se reunan todos para un culto pblico. La
efervescencia que se daba por lo que crean (y Pablo no lo niega) el impulso del
Espritu, produca un alboroto que acababa trayendo descrdito hacia los cristianos por
parte de los no creyentes que los visitaban o presenciaban de pasada aquel espectculo.
Todo debe hacerse con orden y para edificacin (14, 26, 40) les dice el apstol.
Tales precepto son los que han modelado el culto pblico de las iglesias evanglicas en
general. A esto, se aade la recomendacin que encontramos en Efesios 5, 18-21:
No os embriaguis con vino, en lo cual hay disolucin; antes bien sed llenos del
Espritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cnticos
espirituales, cantando y alabando al Seor en vuestros corazones; dando
siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Seor
Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Caractersticas del culto evanglico de las iglesias congregacionalistas:
Los miembros de estas iglesias suelen proclamar con mucha rotundidez: no tenemos
una liturgia, entendiendo por liturgia un tipo de culto muy pautado. Es cierto que
pueden darse variaciones mltiples en las distintas partes que se dan en una sesin. No
slo por lo que respecta al orden sino por los elementos que concurren. Lo ms comn
es que alguien acte como presentador o director (o directora). Esta persona invitar a
los congregados a participar ya sea en las oraciones, ya en el canto, en expresiones de
paz o de saludo a los dems miembros o a participar (o abstenerse, segn la ocasin) en
la colecta o en la santa cena (como suelen denominar a la Cena del Seor o
Lo que ha llevado a los exgetas a la conclusin lgica de que muchas de estas instituciones (Levtico,
Deuteronomio) son posteriores a muchas de las prcticas cultuales atestiguadas en los libros histricos.
3
Personalmente, he disfrutado con la lectura de los siguientes: MEEKS, WAYNE A. The First Urban
Christians. The Social World of the Apostle Paul. Yale University Press, New Haven and London, 1983
y 20032; HARLAND, PHILIP A. Associations, Synagogues and Congregations. Claiming a Place in
Ancient Mediterranean Society. Fortress Press, Minneapolis, 2003; BANKS, ROBERT J. Pauls Idea of
Community. The Early House Churches in Their Cultural Setting. Hendrickson Publishers Inc. Peabody
Massachusetts, 1994, 20097.
4
BANKS, Op. Cit. Pg. 32.
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Es decir, cuando en una iglesia coinciden varias personas que proceden de otra poblacin o barrio
alejado, suele pensarse pronto en la conveniencia de establecer un punto de misin en dicho lugar con
vocacin de que crezca y forme una nueva iglesia.
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que suele interpretarse como vicario ya que el expiacionismo anselmiano es la interpretacin por
antonomasia de la muerte de Cristo.
7
En fin, concedemos que los msticos son un poco particulares en eso de expresar su encuentro con Dios,
pero no suele ser lo que entienden a la primera la mayora de los miembros de una congregacin de las
que yo conozco.
8
Un absurdo rayano en una mentalidad mgica que, sin embargo, suele colar sin problemas en casi todas
las iglesias que conozco. En realidad, me parece que de lo que se trata es de una especie de induccin a la
histeria colectiva que se confunde con la accin de Dios.
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ser entendidas. Parece que la oracin no supera en muchos casos el estilo ritualista: ojos
cerrados, de rodillas o en una postura corporal determinada, con repeticin de algunas
frmulas aunque vayan acompaadas de expresiones genuinas del fondo del corazn.
Ofrenda o colecta: se suele usar ms el primer trmino porque la enseanza es que lo
que se da a la iglesia es como si se diera a Dios, pues redunda en el mantenimiento y la
extensin de la obra al servicio del evangelio. No suele haber mucho cuestionamiento a
este respecto. De lo que se recoge y de su destino, los miembros legales de la
congregacin local (generalmente = bautizados) tienen conocimiento a travs de
sesiones especiales en la que se da cuenta de ello. Todos sabemos que el mantenimiento
de la iglesia (pastorado, locales, obra social, etc.) depende de nuestras aportaciones ya
que no se reciben subvenciones de ninguna otra entidad. Muchas iglesias tienen
instituida la entreg de diezmos por parte de los miembros. Es algo que se opera de
manera personal y, si se quiere, la tesorera o tesorero puede entregar un certificado a
quien lo solicite para desgravar en Hacienda. Esto no es bice para que de manera
voluntaria y particular los miembros apoyen otras iniciativas.
Predicacin: tracicionalmente, era el centro de la asamblea o culto pblico. Digo era
porque hoy en da se observa un desplazamiento de la misma viniendo a tomar su lugar
la alabanza. Suele ocupar entre treinta minutos o una hora de la reunin. Como se la
coloca, por lo general, al final, la audiencia suele encontrarse saturada. Si el predicador
es frecuentemente el mismo (o la misma) acaba siendo muy predecible y hace que la
atencin caiga. Esto se suele remediar dando paso a otras personas para que participen
en este ministerio o invitando a otros pastores de vez en cuando.
Algunas iglesias son conscientes de esta evolucin no deseada y han restringido la
libertad de los lderes de alabanza (como suelen llamar a los msicos desde hace unos
pocos aos) obligndoles a que los cnticos escogidos tengan relacin con el tema del
sermn y se distribuyan en dos momentos: como preparacin y como corolario de la
homila. Aunque los ms carismticos no suelen ser partidarios de estas frmulas y
prefieren dejar libertad al Espritu.
Despus de esta descripcin atropellada se me ocurren una serie de preguntas que me
parecen importantes:
Para qu o para quin se celebra el culto? Qu elementos cabra mantener y cules
desechar?
Para qu o para quin se clebra el culto?
Frecuentemente he odo a quien presenta o dirige un culto: Nos hemos reunido para
adorar a Dios y escuchar su Palabra. Adorar y escuchar la Palabra: estos parecen los
ejes del culto congregacionalista. Hay que tener en cuenta que, como hijas directas o
indirectas de la Reforma del siglo XVI, las iglesias congregacionalistas miran con
especial apego a los modelos de iglesia que se deducen de las epstolas de Pablo y no
tanto de los modelos alternativos que aparecen en el libro de los Hechos 9. Tanto en lo
De hecho, hay un debate entre los que dicen que el libro de los Hechos es tan normativo como cualquier
otro y los que dicen que como historia es vlido, pero no como suministrador de modelos o como
normativo para la eclesiologa contempornea.
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, .
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consonancia con el Evangelio. Para estas personas no resulta fcil darse cuenta de los
distintos matices que cada cultura atribuye a muchos actos y palabras.
No obstante lo anterior, aunque pueda servir como disculpa en algunos momentos,
ningun cristiano evanglico est exento de ejercer una tarea de discernimiento. No solo
en lo que atae a la moral sino a la decencia en el medio cultural en que se vive. Hay
algunas acciones aceptables en algunos lugares pero que, en nuestro contexto, resultan
insultantes. Cosas como las que algunos predicadores proponen, quiero pensar que con
buena intencin: Di al que tienes a tu lado..., Repitan conmigo..., Cuntos dicen
amn?
Hay ciertas maneras de monopolizar la oracin y la relacin con Dios como si fueran un
privilegio de algunas personas o castas, haciendo aparecer al resto como miserables que
necesitan que el siervo Don Fulanito de Tal interceda por ellos para que Dios acte,
en vez de ofrecer el orar junto con el necesitado como un mero acompaamiento o
expresin de solidaridad.
Algunas propuestas que suelen hacer los lderes de alabanza en el sentido de: repite
esta cancin (o d lo siguiente...) para que Dios se mueva.11
Algunas formas de orar, que parecen que el seor es el que ora y no Jesucristo...
Los largos sermones12, dados muchas veces en un tono de sobreexcitacin y de gritero
pero con poco contenido. Mejor breves pero fieles al contenido de la propia Biblia que
llenos de palabras gastadas o consignas.
Que la msica sirva de invitacin al canto como congregacin, no como entretenimiento
o concierto rock. Que no tome protagonismo por encima de la propia asamblea y sea un
simple acompaamiento que lleve la mente a centrarse en la realidad de la presencia de
Dios con nosotros que nunca cesa, aunque nosotros estemos distrados o no seamos
conscientes de su promesa (Mt 29, 20b).
Que el lenguaje utilizado sea correcto, pero no lejano al de la calle. El uso de algunas
palabras cultas o de la jerga teolgica est abocado a hacer incomprensible mucho de lo
que se quiere decir, es como hablar en lenguas extraas por no mencionar las
ridiculeces en que incurren los profanos que se atreven a utilizarlas.
Al hilo de lo anterior, procurar inculturar el mensaje (o la esencia) del evangelio en el
medio social en que nos movemos. Es una labor de traduccin delicada pero necesaria.
Lo que sucede, por desgracia, es que se intenta que lo de fuera se acomode a las
formas de la iglesia, manteniendo un sentido de gueto o autosegregacin de los
cristianos que acaba en una especie de esquizofrenia: en la iglesia soy de una manera
y fuera soy de otra.
Estas pequeas cosas creo que ayudaras a hacer mejor el tiempo de culto y no
agrandaran el tremendo hiato que suele darse entre iglesia y vida diaria. Despus de
todo, el culto segn el Espritu y la verdad no est restringido ni a Garizim ni a
Jerusalem, sino que tiene su ambito en el Universo y en la vida.
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Esta propuesta me parece tan aberrante e inadmisible que me cuesta hasta escribirla.
Que, como dice el refrn: mueven ms culos que corazones.