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DESCOLONIZACION

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DESCOLONIZACION Y DECOLONIALIDAD EN BOLIVIA

OBJETIVO

Aportar

con

informacin,

datos

y anlisis

sobre

la

descolonizacin

decolonialidad en Bolivia, que sean capaces de valorar de manera holstica las


modificaciones de la constitucin del 2009 y sus repercusiones en el estado
plurinacional de Bolivia.

Analizar las connotaciones descritas a partir de la constitucin poltica del estado


en nuestra realidad tomando en cuenta los artculos que respaldan a los derechos
de los pueblos indgenas.

Describir como la descolonizacin se realiza en el entorno presidencial y como se


hace efectiva en el pueblo tomando en cuenta los datos reales.

INTRODUCCION

El proceso histrico de descolonizacin en Bolivia, actualmente en plena marcha,


es un planteamiento poltico plasmado en la Constitucin, que tiene que ver con el
desmontaje del sistema hegemnico de dominacin capitalista que impone prcticas
excluyentes. A la vez, implica construir una institucionalidad capaz de enfrentar los
nuevos desafos. Para encaminar este proceso, el presente trabajo plantea la
importancia de la educacin intercultural como un aspecto clave en el fortalecimiento de
sujetos capaces de plantearse un giro civilizatorio y de qu manera est cambiando el
pas desde su implementacin.
Resulta poco pertinente reducir la descolonizacin a la recuperacin de la
identidad o reducirla a un problema de igualdad, que es tanto como subsumir el
problema bajo un principio moderno, como una demanda de inclusin que obliga a
pensar que slo se trata de las promesas incumplidas de la modernidad, en el sentido
de slo incluir lo indgena en el Estado nacional, cuando es justamente ese estado el
que est siendo cuestionado con la descolonizacin, por su carcter monocultural. Incluir
lo indgena sera dejar intacto ese carcter, reconstituyendo el colonialismo bajo
nuevas formas. Entonces, la descolonizacin no es una simple recuperacin de la
identidad, la descolonizacin es un planteamiento poltico de construccin, no solo de
crtica, e implica tambin el hecho que mi identidad no est en lo til sino en el horizonte,
sta surge no solo de lo visible sino de lo mtico, lo que no quiere decir que neguemos lo
que ahora tenemos como determinacin.
Ahora bien, cuando desde Bolivia se habla de descolonizacin, el punto de vista
crtico y de desmontaje del pensamiento moderno occidental es insuficiente porque no
estamos simplemente en un lugar de oposicin ni de sola resistencia, sino tambin
estamos, aunque perifricamente, ubicados en el Estado que se propone explcitamente
la tarea de descolonizar. Esto implica construir nueva institucionalidad, por tanto,
sostener crticamente otros pensamientos, epistemes y paradigmas, que desde nuestro
ngulo, resultan tareas acadmico-polticas importantes, pero que no inciden en la
perspectiva de la construccin que supone otra especificidad a la reflexin y al
pensamiento.

No se trata tanto de partir solo de la definicin de lo que sea mi cultura ya que no


garantiza en s misma la descolonizacin. La afirmacin de lo negado no es suficiente, el
modo como yo me recupero debe modificarse y debe establecerse interculturalmente.
Aqu la lucha contra el colonialismo se hace con otras armas: la interculturalidad. Eso
quiere decir, que si queremos emprender el camino de la descolonizacin para apuntalar
una educacin intercultural, tenemos que plantearnos una pregunta: Desde dnde
reconstruimos nuestro legado?, ese parece ser un aspecto fundamental, porque el
proceso de descolonizacin que estamos viviendo supone una pregunta de esta
naturaleza, nos ha separado de nuestra cultura en distintos niveles, nos ha hecho
extraa y ajena en muchos casos, negando siempre lo que somos.
Ahora, cuando partimos de afirmar nuestra identidad, estamos en el momento de
la afirmacin de lo negado que es importante. Pero esa afirmacin es una cosificacin
de nuestra propia cultura, entonces, ah hay un problema grave que resolver. Tal vez, el
nivel menos cosificado de la cultura, el nivel ms vivo, es el nivel mtico, el nivel
espiritual. Solo si me sito en ese nivel del legado de mi cultura y desde ah empiezo a
hacer los tres movimientos mencionados, es decir, afirmar mi cultura, reconstruir mi
cultura, hacerla viva y por lo tanto producirla, creo que alcanzamos el espritu
fundamental de la descolonizacin. Es decir, ese es el modo como yo tengo que
relacionarme con mi cultura, desde el legado mtico, desde el legado, digamos, ms
espiritual, ese es el lugar. Sin embargo, el problema ms grave para nosotros es como
nos situamos ah, es un desafo para pensar de otra forma la descolonizacin.
La pregunta de fondo en todo esto es, quin soy yo?, quines ramos
nosotros?, porque yo no soy simplemente un ncleo esencial puro, sino, yo me
constituyo en relacin a los otros y esa es la relacin intercultural que se articula al
proceso de descolonizacin. Es decir, el proceso de construccin del legado propio, el
proceso de reconstruir mi legado, necesariamente implica la relacin con otros o con
otras culturas, bajo otra condicin, no bajo una relacin subordinada, sino bajo una
relacin menos subordinada y eso supone una interculturalidad. Entonces, la
interculturalidad aqu tiene dos connotaciones: la interculturalidad me va a permitir
reconstituirme y al mismo tiempo la interculturalidad me va a permitir construir lo
comn.
Por otra parte hemos vivido una larga historia de desconocimiento de los
derechos de los pueblos indgenas. Gracias a sus movilizaciones y al proceso poltico

que han llevado adelante, hoy la Constitucin reconoce ampliamente los derechos de las
comunidades campesinas, las naciones originarias y los pueblos indgenas.
Los derechos indgenas pueden ser ejercidos a nivel individual o como nacionespueblos. A nivel individual es importante el derecho a la no discriminacin y a la
identificacin cultural. A nivel colectivo, como pueblos es central el derecho a la
autodeterminacin.
Los pueblos indgenas ejercen estos derechos porque han decidido ser parte de
la construccin del Estado Plurinacional y porque son pueblos que existen con
anterioridad a la colonia y al Estado republicano.
La frmula indgena originario campesinos da cuenta de la participacin plural y
diversa de las organizaciones que incidieron en la elaboracin del texto constitucional a
travs del Pacto de Unidad.
Los principales derechos que reconoce la Constitucin son:
A no existir en estado de esclavitud, a la identidad cultural, al territorio. Esto
implica: derecho a la autonoma y a la gestin territorial; derecho a la titulacin de la
tierra y el territorio; derecho a la consulta. A vivir en medio ambiente sano, a la
participacin en el Estado, a la proteccin de sus lugares sagrados, a la creacin y
administracin de sus propios medios de comunicacin, a la valoracin de sus
conocimientos tradicionales, a una educacin intracultural, intercultural y plurilinge, al
sistema de salud universal y gratuito pero respetando sus prcticas y cosmovisin, al
ejercicio de sus sistemas polticos, jurdicos y econmicos.
Entonces debemos preguntarnos una y otra vez. Realmente estamos en el
camino de la descolonizacin o de lo contrario en un proceso de falsa descolonizacin?
Este es un tema que en el ltimo tiempo se ha dejado a medias en Bolivia
aparentemente por la complejidad de su definicin sobre qu se entiende por
descolonizacin y cmo se hace efectiva. Este parece ser un buen argumento, aunque
ciertamente es compleja el hecho y la idea de la descolonizacin, para seguir el camino
contrario a la descolonizacin. Esto es as particularmente en los niveles del entorno
presidencial y en sus mecanismos de accin. Por lo que podramos decir que en Bolivia
la descolonizacin es raqutica desde este lugar del poder y robusta la falsa
descolonizacin. Este es el hecho que aqu analizaremos con datos y descripciones.

1.- MARCO CONCEPTUAL


1.1.- DESCOLONIZACION
La colonizacin en Bolivia empez con la llegada de los espaoles a nuestro
pueblo representando para nosotros situaciones de inequidad, exclusin, discriminacin,
racismo, dominacin poltica y econmica, adems de subalternidad intelectual
implantados a la fuerza.
El perodo colonial supuso, entre muchos otros elementos, un encubrimiento
delas culturas que poblaban estas tierras. Se encubri, desde entonces, con la misma
intensidad y despropsito sus historias, sus saberes, sus cosmovisiones, sus
expresiones cotidianas, sus vestimentas, sus lenguas o sus ritualidades. Sin embargo, el
encubrimiento no significa no existencia, se encubre solo lo que existe.
Descolonizacin definido en el diccionario es Conceder una nacin extranjera la
independencia a una colonia o territorio que dominaba lo que se podra decir que pasa
cuando se da la independencia de nuestro territorio y la creacin de la repblica de
Bolivia, pero comparado con la descolonizacin de frica los colonizadores se van y los
pueblos africanos se quedan como estaban en cambio en Bolivia se quedan espaoles o
descendientes de los mismos.
La descolonizacin es un tema que comprende a todos los que buscan el
desarrollo

de

su

pueblo

en

trminos

propios,

realidades

capacidades

En los siguientes parrafos podemos ver algunas definiciones o puntos de vista sobre los
que es descolonizacin.
La palabra "pachakuti", errneamente traducida, por algunos, como revolucin
(dentro una concepcin ms occidental que propiamente andina). En la lgica andina
pachakuti se refiere a procesos u horizontes civilizatorios; es volver a cultivar la vida, el
suma qamaa, no slo para el pas, sino para el planeta y el cosmos en su conjunto. Por
tanto, pachakuti es lo ms aproximado a descolonizacin, y se trata de un problema
civilizatorio que pretende cambiar la lgica de modernidad occidental que exalta valores
individualistas y materialistas Descolonizar no es revertir la situacin de la relacin
asimtrica entre colonizados y colonizadores. Descolonizacin es construir nuestra vida
desde nuestros propios valores y requerimientos. La descolonizacin debe servir para la
igualdad material de las personas y para que puedan asegurar su futuro.

A diferencia de lo que la mayora cree o percibe, la llamada "descolonizacin" no es


exclusivamente un proceso que pretende sepultar la endeble institucionalidad y el inicuo
sistema neoliberal del antiguo rgimen republicano, as como a sus representantes y
operadores, sino que es tambin un proceso que intenta desvirtuar y destruir la
subjetividad de lo boliviano, es decir, sus races occidentales y cristianas.
El bicentenario de la llamada independencia actualiza la memoria colonial y la
lucha inconclusa de los pueblos indgenas y mestizos contra el colonialismo
En la actualidad el termino de descolonizacin es muy utilizado por el gobierno ya que
se puede decir que la colonizacin nos dej en situaciones de inequidad, exclusin,
discriminacin, racismo, dominacin poltica y econmica. Tomar en cuenta el tema de
descolonizacin, nos ha parecido pertinente en un momento en que el pas atraviesa por
un estado de renovacin, o ms propiamente de "refundacin", para seguir los trminos
de los movimientos sociales populares e indgenas que lideran este proceso.
1.2.- COLONIALIDAD
Genealoga

de

la

colonialidad:

de

dnde

sale

el

concepto?

ya que hablamos de las palabras y no de las cosas, la respuesta rpida y algo amnsica
a esta primera pregunta podra ser la siguiente: la nocin de colonialidad deriva del
trabajo de Walter Mignolo un terico norteamericano de origen argentino que, segn
cuenta l mismo, se tropez con la palabra en 1992 al hojear el artculo Colonialidad y
modernidad/racionalidad del socilogo peruano Anbal Quijano. Desde entonces, y con
sentidos no del todo coincidentes con el trabajo de Quijano, Mignolo y sus numerosos
discpulos (que en Latinoamrica son, lamentablemente, legin) han ido dndole cuerpo
al concepto.
En Mignolo y cia. la colonialidad del poder es un concepto o herramienta general
de tenue o irrelevante especificidad histrica. Remite, en concreto, a identificar lo que l
llama cuatro reas de control en un lenguaje prestado de Michel Foucault en las que,
desde un afuera, se administra o gestiona al subalterno no-occidental. A saber: las
subjetividades, la autoridad, la economa y el conocimiento. Es decir, lo no-occidental es
controlado, colonialmente, desde agencias eurocntricas, en esas cuatro reas.
Todo esto suena muy parecido a una versin ampliada pero vaga de un conocido
(y otrora til) objeto terico, el imperialismo que es ahora cualificado como un
dispositivo de poderosa carga etnocntrica. Los dos giros adicionales en la teorizacin

de la colonialidad son viejas ideas que adquieren una nueva oportunidad por una
puesta al da del vocabulario que las resucita:
a) esa colonialidad sera la cara oculta de la modernidad y sus proyectos
modernizadores, es decir, la colonialidad es parte central de la modernidad (y
posmodernidad) y no su obstculo;
b) el sujeto modernizador, el agente que impone la colonialidad, es un sujeto blanco,
occidental,

heterosexual

(nada

diverso

ni

pluri

ni

multi,

en

suma).

Los nfasis de esta teora de la colonialidad son claros y, tambin por eso, no es
difcil establecer sus debilidades, que son muchas.
1.2.1.- La llegada de la colonialidad a Bolivia
Que la teora de la colonialidad del saber/poder que encuentra en la nocin de
descolonizacin una putativa prctica poltica se haya puesto de moda (como, poco
antes, la nocin de hibridez o, antes, la de dependencia) no es en absoluto una
descalificacin de su posible utilidad terica. Pero es an ms productivo preguntarse,
en cambio, por las razones de la generosa receptividad que la ha beneficiado en pases
como Bolivia y procesos estatales como el que vivimos aqu. Despus de todo,
podramos estar discutiendo estos asuntos desde trabajos tericos mucho ms
complejos y ricos . Pero a ratos es difcil no pensar que el Estado en Bolivia, al menos
en estos temas, est como atrapado en las estelas dejadas por la escuela de Mignolo.
Creo que una respuesta rpida y simple a la cuestin de la receptividad de esta teora
de la colonialidad tiene que considerar, en principio, el eco que tales conceptos
encuentran en una serie de hbitos intelectuales o certidumbres colectivas en Bolivia (y
que, me imagino, algunos pases latinoamericanos comparten). Por ejemplo:
a) La nocin, que en nosotros es de sentido comn, que la ruptura republicana
en Bolivia (y en pases latinoamericanos como Bolivia) no supuso un cambio
sustancial.
b) Que las estructuras

de

modernidad

(o

ms

bien

de

las

olas

modernizadoras) impuestas en Bolivia han escondido y esconden una cara


colonial.
c) Que ese colonialismo, no disuelto sino rearticulado por la Repblica,
desprecia lo propio: de lo que se tratara es de pensar el mundo desde
Bolivia.

Estas certezas preparan sin duda la recepcin, un tanto entusiasta, de ideas como
las de Mignolo. Sin embargo, al menos en su uso restringido, esas ideas tienen una
ventaja adicional ms importante: son simples. Se prestan, quiero decir, por igual a un
discurso anti-capitalista, anti-globalizador y, de paso, fuertemente identitario. Es ms, se
prestan a una pobre construccin ideolgica puesto que recurren a un esquema
narrativo bsico: un binarismo no problematizado que, de repente, se torna en una
opcin tica: el bien y el mal, o el capitalismo vs. La comunidad, lo colonizado vs. Lo
descolonizado, lo moderno vs. Lo tradicional emancipatorio, etc. Y, como en todo
binarismo simple, se suelen reducir los objetos tericos considerados a su dimensin
tica mnima (por ejemplo, ya en Mignolo, se oponen los saberes occidentales
especializados a las comprensiones holsticas no occidentales: una oposicin creada
por la modernidad, ya en el romanticismo, hace un par de siglos).
1.3.- LOS PUEBLOS INDIGENAS DE BOLIVIA
1.3.1.- Bolivia un pas multitnico y pluricultural
El artculo primero de la Constitucin Poltica de Bolivia reconoce la diversidad y
lingstica y cultural del pas, ya no como un capricho de la naturaleza sino como una
caracterstica que la enriquece como nacin.
En Bolivia coexisten ms de 33 grupos tnicos que desde las montaas nevadas de los
Andes hasta las clidas llanuras del Chaco moran sus tierras desde tiempos sin
memoria. En el norte altiplnico del pas, pueblos como el quechua y aimara,
descendientes directos del imperio incaico, han representado por mucho tiempo la cara
indgena de Bolivia. Hoy esta visin ha sido enriquecida gracias al reconocimiento de los
pueblos que habitan las regiones del Oriente boliviano.
Antes de la dcada de los ochenta estos pueblos no eran visibles debido a su
aislamiento fsico, ligado al difcil acceso a las tierras bajas de Bolivia, y poltico, por la
concentracin de las funciones pblicas y administrativas en las principales ciudades del
pas. Es a raz de las luchas llevadas a cabo por las organizaciones indgenas que en los
ltimos aos se reconocen y valorizan las caractersticas peculiares de los diferentes
grupos tnicos, incluyendo los del Oriente boliviano, como una riqueza para el pas y una
ventaja para su desarrollo.( ver anexo)

El trmino indgena acuado como denominativo para los pueblos originarios


del continente, en Bolivia se utiliza principalmente cuando se alude a los habitantes de
las regiones tropicales de la Amazonia y el Chaco y no as para los pueblos altiplnicos
que, por sus caractersticas culturales y productivas, su organizacin tipo sindicato
agrario y su percepcin de la identidad tnica son clasificados y se consideran
"campesinos". En el Oriente, Chaco, y Amazonia se asientan numerosos pueblos
indgenas que han desarrollado una gran capacidad de manejo del territorio y que en la
actualidad estn luchando por su proteccin y por el uso adecuado de los recursos
naturales.
En 1990 los indgenas del pas realizaron una marcha histrica para presentar sus
privaciones y necesidades reclamando Territorio y Dignidad. Desde la ciudad de
Trinidad, capital del Departamento del Beni, hasta la ciudad de La Paz, unos 850
indgenas recorrieron ms de 600 kilmetros. Eran los pobladores de las estepas de
Mojos: trinitarios, ignacianos, javerianos, loretanos, sirionos, movimas y yuracares, a
quienes se unieron los mosetenes, guaranes, guarayos, chimanes y dems pueblos
indgenas. La marcha dio a conocer a toda la nacin una manera de ser basada en la
solidaridad, la reciprocidad, la hermandad, y la unidad en la lucha por el control de sus
territorios originarios y por el respeto a su dignidad como pueblos.
A partir de esta expresin de unidad indgena el Estado boliviano inici una
apertura en sus polticas reconociendo a los grupos tnicos como ciudadanos bolivianos
con todos los derechos que por ley les corresponden. Es en ese momento de la historia
nacional cuando la sociedad no-indgena reconoce la existencia de los pueblos
originarios del Oriente, Chaco y Amazonia. Estos se encuentran marginados, explotados
y sometidos a los atropellos de cazadores y empresarios madereros depredadores de la
fauna silvestre y de sus bosques, y de ganaderos, terratenientes y comerciantes que
acaparrando terrenos y especulando sobre el comercio y la mano de obra someten a las
familias indgenas e impiden que las nuevas generaciones puedan desarrollarse
integralmente.
Las leyes nacionales han comenzado finalmente, a tomar en cuenta la presencia
indgena. El Artculo 1 de la Constitucin reconoce una diversidad de culturas que
constituye una riqueza para el pas. Sin embargo, el camino hacia la participacin activa
de la poblacin indgena en el desarrollo nacional es todava largo y pasa por el
fortalecimiento de las organizaciones de los pueblos indgenas de Bolivia.

1.3.2.- Constitucin poltica del Estado Plurinacional de Bolivia

Tipo de texto

Texto constitucional

Ratificacin

25 de enero de 2009, mediante referndum popular

Promulgacin 9 de febrero de 2009, en El Alto, Bolivia


Autor(es)

Asamblea Constituyente de Bolivia

Ubicacin

http://www.justicia.gob.bo/index.php/normas/doc_download/35nueva-constitucion-politica-del-estado

[editar datos en Wikidata]


La Constitucin Poltica de Bolivia es el decimosptimo texto Constitucional en
la historia republicana de dicho pas. Entr en vigencia el 7 de Febrero de 2009, fecha
en la que fue publicada por la fecha en que fue, Gaceta oficial de Bolivia luego de ser
promulgada por el Presidente Evo Morales Ayma tras ser aprobada en un
referndum con un 90,24% de participacin. La consulta fue celebrada el 25 de Enero de
2009 y el voto aprobatorio alcanz un 61,43% del total, es decir, 2.064.417 votos. El
"no", por su parte, alcanz 1.296.175 sufragios (es decir, un 38,57%). Los votos en
blanco sumaron 1,7% y los nulos, un 2,61%.
Tras ser pospuesto en dos ocasiones, el 25 de Enero de 2009 se realiz el
referndum constitucional convocado por el congreso del pas. En el referndum se vot
de manera popular la aprobacin del nuevo texto constitucional, y la redaccin de este
artculo sobre el latifundio. Los resultados otorgaron un 61,43% de votos favorables a la
aprobacin de la nueva constitucin y un 80,65% de votos favorables a la opcin que
establece un mximo de propiedad de 5.000 hectreas por ciudadano (limitacin que
rige a partir de la promulgacin, pero que no modifica a las numerosas propiedades
mayores de esa cifra existente anteriormente a 2009).
Finalmente, en Febrero de 2009 la nueva constitucin fue promulgada por el
Presidente Evo Morales Ayma en un multitudinario evento en la ciudad de El Alto En el
juramento, Morales dio su misin por cumplida pronunciando la siguiente frase:
"Algunos grupos permanentemente intentaron sacarme del Palacio. Ustedes
saben, algunos grupos permanentemente intentaron matarme. Ahora quiero

decirles: pueden sacarme del Palacio, pueden matarme, misin cumplida con la
refundacin de una nueva Bolivia unida"
En el mismo juramento tambin habl de la refundacin del pas:
"Es impresionante lo que estamos haciendo: de la rebelin de nuestros
antepasados a la revolucin democrtica y cultural, a la refundacin de Bolivia y a
la reconciliacin entre originarios milenarios y originarios contemporneos" 7 tras

firmar el nuevo documento, lo promulg diciendo:


"En este da histrico proclamo promulgada la nueva constitucin poltica del
Estado boliviano, la vigencia del estado plurinacional unitario, social y,
econmicamente, el socialismo comunitario".

Con el objeto de adecuarse a las nuevas disposiciones de la constitucin, Morales


renov su gabinete creando los ministerios de autonoma, culturas y de Transparencia y
Lucha contra la corrupcin
El texto constitucional se divide en cinco amplias partes:
Primera Parte: Bases Fundamentales del Estado, Derechos, Deberes y
Garantas

Segunda Parte: Estructura y Organizacin Funcional del Estado

Tercera Parte: Estructura y Organizacin Territorial del Estado

Cuarta Parte: Estructura y Organizacin Econmica del Estado

Quinta Parte: Jerarqua Normativa y Reforma de la Constitucin

Cada parte se divide en ttulos y stos en captulos. Algunos captulos tambin


estn divididos en secciones. En total la constitucin cuenta con 411 artculos.
En tiempos inmemoriales se erigieron montaas, se desplazaron ros, se formaron
lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se
cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros
diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y
nuestra diversidad como seres y culturas. As conformamos nuestros pueblos, y jams
comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la
colonia.

El pueblo boliviano, de composicin plural, desde la profundidad de la historia,


inspirado en las luchas del pasado, en la sublevacin indgena anticolonial, en la
independencia, en las luchas populares de liberacin, en las marchas indgenas,
sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y
territorio, y con la memoria de nuestros mrtires, construimos un nuevo Estado.
Un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de
soberana, dignidad, complementariedad, solidaridad, armona y equidad en la
distribucin y redistribucin del producto social, donde predomine la bsqueda del vivir
bien; con respeto a la pluralidad econmica, social, jurdica, poltica y cultural de los
habitantes de esta tierra; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo,
educacin, salud y vivienda para todos.
Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal. Asumimos el
reto histrico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho
Plurinacional Comunitario, que integra y articula los propsitos de avanzar hacia una
Bolivia democrtica, productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el
desarrollo integral y con la libre determinacin de los pueblos.
Nosotros, mujeres y hombres, a travs de la Asamblea Constituyente y con el
poder originario del pueblo, manifestamos nuestro compromiso con la unidad e
integridad del pas.
Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra
Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia.
Honor y gloria a los mrtires de la gesta constituyente y liberadora, que han hecho
posible esta nueva historia.

2.- CAPITULO I

2.1.- COLONIALIDAD DEL PODER, DEL PENSAR DEL SER Y DEL SABER
Las herencias coloniales de Amrica Latina se dejan sentir hasta hoy en el
racismo por lo que se consideraba a Europa como el centro de la historia humana y el
conocimiento (eurocentrismo epistmico) y la occidentalizacin (violenta o consentida)
de los estilos de vida, que corresponden a las tres categoras: la colonialidad del poder,
la colonialidad del saber y la colonialidad del ser.
La colonialidad del poder segn Quijano opera mediante un tipo de
clasificacin social establecida en el siglo XVI segn el cual, la concentracin de
riqueza y privilegios sociales en las colonias se define conforme a la raza y el fenotipo de
los individuos. En la cspide se encuentran los blancos, luego los indios y por ltimos
los negros, y sobre esta base quedar tambin establecida la divisin social del
trabajo. Por otra parte Mignolo muestra cmo sta divisin tripartita de la poblacin echa
sus races ideolgicas en el mito bblico de las jerarquas entre los tres hijos de No que
poblaron la tierra despus del diluvio universal. Los europeos, descendientes de Jafet,
tienen la preeminencia sobre los asiticos (descendientes de Sem) y los africanos
(descendientes de Cam). Castro-Gmez ha insistido en que la filiacin imaginaria con un
ancestro europeo. De este modo, la colonialidad del poder se expresara no solo en el
racismo, sino tambin en el blanqueamiento cultural, es decir en la aspiracin a imitar
siempre modelos europeos en todas las reas de la vida. Se accede al poder slo en la
medida en que se establece una semejanza con lo que ocurre en Europa y los Estados
Unidos al nivel de las instituciones, de las costumbres, del pensamientos, de la
educacin, del arte, etc.
La colonialidad del saber

se refiere al modo en que la racionalidad tecno-

cientfica es un factor determinante en la generacin y expansin del colonialismo


europeo y se convierte desde el siglo XVIII en el nico modelo vlido de produccin de
conocimientos, dejando por fuera cualquier otro tipo de epistemes (tradicionales o
ancestrales) generadas en las colonias.
Para Quijano, ya la evangelizacin de los siglos XV y XVI hizo que los indgenas y
los esclavos africanos aprendieran a despreciar sus propias formas de produccin de
conocimientos para adoptar las de colonizador, que fueron tenidas como elementos de
prestigio social. Castro-Gmez ensea que a partir del siglo XVII, con el conjunto de
cambios econmicos, polticos administrativos impulsados por los reyes de borbones en
Espaa y sus colonias durante el siglo XVIII (reformas borbnicas), se impone en las
colonias espaolas la idea de que conocer equivale a distanciarse del mundo y mirarlo

desapasionada y sistemticamente desde una plataforma incontaminada de observacin


que l denomina la hybris del punto cero. La expansin colonial europea en las
Amricas supone as un combate contra la multiplicidad epistmica del mundo y la
imposicin de una sola forma vlida de producir conocimientos, tenida ahora como
universal. Todos los conocimientos que no se ajusten a las reglas universales de la
episteme dominante son vistos como pre-cientficos. Lander muestra cmo este
modelo es adoptado por las ciencias sociales del siglo XX, que empiezan a adoptar unos
lenguajes y una concepcin especfica del mundo social(marcada sobre todo por las
ciencias econmicas) que se institucionaliza en los proyectos de desarrollo en los aos
sesenta y setenta en toda Amrica Latina. Por su parte, Mignolo ha enseado que el
conocimiento dominante en el mundo hispanoamericano desde el siglo XIX se ha
producido bsicamente en dos lenguas, el ingls y el francs, coincidiendo con la
hegemona comercial de Inglaterra, Francia y luego de los Estados Unidos en el mundo.
El conocimiento tiene as una clara dimensin geopoltica. Dussel hablara del mito del
eurocentrismo: todo conocimientos tenido por valido es generado primero en los
centros de poder del sistema-mundo para luego, desde all, ser distribuido
desigualmente hacia las periferias, que se limitan a ser receptoras pero nunca
productoras de ese conocimiento. Se trata de una estructura de pensamiento muy ligada
a la academia latinoamericana y a las instituciones en las que se producen
conocimientos, incluyendo tambin al estado.
El sometimiento de las poblaciones latinoamericanas a las lgicas coloniales se
ha hecho demasiadas veces a travs de la violencia Maldonado-Torres muestra como a
las poblaciones (sobre todo indgenas y afro-descendientes) que han sido consideradas
como un obstculo para la cristianizacin y luego para la modernizacin, se les ha
negado la humanidad. Son vistas como poblaciones que no tienen ser (Dasein).
Indica que son sub humanas, inferiores y, por tanto, resulta legtimo esclavizarlas,
quitarles sus tierras, hacerles la guerra o simplemente asesinarlas impunemente.
2.3.- COLONIALIDAD DEL SER
La superioridad de los modos de vida occidentales tiene como base lo que Dussel
llama el ego conquirio (yo conquisto). Esta es la lgica que Maldonado-Torres ha
denominado la colonialidad del ser El ser es una propiedad que le pertenece a los
europeos y sus descendientes criollos en las Amricas, mientras que a las poblaciones

coloniales lo que les caracteriza es el no ser y por tanto carecen de mundo son por
ello los condenados de la tierra; se ha mostrado que a partir del siglo XVIII, el
sometimiento a las lgicas coloniales se ha hecho tambin por medios no coercitivos. No
se trata ya slo de hacer morir a las poblaciones coloniales, sino de hacerlas vivir, es
decir de producir para ellas unas formas de existencias que se ajustan a los proyectos
de modernizacion. En este caso, la colonialidad del ser no es un proyecto de destruccin
sino de produccin, que atraviesa todo el siglo XIX y se concretiza, sobre todo, hacia
comienzos del siglo XX en la mayora de los pases latinoamericanos con los procesos
de industrializacin. Se trata de la produccin sistmica de una ontologa social urbana,
de unas formas de ser-en-el mundo en la que los sujetos son libidinalmente sujetados
al capitalismo. Ancladade este modo en las estructuras de la subjetividad, la colonialidad
del ser no es percibida como algo que oprime sino como algo que se desea (tejido
onricos), pues produce las condiciones materiales e inmateriales de existencia para
amplios sectores de la poblacin.

3.- CAPITULO II

3.1.- COLONIALISMO INTERNO, LIBRE DETERMINACION Y AUTODETERMINACION


3.2.- COLONIALISMO INTERNO
Los planteamientos de Silva Rivera, dentro de los supuestos epistemolgicos para
la investigacin en las ciencias sociales, se asientan en lo que denomin la esencial
intraducibilidad-lingstica y cultural-propia de una relacin asimtrica entre individuos y
culturas cuyo horizonte cognoscitivo es diametralmente opuesto.
La posibilidad de conseguir un conocimiento til para la investigacin es, de
acuerdo con el razonamiento de Rivera, evitando una ciencia social fetichizada que
seque se convierta en instrumento de poder y prestigio; si esto sucede, el investigador
puede volcarse en contra de los intereses de la sociedad estudiada convirtindose en un
agente inconsciente de su derrota y desintegracin. develar y desnudarlo o que se
conoce del otro- sea este un pueblo indio colonizado cualquier otro sector subalterno de
la sociedad- equivale a una traicin.
El perfil epistemolgico del colonialismo interno propuesto por Silva Rivera,
apunta entonces hacia un cuidadoso entrelazamiento entre actitud cientfica y actitud
tica; es decir, que el investigador no asuma una posicin de poder o superioridad ante
los individuos estudiados, que no instrumentalice su objeto de estudio en beneficio de
oscuros intereses polticos, ante estas amenazas, la afasia se convertira en un recurso
para defender, ante todo, el compromiso tico-cientifico con el grupo de estudio, aun a
pesar de que esta actitud de incomunicacin refuerce la clausura e intraductibilidad entre
individuos y culturas.
El problema no radica en que el investigador sea de una cultura y los grupos de
anlisis pertenezca otra, sino en qu es lo que puede hacer un cientfico social son su
conocimiento, preguntndose lo siguiente: fortalecer las estructuras de dominio y
colonizacin o contribuir a descolonizar la realidad, favoreciendo las posibilidades de
justicia, equidad y rebelin en las venas? Esta posicin epistemolgica bien se asemeja
a los postulados marxistas, (hasta ahora los filsofos se han preocupado de interpretar
el mundo, de lo que se trata es de transformarlo), o a las proposiciones sobre una
filosofa de la praxis expresada por Antonio Gramsci.
El colonialismo interno comienza criticando los paradigmas tericos del marxismo,
las doctrinas campesinistas y las concepciones voluntaristas de cierto sector de la

izquierda latinoamericana que alguna vez postulo el paradigma de la investigacinaccin en las ciencias sociales.
El marxismo en las dcadas de los sesenta y setenta haba acrecentado el debate
respecto al papel de la lgica de la historia y la articulacin de los modos de produccin
en sociedades dependientes.
Para Rivera y sus concepciones tericas, el carcter colonial de las sociedades
latinoamericanas, y en particular de las sociedades con races andinas, desafiaba
abiertamente cualquier conceptualizacin en trminos de modo de produccin y de
clases sociales. El marxismo cumpla una misin civilizadora y encubridora de las
relaciones sociales coloniales que haban pervivido estructuralmente en las sociedades
de Amrica Latina desde el descubrimiento del continente.
El tiempo histrico de nuestras sociedades, sera un espacio- tiempo de
contradicciones diacrnicas y no coetneas, la inteligibilidad y convivencia social
boliviana son fenmenos en los que no solo se renen diversas y conflictivas identidades
lingsticas y regionales: en el presente coexisten seres intrnsecamente no
contemporneos, cuyas contradicciones entre si estn enraizadas en la diacrona, que
en la esfera sincrnica del modo de produccin o de las clases sociales.
Segn Rivera, las concepciones marxistas y campesinistas compartan dems
criterios homogeneizadores que soslayaban la relaciones coloniales, regaban al cofre
del romanticismo y la nostalgia toda preocupacin por estudios tnicos, fomentando a su
vez nuevas prcticas paternalistas y coloniales ya que todo deba contribuir a la
revolucin y a no desarticular la efervescencia de las masas; la prescripciones de la
investigacin- accin, que intentaban relacionar rigor cientfico con demandas
pragmtico-polticas para una radical transformacin de la sociedad, cayeron en la
misma instrumentalizacin donde primaban las disputas entre las elites partidarias e
intelectuales por la representacin del movimiento popular.
El plano epistemolgico del colonialismo interno afirma que el marxismo y el
funcionalismo reproducen una relacin asimtrica entre el sujeto cognocente, quien esta
teido de la visin occidental dominante, y otro sujeto tnico cuya identidad era atribuida
desde afura, o forzada a una redefinicin radical para satisfacer los intereses mas vastos
de un campesinado, de un proletariado, o para convertirse en una masa marginal que
impelia las tareas de la modernizacion y el desarrollo.
El silencio de la intraductibilidad haba sido roto, no por un conjunto de
intelectuales o polticos intermediarios esclarecidos, sino por el sector indgena, a travs

de una autoconciencia tnica que criticaba y buscaba quebrar los modelos de control
social como el clientelismo estatal, el popularismo y el indigenismo. La autonoma del
discurso ideolgico del movimiento indio se nutre de la recuperacin de horizontes
cortos y largos de memoria histrica, que remiten a las luchas anticoloniales del siglo
XVIII, tanto como a la fas de mayor autonoma y movilizacin democrtica de la
revolucin nacional de 1952 periodo en la cual ya se avizoran las tensiones entre la
lucha por la ciudadana y la lucha por la autonoma cultural y territorial.
3.3.- LIBRE DETERMINACION
La libre determinacin es la formacin y fijacin de los trminos y lmites de
funcionamiento y distribucin del poder por voluntad de una nacin en el marco
competencial que le otorga la Constitucin poltica del Estado y consiste en el derecho a
la autonoma, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la
consolidacin de sus entidades territoriales (CPE Art. 2).
Mientras que la autodeterminacin es la formacin de reglas de funcionamiento y
distribucin del poder de una nacin por voluntad propia
Si construir en derecho, es la determinacin (formar) de las reglas de funcionamiento y
distribucin del poder, la libre determinacin es la formacin y fijacin de los trminos y
lmites del funcionamiento y distribucin del poder por voluntad de una nacin en el
marco competencial que le otorga la constitucin Poltica del Estado.
Como efecto de la libre determinacin, esta consiste en el derecho a la
autonoma, al autogobierno (descentralizacin administrativa), a la cultura, al
reconocimiento de sus instituciones y a la consolidacin de sus entidades territoriales de
las naciones.
Se trata del mismo derecho que figura desde hace aos, desde 1966, en los
primeros artculos de los pactos internacionales de derechos humanos, tanto el de los
Derechos Civiles y Polticos como en el de los Derechos Econmicos Sociales y
Culturales, en el primer artculo de ambos dice:
todos los pueblos tienen el derecho a la libre determinacin, en virtud
de este derecho, determinan libremente su condicin poltica y
persiguen libremente su desarrollo econmico social y cultural.

En el marco de la unidad del Estado y de acuerdo con la Constitucin del Estado


Plurinacional de Bolivia, las naciones y pueblos indgena originario campesinos goza del
derecho de la libre determinacin (CPE Art. 30 inciso 4).
La CPE de Bolivia garantiza la Libre determinacin (Art. 2) pero solamente en el
marco de la unidad territorial de Bolivia. Si se rompe esta condicin la libre
determinacin pierde su validez y pasa a configurarse el delito de sedicin
3.4.- AUTODETERMINACION
A partir de la declaracin del derecho de los pueblos indgenas originarios, se
viene hablando bastante sobre la autodeterminacin, y frecuentemente se emplea el
termino sin tener una nocin exacta de lo que significa.
El principio de autodeterminacin o de libre determinacin se enuncia en la carta
de las Naciones Unidas en 1945 donde establece como propsito la organizacin
fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de
igualdad de derechos y al d la autodeterminacin de los pueblos Asimismo la
autodeterminacin de los pueblos ha sido elevada a la categora de derecho en 1960,
con la resolucin 1514 de la (XV) asamblea de las Naciones Unidas.
El derecho a la autodeterminacin tiene una naturaleza polifactica, es decir que
comprende aspectos polticos, econmicos sociales y culturales, en virtud a ello los
pueblos indgenas establecen libremente su condicin poltica y promueven su desarrollo
econmico, social y cultural.
Adems a partir de esta declaratoria se precisa que todo estado tiene el deber de
promover la aplicacin del principio de autodeterminacin, con la finalidad de poner fin
rpidamente al colonialismo de los pueblos, teniendo debidamente en cuenta que el
sometimiento, la subyugacin, dominacin y explotacin extranjeras constituye una
violacin del principio de autodeterminacin Se aade tambin que la aplicabilidad de
estos principios no quebrantaran de ninguna manera la integridad territorial de estados
soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la
igualdad de derechos y de la autodeterminacin de los pueblos, por lo tanto, seguir
siendo un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin
distincin de raza, credo o color
Bajo este contexto, el estado plurinacional de Bolivia en concordancia con la
poltica internacional de la organizacin de las naciones Unidas, como respuesta a la

situacin vulnerable de los pueblos indgenas ha establecido la necesidad de fomentar y


promover tres aspectos importantes:
La cultura y el medio ambiente con medidas expresadas libremente por los pueblos
indgenas.
La cultura e identidades indgenas, sus modos de vida, sus costumbres y
tradiciones, sus instituciones leyes consuetudinarias, modos de uso de la tierra formas
de organizacin y el derecho a decidir las prioridades para el desarrollo en la medida en
que este afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual ya a ,las tierras
que ocupan o utilizan de alguna manera y de controlar su propio desarrollo econmico
social y cultural.

4.- CAPITULO III


4.1.- PREEXISTENCIA DE LAS COMUNIDADES INDIGENAS

4.2.- DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDGENAS


La Constitucin Poltica del Estado de 1967, contena un catlogo de derechos
fundamentales bastante escueto, establecido en un solo artculo (art. 7 o). Estos derechos
tuvieron que ser ampliados y desarrollados por medio de Tratados Internacionales sobre
Derechos Humanos, ratificados por el Estado Boliviano, que a travs de la jurisprudencia
delTribunal Constitucional de Bolivia, fueron reconocidos como parte del bloque de
constitucionalidad.
El ao 2002, se present la propuesta de ampliar los derechos fundamentales
establecidos en la Constitucin, mediante la Ley de necesidad de reformas a la
Constitucin de ese mismo ao. Esta ampliacin, por ser solamente una enmienda
constitucional, no era muy significativa en cuanto a la cantidad de derechos a ser
incorporados. Sin embargo, se incluan derechos relevantes como ser la libertad de
conciencia; la intimidad y privacidad personal y familiar; a un medio ambiente sano,
ecolgicamente equilibrado; y el acceso a la informacin pblica.
El procedimiento de reforma parcial establecido en la Constitucin de 1967,
estableca que en primer lugar se deba emitir una Ley de Necesidad de Reforma de la
Constitucin, la cual deba ser tratada y debatida en el siguiente periodo constitucional y
posteriormente dictarse una Ley de Reforma a la Constitucin.
En este caso, existi la Ley de Necesidad de Reforma, como lo sealamos
anteriormente, en la cual se propuso la modificacin y ampliacin del art. 7, referente a
los derechos fundamentales. Pero a pesar de que la Constitucin fue reformada en dos
ocasiones (2004 y 2005) en base a dicha ley, en ninguna de stas se incorpor la
mencionada modificacin, y es ms, se modificaron e incluyeron disposiciones que ni si
quiera estaban contempladas en la "Ley de Necesidad de Reformas a la Constitucin"
del ao 2002.
Estas omisiones fueron justificadas debido a que en este periodo Bolivia estuvo
inmersa en una profunda crisis poltica y social. An quedaban abiertas las heridas
generadas por la denominada Guerra del Agua en la ciudad de Cochabamba del ao
2000, y tres aos despus (2003) se generaran dos enfrentamientos luctuosos de
mayor envergadura, primero la lucha contra el impuesto al salario (denominado
mediticamente como el impuestazo) en el mes de febrero, y posteriormente en el mes
de octubre del mismo ao se suscitara la"guerra del gas", con la cual se forzara la
renuncia del entonces presidente Gonzalo Snchez de Lozada.

Ante esta situacin coyuntural tan crtica, era prcticamente imposible pensar en
reformas parciales a la Constitucin, an ms cuando una de las demandas vigentes en
ese momento, era precisamente la reforma total de la misma.
En cuanto a los derechos de los pueblos indgenas, especficamente, mediante la
reforma del ao 1994 a la Constitucin de 1967 se introdujo un artculo (art. 171) que a
la letra sealaba lo siguiente: "Se reconocen, respetan y protegen en el marco de la ley,
los derechos sociales, econmicos y culturales de los pueblos indgenas que habitan en
el territorio nacional, especialmente los relativos a sus tierras comunitarias de origen
garantizando el uso y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, a su
identidad, valores, lenguas y costumbres e instituciones."
Este artculo, se constituye en el primer antecedente constitucional en Bolivia
sobre el reconocimiento de los derechos colectivos de los Pueblos Indgenas, puesto
que las anteriores constituciones bolivianas (desde 1938) simplemente reconocan
y garantizaban la existencia de las comunidades indgenas o campesinas. Sin embargo,
exista el mismo inconveniente que apuntamos para los derechos fundamentales en
general, es decir, este reconocimiento de sus derechos colectivos era demasiado
escueto, por lo que nuevamente el Tribunal Constitucional tuvo la tarea de desarrollar los
derechos de los pueblos indgenas amparado en este artculo de la Constitucin, y sobre
todo en el Convenio N 169 de la OIT, ratificado por Bolivia en el ao 1991.
El reconocimiento pleno de todos sus derechos, fue otra de las demandas que
motivo a los movimientos indgenas a plegarse al pedido de reforma total de la
Constitucin; y efectivamente, uno de los mayores elogios que recibi la actual
Constitucin boliviana vigente desde el ao 2009, fue precisamente la ampliacin del
catlogo de los derechos fundamentales, incorporndose incluso un apartado especfico
sobre los Derechos de las Naciones y Pueblos Indgenas del Pas, que bsicamente
responde a aquellos derechos que fueron reconocidos a nivel internacional, a travs del
ya mencionado Convenio N 169 de la OIT y la Declaracin de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas, que tambin fue ratificado por el Estado
Boliviano el ao 2007.
Dentro de estos derechos reconocidos a los pueblos indgenas e incluidos en la
Constitucin vigente, se encuentra el derecho a ser consultados de manera previa,
mediante procedimientos apropiados, y en particular a travs de sus instituciones, cada
vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles. A
ms de cinco aos de la promulgacin de la actual Constitucin, el propio gobierno

central, que promovi su aprobacin, ha incumplido con este derecho, realizando la


construccin de una carretera para unir dos Departamentos de Bolivia (Cochabamba y
Beni), que atraviesa la reserva forestal denominada "Territorio Indgena y Parque
Nacional Isiboro Secure" (TIPNIS), en el que habitan diferentes pueblos indgenas del
oriente boliviano.
Este hecho gener la justa protesta por parte de los integrantes de los pueblos
indgenas, quienes a travs de una histrica marcha (similar a la del ao 1990),
consiguieron la paralizacin de la construccin de la sealada carretera. Esta marcha
fue conocida como la VIII gran marcha indgena por el respeto de sus derechos y
territorios, y logr tener una gran repercusin debido a los intentos desesperados del
gobierno central por detenerla, llegando incluso a reprimir a los indgenas marchistas de
una manera brutal por medio de la fuerza pblica, hecho que hasta la fecha no ha
acarreado responsabilidades para ninguna autoridad, pero que caus el repudio total de
la poblacin boliviana, razn por la cual la defensa del TIPNIS dej de ser una demanda
exclusiva de los indgenas, y se convirti en un sentir general de la ciudadana.
La paralizacin de la construccin de la carretera y de cualquier otro proyecto
similar, se garantiz a travs de una ley nacional que establece la intangibilidad del
TIPNIS. Sin embargo, meses despus de emitida la ley, un segundo grupo de indgenas
(que fueron desconocidos por las autoridades del TIPNIS) iniciaron una "contramarcha"
que tena como finalidad revertir lo determinado en la mencionada ley y apoyar la
construccin de la carretera. Esta "contramarcha" tuvo un descarado favoritismo del
gobierno nacional, puesto que brind ciertas condiciones de seguridad y comodidad a
este grupo, en contraposicin a la actitud asumida ante el primer grupo de marchistas,
quienes iniciaran una nueva marcha (IX marcha indgena) pero sta no tendra la
contundencia de la anterior marcha (VIII marcha indgena) ni obtendra los mismos
resultados.
La supuesta y prefabricada contradiccin entre los pueblos indgenas del TIPNIS,
fue la oportunidad que buscaba el gobierno nacional para tratar de enmendar el error de
no haber respetado el derecho a la consulta previa a los pueblos indgenas, y ante la
ausencia de una norma que regule los procedimientos para las consultas, el 10 de
febrero del 201 2 se dict la Ley N 222 para la realizacin de este proceso de consulta
a los pueblos indgenas del TIPNIS para la construccin de la carretera a travs de este
territorio.

Pese a la resistencia de los grupos indgenas, que alegaban la extemporaneidad e


inconstitucionalidad de la consulta, dicho proceso de consulta previa fue ejecutado en
medio de muchas polmicas, puesto que hubo denuncias de que el proceso fue
completamente direccionado por el gobierno central y no se dio la informacin necesaria
a las Comunidades Indgenas. En otras palabras, el gobierno central fue a buscar las
respuestas y el resultado que deseaba obtener, el cual era obviamente tener el visto
bueno para la construccin de la carretera. Este proceso de consulta fue culminado a
finales del ao 201 2, y los resultados del mismo han sido altamente cuestionados, al
igual que todo el proceso.
Independientemente de los resultados de la consulta, la experiencia del TIPNIS
nos ha demostrado que la materializacin de los derechos conquistados por los Pueblos
Indgenas e incorporados en la Constitucin Poltica del Estado del 2009, an tienen
mucho camino por recorrer; y para este tipo de situaciones en particular, es necesario
contar con una Ley marco que regule los procedimientos adecuados para la realizacin y
ejercicio del derecho a la Consulta Previa, en donde se establezcan los mecanismos
necesarios para garantizar la transparencia y fiabilidad de estos procedimientos. Para la
elaboracin de esta Ley Marco de consulta previa, se debe garantizar la verdadera y real
participacin de los Pueblos Indgenas, como sujetos directamente involucrados.
Adems, se debe prever la no distorsin de lo expresado en la Constitucin en cuanto a
este derecho. Es decir, evitar "desconstitucionalizar la constitucin".
En la actualidad se ha presentado el anteproyecto de Ley que regular la
realizacin de las consultas previas, pero lamentablemente existen muchas denuncias
de diferentes organizaciones indgenas, en el sentido de que no se los tom en cuenta
para la construccin de dicho proyecto normativo, lo que podra afectar su legitimidad.
4.3.- LOS PILARES DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDIGENAS
El primer pilar en el que sustentan los derechos de la NCPE es la declaratoria del
Estado boliviano como Plurinacional:
Artculo 1:
Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, libre, independiente, soberano, democrtico, intercultural, descentralizado
y con autonomas

Un Estado Plurinacional es un Estado que reconoce que en su interior existen


distintas colectividades polticas que deben expresar su acuerdo con las decisiones
sobre asuntos importantes del pas. As mismo, el Estado Plurinacional acepta que estas
colectividades polticas (llamadas pueblos o naciones) se autogobiernen en sus
territorios.
El otro pilar fundamental de los derechos de los pueblos indgenas es el
reconocimiento de la preexistencia de los pueblos indgenas al Estado colonial y
republicano:
Artculo 2:
Dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indgena originario
campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre
determinacin en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la
autonoma, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y
a la consolidacin de sus entidades territoriales, conforme a esta Constitucin y la
ley.
Artculo 30, pargrafo II, numeral 1:
Las naciones y pueblos indgena originario campesinos tienen derecho:
A existir libremente.
El estado de esclavitud de los pueblos indgenas no ha desaparecido. Durante el
ao 2008, en Bolivia se difundi la noticia de las comunidades guaranes cautivas en el
Alto Parapet (Provincia Cordillera en el Departamento de Santa Cruz). En el Chaco
boliviano hay entre 500 y 800 familias guaranes sometidas a una servidumbre anloga
a la esclavitud, segn constat la Comisin Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) de la OEA en junio de 2008. Existen al menos 10 comunidades guaranes
cautivas: Yaiti, Yapui, Yapumbia, Recreo, Itakuatia, Huaraka, Bajo Karapari, Alto
Karapari, La Colorada y Tartagalito.
En conclusin
o Hemos vivido una larga historia de desconocimiento de los derechos de los
pueblos indgenas. Gracias a sus movilizaciones y al proceso poltico que han
llevado adelante, hoy la Constitucin reconoce ampliamente los derechos de las
comunidades campesinas, las naciones originarias y los pueblos indgenas.

o Los derechos indgenas pueden ser ejercidos a nivel individual o como nacionespueblos. A nivel individual es importante el derecho a la no discriminacin y a la
identificacin cultural. A nivel colectivo, como pueblos es central el derecho a la
autodeterminacin.
o Los pueblos indgenas ejercen estos derechos porque han decidido ser parte de
la construccin del Estado Plurinacional y porque son pueblos que existen con
anterioridad a la colonia y al Estado republicano.
o La frmula indgena originario campesinos da cuenta de la participacin plural y
diversa de las organizaciones que incidieron en la elaboracin del texto
constitucional a travs del Pacto de Unidad.
Los principales derechos que reconoce la Constitucin son:
o A no existir en estado de esclavitud
o A la identidad cultural
o Al territorio. Esto implica: derecho a la autonoma y a la gestin
territorial; derecho a la titulacin de la tierra y el territorio; derecho a
o
o
o
o

la consulta.
A vivir en medio ambiente sano
A la participacin en el Estado
A la proteccin de sus lugares sagrados
A la creacin y administracin de sus propios medios de

comunicacin
o A la valoracin de sus conocimientos tradicionales
o A una educacin intracultural, intercultural y plurilinge
o Al sistema de salud universal y gratuito pero respetando sus
prcticas y cosmovisin
Al ejercicio de sus sistemas polticos, jurdicos y econmico
4.4.- CONNOTACIONES DE LA CONSTITUCION DEL AO 2009
La Justicia Constitucional merece una especial atencin en nuestro anlisis,
puesto que se han suscitados cambios llamativos que no se pueden dejar de mencionar.
El Tribunal Constitucional fue incorporado en la Constitucin Poltica del Estado
de 1967 con la reforma del ao 1994 como mximo rgano de Justicia Constitucional
encargado de velar por la supremaca y respeto a la Constitucin. Sin embargo, su
funcionamiento se demorara unos aos ms debido a la falta de una norma que le
regule. En 1998 se dicta la Ley N 1 836 que no solo regulaba la funcionabilidad

delTribunal Constitucional, sino tambin los procedimientos a seguir para la presentacin


de los diferentes recursos constitucionales. Con esta norma, el Tribunal Constitucional
inici funciones oficialmente el ao 1999.
Posteriormente, una vez aprobada y promulgada la Constitucin del 2009, el Tribunal
Constitucional

pasa

denominarse

Tribunal

Constitucional

Plurinacional,

en

consonancia con el carcter plurinacional que se le da al Estado a travs de dicha norma


fundamental, pero no slo vara en su denominacin, sino tambin en su conformacin.
La Constitucin del 2009, establece que el Tribunal Constitucional Plurinacional
(TCP), debe estar integrado por Magistradas y Magistrados elegidos con criterios de
plurinacionalidad, con representacin del sistema ordinario y del sistema indgena
originario campesino. Asimismo, se seala que para la calificacin de mritos de los
postulantes a ocupar estos cargos se tomar en cuenta el haber ejercido la calidad de
autoridad originaria bajo su sistema de justicia. No se establece como un requisito el ser
abogado de profesin, simplemente tener experiencia acreditada en las disciplinas de
Derecho Constitucional, Administrativo o Derechos Humanos.
Por otra parte, se seala como una de las atribuciones del TCP el conocer y
resolver las consultas de las autoridades indgenas sobre la aplicacin de sus normas
jurdicas aplicadas a un caso concreto, sealndose que la decisin del TCP es
obligatoria.
Esta configuracin del TCP, en cuanto a su conformacin y sus atribuciones,
responde precisamente a la vigencia del pluralismo jurdico establecido en la nueva
Constitucin, tomando en cuenta el reconocimiento de una jurisdiccin ordinaria y una
jurisdiccin indgena,por esa razn se establece la participacin de magistrados
provenientes de esta ltima. Sin embargo, con la aprobacin de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional, dicha participacin se vio limitada.
Esta ley establece que de las siete Magistradas o Magistrados titulares y de las
siete Magistradas o Magistrados suplentes, por lo menos dos Magistradas y Magistrados
provendrn del sistema indgena originario campesino, por auto-identificacin personal.
Asimismo, se plantea como uno de los requisitos para postular al cargo de Magistradas
o Magistrados delTCP, poseerttulo de abogada o abogado en provisin nacional, lo que
de cierta manera limita la participacin de postulantes provenientes de los Pueblos
Indgenas. Con esta ley se crea tambin una sala especializada para que conozca de
manera adicional y exclusiva las consultas de las autoridades indgenas sobre la
aplicacin de sus normas a un caso concreto.

El nico mrito de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, es la creacin


de la sala especializada, pero en cuanto a lo dems tiende a distorsionar el sentido del
pluralismo jurdico en la conformacin del TCP, privilegiando de gran manera a la
jurisdiccin ordinaria y disminuyendo el criterio plurinacional establecido en la
Constitucin. Pero no es un problema que se genera solamente con la ley, sino tambin
con la forma de eleccin de las magistradas y magistrados que est prevista en la
Constitucin Poltica del Estado. Esta Constitucin, implement un sistema de eleccin
de dichas autoridades por medio del voto popular, lo que prcticamente no ha generado
los resultados que se esperaban para la implementacin de "la nueva justicia boliviana".
Desde antes de la aprobacin de la Constitucin, se observ que este sistema de
eleccin de las autoridades judiciales, pese a las previsiones y restricciones legales
establecidas, generaba el riesgo de convertirse en un proceso poltico-partidista, y en los
hechos as fue. Sobre esto, destacamos lo sealado por Boaventura de Souza Santos,
quien seala que "para ser verdaderamente plurinacional no basta que el Tribunal
incorpore diferentes nacionalidades; es necesario que el proceso mismo de su
conformacin sea plurinacional".
Otra consideracin que debe ser observada para la implementacin de una
verdadera justicia constitucional que responda efectivamente a un modelo jurdico
pluralista, es que sta debe representar a ms de treinta y seis sistemas judiciales
indgenas en el pas, tal como lo sealamos anteriormente. Por lo tanto, si se elige
solamente a dos magistrados provenientes de la Jurisdiccin Indgena stos
seguramente conocern las normas y procedimientos propios de una o dos
jurisdicciones indgenas, y no de todas, lo que tambin desvirta el sentido de la justicia
constitucional plurinacional reconocido en la Constitucin. En otras palabras, elegir una
autoridad proveniente de una jurisdiccin indgena originaria campesina, no garantiza
que esta tenga conocimiento pleno de las normas y procedimientos propios ejercidos en
el resto de las jurisdicciones indgenas, por lo tanto cuando sea puesto a su
conocimiento un caso proveniente de estas otras jurisdicciones carecer de los
elementos necesarios para emitir un fallo justo y bien argumentado.
Como claro ejemplo de lo que mencionamos, se tiene el antecedente del
"polmico" Magistrado Gualberto Cusi, quien en declaraciones pblicas a la prensa
seal que para resolver los casos difciles que le llegan a su conocimiento, consulta a la
hoja de coca para saber cul debe ser su fallo. Obviamente esta declaracin caus
graves repercusiones y fue tema de debate por un largo tiempo. Adems, a

consecuencia de estas declaraciones el mencionado Magistrado fue convocado a


prestar informe oral ante la Comisin de Justicia Plural de la Cmara de Diputados.
Durante dicho informe, el Magistrado Cusi justific sus declaraciones sealando
que esas prcticas son parte de su cultura y representan una tradicin ancestral de la
nacin de la que l provena (Aymara), y que por lo tanto tena todo el derecho de
ejercerlas, toda vez que la propia constitucin lo ampara.
Ahora bien, el argumento del aludido Magistrado es plenamente vlido pero
solamente si aplica este mtodo de manera exclusiva a los casos que provienen de su
misma jurisdiccin indgena o de aquellas en las que se acepte dichas prcticas como
parte de su cultura y de sus normas y procedimientos propios. Mas el aplicar este
mtodo en casos provenientes de la Jurisdiccin Ordinaria o de Pueblos Indgenas que
no comparten esta tradicin, sera un total desmedro a las garantas constitucionales y
los derechos de los ciudadanos, y tambin de estos Pueblos Indgenas.
Por lo tanto, la vigencia de la Justicia constitucional plurinacional de la manera en
que est concebida actualmente es insostenible, adems no condice en la prctica con
el fin planteado en la Constitucin. Para poder alcanzar este fin se necesitan
transformaciones profundas en todo el sistema judicial. Es decir que, sin duda alguna, la
justicia boliviana necesita una segunda "refundacin".
Ral Prada, ex Constituyente del Movimiento Al Socialismo, citado por Boaventura
de Souza Santos, haciendo un balance del proceso constituyente, manifiesta que "Este
proceso constituyente no ha terminado, contina; la gran disputa hacia adelante ser la
interpretacin y aplicacin de la Constitucin en la materialidad jurdica de las leyes y en
la materialidad poltica de las instituciones".
En efecto, luego de haber hecho un breve repaso de los avances constitucionales en
materia indgena desde el ao 1990 a la fecha, y haber analizado brevemente la
aplicacin prctica de estos avances, se puede evidenciar que si bien los pueblos
indgenas de Bolivia, con la aprobacin de la actual Constitucin Poltica del Estado, han
logrado el reconocimiento y respeto a sus derechos e instituciones tradicionales, as
como tambin han conseguido su inclusin en rganos pblicos de representacin entre
otros, lo que sin duda alguna refleja una gran conquista para el movimiento indgena, sin
embargo vemos que en la realidad prctica y concreta, en la materialidad, existen
muchas deficiencias para que los pueblos indgenas puedan ejercer plenamente estas
conquistas.

El sentido indigenista de la Constitucin Poltica del Estado vigente (como en su


momento se la concibi), ha sido completamente distorsionado o desviado por Leyes
infra constitucionales y por prcticas o acciones polticas impulsadas desde el Gobierno
central, el cual sorpresivamente se ha alejado de uno de sus principales pilares polticos,
que precisamente eran los movimientos indgenas, para acercarse a otros grupos de
poder con la finalidad de asegurar su permanencia en el control del Estado. En
consecuencia, siguiendo la lnea de Ral Prada, aquellos quienes fueron los principales
abanderados del proceso constituyente, son los mismos que actualmente traban su
continuacin.
Pese a esto, la Constitucin Poltica del Estado vigente ha sentado las bases
fundamentales para que mediante su correcta aplicacin y a travs de leyes de
desarrollo que condigan con su real sentido, puedan llegarse a efectivizar y concretar
aquellos derechos que histricamente les fueron negados a los pueblos indgenas de
Bolivia. Es decir que, sigue pendiente el reto de poder avanzar en la verdadera
materializacin de la Constitucin.

5.- CAPITULO IV
5.1.- FALSA DESCOLONIZACION

Un amigo nos cont a finales de 2012 que haba osado escribir, tratar de pensar y
presentar su investigacin en lengua aymara. Las respuestas fueron entre la
incredulidad, sorpresa, alguna que otra satisfaccin y en un buen porcentaje enojo o
rechazo. Por qu an no es normal escribir, pensar, hablar en la academia y en la vida
social, en la lengua aymara o en su caso quechua o guaran?. Pues la sorpresa, la
incredulidad y el enojo, nos muestra que esto an es un hecho extraordinario, de modo
particular, el enojo observado en el momento de entregar la invitacin para la
presentacin del libro. Esta es una constatacin sociolgica.
Entonces debemos preguntarnos una y otra vez. Realmente estamos en el
camino de la descolonizacin o de lo contrario en un proceso de falsa descolonizacin?
Este es un tema que en el ltimo tiempo se ha dejado a medias en Bolivia
aparentemente por la complejidad de su definicin sobre qu se entiende por
descolonizacin y cmo se hace efectiva. Este parece ser un buen argumento, aunque
ciertamente es compleja el hecho y la idea de la descolonizacin, para seguir el camino
contrario a la descolonizacin. Esto es as particularmente en los niveles del entorno
presidencial y en sus mecanismos de accin. Por lo que podramos decir que en Bolivia
la descolonizacin es raqutica desde este lugar del poder y robusta la falsa
descolonizacin. Este es el hecho que aqu analizaremos con datos y descripciones.
Antes debo aclarar que estas crticas son ante todo a los nuevos gobernantes y
sus crculos ntimos de poder donde algunos callan de lo que observan aunque otros
aportan datos para el conocimiento pblico. Pues da a da se observa en dichos lugares
la reproduccin y produccin de las ontologas del poder colonial y republicano. As
estas crticas no se refieren a la dinmica de la sociedad y sus movimientos sociales e
intelectuales. Dado que aqu ocurren hechos diferentes al de los crculos ntimos del
poder porque existe una dinmica particular y novedosa aunque con muchas variantes.
Es evidente que el poder produce nieblas que no permite entender ni ver lo que ocurre
en la sociedad que est en un proceso de lucha aunque con sus propias paradojas.
Haciendo uso de metfora se podra decir que por debajo de los zapatos de los seores
del poder hay un movimiento de otra ndole que no necesariamente es producto de los
actos del gobierno. Incluso algunos son en respuesta a lo que estos hacen y dicen.
As el tema de la descolonizacin o su contraste la falsa descolonizacin es un
hecho concreto pero y a la vez es un asunto conceptual. Qu entender por falsa
descolonizacin? Frantz Fanon[2] (el mdico argelino que luch contra la colonizacin
francesa), alert brillantemente que dentro de la descolonizacin tambin se puede

producir una falsa descolonizacin. Para Fann, la falsa descolonizacin es un hecho


concreto. Esto es. Se es radical en el discurso y reformista en la prctica. Esto es lo que
ocurre en Bolivia. Se emiten discursos radicales pero con acciones reformistas y
paradjicas. Dado que la descolonizacin es un hecho dolorosa y dura porque se trata
de cambios profundos no slo de forma o fenomenolgico sino en el hecho del
trastocamiento de un ser por otro ser. Diramos nosotros, es cambiar una totalidad social
por otra totalidad social. En ese sentido, la descolonizacin no es el cambio del discurso
para hacer lo mismo que hacan los otros aunque con algunos detalles menores, sino
destruir lo que exista como es la dominacin colonial y moderna. El hacer, en aymara
luraa, es el centro de este hecho histrico a la vez del revolvimiento (pacha tijra) de las
ideas o los imaginarios sociales. Sin duda esto no es sencillo, pero las acciones y el
habla deben estar orientadas hacia ella. Si las acciones ms que cambiar reproducen lo
colonial estamos entonces ante la falsa descolonizacin.
La descolonizacin es cambiar el sustrato mismo de ser. Y en esto lo indio o
indgena originario tampoco es inerme por completo porque histricamente ha sido y es
producto del proceso de colonizacin social y mental que se expresa como inconsciente
individual o consciente social. Dado que en la vida social todo se aprehende y se
aprende. Aqu el que hoy llamamos criollo-mestizo y su cultura es el centro del
cuestionamiento dado que en este lugar social e histrico se produjo el hecho colonial
suponiendo que tena una grandeza cultural y civilizatoria. La colonizacin territorial es
parte de este hecho y la colonizacin cognitiva tambin porque hubo un proceso de
imposicin de una forma de ver el mundo y la vida social. En una palabra, si la
colonizacin es un hecho social donde un grupo de personas extraos a un lugar y
tiempo se imponen segn sentidos de superioridad al otro u otros y por medio de la
violencia o fuerza aunque estos se resistan, entonces, descolonizar es desmontar todo
ello de modo inteligente apropindose lo que cultural y polticamente es adecuado a la
nueva realidad social y a la vez engrandeciendo lo que es propio primigeniamente. Esto
bajo los principios de justicia, igualdad, respeto, y gobierno compartido entre los
miembros de ese lugar o territorio histrico. En este sentido, la elite colonizadora no
entra en esta posibilidad histrica porque est claro que es parte de un dao humano,
territorial, social, cultural, cosmolgico y lingstico, producido por la violencia y
apropiacin de lo ajeno y muerte selectiva o inducida de sus habitantes.
Ahora el debate de la descolonizacin ya tiene ms de 150 aos en Bolivia, pero
ste ha sido soterrado por el poder colonial y republicano porque esto significa hurgar

los actos impunes del genocidio humano y etnocidio poltico. As, por ejemplo, el
idelogo del indianismo, Fausto Reinaga, deca, en su libro: La inteligencia del cholaje
boliviano[3], que el colonizador o el criollo fantaseaba de su grandeza (aparente) sin
importar que efectivamente ste haya sido as. Slo crea que eso era cierto fundado en
la supuesta superioridad cultural bajo la lengua de Castilla aunque la lgica y la realidad
hayan dicho otra cosa como es el manojo de falsas coherencias. Adems argumentaba
Reinaga que el criollo o el cholo es un ser para el latrocinio, para vivir de lo ajeno, para
asaltar

si

tiene

las

posibilidades el

poder, de

endulzar

sus palabras

con

grandilocuencias, de presentarse ante el otro mirando sobre los hombros, etc. La


pregunta es. Cunto de esto hoy ha cambiado en cuanto se refiere a los seores del
poder? Los datos nos dicen que no han cambiado nada o tal vez en algo. Pues se
observa que siguen siendo lo mismo ya sea con el poder o sin ella porque develan
siempre su altanera, cree que su juicio es vlido, y si no logra imponer su visin
amenaza con juicios penales, particularmente en contra de los ms humildes y pobres
aunque tambin en contra de la gente indgena adinerada. Incluso no slo amenaza sino
ha logrado construir crceles como la de San Pedro en La Paz hecha a finales del siglo
XIX para la indiada. Incluso hoy se observa otro mtodo como es el de arman trampas
con el alcohol para luego incriminarlo.
El propio Gustavo Navarro (Tristan Marof), uno de los miembros de este grupo en
la ciudad de Sucre entre 1930 y 1945, sostuvo en su libro: La Ilustre cuidad[4], que el
criollaje no era ms que apariencia, grandilocuencia verbal, imaginaria obsolescencia de
vivir en Francia, porque en los hechos slo se imaginaba y cantaba loores a la madre
patria para acostarse sin embargo con sus empleadas domsticas (al que despreciaban
pblicamente), de emborracharse en las cantinas de la esquina, vociferar diciendo que
son doctores de Charcas o de los Cuatro Nombres, etc. A esto Marof lo llam los
badulaques, es decir, mamarracho, falso, dobls impregnado en su propia mirada y ser.
Y por este hecho Navarro fue echado de la ciudad de Sucre y quemado su casa. Un
gran acto de la cultura civilizada!
El propio Franz Tamayo (llamado el indio y despus de su muerte exaltado como
el gran pensador boliviano)[5] deca que la gente de su tiempo era profundamente
bobarysta. Esto es grandilocuencia en el habla, el sentir que es superior al indio,
impresionar a la audiencia con palabra difciles con la sola finalidad de hacer notar que
saben mucho, aunque en realidad no sepa nada, por ejemplo, sobre la filosofa del nio
aymara. En otras palabras era pura fanfarronera. En qu medida hoy la educacin

est cambiando si stas son las condiciones estructurales de la mentalidad boliviana


particularmente de los grupos de poder? Se habr entendido que una cosa es educar y
otras es instruir?. Por qu an se ensea hoy en las escuelas religin y moral cristiano
catlico?
Ante esta realidad, Eduardo Nina Quispe, un aymara echado de sus tierras de los ayllus
de Ingavi por la hacienda, funda en la ciudad de La Paz, el Centro Cultural del
Qullasuyu[6] y all el primer acto que realiza es ensear la tica y la moral con la
finalidad de cambiar un pas corrupta en su valores y formas de ser. Nina Quispe
planteaba ante ello una profunda Renovacin de Bolivia que en el lenguaje de hoy sera
una radical y profunda descolonizacin del poder colonial y sus instituciones. Un poco
antes el general aymara Pablo Zrate Willka areng tambin en la Proclama de
Caracollo (Qaraqullo), Renovar Bolivia: porque todos somos hermanos[7]. Y esta visin
luego tambin fue aplastado y l asesinado por el Coronel Jos Manuel Pando. Entre
parntesis habra que decir que la elite pacea nunca quiso reconocer el gran aporte
de los Willkas y de los ayllus para la victoria de los pandistas frente al presidente
Constitucional Fernndez Alonso. Dicho aporte consisti en el hecho militar, humano,
alimenticio y de estrategia territorializado del poder con las que no pudieron las tropas
del Sur. Pando y Alonso luego se unen ante el peligro de la indiada que se haba
levantado por s mismo. Hoy muchas cosas son similares a aquellos tiempos pese al
llamado Proceso de Cambio. Dado que, por ejemplo, la traicin est en el orden normal
de la sociedad y el uso del indio para fines de legitimidad aunque no sea militarmente
como en el 52 o en la guerra del Chaco. Hoy el uso consiste en el voto y para ser
aplaudidos en las concentraciones campesinas. Un pequeo ejemplo para ello. En 2007,
el Vicepresidente Garca Linera ha instruido zarcamente al entonces alcalde de
Achacachi, Eugenio Rojas, que deba estar en Sucre diez mil ponchos rojos. Quiero
diez mil ponchos rojos en Sucre para el diez de octubre[8]. Ah est el uso y el abuso
del poder que para este sector social es un orden normal de las cosas del mundo.
Tambin viene al caso el ejemplo de Bautistas Saavedra. Saavedra despus de
hacerse famoso con la defensa[9] de los aymaras en el proceso de Mohoza, en 1921,
al ser Presidente de Bolivia acomete una violenta masacre en Jess de Macha[10]. All
son fusilados ms de 100 hombres y mujeres aymaras machaqueos y sus bienes
repartidos entre los vecinos de este centro poblado y el regimiento Guaqui. Fcticidad
histrica del uso racional de la fuerza del Estado, la manu militari, como solucin
ptima para el problema del indio.

A partir de estos hechos deberamos preguntarnos hoy por qu algunos se olvidan de


tales actos de colonizacin y genocidio? La paradoja de hoy es que algunos sectores
sociales y su dirigencia particularmente sindical piensan y creen que comparte el poder
con el entorno criollo-mestizo cuando apenas participan de las migajas derramadas
debajo de la mesa. En lo descrito anteriormente encaja pues hoy varios de los
personajes del alto nivel gubernamental. Uno de ellos es el Vicepresidente. El seor
Vicepresidente se haba sumado al discurso y lucha aymara indianista pero esto ha
sido para adquirir notoriedad pblica y luego cambiar fcilmente a un aymara como
Felipe Quispe (despus de haber incluso intentado formar el Ejrcito Guerrillero Tupaj
Katari, EGTK)[11] por otro indio ms potable coyunturalmente como era Evo Morales. Y
hoy sostiene l que siempre haba soado que algn da gobernase el indio este pas.
Y segn ello la misin ha sido cumplida.
Garca Linera viene del criollaje de Cochabamba. Por esto varios de sus crticos
sostienen que ni es chicha ni limonada. Pero l es certero en los hechos que tiene que
ver con sus particulares intereses de pronto grandilocuencia. Mediante la lectura de la
sociologa del cuerpo se puede observar que el Vicepresidente disfruta mucho en ser
engrandado a la vez de ejercer el poder como lo hace hoy. La cultura criolla como hemos
hecho notar ms arriba trata de sustentar su poder en este hecho particularmente frente
a los que no lo tienen. Qu habra que pensar, por ejemplo, del matrimonio de
Tiwanaku? En esto se present como un gran benefactor de la lucha aymara o qulla
cuando slo era la auto-exposicin de su Yo. Vean cmo yo soy capaz de hacer esto,
era el mensaje del Yo. Adems hizo gala del Nacionalismo Revolucionario del MNR
porque este partido haba hecho uso del Tiwanaku para afianzar el nacionalismo
boliviano. Aqu se puede observar una forma de exponer el orgullo criollo sediento de ser
alguien en un mundo donde se duda cada das ms y ms de su coherencia, y su
sentido de realismo histrico. O ha servido tambin para enviar un mensaje subliminal
a muchas otras tierras lejanas de los Andes?. En esto descubrimos una vez ms el
habitus del Vicepresidente segn como expuso el socilogo francs Pierre Bourdieu y de
la que l hablaba intensamente en las aulas universitarias. El habitus, deca Bourdieu, es
un principio generador de las relaciones, de sentidos y gusto, estos luego se hacen
cuerpo y carne en tanto construccin social histrica del poder. El habitus es una
especie de formacin social del cuerpo y del de ser. Desde este lugar de la historia luego
declar a ABI (Agencia Boliviana de Informacin) que: Los indgenas, los indios, a
quienes la brutalidad de la invasin y los sedimentos centenarios de la dominacin

haban establecido en el propio sentido comn de las clases dominantes y las clases
dominadas hoy asumen decisiones y manejan los destinos del pas Los sujetos de la
poltica y la institucionalidad real del poder se han trasladado al mbito plebeyo e
indgena[12]. En los lugares estratgicos del poder gubernamental por ejemplo no estn
los indios sino como siempre en lugares subalternos. Aunque hoy ya no es lo mismo que
ayer. En otro momento dijo ante el CONAMAQ paralela que Evo es la representacin de
Tupaj Katari; misma que se puede leer como una forma de agradar al Jefe. Ese lder es
capaz de unir a todos, pero no solamente es capaz de unir, sino de sacrificarse, de
luchar por la unidad de su pueblo, porque la unidad es la clave que separa el
colonialismo de la emancipacin. Katari es la unidad del pueblo aymara, Zarate Willca es
la unidad de los pueblos indgenas y qu es Evo Morales, es la unidad[13]. Dicho
discurso se emiti en el contexto de un serio intento de dividir el CONAMAQ.
Otro dato de ello es cuando Felipa Huanca (Stria. Gral.) de la Confederacin
Nacional de Mujeres Campesinas Indgenas Originarias- B-S. expresa pblicamente que
una mujer de pollera debe ir como embajador ante Naciones Unidas [14], ante el cual
Garca en una conferencia de presencia expresa su apoyo a Sacha Llorenti[15]. En el
discurso, como realismo poltico-cultural del poder criollo, se aprecia la pollera pero en
los hechos siempre vale ms la corbata. Antes haba dicho que valen igual entre el
poncho y la corbata. Hoy nuevamente el poncho y la corbata, el mestizo y el indgena
se miran como iguales, como bolivianos[16]. Pero como se ve la realidad es otra porque
vale ms la corbata que la pollera. Por ste y por lo anterior, Garca, no tiene buenas
relaciones con los intelectuales aymaras. Al parecer los detesta. Y stos tambin.
Entonces nuevamente preguntamos qu ha cambiado hoy en los nuevos funcionarios
del gobierno de Evo Morales y lvaro Garca? Sin duda muy poco o nada, por el
contrario, al parecer han mejorado en su accionar como se observa en la red de
extorsin tan bullado[17].
Tal vez un dato ms para dejar notar que la descolonizacin es dbil. En el
Presupuesto General del Estado de 2012, el Viceministerio de Descolonizacin recibi
un monto pequeo ante el monumental hecho colonial como la que hemos descrito. Este
Viceministerio slo recibi 35 millones 747 mil bolivianos frente, por ejemplo, al
Ministerio de Defensa y de Gobierno, por separado, de ms de 2 mil 304 millones de
bolivianos. El ministerio de Desarrollo Rural y Tierras recibi 472 millones 767 mil
bolivianos[18]. Tal vez con el apoyo de algunas ONGs ste monto haya subido un poco.
Est claro que la descolonizacin no slo se concentra en un Viceministerio, pero ste

tiene el deber de disear polticas macros de descolonizacin si se tiene en el horizonte


trastocar el colonialismo en el Estado. Para 2010 el gobierno no tena claro en qu
consista la descolonizacin. Esto lo constatamos al hacer un estudio en diferentes
Ministerios, Viceministerios y Direcciones sobre qu se estaba entiendo por
descolonizacin y qu se estaba haciendo al mismo tiempo. En esa oportunidad nos
pareci vital que existiera un Ministerio de Descolonizacin (y no slo un Viceministerio)
para ejecutar una poltica transversal en los diferentes niveles del gobierno y del Estado.
Eso no exista. Hoy al parecer tampoco. El propio Viceministro Crdenas nos dijo: el
Estado est hecho en contra del indiono hay manera de hacer otra cosa [19]. Aunque
luego en aos posteriores afirma que en la administracin pblica, la polica y la
educacin, hay una alta discriminacin. Las tres instituciones constituyen los escenarios
ms dificultosos pero son los lugares donde hay mayor racismo y discriminacin, es all
donde se debe trabajar[20].
Esta es la complejidad y la paradoja del discurso de la descolonizacin en Bolivia.
Los datos, los hechos, la lgica, nos muestran que hay ms palabrera que hechos
subsecuentes a este discurso. As el ser colonial y el sistema racista tiene mucha ms
fuerza que el hecho de la descolonizacin. Ah est sin duda la falsa descolonizacin.
Esto es as porque se ha continuado imponiendo los designios de los grupos de poder
petrolero y minera en hechos como la de TIPNIS, en Mallku Quta, la masacre de
Caranavi, en el encarcelamiento de Mallkus de Chuquisaca y de Norte Potos, leyes
(como el de Deslinde Jurisdiccional), que son inconsultos y muchos de sus contenidos
anticonstitucionales. Y entonces dnde qued la frase gobernar obedeciendo al
pueblo dicha en oportunidad de abrogar el Decreto del Gasolinazo del diciembre de
2010?. Adelantamos algo para terminar. Pues parece ser insuficiente la idea de la
descolonizacin sino se requiere plantearse un horizonte radical en la visin de la
destotalizacin de la totalidad colonial impuesta sobre el cuerpo de la sociedad.
Destotalizar quiere decir des-articular la totalidad colonial que curiosamente ha sido
impuesto como un universal absoluto. Esto es trastocar un orden prctico de las
instituciones sociales y del imaginario social. Es destotalizar la razn universal y la
intersubjetividad social. Por esto est ah el hecho anotado al principio. Nadie del
entorno presidencial habla aymara o quechua. Qu otra cosa se puede entonces
esperar del resto?
Ukhamch ukast, kunsa lura wakisispa?. Amuka, piqi altaa, lupia,
mayampi saytasjaa? Arsuniphani.

5.2.- QUE HA CAMBIADO DESPUES DE LA CONSTITUCION EN BOLIVIA EN


RELACION A LA DESCOLONIZACION
Con la Ley Educativa , la educacin pretende ser nica, diversa y flexible para el
sector pblico, de convenio y privado. La educacin sera diversa porque respondera a
las caractersticas de cada regin; y sera flexible porque el currculo nico podra ser
adaptado y/o adecuado segn las necesidades. En este sentido, abrira la posibilidad de
la participacin plena de los sectores sociales en el marco de respeto de las diversas
expresiones culturales.
Los bachilleres concluiran, a su vez, con el aprendizaje de tres idiomas: la lengua
nativa (madre), el castellano y una extranjera que ser de eleccin libre.
No se debe considerar como problema el uso y la adopcin de la escritura de las
lenguas indgenas que no es propio; al contrario, se debe entender que las grafas del
aymara y quechua estn basadas en el castellano, que tampoco es propio, sino que
utiliza el sistema latino, que utiliz las grafas del griego y stos de los fenicios. Por lo
tanto, no es posible hablar de una escritura propia frente al poder de la imprenta y las
necesidades de divulgacin de conocimientos desarrollados por los pueblos dominantes
mediante textos escritos.
Al presente, existen ejemplos en los que las lenguas indgenas tambin se
aprenden voluntariamente: en la vida empresarial, en profesionales del derecho, en los
postgraduantes, maestros y en otros sectores de conocimiento acadmico y cientfico.
Existen empresarios extranjeros que han empezado a aprender quechua y aymara para
comunicarse mejor con la poblacin indgena de Bolivia. Actualmente, en los pases
europeos como Italia, Francia y Espaa existe inters de aprender el aymara, lo que
significa que la vitalidad de esta lengua va en aumento y fortalece el camino de la
descolonizacin lingstica en Bolivia.
Sin embargo, debemos reconocer que por mucho tiempo, Bolivia ha apostado por
la homogeneizacin lingstica y cultural sin tomar en consideracin la predominancia de
la poblacin indgena. En distintas etapas de la colonia y repblica, los pueblos
indgenas han luchado por legitimar sus propias formas de organizacin social para
reivindicar sus derechos, y junto con las reivindicaciones sociales y polticas tambin
est la lucha por los derechos lingsticos. Por otra parte, la interculturalidad requiere de
una conceptualizacin adecuada para comprender y llegar a una prctica real de este

postulado

para

lograr

la

descolonizacin.

En

la

concepcin

humanista,

la

interculturalidad se entiende como una relacin respetuosa y equilibrada entre culturas,


se contrapone a la posicin integracionista (diversidad vs. globalizacin) y permite las
posibilidades de reforzar la autonoma cultural. Se parte del criterio de una relacin
mutua de la cultura indgena y la cultura occidental; para la prctica intercultural, se
debe, como condicin necesaria, devolver la dignidad a las culturas indgenas,
reconociendo todos los valores como las tcnicas, costumbres, tradiciones, religin, etc.
Esto implica que la interculturalidad es concebida como una interaccin de dilogo de
participantes de diversas culturas, reflejada en la libertad y ejercicio pleno de sus
derechos en todos los mbitos de la vida y, no como la superposicin de una cultura
sobre otra practicada por la colonizacin.
La prctica y el ejercicio de la interculturalidad, consiste en la desaparicin
efectiva de la dominacin, la imposicin, la discriminacin, el etnocentrismo, entre otros.
Por lo tanto, es necesario promover un dilogo de respeto mutuo basado en el
intercambio y la reciprocidad (hoy por ti maana por m) y de relacin mutua de valores
culturales de manera simtrica. Sin embargo, la interculturalidad del presente parece
estar lejos de este deseo y nos plantea otro contexto para comprender esta
problemtica. Claro est que los saberes y los conocimientos andinos estn vigentes,
empero siguen considerados como insuficientes y jerrquicamente inferiores a los
conocimientos occidentales. Los conocimientos alcanzados por los pueblos indgenas
reflejados en: la tcnica de la irrigacin, la prctica del suka qullu en el cultivo, la
curacin de enfermedades, el pronstico del tiempo y otros, para los occidentales no
tienen valor, por lo que esta pretensin sigue en lo mtico.
Los conocimientos y los saberes de los pueblos originarios, enfrentan una
desventaja frente a los que ostentan el poder basado, fundamentalmente, en la
economa de mercado y en la distribucin desigual de riquezas. Entonces el valor
asignado al capital cultural de los pueblos indgenas como tradiciones, lengua, religin y
otros, se encuentran en una situacin irregular frente a los conocimientos colonizantes.
Sin embargo, con los cambios sociales de los ltimos tiempos, ya existen intelectuales,
profesionales y polticos representantes de los pueblos indgenas. Esta situacin de
avance social permite contrarrestar las valoraciones estereotipadas de parte de algunos
estratos dominantes de la sociedad que aun ostentan la colonizacin

CONCLUSIONES

El colonialismo moderno, del siglo XVI adelante, corresponde a la expansin


violenta del capitalismo como acciones sucesivas de conquista, ocupacin de

territorios, sometimiento de poblaciones, extraccin desmesurada de los recursos


naturales, explotacin, sometimiento y esclavizacin de las poblaciones nativas y
africanas. Por esto mismo el colonialismo est asociado con la expansin
universalizadora de la modernidad, aunque sta al implantarse en territorios
perifricos del sistema-mundo sufra adecuaciones heterogneas. Lo que significa
que el colonialismo no es solamente la dominacin de las potencias europeas,
tampoco solamente la dominacin del capitalismo a escala mundial, sino la
dominacin de la civilizacin occidental de acuerdo a los cdigos de la

modernidad.
Por lo tanto la lucha contra el colonialismo implica esta comprensin mltiple y
compleja, tambin integral, del fenmeno colonial, lo que implica el combate en
mltiples niveles a las formas y engranajes de dominacin colonial,
particularmente interesa la lucha contra la dominacin civilizatoria, eurocntrica y
moderna. Lucha mltiple que implica abrirse a los diferentes proyectos
civilizatorios inhibidos con las conquistas y los ciclos coloniales. En el continente
de Abya Ayala, llamado Amrica, implica la interpretacin del presente y su futuro
alternativo a partir de su pasado contenido, bajo la interpretacin de las
cosmovisiones indgenas. Esta lucha anticolonial, descolonizadora, es tambin

una lucha antiimperialista y contra el capitalismo.


La descolonizacin significa revertir la cristalizacin en los huesos de la violencia
colonial contra las estructuras, instituciones y formas de la dominacin colonial[8].
Significa alternativamente la deconstruccin, el desmontaje, desandando el
camino, de los engranajes, las maquinarias y las prcticas de la colonialidad. Lo
que tambin implica la desconstitucin de subjetividades sumisas, domesticadas
y sometidas, as como la constitucin de subjetividades de resistencia, de
emancipacin, abiertas a distintos posicionamientos del sujeto liberado, en sus
condiciones individuales, grupales, colectivas, comunitarias y multitudinarias.

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Inicio de pgina
Notas
1 En el sentido que Boaventura de Sousa Santos da al trmino de un posmodernismo
celebratorio (de Sousa Santos 2008: 17; 44).
2 A manera de ejemplo menciono a Boaventura de Sousa Santos quien plantea una
teora crtica posmoderna que asume la crtica posmoderna a una modernidad
occidental, pero que a la vez rescata el potencial emancipador y crtico de esta misma
modernidad. Para este fin, de Sousa Santos distingue una posmodernidad celebratoria
de una posmodernidad de oposicin. (de Sousa Santos 2008: esecialmente 41-45).
3 En el caso de la Nueva Constitucin Poltica del Estado de Bolivia, la nocin
intercultural (respectivamente interculturalidad) aparece 26 veces, colonialismo,
neocolonialismo, descolonizacin y (neo-) colonial 7 veces.

4 Al igual que respecto a la filosofa posmoderna, tambin referente a la filosofa


intercultural hay que discernir vertientes culturalistas (etnolgicas) y liberacionistas.
Las primeras plantean el tema del dilogo intercultural en trminos de un encuentro con
la alteridad cultural, sin mayor anlisis previo de las condiciones histricas, sociales y
polticas de intereses y poderes existentes, de asimetras y de cuestiones socioeconmicas de fondo. Las segundas se entienden como una evolucin de la tradicin
liberacionista y crtica de la filosofa. Sin simplificar demasiado, las vertientes
culturalistas se manifiestan ms en los contextos europeo, norteamericano y africano, y
las liberacionistas ms en los contextos latinoamericano y asitico (con sus debidas
excepciones).
5 Entre las publicaciones clsicas que tienen que ver con este tipo de descolonizacin
formal, cabe mencionar:
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Martnez Carreras, J. U. (1987). Historia de la descolonizacin (1919-1986). Madrid:


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Moreno Garca, J. (1993). "La descolonizacin de Asia". En: Cuadernos del Mundo
Actual. Historia 16, Madrid.
Rifin, J. C. (1993). El imperio y los nuevos brbaros: El abismo del Tercer Mundo.
Madrid: Rialp.
6 Este tipo de referencias es, por supuesto, un anacronismo los romanos ya tenan
colonias y una lectura demasiado miope y etnocntrica, slo por la coincidencia
accidental del apellido espaol del conquistador con la raz del trmino colonia. El
nombre

original

del

navegante

de

Gnova

era Cristoforo

Colombo(italiano)

o Christophorus Columbus (latn), con la variante de Christophorus Colonus.


7 Cultum es el participio perfecto de colere (lo cultivado; lo labrado), del cual se
deriva cultura, cultus (cultivado; culto) y agricultura; mientras que colonia, colonus
(labrador; agricultor) y colonatus (labrado; cultivado; rural) se derivan del infinitivo
(colere).
8 Mientras que el campo semntico de cultura se relaciona con el mbito rural
(cultivar

la

tierra),

el

de

civilizacin

se

asocia

del civis(ciudadano) de la polis griega y de la urbe romana.

con

el

mbito

urbano

9 Uno de los ejemplos es la colonizacin islmica de parte del frica, de la pennsula


hispana y de partes de la Asia. Otro sera la expansin del imperio mongol (s. XIII) y de
los imperios de Babilonia, Asiria y Persa (primer y segundo milenio a.C.).
10 El comit de Descolonizacin de las Naciones Unidas considera, en 2007, que
existen todava 16 territorios con caractersticas coloniales: Anguila, territorio britnico de
ultramar; Bermudas, territorio britnico de ultramar autnomo; Gibraltar, territorio
britnico de ultramar autnomo; Guam, territorio no incorporado de los Estados Unidos,
autnomo; Islas Caimn, territorio britnico de

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