El Conde Claros no puede dormir por el amor que siente por la infanta Claraniña. Una mañana la visita en el palacio real y le declara su amor de siete años. Se van juntos a un jardín donde comparten caricias. Un cazador los ve y le informa al rey, quien manda encarcelar a Claros y sentenciarlo a muerte. La infanta se desmaya al enterarse. Sus súplicas logran que el rey perdone a Claros y ordene su liberación.
El Conde Claros no puede dormir por el amor que siente por la infanta Claraniña. Una mañana la visita en el palacio real y le declara su amor de siete años. Se van juntos a un jardín donde comparten caricias. Un cazador los ve y le informa al rey, quien manda encarcelar a Claros y sentenciarlo a muerte. La infanta se desmaya al enterarse. Sus súplicas logran que el rey perdone a Claros y ordene su liberación.
El Conde Claros no puede dormir por el amor que siente por la infanta Claraniña. Una mañana la visita en el palacio real y le declara su amor de siete años. Se van juntos a un jardín donde comparten caricias. Un cazador los ve y le informa al rey, quien manda encarcelar a Claros y sentenciarlo a muerte. La infanta se desmaya al enterarse. Sus súplicas logran que el rey perdone a Claros y ordene su liberación.
El Conde Claros no puede dormir por el amor que siente por la infanta Claraniña. Una mañana la visita en el palacio real y le declara su amor de siete años. Se van juntos a un jardín donde comparten caricias. Un cazador los ve y le informa al rey, quien manda encarcelar a Claros y sentenciarlo a muerte. La infanta se desmaya al enterarse. Sus súplicas logran que el rey perdone a Claros y ordene su liberación.
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Romance Conde Claros de Montalvan
Media noche era por filo,
los gallos queran cantar, conde Claros con amores no poda reposar; dando muy grandes sospiros que el amor le haca dar, por amor de Clarania no le deja sosegar. Cuando vino la maana que quera alborear, salto diera de la cama que parece un gaviln. Trele un rico caballo que en la corte no hay su par, que la silla con el freno bien vala una ciudad, y vase para el palacio para el palacio real. A la infanta Clarania all la fuera hallar. -Conde Claros, conde Claros, el seor de Montalvn, cmo habis hermoso cuerpo para con moros lidiar! -Mi cuerpo tengo, seora, para con damas holgar: si yo os tuviese esta noche, seora a mi mandar. -Calledes, conde, calledes, y no os queris alabar: el que quiere servir damas as lo suele hablar. -Siete aos son pasados que os empec de amar, que de noche yo no duermo, ni de da puedo holgar.
Tomrala por la mano,
para un vergel se van; a la sombra de un aciprs, debajo de un rosal, de la cintura arriba tan dulces besos se dan, de la cintura abajo como hombre y mujer se han. Por ah pas un cazador, que no haba de pasar, vido estar al conde Claros con la infanta a bel holgar. El cazador sin ventura vase por los palacios a do el buen rey est. -Una nueva yo te traigo. El rey con muy grande enojo mand armar quinientos hombres para que prendan al conde y le hayan de tomar. Metironle en una torre de muy gran escuridad: las esposas a las manos, que era dolor de mirar. Todos dicen a una voz que lo hayan de degollar, y as la sentencia dada el buen rey la fue a firmar. La infanta que esto oyera en tierra muerta se cae, damas, dueas y doncellas no la pueden retornar. -Mas suplico a vuestra Alteza que se quiera consejar, que los reyes con furor no deben de sentenciar. El buen rey que esto oyera comenzara a demandar: El consejo que le dieron, que le haya de perdonar. Todos firman el perdn, ya lo mandan desferrar. Los enojos y pesares en placer hubieron de tornar.