Los Etruscos
Los Etruscos
Los Etruscos
Los etruscos
Historia
Esfinge núm 16 - Septiembre 2001
Francisco Capacete
El etrusco vive dentro de la naturaleza y es naturaleza misma, la cual anima cada poro de su piel,
cada fibra de su alma.
El pueblo etrusco y toda su civilizaci?n, constituyen un enigma que la arqueolog?a debe resolver.
El alfabeto etrusco se conoce con bastante aproximaci?n, pero aunque podemos leer sus escasos
textos, su significado escapa a nuestra comprensi?n. El texto m?s completo encontrado est? escrito
en las vendas de la momia de Zagreb. El resto son de car?cter funerario y est?n muy fragmentados.
Este pueblo aparece de una manera casi espont?nea, en la pen?nsula it?lica, en una fecha
comprendida entre el a?o 1.000 y el 800 a.C. Se instalan en el centro del pa?s (no podemos fijar
exactamente su lugar de procedencia, porque si bien la mayor?a de historiadores consideran que son
aut?ctonos, hay tantos disidentes de esta opini?n que a?n el origen de los etruscos est? por
dilucidar). Se denominaban a s? mismos “rassenas”, y fueron llamados por los griegos “tyrrenos”.
Despu?s de instalarse en una zona comprendida entre el r?o Arno y el T?ber desarrollan en muy
poco tiempo una gran cultura y un enorme poder?o comercial, gracias en parte a su alianza con la
poderosa Cartago. Sus productos eran de tal calidad que comerciaban con las islas brit?nicas y
Escandinavia.
La confederaci?n de estados etruscos inclu?a las regiones del Lacio y la Campania, quedando
rodeada la naciente Roma. Las ciudades etruscas formaron una federaci?n unida por lazos de tipo
religioso. Sus reyes o lucumones se reun?an una vez al a?o en un santuario de Volsinies, en un lugar
que nos es desconocido, y posiblemente tratar?an temas de ?ndole pol?tica y religiosa. En estos
encuentros nombraban al rey de todos los etruscos.
A finales del siglo VI a.C. los etruscos han llegado a su m?ximo apogeo, y pr?cticamente toda Italia
queda bajo su dominio e influencia. Son los due?os del mar que lleva su nombre y los comerciantes
se enriquecen y amasan fortunas tan se?aladas como la del c?lebre Mecenas (que, por cierto, era de
origen etrusco). Pero a partir de aqu? comienza su decadencia, y son expulsados de sus territorios
por romanos y griegos al sur y por los celtas al norte. Hacia el siglo IV ha desaparecido la
confederaci?n etrusca y s?lo resta una peque?a regi?n, en su n?cleo de origen, que poco a poco se va
romanizando hasta quedar incluida dentro del Imperio Romano. A pesar de la desaparici?n de la
pol?tica y la naci?n etruscas, su personalidad como pueblo era tan pronunciada que sobrevivi? hasta
la Edad Media.
ORIGEN
En la Toscana y la Umbr?a, desde principios del primer milenio a.C., se desarrolla una cultura
particular del Hierro, la cultura villanovense. M?s tarde entra en una fase orientalizante, clave sin
duda en el desarrollo del pueblo etrusco. Con estos antecedentes, encontramos que hacia el tr?nsito
de los siglos VII-VI a.C. aparece una civilizaci?n de gran personalidad, los etruscos, en posesi?n de
un elemento cultural tan trascendente como el alfabeto. ¿Proceden los etruscos de las culturas
anteriores que viv?an en caba?as y que casi no ten?an conocimientos de medicina, hidr?ulica,
ingenier?a o aruspicina, ciencias que dominaban los etruscos?
Todav?a hoy no sabemos a ciencia cierta si los etruscos o tirrenos son originarios de Oriente o se
desarrollaron de culturas aut?ctonas. Sea como fuere, lo que nos llama la atenci?n es que su
civilizaci?n, como la del Antiguo Egipto, ya est? formada en su nacimiento. El salto desde las
culturas villanovenses hasta los etruscos que conocemos es demasiado grande como para que se
haya producido en 100 ? 200 a?os. Sin embargo, nuestra escritura, nuestro Derecho, la mayor?a de
nuestras costumbres, las universidades, las iglesias y sus rituales tienen una antigua y dilatada
historia ?ntimamente vinculada a este pueblo. Pero este es otro enigma que encierra la antigua
Etruria y que a?n no podemos resolver. Lo etrusco nace hacia el s. VII a.C. pero de d?nde procede y
c?mo nace no lo sabemos.
Por lo tanto, si bien Roma conquista pol?ticamente, es conquistada culturalmente, tanto por los
griegos como por los etruscos. Es tal el prestigio de la ciencia y la literatura etruscas que hasta el
Senado romano recomendaba que los j?venes fueran a estudiar al pa?s vecino. De hecho, entre las
familias patricias se puso de moda que los j?venes pasaran algunas temporadas en Tarquinia o Caere
profundizando en sus estudios, y estudiar con un pedagogo etrusco era el “master” de aquellos
tiempos.
ETRUSCA DISCIPLINA
En cierta ocasi?n, cay? sobre el centro de Roma una tormenta tan fuerte que qued? pr?cticamente
destruida. Al ver que la loba del Capitolio hab?a sido da?ada por uno de los rayos, los ar?spices se
dieron cuenta de que todo el Imperio estaba en peligro. Y como tambi?n se hab?a fundido una de las
tablas de las leyes, vaticinaron que la ley y el orden en Roma sucumbir?an igualmente. En ambos
casos tuvieron raz?n.
Otro ejemplo de los aciertos de los augures o ar?spices etruscos es Spurina, el augur de Julio C?sar,
que le advirti? de las nefastas influencias de los Idus de marzo.
Fue tal la sabidur?a e infalibilidad de estos hombres que su arte se extendi? por todo el Mediterr?
neo
Para elaborar el or?culo de rayos divid?an el firmamento en 16 partes. Dibujaban luego un rect?
ngulo imaginario en la tierra y lo divid?an cuatro veces en cuatro partes. Cada sector pertenec?a a
una divinidad, excepto cuatro, que eran asignados a J?piter. Cada rayo, procedente de un sector,
aportaba una informaci?n diferente.
Tambi?n conoc?an las partes del h?gado, como en Babilonia, dos mil a?os atr?s, los mags. Se han
encontrado modelos de h?gados en bronce donde aparecen los nombres de cuarenta divinidades. Su
distribuci?n nos recuerda a la de las plantas de los pies que se hace en reflexolog?a, relacionadas
con el resto del cuerpo (lo peque?o como una copia a escala de lo grande, como si todo en el
Universo estuviera dise?ado en funci?n de unos mismos planos, arquetipos o leyes que le dar?an
orden y armon?a a la infinita variedad de objetos existentes).
Cuentan sus tradiciones, que nos han llegado a trav?s de los escritores latinos, que su Religi?n les
fue revelada por un ni?o. En la antigua Tarquinia hab?a un labrador que se empe?aba en cultivar
unos campos yermos. Sus vecinos, al verle cada d?a trabajando de sol a sol, se apiadaban de ?l y
trataban de hacerle cambiar de prop?sito. Pero el campesino continuaba empe?ado en lo imposible.
Cierto d?a, picando su azada con todas sus fuerzas, se hundi? muy profundamente en la tierra y del
surco que abri? surgi? un ni?o, que pose?a la sabidur?a de un anciano. No hab?a nadie en toda
Etruria que pudiera ense?arle nada.
Este ni?o, llamado Tages, les habl? de un Dios Absoluto, Inefable, que no ten?a nombre ni forma
determinada, del cual todo surgi?. Les habl? tambi?n de una tr?ada de dioses, Tinia (Zeus), Uni
(Juno) y Menerva (Minerva o Atenea), m?s cercanos a los hombres. Otros dioses de su pante?n eran
Turms, (Hermes), Tur?n (Afrodita), Sethlans (Hefaistos), Fufluns (Baco), y Apulu (Apolo). ?ste ?
ltimo, cuando iba acompa?ado por un lobo se relacionaba con el mundo del m?s all?, y m?s tarde
ser?a sustituido por Aita (Hades, Plut?n). Si Charont (el Caronte etrusco), guiaba a las almas en el
tr?nsito de una vida a otra, Aita era el que los esperaba en su nueva morada.
Tages, una especie de Cristo o enviado divino de los etruscos, les ense?? las ciencias augurales y les
inspir? gran parte de su pensamiento. La sabidur?a de Tages pas? a su disc?pulo Arruns, quien era
inspirado, al parecer, al igual que el Rey de los romanos Numa, por una ninfa, Vegoia. De lo que se
ha logrado conservar nos quedan frases como:
Cuando uno viaja por la Toscana italiana y visita las necr?polis de Tarquinia, de Cerveteri, de
Populonia, (las colinas suaves, la brisa marina, el fondo azul del Mediterr?neo, la vegetaci?n que
crece por todas partes, los campos de cultivo f?rtiles y abundantes), la sensaci?n del lugar es la de
un oasis de paz y plenitud. Pero esos territorios cercanos a la costa, a la llegada de los etruscos, eran
marismas donde la vida se hac?a muy dif?cil a causa de m?ltiples enfermedades. La humedad, los
mosquitos y las aguas estancadas llenaban gran parte del territorio tirreno. Los etruscos fueron unos
consumados ingenieros hidr?ulicos. Comenzaron a canalizar las aguas e inventaron las cloacas que
luego los romanos adoptar?an y exportar?an a todas sus ciudades. Ellos lograron convertir un lugar
inhabitable en un vergel que a?n hoy parece la mism?sima residencia de los Ol?mpicos.
Al contemplar los frescos, las esculturas y la decoraci?n de sus tumbas, la imagen que transmite su
arte es de un entusiasmo por la vida, de una alegr?a de vivir y de una serenidad ante la muerte tal
que nos deja sobrecogidos. Las necr?polis etruscas, igual que las mastabas egipcias, parecen casas,
y realmente se podr?a vivir en ellas. Adem?s a los difuntos no les faltaba de nada, ten?an toda clase
de objetos de uso cotidiano. Y al final de cada tumba pintaban una puerta, que suger?a que la vida
se hab?a cerrado para los ojos f?sicos, pero permanec?a abierta para el alma.
Para ellos el tiempo era c?clico y que despu?s de un ciclo todo volv?a a empezar. Este tiempo c?
clico estaba ordenado por los dioses. El mundo humano estaba ?ntimamente entrelazado con el de
los dioses y el de los muertos. Todos formaban parte del gran plan que giraba a trav?s de los
saecula.
Eran unos consumados m?sicos, y pr?cticamente todas las tareas las hac?an al comp?s de la m?sica.
Amasaban el pan escuchando m?sica, recog?an las cosechas del campo al son de la m?sica y, al
parecer, atra?an a los animales hechizados bajo el encanto de determinadas melod?as.
El etrusco vive dentro de la Naturaleza y es naturaleza misma, la cual anima cada poro de su piel,
cada fibra de su alma. Por eso capta sin esfuerzo sus aspectos m?s variados e infinitos matices. En
sus pinturas, en las representaciones de animales en bronce y en sus conocimientos de Zoolog?a se
refleja su amor y su conocimiento ?ntimo de la Naturaleza. De ah? su maestr?a incontestable en la
farmacopea, en la ciencia de las aguas termales, en la interpretaci?n de los fen?menos naturales.
Ellos sab?an que su civilizaci?n iba a desaparecer. En sus tradiciones se afirma que su cultura
durar?a nueve ciclos, el ?ltimo de los cuales empez? el 88 a.C.
Etruria y Roma entraron en guerra muchas veces, pero en estos enfrentamientos se conocieron y
admiraron mutuamente.
Extraordinarios enigmas que reposan en el seno de un pueblo pleno de Arte, Naturaleza y Misterio,
que probablemente jam?s llegaremos a conocer del todo.
Francisco Capacete