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Tercera parte La teorfa de la alianza matrimonialG. LEVILSTRAUSS: LES STRUCTURES ELEMENTAIRES 21. Introduccion La tendencia te6rica que examinaremos seguidamente es muy distinta de la precedente. Podria creerse que es més familiar al estudiante francés: la moda del estructuralismo, la influen- cia del pensamiento de Lévi-Strauss mas allé del ambito de sus estudios, el hecho de que Les Structures élémentaires de la pa- renté fuera publicado en 1949. Pero tal vez no se trata més que de una apariencia, dado el carécter excepcional de dicho libro. Mis exploracién personal, por no decir heroicidad, que tratado cientifico, Les Structures no facilita el acceso a la teorfa que en cierra, 0 por Io menos a Ia teorfa restringida (que como vere- mos més adelante es distinta de I2 teorfa general). Hace ya tiempo que se siente la necesidad de un compendio preciso que, con orden y rigor, presentara al lector lo esencial de la teoria levistrosiana del matrimonio entre primos cruzados. Pero aqui no se trata de esto. Por otra parte, la obra de Lévi-Strauss ha sido prolongada por otros autores. Nuestro objetivo es condensar lo esencial de esta teoria restringida, que denominaremos teoria de la alianza matrimonial, tal y como aparece en Ia obra de Lévi-Strauss y en los trabajos de sus continuadores. Para sim- plificar, dejaremos de lado a los predecesores (ver més ade- lante, pag. 108). Les Structures élémentaires son una obra gigantesca, de una complejidad extraordinaria capaz de arredrar incluso al espe cialista relativamente familiarizado con la materia. La obra, im- pulsada por una idea genial y una imaginacién sociolégica pro- otdigiosa, reine, en una arquitectura barroca, casi laberintica, una enorme masa de hechos y un conjunto de problemas tedri- cos diversos. Geogrdficamente abarca Australia y toda el Asia Oriental, desde la India al Artico. Por otra parte, como bien ha dicho Leach, dicha obra «es, a la vez, una contribucién a la teo- ia del incesto, un estudio sobre la importancia de la reciproci- dad en todas Jas formas institucionalizadas de matrimonio, un anélisis de las implicaciones estructurales de los diversos tipos de matrimonio entre primos cruzados y una teoria general de Ta evolucién social» (Rethinking Anthropology, pégs. 76-7; ed. esp. pég. 120). ¥ la enumeracién es todavia incompleta. Ademés, y debido sin duda a la amplitud y a su riqueza, la obra es muy desigual. Los adeptos de Ia teorfa se han visto irritados por erro- res etnogrdficos importantes: las inexactitudes y los descuidos son frecuentes. El especialista, que poco a poco acaba por do- minar bien que mal la obra, lamenta que el autor, levado por su lirismo tedrico, haya yuxtapuesto en un desarrollo eminente- mente discursivo los puntos de vista mas seguros y las hipétesis més importantes con las especulaciones més tenues 0 margina- les. Con frecuencia existe una falta de proporcién entre la au- dacia de las construcciones y Ia fragilidad de sus fundamentos y, en términos més generales, entre las vastas ambiciones de la obra y Ia falta de precisién y rigor en los instrumentos emplea- dos. La terminologia es a menudo menos precisa de lo que po- dria ser; las definiciones son, por lo general, insuficientes, ffuc- tuantes 0 extrafiamente personales. Como podré verse mas ade- ante por los ejemplos que cito, estas criticas afectan a con- ceptos que no pueden calificarse de secundarios. En suma, la especulacién carece de control. El autor de estas Iineas debe confesar que estas criticas no se han hecho evidentes mas que a fuerza de afios. Cierto que Les Structures nos despertaron de nuestro suefio tedrico, pero el resultado fue que durante largo tiempo estuvimos fascinados por la audacia de las perspectivas que se nos abrian, no viendo, sin embargo, sus debilidades, Es importante recalcar dichas debilidades, no sélo por el interés cientifico general, sino también por otras dos razones. Por una parte, dichas debilidades no pasan por lo comin desapercibidas entre los autores anglosajones, que estén habituados a un ma- yor rigor cientifico; este hecho contribuye a aumentar la incom- prensién y Ia hostilidad hacia la teoria. Por otra parte, las licen- 2 cias que puede permitirse un genio son funestas para la gente comin y corriente. Es admirable como Lévi-Strauss sabe llegar a conclusiones correctas utilizando argumentaciones arbitrarias y remediar los errores metodolégicos mediante adecuadas intui- ciones. Pero son precisamente este tipo de cosas las que el antro- pologo normal debe evitar; Ia salud de nuestra disciplina nos obliga a ser cautos. Del vasto fresco levistrosiano que aparece como una resonan- te tesis filoséfica nos limitaremos a elegit un compendio banal, un conjunto restringido, pero tan sistematico como sea posible, de proposiciones cientificas susceptibles de ser ensefiadas. Para ello no nos queda otra alternativa —al igual que en el caso de Ia escuela inglesa— que proceder a una simplificacién o restric- cién, Como en el caso anterior nos obligaremos a una lectura atenta, pero también nos permitiremos alguna que otra libertad con respecto a los aspectos relativamente menos cientificos de la obra, apoyandonos para ello en la posteridad. En efecto, bajo su propia influencia dicha obra ha envejecido y se ha convertido en parte integrante de un movimiento cientifico. El acuerdo que existe entre los especialistas, en verdad poco numerosos, que han aceptado y desarrollado dicha teorfa permite ya considerar Les Structures bajo una perspectiva histérica ', La complejidad de Les Structures se debe en parte a que es posible distinguir dos teorias del parentesco orgénicamente re- lacionadas entre sf: una teorfa resiringida y una teoria general’ La teoria restringida es Ja que ocupa la mayor parte del libro, y a ella nos Timitaremos Dicha teorfa se refiere solamente a socie- dades de un cierto tipo; sociedades que poseen reglas positivas relativas a Ja eleccién de cényuge en el matrimonio desde el punto de vista del parentesco. Para ser més preciso habria que decir reglas positivas de un cierto tipo, ya que dichas sociedades prescriben o prefieren uniformemente el matrimonio entre per- =] que entran en Ia categoria antropolégica de «primos cruza. dos»,| Esta expresién representa un viejo problema de Ia disci- 1, Cuando no se indica especialmente, todas las referencias son a Ia edicién de 9%. A cada una de estas referencias le sigue Ia. pagina correspondiente @ Ja edicién de 1967, de acuerdo con la tabla’ de concordancias.publiceda por F. Kony R. Nusitau (RAT, London: June 1969) (La concordancia so aplica ala primera totes de 199). (La teroera cifra hace referencia a la ediién caste Tana, bien que la version haya sido 2 veces modificada. Te) 2” Estas expresiones no tienca relacién alguna con lag Formulas intercambio resttiogido ¢ tercambio generalizado que aparecen mds. adelante. 93plina que aqui recibe una solucién algo nueva, Siguiendo a Lévi- Strauss y a los otros autores podemos hablar de teoria de la alianza matrimonial, Pero en Les Structures se integra en una teorfa general que podemos llamar teorfa estructural 0, para ser mas exactos, teoria estructuralista del parentesco, que esta cen- trada en una interpretacién estructural de la prohibicién del in- cesto. La prohibicién del incesto es universal. Por dicha raz6n Lévi- Strauss no trata de explicarla, sino que, por el contrario, consi- dera que define sintéticamente Ia esencia del_parentesco.[Un hombre no puede buscar esposa &fitre sus patientes préximés; debe dejar que su hermana y su hija se conviertan en Jas es- posas de otros hombres, recibiendo a cambio de éstos su espo- sa (0 esposas). La prohibicién del incesto es Ja expresién negs- tiva de una ley de intercambio, la expresién parcial de un prin. cipio universal de teciprocidad, la contrapartida necesaria de la instauracién de lazos sociales entre famili la familia no puede separarse de este hecho, aunque el sentido comuin induce a muchos a efectuar dicha separacién. Desde un. punto de vista sociolégico la prohibicién del incesto no tiene por qué explicarse. Aunque no es principio de explicacién, dicha prohibicién es un principio de orientacién. En efecto, si las partes se explican por el conjunto, es evidente que la prohibi- cién del incesto nos orienta, para la comprensién del conjunto del parentesco, hacia las sociedades que poseen, ademas de esta regla negativa, reglas positivas que fijan la eleccién del cén- yuge. Nuestras sociedades, qué duda cabe, carecen de dichas reglas o las han perdido. Por hipétesis, se trata del resultado de una complicacién secundaria. Por suerte, existen otras socie- dades en las que se ha conservado esta estructura simple 0 cle- mental que hace corresponder directamente una regla positiva a la regla negativa. Estas sociedades ocultan bajo una forma simple la «explicacién» de la prohibicién del incesto. Su estudio merece, pues, especial interés. De esta forma se pone de mani- fiesto Ia relacién existente entre Ia teorfa general y Ja teoria restringida. Entre Jas objeciones importantes que se le han hecho a la teorfa, el autor se adelanté a una. De acuerdo con Lévi-Strauss son los hombres los que intercambian mujeres y no a la inversa. Esto supone que los hombres detentan la autoridad en todas las 34 sociedades, es decir, que todas las sociedades son «viripotesta: Jes». Incluso en las sociedades que antes acostumbraban a rect: bir el nombre de «matriarcales», es decir, en el tipo de socie dades (rarisimes) que exhiben a la ver filiacién matrilineal y re- sidencia matrilocal, no puede pretenderse que las mujeres inter- cambian hombres, Dicha idea escandaliza por dos motivos diferentes. Por una parte, parece como'si las mujeres fueran asimiladas pura y sim- plemente a bienes muebles. Cierto que el autor se refiere en écasiones a las mujeres, de forma un tanto precipitada, como el ebien més precioso>. Por otra parte, es importante recordar que las mujeres figuran entre las prestaciones que pasan efecti- vamente de un grupo a otro. Sin embargo, no hay que olvidar gue la mujer no es entregada como lo seria por ejemplo un es- clavo; cada vez que se entrega una hija (o una hermana) se re- Gibe a cambio una esposa. En otras palabras, con Ia prestacién la mujer cambia de status. Para los ingleses, y en general todos ‘aquellos que han desarrollado el andlisis de Sos aspectot juridicos del matrimonio (qué derechos son transmitidos al marido 0 a su grupo y cémo son transmitidos, qué derechos conserva la mu jer en su grupo de origen, etc.), esta idea del matrimonio puede parecer ingenua. Basta con observar en este caso que lo que estudian dichos autores es algo totalmente distinto, En el caso de a teoria restringida lo importante son las relaciones que acompafian al matrimonio para los grupos interesados, en otras palabras, las formas e implicaciones de Jo que denominaremos intercambio matrimonial (intermariage). Una objecion mis rx dical se refiere al valor explicativo de las nociones de «intercam- bio» y #reciprocidad>. La consideraremos més adelante. Es cier- to que el autor no puede aplicar dichas nociones al punto de vista moderno, individualista, de las cosas salvo si pone frente a frente dos actores cuya relacién puede parecer bastante arbj- traria: el sujeto individual, yo por ejemplo, y frente a l todos Jos hombres de la sociedad considerada (con exclusion de al- gunos partentes préximos). Tal vez sea posible soslayar dichas dificultades si nos desviamgs ligeramente de Ia letra de Les Structures y afirmamos quefia prohibicion del incesto manifies- ta Ia existencia siempre presente de un cierto grado de incom- patibilidad y, por consiguiente, de una complementariedad en- tre consanguinidad y afinidagl ‘Las sociedades gue practican el 9smatrimonio entre primos cruzados presentan esta oposicién bajo Ja forma mas I6gica y completa, No es casualidad que la host. lidad més marcada contra la teoria de LéviStrauss provenga de los que consideran la consanguinidad como un dato casi bio. logico ¢ inmediato y no como una nocién cuya definicién depen: de de como sean definidas otras nociones con las que ésta se halla relacionada; en este caso de la oposicién distintiva entre consanguinidad y afinidad. Al principio del libro hemos visto cémolla tengua inglesa conspira en este sentido al tender a iden. tificar"consanguinidad y parentesco en general, imponiendo asi la noci6n, implicita en nuestros propios sistemas de parentes. 0, de que la afinidad es exterior al parentesco propiamente di. cho. Desde esta perspectiva la prohibicién del incessq carece at de sentido y parece exigir una explicacién psicol 22. Les Structures élémentaires: ef marco general de la teoria restringida En la primera parte de su libro, LévisStrauss considera deta- Madamente la relacién entre la prohibicién del incesto y el ma. ttimonio entre primos eruzados, asi como los pasos de una a otro. Tratemos de reconstruir su Iinea general. Ante todo es importante sefialar que, en ocasiones, Ia nocién de intercambio (change) ha sido mal comprendida. Se trata de a [restaciones totaies de las que el matrimonio oftece un ejemplo, al mismo tiempo que proporciona la casién para ellas [las relaciones sexuaies]. Bsas prestaciones to. tales se refieren... a bienes materiales, a valores. socia. kes, tales como privilegios, derechos y obligaciones, y a mujeres. La relacién global de intercambio que constituye el matrimonio... se establece entre dos grupos de hom. bres, y la mujer figura alli como une de los objetos de Beis “Eefutacion” de Les Structures étémentaires se halla en la obra. de Houwns y SCHNENER Marriage, Auihority and ‘Final Causes Getter vase Dicha "rofutacion” afecta més bien 2 la tcoria restringida’ gin Chr eit Guidadossmente refutada por Rowe Nemetaw en st obra Gimcnicg ons Soe iment, 192 (Wer bibliog. n* 16). Para estos eriticos, el traiar de fendncee Js lors sobre ln imterdenendencia de los Tasgos de’ un sisters Ae nee Y jgonsiderar dicho sistema como un todo, Lopicamente Priya eee 3 les pares, es recurrir 8 una inaceptable expliscion mediante tenes Feenee 96 intercambio y no como uno de los compaiieros entre Jos que se Hleva a cabo (148/134/159).} Por lo que podemos ver no se trata, en principio, del inter- cambio de una mujer por otros «objetos», sino que el intercam- bio de mujeres es un aspecto particular de un oe r= pres- faciones reciprocas (Io que no quiere decir idénticas) entre gru- pos. Ademas[cada matrimonio concreto se supone incluido en un ciclo de reciprocidad més vasto, que garantiza la unién de un hombre y de una Imjer, bia oiema alguien, por Ja unida de la hija o de la hermana de esi hombre, o de otro hombre, con este mismo alguien (148/ 135/160), Nétese que las palabras «o de otro hombre» introducen tuna extensién considerable de Je nocién de reciprocidad, que se aplica no sdlo si X e Y intercambian en matrimonio sus hhermanas (las prestaciones pueden ser simultdneas o separadas por un intervalo de tiempo), sino también si X recibe la her- mana de Y, ¥ la hermana de Z, ete., es decir, en un caso en el que el lenguaje ordinario hablaria mas bien de «mutualidad> (ver més adelante, § 32). Todavia con respect la reciproci- dad en su sentido més amplio, es preciso citar un pasaje cuya gran importancia para el autor es evidente: é qué consisten las estructuras mentales a las que cer? Al parecer son tres: la exigencia de la Regla como Regla; Ja nocién de reciprocidad considerada como la forma mas inmediata en que puede integrarse la oposi- cién entre yo y el otro; por fin, el caracter sintético del don, es decir, ef hecho de que la transferencia consentida de un valor de un individuo a otro transforma a éstos en partenaires y agrega una nueva calidad al valor transfe- rido (108/98/125). ftas ( i les», xcardc- Podemos ver por las citas (eprestaciones totales», ter sintético del don») que aqu{ nos movemos en el terreno de Mauss, hecho que, por otra parte, ha sido a menudo sefialado. 97Pero tratemos de ver més de cerca cémo tiene lugar el paso de la prohibicién del incesto y del cintercambio» en general al ma- trimonio entre primos. El autor define sucesivamente la endo- gamia y Ia exogamia. Es sabido que la exogamia es la regla que prohibe el matrimonio en el interior de un grupo definido, En el presente contexto equivale a una «expresiOn social ampliada de la prohibicién del incesto» (64/60/89); Ia tinica diferencia es que,(en la exogamia, se expresa la creencia de que es necesario definir las clases para que sea posible esta- blecer una relacién entre ellas, mientras que en la pro- hibicién del incesto la relacién es suficiente para defi- nir... una multiplicidad compleja y renovada de térmi- nos directa indirectamente solidarios |(79/73/102). Una relacién andloga aproxima la organizacién dualista y el matrimonio entre primos}En la organizacién dualista os miembros de la comunidad —tribu 0 aldea— se re- parten en dos divisiones, las cuales mantienen entre sf relaciones complejas que van desde la hostilidad decla- rada hasta una intimidad muy estrecha y donde, en ge- neral, se encuentran asociadas diversas farmas de riva- lidad y cooperacién. A menudo, estas mitades son exog’- micas, es decir, que los hombres de una no pueden ele- gir sus esposas mas que entre las mujeres de la otra y viceversa (87/80/109)."7 Ckxiste, entonces, intercambio obligado de esposas entre las dos mitades. La organizacién dualista va acompafiada de una divisién dicotémica del vocabulario de parentesco; en concreto, Jos primos se clasifican en dos categorfas. En efecto, los hijos(as) dre pertenecen siempre a la misma mitad que ego, mientras que los hijos(as) de la hermana del padre y los hijos(as) del hermano de la madre pertenecen siempre a la otra mitad y son, por consiguiente, los colaterales (de Ia misma generacién) més préximos con los que el matrimonio es posible. Los pri- meros, es decir, los clasificados con los hermanos y las her- manas reciben el nombre antropolégico de «primos paralelos», 98 mientras que los segundos, que son designados mediante térmi- nos distintos, se acostumbran a denominar «primos cruzados» Ahora bien, el matrimonio entre primos cruzados ¢s una insti- tucidn muy extendida que, por otra parte, no va necesariamente acompafiada de una organizaciOn dualista. Lévi-Strauss obser- va que, contrariamente a lo que se tendfa a creer en el pasado, no hay necesidad de considerar el matrimonio de los primos como algo derivado de la organizacién dualista.) Se limita a constatar la «armonia perfecta» que existe entre Tos dos y con una forma caracterfstica del vocabulario de parentesco (127/ 114/140). La relacion es semejante a la ya encontrada:(de la misma forma que Ja exogamia fija en términos de grupos una interdiccién que la prohibicién del incesto se limita a formular en términos individuales, de la misma forma la organizacién dualista extiende a toda Ia sociedad, o a la aldea, una dicotomia que fuerza el intercambio, mientras que el matrimonio de los primos cruzados se limita 2 construir en torno a cada indi- vidug?y (a naturaleza del principio de reciprocidad le permi- te actuar de dos modos diferentes y complementarios : 0 bien por la constitucién de clases que automaticamente delimitan el grupo de cényuges posibles, 0 por la deter- minacién de una relacién o de un conjunto de relaciones que permiten decir en cada caso, si el cOnyuge de que se trata es deseable 0 excluido... El matrimonio de los pri- mos cruzados se distingue de la prohibicién del incesto en el sentido de que ésta utiliza un sistema de relacién negativa y aquél un sistema de relaciones positivas: una dice con quién no es posible casarse, el otro cudles son Jos cényuges preferidos. Al mismo tiempo, el matrimo- nio de los primos cruzados se distingue de la organiza: cién dualista en la medida en que esta tiltima utiliza un procedimiento automético (la filiacién unilineal) para clasificar a los individuos en dos categorfas; mientras que el otro emplea un procedimiento de discriminacién que se aplica por separado a cada candidato; (153/139/ 164), De este modo, el matrimonio de los primos es una especie 9de «placa giratoria» en la sencrucijada de las instituciones ma- trimoniales», estableciendo una conexién entre Ia prohibicién del incesto y Ia organizacién dualista (156/141/166), Posee tam- ign un interés excepcional por el hecho de que lla distincién que establece entre parientes nada tiene de biolégica. [Morgan y Tylor se equivocaron al tratar de reducir el matrimoiiio de los primos a otras instituciones. Por el contrario, era necesario considerar el matrimo- nio de los primos cruzados, las reglas de exogamia, y la organizacién dualista como ejemplos de Ia recurrencia de una estructura fundamental; era necesario tratar de interpretar esta estructura por sus caracteres globales, en vez de fragmentarla en piezas y en trozos... Sobre todo era necesario percibir que, de los tres tipos de institu. ciones, es el matrimonio entre primos cruzados el que posee el mayor valor significativo; valor que transforma cl anélisis de esta forma de matrimonio en verdadero experimentum crucis del estudio de las prohibiciones matrimoniales (158/143/168). 23. Los sistemas con férmula global: Australia La consideracién detallada de los sistemas de parentesco concretos se inicia en Les Structures élémentaires con Australia (189 ss./170 ss./195 ss.). La importancia particular de dichos sistemas proviene del hecho de que exhiben una formula glo- bal, que puede ser la de la organizacién dualista 0 més com- plicada. A partir de su estudio, todo el libro esta impregnado de la idea de que Jos tipos de matrimonio entre primos corres- ponden a férmulas globales de intercambio. Como en la actus lidad este postulado parece sospechoso, nos permitiremos cier- tas libertades con el autor. fAmpliando la distincién que acaba- mos de resumir entre la determinacién individual del cényuge y su determinacién por clases 0 grupos, distinguiremos entre el punto de vista global u holistico en el que la sociedad entera aparece organizada en grupos unidos por una férmula determi- nada de intercambio matrimonial —como en la organizacion dualista— y el punto de vista que lamaremos individual lo- 100 aw cal en el que las reglas se refieren a un individuo concreto —como en el matrimonio de los primos cruzados{tal y como es formulado generalmente). Como ilustracién del primer punto de vista, tomaremos en consideracion dos sistemas clésicos aus- tralianos, el de los kariera y el de los aranda, si bien los presen- taremos de forma simplificada = La tribu kariera posefa un gran ntimero de grupos locales 1u khordas> que se distribufan en dos categorias. En este sentido es posible hablar de dos emitades», la calidad de miembro de Ja mitad se transmite en la linea paterna y el matrimonio tiene Jugar exclusivamente entre una y otra mitad. En una primera aproximacién podemos decir que parecen haber dos mitades patrilineales exgamas. Esta intagen dualista simple no es del todo exacta, ya que las emitades> cuya existencia hemos consta- tado no son nombradas como tales por los kariera. En realidad, cada uno de Jos dos tipos de grupos locales se divide en dos secciones, De esta forma, la tribu Kariera se compone en total de cuatro secciones; dichas secciones reciben los siguientes nom- bramientos: karimera y palyeri, por un lado, y banaka y bu- nung, por el otro. Estas secciones de un mismo grupo local re- presentan generaciones alternadas: si el padre es karimera, el hhijo es palyeri y el nieto de nuevo karimera, El intercambio matrimonial no tiene lugar tnicamente entre mitades, sino en- tre secciones (0 generaciones) correspondientes a las dos mita- des. Si designamos por A y B los dos tipos de grupos locales, mediante 1 y 2 a las dos secciones que existen en cada grupo, vemos que las generaciones en linea masculina alternan entre Avy As, por un lado, y entre B; y B:, por el otro. Los miembros masculinos de A; intercambian matrimonialmente con los de By y los de A: con los de Bz, es decir, que los hombres de A; toman mujeres en By y viceversa. En otras palabras, los hombres de Avy B, —asi como los de A: y B-— «intercambian sus hermanas» 4, Sobre este punto particular, LéviStrauss ha aceptado la imagen que de estos sistemas offece la Hteratura antropoldgica y, en concreto, el punto de Sista de’ RadeliffeBrown, Pero he aquf que. parece posible simplifcar Ia. pre- Sentacién aplicanda previsemente Ia teorla de LavrStrauss a ta critica de Formulaciones. anteriores en Dave a. dos unlfllaclones, una de elas imaginaria. Ver L Downs, "Descent or Intermarsiage?™, Southwestern Journal of Ar Thropoiogy, Vol. XX, 196251280. El articulo en cuestion es reciente, pe hho parece necesario poner en dida ia exactitd de las formulat x 4 ofrecer en relacign con ia literatura de Teferencia, bien a el problema sigue sin resolver.en el sentido muy general del término, Si representamos el ma- trimonio, como se hace habitualmente, por un signo de igualdad y si encerramos este signo entre corchetes para indicar el inter- ‘cambio matrimonial (entre personas del mismo sexo) obtendre- mos la figura 3.4. AA [=] Api AA[es}As: cra aor a2h[e]ace | Adz AA =] Ase * : Fig. 3 " ~ Los aranda poseen no dos, sino cuatro tipos de grupos loca- les, y cada grupo local se descompone en dos secciones como en los Kariera, lo que da un total de ocho secciones. La formula de intercambio matrimonial viene indicada por la figura 3 b. La diferencia con respecto al caso Kariera consiste en que las dos secciones alternas de un mismo grupo local, sean Ai y As intercambian matrimonialmente, no ya con las seccfones corres- pondientes de un mismo grupo local, sino con las secciones de ‘grupos locales diferentes. En nuestro esquema, Ay intercambia matrimonialmente con Bi, pero A: con D;. Reciprocamente, no es dificil ver si imponemos esta condicién de intereambio ma- srimonial a un sistema con formula kariera, este sistema se transformar4 necesariamente en un sistema con ocho secciones de tipo aranda. Esta es la imagen més simple que puede darse de estos sistemas con secciones* australianos que son, conviene repetirlo, formulas globales de la sociedad entera. Dicha socie- dad se compone de secciones conectadas entre sf por Ia alternan- cia de generaciones en la linea paterna, por una parte, y por una ley muy simple de intercambio matrimonial, por la otra. 5. Me he apartado del uso que utiliza el término *subsecciones" paca rel rir alas unidades del tise anda Una rellxion sucinta permite mowtrar ae este uso cs resabiado ya que abre el paso a una consideracion sustancalista penance scion hares sp aide on dos subseciones fran Tnientras que el némero de grupos locales que se distinguen se multiplica por dos) sobre una consideracion estructural: la. seccion een ambos ‘casos frisme tipo de subdivision del grupo local y de unidad del Inereambio nat ‘oni global 102 Si nos referimos a las interpretaciones que se acostumbra- ban a formular segiin las cuales el intercambio matrimonial, bien que reconocido, era practicamente reemplazado por el su- puesto de una filiacién en linea materna que se superponia a la filiacion en inea paterna, constataremos que Ja teoria estructu- ral permite abrazar un punto de vista mucho més simple y 16- gico. Que quede bien claro que la existencia de férmulas holistas de este tipo no excluye, por otra parte, la formulacién de la regla matrimonial en términos individuales; por ejemplo, los kariera se casan con sti prima cruzada, Pero no puede decirse que sea cierto a la inversa, ya que en el caso general no pode- mos deducir del matrimonio entre primos cruzados Ja existen- cia de una formula holista, ya sea ésta reconocida o no por los interesados. Este punto de vista, que en la actualidad aparece mucho més claro que cuando se publicaron Les Structures élé- mentaires, recibira posterior atencién, 24. Definiciones: intercambio restringido e intercambio gene- ralizado; armonia e inarmonia Antes de pasar a la tipologia del matrimonio entre primos cruzados, es necesario definir algunos de los términos que vamos f utilizar a continuacién. Hemos podido ver ya el papel funda- mental que desempefia en Les Structures élémentaires la nocién de intercambio. Dicha nocién nos ha permitido pasar de la prohi- icin del incesto, regla que en apariencia es puramente negativa, al matrimonio de los primos que, si bien contiene una regla ne- gativa (exclusién de la prima paralela), exhibe también una regla positiva (matrimonio con la prima cruzada). Una de las preocupaciones mayores del autor es la de generalizar la nocién de intercambio. Lo que hasta entonces se denominaba «inter- cambio», LéviStrauss lo lamaré laintercambio restringido». Di- cho término se refiere al caso en que dos hombres intercam- ian sus hermanas en matrimonio 0, més generalmente, al caso en que dos grupos practican el intercambio matrimonial en los dos sentidos: las mujeres nacidas en un grupo se convierten en, Tas esposas de los hombres nacidos en el otro y a la inversa,} Esto es lo que sucede con el ejemplo kariera (entre las secciones 103respectivas de los dos tipos de grupos locales A y B). En témi- nos més generales: Cirajo et rubro de intercambio restringido incluimos todo sistema que divide al grupo, de modo efectivo o funcional, en un cierto ntimero de pares de unidades de intercambio tales que, en un par cualquiera X-Y, la re. lacién de intercambio sea reciproca}(189/170/195). Ceoué es, pues, ahora el «intercambio generalizado»? De he- cho es un sistema en el que 6] intercambio entre dos «partenai- res» determinados no es ya reciproco, sino unilateral u orien- tado: si P da (esposas) a Q, entonces Q a su vex da otro «par- tenaire» a R (y no de vuelta a P), Ra S, ete, Para que el sistema sea viable es preciso evidentemente que la cadena se cierre, es decir, que el primer donador de la cadena, P, reciba esposa de otro spartenaines, digamos Z,| Esto es lo ‘que los autores ho- landeses que habian trabajad3 en Indonesia denominaban «con- nubium circular», es decir, de P 4 Q, de Q aR, etc,, de ¥ a Z, de Z.a P. A decir verdad, el autor no puso inicialmente en primer plano la unilateratidad del «intercambio»; de hecho habla més bien, por ejemplo, de intercambio «indirecto» (pég. 271/248/269; ppero ver también pags. 229-230/205.206|228-229; 271/248)269, etc.) Veremos seguidamente que el intercambio restringido correspon- de al matrimonio entre primos cruzados bilaterales, mientras, gue el intercambio generalizado corresponde al matrimonio con Ja prima cruzada matrilateral (hija del hermano de la madre) exclusivamente, Pero lo que interesa particularmente a nuestro autor es la diferencia en la capacidad de integracién de los dos sistemas: el primero slo puede unir un par de «partenaires de intercambio> y en todo caso yuxtaponerlos, mientras que el se- gundo puede, idealmente, reunir un nimero cualquiera de par- tenaires a partir de tres, De acuerdo con su punto de vista general, Lévi-Strauss ha tratado de caracterizar los sistemas de parentesco, no como otros autores a partir de un rasgo 0 de una «variable» conside- rada como fundamental, sino a partir de un punto de vista glo- bal (relaciones de intercambio entre unidades) y también desde Ia perspectiva del sistema de rasgos que los caracterizan. Entre Jas instituciones © rasgos abstractos que pueden caracterizar a 308 dee satel un sistema de parentesco, la regla positiva de matrimonio es, sin duda alguna, uno de ellos (al menos para fos sistemas que la po- seen; dichos sistemas son los tinicos que nos interesan aqui). Pero existen también Ia filiacién, la residencia, etc.; todos estos rrasgos tienen alguna relacién entre ellos. Asi, por ejemplo, una determinada regia de filiacién, una determinada forma de resi dencia y un determinado tipo de matrimonio no se pueden com- nar indiferentemente. La hipétesis general es relativamente refinada. En ocasiones Ia tendencia ha sido a suponer la existencia de una relacién sim- ple entre filiacién y regla de matrimonio, por ejemplo que la preferencia por una u otra de las dos primas cruzadas, patri- lateral o matrilateral, esté ligada, respectivamente, a la filiacién matrilineal 0 patrilineal. La hipétesis de Lévi-Strauss es, a pri- mera vista, més compleja ya que distingue dos casos: o bien filiacién y residencia estén en Ja misma linea (sea paterna 0 ma: terna), y entonces diremos que el sistema es «arménico» (pégs. 270)247/269) y_existir4, por razones que veremos més adelante, Una_regla de matrimonio matrilateral (intercambio generaliza- do), o bign filiacién y residencia estén en dos Iineas diferentes, paterna ¥ matema, y diremos entonces que el sistema es ainar- ménico» y existiré una res imoni > inter: cambio restringido). Por el momento es inevitable que no po- damos decidir sobre el grado de verosimilitud de dicha hip6- tesis; contentémonos con retener el principio, es decir, el esfuer- zo sin precedentes de tratar de constituir los principales rasgos abstractos del parentesco en un verdadero sistema. En verdad las cosas cambian algo de aspecto si tratamos de encontrar en Ia obra una definicién precisa de los rasgos 0 va- riables en cuestién. Por lo que se refiere 2 la filiacion, Ia orien- tacién general de la obra, con la acentuacién del matrim de la exogamia, pareceria indicar que la definicién exp implicita deba ser la de descent en el sentido de Rivers (es de- cir, lo que antes hemos denominado
I 1 i i I i Hines del Ego stomadorese Fig. 5. Matrimonio de los primos. Tipo matrilateral. fl 1 i I 410 Llamemos X, Y, Z a las tres Iineas patrilineales figuradas. Dejaremos la cadena abierta en los dos extremos, sin prejuzgat el ntimero de unidades de «intercambio» del sistema, y conside- raremos a un ego del sexo masculino situado en la linea del medio. Podemos advertir las siguientes propiedades (fig. 5) 1. Desde el punto de vista local 4) EI modelo es orientado. El matrimonio de un hombre y el de su hermana son diferentes en el sentido de que mientras E (ego) se casa en X, su hermana se casa en Z. Al mismo tiempo, el matrimonio de cualquier hombre es parecido al de su padre (de su tfo uterino en el caso de filiacién matrilineal): todos los hombres de las generaciones sucesivas de Y se casarén en X; igualmente, todas las mujeres nacidas en Y se casardn en Z, es decir, que el matrimonio de cualquier mujer es parecido al de su tia paterna (0 de su madre en el caso de filiacién matri- lineal). 4b) Desde el punto de vista de la filiacién patrilineal y del matrimonio, las generaciones sucesivas se reproducen exacta- mente, ©) Para Ia linea Y, las Iineas X y Z tienen una funcién fija: X son los donadores de mujeres, Z los receptores de mujeres; por su parte, la linea Y es receptora con respecto a X y dona- dora con respecto a Z. Aunque un minimo de tres unidades son necesarias (con sélo dos unidades volverfamos a Ia férmula bi- lateral), la orientacién de la relacién de intercambio puede ex- presarse mediante una simple oposicién entre donadores y re- ceptores (mayuldama entre los Kachin), 4) Por oposicién al tipo bilateral, vemos aqué que una linea dada no depende exclusivamente de otra para todos los matri- monios de sus miembros, al tiempo que las generaciones suce- sivas no difieren entre si en absoluto. Estas son las dos condi- ciones que hacen resaltar con més nitidez Ia unidad de «inter- cambio» en Ja red de relaciones y, en cierto modo, la consoli dan. Esto es cierto, tanto en el plano del vocabulario de paren- tesco, como en el plano del status jerérquico de las unidades (punto en el que Lévi-Strauss insiste de forma marcada). Es pro- bable que se establezca una diferencia de status entre «donado- res» y ereceptoress, bien que, de momento, dejemos de lado cudles son superiores y cuales inferiores. Sefialemos s6lo que aneste tipo de intercambio matrimonial «supone la igualdad y es fuente de desigualdad» (325/306/324). 2. Desde el punto de vista global: 4a) Es féeil reconocer en este tipo de intercambio matrimo- nial orientado —y no reciproco entre dos unidades dadas— la férmula definida anteriormente como intercambio generalizado. En lugar de limitarse s6lo a dos unidades, par o impor, a partir de tres. Representa una mayor posibilidad de integracién de uni- dades diversas en un solo sistema. Y, segiin afiade nuestro au- tor, tolera y provoca la diversidad (pags. 353/331/348). 5) Correlativamente este tipo plantea problemas de funcio- namiento. Para que funcione es preciso que la cadena se cie- rre; que la primera unidad, Ia que ha dado al principio de la cadena, reciba de la Gltima unidad. El sistema global puede representarse idealmente en forma de circulo. El retorno del don inicial es «dierido» y, por consiguiente, antes de que se consienta en Ia donacién es preciso que exista una certidumbre de que el don sera devuelto. Pero siempre subsiste un elemento de duda. Y ademés, gse cerrara verdaderamente el circulo? Es muy incierto si el cfrculo es grande y si se establece regularmente una diferencia de status de unidad en unidad como antes hemos supuesto, Sucederé que en el punto en el que el cfrculo debiera cerrarse, la diferencia de status seré considerable y de sentido opuesto al reconocido en el resto de la cadena. Trataremos este punto més adelante. Llamemos solamente la atencién sobre el hecho de que si bien los rasgos locales de este tipo coresponden a a observaci6n, los rasgos globales son hipotéticos, ya que ca- recemos una vez més de garantias de que el modelo global exista, en realidad, es decir, que resulte efectivamente de la determina- cién del matrimonio de que se trate. ©) Ef lector habré reparado que en este tipo, y a diferen- cia del caso precedente, s6lo hemos introducido un tipo de uni- filiacién. En efecto, segtim nuestro autor este tipo corresponde a un sistema arménico en el que todo se transmite en Ja misma Iimea. ¢Qué sucederia en el caso de introducir una inarmonia? Supongamos que la primera generacién de X posee un cardcter ‘A que se transmite en linea materna. Vemos facilmente que se transmite de X1 a Y2 y de Y2 a Z3. Si el sistema sélo implicara las tres unidades X, Y, Z, existirfa intercambio matrimonial en- a2 tre X y Zy el cardcter A pasarfa por consiguiente de 23 a X4. En general, sim es el nimero de unidades del sistema, el cardcter transmitido en Iinea materna reapareceré en Ia linea patrilineal en la generacién (n+ 1) y estard ausente en todo el intervalo, a diferencia de Io que pasaba con el tipo bilateral. No existira alternancia de generaciones y dicho cardcter transmitido en linea materna no sera pertinente para las generaciones que siguen inmediatamente a X1. Es muy probable que la existencia de di- cho rasgo, conjuntamente con el estudio de los sistemas con- cretos de tipo matrilateral puro, haya conducido a Lévi-Strauss a afirmar que en este caso la inarmonia era imposible. AI nivel presente la discusién es dificil y sin duda poco fructifera. Es preciso reconocer que el tipo matrilateral, tal y como lo presen- ta Lévi-Strauss en las Structures, representa un tipo ideal cohe- rente, que se opone claramente al tipo bilateral, y que corres- ponde bien a los sistemas concretos descritos (kachin, gilyak), Pero si tomamos el término «inarmonia» en el sentido literal de contraste entre filiacién y residencia («residencia» en el sentido habitual que no implica exogamia), es posible imaginar el fun- cionamiento del tipo matrilateral en sistema inarménico, por ejemplo con una filiacién patrilineal y una residencia matrilocal. Distribuyamos ai azar sobre nuestro esquema un cierto mimero de residencias a, 6, ¢, d, etc., entre las diferentes unidades, sin si- quiera forzarnos a dar a dos unidades sucesivas de Ia cadena una residencia diferente. Todo lo que podemos decir es que en un sistema de dicho tipo las lineas patrilineales estardn dispersas en localidades diferentes y que la relacién entre los diversos rasgos del sistema ser menos estrecha que del otro modo, por no estar la residencia ligada organicamente con los otros dos rasgos. De hecho, sélo la observacién puede darnos razén de su existencia. 27. El matrimonio de los primos cruzados: tipo patrilateral En este tipo un hombre se casa exclusivamente con la hija de su tia paterna. Aunque sea posible representarlo gratfica- mente y enumerar sus propiedades teéricas, de los tres tipos éste es el que, tanto en las Structures como en las discusiones que siguieron a dicha obra, ha sido mas controvertido. 413Para representarlo cémodamente (ver fig. 6) podemtos escri- bir los pares hermanothermana unos debajo de los otros como en el caso matrilateral, pero tomando la precaucién de invertir el sentido de una generacién a otra. Sean tres lineas patrilinea- les X, ¥, Z (vemos que para obtener una sucesién vertical de «pares» es preciso inclinar los rasgos de filiacién alternativa- mente hacia la izquierda y la derecha). Podemos hacer las obser- vaciones siguientes Localmente 2) Como en el tipo matrilateral, el matrimonio de un hom- bre es diferente del de su hermana, mientras que su hija y Tuego su nieto se casan en su misma Iinea que él. La generacién 3 reproduce Ia generacién 1, incluso desde el punto de vista de una segunda unifiliacién (filiacién matrilineal [A, B] en muestra figura). Existe, pues, alternancia de generaciones como en el tipo bilateral Generacién 1 = GGeneracin 2 = Generacién 3 = CQ) Fig. 6. Matrimonio de los primos, Tipo patrilateral. 4 $a 1 4 1b) Como lo muestra la disposicién quebrada de los pares a la que nos hemos referido, en dos generaciones sucesivas los matrimonios se invierten. En Y1 el hermano se casa en Z y la hermana en X; en ¥2 sucede a Ia inversa. En este caso se pre- cisan también por lo menos tres unidades. En una generacién dada la cadena de intercambios matrimoniales es parecida a la del tipo matrilateral; 1a diferencia consiste en que aqui Ia orien: tacién se invierte en cada generacién: en la generacién 1 lag mujeres pasan de Z hacia Y y hacia X, en Ia generacién 2 de X hacia Y y hacia Z. De esta manera nos aproximamos a la f6r-\ mula bilateral. Casi podemos decir que existe intercambio res-| tringido entre Y y Z, por ejemplo, bien que la devolucién sca diferida; es s6lo en Ia generacién 2 que Y devuelve, de alguna forma, a Z la mujer que recibié en la generacién 1, Pero, de he- cho, no se trata realmente de intercambio restringido ya que no existe exclusivided: al mismo tiempo Y ha dado a, y después recibide de, X. Globalmente a) Podrfamos multiplicar Ias observaciones comparativas. Lo esencial es la combinacién de caracteres: unos recuerdan al tipo bilateral; otros el matrilateral. Por un lado existe inter- cambio directo 0 recfproco entre dos grupos, bien que de for- ma parcial y a lo largo de dos generaciones; del otro, existe circulaci6n orientada de mujeres en una generacién dada, pero en lugar de mantenerse idéntica, esta circulacién se invierte una de cada dos generaciones. ¥n realidad, nuestro autor no es claro en lo que se refiere a las propiedades de este tipo de in- tercambio matrimonial (ver especialmente pégs. 250/228/250 ¥ siguientes y 530-1/493/502-3). En alguna parte niega el aspecto circulatorio, dado que generaliza indebidamente el aspecto del intercambio reefproco; al mismo tiempo parece pensar que el tipo corresponde a un régimen arménico (274/250/272) (como el tipo matrilateral) y reconocer que alterna las generaciones (pags. 142, 254/329, 232/154, 254, y cap. XIII). Estas consideraciones algo contradictorias estén en relacién con ejemplos diferentes, pero podemos percibir también que este tipo patrilateral se ha impuesto @ lo largo del camino a un autor cwyo esfuerzo estaba uscentrado en Ia necesidad de hacer reconocer el tipo matrilateral y de caracterizarlo con respecto al tipo bilateral. Veremos més adelante que algunos autores han avanzado serias dudas sobre Ta existencia de este tipo en Ia realidad. Sin embargo, no hay duda de que en ocasiones —como es el caso en el sur de Ia In- dia— los actores son perfectamente conscientes de las propie- dades de este modelo. Lo mismo sucede, por supuesto, con los tres tipos; en su defecto los modelos tedricos tendrian poco in- terés, Al mismo tiempo, no obstante, es posible dudar de que Ia realidad del intercambio matrimonial no reproduzca directa- mente uno u otro modelo. Las dificultades se sititan al nivel de las relaciones entre el modelo y la realidad. Para dar un ejem- plo, podemos decir que una de las conclusiones generales a que llega Lévi-Strauss en su largo estudio sobre el matrimonio ma- trilateral es que el intercambio generalizado no existe en estado puro, bien que el autor no identifica el elemento extrafio con el intercambio restringido sino finalmente con el matrimonio pa- trilateral, el cual, mas o menos en relacién con el «privilegio avuncular» —es decir, el caso en el que el tf materno puede reclamar para s{ mismo la hija de su hermana—. rondarfa como tun espectro la orientacién opuesta (pdgs. 483-85, 564/448.450, 522/460-2, 530). La mayor parte de Ias discusiones y modificaciones que han seguido la publicacién de las Structures élémentaires giran en torno a Ia cuestién de Ia relacién entre la realidad y el modelo teérico. Es posible que nos hayamos anticipado en algunos puntos con el fin de hacer el texto mds claro. En concreto, el lec- tor habré podido observar que a partir de una regla individual de matrimonio (que se supone obligatoria) con una de las pri- mas, lo que hemos tratado de caracterizar son las formas o ti- pos de intercambio matrimonial entre unidades tedricas elemen- tales. Sin duda, las cosas estaban ast desde las Structures, pero en la actualidad aparecen con més claridad. Buena parte de las dificultades que ha encontrado el libro, asi como de las discu- siones que ha provocado, se deben al hecho de la formulacién del tipo de intercambio matrimonial en el lenguaje de las rela- ciones de parentesco «individuales» (individuales sin duda por- que estén centradas en cada ocasién sobre un sujeto individual, pero también clasificatorios en su definicién) y al hecho de que Ja formulacién de las relaciones mismas en el lenguaje antropo- 116 Iégico de los «primos cruzados», Todo esto se aclararé algo en las paginas que siguen. Para un anélisis reciente ver D. Maybury- Lewis, «Prescriptive Marriage Systems» (Bibliografia, n’ 17), 28, Matrimonio de los primos cruzados y vocabulario de pa rentesco La consideracién de los vocabularios de parentesco tiene un lugar importante en las Structures élémentaires. En principio esto se justificaria no sélo a causa del interés intrinseco de es- tos vocabularios, sino también desde un punto de vista prictico. En efecto, el autor emprendia un estudio de carécter compara- tivo extenso a partir de una literatura etnogréfica muy distinta en Io que respecta a la antigtiedad y a la calidad, pero en la que, generalmente, el vocabulario de parentesco habia sido re- cogido y constitufa, por lo comtin, el documento més completo y mds de fiar sobre el parentesco. Tal vez. sea importante recor- dar que el anélisis, e incluso Ia recoleccién, de dichos voca- bularios ha caido en desgracia en la antropologia inglesa; dicho descrédito es imputable, en parte, a las interpretaciones «pseudo- historicas» de los autores precedentes. En concreto, Rivers se habia excedido en sus intentos de explicar las peculiaridades del vocabulario como supervivencias de supuestas formas primiti- vas de matrimonio. En el caso de Lévi-Strauss se trata de algo més sélido, bien que nuestro autor no siempre evita considera- ciones histéricas mas 0 menos espectilativas. Sin embargo, es posible extraer de las Structures, ayudéndose en ocasiones de su posteridad, una idea general de las relaciones sincrénicas centre el vocabulario de parentesco (en su forma y/o en algunos de sus rasgos) y los tipos de matrimonio de los primos. Es lo que trataremos de hacer aqui de forma resumida. El rasgo general y caracteristico de los vocabularios de pa- rentesco que corresponden al matrimonio de los primos cruza- dos es Ia ausencia de términos distintos para los parientes por afinidad. Puede existir un té&mino para
y uno para «marido», pero un hombre designaré, por ejemplo, a su suegro por el mismo término que a su tfo materno. Esto se sabia de tiempo inmemorial, Por otra parte, nos es preciso distinguir ‘entre dos tipos de vocabularios, un tipo simétrico y un tipo métrico. El tipo simétrico es el més familiar; corresponde, y 47las Structures insisten en ello, tanto a la organizacién dualista como al matrimonio de los primos de tipo bilateral o ‘sintercam- bio restringido». Podemos afiadir también el matrimonio de los primos de tipo patrilateral. El tipo asimétrico, si bien difiere netamente del precedente, presenta contornos mucho menos definidos; corresponde al matrimonio de los primos de tipo matrilateral o «intercambio generalizado». Lo que acabo de designar como tipo asimétrico es lo que se conoce en la literatura anglosajona bajo el nombre de tipo «bi- furcate-merging»: por lo menos en las generaciones centrales, para una generacién y un sexo determinados todos los parientes ‘se distribuyen en dos y sdlo dos categorias. Hemos encontrado ya esta caracteristica en la generacién de ego al distinguir entre (primos) paralelos y cruzados, bien entendido que la categoria de los paralelos contiene no sélo lo que nosotros Iamamos pri mos, sino también los hermanos y las hermanas propiamente dichas. Es facil extender esta distincién a las generaciones pr6- ximas. En la generacién del padre, el padre mismo, el hermano del padre, y también el marido de la hermana de la madre caen en una categoria que podemos llamar
. Estas expresiones no explican nada; se limitan a describir Ia distribucién general de los parientes en dos categorias. Esta disposicién supone que tanto las generaciones (y grupos de edad relativa: mayor-menor) como los dos sexos son distin. guidos rigurosamente. Dos generaciones sucesivas no son jamas aproximadas 0 identificadas; si esto sucede es entre generacio- nes separadas por una generacién intermedia (abuelo y nieto). Esta tendencia a alternar las generaciones no puede sorprender en vista de los esquemas de tipos matrimoniales correspondien- tes (ver § 25 y 27)*, &., Bristen diferencias importantes, bien que todavia poco exploradas, en el interior de este tipo; por cjemplo, entre los sistemas iroques, aravidiano Australiana, Redcliffe Brown te referia todavia aun sistema “austraiano drev ‘iano", aunque en realidad existe una diferencia importante que Tos separa ¥ (que. parece corresponder a la presencia 0 ausencia de un sistema. global de fntereambio ‘matrimonial (ver ‘mi articulo ‘sobre el vocabulario Kariera. ea J. Pouwum y P. Maw (eds) Fehanges et Communication. Melanges olferts & Claude LéviStrauss, ParisLa Haye, 1970, Mouton 272286). us El tipo asimétrico se separa del precedente de dos formas Por una parte, los dos tipos de primos cruzados, y de parientes cruzados en general —del lado «materno» y del lado «pater- no»— no se confunden, lo que corresponde a la unilateralidad del intercambio matrimonial y a la distincidn entre «donadores» y receptores» de mujeres. Por una parte, existe una tendencia fa confundir las generaciones agrupando en la misma categoria a parientes pertenecientes a generaciones diferentes, de un lado entre Ios donadores, de otro entre los receptores, Hemos ya po- dido observar en el matrimonio matrilateral (ver § 26) cémo las generaciones sucesivas de aliados de una cierta clase apa- recen como si fueran idénticos (en régimen arménico), Ia linea © el linaje afectado tendia a presentarse como un bloque. En el vocabulario puede suceder que los donadores de mujeres sean asimilados a los suegros y los receptores a los yernos. Esto su- giere una relacién jerarquica: los primeros son superiores, los segundos son inferiores. No es posible interpretar esto como si sélo dependiera de la
por oposicién a las estructuras elementales», Dichas estructu- ras son precisamente las que corresponden a la ausencia de re- gla matrimonial positiva, es decir, a los casos en que la deter- minacién del cényuge no resulta tnicamente del parentesco (pp. 1x/x/11). La idea de que dichas estructuras resultan de la combinacién o del desarrollo de estructuras elementales no apa- rece més que raramente en las Structures (pags. 574/534/542). De hecho, todo lo que no es «elemental» es «complejo», entre otros, el parentesco de nuestras sociedades, los sistemas de tipo crow. istemas lamados «indiferenciados» (pasaje afiadi- in de 1967, pags. 124/149), De acuerdo con nuestro punto de vista, nos parece que la antropologfa se da cada dia mas cuenta de la dificultad de pasar de teorias semi-abstractas, que corresponden a culturas regio- nales particulares, a una teorfa universal que las englobe. Nos hemos dado cuenta de la relacién bastante estricta que existe entre la teoria de los grupos de unifiliacién y las sociedades afri- canas (0 por Io menos para algunas de ellas). De la misma for ma, la teoria de la alianza matrimonial es sin duda indispensa- ble para las sociedades del sudeste asidtico. En contrapartida, es inaplicable a las sociedades arabes que practican el matrimonio de la prima paralela patrilineal. Ambas teorfas sirven de poco para los sistemas cognaticios o indiferenciados en los que, pa- rafraseando a Lévi-Strauss, podemos decir que el parentesco no 123se deja separar de Ja relacién con el suelo; por consiguiente, es preciso unificar ambos elementos en un «verdadero» sistema, En conclusién, nos hallamos todavia en lo que se denomina «un ni- vel de abstraccién bajo». Las teorias més interesantes de que disponemos se aplican tinicamente a un tipo de sociedad o de sistema, Este estado de cosas requiere de nosotros una tarea enorme y temible; pero no hay motivo de queje, ya que éste es el precio que hay que pagar para obtener una visin global sobre To social que sélo la antropologta trata de alcanzar. Cualesquiera sean las reservas que podamos hacer a deter- minados desarrollos 0 aspectos de las Structures élémentaires, hay que tener siempre en mente que, como decfamos al princi- Pio, de ciertos puntos de vista profundos se concluyen, en oca- siones, desarrollos discutibles. El valor fundamental del libro reside en el contraste que hemos tratado de poner de manifies- to entre su inspiraci6n fundamental y la que subyace el desa- rollo de Ia antropologia inglesa (exceptuando una gloriosa ex. cepcién), Lévi-Strauss no sélo ha llamado la atencién sobre as- pectos importantes de la vida social que la antropologia ingle- sa habia perdido mis y més de vista desde Rivers. No cabe duda de que Lévi-Strauss ha sido el primero en acentuar el punto de vista estructural en una época donde en Inglaterra predo- minaba el punto de vista sustancialista. Uno se siente tentado de decir que fue el primero en proporcionar a la antropologia algo que realmente le hacia falta: un til légico para el estudio de los conjuntos. Que en el entusiasmo de su descubrimiento el autor se dejara levar por desarrollos dudosos, esto no empafia la importancia y fecundidad de la via abierta. Esta fecundidad sera demostrada en el capitulo siguiente en el que estudiaremos el desarrollo critico de la teorfa en manos de sus adeptos. 124 H, DESPUES DE LES STRUCTURES ELEMENTAIRES oo Para centrar la atencién sobre los puntos capitales, nos pa- rece ‘itil englobar todas las contribuciones que siguen a las Structures bajo tres apartados (con las oportunas subdivisiones). 30. Punto de vista local y punto de vista global A.los dos afios de aparicién de las Structures, Edmund Leach publicé un largo articulo que se presenta como una critica vio- enta y lena de animosidad, pero que de hecho es nada menos que la introduccién del estructuralismo levistrosiano en Ingla- terra por un adepto original, independiente y penetrante («The Structural Implications of Matrilateral Cross-Cousin Marriage», FRAL, 1951; citado de Rethinking Anthropology, cap. 3). No cabe duda de que dicha conversién se preparaba ya en un artfculo que Leach habia escrito y que versa sobre la terminologia jing- hpaw; el siguiente parrafo puede considerarse como una especie de declaracién de lo que siguié a continuacién: Creo que Ia terminologia de parentesco mantiene una relacién especifica con una forma idealizada del orden Social, pero que no existe relacién obvia alguna de esta naturaleza entre la terminologia de parentesco y el orden social tal y como se manifiesta en el comportamiento real (Rethinking, pgs. 51/82) Esta es la tesis de Radcliffe Brown modificada en un sentido 125que prefigura, de alguna forma, las conclusiones a que Mega Es cierto también que en Ia persona de Leach —y desde su primera contribucién sobre el tema— la herencia de Radcliffe Brown —sin hablar de la de Malinowski—entraba en contacto con el estructuralismo. Podria decirse que los frutos del inte- lectualismo francés eran discutidos, en ocasiones ignorados, pero finalmente controlados sitilmente por el empirismo anglosajén. Dejaremos de lado muchas cosas del articulo de Leach; sus criticas, justificadas o no, de las inexactitudes etnogréficas y de los vuelos especulativos del modelo levistrosiano; su recons- truccign, a veces discutible, de la historia de las ideas sobre la cuest{@® sus consideraciones comparativas. Nos limitaremos a Io esencial: la critica de las tesis y de los procedimientos de Lévi-Strauss, sea en general, pero especialmente con referencia a los kachin, sociedad de la que Leach tenia experiencia directa. Pertenece al primer tipo la critica de los diagramas como los que hemos empleado més arriba en la utilizacién que hemos hecho para pasar del punto de vista local al punto de vista glo- bal. De Ia segunda, tratandose de un tipo de intercambio matri- monial de tipo matrilateral, la critica de sus supuestas conse- cuencias, en primer lugar en lo que se refiere a la diferencia de status entre las unidades de «intercambio», en segundo en cuan- to a la idea de que dicha f6rmula —local por definicién— impl ca al nivel global la existencia de uno o varios efrculos de inter~ cambio matrimonial o cfrculos de intercambio. a) Unidad exdgama y unidad de «intercambiow Ante todo, Leach exige que se distinga entre lo que denomina descent line y local line. La primera, que podriamos llamar «lf- nea de unifliaciéns, es la linea que representamos en nuestros diagramas cuando queremos indicar un tipo de intercambio matrimonial. La segunda, la «linea local», es la linea observada en Ia realidad, «localmente». Podrfamos amar a la primera «lt nea diagramatica 0 tedrica y linea concreta a la segunda. En todo caso, nuestra oposicién entre «local» y eglobal> tiene un sentido completamente distinto. En Leach, la palabra «local» se relaciona con la expresién «local descent group», grupo de 126 unifiliacién local, es decir la parte de un grupo de unifiliacién que, por el hecho de residir en un mismo lugar, es susceptible de actuar de forma colectiva, como un grupo mAs 0 menos «cor porate» (corporativo). De hecho, afirma categéricamente que son los miembros de dicho grupo los que arreglan de hecho los ma: trimonios. Es preciso entender que la unidad de intercambio matrimonial, o la unidad de intercambio, real o empftica no es ni un individuo o un grupo que corresponde a Ia «linea» de nues- tros diagramas ni tampoco a la unidad exégama, el grupo de unifiliacién entero como Lévi-Strauss tenfa tendencia a suponer. Leach sugiere que dicho error se debe al hecho de que Lévi Strauss pasaba sin darse cuenta de su linea diagramatica al gru- po exégamo total o tal vez porque el supuesto més simple es el de que el grupo exdgamo y la unidad de intercambio matrimo- nial coinciden. De hecho, existen dos transiciones subrepticias contra las que Leach pone en guardia: una del esquema a la realidad, de la linea diagramética al grupo unilineal real —de esta forma nos vemos Ilevados a leer el diagrama parcial o como yo diria, local, como si fuera un diagrama global—; otra de la unidad exdgama a la unidad de intercambio. Sobre este tilti- mo punto, no hay necesidad de’suscribir la afirmacién algo dog- matica de Leach, ya que los matrimonios pueden ser arreglados entre grupos mas pequefios, por ejemplo familias, Basta con admitir que la unidad de «intercambio» es generalmente més pe- quefia que la unidad de exogamia (en el sentido del grupo més grande que pueda recibir el nombre de exégamo). Este punto ha sido ampliamente corroborado por Needham, que distingue en el mismo sentido entre grupo de unifiliacién y grupo de alianza (Sumba, bibliografia, n° 18 a, pag. 176, etc.; Purum, bibliografia, n.° 18 b, pag, 85, etc.) y por Dumont, en su contrastacién en cierta medida experimental de las tesis estruc turalistas en Ia India del sur (Sous-caste, 1957, pag. 193). El punto es de extrema importancia sobre todo desde la perspecti- va del paso de las propiedades locales de un tipo determinado de intercambio matrimonial a sus propiedades globales. En pri- mer lugar, el hecho puede conducir a velar el contraste entre tipos diferentes 0, mAs exactamente, puede Ievar a formulas complejas en las que se combinan tipos diferentes: intercam- bio restringido e intercambio generalizado. Sean en efecto dos unidades exégamas A y B entre las que se postula intercambio 127matrimonial reciproco. Si la unidad de intercambio matrimo- nial es un segmento de la unidad exégama, el intercambio ma- trimonial tendré lugar entre un segmento An de A y un seg- mento Bp de B. A este nivel podemos imaginar que el intercam- bio matrimonial no es ya reciproco sino orientado, es decir, que ‘Al da a Bi, que a su vez da a A2, que da a B2, etc. Nos halla- remos entonces, como sucede con el caso de Jos aimol (por lo menos de acuerdo con la reconstruccién realizada por Needham, Aimol, bibliografia, n° 18 4, fig. 1, pég. 94), con asimetria al ni- vel «real» 0 local, simetria al nivel global © ideolégico. Puede suceder que los segmentos Al, A2, A3 de un grupo exdgamo A se hhallen en relaciones de intercambio matrimonial simétricos con segmentos de grupos exdgamos diferentes, por ejemplo BI, C2 y D3 respectivamente. Podrfamos incluso suponer que ob- servaremos dicha dispersién siempre que una regla global de intercambio matrimonial presente a la conciencia de los inte- resados, como en Australia, no lo impida, Finalmente, la cons- tatacién tiene un impacto particular sobre la consecuenciz glo- bal mds simple y més espectacular que se pueda atribuir a la alianza asimétrica u orientada: el matrimonio en cfrculo, b) El intercambio matrimonial en circulo Sabemos que dicha idea es anterior a las Structures. Hemos mencionado que en el estudio de los pucblos indonesios los an- tropélogos holandeses utilizaron el término «connubio circular». En su estudio sobre los purum, Needham tiene en cuenta la monograffa de un antropélogo de Ia India, T. C. Das, publicada en 1948, Needham, si bien reconoce que el intercambio matri- monial no tenia lugar entre clanes sino entre linajes, ha trata- do de salvar la nocién de «ciclos de connubio» multiplictado- 0s. De hecho, Needham proporciona veinte «ejemplos» dife- rentes, Podemos preguntarnos si en este caso la nocién no pierde todo su valor, ya que siempre es posible, a condicién de dispo- ner de una genealogia lo suficientemente copiosa y de seguir la regla matrilateral de una forma escrupulosa, trazar més 0 me- nos arbitrariamente cadenas que yendo de un matrimonio a otro acaben por cerrarse en un cierto momento, volviendo a su punto de partida, El niimero de Jos que se pueden construir 128 es tan elevado que por si solo muestra la gratuidad del proce- dimiento; algunos autores han observado que Ja tinica manera de salvar la nocién de ciclos, serfa que éstos existieran en ni mero limitado y que estuvieran presentes a la conciencia de Ios interesados (J. Berting y H. Philipsen, Bijdragen, 116, 1960, pag. 58). De poco sirve que LéviStrauss haya sefialedo recientemen- te que una bicicleta cuyo manillar esté inclinado de un lado volverd necesariamente sobre sus huellas, ya que es confundir una vez més el punto de vista local y el punto de vista global. No existe sujeto circulante y cada unidad de «intercambio» puede ver los circulos cerrarse sobre s{ misma. De una rela local no es posible inferir una férmula holista. También en este caso la critica de Leach ha sido decisiva (Rethinking, pags. 73/115 y 79/124 § g). En su obra ha entrado en liza contra la idea de winatrimonio en circulo», en la que ve una reificacién por parte de los observadores de representacio- nes ideales, lo que es cierto por lo mertos en io que se refiere a fas tribus de Ios confines de la India estudiadas por los antropé- logos de este pais. Utilizando el ejemplo de los kachin Leach ha mostrado cémo se disolvia la antinomia planteada por Lévi- Strauss entre la diferencia de status que acompafia al sistema y la necesidad de cerrar el cfreulo. ©) Intercambio matrimonial orientado © «hipergamia» Los kachin presentan un buen ejemplo de matrimonio matri- lateral 0 vintercambio generalizado» (ver el esquema de la pag 110). Lévi-Strauss consagré a dicho pueblo dos capitulos de su libro (15 y 16) y Leach, que hizo trabajo de campo entre ellos, no se limits sobre este punto 2 la critica, sino que presentd, en ef articulo antes citado, su propio andlisis del sistema. Lévi- Strauss se ocupé de forma extensa de las criticas de Leach (ed. de 1967, pags. 272-280/293-300), pero s6lo para mantener inte- gralmente sus propias tesis y limitarse a algunos cambios de detalle. Esencialmente, écuél es el estado de la cuestién?! 1, Bl lector puede adverti, tanto aqu como en otros passes, gue nos apa tamnon de forma notshie de ls kare dc ine Srustares. No cxste gies aliernatia EEMSoY cole fuel de tele 2 "pra chan srla necesario eteribirio de musvo por entero" (pp. XIV/I6), cosa que fo face, De alguna Torna noe ha dejado s nostror la area: Sabre el punto 129 $.— penance sos TasLévi-Strauss, habiendo encontrado que los kachin presenta- ban diferencias muy marcadas de rango o de estado, de status podriamos decir, relacioné dicho hecho con la regla kachin de matrimonio asimétrico y su distincién entre mayu y dama, en- tre donadores y receptores de mujeres. ¢Cual era la direccién 6 el sentido de dicha diferencia? 2Quiénes eran superiores, los donadores o Jos receptores de mujeres? El autor no respondia directamente a la cuesti6n, pero por Jas razones que da Leach (pags. 80/125) y por otras razones que pueden deducirse no sélo de la argumentacién de Lévi-Strauss (pégs. 324/305/323), sino también de la orientacién general del libro, el lector concluye que los ereceptores» son superiores a los «donadores». Ahora bien, Leach muestra que sucede Io contrario. gCual es la impor- tancia de este hecho? No podemos ocupamos aqui de la teoria general de la chipergamia» en las Structures (India y China). Po- demos afirmar que: 1) La diferencia de status no acontece ne- cesariamente en el sentido esperado, no se conforma al «tipo ands frecuentes (336/315/332) y, en el mite, es nula; en otras palabras, el matrimonio matrilateral se acomodaria muy bien a una diferencia de status, pero ésta no infiere de «forma casi ine luctable» (325/306/324), 2) Queda contradicha la nocién, en 6 sumaria e inesperada, de que las mujeres son el bien mas pre~ cioso entre los objetos de intercambio (cap. 5, pags. 78, 80, 84/71, 73, 76). LéviStrauss pensaba que el matrimonio matrilateral o inter- cambio generalizado levaba en s{ mismo su propia raina, ya que si bien suponia la igualdad entre las unidades de intercam- Bio, producfa una desigualdad entre ellas que légicamente debfa provocar su ruptura (pags. 325/306/324). Ahora bien, Leach mues- tra que el sistema funciona a la vez de superior a inferior y entre iguales (fig. 9), la diferencia de status resultante en este liltimo caso es poco marcada o queda neutralizada. Leach insis- te especialmente en el hecho de que la circulacién no se «cie- ra» verdaderamente a no ser que se tomen en cuenta no sélo las mujeres, sino también el conjunto de prestacianes intercam- ue aul nos interesa, el lector que se dedique a un estudlo intensivo de tos hs Cabttulos sobre los Kachin en ambas ediciones y del texto de Leach —ejer io‘ muy saludabie— justificard sin duda nuestro proceder y, en perticolar, GSmaprendera porqué femos prestado ‘pose importancia al tema fundamental ‘del segundo capitulo. 130 biadas, comprendidos los bienes inmateriales, Los poderosos de hecho redistribuyen, por motivos de prestigio, los bienes (ga- nado) que acumulan en sus manos. En conclusién, las cosas son mucho més complejas de lo que se suponia abstractamente al principio y el sistema es mucho més flexible en su funcionamien- to real. Esto es debido a que: 1) Las unidades de intercambio son més pequefias que las unidades exogdmicas o clanes*; 2) La diferencia de status es flexible y se combina con diferencias que proceden de otras fuentes; 3) El conjunto de las prestaciones forma un todo, y no sélo el intercambio de mujeres, lo que pot otra parte Lévi-Strauss -—siguiendo a Mauss— aceptaba en prin- cipio, por Io menos en el capitulo 5 (ver cita en nuestro libro, Ag. 94), bien que parece haberlo olvidado en los capitulos so- bre los kachin y en otras partes, Para volver a la teorfa general, puede parecer que retener las criticas y las modificaciones que acabamos de aceptar (prohi- biendo 0 complicando en gran manera el paso del punto de vista local —reglas de matrimonio individual— al punto de vista glo- bal —modo de integracién de los grupos que constituyen la so- ciedad—) es lo mismo que despojar de todo interés general al estudio de los tipos de intercambio matrimonial. Veremos mas adelante cémo otra critica, mas radical atin, modificaré a su vez el cuadro de una forma total. 31. Prescripcién y preferencia: el matrimonio patrilateral Existe en las Structures un aspecto ambiguo que Needham trato de aclarar. Los diagramas suponen que todos los matri- monios reales siguen la regla. Ahora bien, éste no es el caso, Para LéviStrauss no existe dificultad alguna ya que él distin- gue, con todo derecho, entre el aspecto normativo y el aspecto __2. LéuiStranss reconoce explicitamente que el intercambio matrimonial fun- cigna “en todos los niveles’ (pp. 308/291/310). pero en su argumentacién concede primacia al intercamblo matrimonial entre los cinco grupos “principales” °, orm dirfamos en la actualidad, maximos . ‘3. A primera vista existe aquf una discontinuldsd muy marcada, Ast, el cesqueme complejo. de los intercarablos entre los tikopia (pp. 83/73/108) no. 6s considerado "patoloeio", yero si en cambio cf existente entre los haka chin. Logue converte a. este ultimo en patcien, on el espiritt del autor, os la Contradiceidn entre su compleidad y'la supuesta simpiicidad de ta regia’ matci- onial. Esto implica una idea que No creo que, el autor expresa en perie ‘iguna, a saber que Tas “estructuras elementales” ‘no van acompanadas” nor 131estadistico. Por lo menos en el campo de las representaciones Ja cosa es perfectamente clara: las concepciones de las gentes estén relacionadas con la forma ideal que tienen de concebir su sistema de parentesco. La prictica puede apartarse sensi- blemente de este modelo, pero no le influencia ya que dicha prictica, en la medida en que representa una desviacién, es condenada 0 por Jo menos carece de sentido, Esto no quiere decir que carezca de interés observar en cué medida Ios matri- monios siguen la norma e incluso, si es que la cosa fuera posi- ble, determinar a partir de qué momento la cantidad (de no- conformidad) se transforma en cualidad (cambio de norma). Pero existen otras cuestiones relacionadas que no dejan de ser irritantes. Lévi-Strauss habla indiferentemente, en materia de reglas de matrimonio, de prescripcién y preferencia. ¢No se- ria interesante distinguir entre prescripcién y preferencia y no serfa posible pensar que la preferencia tendré otres efectos que la prescripcién? Esto esté relacionado con el problema de Ia definicién mAs 0 menos precisa del cényuge. Podemos supo- ner que no puede existir prescripcién més que alli donde ta de- finicién es lo suficientemente amplia como para asegurar, en términos de probabilidad, la existencia de un cényuge virtual, y que si la definicidn es estrecha, supongamos que se tratara de Ja hija del hermano de la madre, la regla no podria ser otra cosa que preferencial ya que no es facil que una persona de dicha categoria y con la edad adecuada exista muy a menudo. Con anterioridad hemos mencionado Ja distincién entre defi- nicién de cényuge virtual mediante la division de la sociedad en clases matrimoniales (mitades, etc.), es decir, por un proce- dimiento global, y por célculo de las relaciones de parentesco individuales, es decir, por un procedimiento local. Pero al nivel ‘malmente més que de prestaciones simples y reducidas; en otras palabras, que alt donde sl. jntercamblo de ‘mujeres es solucionado de forme directa, los btros intercambios no se desarvollan (la interpretacion de la fobola 0 “precio fe Ia novia” banes (pp. 577/535/543] va en el mismo sentido). Dice proposl- ion enigiria un respaldo empirico. En la medida en que carece de éste, da farina Edmund Leach cuando scusa a LéviStrause de islar arbitrariemente G contrariamente a lo que dice en el capitulo 3, afadiremos nosotros) cl ‘po del parentesco de los otros. cuando trata ce fos intercambios. Por Famund Leach, que trata de dar a In palabra “intercambio” un sentido empk feo, introduce’ una relacign, diferente (que erréneamente se atribuye a Lev. ‘Strauss); para Leach en el. “intercamblo Testringido" se intercamblan mujeres contra. mujeres yen el “infereamblo’ generalizado” mujeres contra bienes pp. Topiad § &, 1m), a2 de estas uiltimas hay todavia que distinguir entre Ia clase y el individuo, en el uso de la literatura o de los observadores en todo caso. En efecto, la terminologia es clasificatoria, lo que significa que en un mismo término se clasifican muchas otras relaciones de parentesco aparte de la correspondiente a la pri- ma cruzada matrilateral propiamente dicha, entre otras y muy a menudo a todas las primas paralelas de la susodicha (hijas del hermano de su padre, o de la hermana de su madre, etc.) Ahora bien, el mismo antropélogo tlende a pensar a menudo en términos individuales y no clasificatorios, y si traduce el tér- mino indfgena por «hija del hermano de Ia madre» no es co- ‘miin, en el conjunto de la literatura, que precise de forma sufi ciente lo que haya que entender por dicho término. Asf, pode- mos distinguir entre prescripcién y preferencia en el famoso caso de los kariera descrito por un observador de no menos categoria que Radcliffe-Brown. La prescripcién se refiere a la ca- tegoria fiuba que incluye todos los primos cruzados del sexo opuesto al del sujeto, tanto patrilaterales como matrilaterales; de hecho, dicha categoria es mAs vasta ya que corresponde a Ia semiseccién correspondiente a la del sujeto en la mitad al- terna y existen s6lo cuatro semi-secciones en una mitad, pero al mismo tiempo se nos dice que la preferencia es por la hija del tio materno (etc. Esto no es todo. En el caso en que la regla afecte a una re- Iacién de parentesco clasificatorio, es preciso saber si no exis- ten otras limitaciones. En efecto, si el intercambio matrimonial se concibe como teniendo lugar entre dos unidades exégamas 0 sus segmentos, podemos esperar que sélo serén tomados en con- sideracién los equivalentes de la prima particular que caigan en el mismo grupo exdgamo. Por ejemplo, ciertos maravar del sur de la India, que son matrilineales y patrilocales, exhiben una preferencia tan marcada por Ia prima cruzada patrilateral que, si dicha prima no existe, debe ser reemplazada por una persona equivalente por distante que sea. Ahora bien, las genealogias muestran que este equivalente es casi siempre una prima para- Iela en linea materna de la precedente y que, por consiguiente, pertenece al mismo grupo exdgamo, lo que tiene como resulta. do circunscribir la preferencia sobre una generacién de este grupo (Dumont, Hierarchy and Marriage Alliance, pig. 41), Rodney Needham ha considerado todas estas cuestiones en 133una serie de articulos en los que se ocupa de las descripeiones etnogréficas de varios grupos, principalmente desde el punto de vista del matrimonio patrilateral (ver Bibliografia, especial- mente n¢ 18 c). Le llamé la atencién la diferencia entre los ca sos bien conocidos de formula mutrilateral y los casos supuestos de formula patrilateral. En el primer caso, es facil a menudo definir una prescripeién rigurosa y ver cémo se siguen las con- secuencias estructurales. En el segundo no existe nada pare- cido. Needham define la prescripcién de forma compleja y dra- coniana, més como la caracteristica de un cierto tipo de siste- ma que como una regla pura y simple. Para hablar de prescrip- cin exige que se hallen reunidas las siguientes condicione 1) Que exista una regla que prescriba el matrimonio con ciertas relaciones y lo prohiba con otras. 2) Una distincién terminolé- gica correspondiente. 3) Un grado suficiente de aplicacion de Ta regla en la practica. No hay duda de que, desde este punto de vista, existe una diferencia entre el matrimonio matrilateral y el matrimonio patrilateral. En el primer caso, podemos encon- trar una distincién terminolégica entre los dos tipos de primos ‘eruzados (punto 2) que acompajian a la regla que ordena el ‘matrimonio con la prima matrilateral y lo prohibe con Ia patri- Jateral (punto 1), Al parecer no se encuentra nada parecido en el caso patrilateral, salvo casos excepcionales. El problema es saber si es justo formular el mismo tipo de exigencias para am- bos tipos de matrimonio. Es evidente que por su definicién misma el tipo patrilateral es més individualizante que el tipo matrilateral. Los observadores lo caracterizan a menudo por el retorno diferido de una mujer al grupo que ha dado una, y esto a nivel de la familia (cretorno de la leche» del centro de Ja India). En st sentido inmediato por lo menos, la patrilate- ralidad se caracteriza por un retorno répido, y no por una deu- da a largo plazo, y contrariamente al matrimonio matrilateral, no facilita la constitucién de unidades permanentes y es en pe- quefia escala. Imponerle las condiciones draconianas de la pres- criptividad segin Needham, es lo mismo que afirmar que sélo Jos paquidermos pueden transportar la carga y no ver que existe una manera mas modesta, pero adaptada 2 ias necesid: des, mediante la cual el intercambio matrimonial de tipo pat lateral cumple su contrato estructural o funcional. Es por esta razén que LéviStrauss sélo debiera haber hablado de prescrip- 134 cién*, Ante todo veremos que existen consecuencias estructura- Jes mas fundamentales, que incluso Needham admite, que las que es posible detectar al nivel de las relaciones entre los gru- pos sociales. En segundo lugar, las consecuencias, para ser efectivas, deben ser globales? Con anterioridad he dado un ejem- plo notable de matrimonio patrilateral en una progenic de je- fes, insistiendo en el hecho de que este tipo de matrimonio ha- bia permitido durante siete generaciones constituir la linea pa- terma de sucesién a la jefatura a partir solamente de dos unida- des matrilineales (Ia unifiliacién sélo existia en linea materna). En apariencia no se puede hablar de consecuencias estructura: les, ya que Needham rechaza este caso porque no es prescrip- tivo (en este ejemplo existen algunos casos de matrimonio ma- trilateral y no existe distincién terminoldgica, pero la regla se cumple aun nivel muy satisfactorio) y exige més informacién (ver Dumont, Hierarchy and Alliance, fig. 3, pég. 15; Needham, Formal Analysis, pags. 214.215). Es evidente que si nos limita. mos a Ia prescripcién tal como la entiende Needham, dejaria- mos escapar la mayor parte de lo que de hecho constituye el matrimonio entre eprimos cruzados» y sélo conservariamos los aspectos mas rigidos y globales del mismo’, 32. Integracién social e integracién mental LéviStrauss vio en el intercambio matrimonial una forma privilegiada de relacidn. Su preocupacién bésica fue centrar su teorfa en torno a dicha relacién, y es por ello que generalizé la nocién de «intercambio» de forma extrema y la apoyé so- bre la idea de reciprocidad, que define «como la forma mas in- 4m su mucwo prefacio a las Structures, ed. de S061, pp- xvmxvtn/1920, LéviStrauss expresa ‘su desecuerdo con Needham sobre stn cuestion. Hemos Sorovedhado sigunos de su arguments, 'S'"Ua distincon introducida por Needham, con independencia del nombre que se le quers dar, no serdiniil en el futuro, especialmente an lo ave se celtre S niveles (de forma mas lomediata_que en el caso Ge ssiemss enters)” Ast pot ejemplo, en mi trabajo sobre cl sur de la India ‘no he marcado ce forme Bruileontemence sstematice la jerarguia. de los dor nivelor que habis dirtin fuido, Por una parte, el nivel impevativo den cultura (sub)regioal con st sp Hencla simrica; por otra, el nivel subordinado. del srapo particlar eon sa referencia pardcular, La imatlaeraidad co'loe premalal tallar no of maz {Bie una varlante sobre un fondo de simetria, pero no es ia unllaterlidad "rex eptvas en ef sonido. de Nestham, de Yon hachn (Bbogratia, ny 135mediata en que puede integrarse la oposicién entre el yo y el otro» y a la que considera como una de las «estructutas funda- mentales del espiritu>. También en este caso la nocién ha sido generalizada de una manera tal vez exagerada. De hecho, en el modelo de intercambio matrimonial orfentado en el que varias unidades dan hijas y reciben esposas existe més bien mutuali- dad que reciprocidad; es decir, se intercambian el mismo tipo de cosas, mientras que en la reciprocidad las cosas intercam- biadas pueden ser diferentes (Littré, sxvwv.). Del mismo modo en Ja ideologia moderna no existe reciprocidad a no ser que se pongan frente a frente dos agentes muy diferentes: yo por un lado, los eotros» por el otro, como Ia formula anterior y otros pasajes en la obra de Lévi-Strauss paiecen sugerir. En este contexto la prohibicion del incesto aparece como una exi- gencia de integracién social, aunque también se la puede con- siderar como la marca indeleble de una oposicion distintiva entre consanguinidad y matrimonio o afinidad. ‘Como lo ha se- flalado Needham, en las Structures se pasa sin transicién de la relacién en ef sentido conceptual —la oposicién distintiva, ete— a la relacién empfrica: la reciprocidad (la tendencia predomi- nante en el libro es tal vez incluso la de considerar la reciproci- dad como la nocién fundamental ¢ irreductible). Sobre este punto es el que Needham ha ido més lejos en su critica cons- tructiva de la teoria levistrosiana, sobre todo cuando escribe en un pasaje de su articulo sobre los aimol: Sigo a Lévi-Strauss en su busqueda de los rasgos fun- damentales de la mente humana como fundamentos de estos sistemas; pero no creo que estos rasgos sean me- ros puntos de partida, sino que contienen en s{ mismos los principios mediante los cuales podemtos explicar di- chos sistemas. En concreto invertiria su proposicién so- bre oposicién y reciprocidad. La nocién de intercambio, por valiosa que sea en el andlisis de los sistemas de alianza prescriptiva, es un concepto mediatizante. La re- ciprocidad es una modalidad de la oposicién; y ésta se manifiesta en muchas esferas ideolsgicas donde no se plantea la cuestién de transferencia o intercambio, Es, por consiguiente, a nocién de oposicién la que requicre ahora nuestra atencién (Bibliograffa, n.° 18 d, 102-103). 336 La cuestién no podria ser expresada de forma mas adecuada. No’ ser Lévi-Strauss quien ponga en duda el primado de la oposicion distintiva. Por si no fuera suficiente, podemos leer en La pensée satwvage, en el curso de una discusién con Sartre, este pasaje de gran interés en el que el autor confiesa sus restos de positivism: Tenemos que confesarlo hoy: sin quererlo y sin pre- verlo, hemos tendido una pértiga a esas interpretaciones equivocadas, al haber hecho parecer, muy a menudo, en Jas Structures, que sbamos a la bisqueda de una génesis inconsciente del intercambio matrimonial. Hubiese sido necesario distinguir més entre el intercambio, tal como se expresa espontinea e imperiosamente en Ia praxis de los grupos, y las reglas conscientes y premediatadas por medio de las cuales estos grupos —o sus fil6sofos— se ponen a codificarlo y a controlarlo, Si podemos sacar una ensefianza de las investigaciones etnogréficas de los ‘iltimos veinte afios, es la de que este segundo aspecto es miucho més importante de lo que haben sospechado, generalmente, los observadores, victimas de la misma ilusion que Sartre (ed. de 1962, pigs, 333/364), En otras palabras, no existe explicacion de lo empfrico que no pase por Io ideoldgico. O también podria decirse que el Lévi- Strauss de las Structures es, a fin de cuentas, pre-estructuralis ta, Ademés, decir «reglas» es decir
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