Historia de Espana Los Tercios Espanoles
Historia de Espana Los Tercios Espanoles
Historia de Espana Los Tercios Espanoles
1525 - 1704
http://www.geocities.com/es1617/TercioEs.html
1. Introduccin
2. Organizacin del Ejrcito Espaol
3. Armamentos y uniformes
4. La vida en los Tercios
5. Las tcticas de combates
6. Las campaas de los Tercios
7. Los otros ejercitos
8. Referencias / enlaces
o busca en la web:
librosdejoe
1. Introduccin
INTRODUCCIN
La historia militar de los siglos XVI y XVII ha tomado importancia con los trabajos de
los historiadores sobre la revolucin militar iniciada al final de la Edad Media. La importancia de la artillera en la guerra de sitio, los nuevos mtodos de fortificaciones, el
campo de batalla, los progresos tcnicos en las armas de fuego porttil, las nuevas tcticas para la infantera han revolucionado la guerra en estos aos donde los Tercios de
Espaa han tenido un papel importante.
Estas unidades eran la nueva infantera de los reyes de Espaa, y combinaban la potencia de fuego de las arcabuces con las picas. Los Tercios Viejos fueron la elite del Ejrcito Espaol durante doscientos aos.
.
EL ORIGEN
Las guerras de reconquista, que duraron siete siglos, crearon un ejrcito espaol original
en 1490. En este ejrcito, los peones tenan un papel ms importante que los hombres
de arma. En 1495, el rey Fernando el Catlico reorganiza la defensa del reinado creando
cuerpos de tropas permanentes dentro de la Guardia de Castilla.
Las primeras unidades de infantera fueron capitanas de 100 a 500 hombres, con una
mezcla de lanceros, rodeleros, espingarderos (arcabuceros antiguos) y ballesteros.
Esta nueva infantera empez a ser empleada en las guerras de Italia desde 1497. En
1500, el segundo cuerpo expedicionario a Italia contaba con 23 capitanas de infantera,
con un total de 3.042 hombres, y 6 capitanas de caballera, con 300 hombres de armas y
300 jinetes.
En 1504, Gonzalo de Crdoba agrup de 12 a 16 capitanas al mando de un Coronel. En
1509, en la expedicin de Orn, la infantera se organiza en coronelas de 8 a 16 capitanas. La coronela de Vianelo tenia 16 capitanas con 2.762 hombres, pero la coronela
de Antn de vila tena solamente 8 con 1.659 hombres.
En 1534, las tropas espaolas en Italia se reorganizan en 2 unidades de infantera, y a
partir de 1536, en 3, pasando a denominarse Tercio. Es decir, cada unidad era un tercio
de la infantera espaola en Italia: Tercio de Lombardia, Tercio de Npoles y Tercio de
Sicilia
Infantera de Naciones
Caballera y Dragones
Artillera
Maestro de
Campo
Manda el Tercio y tiene una guardia personal de 8 hombres. El maestro de campo es tambin capitn de la primera compaa. En general, el Tercio lleva su nombre, como Mendoza, Ziga, Velasco,
Mondragn ...
Sargento Mayor
Fiscal Militar
Barrachel de
Campaa
Capelln Mayor
Furiel Mayor
Cirujano Mayor
Tambor Mayor
En la siguiente tabla presentamos un resumen de la composicin de los dos tipos de Tercios del siglo XVI: el Tercio de 12 compaas del Ejrcito de Flandes y el de 10 compaas en los dems ejrcitos.
12 compaias
10 compaias
Oficiales
159 hombres
5.2%
137 hombres
4.6%
Coseletes
1.110 hombres
Piqueros secos
1.080 hombres
35.7%
Terico
400 hombres
13.2%
Arcabuceros
448 hombres
Mosqueteros
230 hombres
7.6%
Armas de fuegos/Picas
0.31
190 hombres
6.3%
0.95
De esta tabla podemos deducir que un Tercio tena una media, en teora, entre 24% y
49% de tiradores. La realidad era muy diferente; las enfermedades, las deserciones reducan el nmero de soldados disponibles en un Tercio. Los espaoles tenan tendencia a
tener ms arcabuceros y mosqueteros para aumentar la potencia de fuego.
En 1567, cuando el Duque de Alba organiza su ltima muestra en Italia antes de marchar a Flandes, se renen en Lons-en-Saulnier 4 Tercios con 49 compaas, es decir,
8.795 hombres con 735 mosqueteros (8,4%). Tenemos una media de 180 hombres por
compana.
Tercio
Lombarda
10
2.204
220
Npoles
19
3.194
168
Sicilia
10
1.641
164
Sardinia
10
1.756
175
Segn Parker, de 1567 a 1598 los espaoles mandaron ms de 63.000 infantes de refuerzo a los tercios espaoles del Ejrcito de Flandes (en total hubo 23 tercios mandados/creados en Flandres (ver el sitio web de J. L. Sanchez). El promedio de hombres por
compaa para cada refuerzo se estableca en 134 hombres. Estamos muy lejos del nmero terico de 250 hombres por compaa.
En la figura tabla mostramos la composicin de las 41 compaas de piqueros y las 9 de
arcabuceros de los 4 Tercios espaoles (Npoles, Lombarda, Sicilia y Flandes) del
Ejrcito de Flandes en 1571. Estas 50 compaas tenan 7.509 hombres; una media de
150 hombres por compaa.
En el mismo ao 1571, en Italia, el Tercio de Lombarda mand 12 compaas de 1.756
hombres (146 hombres/compaa) a la expedicin de Lepanto.
Composicin de los 7.509 hombres de las 50 compaas de los 4 Tercios espaoles del
Ejrcito de Flandes en 1571. Tenemos 28% de tiradores y 66% de piqueros, el ratio de
tiradores/piqueros es de 0,55.
En 1580, el rey de Espaa decide invadir Portugal, y manda al Duque de Alba organizar
un potente ejrcito de campaa. Este ejrcito contaba con:
- 3 Tercios Viejos de Italia: Lombarda (4 compaas), Sicilia (3 compaas) y Napoles
(12 compaas). En total, 3.174 hombres (167 hombres por compaa).
- 4 nuevos Tercios de bisoos reclutados en Espaa: el de Luis Enrique (13 compaas
con 2.305 hombres), el de Perdo de Ayala (3.500 hombres), el de Nio (12 compaas
con 1.940 hombres) y el de Moreno (13 compaas con 2.540 hombres). La media era
de 179 hombres por compaa. Podemos notar que los espaoles podan sacar ms de
10. 000 hombres de bisoos para una operacin militar.
Para la operacin contra Inglaterra de 1588, el Ejrcito de Flandes tena 4 Tercios espaoles (Bobabilla, Queralt Leyva y Manrique), que contaban con 82 compaas (65 de
piqueros y 17 de arcabuceros) con 8.710 hombres. La media por compaa son slo 106
hombres, lejos de los tericos 250. En realidad, el Duque de Parma reagrup solamente
6.000 espaoles para el Ejrcito invasor, dejando el resto de guarnicin.
La figura siguiente muestra la composicin de los 4 Tercios espaoles (Coloma, Messia,
Villar y Velasco) que invadieron Francia en 1596. En total, 44 compaas (16 para el
primero, 14 para el segundo, 8 para el tercero y 6 para el cuarto) con 4.910 hombres.
Estas compaas tenan una media de 10-11 oficiales, 28 piqueros, 6 mosqueteros y 66
arcabuceros.
Composicin de los 530 oficiales y 4.380 cabos y soldados de las 44 compaas que invadieron Francia en 1596. En este caso, tenemos un ratio tiradores piqueros de 2,56.
En 1601, un ao despus de la batalla de las Dunas, una muestra del Ejercito de Flandes
daba 6.000 hombres repartidos en 10,8% de oficiales, 20,6% de mosqueteros, 35,3% de
arcabuceros y 33,4% de piqueros.
Por ltimo, la composicin del Tercio de Lombarda en 1622. Este Tercio formaba parte
del pequeo ejercito de 3 Tercios (1 Espaol, 1 Valn y 1 del Franco Condado) que
operaba en el Palatino (Alemania) bajo el mando de Gonzalo de Crdoba. Tena 16 oficiales del estado mayor y 16 compaas con 153 oficiales y 1.175 cabos y soldados. Una
media de 9-10 oficiales y 73 hombres para cada compaa.
En conclusin, un Tercio del finales del XVI y principios del XVII tena normalmente
1.300-1.500 hombres divididos en 12-15 compaas con el 10% de oficiales, el 30 %
de piqueros y el 60% de tiradores
Las compaas de ordenanza de 1632 y de 1636
En 1632, por Real Ordenanza, se reorganizan las compaas de infantera de los Tercios
espaoles e italianos. Se crea una sla compaa con todas las armas. En la Pennsula
se forman Tercios de 12 compaas de 250 hombres; en el exterior se forman Tercios
de 15 compaas de 200 hombres; y se mantiene un nmero de 3.000 hombres.
En 1636, el Cardenal Infante Fernando, gobernador de Flandes, introduce de nuevo dos
tipos de compaas de 200 hombres (piqueros y arcabuceros) para los Tercios de su
ejrcito.
Despus de 1636, tenemos para los Tercios viejos:
Tercio de Flandes
2 compaas de arcabuceros: 11 oficiales, 159 arcabuceros y 30 mosqueteros
13 compaas de piqueros:
11 oficiales, 69 piqueros y 120 mosqueteros
Tercio de Italia
15 compaas:
Tercio de la Pennsula
12 compaas:
15 compaas
(Flandes)
12
compaas
Oficiales
194
hombres
6.4%
194 hombres
6.4%
161
hombres
5 .3 %
Piqueros
1050
hombres
34.7%
897 hombres
29.6%
1080
hombres
3 5 .6 %
Arcabuceros
1185
hombres
39.1%
318 hombres
10.5%
1068
hombres
3 5 .3 %
Mosqueteros
600
hombres
19.8%
1620 hombres
53.5%
720
hombres
2 3 .8 %
Tiros/Picas
1.7
2.1
1.7
Tropas
Hombres / Tercio
Catalonia, 1640
20
23.000 hombres
1150
Extremadura, 1643
12
8.095 hombres
675
Extremadura, 1659
14
7.270 hombres
519
Extremadura, 1662
17
8.890 hombres
523
Espaa, 1667
3.090 hombres
620
En la revista de 1662, el Ejrcito Espaol de Extremadura de Don Juan Jos de Austria tena 8.890 infantes, dividos en:
1 Tercio Viejo (Armada) con 484 hombres,
1 Tercio de Aragn de 10 compaas con 503 hombres
9 Tercios provinciales o temporales con 5.106 hombres (una media de 567
hombres por
Tercio)
3 Tercios italianos con 1.523 hombres
3 Tercios alemanes con 1.270 hombres.
Estos 5 Tercios son los Tercios provinciales fijos creados en 1663. En 1667, tenan 636
oficiales, 332 reformados y 2.122 soldados dividos en 92 compaas.
Compaas Oficiales Reformados Cabos/Soldados
Tercio de Toledo
21
143
65
493
Tercio de Madrid
21
137
70
515
Tercio de Burgos
17
118
65
523
Tercio de Valladolid
17
125
62
223
Tercio de Crdoba
16
113
70
368
capitn (+ 1 paje)
alfrez
abanderado o ensea
sargento
tambores
cabos
soldados (1/3 de piqueros, 1/3 de arcabuceros y 1/3 de mosqueteros).
Un Tercio tena normalmente 12 compaas, pero los nuevos Tercios provinciales fijos
solan tener 13 compaas ms 2 compaas de reserva. En teora, nos encontramos con
Tercios de 900- 1.100 hombres.
capitn
alfrez
abanderado
sargento
tambores
granaderos
En total 50 hombres. Los granaderos estaban armados con un mosquete de chispa, una
bayoneta y granadas.
Como siempre, la realidad era mucho ms complicada, y los espaoles tenan grandes
problemas de escasez de hombres para mantener la plantilla terica.
- En 1689, al principio de la guerra de la Liga de Augsburg (1689-1697), el general holands Waldeck tena 2 Tercios espaoles de 600 hombres (2 batallones).
- En la misma poca (1689-1690), la ciudad de Barcelona crea 2 Tercios de 700 hombres, y la provincia de Valencia 1 Tercio de 10 compaas con 500 hombres.
- En una revista de 1690, los 5 Tercios provinciales fijos tenan 4.405 hombres, lo que
nos da una media de 880 hombres por Tercio (1 Tercio tenia entre 15 y 20 compaas).
- Segn varios autores (de la Cuesta, Clonard etc...), las compaas espaolas de los
Tercios de los ejrcitos de Flandes y Miln solan tener entre 40 y 50 hombres, y los
Tercios, con 500-1.000 hombres.
- En el campo de batalla, nos encontramos con Tercios ms dbiles. Durante la batalla
del ro Ter en 1694, los 12.300 infantes estaban dividos en 29 Tercios, as que tenemos
solamente 424 hombres por Tercio. Justo despus, durante el sitio Gerona en 1694, la
guarnicin de la plaza tena 5.000 hombres divididos en 11 Tercios espaoles (4.000
hombres), 1 Tercio napolitano y 1 Tercio alemn.
- Durante el sitio de Ceuta en 1703, nos encontramos con el Tercio de Ceuta, que tena
un estado mayor de 18 hombres, 2 compaas de milicianos de Ceuta (138 hombres) y 8
compaas castellanas (446 hombres).
Para nosotros el punto importante es que el escuadrn de campaa o batalln tena slo
480 y que muchos Tercios apenas alcanzaban este nmero, especialmente en Espaa.
La ltima reforma es para los Tercios de Ejrcito de Flandes, en 1699. Estos nuevos
Tercios tenan 12 compaas de 44 hombres (1 capitn, 1 alfrez, 1 abanderado o ensea, 1 sargento, 40 cabos, tambores y soldados). Tenemos un Tercio de 540 hombres.
A la muerte de Carlos II en 1700, segn Snchez Martn, la infantera del ejrcito
espaol tena 28 Tercios espaoles y 30 Tercios de naciones:
Tercios espaoles
en Espaa
en Italia
en Flandes
Tercio Viejos
12*
16
* Segn otros autores (de la Cuesta, Clonard ...) tenemos 5 tercios espaoles ms
Tercios de naciones
en Espaa
en Italia
en Flandes
Tercios Italianos
Tercios Valones
Tercios Swizos
Tercios Alemanes
8**
** Segn otros autores (de la Cuesta, Clonard ...) tenemos, en Espaa, 1 Tercios Irlands, 3 Tercios
Italianos, y solamente 1 Tercio Alemn
En una revista de diciembre de 1700, el Ejrcito de Flandes tena 8.327 infantes, dividos
en 18 Tercios, es decir, una media de 463 hombres por Tercio, el efectivo de un pequeo batallon.
En 1704, una ordenanza del rey Felipe V de Borbn cambia el nombre de las unidades
de infantera espaolas. El nombre de Tercio desaparece para ser reemplazado por regimientos. La nueva infantera espaola toma como modelo el ejercito francs, con regimientos de 1 2 batallones de 636 hombres (11 compaas de fusileros y 1 compaa de
granaderos), pero esto es otra historia.
Nota: Actualmente el nombre de Tercio es utilizado por la unidades de infantera de marina, como el Tercio de Armada, y por los batallones de la legin espaola.
Infantera de Naciones
Los Tercios espaoles eran una infantera de elite y representaban solo una fraccin del
total de la infantera de los ejrcitos de los reyes espaoles. El resto de las tropas proceda de sus dominios (especialmente de Italia y Flandes) o de mercenarios, como los
alemanes o los britnicos/irlandeses. Fueron llamados Tropas de las Naciones.
Bajo Carlos I, el 16,7 % de la infantera eran espaoles. En el Ejrcito de Flandes, una
media del 14,4 % de la infantera eran espaoles.
En 1572, el duque de Alba dispona de 53.000 infantes, subdivididos en 19.500 valones,
24.440 alemanes y slo 9.100 espaoles (el 17 % del total).
En 1607, el archiduque Alberto contaba con 45.000 infantes, subdivides en 14.000 valones, 16.800 alemanes, 3.700 italianos, 2.440 irlandeses, 1.500 borgoones y 6.550 espaoles (12 % del total).
Los italianos (los Tercios italianos solan tener nombres similares -Npoles, Sicilia ...- a
los formados por espaoles, aumentando la confusin en algunos libros de historia) y
los irlandeses estaban organizados en Tercios como los espaoles.
Los valones estuvieron primero organizados como los alemanes, en regimientos de
3.000 hombres, pero para 1602 cambiaron a unidades como los Tercios. En 1617 un
tercio valn sola tener 12 compaas de 200 hombres (figura). En 1622, un Tercio
valn del Ejrcito de Gonzalo de Crdoba tena 1.386 hombres, subdivididos en 15
compaas, con una media de 9 oficiales y 83 soldados por compaa.
En 1634 durante la batalla de Nordlingen los dos Tercios de Borgoa de la Tour y Alberg contaban respectivamente con 840 hombres en 15 compaas y 720 hombres en 11
compaas.
En noviembre 1643, despus de una campaa que incluye la derrota de Rocroi, los 3
Tercios italianos (Giovanni Degli Ponti, Luigi Visconti y Cesare Toraldo) totalizaban
498 oficiales y 2.460 soldados en 45 compaas, o sea, 11 oficiales y 55 soldados por
compaa.
En 1636, la organizacin de una compaa valona fue cambiada a 11 oficiales, 142 mosqueteros y slo 47 piqueros.
Las tropas borgoonas estaban organizadas en Tercios de 12 compaas de 200 hombres; para 1598, cada compaa tena 11 oficiales, 107 piqueros, 67 arcabuceros y 15
mosqueteros.
En el siglo XVII, la infantera de las naciones aliadas fue organizada como la espaola,
y en 1704, el nombre de Tercio desapareci para ser remplazado por el regimiento de
dos batallones.
LA CABALLERA ESPAOLA
De 1525 a 1649
La caballera peninsular estaba organizada desde 1494 en la Guardias de Castilla, compuestas por caballera pesada, hombres de armas y caballera ligera al estilo morisco de
los Jinetes.
En 1530, la caballera pesada tiene 24 compaas de ordenanza de la Guardias de
Castilla, con 37 hombres de armas, 1 trompeta, 1 armero y 1 herrador.
La caballera ligera se divida en compaas de celadas, armadas de lanzas y espada, y
en compaas de arcabuceros a caballo, armados con un arcabuz y una espada. La com-
En 1677, el Ejercito de Flandes tena 8 trozos espaoles con 1.182 caballos (148 caballos por trozo), 15 trozos valones con 1.976 caballos (132 caballos por trozo) y 9 regimientos alemanes con 1.324 caballos (147 caballos por regimiento).
En 1694, antes de la batalla del ro Ter, los trozos de Milano y Extremadura reunan 15
escuadrones de 3 compaas para un total de 1.450 caballos.
En diciembre 1700, el Ejrcito de Flandes tena 2.258 caballos distribuidos en compaas de guardias y 5 trozos de caballera.
Los Dragones Espaoles
Utilizando las informaciones del libro del Conde de Clonard, podemos decir que oficialmente el primer Tercio de Dragones fue creado en Italia en 1633 (ver la tabla). Estos
Tercios de Dragones tenan entre 8 y 22 compaas de 50 100 hombres; en total,
normalmente no pasaban de los 1.000 hombres.
Creacin
Plazas*
Maestro de Campo*
Teatro
Tercio de la Fuente
1633
800
Tercio de Bataglia
1640
Tercio de Vitoria
1640
1 000
Espaa
Tercio de Verloo
1674
1 100
Baron de Verloo
Flandes
Tercio de Hartman
1676
Flandes
Tercio de Villareal
1677
Espaa
Italia
Colonel Bataglia
Italia
LA ARTILLERIA ESPAOLA
La artillera espaola fue organizada en el siglo XV por los Reyes Catlicos, que mantena un cuerpo de 72 personas en 1495. Con la llegada al trono de Carlos V, la artillera
de campaa pasa a manos de mercenarios y artesanos alemanes o austriacos. En el siglo
XVI, esta artillera contaba con una gran variedad de caones y calibres (ver la tabla)
utilizados principalmente para los sitios, para armar las fortalezas o para los barcos de la
Armada.
Can imperial de 12 libras disparando al principio del siglo XVII. Detalle de un grabado de Jacques Callot, 1592-1635).
En 1570, una buena batera espaola contaba con 24 piezas, es decir, 6 caones pesados, 2 culebrinas, 4 culebrinas medianas y 12 cuarto de culebrinas o falconetes. Esta batera estaba formada por:
1
8
1
1
7
96
10
24
1
1
1
75
capitn general
alabarderos
teniente
cabo artillero
auxiliarlos
artilleros o soldados (3 para los falconetes y 5 para las otras piezas)
caoneros
conductores
capelln
doctor
furriel
ayudantes
Siglo XVI
Calibre en Libras
Caones
48
40
35
32
30
Caones
48
Caones medianos
20
18
16
15
Caones medianos
24
Tercio de Caones
10
8
7
Cuarto de Caones
12
10
Culebrinas
24
20
18
16
Culebrinas medianas
12
10
8
7
Octavo de Caones
Falconetes
5
4
3
2
Reforma de 1609
Calibre en Libras
Hasta mediados del siglo XVII la artillera no era muy eficaz en un campo de batalla. Al
contrario, tena muchas desventajas:
- los caones eran pesados y difciles de mover
- las municiones explosivas, eficaces contra la infantera, no aparecieron hasta la
segunda mitad del siglo XVII.
- la rapidez de tiro era muy lenta; algo como 8 150 disparos en una hora.
- la calidad del metal era mala, y los caones tenan tendencia a calentarse. En 1570, en
el Ejrcito Espaol se recomendaba no disparar un can ms de 50 veces al da.
La mayor ventaja de la artillera era que, a distancias cortas (50-100 m), un tiro era efectivo sobre una masa de hombres, y que, a larga distancia (500-1.200 m), una bala poda
desorganizar un escuadrn de infantera. Por otro lado, en la guerra de sitios, la artillera, en combinacin con minas, era muy eficaz para atacar una ciudad. Estas caractersticas eran muy importante para el estado mayor espaol en Flandes, su principal teatro
de operacin.
3. Armamento y uniformes
Los piqueros
Uniformes
PIQUEROS
Los piqueros constituyen el corazn de los Tercios, y el servicio de la picas daba un
gran honor en el ejrcito. Bsicamente un piquero es un hombre armado de una pica y
un equipo defensivo importante, es decir: un casco (el famoso morrin) y una armadura
completa (llamada coselete), peto, espalderas, flazete, brazales, guarda-brazos, manoplas y celada. Adems de su pica, el piquero llevaba una espada y una daga.
Piquero en accin contra la caballera (segundo mitad del XVI siglo). Lleva una armadura completa: el coselete que cubre el
pecho, la espalda, los brazos y los muslos;
tambin lleva un casco de tipo morrin.
Esta armadura pesaba ms de 15 kg.
Contra la caballera, el piquero pone una
extremidad de su pica en tierra, bloquendola con el pie, girndola 45 hacia el enemigo.
Durante el siglo XVII, los piqueros se quitaron poco a poco las diferentes piezas del
coselete, llevando slo el peto y el espaldar.
La pica
La pica tena una dimensin de 25 a 27 palmas de mano (1 palma de mano = 21 cm), es
decir, entre 5,0 y 5,4 metros de longitud. En un extremo, una punta de hierro de 25 cm
sujeta por una barra de metal; en el otro, un contrapeso de hierro. Las picas estaban hechas de madera dura, como el fresno.
En una combate entre dos escuadrones de piqueros, el piquero acercaba la pica a su
pecho; el extemo lo agarraba con la mano derecha extendida hacia atrs, y la punta la
diriga hacia el enemigo. Balanceando las piernas y empujando la pica con brazo derecho se atacaba al enemigo. En este tipo de combate, los piqueros de las primeras filas
sufran grandes prdidas.
La espada
La llevaba todos los soldados: piqueros, arcabuceros, mosqueteros y gaiteros. La espada
era un objeto comn en todos los soldados, antiguos soldados e hidalgos. Aunque
exista una gran variedad de modelos, una espada tpica de Toledo tena una lama de 4,5
palma de mano, es decir, unos 95 cm.
ARCABUCEROS Y MOSQUETEROS
El arcabucero estaba provisto de un arma de fuego porttil, el arcabuz, y como todos de
los infantes, una espada y una daga. Para defenderse, sola tener una prenda de cuero
que cubra el tronco del cuerpo y un casco de tipo morrin (al menos en el siglo XVI).
Adems, el arcabucero llevaba una bandolera con 12 estuches rellenos de plvora negra
dosificada, una bolsa con mechas, eslabn y pedernal para encenderla, y balas de plomo. Llevaba tambin un frasco con plvora de reserva, un frasco ms pequeo o frasquito con plvora negra fina, una baqueta de madera para atacar el can y un rascador
para limpiarla.
Arcabucero (segunda mitad del siglo XVI) cargando su arma. Lleva un morrin, una bandolera, una espada, una daga, una prenda de
cuero y los dos frascos de plvora negra (gruesa y fina)...
Mosquetero de la primera
mitad del siglo XVII tirando
con un pesado mosquete sujeto por una horquilla.
Lleva una bandolera, una espada, una daga, una prenda de
cuero y dos frascos de plvora
negra, como el arcabucero.
El arcabuz
El nombre de arcabuz viene del alemn Hachenbusche, y corresponde a un arma de fuego porttil con caon de hierro montado sobre un afuste de madera de 0,9 a 1,0 metro.
El disparo se produca por al prender una mecha que encenda la plvora a travs de un
mecanismo denominado serpentn. Pesa normalmente 7 kg, y dispara una bala de plomo
de 22-24 gramos. La distancia de mxima de disparo rondaba los 100 metros pero el tiro
efectivo no pasaba de 25-30 metros. Tenia una cadencia de tiro de 2-3 disparos por minuto. Su manejo se aprenda rpidamente.
Nota: a finales del siglo XVII, el arcabuz era un mosquete ligero.
parar. Los mosquetes tenan una cadencia de tiro de 1 disparo por minuto (en 1620,
hacan falta 44 movimientos para recargarlo). La principal ventaja era el peso de la bala
(24-42,5 g) y la distancia de tiro efectivo (50-75 metros (distancia de tiro mxima de
300 metros). La velocidad de salida de la bala en los aos 1630 era de 300 m/s para una
bala de 42,5 g. El disparo se produca por medio de una mecha que encenda la plvora
a travs del serpentn.
A lo largo del XVII, los fabricantes de armas van mejorrando su diseo hasta acabar en
un arma distinta, el fusil de chispa; al final de siglo, pesaba menos de 6 kg, y utilizaba
un sistema de fuego diferente: la chispa del slex.
Bandera de compaa de
mediados del siglo XVII
Un arcabucero espaol de principios del XVII. Lleva un sombrero, una camisa blanca, una casaca, un jubn oscuro y un par de
calzas rojas. Lleva adems una
cruz roja para identificarse como
soldado de los ejrcitos espaoles.
Porta su armamento y sus cargas
de plvora.
Piquero del Tercio Viejo de la Armada. Lleva una casaca roja, una
divisa azul y una camisa blanca.
Bibliografa
Jess Alia Plana, El vestuario de los tercios, site web
J.L. Sanchez Martin, R&D n21 p120
J.L. Sanchez Martin, R&D n3
Bardot y Font, Francisco, Museo militar. Historia del ejrcito espaol, armas, uniformes, sistemas de
combate, instituciones, organizacin del mismo... Barcelona 1886
Conde de Clonard, Historia orgnica de las armas de infantera y de caballera, Vol 4 and 5 edicin
de1855 - 1856, Madrid.
G.Boeri, J. L. de Mirecki Quintero and J. P. Cuat, Los Tercios de Carlos II durante la Guerra de los
Nueve aos (1689-1697), La Espada y la Pluma, 2007
G. Boeri & G. Pierce R&D n12
J. Montes Ramos, El Ejercito de Carlos II y Felipe V: el sitio de Ceuta 1694 - 1727, Agualarga Editores
SL 1990
La vida diaria
Desercin y Motines
El Coste de un Tercio
Disciplina
RECLUTAMIENTO
Los soldados eran reclutados principalmente del Reino de Castilla (actual Castilla-Len,
Asturias, Cantabria, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucia. En los siglos XVIXVII se estima que la poblacin de Castilla giraba en torno los 4-5,5 millones.
Una vez que el rey decida crear un Tercio, se eleja un Maestro de Campo y un nmero
variable de capitanes. El capitn reciba una patente del rey para crear una compaa en
una determinada regin o ciudad. El capitn designaba un alfrez y un sargento, y una
bandera para su compaa (la bandera deba tener en el centro, o en una esquina, la Cruz
Roja de Borgoa). Despus el capitn contrataba a los encargados de reclutar 240 soldados.
El capitn se encargaba de pagar a los nuevos soldados (bisoos). En ciertas ocasiones,
abusaban de este sistema para conseguir dinero. Una vez creada la compaa, se transladaban normalmente a Italia (algunos a Flandes). En los cuarteles de destino, aprendean el arte. Despus seran enviados al Ejrcito de Flandes utilizando el Camino Espaol, u a otro ejrcito. De 1580 a 1620, 58.400 bisoos (1.460 hombres al ao) fueron
enviados a Flandes para mantener 7.400 hombres activos en 4 Tercios.
Alfrez de un Tercio de principios del siglo XVII. Normalmente este oficial permaneca en el centro del escuadrn guardando la bandera de la compaa, que en este caso, se corresponde con la bandera del Tercio de los Morados Viejos.
Durante el siglo XVI, los reclutas eran ms o menos voluntarios (unos 1.000-2.000
hombres al ao). Despus de 1635, la necesidad de tener ms tropas obliga a la monarqua a reclutar a la fuerza para crear los nuevos Tercios.
Para compensar las prdidas, el mtodo consista en desmantelar las nuevas compaas
o las ms dbiles. En 1586, el Ejrcito de Flandes tena 4.305 hombres en 72 compaas
(3 Tercios). En 1588, cuando la Armada Invencible abandonaba Espaa, el ejrcito de
Flandes tena 8.720 hombres en 82 compaas, 4 Tercios (haban llegado 6.562 hombres
para renforzar el ejrcito y al menos 30 nuevas compaas haban sido desmanteladas.
Un soldado poda abandonar el ejrcito si reciba la licencia del rey para ello; de lo contrario, deba permanecer. El rey poda desmantelar un Tercio al final de una guerra y
mandar a los soldados a casa. Normalmente, cuando una compaa se desmantelaba, el
capitn y el alferez pasaban a ser "soldados reformados". En una compaa, el reformado actuaba como un soldado normal, aunque con ventajas ecnomicas y de servio.
VIDA DIARIA
Los Tercios eran una fuerza de elite, y regularmente se movan de un punto a otro,
incluso la guarnicin en Italia. No existan cuarteles en esa poca. En tiempo de paz, los
soldados estaban en casas alquiladas a la poblacin civil; pagaban a los civiles por el
alojamiento y la comida. En campaa, la vida era ms rudimentaria, y el ejrcito normalmente proporcionaba la comida.
El Ejrcito Espaol de Flandes tena una buena logstica en comparacin con otros ejrcitos. Comandantes de ejrcitos, como el duque de Alba y el duque de Parma, disponan
de un estado mayor para proporcionar comida y materiales; tambin organizaron el primer hospital militar en Europa, en la ciudad de Malinas, en el Brabante flamenco.
En el Tercio viva toda clase de personas: soldados y civiles (en nmero igual algunas
veces). Los civiles eran principalmente mujeres, esposas de soldados y prostitutas, y
nios o adolescentes (los mozos).
En 1602, el Tercio de Juan Bravo tena 922 hombres y 47 mujeres; en 1594, 26 compaas espaolas tenan 3.131 soldados y 403 civiles. En combate, los civiles se situaban en la retaguardia, con la impedimenta.
LA DISCIPLINA
Los soldados del Tercio tenan la fama de ser disciplinados en combate. Esa disciplina
proceda de un duro entrenamiento y una completa obediencia a las ordenes. El nuevo
recluta perda su libertad y tena que prometer servir al rey y a sus oficiales. La obediencia tena un lmite: fuera del Tercio, el soldado se comportaba como un civil.
Siguiendo a Don Sancho de Londoo ("Discurso sobre la forma de reduzir la disciplina
militar a meior y antiguo estado" Bruselas 1596), podemos resumir la disciplina en
combate en tres leyes:
- Saber obedecer
- No desestabilizar el escuadrn
- Nunca dejar el puesto
Los indisciplinados eran juzgados por una corte militar que poda usar una variedad de
castigos muy duros como la decapitacin por desobediencia. En un pas extranjero, el
soldado era juzgado por ese tribunal militar y no por un tribunal de pas. Cuando tenan
que aplicar el castigo, los oficiales deban respetar el honor (La Honra) del convicto.
Un importante punto para mantener la disciplina era la religin. Los soldados espaoles
eran catlicos fervientes, y los capellanes podan controlar la fe de los hombres. A fin
de cuentas, los soldados deban ser fieles a Dios, al Papa (cabeza de la Iglesia Catlica)
y al Rey de Espaa.
DESERCIN Y MOTINES
Prdidas y deserciones
Las prdidas eran altas en los Tercios. Parker da una media mensual de prdidas del 1,5
% del total (sobre 110 hombres/mes) en los Tercios del Ejrcito de Flandes. La tabla siguiente muestra las prdidas mensuales de un Tercio en el Ejrcito de Flandes entre
1570 y 1586.
Un rpido clculo da una media de 1,6 % (120 hombres/mes) para un Tercio de Flandes
entre 1586 y 1620. En ejrcitos extranjeros, las prdidas mensuales variaran del 2 % al
7 %.
Generalmente, en una unidad bien entrenada, el 50 % de las prdidas eran debidas a deserciones, y el resto por enfermedad y combate. En una unidad indisciplinada, ms del
75 % de las prdidas eran ocasionadas por las deserciones.
La siguiente figura muestra la evolucin de las prdidas en el Tercio de Npoles desde
1571 a 1574. En diciembre de 1570, el Tercio tena 2.720 hombres; 4 aos ms tarde,
tena slo 1.428 hombres. Los aos 1570-1572 fueron tiempos de paz. El Tercio perdi
300 hombres. En mayo de 1572, la guerra se reanud en Flandes; el Tercio perdi 990
hombres en dos aos, de los cuales 396 murieron (40 %). En cuatro aos, el Tercio
haba perdido, sobre 1.290 hombres: el 38 % muertos y el 62 % desaparecidos (la gran
mayora eran desertores).
Prdidas acumuladas del Tercio de Npoles desde diciembre de 1570 a mayo de 1574
En esa poca, la vida del soldado era dura: estricta disciplina, la miseria de la guerra, el
retraso de las pagas, los horrendos combates, el abuso de los oficiales, el hambre, etc...
por todas esas razones algunos soldados preferiran volver a casa. El cdigo militar espaol era severo con la deserciones (normalmente supona la pena de muerte). Adems,
los pobres granjeros, que sufran por la guerra, se vengaban robando y matando a los desertores. Para algunos espaoles era mejor luchar en otro ejrcito catlico (Francia, Alemania o Italia) que permanecer en Flandes.
Durante la segunda mitad del siglo XVII, la tasa de deserciones en los Tercios provinciales era alta, 30-40 %. En 1694, el Ejrcito de Catalua perda al mes por deserciones
una media del 3,1 % de su infantera.
Los motines
El motn era la forma que los soldados tenan para manifestar su desconstento. En su libro, Parker describe los diferentes motines del Ejrcito de Flandes. La siguiente tabla da
una idea de los principales motines de la infantera espaola. El motn ms largo (710
das) lo protagonizaron un grupo de infantes y jinetes de Valonia, Italia y Alemania.
Ciudad fecha de inicio
Tipo de unidad
Hombres implicados
Duracin
Haarlem - 29/07/1573
Tercio espaol
2634
19 das
Amberes - 15/04/1574
Tercio espaol
4562
45 das
Aalts - 2/07/1576
5334
272 das
Diest - 27/11/1590
Tercio espaol
1872
347 das
Calais - 30/11/1597
Guarnicin espaola
295
169 das
Gant - 1/10/1598
Guarnicin espaola
448
125 das
Los motines tenan un alto coste en dinero y en efectividad militar. Los amotinados de
una guarnicin podan entregar la fortaleza al enemigo o alterar una campaa. Tras la
victoria de Mook en 1574, los espaoles se negaron a seguir con el plan establecido.
Es importante darse de cuenta que el motn y la desercin eran comunes en todos los
ejrcitos, y en comparacin, los Tercios espaoles fueron los que menos afectados.
El coste de un Tercio
Los soldados de los tercios eran mercenarios con un profundo patriotismo; hoy los llamaramos tropas profesionales. Pero estas maravillosas tropas tenan un coste, no solo
por el salario sino tambin por el equipamiento. He realizado un pequeo clculo usando el salario del periodo 1572-1575 para un Tercio de 12 compaas con 2.500
soldados, ms los oficiales y los 29 miembros del estado mayor.
Estado Mayor
29 hombres
238 Escudos/mes
12 Compaas
10 Capitanes*
400 Escudos/mes
12 Alferez
180 Escudos/mes
12 Sargentos
96 Escudos/mes
100 Cabos
600 Escudos/mes
200 Mosqueteros
1 080 Escudos/mes
500 Arcabuceros
2 000 Escudos/mes
3 200 Escudos/mes
900 Piqueros
2 700 Escudos/mes
434 Escudos/mes
En total, unos 11.000 escudos por mes para los salarios. Si incluimos los dems costes
(equipamiento, artillera, hospital, comida en campaa ...), en 1575, el coste total podra
ser de unos 18.000 escudos por mes para un Tercio de 2.660 hombres. En 1601, los
6.000 soldados espaoles del Ejrcito de Flandes tenan un coste de 46.000 escudos.
En la guerra en Flandes, entre 1567 a 1577, la monarqua espaola gast unos 22 millones de escudos, 186.000 escudos/mes. Con ese dinero, los espaoles tenan que mantener la flota, las fortalezas y un ejrcito de 65.000 hombres.
5. Tcticas de combate
Introducin
Tcticas de disparo
La Guerra de sitios
Algunos comentarios
INTRODUCIN
En el siglo XV, la infantera suiza, con sus cuadros disciplinado de alabarderos y piqueros haba mostrado al mundo medieval que podan derrotar un ejercito moderno como la del Duque de Borgoa (batalla de Grandson el 24-03-1476 y Murten el 22-061476). Los espaoles utilizaron los cuadros de piqueros suizos y aadieron la potencia
de fuego de los arcabuceros. El Tercio espaol no slo era una unidad administrativa
sino sobre todo una unidad tctica, con un buen balance entre las armas de fuegos y las
armas blancas. Con las picas, los espaoles poda protegerse de la caballera, y con el
fuego de las arcabuces podan disminuir la capacidad operativa de un cuadro de piqueros. Las victorias del Carigliano en 1503 o de la Biccoca en 1522 fueron las primeras
demostraciones de lo que poda hacer esta nueva infantera.
Con la larga guerra de Flandes (1567-1648), una nueva escuela en el arte de la guerra
ech raz en esta parte de Europa. Esta escuela de guerra (Maurice de Nassau, Wilhelm
Dilich o Johann Jacob Von Walhaussen) desarroll una tctica para poder luchar contra
la temible infantera espaola. El nuevo arte de la guerra se difundi por toda Europa
mediante libros imprimidos en msterdam, y por los oficiales extranjeros que lucharon
con y contra los espaoles.
Diagrama del despliegue de un escuadrn de tipo Cuadro de Terreno, de 3.000 hombres (mitad del siglo XVI). Los piqueros forman un cuadro en el centro del dispositivo
tctico. Las dos guarniciones de acabuceros apoyan directamente a los piqueros y se
mueven con ellos. El resto de los arcabuceros se encuentran en 4 mangas de 240 hombres, que pueden actuar de forma independientes. Los mosqueteros, en este caso, van
enfrente del escuadrn para escaramuzar al enemigo.
En total tenemos 1.500 piqueros, 1,230 arcabuceros y 168 mosqueteros.
En su libro sobre los Tercios, Quatrefage anota diferentes frmulas matemticas para
calcular el tamao del escuadrn, es decir, el nmero de filas y de hileras. Si tomamos
el escuadrn Cuadro de Terreno, considerando que Np es el nmero de piqueros, el
nmero de hileras, Nrows, y el nmero de filas, Nfiles, el calculo es el siguiente:
Escuadrones espaoles "El Prolongado de Gran Frente" y "El Gente" para Tercios de
1.450 hombres (650 piqueros y 800 tiradores) y 1.500 hombres (600 piqueros y 890
tiradores,) respectivamente, a fines del siglo XVI.
En realidad, en el campo de batalla, es el sargento mayor, con la ayuda de los sargentos
del Tercio, quien organizara el despliegue del Tercio, tomando en cuenta las rdenes del
Maestro de Campo, del nmero de hombres, de la situacin tctica, del terreno, etc.
Con el tiempo, los escuadrones masivos de 3.000 hombres se reducirn a escuadrones
mucho ms pequeos, de 1.000 1.500 hombres, con slo 500 600 piqueros.
Siguiendo a de La Cuesta, los espaoles tenan otro tipo de organizacin entre la compaa y el Tercio. Cuando nuevas compaas reclutadas eran enviadas como refuerzo,
solan formar destacamentos llamados "Tropas". Pero algunas veces, esas tropas podan
tambin usarse en campaa para dar ms flexibilidad al comandante espaol.
Las mangas
Las mangas eran destacamento de arcabuceros o de mosqueteros de 100-400 hombres.
Estas unidades eran mucho ms mviles que el bloque de piqueros. Cuando las guarniciones de arcabuceros se quedaban con los piqueros, las mangas peleaban en vanguardia
o los flancos del escuadrn. Las mangas eran se utilizaban tambin para pequeas
escaramuzas, encamisadas o durante los asedios... Muchas batallas, como Jemmingen o
Mook fueron ganadas por la accin decisiva de los arcabuceros.
Tctica de disparo: si era necesario, una manga de arcabuceros se situaba en vanguardia. Los oficiales elegan una seccin de un mnimo de 15 hombres desplegada en
5 filas de 3 tiradores. La seccin avanzaba hacia el enemigo. Cuando estaba a quemarropa (30 m), la primera hilera disparaba, y despus pasaba a retaguardia para recargar. La segunda y tercera hilera hara lo mismo. No eera un fuego continuo; lo importante era la precisin del disparo. Cuando cada arcabucero haba disparado 4 balas, la
seccin volva a la manga. Los oficiales podan destacar varias secciones para arrasar
y desorganizar al enemigo.
La tctica de las mangas era el fuego por hileras, marchando hacia el enemigo. En efecto, parece ser que las tcticas de fuego utilizaba por los holandeses se usaban en el Ejrcito de Flandes. Los hechos muestran que los espaoles eran capaces de mantener un
fuego continuo rotando las hileras, es decir, que cuando una hilera de arcabuceros haba
disparado, iba atrs para recargar. Segn algunos autores (ver el Libro de Robert Barret), los espaoles podan tambin disparar todos al mismo tiempo, mandando una
salvo, como hacan los suecos. Los tiradores eran desplegados de 3 a 12 hileras segn la
tctica: fuego con precisin, fuego de salva o fuego continuo.
Algunas veces, cuando los escuadrones de caballera enemiga amenazaban a los tiradores, los mandos espaoles incorporaban piqueros o alabarderos en las mangas sueltas.
Cuando la caballera se acercaba, los piqueros formaban un crculo para que los arcabuceros y mosqueteros pudieran refugiarse.
En resumen, la superioridad de los Tercios espaoles puede explicarse por una buena
coordinacin entre las diferentes armas, pero sobre todo por una disciplina estricta en
combate, un buen entrenamiento, un esprit de corps y la capacidad de los mandos de organizar pequeos grupos de combate mviles, como las mangas. Adems, exista una
gran adaptabilidad a las diferentes situaciones de combate.
Los movimientos
Como dijimos, los Tercios espaoles eran la elite del ejrcito espaol y solan viajar
mucho para servir a su rey. A fines del siglo XVI e inicios del XVII, para transladarse,
se utilizaba la siguiente formacin: en vanguardia, encontramos la primera compaa de
arcabuceros (con arcabuceros, piqueros y mosqueteros); detrs de ellos, todos los mosqueteros de las compaas de piqueros; detrs, la mitad de los arcabuceros; y justo
detrs, la mitad de los piqueros; le siguen las banderas; detrs, la segunda mitad de los
piqueros; y por ltimo, el resto de los arcabuceros de las compaas de piqueros.
Durante la poca de Gustavo Adolfo, los 1/2 regimiento estaban reagrupados en brigadas de 3 4 unidades. En combate, cada brigada estaba apoyada por algunas piezas (3
4) de 3 libras que solan disparar cartuchos de balas (efectividad, 100 metros). Este sistema presentaba una potencia de fuego importante. Una de las principales influencias de
Gustavo en el arte de la guerra fue la importancia y el uso de la potencia de fuego. Su
infantera estaba entrenada para el fuego por salvas (la descarga de una unidad entera de
mosqueteros en una o dos tandas para producir un muro de balas), esperando hasta al ltimo momento (30-65 m), y despus atacar al enemigo con las picas y las espadas.
Disposicin tctica de una brigada sueca de regimiento; esta brigada cuenta con
unos 1.512 soldados (648 piqueros) y 328 oficiales/suboficiales.
Para apoyar a la caballera, Gustavus introdujo (nota: bueno, al final del siglo XVI, los
protestantes franceses de Enrique IV utilizaban una tctica parecida para apoyar su caballera...) destacamentos de 50 a 200 mosqueteros (el "comando" de mosqueteros) para
trabajar en cooperacin estrecha con los escuadrones de caballera. Esos mosqueteros
disparaban una salva a quemarropa en un intento de romper la carga enemiga. Eran
sacados del regimiento de reserva o de la principal reserva de mosqueteros (un regimiento sin piqueros).
Durante la batalla de Breitenfeld, el 17 de septiembre de 1631, un ejrcito ueco-sajn
derrot al ejrcito veterano del Conde de Tilly. En esta batalla, la infantera sueca estaba
dividida en 7 brigadas (4 en primera lnea y 3 en segunda) y 12 destacamentos de mosqueteros que apoyaban a los escuadrones de caballera.
La tctica Sueca tenia algunos inconvenientes:
- solo un ejrcito bien organizado y entrenado poda efectuar todas estas maniobras y resistir el impacto del fuego enemigo, ya que haba muchos hombres en primera lnea.
- el sistema no era muy profundo, y sola ser mejor para las acciones defensivas que
ofensivas.
A la muerte de Gustavo Adolfo en 1632, el sistema de brigadas en T fue abandonado
porque era demasiado complicado para las nuevos reclutas, y faltaban suboficiales bien
entrenados. En 1640, los suecos utilizaban batallones de 500-700 hombres, con los piqueros en el centro y los mosqueteros en las alas.
EVOLUCIN DE LA TCTICA ESPAOLA
En comparacin con otros ejrcitos del siglo XVII, no tenemos tanta informacin sobre
la tctica de los Tercios en este siglo. De acuerdo con la mayora de los historiadores,
los Tercios observaron los progresos de los holandeses y adaptaron su dispositivo en
consecuencia. Una parte de las innovaciones de Nassau y de Gustavo Adolfo fueron
probablemente copiadas por los tercios, pero pocos soldados espaoles escribieron sobre el asunto. En este periodo, el escuadrn perdi dos mangas de tiradores y se redujeron las hileras de piqueros a un mnimo de 10. Normalmente, en los aos 20-30, los
escuadrones tenan un bloque de piqueros en el centro con sus guarniciones de arcabuceros, dos mangas de tiradores en las alas y una manga de mosqueteros en frente.
En general, las compaas de un Tercio solan tener menos de 100 hombres, con una
fuerte proporcin de tiradores (de 60 a 70 %). Tenemos as compaas ms prximas a
los efectivos de las compaas holandesas y suecas. Como los espaoles tenan la costumbre de destacar grupos de arcabuceros y mosqueteros, los escuadrones tenan un
mximo de 1.000 hombres (una media de 800-900 hombres entre 1630 y 1640, segn
Prini).
En Nordlingen (1634), los espaoles tambin usaron una tctica especial para reducir el
efecto de la salva sueca: cuando el oficial espaol vea a los suecos preparados para
disparar, ordenaba a sus hombres arrodillarse y dejar que las balas pasaran sobre sus cabezas; entonces contradisparabann una salva (slo tropas bien entrenadas podan hacer
esto).
En 1643, durante la batalla de Rocroi, los 4.500 espaoles fueron subdivididos en batallones de 900 hombres. En 1644, durante la batalla de Montijo (Extremadura), los escuadrones espaoles slo tenan 600 hombres desplegados en 6 hileras. En 1648, en la
batalla de Lens, los 16 batallones del Ejrcito Espaol cuentan con menos de 13.000 infantes, una media de 800 hombres por batalln. Tenemos as formaciones equivalentes,
formaciones en uso durante ese periodo.
En esa poca, segn De la Cuesta, la caballera tena una organizacin, entrenamiento y
tctica deficiente.
Despliegue de un Tercio de 80 oficiales y 630 hombres (1/3 de piqueros y 2/3 de tiradores) a mediados del siglo XVII.
a)
b)
c)
los piqueros estn el centro, con las mangas de mosqueteros en las alas.
los mosqueteros se encuentran en primera lnea; los piqueros, detrs
los piqueros estn por delante, en 3 hileras; los mosqueteros, detrs.
La tctica de fuego era la siguiente: los soldados de la primera hilera tiraban y despus
se arrodillaban para recargar; los soldados de la segunda lnea tiraban por encima de sus
compaeros y se arrodillaban; cuando los mosqueteros de la ltima hilera haban disparados, los de la primera lnea estaban listos para disparar de nuevo.
Como lo muestra la siguiente formacin, los Tercios se adaptaron a las evoluciones tcticas del siglo; lo que no evolucion fue el aumento de los efectivos y una paga regular
para mantener un cuerpo de veteranos.
Despliegue de un batalln de 432 hombres sin contar los oficiales y suboficiales, segn
la Ordenanza de 1685.
Aunque es posible hablar del retraso en la tctica espaola, la explicacin se encontraba
en el tardo uso del arcabuz (mosquete ligero) por la infantera. La razn parece estar en
la falta de fondos para comprar el mosquete de pedernal.
TCTICAS DE TIROS
Las siguientes figuras muestran las innovaciones de Maurice de Nassau (los espaoles
probablemente las usaron pero no escribieron sobre ella): el fuego por fila y el fuego por
hilera. La figuras presentan una compaa de mosqueteros de 8 filas de 9 hombres.
En el fuego por hileras, la primera hilera dispara, despus pasa a la retaguardia a travs
de los huecos entre filas, y recarga. La segunda hilera avanzapara tomar posicin,
dispara y pasa a retaguardia. Con 8-12 hileras, era posible mantener un "fuego continuo". En realidad, el fuego continuo era, en el mejor de los casos, un disparo cada 1015 segundos.
El disparo por hileras de dos divisiones (infantera holandesa). Otro sistema muy usado por la infantera holandesa era el fuego por sub-unidades de 3 a 8 filas de 10 hombres (una divisin). Las sub-unidad se encontraban 2 metros una de otra, y disparaban
lnea por lnea. La figura superior representa 3 subunidades de 40 mosqueteros. La segunda fila de mosqueteros est disparando cuando la primera fila se est retirando a la
retaguardia para recargar. Siguiendo a K. Roberts, cada sub-unidad de 50 hombre poda
disparar 5 balas cada 15 segundos (20 balas por minuto).
El disparo de salva masivo. Esta tctica de disparo fue usada por las tropas veteranas
suecas con gran eficiencia. Hacia 1640, la mayora de las tropas usaba esta tctica de
disparo. Las filas traseras avanzaban hacia las delanterasmientras la segunda fila se escalonaba hacia la derecha. El disparo se realiaba con la primera fila arrodillada, la segunda inclinada y la tercera en pie. Una compaa de 60 mosqueteros poda disparar en
50-60 segundos 2 descargas de 30 balas. Cuando las ltimas tres filas se desplegaban a
la derecha, poda lanzarse una salva masiva de 60 balas. La tctica de la infantera sueca
consista en disparar una o dos descargas sobre la formacin enemiga, y a continuacin,
atacarla con armas blancas (espada y pica).
Todos esos movimientos eran hechos a las ordenes de los oficiales, y slo tropas bien
entrenadas y disciplinadas podan mantener un efectivo fuego continuo o una eficaz
descarga. Se deca que en el Ejrcito Holands, los jvenes reclutas eran entrenados como bestias en las maniobras. Con los nuevos mosquetes y los nuevos cartuchos de papel, el nmero de hileras empez a decrecer; los suecos tenan 6 hileras en 1631, y el
manual de Jan Boxel, en 1673, muestra una formacin con slo 4 hileras.
LA GUERRA DE SITIOS
El uso de la artillera en la segunda mitad del siglo XV e inicios del siglo XVI para atacar una fortaleza haba cambiado para siempre la poliorctica1, especialmente en las
guerras italianas. A comienzos del siglo XVI, un movimiento en Italia revolucion el arte de la fortificacin. En efecto, la vieja muralla medieval de frente liso y 10-12 m de alto era un blanco perfecto para la artillera. La nueva muralla era ms ancha, ms baja y
con una pendiente para resistir al fuego de artillera. Tambin tena forma pentagonal o
triangular para permitir disparar a todos desde todas partes; fue el inicio de la fortaleza
abaluartada o de traza italiana.
Tras Italia, el nuevo bastin fue introducido en Flandes y en Francia, y despus en el
resto de Europa. Con la guerra en Flandes, todas las ciudades de Europa tenan fortalezas abaluartadas. El arte de la fortificacin se convirti en una ciencia donde las matemticas y la geometra eran muy importantes. Grandes capitanes, como Maurice de
Nassau, en Holanda, y especialmente Vauban, en Francia, fueron muy buenos ingenieros. Vauban dise un completo esquema defensivo para las nuevas fortificaciones en el
norte y sur de Francia. Vauban fue tan bueno para construir como para tomar fortalezas.
En la segunda mitad del siglo XVI, el asedio se convirti en una parte importante del
arte de la guerra, y eran necesarios un gran nmero de hombres y materiales para
afrontar un asedio con xito.
Tcnica que recibe su nombre de Demetrio Poliorcetes, considerado muy hbil en el arte del asedio a
ciudades.
La Poliorctica es o puede ser dos cosas:
a. La disciplina que se encarga de construir fortalezas, bastiones, baluartes o fortificaciones. Se trata de
una de las artes marciales o de guerra, dentro de la ingeniera militar.
b. Por extensin, se trata tambin de un conjunto de tcnicas utilizadas en psicologa para fortalecerse
frente a las agresiones de los entornos psicolgicamente hostiles, o de nuestras propias agresiones endgenas.
La tcnica de asedio era la siguiente: primero la fuerza atacante tena que construir un
campamento fortificado y asegurar su lnea de comunicaciones. Despus tenan que bloquear las comunicaciones de la fortaleza e impedir la llegada de vveres y hombres, algo
difcil en Holanda, un pas lleno de canales y agua.
Un consejo de guerra decida la zona de ataque para abrir una "brecha" practicable. El
mejor mtodo para abrir una brecha era bombardear una parte de la muralla con una batera de caones. Al servicio espaol, en 1575, una buena batera contaba con unas 24
piezas (6 caones pesados, 6 culebrinas y 12 falconetes). Los caones se acercaban a la
muralla por un complejo sistema de trincheras paralelas unidas por otras trincheras en
zigzag. Para acelerar la apertura de la brecha, los atacantes usaban minas y otros mtodos. Una vez abierta, se ofreca a los defensores una capitulacin. Si los trminos eran
rechazados, el atacante lanzaba un asalto, y en general, no se daba cuartel.
ALGUNOS COMENTARIOS
Por diferentes razones, los Tercios espaoles no fueron tan populares como los suecos
de Gustavo Adolph o los ingleses de Cromwell, y es ms difcil encontrar informacin
concerniente a sus tcticas de combate.
Muchos autores se han centrado demasiado en el hecho de que el Tercio tena un gran
escuadrn de piqueros con tiradores en las alas. De hecho, los Tercios masivos de 3.000
hombres fueron usados en pocas batallas (primera mitad del siglo XVI). La infantera
espaola prefera las acciones de escaramuza, usando destacamentos de arcabuceros y
mosqueteros en las mangas, apoyados por el bloque de piqueros. En la mayora de las
batallas de la Guerra de Flandes, el escuadrn del Tercio tena 1.000-1.200 hombres o
menos, con al menos el 60 % de mosqueteros o arcabuceros.
Durante muchos aos, la ventaja tctica de la infantera espaola fue capaz de crear grupos de combate mviles donde cada soldado saba qu tena que hacer. Esos grupos mviles, las mangas, tenan una fuerte disciplina y podan enfrentarse a diferentes situaciones para romper la formacin enemiga. En trminos generales, la infantera espaola tena un fuerte "espritu de cuerpo", y saban que eran la mejor infantera de Europa. La
situacin cambi cuando sus enemigos fueron capaces de mantener grandes ejrcitos,
como el ejrcito francs de Louis XIV en la segunda mitad del siglo XVII.
Hay que considerar que la infantera espaola tena que adaptarse a diferentes situaciones y enemigos (ver Captulo 6), no era lo mismo luchar en un galera contra los jenzaros turcos o luchar en el fango de Flandes contra el ejrcito holands).
La infantera espaola mantuvo un alto nivel de combate durante ms de 150 aos en el
Ejrcito de Flandes y en el Ejrcito de Italia. Los problemas durante la segunda mitad
del siglo XVII estuvieron ms relacionados con la crisis econmica y financiera de la
monarqua espaola, y la falta de hombres, que a un problema de tctica.
Los holandeses pudieron crear un ejrcito y una organizacin capaz de luchar con xito
contra los Tercios. Su tctica era innovadora pero fue usada tambin por los espaoles.
De hecho, el ejrcito holands era muy eficiente en el norte de Flandes, un rea atravesada por ros y canales. La victoria holandesa puede tambin ser explicada por otros
factores: la geografa de los Pases Bajos (la distancia entre Amsterdam y Madrid es de
1.500 Km), sus fortalezas y resistencia de las milicias, su marina, su sistema financiero,
la presencia del reino de Francia en la frontera sur del Flandes espaol...
Durante la mayor parte de los siglos XVI y XVII, el ejrcito francs no fue un gran problema para la infantera espaola; los franceses fueron lentos en crear una infantera capaz basada en regimientos permanentes. Para los espaoles, los problemas empezaron
cuando los generales franceses aprendieron a coordinar la accin de su caballera, infantera y artillera (ver la batalla de Rocroi).
Respecto a los suecos, los Tercios espaoles tuvieron una gran batalla con ellos en
Nordlingen, en 1634, y termin con victoria espaola. En esa batalla, los Tercios espaoles fueron capaces de resistir el ataque sueco y contraatacar victoriosamente. Es
verdad que Gustavo-Adolph no estaba all y que el ejrcito protestante era menos numeroso, pero los Tercios espaoles contaban con slo 3.200 hombres (menos del 10 % del
ejrcito catlico).
6. De Pava a Rocroi:
Las campaas de los Tercios
La Europa de los siglos XVI y XVII con las posesiones de la monarqua espaola:
Espaa, Franco-Condado (FC), Lombarda (L), Npoles, Sicilia, Flandes. Carlos I
(1520-1557) tambien tena el control del Sacro Imperio Germnico y las Tierras de los
Habsburgo. De 1580 a 1668, Portugal form parte de las posesiones del rey espaol.
En este periodo, la batalla ordenada era ms una excepcin que la regla. La actividad militar se centraba
en las denominadas emboscadas o escaramuzas y en los sitios. De hecho, la mayora de las batallas estn
relacionas con sta ltima actividad.
- Batalla de Mook y sitio de Leyden, en 1574: victoria espaola sobre los lderes
protestantes en Mook, y derrota en Leyden.
- Batalla de Gembloux, en 1578: victoria espaola sobre los rebeldes protestantes.
- Sitio de Amberes por los espaoles, en 1585: victoria espaola sobre los
protestantes.
- Campaas holandesas de Maurice de Nassau, de 1591 a 1595: victorias en Zutphen,
Deventer, Nijmengen, Groningen holandesa sobre Espaa.
- Batalla de Turnhout, en 1597: victoria holandesa sobre los espaoles.
- Campaas holandesas de Maurice de Nassau, entre 1597 1599: toma de Oldenzall, Lingen, Groenlo y Wachtendarck; victoria holandesa sobre Espaa.
Otros conflictos
En 1578, el rey de Portugal, Sebastin, muere en la batalla de Marzalquivir contra el rey
de Marruecos. Felipe II (nieto de Sebastin) reclama, en 1580, el trono de Portugal para
unificar la Pennsula Ibrica. Adems, Felipe II har frente a Inglaterra y a las revueltas
de los moriscos en Espaa.
- Ocupacin de Portugal, en 1580: Batalla de Alcntara; victoria espaola sobre los
portugueses.
- Invasin de las Islas Azores, de 1582 a 1583: victoria espaola sobre los portugueses.
- La Armada Invencible, en 1588: victoria inglesa sobre fuerzas de invasin espaolas.
goa (de Ville y de Vateville), 2 Tercios Irlandeses (Count of Tyron y Count of Argile)
y 9 Regimientos Alemanes (Baur, Emden, Haer, Issembourg, Focker, Turdinghen,
Schombergh, Sultz y Harschut). Se puede estimar que haba un total de 50.000-65.000
hombres de infantera, de los cuales slo el 16% eran espaoles.
La Guerra en Flandes
Sellada la paz con Francia, los espaoles concentraron sus fuerzas en el frente holands.
El primer ataque se produjo de manos holandesas, con una batalla sangrienta a Nieuport. Los nuevos generales espaoles (Prncipe Alberto y Spnola) emprenderan la
ofensiva con la llegada de renfuerzos, y aunque llevaron a cabo varias campaas de xito en el Rin, no lograran conquistar Holanda.
- Primera batalla de las Dunas o batalla de Nieuwport, en 1600: victoria holandesa.
- Sitio de Ostende por los espaoles, de 1601 a 1604: victoria espaola.
- De 1600 a 1604: los holandeses conquistan el fuerte de San Andrs (1600), Grave
(1602) y Sluis (1604): victoria holandesa.
- De 1604 a 1606: los espaoles reconquistan Lingen, Groenlo, Oldenzall y Wacthendarck en el Rin: victoria espaola.
La Guerra de los Treinta Aos
En 1618, comenzara uno de los conflictos ms importantes del siglo, la Guerra de los
Treinta Aos. Felipe III envi algunos Tercios desde Italia para luchar junto a los ejrcitos de Hasburgo. La batalla de la Montaa Blanca en 1620 puso trmino a la primera
parte de este largo conflicto
- Invasin de la Palatina (Alemania), en 1620: victoria espaola sobre el protestante
Elector de Palatina Frederic.
- Batalla de la Montaa Blanca (Repblica Checa), en 1620: victoria catlica frente a
los protestantes bohemios.
FELIPE IV DE ESPAA (1621-1665)
El largo reinado de Felipe IV se caracteriz una vez ms por la guerra en Flandes, el
apoyo a la Liga Catlica durante la Guerra de los Treinta Aos, las crisis en Italia, la
guerra con Francia (a partir del 1635) y los levantamientos en Catalua, Portugal y el
Reino de Npoles.
Despus de dos dcadas de victorias (1622-1642), el podero espaol llega a sus lmites.
De nuevo, la monarqua no tiene el dinero suficiente para mantener un gran ejrcito
(bancarrotas en 1627, 1647 y 1662). A partir del 1640, Espaa combata en 7 frentes: en
Flandes contra los holandeses, franceses y los protestantes alemanes; en el Franco-Condado e Italia contra Francia; y en la Pennsula, contra los portugueses, catalanes y franceses. Los ingleses apoyaron a los portugueses atacando posesiones de Amrica.
Las derrotas llegaran pronto y empujaran al rey Felipe IV a negociar para salvar su
reino. En 1648, Espaa reconoce la independencia de las Provincias Unidas de los Pases Bajos, y en 1659, la Paz de los Pirineos pondr fn a la guerra con Francia (la
provincia del Roselln y algunas ciudades de la provincia de Artois pasaran a manos
francesas).
Los efectivos de la infantera de Felipe IV eran probablemente entre 75.000 y 160.000
infantes, de los cuales, entre 15.000 y 60.000 hombres seran espaoles. En 1635, habra
alrededor de 70.000 hombres en Flandes, 30.000 hombres en Alsacia y en el Palatinado,
33.600 hombres en Italia y 31.000 en la Pennsula Ibrica, lo cual hace un total de 165.
000 hombres, de lo cuales, 23% son de caballeria.
Con el comienzo de las revueltas en Catalua y Portugal, los efectivos nicamente espaoles aumentarn sensiblemente. En 1640, el principal frente en la Pennsula sera Catalua, donde los espaoles concentraran un ejrcito de ms de 25.000 hombres. En
Extremadura, el ejrcito real no contara con ms de 10.000 entre 1640 y 1659. Por esas
fechas, 1640, en el resto de frentes europeos, los espaoles tendran alrededor de 90.000
hombres en Flandes y el Palatinado, 30.000 en Italia y alrededor de 20.000 en Castilla.
Lo cual hace un total de ms o menos 180.000 hombres.
En 1652, tras la rendicin de Barcelona, el ejrcito espaol fue reducido a slo 77.000
hombres, subdivididos en 19.000 hombres en Flandes, 16.000 en Italia, 4.000 en Catalua, 16.000 en Extremadura y 22.000 en el resto de la Pennsula.
La guerra en Flandes (La Guerra de Independencia Holandesa)
Finalizada la tregua de 12 aos en el 1621, ninguna de las dos partes deseaba firmar un
tratado de paz. Esta guerra dara algunas victorias a Espaa, como el sitio de Breda en
1625 o la batalla de Kallo en 1638, pero la falta de dinero, la guerra con Francia y la derrota de la Armada en 1639 en las Dunas no permitiran una victoria final. En 1648, la
monarqua espaola reconoce la independencia holandesa. La principal fuerza holandesa fue la flota armada, apoyada por un ejrcito de 70.000-80.000 hombres (se supone
que podran desplazar un ejercito de campaa de 20.000 a 30.000 hombres).
- Sitio de Breda por los espaoles, en 1625: victoria espaola.
- Sitio de Hertogenbosch por los holandeses, en 1629: victoria holandesa.
- Toma de la fortaleza de Scenkenschans por los espaoles, en 1635: victoria
espaola.
- Sitio de Breda por los holandeses, en 1637 : victoria holandesa.
- Batalla de Kallo, en 1638: victoria espaola.
- Batalla naval de las Dunas, en 1639: victoria holandesa sobre Flota y Ejrcito
Espaol.
Catalua (1640-1652)
La revuelta de Catalua se debe principalmente a la presin fiscal y militar ejercida sobre todas las provincias, y sobre todo, a un deseo de defender las instituciones originales
entre las cuales se encontraban la Diputacio de Catalunya (institucin catalana que representaba al pueblo, el clero y los militares) contra los proyectos centralistas de Madrid. El 7-6-1640 se produce el levantamiento popular contra el virrey, y en septiembre,
comienza la resistencia catalana a toda intervencin militar. Para Madrid este frente ser
prioritario, dado que los catalanes contaban con el apoyo francs (nota: Los franceses
no seran mejores a la hora de respetar las libertades catalanas).
- Batalla de Montjuic, en 1641: victoria franco-catalana contra los espaoles.
- Batalla de Lrida, en 1642: victoria franco-catalana contra los espaoles.
- Sitio de Monzn por los espaoles, en 1643: victoria espaola contra los francocatalanes.
- Sitio de Lrida por los espaoles, en 1644: victoria espaola sobre Francia.
- Sitio de Lrida por los franceses, en 1647: victoria espaola sobre Francia.
- Sitio de Barcelona por los espaoles, en 1652: victoria espaola sobre
fuerzas Franco - catalanas.
Los Tercios continuaron siendo la espada (si bien debilitada) y escudo de Espaa aunque los problemas para mantener un nmero importante de hombres fueron importantes.
En 1694, los espaoles contaran con 65.000-75.000 hombres (77-80 % de infantera),
con 70-80 Tercios o regimientos de infantera (35-40 seran Tercios espaoles).
Entre 1700-1703, a la muerte de Carlos II, los espaoles tenan 33 Tercios espaoles y
32 Tercios de aliados; por lo tanto, aproximadamente 30.000 hombres (13.300 en Espaa, 8.000-9.000 en Flandes y 8.000-9.000 en Italia). Tambien habra un Regimiento
de Guardias, 17 Tercios de Caballera y 9 Tercios de Dragones: unos 10.000 hombres.
En comparacin, en 1701, los holandeses tenan 57 regimientos de infantera de tropas
holandesas (43.100 hombres), 2 regimientos de guardia (4.100 hombres) y 7 regimientos suizos (11.200 hombres); un total de 58.4000 soldados de infantera. La caballera
contaba con 11.800 hombres montados, 27 regimientos de caballera y 4 regimientos de
dragones. En el 1700, los franceses contaba con un ejrcito regular de 190.000 hombres,
de los cuales, 30.000 seran de caballera (montados y dragones).
La Guerra de Devolucin (1667-1668)
Esta guerra surgi por los deseos del rey francs Luis XIV, una vez fallecido Felipe IV,
por expandir las fronteras de su reino hacia el Flandes espaol, en nombre de su mujer
Maria Teresa, primognita de rey fallecido. En 1667, el ejrcito francs invade la Flandes con 70.000 hombres, frente a los 14.000 espaoles. La ausencia de aliados lleva a la
rendicin espaola en 1668 y a la firma del tratado de Aquisgrn.
- Toma de la principal fortaleza en Flandes, en 1667: victoria francesa.
- Sitio de Lille (Flandes), en 1667: victoria francesa.
- Invasin del Franco-Condado (Sitio de Dle), en 1668: victoria francesa.
Las Guerras Holandesas (1672-1678)
En 1670, el gobierno francs se enfrenta a su nuevo oponente, los holandeses. Luis XIV
decide invadir las Provincias Unidas (Holanda) en 1672. Los holandeses forman una
alianza con Espaa, el Sacro Imperio Romano, Dinamarca, Prusia y Lorena. Para Espaa, los principales frentes se encontraban en Catalua, Flandes y el norte de Italia. El
Franco-Condado luch slo, y an as present una fuerte resistencia a las tropas francesas. Tras seis aos de lucha, se firma el tratado de paz de Nijmegen, a expensas de la
monarqua espaola.
- Ocupacin de Catalonia, en 1672: victoria francesa.
- Batalla de Seneffe (Flandes), en 1674: victoria francesa frente al ejrcito holandsespaol-alemn.
- Conquista del Franco-Condado (Sitio de Besanon, Sitio de Dle ...), en 16741675: victoria francesa sobre Espaa.
Pava
Expedicin a Argelia
Cerisolles d'Alba
Muehlberg
Marciano
1557
1565
1568
1571
1574
1580
1583
1588
1597
San Quintn
Sitio de Malta
Jemmingen
Lepanto
Mook
Alcntara
Islas Azores
Armada Invencible
Turnhout
1600 1 Dunas
1620 Montaa Blanca
1622
1634
1636
1639
1642
1642
1643
1644
1648
Fleurus
Nrdlingen
Tornavento
Salses
Lrida
Honnecourt
Rocroi
Montijo
Lens
1658
1663
1674
1693
1693
1694
2 Dunas
Estremoz
Seneffe
Neerwinden
Marsaglia
Ro Ter
La batalla de Pava
24/02/1525
Victoria Imperial (estratgica)
Ejrcito Imperial
Ejrcito Francs
Comandante: El rey Francisco I
Infantera: 17.000
Artillera: 53 piezas
Artillera: 17 piezas
Prdidas: 10.000.13.000
Prdidas: 500-600
Situacin estratgica
Despus de la infructuosa campaa de los imperiales en la Provenza en 1524, el ejrcito
del rey Francs contraataca e invade el ducado de Lombarda. El 31-10-1524, los franceses sitan Pava, que est defendida por Leyva con 6.000-8.000 hombres.
Despus de haber recibido refuerzos de Alemania, Pescara se pone a la cabeza de un
ejrcito de socorro de 24.000 hombres y marcha contra los franceses. El 3-02-1525, el
Ejrcito Imperial llega en vista de las posiciones franceses. Despus de 3 semanas de
infructuosos bombardeos, y a falta de dinero, el consejo de oficiales decide atacar a los
franceses.
Situacion el 24/02/1525 a 4:00 de la maana.
Los zapatores imperiales hacen una brecha en el
muro del parque de Mirabello.
Franceses:
1) Grueso del ejercito francs con el rey Francisco I. 3.600 caballos y 6.000 infantes franceses y alemanes, y artillera
(2) Cuerpo de Flourance y Tiercelain. 4.000 infantes suizos y 1.000 de caballera ligera.
(3) Cuerpo de Montmorency. 3.000 infantes
suizos y artillera
(4) Cuerpo de Alenons. 4.000 infantes franceses e italianos, y 1.400 de caballera (100 gendarmes).
Imperiales:
(1) Pescara con: 18.000 infantes espaoles, italianos y alemanes, y 4.000 de caballera
(2) Campo Imperial con: 1.000 infantes espaoles, el equipaje y la artillera
(3) Guarnicin de Pava: unos 6.000-8.000 hombres
La batalla
C: 7:00 de la maana. El rey Francisco I sabe que los imperiales han cruzado el muro y
que se estn desplegando en el parque de Mirabello. Los franceses, con 900 Gendarmes,
1.800 arqueros a caballo (caballera pesada), 900 caballos ligeros y 6.000 infantes se
preparan para la batalla. La artillera francesa abre el fuego contra los imperiales.
D: 7:00 de la maana. La mayora de las tropas imperiales estn en el parque, con la caballera en el flanco derecho, 2 escuadrones de infantes espaoles y alemanes en el
centro y 1 escuadrn de alemanes en el ala izquierdo.
E: 7:10 de la maana. El escuadrn de 7.000 Lansquenetes del ala izquierda ataca a los
3.000 suizos de Flourance. Despus de 45 minutos de combate, los numricamente inferiores suizos se retiran con muchas prdidas.
F: 7:40 de la maana. En un campo de batalla cubierto por la niebla y el humo de la artillera, el rey Francisco I decide cargar contra la caballera imperial del ala derecha. Los
2.100 hombres de caballera imperiales, a la orden de Lannoy, no pueden resistir la furia
de los franceses y huyen a travs del bosque. Pero la caballera francesa se encuentra en
una situacin peligrosa: estn inmviles y desorganizados, bloquean su propia artillera,
que no no disparar, y estn aislados de su infantera.
G: 7:50 de la maana. El cuerpo de Flourance se retira hacia la Torre del Gallo perseguido por un escuadrn de 3.000-4.000 Lansquenetes. A la vez, la guarnicin de Pava
ataca al cuerpo de Montmorency.
H: 8:00 de la maana. Pescara lanza su infantera sobre la inmovilizada caballera francesa. Los arcabuceros espaoles disparan desde el bosque sobre los franceses, matando
caballos y hombres de armas. Los piqueros y arcabuceros aslan a los caballeros franceses en pequeos grupos que son aniquilados uno tras otro.
I: 8:15 de la maana. La infantera francesa ataca para ayudar a su rey pero estn bloqueados por un gran escuadrn de lansquenetes imperiales. El combate de infantera es
violento, y gira en contra de los franceses que son masacrados o huyen.
J: 8:30 de la maana. Lannoy ha reagrupado algunos caballeros imperiales, que son lanzados sobre los franceses. El rey Francisco I cae a tierra y es salvado de una muerte segura por Lannoy. El Ejercito Francs ha dejado de existir.
Situacion a 9:00 de la maana.
Franceses
(1) Los supervivientes franceses huyen del campo de
batalla. (2) los suizos de Flourance y Montmorency
tratan de escapar por el ro Ticino. 3 000 sern capturados y muchos se ahogaran en el ro. (3) El cuerpo de
Alenon se retira hacia Miln.
Imperiales
(1) Pescara y sus hombres se quedan en el campo de
batalla contando los prisioneros franceses. (2) Los
lansquenetes capturan Torre de Gallo. (3) La guarnicin de Pava persigue a los suizos que intentan pasar
el Ticino.
Balance
El Ejrcito Francs es destruido. Gran parte de la nobleza francesa es capturada (incluyendo al rey de Francia, Francisco I) o ha muerto. Esta inesperada victoria pone el
Ducado de Lombardia en manos del rey Carlos I de Espaa.
La expedicin de Argelia
20/10/1541
Victoria otomana (Estratgica)
Ejrcito Otomano
Ejrcito Imperial
Infantera: 4.000
Caballera: 10.000-15.000 *
Caballera: 1.500
Artillera: 50 piezas
Artillera: 56 piezas
Prdidas: 1.500-2.000
Prdidas: 7.000-8.000
*el fuerte de Argelia tena slo unos 1.000 hombres a caballo pero las tribus moras de la regin enviaron
numerosos jinetes de apoyo para atacar a los cristianos.
En 1541, Carlos V estim que el grueso de los ejrcitos otomanos estaban luchando en
el este de Europa y en Persia, por lo cual decidi atacar el principal centro Otomano en
el oeste Mediterrneo, el puerto de Argel. Reuni un ejrcito de 19.500 hombres** (3.
500 del Tercio de Npoles, 3.000 del Tercio de Sicilia y 500 del Tercio de Lombarda) y
desembarc el 20 de octubre del 1541 en una playa cercana a Argel, defendida por una
fuerza de 4.000 hombres.
Pero en la noche del 23 de octubre el desastre apareci de manos de una tempestad de
lluvia y viento que duro tres das. 130 naves de transporte y 14 barcos de guerra se
destruyeron. Tras la tormenta, los jinetes moros aparecieron sobre las colinas y comenzaron a hostigar a las tropas imperiales, que decidieron reembarcar.
**no se consideran los numerosos aventureros que participaron en la expedicin.
La batalla de Cerisolas
11/04/1544
Victoria francesa (tctica)
Ejrcito Francs
Ejrcito Imperial
Infantera: 14.800
Caballera: 1.500
Caballera: 1.000
Artillera: 18 piezas
Artillera: 20 piezas
Prdidas: 1.500-2.000
Situacin estratgica
Despus de la desastrosa expedicin de Argelia en 1541, el rey de Francia Francisco I
comienza de nuevo su lucha contra Carlos I de Espaa y manda un poderoso ejrcito
para amenazar el Ducado de Miln. El comandante francs decide atacar la fortaleza de
Carignano para provocar al gobernador espaol.
Con la ayuda de 7.000 lansquenetes, los imperiales marchan sobre los franceses. El 11
de abril 1544, los dos ejrcitos se encuentran cerca de Cerisolles d'Alba, ocupando cada
uno una pequea colina.
Ejrcito Francs
El Ejrcito Francs se dividi en tres cuerpos.
Una vanguardia (mandaba por el seor de Boutire) con 1 escuadrn de 640 de caballera ligera, un escuadrn de infantera gascona con 4.800 hombres, una compaa de
80 Gendarmes, un escuadrn de 4.000 suizos y 8 piezas de artillera. En el centro (mandado por Franois Bourbon) estaba el grueso de la caballera, con 350 Gendarmes y 150
de caballera ligera. Se colocaron tambin 800 arcabuceros en vanguardia bajo el mando
de Montluc.
La retaguardia (mandaba por el seor de Dampierre) contaba con un escuadrn de 3.
000 suizos de Friburgo, un escuadrn de 3.000 infantes italianos, un escuadrn de 300
de caballera y 8 piezas de artillera.
Ejrcito Imperial
En el flanco izquierdo tenemos un escuadrn de 500 de caballera florentinos y un
escuadrn de infantera italiana con 6.000 hombres.
En el centro, un escuadrn de 7.000 lansquenetes y dos escuadrones de caballera italiana y espaola, con la mitad de la artillera.
El flanco derecho, con 1.500 veteranos espaoles (Tercio de Lombarda y Npoles),
3.300 veteranos alemanes, un escuadrn de 300 caballos napolitanos, y la otra mitad de
artillera.
La batalla
(A) De Vasto manda 900 arcabuceros para escaramuzar con los arcabuceros franceses e
italianos de Montluc. Despus de 4 horas de escaramuza, las artilleras de los dos ejrcitos entran en accin.
(B): Tras la poca eficacia de la escaramuza y de su artillera, el comandante espaol ordena un ataque general sobre la lnea francesa. La primera accin ocurre en el ala izquierda del ejrcito imperial, donde la caballera florentina es derrotada por los franceses.
(C) El escuadrn de caballera francesa contina su accin, cargando contra el escuadrn de infantera italiana. Este ataque es rechazado pero los italianos se desorganizan y
se quedan parados.
(D) La infantera francesa, que haba observado la inmovilidad de los italianos, decide
atacar primero el flanco descubierto de los 7.000 lansquenetes. Para responder al avance de los dos escuadrones suizos y franceses enemigos, el comandante de los lansquenetes divide su escuadrn en dos. Cuando las 4 columnas se encuentran, empieza un
combate furioso.
(E) En el flanco derecho imperial, los veteranos espaoles y alemanes derrotan a los escuadrones de Gruyere e a los italianos, que se retiran en pnico. Bourbon lanza sus gendarmes contra los espaoles pero su ataque es rechazado.
(F) Los veteranos espaoles y alemanes rechazan todos los ataques de la caballera francesa. Cuando llega la noticia de la derrota de los lansquenetes en el centro, los comandantes imperiales deciden retirarse.
(J) La infantera suiza y francesa corta la retirada de los veteranos, y despus de duros
combates, 600 espaoles y 2.300 alemanes se rinden. Menos de 600 espaoles pueden
escaparse.
Balance
Los franceses han ganado una gran batalla pero la amenaza de invasin imperial en el
este de Francia obliga al rey de Francia a llamar la mayor parte del ejrcito victorioso.
Con pocas tropas, Bourbon no puede avanzar hacia Miln y adopta una posicin defensiva.
La Batalla de Mhlberg
24/04/1547
Victoria Imperial (estratgica)
Ejrcito Sajn
Ejrcito Imperial*
Infantera: 7.000
Caballera: 3.000
Caballera: 4.100
Artillera: 21 piezas
Artillera: 20 piezas
Prdidas: 7.000-8.000
Prdidas: 100-200
Situacin estratgica
En 1546, la situacin poltica y religiosa amenaza la posicin del emperador Carlos y
degenera en guerra entre el Sacro Imperio y los prncipes protestantes unidos en la Liga
de Esmalcalda. Tras la infructuosa campaa del 1546, Carlos V us la diversin, enviando a Mauricio de Sajonia a Saxony para atacar al principal miembro de la Liga, el
Elector de Sajonia, Johan Fredericks de Sajonia. Johan Fredericks fue capaz de rechazar
a las fuerzas de Maurice, pero con una rpida aproximacin, los catlicos toman por
sorpresa al desprevenido John Frederic posicionado detrs del ro Elba, cerca de la ciudad de Mhlberg.
Ejrcito Sajn
El Elector de Sajonia, John Frederic, no pudo reunir todas sus fuerzas en un campamento localizado a la izquierda de Mhlberg. Tena unos 7.000 infantes divididos en
17-18 compaas y unos 3.000 de caballera divididos en 11 escuadrones. Una porcin
de la infantera (1.000 hombres?) estaba distribuida a lo largo del ro Elba para detectar
al ejrcito imperial.
Ejrcito Imperial
Estaba comandado por el Emperador Carlos V y su comandante en jefe en Alemania el
Duque de Alba. El grueso del ejrcito imperial tena 13.000 infantes y unos 4.050 de
caballera. Estaba dividido en 3 Tercios espaoles (Tercio de lvaro de Sande, Tercio
de Npoles y Tercio de Lombarda) con 7.800 infantes, 1 regimiento alemn y 1 flamenco (Lazare de Schwendi y ..) con unos 5.000 infantes, un regimiento de hsares
de 450 hombres, 900 jinetes ligeros (Jinetes, Celadas y Archer Cheval), 4 escuadrones
de hombres de armas (600 lanzas, 220 lanzas, 400 lanzas y 600 lanzas) mandados por
Egmont van Buren, 3 escuadrones de arcabuceros a caballo con 900 hombres.
La batalla
Fase 1: el cruce del ro Elba
Con una rpida aproximacin, el grueso del ejrcito imperial lleg al ro Elba el 23 de
abril. En un consejo de guerra, Carlos decidi atacar de inmediato al Ejrcito Sajn
antes de que los refuerzos pudieran llegar.
A) A primeras horas de la maana del 24 de abril, un grupo de 1.000 arcabuceros y
mosqueteros (algunos hombres estaban equipados con el mosquete largo) espaoles bajo el mando de Rodrigo de Arce (MdC del Tercio de Lombarda) se acercaron a la orilla
sur del ro y empezaron a escaramucear con los piquetes sajones. El hecho de que los
arcabuceros se metieran en el agua hasta las piernas, y el largo alcance de los mosquetes
dio a los espaoles superioridad en el fuego. Los sajones resistieron algn tiempo antes
de retirarse de sus posiciones.
B) Con algunos botes recogidos a lo largo del ro y capturados por un destacamento espaol que cruz a nado el ro, los imperiales empezaron a construir un puente para cruzar el ro.
C) Mientras tanto, con la ayuda de un campesino descontento, la caballera ligera imperial encuentra un pequeo vado, y Alba enva rpidamente los 1.080 jinetes ligeros,
apoyados por un destacamento de 450 arcabuceros. Los hsares cruzan el ro con un arcabucero en cada caballo y establecen una fuerte cabeza de puente. Rpido, el resto de
la caballera, apoyados por 1.000 arcabuceros, siguieron a los hsares.
D) La mayora de los piquetes sajones huyeron aterrados. John Frederic organiz su
ejrcito en una formacin de marcha y empez a retirarse hacia la carretera de Wittenberg. No se intent atacar la dbil cabeza de puente imperial.
Fase 2: la batalla
Viendo que su retaguardia estaba siendo presionada por la caballera ligera imperial,
John Frederic tom la fatdica decisin de ordenar su ejrcito en formacin de batalla,
con la infantera en el centro, en dos escuadrones flanqueados por la caballera; 5 escuadrones a la derecha; y 4 a la izquierda. 15 caones fueron posicionados delante de la infantera, mientras los otros 6 se enviaron a la retaguardia.
Carlos V organiz sus tropas desplegando en la derecha la mayora de la caballera (3
escuadrones de hombres de armas y probablemente 300 arcabuceros a caballo) bajo el
mando del Duque de Alba; en el flanco izquierdo, el resto de la caballera (un pequeo
escuadrn de hombres de armas, los arcabuceros a caballo, las compaas de Celadas y
Jinetes) bajo Mauricio de Sajonia. La caballera ligera (hsares y el resto de los arcabuceros a caballo) fue organizada en un nico destacamento para flanquear a los sajo-
nes. La infantera fue desplegada en el centro y fue organizada tan pronto lleg al campo de batalla.
A) Comandada por el propio Alba, la caballera pesada del ala derecha carg contra los
sajones, ponindolos en fuga tras una breve lucha.
B) En el ala izquierda, los arcabuceros a caballo, apoyados por un escuadrn de lanceros, empezaron a escaramucear con la caballera sajona. El fuego repetido de los jinetes espaoles desestabiliz a los caballos sajones, y tras unos minutos, la caballera sajona comienza a retirarse para buscar una cobertura apropiada.
C) En el centro, la infantera sajona permaneci parada, esperando la llegada de la infantera espaola, mientras escaramuceba con la vanguardia.
D) Alba reorganiz su caballera y comenz a atacar a la infantera sajona, que estaba
sola en el campo de batalla. En el ala izquierda, la caballera espaola acab de derrotar
a su rival,y empez a disparar tambin contra la infantera.
E) Atacada por sus flancos y por la infantera de frente, la infantera sajona resisti dos
horas antes de retirarse en desorden del campo de batalla.
F) Las tropas en retirada fueron arrasadas por la caballera espaola (especialmente la
ligera ) y por los hsares, que haban flanqueado a los sajones.
Balance
El ejrcito sajn fue destruido; tuvo 2.500-3.000 muertos, probablemente 4.000 heridos
y unos 1.000 prisioneros. Dos de los lderes protestantes, el Elector de Sajonia y el Duque de Brunswick, fueron hechos prisioneros.
Una semana despus de la batalla, Carlos V recibe la sumisin de las principales ciudades sajonas, y el resto de prncipes protestantes las seguiran rpidamente.
La Guerra de Esmalcalda estaba acabada, pero el problema protestante permaneci y no
sera sosegado hasta 8 aos despus, en el Tratado de Augsburg.
Ejrcito Imperial-Toscano
Infantera: ~ 12.000
Caballera: 1.000
Caballera: 1.300
Artillera: -
Artillera: 4 piezas
Situacin estratgica
En 1552, los habitantes de la Repblica de Siena (Italia) expulsan a la guarnicin espaola y piden apoyo a Francia. Los franceses, en conflicto con Espaa desde haca varias
dcadas, mandan rpidamente dinero, armas y hombres.
El emperador Carlos V no puda permitir un estado pro-franceses en Italia, y en 1553
firma un acuerdo ofensivo con el enemigo de la Repblica de Siena, el Ducacado de
Toscana.
En enero de 1554, los toscanos entran en campana para sitiar la ciudad de Siena con un
ejercito de 9.000-10.000 hombres a las ordenes de Gian Giacomo dei Medici, Marqus
de Marignano Siena es defendida por Piero Strozzi, que cuenta con la milicia del pas y
tropas francesas. Entre febrero y marzo, los dos contendientes desarrollan una guerra de
asedio, golpe de mano y escaramuzas sin claro vencedor.
Entre marzo y abril, el marqus de Marignano recibe refuerzos imperiales, tercios espaoles y lansquenetes. La situacin se decanta poco a favor de los imperiales-toscanos,
que bloquean la ciudad.
El 11 de junio, Strozzi sale con sus tropas de Siena para mejorar sus lneas de comunicacin y recuperar un refuerzo Franco-Suizo de 4.200 hombres a las ordenes del barn
de Fourquevaux. El 8 de julio, Strozzi recibe 10 banderas francesas a las ordenes de
Blaise de Monluc, pero no consigue conquistar el puerto de Piombino.
La situacin se vuelve rpidamente insoportable en Siena. El cerco de los imperialestoscanos, que cuentan con casi 20.000 hombres, es cada vez ms eficaz. El 17 de julio,
Strozzi sale de nuevo de Siena con un potente ejercito de 14.000 hombres, dejando una
guarnicin de 2.000 a las ordenes de Monluc. El objetivo de Strozzi es llevar la guerra a
Toscana, tomar Arezzo, deasolar y rodear al regin alrededor. El 20 de julio, las tropas
de Strozzi se encuentran en frente de Arezzo despus de haber conquistado y saqueado
varios pueblos del Val de Chiana. A causa de la llegada por sorpresa de 3.000 infantes
romanos en apoyo de los imperiales y del fracaso del asalto a la ciudad, Stozzi levanta
el sitio de Arezzo y sita el castillo de Marciano para dominar el valle.
Mientras tanto, los imperiales-toscano reaccionan despus de varios das de indecisin.
El marques de Marignano reagrupa la mayora de sus tropas y se lanza a la caza del
ejrcito enemigo el 22 de julio.
Durante varios das, Strozzi continua con su poltica de saqueo, y el 26 de julio toma el
pueblo de Foiano della Chiana; se recogen ms de 10.000 sacos de trigo que son
enviados a Siena.
Con la noticia de la llegada inminente de las tropas de Marignano, Strozzi reagrupa sus
fuerzas cerca de Marciano. Entre el 30 de julio y el 1 de agosto, los dos ejrcitos se hacen frente y se libra una guerra de escaramuzas, donde los franco-sienese se llevan la
peor parte. En realidad, Strozzi esta bloqueado; tiene una buena posicin defensiva pero
su enemigo tambin; adems, el dinero empieza a escasear y una parte de sus mercenarios amenazan con amotinarse por el retraso de sus pagas.
El 1 de agosto por la noche, Strozzi toma la decisin de retirarse hacia Lucignano. El
movimiento empieza por la noche, con la salida de la artillera, pero es slo entre las
9:00 y las 10:00 que la infantera empieza su maniobra, a la luz del da. Por supuesto,
estos movimiento son vigilado por Marignano, que empieza rpidamente la persecucin con los arcabuceros espaoles, que hostigan la retaguardia enemiga. A las 12:30 es
evidente que la maniobra de Stozzi ha fracasado, y el italiano decide cambiar de tctica
y de hacer frente al enemigo desplegando sus tropas al sur del foso de Scannagallo.
Marignano detiene la escaramuza y despliega sus tropas al norte del foso.
Ejrcito Imperial-Toscano
Este ejrcito multinacional es comandado por Gian Giacomo dei Medici, marqus de
Marignano, y se despliega como sigue:
El ala derecha agrupaba 4.000-5.000 soldados de infantera toscana e italiana, desplegada en uno o dos escuadrones mandados por el conde de Popoli y Juan de Manrique.
El centro estaba compuesto por un escuadrn de 4.000 lansquenetes dirigidos por Niccol Mandruzzo, y estaba formado por dos regimientos, dos escuadrones espaoles (el
primero, de 2.000 hombres a las rdenes de Francisco de Haro, lo formaban compaas
del Tercio Fijo de Npoles y del Tercio Fijo de Sicilia; el segundo, de 1.200 hombres a
las rdenes Lorenzo Jurez de Figueroa, lo formaba el Tercio de Crcega reforzado por
dos compaas libres reclutadas en Crcega y dirigidas por capitanes corsos.
En el ala izquierda, la caballera distribuida en dos escuadrones de 500 hombres de
caballera ligera (Conde de Sforza di Santafiora y Conde de Nuvolara) y, detrs, un escuadrn de 300 jinetes de caballera pesada comandados por Marcantonio Colonna.
El marqus dispona de una batera de artillera de 4 piezas, emplazada detrs de la infantera, una reserva de 200 infantes espaoles y una compaa de arcabuceros a caba-
A) Sobre las 11:00, el marqus de Marignano lanza su caballera para probar la resistencia de sus enemigos. La maniobra se ejecuta brillantemente; en menos de 30 minutos, la caballera de Strozzi es deshecha y expulsada del campo de batalla. Tras esta escasa resistencia, la caballera franco-sienesa huye hacia Foiano della Chiana perseguidas
por una parte de las tropas imperial-toscanas.
B) Para saludar la victoria de sus jinetes, la artillera toscana abre fuego sobre la masa
compacta de la infantera enemiga, en especial los suizos, logrando varios impactos
mortferos.
E) Los suizos y los alemanes de Strozzi son poco a poco superados por los acontecimientos y comienzan a huir ante un enemigo superior en nmero. La caballera de Marignano contina su ataque y carga sobre la retaguardia de los lansquenetes, que atacados
por delante, por detrs y por el flanco, son destruidos.
F) Tras haber puesto en fuga a los suizos y destrozado a los lansquenetes de Reckenrot,
los imperiales y toscanos se giran contra los escuadrones de infantera francesa e italiana. A pesar de una resistencia tenaz, el escuadrn francs es destruido, y el resto de las
tropas de Strozzi son desbordadas. A las 13:00, los supervivientes se lanzan a una huida
desesperada.
Balance
En dos horas, el ejrcito de campaa de Siena fue destruido. Las prdidas del ejrcito de
Strozzi estn en torno a 4.000 muertos y 1.700 prisioneros sin contar los supervivientes
que desertaron tras la batalla. Por parte imperial-toscana, perdieron probablemente unos
500 hombres (200 muertos, y el resto, heridos y desertores).
Con el ejrcito vencido y Strozzi en fuga, la Repblica de Siena se ve reducida a una
guerra defensiva entorno a la capital. Blaise de Monluc y los sieneses resistieron valientemente durante varios meses, pero el 17 de abril de 1555, la ciudad capitula, y el territorio de Siena es anexionado al Ducado de Toscana.
Los espaoles siguieron recuperando posiciones estratgicas: Orbetello, PortErcole,
Talamone, en la costa toscana, y Porto Longone en la isla de Elba.
Bibliografa
- Blaise de Monluc, Commentaires Collection BNF-Gallica.
- Sir Charles Oman A history of the Art of War in the Sixteenth Century, Greenhill
Books, London 1987
-La battaglia de Scannagallo, edizioni Scramasax Firenze 2004
Ejrcito Imperial*
Infantera: ~ 18.000
Caballera: ~ 6.000
Caballera: ~ 4.000
Artillera: ?
Artillera: ?
Prdidas: 14.000
Prdidas: 200
* la mayor parte del ejrcito estaba sitiando la ciudad y slo una pequea parte luch contra los franceses.
Despus de la ocupacin de tres ciudades (Toul, Metz y Verdun) por fuerzas francesas
en 1552, el nuevo rey de Espaa, Felipe II reacciona enviando un ejrcito de 60.000
hombres (infantera: 6.000 espaoles, 4.500 valones, 24.500 alemanes y 8.000 ingleses;
caballera: 500 espaoles, 1.200 rieters, 3.100 flamencos y 12.200 alemanes) para invadir el norte de Francia.
Las fuerzas espaolas sitan la ciudad de San Quintn, defendidada por 1.000 hombres.
Los franceses enviaron un ejrcito de 24.000 hombres de reenfuerzo. Este ejrcito fue
interceptado por los espaoles en un paso estrecho, y los destrozaron.
El 27 de agosto del 1557, la ciudad se rinde, y en 1558, despues de una nueva victoria
en Gravelines, la guerra franco-espaola termina con la firma del tratado de paz de
Cateau-Cambressis.
Sitio de Malta
Mayo-septiembre de 1565
Victoria Catlica (estratgica)
Ejrcito Otomano
Ejrcito Catlico
Tropas: 45.000
Artillera : 70 piezas
Caballera: 200
Naves: 60 barcos
Prdidas: 30.000
En 1565, el Sultn del Imperio Otomano decide conquistar la estratgica isla de Malta.
La defensa de la isla corresponda a la Orden de San Juan, y por lo tanto, el muy catlico Rey de Espaa tomara en sus manos la defensa de la isla.
Al comienzo del sitio, la Orden de San Juan contaba con una fuerza de 500 caballeros,
4.500 milicianos y 500 hombres del Tercio espaol de Sicilia. Rpidamente, el Rey enviara 200 espaoles ms de infantera y 100 italianos de caballera. Durante 4 meses,
estas fuerzas resistiran los asaltos turcos, inflingiendo graves prdidas en sus atacantes
(para tomar el fuerte de San Telmo, los turcos necesitaron 30 das, con unas prdidas de
6.000 hombres).
En Septiembre de 1565, Felipe II organiza un ejrcito de 9.000 hombres (de los Tercios
de Npoles, Crcega o Bracamonte y Lombarda) y los enva en 60 barcos rpidos. Las
tropas fueron rpidamente desembarcadas y comenzaron el ataque a las tropas turcas.
Tras una breve resistencia, Mustaf decide retirarse; es el final del sitio de Malta.
La batalla de Jemmingen
21/07/1568
Victoria espaola (estratgica)
Ejrcito Protestante
Ejrcito Imperial
Infantera: ~ 10.600
Caballera: ~ 2.000
Artillera: 16 piezas
Artillera: ?
Prdidas: 7.000
Situacin estratgica
En agosto del 1567, los Tercios, bajo las rdenes del Duque de Alba, llegaban a Bruselas para controlar el levantamiento protestante. En la primavera del ao siguiente, los
lderes protestantes William de Orange y Louis de Nassau decidan invadir Flandes utilizando ejrcitos de mercenarios.
Frente a un nmero superior de fuerzas, Alba decide evitar la batalla a campo abierto y
perseguir el ejrcito de Louis, que cometi el error de encerrarse en la pennsula de Frisia, bordeada por el ro Ems y el golfo de Dollard (noroeste de Alemania). El 21 de julio
de 1568, el ejrcito del Duque de Alba controlaba el territorio y bloqueaba al ejrcito
rebelde.
Louis de Nassau situ su infantera en dos escuadrones de 5.000 hombres detrs de una
trinchera. Tenan el apoyo de las armas ligeras. La caballera, con 2.000 jinetes, estaban
a la retaguardia, cerca del ro.
El Duque de Alba organiz su infantera en tres escuadrones: espaol (4 Tercios: Napoles, Sicilia, Lombardia y Flandes), valones y alemanes con la caballera en ambos
flancos para bloquear la pennsula. Alba envi una vanguardia de tres destacamentos de
arcabuseros y 300 jinetes de apoyo.
A: El plan de Alba era sacar a los holandeses de sus trincheras y evitar un ataque frontal. Para ello, envi una vanguardia de 1.500 arcabuceros y 300 jinetes, que lanzan escaramuzas sobre la posicin protestante.
B: El resto del ejrcito espaol tena dificultades para moverse y permaneci detrs,
bloqueando la pennsula.
C: Durante tres horas, la vanguardia espaola lanz varios ataques de baja intensidad
sobre la posicin holandesa. Los holandeses se replegaron y lanzaron un pequeo contrataque con su infantera.
D: Al mismo tiempo, Louis de Nassau haba enviado un pequeo grupo de reconocimiento al ro Ems para comprobar los refuerzos espaoles. El grupo regresan e informa que no existen ms tropas enemigas.
E: Louis de Nassau decide lanzar un ataque global sobre las pobres fuerzas espaolas
en frente. Los holandeses no haban avanzado ni 250-300 m cuando son frenados por el
fuego de arcabuces y mosquetes. Al mismo tiempo, Alba aparece sobre el campo de batalla.
F: Viendo la trampa demasiado tarde, Louis de Nassau ordena la retirada general a las
trincheras pero las tropas huyen en pnico ante el avance victorioso de los espaoles. La
vanguardia espaola machaca la posicin holandesa, tomando su artillera.
G-H: Todo el ejrcito holand huye en gran desorden hacia el ro Ems; algunos pueden
escapar en bote hacia el otro lado. Miles de ellos fueron atrapados por los espaoles o se
ahogaron en el ro. Slo los caballos y los buenos nadadores consiguieron sobrevivir.
Las prdidas del lado protestante fueron de alrededor de 7.000 hombres.
Balance
Gracias a un viejo truco, Alba destroz un ejrcito de 12.000 hombres. La victoria se
explica por la habilidad del Duque, la preparacin de sus soldados y el mal entrenamiento y baja moral de los holandeses.
La Batalla de Lepanto
7/10/1571
Victoria Catlica (tctica)
Flota Turca
Infantera : 34000 h
Los Tercios eran unidades de infantera pero tambin muy tiles en combate naval, donde la tctica de combate de infantes era muy importante.
Despus de la cada de Chipre, el Papa Po V organiza la Liga Catlica contra los turcos
para liberar algunas estratgicas islas en el este Mediterrneo. El Imperio Espaol, algunos estados italianos y el Papa negociaran para crear una importante flota. Esta flota de
273 barcos y 33.000 hombres a bordo (45 compaas de los Tercios de Npoles, Figueroa, Sicilia, Lombarda y Moncada) bajo el mando de Don Juan de Austria combati
contra la flota turca en el golfo de Lepanto.
Gracias a un mejor poder de fuego (de la artillera y de los arcabuceros), los Catlicos
consiguen la victoria. El Admiral turco sera muerto en el combate protagonizado su navo "El Sultn" y "La Real" de Don Juan.
Lepanto supuso una victoria tctica porque Chipre no fue liberada, pero el Imperio
Otomano dejara de un lado su poder en el Mediterrneo.
Ejrcito de Flandes
Comandante: De vila
Infantera: 15.600
Caballera: 1.500
Caballera: ~ 800
Prdidas: 150-200
Situacin estratgica
En 1574, los espaoles sitiaban la ciudad de Leiden, en Holanda, y los jefes protestantes
deciden actuar para ayudar a sus compatriotas. Uno de los dos ejrcitos protestantes se
forma en Alemania bajo el mando de Luis de Nassau y marcha hacia el Brabante para
juntarse con l ejercito protestante de Guillermo de Orange.
El gobernador espaol reacciona rpidamente y manda un pequeo ejrcito de 6.000
hombres al mando de Sancho de vila para cortar el paso a los de Luis de Nassau. Con
una marcha rpida, los espaoles cortan las lneas de retirada de los protestantes, pasan
el ro Mosela cerca de la ciudad de Nijmegen y escaramuzan el 14 de abril con elementos del ejercito protestante.
Al da siguiente, los dos ejrcitos se despliegan en una llanura cerca del pueblo de
Mook, entre una zona de colinas, el Moocker Hyde y la Mosela.
Ejrcito Espaol
El ejrcito espaol estaba desplegado entre el ro Mosela, a su derecha, y un bosque, a
su izquierda.
En el flanco derecho nos encontramos con un escuadrn de infantera valona de 16
compaas.
En el centro, 2 escuadrones espaoles de unas 30 compaas de los Tercios de Lombardia, Flandes, Npoles y Sicilia.
En el ala izquierda, tenemos la caballera desplegaba, con 1 escuadrn de 170 arcabuceros a caballo en vanguardia; detrs, 3 escuadrones de lanzas espaolas (del Monte,
Mendoza y ...) con 400 caballos y 1 escuadrn de 200 reiteres alemanes del conde
Stenck.
Ejrcito Protestante
En su mayora, mercenarios alemanes.
En el ala derecha tenemos 4 escuadrones de caballera de 400 hombres.
En el centro, 1 escuadrn de infantera de 25 compaas.
Un escuadrn de infantera de 10 compaas en el ala izquierda protegido por una trinchera.
En reserva, los protestantes cuenta con 1.000 de caballera, divididos en 2 escuadrones.
La batalla
(A) A las 10 de la maana, el comandante espaol manda una manga de 300 arcabuceros (100 espaoles y 200 valones) en escaramuza contra el escuadrn enemigo de 10
compaas del ala izquierda. Despus de 90 minutos de escaramuza, los espaoles toman la trinchera, espada en mano.
(B) Luis de Nassau ordena un contraataque a su infantera, que toma de nuevo la trinchera.
(C) Los espaoles mandan una nueva manga con 300 arcabuceros (200 espaoles y 100
valones) y 100 piqueros para refrescar la vanguardia. Estas tropas se lanzan al ataque y
toman de nuevo la trinchera, y una parte de la infantera protestante huye hacia Mook.
(D) En el mismo momento, los escuadrones espaoles avanzan para apoyar la vanguardia. Los protestantes no pueden aguantar mucho y se retiran hacia atrs. Con disciplina,
la infantera espaola se para sobre sus posiciones esperando el contraataque de la unmerosa caballera enemiga.
(E): La caballera protestante decide contraatacar para salvar el da. Al principio, los
protestantes cargan con xito a los 170 arcabuceros a caballo.
(F) Cuando la mayora de los caballeros protestantes estaban recargando sus pistolas,
los 3 escuadrones espaoles de lanceros les atacan de frente y por el flanco.
(G) Los protestantes de la primera y segunda lnea no pueden aguantar este ataque y la
amenaza de la infantera espaola, as que se retiran del campo de batalla, llevndose
consigo los caballos de reserva. Sola, el resto de la infantera protestante huye en pnico
perseguida por los espaoles y valones, espada en mano. Muchos de los protestantes se
ahogarn intentando cruzar la Mosela.
Balance
El ejrcito protestante perdi ms de 2.500 infantes y 500 caballos, y sobre todo, dos de
sus lderes: Luis de Nassau y su hermano Enrique de Nassau.
La falta de dinero y los motines hacen que se desaproveche la victoria. La ciudad de
Leiden se salva por la inundacin de los campos y por la llegada de una flota de socorro
a travs de los canales de Holanda.
Ejrcito Portugus
Caballera: 500-1.000
Caballera: 1.800
Artillera: 22 piezas
Bajas: 4.000
Bajas: 500
Situacin estratgica
En 1578, el rey de Portugal, Sebastin, muri en la batalla de Ksar el Kebir,
dejando el reino a su to Enrique I, obispo de Evora. Enrique I muri en 1580,
dejando como candidatos al rey Felipe II de Espaa y a Antonio, Prior de Crato.
Las principales familias nobles estaban con el rey espaol o eran neutrales,
mientras parte del pueblo apoyaba al Prior de Crato. En mayo de 1580, Antonio
forz su destino coronndose en Santarem. Felipe respondi preparando la conquista del reino. En junio organiz un poderoso ejrcito de 23.000 hombres, en
Badajoz, y una flota con 157 barcos (incluyendo 64 galeras y 21 naos) y 5.000
hombres (incluyendo el Tercio de Argote), en Cdiz.
El 27 de junio, el ejrcito principal, bajo el mando del Duque de Alba, empieza
su marcha hacia Lisboa, tomaron en una semana varias ciudades fronterizas (Elvas, Camponor, Olivenza y Portalegre), que se rindieron. Extremoz fue capturada tras un corto sitio, y finalmente, el 19 de julio, la ltima resistencia del puerto
de Setubal cae en manos espaolas.
All, Alba espera la llegada de Santa Cruz, y el 28 de julio, la infantera embarca
en las galeras con el objetivo de tomar la ciudad de Cascaes. El 30 de julio, la infantera espaola desembarca en una playa cerca de Cascaes, y tras una breve lucha, pueden establecer una poderosa cabeza de playa. El 7 de agosto, Cascae se
rinde despus de un corto sitio. Dos das despus, es el turno del castillo de San
Gian, y al final el 13 de agosto, la torre de Beln capitula y la flota espaola
pudo bloquear la salida del ro Tajo.
Alba estaba a menos de 10 km de Lisboa, la meta de la campaa.
Ejrcito Espaol
En el ala derecha (p), Prospero Colona, con un escuadrn espaol formado por
compaas del Tercio de Martn Argote y del Tercio de Antonio Moreno, un Escuadrn italiano con tropas del Tercio de Colona, del Tercio de Spinelo y del
Tercio de Carrafa, y un Escuadrn alemn del Regimiento del Conde de Lodron;
en total, unos 6.000 infantes.
En el centro (a) estaba el Duque de Alba con 3 escuadrones espaoles: el Tercio
de Enrquez; el Tercio de Zapata; y el Tercio de Gabriel Nio. ste ltimo compuesto por las compaas veteranas procedentes de los Tercios de Lombarda,
Sicilia y Npoles. En total, unos 4.000 infantes.
En el ala izquierda (s), con Sncho de vila, tenemos 7 mangas espaolas
(extradas de los 6 tercios espaoles del centro) de 300 arcabuceros y mosqueteros.
En el extremo izquierdo (c), Don Fernando Prior de Castilla, con 1.500-2.000 de
caballera divididos en 4 escuadrones.
La artillera, con Francs de lava, estaba dividida en 4 bateras (5, 6, 7 y 4
piezas).
En total tenemos unos 15.000 hombres, subdivididos en 6 escuadrones de infantera, 4 escuadrones de caballera y 22 caones.
La Armada de Santa Cruz (Es) constaba de unas 14 galeras.
Ejrcito Portugus
La mayor parte del Ejrcito Portugus estaba formado por reclutas bisoos, por
las milicias de Lisboa y por un ncleo de compaas veteranas de la infantera y
algunas de caballera, mayormente ligera, incluyendo una compaa de 70 moros
(Mulay Nacer).
El Prior de Crato, secundado por el Conde de Bimioso, atrincher su ejrcito tras
el ro Alcntara y llen las trincheras con artillera y arcabuceros. En la primera
lnea de trincheras tenemos 2 escuadrones de infantera, y en la segunda lnea,
un escuadrn de infantera, y la caballera.
Los portugueses tenan varios destacamentos atrincherados en el molino o guardando el puente y algunas tropas a lo largo de la costa.
En total tenemos unos 6000-7000 infantes, unos 500-1000 de caballera y numerosos caones en las trincheras.
La flota portuguesa (Pr), dirigida por Don Gaspar Brito, estaba compuesta por
naos, galeones y algunas galeras bajo el mando de Diego Lpez de Sequeyra.
Estaba desplegada para proteger Lisboa.
A) La artillera portuguesa abre fuego con cierto xito, y rpidamente las bateras espaolas responden.
B) Prospero Colona inici la lucha lanzando dos asaltos al puente de Alcntara.
La encarnizada resistencia de los portugueses y el contraataque del escuadrn de
reserva con el apoyo de los caballos moros frustraron el avance de los italianos.
E) Sancho de vila y sus tropas escalan la colina y atacan la posicin portuguesa. La caballera espaola sigue su movimiento y ataca a la caballera portuguesa de la segunda lnea. Tras una breve lucha, la infantera espaola captura
los caones, forzando a los portugueses a retirarse en desorden.
F) En el ala derecha, los veteranos espaoles pasan el puente y atacan las trincheras portuguesas.
G) El ejrcito portugus no pudo resistir los ataques y huye en gran desorden hacia las puertas de Lisboa.
H) Retrasada por la falta de viento, la armada espaola finalmente se enfrenta a
la flota portuguesa. Despus de una corta lucha, y viendo que el ejrcito de tierra
estaba perdido, muchas de las naves portuguesas se rindieron rpidamente.
Balance
La victoria fue total; los portugueses perdieron unos 4.000 hombres, incluyendo
1.000 muertos, mientras las bajas espaolas ascienden a 500 hombres.
Dos das despus, Lisboa se rinde, y los espaoles tuvieron la suerte de capturar
un convoy venido desde la India lleno de mercancas y especies.
El Prior de Crato logra escapar, pero a finales de 1580, la mayora del territorio
portugus estaba en manos espaolas.
El 25 de marzo de 1581, Felipe de Espaa es coronado rey de Portugal.
En 1583, el marqus de Santa Cruz destruye la ltima esperanza del Prior de
Crato con la conquista de las islas Azores.
El imperio espaol estaba en el cenit de su poder.
Ejrcito Espaol
Infantera: 9000 h
Caballera: 200 h
Caballera : 200 h
Artillera : 6 piezas
Prdidas: 400
Tras la ocupacin de Portugal en 1580 por Felipe II de Espaa, el pretendiente portugus Don Antonio se retira al Archipielago de las Azores. Don Antonio fortifica el archipielago con la ayuda de los ingleses y franceses.
En julio de 1582, el Admirante Santa Cruz derrota la flota francesa prxima de la isla
Terceira defendida por 9.000 hombres en 44 fortalezas (203 piezas de artillera). La
fuerza invasora (Tercios de Figueroa, Bobadilla, iguez y de Toledo ) desembarcara el
26 de julio del 1583 y establecera, tras duros combates, una lnea de acceso que permitira el avance hacia la capital, Angra, y finalmente la rendicin de las tropas de Chaste.
El 2 de agosto de ese ao la conquista terminaba.
Felipe II era definitivamente rey de Portugal.
La Armada Invencible
21/07/1588 - 2/09/1588
Victoria inglesa (estratgica)
Armada Espaola
Flota Inglesa
Comandante: Lord Effingham
Infantera: 1.500
Prdidas: 200
Ejrcito de Flandes
Comandante: Duque de Parma
Naves: 275 barcos (250 transporte)
Infantera: 26.000 (Tercio espaol : 6000)
Caballera: 1.000
Artillera : 12 piezas
Prdidas: ? -
A principios de agosto, Medina Sidonia decide partir hacia Calais para abastecer sus
barcos. Durante la noche del 7 de agosto, los ingleses envan barcos en llamas entre los
buques espaoles ancorados, provocando el pnico.
Al da siguiente, los ingleses atacan con dureza la flota espaola frente a las costas de
Gravelines. El comandante espaol decide regresar a Espaa pasando por el norte de
Escocia, pero la mala fortuna les hara enfrentarse con fuertes vientos que destrozaran
y hundiran bastantes barcos. Los sobrevivientes llegaran a Espaa en septiembre.
La Reina de Inglaterra, Isabel I, haba salvado su Reino.
La Batalla de Turnhout
24/01/1597
Victoria holandesa (tctica)
Ejrcito Holandes
Ejrcito Espaol
Infantera: 6.000
Infantera: 4.500-5.000
Caballera: ~ 800
Caballera : 500-600
Artillera : 4 piezas
Prdidas: 100 hombres
Infantera: 9.500
Caballera: 1.400
Caballera: ~ 1.200
Artillera: 6 piezas
Artillera: 9 piezas
* En el Ejrcito Holands no contamos los 2.000 hombres que lucharon en Leffinghe ni los 900 que se
quedaron en Ostende.
** La retaguardia espaola, compuesta por casi 4.000 infantes alemanes, no se han contabilizado.
Situacin estratgica
Gracias a la superioridad de la Armada Holandesa y la psima situacin econmica del
Ejrcito de Flandes (motn de Diest ....), los Estados Generales deciden desembarcar su
ejercito de campaa, mandado por Maurice de Nassau, en Flandes para reducir las base
de Nieuport y de Dunkerque. El objetivo de esta invasin es tambin fomentar una revuelta contra los espaoles en esta zona.
Conocida la noticia de que el desembarque sera el 22 de mayo, el gobernador espaol,
el archiduque Alberto, rene rpidamente un ejrcito de campaa sacado tropas de sus
bases y convenciendo a los amotinados de Diest. Con estas tropas, Alberto marcha hacia
Nieuport, aniquilando las avanzadillas holandesas, y sorprendiendo, el 2 de junio por la
maana, la vanguardia holandesa (350 caballos, 1.700 infantes y 2 caones) en Leffinghe, que pierde 1.000 hombres y huye hacia Ostende, la nica ciudad en poder de los
protestantes en Flandes. Sin esperar, la llegada de refuerzos alemanes (unos 4.000 infantes) y bajo la presin de los amotinados, el Archiduque decide atacar el grueso del ejrcito de Maurice de Nassau, que se despliegan en las dunas al norte de Nieuport.
Ejrcito de los Estados Generales
La primera lnea o vanguardia est al mando de Francis Vere, y cuenta con 4.600 hombres repartidos en 2 regimientos ingleses (Horacio Vere y Francis Vere), 1n regimiento
de Frisa y 4 compaas de guardias holandesas.
La segunda lnea o batalla (Solms) cuenta con 2.400 hombres de los regimientos de
Domerville (franceses), Marquette (valones) y un pequeo regimiento suizo.
La tercera lnea o retaguardia (Tympel) cuenta con 2.500 hombres provenientes de los
regimientos holandeses de Hurchtenburch, de Ghistelles y el regimiento alemn de Nassau.
La caballera cuenta con 15 compaas; 12 son repartidas en 4 escuadrones sobre en el
flanco derecho, bajo el mando de Luis de Nassau, y una reserva de menos de 300 de
caballera (1 escuadrn de 3 compaas) al mando de van Balen.
La artillera est dividida en una batera de 2 piezas que apoya la primera lnea, y una
batera de 4 piezas sobre la playa en el flanco izquierdo
El Ejrcito Espaol
Este ejrcito est tambin desplegado en 3 lneas.
La primera lnea o vanguardia cuenta con las compaas de amotinados. En las dunas,
800 infantes. A la derecha de la primera lnea, 500 de caballera, y el resto, unos 700 de
caballera, en el flanco izquierdo.
En segunda lnea o batalla tenemos 3 tercios espaoles (Zapena, Monroy y Villar), y el
tercio Vecchio de italianos (Avalos dAquino).
En tercera lnea o retaguardia nos encontramos con 2 regimientos de valones (Barlotte
y Bucquoy), 1 tercio irlands (Bostock) reforzado por algunas compaas del regimiento
alemn de Barbanon.
Las 6 piezas de artillera estn desplegadas en la playa.
La batalla
B) una vez poscionados los dos ejrcitos, los amotinados de la vanguardia espaola atacan las posiciones inglesas pero son rechazado despus de una intensa lucha.
C) Mientras tanto, la caballera holandesa del flanco derecho ataca a su oponente espaola que avanza hacia ella. Los espaoles son rechazado y se retiran para reorganizarse.
Los holandeses se dispersan y no puede explotar su ventaja.
D) La segunda lnea espaola sube al ataque hasta las posiciones de Francis Vere. Los
espaoles e italianos son rechazados con fuerte prdidas.
E) En el flanco derecho holands, la caballera de Luis de Nassau rompe por segunda
vez la caballera espaola, pero los mosqueteros y piqueros espaoles puestos en las
dunas rechazan el ataque siguiente de la caballera holandesa, que se retira tambin.
F) La segunda lnea espaola ataca de nuevo y consiguen romper la primera lnea protestantes, que retrocede entre los huecos de la segunda lnea de infantera.. Cansados y
desorganizados, los atacantes no pueden aprovechar la brecha en este terreno tan difcil
que son las dunas de arena.
G) En el campo holands, el pnico aumenta, pero un hombre, Maurice de Nassau,
observa que los espaoles estn muy desorganizados, y con un buen timing, lanza su ltima reserva. Los 300 caballos holandeses caen sobre la infantera espaola que no
puede formar una defensa apropiada. Este ataque permite una reorganizacin de las lneas holandesas.
tencia de los tercios viejos y la noche permiten la retirada de muchos soldados, pero el
Ejrcito de Flandes pierde el 47% de sus tropas, abandonando su artillera y ms de 90
banderas y cornetas.
Balance
El Ejrcito de Flandes pierde unos 3.600 hombres (incluyendo 600 prisioneros) de lo
cuales la mayora son espaoles.
Segn autores hispanos, la indisciplina de los amotinados y la pobre actuacin de la caballera espaola han arruinado la coordinacin del ataque. Por otro lado, Maurice de
Nassau consigui mantener la calma y actuar en el momento adecuado, lanzando su caballera sobre una infantera desorganizada.
Es una victoria importante para los protestantes, que salvan su ejrcito de campaa. Pero las prdidas y la pasividad de la poblacin de Flandes fuerza el holands ha abandonar sus objetivos y regresar a casa.
Ejrcito Imperial
Infantera: ~ 10.000
Caballera: ~ 11.000
Caballera : 6.500 h
Artillera : 10 piezas
Artillera ~ 10 piezas
Prdidas: 5.000
Prdidas: 700
La Batalla de Fleurus
29/08/1622
Victoria espaola (tctica)
Ejrcito Protestante
Ejrcito Espaol
Infantera: 6.000
Caballera: 4.000-5.000
Caballera: 2.200-2.400
Artillera: 11 piezas
Artillera: ??
Perdidas: 5.000-7.000
Situacin estratgica
Despus de dos aos de desilusin, el elector del Palatino, Frdrick V, recibe apoyo
financiero de los estados protestantes y decide reconquistar su territorio del Palatino. Al
principio de la primavera de 1622, los protestantes organizan tres ejrcitos al mando del
Conde Mansfeld, Christian de Brunswick y del margrave de Baden-Durlach, que totalizaban unos 40.000-50.000 hombres.
Los catlicos no se quedan atrs y ponen en campaa dos ejrcitos; uno de la Liga
oatlica al mando del Conde de Tilly, y otra espaol, al mando de Gonzalo de Crdoba.
Entre abril y junio de 1622, los catlicos y protestantes se enfrentan varias veces (Wiesloch, Mingolsheim, Wimpfen y Hoechst) en el valle del Rin, culminando en la dispersin o destruccin de los ejrcitos protestante.
En julio-agosto de 1622, Mansfled reagrupa los supervivientes protestantes (unos 14.000-15.000 hombres) en la regin de Sedan con el objetivo de ponerse al servicio de los
holandeses. En su marcha hacia el norte, los protestante pasan por Aubenton, Binche,
Mariemont, en el Flandes espaol, y el 27 de agosto llegan cerca del pueblo de Mellet.
En el sur de este mismo pueblo se topan contra la vanguardia espaola del ejrcito de
Crdoba. En la maana del 29 de agosto, los dos ejrcitos se despliegan en una llanura
entre Mellet y Fleurus.
Ejrcito Protestante
Tenemos poca informacin sobre el orden de batalla de los protestantes, pero podemos
decir que Mansfeld divide sus tropas en tres cuerpos: el ala izquierda, a, al mando de
Christian de Brunswick, con unos 3.000 de caballera; el centro, con 9-12 hopen de in-
fanteria, formando en tres brigadas al mando de Mansfeld; el ala derecha, al mando del
coronel Streiff, con 1.000-1.500 de caballera. En total nos encontramos con unos 10.
000 hombres divididos en 4.000-4.500 de caballera, poco ms de 5.000 infantes y 11
piezas de artillera, situada en frente de la infantera.
Ejrcito Espaol
El orden de batalla de los espaoles es mejor conocido. Gonzalo de Crdoba despliega
su ejrcito al sur de la granja de Chassart (Ferme de Chassart).
En el extremo del ala derecha, 800 mosqueteros del Tercio de Verdugo (a las orden de
su sargento mayor) fortificados en la granja Chassart.
En el ala derecha, 5 escuadrones de caballera (coronel Gaucher), desplegado en dos lneas.
En el centro tenemos 4 escuadrones de infantera. De derecha a izquierda, el primero
(Ibarra) est formado con infantes de los Tercios de Ibarra, Verdugo, Bucquoy y Balaon; el segundo (Fugger), por el regimiento de Fugger; el tercero (Isemburg), por infantes del regimiento de Isemburg, reforzado con compaas libres; y el cuarto, de italianos (Campolattaro), con infantes del tercio de Campolattaro y del tercio de Spinelli.
En el ala izquierda tenemos 4 escuadrones de caballeria a las ordenes de Felipe da
Silva.
Total, unos 6.000 infantes y 2.200-2.400 de caballera.
La batalla
A) Despus de un intercambio de caones, el Conde de Mansfeld ordena un avance general sobre las posiciones espaolas.
B) En el ala derecha protestante, la caballera de Streiff carga con xito a sus oponentes
espaoles, obligndoles a refugiarse detrs de los equipajes.
C) Con el apoyo de la infantera, Streiff carga sin xito al escuadrn italiano de Campolattaro. stos adoptan una posicin defensiva y aguantan el ataque protestante.
D) Mientras tanto, en el ala izquierda protestante, Brunswick lanza su primera carga
contra la caballera de Gaucher. Ante la resistencia de los espaoles, Brunswick tiene
que ordenar 2 cargas ms para poner en fuga a sus oponentes.
Agradecimiento
Para esta descripcin de batalla quiero agradecer la ayuda y el apoyo de Pavel Hrncirik,
que ha aclarado mis dudas y me ha pasado una copia de la descripcin de la batalla por
parte de Louis de Cornet, Histoire generalle des gverres de Savoie, de Boheme, dv
Palatinat et Pays-Bas, depuis l'an 1616. Iusques celuy de 1627. Inclus.(1628), DE ROUBAULX DE SOUMOY, Bruxelles 1868-1869.
La Batalla de Nrdlingen
6/09/1634
Victoria Catlica (estratgica)
Ejrcito Protestante
Ejrcito Catolica
Infantera: 16.300
Caballera: 9.300
Caballera: ~13.000
Artillera: 62
Artillera: 32 piezas
Prdidas: 13.000-15.000
Situacin estratgica
En 1634, El ejrcito combinado del Imperio y de la Liga Catlica, bajo el mando nominal de Fernando, rey de Hungra (el mando efectivo estaba en manos de Matthias Gallas) empieza una campaa de verano para liberar la regin de Suaba, en el sur de Alemania.
Al mismo tiempo, el 30 de junio, un ejrcito espaol de 12.500 hombres, al mando del
Cardinal-Infante Fernando, inicia su marcha hacia Bruselas, pasando por Alemania.
El 22 de julio, las tropas de Fernando de Hungra toman la ciudad de Regensburg; el 16
de agosto, la ciudad de Donauwrth; y el 23 de agosto, los catlicos ponen sitio a la ciudad de Nrdlingen, defendida por una guarnicin protestante de 600 hombres.
Entretanto, el Cardinal Infante rene todas las tropas de espaolas en Alemania (14.000
infantes, 3.000 de caballera y 500 dragones) cerca de Munich, y el 26 de agosto, marcha hacia Nrdlingen. El 2-4 de septiembre se une a los imperiales.
Los ejrcitos protestantes de Gustav Horn y del Duque de Saxe-Weimar se agrupan en
torno de la ciudad de Ulm. El 16 de agosto, ya tienen 16.000 hombres pero no pueden
ayudar a la guarnicin de Donauwrth. El 24 de agosto, Horn consigue introduccir 250
mosqueteros en Nrdlingen. El 30 de agosto, los protestantes reciben ms refuerzos, y
acampan cerca de Bopfingen. El 3 de septiembre, los jefes protestantes saben que Nrdlingen caer en poco tiempo, y en un agitado consejo de guerra se decide ir al combate
para salvar Nrdlingen y la reputacin de su causa.
de caballera a las rdenes directa de Gallas. Por fin en la extrema derecha de la lnea
catlica habas unos 1000 croatas.
La artillera estaba en el frente de batalla.
En total tenemos 5.000-5.500 infantes y unos 9.500 de caballera.
El cuerpo de reserva de 1.500 de caballera y 7.000 infantes cubre la colina de Schnfeld. Lo mandaba el Marqus de Lganez. Se compona del ejercito espaol: 3 Tercios
napolitanos (San Severo, Torrecusa y Cardenas), el Tercio espaol de Fuenclara, 2
Tercios de borgoa (de la Tour y Alberg), el Tercio lombardo de Lunato, los dragones
de Santacelia, 5 escuadrones de caballera imperial e italiana al mando de Ottavio Piccolomini, y 2 compaas de Guardias del Cardinal-Infante.
Para acabar este despliegue, es probable que unos 2.000-3.000 hombres, proveniente de
varios regimientos de bavaria (Reinach, Alt-Pappenheim y, Puck), ocupaban posiciones
frente a la ciudad de Nrdlingen, y compaas de croatas vigilaran la entrada norte de la
ciudad.
El Ejrcito Protestante
Estaba divido en dos cuerpos: en el ala derecha, el ejrcito del general Gustav Horn, y
en el ala izquierda, el ejrcito del duque de Saxe-Weimar.
El cuerpo de Horn tena como objetivo atacar y tomar la colina de Albuch. Para este
propsito contaba con 9.000 infantes y 4.000 de caballera organizados en: una primera
lnea con 2 brigadas de infantera (brigada escocesa y brigada Pfuel) y, a su izquierda,
un cuerpo de 3 escuadrones de caballera a las ordenes del Coronel Witzlchen. Detrs de
esta lnea, a la derecha, haba 7 escuadrones de caballera a las ordenes del coronel
Goldstein. La segunda lnea contaba con 3 brigadas de infantera (brigada Horn, brigada
Rantzau y Brigada Wrtemberg), apoyadas por 8 escuadrones a las ordenes del Margrave Von Brandenburg. Una parte de la artillera protestante estaba desplegada a la
derecha de la colina del Haselberg.
El cuerpo del Saxe-Weimar protega la colina del Haselberg y ocupaba su izquierda con
unos 4.000 infantes y 5.500 caballos y dragones. Las brigadas de infantera Thurn y
dRosen protegna la colina; a su izquierda se encontraba la brigada de infantera dWeimar, 8 escuadrones a las ordenes del Coronel Courville y 4 escuadrones de dragones
(Coronel Taupadel). En segunda lnea se encontragan 7 escuadrones de caballera a las
rdenes del Coronel Beckerman, y los 6 escuadrones de caballera del general Gratz. El
resto de la artillera protestante se situaba en frente de la brigada Weimar.
Unos 2.000-3.000 milicianos de Wrtemberg (Landvolk von Wrtembergs) vigilaban el
equipaje del Ejrcito Protestante detrs del ro Rezembaccerca, en el pueblo de Neresheim
La batalla
H) A las 7:30, despus de un cuarto asalto fallido, Horn pide refuerzo al duque de SaxeWeimar, que libera las brigadas de Thurn y Rosen. Los espaoles mandan otras mangas
de mosqueteros y los 5 escuadrones de caballera de Piccolomini.
I) Malinterpretando sus ordenes, Thurn ataca directamente el bastin norte defendido
por los italianos de Toralto. Los ataques protestantes fallan ante la resistencias de los
italianos, el tiro de flanco de los mosqueteros de Tiefembach y de la artillera imperial.
M) Las fuerzas catlicos, apoyadas ahora por la caballera de Bavaria, atacan a la brigada de Weimar, que defiende la colina de Haselberg. Despus de un breve combate, la
brigada protestante es destruida, y el duque de Saxe-Weimar tiene que huir rpidament e.
N) Ms al norte, la caballera bvara recibe el refuerzo de 400 mosqueteros espaoles
del tercio de Fuenclara, y juntos atacan las posiciones protestantes, tomando la artillera
del cuerpo de Saxe-Weimar. La caballera imperial lanza tambin un ataque masivo y
rechaza al resto de la caballera protestante. El flanco izquierdo protestante ha dejado de
existir.
O) Lasas tropas de Horn han iniciado una retirada, ms o menos ordenada, hostigada
por las tropas catlicas que defendan la colina del Albuch. Al norte, los catlicos persiguen a las tropas de Saxe-Weimar y aniquilan las ltimas resistencias en la colina del
Haselberg, cortando la retirada de las tropas de Horn. El grueso de los hombres de Horn
es capturado y el resto huyen desesperadamente. Para rematar esta victoria, los imperiales entran, al da siguiente, en la ciudad de Neresheim, aniquilando a los milicianos de
Wrtemberg que la defendan.
Balance
La derrota del principal ejrcito protestante es total. Pierde entre 13.000 y 14.000 hombres, toda su artillera y equipaje.
Despus de esta victoria, los imperiales y bvaros expulsan a los protestantes del sur de
Alemania y provocan el hundimiento de la coalicin protestante. Cuatro das despus de
la batalla, el ejercito espaol del Cardinal-Infante contina su marcha hacia Bruselas,
tomando algunas fortalezas protestantes en su camino. Solo la entrada en guerra de la
monarqua francesa a favor de los protestantes restablecer el equilibrio en Alemania;
pero esto es otra historia...
Bibliografia corta
William Guthrie, Battles of the Thirty Years War: from White Mountain to Nordlingen, 1618-1635, ISBN
0-313-32028-4
Geoffrey Parker, los soldados europeos entre 1550 y 1650 , ediciones Akal 1990
Pavel Hrncirik ,Spanier auf dem Albuch, Ein Beitrag zur Geschichte der Schlacht bei Nrdlingen im
Jahre 1634, ISBN 978-3-8322-6120-7
Peter Engerisser, Von Kronach nach Nrdlingen. Der Dreiigjhrige Krieg in Franken, Schwaben und der
Oberpfalz 1631-1635, ISBN 978-3-926621-56-6
Diego de Aedo y Gallart, Viaje , suceso y guerras del Infante Cardenal de. Fernando de Austria
Eduardo de Mesa, Nrdlingen 1634. Victoria decisiva de los tercios. Serie Guerreros y Batallas n 9,
ediciones Almena.
Batalla de Tornavento
22/06/1636
Victoria franco-saboyana (tctica)
Ejrcito Franco-Saboyano
Comandantes: Vittorio-Amedeo I y
Mariscal de Crqui
Infantera: 8.000
Infantera: 9.000-10.000
Caballera: 2.500
Caballera: 4.000
Artillera: ?
Prdidas: 2.000-2.500
Prdidas: 2.000-2.500
Situacin estratgica
En 1636, Richelieu y el Duque de Saboya (Vittorio Amedeo I) acordaron lanzar una
ofensiva contra el Ducado espaol de Lombarda. El 20 de mayo de 1636, el principal
ejrcito confederado comenz la campaa cruzando el ro Tarano cerca de la ciudad de
Asti. Despus de dos semanas de marcha y contramarcha, los aliados cruzaron el ro Po
en Valenza, marcharon hacia el norte pasando cerca de Novarra y tomaron la ciudad de
Oleggio el 14 de junio. Queran reunirse con el ejrcito del Duque de Rohan, procedente
del norte. El 16 de junio el Mariscal francs de Crqui, con un cuerpo selecto de 7.0008.000 franceses, cruz por sorpresa el ro Ticino en Boffalora3, a 40 Km de Miln, pero
sin artillera y con un poderoso ejrcito espaol marchando hacia l, Crqui decidi
reunir todo del ejrcito. El 20 de junio encontramos a Crqui en Somma Lombardo, en
la orilla este del Ticino, Vittorio Amedeo en la orilla oeste del Ticino en Varalla Pombia
y a los espaoles en Boffalora. Al da siguiente Crqui retrocedi hacia el sur para enfrentarse a los espaoles en Tornavento, esperando al resto del ejrcito y protegiendo el
vado de Oleggio.
Los espaoles se detuvieron en Castano Primo y decidieron atacar a los franceses antes
de la llegada del ejrcito saboyano. Durante la noche del 21 de junio, hallamos a los
franceses fortificando una posicin defensiva en Tornavento, los saboyanos construyendo un puente de madera y a los espaoles organizando su ejrcito para el da siguiente.
Siguiendo a Visconti, el cruce fue ms al norte, entre Tornavento y el vado de Oleggio, y Boffalora fue
atacada por un fuerte escuadrn de reconocimiento.
Ejrcito Francs
El Mariscal de Crqui tom posicin tras sus fortificaciones.
El ala derecha (de Florinville) cubra el espacio entre el naviglio grande (un canal), un
foso (fosso di Pamperduto) y Tornavento, y tena 2 regimientos de infantera (Pierregourde y de Florinville), 1 escuadrn de caballera (Lestang) y 1 compaa de gendarmes (Allencourt).
El centro (Marshal of Crqui) estaba compuesto de 3 regimientos de infantera (Sault,
Henrichemont y Roquefeuille) y 6 pequeos escuadrones de caballera (Cauvisson, Lorraine, Marolles, Bois David, de la Tour y la Fert), y estaba desplegado alrededor de
Tornavento.
El ala izquierda (Plessis-Preslin) estaba compuesta del regimiento de infantera del
Lyonnais, probablemente 3 escuadrones de caballera (Chamblay, Moissac y PalluauClranbaut), 150 carabineros (3 compaas) y 300 dragones (Bouillac), y estaba desplegada detrs de un foso (fosso della Cerca cerca de la actual carretera SP 52).
Ejrcito Saboyano
El ejrcito de Vittorio Amedeo I no es tan bien conocido (probablemente unos 1.200 de
caballera, 6.000 infantes y 10 caones) pero la vanguardia, que particip en la batalla,
contaba con unos 500 de caballera y 2.000-2.500 infantes (Regimiento del Conde Marolles y Regimiento Du Cheynex4). El resto (incluyendo tropas francesas) estaba cerca
de Oleggio guardando la artillera y el equipaje o saqueando la campia. En total tenemos unos 10.500 hombres para la batalla, subdivididos en 8.000 infantes, 2.000 de caballera y unos 450 carabineros/dragones.
El Ejrcito Espaol
El ejrcito estaba bajo las rdendes del Marqus de Lganez. Estaba compuesto por 4
batallones de espaoles (Tercios de Lombardia, Caracena, Mortara y Fijo del mar de
Npoles), 2 batallones italianos (Carlo della Gatta y Giulio Cesare Borromeo) y 3 regimientos alemanes (Gaspare Visconti, Prince Borso di Modena y Gilles de Haes). La
caballera estaba compuesta de compaas del Estado de Miln (unas 30 compaas?),
del Reino de Npoles (11 compaas), un regimiento alemn con 7 cornetas y las 2
compaas de guardias del Gobernador de Miln. Debemos aadir algunas compaas
de dragones y una batera de artillera de 5 caones.
El ejrcito se despleg con una vanguardia (Gerardo Gambacorta) de 5 batallones con
alguna caballera, una brigada de asalto de 4 battallones con alguna caballera, y una
fuerte retaguardia (Filippo Spinola-Doria) con la mayora de la caballera y los dragones. En total unos 9.000-10.000 infantes y 4.000 de caballera y dragones.
Algunos autores los llaman Savoie y Montferrat, a pesar de que oficalmente no tuvieron esos nombres
hasta 1664.
La batalla
C) En el flanco derecho espaol, un contraataque de la caballera francesa logr detener a los espaoles, matando a su comandante. Mientras, los franceses ganaban tiempo
para reorganizar su infantera.
H) Tras varias horas de dura lucha, los hombres de ambos bandos sufrieron los efectos
de las prdidas, del cansancio y de la falta de agua (en especial los espaoles). Con la
noche prxima, los comandantes espaoles decidieron que no podan pedir ms a sus
hombres y empezaron a retirarse para reorganizar su ejrcito detrs de Castano Primo;
la vanguardia los protega. El exhausto ejrcito confederado no les sigui, y permaneci
en sus posiciones.
Balance
En un da, probablemente ms de 3.000 hombres murieron (ver Oltrona Visconti), los
espaoles abandonaron el campo de batalla y se retiraron a Boffalora, mientras el ejrcito confederado permaneci algunos das cerca de Tornavento, y despus, decidi retroceder a sus bases, Torino para Vittorio Amedeo y Casale para Crqui.
Los aliados poco se haban conseguido con esa batalla, y la invasin de Lombarda se
convirti en un completo fracaso En 1637, los espaoles retomaron la iniciativa de las
operaciones, tomando la fortaleza de Nizza Monferrato.Vittorio Amedeo mori en
1637, empezando una guerra civil por el control del Ducado de Saboya.
La Batalla de Salses
2/11/1639
Victoria espaola (estratgica)
Ejrcito Francs
Comandante: ?
Infantera: ~ 22.000
Infantera: 23.000
Caballera: ~ 4 000
Caballera: ~ 5.000
Artillera: 12 piezas
Artillera: ~ ?
Prdidas: ~ 2 000 h
Prdidas: ~ 400 h
En junio del 1639, un ejrcito francs de 16.000 hombres invada la provincia espaola
del Roselln (Sur de Francia) y tomaba rpidamente la fortaleza de Salses el 15 de julio.
Ofendidos por sta derrota, los espaoles reaccionan rpidamente y envan un ejrcito
de 28.000 hombres para retomar lo perdido.
En octubre del 1639 comienza el sitio de Salses. Los franceses, bajo las rdenes del
Prncipe de Cond intentaron salvar su conquista pero el 24 de octubre una fuerte tempestad retrasa el ataque francs. El 2 de noviembre, los franceses atacaban de nuevo la
posicin espaola, y tras duros enfrentamientos, eran obligados a retroceder.
El cuartel de Salses se renda el 6 de enero del 1640.
La Batalla de Lrida
28/03/1642
Victoria franco-catalana (estratgica)
Ejrcito Franco-Cataln
Infantera : 9.000
Infantera: 15.000
Caballera: 4.000
Caballera: 5.000
Artillera : ?
Artillera : 20 piezas
Prdidas : 500-1.000
Prdidas: ~ 7.000
En 1642, la mayor parte de las ciudades y fuertes de Catalua estaban en manos francesas y catalanas. El Rey Felipe IV decidi lanzar una ofensiva para retomar la ciudad
de Lrida.
Tropas de Zaragoza y Tarragona fueron enviadas para atacar el ejrcito francs en Lrida. La batalla tuvo lugar fuera de la ciudad, y tras duros enfrentamientos, el ejrcito
espaol fue derrotado con prdidas de ms de 3.000 hombres.
Los espaoles habran de esperar dos aos antes de poder lanzar una nueva ofensiva en
Lrida (esta vez con xito).
La batalla de Honnecourt
26/05/1642
Victoria espaola (tctica)
Ejercito Francs de Champagne
Ejercito de Flandes
Infantera: 13.000
Caballera: 3.000
Caballera: 6.000
Artillera: 10 piezas
Artillera: 20 piezas
Perdidas: ~500
Situacin estratgica
Al inicio de la campaa del ao 1642, los franceses concentran sus fuerzas en el sur
para atacar la ciudad de Perpignan, dejando los ejrcitos del norte en una posicin defensiva.
En Flandes, el gobernador espaol, don Francisco de Melo, decide atacar las plazas
fuertes en manos francesas para aliviar la presin en el sur. De Melo rene un potente
ejrcito, y el 19 de abril, empieza el sitio de Lens, ciudadela que capitula despus de
dos das de sitio. El objetivo siguiente es la importante fortaleza de La Basse, que capitula despus un sitio de 22 das.
Mientras tanto, las dos ejrcitos franceses (el del Conde de Harcourt y el del Mariscal
de Guiche) se quedan al margen, sin posibilidad de atacar a las fuerzas espaolas que
sitiaban La Bass. Despus de la perdida de esta fortaleza, los franceses se dividen en
dos cuerpos: Harcourt se va hacia el mar con 17.000 hombres, y Guiche se marcha hacia
la Champagne con 10.000 hombres.
Informados de la divisin del ejrcito enemigo, los espaoles deciden atacar el cuerpo
ms dbil. Por una razn no explicada, de Guiche espera los espaoles y se atrinchera
en una colina, en el rio Escaut, frente al pueblo de Honnecourt-sur-Escaut. El 26 de mayo, por la maana, De Melo despliega sus fuerzas sobre la misma colina, en una posicin que domina ligeramente las posiciones francesas.
El Ejrcito Francs de Champagne
Se encuentra bajo las ordenes de Antoine Gramontn, Mariscal de Guiche, y se compone
de 8 batallones de infantera, sacados de los regimientos de Rambures, Pimont, Mar-
D) Frente a esta amenaza sobre su flanco derecho, el Mariscal de Guiche reagrupa sus
escuadrones de reservas y lanza un poderoso contraataque sobre el flanco valn.
E) De Guiche contina su movimiento, desorganizando a los italianos, y ataca el alto de
la colina donde se encuentra la artillera espaola. La intervencin de los Tercios valones de la segunda lnea, mandados por el Prncipe de Ligne, bloquea a los franceses y
les obliga a retroceder.
F) Mientras tanto, en el centro, la infantera espaola lanza un nuevo ataque contra las
trincheras francesas pero son de nuevo retrazado, particularmente por la actuacin de
los regimientos de Rambures y Piemont.
G) Atacado por la caballera valona, los Tercios italianos y los del Prncipe de Ligne, la
caballera de de Guiche huye del campo de batalla, arrastrando con ella todo el flanco
derecho francs.
H) En el ala derecha espaola, la caballera espaola del estado ataca a s escuadrones
franceses maltratados por los tiros de la artillera, y huyen despus de una corta resistenci a.
I) En el centro, la infantera espaola logra desalojar a los franceses de sus trincheras,
consiguiendo cientos de prisioneros y capturando el equipaje.
J) Pese a una ltima resistencia francesa en la abada de Honnecourt por los restos de
los regimientos de Rambures (Franois de Rambure morir durante este ultimo combate), Piemont y Batilly, el ejrcito de De guiche se rinde o sale del campo de batalla.
Balance
El ejrcito de Champagne es aniquilado, perdiendo mas de 7.000 hombres (3.200 muertos y 3.400 prisioneros, de lo cuales, 400 eran oficiales. Se comenta que De Guiche, dos
das despus de la batalla, encontr solamente 1.600 hombres de su ejrcito en la ciudad
de San Quintn.
La prudente y poca ambiciosa estrategia de Francisco de Melo despus de esta batalla
no sirvi de mucho a los intereses espaoles. En efecto, ninguna importante fortaleza o
ciudad fue tomada para compensar la previsible prdida de Perpignan a mano de los
franceses. Un victoria malgastada...
Ejrcito de Flandes
Infantera: 16.000
Caballera: 6.000-7.000
Artillera: 12 piezas
Artillera: 18 piezas
Prdidas: 7.500
Situacin estratgica
Como en el ao anterior, el comandante espaol Francisco de Melo toma la decisin de
invadir el norte de Francia para aliviar la presin de los franceses sobre Catalua. El
objetivo era esta vez conquistar la fortaleza de Rocroy, defendida por 400-500 hombres
y proseguir por la regin de Champagne. El 12 de mayo, los espaoles inician el sitio de
la fortaleza gala y esperan que Rocroy caiga en pocos das.
Los franceses decidieron reaccionar y mandaron un potente ejercito de 23.000 hombres
a las ordenes de un joven general francs, el Duque de Enghien, el futuro Prncipe de
Cond. Con una marcha rpida, el general francs avanza hacia la plaza sitiada. El 16 de
mayo est en Maubert Fontaine, a tan solo 10 km de Rocroy. La noche del 16-17 de
mayo, un vanguardia francesa avanza por sorpresa sobre Rocroi e introduce 150 hombres de refuerzo. El 18 de mayo por la tarde, el ejrcito francs sale del bosque de La
Pote y empieza su despliegue en una meseta a unos 4 km de Rocroi.
Al conocer la llegada de los exploradores franceses, Francisco de Melo saca su ejercito
de las trincheras y despliega sus tropas frente a las francesas. Alrededor de la seis de la
tarde, los dos ejrcitos acaban su despliegue e inician un bombardeo mutuo que poco a
poco ser favorable a los espaoles.
Mientras tanto, el seor de la Fert avanza sobre Rocroi sin orden, con unos escuadrones de caballera francesa, dejando el flanco izquierdo desprotegido. El Duque de
Enghien acta rpidamente y para esa locura sin que los espaoles reaccionaran.
El Ejrcito Espaol
En la ala derecha, 7 regimientos de caballera del Ejrcito de Alsacia a la ordenes del
Conde de Issenburg, con 3 regimientos en primera lnea (3Bucquoy, 2Doncke y 2de
Brouck), ms el regimiento de croatas de Neygb Sitan; y 3 regimientos en segunda lnea (1Vera, 2Savary y 2Padilla) del Ejrcito de Alsacia a la ordenes de Issenburg.
En el centro la infantera al mando del Conde de la Fontaine. En primera lnea, una
vanguardia con 5 batallones espaoles (1Jorge Castelvi, 2Conde de Garciez, 1Duque de Alburquerque y 1Conde de Villalba), seguido a su izquierda por 1 batalln del
tercio de Antonio Velandia y Guzmn, los 3 batallones Italianos (1Giovanni degli
Ponti, 1 Luis Visconti y 1Alonso Strozzi) y 1 batalln Borgon (Conde de Saint
Amour). En segunda lnea, detrs de la vanguardia, los 4 batallones alemanes (1Guilio
Frangipani, 1Ottavio Cuasco, 1Baron de Hembise y 1Baron Von Rittberg), seguidos a su izquierda por 5 batallones valones (1Prince de Ligne, 1Baron de Ribaucourt,
1Conde de Baucignies, 1Conde deMegten y 1Seor de La Grange).
En el ala izquierda, la caballera del rey al mando del Duque de Alburquerque con 12
trozos de caballera (1 lnea, 1xBonifaz, 1xBorja, 1xToraldo, 1xButron, 1xUlloa y 1x
Orsini; 2 lnea, 1xMorn, 1xBarraquin, 1xde Rojas, 1xBentivogli, 1xMascarenhas y
1xBaron de Gramont).
Los espaoles tenan tambin un trozo de caballera de reserva (Saint Andr), 18 piezas
de artillera y un destacamento de 500 mosqueteros en un bosquecillo para apoyar el ala
izquierda.
La batalla
Durante la noche, la artillera de los dos bandos dispara sin cesar sobre sus contrarios.
En este juego mortfero, los franceses se llevan la peor parte, ya que segn el Barn de
Sirot, pierden entre 500 y 1.000 hombres. Tambin segn este oficial francs, la batalla
empieza entre las 4 y las 5 de la maana.
A) En el ala derecha, la caballera francesa de Gassion y de Enghien lanza un ataque sobre los espaoles y dispersan al destacamento de mosqueteros emboscado en el bosquecillo. Esquivado este bosquecillo, la caballera francesa se encuentra desorganizada, lo
que aprovecha el Duque de Alburquerque, que carga sobre ellos, hacindoles retroceder.
B) Durante este tiempo, el ala izquierda francesa carga sobre los espaoles. De la Fert
lanza su carga demasiado lejos y es contraatacado por la caballera de Alsacia con facilidad. Los franceses son destrozados y huyen.
I) Enghien ataca los batallones de la segunda lnea. Los valones, y despus los alemanes, resisten como pueden, pero poco apoyado por la caballera espaola, estos infantes
son poco a poco destrozados y abandonan el campo de batalla.
J) El grueso de la infantera francesa, reorganizada por Sirot y Enghien, marcha hacia
los Tercios espaoles. Al mismo tiempo, Sirot rechaza el ltima contraataque de la caballera espaola (Regimiento de Savary). Los Tercios viejos se quedan solos.
K) Gassion acaba con las ultimas resistencias de la caballera de Alburquerque y toma
posicin para vigilar vigila la posible llegada de los refuerzos espaoles de Jean de
Beck.
L) Enghien concentra todas sus fuerzas contra los 6 batallones espaoles. Los franceses
lanzan varios ataques, consiguiendo destrozar 3 batallones espaoles. Los espaoles
reagrupan los supervivientes alrededor de dos batallones, los de Garciez y de Alburquerque, y rechazan todos los ataques de las tropas francesas. Con un ejrcito agotado,
que ha sufrido perdidas importantes, y con la posible llegada de un cuerpo de 4.000 espaoles frescos, el Duque de Enghien observa con ansiedad la resistencia de los tercios
viejos. El general francs toma la iniciativa de negociar la capitulacin de las tropas espaolas. Despus de una corta negociacin, los espaoles del Tercio de Garciez aceptan
capitular con la promesa de ser repatriado a Espaa. Los de Alburquerque resistirn un
poco ms antes de capitular (en trmino menos generosos).
Son las diez de la maana. La batalla de Rocroi ha acabado y el cuerpo de Beck se ha
instalado al este de Rocroy para recoger los supervivientes.
Balance
Las prdidas espaolas son importantes, 7.500 hombres repartidos en ms de 3.500
muertos, heridos y desertores, y 3.826 prisioneros, incluyendo parte de los que capitularon (los del segundo escuadrn). Se puede estimar que los Tercios Viejos perdieron
unos 3.000 hombres (1.000 muertos y 2.000 prisioneros). Los franceses tambin sufrieron bajas importantes: unos 2000 muertos y 2000 heridos/desertores.
Bibliografa
Juan Luiz Snchez Martin, Dragona n 3 Madrid 1993
Juan Luiz Snchez Martin, Researching & Dragona n 5, 12, 16, 20, 21, Madrid 2001 2003
Henri dOrlans, Duc dAumale: Histoire des Princes de Cond, Tome 4, 1895 (collection BNF)
Hardy de Prini, Batailles Franaise Tome 4, (collection BNF)
Mmoire du Baron de Sirot, de Victor Cousin, Mme de Longueville Tome 1 p532-577 (collection BNF)
Leon Thiebault Mmoire sur la ville de Rocroy et sur la bataille remport Archives historique de
Vincennes .
Lettres de Hugues de Montbas (collection BNF),
Nicolas Stratigos, Rocroi: Le triomphe du duc dEnghien, Vae Victis n11, Paris, 1996
Luis-Felipe Ragel, El sombrero de Rocroi, Edition Clamo, Madrid 2001
Francisco Barado: Museo militar. Historia del ejrcito espaol, armas, ... Barcelona 1886
Batalla de Montijo
26/05/1644
Victoria espaola (tctica)
Ejrcito Portugus
Ejrcito de Extremadura
Infantera: ~ 7.000
Infantera: 4.200
Caballera : 1.600
Caballera: 1.700
Artillera: 6 piezas
Prdidas: 4.000
Prdidas: ~ 1.000
Situacin estratgica
En mayo de 1644, el nuevo Ejrcito Portugus, mandado por el Duque Matas de Alburquerque, dirige una incursin en la provincia de Badajoz para exportar la guerra en territorio espaol. El 22 de mayo, los portugueses acampan en Montijo a 32 km al este de
Badajoz.
Entre tanto, el gobernador de Extremadura, el marqus de Torrecuso, organiza, entre
Talavera la Real y Lobn, un pequeo ejrcito de campaa para expulsar al ejercito invasor. El 24 de mayo, los espaoles marchan hacia el distrito de Montijo, y el 25 de mayo pasan el ro Guardiana, en Lobn. Al da siguiente, los dos ejercito se despliegan en
una llanura entre Lobn y Montijo.
Ejrcito Portugus
Matas de Alburquerque dispone de 9 Teros de infantera (Ayres de Saldaa, Nuno
Mascareas, Luis da Silva, Joao de Sousa, Francisco de Melo, Martn Ferreira, Eustacio
Pique -holands-, Sir Davis Cale ingls- y Conde de Pardo), desplegados en 10 batallones, un destacamento de 400 mosqueteros y 10 escuadrones de caballera.
La infantera se despliega en el centro, con 5 batallones en primera lnea y 4 en segunda
lnea.
Los 10 escuadrones de caballera estn desplegados en las dos alas, con Gaspar Pinto
Pestanha, a la izquierda, y el Montero Mayor del Reyno, a la derecha.
El tren de equipaje est guardado por los 400 mosqueteros y un batalln de infantera.
La artillera, bajo las ordenes de Joo Da Costa, est dispuesta en vanguardia, delante
de la infantera.
Ejercito Espaol
El Marqus de Torrrecuso dispone su infanteria en el centro. En primera lnea, 1 batalln njapolitano (Piatelo) y batalln irlands (Geraldino), reforzados con soldados espaoles y 2 batallones espaoles (Xeoler y Pulgar). En segunda lnea, 3 batallones espaoles (Monroy, Olivera y Aguro).
En el ala izquierda encontramos 6 escuadrones al mando de Don Francisco Velasco.
En el ala derecha, 6 escuadrones al mando del Barn de Molingen.
La reserva est compuesta por 2 escuadrones de caballera,
Lo que hace en total 7 batallones desplegados sobre 6 hileras y 14 escuadrones.
La batalla
B) La batalla empieza con un intercambio de fuergo de artillera. Rpidamente, la caballera espaola (Barn de Molingen) del ala derecha carga contra la portuguesa, ponindola en fuga. La caballera de Molingen prosigue la accin, y ataca la primera lnea
de la infantera portuguesa. Al mismo tiempo, la primera lnea espaola avanza y ataca
a los portugueses.
C) El marqus de Torrecuso enva el tercio de Agueo para apoyar el ataque en curso.
Despus de duros combates, los espaoles rompen las posiciones portuguesas, que se
desorganizan.
D) En el flanco izquierdo espaol, la caballera de Velasco carga con xito sobrre la
portuguesa, ponindola en fuga. Torrecuso manda el tercio de Monroy para apoyar el
ataque sobre la primera lnea portuguesa.
E) En las alas, la mayor parte de la caballera portuguesa esta en fuga, perseguida por el
grueso de la caballera espaola. En el centro, el grueso de la infantera portuguesa se
retira ante el empuje espaol.
La Batalla de Lens
20/08/1648
Victoria francesa (tctica)
Ejrcito Francs
Infantera : 10.000
Infantera: 13.000
Caballera: 5.000
Caballera: 7.000
Artillera: 18 piezas
Prdidas: ?
Prdidas: 10.000
En 1648, la situacin en Pars era bastante difcil para el poder del Cardenal Mazarin.
La falta de dinero impeda a los franceses lanzar un ataque contra los espaoles.
El Rey espaol ordena a su gobernador en Flandes, el joven Archiduque Leopoldo Guillermo, atacar a los franceses en Artois. El ejrcito del Archiduque contaba con 20.000
hombres (16 batallones de infantera y 58 escuadrones de caballera) frente a un ejrcito
francs de 15.000 hombres (12 batallones de infantera y 45 escuadrones de caballera)
comandados por Cond.
Cerca de Lens, la desastrosa actuacin de la caballera espaola da la victoria a los franceses; la infantera se haya sola de nuevo en el campo de batalla, perdiendo 9.000 hombres.
Esta victoria francesa no sera muy til en la estrategia de la zona ya que la rebelin de
la nobleza (la Fronde) contra el poder central se extendera por toda Francia.
Infantera: 9.000
Infantera: 6.000
Caballera: 7.000-8.000
Situacin estratgica
En 1657, la eficiente diplomacia del cardenal Mazarino condujo a la Inglaterra de
Cromwell a una alianza ofensiva contra Espaa. El principal objetivo era Dunkerque,
puerto en manos espaolas. La operacin de Dunkerque fue dirigida por el Vizconde de
Turenne con el refuerzo de 6.000 ingleses (Lord Lockhart) y una flota de 18 naves. La
invasin comenz el 14 de mayo. El 25, el ejrcito anglo-francs comenz el asedio a
Dunkerque.
La defensa espaola estaba a cargo del Marqus de Legaez, con 800 de caballera y
2.200 infantes. El gobernador espaol de Flandes (Don Juan Jos de Austria) reaccion
tarde, y no fue hasta el 13 junio que un ejrcito espaol, reforzado por rebeldes franceses mandados por el prncipe de Cond, se present delante de las posiciones francesas. Parece que el objetivo de Don Juan Jos de Austria no era presentar batalla
porque la artillera no estaba con l, as como parte de su infantera.
Bien informado por sus exploradores, Turenne decidi dejar algunas tropas (3.0004.000) delante de Dunkerque, y dirigirse con el resto para destruir al ejrcito espaol.
Con esta maniobra, los franceses sorprendieron al comandante espaol, que haba enviado a primera hora del da a la mitad de la caballera a forrajear cerca de la ciudad de
Furnes.
El Ejrcito Anglo-Francs
Al mando del Vizconde de Turenne. En el ala izquierda, mandada por el Marqus de
Castelnau, una primera lnea de 13 escuadrones de caballera (en 3 "brigadas") y una segunda lnea de 9 escuadrones de caballera (en 2 "brigadas").
En el centro, mandado por Turenne, haba una primera lnea con (de izquierda a derecha) 4 batallones ingleses (1x Cochrane, 1x Alsop, 1x Lillington y 1x Morgan),
seguidos por 7 batallones franceses (1xBout de Bois, 2xTurenne-Infanterie, 1xPicardie,
2xGuardias Suizos y Guardias franceses), seguidos por mangas de mosqueteros de 50100 hombres. La segunda lnea cuenta con 2 batallones ingleses (1x Lockhart, 1x Gibbons/Salmo) y 4 batallones franceses (1x Piedmont, 1x Rambures, 1x de la Marine y 1x
Espagny). Entre las dos lneas de infantera, haba tambin 7 escuadrones de caballera
de Gendarmes o Chevaux Lgrs bajo el mando del Seor de La Salle.
En el ala derecha se encontraba el Marqus de du Crqui, con una primera lnea formada por dos batallones de infantera (Bretagne y Montgemery-Duras) y 14 escuadrones de caballera (en 4 "brigadas"), y una segunda lnea con 10 escuadrones de caballera (en 3 "brigadas").
Turenne dispona de dos batera de artillera con 5 y 6 piezascada una, y una reserva
de 4 escuadrones de caballera al mando del Duque de Richelieu.
En total, tenemos unos 57 escuadrones de caballera y 19 batallones de infantera.
Frente a Dunkerque haba 14 compaas de guardias franceses, 2 regimientos de infantera y 10 escuadrones de caballera.
El Ejrcito Espaol
Estaba dividido en 2 cuerpos: el Ejrcito Espaol de Flandes, a la derecha, y el pequeo
cuerpo de rebeldes franceses, a la izquierda.
En la derecha, bajo el mando de Don Juan de Austria, una vanguardia con 1 batalln de
infantera (Gaspar Bonifaz) instalado en una alta duna de 50 m; detrs, 3 batallones espaoles (Meneses, Diego de Coni y Cerraldo).
En el centro, dirigidos por el Marques de Caracena, 2 batallones de realistas ingleses
(uno formado por los regimientos del Duque de York y de Lord Bristol, y otro, por el de
Lord Newbourgh), 3 batallones valones (podran ser de los tercios del Conde de Megen,
del Seor de Richebourg y del prncipe de Robecq) y un batalln alemn Serinschen/Doumares). Detrs de la infantera, la caballera espaola5 desplegada en cuatro
lneas: 1 lnea, 8 escuadrones; 2 lnea, 12 escuadrones; 3 y 4 lneas, 10 escuadrones
cada una. En total, 10 batallones (< 5.000 infantes) y 40 escuadrones (unos 5.000 de caballera).
En la izquierda estaban los rebeldes franceses bajo el mando del Prncipe de Cond, con
una primera lnea formada por, de derecha a izquierda, 1 batalln (Guitau-Infanterie), 3
escuadrones de caballera y 1 batalln (Persan-Infanterie), y en el extremo izquierdo,
cerca del canal, un destacamento de mosqueteros. Detrs de esta lnea, encontramos el
grueso de la caballera de Cond desplegada en cuatro lneas, con 7 escuadrones para la
5
Como hemos dicho antes, durante la maana parte de la caballera espaola (2.000-4.000 hombres)
estaba cerca de Furnes y no sabemos si los 8.000 caballos estuvieron presentes durante la batalla, probablemente no...
primera y 4 escuadrones para una de las otras tres. En total, 2 batallones (> 1.000 infantes) y 22 escuadrones (< 3.000 de caballera).
La batalla
La batalla tuvo lugar al norte de la ciudad, en las dunas entre el mar (para los franceses,
a la izquierda) y el canal de Dunkerque-Furnes. Para ser ms precisos, existan unos 800
metros de playa intermareal, 1.200 metros de dunas y ms o menos 1.000 metros de pradera antes del canal.
posicin espaola. Parte de la caballera espaola que haba ido a forrajear se coloc en
su posicin de combate.
B: 4 batallones ingleses, bajo el mando de Lord Lockart, atacaron la duna donde estaba
el Tercio de Bonifacio. Tuvo lugar un duro combate cuerpo a cuerpo, y por dos veces
los ingleses fueron rechazados. Mientras tanto, la caballera de Castelneau avanz poco
a poco por la playa intermareal para rodear el flanco espaol.
C: En el centro, la infantera francesa avanz hacia la posicin espaola, precedida por
varios destacamentos de mosqueteros que hicieron un fuego preciso contra los batallones valones. En el ala derecha francesa, dirigida por el Marqus de Crqui, la caballera
carg contra el cuerpo de Cond y derrot a la primera lnea.
D: Lord Lockart renueva el ataque, apoyado por la artillera francesa. Enva pelotones
de mosqueteros y algunos escuadrones de caballera francesa por el flanco derecho espaol. Esta vez el asalto tiene xito, expulsando a los espaoles de Bonifacio de lo alto
de la duna y rechazando al Tercio de Coni. Al mismo tiempo, el grueso de la caballera
de Castelnau entra en accin contra la caballera espaola del flanco derecho.
E: En el centro, la infantera francesa toma las posiciones espaolas tras una breve lucha. Los dispersados espaoles se dispersan tras las lneas de caballera.
F: En el ala izquierda espaola, Cond retira sus regimientos de infantera y lanza, con
varios escuadrones de caballera, un desesperado contraataque contra la caballera de
Crqui. Los jinetes de Cond rechazan a los realistas franceses y cargan contra la infantera francesa que avanzaba.
G: Un duro combate se desarroll entre la elite de la infantera
francesa
(Guardias
france-ses y suizos) y la
segunda lnea de Crqui contra
la caballera de Cond.
Turenne reorganiza las tropas
francesas para prepa-rar el
ataque final.
H: Cerca de la playa, los espaoles intentaron detener a la
caballera de Castelnau, con
poco xito. La infantera espaola intenta retirarse a un lugar
seguro. Los ingleses de ambos
bandos se ponen de acuerdo, y
Lockart detiene los ataques a los realistas ingleses al servicio de Espaa.
I: La ltima resistencia de los
espaoles se rompe, y los ingleses y franceses capturan miles de soldados enemigos.
J: Los escuadrones de Cond
se enfrentan a un enemigo superior y comienzan a deshacerse ante la fuerte presin. Conociendo el destino del ejrcito
espaol y viendo el avance de
las victoriosas tropas francesas,
Cond orden la retirada.
Balance
Las fuerzas anglo-francesas perdieron solo 500 hombres; los espaoles y sus aliados,
4.000-5.000, incluyendo 3.000-4.000 prisioneros.
Turenne explot su victoria tomando la ciudad de Dunkerque el 25 de junio. En 1659,
Francia y Espaa acordaron firmar la Paz de los Pirineos. Francia era ahora la gran
potencia de Europa.
La Batalla de Estremoz
08/06/1663
Victoria portuguesa (Estratgica)
Ejrcito Portugus
Infantera: 12.000
Infantera: 11.120
Caballera: 4.000
Caballera : 6.100
Artillera : 20 piezas
Prdidas: 5.000-6.000
En 1633, la Monarqua Espaola decida lanzar un ataque masivo con un jercito de 21.
000 hombres para recuperar Portugal. El primer objetivo era conquistar la fortaleza de
vora, hecho que se produce el 22 de mayo. Sin embargo, la falta de municin, comida
y dinero pareliza al ejrcito espaol.
Aprovechando estas circustancias, los portugueses, con un ejrcito de 16.000 hombres,
marchan contra los espaoles. El comandante espaol decidi esperar en una posicin
estratgica al norte de vora. El 8 de junio el ataque portugus desestabiliza la posicin
espaola y logra la victoria. El ejrcito espaol se ve obligado a retroceder hasta Badajoz.
Poco despus, el 24 de junio, la fuerza espaola (unos 3.700 hombres) que permaneca
en vora se renda.
La expedicin result un fracaso total.
El da de Seneffe
11/08/1674
Ejrcito Francs
Ejrcito Aliado
Infantera: 30.000
Infantera: 40.000
Caballera: 14.200
Caballera: 22.000
Artilleria: 60 piezas
Artillera: 70 piezas
Situacin estratgica
Despus de la invasin francesa en 1672, el Prncipe Guillermo de Orange (Stadthoulder de las Provincias Unidas) se se las arregla para organizar una poderosa coalicin
contra el rey de Francia, Luis XIV. En 1674, despliega un gran ejrcito en Blgica, ms
de 60.000 hombres (70 batallones y 170 escuadrones de caballera), utilizando tropas de
las Provincias Unidas, del Imperio Alemn y espaolas.
El rey francs confa su ejrcito del norte al Prncipe de Cond.
El 9 de agosto, el ejrcito confederado, cantonado en Nivelles, marcha hacia sur, tomando la carretera de Brusela-Mons para invadir el norte de Francia. Los franceses lo esperan atrincherados en le Pieton, al noreste de la ciudad de Mons.
Ejrcito Aliado (estimacin en agosto de 1674)
Provincia Unidas. Entre 38 y 42 batallones de infantera (34 regimientos, incluyendo el
Regimiento de las Guardias de Guillermo de Orange con 3 batallones y las Guardias de
Frisa con 2 batallones) y unos 60 escuadrones de caballera (24 regimientos) y de dragones (2 regimientos). En total, unos 31.000 hombres (20.000-23.000 infantes y 9.000
de caballera).
Espaa. De 6 a 8 batallones de infantera (incluyendo los Tercios de Brabantes, de Jos
Manrique de Luyando, el Tercio valn del Conde de Beaumont), unos 20 escuadrones
de caballeria (4-5 Tercios de caballera principalmente valona) y 500 dragones del Tercio de Verloo. En total, 6.000-7.000 hombres, es decir 3.000-4.000 infantes y 3.000 de
caballera y dragones.
Imperio Alemn. De 20 a 22 batallones de infantera y unos 90 escuadrones de caballera y dragones. En total, unos 23.000 hombres (10.000-11.000 infantes y 12.000-13.
000 de caballera y dragones). La mayora de las tropas proceden de los pequeos estados alemanes.
En el momento de su salida de Nivelles el 10 de agosto 1674, los confederados estn
organizados en 5 cuerpos principales. Una vanguardia de 2.000 de caballera holandeses y alemanes, el ejercito imperial del conde de Souche, el cuerpo de batalla con la
mayora del ejercito de las Provincia Unidas del Principe de Orange, y el ejercito espaol del Marqus de Assentar. Una retaguardia de 5.200 caballos (incluyendo 1.000
espaoles) y 500 dragones espaoles, a las ordenes de Vaudemont.
Ejrcito Francs
El prncipe de Cond espera en el campo fortificado de le Pieton con un ejercito de 30.
000 infantes, divididos en 8 brigadas de infantera, o sea, 50 batallones (27 regimientos
de infantera); la caballera de la Casa del Rey con 21 escuadrones (garde du corps,
gendarmerie du roi, Chevau-Lgers de la garde, gendarmerie), 3.000 de caballera, 88
escuadrones (34 regimientos) con ms de 10.000 jinetes y 1.200 dragones (2 regimientos). Distone de 60 piezas de artillera protegida por el Regiment Royal Fusillier. En
total, unos 45.000 hombres.
En la maana del 10 de agosto, Cond despliega una fuerte vanguardia de unos 12.000
hombres al norte del campo de le Pieton. Esta vanguardia est compuesta por 2 brigadas
de infantera, con 9 batallones (regimientos de La reine, Navarre, La Fre y Royal Italien), 4 brigadas de caballera (Brigadas Garde Corps, Gendarmerie, Tilladet y Fournilles) con 39 escuadrones, 2 regimientos de dragones (Colonel Gnral y Dragon Dauphin) y 6 piezas de artillera.
La batalla
Situacin entre las 6:00 y las 10:00
Informado de la salida de los confederados, el Prncipe de Cond decide salir de su
campo y atacar la retaguardia aliada. Enva una brigada de caballera (C) de 500 hombres (Saint Clas) en Haine Saint Paul para distraer la vanguardia aliada, y otra brigada,
a las ordenes de Fournilles, al norte de Seneffe. Con la vanguardia (VG) de elite, el
propio Prncipe se lanza sobre Seneffe. El resto del ejercito francs sale del campo de le
Pieton y se dirige hacia Seneffe.
Vaudemont detecta los movimientos de los franceses y alerta el Prncipe de Orange, que
refuerza la retaguardia aliada con 3 batallones de infantera holandesa, que se fortifican
en el pueblo de Seneffe.
C) Con el regreso de Fournilles, que ha sembrado el caos en los seguidores del ejercito
confederado, los franceses atacan de nuevo Vaudemont por el flanco y por el frente. Los
confederados son destrozados y abandonan el campo de batalla. Son las 11:00. Seneffe
y sus alrededores estn en poder de Cond.
Balance
Despus de duros combates, los dos ejrcitos se detienen a las 22.00, cansados y desmoralizados. El frente no se ha movido desde las 15:00.
Al da siguiente, los dos jefes comprenden que no se puede pedir ms a los soldados, y
se retiran del campo de batalla.
Ms de 15.000 hombres (3.000 espaoles, 600 imperiales, 4.400 holandeses y 7.000
franceses) murieron o fueron heridos.
La Batalla de Neerwinden
26/07/1693
Victoria francesa (tctica)
Ejrcito Francs
Ejrcito Ingls-Holands-Espaol
Infantera: ~ 45.000
Infantera: ~ 31.000
Caballera: ~25.000
Caballera: ~19.000
Artillera: 74 piezas
Prdidas: ~ 10 000 h
Prdidas: ~18.000 h
Durante la guerra de la Liga de Asburgo (1689-1697), un ejrcito aliado de 50.000 hombres (150 escuadrones de caballera y 52 batallones de infantera, con al menos 2 batallones de los Tercios de Ziga y de Mancheo, comandados por el rey de Inglaterra,
William III, tomaba posicin cerca de la ciudad de Liege para frenar al ejrcito francs
compuesto por 70.000 hombres (aproximadamente 190 escuadrones de caballera, 90
batallones de infantera y dos regimientos de artillera), comandado por el Duque de
Luxemburgo.
William III tena una buena posicin defensiva pero no pudo soportar los ataques desde
los flancos (los franceses lanzaron tres ataques para tomar la ciudad de Landen en el
flanco izquierdo) y el ataque final sobre el centro de sus tropas.
La caballera aliada carg pero fueron bloquedos por los escuadrones franceses.
La victoria fue para el Duque, pero debido al gran nmero de bajas, 10.000 (probablemente 8.000 muertos), el comandante francs no pudo continuar su campaa.
La Batalla de la Marsaglia
04/10/1693
Victoria francesa (tctica)
Ejrcito Francs
Infantera: ~ 25.000
Caballera: ~ 12.000
Caballera: ~10.000
Artillera: 20 piezas
Artillera: 31 piezas
Prdidas: 2.000-5.000 h
Prdidas: ~10.000
En el 1693, el ejrcito del Duque de Savoya atac la ciudad de Pignerol, en la regin del
Piamonte (norte de Italia) que estaba en manos francesas.
Los aliados (entre los cuales se hayaban los Tercios de Lisboa, Saboya, Napoles, Lombardia y San Pedro) tomaron el Fuerte de Santa Brgida, pero no pudieron proseguir con
el ataque porque el ejrcito francs, bajo las rdenes del Mariscal Catinat, avanz sobre
ellos.
El duque de Savoya se retira para hacer frente al ejrcito francs.
El 4 de octubre de 1693, los dos ejrcitos (los aliados con 83 escuadrones de caballera
y 44 batallones de infantera) se enfrentan cerca de la ciudad de Orbassano, junto a la
Abada de Marsaglia. Gracias a un ataque frontal de los franceses y a la rapidez de su
caballera, Catinat rompe la lnea enemiga, que se repliega. Sin embargo, los franceses
no pueden continuar su ataque por falta de refuerzos.
En 1696, Savoya firma el tratado de paz en Turn.
Ejercito de Catalua
Infantera: 15.000
Infantera: 12.300 *
Caballera: 6.000
Caballera: 4.000
Artillera: 8 piezas
Perdidas: 300-500
Perdidas: 3.250-5.700
Situacin estratgica
En la primavera de 1694, el comandante francs del frente de Catalua, el Mariscal de
Noailles, rene un ejercito de 21.000 hombres para invadir el Principado. El 15 de mayo, los franceses inician la campaa cruzando el puerto de le Perthus; el 22, acampan en
Borrassa, a 7 km de Figueres; el 24 de mayo, cruzan el ro Fluvia en Sant Pere
Pescador; y por fin, el 26 por la maana, la vanguardia francesa llega a orillas del ro
Ter, cerca de Vergues.
El vice-rey de Catalua, el Duque de Escalona, espera a los franceses en el Ter con un
ejrcito de 16.000-17 000 hombres. El objetivo del ejrcito espaol es bloquear los principales vados entre Vergues y Torroella de Montgris.
Ejrcito Francs
El 26-05-1694 por la tarde, el ala derecha se asienta en el pueblo de Vergues, y cuenta
con el grueso de la artillera, 3 regimientos de dragones (Du Breuil, Wattigny y Bretagne) con 12 escuadrones, la Quinta brigada de Royal-Carabiniers (Courcelles) con 5
escuadrones, la brigada de caballera de Noailles con 8 escuadrones y la brigada Sault
con 5 batallones.
El centro tiene entrelazadas 3 brigadas de caballera (de Le Gal, Bercour y Narbonne)
con 20 escuadrones y 2 brigadas de infantera (Erlach y Vaubecourt) con 10 batallones.
El ala izquierda cuenta con 2 brigadas de caballera (Sibourg y la Salle) con 14 escuadrones y 3 brigadas de infantera (Touraine, Sourche y Alsace) con 15 batallones.
La ciudad de Barcelona cre dos tercios de 700 hombres, es decir, dos batallones
B) El 27 de junio, a las 4 de la maana, los carabinieros, dragones, granaderos y 5 escuadrones de las brigadas La Salle y Sibourg se lanzan sobre las posiciones espaolas
que defienden el vado de Torroella. Rpidamente, los franceses toman el ascendente y
hacen pasar la infantera de las brigadas Alsace y Sourche. La infantera espaola, compuesta por bisoos, no puede resistir este ataque y abandonan sus posiciones.
C) El grueso de las tropas espaolas huye por los campos y los pueblos de Gualta y Llabia, dejando en manos francesas las dos orillas del Ter. El general espaol intenta recupera sus posiciones reagrupando toda su caballera y lanzando una contraataque.
E) Con sus batallones del centro, Noailles pasa el vado de Ull, y ataca a la infantera
espaola. Ataca de frente y por el flanco. La infantera espaola no tiene ms remedio
que huir o rendirse.
F) Al mismo tiempo, los franceses atacan la ultima lnea de residencia espaola, el
canal del Moli, defendido por 7 escuadrones del Tercio de Extremadura e infantera de
los Tecios Amarillos Viejos y Colorados Viejos. Despus de una intensa lucha, los defensores se retiran, abandonando los equipajes y varias banderas.
G) Las tropas espaolas se repliegan en las colinas ms al sur, pasando por los bosques,
pueblos y caminos donde la caballera francesas tiene problemas para perseguirlos. La
persecucin dura 12 km, pero pequeos contraataque espaoles y la topografa del terreno permiten que muchos soldados huyan hacia Gerona.
Balance
Segn un informe del Duque de Escalona, el ejrcito espaol perdi 2.931 infantes y
324 de caballera en el Ter. Los franceses dan un balance, para los espaoles, de 3.500
muertos y heridos y 2.200 prisioneros. La perdidas francesa alcanzara 500 hombres, segn el Duque de Noailles.
Despus de esta victoria, los franceses toman la fortaleza de Palams el 10 de junio, y la
ciudad de Gerona el 29 de junio, destruyendo el grueso de la infantera espaola que
haba escapado.
El Ministerio de la Duerra Francs ayudar a los espaoles reduciendo el dinero y
quitando tropas a Noailles, que no tendr los recursos suficiente para lanzarse sobre
Barcelona.
Un ejrcito de campaa, bajo el mando del Sultn, poda sumar 70.000 hombres (35.000
milicianos regulares, 8 000 saphis, 7 000 jenzaros, 4.000 tropas especialistas y 16.000
irregulares), como en 1525-1526 para la Campaa del Danubio.
Milicianos Provinciales: un miliciano era generalmente un jinete que reciba un terreno
a cambio del servicio militar. La mayora estaban armados con espada, lanza, arco...
Haba dos divisiones o "Timar" de caballera regular: el Timar de Anatolia y el Timar
de los Balcanes. Tambin, desde el siglo XVII, haba unidades de infantera regulares
de milicianos (Azab, Sekban etc...) armadas con una espada, mosquete, pistolas, arcos...
Los Jenzaros eran soldados de infantera reclutados de los nios cristianos educados en
monasterios-barracones. La unidad bsica era la Orta; una Orta tena un orbasi o "soup
maker" (el capitn), 6 oficiales, un furriel, un imn y sobre 90 jenzaros (NCO y soldados privados) en el siglo XVI. El cuerpo de jenzaros estaba dividido en 3 divisiones:
Ceemat (101 Ortas), Blck (61 Ortas) y Sekban (34 Ortas). No todas las Ortas eran
unidades de batalla; algunas eran de guarnicin y otras de entrenamiento. En el siglo
XVI, sus principales armas eran el arcabuz, los sables y una daga. Tambin usaban picas, lanza, hachas, mazas y jabalina. El equipamiento protector consista en un pequeo
escudo redondo, un casco de metal con forma de fez puntiagudo, y en el mejor casos,
una malla ligera. A mediados del siglo XVI, contaban con 12.000-15.000 hombres.
Los Saphis eran la lite de la milicia de caballera otomana, y sumaban de 10.000 a
12.000 hombres. Cada hombre era responsable del reclutamiento y entrenamiento de 2
6 jinetes adicionales. Las principales armas eran: el arco, la lanza y una espada corta.
Generalmente no tenan armadura.
Los ejrcitos otomanos tenan tambin tropas irregulares, los bashi-bazouk para la infantera o akibi para la caballera. A las tropas irregulares no se les pagaba; vivan del
saqueo.
LAS FUERZAS HOLANDESAS
Entre 1590-1648
La organizacin del Ejrcito Holands o Ejrcito de las Provincias Unidas fue modificada por Maurice de Nassau a fines del siglo XVI. Antes de esa fecha, solan organizarse como la infantera alemana. El ejrcito holands fue organizado en un ejrcito permanente con regimientos de infantera y caballera y compaas de la milicia urbana o
Waardgelders.
En 1595, un regimiento holands sola tener de 10 a 20 compaas. Cada compaa tena un estado mayor de 13 hombres (1 capitn, 1 teniente, 1 abanderado, 2 sargentos, 3
cabos, un barbero, un capelln y un furriel) y 136 soldados (50 piqueros y 86 mosqueteros). Desde 1601, la compaa tena solo 100 soldados (30 piqueros y 70 mosqueteros). En realidad, en un regimiento, la compaa del coronel tena normalmente 200
hombres y las otras tenan slo de 70 a 100 hombres en total.
En 1600, Maurice de Nassau reuni un ejrcito con 13.000 infantes divididos en 128
compaas y 2.800 jinetes en 25 compaas. Tenemos una media de 101 hombres por
compaa en la infantera, y 112 caballos por compaa, en la caballera.
En 1610, para la expedicin a Julich7 (actual Alemania), el ejrcito holands contaba
con 12.550 infantes subdivididos en 136 compaas (11 regimientos). Tenemos un
promedio de 92 hombres por la compaa y 12,4 compaas por regimiento. El
regimiento frisio de 760 hombres tena la compaa del coronel con 200 hombres y 7
compaas con 80 hombres. Por el contrario, el regimiento francs de Bthune tena una
compaa del co-ronel de 200 hombres, una compaa del capitn de 100 hombres y 17
compaas de 80 hombres, en hombres del total 1.660 hombres. Este regimiento poda
formar 2 regimien-tos provisionales.
En combate, las compaas estaban organizadas en "hopen" usando las mismas armas,
la pica y el mosquete. Varios hopens solan formar un regimiento provisional de 8001.000 hombres.
La caballera holandesa fue organizada en un regimiento de 3-6 compaas de 12 oficiales (1 capitn, 1 teniente, 1 cornette, 1 intendente, 2 buglers, 1 clerck y 1 furier) y 80100 jinetes. Tcticamente, los holandeses usaban pequeos escuadrones de 70-80
jinetes, desplegados en grupos de tres o cuatro.
En 1610, la caballera contaba con 2.855 jinetes subdivididos en 36 cornetas o compaas (11 regimientos). Tenemos 79 hombres por compaa y 3,3 compaas por regimiento. Para esa campaa, la caballera fue organizada en 10 escuadrones de 285 hombres.
Entre 1648-1700
Desde 1648 a 1672, el ejrcito holands estaba en decadencia debido a la paz con Espaa y las guerras navales anglo-holandesas. En 1672, el rey francs Luis XIV decidi
invadir las Provincias Unidas y conquistar una gran porcin de la tierra holandesa; la
invasin fue evitada por una victoria naval contra los ingleses y la inundacin del pas.
William de Orange tom el poder y reorganiz el ejrcito. La infantera fue organizada
en 2 regimientos de guardias de 26 compaas (Guardias de Infantera de Orange ms
tarde llamado Garde te voet van zijne Majesteit tambin conocida como la guardia azul)
y 24 compaas (regimiento de Guardias de Frisia) de 100 hombres, un variable nmero
(de 40 a 53) de regimientos de lnea de 12 compaas de 71 hombres y 7 regimientos
suizos de 8 compaas de 200 hombres. Normalmente, los 2 regimientos de guardias podan desplegar 6 batallones, los regimientos de lnea 1 batalln y los suizos 2 batallones.
Los granaderos eran extrados de compaas de lnea para formar destacamentos ad hoc.
Exceptuando las compaas de caballera de guardias montados y el regimiento de Caballera de la Guardia, la caballera de lnea (unos 22 a 27 regimientos) se organiz en
regimientos de 2 escuadrones de 3 compaas de 78 hombres. Los holandeses tenan
tambin 2, ms tarde 4 (en 1688), regimientos de dragones de 8 compaas (10 para el
regimiento de la guardia) de 80 dragones.
para la expedicin a Julich, el tren de artillera holands tena 15 caones, 560 hombres y 490 caballos.
1655-1659
Tericamente
50
75
62
40
30
Real
38
50
25
19
19
75%
66 %
40 %
47 %
63 %
Teric./Real
Como podemos ver en la tabla, los regimientos franceses de 20 compaas solan tener
una media de 760 hombres en 1635-1637, 1.000 hombres en el periodo 1638-1639, 500
hombres para el periodo 1640-1644 y 380 hombres para el periodo 1645-1659. En estas
cifras no se incluyen los altos oficiales.
En 1641, una revista de 7 regimientos de infantera del Ejrcito de Chatillon muestra
que el nmero medio era alrededor de 500 hombres y 20 compaas por regimiento; el
ms grande tena 960 hombres en 26 compaas, y el menor tena 133 hombres en 20
compaas. La compaa media era de 24 hombres.
En el campo de batalla, la infantera francesa era desplegada en un batalln de 500 a
900 hombres en 6 a 8 hileras. La mayora de los regimientos viejos formaran un nico
batalln, mientras que los nuevos tenan que unirse para formar el batalln. En 1639,
durante el asedio de Salses, el regimiento de Picardie form un batalln de 35 altos oficiales y 800 hombres.
La Caballera fue tambin reorganizada por Richelieu en regimientos. Cada regimiento
de caballera consista en 2 escuadrones de 2 compaas. Una compaa de caballera
tena entre 100 y 37 hombres de 1635 a 1659. La caballera estaba organizada en:
-Regimientos pesados armados con espadas y pistolas, protegidos por una armadura peto y espaldar)
-Regimientos ligeros armados con espadas y pistolas, con poca proteccin (una prenda
de cuero)
-Regimientos de dragones armados con espadas y mosquetes ligeros o carabinas, sin
proteccin.
La revisin del periodo 1635-1643 muestra que las compaas tenan una composicin
real de cerca de 40 a 50 soldados. En el campo de batalla, la caballera estaba organizada en escuadrones de 120-150 hombres desplegados en 3 hileras.
El Ejrcito de Luis XIV, 1660-1715
El joven rey de Francia Luis XIV, con la ayuda de competentes consejeros (le Telliers,
Turenne, Vauban, Colbert, etc.) organiz un poderoso ejrcito francs. El ejrcito estaba
dividido en:
-La Maison Militaire du Roi (tropas de la casa del rey Luis XIV): estaba compuesta por
los Gardes du Corps (4 compaas de 400 de caballera), Chevaux-Lgers (1 compaa
de 200 de caballera), Gendarme (1 compaa de 200 de caballera), los Mousquetaires
de la Garde (2 compaas de 250 de caballera), los Grenadiers Cheval de la Maison
du Roi (1 compaa de 250 de caballera), aadidos en 1671 y los dos regimientos de
infantera: el regimiento de Gardes Franaises (30 compaas de 200 hombres en 1671)
y el regimiento de Gardes Suisses (12 a 16 compaas de 200 hombres).
- La Gendarmera de Francia era la elite de la caballera francesa, pero no era tcnicamente parte de la casa del rey (16 compaas de 80 a 200 de caballera).
- Infantera de lnea, caballera de lnea y dragones.
- Batallones de fortaleza y caones, y la milicia.
En la infantera de lnea, la principal unidad era el regimiento pero estaba subdividido
en batallones permanentes. Para 1670, cada batalln tena 14 compaas de soldados de
infantera y 1 compaa de granaderos. Con el aumento de la potencia de fuego, el batalln francs fue reducido a 12 compaas de soldados de infantera y 1 compaa de granaderos.
Tericamente, en 1670, tena un estado mayor de compaa de 10 oficiales/NCO (1 capitn, 1 teniente, 1 subteniente, 2 sargentos, 3 cabos y 2 tambores) y 60 hombres. En
1690, la compaa fue reducida a 40 hombres. Normalmente un regimiento tena 2 batallones de 900 hombres en 1670, y 650 hombres en 1695. Los regimientos suizos tenan
de 4 a 8 compaas de 200 hombres.
En realidad, la compaa era de 25-40 hombres, y el batalln de 350-700. En campaa,
la infantera estaba normalmente organizada en brigadas de 2 a 6 batallones. En la batalla del ro Ter en 1694, 30 batallones de infantera fueron agrupados en 5 brigadas.
Los soldados de infantera estuvieron primero armados con mosquete y pica, pero para
1680, el ejrcito francs introdujo el mosquete de pedernal o fusil y la bayoneta. La pica
desapareci completamente en 1700.
La organizacin de la caballera de lnea fue modificada en 1672 a regimientos de 4 a 6
compaas. Cada compaa tendra 54 jinetes con 3 oficiales, lo que formaba un regimiento de 340 hombres (con el estado mayor del regimiento). Los soldados de caballera tenan poca proteccin (quizs una prenda de cuero para algunos oficiales), y sus
principales armas eran una espada (89,3 cm de largo), un par de pistolas y una carabina.
La caballera ligera proceda de Europa Oriental, aunque el primer regimiento nativo de
hsares (Hussard-Royaux) fue creado en 1690. Los regimientos de dragones fueron organizados de forma similar a los regimientos de caballera de lnea, y tenan el mismo
equipamiento, excepto un largo mosquete de pedernal en vez de la carabina.
La artillera fue organizada en 1666 en compaas de 6 piezas, que se convirtieron en el
regimiento de Fusillier du Roi en 1671. Ms tarde cambio al regimiento Royal de l'Artillery, en 1693. En 1684, los franceses crearon tambin el regimiento Royal-Bombardier,
con compaas de morteros y de caones de asedio y compaas de ingenieros.
EL EJRCITO PORTUGUS
En 1640, cuando se declara la Guerra de la Restauracin (1640-1668) entre Portugal y
la corona espaola, los portugueses deben organizar rpidamente un ejrcito. En un primer momento, seguirn el modelo espaol, creando de 10 Tercios de 10 compaas de
200 hombres (11 oficiales, 70 corseletes, 40 mosqueteros y 79 arcabuceros).
Los Tercios son organizados y reclutados por las provincias portuguesas de esta forma:
1 de Minho, 2 de Beira, 2 de Extremadura y 5 de Alentejo. Ms tarde, los Tercios pasan
a 12 compaas de 141 hombres (11 oficiales8, 5 cabos, 40 piqueros, 60 mosqueteros y
25 arcabuceros).
La caballera ser organizada siguiendo el modelo espaol, en compa-as de 50 a 100
hombres, que son temporalmente reagrupadas en escuadrones. Habr que esperar al
siglo XVIII para que los portugueses organicen regimientos de caballera. De manera
general, la caballera portuguesa no era de buena calidad, y las compaas extranjeras
(holandeses, franceses e ingleses) vean a sus caballos enfermar ante las dificultades
geogrficas y climticas del teatro de operaciones.
Sobre el terreno, la mayora de las fuerzas portuguesas estaban desplegadas en las fortalezas y castillos que cubran la frontera con Espaa, practicando durante los aos de
guerra escaramuzas contra los espaoles. En las raras batallas (Montijo en 1644, Linhas
de Elvas en 1659 o Villaviciosa en 1665), los portugueses siguieron lel modelo
holands, francs o ingls, es decir, batallones de 500 a 900 hombres al principio, luego
con batallones menos numerosos hacia el final de la guerra. En Montijo se encuentran
11 batallones portugueses con poco ms de 7.000 infantes. En 1662, la guarnicin de Jeromenha dispona, entre otros, de 4 compaas del Tercio de Serpa, contando slo con
250 hombres, lo que representa unos 62 hombres por compaa.
Respecto al armamento, la infantera portuguesa utilizaba regularmente des chevaux de
frises para protegerse de la caballera castellana, y contaba con una fuerte proporcin de
piqueros.
EL EJRCITO SUECO
A inicios del siglo XVII, el rey sueco Gustavo Adolfo modific la organizacin de las
fuerzas armadas de su pas creando un formidable ejrcito.
En la infantera, la unidad bsica era el regimiento, normalmente 8 compaas (algunos
regimientos mercenarios tenan 12 16). Cada compaa tena un estado mayor de 16
hombres y 126 soldados (54 piqueros y 72 mosqueteros). Incluyendo el estado mayor
del regimiento, el regimiento nativo tena 1.160 hombres.
En campaa, las compaas estaban organizadas en regimientos o escuadrones de 600
hombres (tericamente de 4 compaas). Tras la muerte de Gustavo Adolfo, la tendencia fue reducir el nmero de piqueros y aumentar el nmero de mosqueteros en los
regimientos, hasta alcanzar una proporcin de 1/3 piqueros y 2/3 mosqueteros.
Durante la batalla de Lutzen en 1632, el regimiento sueco de Vstergotland tena 96
oficiales, 447 mosqueteros y 100 piqueros en 8 compaas (68 hombres por compaa);
por otro lado, el famoso regimiento Amarillo tena 192 oficiales, 610 mosqueteros y 324
piqueros en 16 compaas (70 hombres por compaa).
La caballera sueca estaba organizada en regimientos de 8 compaas, aunque incluso
fueron reclutados algunos regimientos de 4 a 12 compaas. Cada compaa contaba
con 13 oficiales9 y 102 soldados de caballera (125 caballos). En campaa los regimientos estaban organizados en escuadrones de 200 a 400 hombres. En la batalla de
Lutzen en 1632, el regimiento Smland tena 400 de caballera en 8 compaas; el regimiento stgta tena slo 100 en 4 compaas. Finalmente, el regimiento del duque
Bernard Weimar tena 500 en 12 compaas, y formaba 2 escuadrones.
Como otros muchos ejrcitos, el principal ejrcito sueco de campaa de Gustavo Adolfo
estaba formado esencialmente por mercenarios protestantes alemanes; slo el 25 % de
eran tropas nativas. En la batalla de Breitenfield, en 1631, slo el 28 % de las tropas de
Gustavo eran suecas o finlandesas, y el porcentaje fue bajado al 10-15 % ms tarde. En
1632, de las 142.000 tropas protestantes en Alemania, slo el 7,5 % eran suecas o finlandesas
los oficiales tenan que proporcionar una cantidad de caballos de repuesto (normalmente 10)
8. Bibliografa / Enlaces
LIBROS Y ARTCULOS (FRANCES, INGLS, ESPAOL)
1.
Julio Albi de La
Cuesta
2.
Francisco Barado
3.
Richard Brzezinzki
Richard Hook
4.
Richard Brzezinzki
Graham Turner
5.
Serafn E. Caldern
6.
Oliviers Chaline
7.
David Chandler
8.
Rene Chartrand
Francis Back
9.
Conde de Clonard
13.
Miguel Angel
Echevarra
14.
Antonia Espino
Lpez
Fernando Garca de
Cortzar
15.
Jos Manuel
Gonzles Vesga
16.
Jean Manuel
Guerrero Acosta
17.
P h ilip
Haythornthwaite
20.
David Nicolle
Christa Hook
22.
26.
Geoffrey Parker
Angela Parker
28
Geoffrey Parker
32.
33.
Keith Roberts
Steven Walsh
34.
Keith Roberts
John Tincey
ALGUNOS ENLACES
En espaol
Un sitio sobre los Tercio del siglo XVI de Alonso Contreras
Historia de la Infanteria Espaola
Sitio sobre el reinado de Felipe IV
Sitio sobre el Emperador Carlos V
Sitio de la revista Researching and Dragona (imprescindible para la historia de los
Tercios)
El nuevo sitio de Juan Luiz Sanchez editor de la revista Researchin & Dragona
En francs
Sitio importante sobre los ejercitos del XVII et sobre todo XVIII siglos
Sitio online de la Bibliothque National de France (BNF) que dispone de numeros libros del
XVI y XVII siglos incluyendo algunos en espaol
Portugus
Sitio sobre la historia del ejercito portugus del siglo XVII y XVIII
Articulo interesante sobre el ejercito de Portugal durante la guerra de 1640 - 1668
http://es.geocities.com/capitancontreras/
nando durante la guerra civil catalana; el inters por establecer alianzas con los enemigos de Francia, tradicional rival de la Corona de Aragn en el Mediterrneo, y tambin
la estrecha relacin de Fernando con su primo Ferrante de Npoles (hijo ilegtimo de
Alfonso el Magnnimo). De Castilla, despus de los tratados de Alcaovas, se conserv
la amistad con Portugal y se fomentaron los lazos dinsticos que unan a ambas Coronas; tambin la defensa de los intereses econmicos y las rutas comerciales que vinculaban las ciudades y puertos castellanos con el Norte de Europa. De Castilla y Aragn
conjuntamente se heredaron unas intensas relaciones con el Papado y una proyeccin
africana, ya tradicional en la Corona de Aragn y creciente en Castilla como prolongacin de la guerra de Granada. Finalmente, los descubrimientos colombinos dieron a la
Monarqua Hispnica una extensin atlntica ya esbozada en la conquista y colonizacin de las Canarias. Globalmente, la preponderancia de las directrices derivadas de la
poltica catalano-aragonesa es manifiesta, especialmente por lo que respecta a las relaciones con Francia, rompindose en el reinado de los Reyes Catlicos la tradicional
alianza franco-castellana de los siglos medievales.
Parece incuestionable que los inicios de la hegemona espaola en Europa hay que relacionarlos, entre otras cosas, con el desarrollo de unas estructuras administrativo hacendsticas de signo moderno que permitieron sustentar y evolucionar a los instrumentos
claves de su poltica exterior: la diplomacia y el Ejrcito.
Como es sabido, es en la Italia renacentista donde se encuentran los orgenes de la diplomacia moderna. En el principio de las guerras de Italia, Miln, Venecia y Npoles
empezaron a enviar representantes permanentes a Espaa, Francia, Inglaterra y a la corte imperial, y, entre los grandes soberanos, fue el Rey Catlico el primero en emplear
este instrumento de relacin e informacin de la poltica exterior.
Desde 1480 se establecieron embajadores residentes primero en Roma y despus en Venecia, Londres, Bruselas y ante la trashumante corte austraca. El soldado Francisco de
Rojas, el clrigo Juan de Fonseca, el letrado converso Rodrigo de Puebla y los nobles
Lorenzo Surez de Mendoza y de Figueroa y Pedro de Ayala son algunos nombres de la
veintena de servidores del servicio diplomtico espaol de los Reyes Catlicos. A pesar
de las insuficiencias que obstaculizaron la accin de estos embajadores residentes (lentitud de los correos, falta de recursos, etc.), este instrumento de la poltica exterior fue
O
A
O
O
EEES
S
A
O
A
SPPPA
A
O
OLLLA
A
FFFR
R
A
N
S
A
RA
AN
NCCCEEES
SA
A
IIIN
N
G
S
A
NG
GLLLEEES
SA
A
1470
20.000
40.000
25.000
1550
150.000
50.000
20.000
Paralelamente, los gastos destinados a la funcin militar se incrementaron notablemente, no solamente en trminos absolutos sino tambin respecto a lo que representaban en
el total de desembolsos de la hacienda real, constituyendo al final del reinado de los Reyes Catlicos una proporcin superior al 50 por 100.
En el aspecto organizativo, las pragmticas reales de Segovia (1496) y Tortosa (1503)
establecieron disposiciones sobre los sistemas de reclutamiento, clasificacin del personal militar, contabilidad y organizacin de la intendencia e, incluso, un esbozo de un cdigo penal militar; y por aquellas mismas fechas se crearon en Baza y Medina del Campo parques de artillera para la fabricacin de armas de fuego y para la formacin de especialistas, entre los cuales destacaron los nombres de Diego de Vera y Pedro Navarro.
Finalmente, las campaas de Italia proporcionaron un vasto campo de experimentacin
de las tcnicas y tcticas militares. Las coronelas de Gonzalo Fernndez de Crdoba,
que prefiguran los famosos Tercios Espaoles, constituyen la nueva infantera que triunfar sobre las lanzas de la caballera francesa en los clebres choques de Ceriola y Garellano. Se trata de grandes agrupaciones de tropas, unos 6.000 soldados divididos en 12
capitanas; en que los infantes armados de pica, de espada corta y rodela se combinan
con la fuerza de fuego de los arcabuceros, cuya proporcin ser cada vez mayor. Su
disposicin en formacin cerrada, al estilo de las legiones romanas, complementada por
unidades de caballera ligera, demostrar durante muchos aos su superioridad en los
campos de batalla europeos.
TERCIOS ESPAOLES
Al finalizar la Edad Media, el influjo de la antigedad clsica se deja sentir poderosamente en Europa, promoviendo la aparicin de profundas transformaciones polticas y
sociales que marcan el nacimiento de los modernos Estados europeos. Como consecuencia de la superacin de las estructuras medievales se crean ejrcitos permanentes en
cuya concepcin y organizacin influyen no poco los principios constitutivos de la milicia romana. En Espaa ese tipo de ejrcito de carcter permanente se configura a finales
del siglo XV con motivo de las guerras entabladas con Francia en Italia por Fernando el
Catlico, quien, en 1496, organiz la Infantera en unidades tcticas, denominadas compaas, que constaban de quinientos hombres. Sin embargo, estas unidades no posean
suficiente capacidad de combate para operar aisladamente, por lo que ms adelante se
cre una unidad superior denominada coronela, que constaba de veinte compaas y
contaba adems con elementos de caballera y de artillera.
Tras las victorias del Gran Capitn sobre los franceses en Italia, las afortunadas campaas del cardenal Cisneros en frica y la elevacin de Carlos V al trono imperial de Alemania, Espaa se convierte en pieza fundamental de la dinmica europea, configurada
por la expansin del protestantismo en el norte y por la amenaza turca en el Mediterrneo. Para defender la unidad espiritual y poltica de Europa, el Csar Carlos convierte al
ejrcito que le legara el cardenal Cisneros en una formidable mquina de guerra, en la
que la Infantera organizada en tercios asombrar en adelante a Europa por su eficacia y
disciplina. Los primeros tercios creados en Italia a propuesta del Duque de Alba, fueron
los de Lombarda, Sicilia y Npoles.
En su gnesis, es preciso tener en cuenta tanto la
doctrina y la prctica militares del Gran Capitn, recogidas y asimiladas por sus oficiales y sucesores,
como la fusin del influjo de la antigedad clsica
con la tradicin militar forjada en Espaa a lo largo
de siglos de enfrentamiento con el Islam, as como
las transformaciones en las tcticas de combate
promovidas por la aparicin de las armas de fuego
porttiles.
La influencia de la antigedad clsica se manifiesta
sobre todo en la evidente filiacin grecorromana de
los rdenes de marcha y combate, en la disposicin
genuinamente romana de los campamentos, y en la
preponderancia de la Infantera sobre la Caballera.
Si durante el Medioevo la Caballera haba constituido el elemento decisivo en las batallas, quedando relegados los combatientes a pie a un papel meramente
auxiliar, durante el siglo XV, esta relacin de fuerzas comienza a cambiar de signo, convirtindose
gradualmente la masa infante en la unidad fundamental de combate. El caballero se siente cada vez ms impotente ante las formaciones
erizadas de picas, entre las que se sitan tropas armadas con arcabuces, y, en un esfuerzo desesperado por no perder la hegemona conservada en el campo de batalla durante siglos, se reviste de armaduras cada vez ms pesadas que si bien le proporcionan
cierta proteccin frente al impacto de los proyectiles, le van restando movilidad, hasta el
punto de dejarle inerme frente al enemigo cuando cae de su cabalgadura.
Sin embargo, la sublevacin de los Pases Bajos obliga, a partir de 1566, a concentrar en
Flandes y los Pases Bajos gran nmero de efectivos, unos procedentes de Italia y otros
organizados en el propio pas o llevados desde Alemania. Los llevados desde Italia son
tercios, es decir, unidades expresamente dedicadas a la intervencin fuera de la Pennsula Ibrica, como ya hemos dicho. Estos tercios, incardinados en Sicilia, Npoles, Cerdea, Lombarda... se concentraban previamente en Miln, donde se les equipaba con
armamento y ropas para su larga campaa. Desde Miln a Flandes, efectuarn el camino
marchando a pie, teniendo como cuarteles de trnsito el Franco Condado (enclave espaol en Francia) y los Estados soberanos aliados de Espaa y, en cierto modo, dependientes, como los ducados de Saboya y Lorena, situados los tres en la lnea logstica que
une los dos territorios de dominio espaol: Italia y Flandes.
Tambin se sita un refuerzo de tropas llevado por mar, el tercio de Mar, especie de Infantera de Marina, llevado por los galeones desde Laredo y Bilbao hasta el puerto de
Dunkerque. Este tercio mereci llamarse El Sacrificado por su herosmo.
Ante el cariz que tomaban los acontecimientos de Flandes, el duque de Alba, nombrado
generalsimo de las fuerzas de Flandes, decidi trasladar tropas de Italia a las provincias
rebeldes, a cuyo efecto las concentr en Alessandria della Palla, y las revist el da 2 de
junio de 1567, emprendiendo la marcha hacia Flandes. En la vanguardia iba el tercio de
Npoles, con tres escuadrones de caballera italiana y dos compaas de arcabuceros espaoles; a continuacin, el tercio de Lombarda, con cuatro compaas de caballos ligeros espaoles; a retaguardia, toda la infantera de los tercios anteriormente citados y los
tercios completos de Sicilia y Cerdea; cerrando la retaguardia, dos escuadrones de caballera albaneses. En total 1.500 jinetes y 9.348 hombres de infantera. El propio Duque de Alba iba en la vanguardia, al frente del Tercio de Npoles.
La ruta hacia Flandes se sigui desde Miln por tierras del llamado camino espaol a
Flandes, que podan ser de soberana, como las provincias espaolas del Franco Condado y Luxemburgo, o de pases aliados o amigos.
La marcha de los Tercios espaoles desde Italia a Flandes fue la Kermese, el espectculo sin par del siglo XVI. Cuentan que los nobles, los intelectuales y los elegantes de
Pars viajaban en sus coches al camino para verles pasar. El caballero Pierre de Bourdeille, Seor de Bratme, escribi en su Diario estas luminosas palabras: "Iban arrogantes como prncipes, y tan apuestos, que todos parecan capitanes."
Esta tropa expedicionaria se uni a las tropas espaolas que existan en el pas flamenco, y otras dependientes del rey aunque de nacionalidades distintas. As, en el mes de
julio, los efectivos totales que segn el ASumario de las guerras civiles y causas de la
rebelin de Flandes@, escrita por P. Cornejo, quien a la vez que cronista fue protagonista de ellas como militar, se contaban en Flandes eran:
Tercio de Npoles: mandado por Rodrigo de Toledo; 19 compaas con 3.194 soldados.
Tercio de Lombarda: Mandado por Fernando de Toledo, hijo natural del duque de
Alba (despus pas a mandarlo Sancho de Londoo); 10 compaas con un total de
1.204 soldados.
Tercio de Sicilia: mandado por Julin Romero, y despus por Lope de Figueroa, 19
compaas con 3.194 soldados.
Tercio de Cerdea: mandado por Lope de Acua y despus por Juan Sols; 10 compaas con 1.756 soldados.
Tercio de Flandes: mandado por Gonzalo de Bracamonte; 19 compaas con 4.750 soldados.
Tercio de la Liga: mandado por Francisco Valds; 19 compaas con 4.750 soldados.
Este tercio fue creado al constituirse la Santa Liga el da 8 de febrero de 1.538 entre el
Papa, Espaa y Venecia para defender el Mediterrneo contra los turcos.
En estas tropas, llamadas Infantera espaola, 1/3 son arcabuceros y mosqueteros; 1/3
coseletes o coraceros, que combaten solamente con espada, y 1/3 de picas secas, que
combaten utilizando la pica, considerada la ms noble y la reina de las batallas.
El tercio de Mar es el antiguo tercio de Figueroa, reformado por Real Orden de 27 de
febrero de 1566 con el nuevo nombre de Tercio de la Armada de la mar Ocana.
El tren de artillera dispuesto por el duque de Alba estaba formado por 36 bateras. Cada
batera se compone de 6 caones de a 40 50 libras de peso por proyectil, 2 culebrinas
de 12 a 16, libras, 4 semiculebrinas, de 6 a 8 libras, 12 falconetes de 2 a 5 libras. Este
tren de artillera poda servir lo mismo para batir murallas en el asedio a las ciudades,
con las piezas de mayor calibre, que para combatir a campo raso como apoyo directo a
la infantera en el combate, en cuyos dos supuestos se aumentaban las piezas de uno u
otro calibre.
El total de soldados del tren de artillera se elevaba a 3.600, con un mando de oficiales
(o gentileshombres como se les llamaba) de 140, y un personal subalterno de mecnicos, polvoristas, etc., de 100, ms 3 ingenieros y 10 oficiales subalternos. El tren de
artillera se divida en tres regimientos, cada uno con sus mandos correspondientes.
Todas estas tropas iban acompaadas de capellanes, mdicos cirujanos, mariscales (lo
que hoy llamaramos veterinarios y herradores), carros y mulas para equipo y equipajes
personales, con sus correspondientes acemileros y carreros, y un servicio de comunicaciones formado por los correos de a pie y de a caballo. Las comunicaciones interiores en
el tercio se realizaban mediante las seales acsticas realizadas por los tambores, con un
cdigo de seales que eran los toques de ordenanza. A la vez, los tambores actuaban
como enlaces y como agentes de informacin. Por la distincin de que gozaban y el
sueldo que reciban, podemos considerar que cada tambor estaba equiparado a lo que
hoy sera un oficial radiotelegrafista.
Segn la Memoria que el duque de Alba dej a su sucesor en el mando, Luis de Requesens, el despliegue de las fuerzas espaolas era el siguiente:
Holanda. En La Haya, 5 banderas o compaas; en Wardinghen, 2; en Maslandt, 2; en
Capel Viterhoor, 3; en Zetfel, 2; en Putlop 1; en Hermelen 1; en Fluten 1; en Luistcot 1;
en el castillo de Eghmont 9; en Masland Cluse 3; en Aldickt 2; en Lier, 1; en Walteringhe 4; en Catuick 4; en Walkenbourghe 2; en Werscohen 4; en Soter Vaut 4; en
Leyden Dorp 1 y en Bodgrave 1. Total en Holanda 59 banderas o compaas de 250
150 hombres.
Noble segundn sin patrimonio, pero con amor a la gloria, a la aventura, y por ello, a la
guerra. Recorri los caminos luminosos y verdes campos de la Italia renacentista, y las
tierras fras y encharcadas de los pantanos de la brumosa Flandes.
Su espada es su tesoro, y su pluma en el sombrero chambergo, su penacho y su gala. No
le importa morir si es por su Religin y por su Rey, aunque haya de dejar llorando a alguna dama:
Monna Laura, seora ma
no quisiera haceros llorar;
Monna Laura, al rayar el da
mi Tercio se va a pelear.
Con los pfanos y atambores
que al frente lleva el Tercio Real
le irn haciendo a tus amores
un responsorio funeral.
Quiz en las torres de Gaeta
o en las murallas de Miln
se termine la vida inquieta
de tu aventurero galn.
Acaso voy hacia la Historia
o acaso voy hacia la muerte;
pero bien me cuesta la gloria
el duro precio de perderte.
El Seor Soldado don... tiene un alto sentido del amor y del respeto a las damas. La mitad de sus desafos son por defender el honor de una dama a quien acaso ni siquiera conoce y de la que nada espera. Ha elevado a la mujer a una categora arcanglica. La
desea, pero no se atreve, las ms de las veces, a solicitarla.
Flrida, para m dulce y sabrosa
ms que la fruta del cercado ajeno.
Con la honra, por delante, de su apellido y de sus cicatrices ganadas en el campo de
batalla, habla a las damas con la ms exquisita galantera:
Mi porte desenfadado
y aquesta banda pomposa
bien gallardamente os dicen
que estuve en Flandes, seora.
Y si nobleza quisiereis
mirad cmo la pregona
la cruz que luce en mi pecho
cual viviente ejecutoria
de que es hidalga mi sangre
y es mi prosapia famosa.
Llevado de nobles ansias
dej mi vieja casona,
he corrido muchas tierras
en pos de lides heroicas,
y derramando mi sangre
y acrecentando mi honra
he cosechado mil lauros
pero ninguna derrota.
Luch asaz, pero soy pobre
porque derroch mis doblas
en plumas para mis fieltros
de anchas alas orgullosas,
en bien guarnecidos cintos
para mis ricas tizonas
y en gigantescas espuelas
para mis altivas botas;
que en ponindome a ser grande
!ni el Rey con ser rey me dobla!
De tanto gallardo arreo,
de tanta lucida gloria
slo han venido a quedarme
como recuerdo, seora,
unas cuantas cicatrices,
mi banda de seda roja,
la insignia del Santo Apstol,
y esta espada fanfarrona,
que ms que mi brazo es dbil
y es vieja y est mohosa,
para ganaros un reino
an tiene fuerza de sobra.
Genio y figura. El viejo soldado, que no tiene fortuna, que ni siquiera tuvo la fortuna de
que le matasen en un combate o en un desafo, regresa a Espaa, tras de sus campaas
de Italia y de Flandes. An presume ante las damas, retorcindose el bigote, aliando
cuidadosamente las vueltas de su capa rada, y apoyando la mano sobre la empuadura
de la vieja espada que trae al costado.
Pero al final, su destino es bien triste. Lo nico que ha sacado de su vida aventurera han
sido las aventuras en s mismas, la honra de haberlas vivido, y la cruz de la Orden de
Santiago para llevarla al pecho.
El viejo Seor Soldado don... acabar recordando con nostalgia sus guerras pasadas, y
pidiendo en un Memorial una msera pensin al Gobierno:
Negar que la batalla de Nancy se perdiera
si el gran duque de Alba ordenado la hubiera;
negar su hija al rico indiano pretendiente
porque no es noble asaz don Bela; y finalmente
alegar sus innmeras proezas militares
para pedirle unos ducados a Olivares.
As han visto al Seor Soldado los poetas Eduardo Marquina, Enrique Lpez Alarcn,
Manuel Machado, Ardavn.., y as se ha visto l mismo. Porque el Seor Soldado tuvo
tambin su pluma y su tintero, y fue dejando por el mundo -llmese Torres Naharro o
Garcilaso de la Vega o Caldern de la Barca o el mismo Cervantes-, muestras de su ingenio y retazos de corazn.
El asunto es sencillo y cae de cajn. Los flamencos, acortadas las distancias, se ven entre la espada y la pared. O redoblan la marcha o se enfrentan a ellos. Los exploradores y
escuchas parecen asegurar lo segundo. Un gran nmero de rebeldes holandeses avanza
hacia su posicin. No hay un minuto que perder.
El capelln del tercio recorre las compaas de arcabuceros y piqueros que tienen la rodilla en tierra, absolvindoles de todo pecado por ser su lucha el trabajo del Seor, que
es quitar la mala simiente calvinista, luterana y hereje de la faz de la Tierra.
Las banderas salen de sus fundas de fieltro, ondeando con timidez en la brisa de la maana. Encabezado por arcabuceros a la desbandada, que revisan con ojo experto cada recodo del camino, evitando celadas, el tercio marcha hacia el corazn de la campia, al
encuentro del enemigo. Todo se dice en voz queda, y los sargentos miran con ojos furiosos a los hombres que levantan la voz, que es pragmtica del rey (don Felipe II, semper
augusto) la de no vocear durante el combate, para mejor entenderse y mayor espanto del
enemigo.
Pasando una pequea arboleda, junto a un molino (cuyos habitantes, asustados, se han
atrincherado dentro, acurrucados y rezando), se extiende una verde y llana campia.
All, tras un fugaz escopeteo entre las avanzadas de ambos ejrcitos, se despliega el escuadrn espaol con celeridad y orden. En el centro, los piqueros, coseletes, delante,
bien herrados con largas picas, petos y cascos, picas secas detrs, protegidos tan solo
por sus jubones, brigantinas y golas de acero o malla. Rodeando al cuadro de picas por
el frente y los flancos, mangas y compaas de arcabuceros, cuyas mechas encendidas
inundan poco a poco el ambiente con un olor a salitre. Los hombres aguardan, silenciosos, a que el enemigo est a la vista.
De entre la bruma y el bosque aparecen los rebeldes, ordenndose al encontrar ya dispuesto el escuadrn espaol. Son recios, altos, rubios y de barbas abiertas y desordenadas. Sus cabos y sargentos vocean las rdenes en su extrao y nrdico idioma,
arengando a los hombres mientras se reagrupan en escuadrn en torno a sus banderas,
piqueros y arcabuceros a la manera espaola, alemana y suiza.
Los espaoles estn en clara inferioridad numrica, casi 1.000 hombres menos, pero
esto no les acobarda, pues no en balde "a ms moros, ms ganancia". El maestre de
campo, consciente de que sin apoyo de caballera ni artillera sera arriesgado mandar
una avanzadilla de arcabuceros, cede la iniciativa a los flamencos, por ahora. Estos, envalentonados por las jactancias de sus oficiales, marchan con orden a unos cien pasos de
los espaoles.
Los primeros arcabuceros y mosqueteros rebeldes disparan sus proyectiles, todava
demasiado lejos. "Mucho ruido y pocas nueces", dicen los veteranos, mientras aguardan
con la pica en vertical o el mocho del arcabuz apoyado en el suelo. Haciendo gala de su
legendaria sangre fra, el maestre de campo espera a que los holandeses estn practicamente en las barbas, sufriendo alguna que otra baja a causa del fuego enemigo. A treinta
pasos, alza el bastn de mando y da la seal al tambor mayor, que transmite la orden
con prontitud. Los ibricos, como un solo hombre, hacen resonar de sus gargantas al
unsono el apellido: Santiago, Cierra Espaa! Y as, con pasmosa frialdad, arriman los
arcabuces al hombro, disparando sobre los flamencos. El Tercio entra en fuego, como es
usual, "a tres picas" del enemigo.
La primera descarga siembra el desconcierto, y a los rebeldes se les pas momentaneamente las ganas de vocear, cerrando filas para no abrir claros en su formacin. Espoleados por las rdenes de su coronel, marchan hacia el enemigo con las picas caladas.
Los arcabuceros espaoles, evitando en el ltimo momento las moharras de acero de las
picas flamencas, se guarecen dentro del cuadro. Calad picas!, vocean los capitanes.
Coseletes y picas secas colocan el arma en horizontal, dirigiendo las afiladas puntas
metlicas hacia el enemigo.
El choque es brutal, y las bajas son casi simultneas. Las puntas de las picas se revuelven tintas en sangre, mientras los arcabuceros espaoles, que cargan sus armas con
mayor rapidez que sus enemigos, dan duro en el escuadrn holands, seleccionando, a
ser posible, sus objetivos bajo las viseras de sus morriones: los oficiales.
La segunda carga, aprovechando el desconcierto efectuado por la arcabucera, la realizan los espaoles, con orden, hiriendo con las picas mientras algunos arcabuceros prueban suerte, dejando sus armas y desenvainando la espada, metindose entre las largas
varas de fresno de los flamencos para herir o matar a todo cuanto se ponga por delante.
El combate se decanta por el lado espaol cuando en una de las numerosas descargas
graneadas de arcabucera el coronel enemigo fallece a causa de un disparo en la frente.
Atemorizados por la resistencia y la potencia de fuego de unos hombres que combaten a
diente prieto, silenciosos y oscuros, terrorficos bajo su aspecto meridional, los holandeses comienzan a huir ante los diablos espaoles, rompiendo la formacin y buscando
refugio en el bosque en un slvese quien pueda.
Cansados tras aguantar y contraatacar durante horas (sufriendo pocas bajas), los hijos de
Hispania se enrabian al escuchar el toque a degello ordenado por su maestre. Como lobos hambrientos, haciendo gala de su fama de despiadados demonios de la guerra, muchos de ellos dejan picas y arcabuces, desenvainando sus aceros de Toledo, Vizcaya y
Sahagn, y se abalanzan hacia el enemigo en retirada apellidando a Santiago. Corren
hasta alcanzarlos y los van degollando (un resolutivo punto dbil mortal de las armaduras de tres cuartos de los coseletes enemigos), sin atenerse a peticiones de piedad,
rendiciones o ataques furiosos. Algun veterano dijo, antes de salir corriendo, que ya era
hora de calentarse, aunque fuera degollando herejes.
Al final de la jornada, pocos flamencos han escapado de las dagas y espadas espaolas.
La victoria es total, aunque en esa tierra extraa, hostil y fra, la victoria no es nunca resolutiva. No obstante, la roja cruz de San Andrs ondea al anochecer en la rendida villa
de Boom, como un fugaz y mudo testigo de que las armas espaolas todava gozan de
buena salud.
General Targul. Este texto es una reconstruccin hipottica que presenta un combate "tpico" entre infantera espaola y flamenca durante el siglo XVI. Los nombres de lugares y el parecido de esta batalla con cualquier otra que existiese es
meramente casual.
ORGANIZACIN
Como ya se ha indicado, las compaas en que se articulaba la milicia en tiempos de los
Reyes Catlicos no podan operar independientemente a causa de su escasa potencia y
de su reducido nmero de efectivos, y por esta causa se crearon las Coronelas, primero,
y ms adelante, en la reforma de 1534, los Tercios, con objeto de disponer de ncleos
poderosos de combate relativamente autnomos y de caractersticas apropiadas para satisfacer las necesidades de las campaas en las que se hallaban comprometidas las
tropas imperiales. Cada Tercio, con una fuerza de tres mil hombres, se compona de tres
Coronelas, cada una de las cuales comprenda a su vez solamente cuatro compaas, en
lugar de las veinte iniciales, con el fin de simplificar su administracin y gobierno interior. Cada Coronela continu mandada por un Coronel, y el mando de las tres lo
asumi un Maestre de Campo, nueva categora cuya creacin data de esta poca. De las
doce compaas que formaban el Tercio, unas eran de piqueros y otras de arcabuceros,
destinndose a las primeras los hombres de mayor fortaleza y resistencia, pues yendo
revestidos de armadura, tenan que manejar una pica de grandes proporciones.
Por otro lado, es muy probable que en determinadas circunstancias se organizaran compaas mixtas de piqueros y arcabuceros, y que se emplearan ballesteros como elementos auxiliares. La ballesta, en efecto, se continu utilizando como arma de guerra
(as como de caza) durante el siglo XVI.
Existen diversas opiniones acerca del origen del vocablo Tercio. Segn algunos autores
se dio este nombre a las tropas espaolas de infantera del siglo XVI en recuerdo de la
tercia legin romana, que estuvo destacada en la Pennsula Ibrica. Por su parte, don
Sancho de Londoo, militar distinguido que prest sus servicios a principios del siglo
XVI, se expresa en estos trminos en un informe que dirigi al Duque de Alba: "Los
Tercios, aunque fueron instituidos a imitacin de las tales legiones (romanas), en pocas
cosas se pueden comparar a ellas, que el nmero es la mitad y aunque antiguamente
eran tres mil soldados, por lo cual se llamaban Tercios y legiones. Ya se dice as aunque
no tengan ms de mil hombres. Antiguamente haba en cada tercio doce compaas, ya
en unos hay ms y en otros menos, haba tres Coroneles que lo eran tres capitanes de las
doce, cosa muy necesaria para excusar las diferencias que nacen cuando se envan de
una compaa arriba alguna faccin o presidio". Por tanto, segn este autor, el nombre
de tercio deriva del nmero de plazas que componan esta unidad.
Escudos/mes
Maestre de Campo
40
Sargento Mayor
20
Furriel Mayor
20
Municionero
10
Tambor General
10
12
Mdico
10
Cirujano
10
Boticario
10
Capelln
12
Total Escudos
32
194
El Maestre de Campo era elegido por el rey en Consejo de Estado y gozaba de las consideraciones que hasta entonces se haban reservado casi exclusivamente a los capitanes
generales. Era el superior jerrquico de todos los oficiales del tercio, y tena poder para
administrar justicia y reglamentar el comercio de vveres con objeto de evitar fraudes.
Dispona para su guardia personal de ocho alabarderos alemanes pagados por el rey que
le acompaaban en todos los actos militares y polticos, y posea las atribuciones de los
antiguos mariscales de Castilla.
El Sargento Mayor, nombrado por el Capitn general, era el segundo jefe del tercio,
como lo haba sido anteriormente de la Coronela. Estaba encargado de la instruccin
tctica del cuerpo, de su seguridad en los desplazamientos y del alojamiento de las tropas que lo componan. En un tercio, solamente l poda "pasar la palabra", es decir,
transmitir verbalmente las rdenes del Maestre de campo o incluso del Capitn general
a todos los oficiales.
Del Sargento Mayor dependa el Tambor General, que iba armado con una pequea
lanza de hierro. Tena por misin suplir la transmisin oral de las rdenes y vigilar la
actuacin del resto de los tambores del tercio. Adems de conocer todos los toques
("arma furiosa", "batalla soberbia", "retirada presurosa", etc.), deba ser capaz de interpretar y explicar las respuestas. Haba de ser espaol pero estaba obligado a conocer los
toques franceses, alemanes, ingleses, escoceses, walones, gascones, turcos y moriscos
(los toques italianos eran los mismos que los espaoles). Tambin era conveniente que
pudiera actuar como intrprete.
Cabe suponer que en medio del estruendo y confusin de la batalla la transmisin de
rdenes por este sistema no resultase siempre eficaz. A este respecto, don Sancho de
Londoo aconsejaba a los Maestres de Campo que, con el fin de evitar la posible
confusin entre los toques de Tambor General y los de los otros tambores del tercio,
tuvieran tambin a su servicio a un trompeta.
La misin del Furriel Mayor consista en auxiliar al Sargento Mayor en la organizacin de los alojamientos del tercio. Tena la responsabilidad del almacenamiento y de
la redistribucin de los bagajes que el tercio precisaba para cumplir sus cometidos, es
decir, q la Municin Real (vveres, armamento, vestidos, materiales de construccin,
municiones, etc.). El Municionero era el proveedor de las municiones y de todo el equipo necesario para las tropas.
El Capitn y el Teniente Barrichel eran oficiales jurdico-militares (su nombre en italiano significa alguacil), cuya misin principal consista en velar por el orden y el cumplimiento de la ley en el tercio, especialmente cuando las tropas se hallaban acampadas.
Con tal fin, tenan poder para castigar las infracciones cometidas contra los bandos publicados, y aunque el Capitn Barrichel poda en estricto derecho hacer ahorcar a un soldado sorprendido en flagrante delito si tal era la pena que le corresponda, su cometido
se limitaba generalmente a supervisar las ejecuciones. Para realizar sus funciones, el
Capitn Barrichel contaba con la asistencia de cuatro auxiliares a caballo. Ayudaba al
Sargento Mayor en la operacin de cargamento de los bagajes y, en relacin con la organizacin de los desplazamientos del tercio, tena la delicada misin de contratar y
vigilar a guas e intrpretes cuando las tropas atravesaban territorios desconocidos.
El Mdico y el Cirujano eran nombrados por los Capitanes Generales, siendo el primero responsable del hospital de la unidad (un embrin de hospital) donde deba contar
con una farmacia provista de los medicamentos de empleo ms frecuente, que se compraban a los boticarios a los precios tasados por el Maestre de campo. El servicio de sanidad del tercio no se limitaba a la asistencia de soldados heridos o enfermos, sino que
de l se beneficiaban tambin todos aquellos que se desplazaban con las tropas (familias, criados, mujeres). Hay que tener en cuenta que aunque la evaluacin numrica de
estos acompaantes no resulta fcil, es probable que contando con ellos, el efectivo del
tercio fuera doble. Si a escala de tercio la asistencia mdica era rudimentaria (con frecuencia los heridos se confiaban a los barberos!), la estructura sanitaria contaba para el
conjunto de la Infantera con varios hospitales de campaa (enclavados tanto en el teatro
de operaciones como en los itinerarios logsticos) y un hospital general relativamente
bien equipado y atendido. Aunque la asistencia mdica prestada en estos establecimientos era gratuita, su funcionamiento dependa de aportaciones deducidas del sueldo
de cada soldado, proporcionalmente a su salario. Tal contribucin, especie de cuota de
seguro, denominada "real de limosnas", era de diez reales para el Capitn, cinco para el
Alfrez, tres para el Sargento y uno para la tropa.
Seguidamente, y siempre de acuerdo con la obra ya citada del Conde de Clonard, se relacionan la composicin y los haberes mensuales de una compaa de arcabuceros y otra
de piqueros:
Personal
Sueldo en escudos
Arcabuceros
Piqueros
Un Capitn
15
15
Un Paje
Un Alfrez
12
12
Un Sargento
Un Furriel
Un Tambor
Un Pfano
Un Capelln
10
10
Diez Cabos de
escuadra
40
40
Doscientos cuarenta
soldados
1032
780
Total Escudos:
1127
875
Resulta interesante constatar la diferencia existente entre los haberes de piqueros y arcabuceros. Estos ltimos reciban un escudo ms para plvora, cuerda y municin, adems
de un tostn (treinta cntimos de escudo) para que pudieran proveerse de morrin (casco con los extremos curvados hacia arriba y una cresta en el centro).
El grado de Capitn era el de mayor reputacin y el ms ambicionado. En relacin con
el prestigio de este grado, resulta revelador el hecho de que durante el reinado de Carlos
V se dieran casos de Sargentos mayores que preferan el mando de una compaa a su
propio destino, en el que tenan a sus rdenes como subordinados a los capitanes de
compaa, y gozaban de un sueldo superior al de stos. En relacin con el procedimiento para ascender a este grado, exista una regla de antigedad generalmente aceptada
que se basaba en la permanencia en un grado durante un cierto perodo de tiempo antes
de acceder al grado superior. Segn algunos autores, la regla de antigedad ms comnmente aceptada era la siguiente: cinco aos para ascender de soldado a Cabo, un ao de
Cabo a Sargento, dos aos de Sargento a Alfrez, tres aos de Alfrez a Capitn.
En principio, pues, la eleccin de un nuevo Capitn se realizaba entre los alfreces de
mayor mrito, aunque no era infrecuente que, ignorndose los grados intermedios, se
ascendiera a Capitn a un soldado a condicin de que ste tuviera diez aos de antigedad y reuniera los mritos suficientes. El Capitn haba de tener gran experiencia en las
tcticas de combate y en el empleo de las distintas armas, especialmente las de fuego,
cuya importancia se revelaba cada vez mayor. Tena la obligacin de supervisar el entrenamiento de sus hombres, organizando para ello combates simulados en los que se
empleara la pica, se disparase el arcabuz, se maniobrara en distintas formaciones, etc.
Entre sus cometidos, estaba tambin la eleccin de oficiales competentes capaces de
mantener un alto grado de disciplina y entrenamiento entre los soldados de su compaa.
El Alfrez era el lugarteniente del Capitn, a quien sustitua cuando ste se hallaba enfermo, herido o ausente. Era responsable de la bandera, que deba portar en los combates y en las revistas. Teniendo en cuenta que las dimensiones de las banderas eran considerables y que durante los combates el Alfrez tena que sujetarla con una sola mano
para poder manejar la espada con la otra, cabe suponer que slo eran aptos para ostentar
este grado hombres de gran fortaleza fsica. Aunque el Alfrez no era directamente responsable del alojamiento de los soldados de su compaa, tena la obligacin de visitarlos con frecuencia para conocer de cerca sus problemas y ayudarles a resolverlos. Cuando no portaba la bandera, por ejemplo, en tales visitas, llevaba como distintivo una alabarda.
Otra de las obligaciones del Alfrez consista en escoger buenos msicos para cubrir los
puestos de tambores y pfanos, a quienes se encomendaba la importante misin de transmitir rdenes, publicar bandos, etc. Estos instrumentistas deban conocer todos los toques del ejrcito que indicaban asambleas, marchas, avisos, retretas, desafos, mensajes,
asaltos, etc., adems deban ser capaces de interpretar y transmitir las respuestas.
El grado de Sargento fue creado a finales del siglo XV a peticin de los capitanes, que
sentan la necesidad de contar con oficiales que se encargaran especficamente de mantener la disciplina y de velar por la ejecucin de las rdenes en sus compaas. El Sargento tena que conocer en todo momento el nmero de soldados disponibles para poder
formar rpidamente la compaa de acuerdo con las rdenes recibidas. En lo relativo al
mantenimiento de la disciplina, poda castigar las faltas al servicio sin que mediase proceso alguno, en caso de flagrante delito. Estaba tambin encargado del entrenamiento y
de la instruccin de sus soldados, ensendoles el manejo y el cuidado de las armas y
asignando a cada uno el puesto que ms se ajustase a sus condiciones. Antes de emprender una marcha, el Sargento se reuna con su Alfrez y su Capitn para establecer el itinerario, determinar las caractersticas de los bagajes, etc. De acuerdo con las decisiones
adoptadas en esta reunin, tomaba las medidas necesarias para que la tropa estuviese
formada y los bagajes cargados antes del momento previsto para la partida.
El grado de Cabo es ms antiguo que los de Sargento y Alfrez. Esencialmente, el Cabo
estaba encargado del buen estado de las armas y de la formacin de los reclutas. Tambin se ocupaba de los enfermos, transmitiendo al Capitn las solicitudes de hospitalizacin. Era asimismo responsable del puesto de guardia que se le asignara y deba
permanecer en l con todos los soldados de su escuadra hasta que el Sargento le relevase.
UNIFORMIDAD
Aunque durante el reinado de Carlos V se generaliz en el ejrcito el empleo de trajes
de corte a la alemana con jubones y gregescos amarillos acuchillados en rojo, sera inexacto hablar de verdadera uniformidad, puesto que a menudo los soldados vestan de
forma arbitraria, ya fuera por dificultades en los abastecimientos o porque los atrasos en
las pagas se paliaran, al menos en parte, mediante la entrega de prendas civiles tomadas
de las ciudades ocupadas.
Las tropas solan protegerse la cabeza con distintos tipos de cascos, tales como morriones, celadas, borgootas, capacetes, almetes y capelinas, y utilizaban, segn los casos,
media armadura o golas, cotas de malla y chalecos de cuero reforzados a veces con piezas metlicas. Los soldados reciban armas proporcionadas por el rey (Municin Real)
sin verse obligados a desembolsar dinero en el momento, ya que el precio de las mismas
se les descontaba de futuras pagas. No obstante, aquellos que lo desearan podan adquirir y utilizar armas ms de su agrado que las que les suministraba el ejrcito.
Armaduras
En los finales del siglo XV, las tcnicas europeas de fabricacin de armaduras estaban
en su momento culminante. Se haban desarrollado en talleres de artesanos muy especializados, extremadamente celosos a la hora de divulgar sus secretos profesionales.
Tanto era as que incluso en nuestros das se tienen serias dudas de la manera en que
eran capaces de dar forma a un almete sobre una sola plancha de metal. Su labor exiga
no slo conocimientos considerables, sino una infraestructura importante. Para martillear en fro las lminas de acero, eran necesarios un amplio juego de moldes y unas poderosas ruedas hidrulicas que simunistraban la energa suficiente para mover los martinetes.
Los grandes centros europeos de fabricacin de armaduras estaban en Augsburgo, Unremberg, Solingen y Miln. Haba dos grandes tradiciones en el diseo de las piezas.
Las armaduras alemanas eran contundentes y pesadas, con petos de dos piezas. Solan
estar adornadas con relieves muy acusados y llevar adornos de latn en los bordes. Por
el contrario, las armaduras italianas tenan formas ms grciles y curvilneas, con superficies redondeadas de aspecto liso y petos de tres piezas. Las suaves lneas que las cubran no tenan una funcin decorativa, sino que servan para "dirigir" la punta de la espada enemiga que chocara con la pieza, alejndola de las partes vitales del combatiente.
Si una hoja de acero daba contra el centro del peto, las acanaladuras de su diseo nunca
la dejaran resbalar hacia el cuello, sino que la desviaran en direccin a los hombros y
la espalda, donde pasara de largo sin hacer dao.
Tres lansquenetes alemanes. El primero de ellos porta un montante apoyado en el hombro, un peto maximiliano con escarcelas, y se toca con una recia borgoota.
Ilustracin de Emilio Arreondo.
Esos dos estilos, el alemn y el italiano, confluyeron en el siglo XVI en un slo,
llamado "Maximiliano". Recibe su nombre por el emperador Maximiliano de Austria,
que en ms de una ocasin llev a sus fuerzas a luchar en los campos de Italia, favoreciendo la mezcla de tradiciones en el trabajo del acero. Las armaduras maximilianas se
reconocen por las estras paralelas que cubren su superficie, con una funcin tanto
ornamental como de refuerzo. Estuvieron de moda hasta 1530.
Los rodeleros y los piqueros solan protegerse con un casco de acero, gola y coraza con
escarcelas para el abdomen. A este tipo de equipacin se le denomina "armadura de tres
cuartos". Normalmente se trataba de piezas producidas en gran nmero, que luego el
herrero del campamento adaptaba a las medidas corporales del usuario. En lugar de peto
y espaldar, muchos usaban la brigantina, una recia prenda de cuero entre cuyas capas se
colocaban pequeas lminas de acero sujetas con remaches. Esta pieza defensiva era
ms ligera y flexible que la coraza, aunque ofreca mucha menos proteccin, en especial
ante los golpes dados con armas contundentes, como la alabarda.
Escudos
Los soldados de los Tercios usaron pocos escudos, pues la mayora de ellos eran piqueros o arcabuceros. Solo a comienzos de su historia, con el Gran Capitn, y hasta el final
del reinado de Carlos V estuvo generalizado el uso del "rodelero". Este soldado estaba
armado con un escudo y una espada, y tena una misin similar a la de un lansquenete
"doblesueldo". Se infiltrarse en el cuadro de picas enemigo para atacar a los coseletes y
las picas secas, desviando las puntas metlicas con la rodela y acortando distancias para
poder herirles o matarles.
que la parase, pero de ser un impacto a quemarropa de poco sevira el poner la rodela en
medio.
Si un escudo de ese tipo estaba realizado en madera, en vez de en metal, reciba el nombre de broquel, que siempre tendra el canto reforzado con hierro.
El escudo ms original de los usados por conquistadores y jinetes ligeros era sin duda la
adarga. Se trataba de una pieza de cuero recio y su forma de doble elipse recordaba el
contorno de un corazn o de unas alas de mariposa. Por delante se adornaba con borlas,
y en su parte posterior exista un gancho que permita colgarlo del cinturn cuando no
se usaba. Fueron los almohades los que trajeron este tipo de defensa a la Pennsula que,
como tantas otras cosas, no tard en ser adoptada por los cristianos. La adarga, ligera y
flexible, era idnea para protegerse de los dardos y proyectiles de los indios americanos.
Por ello, las tropas coloniales que defendan la rida frontera norte del Virreinato de
Nueva Espaa, como los lanceros de Cuera, mantuvieron la adarga en activo hasta bien
entrado el siglo XVIII, cuando ningn otro tipo de escudo segua en uso.
Cascos usados por los tercios
DISCIPLINA
Se refiere este apartado al estricto cumplimiento de los bandos y de las rdenes del
mando relativas al servicio del Rey.
La disciplina o la indisciplina son los resultados normal o desviado, respectivamente, en
relacin con la moral del servicio.
En su descripcin del saqueo de Amberes, el ingls Georges Gescoigne dice: Los
valones y los alemanes eran tan indisciplinados como admirables eran por su disciplina
los espaoles.
Tal apreciacin halagadora para los Tercios puede hallarse al menos una vez en los escritos de cada uno de los contemporneos que trataron sobre el tema. Y es justicia que
as sea.
Sin embargo, la disciplina era cualidad muy poco natural en aquellos soldados meridionales. Haba que implantrsela y remacharla bien, crendoles unas reacciones automticas mediante una dura instruccin. Al menos en lo referente al servicio. Anticipndose
a Montesquieu en la teora sobre la influencia de los climas, el ntegro Valdez sealaba
con sutileza que fabeis todos quafi generalmente aborrecn el yr ligados a la orden,
mayormente infanteria Efpaola, que como por caufa del clima participa de complexion
mas colerica que otra tiene poca pacientia para yr en orden. Como Valdez haba sido
Capitn, Sargento Mayor y Maestre de Campo durante muchos aos, tena suficiente
competencia para juzgar en esto.
No faltaban los casos de indisciplina. La frecuencia y la importancia de tales casos eran,
como es lgico, inversamente proporcionales a la firmeza con que los mandos ejercieran
su autoridad.
Era el Duque de Alba quien mandaba los Tercios cuando llegaran a Flandes. Se le conoca como hombre de rigurosa conducta, y tambin la exiga a sus soldados. Eran escasos
bajo su mando los actos de indisciplina, pero si se producan, los castigaba siempre severamente, tal como lo exigan las leyes militares, incluso cuando la falta fuera colectiva.
En efecto, la indisciplina colectiva era peligrosa, y frecuentemente se pagaba en vidas
humanas, especialmente durante los combates. El primer asalto a la ciudad de Harlem
fue uno de los casos ms fatales: 200 muertos. Una catstrofe para la Nacin. Y sucedi porque no cumplieron la orden de retirada, ms arrastrados por la pasin que atentos a la disciplina. Fue necesario que interviniera el prestigioso Romero para que los
soldados entraran en razn. Dijo:
Que temeridad os lleva? por mejor decir, que frenesi? Estos desordenes se aprenden en la escuela militar del Duque de Alva? Assi se v al assalto por el aire? Assi
quereis dexaros matar, sin que podais pelear? Hechos blancos, y burla juntamente destos rebeldes, que escondidos entre sus reparos os befan mientras os hierren. Faltaraos
ocasion por ventura de castigar su perfidia? Dexad pues aora el impetu que os ciega. Yo
que tantas veces me he hallado con vosotros a vencer, me hallare esta con mucho gusto
a perder.
Los amotinados no desobedecan todas las reglas. Incluso podemos decir que sustituan
la normal disciplina del servicio por otra disciplina que los propios amotinados creaban.
Siempre fue igual el proceso de los motines en la infantera espaola. Todos los autores
lo describen de idntico modo, y por sus escritos hemos podido comprobarlo en motines
que se produjeron durante el reinado de Carlos I, tanto en Flandes como en el Mediterrneo. Los hechos comenzaban con rumores o carteles al final de un perodo muy duro.
Frecuentemente actuaba como detonador algn hecho de armas nuevo, que acentuaba en
los soldados la consciencia de su valor y de su indispensable papel en la consecucin de
la poltica del Rey. As fue despus de la toma de Harlem, despus de la victoria de
Mock, despus de la conquista de Zierickzee... Advertan adems que no se produca la
explotacin de las ventajas adquiridas tan duramente sobre el campo de batallas. Las
murmuraciones preliminares iban siempre dirigidas a establecer la comparacin entre
los sacrificios padecidos y la miserable paga.
En cuanto se produca la fermentacin suficiente, brotaba el estallido a los gritos de
motn!, motn!.
Los soldados rechazaban a sus mandos y se ponan fuera de las banderas, gritando
fuera los guzmanes!. Podramos pensar que la expresin guzmanes referase entonces a todos aqullos a quienes los amotinados no queran tener consigo, pero, en
realidad, parece que ms bien se trataba de soldados cuya calidad supona una fidelidad
indefectible al servicio del Rey, aunque con frecuencia no por eso estuvieran en mejores
condiciones econmicas que los amotinados. Estos, por un resto de deferencia, los reconocian como buenos soldados
Tanto por atender a su propia seguridad como para salvaguardar su honor, algunos soldados particulares y/o soldados rasos no queran desobedecer, y se retiraban con la ensea y con los oficiales. A veces, entre los mandos rechazados, no estaban los cabos,
sino que stos, muy poco distintos de la tropa, quedaban con los amotinados. As sucedi en 1574, motn en el que solamente los capitanes, los alfreces y los sargentos se
retiraron a Lierre, cerca de Amberes. Precaucin justificada, puesto que siempre reciban muy malos tratos los no adheridos a la sedicin, cualquiera que fuese su calidad.
En 1538, un guzmn -ue adems era mensajero-, fue pasado por las picas y, una vez
muerto, le ahorcaron. En 1574, en Amberes, la puerta del alojamiento del Maestre de
Campo Julin Romero, conocido por su severidad, qued acribillada a balazos de mosquete mientras los amotinados publicaban un bando en el que instaban a todos los oficiales para que se alejaran en el plazo de una hora.
Luego los amotinados formaban el escuadrn bajo una nueva ensea, y ste se converta
en organismo deliberante para elegir un jefe: El electo. Despus, tal electo quedara
secundado -y vigilado- por los subalternos consejeros que la seguridad de las decisiones
hiciera necesarios.
A partir de tal momento, las disposiciones de mando provenan de la base, con la ms
extremada democracia. Tanto para facilitarse la existencia como para conseguir subsistencias y dinero, los amotinados se establecan en una ciudad, hacindose cargo, por
sustitucin, de todas las funciones que normalmente correspondieran a las autoridades.
El electo era el primer jefe, pero en realidad slo tena la misin de portavoz, en el
sentido ms estricto, de cuanto los otros decidieran. No dispona de otro poder que el de
PIQUEROS
Los piqueros iban provistos generalmente de capacete, peto, espaldar, escarcela o falzete (especie de faldas metlicas que formaban un ngulo de 45 grados con el cuerpo
para permitir al soldado libertad de movimientos), brazales, guarda-brazos y manoplas.
Llevaban por tanto media armadura o coselete; su vestimenta se completaba a veces con
gregescos amarillos acuchillados en rojo, calzas rojas y zapatos de cordobn1. Como
arma defensiva utilizaban tambin un escudo metlico ovalado o rodela en cuyo anverso
se representaban dos columnas enlazadas por una banda con la inscripcin "Non Plus
Ultra". Este escudo llevaba en su reverso un gancho que permita al soldado sujetarlo a
su cinturn.
Sus armas defensivas eran la pica y la espada. Del examen de las piezas que han
llegado hasta nosotros y de la iconografa
de la poca se deduce que el tamao de las
picas variaba entre amplios mrgenes. As,
mientras que en el Museo del Ejrcito de
Madrid se conservan piezas que tienen una
longitud aproximada de dos metros y medio, en grabados y tapices que representan
las campaas de Tnez se aprecian picas
de hasta cinco metros. Aunque las grandes
picas eran armas pesadas y de difcil manejo, sus ventajas en el plano defensivo
eran notorias pues permitan guarnecer el
frente de los escuadrones, manteniendo
controlado al enemigo con el mnimo riesgo. El empleo de la pica en formaciones
cerradas requera gran entrenamiento y
disciplina. Es preciso tener en cuenta que a
causa de su gran longitud siempre exista
el peligro de que los piqueros situados en
posiciones retrasadas hirieran a los que
formaban las primeras filas.
En las formaciones defensivas, los piqueros de la primera lnea se agachaban doblando
una rodilla, con la pica apoyada en el suelo; los de las lneas siguientes mantenan la
pica en posiciones progresivamente ms vertical. Durante las marchas es probable que
las picas se transportaran en los carros de municin, ya que llevarlas sobre el hombro
haba de resultar fatigoso a causa de la vibracin del asta, las picas estaban hechas con
1
Histricamente, el trmino cordobn designa al cuero de cabra o macho cabro de alta calidad, muy
ligero y suave, que se obtena mediante la curticin vegetal con sustancias especiales, entre ellas los
taninos obtenidos a partir del zumaque.
Estos taninos presentan una resistencia mayor a la oxidacin que el resto de taninos vegetales, lo que
mantiene el color de la piel por ms tiempo. Adems, permite una mayor penetracin de los colorantes,
por lo que este cuero se utiliz como base para los cueros repujados y policromados
El vocablo es de origen mozrabe y alude a la ciudad de Crdoba, famosa por sus curtidos y por todo tipo
de artesanas en cuero; desde monturas de caballo a cuadros, biombos o pequeos muebles. Actualmente
quedan pocos artesanos que la realicen, al igual que ocurre con el resto de los productos artesanales.
ARCABUCEROS Y MOSQUETEROS
Arcabuceros
La indumentaria de los arcabuceros era mucho ms liviana que la de los piqueros. Consista habitualmente en un morrin, una gola de malla de acero y un coleto (vestidura
hecha de piel, por lo comn de ante, con mangas o sin ellas, que cubre el cuerpo, cindolo hasta la cintura; en lo antiguo tena unos faldones que no pasaban de las caderas) o
chaleco de cuero. A los arcabuceros se les consideraba, en efecto, soldados ligeros respecto de los piqueros, cuyas compaas constituan el ncleo bsico del tercio. Durante
el combate, las compaas de arcabuceros se caracterizaban por su gran movilidad, desplegndose rpidamente para situarse en las alas de los cuadros formados por los piqueros y tratar de envolver al enemigo hostigando sus flancos.
El arcabuz se utiliz con sucesivas innovaciones desde el
siglo XV al XVIII. El vocablo quiz derive del alemn hakenbchss (haken: gancho o garfio; bchss: arma de fuego), aunque tambin podra ser una deformacin del rabe
al kduz (el tubo). Este arma consista en un can montado en un fuste de madera de un metro aproximadamente,
aligerado hacia la boca y reforzado hacia la cmara de
fuego. La longitud del nima oscilaba entre 0,80 y 1,60
metros. Al evolucionar el arcabuz hacia el mosquete, aumentando de tamao y peso, fue preciso apoyarlo en una
horquilla para poder hacer fuego. El equipo adicional de
los arcabuceros consista en una bandolera de la que pendan las sartas o cargas de plvora en doce estuches de cobre o de madera (a los que se conoca como los doce apstoles), un polvorn de reserva y una mochila en la que se
guardaban las balas, la mecha y el mechero para prenderla. Iban tambin armados con una espada semejante a la
que solan usar los piqueros. Cada arcabucero reciba una
cierta cantidad de plomo o estao para fundir sus propias
balas en un molde que se les entregaba junto con su arma.
Como cada pedido de armas inclua los moldes para fabricar la municin, el calibre de
las balas fundidas tendra que coincidir con el del can. Sin embargo, esto no siempre
ocurra en la prctica debido a imprecisiones en la manipulacin de los moldes. Por otro
lado, hay que tener en cuenta que muchos soldados empleaban armas que no eran normalizadas y que la dosificacin de la plvora se realizaba de forma subjetiva y ms bien
exagerada una vez que se haban utilizado los estuches predosificados de la bandolera.
Esto ocurra con frecuencia cuando las circunstancias obligaban a mantener una cadencia de fuego rpida y el tirador no tena tiempo de volver a llenar los estuches para dosificar sus cargas, y verta la plvora en el bacinete directamente con el polvorn de reserva. De todo ello resultaba una considerable desigualdad de tiro.
En los primeros arcabuces se utilizaba el sistema de encendido por mecha, que fue sustituido ms adelante por el de rueda. El sistema de encendido por mecha se basaba en el
empleo de un dispositivo denominado serpentn, que inicialmente era una simple palanca en forma de Z montada a un lado del fuste de madera: si se oprima su parte inferior,
la superior se mova hacia delante. En el extremo del serpentn se fijaba un trozo de
na enfrente a un apretado cuadro suizo, no era necesario afinar mucho, pues ya dara la
bala, ella sola, con alguna al que dejar en el suelo. Pero si la lucha era ms abierta, no
estaba de ms escoger la vctima, como, por ejemplo, un bravo y caballeresco gendarme
de cimera emplumada.
Mosqueteros
Aunque el mosquete hace su aparicin a finales del reinado de Carlos V, es durante el
de su hijo y nietos cuando se generalizar dentro del tercio. El mosquete era capaz de
disparar una bala o "pelota" de dos onzas a cien metros, aunque lo habitual era usarlo
entre los treinta y los veinte metros, donde se mostraba realmente eficaz. El primer disparo se tena preparado en el arma antes de entrar en combate, puesto que las primeras
descargas eran decisivas y, adems, en el fragor de la accin, se multiplicaban los errores en la compleja maniobra de carga.
En primer lugar, se verta la plvora gruesa en el nima del can, se atacaba para compactarla y posteriormente se introduca la "pelota", que tambin se presionaba con la baqueta hasta conseguir un cojunto compacto que aprovechase mejor los gases de la com-
bustin de la plvora. A este efecto se poda envolver la bala en trozos de cuero o tela
para ajustarla ms al can; despus se cebaba la cazoleta con plvora ms fina a fin de
que pudiera penetrar por el pequesimo orificio, "oido", que comunicaba con el nima.
Completada esta oaperacin, se colocaba uno de los extremos encendidos de la mecha
(el mosquetero la llevaba con la mano izquierda sobre el perrillo del serpentn), que al
accionar el gatillo, bajaba sobre la cazoleta a la que previamente se le haba levantado
una trampilla que protega la plvora mientras no se disparaba el arma.
Pero an falta bastante para descansar, hay que recoger el botn de guerra. El espaol
apag los dos cabos de la mecha que tena enrollada en el antebrazo, puso el recalentado
arcabuz sobre su hombro y desenfund el botafuego que le haba obsequiado aquel mal
hablado artillero alemn: un instrumento ideal para el remate, rpido y fcil de colar por
las rendijas de las armaduras.
"...Si queris honra y favor, alimento y botn, enfrente lo tenis..." les haba dicho
Pescara. Escupi en el suelo la bola de plomo que quedaba en su boca y se dirigi con
paso rpido hacia los valiosos despojos de la caballera francesa. Parte de su sueldo todava gritaba.
El flamante exterminador de nobles caballeros haba llegado. Lo que la ballesta no haba logrado, lo estaba realizando con probada eficacia el arcabuz.
Amaneca el 25 de febrero de 1525. El lugar: Pava, a treinta kilmetros de Miln
BALLESTEROS
El papel jugado por la ballesta en la historia de la Baja Edad Media fue ms que notorio.
Las tropas armadas con ballestas, que tan eficaces haban resultado como fuerza de apoyo y cobertura durante la Edad Media, continuaron emplendose durante el Siglo XVI.
Fue usada y admirada por cazadores y guardabosques, bandidos, cuadrilleros de la Santa Hermandad, asesinos y soldados. Tambin fue perseguida, incluso excomulgada. El
Concilio Lateranense de 1139 amenaz con expulsar del seno de la Iglesia a todos aquellos que usasen contra cristianos ese ingenio que el papa Inocencio II y sus cardenales
calificaron como artem mortiferan y Deo obidilem, es decir, "odiada por Dios". ste
fue, por cierto, el primer caso de la historia donde hubo una conferencia para la limitacin de armamentos. Pero slo se prohibe lo que se generaliza, por lo que no cabe ninguna duda de que, por aquel entonces, la ballesta deba tener un xito importante entre
todo tipo de combatientes y cazadores, que para nada se acordavan de las amonestaciones de los clrigos a la hora de matar al vecino con impunidad.
patrimonio de los galeses y los ingleses, cuyas flechas poda perforar cualquier coraza a
cincuenta metros. Pero al manejarlo, el arquero deba realizar un tremendo esfuerzo
muscular para tensar su arma, con la nica fuerza de sus brazos. Y deba mantener esa
tensin mientras apuntaba, por lo que era muy dificil poner la flecha a cuarenta pasos en
algo menor que la pared de un granero. Por ello, para formar un buen tirador de arco se
necesitaban aos de duro entrenamiento y dedicacin. Por el contrario, cualquier enclenque, tras media hora de ensayo, era capaz de montar una ballesta, pues para ese fin
contaba con los adecuados medios mecnicos. Y una vez cargada, no tena que hace
otro esfuerzo que el de apretar el disparador y soltar la saeta.
La ballesta presentaba un aspecto exterior sencillo, aunque esa simplicidad era ms
aparente que real. Las armas de este tipo tena varias piezas mviles en su interior, con
resortes y engranajes metlicos. No en balde, a partir de las ballestas se desarrollaron
los mecanismos de los primeros relojes. Muchos pueblos de Asia y frica nunca alcanzaron los niveles tcnicos necesarios para fabricarlas, pasando directamente del arco al
arma de fuego importada de occidente. En la actualidad calificaramos a la ballesta
como armamento de "pases desarrollados".
Se compona de una pieza de madera de unos sesenta o cien centmetros de largo, llamada "tablero", "curea" o "caja", en la que se fijaba, con un ngulo de noventa grados
un arco o "verga", que bien poda ser de acero o "de palo", es decir, de madera. En la
ranura de la caja de la ballesta se engarzaba la "nuez", una pequea pieza giratoria de
metal en la que existan unos resaltes donde se sujetaba la cuerda para mantenerla tensa.
El "disparador" era otra pieza mvil, tambin sujeta a un eje. Unos de sus extremos quedaba al aire, bajo el tablero de la ballesta, mientras que el otro se encajaba en una muesca de la nuez, impidiendo que girase. En su parte frontal, el arma tena una robusta pieza
de hierro, el "estribo", donde se colocaba el pie para mantener la ballesta en posicin
vertical.
Los extremos del arco se unan por una cuerda muy resistente. La cuerda de ballesta era
tan fuerte que se le daba muchos usos aparte del que le era propio. Los cuadrilleros de la
Santa Hermandad amarraban a sus prisioneros con ellas, o las utilizaban para azotar a
los delicuentes. Curiosamente, estos enrgicos servidores de la Corona por campos y
despoblados reciban el nombre de "cuadrilleros", no por ir de cuatro en cuatro, sino el
uso que hacan del "cuadrillo". As se denominaba un cierto tipo de dardo de ballesta,
cuya punta, en vez de tener forma de cua como era normal, estaba tajada de plano. Eso
le daba un efecto letal cuando se disparaba a corta distancia, por lo que se usaba en las
ejecuciones sumarias, tan normales dentro de los hbitos de la Santa Hermandad. Segn
algunas pinturas flamencas de la poca, el cuadrillo se llevaba sujetando el ala del sombrero, a modo de siniestro broche.
En los siglos XII y XIII, los ballesteros llevaban un gancho colgado de su cinturn, con
el que se ayudaban para forzar la resistencia del arco, aferrando con l la cuerda mientras hacan fuerza apoyando las manos en la contera del arma. Muchos menos fatigoso
era usar la "pata de cabra", un ingenioso artilugio con el que se tiraba de la cuerda por
medio de un sencillo sistema de palancas. El ms refinado de los ingenios era el "cranequn", que se serva de los efectos combinados del torno, las ruedas dentadas y la cremallera para doblar la verga del arma. El ms espectacular sera, sin duda, el "armatoste". Se trataba de una doble manivela que se engarzaba a la contera de la ballesta,
provista de un torno donde se enrollaba un juego paralelo de cabos, enganchados por su
extremo libre a la cuerda del arma. Para multiplicar la fuerza de traccin, los cabos se
hacan pasar por un doble sistema de poleas, de tal modo que hasta el arco ms potente
era curvado sin gran esfuerzo, aunque, eso s, la tarea llevaba su tiempo.
Se usara el sistema que se usara, al final, la cuerda de la ballesta quedaba sujeta por la
nuez, que quedaba firme e inmvil por la presin del disparador. El tirador colocaba
entonces el dardo en su sitio y se llevaba el arma a la cara. Una vez apuntada la ballesta,
slo tena que presionar en el extremo libre del disparador, para liberar la nuez y soltar
la cuerda. Un sonoro chasquido indicaba que la saeta volaba hacia su destino, en el costado de un venado o en el peto de un caballero.
LA CABALLERA
Durante la fase final de la Guerra de los Cien aos, la Guerra de las dos Rosas y la
llamada "Guerra del Yeso", la caballera pesada mostr signos de fortalecimiento. Aunque la infantera armada a la suiza y la artillera comenzaba a vislumbrarse como los
asesina de la caballera feudal, las experiencias vividas durante estas guerras y el encorsetamiento de la tcticas militares a las que se cean los nobles y caballerescos generales, seores de armas y gentilhombres de comienzos del Renacimiento, hicieron posible que la gendarmera, la caballera pesada del rey de Francia, demostrara que el arma
de caballera gozaba de buena salud (como vena siendo usual desde los tiempos de Carlos Martel), aplastando al ejrcito combinado de las cuidades cantonales suizas en Marignano, 1515, ao de la subida al trono de Francisco I de Francia.
Agincourt (entre otras), el orgullo caballeresco francs, que solo entenda como glorioso
final para una batalla el de la vistosa, contudente y demoledora carga de su caballera
pesada, que aplastaba al enemigo, segua intacto. Por muchas picas tras las que pretendieran guarecerse los hijos de plebeyos y aldeanos metidos a guerreros, por mucha ballestera que gastasen y mucho ruido que hicieran con sus escopetas y espingardas, las
batallas segua decidindolas la caballera. Esta era su mentalidad.
La caballera pesada tena los das contados. Despus de haber conquistado Granada,
tras ocho siglos de luchar contra los moros y contra ellos mismos (con brillantes campaas exteriores como la de los almogvares), los espaoles (o mejor dicho, sus reyes),
tras la unin de Castilla y Aragn, acariciaban el pastel italiano, rico y disputado, intentando hacer valer sus derechos sobre Sicilia y Npoles y, de paso, intentar expulsar a los
franceses del resto de los territorios que ocupaban de facto.
Los rivales a batir: franceses, italianos, suizos, borgoones y alemanes. Las potencias
europeas de la poca, tanto militares como econmicas, peleaban por la posesin de una
Italia dividida en pequeos feudos, tejiendo alianzas y ligas, ya peleando entre ellos o
contra el papado. Con este cuadro, pues, no cabe extrao alguno en la subestimacin
que esas potencias hacan del ejrcito de la monarqua hispnica, demasiado "cerrado"
durante largos siglos en campaas interinas y peninsulares como para suponer una amenaza ante las experimentadas compaas mercenarias de lansquenetes, cuadros de picas
suizos y, sobretodo, ante la caballera y la artillera del rey de Francia.
No contaban con que esos cetrinos, barbudos y enjutos espaoles, aldeanos y segndones convertidos en soldados para conquistar la Granada musulmana, haban hecho
mucho ms que pelear contra un enemigo supuestamente "inferior". Haban aprendido
el arte de la guerra moderna. En terreno montaoso y luchando contra un enemigo que
ataca con rapidez y por sorpresa, que juega a cortar los suminitros del rival y daar su
co-hesin mediante talahas, golpes de mano y almogaravas antes de asestar el definitivo golpe final, no se podan usar las tcticas de guerra europea convencional. El bravo
hombre de armas debi de bajarse del caballo y dejar lugar a la infantera que, armada
con ballestas, picas y arcabuces, era una respuesta rpida y fiable contra el enemigo granadino.
La caballera musulmana, rpida, flexible y que tan pronto poda asestar al enemigo una
tremenda lanzada como salir indemne tras esquivar al acorazado caballero feudal o al
soldado, como el rejoneador que escapa del pitn del toro, fue asimilada por el ejrcito
espaol, copiando sus forma de combatir y usndola con eficacia contra el enconado rival nazar.
As las cosas, y para colmo de males de los caballeros de la Francia, el ejrcito espaol
enviado a Npoles a comienzos del siglo XVI se encontrada al mando de don Gonzalo
Fernndez de Crdoba, ms conocido como "El Gran Capitn", un brillante tctico y
mejor estratega. An as, como si el benvolo destino quisiera haberle concedido al
francs un ltimo desquite, la primera batalla en suelo italiano, la de Seminara, concluy con la derrota del ejrcito espaol. La causa de esta primera derrota, la nica sufrida
por el Gran Capitn en Italia, hay que buscarla en la ineptitud de Ferrante II de Npoles,
capitn general de aquel ejrcito y que precipit los acontecimientos a causa de su encorsetada (coetania, podra decirse) visin tctica.
Aprendiendo de esta derrota, y bajo el lema de "una y no ms", el Gran Capitn reform
a sus tropas, que haban sido vencidas pero se haban retirado ordenada y disciplina-
damente, sufriendo pocas bajas. Aument el nmero de arcabuceros, y releg a la ballesta (arma favorita del rey Fernando) al un plano secundario dentro de sus coronelas.
El choque tuvo lugar en las vias de Ceriola (1503) donde, resguardndose detrs de
un parapeto y un terraplen, los arcabuceros y los infantes, esa "soldadesca" desarrapada,
acabaron a golpe de arcabuz con el honorable y medieval duque de Nemours, general
francs, su vistosa gendarmera y, de postre, a un gigantesco cuadro de infantera suiza
que vena detrs.
A partir de este punto, las cosas cayeron por su propio peso. En Garellano (1504),
Bicoca (1522) y Pava (1525), la caballera pesada fue sistematicamente reducida y aniquilada por los piqueros, los rodeleros y los arcabuceros del ejrcito imperial. Mora la
edad de la caballera; comenzaba la edad de la infantera.
formacin mientras era reemplazada por las siguientes lneas de caballos, volviendo a
hacer fuego y retirndose.
Borgoones
Estaban organizados en "Bandas de Ordenanza", y eran los ms pesadamente armados.
El nmero de combatientes en cada una de ellas ascenda a unos seis: un caballero y varios sirvientes y soldados a sueldo del primero. A pesar de ser ms disciplinados, no
llegaban a igualar la furia y "Sprit du Corps" de los "Gendarmes" franceses, la mejor
caballera pesada de su tiempo. El escaso nmero que fueron empleados en Italia, determin la inferioridad de estos guerreros recubiertos de armadura frente a sus homlogos
galos.
El caballero utalizaba armaduras de tipo alemn "Maximiliano" (ondulada) o italiano, y
el caballo era tambin era protegido. Su armamento consista en una lanza pesada y
mandoble; adems llevaban espadas u otras armas contundentes. La tctica que desarrollaban consista en cargar en varias hileras de jinetes de gran amplitud.
Junto a ellos, cabalgaron caballeros de la baja nobleza francesa que pasaron al servicio
del Imperio, siguiendo al Condestable de Borbn y al Prncipe de Orange cuando abandonaron a su rey y guerrearon en favor de Carlos V, debido a los lazos de vasallaje
feudal que guardaban con el emperador.
Alemanes
Sus escuadrones agrupaban a caballeros ms dbilmente protegidos y armados, y las
lanzas eran ms ligeras; para el combate cuerpo a cuerpo, espadas, mandobles, hachas o
mazas. Su tctica consista en formar tringulos invertidos que penetraban en las filas
enemigas como una cua. Sus cabalgaduras llevaban como proteccin bardas de tela o
cuero, as como armaduras metlicas. No utilizaban servidores ni soldados, siendo todos
caballeros o burgueses.
Italianos
Aunque en su mayora eran nobles, alquilaban sus servicios al mejor postor, al igual que
los alemanes. Su armamento ofensivo y defensivo era de un tipo intermedio entre el
borgon y el alemn. Su armadura era de tipo italiano (liso), y dependiendo de su riqueza, haba jinetes pesadamente aarmados, mientras que otros utilizaban armas y armaduras ms livianas (lo mismo ocurra con sus caballos). La tctica de ataque era muy
parecida a la borgoona. Las guardias napolitanas eran incluidos en este grupo, aunque
eran mucho ms pesadas.
Espaoles
Dentro de la caballera pesada, los caballeros espaoles eran los ms ligeramente armados y protegidos, sin que sus monturas llevasen defensas (exceptuando las Guardias
Viejas de Castilla). Se servan de lanzas, mandobles, espadas y otras armas, todas ms
livianas que las utilizadas por las naciones anteriores. Al ser nobles la mayora, iban
acompaados de un buen nmero de familiares y amigos que intervenan en los combates. La formacin era menos densa, y atacaban en orden ms abierto.
Nunca estuvieron muy motivados, en oposicin a los infantes, ya que se vena relegados
en favor de stos. Asimismo, sus pagas no les llegaban con regularidad, lo que empeoraba la situacin un ms. Se les lleg a pagar con telas y especias.
Caballera ligera
A principios del siglo XVI se poda hallar en Castilla dos formas diferentes de montar a
caballo. Una era la monta "a la brida". Su origen se remontaba a la Alta Edad Media y
era la manera tradicional de cabalgar de los nobles europeos. Su objetivo era obtener el
mximo rendimiento posible del caballero equipado con armadura. Como el peso era
considerable, se usaban animales muy fuertes, adiestrados para embestir frontalmente
contra el enemigo. Al cabalgar, el caballero se apoyaba en unos largos estribos que le
hacan llevar las piernas estiradas, y le obligaban a usar largas espuelas. En la carga, colocaba su lanza en ristre, bajo su brazo derecho, de tal manera que toda la energa de los
cientos de kilos que pesaban reunidos el animal, el hombre y la armadura, lanzados a la
carrera, se concentrase en la afilada punta de la moharra. El efecto era devastador, sin
que valiese como proteccin escudo ni coraza alguna.
Jinete espaol caracoleando ante el enemigo. Se arma con una lanza muy ligera, un
casco simple y una adarga de cuero morisca. Ilustracin de Antonio L. Martn Gmez.
Pero como ya se ha dicho, los castellanos tenan una segunda forma de cabalgar, la
monta "a la jineta", muy popular tanto entre los nobles como entre los villanos. Tradicionalmente se asocia con los rabes, pero sin duda es mucho ms antigua. A diferencia
del caballero montado "a la brida", el hombre que montaba a la jineta no buscaba el
ARTILLERA
La artillera hasta la segunda mitad del XVIII tena un valor muy relativo en campo
abierto, dado que se encontraba en un estado primitivo de desarrollo. Las diferencias de
calibre de las piezas hacan del municionamiento una pesadilla; el peso de las mismas
reduca su movilidad al mnimo: la falta de proyectiles explosivos medianamente previsibles limitaba su eficacia en el fuego contra personal; la cadencia de tiro era lenta, oscilando, segn el calibre, entre slo ocho a quince disparos por hora, debido a la necesidad de volver a emplazar la pieza despus de cada disparo y a las complicadas operaciones para recargarla; la calidad de los metales obligaba a restringir el nmero de tiros
para evitar el recalentamiento (haba que refrescar los caones con pellejos mojados en
agua y, segn alguno, en vinagre, aunque otros opinaban que utilizarlo era invencin
de poco momento); la puntera era errtica, entre otras consideraciones por la falta de
mecanismos adecuados para hacerla... En suma, no poda acompaar a la infantera
propia en un avance ni destruir a la contraria en la defensiva. La abundancia de ejemplos de unidades de infantera tomando al asalto una batera demuestra sus enormes limitaciones.
En cuanto a su alcance, parece que no superaba los mil metros, y slo en condiciones
ideales, en un terreno sin obstculos que afectaran la trayectoria del proyectil o la visin
de los servidores, que acostumbraban a tirar de punto en blanco, es decir, con el arma
en posicin horizontal.
A pesar de que se la describi como esta mquina infernal en el mundo, parece ms
apropiado afirmar que su efectividad y precisin eran, en muchas ocasiones, entre milagrosas y casuales. La eficacia de su fuego queda bien reflejada en la ancdota que se
produjo el primer da de combate por el socorro de Inglostad, en 1546. Cuando el jefe
protestante propuso un brindis por los muertos causados por los novecientos disparos
que haba hecho su artillera, uno de sus subordinados le respondi: seor Landgrave,
yo no s los que hoy hemos muerto, ms s que los vivos no han perdido un pie de sus
posiciones indicando que haban sufrido unas bajas mnimas. As fue. En el escuadrn
en que se hallaba Carlos V, el bombardeo, a pesar de que no se vea otra cosa por el
campo sino pelotas de can y de culebrina, dando botes con una furia infernal, slo
mat a un archero de la guardia y a dos caballos. En cambio, seis piezas espaolas re-
ventaron. Una de ellas mat a cinco soldados propios e hiri a dos, lo que indica que
aquellas armas en ocasiones eran ms peligrosas para quienes las manejaban que para el
adversario.
Verdugo, por su parte, menciona un combate en el que, tras soportar el fuego de cinco
caones, slo perdi un tambor. A la vista de esto, no es extrao que los soldados de los
tercios acostumbraran a describir a la artillera, con poco respeto, como espanta
bellacos. Casi doscientos aos ms tarde, todava se poda decir que un hombre necesitaba estar predestinado para morir de un caonazo durante una batalla, aunque poco
despus la artillera iniciara un proceso de desarrollo que le llevara a dominar el campo de batalla durante dos siglos.
Pero en la poca de los tercios todava se trataba de una actividad casi artesanal, ms
que de una ciencia, con todo lo que este concepto implica de fiabilidad, dominio de la
tcnica, etc. Prcticamente, hasta la Ilustracin, la artillera de todos los pases se aproximaba ms a un gremio medieval que a un cuerpo armado, y un elemento tan significativo como los grados militares convencionales no se aplicaran a la totalidad de los
artilleros hasta despus del XVII, cuando los tercios no eran sino un recuerdo. Muchos
aos despus, en el Austria de Mara Teresa, la artillera segua siendo un mundo complejo, lleno de reminiscencias gremiales.
Durante parte de la poca que nos ocupa, algo fundamental para el Arma, como la fabricacin de las piezas mismas, estuvo confiado en Espaa a los maestros campaneros,
porque nicamente ellos dominaban el uso del llamado metal de campana, considerado
el ms apropiado para fundir caones. Quizs en recuerdo de ello, la artillera conserv
por aos el llamado privilegio de campanas, en virtud del cual pasaban a su propiedad
las existentes en una plaza que caa merced a su fuego, as como las piezas puestas fuera
de servicio y los estaos y cobres que se hallen, no reservando calderos ni platos"
Carlos V, adelantndose a sus contemporneos, implant con xito en 1552 un cierto orden en la multitud de calibres existentes -lleg a haber hasta ciento sesenta tipos de piezas-, reducindoles a un nmero manejable. Estableci seis modelos de piezas: de cuarenta, veintisis, doce, seis y tres libras, ms un mortero.
Este esfuerzo de simplificacin se llev a la prctica slo en parte. En tiempos de Felipe
II, continuando en la misma lnea, se establecieron siete: caones y medios caones; culebrinas y medias culebrinas; sacres y medios sacres; y falconetes. A finales del XVI,
existan seis: caones (de cuarenta, treinta y cinco, treinta y dos, y treinta libras); medios caones (de veinte, dieciocho, diecisis y quince); tercios de can (de diez, ocho y
siete); culebrinas (de veinticuatro, veinte, dieciocho y diecisis); medias culebrinas (de
doce, diez, ocho y siete) y tercias culebrinas (de cinco, cuatro, tres y dos). En principio,
las culebrinas se distinguan de los caones por su mayor longitud, que imprima a sus
disparos ms velocidad y alcance. A cambio, eran ms pesadas y tenan un consumo
mayor de plvora.
En 1609, el conde de Buquoy, general de la artillera espaola en Flandes, con la ayuda
de dos expertos universalmente respetados, como Cristbal Lechuga y Diego Ufano, dio
un paso fundamental en el proceso de racionalizacin, estableciendo los siguientes calibres: can de cuarenta libras; medio, de veinticuatro; cuarto, de diez o doce, y cuarto
de culebrina, o pieza de campaa, de cinco o seis.
Lechuga, en su Tratado, habla de: can de cuarenta libras; medio can, de veinticuatro; cuarto, de doce; culebrina, de veinte; media, de diez y cuarto, de cinco, junto a morteros de tres tamaos. Estimaba, sin embargo, que los tres tipos de caones, ms
seguros y manejables, podan hacer todos los efectos que se pueden desear en los
asedios, sin necesidad de culebrinas. stas, por sus caractersticas, posean el inconveniente de apenas tener retroceso, por lo que no se utilizaban en la guerra de sitio, ya
que cargarlas exiga bien que los artilleros salieran fuera de la proteccin de la batera,
bien que arrastraran la pieza a fuerza de brazos al interior de la misma, procedimientos
ambos que presentaban inconvenientes. Adems, las culebrinas requeran para cada disparo una cantidad de plvora equivalente a dos tercios del peso de la bala, mientras que
los caones nicamente la mitad de ste, siendo por consiguiente ms rentables.
El sistema fue imitado por diversos pases: en 1620, Francia adopt los caones de veinticuatro y doce libras, imitacin directa de los espaoles. Mauricio de Nassau hizo lo
mismo.
Las piezas deban hacerse con una aleacin de ocho o diez libras de estao por cada cien
de cobre. Las cureas, carromatos y avantrenes o carrios, de olmo, roble o fresno,
cortado en luna menguante en enero y febrero, dejando secar la madera un mnimo de
cuatro aos antes de empezar a trabajarla. En cuanto a la plvora, cuya fabricacin
corresponda a la artillera, la mejor era la elaborada siguiendo la frmula de seis, As,
As, con seis partes de salitre, una de carbn y otra de azufre.
Las reformas del emperador y de sus sucesores supusieron ciertamente un avance muy
considerable. Disminuyeron las dificultades de municionamiento e introdujeron un elevado grado de racionalidad en el caos reinante anteriormente, pero estas medidas por s
solas no bastaban para compensar los problemas tcnicos de la artillera. As, se hicieron intentos para superar uno de los principales, el peso, acudiendo a piezas ms ligeras,
como los famosos caones de cuero suecos, y los mansfelds, pero no dieron resultados satisfactorios, de forma que ste sigui constituyendo una seria limitacin para el
empleo tctico de la artillera.
Para tirar de un can, se precisaban veintin caballos, con buen tiempo; treinta si los
caminos estaban embarrados o nevados; para un medio can, dieciocho y veinticuatro,
respectivamente; un sacre, doce o trece... Un carro arrastrado por ocho caballos cargaba
entre cincuenta y sesenta proyectiles, y se calculaba que un ejrcito deba llevar consigo
no menos de treinta mil.
Cualquier relacin de trenes de artillera de los siglos XVI y XVII resulta abrumadora,
por las dimensiones de los mismos. Por ejemplo, en 1578 se estimaba que para mover
quince caones y otros tantos medios caones con la necesaria municin (ms la requerida por infantera, cuyo transporte tambin era competencia de la artillera), eran precisos cuatrocientos carros con setecientos caballos cuidados por ciento ochenta mozos.
Lechuga, que escribi a principios del XVII, calcula que para un tren compuesto por
cuarenta piezas (veinte caones, catorce medios y seis cuartos), se requeran mil doscientos cincuenta caballos para tirar de ellas. Tambin, trescientos ochenta carros, con
sus correspondientes caballos, para la municin. Habra que aadir otros doscientos
ochenta para plvora y balas para infantera, tiles de gastadores, pontones etc. Ufano
facilita datos muy similares. Todo ello supona una masa de cuatro o cinco mil caballos,
que presentaban los problemas adicionales que supona el que hubiese que alquilarlos a
particulares, al igual que los carromatos, ya que el ejrcito no los tena. Si a ello se aade la escasa red de comunicaciones terrestres existente y su mediocre calidad, se comprendern las enormes limitaciones operativas del Arma.
GUARDIAS IMPERIALES
Estaban integradas por los alabarderos de la Guardia Espaola, los archeros de Borgoa
y los alabarderos de la Guardia Alemana.
Los alabarderos de la Guardia Espaola iban vestidos con jubones y gregescos acuchillados de colores amarillo y rojo, calzas rojas y zapatos negros. Se tocaban con una
parlota (gorra ancha y casi plana) negra adornada con plumas blancas, completando su
vestimenta un capotillo amarillo forrado en rojo dispuesto de travs sobre el hombro
izquierdo.
OFICIALES
Los oficiales vestan de forma similar a la de la tropa aunque gustaban de utilizar prendas ms suntuosas, de acuerdo con su grado o con su propia disponibilidad de fortuna.
Los generales se distinguan por el empleo de una ancha banda de color carmes que les
cruzaba el pecho. Entre los jefes y oficiales era frecuente el empleo de borgoota, adornada con plumas rojas y blancas, media armadura o armadura completa. Durante el
reinado de Carlos V tuvo considerable auge la armadura denominada "Maximiliana",
que se caracterizaba por poseer multitud de estras o acanaladuras muy prximas entre
s que imitaban los pliegues de las prendas de la poca y cubran toda su superficie a
excepcin de las grebas o parte inferior de las defensas de las piernas. Los zapatos
metlicos, con bordes rectangulares, estaban inspirados tambin en el estilo civil del
momento, conocido como "pata de oso".
como las lanzas); la corcesca constitua tambin, junto con su bastn de mando, un distintivo de grado.
Los alfreces y los sargentos de compaa llevaban una alabarda como distintivo de
grado, y en los combates solan utilizar, adems de la espada, un gran dardo con punta
de hierro fabricado con madera muy resistente (generalmente fresno).
Con frecuencia los generales tenan a su servicio a un heraldo para que actuara como
enlace entre las diversas unidades a su mando y transmitiera mensajes al enemigo. Los
heraldos del Emperador vestan una dalmtica de seda en la que iban bordados los emblemas imperiales, y portaban un bastn de mando blanco como signo de su misin de
paz.
PFANOS Y TAMBORES
No iban armados sino con una pequea daga, y no usaban ningn tipo de casco ni de armadura. Como prenda de cabeza, empleaban una parlota de pao amarillo adornada con
un plumero rojo. Sus jubones y gregescos solan ser amarillos acuchillados en rojo, las
calzas rojas y los zapatos negros.
Los tambores, o "cajas de guerra" como entonces se llamaban, eran muy altos y voluminosos. La caja sola estar pintada en azul con dos bandas rojas en los extremos superior e inferior, aunque algunos autores opinan que con frecuencia estas bandas eran
del color de la librea de los maestres de campo, coroneles o capitanes. Tambin es probable que en algunos casos se pintaran en la caja las armas imperiales.
BANDERAS Y ESTANDARTES
En las banderas de las compaas figuraba generalmente la Cruz de San Andrs o de
Borgoa, unas veces con nudos, lisa otras, con el aspa dispuesta de extremo a extremo
de la tela. Esta bandera representada, blanca, con la cruz de Borgoa en rojo, onde
quiz por primera vez en la batalla de Pava, y es la ms caracterstica de las utilizadas
por las tropas de Infantera espaola durante los siglos XVI y XVII.
Si bien en las banderas de compaa la cruz de San Andrs figuraba sobre fondos de
muy diversa forma y colorido (en los que a veces se incluan jeroglficos o motivos herldicos del oficial que estaba al mando), el color blanco es el que autnticamente representaba al poder real.
La siguiente muestra las armas imperiales: las de Castilla y Len (castillos y leones), de
Aragn (barras), de Sicilia (guilas y barras) y la granada de Espaa: de Austria (fajas),
de Borgoa moderna (flores de lis) y antigua (bandas), de Brabante (len en oro) y, en
escudete superpuesto, las de Flandes (len en negro o de sable) y Tirol (guila roja o de
gules).
La siguiente representa un estandarte imperial en el que el escudo con las armas descritas aparece sostenido sobre el pecho del guila bicfala.
RECLUTAMIENTO
La primera necesidad que se senta para formar un Tercio era reclutar a los hombres que
haban de formarlo. Para reclutar a las tropas, se otorgaba a la persona que trataba de
levantarlas un real despacho o permiso que reciba el nombre de conducta, a la que se
aada una instruccin que serva de norma para llevar a cabo estas operaciones. No
resultaba fcil la seleccin de los capitanes que haban de formar las nuevas compaas.
En el momento en que se tenan noticias de que se iba a producir un nuevo reclutamiento, una legin de pretendientes trataba de llegar a la Corte y exponer su pretensin, llevando sus hojas de servicios ms o menos brillantes y, a veces, hasta supuestas.
El duque de Alba, con el enorme prestigio que su figura llevaba consigo, soslay los inconvenientes de los "pretendientes", y al necesitar una nueva leva para sus Tercios, escribi al rey pidindole los soldados, aadiendo que l mismo mandara a los hombres
apropiados para hacerse cargo de los reclutas.
El compromiso siempre era voluntario, excepcin hecha de ciertos condenados que venan forzosamente a servir al rey. Una vez firmado el contrato de alistamiento -que no
tena lmite de tiempo establecido- el soldado poda ser destinado a cualquier parte y a
cualquier pas. El aprendizaje, la instruccin, que diramos ahora, era algo que en los
Tercios se cuidaba con esmero. Estaba determinado que ningn soldado formara en las
filas de los Tercios antes de saber bien su oficio. El perodo de recluta, cuyo tiempo era
variable segn las circunstancias, se pasaba, normalmente, en los Tercios de Italia, en
servicio de guarnicin y aprendiendo de los veteranos a ser soldados. Entonces reciban
el nombre de pajes de rodela, encargados de llevar las armas de los veteranos a los que
estaban adscritos. As se ejercitaban en el dominio y manejo de sus armas e incluso de
las que no eran de su especializacin, de los movimientos tcticos y de las evoluciones
precisas en el campo de batalla, y reciban una esmerada preparacin fsica que inclua en el siglo XVI- prcticas de salto, natacin, equitacin y juego de pelota, aparte otras
prcticas y juegos que se realizaban aprovechando cualquier rato de ocio o descanso,
porque "es preciso que el infante no caiga nunca en la ociosidad para que as no caiga
nunca en la pereza".
implicaba el reparto del reino de Npoles entre los Reyes Catlicos y Luis XII de Francia. Desde el principio se produjeron roces entre espaoles y franceses por el reparto de
Npoles, que desembocaron en la reapertura de las hostilidades. La superioridad numrica francesa oblig a Fernndez de Crdoba a utilizar su genio como estratega, concentrndose en la defensa de plazas fuertes a la espera de refuerzos.
El Gran Capitn derrot en Ceriola al ejrcito mandado por el duque de Nemours, que
muri en el combate (1503), y se apoder de todo el reino. Envi Luis XII un nuevo
ejrcito, que fue igualmente vencido a orillas del Garellano (1504), y los franceses
hubieron de rendir a la plaza fuerte de Gaeta y dejar libre el campo a los espaoles. Terminada la guerra, Fernndez de Crdoba gobern como virrey en Npoles durante
cuatro aos, con toda la autoridad de un soberano; pero, muerta ya Isabel, se hizo el Rey
eco de los envidiosos del general y, temeroso de que se hiciese independiente, le quit
el mando, aunque no est demostrado que le pidiese cuentas. Si es cierto, en cambio,
que no cumpli a tan ilustre caudillo los ofrecimientos que le haba hecho. Pese a sus
deseos de volver a Italia, Gonzalose retir a Loja, donde muri en 1515.
dice el mariscal historiador de la guerra- estuvo Espaa a la cabeza". El factor moral era
decisivo: el mpetu y el valor del combatiente hispano, la voluntad de vencer, la seguirdad en la causa propia, el nuevo sentido de la patria y de su misin en el mundo, la presencia y actividad de los capellanes militares. "Santiago y cierra Espaa" era el grito de
ataque que inauguraron en Italia las tropas de Gonzalo Fernndez de Crdoba.
Carlos I adopt y perfeccion la gran innovacin del Gran Capitn, el uso preponderante de las armas de fuego porttiles y la maestra en la combinacin de las diversas armas y cuerpos.
La estructuracin de los Tercios, nacidos tambin en las campaas de Italia; unidades
mviles que actuaban con disciplina colectiva pero dejando campo libre a la iniciativa
individual, como en la tradicin militar ibrica de la Antigedad.
La seleccin de los mandos en todos su grados, desde el capitn al maestre de campo,
apoyados en un excelente plantel de mandos intermedios y sargentos.
La presencia personal del rey -emperador en las campaas, como si pareciera decidido a
vengar las derrotas, no bien explicadas para sus contemporneos, de su bisabuelo Carlos
el Temerario en el corazn de Europa frente a los piqueros suizos.
Los perfeccionamientos europeos (asimilados bien por Espaa) y espaoles del armamento individual de la infantera, la artillera y la ingeniera militar, de la que naci en
gran parte la ciencia moderna; las fbricas espaolas y las de Europa al servicio de Espaa lograron hacia 1520 perfeccionar el arcabuz, cuyo alcance til subi de 80 a 200
metros. La gran apertura de Espaa a Europa en la primera poca de Carlos V hizo que
los fabricantes espaoles de armamento captasen inmediatamente cualquier idea de mejora que surgiera, sobre todo en Italia. Y la compenetracin entre espaoles e italianos
sera uno de los factores decisivos en la estrategia de Carlos V.
El rey de Espaa y emperador de Alemania posea, segn el conjunto de los especialistas en su poca, un admirable sentido estratgico, con rasgos muy modernos dentro de
su enraizamiento medieval en el fecho del Imperio, y que podemos resumir en los puntos siguientes:
- Su firmeza profunda, ante todo, para la guerra ideolgica que entonces se desencaden
en Europa desde los comienzos de la tercera dcada del siglo XVI, y su captacin asombrosa de la Reforma como desafo estratgico para la Cristiandad, que salt hecha
pedazos. Pero que se mantuvo como ideal y como posibilidad mientras vivi Carlos V,
para diluirse despus inevitablemente.
- La idea de cruzada, tpicamente medieval, pero trasplantada con todo vigor a los comienzos de la Edad Moderna y desplegada en tres frentes de resistencia y accin: (1) El
frente centroeuropeo, sometido a la doble amenaza de los protestantes y de los turcos.
(2) La recuperacin del horizonte norteafricano, abandonado despus de los primeros
intentos Fernando el Catlico. (3) La defensa del Mediterrneo central, con bases en
Italia y Sicilia, para frenar las amenazas turcas, y con la idea, nunca abandonada, de organizar una nueva cruzada a Tierra Santa.
- Afianzamiento del gran conjunto de Estados hereditarios sobre los dos polos de Espaa y de Austria, y con un sistema de enlace y comunicacin entre estos polos y todos los
dems Estados, con los que, gracias al ejrcito permanente financiado con los extraordinarios recursos de Castilla, poda el emperador asegurar su hegemona sobre Europa.
Espaa sera, desde el retorno del emperador en 1522, centro para esta estrategia.
- El cerco a Francia, la cual, vista desde Espaa y Austria, era esa porcin dscola de la
Cristiandad que no dudaba en aliarse con el turco para satisfacer su orgullo y sus pretensiones. Es lgico que ante esta actitud, y ante la fragmentacin de la Cristiandad por las
convulsiones de la Reforma, Espaa apareciese ante los designios estratgicos de Carlos
V como un bastin de unidad y de lealtad en cuanto los espaoles en conjunto aceptasen, tras la prueba de la guerra civil de 1520-1522, la idea del Imperio y una posicin
preeminente para realizarla.
- La idea de Europa. Esta idea estaba inicialmente identificada con la de Cristiandad y
constitua por tanto una herencia medieval evidente, destinada a enfrentarse con la Modernidad secularizadora. Pero incluso cuando la divisin de las religiones y las
conciencias hizo entrar en crisis el concepto de Cristiandad y Carlos fue muy consciente
de esa crisis, el emperador mantuvo el ideal de la unidad europea, pese a tan grave
obstculo, y no consider cancelada su misin imperial unitaria.
- El horizonte de Amrica. Durante el reinado de Carlos V, los espaoles consiguen en
esos veinte aos milagrosos que van de 1520 a 1540 la conquista de Amrica, nada
menos. Pero tambin hemos dicho que Amrica constitua, en la estrategia imperial de
Carlos V un horizonte, una retaguardia y una reserva segura, indisputada en lo esencial,
ms que un adelantamiento y una vanguardia.
La conjuncin concreta de estos seis factores en una estrategia coherente es una prueba
de la genialidad de Carlos I de Espaa y V de Alemania. Y como afirma el profesor Fernndez lvarez, uno de los grandes conocedores de Carlos V, el rey-emperador, adems
de concebir este grandioso designio quiere contribuir personalmente a realizarlo.
"Va vestido de soldado, -cita el embajador Salinas, un testigo prximo- Quiere pasar los
puertos en compaa de los soldados, y a la causa va de este atavo. Es muy gran placer
de verle tan sano y alegre en estos trabajos, y no es el que menos parte dellos toma... S
decir a V.M. que va la gente de guerra y la que no lo es la ms alegre del mundo, como
si fuesen a jubileo."
Ser soldado: sa fue la gran vocacin de Carlos V como hombre. y, sin embargo, el estadista comprende que necesita la paz y la busca sinceramente.
Luis de Requesens
Jos Mara March S.J.
Don Luis de Requesens tuvo por padres a D. Juan de Ziga y Avellaneda, hijo del segundo Conde de Miranda, y a D Estefana de Requesens, de la rica y noble familia
catalana de este nombre, seora de la villa de Molinos de Rey, de la villa y barona de
Martorell, con los lugares de Sasroviras, Castellbisbal y Castellv de Rosanes, y del antiguo Palacio menor de los Reyes de Aragn en Barcelona, llamado el Palau. Naci el
25 de agosto de 1528, en la cmara rica del paramento de aquel palacio, fue bautizado a
los 28 del mismo mes en la parroquia de dicha casa, la iglesia ahora derruida de San
Miguel.
Crise delicado y enfermo; tenindole una vez casi por muerto, su madre le dej en el
altar de Nuestra Seora en Montserrat, donde visiblemente comenz a cobrar salud. Tuvo por preceptor a Juan de Arteaga y Avendao, que haba sido uno de los primeros
compaeros de San ignacio. Habiendo sido nombrado su padre ayo del Prncipe D. Felipe (al principio del ao 1535), comenz a servir al Prncipe de paje, y fue uno de los
nios que con l estudiaban; llev el guin del Prncipe mientras fue su paje. En 1537,
hzole merced el Emperador del hbito de Santiago. Entendiendo su padre que el estudio que se haca con el Prncipe no era de mucho provecho, le dio por maestro particular
segunda, pens que justaba con otro y acert a ser el Prncipe; encontrle en la celada y,
por ser poco estofada, le amorteci y derrib en tierra.
En esta fiesta le lleg la nueva de la muerte de su madre en Barcelona (25 abril 1549);
por lo que se volvi a su ciudad. En ella recibi al Prncipe al desembarcar de vuelta a
Espaa (12 julio 1551), y de orden suya, hosped en el Palau al Prncipe del Piamonte,
Manuel Filiberto de Saboya, que vena en su compaa.
Comenzse entonces a tratar de su matrimonio con D Jernima, hija del maestro
nacional de Catalua D. Francisco Gralla y Despl y D Guiomar de Estalrich, que por
no tener hijo varn sus padres, haba de heredar toda su herencia, que era mucha. Opsose el padre tenazmente, por querer casar a su hija con el Conde de Aytona, al
matrimonio con Requesens, que, por otra parte, era vivamente apoyado por la madre, D.
Guiomar; de aqu la discordia familiar; de nada vali la intercesin del Prncipe. Parti
ste de Barcelona; el Comendador Mayor se fue a Madrid, adonde se haba pasado la
Corte y estaba ya convocado Captulo general de la Orden de Santiago, en el cual fue
elegido por uno de los trece, no teniendo ms de veintitrs aos. Por este tiempo, el
maestro nacional, no pudiendo.persuadir a D Jernima, la deshered, y cas a su hija
segunda, D Lucrecia, con el Conde de Aytona; D Jernima se fue con su madre, cuyo
apellido tom.
En el Captulo de la Orden, an duraba, se resolvi quedando el Emperador cuatro
galeras armadas a la orden, ella las sustentase por tres aos con intencin de proseguirlo, si el negocio suceda bien; y hecho el asiento entre el Emperador y la Orden, y
aceptado y confirmado por el Prncipe, como gobernador de Espaa, fu propuesto por
todo el Captulo el Comendador Mayor para Capitn General de estas galeras, y el
Prncipe lo provey luego. El acept a instancia de toda la Orden; tambin, vindose
excludo de la casa del Prnicipe, quiso probar el camino del mar. Por varios estorbos y
rivalidades, llegse al mes de mayo (1552) sin que se pudiesen armar las galeras, y
desconfiados los del Captulo, nombraron al Comendador Mayor para que fuese a Alemania a tratar con el Emperador los negocios que del Captulo haban resultado.
Parti de Madrid para Alemania el 12 de junio de 1552, por la posta, a embarcarse en
Barcelona; all, despus de varios dares y tomares y pesadumbres, y aun porfas de D
Jernima, se resolvi a efectuar el matrimonio; y porque haban ya partido las galeras en
que el Comendador Mayor se haba de embarcar y quedaba una fragata con que las haba de alcanzar, comenzaron a medianoche a hacerse los captulos, y antes de amanecer
se despos y dentro de una hora se fue a embarcar.
Desembarc en Gnova y de all pas a Miln, donde se puso en orden para la empresa
que el Emperador quera hacer, y siguiendo su camino hallle mientras estaba juntando
el ejrcito para la reduccin de los rebeldes de Alemania; con l pas al sitio de Metz,
en Lorena, a mediados de octubre, y habindose tenido que retirar el Emperador, apretado por la gota, y dejado el ejrcito al Duque de Alba, que era Capitn General, el Comendador contunu en la lucha, hallndose en todas las escaramuzas que tuvieron con
los de dentro.
Fue desgraciado aquel cerco y hubo en el ejrcito grandes enfermedades. El da de Navidad, acabando de comulgar con los caballeros de la Orden, le dio una calentura, de
que estuvo desahuciado; antes que estuviese fuera de peligro, se retir el campo de sobre Metz, y l, con un viaje penoso, lleg a Bruselas, donde estaba ya el Emperador, con
el cual trat los negocios de su Orden. Parti de Bruselas el 3 de abril de 1553, y en las
galeras del Duqee de Alba lleg a Barcelona.
Al da siguiente se vel y consum el matrimonio. En Valladolid dio cuenta al Captulo
del despacho que traa del Emperador sobre las pretensiones que la Orden tena, y habindole remitido los del Captulo la solicitud de este negocio, nombr por abogado al
licenciado, Andrs Ponce de Len, que aos adelante fue su consejero en el gobierno de
Miln. Llegada Navidad, se fue al Villarejo y habiendo acaecido la muerte de la Duquesa de Calabra, su parienta, se march a Valencia, donde supo que se haba hallado un
testamento de la Duquesa del ao 1535, cuando estaba casada con el Duque de Nassau,
en que dejaba por universal heredero de todos sus bienes libres a su primo D. Juan de
Ziga, padre de Requesns, y despus de sus das y de su mujer, a la hija mayor que
tuviese, con condicin de hacer cierto casamiento, y que si esto no se haca, los heredase el hijo mayor de D. Juan de Ziga; de manera que en el caso que sucedi vena l
a ser heredero. Tuvo sobre esto varios pleitos con D. Diego Hurtado de Mendoza, Conde de Saldaa, hijo mayor del Duque del Infantado, que estaba casado con D Mara de
Mendoza hermana de la Duquesa difunta D Menca y su sucesora en el marquesado de
Cenete y en su mayorazgo. Tambin tuvo pleito con su hermana D Hiplita, recin
casada con don Pedro Gilabert de Centellas, cuarto Conde de Oliva; la cual alegaba que
haba sido llamada primero que su hermano, y que no estaba obligada a cumplir la
condicin del casamiento que se le haba impuesto, pues la testadora la haba casado de
su mano. Finalmente vino la herencia en poder de D. Luis de Requesns.
Estando en Valladolid, llegle noticia de que el menor de los dos hermanos que tena,
D. Diego, estudiante en Alcal, se haba hecho franciscano; opsose al principio a que
continuara en su vocacin; luego, asegurado de su firme voluntad, le dej en paz. Acabado el Captulo de la Orden y embarcado el Prncipe en La Corua (12 julio 1554) para
ir a casarse en Inglaterra, l se volvi a Barcelona con el fin de acabar de armar las galeras de la Orden, cuyo Comandante era.
Aqu tuvo el primer, encuentro serio y la primera explosin ruidosa de su ira. Andba
pasendose un da (el 20 de septiembre de 1554) por delante del mar, en una mula, con
el Marqus de Tarifa, D. Perafn Enrquez de Ribera, que era Virrey de Catalua, cuando vio embestir su galera y quitar su estandarte. Rojo de ira, arremeti por la lengua de
tierra para meterse en el agua; el Marqus de Tarifa pic duro al caballo y siguile y
prendile y llevle preso a su misma posada. Era que haba llegado al puerto D. Vernardino de Mendoza, Capitn General de las galeras de Espaa, con cuatro galeras reforzadas que pasaban a Italia, y estando las galeras de la Orden con solos los marineros,
se saludaron los Capitanes pero viendo D. Bernardino que no se le abata el estandarte
de la Capitana del Comendador, la embisti con furia, echando cincuenta o sesenta solados dentro, que quitaron el estandarte, y llevaron presos al patrn y al sotocmitre. Albototse toda la ciudad; lleg la noticia a Don Juan, hermano del Comendador Mayor, y
sali en seguida con la gente que pudo para irse a pie a la marina y esperar a D. Bernardino y vengar la ofensa. Avisado ste por el Virrey, se cuid bien de desembarcar en
Barcelona ni en alguna otra parte de Catalua, donde D. Juan le esperara, y sigui su
viaje a Italia con toda presteza.
Envi el Comendador Mayor a dar cuenta a D Juana, Princesa de Portugal, gobernadora de Espaa, con D. Lope de Francia, seor de Bureta, y escribi asimismo cartas
sobre ello al Emperador y al Rey, que estaban en Flandes e Inglaterra.
Informado el Consejo de rdenes de lo hecho por D. Bernardino, orden que se procediera rigurosamente contra l, y mand al fiscal a Barcelona a tomar informacin del
caso. En el Consejo de Estado y Guerra no se tom ninguna provisin siempre lo remitieron todo al Emperador y al Rey.
Lleg de Flandes a Valladolid (febrero de 1556) la declaracin hecha por el Rey, en
quien el Emperador haba renunciado ya sus Estados; y era que D. Bernardino, como
Capitn General de las galeras de Espaa, haba podido hacer lo que hizo, sin ofender
en ello al Comendador Mayor. Resentido, dimiti el cargo.
Estando en Valladolid, le escribi Juan de Vega, Presidente del Consejo real, que S.M.
le haba nombrado Asistente de Sevilla, y aunque era cargo de mucha honra y autoridad,
Requesns, que estaba an ofendido, no quiso aceptarlo. El mismo ao de 1557, en 27
de septiembre, naci su primera hija, a la cual llamaron Menca de Mendoza, del nombre de la difunta Duquesa de Calabria, a la cual heredaba. En 1559, a los 19 de abril,
naci su nico hijo, que recibi nombre de Juan de Ziga, segn lo estipulado. El tercer da de Navidad del mismo ao asisti en Toledo a la primera misa de su hermano,
fray Diego. Cantse la misa en San Juan de los Reyes y concurri toda la Corte, pues
estaba all otra vez S.M.
La Corte se mud a Madrid, y siguila el Comendador Mayor. All, en diciembre de
1561, recibi la visita de fray Bernaldo de Fresneda, franciscano, confesor del Rey, que
le particip haber sido nombrado por S.M. para Embajador ante el Papa Po IV; despus de consultarlo con su mujer y hermano, acept. Sealronle 8.000 ducados de oro,
pagaderos en Npoles, y 10.000 ducados de ayuda de costa, por una vez, para el camino. Enferm otra vez gravemente.
Parti de Madrid el 22 de diciembre de 1562 para el Villarejo; all estuvo hasta la
Pascua, pasada la cual se traslad a Valencia y de all a Barcelona. En todo aquel verano
no pasaron galeras para Italia, que todas, se ocuparon en el socorro de Orn. Las primeras que zarparon fueron las de la Religin de San Juan y las del Duque de Florencia.
Embarcse en la capitana de las sanjuanistas, cuyo Capitn General era Juan Vicente de
Gonzaga, el que fue ms adelante Cardenal Gonzaga; desembarc en Civitavecchia; de
all pas a Bracciano, donde adoleci su hija, y con ella qued su mujer. Hizo su entrada
en Roma el 25 de septiembre de 1563, con grande solemnidad.
El principal negocio que tuvo en esta embajada fue la cuestin de la precedencia con el
Embajador de Francia en las capillas papales. Como el Papa, despus de mil incidentes
desagradables, diera el lugar de preferencia al francs, el de Espaa dio de ello cuenta a
S.M. En seal de protesta, Felipe II mand al Comendador Mayor que se saliese de
Roma y dijese a Su Santidad que le revocaba de Embajador suyo, aunque no de la Sede
Apostlica.
Cumpli su Embajador lo que se le ordenaba, y el ltimo da de agosto de 1564 se
parti por la posta; pero de orden del Rey Catlico se fue entreteniendo en Italia disimuladamente, porque quera que, si el Papa mora, el Embajador volviese a Roma. Quedse en Gnova, desde donde envi a su mujer a los baos de Luca, donde lleg a punto
de muerte. Estando en Luca el Comendador Mayor, vnole licencia para volver a Espaa; licencia que l haba pedido con grande instancia.
Teniendo noticia de que el Papa estaba malo, se encamino con disimulo hacia Roma;
pero antes de que llegase, Po IV haba muerto; su llegada fue el mismo da en que el
Conclave se cerr. Comenz a trabajar por la exclusin de los franceses y del Cardenal
de Ferrara, Luis de Este, protector de los asuntos de Francia cabe la Santa Sede, y en
favor del Cardenal Alejandrino; lo que consigui, pues fue elegido con el nombre de Po
V.
Esta eleccin fue de grandsimo contentamiento de Felipe II, quien luego envi orden al
Comendador Mayor que se quedase por Embajador en Roma. Desempe esta Embajada a satisfaccin del Papa y del Rey. En ella lo que le dio ms trabajo fue lo del Cardenal Arzobispo de Toledo, fray Bartolom Carranza, procesado por la lnquisicin espaola. Entendiendo que el conocimiento de esta causa tocaba al Papa, se afan por que
el Rey enviase a Roma al Cardenal y su proceso, y el Papa prometiese que hasta la terminacin de la causa le tendra preso, que en la administracin del arzobispo no se hara
novedad y que Su Santidad slo tendra voto decisivo, admitiendo por votos consultivos
todos los que enviase S. M.
En esta sazn lleg a Madrid D. Garca de Toledo, que era entonces Virrey de Npoles
y Capitn General de la mar, y viendo el Rey su poca salud, le descarg y nombr
Capitn General de la mar a su hermano, D. Juan de Austria. Pero siendo D. Juan de pocos aos y experiencia, quiso poner a su lado a una persona de entera confianza que le
rigiese y aconsejase. El nombramiento recay en la persona del Comendador Mayor D.
Luis de Requesens; el documento lleva la fecha de Madrid, 22 de marzo de 1568. En l
se le dan amplios poderes; en su Embajada fue sustituido por su hermano don Juan de
Ziga. Mientras navegaban, hacalo el Comendador. Mayor en la galera real y coma
con Don Juan de Austria, por disposicin del Rey; de dos galeras que le haban sealado
para su casa, hizo Capitn a Don Alejandro Torrellas, y en ellas traa muchos parientes
y amigos, a quienes haca el plato.
Tuvieron por entonces pesadas diferencias Po V y Felipe II, en materias de jurisdiccin, el caballo de batalla de aquel tiempo. Felipe II mand al Comendador Mayor a
Roma con una larga instruccin refiriendo todas las quejas que tena de Su Santidad en
esta materia, aadiendo que aunque hijo devoto de la Santa Sede, no quera perder ninguna preeminencia de las que por privilegio de la Santa Sede o por permisin se haban
usado en sus reinos en tiempo de sus predecesores.
Lleg el Comendador Mayor a Roma el 20 de septiembre de 1568, e hizo con tanta
eficacia y fuerza su embajada, que el Papa qued resentido y comenz a entibiarse en el
amor que hasta ahora le haba tenido. Terminada su comisin, el Rey mandole otra vez,
al mar, y antes que pudiesen estar en orden las galeras en que haba de ir, se rebelaron
los moriscos del reino de Granada. Para asentar aquello quiso el Rey que llevase parte
de los tercios de la infantera espaola de Npoles y de Miln, y ordenase lo que deban
hacer las dems galeras que estaban en Italia; dejando a su mujer gravemente enferma,
sali de Roma a los 23 de marzo de 1569, se embarc el 24 en Civitavecchia y en Liona
tom las galeras del Duque de Florencia, que estaban; entonces a sueldo de S.M., y en
Gnova las de particulares genoveses. Llegado a Marsella, le dio una recia calentura que
le oblig a estar en cama con peligro de la vida. Como estaban las cosas en Francia muy
revueltas, no desembarc reanudaron el viaje el 18 de abril de 1569, en el que corrieron
gran fortuna por una deshecha tempestad que dividi la flota: su galera vino a parar a
Mahn, donde desembarc a dar gracias a Dios de haberle librado de tan gran peligro.
Las dems corrieron hacia Cerdea, y dos de ellas se hundieron antes de llegar a la isla
Como sus inmensos antecesores, Juan, desde nio, am, por encima de todo y de todos,
a Dios y a Espaa, y a defender y hasta engrandecer a sus dos objetos de devocin consagr su vida. Esto hoy es muy difcil, si no imposible, de entender. Por eso decamos
que a la vida de Juan de Austria hay que acercarse con el espritu muy abierto.
Si aun as no logramos aceptar que se pueda consagrar toda una vida a Dios y a Espaa,
nos queda el consuelo de recordar que se trata de un personaje de leyenda.
Juan Manuel Gonzlez Cremona
Alejandro Farnesio
Duque de Parma (1545-1592), militar espaol al servicio de Felipe II, muy admirado
por sus dotes de mando y capacidad negociadora.
Hijo de Octavio Farnesio y de la princesa Margarita de Parma (hija natural del emperador Carlos V, Carlos I de Espaa), naci en Roma y se educ en Espaa, realizando
sus estudios en la Universidad de Alcal a la vez que don Juan de Austria y el prncipe
don Carlos. En 1565 tom por esposa a la princesa portuguesa Mara, y en 1586 hered
los ducados de Parma y Plasencia.
Sus principales victorias tuvieron lugar en los Pases Bajos, a donde lleg en 1577 con
los tercios de Italia para ayudar a don Juan de Austria, logrando en enero de 1578 una
amplia victoria sobre el ejrcito de los Estados Generales.
Cuando en octubre de ese ao muri don Juan, Felipe II le nombr sucesor en el cargo
de gobernador. Demostr entonces Alejandro Farnesio un enorme talento tanto en la poltica como en el campo de batalla. En 1579 firm la paz de Arrs, basada en los principios de la pacificacin de Gante (1576), que supuso la divisin de los Pases Bajos: las
Provincias catlicas del Sur rompieron con las protestantes del Norte, que formaron la
Unin de Utrecht (1579).
Con la reanudacin a partir de 1580 de una poltica ofensiva, Farnesio conquist Douai
y Mastricht, y recuper Audenarde, Dunkerque, Bergues, Brujas, Gante, Bruselas y
Amberes (1585). Cuando ya haba emprendido con xito la reconquista de las provincias del Norte, facilitada por la desaparicin de Guillermo de Orange-Nassau (asesinado
en julio de 1584), tuvo que acudir a Francia en ayuda de la Liga Catlica contra Enrique de Navarra (el futuro Enrique IV de Francia).
Muri en Arrs el 2 de diciembre de 1592 a consecuencia de una bala recibida en
Normanda.
El archiduque Alberto
Naci en Praga en la maana del 13 de noviembre de 1559. A la temprana edad de once
aos parti hacia Espaa junto con su hermana Ana de Austria que vino a casarse con
Felipe II. El viaje transcurri por el tumultuoso Flandes del duque de Alba, quedando su
escolta a cargo del prior de la orden de San Juan, don Fernando de Toledo -hijo natural
del duque de Alba-, y del coronel don Cristbal de Mondragn. Se embarcaron con direccin a Espaa arribando a Santander el 5 de octubre de 1570.
Mientras los dos hermanos mayores, Rodolfo y Ernesto, fueron con el emperador Maximiliano, su padre; los dos menores, Alberto y Wenceslao, quedaron al cuidado del rey
Felipe II, que velaba por su educacin.
Muri Wenceslao de enfermedad a la edad de quince aos, concentrndose entonces Felipe II en la formacin de Alberto, el predilecto de sus sobrinos.
Acompa al rey en la campaa de Portugal de 1580. Tres aos ms tarde qued como
gobernador de ese reino, jurando restituirlo a Felipe II o a su sucesor cuando l faltara.
Gobern Portugal con firmeza, prudencia y moderacin durante un perodo de diez
aos, en los que ocurrieron sucesos tan gracos como el cerco de Lisboa por parte de la
marina inglesa, que pusieron a prueba su madurez en el gobierno.
Reclamado por Felipe II, volvi a Espaa donde el rey, siempre preocupado por su formacin, le introdujo en el Consejo de Estado y le encarg l ocuparse de las audiencias
pblicas que l, por estar aquejado de gota, no poda atender personalmente. Se ocup
Concentr luego sus fuerzas en el sitio y toma de la emblemtica plaza fuerte de Ostende (1601-1604), que se hallaba en manos de los rebeldes holandeses. Puso para ello
al mando de sus tropas a don Ambrosio Spnola y Grimaldi, general de origen genovs,
que cosechara otras importantes victorias, como la de Oldensen, Lingen, Wachtendonck, Karlow, Lochum, Grol y Bergues. Cuando pareca que esta serie de triunfos
(sumada a la prdida de ayuda internacional por parte de los rebeldes) presagiaba un
final victorioso a la larga guerra librada en los Pases Bajos, el nuevo rey, Felipe III, desaprovech la oportunidad firmando la llamada Tregua de los Doce Aos (1609-1621).
Justamente en el ao que se cumpla el plazo de dicha tregua, el archiduque Alberto
muri en la ciudad de Bruselas, sin sucesin, y la soberana de los Pases Bajos retorn,
segn se dispona en el Acta de cesin de 1598, a la corona espaola.
Diego Garca de Paredes
La ciudad de Trujillo ha tenido a lo largo de su historia famosos hijos, uno de ellos fue
Diego Garca de Paredes, nacido en 1466, activo militar en el ejrcito de Carlos V, conocido por el sobrenombre de "Sansn extremeo", prototipo del valor, de la fuerza y de
la gloria militar.
Se dice que de su padre, el Capitn Sancho Delgadillo de Paredes, hered su extraordinaria fuerza fsica y vigor, y de su madre, doa Juana de Torres, su carcter y valenta.
Cuando muri su madre, se alist bajo las banderas de Espaa y march al reino de
Npoles. Destacado soldado en las campaas de Granada y, sobre todo, en Npoles, al
servicio del papa Alejandro VI y despus del Gran Capitn, don Gonzalo Fernndez de
Crdoba. En Italia luch contra los franceses, y all lo llamaron "Sansn espaol", siendo el prototipo de fortaleza y valenta. Famosas son sus leyendas: "arranc una noche la
reja que le molestaba mientras hablaba con una dama, y para no ensuciar su nombre,
arranc todas las dems rejas de la calle". Cuentan tambin que llev a su madre la pila
de agua bendita, de la Iglesia de Santa Mara, para que se santiguase, siendo necesarios
seis hombres para devolverla a su sitio.
Despus de multitud de batallas, conocido por todo el Mediterrneo, y despus de
desilusiones por la ingratitud real y las muertes de sus seres queridos, vuelve a Trujillo,
donde se casa con Mara de Sotomayor, pero el matrimonio resulta un fracaso. Garca
de Paredes termina sus das en Bolonia, donde muri a consecuencia de una cada de caballo. Su hijo mayor legtimo, Sancho de Paredes, orden que los restos mortales de su
padre se trasladasen al sepulcro de su familia en Santa Mara la Mayor de Trujillo, en
donde reposan desde el ao 1545, quince aos despus de su fallecimiento.
Su hijo menor, Diego Garca de Paredes, participara aos ms tarde en la Conquista,
fundando la ciudad de Trujillo en Venezuela.
Esta figura heroica no necesita de la exageracin para ser admirado como personaje de
renombre universal. En su sepulcro de Santa Mara tiene un largo epitafio en latn,
grabado en letras capitales, cuya traduccin es la siguiente:
"A Diego Garca de Paredes, noble espaol, coronel de los ejrcitos del emperador Carlos V, el cual desde su primera edad se ejercit siempre honesto en la milicia y en los
campamentos con gran reputacin e integridad; no se reconoci segundo en fortaleza,
grandeza de nimo ni en hechos gloriosos; venci muchas veces a sus enemigos en singular batalla y jams l lo fue de ninguno, no encontr igual y vivi siempre del mismo
tenor como esforzado y excelente capitn. Muri este varn, religiossimo y cristiansimo, al volver lleno de gloria de la guerra contra los turcos en Bolonia, el da 13 de las
calendas de febrero, a los sesenta y cuatro aos de edad. Esteban Gabriel, Cardenal Baronio, puso este laude piadosamente dedicado al meritsimo amigo el ao 1533, y sus
huesos los extrajo el Padre Ramrez de Mesa, de orden del seor Sancho de Paredes, hijo del dicho Diego Garca, en da 3 de las calendas de octubre, y los coloc fielmente en
este lugar en 1545".
Capitanes como Garca de Paredes cimentaron la fama del soldado espaol. De los
muros de Cefalonia a las portreras escaramuzas de la conquista de Npoles, sus hechos
se contaron por triunfos. Solo a sus mritos se debe el haber sido incldo por Prez del
Pulgar entre los claros varones de Castilla.
Coronel Verdugo
Corra el ao 1536 cuando en la ciudad de Talavera de la Reina D. Alonso Nez de
Prado y Catalina Verdugo tuvieron un vstago que con el tiempo no sera ni cantante ni
torero bragado y valiente, pero que igualmente nos dara muchas tardes de gloria. Desde
muy joven le dio por el tema militar, aunque todo hay que decirlo, en esa poca, todava
no haba que pedir perdn por lucir con orgullo el uniforme ni tener que demostrar que
no eres un genocida consumado ni un asesino de nios en potencia.
A la tierna edad de 19 aos, en vez de tirarles pellizcos y mohines a las mozalbetas de la
zona, sent plaza en la bandera del capitn Bernardino de Ayala y se march a pelearse
con los enemigos de Espaa, que en esa poca todo hay que decirlo, no eran pocos.
Ya en san Quintn, el 10 de octubre de 1.557, a la inocente edad de 21 aos despach
franceses con la misma tranquilidad de quien se desayuna una docena de churros un
soleado domingo. Lo debi hacer bastante bien, debido a que, a pesar de lo austeras de
las arcas espaolas de la poca, amn de unos gobernantes con el puo ms apretado
que una pelea de sumo, se le concedieron 8 escudos de ventaja, por su arrojo, valor y
valenta.
Un ao ms tarde, el 13 de julio de 1.558, en Gravelinas, y siguiendo en la edad en la
que muchos, lo ms valiente que hubieran hecho habra sido desmayarse por una cada
de prpados y batir de pestaas de una buena moza, el aguerrido mozo fue uno de los
que dejaron tan solo 1.300 franceses supervivientes de los 15.000 que empezaron a enfrentarse a nuestras tropas, que dejaron 400 muertos y quizs alrededor de 1.000 heridos.
Durante los aos siguientes, sigui en la noble tarea de aquel entonces, de machacar
franceses y rebeldes holandeses estando su compaa bajo el tercio de Cristbal de
Mondragn. Parece ser que tena tal tino y maa en esta cuestin que en seguida fue
visto por los avispados ojos de los ojeadores militares espaoles de la poca.
Entr al servicio de Margarita de Parma, y bajo orden directa suya, reprimi los levantamientos y tumultos de Amberes el 4 de julio de 1.566. El mismo Duque de Alba, el 22
de agosto de 1.567 le nombr Sargento Mayor.
Este valiente soldado que haba salido a los 19 aos de su Talavera, dejando atrs juegos y cermicas, haba llegado hasta el grado de coronel de Infantera Valona, llegando
a desempear el cargo de gobernador en Haarlem, y como adems en esa poca aquellos
hombres valan para todo y lo mismo daba ocho que ochenta, el mismo Duque de Alba
que ya le haba nombrado Sargento Mayor tras la derrota del Conde Bossut, la hace Almirante.
Ya con Requesens, hay que hacer notar la plyade de protectores que tuvo esta joya,
(Ayala, Mondragn, Duque de Alba, ahora Requesens y luego Juan de Austria y Farnesio...), por lo que no extraa que fuera valorado y as, volvi a sofocar las revueltas de
Amberes y fue nombrado gobernador de Breda en el interregno entre la llegada del
vencedor de Lepanto y la muerte de Requesens acaecida en 5 de marzo de 1.576.
Ya con Juan de Austria, particip en Gembloux, ostentando el cargo de Maestre de
Campo.
En los aos siguientes, con los franceses muy alicaidos y todava lamiendose las heridas
y el orgullo, le toc a ingleses y holandeses sufrir a este caballero, y por lo que se cuenta, lo debieron pasar realmente mal. Primero le toc a Norris en Nordhoon el 1 de
octubre de 1.581, perdiendo no solo la batalla los ingleses que adems salieron despavoridos a las primeras de cambio, sino que su comandante perdi una mano. Un ao
ms tarde, el 27 de octubre de 1.582 le toc en infausta suerte al Conde de Holac batallar en Locchtum con este Maestre de Campo que haba empezado de soldado en la
Talavera de la Reina, aunque quien en verdad diriga era Guilermo de Nassau. Le dio
exactamente igual, pas por encima de ellos como una apisonadora en un campo de
golf. Por cierto, en las filas holandesas haba un Coronel llamado Baptista de Tassis,
hermano de un Correo Mayor de Felipe II.
Con Farnesio fue tambin Maestre de Campo y siguiendo en su tradicin de dar estopa a
los luteranos holandeses, recuper las ciudades de Zutphen, Deventer y Utrecht, adems
de sofocar algunos motines en Geldres y Mastrique, (ahora aqu en Espaa es ms
famosa por que gracias al Tratado firmado en ella, ya todos somos europeos, y nos olvidamos que fue nuestra muchos aos).
Todava en 1597, aprovechando que los franceses haban invadido el Luxemburgo, y seguro que recordando las gratas gestas de juventud de San Quintn y Gravelinas, les derrot una y otra vez, echndoles ms all de Sedn, adems de acudir a apoyar el asedio
que el Conde de Fuentes estaba sometiendo a Chatelet, junto con el capitn artillero
Cristbal Lechuga.
Cuando muri un ao despus, unos cuantos franceses y holandeses, y seguro que ms
de un ingls tambin, debieron respirar y ms de uno no pudo disimular su alegra con
unos cuantos saltos. No era para menos.
Tuvo tiempo adems de casarse bien, con doa Dorotea, a la sazn hija del Conde de
Mansfeld, con quien tuvo dos hijas, una de ellas se cas con D.Francisco Juan de la
Torre, hijo a su vez de D. Juan de la Torre El Viejo, uno de los 13 de la fama de la isla
del Gallo cuando Pizarro empez la conquista de Per. Las biografas hablan que su
yerno era a la vez un sobrino lejano de nuestro protagonista. La otra retoa cas con, me
parece, aqu no lo aseguro con el gobernador de Frisia. Incluso alguna flamenca obtuvo
sus favores puesto que tambin tuvo un hijo natural que lleg a ser capitn del ejrcito
espaol. Le llamaron Guillermo Verdugo Vandeyik. Ms de un holands y ms de un
francs volvieron a ver la sombra de su padre, estoy seguro.
Carlos de Amzola
Corra el ao 1595 y con l nuestra querida Espaa haba dado un ventajoso vuelco a su
poltica en torno a Inglaterra. Cansada de sufrir el acoso de la ralea pirtica inglesa, decidi dejar de mesarse las barbas y pasar a la ofensiva. Por aquellos tiempos, en los que
no se pona el sol en nuestro imperio, nuestra querida Espaa estaba inmersa en el cristiano mesester de desmochar ingleses y por ello desde los puertos flamencos, y Dunquerque principalmente, una legin de corsarios al servicio de nuestro monarca no dejaba de acosar a la prfida Albin. Hay que dejar constancia, que tampoco se quedaban
mancos a la hora de importunar a la flota holandesa, a la sazn igualmente enemiga de
nuestra querida Espaa.
En esta tesitura nos encontrbamos cuando el 26 de julio de 1595, zarpan del puerto de
Blavet cuatro galeras, "Capitana", "Patrona", Peregrina" y "Bazana", pertenecientes a
las Galeras de la Guarda de la Costa de Bretaa y reforzadas con infantes y arcabuceros.
Su destino no era otro que tocar un poco las narices a la reina virgen, que por su calificativo quizs no permitiera que le tocaran otras cosas, atacando por sorpresa las costas
de Inglaterra.
Como decamos, la expedicin zarpa de Blavet el 26 de julio de 1595 en direccin al
puerto francs de Penmarch en donde obtienen 3.000 ducados que se utilizarn en adquirir vveres y pertrechos. El 2 de agosto, avistan a las 8 de la maana las costas de
Cornwall despus de navegar sin contratiempo las 100 millas que separaban a ambas
costas y en apenas 24 horas de navegacin favorable.
Efectuada la aproximacin a la costa, ponen pie a tierra 400 arcabuceros y algunos piqueros, en la baha de Mounts, entre los cabos Lands End y Lizard. Formando un escuadrn con una vanguardia y dos mangas de arcabuceros, enfilan la poblacin de Mouse-
hole, mientras que tres de las cuatro galeras lo caonean para poner en fuga a las gentes
que trataban de defenderlo. La cuarta galera, "La Peregrina", estaba guardando las espaldas del pequeo ejrcito espaol por si navos enemigos, ingleses por ms seas, osaban mostrar su pabelln y los aceros. Despus de esta poblacin, cayeron tambin
Newlyn, Saint Paul, Church Town y posiblemente otras villas cercanas.
Esta pequea expecicin, adems, consigue rendir el fuerte ingls de Penzance, defendido por alrededor de 1.200 hombres entre soldados y lugareos... sin sufrir una sola
baja y ponindo en fuga a tan gallarda y valiente oposicin. Al da siguiente, 4 de agosto, despus de pernoctar en las galeras, desmontar la artillera del fuerte y traspasarla a
las galeras y de incluso celebrar una misa, los soldados espaoles tienen noticia que, como los 1.200 ingleses no han bastado para parar los pies a 400 de los nuestros, los sbditos de la reina virgen preparan una fuerza de 8.000 hombre adems de la salida de la
flota amarrada en Plymouth. Los espaoles piensan en combatir atrincherndose en el
fuerte recientemente conquistado, pero se percatan de la debilidad de las defensas y los
muros y optan por abandonar sus correras en tierras de Cornwall. Para ello tienen que
burlar no solo al ejrcito ingls, cuyas vanguardias se aproximan, sino a la flota inglesa
salida de Plymouth para darles caza.
Nuestros compatriotas no solo reembarcan con la celeridad y buen tino que les libra del
ejrcito ingls, sino que adems durante la noche burlan a los primeros barcos ingleses
que haban acudido para darles escarmiento, sino que el da 5, con el alba y quizs con
fuerte viento de poniente, encontraron una flota holandesa de alrededor de 46 bajeles de
unos 200 toneles de porte, todos adems artillados e incluso protegidos por cuatro buques de guerra de la misma nacionalidad, que les corta el paso. Lo normal habra sido
escabullirse entre las brumas y nieblas de aquellos mares, pero los espaoles quizs algo
contrariados por no haber podido despacharse a gusto con unos cuantos ingleses ms,
deciden que verdes las han segado y que tendrn que ir a por ellos si quieren que se rindan. "Pardiez, no sera de caballeros que el cacareo de una gallina luterana nos haga
temblar. Cargad pues los caones."
Dicho y hecho. Se entabla combate y contra todo pronstico, no solo pasan entre esa
flota, sino que dos bajeles holandeses son enviados al fondo y otros dos seriemente daados, hasta el punto que debieron ser abandonados por sus tripulaciones. A cambio, los
espaoles dejan 20 muertos y dos galeras con numerosos impactos, aunque a flote y con
el pabelln en alto.
Por fin, despus de vencer al ingls y al holands, el da 10 de agosto, quince despus
de la partida, las cuatro galeras hacen su entrada de nuevo en Blavet.
Quien fue el capitn de tal expedicin?, se preguntarn vuesas mercedes, despus de
leer tan buen suceso. Pues, un brioso capitn, vive Dios que sirvi a las rdenes de
Diego Brochero e hizo muchas veces a bordo de las galeras de Su majestad, el corso
contra los herejes ingleses, un tal Carlos Amzola.
Tendr alguna calle o plaza este marinero espaol?
CAMPAAS Y ACCIONES
Desde la toma de Granada, las Espaas (que no Espaa), se convirtieron en una potencia mundial de primer orden. Lus XII de Francia sufrira esta nueva realidad en su contencioso con el Gran Capitn, y su sucesor, Francisco I, vio de sbito soterrada su arrogancia bajo el afilado estoque de Juan de Urbieta, en Pava. Desde la cada de Constantinopla, en 1453, ningn reino de la cristiandad haba acaparado semejante poder. No se
pona el sol bajo la gida de Sus Austriacas Majestades Catlicas, desde las Filipinas
hasta Flandes. Este vastsimo imperio se mantuvo, mal que bien, durante cien aos, sujetado por dos fuertes pilares: la diplomacia y los Tercios Viejos.
Paseando la roja cruz de San Andrs de nacin en nacin, estos hombres formidables
que son los soldados de tercios, soterrado ya todo atisbo de la aborrecible filosofa
"orangista", escribieron con letras de oro una pgina fascinante de nuestra historia.
ACCIN
AO
Atella
Cefalonia
1496
1500
Ceriola
Garellano
1503
1503
1509/10
Navas de Esquiroz
1521
Bicoca
1522
Pava
1525
Saqueo de Roma
1527
Cruzada a Tnez
1535
Mhlberg
1547
San Quintn
1557
Gravelines
Gemmingen
Lepanto
Asedio de Mons
Asedio de Haarlem
Asedio de Alkmaar
Batalla de Mock
Asedio de Leiden
1558
1568
1571
1572
1572
1573
1574
1574
1576
1577
1579
1584
1588
1590
1600
1621
1625
1634
1643
lanzados por un resorte, para, en veloz carrera, cubrir el terreno que les separaba del
enemigo. Creyeron los gascones poder frenarlos disparndoles con ballestas y arcabuces, pero esto, ms que mellar el nimo de los rodeleros, les enfureci. Aprentado filas,
arrollaron a los franceses que no tuvieron otro remedio que cobijarse detrs de los helvticos. Aprovechando la inercia de la carrera, pero sin perder cohesin, los pequeos
soldados de Iberia embistieron contra el tremendo cuadro suizo. Protegindose con sus
escudos se infiltraron entre las picas, que perdieron todo su poder al acortarse las distancias. Las apartaban con las rodelas y se acercaban sin temor a los gigantones que las
sujetaban, hirindoles en las pantorillas, en los muslos, en los brazos y en la garganta,
all donde encontraban carne. Propinaron tal paliza a los montaeses que, abandonando
en el suelo armas y camaradas, buscaron en la huida su nica salvacin. Este fue el momento esparado por los jinetes, que, picando espuelas, cruzaron el campo al galope para
impedir a los que se retiraban entrar en la ciudad. Los pillaron en terreno despejado, les
cortaron el paso y comenzaron a ensaarse con ellos. Muy pocos enemigos consiguieron
escurrirse entre las patas de los caballos, sorteando las lanzadas de los montados. Los
que lograron hacerlo corrieron despavoridos a encerrarse tras la seguridad de las mural l as.
Escudo por delante y espada en mano, un rodelero espaol se abre camino entre las
picas suizas en la batalla de Atella. En medio de la polvareda, su capitana carga a la
carrera. Ilustracin de Antonio L.Martn Gmez
La salida de los defensores para socorrer a su infantera, tan esperada por el general, fue
detenida en un principio por la caballera pesada espaola. Pero siendo tan escaso su
nmero, y antes de perderla toda, mand tocar reunin. Volvi cada uno de donde se
hallaba para formar junto a su bandera, y en menos tiempo del que se crea posible, tenan los franceses delante una nueva barrera de magnficos combatientes. Los de D.
Gonzalo, excitados por el calor de la pelea y sin mirarse las heridas, empujaron de firme
a la caballera gala, que temerosa de correr la misma suerte que sus peones, fue cediendo terreno hasta terminar refugindose en la poblacin.
Todo esto pas ante la atenta mirada de las tropas de la Liga Santa que, sin intervenir
para nada, observaban desde las alturas que rodean la ciudad el desarrollo de la lucha.
Orgullosos y expectantes al principio, sobrecogidos despus, estallaron en vtores y
aclamaciones cuando vieron el soberbio espectculo de disciplina y amor propio ofrecido por los espaoles. Sobre todos ellos destacaba la figura magnfica del ms grande
capitn que pisara Italia. Desde aquel da, primero de julio de 1496, festividad de san
Casto, en Atella y para siempre, Gonzalo Fernndez de Crdoba sera recordado como
el Gran Capitn.
Toma de Cefalonia, 1500
Antonio L.Martn Gmez. "El Gran Capitn. Campaas del Duque de Terranova y
Santngelo". Editorial Almena.
Posesin veneciana desde muy antiguo, Cefalonia llevaba unos aos en manos turcas.
Un poco ms extensa que Corf, alternaba en su litoral largas playas y blancos acantilados calizos que daban albergue a nutridas colonias de aves marinas. El interior era
rocoso y abrupto. La fortaleza de San Jorge, alzada sobre un promontorio cercano al
mar, seoreaba en toda la isla. Bajo su atenta mirada, en una honda ensenada de ms de
quince kilmetros de longitud, situada entre los pueblos de Angostolion, la actual capital, y Lixuri, se ampar del temporal a principios de noviembre la mayor parte de la
flota cristiana. El resto se reparti por la isla, utilizando preferentemente las amplias calas del norte y el este. Muy posiblemente algn contingente se trasladara a la cercana
taca.
Custodiaba la isla una orta de 700 jenzaros al mando del enrgico capitn Gisdar, un albans pagado por Constantinopla. Ya saba esta guarnicin de combates y asedios, pues
durante cuatro meses los venecianos la haban cercado sin xito.
Como primera medida, el Gran Capitn recurri a la negociacin, por si era posible
evitar una confrontacin armada, y si no, sonsacar el estado de nimo de los defensores
y su disposicin ante un nuevo asedio. Para ello acudieron a la fortaleza dos mensajeros,
el espaol Gmez de Sols y el veneciano Pucio. Buenos oradores, instaron a Gisdar a
entregar la ciudadela, recordndole que tena enfrente a los vencedores de los moros de
Granada y de la poderosa Francia. No se habland el albans por palabras tan escogidas.
Experimentado, buen conocedor de la guerra y de todo lo acontecido en Italia y otros lugares, contest que saba de la valenta de los espaoles y de su Gran Capitn, pero no
pactaba y, adems, podan estar bien seguros de que, si Alah no les conceda la victoria,
ni a l ni a sus hombres podan cogerlos con vida. Como gesto de caballerosidad y al
mismo tiempo de arrogancia, regal al Gran Capitn dos bandejas de oro. En una de
ellas iba un fuerte arco, en la otra un rico carcaj repleto de flechas. As de cortas fueron
las negociaciones. El regalo no dejaba dudas sobre las intenciones de los turcos, que
preferan el sacrificio a manos de los cristianos antes que presentarse delante del sultn
como cobardes, pues saban que poco les durara entonces la cabeza sobre los hombros.
A simple vista se vea lo inaccesible del castillo. Sus altos y gruesos muros coronaban
una atalaya de pura roca a la que se diriga un nico camino fcil de defender. Por el
lado contrario, el mar cea los acantilados donde se asentaba la fortaleza y era su mejor
centinela. Muchsima dificultades encontraron los artilleros para emplazar sus ingenios
por lo empinado del pedregoso terreno, que se resista a cualquier preparacin. Frente a
la puerta principal del castillo se alzaba un pequeo montculo con algo de tierra y de
piedras. All colocaron varios caones, pero no todos los que hubieran querido, por lo
reducido del lugar. Sobre l qued tambin ubicada, detrs de la artillera, la tienda del
general espaol y las de los jefes venecianos.
Muy prxima al enemigo se prepar una trinchera aprovechando los accidentes del terreno. Los capitanes Villalba y Pizarro se instalaron en ella con 600 peones y muchos
arcabuces. A la derecha de la batera del montculo, pero ms adelantados, Diego de
Mendoza y Pedro de Paz con 200 hombres de armas, como infantera pesada, y 200
jientes acompaados de 1.500 infantes. Una gran torre, a la que llamaron del espoln, se
llev ella sola 100 caballeros, 100 jinetes y 1.000 soldados de a pie mandados por el comendador Mendoza y por Pedro de Hoces. Rodeando la fortaleza hasta el lado de los
precipicios que daban al mar se repartieron 1.500 hombres. Por toda la isla destacamentos y patrullas. La flota aliada permaneca alerta ante una posible tentativa enemiga de recuperar la isla, que no lleg a ocurrir.
Tres jenzaros turcos. En Cefalonia, el Gran Capitn rebati el mito de la invulnerabilidad otomana e hizo perder a Europa el miedo al Turco, que la atenazaba desde
las cruzadas. Los espaoles teman a los turcos y los turcos a los espaoles.
Ilustracin de Antonio L.Martn Gmez.
Fueron los basiliscos venecianos los primeros en escupir sus pesadas pelotas de hierro
fundido contra las recias murallas del castillo de San Jorge. Las bombardas espaolas
no tardaron en acompasar con su estruendo la infernal orquesta. El castigo fue tremendo, pero no el adecuado para aquella obra defensiva tan bien construida y mejor situada,
que sumaba a su pasiva resistencia la tenacidad de los guardianes. Inmejorables aliados
tuvieron los turcos en los pedregales y pendientes que circundaban la fortaleza. La falta
de un suelo estable imposilitaba el uso eficaz de la artillera. Por ello, se recurri a las
minas, que realizaron con xito Micer Antonello y Pedro Navarro, el cautivo liberado
por el Gran Capitn en Sicilia. Con los cimientos socavados, un lienzo de muralla se derrumb con gran estrpito. Lazando su grito de guerra: Santiago y Cierra Espaa!, los
de Iberia se abalanzaron decididamente al asalto. Con ellos iba su capitn general, espada y rodela en mano, dando ejemplo como un alfrez ms. Conforme avanzaban, se
disip la polvareda y apareci detrs de los escombros del derribo un muro de ocasin
que los jenzaros haban levantado previamente al localizar la mina. As y todo, prosigui el ataque, emplendose escaleras para subir a lo alto y entablar una cruda pelea
cuerpo a cuerpo. Hubo valenta por ambas partes, pero la porfa de los turcos, que parecan pegados a sus defensas, rechaz el ataque.
La ferocidad de los jenzaros era legendaria. Consumados arqueros, disparaban lluvias
de flechas, algunas de las cuales eran incendiarias y otras portaban veneno. Una de ellas
acert al capitn Sancho Velasco, quien al poco muri a causa de la dolorosa herida.
Tambin se fue al cielo un aventurero hngaro de noble cuna que pele como una fiera.
Los defensores arrojaban piedras que aplastaron muchos cascos y escudos. Derramaban
aceite hirviendo que provocaba horrorosas quemaduras, que muy fcilmente se infectaban. Empleaban unos garfios, llamados lobos por los espaoles, con los cuales prenda
a los asaltantes desprevenidos que se arrimaban al pie de las murallas y los izaban a
gran altura para luego soltarlos y que se estrellaran contra las rocas. Uno de estos lobos
captur al capitn Garca de Paredes. Vieron los otomados que se protega con una buena amardura y lo subieron para quitrsela y pedir rescate por l. Pero con descomunal
esfuerzo, el extremeo logr zafarse y manejando la espada con sorprendente destreza
dej fuera de combate a varios de sus enemigos. Los dems, desconcertados por hallar
tanta energa en quien crean abatido, dudaron de sus propias fuerzas y concertaron con
l un trato de no agresin si, a cambio, esperaba el rescate encerrado en una celda. No
tena Garca de Paredes mucho en donde elegir, as que acept las condiciones que le
exigieron sus captores.
Los turcos no eran enemigos de fiar ni copados como estaban. No conformes con esperar los asaltos para ir quebrando enemigo, intentaron varias salidas nocturnas para
destruir los caones e infligir graves destrozos en el campamento de los cristianos. El
fuego de arcabucera, bien dirigido desde las trincheras espaolas, evit el desastre y les
hizo desistir tras sufrir cuantiosas bajas. Mas no se desanimaron por ello. Obstinadamente, cabaron un tnel subterrneo que desde el interior de la fortaleza atravesaba la
tierra de nadie en direccin al montculo de las bombardas, donde se alzaba la tienda del
Gran Capitn. Ese era el lugar elegido para acumular en una gran bveda barriles de
plvora con los que hacer saltar por los aires el punto ms fuerte del dispositivo del
asedio. La leyenda cuenta que tuvo un sueo D. Gonzalo en el que vio el tnel. Fuera el
sueo o la continua vigilancia en que se mantena el campamento espaol, lo cierto es
que se detect la mina y se ataj con su correspondiente contramina, que convenci a
los jenzaros de lo vano de sus intentos.
Sigueron das de continuos forcejeos que a ninguna parte llevaron. Despus de varios
ataques infructuosos de los espaoles, lo intentaron los venecianos. Por Venecia se luchaba y por ella 2.000 de sus hijos acometieron contra la fortaleza confiados en recuperar la plaza. Combatieron bravamente, pero la firmeza de los turcos les oblig a retirarse dejando en el empeo a numerosos de los suyos. Muy desilusinados, dejaron que
sus aliados volvieron a llevar el peso de las acciones.
La obstinada resistencia de los turcos, unida a la inclemencia del tiempo, la humedad
salitrosa del mar y a la aspereza del terreno endureci la vida en la isla. Enfermos y
heridos, muchos de ellos incurables, se acumulaban en lugares pestilentes donde la falta
de higiene aumentaba sus males. Haca tiempo que se haba agotado la harina para hacer
gachas, pan y bizcochos, el alimento bsico de la tropa. La dieta se limit a raquticas
raciones de legumbres secas y carne de caballo y burro mal condimentada, pues de cabras y corderos ya se haba dado cuenta haca tiempo. Los soldados recolectaban por el
campo tubrculos, races y cualquier hierba que no los matara. La miseria aumentaba
con los das.
Un hecho, atribuido por muchos a un milagro, apacigu las penas de los expedicionarios. Un barco merante naufrag cerca de la costa y casi todo su cargamento, consistente en castaas y avellanas procedentes de Alejandra, lleg a la orila arrastrado por
la marea. Estos frutos aliviaron los estmagos descontentos hasta que, semanas ms
tarde, volvieron las naves enviadas a Sicilia y la Calabria.
Con el estomago vaco o lleno, la estancia en aquella isla apartada y arisca, tan cercana
a la bases turcas de Grecia y los Balcanes, no se poda mantener indefinidamente. Por
ello se tom la resolucin de dar un asalto definitivo, que acabara con los turcos y con
aquella situacin lamentable que amenazaba a desastre.
Bombardas y basiliscos de bronce castigaron a conciencia las fortificaciones durante
das, en postrer intento por doblegar la resistencia de las gruesas paredes. Adems, Pedro Navarro prepar minas explosivas para secundar a los artilleros en la demolicin de
lienzos y torreones. Frente a la impotente torre del espoln, formaron los vizcanos con
su jefe Lazcano. La noche previa al asalto, pocos durmieron: los aliados, por ltimar los
preparativos y por la tensin de saber lo que ocurrira el da siguiente; a los defensores
no les dejaron dormir. Las bombardas y un nutrido fuego de arcabucera, bien dirigido
por mosen Hoces, batieron las murallas manteniendo en continua vela a los turcos por
temor a un ataque nocturno. Muertos de sueo, vieron amanecer.
La maana siguiente se present desapacible. Muy temprano, antes de dar la batalla,
Gonzalo Fernndez de Crdoba areng enrgicamente a sus tropas, provocndolas con
el recuerdo de sus hazaas. Enardecidos por las palabras de su capitn, que las traan a
la memoria tan sonadas victorias, los veteranos, lanzando su grito de guerra, cargaron
con renovada furia contra la fortaleza como si de combate a campo abierto de tratara.
Entre ellos, como uno ms, el Gran Capitn, dispuesto a compartir el riesgo con sus
hombres. Dirigieron todo su esfuerzo contra un muro de ocasin que pareca ms flojo
que los dems. Apoyaron las escalas en las paredes y treparon como gatos, cubrindose
la cabeza con las rodelas para no caer vctimas de la lluvia de piedras y flechas que los
turcos les dedicaban. Uno de los primeros en subir fue el capitn Martn Gmez que,
con desprecio de las heridas que le mortificaban, contuvo a los jenzaros con gran valenta, permitiendo con ellos que los que le seguan subieran al camino de ronda de la
muralla con el menor dao posible. As y todo, las rocas que circundaban el castillo
estaban sembradas de cadveres ensangrentados y heridos que geman de dolor.
Cada vez eran ms los hombres acumulados en lo alto de la murralla. El ruido de los
aceros y los gritos se mezclaban en frentica confusin. Cada uno peleaba por su vida
sin acordarse de bandera ni rey. El valor, el coraje y la temeridad empujaban a los espaoles en aquel angosto lugar. Pero nada ni nadie pareca poder torcer la frrea voluntad
de los guerreros otomanos, que resistan como rocas las acometidas ms feroces.
En otro punto distante del castillo se desarrollaba idntica pelea, para de este modo dividir y mermar la eficacia de las flechas y los alfanjes turcos. Informado Gonzalo Fernndez de lo reido de los combates, orden traer un puente de madera que haba sido
construido para la ocasin la noche anterior. Lo colocaron rpidamente contra uno de
los muros reparados, y por l pasaron en tromba varias capitanas de reserva, que esperaban el momento de intervenir. La sorpresa del plan tuvo xito y cogi desprevenido
al enemigo, que muy poca resistencia ofreci en aquel lugar. A continuacin, los soldados se desperdigaron por el interior de la fortaleza luchando con despiadado coraje, deseosos de rendir a los turcos. Los heridos estorbaban a los muchos que empujaban desde
atrs con nimos de querer pelear en la primera fila. Los capitanes, celosos unos de
otros, alardeaban delante de sus hombres y no dejaban que nadie les igualase en bravura
y arrojo. Garca de Paredes, haciendo uso de su gran fuerza, abri a porrazos la puerta
de la celda donde sus captores lo tena prisionero y acudi raudo a unirse a la batalla,
que no iba a dejar que terminara sin l. Furioso por el deshonor de su encierro, la pag
con los desafortunados enemigos que encontr en su camino. El Gran Capitn, olvidndose del rango que ocupaba y repartiendo estocadas a cuantos otomanos le salan al paso, se perdi en la refriega como uno ms. Los soldados, al ver a su general entregado a
la blica tarea sin que el brazo le desmayara, tomaron ejemplo y redoblaron sus esfuerzos, no queriendo ser menos que l.
El castillo de San Jorge temblaba hasta sus cimientos como sacudido por un terremoto.
El clamor de la batalla sobrepasaba los lmtes de sus muros. Ola a sangre, a sudor y a
humo; a madera quemada y a degollina. Acorralado, Gisdar se retir con los hombres
que an se matenan en pie hacia el interior del reducto, desde el cual, imaginaba poder
conseguir alguna ventaja. Pero los espaoles haban sufrido mucho y les herva la sangre. Pasando por alto de los muertos, embistieron a los ltimos jenzaros, que les esperaron a pie firme como si el asedio acaba de empezar. Se trab dura pelea, esta vez con
un claro vencedor. No hubo clemencia ni nadie la pidi. Era el momento de terminar
con todo aquello. El albans, como buen soldado, supo estar a la altura de las circunstancias. No lo cogieron vivo. Muri como predijo, atravesado a cuchilladas y arcabucazos en medio de los cadveres de sus fieros guerreros, para los que se da se abrieron
de par en par las puertas del paraso.
Sin nadie a quien matar, se calmaron los nimos y volvieron a ser personas. En la ms
alta de las torres se izaron tres banderas: la de los reyes de Espaa, la del de San Marcos
por Venecia, y otra con una cruz, para que se viera desde bien lejos a quien perteneca la
fortaleza y toda la isla de Cefalonia.
Se recogieron los heridos y se contaron alrededor de un centenar de bajas propias. Los
turcos no tuvieron heridos, slo 700 muertos, toda la guarnicin. Era la nochebuena del
ao 1500. El da de Navidad se celebr una solemne misa de accin de gracias en el patio de armas del castillo de San Jorge. De esta manera se puso final a la que el Gran
Capitn calific como la ms brava batalla que jams vio ni oy.
Los dos ejrcitos se encuentran en orillas diferentes. Los espaoles siguen en la izquierda y los franceses en la derecha.
El marqus de Mantua, disponiendo de ms recursos que el Gran Capitn y aprovechando que su orilla estaba ms elevada que la de los espaoles, construye un puente de
barcas sobre el Garellano, intentando atravesarlo, a lo que se opone Garca de Paredes.
En una segunda intentona, apoyado por su numerosa artillera, lo logra, apoderndose
de uno de los reductos construidos por los espaoles.
Al Gran Capitn no se le oculta la importancia de la nueva posicin de los franceses,
entablndose un encarnizado combate, logrando expulsar a los franceses del reducto y
del puente. El marqus de Mantua, perdida para sus tropas la fuerza moral, cedi el
mando en el marqus de Saluces.
En estos combates ocurri la hazaa protagonizada por el alfrez Hernando de Illescas,
que al perder en la lucha el brazo derecho, sigui combatiendo llevando la bandera de
Espaa con el izquierdo; seccionado el izquierdo por una bala de can, tom la bandera con ambos muones y march adelante gritando: Espaa!
No era Gonzalo Fernndez de Crdoba hombre que permaneciese inactivo, asi es que, al
recibir los refuerzos de 3.000 hombres mandados por Alviano, decidi atacar nuevamente a los franceses. Para ello, mand construir un puente seis millas ms arriba del
que tenan los contrarios.
Para no alarmarlos con su marcha, dej all parte de sus tropas, y con el resto del ejrcito, en la noche del 27 de diciembre de 1503, se traslad a la orilla derecha del ro
Garellano por el puente recin construido.
En vanguardia iban las fuerzas mandadas por los capitanes Alviano, Pedro Navarro,
Villalba y Zamudio, a los que les segua el Gran Capitn con el resto del ejrcito. El terreno con el que se iban a encontrar era llano, con ligeras ondulaciones. Algo separadas
del ro se encontraban las ciudades de Pantecorvo, Suyo y Trajeto; casi paralelo al Garellano, exista otro ro que iba a desembocar en el mar entre la desembocadura del Garellano y la ciudad de Gaeta. Pasado dicho ro, se encontraba la ciudad de Mola, que
tena un puente y era ciudad de cierta importancia estratgica.
Los capitanes Alviano y Zamudio se apoderan de los pueblos de Pantecorvo, Suyo y
Trajeto, sorprendiendo a los franceses, que al huir, alarmaron al resto del ejrcito. Gonzalo le ordena a Prspero Colona que les corte la retirada con la caballera, lo que permiti al Gran Capitn alcanzar la retaguardia francesa cerca de Mola.
Aunque los franceses haban obstruido el puente con numerosos carros y cureas, los
espaoles lograron tomar la ciudad.
El ataque que realiza la vanguardia espaola es rechazado en primera instancia. Con la
llegada del Gran Capitn se reorganiza las unidades y recobra la superioridad. Pronto le
llegan los refuerzos del capitn Andrade, que vena de intervenir en el paso del Garellano, y de Prspero Colona. Los franceses, al verse cercados, se retiraron hacia Gaeta,
donde llegaron muy diezmados.
Los espaoles detuvieron el avance para descansar aquella noche en Castellone y llegar
al da siguiente a Gaeta.
El 4 de enero de 1505 los espaoles eran dueos de todo el reino de Npoles. Francia,
imposibilitada de actuar, tuvo que aceptar el tratado de paz que le propuso Espaa.
Conquista de Orn, Buja y Trpoli, 1509-1510
Despus de la conquista de Granada en 1492, Fernando e Isabel pensaban, sin duda, que
la continuacin de aquel esfuerzo heroico estaba en la conquista del norte de frica.
Adems, una larga tradicin vinculaba a la poltica hispnica al litoral norteafricano,
unido al gobierno de la pennsula durante los ltimos aos del Imperio Romano y durante la dominacin de bizantinos, visigodos y musulmanes.
La posesin de plazas fuertes allende al estrecho era necesario para proteger el mismo
litoral andaluz contra la piratera de los berberiscos y contra la obsesin expansiva de
los imperios africanos. Esta poltica interesaba por igual a Castilla y Aragn, que siempre se haban interesado por los asuntos africanos y para cuya expansin comercial era
necesaria la seguridad de navegacin por el Mediterrneo.
En sus dos regencias, el rey Fernando recoge la tradicin de esta poltica con su acostumbrada eficacia, y ecuentra para ello un auxilio eficaz en el espiritu misional del arzobispo de Toledo, Cisneros.
Las victorias como la de Mazalquivir eran intiles, teniendo en cuenta la eterna anarqua de los reinos musulmanes del norte de frica. En el reino de Fez estall una guerra
civil por el trono, fomentada y apoyada por Fernando el Catlico para debilitar al reino.
Al amparo de esta guerra civil, el cardenal Cisneros aprovech para cumplir su sueo,
que era la expansion del cristianismo por el norte de frica, y si era posible, lentamente
avanzar hacia los santos lugares de Jerusaln y Palestina.
Conquista de Orn, 1509
Autorizada la expedicin por el rey Fernando, el cardenal Cisneros, y a su cargo y con
el bulo de cruzada concedido por el papa , prepara una expedicin para conquistar Orn.
Se reunio en Cartagena, en la primavera de 1509, una flota de 80 buques de transporte y
10 galeras, y un ejrcito compuesto por 10.000 piqueros, 8.000 escopeteros y ballesteros, 2.000 jinetes de caballera pesada y ligera y 200 gastadores. Era imprescindible un
nmero tal de hombre porque tendran que sitiar ciudades muy fuertes y porque, una vez
conquistada, tendran que dejar una guarnicin en las mismas para emprender el ataque
a las siguientes. Las fuerzas de desembarco iran al mando de Pedro Navarro, que
siempre tuvo problemas de mando con el cardenal Cisneros.
Una vez en el mar, la flota puso rumbo a Mazalquivir, puerto ya en manos espaolas.
Desembarc el ejrcito e inicio la marcha hacia la ciudad de Orn. Mientras tanto, los
moros prepararon a sus hombres para la defensa de Orn y hostigaban permanentemente
al ejrcito cristiano. En las proximidades de la ciudad, Navarro dividi sus fuerzas en
cuatro cuerpos, y entabl combate con las fuerzas enemigas; despus de dursimos combates, los moros fueron rechazados por la artilleria espaola y perseguidos por la caba-
llera hasta que se vieron obligados a atrincherarse en Orn. De esta manera se formaliz el sitio a la plaza. Mientras tanto, la Armada Espaola inici un furioso bombardeo
contra las fortificaciones. Gracias a la labor de la artillera, las minas y a las escalas, las
tropas espaolas pudieron iniciar el asalto final a la ciudad, no sin antes desarrollarse
una violenta lucha por las calles. En el gran saqueo de la ciudad participaron tanto soldados como marineros. Los moros perdieron mas de 4.000 hombres.
La ciudad de Orn pas a convertirse en una ciudad espaola. Durante siglos fue atacada casi continuamente por las fuerzas musulmanas, hasta que en el ao 1792, los ltimos regimientos espaoles abandonaban la plaza.
Conquista de Buga, 1510
Finalizada las operaciones militares de conquista de Orn, el cardenal Cisneros volvi a
la Peninsula, quedando al mando de todas las fuerzas militares Pedro Navarro. Al rey
Fernando le interesaba avanzar hacia oriente para defender las posesiones de la corona
de Aragn.
El objetivo, esta vez, fue la ciudad de Buga, a la que Pedro Navarro se dirigi con una
fuerza de 5.000 hombres y tren completo de artillera. Los moros, prevenidos, lanzaron
a ms de 10.000 hombres contra las tropas espaolas mientras desde Buja, un nutrido
fuego de artillera entorpeca el desembarco espaol. Sin embargo, las tropas rechazaron
a las fuerzas musulmanas con el apoyo de la artilleria de los buques espaoles, que
protegan el desembarco.
Una vez estuvo toda la fuerza en tierra, se dividida en cuatro cuerpos y marcharon en
direccin a la ciudad. Se pone sitio a Buja y se inicia un dursimo bombardeo desde
tierra y desde el mar contra sus defensas. Finalmente, el asalto victorioso contra la
misma, donde nuevamente las tropas espaolas cometieron numerosos excesos y saqueos.
Las fuerzas que escaparon del sitio de la plaza se reagruparon y se dedicaron a hostigar
a las fuerzas espaolas. Cuando stas recibieron nuevos refuerzos, las cercaron y las
derrotaron, aunque algunos enemigos pudieron escapar del campo de batalla.
Las guerras en frica e Italia se estaban convirtiendo en una grandsima escuela en la
que se formaban las misma infantera que despus tanto asombrara a Europa.
Con la reputacin de Espaa con estas victorias, Argel se rindi y se sometio, declarndose vasallo tambien el rey de Tunez.
Conquista de Trpoli, 1510
Para aprovechar los exitos, Pedro Navarro decidi dar un gran golpe tomando la ciudad
de Trpoli. Prepar una fuerza de combate de mas de 14.000 hombres, 20 galeras y 50
barcos de transporte, junto con un gran nmero de buques menores. Tambin se haba
incorporado a esta expedicion el duque de Alba, Don Garca de Toledo, que asumi el
mando.
Era la plaza de Tripoli la mas fuerte de todas las plazas que se haban tomado y a la que
le ayudaba su posicion natural. Una vez desembarcadas parte de las tropas, se inici
inmediatamente el ataque a la plaza. Mientras se abra un nutrido fuego desde los barcos
sobre las defensas, las tropas de tierras iniciaban el asalto. En tanto, otras tropas desembarcaban en el puerto al asalto, inicindose una feroz batalla por las calles de la ciudad
despus de hacer saltar las defensas de la plaza. Al final de la cruel batalla, hubo uns
alvaje saqueo que cost la vida a ms de 5.000 personas, que se sumaban a los varios
miles que haban muerto en la batalla anterior.
Batalla de las Navas de Esquiroz, 1521
Muerto el Rey Catlico, tras la regencia de Cisneros, lleg a Espaa Carlos I. Al no
considerar los espaoles que la Corte que traa el rey guardaba las prerrogativas de su
patria, se levantaron contra l muchas poblaciones importantes y las clebres Comunidades de Castilla, capitaneadas por Padilla, Bravo y Maldonado, que pagaron con su vida tal audacia.
De estas discordias civiles se aprovech el rey francs Francisco I, envidioso del podero de Carlos, y enviando un ejrcito de 12.000 y 800 de caballera al mando del general
Lesparre, intent establecer en el reino de Navarra a su favorito Enrique de Labrit. En
dicha accin logr apoderarse de la ciudadela de Pamplona, donde fue herido Ignacio de
Loyola. Ensoberbecido por sus iniciales triunfos, el rey francs puso sitio a Logroo,
que fue valientemente defendida, hasta que con la llegada de los refuerzos del duque de
Njera, los franceses levantaron el campo y se retiraron a Pamplona, perseguidos por el
ejrcito espaol.
El general Lesparre, consciente de la persecucin, busca una buena posicin estratgica
entre Pamplona y Puente la Reina, apoyando los flancos en la Sierra de Perdn.
El duque de Njera, que observ la astucia francesa, determin traspasar la sierra sin
que se apercibiera el enemigo. Para ello se situ en el pueblo de Esquiroz, entre los
franceses y Pamplona.
Apercibidos finalmente los franceses, se aprestaron al combate. La batalla, conocida como Navas de Esquiroz, tuvo lugar el 30 de junio de 1521. La victoria se decant del
lado espaol, cuyas tropas ocuparon Pamplona sin resistencia, y acab con la tentativa
del rey de Francia de recuperar el reino de Navarra.
Batalla de Bicoca, 1522
Bicoca (27 de abril de 1522), combate en el que los arcabuceros espaoles, que eventualmente constituirn la columna vertebral de los tercios, ganan sus espuelas. La facilidad del triunfo, que hizo que ese nombre se incorporara a la lengua castellana, no
disminuye la importancia del resultado. Al contrario, la acrecienta, por la rapidez con
que se deshizo un mito: el del piquero suizo.
Al menos desde el ltimo cuarto del XV, aparece un tipo revolucionario de soldado, el
piquero helvtico, conocido tambin como esguzaro. Agrupado en gigantescos cuadros de gran profundidad y formados por miles de hombres, equipados con largas picas,
pone fin a siglos de predominio de la caballera noble. La solidez de estas tropas, que
durante cincuenta aos nunca volvieron las espaldas, aunque fuesen ocasionalmente derrotadas, contribuy a hacer de ellas las ms temidas de Europa. Espaa y Francia pagaron a precio de oro sus servicios.
En Bicoca, quince mil de ellos, pagados por Francia, divididos en dos enormes cuadros,
avanzan imperturbables contra los imperiales. stos cuentan como fuerza de mayor
peso con cuatro millares de arcabuceros espaoles, que esperan, apoyados por artillera,
al otro lado de un camino, tras un terrapln coronado por una empalizada.
Los esguzaros se arrojan al ataque con su habitual valor. A pesar de sufrir unas 1.000
bajas por el fuego enemigo, atraviesan la carretera. Superar el talud les resulta, en cambio, imposible. El terreno rompe su impulso y, sobre todo, los arcabuceros no descansan. Seguirn tirando por filas sucesivas hasta que, despus de haber perdido 22 capitanes y unos 3.000 soldados, los piqueros, sin dejar de hacer frente, se retiran. Los espaoles estn intactos, y el arcabuz ha probado su eficacia. En cuanto a los suizos, nunca
llegaron a recuperarse; en efecto, ya no volvieron a desplegar su famoso vigor. La
importancia de ese da reside en que, finalmente, los suizos fueron curados de su tradicional tenacidad.
La tctica de los vencedores no es nueva: es prcticamente la misma que la adoptada
con xito por Fernndez de Crdoba en Ceriola, en abril de 1503. Pero entonces desplegaba espingarderos y escopeteros, dotados de armas menos efectivas que el arcabuz.
Asisti a Bicoca el hombre que quizs vio antes que nadie las posibilidades del nuevo
tipo de infante que era el arcabucero. El marqus de Pescara, napolitano de nacimiento,
pero tan aficionado a lo espaol que vesta a la espao-la, y hablaba en castellano con
su mujer, italiana. Hallar en esas fuerzas el instrumento ideal para desarrollar su concepto de la guerra. Al frente de ellas, utilizar sistemticamente tcnicas que luego se
convertirn en rutinarias: encamisadas; transporte de los infantes en las grupas de la
caballera para aumentar su movilidad; maniobras giles, en orden disperso.... Significativamente, en un combate, Bayardo, el caballero sin miedo y sin tacha, el arquetipo del
jinete noble, recibir un arcabuzazo que le parte la espina dorsal. Su muerte, como la del
comandante en jefe francs en Ceriola, duque de Nemours, vctima de tres disparos,
anuncia el futuro de esas armas diablicas.
La Batalla de Pava, 24 de febrero de 1525
Por Juan Eslava Galn
En la aldea europea dos poderosas familias se odiaban a muerte, los Borgoa-Austria y
los valois-Angulema. Sus vstagos respectivos, Carlos I de Espaa y Francisco I de
Francia, parecan nacidos para llevar aquella rivalidad a sus ltimas consecuencias. Ambos eran orgullosos y testarudos, ambos haban heredado viejos litigios de lindes (en el
milanesado, en Npoles, en Luxemburgo, en Navarra...) y cada uno de ellos deseaba humillar al otro. Adems, Francisco no perdonaba a Carlos que se hubiese alzado con el
ttulo de Emperador del Sacro Imperio al que tambin l aspiraba.
Carlos, el de la mandbula progntica, y Francisco, el de la luenga narizota, sostuvieron
cuatro guerras. La primera dur cinco aos, entre 1521 y 1526, y se desarroll en el ducado de Miln.
El primer asalto lo gan Carlos tras una breve y brillante campaa cuya batalla ms
importante se dio en Bicoca, un lugarejo en las proximidades de Monza. Los espaoles
alcanzaron la victoria tan fcilmente que el topnimo se incorpor al castellano como
sinnimo de cosa fcil, ganga o prebenda que se consigue con poco coste. En descargo
del perdedor, el general francs Lautrec, hay que apuntar que dio la batalla contra su
voluntad, forzado por sus mercenarios suizos a los que deba muchas pagas atrasadas.
Despus de Bicoca, los pgiles se concedieron un respiro para alistar nuevas tropas antes de volver a la carga. Los ejrcitos de la poca estaban compuestos de soldados profesionales que combatan por la paga y eran en una alta proporcin extranjeros. En el
ejrcito de Carlos, adems de espaoles, militaba una gran cantidad de alemanes, italianos y suizos; en el de Francisco, adems de franceses, abundaban igualmente los mercenarios europeos.
En el segundo asalto Francisco bes nuevamente la lona. El almirante Bonnivet invadi
el Milanesado con un ejrcito de 40.000 hombres pero fracas en su empeo de expulsar a los espaoles, El tercer asalto fue el ms espectacular. Francisco I en persona pas
los Alpes, el 25 de octubre de 1524, al frente de un gran ejrcito en el que lo acompaaba toda la nobleza de Francia. Once das despus, los franceses entraban en Miln y
avanzaban por doquier arrinconando a las guarniciones espaolas en sus plazas y castillos. Las fuerzas de Carlos, el llamado ejrcito de Miln, unos 10.000 hombres escasos
de pertrechos, cedieron terreno y se replegaron a Lodi.
Uno de sus generales, el navarro Antonio de Leiva, se encerr en la ciudad fortificada
de Pava con 2.000 espaoles y 5.000 alemanes Pareca que Francisco haba vencido antes de combatir. No obstante no poda considerar conquistado el territorio hasta que hubiese expulsado de l a las fuerzas espaolas, Por lo tanto, puso sitio a Pava y comenz
a batir la ciudad. Pero su defensor Antonio de Leiva, organiz muy bien la defensa y rechaz los asaltos franceses, respondiendo a sus minas con contraminas. Los franceses se
las haban con uno de los generales ms veteranos de Europa. A sus cuarenta y cinco
aos, el de Leiva haba hecho la guerra de las Alpujarras contra los moriscos y haba
acompaado al Gran Capitn en sus campaas italianas contra los franceses.
Si Pava no se conquistaba por las armas, perecera por hambre. Era slo cuestin de
tiempo, pero mientras el ejrcito francs estaba inmovilizado delante de sus muros, los
imperiales se reponan y consolidaban posiciones en otros lugares.
Al campamento de Francisco comenzaron a llegar noticias preocupantes. Los imperiales
haban reclutado 12.000 lansquenetes en Alemania; Fernando de Austria les enviaba
otros 2.000 hombres...
Francisco I celebr consejo y decidi batir al enemigo antes de que se robusteciera.
Puesto que Pava sera rendida por hambre, podan permitirse el lujo de dividir sus fuerzas: dejaran una parte en el cerco de la ciudad y enviaran al resto en sendas expediciones contra Gnova y Npoles.
Mientras tanto, los imperiales estaban en apurada situacin. Las arcas de sus regimientos estaban exhaustas y era presumible que los lansquenetes alemanes y los mercenarios
suizos, faltos de pagas, no tardaran en amotinarse o simplemente en ponerse en huelga,
en dejar de combatir. Los generales salieron del paso empeando sus fortunas personales para obtener crditos con los que pagar a las tropas, pero ni siquiera as obtuvieron el
dinero necesario para sostener una campaa tan prolongada como la que se avecinaba.
El marqus de Pescara puls hbilmente la ntima fibra del orgullo nacional de sus
compatriotas: expuso la apurada situacin a los arcabuceros espaoles y consigui no
slo que combatieran de fiado sino que le adelantaran sus ahorros para pagar a los alemanes. Es evidente que los soldados adoraban al vencedor de Bicoca.
La guerra en invierno era muy dura, con el tiempo lluvioso, los caminos embarrados y
las nieblas traicioneras ocultando celadas en valles y malos pasos, pero tampoco quedaba otra opcin. A mediados de enero, los generales de Carlos, el contestable de
Borbn, Lannoy y Pescara marcharon sobre Pava para forzar al rey de Francia a levantar el cerco.
El enfrentamiento se produjo el 24 de febrero de 1525. En todas las academias militares
del mundo ponen la batalla de Pava como ejemplo de ejecucin perfecta de un plan de
ataque.
Despus de la llegada de los refuerzos espaoles, los ejrcitos estaban equilibrados
numricamente, unos 25.000 hombres por cada bando, pero los franceses superaban a
los espaoles en caballera y artillera. Francisco, con sus tropas resguardadas por la
muralla del parque, dejaba pasar los das sin mover un dedo. Saba que las arcas del
enemigo estaban casi exhaustas y esperaba que su ejrcito se disolviera por falta de pagas. Adems, los sitiados no tardaran en rendirse por hambre.
En efecto. A los quince das comenzaron a escasear los vveres en el ejrcito imperial y
algunos oficiales aconsejaron a Pescara que se retirara hacia Miln. Pescara, tan excelente psiclogo como general, hizo nuevamente de la necesidad virtud y se gan a sus
hambrientas tropas con la siguiente arenga: "Hijos mos, todo el poder del emperador no
basta para darnos maana un solo pan. Sabis el nico sitio donde podemos encontrarlo en abundancia? En el campamento de los franceses que all veis." No era lerdo el
de Pescara. Desde que acamp ante Pava no pas da en que no fingiera un ataque nocturno contra los franceses. De este modo, los acostumbr a las falsas alarmas y se asegur que los cogera desprevenidos cuando desencadenase el ataque verdadero. Es una
argucia de guerra muy antigua que suele dar resultado.
El 23 de febrero, los imperiales salieron a dar la batalla definitiva. Pescara envi dos
compaas de encamisados a abrir una brecha en el muro del parque que protega a los
franceses. Los encamisados, as llamados porque llevaban las camisas blancas encima
de las armaduras, como camuflaje para la nieve. Tambin era uniforme de guerra nocturna que les permita reconocerse de noche. Los encamisados abrieron tres brechas por
las que al amanecer se col Pescara al frente de los imperiales. Los espaoles avanzaban
en formacin, sus escuadrones de piqueros flanqueados por la caballera. En el campo
francs, los caballeros se prepararon para el combate en sus relucientes armaduras. Las
instrucciones eran no dejar a un espaol con vida. Pescara form su columna y arremeti contra la lnea francesa en ngulo agudo, siguiendo el orden oblicuo que tan buen
resultado dio al griego Epaminondas en la clsica batalla de Mantinea. Durante el siglo
y pico siguiente, todos los ejrcitos de Europa, y especialmente el de Federico el Grande, adoptaran el orden oblicuo. Consiste en chocar contra el enemigo no de frente sino
formando un ngulo agudo de modo que se trabe el combate en un nico punto, dejando
el resto de la tropa retrasado. As se consigue fijar al enemigo sobre el terreno y evitar
que refuerce el punto atacado, donde se hace la mayor presin.
El ejrcito francs se caracterizaba por un elemento moderno, su artillera, y un elemento evidentemente desfasado, su caballera feudal, hombres de armas cubiertos de
brillantes armaduras sobre robustos caballos igualmente acorazados. Frente a ellos, las
tropas imperiales se componan principalmente de infantera, los famosos tercios espaoles que muy pronto seran considerados invencibles en terreno llano. Los tercios
constituan una tropa sufrida, valiente y experimentada. Sus largas picas debidamente
concentradas en formacin cerrada formaban una especie de puerco espn que se mova
cansinamente a golpe de tambor y formaba una barrera infranqueable para la caballera.
Adems, sus cuadros iban festoneados por escuadrones de expertos arcabuceros capaces
de acertar al caballero a cien pasos, traspasando la coraza. Comenzaba a dictar su dura
ley la tan denostada plvora que dio al traste con la guerra noble y ldica, casi deportiva, de la Edad Media. Otra vez, como en Crcy y en Aljubarrota, el arma que mata a
distancia y casi annimamente, sea arco largo ingls o arcabuz de mecha espaol, venciendo a la espada y la lanza del caballero. El contraataque francs desbarat la lnea
imperial. Las cuatro piezas de artillera que el de Pescara llevaba en retaguardia, sin escolta de caballera, fueron presa fcil de los franceses, que se lanzaron por ellas y se las
arrebataron a los alemanes que las servan. Pero al hacerlo, dejaron al descubierto su retaguardia, y las tropas imperiales del marqus del Vasto se colaron por la brecha y pusieron en fuga a los suizos de Francisco.
Mientras tanto, el condestable de Borbn, antiguo general francs que se haba enemistado con Francisco y se haba puesto al servicio de Carlos, cay sobre la vanguardia
francesa con el centro imperial. Fue entonces, en el momento ms decisivo del combate,
cuando Francisco I, arrastrado por su vanidad caballeresca, quiso decidirlo todo en un
santiamn con una vistosa carga de caballera, y se lanz alocadamente al combate. En
este movimiento su galopada se interpuso frente a las bocas de sus cuarenta caones que
estaban conteniendo a las fuerzas imperiales. Los artilleros se vieron obligados a suspender el fuego para evitar herir a los suyos. La caballera imperial contuvo la carga a
duras penas pero mientras tanto, el marqus de Pescara, maniobrando hbilmente, dispuso a sus mil quinientos arcabuceros de modo que acribillaran a la caballera enemiga.
En el momento ms crtico, Leiva sali de Pava con sus cinco mil hombres, y despus
de romper el puente sobre el Ticino para cortar la retirada a los franceses, cay sobre el
flanco del enemigo. Hombre animoso este Leiva que el da de la batalla estaba tan
enfermo que no se sostena sobre el caballo, pero as y todo quiso estar entre sus hombres y se hizo llevar en silla de manos. La torpeza de Francisco I haba decidido la batalla. No obstante todava le quedaba casi intacta la infantera del centro e izquierda,
compuesta de mercenarios suizos y de lansquenetes alemanes. Los arcabuceros espaoles hicieron una carnicera en ellos y los pusieron en fuga por el camino de Miln. Sobre
el campo quedaban los cadveres de los generales La Pacice y Diesbach que mandaban
el ala derecha francesa y a los suizos. En cuanto a Bonnivet, consejero militar del rey y
ms directo responsable del desastre, se suicid.
Desarticulados los franceses y perseguidos por los imperiales, la batalla se redujo a
combates aislados. Francisco y sus caballeros de escolta fueron rodeados. El rey de
Francia haba perdido el caballo y estaba herido, aunque levemente, en el brazo. Pugnaba por levantarse cuando un soldado vasco, Juan de Urbieta, le puso el estoque al cuello y lo hizo preso. Con l estaban Alfonso Pita, gallego, y Diego Dvila, granadino.
Los arcabuceros se disputaban aquel rehn de elevada estatura que, por la riqueza de las
armas que luca y la altivez con que se conduca aun en la derrota, deba de ser de la
ms alta cuna. Fue La Motte, oficial del condestable de Borbn, el que lo reconoci y
caballerosamente le prest homenaje. Francisco entreg a Lannoy su espada y una manopla, en seal de rendicin.
Con la perspectiva del tiempo no deja de ser curiosa, la supervivencia de este concepto
medieval de la guerra en la que los propios reyes se juegan la vida al frente de sus tropas, Tambin Carlos I estuvo a punto de caer prisionero del enemigo en Innsbruck en
1552. Los monarcas actuales, sin embargo, aunque gusten de vestir uniforme y de lucir
medallas y condecoraciones, hace tiempo que dejaron de ir a la guerra y se contentan
con presidir desfiles. La batalla de Pava se sald con ms de 8.000 muertos franceses.
Adems, muchos nobles y caballeros principales cayeron prisioneros. Francisco fue
trasladado a Espaa y permaneci prisionero de Carlos por espacio de un ao, hasta que
se avino a firmar el tratado de Madrid en 1526. En virtud de este tratado, el francs
reconoca los derechos de Carlos V sobre los ducados de Miln y Borgoa. Papel mojado. En cuanto Francisco se vio al otro lado de los Pirineos, se olvid de lo pactado y
reanud la guerra en Italia aliado al Papa y a Gnova. Carlos en su nueva campaa le
hizo la guerra al Papa y sus lansquenetes desmandados saquearon Roma en 1527 (y
trazaron graffiti con vivas a Lutero a punta de alabarda sobre los frescos de la Capilla
Sixtina). sa es ya otra historia.
El Saqueo de Roma , 1527
El da 6 de mayo de 1527, el ejrcito Imperial de Carlos V, del que formaban parte unos
dieciocho mil lansquenetes, muchos de ellos luteranos, toman al asalto Roma, y durante
semanas someten a saqueo la Ciudad Eterna. El terrible episodio, que se inscribe en la
segunda guerra entre el emperador Carlos V y el rey francs Francisco I, marca el fin
del papado renacentista en Italia. Los saqueos, cometidos por tropas que se haban quedado sin jefes, degeneraron en una orga de sangre: se multiplicaban los episodios de pillaje, violaciones y torturas contra la poblacin civil. Un texto veneciano de la poca
dice: "El Infierno no es nada si se lo compara con la visin que ofrece la Roma actual."
El humanista Erasmo de Rotterdam, por su parte, escribe: "Roma no era slo la
fortaleza de la religin cristiana, la sustentadora de los espritus nobles y el ms sereno
refugio de las musas; era tambin la madre de todos los pueblos. Porque para muchos
Roma era ms querida, ms dulce, ms bienhechora que sus propios pases. En verdad,
este episodio no constituy slo el ocaso de esta ciudad, sino el del mundo."
-------------------------------------------------------------------------------En este segundo duelo entre Francia y el Imperio se distinguen claramente dos etapas.
En la primera, el conflicto adquiere las caractersticas de un enfrentamiento entre las dos
cabezas supremas de la cristiandad, el mximo poder espiritual, Clemente VII, y el mximo poder temporal, Carlos V. Se combate en Italia. Las tropas francesas apenas intervienen. En la segunda parte, entra en lid nuevamente Francisco I. Se trata de dilucidar
definitivamente quin va a ser el dueo de Italia.
Al comenzar las hostilidades, el ejrcito imperial con base en Italia se encuentra en condiciones de franca inferioridad. El duque de Miln ha arrojado de la ciudad a los imperiales. Lodi se pierde tambin. Frente a los 10.000 hombres que manda el condestable
de Borbn se aprestan las tropas mucho ms numerosas de los aliados.
El 20 de septiembre, las tropas espaolas se presentan frente a los muros de Roma; finalmente entran en la ciudad. El Papa tiene que refugiarse en el castillo de Sant'Angelo.
Asustado ante el saqueo que llevaron a cabo los soldados en la misma Iglesia de San
Pedro, Clemente VII accede a firmar una tregua de cuatro meses.
Hugo de Moncada, dndose por satisfecho, se retira de Roma, llevndose como rehenes
a dos cardenales, sobrinos del Papa. Pero Clemente no respet la tregua.
Entretanto, las tropas del condestable de Borbn se encaminan hacia Roma. Borbn,
como representante del emperador en Italia, iba dispuesto a obligar al Papa a cumplir las
condiciones estipuladas. Con l iban el capitn Jorge de Frundsberg con sus tropas
alemanas, los lansquenetes, unos 18.000 hombres, entre los que no faltaban muchos luteranos, gentes para quienes el Papa era el mismsimo Anticristo. Junto a los 10.000 espaoles, los 6.000 italianos, los 5.000 suizos y los 6.500 jinetes que integraban las fuerzas de caballera, el ejrcito del condestable de Borbn vena sobre la Ciudad Eterna como un nublado. Parte de ellos quedaron con Leyva guarneciendo el Milanesado; mas el
grueso del ejrcito (cerca de 30.000 hombres) ya estaba en marcha hacia el sur. Conforme avanzaban, se les iban uniendo gentes extraas, aventureros, oportunistas, que acudan al olor del botn. Por eso se ha comparado la marcha de aquel ejrcito al avance de
una bola de nieve que crece y crece conforme rueda.
El Papa, entretanto, haca y deshaca las treguas con una inconsciencia demencial. Apenas reciba noticias de que algn aliado proyectaba enviarle socorro, rompa los pactos,
para volver a rehacerlos al ver que los socorros no llegaban.
"Quebrantando cien veces su palabra siempre que reciba alguna noticia esperanzadora
de llegada de refuerzos franceses, pareca confiar, en ltimo trmino, en detener con un
gesto pacfico la marcha de sus enemigos."
A finales de marzo, los imperiales estaban acampados cerca de Bolonia. La tropa se desesperaba. Haban tenido que soportar los rigores de un crudo invierno; las soldadas
tardaban en pagarse; la noticia de que se trataba de ajustar una tregua a sus espaldas les
exasper. Estallaron los motines. Frundsberg, confiado en tranquilizar a sus soldados
con una arenga, tuvo que soportar una rechifla tan monumental que muri del disgusto.
La soldadesca quera resarcirse de las penalidades sufridas con el botn que le esperaba
en las ricas ciudades de Italia. Intentando frenar el alud, Clemente VII ofreci a Borbn
60.000 ducados. Borbn, presionado por las tropas, pidi 240.000 El Papa regate y el
condestable respondi subiendo su propuesta a 300.000 ducados. Clemente no estaba en
condiciones de ofrecer aquella suma, y el pueblo romano mucho menos an, desconfiando ms incluso que sus enemigos de la palabra del Papa. Se intent una colecta entre los romanos. El ms rico de ellos no aport ms de 100 ducados. Presas del pnico,
los patricios y los cardenales se apresuraron a ocultar sus tesoros y a huir de Roma. Seores hubo que reclutaron tropas privadas para poner guardia a sus propios palacios. No
era posible organizar una defensa conjunta. Renzo di Ceri, encargado por el Papa de coordinar los esfuerzos y dirigir la defensa, demostr su incapacidad descuidando tomar
las ms elementales medidas defensivas. Ni siquiera se pens en destruir los puentes del
Tiber, operacin que habra impedido a los atacantes penetrar en el corazn de la ciudad. Sabiendo que el ejrcito imperial vena sin artillera y encontrndose ellos bien artillados, llegaron incluso a rechazar la ayuda que precipitadamente le ofrecieron algunos
de los capitanes de la liga.
"En 1527 -escribe Gregorovius-, los descendientes de aquellos romanos que en un tiempo haban rechazado desde sus murallas a poderosos emperadores, no conservaban ya
nada del amor por la libertad y de las viriles virtudes de sus progenitores. Aquellas cua-
tambin se refugi all, con 500 guardias suizos. En adelante, la guardia suiza conmemorara hasta nuestros das su defensa de Vaticano, celebrando cada 6 de mayo la jura
de bandera de los nuevos miembros de la guardia.
El medioda trajo un descanso a los asaltantes. El prncipe de Orange, que se haba hecho cargo, entretanto, del mando supremo del ejrcito, dio la orden de continuar el
asalto apenas terminaron de comer. Los puentes del Tber fueron atravesados y continu
la lucha en el resto de la ciudad:
"Y tras esto, sin hacer diferencia de lo sagrado ni profano, fue toda la ciudad robada y
saqueada, sin quedar casa ni templo alguno que no fuese robado, ni hombre de ningn
estado ni orden que no fuese preso y rescatado. Dur esta obra seis o siete das, en que
fueron hechas mayores fuerzas de insultos de lo que yo poda escribir. Y de esta manera
fue tomada y tratada la ciudad de Roma, permitindolo Dios por sus secretos juicios;
verdaderamente, sin lo querer ni mandar el Emperador, ni pasarle por el pensamiento
que tal pudiera suceder. Y ste fue el fruto que sac el papa Clemente, por la pertinencia
y dureza que tuvo en ser su enemigo". P. Mexa
Durante el da 6 de mayo, el esfuerzo por conquistar la ciudad no permiti la organizacin metdica del saqueo. Los mayores destrozos los causaron los incendios provocados para quebrantar la resistencia de los defensores. Pero aun as se cometieron actos
de extremada crueldad, que no se explican sino por el deseo de infundir el terror al resto
de la poblacin. La soldadesca penetr en el hospital del Espritu Santo y asesin a los
enfermos que en l se alojaban. Aquella noche, los capitanes imperiales lograron reagrupar a sus hombres. Los espaoles se concentraron en la plaza Navona. Los alemanes,
Campo del Fiori. El cuerpo del Condestable haba sido trasladado, entretanto, a la capilla y colocado en un catafalco. A media noche se dio la seal de romper filas. Entonces
comenz la orga de sangre. De los cincuenta y cinco mil habitantes que Roma contaba,
slo qued poco ms de la mitad. El resto logr escapar o fue asesinado. El total de las
prdidas materiales sufridas alcanz la cifra, astronmica en aquellos tiempos, de diez
millones de ducados. Los palacios de los grandes fueron saqueados, tanto los de la nobleza como los de los eclesisticos. Los que ofrecieron resistencia fueron borrados con
minas o flanqueados a caonazos. Algunos se salvaron del saqueo pagando fortsimo su
rescate. Pero los palacios respetados por los alemanes fueron saqueados por los espaoles, y viceversa. No se respetaron los de los prceres partidarios del emperador, que
haban permanecido en Roma pensando que nadie les molestara. La iglesia nacional de
los espaoles (Santiago, en la plaza Navona) y la de los alemanes (Santa Mara del nima) fueron saqueadas. Se violaron las tumbas en busca de joyas. La de Julio II fue profanada. Las cabezas de los apstoles San Andrs y San Juan, la lanza Santa, el sudario
de la Vernica, la Cruz de Cristo, la multitud de reliquias que custodiaban las iglesias de
Roma..., todo desapareci. Los eclesisticos fueron sometidos a las ms ultrajantes mascaradas. El cardenal Gaetano, vestido de mozo de cuerda, fue empujado por la ciudad a
puntapis y bofetadas. El cardenal Ponzetta, partidario del emperador, tambin fue robado y escarnecido. Otro, Numalto, tuvo que hacer el papel de cadver en el macabro
entierro que organizaron los lansquenetes. Las religiosas corrieron la misma suerte de
muchsimas otras mujeres, e incluso nias de diez aos, en manos de la soldadesca lasciva. Muchos sacerdotes, vestidos con ropas de mujer, fueron pasados y golpeados por
toda la ciudad, mientras los soldados, vestidos con los ornamentos litrgicos, jugaban a
los dados sobre los altares o se emborrachaban en unin de las prostitutas de la ciudad.
"Algunos soldados borrachos -cuenta Gregoribus- pusieron a un asno unos ornamentos
sagrados y obligaron a un sacerdote a dar la comunin al animal, al que previamente ha-
ban hecho arrodillarse. El desventurado sacerdote engull todas las sagradas formas
antes de que sus verdugos le dieran muerte mediante tormento."
Muchas iglesias y palacios (as la baslica de San Pedro y los palacios del Vaticano) fueron convertidos en establos. Las bulas y los manuscritos de las ricas bibliotecas romanas
fueron a parar a los presentes. Los soldados destrozaron multitud de obras de arte. El
famoso fresco de Rafael conocido como "la escuela de Atenas" qued deteriorado por
los lanzados de los lansquenetes. Uno de ellos grab sobre l una frase que expresaba
perfectamente los nimos de su autor: "vencedor el emperador Carlos y Lutero". Lutero,
en efecto, fue proclamado papa en aquellos das por los soldados alemanes.
La situacin de los que se encerraron en Sant'ngelo era bastante desesperada. La carne
de burro se reserv como bocado exquisito para los obispos y los cardenales. Los soldados sitiados colgaban nios, atados con cuerdas por los muros para que se recogiese de
los fosos las hierbas que all crecan. Los imperiales, desde las trincheras que abrieron
alrededor del Castillo, mataron camuflados a muchos de ellos. Un capitn estrangul
con sus manos a una vieja que llevaba al papa un poco de lechuga. El prncipe de Orange, a los tres das del asalto haba dado la orden de interrumpir el saqueo, pero nadie le
obedeci. nicamente pudo evitar que no fuese saqueada la Biblioteca Vaticana, gracias
a que se estableci en ella su residencia.
La noticia de lo ocurrido lleg a Espaa "precedida y desconectada de mil falsos rumores, creando una atmsfera tempestuosa y revolucionaria" (Bataillon). Al ao siguiente,
la Inquisicin abri un proceso contra el doctor Eugenio Torralba, acusado de hechicera. Segn deca Torralba, l haba sido el primero en conocer lo ocurrido y en difundirlo por Espaa. Casi un siglo despus, Cervantes recogera los ecos de este incidente
en la segunda parte del Quijote, captulo XLI:
"No hagas tal -respondi don Quijote-, y acurdate del verdadero cuento del licenciado
Torralba, a quien llevaron los diablos en volandas por el aire, caballero en una caa, cerrados los ojos, y en doce horas lleg a Roma, y se ape Torre de Nona, que es una calle
de la ciudad, y vio todo el fracaso y asalto de muerte de Borbn, y por la maana ya estaba de vuelta en Madrid, donde dio cuenta de todo lo que haba visto."
Estas singulares "revelaciones", dentro de su evidente inverosimilitud, no dejan de tener
valor como testimonio de un fenmeno de sugestin colectiva que acompa al conociiento de lo ocurrido en Roma. Carlos se encontraba por aquellos das ocupado en la preparacin de las cortes que haban de reunirse en Valladolid, de las que esperaba conseguir los crditos que necesitaba para acudir en ayuda de su hermano, amenazado por los
turcos, y para proseguir su poltica imperial. Al conocer la noticia, Carlos se visti de
luto. Orden que se suspendieran las fiestas con que se celebraban el nacimiento de su
hijo Felipe. Dispuso unos solemnes funerales por el alma del condestable de Borbn.
Escribi cartas explicativas a los dems soberanos de Europa. Aunque se alegr de la
victoria obtenida, "le pes en el alma y mostr gran sentimiento de que hubiese sido con
tanto dao de aquella ciudad y prisin del papa".
La opinin pblica europea qued perpleja. Entre los amigos de Carlos, no faltaron
quienes, como Luis Vives, manifestaron su opinin favorable a lo ocurrido:
"Cristo ha concedido a nuestro tiempo -escriba Vives en griego, para hacer ms confidenciales sus palabras- y la ms hermosa oportunidad para esta salvacin, por las victorias tan brillantes del emperador y gracias al cautiverio del papa."
las esperanzas de encontrar aliados en cualquier otro reino de la Cristiandad. No le quedaba ms que un recurso: negociar una alianza con los turcos en contra del emperador.
Al fin y al cabo, pensaba, no menos reprochable haba sido el comportamiento de Carlos atacando al Papa y saqueando su ciudad. Esta nueva orientacin de la poltica francesa obligara tambin a Carlos a un replanteamiento de la suya propia.
La cruzada de Tnez, 1535
Dominado el bastin de Rodas, que le aseguraba la posesin plena del Mediterrneo
oriental, Solimn el Magnfico reorganiz su ejrcito y su escuadra. Desde 1525 presion sobre la cuenca del Danubio, y el 29 de agosto de 1526 arroll en la batalla de
Mohacs a Luis II de Hungra, que slo pudo oponer 35.000 hombres a los 70.000 del
sultn. Luego opt por retirarse de Viena para no medirse con los Tercios, pero en 1531
tante una nueva invasin por el Danubio. En la primavera de 1532, hizo desfilar por
Belgrado un formidable ejrcito de 300.000 hombres, con abundante caballera y artillera bien entrenada. El ataque se combin con otro muy fuerte y efectivo en el Mediterrneo. Dos piratas del Egeo, dos hermanos de los que el ms famoso era conocido por
el nombre de Barbarroja, entraron en contacto con los moriscos de Espaa y se establecieron en dos importantes plazas fuertes del norte de frica: el rey de Argelia, Horuc
(que pereci en lucha con el gobernador espaol de Orn), se estableci en Tremecn;
el ms peligroso, Barbarroja, logr apoderarse de Tnez.
Carlos V haba destinado a la defensa de Viena, desde donde Solimn pensaba tomar de
revs la pennsula italiana, importantes fuerzas hispano-italianas, adems de las imperiales, a las que anim contra el turco el propio Lutero. Carlos V conceba la cruzada
contra el turco como un factor de unidad cristiana en medio de la pleamar de la Reforma. La unin de los prncipes del Imperio fue efectiva, y Solimn decidi suspender el
ataque a Viena, salvada de nuevo por la presencia, esta vez personal, del emperador y
rey de Espaa. El enfrentamiento directo entre espaoles y turcos quedara reservado
para el hijo de Carlos V.
Entonces el emperador decidi emplear el ejrcito que haba preparado para la defensa
de Viena en la conquista de Tnez, que le aseguraba el pleno dominio del Mediterrneo
central y occidental. Crea, con razn, conjurado el peligro turco en el frente centroeuropeo y decidi, como Escipin, llevar la guerra al frica, donde Barbarroja actuaba como adelantado del poder turco. Sali de Viena en octubre de 1532 con los Tercios Espaoles que haban acudido a la defensa de la ciudad, que desde aquel momento qued
como responsabilidad de los prncipes alemanes y los lugartenientes imperiales de Carlos. Cruz por el campo de Pava y se hizo explicar detenidamente la gran victoria.
Estaba en Barcelona en abril de 1533. Entonces Francisco I, rey catlico de Francia,
entabl conversaciones con el Gran Turco para oponerse al emperador.
A fines de mayo de 1535, Carlos embarc en Barcelona hacia Cerdea para la empresa
de Tnez. Esta importante accin, de gran alcance estratgico, comenz el 30 de mayo
de 1535 en Barcelona, de donde el emperador zarp para Cagliari despus de pasar
revista a parte de su ejrcito. Hasta el mes de julio no pudo verificar la concentracin de
su fuerza multilateral, como la llama el historiador militar duque de la Torre, que constaba de 400 bergantines y galeones, galeras y fragatas, urcas y fustas procedentes de Espaa, Portugal, Italia y Holanda, para transportar a 32.000 soldados profesionales y
20.000 aventureros y soldados de fortuna. El genovs Andrea Doria fue designado jefe
de la escuadra combinada y don lvaro de Bazn de la flota espaola. El duque de
Alba, con un estado mayor multinacional, mandaba las tropas de reserva, y todo el
conjunto navegaba al mando personal del Emperador.
El desembarco se consigui sin problemas en el emplazamiento de la antigua Cartago el
17 de junio de 1535. Carlos orden asaltar primero la fortaleza de La Goleta, poderosamente fortificada. El 14 de julio se dio la orden de tomar la plaza, defendida por Barbarroja, pero el empuje de los expedicionarios, apoyados en la artillera y sobre todo en
la arcabucera espaola, les dio la posesin de La Goleta aquella misma noche. Se capturaron 300 caones, muchos procedentes de Francia, cuyo rey traicionaba por bajas miras partidistas a la Cristiandad unida en la cruzada. Barbarroja prefiri defender la
ciudad de Tnez en campo abierto pero nada pudo hacer ante la decisin y la acometividad de los Tercios. 5.000 cristianos cautivos consiguieron salir a la desesperada
de sus prisiones, se apoderaron de armas enemigas y contribuyeron desde dentro a la
victoria del emperador. Barbarroja consigui huir a duras penas, y la mortandad de musulmanes fue espantosa. Todo el ejrcito qued asombrado ante la actuacin personal
del emperador, que empuando una pica, combati entre los soldados de Leiva.
La Batalla de Mhlberg, 1547
Cmbate que tuvo lugar el 24 de abril de 1547 en esta ciudad alemana situada a orillas
del Elba. Las tropas imperiales dirigidas por el duque de Alba y encabezadas por el
propio emperador Carlos V (Carlos I de Espaa), junto con algunos prncipes protesantes vencieron a los ejrcitos de la Liga de Smalkalda mandados por Juan Federico de
Sajonia. Aunque ambos contaban con fuerzas similares, el factor sorpresa, los arcabuceros espaoles y, en general, el arrojo de los imperiales les proporcionaron rpidamente la victoria. Como consecuencia del triunfo, la Liga de Smalkalda se deshizo, a
Mauricio de Sajonia le fue devuelto su electorado y Carlos V logr una posicin desde
la que pudo imponer, por el momento, su propio ajuste poltico y religioso en Alemania.
bien arriesgadamente peleando con los enemigos, que cargaron todo aquel tiempo con
terrible furia e mpetu, disparando tan gran golpe de arcabucera sobre ellos, que la
mayor seguridad que se tuvo de no recibir mucho dao fue la de ser tan pocos los que
defendan el paso, porque los golpes de las pelotas se sentan batir apresuradamente en
dos casas que haba a nuestras espaldas. As resistieron hasta que logr llegar la arcabucera del duque y cargar contra los rebeldes, ponindoles en retirada.
Los hombres de don Sancho de Londoo y Julin Romero fueron siguiendo a los rebeldes hasta que se hallaron tan cerca de sus principales escuadrones que comenzaron a sufrir los disparos de su artillera. Aguantaron su posicin pero por tres veces enviaron
mensajeros al duque de Alba, que con el grueso del ejrcito vena por otro camino, pidiendo que les enviara piqueros para resistir un posible envite enemigo. Las tres veces
les fueron negados los refuerzos. La maniobra del duque se basaba en dejarlos solos
para atrapar en un movimiento envolvente al grueso del ejrcito enemigo, cuando se
decidiera a atacarlos. Finalmente se resolvi a acometer el de Nassau. Cuando no haban
sus hombres andado trescientos pasos, los tiros de los nuestros les hicieron volverse
atrs. Fue entonces cuando el capitn don Lope de Figueroa, que no perdi ocasin, a
quien tocaba aquel da ir con los mosqueteros de su tercio de vanguardia, cerr con pocos soldados resolutsimamente y con gran determinacin con los enemigos por el mismo camino donde estaban sus cinco piezas de artillera, ganndoselas y los dos revellnes que a los lados tenan con arcabucera para guarda de ellas. Con don Lope de Figueroa cerraron a los treinta caballos de caballeros y personas particulares, siguindoles
las dems arcabucera, con tanto mpetu, que no se dio lugar a otra cosa a los enemigos
ms que a huir, sin hacer rostro, volviendo las espaldas, dejando mucha parte de ellos
las picas, arcabuces y otras armas al ponerse en huida, haciendo lo mismo su caballer a.
Llegadas por fin las tropas que marchaban con el duque, continuaron con las persecucin de los rebeldes, la cual se extendi por un da entero ms. Dicen que la victoria fue
tal que, leguas abajo poda adivinarse quienes haban resultado vencedores por la cantidad de sombreros alemanes que flotaban en el ro, pues el pnico les haca sobrecargar
las barcas en las que intentaban escapar de los soldados de Alba. Ms de 6.000 fueron
los cadveres entre ahogados y muertos a manos de los espaoles del tercio de Cerdea.
Se recuperaron los seis caones perdidos por Arembergh en la batalla de Groninga, ms
otros diez, y veinte banderas rebeldes. Escap a los espaoles, sin embargo, Luis de
Nassau, el cual se cambi de traje para no ser reconocido, y huy nadando por el ro. La
victoria fue tan sonada que hubo procesiones pblicas en Roma durante tres das para
celebrarla.
La rotura de los diques como medida para impedir asedios y entorpecer movimientos,
fueron un recurso harto utilizado por los holandeses durante las guerras de Flandes.
Grabado de Franz Hogemberg.
Batalla de Lepanto, 1571
Justo Navarro. Parcialmente extraido de "Historia y Vida"
Lepanto: el da en que al turco le dieron por donde amargan los pepinos
El ttulo sali de una charla con un amigo. Pido perdn por la broma y que nadie se
ofenda (si es turco me trae sin cuidado, cuando pidan perdn por el genocidio armenio,
ya veremos). Pues bien, rebuscando en mis archivos encontr un artculo, imposible de
reproducir aqu porque se trata de 22 pginas de texto, con fotos y planos, pero del que
intentar extraer un resumen
La referencia bibliogrfica donde est, hoy da seguramente inencontrable, es la siguiente: Revista "Historia y Vida", extra nmero 15: "Hechos de armas de la marina espaola". Editada en Barcelona en 1978. El artculo al que nos referiremos se titula "Lepanto, la gran victoria sobre los turcos", pginas 18 a 41, del historiador Jos Maria
Martnez Hidalgo, experto en historia naval. Los datos entre corchetes los he puesto para aclarar. Resumo:
Preliminares de la batalla
"El 8 de septiembre [1571] don Juan [de Austria] pas revista a la flota fondeada en la
rada de Mesina, (....). Aparecan all, en primer lugar, 90 galeras, 24 naos y 50 fragatas y
bergantines enviados por Felipe II, destacando por el buen aparejo, pertrechos y armamento. Tambin se vean en muy buen orden las 12 galeras y 6 fragatas del Papa,
siguindole luego 106 galeras, 6 galeazas, 2 naos de nueve mil salmas de porte y 20 fragatas, todas venecianas. En la revista don Juan advirti, adems de algunas deficiencias
en el material, escasez de gente y por ello convenci a Veniero para que admitiera en
sus naves [las venecianas] 4 mil soldados de las tropas al servicio del rey de Espaa.
En la galera Real iba una guardia de cien soldados alemanes y espaoles, y en la comitiva del generalsimo figuraban gentilhombres de cmara: el comendador mayor de Castilla, don Luis de Requesens, su lugarteniente general; don Fernando Carrillo, conde de
Priego; don Luis de Crdoba, comendador de Santiago; don Bernardino de Crdenas,
marqus de Betela; don Luis Carrillo; Juan Vzquez Coronado, capitn de la Real; Pedro Francisco Dona; don Lope de Figueroa; don Miguel de Moncada; el castellano de
Palermo, Salazar; don Pedro Zapata; don Rodrigo de Benavides, del hbito de Santiago,
hermano del conde de san Esteban; y el secretario Juan de Soto.(...)
Por fin el da 16 de septiembre pudo hacerse a la mar la flota cristiana (...) La Armada
com-prenda un total de 207 galeras, 6 galeazas y un centenar ms de unidades auxiliares del gnero de las naos de transportes, y de las galeotas, bergantines o fragatas, tipos estos de galeras menores destinados a exploracin y enlace. El conjunto sumaba
1815 caones y 84.420 hombres, repartidos en 28.000 soldados, 19.920 marineros,
43.500 remeros. De los soldados, unos 20.000 eran espaoles o estaban al servicio de
Espaa; los naturales de la pennsula eran 8.160, pertenecientes a cuatro tercios mandados por Lope de Figueroa, Pedro de Padilla, Diego Enrquez y Miguel de Moncada.
Al marchar en lnea de fila la Armada se extenda unas diez millas [Nota: algo ms de
16 Km.] y de acuerdo con la tctica de la poca estaba organizada en una agrupacin de
vanguardia y cuatro escuadras, la ltima de reserva o socorro:
Vanguardia o Descubierta a las rdenes de Juan de Cardona con 7 galeras, 3 de Espaa
(Sicilia) y 4 de Venecia, que deban adelantarse para explorar y reconocer los bajeles
avistados, dando informacin al grueso de la flota; su distintivo era una flmula con las
armas del rey.
Primera Escuadra o Ala Derecha, al mando de Juan Andrea Doria, con 53 galeras, 26
de Espaa (Espaa, Npoles, Gnova, Malta y Saboya), 25 de Venecia y 2 del Papa, que
izaban la capitana flmula verde en la pena, y gallardetes triangulares los dems; esta
escuadra formara el cuerno derecho del combate.
Segunda Escuadra o Cuerpo de Batalla, a las rdenes directas de don Juan de Austria,
con 64 galeras, 30 de Espaa, 27 de Venecia y 7 del papa, con distintivo de una flmula
azul en el calcs de la galera Real y gallardete del mismo color las dems galeras, entre
las cuales figuraban la capitana del comendador mayor, la capitana del Papa a la diestra
y la de Venecia a la siniestra del generalsimo.
Tercera Escuadra o Ala Izquierda, al mando de Agostino Barbarigo, segundo de Veniero, con 53 galeras, 41 de Venecia, 11 de Espaa y 1 del Papa, llevando por distintivo
flmula amarilla en la pena la capitana y gallardetes en las ostas las dems; esta
escuadra formara el cuerno izquierdo de combate.
Agostino Barbarigo, segundo del almirante Veniero muri en combate por un flechazo
en la cabeza despues de ser herido por una flecha en el ojo (no cay hasta pasadas
pocas horas de ser herido, seguro ya de la victoria de la flota).
Retaguardia o Socorro, a las rdenes de lvaro de Bazn, con 30 galeras, 15 de Espaa,
12 de Venecia y 3 del papa, llevando por distintivo flmula blanca en la pena la capitana
y gallardetes de igual color para el resto de galeras, pero estos gallardetes en una pica
sobre el fanal; en navegacin ira una milla por detrs para recoger a las galeras rezagadas y evitar sorpresas de ataques por retaguardia.
La flota de combate, propiamente dicha, iba acompaada por una escuadra de naos, 24
de Espaa y 2 de Venecia a las rdenes de Carlos de valos. Estas naos de propulsin a
vela exclusivamente, desempeaban el cometido de transporte de vveres, municiones y
pertrechos, marchando con independencia de las escuadras.
Las seis galeras [sic, por galeazas] venecianas al mando de Francesco Duodo estaban
repartidas de dos en dos en las tres escuadras de combate, y las galeras deban alternarse
en el trabajo de remolcarlas.
Las galeras de Gnova eran de propiedad particular y alquiladas por Espaa. Algunos
opinaban que sus propietarios no se arriesgaban demasiado, reproche que tambin se hizo a Juan Andrea Doria el ao anterior y volvi a repetirse despus de Lepanto.
Las galeras pontificias iban al mando de Marcantonio Colonna, vasallo de Felipe II.
Debe tenerse en cuenta que algunos historiadores italianos ocultan el carcter de galeras
espaolas de varias agrupaciones que confusamente pudieran parecer italianas, cuando
combatieron bajo la bandera de Felipe II, que las sostena. De las galeras venecianas era
excelente la artillera, pero padecan la tradicional escasez de dotaciones, y as, como se
ha dicho ya, don Juan las reforz con 4 mil soldados de las fuerzas espaolas. (...)
La marcha de tan inmensa flota era muy lenta. Muchas galeras venecianas acusaban su
mal estado, con las maderas, en bastantes casos, podridas por largas estancias en seco.
Hasta las nuevas eran inferiores a las espaolas y pontificias, ya que se haban
construido precipitadamente cuando se comprendi que no haba otra alternativa que la
guerra con el turco. Por tanto, la armada iba a la velocidad de los buques ms lentos -las
galeazas, a remolque, tambin iban despacio- y fondeaba cuando el mal tiempo pona en
peligro a las naves menos marineras. Por otra parte tampoco se quera cansar a los
remeros para que estuvieran en plenitud de facultades al tiempo de combatir. (...)
La flota otomana comprenda un total de 208 galeras, 66 galeotas o fustas y 25 mil
soldados; de stos, 2500 jenzaros, nicos armados de arcabuces, pues los otros todava
usaban arco y flechas. El dispositivo era similar al cristiano, tres escuadras o alas y una
reserva:
El ala derecha, de 55 galeras... a las rdenes de Mehmet Siroco, hasta entonces rey de
Negroponto y a la sazn virrey de Alejandra. El cuerpo de batalla, compuesto por 95
unidades... al mando directo de Al Pach. El ala izquierda, con 93 galeras y galeotas....a
las rdenes de Uluch Al, natural de Castella (Calabria), cuyo verdadero nombre era
Giovanni Dionigio Galeni, a la sazn virrey de Argelia. La reserva con 29 unidades...
bajo el mando de Murat Dragut.
Las condiciones meteorolgicas [al clarear el 7 de octubre] en principio eran favorables
a los turcos por la circunstancia de soplar viento del este, y el almirante otomano decidi aprovecharlo marchando a toda vela con idea de establecer contacto antes de que el
enemigo pudiera terminar el despliegue.
La armada cristiana se aproximaba con las mayores precauciones (...) Fue una suerte para ella el haberse puesto en movimiento tan temprano, porque esto le permiti descubrir
al enemigo cuando todava estaba a 15 millas. La marcha era silenciosa, tanto que fue
circulada una orden por la que se castigara con pena de muerte a quien disparara un arma, tocara un instrumento musical o hiciera ruidos que pudieran denunciar la presencia
al enemigo.
De acuerdo con el plan de combate adoptado en Mesina, la Real dispar un caonazo al
tiempo que izaba la bandera blanca, seal ejecutiva de iniciar el despliegue a la
formacin de combate y de aprestarse a la lucha. (...) Al tocarse alarma y hacer rpidamente la pavesada (las galeras turcas carecan de pavesada y por tanto soldados y
remeros estaban menos defendidos), se aceleran los preparativos para la lucha, hasta alcanzar un ritmo febril. Por orden de don Juan se cortan los espolones y despejan los
tamboretes para que la artillera pueda disparar sin obstculos, especialmente el can
de cruja, el de superior calibre (36 libras).
La tropa se parapeta detrs de las empavesadas y en la arrumbada. Se cargan las piezas,
rocan de arena las cubiertas y sitan en lugares estratgicos barriles de agua para apagar los posibles fuegos. Todos los esclavos que no eran musulmanes fueron desencadenados, armando a muchos y prometiendo a todos la libertad si se alcanzaba la victoria.
(...)
A las once de la maana y con viento flojito del este, el ala izquierda cristiana, mandada
por Barbarigo, conclua el despliegue en lnea de frente rumbo al este, con la capitana
muy cerca de tierra para impedir que Mehmet Siroco pudiera envolverla. El cuerpo de
Don Juan de Austria super todas las expectativas. Tras la Rebelin de los Moriscos
dio cumplida fe de todo lo que vena comentndose sobre su persona. Su papel fue decisivo en la jornada de Lepanto, y aos ms tarde asestara un tremendo golpe a los
protestantes holandeses en Gembloux.
La batalla
Al tiempo de irse completando el despliegue don Juan transbord a una fragata acompaado de don Luis de Crdoba, su caballerizo mayor, y el secretario general Juan de
Soto. Al jefe del ala derecha le orden aproximarse ms al centro para cerrar el espacio
por el que poda introducirse el enemigo. Tambin dispuso que se alejaran las naos y
previno a la tropa acerca de los gritos e imprecaciones que con nimo de impresionar
solan proferir los turcos al entrar en combate. () A los espaoles les deca: Hijos, a
morir hemos venido. A vencer si el cielo as lo dispone. No deis ocasin a que con arrogancia impa os pregunte el enemigo: dnde est Dios? Pelead en su santo nombre, que
muertos o victoriosos gozareis de la inmortalidad. Y a los venecianos les incit a desquitarse de las atrocidades de Chipre: Hoy es da de vengar afrentas; en las manos
tenis el remedio de vuestros males; menead con bro y clera las espadas. La bizarra
estampa del joven generalsimo de ojos azules y 24 aos -se deca de l que poda nadar
con la armadura puesta- despert el mayor ardor en todos y su paso fue saludado por un
enorme clamor, olvidndose rencores, pasadas disidencias y abrazndose a unos y otros,
hombres de distintos pases, al tiempo que prometan luchar unidos hasta la muerte.
Cuando la fragata de don Juan estuvo cerca de la popa de la galera de Veniero, ste, con
lgrimas en los ojos, le pidi que olvidara acciones anteriores, asegurndole que
hundira tantas galeras enemigas como pudiera alcanzar ()
Haban transcurrido tres horas desde el mutuo avistamiento, cuando don Juan, terminada la revista, volva a la Real () el viento segua soplando de Levante y permita a
los turcos aproximarse a vela, ahorrando el esfuerzo de sus remeros para la hora del
combate y obligando, en cambio, a los cristianos, a un desgaste para forzar las lneas.
Ese viento de Levante, repetimos, calm de repente y en brusco contraste comenz a soplar de Poniente, a favor de los cristianos, que as pudieron llevar cuatro galeazas a los
puestos avanzados, unos tres cuartos de milla por delante de la lnea.
En la formacin cristiana, en lnea de frente, el centro lo ocupaba la Real de don Juan de
Austria, con las galeras de Colonna y Veniero a diestra y siniestra respectivamente, y la
de su lugarteniente Luis de Requesens por la popa, de modo que iba bien escoltada, ya
que se prevea sobre ella la mayor intensidad de los ataques turcos. A su bordo se
haban levantado los bancos de los remeros para dejar ms espacio a la tropa, que lleg
a ser de 400 arcabuceros. La gente de remo tambin se haba cambiado por otra de
refresco procedente de una nao de transporte. Era as. La Real, una verdadera fortaleza
con la gente ms escogida de los tercios y gran parte de voluntarios espaoles, hidalgos
o nobles en casi su totalidad, adems de veteranos en el servicio de las armas. El
gobierno de la galera y la defensa de la cmara de boga se confiri a Gil de Andrade, el
cuartel de proa a Pedro Francisco Doria, la arrumbada a los maestros de campo Lope de
Figueroa y Miguel de Moncada y a los castellanos Andrs Salazar y Andrs de Mera, el
fogn a Pedro Zapata, el esquife a Luis Carrillo, la popa a Bernardino de Crdenas,
Rodrigo de Mendoza Cerbelln, Luis de Cardona, Luis de Crdoba, Juan de Guzmn,
Felipe de Heredia, Ruiz de Mendoza y otros, siendo capitn de la galera Juan Vzquez
Coronado, caballero del hbito de San Juan, navegante y de probado valor.
Las caballerescas costumbres de la poca establecan que una vez consideraban los rivales formadas las lneas de combate, uno lanzaba un caonazo de desafo, al que contestaba el enemigo con otro en seal de estar dispuesto a la lucha. Al Pach lanz el reto al tiempo que desplegaba el sanjac o estandarte de seda, verde y ricamente decorado
con la Media Luna y versculos del Corn. Don Juan se apresur a responder con otro
disparo, mientras en la popa de su galera ondeaba el estandarte azul de la Santa Liga
mediando solo dos millas entre ambas lneas.
En el cambio de viento de Levante a Poniente Los turcos debieron arriar velas y armar remos, con lo que dieron tiempo a la citada maniobra de las galeazas y a que lvaro de Bazn se incorporara a la retaguardia. Hubo luego calma de mar y viento y un da
luminoso contribua al ambiente de extremada solemnidad ante el espectculo indescriptible de unas 600 naves cubriendo buena parte de la anchura del golfo. ()
Rectificada con gran habilidad maniobrera, toda la lnea turca avanza impetuosa a impulsos de una boga arrancada que levanta muralla de espuma. Soldados y remeros otomanos gritan, vociferan, disparan arcabuces, hacen sonar cuernos y cmbalos para dar
rienda suelta a su excitacin, comunicarse valor y asustar a los cristianos. Del lado de
estos el contraste era sobrecogedor. Dentro del ms completo silencio y con solo el ritmo cadencioso de las paladas de los remos, a un toque de trompeta de la Real celebrase
la citada ceremonia de la absolucin general que todos recibieron de rodillas. Haban
transcurrido pocos minutos desde que fuera medioda, cuando los turcos ansiosos de
combatir, haban hecho ya una nerviosa e ineficaz salva de artillera cuando el enemigo
estaba todava fuera de su alcance. Solo un disparo lleg a la galera de Juan de Cardona,
rindindole el palo, cuando iba a transmitir rdenes a las galeazas. Una de estas recibe
al furioso atacante con un disparo y los turcos sufren ya un primer momento de
indecisin cuando el caonazo de la galera de Duodo se lleva el gran fanal de la
capitana del almirante turco, cerca del cual haba estado momentos antes Al Pach,
quien repuesto enseguida de la impresin, ordena proseguir la boga avante y su ejemplo
ser imitado por todo el cuerpo de batalla, recomponiendo as la lnea de marcha contra
la flota cristiana.
Este primer disparo del jefe de las galeazas fue la seal para que cuatro de ellas empezaran a vomitar una verdadera tempestad de hierro y fuego contra el centro y el ala derecha turca. Las otras dos galeazas del ala derecha cristiana, las de Cesaro y Pisano, quedaron fuera de la zona de accin porque Uluch Al, al darse cuenta enseguida del peligro, maniobra para alejarse de su alcance, dejndolas sin cometido alguno. La accin de
las galeazas hundi a dos galeras otomanas y produjo averas a cierto nmero de ellas.
Antes de que los turcos se repusieran de la primera sorpresa, estas fortalezas flotantes
haban cargado y disparado de nuevo. Varias galeras otomanas hicieron un intento de
embestir a las galeazas, pero Al Pach les dio orden de retroceder por considerarlo un
acto suicida y tener el propsito de ir directamente contra el centro de la Armada
cristiana, dejando atrs a las galeazas, como as ocurri. ()
El ala izquierda
Por este tiempo, en el ala izquierda cristiana se combata ya encarnizadamente. Las
galeras sutiles de Siroco pretendan pasar entre el extremo de la lnea cristiana y tierra,
en una maniobra de envolvimiento, pero Barbarigo frustra en parte tales propsitos al
no dejarles paso franco, obligndolas en algunos casos a varar en la playa, lo que
aprovecharon varias tripulaciones otomanas para escapar tierra adentro. A los turcos les
eran muy familiares aquellas aguas y rascando casi el fondo pudieron pasar una docena
de galeras que atac a la escuadra cristiana por retaguardia. En el extremo del ala ms
cercano a tierra qued aislada y entre dos fuegos la galera de Barbarigo. Trece galeras
turcas atacaron a la capitana del veneciano, mientras que las otras de Siroco impedan a
las cristianas el socorrerla. () Junto a l [Barbarigo] murieron sus diez oficiales y
cuando ya pareca inmune a los ataques enemigos, una flecha le atraves el ojo izquierdo. El bravo capitn quera continuar en su puesto y solo a la fuerza pudo ser llevado a
la cmara. Entretanto los turcos, con nuevos refuerzos, penetraron en la galera veneciana hasta l altura del palo mayor, cuando e pronto surgi impetuosa la galera del valiente Giovanni marino Contarini, sobrino de Barbarigo, rechazando a los jenzaros hasta la arrumbada. Tambin Contarini cay herido de muerte y se hizo cargo del mando de
la capitana Federico Nani, quien con singular inteligencia y valor reanud el combate,
pero los turcos la dominaban ya y entonces acudi en su ayuda la galera del conde Silvio di Porcia y otras dos.
En el ala izquierda cristiana, la mxima intensidad de la lucha continuaba en torno a la
capitana, lucha que adquiri extremos de inusitada ferocidad por ambos bandos, en
medio de arcabuzazos y una lluvia de flechas y pias incendiarias. () Al agotar las
embestir tambin a la de Al Pach, pero le cortaron el paso otras dos galeras, asaltndole.
Don lvaro de Bazn fue uno de nuestros insignes almirantes, no conociendo la derrota
en el mar durante mltiples campaas. Muri preparando la Invencible en Lisboa en
1588.
Es la fase culminante y va a decidirse la suerte de la lucha. El cuerpo de batalla es una
masa infernal de hombres que se baten con furor de locos y cada galera es una verdadera carnicera. Aunque ambos bandos pueden considerarse igualados en nmero y
bravura, al cabo de una hora de accin se vea que las armas de fuego cristianas eran
ms eficaces que las turcas. Por dos veces haba sido arrasada la cubierta de la capitana
turca en asaltos espaoles, y las dos veces estos tuvieron que retirarse por la llegada de
refuerzos de jenzaros procedentes de otras galeras que pasaban al contraataque.
Entonces es cuando result decisiva la intervencin de lvaro de Bazn con las 30
galeras de la escuadra de socorro, previstas precisamente para actuar en momentos tan
graves como aqul. ()
En torno a la Real se suceden los ejemplos de herosmo. Sebastin Veniero, pese a encontrarse gravemente herido en una pierna, contina atacando sin descanso a la galera
de Pertau Pach que pretende huir, pero le corta la proa Lomellini y Juan de Cardona lo
alcanza y asalta cuando, falta de medios de defensa y gobierno poda decirse que era un
pontn. Pertau Pach, ante la imposibilidad prctica de continuar la defensa, salta a una
fragata con la espalda quemada por una piata incendiaria y huye, al tiempo que ocupa
la nave turca Orsini, quien resulta herido por flecha en una pierna. Al observar la
rendicin de la galera de Pertau, el intrpido Veniero se dirige a otra parte y conquista
dos galeras ms. Cerca estaba la capitana de Gnova, donde iba el prncipe de Parma,
Alejandro Farnesio, quien salt a una galera turca seguido del soldado espaol Alfonso
Dvalos, y palmo a palmo la hicieron suya.
Colonna acudi en ayuda de Contarini, embistiendo con tanta fuerza a la galera turca
que le atacaba que le abri una gran brecha en el costado, hundindola rpidamente. En
luchas parciales el bey de Tnez es vencido por la galera pontificia Eleusina, en tanto
que otra pontificia, la Toscaza, rompe la palamenta a Mustaf Esdri y en rpida
maniobra apresa a esta galera que llevaba los fondos de la armada otomana y era la
antigua capitana de [papa] Po IV capturada por los turcos en Djerba diez aos antes.
En el ala izquierda todava combaten saudamente dos galeras, una es la capitana del
terrible Kara Yussuf y la otra la Grifona, de Gaetano que se apodera de la turca.
() El desenlace aunque se vislumbrara ya claramente favorable a la armada de la Liga,
iba a decidirse por ltimo a travs del persistente duelo entre la Real y la Sultana,
propicio a la primera, en buena parte gracias al auxilio prestado por lvaro de Bazn al
mandar una oleada de tropa de refresco que invadi la galera de Al Pach con la furia
de un huracn, conquistndola definitivamente. () jams se ha sabido de modo cierto
si [Al Pach] muri en combate o ahogado.
El combate adquiri mayor crudeza en la cubierta de las dos naves capitanas, La Real
y La Sultana. Los capitanes y generales espaoles combatieron con ardor como un
soldado ms. Ilustracin de Juan Luna y Novicio.
Uluch Al pone en peligro el triunfo
La victoria cristiana se haba logrado desde luego, en el centro y en el ala izquierda,
pero en el ala derecha Juan Andrea Doria y Uluch Al se haban limitado a observarse y
desarrollar movimientos tcticos. Luego Uluch Al al ver cuanto espacio quedaba entre
l y el cuerpo de batalla cristiano, de repente vir al norte, arrumbando hacia la parte derecha del citado cuerpo de batalla que estaba sin proteccin. La primera galera cristiana
al paso de Uluch Al fue precisamente la capitana de Malta [que remolcaba a cuatro galeras turcas que haba capturado] mandada por Giustiniani, viejo enemigo de los corsarios argelinos, herido antes dos veces por Uluch Al en encuentros personales. Este se
lanz rpidamente sobre l con otras seis galeras argelinas. Las fuerzas argelinas estaban descansadas, pues no haban intervenido en los combates; en cambio las de la galera
maltesa y otras dos de la misma escuadra que acudieron en su ayuda llevaban ya bastantes horas de dura e intensa brega.
Al ver este ataque, lvaro de Bazn y don Juan de Austria abandonaron sus presas y
acudieron en auxilio de las galeras atacadas por los argelinos Hasta las tres de la tarde
la escuadra de Uluch Al, compuesta por 93 unidades, atac a una veintena de cristianas,
hundiendo rpidamente a seis y otras cuantas hubieran seguido la misma suerte de no
acudir primero con siete galeras Cardona, que result herido por flecha y arcabuz, como
450 de los 500 hombres a bordo de la capitana. Entonces se hizo notar una vez ms la
activa y valiente participacin de lvaro de Bazn, siendo de notar que una de las
galeras de apoyo era la Marquesa, donde se bati ejemplarmente Miguel de Cervantes.
()
Al presentarse don Juan de Austria con doce galeras y Andrea Doria con todas las del
ala derecha, Uluch Al se retir abandonando las presas, pero llevndose el estandarte
de los caballeros de Malta cogido a Giustiniani. En su huida aprovech el viento que
haba vuelto a soplar del este, marchando hacia Prevesa con trece galeras. Se intent
darle alcance, pero el agotamiento de las tripulaciones era tan grande que no pudo
exigrseles ya nuevos esfuerzos. Otras 33 galeras y galeotas turcas huyeron hacia
Lepanto y las restantes fueron apresadas. Uluch Al se retir tambin por comprender
que la batalla principal la haban perdido.
Al entrar a bordo de la capitana de Malta los hombres enviados por lvaro de Bazn
encontraron tendidos en cubierta los cuerpos de casi 500 turcos y cristianos. Entre los
heridos, aunque grave, Giustiniani: despus de varios meses en un hospital de Roma,
volvi a la lucha contra los argelinos.
Despus de la batalla
A las cuatro de la tarde pudo considerarse prcticamente terminada la batalla, aunque
todava hubiera muchas galeras cristianas ocupadas en dar caza a otras turcas que trataban de escapar solitariamente. La victoria de la Armada de la Santa Liga fue ya completa. Las prdidas cristianas se estimaron en 15 galeras, 7.650 muertos y 7.784 heridos.
Las turcas fueron enormes: 15 galeras hundidas, 190 capturadas, 30 mil muertos y 8 mil
prisioneros, liberndose a 12 mil esclavos cristianos de las galeras turcas. Hubo muy pocos prisioneros por motivo de las crueles costumbres de la poca. Por todas partes se
vean restos de naves, cadveres flotantes y extensas manchas de sangre. Algunas de las
galeras apresadas se incendiaron al no haber posibilidad de remolcarlas a causa de sus
grandes averas.
A bordo de las galeras cristianas los cirujanos trabajaban sin descanso para salvar a
cientos y cientos de heridos. Los marineros y soldados se ocupaban de la reparacin de
cascos y aparejos. A la puesta del sol asomaron negros nubarrones, anunciadores del
mal tiempo, y la flota cristiana march rpidamente a fondear en el puerto de Petala
() Los soldados y remeros que no estaban heridos, quedaron exhaustos de la larga
lucha y furiosa boga. A medianoche alcanzaron el fondeadero y todos los capitanes que
no tenan impedimento fsico para hacerlo se trasladaron a la galera Real, a felicitar a
don Juan y a celebrar la victoria. A la gente se le dieron raciones extraordinarias de vino
y de comida.
11.000 infantes alemanes y 6.000 caballos. Intentaron tomar el pequeo castillo de la villa de Weert que se les resisti pese a que el capitn Zayas, a su cargo, contaba slo con
una treintena de hombres para su defensa, en que pelearon las mujeres de los soldados
del castillo con la osada que lo hacan sus maridos. La heroica resistencia de los espaoles de Weert restras en ms de un mes la marcha del de Orange, dando as tiempo a
que se cerrase finalmente el cerco impuesto a Mons por los hombres del duque de Alba.
Dada la fuerza del ejrcito del de Orange, se vean obligadas las ciudades a abrirle las
puertas a su paso, aunque alguna, como Lovaina, evit la entrada de las tropas de Orange en la ciudad a cambio de vveres. En el trayecto, tom las villas de Diest, Terramunda, Ooudenarden, Tilemont y Malinas. A su paso fue el de Orange arrasando templos y ensangrentando la tierra, ensandose con los catlicos, a lo que los ejrcitos leales comenzaron a responder. De esta forma, por la crueldad innecesaria de Guillermo de
Orange contra los catlicos, se vio envuelta la generalidad de la poblacin en esta guerra. La contienda abarcaba las costas, hostigadas por Lamey; la frontera con Alemania,
atacada por Berghes; la frontera con Francia por Luis de Nassau y el interior del pas
por Guillermo el Taciturno. Lleg el prncipe de Orange a las cercanas del campamento
de los tercios espaoles el medioda del 9 de septiembre. Durante el resto del da se limitaron ambos campamentos a intercambiar contundentes caonazos.
Al da siguiente comez el ataque del de Orange contra un ala del ejrcito real. Fue rechazado por los arcabuceros espaoles, entre los que se hallaban el mismo don Fadrique, el duque de Alba y el de Medinaceli tan adelante, que cualquiera, vindolos en lugar tan peligroso, hiciera con ms razn juicio del ser soldados muy arriesgados que no
generales. No quiso el duque continuar tras ellos por no desguarnecer el sitio sobre
Mons que era la empresa que persegua. Das ms tarde, en una encamisada, varios
cientos de espaoles penetraron en el campamento enemigo causndoles 300 muertos.
Sesenta de los nuestros cayeron por no obedecer la orden de retirada y cebarse en el
combate.
Una noche se recibi en el campamento espaol la noticia de la famosa matanza de hugonetes en Francia, la noche de San Bartolom. [...] Lo celebraron los espaoles pues
haba muerto algunos de sus ms destacados enemigos, como Coligny, que haba mandado las tropas de refuerzo a las que derrot don Fadrique. Con las ruidosas celebraciones y festejos de los soldados del de Alba, se extendi la noticia al campamento de
Guillermo de Nassau que, viendo que no recibiran ms tropas de apoyo, decidi retirarse a Malinas, abandonando a su hermano Luis, sitiado en Mons, a su suerte.
dos sentan gran estima y admiracin, y les convenci de que cesasen su absurdo empeo. Dejaron en su retirada ms de 200 cadveres de entre los ms aguerridos espaoles
de los tercios viejos. Por su parte, a Julan Romero la charla con sus soldados le cost
perder un ojo de un arcabucazo que le dieron desde la ciudad.
Desengaados de la posibilidad de tomar la ciudad por asalto, comenzaron a hacerse a
la idea los hombres de don Fadrique de lo largo del asedio que se avecinaba. En este
cerco vivan peor los sitiadores que los cercados. Mientras era de todo punto imposible
la entrada de tropas de refresco y vituallas que mandaba el de Orange desde Leiden a la
ciudad, los soldados espaoles sufran la escasez de alimentos a la intemperie en el crudo invierno holands.
Toma de Haarlem por don Fadrique de Toledo, 1572. Grabado de Franz Hogemberg.
Cometieron el error los sitiados de colgar de las almenas varios cadveres de espaoles.
Comenzaba de esta forma una escalada de provocaciones que habra de ser la perdicin
de los cercados. Los espaoles respondieron lanzando al interior de la fortaleza cabezas
cortadas acompaadas de diversos mensajes que decan: cabeza de Filipo Coninx, que
vino con dos mil hombres a libertar a Haarlem; cabeza de Antonio Pictor, el que entreg
la ciudad de Mons a los franceses. Contestaron los de Haarlem lanzando 12 cabezas
cortadas como mensaje de que no eran rcanos a la hora del pago del impuesto de la dcima. Colocaban imgenes de santos sobre los muros para que recibieran los balazos de
los espaoles, y representaban tambin parodias burlescas de sacerdotes y monjas en los
muros.
Moran muchos espaoles en los repetidos intentos de asalto, entre ellos bravos capitanes, llegando a hacer pensar a don Fadrique en la inutilidad de la empresa y en la conveniencia de abandonarla. El duque de Alba, que de ello tuvo noticia, envi un mensaje a
su hijo que deca: que si alzaba el campo sin rendir la plaza, no le tendra por hijo; que
si mora en el asedio, l ira en persona a reemplazarle, aunque estaba enfermo y en cama; y que si faltaban los dos, ira de Espaa su madre a hacer en la guerra lo que no haba tenido valor o paciencia para hacer su hijo.
Seis meses duraron los asaltos fallidos, las escaramuzas y las penurias del campo de don
Fadrique hasta que, finalmente, el prncipe de Orange en persona intent ir a socorrer a
los sitiados. stos, de tanto en tanto, reciban socorros por tierra o por mar gracias al
empleo de palomas mensajes mediante las que daban a conocer la localizacin del lugar
del encuentro. Tuvo la fortuna un hambriento soldado espaol de cazar una de estas palomas para cmersela, cayendo as los nuestros en la cuenta del prximo refuerzo a los
sitiados que se fraguaba.
Atac don Fadrique al de Orange causndole 3.000 bajas y tomndole todas las banderas, la artillera y ms de 300 carros de municiones y vituallas que de mucho serviran
en el campamento espaol. Teniendo noticia de lo ocurrido, tres das ms tarde los sitiados se rindieron sin condiciones. Siguiendo las rdenes de su padre, don Fadrique pas
por las armas slo a los valones, franceses e ingleses (2.300 entre soldados y mandos),
respet las vidas de los soldados naturales de la regin exhortndoles a no servir en contra del rey, y ahorc a varios principales de la ciudad.
Durante el sitio, murieron en total 4.000 hombres del ejrcito de don Fadrique y 13.000
protestantes. De la dureza del asedio da una idea el que tanto don Fadrique como don
Rodrigo de Toledo resultaron heridos, as como don Gonzalo de Bracamonte y Julin
Romero, todos los caudillos principales del ejrcito espaol.
Asedio de Alkmaar, 1573
Juan Gimnez Martn. Los Tercios de Flandes. Ediciones Falcata Ibrica
Mientras en la provincia de Holanda se combata con ese tesn, tambin en Zelanda
ocurran hechos de importancia. Sitiaban los rebeldes distintos puntos de la isla de Walcheren, entre ellos el de Middleburgo a cargo del seor de Beavoir, el cual haba solicitado socorro al duque de Alba.
Don Fernando lvarez de Toledo envi al fiel Sancho Dvila a socorrer la ciudad. Llegado con su armada a las cercanas de la isla y viendo el muy superior podero de la
armada de los rebeldes, decidi volverse a reforzar la suya, ya que la ciudad no se hallaba todava en peligro de perderse. En un segundo intento, se enfrent a los barcos
rebeldes en las cercanas del puerto de Flesinga, consiguiendo pasar slo una parte pequea de los barcos entre los cuales no estaban los de vituallas.
Animados por su victoria en el mar, intentaron los rebeldes la toma de Tolen, en la costa
de Brabante. El 3 de mayo se hicieron fuertes en un dique que iba de Bergheem a Tolen,
y lo cortaron para aislar la ciudad inundando sus alrededores. Se les opuso el coronel
Mondragn que sali herido en la primera refriega, y despus envi al capitn Esteban
de Illanes para intentar desalojar del dique a los rebeldes lo cual hizo con gran
determinacin, apellidando Santiago, siguindoles por todas partes sus soldados [150],
que forzaron a los rebeldes a desampararle, echndose al agua con tanta prisa, que as de
los soldados de las seis banderas, que sera nmero de mil y doscientos, como de los
gastadores, que habran roto y rompan el dique, no se escaparon sino veinte hombres
[...] sin recibir ms dao de nuestra parte que matar a un soldado y ser herido el alfrez
del capitn.
Tras la instalacin de las bateras, don Fadrique organiz un doble asalto por lados
opuestos de la ciudad. Fuera por falta de coordinacin en la colocacin de los puentes
necesarios -el de Julin Romero result demasiado pesado y se atasc al ir a colocarloo por desavenencias entre los maestres de campo Julin Romero y Francisco Valds, a
cargo cada uno de un de un brazo del asalto; el hecho es que una diferencia de varias
horas entre uno y otro ataque permiti a los rebeldes resistir. Dado que las lluvias y las
nieves ese ao se haban adelantado, don Fadrique decidi dejar el asedio para mejor
ocasin y dar descanso a sus hombres que el invierno pasado haban sufrido el esfuerzo
del cerco de Haarlem.
El abandono del asedio de Alkmaar cobr entre los rebeldes rango de autntica y legendaria leyenda. "La victoria comienza en Alkmaar" dice un refrn holands.
Asedio de Alkmaar, 1573. Grabado de Franz Hogemberg.
rdenes aun antes de recibirlas. Y siendo tan pronta de esta parte la obediencia, como
fcil el mandato, todas las acciones se entendan prestamente, y se ejecutaban con suma
facilidad. Por el contrario, la soldadesca enemiga, congregada tumultuariamente; casi
toda bisoa en las armas; sujeta a diversos prncipes; y que no tena estmulo alguno de
pena o premio en servir a su propio seor, no traa consiga ms pensamientos militares,
que de robos y presas. Y entre la dificultad de los vveres y el embarazo del bagaje,
siendo forzada muchas veces a depender ms de la necesidad, que de la eleccin, no poda tan fcil adelantarse como peda la ocasin.
Fueron as a marchas forzadas hacia el Mosa, lo cruzaron y se encontraroon de repente
con la vanguardia enemiga. Se entabl entonces una escaramuza desordenada, pues ninguno de los dos bandos se hallaba en buena disposicin sobre el campo para un combate
en toda regla. Se pensaron los rebeldes si dar marcha atrs, lo cual pareca del todo imposible, o por el contrario venir a batalla con la soldadesca vieja, si bien inferior en
nmero pareca ser muy duro partido. Pero al fin prevaleci la necesidad de pasar adelante, y de abrir camino con la espada en la mano.
Al da siguiente, amanecieron los dos ejrcitos dispuestos para la batalla. Los enemigos empezaron a tocar todas sus trompetas; de nuestra parte se les respondi llamndoles a batalla. Avanzaron primero, a plantar cara al enemigo, 100 arcabuceros espaoles combatiendo resolutamente con los enemigos y atacndola de suerte, una continua salva, con durar cerca de hora y media, ganando todo este tiempo nuestros soldados
tierra sin volver jams pie atrs. Al tiempo que esto ocurra se les ganaba, perda y
volva a ganar una importante trinchera. Atac entonces su caballera, montaa abajo, a
los arcabuceros espaoles que, con el socorro de varios escuadrones que acudieron en
su ayuda, lograron finalmente romper en dos a las tropas enemigas.
pocos ms heridos, que es clara muestra para tocarse con mano el haber sido Dios servido que castigasen por las de nuestros soldados aquellos rebeldes, pues quiso fuese la
victoria con tanta sangre de su parte y tan poca de la nuestra.
Asedio de Leiden, 1574
Juan Gimnez Martn. Los Tercios de Flandes. Ediciones Falcata Ibrica
Tras la victoria de Mock, mand el comendador a Francisco de Valds que volviera a
Holanda con parte de las tropas que de all haban trado para Mock a continuar el asedio de Leiden. De esta forma, y con el apoyo de ms tropas enviadas desde Haarlem, esperaba don Luis de Requesns mantener ocupados a los rebeldes en la provincia de
Holanda y desviar a sus ejrcitos de los posibles objetivos de Brabante. Buscaba as el
comendador ganar tiempo con el que conseguir nuevas levas y las pagas que se deban a
los amotinados, pues de otra forma no coonseguira defender la provincia.
En Leiden, de fijo habr
un estandarte altanero
que arrancar, con el acero
de la torre donde est.
Pues por vuestra dama va:
si bien lo arrranco, os le traigo;
y si en la contienda caigo,
bien empleado estar!
En el camino hacia Leiden se apoder una pequea tropa de espaoles del castillo de La
Haya, con mucho regocijo y contento de los de LHaya, por ser los ms de ella catlicos y desear verse bajo la obediencia de su majestad, y para alcanzarlo hacan lo que
era en s; porque hasta las mujeres traan debajo de las hucas, que son unos mantos que
llevan al salir de casa, plvora, cuerda y comida para los espaoles, estimando que por
haber venido a la ligera sin bagaje tendran falta de ste.
Espaoles de camino,
con este sol brabantino
se os secaron las gargantas?
Tengo agua fresca, buen vino,
mesa en que hagis colacin,
estas sillas y un silln
Ganaron tambin el fuerte de Valkenburch, entablndose una discusin sobre si degollar
o no a la guarnicin inglesa que se les rindi -Isabel I de Inglaterra no podra molestarse
por ello pues sus diplomticos insistan continuamente frente a Felipe II en que su reina
no prestaba ayuda a los rebeldes-. Por poco se salvaron los ingleses en este ocasin. Era
la intencin del ejrcito del comendador el ir tomando los fuertes cercanos a Leiden para asegurar el asedio.
Acercndose ya a la ciudad de Leiden, deban los espaoles tomar primero dos fuertes
que los rebeldes haban levantado en Alfen y Masencluse para la mejor defensa de la villa. El primer designio del maestre de campo Valds fu asaltar la aldea de Alfen, y
quitar el puente a los enemigos. No fue ms larga la tardanza. Hizo eleccin de los ms
valerosos espaoles, los cuales asaltaron con tanto esfuerzo a los enemigos, que despus
de un sangriento combate ganaron el fuerte fabricado para la defensa del puente. De
aqu siguienron con el mismo mpetu a los que se retiraban, entraron con ellos en las
otras fortificaciones, con las cuales estaba guarnecida la aldea en que se alojaron. Cuanto con este suceso creci el nimo a los reales, tanto falt a los rebeldes, por lo cual les
sali ms fcil la toma del otro fuerte de Masenculsa, y de este modo vinieron a sus manos entrambos dentro de pocos das. Murieron en la toma de Alfen 200 de los ingleses
que lo defendan frente a ocho espaoles atacantes. Tras ello se cerraron todos los pasos
hacia la villa, comenzando el cerco.
Mientras esto iba ocurriendo en la provincia de Holanda, en la de Brabante se consegua
pagar los atrasos a los amotinados, tomar la isla de Worcom y la villa de Leerdem.
El asedio de Leiden iba avanzando de manera que en la ciudad ya escaseaba la comida.
Menudeaban por esa razn los encuentros y escaramuzas entre ambos bandos por razn
de las vituallas. Por un lado, los rebeldes luchaban por estorbar la construccin de unas
trincheras que hacan las tropas reales para impedir que los asediados recogieran las legumbres y hortalizas que tenan plantadas en los alrededores de la villa y, por otro, los
soldados reales trataban de evitar que los sitiados apacentasen el ganado en las cercanas
de la muralla.
Viendo que no conseguan romper el asedio, los rebeldes decidieron romper los diques
del Mosa y del Issel y anegar toda la comarca para poder socorrer a la villa por agua. El
11 de septiembre entr la armada de los rebeldes en la tierra inundada contando con 170
bajeles entre galeras y barcazas. Su intencin era (navegando por la pradera) alcanzar y
romper los siguientes diques para as tener acceso al canal maestro. Para acceder a los
otros diques deban atacar un paso que defendieron con bravura un puado de soldados:
don Luis Piementel, alfrez del capitn Carrera, haba levantado con su compaa una
trinchera aquella noche, que los rebeldes empezaron de nuevo con gran furia a batir; y
viendo encogerse algo los nimos de sus soldados con los muchos golpes de balas, para
animarlos sali don Luis sobre el dique, pasendose con su rodela y espada en la mano
espacio de dos horas, no reparando la multitud de balas, y por herirle en un brazo se retir a la trinchera, atando la herida con una ligagamba. Y aunque don Luis se hallaba
herido no quiso dejar de acompaar a los soldados en puesto tan peligroso aquella noche ni el da siguiente, con haber crecido el agua hasta darle en las rodillas, y la casa y
trinchera pasada de balazos, no siendo ms espesa que de tres pies la trinchera y cinco
de alta. La crecida del agua acab fozando el abandono del puesto, retirndose los espaoles a Soeterwoude, ltimo punto desde el que defender el canal.
El 29 de septiembre, los rebeldes rompieron los diques abandonados por las tropas
reales y, cuatro das ms tarde, haba ya entrado agua suficiente para que sus barcos ms
pequeos pudieran circular sin problemas. A la semana pudo ya navegar su nave capitana. Llegada la armada al puesto defendido por los soldados del comendador, no pudieron stos impedir que la artillera de las galeras rebeldes terminara por romper el ltimo dique. Esto forz al maestre de campo espaol a dar la orden de retirar el cerco y
trasladar las tropas a la Haya pues ya era imposible evitar que les llegara el socorro a los
de Leiden. Fue intentado recuperar uno de los pasos cercanos a la Haya donde finalmente muri el alfrez Pimentel: El capitn Palomino pas con el puente con don Lus
Pimentel, el cual fue herido de un mosquetaazo en la rodilla, y no pudiendo pasar adelante, animaba a los soldados lo hicieses, pues l no era tan venturoso de poderlos seguir; y estndolo dicindolo, le dieron otro mosquetazo por los pechos, que le mat.
Pese a la heroica resistencia de los soldados espaoles, los rebeldes lograron ir rompiendo sucesivamente los diques cercanos a Leiden, inundar la campia y, navegando,
entrar socorro a la ciudad. La imagen muestra este ltimo momento, el 3 de octubre de
1574. Grabado de Franz Hogemberg.
Sois bravo, sta es tierra extraa;
no olvidis, cuando en su saa
la vida una carga os sea,
que morir en la pelea
es morir dentro de Espaa.
De esa forma, y dejando ms de 1.500 cadveres, la mayora de ellos ahogados, el cerco
fue finalmente retirado. La ciudad recibi el ansiado socorro rebelde pero, a cambio,
tuvo que sufrir durante largo tiempo una gran hambruna como consecuencia de la inundacin de los campos.
Los amotinados de Alost, 1576
Juan Gimnez Martn. Los Tercios de Flandes. Ediciones Falcata Ibrica.
... mientras, en el asedio de Zierckzee, los espaoles defendan varios navos que haban
dispuesto para bloquear el acceso a la villa que haban abierto los defensores al romper
el dique. En vano intent el propio Guillermo de Orange romper ese bloqueo. Visto el
fracaso para socorrer a los de la ciudad los sitiados terminaron por rendirse a finales de
junio; no sin antes acordar que pagaran 200.000 florines a cambio de que se les dejara
marchar. No hubo tiempo para cobrar el dinero y pagar a los soldados espaoles que,
siguiendo su costumbre y debido a la falta de muchas pagas, se amotinaron tras tomar la
Visto lo anterior, y que las tropas valonas y alemanas acantonadas en los fuertes leales a
la corona cambiaban de bando con inusitada celeridad, decidi Sancho Dvila prroveer
el castillo de Amberes de provisiones como para que los 400 hombres que all haba pudieran sufrir un largo asedio. Con guarnicion espaola quedaban tan solo Liere, Maastricht, Utrecht, Viennen, Gante y Valenciennes; y el de los amotinados de Alost. Haba
un total de 6.000 soldados leales al rey deseperdigados en diversas guarniciones, y nicamente la provincia de Luxemburgo se mantena sin levantar armas contra los espaoles. El cambio de bando de los nobles flamencos haba sido generalizado siendo tan
slo Pieter Pieterssoen, burgomaestre de Amsterdam, en todos los Paises Bajos al que se
vino al castillo de Amberes, dejando su tierra, mujer, hijos y deudos por cumplir, como
l deca, con la obligacin de ser vasallo de su Majestad y de buen catlico en no consentir jams concierto con herejes.
decidiron apretar el asedio del castillo de Gante, el cual contaba slo con una guarnicin
de 140 espaoles, escasos de provisiones y plvora. Para su defensa se orden venir
desde Zierickzee a cuatro compaas del coronel Mondragn, pues las pocas tropas reales que haban en Brabante no daban abasto al estar casi todas las villas en rebelin y los
caminos en poder de los sediciosos. Abundaban las escaramuzas entre las tropas espaolas y los numersos cuerpos del ejrcito rebelde que cruzaban Brabantre por distintos
caminos para el asedio de Amberes. En uno de estos encuentros les toc a unos soldados bisoos bajo el mando de Andrs Hurtado de Mendoza enfrentarse a las tropas rebeldes: no arredrndose y consiguieron frenar su avance con ser la primera vez que haban visto enemigos, gallardamente, cargndoles a las primeras rociadas con ms furia
que consideracin; que es en lo que ms se aventajan los soldados viejos de los que no
lo son.
Don Martn de Ayala socorre a los espaoles que resistan en Maastricht a causa de la
traicin de las tropas alemanas. Grabado de Franz Hogemberg.
Pasaron los amotinados con la dems infantera el puente del castillo, y en la contraescarpa de l hicieron oracin todos para asaltar, y al fn de ella, guindoles un soldado,
llamado Juan de Navarrete, natural de Baeza, a quien haban hecho su alfrez, que llevaba un estandarte y en l pintado un crucifijo de una parte, y Nuestra Seor de la otra,
arremetieron los amotinados con sus capitanes por la calle de San Miguel, y Julin Romero con su gente por la de San Jorge, apellidando [gritando] Santiago, Espaa, al cerrar con las trincheras y reparos de los Estados [rebeldes].
A pesar de su marcada inferioridad numrica, ganaron los espaoles las trincheras e hicieron retirarse de sus posiciones a las tropas rebeldes. Prendieron fuego al ayuntamiento, donde se haban refugiado numerosos enemigos que con sus mosquetes heran con
facilidad a los espaoles. El incendio se extendi a cerca de 80 de las casas vecinas para
la ruina de la ciudad, siendo sta la causa de las quejas posteriores, y no el saqueo, que
no fue demasiado abundante para la desgracia de los soldados reales. Murieron de los
espaoles 14 hombres, entre ellos el alfrez de los amotinados, siendo 2.500 los cados
de los rebeldes en las calles de la ciudad y cerca del doble de los que murieron intentado
huir de ella.
los tercios espaoles: en los cuales salieron seis espaoles a correr, y cargndoles ms
de cien villanos, el uno de ellos dej a los dems, huyndose a la aldea, donde se encontr a caso con don Francisco Valds, que le pregunt, vindolo alborotado, lo que era; el
soldado le confes haber dejado a sus compaeros, a quien envi al momento don Francisco de Valds socorro, y mand prender al soldado, que el da siguiente pasaron los
picas de las banderas, por castigo de flaqueza que haba hecho desamparando sus compaeros y ejemplo de los dems. Cosa que no he querido dejar de escribir, para que
entiendan por ella los que no han guerreado con la nacin espaola con el rigor que castiga a los que dan muestra de cobarda.
Batalla de Gembloux, 1578
Juan Gimnez Martn. Los Tercios de Flandes. Ediciones Falcata Ibrica
Haced luego marcha a Italia,
que es condicin de las paces
que, en obra de pocos das,
no queden tercios en Flandes.
Tras la firma de la paz de Gante y la salida de las tropas espaolas, don Juan de Austria,
segn lo dispuesto en el tratado, deba ser reconocido como gobernador de Flandes en
nombre de Felipe II. Era ingenuo pensar que el de Orange iba a respetar honestamente
el acuerdo. De echo, Guillermo el Taciturno se enfrentaba al problema de que no poda
ha-cer cumplir lo pactado en las provincias bajo su gobierno -Holanda y Zelanda-, donde profesaban la fe protestante y no mudarran a la catlica por decisin de su gobernante, muy dado, adems, a los cambios de bando. Siguiendo su costumbre, comenz el Taciturno a extender rumores y publicar pasquines en los que afirmaba que don Juan no
cumpla el tratado, que las troopas espaolas estaban escondidas en las ceracnas de
Flandes, que iba a establecer la Inquisicin, etc.
Como esto no le bast para que los otros nobles forzaran la salida de don Juan de Austria, elabor el de Orange varios planes para asesinarle. Tan coonfiados estaban los flamencos en el xito de su traicin que no usaban del secreto necesario para estos casos.
Enterado don Juan de la conspiracin y tras avisar de los planes rebeldes a su hermano,
se traslad secretamente de Bruselas a Malinas. Inseguro tambin en Malinas, parti hacia Namur, segn l, a recibir a la princesa Margarita, hermana del rey de Francia, que
vena a tomar los baos -insina pcaramente Estrada que algo ms tambin-. Tras despedirla a los pocos das, el 24 de julio aparent salir de caza con algunos de sus hombres, y se acerc al castillo de Namur, alabando de tal manera lo recio de sus murallas y
la elegancia del conjunto que hubiera sido una descortesa por parte de los hijos de Verlaymont, gobernador de la provincia, no pedir permiso al castellano a su cargo para que
les dejara hacer una visita. Una vez en su interior y, asombrando a todos los presentes,
les inform de que ese era su primer da de gobierno en Flandes, pues hasta entonces slo haba figurado como tal. Al castellano le tranquiliz diciendo que no perda su castillo, sino que ste quedaba as restituido a la autoridad de su verdadero propietario a
quien deba obendiencia, el rey de Espaa.
A los magnficos Seores, amados y amigos mos, los capitanes y soldados de la mi infantera que sali de los Estados de Flandes.
Magnficos seores, amados y amigos mos: el tiempo y proceder de estas gentes ha sacado tan verdaderos vuestros pronsticos, que ya no queda por cumplir de ellos sino lo
que Dios por su bondad ha reservado. Porque no slo no han querido gozar ni aprovecharse de las mercedes que les traje, pero en lugar de agradecerme el trabajo que por
su beneficio haba pasado, me queran prender, a fin de desechar de s religin y obediencia. Y aunque desde el principio entend, como vosotros confirmasteis siempre, que
tiraban a este blanco, no quise dejar de la mano su dolencia, por no ser causa de tan
grande ofensa de Dios y deservicio de Su Majestad. Y como los ms ciertos testigos de
sus malicias son sus propias conciencias, hanse alterado de tal manera, que toda la tierra
se me ha declarado por enemiga, y los Estados usan de extraordinarias diligencias para
apretarme, pensando salir esta vez con su intencin. Y si bien, por hallarme tan solo y
lejos de vosotros, estoy en el trabajo que podis considerar, y espero de da en da ser sitiado; todav acordndome que envo por vosotros, y como soldado y compaero vuestro no me podis faltar, no estimo en nada todos estos nublados. Venid pues, amigos
mos; mirad can solos os aguardamos yo y las iglesias y monasterios y religiosos y catlicos cristianos, que tienen a su enemigo presente y cuchillo en la mano. Y no os detenga el inters de lo mucho o poco que os dejase de pagar; pues ser cosa muy ajena de
vuestro valor preferir esto que es niera a una oocasin donde con servir tanto a Dios y
a Su Majestad podis acrecentar la suma de vuestras hazaas, ganando perpetuo nombre
de defensores de la fe, y obligarme a m para todo lo que os tocare, mayormente de lo
que dejredes de cobrar all, no perderis nada, pues yo tomo a mi cargo la satisfaccin
de ello, y as como tengo por cierto que Su Majestad tomar este negocio con las veras
y en la calidad que le obligan, y en la misma conformidad har las provisiones, lo podis vosotros ser que yo os amo como hermano; y las ocasiones que os esperan no consentirn que padezcis, porque no dudo que acudiris al nombre y ser de cristianos, espaoles y valientes soldados, y buenos vasallos de Su Majestad y amigos mos, haris lo
que os pido con la liberalidad, resolucin y presteza que de vos confo y conviene. No
me alargar a encarecer ms este negocio; slo dir que este es aquel tiempo que mostrbades desear todos militar conmigo, y que yo quedo muy alegre, y que las cosas han
llegado a este extremo de pensar que ahora se me va a cumplir el deseo que tengo de
hallarme con vosotros en alguna empresa, donde satisfaciones vuestras obligaciones,
hagamos algunos servicios sealados a Dios a Su Majestad. Esta carta pase de mano en
mano. Nuestro Seor guarde vuestras magnficas personas como deseis. Del castillo de
Namur, a 15 de agosto de 1577.
A los Magnficos Ordenadores. Vuestro amigo. Don Juan.
No escribo en particular, porque no s las compaas ni capitanes que habrn quedado
en pie; pero esta servir para reformados y no reformados; y a todos ruego vengis con
la menor ropa y bagaje que pudiredes, que llegados ac no os faltar de vuestros enemigos.
Cuatro meses ms tarde, a finales del ao 1577, llegaban 6.000 hombres de los tercios
viejos a Luxemburgo con el III duque de Parma y Plasencia, Alejandro Farnesio,
sobrido de don Juan de Austria. La alegra de los espaoles, que vean que la confianza
del rey quedaba de nuevo depositada en ellos, se vi slo empaada por la repentiena
muerte de su apreciado maestre de campo, Julin Romero, cuando se hallaba disciplinando a los soldados para su marcha, en Cremona. Se haba trasladado ya don Juan a
Luxemburgo y, asustados por verle al frente de los tercios espaoles, comenzaron los
rebeldes a pedir ayudar a Francia, Inglaterra y Alemania. La maquinaria de los tercios se
haba puesto en marcha.
En mala hora y con mal tono lleg el mensaje. Indignado, pues pens que se le tachaba
de cobarde, Perote, que as se llamaba el capitn, contest que l nunca haba vuelto
las espaldas al enemigo, y aunque quisiera no poda.
Todo ello iba provocando, de forma un tanto involuntaria, que las tropas rebeldes se
fueran encaoonando en lo bajo y angosto de un paso en pendiente. Lo vio Alejandro
Farnesio -al cual, sin cesar, instaba don Juan en que no fuera a pelear pues lo necesitaba
a su lado- y sin detenerse ms, arrebatndole al paje de lanza la que llevaba, y montando de presto otro caballo que Camillo de Monte tena ms suelto para pelear, arrojando incendios marciales por ojos y boca, vuelto al paje le dijo: id al general austraco
y decidle que Alejandro, acordndose del antiguo romano, se arroja en un hoyo para sacar de l, con el favor de Dios y con la fortuna de la casa de Austria, una cierta y grande victoria hoy [...] Con el mismo mpetu y con el ejemplo llev tras s los cabos ms
valerosos de la caballera, a Benardino de Mendoza, a Juan Baustista de Monte, Enrique
Vienni, Fernando de Toledo, Martinengo, Mondragn y otros. Sus salvajes y repetidas
cargas pusieron en fuga a la caballera enemiga, que ni se planteaba el pelear contra semejantes guerreros posedos por el dios Marte. De tal forma huyeron que estrellndose
en precipitada fuga con su infantera, que estaba destrs, la desordenaron, en parte la
estropearon, y del todo la desampararon, de manera que le fue despus fcil a la caballera de que iba con Alejandro hacerles pedazos.
Batalla de Gembloux
Se les arrebataron 34 banderas, la artillera y todo el bagaje. Mientras una parte de los
que quedaron vivos no dejaron de huir hasta que llegaron a Bruselas, otra, para su perdicin, pretendi fortificarse en Gemloux. No dur mucho su resistencia, y cuando
entregaron la ciudad, se les perdon la vida a cambio de un juramento de fidelidad al
rey. En ste, su plaza fuerte, haban acumulado tal cantidad de vveres y municin que
sirvieron al ejrcito de don Juan durante varios meses.
Don Juan tuvo que reprender severamente a Alejandro por arriesgar tanto su vida pues,
segn deca, el rey le haba mandado all como general y no como soldado. La respuesta
de Alejandro, que l haba pensado que no poda llenar el cargo de capitn quien valerosamente no hubiese hecho primero oficio de soldado, arranc los aplausos y vtores
de las tropas.
No he de callar, por ms que con el dedo,
ya tocando la boca, o ya la frente,
silencio avises, o amenaces miedo.
No ha de haber un espritu valiente?
Siempre se ha de sentir lo que se dice?
Nunca se ha de decir lo que se siente?
Tan grande era la amistad entre don Juan y Alejandro que mandaron por separado cartas
al rey atribuyndole enteramente la victoria el uno al otro.
Animado por estos sucesos, que le aseguraban las espaldas, Alejandro decidi pasar rpidamente a Brabante para ofrecer ocasin de batalla al enemigo. A la vista del ejrcito
rebelde y en formacin de combate, se dispuso a cruzar al otro lado del ro que les separaba. Tard su ejrcito solo tres das en cruzar el Mosa sobre un puente de barcas;
excepto el tercio de Mondragn que se mantendra del otro lado del ro para asegurar la
zona. Sorprendidos y asustados los rebeldes por la intrepidez de Alejandro, en lugar de
presentar batalla, decidieron dividir su ejrcito para que fuese a reforzar las guarniciones de las principales ciudades de Brabante. Alejandro, por su parte, despidi a gran
parte de los soldados alemanes de sus tropas, pagndoles a costa del sueldo que acababa
de recibir como gobernador de Flandes, y mand venir de la reicin tomada ciudad de
Vuert a los espaoles del tercio de Francisco Valds, ms disciplinados y fiables para la
empresa que pretenda.
Le lleg la noticia a Alejandro de que una buena parte del dividido ejrcito rebelde se
hallaba en Tournay, y parti contra ellos con parte de su caballera. Los de Tournay
intentaron buscar mejor refugio en Bois-le-Duc, donde los de la ciudad les negaron la
entrada. Siendo este numeroso grupo -cerca de 17.000 soldados alemanes de los de Juan
Casimiro- a los que les faltaban las pagas desde haca tiempo, se les ocurri la idea genial de mandar como mensajero a un coronel para que le propusiera a Alejandro que si
les pagaba lo que les deban a los rebeldes, se volveran a Alemania sin presentar batalla. Recibi con risa Alejandro la propuesta y clavando con los ojos al coronel enviado del de Sajonia, le dijo: Estis locos los alemanes, pues para que os partis de la provincia me peds a m dinero? Antes yo pido que me lo deis para que os deje volver libres a la patria [...] Volved a vuestras tropas y decidlas en mi nombre que se aparejen
para el ltimo lance de guerra; porque ya est a punto el volante, esperando nicamente
para llevar a Espaa al rey la nueva de la victoria y el nmero de los muertos.
Cambiaron de idea los alemanes y decidieron marcharse a cambio de un salvoconducto
para que los espaoles no les atacaran camino de su tierra.
En esa situacin, tras el abandono de las tropas alemanas, no les quedaba ms opcin a
los espaoles que ir contra cerca de 3.000 hombres que se hallaban apostados en las
proximidades de Amberes, a los que el de Orange llamaba "sus valientes" por ser lo
ms escogido de las tropas rebeldes, de otra manera quedara en entredicho la reputacin de nuestro ejrcito. Arreemetiron contra ellos arrendoles hasta el mismo foso de la
ciudad. Tras el encuentro, quedaron en las cercana de Amberes entre 600 y 1.000 cadveres rebeldes, resultando muertos ocho espaoles.
Tras recoger a sus victoriosas tropas, se puso Alejandro camino de Maastricht, fijando
su campamento en las cercanas de la ciudad el 8 de marzo de 1579. El de Orange haba
previsto la posibilidad del cerco, y un mes antes, haba enviado a Sebastin Tapino para
que mejorara las fortificaciones y se hiciera cargo de la direccin de los 14.000 hombres
que habran de defenderla.
La ciudad se encontraba dividida por el ro Mosa en dos partes de desigual tamao,
unidas por un antiguo puente de piedra. Alejandro dividi sus tropas y se ocup l de la
de mayor tamao, encargando a Mondragn del asedio de la zona de Maastricht que mira a Colonia. Para que esta divisin no supusiera un grave perjuicio, mand construir
dos slidos puentes de barcas, corriente arriba y abajo de la ciudad, por los que pudiera
pasar no slo la infantera y caballera sino tambin los carros del bagaje y la artillera.
De esta forma aislaba tambin a la ciudad de los posibles socorros que le pudieran
enviar por el ro. Tomando l mismo la azada, se puso manos a la obra para la construc-
cin de cuatro fortines que dieran ms solidez al cerco, siendo terminados en tan solo
dos das; mientras, Mondragn levantaba dos ms en la otra parte del Mosa.
Alejandro Farnesio, "azote de los rebeldes". El duque de Parma fue el ltimo de los
generales espaoles que estuvo cerca de conseguir la reconquista total de Flandes. Las
campaas contra Inglaterra y en defensa de los catlicos franceses impideron que pudiera finalizar con xito lo que su amigo y pariente, don Juan de Austria, haba comenzado. Inconfundible grabado satrico (con evidente aire despectivo), del artista holands.
Para el asalto seleccionaron el lugar que daba ms seguridad, por su altura, para que los
lodos del cerano ro no estorbaran los movimientos de la artillera. La noche siguiente
la gast en fortificar con cestones la batera. Parte de ellos se tejan en la misma trinchera, clavando en la tierra unas estacas de altura casi de diez pies y retorciendo por
ellos a la redonda ramas y vergas correosas; cargndolos despus de tierra muy humedecida. Mientras descargaban las batera de los barcos, y para evitar que los sitiados
estorbasen las obras, comenzaron a batir con cuatro culebrinas la zona elegida de la muralla, la cual reparaban con rapidez los rebeldes, siendo el sobreestante de las obras con
que all prevenan, Manzano -llmanle mal algunos Moncada- capitn de infantera
espaol, traidor contra la parcialidad de Espaa, enemigo tanto ms pernicioso cuanto
quien volvi aleve las espaldas a los suyos, tiene ms necesidad de ratificarse en la maldad una vez cometida, para persuadir que es delincuente con constancia.
Comenzaron a batir contra los muros con 46 caones. Mientras, los caballos ligeros se
ocupaban de traer paja, ramas, lana y estopa para que, arrojadas junto a los restos de los
muros cuando stos cedieran, sirvieran para igualar en altura el foso y permitieran un
asalto rpido. Al caer parte de los muros, sin embargo, pudieron los soldados de Alejandro observar que existan nuevos lienzos de fortificaciones tras los primeros. Sin dejar de batir esa zona, trasladaron parte de los caones hacia otra puerta que, en principio,
excepto por el problema de los lodos, les pareci ms fcil para el asalto.
Cavaron los espaoles un tnel que llegaba hasta la primera puerta, en parte derruida ya.
No fue obra fcil por los problemas de medida, pues la abundancia de mineral de hierra
de la zoa haca intil el uso de la brjula. Llegaron, sin embargo, al punto deseado y,
continuando el tnel por debajo del foso, abrieron una bveda que llenaron de plvora.
Avisado pues Alejandro de que estaba todo a punto, mand ponerse al puesto del baluarte de la puerta de Tongheren a algunas compaas de espaoles; y ejecutando es-to
se aplic a la mina el fuego. ste, cebndose por la continuada senda y metindose en el
horno, lo hizo reventar con un formidable trueno, y levant en alto la punta del baluarte
[...] Entonces el capitn Antonio Trancoso, hombre de gentil aliento, y casi 80 espaoles
de su compaa, por la subida que, aunque con dificultad, les daba la ruina, se pusieron
sobre el baluarte, y sin duda lo hubieran tomado si de improviso no los atajara un trincern atravesado y escada, estando pronto a defenderlo el capitn Chuent con el cuerpo
de guardia. Murieron los capitanes de ambos bandos en la refriega, consiguiendo los
sitiados mantener la ciudad, y los nuestros, el recin tomado puesto.
El 8 de abril de 1579 se dispusieron para el asalto por la puerta de Bois-le-Duc. Batan
22 caones. Los soldados e ingenieros se ocupaban en sacar el agua que, con las ltimas
lluvias y la consiguiente crecida del ro, haba entrado en el foso. Esperaban el momento
los tercios de Lope de Figueroa, el de Francisco Valds, las banderas borgoonas,
valonas y alemanas; mientras, por la puerta de Tongheren, atacara el tercio de don Fernando de Toledo. Cuando el foso estuvo suficientemente allanado con los restos de la
muralla, Alejandro alent a sus hombres y los envi al asalto.
Los primeros en acometer fueron derribados por la furiosa tempestad de balas y piedras
que sobre ellos lanzaban los defensores. Detuvo un poco aquel furor primero de los tiros, que heran de cara y por los lados, a los tercios de Valds y Figueroa; luego, renovado con las exhortaciones de los capitanes el mpetu, treparon por las ruinas de las
brechas. Los sitiados echaban todo tipo de ingenios ardiendo sobre los espaoles,
logrando junto con los disparos contenerlos hasta que Fabio Farnesio, rompiendo por
donde el enemigo cargaba con ms fuerza, pasando intrpido en medio de la borrasca de
pelotas; y junto a l Conrado, marqus de Malaspina; Pedro de Ziga, paje en otro
tiempo del austraco, y Augustino Eschiafinatti, arrebatados de un mismo coraje, pasan
adelante vencedores, combatidos del atroz torbellino de balazos y pedradas. Malaspina
qued all luego muerto, los otros dos poco despus murieron; Fabio, aunque herido de
un mosquetazo en la cabeza, prosegua en la pelea, acometiendo al enemigo con el semblante lleno de sangre, pero ms lleno de amenazas, hasta que, finalmente, quebrndole
al taln siniestro una pelota de esmeril, dio consigo en tierra.
Al momento relevan a los cados Carlos Caravantes, Francisco de Aguilar Alvarado,
Juan de Quiones y otros, a su vez cayendo. Mientras, a gritos, Alejandro les pide que
esanchen la formacin para dar entrada a ms gente. El ataque es desordenado y los sitiados no ceden. La situacin era peor si cabe en la otra puerta, donde el traidor Manzano haba preparado bateras con metralla que recibieron a los primeros atacantes.
Doble asalto a Maastricht el 1 de abril de 1579. Las dos columnas de espaoles atacando son visibles a ambos lados de la parte mayor de la ciudad. En primer trmino,
aparece Alejandro Farnesio a caballo.
Finalmente se retiraron las tropas con un balance de 300 muertos y otros tantos heridos
que pasaban a engrosar la lista de los cados desde que dio comienzo el asedio. Alejandro mud su opinin a partir de entonces en dos asuntos: usara ms de los gastadores,
de las obras y de las construcciones que de los soldados, y no emprendera en el futuro
nada que no hubiese revisado antes con sus propios ojos. Decidi con su junta de gene-
rales continuar el asedio, y mand traer a unos 3.000 hombres de Lieja para la construccin de tneles para las minas.
Orden la construccin de 16 fortines para el cerco que deban estar unidos entre s por
una muralla continua. Esta muralla exterior permitira, en caso necesario, rechazar con
la mayor parte del ejrcito los intentos de socorro desde el exterior, mientras slo 3.000
hombres poodran dar cuenta de los intentos de salida desde la ciudad. La obra se termin justo a tiempo, pues el de Orange se acercaba con cerca de 20.000 hombrres y se vio
forzado a retirarse cuando le informaron de la imposibilidad de introducir el socorro en
Maastricht.
No estaban ociosos los sitiados, que ponan sus empeos en refozar la seguridad de la
ciudad. A este efecto, construyeron ante la puerte de Bruselas una impresionante mquina en punta, que llamaron broquel, con trincheras y parapetos para disparar desde mejor
posicin a los del ejrcito de Alejandro. La mquina contaba en su interior con un puente mvil que permita la retirada a un estrecho pasadizo protegido por cuatro torres.
Contaba adems con una estructura triple de parapetos y trincheras para frenar los asaltos. Aqul constitua, sin duda, el puente ms fuerte de la ciudad, y por ello centr en l
sus esfuerzos. Comenz a talar rboles de los bosques vecinos para construir recios cestones que, una noche, por medios de fuertes estacas, comenzaron a plantar frente a construccin enemiga. Una fila suceda a otra encima, hasta que la obra super en altura a
las cuastro torres del broquel. Las tropas ms escogidas fueron encargadas de subir a lo
alto de la plataforma tres caones de bronce con los que hostigar continuoamente el broquel vecino. Mientras, los gastadores, protegidos por el fuego de los caones, minaron
la estructuora del broquel hasta que parte de l se desplom. Entonces los atacantes tomaron lo que an quedaba en pie, vindose obligados a pelear con fiereza en cada parte
del ingenio. Los sitiados procuraban demoler lo que abandonaban para que la estructura
no sirviera a los espaoles en el asalto. De esta suerte, aquella triplicada fortificacin,
tan grande y que, como hidra, renaca tantas veces, socabada ya de los unos, ya de los
otros, con minas y con hornillos, despedazada en trozos y deshecha, ltimamente qued
arrasada por el suelo; desvanecindose en poco tiempo aquel complejo de terrores complicados.
Tomada la puerta de Bruselas y fortificados los espaoles en ese lugar, comenzaron los
gastadores a abrir tneles para minar los muros a los largo de una amplia zona a ambos
lados de la precaria posicin. As, tras reventar tres minas, lograron tomar la torre de
San Hervs, prxima a la puerta de Bruselas. Tras la puerta en nuestro poder, los rebeldes haban construido un foso al que rodeaba una media luna de muralla con numerosos
caones. Alejandro decidi construir un recio puente sobre el foso por el que subir los
pesados caones a los muros de la puerta. Sus capitanes criticaron la idea, pues pensaban que sera imposible concluirlo bajo el fuego enemigo. Puso el mismo Alejandro manos a la obra sin importarle el ver que continuamente caan hombres en su cercana. Finalmente se lograron subir dos gruesos caones con los que batir la media luna de los
enemigos.
Alejandro, rogando a Dios como sola antes de las batallas, y encomendando aquel da
el precursor del Seor, cuyo nacimiento en l se celebraba, mand dar la seal. Y a un
mismo tiempo comenzaron los tiros a batir y los gastadores a cabar por el pie el cuerno
izquierda de la media luna, que miraba a la torre de San Hervs. Estaba igualado en
parte y hecho el camino por las ruinas, cuando cerrando unos con las banderas, rechazando otros con esfuerzo, se trab desde cerca la batalla, vindose en trace de dar
muerte o recibirla. Cada cual escoge a su enemigo y apunta a los pechos con la pica y al
rostro con la espada. Luego, ciegos de coraje y sin sentir el peligro por el deseo de venganza, se entran por las puntas de los contrarios con ms ansiar de herirlos a ellos que
cuidado de defenderse a s mismos. Se combati de esta forma por espacio de dos
horas, hasta que finalmente se tom la media luna enemiga, forzando a los rebeldes a
retirarse hasta su siguiente lnea de defensa; su ltima lnea de defensa.
Alejandro cay enfermo de violentas fiebres tras la batalla. Al recuperar totalmente el
sentido, llam a sus generales, les reprendi por los das de aliento que haban concedido al enemigo y les orden tomar la ciudad. Para ello aprovecharan una grieta en la
trinchera enemiga, que daba paso al interior de las murallas, descubierta de noche por
un soldado espaol. Les exhort a la victoria recordndoles quoe era el da San Pedro y
San pablo y anunciando que el primero les abrira las puertas y el segundoo les prestara
su vengadora espada.
Los espaoles se encargaron de hacer la primera entrada. Recordando el fallido asalto,
en el que todos haban perdido algn pariente o amigo, no dieron cuartel y, una vez dentro de la ciudad, se entregaron a una gran carnicera. Lo peor de la matanza tuvo lugar
en el puente de piedra que una las dos partes de la villa. Pensando que podra defender
la otra parte de la ciudad, Sebastin Tapino mand pasar por all primero las riquezas de
la ciudad, despus los hombres de armas y, por ltimo, las mujeres y los nios. En su
huida, unos se atropellaban a otros, caan algunos al ro por los laterales del puente y
pisoteaban todos a los que caan al suelo; pero lo peor de todo ocurra al final del puente
de piedra, pues Sebastin Tapino mand levantar el puente levadizo que daba paso a la
ciudad para mejor protegerse. As, los que iban llegando vean con horror que los de
atrs, en su pnico, los lanzaban al ro. El nmero total de muertos, entre ahogados y
muertos a hierro, fue estimado en unos 4.000.
Cuando por fin lograron entrar las tropas espaolas en la ciudad el 29 de junio de
1579, los soldados rebeldes, con las riquezas que pudieron acumular, cruzaron el
puente sobre el Mosa y pasaron al otro extremo de la ciudad. Cuando los civiles a tropel intentaron refugiarse en esa parte de la ciudad, los rebeldes levantaron el puente
levadizo, vindose la ingente masa humana abocada a caer en las aguas del ro.
En cuanto al capitn Manzano, que haba ayudado a los rebeldes a la defensa de la ciudad, al cual, como afrentoso baldn a la nacin espaola -pues cinco aos haba des-
honrado el valor, emplendolo contra su rey a la conducta del de Orange- al mismo entrar ede la ciudad le buscaron ansiosos los espaoles para lavar por sus propias manos la
mancha que a su nombre haba echado el traidor. Finalmente, habindole hallado Alonso de Sols, que era de su mismo lugar, escondido en un zaquimazi, y no tan feroz como
en otro tiempo, le hicieron correr por entre las picas, hasta que muri traspasado de sus
puntas.
Sebastin Tapino, que no haba tenido reparos en levantar el puente levadizo cuando los
habitantes de la ciudad de la ciudad pretendan refugiarse, no perdi el tiempo y entabl
enseguida conversaciones para rendirse. Los soldados atacantes no gustaron de esa idea,
pues las reglas de la guerra admitan el saqueo slo cuando la ciudad era tomada por las
armas, y ellos, faltos de pagas desde haca tiempo, haban dado suficientes muestras de
valor y capacidad de sufrimiento como para aspirar a las riquezas que los hombres de
Tapino haban llevado consigo. Por otro lado, tampoco les era agradable la idea de
pensar que los soldados de Mondragn, siempre en la parte en calma de la ciudad durante los asaltos, pudieran cobrar el fruto de sus esfuerzos. Con este estado de nimo es
comprensible que se extendiera como un reguero de plvora el rumor de que los de
Mondragn daban comienzo a su asalto, provocando el ataque desordenado desde la la
otra parte que, a su vez, provc el asalto -ste verdadero- de los soldados de Mondragn.
Unos por otros, el hecho es que el resto de Maastricht cay en manos de las desordenadas tropas y fue fruto de saqueo durante varios das, hasta que un edicto de Alejandro orden de forma tajante el cese del mismo. De esta forma terminaba el asedio,
toma y saco de la ciudad de Maastricht, en el que murieron cerca de 8.000 defensores a
costa de las vidas de 2.500 atacantes.
Asedio de Amberes, 1584-85
Juan Gimnez Martn. Los Tercios de Flandes. Ediciones Falcata Ibrica
Resuelto a continuar con la guerra, y contando con los tercios viejos venidos de Espaa,
se decidi Alejandro Farnesio a poner cerco formal a Amberes aunque sin abandonar el
hostigamiento a las otras ciudades principales de Brabante: Gante, Terramunda, Malinas, Brujas, Ypres y Villebrove, ciudades que comunicaban por ro con Amberes.
Ypres y Brujas se entregaron las primeras, tras una corta resistencia.
Fue el de Amberes quizs el cerco ms famoso de todo el amplio perodo de las guerras
de Flandes, por su extrema dificultad, pues nunca con ms pesadas moles fueron enfrenados los ros, ni los ingenos se armaron con ms osadas invenciones, ni se pele con
gente de guerra que en ms repetidos asaltos hiciese ms provisin de destreza y coraje.
Aqu se echaron fortalezas sobre los arrrebatados ros, se abrieron minas entre las ondas,
los ros se llevaron sobre las trincheras, luego las trincheras se plantaron sobre los ros,
y como si no bastara slo el trabajo de atacar Amberes, se extendieron los trabajos del
general tambin a otras partes, y cinco fortsimas y potentsimas ciudades se cercaron a
un mismo tiempo, y dentro del crculo de un ao al mismo tiempo se tomaron.
Mientras Alejandro, al mando de 10.000 infantes y 1.700 de a caballo comenzaba el cerco de Amberes, otra parte del ejrcito continuaba con el coronel Verdugo la guerra en
Frisia; otros luchaban en Colonia bajo el mando del conde de Arembergh y de Manrique; otros combatan en Zutphen y, por ltimo, se protegan las provincias del Henao
y Artois de los ataques de los franceses. Para el plato fuerte, es decir, el asedio de Amberes, Alejandro se haba reservado a los tercios espaoles.
Alejandro Farnesio
La ciudad de Amberes se hallaba a orillas del caudaloso Escalda, y contaba con una poblacin de ms de 100.000 habitantes. Por la parte que daba a Flandes discurra el ro,
que serva de proteccin y adems como excelente va para el socorro que pudieran enviar las provincias martimas. Por la parte enfrentada a Brabante, la ciudad se encontraba rodeada de unos anchos muros con diez poderosos baluartes y un amplio foso
inundado. Estaba tambin guarnecida por numerosos castillos construidos a orillas del
Escalda, en especial los de Lillou y Lieskensek. La misma comunicacin por el cauce
fluvial existente entre Amberes y Gante -a 30 millas- y protegida a mitad de camino por
Terramunda, supona un escollo para el cerco, adems de la cercana de la ciudad de
Malinas -12 millas- y su interconexin con ella a travs del ro Dili. Tambin desde
Bruselas se poda socorrer a la ciudad, pues por medio de un cacuce artificial se navegaba desde Bruselas hasta desembocar en el Escalda.
La atrevida idea que permiti la conquista de la ciudad fue la de construir un puente sobre las turbulentas aguas del ancho Escalda. Dadas las dificultades que suponan la toma
de los castillos de Lillou y Leskensek, Alejandro pens que sera ms fcil construir el
puente en otro paso y levantar sus propias fortificaciones para defenderlo. El gobernador de la ciudad, Phillipo de Marnix, se rio de la intencin de los espaoles. Para conseguir los materiales necesarios para la magna obra, el duque de Parma asalt y tom Terrramunda, rodeada por una abundante arboleda que fue talada a tal efecto. Cuando
colocaba las bateras para caonear los muros de esta ciudad, el maestre de campo Pedro de la Paz -que por cuidar como un padre de los hombres a su cargo era llamado Pedro de Pan- recibi un balazo en la frente. Fue tal la rabia de los espaoles que no les
sirvi de nada a los de Terramunda romper un dique para inundar las posiciones de los
sitiadores. stos, cargando en sus hombros los caones y transportndolos con el agua
hasta el pecho, lograron instalarlos y batir los muros. Para calmar sus nimos de venganza, y dado el pequeo nmero de hombres que llevara a cabo el asalto inicial, Alejandro tuvo que elegir a tres de cada compaa para que todas pudieran participar en la
primera embestida. El primer baluarte se tom con rapidez, rindindose los defensores
das ms tarde para no irritar los nimos de los enfurecios espaoles.
El cerco a la ciudad de Gante, que prestaba un molesto socorro a los de Amberes, fue
finalmente concluido con la rendicin de sus defensores. Con los 22 navos tomados en
Gante y otros que trajo de Dunkerque, el de Parma se propuso cerrar el gran hueco central del puente sobre el ro. Dado que esas naves no podan llegar hasta el puente a medio construir sin exponerse a los disparos de la artillera de Amberes, rompi un dique
del Escalda, inundando la campia, por la que navegaron sus barcos. Lo vieron los rebeldes y, en respuesta, levantaron un reducto para impedir la llegada de ms navos desde Gante. A Alejandro Farnesio le qued como nico remedio construir un canal de 14
millas de longitud para comunicar las aguas de la inudacin con el riachuelo de Lys,
que desemboca en el Escalda a la altura de Gante. El mismo Alejandro Farnesio tom la
pala y azadn dando ejemplo a sus hombres. Acabada la obra en noviembre de 1584, les
fue sencillo llevar desde Gante los materiales y barcos precisos para cerrar el puente.
Ni el cerebro ni el vengativo espritu de Giambelli descansaban. Ide un navo de desproporcionada magnitd, mayor que ninguno visto antes, en cuyo centro se alzaba un
castillo de planta cuadrada. En dicho castillo flotante iba un impresionante despliegue
de caones y una guarnicin de 1.000 mosqueteros. Tal era la confianza que los sitiados
haban despositado en el ingenio que lo bautizaron con el nombre de El fin de la guerra.
Primero aparentaron dirigir la espantosa mquina contra el puente, desviando as a las
tropas reales, y cambiaron despus su direccin para hacerla surcar la campia inundada, el desproporcionado peso del ingenio lo hizo encallar profundamente en la tierra,
y algunos espaoles le mudaron el nombre entonces por el de Los gastos perdidos, y
otros por Carantamaula o espantajo para nios.
Barco "El fin de la Guerra", en el que los rebeldes pusieron grandes esperanzas
Los rebeldes intentaron, pese a todos los reveses sufridos, una ltima salida. Atacaron
con todas sus naves, unas 160, el contradique. Arrollaron algunos puestos y fortines, de
forma que en la misma Amberes se celebraba ya la victoria. Acudi de refuerzo un tercio de italianos y espaoles, picados ambos por ganar mayor gloria, y consiguieron resistir en el dique el tiempo suficiente para que llegara el de Parma, cuando casi todas las
posiciones se hallaban perdidas y algunas barcos rebeldes haban llegado ya a Amberes
con la primicia del socorro prximo.
El tumulto creciente entre nuestras tropas avis a los que combatan en primera lnea de
la llegada de Alejandro, quien sacando a los ojos y al semblante la nube de iras que en
su pecho haba fraguado, con voz alta, como con un trueno, hiriendo los odos y las almas de los circunstantes dice: no cuida de su honor ni estima la causa del rey el que no
me siga. Miles de hombres combatan sobre una estrecha lengua de tierra. Peleaba el
de Parma con espada y broquel tanto contra los enemigos en pie sobre el dique como
contra los que desde las naves intentaban desembarcar.
Se alargaba la lucha hasta que, en un momento, se arrodillaron espaoles e italianos e,
implorando a Dios, arremetieron con fiereza contra los sediciosos y les ganaron el fuerte
de La Palada. Todava mantenan los rebeldes sus posiciones atrincheradas desde donde
disparaban causando numerosas bajas, pero enardeciendo un ms a los supervivientes,
que siguieron avanzando hasta entrar en los puestos enemigos, matando a sus guarniciones. En vano intentaron los vencidos herejes huir en sus navos. Estando la marea baja,
los barcos encallaban y eran asaltados por los espaoles e italianos que, espada en mano
y con el agua hasta el pecho, queran terminar lo que haban empezado, y producan
gran carnicera entre los aterrorizados rebeldes que, horas antes, haban cantado victoria.
Se les tomaron 28 navos grandes, 65 caones de bronce y gran cantidad de vituallas de
las que el campo espaol andaba escaso. Murieron en las siete horas que dur la refriega
cerca de 3.000 rebeldes, siendo 700 los cados del bando leal a la corona, en su mayora
espaoles e italianos. Se apresuraron los hombres de Alejandro no slo a curar a los unmerosos heridos, sino de la reparacin del mismo dique heridos no menos que ellos; y
para repararle, estando abierto y destrozado por trece partes, fuera de otros materiales,
de fajina y terraplenos, por la clera y la prisa de los soldados, le cerraron con los cadveres de los enemigos amontonados.
La poblacin de Amberes exiga a sus dirigentes el comienzo de conversacions de paz.
Marnix intentaba tranquiliarles y les peda que esperaran a la posible ayuda de Inglaterra. En eso, el gobernador distribuy entre su gente unas cartas falsas en las que, supuestamente, los franceses le comunicaban que enviaban un ejrcito en su socorro. El
descubrimiento de la falsedad de las cartas encresp todava ms a la poblacin, que comenzaba a pensar que lo mejor sera entregar la ciudad. Ayud a propagar este sentimiento el hecho de que un joven, que se haba arriesgado a salir de la ciudad por coger
una burra (con cuya leche los mdicos haban dicho que sanara de su enfermedad una
mujer noble de la ciudad), volviera a entrar en Amberes con la burra cargada con todo
gnero de comida que Alejandro, tras apresar al joven y conmovido por su gesto, enviaba para la recuperacin de la anciana.
En lugar de la ayuda prometida, los de Amberes recibieron la noticia de la rendicin de
la ciudad de Malinas. Se plegaron finalmente a tratar de paz, aunque pretendan exigir al
de Parma la libertad de conciencia en materia religiosa en la ciudad a cambio de entregarle incluso Holanda y Zelanda. No poda transigir con ello En todos los tratados con
las ciudades y castillos que vendrn a vuestro poder, sea esto lo primero y lo ltimo: que
en estos lugares se reciba la religin catlica, sin que se permita a los herejes profesin
o ejercicio alguno, sea civil, sea forense; sino es que para la disposicin de sus haciendas se les haya de conceder algn tiempo, y ese fijo y limitado. Y porque sobre esto no
quede lugar a la interpretacin o moderacin de alguno, desde luego aviso, que se persuadan los que hubieren de vivir en nuestras provincias de Flandes que les ser fuerza
escoger uno de dos, o no mudar cosa en la romana y antigua fe, o buscar en otra parte
asiento luego que acabare el tiempo sealado.
Alejandro cumpli estrictamente las rdenes de su rey en el captulo religioso, pero se
mostr increblemente generoso con los sitiados en todos los otros aspectos, de manera
que se acabaron por firmar las capitulaciones e hizo su entrada triunfal en la ciudad en
agosto de 1585, tras recibir del rey Felipe II el Toisn de Oro en premio a su fidelidad y
valor. Fue tal la alegra de Felipe II la noche que le comunicaron la noticia de la ren-
dicin de Amberes, que el sobrio y parco monarca se levant de la cama y fue a la habitacin de su hija Isabel y, abriendo la puerta, dijo nuestra es Amberes, volvindose
despus a dormir ante la sorpresa de su hija. Entr en la ciudad la comitiva de Alejandro, de infantes y caballos, vistosos a la verdad, no tanto por la gala de vestidos y armas como -por ser todos veteranos y escogidos- por el mismo aspecto marcial y militar
ferocidad. La victoria fue celebrada por los soldados con un gigantesco banquete sobre
el puente del Escalda, con mesas que se extendan de orilla a orilla del ro. Tras las celebraciones, desmantelaron el puente sobre el ro y se reconstruy la ciudadela-fortaleza
levantada por el duque de Alba, que el de Orange haba posteriormente derruido.
natural que ha ido de la accin de las brujas inglesas a la intervencin directa de Dios
castigando la posible soberbia espaola o protegiendo la Reforma. Sin embargo, por encima de consideraciones trascendentes, por qu fracas la Armada invencible?
A finales de mayo de 1588, una armada espaola de impresionantes dimensiones descenda por el Tajo. Dos das fueron necesarios para que la flota -que contaba con ms de
130 navos entre los que se hallaban sesenta y cinco galeones- se agrupara en alta mar.
El propsito de aquella extraordinaria agrupacin que llevaba a bordo treinta mil hombres era atravesar el canal de la Mancha y reunirse en la costa de Flandes con un ejrcito
mandado por el duque de Parma. Una vez realizada la conjuncin de ambos ejrcitos, la
flota se dirigira hacia el estuario del Tmesis con la intencin de realizar un desembarco y marchar hacia Londres. De esa manera, las tropas espaolas procederan a derrocar a la reina Isabel I Tudor para, acto seguido, reinstaurar el catolicismo. No slo se
asestara un golpe enorme al protestantismo sino que adems Felipe II vera favorecida
su situacin en los Pases Bajos donde una guerra que, aparentemente, iba a durar poco,
estaba drenando peligrosamente los recursos espaoles.
La reina inglesa fue la mayor beneficiaria del triunfo, ya que su dudosa popularidad y
su gobierno se revalorizaron como la espuma tras "frenar" la invasin espaola.
Para el verano de 1588, Inglaterra y Espaa llevaban en un estado de guerra no declarada casi cuatro aos. En 1584, precisamente, el duque de Parma, al servicio de Felipe II,
haba asestado un terrible golpe a los rebeldes holandeses al conseguir que unos agentes
a su servicio asesinaran al prncipe de Orange. Por un breve tiempo, pareci que la causa de los flamencos estaba perdida y que el protestantismo podra ser extirpado de los
Pases Bajos. Sin embargo, justo en esos momentos, Isabel de Inglaterra decidi ayudar
a los holandeses con tropas y dinero. La accin de Isabel implic un notable sacrificio
en la medida en que sus recursos eran muy escasos pero a la soberana no se le escapaba
que un triunfo catlico en Flandes significara su prctico aislamiento, aislamiento an
ms angustioso dada la pena de excomunin que contra ella haba fulminado el papa al
fracasar los intentos de casarla con un prncipe francs o con el propio Felipe II, trayendo as a Inglaterra nuevamente a la obediencia al papa. La ayuda inglesa -a pesar de sus
deficiencias- result providencial para los flamencos, y a este motivo de encono se sum que en 1587 Isabel ordenara ejecutar a Mara Estuardo, reina escocesa de la que
penda la posibilidad de una restauracin del catolicismo en Inglaterra y sobre la que giraba una conjura catlica que pretenda asesinar a la soberana inglesa. A todo lo anterior se sumaban las acciones de los corsarios ingleses -especialmente Francis Drake-,
que en 1586 lograron que no llegara a Espaa ni una sola pieza de plata de las minas de
Mxico o Per, precisamente en una poca en que las finanzas de Felipe II necesitaban
desesperadamente los metales de las Indias.
La posibilidad de que la invasin tuviera xito no se le escapaba a nadie. De hecho, el
papa Sixto V ofreci a Felipe II la suma de un milln de ducados de oro como ayuda
para la expedicin y, por otra parte, resultaba obvio que el poder ingls era muy menguado si se comparaba con el espaol. A la sazn, las nunca bien establecidas finanzas
de Inglaterra pasaban uno de sus peores momentos y, de hecho, aunque las noticias de la
expedicin espaola no tardaron en llegar, no se tomaron medidas frente a ella fundamentalmente porque no haba fondos. Por si fuera poco, en los cinco aos anteriores no
se haba gastado ni un penique en mejorar las defensas costeras. Sin embargo, la realidad no era tan sencilla y, desde luego, no se le ocultaba ni a Felipe II ni a sus principales
mandos.
Hacia finales de junio, unas cuatro semanas despus de que la Armada hubiera dejado el
Tajo, el duque de Medina Sidonia, que estaba al mando de la expedicin y que acababa
de sufrir la primera de las tormentas con que se enfrentara en los siguientes meses,
vindose obligado a buscar refugio en La Corua, escribi a Felipe II sealndole que
muy pocos de los embarcados tenan el conocimiento o la capacidad suficientes para llevar a cabo los deberes que se les haban encomendado. En su opinin, ni siquiera cuando el duque de Parma se sumara a sus hombres tendran posibilidades de consumar la
empresa. Semejante punto de vista era el que haba sostenido el mismo duque de Parma
desde haca varios meses. En marzo, por ejemplo, haba comunicado a Felipe II que no
podra reunir los 30.000 hombres que le peda el rey y que incluso si as fuera, se quedara con escasas fuerzas para atender la guerra de Flandes. Dos semanas ms tarde,
Parma volvi a escribir al rey para indicarle que la empresa se llevara a cabo ahora con
mayor dificultad. No slo eso. En las primeras semanas de 1588, el duque de Parma
haba propuesto entablar negociaciones de paz con Isabel I, una posibilidad que la reina
haba acogido con entusiasmo dados los gastos que la guerra significaba para su reino y
que hubiera podido acabar en una solucin del conflicto entre ambos, permitiendo a Felipe II ahogar la revuelta flamenca. Sin embargo, el monarca espaol no estaba dispuesto a dejarse desanimar -como no se haba desanimado cuando en febrero de 1588 muri
el marqus de Santa Cruz, jefe de la expedicin, y hubo que sustituirlo deprisa y corriendo por el duque de Medina Sidonia- ni por el pesimismo de sus mandos ni tampoco
por las noticias sobre el agua corrompida, la carne podrida y la extensin de la enfermedad entre las tropas. Ni siquiera cuando el embajador ante la Santa Sede le inform
de que el papa amaba el dinero y no pensaba entregar un solo cntimo antes de que
las tropas desembarcaran en Inglaterra, dud de que la expedicin deba continuar su
camino. A fin de cuentas, el cardenal Allen haba asegurado a Espaa que los catlicos
ingleses -a los que Isabel, deseosa de reinar sobre todos los ciudadanos y evitar un conflicto religioso como el que Felipe II padeca en Flandes, haba concedido una amplia
Al amanecer del da siguiente, la flota espaola haba llegado hasta Berry Head, el
extremo suroriental de la baha de Tor. A esas alturas, Lord Howard, el almirante ingls,
contaba con refuerzos considerables, y hubiera podido atacar a la Armada pero sir Francis Drake, al que se haba conferido el honor de llevar la luz que indicaba a los otros
barcos la ruta que deban seguir, se lo impidi. Drake, corsario ms que otra cosa, haba
previsto la posibilidad de capturar una presa y se haba apartado de la flota inglesa sin
encender una luz que habra puesto sobre aviso a su potencial captura. El resultado fue
que el resto de la flota se mantuvo inmvil y tan slo el buque insignia de Lord Howard
y un par de barcos ms persiguieron a los espaoles. Drake, efectivamente, captur el
barco espaol pero la flota inglesa no se reagrup antes del medioda y ni siquiera entonces lleg a hacerlo correctamente. Esa circunstancia fue captada por la flota espaola
y Medina Sidonia decidi, junto con la mayora de sus mandos, aprovecharla para asestar un golpe de consideracin a los ingleses. Para llevar a cabo el ataque, resultaba esencial la participacin de las galeazas que estaban al mando de Hugo de Moncada, el hijo
del virrey de Catalua. Sin embargo, Moncada no estaba dispuesto a colaborar. Tan slo
unas horas antes, Medina Sidonia le haba negado permiso para atacar a unos barcos ingleses, y ahora Moncada decidi que respondera a lo que consideraba una ofensa con la
pasividad. Ni siquiera el ofrecimiento de Medina Sidonia de entregarle una posesin
que le producira 3.000 ducados al ao le hizo cambiar de opinin. Se trat, no puede
dudarse, de un acto de desobediencia deliberada, y de no haber muerto Moncada unos
das despus, seguramente hubiera sido juzgado pero, en cualquier caso, el mal ya estaba hecho. Cuando finalmente se produjo la batalla, los ingleses se haban recuperado.
Poco despus del amanecer del 2 de agosto de 1588, Lord Howard dirigi su flota hacia
la costa de Portland Bill en un intento de desbordar el flanco espaol que daba sobre tierra, pero Medina Sidonia lo capt, impidindolo. Durante las doce horas que dur la lucha, los espaoles hicieron esfuerzos denodados por abordar a los barcos enemigos, y en
alguna ocasin estuvieron a punto de conseguirlo. No lo lograron pero tampoco pudo la
flota inglesa, a pesar de los intentos de Drake, causar daos a la espaola. Cuando concluy la batalla, la Armada se reagrupaba con relativa facilidad, no haba perdido un solo barco y continuaba su rumbo para encontrarse con el duque de Parma y, ulteriormente, desembarcar en Inglaterra. A decir verdad, esta ltima parte de la operacin era la
que segua mostrndose angustiosamente insegura. La noche antes de la batalla de Portland Bill, el duque de Medina Sidonia haba despachado otro mensajero hasta el duque
de Parma, y para cuando se produjo el combate ya eran dos los correos espaoles que se
haban entrevistado con l. Las noticias no eran, desde luego, alentadoras porque el duque de Parma no tena a su disposicin ni las embarcaciones ni las tropas necesarias.
Sin embargo, los ingleses carecan de esta informacin, y para colmo de males, al hecho
de no haber causado dao alguno a la Armada se sumaba el agotamiento de sus reservas
de plvora y proyectiles y el pesimismo acerca de la tctica utilizada hasta entonces.
Mientras sus navos se rearmaban, Lord Howard convoc un consejo de guerra para decidir la manera en que proseguira la lucha contra la Armada. Finalmente, se decidi dividir las fuerzas inglesas en cuatro escuadrones -mandados por Lord Howard, Drake,
Hawkins y Frobisher- que atacaran a las fuerzas espaolas para romper su formacin y
as impedir su avance hacia el este. La nueva batalla dur cinco horas -desde el
amanecer hasta las diez de la maana- y los ataques ingleses tuvieron el efecto de empujar a la flota espaola con un rumbo norte-este -un hecho que muchos han interpretado como una hbil maniobra, ya que hubiera significado empujar a la flota enemiga contra una de las zonas ms peligrosas de la costa- pero Medina Sidonia capt rpidamente el peligro y evit el desastre. Ciertamente, la Armada no haba sufrido daos
pero se vio desplazada al este del punto donde Medina Sidonia deseaba esperar noticias
del duque de Parma y, finalmente, el mando espaol decidi seguir hacia el este hasta
encontrarlo. Ya eran cinco los das que ambas flotas llevaban combatiendo, y con slo
un par de barcos espaoles fuera de combate y ninguno hundido, la moral de los ingleses estaba comenzando a desmoronarse.
Medina Sidonia se dirigi entonces hacia Calais con la idea de encontrarse posteriormente con el duque de Parma a siete leguas, en Dunkerque, y desde all atacar Inglaterra. Sin embargo, Medina Sidonia segua abrigando dudas y volvi a enviar un mensajero al duque de Parma con la misin de informarle de que si no poda acudir con tropas, por lo menos enviara las lanchas de desembarco.
El descanso en Calais signific un verdadero respiro para la flota espaola. Francia, a
pesar de ser una potencia catlica, mantuvo en relacin con la expedicin de la Armada
una actitud relativamente similar a la adoptada con ocasin de Lepanto. No obstante, en
este caso, la poblacin tena muy presente los siglos de lucha contra Inglaterra y simpatizaba con los espaoles. El gobernador de Calais -antigua plaza inglesa en suelo francs- no tuvo ningn reparo en permitir que la flota espaola fondeara y se surtiera de lo
necesario. El domingo 7 de agosto lleg a Calais uno de los mensajeros enviados por
Medina Sidonia al encuentro del duque de Parma. Las noticias no por malas resultaban
inesperadas. El duque de Parma no estaba en Dunkerque, donde adems brillaban por su
ausencia los barcos, las municiones y las tropas esperadas. La situacin era preocupante
y Medina Sidonia decidi enviar en busca del anhelado duque a don Jorge Manrique,
inspector general de la Armada.
Advertido por el sobrino del gobernador de Calais de que la Armada se hallaba anclada
en una zona de corrientes peligrosas y de que sera conveniente que buscara un abrigo
ms adecuado, Medina Sidonia volvi a poner en movimiento la flota. La decisin la tom precisamente cuando la flota inglesa, ya dotada de refuerzos y aprovisionamientos,
llegaba a las cercanas de Calais con un plan especialmente concebido para daar a la
hasta entonces invulnerable Armada. Iba a dar comienzo la denominada batalla de Gravelinas, la ms importante de toda la campaa.
La moral de las fuerzas espaolas haba comenzado a descender de tal manera que
Medina Sidonia hizo correr el rumor de que las tropas del duque de Parma se reuniran
con la Armada al da siguiente. Para colmo de males, en torno a la medianoche, se descubri un grupo de ocho naves en llamas que se dirigan hacia la flota. No se trataba sino de las conocidas embarcaciones incendiarias que podan causar un tremendo dao a
una flota y que los ingleses haban enviado contra la Armada. La reaccin de Medina
Sidonia fue rpida y tendra que haber bastado para contener las embarcaciones. Sin
embargo, cuando la primera de las embarcaciones estall al ser interceptada, los espaoles pensaron que se deba a Federico Giambelli, un italiano especializado en este tipo de
ingenios, y emprendieron la retirada. Lo cierto, no obstante, es que Giambelli ciertamente se haba pasado a los ingleses pero no tena nada que ver con aquel lance y, de
hecho, se encontraba construyendo una defensa en el Tmesis que se vino abajo con la
primera subida del ro. Para remate, un episodio que podra haber concluido con un xito de la Armada tuvo fatales consecuencias para sta. Ciertamente, ni uno de sus barcos
result daado pero la retirada la alej del supuesto lugar de encuentro para no regresar
nunca a l.
Oficiales de la marina inglesa. Los ingleses demostraron una mayor pericia marinera,
lo cual no fue, ni mucho menos, determinante en la victoria. Ilustracin de Richard
Hook
De hecho, para algunos historiadores, a partir de ese momento, la campaa cambi totalmente de signo. Posiblemente, este juicio es excesivo pero no cabe duda de que cuando amaneci, la Armada se hallaba en una delicada situacin. Con la escuadra inglesa
en su persecucin y sin capacidad para maniobrar sin arriesgarse a encallar en las playas
de Dunkerque, Medina Sidonia tan slo poda intentar que el choque fuera lo menos daino posible. Una vez ms, el duque -que no contaba con experiencia como marino- dio
muestras de una capacidad inesperada. No slo hizo frente a los audaces ataques de
Drake sino que adems resisti con una tenacidad extraordinaria que permiti a la Armada reagruparse. Con todo, quiz su mayor logro consisti en evitar lanzarse al ataque
de los ingleses, descolocando as una formacin que se hubiera convertido en una presa
fcil. Aunque no le faltaron presiones de otros capitanes que insistan en que aquel com-
rrompi en varios barcos y el fro dej de manifiesto la falta de equipo. Para colmo, no
tard en quedar de manifiesto que buen nmero de las embarcaciones no estaban diseadas para navegar por el mar del Norte. A 3 de septiembre, el nmero de barcos perdidos se elevaba ya a diecisiete, y a mediados de mes, la cifra poda alcanzar las dos decenas. Entonces se produjo un desastre sin precedentes.
La infantera espaola era y segura siendo, pese a este revs, la mquina militar ms
temida de Europa. Otra habra sido la suerte de Inglaterra de llegar a desembarcar
Farnesio con sus veteranos de Flandes. Ilustracin de Richard Hook
Las instrucciones de Medina Sidonia haban sido las de navegar mar adentro para evitar
no slo nuevos enfrentamientos con la flota inglesa sino tambin la posibilidad de naufragios en las costas. De esa manera, se borde las islas Shetland, el norte de Escocia, y
a continuacin, Irlanda. Fue precisamente entonces cuando algo ms de cuarenta naves
se vieron arrojadas por el mal tiempo contra la costa occidental de Irlanda. De ellas se
perdieron veintisis, a la vez que moran seis mil hombres. De manera un tanto ingenua
haban esperado no pocos espaoles que los catlicos irlandeses se sublevaran contra
los ingleses para ayudarlos, o que, al menos, les brindaran apoyo. La realidad fue que
los irlandeses realizaron, por su cuenta o por orden de los ingleses, escalofriantes matanzas de espaoles. Hubo excepciones, como la representada por el capitn Christopher
Carlisle, yerno de sir Francis Walsingham, el secretario de la reina Isabel, que se port
con humanidad con los prisioneros, solicit que se les tratara con humanidad y, finalmente, temiendo que fueran ejecutados, les proporcion dinero y ropa, envindolos acto
seguido a Escocia. Tambin se produjeron fugas novelescas como la del capitn de Cuellar. Sin embargo, en trminos generales, el destino de los espaoles en Irlanda fue aciago, muriendo all seis sptimas partes de los que perdieron la vida en la campaa. No
fue mejor en Escocia. All tambin esperaban recibir la ayuda y solidaridad del catlico
rey Jacobo. No recibieron ni un penique. Mientras tanto, ms de la mitad de la flota llegaba a Espaa. Era la hora de buscar las responsabilidades.
En trminos objetivos, el comportamiento de Isabel I y Felipe II con sus tropas fue bien
diferente. Mientras que Isabel se desentendi de su suerte posterior a la batalla alegando
dificultades financieras -una excusa tan slo a medias convincente-, el monarca espaol
manifest una enorme preocupacin por los soldados. Sin embargo, no pocos de stos
se sintieron abrumados por la culpa. Miguel de Oquendo, que demostr un valor extraordinario durante la expedicin, se neg a ver a sus familiares en San Sebastin, se volvi cara a la pared y muri de pena. Juan de Recalde, que an tuvo un papel ms destacado, falleci nada ms llegar a puerto. Sin embargo, Felipe II no culp a nadie -desde
luego no a Medina Sidonia o al duque de Parma-, y aunque mantuvo en prisin durante
quince meses a Diego Flores de Valds, asesor naval del jefe de la escuadra, finalmente
lo puso en libertad sin cargos.
Fue en realidad la opinin pblica la que estableci responsabilidades, culpando del desastre al mal tiempo y a un Medina Sidonia, inexperto e incluso cobarde. La tesis del
mal tiempo pareci hallar una confirmacin directa cuando en 1596 una nueva flota espaola parti hacia Irlanda para sublevar a los catlicos contra Inglaterra y fue deshecha
por la tempestad antes de salir de aguas espaolas y, al ao siguiente, otra escuadra que
deba apoderarse de Falmouth y establecerse en Cornualles fue destrozada por el mal
tiempo. La verdad, sin embargo, como hemos visto, es que el tiempo slo tuvo una parte
muy reducida en la incapacidad de la Armada para desembarcar en Inglaterra. Ciertamente, las condiciones climatolgicas causaron un dao enorme a la flota pero ya cuando regresaba a Espaa y bordeaba la costa occidental de Irlanda.
Menos culpa tuvo Medina Sidonia del desastre. A decir verdad, si algo llama la atencin
de su comportamiento no es la impericia sino lo dignamente que estuvo a la altura de las
circunstancias. La misma batalla de Gravelinas poda haber resultado un verdadero desastre si hubiera perdido los nervios y cedido a las presiones de sus subordinados. Ciertamente era pesimista pero, si hemos de ser sinceros, hay que reconocer que no le faltaban razones.
Papel ms importante que todos los aspectos citados anteriormente tuvo, sin duda, la inferioridad tcnica de los espaoles. Fiados en sus xitos terrestres y en la jornada de
Lepanto, se haban quedado atrs en lo que a empleo de artillera, disposicin de fuerzas
y formas de ataque se refiere. Lo realmente sorprendente no es que no ganaran batallas
como la de Gravelinas sino que sta no concluyera en un verdadero desastre. Dada su
superioridad tcnica -y tambin la de su servicio de inteligencia-, lo extrao verdaderamente es que los ingleses no ocasionaran mayores daos a los espaoles, y tal hecho
hay que atribuirlo a factores como la extraordinaria valenta de los combatientes de la
Armada y a la competencia de Medina Sidonia.
Aunque el duque de Parma tuvo un papel mucho menos airoso en la campaa -y se
apresur a defenderse para no convertirse en el chivo expiatorio de la derrota- tampoco
puede acusrsele de ser el responsable del desastre. En repetidas ocasiones avis a Felipe II de la imposibilidad de la empresa y, al fin y a la postre, no se le puede achacar
que no lograra lo irrealizable. En realidad, las responsabilidades del fracaso de la campaa deben hallarse en lugares ms elevados y ms concretamente en el propio Felipe
II. A diferencia de otras campaas de su reinado, la empresa contra Inglaterra no se sustentaba en intereses reales de Espaa sino ms bien en los de la religin catlica tal y
Los historiadores ingleses han elevado al deficiente y anticuado ejrcito ingls hasta el
extremo de ser capaz de derrotar a las veteranas tropas espaolas al mando de Alejandro Farnesio, que ya se haban batido contra holandeses, alemanes, turcos, flamencos e
incluso la expedicin inglesa mandada por Robert Dudley, conde de Leicester. Ilustracin de Richard Hook.
tro escuadarones de caballera y dos piezas y, sin casi detenerse, les deshacen, no dndoles cuartel. "Los escoceses, en un xtasis de miedo", a pesar de su bien ganada reputacin, se desbandan como los dems. Ni siquiera fue una batalla: "en un momento
mataron de mil ochocientos a dos mil hombres, se apoderaron de dos caones y varias
banderas".
Siguiendo la caminata, llegan ante las posiciones de Mauricio. ste haba desembarcado
con unos nueve mil infantes, de los que habra que deducir los destacamentos recin
batidos, en torno a a tres mil caballos y seis piezas. Ha desplegado en la playa, pero la
marea creciente le obliga a correr su izquierda, donde se concentra la infantera hasta
ocupar una serie de dunas, reforzadas con sendas bateras. Los jinetes, expulsados de su
primitiva posicin por el agua, forman a la derecha. Por falta material de espacio, las
tropas se escalonarn en profunidad.
Cnovas afirma, no sin razn, que era un ejrcito protestante ms que holands, ya que
en l servan, adems de holandeses, escoceses, ingleses, alemanes, suizos, franceses y
un regimiento de desertores valones [holandeses catlicos], que poco antes haban vendido a Mauricio las plazas que les haban sido confiadas. Pero lo mismo se poda decir
de sus rivales, que tambin presentaban tropas de distintas nacionalidades.
Los catlicos suman entre nueve y diez mil infantes, menos de mil seiscientos caballos
y siete caones, ms los dos cogidos recientemente. Entre los primeros, tres espaoles,
los de Zapena, Villar y Monroy, as como dos unidades valonas, una italiana y una irlandesa. Tambin, cuatro mil alemanes que marchan a retaguardia y que no participarn
en la batalla.
Segn algunos, el archiduque toma por s la decisin de atacar, quizs dolido por las
acusaciones por su actuacin en el socorro de Amiens. Otros, en cambio, afirman que
son los soldados -especialmente los amotinados- quienes "ensorbecidos con este buen
suceso (sus anteriores victorias) y llevados de la codicia del pillaje y de la gloria", los
que le fuerzan a combatir, mostrndose tan insolentes que los oficiales superiores le
aconsejan que "pues eran los soldados los que haban de hacer aquella faccin, los dej ase" .
En cualquier caso, la eleccin no fue nada prudente, por demasiados motivos: los espaoles tenan un flanco expuesto al fuego de la escuadra que haba trado el ejrcito enemigo; las tropas estaban aspeadas tras la marcha forzada empezada esa madrugada, y
tendran que pelear con el sol, y sobre todo el viento de cara. Finalmente, no estaban al
completo: casi la mitad de la infantera se hallaba todava en camino.
El choque inicial se producir en las vanguardias. A medida que las dems unidades van
llegando, irn alimentando el combate [...]. Los tercios, "como si les fuese igual la
muerte o la victoria ... con el mayor fervor y valor que se ha visto, muertos de sed y tan
fatigados que pareca casi imposible poder dar paso", cargan frontalmente, jadeando,
hundindose en las dunas, cegados por el sol y por un viento que les mete la arena y el
humo en los ojos, y que apaga la llama de sus mosquetes.
Con los amotinados a la cabeza, dan un primer salto, que la slida infantera enemiga,
apoyada por la artillera, rechaza. Se reagrupan y lanzan un segundo, sin mejor suerte.
Mientras, fuerzas holandesas de caballera han dado una carga por la derecha, que arrolla a los jinetes catlicos, pero que es detenida por el fuego de los infantes. Un tercer
ataque de stos, en cambio, les permite apoderarse de una de las alturas, expulsando a
los ingleses y frisones. Algunos de ellos, llevados por el miedo, se arrojan a las oloas
para escapar. Su jefe, sir Francis de Vere, se ha batido con coraje, recibiendo dos tiros
en una pierna, y siendo muerto su caballo. Ante ese revs, la lnea holandesa entera
vacila. Pareca en ese momento que "todo el ejrcito, el nico ejrcito de los Estados,
estaba perdido, roto, dominado paor el pnico; los gritos de victoria de los espaoles sonaban en todas partes".
stos hacen un breve alto para tomar aliento. Luego, aunque agotados y diezmados, empiezan el asalto de otra duna defendida por una batera, llegando tan cerca de sta que,
tras un ltimo disparo, est a punto de ser abandonada.
Nieuport constituy la primera gran victoria del ejrcito holands sobre el espaol en
campo abierto, pese al revs de Tournay. La infantera espaola seguira plantando
cara y cosechando victorias antre el ejrcito de los estados hasta la dcada de los 50
del siglo XVII. Ilustracin de Franz Hogemberg.
Pero ya es demasiado tarde. Mauricio, "que pareca el nico hombre del campo (holands) no atemorizado", ha aprovechado el mnimo respiro que se le ha concedido. Midiendo perfectamente el tiempo, hace cargar a las nicas fuerzas ordenadas que le quedaban, los regimientos de caballera de Balen, Vere y Cecil. stos barren a los jinetes
catlicos, que en su fuga arrollan a parte de sus propios infantes, dejando aislado al resto. Siguiendo la carga, los caballos caen sobre el flanco de la primera lnea catlica, que
recibe a la vez un contraataque por su frente de la infantera holandesa, reorganizada y
apoyada por la artillera que ha vuelto a abrir fuego.
El archiduque, pie a tierra, intenta evitar el colapso. Un enemigo le hiere "entre las sienes y la cabeza", pero "l le mat con la espada de una cuchillada con que le abri la ca-
ra". Sin embargo, los espaoles han sufrido prdidas terribles, incluyendo a dos de los
tres maestres de campo, los tres sargentos mayores, treinta y seis capitanes y centenares
de hombres. Sus compaeros italianos, que han combatido valerosamente, no estn en
mejores condiciones. Abandonada y exhausta tras una jornada que ha consistido en una
marcha forzada, el encuentro con el destacamento de Ernesto de Nassau y su persecucin, adems de varias horas de combate en la arena, bajo el sol de julio, la infantera se
hunde.
Las cifras de las respectivas bajas varan considerablemente. Los holandesas se pueden
cifrar en torno a los mil setecientos muertos o heridos. El archiduque tuvo alrededor de
cuatro mil, incluyendo ms de sesenta capitanes y un nmero desproporcionadamente
elevado de espaoles, difciles de sustituir, quedando tanto los amotinados como los tercios "menguadsimos", ya que llevaron el peso del combate. Los irlandeses y los valones, que por estar en segunda lnea apenas tuvieron ocasin de batirse, salieron mejor
parados, como sucedi a la caballera, a causa de la escasa resistencia que present. Entre los capturados estaba el almirante de Aragn, jefe de los jinetes. Un mosquetazo le
mat el caballo, que cay de espaldas sobre l. Ms de doscientos prisioneros fueron pasados a cuchillo, en justa represalia por los excesos cometidos por los espaoles. Los
dems seran rescatados dos aos despus, mediante el pago de cien mil escudos.
Resulta casi una paradoja que la victoria neerlandesa, a pesar de su importancia tctica y
moral, no gener ningn resultado estratgico. En contra de lo previsto, la poblacin civil no se uni a sus pretendidos libertadores contra la tirana espaola. Por otra parte, las
prdidas de stos, lejos de sus bases, haban sido sensibles: "el golpe fue fatal: a fines de
mes, Mauricio estaba de vuelta con sus hombres en Zelandia". La invasin haba fracasado. Cuatro aos despus, Spnola comenzaba con la toma de Oestende una serie de
campaas victoriosas. Antes de que en 1607 se firme el armistiticio que se consolidar
en la Tregua de los Doce Aos, conquistar Oldenzaal, Lingen, Wachtendonk, Cracow,
Lochem, Groll y Rheinberg.
Asedio de Jlich, 1621
Jos Priego Fdez. del Campo. Perteneciente al captulo VIII de "La infantera en torno
al Siglo de Oro", ediciones Ejrcito (Madrid).
En julio de 1620, Spnola haba partido de Flandes hacia el Palatinado con 25.000 hombres, ocupando las plazas de Mainz, Kreuznech y Oppenheim.
Renovada la guerra con Holanda, y muerto el archiduque Alberto el 13 de julio de 1621,
el consejo de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia decidi atacar la plaza de Jlich "de
la importancia que se sabe", segn palabras de Carlos Coloma, soldado y escritor. En
efecto, la importancia estratgica del ducado de Cleves-Jlich derivaba de que permita
evitar la "barrera de los grandes ros" y penetrar en el pas de Geldres y en el corazn
de las Provincias Unidas. Jlich adems era la clave de las comunicaciones entre holandeses y protestantes alemanes y haba sido cedida por el Marqus de Brandemburgo a
los holandeses, quienes la fortificaron, convirtindola en una importante plaza fuerte.
Recibida la orden de abandonar el Palatinado y atacar Jlich, Spnola, en medio de las
operaciones, prepar un gran movimiento ofensivo, dejando a Gnzalo Fernndez de
Crdoba con 20.000 hombres en el Rhin y marchando l con otros 10.000 a ocupar posiciones de observacin de la frontera flamenca en mayo de 1621.
Sin embargo, la muerte del archiduque le oblig a permanecer en Bruselas hasa agosto.
En septiembre, Fernndez de Crdoba reunad las operaciones en el Rhin, donde sin suficientes fuerzas hubo de levantar el sitio de Frankenthal el 25 de octubre. Tambin Iigo de Borja cercar la plaza de Sluisl sin xito. A travs del barn de Barbazn, haba
reclutado infantera borgoona y conseguido patentes para capitanes, seiscientos en
Bor-goa y los dems en los Pases Bajos [...] A finales de agosto, reuni 32.000 hombres en Maastritcht, como plaza de armas. Haba decidido Spnola despistar a Mauricio
de Nassau, que le vigilaba desde Cleves. As sali de Maastritcht pasando casi a la vista
de Jlich hasta tres leguas de Wesel. En la ciudad haba unos 4.000 hombres y haban
encerrado, confiando en su fortaleza, todo el ganado de sus trminos. Creyendo que no
eran el objetivo de Spnola, los holandeses sacaron el ganado al campo, y Mauricio disminuy en 1.000 hombres su guarnicin para engrosar sus fuerzas. Avisado el general
espaol, envi rapidamente a Enrique Bergh, quien previamente haba conseguido rendir la fortaleza de Rhede.
El 4 de septiembre "con seys mil hombres y cavallos y ocho caones, tom puestos,
dexando atnito el lugar y ms burlando al holands", cogiendo 600 vacas y caballos.
Spnola, con el resto de sus fuerzas, se acerc a Buderich, donde se acuartel, echando
un puente sobre el Rhin, donde "poda impedir el desmandarsele". Enrique Bergh "empeo a sitiar, y con quitar su curso al ro, la desangr de todos los fossos, y la caus
mucho temor, y acrecentndose su campo, con las banderas veteranas de Artoes y Enao,
con brevedad se dispusieron las trincheras". Los sitiados hicieron una salida quemando
sus molinos.
Spnola envi a don Luis de Velasco con 4.000 hombres, caballera y 4 piezas de artillera a ocupar el paso de Cierves, asi como las villas de Kalkar, Griet y Sonsbeck para
evitar todo socorro de parte de Mauricio, y que la plaza cayese por falta de sustento. Sin
embargo ste, informado de que Spnola se encontraba en el Rhin, intent aproximarse a
Jlich cruzando el Mosa por Maaseik. Avisado el general espaol por sus espas, se situ rpidamente entre Jlich y Maaseik, acuartelndose, con lo que Mauricio perdi toda esperanza.
Los sitiados todava hicieron una salida de importancia con 100 caballos y 200 mosqueteros, ganando un reducto y degollando a algunos soldados de la guarnicin. Pero Enrique Bergh acudi a tiempo para derrotarles y coger ms de cincuenta prisioneros. Despus de cinco meses de sitio, y movida sobretodo por el hambre, aunque tambin contribuyera la accin de una batera que mand plantar Spnola a mediados de enero, la ciudad mand a tres capitanes a parlamentar. En un principio, el ya Marqus de los Balbases les despidi cortsmente para no admitir sus condiciones. Pocos das despus "las
propusieron de manera que consultadas con Spnola, que estaba ya en su alojamiento,
les condeci: Que los burgueses se conservasen en su secta y el gobernador Federico
Pithan, sus oficiales y soldados, saliesen libres con banderas, caxas y cuerdas encendidas, balas en la boca".
Los rebeldes pretendieron quitar importancia a este suceso, mientras que en Espaa tuvo
una gran repercusin.
Nordlingen fue una de las mas sonadas victorias de los tercios imperiales, pues el grueso del potencial militar enemigo haba sido destruido, permitiendo a las tropas del Imperio acabar con la conquista del sur de Alemania. El prncipe elector de Sajonia, quien
previamente se haba alineado junto con la liga protestante, fue obligado a volver al redil de la causa Imperial. Eran buenas las perspectivas que se le presentaban a los intereses espaoles tras esta victoria, aunque finalmente se vieran truncadas por la entrada
en la guerra de Francia en 1635. Pese a todo, como dira Prez Reverte, puestos a dejar
que los enemigos de Espaa nos segaran la tierra bajo los pies, mejor hacerles pagar
caro cada ataque. En Nordlingen, el valor de la infantera espaola volvi a quedar patente, pues la intervencin de nuestros soldados salv la situacin en un momento clave.
Tambin fue muy destacada -y brillante- la intervencin de los soldados de la pennsula
italiana (napolitanos en su mayoria) que combatieron con un tremendo valor y tenacidad, derrotando a una de las mejores infanteras del mundo, los suecos de Gustavo
Adolfo.
En definitiva, Nordlingen sirvi para aumentar la leyenda del valor combativo de los
tercios imperiales, leyenda que, aun en la derrota, sera confirmada por los hechos posteriores.
A pesar de los suecos atacaron cruentamente, espaoles e italianos aguantaron una vez
ms, como ya era costumbre, los envites enemigos, hasta cambiar las tornas de la batalla.
punto se llegaba que oficiales y tropa tenan autnticos conflictos por ver quienes eran
los que se pondran al frente del tercio. Incluso estaba tipificado un castigo para aquel
que se saltara el orden de combate preestablecido. Sin duda eran otros tiempos. Era de
lo ms frecuente ver a los oficiales y a gente particular ocupar la primera lnea con una
pica o un mosquete en la mano o encabezando el asalto a una brecha.
Los tercios espaoles eran los de Velandia, Castellv, Garces, Mercader (ex-Alburquerque) y Villalba. El nombre responda al del maestre de campo correspondiente. En posiciones menos expuestas estaban los tres tercios italianos junto con uno borgon, cuestin que tuvo su importancia como veremos ms adelante. Los tercios valones y alemanes formaban en la reserva. Estas eran las tropas de infantera mandadas por el Conde
de La Fontaine, hombre anciano que tena que moverse en el campo de batalla en silla
de manos por padecer gota.
El ala izquierda de la caballera imperial estaba mandada por el Duque de Alburquerque
y estaba integrada por los jinetes de flandes, y el ala derecha por el Conde de Isemburg
con escuadrones alsacianos. La artillera la mandaba Don lvaro de Melo, hermano del
Capitn General, y se reparte por el frente del despliegue espaol.
Los franceses tambin se presentan con la caballera en las alas como era habitual en la
poca. En el ala izquierda, dos lneas mandadas por La Fert Senneterre y L'Hopital. En
la derecha, Gassion y el propio duque de Enghien. En el centro, la infantera forma en
dos lneas, la primera mandada por Espernan y la segunda por Valliere. En reserva se
sita Sirot con tropas mixtas de infantera y caballera. La diferencia entre el planteamiento espaol y francs es que este ltimo intercalaba entre las unidades de caballera
a tropas de infantera, principalmente mosqueteros. Esta tctica ya haba sido introducida aos atrs por Gustavo Adolfo de Suecia con muy buenos resultados.
Durante la noche, Melo ordena que 500 mosqueteros elegidos tomen posiciones en una
arboleda cercana situada a la izquierda del despliegue espaol con el fn de tomar alguna ventaja en el campo de batalla. En el devenir de la batalla esta decisin no tuvo
ningn peso y los mosqueteros fueron sacrificados inutilmente.
Con las primeras luces del da 19, los franceses atacan con su caballera el flanco izquierdo espaol. Son rechazados por los de Flandes que manda Alburquerque, y los escuadrones de caballera se reagrupan al amparo de las unidades de mosqueteros que las
acompaan. Al mismo tiempo, Enghien, que ha recibido noticias de la presencia de los
espaoles en la arboleda cercana, enva unidades que los sorprenden y desalojan de sus
posiciones.
Entre tanto, una segunda lnea de caballera francesa rodea la arboleda tratando de sorprender a los jinetes de Alburquerque. El duque realiza una contracarga pero se ve atrapado por el fuego de los mosqueteros franceses que acompaan a la caballera y por los
disparos de las unidades que han tomado la arboleda. El resultado es que la caballera
espaola del ala izquierda se rompe y se deshace.
En el ala izquierda, La Ferte, sin autorizacin de Enghien, carga con la caballera. Isemburg, viendo la maniobra, enva a sus jinetes que desarbolan el ataque francs. En su
empuje, la caballera alsaciana arrolla algunas unidades francesas y toma varias piezas
de artillera. En este punto parece que los imperiales toman ventaja, pero los jinetes de
Alsacia se dedican al saqueo pese a las protestas de Insenburg. Era el instante para que
burg resultaron heridos, pero una cierta anarqua en su funcionamiento provoc que se
dispersara por el campo de batalla y no se reorganizara en los momentos clave. Esto
contrasta con el buen orden y disciplina de los jinetes de Enghien, que despus de las
cargas, rehaca sus escuadrones, siendo de nuevo operativos. Sin duda, las tropas ms
sacrificadas fueron los tercios. Valones, alemanes y borgoones lucharon valientemente. Pero los que llevaron la peor parte fueron los espaoles.
Sea como fuere, el mrito de la victoria la tiene Enghien, que supo aprovechar los errores de sus rivales y, con una brillante maniobra, rodeando la retaguardia imperial, desarbol al ejrcito de Melo, dejndolo en una situacin desastrosa. Hay algunas fuentes
que atribuyen a Gassin el mrito de esta maniobra, pero la historia hasta el momento se
la ha atribuido al entonces futuro Cond.
Desde mi ptica de modelista y curioso de la historia, poco ms puedo aportar sobre
Rocroi despus de revisar la escasa documentacin existente al respecto. Lo que si ha
avivado mi imaginacin de modelista es la imagen de unos hombres aferrados a la honra, agrupados en torno a sus enseas, desangrndose poco a poco en medio de estallidos
y disparos. Parece el retrato de una Espaa decadente y agotada, atada a un pasado glorioso y pendiente de un futuro incierto. Los grandes ejrcitos tambin jalonan su historia
con derrotas picas. Esa impresionante maquinaria militar que fue el tercio tuvo en Rocroi su inevitable captulo trgico y memorable a la vez.
EL CAMINO ESPAOL.
Por Joaqun Navarro Mndez, Subteniente de Infantera
Introduccin
Los Pases Bajos o Flandes comprendan en el siglo XVI los actuales Estados de Blgica, Holanda, Luxemburgo y algunos de los departamentos franceses del noroeste. Por
su riqueza y situacin, eran una de las bases de la potencia europea de los Austrias espaoles. En la dcada de 1560 y en nombre de Felipe II, gobernaba all Margarita de Parma (hija natural de Carlos I) asesorada por el ministro espaol Cardenal Granvela. Los
aos 1560-1564 contemplaron la aparicin de una oposicin concertada a la poltica del
gobierno de Felipe II, agravada por la propagacin del calvinismo. La poltica de intransigencia religiosa impuesta por el Cardenal motiv que los nobles flamencos solicitaran
del Rey el relevo del Ministro. La retirada de Granvela, que tuvo lugar en marzo de
1564, dej el control de los asuntos de Flandes en manos del Consejo de Estado, cuerpo
dominado por la alta nobleza flamenca. En el ao 1566 se inform a Felipe II de que la
situacin en los Pases Bajos era tan grave que slo admita dos actitudes polticas: concesin o represin. Habiendo fracasado abiertamente la primera. pareca muy clara la
segunda alternativa. En el curso de los meses de octubre y noviembre del mismo ao,
largas deliberaciones entre el Rey y su consejo espaol desembocaron en la decisin de
enviar a Flandes tropas espaolas al mando del Duque de Alba.
Antecedentes
El dilema que se le presentaba al Rey era la eleccin de itinerarios seguros para el envo
de tropas. Durante la dcada de 1540 y siguientes, Espaa haba mandado hombres y dinero desde las costas cantbricas a los Pases Bajos. Mientras estuvo en guerra con
Fran-cia, Espaa dominaba el ocano y gozaba de la hospitalidad de los puertos ingleses, incluido el profundo puerto de Calais, donde podan refugiarse o desembarcar. A
partir de 1558 se perdieron todas estas importantsimas ventajas.
El primer revs en la posicin martima de Espaa fue la toma por Francia a los ingleses
del puerto de Calais, en enero de 1558. La prdida de dicho puerto supuso una profunda
humillacin para Inglaterra, y a Espaa le correspondi inevitablemente parte de la culpa. En el ao 1568, unos barcos espaoles, que se dirigan hacia los Pases Bajos, fueron
arrastrados por una tormenta hasta Southampton, y la reina de Inglaterra orden su captura. A este acto sigui una campaa de agresiones sordas por lo que los barcos espaoles navegaban con el temor de ser atacados desde all.
Ese mismo ao contempl tambin la aparicin de una segunda amenaza martima para
Espaa: los hugonotes formaron una armada en La Rochelle, integrada por 70 bajeles,
para colaborar en la causa de los protestantes franceses mediante la piratera. Los piratas
medraron principalmente a costa del botn que capturaban a los mercaderes espaoles
en el Golfo de Vizcaya. Pronto se unieron a este lucrativo negocio los "mendigos del
mar", habitantes de los Pases Bajos, desterrados por haber tomado parte en las revueltas
de 1566-67, que estaban organizados como flota regular al servicio del Prncipe de
Orange. Con base en La Rochelle, Dover y en otros puertos que se lo permitieron, acosaron sin piedad a los barcos espaoles.
El envo de tropas o dinero desde Espaa a los Pases Bajos por mar se convirti de este
modo, despus de 1568, en un asunto extremadamente arriesgado. Unido esto a que la
ma-yor parte del ejrcito se encontraba de guarnicin en Italia, motiv que se tomaran
en cuenta las rutas terrestres. El grueso de las tropas que lleg al ejrcito de Flandes, lo
hizo por este medio, viajando principalmente por la famosa ruta conocida entonces y
an en nuestros das en algunos lugares, como Le chemin des espagnols" (el camino
espaol).
El "camino espaol" lo ide por primera vez en 1563 el Cardenal Granvela: cuando Felipe II pensaba visitar los Pases Bajos, el cardenal apunt como ms cmoda y segura
la ruta que, partiendo de Espaa va Gnova, les llevara a Lombarda. Desde ese punto,
la ruta pasara por Saboya, Franco Condado y Lorena; tal itinerario posea una visible
ventaja: se extenda casi enteramente por territorios propios.
El Rey de Espaa era Duque de Miln y gobernaba en el Franco Condado como Prncipe Soberano. Durante el perodo de los Habsburgo, Espaa concert pacientemente estrechas alianzas con los gobernantes de los territorios que separaban sus propios dominios. Desde 1528, Espaa haba sido el principal apoyo del patriciado que gobernaba en
Gnova. El Duque de Saboya era viejo aliado; el fundamento legal de la alianza de Saboya y Espaa era el Tratado de Groenendal (26 marzo de 1559), pero la duradera "entente" de los Estados radicaba en el deseo de Saboya de conseguir territorio francs (para lo que le era necesaria la ayuda espaola), y la necesidad que Espaa tena de un corredor militar entre Miln y el Franco Condado. El Ducado de Lorena viva una situacin de neutralidad, que haban acordado Francia y Espaa en 1547. Estas condiciones
permitan el paso libre a las tropas de todas las potencias con tal de que no permanecieran en el mismo lugar ms de dos noches.
Despus de atravesar Lorena, las tropas que se dirigan de Italia a los Pases Bajos
penetraban por el Luxemburgo espaol. Si bien Espaa gozaba as de una firme amistad
con todos los Estados que constituan los jalones de su camino hacia los Pases Bajos,
los Estados eran independientes bajo todos los aspectos, y cada vez que las tropas haban de pasar por ellos, deban ser precedidos de respetuosas proposiciones diplomticas.
El Camino Espaol
El corredor militar conocido como "el camino espaol" no fue descubierto ni monopolizado por los espaoles. Algunos tramos eran utilizados regularmente por mercaderes: los comerciantes que se trasladaban con sus mercancas desde Francia a Italia utilizaban normalmente el monte Cenis y el Maurienne en invierno, y el Pequeo San Vernardo y el Tarantaise en verano. En el ao 1566, al ser designado el Duque de Alba Gobernador General de los Pases Bajos y jefe de la expedicin militar que deba reprimir
la rebelin existente, con su acostumbrada minuciosidad y la colaboracin de su Comisario General, Francisco de Ibarra, se dedic al estudio del itinerario que deban seguir
las tropas. Una vez trazado el mismo en sus lneas generales, enviaron a un ingeniero
es-pecializado con 300 zapadores para ensanchar caminos en el empinado valle que sube desde Novalesa por Ferreira hasta el desfiladero de Monte Cenis. Por lo tanto, puede
considerarse al Duque de Alba como artfice del corredor militar denominado "camino
espaol", vigente desde 1567 a 1622.
El itinerario que segua no tena nada de especial. Estaba constituido por una cadena de
puntos fijos obligados: los puentes indispensables, los vados y transbordadores que comunicaban las localidades con capacidad suficiente para alojar a los viajeros decorosamente.
Una vez que el gobierno haba decidido el itinerario de sus tropas, deban hacerse mapas
detallados sobre el terreno. La primera expedicin realizada por el Duque de Alba en
1567 atraves el Franco Condado con un mapa elaborado por don Fernando de Lanoy.
Los jefes militares hacan uso de dichos mapas para cruzar los distintos Estados, pero
cuando se careca de ellos, se contrataban guas locales que eran los encargados de conducir a las tropas por su propia regin. Solan preceder a las expediciones militares grupos de exploradores que comprobaban si todo estaba dispuesto a lo largo de la ruta.
La preparacin anticipada de caminos, provisiones y transporte aumentaba lgicamente
la rapidez en el traslado de las tropas al frente. Si todo estaba en orden, un regimiento
poda hacer el viaje desde Miln a Namur (unas 700 millas) en seis semanas aproximadamente. En febrero de 1578, una expedicin tard solamente 32 das; en 1582, otra
emple 34. La duracin por trmino medio de las marchas era de 48 das (ver cuadro).
Duracin de las expediciones militares por tierra entre Lombarda y los Pases Bajos
Ao
Jefe
Nmero
Llegada a Namuz
Total
1567
Alba
10.000
20 de junio
15 de agosto
56
1573
Acua
5.000
4 de mayo
15 de junio
42
1578
Figueroa
5.000
22 de febrero
27 de marzo
32
1578
Serbelloni
3.000
2 de junio
22 de julio
50
1582
Paz
6.000
21 de junio
30 de julio
40
1582
Carduini
5.000
24 de Julio
27 de agosto
34
1584
Passi
5.000
26 de abril
18 de junio
54
1585
Bobadilla
2.000
18 de Julio
29 de agosto
42
1587
Ziga
3.000
13 de septiembre
1 de noviembre
49
1587
Queralt
2.000
7 de octubre
7 de diciembre
60
1591
Toledo
3.000
1 de agosto
26 de septiembre
57
1593
Mexic
3.000
2 de noviembre
31 de diciembre
60
Un factor que influa en la rapidez del conjunto de una expedicin era el nmero de grupos en que se divida. Al parecer, para que la unidad de marcha fuera manejable, no
deba tener ms de 3.000 soldados.
Obviamente, la duracin de la marcha a los Pases Bajos estaba determinada por la rapidez con que se desplazaban los soldados. La velocidad normal de los ejrcitos que utilizaban el camino" parece haber sido de unas 12 millas por da. Si bien la expedicin
que en el ao 1578 emple solo 32 das en su marcha habra sacado un promedio de 23
millas diarias.
Como anteriormente se ha expuesto, el uso de este corredor por el ejrcito de Flandes
estuvo vigente hasta el ao 1622, cuando el Duque de Saboya firm un tratado antiespaol con Francia, en el cual se prohiba el trnsito de nuestras tropas por su territorio, y
dio fin de este modo al uso del "camino espaol".
Su prdida oblig al gobierno al estudio de otro corredor militar. Con tal motivo, se iniciaron negociaciones diplomticas con los cantones suizos a fin de conseguir permiso
de trnsito de tropas espaolas por su territorio y el paso del Rhin.
Este segundo corredor parta de Miln, y por los valles de la Engadina y la Valtelina,
llegaba a Landeck, en el Tirol; de ah, cruzando el Rhin por Breisach, en Alsacia, se
pasaba al Ducado de Lorena, y a travs de l, hasta los Pases Bajos.
La invasin francesa del valle de la Valtelina, la prdida de Alsacia a manos de los franceses fueron golpes mortales para los corredores militares espaoles, empero, el ms
grave sin duda fue la ocupacin del ducado de Lorena por Luis XIII en 1633. Todas las
rutas por tierra que servan para el aprovisionamiento de las tropas del Imperio espaol
en los Pases Bajos dependan del derecho de paso por Lorena, por lo tanto, con esta
ocupacin quedaron fuera de uso por imposicin francesa.
Aprovisionamiento del ejrcito durante su trnsito por el "Camino Espaol"
El aumento del volumen de tropas y la escalada de las operaciones militares durante el
siglo XVI intensificaron lgicamente el peso del aprovisionamiento de los ejrcitos.
Alrededor de 1550 apareci una nueva institucin: la "tape militaire". La idea no era
nueva, las staples o tapes haca mucho que se usaban como centros comerciales; eran
lugares donde los comerciantes y sus clientes concurran en la seguridad de que all podran encontrarse para hacer sus transacciones y donde se almacenaban mercancas para
su venta y distribucin. En el siglo XVI, la institucin fue adaptada con fines militares.
En el 1551, por ejemplo, para atender el paso frecuente de grandes contingentes de tropas francesas por el valle de Maurienne con direccin a Italia, los franceses establecieron una cadena permanente de tapes. Estas resultaron tiles, y as continuaron fun-
cionando aun despus de que los franceses se retiraran en 1559. En 1567, el Duque de
Alba pudo servirse de las tapes organizadas por los franceses a su paso por el Maurienne, pero tuvo que ocuparse de disponer una nueva cadena para el resto de su viaje
hasta Bruselas.
En sistema de tapes era sencillo y razonable. Se estableca como centro la staple o pueblo al que se llevaban y desde el que se distribuan las provisiones a las tropas. Si haba
que darles cama, se recurra a las casas de la tape y de los pueblos circundantes. Los
encargados de la tape, junto con los comisarios ordenadores, responsables del alojamiento de los soldados emitan unos vales especiales, llamados billets de logement, que
determinaban el nmero de personas y caballos que haban de acomodarse en cada casa.
Despus de partir las tropas, los dueos de estas podan presentar los billets al recaudador local de contribuciones y exigir su pago contra obligaciones por impuestos, pasados o futuros.
Cada expedicin que utilizaba el camino espaol" era precedida de un comisario especial, enviado desde Bruselas o Miln para determinar con los gobiernos de Luxemburgo, Lorena, Franco Condado y Saboya, el itinerario de las tropas, los lugares en que
haban de detenerse, la cantidad de vveres que haba de proporcionrseles y su precio.
Normalmente cada gobierno provincial solicitaba ofertas de aprovisionamiento para una
o ms tapes (las ofertas las haca muy frecuentemente un robin -letrado- de uno de los
tribunales provinciales de justicia, o un oficial del gobierno local).
Los asentistas cuya oferta era aceptada deban firmar una "capitulacin" que fijaba la
cantidad de alimentos que haban de proporcionar y los precios que podan exigir por
ellos, as como el modo de pago.
Adems de vveres, era frecuente que las tapes tuvieran que proporcionar a las tropas
medios para transportar la impedimenta. En los valles alpinos, el transporte se hacia con
acmilas; las mulas pequeas llevaban entre 200 y 250 libras, y entre 300 y 400 las
grandes. A cada compaa le eran necesarias para su traslado entre 20 y 40 mulas en los
pasos alpinos, o bien de dos a cuatro carretas en terreno llano, segn la cantidad de
equipaje.
Conclusin
Con el "camino espaol, Espaa consigui, a base de ingenio y tenacidad, a pesar de la
distancia, reunir como por control remoto un gran ejrcito a cientos de kilmetros del
centro poltico de la monarqua.