Osvaldo Soriano Gatos
Osvaldo Soriano Gatos
Osvaldo Soriano Gatos
Osvaldo Soriano
Con eso Stephen King escribe ahora una obra excesiva e inquietante.
En uno de sus libros, un personaje acusa de plagiario al narrador, le
mata el gato y se lo deja frente a la puerta. Es un momento insoportable
en la literatura de terror. Algo cercano a los escalofriantes efectos de
H.P. Lovecraft. Todos los escritores con corazn se han ganado un gato
que los sigue y los protege. Tal vez el de Gibbins, cercado por el fuego,
le haya pedido auxilio en nombre de los gatos inspiradores: el del Dante,
el de Baudelaire, el de Lewis Carrol, el de Borges. Y ah fue el director de
pobres pelculas, a purificarse en el incendio y cumplir con el ritual de
todos los demonios.
Un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo. No es posible usar al
gato para nada personal, no hay manera de privatizarlos. En La noche
am ericana, Francois Truffaut aconseja a los realizadores de cine no
meterse jams con un gato en accin. T ambin me lo dijo Hctor
Olivera a la hora de escribir el guin de Una sombra ya pronto sers.
Cmo hacer para que dos gatos de cine interpreten
disciplinadamente a los que aparecen en la novela? Yo los puse en el
libreto nada ms que para aplacar mis miedos. Con una sonrisa; Olivera
me dijo que estaba loco: un gato actor, el negro, tendra que seguir al
personaje de M iguel Angel Sol, lavarse a su lado. Comerse una laucha
y echarse a dormir. El otro, un colorado, aparece al final, poco despus
Chandler y Taki