Historia Misa
Historia Misa
Historia Misa
1. INTRODUCCIN
El estudio de los documentos eclesisticos ms antiguos nos revela dos tipos
de reuniones cristianas en la Iglesia naciente: las eucarsticas, exclusivamente
reservadas a los bautizados, en las cuales los apstoles, abandonando los
sacrificios del templo, realizaban la fractio panis, y las alitrgicas, o sea sin
celebracin eucarstica, en las que se continuaba la labor de instruccin y de
oracin, propia de la sinagoga, si bien renovada con nuevos elementos
cristianos.
El primer texto que sirve como base histrica para conocer la estructura
litrgica original y fijar la futura, es la apologa de san Justino dirigida a
Antonino Po, emperador, al senado y al pueblo de Roma en el 152.
El primer Misal que apareci impreso en 1474 reproduce fielmente el Misal de
la poca de Inocencio III (s XII-XIII).
Todas las frmulas de la Misa estn orientadas a expresar su naturaleza
sacrificial afirmada por el Concilio tridentino (1545-1563), expresada tambin
por el Concilio Vaticano II:
LA FE QUE CANTAMOS
LA FE QUE CANTAMOS
2. RITOS INICIALES
La celebracin comienza, tras el beso al altar con la seal de la cruz
acompaada de las palabras en el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu
santo tomadas del mandato de bautizar a todo el mundo. Esta frmula nos
recuerda el poder que nos ha sido concedido de participar en el sacrificio
eucarstico. Hace pues, esta frmula, de puente entre los dos sacramentos del
bautismo y la eucarista.
Este beso del altar es una alegora del saludo a Cristo del celebrante, que
representa al pueblo, pero tambin el beso del altar, al estar all las reliquias de
los mrtires, es un smbolo de Cristo, que por medio de quien lo representa (el
sacerdote), saluda a su Iglesia. Hasta el final del siglo XII no se conocen ms
sculos al altar que al principio y al final de la misa y en un sitio dentro del
canon. Pero a partir del siglo XIII aparecen cada vez que el sacerdote se vuelve
hacia el pueblo. Esto es seal de que prevaleci una significacin por encima
de la otra, a saber, la renovacin de la unin con Cristo (el altar) antes de
saludar al pueblo. El sentido primitivo del sculo es el de venerar el lugar
sagrado del sacrificio.
Al saludo del altar sigue, en las misas solemnes, la incensacin del altar, que la
Iglesia adopt cuando el significado pagano de adoracin idoltrica dej de ser
peligroso y su simbolismo tan elocuente, de nubes de incienso que
pausadamente se levantan de la tierra al cielo en signo de adoracin, se
impuso sobre los antiguos reparos. Adems adquiere el incienso el simbolismo
de la purificacin y santificacin. Ese significado se impone a partir del siglo X y
se inciensan no slo el altar, sino el evangeliario, los ministros y tambin el
pueblo, ungiendo de homenaje y veneracin los objetos sagrados y
constituyndose en portador de bendiciones para los hombres.
Aparece el saludo al pueblo bajo diversas frmulas con que se inicia la
celebracin, cuya base es el El Seor est con vosotros. Su fin es establecer
contacto con la comunidad antes de establecer comunicacin con ella, o para
LA FE QUE CANTAMOS
Kyrios (seor) era el ttulo que se daba a personas de quienes se crea haban
llegado a dioses y cuyo culto poda hacer partcipes a los hombres de una
felicidad semejante. San Pablo utiliza esa denominacin para hacer ver a los
neocristianos que el verdadero Kyrios (el hombre tambin verdaderamente
Dios) es Cristo.
Los kyries (Seor, ten piedad) constituyen el nico elemento griego del
ordinario de la Misa, no porque sea un resto de la poca en la que la liturgia
romana se celebraba en griego sino porque se tom posteriormente de ritos
orientales. En Oriente aparece el Kyrie eleison por vez primera a fines del
siglo IV (Etheria) y en Occidente en el 529 (Concilio de Vaison, canon 3).
El occidente catlico haba sufrido durante la ltima centuria nada menos que
cuatro invasiones de los brbaros. Cuatro veces en menos de cien aos los
germanos y los hunos haban devastado Italia. La Iglesia occidental sufra bajo
el dominio de los brbaros y tambin del arrianismo2, religin de la mayor parte
de los pueblos germnicos que niega el Seoro divino de Cristo.
Cantar Kyrie eleison refirindose a Cristo es afirmar su naturaleza divina: es
una profesin de fe antiarriana.
Al trasladarse la liturgia romana al imperio carolingio se fija el nmero de
repeticiones del Kyrie y del Christe eleison en nueve por influjo de la
desaparecida liturgia galicana deseosa de demostrar en sus ceremonias el
misterio de la Santsima Trinidad y determinando que cada invocacin se repita
2
Arrianismo (de Arrio, sacerdote alejandrino, 260-336). Hereja del siglo II-III que defenda que
Jesucristo era criatura del Padre, aunque ms excelsa que todas las otras, creado por ste para
ejecutar su plan de salvacin, con lo que ni era Dios como el Padre, pues no era eterno, ni era verdadero
hombre, pues careca de alma humana, que era sustituida por su unin con el Verbo. Sin embargo, por
su condicin humana, poda pecar.
LA FE QUE CANTAMOS
3 veces: triple invocacin del Kyrie atribuyndolo al Padre, triple Christe al Hijo
y triple Kyrie al final atribuido al Espritu Santo. Esta triple repeticin de las tres
invocaciones fue reducida a doble repeticin en el Misal de 1969.
4. GLORIA
El Gloria no fue creado para la Misa. Su primer destino fue el de servir a los
cristianos de oracin matutina, o en general, como himno de alabanza a Dios,
junto con el Te Deum son los dos himnos ms antiguos, nacidos del fervor de
los primeros siglos; compuestos, junto con otros muchos, por los mismos
cristianos.
En el siglo IV el Concilio de Laodicea (y ms tarde en el IV Concilio de Toledo
del siglo VII) prohibi que se cantasen himnos no inspirados por el Espritu
Santo. De esta prohibicin se salvaron el Gloria, el Te Deum y el Te decet
Lucas 2, 14
LA FE QUE CANTAMOS
LA FE QUE CANTAMOS
de los apstoles, los escritos que Justino llama Memorias de los Apstoles4,
cabe pensar tambin que fueron incorporados a la lectura litrgica.
Ms tarde, no se sabe cundo ni dnde se hizo por vez primera, se empezaron
a escribir unas anotaciones en el margen de los libros sagrados para indicar el
comienzo y el final de cada lectura, as como el da en que deba leerse. El
paso siguiente fue copiar la lista de estas anotaciones marginales siguiendo el
calendario, aadindose adems, para facilitar su localizacin, las primeras y
las ltimas palabras del texto bblico correspondiente.
A partir del siglo VIII se confeccionan libros en los que, para facilitar la tarea del
lector, se ordenaron las lecturas completas, no solo la percopa 5 bblica y las
indicaciones del calendario.
6.1. El nmero de las lecturas
Durante los primeros siglos del cristianismo las lecturas pre-evanglicas,
tomadas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento eran muchas y
variadas, especialmente en los tiempos de Cuaresma y en las Vigilias, como la
del Sbado Santo o Pentecosts y en las Tmporas6.
Al final de cada una de las lecturas, y procedente su uso de la liturgia hispnica
que lo haba adoptado de la norteafricana, fue consolidndose el Deo Gratias
(demos gracias a Dios) no slo como contestacin a las lecturas, sino tambin
a los avisos que se daban al final de cada funcin religiosa, anunciando las
prximas reuniones. El mismo empleo pas a Roma a partir del siglo VIII.
6.1.1. El sitio
Las lecturas, epstola y evangelio, tambin se distinguan entre s, adems de
por el ministro que las lea y los ritos que la precedan y sucedan: Dominus
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Tiempo de ayuno y oracin al comienzo de las cuatro estaciones del ao. Hoy solo queda una
celebracin en la semana del 5 de octubre, con carcter de accin de gracias y peticin tras la cosecha.
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6.4. La secuencia
Debe su origen a los complejos melismas con que se cantaba la ltima a del
aleluya, llamada jubilus. Los pueblos del norte de Europa, a los que no les
gustaba el canto melismtico, empezaron a sostener la meloda de los
melismas del aleluya con textos poticos de modo que a cada nota
correspondiera una slaba.
El nombre de secuencia se aplicaba en un principio a la misma meloda: era
sinnimo de melisma. Pero de ah pas al texto independiente con que se llen
la meloda y que acab cantndose despus del aleluya, independizndose de
la meloda del jubilus. Llegaron a tener una importancia enorme; se han
coleccionado ms de cinco mil. Pero al penetrar en Italia, no prosperaron y en
el Misal de san Po V quedaron todas suprimidas menos cuatro: el Victimae
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Vestidura litrgica propia del dicono, parecida a una casulla con el delantero muy corto.
Se llamaba misa estacional a aquella en la cual la asamblea litrgica iba desde la iglesia donde se
reuna a otra. Hoy da se llama misa estacional la que celebra el Obispo en la catedral o con plena
solemnidad.
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cuando las dotes de algunos se imponan, como por ejemplo, san Juan
Crisstomo en Alejandra o san Jernimo, Orgenes y san Hiplito en Roma.
En Alejandra se renov la prohibicin de que predicaran los presbteros
cuando por la predicacin de un simple sacerdote, Arrio (256-336), haba
surgido la peligrosa hereja del arrianismo. En el norte de frica se mantuvo la
prohibicin hasta despus de la poca de san Agustn. Algo semejante debi
ocurrir en Roma. Existe una carta del siglo V del papa Celestino a un obispo del
sur de Francia en este sentido12.
Las razones son fciles de comprender: Por una parte, el no muy alto nivel
cientfico de los presbteros, que en aquellos tiempos solan reclutarse de entre
los miembros ms piadosos de la parroquia. Por otra parte el hecho de que en
los pases mediterrneos en cada ciudad, por pequea que fuese, resida un
obispo, consolid esa costumbre. El principio de la unicidad del culto se urga
en aquella poca con todo rigor, y por eso no permitan los domingos ms culto
en toda la ciudad que la misa del obispo, al que todos los presbteros deban
asistir. Esa costumbre, que como es lgico, no se poda aplicar con rigor en las
grandes ciudades, se mantuvo en Espaa hasta el siglo VIII, o sea, hasta el
final del periodo visigtico. Un resto de la misma se conserva en el Triduo
Pascual durante el cual no se permite ms que un solo culto en cada parroquia,
y una nica celebracin en torno al obispo la maana del Jueves Santo en la
Misa Crismal.
Variaba la situacin en las Galias, donde no haba tantas ciudades y por tanto
haba muchos menos obispos. Si no se quera prescindir de la predicacin, en
las parroquias rurales haba que admitir que los presbteros pronunciasen la
homila. La existencia de tal costumbre queda atestiguada por la carta de
protesta del papa Celestino. Un siglo ms tarde san Cesreo de Arls abogaba
con xito en el Concilio de Vaisn (529) para que se permitiera a los simples
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filomonofsista13
de
Constantinopla,
Timoteo
(511-517),
para
Monofisismo (de mono, nica, y physis, naturaleza). Hereja del siglo V que afirma que solo hay una
naturaleza en la persona de Cristo, la divina, que haba absorbido a la naturaleza humana.
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Romani nos dicen que el Papa bajaba a la nave a recoger las ofrendas. La
contribucin de los fieles no llega a considerarse como ofrenda directamente a
Dios en el altar, no es acto sacrificial. Por eso los fieles no se acercan al altar.
Es el Papa el que baja para recibirlas.
La entrega de las ofrendas por parte de los fieles no es un acto sacrificial
independiente, sino participacin del sacrificio de Cristo. Por eso de por s
carece de valor sacrificial, y lo adquiere en el momento en que se realiza el
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Escisin tajante entre la materia (mala) y el espritu (bueno). No puede existir salvacin alguna en la
materia ni el cuerpo.
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Plegaria eucarstica.
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sacrificio de Cristo. En todo esto hay que tener en cuenta que, para que se
realice el sacrificio de Cristo, es necesaria la oblacin humana: sin la entrega
de las materias sacrificiales no es posible el acto sacrificial de Cristo. La
concepcin primitiva del ofertorio no es de un sacrificio previo, como los del
Antiguo Testamento, sino una simple preparacin para cuando Cristo entre en
accin en la plegaria eucarstica.
El sentido del ofertorio es que, sin ser el sacrificio, es el punto dentro de la misa
en que se da forma y expresin litrgica al hecho de que el hombre, mediante
sus ofrendas materiales de pan y vino, interviene en el sacrificio de Cristo.
10.2. Las materias sacrificiales y su colocacin
10.2.1. Formas y clases de pan
En los primeros siglos el pan usado para la consagracin era pan ordinario, que
se procuraba que fuera de la mejor clase que hubiera.
Las primeras noticias del uso de pan zimo son del siglo IX y aparecen en
Espaa y Francia basadas en la voluntad de adecuarse a lo que debi ser la
cena pascual. Influira tambin la sentencia paulina echad fuera la vieja
levadura18 entendiendo que la levadura fomenta la corrupcin.
Sea como fuere, el pan zimo no se impuso como norma hasta el siglo XI,
poca en que triunf en Roma. En el siglo XV el concilio de Florencia declar
que la eucarista se poda celebrar igualmente con pan zimo o fermentado con
tal que fuera pan de trigo.
El pan zimo se impuso sin duda porque al ser pan ms blanco pareca ms
una materia espiritualizada pero tambin por facilitar su manejo. Pronto se cay
en la cuenta de que era ms prctico y ms reverente llevar preparadas de
antemano las partculas. En el siglo XI ya tenemos constancia de las actuales
formas in modum denarii (a manera de monedas). Como consecuencia de
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I Cor. 5,7
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nosotros, que decimos adems otra oracin sobre las ofrendas, no recemos
tambin la oracin que el mismo Seor nos ense.
Esto nos indica que san Gregorio quera que el Padrenuestro se aadiera al
canon a modo de eplogo, por esto lo uni con el canon, trasladando el sculo
de la paz con el Pax Domini detrs del Padrenuestro con su embolismo.
Sobre todo y ms que ninguna otra cosa, la oracin dominical es preparacin a
la comunin. Como tal la acreditan ante todo las dos peticiones del pan y el
perdn de los pecados. As lo entendieron sobre todo los Padres latinos,
empezando por Tertuliano. Interpretan la peticin de la eucarista y nos hablan
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Gesto que hace el sacerdote antes de la comunin consistente en dejar caer una pequea partcula
del pan consagrado en el cliz de com-misceo que significa mezclar una cosa con otra.
Mientras hace el gesto pronuncia estas palabras: El Cuerpo y la Sangre de nuestro Seor Jesucristo,
unidos en este cliz, sean para nosotros alimento de vida eterna. La OGMR (83) dice que el sacerdote
realiza la fraccin del pan y deposita una partcula de la hostia en el cliz, para significar la unidad del
Cuerpo y de la Sangre del Seor en la obra salvadora, es decir, del Cuerpo de Cristo Jess viviente y
glorioso.
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LA FE QUE CANTAMOS
del pan sobresubstancial en vez del pan de cada da. No son pocos los
Padres griegos que siguen la misma interpretacin. En los primeros siglos la
eucarista era el pan de cada da que se tomaba en casa antes de cualquier
otro alimento. Cuando san Ambrosio explica esta peticin exhorta a la
comunin diaria. (De Sacramentis V, 4).
14. LA FRACCIN DEL PAN
El fermentum (misas episcopales) y el sancta (misas papales) era una
partcula que el Papa, o en sus respectivas sedes, los obispos enviaban los
domingos a los sacerdotes de su ciudad episcopal que no podan asistir a la
misa del obispo por atender a la cura de almas en sus parroquias. Los
portadores del fermentum eran los aclitos.
Hasta el siglo VIII se mantuvo con todo rigor el principio de la nica eucarista
los domingos: es decir, toda la comunidad cristiana deba reunirse alrededor de
su pastor en el da del Seor. Pero cuando se trataba de una ciudad grande
que haca imposible la asistencia de todos los fieles a una misma misa, se
permitan varias; pero para no abandonar el principio de una eucarista nica, el
obispo mandaba antes de su misa una partcula a los sacerdotes a quienes
aquel domingo daba permiso para celebrar. Esta partcula la echaban al
sanguis inmediatamente despus del embolismo trazando sobre ellas tres
cruces sobre el cliz diciendo el Pax Domini. Lo mismo se haca cuando
celebraba un obispo el culto estacional de Roma en vez del Papa.
Representaba pues, el Pax Domini, la unidad del sacrificio y el carcter de la
eucarista como vnculo de caridad y unin. As pues el Pax Domini no fue
tanto una invitacin al sculo de la paz sino una bendicin para la conmixtin,
con un deseo de unidad y paz para toda la Iglesia.
En el siglo IX se introdujo el uso del pan zimo y aunque al principio seguan
consagrando panales enteros (panes con las celdas marcadas, que luego
partan) no tardaron en caer en la cuenta de que era ms prctico preparar de
antemano las partculas. Por lo dems, con la poca frecuencia de la comunin
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LA FE QUE CANTAMOS
del pueblo, an sin estos cambios, el rito de la fraccin general haba ido
perdiendo gran parte de importancia y solemnidad. La fraccin se haca
nicamente con la forma del celebrante que se divida en tres partes mediante
una doble fraccin. De la primera fraccin se haca una partcula que ya no se
conservaba para la prxima misa sino que se echaba en el cliz. El resto de la
forma se divida an en dos partes, una para la comunin del celebrante y otra
para el vitico de los enfermos.
15. EL AGNUS DEI
Segn indica el Liber Pontificalis fue el papa Sergio I (687-701), natural de
Siria, quien introdujo en Roma el canto del Agnus Dei. En el siglo VI, en la
liturgia siria, esta invocacin se encuentra combinada con el que quitas los
pecados del mundo, y aplicada a la Forma. Mucho antes, pero sin relacin con
la eucarista, se encuentra el Agnus Dei entero, o sea con el miserere nobis
(ten piedad de nosotros) en el Gloria que, igualmente, es de origen oriental.
En esta forma, o sea con el miserere nobis, que lo aproxima al Kyrie eleison,
vino a sustituir al canto de un salmo que se sola cantar para llenar la pausa de
la fraccin.
Cuando ms tarde, en el Imperio de los francos, s. IX, la fraccin se redujo al
mnimo, y al mismo tiempo el sculo de la paz se alargaba ms que antes, el
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LA FE QUE CANTAMOS
Como se introdujo en Roma en pleno siglo de oro del culto estacional, a pesar
de que su carcter era el de una plegaria en forma de letana, lo cantaba la
schola, tal vez interviniendo en el canto el clero. Ms tarde, entre los francos, lo
cantaba slo el clero, a veces en plena Edad Media, entreverndolo con
tropos. Ya en el siglo XII lo rezaba tambin el celebrante en voz baja.
16. EL SCULO DE LA PAZ
Las primeras veces que encontramos mencionado el sculo de la paz en el
culto cristiano se nos presenta como ceremonia con la que termina la oracin
de los fieles: as lo atestiguan san Justino, Orgenes, san Hiplito y Tertuliano.
Vena a ser una especie de Amn trasformado en rito. An hoy en la liturgia
hispnica ocupa este sitio al final de la oracin comn de los fieles.
Pero cuando ms tarde el rito de llevar las ofrendas al altar fue ganando
importancia, el sculo de la paz se relacion con este rito, recordando la
advertencia del Seor, de que el hombre no se acercase a Dios con dones sin
haberse reconciliado antes con su hermano. Este parece ser el sentido de la
ceremonia en las liturgias orientales. nicamente las liturgias africana y romana
evolucionaron an ms. Tanto que el papa Inocencio I en su carta a Decencia
en el ao 416 afirma que el beso de la paz, como seal de asentimiento del
pueblo a lo que haba dicho el celebrante, no debe darse antes de la solemne
oracin eucarstica, sino despus de la misma. Segn esto, en Roma ya en los
siglos V y VI daban el beso de la paz al final del canon. Como se ve, an
domina la idea de que esta ceremonia expresa la conclusin de la oracin.
Cuando a fines del siglo VI, san Gregorio Magno quiso que se dijese el
Padrenuestro como una especie de eplogo sobre las ofrendas consagradas,
mientras estas estuviesen todas encima del altar, el sculo de la paz se
traslad tambin en la liturgia romana despus del Padrenuestro, entrando
definitivamente entre las ceremonias de la comunin. La ceremonia en Roma
pues, se interpret tambin en el sentido de la Iglesia norteafricana: preparar,
con el perdn que el hombre pide y recibe del hermano, el corazn para recibir
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LA FE QUE CANTAMOS
el cuerpo del Seor. Con esto, el sculo de la paz vino a ser un rito preparatorio
de la comunin.
Como acto de rubricar el pueblo las oraciones del celebrante y tambin como
expresin del mutuo perdn, el sculo de la paz era ceremonia exclusiva de los
fieles: el celebrante slo intervena para invitarles a que se diesen el beso de la
paz. Y se limitaban a cambiar el saludo con el que estaba ms prximo, siendo
una ceremonia muy breve, pues era un solo sculo.
Ms tarde se dice ya claramente que el beso de la paz lo inicia el celebrante,
tomando la paz de un beso al altar, al evangeliario o a la mismsima forma y
trasmitindola de un modo jerrquico. Esta comunin que vena de Cristo y se
trasmita de unos a otros (aunque slo los hombres) lleg a considerarse
sustitutiva de la comunin sacramental con las especies eucarsticas.
Poco a poco, lo que fue un verdadero beso, se fue estilizando ms y ms y
limitndose al clero y al coro. Ceremonia nacida en la intimidad de las primeras
asambleas cristianas, en las que se sentan todos hermanos, tena que cambiar
cuando esta comunidad fue amplindose, si no se quera prescindir de ella
totalmente.
Desde Inglaterra, y arraigando especialmente en Espaa, se propag otro
modo de dar la paz mediante el llamado portapaz, mencionado por vez primera
en 1248. Es una tabla ricamente adornada que besa el celebrante para pasarla
a continuacin a todas las personas, a las autoridades (si asisten) o a los que
ocupan los primeros puestos en cada hilera de fieles de la nave de la iglesia,
que los aclitos pasaban a los fieles para trasmitirles la paz desde el altar.
La reforma de Pablo VI reintrodujo el signo de la paz para todos los fieles.
Aunque la voluntad era intercambiarse el saludo de paz, con un beso o una
estrechada de manos al ms prximo y de forma breve, el gesto se ha
sobredimensionado.
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LA FE QUE CANTAMOS
corazones.
La actual oracin, en cambio, considera la paz como una gracia que nos viene
de Cristo y ruega a Dios nos conceda paz y unin fraterna para la Iglesia toda.
17. LA FRECUENCIA DE LA COMUNIN
Dada la forma primitiva de banquete en la celebracin eucarstica, la comunin
de los cristianos fue el punto culminante y la razn de reunirse. Si se reunan,
era para tomar el cuerpo del Seor. Todo lo dems se consideraba como
preparacin para la comunin. Ms an: los fieles tenan costumbre de llevarse
a casa una parte del pan consagrado para poder comulgar durante toda la
semana antes de tomar cualquier otro manjar 21. La costumbre de llevar el
cuerpo de Cristo a casa dur en Egipto hasta los tiempos de san Basilio (329379). En el siglo VI se cuenta que lo llevaban el Jueves Santo a sus casas para
guardarlo durante todo el ao siguiente en el armario. Costumbre prctica,
especialmente para los anacoretas, que vivan lejos de la ciudad y de la
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comunidad, porque de este modo podan comulgar todos los das sin salir de
su retiro.
17.1. Ayuno eucarstico
En los relatos sobre la comunin en casa se dice que tomaban la eucarista
antes que cualquier otro alimento. Consideraban pues el ayuno eucarstico
como la cosa ms natural, por lo que la celebracin eucarstica la haban
trasladado de la tarde a las primeras horas del da. Influy en este traslado la
idea general de la conveniencia de tomar el pan sagrado en ayunas. En el siglo
IV aparece ya con claridad la prescripcin del ayuno. Slo se conoca una
excepcin a esa regla al permitir que se celebrara el Jueves Santo la misa
despus de un banquete. El Concilio Quinisexto condena expresamente tal
costumbre, seal de que se mantuvo hasta el siglo VII.
17.2. Las primeras noticias sobre la disminucin de la frecuencia
Al convertirse el cristianismo en religin del Estado y cesar las persecuciones,
el mismo hecho de poder celebrar con ms frecuencia influy para que la
costumbre de llevar la eucarista y comulgar en casa fuera disminuyendo. Pero
realmente la razn definitiva fue otra.
Esta familiaridad con la eucarista no se fue enfriando poco a poco, sino que se
hizo de repente. Es verdad que coexistieron frialdad y familiaridad durante
algn tiempo, todo dependa de si el ambiente estaba contaminado de
arrianismo, con la consiguiente reaccin catlica, o no. No slo triunf la
reaccin contra el arrianismo, sino que una gran parte del Oriente se pas al
polo opuesto: al monofisismo; y a partir de este momento los escritores nos
hablan de una exagerada reverencia a la eucarista abandonando la comunin
frecuente.
La lucha antiarriana, pues, repercuti en la frecuencia de la comunin en
Oriente. La advertan los Padres occidentales de los siglos IV y V, que se
extraan de ello. Pero ms tarde, cuando los pueblos germnicos, arrianos casi
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estilo de la Iglesia que celebra la santa misa por los que en ella comulgan. De
hecho apoyaban estas tesis, las mismas disposiciones del Concilio de Trento
que daba como nica razn para guardar la eucarista en el sagrario la
necesidad de tenerla siempre a mano para los moribundos y para la adoracin
en las exposiciones del Sacramento.
En 1614 se publicaba el nuevo Ritual Romano, que aunque admita un rito
especial para la comunin de los fieles, insiste en que se d la comunin dentro
de la misa. Se haba extendido, sin embargo, la otra costumbre.
Cuando en 1742 un capelln de la catedral de Crema en Lombarda descubre
esta rbrica y quiere ponerla en prctica, origin una controversia que lleg
hasta Roma y dio ocasin para la publicacin de la bula Certiores effecti de
Benedicto XIV del 13 de noviembre de 1742, en la que el Papa se puso del
lado del capelln. Una de las frases decisivas de esta bula la recogera ms
tarde la encclica Mediator Dei de Po XII.
Pero ni con eso se detuvo la tendencia a separar la comunin de la Misa, al
contrario, sigui ganando terreno y triunf plenamente durante el siglo XIX.
Pero en 1905, se produjo un cambio a partir del decreto Sacra Tridentina
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este tiempo urgen la postura de rodillas. En el siglo XIII se manda que en los
conventos dos aclitos extiendan ante los comulgantes un pao. Al llegar al
siglo XVI se pone este pao sobre una especie de reclinatorio o banco: el
comulgatorio. El uso de la patena de comunin en vez del pao o juntamente
con ste es ms reciente; menos en Espaa, que data de muy antiguo.
En la Edad Media nos encontramos con las ms diversas muestras de
reverencia: los seores se quitan el calzado, las monjas se ponan un vestido
especial, se besaba el suelo o el pie del celebrante, se hacan genuflexiones o
inclinaciones. San Agustn habla de la costumbre de juntar las manos. En
Oriente los fieles avanzan con las manos extendidas y los ojos bajos y orando.
San Cirilo de Jerusaln (315-386) da avisos concretos para el modo de
acercarse a la comunin:
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sperant et tu das illi escam in tempore opportuno (Los ojos de todos esperan
en Ti y T les das la comida a su tiempo). En otras regiones se sola cantar el
38 y, como estribillo el Gustad y ved que bueno es el Seor. As lo atestigua
san Jernimo para la Iglesia norteafricana y jerosolimitana. En algunos sitios se
deca slo el versculo nono o tambin el sexto. Acercaos a l y seris
iluminados.
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BIBLIOGRAFA
sacramentos. En lnea:
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