Un Plan para Tres
Un Plan para Tres
Un Plan para Tres
J.L. Tormo
UNO
DOS
El mar estaba tranquilo, como siempre por esa poca del ao. Las olas
rompan mansamente en la playa, y el hombre tumbado en la arena no pudo
evitar fijarse en ella: tendra treinta y tantos aos dedujo, o quiz cuarenta.
Era rubia y el baador, que no biquini, pareca una elegante segunda piel que
permita intuir la curva de sus pechos y ver unas piernas largas y torneadas de
piel clara y suave. No obstante, una vez que casualmente se cruzaron sus
miradas, descubri que lo que ms le llamaba la atencin era la intensidad de
esa mirada. Desde entonces pens en poseerla.
Al principio ni se dio cuenta de que haba un joven que estaba sentado
junto a la chica. Cuando lo descubri, pudo ver que se trataba de un tipo alto,
musculado y moreno, y por cmo se relacionaba con ella dedujo que sera su
pareja.
Es verdad que inicialmente intent olvidarla, pero a la tarde siguiente la
volvi a ver sentada tomando un t en la barra del bar del hotel donde pasaba
unos das. En ese instante fue cuando decidi que, definitivamente, tendra que
ser suya.
Se acerc a la mujer, sentndose en la banqueta ms prxima a ella, y pidi
al camarero un Chivas de doce aos con un par de hielos. Cuando este se lo
llev y se hubo alejado, simplemente dijo:
Hola, soy David.
Ella le mir, pero no como la persona a la que se ve por primera vez, sino
como a la que ya sabe que estaba all.
Hola, soy Adela.
Tras responder volvi a su t, dejando adrede que l siguiera con la
iniciativa si quera.
La vi en la playa.
Lo s.
Era su marido quien le acompaaba?
No.
Su hermano?
No.
Su padre?
No esta vez ella no pudo reprimir una sonrisa.
Algn tipo de familiar?
No.
Me rindo. Quin entonces?
Mi pareja.
Ya
l se qued un momento mudo y pensativo. Dio un nuevo trago al Chivas,
volvi a mirar a la mujer y despus pens: Si me precipito a lo mejor me
rechaza y pierdo mi oportunidad, pero si no lo hago, la voy a perder de todas
formas. As que.
Me llamo David.
Ya me lo ha dicho.
Cierto, pero no s si lo recordaba. En fin continu, que hacen por aqu
de vacaciones o trabajo?
Ella dud un momento reflexionando si mereca la pena dar juego a la
conversacin o deba cortarla con el fin de evitar posibles problemas.
Por supuesto que haba visto en la playa a aquel hombre, le agradaba;
aunque no saba por qu le produca sensacin de aventura y,
contradictoriamente, tambin de seguridad. Y no era por su atractivo especial,
pues era una persona aparentemente normal: ni alto ni bajo, ni guapo ni feo.
Pero algo en l era diferente aunque no saba qu.
Quizs llevaba demasiado tiempo con Fran su pareja, que era poseedor de
aquel fantstico cuerpo de gimnasio pens, pero del que tras pasar los
primeros tiempo de pasin cada vez se encontraba ms aburrida
Porque era curioso, estaba aburrida, pero ni siquiera la rutina diaria y la
falta de emociones en su vida, que habitualmente suelen crear falsa percepcin
de seguridad en las personas, a ella le produca ese efecto de estabilidad. Todo
lo contrario. De hecho, por ello nunca se haba planteado tener un hijo: no
quera atarse an ms a una relacin frustrante.
Ya haca aos que haba pasado esa etapa de la ltima adolescencia en que
muchas jvenes se enamoran del chico malo; eso era muy frecuente en esas
edades, hasta crecer y comprender que ms que malos solan ser unos
insensatos indeseables, que en nada se parecan a los sofisticados malos de las
pelculas. Pero muchas veces se enteraban demasiado tarde para evitar las
consecuencias. No estaba convencida de que ese hubiese sido exactamente su
caso, aunque s saba que se le pareca mucho: conoci a Fran con apenas
veinte aos y entonces le pareca ese chico malo de las pelculas. Ya haca
mucho tiempo que haba comprendido que no era as, que solo era imbcil;
pero nunca haba encontrado fuerzas para huir de una relacin donde vea
sumergirse lentamente su vida.
Es indudable que la insatisfaccin es el estado natural del ser humano, pero,
al inicio de comenzar a notar los primeros sntomas de cansancio todava los
comentarios de las amigas que relacionaban el fsico de su pareja con la
supuesta habilidad en el lecho, le alagaban. Sobre todo porque perciba que
ellas le envidiaban normalmente las ms jvenes por tenerlo en su cama, y
eso, a veces, supona la nica pequea dosis de gratificacin en su realidad
diaria. Tambin a ella, haca mucho tiempo, le haba parecido que sera muy
emocionante despertarse cada da con alguien con un cuerpo como aquel en su
cama. Pero eso haba terminado. Estaba cansada, y perciba que aquello no era
justo, pues entenda que si la naturaleza nos ha dotado de la capacidad para
sentir emociones deber ser con el fin de que las utilicemos sola pensar, y
yo ya no las siento, y necesito sentirlas, si no, cul es la sustancia de la
vida?.
l diariamente daba clases en el gimnasio del que era propietario desde
haca tiempo. Los primeros sntomas de agotamiento de la relacin fueron
surgiendo, ms o menos, sobre el final del ao de estar viviendo juntos
cuando, segn pasaban los das, se haban ido extinguiendo los temas de qu
hablar, y tampoco brotaban nuevas cosas excitantes para compartir. De hecho,
tuvo la confirmacin de la decadencia de la relacin cuando observ que ni
siquiera le molestaban ya los burdos coqueteos de l con algunas chicas en el
gimnasio.
Siempre haba pensado que su vida nunca sera la de aquellas parejas por
ejemplo sus padres, que tras mucho tiempo de convivir solo
continan
juntas por inercia, pero sin apenas mirarse; o la de aquellas otras que buscan
hijos con el fin de tener algo que los siga uniendo y una disculpa para poder
hablar de algo comn, sin tener que pensar en sus intimas necesidades y
realidades.
De hecho recordaba como al principio se interesaba por el trabajo de l, e
incluso iba a ayudarle muchas veces al gimnasio. Pero se fueron agotando las
conversaciones sobre mtodos y esteroides para la musculacin, concursos de
culturismos, o el ltimo chiste estpido sobre la seora gorda que quera
perder kilos. No obstante, y posiblemente ah terminaron de quemarse como
pareja, la mayor parte de las conversaciones en los ltimos tiempos solan
girar en torno a los problemas econmicos, pues el negocio apenas daba para
pagar el crdito que pidi para instalarlo. Al parecer el nico futuro que se
vislumbraba era el de diez aos de restricciones y de pagos al banco que
apenas les permitan subsistir.
En qu estaba derrochando su existencia? An era una mujer deseada,
aunque haca tiempo que eso haba dejado de ser importante pues no tena
ningn efecto real sobre su vida diaria, a parte de algn piropo y no siempre
agradable. Las cosas as no tenan sentido.
Por eso estaban all. Ella fue la que insisti. As que aplazando los pagos a
algunos proveedores haban acordado ir a la playa de vacaciones aquel ao,
por aquello de intentar salir de la realidad cotidiana, y de camino ver si
recuperaban sensaciones positivas como pareja. Pero el remedio haba sido
peor que la propia enfermedad: se hacan an ms evidentes los silencios y la
carencia de emociones compartidas, porque haba demasiado tiempo libre y
nada con qu llenarlo. Cada cual, incluso, se exhiba en la playa de forma
independiente. A ella le gustaba sentirse guapa y deseada como es natural,
pero a l tambin. Y era consciente de que ninguno de los dos perciba que
fuese el objeto del deseo del otro; y lo que es peor, ni que quisieran serlo. En
realidad lo nico que quedaba entre ellos era la posesin.
Claro que haba visto en la playa a aquel hombre que ahora estaba sentado
a su lado! Estaba acostumbrada a que los hombres la miraran con persistencia,
no era estpida, saba que era hermosa. Pero lo que desconoca era por qu ella
se haba fijado en aquel hombre en concreto que deca llamarse David. Qu
haba llamado su atencin? Tal vez el hecho de que pareca la cara opuesta
de Fran? se pregunt.
Se volvi ligeramente hacia l y con una tenue sonrisa le respondi:
Vacaciones. Y t?
Como es lgico a David no le pas desapercibido el hecho de que ella haba
desmontado de golpe cualquier formalismo en el trato, lo que le produjo una
grata y esperanzada sensacin. Saba perfectamente que un hombre jams liga
con una mujer si ella no quiere; que en realidad son ellas las que controlan ese
tipo de relaciones, aunque despus, demasiados estpidos presuman con sus
amigotes de sus xitos a estos respectos, sin darse cuenta de que ellas son las
que han manejado la situacin como y cuando han querido. As que, ese tuteo
intua que le abra posibilidades de futuro; y, por otro lado, l jams se senta
humillado porque fuese la chica quien tomara la iniciativa.
Trabajo respondi.
Se produjo un pequeo silencio y fue ella quien lo rompi, mientras daba
un sorbo al t:
Qu haces? A qu te dedicas? pregunt de manera distrada.
l volvi a dar un trago largo al Chivas; y despus, con naturalidad,
contest:
A robar.
Adela, de forma instintiva, detuvo la taza de t que por unos momentos
qued suspendida en el aire entre sus dedos. La sonrisa qued congelada en
sus labios, y volvi la mirada para ver los ojos del hombre que estaba a su
lado. Supuso que le tomaba el pelo, pero no tuvo tiempo de averiguarlo porque
entonces vio que Fran se acercaba hacia ellos, justo por detrs de donde David
estaba sentado, y hubo de volver su mirada al t.
Hola cario dijo Fran tomndola por la cintura cuando lleg hasta ella,
mientras miraba de soslayo a aquel hombre con el que pareca estar hablando
Nos vamos?
TRES
La pareja y David, en los das sucesivos, se haban visto varias veces por el
hotel y la playa. Solan saludarse cortsmente e intercambiar alguna frase sin
trascendencia.
Pero en un momento concreto David les dijo que le gustara hablarles de
algo; que deseaba hacerles una proposicin. Lo dijo con una ligera sonrisa
mirando a ambos. Ella la haba aceptado inmediatamente; su pareja con
desconfianza, pues ese tipo no terminaba de gustarle.
Por eso exactamente estaban ahora los tres en el saln de la suite que
David tena en el hotel. Fran y Adela sentados en ambos sillones. Aquel en
pie, con un bolgrafo en la mano, y delante de una pizarra de papel, donde se
poda ver un plano general de una elegante ciudad costera.
La pareja intentaba controlar su curiosidad y ansiedad por saber de qu se
trataba lo que aquel hombre, que apenas conocan desde haca unos das, tena
que proponerles. Ambos haban hecho ntimas especulaciones al respecto,
pero no conseguan llegar a ninguna conclusin. Era obvio que no poda
tratarse en emulacin a una famosa pelcula, de una proposicin indecente.
Eso estaba fuera de lugar y de posibilidades. Tena que ser otra cosa. Solo
saban lo que aquel les haba dicho: que era un ladrn. Pero ni entonces ni
despus haba sido ms especfico al respecto, y tampoco, como era natural,
les haba contado que golpes haba dado en el pasado, o si aquella declaracin
no haba sido ms que una forma de llamar la atencin de una bella mujer. Si
ese haba sido su objetivo no cabe duda que lo haba logrado.
Adela, por un instante, volvi a preguntarse por qu estaba all, y no pudo
dejar de reconocer que porque le pareca intuir que aquel hombre podra poner
algo de aventura en su vida; pero curiosa y simultneamente, senta una
ilgica percepcin de seguridad que pareca irradiar de l; algo totalmente
absurdo pues no pareca la profesin que haba confesado la ms adecuada
para producir esa sensacin.
Fran s saba perfectamente por qu estaba all: primero porque haba
antecedente penal o este fichado por la polica. Porque les ha de venir muy
bien un dinero extra en sus vidas, y porque, por ahora, no conozco a nadie ms
para este proyecto.
La forma tranquila de hablar de aquel tipo desarmaba a cualquiera que lo
oa. Todo pareca natural para l. Daba la impresin de que no era la primera
vez que se encontraba en esta clase de situacin. Adems la terminologa no
era la de un ladrn, al menos no se pareca a los de las pelculas; pareca un
hombre de negocios.
Y si no aceptamos qu pasar? pregunt Fran.
Nada. Que no se realizar el golpe.
Adela permaneca en shock. Miraba a su pareja y a David alternativamente,
como si fuese una simple espectadora de una conversacin ajena a ella. No era
capaz de pensar. Se preguntaba si aquello estaba sucediendo en realidad. De
pronto sinti como si estuviese asomndose a un abismo, pero observ que no
tena miedo; que miraba el abismo con curiosidad y emocin. Casi le gustaba.
Fran se rebulla en su asiento. La verdad es que no pudo evitar sentirse
atrado por el vrtigo de la situacin, pero as era. Sobre todo por lo inslito y
por la curiosidad que le provocaba algo tan inesperado. Aqu estaba, en unas
vacaciones de sol y playa, con un desconocido que le preguntaba si quera
robar a uno de los ms ricos casinos de Europa. Y para el to pareca que
aquello era de lo ms normal. Casi sin darse cuenta se oy asimismo
preguntando.
Si participamos, de que cantidad estamos hablando, y cuanto habra
para nosotros?
Hablamos de entre treinta y cinco y cincuenta millones de euros, a
repartir en tres partes iguales.
De nuevo se hizo el silencio. Al cabo de un poco, soltando el bolgrafo que
an tena en la mano, David se volvi hacia la pareja y les dijo:
Creo que lo mejor es que ahora os marchis. Lo pensis detenidamente y
entonces decidis si queris participar.
Pero sin conocer los riesgos y el plan de ejecucin, incluido cual sera
nuestro papel, no podemos tomar decisin alguna, pues en principio parece
una locura dijo Fran algo ms recuperado, mientras ella no quitaba ojo a
David, no sabiendo si es que l le fascinaba, o lo que senta era la emocin y
CUATRO
CINCO
Muchas veces?
Algunas
Fue Fran quien rompi el momento, nervioso cada vez que los vea hablar
entre ellos.
Seguimos?
Pasaron de nuevo al saln de la suite. Cuando cada cual volvi a ocupar el
sitio que antes ocupara, Fran habl:
Me surgen un montn de preguntas, la primera de ellas: Por qu ese da
especfico para el golpe?
Porque tres das antes de la carrera de Frmula Uno es cuando el Casino
tiene la recaudacin ms alta de todo el ao. La razn para ello es la cantidad
de gente que mueve el circo de la carrera.
Qu pasar despus de que nos entreguen el dinero?
Ni a Adela ni a David le pas desapercibido el nos que
inconscientemente haba empleado Fran en su pregunta. De hecho ambos
cruzaron una sutil mirada de comprensin. Era evidente que aqul, en su
interior, ya haba decidido definitivamente participar.
David continu con la explicacin del proyecto como si no hubiese
advertido el cambio de actitud.
Compr un apartamento en Montecarlo hace tres aos. El dinero se
esconder all.
Hasta cundo?
No demasiado tiempo, pero habr que esperar un poco para que las
cosas se tranquilicen. No obstante he de deciros que la idea es irlo sacando
poco a poco. Nunca hacerlo de golpe para evitar que lo puedan detectar en la
aduana.
Fran inici un movimiento de protesta que David interrumpi sonriendo.
No, no tengo ninguna intencin de estafar a unos socios. Es solo una
cuestin de seguridad para los participantes, pues es obvio que ni el
Principado ni el Casino van a estar muy contentos cuando vean desaparecer su
dinero. Debis saber que la mayor parte de las veces la polica detiene a los
autores de proyectos como este, no por como lo ejecutaron, sino por como
gastaron despus el dinero haciendo emerger riquezas repentinas. La vida de
cada cual debe seguir aparentemente igual y evitar ostentaciones, salvo las
ello, con una razonable exactitud, sern unos dieciocho minutos el tiempo que
existir entre el final del empaquetado, y el que tardarn en emitir la seal
codificada por el mvil para que la compaa de seguridad venga a recgelos,
cosa que hacen en cuanto terminan aquel trabajo. Como necesitaremos entre
veinticinco y treinta minutos, dependiendo del trfico, para llegar desde donde
estar escondido nuestro furgn hasta el Casino, es imprescindible que
tengamos ese espacio de tiempo para que todo salga bien despus, sealando
a Adela, dijo. Por eso ella es esencial. Sospecharan algo raro si nuestro
furgn no llegara en el tiempo en que habitualmente lo hace el de la Compaa
de seguridad. La diferencia no debe ser excesiva; solo existe un margen
razonable de un par de minutos para que no desconfen.
Dio un trago al Chivas, aunque le pareci demasiado aguado pues el hielo
se haba derretido. Lo abandon sobre la mesa.
Como veris continu esto es una operacin armnica. En eso estriba
todo, en que estn perfectamente sincronizados los tiempos.
Y qu pasar cuando unos veinte minutos ms tarde llegue el furgn de
verdad? pregunt Fran.
Pues que se enteraran que les han quitado sus millones, y pondrn a todo
el Principado en situacin de alerta mxima, y tambin a la polica francesa.
David sonrea suavemente. Como si aquello careciera totalmente de
relevancia y no fuese otra cosa que un efecto secundario sin importancia.
Despus, vosotros pasaris unos das invitados en mi apartamento
continu David. Unas semanas ms tarde estarn convencidos de que el
dinero ha salido del pas, y nosotros, todos, nos iremos llevndonos algn
dinero que, con suerte habremos ganado tericamente en el Casino hizo una
pausa mientras sonrea ligeramente. En fin, seguiremos en los prximos
tiempos haciendo una visita conjunta a Montecarlo, por lo menos una vez al
ao, para sacar fondos de nuestro banco particular. Tampoco supone
demasiado sacrificio ir un par de das a esa bonita ciudad: buenos restaurantes,
buenas tiendas y un magnifico puerto deportivo para los yates.
SEIS
***
Ella le haba dicho que quera dar un paseo por el casco antiguo de
Montecarlo donde estaban todas las tiendas de marcas exclusivas de ropa,
perfumes y joyera, mientras l iba al gimnasio del hotel donde se hospedaban.
Pero l no fue al gimnasio. La sigui.
No le hizo falta mucho tiempo para ver que entraba en el apartamento de
David; en el mismo que deberan, tras el golpe, esconder el dinero del Casino.
La nica palabra que martille su cerebro y que repeta con rabia una y
SIETE
OCHO
crupier amigo a ver si conseguan informacin que les desvelara quien era
aquella mujer; pero les respondan, invariablemente, que no tenan ni la menor
idea de quin poda ser, respuesta que daban tras echarle una escondida mirada
de admiracin mal disimulada; pero estaban trabajando y las normas del
Casino eran muy estrictas con respecto a la relacin con los clientes, y adems
no daban abasto con el gento.
Ella pareca no tener prisa. Jug algo de dinero a la ruleta y perdi; despus
se sent en una mesa del restaurante del Casino, donde pidi algo de comer.
Un Casino de ese nivel tena que tener un restaurante en consonancia, pero
Adela no estaba en las mejores condiciones anmicas para hacer valoraciones
culinarias. Notaba como las miradas de varios hombres sentados en mesas
cercanas se posaban en ella; con disimulo los que iban acompaados de una
mujer, y abiertamente los que estaban solos. Era consciente de que, antes o
despus, alguno se acercara. Incluso algunas elegantes y jvenes mujeres la
miraban de vez en cuando, quizs examinando su vestido y zapatos, o
intentando reconocer en ella a una posible competidora.
Nada de eso le importaba. Tena una misin concreta y la cumplira, aunque
en realidad estaba nerviosa; el nerviosismo se traduca sobre todo en un
hormigueo de emocin que corra desde su nuca por la espalda. No tena ni
idea de cmo saldra aquello, ni quera preguntrselo. No era momento para
eso. Pero la cosa es que confiaba en l, aunque an no saba bien por qu, pero
as era; y perciba una lucecita encendida en un remoto rincn de su cerebro
que le deca que todo ira bien.
Desde la mesa del restaurante reconoci rpidamente a la persona que deba
controlar. All estaba tras las cristaleras. Entonces introdujo la mano en su
pequeo y coqueto bolso, y palp sin sacarlo el mvil desde donde debera
hacer la llamada perdida cuando aquel individuo saliese del habitculo de la
caja. Tras hacer dicha llamada ella saldra del Casino para ir al punto de
reunin previsto en el plan.
Se tranquiliz al notar el mvil con sus dedos, y se dispuso a esperar.
NUEVE
Hacer tiempo en aquella calle oscura era el precio mnimo que Fran saba
tendra que pagar para vengarse y recuperar todo lo que le perteneca.
Antes o despus tendran que ir all. Ese era el plan y conoca todos los
detalles; plan que saba que no lo podan haber cambiado en tan poco tiempo.
As que todo era cuestin de paciencia y de controlar los nervios. Ya no
fumaba.
Sopl sobre sus manos pues la humedad, ms que el frio, le entumeca.
Pero era esencial que ellos no sospecharan que estaba all amparado por la
noche y la oscuridad de aquel portal. Era imprescindible que ni siquiera
pudiesen intuir que los esperaba. Lo fundamental era la sorpresa. Poco
despus tuvo su recompensa al ver que un automvil entraba muy despacio en
la calle. Tenan que ser ellos.
Fran, desde el oscuro prtico, intent mirar a los ocupantes del vehculo.
Solo vea a uno, al conductor. Algo iba mal, deberan ser dos.
Volvi a mirar con atencin a ver si se estaba confundiendo y no era el que
esperaba. Pero si, era el que tena que ser, solo que haba una sola persona en
vez de las dos previstas.
Cuando vio detenerse el automvil en silencio, decididamente sali del
portal y se dirigi hacia la puerta del conductor. Esta se abri despacio y
apareci David.
Dnde est ella? pregunt Fran manifestando una gran tensin en su
voz y profunda desconfianza, que se adverta perfectamente en el tono a pesar
de ser unas palabras dichas en voz baja. Era consciente de que era importante
no despertar a nadie de los apartamentos.
Despus volvi a preguntar elevando el nivel de la amenaza, aunque no el
volumen de la voz, y mostrando por primera vez la navaja que haba extrado
sigilosamente del bolsillo del pantaln.
Dnde est ella? repiti.
Se ha ido respondi David con aquel tono tranquilo que crispaba a
DIEZ
ONCE
Fin