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Chomsky 8

El documento presenta las opiniones de Noam Chomsky sobre la invasión estadounidense de Irak en 2003. Chomsky argumenta que la administración Bush tiene una ambición imperialista para controlar el mundo a través de la fuerza y que una guerra contra Irak aumentaría las amenazas terroristas y de proliferación nuclear. También critica que la justificación de Estados Unidos para la guerra - la defensa de la seguridad nacional contra Irak - es débil, dado el debilitado estado de Irak en ese momento.
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Chomsky 8

El documento presenta las opiniones de Noam Chomsky sobre la invasión estadounidense de Irak en 2003. Chomsky argumenta que la administración Bush tiene una ambición imperialista para controlar el mundo a través de la fuerza y que una guerra contra Irak aumentaría las amenazas terroristas y de proliferación nuclear. También critica que la justificación de Estados Unidos para la guerra - la defensa de la seguridad nacional contra Irak - es débil, dado el debilitado estado de Irak en ese momento.
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26 de marzo de 2003

La especie humana est en peligro


Noam Chomsky
La Jornada. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina SA.
En este momento ttrico no podemos hacer nada para detener la invasin en curso.
Pero eso no quiere decir que el deber haya terminado para las personas que tienen
alguna preocupacin por la justicia, la libertad y los derechos humanos. Lejos de
ello. Las tareas sern ms urgentes que antes, cualquiera sea el resultado del
ataque. Y sobre eso, nadie tiene una idea: ni el Pentgono, ni la CIA ni nadie ms.
Los temas son fundamentales y de largo alcance. La oposicin a la invasin a Irak
no tiene precedentes histricos. Hay un creciente temor al poder de Estados
Unidos, que es considerado la mayor amenaza a la paz en gran parte del mundo,
probablemente por una gran mayora. Y con la tecnologa de destruccin ahora a
mano, cada vez ms letal y nefasta, la amenaza a la paz significa la amenaza a la
sobrevivencia.
El temor al gobierno de Estados Unidos no est basado nicamente en esta
invasin, sino en los antecedentes de los que surge una determinacin
abiertamente declarada a gobernar el mundo por la fuerza. El objetivo anunciado
abiertamente es evitar un desafo al "poder, posicin y prestigio de Estados Unidos".
Tal desafo, ahora o en el futuro, y cualquier seal de que pueda surgir sern
enfrentados con fuerza abrumadora por los gobernantes del pas que gasta ms
que el resto del mundo junto en medios de violencia.
La actual administracin est en el lugar extremista del espectro de la poltica de
planificacin, y su aventurerismo e inclinacin por la violencia son inslitamente
peligrosos.
La "ambicin imperial" de los actuales poseedores del poder, como se la llama
francamente, ha provocado escalofros en todo el mundo, incluyendo a la corriente
principal del establishment en Estados Unidos. En otras partes, por supuesto, las
reacciones son mucho menos temerosas, especialmente entre las vctimas
tradicionales. Saben demasiada historia, la aprendieron con dolor, como para ser
confortados por una retrica exaltada. Han escuchado demasiado de eso a travs
de los siglos mientras eran golpeados por el club llamado "civilizacin". Hace slo
unos pocos das el presidente del Movimiento No Alineado, que agrupa a los
gobiernos de la mayora de la poblacin del mundo, describi a la administracin
Bush como ms agresiva que Adolfo Hitler.
Aun antes de que la administracin Bush hiciera crecer drsticamente esos temores
en los meses recientes, los especialistas en asuntos internacionales y de
inteligencia informaban a cualquiera que quisiera escuchar que las polticas que
aplica Washington probablemente conduzcan a un aumento en el terror y la
proliferacin de armas de destruccin masiva, por venganza o simplemente por
disuasin. Hay dos formas en que Washington puede responder a las amenazas
engendradas por sus acciones y asombrosas proclamaciones. Una es tratar de
aliviar las amenazas prestndole alguna atencin a agravios legtimos y aceptando
convertirse en un miembro civilizado de una comunidad de naciones con algn
respeto por el orden mundial y sus instituciones. La otra forma es construir motores
de destruccin y dominacin ms terribles, de manera que cualquier amenaza
percibida, no importa cun remota, pueda ser aplastada, lo cual provocara nuevos
y mayores desafos. Esa forma plantea peligros ms serios al pueblo de Estados
Unidos y al mundo, y puede, muy posiblemente, llevar a la extincin de la especie,

lo que no es una especulacin ociosa.


La guerra nuclear terminal ha sido evitada casi de milagro en el pasado. Las
amenazas son serias y aumentan. Estas se cuentan entre las grandes
preocupaciones que deben, creo, recordarse claramente mientras se mira cmo se
desarrollan los acontecimientos en su forma impredecible, mientras la fuerza militar
ms terrible en la historia humana es desatada contra un enemigo indefenso por un
liderazgo poltico que ha compilado un aterrador rcord de destruccin y barbarie
desde que tom las riendas del poder en los ltimos 20 aos.
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20 de marzo de 2003

El caso de la guerra contra Irak


Noam Chomsky
La Repblica de Uruguay - Rodelu
El Estado ms poderoso en la historia ha proclamado que intenta controlar el
mundo por la fuerza, la dimensin en la cual ste es rey supremo.
El presidente Bush y su cohorte evidentemente creen que el significado de la
violencia en sus manos es tan extraordinarioque ellos pueden desechar con desdn
a cualquiera que se atraviese en su camino.
Las consecuencias pueden ser catastrficas en Irak y alrededor del mundo. Los
Estados Unidos pueden cosechar una andanada de retaliaciones terroristas y
escalar la posibilidad de un Armagedn nuclear.
Bush, Cheney, Rumsfield y compaa estn comprometidos con una ambicin
imperial, como lo dijo G. John Ikenberry en el nmero de Foreign Affairs de
setiembre/octubre? Un mundo unipolar en el cual los Estados Unidos no tienen un
competidor a la par? y en el cual ningn Estado o coalicin podr nunca desafiarlo
como lder global, protector y coactor?
Esa ambicin seguramente incluye un control mucho ms expandido sobre los
recursos del Golfo Prsico y de bases militares para imponer su forma preferida de
orden en la regin.
Incluso antes de que la administracin empezara a batir los tambores de la guerra
contra Irak, estaban llenos de advertencias que las aventuras de los Estados Unidos
llevaran a la proliferacin de armas de destruccin masiva, as como de terror,
fuera por disuasin o por venganza.
Actualmente Washington le est enseando al mundo una leccin horrible y
peligrosa: si usted se quiere defender de nosotros, usted debe tener una buena
mmica como la de Corea del Norte y poseer una amenaza militar creble. De otra
manera nosotros lo demoleremos.
Hay buenas razones para creer que una guerra contra Irak tiene esa intencin, en
parte, para demostrar lo que se puede esperar cuando el imperio decide dar un
golpe? dado que guerra es difcilmente el trmino apropiado, dada la enorme
diferencia de fuerzas.
Una avalancha de propaganda advierte que si nosotros no detenemos a Saddam
Hussein hoy l nos destruir maana.

El pasado octubre, cuando el Congreso le otorg al Presidente la autoridad para ir a


la guerra, era para defender la seguridad nacional de los Estados Unidos contra las
continuas amenazas posedas por Irak?
Pero ninguno de los pases vecinos a Irak parece estar muy preocupado de
Saddam, aunque muchos de ellos puede odiar al tirano asesino.
Esto es quizs porque los vecinos saben que el pueblo iraqu est apenas en el filo
de la supervivencia. Irak se ha convertido en uno de los pases ms dbiles de la
regin. Tal como lo subraya un informe de la Academia Americana de las Artes y las
Ciencias, los gastos iraques tanto econmicos como militares son apenas una
fraccin de los de algunos de sus vecinos, incluido Kuwait, que tiene apenas un
10% de la poblacin iraqu.
La verdad, en los ltimos aos, pases cercanos han tratado de reintegrar Irak a la
regin, incluidos Irn y Kuwait, ambos invadidos por Irak.
Saddam se benefici del apoyo de los Estados Unidos a lo largo de la guerra con
Irn y an despus, hasta el da en que invadi Kuwait. Esos responsables estn en
buena parte de regreso al timn en Washington hoy.
Reagan y la anterior administracin Bush le otorgaron ayuda a Saddam, junto con
el conocimiento para desarrollar armas de destruccin, y eso fue antes cuando l
era mucho ms peligroso de lo que es ahora, y haba cometido sus peores
crmenes, como asesinar a millares de kurdos con gas venenoso.
Un final al rgimen de Saddam le quitara un enorme peso a la gente de Irak. Hay
buenas razones para creer que l sufrira el destino de Ceasescu y otros tiranos
viciosos si la sociedad iraqu no estuviera devastada por las duras sanciones que
forzan a la poblacin a confiar en Saddam para sobrevivir mientras lo fortalecen a
l y su pandilla.
Saddam permanece como una terrible amenaza para aquellos que estn dentro de
su alcance.
Hoy, su alcance no se extiende ms all de sus propios dominios, aunque es
probable que una agresin de los Estados Unidos pudiera inspirar una nueva
generacin de terroristas basados en la venganza, y podran inducir a Irak a llevar a
cabo acciones terroristas que se sospechan que ya pueden estar listas.
El ao pasado una fuerza de tarea encabezada por Gary Hart y Warren Rudman
prepar un informe para el Consejo de Relaciones Internacionales Amrica - Still
Unprepared, Still in Danger? (Amrica an sin preparacin, an en peligro?). Este
previene de probables ataques terroristas que podran ser mucho peores que los del
9-11, inclusive con el uso de armas de destruccin masiva en este pas, peligro que
se convierte ms urgente por los prospectos de los Estados Unidos yendo a una
guerra contra Irak?
Actualmente Saddam tiene toda razn para mantener bajo estricto control cualquier
arma qumica y biolgica que Irak pudiera tener. El no suministrara tales armas a
los Osama bin Laden del mundo, quienes representan una terrible amenaza
inclusive para el mismo Saddam, tomando distancia de la reaccin que producira si
hubiera siquiera una insinuacin de que tal transaccin mortal pudiera llevarse a
cabo. *

* Noam Chomsky es activista poltico, profesor de lingstica en el Instituto


Tecnolgico de Massachusetts, MIT, y autor del xito de librera 9-11?

12 de marzo de 2003
ESPAA. "Aznar prefiere alinearse con el capo de la mafia que
con el 85 por ciento de su poblacin"

ENTREVISTA a Noam Chomsky, lingista,


profesor y activista poltico
norteamericano : "EE.UU. quiere tener el
dominio del mundo"
Andy Robinson - 11/03/03
AP/La Vanguardia
Noam Chomsky durante su intervencin en el Foro Social Mundial de Porto
Alegre
"EE.UU. quiere tener el dominio del mundo"
LOS KURDOS. "El Ejrcito turco quiere ampliar la ocupacin militar del
norte de Iraq, el Kurdistn iraqu"
ORIENTE MEDIO. "Durante 25 aos, EE.UU. ha bloqueado la resolucin del
conflicto palestino-israel"
NUEVA POLTICA GLOBAL. "El objetivo es atemorizar al mundo, y un modo
de hacerlo es atacar un pas indefenso"

-La guerra es inevitable?


-Me temo que estn haciendo lo posible para que sea imposible echar marcha atrs.
Yo dira que si Hans Blix dijera la semana que viene que no hay ni tan siquiera una
navajita de bolsillo en todo el territorio iraqu, dara lo mismo. La Administracin
norteamericana lo ha dicho claramente. Lo que quieren es un cambio de rgimen.
Lo de la ONU es una farsa.
-Por qu le parece que Tony Blair y Jos Mara Aznar se juegan su apoyo poltico
siguiendo a Estados Unidos?
-Bueno, son casos distintos. El Reino Unido se resign tras la Segunda Guerra
Mundial a ser el "socio menor" de EE.UU., como dijo entonces el Foreign Office. Da
lo mismo el grado de humillacin que sufre o las barbaridades que tiene que
cometer, sigue ah. La alternativa es unirse a Europa y ser un pas del montn.
Espaa es distinta. A mi juicio -al igual que en el caso de Berlusconi-, es puro
oportunismo. Prefieren posicionarse al lado del capo de la mafia que hacer caso al
85% de su poblacin. No vamos a perder tiempo con la idea de que stos son
grandes estadistas que sacrifican votos por una conviccin. Que idea ms absurda!
Es una eleccin sencilla: te alineas con el poder o con la democracia. Y eligieron el
poder.
-A diferencia, por ejemplo, de Turquia...
-Lo que ha hecho el Gobierno turco es extraordinario y muchos gobiernos
occidentales deberan sentirse humillados y avergonzados por el ejemplo de
compromiso democrtico que acaba de darse en Turqua. El 95% de los turcos est
en contra de la guerra y tanto el Parlamento como el Gobierno les hicieron caso.
Esto se llama democracia. Pero soy escptico sobre a la posibilidad de que se les
deje seguir en su oposicin. De alguna manera supongo que EE.UU. les obligar a

aceptar.
-Cmo?
-En primer lugar tiene grandes armas econmicas, como ya se ha visto. En segundo
lugar, aunque Turqua formalmente es una democracia, sigue, a todos los efectos,
bajo un rgimen militar mediante el Consejo de Seguridad Nacional. De modo que
siempre hay una amenaza de golpe militar. Estuve en Turqua hace unas semanas.
Habl en varias universidades y mis amigos turcos me aseguraron que deba dar
por sentado que un elevado porcentaje del pblico asistente a mis conferencias era
polica secreta. Hay que admirar a los intelectuales turcos. No son como los
nuestros. Estn bajo una amenaza constante y no slo expresan sus opiniones sino
que tambin hacen insumisin. Pero temo que si el poder militar decide que no
quiere aceptar la decisin parlamentaria, hay formas para que pase por encima del
Parlamento.
-Se refiere a un golpe?
-No creo que un golpe sea necesario. El sistema de poder y seguridad en Turqua ya
esta diseado para que los militares puedan imponerse a las decisiones del
Gobierno. Es ms, el Ejrcito turco se sentir muy preocupado si EE.UU. les
amenaza con dar su apoyo a una mayor autonoma para los 4 millones de kurdos
en el nordeste de Iraq. Turqua tiene 50 millones de kurdos y el Ejrcito quiere
ampliar la ocupacin militar del norte de Iraq. Recuerde que en los aos ochenta
EE.UU. y Turqua perpetraron una de las peores atrocidades contra los kurdos y los
resultados an son visibles en los barrios pobres de Estambul, que estn llenos de
kurdos que huyeron a la ciudad. La mayora aplastante de los kurdos turcos est en
contra de la guerra porque piensa que en ese contexto se reproducir la represin.
Lo que no es un miedo infundado.
-Esta guerra es por el petrleo?
-El petrleo es un factor importante. Pero ya hace tiempo -80 aos quizs- que el
crudo es una fuerza motora en la poltica exterior de EE.UU., as que debe de haber
otros factores.
-Cules?
-Primero, consideraciones polticas domsticas. En el sistema de propaganda de
Estados Unidos, Saddam Hussein pasaba en septiembre de ser un tipo malo a ser
una amenaza para la existencia de EE.UU. En septiembre, de repente, los sondeos
de opinin empezaron a incluir la pregunta: "Piensa usted que Saddam Hussein es
una amenaza inmediata?". Desde entonces ms o menos dos tercios de la poblacin
piensa que si no paramos a Saddam hoy, nos va a matar maana. Curiosamente, el
pueblo estadounidense es el nico del mundo -con la excepcin del mismo pueblo
iraqu- que tiene ese miedo a Saddam Hussein. En pases vecinos como Kuwait e
Irn se le desprecia, pero no se le tiene miedo. Bueno, qu pas en septiembre del
2002? Pues se celebraron las elecciones legislativas en EE.UU. La Administracin
tena que evitar que cuestiones como Enron, las pensiones o el paro fuesen temas
electorales. Y cuando tiene miedo, la gente busca el cobijo del poder. Esto la
Administracin lo sabe de sobra. Ya lo hicieron en los ochenta. Eche un vistazo a
sus currculos. Son todos hombres de la Administracin Reagan y de la de Bush
padre. En 1981 lo primero que hizo Reagan fue declarar una guerra contra el terror.
Nos dijeron que haba terroristas libios sueltos en Washington, que los rusos nos
iban a bombardear desde una base area en la isla Granada, que fue invadida.
Luego dijeron que los sandinistas nicaragenses estaban a slo dos das de marcha
de Texas y declararon un estado nacional de emergencia porque la seguridad

nacional estaba supuestamente amenazada entonces por Nicaragua...


-Vaya amenaza...!
-Pero hay otra explicacin. Existe una nueva poltica global expresada abiertamente
en el National Strategy Report de octubre. ste explica con pelos y seales que, en
vista de que EE.UU. tiene un poder mayor que el resto del mundo junto en cuanto a
los medios de violencia, debe usarlo para garantizar el dominio del mundo ahora y
para siempre. No lo digo yo ,sino ellos, en el informe. Hasta explican que habr que
actuar preventivamente para que nadie desafe ese poder. El objetivo de nuevo es
que el mundo entero tenga miedo. Y una forma de hacer esto es atacar un pas
indefenso.
-Y las armas de destruccin masiva?
-Es obvio que esta poltica aumenta, no disminuye, el riesgo de que proliferen las
armas de destruccin masiva y tambin aumenta el riesgo de terror en EE.UU. La
Administracin sabe esto tanto como la CIA. Pero les da lo mismo. Porque creen
-probablemente con razn- que sus recursos de violencia son tan grandes que da lo
mismo lo que se diga.
-Michael Ignatieff (catedrtico al igual que Chomsky de la Universidad de Harvard)
acaba de publicar una defensa de lo que l califica como el "imperio
estadounidense" que dice que es el nico polica global capaz de evitar el conflicto.
Qu le parece?
-Ms o menos lo mismo que los intelectuales nazis, que decan exactamente lo
mismo sobre Alemania. Miremos el pasado. El imperio de EE.UU. ha garantizado la
paz, la democracia y el orden? En Amrica Latina, por ejemplo? En esa regin
EE.UU. ha ejercido su voluntad ms que en ninguna otra del mundo sin la molestia
de Europa o Rusia. Ignatieff hasta dice que en Vietnam hubo un "conflicto trgico"
entre dos mtodos de "construir una nacin", entre EE.UU. y los vietnamitas del
norte. Fue as de verdad? Si fuera as, cmo es que Vietnam del Sur fue el
principal objetivo de los bombardeos estadounidenses? Luego dice que el factor
clave que determinar si es justificable la guerra en Iraq es el conflicto en Palestina.
Por tanto -dice-, EE.UU. debe garantizar que hay una resolucin diplomtica de ese
conflicto. Pero vamos a ver, existen las hemerotecas. Durante 25 aos EE.UU. ha
bloqueado unilateralmente la resolucin diplomtica del conflicto palestino-israel
frente al resto del mundo. Qu sentido tiene decir ahora que tiene que intervenir
para resolverlo?
-Cul debe ser la respuesta de los periodistas ante la propuesta de Donald
Rumsfeld de "incrustar" a 1.000 reporteros en las filas de las tropas
estadounidenses?
-Rumsfeld evidentemente cuenta con que esta guerra no vaya a durar ms de unos
das y lo ms probable es que tenga razn. Esto no puede llamarse guerra. Es un
pas del Tercer Mundo contra EE.UU. y el Reino Unido, las dos potencias militares
ms grandes de la historia. Cmo llamar guerra a eso? Entonces la cuestin es:
qu clase de masacre va a ser? Y Rumsfeld calcula probablemente con acierto que
ser muy corta y, por tanto, por qu no llevar a los periodistas. Dicho esto, ningn
periodista serio lo aceptara.
Con el pacifismo a flor de piel
LA VANGUARDIA - 05.16 horas - 11/03/2003 Este catedrtico de la Universidad de

Harvard naci en Filadelfia en 1928 y, adems de ser considerado el fundador de un


sistema original para abordar el anlisis lingstico que ha revolucionado la
lingstica, es conocido no slo como profesor y escritor, sino tambin por haber
desarrollado una intensa labor poltica, sobre todo en grupos pacifistas.
La guerra de Vietnam le hizo entrar en el debate poltico para oponerse activamente
a la intervencin armada de su pas, e incluso fue encarcelado por negarse a pagar
impuestos para financiar la contienda. Tambin ha combatido la presencia de
Estados Unidos en Amrica Central y, a pesar de ser judo, la poltica israel.
Los ltimos 15 aos de su vida los ha dedicado a viajar alrededor del mundo dando
conferencias sobre la poltica exterior de su pas -al que califica de "la nacin ms
fundamentalista del mundo"-, de la situacin iraqu, del papel de los medios y de la
respuesta de los "intelectuales".
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3 de marzo de 2003

Chomsky sobre el movimiento contra la


guerra
Matthew Tempest y Noam Chomsky
ZNet en Espaol
Ttulo original: Chomsky On The Anti War Movement
Origen: The Guardian, 4 de febrero de 2003
Traducido por Juan Aballe y revisado por Mateu Llas
Noam Chomsky: Las manifestaciones [por la paz] fueron otro indicador de un
fenmeno muy destacable. Por todo el mundo y en Estados Unidos existe una
oposicin a la inminente guerra a un nivel sin precedentes en la historia
estadounidense y europea en cuanto a su amplitud y a los sectores de la poblacin
que engloba.
Nunca antes, que yo sepa, ha existido una oposicin tan masiva a una guerra antes
de que ni siquiera hubiese empezado. Y cuanto ms nos acercamos a la regin,
mayor parece ser la oposicin. En Turqua las encuestas indican cerca de un 90%
de oposicin, en Europa sta es bastante amplia, y en EE.UU. los datos que vemos
en las encuestas son sin embargo bastante engaosos porque no tienen en cuenta
otro factor que diferencia a EE.UU. del resto del mundo. Este es el nico pas donde
Sadam Hussein no slo es criticado y despreciado sino adems temido. Desde
septiembre las encuestas han mostrado que aproximadamente un 60-70% de la
poblacin piensa literalmente que Sadam Hussein representa un peligro inminente
para su supervivencia.
De hecho no hay razn objetiva por la cual EE.UU. debera tener ms miedo de
Sadam que, digamos, los Kuwaites, pero existe un motivo -este consiste en que
desde septiembre se ha producido un redoble de la propaganda que intenta hacer
creer a la gente que Sadam no slo es una persona terrible sino que adems va a
venir a por nosotros maana si no le detenemos hoy. Y eso llega a la gente. De
modo que para comprender la oposicin actual a la guerra en EE.UU. debemos
extraer ese factor, el factor del miedo irracional creado por la propaganda masiva.
Si lo hacemos creo que encontraremos que la oposicin es muy similar a la del
resto del mundo.
Lo que no se destaca en la cobertura de la prensa es que simplemente no existe
precedente, o nada parecido a un precedente, para tal oposicin pblica a una
guerra. Y sta se extiende mucho ms all, no es slo una oposicin a la guerra, es

una falta de confianza en los lderes. Quiz hayan visto un estudio publicado por el
Foro Econmico Mundial hace un par de das que analiza la confianza en los lderes,
la ms baja es la que se refiere a los lderes estadounidenses. Slo tienen la
confianza de poco ms que la cuarta parte de la poblacin y creo que eso refleja la
preocupacin por la temeridad, la violencia y las amenazas que se desprenden de
las acciones y los planes de la actual administracin.
Estas cuestiones deberan ser centrales. Hasta en Estados Unidos hay una
impresionante oposicin a la guerra y una correspondiente disminucin de la
confianza en los lderes que la estn conduciendo. Esto se viene desarrollando
desde hace un tiempo pero est alcanzando ahora un estado inusual, y , volviendo
a las manifestaciones del fin de semana, nunca antes haba ocurrido. Si lo
comparamos con la guerra del Vietnam, el estado actual de la guerra de Irak se
corresponde aproximadamente con el de 1961, esto es, antes del comienzo de la
guerra, en 1962, cuando EE.UU. bombarde Vietnam del Sur y condujo a millones
de personas a campos de concentracin, a la guerra qumica y dems. Pero no hubo
protesta. De hecho la protesta fue tan pequea que poca gente lo recuerda.
Las protestas no comenzaron a desarrollarse hasta varios aos ms tarde cuando
extensas zonas del sur de Vietnam fueron sometidas a bombardeos de saturacin
con aviones B-52, haba cientos de miles de tropas all y cientos de miles haban
sido asesinados. Incluso despus de esto, cuando las protestas finalmente se
desarrollaron en EE.UU. y Europa, stas se centraron casi siempre en una cuestin
colateral -el bombardeo del norte de Vietnam fue indudablemente un crimen,
aunque fue mucho ms intenso en el sur, que siempre fue el objetivo de EE.UU., y
segua sindolo.
Esto tambin es reconocido, incidentalmente, por el gobierno. Cuando cualquier
administracin toma posesin lo primero que hace es llevar a cabo una valoracin
de la situacin a nivel mundial - "Cual es el estado del mundo?"- por parte de los
servicios de inteligencia. Esta informacin es secreta y sale a la luz unos 30 40
aos ms tarde cuando es desclasificada. Pero cuando lleg la primera
administracin Bush en 1989, partes de su informe de inteligencia fueron filtradas,
y son muy reveladoras sobre lo que ocurri precisamente respecto a estas
cuestiones en los 10 aos siguientes.
Las partes que fueron filtradas hablaban de enfrentamientos militares con enemigos
mucho ms dbiles, reconociendo que stos eran los nicos a los que estbamos
dispuestos a enfrentarnos, los nicos que queramos que existieran. De tal modo
que en enfrentamientos con enemigos mucho ms dbiles Estados Unidos debe
ganar "con decisin y rapidez" porque de otro modo el apoyo popular se erosionar,
ya que se considera que este es muy frgil. No es como en los aos sesenta,
cuando el gobierno poda librar una guerra larga y brutal durante aos y aos
destruyendo prcticamente un pas sin protesta alguna. Ahora no, ahora tienen que
ganar. Tienen que aterrorizar a la poblacin para que sientan que hay una gran
amenaza para su existencia y llevar a cabo una victoria milagrosa, contundente y
rpida sobre el enorme enemigo y despus pasar al siguiente.
Recordemos que las personas que llevan ahora las riendas en Washington son en su
mayor parte Reaganianos reciclados, que bsicamente estn reviviendo el guin de
los aos ochenta -para utilizar una analoga adecuada-. En los aos 80 impusieron
programas domsticos muy dainos para la poblacin en general y que fueron muy
impopulares. La gente se opuso a la mayora de sus programas domsticos y la
manera como consiguieron implantarlos fue manteniendo a la poblacin en un
continuo estado de pnico.

As que un ao fue una base area en Granada que los rusos queran usar para
bombardear los Estados Unidos. Suena ridculo pero esa fue la mentira de la
propaganda y funcion.
Nicaragua estaba a "dos das de marcha de Tejas" -un pual apuntando al corazn
de Tejas-, para utilizar la frase de Hitler. De nuevo podra creerse que la gente se
morira de risa. Pero no fue as. Este argumento fue utilizado continuamente para
asustarnos -Nicaragua quiz nos conquiste en su camino hacia la conquista del
hemisferio-. Se declar una emergencia nacional por la amenaza que representaba
Nicaragua para la seguridad nacional. Que si asesinos a sueldo libios rondaban las
calles de Washington para matar a nuestro lder - que si narco-terroristas
hispanos-. Una cosa tras otra fue urdida para mantener a la poblacin en un
permanente estado de miedo mientras llevaban a cabo sus mayores guerras
terroristas.
Recordemos que la misma gente declar en 1981 una guerra contra el terror que se
convertira en el ncleo central de la poltica exterior estadounidense enfocada
fundamentalmente en Centroamrica. Llevaron a cabo una guerra contra el terror
en Amrica Central donde acabaron matando a unas 200.000 personas y dejando
cuatro pases devastados. Desde 1990, cuando EE.UU. se hizo con ellos de nuevo,
se han hundido ms an en una profunda pobreza. Ahora estn haciendo lo mismo
por los mismos motivos -estn llevando a cabo programas domsticos a los que la
poblacin se opone contundentemente porque les perjudica.
Pero las aventuras internacionales, la invencin de enemigos que estn a punto de
destruirnos, no son nuevas, nos son familiares. No lo inventaron ellos, otros han
hecho lo mismo a lo largo de la historia. Pero se han convertido en maestros de
este arte y lo estn volviendo a hacer ahora.
No quiero sugerir que no tengan motivos para querer tomar el poder en Irak. Por
supuesto que los tienen, motivos muy antiguos que todo el mundo conoce.
Controlar Irak pondr a EE.UU. en una posicin muy poderosa para extender su
dominio sobre las mayores reservas energticas del mundo. No es una razn
pequea.
Pero fijmonos en el momento concreto. Es realmente chocante que la avalancha
de propaganda comenzara en septiembre -qu ocurri en septiembre? Fue cuando
comenz la campaa para el congreso y estaba claro que los republicanos no iban a
ganar dejando que dominaran los asuntos sociales y econmicos. Hubieran sido
arrollados. Tenan que hacer exactamente lo mismo que hicieron en los ochenta;
sustituirlos por asuntos de seguridad y en el caso de una amenaza a la seguridad la
gente tender a cerrar filas en torno al presidente -una figura fuerte que nos
proteger de horribles peligros.
La direccin ms probable que esto tomar [despus de una guerra con Irak] ser
Irn, y posiblemente Siria. Corea del Norte es un caso diferente. Lo que estn
demostrando al mundo con gran claridad es que si quieres impedir una agresin
estadounidense, ms te vale tener armas de destruccin masiva (ADM), o una
amenaza de terrorismo creble. Ninguna otra cosa les detendr -no les pararn
fuerzas convencionales. Esa es una leccin terrible, pero es exactamente la que se
est enseando.
Durante aos, expertos de los medios de comunicacin convencionales han estado
destacando que EE.UU. causa la proliferacin armamentstica con sus aventuras ya
que los dems no pueden protegerse si no es con ADM o la amenaza del terror.
Kenneth Waltz es uno de los que subrayaba esto recientemente. Pero hace aos,

incluso antes de la administracin Bush, comentaristas de primera lnea como


Samuel Huntington de Foreign Affairs, la principal revista del establishment,
destacaban que Estados Unidos estaba siguiendo un curso peligroso. Huntington
hablaba sobre la administracin Clinton pero apuntaba que, para gran parte del
mundo, EE.UU. es considerado ya como un estado criminal y el mayor peligro para
su existencia. De hecho una de las cosas sorprendentes sobre la actual oposicin a
la guerra, repito sin precedentes, es la amplitud con la que se extiende por todo el
espectro poltico. Las dos mayores publicaciones sobre poltica exterior, Foreign
Affairs y Foreign Policy acaban de publicar en sus ediciones ms recientes artculos
muy crticos de distinguidas figuras de los medios de comunicacin mayoritarios
oponindose al recurso de la guerra en este caso.
La American Academy of Arts and Sciences rara vez se posiciona en asuntos de
actualidad controvertidos y acaba de publicar un largo monogrfico de su comit de
seguridad internacional sobre este tema, en el que da una descripcin de lo ms
cordial de la posicin de la administracin Bush para despus desmontarla lnea a
lnea entrando en terreno resbaladizo -mucho ms de lo que me hubiera gustadopero consiguindolo con xito.
Existe mucho miedo y preocupacin por este aventurismo, al que un analista
llamaba "tontas fantasas de silln". Mi preocupacin es ms bien "cmo va a
afectar a los iraques?" y "cmo va a afectar a la regin?" pero estas
preocupaciones son del tipo "cmo nos va a afectar a nosotros?".
Matthew Tempest: Se volver contra ellos mismos la propaganda si no se establece
la democracia en Irak despus de la "liberacin"?
NC: Tiene razn al llamarlo propaganda. Si esta es una de las finalidades de la
guerra, por qu entonces no lo dicen?, por qu estn engaando al resto del
mundo?, qu sentido tienen entonces los inspectores de la ONU? De acuerdo con
esta propaganda todo lo que estamos diciendo en pblico es pura farsa -no nos
importan las armas de destruccin masiva, no nos importa el desarme, tenemos
otro objetivo en mente que no os decimos y que consiste, de repente, en que
vamos a llevar la democracia a Irak por medio de la guerra. Pues bien, si este es el
objetivo dejemos de mentir sobre ello y pongmosle fin a toda la farsa de las
inspecciones y dems, y digamos simplemente que ahora estamos en una cruzada
para llevar la democracia a pases que sufren bajo gobiernos tiranos. De hecho esta
es una cruzada tradicional, es lo que hay detrs de los horrores de las guerras
coloniales y sus equivalentes modernos, y nosotros tenemos un historial muy rico
mostrando cmo funciona esto. No es algo nuevo en la historia.
En este caso particular no se puede predecir qu pasar una vez comience la
guerra. En el peor de los casos quiz ocurra lo que las agencias de inteligencia y las
organizaciones de ayuda predicen -esto es, un aumento del terrorismo como
disuasin o venganza, y para el pueblo iraqu, que apenas supera el lmite de la
supervivencia, podra significar la catstrofe humanitaria sobre la que las
organizaciones de ayuda y la ONU nos han estado advirtiendo.
Por otro lado es posible que ocurra lo que los halcones de Washington esperan -una
victoria rpida, ausencia de combates que comentar, imposicin de un nuevo
rgimen, con una fachada democrtica y asegurarse de que EE.UU. tenga grandes
bases militares en Irak as como el control efectivo del petrleo.
Las posibilidades de que consientan algo parecido a una democracia real son
mnimas. Hay grandes impedimentos en su camino -impedimentos que motivaron
que Bush n1 se opusiera a las rebeliones de 1991 que podan haber derrocado a

Sadam Hussein. Al fin y al cabo, poda haber sido derrocado entonces si EE.UU. no
hubiera autorizado a Sadam a aplastar las rebeliones.
Un problema importante es que prcticamente el 60% de la poblacin es chita. Si
hay algn tipo de gobierno democrtico, ellos tendrn algn tipo de voz, de hecho
la voz mayoritaria respecto a cul ha de ser el gobierno. No son pro-iranes pero lo
ms probable es que la mayora chita se uniera al resto de la regin intentando
mejorar las relaciones con Irn y reducir el nivel general de tensin en la regin
reintegrando a Irn en ella. Ha habido movimientos en ese sentido entre los
estados rabes y la mayora chita en Irak probablemente lo hara. Eso es lo ltimo
que quiere EE.UU. Irn es el prximo objetivo.
No quiere una mejora de las relaciones. Es ms, si la mayora chita obtiene por
primera vez una verdadera voz en el gobierno, la minora kurda querr algo similar.
Y querr la realizacin de sus justas demandas de un mayor grado de autonoma en
las regiones del norte. Turqua no va a tolerar eso. Turqua ya tiene miles de tropas
en el norte de Irak bsicamente para prevenir una evolucin de ese tipo. Si hay
movimiento hacia Kirkuk, considerada por ellos como su capital, Turqua se mover
para bloquearlo y EE.UU. le apoyar con toda seguridad igual que le apoy en sus
masivas atrocidades contra los kurdos en las regiones del sudeste durante los aos
noventa. Lo que al final tendremos ser, o bien una dictadura militar con una
fachada democrtica, como por ejemplo un parlamento que vota mientras el
ejrcito lleva las riendas entre bastidores -no sera nada nuevo-, o bien la entrega
del poder a las manos de alguien como la minora Sunni, quien ya lo tuvo en el
pasado.
Nadie puede predecir nada de esto. Lo que ocurrir cuando se empieza una guerra
no se sabe. La CIA no puede predecirlo, Rumsfeld no puede predecirlo, nadie
puede. Podra ocurrir cualquiera de estas cosas. Por eso la gente cuerda reniega del
uso de la violencia a menos que existan razones abrumadoras para ello, los peligros
son simplemente demasiado grandes. Sin embargo sorprende que ni Bush ni Blair
presenten algo parecido a esto como su objetivo a lograr con la guerra. Acaso han
acudido al consejo de seguridad y han propuesto una resolucin para llevar la
democracia a Irak mediante el uso de la fuerza? Por supuesto que no. Porque saben
que se reiran de ellos.
Bush y su administracin dijeron ya en noviembre al consejo de seguridad abierta y
directamente que la ONU ser "relevante" si nos otorga la autoridad para hacer lo
que queramos, para usar la fuerza si queremos, y si la ONU no lo hace ser
irrelevante. No poda ser ms claro.
Dijeron que ya tenemos la autoridad para hacer lo que queramos, o vens a
respaldar esa autorizacin o sois irrelevantes. No poda haber una forma ms clara
y explcita de informar al mundo de que no nos importa lo que piense, haremos lo
que queramos. Esta es una de las principales razones por las que la autoridad de
los lderes estadounidenses se ha hundido segn la encuesta del Foro Econmico
Mundial.
Otros pases probablemente participarn en la guerra de Estados Unidos, pero lo
harn por miedo.

18 de febrero de 2003
Entrevista a Noam Chomsky

"Cuba es probablemente el blanco de ms

terrorismo de todos los pases del


mundo
Araceli Varela Snchez y Marcos Mario Beiras. Massachusetts. Revista
Tempos Novos
En los anlisis recientes que se hacen de la situacin mundial desde la izquierda,
encontramos dos puntos de vista distintos: por un lado, un sistema mundial
constituido por Estados dbiles y controlado por grandes corporaciones
multinacionales; por otro lado, un mundo controlado por el poder imperial de los
Estados Unidos. Crees que podemos hablar de una nueva forma de imperialismo
con base en el Estado norteamericano? Cul es el papel de las grandes
corporaciones?

El trmino imperialismo es muy amplio y puede referirse a todo tipo de relaciones


de poder y dominacin. Cuando hay este tipo de relaciones entre Estados u otras
instituciones, podemos hablar de imperialismo, si queris. En lo que respecta al
actual sistema mundial, est basado en un grupo de Estados muy poderosos, el G7,
esencialmente. Estados Unidos es, con diferencia, el ms poderoso de ellos, aunque
la Unin Europea es comparable: la eleccin de los europeos es el poder. Estos
Estados estn fuertemente ligados a instituciones internacionales como el FMI y el
Banco Mundial, que estn controlados realmente por Washington, y tambin estn
ligados a grandes corporaciones, que tienen un gran poder e influencia. Pero las
corporaciones no son actores independientes, necesitan del poder del Estado de
varias maneras: en primer lugar, para que el mundo est controlado y a su
disposicin. Pero tambin necesitan al Estado directamente, para subsidios: la
economa norteamericana no es de ninguna manera una economa capitalista de
libre empresa, se basa en gran medida en un sector estatal muy dinmico. Por lo
tanto, los contribuyentes tienen que pagar los costes y asumir los riesgos de los
nuevos estadios del desarrollo econmico, y cuando las cosas funcionan, las
corporaciones privadas se llevan los beneficios. Adems, las corporaciones estn
muy interrelacionadas. IBM, Siemens y Toshiba trabajan en proyectos conjuntos.
Tericamente compiten entre ellas, pero interaccionan estratgicamente, y
construyeron una especie de sistema mercantilista controlado por poderes privados
con todo tipo de conexiones entre ellos, y en estrecha colaboracin con los Estados
ms poderosos. Podis llamarlo como queris, a veces le llaman mercantilismo
corporativo, que no es un mal trmino.
Te consideras un anarquista libertario, y le has dedicado mucha atencin al
movimiento anarcosindicalista en el Estado espaol en los aos 30. Parece que el
movimiento antiglobalizacin tiene un importante componente anarquista. Crees
que el anarquismo, como ideologa y estrategia, est recuperando protagonismo?
Ves continuidades o diferencias entre el movimiento antiglobalizacin y los
movimientos anarquistas de Catalua y Aragn?
Una precisin terminolgica: yo sugerira que evitsemos el trmino
antiglobalizacin. Se trata de un trmino propagandstico inventado por los que
apoyan una forma particular de globalizacin basada en las grandes corporaciones,
para sugerir que los que no estn a favor de esa forma de globalizacin quieren
volver a la Edad de Piedra. Todo el mundo est a favor de la globalizacin, eso ni
siquiera se cuestiona. Ciertamente la izquierda, el movimiento obrero, estn
basados en la nocin de solidaridad internacional. La cuestin es: qu forma va a
tomar la globalizacin? Los movimientos por la justicia global, los movimientos que

se renen en Porto Alegre, tienen una visin distinta de la integracin internacional


y de las multinacionales. Y esos movimientos surgieron de las luchas populares, de
las que forma parte la tradicin anarquista. Los ideales de esta tradicin nunca
desaparecieron y dan impulso a todo tipo de luchas. A nivel general, cuestionan las
jerarquas y la dominacin, incluyendo el poder estatal. En la prctica promueven la
autogestin de los trabajadores y la extensin de la democracia al mundo del
trabajo. As que el Movemento dos Sem Terra en Brasil quizs nunca escuch hablar
de las comunas en Aragn, pero estn haciendo lo mismo. Es algo que sucede
espontneamente.

Uno de los aspectos ms importantes de la vida poltica en el Estado espaol son


los nacionalismos perifricos. Recientemente, el partido vasco Batasuna, con
conexiones con ETA, fue ilegalizado. En Galicia hay un importante movimiento
nacionalista, menos popular que el vasco y el cataln, pero en muchos sentidos
ms crtico y progresista. Cul es tu opinin sobre estos nacionalismos perifricos,
y en particular sobre el problema vasco y la ilegalizacin de su partido
independentista?
Creo que la ilegalizacin de un partido independentista es una decisin equivocada,
sea en el Pas Vasco o en Irlanda del Norte. Estoy seguro de que las organizaciones
polticas tienen algn tipo de conexin con los movimientos terroristas, pero la
manera de tratar el problema no es ilegalizar los partidos, sino conseguir acuerdos
polticos que aborden el problema de una manera seria. Por supuesto, hay que
tener en cuenta las actividades criminales, pero esto es un hecho aparte. As que
no estoy a favor de la ilegalizacin de Batasuna. En lo que respecta a los
nacionalismos, no estoy seguro de hasta qu punto son perifricos. Creo que una
de las consecuencias de la fusin de Europa en un superestado altamente
centralizado que es la direccin en la que va la Unin Europea- es una creciente
regionalizacin. La recuperacin de culturas locales, desde el lenguaje hasta la
autonoma poltica, es muy saludable. Esto est pasando en toda Europa, y con
particular intensidad en Espaa, pero tambin en el resto del continente. El famoso
dficit democrtico introducido por la centralizacin de la Unin Europea puede dar
lugar a una sociedad ms fuerte y sana. Se trata de uno de los desarrollos ms
interesantes en los ltimos tiempos, as que no creo que estos nacionalismos vayan
a ser perifricos, sino que se van a extender por toda Europa. Y esto est
sucediendo literalmente en la mayor parte de los pases.
Por otra parte, estamos viendo una reaccin muy fuerte por parte de la derecha en
el gobierno espaol, que est tratando de reconstruir la unidad imaginaria de
Espaa...
Imaginaria es la palabra correcta. La unidad se da mayormente a nivel del poder de
las elites. Ms all de eso, la gente es simplemente muy diversa y sus intereses se
cruzan en todo tipo de direcciones, no necesariamente las regiones, sino tambin
las relaciones de clase... Y todos estos desarrollos son saludables y hay que
promoverlos. Los seres humanos no son criaturas del Estado, tienen muchas otras
dimensiones.
Uno de los temas de los que ms te has ocupado es la situacin poltica en
Latinoamrica. Ciertos acontecimientos recientes en esas reas parecen una
continuacin de la Guerra Fra, y las clases dirigentes parecen muy preocupadas
por un nuevo eje del mal entre Venezuela, Brasil y Cuba. Cul es tu diagnstico
de estos desarrollos?

Estis en lo cierto al sealar la continuidad con el perodo de la Guerra Fra, pero


hay una razn para eso: lo que sucedi en Latinoamrica no tuvo mucho que ver
con la Guerra Fra. Considerado por ejemplo el caso de Cuba, que es el caso en el
que se podra hacer una conexin con los rusos. De hecho, sabemos mucho sobre
este asunto, porque una de las cosas buenas de los Estados Unidos es que se trata
de una sociedad muy abierta, y tenemos ms acceso a los documentos internos que
en cualquier otro pas. Si nos fijamos en la manera precisa en que se desarroll,
vemos que la confrontacin no tena nada que ver con los rusos, sino con algo
totalmente distinto. Castro tom el poder en enero de 1959 y en dos meses el
Consejo de Seguridad Nacional norteamericano ya estaba planeando librarse de l.
En aquel momento no haba ni comunistas ni rusos por el medio. En octubre,
aviones norteamericanos con base en Florida comenzaron a atacar a Cuba. Este es
el comienzo de un largo perodo de ataques terroristas: Cuba es probablemente el
blanco de ms terrorismo que todo el resto del mundo. En marzo de 1960 se tom
una decisin en secreto para derrocar al gobierno, lo que se llam cambio de
rgimen. Y ah entra al gobierno Kennedy. Una de las primeras cosas que hizo ese
gobierno fue un estudio de Sudamrica donde dicen: el problema de Cuba es la
difusin de la idea de Castro de retomar las riendas del poder, que va a inspirar a
otra gente del hemisferio que tiene problemas similares a hacer lo mismo. Y luego
tenemos la invasin de Baha Cochinos. Los cubanos la rechazaron, y el gobierno
Kennedy estaba furioso. Kennedy orden a su equipo que se desencadenase sobre
Cuba todo el terrorismo de la tierra por su victorioso desafo a los Estados Unidos, y
no slo por rechazar la invasin. En los documentos dicen literalmente: la
existencia misma del rgimen de Castro es un desafo de la poltica norteamericana
del ltimo siglo y medio en Latinoamrica, que supuestamente tena que ser
dominada por los Estados Unidos y ahora estaba tomando su propio camino.
Iniciaron entonces una larga serie de ataques terroristas contra Cuba que no eran
ninguna broma. Eran muy serios: muchsimas personas asesinadas, destrucciones
masivas, hundimiento de barcos, cosechas envenenadas, etc. Y llegamos as a la
crisis de los misiles. Los rusos pusieron armas nucleares en previsin de una
invasin, y en las conversaciones que estn teniendo lugar ahora, en el 40
aniversario de la crisis, los funcionarios norteamericanos como McNamara dicen: en
realidad, no estbamos planeando una invasin. Pero McNamara tambin dice que,
si l fuese ruso o cubano, supondra que iba a haber una invasin, porque todo
apuntaba a ello. As que los misiles se pusieron all para tener un efecto disuasorio
sobre los planes de invasin. Y eso casi hace explotar el mundo. Acabamos de
saber lo cerca que estuvimos del fin en las conversaciones que tuvieron lugar la
semana pasada en la Habana: lo que salv al hemisferio norte de la destruccin
total fue un oficial ruso que cancel la orden de enviar misiles nucleares cuando su
submarino estaba siendo atacado por destructores norteamericanos. Gracias a eso
estamos vivos. Estuvimos as de cerca. Que pas despus de la crisis de los
misiles? Kennedy continu y de hecho aument los ataques terroristas contra Cuba.
Diez das antes de su asesinato dio nuevas rdenes para operaciones de terror y
sabotaje en Cuba, y eso contina hasta hoy. Adems de eso, hay un embargo que
estrangula al pas. Los rusos se involucraron finalmente para proteger a Cuba de los
ataques, pero no se trataba de la Guerra Fra, y si os fijis en otros casos, veis que
es lo mismo. De hecho, en el caso de Nicaragua los Estados Unidos enviaron a los
Sandinistas a manos de los rusos conscientemente y a propsito, porque queran un
pretexto para el ataque que estaban llevando a cabo. Nicaragua quera aviones para
defender su espacio areo del ataque de los Estados Unidos, y los Estados Unidos
sobrevolaban Nicaragua enviando mensajes a las fuerzas terroristas dicindoles a
dnde deban ir, etc. Nicaragua quera defender su espacio areo y para ello trat
de conseguir aviones franceses, pero los Estados Unidos presionaron a Francia para
que no les enviaran aviones, queran que fueran los rusos los que se los prestaran.
Afortunadamente fueron suficientemente listos como para no aceptar los aviones
rusos, pero de todas maneras la administracin Reagan continu esparciendo

rumores de que Nicaragua iba a obtener aviones rusos dispuestos a atacar a los
Estados Unidos. Si analizas caso tras caso, ves que as es como funciona.
En cuanto a Brasil, acaba de salir de unas elecciones que confirman el avance de la
izquierda en el continente. Qu estrategias est desarrollando el poder para
controlar este avance?
Brasil es una fuente de preocupacin ahora, como tambin lo era bajo la
administracin Kennedy, en parte por las mismas razones: Goulart se estaba
moviendo hacia una posicin de independencia, era un populista moderado. A la
administracin Kennedy no le gustaban las reformas que se estaban llevando a
cabo. Prepararon y no haba rusos por medio- un golpe de Estado, que se
materializ poco despus del asesinato de Kennedy. Estableci una dictadura militar
brutal que los liberales de Kennedy aplaudieron y describieron como la mayor
victoria para la libertad de mediados del siglo XX, literalmente y esto mientras se
llevaban a cabo torturas y todo lo dems. Y no tena nada que ver con los rusos.
Tena que ver con el hecho de que Brasil que es mucho ms importante que Cubase mova hacia una direccin de independencia; eso no es de esperar ni est
permitido. Lo mismo ocurre hoy en Venezuela. Chvez es una figura muy impopular
en los Estados Unidos: populista, reformista Hizo algo tan terrible el otro da que
fue noticia aqu. Rebautiz el llamado Da de Colon por Da de la Resistencia
Indgena y... uno no puede decir eso! Aquello fue la liberacin del hemisferio, no
el genocidio de cien mil personas. As que todava tienen que pensar en una manera
de librarse de Chvez, pero una distinta de las anteriores. En el caso de Brasil,
tenemos ahora a Lula, el candidato del Partido dos Trabalhadores, que es con
mucho el partido socialdemcrata ms grande e importante del mundo. Los Estados
Unidos estn tratando con todas sus fuerzas de impedir su subida al poder. No
pueden parar en este momento la victoria electoral, pero lo que han hecho ha sido
imponer condiciones no solo los Estados Unidos, sino toda la comunidad
internacional financiera y la elite de negocios de Brasil- que son las mismas
condiciones que cualquier nuevo presidente Lula en este caso- tendra que cumplir,
y esencialmente significan una continuacin de las polticas neoliberales. Por ese
motivo estuvieron invirtiendo en el suelo, atacando la moneda... Es la tcnica
estndar para destruir un pas, y forma parte de la globalizacin neoliberal: la
liberalizacin financiera proporciona a los inversores y propietarios de la tierra un
enorme poder sobre los pases. Esa es tambin una de las razones por las cuales el
crecimiento econmico como la productividad y la mayor parte de los ndices
macroeconmicos- baj considerablemente en los ltimos veinticinco aos, a escala
mundial. Pero estas polticas neoliberales tambin minan la democracia, lo cual es
mucho ms importante: retiran el poder de decisin de los pases dndoselo a los
inversores internacionales, propietarios, etc. Se habla incluso a veces de
parlamentos virtuales que determinan las polticas gubernamentales a travs del
control del capital flotante, la moneda, ... Un ejemplo: Brasil, como consecuencia
de las polticas neoliberales de Cardoso, tiene una gran deuda. Pidieron un
prstamo al FMI y se lo concedieron, un gran prstamo, pero con una condicin: el
prstamo qued congelado hasta despus de las elecciones, y el nuevo presidente
va a tener que seguir las reglas del FMI, lo cual significa esencialmente continuar la
misma poltica. Es un estrangulamiento del pas. La nica escapatoria es ms o
menos revolucionaria: que Sudamrica tome las riendas de sus propios asuntos y
siga su propio camino. Un pas solo, como Cuba o Venezuela, no pueden hacerlo,
pero una parte sustancial del continente podra, si Brasil est dispuesto. Por otra
parte, eso significara una guerra de clases en Brasil.

Y crees que eso puede pasar a corto plazo?

Yo creo que va a pasar, antes o despus, pero no s si la situacin est madura


ahora mismo. No puede pasar si no hay un gran apoyo del Norte, no de los
gobiernos, sino de la gente. Si estos movimientos por la justicia global crecen y se
expanden, podran proporcionar una base de apoyo popular. La gente tiene cierta
capacidad de maniobra e histricamente hubo mejoras sustanciales. Por ejemplo,
ahora ningn presidente norteamericano podra hacer lo que hizo Kennedy: los
ataques a Vietnam, organizar un golpe militar en Brasil, guerra terrorista contra
Cuba... Los presidentes estn ahora mucho ms constreidos por el cambio en el
pblico general, que ahora impone sus lmites al poder. Los movimientos de justicia
global podran dar lugar a desarrollos muy saludables, orientados hacia las
necesidades de la gente y no hacia los beneficios de las multinacionales. Y Brasil,
Venezuela y otros pases son un ingrediente crucial en todo esto: los pases que
ms sufren son los que estn completamente controlados por los Estados Unidos. El
control es mayor en el Caribe y en Centroamrica, y el resultado es un completo
desastre: el pas ms pobre del hemisferio es Hait, el segundo ms pobre es
Nicaragua, Guatemala es el tercero... Desde 1990, que fue cuando Estados Unidos
recuper completamente su poder sobre ellos, estn en cada libre. Esos pases son
demasiado pequeos para hacer algo, necesitan solidaridad y ayuda
Otra de las cosas en las que ms has investigado es la manipulacin meditica, por
ejemplo en Manufacturing Consent. En la mayor parte del mundo el poder parece
seguir una pauta doble: en el Primer Mundo, el mtodo favorito es la manipulacin
de los medios, pero en el Tercer Mundo el poder es mucho menos sutil, y sigue
funcionando a travs de la violencia fsica, la exclusin...
S, y adems se hace de manera completamente consciente. Lo mismo pasa en la
historia de los pases ricos. Estas ideas de fabricar el consenso aparecieron
cuando las elites entendieron que, con el crecimiento de la democracia
parlamentaria, del movimiento obrero, etc, no iba a ser posible controlar a la gente
por la fuerza. Por lo tanto tuvieron que recurrir a otros modos de control, como
controlar la opinin, el pensamiento, las maneras de ser... Se trata de una enorme
industria que se desarroll principalmente en Estados Unidos y Gran Bretaa, los
dos pases ms democrticos. Es ah donde el peligro es mayor. Considerad por
ejemplo el caso de Espaa. Con Franco permitan la publicacin de cualquier tipo de
libro, no tena importancia. Siempre y cando hubiese una cmara de torturas en el
centro de Madrid y pudieseis escuchar los gritos cando pasarais por all, se le poda
dejar a la gente leer lo que quisiera. Por otro lado, cuando no tienes esas tcnicas,
se vuelve muy importante controlar lo que la gente piensa, ve y dice. Mientras la
gente est completamente absorbida por lo que se suele llamar las cosas
superficiales de la vida es el trmino que usan las empresas- no se involucrar en
otras cosas. La gente lo sabe, y por eso hay un tremendo cinismo respecto a la
democracia en este pas. Reparemos por ejemplo en las elecciones de noviembre de
2000. Hubo muchas discusiones y rabia por el hecho de que se hubieran
manipulado las elecciones, pero fijaos en quin estaba preocupado: una elite
intelectual muy pequea. Se trataba de un asunto muy importante en Harvard,
pero en las calles de Cambridge a nadie le importaba. A la gente no le importa que
se hubieran robado las elecciones: es todo una farsa. Y en todas estas discusiones y
debates siempre resultaba sorprendente que a la gente no le preocupara la
ilegitimidad del presidente. Si echis un vistazo a los sondeos de opinin veris
exactamente por qu. Antes de las elecciones ya el 75 % de la gente pensaba que
eran una farsa: se trata de un juego de ricos, de la industria de relaciones pblicas,
etc. Hay un indicador de impotencia que mide lo incapaz que se siente la gente de
cambiar la realidad, y ese indicador no par de subir, alcanzando recientemente su
punto lgido. Lo mismo pasa en Latinoamrica. La llamada onda de
democratizacin que est teniendo lugar es tan solo una democracia formal: votas

por alguien. Por otro lado, el cinismo respecto a la democracia creci


tremendamente. Un porcentaje muy alto de la poblacin -creo que es cerca de la
mitad- dice que incluso aceptara dictaduras militares, lo cual no es ninguna broma
en Latinoamrica. La razn es que la democracia formal fue de la mano de
programas neoliberales, que minan la democracia, as que la gente acab siendo
cnica, y eso es un xito: quieren que la gente sea cnica y que las elites se ocupen
de todos los asuntos. Esa es la forma perfecta de democracia, y exige poderosos
instrumentos de adoctrinamiento e control.
Cuando la Unin Sovitica colaps, todo el mundo dedujo que la planificacin
central no era viable, pero se rechazaron tambin otras alternativas -como los
consejos de trabajadores- ms prximas a la tradicin libertaria en la que t te
inscribes. Todas estas ideas se consideraron utpicas. Segn la doxa oficial, la
nica manera posible de organizar la vida econmica es el capitalismo de libre
mercado. Cmo interpretas esta reaccin?

Se trata de una reaccin interesante. De hecho, escrib sobre el tema cuando la


cada del muro de Berln. Yo creo que la cada de la Unin Sovitica fue una
pequea victoria para el socialismo, al igual que la derrota del fascismo: abri de
nuevo el espacio para el socialismo. Los bolcheviques fueron radicalmente
antisocialistas desde el primer momento. La primera medida que tomaron Lenin y
Trotsky en 1918 fue eliminar los consejos de trabajadores, eliminar los soviets,
eliminar por supuesto la Asamblea Constituyente. Tenan que destruirlos porque
queran formar lo que ellos llamaban un ejrcito de trabajadores, obedientes a la
voluntad del lder, y lo hicieron basndose en lo que ellos consideraban
presupuestos marxistas. Su variedad de marxismo implicaba que Rusia non poda
tener socialismo sin ser industrializada a la fuerza y rpidamente. Despus de la
industrializacin la Historia pondra en prctica su magia, y todo eso. Pero a medio
plazo, la Unin Sovitica fue la fuerza ms radicalmente antisocialista del mundo,
peor que la Alemania nazi. No haba organizaciones populares, ni organizaciones de
trabajadores. Los consejos de trabajadores no existan en absoluto. La eliminacin
de este sistema dej cierto espacio a los ideales socialistas libertarios. As que lo
que estis describiendo es correcto, as es como se interpret, pero los hechos son
radicalmente opuestos. Esta e una de las mayores victorias de la propaganda que
jams he visto.
Cul es tu opinin de la otra alternativa tradicional de la izquierda, la
socialdemocracia?

La socialdemocracia tuvo un xito extraordinario. Por supuesto, no resolvi todos


los problemas, pero cuando se aplic a las sociedades funcion mucho mejor que el
sistema sovitico, de una manera mucho ms humana. Tomemos por ejemplo la
sanidad. Estados Unidos es el nico pas industrial que tiene una sanidad pblica
extremadamente limitada. La sanidad aqu es probablemente peor que en cualquier
otro pas industrial: los gastos per cpita son el doble de los del resto de los pases
industriales, y el sistema es completamente ineficaz. Hay algo as como una
sanidad pblica en Norteamrica, de manera que si eres una persona pobre en el
centro de Boston y tienes un ataque al corazn o algo as, te llevarn a urgencias y
te tratarn. Pero notad que esta es la forma de sanidad ms cara y menos
eficiente: no hay prevencin y el tratamiento es muy caro, porque usan el Hospital
General de Massachusetts. As que, en cierto sentido, hay una sanidad pblica, pero
es radicalmente ineficaz. Esto es lo que pasa cuando te mueves hacia sistemas de

mercado. En los pases que tienen alguna forma de alternativa socialdemcrata y


hay muchos tipos distintos- es mucho ms eficiente. Cuando tienes un sistema
privado, hay un montn de burcratas, contables, y todo tipo de gente que se
aseguran de que los mdicos no les den demasiados medicamentos a la gente. Y
toda esa burocracia da lugar a muchos gastos. Donde los sistemas
socialdemcratas funcionaron, lo hicieron razonablemente bien, ciertamente mucho
mejor que las alternativas. As que las conclusiones a las que os referais antesque
son las conclusiones usuales- son solamente propaganda ridcula. Lo que es cierto
es exactamente lo contrario, y eso quiere decir que lo que deberamos hacer es
movernos hacia formas serias de democracia, en las que por ejemplo la economa
est bajo control democrtico. El programa neoliberal va en la direccin opuesta. Lo
que se suele llamar privatizaciones no tiene ningn tipo de motivacin econmica,
pero tiene una importante motivacin antidemocrtica: si se privatiza un servicio,
por ejemplo la salud, el agua, o lo que sea, se retira del dominio pblico, del
dominio de la eleccin democrtica, y se lleva al dominio del totalitarismo. Una
corporacin privada es una institucin totalitaria: es una economa dirigida,
controlada de arriba a abajo, y no rinde cuentas al pblico. As que no hay
argumentos econmicos para las privatizaciones: las empresas pblicas en pases
eficientes son eficientes, y en pases ineficientes son ineficientes.

Por otro lado, las socialdemocracias fueron histricamente fenmenos del Primer
Mundo. En un pas como Argentina, que est actualmente en medio de una
profunda crisis social y econmica, crees que la socialdemocracia sera una
solucin realista? Cul podra ser la solucin a corto plazo?
Encontrar una solucin a corto plazo para Argentina ahora es muy difcil. Existen
muchas razones por las que las democracias son fenmenos del Primer Mundo.
Cuando aparecen en el Tercer Mundo son pisoteadas violentamente...

Como Allende en Chile

O Nicaragua, o Guatemala, o muchos otros lugares. Si Suecia o Francia se mueven


hacia la socialdemocracia, no puedes aplastarlas, as que tratas de limitar estos
movimientos de otras maneras, pero no puedes llevar a cabo golpes de Estado. Y
por supuesto, dependiendo del pas, puede haber otros problemas. Latinoamrica
tiene, por ejemplo, serios problemas internos, adems de los que le proporciona la
violencia imperial. Los pases latinoamericanos no controlan a sus clases altas: los
ricos no pagan impuestos, no tienen ni conexin ni responsabilidades con su propia
sociedad. Si os fijis en cosas tan simples como las importaciones, podis ver que
en Latinoamrica son mayormente productos de lujo. Si por el contrario vais a los
pases del Este Asitico, que son bsicamente pobres, veris que se importan
medios de produccin, los ricos pagan impuestos, no hay fuga de capitales y hay
una sociedad que intenta desarrollase. En Latinoamrica la sociedad est
profundamente dividida en dos capas, en las que los ricos son parte del Primer
Mundo y tienen muy poco que ver con sus pases, excepto para explotar la mano de
obra barata. De hecho, si vives en Sao Paulo, tu relacin con los pobres brasileos
es prcticamente la misma que si vives en Nueva Cork: son quienes limpian tu
casa. Esos son problemas internos en Latinoamrica que tienen que solucionarse.
Otro problema es que los pases latinoamericanos estuvieron tradicionalmente
separados unos de otros y estn orientados hacia sus antiguas metrpolis o, como

sucede ahora, hacia Estados Unidos, pero no entre s. Incluso el transporte entre
ellos est mayoritariamente orientado hacia el oeste. Estas cosas tienen que
solucionarse. Argentina est ahora mismo en medio de todo esto. Argentina fue la
mejor estudiante del FMI y colaps completamente. Ahora tiene que tener el
equivalente a una revolucin social. Esto est sucediendo, hasta cierto punto. La
gente no decidi simplemente suicidarse, sino que est construyendo modos de
existencia alternativos, y vemos que estn apareciendo cooperativas, sistemas de
intercambio basados en el trueque... Argentina potencialmente es un pas muy rico,
y si la sociedad invierte su direccin, puede hacer muchas cosas.

Como filsofo y lingista, has investigado el papel de los medios de comunicacin


en crear lo que Etienne de la Botie llamaba la servidumbre voluntaria. Nos
gustara acabar hacindote una pregunta que ha atormentado a la filosofa poltica
durante siglos: por qu la gente que est oprimida no se rebela contra su
opresin?

Es mucho ms profundo que eso! Tomemos por ejemplo el caso de las mujeres.
Las mujeres estuvieron terriblemente oprimidas en casi todo el mundo y durante
toda la historia, incluyendo Occidente. No se rebelaron. Lo hicieron en cierta
manera, pero esencialmente interiorizaron la opresin. Lo mismo pas en las
sociedades esclavistas: durante largos perodos de tiempo, los esclavos no se
rebelaron. Simplemente pensaban: esto es lo que hay, tenemos que intentar
llevarlo lo mejor que podamos y refugiarnos en otras cosas, a travs de nuestra
cultura y de nuestras relaciones personales, que son parte de un mundo que los
amos desconocen. Y lo mismo hicieron las mujeres. Pero la gente interioriza la
opresin, y los que no lo hacen y tratan de resistir se enfrentan a un coste muy
grande. Por eso no es tan simple. Los costes varan, pero pueden ser enormes, y
eso hace que la gente est controlada durante largos perodos de tiempo. Lo mismo
pasa en la cultura norteamericana: la poblacin se siente impotente y no hace
mucho por resolverlo porque no ve cmo. Y si lo hace, hay costes. Los costes aqu
no son el asesinato, pero pueden ser muy altos. Supn por ejemplo que eres un
trabajador en una fbrica y quieres hacer algo tan simple como organizar un
sindicato. Para el organizador hay un coste: lo despedirn, lo pondrn en la lista
negra, etc. Si el esfuerzo por crear el sindicato triunfa, todo el mundo gana, pero
los activistas se enfrentarn a los costes. Si hacis un clculo simple de costebeneficio, podis deducir que ser pasivo produce un beneficio. Estas tcnicas de
control y subordinacin no siempre funcionan: hay un continuo fermento de
resistencia, de revuelta, que triunfa continuamente. Por eso vivimos en un mundo
mejor que el de hace cincuenta aos. Considerad de nuevo los derechos de las
mujeres: son mucho mejores de lo que eran hace cincuenta aos, hubo una
tremenda mejora en la mayor parte del mundo, y no fue un regalo. Lo mismo pasa
con cualquier otro derecho que queris imaginar: nunca es un regalo. Es el
resultado de una larga lucha por la que la gente paga un gran precio y que es difcil
llevar a cabo, pero que con el tempo merece la pena.
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de enero de 2003

Igual que en los aos 80


Noam Chomsky
Pgina 12 Traduccin: Celita Doyhambhre.

Cuando cualquier administracin entra en funciones, lo primero que hace es pedir


una evaluacin mundial a los servicios de inteligencia: Cul es el estado del
mundo?. Esta es secreta y uno sabe de ella 30 o 40 aos ms tarde, cuando es
desclasificada. Cuando la primera administracin Bush entr en funciones en 1989,
partes de sus evaluaciones de inteligencia se filtraron, y eran muy reveladoras
sobre lo que sucedi en los 10 aos subsiguientes precisamente sobre esas
cuestiones.
Las partes que se filtraron aludan a confrontaciones militares con enemigos mucho
ms dbiles, reconociendo que eran el nico tipo que desearamos enfrentar. De
manera que en confrontaciones con contendientes mucho ms dbiles, Estados
Unidos debe ganar decisiva y rpidamente, porque de otra manera el apoyo
popular se gastara, porque se saba que era muy limitado. No era como en la
dcada de 1960, cuando el gobierno poda llevar adelante una guerra larga y brutal
durante aos y aos, prcticamente destruyendo un pas sin ninguna protesta. No
ahora. Ahora tienen que ganar. Tienen que aterrorizar a la poblacin para que
sienta que existe una enorme amenaza sobre su existencia, lograr una victoria
rpida, milagrosa y decisiva sobre este enorme enemigo y marchar sobre el
siguiente. Recuerden que la gente que ahora dirige el show en Washington es en su
mayora reaganitas reciclados, reviviendo esencialmente el guin de la dcada del
80.
En la dcada del 80 estaban imponiendo programas internos que eran bastante
dainos para la poblacin general y que eran impopulares. La gente se opona a la
mayora de ellos. Y la forma en que lograban meterlos por la fuerza era
manteniendo a la poblacin en estado de pnico. As que un ao era una base
area en Granada que los rusos iban a usar para bombardear los Estados Unidos.
Suena absurdo pero sa fue la mentira de la propaganda y funcion. Nicaragua
estaba a dos das de marcha de Texas, un pual apuntando al corazn de Texas,
para tomar prestada una frase de Hitler. Nuevamente, uno pensara que la gente se
morira de risa. Pero no lo hicieron. Eso se repeta continuamente para asustarnos:
Nicaragua nos podra conquistar en su camino para conquistar el hemisferio. Se
decret una emergencia nacional por la amenaza impuesta por Nicaragua a la
seguridad nacional. Asesinos a sueldo libios y narcoterroristas hispanos estaban
recorriendo las calles de Washington para asesinar a nuestro lder.
Se invocaba una cosa tras otra para mantener a las poblaciones en un estado de
permanente temor mientras ellos llevaban a cabo sus guerras antiterroristas ms
importantes. Recuerden, la misma gente declar la guerra al terror en 1981, que
iba a ser la pieza central de la poltica exterior de Estados Unidos enfocada
primariamente en Amrica Central, donde termin matando a alrededor de 200.000
personas, dejando cuatro pases devastados. Desde 1990, cuando Estados Unidos
se hizo cargo de ellos, cayeron an ms en una profunda pobreza.
Ahora estn haciendo lo mismo con el mismo propsito, estn llevando a cabo
programas internos a los que la poblacin se opone fuertemente porque est siendo
daada por ellos. Pero el aventurerismo internacional, el invocar enemigos que
estn por destruirnos, eso es una segunda naturaleza, muy familiar. No la
inventaron, otros han hecho lo mismo, otros lo han hecho en la historia, pero se
convirtieron en maestros de este arte y ahora lo estn haciendo nuevamente. No
quiero sugerir que no tengan motivos para tomar Irak. Por supuesto que los tienen,
motivos de largo plazo que todos conocen. Controlar Irak pondr a Estados Unidos
en una posicin muy poderosa para extender su dominio sobre las mayores fuentes
de energa del mundo. Eso no es pequea cosa.
Pero tomen nota del momento elegido. Es llamativo que la propaganda de guerra
comenzara en septiembre. Qu sucedi en septiembre? Bueno, escuando comenz
la campaa para las elecciones legislativas y era seguro que los republicanos no la
iban a ganar si permitan que las dominaran temas sociales y econmicos. Saldran
aplastados. Tenan que hacer exactamente lo que hicieron en la dcada del 80.
Reemplazarlos por temas de seguridad. En el caso de una amenaza a la seguridad
la gente tiende a rodear al presidente, una figura fuerte que nos proteger de

horribles peligros. Es la direccin ms probable que esto tomar, despus de una


guerra contra Irak, y posiblemente Siria.

4 de febrero de 2003

Noam Chomsky: el jinete


antiglobalizacin
Jorge Smith
Agencia Informativa Latinoamericana S.A.
La Habana, 2 feb (PL) Por regla general los rebeldes despiertan la fascinacin de los
justos y los inconformes , por eso Noam Chomsky se ha convertido en el dolo de
las amplias mayoras contestatarias, que esperan sus artculos como las tablas de
Moiss.
En La Habana, en el contexto de la XII Feria Internacional del Libro de Cuba, se
present el libro Noam Chomsky en La Jornada, compilacin de entrevistas,
artculos, comentarios y reflexiones del politlogo estadounidense (Filadelfia, 1928).
Todo lo que desde el punto de vista de la palabra tiene que ver con este
intelectual originario de una familia de judos practicantes y que sin embargo critica
a Ariel Sharon y la poltica capitalista estadounidense que lo respalda, sale a relucir
en este fascinante libro.
Sin exagerar, el lingista por necesidad devino gur, profeta, politlogo y sobre
todo conciencia social de los 90 y el 2000, bajo el espaldarazo de miles de lectores
que le siguen como al nuevo profeta, ms al estilo rebelde y de martirologio de
Juan El Bautista que Jesucristo .
Para los que escuchan a Noam Chomsky, segn afirm en la sala Fernando Ortiz
el periodista mexicano Luis Hernndez, de la Editorial La Jornada, lo hacen porque
tiene algo que decir y lo dice con sentido.
Desde Brasil, Calgary, Australia y Holanda, agreg, Chomsky, crtico radical de la
poltica estadounidense, ha demostrado que posee un vasto y annimo podero
intelectual.
Segn Hernndez, su pblico es capaz de permanecer horas esperndolo,
escuchando sus planteamientos y debatiendo al final sus ideas porque le da a la ira
de la multitud, conceptos y ubicacin. Ricardo Alarcn, el presidente del
Parlamento cubano, reverencia en Chomsky el hecho de que tambin se le ha
querido ignorar.
"Para los grandes medios que controlan y manipulan la informacin, como indica
el escritor uruguayo Eduardo Galeano, Chomsky simplemente no existe".
A este intelectual judo es difcil encontrarlo en los diarios y revistas de circulacin
masiva, acot Alarcn, y jams aparece en los programas de televisin donde se
abordan temas que sin embargo ha examinado sistemtica y rigurosamente.
Quienes dependen exclusivamente de esos medios para enterarse de la verdad,
no pueden saber de su existencia y mucho menos conocer sus ideas, acot.
Pero existe una grave paradoja en el caso Chomsky, dijo el tambin periodista y
diplomtico: aunque sus trabajos no han contado con el favor de poderosas casas

editoriales sus lectores crecen en todos lo continentes y su libro 9-11 ha sido uno
de los mayores xitos en las libreras de Estados Unidos.
Se conoce que su pblico es ms diverso y receptivo (lo ha confesado el propio
Chomsky) que el que lo oy denunciar en otros tiempos la guerra de Vietnam.
Para Alarcn, Chomsky ha hecho una labor notable y cabe destacar su invalorable
aporte para identificar y desenmascarar los mtodos y las tcnicas empleadas para
dirigir, condicionar y dominar el pensamiento.
Cuba no escapa a las reflexiones e investigaciones de Noam Chomsky, y por eso
este exclama que "el pas antillano ha sido atacado por ms terroristas que
probablemente todo el resto del mundo en su conjunto. Ciertamente ms que
cualquier pas", coment el presidente del parlamento cubano.
Paralelamente al lanzamiento de este folleto, ocurre que cinco cubanos estn
presos en Estados Unidos por falsos delitos de terrorismo, segn los expertos ms
renombrados, y esa verdad le es ocultada a los ciudadanos estadounidenses,
ejemplo fehaciente de la manipulacin de la informacin.
Queda pasar revista a Noam Chomsky como ente individual, en el cual, con
palabras de Alarcn, los poderosos de la Tierra no han podido ni podrn aniquilar
sus mensajes indeseados.

2 de febrero de 2003
El libro incluye artculos y entrevistas del lingista publicados
en este diario

Noam Chomsky en La Jornada se


presentar en el encuentro editorial de la
capital de Cuba
La Jornada
Los artculos periodsticos que el pensador y lingista estadunidense Noam
Chomsky (Filadelfia, EU, 1928) ha publicado en las pginas de este diario, durante
ms de una dcada, as como las entrevistas que le han hecho aparecen
recopilados en un volumen cuya presentacin, este domingo, tendr como
escenario la Feria Internacional del Libro de La Habana, inaugurada el pasado
jueves.
Noam Chomsky en La Jornada se titula el volumen editado por La Jornada ediciones
-que presentar Luis Hernndez Navarro en La Habana-, en el cual el ''padre de la
lingstica moderna", como lo ha considerado The New York Times, y convertido en
una de las 10 fuentes ms citadas en las humanidades (junto con Shakespeare y la
Biblia), analiza desde una perspectiva ''hereje" y "emancipada", procesos sociales,
econmicos y polticos en Estados Unidos, Amrica Latina, la ex Yugoslavia y Medio
Oriente.
Los poderosos perciben a Chomsky como peligroso no slo por su talento
intelectual, sino por su ''incansable insistencia en encontrar la verdad y desmantelar
los mitos tan importantes para mantener la 'estabilidad' del sistema de poder
actual. Peor. Al hacerlo mediante sus libros, ensayos, discursos y entrevistas,
Chomsky siempre insiste en que hay que pensar, pero para poder actuar", escriben
en el texto introductorio los periodistas Jim Cason y David Brooks, corresponsales

de La Jornada en Estados Unidos, y responsables de varias de las conversaciones


que se reproducen en el texto de referencia. Las otras entrevistas incluidas son de
Heinz Dieterich Steffan.
Desenmascarar las hipocresas del poder
La ''injusticia infinita" que entraa la guerra de Estados Unidos contra el
''terrorismo"; los derechos palestinos, el bombardeo a Bagdad, la rebelin
zapatista, Cuba, la poltica armamentista de Clinton en Colombia, son algunos
temas que aborda Chomsky, quien cree que los intelectuales deben ''hablar de la
verdad y revelar las mentiras"
A modo de presentacin, colaboran en el libro Eduardo Galeano y Manuel Vzquez
Montalbn. El primero describe al pensador estadunidense como una ''oveja negra"
que ''denuncia la sinrazn dominante y desenmascara las hipocresas del poder que
en nombre de la Democracia practica el matonismo universal".
Vzquez Montalbn mira a Chomsky no como una ''conciencia externa", a la
manera del intelectual gur que perdur desde el romanticismo hasta los mayos del
siglo XX, sino como una ''conciencia interna y cmplice de la desalienacin".

El regalo de Porto Alegre

1 de febrero de 2003

Chomsky-Roy: cmo enfrentar al Imperio


Noam Chomsky
http://www.lavaca.org
La conferencia del clebre Noam Chomsky ante 15.000 personas que ovacionaron
su percepcin de que las cosas efectivamente empiezan a cambiar en favor de un
mundo ms volcado a la vida que a la muerte.
El Gigantinho es lo que es: un pequeo estadio gigante, se supone que con
capacidad para 15.000 personas. Pero este lunes, a las cuatro de la tarde, habra
que haber sumado a las que estaban sentadas en los pasillos, las escaleras, los que
estaban de pie, los que espiaban desde la puerta, los que se trepaban por la
ventana. Toda esa gente particip de una ceremonia colectiva, en dos actos,
traducida a todos los idiomas a travs de los auriculares que retiraron previamente
y sin pago en las ventanillas del estadio.
El primer acto fue una reunin, a lo largo de la mesa que ocupaba el centro del
escenario, de los principales referentes de Israel y Palestina. No estamos hablando
de funcionarios, sino de seres humanos: intelectuales y activistas de organizaciones
que se abrazaron para sellar una declaracin histrica. El texto de esa declaracin
lleg desde el auricular con lgrimas: la traductora -como todos all- fue fiel no solo
a las palabras, sino a los sentimientos que all se comunicaban. Y dice, palabras
ms, lgrimas menos, esto:
"Nosotros, israeles y palestinos, militantes de la paz, estamos decididos a perseguir
la paz y eliminar la ocupacin israel de los territorios ocupados, crear un estado
Palestino y consagrar Jerusalem como la ciudad capital de ambos estados;
encontrar una solucin justa a los refugiados y exigir a los gobiernos que pongan
fin a la violencia de ambos lados. Paz Ahora".
El estadio, en ese momento, estaba de pie y unido mano con mano. Por los

parlantes se escuchaba a John Lennon y esto que el alcalde de la ciudad anunci


como un regalo de Porto Alegre al mundo hubiese sido perfecto, sino tuviese tantas
otras cosas. En princpio, la docena de hombres de negro que protegan en el
escenario el abrazo de los firmantes de la declaracin.
Luego, lleg Bertolina Sisa, desde Bolivia, con un mensaje del dirigente Evo
Morales, invitado al cierre del acto, pero imposibilitado de viajar por los sucesos de
los que pocos hablan: 9 muertos, 100 heridos y 1.000 detenidos, segn inform la
carta, por la represin a los piquetes que los cocaleros iniciaron para hacer oir sus
demandas "en defensa de nuestra tierra y nuestro futuro".
Entonces, lleg el segundo acto.
Un hombre pequeo, de camisa celeste, anteojos grandes, casi anciano, entr al
escenario y recibi la ovacin de un dolo de rock. Noam Chomsky, 74 aos,
estadounidense, lingista, investigador del mayor centro de Ciencia y tcnica del
mundo, el mtico MIT, fue consagrado as como el lder intelectual del nuevo siglo.
Del otro mundo posible.
Chomsky fue el encargado de dar la explicacin, sin quererlo, cuando comenz
comentando a su compaera de panel, la joven escritora india Arundathi Roy, que a
partir de ahora debera cambiar el ttulo de aquel artculo que escribi hace un ao
sobre l, y que deca: "La soledad de Noam Chomsky". Qu hizo posible que esa
justa apreciacin de Roy ahora quedara anacrnica y provocara risas? La valenta
de Chomsky, el primer intelectual en nadar contra la corriente en pleno 11 de
setiembre y en el corazn del Imperio. Esa honestidad intelectual, ese coraje, le
reportaron tantas crticas, como aplausos ayer. No tuvo que esperar tanto tiempo
para verse compensado. Apenas este largusimo ao, en que todo cambi.
El profesor Chomsky podra haber hecho cualquier cosa ayer, porque lo ms
importante ya haba sido hecho. Sim embargo, eligi dar una leccin. De muchas
cosas. La primera, de antidemagogia.
Durante casi una hora, en ingls y ante un pblico que mantuvo los auriculares y la
atencin apretados para poder seguirlo, ley un ensayo sobre todo lo que vio y
entendi en este ao. Es decir, brind una leccin que el silencio convirti en misa.
"Estamos enfrentando un momento histrico que tiene mucho de sombro, pero
tambin de esperanza. El poder proclam en alta voz que tiene intenciones de
gobernar el mundo por la fuerza. El Imperio expres explcitamente que no va a
tolerar ninguna competencia ni ahora ni en el futuro. Su doctrina no es nueva, pero
nunca ha sido proclamada tan abiertamente y con tanta arrogancia."
Luego, repiti en voz alta el ttulo de la conferencia: "Cmo enfrentar al Imperio". Y
contest: "No pienso responder a esta pregunta porque ustedes conocen la
respuesta incluso mejor que yo: creando un mundo distinto, sin miedo a la
opresin."
Luego, coment lo que haba hecho ayer: visitar uno de los campamentos del
poderoso Movimiento Sin tierra de Brasil. Fue en el asentamiento de Maio y en un
rea de 850 hectreas donde viven 46 familias. All plant un cedro, comi arroz,
recorri el asentamiento y cuando parti recibi el elogio que mejor lo define: "Es el
hombre ms coherente que conoc", dijo su anfitrin. Joao Pedro Stdile, uno de los
lderes del MST y de la Va Campesina, organizadora de este visita de la que
participaron 2.000 personas.
Chomsky no cont estos detalles a la multitud, sino las conclusiones que le dejaron.

"Ese es un mundo que nos brinda una esperanza. Este movimiento popular es uno
de los ms importantes del mundo y, por ellos, es que el Foro Mundial se celebra
aqu". Esta fue otra de las lecciones de Chomsky: recordar -y con ello rescatar- el
verdadero espritu del Foro, su origen fundacional, su alma. En el ltimo da de esta
tercera reunin en donde tantos partidos politicos disfrazados -como lobos con piel
de oveja- bajo las denominaciones ms variadas intentaron "disciplinar" aqu y all,
con recetas y dogmas, a los nuevos movimientos sociales autnomos, esta mencin
de Chomsky no fue casual, sino central: no estamos aqu por obra del Partido de los
Trabajadores, sino por el Movimiento Sin Tierra. La diferencia hace a la diferencia.
Luego, Chomsky cont otro viaje, realizado meses antes, al sudeste de Turqua, en
territorios donde los kurdos viven bajo el terror de la violencia ms salvaje, que
Chomsky describi con escenas y datos precisos. Uno de ellos: Turqua fue el
principal receptor de armas de los Estados Unidos hasta 1999. Ahora, ese puesto lo
ocupa Colombia: "El pas donde hoy ms se violan los derechos humanos de todo el
hemisferio, y el lder mundial del asesinato de trabajadores. Hoy en Colombia hay
20 asesinatos por da, el doble que hace cinco aos".
All estuvo Chomsky hace unos meses y all se encontr con el relato de otros
campesinos que le contaron cmo la guerra qumica no slo destruy sus tierras,
sino cmo asesin a sus hijos, intoxic a las mujeres y contamin su futuro. "La
agricultura se basa en una tradicin muy rica que se transmite, bsicamente, de
madre a hija. Es, entonces, sumamente frgil porque depende de la vida humana. Y
podemos perderla en una sola generacin".
Como en Bolivia, segn le contaron esta misma maana. All tambin las
multinacionales entran, arrancan el carbn y el oro, y expolian la tierra con la
agroexportacin y las semillas de laboratorio.
"As como Va Campesina nos da esperanza, en todos estos pases y bajo
condiciones indescriptibles, hay gente que tiene el coraje de luchar por la justicia y
la libertad. Eso tambin nos da esperanza porque enfrentan al Imperio all donde
est matando, torturando y destruyendo."
En ese instante de su charla traz, con dos rayas, los grandes temas que cruzaron a
este foro. "Por un lado, la justicia global, entendida como la vida despus del
capitalismo, aunque no resulta tan claro que las especies puedan sobrevivir en este
capitalismo por mucho tiempo. En segundo lugar, la guerra y la paz."
Lleg el momento, entonces, de las "buenas noticias":
"As como en este Foro estamos llenos de esperanza, vigor y nimo, las noticias nos
hablan de que Davos no es precisamente una fiesta global como sta. Davos y
Porto Alegre estn fatalmente relacionados. En la medida en aqu aumenta el nimo
y la participacin, all se ponen sombros. Los fundadores de Fondo Econmico
Mundial de Davos han reconocido su derrota. O sea: ganamos nosotros."
"Lo que nos queda por hacer ahora es recoger los trozos. Avanzar. Y crear la vida
despus del capitalismo".
Para no parecer ingenuo, Chomsky comenz a citar los datos de tres encuestas
realizadas en las ltimas semanas, en donde a la cabeza de los rankings de
confianza figuran los lderes de las ONGs y en las que los Estados Unidos es
considerado la mayor amenaza para la paz mundial, por encima de Irak, Corea y Al
Qeda. "Hacen muy bien los 30.000 asistentes a Davos en debatir como tema

central de esta reunin, el tema de la confianza."


Sigui, con el significado que para estos dirigentes tiene la palabra democracia. Y
cit un concepto clave: el parlamento virtual que conforman los prestamistas que
deciden las leyes de las democracias pobres.
Por supuesto, lleg el turno de arremeter contra el periodismo. Cont, entonces,
que en el aeropuerto, camino a Porto Alegre, un periodista nortemericano le
pregunt porqu era tan pobre la protesta contra la guerra dentro de los Estados
Unidos. Apenas unos das antes, una manifestacin de 500 mil personas se haba
pronunciado contra la guerra en Washington, los concejales de Chicago haban
aprobado una declaracin por 41 votos contra 1 y la Universidad de Texas, vecina a
la finca de George Bush, haba tambin suscripto una declaracin anti guerra. No es
suficiente, para determinados periodistas que ven slo lo que quieren ver.
A Chomsky tampoco le pareci "muy revelador" comparar la situacin actual con la
guerra de Vietnam. En los 60, la protesta pacifista tard aos en madurar. "En
cambio ahora se ha manifestado mucho antes de que se tire la primera bomba".
Describi la estrategia de la administracin Bush. Pprimero, crear un monstruo,
para luego presentarse como el salvador que todos esperan que se haga cargo de
exterminarlo, aunque la realidad indique que "Saddan era mucho ms peligroso
cuando los Estados Unidos lo apoyaba, que ahora". La maniobra fue descripta
"como una vieja estrategia de desviar el descontento que produce el poder creando
otro enemigo".
Finalmente, y con el mismo medio tono con el que comenz, Chomsky resumi en
qu punto estamos parados. "Una mirada realista nos indica que hay muchas
razones para tener esperanza, pero tambin que el camino es muy largo. Recin
estamos empezando".
Arundathi Roy escribi un libro delicioso: El Dios de las cosas pequeas. Ella
tambin es pequea y tiene la sonrisa divina, pero ninguna de esas cosas fueron las
que le permitieron levantar a la platea varias veces y con adoracin. Roy, con su
energa, firmeza, indignacin y fuerza represent no solo el futuro del Foro -que se
har en la India el prximo ao- sino su cimiento. Su voz era la voz de esa
generacin que cre el movimiento, lo puso en la calle y lo empuj de arriba para
abajo, hasta convertirlo en este plato sabroso que hoy muchos se disputan. Roy
habl como lo que es: una aplicada alumna de Chomsky, con vuelo propio. "Este es
uno de los momentos ms lindos de mi vida. Estar qu, en la misma mesa con una
de las mentes ms brillantes de nuestra poca", dijo para contagiar a todos su
entuasiamo.
Luego, se pregunt: Qu es el Imperio? Son los Estados Unidos, la Unin
Europea, el Banco Mundial, El FMI, la Organizacin Mundial del Comercio y las
corporaciones multinacionales? O algo ms? Los nacionalismos, los fanatismos
religiosos, el terrorismo, la violencia? Porque uno camina al lado del otro en este
proyecto de globalizacin corporativa.
Cmo resitirlo? se pegunt despus de hacer un repaso sobre la actualidad de su
pas (en el con que con la velocidad de un plan de ajuste, la democracia qued
convertida en nada). La respuesta: buenas noticias. "No nos va tan mal. En Bolivia,
Cochabamba. En Per, Arequipa. En Venezuela, el presidente Chvez se mantiene a
pesar del esfuerzo del Norte, se mantiene. Y la mirada mundial se dirige ahora
hacia la Argentina, que est tratando de renacer entre las cenizas, luego de la
desvastacin. Y cmo le ha ido a Enron, Arthur Andersen y todas esas compaas
que este ao fueron solo escndalos y malversacin? Y quin era el presidente de

Brasil el ao pasado y quien ahora? Aun as muchos de nosotros pasamos por


momentos de desesperacin o desaliento. Las bombas nos caen al lado, las
patentes se estn registrando, los recursos naturales se estn desvastando. No
parece fcil esta batalla, pero hemos ganado algo muy importante. Hemos logrado
desenmascarar al Imperio. Y al sacarse la mscara, lo vemos como lo que es, brutal
y homicida. Incluso los secretos de los Estados Unidos ya son historia. Todos saben
ahora que son mentiras. Y hasta ridculas. Nos dicen, por ejemplo, que quieren
llevar la democracia a Irak. Y ya pocos le creen. Nos dicen que estaramos mejor sin
Saddan. Y muchos ms creen que estaramos mejor sin Bush. Tenemos por eso
que bombardear la Casa Blanca?"
Consciente de lo que significa la lucha cotidiana, Roy no magnifica las posibilidades
de triunfo, sino sus pequeas y contundentes victorias cotidianas. "Podemos
construir una opinin pblica que logre ensordecer a Bush y Blair, que los llame
como lo que son: asesinos de nios, evenenadores de agua, homicidas. Podemos
reinventar la desobediencia civil de mil maneras. Podemos sitiar al Imperio, quitarle
el oxgeno, burlarnos de l con nuestro arte, nuestra literatura, nuestra obstinacin,
nuestra alegra y nuestro brillo. Negndonos a comprar lo que nos venden: sus
ideas, su versin de la historia, su nocin de inevitabilidad. Somos muchos y ellos
son pocos. Nos necesitan ms de lo que los necesitamos a ellos. Otro mundo no es
solo posible, sino que ya lleg. Ya se puede escuchar cmo est respirando."
De pie, el aplauso lleg como aire fresco a un estadio que herva, literalmente.
Y con ese sudor y esos aplausos se anunciaba el parto no de otro mundo, sino de
este que es posible.
Porque ya lleg.

23 de enero de 2003

Irak.- Chomsky cree que no hay


precedentes histricos en EEUU y Europa
de una "oposicin tan masiva" a una
guerra
Noam Chomsky
BBC - Yahoo
El lingista estadounidense Noam Chomsky considera que no hay
precedentes histricos, ni en Estados Unidos ni en Europa, "de una
oposicin tan masiva a una guerra que ni siquiera ha comenzado", en
referencia a la posible intervencin blica contra Sadam Husein, el
cual, en su opinin, es improbable que haga uso de las armas
nucleares como no sea en "reaccin desesperada" a un ataque.
En un artculo de opinin difundido por la pgina de Internet de la
'BBC', Chomsky, quien desde la dcada de los sesenta ha encabezado
diversas campaas contra los conflictos armados, afirma que "nunca
se necesita un argumento en contra del uso de la violencia, ms bien
se necesita un argumento para hacer uso de ella, y los argumentos

que se han dado hasta ahora no son convincentes".


Segn Chomsky, la manera de proceder en el tema de desarme de
Irak y de "los otros pases que tambin tienen la capacidad de usar
armas de destruccin masiva" consiste en seguir con la forma en que
se estaba haciendo, "con inspecciones exhaustivas y realizando los
esfuerzos necesarios para asegurar que Estados Unidos, Reino y otros
pases no sigan con sus polticas del pasado de proveer a Sadam
Husein con los materiales para desarrollar armas de destruccin
masiva".
"Es muy improbable que Saddam Hussein haga uso de las armas
nucleares, una receta de suicidio instantneo, excepto si reacciona de
manera desesperada a un ataque", prosigue el artculo.
"Yo creo que nadie tiene la duda de que el mundo estara mejor si se
eliminara a Sadam Husein", pero "los medios que se proponen son
totalmente descabellados", afirma el lingista norteamericano, que
cree que la forma en que se pretende atacar a Irak desencadenara
"una catstrofe humanitaria y podra tambin llevar a que se empiece
a utilizar las armas de destruccin masiva".
"Ninguna persona sensata emprendera una accin cuando sabe que
podra causar una catstrofe humanitaria, a menos que tenga
argumentos sumamente fuertes, y los argumenos presentados son
dbiles", advierte Chomsky, quien ensea lingstica en el Instituto de
Tecnologa de Massachussets (MIT) y public recientemente el libro
'9-11', en el que se muestra sumamente crtico con el doble lenguaje
internacional en torno al terrorismo y con la poltica exterior de
Estados Unidos.
Por ello, segn Chomsky, "no existe un precedente histrico ni en
Estados Unidos ni en Europa de una oposicin tan masiva a una
guerra que ni siquiera ha comenzado". "Los estadounidenses saben
bien que no es la misma situacin que en los aos sesenta, cuando se
poda agredir casi sin que hubiera la oposicin de la opinin pblica.
Ahora la conciencia popular ha cambiado", aade.
12 de enero de 2003

La semana de los Derechos Humanos


2002
Noam Chomsky
Znet 28 diciembre 2002
Traducido por Fran Bastida y revisado por Genoveva Santiago
La semana de los Derechos Humanos en EE.UU. no es ms que un simple
acontecimiento, con alguna que otra salvedad. Pero recibe una atencin

considerable en cualquier otra parte. Para m personalmente, la semana de los


Derechos Humanos 2002 fue memorable y conmovedora. La semana comenz la
vspera del da de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, en la catedral de San
Pablo en Londres, donde miles de personas se reunieron para celebrar - aunque esa
puede que no sea la palabra ms adecuada - el dcimo aniversario del Proyecto
Kurdo de Derechos Humanos (KHRP, siglas en ingls), que ha desarrollado un
trabajo excepcional en algunos de los asuntos ms serios relacionados con los
derechos humanos de la dcada: particularmente, entre otros, las campaas
terroristas del estado turco respaldadas por EE.UU., que figuran entre los peores
crmenes de la horripilante dcada de los noventa, dejando tras de s a decenas de
miles de muertos y millones de personas expelidas de las devastadas reas rurales
y donde se ha dado toda forma imaginable de cruel tortura.
La semana termin para m en Diyarbarik, en el suroeste de Turqua, la capital
semi-oficial de la regin kurda, un hervidero de refugiados viviendo en la miseria, a
los que se les impide regresar a lo que queda de sus pueblos, an cuando la nueva
legislacin les da tericamente esa opcin.
Fui invitado a Diyarbarik por la Asociacin de Derechos Humanos, que lleva a cabo
un valiente e impresionante trabajo bajo amenazas serias y constantes. Los das
anteriores los pas en Estambul invitado por la Asociacin de Editores, que
celebraba su reunin anual y una feria internacional del libro dedicada a la paz y la
libertad, y por el sindicato del sector pblico KESK, al que duras leyes y ciertas
prcticas estatales le impiden funcionar como sindicato, que celebraba un simposio
internacional sobre los mismos temas. En Estambul pude visitar los mseros barrios
bajos donde un nmero desconocido de refugiados kurdos intenta sobrevivir a los
hmedos y fros meses de invierno en edificios semiderruidos. Familias numerosas
hacinadas en una habitacin individual con los ms pequeos prcticamente
prisioneros sin poder aventurarse a salir a los peligrosos callejones y nios mayores
trabajando en fbricas ilegales para ayudar a mantener a la familia con vida. A ellos
tambin se les impide que regresen a los hogares de los que fueron expulsados, a
pesar de la nueva ley que levanta el estado de emergencia en el suroeste de
Turqua, al menos oficialmente.
Al fundador y director de KHRP tambin se le impide volver a su pas. Y para
rematar la faena, EE.UU. est denegando la entrada a activistas de derechos
humanos que dan constancia y protestan contra estos crmenes. Hace unas
semanas el Dr. Haluk Gerger, uno de los personajes ms importantes del
movimiento turco por los derechos humanos, lleg con su esposa a un aeropuerto
de Nueva York. El Servicio de Inmigracin y Naturalizacin (INS, siglas en ingls)
cancel su visado de diez aos, deportndoles a l y a su esposa a las primeras de
cambio despus de tomarles las huellas dactilares y fotografiarles.
El Dr. Gerger ha recibido premios del Human Rights Watch y de la Asociacin
Estadounidense para el Avance de la Ciencia por sus destacadas contribuciones por
los derechos humanos. Su castigo por parte de las autoridades turcas haba sido
resaltado por el departamento de Estado como un ejemplo del fracaso de Turqua
en proteger los derechos elementales.
En una carta abierta al embajador de EE.UU., el portavoz de la Iniciativa por la
Libertad de Expresin en Estambul, protestando contra este tratamiento, cita que el
Dr. Gerger es "miembro fundador de la Asociacin de Derechos Humanos de
Turqua" y "un ardiente defensor de los derechos de los kurdos", que "ha escrito a
fondo sobre esta cuestin y ha criticado polticas gubernamentales", comparando
"el tratamiento de los kurdos por parte del gobierno turco con la limpieza tnica de
musulmanes en Bosnia por parte de los serbios". El Dr. Gerger ha sufrido
encarcelamiento y fuertes multas, as como la prdida de su posicin acadmica por

sus artculos sobre asuntos relacionados con los derechos humanos.


El Departamento de Estado de Colin Powell le ha declarado ahora persona nongrata en EE.UU., adoptando la postura de los elementos extremistas presentes en el
ejrcito turco y en los partidos ultranacionalistas.
El estado turco, con la mano del ejercito siempre presente, sigue severo y represivo
a pesar de algunos cambios prometedores en los ltimos meses.
Pero incluso un contacto superficial revela que la cultura y la sociedad turca son
libres y vibrantes en aspectos que podran servir de modelo a occidente. Es
particularmente llamativo el espritu de resistencia que uno capta al momento,
desde las cuevas a las afueras de las murallas de la ciudad de Diyarbakir, donde los
refugiados hablan elocuentemente de su anhelo de regresar a sus hogares, hasta la
vida intelectual de los centros urbanos.
La lucha de la gente de Turqua por la libertad y los derechos humanos es
verdaderamente inspiradora. No slo por la intensidad del compromiso sino tambin
porque es tan natural y sin pretensiones que forma parte normal de la vida, a pesar
de las graves amenazas que nunca son remotas.
Esta lucha incluye a valientes escritores de renombre internacional como Yashar
Kemal, estudiosos que han hecho frente y resistido severos castigos por su
compromiso con la verdad, como Ismail Besikci, quien ha pasado la mayor parte de
su vida en la crcel por sus artculos sobre el terrorismo de estado en Turqua,
parlamentarios como Lala Zana que an se consumen en prisin, cumpliendo una
condena de quince aos por expresar en su lengua nativa la esperanza de que
"kurdos y turcos puedan vivir juntos en paz en un marco democrtico", y muchos
otros como ellos. Por supuesto, son desconocidos en EE.UU., al igual que los
intelectuales latinoamericanos asesinados por ejrcitos mandados por EE.UU., sin
mencionar los cientos de miles de vctimas de costumbre - "vctimas indignas" en
palabras de Edward Herman - porque sufren de las manos equivocadas: las
nuestras.
El Dr. Besikci rechaz un premio de diez mil dlares del Fondo para la Libre
Expresin de EE.UU. como protesta contra la contribucin decisiva de Washington al
terror en Turqua, principalmente en los aos de Clinton, cuando EE.UU. suministr
el ochenta por ciento del armamento turco y Turqua se convirti en el principal
receptor de armas de EE.UU. (sin contar con Israel y Egipto) al tiempo que se
intensificaban las atrocidades criminales. Slo en el ao 1997, el flujo de armas de
EE.UU. a Turqua excedi el total del flujo del periodo que abarca toda la Guerra
Fra hasta el comienzo de la campaa de terrorismo de estado, o como se le llama
en los informes del departamento de Estado sobre terrorismo y en la prensa, la
"exitosa campaa anti-terrorista" por la que Turqua se ve alabada y recompensada.
Esa prctica concuerda con la doctrina estndar, y de ninguna manera exclusiva de
EE.UU., de que "terrorismo" es lo que ELLOS nos hacen a NOSOTROS y "antiterrorismo" es lo que NOSOTROS les hacemos a ELLOS, por lo comn mucho peor.
De vez en cuando se toman como represalias, en cuyo caso tampoco son tolerables.
Los privilegiados de occidente deberan sentirse humildes y avergonzados al ver la
valenta y la integridad de aquellos que viven bajo leyes draconianas y un terror y
represin brutales, no en poca medida gracias al apoyo occidental, y que no slo
condenan los abusos y defienden a las vctimas sino que regularmente llevan a
cabo actos de desobediencia civil como protesta con el consiguiente riesgo. Tambin
deberan sentirse avergonzados de que el KHRP acte en Londres y no en Nueva
York que es de donde procede, dado que es el emplazamiento sobre el que recae la

responsabilidad por los crmenes. El historial britnico no es muy atractivo, pero la


principal responsabilidad, por descontado, recae aqu. Hay, de hecho, un gran
Centro Kurdo en Nueva York con muchas actividades y publicaciones importantes y
eminentemente informativas, como el Centro de Investigacin de la biblioteca
kurda en Brooklyn, cuyo director es Vera Saaedpour. Sin embargo, la celebracin de
su aniversario no reunira a miles de personas en Nueva York. Slo lo conocen
aquellos a los que les preocupan los derechos humanos, a los seriamente
preocupados, es decir, quienes demuestran con sus actitudes el reproche a sus
propios crmenes. Es mucho ms gratificante retorcerse las manos por los crmenes
de otros por los que poco podemos hacer, o quizs contemplar el extrao defecto
en nuestro carcter que nos mantiene alejados de responder a los crmenes de
otros de manera adecuada (apenas detallada ms all de declaraciones atrevidas y
a menudo sin sentido). En marcado contraste, los crmenes con los que fcilmente
podamos terminar, simplemente retirando nuestra decisiva participacin, son
enterrados profundamente en el agujero de nuestra memoria.
Lo que preocupa ms que cualquier otra cosa, desde Londres a Diyarbakir es la
ferviente determinacin de la Administracin de Bush de encontrar un pretexto para
lo que cree, ser una guerra barata y polticamente til en Irak, con Blair
arrastrndose lealmente detrs.
En Turqua, la oposicin popular a la guerra venidera es aplastante. Lo mismo
ocurre por toda la regin, en la mayor parte de Europa y en el resto de mundo. Los
resultados de las encuestas en EE.UU. parecen diferentes, pero es engaoso. Es
difcil no notar que aunque Sadam Husein es injuriado en todas partes, es slo en
EE.UU. donde la gente tiene verdaderamente miedo de que si no le paramos hoy, l
nos matar maana.
Exponer tales temores es fcil para los reaganianos reciclados que llevan el timn
en Washington. Durante los aos ochenta, embistieron con su reaccionaria agenda
daando significativamente a la poblacin al mantener un constante estado de
miedo. Hace veinte aos matones libios rondaban las calles de Washington para
asesinar a nuestro lder. Despus, los rusos iban a bombardearnos desde una base
area en Granada (si es que la podan encontrar en el mapa). Mientras tanto, el
impresionante ejrcito sandinista estaba preparado a slo dos das de marcha de
Harlingen, Tejas, una "daga apuntando hacia el corazn de Tejas". Y as durante
toda la dcada.
Para determinar una medida significativa del apoyo local a la guerra venidera, sera
necesario librarse del factor miedo, exclusivo de EE.UU. Los resultados mostraran
probablemente poca diferencia con los del resto del mundo.
No existe precedente histrico para una oposicin tan grande a una guerra y las
protestas contra ella, incluso antes de que se lance (de que se lance totalmente,
mejor dicho).
En las reas kurdas la oposicin general a la guerra se ve acrecentada por la
preocupacin sobre las consecuencias para los kurdos. Es probable que los pases
vecinos intensifiquen la represin local en el contexto de la guerra. Preocupaciones
similares se extienden a kurdos de todas partes, incluyendo a los cuatro millones
que, de momento, han conseguido un inslito avance en los enclaves del norte de
Irak bajo la incierta alianza de Masoud Barzani y Jalal Talabani. Aparte de su
vulnerabilidad ante ataques iraques en caso de guerra, y la anticipada reaccin
turca si hay alguna seal que indique un movimiento hacia una independencia
significativa, se cree que ms de la mitad de los kurdos depende del programa de la
ONU "Petrleo por Alimento" para sobrevivir. Programa que probablemente sufra
severas alteraciones en caso de guerra. "El Kurdistn libre es como un gran campo

de refugiados" comenta un lder kurdo, depende de programas de la ONU para la


comida y de Bagdad para el abastecimiento energtico.
El alto comisionado de la ONU para refugiados esta planificando el posible traslado
por avin de cientos de miles de kurdos a pases vecinos, donde probablemente no
reciban una calurosa bienvenida y donde las perspectivas de la poblacin kurda
indgena son ya bastante horribles sin contar con lo que pueda acontecer ms
adelante, o quizs a campamentos al norte de Irak que est construyendo el
ejrcito turco, segn fuentes turcas. Un acontecimiento con augurios amenazantes.
He mencionado salvedades a la falta de atencin a la semana de los Derechos
Humanos aqu en EE.UU., a saber: cuando las violaciones de los derechos humanos
se pueden explotar como un arma en contra de algn enemigo oficial, una prctica
que Amnista Internacional ha censurado implacablemente de nuevo en los ltimos
meses. Durante los aos ochenta el Da de los Derechos Humanos era la ocasin
para las denuncias apasionadas contra la Unin Sovitica, tcnicamente precisas
pero con un cinismo extremo poco creble. El Da de los Derechos Humanos 2002
fue la ocasin para la publicacin por parte de Jack Straw, ministro de exteriores
britnico, de un informe sobre los crmenes de Sadam Husein, adelantado unos
das, como parte de los esfuerzos de EE.UU. y el Reino Unido de inducir algn gesto
provocativo iraqu previo a la fecha lmite del ocho de diciembre en la que Irak tena
que entregar el informe sobre sus armas de destruccin masiva. El informe era
autntico, sacado en su mayora de informes de organizaciones de derechos
humanos sobre las horrendas atrocidades cometidas por Sadam durante los aos
ochenta. No se menciona, como es normal, el hecho de que estos espantosos
crmenes no suponan preocupacin alguna para EE.UU. o el Reino Unido, los cuales
continuaron suministrando ayuda a su amigo Sadam, incluyendo medios para
desarrollar armas de destruccin masiva, cuando era inmensamente ms peligroso
que hoy.
En EE.UU. los responsables de aquello estn ahora de nuevo en el poder, y las
instrucciones son que tenemos que hacer caso omiso del historial criminal por el
que no muestran el ms mnimo arrepentimiento. El actual gobierno britnico
estaba entonces en la oposicin, pero como revela el periodista Mark Thomas,
detrs de las protestas parlamentarias contra los crmenes de Sadam desde 1988
hasta finales de los aos noventa estaban nombres como Blair, Straw, Cook, Hoon,
etc., es decir, los personajes ms importantes del partido gobernante. Thomas
tambin public una carta demostrando que el descubrimiento por parte de Straw
de la naturaleza demonaca de Sadam Husein es muy reciente. En enero de 2001,
como ministro de interior, era su responsabilidad fallar sobre las peticiones de asilo
poltico. Rechaz la solicitud de un iraqu que haba sido detenido y torturado en
Irak porque "la enorme cantidad de informacin sobre Irak" que Straw tena a su
disposicin dejaba claro que los tribunales del tirano iraqu no "acusaran ni
condenaran a una persona" de forma incorrecta, y que "si hay algunos cargos
pendientes contra usted y hubiera que procesarle a su regreso, tendr la esperanza
de recibir un juicio justo de un poder judicial independiente y constituido
adecuadamente".
Pero algo cambi desde enero de 2001 y los crmenes que no se tuvieron en cuenta
entonces, ahora conmueven nuestra sensibilidad y requieren una guerra. Y se
supone que todos tenemos que ver esta actuacin con una aprobacin sensata, si
no con respeto.
Tambin he mencionado que en 1997 el flujo de armas de EE.UU. a Turqua super
el total del de los aos de la Guerra Fra, al tiempo que el terrorismo de estado
alcanzaba niveles mucho altos que cualquiera atribuido a Milosevic en Kosovo antes
del bombardeo de la OTAN, el cual fue emprendido, segn nos dijeron

solemnemente, porque somos tan magnnimos que no podemos tolerar crmenes


tan cerca de las fronteras de la OTAN. Slo dentro de la OTAN debemos no slo
tolerarlos sino facilitarlos.
El ao 1997 fue tambin importante para el movimiento por los derechos humanos
en varios aspectos. Fue el ao en que el peridico ms importante del mundo
informaba a sus lectores que la poltica exterior de EE.UU. haba entrado en una
"fase noble" con un "santo resplandecer". Fue tambin el ao en que la ayuda
militar estadounidense a Colombia se dispar, aumentando de 50 a 290 millones de
dlares en 1999, doblndose en 2001 y todava sigue aumentando. En 1999
Turqua cedi el puesto a Colombia como el principal receptor de armas de EE.UU.
La razn no es difcil de distinguir: el terrorismo de estado turco era entonces un
xito y el de Colombia no. Durante los aos noventa Colombia tuvo, con diferencia,
el peor historial en derechos humanos del hemisferio occidental y era, con
diferencia, el principal receptor de armas y entrenamiento militar estadounidense.
Una correlacin que est bien establecida y que supondra una gran preocupacin si
fuera conocida fuera de los crculos eruditos y disidentes.
Turqua y Colombia comparten otras caractersticas en comn. Cada uno tiene
varios millones de personas desplazadas de manera violenta: 2,7 millones por
ahora en Colombia, aumentando a una media de 1000 al da, segn los ltimos
informes de las principales organizaciones de derechos humanos. Estos son los
nmeros de desplazados internamente, sin contar aquellos que han huido a otras
partes. Y Colombia, al igual que Turqua, aporta un modelo de resistencia valiente
que debera ser visto con vergenza y humildad por los occidentales privilegiados,
particularmente aquellos que trabajan para eliminar las continuas atrocidades y el
terror del que somos responsables, borrar el vergonzoso historial del pasado y
levantar firmes barreras contra la amenaza de denuncia de los crmenes que la
poblacin no tolerara si se rompieran esas barreras.

18 de diciembre de 2002

Terrorismo y respuesta justa


Noam Chomsky
Traduccin al espaol de Juan Mari Madariaga
Znet
Una definicin del terrorismo
El 11 de Septiembre entrar seguramente en los anales del terrorismo como un
momento definitorio. Los atentados de ese da fueron condenados en todo el mundo
como graves crmenes contra la humanidad, con el acuerdo casi universal de que
todos los Estados deberan actuar para librar al mundo de los malvados y de que
el azote del terrorismo particularmente el terrorismo internacional respaldado
por algunos Estados es una plaga propagada por opositores depravados a la
propia civilizacin en un regreso a la barbarie que no puede ser tolerado. Pero
ms all del enrgico apoyo a las palabras de los dirigentes polticos
estadounidenses George W. Bush, Ronald Reagan y su secretario de Estado
George Shultz1 las interpretaciones han sido variadas, tanto en la cuestin
concreta de la respuesta apropiada a los crmenes terroristas como en el problema
ms genrico de determinar su naturaleza.
Sobre esta ltima, la definicin oficial estadounidense llama terrorismo al uso
calculado de la violencia o la amenaza de emplearla para alcanzar fines de
naturaleza poltica, religiosa o ideolgica [...] mediante la intimidacin, la coercin o
la inculcacin del miedo2. Esa formulacin deja muchas preguntas abiertas, entre

ellas la eventual legitimidad de acciones violentas con el fin de lograr el derecho


de autodeterminacin, la libertad o la independencia, segn lo establecido en la
Carta de las Naciones Unidas, de los pueblos privados por la fuerza de esos
derechos [...], en particular de los pueblos bajo regmenes coloniales y racistas o
una ocupacin extranjera [...]. En su denuncia ms vigorosa de los crmenes
terroristas, la Asamblea General de la ONU respald no obstante tales acciones por
153 votos contra 23.
En la explicacin de sus votos negativos Estados Unidos e Israel se refirieron a las
frases que acabamos de citar. Entendan que justificaban la resistencia contra el
rgimen sudafricano, un aliado de Estados Unidos responsable de ms de un milln
y medio de muertos y de 60.000 millones de dlares en daos a los pases vecinos
tan slo en 1980-88, dejando a un lado los causados en el propio pas. Esa
resistencia era dirigida por el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela, uno
de los grupos terroristas ms notorios segn un informe del Pentgono de 1988,
mientras que la RENAMO, financiada por el gobierno sudafricano, era calificada en
el mismo informe como un mero grupo insurgente indgena, aun sealando que
poda haber matado a 100.000 civiles en Mozambique en los dos aos
precedentes4. Las mismas frases servan para justificar la resistencia frente a la
ocupacin militar israel, entonces en su vigsimo ao, que mantiene el
sometimiento de los territorios ocupados mediante la violencia sistemtica con la
decisiva ayuda militar y diplomtica de Estados Unidos, esta ltima con el fin de
bloquear el consenso internacional existente desde hace muchos aos en torno a la
necesidad de un acuerdo de paz5.
A pesar de tales desacuerdos fundamentales, la definicin oficial de Estados Unidos
me parece adecuada como punto de partida para esta discusin6, aunque los
desacuerdos arrojan cierta luz sobre la naturaleza del terrorismo segn distintas
perspectivas.
Volvamos a la cuestin de la respuesta apropiada. Algunos argumentan que el
terrorismo es un mal absoluto y merece como respuesta una doctrina
igualmente absoluta7, lo que parece dar a entender la necesidad de un ataque
militar implacable segn la doctrina Bush, citada con evidente aprobacin en esa
misma coleccin de ensayos sobre la Era del Terror: Si alguien da cobijo a
terroristas es un terrorista; quien ayuda e incita a terroristas es un terrorista y se
le debe tratar como a tal. El volumen en cuestin refleja la opinin expresada en
Occidente que considera apropiada y correctamente calibrada la respuesta de
Estados Unidos y el Reino Unido, pero el alcance de tal consenso parece limitado a
juzgar por las pruebas disponibles, sobre las que volveremos ms adelante.
Ms en general, no abundan los adeptos a la doctrina de que el bombardeo masivo
es la respuesta apropiada a los crmenes terroristas, ya sean los del 11 de
Septiembre u otros an peores que por desgracia no son difciles de encontrar. Eso
si adoptamos el principio de universalidad: si una accin es correcta (o incorrecta)
cuando la llevan a cabo otros, ser igualmente correcta (o incorrecta) cuando la
efectuamos nosotros. Los que no llegan al nivel moral mnimo de aplicarse a s
mismos las normas que aplican a otros ms rigurosas, de hecho no pueden ser
tomados en serio cuando hablan de lo apropiado de la respuesta, o de lo correcto y
lo incorrecto, del bien y el mal.
El ejemplo de Nicaragua
Para ilustrar lo que est en juego, consideremos un caso que no es el ms extremo
pero s indiscutible, al menos entre quienes sienten cierto respeto por la ley
internacional y las obligaciones establecidas en los tratados. Nadie habra apoyado

bombardeos nicaragenses sobre Washington cuando Estados Unidos rechaz la


orden del Tribunal Internacional de poner fin a su uso ilegal de la fuerza y de
pagar a Nicaragua reparaciones sustanciales, decidiendo por el contrario una
escalada de sus crmenes terroristas internacionales, amplindolos oficialmente a
los ataques sobre blancos civiles indefensos, vetando una resolucin del Consejo de
Seguridad que peda a todos los Estados que respetaran el derecho internacional y
votando solo en la Asamblea General (aparte de uno o dos Estados clientes) contra
resoluciones similares. Estados Unidos menospreci al Tribunal Internacional de
Justicia argumentando que, dado que otras naciones no estn de acuerdo con
nosotros, debemos reservarnos la capacidad de determinar si ese tribunal tiene
jurisdiccin sobre nosotros en cada caso particular; este caso, el de los ataques
terroristas contra Nicaragua, corresponda esencialmente a la jurisdiccin interna
de Estados Unidos8.
Al mismo tiempo Washington continu saboteando los esfuerzos regionales por
alcanzar un acuerdo poltico, siguiendo la doctrina formulada por George Shultz, un
moderado de la administracin: Estados Unidos deba extirpar [el cncer de
Nicaragua] por la fuerza. Shultz rechaz con desprecio a quienes defienden
medios utpicos y legalistas como la mediacin exterior, las Naciones Unidas y el
Tribunal Internacional de Justicia, sin prestar atencin al elemento de poder de la
ecuacin [...] Las negociaciones equivaldran a una capitulacin si no se proyecta
sobre la mesa de negociaciones la sombra de la energa. Washington continu
manteniendo la doctrina Shultz cuando, a pesar de las serias objeciones
estadounidenses, los presidentes centroamericanos acordaron en 1987 un plan de
paz: el Acuerdo de Esquipulas, que exiga que todos los pases de la regin dieran
pasos hacia la democracia y el respeto a los derechos humanos bajo supervisin
internacional, subrayando que un elemento imprescindible era el fin del ataque
de Estados Unidos contra Nicaragua. Washington respondi ampliando de nuevo su
ofensiva, triplicando los vuelos de abastecimiento de la CIA para las fuerzas
terroristas. Tras mantenerse al margen del Acuerdo, con lo que lo sabote
eficazmente, Washington procedi a exceptuar igualmente a sus regmenes
clientes, proyectando la sustancia no la sombra de la energa para desmontar la
Comisin Internacional de Verificacin (CIV) al considerar sus conclusiones
inaceptables, y exigiendo, con xito, que el Acuerdo se revisara con el fin de
permitir a sus Estados clientes proseguir sus atrocidades terroristas. stas
sobrepasaron de lejos la propia guerra devastadora de Estados Unidos contra
Nicaragua que dej decenas de miles de muertos y el pas arruinado, quiz sin
posibilidades de recuperacin. Manteniendo la doctrina Shultz, Estados Unidos
oblig con severas amenazas al gobierno de Nicaragua a retirar la demanda de
reparaciones ante el TIJ9.
Difcilmente se podra encontrar un ejemplo ms claro de terrorismo internacional
segn lo definido oficialmente, esto es, operaciones destinadas a demostrar con
violencia notoriamente indiscriminada que el rgimen existente no puede proteger a
la gente supuestamente bajo su autoridad, causando as no slo angustia, sino el
deterioro de las relaciones que constituyen el orden social establecido 10. El
terrorismo de Estado en otros pases de Centroamrica en esos aos tambin
puede entenderse como terrorismo internacional, a la luz del papel decisivo en l de
Estados Unidos y de sus objetivos, a veces abiertamente proclamados, por ejemplo,
por la Escuela Militar de las Amricas, que entrena a los oficiales latinoamericanos y
se enorgullece de que la teologa de la liberacin [...] fuera derrotada con la ayuda
del ejrcito estadounidense11.
Parecera deducirse bastante claramente que solamente quienes apoyaran un
bombardeo de Washington como respuesta a esos crmenes terroristas
internacionales es decir, nadie podra aceptar la doctrina igualmente absoluta

como respuesta a las atentados terroristas o considerar el bombardeo masivo como


una respuesta apropiada y correctamente calibrada.
Ampliacin del principio
Consideremos, a la luz de la sentencia del TIJ en el caso de Nicaragua, algunos de
los argumentos legales que se han presentado para justificar el bombardeo
britnico-estadounidense sobre Afganistn; no me refiero aqu a su validez, sino a
sus implicaciones si se mantiene el principio de normas universales. Christopher
Greenwood argumenta que Estados Unidos tiene derecho a la autodefensa contra
quienes causaron o amenazaron [...] la muerte y la destruccin. Pero su cita se
puede aplicar mucho ms claramente a la guerra de Estados Unidos contra
Nicaragua que a los talibn o Al-Qaeda, de forma que si vale para justificar el
bombardeo y el ataque por tierra de Estados Unidos en Afganistn, Nicaragua
habra tenido derecho a realizar ataques mucho ms severos contra Estados
Unidos. Otro distinguido profesor de derecho internacional, Thomas Franck, apoya
la guerra de Estados Unidos-Reino Unido contra Afganistn en el argumento de que
un Estado es responsable de las consecuencias que puedan derivarse de permitir
que su territorio sea utilizado para daar a otro Estado; esto se podra aplicar con
seguridad a Estados Unidos en los casos de Nicaragua, de Cuba y de muchos otros
pases, siendo muchos de esos casos extremadamente graves12.
No hace falta decir que en ninguno de esos casos se considerara ni remotamente
tolerable la violencia en defensa propia contra actos continuados de muerte y
destruccin; actos, no simples amenazas.
Lo mismo se puede decir de propuestas ms matizadas sobre una respuesta
apropiada a atentados terroristas. El historiador militar Michael Howard propone
una operacin de polica bajo auspicios de las Naciones Unidas [...] contra una
conspiracin criminal cuyos miembros deben ser buscados y llevados ante un
tribunal internacional, donde se les sometera a un juicio justo, y en caso de ser
hallados culpables, cumpliran la condena correspondiente. Suena bastante
razonable, aunque la idea de que esa propuesta fuera de aplicacin universal
resulta increble. El director del Centro para la Poltica de Derechos Humanos de
Harvard argumenta que la nica respuesta responsable a los actos de terrorismo
es un honrado trabajo policaco y un proceso judicial ante un tribunal, vinculado al
uso decidido e implacable de la energa militar contra quienes no puedan ser
sometidos a la justicia13. Tambin parece razonable, si agregamos la matizacin de
Howard sobre la supervisin internacional, y si el recurso a la fuerza no tiene lugar
hasta que se hayan agotado los medios legales. Su criterio no se aplica por tanto al
11 de Septiembre (Estados Unidos se neg a ofrecer pruebas y rechaz ofertas
condicionales sobre la entrega de los sospechosos), pero s se aplica muy
claramente al caso de Nicaragua.
Y tambin a otros casos. Consideremos el de Hait, que ha ofrecido abundantes
pruebas para apoyar sus repetidas peticiones de extradicin de Emmanuel
Constant, quien dirigi las fuerzas responsables de millares de muertes bajo la
junta militar que Estados Unidos apoyaba tcitamente (por no hablar de la historia
anterior); Estados Unidos rechaza esas peticiones, probablemente debido al temor
de que Constant pudiera hacer revelaciones embarazosas en caso de ser sometido
a juicio. La peticin ms reciente de extradicin se present el 30 de septiembre de
2001, al mismo tiempo que Estados Unidos exiga a los talibn la entrega de bin
Laden14. Esa coincidencia tambin fue ignorada, de acuerdo con el principio de que
hay que rechazar vigorosamente las normas morales mnimas.
La respuesta al terrorismo

Volviendo a la respuesta responsable, un llamamiento a su puesta en prctica en


casos en que es claramente aplicable slo suscitara furia y desprecio. Algunos han
formulado principios ms generales para justificar la guerra de Estados Unidos
contra Afganistn. Dos eruditos de Oxford proponen un principio de
proporcionalidad: La magnitud de la respuesta estar determinada por la
intensidad con que la agresin afect a los valores dominantes en la sociedad
atacada; en el caso de Estados Unidos, la libertad para pretender la mejora
personal en una sociedad plural con economa del mercado, alevosamente atacada
el 11 de Septiembre por unos agresores [...] cuya ortodoxia moral diverge de la
de Occidente. Puesto que Afganistn es un Estado que se alinea con los
agresores y puesto que se neg a entregar a los sospechosos, Estados Unidos y
sus aliados, segn el principio de proporcionalidad, poda recurrir justificada y
moralmente a la fuerza contra el gobierno talibn15.
Pero segn el principio de universalidad Hait y Nicaragua podan recurrir
justificada y moralmente a la fuerza contra el gobierno de Estados Unidos. Y esa
misma conclusin se extiende mucho ms all de esos dos casos de terrorismo de
Estado, unos ms serios y otros de menor importancia como el bombardeo de
Clinton a la planta farmacutica de al Shifa en Sudn en 1998, que produjo varias
decenas de miles de muertos segn el embajador alemn y otras fuentes fiables,
cuyas conclusiones son acordes con las evaluaciones inmediatas de observadores
bien informados16. El principio de proporcionalidad conceda pues a Sudn el
derecho a represalias de terror masivo, conclusin que se refuerza si consideramos
que ese acto del imperio tuvo consecuencias sociales y econmicas espantosas
para Sudn, de modo que aquella atrocidad fue proporcionalmente mucho peor que
los crmenes de 11 de Septiembre; por muy espantosos que fueran stos, no
tuvieron unas consecuencias tan graves17.
La mayora de los comentarios sobre el bombardeo de Sudn se refieren a la
cuestin de si se crea o no realmente que aquella fbrica produca armas qumicas;
pero en cualquier caso no se plantea la intensidad con que la agresin afect a
valores claves de la sociedad atacada como la supervivencia. Otros apuntan que
las muertes no fueron intencionadas, como s lo son muchas de las atrocidades que
denunciamos con razn. En este caso apenas se puede dudar que los estrategas
estadounidenses conocan bien las probables consecuencias letales del bombardeo,
por lo que ste slo se puede excusar sobre la base de la suposicin hegeliana de
que los africanos son meras cosas, cuyas vidas no tienen valor, una actitud
acorde con la prctica hasta un punto que las vctimas entienden bien, sacando sus
propias conclusiones sobre la ortodoxia moral de Occidente.
La primera guerra contra el terrorismo
Uno de los participantes en el volumen de Yale (Charles Hill) reconoca que el 11 de
Septiembre se haba iniciado la segunda guerra contra el terrorismo. La primera
fue declarada veinte aos antes cuando entr en funciones la administracin
Reagan, con el acompaamiento retrico ya citado; y la ganamos, anuncia Hill
triunfante, aunque el monstruo terrorista qued solo herido, no muerto18. La
primera era de terror result ser un aspecto importante de los asuntos
internacionales durante toda la dcada, sobre todo en Centroamrica pero tambin
en Oriente Medio, donde el terrorismo fue seleccionado por los medios como el
principal asunto de 1985 y alcanz puestos muy altos en otros aos.
Podemos aprender mucho de la actual guerra contra el terrorismo investigando la
primera fase y cmo se presenta hoy. Un importante especialista acadmico califica
la dcada de 1980 como la del terrorismo de Estado o la implicacin
permanente del Estado como patrocinador del terrorismo, especialmente por

parte de Libia e Irn. Estados Unidos se limit a responder, adoptando una


actitud preventiva contra el terrorismo. Otros recomiendan ahora los mtodos
con los que ganamos: las operaciones por las que Estados Unidos fue condenado
por el Tribunal Internacional y el Consejo de Seguridad (si no tenemos en cuenta el
veto de los propios Estados Unidos) constituyen el modelo para un apoyo del tipo
nicaragense para los adversarios de los talibn (especialmente la Alianza del
Norte). Un destacado historiador del tema encuentra profundas races para el
terrorismo de Osama bin Laden: en Vietnam del Sur, donde la eficacia del
terrorismo del Vietcong contra el Goliat americano armado con tecnologa moderna
despert la esperanza al mostrar que el ncleo de Occidente era tambin
vulnerable19.
Atenindose a lo convencional, esos anlisis presentan a Estados Unidos como una
vctima benvola, que se defiende a s misma del terrorismo de otros: los
vietnamitas (en Vietnam del Sur), los nicaragenses (en Nicaragua), los libios e
iranes (aunque sufrieron un poco a manos estadounidenses, eso no mereci la
atencin de la prensa), y otras fuerzas anti- estadounidenses en todo el mundo.
Pero no todos ven el mundo de esa forma. El lugar ms obvio es Latinoamrica, que
cuenta con una notable experiencia en cuanto al terrorismo internacional. Los
crmenes del 11 de septiembre fueron all duramente condenados, pero sin olvidar
al mismo tiempo sus propias experiencias. Como observaba la revista de
investigacin de la universidad jesuita de Managua, se pueden describir los
atentados 11 de Septiembre como un Armagedn, pero Nicaragua vivi su
propio Armagedn a cmara lenta bajo el asalto estadounidense y est ahora
sumergida en sus tristes consecuencias; otros pases sufrieron an ms bajo la
plaga de terrorismo de Estado que se extendi por todo el continente desde
comienzos de los aos 60, gran parte de l atribuible a Washington. Un periodista
panameo se uni a la condena general de los crmenes del 11 de Septiembre, pero
record la muerte de quiz miles de personas (crmenes occidentales, por tanto no
sometidos a examen) cuando el padre del actual presidente bombarde Barrio
Chorillo en diciembre de 1989 en la operacin Causa Justa, emprendida para
secuestrar a un esbirro desobediente que fue condenado a cadena perpetua en
Florida por crmenes cometidos en su mayor parte cuando funga como agente de la
CIA. El escritor uruguayo Eduardo Galeano observ que Estados Unidos proclama
oponerse al terrorismo apoyndolo no obstante de hecho en todo el mundo,
incluidos Indonesia, Camboya, Chipre, Irn, frica del Sur, Bangladesh y los pases
sudamericanos que sufrieron la guerra sucia del Plan Cndor a cargo de dictadores
militares que establecieron un reinado del terror con respaldo estadounidense 20.
Oriente Medio
Las observaciones que acabamos de hacer se trasladan igualmente el segundo foco
de la primera guerra contra el terrorismo: Oriente Medio. La peor atrocidad fue la
invasin israel del Lbano en 1982, en la que murieron unas 20.000 personas y que
dej gran parte del pas en ruinas, incluido Beirut. Como las asesinas y destructivas
invasiones de Rabin-Peres en 1993 y 1996, el ataque de 1982 no poda apelar
seriamente al argumento de la defensa propia. El jefe de estado mayor Rafael
(Raful) Eitan se limit a expresar la opinin prevaleciente cuando anunci que su
objetivo era destruir a la OLP como candidato para unas negociaciones con
nosotros sobre la tierra de Israel21, un ejemplo de libro del terrorismo como tal
como se define oficialmente. El objetivo era instalar un rgimen amigo [en el
Lbano] y destruir la Organizacin de Liberacin de Palestina de Arafat. El
corresponsal en Oriente Medio James Bennet escribe: Se difundi la teora de que
eso contribuira a persuadir a los palestinos de que deban aceptar el dominio israel
en Cisjordania y la banda de Gaza22. Puede que ste sea el primer reconocimiento

abierto en Estados Unidos de hechos de los que se inform ampliamente en Israel


en aquel momento, aunque aqu slo aparecieron en la prensa disidente.
Esas operaciones fueron llevadas a cabo con el decisivo apoyo militar y diplomtico
de las administraciones Reagan y Clinton, y por tanto constituyen actos de
terrorismo internacional. Estados Unidos estuvo tambin directamente implicado en
otros actos de terrorismo en la regin en la dcada de 1980, incluidos los atentados
terroristas ms violentos del ao 1985: el coche-bomba de la CIA en Beirut que
mat a 80 personas e hiri a 250; el bombardeo de Tnez, ordenado por Simon
Peres, que mat a 75 personas, aprobado por Estados Unidos y alabado por el
secretario de Estado Shultz, aunque fuera unnimemente condenado por el Consejo
de Seguridad de la ONU como un acto de agresin armada (Estados Unidos se
abstuvo); y las operaciones puo de hierro de Peres dirigidas contra aldeanos
terroristas en el Lbano, que alcanzaron nuevas cotas de brutalidad calculada y
asesinato arbitrario, en palabras de un diplomtico occidental familiarizado con el
rea, y de las que se ofreci amplia cobertura en los medios23. Tambin en esos
casos se trataba de terrorismo internacional, por no llamarlo crmenes de guerra y
agresin.
En el periodismo y los estudios acadmicos 1985 se reconoce como el peor ao del
terrorismo en Oriente Medio, pero no por esos acontecimientos, sino por dos
atentados terroristas en los que muri una sola persona; en ambos casos un
estadounidense24. Pero las vctimas no olvidan tan fcilmente.
Esa historia tan reciente cobra un significado aadido porque las principales figuras
de la nueva guerra contra el terrorismo desempearon ya un papel destacado en
la primera. El aspecto diplomtico de la fase actual est a cargo de John
Negroponte, quien fue embajador de Reagan en Honduras, la base principal de los
atentados terroristas por los que su gobierno fue condenado por el Tribunal
Internacional y del terrorismo de Estado respaldado por Estados Unidos en otros
lugares de Centroamrica, actividades que hicieron de los aos de Reagan la peor
dcada para Centroamrica desde la conquista espaola, en su mayora bajo la
vigilancia de Negroponte25. El aspecto militar de la nueva fase est a cargo de
Donald Rumsfeld, enviado especial de Reagan a Oriente Medio durante los aos de
las peores atrocidades terroristas, incitadas o apoyadas por su gobierno.
No menos instructivo es el hecho de que tales atrocidades no se atenuaron en los
aos subsiguientes. En concreto Washington sigue contribuyendo a empeorar el
terror en la confrontacin rabe-israel. La expresin es del presidente Bush, que
intenta, segn la costumbre, aplicarla al terrorismo de los dems. Apartndose de
lo habitual encontramos tambin algunos ejemplos bastante significativos. Una
forma simple de empeorar el terror es participar en l, por ejemplo, enviando
helicpteros a atacar zonas residenciales civiles y llevar a cabo asesinatos, como
hace regularmente Estados Unidos con completa conciencia de las consecuencias.
Otra consiste en bloquear el envo de observadores internacionales para reducir la
violencia. Estados Unidos ha insistido en esa va, vetando de nuevo el 14 de
diciembre de 2001 una resolucin al respecto del Consejo de Seguridad de la ONU.
Describiendo la cada en desgracia de Arafat hasta una posicin apenas por encima
de las de bin Laden y Saddam Hussein, la prensa informaba que el presidente Bush
estaba muy irritado [por] el endurecimiento a ltima hora de la posicin palestina
[...] pidiendo observadores internacionales en las reas palestinas bajo una
resolucin del Consejo de Seguridad de la ONU; es decir, porque Arafat se uni al
resto del mundo solicitando medios para reducir el terror26.
Diez das antes de vetar el envo de observadores, Estados Unidos boicote
sabote una conferencia internacional en Ginebra que reafirm la aplicabilidad de

la cuarta convencin de Ginebra a los territorios ocupados, de forma que la mayora


de las acciones de Estados Unidos e Israel all son crmenes de guerra, y dado lo
graves que son, serios crmenes de guerra. Eso incluye los asentamientos
israeles financiados por Estados Unidos y la prctica de asesinatos premeditados,
torturas, deportaciones ilegales, privacin deliberada del derecho a un juicio justo,
destruccin y expropiaciones de viviendas [...] actos llevados a cabo fuera de la ley
y sin justificacin alguna27. La convencin de Ginebra, establecida para proscribir
formalmente los crmenes de los nazis en la Europa ocupada, es un principio central
de la ley humanitaria internacional. Su aplicabilidad a los territorios ocupados por
Israel se ha reafirmado repetidamente, entre otros por quien era entonces
embajador estadounidense en la ONU, George Bush (en septiembre de 1971), y por
varias resoluciones del Consejo de Seguridad: la 465 (en 1980), adoptada
unnimemente, que condenaba las prcticas israeles respaldadas por Estados
Unidos como violaciones flagrantes de la convencin; la 1322 (de octubre 2000),
aprobada por 14 votos a 0, con la abstencin de Estados Unidos, que peda a Israel
respeto escrupuloso a sus responsabilidades bajo la cuarta convencin de
Ginebra, que estaba violando flagrantemente una vez ms en aquel momento.
Como Altas Partes Contratantes, Estados Unidos y las potencias europeas estn
obligadas por un tratado solemne a detener y perseguir a los responsables de tales
crmenes, incluidos sus propios dirigentes si participan en ellos. Al seguir
rechazando ese deber, Estados Unidos contribuye directa y significativamente a
empeorar el terror.
Turqua
Investigar a fondo el conflicto rabe-israel y la participacin en l de Estados
Unidos nos llevara demasiado lejos. Vayamos ahora hacia el norte, hacia otra
regin en la que se practica a escala masiva el terrorismo de Estado; tomo
prestado el trmino del ministro de Estado turco para los Derechos Humanos,
refirindose a las abundantes atrocidades de 1994, y al socilogo Ismael Besikci,
que volvi a prisin tras publicar su libro Terrorismo de Estado en Oriente Prximo,
despus de haber pasado ya quince aos en la crcel por revelar la represin turca
de los kurdos28. Tuve la oportunidad de constatar algunas de las consecuencias con
mis propios ojos cuando visit Diyarbakir, la capital oficiosa kurda, unos meses
despus del 11 de Septiembre. Como en otros lugares, los crmenes del 11 de
Septiembre fueron all duramente condenados, pero no sin recordar el salvaje
ataque que la poblacin haba sufrido a manos de quienes se arrogan la tarea de
liberar al mundo de malvados y de sus agentes locales.
En 1994 el ministro turco de Estado y otras fuentes estimaban que dos millones de
personas haban sido desplazadas de las tierras devastadas, as como muchas otras
ms tarde, a menudo mediante el terror y las brbaras torturas descritas con
penossimos detalles en numerosos informes internacionales sobre derechos
humanos, que sin embargo no llegan a los ojos de quienes corren con los gastos.
Ha habido decenas de miles de muertos. Quienes permanecen all cuyo coraje es
indescriptible viven en una mazmorra donde se cierran emisoras de radio y se
encarcela a periodistas por tocar msica kurda, se detiene y tortura a estudiantes
por presentar peticiones para la que les den las clases en su propia lengua, se
puede multar severamente a los padres cuyos hijos sean descubiertos por las
omnipresentes fuerzas de seguridad vistiendo los colores nacionales kurdos, el
respetado jurista que encabeza la organizacin de derechos humanos fue procesado
poco despus de que yo estuviera all por utilizar la frmula kurda, casi idntica a la
turca, en su felicitacin por el Ao Nuevo, etc., etc.
Esos actos caen en la categora de terrorismo internacional patrocinado por el
Estado. Estados Unidos proporciona a Turqua el 80 por 100 de sus armas, con un
mximo en 1997, cuando las armas transferidas superaron las entregadas durante

todo el perodo de guerra fra antes de que se iniciara la campaa de


contraterrorismo en 1984. Turqua se convirti en el principal receptor de armas
estadounidenses en todo el mundo, posicin que mantuvo hasta 1999, cuando el
primer puesto pas a Colombia, el principal practicante del terrorismo de Estado del
hemisferio occidental29.
El terrorismo de Estado tambin empeora por el silencio y la inhibicin, con el
logro particularmente notable de un coro de autoalabanzas sin precedentes cuando
la poltica exterior estadounidense entr en una noble fase con un brillo de
santidad bajo la gua de lderes que por primera vez en la historia se consagraban
a la defensa de los principios y los valores en lugar de mezquinos intereses30. La
demostracin de esa recin estrenada santidad fue su disposicin a no tolerar
crmenes cerca de las fronteras de la OTAN (slo dentro de sus fronteras, donde
crmenes an peores que los provocados por las bombas de la OTAN eran no slo
tolerables sino que requeran una participacin entusiasta). El terrorismo de Estado
turco patrocinado por Estados Unidos no pasa enteramente desapercibido. El
informe anual del departamento de Estado sobre los esfuerzos por combatir el
terrorismo destacaba a Turqua por su experiencia positiva en ese combate,
junto con Argelia y Espaa, dos respetables colegas.
El especialista en terrorismo del New York Times inform sin comentarios sobre esa
valoracin en una nota de primera pgina. En una revista importante de asuntos
internacionales, el embajador Robert Pearson comentaba que Estados Unidos
podra no tener mejor amigo y aliado que Turqua en sus esfuerzos por eliminar
el terrorismo en todo el mundo, gracias a la capacidad de sus fuerzas armadas
demostrada en su campaa antiterrorista en el sureste kurdo. Por eso no
constituy una sorpresa que Turqua se uniera con entusiasmo a la guerra contra
el terrorismo declarada por George Bush, expresando su agradecimiento a Estados
Unidos por ser el nico pas dispuesto a ofrecer el apoyo necesario para las
atrocidades de los aos de Clinton, que todava continan aunque a menor escala
ahora que ganamos.
Exaltacin del terrorismo
Como premio por sus logros, Estados Unidos est financiando ahora a Turqua a fin
de que proporcione fuerzas terrestres para llevar a cabo la guerra contra el
terrorismo en Kabul, aunque no ms all31. As pues, el terrorismo internacional
patrocinado por un Estado no es que se pase por alto sino que se premia. Esto
tampoco constituye una sorpresa. Despus de todo, en 1995 la Administracin
Clinton recibi con honores al general indonesio Suharto, uno de los peores
asesinos y torturadores del ltimo cuarto del siglo XX, llamndolo nuestro gran
amigo. Cuando lleg al poder hace treinta aos, se notific con precisin y aclam
con euforia no reprimida el descomunal asesinato en masa de cientos de miles de
personas, en su mayora campesinos sin tierra. Cuando los nicaragenses
finalmente sucumbieron ante el terrorismo estadounidense y votaron como era
debido, Estados Unidos se uni con alegra a esa victoria del juego limpio
estadounidense segn proclamaban los titulares de prensa. Es bastante fcil
multiplicar los ejemplos. El actual episodio no supone una novedad en la historia del
terrorismo internacional y de la respuesta que suscita entre sus autores.
Despus del 11 de Septiembre
Volvamos a la cuestin de la respuesta adecuada a los actos de terrorismo,
especficamente al 11 de Septiembre.

Se suele alegar que la reaccin de Estados Unidos y el Reino Unido contaba con un
amplio apoyo internacional. Eso nicamente se puede mantener, no obstante, si
uno slo atiende a la opinin de las elites. Una encuesta Gallup internacional revel
que slo una minora apoyaba el ataque militar en lugar de los medios
diplomticos32. En Europa las cifras iban del 8 por 100 en Grecia al 29 por 100 en
Francia. En Amrica Latina el apoyo era an menor: del 2 por 100 en Mxico al 16
por 100 en Panam. El apoyo a los ataques que incluan objetivos civiles era muy
pequeo. Hasta en los dos pases encuestados que ms apoyaban el uso de la
fuerza militar, India e Israel (por razones sobre todo internas), una mayora
considerable se opona a tales ataques. Haba por tanto una oposicin mayoritaria a
los planes blicos que convirtieron desde el primer momento las principales
concentraciones urbanas en ciudades fantasma, segn informaba la prensa.
Fuera de la encuesta, como de la mayora de los comentarios, quedaba el efecto
anticipado de la poltica estadounidense sobre los afganos, millones de los cuales
estaban al borde de la hambruna incluso antes del 11 de Septiembre. No se
preguntaba, por ejemplo, si una respuesta adecuada al 11 de Septiembre inclua
pedir a Pakistn que suprimiera los convoyes de camiones que proporcionan gran
parte del alimento y otros bienes de primera necesidad a la poblacin civil afgana,
as como provocar la retirada de los trabajadores sociales y una fuerte reduccin de
los suministros de alimentos que dej a millones de afganos [...] en grave riesgo
de hambruna, suscitando fuertes protestas de las organizaciones de ayuda y
advertencias sobre una grave crisis humanitaria, juicios que se reiteraron al final de
la guerra33.
Para evaluar las acciones emprendidas hay que partir, por supuesto, de las
premisas del plan; eso tambin debera estar claro. El resultado real, una cuestin
bien distinta, es improbable que se conozca, ni siquiera superficialmente; los
crmenes de los dems se investigan cuidadosamente, no as los propios. Quiz
sirvan como indicacin los informes ocasionales sobre el nmero de personas
necesitadas de ayuda alimentaria: 5 millones antes del 11 de Septiembre, 7
millones y medio a finales de septiembre bajo la amenaza de bombardeo, y 9
millones seis meses ms tarde, no por falta de alimentos, fcilmente accesibles,
sino debido a problemas de distribucin cuando el pas volvi a quedar en manos de
los seores de la guerra34.
No hay estudios fiables sobre la opinin afgana, pero s contamos con algunas
informaciones. Al principio el presidente Bush advirti a los afganos que seran
bombardeados hasta que entregaran a la gente sospechosa de terrorismo. Tres
semanas despus, los objetivos de la guerra se convirtieron en el derrocamiento del
rgimen: el bombardeo continuara, segn anunci el almirante Sir Michael Boyce,
hasta que el pueblo [afgano] reconozca que esto va a seguir hasta que cambien
de lderes35. Obsrvese que la cuestin de si el derrocamiento del miserable
rgimen talibn justificaba el bombardeo no se plante siquiera, porque no se
convirti en un objetivo de guerra hasta despus de que sta empezara. Aun as
podemos preguntarnos por las opiniones afganas al alcance de los observadores
occidentales sobre esas cuestiones, que en ambos casos caen dentro de la
definicin oficial de terrorismo internacional.
Cuando la sustitucin del rgimen se convirti en objetivo de guerra a finales de
octubre, un millar de lderes afganos, unos exiliados y otros procedentes del propio
Afganistn, se reunieron en Peshawar, comprometindose al derrocamiento del
rgimen talibn. Hubo una rara exhibicin de unidad entre jefes tribales,
estudiosos islmicos, polticos dscolos y antiguos comandantes de la guerrilla,
segn inform la prensa. Todos ellos, unnimemente, pidieron a Estados Unidos
que interrumpiera las incursiones areas y apelaron a los medios de comunicacin
internacionales para que reclamaran el fin de los bombardeos sobre gente

inocente. Insistieron en que se adoptaran otros medios para derrocar al odiado


rgimen talibn, objetivo que segn ellos se poda conseguir sin muerte y
destruccin36.
El lder de la oposicin afgana Abdul Haq, muy respetado en Washington, envi un
mensaje parecido. Justo antes de introducirse en Afganistn, al parecer sin apoyo
estadounidense, donde fue capturado y muerto, conden el bombardeo y critic a
Estados Unidos por negarse a apoyar sus esfuerzos para propiciar una rebelin en
el seno de los talibn. Segn dijo, el bombardeo fue un gran obstculo para esos
esfuerzos. Inform de los contactos mantenidos con varios mandos talibn de
segunda fila y jefes tribales ex muyahiddin, y expuso cmo podan progresar sus
planes, pidiendo que Estados Unidos los facilitara con financiacin y otros apoyos en
lugar de torpedearlos con bombas. Pero Estados Unidos, dijo, est tratando de
exhibir sus msculos, de conseguir una victoria aplastante y de asustar a todo el
mundo. No se preocupan por el sufrimiento de los afganos ni por cunta gente
puede morir37.
La suerte de las mujeres afganas suscit algunas tardas preocupaciones despus
del 11 de Septiembre. Tras la guerra hasta se reconoci en parte el valor de las
mujeres que haban estado en primera lnea de la lucha para defender sus derechos
durante veinticinco aos desde la organizacin RAWA (Asociacin Revolucionaria de
Mujeres de Afganistn). Una semana despus de comenzar los bombardeos (el 11
de octubre), RAWA hizo pblica una declaracin que habra sido noticia de primera
pgina si la preocupacin por las mujeres afganas hubiera sido real y no mero
oportunismo. Condenaban el recurso al monstruo de una vasta guerra y
destruccin cuando Estados Unidos desencaden una arrolladora agresin contra
nuestro pas que causar gran dao a afganos inocentes. Pedan en su lugar la
erradicacin de la plaga de los talibn y Al Qaeda mediante un levantamiento
general del pueblo afgano, lo nico que podra evitar la repeticin de la
catstrofe que ha arruinado nuestro pas...
Todo eso se ignor. No es quiz del todo evidente por qu quienes estn al mando
de los ejrcitos ms poderosos del mundo se sienten autorizados a desconocer el
juicio de las afganas que han estado luchando por la libertad y los derechos de las
mujeres durante muchos aos y a menospreciar con patente desdn su deseo de
derrocar el frgil y odiado rgimen talibn desde dentro eludiendo los inevitables
crmenes de guerra.
En resumen, el repaso que acabamos de hacer de la opinin global, incluyendo lo
que se conoce de los propios afganos, presta poco apoyo al consenso existente
entre los intelectuales occidentales sobre la justicia de su causa.
Una reaccin de la elite, no obstante, es ciertamente correcta: es necesario
preguntarse por las razones de los crmenes del 11 de Septiembre. Eso est fuera
de duda, al menos entre quienes desean reducir la probabilidad de nuevos
atentados terroristas.
Una cuestin concreta son los motivos de los autores. Sobre ella no hay muchos
desacuerdos. Los analistas serios coinciden en que tras el establecimiento
permanente de bases estadounidenses en Arabia Saud, bin Laden lleg a la
conclusin de que haba que expulsar a las fuerzas estadounidenses del sagrado
suelo de Arabia y liberar al mundo musulmn de los embusteros e hipcritas
que no aceptan su versin extremista del Islam38.
Las races de Al Qaeda

Tambin hay un amplio y justificado acuerdo en que a menos que se resuelvan las
cuestiones sociales, polticas y econmicas que dieron lugar a Al Qaeda y a otros
grupos similares, Estados Unidos y sus aliados de Europa occidental y otras
regiones seguirn siendo blanco de los terroristas islmicos39. Esas cuestiones son
sin duda complejas, pero algunos factores se conocen bien desde hace tiempo.
En 1958, un ao crucial en la historia de la posguerra, el presidente Eisenhower
advirti a su personal que en el mundo rabe el problema es que tenemos una
campaa de odio contra nosotros, no de los gobiernos sino del pueblo, que est
de parte de Nasser, apoyando al nacionalismo secularista independiente. Las
razones de la campaa de odio haban sido subrayadas por el Consejo de
Seguridad Nacional pocos meses antes: A ojos de la mayora de los rabes
Estados Unidos se opone a la consecucin de los objetivos del nacionalismo rabe.
Creen que Estados Unidos est tratando de proteger sus intereses petrolferos en
Oriente Prximo apoyando el status quo y oponindose al progreso poltico y
econmico.... Adems, esa percepcin no es precisamente falsa: Nuestros
intereses econmicos y culturales en el rea nos han conducido naturalmente a
estrechar relaciones con elementos del mundo rabe cuyos intereses fundamentales
consisten en el mantenimiento de relaciones con Occidente y el status quo de sus
propios pases...40.
Esas percepciones persisten. Inmediatamente despus del 11 de Septiembre el
Wall Street Journal (seguido ms tarde por otros medios), comenz a investigar las
opiniones de los musulmanes ricos: banqueros, profesionales, gestores de
multinacionales, etc. En general apoyan vigorosamente la poltica estadounidense,
pero se sienten amargados por el papel de Estados Unidos en la regin: por su
apoyo a regmenes corruptos y represivos que torpedean la democracia y el
desarrollo, y por determinadas polticas especficas, en particular con respecto a
Palestina e Iraq. Aunque no estn registradas, las actitudes de los barrios bajos y
aldeas son probablemente semejantes, pero ms duras; a diferencia de los
musulmanes ricos, la masa de la poblacin nunca ha estado de acuerdo en que la
riqueza de la regin fuera transferida a Occidente y a las cuentas bancarias de los
colaboradores locales en lugar de servir a las necesidades internas. Los
musulmanes ricos reconocen tristemente que la irritada retrica de bin Laden
obtiene considerable resonancia incluso en sus propios crculos, por mucho que lo
odien y teman, aunque slo sea porque ellos constituyen su principal diana41.
Es sin duda ms reconfortante creer que la respuesta a la quejosa pregunta de
George W. Bush, por qu nos odian?, est en el resentimiento que crea en ellos
nuestra libertad y amor a la democracia, o en su retraso cultural de muchos siglos,
o en su incapacidad para sacar partido de la globalizacin de la que por fortuna
forman parte. Reconfortante, quiz, pero no prudente. Por mucho que nos
sorprendieran, los atentados del 11 de Septiembre no deberan haber sido
inesperadas. Organizaciones similares planearon actos terroristas muy serios
durante la dcada de 1990, y en 1993 estuvieron peligrosamente cerca de volar el
World Trade Center, con planes mucho ms ambiciosos. Su pensamiento era bien
entendido, en particular por las agencias de inteligencia estadounidenses que
haban ayudado a reclutarlos, entrenarlos y armarlos desde 1980 y que siguieron
trabajando con ellos aun cuando atacaran intereses estadounidense. La
investigacin realizada por el gobierno holands de la masacre de Srebrenica revel
que mientras estaban intentando volar el World Trade Center, islamistas radicales
de las redes formadas por la CIA estaban siendo trasladados por Estados Unidos
desde Afganistn hasta Bosnia, junto con combatientes de Hizbollah apoyados por
Irn y un enorme flujo de armas a travs de Croacia, que sufri un recorte
sustancial. Los llevaron all para apoyar al bando estadounidense en la guerra de los
Balcanes, mientras Israel (junto con Ucrania y Grecia) estaba armando a los serbios
(posiblemente con armas suministradas por Estados Unidos), lo que explica por qu

granadas de mortero que no estallaron en Sarajevo llevaban a veces marcas


hebreas, segn observa el politlogo britnico Richard Aldrich en su revisin del
informe del gobierno holands42.
Ms en general, las atrocidades del 11 de Septiembre sirven como dramtico
recuerdo de lo que ya es un lugar comn desde hace tiempo: con la tecnologa
contempornea, los ricos y poderosos ya no tienen asegurado el casi monopolio de
la violencia que ha prevalecido durante mucho tiempo en la historia. Aunque en
todas partes se teme con razn al terrorismo, y constituye en efecto un intolerable
regreso a la barbarie, no es sorprendente que la percepcin de su naturaleza
difiera mucho segn muy distintas experiencias, algo que difcilmente pueden
ignorar aquellos a quienes la historia haba acostumbrado a la inmunidad mientras
perpetraban horrendos crmenes.
Noam Chomsky
Julio de 2002 1. Bush, citado por Rich Heffern, National Catholic Reporter, 11 de
enero de 2002. Reagan, The New York Times, 18 de octubre de 1985. Shultz, U.S.
Dept. of State, Current Policy, nm. 589, 24 de junio de 1984; nm. 629, 25 de
octubre de 1984.
2. US Army Operational Concept for Terrorism Counteraction, TRADOC Pamphlet
nm. 525-37, 1984.
3. Res. 42/159, 7 de diciembre de 1987; Honduras se abstuvo.
4. Joseba Zulaika y William Douglass, Terror and Taboo, Nueva York y Londres,
Routledge, 1996, p. 12. En cuanto a los sucesos de 1980-88, vase Inter-Agency
Task Force, Africa Recovery Program/Economic Commission, South African
Destabilization: The Economic Cost of Frontline Resistance to Apartheid, Nueva
York, UN, 1989, p. 13, citado por Merle Bowen, Fletcher Forum, invierno de 1991.
Sobre la expansin del comercio estadounidense con Sudfrica despus de que el
Congreso autorizara sanciones en 1985 (superando el veto de Reagan), vase Gay
McDougall, Richard Knight, en Robert Edgar, ed., Sanctioning Apartheid, Trenton
(New Jersey), Africa World Press, 1990.
5. Para una revisin del rechazo unilateral estadounidense durante 30 aos, vase
mi introduccin a Roane Carey, ed., The New Intifada, Londres y Nueva York, Verso,
2000 [de prxima publicacin en castellano, en esta misma editorial]; para mayor
detalle vanse las fuentes ah citadas.
6. Sin embargo, nunca se recurre a ella. Sobre las razones, vase Alexander
George, ed., Western State Terrorism, Cambridge, Polity-Blackwell, 1991.
7. Strobe Talbott y Nayan Chanda, introduccin, The Age of Terror: America and
the World after September 11, Nueva York, Basic Books and the Yale U. Center for
the Study of Globilization, 2001.
8. Abram Sofaer, The United States and the World Court, U.S. Dept. of State,
Current Policy, nm. 769 (diciembre de 1985). La resolucin vetada del Consejo de
Seguridad peda obediencia a las sentencias del TIJ y, sin mencionar
especficamente a ninguno, exiga a todos los Estados que se abstuvieran de llevar
a cabo, apoyar o promover acciones polticas, econmicas o militares de cualquier
tipo contra cualquier otro Estado de la regin. Elaine Sciolino, The New York
Times, 31 de julio de 1986.

9. Shultz, Moral Principles and Strategic Interests, 14 de abril de 1986, U.S.


Dept. of State, Current Policy, nm. 820. Testimonio de Shultz ante el Congreso,
vase Jack Spence en Thomas Walker, ed., Reagan versus the Sandinistas, Boulder
y Londres, Westview, 1987. Para un repaso al sabotaje contra la diplomacia y la
escalada del terrorismo de Estado internacional, vanse mis libros Culture of
Terrorism, Boston, South End, 1988 [ed. cast., La cultura del terrorismo, Barcelona,
Ediciones B, 1989; Ed. Popular, 2002]; Necessary Illusions, Boston: South End,
1989 [ed. cast., Ilusiones necesarias: control de pensamiento en las sociedades
democrticas, Ed. Libertarias Prodhufi, 1991]; Deterring Democracy, Londres y
Nueva York, Verso, 1991 [ed. cast., El miedo a la democracia, Grijalbo Mondadori,
1992]. Sobre las consecuencias, vase Thomas Walker y Ariel Armony, eds.,
Repression, Reistance and Democratic Transition n Central America, Washington,
Scholarly Resources, 2000. Sobre las reparaciones de guerra, vase Howard Meyer,
The World Court n Action, Lanham, MD, Oxford, Rowman & Littlefield, 2002, cap.
14.
10. Edward Prince, The Strategy and Tactics of Revolutionary Terrorism,
Comparative Studies in Society and History, 19, 1; citado por Chalmers Johnson,
American Militarism and Blowback, New Political Science, 24, 1, 2002.
11. SOA, 1999, citado por Adam Isacson y Joy Olson, Just the Facts, Washington,
Latin America Working Group and Center for Intemational Policy, 1999, ix.
12. Greenwood apela en International law and the war against terrorism, 78, 2
(2002), al prr. 195 de Nicaragua vs USA, que el Tribunal no aplic para justificar
su condena del terrorismo estadounidense, pero que seguramente era ms
apropiada en aquel caso que en el que preocupa a Greenwood. Franck, Terrorism
and the Right of Self-Defense, American J. of International Law, 95.4 (oct. de
2001).
13. Howard, Foreign Affairs, enero/febrero de 2002, conferencia del 30 de octubre
de 2001 (Tania Branigan, The Guardian, 31 de octubre). Ignatieff, lndex on
Censorship, 2, 2002.
14. The New York Times, 1 de octubre de 2001.
15. Frank Schuller y Thomas Grant, Current History, abril de 2002.
16. Werner Daum, Universalism and the West, Harvard International Review,
verano de 2001. Sobre otras declaraciones y las advertencias de Human Rights
Watch, vase mi 9-11, Nueva York, Seven Stories, 2001 [ed. cast., 11/09/2001,
RBA Editores, 2001], p. 45 y ss.
17. Christopher Hitchens, Nation, 10 de junio de 2002.
18. Talbott y Chanda, The Age of Terror: America and the World after September
11, cit.
19. Martha Crenshaw, Ivo Daalder y James Lindsay, David Rapoport, Current
History, America at War, diciembre de 2001. Sobre las interpretaciones coetneas
de la primera guerra contra el terror, vase George, Western State Terrorism,
cit.
20. Envo (UCA Managua), octubre; Ricardo Stevens (Panam), NACLA Report on
the Americas, nov/dic; E. Galeano, La Jornada, 21 de septiembre (Ciudad de

Mxico), citado por Alain Frachon, Le Monde, 24 de noviembre; todas las fechas de
2001.
21. Se pueden consultar muchas fuentes en mi Fateful Triangle, Boston, South End,
1983; edicin revisada de 1999, sobre el sur del Lbano en la dcada de 1990 [ed.
cast., El tringulo fatal: Estados Unidos, Israel y Palestina, Ed. Popular, 2002];
Pirates and Emperors, Nueva York, Claremont, 1986; Londres, Pluto, de prxima
aparicin; World Orders, Old and New [ed. cast., El nuevo orden mundial (y el
viejo), Barcelona, Crtica, 1997].
22. Bennet, The New York Times, 24 de enero de 2002.
23. Para los detalles vase mi ensayo en George, Western State Terrorism, cit.
24. Crenshaw et al., Current History, America at War, cit.
25. Chalmers Johnson, Nation, 15 de octubre de 2001.
26. Ian Williams, Middle East International, 21 de diciembre de 2001, 11 de enero
de 2002. John Donnelly, Boston Globe, 25 de abril de 2002; se alude a un veto
estadounidense anterior.
27. Conference of High Contracting Parties, Report on Israeli Settlement, enerofebrero de 2002 (Foundation for Middle East Peace, Washington). Sobre estas
cuestiones vase Francis Boyle, Law and Disorder in the Middle East, The Link,
35.1, enero-marzo de 2002.
28. Para algunos detalles, vase mi New Military Humanism, Monroe, Common
Courage, 1999, cap. 3 y fuentes all citadas. Sobre la elusin de hechos en el
Informe sobre Derechos Humanos del Departamento de Estado, vase Lawyers
Committee for Human Rights, Middle East and North Africa, Nueva York, 1995, p.
255.
29. Tamar Gabelnick, William Hartung y Jennifer Washburn, Arming Repression:
U.S. Arms Sales to Turkey During the Clinton Administration, Nueva York y
Washington, World Policy Institute and Federation of Atomic Scientists, octubre de
1999. Dejo a un lado Israel y Egipto, que constituyen un caso especial. Sobre el
terrorismo de Estado en Colombia, que ahora llevan a cabo bandas paramilitares
del modo acostumbrado, vase en particular Human Rights Watch, The Sixth
Division (sept. de 2001) y Colombia Human Rights Certification III, feb. de 2002.
Tambin, entre otros, Mdicos Sin Fronteras, Desterrados, Bogot, 2001.
30. Para una muestra, vase New Military Humanism y mi A New Generation Draws
the Line, Londres y Nueva York, Verso, 2000 [ed. cast., Una nueva generacin dicta
las reglas, Barcelona, Crtica, 2002] .
31 Judth Miller, The New York Times, 30 de abril de 2000. Pearson, Fletcher Forum,
26.1, invierno/primavera 20002.
32 ; datos del 14-17 de septiembre de 2001.
33. John Burns, The New York Times, 16 de septiembre de 2001; Samina Amin,
International Security 26.3, invierno 2001-2002. Para algunas advertencias
anteriores vase 9-11. Sobre la evaluacin de las agencias internacionales tras la
guerra, vase Imre Karacs, The Independent on Sunday, Londres, 9 de diciembre

de 2001, dando a conocer sus advertencias de que ms de un milln de personas


estn al borde de la muerte por hambre y enfermedades. Para algunos informes
de prensa, vase mi Peering into the Abyss of the Future, Lakdawala Memorial
Lecture, Institute of Social Sciences, Nueva Delhi, noviembre de 2001, revisado en
febrero de 2002.
34. Ibid. Para estimaciones anteriores vase Barbara Crossette, The New York
Times, 26 de marzo de 2002, y Ahmned Rashid, Wall Street Journal, 6 de junio de
2002, dando cuenta de la evaluacin del UN World Food Program y la renuencia de
los donantes a entregar los fondos prometidos. El WFP notificaba que las reservas
de trigo estn exhaustas, y no hay financiacin para renovarlas (Rashid). La ONU
haba advertido de la amenaza de una inmediata hambruna, ya que los bombardeos
haban interrumpido la siembra de la que proviene el 80 por 100 del abastecimiento
de grano del pas (AFP, 28 de septiembre de 2001; Edith Lederer, AP, 18 de octubre
de 2001). Vase tambin Andrew Revkin, The New York Times, 16 de diciembre de
2001, citando al departamento de Agricultura estadounidense, aunque sin
mencionar los bombardeos.
35. Patrick Tyler y Elisabeth Bumiller, The New York Times, 12 de octubre de 2001,
citando a Bush; Michael Gordon, The New York Times, 28 de octubre de 2001,
citando a Boyce; ambos en p. 1.
36. Barry Bearak, The New York Times, 25 de octubre de 2001; John Thornhill y
Farhan Bokhari, Financial Times, 25 y 26 de octubre de 2001; John Burns, The New
York Times, 26 de octubre de 2001; Indira Laskhmanan, Boston Globe, 25 y 26 de
octubre de 2001.
37 Entrevista, Anatol Lieven, The Guardian, 2 de noviembre de 2001.
38. Ann Lesch, Middle East Policy, IX.2, junio de 2002. Vase tambin Michael
Doran, Foreign Affairs, enero-febrero de 2002; y muchos otros, entre ellos los
incluidos en Current History, diciembre de 2001.
39. Sumit Ganguly, Ibid.
40. Para las fuentes y la discusin de fondo, vase mi World Orders, Old and New,
pp. 79, 201 y ss.
41. Peter Waldman et al., Wall Street Journal, 14 de septiembre de 2001; vase
tambin Waldman y Hugh Pope, Wall Street Journal, 21 de septiembre de 2001.
42. Aldrich, The Guardian, 22 de abril de 2002.

29 de noviembre de 2002
Documental sobre Noam Chomsky en Nueva York

Poder y Terror: Noam Chomsky en


nuestro tiempo
ElMostrador.cl
Dirigida por el estadounidense afincado en Japn John Junkerman, "Power and
Terror" ("Poder y terror: Noam Chomsky en nuestros tiempos") quiere dar a

conocer el pensamiento del lingista a una audiencia ms amplia que la de sus


seguidores habituales.
La pelcula "Power & Terror: Noam Chomsky in our times" se estren hoy en Nueva
York, obra en la que se expone, a travs de entrevistas y conferencias, el
pensamiento de este controvertido lingista y activista poltico estadounidense.
Profesor del prestigioso Instituto de Tecnologa de Massachusetts (MIT), Chomsky
hace un anlisis, basado en sus aos de investigacin, de los acontecimientos
mundiales y la poltica exterior estadounidense en el marco de los atentados del 11
de septiembre del ao pasado.
Dirigida por el estadounidense afincado en Japn John Junkerman, "Power and
Terror" ("Poder y terror: Noam Chomsky en nuestros tiempos") quiere dar a
conocer el pensamiento del lingista a una audiencia ms amplia que la de sus
seguidores habituales. "Nuestra intencin no es hacer de l un dios, sino mostrar
sus argumentos y teoras a un pblico mayor", indic Junkerman. Realizado en muy
poco tiempo, el documental intenta transmitir el principio de que todo uso de la
violencia contra poblaciones civiles es terrorismo, independientemente de si los
autores son una banda bien organizada de musulmanes o el pas ms poderoso del
mundo.
Estados Unidos, el terrorista
Chomsky, como anota en una de sus entrevistas, considera a EEUU "el principal
Estado terrorista del mundo, que usa la violencia para controlar el mundo". Tambin
hace hincapi en que el Gobierno de este pas usa dos estndares a la hora de
evaluar el terrorismo. Para ello puso como ejemplo la guerra de Vietnam, la
invasin de Panam, la ayuda a los grupos armados que se opusieron a los
sandinistas en Nicaragua y la poltica petrolera en el Oriente Medio. "Es normal si
nosotros (EEUU) se lo hacemos a ellos, pero ellos no pueden hacrnoslo a
nosotros", indic en una de las conferencias ante centenares de universitarios en
Berkeley (Carlifornia). Chomsky, una de las voces ms controvertidas en EEUU en
estos momentos, afirma que la nica manera de combatir el terrorismo es que
pases como el suyo y Gran Bretaa "dejen de participar en actos terroristas".
Es por ello que no le parecieron ninguna sorpresa los atentados del 11 de
septiembre en Nueva York y Washington. Resalt que durante aos "los poderes
imperiales" han cometido actos terroristas con impunidad.
Rebelde sin pausa
Calificado como "un rebelde sin pausa" por el cantante Bono del grupo U2,
Chomsky ofreci un gran nmero de conferencias en universidades
estadounidenses despus de los atentados terroristas, ante audiencias que
reclamaban respuestas a lo sucedido.
A pesar de sus argumentos incisivos contra la poltica exterior estadounidense,
Chomsky siempre acaba con una nota optimista sobre EEUU. "Es una tctica que
usa, ya que no puede acabar una conferencia y dejar a toda la audiencia
deprimida", explic el director de la cinta.
Junkerman realiz este documental con la intencin de instruir y rechaza la nocin
de que contribuya ms al odio que hay en el mundo dirigido hacia EEUU.
"Precisamente, mi intencin es reducir este odio, para que la gente se d cuenta de
que hay otras personas dentro de EEUU, como Chomsky, que se oponen
rotundamente a las acciones de la administracin" del presidente George Bush.

El documental, que cost 2 millones de dlares, fue financiado por una productora
japonesa y se estrenar la semana que viene en otras grandes ciudades de EEUU,
dentro del circuito de las salas de arte y ensayo.

9 de noviembre de 2002

EE UU contra Irak: una humilde


propuesta
Noam Chomsky
El Pas
Los esfuerzos denodados de la Administracin de Bush por hacerse con el control de
Irak -mediante una guerra, un golpe de Estado militar o cualquier otro medio- han
suscitado varios anlisis sobre los motivos que los guan. Anatol Lieven, socio
principal de la Fundacin Carnegie para la Paz Internacional, observa que los
citados esfuerzos responden a 'la clsica estrategia moderna de una oligarqua
derechista en peligro, que es desviar el descontento de las masas al nacionalismo' a
travs del miedo a los enemigos externos.
El objetivo de la Administracin, afirma Lieven, es 'el dominio mundial unilateral a
travs de la superioridad militar absoluta', que es la razn por la que gran parte del
mundo est tan asustada. Sin embargo, la Administracin de EE UU ha pasado por
alto una sencilla alternativa a invadir Irak: dejar que Irn lo haga.
Antes de desarrollar esta humilde propuesta, vale la pena examinar los
antecedentes de la belicosidad de Washington. Desde los ataques del 11 de
septiembre, los republicanos han usado la amenaza terrorista como un pretexto
para hacer que se apruebe un programa poltico de derechas. Para las elecciones al
Congreso, la estrategia ha desviado la atencin de la economa a la guerra. Cuando
la campaa presidencial comience, los republicanos no querrn que la gente haga
preguntas sobre sus pensiones, trabajos, seguros de salud y otros asuntos. En vez
de eso, deberan estar alabando a su heroico lder por rescatarlos de una inminente
destruccin por parte de un enemigo con poder colosal, y marchando hacia el
enfrentamiento con la siguiente fuerza poderosa dispuesta a destruirnos.
Las atrocidades del 11 de septiembre proporcionaron una oportunidad y un
pretexto para poner en prctica antiguos planes para hacerse con el control de la
inmensa riqueza petrolera de Irak, un componente central de los recursos del golfo
Prsico que el Departamento de Estado, en 1945, describi como 'una formidable
fuente de poder estratgico, y uno de los mayores premios materiales en la historia
del mundo'. El control de las fuentes energticas alimenta el poder econmico y
militar de EE UU, y el 'poder estratgico' se traduce en una palanca para controlar
el mundo.
Una interpretacin diferente es que la Administracin de Bush cree en lo que dice:
Irak se ha convertido en una amenaza para nuestra existencia misma y para sus
vecinos. As que debemos asegurarnos de que las armas de destruccin masiva y
los medios para producirlas sean destruidos, y Sadam Husein, el monstruo,
eliminado. Y rpidamente. La guerra debe hacerse este invierno. El prximo ser
demasiado tarde. Para entonces el hongo nuclear que la asesora Condoleezza Rice
predice puede habernos consumido ya.

Supongamos que esa interpretacin es correcta. Si los poderes de Oriente Prximo


temen a Washington ms que a Sadam, como aparentemente sucede, eso slo
revela su comprensin limitada de la realidad. Slo es una casualidad que para el
prximo invierno la campaa presidencial estadounidense est en marcha. Cmo
podemos lograr entonces los objetivos anunciados? Parece que se ha ignorado un
sencillo plan, quiz porque se considerara insensato, y con razn. Pero es
instructivo preguntarse por qu. La humilde propuesta es que EE UU anime a Irn a
invadir Irak, proporcionando a los iranes el necesario apoyo logstico y militar,
desde una distancia segura (misiles, bombas, bases, etc.) Actuando por poderes,
uno de los polos del 'eje del mal' se enfrentara a otro. La propuesta tiene muchas
ventajas sobre sus alternativas.
En primer lugar, Sadam ser derrocado; de hecho, despedazado junto a cualquiera
que est junto a l. Sus armas de destruccin masiva tambin sern destruidas,
junto con los medios para producirlas. En segundo lugar, no habr bajas
estadounidenses. Es cierto que muchos iraques e iranes morirn, pero eso
difcilmente puede preocupar a nadie. Las personas del crculo del presidente Bush
-muchos de ellos reaganianos reciclados- apoyaron a Sadam despus de que ste
atacara Irn en 1980, ajenos al enorme coste humano, o bien entonces o bajo el
posterior rgimen de sanciones.
Es probable que Sadam use armas qumicas. Pero los actuales dirigentes apoyaron
firmemente a 'la bestia de Bagdad' cuando us armas qumicas contra Irn en los
aos de Reagan, y cuando us gas contra 'su propio pueblo': los kurdos, que eran
su propio pueblo en el sentido en que los cherokis eran el pueblo de Andrew
Jackson. Los actuales planificadores de Washington continuaron apoyando a la
bestia despus de que cometiera sus peores crmenes con diferencia,
proporcionndole incluso medios para desarrollar armas de destruccin masiva,
nucleares y biolgicas, justo hasta la invasin de Kuwait. Bush nmero uno y
Cheney tambin autorizaron la matanza de los shies que llev a cabo Sadam en
marzo de 1991, en aras de la 'estabilidad', como se explic escuetamente entonces.
Le retiraron su apoyo a causa de su ataque a los kurdos slo bajo gran presin
internacional e interna.
En tercer lugar, la ONU no ser problema. No ser necesario explicar al mundo que
Naciones Unidas es relevante cuando sigue las rdenes de Estados Unidos, pero
irrelevante cuando no lo hace. En cuarto lugar, Irn seguramente tiene credenciales
mucho mejores que Washington para hacer la guerra, y para dirigir un Irak
postSadam. A diferencia de la Administracin de Bush, Irn no tiene un historial de
apoyo al sanguinario Sadam y su programa de armas de destruccin masiva. Se
podra objetar, con razn, que no podemos confiar en la direccin iran, pero con
seguridad eso es ms cierto referido a quienes siguieron ayudando a Sadam mucho
despus de que cometiera sus crmenes ms graves. Adems, nos ahorraremos el
bochorno de profesar fe ciega a nuestros lderes como en los Estados totalitarios a
los que ridiculizamos con razn.
En quinto lugar, la liberacin ser saludada con entusiasmo por gran parte de la
poblacin, en mucha mayor medida que si los estadounidenses efectan la invasin.
La gente les vitorear en las calles de Basora y Karbala, y podemos unirnos a los
periodistas iranes en la aclamacin de la nobleza y la causa justa de los
liberadores.
En sexto lugar, Irn puede hacer avances hacia el establecimiento de una
'democracia'. La mayora de la poblacin es shi, e Irn tendra menos problemas
que EE UU en darles voz y voto en un Gobierno posterior. No habr problema en
conseguir acceso al petrleo iraqu, del mismo modo que las compaas de EE UU
podran explotar fcilmente los recursos energticos iranes si Washington lo

permitiera.
De acuerdo, la humilde propuesta de que Irn libere Irak es insensata. Su nico
mrito es que es mucho ms razonable que los planes que se estn ejecutando, o
lo sera si los objetivos declarados de la Administracin tuvieran alguna relacin con
los reales.

4 de noviembre de 2002

Noam Chomsky y los medios de


comunicacin: Episodio 1

Canal DOCUMANA. Martes 12 de noviembre


22:00h
http://www.plus.es/codigo/documania/ficha.a
sp?id=272258
NOAM CHOMSKY Y LOS MEDIOS DE
COMUNICACIN: Episodio 1
Ttulo vo: Episodio 1
Ttulo ve: Episodio 1
Nacionalidad: Canad
Ao de produccin: 1992
Duracin: 1h 30min
Calificacin moral: TP

Sinopsis: Miniserie documental dedicada al


que ha sido definido como "probablemente el
intelectual en vida ms importante".
Programa dedicado al lingista
estadounidense, escritor, profesor y activista
poltico Noam Chosmsky. El documental,
compuesto de dos partes, es un divertido,
provocativo y sorprendente trabajo, una
enrgica fusin de imgenes e ideas que

explora la vida poltica e ideolgica del


controvertido filsofo social Noam Chomsky.
Chomsky es el autor en vida ms citado y se
ha situado entre los diez escritores ms
vendidos en varias ocasiones.
El documental utiliza un estilo dinmico que
anima a la audiencia, del mismo modo que
Chomsky anima a sus seguidores a
entrometerse y fisgonear en los medios de
comunicacin a los que l mismo denomina
"tejido de engaos". El programa asiste a
diferentes conferencias que ofrece Chomsky,
apariciones en diferentes medios de
comunicacin y entrevistas, y recoge sus
incisivos anlisis sobre la sociedad actual
animando a la audiencia a efectuar ante los
medios de comunicacin lo que l llama
"autodefensa intelectual".
Multidifusiones:
J 14/11 08:00 S 17/11 00:30 L 19/11 06:00
MI 21/11 07:00 V 22/11 08:00 M 26/11 13:00
J 28/11 17:00 S 1/12 07:00 L 2/12 19:30
Versiones originales:
M 12/11 22:00 J 14/11 08:00 S 17/11 00:30
L 19/11 06:00 MI 21/11 07:00 V 22/11 08:00
M 26/11 13:00 J 28/11 17:00 S 1/12 07:00 L
2/12 19:30

22 de octubre de 2002
El miedo, bsico para que la poblacin no vigile al "rgimen
represivo de derecha"

La guerra contra Irak responde a una


coyuntura interna en EU: Chomsky
Jim Cason y David Brooks
La Jornada
Washington y Nueva York, 18 de octubre. Aunque el petrleo y el poder siempre
han estado en el centro de la poltica en torno al golfo Prsico, la guerra que desea
librar la Casa Blanca contra Irak responde a una coyuntura poltico-electoral interna
en Estados Unidos, consider Noam Chomsky. Descart el argumento de que
Bagdad y Al Qaeda estn vinculados. Son enemigos histricos, record, y afirm
que Europa podra cambiar el panorama poltico internacional, pero slo si sus
pueblos obligan a sus gobiernos a tomar un rumbo ms independiente de
Washington.
En entrevista radial, Chomsky coment esta semana que la poltica de largo plazo
para controlar el petrleo de Medio Oriente ha sido el elemento bsico de la
proyeccin de poder estadunidense durante ms de medio siglo, pero no explica los
tiempos para promover la actual guerra contra Irak.
"Para eso -seal- tenemos que mirar otros factores... principalmente los
domsticos. Primero, el 11 de septiembre ofrece un pretexto; antes de eso era
difcil hallar una razn que se pudiera vender... y es lo que el sistema de
propaganda intenta ahora."
En entrevista con la estacin comunitaria WBAI de Nueva York, el lingista seal al
locutor Doug Henwood que, adems del pretexto, ahora Estados Unidos tiene una
razn y sta es poltica-electoral, tanto por las elecciones legislativas de noviembre
prximo como por las presidenciales de 2004.
"Lo ltimo que quiere (el gobierno de Bush) es que la gente pregunte: cmo voy a
cuidar a mi madre de avanzada de edad?, o qu est pasando con mis ahorros
para mi jubilacin?, o qu le est pasando al ambiente en el que mis hijos tendrn
que sobrevivir?, o dnde est mi chamba?, etctera. No desean que estas
preguntas sean lo principal y ahora hay un esfuerzo masivo por suprimirlas
desviando la atencin hacia la guerra", seal. "Es un secreto a voces que el
gobierno de Bush literalmente est perpetrando un asalto contra la poblacin
estadunidense", afirm.
"Slo hay una tcnica bsica para que la gente no le preste atencin a lo que est
haciendo un rgimen represivo de derecha, de lnea dura, y eso es aterrorizarla.
Uno tiene que atemorizar (a la poblacin)", dijo. Para 2004, seal, "quiere (el
gobierno) que estn elogiando al gran lder que los rescat de la destruccin total...
esto es tan comn que casi no vale la pena mencionarlo, es un instrumento que de
inmediato acude a la mente de cualquier lder poltico que intenta controlar a su
pueblo, y realmente lo necesita hacer, ya que est dandolo seriamente".
Y "este, sospecho, es el motivo principal" para promover una guerra en esta
coyuntura, indic Chomsky. Tambin, aadi, necesita un triunfo en su guerra
contra el "terrorismo" y el conflicto blico con Bagdad "podra serlo". Sin embargo,

advirti, "tiene planes muy ambiciosos", ms all de Irak, "no slo para reconstruir
la regin de Medio Oriente, sino es ms amplio".
"Monstruos" enemigos
Chomsky afirma que es muy poco probable la existencia de un nexo entre
Saddamchomsky-noam-jpg Hussein y Al Qaeda -como sostiene la Casa Blanca y
otros crticos de Irak-, ya que son enemigos histricos. "Saddam Hussein y Bin
Laden son monstruos. Pero son monstruos muy diferentes. Hussein es secular;
Osama Bin Laden es un fantico religioso. Se han odiado por aos. De hecho, una
de las razones por las cuales Osama Bin Laden se volvi, en 1990, contra Estados
Unidos fue porque Estados Unidos y Arabia Saudita no le permitieron lanzar una
jihad contra Irak", record.
"Como seal recientemente Scott Ritter (ex jefe de inspectores de armas de la
ONU en Irak), y probablemente tenga razn, si Saddam decidiera ofrecer armas de
destruccin masiva a Bin Laden, el primer objetivo de este ltimo probablemente
sera el propio Saddam".
El factor Europa
Chomsky indic que en esta coyuntura, en medio del gran debate internacional
sobre una guerra contra el rgimen de Hussein y las decisiones de la ONU al
respecto, as como, en trminos ms generales, en torno a la proyeccin de poder
deseada por el gobierno estadunidense, Europa podra cambiar el panorama de
forma significativa.
"Europa podra ser extremadamente influyente y poderosa en el mundo, pero
mediante lo que se conoce como el poder suave -a travs de su economa, sistema
social, su modelo, etctera-. En esos rubros podra hasta igualar a Estados Unidos,
o superarlo. Pero (los europeos) deben tener la voluntad de unirse y de ejercer (ese
poder). Las elites europeas no estn insatisfechas" con seguir el rumbo de Estados
Unidos, "pero tal vez sus poblaciones cambien eso, como podramos hacer aqu
nosotros", coment.
Pero, advirti, un cambio "no emanar desde la opinin de la elite; habr algunas
protestas, pero no mucho ms". Seal que todo indica que Francia, que ahora
encabeza las protestas contra las medidas estadunidenses, est negociando a
puertas cerradas con Washington los intereses de ambos en el petrleo y el control
de la regin, y que a fin de cuentas Pars llegar a un acuerdo con Estados Unidos,
con Rusia y que otros se sumarn.
Una Europa ms independiente podra ser muy influyente, pero para eso los
pueblos europeos tendrn que organizarse y promoverlo desde abajo.
En EU, oposicin y temor
En torno a la opinin pblica estadunidense, Chomsky afirm: "El pblico jams se
interesa mucho en promover guerras, no ms que los altos militares. Pero s puede
amedrentarse. A fin de cuentas, Reagan lo espant con imgenes del avance de los
nicaragenses a dos das de camino de Texas, y logr crear un temor considerable.
Ahora la gente est espantada. Bajo condiciones de temor, la gente tiende a apoyar
al poder".
Con todo, consider, ese apoyo es bastante dbil. "Hay mucha disidencia y
oposicin y preocupacin, muchos elementos para nutrir el optimismo. Para quienes
estn intentando organizar y trabajar desde la oposicin, hoy da es mucho ms

fcil que hace 40 aos, cuando Kennedy lanz pblicamente el ataque contra
Vietnam del Sur. En los ochenta la situacin era mejor, se poda organizar contra las
guerras en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, pero no era tan fcil. Creo que hoy
hay bastante ms oportunidad. Sin embargo, suenan los tambores de guerra y la
gente est espantada."

14 de octubre de 2002

Ocho maneras de difamar a Noam Chomsky


Lawrence McGuire
Traducido para Rebelin por Germn Leyens
Acabo de leer un artculo reciente en The Nation, La izquierda y el 11-S
de Adam Shatz, que pretende ser un mesurado anlisis de las diferencias
de opinin en la llamada izquierda de Estados Unidos sobre la guerra en
Afganistn y en Irak. En realidad, el artculo es una inteligente
tergiversacin de Chomsky, y de otros que comparten su visin de la
poltica extranjera de EE.UU.
Tal como hay ms de una manera de desollar un gato, hay ms de una
forma de difamar a Chomsky. Cont ocho en el artculo de Shatz.
1. Acusarlo de ser antiestadounidense.
El lingista del MIT y prolfico ensayista Noam Chomsky ha emergido
como un objetivo favorito de los que ansan denunciar el antiamericanismo
de la izquierda.
Aunque Falk [a diferencia de Chomsky] no evalu la guerra a travs del
prisma deformador de su antiamericanismo...
Sealar lo obvio: Noam Chomsky es estadounidense, cmo puede estar
en contra de s mismo? En realidad yo soy estadounidense y nunca he ledo
algo escrito por Chomsky que vaya en mi contra. Si Shatz quiere decir que
Chomsky se opone consecuentemente a la poltica exterior del gobierno de
Estados Unidos, entonces por qu no lo dice? La frase el prisma
deformador del antiamericanismo no tiene significado poltico. Es la
responsabilidad de todo ciudadano de una democracia de oponerse a la
poltica de su gobierno si piensa que es ilegal, inmoral, o las dos cosas.
2. Acusar a Chomsky de indiferencia hacia las vctimas de las atrocidades
del 11 de septiembre:
Aunque Chomsky denunci los ataques, subrayando que nada puede
justificar semejantes crmenes, pareci irritable en las entrevistas que dio
inmediatamente despus del 11 de septiembre, como si no pudiera
relacionarse totalmente con la realidad emocional del sufrimiento
estadounidense. Perdi poco tiempo con los ataques mismos, antes de
lanzarse en una recitacin acartonada de atrocidades cometidas por el
gobierno de EE.UU. y sus aliados.

El problema no fue tanto la oposicin de Chomsky a las represalias de


EE.UU. como el tono extraamente desapasionado de su reaccin ante la
matanza en Ground Zero, pero, como seala Todd Gitlin, en una entrevista
hecha justo despus del 11 de septiembre, el tono fue la posicin.
Esto me recuerda la clera del Rey Lear cuando Cordelia no expresa su
amor de la manera adecuada, mientras sus otras hijas Regania y Gonerila
lo hacen con efusiones hipcritas de falsa afeccin. Como responde Kent
estn vacos aquellos cuya voz apagada no resuena en el vaco.
Desde cuando, en alguna evaluacin seria de la posicin poltica de una
persona, se juzga a una persona segn cmo uno percibe su tono, en lugar
de las palabras que pronuncia? Me pregunto qu hubiera satisfecho a Shatz
y Gitlin. Que Chomsky se deshiciera en llanto cuando habl sobre el 11 de
septiembre? Qu derecho todopoderoso se les ha conferido para que
juzguen la reaccin emocional de una persona ante una catstrofe
humana?
3. Acusar, por implicacin, a Chomsky y a otros, de estar realmente felices
(la clave aqu es jbilo) de que 3.000 personas fueran matadas en un
ataque terrorista el 11 de septiembre. Aqu, Shatz es ms cuidadoso.
Repite una afirmacin de Michael Walzer, el editor de Dissent, sobre
ciertas personas no identificadas que sienten jbilo por los ataques, y
luego pasa a utilizar la palabra como si la gente hubiese realmente sentido
jbilo, para decirnos a continuacin que Michael Walzer concentr su
ataque en Chomsky.
En Puede haber una izquierda decente?, un ensayo en la edicin de
primavera de Dissent, Michael Walzer que prest su firma a Por qu
combatimos, un manifiesto a favor de la guerra auspiciado por el Instituto
por los Valores Estadounidenses, de centroderechaacus a la izquierda
opuesta a la guerra de expresar un jbilo apenas disimulado porque el
estado imperial termin por recibir lo que se mereca. (Cuando le ped que
dijera en quin pensaba, dijo: No voy a hacerlo. Virtualmente cualquiera
que lo haya ledo sabra exactamente de qu estaba hablando.)
A diferencia de la mayora de los estadounidenses, los izquierdistas no
tienen que formular la pregunta Por qu nos odian? y no por algn
jbilo de que por fin estn pagando las consecuencias.
En la primera reunin del consejo de redaccin de Dissent despus de los
ataques, dicen que Chomsky fue el tpico ms animado de discusin,
parece que Walters lo considera como una amenaza an ms grande para
la sociedad que el propio Osama.
Este es el clsico ataque artero por insinuacin. Si Shatz quiere repetir
semejantes acusaciones difamatorias sobre Noam Chomsky, por lo menos
debiera tener el valor de hacerlo abiertamente.
4. Acusar a Chomsky de trivializar a las vctimas del 11 de septiembre:
En una burda analoga, Chomsky compar los ataques con el bombardeo
de Clinton de la planta farmacutica Al Shifa en Sudn (sospechada
errneamente de producir armas biolgicas), que provoc una vctima
directa. Segn Chomsky, porque la destruccin de la planta provoc el

peligro de que decenas de miles de sudaneses sufrieran malaria y otras


enfermedades mortales, fue moralmente peor que el 11-S.
Qu exactamente convierte esto en una burda analoga? Es verdad que
Clinton bombarde una planta farmacutica? S. Shatz dice que fue
errneamente sospechada de fabricar armas biolgicas. Errneamente
sospechada por quin? El gobierno de EE.UU. saba sin duda alguna de que
se trataba de una planta farmacutica. As que en este caso, Shatz repite la
propaganda de la administracin Clinton, cantando el constante refrn de
los aplogos del poder estatal: Oh, fue slo un error. Cunta gente muri
porque la planta farmacutica fue destruida? Miles, segn las fuentes
citadas por Chomsky. Tienen el mismo valor que las vidas de la gente
matada el 11 de septiembre? Si es as, cul es el problema de la analoga?
Tal vez uno est de acuerdo, tal vez no, pero la suposicin implcita es que
Chomsky no debiera equiparar los sufrimientos de gente pobre en frica
con los de las vctimas del 11 de septiembre.
5. Tergiversar la proposicin de Chomsky de que se trate el 11 de
septiembre como un crimen contra la humanidad en lugar de un acto de
guerra:
Y, a pesar de todo, hay algunas condiciones en las que difcilmente se
puede esperar que funcionen los mtodos policiales, como Afganistn.
Cul sera el tribunal ante el que apareceran esos individuos? pregunta
Todd Gitlin. Iban a lanzar citaciones judiciales en las entradas de las
cavernas de Tora Bora? Adems, pedir trabajo policial en lugar de
guerra sonaba algo falso, viniendo como sucedi de alguna de la misma
gente que sola pedir la abolicin de la CIA, una organizacin que
presumiblemente estara a cargo de gran parte del trabajo policial.
Lo que Shatz no seala es que salta a la vista que Chomsky y otros
pidieron que el 11 de septiembre fuera tratado como un crimen contra la
humanidad y estuviera en manos de las Naciones Unidas, segn el derecho
internacional. As que, por qu se confiara a la CIA un trabajo policial
controlado por las Naciones Unidas? La Corte Penal Internacional, en la
que la administracin Bush se ha negado a participar, y que tambin ha
tratado de destruir desde el comienzo, es precisamente el tipo de tribunal
que podra haberse ocupado de un crimen internacional de esa magnitud.
6. Deformar el punto de vista de Chomsky sobre las motivaciones de la
poltica exterior de EE.UU., pretendiendo presentarlo como si pensara que
somos, de alguna manera, malos:
Uno puede estar en desacuerdo con Chomsky sobre Afganistn y a pesar
de ello ver mucho valor en su crtica de la guerra contra el terrorismo. No
creo que estemos comprometidos ideolgicamente a hacer mal, dice el
dramaturgo Tony Kushner. Por otro lado, lo que Chomsky dice sobre la
globalizacin de la guerra es absolutamente cierto. Es el comienzo de un
imperio impenitente, y eso es bastante aterrador.
En realidad, Chomsky siempre analiza la poltica exterior de EE.UU. en
trminos de concentraciones interiores de poder poltico.
7. Repetir la calumnia de que Chomsky se equivoc sobre Camboya:

El marco de Chomsky para comprender la poltica exterior de EE.UU. es


atractivo porque parece que viera a travs de la neblina, mientras permite
que los que lo aceptan se sientan como si estuviera del lado de los ngeles
de la historia. Su mundo es ordenado, lgico, en l todo se prev. La forma
que toman los acontecimientos podr ser inesperada, pero los eventos
mismos son el resultado predecible de sta o aquella poltica
estadounidense. Aplicado a Vietnam, Timor Oriental y Palestina, el anlisis
de Chomsky del imperialismo de EE.UU. ha demostrado poderes profticos
poco comunes. Aplicado a Camboya y a los Balcanes, le ha impedido
comprender que el mal no ha sido urdido desde Washington.
Shatz ni siquiera trata de ofrecer alguna prueba de las afirmaciones de
este prrafo. Puede formularlo como si fuera verdico porque semejantes
falsas acusaciones han sido lanzadas durante aos, hasta el punto en el
que la gente piensa oh!, debe ser verdad. Es la misma calumnia que el
idelogo de extrema derecha Richard Bennett utiliz en su discusin en
CNN con Chomsky hace algunos meses.
8. Crear una representacin falsa de las dos alas de la llamada izquierda,
con Chomsky y Christopher Hitchens en los extremos opuestos, ofreciendo
dos paradigmas de la poltica exterior de EE.UU.:
A pesar de sus puntos fuertes, desde el 11 de septiembre estos dos
paradigmas han demostrado ser brjulas poco fidedignas. La perspectiva
negativa de Chomsky del poder estadounidense hace que sea virtualmente
imposible contemplar la posibilidad de intervenciones militares justas de
EE.UU., sea en defensa propia o para prevenir un genocidio. La aceptacin
obnubilada de Hitchens del poder de EE.UU. lo ha hecho menos y menos
capaz de fijar un lmite entre la intervencin humanitaria y el
aventurerismo de un estado delincuente. Lo que la izquierda debe cultivar
es una sntesis inteligente, que reconozca que Estados Unidos tiene un
papel que jugar en el mundo, mientras advierte al mismo tiempo ante los
peligros de una poltica exterior imperial.
Por qu exactamente considera que Chomsky tiene una perspectiva
negativa? Es simplemente una acusacin ms sin evidencia alguna. Es
fcil encontrar el punto de vista de Chomsky sobre el tema de la
intervencin humanitaria. Si las concentraciones de poder, (los que poseen
y controlan las inmensas corporaciones, y aquellos que tienen una
influencia dominante sobre la poltica exterior de EE.UU.) no han
cambiado, es ridculo pensar que el gobierno de EE.UU. va a intervenir
militarmente en otros pases de una manera humanitaria. Se puede pintar
a un tigre de azul pacfico, pero sus dientes y su apetito no desaparecern
con sus rayas.
El ltimo prrafo del artculo de Schatz muestra hasta qu punto se cierra
ante las razones por las que los estadounidenses comunes y la gente en
todo el mundo se oponen a la poltica exterior de EE.UU.
Por qu la izquierda se opone a la guerra contra Irak? Nos oponemos
porque los motivos del gobierno de EE.UU. para ir a la guerra son siempre
engaosos, o porque Estados Unidos no tiene derecho a derrocar gobiernos
extranjeros que no nos han atacado primero, o porque la guerra es
inoportuna y probablemente va a fracasar? Nos oponemos porque es
unilateral e ilegal segn el derecho internacional, o porque el gobierno de
EE.UU. no ha presentado una visin coherente de Irak despus de Sadam?

Como en el caso de Afganistn, hay ms de dos maneras de estar a favor o


en contra de una intervencin en Irak. Como en la guerra contra el terror,
el debate en la izquierda sobre los usos de la fuerza de EE.UU. no parece
tener fin.
En ninguna parte menciona Shatz lo obvio, el inmenso hecho flagrante de
que los aplogos del asesinato masivo como Christopher Hitchens se han
negado a aceptar: que muchos estadounidenses se oponen a la poltica
exterior de EE.UU. porque ven el sufrimiento que causa a miles de otros
seres humanos. Es la misma razn por la cual muchos estadounidenses
confan en Noam Chomsky, y en otros valerosos intelectuales, para
comprender esa poltica.
Ms civiles fueron matados en Afganistn por los bombardeos de EE.UU.
que los muertos del 11 de septiembre en Nueva York. Adems, muchos
ms murieron en los campos de refugiados a los que huyeron debido a los
bombardeos. Como el mismo The Nation ha sealado, Afganistn no se
convirti en un mejor sitio para su gente a causa de los bombardeos de
EE.UU. Como ha indicado el New York Times, Al Qaeda es ms peligroso
ahora de lo que era antes de los bombardeos.
El crimen de Chomsky, para la izquierda y la derecha, ha sido siempre el
mismo: toma en serio la suposicin moral fundamental de que todos los
seres humanos en todo el mundo tienen vidas de igual valor. No existen
nuestras vctimas y sus vctimas.
El artculo de Sharz, al tergiversar a Chomsky y a otros oponentes del
bombardeo de Afganistn, sirve para preparar el camino para que muchos
de la izquierda apoyen la guerra en Irak, ignorando tambin a las vctimas
en ese pas. Sin duda, los oponentes a la guerra en Irak sern acusados de
no desarrollar lo que Shatz llama una crtica informada que trascienda las
perogrulladas pacifistas.
En realidad, Chomsky ha estado desarrollando esa crtica informada desde
hace dcadas.
En cuanto a m, preferira pronunciarme con perogrulladas pacifistas que
repetir mecnicamente las perogrulladas militaristas de la intervencin
humanitaria, tambin conocida como guerra, o sea, en realidad, el
asesinato masivo.

Lawrence McGuire es autor de: The Great American Wagon Road.


Vive en Francia. Su correo es: blmcguire@hotmail.

11 de octubre de 2002

Dilogos para el Pensamiento Crtico. "La


Guerra contra los Pueblos"

Entrevista realizada a Noam Chomsky sobre una idea original de Atilio A.


Boron en el marco del II Foro Social Mundial, Porto Alegre - 2002.
Rebelin
Atilio A. Boron:
Con motivo de la realizacin del Segundo Foro Social Mundial en la ciudad de Porto
Alegre, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales colabor en la venida del
profesor Noam Chomsky, el famoso linguista nortemaericano del Massachusettes
Institute of Technology. En esa ocasin tuvimos la posibilidad de acceder a una
extensa entrevista, algunos de cuyos tramos ms importantes resumimos a
continuacin.
En primer lugar lo que se le pregunt era por una comparacin entre las protestas
sociales desencadenadas en los ltimos tiempos en contra de la mundializacin
neoliberal y las protestas que haban tenido lugar en la poca de la guerra de
Vietnam.
El 11 de septiembre y las resistencias al militarismo global
Noam Chomsky:
Bueno, dar una visin muy personal. Existe un enorme incremento en el inters
por las relaciones internacionales, las protestas. Hay, de hecho, un mayor activismo
que el que recuerdo, al menos, con relacin a cualquier otro conflicto comparable
en mi vida. Ms an que en la guerra de Vietnam, no hubo protesta en la guerra de
Vietnam. Los Estados Unidos instituyeron un tpico estado de terror al estilo
latinoamericano en Vietnam del Sur.
No necesito dar mayores detalles, ellos haban matado cerca de 70 mil personas
hacia 1960. En aquel omento, la resistencia estaba fuera de control y Kennedy
envi la Fuerza Area Americana a bombardear, autoriz el uso del napalm,
restringieron la comida y condujeron a millones de personas hacia campos de
concentracin.
Eso fue la administracin Kennedy. Entonces no hubo protestas. Esto continu por
aos, como saben. Para el momento en que la protesta comenz cinco o seis aos
ms tarde cientos de miles de sudvietnamitas haban sido asesinados. Cientos de
miles de soldados americanos fueron convocados y bombardeados en la zona recin
entonces comenz la protesta. Es decir, la situacin es tan lejana que casi no
admite comparacin. Finalmente, hubo un movimiento de oposicin a la guerra,
pero fue demasiado tarde, debera haber comenzado en 1950, cuando los Estados
Unidos apoy el intento de Francia por reconquistar la colonia, pero en aquel
entonces no se escuch nada al respecto. Es totalmente diferente ahora. Por otro
lado, desde otro ngulo, otra vez se trata slo de un ejemplo personal.
De aqu viajar a Turqua para el juicio de un editor que public una charla ma. La
charla fue sobre la presencia de Estados Unidos en Medio Oriente. En la
conferencia, discut el involucramiento de los Estados Unidos en las enormes
atrocidades contra los Kurdos y en Turqua en los noventa, fueron enormes, algunas
de las peores atrocidades tnicas de los noventa, con las fuerzas armadas
estadounidenses en el pas: en tanto las atrocidades aumentaban, el armamento
creca y no estaba permitido hablar sobre esta situacin en los Estados Unidos, es
el lado oscuro de la historia, o por lo menos en la mayor parte de Occidente. Pero,
los turcos lo saben, de modo que este editor public sobre esto y probablemente
sea llevado a prisin. Estos escritores turcos son personas muy valientes, estn
organizando una protesta y publicaron hace unos pocos das un libro de escritos
que son prohibidos porque cuentan la verdad acerca de Turqua, de hecho algunos
de estos autores estn en la crcel, las prisiones turcas no son para nada
divertidas. A pesar de todo, ellos organizaron esta protesta y viajar para estar con
ellos. Pero cmo se relaciona esto con el 11 de Septiembre? Bueno, tras el 11 de
Septiembre, Turqua, que es un pas muy cruel, aument su represin, se sienten
libres para aumentarla y no slo los turcos, todo el mundo. Quiero decir, cualquier

elemento represivo en el mundo cree que puede utilizar el 11 de Septiembre como


oportunidad para incrementar su rudeza y brutalidad, esto est ocurriendo en todas
partes. Y es en los territorios ocupados donde esto es ms notorio. De hecho, si
observamos en todo el mundo encontramos que donde existe represin e incluso
atrocidades, la represin se est incrementando.
Porque ahora sienten que hay una oportunidad para hacerlo y contar con el apoyo
de los Estados Unidos. Entonces por qu Rusia se acopl a la denominada guerra
del terror? Bueno, Rusia se uni muy a gusto porque quera que Estados Unidos
respalde sus monstruosas atrocidades en Chechenia, que aumentaron
indudablemente. Y esto est sucediendo en todas partes, incluso en las sociedades
ms libres y democrticas. En los Estados Unidos y Gran Bretaa no se estn
realizando masacres internas pero se est tratando de imponer controles ms
rgidos y severos para mantener a la poblacin obediente y sumisa. Entonces, el 11
de Septiembre ha sido utilizado en todo el mundo, en una forma perfectamente
predecible, como un camino obvio para incrementar los aspectos represivos en su
propia agenda y trabajar sobre esto ms intensamente, asumiendo que obtendrn
respaldo del jefe en Washington, porque esto no difiere de lo ocurrido en la primera
guerra, recordemos que esta es la segunda guerra vinculada al terror, esta no es la
primera. La primera fue hace 20 aos, bajo la administracin Reagan, ellos
declararon la guerra contra el terror casi con los mismos trminos que se utilizan
ahora. Y no tengo que decirles cmo la llevaron a cabo, quiero decir, ellos la
llevaron adelante en Argentina con posterioridad. O.K.
Esta es la manera en que llevaron a cabo la primera guerra contra el terror,
mediante la organizacin de una red terrorista internacional que devast
Centroamrica, lo mismo sucedi en Medio Oriente, aquello fue una guerra contra
el terror igual que en otros lugares del mundo. Y esta no es diferente, es lo mismo,
de hecho es interesante que nada de esto se mencione. Y en realidad, aquella no
fue la primera guerra contra el terror tampoco, si retrocedemos tiempo veremos
que hay guerras similares, y ellos se comportaron de igual modo.
En fin, aquello es un cambio, y estos son dos cambios en direcciones opuestas.
El otro terrorismo
Atilio A. Boron. La mayora de los comentaristas coinciden en sostener que la
popularidad de la presidencia de Georges Bush Jr. se habra incrementado a partir
de los sucesos del 11 de septiembre. Frente al miedo la poblacin norteamericana
habra acudido a la figura presidencial como un emblema de seguridad nacional que
le otorgara adems al presidente la capacidad para ir ms all de las fronteras
nacionales en sus expediciones punitivas en contra de aquellos que fueron
bautizados como los partidarios del mal o el eje del mal.
Noam Chomsky:
Quiero decir, si la gente tiene miedo se agrupa bajo la bandera. Se acurruca bajo el
poder cuando tiene miedo, y la gente est asustada... y, bueno, tu sabes, no quiero
exagerar, pero hay un elemento de temor y preocupacin, y ste est justificado.
Despus de todo, esta es la primera vez en la historia que los ricos han sido
atacados. Se supone que Europa y Norteamrica atacan a otros, ellos le hacen
cosas otros pases. Hay muchas atrocidades en el mundo, pero ellas pasan en la
India, el Congo, las Filipinas, El Salvador o en Argentina, en lugares como esos. No
ocurren en Inglaterra o en los Estados Unidos. Es de esperar que se cometan estas
atrocidades en otros lugares.
Esta es la primera vez que sucede de otra forma. En el mundo moderno existe una
tecnologa que puede ser extraordinariamente destructiva y esto es tan slo una
parte del problema. Quiero decir, el bioterrorismo es la otra parte.
Recordemos qu sucedi con el antrax. De inmediato se gener un miedo tremendo
y la gente tema abrir su correo, literalmente. Por lo tanto, si anteponemos la
imagen de un lder fuerte defendindonos, entonces esto juega polticamente.

Las formas histricas del imperialismo


Atilio A. Boron: el libro Imperio publicado por Michael Hardt y Antonio Negri ha
causado un verdadero revuelo en el plano internacional. En el se sostienen una
serie de tesis que han sido objeto de grandes discusiones entre los partidarios de
los movimientos contrarios a la globalizacin y a la mundializacin neoliberal. En l
se dice, por ejemplo, que la edad del imperialismo se ha terminado y que vivimos
en una nueva poca histrica llamada Imperio en donde las viejas estructuras y
patrones de relacionamiento internacional del pasado han sido superadas. Esta
tesis ha sido muy cuestionada por muchos autores que observan con gran
preocupacin las argumentaciones que se ofrecen en ese libro y que entre otras
cosas suponen negar la existencia de los estados nacionales y el podero de las
grandes empresas multinacionales.
Noam Chomsky:
Bueno, el imperialismo no tiene un significado preciso. Existen maneras de
dominacin y control que toman formas variadas, de modo que el imperialismo
clsico en su sentido moderno se aplic solamente durante un par de dcadas en el
siglo XIX. Significa esto que no hubo imperialismo en la India antes? Quiere decir
que el lugar donde yo vivo, Boston, fue entregado por su poblacin a los colonos
britnicos cuando llegaron? Me refiero a que stas son todas formas de dominacin
y control, si ustedes quieren llamarlo imperialismo, bien, o llamenl con otro
nombre, a quin le importa.
Es decir, esto no es fsica, los trminos no tienen ningn significado preciso. Decir
que el imperio est terminado tiene tan poco sentido como decir que contina. La
dominacin y el gobierno prosigue y cobra nuevas formas, ambos son adaptados a
las circunstancias. Entonces, cuando lleg el momento en que el mundo europeo no
fue ms capaz de controlar sus colonias directamente por la fuerza militar surgi la
descolonizacin. Ellos simplemente trataron de controlar de otras formas. Tomemos
el caso de Francia en Argelia existe evidencia fuerte de que el gobierno y la
inteligencia francesa estan envueltas en el terrorismo de estado ahora como parte
de la reconstitucin de las relaciones tradicionales franco - argelinas. De otra
manera, lo mismo ocurri con Gran Bretaa y sus colonias, y de hecho en la mayor
parte del mundo colonial.
No se han reconstituido las relaciones completamente, pero las relaciones de
dependencia perduran de una u otra manera. Esta es la razn por la cual el viejo
mundo colonial es un caos. De hecho si ustedes observan las guerras que estn
teniendo lugar en el mundo ahora, son residuos de aquel colonialismo europeo, casi
invariablemente. Quiero decir, vean India y Pakistn qu es eso?, o Israel y
Palestina, es el derrumbe del imperio britnico..., o las guerras en ?frica, son el
colapso del imperio europeo. O Timor Oriental, Angola, Mozambique, son el colapso
del imperio portugus. Es decir, cuando los imperios se derrumban, dejan efectos
monstruosos y todos prefieren atribuir, ustedes saben, lo sucedido en Europa
Oriental de alguna manera a que el imperio ruso era particularmente desagradable.
No, slo era un imperio, tan feo como la mayora de los imperios. Cuando los
sistemas de dominacin y control colapsan, se genera mucha violencia. El derrumbe
del imperio europeo tiene muchas de los efectos ms nefastos, y ustedes pueden
verlo en todo el mundo en los conflictos que se desarrollan en la actualidad. Las
maneras de dominacin y control simplemente cobraron otras formas. Hoy, los
Estados Unidos son mucho ms poderosos que Gran Bretaa hace ochenta aos
atrs, obviamente. Entonces hay ms control de los Estados Unidos que britnico.
Pero las formas de control simplemente cambian. Despus de la Primera Guerra
Mundial, por ejemplo, Gran Bretaa fue considerablemente debilitada y ya no era
capaz de controlar el imperio esencialmente mediante la intervencin militar. De
modo que entonces cambi sus tcticas, y opt por el uso del poder areo, y el
bombardeo contra poblacin civil, y el gas venenoso. Esto fue considerado una

forma efectiva aterrorizar a los civiles. Solo se utilizan otros mecanismos de


dominacin.
La batalla imperial en Oriente Medio
Atilio A. Boron: Todo parece indicar que la poltica de reafirmacin imperialista de
los Estados Unidos bajo el lema de la guerra contra el terrorismo en Oriente Medio
hace caso omiso de una lectura mucho mas compleja de la realidad. Aquella que
nos dice que los acontecimientos del 11 de septiembre sirvieron para amparar las
pretensiones norteamericanas de acrecentar su control sobre una de las regiones
ms estratgicas del planeta y en donde se encuentran las mayores reservas
energticas del mundo.
Noam Chomsky :
Ellos pueden vencer a Irak bombardendolo, pero hay que recordar que la
preocupacin principal es controlar las reservas energticas del Golfo Prsico. Esto
es lo crucial ya que se trata de las reservas de energa mas grandes del mundo,
sobre todo las de Arabia Saudita y los Emiratos ?rabes. Irak es el segundo
productor ms grande de petrleo en el mundo. La riqueza de Dick Cheney
proviene del petrleo irak. Este ingresa a travs de su compaa a los Estados
Unidos bajo el manto de los programas humanitarios. Salvo que el mundo cambie,
los Estados Unidos tomarn posesin de Irak. Por la simple razn de que es el
segundo productor de petrleo en el mundo. En este momento existe suficiente
petrleo en el mercado, de modo que no necesitan traer ms, pero cuando lo
necesiten, Irak ser el prximo objetivo. Bombardear Irak y destruir sus campos
petroleros no servir de mucho. El problema es que no saben qu suceder en las
regiones claves como Arabia Saudita. Si all la poblacin reacciona, estarn en
graves problemas. Este es el principal centro de produccin de energa del mundo.
Pero sus reservas alcanzan solo para una, tal vez dos, generaciones. Esto ya se
saba en los aos cuarenta. Norteamrica fue hasta 1970 el mayor productor de
petrleo del mundo, por eso no importaba petrleo desde Arabia Saudita. Pero en
los aos 40 el Departamento de Estado reconoci en Arabia Saudita una fuente
estupenda de poder estratgico y la mayor reserva de petrleo de la historia
mundial. Por eso los Estados Unidos decidieron controlar la regin una vez
expulsados los alemanes y nunca volvieron a permitir la intromisin francesa.
Tambin all Gran Bretaa fue reducida al papel del socio menor.
Desde entonces el control de las fuentes de petrleo fue estratgico para el dominio
del mundo. Aun si los Estados Unidos encontraran otra cuenca petrolfera siempre
querrn controlar Medio Oriente. Si en Irak la poblacin reacciona, se enfrentarn
con una guerra de mayores proporciones. En estos pases la poblacin est
insatisfecha con las polticas de Estados Unidos en la regin. Si bien los periodistas
parecen ignorarlo, los historiadores saben sobre las razones del odio contra
nosotros. Durante la administracin de Eisnhower, los archivos clasificados
comprobaron que 1958 fue uno de los aos ms importantes en la historia de la
postguerra. Muchas cosas sucedieron en ese ao. Los Estados Unidos enfrentaron
tres crisis importantes en el mundo, que ahora conocemos por las discusiones que
hubo en el gobierno. Todas ocurrieron en pases productores de petrleo, y todas en
pases islmicos.
Una fue en Indonesia, otra fue en Africa del Norte, Argelia, y la otra fue en Irak, en
Medio Oriente. Estas fueron las tres grandes crisis que enfrent la administracin de
Eisnhower. En el debate interno la pregunta era si los rusos estaban involucrados en
esas crisis. Lo descartaron; de hecho, Eisnhower neg firmemente que los rusos
estuvieran implicados, lo cual es absolutamente cierto. Tal como ocurriera las ms
de las veces durante la guerra fria, los rusos fueron un pretexto. Al igual que
durante la dictadura militar en Argentina, que no fue establecida para defender a
nadie de un eventual ataque ruso. Estas tres crisis ocurrieran todas en pases
islmicos, todos productores de petrleo. Eisnhower no era ningn tonto cuando

dijo "hay una campaa de odio contra nosotros, y no de los gobiernos sino de la
gente". Y entonces se produjo una discusin acerca de las causas de ese odio. El
Consejo Nacional de Seguridad produjo un lcido anlisis, diciendo que en estos
pases "y de hecho en el mundo islmico en general" existe una percepcin de que
los Estados Unidos estn apoyando a los gobiernos que mantienen el statu quo.
Esto significa apoyar a gobiernos muy represivos para garantizar sus propios
intereses sobre el petrleo del Cercano Oriente. Se dijo que sta percepcin era
muy difcil de contrarrestar, porque era correcta. Que era natural que los Estados
Unidos apoyaran a los gobiernos que mantenan el statu quo a cambio de lo cual se
aseguraban el abastecimiento de petrleo. Por eso no podemos realmente
desarticular una campaa de odio contra nosotros, porque es la pura verdad.
Ahora, aquello fue en 1958 y ya se conoca la respuesta al por qu hubo una
campaa de odio.
Pero estas preguntas reaparecen ahora y cada analista inventa nuevas historias
acerca del fracaso del mundo ?rabe y todas estas cosas. Pero si conocieran algo de
historia sabran la respuesta. Y esto no tiene nada que ver con estas teoras
fantasiosas sobre choques de civilizaciones o algo por el estilo. Esto tiene que ver
con el imperialismo tradicional. Pero se supone que uno no debe decir cosas como
stas. Y esto se remonta a mucho tiempo atrs. Ustedes conocen la campaa de
odio contra los franceses en Vietnam fue esto un choque de civilizaciones? No, de
ninguna manera. De modo que, las respuestas son contundentes. Si Washington
decidiera bombardear Irak, avivara la campaa de odio, un odio que ya existe por
justas razones. Esta campaa se inscribira en una escalada que escapara de las
manos de los propios gobiernos interesados en fomentarla. Por otro lado, hay
sectores dentro del gobierno norteamericano que estn lo suficientemente
enajenados como para querer matar a cualquiera que les desagrade. Creo, sin
embargo, que sern mantenidos bajo control porque son demasiados peligrosos
El movimiento por otra mundializacin
Atilio A. Boron: En nuestros das los regmenes democrticos se encuentran
cuestionados por su falta de transparencia. Esto resulta particularmente visible en
el tratamiento que los medios de comunicacin y los gobiernos le dan a las
discusiones en torno a los acuerdos multinacionales tales como el ALCA o el NAFTA
y anteriormente el acuerdo multilateral de inversiones. Estas negociaciones son
llevadas en el ms estricto secreto. En este sentido cobran gran importancia las
acciones llevadas a cabo por los movimientos antimundializacin, que denuncian
las consecuencias desfavorables que dichos acuerdos acarrean para sectores
crecientes de la poblacin mundial. Sobre este tema tambin requerimos la opinin
del profesor Chomsky.
Noam Chomsky:
Por buenas razones. Si esto se hiciera pblico la gente se pondra furiosa y ellos lo
saben perfectamente. Por eso se mantiene en secreto. En Estados Unidos existe el
fast track que significa aunque nadie lo diga explcitamente que los Estados Unidos
deberan transformarse en la Rusia de Stalin. Este mecanismo otorga al presidente
la autoridad para negociar convenios econmicos internacionales en secreto. El
Congreso solo ratifica lo actuado por el presidente y as la poblacin permanece
desinformada. Este es el fast track o va rpida. Les suena familiar? Es el Kremlin
de nuestros das. Ahora intentan reemplazar el trmino de va rpida por el de
intensificacin de las relaciones comerciales. Pero lo que ellos llaman libre comercio
nada tiene que ver con un intercambio entre iguales. Es por eso que para negociar
estos acuerdos recurren al "mtodo del Kremlin" a travs del fast track. Porque
saben que si la gente toma conciencia no permitirn que suceda. Por eso actan en
secreto. El caso del ALCA es un buen ejemplo. Sabemos que la opinin pblica es
muy estudiada en Estados Unidos, por el inters de los hombres de negocios en
conocer la opinin de la calle. En esto se invierte mucho dinero. Pero esta

informacin demuestra claramente que los intereses pblicos y los de las lites y
del poder son contradictorios. Es por eso que estas cuestiones se mantienen en
secreto, no se discuten en la prensa y no se debaten en las elecciones. El ALCA es
el caso testigo de esto. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos tuvieron
lugar en Noviembre de 2000, pocos meses antes de la Cumbre de las Amricas
realizada en Quebec. Este tema fue debatido? No, no hubo discusin sobre el
ALCA. En Quebec hubo una gran protesta contra el ALCA, esta movilizacin se inici
aqu en Porto Alegre durante el primer Foro Social Mundial. Esta situacin explica la
generalizacin de las manifestaciones en los ltimos aos en ocasin de las
cumbres. La resistencia comenz a organizarse a travs de redes de activistas y la
prensa nunca dio cuenta de este fenmeno. Estas resistencias se incrementaron
como lo demuestran las grandes protestas contra el ALCA en Quebec. La prensa
solo enfatiz, sin embargo, los hechos de violencia, poco se dijo sobre los temas
relevantes en discusin. En todo momento se intent resaltar el "compromiso
democrtico" de los presidentes por mayor transparencia. Cmo demostraron su
transparencia? Actuando en secreto y anunciado que en base al "xito" del NAFTA
el libre comercio se ampliar con el ALCA. A partir de la Cumbre de Quebec toda la
prensa norteamericana tuvo acceso a importantes informes. El de Human Rights
Watch, la mayor organizacin de derechos humanos en el mundo, y el de Economic
Policy Institute, el instituto de anlisis econmico ms importante de Washington. El
primero muestra los efectos negativos del NAFTA sobre los derechos laborales en
los tres pases. El segundo analiza el impacto negativo sobre la mayora de la
poblacin, particularmente en Mxico. Un extrao acuerdo que perjudica a la
mayora de las poblaciones involucradas. A pesar de que la prensa ha difundido
estos estudios George Bush sigue sosteniendo que el NAFTA es la mejor invencin
desde la creacin del helado de chocolate. Y sin embargo nos siguen hablando de
apertura y transparencia pero cunta cobertura periodstica hubo sobre esto?
Las miserias de la democracia neoliberal
Atilio A. Boron: Los reclamos por una mayor transparencia y visibilidad en la toma
de decisiones reflejan la creciente exclusin social y poltica al interior de los pases
llamados democrticos. Las expectativas generadas en torno a la ampliacin de una
democracia que no tan solo sea producto de la correcta implementacin de
procedimientos formales sino que adems tenga un contenido claro de justicia
social no encuentra correlato en las democracias realmente existentes. Amrica
Latina resulta ser un acabado ejemplo de este modo de funcionamiento de las
llamadas democracias de mercado. Tambin le preguntamos al profesor Chomsky
su opinin sobre estas tendencias.
Noam Chomsky:
Esta fue la forma de neoliberalismo que ellos intentaron introducir en los pases
ricos. Es decir, esto es parte de un conjunto... ustedes saben, en el perodo
posterior a la Segunda Guerra Mundial existieron bsicamente dos fases
econmicas: la primera fue la de Bretton Woods y luego el desmantelamiento de
Bretton Woods a finales de los setenta llamado neoliberalismo. Ambas son bastante
diferentes, la segunda ha sido mucho peor. Aunque toma diferentes caractersticas
en los distintos pases, esta toma una forma...y la mitad del mundo es literalmente
la poblacin receptora. Es decir, Washington dicta sus polticas y para el resto del
mundo la idea es, incluyendo los pases ricos, cambiar de poltica, bsicamente para
eliminar la arena democrtica. El neoliberalismo esencialmente posee el slogan de
minimizar el Estado. Cuando minimizan el Estado no se eliminan las decisiones que
eran de la arena pblica, las decisiones estn todava all. Alguien toma decisiones
sobre la escuela y cualquier otro tema.
Simplemente estas decisiones son entregadas a manos privadas, a tiranas privadas
que no dan explicaciones, a corporaciones... De modo que si ustedes pueden
trasladar las decisiones de la arena pblica a manos privadas y secretas ligadas

entre s, vinculadas con Estados poderosos, entonces poseen una democracia


formal, puedo citarte, tu escribiste sobre esto hace aos. "Es decir, los procesos de
democratizacin en Latinoamrica coinciden con el camino del neoliberalismo en
que socavan la democracia". Como resultado, la fe en la democracia declina y se
debilita dramticamente. Es decir, cada escrutinio muestra que se desacredita cada
ao. Declina sistemticamente y en Occidente es conocida como una forma de
democratizacin, y lo es desde el punto de vista de quienes hacen las reglas. Ellos
adoraran tener un sistema en el cual se concurriera a las votaciones para elegir
uno entre dos candidatos idnticos. En realidad, un ex presidente de Colombia lo
describi mucho ms exactamente hace algunos aos. l dijo que "la democracia
colombiana es un sistema de dos caballos dirigidos por el mismo jinete". Entonces
si se logra esta clase de democracia en todas partes, ustedes saben, sta de dos
caballos con igual jinete, y con todas las decisiones trasladadas a manos privadas
que no den cuenta de sus responsabilidades, entonces se tendra un sistema
maravilloso, una democracia que sencillamente se convierte en un modo de control
popular.
Fragmentos de esta entrevista disponibles en www.clacso.org

24 de septiembre de 2002

Entrevista a Noam Chomsky Un nuevo


mundo?
Klassekampen
Estados Unidos es la nacin ms fundamentalista de nuestro tiempo. Y no es mi
opinin personal, es un hecho, nos dice Noam Chomsky.
Noam Chomsky es conocido como la persona ms citada de la literatura.
Chomsky duda de las estadisticas con respecto a ser realmente la persona ms
citada. En anteriores oportundades dijo sobre el tema que de ser asi sera
irrelevante: Piensen si Marx, Lenin, Mao o Castro aparecieran como las personas
ms citadas de la literatura occidental.
Pero a pesar de que las busquedas de su obra y opiniones en internet, asi como el
hecho de ser citado con tanta frecuencia no es lo mismo que poder y prestigio, no
podemos dejar de mencionar que se trata de una de las ms importantes "estrellas
intelectuales": linguista, analista y critico de los medios norteamericanos al igual
que de sus polticas tanto internas como exteriores.
El hombre que en la decada de los 50s y 60s se destac por sus grandes aportes a
la linguistica, al mismo tiempo que se profilaba como una de las personas ms
activas en el movimiento contra la guerra del Vietnam, asegura que la mayoria de
los medios no cumplen con su trabajo comunicador y educativo, sino que se
dedican a reproducir refinada propaganda y lavado mental. Los ltimos 15 aos de
su vida los ha dedicado a viajar alrededor del mundo dando conferencias sobre la
poltica exterior de su pas: Los Estados Unidos, adems de la situacin iraqu, el
papel de los medios y la respuesta de los "intelectuales".
Iglesia y extraterrestres
Estamos hablando de una creciente institucin, una en la cual se refugian cada vez
ms personas teniendo en cuenta que el papel de los Estados Unidos en la poltica
mundial ha crecido de igual manera, asi como las crticas tambin lo han hecho.

Los Estados Unidos son sin duda la nacin ms fundamentalista del mundo, y no es
solo mi opinin personal, es un hecho. Hablamos de un pas en donde el 50% de la
poblacin cree que el mundo tiene 6.000 aos de antiguedad. Hablamos de un pas
en donde el 50% de la gente cree en los extraterrestres. Tan grave no est la
situacin en Iraq, por decirlo de alguna manera.
Solamente fijate en el ministro de justicia Ashcroft: En su administracin ha
establecido momento de oracin. Y si hubiera escrito l mismo las canciones
religiosas, hubiera impuesto adems momento de siesta. Histricamente la
industrializacin ha sido precedida por la democracia. Esto no ha sucedido en
absoluto en los Estados Unidos.
Chomsky subraya que Estados Unidos es sin embargo la sociedad ms libre que la
humanidad ha conocido. Pero est atomizada: la gente ya no cree en la
democracia, y la iglesia es la nica institucin que est uniendo a la gente.
Propaganda
A pesar de que Noam Chomsky es conocido en todo el mundo por sus analisis y
como profesor prominente y conferencista, nos cuenta que no por esto es tomado
ms en serio por los periodicos norteamericanos. Sus columnas y comentarios de
sus libros ?varios de ellos entre los ms vendidos (best seler)? son publicados junto
con artculos poco serios como por ejemplo: cartas al papa invitandolo a tomar caf
a casa del remitente.
Esta actitud slo reafirma su critica hacia los medios: el modelo de propaganda, el
cual Chomsky abord junto con Edward S. Herman en el libro: Manufacturing
concent, de 1988, el cual asegura que la funcin de los medios es la de entrenar la
mentalidad de la gente hacia la devocin al gobierno y el orden social, econmico y
poltico. Los medios son dominados por pesados actores comerciales, estos, como
cualquier otra industria, obedecen a la lgica de la ganancia. Sera puro idealismo
romantico pensar que esa industria le daria la espalda a sus propios intereses
objetivos.
El sistema de propaganda funciona mucho mejor en las "democracias" occidentales
que en los rgimenes totalitarios: En la Unin Sovitica se saba en la mayoria de
los casos que las informaciones de los medios estatales eran invenciones y
mentiras. El sistema de propaganda occidental es ms complicado y refinado.
Toma como ejemplo la forma como se habla sobre la guerra contra Iraq: hablar
sobre "tener un conflicto" es en si pura propaganda.
Estados Unidos ha bombardeado Iraq por diez aos.
Creo que los halcones en Washington tienen razn al decir que Iraq caer como una
casa de naipes al momento en que los Estados Unidos lo invadan. El pas est
arriunado y representa a duras penas un adversario el cual pueda tener un conflicto
con los Estados Unidos.
Chomsky est en desacuerdo con aquellos que aseguran que existi ms resistencia
cuando la guerra del Vietnam.
Veo todo lo contrario: en 1965, cuando Estados Unidos intensiv su participacin
militar en Vietnam la resistencia a esa escalada no era en nada parecido a lo que se
habla que fue, ni en Europa ni en Estados Unidos. That was the way we treated
the niggers)(Esa era la manera en que tratabamos a los negros): era la actitud y

el pensamiento de la derecha y parte de la izquierda, ignorante.


1965 fue el ao en que Noam Chomsky estuvo activo polticamente. Chomsky ha
declarado que: alguien que se haya comprometido tan tardiamente no tiene en
absoluto nada por lo que sentirse orgulloso de si mismo.
Hoy en dia, por el contrario, existe una masiva resistencia popular antes de la
planeada guerra.
El planeta ha sido, sin duda, un lugar ms civilizado, agrega Chomsky optimista
Esto no cuenta entre tanto para los intelectuales: Ellos comunmente estan de
acuerdo con el sentido ms comn
Rendirse?
Como muchos otros criticos estadounidences, Chomsky creci en medio de una
comunidad inmigrante. Sobre ese mismo ambiente en el cual se desarroll, nos
cuenta que lo recuerda como una "muy viva cultura intelectual", dominada por la
inteligencia radical judia de Nueva York.
El lugar de aprendisaje poltico era la tienda de periodicos de su tio en Nueva York,
la cual funcionaba como un sitio de reunin poltica para refugiados polticos y
disidentes: Nunca he encontrado intelectuales que debatan tanto como en ese
lugar. Por el contrario, en muchos centros estudiantiles y las ms prestigiosas
universidades puedes encontrar muchos profesores los cuales bien pudieran ser
reemplazados por personal de oficina bien educado, nos dice Chomsky irnico.
Pero. Es todavia posible otro mundo?
Yo crec en Massachusetts. Hace 100 aos existi all una vivz clase trabajadora, y
ya se hablaba de otro mundo posible. Ellos no haban leido a Marx, pero veian el
trabajo asalariado como esclavitud y pensaban que no era ms que normal y
natural exigir democracia industrial.
Nos cuenta que en varias ocasiones ha realizado cuestionarios para conocer lo que
los norteamericanos piensan que est consignado en la constitucin.
Sabes lo que la mayoria piensa que definitivamente reposa en la constitucin
norteamericana?
"Cada uno por su habilidad, cada uno por su necesidad."
Si le preguntas a la gente qu entienden por sentido comn, te responden
usualmente con mucho sentido comn. La gente piensa y cree en lo mismo en lo
que creian aquellos trabajadores hace 100 aos. Nos rendimos entonces?
Por supuesto que otro mundo es posible! En qu otra cosa vamos a creer? Nos
dice el profesor norteamericano con una sonrisa

12 de septiembre de 2002

Entrevista de Michael Albert a Chomsky


sobre Irak

Noam Chomsky
Ttulo original: Albert Interviews Chomsky on Iraq
http://www.zmag.org/
Traducido para Rebelin por Germn Leyens
Descripcin: Cuando Sadam cometi sus peores crmenes y era verdaderamente
peligroso cont con todo el apoyo de EE.UU. Hoy cuando Irak est en ruinas,
controlado y bombardeado, se prepara la guerra en su contra, mientras los
arsenales de Israel estn repletos de armas nucleares e Israel constituye en la
prctica una inmensa base militar de EE.UU. en el Oriente Prximo.
Hay varias preguntas que circulan entre la gente que est preocupada por la
guerra. El 1 de septiembre, Michael Albert formul una docena a Noam Chomsky,
por correo electrnico. Citamos a continuacin las primeras tres preguntas y sus
respuestas. La entrevista completa aparecer en algunos das.
1. Ha sido Sadam Hussein tan malo como lo presentan los medios convencionales?
Dentro de Irak? Afuera?
Es de lo peor que hay, igual que Suharto y otros monstruos de la era moderna.
Todo el que pueda debiera ponerse fuera de su alcance. Pero, por suerte, su alcance
no llega muy lejos.
Internacionalmente, Sadam invadi Irn (con apoyo occidental), y cuando la guerra
iba mal recurri a armas qumicas (tambin con apoyo occidental). Invadi Kuwait y
lo expulsaron rpidamente.
Una preocupacin mayor en Washington inmediatamente despus de la invasin fue
que Sadam se retirara rpidamente, instalando ";a su ttere [y] que todos en el
mundo rabe se quedaran tan contentos" (Colin Powell, en aquel entonces Jefe de
Estado Mayor). El Presidente Bush estaba preocupado de que Arabia Saud pudiera
";desligarse a ltima hora y aceptara un rgimen ttere en Kuwait". A menos que
EE.UU. impidiera la retirada iraqu.
La preocupacin, en breve, es que Sadam podra duplicar en gran parte lo que
EE.UU. acababa de hacer en Panam (excepto que los latinoamericanos estaban
lejos de estar contentos). Desde el primer momento, EE.UU. trat de evitar ese
";panorama de pesadilla". Una historia que hay que considerar con mucho cuidado.
Hasta ahora los peores crmenes de Sadam han sido internos, incluyendo el uso de
armas qumicas contra los kurdos y una gran matanza de kurdos a fines de los aos
80, brbaras torturas, y todos los espantosos crmenes imaginables. Estn al tope
de la lista de terribles crmenes por los que es justamente condenado en la
actualidad. Es til preguntar con qu frecuencia se acompaan esas apasionadas
denuncias y elocuentes expresiones de horror con las tres palabritas: ";con nuestra
ayuda".
Los crmenes fueron bien conocidos de inmediato, pero no preocuparon demasiado
a Occidente. Sadam recibi algunas suaves reprimendas; una dura condena del
Congreso fue considerada demasiado extrema por prominentes comentaristas. Los
reaganitas y Bush N 1 continuaron saludando como aliado y apreciado socio
comercial al monstruo, durante y despus de sus peores atrocidades.
Bush autoriz garantas de prstamos y la venta de tecnologa avanzada con claras
aplicaciones en armas de destruccin masiva (WMD por su sigla en ingls) hasta el
mismo da de la invasin de Kuwait, haciendo a veces caso omiso de los esfuerzos

parlamentarios por impedir lo que estaba haciendo. Gran Bretaa segua todava
autorizando la exportacin de equipos militares y de materiales radioactivos unos
pocos das despus de la invasin.
Cuando el corresponsal de ABC [la cadena de TV en EE.UU.] y actualmente
Comentarista de Znet, Charles Glass, descubri instalaciones de armas biolgicas
(utilizando satlites comerciales y testimonios de trnsfugas), sus revelaciones
fueron inmediatamente desmentidas por el Pentgono y la historia desapareci. Fue
desenterrada cuando Sadam cometi su primer crimen verdadero, desobedecer las
rdenes de EE.UU. (o tal vez al malinterpretarlas) al invadir Kuwait y pas
instantneamente de ser amigo a ser la reencarnacin de Atila.
Las mismas instalaciones fueron entonces utilizadas para demostrar su innata
naturaleza malvada. Cuando Bush N 1 anunci nuevos regalos a su amigo en
diciembre de 1989 (tambin regalos a la agroindustria de EE.UU.), fueron
consideradas demasiado insignificantes como para mencionarlas, aunque se pudo
leer al respecto en Z magazine en esa poca, tal vez en ninguna otra parte.
Unos pocos meses ms tarde, poco antes de que invadiera Kuwait, una delegacin
de alto nivel del Senado, encabezada por el que (ms tarde) fuera candidato
presidencial republicano, Bob Dole, visit a Sadam, portando los saludos del
Presidente y asegurando al brutal asesino masivo que no necesitaba preocuparse
de las crticas que escuchaba de parte de los inconformistas reporteros de este
pas.
Sadam incluso haba podido salirse con la suya despus de atacar un barco de
EE.UU., el USS Stark, matando a varias docenas de tripulantes. Es un signo de
verdadera estima. El nico otro pas que logr ese privilegio fue Israel, en 1967. En
deferencia a Sadam, el Departamento de Estado prohibi todos los contactos con la
oposicin democrtica iraqu, manteniendo esa poltica incluso despus de la Guerra
del Golfo, mientras que Washington efectivamente autoriz a Sadam a aplastar una
rebelin chita que podra haberlo derrocado a fin de preservar la ";estabilidad,"
explic la prensa, asintiendo gravemente.
No cabe duda de que es un criminal con C mayscula. No lo cambia el hecho que
EE.UU. y Gran Bretaa hayan considerado insignificantes sus peores atrocidades a
la luz de ";razones de estado" ms importantes, antes de la Guerra del Golfo e
incluso despus hechos que ms vale olvidar.
2. Mirando al futuro, es Sadam Huseein tan peligroso como lo dicen los medios
convencionales?
El mundo estara mejor si l no estuviera, no cabe duda. Seguramente lo mismo
vale para los iraques. Pero no puede ser tan peligroso como era cuando EE.UU. y
Gran Bretaa lo apoyaban, incluso suministrndole tecnologa de doble uso que
poda utilizar para el desarrollo de armas nucleares y qumicas, como
presumiblemente hizo.
Hace 10 aos, las audiencias del Comit Bancario del Senado revelaron que la
administracin Bush estaba otorgando licencias para tecnologa de doble uso y para
";materiales que fueron ms adelante utilizados por el rgimen iraqu para misiles
nucleares y qumicos." Ms adelante las audiencias agregaron ms informaciones, y
hay informes de prensa y literatura erudita convencional sobre el tpico (as como
literatura disidente).

La guerra de 1991 fue extremadamente destructiva, y desde entonces Irak ha sido


devastado por una dcada de sanciones, que probablemente fortalecieron al propio
Sadam (debilitando la posible resistencia en una sociedad hecha aicos), pero
seguramente redujo de manera muy importante su capacidad blica y de apoyo al
terror.
Adems, desde 1991, su rgimen ha sido limitado por ";zonas de no-vuelo", vuelos
regulares de control y bombardeo, y una vigilancia muy estrecha. Es probable que
los eventos del 11 de septiembre lo hayan debilitado ms an. Si hay alguna
relacin entre Sadam y Al Qaeda, sera mucho ms difcil de mantener ahora por la
gran intensificacin de la vigilancia y los controles.
Eso aparte, las conexiones no son muy probables. A pesar de los enormes
esfuerzos por relacionar a Sadam con los ataques del 11-S, no han encontrado
nada, lo que nos es muy sorprendente. Sadam y Bin Laden eran implacables
enemigos, y no hay ninguna razn en particular para suponer que haya habido
algn cambio al respecto.
La conclusin racional es que Sadam sea probablemente menos peligroso ahora que
antes del 11-S, y una menor amenaza que cuando gozaba del sustancial apoyo de
EE.UU.-Gran Bretaa (y muchos otros). Esto conduce a algunas preguntas. Si
Sadam representa actualmente una amenaza tan grande para la supervivencia de
la civilizacin que el polica global tiene que recurrir a la guerra, por qu no fue lo
mismo hace un ao? Y de manera mucho ms dramtica, a principios de 1990?
3. Cmo debiera confrontarse el problema de la existencia y uso de armas de
destruccin masiva en el mundo de hoy?
Debieran ser eliminadas. El tratado de no-proliferacin compromete a los pases con
armas nucleares a tomar pasos hacia su eliminacin. Los tratados sobre las armas
biolgicas y qumicas tienen los mismos objetivos. La principal resolucin del
Consejo de Seguridad sobre Irak (687, de 1991) llama a eliminar las armas de
destruccin masiva y los sistemas de lanzamiento del Oriente Prximo, y que se
trabaje hacia una prohibicin global de las armas qumicas. Es un buen consejo.
Irak est lejos de llevar la vanguardia en este sentido. Podramos recordar la
advertencia del General Lee Butler, jefe del Comando Estratgico de Clinton a
principios de los aos 90, que ";es extremadamente peligroso que en el caldero de
animosidades que llamamos el Oriente Prximo, una nacin se haya armado,
ostensiblemente, con arsenales de armas nucleares, tal vez cientos, y que inspire a
otras naciones a hacerlo."
Estaba hablando, por cierto, de Israel. Las autoridades militares israeles afirman
que poseen fuerzas areas y blindadas que son mayores y ms avanzadas que las
de cualquier poder europeo de la OTAN (Yitzhak ben Israel, Ha'aretz, 16 de abril de
2002, en hebreo). Tambin anuncian que un 12% de sus bombarderos y cazas est
permanentemente estacionado en Turqua oriental, junto con fuerzas navales y
submarinas comparables en bases turcas, y tambin fuerzas blindadas, en caso de
que se haga necesario recurrir a extrema violencia, una vez ms, para someter a la
poblacin kurda de Turqua, como en los aos de Clinton.
Se informa que los aviones israeles estacionados estn realizando vuelos de
reconocimiento a lo largo de las fronteras iranes, como parte de una poltica
general de EE.UU., Israel y Turqua de amenazar a Irn con un ataque y tal vez, con
una particin forzada. Los analistas israeles tambin informan que ejercicios areos
conjuntos de EE.UU., Israel y Turqua tienen la intencin de representar una

amenaza y una advertencia a Irn. Y, desde luego, a Irak (Robert Olson, Middle
East Policy, junio de 2002). Israel utiliza indudablemente las inmensas bases areas
de EE.UU. en Turqua Oriental, donde presumiblemente los bombarderos de EE.UU.
tienen armas nucleares. Mientras tanto, Israel es virtualmente una base militar
offshore de EE.UU.
Y el resto del rea tambin est armado hasta los dientes. Si Irak estuviera
gobernado por Gandhi, estara desarrollando sistemas de armas si pudiera,
probablemente mucho ms all de lo que puede hacer en la actualidad. Eso
probablemente continuara, tal vez incluso se acelerara, si EE.UU. tomara el control
de Irak. India y Pakistn son aliados de EE.UU., pero siguen adelante con el
desarrollo de armas de destruccin masiva y han estado repetidamente
terriblemente cerca de utilizar armas nucleares. Lo mismo vale para otros aliados y
clientes de EE.UU.
Es probable que esto contine hasta que haya una reduccin general de
armamentos en la zona.
Estara de acuerdo Sadam? En realidad, no lo sabemos. A principios de enero de
1991, Irak aparentemente ofreci retirarse de Kuwait en el contexto de
negociaciones regionales de reduccin de armamentos, una oferta que funcionarios
del Departamento de Estado describieron como seria y negociable. Pero no
sabemos ms del asunto, porque EE.UU. rechaz la oferta sin darle respuesta y la
prensa no inform virtualmente nada al respecto.
Tiene, sin embargo, un cierto inters el que en ese momento -justo antes de los
bombardeos- las encuestas revelaron que el pblico de EE.UU. prefera en una
proporcin de 2:1 la proposicin que Sadam aparentemente haba hecho,
prefirindola a los bombardeos. Si se hubiera permitido que la gente fuese
informada sobre el tema, es seguro que la mayora habra sido muy superior. La
ocultacin de los hechos fue un servicio importante a la causa de la violencia
estatal.
Podran haber llevado a alguna parte esas negociaciones? Slo los idelogos
fanticos pueden mostrar confianza. Es posible revivir tales ideas? Vale la misma
respuesta. Una manera de descubrirlo es probar.

12 de septiembre de 2002
Explota Bush el miedo y el patriotismo

Chomsky: avasallar al mundo, la meta de


EEUU. Los sucesos del 11 de septiembre,
su coartada, afirma
Noam Chomsky
La Jornada
Se arguye ampliamente que los ataques terroristas del 11 de septiembre cambiaron
el mundo en forma dramtica, que nada ser igual conforme se entra a una "era de
terror" -ttulo de una coleccin de ensayos acadmicos preparados por
investigadores de la Universidad de Yale y otras personas, que consideran que el
ataque con ntrax es an ms ominoso.

Nadie duda que las atrocidades del 11 de septiembre fueran un suceso de


importancia histrica, no por su escala -por desgracia-, sino por elegir a vctimas
inocentes.
Se saba, desde hace algn tiempo, que con la nueva tecnologa los potencias
industriales perderan probablemente su virtual monopolio de la violencia, para
mantener nicamente una enorme preponderancia. Nadie hubiera anticipado la
manera particular en que tales expectativas se cumpliran, pero se cumplieron.
Por vez primera en la historia posmoderna, Europa y sus vstagos fueron
sometidos, en suelo propio, a la clase de atrocidades que por rutina cometen ellos
en alguna otra parte. Revisar tal historia sera demasiado familiar, y aunque
Occidente tiende a menospreciarla, las vctimas no.
El agudo quiebre de la tendencia tradicional seguramente califica al 11 de
septiembre como un suceso histrico y las repercusiones son por cierto muy
significativas. Pero varias preguntas surgen de golpe:
1. Quin es responsable. 2. Cules son los motivos. 3. Cul es la reaccin
adecuada. 4. Cules son las consecuencias a largo plazo.
Quin es responsable
Se ha asumido, es plausible, que los culpables son Bin Laden y su red de Al-Qaeda.
Nadie sabe mejor quines son ellos que la CIA que, junto con sus contrapartes de
los pases aliados de Estados Unidos, reclutaron a islamitas radicales de muchos
pases y los organizaron como fuerza militar terrorista, no para ayudar a los
afganos a resistir la agresin sovitica, lo cual habra sido un objetivo legtimo, sino
por las usuales razones de Estado que tuvieron sombras consecuencias para los
afganos una vez que los mujaidines tomaron el control.
Es seguro que la inteligencia estadunidense segua de cerca las atrocidades de
estas redes, mucho ms de cerca desde que asesinaron al presidente egipcio Anuar
Sadat hace 20 aos, y de manera intensa desde el atentado que vol el World Trade
Center y otros objetivos muy ambicionados por los terroristas en 1993. No
obstante, aunque sea esta la investigacin internacional ms intensa en la historia
de los servicios de inteligencia, no ha sido fcil hallar evidencias que identifiquen a
los perpetradores de los ataques del 11 de septiembre. Ocho meses despus de los
bombazos, el director de la FBI, Robert Mueller, "cree" que el complot se tram en
Afganistn, pero se plane e instrument en alguna otra parte. Y mucho despus
de que la fuente del ataque con ntrax se localiz en los laboratorios
estadunidenses fabricantes de armamento, sigue sin ser claro su origen. Esto nos
indica lo difcil que ser nulificar en el futuro los actos terroristas dirigidos contra los
ricos y los poderosos. Sin embargo, pese a lo dbil de la evidencia, la conclusin
inicial en torno al 11 de septiembre podra ser correcta.
Cules son los motivos
La academia es virtualmente unnime en situar a los beligerantes en su mundo, lo
cual en su opinin empata con sus acciones durante los ltimos veinte aos: el
objetivo, dicen, es arrojar a los infieles de las tierras musulmanas, derrocar a los
gobiernos corruptos que ellos imponen y mantienen, e instituir una versin
extremista del Islam.
Al menos para quienes esperan reducir la probabilidad de futuros crmenes de
naturaleza semejante, lo ms significativo son las condiciones de contexto de las

que surgieron las organizaciones beligerantes, lo que proporciona una amplia


reserva de entendimiento compasivo hacia algunos segmentos de su mensaje,
incluso de parte de algunos que los desprecian o los temen.
Para ponerlo en el tono plaidero de George Bush: "Por qu nos odian?" La
pregunta no es nueva y las respuestas no son difciles de hallar. Hace 45 aos el
presidente Eisenhower y su equipo discutan lo que l llamaba "la campaa de odio
contra nosotros" en el mundo rabe, "no de los gobiernos sino de la gente". El
motivo principal, adverta el Consejo de Seguridad Nacional, proviene de haberse
dado cuenta que Estados Unidos respalda a gobiernos corruptos y brutales que
bloquean la democracia y el desarrollo, en aras de la preocupacin por "proteger
sus intereses petroleros en el Medio Oriente". El Wall Street Journal encontr casi lo
mismo cuando indag en las actitudes de los musulmanes occidentalizados despus
del 11 de septiembre: sentimientos que hoy son exacerbados por las polticas
especficas de Estados Unidos en torno a Israel-Palestina, e Irak.
Los comentaristas prefieren, por lo general, una respuesta ms reconfortante: su
rabia est anclada al resentimiento de nuestra libertad y nuestro amor por la
democracia, a sus fracasos culturales que datan de siglos, a su incapacidad de
formar parte de la "globalizacin" (en la cual participan felices), y a otras
deficiencias semejantes. Respuesta reconfortante, pero nada sabia.
Cul es la reaccin adecuada
Las respuestas son debatibles, sin duda, pero por lo menos tendran que empatar
con las ms elementales consideraciones morales: especficamente, si una accin
es, para nosotros, correcta, es correcta para los dems; si es incorrecta para los
otros, es incorrecta para nosotros? Quienes rechazan esa consideracin declaran
llanamente que los actos los justifica el poder; puede entonces ser ignorada en
cualquier discusin que aborde lo apropiado, lo correcto o equivocado de una
accin. Uno se preguntara entonces qu queda de la avalancha de comentarios (los
debates acerca de la "guerra justa" etctera) si adoptamos este criterio simple.
Ilustremos el punto con algunos casos incontrovertibles. Han pasado cuarenta aos
desde que el presidente Kennedy orden tender "los terrores de la tierra" sobre
Cuba hasta que su liderazgo fuera eliminado, una vez perdidos los modales ante la
exitosa resistencia a la invasin patrocinada por Estados Unidos.
Los terrores fueron muy serios, y continuaron entrados los noventa. Veinte aos
han transcurrido desde que el presidente Reagan lanz una guerra terrorista contra
Nicaragua, perpetrando brbaras atrocidades y vasta destruccin, con el resultado
de decenas de miles de muertos y un pas arruinado --tal vez sin recuperacin
posible-- lo que condujo tambin a que la Corte Mundial y el Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas condenaran por terrorismo internacional a Estados Unidos
(resolucin que vet dicho pas). Pero nadie cree que Cuba o Nicaragua tuvieran el
derecho a poner bombas en Washington o Nueva York, o a asesinar a lderes
polticos estadunidenses. En fin, sera muy fcil agregar casos ms severos que
llegan hasta el presente.
Para aquellos que aceptan las ms elementales consideraciones morales, es difcil
demostrar que Estados Unidos y Gran Bretaa estuvieron en lo justo al bombardear
a los afganos para forzarlos a entregar a personas que Estados Unidos sospecha
que cometieron actos criminales. Este fue el objetivo oficial de la guerra, anunciado
por el presidente cuando comenz el bombardeo. O que derrocaran a sus
gobernantes, objetivo de guerra anunciado semanas ms tarde.
El mismo criterio moral es aplicable a propuestas ms matizadas de lo que entraa

una respuesta apropiada a las atrocidades de la guerra posmoderna. El reconocido


historiador de asuntos militares anglo americano, Michael Howard, propuso "una
operacin policial conducida bajo los auspicios de Naciones Unidas... en contra de
una conspiracin criminal, para perseguir a sus miembros y traerlos ante una corte
internacional en la que enfrenten un juicio justo, y de encontrarlos culpables, se les
aplique la sentencia adecuada" (Guardian, Foreign Affairs). Suena razonable, pero
cul sera la reaccin si sugiriramos que dicha propuesta se aplicara
universalmente. Sera impensable, despertara enfurecimiento y horror.
Preguntas semejantes surgen en torno a la "doctrina Bush": "el golpe previsor"
contra presuntas amenazas. Hay que recordar que la doctrina no es nueva. Casi
todos los planificadores de alto nivel son restos del gobierno de Reagan que
argumentaban entonces que el bombardeo de Libia era justificado bajo la premisa
de Naciones Unidas de "la autodefensa contra un ataque futuro". Los planificadores
de Clinton aconsejaban una "respuesta disuasiva" (incluido el primer ataque
nuclear). Y la doctrina en cuestin tiene antecedentes ms remotos. Lo que es
novedoso, sin embargo, es la afirmacin cruda de tal derecho, y no es secreto
contra quin se dirige la amenaza. El gobierno y los comentaristas se esfuerzan en
expresar a voz en cuello que pretenden aplicarle dicha doctrina a Irak.
El elemental criterio de universalidad, por lo tanto, parecera justificar que Irak
lanzara un ataque disuasivo contra Estados Unidos. Por supuesto, nadie acepta este
supuesto. De nuevo, si estamos dispuestos a adoptar principios morales
elementales, nos surgen preguntas obvias y deberemos enfrentar a quienes
pregonan o toleran la versin selectiva de la doctrina de la "respuesta disuasiva",
que otorga a los suficientemente poderosos el derecho de ejercerla con gran
desdn hacia lo que el mundo pueda pensar. El peso de las pruebas no es leve,
como lo es para quien pregona o tolera la amenaza o el recurso a la violencia.
Hay siempre, por cierto, la salida fcil ante estos argumentos: nosotros somos
buenos, ellos son malvados. Este til principio atropella cualquier argumentacin. El
anlisis de los comentarios y mucho de la academia revela que la fuente del
problema radica en ese crucial principio, que no se argumenta, se afirma.
Ocasionalmente, pero como rareza, hay criaturas irritantes que confrontan este
principio central documentando la historia reciente y contempornea.
Aprendemos ms de las normas culturales imperantes si observamos la reaccin, y
el interesante despliegue de barreras que se erigen para impedir una recada as en
esta hereja. Nada de esto, por supuesto, es invencin de los centros
contemporneos del poder ni de la cultura intelectual dominante. No obstante,
merece atencin, al menos entre los que tenemos inters por entender dnde
estamos y qu nos espera.
Cules son las consecuencias a largo plazo
Pensando en el largo plazo, sospecho que los crmenes del 11 de septiembre
acelerarn tendencias que ya tienen trecho recorrido: la doctrina Bush que acabo
de mencionar ilustra el punto.
Como se predijo alguna vez, en todo el mundo los gobiernos tomaron el 11 de
septiembrede 2001, como ventana de oportunidades para instituir o escalar sus
programas de severidad o represin. Ansiosa, Rusia se uni a la "coalicin contra el
terror", esperando recibir autorizacin para continuar sus terribles atrocidades en
Chechenia y no se desilusion.
Alegremente, China se uni, por razones semejantes. Turqua fue el primer pas en

ofrecer tropas para la nueva fase de la "guerra al terrorismo" de Estados Unidos, en


agradecimiento, como explicara su primer ministro, por la contribucin
estadunidense a la campaa turca contra la poblacin kurda, reprimida
miserablemente. Una guerra tendida con salvajismo extremo gracias al flujo
enorme de armas estadunidenses. A Turqua se le felicita ampliamente por sus
logros en estas campaas de terror estatal, incluidas algunas de las peores
atrocidades cometidas en los sombros noventa, y se le concedi la autoridad para
proteger Kabul del terrorismo, con patrocinio de la misma super- potencia que le ha
dispuesto los medios militares y el respaldo diplomtico e ideolgico para cometer
sus actuales atrocidades. Israel ha reconocido que estara en condiciones de
aplastar a los palestinos, an ms brutalmente, con un apoyo ms firme de
Washington. Y as por todo el mundo.
Las sociedades ms democrticas, incluido Estados Unidos, instituyeron medidas
para imponer una disciplina a su poblacin y para establecer medidas impopulares
con el pretexto de "combatir el terror", explotando la atmsfera de miedo y la
exigencia de "patriotismo". En la prctica, esto significa: "T te callas y yo prosigo
con mi agenda inexorablemente". El gobierno de Bush utiliz la oportunidad para
expandir su asalto contra la mayora de la poblacin y las generaciones futuras,
para servir a los obtusos intereses corporativos que dominan su gobierno a un
grado que va ms all de la norma.
En suma, las predicciones iniciales estn ampliamente confirmadas.
Uno de los logros principales es que por primera vez Estados Unidos tiene bases
importantes en Asia central. Estas son cruciales para posicionar favorablemente a
las multinacionales estadunidenses en el "gran juego" actual por controlar los
considerables recursos de hidrocarburos y minerales estratgicos de la regin, pero
tambin para completar el cerco que tiende sobre los mayores recursos energticos
del mundo, situados en la regin del Golfo. El sistema de bases estadunidenses que
tiene en la mira al Golfo se extiende del Pacfico a las Azores, pero la base ms til
antes de la Guerra de Afganistn fue la de Diego Garca. Ahora, su situacin ha
mejorado tanto que si se considera apropiada una intervencin, su despliegue ser
mucho ms fcil.
El gobierno de Bush percibe esta fase de la "guerra contra el terrorismo" (que de
tantas formas replica la "guerra contra el terrorismo" declarada por el gobierno de
Reagan de veinte aos atrs) como la oportunidad para expandir sus ventajas
militares, ya de por s avasalladoras, al resto del mundo, para despus pasar a
otros mtodos que le aseguren el dominio global en esta nueva fase del
imperialismo posmoderno.
El pensamiento del gobierno estadunidense fue expresado con claridad por sus
altos funcionarios cuando el prncipe Abdullah de Arabia Saudita visit Estados
Unidos en abril de 2002. Su propsito era hacerle ver al gobierno que deba prestar
ms atencin a las reacciones del mundo rabe ante el respaldo tan fuerte que
otorgaba al terror y la represin israel. Se le contest que, en efecto, a Estados
Unidos no le importaba lo que los otros rabes pensaran. Segn lo report el New
York Times, uno de los funcionarios aclar: "si le pareci que estbamos fuertes en
la Tormenta del Desierto, ahora somos diez veces ms fuertes. Esto fue para darle
una idea de lo que Afganistn significaba en cuanto a nuestras capacidades". Un
viejo analista en asuntos de defensa lo glos con simpleza: otros "nos respetarn
por nuestra rudeza y no se metern con nosotros". Esa postura tiene por igual
muchos precedentes histricos, pero a partir del 11 de septiembre cobra renovada
fuerza.
No contamos con documentos internos, pero es factible especular que tales

consecuencias eran uno de los objetivos primordiales del bombardeo de Afganistn:


advertirle al mundo de lo que es capaz Estados Unidos si alguno se pasa de la raya.
El bombardeo de Serbia tuvo motivos semejantes. Su objetivo principal fue
"asegurar la credibilidad de la otan", como nos explicaron Blair y Clinton --y no se
referan a la credibilidad de Noruega o Italia, sino a la de Estados Unidos y la de su
mayor cliente militar.
Esto es asunto comn en el arte de gobernar y en la literatura de las relaciones
internacionales; y tiene sus razones, como nos revela la historia ampliamente.
Para terminar, los aspectos bsicos de la sociedad internacional parecen continuar
como estaban, pero sin duda el 11 de septiembre indujo cambios. En algunos
casos, las implicaciones son importantes, pero no muy prometedoras.
Traduccin Ramn Vera Herrera

12 de septiembre de 2002

Bush pretende utilizar el clima de


inseguridad para promover su agenda
poltica
Noam Chomsky
Jim Cason y David Brooks
La Jornada
Los medios de comunicacin de EU han fallado en reportar qu sucede dentro y
fuera del pas, dice, la limitacin de derechos civiles se aplica "slo en sectores
vulnerables"

Washington y Nueva York, 10 de septiembre. El gobierno de George W. Bush busca


utilizar el clima de temor e inseguridad del pueblo estadounidense para promover
su agenda poltica y controlar a la disidencia, argument Noam Chomsky al evaluar
para La Jornada el primer aniversario del 11 de septiembre, e indic que tal vez el
hecho central de estos atentados es que los ricos y poderosos han perdido su
"monopolio sobre los medios de la violencia en el mundo".
"No creo que el gobierno desee que la gente se sienta ms segura ahora", afirm
Chomsky. "Una de las armas principales en manos de cualquier gobierno es una
poblacin atemorizada, lo que le permite promover sus propias polticas. Si la gente
est espantada y no hace demasiadas preguntas, entonces, inexorablemente, uno
puede promover su propia agenda".
Esa agenda, detall, incluye la promocin de polticas poco populares para
beneficiar a los ms ricos a costo de la mayora de la poblacin, entre las cuales
est la gran reduccin de la carga tributaria para empresas y el sector de mayores
ingresos, y recortes de programas sociales, "cosas que constituyen un asalto mayor
contra la poblacin general y contra generaciones futuras", dijo. "Si uno desea
promover estas polticas, lo mejor es tener a la gente atemorizada, intimidada y
controlada por el llamado al patriotismo que en la prctica se traduce en una orden
(del gobierno) para que se callen todos y yo har lo que quiero".

El prestigiado lingista y autor de ms de dos docenas de libros sobre poltica,


consider que las reacciones del pueblo estadounidense no son sorprendentes y la
gente tiene toda la razn de sentir el temor a raz de los "horrendos" atentados del
11 de septiembre. ste fue un hecho extraordinario con efectos profundos en esta
poblacin, sostuvo.
"Creo que fue la primera vez en cientos de aos en que un poder occidental... ha
sido sujeto al tipo de terror que desafortunadamente es tan comn en otras partes
del mundo. Ellos (los poderes) han llevado a cabo muchsimas atrocidades a travs
del mundo... pero en gran medida han sido inmunes a una represalia. Esto fue
extraordinario y la gente se asust... y tienen razn de sentirse as".
Chomsky agreg que aunque nadie podra haber pronosticado la forma en que se
realizaron estos atentados, no fue sorpresa que existiera la posibilidad de este tipo
de ataque, de hecho, se haba escrito sobre esto por lo menos durante una dcada,
y adems estaba el precedente del intento para destruir el mismo World Trade
Center en 1993.
Pero lo que s marc el 11 de septiembre es que los "ricos y poderosos perdieron su
monopolio virtual sobre los medios de violencia" en el mundo. "Seguirn
manteniendo su enorme preponderancia, pero ya no ser un monopolio", subray.
Temor y patriotismo
Esto alimenta el clima de inseguridad por ser un momento sin precedente en la
historia de este pas, y con ello el temor. "Y cuando uno est espantado, se genera
un apoyo a la bandera. Podra no ser atractivo, pero es normal", seal.
-Por qu el pueblo estadounidense parece apoyar las medidas internas que limitan
los derechos civiles y la supuesta libertad que tanto se elogia oficialmente en este
pas?
-An no est claro que tanto apoyo popular existe para eso -responde Chomsky-. Y
recuerda que histricamente Estados Unidos ha recurrido a la represin interna en
tiempos de amenazas, incluso menores que sta, contra el pas. Woodrow Wilson,
seal, deport a miles de este pas poco despus de la Primera Guerra Mundial con
el pretexto de una amenaza "de los rojos", y encarcel a gente como el lder
sindical Eugene Debs por su oposicin a esa guerra; decenas de miles fueron
detenidos o expulsados del pas durante la Segunda Guerra Mundial, y lo mismo
ocurri durante la llamada era de McCarthy, "es un patrn histrico".
En el ltimo ao, seala Chomsky, es clave notar que aunque miles han sido
detenidos e interrogados en Estados Unidos, estos abusos y limitaciones de los
derechos civiles se han aplicado slo contra sectores vulnerables -inmigrantes,
rabes, musulmanes, gente de piel oscura. "La vasta mayora de la poblacin no ha
sentido nada (del impacto de estas medidas), y como resultado no creo que sea
consciente de las medidas que ha realizado el gobierno, ni el poder arrogado por
este gobierno", explic.
Con algunas excepciones, los medios masivos de comunicacin han contribuido a
esta ignorancia al fallar en reportar amplia y claramente sobre todo lo que est
sucediendo dentro y fuera de este pas, sostiene Chomsky. "No hay manera de que
la poblacin de Estados Unidos shj01-135130-pih tenga una concepcin seria de la
mayora de las cosas que estn sucediendo en el mundo. Slo escuchan un toque
de tambor de retrica patritica" y ofrecen varios ejemplos sobre cmo se reporta
que hay amplio apoyo para las acciones militares de Estados Unidos en todo el
mundo -algo que se puede detectar, y donde hay indicadores que contradicen estas

afirmaciones de los medios.


Desinformacin
Chomsky detalla que recientemente uno de los mejores columnistas del New York
Times escribi que todo el mundo apoyaba el bombardeo en Afganistn, pero al
mismo tiempo existe una encuesta internacional de Gallup realizada a finales de
septiembre del ao pasado sobre las actitudes ante lo que Chomsky califica siempre
de "las atrocidades" del 11 de septiembre. "Haba un apoyo abrumador en esa
encuesta a un proceso judicial sobre una accin militar (como opcin de respuesta
ante los atentados)", inform Chomsky.
"En Europa fue 70 por ciento, en Amrica Latina el apoyo por accin militar fue
mnimo; en Mxico fue de slo 2 por ciento, y de ah subi a 10 por ciento en
pases como Colombia y Venezuela". Pero slo un peridico estadounidense, un
pequeo diario en Nebraska, cubri esa encuesta, entonces "cmo se puede
enterar la gente?"
Chomsky dice que s hay algunos buenos periodistas, pero la imagen presentada en
general al pblico es "completamente distorsionada", y para detectar lo que
verdaderamente est ocurriendo se necesita "un esfuerzo de investigacin
independiente".
-Durante un ao se ha dicho que todos estamos bajo amenaza, quines estn
amenazados y por qu?
"Mis nietos estn bajo amenaza", responde. "Las polticas (del gobierno de Bush) a
las que estn comprometidos, apasionadamente comprometidos, sern
extremadamente dainas para la poblacin general de Estados Unidos y del mundo
en un futuro no tan distante". Esta amenaza, indic, proviene de las polticas
econmicas internas promovidas por este gobierno que buscan reducir
sustancialmente la carga tributaria de los ms ricos y con ello crear un dficit
presupuestal, y ste ser un "instrumento para minar programas sociales".
Destac: "sin dinero disponible, no se puede tener programas de salud, desarrollo
de infraestructura, pensiones, seguridad social, etctera, les gustara deshacerse de
todo esto".
Insiste: "no desean instituciones democrticas en donde la gente participe. Quieren
que el poder privado tenga un control extenso e incuestionado que est
esencialmente fuera del alcance del pblico en general". Y "eso es una gran
amenaza".

11 de septiembre de 2002
Al atacar a Irak, EE.UU. incitar a una nueva ola de ataques
terroristas

Sequen el pantano y se acabarn los


mosquitos
Noam Chomsky
The Guardian 9 de septiembre de 2002
Traducido para Rebelin por Germn Leyens
El 11 septiembre conmocion a numerosos estadounidenses llevndolos a
comprender que haran mejor en prestar ms atencin a lo que el gobierno de
EE.UU. hace en el mundo y a cmo se perciben sus acciones. Se han abierto

numerosos temas a la discusin que no estaban anteriormente en la agenda. Tanto


mejor.
Tambin es de la ms elemental cordura, si esperamos que se reduzca la
probabilidad de futuras atrocidades. Puede ser reconfortante pretender que
nuestros enemigos "odian nuestras libertades," como dice el Presidente Bush, pero
es poco prudente ignorar el mundo real, que nos trae lecciones diferentes.
El presidente no es el primero que pregunta: "Por qu nos odian?" En una
discusin de su equipo hace 44 aos, el Presidente Einsehower describi "la
campaa de odio en contra nuestra [en el mundo rabe], no de los gobiernos sino
de los pueblos". Su Consejo Nacional de Seguridad seal los motivos bsicos:
EE.UU. apoya a gobiernos corruptos y opresivos y "se opone al progreso poltico o
econmico" por su inters en el control de los recursos petrolferos de la regin.
Estudios posteriores al 11 de septiembre en el mundo rabe revelan que las
mismas razones valen en la actualidad, combinadas con el resentimiento por
polticas especficas. Sorprendentemente, es el caso incluso en sectores
privilegiados, orientados hacia Occidente, en la regin.
Para citar slo un ejemplo reciente: En la edicin del 1 de agosto de la Far Eastern
Economic Review, el especialista regional internacionalmente reconocido Ahmed
Rashid escribe que en Pakistn "existe creciente enojo ante el apoyo que EE.UU. da
al rgimen militar [de Musharraf] para que postergue la promesa de democracia".
Actualmente no nos hacemos ningn favor si queremos creer que "nos odian" y
"odian nuestras libertades". Al contrario, se trata de actitudes de gente a la que le
gustan los estadounidenses y que admiran muchas cosas en EE.UU., incluyendo sus
libertades. Lo que odian son las polticas oficiales que les niegan las libertades a las
que ellos tambin aspiran.
Por tales razones, cuando Osama bin Laden se puso a despotricar despus del 11
de septiembre por ejemplo sobre el apoyo de EE.UU. a regmenes corruptos y
brutales, o sobre la "invasin" de EE.UU. en Arabia Saud obtiene una cierta
resonancia, incluso entre los que lo desprecian y temen. Del resentimiento, la
clera y la frustracin, las bandas terroristas esperan conseguir apoyo y reclutas.
Debiramos tambin concienciarnos de que gran parte del mundo considera que
Washington es un rgimen terrorista. En los ltimos aos, EE.UU. ha emprendido o
respaldado acciones en Colombia, Nicaragua, Panam, Sudn y Turqua, para slo
nombrar unas pocas, que caen bajo las definiciones oficiales de "terrorismo" de
EE.UU. es decir, cuando los estadounidenses aplican ese trmino a sus enemigos.
En la ms sobria publicacin del establishment, Foreign Affairs, Samuel Huntington
escribi en 1999: "Mientras EE.UU. denuncia regularmente a varios pases como
'estados canallas,' desde el punto de vista de numerosos pases se est
convirtiendo en la superpotencia canalla... la mayor amenaza exterior a sus
sociedades."
Semejantes percepciones no son modificadas porque, el 11 de septiembre un pas
occidental sufri, por primera vez, en su propio suelo un horrendo ataque terrorista,
del tipo que es demasiado familiar a las vctimas del poder de Occidente. El ataque
va mucho ms all de lo que se llama a veces el "terror al por menor" del IRA, el
FLN o las Brigadas Rojas.

El terrorismo del 11 de septiembre provoc una dura condena en todo el mundo y


una ola de simpata para las inocentes vctimas. Pero con reservas.
Una encuesta Gallup internacional a fines de septiembre descubri poco apoyo para
un "ataque militar" de EE.UU. en Afganistn. En Amrica Latina, la regin con ms
experiencias en intervenciones de EE.UU., el apoyo vari entre un 2% en Mxico y
un 16% por Panam.
La actual "campaa de odio" en el mundo rabe es, desde luego, alimentada
tambin por las polticas de EE.UU., hacia Israel-Palestina e Irak. EE.UU. ha dado un
apoyo crucial a la dura ocupacin militar por Israel, que ahora est en su 35 ao.
Una manera como EE.UU. podra disminuir las tensiones entre israeles y palestinos
sera dejando de negarse a unirse al consenso, que existe desde hace tiempo en el
mbito internacional, que llama a reconocer el derecho de todos los estados en la
regin a vivir en paz y seguridad, incluyendo un estado palestino en los territorios
actualmente ocupados (tal vez con ajustes fronterizos menores y mutuos.)
En Irak, una dcada de duras sanciones debidas a la presin de EE.UU. ha
fortalecido a Sadam Hussein mientras conduca a la muerte de cientos de miles de
iraques tal vez ms gente "de la que ha sido asesinada por las llamadas armas de
destruccin masiva a travs de la historia", escribieron los analistas militares John y
Karl Mueller en Foreign Affairs en 1999.
Las actuales justificaciones de Washington para atacar Irak tienen mucho menos
credibilidad que cuando el Presidente Bush padre daba la bienvenida a Sadam como
aliado y socio comercial despus de que ste cometi sus peores brutalidades como en Halabja, donde Irak atac a los kurdos con gas txico en 1988. En esa
poca, el asesino Sadam era ms peligroso de lo que es hoy en da.
En cuanto a un ataque de EE.UU. contra Irak, nadie, ni siquiera Donald Rumsfeld,
puede estimar de manera realista los posibles costos y consecuencias. Los
extremistas islamistas radicales esperan con toda seguridad que un ataque contra
Irak costar la vida de mucha gente y destruir gran parte del pas, suministrando
reclutas para acciones terroristas.
Presumiblemente tambin les es bienvenida la "doctrina Bush" que proclama el
derecho al ataque contra potenciales amenazas, que son virtualmente ilimitadas. El
presidente ha anunciado: "Es imposible decir cuntas guerras van a ser necesarias
para asegurar la libertad en la patria." Es cierto.
Las amenazas estn por todas partes, incluso dentro del pas. La receta para una
guerra sin fin presenta un peligro mucho mayor para los estadounidenses que el
que causan los que son considerados como enemigos, por razones que las
organizaciones terroristas comprenden muy bien.
Hace veinte aos, el antiguo jefe de la inteligencia militar israel, Yehoshaphat
Harkabi, que tambin es un destacado arabista, dijo algo que mantiene su validez.
"Ofrecer una solucin honorable a los palestinos, respetando su derecho a la
autodeterminacin: sa es la solucin al problema del terrorismo. Cuando
desaparezca el pantano, no habr ms mosquitos."
En esa poca, Israel gozaba de una virtual inmunidad contra represalias dentro de
los territorios ocupados, la que dur hasta hace muy poco. Pero la advertencia de
Harkabi era acertada, y la leccin es ms generalmente aplicable.

Bastante antes del 11 de septiembre se consideraba que con la tecnologa


moderna, los ricos y poderosos perdern su cuasi monopolio de los medios de
violencia y pueden contar con que sufrirn atrocidades en su propio suelo.
Si insistimos en crear ms pantanos, habr ms mosquitos, con una horrenda
capacidad de destruccin.
Si dedicamos nuestros recursos a secar los pantanos, a encarar las races de las
"campaas de odio", podemos no slo reducir las amenazas que enfrentamos sino
vivir segn los ideales que profesamos y que no estn fuera de alcance si nos
decidimos a tomarlos en serio.

28 de agosto de 2002

Un mundo libre de guerra


Noam Chomsky
Znet - Charla en el Foro Social Mundial, febrero de 2002
Traducido por Lenidas Leipzig y revisado por Tatiana de la O
Espero que no les moleste que comience esta charla refirindome a algunos hechos
evidentes. No es ninguna novedad que vivimos en un mundo de conflictos y
confrontaciones. Si bien existe una multiplicidad de facetas a la hora de analizar un
tema tan complejo, en los ltimos aos se ha demarcado con extrema claridad una
lnea divisoria. Si se me permite simplificar un poco, aunque no demasiado, las
partes en conflicto son, por un lado, los centros de poder concentrado, estatales y
privados, en estrecha interrelacin; por el otro, la poblacin mundial en general. En
trminos anticuados, diramos una "lucha de clases".
El poder concentrado contina la guerra sin dar el brazo a torcer, y con plena
conciencia de sus actos. Los documentos gubernamentales y las publicaciones del
mundo empresario revelan que en su mayora son marxistas vulgares, aunque por
supuesto con los valores invertidos. Tambin estn asustados -desde la Inglaterra
del siglo XVII, a decir verdad-. Son conscientes de que el sistema de dominacin es
frgil, de que se basa en el disciplinamiento de la poblacin mediante un medio u
otro. Hay una bsqueda desesperada de enemigos: en los ltimos aos, entre
otros, lo fueron el comunismo, el crimen, las drogas y el terrorismo. Los pretextos
cambian pero las polticas se mantienen estables. A veces el cambio de pretexto y
la continuidad de la poltica es evidente y difcil de pasar por alto: por ejemplo,
despus de la cada de la Unin Sovitica. Naturalmente aprovechan todas las
oportunidades que encuentran para llevar adelante su programa: el 11 de
septiembre es un caso tpico. Las crisis permiten aprovecharse del miedo y la
preocupacin para aturdir al adversario y exigirle que sea sumiso, obediente y
silencioso, mientras el poderoso aprovecha la oportunidad para continuar con su
programa, incluso con mayor intensidad. Estos programas varan segn el tipo de
sociedad: en los Estados ms brutales, consiste en un aumento de la represin y
del terror; en las sociedades en las que la poblacin ha alcanzado un mayor grado
de libertad, en medidas para imponer la disciplina mientras se efecta un traspaso
aun mayor del poder y la riqueza a sus propias manos. En los ltimos meses se
produjeron situaciones que lo ejemplifican en distintas partes del mundo.
Sus vctimas ciertamente deberan oponer resistencia a la previsible explotacin de
la crisis y concentrar sus esfuerzos, sin dar el brazo a torcer, en los asuntos
primordiales, que siguen siendo los mismos: entre otros, la militarizacin creciente,
la destruccin del medio ambiente y el ataque a gran escala contra la democracia y
la libertad, el corazn mismo de los programas "neoliberales".

El conflicto continuo est simbolizado ahora mismo por este Foro Social Mundial
(FSM) y por el Foro Econmico Mundial (FEM) en Nueva York. El FEM rene a "los
que mueven los hilos", los "ricos y famosos", los "genios de todo el mundo", "los
lderes del gobierno y los ejecutivos de las empresas, ministros de Estado y de
Dios, polticos y expertos" que se renen para "pensar con detenimiento" y
enfrentar "los grandes problemas que afectan a la humanidad". Algunos ejemplos:
"cmo inyectar valores morales a lo que hacemos". O un panel llamado "Dime lo
que comes", liderado por "el prncipe actual de la escena gastronmica", cuyos
elegantes restaurantes sern "invadidos por los participantes del foro". Tambin se
menciona un "anti-foro" en Brasil donde se espera a 50.000 participantes. Se trata
de "los anormales que se renen para protestar contra las reuniones de la
Organizacin Mundial de Comercio". Uno puede interiorizarse ms en las
actividades de los anormales por una foto de un joven de aspecto desaliado, con la
cara cubierta, que escribe "asesinos mundiales" en una pared.
En su "carnaval", como se lo describe, los anormales tiran piedras, escriben
graffitis, bailan y cantan mientras tratan una serie de temas aburridos que no vale
la pena mencionar, al menos en EE.UU.: inversin, comercio, arquitectura
financiera, derechos humanos, democracia, desarrollo sustentable, relaciones
brasilero-africanas, GATS (Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios) y otros
temas marginales. No estn "pensando con detenimiento" acerca de "grandes
problemas"; eso est limitado a los genios de Davos en Nueva York.
La retrica infantil, supongo, es un signo de inseguridad bien merecida.
A los anormales de este "anti-foro" se los define como "opositores a la
globalizacin", un arma de propaganda que deberamos rechazar con desdn. La
"globalizacin" slo significa integracin universal. Ninguna persona cuerda se
opone a la globalizacin. Esto debera resultar obvio para el movimiento obrero y la
izquierda; el trmino "internacional" no es precisamente desconocido en su historia.
De hecho, el FSM es uno de los logros ms emocionantes y promisorios de las
esperanzas de la izquierda y de los movimientos populares desde sus orgenes
modernos de llevar a cabo una verdadera internacional, que aspire a un programa
globalizador sobre la base de las necesidades e intereses de las personas ms que
de las concentraciones ilegtimas de poder. stas, por supuesto, quieren apropiarse
del trmino "globalizacin" para restringirlo a su peculiar visin de la integracin
internacional, basada en sus propios intereses, para los que los seres humanos son
un accidente. Con la implementacin de esta terminologa ridcula, aquellos que
busquen una forma sana y justa de globalizacin pueden ser considerados
miembros de un movimiento "anti-globalizacin", ridiculizados como primitivistas
que quieren un retorno a la Edad de Piedra, hacer dao a los pobres, y otros
improperios a los que estamos acostumbrados.
Los genios de Davos se autodenominan con modestia "la comunidad internacional",
pero personalmente prefiero el trmino utilizado por el principal diario de negocios
del mundo, el Financial Times, que los llama "los amos del universo". Como los
amos dicen ser admiradores de Adam Smith, podramos esperar que se atengan a
la explicacin que ste dio de su comportamiento, aunque Smith slo los consider
"amos de la humanidad" (por supuesto, antes de la era espacial).
Smith se refera a los "arquitectos principales de la poltica" de su poca, los
comerciantes y fabricantes de Inglaterra, que cuidaban que "se atendiera muy
especialmente" sus propios intereses, sin importar la "gravedad" del impacto que
esto pudiera tener sobre los dems, incluida la poblacin inglesa. La "mxima vil de
los amos de la humanidad" que rega su poltica interna y exterior era "todo para
nosotros y nada para los dems". No debera sorprendernos que los amos actuales
se rijan por la misma "mxima vil". Al menos lo intentan, aunque a veces se lo

dificulten los anormales, esa "gran bestia", para tomar prestado el trmino que
utilizaban los Padres Fundadores de la democracia estadounidense al referirse a la
poblacin rebelde que no comprenda que el principal objetivo del gobierno era
"proteger a la minora opulenta de la mayora de la poblacin", como explic el
principal artfice de la Constitucin de EE.UU. en los debates de la Convencin
Constituyente.
Retomar luego este asunto, pero primero querra referirme al tema que da ttulo a
esta sesin, "un mundo libre de guerra", con el que est estrechamente
relacionado. Por lo general, resulta difcil predecir el futuro de la humanidad. Pero
podemos estar muy seguros, por ejemplo, de que o bien existir un mundo libre de
guerra, o no existir mundo alguno (o por lo menos, no un mundo habitado por
criaturas que no sean bacterias y escarabajos, o alguna otra especie dispersa).
Conocemos el porqu: los seres humanos han desarrollado medios capaces de
destruir el mundo y a toda su poblacin, y durante medio siglo se han acercado
peligrosamente a su utilizacin. Adems, en la actualidad los lderes del mundo
civilizado estn abocados a arriesgar cada vez ms la supervivencia de la especie,
con plena conciencia de lo que hacen, al menos si leen los informes de sus propios
servicios de inteligencia y de los analistas estratgicos respetados, incluidos
muchos que favorecen plenamente la va de la destruccin. Lo que no presagia
nada bueno es que los planes se desarrollan e implementan basndose en
argumentos que se encuentran dentro de la lgica de los valores y la ideologa
dominantes, que ubican a la supervivencia bien por debajo de la "hegemona", el
objetivo principal de los defensores de estos programas, como insisten con
franqueza.
Es probable que en el futuro seamos testigos de guerras por agua, energa y otros
recursos naturales, con consecuencias que podran ser devastadoras. Sin embargo,
en su mayora, las guerras han sido la consecuencia de la imposicin del sistema
del estado-nacin, una formacin social antinatural que suele establecerse por
medios violentos. Esta es una de las principales razones por la cual, durante siglos,
mientras conquistaba la mayor parte del mundo, Europa fue la zona ms salvaje y
brutal del planeta. El origen de la mayora de los conflictos actuales desde la cada
del sistema colonial formal se encuentra en los esfuerzos europeos por imponer
sistemas estatales en los territorios conquistados. La masacre mutua, deporte
favorito de Europa, debi detenerse en 1945, cuando se tom conciencia de que la
prxima vez que se produjera sera tambin la ltima. Otra prediccin que podemos
realizar con plena seguridad es que no habr guerras entre grandes potencias; la
razn es que si la prediccin fuera incorrecta, no habr nadie para corroborarlo.
Adems, el activismo popular dentro de las sociedades ricas y poderosas ha tenido
un efecto civilizador. Como resultado de las movilizaciones populares de protesta,
los "que mueven los hilos" ya no pueden realizar agresiones prolongadas, como
cuando EE.UU. atac Vietnam del Sur hace 40 aos y destruy gran parte del pas.
Entre los muchos efectos civilizadores del fermento de los aos ?60 est la
oposicin general a la agresin y a la masacre a gran escala, reformulada en el
sistema ideolgico dominante como la negativa a aceptar bajas dentro de las
fuerzas armadas ("el sndrome de Vietnam"). Este es el motivo por el cual la
administracin Reagan tuvo que recurrir al terrorismo internacional en lugar de
invadir Centroamrica directamente, segn el modelo Kennedy-Johnson, en su
guerra para derrotar la teologa de la liberacin, como describe orgullosamente su
logro la Escuela de las Amricas. Los mismos cambios explican el informe de
inteligencia de la primera administracin Bush en 1989, advirtiendo que en guerras
contra "enemigos mucho ms dbiles" -el nico tipo que tiene sentido enfrentarEE.UU. debe "derrotarlos de forma terminante y con rapidez" o la campaa perder
el "apoyo poltico", que se sabe escaso. Las guerras, desde entonces, han seguido
este patrn, y la magnitud de las protestas y del disenso ha aumentado a un ritmo
constante. Por lo tanto, existen cambios de una naturaleza mixta.

Cuando los pretextos desaparecen, se deben buscar nuevos pretextos para


controlar a la gran bestia y continuar con las polticas tradicionales adaptadas a las
nuevas circunstancias. Esto ya resultaba evidente 20 aos atrs. Era difcil no
reconocer que el enemigo sovitico se estaba enfrentando a problemas internos y
pronto dejara de ser una amenaza creble. ste fue en parte el motivo por el cual
la administracin Reagan, hace 20 aos, declar que la "guerra contra el
terrorismo" sera el eje de la poltica exterior de EE.UU., especialmente en
Centroamrica y Oriente Medio, las fuentes principales de esa plaga diseminada por
los "depravados oponentes de la civilizacin misma" en un "retorno a la barbarie en
la edad moderna", como explic George Shultz, miembro moderado de la
administracin, quin advirti tambin que la solucin era la violencia y que
deberan evitarse los "medios legistas y utpicos como la mediacin externa, la
Corte Mundial y las Naciones Unidas". No necesitamos detenernos en cmo se luch
en estas dos regiones, y en otros lugares, mediante una red extraordinaria de
estados apoderados y mercenarios; un "eje del mal" si tomamos prestado un
trmino ms actual.
Es interesante notar que en los meses posteriores a la guerra que EE.UU. volvi a
declarar despus del 11 de septiembre, que repite muchos de los mismos
elementos retricos, todo esto se ha hecho desaparecer por completo, incluso el
hecho de que la Corte Mundial y el Consejo de Seguridad hayan condenado a
EE.UU. por terrorismo internacional (vetado) y que ste haya respondido
intensificando el ataque terrorista que se le oblig a detener; o el hecho de que las
mismas personas que estn dirigiendo las misiones diplomticas y militares de la
nueva guerra contra el terrorismo fueran personas clave en la ejecucin de
atrocidades terroristas en Centroamrica y Oriente Medio durante la primer fase de
la guerra. El silencio que cubre estos asuntos es un verdadero homenaje a la
disciplina y a la obediencia de las clases educadas en las sociedades democrticas y
libres.
No est equivocado quien piense que la "guerra contra el terrorismo" servir
nuevamente como pretexto para la intervencin y las atrocidades en los aos por
venir, y no slo a manos de EE.UU.; Chechenia es slo uno entre numerosos
ejemplos. No hay necesidad de pensar demasiado en lo que esto augura para
Latinoamrica; al menos en Brasil, el primer objetivo de la ola de represin que
invadi Latinoamrica despus de que la administracin Kennedy, en una decisin
de importancia histrica, cambi la misin del ejrcito latinoamericano de "defensa
hemisfrica" a "seguridad interior", un eufemismo por terrorismo de estado dirigido
contra la poblacin nacional. Esto contina aun, a gran escala, en especial en
Colombia, que lidera en la dcada del 90 las violaciones a los derechos humanos
dentro del hemisferio, y por lejos es el principal destinatario de armas y
entrenamiento militar estadounidense, segn un patrn coherente documentado
incluso en la bibliografa convencional.
Por supuesto, una vasta literatura se ha concentrado en la "guerra contra el
terrorismo" durante la primera fase en la dcada del ?80 y desde que se volvi a
declarar en los ltimos meses. Una caracterstica interesante de la avalancha de
anlisis, tanto entonces como ahora, es que no se nos explica en qu consiste el
"terrorismo". Lo que se nos dice en su lugar es que sta es una cuestin compleja y
desconcertante. Es curioso, porque existen definiciones concretas en documentos
oficiales de EE.UU. Una definicin sencilla describe el terrorismo como "el uso
deliberado de violencia o de la amenaza de violencia para alcanzar objetivos de
naturaleza poltica, religiosa o ideolgica". sta parece ser bastante apropiada, pero
no puede utilizarse, por dos motivos. El primero es que tambin define la poltica
oficial, llamada "contrainteligencia" o "conflicto de baja intensidad". El otro es que
pone en evidencia todas las respuestas equivocadas, los hechos demasiado obvios

para revisar pero que sin embargo fueron suprimidos con una eficiencia
sorprendente.
El problema de encontrar una definicin de "terrorismo" que excluya los casos ms
notables es realmente complejo y desconcertante. Pero, afortunadamente, existe
una solucin sencilla: definir "terrorismo" como los actos terroristas que los dems
realizan contra nosotros. Al pasar revista a la bibliografa acadmica sobre el
terrorismo, a los medios y las publicaciones intelectuales, uno puede percibir que
casi no existe excepcin a este uso, y que todo alejamiento del mismo provoca una
furia impresionante. Adems, la prctica probablemente sea universal: los
generales en Sudamrica estaban protegiendo a la poblacin del "terror dirigido
desde afuera", de la misma forma en que los japoneses lo hacan en Manchuria y
los nazis en la Europa de la ocupacin. Si existe una excepcin, no la he podido
encontrar.
Volvamos a la nocin de "globalizacin" y a la relacin que establece con la
amenaza de guerra, tal vez de guerra terminal.
La versin de la "globalizacin" diseada por los amos del universo tiene un amplio
apoyo de las elites, lo que no debe sorprendernos, del mismo modo que brindan
apoyo a los denominados "tratados de libre comercio", que el Wall Street Journal ,
ms honestamente, ha llamado "tratados de libre inversin". Se informa muy poco
acerca de estos temas, y simplemente se suprime la informacin crucial; por
ejemplo, despus de una dcada, excepto en fuentes disidentes, todava no se ha
informado sobre la postura del movimiento obrero de EE.UU. ni sobre las
conclusiones a las que lleg la Oficina de Investigacin del Congreso (la Oficina de
Evaluacin de Tecnologas) sobre el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de
Norteamrica). Y el tema no forma parte de la agenda poltica electoral. Hay
buenos motivos. Los amos saben bien que el pblico manifestar su oposicin si
obtiene la informacin. Sin embargo, son francos al tratar entre ellos. Hace un par
de aos, bajo una enorme presin pblica, el Congreso rechaz la legislacin de
"va rpida" que otorga al presidente la autoridad para promulgar acuerdos
econmicos internacionales permitiendo al Congreso votar por "Si" (o,
tericamente, "No") sin debate ni informacin al pblico. Como otros sectores de la
opinin de elite, el Wall Street Journal se mostr consternado por el fracaso del
socavamiento de la democracia. Pero explic el problema: los opositores de estas
medidas estalinistas tienen un "arma fundamental", la poblacin en general, que
por lo tanto debe permanecer a oscuras. Esto es muy importante, especialmente en
las sociedades ms democrticas, donde no se puede sencillamente encarcelar o
asesinar a los disidentes, como sucede en los pases que reciben la mayor parte de
la ayuda militar de EE.UU., como El Salvador, Turqua y Colombia, para enumerar a
los campeones mundiales actuales y recientes (dejando de lado a Israel y Egipto).
Uno podra preguntarse por qu la oposicin pblica a la "globalizacin" ha sido tan
intensa durante tantos aos. Esto parece extrao en una era en que ha llevado a
una prosperidad sin precedentes, segn se nos informa constantemente, en
especial en EE.UU., con su "economa de cuento de hadas". Durante la dcada de
1990, EE.UU. vivi "el crecimiento econmico ms grande de la historia del pas, y
del mundo", escribi Anthony Lewis en el New York Times hace un ao, repitiendo
el estribillo estndar desde el espectro admisible de la extrema izquierda. Se
concede la existencia de imperfecciones: algunos han quedado atrs en el milagro
econmico, y nosotros, las personas de buen corazn, tenemos que hacer algo al
respecto. Las imperfecciones reflejan un dilema profundo y problemtico: el rpido
crecimiento y la prosperidad producidos como consecuencia de la "globalizacin"
trajeron aparejada una desigualdad creciente, ya que algunos carecen de las
habilidades para disfrutar de los maravillosos regalos y oportunidades.

La imagen es tan habitual que es difcil notar lo poco que se parece a la realidad.
Antes del breve boom de finales de los aos 90 (que no compensaron ni mucho
menos el estancamiento o el deterioro previos de la mayora de la poblacin), el
crecimiento per capita durante los "locos aos 90" fue aproximadamente igual al del
resto del mundo industrializado, mucho menor que durante los primeros 25 aos de
posguerra antes de la as llamada "globalizacin" y extremadamente menor que
durante los aos de guerra, el boom econmico ms grande en la historia de
EE.UU. bajo una economa semicontrolada. Cmo puede ser entonces que la
imagen convencional sea tan distinta de los hechos? La respuesta es muy simple:
para un pequeo sector de la sociedad, la dcada del 90 fue realmente un gran
boom econmico. Da la casualidad que este sector incluye a aquellos que dan a los
dems las felices noticias. Y no se los puede acusar de deshonestidad. No tienen
motivo para dudar de lo que dicen. Lo leen constantemente en las publicaciones
para las que escriben, y est de acuerdo con su experiencia personal: es cierto
sobre las personas con las que se renen en las oficinas de las redacciones, los
clubes de las facultades, las conferencias de elite como a la que ahora asisten los
genios y los elegantes restaurantes donde cenan. Es slo que el mundo es distinto.
Echemos un rpido vistazo al asunto desde un punto de vista ms amplio. La
integracin econmica internacional -una de las facetas de la "globalizacin" en su
sentido neutro- aument con rapidez antes de la Primera Guerra Mundial, se detuvo
o disminuy durante el perodo de entreguerras y continu despus de la Segunda
Guerra Mundial, alcanzando ahora los niveles de hace un siglo debido a medidas
negligentes; en detalle, la estructura es ms compleja. Desde cierto punto de vista,
la globalizacin era mayor antes de la Primera Guerra Mundial: un ejemplo es la
"libre circulacin de trabajadores", la base del libre mercado segn Adam Smith,
aunque no de sus admiradores contemporneos. Desde otro punto de vista, la
globalizacin es mucho mayor actualmente: un ejemplo terrible -y no es el nicoes el flujo de capitales especulativos de corto plazo, muy superior a cualquier valor
precedente. La distincin refleja algunas de las caractersticas centrales de la
versin de la globalizacin preferida por los amos del universo: en una medida que
excede toda norma, el capital es prioritario y las personas son incidentales.
La frontera mexicana es un ejemplo interesante. Como la mayora de las fronteras,
es artificial, se trata del resultado de una conquista y ha permitido el flujo en
ambas direcciones por una variedad de motivos socioeconmicos. Clinton la
militariz despus de que se firmara el NAFTA para impedir "la libre circulacin de
trabajadores". Esto fue necesario debido a los efectos anticipados que el NAFTA
tuvo en Mxico: un "milagro econmico" que result ser un desastre para gran
parte de la poblacin, que tena la intencin de escapar. En esos aos, el flujo de
capitales, ya de un alto nivel de libertad, fue acelerado aun ms, junto a lo que se
denomina "comercio", alrededor de 2/3 del cual est administrado hoy por tiranas
privadas, que antes del NAFTA dominaban la mitad del mismo. Denominarlo
"comercio" es slo una decisin de tipo doctrinaria. Hasta donde yo s, nadie ha
analizado los efectos del NAFTA sobre el comercio real.
Una medida ms tcnica de la globalizacin es la convergencia en un mercado
global, con precios y salarios nicos. Esto no ha sucedido en absoluto. En relacin
con los ingresos, al menos, lo contrario est ms cerca de la verdad. Aunque mucho
depende de cmo se lo mida exactamente, hay buenos motivos para creer que la
desigualdad ha aumentado dentro de los pases y entre ellos. Se espera que esto
contine. Los servicios de inteligencia de EE.UU., con la participacin de
especialistas de universidades y del sector privado, dieron a conocer recientemente
un informe sobre las expectativas para el ao 2015. Esperan que la "globalizacin"
contine su curso: "Su evolucin ser inestable y estar marcada por una
volatilidad financiera crnica y una ampliacin de la brecha econmica". Esto
significa menor convergencia, menor globalizacin en el sentido tcnico, pero ms

globalizacin en el sentido doctrinario. La volatilidad financiera implica aun un


menor crecimiento y mayores crisis y pobreza.
Es en este punto que se establece una conexin clara entre la "globalizacin" en el
sentido que le dan los amos del universo y el aumento de las posibilidades de que
ocurra una guerra. Los planificadores militares hacen las mismas proyecciones y
han explicado abiertamente que estas expectativas se basan en la amplia
expansin del podero militar. Incluso antes del 11 de septiembre, el presupuesto
militar de EE.UU. super al de los aliados y los adversarios combinados. Se han
explotado los ataques terroristas para aumentar tremendamente el presupuesto
militar, deleitando a elementos clave de la economa privada. El programa ms
amenazante es la militarizacin del espacio, que tambin se encuentra en proceso
de ampliacin con la excusa de la "lucha contra el terrorismo".
Documentos de la era Clinton explican pblicamente el razonamiento en el que se
basan estos programas. Uno de los motivos principales es la brecha creciente entre
los ricos y los desposedos, que se espera que siga creciendo, en contra de la teora
econmica pero en concordancia con la realidad. Los desposedos -la "gran bestia"
del mundo- pueden provocar trastornos y deben ser controlados en aras de lo que
en la jerga tcnica se denomina "estabilidad", lo que significa subordinacin a los
dictmenes de los amos. Esto requiere de medios de violencia, y habiendo
"asumido, para la defensa del propio inters, la responsabilidad del bienestar del
sistema capitalista mundial", EE.UU. debe llevar la delantera; estoy citando al
historiador diplomtico Gerald Haines, tambin historiador de la CIA, cuando
describa los planes de EE.UU. en la dcada de 1940 en un estudio acadmico. El
dominio aplastante sobre las armas y las fuerzas de destruccin masiva
convencionales no es suficiente. Se debe atravesar la siguiente frontera: la
militarizacin del espacio, que desafa el Tratado sobre el Espacio Exterior de 1967,
cumplido hasta ahora. Al reconocer el propsito, la Asamblea General de la ONU
volvi a ratificar el tratado muchas veces; EE.UU., prcticamente aislado, se neg a
hacerlo. Y Washington ha interrumpido las negociaciones en la Conferencia sobre
Desarme de la ONU acerca de este tema el ltimo ao; se trata de hechos apenas
mencionados, por los motivos de siempre. No es prudente permitir a los ciudadanos
conocer los planes que pueden llevar a su fin el nico experimento de la biologa
con una "inteligencia superior".
Como se ha notado, estos programas benefician a la industria militar, pero no
debemos olvidar que el trmino puede inducir a error. A lo largo de la historia
moderna, y con un incremento enorme despus de la Segunda Guerra Mundial, se
ha utilizado el sistema militar como un instrumento para socializar el costo y el
riesgo mientras se privatizan las ganancias. La "nueva economa" es en gran
medida un producto del sector estatal innovador y dinmico de la economa de
EE.UU. El motivo principal por el cual el gasto pblico en ciencias biolgicas ha
estado aumentando con rapidez es que los miembros inteligentes de la derecha
comprenden que la vanguardia de la economa se basa en estas iniciativas pblicas.
Se ha planificado un aumento impresionante con el pretexto del "bioterrorismo", de
la misma forma en que se enga a la poblacin para que pagara por la nueva
economa con el pretexto de que los rusos estaban llegando. O, despus de que
cay la URSS, debido a la amenaza que representaba la "sofisticacin tecnolgica"
de los pases del tercer mundo, como indic el cambio en la lnea del Partido en los
aos 90, de forma instantnea, sin que a nadie le diera un vuelco el corazn y casi
sin ningn comentario. Este es tambin un motivo por el cual las exenciones a la
seguridad nacional tienen que ser parte de acuerdos econmicos internacionales:
no ayudar a Hait, pero permite a la economa de EE.UU. crecer bajo el principio
tradicional de una dura disciplina de mercado para los pobres y un estado niera
para los ricos. Lo que se denomina "neoliberalismo", aunque no es un trmino
apropiado: la doctrina tiene cientos de aos y escandalizara a los liberales clsicos.

Uno podra argumentar que estos gastos pblicos en muchos casos valieron la
pena. Tal vez, tal vez no. Pero es evidente que los amos teman la opcin
democrtica. Al pblico general se le oculta todo esto, aunque sus participantes lo
comprenden muy bien.
Mediante la militarizacin del espacio con la nocin de la "defensa misilstica", se
disfrazan los planes para cruzar la ltima frontera de la violencia; pero cualquiera
que preste atencin a la historia sabe que cuando omos la palabra "defensa"
tenemos que pensar en "ataque". En este caso, no nos encontramos ante una
excepcin. Se ha declarado con mucha franqueza el objetivo: asegurar el "dominio
global", la "hegemona". Los documentos oficiales hacen hincapi en que el objetivo
es "proteger los intereses y las inversiones de EE.UU." y controlar a los pobres. Hoy
en da, esto requiere del dominio del espacio, de la misma forma que en pocas
anteriores los estados ms poderosos creaban ejrcitos y armadas "para proteger y
ampliar sus intereses comerciales". Se reconoce que estas nuevas iniciativas, en las
que EE.UU. lleva ampliamente la delantera, plantean una amenaza seria a la
supervivencia. Y tambin se reconoce que se podran prevenir mediante tratados
internacionales. Pero como mencion antes, la hegemona es un valor que est por
encima de la supervivencia, un clculo de dudosa moral que ha prevalecido entre
los poderosos a lo largo de la historia. La nica diferencia es que lo que est en
riesgo en este caso es mucho ms importante.
Lo importante es que el esperado xito de la "globalizacin" en el sentido doctrinal
es uno de los principales motivos que se da para justificar la utilizacin del espacio
como arma ofensiva de destruccin masiva instantnea.
Volvamos ahora a la "globalizacin" y al " boom econmico ms grande de la
historia del pas y del mundo" de la dcada del 90.
Desde la II Guerra Mundial, la economa internacional atraves dos fases: la fase de
Bretton Woods, hasta principios de los 70, y el perodo posterior, con el
desmantelamiento del sistema de control de divisas y de movimiento de capital de
Bretton Woods. Es la segunda fase a la que se la denomina "globalizacin" y se
asocia a las polticas neoliberales del "consenso de Washington". Las dos fases son
muy distintas. A la primera se la suele llamar la "era dorada" del capitalismo (de
estado). La segunda fase lleg acompaada por un marcado deterioro en las
medidas macroeconmicas estndar: ndice de crecimiento de la economa,
productividad, inversin de capital, incluso comercio mundial; tasas de inters
mucho ms altas (lo que ha hecho dao a las economas); gran acumulacin de
reservas improductivas para proteger las monedas; mayor volatilidad financiera; y
otras consecuencias nocivas. Hubo excepciones, en particular en los pases del este
asitico, que no siguieron las reglas: no adoraron la "religin" segn la cual "el
mercado tiene la solucin", como describi Joseph Stiglitz en un trabajo de
investigacin publicado por el Banco Mundial poco antes de que fuera designado
economista en jefe, luego destituido (y ganado el Premio Nobel). En cambio, los
peores resultados se obtuvieron en los pases donde se aplicaron las reglas a
rajatabla, como en Amrica Latina, hechos bien conocidos y documentados, entre
otros, por Jos Antonio Ocampo, director de la Comisin Econmica para Amrica
Latina y el Caribe (CEALC) en una conferencia ante la Asociacin Econmica
Americana hace un ao. "La tierra prometida es un espejismo", dijo, el crecimiento
en la dcada del 90 fue mucho menor que el de las tres dcadas de "desarrollo
conducido por el Estado" de la Fase I. Tambin observ que la relacin directa
existente entre seguir las reglas y las consecuencias econmicas nefastas se aplica
a todo el mundo.

Volvamos, entonces, al profundo y problemtico dilema: el rpido crecimiento y la


gran prosperidad que trajo consigo la globalizacin trajo desigualdad porque
algunos carecen de habilidades. No hay dilema aqu, porque el crecimiento y la
prosperidad rpidas son un mito.
Muchos economistas internacionales consideran a la liberalizacin del capital como
un factor importante en los pobres resultados de la fase II. La economa es un
asunto complejo, tan poco comprendido que debemos ser cautelosos con las
conexiones causales. Pero una de las consecuencias de la liberalizacin del capital
es evidente: debilita la democracia. Esto lo comprendieron los artfices de Bretton
Woods: uno de los motivos por el cual los acuerdos se basaron en la regulacin de
capital fue permitir a los gobiernos que desarrollaran polticas sociales
democrticas, que contaban con un enorme apoyo popular. El movimiento libre de
capitales crea lo que ha sido llamado un "Senado virtual" con "derecho a veto"
sobre las decisiones del gobierno, lo que restringe de forma pronunciada las
opciones polticas. Los gobiernos se enfrentan a un "doble electorado": los votantes
por un lado y los especuladores por otro, quienes "a cada instante someten a
plebiscito" las polticas del gobierno (citando un estudio tcnico del sistema
financiero). Incluso en los pases ricos, prevalece el electorado privado.
Otros componentes de la "globalizacin" beneficiosa para los inversores tienen
consecuencias similares. Cada vez ms, las decisiones socioeconmicas llevan a
incomprensibles concentraciones de poder, un rasgo esencial de las "reformas" (un
trmino de propaganda, no tcnico) neoliberales. Es de suponer que se est
planeando la ampliacin del ataque a la democracia sin un debate pblico en las
negociaciones para un Acuerdo General sobre el Comercio en Servicios (GATS). El
trmino "servicios", como sabrn, se refiere a todo lo que forma parte de las
opciones dentro de una escena democrtica: salud, educacin, bienestar, servicios
postales y de comunicacin, agua y otros recursos, etc. No tiene sentido referirse al
traspaso de estos servicios a manos privadas como "comercio", pero el trmino ha
perdido tanto de su sentido que bien puede extenderse a esta farsa.
Las multitudinarias manifestaciones pblicas de protesta en Quebec de abril del ao
pasado en la Cumbre de las Amricas, llevada a cabo por los anormales de Porto
Alegre, estuvieron dirigidas en parte en contra del intento de imponer los principios
del GATS en secreto dentro del plan del Area de Libre Comercio de las Americas
(ALCA). Esas protestas reunieron una gran cantidad de personas, del Norte y del
Sur, que se opuso a los planes ideados por ministros de economa y ejecutivos de
corporaciones a escondidas.
Las protestas recibieron la cobertura a la que estamos acostumbrados: los
anormales arrojan piedras y perturban a los genios que piensan en los grandes
problemas. La invisibilidad de sus verdaderas preocupaciones es digna de mencin.
Por ejemplo, el corresponsal econmico del New York Times Anthony DePalma
escribi que el acuerdo del GATS "no ha generado la controversia pblica que se
produjo [en la OMC] con los intentos de promover la venta de mercadera", incluso
despus de Seattle. De hecho, ha sido una preocupacin principal durante aos.
Como en otros casos, esto no es un caso de engao. El conocimiento que DePalma
tiene de los anormales se limita a lo que deja ver el filtro de los medios, y es una
ley de hierro del periodismo que se debe prohibir el ingreso a las preocupaciones
serias de los activistas para permitir que la atencin se concentre en alguien que
arroja una piedra, tal vez un provocador de la polica.
La importancia de proteger al pblico de la informacin fue revelada de manera
espectacular en la Cumbre de abril. Toda redaccin de EE.UU. tena sobre su
escritorio dos estudios importantes, preparados para su publicacin justo antes de
la Cumbre. Uno era de Human Rights Watch, el otro del Instituto de Poltica

Econmica de Washington; ninguna de las dos organizaciones es particularmente


poco conocida. Ambos estudios investigaban en profundidad los efectos del NAFTA,
que fue aclamado en la cumbre como un gran triunfo y un modelo para el ALCA,
con titulares que anunciaban con bombos y platillos los elogios de George Bush y
otros lderes, todos aceptados como palabra santa. Ambos estudios fueron
ocultados con casi total unanimidad. Es fcil entender el porqu. HRW analiz los
efectos del NAFTA sobre los derechos de los trabajadores, los que, descubri, se
vieron perjudicados en los tres pases participantes. El informe de IPE era ms
exhaustivo: consiste en el anlisis detallado de los efectos del NAFTA en la
poblacin de trabajadores, escrito por especialistas de los tres pases. La conclusin
a la que llegaban es que es uno de los pocos acuerdos que perjudic a la mayora
de la poblacin en todos los pases participantes.
Los efectos sobre Mxico fueron especialmente graves, en particular en el Sur. Los
salarios disminuyeron bruscamente con la imposicin de los programas neoliberales
en la dcada de 1980. Esto continu despus del NAFTA, con una disminucin del
24% en los ingresos de los trabajadores asalariados, y del 40% entre los
autnomos, un efecto amplificado por el rpido incremento de trabajadores no
remunerados. Aunque la inversin extranjera aument, el total de inversiones
disminuy y se transfiri la economa a las manos de multinacionales extranjeras.
El salario mnimo perdi el 50% de su poder adquisitivo. La actividad industrial
disminuy y el desarrollo se estanc o pudo haber retrocedido. Un pequeo sector
se hizo extremadamente rico y los inversores extranjeros prosperaron.
Estos estudios confirman lo que han informado la prensa empresarial y los estudios
acadmicos. El Wall Street Journal inform que, a pesar de que la economa
mexicana creci a fines de los 90 despus de una brusca cada posterior al NAFTA,
los consumidores padecieron una disminucin del 40% en su poder adquisitivo, la
cantidad de personas que viven en extrema pobreza aument con un ritmo que
dobla al crecimiento de la poblacin y que incluso aquellos que trabajan en plantas
de montaje que pertenecen a empresas extranjeras vieron afectado su poder
adquisitivo. El rea de estudios latinoamericanos del Centro Woodrow Wilson
tambin lleg a una conclusin similar y resalt la concentracin de poder
econmico en un pas en el que las pequeas empresas no pueden obtener
financiamiento, el cultivo tradicional despide trabajadores y los sectores de trabajo
intensivo (agricultura, industria ligera) no puede competir internacionalmente con lo
que se llama "la libre empresa" en el sistema doctrinario. La agricultura sufri por
los motivos de siempre: los pequeos agricultores no pueden competir con las
empresas agrcolas de los Estados Unidos que reciben un amplio subsidio, con
efectos similares en todo el mundo.
Crticos del NAFTA, incluida la desaparecida OTA y los estudios del movimiento
obrero, predijeron la mayora de estos efectos. Pero se equivocaban en un aspecto:
la mayora predijo un gran aumento en el crecimiento urbano, ya que cientos de
miles de campesinos fueron echados de las tierras. Esto no sucedi. El motivo,
parece, es que las condiciones de vida en las ciudades estn tan deterioradas que
hubo una enorme fuga incluso desde las ciudades hacia EE.UU. Aquellos que
sobreviven al cruce de fronteras -muchos no lo hacen- trabajan por salarios muy
bajos, sin beneficios, en condiciones deplorables. El efecto es la destruccin de
vidas y comunidades en Mxico y el mejoramiento de la economa de EE.UU., donde
"el consumo de la clase media urbana contina siendo subsidiado por el
empobrecimiento de los trabajadores campesinos, tanto estadounidenses como
mejicanos", seala el estudio del Centro Woodrow Wilson.
Estos son algunos de los costos del NAFTA, y de la globalizacin neoliberal en
general, que los economistas tienden a pasar por alto. Pero incluso al nivel de los
medidores estndar fuertemente ideolgicos, los costos han sido severos.

No se permiti que nada de esto manchara la celebracin del NAFTA y del ALCA en
la cumbre. A menos que entren en contacto con organizaciones activistas, la
mayora de las personas slo conoce estos hechos por su propia vida. Y
cuidadosamente protegidos de la realidad por la Prensa Libre, muchos se creen
fracasados, incapaces de participar en la celebracin del mayor boom econmico de
la historia.
Los datos del pas ms rico del mundo son instructivos, pero no voy a entrar en
detalles. El panorama es similar, con algunas variantes por supuesto, y excepciones
del tipo ya descrito. El panorama es mucho peor cuando nos alejamos de los
medidores econmicos estndar. Uno de los costos es la amenaza a la
supervivencia implcita en el razonamiento de los planificadores militares, ya
tratado. Hay muchos otros. Para tomar uno, la OIT inform acerca de un
crecimiento "epidmico mundial" de los trastornos mentales, por lo general
relacionados con el estrs en el trabajo, con un costo fiscal sustancial en los pases
industrializados. Un factor determinante, concluyen, es la "globalizacin", que trae
aparejada la "desaparicin de la seguridad laboral" que produce tensin y una
mayor carga horaria laboral, en particular en EE.UU. Es este uno de los costos de
la "globalizacin"? Desde un punto de vista, es uno de sus rasgos ms interesantes.
Cuando Alan Greenspan calific el desempeo econmico de EE.UU. como
"extraordinario", hizo particular hincapi en el incremento de la sensacin de
inseguridad laboral, lo que supone una reduccin en los costos para los
empleadores. El Banco Mundial est de acuerdo. Reconoce que "la flexibilizacin del
mercado laboral" ha adquirido "un mal renombre... como si se tratara de un
eufemismo para la poda de salarios y empleados" pero, sin embargo, "es esencial
en todas las regiones del mundo... Las reformas ms importantes suponen
promover la movilidad laboral y la flexibilidad salarial, as como la ruptura del
vnculo entre servicio social y contratos de trabajo".
En pocas palabras, para la ideologa dominante, echar trabajadores, reducir salarios
y disminuir los beneficios son contribuciones cruciales para la salud econmica.
El comercio desregulado trae mayores beneficios a las corporaciones. Gran parte
del "comercio", probablemente la mayora, est administrado desde una sede
central mediante distintos estratagemas: transferencias internas, alianzas
estratgicas y tercerizacin, entre otras. Amplias reas del comercio benefician a
las corporaciones al hacerlas menos responsables ante las comunidades locales y
nacionales. Esto agrava los efectos de los programas neoliberales, que con
frecuencia han reducido el nivel de ingresos laborales. En los Estados Unidos, la
dcada del 90 fue el primer perodo de posguerra en el que la divisin de ingresos
se inclin hacia los dueos del capital, alejndose de los trabajadores. El comercio
tiene una variedad de costos no medidos: energa subvencionada, el agotamiento
de recursos y otros efectos no contabilizados. Tambin trae ventajas, aunque aqu
tambin hay que andar con cuidado. La ms aclamada es que el comercio aumenta
el nivel de especializacin, pero sin aclarar que reduce las posibilidades, incluso la
de modificar la ventaja comparativa, conocida en otros casos como "desarrollo".
Opcin y desarrollo son valores en s mismos: debilitarlos tiene un costo grave. Si
se hubiese obligado a las colonias norteamericanas a aceptar el rgimen de la OMC
hace 200 aos, Nueva Inglaterra estara persiguiendo su ventaja comparativa en la
exportacin de pescado, y seguramente no con la industria textil, que sobrevivi
gracias a aranceles aduaneros exorbitantes para bloquear el ingreso de productos
britnicos (imitando el trato que Gran Bretaa tena con India). Lo mismo sucedi
con el acero y otras industrias hasta el da de hoy, en especial en los aos
proteccionistas de Reagan, incluso dejando de lado el sector estatal de la economa.
Hay mucho para decir acerca de todo esto. Gran parte de la historia se esconde
detrs de mtodos de medicin econmica selectivos, aunque es bien conocido por

historiadores de la economa y la tecnologa.


Como todos los que estn aqu presenten saben, es probable que las reglas de
juego incrementen los efectos perjudiciales para los pobres. Las reglas de la OMC
impiden el funcionamiento de los mecanismos utilizados por todo pas rico para
alcanzar su nivel actual de desarrollo y a la vez proveen un nivel de proteccionismo
sin precedentes para los ricos, incluido el rgimen de patentes que impide la
innovacin y el crecimiento creativos pero s permite a las entidades corporativas
amasar enormes ganancias mediante la fijacin de precios monoplicos, por lo
general desarrollada con un considerable aporte del pblico.
Bajo las versiones contemporneas de los mecanismos tradicionales, la mitad de la
poblacin mundial se encuentra en las manos de un grupo de sndicos y su poltica
econmica administrada por expertos en Washington. Pero la democracia se
encuentra en peligro incluso en los pases ricos, porque las decisiones ya no las
toma el gobierno, que poda ser en parte receptivo a la poblacin, sino tiranas
privadas, que no tienen ese defecto. Eslganes cnicos como "confe en la gente" o
"reduzca el Estado", bajo las actuales circunstancias, no implican un aumento en el
control por parte de la poblacin. Llevan la toma de decisiones de los gobiernos a
otras manos, pero no a la "gente": por lo general, a la gerencia de entes de
existencia jurdica colectivistas, en gran medida sin responsabilidad ante el pblico,
y en los hechos, totalitarias en su estructura interna, tal como los conservadores
acusaban hace un siglo cuando se oponan a "la corporativizacin de EE.UU.".
Los especialistas y las instituciones que realizan encuestas de opinin han
observado desde hace algunos aos que la extensin de la democracia formal en
Latinoamrica ha estado acompaada por una creciente desilusin acerca del
sistema democrtico. Esta "tendencia alarmante" persiste, sealan los analistas, y
hacen hincapi en el vnculo existente entre "problemas econmicos" y "falta de
confianza" en las instituciones democrticas ( Financial Times ). Como seal Atilio
Born hace algunos aos, la nueva ola de democratizacin en Latinoamrica
coincidi con las "reformas" econmicas neoliberales que debilitan a la democracia
real, un fenmeno que se extiende en todo el mundo, a travs de distintas formas.
Incluso en los Estados Unidos. Ha habido mucho clamor pblico acerca de la
"eleccin robada" de noviembre de 2000 y sorpresa ante el hecho de que a la gente
no parece importarle. Los estudios de opinin pblica sugieren posibles motivos,
que revelan que en vsperas de las elecciones, el 75% de la poblacin consideraba
el proceso electoral casi como una farsa: un juego en el que participaban los
contribuyentes financieros, los dirigentes de los partidos y la industria de las
relaciones pblicas, que construy a los candidatos para decir "lo que sea, con tal
de ser elegidos", por lo que era poco lo que uno poda creerles incluso cuando su
mensaje era comprensible. Los ciudadanos no podan identificar la posicin de los
candidatos acerca de la mayora de los temas, no porque fueran estpidos o no lo
intentaran, sino debido a los esfuerzos deliberados de la industria de las relaciones
pblicas. Un proyecto de la Universidad de Harvard que monitorea las actitudes
ante la poltica seal que "la sensacin de impotencia ha alcanzado un pico
alarmante". Ms de la mitad de la poblacin considera que tiene poca o ninguna
influencia en las acciones del gobierno, con un incremento marcado durante el
perodo neoliberal.
Los asuntos econmicos, polticos e intelectuales en los que el pblico discrepa con
las elites se encuentran prcticamente ausentes de la agenda, en especial la poltica
econmica. El mundo de los negocios, no sorprendentemente, se encuentra en su
inmensa mayora a favor de una "globalizacin" guiada por las corporaciones, los
"tratados de libre inversin" llamados "tratados de libre comercio", el NAFTA y el
ALCA, el GATS y otros mecanismos que concentran la riqueza y el poder en manos

que no son responsables ante el pblico. Tampoco debe sorprendernos que la gran
bestia tienda a oponerse, casi por instinto, incluso sin saber los hechos cruciales
que se ocultan con cuidado. Se deduce que estos asuntos no son apropiados para
las campaas polticas y que no salieron a la luz durante las elecciones de
noviembre del 2000. Uno se hubiera visto en aprietos, por ejemplo, para encontrar
un debate sobre la prxima Cumbre de las Amricas y el ALCA, y otros tpicos que
involucran asuntos de primera necesidad para el pblico. Se dirigi a los votantes a
lo que la industria de las RR.PP. llama "cualidades personales" y se evitaron los
"temas". Entre la mitad de la poblacin que vota, ampliamente sesgada hacia los
ricos, aquellos que reconocen que sus intereses de clase se encuentran en juego
votan por esos intereses: en su inmensa mayora, por el ms reaccionario de los
dos partidos de negocios. Pero el pblico general divide su voto de otras maneras,
lo que lleva a un nudo estadstico. Entre los trabajadores, los temas no econmicos
como la propiedad de armas y la "religiosidad" fueron factores fundamentales, de
forma tal que a menudo las personas votaron contra sus propios intereses
principales, en apariencia basndose en la suposicin de que no tenan muchas
opciones.
Lo que queda de la democracia tiene que interpretarse como el derecho a elegir
entre productos. Los lderes de las empresas hace tiempo explicaron su necesidad
de imponer sobre la poblacin una "filosofa de lo intil" y de "falta de objetivos en
la vida" para "concentrar la atencin de los seres humanos en las cosas ms
superficiales en las que consisten gran parte del consumo de moda". Abrumados
por este tipo de propaganda desde la infancia, es posible que las personas lleguen a
aceptar unas vidas sin sentido y subordinadas y a olvidar las ideas ridculas acerca
del control sobre sus propios asuntos. Es posible que dejen su destino librado a los
genios y en el mbito poltico, a las que se denominan a s mismas "minoras
inteligentes" que sirven y administran el poder.
Desde esta perspectiva, ortodoxa entre la opinin de elite, en especial durante el
ltimo siglo, las elecciones de noviembre de 2000 no revelan una falla en la
democracia de EE.UU. sino su triunfo. Y si generalizamos, es justo aclamar el
triunfo de la democracia en todo el hemisferio, y en otros lados, a pesar de que las
poblaciones no lo vean de esa forma.
La lucha para imponer este rgimen tiene muchas formas, pero nunca termina y
nunca terminar mientras el poder real de toma de decisiones permanezca en el
lugar en que se encuentra. Es razonable esperar que los amos aprovechen toda
oportunidad que encuentren -en este momento, el miedo y la angustia de la
poblacin frente a los ataques terroristas, un asunto serio para Occidente ahora
que, con la disponibilidad de nuevas tecnologas, ha perdido prcticamente el
monopolio de la violencia, del que retiene slo un inmenso predominio-.
Pero no hay por qu aceptar estas reglas y aquellos a quienes interese el destino
del mundo y su poblacin seguramente seguirn un camino distinto. Las luchas
populares contra la "globalizacin" de los derechos de los inversores, especialmente
en el Sur, han influido sobre la retrica, y hasta cierto punto en las prcticas, de los
amos del universo, que estn preocupados y a la defensiva. Estos movimientos
populares no tiene precedente en cuanto a su magnitud, amplitud de sus miembros
y solidaridad internacional; estos encuentros son una ilustracin de importancia
crucial. El futuro, en gran medida, est en sus manos. Es difcil exagerar lo que est
en juego.

8 de agosto de 2002

Afirma que si EE.UU. se guiara por sus recomendaciones a la


Argentina tendra que realizar profundas reformas

Entrevista con el intelectual Noam


Chomsky "Amrica latina no es colonia
formal, pero s lo es en trminos
econmicos"
Por Juana Libedinsky
Para LA NACION
CAMBRIDGE, EE.UU.- "El intelectual, hoy, ms importante del planeta." As present
The New York Times a Noam Chomsky en un editorial reciente. Sin embargo, el
legendario filsofo y lingista del Massachussets Institute of Technology (MIT),
autor de libros siempre controvertidos, se irrita cuando uno se lo recuerda.
"A la gente le impresiona esa frase, pero se olvidan de la oracin siguiente, que
deca siendo as, cmo puede ser que tenga opiniones tan erradas sobre la poltica
exterior norteamericana. Era una crtica, no un elogio!", aclara, sin ocultar su
satisfaccin. Porque para Chomsky, ser un "contreras profesional" es parte del
quehacer cotidiano. Especialmente desde que, poco despus del 11 de septiembre,
llam a los Estados Unidos "la principal nacin terrorista" y qued tildado de
apologista del terrorismo islmico.
"No me importan las crticas. Las clases intelectuales siempre se van a comportar
as. Es su rol histrico: apoyar la violencia de Estado y difamar a quienes tratan de
no olvidar del todo las reglas morales ms elementales", dice, en una entrevista
con LA NACION.
Chomsky, de 73 aos y profesor del MIT desde 1955, es alto y desgarbado, viste
jeans arrugados y zapatillas viejas y tiene un ademn de gran timidez que no se
condice con su status de celebridad acadmica.
Nacido en Filadelfia e hijo de inmigrantes rusos, alcanz el doctorado en la
Universidad de Pennsylvania y sobresale como feroz ensayista poltico. Entre otros
libros, es autor de "Secretos, mentiras y democracia" y "Estados canallas" (de
flamante aparicin en la Argentina, editado por Paids), donde formula una
profunda crtica a la poltica exterior norteamericana.
Chomsky se interesa por la Argentina y por la recepcin de sus libros en nuestro
pas. "Claro que a este ltimo quin lo va a poder comprar?", se lamenta. Su
oficina est llena de alumnos que lo tratan como a un dios viviente y de recortes de
diarios donde se hace referencia a su persona. Como el Boston Globe, por ejemplo,
que lo trata de "reflexivamente antinorteamericano".
"Es tan absurdo! En la Argentina, si alguien critica la poltica exterior lo tildan de
antiargentino? Puede ser en la poca de los militares, pero no ahora, salvo por
grupos que todos consideren de extrema derecha. En cambio, aqu cualquiera que
no comparta la lnea oficial automticamente es antinorteamericano , y ni siquiera
se dan las razones para la acusacin. Eso es propio de una cultura totalitaria."
-Despus del 11 de septiembre usted compar el accionar de Ben Laden con el de
los Estados Unidos en el resto del mundo. Muchos interpretaron que sugera que
"se la estaban buscando". Fue as?

-Por supuesto que no, es increble que se haya interpretado as. Lo nico que dije
fue: esto es una atrocidad espantosa. Pero, desafortunadamente, el nmero de
muertos no es inusual, lo nico inusual es la direccin hacia la que apuntaron las
armas. Si algo es un crimen cuando es cometido contra nosotros tambin lo es
cuando nosotros lo cometemos. Y estuve en contra de la accin militar en
Afganistn.
-La violencia nunca puede traer paz?
-S, en la Segunda Guerra Mundial trajo paz. Yo era un nio, pero apoyaba la guerra
y hoy, en retrospectiva, lo sigo haciendo.
-Detrs de todo hay objetivos imperialistas de Estados Unidos?
-No creo que Estados Unidos tenga ms objetivos imperialistas que cualquier otro
pas. Lo que ocurre es que Estados Unidos es tanto ms poderoso, y lo ha sido por
los ltimos 50 aos, que su alcance es incomparablemente mayor.
-Y qu hay del imperialismo econmico?
-Lo mismo se aplica. El Fondo Monetario Internacional es una subsidiaria de la
Secretara de Hacienda norteamericana. Si Estados Unidos se guiara por sus
recomendaciones a pases como la Argentina tendra que estar realizando enormes
reformas estructurales porque su dficit es muy superior al admisible. Algo que
jams har y que ningn pas poderoso hara. Entonces, por qu deberan
aceptarlo los dems? Hasta la titular de la Comisin Econmica para Amrica latina
reconoci que los pases que haban seguido ms de cerca las recomendaciones de
Washington eran a los que peor les haba ido.
-La Argentina tiene otra alternativa?
-Una vez que uno cay en la fosa puede no haber demasiadas alternativas a mano.
Incluso puede ser que uno necesite pedirle ayuda al que le cav la fosa. Pero hay
que ser muy cuidadosos. Los estudiosos de las teoras del desarrollo ms honestos
concuerdan en que no hay remedios mgicos. Pero hay un solo punto claro: slo les
va bien a los pases que logran ingresar en el mercado internacional en sus propios
trminos. Amrica latina no es colonia formal desde el siglo XIX, pero lo es en
trminos econmicos. Volviendo a la Argentina, nada sirve si se permite que los
ricos no paguen impuestos y que salga el capital del pas.
-No cree que slo puede exigirse que no salga el capital del pas si existe algn
nivel de confianza en el gobierno y las instituciones?
-Uno nunca debe confiar en el gobierno ni en las instituciones supranacionales. Lo
nico que hay que hacer es forzar al gobierno a implementar las medidas
impuestas por el pueblo. En una tirana, o con un rey carismtico, se puede hablar
de relaciones de confianza. No en una democracia.
-Hace poco, el Nobel de Economa Joseph Stiglitz dijo que debera hacerse juicios
por mala praxis a los asesores internacionales que dan malos consejos para un
pas, como un paciente puede hacer con un mdico. Coincide?
-No creo que Stiglitz haya querido decir literalmente eso, pero en principio estoy de
acuerdo. La gente debe ser responsable por acciones que afectan a terceros. Pero
la forma en que se lo puede implementar cuando se trata de pases es para discutir.
Hay que tomar en cuenta, tambin, que es muy fcil para los polticos corruptos

intentar lavarse las manos echndole la culpa de todos los males al FMI. Aunque las
acusaciones sean correctas, Amrica latina, y la Argentina en especial, tiene una
serie de problemas internos que si no se abordan no puede existir solucin alguna,
con o sin FMI.
-Usted siempre fue muy crtico de los medios norteamericanos. Cmo abordan a la
Argentina?
-La principal forma es ignorndola, salvo que haya una crisis. Lo mismo se aplica
para el resto de Amrica latina. Y una crisis no significa algo que afecte a la gente
comn, sino a los inversores, a los ricos y poderosos. Por supuesto, el enfoque que
se les da a las noticias en Estados Unidos est diseado pensando exclusivamente
en ellos.

14 de junio de 2002

Entrevista a Chomsky para Lateline


ZNet en Espaol
Traducido por Juan Aballe y revisado por Joana Llins
TONY JONES: Noam Chomsky, en este momento la posicin del presidente Bush en
la crisis de Oriente Prximo evoluciona rpidamente, pero hasta ahora ha habido
seales confusas y contradictorias desde su administracin. Qu cree que ha
estado ocurriendo?
PROFESOR NOAM CHOMSKY, ESCRITOR: La confusin dentro de la administracin
creo que es una confusin sobre los objetivos.
Quiero decir, el ala derecha, la derecha dura est a favor de una escalacin de la
violencia contra los palestinos hasta aplastarlos. Otros estn preocupados por el
impacto en el mundo rabe, que es algo complicado e intentan encontrar polticas
que tengan esto en cuenta.
La situacin est tan deteriorada que es difcil incluso hablar sobre ella. No existe
una simetra en ella. Hay mucha violencia y terror a ambos lados, lo cual es horrible
e injustificable, pero el hecho es que los palestinos han estado bajo una ocupacin
militar durante 35 aos. sta ha sido desde el comienzo violenta, brutal y llena de
racismo, humillacin y destruccin. Ha sido completamente apoyada por EE.UU. de
forma unilateral. La ocupacin incluye la expansin de los asentamientos en los
territorios ocupados. Fue de hecho Barak, en su ltimo ao, quin bati todos los
rcords desde Oslo, siempre apoyado por EE.UU. Simplemente no hay una simetra.
En la escena diplomtica se puede criticar mucho a los estados rabes, de hecho
pocas cosas buenas pueden decirse sobre ellos. Pero la verdad de la cuestin es
que lo que ha estado bloqueando lo que es ahora el plan de Arabia Saudita, es la
oposicin unilateral de EE.UU.-Israel.
Dado lo que Usted est afirmando sobre la ocupacin, cree que los suicidas
palestinos son luchadores por la libertad o terroristas?
Terroristas, en realidad ambas cosas. Estn intentando luchar por la libertad pero
de una forma totalmente inaceptable e inmoral.

Claro que son terroristas, y ha habido terrorismo palestino a lo largo de toda la


ocupacin. Siempre he estado en su contra, como lo estoy ahora. Pero es muy
pequeo comparado con el terrorismo israel apoyado por EE.UU.
Habitualmente la violencia responde a los medios violentos. No es inusual. El terror
de Estado es casi siempre mucho ms extremo que el terror minoritario, y este
caso no es ninguna excepcin.
Si acepta que los suicidas no tienen justificacin, la cuestin pasa a ser si las
vctimas de estos atentados terroristas tienen derecho a tomar cualquier accin que
consideren necesaria para terminar con esto, lo que ha constituido la justificacin
de Ariel Sharon desde el comienzo de su ataque.
Ciertamente est justificado que se defiendan, pero no est justificado que ocupen
a otro pueblo violando abiertamente el derecho internacional con su propio terror y
brutalidad. Eso no es justificable y viene ocurriendo desde hace 35 aos.
Si se alcanza un acuerdo poltico, si se dan pasos hacia un verdadero acuerdo
poltico y EE.UU. e Israel lo aceptan estar justificado que se defiendan a s
mismos. Pero no se puede hablar de autodefensa cuando se lleva a cabo una
ocupacin militar. Esto no justifica los atentados terroristas, pero el concepto de
autodefensa tampoco tiene cabida.
Son de algn modo comparables los atentados suicidas con los del 11 de
septiembre?
De ninguna manera. Al Qaeda no estaba bajo una ocupacin militar
estadounidense. Ellos afirman que s lo estaban, igual que se justifican diciendo que
EE.UU. estaba ocupando Arabia Saudita. Se puede discutir sobre su afirmacin pero
en ningn caso justifica sus actos.
Con respecto a cual sera una respuesta correcta a los atentados terroristas del 11
de Septiembre, eso es otra cuestin. Si queremos hablar sobre ello deberamos
estar dispuestos a establecer ciertos principios. Por ejemplo, un principio elemental
es que si algo es apropiado para nosotros tambin lo es para los dems. Si es
equivocado para el resto, entonces es equivocado para nosotros. Si no aceptamos
este principio no podemos siquiera hablar de lo que est bien y lo que est mal.
As que los que creen que la manera adecuada de responder al 11 de Septiembre
consiste en bombardear afganos, deberan tambin creer que la forma correcta de
responder al terror estadounidense es bombardear Washington. No conozco a nadie
que crea esto. Estoy seguro.
O sea que casi todo lo que se ha discutido sobre esta materia desde el 11 de
Septiembre puede ser refutado ya que no alcanza ni el mnimo nivel moral.
Esto deja abierta la cuestin de cual hubiera sido la respuesta adecuada el
terrorismo de Al Qaeda -y creo que exista una respuesta adecuada- pero no tiene
nada que ver con lo que est ocurriendo en Israel y Palestina.
En el caso de Israel, ocurre precisamente que se realizan comparaciones y as se
justifica la aplicacin de remedios estadounidenses contra el terrorismo, incluyendo
un cambio un rgimen?
El paralelismo es ridculo. Israel ha estado llevando a cabo, ha llevado a cabo
durante 35 aos una ocupacin que desde el comienzo ha sido brutal, violenta y
destructiva. Simplemente no hay comparacin. Ello no justifica los actos terroristas

palestinos ni el terrorismo ms extremo de Israel, que contina, pero simplemente


no se puede hacer la comparacin de ninguna manera razonable.
Podemos ampliar ahora el anlisis hacia los planes de Bush de atacar Irak, que
obviamente se ven muy afectados por lo que est ocurriendo en Oriente Prximo.
Podra una amenaza creble de un ataque terrorista con armas de destruccin
masiva justificar un ataque preventivo contra Irak?
Los ataques preventivos necesitan de una evidencia extremadamente fuerte y es
mucho lo que hay que justificar. No existe nada remotamente parecido a esto.
Es muy difcil tomar en serio a Bush y sus consejeros cuando hablan de las razones
por las que quieren deponer a Saddam Hussein. Saddam Hussein es un monstruo,
de eso no hay duda. Deshacerse de l sera un adelanto para los iraques y para el
mundo pero los consejeros de Bush no se oponen a l por sus crmenes o porque
intente desarrollar armas de destruccin masiva, y todos lo sabemos.
Cuando cometi sus peores crmenes fue con el apoyo del padre de este presidente.
El apoyo continu -tambin por parte de Gran Bretaa- hasta bastante ms tarde.
Era un amigo y aliado fiel.
Ms an, tanto Gran Bretaa como EE.UU. continuaron proveyndole con los
medios para desarrollar armas de destruccin masiva. Era mucho ms peligroso de
lo que lo es ahora.
Es ms, si se fija en la gente a la que EE.UU. intenta reunir para destituirle -como
el general que no puede acudir a la reunin porque est siendo investigado en
Dinamarca por su participacin en una masacre-, muestra esto algn inters por
resolver la situacin de una manera aceptable para el pueblo iraqu?
La cuestin de qu hacer con Saddam Hussein es muy seria, pero no se puede
tomar en serio a estas personas.
Qu tipo de pruebas tendra que aportar? Porque presentar este tipo de pruebas
parece estar fuera del alcance de las agencias internacionales. Al final, no tendran
que terminar confiando en sus propias agencias de inteligencia?
No estn confiando en su inteligencia, estn confiando en sus propias intenciones,
que es algo bastante diferente.
No tenemos ninguna razn para creer que a ningn estado -y menos a uno con el
historial de los EE.UU.- se le deba dar autorizacin alguna para actuar
independientemente de forma violenta y basada en sus grupos de poder. Es
ridculo. No se lo permitimos a nadie ms, por qu a los Estados Unidos?
Qu hay del ataque preventivo sugerido recientemente por un ex-director de la
CIA, dirigido especficamente a instalaciones que creen armas qumicas nucleares o
biolgicas?
En primer lugar no han aportado ninguna evidencia sobre tales instalaciones ni han
indicado que supongan una amenaza o que pretendan atacarlas.
Eso no es a lo que estn apuntando.
A lo que estn apuntando como todos sabemos, no seamos inocentes, es a que Irak
tiene la segunda reserva de petrleo ms grande del mundo. De una forma o de
otra EE.UU. va a intentar volver a hacerse con su control y denegar el acceso a los

adversarios que ya estn dentro, sobre todo Francia y Rusia, y quiz piensen que
ste es un buen pretexto para lograrlo.
Saddam Hussein sigue siendo el mismo monstruo que era cuando EE.UU. y Gran
Bretaa le apoyaban con gusto activamente durante sus peores crmenes en el
perodo en que desarrollaba armas de destruccin masiva. Esto sigue siendo cierto.
Pero no nos dejemos distraer de los verdaderos motivos por las razones que son
usadas como pretexto.
Sin embargo hay una tendencia creciente en las declaraciones de lderes polticos
estadounidenses as como en la prensa y en las declaraciones filtradas por las
agencias de inteligencia, a dar pruebas para al menos convencer al pblico
estadounidense de la necesidad de un ataque a Irak.
No cabe duda de que se estn llevando a cabo grandes esfuerzos para construir
pretextos -yo quitara la palabra pruebas- con los que justificar un ataque contra
Irak para intentar recobrar el control sobre la segunda reserva mundial de petrleo.
Un ataque, quiero decir, liberarse de Saddam Hussein sera un adelanto como he
dicho, pero no es el objetivo.
El objetivo es exactamente el que se ha descrito. Recuerde que justo despus de la
guerra del Golfo, cuando EE.UU. posea el control total sobre la regin, hubo un
levantamiento chita que probablemente hubiera derrocado a Saddam Hussein, slo
que George Bush autoriz a Saddam Hussein a acabar con l utilizando helicpteros
militares y otros medios. Esto fue explicado pblicamente.
Thomas Friedman, que era el corresponsal diplomtico del New York Times, escribi
que fue necesario, porque como explicaba, el mejor de los mundos para EE.UU.
sera una junta militar con mano de hierro que gobernara Irak tal y como lo hizo
Saddam Hussein, en beneficio de los aliados estadounidenses como Turqua, Arabia
Saudita y por supuesto -aunque no lo mencionaba- el jefe en Washington.
Esa fue la actitud cuando EE.UU. permiti a Saddam Hussein aplastar la rebelin
chita. No ha cambiado nada. Si EE.UU. hace algo para recuperar el control en Irak
por la fuerza tiene que mantener esas condiciones.
No puede permitir que surja un rgimen democrtico, ni siquiera una democracia
limitada, porque la mayora de la poblacin es chita y si hay participacin
democrtica lo ms probable es que evolucione hacia una alianza con Irn, o al
menos hacia conexiones con Irn, que seran bloqueadas por EE.UU. Exactamente
por eso EE.UU. intenta ahora organizar a los generales iraques que tomaron parte
en algunas de las peores atrocidades, para que constituyan la junta militar de mano
dura -que sera una junta militar de etnia Sunni- que gobierne Irak igual que lo hizo
Saddam Hussein, como Thomas Friedman describi y de hecho apoy.
Tendremos que dejarlo en este punto, Noam Chomsky. Gracias por tomarse el
tiempo para acompaarnos esta noche.
De acuerdo. Encantado de estar con Ustedes.

10 de junio de 2002

Carta de Noam Chomsky y otros en


solidaridad con los represaliados vascos
La haine
Por nosotros
Declaramos nuestra solidaridad con las vctimas de la tortura y del movimiento
internacional por la finalizacin de esta prctica. Nos satisface estar junto a los 75
ciudadanos vascos que han sido arrestados por razones polticas desde el pasado
setiembre.
Casi todos ellos han denunciado haber sido torturados. La Polica practica
sistemticamente la tortura con los detenidos polticos. La practica porque el
Gobierno espaol la fomenta garantizando impunidad. Podra acabarse con ella si la
judicatura insistiera en el respeto a la ley. Por el contrario, sta colabora en los
crmenes de las torturas encubrindolas. La tortura tambin es posible porque la
legislacin permite a la Polica mantener incomunicados a los detenidos y les
deniega el acceso al asesoramiento legal. La legislacin permite al Go- bierno
transferir las vctimas de la tortura fuera del Pas Vasco bajo la supervisin de
tribunales hostiles. Todo ello lleva a la conclusin de que el Gobierno participa en el
crimen de la tortura.
Pero no cabe echar slo sobre el Gobierno la responsabilidad. El silencio pblico
ayuda a que exista la tortura. La tortura es tan abominable que preferimos no
hablar sobre ella. Pero debemos hacerlo. La existencia de la tortura demuestra la
degeneracin de la democracia en el estado policial. Apoyamos la manifestacin en
apoyo a estas 75 vctimas, porque ellas nos representan a todos. Cualquiera de
nosotros puede ser vctima de la tortura mientras los gobiernos sigan practicndola.
Por lo tanto, es por nosotros mismos que nos unimos a la manifestacin.
Noam Chomsky (profesor, Cambridge MA), The International Action Center (New
York City), Jericho Movement (New York City), Douglas L. Vaughan, Jr. (Natonal
Lawyers Guild, Colorado), Ward Churchill (American Indian Movement of Colorado)
y varias firmas ms.

27 de mayo de 2002
Entrevista especial con el filsofo y lingista Noam Chomsky

La guerra de Buh contra el terror no es


nueva
Alvaro Angarita
Voz
Chomsky analiza la injerencia norteamericana en Colombia, la poltica
estadounidense de certificaciones, el Plan Colombia y el paramilitarismo.
El lingista, filsofo y semilogo Abraham Noam Chomsky, a quien la Universidad
otorg el doctorado honoris causa recientemente, concedi una entrevista especial
al semanario VOZ la cual de manera resumida entregamos a nuestros lectores.

-Colombia atraviesa un conflicto armado de ms de medio siglo. A su juicio, por


qu no se ha podido poner fin a ste y alcanzar la paz?
- No tengo que describirles a ustedes lo que pas en los aos cincuenta. Para esa
poca haba una interferencia externa para subsidiar agricultura desde la
exportacin en Colombia. Por ejemplo, destruyeron la industria del trigo. En los
aos sesenta Colombia fue involucrada en todas las campaas de contrainsurgencia
que estaban aplicndose en toda Amrica Latina. En el ao 62 la administracin
Kennedy tom una decisin muy importante. Cambio la misin de los ejrcitos
latinoamericanos de defensa hemisfrica a seguridad interna. Seguridad interna
quiere decir guerra contra su propia poblacin. Colombia form parte de esta
estrategia y en 1.962 tuvo una misin de las fuerzas especiales. Cambiaron los
procedimientos del Ejrcito colombiano. Lo ms notable de eso, fue que los
militares deban pasar a paramilitares; terror ejecutado por paramilitares contra las
personas aliadas de los comunistas, y eso inclua una gama muy amplia de
personas. Desde esa poca Colombia ha estado integrada a las polticas de
contrainsurgencia y de extraccin de riqueza. Pero los problemas fundamentales de
Colombia son internos. En varios pases latinoamericanos los movimientos
populares, a pesar de haber sido atacados, no han sido desaparecidos como pasa
en Colombia. Brasil ha pesar de haber tenido una dictadura militar brutal, que fue
fundada y creada en los aos sesenta, tiene un movimiento popular muy grande y
fuerte, que ha tenido un gran impacto en la sociedad. En Colombia cualquier
alternativa para cambiar el sistema que est dirigido por los terratenientes y la
oligarqua, ha sido destruida. Por supuesto que la intervencin extranjera juega un
gran rol, pero el problema bsico es interno.
-El gobierno norteamericano se ha convertido en una agencia de certificaciones.
Una de esas certificaciones se le dio a las Fuerzas Armadas de Colombia a pesar de
existir serias denuncias sobre violaciones de derechos humanos, para facilitar a
stas combatir a la insurgencia. Cmo analiza esta situacin?
En el componente de derechos humanos y de certificacin hay algunos cambios.
Todava no han tenido mucho efecto, pero potencialmente son importantes. Por
ahora, no hay nada externo que pare el poder de la fuerza de Estados Unidos, pero
s lo hay a nivel interno. La sociedad norteamericana ha cambiado enormemente en
los ltimos 40 aos. Ahora hay mucha ms resistencia interna al uso de la fuerza y
la agresin. El Congreso de los Estados Unidos bajo presin del pueblo ha puesto
ciertas condiciones a las certificaciones, particularmente en el tema de los derechos
humanos. La Casa Blanca tiene que consultar con las principales organizaciones de
derechos humanos que le presentan un informe detallado de la situacin de
derechos humanos sobre las propuestas, cuando se trata de ayuda militar. Hace
poco lo hicieron y presentaron un informe detallado.
En el caso de Colombia la crtica fue tan fuerte que Clinton no pudo dar la ayuda y
tuvo que expedir una orden presidencial para superar las barreras de derechos
humanos que le haba puesto el Congreso. De todas maneras, la ayuda que Clinton
aprob fue ilegal. Lo que quiere decir que a Bush le va a tocar hacer cualquier otra
trampa para poder hacer real esa ayuda, porque no tiene permiso de hacerlo como
se haca antes.
De hecho, Bush al enviar la ayuda est haciendo esa trampa?
-S, eso es cierto. Pero el hecho de que le toca hacer esas trampas quiere decir que
directamente va ser atacado por los movimientos populares y entonces va a tener
que inventar otros pretextos que le van a ser ms difciles. Le voy a dar un ejemplo
concreto muy reciente: La invasin a Indonesia a Timor Oriental. Fue un genocidio.
Ms la mayora de las atrocidades pasaron en la presencia de Carter. En ese

momento Carter poda hablar de derechos humanos. Pero, no hubo el suficiente


movimiento a nivel interno para prevenir ese genocidio masivo. Para septiembre de
1.999, cuando hubo una enorme cantidad de atrocidades, Estados Unidos y la Gran
Bretaa continuaron apoyando esas atrocidades. Pero los Estados Unidos fueron
obligados a suspender la ayuda a los militares de Indonesia gracias a la presin. En
un laso de 48 horas los militares de Indonesia salieron de Timor Oriental.
-La reciente certificacin de Estados Unidos a los militares colombianos demuestra
entonces que la presin popular interna en Norteamrica no es tan fuerte...
-No lo es todava. Pero va serlo. Es ms duro ahora de lo que fue cuando Clinton.
Porque Clinton tena la autoridad de sobrepasar la decisin del Congreso. Bush no la
tiene. Las interacciones con los movimientos de protesta se van moviendo hacia
delante a travs de educacin y organizacin adentro de los Estados Unidos lo que
pone lmites a esas polticas. Y, a veces las liquidan como ocurri en Timor.
-Si hay algo que est afectando la realidad colombiana es el Plan Colombia. Para el
doctor Chomsky qu es el Plan Colombia y qu persigue?
-Es un paso para asegurar que Colombia forme parte del sistema neoliberal. Elimina
cualquier estado de resistencia o que impida que Colombia pertenezca al sistema
neoliberal. Es algo similar a la guerra en Amrica Central en los aos ochenta.
Miren la literatura de la famosa Escuela de las Amricas, ha entrenado ms
militares colombianos que de ningn otro pas. En este caso, la excusa son las
drogas, pero el objetivo es disminuir cualquier alternativa que implique desarrollo
social y econmico. En otros casos, como Cuba y Guatemala es lo mismo.
-Se ha pasado a un mundo unipolar y hay quienes afirman que a partir del
derribamiento de las Torres gemelas el 11 de septiembre el mundo es otro. Qu
opinin le merece este panorama?
-Cada vez que abrimos un peridico, la reflexin que se hace a nivel universal, es
que el 11 de septiembre cambi el mundo para siempre. Yo no estoy de acuerdo
con eso. Ha creado diferencias, pero las diferencias son bsicamente tcticas. Lo
que ha dado es a los gobiernos de muchos pases la oportunidad para expandir
actividades represivas, con la excusa de la defensa contra el terrorismo. Eso est
pasando alrededor de todo el mundo. Y, lo mismo dentro de los Estados Unidos.
Recordemos que la guerra contra el terror que Bush declar es la segunda guerra
contra el terror. La primera fue declarada hace 20 aos.La guerra contra el terror no
es nueva. Tiene las mismas instituciones, la misma gente y los mismos objetivos de
la primera guerra contra el terror. Se pueden esperar las mismas consecuencias y
las estamos viendo ya en el mundo.
-En su libro El Poder y la Ideologa usted analiza los procesos de intervencin de
Estados Unidos en los pases latinoamericanos y caracteriza la democracia
norteamericana como la defensa de los intereses estadounidenses. De acuerdo a
estos postulados, es posible una intervencin directa de los Estados Unidos en
Colombia?
No, no es posible. Y la razn son las barreras internas en los propios Estados
Unidos. Hace 40 aos hubiera sido posible. Pero ahora se tiene que hacer en otra
forma. De hecho, eso est reconocido por el gobierno estadounidense. Cuando la
primera administracin Bush entr al gobierno en 1.989 hicieron un anlisis de la
inteligencia de la situacin a nivel mundial. Cada administracin nueva que entra lo
hace. Una partecita de ella se filtr a la prensa. Vagamente publicaron dos
palabritas, pero, aunque fue poquitico fue importante porque la gente que la filtr
saba que era importante. Se deca que en caso de confrontacin con el enemigo es

que son mucho ms dbiles y que entonces los Estados Unidos deben ganar en
forma rpida y decisiva, porque en cualquier otra situacin se perdera el apoyo del
pblico. Por supuesto, se sobrentiende que las confrontaciones entonces van a ser
con enemigos mucho ms dbiles. Lo que se entiende es que los Estados Unidos no
tienen potencialmente la misma libertad para actuar como antes. Entonces, de ah
la utilizacin de tcticas como las que estn utilizando en Colombia.
-Ha mencionado el fenmeno del paramilitarismo en los conflictos como un agente
propuesto por Estados Unidos. Cmo interpreta la existencia del paramilitarismo
en Colombia y en los conflictos latinoamericanos?
-El fenmeno del paramilitarismo no es exclusivo de Amrica Latina, es universal.
En Indonesia algunas de las peores atrocidades fueron ejecutadas por milicias que
eran bsicamente paramilitares dirigidos por militares y sobre los cuales los
militares afirmaban no saber nada de eso. En la guerra de los pases balticos
muchas de las atrocidades fueron hechas por los paramilitares. El gobierno de
Servia deca no tener idea de eso pero bsicamente conestaban. Eso es verdad y
esa es toda la historia del imperialismo. La Gran Bretaa manej la India con
soldados hindes los famosos gurkhas por ejemplo. Eran gentes de tribus de las
montaas que fueron entrenados para defender los intereses de la Gran Bretaa en
la India. Es una tctica muy natural, porque permite a sociedades aplicar el terror y
ataca a poblaciones que el gobierno quiere oprimir o eliminar, sin que el gobierno
est obviamente envuelto militarmente. Miremos a Colombia en los ltimos 10 aos
y miren la distribucin de las atrocidades terroristas. Las atrocidades atribudas a
los militares y los paramilitares han estado muy estables, casi el 80 por ciento del
total. Pero hace 10 aos eran casi todas de origen militar. Ahora, los militares bajan
y los paramilitares suben. Pero, generalmente la suma permanece la misma. Las
relaciones y conexiones de paramilitares y militares estoy seguro de que son muy
cercanas. Pero para el gobierno colombiano el efecto en propaganda es mucho
mejor. De manera que pueden preguntarle a Estados Unidos por ayuda y le dicen:
Miren, nosotros no cometemos atrocidades.Miren esos terroristas que s las
hacen!.La reaccin del pueblo de Estados Unidos y el Congreso ha sido la de
decirles: Miren, es la misma cosa!. Pero, es ms difcil de denunciar que cuando los
militares mataban la gente de forma directa, se comprueba a travs de la historia.

27 de mayo de 2002

"Colombia no recibe ayuda de Estados


Unidos, recibe intervencin"
Noam Chomsky
("La Jornada", Mxico DF, 25 de mayo)
Colombia no recibe "ayuda" de Estados Unidos, sino "intervencin", destac el
intelectual estadounidense Noam Chomsky, y expres que en los 10 aos pasados
la nacin andina ha sido la que ms ha tenido apoyo militar y entrenamiento del
pas norteamericano.
Pronostic que Washington no intervendr en Colombia como lo hizo en Vietnam
porque "la poblacin estadounidense ha cambiado mucho, y en ese punto no
tolerara acciones as".
Entrevistado por el peridico El Colombiano, editado en Medelln, Chomsky subray
que Estados Unidos est apoyando en Colombia un sistema de opresin,
dominacin y marginacin de la mayora de la poblacin, como en el resto de
Amrica Latina, "donde las fuerzas sociales no estn desarrolladas, explicando al

pas su papel de 'servicio social' y presumiendo el inters de Colombia para que le


suministren armas, entrenamiento militar, enorme apoyo diplomtico y poder
econmico".
Abund: "Esto, para forzar a Colombia en una forma de integrarse a la economa
mundial", lo cual sera favorable "para los inversionistas estadounidenses y la elite
colombiana, pero desastroso para la poblacin". En la entrevista, el lingstica y
crtico de la poltica exterior del gobierno de George W. Bush, reflexion tambin
sobre el saldo de los atentados del 11 de septiembre y los cambios hacia Amrica
Latina.
"El 11 de septiembre tuvo un impacto interesante en los habitantes, no fue lo que
usted ley en los peridicos -destaca Chomsky en su respuesta a la reportera
Juanita Malagn-. Entre el sector educado de la poblacin, la gente empez muy
patritica, pero eso fue un reflejo automtico, que pasa siempre y que es normal.
La otra porcin de la sociedad reaccion muy diferente. Estados Unidos es un pas
introvertido, la gente no ve al resto del mundo, no sabe dnde est el resto del
mundo, la mayora se mira a s misma."
Para Chomsky, "la opinin popular y la opinin del mando (de Estados Unidos) son
opuestas". Argument que tpicos como el Tratado de Libre Comercio, entre otros,
no son temas de campaa, por lo tanto no son tocados en los medios, destac.
Al analizar el papel de la guerrilla en Colombia, Chomsky opin que sta tena una
posicin social y poltica razonable y bien formada, "que contaba con cierto apoyo
popular, pero su estrategia se fue al piso cuando el conflicto se militariz.
"Un efecto de militarizar el conflicto es que los participantes se convierten en
fuerzas militares y todas son lo mismo, no importa de dnde vengan. Las fuerzas
militares se basan en dominacin y obediencia y no tienen una ideologa social ni
poltica. Esto pasa en cualquier parte, no slo en Colombia." Sobre el llamado Plan
Colombia, dijo que probablemente naci en Washington, pero la razn para que se
aplicara fue el apoyo interno de la nacin andina, "seguramente no de la poblacin
en general, pero s de los poderosos de la sociedad.
"Colombia no est recibiendo ayuda de Estados Unidos, est recibiendo
intervencin. Con esa poltica se ayuda a unos y se hiere a otros. Hay fuerzas
extranjeras que tambin tienen sus intereses en el pas, pero no debe someterse.
Depende de los colombianos disear su propio futuro.

11 de mayo de 2002
"Este gesto de bienvenida, que fue muy bien acogido, ni siquiera llega
a la altura de la Surfrica de hace 40 aos, cuando el rgimen del
apartheid puso en prctica su 'visin' de Estados gobernados por
negros que eran, como mnimo, tan legtimos y viables como la
dependencia neocolonial que EEUU e Israel han venido planeando
para los Territorios Ocupados"

"EEUU permiti una resolucin de NNUU


en la que se hablaba de una 'visin' de un
Estado palestino"

Noam Chomsky
Texto publicado en Red Pepper, mayo de 2002
Traduccin: CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 10 de mayo de 2002
Hace un ao, Baruch Kimmerling, socilogo de la Universidad Hebrea de
Jerusaln, observaba que "nuestros temores se han hecho realidad". Judos y
palestinos "han dado un paso atrs hacia un tribalismo supersticioso. La guerra
aparece como destino inevitable". Una guerra "colonial y llena de maldad". Despus
de la invasin por parte israel de los campamentos de refugiados, su colega Zeev
Sternhell escriba que "en el Israel colonial (...) la vida humana vale muy poco". Los
lderes "ya no se avergenzan a la hora de hablar de la guerra, porque realmente lo
que ocurre es que estn inmersos en una poltica colonial que nos recuerda a la
poca en que la polica blanca tomaba las barriadas pobres de negros en Surfrica
durante la poca del apartheid". Ambos sealaban algo que es obvio: en esta vuelta
al tribalismo, no existe simetra de ningn tipo entre los "grupos tnico-nacionales".
En el centro del conflicto estn unos territorios que durante 35 aos han sufrido una
ocupacin dursima. El conquistador es una potencia militar importante que acta
con el apoyo militar, econmico y diplomtico absoluto del nico superpoder global.
Quienes sufren la ocupacin estn solos y no pueden defenderse; la mayora
apenas sobrevive en campamentos miserables y en la actualidad es vctima de un
terrorismo an ms brutal, un terrorismo que ya conocemos por otras "malvadas
guerras coloniales"; sujetos que ahora ejecutan sus propias y terribles atrocidades
como venganza...
El proceso de Oslo
El "proceso de paz" de Oslo cambi la modalidad de la ocupacin, pero no
transform su concepcin bsica. Poco antes de unirse al gobierno de Euhd Barak,
el historiador Shlomo Ben Ami escriba que "los acuerdos de Oslo se fundamentaron
sobre una base neo-colonial, sobre una vida en la que uno habra de depender del
otro para siempre". Muy pronto, Ben Ami se convirti en el arquitecto de las
propuestas norteamericano-israeles de Camp David en el verano de 2000,
propuestas que respondan al mencionado principio y que fueron muy alabadas en
los medios norteamericanos. La culpa la tuvieron los palestinos y su malvado lder,
por haber fracasado y por la violencia que sigui. Pero, tal y como afirmaba
Kimmerling junto con otros respetados comentaristas, esta postura no es sino un
"fraude". Cierto: Clinton y Barak dieron algunos pasos en la direccin de un arreglo
al estilo bantustn. Justo antes de Camp David, los palestinos de Cisjordania haban
quedado confinados en 200 zonas repartidas discontinuamente, y tanto Clinton
como Barak ofrecieron una mejora de la situacin: consolidar las zonas en tres
cantones bajo control israel, virtualmente separados entre s (y a su vez separados
del cuarto enclave, una pequea zona de Jerusaln Este centro de la vida palestina
y centro de comunicaciones en la regin). En Gaza, el quinto cantn, el resultado
no se vea tan claro; salvo el hecho de que la poblacin permanecera virtualmente
encarcelada. Es comprensible que no encontremos ningn mapa en los medios de
comunicacin de EEUU, ni tampoco detalles de las propuestas.
Nadie puede albergarse ninguna duda de que el papel de EEUU seguir
siendo decisivo. Es por tanto de crucial importancia entender cul es el papel que
ha venido jugando EEUU y cmo se percibe internamente. La versin que nos
ofrecen las "palomas" nos la presentaban los editores del New York Times el pasado
7 de abril al alabar el "novedoso discurso" del Presidente y la "visin emergente"
por l articulada. Un discurso cuyo primer elemento era el de "acabar con el
terrorismo palestino" de manera inmediata. Algo despus se habla de "congelar y
posteriormente desmantelar los asentamientos judos y negociar nuevas fronteras"
para poner fin a la ocupacin y permitir el establecimiento de un Estado palestino.

Si se pone fin al terrorismo palestino, se animar a Israel a que "se tome ms en


serio la histrica oferta hecha por la Liga rabe para una paz y reconocimiento
totales a cambio de una retirada israel completa". Pero antes, los lderes palestinos
deben demostrar que son unos "socios legtimos en la esfera diplomtica".
El mundo real se parece muy poco a este autocomplaciente panorama,
virtualmente copiado de los ochenta, cuando tanto EEUU como Israel buscaban
desesperadamente el modo de eludir las ofertas para negociar y alcanzar un
acuerdo poltico que les lanzaba la OLP, al tiempo que se intentaba mantener la
exigencia de que no habra negociaciones con la OLP, que no habra "otro Estado
palestino" (teniendo en cuenta que Jordania ya era ese Estado palestino), y que "no
habra ningn cambio en el estatus de Judea, Samaria, y Gaza ms all de las
disposiciones bsicas del gobierno israel" (segn el plan de la coalicin PeresShamir de mayo de 1989 que recibi el apoyo de Bush I a travs del Plan Baker de
diciembre de 1989). La prensa norteamericana, como siempre haba hecho con
anterioridad, no public nada de lo anterior, al tiempo que la opinin generalizada
denunciaba a los palestinos por su firme compromiso con el terrorismo y la
amenaza que supona frente a los humanitarios esfuerzos de EEUU y sus aliados.
En el mundo real, la principal barrera que impide que esa visin "emerja"
ha sido y siendo la postura de rechazo constante de parte de EEUU. No hay nada
nuevo en esa "oferta histrica de la Liga rabe". Es una oferta que repite los
trminos esenciales contenidos en la resolucin de enero de 1976 del Consejo de
Seguridad de NNUU y que recibi el apoyo de prcticamente todo el mundo,
incluyendo a los Estados rabes ms importantes, la OLP, Europa, el bloque
sovitico... de hecho, todos los importantes. La resolucin peda un acuerdo poltico
con el establecimiento de fronteras internacionalmente reconocidas "y con los
arreglos necesarios (...) para garantizar (...) la soberana, integridad territorial, e
independencia poltica de todos los Estados de la zona as como su derecho a vivir
en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas". Se trataba de hecho de una
modificacin de la resolucin de NNUU 242 (como era oficialmente interpretada
incluso por EEUU), ampliada hasta el punto de incluir un Estado palestino. Desde
entonces, EEUU ha bloqueado iniciativas similares procedentes de los Estados
rabes, la OLP y Europa, y ha suprimido o negado casi en su totalidad la discusin
pblica de dichas iniciativas.
La postura norteamericana de rechazo se remonta a cinco aos antes,
cuando en febrero de 1971 el presidente egipcio Sadat ofreci a Israel un tratado
de paz total a cambio de una retirada completa israel de territorio egipcio, sin que
se hiciera mencin de los derechos nacionales palestinos ni del destino de los
Territorios Ocupados. El gobierno laborista reconoci en esta propuesta una oferta
de paz sincera, pero la rechaz con la intencin de extender sus asentamientos en
el noreste del Sina. El inicio de la expansin, que adopt una brutalidad extrema,
fue la principal causa que condujo a la guerra de 1973. Israel y EEUU comprendan
que era posible alcanzar la paz segn la poltica oficial norteamericana. Pero tal y
como explic Ezer Weizmann, lder del Partido Laborista y ms tarde Presidente de
Israel, el resultado no habra permitido a Israel "existir con el espritu y las
cualidades que ahora posee". Amos Elon, un ensayista israel, escribi entonces que
Sadat haba causado el "pnico" entre los lderes polticos de Israel al anunciar su
disposicin a "firmar la paz con Israel, respetar su independencia y soberana
dentro de unas fronteras seguras y reconocidas".
Kissinger bloque con xito la iniciativa de paz y logr instituir su
preferencia por una situacin de "ahogar al adversario": nada de negociaciones;
solamente, la fuerza. Igualmente se rechazaron las ofertas de paz jordanas. Desde
entonces, la poltica oficial norteamericana ha cumplido con el consenso
internacional sobre la retirada israel hasta la era Clinton, que en la prctica anul

las resoluciones de NNUU y las estipulaciones del derecho internacional. Pero en la


prctica, la poltica norteamericana ha seguido la lnea marcada por Kissinger:
aceptar las negociaciones solamente cuando no quedase ms remedio (como le
ocurri a Kissinger tras la cuasi-debacle de la guerra de 1973 de la que l fue en
gran parte responsable), y en las condiciones articuladas por Ben Ami.
Los planes para los palestinos seguan las directrices marcadas por Moshe
Dayan, uno de los lderes laboristas que ms compasivos se mostraba con la
situacin palestina. Dayan aconsej al gabinete de gobierno que Israel debera
dejar muy claro a los refugiados lo siguiente: "nosotros no tenemos ninguna
solucin; seguiris viviendo como perros... El que quiera puede marcharse, y ya
veremos adnde conduce este proceso". Retado, Dayan respondi citando a Ben
Gurion, que "dijo que quien enfoque el problema sionista desde postulados morales
no es sionista". Podra haber citado tambin a Chaim Weizmann, que consideraba
que el destino de los "varios cientos de miles de negratas" que habitaban en el
hogar nacional judo era "un problema sin importancia".
No sorprende, entonces, que el principio que ha guiado la ocupacin haya
sido el de la humillacin incesante y degradante, junto con la prctica de la tortura,
el terrorismo, la destruccin de la propiedad, la expulsin y los asentamientos, y la
apropiacin de recursos esenciales, principalmente el agua. Todo ello ha necesitado,
evidentemente, del firme apoyo estadounidense hasta la era Clinton-Barak incluida.
"El gobierno de Barak ha dejado al ejecutivo de Sharon un legado sorprendente",
afirmaba la prensa israel en el momento de la transicin: "la cifra ms elevada de
proyectos de construccin en los territorios desde que Ariel Sharon ocupara el cargo
de Ministro de la Construccin y Asentamientos en 1992, antes de los acuerdos de
Oslo". La financiacin corra a cargo de los contribuyentes norteamericanos,
engaados por cuentos fantsticos sobre las "visiones" y la "magnanimidad" de los
lderes norteamericanos, frustrados por terroristas como Arafat que han perdido
"nuestra confianza" y quizs por algn que otro extremista israel que ha
reaccionado con algn exceso a los crmenes de los primeros.
'Su futuro y su destino, en manos de EEUU'
Edward Walker, responsable para la regin designado por el Departamento
de Estado durante la era Clinton, nos explica sucintamente cmo debe actuar Arafat
para ganarse de nuevo nuestra confianza. El taimado Arafat debe anunciar sin
ningn tipo de ambigedad que pondr "su futuro y su destino en manos de EEUU",
pas que ha liderado la campaa para socavar los derechos palestinos durante ms
de 30 aos. Otros comentaristas ms serios reconocen que la "histrica oferta" no
ha venido sino a retomar el Plan Fahd saud de 1981, plan que, segn se deca
insistentemente entonces, fue socavado por la negativa rabe a aceptar a Israel.
Pero los hechos son, una vez ms, bastante diferentes. El plan de 1981 se vino
abajo por la reaccin israel, que lleg a ser incluso condenada en los principales
medios de comunicacin del pas y calificada de "histrica". Simn Peres avis que
el plan Fahd "amenazaba la propia existencia de Israel". El Presidente Haim Herzog
sealaba acusadoramente a la OLP como la "autora real" del plan Fahd,
denunciando la iniciativa como ms extremista an que la resolucin de enero de
1976 del Consejo de Seguridad que haba sido "preparada" por la OLP cuando el
propio Herzog era Embajador de Israel ante NNUU. Ninguna de estas alegaciones
puede ser cierta (a pesar de que la OLP anunci pblicamente su apoyo a ambas
iniciativas), pero son indicativas del desesperado temor que albergan las palomas
israeles ante un acuerdo poltico, eso s, con el decisivo e incesante apoyo de
EEUU.
El principal problema nos lleva nuevamente a Washington, que de manera
persistente ha apoyado el rechazo israel a cualquier acuerdo poltico sobre las

bases de un amplio consenso internacional, que una vez ms qued puesto de


manifiesto en la "histrica oferta de la Liga rabe":
El terrorismo israel promocionado por EEUU
Las modificaciones que actualmente se producen en la postura de rechazo
de EEUU son de carcter tctico y menor. Una vez puestos en peligro sus planes
para atacar Iraq, EEUU permiti que NNUU aprobase una resolucin exigiendo la
retirada israel de los territorios que haba invadido "sin retraso", es decir, "lo antes
posible", como explic a rengln seguido el actual Secretario de Estado Colin
Powell. El terrorismo palestino tiene que acabarse "de manera inmediata", pero el
terrorismo israel, muchsimo ms extremo y que dura ya 35 aos, puede tomarse
su tiempo. Israel intensific su ofensiva y Powell dijo que "se alegraba de que el
Primer Ministro diga que est acelerando las operaciones". Se sospecha que el
retraso de Powell a la hora de llegar a Israel se deba a que de ese modo las
operaciones podran "acelerarse" an ms. Por razones tcticas, la postura de EEUU
podra volver a cambiar.
EEUU permiti tambin una resolucin de NNUU en la que se hablaba de
una "visin" de un Estado palestino. Este gesto de bienvenida, que fue muy bien
acogido, ni siquiera le llega a la altura a la Surfrica de hace 40 aos, cuando el
rgimen del apartheid puso en prctica su "visin" de Estados gobernados por
negros que eran, como mnimo, tan legtimos y viables como la dependencia
neocolonial que EEUU e Israel han venido planeando para los TTOO.
Entretanto, EEUU sigue "promocionando el terror", por retomar las palabras
del Presidente, proporcionando a Israel los medios para proseguir con el terror y la
destruccin, incluido un nuevo cargamento de helicpteros recin sacados del
arsenal de EEUU, segn informaba Robert Fisk en The Independent el 7 de abril. Es
una reaccin normal ante las atrocidades perpetradas por un rgimen clientelar. Por
citar tan slo un ejemplo, en los primeros das de la actual Intifada, Israel utiliz
helicpteros estadounidenses para atacar objetivos civiles, asesinando a 10
palestinos e hiriendo a 35, accin que es difcil calificar de "autodefensa". Clinton
respondi con un acuerdo para la "mayor compra de helicpteros militares por
parte del Ejrcito israel en esta dcada" (Haaretz, 3 de octubre de 2001), junto
con la compra de componentes de helicpteros Apache. La prensa ayud al negarse
a informar sobre estas cuestiones. Algunas semanas ms tarde, Israel empez a
utilizar estos helicpteros en los asesinatos selectivos. Una de las primeras medidas
adoptadas por la Administracin Bush fue enviar helicpteros Apache Longbow, los
ms mortferos que existen. Medidas que recibieron algunas lneas de atencin
marginales en las noticias de la seccin de economa.
El compromiso de Washington con la "promocin del terror" qued ilustrado
nuevamente en septiembre, cuando vet una resolucin del Consejo de Seguridad
que exiga la puesta en prctica del Plan Mitchell y el envo de observadores
internacionales que certificasen la reduccin de la violencia (reconocido por
consenso general como el medio ms eficaz, con la oposicin de Israel y el bloqueo
regular de Washington). El veto se produjo en un periodo de calma que haba
durado 21 das claro que fue un periodo calma en el que solamente fue asesinado
un soldado israel... junto con 21 palestinos, incluyendo 11 menores, y en el que se
produjeron 16 incursiones israeles en reas bajo control palestino (Graham Usher,
Middle East International, 25 de enero de 2002). Diez das antes, EEUU boicote (y
por tanto hizo fracasar) una conferencia internacional en Ginebra que nuevamente
concluy que la Cuarta Convencin de Ginebra es aplicable en los Territorios
Ocupados. De manera que prcticamente todas las acciones de EEUU e Israel en los
mismos constituyen una "violacin grave" de la convencin; en trminos ms
simples, hablamos de "crmenes de guerra". La conferencia declar, de manera

especfica, que los asentamientos israeles financiados por EEUU son ilegales, y
conden la prctica de los "asesinatos, torturas, deportaciones ilegales, privacin de
derechos elementales y del derecho a juicio, la destruccin masiva y robo de
propiedades... que se llevan a cabo de manera ilegal y desenfrenada". Como pas
firmante de la convencin, EEUU tiene la obligacin en virtud de su compromiso
solemne de perseguir a los responsables de estos crmenes, incluyendo a sus
propios lderes. Pero de todo esto no se dice nada.
Oficialmente, EEUU no ha retirado su reconocimiento sobre la aplicabilidad
de las Convenciones de Ginebra en los Territorios Ocupados, ni tampoco ha dejado
de referirse a las violaciones israeles como las de un "poder ocupante" (tal y como,
por ejemplo, afirm George Bush I cuando era embajador ante NNUU). En octubre
de 2000, el Consejo de Seguridad de NNUU reafirm el consenso existente sobre la
cuestin, "exigiendo a Israel, como potencia ocupante, que cumpla
escrupulosamente con sus obligaciones legales segn lo dispuesto en la Cuarta
Convencin de Ginebra". La resolucin fue aprobada por 14 votos a 0. Clinton se
abstuvo, supuestamente porque no quera vetar uno de los principios bsicos del
derecho humanitario internacional, especialmente si se tienen en cuenta las
circunstancias en que se aprobaron: el objetivo era tratar como crmenes en el
sentido formal del trmino las atrocidades perpetradas por los Nazis. Pero todo esto
se fue, una vez ms, por el sumidero de la amnesia... una contribucin ms a la
"promocin del terror".
Hasta que no se puedan discutir todas estas cuestiones y se comprendan
las implicaciones de las mismas, no tiene ningn sentido pedir que "EEUU se
comprometa con el proceso de paz", y las perspectivas de que puedan adoptarse
acciones constructivas seguirn siendo bastante negras.

29 de abril de 2002

Michael Albert entrevista a Noam Chomsky

Extendiendo el dominio de EE.UU. por


todos los medios posibles
Noam Chomsky y Michael Albert
Origen: ZNet
Traducido por Manuel Talens y revisado por Germn Leyens
Descripcin: Una lcida entrevista en la que el clebre semitico ofrece su anlisis
despiadado de la superchera que se ha dado en llamar "guerra contra el
terrorismo".

MICHAEL ALBERT: Por qu cree usted que Estados Unidos se lanz a una guerra
en vez de seguir el camino del Tribunal Internacional o los canales de las Naciones
Unidas, o incluso de examinar la oferta que hicieron los talibanes de extraditar a
Ben Laden?

NOAM CHOMSKY: En el mbito legal y en otros crculos intelectuales se sigue


debatiendo sobre si las acciones llevadas a cabo por EE.UU. han sido autorizadas
por las ambiguas resoluciones del Consejo de Seguridad. En mi opinin, se trata de

una prdida absoluta de tiempo. EE.UU. poda obtener una clara autorizacin del
Consejo de Seguridad para cualquier cosa que hubiera deseado y, desde luego, no
por su bella cara: Rusia est ansiosa por que la acepten en la "coalicin contra el
terror" para poder recibir apoyo estadounidense por su atroz terrorismo de Estado
en Chechenia; los chinos tienen las mismas preocupaciones con respecto a su
represin de los "separatistas" en el Oeste de ese pas; Inglaterra se pliega de
manera refleja y Francia posee una herencia lo bastante colonial como para no
plantear problemas. De manera ms general, los Estados represores y violentos del
mundo ven aqu una oportunidad de obtener el apoyo del poder hegemnico a sus
atrocidades terroristas y, por lo tanto, no han tenido inconveniente alguno en unirse
a la "guerra contra el terror".

Pero EE.UU. se neg claramente a obtener la autorizacin del Consejo de


Seguridad, de la misma manera que se neg a indagar la posibilidad quiz real- de
extraditar a Ben Laden y a sus compinches.

Es fcil de comprender. Cuando un capo mafioso quiere cobrar dinero a cambio de


proteccin, no solicita antes permiso a los tribunales, incluso si sabe que lo va a
obtener, pues al hacerlo estara indicando que existe una autoridad a la que debe
plegarse y se es un principio inaceptable. Al contrario, para que la gente se sienta
intimidada, EE.UU. sabe que ha de dejar claro que no tiene a nadie por encima. As
funcionan los asuntos internacionales. Existe incluso un trmino que define tal
actitud: hay que mantener la "credibilidad". sa fue la razn oficial que dieron
Clinton, Blair y otros cuando los bombardeos de Serbia y que ha sido invocada en
otras muchas oportunidades. Una de las tareas de los intelectuales consiste en
encontrar motivos ms elevados, pero las razones oficiales son a menudo bastante
francas y realistas: lo importante es dejar claro quin es el que manda.

Los dirigentes de EE.UU. no dudan en absoluto, tanto de palabra como en la


prctica, en utilizar unilateralmente el poder militar para defender sus intereses, tal
como repiti a menudo la Administracin Clinton, hacindose eco de
administraciones precedentes. Es una postura muy natural entre quienes poseen un
poder desmesurado y estn convencidos por el momento con toda la razn de que
pueden utilizarlo con impunidad.

Si una parte de la poltica estadounidense consiste en quebrantar las leyes


internacionales, acaso no mantiene eso la reputacin de EE.UU. como promotor de
violencia internacional?

A m me parece que quebrantar las leyes internacionales y mantener la credibilidad


son dos cosas que van de la mano. Por razones similares, en su principal estudio
sobre la "disuasin posterior a la guerra fra", el Estado Mayor estratgico de
Clinton seal que "no es bueno que parezcamos demasiado racionales y fros... Un
aspecto de la imagen nacional que proyectamos debera de ser que EE.UU. pueda
reaccionar de manera irracional y vengativa si se atacan sus intereses vitales".
Resulta "til" para nuestra posicin estratgica si "algunos elementos parecen

capaces de perder el control". La poltica actual concuerda bastante bien con los
preceptos de los documentos internos y resulta fcil rastrear la historia anterior, no
slo en EE.UU., por supuesto, porque hay muchos precedentes. Se trata de unos
atributos muy naturales del poder desmesurado.

Una "guerra contra el terrorismo" es muy til, como lo fue la guerra fra, para los
presupuestos militares, la distribucin interna de la riqueza, la justificacin de leyes
represivas y la racionalizacin de la violencia contra los disidentes de todo el
mundo. Estamos bombardeando en parte para poder obtener mayores beneficios,
tanto interiores como internacionales, de una guerra contra el terrorismo?

sa es una alegacin razonable. El Wall Street Journal subray de forma precisa


que los programas armamentistas se han hecho "inmunes" a los recortes
presupuestarios. Antes del 11 de septiembre EE.UU. ya dedicaba ms dinero que
los 15 pases que le van a la zaga en "defensa" -lo que quiere decir "ofensa"- y,
desde entonces, la diferencia ha aumentado. De manera particularmente cruda y
vulgar, la administracin ha explotado el miedo y la angustia de la poblacin para
imponer una amplia panoplia de medidas difciles de tragar, que en otras
circunstancias se hubieran enfrentado a la oposicin popular y que van desde la
baja de impuestos corporativos a la aprobacin de negociaciones de tipo estalinista
("negociaciones para la mejora del comercio", lo que antes se llamaba "va rpida"),
pasando por la propuesta de tribunales militares y otras medidas para reforzar la
autoridad del muy poderoso Estado que tanto gusta a los "conservadores". No es
nada sorprendente: todos lo hemos estado advirtiendo, de manera muy explcita,
desde poco despus del 11 de septiembre.

Pero le repito que es natural. Esta gente tratara de explotar un terremoto con fines
parecidos. Los sistemas de poder siempre buscan extender su dominio y su control
por todos los medios posibles. En la lucha de clases o en otros enfrentamientos
entre un poder concentrado y la poblacin general, uno de los lados persigue sus
fines sin descanso, utilizando todas las herramientas a su alcance -apelaciones al
"patriotismo", diatribas histricas contra quienes no siguen las consignas, etc.- para
reducir a sus oponentes a la pasividad y a la sumisin. Por qu habra que esperar
algo diferente? Bien es verdad que dentro de la actual administracin hay un
individuo bastante inusual en sus planteamientos casi fascistas y que ahora posee
una influencia considerable, pero eso no es ms que una cuestin de grado. Por
supuesto, tenemos toda la razn del mundo para oponernos a esas tentativas y
negarnos a ser intimidados y silenciados, como siempre. Y existen muchas
oportunidades. La opinin general, me parece a m, es mucho menos
uniformemente patriotera de lo que uno podra deducir observando a las elites, que
-lo repito: de manera muy natural y con multitud de precedentes histricosquieren domar a la "gran bestia", por parafrasear el trmino con que Alexander
Hamilton denominaba al siempre peligroso pblico.

Hblenos del petrleo. Dados nuestros argumentos sobre la importancia del


petrleo para la poltica de EE.UU. en la regin, por qu niega usted que el
petrleo sea un factor central de esta guerra?

El petrleo suele ser el teln de fondo de todas las acciones que se toman en esa
parte del mundo. La regin del Golfo posee, con mucho, las mayores reservas y las
ms fciles de explotar. El Asia Central es tambin importante en potencia, pero no
en la misma escala. Sin embargo, esos factores son estables: no cambiaron con el
11 de septiembre. Con respecto al oleoducto a travs de Afganistn, sin duda
existen intereses, pero se trata de un asunto secundario. Es mucho ms
significativo el control estadounidense sobre las fuentes primarias de energa, con
el papel de Iraq por el momento en suspenso, si bien es seguro que algn da ser
muy importante, porque slo le gana en reservas conocidas la Arabia Saudita. Y las
relaciones de EE.UU. con la Arabia Saudita y los Emiratos se han visto afectadas por
la guerra en Afganistn. Incluso los elementos ms pro estadounidenses por
ejemplo, Qatar, que acaba de albergar la Conferencia del Comercio Mundial- se han
negado a apoyar la guerra de EE.UU. y la poblacin general parece serles bastante
hostil, lo cual es bastante visible en los pases ms libres. Por esas razones, parece
poco probable que el petrleo sea un factor motivador de importancia.

En sentido contrario, por qu EE.UU. sigue polticas que pueden poner en peligro
tanto su acceso al petrleo como la geopoltica de ste, tales como arriesgarse a
que se incremente la disidencia interna en el rgimen saudita?

sa es una pregunta muy sagaz. Como no tenemos acceso a documentos internos,


slo podemos teorizar. Pero parece que las fuerzas dominantes en la administracin
confan en que su control absoluto de la violencia bastar para mantener las cosas
bajo control. Esto es tambin lo que sugiere el enorme incremento del presupuesto
militar, en especial la militarizacin de los programas del espacio, enmascarados
como "defensa antimisiles" y descritos con bastante franqueza y sin tapujos como
destinados a crear una capacidad militar ofensiva sin precedentes, que pueda ser
utilizada para intimidar y subyugar al nmero cada vez mayor de desheredados
producidos por el proceso de globalizacin corporativa, as como para proteger los
intereses comerciales y las inversiones, de la misma manera que hacan las flotas
de barcos en pocas anteriores. No hay ningn secreto en esto. Si no est en las
primeras pginas de los peridicos, como debera de estar, se debe a que las
instituciones doctrinarias no lo desean.

Si pasamos ahora de las causas a los efectos, algunos informes han sealado
durante las ltimas semanas que unos 7,5 millones de afganos corren el peligro de
morirse de hambre si se interrumpe el flujo de las ayudas urgentes que les llegan.
Se trata acaso de exageraciones de las organizaciones humanitarias o estamos en
presencia de lo que podra convertirse en una de las mayores violaciones de los
derechos humanos de los ltimos cien aos? Qu se puede hacer para evitarlo?

Los envos ms desesperadamente necesarios han sido interrumpidos o cancelados


durante los ltimos tres meses, en un momento crucial, justo antes del comienzo
del crudo invierno, que impide seriamente la distribucin de ayudas. Los informes
relativos a las condiciones entre los refugiados en especial en la prensa britnica y
en otros medios extranjeros son devastadores. Hasta dnde llega esto no se sabe,

pero si el precedente de la historia sirve para algo, nunca lo sabremos. Entre


quienes controlan el poder existe dos importantes principios operativos con
respecto a estos asuntos:

(1) Los crmenes de los enemigos oficiales deben ser investigados con
minuciosidad, de acuerdo con el principio (muy razonable) de que no se debe incluir
solamente a quienes fueron literalmente asesinados, sino tambin al nmero mucho
mayor de personas que mueren como consecuencia de las polticas escogidas.

(2) Dicha tctica debe ser escrupulosamente evitada en el caso de nuestros propios
crmenes y responsabilidades.

La aplicacin de estos principios guas est muy bien documentada hasta el


presente, a veces de forma especialmente trgica. Para mencionar solamente uno
de los innumerables ejemplos, si los 80,000 kosovares que haban sido expulsados
violentamente de sus hogares hubieran estado pudrindose en campos de
concentracin de Serbia, lo hubiramos sabido, de hecho, nos hubiramos
implicado en la guerra. Pero este problema no existe si se trata de campos de
concentracin en Timor Oriental o en Indonesia, porque la responsabilidad apunta
en lnea recta hacia Washington y Londres. Kosovo herva de investigadores
forenses que buscaban desenterrar cualquier rastro de pruebas criminales del
enemigo oficial. A pesar de las peticiones de las Naciones Unidas, de las
organizaciones humanitarias, de los timoreses y de otros, no hubo investigadores
forenses en Timor Oriental, y eso a pesar de que los crmenes cometidos all al
mismo tiempo fueron mucho ms graves, de acuerdo con cualquier comparacin
racional o moral. Resulta deprimentemente fcil aadir ms ejemplos.

Tampoco debemos olvidar que las personas no se mueren de hambre y de


exposicin al fro en un momento, no es como si a uno le vuelan la cabeza. Pueden
sobrevivir durante largo tiempo comiendo hierba o races. Sus nios desnutridos
pueden morir de enfermedades, pero no resulta fcil identificar la causa exacta. Por
tales razones, todo consiste en no hacer caso de los propios crmenes y en hacer
todos los esfuerzos posibles por sealar los de los enemigos oficiales.

Qu es lo que puede hacer la gente? Lo primero sera ejercer el mximo de


presin sobre el gobierno para que enve -en realidad para que permita que se
enve- ayuda humanitaria masiva, que llegue al mayor nmero posible de personas
en peligro. Lo segundo sera tratar de comprender y divulgar los factores
escondidos que han llevado a esta situacin, aunque slo sea para reducir las
posibilidades de que se repita de nuevo.

Si ya ha destruido ampliamente lo que quedaba de Afganistn y ha instalado a la


Alianza del Norte, que antes todo el mundo consideraba infame, por qu EE.UU.
todava obstruye el flujo de alimentos hacia los famlicos ciudadanos afganos?

Dudo que est literalmente obstruyendo" el flujo. Lo ms probable es que considere


que el asunto no tiene importancia. He de aadir que entre todas las cosas que he
dicho y escrito sobre este asunto durante los ltimos meses, hubo un comentario
mo informal que fue mal citado y que ahora deseo aclarar: se me atribuy haber
afirmado que EE.UU. estaba "tratando" de crear una catstrofe humanitaria. Esto
sera atribuir demasiada humanidad a los planificadores estadounidenses y al coro
que canta sus bondades. Si voy andando y piso una hormiga, sera incorrecto decir
que "trat" de matarla; lo correcto consiste en decir que consider dicha
posibilidades tan insignificante que no le prest atencin. Lo mismo se puede decir
en este caso. Simplemente no importa, en particular cuando los planificadores
estn lo bastante seguros de que las consecuencias no sern publicadas o
investigadas con seriedad, si es que el pasado sirve de ejemplo.

Es probable un ataque contra Iraq o lo es ms contra otros objetivos, como


Somalia, Sudn, etc.?

La utilizacin de un poder colosal contra enemigos indefensos tiene un efecto


negativo sobre la gente; es demasiado fcil encontrar referentes histricos. En mi
opinin, el xito militar era predecible por razones que ya discutimos hace meses y
que estn publicadas; lo que me sorprendi fue que los talibanes resistieran
durante tanto tiempo bajo bombardeos increbles. Resulta interesante, y ominoso,
comprobar de qu manera el xito del uso de la fuerza desproporcionada ha sido
considerado como una justificacin de dicha fuerza, lo cual tampoco es nuevo.

En la administracin, y tambin entre los comentaristas de elite, hay individuos ms


que dispuestos a aprovechar cualquier oportunidad para atacar a otros, siempre
que estn indefensos y que el ataque pueda ser llevado a cabo desde lejos y con
impunidad. Los gobiernos europeos han tratado de frenar dichos impulsos, y buena
parte del mundo les teme (con toda la razn). Lo que suceda depender en gran
medida del clima interior y, para aquellos que se oponen a nuevos ejercicios de
violencia, la tarea consiste en la accin, no en teorizar, que como mucho es algo
banal, debido a la complejidad de los factores implicados.

De la misma manera que el 11 de septiembre fue un regalo para la agenda poltica


de Bush y compaa, acaso los recientes ataques terroristas en Israel no le han
servido al gobierno israel para incrementar sus ataques contra los palestinos?
Cmo explica usted las bombas terroristas? Qu se puede hacer para tratar de
limitar y voltear la horrible trayectoria que se est desplegando en Israel?

En todo el mundo, los Estados represores lo cual equivale a decir los Estados se han
dado cuenta de que ellos tambin tienen la oportunidad de incrementar la represin
y el terror bajo la rbrica de guerra contra el terrorismo. Israel no es una
excepcin, tal como hemos observado desde el 11 de septiembre. El terrorismo de
la poblacin hunde sus races en la desesperacin, pero explicarlo no es justificarlo.
Aparte de ser horribles, esos actos terroristas son al mismo tiempo un regalo que
se les hace a los elementos ms duros y brutales del poder de ocupacin y de sus
aliados estadounidenses. Tiene usted razn en lo relativo a la horrible trayectoria,
que se est convirtiendo en una guerra tribal con efectos devastadores para ambas
sociedades. Dicho lo cual, est claro que no debemos olvidar la enorme asimetra
de poder y de capacidad. No son los palestinos quienes ocupan Israel de manera
dura y brutal desde hace 35 aos, con la ayuda decisiva de EE.UU.

Hay mucho que podemos hacer. Cuando leemos sobre los asesinatos polticos y de
civiles perpetrados por los helicpteros israeles, debemos comprender, al igual que
las vctimas, que son helicpteros estadounidenses con pilotos israeles,
proporcionados a sabiendas de que seran utilizados de esa manera. Para darle un
ejemplo, considere la Cuarta Convencin de Ginebra, establecida inmediatamente
despus de la Segunda Guerra Mundial para criminalizar las atrocidades de los
nazis. EE.UU. se encuentra entre los primeros signatarios obligados por las
solemnes disposiciones del tratado a hacer que se respete la Convencin. Aparte de
EE.UU. y de Israel, el mundo ha repetido con insistencia que la Convencin se
aplica a los territorios que Israel ocupa con el apoyo de EE.UU. La misma conclusin
ha sido enunciada por el Comit Internacional de la Cruz Roja, que tiene la
responsabilidad de velar por la aplicacin de la Convencin. El gobierno de Suiza es
la autoridad estatal responsable y, en tal capacidad, organiz una conferencia sobre
este asunto el pasado 5 de diciembre. La conferencia fue boicoteada por EE.UU.,
Israel y -lo que resulta ms sorprendente- Australia, bajo la presin
estadounidense, segn la prensa australiana. El informe de la conferencia en el
Financial Times de Londres se iniciaba as: "Los 15 estados miembros de la Unin
Europea aprobaron ayer una declaracin sin precedentes que reafirma la ilegalidad
de las implantaciones judas en los territorios ocupados y apela a Israel para que
respete las leyes humanitarias internacionales". Una bsqueda exhaustiva en la
base de datos llevada cabo al da siguiente no encontr informe alguno en los
medios de comunicacin estadounidenses (gracias a David Peterson). Slo de
manera ocasional uno puede encontrar algn artculo hacindose eco de que "los
palestinos reclaman" que las Convenciones se apliquen a los territorios ocupados.
Los hechos reales slo pueden ser desenterrados si uno se aleja de los medios de
comunicacin ms importantes, lo cual nos muestra la amplia variedad de acciones
que podemos y debemos llevar a cabo.

En tales situaciones suele suceder que cada uno de los oponentes se centra en los
crmenes del otro y las acusaciones suelen ser correctas. Lo que se puede hacer
desde fuera, siempre que sea posible, es tratar de que cada una de las partes
reconozca la justicia de las acusaciones de su adversario; sta es la condicin
previa para invertir la escalada del ciclo de violencia. Por supuesto, no existe la
menor simetra en este caso y aqu no vemos las cosas desde fuera, dado el papel
fundamental y decisivo que tiene EE.UU. en la implementacin de unos crmenes
que, de nuevo, fueron condenados en la nunca publicada declaracin del 5 de
diciembre.

Los medios han celebrado de manera masiva el vdeo en que Ben Laden se refera
al 11 de septiembre. Los comentaristas afirman que esta cinta legitima de algn
modo el bombardeo de Afganistn, como si el descubrir que el linchamiento de un
criminal, que al mismo tiempo se llev por delante a muchos mirones de manera
"colateral", estuviera legitimado al descubrir que el criminal era culpable, ms o
menos como se deca. Otros afirman que el vdeo es falso.

Yo creo que la cinta es autntica y que aade alguna fuerza a la suposicin de que
la organizacin de Ben Laden estaba directamente implicada en los ataques
terroristas del 11 de septiembre, pero deja sin respuesta la cuestin (no muy
importante) de si fue l quien dirigi en persona tales ataques.

Segn lo que ha sido publicado, el 9 de noviembre, dos meses despus de los


ataques, Ben Laden aprob de nuevo de manera firme las atrocidades y se jact
ante un jeque saudita de que haba estado al tanto de ellos antes de que
ocurriesen, ya que era responsable de su organizacin. No sabemos si esto es
cierto, de la misma manera que tampoco sabemos si lo fue que Brzezinski
fanfarroneara de haber hecho que los rusos cayeran en la "trampa afgana" en
diciembre de 1979, con las terribles consecuencias que aquello tuvo para el pueblo
de Afganistn y para las vctimas de las redes terroristas establecidas por la CIA y
sus socios, incluidos estos del 11 de septiembre. La fanfarronada de Brzezinski no
sera suficiente para condenarlo por los crmenes de los que tan orgullosamente se
jacta. Es posible que tales fanfarronadas sean ciertas, pero tambin que no lo sean.
En ambos casos, nos dicen algo sobre la gente que las lanza, pero se necesitan
pruebas para determinar la cuestin de la veracidad.

Ben Laden tambin utiliza el "nosotros" -supuestamente hablando de s mismopara explicar que a los kamikazes les notificaron la operacin "justo antes de que
subieran a los aviones." No est muy claro de qu manera hubiera podido hacer
esto desde una cueva en Afganistn, y esta afirmacin tan poco plausible levanta
dudas sobre la certeza del resto de sus afirmaciones. Pero en realidad no tiene
importancia. Si EE.UU. cree que Ben Laden es culpable, debera de buscar por todos
medios la autorizacin -que obtendra con facilidad- de capturarlo para llevarlo ante
un tribunal creble, que podra ser el Tribunal Internacional de Justicia, si bien sera
probablemente excluido, ya que EE.UU. rechaza su jurisdiccin. Quiz sera posible
establecer algn tribunal especial que se ocupara de este caso. De qu manera un
tribunal serio se podra ocupar de estas pruebas es otro asunto. Sea cual sea la
respuesta, no tiene nada que ver con la decisin de atacar Afganistn buscando
vengarse de Ben Laden y sus socios, sin haber tenido en cuenta las consecuencias
para la poblacin, que eran bastante malas. Para evaluar aquella decisin, hay que
considerar las pruebas disponibles y los objetivos proclamados en aquel momento,
es un simple asunto de lgica.

Vale tambin la pena recordar que el objetivo de derrocar el rgimen talibn por
medios violentos vino despus, ya que fue proclamado oficialmente a finales de
octubre, si mi memoria es buena. No tengo noticias de ninguna discusin sobre las
posiciones de los sectores afganos contrarios a los talibanes, muy importantes en
aquel perodo, que incluan su oposicin declarada a los bombardeos y sus llamadas

a que EE.UU., en vez de atacar su pas, debera apoyarlos en sus esfuerzos para
derrocar el rgimen desde dentro, algo que ellos consideraban ms factible.

En pocas palabras, las nuevas pruebas descubiertas ahora, una vez evaluadas,
dejan las cuestiones importantes tal como estaban.

Dicho lo cual, debera de sorprender en Occidente la reaccin de Ben Laden? Al fin


y al cabo, sabemos perfectamente que los vtores a las grandes atrocidades y las
fanfarronadas con respecto a las responsabilidades son moneda corriente.
Consideremos, por ejemplo, la euforia ilimitada que despertaron las matanzas de
1965 en Indonesia, descritas con razonable fidelidad en los peridicos, junto con los
elogios de los "moderados indonesios" responsables de las "asombrosas matanzas
masivas" (NY Times) y del "bao de sangre" (Time), y de los lderes de Washington
que, sabiamente, quitaron importancia a su responsabilidad fundamental en
algunos crmenes, comparados por la CIA a los de Hitler, Stalin y Mao, a pesar de
que los reivindicaron de manera bastante explcita y pblica, incluso con orgullosos
testimonios de congresistas. Acaso el asesinato de quiz un milln de indonesios,
la mayor parte de ellos campesinos sin tierra, es un crimen menor que el 11 de
septiembre? O consideremos la respuesta no menos eufrica a la victoria en las
elecciones nicaragenses de 1990 del candidato apoyado por EE.UU. Aquellas
elecciones fueron llevadas a cabo bajo la muy clara amenaza de que la eleccin de
cualquier otro candidato conducira a la continuacin del estrangulamiento
econmico y de la guerra terrorista que haba devastado el pas, con terribles
consecuencias que, de nuevo, fueron descritas con aprobacin, ya que estbamos
"unidos en la alegra" ante esta "victoria del juego limpio estadounidense" (NY
Times). En noviembre de 2001 la historia volvi a repetirse cuando estuvimos
"unidos en la alegra" ante la victoria del candidato de EE.UU. en Nicaragua, tras
advertencias explcitas de terribles consecuencias si los votantes se equivocaban al
elegir en un pas que ahora ocupa el segundo lugar del hemisferio en cuanto a
pobreza, despus de Hait. Slo son dos ejemplos, pero hay ms.

Por qu, entonces, deberamos de sorprendernos de que un gngster en una


cueva de Afganistn reaccione ante los crmenes de la misma manera que las elites
occidentales y se responsabilice de ellos? El da que estas cuestiones sean
estudiadas con seriedad podremos tomarnos en serio las celebraciones de los
medios, no antes.

Muchos izquierdistas se han visto paralizados por la idea de que se trata de una
guerra justa o de que no hay posibilidad alguna de cambiar las cosas. Usted, por
supuesto, no ha sucumbido a tales opiniones. Sigue tratando de prevenir la
catstrofe y de impedir las injusticias. Tiene algo ms que decir para aclarar estas
dos confusiones o cualquier otra?

Creo que no tengo nada que decir ms all de lo obvio. Que yo sepa, nadie ha
expuesto nunca un caso de guerra justa que no adolezca de graves defectos. Para
que ese argumento se pueda tomar en serio deberamos de estar dispuestos a

aceptar que esos mismos principios se aplicasen a nuestras propias acciones, lo


cual es una perogrullada moral. No veo por ninguna parte que se est hablando ni
siquiera de acercarse a esas normas mnimas. Como suele suceder, cada persona se
encuentra ante el dilema de sucumbir a las exigencias del ms poderoso o de
sopesar cuidadosamente las circunstancias y decidir cul es la mejor posicin. Si la
conclusin es que sa no es la mejor posicin -raramente lo es-, entonces tenemos
ante nosotros muchas opciones, como todo el mundo sabe.

Ttulo original: Extending U.S. Dominance By Any Means


Possible
12 de abril de 2002

"Lo hecho por Isrrael en territorios


palestnos constituyen crmenes de
guerra"
Noam Chomsky
Resumen Latinoamericano

Noam Chomsky es reconocido como una autoridad mundial en lingstica. Pero,


adems de eso, el profesor del Instituto Tecnolgico de Massachussets es una de
las voces crticas ms importantes de Estados Unidos.
Sus opiniones, a menudo en contrava con la poltica oficial de su pas, siempre son
motivo de controversia.
BBC Mundo habl con Noam Chomsky sobre los ltimos acontecimientos en el
Medio Oriente y sobre el tema de Irak.

- Qu piensa de la manera como Israel est conduciendo su campaa contra los


que llaman terroristas en las reas palestinas? "Son en su totalidad crmenes de
guerra. De hecho esto es slo la extensin de 35 aos de crmenes de guerra.
El mundo entero, incluso los Estados Unidos oficialmente, est de acuerdo en que la
Cuarta Convencin de Ginebra aplica para Israel como el poder de ocupacin en los
territorios ocupados.
"Slo unos meses atrs, en diciembre, los pases signatarios, incluyendo los
europeos, condenaron a Israel por violaciones a la Convencin de Ginebra con sus
asentamientos ilegales y toda una lista de atrocidades que ellos mencionan, todo
respaldado por los Estados Unidos.
Es verdad que los Estados Unidos boicotearon esa reunin, pero nunca han
rechazado de manera oficial esa afirmacin de la aplicacin de la Convencin de
Ginebra, que se remonta a 1971 cuando George Bush (padre), primer embajador
(de Estados Unidos) ante las Naciones Unidas, conden a Israel como poder de
ocupacin por al violacin de las Convenciones de Ginebra.
Y eso fue mucho antes de la enorme expansin de la atrocidades".

-Entonces usted cree que el seor Sharon podra ser juzgado por un tribunal
internacional?
"l, con todos sus predecesores y con todos los lderes polticos de Estados Unidos
en los ltimos 30 aos, porque cualquier cosa que Israel haga lo hace con el crucial
y decisivo apoyo econmico y militar de Estados Unidos.
Entonces, todos ellos pueden ser llamados ante un tribunal internacional. De hecho,
EE.UU. tiene la obligacin, como uno de los signatarios de la Convencin de
Ginebra, de perseguir judicialmente cualquier violacin, incluidas violaciones tan
graves como las discutidas en diciembre y las mucho ms graves de ahora. Y eso
significa juzgar a sus propios lderes".
-Sin embargo la semana pasada el presidente Bush dijo que ya era ms que
suficiente y pidi el retiro de las tropas israeles de los territorios palestinos. Qu
piensa de eso?
"Bueno, es marginal. Mucho ms significativo fue su boicot de la reunin de Ginebra
y su veto, diez das ms tarde, de la resolucin del Consejo de Seguridad de la ONU
pidiendo observadores internacionales para supervisar la reduccin de los niveles de
violencia.
En el caso actual, la administracin de Bush tiene problemas tcticos, como
organizar apoyo para su plan de atacar a Irak.
De acuerdo con eso han hecho dos llamados: que los palestinos terminen de
inmediato su violencia y que Israel se retire, no de los territorios, sino de las
nuevas reas que ha ocupado recientemente en medio de terribles atrocidades. Y
debe hacerlo "sin demoras". Esa fue la frase usada, aunque el secretario de Estado,
Colin Powell, de inmediato explic que "sin demoras" significaba lo ms pronto
posible. En otras palabras, cuando ellos quieran".
-El seor Sharon dijo que continuara con esta campaa a pesar de los pedidos de
Bush, usted cree...
"No es a pesar de los pedidos de Bush, es de acuerdo con los llamados de Bush.
Porque, como lo explic el secretario de Estado, significa "tan pronto como sea
posible".
-Cree que es posible que los Estados Unidos tomarn alguna clase de accin
concreta para presionar a Israel en este punto
"Bueno... esa es una pregunta tctica. -Cul puede ser el futuro de Yasser Arafat
como lder palestino luego de lo que est ocurriendo?
Eso depende de Estados Unidos. Tienen una influencia decisiva en esa regin y en
la mayor parte del mundo. Y si los Estados Unidos continan bloqueando un arreglo
diplomtico -como lo ha hecho por 25 aos-, su futuro es muy gris.
Estados Unidos lo aceptaron a l en Oslo, pero bajo condiciones muy especficas.
Recurdese que la meta de los acuerdos de Oslo era establecer una "dependencia
neocolonial permanente para los palestinos"... Estoy citando las palabras del
negociador en jefe de Ehud Barak en Camp David.
El rol de Arafat desde 1993 ha sido entendido ms como un liderazgo oscuro que en
los trminos Bant que Sudfrica estableci 40 aos atrs, es decir, supervisar una

dependencia neocolonial permanente. Si l puede jugar ese papel, los Estados


Unidos lo aceptarn. Si no, no lo harn.
A menos, claro, que las polticas de los Estados Unidos cambien, lo cul puede
suceder. Pero recurdese que los estados rabes y la Organizacin para la
Liberacin Palestina se unieron al resto del mundo -incluida Latinoamrica- en
apoyar la resolucin del Consejo de Seguridad de la ONU que llam por un acuerdo
que creara dos estados con fronteras reconocibles".
-A la luz de esto, cul cree usted que debe ser el papel de la comunidad
internacional en las actuales circunstancias, incluidas las Naciones Unidas y la Unin
Europea?
Bueno, debemos evitar el trmino comunidad internacional, porque es usado en
trminos propagandsticos para referirse a Estados Unidos y sus aliados.
Las Naciones Unidas, la real comunidad internacional, debe buscar implementar las
propuestas de enero de 1976 y no permitir que Estados Unidos e Israel hagan lo
que quieran all.
Aunque, claro, no es fcil para el resto de mundo oponerse a un superpoder que
tiene una abrumadora fuerza militar y enorme poder econmico".
-Finalmente, qu cree que ocurrir en el futuro con Irak, especialmente luego de
lo dicho por el primer ministro britnico, Tony Blair?
"Tony Blair es ahora descrito habitualmente en Inglaterra como el perrito faldero de
George Bush. As que lo que dijo fue esencialmente lo que la administracin de
Bush le pidi que dijera.
Sospecho que Estados Unidos y Gran Bretaa encontrarn la manera de atacar a
Irak. Y creo que deberamos ser claros sobre las razones. Las dadas por Blair, Bush,
Clinton, Albright y otros no pueden ser las reales.
Lo que leemos da a da, que Saddam Hussein es un criminal terrible, que us
armas qumicas contra su propia gente y trata de desarrollar armas de destruccin
masiva...
Todo eso es verdad, pero omite el pequeo detalle de que l hizo eso con el apoyo
completo de Estados Unidos y Gran Bretaa, el cual continu mucho despus de
sus peores crmenes.
"Entonces esos crmenes no pueden ser la razn para los inminentes ataques. Las
verdaderas razones son bastante obvias: Irak tiene las mayores reservas de
petrleo del mundo despus de Arabia Saudita, y tarde o temprano los Estados
Unidos y Gran Bretaa harn algo para volver a controlarlas y negrselas a
adversarios como Francia y Rusia que en estos momentos llevan la delantera.
De todas maneras no va a ser algo fcil de lograr. No slo est la cuestin de ganar
algn apoyo internacional, especialmente en la zona, sino que est el problema que
se present en 1991, cuando la rebelin chita en el sur de Irak, que bien pudo
haber derrocado a Hussein. Excepto que George Bush padre autoriz a Saddam a
usar helicpteros y otros medios para aplastar la rebelin con enormes atrocidades,
cuando Estados Unidos tena total control de la regin.
Otra razn para apoyar a Saddam Hussein, luego de la Guerra del Golfo, en aplastar
la rebelin, es que la mayora de la poblacin es chita y otra buena parte es kurda,
y si ellos tienen algo remotamente parecido a una salida democrtica, tendran una

influencia sustancial -probablemente dominante-, algo que Estados Unidos no va a


tolerar porque una mayora chita muy probablemente conducira a Irak a relaciones
ms cercanas con Irn.
Entonces el problema que ahora enfrenta Estados Unidos es -como en 1991- el de
establecer un rgimen de sucesin que no sea democrtico. Por eso es que est
negociando con generales iraques desertores, uno de los cuales ni siquiera pudo
asistir a una reunin en Washington, porque est bajo investigacin en Dinamarca
por su participacin en algunas masacres.
Eso es lo que quisieran instituir, pero no va a ser tan simple".
(Transcripcin de la Pgina en Internet de la BBC de Londres del 9 de abril de 2002)

10 de abril de 2002

Entrevista de The Week Online a Noam


Chomsky
Znet

WEEK ON LINE: Durante el domingo de la SuperBowl, la oficina del zar de la droga


pag una serie de anuncios en los que procuraba conectar las drogas y el
terrorismo. "Si usted consume drogas, deca el anuncio, usted apoya el terrorismo."
Cul es su punto de vista?
NOAM CHOMSKY: El terrorismo ahora se est utilizando de la misma manera que se
utiliz el comunismo. Si se desea presionar a determinados sectores, se juega la
carta del terrorismo. Si no me apoyas, ests a favor del terrorismo. Eso es
absolutamente infantil, especialmente si se tiene en cuenta que, si seguimos la
pista de buena parte de la historia del comercio de las drogas, nos lleva a la Cia y a
otros programas de intervencin de los EEUU. Al final de la segunda guerra
mundial, y no es por polemizar, est bien documentado, los EEUU se aliaron con la
mafia francesa, que dio como resultado la llamada French Connection, que domin
el comercio de la herona en los aos 60. Y lo mismo ocurri con el opio del
tringulo de oro durante la guerra de Vietnam, y tambin en Afganistn durante la
guerra contra los rusos.
WOL: El comercio de la cocana es la principal razn esgrimida para la intervencin
de los EEUU en la guerra civil de Colombia. En su opinin, hasta que punto se
utilizan las drogas como pretexto? Y un pretexto para qu?
CHOMSKY: Colombia tiene el peor expediente con respecto a los derechos humanos
de todo el hemisferio en la ltima dcada, y a la vez ha sido el principal receptor de
armas y asesores de los EEUU del hemisferio occidental. Slo la superan Israel y
Egipto. Hay una correlacin muy estrecha y duradera entre las violaciones de los
derechos humanos y la ayuda militar y la presencia de asesores de los EEUU. No es
que a los EEUU les guste torturar a la gente; es que no le preocupa el tema. Para el
gobierno de los EEUU, las violaciones de los derechos humanos son una cuestin
secundaria.
En Colombia, como en todas partes, las violaciones de los derechos humanos
tienden a aumentar cuando el Estado intenta reprimir violentamente la oposicin a

las desigualdades, la opresin, la corrupcin, y otros crmenes de estado para los


que no hay salida poltica. El Estado se vuelca al terror, que es lo que est
sucediendo en Colombia desde hace mucho tiempo, antes incluso de que hubiera
trfico de drogas.
La contrainsurgencia ha estado funcionando desde hace 40 aos; el presidente
Kennedy ya envi una misin especial del ejrcito a Colombia a principios de la
dcada de 1960. Sus propuestas al gobierno colombiano se han desclasificado
recientemente, y exigan "terror paramilitar", literalmente, contra lo que
denominaban "responsables comunistas conocidos." En Colombia, eso signific
actuar contra dirigentes sindicales, sacerdotes, activistas de los derechos humanos,
etctera. Los manuales militares colombianos de los aos 60 comenzaron a reflejar
esas directrices. En los 15 ltimos aos, a medida que los EEUU se han implicado
ms, han aumentado enormemente las violaciones de los derechos humanos.
Desde un punto de vista ms serio, suponga que el pretexto de la droga sea
legtimo. Suponga que los EEUU realmente estn intentando conseguir librar de las
drogas a Colombia. Tiene entonces Colombia el derecho de fumigar las granjas de
tabaco de Kentucky? Estn produciendo una sustancia mortal mucho ms peligrosa
que la cocana. Mueren ms colombianos de enfermedades relacionadas con el
tabaco que americanos por culpa de la cocana. Por supuesto, Colombia no tiene
ningn derecho a hacerlo.
WOL: En los EEUU, los gobiernos locales, estatales y el federal han gastado diez de
mil millones de euros en la guerra contra las drogas, pero aun as, las drogas ilcitas
siguen circulando tan puras y tan baratas como siempre. Si esta poltica no est
logrando su propsito para qu sirve? O es que se utiliza con otros fines?
CHOMSKY: Ya saban que no funcionara. Tienen las pruebas en sus propias
investigaciones que muestran que si se desea evitar el consumo, la criminalizacin
es el peor mtodo. El informe RAND, http://www.rand.org , hizo un anlisis de la
efectividad de varias estrategias de actuacin contra las drogas y confirm que la
ms eficaz es la prevencin y el tratamiento.
La accin policial estaba muy por debajo y ms an la prohibicin. La peor en la
relacin coste / efectividad eran las actuaciones fuera del pas, tal como lo estn
haciendo los EEUU en Colombia. Llama la atencin que el presidente Nixon se
inclinara por la prevencin y el tratamiento y que resultara eficaz. La poltica
nacional con respecto a las drogas en los EEUU no cumple sus objetivos y los
responsables lo saben. Si no se logra la disminucin del consumo para que sirve?
Est razonablemente claro, tanto por lo que se hace ahora como por lo que se ha
hecho en el pasado, que se tiende a prohibir las sustancias cuando se asocian a las
llamadas "clases peligrosas", que la prohibicin de ciertas sustancias es una tcnica
del control social.
Las polticas econmicas de los ltimos 20 aos responden a lo que un ricachn
considerara ajuste estructural. Crea una poblacin superflua, que en el contexto de
los EEEUU es en gran parte pobre, negra e hispnica, y en una poblacin mucho
ms amplia que est econmicamente descontenta. Vemos las grandes tendencias
econmicas, pero la realidad es absolutamente diferente. Para la mayora, estas
polticas neoliberales han tenido un efecto negativo. Con respecto a los salarios,
ahora hemos recuperado los niveles de hace de 30 aos. Los ingresos solamente se
mantienen trabajando ms y ms, o trabajando dos adultos por familia. Incluso el
ndice de crecimiento econmico no ha sido tan elevado y adems est muy
concentrado en determinados sectores.
Si la mayora de la gente est descontenta y los otros son intiles, lo que se

pretende es librarse del intil y asustar al descontento. Eso es lo que hace la guerra
de la droga. La tasa de encarcelaciones de los EEUU se ha elevado
espectacularmente, en gran parte debido a los crmenes sin vctimas, tales como los
delitos relacionados con las drogas y las sentencias son extremadamente punitivas.
La guerra de la droga no solo consigue librarse de la poblacin superflua, adems,
asusta al resto.
Las drogas desempean un papel similar al comunismo o al terrorismo: la gente se
amontona bajo el paraguas de la autoridad para protegerse del peligro. Es difcil
creer que estas consecuencias no se aprecien. Cualquiera puede verlo. Cuando
comenz esta era de guerra contra la droga, el senador Moynihan comenz a
prestar atencin a las ciencias sociales, y declar que si aprobaban esa ley iban a
crear una ola de criminalidad en las minoras.
Entre las clases altas, disminua el consumo en la dcada de 1990, tanto si
hablamos de la cocana, del tabaco. o las grasas. Fue un perodo en el que los
cambios culturales y educativos llevaron a los sectores ms formados a reducir el
consumo de toda clase de sustancias dainas. Entre las clases ms bajas, el
consumo segua siendo relativamente estable. Mirando estas estadsticas, vemos lo
que suceder, es obvio, irn a por ellos. Algunos historiadores ya han predicho que
el tabaco ser prohibido porque se asocia con la gente ms pobre y menos
formada.
Si vamos a un McDonald se ve a adolescentes fumando, pero hace aos que no veo
a ningn licenciado fumando. Es porque ahora estamos comenzando a ver las
consecuencias del tabaquismo. Pero por supuesto la industria hace aos que lo
esperaba. Phillip Morris y las dems han comenzado a diversificarse y a llevar sus
negocios al extranjero.
WOL: Muchos ardientes anti prohibicionistas se definen como libertarios. Como
anarquista, supongo que es correcto llamarle as, cul es su punto de vista?
CHOMSKY: El trmino libertarios segn se utiliza en los EEEUU, tiene un significado
absolutamente diferente de lo que signific histricamente y de lo que todava
significa en el resto del mundo. Histricamente, el movimiento libertario ha sido el
ala anti estatalista del movimiento socialista. El social anarquismo era el socialismo
libertario.
En los EEUU, que es una sociedad dominada por el comercio, el trmino tiene un
significado diferente. Significa la eliminacin o la reduccin de los controles del
Estado, principalmente los controles sobre las tiranas privadas. Los libertarios de
los EEUU, no pretenden acabar con las multinacionales. Es una especie de
ultraderechismo.
Pero habiendo aclarado eso, debo decir que estoy de acuerdo con ellos en muchas
cosas. En la cuestin de las drogas, tienden a oponerse a la implicacin del Estado
en la guerra de la droga, que ven, correctamente, como una forma de coercin y
privacin de la libertad. Puede que le sorprenda saber que, hace algunos aos,
antes de que hubiera peridicos independientes de izquierda, escriba
principalmente para el peridico del instituto Cato [fundacin privada
estadounidense, principal difusora de la ideologa "libertaria", en el sentido del que
habla Chomsky].
WOL: Qu se debe hacer sobre uso de la droga y el trfico de drogas?
CHOMSKY: Estoy de acuerdo con el RAND. Es un problema. La cocana no es buena.
La mejor manera de tratar esta cuestin es a travs de la educacin, la prevencin,

la rehabilitacin y as sucesivamente. Eso es lo que hemos hecho con xito con


otras sustancias. No hubo que proscribir el tabaco para lograr una reduccin en su
uso; ese es el resultado de los cambios culturales y educativos.
Uno siempre tiene que ser cauteloso al recomendar una poltica social determinada,
porque no podemos saber qu suceder, pero debemos comenzar a ir
progresivamente hacia la despenalizacin. Vamos a hacerlo seriamente y veamos
qu sucede. Parece obvio comenzar con la marihuana. La despenalizacin de la
marihuana sera un paso muy sensato. Y necesitamos comenzar a pasar de la
prohibicin a la prevencin. La prevencin y el tratamiento son la manera de tratar
las drogas duras tales como la cocana y la herona.

26 de marzo de 2002

Capitalismo y anarqua
Noam Chomsky
Red and Black Revolution

Este es un breve extracto de una entrevista hecha paraRed and Black Revolution,
nmero 2.
La entrevista fue realizada en Mayo de 1995 por Kevin Doyle
CAPITALISMO
RBR: En muchos aspectos la izquierda se encuentra a si misma de vuelta en su
punto de inicio en el ltimo siglo. Como entonces, ahora enfrenta un modo de
capitalismo que est en ascendencia. Parece haber mas concenso ahora, mas que
en cualquier otro momento de la historia, de que el capitalismo es la nica forma
vlida de organizacin econmica posible, esto a pesar de que la desigualdad en las
riquezas se est ensanchando....
CHOMSKY Esto es mayoritariamente propaganda, en mi opinin. Lo que se llama
'capitalismo' es bsicamente un sistema de mercantilismo corporativo, con
inmensas y en gran parte inauditas tiranas privadas ejerciendo un vasto control
sobre la economa, los sistemas polticos, y la vida social y cultural, operando en
cerrada cooperacin con estados poderosos que intervienen masivamente en la
economa domestica y en la sociedad internacional. Esto es dramticamente cierto
en los Estados Unidos, contrariamente a lo que mucho imaginan. El rico y el
privilegiado no se muestran mas deseosos de enfrentarse a las disciplinas del
mercado como lo estaban en el pasado, si bien las consideran buenas para la
poblacin en general. Meramente para citar algunos ejemplos, la administracin
Reagan, la cual se chup los dedos con la retorica del libre mercado, asimismo se
jactaba ante la comunidad financiera que fueron los ms proteccionistas en la
historia estadounidense de la post-guerra - actualmente mas que todas las otras
juntas. Newt Gingrich, que lidera dicha cruzada, representa a un distrito sper rico
que recibe mas subsidios federales que cualquier otra regin suburbana en el pas,
fuera del sistema federal en s. Los 'conservadores' quienes estn demandando por
el fin de los comedores escolares para los nios hambrientos estn tambin
demandando un aumento en el presupuesto para el Pentgono, el cual fue
establecido de la actual forma en los tardos 1940s porque como la prensa
financiera tena la bondad de decirnos la industria de alta tecnologa no poda
sobrevivir en una " economa pura, competitiva, sin subsidios, de 'libre empresa'," y
el gobierno debi ser su "salvador." Sin este "salvador," los constituyentes de

Gingrich seran pobres obreros trabajadores (con mucha suerte). No habra


computadoras, electrnicos en general, industria de la aviacin, metalurgia,
automatizacin, etc., etc., y sigue la lista. Los anarquistas, de todos los pueblos, no
tienen que ser tomados por estos fraudes tradicionales.
Ms que nunca, las ideas socialistas libertarias son relevantes, y la poblacin esta
mas abierta a ellas. A pesar de la enorme propaganda masiva de las corporaciones,
por fuera de los crculos educados, la gente todava mantiene bastante sus
actitudes tradicionales. En EUA, por ejemplo, mas del 80% de la poblacin
considera el sistema econmico como "inherentemente injusto" y el poltico como
un fraude, el cual sirve a "intereses especiales," no a "el pueblo." La abrumadora
mayora cree que el pueblo trabajador tiene una voz muy pequea en los asuntos
pblicos (lo mismo es cierto en Inglaterra), que el gobierno tiene la responsabilidad
de asistir a la gente necesitada, que el gasto en educacin y salud debera quedar
inmune a los recortes de presupuestos e impuestos, que las actuales propuestas de
los Republicanos en el Congreso benefician al rico and daan a la poblacin en
general, y as mas. Los intelectuales podrn contar una historia diferente, pero no
es para nada difcil encontrar el por qu.
ANARQUIA
RBR: Antes que nada, Noam, por mucho tiempo hasta ahora tu has defendido al
ideal anarquista. Muchas personas estn familiarizadas con la introduccin que has
escrito en 1970 al libro de Daniel Guerin, Anarchism, pero mas recientemente, por
escenas en el film Manufacturing Consent, tomaste la oportunidad de poner de
relieve otra vez el potencial del anarquismo y de la idea anarquista. Que es lo que
te atrae al anarquismo?
CHOMSKYYo fui atrado por el anarquismo cuando era un joven adolescente, tan
pronto como empec a pensar acerca del mundo mas all de un pequeo y angosto
rango, y no he visto muchas razones para revisar esas actitudes de entonces. Creo
que esto tan solo tiene sentido buscando e identificando las estructuras de
autoridad, jerarqua, y dominacin en todos los aspectos de la vida, y
enfrentandolas; a menos que una justificacin para ellas puedan ser dadas, ellas
son ilegitimas, y deben ser desmanteladas, para aumentar el mbito de la libertad
humana. Esto incluye al poder poltico, la propiedad y la administracin, las
relaciones entre el hombre y la mujer, los padres y los hijos, nuestro control sobre
el destino de las generaciones futuras (el imperativo moral bsico detrs de los
movimientos ecologistas, en mi opinin), y mucho ms. Naturalmente esto implica
un desafo a las monstruosas instituciones de coercin y control: el estado, las
inmensas tiranas privadas que controlan la mayor parte de la economa domestica
e internacional, y demas. Pero no solo esto. Lo que yo siempre entend que es la
esencia del anarquismo es: la conviccion de que el deber de la prueba debe estar
situado en la autoridad, y que esta debe ser desmantelada si ese deber no se
encuentra. A veces ese deber, esa carga puede encontrarse. Si yo estoy caminando
con mis nietos y ellos se lanzan hacia una avenida transitada, yo usar no solo
autoridad sino tambien coercion psicolgica para detenerlos. El acto (cruzar la
avenida) debe ser impugnado, pero creo que se puede encontrar fcilmente una
responsabilidad, una justificacin para la impugnacin de este acto. Y hay otros
casos; la vida es un asunto complejo, nosotros comprendemos muy poco acerca de
los humanos y la sociedad, y los grandes pronunciamientos son generalmente mas
una fuente de perjuicio que de beneficio. Pero la perspectiva es vlida, creo, y nos
puede llevar un largo camino. Pero tambin detrs de dichas generalidades,
comenzamos a mirar los casos, y es de all de donde surgen las cuestiones y
preguntas acerca de los intereses y las preocupaciones humanas.
RBR: Es cierto afirmar que tus ideas y criticas son, ahora mas que nunca,

ampliamente conocidas. Tambin se debe decir que tus puntos de vista son
ampliamente respetados. Cmo piensas que es tomado en este contexto tu apoyo
al anarquismo? En particular, estoy interesado en la respuesta que recibes desde
gente que se muestra interesada en poltica desde un primer momento y que,
quizs, puede haber llegado a traves de tus puntos de vista. Se ve esta gente
sorprendida por tu apoyo al anarquismo? Se muestran interesados?
CHOMSKYLa cultura intelectual en general, como sabes, asocia 'anarquismo' con
caos, violencia, bombas, turbacin, y otro tanto. Entonces la gente se ve
sorprendida cuando hablo positivamente del anarquismo y me identifico con
corrientes dentro de l. Pero mi impresin es que entre el pblico en general, las
ideas bsicas les parecen razonables cuando la nube es despejada. Por supuesto,
cuando entramos en materias especficas es decir, la naturaleza de las familias, o
como una economa podra funcionar en una sociedad mas libre y justa surgen las
preguntas y la controversia. Pero as es como debe ser. La Fsica no puede
realmente explicar como el agua fluye desde la llave de tu lavamanos. Cuando
entramos en cuestiones enormemente ms complejas sobre el significado humano,
donde la comprensin es muy delgada, y hay lugar de sobra para el desacuerdo, la
experimentacin, tanto intelectual como en la exploracin de las posibilidades de la
vida real, nos ayuda a aprender ms.
Workers Solidarity Movement, 1995
Traducido por Juan Pablo

(http://www.galeon.com/bvchomsky/)

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