Medidas Cautelares en El Contencioso-Administrativo
Medidas Cautelares en El Contencioso-Administrativo
Medidas Cautelares en El Contencioso-Administrativo
CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA EN ESPAA
Jaime RODRGUEZ-ARANA*
SUMARIO: I. Introduccin. II. Ejecutividad del acto y tutela judicial
efectiva: de la Ley de 1956 a la de 1998. III. Caracterizacin de las
medidas cautelares. IV. Rgimen jurdico de las medidas cautelares
en la nueva Ley Contecioso-Administrativa. V. Reflexin conclusiva.
I. INTRODUCCIN
Participar en el merecido homenaje que la comunidad acadmica tributa al
doctor Jorge Fernndez Ruiz, constituye para m un acto de justicia y de
amistad. De justicia porque son muy conocidos y reconocidos los mritos
cientficos y acadmicos que adornan la trayectoria de don Jorge. Y, de
amistad, porque me resulta muy grato participar en este merecido homenaje acadmico por cuanto el profesor Fernndez Ruiz ha sabido transmitir
siempre un ambiente propicio para el encuentro y la convivencia afable,
nada fcil en el a veces sinuoso mundo universitario, Jorge Fernndez Ruiz
es un universitario de una pieza que se ha distinguido por el buen hacer y la
cordialidad, justo las virtudes ms relevantes que deben encarnar los hombres de ciencia como nuestro homenajeado.
El dogma de la ejecutividad del acto administrativo, uno de los principales pilares de la construccin continental del derecho administrativo francs, sin dejar de existir, est siendo reinterpretada a la luz de los principios
y criterios constitucionales, en especial, a raz de la tutela judicial efectiva
que, en Espaa, ha trado consigo la doctrina de la justicia cautelar.
* Catedrtico de Derecho administrativo. Presidente de la Seccin Espaola del Instituto Internacional de Ciencias Administrativas.
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Esta cuestin de la renovacin de viejos dogmas, expresiones de la autotutela de la administracin pblica, es la consecuencia lgica de la proyeccin del Estado social y democrtico de derecho sobre las categoras que
venan inveteradamente fundando el derecho administrativo en el viejo
continente. No se trata de desmontar el viejo sistema, sino de aggiornar
sus basamentos a la realidad social y normativa que, obviamente, ha cambiado y mucho.
En este punto es menester sealar que la evolucin legislativa se ha
producido, como debe ser, a golpe de sentencia, por lo que los Tribunales,
y especialmente el Tribunal Supremo Espaol, han tenido el acierto, ya
desde la interpretacin de la Ley jurisdiccional de 1956, de haber ido abriendo el camino, que ha desembocado en la ley vigente de 1998 que, en esta
materia, puede decirse que ha recogido fielmente las aportaciones jurisprudenciales y doctrinales ms relevantes.
El problema fundamental estriba en que el privilegio de la ejecutividad
no puede operar al margen de la tutela judicial efectiva, por lo que el Tribunal Supremo en su sentencia de 10 de noviembre de 2003 seal que en
el proceso administrativo, la justicia cautelar tiene determinadas finalidades especficas, incluso con trascendencia constitucional, que pueden cifrarse genricamente en constituir un lmite o contrapeso a las prerrogativas exorbitantes de la administracin, con el fin de garantizar una situacin
de igualdad, con respecto a los particulares, ante los Tribunales, sin la cual
sera pura ficcin la facultad de control o fiscalizacin de la actuacin
administrativa que garantiza el artculo 106.1, CE (los Tribunales controlan la potestad reglamentaria y la legalidad de la actuacin administrativa,
as como el sometimiento de sta a los fines que la justifican), as como
el 153.6, CE (El control de la actividad de los rganos de las Comunidades Autnomas se ejercer: () Por la jurisdiccin contencioso-administrativa, el de la administracin autnoma y sus normas reglamentarias),
y, en ltimo trmino, respecto de la legislacin delegada, el artculo 86.2,
CE (Sin perjuicio de la competencia propia de los Tribunales, las leyes
de delegacin podrn establecer en cada caso frmulas adicionales de
control).
El principio de la tutela cautelar, derivacin de la tutela judicial efectiva
del artculo 24.1 de la Constitucin, se nos presenta como lmite infranqueable a la ejecutividad administrativa, con lo cual las medidas cautelares
ya no son medidas extraordinarias o excepcionales sino que, como seala
el Supremo en esta capital sentencia de 10 de noviembre de 2003, se con-
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Esta concepcin puede verse recogida en recientes sentencias del Tribunal Supremo como la de 7 de abril de 1997, 10 de noviembre de 2003 o
15 de diciembre de 2003 que seala que la tutela cautelar forma parte de la
tutela efectiva de jueces y tribunales, no pudiendo eliminarse de manera
absoluta la posibilidad de adoptar medidas cautelares dirigidas a asegurar
la eficacia de la sentencia estimatoria que pudiera dictarse en su momento.
Este mismo derecho se encuentra reconocido en el ordenamiento comunitario por el principio general al que alude la sentencia Factortame del
Tribunal de Justicia de Luxemburgo de 19 de julio de 1990, que se resume
as: la necesidad del proceso para obtener la razn no ha de convertirse en
un dao para el que tiene razn.
Estas aproximaciones, superadoras de la estricta regulacin legal anterior contribuyen a explicar el hecho de que la nueva Ley de la Jurisdiccin
Contencioso-Administrativa haya dedicado bastante atencin a este asunto, en concreto, el Captulo II del Ttulo VI de la Ley, artculos 129 a 136.
El articulado responde a lo dispuesto en la exposicin de motivos de
la ley que reconoce que el espectacular desarrollo de estas medidas en la
jurisprudencia y la prctica procesal de los ltimos aos ha llegado a desbordar las moderadas previsiones de la legislacin anterior, certificando su
antigedad en este punto. La nueva ley actualiza considerablemente la re-
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parta de una consideracin general del efecto no suspensivo de la interposicin de recursos en va judicial contenciosa, contra actos o disposiciones
administrativas. Frente a este principio, se contemplaba la sola excepcin
de que la ejecucin de actos o normas pudieran causar perjuicios de reparacin imposible o difcil, en cuyo caso el Tribunal, a instancia del interesado, podra acordar la suspensin. Este es, en esencia, el contenido del
viejo artculo 122 de la LJCA de 27 de diciembre de 1956, cuya Exposicin de Motivos se situaba, sin embargo, un paso ms all de la propia
regulacin que interpretaba, al sealar que, a la hora de declarar la suspensin, se deber ponderar en qu medida el inters pblico la exige. De
igual modo, en relacin con la dificultad de la reparacin, la Exposicin
de Motivos afirmaba que no caba excluirla, sin ms, por el hecho de que
el dao fuese evaluable econmicamente.
Desde este punto de partida que, como hemos visto, apuntaba en su
propio nacimiento, unas interesantes posibilidades interpretativas se
edifica la construccin doctrinal y jurisprudencial sobre las medidas
cautelares en general y la suspensin en particular que, tiene, en su evolucin, un antes y un despus de la Constitucin de 1978.
En efecto, podemos identificar un progresivo debilitamiento del requisito de la imposible o difcil reparacin de los daos, como elemento central del sistema, que parte, como hemos visto, de la propia Ley Jurisdiccional de 1956.
Del carcter vertebrador de este requisito de la dificultad de la reparacin se ha sealado, con acierto, que desviaba la atencin hacia un problema que no era el fundamental, ya que lo realmente decisivo es la proteccin de los bienes jurdicos en presencia en el caso concreto, mediante una
solucin de justicia material.
Se ha querido buscar la causa de esta interpretacin exclusivamente centrada en la dificultad o imposibilidad de reparacin en la propia e inadecuada redaccin del prrafo 2o. del artculo 122 de la ley de 1956 y en el
paralelo desconocimiento del contenido de la Exposicin de Motivos, a
cuyas posibilidades interpretativas ya hemos aludido y que, ciertamente,
slo al final de la vida de esta ley se le supo sacar toda la virtualidad que
encerraba.
Pues bien, sobre estos presupuestos, la jurisprudencia se situ, en el
momento inicial de la aplicacin de la Ley de 1956, en una posicin
marcadamente favorable a la preeminencia del principio de ejecutividad
de los actos, denegando prcticamente como regla toda suspensin cuyo
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dos nicos lmites en los artculos 130.2 y 133.1, a los que me referir
posteriormente.
As, el Tribunal Supremo, en sentencia de 21 de octubre de 2003, ha
sealado: el carcter innominado de las medidas cautelares autorizadas
por la ley 29/1998 permite que puedan adoptarse cualesquiera disposiciones de orden cautelar que sean proporcionadamente adecuadas al fin de
garantizar la eficacia de la sentencia dictada (artculo 129.1), aun cuando
no se trate de la suspensin de la ejecutividad del acto impugnado. Adems, la referencia genrica de la Ley, sigue diciendo el Supremo, debe
entenderse tambin como una remisin a las leyes que contemplan medidas especficas, en cuanto puedan considerarse expresin de los criterios
de periculum in mora y fumus boni iuris.
En este sentido, la innominatividad de las medidas cautelares resulta ser
muy importante para el administrado, acorde con el artculo 24 de la Constitucin y en consonancia con una concepcin del orden jurisdiccional contencioso-administrativo cada vez menos revisor y ms tendente a conocer
del conjunto de pretensiones que puedan suscitarse frente a la actuacin u
omisin de la administracin. La jurisdiccin contencioso-administrativa
ha pasado de ser slo revisora de un acto previo a centrarse en la proteccin jurdica de los derechos en juego, haya acto o haya omisin de la
administracin pblica.
As, entre las medidas anteriormente no previstas y que ahora quedaran cubiertas con la nueva regulacin, pueden citarse las condenas
cautelares de hacer o no hacer, las medidas consistentes en la provisin
anticipada de una deuda en caso de negativa injustificada de la administracin o la anotacin preventiva de demanda sobre bienes inmuebles en
materias urbansticas.
IV. RGIMEN JURDICO DE LAS MEDIDAS CAUTELARES EN LA NUEVA LEY
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1. Presupuestos de las medidas
La doctrina ha sealado tradicionalmente tres elementos como presupuesto para la adopcin de las medidas cautelares: el periculum in mora, el
fumus boni iuris y la fianza. De los tres, el nico que contemplaba la legislacin anterior (artculo 122) era el periculum in mora, esto es, el peligro
que se deriva de la inmediata ejecucin del acto administrativo en conjun-
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cin con el necesario transcurso del tiempo de cara a resolver el incidente cautelar. El Tribunal Supremo, para la apreciacin de los daos o perjuicios que ocasiona la ejecucin del acto administrativo, ha recurrido tradicionalmente al criterio de la ponderacin entre los intereses pblicos y
privados en juego.
A este respecto, la nueva regulacin (sobre todo el artculo 130) no parte de la prevalencia del inters pblico, sino de la ponderacin de todos
los intereses en conflicto que se comparan a efectos de que el juez y el
tribunal decidan sobre la procedencia o no de la suspensin.
Es decir, la ejecutividad del acto no puede de tal forma alegarse en el
proceso, unida a la presuncin de validez iuris tantum, como motivo de
oposicin a la prctica de la medida cautelar, sino que, la prevalencia de un
inters pblico en colisin con otros intereses pblicos o privados en conflicto debe justificarse (en el propio procedimiento incidental-cautelar) en
circunstancias determinantes de su preponderancia y de su grave perturbacin en el caso concreto.
Por su parte, la consideracin del fumus boni iuris en el proceso contencioso-administrativo se ha ido introduciendo en la jurisprudencia a partir
del ao 1990.
En virtud de la aplicacin del fumus boni iuris es posible valorar con
carcter provisional las posiciones de las partes y los fundamentos jurdicos de su pretensin, dentro del limitado mbito que incumbe a los incidentes de esta naturaleza y sin prejuzgar lo que en su da se declare en la
sentencia definitiva.
El Auto del Tribunal Supremo de 20 de diciembre de 1990 inaugura
en nuestro derecho (siguiendo la doctrina jurisprudencial del Tribunal de
Justicia de Luxemburgo en el asunto Factortame) una nueva corriente
jurisprudencial sentando la siguiente doctrina fundamental para nuestro
estudio:
una armnica interpretacin de la dispersa regulacin de las medidas
cautelares en nuestro derecho positivo permite descubrir cuando se lea desde esa atalaya que es el artculo 24 de la Constitucin, que aquel principio
del derecho comunitario estaba ya latente, escondido, en nuestro ordenamiento, y que una jurisprudencia sensible a las lneas de evolucin jurdica
que marcan los nuevos tiempos que rechazan aquella concepcin sacral
del poder que llevaba a ver en el individuo un sbdito y no un ciudadano
permite hacer patente.
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Por otro lado, el propio Tribunal Supremo considera que para conceder
la tutela cautelar el elemento que hay que analizar del fumus boni iuris
es la alta dosis de razonabilidad entendida como razonable apariencia de
que la parte recurrente litiga con razn y de otra que existan dudas razonables sobre la legalidad de la actuacin administrativa.
Este criterio de la apariencia de buen derecho se hallaba incluido en el
artculo 124.2 del Proyecto remitido por el gobierno a las Cortes. Sin embargo, la redaccin final de la Ley ha omitido referencia a la misma, al
optar por acoger la frmula del artculo 56.1 de la Ley Orgnica del Tribunal Constitucional.
De acuerdo con ello, la medida cautelar podr adaptarse dice el artculo 130 previa valoracin circunstanciada de todos los intereses en
conflicto, cuando la ejecucin del acto o la aplicacin de la disposicin
pudiera hacer perder su finalidad legtima al recurso y podr denegarse si
media perturbacin grave de los intereses generales o de tercero.
La prdida de finalidad del recurso ha sido interpretada por el Tribunal
Constitucional, en relacin con el recurso de amparo, en el sentido siguiente:
conceder la suspensin cuando la ejecucin del acto conlleve unos efectos
que impidiesen la efectividad del amparo en caso de ser otorgado teniendo
presente que la efectividad de la actuacin no impida que las cosas pudieran ser devueltas al estado en que se hallaba antes de la ejecucin.
No obstante, a pesar de la ausencia de referencias explcitas a la apariencia de buen derecho, parece que ha de considerarse que el rgano jurisdiccional, como ha establecido la jurisprudencia ms reciente, no puede
abstenerse de tener presente este presupuesto, ya que no hay nada que se lo
impida en la nueva regulacin aunque, es claro, no es criterio determinante
y su consagracin en la letra de la ley podra introducir un peligroso elemento interpretativo que podra hacer perder a la medida cautelar su naturaleza provisional.
El Tribunal Supremo, en una sentencia de 10 de noviembre de 2003,
reconoce que el fumus boni iuris debe ser un criterio a ponderar por el
rgano jurisdiccional. Reconoce que, en efecto, esta doctrina permite valorar con carcter provisional, dentro del limitado mbito que incumbe a
los incidentes de esta naturaleza y sin prejuzgar lo que en su da declare la
sentencia deducida a los meros fines de la tutela cautelar. Este es, bien
establecido, el margen interpretativo para la apreciacin de la apariencia
de buen derecho.
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perjuicios irreparables o de muy difcil reparacin u otros intereses concurrentes en conflicto, pues stos encontrarn su garanta en todo caso en la
mayor extensin de la caucin.
Antes de pasar a analizar muy someramente algunas cuestiones procedimentales, procede sealar que el criterio de la ponderacin de intereses:
generales y de tercero es, en la letra del artculo 130.2 de la ley, criterio
rector para denegar la medida cautelar cuando de sta pueda seguirse perturbacin grave de los intereses generales o de tercero que el juez o Tribunal ponderar en forma circunstanciada. Este criterio de ponderacin de
inters es, en opinin del Tribunal Supremo, complementario al de la
prdida de la finalidad legtima del recurso y ha sido destacado frecuentemente por la jurisprudencia, entre la que cita el Auto de 3 de junio de
1997 al sealar que cuando las exigencias de ejecucin que el inters
pblico presenta son tenues bastarn perjuicios de escasa entidad para provocar la suspensin; por el contrario, cuando aquella exigencia es de gran
intensidad, slo perjuicios de elevada consideracin podrn determinar la
suspensin de la ejecucin del acto.
2. Procedimiento
La pretensin de adopcin de una medida cautelar se configura, de acuerdo con el artculo 131, como un incidente cautelar sustanciado en pieza
separada y que ser resuelto en un plazo breve, 15 das, precisamente porque lo que se trata de conseguir con el mismo es asegurar los efectos del
proceso.
En los artculos 129 a 136 se especifican algunos aspectos concretos del
rgimen de las medidas cautelares. Entre stos pueden citarse los siguientes:
Adopcin en cualquier momento del proceso (artculo 129), si bien con
dos excepciones: para el caso de disposiciones generales la peticin habr de efectuarse en el escrito de interposicin o en el de demanda, y para
el caso de inactividad de la administracin y va de hecho cabe la posibilidad de solicitarlas antes de la interposicin del recurso. Esta libertad de
peticin, siempre que no haya recado sentencia firme, ampla de una
manera plausible las posibilidades de apreciar los eventuales perjuicios
que puedan derivarse a lo largo del proceso por la prematura ejecucin de
los actos impugnados.
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Con el trmino medidas cautelares provisionalsimas se conoce la posibilidad de adoptar medidas cautelares por parte de los Tribunales de lo
Contencioso-Administrativo, mientras se sustancia el incidente de suspensin, a fin de preservar la efectividad de la resolucin que pueda recaer.
Esta posibilidad tiene su origen en dos autos bien conocidos del Tribunal Supremo de 2 y 19 de noviembre de 1993. En estas resoluciones se
declara la aplicacin supletoria de las medidas cautelares atpicas o
innominadas del artculo 1428 de la Ley de Enjuiciamiento Civil conforme a la disposicin adicional sexta de la Ley de 1956 y se concluye en la
posibilidad de acordar la medida de suspensin con carcter provisionalsimo, incluso inaudita parte, cuando su eficacia as lo exija, entre
tanto se tramite y resuelva sobre la medida cautelar definitiva en la correspondiente pieza de suspensin. Los presupuestos a los que ha de atenerse
el Tribunal para acordar la suspensin, segn el Tribunal Supremo, son los
propios de la suspensin ordinaria; es decir, la ponderacin de intereses, la
apariencia de buen derecho, la nulidad del acto, la irresponsabilidad de los
perjuicios, el quebranto para los bienes pblicos, etctera. Estas excepciones al principio contradictorio ya se recogen en el derecho comunitario
(artculos 83 y 84 del Reglamento de Procedimiento del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea de 1991) y pueden encontrar su fundamento
en la tutela judicial efectiva que exige la propia efectividad o utilidad del
procedimiento cautelar. Los rasgos ms destacados de esta medida son los
siguientes:
La posibilidad de adoptar la medida inaudita parte, si bien se reconoce un
cierto carcter contradictorio a la adopcin de las medidas instaurndose la
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3. Supuestos especiales
Por las especiales caractersticas que adquiere la actuacin administrativa en determinadas situaciones, la Ley ha distinguido una serie de especialidades en varios supuestos.
Impugnacin de una disposicin general. En este caso, si los interesados quieren solicitar la suspensin de la vigencia de los preceptos impugnados habrn de hacerlo en el escrito de interposicin o en el de demanda.
Lo que se persigue con esta actuacin es evitar la consolidacin de situaciones firmes e irreversibles durante el tiempo de litispendencia del proceso dirigido a obtener la declaracin de nulidad de la disposicin general ya
que ello podra conllevar limitaciones para el fallo.
De todo lo anterior se deduce que el Tribunal competente para adoptar
la medida es el que lo sea para conocer del recurso directo o de la cuestin
de ilegalidad puesto que slo a travs de estos dos procedimientos puede
atacarse la vigencia de los preceptos de una disposicin general.
Actos de contenido negativo. En relacin con los actos de contenido
negativo, la solucin que tradicionalmente ha venido ofreciendo el Tribunal Supremo ha sido su denegacin.
Del anlisis de la jurisprudencia se deduce que solamente se otorga la
suspensin en los supuestos en los que un determinado acto suponga la clausura de una actividad industrial o un negocio en los que se podran producir perjuicios o daos de imposible o difcil reparacin. En todos los dems casos, el alto Tribunal estima que resulta improcedente la suspensin
de actos administrativos de contenido negativo puesto que, en caso contra-
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rio, por va cautelar se producira el otorgamiento de lo pedido en va administrativa lo que no se ajusta a la naturaleza de la suspensin solicitada
para mantener la situacin anterior al acto impugnado y no para crear una
situacin jurdica nueva por esta va.
No obstante esta lnea jurisprudencial, el Tribunal Superior de Justicia
del Pas Vasco ha acordado en algunas ocasiones (autos de 21 de marzo de
1991 y 29 de marzo de 1993) la imposicin a la administracin de una
determinada conducta, como medida cautelar durante el proceso de impugnacin de un acto administrativo negatorio.
Con la nueva regulacin, que admite la posibilidad de solicitar medidas
cautelares en los casos de actos, disposiciones, actividad de la administracin y va de hecho y ampla las medidas a adoptar a otros supuestos distintos de la suspensin parece que hay que estimar la inexistencia de limitacin
alguna derivada de la naturaleza de la actuacin que motiva el proceso.
Inactividad de la administracin y va de hecho. Para estos supuestos el
artculo 136 de la Ley establece una presuncin favorable a la adopcin de
la medida cautelar; presuncin que slo puede destruirse mediante la acreditacin de la situacin o perturbacin grave de los intereses generales o
de tercero.
Adems, el segundo apartado de este mismo artculo reconoce la posibilidad de solicitar medidas cautelares con anterioridad a la iniciacin del
proceso sometidas a la condicin de peticin de notificacin por el interesado al interponer el recurso, interposicin que deber realizarse en el plazo de diez das desde la adopcin de las medidas cautelares.
Actos que afecten a los derechos fundamentales y libertades pblicas.
La Ley regula en el Captulo I del Ttulo V (artculos 144 a 122) el procedimiento para la proteccin de los derechos fundamentales de las personas, en desarrollo del artculo 53.2 de la Constitucin.
A los efectos que ahora interesan, lo ms destacable es la supresin de
la suspensin prevista en el ya derogado artculo 7.4 de la Ley 62/1978,
de 26 de diciembre, de proteccin jurisdiccional de los derechos fundamentales de la persona. Este precepto estableca la suspensin del acto
impugnado salvo que se justificara la existencia o posibilidad de perjuicio
grave para el inters general. Sin embargo, pese a la diccin literal del
precepto, la jurisprudencia termin exigiendo los requisitos ordinarios para
adoptar la medida cautelar de suspensin.
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