Art. 8 - Garantias Judiciales
Art. 8 - Garantias Judiciales
Art. 8 - Garantias Judiciales
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ARTCULO
8. GARANTAS JUDICIALES
1. Toda persona tiene derecho a ser oida, con las debidas garantas
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ARTcULO
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El artculo 8 de la Convencin Americana consagra, bajo la denominacin de Garantas Judiciales, uno de los pilares fundamentales sobre los que
se construye todo el sistema de proteccin de los derechos humanos, cuyos
lmites al abuso del poder estatal representan la garanta bsica del respeto
de los dems derechos reconocidos en la Convencin: El derecho al debido
proceso legal.
En rigor de verdad, ms que un pilar del sistema de proteccin de los
derechos humanos, parece ms acertado afirmar que el artculo 8 de la Convencin Americana contiene un conjunto de pilares, que sostienen la tutela
de los dems derechos de las personas. Ellos son, entre otros y sin perjuicio
de las particularidades de su mbito de aplicacin y de la exlensin que le ha
dado a cada uno la jurisprudencia nacional e internacional, las garantas de
acceso a la jurisdiccin, intervencin de juez natural, independiente e imparcial, presuncin de inocencia, igualdad de las partes y equidad de los procedimientos, inviolabilidad de la defensa en juicio y decisin justa, conforme
a derecho, dictada dentro de un plazo razonable (370).
Las garantas procesales mencionadas en el artculo 8 son muchas, y muy
diversas. Tal es su extensin y diversidad, que podra pensarse que la enumeracin es taxativa, y que all estn previstas todas las posibilidades que
(370) El debido proceso legal presenta un aspecto adjetivo y otro sustantivo.
Como ensea Linares, "[e]l'debido proceso legal' (lato sensu) es un conjunto no slo
de procedimientos legislativos,judiciales y administrativos que deben jurdicamente
cumplirse para que una ley, sentencia o resolucin administrativa que se refiera a
la libertad individual sea formalmente vlida (aspecto adjetivo del debido proceso),
sino tambin para que se consagre una debida justicia en cuanto no lesione indebida~
mente cierta dosis de libertad jurdica presupuesta como intangible para el individuo
en el Estado de que se trate (aspecto sustantivo del debido proceso)". LINARES,
JUAN
Razonabilidad de las leyes. El debido proceso como garantla innominada
en la Constitucin Argentina, Buenos Aires, Astrea, 1970,pg. 11.Teniendo en cuenta
FRANCISCO,
lo expuesto, cabe aclarar que en el presente trabajo, evidentes razones de espacio nos
llevan a tener que limitar nuestro anlisis principalmente a las garantas procesales
que componen el aspecto adjetivo del debido proceso.
El derecho de defensa de la persona humana, asegurada mediante un debido proceso, no es objeto de discusin. No obstante, resulta un tanto difcil
(371) La Corte IDH ha dicho que "[eJlconcepto del debido proceso en casos penales debe incluir, por lo menos, las garantas mnimas a que hace referencia el ar~
tculo 8 de la Convencin. Al denominarlas mnimas sta presume que, en circunstancias especificas, otras garantas adicionales pueden ser necesarias si se trata de
un debido proceso legar. Corte IDR, Opinin Consultiva, OC~11/90,Excepciones al
Agotamiento de los Recursos Internos (arts. 46.1, 46.2.ay46.2.b ConvencinAmerica~
na sobre Derechos Humanos), dellO-8~90, prr. 24 Corte IOH, Opinin Consultiva,
OC-17/02, Condicin Jurdica y Derechos Humanos del Nio, deI28~8~02,prr. 115
Corte IDH, Caso Lari Berenson Meja vs. Per, de125~11-04,prr. 176.Esta lectura
no se restringe slo a los procesos penales, sino que debe ser extendida a todos los
tipos de proceso.
(372) Las garantas procesales del debido proceso legal consagradas por los
artculos 8 de la CADH y 14 del PIDCP, son prcticamente similares, y poseen un
grado de detalle bastante mayor que su previsin en los artculos 18de la C.N., y 10
Y 11 de la DUDH.
(373) "Este artculo comprende distintos derechos y garantas que provienen de
un valor o bien jurdico comn y que considerados en su conjunto conforman un derecho nico no definido especficamente pero cuyo inequ{voco propsito es en definitiva
asegurar el derecho de toda persona a un proceso justo." CIDH, Informe N 5/96, del
1~3~96,con cita de la sentencia de la Corte EOH en el Caso Golder (1975).
(374) Sobre el mbito de aplicacin de la garanta del debido proceso legal, ver
infra ~ 11. ej.
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Obviamente, esta utilidad requerida al proceso no implica que las pretensiones de las personas, cuyos derechos u obligaciones estn sujetos a la
determinacin de una autoridad pblica, deban conducir necesariamente a
una decisin favorable. Se exige, bsicamente, que dichas decisiones estn
debidamente fundadas (377), y ajustadas a ciertos parmetros mlnimos de
razonabilidad (378).
As, podra delimitarse el concepto de debido proceso legal a partir de
sus dos aspectos esenciales, definindolo como aquella garanta que asegura
el ejercicio del derecho de defensa en un proceso que debe culminar en una
decisin fundada, justa y razonable.
b) Finalidad y relevancia
El objetivo del debido proceso legal es que las personas puedan proteger
de manera efectiva y eficaz sus derechos. Es decir, el proceso tiene que ser
idneo para el ejercicio y goce de los derechos. La consecucin de este propsito debe guiar la interpretacin de cada una de las garantas procesales
que lo integran, ya que el cumplimiento de dichas formalidades no es un fin
en s mismo, sino que representa un instrumento fundamental para garanti- .
_zar lo~ dems derechos de las personas.
Por ello cabe hacer tanto hincapi en la necesidad de superar la visin
simple y estanca de esta garanta -concebida
a veces como un mero cumplimiento de formalidades para asegurar el derecho de defensa- y efectuar
una interpretacin que vaya ms all, demandando que el Estado no se limite, simplemente, 3. ofrecer el instrumento o medio de debate, sino q1,1e se
asegure que las autoridades pblicas tambin presten atenCin al fondo de
los asuntos a ellas sometidos y al contenido de los derechos y obligaciones en
juego, exigindoles que no slo cumplan las formalidades, sino que las decisiones que ellas adopten -adems de ser fundadas, justas y razonablessean tiles y efectivas (379).
(377) Corte IDH, Caso Yatama vs. Nicaragua, del 23-6-05, prr. 149; Corte IOH,
Caso Palamara Iribarne vs. Chile, del 22-11-05, prr. 216; Corte IDH, Caso Claude
Reyes y otros vs. Chile, del 19-9-06, prrs. 120 y 122.
(378) Como ensea GORDILLO,el debido proceso sustantivo, como garanta
de razonabilidad, se aplica de igual forma a.las decisiones -tanto generales como
particularesprovenientes de cualquier rgano del Estado. Para que una decisin
est ajustada a un criterio bsico de razonabilidad, debe tener como mnimo: a)
sustento fctico suficiente; b) proporcionalidad
del fin perseguido a los hechos que
lo sustentan; y, c) congruencia y proporcionalidad
de los medios empleados tanto
con el fin razonablemente perseguido como con el sustento fctico suficiente que
los fundamentan.
GORDILLO,AGUSTN,Tratado de derecho administrativo, t.l, Par~
te General, Buenos Aires, FDA, 2003, 8l'1 ed., cap. VI, ~ 11, pgs. 34-35. Para un exa~
men de las pautas de razonabilidad elaboradas por la CS, cabe remitirse a Gelli,
Mara A., Constitucin de la Naci6n Argentina. Comentada y concordada, Buenos
Aires, La Ley, 2005, 3a ed., pgs. 328.336.
(379) En palabras de la Corte IDH, "el proceso es un medio para asegurar, en la
mayor medida posible, la soluci6n justa de una controversia". Corte IDH, Opinin
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Como puede apreciarse, la garanta del debido proceso legal tene especial importancia en una sociedad democrtica porque, junto con el derecho
a un recurso (consagrado en el artculo 25 de la Convencin), tutela todos
los dems derechos de las personas, constituyndose as en un requisito sine
qua non para la existencia de un verdadero Estado de Derecho (380).
e) Amblto de aplicacin
Una lectura desprevenida del artculo 8 de la Convencin podra conducir
a dos conclusiones respecto de su mbito material y personal de aplicacin
que, bueno es aclararlo desde el principio, son incorrectas. El primer error
consistira en hacer una distincin rgida entre los procedimientos penales y
el resto (381). El segundo, en considerar que la garanta del debido proceso
legal slo debe ser respetada por un juez o tribunal, con exclusin de los otros
rganos del Estado.
Respecto del primer asunto mencionado -el mbito material-, es cierto que de una lectura literal del artculo 8 podemos distinguir que, mientras
en una primera parte medular, encontramos ciertas garantas procesales establecidas de modo general, destinadas a un mbito de aplicacin amplio
(inciso 1), en el resto encontramos garantas consagradas de forma ms especfica que las anteriores, y dirigidas expresa y principalmente a los procesos penales (incisos 2 a 5). Esta interpretacin es incorrecta ya que, como lo
ha confirmado en forma constante y reiterada la jurisprudencia de la Corte
IDH, todo el elenco de garantas procesales establecido en el artculo 8 de la
Convencin es aplicable, en cuanto sea compatible, a la determinacin de
los derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carcter (382).
Consultiva, OC-16/99, El Derecho a la Informacin sobre la Asistencia Consular en el
Marco de las Garantas del Debido Proceso Legal, del 1-10-99, prr. 117.
(380) Esta garanta es tan bsica y fundamental, que la Corte IDH tiene dicho
que "los principios del debido proceso legal no pueden suspenderse con motivo de
las situaciones de excepcin en cuanto constituyen condiciones necesarias para que
los instrumentos procesales, regulados por la Convencin, puedan considerarse como
garantasjudiciales". CorteIDH, Opinin Consultiva, OC-9/87, GarantasJudiciales
en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 Y 8 Convenci6n Americana sobre Derechos
Humanos), deI6-1O-B7,prr. 30.
(381) Esta interpretacin es la que parece proponer MEDINAQUIROGA,al opinar que obligar a los Estados a establecer todas las garantas mnimas para todo
tipo de procedimiento, en ocasiones aparecer como excesivo. La autora agrega
que a su juicio "la jurisprudencia de la Corte lnteramericana no ha sido clara en
hacer esta distincin ...y ha ampliado innecesariamente el mbito de aplicacin del
articulo 8.2." MEDINAQUIROGA,CECILIA,La Conuencin Americana: teora yjurisprudencia, Costa Rica, Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho Universidad de Chile, 2005, pg. 2B5.
(382) Corte IDH, OC-ll/90, ya cit., prr. 28; Corte IDH, Caso de la "PanelBlanca" (Paniagua Morales y otros) us. Guatemala, del 8-3-98, prr. 149; Corte IDH, Caso
del Tribunal Constitucional vs. Per, del 31-1-01, prr. 70; Corte IDH, Caso Baena Ri-
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En relacin con la segunda cuestin, la Corte IDH ha establecido con claridad, en el Caso del Tribunal Constitucional, que "cuando la Convencin se
refiere al derecho de toda persona a ser oda por un Juez Q tribunal competente' para la }ieterminacin de sus derechos; esta expresin se rejiere a cualquier
autoridad pblica, sea administrativa, legislativa o judicial, que a travs de
sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas." (383).
Sin embargo, tanto en ste, como en otros casos en que la Corte IDH
tuvo que referirse al deber de los distintos rganos del Estado de respetar
la garanta del debido proceso, se hallaba frente a supuestos de ejercicio de
funciones materialmente jurisdiccionales -o asimiladas como tiles- (384).
Cabe entonces preguntarse si los tres rganos del Estado tienen que respetar
esta garanta en el ejercicio de funciones materialmente no jurisdiccionales,
o sea, en el ejercicio de la funcin administrativa (no sancionatoria) (385) y
de la funcin legislativa (386), y, en caso afirmativo, con qu alcance rige el
debido proceso legal para el ejercicio de tales funciones.
Como lo ha sealado recientemente
yes, la respuesta es afirmativa, es decir, todos los rganos del Estado, tanto
en el ejercicio de funciones materialmente jurisdiccionales, administrativas
o legislativas, deben cumplir con el debido proceso legal (387).
cardo y otros usoPanam, del 2-2.01, prr. 125; Corte IOH, Caso lucher Bronstein vs.
Per, del 6-2-01, prr. 103; Corte IDH, Caso Yatama us. Nicaragua, ya cit., prr. 149.
(383) Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional vs. Per, ya cit., prr. 71.
(384) As, en el Caso del Tribunal Constitucional, ya cit., se examinaba la apli.
cacin de una sancin de destitucin de las tres vCtimas por parte del Poder Legis.
lativo a travs del procedimiento
de juicio poltico (ver prr. 71); en el Caso Baena,
ya cit., se analiz la sancin administrativa
del despido de 270 trabajadores estatales a travs de un proceso no debido (ver prr. 124); en el Caso lucher Bronstein,
ya cit., se plante el problema del procedimiento
seguido por la direccin general
de migraciones y naturalizaciones
para dejar sin efecto el ttulo de nacionalidad
peruana adquirido por la vctima (ver prr. 104); en el Caso Yatama, ya cit., la Corte
IOH concluy que las decisiones adoptadas por el Consejo Supremo Electoral que
afectaron la participacin poltica de ciertos candidatos no se encontraban debida.
mente fundamentadas
ni se ajustaron a los parmetros consagrados en el artculo
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Ahora bien, establecido que el debido proceso legal debe ser respetado
por todos los rganos del Estado en el ejercicio de las diversas funciones estatales, cabe interrogar si existe alguna diferencia en su aplicacin a los distintos procesos y, en caso afirmativo, cules.
Ya se ha sealado en la introduccin
que, mientras el debido proceso sustantivo, como garanta de razonabilidad, se aplica de igual forma a las decisiones provenientes de cualquier rgano del Estado, por el contrario, la
determinacin de qu garantas procesales del debido proceso adjetivo -y
con qu alcance- son aplicables en el ejercicio de las distintas funciones
estatales, depender de las particularidades que se presenten en cada caso y
proceso concreto.
En consecuencia, debido a que las garantas procesales contempladas
en el artculo 8 de la Convencin se aplican directamente, y sin necesidad
de mayores adaptaciones, a los procesos judiciales (388), resulta necesario,
en forma previa, hacer algunas referencias generales sobre las caractersticas
ms salientes de la garanta del debida proceso adjetivo. en el procedimiento administrativo y en el legislativo' de sancin de las leyes, ya que sern de
utilidad para la aplicacin y adaptacin de cada garanta procesal en dichos
mbitos.
Respecto del procedimiento administrativo (389), cabe sealar, en primer
lugar, que aun cuando siempre debe exigirse un control judicial sustantivo
posterior de las decisiones administrativas (390), esta circunstancia no releva
una solicitud de informacin, al no adoptar una decisin escrita debidamente fundamentada, no cumpli con la garanta protegida en el artculo 8.1 de la CADH,
expresando que: "El art{culo 8.1 de la Convencin no se aplica solamente a jueces
y tribunales judiciales. Las garantas que establece esta norma deben ser o~servadas en los distintos procedimientos en que los rganos estatales adoptan decisiones
sobre la determinacin de los derechos de las personas [... J". Corte IDH, Caso Clau.
de Reyes y otros, ya cit., prrs. 118-119.El voto en disidencia firmado por los jueces
Alirio Abreu Burelli y Cecilia Medina Quiroga, deja expuesta la posicin contraria,
al expresar que "el art{culo 8 se aplica cuando un rgano del Estado est ejerciendo
facultades jurisdiccionales, lo que no parece posible argir respecto de la negativa de
un funcionario de proveer informacin a un particular".
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administrado,
328: 651.
intervencin federal por inexistente, por no haber sido sancionada con los requisitos
constitucionales, la Corte no puede rechazar de plano la accin fundada en que se trata de una cuestin poltica, pues resolver si tal acto tiene o no el carcter de ley ~s una
(388) y con adaptaciones menores para el ejercicio de funciones materialmente jurisdiccionales de los otros rganos del Estado.
(389) No est de ms aclarar que cuando se habla de pro(:edimiento administrativo se hace referencia a aqul radicado en sede administrativa, distinto del
proceso administrativo, que es un verdadero proceso judicial en el que se juzga o
controla la actividad administrativa. Tambin parece conveniente distinguirlo de
los procedimientos seguidos por los tribunales administrativos, ya que aun cuando
dichos procedimientos siguen siendo administrativos, en ellos se aplicarn, incluso
con mayor rigor, todas y cada una de las exigencias del debido proceso legal. GORDILLO, AGUSTN,
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1447.
(411) CSJN, Romero Cacharane,
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Ahora s, habiendo delimitado el concepto del debido proceso legal; determinado cul es su finalidad e importancia en una sociedad democrtica;
y cul es su mbito de aplicacin, corresponde abocarse al examen de las
garantas procesales en particular, siguiendo las pautas interpretativas elaboradas precedentemente.
Parte Especial:
Garantas
procesales
del debido
proceso
legal
1. Toda persona, en la sustanciacin de cualquier acusacin penal formulada contra ella, o para la determinacin de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carcter tiene
derecho a:
a) Ser oda con las debidas garantas
El derecho a ser oido implica, en trminos generales, la posibilidad cierta
de recurrir ante los rganos del Estado que resulten competentes para adoptar una decisin que pueda afectar derechos o intereses, a los fines de hacer
valer una o ms pretensiones, y explicar sus razones.
En el procedimiento administrativo el derecho a ser odo implica que,
antes de la emisin de un acto de alcance particular, se otorgue al individuo la posibilidad de tener acceso y ser tenido por parte en el expediente.
Con anterioridad a la emisin de normas jurdicas administrativas o incluso legislativas de carcter general, este derecho adquiere la modalidad del
procedimiento de audiencia pblica.
Sin perjuicio de la importancia que reviste en los procedimientos mencionados precedentemente,
son sin duda los tribunales judiciales quienes
deben erigirse como los garantes por excelencia de esta garanta.
En este sentido, el derecho a ser odo es sinnimo de tutela judicial efectiva, y significa que toda persona tiene derecho a acceder a un tribunal para
que ste pueda pronunciarse. Por ello, toda forma de obstaculizar el acceso
a la justicia (413), as como aquellas limitaciones -polticas, jurdicas (414) o
(413) En el Caso Cantos, la Corte IDH decidi que la suma fijada por concepto
de tasa de justicia y la correspondiente
multa (por no pagarla en plazo) previstas
por la legislacin argentina constituyen
"una obstruccin al acceso a la justicia,
pues no aparecen como razonables, aun cuando la mencionada tasa de justicia sea,
en trminos aritmticos, proporcional al monto de la demanda", declarando en consecuencia que el Estado argentino viol el derecho de acceso a la justicia consagrado en los artculos 8.1 y 25 de la CADH. Corte IDH, Caso Cantos us. Argentina, del
28-11-02, prr. 54.
(414) El ms claro ejemplo en la Argentina lo representan las leyes de obediencia debida y punto final, declaradas inconstitucionales
por el Mximo Tribunal.
CSJN, Simn, 2005, Fallos 328: 2056. En sentido concordante, la Corte IDH en el
Caso Barrios Altos, entendi que resultan incompatibles con la CADH las leyes de
amnista del Estado demandado del Per ya que impidieron que los familiares de
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de cualquier otro tipo (415)-, que impidan la posibilidad real de los jueces
de ejercer sus funciones y dictar una sentencia til, resulta contraria al derecho a ser odo.
Asimismo, la tutela judicial efectiva comprende la posibilidad del interesado de tener contacto directo con el rgano decisor (principio de inmediacin/inmediatividad);
derecho que adquiere an \llayor fuerza frente a
situaciones de especial vulnerabilidad o fragilidad del individuo-, como por
ejemplo, en los procesos de incapacidad, inhabilitacin o internacin (416).
Por ltimo, no puede concluirse este punto sin recordar que las debidas
garantas no se limitan a las enumeradas en el artculo 8 de la Convencin,
sino que a partir de una interpretacin de las particularidades de cada caso
concreto, los rganos estatales competentes debern contemplar incluso garantias no previstas expresamente, a los fines de asegurar en forma cierta y
eficaz el cumplimiento de la finalidad del debido proceso legal( 417).
b) Dentro de un plazo razonable
La adopcin de decisiones a destiempo carece de toda utilidad, y por ello
afecta gravemente la satisfaccin de la garanta del debido proceso legal.
As, la razonabilidad del plazo reviste una importancia superlativa para el
efectivo cumplimiento de la finalidad del debido proceso legal, y comprende
tanto plazos mximos (41B) -para evitar atrasos injustificados- como mlas vctimas y las vctimas sobrevivientes fueran odas por un juez, conforme a lo
sealado en el arto 8.1 de la Cj\DH. Corte IDH, Caso Barrios Altos vs. Per, ya cit.,
prr.42.
(415) En el Caso GenieLacayo, la Corte IDH encontrviolatorio
del artculo 8.1
de la CADH el hecho de que "las autoridades militares de Nicaragua obstaculizaron
o no colaboraron de manera adecuada con las im'estigaciones [...}".Corte IDH, Caso
Genie Lacayo vs, Nicaragua, del 29-1-97, prrs. 64 y 76,
(416) CSJN, T., R. A., 2005, Fallos, 328: 4832, con nota de Nicols Diana, "La
garanta del debido proceso no se agota en una ilusin o ficcin formal de la legalidad", LL, 2006-C, 230, CSJN, R., M. J., 2008, Fallos, 331: 211, con nota de Ludana T.
Ricart y Carolina Wnuczko, "Personas con sufrimiento mental: La Corte Suprema
reitera la importancia de su proteccin", LL, 2008-B, 407.
(417) As, la Corte IDH ha sostenido en el Caso Blake que: "el artculo 8.1 de la
Convencin debe interpretarse de manera amplia de modo que dicha interpretacin
se apoye tanto en el texto literal de esa norma como en su espritu, y debe ser apreciado de acuerdo con el artculo 29, inciso c) de la Convencin, segn el cual ninguna
disposicin de la misma puede interpretarse con exclusin de otros derechos y garandas inherentes al ser humano o que se deriven de la forma democrtica representativa de gobierno". Corte IDH, Caso Blake, ya cit., prr. 96.
(418) En el reciente Caso Kimel, la Corte IDH decidi que la duracin de casi
nueve aos del proceso penal en contra de la vctima por un alegado delito contra el
honor, excedi los lmites de lo razonable. Corte IDH, Caso Kimel vs. Argentina, del
2-5-08, prr. 97. En el Caso Bulacio, la Corte IDH seal que "El derecho a la tutela
judicial efectiva exige entonces a los jueces que dirijan el proceso de modo de evitar
que dilaciones y entorpecimientos indebidos, conduzcan a la impunidad, frustrando
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La competencia, entendida como el conjunto de facultades y atribuciones conferidas por el ordenamiento jurdico a un rgano estatal para el
ejercicio de sus funciones, constituye un requisito esencial de toda decisin
-siendo una garanta del debido proceso cuando ella puede afectar los derechos de las personas-, y es exigible no slo respecto de aquellas emitidas
por jueces o tribunales, sino tambin a las decisiones de los rganos administrativos (427) Ylegislativos (428).
as la debida proteccin judicial de los derechos humanos". Corte IDH, Caso Bulacio,
ya cit., prr. 115.
(419) Corte IDH, Caso Las Palmeras, ya cit., prr. 49.
(420) Corte IDH, Caso Bayarri vs. Argentina, deI30-10-0S, prr. 69. Para un
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Por un lado, esta garanta impide la creacin de fueros personales.- Ello .no
obstaculiza el establecimiento de fueros reales o de causa, como por ejemplo
el fuero militar -aunque cabe aclarar que su compatibilidad con los trminos de la Convencin Americana es discutida- (430). Sin embargo, tanto la
jurisprudencia de la Corte IDH como la de la CS(431), son coincidentes en
que, en general, en un Estado democrtico de Derecho la jurisdiccin penal
militar ha de tener un alcance restrictivo y excepcional; y en particular, en
que el procesamiento de graves violaciones de derechos humanos corresponde a la justicia ordinaria.
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En segundo lugar, la garanta del juez natural prolube que se cambie o altere la competencia del tribunal (432) que al momento de ocurrir los hechos
deban entender en la causa judicial de acuerdo a la ley anterior, para transferirla a otro tribunal que reciba esa competencia despus del hecho. Cabe
aclarar, no obstante, que la es ha interpretado esta exigencia en trminos
ms laxos, considerando que slo se produce una violacin a esta prohibicin cuando la sustraccin arbitraria de una causa constituya, por va indirecta, una verdadera comisin especial disimulada (433). Por su parte, cabe
agregar que la arrogacin de tribunales superiores de las decisiones que son
(430) CSJN,Lpez, 2007, Fallos, 330: 399. En la Argentina, el Congreso Nacional sancion recientemente la ley26.394 de justicia militar, que deroga el cdigo de
justicia militar (ley 14.029).La nueva ley suprime los consejos de guerra permanente y dispone que los delitos cometidos por los militares, en actos del servicio, sean
juzgados por los tribunales nacionales o federales segn corresponda.
(431) Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Per, del 30-5.99, prr. 128;
Corte IDH, Caso 19 Comerciantes vs. Colombia, ya cit., prr. 165; Corte IDH, Caso
Palamara Iribarne, ya cit., prr. 143;Corte IDH, Caso Durand y Ugarte, ya cit., prr.
117;Corte IDH, Caso de la Masacre de Mapiripn vs. Colombia, del 15-09-05, prr.
202; Corte IDH, Caso Almonacid Arellano y otros IJS. Chile, del 26-09-06, prr. 131;
Corte IDH, Caso La Cantuta IJS. Per, del 29-11-06, prr. 142; Corte IDH, Caso de
la Masacre de la Rochela IJS. Colombia, del 11-5-07,prr. 200; Corte IDH, Caso Escu
Zapata, ya cit., prr. 105;Corte IDH,Caso Zambrano Vlezy otros vs. Ecuador, del 4-7-07,
prr. 66; Corte IDH, Caso Tiu Tojn IJS. Guatemala, del 26-11-08,prr.118. CSJN,Mazzeo, 2007,Fallos, 330: 3248; CSJN, Videla,]orge R., 1984,Fallos, 306: 2101.En el caso
Lpez, si bien la mayora de los Ministros de la CS-siguiendo la jurisprudencia de
la Corte IDH- entendieron que la jurisdiccin penal militar ha de tener un alcance
restrictivo y excepcional, el voto concurrente de los Jueces Lorenzetti y Zaffaroni
fue un pas ms adelante, declarando la inconstitucionalidad de los tribunales militares (actualmente derogados por la ley 26.394). Los Ministros sealaron que los
tribunales militares "no pueden considerarse jurisdiccin en sentido constitucional
ni internacional, sino tribunales administrativos incompetentes para aplicar penas,
ya que no hay argumento alguno que permita que funcionarios dependientes del
Poder Ejecutivo y sometidos a sus rdenes, apliquen leyes penales, por lo cual slo
pueden actuar en estado de necesidad yen los estrictos lmites que para ste marca el
propio Cdigo Penal". CSIN, Lpez, 2007, Fallos, 330: 399.
(432) Cabe aclarar que, con la expresin tribunal o juez, se hace referencia al
rgano judicial y no a las personas fsicas que lo integran. Por lo tanto, su reemplazo no comporta una violacin de la garanta del juez natural. CSJN,]urez, 2004,
Fallos, 327:4272.
'
(433) CSIN, Griso/{a, 1956,Fallos, 234: 482.
La garanta de independencia
de los rganos del Estado implica tanto la
autonoma que debe regir sus relaciones mutuas (437) -exigida por el principio de divisin poderes-, como tambin la inexistencia de intereses privados -ya sean propios de las personas que integran los rganos estatales, o
ajenos- que puedan tener tal incidencia en sus decisiones, que conduzcan
a una desnaturalizacin de la defensa de los intereses pblicos por los que
deben velar.
La independencia respecto de intereses privados trata de asegurarse,
entre otras formas, estableciendo condiciones o requisitos de elegibilidad
para los cargos, previendo ciertas inmunidades para los funcionarios (438),
Y prescribiendo inhabilidades e incompatibilidades para el ejercicio de las
respectivas funciones (439).
Sin embargo, la custodia de la independencia como garanta del debido proceso legal parece requerir mayores cuidados en los rganos judiciales
debido a las constantes y fuertes presiones provenientes del poder poltico,
tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo. As, la independencia de los
jueces exige, por mandato constitucional, condiciones especiales -para su
(434) En el mismo sentido: CSJN, Caballero, 2005, Fallos, 328: 3946. Considerando 9 del voto de la Jueza Carmen M. Argibay. La prctica del per saltum sin ley
que lo autorice -efectuada por la CSen los resonantes casos Dromi (Fallos, 313:630)
y Rodrguez (Fallos, 320:2851)- constituye asimismo, para nosotros, una violacin
de la garanta de juez natural.
(435) Artculos 24, 75 inc. 12,y 118C.N.
(436) BIDARTCAMPOS,Manual de la Constitucin reformada, t. 11,op. cit.,
pg. 302; Badeni, op. cit., pg. 1144;CN PEF,Sala 11,F., ].1.,ED, 130-602,en especial
el voto del Dr. Hendler. (Citado en MILLER,GELLIY CAYUSO,
op. cit., pg. 341).
(437) Es decir, la no interferencia de un rgano en los asuntos del otro. Cabe
aclarar que, obviamente, esta autonoma se ve necesariamente condicionada por
el mecanismo de frenos y contrapesos que presupone el principio de divisin de
poderes en todo sistema democrtico.
(438) Ver los artculos 68,69 Y 70 C.N yla LeyN 25.320 de Rgimen de Inmunidades para legisladores, funcionarios y magistrados.
(439) Convencin de las Naciones Unidas contra la Corrupcin (aprobada por
Ley N0 26.097); Convencin Interamericana contra la Corrupcin (aprobada por
Ley N 24.759);Ley N025.188de Etica en el Ejercicio de la Funcin Pblica.
144
FEDERICO G. THEA
nombramiento (440); limites para las sanciones disciplinanas y!o la destitucin(441); intangibilidad de sus remuneraciones (442); e incluso inamovilidad por traslado (443).
Asimismo, la plena independencia
primordial,
que el financiamiento
del aparato
judicial
manos -o que exista al menos cierto grado de participacin del Poder Judicial en su elaboracin- (444) Yque esta tarea no dependa exclusivamente de
los Poderes Ejecutivo y Legislativo.
(440) Luego de la reforma constitucional
de 1994, el rgano encargado de
llevar adelante los procesos de seleccin de los magistrados es el Consejo de la
Magistratura (art. 114). El nombramiento
de los magistrados de la Corte Suprema
de Justicia es efectuado por el PEN con acuerdo del Senado por dos tercios de sus
miembros presentes (Art. 99, inc. 4 -primer
prrafoC.N., reglamentado
por
Decreto N 222/03). Los dems jueces de los tribunales federales inferiores son
nombrados por el PEN en base a una propuesta vinculante en terna del Consejo
de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesin pblica, en la que se tendr en cuenta la idoneidad de los candidatos. (Art. 99, inc. 40 -segundo
prrafo- C.N.). La incorporacin del Consejo de la Magistratura en la reforma constitucional de 1994 pretenda sanear y dotar de mayor transparencia
el proceso de
seleccin de los jueces. Sin embargo, la incompleta e imprevisora redaccin del
texto constitucional,
deja la puerta abierta para que ocasionales mayoras parlamentarias creen condiciones incompatibles
con la independencia
del Poder
Judicial. (Sobre este tema, ver: Thea, Federico G., "Los transplantes
de derecho
al servicio del poder", op. cit.). En relacin con el nombramiento
y la destitucin
de los jueces, la Corte .IDH ha sealado que deben establecerse procdimientos
estrictos que, siguiendo el principio de la separacin de los poderes, garantice
la independencia
de los jueces. Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional
vs.
Per, ya cit., prrs. 73~75.
(441) El arto 110 e.N. consagra la inamovilidad de los jueces mientras dure su
buena conducta. Las facultades disciplinarias estn a cargo del Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento (arts. 114 y 115 C.N.).
(442) El arto 110 C.N. establece asimismo que los jueces recibirn por sus servicios una compensacin que determinar la ley, y que no podr ser disminuida en
manera alguna, mientras permanezcan
en sus funciones. La CS ha interpretado
que la finalidad de esta clusula constitucional
"es prevenir ataques financieros de
los otros poderes sobre la independencia del judicial, pero no protege a la compensa.
cin de las disminuciones que indirectamente pudieran proceder de circunstancias
como la inflacin u otras derivadas de la situacin econmica general, en tanto no
importen un asalto a la independencia de la justicia por ser generales e indiscriminadamente toleradas por el pblico". CSJN, Chiara Daz, 2006, Fallos, 329: 385. Voto de
los jueces Enrique S. Petracchi y Juan C. Maqueda; CSJN, Mill de Pereyra, 2001, Fallos, 324: 3219. En relacin con el pago de tributos, la CS tiene dicho que "el Impuesto
a las Ganancias aplicado a las remuneraciones judiciales contradice la garantfa de
intangibilidad consagrada en el arto 110 de la Constitucin Nacional". CSJN, 2006,
Fallos, 329: 1092, manteniendo la jurisprudencia
del precedente CSJN, Rodolfo Me-
145
f) Imparcial
La imparcialidad supone que las personas
integrantes
de los rganos
estatales con competencia para adoptar decisiones pblicas, no tengan prejuicios o intereses personales
de ningn tipo en relacin con las partes en
un proceso, que puedan afectar la rectitud de su pronunciamiento.
Los me-
la imparcialidad
tiene aspectos tanto subjetivos como objetivos y que, por
lo tanto, la justicia no slo debe ser hecha, sino que tambin debe verse qu se
hace(448).
En los procesos penales, la imparcialidad
est ntimamente
relacionada
con otra garanta que se analizar ms adelante: La presuncin
de inocencia(449). As, en concordancia
con los estndares
internacionales,
(450) la
CS tene dicho que en los procesos penales no podr formar parte del ttibu(445) Nino, op. cit., pgs.166-IB7.
(446) El mbito de aplicacin de la Ley 25.188 es muy amplio. As, el artculo
l establece que sus disposiciones se aplican"{ ...] sin excepcin, a todas las personas
que se desempeen en la funcin pblica en todos sus niveles yjerarquias, en forma
permanente o transitoria, por eleccin popular, designacin directa, por concurso o
por cualquier otro medio legal, extendindose su aplicacin a todos los magistrados,
funcionarios y empleados del Estado".
(447) Corte IDH, Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, del 2-7-04, prr. 170.
(448) La CS cit el adagio "justice must not only be done: it must also be seen to
be done" en: CSJN, Dieser, 2006, Fallos, 329: 3034 (haciendo suyo el dictamen del
Procurador Fiscal de la Nacin).
(449) CIDH, Informe N 5/96, ya cit.
(450) El dictamen del Procurador Fiscal de la Nacin, que la CS hace suyo, cita
entre otros: El Proyecto de Reglas Mnimas de las Naciones Unidas para el Procedimiento en Materia Penal; el Caso Herrera Ulloa de la Corte IDH, ya cit.; el Informe
Na 5/96 de la CIDH, ya cit.; y los casos Delcourt vs. Blgica y De Cubber vs. Blgica de
la Corte EDH.
146
FEDERICO G. THEA
con anterioridad
por la ley
El establecimiento de los jueces o tribunales por ley previa es una garanta procesal que est ntimamente vinculada con la competencia, y que tiene
por objetivo impedir la creacin de tribunales ad hoc. Es por ello que, generalmente, suelen encuadrarse ambos requisitos dentro del concepto de juez
natural (452).
Esta garanta implica, adems, el requisito de que los jueces sean nombrados de acuerdo a los procedimientos establecidos previamente por cada
ordenamiento jurdico. As, en nuestro pas, como se ha apuntado, el nico procedimiento que contempla la Constitucin Nacional para nombrar a los jueces
inferiores es el establecido en el artculo 99, inc. 4. Por tal motivo, puede considerarse que las subrogancias judiciales que no respeten los procedimientos
establecidos previamente por cada ordenamiento jurdico para el nombramiento de los jueces -declaradas
inconstitucionales por la CS (453), con
otros argumentos y con efecto diferido (454), en el caso HRosza"(455) -, resultan contrarias al artculo 8.1 de la Convencin Americana (456).
2 (i). Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma
147
ARTCULO 8. GARANTlAs
148
149
JUDICIALES
FEDERICO G. THEA
sentencia firme (461). Por ello, la prisin preventiva (462), as como otras formas de afectaCn de la libertad personal de personas no condenadas por
sentencia firme.c463), deben reputarse, en principio, y sin perjuicio de ciertas
excepciones (464), incompatibles con el respeto de la garanta de presuncin
de inocencia.
2 (ii). Durante el proceso, toda persona
dad, a las siguientes garantas mnimas:
a) Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intrprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal
Evidentemente, si una persona'no comprende el idioma utilizado en un
proceso del que es parte, no podr de ninguna manera participar de forma
til en l, todas las garantas del debido proceso resultarn obsoletas, y se
ver totalmente obstaculizado su derecho de defensa (465). As, el derecho
de las personas a comprender los procesos en que sus derechos u obligaciones estn en juego es tan bsico yelemental, que el Estado tiene la obligacin
de garantizarlo en forma totalmente gratuita, y desde el comienzo mismo del
proceso.
El propsito de este derecho es asegurar que las personas cuyos derechos
u obligaciones estn siendo discutidos en el marco de un proceso, conozcan
y entiendan las actuaciones que se estn llevando adelante, la situacin en
que se encuentran, y que puedan ser odos y entendidos por los rganos estatales correspondientes.
Si bien la referencia al inculpado en el inciso bajo anlisis pareciera limitar este derecho a las personas con cargos penales en su contra, cabe recordar que las garantias enumeradas en el segundo prrafo del articulo 8 de la
Convencin tambin deben ser aplicadas, en cuanto sean compatibles, a los
(461) As,la Corte IDH consider contraria a la presuncin de inocencia la exhibicin de una persona ante los medios de comunicacin vestido con un traje infamante/ a rayas, como los que usan los presos, cuando an no haba sido legalmente
procesado ni condenado. Corte IDH, Caso Loayza Tamayo us. Per, ya cit., prr. 46
d)j Corte IDH, Caso Cantoral Benavides us. Per, ya cit., prr. 119.
(462) Segn la jurisprudencia de la Corte IDH, la desproporcionada duracin
de la detencin preventiva no slo lesiona el derecho a la libertad personal, sino
que tambin viola la presuncin de inocencia. Corte IDH, Caso Surez Rosero us.
Ecuador, ya cit., prrs. 77~78.
.
(463) En el Caso Bulario, la Corte IDH decidi que las razzias eran incompatibles con el respeto a los derechos fundamentales, entre otros, de la presuncin de
inocencia. Corte IDH, Caso Bulacio, ya cit., prr. 137.
.
(464) Para ampliar sobre la afectacin a la libertad personal en general, yacerca de la prisin preventiva en particular, ver el comentario del artculo 7.5 de la
Convencin.
(465) UN Human Rights Committee, General Comment N 13,ya cit., prr. 13.
dems procesos, y por todos los rganos del Estado. No resulta odoso insistir
en este punto porque, en la prctica, puede advertirse cmo los rganos administrativos y legislativos omiten dar cabal cumplimiento a todas las garantas procesales del debido proceso y el derecho de ser asistido gratuitamente
por el traductor o intrprete no es una excepcin a esta lamentable regla de
incumplimiento.
Este derecho se aplica tanto a los extranjeros como a los nacionales, y
en el caso particular de la Repblica Argentina, reviste aun mayor relevancia
respecto de los pueblos originarios, cuya participaci6n en la gestin referida
a sus recursos naturales y a los dems intereses que los afecten deviene imperativa por mandato constitucional (466).
b) Comunicacin
mulada
previa y detallada
al inculpado
de la acusacin
for-
151
FEDERICO G. THEA
As, la Corte IDH ha dicho, en forma reiterada, que "el artculo 8.2.b de
la Convencin Americana ordena a las autoridades judiciales competentes
notificar al inculpado la acusacin jonnulada en su contra, sus razones y los
delitos o faltas por los cuales se le pretende atribuir responsabilidad, en forma
previa a la realizacin del proceso. Para que este derecho opere en plenitud y
satisfaga losfines que le son inherentes, es necesario que esa notificacin OCU':'
rra antes de que el inculpado rinda su primera declaracin. Sin esta garanda,
se vera conculcado el derecho de aqul a preparar debidamente su defensa."
(468) Asimismo, ha sealado que "es preciso considerar particularmente la
aplicacin de esta garanta cuando se adoptan medidas que restringen el derecho a la libertad personal" (469).
ISO
para
Con el propsito de garantizar que las personas puedan preparar en forma apropiada la defensa de sus derechos, este inciso contempla en forma
conjunta dos exigencias: Por un lado, que se otorgue tiempo suficiente para
el ejercicio del derecho de defensa; y por el otro, que se concedan los medios
adecuados para hacerlo.
La determinacin de cunto tiempo e~ adecuado o suficiente, depender
de las circunst~cias
de cada caso (470). Si bien la jurisprudencia no ha establecido en forma expresa ningn estndar para evaluar la adecuacin del
tiempo para la preparacin de la defensa, parecen perfectamente aplicables
a este punto los criterios sentados por la Corte IDH para analizar la razonabilidad. del plazo de duracin del proceso, es decir, i) la complejidad del asunto,
ii) la actividad procesal del interesado y iii) la conducta de las autoridades
judiciales. Esta parece haber sido la solucin seguida por la Corte IDH en el
Caso del Tribunal Constitucional, para decidir que el plazo (inicialmente de
48 horas, y luego extendido a una semana) otorgado para ejercer la defensa
de los acusados, fue extremadamente corto, considerando la necesidad del
(468) Corte IDH, Caso Tibi vs. Ecuador, del 7-9-04, prr. 187;Corte IDH, Caso
Acosta Caldern us. Ecuador, del 24-6-05, prr. 118;Corte IDH, Caso Palamara Iribarne, ya cit., prr. 225; Corte IDH, Caso Lpez Alvarez vs. Honduras, deI1-2-0G,
prr.149.
(469) Corte IDH, Caso Palamara Iribame, ya cit., prr. 225; Corte IDH, Caso
L6pezAlvarez
152
FEDERICO G. THEA
ARTicULO
procesal se ve complementada, a su vez, por el inciso siguiente del artculo 8.2 -cuyos alcances se estudian a continuacin-,
segn el cual, cuando
una persona no ha optado por ninguna de las dos opciones sealadas precedentemente, el Estado debe proporcionarle al acusado, un defensor que lo
asista.
El mbito de aplicacin del derecho a contar con un abogado defensor
se extiende a todo tipo de proceso (478), y a todas sus etapas -desde el momento de la detencin(479), hasta el final del proceso y sus instancias de
revisin- (480); ya sea que la persona se encuentre actuando en calidad de
querellante o acusado, actor o demandado (481), o como parte en un procedimiento administrativo (482).
Ahora bien, cabe indagar, asimismo, cul es el alcance del derecho de la
persona a defenderse personahnente, porque, evidentemente, la posibilidad
real de defenderse a s mismo de una persona que cuenta con todas las herramientas tcnicas para hacerlo, no es igual que la de alguien sin esa versacin
en el ejercicio de la abogaca.
En el mbito de los procedimientos administrativos, la jurisprudencia de
la Cmara Federal Argentina no ha hecho diferencia entre ambos supuestos(483), aun cuando podria pensarse que el patrocinio letrado debe ser
obligatorio cuando se debaten cuestiones jurdicas (484).
En cambio, en los procesos penales, la CS s ha efectuado esta distincin,
sealando que [tJoda vez que el objeto de la defensa es la tutela de la libertad y
de los derechos individuales, y su ejercicio se rejiere tanto a la defensa material,
en cabeza del propio imputado, como a la defensa tcnica, a cargo de quien se
encuentra habilitado legalmente para ello, la posibilidad de autodefenderse
slo puede tener lugar cuando eljuez reconozca en el encausado la aptitud que
le permita hacer valer eficazmente sus derechos en eljuicio. (485).
H
JI
posibilidad de que un mismo defensor asista a ms de un inculpado, limita las alternativas en cuanto a la eleccin del defensor, pero no significa, per se, una violacin
del artculo 8.2.d de la Convencin". Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros vs.
Per, ya cit., prr. 147.
(478) En los casos Moyana y Sueldo, la es trat la situacin de personas procesadas por faltas o contravenciones. CSJN, Sueldo, Julio Csar, 1984, Fallos, 306:
821 CSJN,Moyana, Marcelina, 1976, Fallos, 296: 65. (Citados en MILLER,GELLIy
CAYUSO, op. cit., pg. 457).
(479) Corte IDH, Caso LpezAlvarez vs.Honduras, ya cit., prr. 152 Corte IDH,
Caso Chaparro Aluarez y Lapo Iiguez. us.Ecuador, ya cit., prr. 158.
(480) CS]N,Amaiz, Flixy otros, 1957,Fallos, 237: 158.
(481) CS]N,PeiranoBasso,/uan, 2006, Fallos, 329: 1219.
(482) Decreto Ley 19.549/72, artculo 10 inc. f.l)
(483) CN CAF,Sala 11,18/08/05, Marassi, Julio Carlosel Ministerio del Interior;
CN CAF,Sala III, 05/09/02, Lecuona, Daniel C. el Gasnor S.A.
(484) BALBN,
CARLOS,
Curso de derecho administrativo, t. 11,Buenos Aires, La
Ley,2008, pgs. 615-616.
(485) CS]N,Cano,Antonio, 2002, Fallos, 325: 157.
.,I
8. GARANTiAS JUDICIALES
153
As, la es parece considerar que la defensa de una persona en los procesos penales comprende dos aspectos distintos: Uno material, que est en
cabeza del propio acusado, y otro tcnico, que puede ser ejercido por l mismo, pero slo cuando posea las aptitudes o habilidades profesionales para
hacerlo eficazmente.
Sin embargo, esta regla podra ceder en casos excepcionales, como por
ejemplo cuando una persona alegue una objecin de conciencia o religiosa, con fundamento en el artculo 19 de la Constitucin Nacional, para no
utilizar la defensa profesional y defenderse a s mismo o, como se ver en el
apartado siguiente, para no defenderse ni por s ni por terceros. Obviamente estas excepciones debern ser aplicadas con sumo cuidado y con carcter restrictivo, imponiendo en caso de duda la designacin de un defensor
letrado (486).
En segundo trmino, este inciso prev el derecho del acusado de comunicarse libre y privadamente con su defensor. La Corte IDH se ha referido a este punto en ms de una oportunidad (487), Y con cita de los
Principios Bsicos sobre la funcin de los Abogados relativo a las salvaguardias especiales en asuntos penales (488), tiene establecido que "a
toda persona arrestada, detenida, o presa, se le facilitar oportunidades,
tiempo e instalaciones adecuadas para recibir visitas de un abogado, entrevistarse con l y consultarle, sin demora, interferencia ni censura y en
forma plenamente confidencial. Estas consultas podrn ser vigiladas visualmente por un funcionario encargado de hacer cumplir la ley, pero no
se escuchar la conversacin (489).
H
Tal es la relevancia y el alcance de este derecho, que el Comit de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha sealado que la posibilidad de que
los abogados defensores se comuniquen en forma absolutamente confidencial con sus clientes, y que los puedan asesorar y representar de conformidad
con su criterio y normas profesionales establecidas, sin ninguna restriccin,
influencia, presin o injerencia indebida de ninguna parte, constiruye un
verdadero medio para la preparacin de la defensa (490).
(486) GELLI,op.'cit., pgs. 238-239. Sobre la objecin de conciencia y sus lmites, ver en esta misma publicacin el comentario de Diego M. Papayannis al Art. 12
de la Convencin Americana.
(487) Corte IDH, Caso Surez Rasero us. Ecuador, ya cit., prr. 79 Corte IDH,
Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Per, ya cit., prr. 148; Corte IDH, Caso
Cantoral Benavides vs. Per, ya cit., prr. 127; Corte IDH, Caso Lori Berenson Meja
vs.Per, ya cit., prrs. 167-168.
(488) Principios Bsicos sobre la Funcin de los Abogados relativo a las salva~
guardias especiales en asuntos penales, aprobados por el Octavo Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevencin del Delito y Tratamiento del Delincuente, cele.
brado en La Habana (Cuba) de 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990.
(489) Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Per, ya cit., prr. 139; Corte
IDH, Caso Lori Berenson Mejfa vs. Per, ya cit., prr. 166.
(490) UN Human Rights Committee, General Comment N 13,ya cit., prr. 9.
154
FEDERICO G. THEA
e) Derecho irrenunciable de ser ~sistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no segn la legislacin interna, si el
inculpado no se defendiere por s mismo ni nombrare defensor dentro
del plazo establecido por la ley .
Como se expuso en el apartado anterior, el derecho a elegir un abogado
o defenderse por s mismo es complementado por esta garanta -en principio- irrenunciable, segn la cual, cuando una persona no opta por ninguna de las dos opciones dentro del plazo establecido por la ley, el Estado
tiene la obligacin de proporcionarle un abogado. Tal como se ha aclarado,
de acuerdo a la jurisprudencia de la es, tambin debe darse cwnplimiento a
esta garanta en aquellos casos en que, si bien la persona acusada ha elegido
defenderse a s misma, no posee las capacidades tcnicas necesarias para
hacerlo eficazmente.
El inciso bajo anlisis nada dice respecto de la gratuidad u onerosidad
del defensor que debe ser provedo por el Estado en los supuestos mencionados. En relacin con este punto, la Corte IDH ha sealado en la Opini6n
Consultiva OC 11/90, que "as como la Convencin garantiza el derecho de
asistencia legal en procedimientos penales ... como no ordena que la asistencia
legal} cuando se requiera} sea gratuita, un indigente se vera discriminado por'
raz6n de su situaci6n econ6mica si} requiriendo asistencia legal} el Estado no
se la provee gratuitamente" (491).
As, puede interpretarse que la garanta de proveerle un defensor letrado
al acusado que no haya elegido un abogado, ne~ necesariamente implcita
la obligacin para el Estado de hacerse cargo de la remuneraci6n que segn
la legislaci6n interna le pueda corresponder al defensor, debiendo garantizar
que la asistencia legal proporcionada al acusado sea totalmente gratuita para
l. En la Argentina, la legislacin nacional (492) prev que, en los procesos
penales, los defensor:es pblicos oficiales deben J'ejercerla defensa de los imputados en las causas que tramitan ante la justicia en lo criminal y correccional, en los supuestos en que se requiera conforme lo previsto por el C6digo Procesal Penal de la Nacin" (493). Por su parte, en los dems procesos, tambin
es aplicable esta garanta, tanto para actores como para demandados, pero
restringido a "quienes invoquen yjustifiquen pobreza o se encuentren ausentes
en ocasin de requerirse la defensa de sus derechos"( 494).
Como se ha visto, el correcto desempeo de los abogados defensores
constituye un verdadero medio para la preparacin de la defensa del acusado. En consecuencia, resulta evidente que la asistencia letrada suministrada
por ei Estado en cumplimiento de la garanta 'bajo anlisis debe ser inde(491) Corte IDH, OC-ll/90, ya cit., prr. 25.
(492) Cabe aclarar que cabe cada provincia tiene su propia legislacin sobre
el tema.
(493) Ley Orgnica del Ministerio Pblico No 24.946, artculo 60 inc. b)
(494) Ley Orgnica del Ministerio Pblico N 24.946, artculo 60 inc. a)
ARTcULO
8. GARANTAS JUDICIALES
155
pendiente y efectiva, para lo cual el Estado debe adoptar todas las med~das
adecuadas (495). La es ha extendido este criterio a otros supuestos, conSIderndolo aplicable no solamente cuando el Estado ha designado un defensor
oficial, sino incluso cuando el acusado ha elegido a su abogado, sealando
que "no basta para cumplir con las exigencias bsicas del debi~ proceso que
el acusado haya tenido patrocinio letrado de manera formal, smo que es menester adems que aqul haya recibido una efectiva y sustancial asistencia de
parte de su defensor."( 496)
Para terminar, cabe recordar nuevamente que, aun cuando el inciso bajo
anlisis se refiere al derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor,
ello no constituye n deber en trminos absolutos para el acusado, quien alegando y probando una verdadera objecin de conciencia o religiosa, tendr
el derecho constitucional a renunciar a esta garanta procesal.
f) Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el
tribWlal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras
personas que puedan arrojar luz sobre los hechos.
La referencia a la plena igualdad con que las personas deben gozar las
garantas procesales del debido proceso, efectuada al comienzo del segundo prrafo del artculo 8.2, es subyacente a los principios de igualdad y no
discriminacin consagrados por la Convencin Americana en sus artculos
1 y 24, Y se traduce en trminos proGesales, en el principio de contradiccin,
previsto implcitamente por el inciso f) bajo anlisis.
As, si bien una lectura literal podra sugerir que este inciso slo hace referencia al derecho de hacer comparecer e interrogar testigos, peritos u otras
personas frente al tribunal, una interpretacin teleolgica, sistemti~a y ~nmica del texto convencional, permite afirmar que su alcance es muchls1mo ms amplio, y que, en rigor de verdad, el artculo 8.2.f) de la Convencin
Americana consagra el principio de contradiccin, en virtud del cual, cada
parte en un proceso, debe ser puesta en condicio~es de co~o?er y rebatir los
argumentos y las pruebas aducidos por la contrana, garantizandose el derecho de los litigantes de ofrecer, y exigir la produccin, de todas las medidas de
prueba que estimen conducentes en sustento de sus fundamentos.
(495) Corte IDH, Caso Chaparro Aluarez y Lapo Iiguez. us. Ecuador, y~ ~it.,
prr. 159.En este caso, la Corte IDH decidi que la actitud de la defensora publIca
asignada (quien no estuvo durante el interrogatorio y slo se hizo presente para que
pudiera iniciar la declaracin y al final de la misma: para firmarla) fue claramen.
te incompatible con la obligacin estatal de proporCIOnaruna defeIl;saadecuada a
quien no pudiera defenderse por s mismo ni nombrar defensor particular.
(496) CSJN, Igualt Prez, 2004, Fallos, 327: 103. (Del dictamen del Procurador
Fiscal que la CShace suyo). En este caso, la CShiz? lugar al pedido del acus~do de
declarar la nulidad del escrito presentando por qUIenfuera su defensor -qUien falleci a causa de una enfermedad- porque en razn de afecciones a su intelecto no
pudo proporcionar una efectiva y sustancial asistencia tcnica en la defensa.
156
FEDERICO G. THEA
ARTicULO
En este sentido, la Corte IDH tiene establecido que en todo proceso deben
concurrir los elementos necesarios para que exista el niayor equilibrio entre
las partes, explicando que ello implica, entre otras cosas, que rija el principio contradictorio (497). As, en el Caso Comunidad Indgena Yakye Axa, la
Corte IDH decidi que el Estado haba violado, entre otras tantas, la garanta contemplada en el artculo 8.2.f) de la Convencin, por la realizacin de
varias diligencias probatorias, en el proceso penal seguido contra miembros
innominados de la Comunidad Yakye Axa -declaraciones
de testigos, levantamientos de datos de los miembros de la Comunidad, inspecciones en el
lugar de los hechos-, sin que pudieran presentar pruebas de descargo ni
interrogar a los testigos propuestos por la contraparte (498).
El derecho de ofrecer y producir prueba es bsico para la preparacin de
la defensa, y es por ello que el rechazo injustificado de cualquier prueba que
pudiera haber sido de utilidad para la posicin de una parte, puede acarrear
la nulidad de la decisin que se adopte, ya sea que se trate de un acto administrativo o de una sentencia, penal, civil o de cualquier otro carcter (499).
Sin perjuicio del amplio mbito de aplicacin del principio contradictorio, debe reconocerse que en el proceso penal adquiere un vigor mucho mayor, obviamente a favor del acusado (500J, revistiendo especial importancia
la posibilidad de examinar los testigos en su contra y a su favor, bajo las mismas condiciones, con el objeto de ejercer su defensa, como lo ha sealado en
forma reiterada la Corte IDH (501).
(497) Corte IDH, Caso Palamara Iribarne, ya cit., prr. 178; Corte IDH, OC17/02, ya cit., prr. 132.
8. GARANTiAS JUDICIALES
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inicial en la obtencin de la prueba contamina, envenena cualquier otro acto probatorio derivado de aqulla~ Segn esta teora, no slo resultan inadmisibles las
pruebas directamente obtenidas en forma ilegal (regla de la exclusin, en sentido
estricto) -tanto respecto de los propios titulares de la garanta que proporciona su
exclusin, como de otras personas que pudieran verse afectadas por ellas (CSJN,
Francomano, 1987,Fallos, 310:2284; CSJN,Daray, 1994,Fallos, 317:1985)-, sino que
la ineficacia se extiende tambin a todas aquellas pruebas que, con arreglo a las
circunstancias del caso, sean consecuencia inmediata de dicha violacin, es decir, a aquellas que no hubieran podido ser obtenidas sin la violacin de garantas
constitucionales y resultaren su consecuencia (CSJN, Rayford, 2006, Fallos, 308:
733CSJN,Ruiz, Roque, 1987,Fallos, 310: 1847.Considerando 14;CSJN,Francomano, 1987,Fallos, 310: 2284; CSJN, Peralta Cano, 2007, LL, 2007-D, 625). Esta teora
puede encontrar algunas excepciones -que deben ser aplicadas con suma cautela-, como por ejemplo, cuando "la condena puede sustentarse en otros medios
de prueba y constancias del proceso que son independientes (de la prueba obtenida
ilegalmente) ...y que han sido obtenidos de manera objetiva y directa" (CSJN, Ruiz,
Roque, 1987,Fallos, 310: 1847.Considerando 150).
(508) GELLI, op. cit., pg. 232.
ARTicULO
8. GARANTAS JUDICIALES
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Por su parte,
ha indicado que
requerir mayores
pendientemente
recurrir un fallo,
(509) Corte IDH, Caso Herrera Ulloa us. Costa Rica, ya cit., prr. 158.
(510) CSJN,Arce, 1997.Fallos, 320: 2145,con nota de AGUSTN
GORDILLO, "Los
derechos humanos no son para, sino contra el Estado", op. cit.; CSJN, Gorriarn
Merlo, 1999, Fallos, 322: 2488.
(511) Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Per, ya cit., prr. 161;Corte
IDH, Caso Herrera Ulioa vs. Costa Rica, ya cit., prr. 159.
(512) CS)N, Giroldi, 1995, Fallos, 318: 514.
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ARTcULO
decisin recurrida, as como el respeto debido de los derechos fundamentales del imputado (513); doctrina que tambin ha sido receptada porla jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin (514).
Ahora bien, en tanto garanta a favor del inculpado, resultara ilgico
concederle al imputado la facultad de impugnacin y, al mismo tiempo,
exponerlo al riesgo de que por el ejercicio de esta potestad -en ausencia
de recurso de la parte acusadora-, su situacin procesal se viera empeorada(515). As, el derecho de recurrir el fallo ante juez o tribunal superior,
se ve necesariamente complementado por el principio de prohibicin de la
reformatio in pejus, segn el cual est prohibida la modificacin del fallo en
perjuicio del acusado, llevada a cabo por el tribunal de alzada que interviene
por recurso de la defensa exclusivamente, sin que medie recurso de la parte
acusadora (516).
Por ltimo, cabe sealar que si bien la garanta de la doble instancia encuentra su principal mbito de aplicacin en materia penal, la Corte IDH, en
la Opinin Consultiva OC-17/02, la hizo extensiva a todos los procedimientos
judiciales o administrativos en que se resuelven derechos de los nios (517),
por lo que bien podra pensarse en otras futuras extensiones de su mbito de
aplicacin.
3. La confesin del inculpado
cin de ninguna naturaleza
solamente
El derecho a no incurrir en autoincriminacin tiene como corolario lgico la garanta de que la confesin del inculpado solamente ser vlida si
(513) Corte IOH, Caso Henera Ulloa vs. Costa Rica, ya cit., prrs. 163~165.
(514) CS/N, Casal, 2005, Fallos, 32B:3399. CS/N, Tarditi, 200B,Fallos, 331:20n
En el precedente Casal, al precisar el rol de la Cmara de Casacin Penal, la CS.indic que "los arts. B.2.h de la Convencin y 14.5 del Pacto exigen la revisin de todo
aquello que no est exclusivamente reservado a quienes hayan estado presentes como
jueces en eljuicio oral. Esto es lo nico que los jueces de casacin no pueden valorar,
no slo porque cancelara el principio de publicidad, sino tambin porque directamente no lo conocen, o sea, que a su respecto rige un lmite real de conocimiento.
Se trata directamente de una limitacin fctica, impuesta por la naturaleza de las
cosas, y que debe apreciarse en cada caso. De all que se hable de la Leistung, del rendimiento del mximo de esfuerzo revisable que puedan llevar a cabo en cada caso.
(Considerando 24
(515) CS/N, Olmos, 2006, Fallos, 329: 1447.
(516) BIDARTCAMPOS,Manual de la Constitucin reformada, t. 11, op. cit.,
pg. 305. Cabe sealar que la CSha decidido que lila prohibicin de 'reforma tia in
0
).
pejus' debe ser extendida no slo al mbito estricto de lajurisdiccin apelada, porque
tambin alcanza al Juicio de reenvo: razn por la cual, en aquellos casos en los que
el imputado provoca por medio de su recurso la nueva realizacin del juicio, la sentencia que de l resulte, tiene aquel lmite y el dictado de una nueva condena no puede
colocarlo en una situacin peor que la que ya tena con la anterior. CSJN, Olmos,
8. GARANTAS JUDICIALES
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sede hacerlo'(520).
En el mismo sentido, la jurisprudencia de la es considera suficiente,
para fundar la ausencia de coercin, que el informe pericial respectivo no
haga presumir que el imputado haya .padecido apremios y, a su vez, que
ste, al momento de ser indagado, no efecte denuncia alguna en ese sentido (521).
Sin embargo, la referencia de la Convencin a la coaccin de ninguna
debe ser interpretada en trminos mucho ms abarcativos, en el
sentido de falta de toda presin fsica o psicolgica, ya sea directa o indirecta, y como comprensiva de determinadas condiciones mnimas para poder
otorgarle validez a las declaraciones efectuadas ante autoridades pblicas,
en especial, a las fuerzas policiales (522). En este sentido, la disidencia de
la es en el caso "Minaglia" opin que "descartada la presencia de indicios
naturaleza
fsicos
de coaccin,
la circunstancia
de que el imputado
no haya aducido
que el dato le fue arrancado por la policla slo puede ser un elemento relevante en la medida
En cambio, cuando
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es totalmente diferente de la que dan los policas ... es posible inferir la existencia de coaccin a partir de la propia situacin de detencin y de la no
convalidacin de las manifestaciones ~'espontneas1Jen el momento en que s
puede juzgarse que el imputado declara libremente esto es, en principio, ante
el tribunal" (523).
Por otra parte, cabe sealar tambin que el derecho a la ~o autoincriminacin no se restringe slo a otorgar ciertas garantas mnimas en' relacin
con .la prueba confesional, sino que su mbito de aplicacin se extiende a
todo tipo de elemento probatorio que pueda ser obtenido del cuerpo de una
persona sin su consentimiento (524).
Para concluir, es dable aclarar que si bien, tal como se ha afirmado desde
el comienzo, las garantas procesales consagradas en el artculo 8 de la Convencin son aplicables a todos los tipos de proceso, la ntima relacin que
guarda el derecho a no autoinculparse con el principio de inocencia, hace
que esta garanta adquiera en el proceso penal una fuerza mucho mayor que
en el resto de los procesos, en los cuales el ejercicio del derecho a guardar
silencio s puede utilizarse como indicio de la veracidad de las proposiciones
de la contraparte, contrariamente a lo que ocurre en los procesos penales, en
los que resulta a todas luces inaceptable.
4. El inculpado absuelto por una sentencia finne
a nuevo juicio por los mismos hechos
El artculo 8.4 de la Convencin Americana consagra -con algunos defectos de redaccin a nuestro entender-la
garanta del non bis in idem, que
impide que una persona pueda ser sujeta a un proceso penal en ms de una
oportunidad, por la imputacin de los mismos hechos.
Como se desprende de esta definicin, y contrariamente a lo que sugiere
una lectura textual del artculo 8.4, la garanta del non bis in idem no se limita
a las personas inculpadas absueltas, sino que es aplicable a todas aquellas
que fueron sometidas a un proceso penal, independientemente
de si resultaron absueltas o condenadas. Esta parece ser la postura de la CS, que citando
este artculo de la Convencin Americana -junto con el aun ms restrictivo
(523) CSJN,Minaglia, 2007, Fallos, 330: 3801. Disidencia de los Jueces Juan C.
Maqueda, Eugenio R. Zaffaroni y Enrique S. Petracchi.
(524) BIDARTCAMPOS,Manual de la Constitucin reformada, t. 11,op. cit.,
pg. 325. Para el supuesto de la extraccin compulsiva de sangre ver CSIN,Muller,
Jorge, 1990, Fallos, 313: 1113;CS1N,H, G Y S. y otro, 1995, Fallos, 318: 2518; CSIN,
Guarino, 1996, Fallos, 319: 3370; CSJN, Vzquez Ferr, 2003, Fallos, 326: 3758, con
nota de Susana Cayuso, "Laprueba compulsiva de sangre y los derechos y garantas
constitucionales", LL, 2003-F, 963, quien en contra de lo decidido en el fallo, opina
que el derecho a co.n~~erla verdad puede, bajo ciertas condiciones, imponerse al
derecho a la intangIbIhdad fsica y el derecho a no incurrir en autoincriminacin.
Para los alcances del derecho a no declarar contra s mismo en relacin con la prueba de alcoholemia, ver GELLI,op. cit., pg. 235.
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ARTCULO 8. GARANTAS JUDICIALES
non bis in dem no resulta aplicable cuando el procedimiento que culmina con
el sobreseimiento de la causa o la absolucin del responsable de una violacin a los derechos humanos, constitutiva de una infraccin al derecho internacional, ha sustratdo al acusado de su responsabilidad penal, o cuando el
procedimiento no fue instruido independiente o imparcialmente de confor.
midad con las debidas garantas procesaies." (530)
En el mismo sentido, la CS tiene dicho que "[lJos principios que, en el
mbito nacional, se utilizan para justificar el instituto de la cosa juzgada y
'ne bis in dem' no resultan aplicables respecto de los delitos contra la humanidad, porque los instrumentos internacionales que establecen esta categora
de delitos, as como el consiguiente deber para los Estados de individualizar y
enjuiciar a los responsables, no contemplan y, por ende, no admiten que esta
obligacin cese por el transcurso del tiempo, amnistas o cualquier otro tipo de
medidas que disuelvan la posibilidad de reproche"(531).
Finalmente, si bien va de suyo que -al igual que todas las garantas procesales estudiadas- el principio non bis in idem es aplicable a todos los tipos de proceso, cabe aclarar que existen algunas particularidades en su aplicacin cuando,
ante un mismo hecho, intervienen simultnea y paralelamente, por un lado, un
tribuna! pena!, y por el otro, un rgano administrativo sancionador(532). En relacin con este pnnto, la jurisprudencia de la CS admite la simultaneidad de un
sumario administrativo y un proceso penal por el mismo hecho, cuando las responsabilidades que se adjudican son de naturaleza diferente(533). Sin embargo, el Mximo Tribunal tambin ha sealado que, si la sancin administrativa es
accesoria de la penal, "habindose sobresedo definitivamente en la causa penal
seguida al procesado por considerarse que el hecho no constitua delito, aqul se
encuentra amparado por la garanta constitucional de la cosajuzgada y, respecto
de ese delito, no puede ser nuevamente juzgado"(534).
5. El proceso penal debe ser pblico, salvo en lo que sea necesario para
preservar los intereses de la justicia.
La publicidad delos actos de gobierno es uno de los pilares fundamentales de la forma republicana de gobierno, y constituye una garanta de la trans(530) Corte IDR, Caso Carpio NicoUey otros us. Guatemala, de122-11-04,prr.
131;Corte IDH, Caso Gutirrez Soler us. Colombia, del 12-9-05, prr. 98; Corte IDR,
Caso AlmonacidArellano y otros us. Chile,ya cit., prr. 154;Corte IDH, Caso La Cantuta us.Per,ya cit., prr. 153 (Vertambin los prrafos 9 a 14del voto razonado del
Juez Sergio Garca Ramrez).
(531) CS/N, Mazzeo, 2007, Fallos, 330: 3248; eS]N, Menndez, 2008, Fallos,
331:1432.
(532) Sobre la aplicacin del principio non bis in idem en el derecho administrativo sancionador, ver: Balbn, Curso de derecho administrativo, t. l. op. cit.,
pgs. 821-825.
(533) eS/N, Pousa, Lorenzo, 1969,Fallos, 273:66.
(534) eS/N, De la Rosa Vallejos, 1983, Fallos, 305: 246