Art. 12 Libertad de Conciencia y Religión
Art. 12 Libertad de Conciencia y Religión
Art. 12 Libertad de Conciencia y Religión
Concordancias:Arts.13CADH;
I4y 19CN; 18DUDH; 18PIDCP;
9CEDH; 10 CDFUE; 3DADDH; 8 CAFDH; 5 CEDR; 14 CDN.
DIEGO M. PAPAYANNIS (719)
Una justificacin
poltica de la objecin
de conciencia(nO)
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DIEGO
M. PAPAYANNIS
dan menoscabar el goce de estas libertades, salvo que exista alguna justificacin relacionada con la proteccin de la seguridad, el orden, la salud
o la moral pblicos o los derechos y libertades,de los dems. Esto ltimo,
por supuesto, concuerda con lo establecido en el arto 19 eN respecto de la
prohibicin de daar a terceros. El arto 12 CADH, en virtud de lo establecido en el arto 75, inc. 22, eN tiene jerarqua constitucional. La objecin
de conciencia, entonces, es un derecho que goza de la ms alta proteccin
institucional.
En qu consiste este derecho? Una primera aproximacin
sugie.
re que se trata de preservar la integridad moral de los individuos. Para
ello, el Estado debe abstenerse de imponer por medio de la ley cualquier
obligacin que sea contraria a los deberes que surgen de la moral individual o de la religin de los ciudadanos razonables. Sin embargo, dado que
nuestras sociedades estn marcadas por el hecho del pluralismo, parece
imposible que el sistema jurdico nunca afecte la moral individual de algunos ciudadanos. En este caso, puede advertirse a primera vista que hay
una tensin entre las razones que apoyan la obediencia al derecho y las
razones que justifican el incumplimiento
de ciertas reglas cuando ellas se
contraponen con un deber proveniente de la moral individual de los ciudadanos. En qu medida pueden invocarse razones morales para no ser
castigado por la inobservancia de una norma vlida o para ser liberado de
ciertas cargas, y cul es el lmite de la objecin de conciencia son algunas
de las preguntas a las que se intentar dar respuesta en lo que sigue. As,
el objetivo de este trabajo es br.indar un marco terico adecuado que d
sentido a la objecin de conciencia en sociedades liberales, democrticas
y plurales.
La idea principal que aqu se sostiene es que toda sociedad liberal debe
reconocer la objecin de conciencia, es decir, el derecho de los ciudadanos
a no ser castigados por el incumplimiento de aquellas normas que estn en
conflicto con los deberes morales que surgen de la doctrina comprehensiva que cada uno sustenta. El fundamento de este deber se encuentra en los
principios que deben gobernar en toda sociedad democrtica marcada por el
hecho del pluralismo razonable. Si una sociedad liberal ha de ser caracterizada de este modo, necesariamente debe contemplar la objecin de conciencia
entre sus reglas bsicas.
No obstante, la objecin de conciencia es muy problemtica ya que podra poner en juego la idea de teciprocidad que debe reinar en todo arreglo
institucional. Ella exige que todos los que se benefician de un determinado
acuerdo social cumplan su parte. Es obvio entonces que el objetor que, segn
la doctrina tradicional, reconoce la validez de la norma pero se niega a obedecerla alegando razones morales, podra ser considerado como alguien que
se aprovecha del funcionamiento de las instituciones tal como ellas son sin
realizar el aporte que se espera de l. Esta prctica, si ha de ser preservada,
requiere una justificacin moral.
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El desarrollo que sigue, se centrar bsicamente en la objecin deconciencia antes que en la libertad de conciencia o religin, ya que ste enfoque es el
ms relevaote para abordar un aolisis de la relacin entre el Estado (laico)
y los individuos que sostienen distintas creencias, entre las que se cuentan
las religiones. Quedar por analizar cul es el papel del Estado en cuanto a
la promocin de los medios necesarios para que los individuos logren llevar adelante su plan de vida con plenitud, cualquiera que ste sea. Es decir,
debe el Estado financiar las distintas religiones o slo debe comprometerse
con el respeto de una libertad negativa? Este debate, en extremo interesante
e importante, quedar fuera del tratamiento de este trabajo.
En los apartados 1 y 2 se explicar cul es el marco terico utilizado para
analizar la objecin de conciencia en las sociedades liberales. A la vez, se ca.
racterizar detalladamente lo que implica, desde un punto de vista poltico,
ser objetor de conciencia. El apartado 3 distingue la invalidez por inconstitucionalidad de la objecin de conciencia; esto ser fundamental para comprender por qu este instituto, que permite a algunos ciudadanos dejar de
cumplir con sus obligaciones jurdicas, no viola el ideal de reciprocidad en
los arreglos sociales (apartado 4). Finalmente, en el punto 5 se analizan los
lmites endgenos y exgenos a la posibilidad de invo~ar la objecin de conciencia para justificar el incumplimiento de un deber jurdico.
1- El Liberalismo Poltico
Las sociedades democrticas modernas se caracterizan por el hecho del
pluralismo razonable. Ello significa que en la misma sociedad conviven personas que practican religiones diferentes, que sustentan distintas doctrinas
comprehensivas e ideologas que se contraponen en sus puntos de partida.
Ante este hecho del pluralismo razonable, Rawls pretende responder desde
la filosofa poltica la siguiente pregunta: cmo es posible la existencia duradera de una sociedad justa y estable formada por ciudadanos libres e iguales
que no dejan de estar profundamente divididos por doctrinas religiosas, filosficas y morales razonables? (721).
Los ciudadanos, que se reconocen como libres e iguales, advierten que
no pueden basar sus relaciones de cooperacin en ideas que se corresponden con una doctrina comprehensiva. Por ello, la deliberacin pblica se
orienta por una concepcin poltica cuyos principios y valores son aceptables
por todos los ciudadanos. La estructura bsica de la sociedad (compuesta
por las principales instituciones polticas, econmicas y sociales) debe ser
evaluada desde este punto de vista, que excluye la admisibilidad de aquellos argumentos que no es posible exigir a otros que comprendan o acepten.
Cuando dos individuos de distintas religiones discuten sobre cul es la solucin justa a un determinado problema -por ejemplo el aborto- es altamente improbable que logren ponerse de acuerdo si cada uno se limita a esgrimir
(721)
RAWLS,
JOHN,
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DIEGO M. PAPAYANNIS
(722) Sobre la idea de razn pblica, vase RAWLS, Liberalismo Poltico, op. cit.,
pg. 247y, en general, el cap. VI.
(723) RAWLS, Liberalismo Poltico, op. cit., pg. 252.
(724) RAWLS, [bldem, pg. 180.
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inestable pero si, en cambio, lo que fundamenta el reconocimiento de la libertad de culto es que los ciudadanos son razonables, se consideran libres e
iguales y pretenden encontrar trminos equitativos de cooperacin dado el
hecho del pluralismo razonable, entonces, habr un consenso superpuesto
en lo que se refiere a cmo tratar la cuestin de la organizacin poltica de
esa sociedad. Como consecuencia de ello, los individuos aceptarn la idea de
razn pblica y por medio de la deliberacin alcanzarn acuerdos institucionales que sern justos y estables.
Qu tipo de razn invoca un objetor de conciencia para negarse a obedecer al derecho? Quien desobedece una norma cuyo contenido es claro puede
hacerlo por varios motivos. Puede por un lado hacerlo en seal de protesta,
cuestionando la justicia de la norma, con la intencin de generar conciencia
social sobre la necesidad de su modificacin. Este es el caso de la desobediencia civil. Por otra parte, puede que quien viola la norma ni siquiera tome
como algo relevante el hecho de que la conducta que realiza est prohibida.
Es decir que no incluya a la norma dentro de las premisas de su razonamiento prctico. Este individuo no se motiva por el derecho. Por ltimo, quien no
obedece puede estar reclamando algo distinto: puede estar reconociendo
que la norma es parte de un sistema en general justo, pero sostener a la vez
que cumplir con 10 que ella ordena implicara realizar. actos que se oponen
(725) As fue reconocido en CSJN,Agero 1949,Fallos 214:139;donde se sostuvo que "la libertad de conciencia consiste en no ser obligado a un acto prohibido por
la propia conciencia, sea que la prohibicin obedezca a creencias religiosas o a convicciones morales". Asimismo, en la disidencia de Cavagna Martnez y Boggiano
en el caso Bahamondez, se defini la objecin de conciencia como "el derecho a no
cumplir una norma u orden de la autoridad que violente las convicciones ntimas
de una persona, siempre que dicho incumplimiento no afecte significativamente
los derechos de terceros ni otros aspectos del bien comn" (vase CSJN,Bahamondez, 1993,Fallos, 316:479).
(726) CSJN,Portillo, 1989,Fallos: 312:496.
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El argumento del objetor tiene que ver con el hecho de que en una sociedad democrtica caracterizada por el hecho del pluralismo, en la que los
participan~es son razonables, no pueden imponerse deberes a los ciudadanos que sean contrarios a sus convicciones religiosas, filosficas o morales.
Nunca se lograra W1 acuerdo, un consenso superpuesto, que no incluyera
esta libertad de conciencia. As, Rawls dice que "las personas razonables se
dan cuenta de que las cargas del juicio (728) fijan lmites a lo que razonablemente podemos justificar ante los dems, razn por la cual [...] aceptan
alguna forma de libertad de conciencia y de pensamiento. Es irrazonable que
usemos ,el poder poltico, cuando lo disfrutemos para reprimir concepciones
comprehensivas que no son irrazonables" (729).
Una de las formas en que el derecho protege la libertad de conciencia es
por medio de la objecin de conciencia. Esta tiene lugar cuando el individuo
solicita al Estado no ser sancionado por el incumplimiento de un deber juridico que se opone a un deber moral. Es importante aclarar que, segn Rawls,
la objecin de conciencia no supone la introduccin en el mbito de la razn
pblica de argwnentos provenientes de la propia doctrina comprehensiva del
objetor, ya que fino es nna forma de apelar al sentido de justicia de la mayo.
ra~ Contina diciendo Rawls en relacin con esto: "no invocamos por tanto
las convicciones de la comunidad y, en este sentido, [...] no consiste en una
ach1acin ante el foro pblico [...] La objecin de conciencia no se basa necesariamente en principios polticos, puede fundarse en principios religiosos o
de otra clase, en desacuerdo con el orden constitucional" (730). El hecho de
(727) Sobre las diferencias entre el objetor de conciencia y el desobediente ci.
vil, vase MALEMSEA,JORGE F., Concepto y justificacin de la desobediencia civil,
Barcelona, Ariel, pgs. 55 a 57.
(728) RAWLSse refiere a las cargas de juicio cuando alude a las dificultades
que enfrentamos a la hora de hacer juicios razonables que tengan sentido. Estas se
relacionan, entre otras cosas, con la dificultad de evaluar la evidencia emprica y
cientfica, los posibles desacuerdos en cuanto al peso de la evidencia sobre la que s
hay acuerdo, la vaguedad de los conceptos morales y polticos, las alteraciones que
nuestras diferentes experiencias globales producen en nuestros juicios, los conflictos axiolgicos a los que nos enfrentamos cuando principios razonables recomiendan cursos de accin incompatibles y la capacidad limitada de cualquier sistema
de instituciones sociales respecto de los valores que puede admitir, de modo que
hay que proceder a una seleccin a partir de un amplio especto de valores morales
y polticos que podran ser realizados. Vase RAWLS,Liberalismo Polftico, op. cit.,
pgs. 85-89.
(729) RAWLS,
Liberalismo Poltico, op. cit., pg. 92.
(730) RAWLS,
JOHN, Teorla de la Justicia, Mxico, Fondo de Cultura Econmica,
1997,pg. 336. Sin emb,argo, al analizar la justificacin de la objecin de conciencia
toma el caso de la negativa a participar en actos de guerra y ejemplifica a partir de
quien se basa en principios polticos para ello. El anlisis no es para nada escla.
recedor ya que sigue existiendo la posibilidad, que RAWLSdeja de lado sin fundamentar, de que alguien alegue razones de conciencia basadas exclusivamente en
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que la actuacin del objetor no sea poltica implica que puede mantener en secreto las razones que le impulsan a violar la regla jurdica (731). En el esquema
qu~ p.r?pone Ra~s, e.sto no puede ser de otro modo. No obstante, creo que la
obJeclon de conCIenCIa es algo ms que una actuacin privada del ciudadano.
Como se ver ms adelante, de ser acogido favorablemente, su reclamo supone una modificacin del sistema jurdico, y para modificar la estructura bsica
de la sociedad se requiere apelar al sentido de justicia de la mayora.
Qu significa que la actuacin del objetor no es poltica o que puede ser
secreta? El nico modo coherente de interpretar esto es afirmando que el objetor no pretende modificar el estado de cosas, es decir, no discute la legitimidad ni la validez de la regla, como pauta general. No obstante, pretende que
esa regla que reconoce como vlida no le sea aplicable a su caso concreto. En
ese sentido restringido su reclamo no es poltico. En qu sentido puede ser
secreta la objecin? Que sea secreta depender de si para ejercer su derecho
a objetar requiere de una accin judicial o no. Si se trata por ejemplo de evitar
cumplir con el servicio militar por motivos religiosos, el objetor no tendr ms
remedio que solicitar una exencin, y para conseguir un fallo favorable deber
brindar buenas razones. Adems, la carga de argumentar convincentemente
garantiza que tras la objecin de conciencia no se enmascare una violacin de
los trminos equitativos de cooperacin. Cmo se distingue al desertor del
objetor! Con qu elementos cuenta la comunidad poltica para distinguirlos
ms alla de las razones que uno y otro presenten como justificacin del incumplimiento? Parece difcil entonces caracterizar a la objecin como una accin
puramente secreta y no dirigida a la comunidad. El objetor tiene un deber frente a la comunidad de dar buenas razones que justifiquen su incumplimiento,
de lo contrario nada lo diferencia de quien se aprovecha injustamente de los
beneficios de la cooperacin sin soportar las cargas que ella importa. Teniendo
esto en cuenta, resulta criticable que Rawls presente a la objecin de conciencia como un acto privado, que no requiere argumentacin frente al resto de la
sociedad.
Por otra parte, resulta ms acertado interpretar el reclamo del objetor de
conciencia como dirigido a modificar el sistema introduciendo al menos una
e~cepcin para casos como el suyo. El objetor no impugna la justicia de un
SIstema que en general lo beneficia. Lo que reclama es que las instituciones
se adecuen de modo que sus convicciones morales sean preservadas, siempre que esto sea posible. Por ello, su accin s es pblica, es decir que est
dirigida a la comunidad porque tiene como objetivo alterar levemente las
instituciones bsicas de la sociedad.
Admitir todo esto no implica caracterizar esta prctica como contraria al
ideal de razn pblica que Rawls sostiene, porque siempre habr una razn
su doctrina comprehensiva. Sobre esto ltimo, vase Teora de la Justicia, op. cit.,
pg. 343 Y ss.
(731) MALEM SEA, op. cit., pg. 56.
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RAWLS,
JOHN, "The idea ofpublic reason revisited", 64 U. Chi. L. Rev.765,
(733)
227
pgs. 783-784.
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disoluble. El reclamo
de los demandantes
consista en 1.3pos.ibilidad
derecho de los cnyuges de cambiar de rehglOlltamblen Importana una contradiCcin conla admisin de la clusula de indisolubilidad solicitada. Vase CSIN,CSIN,
Sisto, Vernica Eva, 1998, Fallos 321:92.
(735) RAWLS,
Liberalismo Poltico, op. cit., pg. 44.
(736) Ibidem pg. 46.
(737) Ibidem, pg. 47.
.
(738) RAWLS,
IOHN,"Justice as Reciprocity", en Collected Papers, Harvard Umversity Press, 1990, pg. 191. En Liberalismo. Poltico, RAWLS!eemplaza esta formulacin por la siguiente: a) cada persona tIene un derecho 19ual.a un esquema
plenamente adecuado de libertades bsicas iguales.que sea comp~tlble con un e~quema similar de libertades para todos; y b) las deslgualdad~s SOCialesy eC0ll;mIcas tienen que satisfacer dos condiciones. En primer lugar, tIenen que estar VInCU-
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que no sera equitativo que para algunos cumplir con las normas fuese ms
gravoso que para otros.
Es verdad que el cumplimiento de la ley siempre resulta de hecho ms
costoso para algunos que para otros. Algunos son perezosos por naturaleza, otros tienen ms paciencia y aguardar en un semforo rojo no les resulta
tan costoso como a la mayora de los conductores o, a la inversa, no tienen
paciencia y esperar el cambio de luces les resulta insoportable. Todo esto es
cierto, pefO de ah no puede concluirse que el derecho pueda imponer cargas
inequitativamente o que usualmente las imponga. Las cargas son equitativas si ex ante nadie resulta perjudicado en comparacin con el resto. Esto,
sin embargo, no es suficiente. El tipo de carga que de hecho resulta desigual
entre los distintos ciudadanos no puede estar relacionada con las profundas
convicciones. Es decir, aun cuando el costo de cumplimiento sea variable segn uno est de acuerdo con la norma, est en contra o le sea indiferente,
no se viola la reciprocidad si a todos se les reconoce como lmite de la obligacin jurdica el respeto de los deberes morales impuestos por la propia
doctrina comprehensiva. La objecin de conciencia es la herramienta con
la que en un sistema democrtico generalmente justo se hace valer ese lmite. La obediencia al derecho no puede exigir a los ciudadanos razonables
el incumplimiento de sus deberes morales.
En sntesis, la objecin de conciencia garantiza la reciprOcidad y no la
viola porque en principio puede imponerse sobre el objetor la obligacin
de compensar la carga que elude cuando objeta. Por otra parte, si por algn
motivo no fuese posible compensar la carga, an as no se violarla la reciprocidad por dos razones: a) porque los objetores y no objetores no estn identificados ex ante y b) la objecin de conciencia precisamente permite igualar
para todos el costo de cumplir con las normas jurdicas, no imponiendo el
castigo correspondiente cuando el deber legal se contrapone con deberes
morales del ciudadano.
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DIEGO
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(742) La palabra serio tiene dos sig~ificados en este ~ontexto. El primer significado de seriedad est relacionado con Ideas que son mejores que.ot~as. Sobre ~sta
cuestin no es necesario asumir compromiso alguno, aunque la JUrIsprUdencIas
toma una posicin al respecto. El otro sent~do ~e serio ti~ne ~ue ver con lo que es
atendible. As, un caso de objecin de conCIenCIaser seno SIrealmente afecta las
ntimas convicciones de quien objeta.
.'
Los sentidos de serio que aqu se distinguen pueden apreCIarse tambIn en la
jurisprudencia: "(...} los tribunales no 1?ueden deter:ninar si la creencia es j~s~a o
injusta, razonable o irrazonable, y [...] SIendo ella sena debe ser respeta~a [...] j [.)
la naturaleza, contenido o imperatividad de los pr~ceptos a los,q~e ~I~e ~d~enr
quien plantea la objecin de conciencia no son reVIsables por v~aJudIcIal; vease
CCiv y Comode San Isidro, Sala 1,29/12/1998, Ch. M., E. c. ColegIO de Abogados de
San Isidro,'LLBA 1999, 519. Al deCIr que el contemdo de los preceptos Invocados
por el objetor no son revisables judi~ialmente, el tribunal emplea el.conc~pto de
serio en el primer sentido. En cambIO, cuando afirma que la creenCIa sena debe
ser respetada, se refiere al segundo sentido. Ya en Portillo, citado anteriormente, la
Corte Suprema exigi que quien invoque la objecin de conciencia "haya de hacer~o
con sinceridad [...]" y demuestre "que la obligacin de armarse le produce un seno
conflicto con sus creencias religiosas o ticas contrarias a todo enfrentamiento armado". Este mismo criterio fue expresado por Cavagna Martnez y Boggiano en su
disidencia del caso Bahamondez, ya cit.
.
"
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objetor alega que la prohibicin de aniquilar cierta especie animal se contrapone con su deber de hacerlo en ofrenda a su dios. En el primer ejemplo la
negativa de reconocer el derecho al objetor es fcilmente justificable desde la
teora liberal, ya que en este caso el individuo no estara respetando el principio de dao a terceros. En los mismos trminos que se vienen empleando, este individuo no sera razonable ya que no reconocera la libertad y la
igualdad de aquellos a quienes l denomina infieles'~ Este tipo de reclamos,
entonces, no estn protegidos por la objecin de conciencia y no son motivo
de preocupacin para una teora l.iberal. El segundo ejemplo es un poco ms
problemtico. Uno podra intentar demostrar, del mismo modo que en el primer ejemplo, que el pretendido objetor tampoco respeta el principio de dao
a terceros, aunque este camino es ms oscuro. La mejor explicacin de por
qu este caso no es atendible desde la objecin de. conciencia es que se trata
en primer lugar de una carga no compensable. Es decir, el objetor no puede
compensar su omisin de no matar a esa especie animal con otra carga similar. Esto, segn se dijo, no constituye un argumento definitivo. Lo que s es
definitivo es que en el caso de cargas no compensables su incumplimiento
no puede implicar que la sociedad est sustancialmente peor. Una sociedad
en la que una especie se extingue es rma sociedad ms pobre, y ello es motivo
suficiente para imponer una prohibicin de matar a esos animales, aun cuando el acto no generalizado de matar a unos pocos ejemplares no implique la
extincin sino que slo contribuya a-ella. Aunque el dao marginal de matar
a un animal sea insignificante, la lgica de la acumulacin exige castigar ese
acto, dado que se _tratadel tipo de actos que hace que todos estemos peor.
1/
Para.terminar de aclarar esta cuestin, pensemos en el caso de los objetores al servicio militar. Uno podra pensar que si todos los que son reclutados
objetaran nos quedaramos sin ejrcito y todos estadamos sustancialmente
peor. Pero si todos deciden objetar, tal vez haya buenas razones para no imponer un servicio militar obligatorio y, en lugar de ello, profesionalizar las
fuerzas armadas(745). Parece ser que lo que nos hace estar sustancialmente peor en ese caso es la existencia del servicio militar y no la objecin de
conciencia. En definitiva, qu es estar sustancialmente peor-no es algo que
pueda ser definido de antemano. Si a cualquiera de nosotros se nos preguntase en qu condiciones estaramos sustancialmente peor como personas,
esto es, en qu condiciones nuestro bienestar disminuida sust.ancialmente,
no sabramos qu decir y tal vez nos limitaramos a sealar algunos ejemplos
de circunstancias en las que estaramos peor. En todo caso, no podramos generalizar o formular una regla al respecto. Del.mismo modo, son los agentes
polticos y los tribunales los que deben evaluar el impacto de la objecin de
(745) Al discutir la resistencia al servicio militar, Dworkin apunta que limitar
la li.bertad de expresin tiene un valor pequeo si "quienes auspician la resistencia
s6lo consiguen persuadir a unos pocos que de otra manera no se habran resistido
[...]" pero si _consiguiesenpersuadir a muchos, "esto constituye un hecho poltico
importante que no puede ser ignorado". Vase, DWORKIN,
RONALD,
Los dere~hosen
Serio, Barcelona, Ariel, 1984,pg. 323.
,.
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objetor alega que la prohibicin de aniquilar cierta especie animal se contrapone con su deber de hacerlo en ofrenda a su dios. En el primer ejemplo la
negativa de reconocer el derecho al objetor es fcilmente justificable desde la
teora liberal, ya que en este caso el individuo no estara respetando el principio de dao a terceros. En los mismos trminos que se vienen empleando, este individuo no sera razonable ya que no reconocera la libertad y la
igualdad de aquellos a quienes l denomina "infieles'~ Este tipo de reclamos,
entonces, no estn protegidos por la objecin de conciencia y no son motivo
de preocupacin para una teora liberal. El segundo ejemplo es un poco ms
problemtico. Uno podra intentar demosttaJ.~ del mismo modo que en el primer ejemplo, que el pretendido objetor tampoco respeta el principio de dao
a terceros, aunque este camino es ms oscuro. La mejor explicacin de por
qu este caso no es atendible desde la objecin de. conciencia es que se trata
en primer lugar de una carga no compensable. Es decir, el objetor no puede
compensar su omisin de no matar a esa especie animal con otra carga similar. Esto, segn se dijo, no constituye un argumento definitivQ. Lo que s es
definitivo es que en el caso de cargas no compensables su incumplimiento
no puede implicar que la sociedad est sustancialmente peor. Una sociedad
en la que una especie se extingue es una sociedad ms pobre, y ello es motivo
suficiente para imponer una prohibicin de matar a esos animales, aun cuando el acto no generalizado de matar a unos pocos ejemplares no implique la
extincin sino que slo contribuya a ella. Aunque el dao marginal de matar
a un animal sea insignificante, la lgica de la acumulacin exige castigar ese
acto, dado que se trata del tipo de actos que hace que todos estemos peor.
ParaJerminar de aclarar esta cuestin, pensemos en el caso de los objetores al servicio militar. Uno podra pensar que si todos los que son reclutados
objetaran nos quedaramos sin ejrcito y todos estaramos sustancialmente
peor. Pero si todos deciden objetar, tal vez haya buenas razones para no imponer un servicio militar obligatorio y, en lugar de ello, profesionalizar las
fuerzas armadas (745). Parece ser que lo que nos hace estar sustancialmente peor en ese caso es la existencia del servicio militar y no la objecin de
conciencia. En definitiva, qu es estar sustancialmente peor. no es algo que
pueda ser definido de antemano. Si a cualquiera de nosotros se nos preguntase en qu condiciones estaramos sustancialmente peor como personas,
esto es, en qu condiciones nuestro bienestar disminuira sustancialmente,
no sabramos qu decir y tal vez nos limitaramos a sealar algunos ejemplos
de circunstancias en las que estaramos peor. En todo caso, no podramos generalizar o formular una regla al respecto. Del mismo modo, son los agentes
polticos y los tribunales los que deben evaluar el impacto de la objecin de
(745) Al discutir la resistencia al servicio militar, Dworkin apunta que limitar
la li.bertad de expresin tiene un valor pequeo si "quienes auspician la resistencia
s610consiguen persuadir a unos pocos que de otra manera no se habran resistido
[...]" pero si consiguiesen persuadir a muchos, "esto cnstituye un hecho poltico
importante que no puede ser ignorado". Vase, DWORKIN,
RONALD,
Los derechos en
Serio, Barcelona, Ariel, 1984,pg. 323.
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