Leer.y.escribir - En.la - Escuela Lerner
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PRESENTACIN
Coordinacin editorial
Elia Garcia
Diseo de portada
Alejandro Portilla de
Buen
Fotografa
Gerardo
Hellion
D.R. Secretara de Educacin Pblica, 2001
Argentina 28, Centro,
06020, Mxico, D.F.
que esta tarea resulte til y espera las sugerencias de los maestros
para mejorarla.
Impreso en Mxico
DISTRIBUCIN GRATUITA-PROHIBIDA SU VENTA
PROLOGO
Como fuente primaria de informacin, instrumento bsico de comunicacin y herramienta indispensable para participar socialmente o construir subjetividades, la palabra escrita ocupa un papel central en el
mundo contemporneo. Sin embargo, la reflexin sobre la lectura y la
escritura generalmente est reservada al mbito de la didctica o de la
investigacin universitaria.
La coleccin Espacios para la lectura quiere tender un puente entre el
campo pedaggico y la investigacin multidisciplinaria actual en materia
de cultura escrita, para que los maestros y otros profesionales dedicados
a la formacin de lectores perciban las imbricaciones de su tarea en el
tejido social y, simultneamente, para que los investigadores se acerquen
a campos relacionados con el suyo desde otra perspectiva.
Pero -en congruencia con el planteamiento de la centralidad que
ocupa la palabra escrita en nuestra cultura- tambin pretende abrir un
espacio donde el pblico en general pueda acercarse a las cuestiones
relacionadas con la lectura, la escritura y la formacin de usuarios
activos de la lengua escrita.
Espacios para la lectura es, pues, un lugar de confluencia -de distintos
intereses y perspectivas- y un espacio para hacer pblicas realidades que
no deben permanecer slo en el inters de unos cuantos. Es, tambin, una
apuesta abierta en favor de la palabra.
I E. Ferreiro y A.Teberosky (1979) Los sistemas de escritura en el desarrollo del nio. Mxico,
Siglo XXI Editores.
Si el contenido didctico se identifica con "nociones gramaticales y literarias': la didctica de la lengua enfrenta ciertos problemas) ya que hay teoras gramaticales concurrentes con francas
oposiciones entre s (pinsese) por ejemplo) en las distintas
acepciones actuales de la nocin de oracin tanto como hay
diferentes y contrastantes concepciones de teora literaria. Pero
Delia nos propone pensar en otro contenido de la didctica de la
lengua materna (cap. 3),donde las prcticas sociales de lectura y
escritura definen un nuevo objeto de enseanza que conduce a
ese otro objeto, "la lengua): cuya realizacin como "lengua
escrita" es realidad ineludible en el mbito escolar. Dicho en
trminos ms simples: si la escuela asume plenamente su funcin
social de formar lectores y productores de texto) las prcticas
sociales vinculadas con los usos de la lengua escrita no pueden
ser perifricos sino centrales al programa escolar. (En lugar de
ensear gramtica con la pretensin de que eso "ayude a escribir"
y mostrar bellos textos con la pretensin de que ero "ayude a
formar juicios estticos en relacin con la
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lengua y a valorar el 'buen decir": lo que se propone es una reflexin gramatical "en acto" y una reflexin explcita pero no
terica sobre la lengua en actividades de corregir, comparar,
utilizar modelos, etc.) Veo con simpata e inters ese cambio de
foco, creo que es sumamente oportuno e innovador, pero en
trminos de la transposicin didctica me pregunto: cul es la
ciencia que se ocupa de la conceptualizacin de las prcticas de
lectura y escritura? Por suerte disponemos de la obra de historiadores que nos informan de la evolucin de dichas prcticas
(pienso en europeos como Roger Chartier y Armando Petrucci,
que han contagiado su entusiasmo, afortunadamente, a mltiples
seguidores). Ser acaso la historia la disciplina de referencia, al
menos por contraste? O bien la didctica est interpelando a la
sociologa o a la antropologa de -la lectura y la escritura para que
contribuyan a construir sus parmetros de referencia? Delia es
consciente de la dificultad cuando nos dice que "las prcticas
actuales sern objeto en el futuro de nuevos estudios desde la
perspectiva sociolgica e histrica. Mientras tanto [ ... ] resulta
necesario recurrir a un anlisis intuitivo y no tan riguroso como
sera deseable de algunos aspectos de las prcticas, de los
quehaceres de lectores y escritores" (cap. 3). Es precisamente ese
recurso a un "anlisis intuitivo" de las prcticas contemporneas lo
que resulta problemtico, ms an en momentos de rpidos
cambios en esas mismas prcticas (pienso en las prcticas de
lectura y escritura a travs de un procesador de palabras y en la
"navegacin" en internet.? Lo que acabo de decir no invalida
-entindase bien- el inters del planteo curricular expuesto ni su
pertinencia actual. Me refiero exclusivamente a los problemas
tericos vinculados con un cambio de foco en la concepcin del
"objeto de enseanza':
2 E. Ferreiro (2001), Pasado y presente de los verbos leer y escribir, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Econmica.
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Ya que acabo de referirme a la historia ya la transposicin didctica, quisiera vincular ambos trminos. El concepto mismo de
"transposicin didctica" alude a una relacin entre un saber
constituido fuera de toda referencia a sus condiciones de
transmisin, y la transmisin de ese mismo saber a las nuevas
generaciones. Sugiere, por tanto, una relacin entre una fuente de
legitimidad (la ciencia) y una situacin de transmisin (didctica)
que genera condiciones particulares de inscripcin para dicho
saber. En consecuencia, una relacin unilateral. Sin embargo, la
historia de la "gramtica escolar" en Francia pareciera haber
invertido dicha relacin. Hay un texto de Andr Chervel (1977)3
que merecera atencin, al menos por lo provocativo de su
posicin y por lo cuidadoso de su trabajo de documentacin.
Chervel -que es historiador y no didacta dice, en pocas palabras,
lo siguiente: la gramtica escolar se presenta como una corriente
gramatical particular (por tanto, vulgarizacin o transposicin de
una produccin cientfica), cuando en realidad se trata de una
construccin (en el sentido de fabricacin) de un modo de
anlisis del francs con el nico objetivo de ensear la ortografa
peculiar del francs. Chervello dice con palabras muy fuertes
(que traduzco):
Era necesario ensear la ortografa a todos los nios franceses [ ... ] Para
esta tarea se cre la institucin escolar. Para esta tarea, la institucin
escolar se dot de un instrumento terico, de una concepcin global de la
lengua que present arbitrariamente como la justificacin de la ortografa.
(p. 27)
'" la gramtica escolar no ha tenido nunca otra razn de ser que servir de
auxiliar pedaggico a la enseanza de la ortografa [ ... ] la gramtica
escolar, y slo ella, ha permitido canonizar la ortografa iden3 A. Chervel (1977), ... et il fallet apprendre a crire a tous les petits francais - Histoire de la
grammaire seolaire, Pars, Payot.
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tas inmediatas para necesidades mal resueltas en el pasado inmediato. Tengo miedo a que un modelo de capacitacin (correcto en lo conceptual) aparezca como inadecuado frente al
pragmatismo de la inmediatez. Sin embargo, conviene apostar a
que el propio avance del conocimiento didctico sugerir formas
diferenciadas de capacitacin (incluyendo una incorporacin de
las nuevas tecnologas disponibles) y que llegar el da en que
podremos aprovechar el tiempo de formacin del maestro previo
a su entrada en servicio.
Que la discusin siga y que el conocimiento avance para que
podamos actuar mejor y garantizar as el derecho a la alfabetizacin de todos los nios.
EMILIA FERREIRO
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Estara, a la que nos hemos acostumbrado. Pues sin duda hay que
leer para
1 formar lectores y escritores, pero sobre todo hay que
releer, conversar, pensar, discutir, ensayar, jugar y
analizar... y volver a hacerlo muchas veces.
Como nos acontece al escuchar a Bach, el arte de las variaciones de este libro genera en el lector la impresin de
estar ante una obra que es adems el anuncio de una obra
siempre por-venir, y una invitacin a continuarla: es sin
duda una sutil manera de permanecer horadando el tiempo y lo
establecido. La nobleza de la propuesta de Delia es que sus
variaciones alcanzan a plasmar caminos para transformar lo real
desde un mayor involucramiento en l. Son variaciones sin fuga.
La edicin de este libro debe mucho a la inteligencia de dos
amigas y lectoras de Delia, Graciela Quinteros y Mirta Castedo,
con quienes discut esta obra en diversos momentos de su
elaboracin. Quiero dejar patente mi reconocimiento y mi
gratitud.
DANIEL GOLDIN
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NOTA INTRODUCTORIA
Algunos libros se anuncian como un relmpago sbito
y otros, por el contrario, llevan dcadas madurando
sus pginas. Con El instinto de Inez, por ejemplo, yo
estoy seguro de que todo comenz durante mi
adolescencia en Buenos Aires L.
DELIA LERNER
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CAPTULO 1
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. 4 Estas
dificultades, as como las sealadas en los tems siguientes, sern retomadas y analizadas ms
detenidamente en los captulos posteriores, en particular en el segundo y el tercero.
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escolar
1 entre la tendencia al cambio y la tendencia a la
conservacin, entre la funcin explicita de democratizar el conocimiento y la funcin implcita de reproducir el orden social
establecido.5
5 Esta funcin implcita ha sido puesta en evidencia hace ya varias dcad.as (P. Bourdieu y J.e.
Passeron, 1970; e. Baudelot y R. Establet, 1971). Para una revisin crtica de la perspectiva
reproductivista y de su concepcin acerca de la relacin entre fracaso escolar y aprendizaje del lenguaje
escrito, vase B. Lahire (1993).
29
6 Esta
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8 Lamentablemente, hay algunos aspectos de las prcticas actuales sobre los cuales no disponemos
an de estudios que hagan posible una explicitacin exhaustiva y precisa. En estos casos, slo es posible
por ahora recurrir a un anlisis intuitivo y consensuado.
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CAPTULO 2
A Elsa Henrquez
Pintar primero una jaula / con una puerta abierta / pintar enseguida / algo bonito / algo
simple / algo bello / algo til/para el pjaro / poner enseguida el lienzo contra un rbol/en un
jardn / en un monte / o en un bosque / esconderse tras el rbol/sin decir palabra / sin moverse
... / A veces el pjaro llega pronto / pero tambin puede tardar largos aos / en decidirse / No
hay que desanimarse / hay que esperar / esperar si es necesario por aos / la rapidez o la
lentitud de la llegada del pjaro / no tienen relacin / con el xito de la pintura / Cuando el
pjaro llegue / si llega / hay que guardar el silencio ms profundo /Esperar a que el pjaro
entre en la jaula / y cuando haya entrado / hay que cerrar dulcemente la puerta con el
pincel/luego / borrar uno a uno los barrotes / teniendo cuidado de no tocar ninguna de las
plumas del pjaro / Hacer enseguida el retrato del rbol / y escoger la ms bella de sus ramas
/ para el pjaro / pintar tambin lo verde del follaje y la frescura del viento / el polvo del sol
/ y el sonido de los insectos de la hierba en el calor del verano / y luego esperar a que l. el
pjaro decida cantar / Si el pjaro no canta / es mal signo / signo de que la pintura es mala /
pero si canta es buen signo / seal de que se puede firmar /Entonces arranque dulcemente /
una de las plumas del pjaro / y ponga su nombre en un borde de la pintura.
Trad. Natalia Cervantes
A Elsa Henrquez
Peindre d'abord une cage / avec une porte ouverte / peindre ensuite / quelque chose de joli
/ quelque chose de simple / quelque chose de beau / quelque chose d'utile / pour l' oiseau
/ placer ensuite la toile contre un arbre / dans un jardin / dans un bois / ou dan s une fort
/ se cacher derriere I'arbre / sans rien dire / sans bouger... / Parfois I'oiseau arrive vi te /
mais il peut aussi bien mettre de longues annes / avant de se dcider / Ne pas se
dcourager / attendre / attendre s'il le faut pendant des annes / la vitesse ou la lenteur de
l'arrive de I'oiseau / n'ayant aucun rapport / avec la russite du tableau / Quand l'oiseau
arrive / s'il arrive / observer le plus profond silence / attendre que l'oiseau entre dans la
cage / et quand il est entr / fermer doucement la porte avec le pinceau / puis / effacer un
a un tous les barreaux / en ayant soin de ne toucher aucune des plumes de l'oiseau / Faire
ensuite le portrait de I'arbre / en choisissant la plus belle de ses branches / pour l'oiseau /
peindre aussi le vert feuillage et la fraicheur du vent / la poussiere du soleil / et le bruit des
btes de I'herbe dans la chaleur de I't / et puis attendre que l'oiseau se dcide a chanter /
Si I'oiseau ne chante pas c'est mauvais signe / signe que le tableau est mauvais / mais s'il
chante c'est bon signe / signe que vous pouvez signer / Alors vous arrachez tout
doucement / une des plumes de I'oiseau / et vous crivez votre nom dans un coin du
tableau.
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CUL ES EL DESAFO?
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2 El modelo de escritura al que se hace referencia ha sido tomado de 1: Hayes y L Flower (1986'
1994). Puede consultarse asimismo M. Scardamalia y C. Bereiter (1992) y M. Charolles (1986). Entre
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3 Las
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cambio en la concepcin de la enseanza de la lectura y la escritura, ese cambio que, segn creemos, hara posible que todos
los que acceden a la escuela lleguen a ser lectores y escritores
competentes y autnomos?
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Escribir es una tarea difcil para los adultos -aun para aquellos que
lo hacen habitualmente-; sin embargo, se espera que los nios
escriban en forma rpida y fluida ... Leer es una actividad
orientada por propsitos -desde buscar una informacin necesaria
para resolver un problema prctico hasta internarse en el mundo
creado por un escritor-, pero stos suelen quedar relegados en el
mbito escolar, donde se lee slo para aprender a leer y se escribe
slo para aprender a escribir ...
La versin escolar de la lectura y la escritura parece atentar
contra el sentido comn. Por qu y para qu ensear algo tan
diferente de lo que los nios tendrn que usar luego) fuera de la
escuela?
Durante mucho tiempo, atribuimos esta deformacin slo a la
concepcin conductista del aprendizaje que impera en la escuela.
Sin embargo, la obra de Chevallard (1985) nos permiti encontrar
una nueva y esclarecedora respuesta para esas viejas preguntas y,
sobre todo, nos permiti descubrir otra dimensin del problema.
En efecto) conocer el fenmeno de transposicin didctica
-puesto en evidencia por Chevallard en el marco de su trabajo en
Didctica de la Matemtica- permiti tomar conciencia de que la
distancia entre el objeto de conocimiento que existe fuera de la
escuela y el objeto que es realmente enseado en la escuela est muy
lejos de ser privativa de la lec- ; tura y la escritura) es un fenmeno
general que afecta a todos 1 aquellos saberes que ingresan en la
escuela para ser ensea- , dos y aprendidos.
El saber -ha mostrado Chevallard- adquiere sentidos diferentes en
diferentes instituciones, funciona de un modo en la institucin que lo
produce y de otro en la institucin en- ' cargada de comunicarlo. No
es lo mismo aprender algo -a leer y escribir, por ejemplo- en la
institucin escuela o en la institucin familia. Todo saber, toda
competencia, estn mo-
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5 Combatir la idea circulante de que el maestro es el nico y gran responsable de todos los
defectos del sistema educativo fue uno de los propsitos esenciales de este artculo. Mostrar cules
son los diferentes componentes que es necesario contemplar y cules son las responsabilidades que
otras instancias del sistema tienen la obligacin de asumir era tambin un propsito prioritario, ya
que el Encuentro del CERLALC en el que originalmente se present este trabajo tena la misin de
elaborar recomendaciones que seran propuestas en una reunin de ministros de Educacin de
Amrica Latina y el Caribe.
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cuidar que el objeto presentado en la escuela conserve las caractersticas esenciales que tiene fuera de ella y de velar por
que las actividades y las intervenciones que eventualmente se
sugieren al docente hagan posible la formacin de lectores y
escritores competentes en vez de obstaculizarla, deben tenerse en
cuenta -entre otras- las siguientes cuestiones:
1. La necesidad de establecer objetivos por ciclo en vez de establecerlos por grado, no slo porque esto disminuye el riesgo de
fracaso explcito en el aprendizaje de la lectura y la escritura, sino
tambin porque permite elevar la calidad de la alfabetizacin: al
atenuar la tirana del tiempo didctico, se hace posible evitar -o por
lo menos reducir al mnimo-la fragmentacin de conocimiento y
abordar entonces el objeto de conocimiento en toda su complejidad.
Maestros y alumnos pueden as dedicar el tiempo necesario para
leer verdaderos libros, para trabajar sobre diferentes tipos de texto,
para discutir las diversas interpretaciones posibles de cada uno,
para emprender la produccin de textos cuya elaboracin requiere
de un proceso mas o menos prolongado; hay tiempo para cometer
errores, para reflexionar sobre ellos y para rectificarlos; hay tiempo
para avanzar realmente hacia el dominio de la lengua escrita.
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3. La necesidad de evitar el establecimiento de una correspondencia trmino a trmino entre objetivos y actividades,
correspondencia que lleva indefectiblemente a la parcelacin de
la lengua escrita y a la fragmentacin indebida de actos tan
complejos como la lectura y la escritura.
Es aconsejable introducir en el currculum la idea de que una
situacin didctica cumple en general diferentes objetivos
especficos, al menos cuando esa situacin ha sido diseada
teniendo en cuenta los objetivos generales. Por ejemplo, una
situacin de lectura dramatizada de un cuento -dirigida a grabar
un caset que' otros escucharn o a hacer una funcin pblica de
"teatro ledo" - permite trabajar tanto sobre la comprensin del
significado del texto como sobre la entonacin ms adecuada
para comunicar los sentimientos de los personajes, desarrollar el
lenguaje oral as como avanzar en el aprendizaje de las
convenciones propias de la lengua escrita, hace posible a la vez
explicitar una argumentacin (cuando los nios justifican sus
diferentes interpretaciones del texto) y utilizar un lenguaje
descriptivo (cuando planifican la escenografa que prepararn
para ambientar la dramatizacin) ...
4. La necesidad de superar la tradicional separacin entre
"alfabetizacin en sentido estricto" y "alfabetizacin en sentido
amplio" o, para decirlo en nuestros trminos, entre "apropiacin
del sistema de escritura" y "desarrollo de la lectura y la
escritura". Esta separacin es uno de los factores responsables de
que la enseanza en los primeros grados se centre en la
sonorizacin desvinculada del significado y de que en los grados
posteriores se exija la comprensin del texto sin haber preparado
a los alumnos para esta exigencia, ya que la comprensin es
evaluada pero raramente es tomada como objeto de enseanza.
Esta separacin ha llevado tambin a suponer que el manejo del
sistema alfabtico es un requisito
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les son los principios generales que deben regir el trabajo didctico
en lectura y escritura desde el primer da de clase de primer grado
-o de preescolar- y a lo largo de toda la escolaridad.
Una ltima pero muy importante -porque se refiere a los
fundamentos- consideracin sobre el currculum: es necesario
sustentar las propuestas en los aportes de las ciencias del lenguaje y
en los de la psicologa, en particular en los estudios realizados sobre
la construccin de determinados contenidos escolares del rea.
Para dar slo un ejemplo de la relevancia que asumen algunos de
los aportes de las ciencias del lenguaje desde la perspectiva
didctica." sealemos que las contribuciones de la sociolingstica
obligan a revisar crticamente -entre otros aspectos-la nocin de
"correccin", que est tan arraigada en la escuela, para remplazarla
por la de "adecuacin a la situacin comunicativa", lo que supone
abandonar la desvalorizacin que han sufrido los dialectos o
sociolectos no prestigiosos (que son la lengua materna de muchos de
los alumnos de nuestras escuelas).
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En segundo lugar, en lo que se refiere a la organizacin institucional, resulta evidente la necesidad imperiosa de promover el
trabajo en equipo, de abrir en cada escuela espacios de discusin que
permitan confrontar experiencias y superar as el aislamiento en el que
suelen trabajar los docentes, que hagan posible poner en tela de juicio
las modalidades de trabajo instaladas en el sistema escolar y evaluarlas
a la luz de los propsitos educativos que se persiguen, que propicien el
anlisis crtico de los derechos y obligaciones asignados al docente y a
los alumnos en relacin con la lectura y la escritura, que favorezcan el
establecimiento de acuerdos entre los docentes no slo para lograr
mayor coherencia en el trabajo, sino tambin para emprender
proyectos en comn.
La elaboracin de proyectos institucionales podra, en algunos
casos, apelar a la participacin de los padres. Hacer de
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Ahora bien, si de verdad se quiere generar un cambio profundo, ser tambin imprescindible replantear las bases de la
formacin de los docentes y promover la jerarquizacin social
de su funcin.
En lo que se refiere a la preparacin de los maestros y centrndonos en el problema de la alfabetizacin, dos cuestiones
parecen esenciales: asegurar su formacin como lectores y
productores de textos y considerar como eje de la formacin el
conocimiento didctico (en relacin con la lectura y la escritura,
en nuestro caso). Por otra parte, todo el currculum debera
contribuir a mostrar a los estudiantes los progresos que se van
registrando en la produccin del conocimiento -didctico,
lingstico, psicolingstico...-, de tal modo que ellos sean
conscientes en el futuro de la necesidad de profundizar y
actualizar su saber en forma permanente.
Hay una relacin recproca entre la jerarquizacin del papel
de los docentes -el reconocimiento social de su funcin- y el
mejoramiento de la calidad de su formacin. Ambas cuestiones
deberan ser atacadas simultneamente: elevar la calidad acadmica y brindar mejores condiciones laborales, tanto desde el
punto de vista econmico como desde el punto de vista de la
valoracin que la comunidad tiene del trabajo de los maestros.
Adems de lo que pueda hacerse en ese sentido desde los
organismos oficiales, a los docentes les corresponde -por supuesto- defender su profesin, constituir entidades que -como
los colegios profesionales- propicien investigaciones, cursos,
conferencias, discusiones sobre problemas que es urgente
resolver.
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y ste a su vez a otro grupo ms amplio, etc., de manera que cuando la capacitacin llega al maestro ya hubo cuatro o cinco intermediaciones entre los
capacitadores "originales" y quienes llevarn -o se supone que llevarn- a cabo
la implementacin de la propuesta en cuestin. Esta prctica lleva a que,
generalmente, ni siquiera el "capacitador" conozca, maneje, asuma, los
criterios fundamentales sobre los cuales se sustenta la propuesta y, por lo tanto,
tampoco las respuestas u orientaciones que pudieran darse frente a las dudas
que plantean los maestros. Puede suponerse cules sern las consecuencias de
esta situacin para la implementacin de dichas propuestas. Si bien no hay
muchos planteos alternativos para resolver este problema, lo que quiero
enfatizar es su importancia.
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Diversas experiencias alternativas de alfabetizacin realizadas en Amrica Latina (E. Ferreiro, 1989) han puesto en
evidencia que la presencia del aula en las situaciones de capacitacin de los docentes es fundamental. En nuestro caso, esta
presencia se haca efectiva tanto en la instancia de taller como
en la de acompaamiento: en la primera, la prctica en el aula
apareca a travs del anlisis de registros de clase aportados por
el equipo de coordinacin, de la planificacin de actividades
que los participantes llevaran a cabo con sus alumnos y de la
evaluacin conjunta del desarrollo de esas actividades; durante
el proceso de acompaamiento, el aula estaba an ms presente,
puesto que -adems de realizar actividades similares a las
descritas para el taller y de trabajar sobre registros realizados
por los propios maestros de sus clases o de las de algn
compaero- el coordinador colaboraba con el maestro en la
conduccin de algunas situaciones didcticas, lo que permita,
por una parte, que los docentes aprendieran "por participacin
en la tarea concreta" y, por otra parte, que se sostuvieran
discusiones sobre aspectos muy especficos de la prctica
didctica.
La evaluacin del proyecto mostr que el acompaamiento
en el aula permita obtener resultados mucho ms notables en
relacin con la transformacin de la prctica, lo cual puede
deberse simplemente a la mayor duracin del trabajo conjunto,
pero tambin puede atribuirse a la imposibilidad de encontrar
otro instrumento de capacitacin que resulte tan efectivo como
compartir la realidad del aula.
Ahora bien, resulta inquietante que el acompaamiento en el
aula siga siendo el mejor recurso para la capacitacin, que lo
consideremos incluso como el nico realmente efectivo para
transformar la prctica. Resulta inquietante por dos motivos: en
primer lugar, porque nunca dispondremos de la cantidad de
recursos humanos que sera necesaria para
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Los profesores y los especialistas en la disciplina en cuestin (los formadores de docentes) se ven conducidos entonces a minimizar el papel de
toda teora, a poner en primer plano el contenido puro o la experiencia
profesional. sta puede ser considerada como hasta tal punto
incomunicable que se ha llegado a afirmar que la mejor formacin que se
puede proponer a un futuro maestro es la que l puede adquirir en el trabajo
mismo. Cabe preguntarse entonces qu es lo que impide que esta
concepcin emprica radical se aplique tambin a los propios nios y que se
declare que la mejor formacin en matemtica para ellos sera la que
pueden adquirir resolviendo completamente solos los problemas con que se
encuentran.
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CAPTULO 3
1Este captulo est basado en una conferencia dictada en el Primer Congreso Regional de
"Lectura y Vida", 19 al 31 de mayo de 1997, y publicada en Textos en Contexto, nm. 4, Buenos
Aires, 1998.
2 Muchas de las ideas que se expondrn en el curso de este captulo han sido elaboradas a
partir de las arduas discusiones sostenidas cotidianamente, en el marco de la Direccin de
Currcula de la Secretara de Educacin de la Ciudad de Buenos Aires, con las dems integrantes
del Equipo de Lengua: Hilda Levy, Silvia Lobello, Liliana Lotito, Estela Lorente, Silvia Lobello
y Nelda Natali.
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siva es anterior a la extensiva, las dos modalidades suelen coexistir en una misma sociedad: una puede predominar sobre la
otra y pueden distribuirse de manera diferente en funcin de los
grupos sociales. En los sectores ms pudientes o ms letrados,
las prcticas tienden a ser ms extensivas, mientras que las
prcticas intensivas han perdurado por mucho tiempo en los
sectores populares.
La distribucin de prcticas intensivas o extensivas se corresponda adems con otra variable en el caso de la lectura: sta
poda tener lugar en forma ms bien pblica o ms bien privada.
La lectura intensiva -por ejemplo la de la Biblia en las
sociedades protestantes- aparece generalmente vinculada con la
lectura en voz alta realizada en comunidad, en tanto que la
lectura extensiva se relaciona en general con la lectura solitaria,
que se desarrolla en la intimidad.
Si tenemos en cuenta estas categoras, es posible interrogar
las prcticas que tienen lugar aqu y ahora. Cmo son nuestras
prcticas de lectura?, ms bien intensivas o ms bien extensivas? Al analizar las prcticas actuales a la luz de estas
preguntas, y aun cuando el anlisis no alcance el rigor necesario
para la definicin didctica requerida, se puede afirmar que lo
predominante es una prctica extensiva de la lectura
-fuertemente extensiva, dado el aumento constante de la
cantidad de materiales de lectura disponibles-, pero que las
prcticas intensivas estn lejos de haber desaparecido. En esta
ltima categora se ubican indudablemente -por ejemplo- las
lecturas reiteradas y profundas de la obra de autores como
Lacan, Freud o Piaget, cuyos textos son ledos y reledos
buscando establecer diferentes relaciones, hacer nuevos
descubrimientos.
En relacin con la dimensin pblico-privado, si bien en la
actualidad la lectura tiende a ser ms bien privada, persisten sin
embargo muchas situaciones de lectura pblica: los
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dico... Entre los ms privados, en cambio, se encuentran quehaceres tales como anticipar lo que sigue en el texto, releer un
fragmento anterior para verificar lo que se ha comprendido
cuando se detecta una incongruencia, saltear lo que no se entiende o no interesa y avanzar para comprender mejor, identificarse con el autor o distanciarse de l asumiendo una posicin
crtica, adecuar la modalidad de lectura -exploratoria o
exhaustiva, detenida o rpida, cuidadosa o distendida ... - a los
propsitos que se persiguen y al texto que se est leyendo ...
En cuanto a los quehaceres del escritor, la distincin entre lo
compartido y lo privado es menos ntida, quiz porque la escritura es ms solitaria que la lectura pero -al mismo tiempoobliga a quien la ejerce a tener constantemente presente el punto
de vista de los otros, de los futuros lectores. Planificar,
textualizar, revisar una y otra vez ... son los grandes quehaceres
del escritor, que no son observables desde el exterior y se llevan a
cabo, en general, en privado. Sin embargo, decidir los aspectos
del tema que se tratarn en el texto -un quehacer ms especfico
involucrado en el proceso de planificacin- supone determinar
cul es la informacin que es necesario brindar a los lectores y
cul puede omitirse porque es previsible que stos ya la manejen
o puedan inferirla, es decir, supone considerar los probables
conocimientos de los destinatarios. Evitar ambigedades o
malentendidos -un quehacer involucrado en el proceso de
textualizacin revisin- implica al mismo tiempo una lucha
solitaria con el texto y un constante desdoblamiento del escritor
que intenta representarse lo que sabe o piensa el lector potencial
... Las exigencias de este desdoblamiento llevan al escritor a
poner en accin otros quehaceres en los cuales se encarna ms
claramente la dimensin interpersonal: discutir con otros cul es
el efecto que se aspira a producir en los destinatarios a travs
del texto y cules son los recursos para lograrlo; someter a
consideracin de algunos lectores lo que se ha escrito o se est
escribiendo ...
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4 Retomamos as el sentido original de esta distincin, que no estaba dirigida a producir una
clasificacin de los contenidos sino a poner en evidencia la necesidad de tomar explcitamente en
consideracin las tres dimensiones para evitar la transmisin de valores o actitudes -discriminatorios.
por ejemplo- hacia los cuales no se desea tender pero que se filtran inadvertidamente asociados a ciertos
contenidos ("el currculum oculto"), as como para incluir entre los contenidos los procesos de
produccin del conocimiento que, en la enseanza usual, son dejados de lado a favor de la transmisin
directa de los productos ("currculum nulo").
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Desplegar los contenidos implcitos en las prcticas es indispensable, pero supone tambin correr riesgos en relacin con la
preservacin del sentido. Advertir cules son estos riesgos es un
paso importante para evitarlos.
Un primer riesgo es el de caer en la tentacin de transmitir
verbalmente a los nios esos contenidos que han sido explicitados. Es pertinente entonces subrayar que preservar el
sentido de los quehaceres del lector y del escritor supone propiciar que sean adquiridos por participacin en las prcticas de
las que forman parte, que se pongan efectivamente en accin en
lugar de ser sustituidos por meras verbalizaciones.
En este sentido, es til distinguir -como hemos hecho en otro
lugar (Lerner, Lotito, Levy y otros, 1996,1997)- entre contenidos
en accin y contenidos objeto de reflexin. Un contenido est en
accin cada vez que es puesto en juego por el maestro o por los
alumnos al leer o al escribir, y es objeto de enseanza y de
aprendizaje aun cuando no sea objeto de ninguna explicitacin
verbal; ese mismo contenido puede constituirse en otro momento
en objeto de reflexin, cuando los problemas planteados por la
escritura o por la lectura as lo requieran.
Algunos ejemplos pueden aclarar esta distincin:
1. Leer noticias con frecuencia permitir a los nios tanto familiarizarse con ese tipo de textos como adecuar cada vez mejor
la modalidad de lectura a sus caractersticas y, en estas situaciones, aunque no se haya pronunciado una palabra acerca de los
rasgos propios del gnero ni de la modalidad de lectura, dichos
contenidos estarn en accin y sern objeto de aprendizaje. Las
caractersticas del gnero pueden pasar a constituirse en objeto de
reflexin cuando se trate de escribir una noticia ya que, para
producir un texto que efectivamente se parezca a una noticia, el
escritor tendr que tener en cuenta de manera explcita las caractersticas del gnero. En cuanto al quehacer que consiste en
Procesos similares tienen lugar en el caso de la lectura. Leer y discutir con otros textos que
resultan difciles, parece hacer posible segn lo muestran experiencias didcticas- tanto saberes
de diferentes lectores que contribuyen a la comprensin como dar lugar a una progresiva
interiorizacin de conocimientos que cada uno podr utilizar luego, al leer en soledad.
100
101
fundamental evitar que hacer y pensar sobre el hacer sean sustituidos por un simple "hablar de" aquello que sera necesario hacer
o sobre lo cual sera necesario reflexionar.
El segundo riesgo que se corre al explicitar los quehaceres del
lector y del escritor es el de producir un nuevo parcelamiento del
objeto de enseanza.
En efecto, la tradicional distribucin del tiempo didctico -la
correspondencia entre fragmentos de tiempo y fragmentos de saber
a la que nos referimos en el captulo anterior- podra llevar a
interpretar que los quehaceres pueden ensearse uno a uno, creando
actividades especficas para trabajar sobre cada uno de ellos y
separndolos as de la totalidad indisociable y compleja que es la
prctica en la cual estn involucrados. Para contrarrestar esta nueva
y simplificadora tentacin, es imprescindible subrayar que la lectura
y la escritura son actos globales e indivisibles y que slo es posible
apropiarse de los quehaceres que las constituyen en el marco de
situaciones semejantes a las que tienen lugar fuera de la escuela,
orientadas hacia propsitos para cuya consecucin es relevante leer
y escribir.
Ahora bien, si se quiere preservar el sentido de las prcticas, es
necesario enfrentar un tercer riesgo: el de creer que es suficiente
con abrir las puertas de la escuela para que la lectura y la escritura
entren en ella y funcionen tal y como lo hacen en otros mbitos
sociales. En el mbito escolar, esas prcticas no pueden funcionar
de la misma manera que fuera de l, porque en la escuela la lectura
y la escritura existen en tanto objetos de enseanza.
En consecuencia, para evitar que las intenciones didcticas
inherentes a la institucin escolar impidan la supervivencia de la
lectura y la escritura, no es suficiente con abrir las puertas para
dejarlas pasar, es imprescindible construir condiciones di-
102
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cesario reflexionar para encontrar caminos que permitan superarlos. El anlisis que es posible desarrollar aqu se centrar
en las vicisitudes sufridas por dos quehaceres que todo lector
pone en accin en la prctica social:
1. Elegir qu, cmo, dnde y cundo lee;
2. Atreverse a leer textos difciles.
En los dos casos, la transposicin didctica plantea serios
problemas. En relacin con la posibilidad de elegir, quisiera
citar un fragmento de ese libro que Daniel Pennac titul Como
una novela y que nunca sabremos si es o no es una novela. El
autor resea el siguiente dilogo:
Yo le pregunto: Te lean historias en voz alta cuando eras pequea? Ella me
contesta: Jams. Mi padre viajaba con mucha frecuencia y mi madre estaba
demasiado ocupada.
Yo le pregunto: Entonces de dnde te viene ese gusto por la lectura en voz
alta?
Ella me contesta: De la escuela.
Contento de or que alguien le reconoce un mrito a la escuela, exclamo
lleno de alegra: Ah! Lo ves?!
Ella me dice: En absoluto, en la escuela nos prohiban la lectura en voz
alta. La lectura silenciosa ya era el credo de la poca. Directo del ojo al
cerebro. Transcripcin instantnea. Rapidez, eficacia. Con un test de
comprensin cada diez lneas. La religin del anlisis y del comentario desde
el primer momento! La mayora de los chicos se moran de miedo, y slo era
el principio! Todas mis respuestas eran exactas, por si quieres saberlo; pero, de
vuelta a casa, lo relea todo en voz alta.
-Por qu?
-Para maravillarme, las palabras pronunciadas comenzaban a existir fuera de m, vivan realmente. Y adems, me pareca que era un
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acto de amor. Que era el amor mismo. Siempre he tenido la impresin de que el
amor al libro pasa por el amor a secas.
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Finalmente, despus de haber analizado los problemas planteados por el diseo curricular y de haber seguido de cerca las
vicisitudes que atraviesan algunos quehaceres del lector en la
institucin escolar, resulta relevante cerrar este captulo poniendo
en primer plano una de las ideas esenciales enunciadas al
comienzo: la necesidad de preservar el sentido de la lectura y la
escritura. Retomar esta idea a travs de una experiencia personal,
que revela uno de los sentidos importantes que la lectura y la
escritura tienen aqu y ahora, contribuir a mostrar por qu la
enseanza de las prcticas de lectura y escritura no puede
limitarse a la transmisin de contenidos puntuales, permitir
poner en evidencia hasta qu punto compartir esas prcticas
reviste un sentido profundo y vital.
Hace algn tiempo, al abrir Pgina 12, encontr un artculo de
Horacio Verbitsky que se titulaba "Lilada" Como en esa misma
pgina haba una foto de Rodolfo Walsh, pude hacer algunas
anticipaciones sobre lo que Verbitsky quera decir. Yo saba que
Lilia Ferreira, la compaera de Walsh, estaba luchando para que
le restituyeran no slo el cuerpo sino tam-
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Troyanos.
Afligidos por la pena lloraron ambos, cada uno por sus muertos. "No me pidas
que repose cuando an est Hctor insepulto en su tienda, entrgame su cadver
para que pueda yo contemplarlo", implora Pramo. "Ah, desdichado, cun
numerosos son los infortunios que tu corazn ha sufrido. Pero cmo te has
atrevido a venir solo hasta las naves aqueas y soportar la presencia del hombre
que dio muerte a tantos de tus valerosos hijos?" "De hierro es tu corazn", le
responde Aquiles, el de los pies ligeros, antes de lavar y ungir el cuerpo de
Hctor. Luego de envolverlo en una tnica y un manto y colocarlo en un carro,
pregunta a Pramo de cuntos das desea disponer para las honras fnebres.
"Durante este tiempo permanecer inactivo y contendr al ejrcito': le promete.
Pramo pide nueve das para llorarlo, el dcimo para enterrarlo, el undcimo
para erigir el tmulo. "y al duodcimo volveremos a combatir si es necesario':
Aquiles asiente: "Se har segn tu deseo':
y Verbistky concluye:
Esta mera transcripcin slo procura que los lectores puedan compartir los
sentimientos ms profundos sobre la vida y la muerte que el gnero humano
expres en un poema hace dos mil seiscientos o tres mil aos y que Lilia nos
devolvi ayer a tres privilegiados en esa mesa de caf, a metros del lugar ms
prosaico de la tierra ms desprendida de la pica.
Son razones como stas las que impulsan a aunar esfuerzos para
constituir como objeto de enseanza las prcticas de
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CAPTULO 4
115
muy buena fe, para quien la abuela desalmada -gorda y voraz, que
explota a Cndida Erndira para cobrarle una deuda- es el smbolo
del capitalismo insaciable. Un profesor catlico enseaba que la
subida al cielo de Remedios era una transposicin potica del
ascenso en cuerpo y alma de la Virgen Mara. [ ... ] Un profesor de
literatura de
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literatura no debera ser ms que una buena gua de lecturas. Cualquier otra
pretensin no sirve nada ms que para asustar a los nios. Pienso yo, aqu entre
nosotros.
119
3 Piaget ha planteado que la modalidad adoptada por la enseanza parece estar fundada en una
consideracin de las semejanzas y diferencias entre los nios y los adultos como sujetos
cognitivos que es exactamente opuesta a la que se desprende de las investigaciones psicogen
ticas. Estas ltimas han mostrado que la estructura intelectual de los nios es diferente de la de
los adultos (heterogeneidad estructural) pero el funcionamiento de unos y otros es esencialmente
el mismo (homogeneidad funciona!); sin embargo, al ignorar el proceso constructivo de los
alumnos y suponer que pueden dedicarse a actividades desprovistas de sentido, la escuela los trata
como si su estructura intelectual fuera la misma que la de los adultos y su funcionamiento
intelectual fuera diferente.
El predominio de la lectura en voz alta se deriva indudablemente de una concepcin del aprendizaje que pone en primer
plano las manifestaciones externas de la actividad intelectual,
dejando de lado los procesos subyacentes que las hacen posibles.
Pero la necesidad de control hace sentir su influencia tambin en
este caso, ya que evaluar el aprendizaje de la lectura resultara
ms difcil si en el aula predominaran las situaciones de lectura
silenciosa. La exigencia de oralizar
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con exactitud lo que est escrito -de hacer una lectura escrupulosamente literal- resulta no slo del desconocimiento del
proceso lector sino tambin de la preocupacin por el control
exhaustivo del aprendizaje: si se permitiera a los alumnos
sustituir las palabras de! texto, por ms pertinentes que estas
sustituciones fueran, cules seran los parmetros para
determinar la correccin o incorreccin de la lectura?
d)
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tiene del objeto y del sujeto est lejos de ser el nico factor
determinante de la versin escolar de la lectura, que la persistencia de
las concepciones vigentes se explica por su perfecta articulacin con
reglas y requerimientos propios de la institucin escolar. Ahora
sabemos que la complejidad no es "natural" para la escuela porque
resulta mucho ms problemtica desde el punto de vista de la gestin
del tiempo y de la necesidad de control: cmo distribuir en el tiempo
la enseanza de un objeto complejo si no se lo parcela?, cmo
controlar el progreso del aprendizaje cuando el objeto se presenta en
toda su complejidad; si tambin es complejo el proceso de
reconstruccin del objeto por parte del nio, si el aprendizaje no es la
suma de pequeos aprendizajes sino un proceso de reorganizacin del
conocimiento de objetos complejos, cules son los parmetros que
permitirn controlar las aproximaciones sucesivas? Ahora sabemos
que, para llegar a ser lector, el alumno tendra que ejercer algunos
derechos y deberes que -segn el contrato didctico imperante en la
enseanza usual- son privativos del maestro; sabemos tambin que no
es natural para la escuela que los derechos y deberes sean compartidos
por el docente y los alumnos, porque una distincin ntida de los roles
es necesaria para concretar la enseanza y el aprendizaje, para
cumplir la funcin que la sociedad ha asignado a la escuela.
Dado que la escuela tiene una misin especfica, los objetos de
conocimiento -la lectura, en este caso- ingresan a ella como "objetos
de enseanza por lo tanto, no es natural que la lectura tenga en la
escuela el mismo sentido que tiene fuera de ella. Si pretendemos que
este sentido se conserve, tendremos que realizar un fuerte trabajo
didctico para lograrlo. Este trabajo comienza por reconocer que,
efectivamente, la escuela es un mbito de ficcin. Y la obra que pondremos en escena hoy es...
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Diversidad de propsitos, diversidad de modalidades de lectura, diversidad de textos y diversidad de combinaciones entre
ellos ... La inclusin de estas diversidades (Ferreiro, 1994) -as
como su articulacin con las reglas y exigencias escolares- es
uno de los componentes de la complejidad didctica que es necesario asumir cuando se opta por presentar la lectura en la escuela sin simplificaciones, velando por conservar su naturaleza
y, por lo tanto, su complejidad como prctica social.
Cmo se articulan los propsitos didcticos y los propsitos
comunicativos a los que apunta el proyecto propuesto? Si al
disear el proyecto se tienen en cuenta ambos tipos de propsitos
-tanto los referidos a la enseanza y el aprendizaje como los
inspirados en la prctica social de la lectura-, esta articulacin no
plantea mayores problemas: mientras se desarrollan las
actividades necesarias para cumplir con el propsito
comunicativo inmediato, se van cumpliendo tambin aquellos
que se refieren al aprendizaje de contenidos que los alumnos
debern manejar en el futuro, como adultos. Analicemos algunos
ejemplos:
1. Produccin de un caset de poemas (proyecto realizado en
segundo grado, a comienzos del ao escolar).
A) Propsitos: el propsito comunicativo perseguido por los
nios al leer -producir un caset de poemas- est enmarcado en un
propsito social ms general: compartir con otras personas textos
que el lector considera conmovedores o interesantes. Los propsitos
didcticos son varios: hacer ingresar a los alumnos en el mundo
potico, ponerlos en contacto con la obra de diferentes poetas,
generar condiciones que les permitan avanzar como lectores "en
voz alta"...
B) Destinatarios: grupos de jardn de infantes de la escuela y
Biblioteca parlante de ciegos.
129
C) Secuencia de actividades:
a) Propuesta del proyecto a los nios y discusin del plan de trabajo.
b) Seleccin de los poemas a grabar: la maestra lee muchos poemas
-algunos los ha encontrado ella misma, otros le fueron sugeridos por la
bibliotecaria o por los nios, todos han aprobado el "examen" de calidad
literaria-o Cada nio anota los ttulos de los poemas que le gustara grabar.
Esta actividad ocupa muchas horas de clase: se disfruta de cada uno de los
poemas, se intercambian impresiones, los nios piden que la maestra relea
algn poema que les gusta mucho, se habla sobre los autores, se leen otros
poemas de los poetas favoritos...
c) Organizacin de la tarea: teniendo en cuenta los poemas elegidos
y las posibilidades de ayuda mutua, la maestra constituye los grupitos de
nios que trabajarn juntos (de a dos). Cada pareja relee los poemas que
grabar. Los nios intercambian ideas acerca de cmo leer cada uno.
Deciden (provisoriamente) qu integrante de la pareja grabar cada uno de
los poemas. Se llevan los poemas a sus casas, para ensayar.
f) Audicin: el grupo total escucha las grabaciones realizadas hasta el momento. Las "parejas" intercambian sugerencias.
g) Grabacin (segundo ensayo): cada pareja vuelve a grabar,
teniendo en cuenta las recomendaciones de los oyentes. Escuchan lo
grabado, hacen las correcciones necesarias.
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4 Este proyecto didctico fue inspirado por una situacin experimental diseada por Emilia Ferreiro
(en 1988), al proyectar una investigacin evaluativa de experiencias didcticas vinculadas con la
psicognesis de la lengua escrita.
132
5 El origen de esta primera etapa es el siguiente: mientras planificbamos el proyecto, una de las
maestras participantes -Silvia Zinman- propuso que incorporramos un "curso de capacitacin del
personal" que imitara a los ofrecidos por las verdaderas consultoras. Por supuesto, a diferencia de estos
ltimos, nuestro curso no sera selectivo sino que permitira capacitar a todos los candidatos y, a su
trmino, todos seran "contratados". Esta idea result tan productiva que fue conservada y
perfeccionada en las sucesivas aplicaciones del proyecto.
133
mulada por la maestra- plantea un problema acerca de un contenido interesante para los alumnos, sobre el cual no tienen
muchos conocimientos previos. Para contestarla, se llevan a
cabo situaciones de lectura y de escritura, cada una de las cuales
se desarrolla a lo largo de varias clases.
Situaciones de lectura:
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Cuando la versin final del texto est lista, el "curso de capacitacin" se considera concluido, todos los nios obtienen sus
"diplomas" y se pasa a la segunda etapa.
La puesta en marcha de la consultora se inicia con una comunicacin a los padres, en la cual se les informa tanto sobre los
objetivos del proyecto como sobre las actividades ya realizadas y
se los invita a enviar preguntas. stas deben reunir ciertas
condiciones: referirse a determinadas reas del conocimiento
-Ciencias Naturales e Historia del Arte, por ejernpIe- y estar
formuladas de tal modo que requieran la elaboracin de un texto
para responderlas (es decir, que no puedan ser contestadas a
travs de una palabra o una lista). La comunicacin al personal
directivo, a los maestros y a los otros nios puede hacerse
oralmente o bien puede utilizarse como un motivo para producir
textos publicitarios (afiches o volantes) que sern distribuidos en
la escuela. Una vez que las preguntas comienzan a llegar, se
realizan las siguientes actividades:
d) Lectura de las preguntas, clasificacin por tema y seleccin: como suele ocurrir que se reciban muchas preguntas, se
decide a cules se dar respuesta en primer trmino y a cules en
segundo lugar. Se analiza en qu medida las preguntas se ajustan
a las condiciones establecidas y se descartan aquellas que no las
cumplen.
e) Distribucin de las preguntas por parejas, teniendo en
cuenta las preferencias y las posibilidades de los nios.
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2. Las actividades habituales, que se reiteran en forma sistemtica y previsible una vez por semana o por quincena, du140
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Es as como la articulacin de diferentes modalidades organizativas permite desarrollar situaciones didcticas que
.. tienen duraciones diferentes, que pueden ser permanentes o
llevarse a cabo en el curso de periodos limitados, algunas de las
cuales se suceden en el tiempo en tanto que otras se entrecruzan
en una misma etapa del ao escolar. De este modo, la
distribucin del tiempo didctico -en lugar de confundirse con la
yuxtaposicin de parcelas del objeto que seran sucesiva y
acumulativamente aprendidas por el sujeto- favorece la
presentacin escolar de la lectura como una prctica social
compleja y la apropiacin progresiva de esta prctica por parte
de los alumnos.
El esfuerzo por distribuir los contenidos en el tiempo de un
modo que permita superar la fragmentacin del conocimiento no
se limita al tratamiento de la lectura -que ha sido
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Finalmente, cuando el maestro considera que la aproximacin que se ha realizado a la comprensin del texto es suficiente o que ya se han puesto en juego todos los recursos
posibles para elaborar una interpretacin ajustada, convalida
6 Por supuesto, el nfasis que se haga en el autocontrol de la comprensin depender
del tipo de texto que se est leyendo y del propsito que se persiga: ser mucho mayor, por
ejemplo, cuando se lea un instructivo para manejar un aparato recin adquirido que cuando
se lea un cuento (porque en el primer caso un error de comprensin puede ocasionar un
deterioro en el aparato); cuando se lee una novela, el grado de control ejercido por el lector
ser menor si est leyendo por placer que si lo est haciendo porque debe "estudiarla" para
un examen. Las actividades de lectura que se plantean en la escuela deben permitir que los
alumnos aprendan a utilizar modalidades de autocontrol adecuadas a cada situacin.
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A quin se atribuye en la escuela la responsabilidad de actuar como lector? En tanto que la funcin de dictaminar sobre la
validez de las interpretaciones suele reservarse -como hemos
visto en el punto anterior- al maestro, el derecho y la obligacin
de leer suelen ser privativos del alumno.
Para que la institucin escolar cumpla con su misin de
comunicar la lectura como prctica social, parece imprescindible
una vez ms atenuar la lnea divisoria que separa las funciones
de los participantes en la situacin didctica. En efecto, para
comunicar a los nios los comportamientos que son tpicos del
lector, es necesario que el docente los encarne en el aula, que
brinde la oportunidad a sus alumnos de participar en actos de
lectura que l mismo est realizando, que entable con ellos una
relacin "de lector a lector".
Desde esta perspectiva, en el curso de una misma actividad o
en actividades diferentes, la responsabilidad de leer puede recaer
en algunos casos slo en el maestro o slo en los alumnos, o bien
puede ser compartida por todos los
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El maestro continuar actuando como lector -aunque seguramente no con tanta frecuencia como al comienzo- durante toda
la escolaridad, porque es leyndoles materiales que l considera
interesantes, bellos o tiles como podr comunicar a los nios el
valor de la lectura.
Ahora bien, operar como lector es una condicin necesaria pero
no suficiente para ensear a leer. Cuando los nios se enfrentan
directamente con los textos, la enseanza adquiere otras
caractersticas, se requieren otras intervenciones del docente. Estas
intervenciones estn dirigidas a lograr que los nios puedan leer por
s mismos, que progresen en el uso de estrategias efectivas, en sus
posibilidades de comprender mejor aquello que leen.
En algunos casos -como ya se ha dicho-, la responsabilidad de la
lectura ser compartida. Esta modalidad resulta apro-
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7 Esta
experiencia tuvo lugar en el marco de las investigaciones sobre lectura desarrolladas por la
Direccin de Educacin Especial de Venezuela, con la cooperacin tcnica de la OEA, durante el
periodo comprendido entre 1982 y 1993.
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Recortar el espectro lingstico al de una especialidad (el discurso periodstico) nos permiti saber ms de lo que debamos ensear. Por
consiguiente, tuvimos mayor claridad sobre lo que queramos lograr en el
aula. Saber ms nos permiti ampliar la bsqueda de ofertas didcticas y
hacer buenas lecturas de los procesos de apropiacin de los alumnos.
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Por otra parte, aparecern aqu reflexiones que fueron posibles gracias al intercambio
inaugurado en 1987 -en Mxico, en el marco del Encuentro de Experiencias Alternativas de
Alfabetizacin, convocado y coordinado por Emilia Ferreiro- con colegas responsables de
proyectos de capacitacin de muy diversas caractersticas, as como ideas que son producto de las
fecundas discusiones sostenidas a travs del tiempo y del espacio con Ana Mara Kaufrnan,
Telma Weisz, Myriam Nemirovsky y Patricia Sadovsky.
Finalmente, el anlisis que se hace sobre la problemtica involucrada en la capacitacin debe
mucho a las contribuciones de la escuela francesa de Didctica de la Matemtica y, en particular,
a algunos trabajos recientes realizados desde esta perspectiva sobre la formacin docente.
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Aunque la transformacin producida en el proceso de capacitacin fue importante, tambin lo fue la conservacin de
aquellas situaciones que haban sido evaluadas como productivas y que se orientaban ya -desde mucho antes de la toma
de conciencia relatada en el punto anterior- hacia la
construccin de conocimiento didctico por parte de los
maestros.
LAS SITUACIONES DE "DOBLE CONCEPTUALIZACIN"
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1. En la primera fase se plantea una propuesta como la siguiente: producir en grupo un mensaje dirigido a un destinatario
especfico. Puede tratarse, por ejemplo, de elaborar un informe
para el supervisor o el director de la escuela sobre las actividades
realizadas en el curso, de hacer un resumen de algn material
bibliogrfico para compartirlo con otros compaeros que no
tendrn oportunidad de leerlo directamente porque se ha
conseguido slo un ejemplar prestado por pocos das, de escribir
una carta de lector para hacer pblico algn pedido o reclamo
vinculado con un problema que estn viviendo los participantes ...
Se solicita adems que, mientras cada grupo escribe, uno de sus
miembros acte como observador y registre todas las discusiones
que tengan lugar. Una vez que se ha terminado la escritura, cada
grupo se dedica a discutir el registro de lo sucedido durante la produccin. Finalmente, se hace una puesta en comn basada en las
conclusiones de los diferentes grupos.
Qu ~prenden los participantes en esta fase?
A) Al discutir los problemas que se les plantean y, sobre todo,
al analizar los registros de sus interacciones, ellos toman
conciencia de que la escritura involucra procesos de planificacin, textualizacin y revisin, de que esos procesos son recursivos, de que al escribir es necesario enfrentar y resolver
mltiples problemas: cmo expresar lo que queremos comunicar
de tal modo que logremos ser entendidos?, cmo decirlo para
producir en el interlocutor los efectos que deseamos y no otros?,
cmo convencerlo de que tenemos razn?, ser necesario
incluir tal o cual informacin, o la ya incluida es suficiente para
que nos entienda?, ser adecuada esta expresin o le parecer
fuera de lugar?, cmo separar claramente estas dos ideas para
que el lector no crea que hay entre ellas una relacin que no
queremos establecer? ..
174
Este tipo de situaciones -que, segn descubrimos recientemente (Robert, 1991), han sido utilizadas tambin para la
formacin de docentes en Didctica de las Matemticas- son
eficaces cuando resulta imprescindible que los maestros revisen, profundicen o amplen sus conocimientos sobre un
contenido particular, lingstico o psicolingstico.
Cuando se trata de esclarecer un contenido psicolingstico
como la naturaleza del acto de escritura o del acto de lec-
Cuando se abordan contenidos lingsticos ~como las caractersticas de un gnero literario, las funciones de la puntuacin o los recursos posibles para evitar repeticiones innecesarias en los textos que se producen, por ejemplo-, las situaciones se orientan a lograr un conocimiento ms profundo
por parte de los docentes de aspectos de la lengua que, en la
mayora de los casos, debern ser explcitamente enseados a
los nios. Esto no significa, por supuesto, que la si-
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Cul es la diferencia entre estas situaciones -las que conservamos- y aquellas que hicieron su aparicin cuando asumimos que e! saber didctico deba ser e! eje de la capacitacin? En las situaciones que hemos descrito hasta aqu, la comunicacin de conocimiento estrictamente didctico se produce slo en el momento en que se reflexiona sobre la forma en
que se ha planteado y desarrollado la propuesta (en la segunda
fase), en tanto que el conocimiento que se comunica al actuar y
reflexionar sobre el contenido (en la primera fase) es
lingstico o psicolingstico.
~as situaciones que introdujimos luego -las que expresan
mejor la transformacin producida- se disearon con e! objeto
de comunicar conocimiento didctico tanto a travs de su forma
como a travs de su contenido. Son propuestas que toman como
objeto de anlisis e! conjunto de todas las interacciones que se
dan -en el tringulo didctico- entre el maestro y los alumnos a
propsito de! objeto a ensear y a aprender.
Centrarse en e! conocimiento didctico supone necesariamente incluir e! aula en el proceso de capacitacin, poner en
primer plano lo que ocurre realmente en la clase, estudiar el
funcionamiento de la enseanza y el aprendizaje escolar de la
178
lectura y la escritura. Para cumplir este requisito, un instrumento resulta esencial: el registro de clase.
Decidir cules son los registros que se analizarn no es fcil,
es una decisin que plantea por lo menos los siguientes
problemas: hay que utilizar registros de clases conducidas por
los participantes o es ms conveniente elegir registros de clases
coordinadas por docentes que no participan en e! taller de
capacitacin?; cules son las situaciones de clase que es ms
productivo analizar?, hay que seleccionar clases que
resultarn "malas" al examinarlas desde e! punto de vista de los
criterios didcticos que se desea comunicar o bien es preferible
que se trate de situaciones "buenas': que estn slidamente
fundamentadas en los criterios didcticos que se sustentan?
Los problemas que acabamos de formular no estaban explcitamente planteados cuando empezamos a utilizar los registros de clase; su formulacin misma es resultado de la experiencia y del anlisis que hicimos de ella. Probamos diversas
alternativas, que en algunos casos fueron llevadas a la prctica
sin tener conciencia de que se trataba de alternativas -es decir,
creyendo ingenuamente que las situaciones planificadas eran
"ideales" para lograr ciertos objetivos- y sin poder prever con
exactitud los efectos que produciran.
Nuestra respuesta actual a los problemas planteados puede
sintetizarse as:
1. Las situaciones de clase que es ms productivo analizar son las
que pueden caracterizarse como "buenas", porque son estas
situaciones las que permiten explicitar el modelo didctico con
el que se trabaja, porque la reflexin acerca de ellas hace
posible discutir sobre las condiciones didcticas requeridas
para la enseanza de la lectura y la escritura, por179
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182
Como se desprende de lo dicho hasta aqu, los registros utilizados al comienzo de la capacitacin deben dar testimonio de
clases conducidas por docentes que ya tienen una trayectoria de
trabajo enmarcado en el modelo constructivista, que seleccionan
actividades y realizan intervenciones productivas para el
aprendizaje de los alumnos. Por lo tanto, no se utilizarn en la
primera etapa registros de clases conducidas por los maestros que
participan como alumnos en el curso de capacitacin.
2. Tomar como objeto de anlisis registros de clases coordinadas por
los participantes es una tarea que se aborda en una etapa posterior, que
resulta delicada -porque someter la propia prctica a la mirada de otros
no es fcil y puede dar lugar a situaciones de tensin o competencia que
son nocivas para el aprendizaje- y que, por lo tanto, debe estar sujeta,
segn indica nuestra experiencia, a ciertos requisitos:
A) Iniciar el anlisis de las clases conducidas por los participantes slo despus de que ellos hayan adquirido conocimientos didcticos suficientes como para que sus propuestas
tengan fundamentos slidos y ellos estn preparados para
explicitar las razones de sus decisiones.
B) Crear en el grupo un clima de cooperacin, en el que se
alienten la reflexin conjunta y la crtica constructiva y se desaliente todo comentario que obstaculice el aprendizaje compartido.
C) Dar tiempo para que los maestros adquieran seguridad en su
propio trabajo y se sientan capaces de correr el riesgo de hacerlo
pblico.
D) Planificar con los maestros las clases que sern registradas y analizadas, con el objeto de discutir profundamente
con ellos las razones de sus decisiones y de aportar toda la
informacin necesaria para que la clase resulte fructfera.
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tir y elaborar con otros las soluciones posibles para los problemas que cada uno confronta
3. Tener en cuenta las posibilidades y limitaciones de los registros
de clase permite amplificar su papel en el proceso de capacitacin.
Las cuestiones que resulta fundamental considerar para realizar un trabajo realmente productivo con los registros de clase
-tanto con los utilizados en la primera etapa como con los realizados por los maestros participantes-, son las siguientes:
En primer lugar, es importante recordar que los registros no
son transparentes, no son autosuficientes para poner en
evidencia los contenidos que se quiere comunicar a travs de su
anlisis. Lo que cada maestro puede observar en una clase est
determinado por sus saberes previos, por su propia experiencia
o por su propia inexperiencia (A. Robert, 1991). Como nos lo
indica un conocido refrn, "todo es del color del cristal con que
se mira".
Qu hacer entonces para que estas situaciones permitan
avanzar, dejen ir perfeccionando el cristal a travs del cual se
analizan las clases? Un recurso importante en este sentido es la
comparacin entre distintas situaciones -pueden ser actividades diferentes que apuntan a un mismo objetivo o bien diferentes versiones de una misma situacin- porque, al encontrar
semejanzas y diferencias, se pone de manifiesto ms
claramente cules son las variables que estn en juego.
Algunos sealamientos del capacitador pueden tambin
generar progresos: llamar la atencin sobre ciertas intervenciones del maestro y discutir su pertinencia, recordar una
cuestin trabajada anteriormente que puede relacionarse con el
contenido presente, aportar nuevas informaciones o remitir a
bibliografa que contribuya a hacer observable para los
maestros lo que todava no lo es ...
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187
PALABRAS FINALES
189
BIBLIOGRAFA
CAPITULO I
CAPITULO 2
190
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CAPITULO 5
CAPITULO 4
192
193
NDICE
PROLOGO 7
VARIACIONES SIN FUGA 17
NOTA INTRODUCTORIA...
21
CAPITULO 1
54
58
CAPITULO
81
83
84
90
95
100
103
CAPITULO 4
178
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BIBLIOGRAFIA
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