La Estaca - Richard Laymon

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No

se debe ser ni demasiado audaz ni demasiado imaginativo cuando se


anda entre cosas sobrenaturales.
Eso lo olvidaron Larry, escritor de novelas de terror, su esposa Jean y los
amigos de ambos Pete y Brbara cuando, visitando un pueblo abandonado,
toparon debajo de una escalera con un cuerpo desnudo de mujer que tena
una estaca clavada en el pecho.
Un caso de vampirismo, o un asesinato particularmente enfermizo? Las
personas sensatas como Brbara y Jean pensaran que es mejor dejar
las cosas como estn. Solo los temerarios como Pete, o los que quieren
hacerse los valientes, como Larry, meten las narices donde no les llaman y
desencadenan horrores.
"Si se pierde a Laymon, se pierde un banquete", afirma el maestro Stephen
King. Tiene razn. "La estaca" no es solo una espeluznante novela de terror,
sino tambin la novela de una novela de terror.

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Richard Laymon

La estaca
ePub r1.1
17ramsor 15.07.14

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Ttulo original: The stake


Richard Laymon, 1990
Diseo de portada: 17ramsor
Editor digital: 17ramsor
ePub base r1.0

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Este libro va dedicado a Frank, Kathy y Leah De Laratta, grandes amigos,


compaeros exploradores y batidores de ciudades fantasmas.

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Prlogo
Charleston (Illinois)
23 de junio de 1972
Haba seguido a la diablesa hasta su cubil. Ahora, esperaba. Aguardaba la llegada
del alba, momento en que la presa sera ms vulnerable.
La espera constitua la parte ms enojosa. Porque no ignoraba lo que iba a
suceder. La experiencia le haba demostrado que no se puede hacer caso de las
leyendas. Las leyendas estn equivocadas en muchos aspectos.
Los vampiros duermen en camas, no en atades: una estratagema ingeniosa para
equivocar a los ignorantes. Y aunque la luz del da socava sus poderes, no los
convierte en criaturas inofensivas. Incluso despus de la aurora, podan despertar de
su sueo de difuntos. Podan combatirle, herirle
Se frot la mejilla. Le temblaron los dedos al deslizarse por los bordes irregulares
de la costra. Tena uas afiladas, aquella fiera de Urbana.
Le sacudi un escalofro al recordado.
Tuvo mucha suerte al salir con vida.
Tal vez all se agotaron sus reservas de buena suerte. Quizs en esta ocasin no le
desgarraran la mejilla unas uas. Acaso, esta vez, unos colmillos encontraran su
garganta.
Se agach, hasta que el rostro tropez con el volante, la mano tante por debajo
del asiento del conductor y luego ascendi con una botella de whisky de centeno.
Quit el tapn. Tom un trago. El licor, tibio mientras descenda por la garganta,
derram un calor impregnado de sosiego al llegar al estmago. Quiso echar otro
sorbo.
Despus, se prometi: ni una gota ms hasta haber cumplido la tarea.
No debes perder la cabeza pens. La semana anterior, el alcohol estuvo a
punto de costarte el pellejo.
Volvi a acariciarse el araazo de la mejilla.
Pero tom un nuevo sorbo. Luego se oblig a tapar la botella. La deposit debajo
del asiento. En el instante en que se incorporaba, un automvil dobl la esquina.
Llevaba los faros encendidos, pero el cielo de la madrugada esparca la suficiente
claridad como para que pudiera distinguirse el soporte de los indicadores del techo.
Un coche patrulla.
Se ech sobre el asiento del conductor.
Tena la boca seca. Retumbaban los latidos de su corazn. No es justo pens
. No debera vivir como un fugitivo. Soy tan til a la sociedad como esos policas
de ah.
Contuvo la respiracin mientras el coche patrulla pasaba de largo. Transit tan
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cerca que pudo or el crepitar chirriante de los parsitos y la voz en falsete de la radio.
Se arrepinti de haber dejado abiertas las ventanillas. Era posible que les pareciera
sospechoso. Pero, de tener los cristales corridos, la atmsfera del coche habra
resultado sofocante.
Volvi a respirar cuando los ruidos se desvanecieron.
Continu tendido sobre los asientos y cont despacio hasta cien. Luego se sent y
ech un vistazo por la ventanilla de atrs. Las luces piloto posteriores eran simples
puntitos rojos.
Abri la portezuela y se asom para examinar el cielo. An apareca gris ms all
del tejado de la morada de la vampiro. Apoy un pie en la acera, se ape y ote el
espacio por encima del techo de su automvil. Hacia el este, el cielo presentaba un
tono azul plido.
Su larga experiencia le indic que el sol no tardara en aparecer por la lnea del
horizonte.
Habra salido del todo cuando l estuviera en posicin. Se meti de nuevo en el
vehculo. Tena sobre el pecho su crucifijo de plata. Pas los dedos por la cadena y
sac la cruz de debajo de la camisa. A continuacin, cogi la cartera de cuero que
descansaba en el piso del coche, delante del asiento. De esa cartera de mano sac un
collar de dientes de ajo. Se lo pas por la cabeza.
Con la cartera en la diestra, se ape del automvil.
Una cerca de estacas rodeaba el prado de hierba demasiado crecida. Abri el
portillo y form con el pie pequeos montculos de csped para mantenerlo abierto.
Tendra que pasar por all cuando volviese cargado con el cuerpo. No deseaba que el
portillo retardara la operacin.
Los escalones del porche crujieron bajo su peso. Chirri la antepuerta de tela
metlica. En el porche, apoy contra ella una silla de mimbre para que se mantuviera
abierta.
Al probar el picaporte, comprob que la puerta frontal no estaba cerrada con
llave. Eso facilitaba las cosas. No necesitara la palanqueta. Entr en la casa sin hacer
el menor ruido y se abstuvo de cerrar la puerta.
Conoca la situacin de la alcoba. Aquella noche, poco despus de que entrara la
demonaca criatura, se iluminaron las ventanas de la fachada, a la derecha del porche.
La vampiro se haba acercado a cada una de ellas, para bajar las persianas.
Reinaba el silencio en toda la casa. La tenue claridad que irrumpa en el saln
proyectaba un sudario grisceo sobre el viejo sof, la mecedora, las lmparas y el
piano. El papel pintado de las paredes apareca descolorido y salpicado de manchas.
Colgado sobre el piano se vea un paisaje pintado al leo, que representaba un claro
de bosque surcado por la pacfica corriente de un arroyo. En aquella lbrega
borrosidad, pareca oscuro y sombro, como si la aurora an no hubiese llegado a

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aquella escena forestal.


En el rincn del fondo de la estancia, un hueco enmarcado en madera daba paso a
un corredor.
Lleg a aquel pasillo y continu hasta la abierta entrada del dormitorio de la
vampiro.
Tena la boca seca y el corazn le palpitaba desalado mientras bajaba la vista
hacia la criatura. Yaca en un lecho dispuesto entre las dos ventanas, encogida sobre
s misma, de costado, de cara al lado contrario al que l se encontraba. Los primeros
rayos del sol de la maana resplandecan contra las persianas e inundaban el cuarto
de una dominante ambarina. Se cubra con una sbana. La oscura cabellera se
extenda sobre la almohada.
El hombre se agach y dej en el suelo la cartera. Levant la solapa, introdujo la
mano y sac el martillo.
Un pesado mazo de hierro con mango de unos treinta centmetros.
La otra mano extrajo una estaca puntiaguda, de madera de fresno.
Se puso la estaca entre los dientes.
Se enderez. Al contemplar a la vampiro dese que se diera un cuarto de vuelta.
Boca abajo o boca arriba, no importaba. Poda clavar la estaca con idntica facilidad
tanto por la espalda como por el pecho. Pero ella tena que estar plana, no de costado.
De cualquier modo, saba que le iba a resultar difcil matarla.
No debera esperar? Tarde o temprano, acabara volvindose.
Pero, cuanto ms esperase, mayor sera el peligro de que alguien le viera cuando
saliese cargado con el cuerpo. Y tena que hacerlo. Llevarlo lejos, en el maletero del
coche, y ocultarlo en un lugar donde nadie lo encontrase jams.
Constantemente desaparecan personas, y por muchos motivos. Pero que la
descubrieran all, con una estaca en el corazn
La polica cometera el error de confundir aquel trabajo con la obra de un
manaco homicida. La noticia se difundira. El pnico se extendera entre la gente. Y,
lo peor de todo, una legin de vampiros se pondran en guardia, advertidos de que un
cazador andaba al acecho.
Adems, todo el trabajo de aquella madrugada habra sido en vano, porque la
polica o el juez de primera instancia arrancaran la estaca del corazn. La vampiro
revivira y, de nuevo, rondara por la noche.
No. Era fundamental que el monstruo desapareciese.
Una tabla del entarimado cruji cuando se acercaba al borde de la cama. La
criatura gimi y se removi bajo la sbana, pero no cambi de postura.
Con la estaca an entre los dientes, alarg la mano izquierda. Cogi la sbana por
la parte del embozo que cubra el hombro de la vampiro. Mientras volva a dejar la
sbana, la libadora de sangre continuaba respirando larga, profunda,

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acompasadamente. Pero a l s se le aceler el ritmo de la respiracin.


Al resbalar la sbana, qued a la vista la desnuda espalda, las suaves curvas de
sus nalgas, la tersura de sus piernas.
Era una vampiro, un infame demonio asesino. Pero con un cuerpo de mujer joven
y esbelta. Mientras la observaba, el hombre not que en la entrepierna se le
despertaba una ardorosa excitacin. Tembl ante aquella mezcla de lujuria y terror:
una sensacin prxima al xtasis que siempre le inundaba en tales momentos. Sola
avergonzarse de su deseo. Al final, sin embargo, lleg a considerarlo una recompensa
a su sacrificio. En cierto modo, era un pago que se le conceda en compensacin de
los riesgos.
Sin ese premio, habra abandonado mucho tiempo atrs su empeo en continuar
aquella cruzada. Estaba completamente seguro de ello. Enfrentarse a vampiros del
gnero masculino no tena aliciente alguno para l. Slo le haca sentir repugnancia.
En consecuencia, interrumpi la bsqueda. Consideraba que tal vez fuera un fallo,
pero se deca a menudo que tambin estaba cumpliendo su parte. Era un hombre
contra una multitud. No poda despachar a todos los vampiros. Estaba obligado a ser
selectivo. De modo que opt por las mujeres. Por espantosas que fuesen, le excitaban.
El brazo izquierdo de la vampiro descansaba sobre el costado, se doblaba en el
codo y el resto se perda de vista bajo la sbana. El fresco aire de la madrugada pona
minsculas granulosidades en la piel. El hombre se inclin hacia adelante para
observar, ms all de la parte superior del brazo, la protuberancia del pecho
femenino. Lo mismo que el brazo, tena la carne de gallina. El pezn estaba erecto.
Desde el punto donde se encontraba, el hombre no poda ver el otro seno.
Mientras segua mirando, la saliva empez a derramarse sobre el labio inferior.
Intent cerrar la boca, pero la estaca se interpuso. Alz bruscamente la mano
izquierda para detener la baba, pero no lleg a tiempo.
Un hilo de saliva destil hasta el brazo de la vampiro hembra.
Con un murmullo, la durmiente sac una mano de debajo de la almohada, frot la
humedad, se dio media vuelta para quedar boca arriba y frunci el entrecejo como si
estuviera perpleja. A pesar de todo, sus prpados siguieron cerrados. Apart la mano,
que cay sobre el colchn, junto a la cadera. La restreg contra la sbana y luego la
dej descansando sobre la parte interior del muslo, con la yema del pulgar hundida en
la espesura del vello pbico.
Al tiempo que la contemplaba, abrumado por el temor de que pudiera despertarse
y, no obstante, tembloroso a causa de la fiebre de su deseo, se quit la estaca de entre
los dientes. Se daba cuenta de que no poda esperar ms.
Pero titube. Sus ojos recorrieron la dormida figura.
Aunque era posible que contase varios siglos de edad, tena cuerpo y palmito de
muchacha adolescente. No pareca haber cumplido ms de diecisiete o dieciocho

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aos. Daba la impresin de ser una joven encantadora, adorable, candorosa.


Si fuera un ser humano, y no una repelente y odiosa criatura de la noche
Anhel dolorosamente besar aquellos labios que haban succionado tanta sangre
inocente. Ansi acariciar aquellos pechos, saborear con la lengua su delicadeza de
terciopelo, sentir en la palma de la mano el suave tacto de aquellos pezones. Dese
angustiosamente separar aquellos muslos y sumergirse en la profundidad de su calor.
Si no fuese una vampiro
Qu vergenza. Qu derroche.
Se dijo que tena que acabar cuanto antes.
Se inclin un poco ms, con las rodillas apoyadas en el borde del colchn, y
levant el martillo. La otra mano se retorci y oscil mientras bajaba la aguzada
estaca hacia el pecho. La punta se pase por encima del seno izquierdo, se elev
ligeramente y se desliz en el aire a poco ms de un centmetro por encima de la piel.
Ya.
Un golpe seco y
Los ojos de la vampiro se abrieron de golpe. Jade. Agarr la mueca del hombre
y la retorci con toda la fuerza de sus poderes satnicos. A l se le escap un grito
mientras observaba con horror la estaca que se le escurra de entre sus dedos
agarrotados y caa, con la parte roma por delante, sobre el otro pecho.
Le aneg, como un raudal helado, una sensacin de intenso desconsuelo.
Sin la estaca
Cuando la madera rebot en el pecho y sali despedida, el hombre forceje con la
mano que le sujetaba la mueca, en un intento de recuperada. Pero la presa de la
vampiro era demasiado potente. La estaca se desplaz hasta quedar fuera de su vista,
ms all de la caja torcica del monstruo.
El hombre comprendi entonces que todo estaba perdido. No obstante, gir el
martillo de forma que la cabeza se estrellara contra el rostro de la vampiro. Ella dio
un tirn de la mueca que tena bien cogida, al tiempo que emita un gruido y
levantaba el otro brazo para detener el golpe, mientras el hombre se le vena encima.
Cay cruzado sobre el pecho femenino. Un brazo se cerr con fuerza en torno a la
espalda masculina, mientras la vampiro se agitaba debajo de l, revolvindose y
retorcindose, para sacudirse el cuerpo del hombre. En cuanto el frustrado atacante
toc el colchn, ella se le ech encima y una de sus rodillas golpe con saa la ingle
del cazavampiros.
El hombre se qued sin resuello. Agnicamente aturdido, vio el astil de madera
en la mano del monstruo. Lo contempl mientras lo levantaba para situarlo sobre su
rostro. Trat de esquivar el golpe, pero los quebrantados msculos se negaron a
obedecer.
Apenas le quedaba aliento suficiente para exhalar un chillido cuando la punta de

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la estaca le atraves el ojo.

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Exploradores

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Captulo 1
Y si volviramos a casa dando un pequeo rodeo? sugiri Pete.
Puso en marcha la furgoneta. Chirriaron los neumticos sobre la gravilla de la
zona de aparcamiento.
Un rodeo. A Larry le pareca bien. Pero no dijo nada. Saba que la propuesta de
Pete iba dirigida a las ocupantes de los asientos de atrs. Si las esposas no daban el s,
asunto concluido.
Te mueres de ganas de que volvamos a perdernos, verdad? insinu Brbara.
Quin, yo?
Le encanta lanzarse por carreteras que nadie sabe dnde terminarn.
Pero siempre llegamos a casa, no?
A veces.
Pete lanz una ojeada a Larry. Una comisura de la boca se curv hacia arriba e
hizo que se levantara aquel extremo del bigote.
Qu he hecho yo para merecer esto? Te pregunto.
Antes de que Larry tuviese tiempo de responder, Brbara se inclin hacia adelante
y un bronceado antebrazo se cerr como un gancho en torno a la garganta de su
marido.
Estar colado por m, no?
Le mordisque el lbulo de la oreja.
Eh! Eh! Calma. Quieres que me salga de la carretera?
La mujer llevaba una blusa sin mangas. La atezada morenez del hombro apareca
salpicada de pecas. Aunque el acondicionador lanzaba un continuo chorro de aire
fresco al interior de la furgoneta, bajo el rizado vello del labio superior relucan las
gotitas de humedad. Larry no deseaba que le sorprendiesen en plan de mirn, as que
desvi la vista. Delante de ellos, un anciano vestido como los antiguos buscadores de
oro conduca un burro por el arcn de la carretera.
Larry se pregunt si aquel individuo sera de verdad. Encrucijada de la Plata, el
pueblo del que acababan de salir, estaba lleno de sujetos vestidos con prendas tpicas
del viejo Oeste. Algunos parecan gnero autntico, pero era indudable que la mayor
parte de ellos se limitaban simplemente a interpretar su papel en honor de los turistas.
Bueno, en qu quedamos? pregunt Pete cuando Brbara le solt. Os
place ir a explorar un poco por ah?
Creo que sera divertido opin Jean. Tienes prisa por volver a casa,
Larry?
Yo? No.
Le molesta horrores perder un da explic la mujer. Me paso media vida
tratando de arrastrarle fuera de casa.
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El da ya est en las ltimas dijo Larry.


Lo mismo que t, to machac Brbara.
Ufff. No lo deca en el sentido en que te lo tomas. Ha sido magnfico. Haba
resultado un estupendo cambio en su acostumbrado plan de siete jornadas laborables
a la semana. Salir con Pete y Brbara, vagar por aquella vieja poblacin, presenciar el
duelo a tiro limpio en la calle Mayor, tomarse una hamburguesa y un par de cervezas
en el pintoresco saln, s, fue formidable. De todas formas, necesito airearme
ms a menudo, o acabar fosilizado.
Todo lo que hacemos acaba en sus libros declar Jean, pero no puede
soportar que le aparten de su procesador de textos.
Eso es lo que nos permite tener un techo sobre nuestras cabezas.
Pete ech la suya hacia atrs como si creyera que, lanzando la voz contra la parte
alta del parabrisas, la carambola hara que Brbara la oyese mejor.
Llvale a esa ciudad fantasma.
Una ciudad fantasma.
Larry not aposentarse en su pecho y en su garganta una clida y agradable
presin.
Crees que puedes dar con ella?
Eso est hecho. Mir a Larry, sonriente. Te robar el corazn. Es el lugar
de tus sueos.
Bastante espectral, desde luego dijo Brbara.
Se sentir en el paraso.
Apuesto a que de ah sacas un libro le sugiri Pete. Puedes titularlo El
espanto de Llano de la Artemisa. Tal vez ronde por all algn que otro monstruo,
dedicado a hacer picadillo a todo aquel que se presente.
A Larry se le subieron ligeramente los colores, a impulsos del cosquilleo de
orgullo que le produca siempre el que alguien aludiera a sus novelas de terror.
Si lo escribiese dijo, t no lo leeras.
Yo s le asegur Brbara.
Ya lo s. Eres mi lectora ms fiel y entusiasta.
Yo esperar a que lo conviertan en pelcula anunci Pete.
Tendrs que esperar mucho.
Y t tendrs que hacerla dijo Pete, al tiempo que diriga a Larry una
inclinacin de cabeza y entornaba un ojo.
Brbara le sacudi un suave capn y le alborot el pelo.
Ya lo ha hecho, miserable.
Eh, eh, cuidado con las manos. Pete se atus los despeinados cabellos. En la
espesa pelambrera negra destacaban unas cuantas hebras grises. El bigote, donde el
gris era mucho ms abundante, pareca pertenecer a un rostro de ms edad.

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Sers un cerncalo marchito y lleno de canas pronostic Larry, antes de


que filmen una pelcula basada en cualquiera de mis libros.
Bah, memeces. Lo conseguirs, fjate en lo que te digo. Lade la cabeza.
La bestia de Llano de la Artemisa. Ya lo estoy viendo. Voy a ser uno de los
personajes, verdad?
Claro. Eres el tipo que conduce.
En la pelcula, quin me representar? Tiene que ser alguien apropiadamente
guapo, gallardo y elegante.
Peewee Herman sugiri Brbara.
Preparada para morir, bomboncito?
De Niro dijo Larry. Sera perfecto.
Pete enarc una ceja y se acarici el bigote.
T crees? Resulta un poco viejo.
No eres precisamente un pollito observ Brbara.
Eh! Treinta y nueve. No se puede decir, creo, que tenga un pie en la tumba.
Antes de que empieces a perder vista, ser mejor que andes con ojo y no te
pases el desvo.
S justamente dnde est. No te preocupes. Poseo un instinto especial para
estas cosas. Conque De Niro, eh? S, me gusta.
Vale ms que reduzcas la velocidad aconsej Brbara.
No las tienes todas contigo, verdad? S con toda exactitud a dnde voy.
La furgoneta dobl una curva de la asfaltada autova de doble carril y pas de
largo por delante de un desvo situado a la izquierda.
Era ese, to listo.
Pete se inclin hacia la portezuela y, por el espejo retrovisor, vio alejarse el desvo
por detrs.
No.
Oh, claro que lo era.
Nunca nos hace caso dijo Jean.
Ese desvo no era murmur Pete, pero pis el freno. La furgoneta aminor la
marcha. Pete torci hacia el arcn, detuvo el vehculo, baj el cristal de la ventanilla y
mir hacia atrs. De veras crees que era ese, dulzura?
Si no me crees, sigue adelante.
Mierda.
Quiz no sea hoy el da previsto para que visitemos una ciudad fantasma
coment Jean, en tono festivo.
Larry se volvi en el asiento y la mir. La mujer sonri, al tiempo que elevaba los
ojos al techo. Una expresin tan elocuente como las palabras. Quera decir: Dnde
nos vamos a meter?. Lo mismo que Larry, disfrutaba a sus anchas con las

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discusiones exentas de veneno que se montaban Pete y Brbara. Pero tambin haban
sido testigos del avinagramiento de las mismas y a veces escucharon, en la casa de al
lado, disputas de la pareja realmente enconadas.
Por qu no probamos esa carretera? sugiri Larry.
No es esa.
Djolo el prncipe Enrique el Navegante murmur Brbara.
Tal vez sea cuestin de echarlo a cara o cruz apunt Jean.
No tienes un mapa? fue Larry, a lo prctico.
Pete no cree en los mapas le dijo Brbara en tono plcido. Era asombrosa la
forma en que reservaba el sarcasmo en exclusiva para su marido. T decides, Pete.
Yo he dado mi opinin. Eres libre de aceptarla o desecharla.
Oh, rayos! murmur l.
Inici la maniobra para dar la vuelta y Larry observ que en el rostro de Jean
apareca una expresin de alivio.
Si ese desvo no es el bueno Larry se dirigi a Brbara, te consideraremos
responsable personal del error.
Ella le ense los dientes y luego emiti una suave risita.
Recurdaselo, colega.
Pete dobl para adentrarse con la furgoneta por la carretera lateral y aceler.
Condujo por el centro, sin hacer caso de la descolorida raya blanca de separacin. En
la seal que indicaba el lmite de velocidad no quedaba suficiente espacio para que se
pudieran leer los nmeros. El metal estaba acribillado a balazos. Algunos agujeros
parecan recientes, pero el xido cubra el borde de muchos. Pete indic con el dedo
la seal:
Hay bastante color local para ti. La vieja Barb lo pasar fatal si no slo hemos
tomado el desvo que no es, sino que, encima, nos llevamos algn balazo en esta
liquidacin de saldos.
Bueno, si vemos cazadores de saldos, nos agacharemos dijo Larry.
Ja! Muy bueno, lo tuyo! Me molesta decrtelo, pero van en el asiento de atrs.
A esta distancia no se puede fallar el tiro afirm Jean.
Somos carne de sacrificio.
No tienes nada de qu preocuparte, Pete. No eres ningn saldo.
Ya lo s. No tengo precio. Y tambin soy lo bastante inteligente como para
saber que esta no es la carretera que conduce a Llano de la Artemisa. Pero, de todas
formas, aqu estamos.
Fue una buena decisin le asegur Larry. Mi vasta experiencia me
demuestra que, en toda circunstancia, lo ms sensato es aceptar el consejo femenino.
Ello se debe a que normalmente es el bueno dijo Jean.
Por otra parte continu Larry, dirigindose otra vez a Pete, no puedes

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perder. Primero, las haces felices al seguir al pie de la letra sus palabras. Eso es lo
principal. Dejarlas que crean que son ellas las que empuan las riendas. Las encanta.
Luego, si resulta que estaban en lo cierto, no pasa nada. Si se da el caso de que se
equivocaron
Caso que se da normalmente aadi Pete.
Saben estos sujetos lo delgada que es la capa de hielo sobre la que patinan?
pregunt Jean.
Si se equivocan continu Larry, entonces uno tiene el placer de baarse a
gusto en los luminosos rayos del sentimiento de superioridad.
Pete sonri e inclin la cabeza.
Eh, deberas incluir eso en alguno de tus libros.
Figuraba en uno de sus libros dijo Brbara. Si no me falla la memoria, uno
de esos mseros polizontes blancos del Sur soltaba ms o menos esas mismas palabras
en Muerto nocturno.
S?
No me tomas el pelo? pregunt Larry, admirado de que la mujer recordara
una cosa as.
No te acuerdas?
Haba tomado la cita de uno de sus personajes sin percatarse de ello? Pens que
era extrao. Y un poco inquietante.
No lo s reconoci. Si t lo dices, supongo que estar all.
La filosofa en funciones laborales dijo Pete.
No, quiero decir Escribe uno tanto Ese libro se public hace una
eternidad.
Juego con ventaja confes Brbara. Lo le el mes pasado.
Vaya, tal vez te ests metamorfoseando en ese fulano. Metindote en la piel de
tu msero polizonte blanco del Sur. Ah tienes una idea para una historia, eh? Un
escritor empieza a convertirse en el personaje que ha creado.
Ofrece posibilidades.
Estupendo; si la utilizas, recuerda de dnde sali la idea.
Aj! exclam Brbara. A la izquierda.
Al mirar hacia el otro lado de la carretera, Larry divis las ruinas de una vieja
estructura. El edificio ya no tena tejado. La puerta y los cristales de las ventanas, si
alguna vez estuvieron all, haban desaparecido. Al desmoronarse, la parte superior de
las paredes maestras que otrora constituyeron el rectngulo bsico haba quedado
reducida a montones de escombros, que ahora yacan junto al resto de los muros: las
piedras y cascotes volvan al desierto de donde los tomaron.
Bueno se dio Pete por vencido, sospecho que esta es la carretera buena.
Prncipe Enrique.

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As, a primera vista, no tiene mucho aspecto de ciudad fantasma.


Es que no es esa le respondi Brbara. Pero nos detuvimos aqu y
echamos un vistazo antes de seguir hasta Llano de la Artemisa.
No hay gran cosa que ver dijo Pete. Queris echar una mirada rpida?
Yo preferira llegar a la atraccin estrella.
Pese a los anteriores comentarios de Jean acerca de lo difcil que era arrancar a
Larry de casa, en el curso del ao anterior haban efectuado varias excursiones para
explorar la regin. A veces, en compaa de Pete y Brbara, en otras ocasiones solos
o con Lane cuando podan arrastrar fuera de la casa a su hija de diecisiete aos. En
aquellas salidas, Larry haba visto gran cantidad de ruinas similares a las que estaban
dejando a su espalda. Pero ninguna autntica ciudad fantasma.
No os preguntis siempre quin vivira en lugares como esos? inquiri Jean.
Buscadores de metales preciosos, pensara uno repuso Pete.
Fulanos muertos cit Larry.
Eso lo dejo para ti. El toque morboso.
A decir verdad, la expresin fue de Lane. Fulanos muertos. Te acuerdas,
cario?
En aquella oportunidad, volvi al coche y nos esper all. No quera tener nada
que ver en el asunto.
Conozco ese sentimiento dijo Brbara. Creo que es una materia
interesante; pero habis de saber que quienquiera que habitase all llevara una buena
temporada criando malvas.
Cactos corrigi Pete.
Lo que sea. De todas formas, muertos. Lo que hace que resulte algo as como
ttrico.
Tanto mejor para Larry, aqu presente.
A m no me molesta dijo Jean. Slo pienso que est muy bien eso de ver
los sitios donde sola vivir la gente y, ya sabis, imaginar cmo deba de ser su vida.
Es historia.
Hablando de historia terci Larry, qu sabes de esa ciudad fantasma
tuya?
No gran cosa declar Pete.
Ni siquiera sabe dnde est.
Seguro que figura en alguna de estas guas opin Jean.
No. Las hemos repasado.
Supongo que no tiene nada especial dijo Pete. Puede que no sea una
ciudad fantasma oficial, ni nada que merezca la pena researse slo un pueblo
junto al camino, un lugar abandonado. Dirigi una repentina sonrisa a Larry.
Eh! Supongamos que slo est ah para nosotros, que no es ms que producto de

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nuestra imaginacin.
Una ciudad fantasma fantasma.
Eso es! Qu os parece? Otra idea para ti. Vas a tener que empezar a pagarme
honorarios de asesor.
Te traera ms a cuenta escribir tus propias obras.
Eh, quiz deba intentarlo! Cunto tiempo tardas t en sacarte del caletre uno
de esos rollos?
Seis meses, tal vez, para escribirlo. Pero necesit unos veinticinco aos para
aprender a hacerlo.
Ser mejor que contines reparando televisores aconsej Brbara.
Tomamos el desvo de acceso? pregunt Pete.
Ya te lo dir.
La ltima vez, no tuvimos ocasin de explorar el pueblo explic Pete.
Pasamos demasiado tiempo follando entre esos montones de cascotes de ah atrs.
Cuidado, batidor.
De todas maneras, tenamos que volver en seguida para hacer acto de presencia
en una de esas fiestas que organizis, as que prcticamente nos limitamos a atravesar
Llano de la Artemisa.
Dios pens Larry, eso es lo que hicieron, literalmente. Si no, Brbara no habra
reaccionado como lo hizo.
Realmente, se haban dedicado a joder sobre aquellos escombros. Entre los muros
derruidos. Sin puertas. Sin tejado. En descampado, casi.
Durante un momento, l estuvo all. Encima de Brbara.
Que tena los ojos entrecerrados, separados los labios mientras retorca su cuerpo
desnudo bajo el impulso de los achuchones con que l se la tiraba.
Expuls de la mente aquella imagen, avergonzado de su leve traicin y del deseo
que la agit. Se dijo, no obstante, que tampoco perjudicaba a nadie soando
despierto. Le asaltaban a menudo tales fantasas, y no slo con Brbara. Pero nunca
enga a Jean. Y pretenda seguir sindole fiel.
Ests llegando anunci Brbara.
Pete redujo la velocidad y casi haba detenido totalmente el vehculo cuando tom
el desvo de la derecha. A juzgar por el aspecto que presentaba aquella carretera,
varias generaciones de cuadrillas de reparacin de caminos la haban despreciado
olmpicamente. De la lnea central de separacin slo quedaba el recuerdo de unos
pocos trazos, espaciados y dbiles. El asfalto, grisceo y abrasado por el sol, estaba
cuarteado, desmenuzado, sembrado de profundos baches.
La furgoneta rebotaba y traqueteaba, entre virajes a un lado y a otro para eludir
los hoyos. Larry se encontr aferrado al brazo del asiento.
Te molestara ir un poco ms despacio? le sugiri Brbara.

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Queris llegar all, no?


Enteros, si es factible.
Uno de los socavones proyect el asiento contra la rabadilla de Larry. Le
rechinaron los dientes al chocar entre s.
Maldita sea! protest Brbara.
Est bien, est bien! se excus Pete. Ese no lo vi.
Despus de que redujera la velocidad, el viaje continu siendo duro, pero no
punitivo. Larry afloj la presin de la mano sobre el brazo del asiento. Al mirar por la
ventanilla vio la oxidada carrocera de un automvil volcado. El vehculo tena el
techo aplastado y le faltaban las cuatro ruedas. Se encontraba ms all del talud que
bordeaba la carretera, rodeado de los desechos que haba acumulado all el desierto:
trozos de roca, cactos y maleza. No pudo imaginar cmo haba llegado a aquella
posicin boca abajo. Pens en hacer alguna observacin alusiva al vehculo
accidentado, pero luego decidi guardar silencio. El destrozado automvil
probablemente inspirara a Pete otra idea novelable.
Desde luego, el modo en que lleg all tendra una explicacin perfectamente
terrenal. Tal vez se averi y lo abandonaron en la cuneta. Luego llegaran otras
personas, lo empujaron por el talud y el coche dio una vuelta de campana. No
tendran nada mejor que hacer. Si alguien quera aprovechar los neumticos, volcar el
automvil le parecera seguramente ms razonable que recurrir al gato para ir de una
a otra rueda.
No sera una sola persona.
Larry experiment un arrebato de jbilo.
Una banda itinerante de basureros del desierto. Una jaura primitiva de carroeros
sanguinarios.
Quiz no esperaban a que se produjesen los accidentes. Tal vez los provocaban,
bloqueaban la carretera o colocaban alguna trampa y, al final, tendan una emboscada
a los infelices viajeros. Mataban a los hombres. Luego se llevaban a las mujeres a su
guarida acaso una mina abandonada y all se entregaban a juegos y diversiones
inconfesables.
No estaba mal. Mereca la pena juguetear con esto ltimo, a ver si poda
convertido en algo que funcionase. Necesitaba una nueva idea. Y cuanto antes.
Justo pasada la curva indic Brbara.
Larry escudri el terreno a travs del parabrisas, pero las laderas bajas y rocosas
que se alzaban por delante le impidieron extender la vista. La carretera trazaba una
curva entre las paredes de una quebrada abierta entre dos cerros desolados.
Es posible que la idea de los chatarreros del desierto d resultado y encaje de
maravilla incorporada a una ciudad fantasma, pens Larry mientras entraban en el
paso del desfiladero.

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Ah la tenemos! anunci Pete.

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Captulo 2
No es precisamente Beverly Hills, eh? coment Pete.
Encantadora dijo Larry.
Arrea! Nos hemos olvidado los pulverizadores dijo Jean. Cmo vamos a
dejar la impronta gamberra de nuestro paso por aqu si no contamos con las pistolas
de pintura?
Podramos soltar unos cuantos balazos.
Pete rebusc bajo el asiento y sac la mano, armada con un revlver. Iba
enfundado en una pistolera sin cinturn. Larry reconoci el Smith & Wesson 357 que
haba disparado unas cuantas veces el mes anterior, cuando fueron al polgono de tiro.
Una preciosidad.
Aparta eso protest Brbara. Por el amor de Dios.
Slo era una broma. No te amontones. Tranquila.
Mientras volva a guardar el arma bajo el asiento, Brbara coment:
Los hombres y sus juguetes!
Pete sac la furgoneta de la carretera y la detuvo junto a un par de surtidores de
gasolina. Dio dos bocinazos como si solicitara que le atendiesen.
Santo Dios! murmur Brbara.
Eh! No sera alucinante si, de pronto, apareciese alguien?
La mirada de Larry fue ms all de las bombas de gasolina. Los escalones de la
veranda llevaban a una tienda rural cuya puerta de rejilla colgaba de una sola bisagra.
Sobre el umbral, un descolorido letrero de madera informaba que aquel
establecimiento era de Holman. Una fila de ventanas se abran de cara a la carretera.
No quedaba sano ni un solo cristal. Las ventanas parecan bocas abiertas que
presentaban los dientes afilados e irregulares de sus vidrios rotos.
Lo mismo podemos empezar por ah propuso Pete.
Estupendo dijo Larry. Supuso que tal vez resultara interesante visitar de
arriba abajo algunas de las casas que encontraran en su camino, pero las dems
podan esperar a otro da. Lo que ms deseaba explorar era la zona del centro urbano.
Paralelos a la carretera que llevaba a Llano de la Artemisa se alineaban los restos
de las cabaas que el viento del desierto haba desmantelado. Las casas de piedra,
adobe y ladrillo resistieron mejor los embates meteorolgicos, pero incluso estas
aparecan destartaladas, con las puertas colgando o brillando por su ausencia y
destrozados los cristales de las ventanas. Aqu y all, tablas rotas yacan por el suelo
cerca de los umbrales y los huecos de las ventanas. Larry supuso que aquellas
maderas se haban utilizado para cegar las entradas a las viviendas.
Las paredes de las viejas casas azotadas por los elementos atmosfricos tenan
numerosos agujeros de bala, pintadas y dibujos trazados con pulverizador. Era la
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aportacin de los visitantes de aquella ciudad muerta, que convertan los restos
urbanos en campo de juego.
Cercas medio cadas bordeaban muchos de los patios. En la parte delantera de no
pocas casas, junto a cactos y matorrales, Larry vio diversos muebles viejos: un sof,
un par de sillones de mimbre, una silla de jardn con su armazn de aluminio doblada
y retorcida Al lado de un edificio haba una baera. Otra casa tena el lavabo en el
suelo, vuelto del revs, y todo indicaba que alguien lo aprovech para hacer prcticas
de tiro. Apoyada en un porche se vea la capota de un automvil y, a escasa distancia,
un par de neumticos, lo que le hizo recordar a Larry el abandonado coche sin ruedas
que haba visto pocos minutos antes.
Se ape de la furgoneta. Recibi un ramalazo de viento y una rfaga de calor.
Jean esboz una mueca al echar pie a tierra. El aire lanz hacia atrs su negra melena
y le ci por delante la blusa y la falda, pegndoselas al esbelto cuerpo como si
estuvieran empapadas.
Ser mejor echar la llave advirti Pete.
Por aqu no hay nadie que pueda robamos le dijo Brbara.
No sera mejor para ti que me encargase de tu quitapenas?
Est bien, est bien, cerraremos las puertas.
Larry cerr su lado. Se reunieron con Pete y Brbara delante de la furgoneta.
Me sentira ms tranquilo si nos llevsemos el arma coment Pete.
Bueno, pues yo no.
Uno nunca sabe lo que puede presentarse en un sitio como este.
Si crees que es peligroso, entonces maldito lo que pintamos aqu.
Brbara agit la cabeza para apartarse de la cara los mechones de pelo que el aire
le pona ante los ojos. El mismo aire que le abri el escote de la blusa, desabrochada
hasta el ltimo botn, circunstancia que permiti a Larry echar una ojeada a un
bronceado tringulo de pecho y vientre.
Puede que haya serpientes de cascabel aventur Pete.
Es cuestin de mirar dnde ponemos los pies le dijo Jean.
Igual que Larry, deseaba que cualquier discusin quedase abortada antes de que
pudiera degenerar en sauda pelea.
S dijo Larry. Y si nos tropezamos con algunos chicos malos, te
enviaremos a ti en busca de la artillera.
Oh, gracias. Mientras vosotros, los hombres, os escondis.
No te importara que lo hiciramos, verdad, cielo mo?
Subray la respuesta aplicando la mano a los glteos de Brbara. Por la forma que
tuvo la mujer de dar un respingo y apartarse, el azote de Pete debi de ser bastante
fuerte. Brbara gir en redondo sobre l.
ndate con OJO, vale?

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Veamos qu hay en el Holmans propuso Jean, y apresur el paso hacia la


escalinata de madera.
Larry imit su ejemplo.
Cuidado advirti. Las tablas, blanquecinas de puro desgaste, estaban
combadas y surcadas por numerosas grietas. La del peldao superior se habla partido
por la mitad: una parte haba desaparecido y la otra colgaba de unos clavos
herrumbrosos.
Jean se agarr a la barandilla, salt por encima de la quebrantada escalinata y
cruz el porche sana y salva. Mientras Jean tiraba de la puerta de rejilla, Larry subi
los peldaos. Chirriaron bajo el peso de su cuerpo, pero lo soportaron.
Vale ms que no lo intentes Pete volvi la cabeza y mir a Brbara, que
ascenda por las baqueteadas y viejas tablas. Las tronchars como palos de cerilla.
Dale un respiro a tu ingenio respondi Brbara.
Larry admir el aguante de la muchacha. Le pareca una condenada estupidez el
que Pete se guaseara de las proporciones de su esposa. Brbara era alta,
probablemente rebasara en algo el metro ochenta y dos, y aunque no posea la
esbeltez de palmera de muchas mujeres de estatura aventajada, tampoco le sobraban
kilos. Larry la haba visto ataviada con toda clase de prendas, incluidos trajes de bao
y camisones, y en su opinin, tena un cuerpo tremendo. Le constaba que Pete se
senta orgulloso del aspecto de su mujer. Pero, a veces, la envidia se retorca en su
interior. Pete era fuerte y robusto, pero, aunque levantara todo el peso del mundo, eso
no le proporcionara los quince centmetros de estatura que necesitaba para poder
mirar a Brbara a los ojos sin alzar la cabeza, y en vez de llamarle retaco o
chiquilicuatro, Brbara simplemente le recomendaba que hiciese una pausa.
Admirable.
La muchacha subi los escalones sin romper ninguno.
En el interior, Holmans ola a madera seca y vieja. Larry haba esperado que el
local resultara sofocante, pero las persianas, los cristales rotos y la brisa mantenan la
atmsfera soportable. Una delgada capa de arena cubra el entarimado del piso.
Pequeas rfagas la haban arrojado tambin contra la pared, as como sobre la base
del mostrador en forma de L y los pies de los taburetes giratorios situados ante la
barra.
El comedor ocupaba un tercio de la pieza. Seguramente hubo mesas entre el
mostrador y la pared, pero haban desaparecido mucho tiempo atrs.
Apuesto a que servan aqu suculentas hamburguesas de queso coment
Jean. La volvan loca las comidas con carcter. Los viejos fogones que muchas
personas calificaran despectivamente de cuchitriles de tenedores, grasientos
constituan para Jean una potencial promesa de delicias gastronmicas inasequibles
en los aspticos y modernos establecimientos de las cadenas de comidas rpidas.

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Qu horror dijo Brbara. Un trago me vendra de perlas.


Yo voto por una cerveza dijo Pete.
Creo que vi una taberna calle arriba le inform Jean.
Pero slo sirven Ectoplasma Rebajado repuso Larry.
Saquemos unas cuantas de la furgoneta, antes de seguir adelante.
Tienes cerveza? Larry la saboreaba ya.
Bromeas? El desierto es una madre rida. Crees que me atrevera a desafiarle
sin llevar en la recmara mi equipo de supervivencia?
Muy bien!
Pete ech a andar hacia la puerta.
No vas a mirar por aqu? pregunt Brbara.
Qu hay que ver? Se apresur hacia la salida.
Me parece que tiene razn opin Jean, y empez a recorrer la sala con los
ojos.
El resto del establecimiento debi de ser una tienda de esas en las que se vende
de todo dijo Larry. Apuesto a que se han llevado hasta los clavos.
No quedaba nada, ni siquiera los estantes. A excepcin del mostrador de comidas
y de los taburetes, la sala estaba vaca. Al otro lado del mostrador se abra una
ventana de servicio.
Un poco ms all, Larry vio una puerta cerrada, que seguramente dara a la
cocina. Al final del mostrador habla un hueco.
Probablemente ah es donde estn los lavabos.
Creo que revisar el de seoras dijo Brbara.
Que no te pase nada dese Jean.
Echar un vistazo no puede hacer dao.
Se encamin al hueco, abri una puerta y gir en redondo, con la mano
rpidamente apretada sobre la boca.
Al parecer coment Larry, s le hizo dao echar una mirada.
Ests a punto de vomitar, no? constat Jean. Brbara baj la mano y respir
hondo.
Creo que encontrar un sitio mejor por ah detrs.
Salieron del Holmans. Brbara se fue hasta un extremo del porche, salt a la
calle y desapareci al doblar la esquina del edificio.
Larry y Jean se dirigieron a la furgoneta. Cuando Pete se ape del vehculo,
llevaba cuatro botellas de cerveza apretadas contra el pecho.
Dnde est Barb?
Se fue detrs del Holmans.
Ha ido a atender una llamada de la naturaleza.
Pete frunci el entrecejo.

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No debi ir sola.
Tal vez no quiera espectadores explic Jean.
Maldita sea! Barb! grit Pete.
No obtuvo respuesta. Repiti la llamada, y Larry capt un asomo de preocupacin
en sus ojos.
Es probable que no te oiga tranquiliz Larry. El viento y eso.
Toma estas botellas, quieres? Voy a asegurarme de que no le pasa nada.
Jean y Larry cogieron dos botellas cada uno de los brazos de Pete.
Slo hace un par de minutos que se march.
S, bueno
Pete se alej a paso ligero, hacia el extremo de la fachada del edificio.
Espero que no le arranque la cabeza dijo Jean.
Al menos, est preocupado por ella. De cualquier modo, eso ya es algo.
Te garantizo que me gustara que dejasen de tirarse los trastos verbales a la
cabeza.
Deben pasrselo en grande.
Jean deambul hacia la carretera, con Larry a su lado.
Notaban en las manos el frescor hmedo de las botellas de cerveza. Larry tom
un trago de la que llevaba en la diestra.
T tambin tendrs que ir, como no te andes con ojo.
No dejes que Pete acuda a rescatarme dijo Larry, y proyect su atencin
sobre la ciudad.
La calzada central tena amplios arcenes de gravilla en los que aparcar. Las aceras
eran de cemento, nada de las tarimas elevadas comunes en los pueblos del viejo Oeste
como Encrucijada de la Plata, donde estuvieron por la maana. Los ciudadanos
haban hecho algunas mejoras y modernizaciones antes de abandonar Llano de la
Artemisa para que el desierto se apoderase de la ciudad.
Me pregunto por qu se marcharan de aqu dijo Larry.
T no te iras?
Yo no vivira en ningn lugar en el que no hubiese cines.
Bueno, pues no veo ninguno por las cercanas.
Tampoco lo vea Larry. Desde el punto donde estaba, en mitad de la carretera,
poda contemplar toda la poblacin. De ningn edificio sobresala por encima de la
acera la tpica marquesina propia de las salas cinematogrficas. Vio el coloreado
cilindro vertical de una peluquera delante de un pequeo establecimiento; en un
edificio, a la izquierda, un letrero descolorido proclamaba que aquella era la Taberna
de Sam; en total, habra all cosa de una docena de negocios comerciales. Supuso que
en otro tiempo debieron de ser ferreteras, cafs, una panadera posiblemente, tiendas
de ropa, acaso una farmacia y un local de todo a cinco y diez centavos, el consultorio

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de un mdico y dentista (y qu me dices de un corredor de fincas iluso?) y, desde


luego, un almacn de artculos deportivos. Ni la ms nfima y remota aldea de
California careca de un local en el que adquirir armas y municiones. Hacia el otro
extremo de la ciudad, a la izquierda, se alzaba una construccin de adobe, con un par
de puertas saledizas y fosos e islotes de servicio en la parte delantera. El Garaje de
Babe.
El centro de la urbe pareca constituir la estructura de madera, de tres plantas, del
Hotel de Llano de la Artemisa, contiguo a la Taberna de Sam.
Eso es lo que me gustara explorar dijo Larry.
La Taberna de Sam?
Esa tambin. Pero me refera al hotel. Parece que lleva bastante tiempo aqu.
Entonces valdra ms que furamos ahora. Ignoramos cunto tiempo va a durar
esta expedicin, antes de que esos dos empiecen a pelearse otra vez.
Tendremos que volver nosotros solos, en alguna otra ocasin, y repasar a fondo
este pueblo.
No s. Jean tom un sorbo de cerveza. No estoy muy segura de que me
apetezca volver aqu sin alguien que nos acompae.
Eh! Qu soy yo, menudillos de hgado?
Sabes lo que quiero decir.
Lo saba. Aunque Jean y l compartan el deseo de aventuras, cierta timidez los
coartaba. La presencia de otra pareja eliminaba ese punto dbil.
Necesitaban respaldo.
Un apoyo como el de Pete y Brbara. Pese a sus disputas, cada uno de ellos
estaba dotado de buenas dosis de fortaleza y seguridad en s mismo. Capitaneados por
aquella pareja, Larry y Jean se arriesgaran de mil amores por sitios en los que solos
jams entraran.
Larry pens que, incluso aunque tuviesen noticia de la existencia de aquel pueblo,
no se habran atrevido a explorarlo por su exclusiva cuenta. Las probabilidades de
volver all eran remotas, al menos en un futuro inmediato.
Jean dio una vuelta y mir hacia la esquina del Holmans.
Qu los retiene?
Crees que deberamos ir a buscados?
No, no lo creo.
Larry tom un sorbo de cerveza.
Por qu no nos quitamos del sol? sugiri Jean.
Dejaron atrs la furgoneta, subieron la desvencijada escalinata del Holmans y se
sentaron a la sombra que ofreca la baranda. Dejaron en las tablas del suelo, entre
ellos, las dos botellas extra. Jean cruz las piernas. Se frot los desnudos muslos con
la base de su botella. La humedad dej una lnea lquida en la piel. Levant el botelln

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hasta su rostro y desliz el vidrio por las mejillas y la frente.


Larry imagin a Jean abrindose el escote de la blusa, deslizando la fresca y
rezumante botella sobre la piel de los pechos. Se dijo que no era la clase de mujer
capaz de hacer tal cosa. Rayos, ni siquiera saldra de casa sin llevar puesto el sostn.
Slo como algo perteneciente a la ficcin podan aceptarse las cosas demasiado
malas de la vida, se dijo, y tom otro trago de cerveza. En sus libros, una chica se
habra pasado esa botella hmeda por los senos en cuestin de segundos. Luego,
naturalmente, el mozo que la acompaara habra entrado en accin.
Era una escena que mereca la pena escribir.
A uno no se le presentara nunca la oportunidad de vivirla, al menos en esta vida,
pero
Larry, empiezo a estar preocupada.
No tardarn en volver.
Algo va mal.
Quiz Brbara tiene un problema.
Diarrea, por ejemplo?
Quin sabe?
Si no les hubiera ocurrido algo, a estas alturas ya estaran de vuelta dijo Jean.
Tal vez Pete ha tenido suerte.
No haran una cosa as.
Es evidente que la hicieron en esas ruinas por las que pasamos antes.
Parece que s. Pero iban solos. No creo que lo repitan aqu, mientras nosotros
esperamos.
Si ests tan segura, por qu no volvemos, doblamos la esquina y vamos a
buscados?
Venga, adelante.
Le dirigi una mirada de disgusto.
Ni hablar.
Larry le puso la mano en la espalda. La blusa estaba empapada. La desabroch e
introdujo la mano bajo la tela. Jean permaneci sentada, erguida, y suspir mientras
l la acariciaba.
Cuando los dedos llegaron a los corchetes del sujetador,
Jean dijo:
No sigas. Pueden aparecer en cualquier momento.
Por otra parte, quiz no vuelvan a presentarse.
No bromees con eso, vale?
No estoy bromeando del todo.
Puede que estn follando por ah.
Dijiste que no lo haran.

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Bueno, no s, maldita sea.


Quiz sea mejor que vayamos a ver.
Jean arrug la nariz.
Si se encuentran en algn apuro dijo Larry, no vamos a mejorar las cosas
demorando el asunto. Es posible que necesiten ayuda.
S, de acuerdo.
Adems, se les estn calentando las cervezas.
Larry cogi la botella destinada a Pete, se puso en pie y aguard a Jean. Luego se
encaminaron al extremo del porche. Larry asom la cabeza por la esquina. La zona de
delante del edificio estaba desierta, as que dio un brinco y lleg al suelo.
Jean cubri con el pulgar la boca del botelln de Brbara y salt a su vez.
No conozco nada de esto dijo.
No pueden confiar en que les esperemos eternamente.
Larry encabez la marcha, con la intencin de ir unas cuantas zancadas por
delante de Jean, por si acaso surga realmente algn problema.
En circunstancias como aquella, preferira que su imaginacin se tomara unas
vacaciones. Pero nunca le dejaba en paz. Siempre estaba dndole vueltas a las
posibilidades posibilidades que en la mayora de los casos eran bastante torvas.
Se imaginaba a Pete y Brbara muertos, naturalmente. Asesinados
sanguinariamente por la misma banda de carroeros del desierto que aparecieron en
su mente al ver el automvil volcado.
Quizs haban matado a Pete y secuestrado a Brbara. Tendran que ir a buscarlos.
Regresar primero a la furgoneta y coger el arma de Pete.
Era posible que los hubiese liquidado un homicida que utilizara aquella vieja
ciudad como escondrijo.
O algn luntico a la caza de buscadores de concesiones mineras. Tal vez
desaparecieron simplemente. Se esfumaron sin dejar rastro. Pete tiene las llaves de la
furgoneta. No les quedara ms remedio que irse de aqu a pie. Supuso que la
poblacin ms cercana era Encrucijada de la Plata. Dios, tardaran horas en llegar all.
Y puede que alguien los persiguiera, con intencin de acabar con ellos.
Ser mejor advertirlos de que vamos dijo Jean.
Larry se detuvo cerca de la esquina del edificio, volvi la vista hacia la muchacha
y deneg con la cabeza.
Si han tropezado con alguien
Ni pensarlo, vale?
La expresin del rostro de Jean le indic que ella haba considerado ya tal
posibilidad.
Anda, adelante, llmalos sugiri Jean. No necesitamos encontramos
maldita la cosa.

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Larry pens: Si Pete se la est tirando, no querr espectadores. Ni por lo ms


remoto. Pero se guard muy mucho de expresar en voz alta su pensamiento.
Sin mirar al otro lado de la esquina, grit:
Pete! Brbara! Estis bien?
No hubo respuesta.
Unos segundos antes se los haba imaginado en plena fiesta copulativa. Ahora los
vio tendidos muertos en el suelo, mientras la partida de salvajes asesinos inclinados
sobre sus cadveres volvan la cabeza al or la voz de Larry.
Indic con un ademn a Jean que esperase y dej atrs el extremo del edificio.

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Captulo 3
Dnde estn? susurr Jean, apretada contra el costado de Larry.
Este mene la cabeza. No poda creer que la pareja se hubiera realmente
volatilizado en el aire.
Seguramente andarn vagando por alguna parte dijo.
La idea de que pudiera haberlos sorprendido retozando impdicamente fue sin
duda producto de sus propias ilusiones y, por otro lado, saba que sus temores acerca
del asesinato eran tan rebuscados como inverosmiles. Pero subsista el temor de que
hubiesen desaparecido.
Vale ms que los encontremos manifest Jean.
Un plan estupendo.
Pero lo nico que vieron fue las paredes traseras de las otras casas y el desierto
que se extenda hacia una cadena de montaas que elevaba sus cimas por el sur.
Puede que hayan tramado alguna jugarreta contra nosotros insinu Jean.
Qu quieres que te diga? Pete estaba loco por su cerveza.
La gente no se filtra as como as por una grieta y desaparece de la faz de la
Tierra.
Slo llegado el momento.
No tiene gracia.
A Jean le temblaba la voz.
Mira, no tardarn en aparecer.
Quiz sera mejor que fusemos por la pistola.
La furgoneta est cerrada con llave. Y no creo que a Pete le diera un alegrn
encontrarse al volver con que le hemos roto el cristal de una ventanilla.
PETE! se puso Jean a chillar de pronto. BARB!
Yujuuu! respondi una voz a lo lejos.
Las cejas de Jean se dispararon frente arriba. Lade la cabeza y entorn los
prpados para otear el desierto.
A unos cincuenta metros de distancia, la cabeza y los hombros de Pete
emergieron de la superficie del erial.
Eh, tenis que ver esto! grit, al tiempo que agitaba los brazos para
animarlos a que se aproximasen.
Jean mir a Larry, elev los ojos al cielo y hundi hombros y pecho como si se
hubiera quedado sin oxgeno.
Larry sonri.
Creo que le matar con mis propias manos dijo Jean.
Ir a buscar el arma.
Rompe todas las ventanillas, de paso.
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La voz de Jean sonaba estremecida.


Venga, veamos qu han encontrado.
Caminaron por aquel terreno endurecido y achicharrado, avanzando con el
mximo cuidado entre las rotas piedras y eludiendo los cactos y las patas de gallo.
Cerca del lugar donde Pete esperaba creca un anacardo. Larry supuso que Brbara se
haba alejado del Holmans en busca de algn arbusto o conjunto de rocas adecuados
para sus necesidades y que, finalmente, se decidi por el anacardo. El tronco era lo
bastante grueso como para permitirle cierta intimidad, y la cada de las ramas
procuraba suficiente sombra.
Pete se encontraba a cierta distancia del rbol. A su espalda, el terreno descenda.
Qu habis descubierto? pregunt Larry. El Gran Can?
Hombre! Me alegro de que hayas trado la cervecita. Se sec la cara con la
parte delantera del faldn de la camisa. Esto es asqueroso.
Larry le pas la botella.
La depresin existente detrs de Pete era el lecho seco de un arroyo, que pasaba a
unos cinco o seis metros por debajo del nivel de las tierras llanas que lo orillaban.
Sentada en una piedra del fondo, Brbara alz la cara y agit el brazo.
Os olvidasteis de nosotros? pregunt Jean a Pete. El hombre acab de
tomarse un trago de cerveza y luego sacudi la cabeza.
Ahora mismo iba a buscaros. Se me figur que querrais ver esto.
Emprendi el descenso del empinado declive y ellos le siguieron.
Empezbamos a estar un poco preocupados dijo Larry, sin levantar los ojos
de la rocosa bajada, para mirar bien dnde pona los pies. Temamos que hubieseis
cado vctimas de alguna banda nmada de merodeadores del desierto.
Brbara se puso en pie y se sacudi el fondillo de sus blancos pantalones cortos.
Dios! Hace un calor de infierno, aqu abajo! coment, mientras se
acercaban. Tena desabrochados los botones de la blusa, atada por delante, dejando el
diafragma al aire. El lazo estaba lo bastante suelto como para que quedase un hueco.
El sostn era negro. A travs del encaje, Larry vio la blanca piel lateral de los senos.
Brbara aadi: No corre ni tanto as de brisa.
Qu es ese gran descubrimiento? pregunt Jean, a la vez que le tenda la
cerveza.
No es nada del otro mundo, si vale mi opinin.
Brbara levant el botelln. Larry vio desprenderse de la barbilla de la mujer una
gota de sudor, que rod por el esternn y se desliz pecho abajo hasta llegar al borde
del sujetador.
Por ah indic Pete. Vamos.
Los guio por un tajo que la erosin haba abierto en la pared del talud. All, entre
las sombras y oculto en parte por la maleza, se vea la estropeada armazn de una

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gramola.
Debe de haber salido de ese caf dijo, mientras, con el zapato, aplicaba un
flojo puntapi al aparato.
Cmo ha llegado hasta aqu? pregunt Jean.
Cualquiera sabe.
Ese cacharro tampoco vale nada, de todas formas dijo Brbara.
Ha vivido tiempos mejores confirmo Larry, con un toque de nostalgia al
imaginarse aquel fongrafo nuevo, flamante y reluciente junto al mostrador del
Holmans. Supuso que alguien lo haba arrastrado hasta all y utilizado para hacer
prcticas de tiro. Sera un blanco perfecto, todo decorado de plstico y cromo
brillante Si el tirador era tan imbcil como para encontrar placer en la destruccin
de algo tan bonito como aquella gramola. Una vez agujereada como un colador la
caja del mueble, probablemente despearon el aparato cuesta abajo para divertirse
vindolo rodar, chocar contra las peas y hacerse pedazos.
Larry se puso en cuclillas junto a la cubierta de plstico hecha aicos. Las filas de
ranuras donde se albergaban los discos estaban vacas. El brazo de la aguja colgaba
de su montura, sujeto slo por un par de hilos.
Seguro que vala unos cuantos grandes evalu Pete.
Olvdalo repuso Brbara.
Opino que debemos llevrnoslo con nosotros.
Es una hermosura dijo Pete. Un Wurlitzer.
Crees que se podra arreglar y que volvera a funcionar? quiso saber Jean.
Desde luego que s.
Larry pens que era probable que se consiguiera. La casa de aquel hombre estaba
llena de aparatos resucitados: televisores, equipos estereofnicos, un horno, una
tostadora, lmparas, un lavavajillas y una aspiradora, todos ellos desechados por
intiles, pero que Pete recogi, restaur y puso de nuevo en funcionamiento.
Uno podra conseguir que tocase de nuevo dijo, pero est demasiado
abollado y escacharrado para recuperar su bonito aspecto. Sus embellecedores de
cromo aparecan mellados y oxidados; un lado de la caja, hundido; la rejilla de los
altavoces pareca haber sufrido varias andanadas de escopetas de perdigones y los
balazos haban destrozado ms de la mitad de los botones del cuadro de seleccin de
canciones. Pete aadi: Probablemente ni siquiera habr modo de encontrar piezas
de recambio para muchas partes del aparato.
Aunque seguro que quedar bastante presentable.
S.
Larry lade la cabeza y sopl para limpiar de arena la relacin de ttulos que
ofreca la gramola. Balas y perdigones de escopeta haban destrozado algunas
etiquetas. La lluvia y los aos de sol haban comido el color de las restantes y apenas

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podan leerse los nombres de las piezas. Sin embargo, muchos ttulos y artistas
resultaban descifrables. Jean se puso en cuclillas y mir por encima del hombro de
Larry.
Ah estn Hound Dog indic l, I Fall to Pieces y Stand by Your Man.
Dios mo, esa me encantaba evoc Jean.
A m me parece que casi todo esto es ms bien pueblerino dijo Pete.
Bueno, pues aqu tienes algo de los Beatles, Qu noche la de aquel da!, The
Mamas and the Papas.
Ah, esos eran buenos! se anim Brbara.
Siempre me pongo melanclica cuando pienso en Mama Cass.
Est bien! Larry esboz una mueca. The Battle of New Orleans, Johnny
Hartan. Hombre, yo deba de estar en el instituto. Me la saba de memoria.
Aqu tenemos a Haley Mills observ Jean, y su aliento agit el pelo de Larry,
por encima de su oreja. Lets Get Together. Y, mira, Soldier Boy.
Y est tambin Surfing USA, de los Beach Boys.
Ahora nos entendemos dijo Pete.
Dennis Wilson, que no poda faltar aadi Brbara. Muchos de ellos ya
han muerto. Mama Cass, Elvis, Lennon. Jess, esto empieza a resultar deprimente.
Patsy Klein tambin ha muerto le record Jean.
Y Johnny Hartan, creo dijo Larry.
Qu esperabais, muchachos? dijo Pete. Este material tiene por lo menos
veinte o treinta aos.
Brbara retrocedi unos pasos y dio un traspi al tropezar la zapatilla deportiva
con una piedra, pero se las arregl para no perder el equilibrio. Con una sonrisa en el
sudoroso rostro, propuso:
Por qu no salimos de este agujero del infierno y vamos a echar una ojeada a
la ciudad? A eso hemos venido, no?
Tambin es verdad.
Jean se apoy en el hombro del agachado Larry y se impuls para incorporarse.
Vamos a ver si podemos levantar este aparato murmur Pete.
Ah, no, ni hablar! salt Brbara. De ninguna manera! No vas a llevar
este trasto con nosotros. Uj!
Bueno, mierda.
Si tienes el capricho de una vieja gramola tan escacharrada como esta, vas y te
la compras. Dios mo, seguramente tendr un nido de escorpiones ah dentro.
Me parece que es mejor que te olvides del asunto aconsej Larry, al tiempo
que se enderezaba. Ese aparato es irrecuperable de todas, todas.
S, me temo que s. Mierda! Dirigi a su esposa una agria mirada. Un
milln de gracias, Brbara adorada.

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La mujer pas por alto el sarcasmo y empez a trepar cuesta arriba. Por debajo de
la arrugada blusa, la espalda apareca bronceada y hmeda de sudor. El polvo
amarillento de la piedra sobre la que estuvo sentada manchaba el fondillo de sus
pantalones. La tela se pegaba a las nalgas y Larry vio la silueta de las bragas: una tira
de escasos centmetros de anchura bajo el cinturn de los pantalones, con un
diminuto tringulo curvndose por la entrepierna. Jean, que suba detrs de Brbara,
se encorvaba ligeramente. An no se haba abrochado la blusa. Flotaba hacia atrs y
el faldn le cubra el trasero.
Pete tambin era todo ojos.
Vaya par de preciosos guayabos coment.
No estn mal.
Pero no te ha asaltado nunca la sensacin de que gobiernan nuestras jodidas
existencias?
Slo el noventa por ciento del tiempo.
Mierda.
Es por nuestro bien.
Pete ahog una risita, palme el brazo de Larry y tom un largo trago de cerveza.
Me parece que vale ms que seamos buenos chicos y vayamos con ellas.
Volvi la mirada hacia la gramola. Suspir. Se encogi de hombros. Adis. Se
acab la msica para ti, vieja compaera.
Eso s que es una provocacin coment Larry al ver el candado que
aseguraba el pestillo de la puerta de doble hoja del Hotel Llano de la Artemisa.
Pete pas el dedo por el candado.
No parece que sea muy viejo.
Tal vez vive alguien ah aventur Brbara.
Eh, Sherlock, est cerrado por fuera. Qu te dice ese detalle?
Me dice que no debemos entrar.
S confirm Jean. Las puertas estn cerradas con llave, las ventanas
cegadas con tablas. Alguien pretende evitar que la gente se meta en el edificio.
Pues esto es algo que dispara mi curiosidad. Qu me dices, Larry?
Tambin despierta la ma. Pero no s qu decirte en lo que se refiere a entrar
por la fuerza.
Quin lo va a saber? Pete se apart de la entrada. Baj de la acera, se
agach y volvi la cabeza, despacio, para mirar a un lado y a otro de la calle, en
pardica pantomima de exploracin de la nica calle de la ciudad. Yo no veo a
nadie. T ves a alguien?
Captamos la idea le dijo Brbara.
Me llegar a la furgoneta. Pete ech a andar a travs de la calzada,
dirigindose en diagonal hacia el establecimiento de Holman.
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Qu tiene en la cabeza? pregunt Jean.


Dios sabe. Quiz proyecta derribar las puertas a fuerza de ariete.
Eso sera drstico de veras observ Larry.
En esta tesitura, es cuestin de orgullo. Un desafo. Pete no sera Pete si
permitiese que cosas tan insignificantes como un candado le impidieran seguir
adelante.
Jean elev los ojos al cielo.
Me da en la nariz que eso significa que vamos a examinar ese hotel tanto si
queremos como si no.
Considralo una aventura le sugiri Larry.
S, claro. La crcel tambin puede ser una aventura.
Pete subi a la furgoneta por detrs. Se ape al cabo de unos segundos, cerr la
portezuela y agit una llave inglesa por encima de la cabeza. La herramienta iba
rematada por una palanqueta. En la otra mano, Pete empuaba una linterna.
Parece realmente dispuesto a forzar la entrada pens Larry. Santo Dios!
Brbara esper a que estuviera cerca.
Lo hemos pensado mejor, Pete declar entonces.
Eh! Qu sera la vida si no nos la complicsemos un poco corriendo algn
que otro riesgo de vez en cuando? Vale, Lar?
Vale respondi Larry. Trat de parecer animado.
Menuda ayuda tenemos contigo! murmur Jean. Pete subi a la acera,
sonriente y sin dejar de blandir la barra de hierro.
Aqu traigo mi llave maestra anunci. Encaja en cualquier cerradura.
Alguien quiere esperar en la furgoneta? pregunt Brbara.
Aaah, gallina!
En fin, confieso que me gustara echar un vistazo reconoci Larry.
Buen chico.
Pete entreg la linterna a Larry. Acto seguido, introdujo la punta de la palanca por
debajo del pestillo metlico. Tir con ambas manos, aplicando hacia atrs toda la
fuerza que pudo. La madera gimi y se astill. Con un ruido como el de una pequea
explosin, los tornillos y la falleba abandonaron bruscamente la puerta.
Vaya, estaba bien agarrado.
Se meti la palanca bajo el cinto, apart el candado hacia la derecha y abri la
puerta.
Supongo que siempre podemos decir que nos lo encontramos as murmur
Brbara.
No quisiera tener que decir nada. Media hora, ms o menos, ser demasiado
tiempo.
Si no nos descerrajan un tiro por el allanamiento de morada.

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Pete no hizo caso, se asom al interior del hotel y grit:


Yujuuuu! Hay alguien en casa?
Larry puso cara de fastidio.
Ah vamos, listos o no!
Corta! susurr Brbara, y le golpe en la espalda, a la altura del hombro.
No hay nadie en casa, salvo nuestros fantasmas dijo
Larry en voz baja y ronca. Se volvi, sonriente.
Muy bonito!
As, quin entra?
Opino que deberamos entrar todos o ninguno dijo Larry, y confi en que
Pete no le tomase por un cobardica. Creo que no debemos separamos. Ni por un
segundo dejara de preocuparme, mientras estuvisemos explorando ah dentro, el
temor de que pudiera ocurrirles algo a las chicas.
Qu considerado! dijo Brbara, y le palme la espalda.
Me parece que tienes razn admiti Pete. Si las violaran y asesinaran
mientras nosotros examinbamos el interior del hotel, nos sentiramos como un par de
canallas.
Exacto.
Muy bonito silabe Jean, plagiando no slo la frase de Brbara, sino tambin
su tono desdeoso.
Qu dices? pregunt Brbara a Jean.
Si por culpa nuestra no se meten ah dentro, nos lo estarn restregando por la
cara toda la vida.
Confesad! dijo Pete, os mors de ganas de entrar con nosotros.
Acabemos de una vez replic Brbara.
Larry devolvi a Pete la linterna y le sigui al interior del edificio. A pesar de que
las puertas estaban cerradas y las ventanas aseguradas con tablas, la arena haba
conseguido filtrarse hasta el vestbulo. Chirriaba bajo las suelas del calzado.
No deberamos dejar abierta la puerta apunt Jean. Haba cierto temblor en
su voz apagada. Por si apareciese alguien.
Sin esperar contestacin, cerr la puerta y cort el paso a la luz del da.
No obstante, se colaba algo de claridad por las rendijas de las hojas de las puertas
y los huecos que los nudos de la madera haban dejado en las tablas de las ventanas:
estrechas franjas de luz plida, cuajada de polvo, que caan oblicuamente sobre el
piso. Pete encendi la linterna. Su rayo abri un tnel luminoso a travs de la
penumbra. Lo llev de un lado a otro.
Chico, hay aqu un montn de cosas dignas de verse susurr Brbara.
Qu descubrimiento!
El vestbulo estaba completamente vaco, con la salvedad del mostrador de

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recepcin. Detrs de dicho mostrador se encontraba el casillero destinado a


correspondencia y recados. A la izquierda, una empinada escalera de madera ascenda
a las plantas superiores.
No deberamos inscribimos antes de echar una ojeada? pregunt Pete.
Probablemente no haya habitaciones libres susurr Larry.
Un par de autnticos actorazos murmur Jean.
Pete encabez la marcha hacia la recepcin, dio un sonoro golpe en la superficie
del mostrador y pregunt en voz alta:
Qu hay que hacer aqu para que un cliente consiga que le atiendan?
Rayos. Quieres bajar el volumen?
Por qu susurra aqu todo el mundo?
Rode el mostrador y, una vez al otro lado, se agach para quedar fuera de la
vista. Reapareci, emergiendo poco a poco, con el foco de la linterna iluminndole
desde abajo, a la altura del mentn, dibujando sombras sobre su rostro. En los puntos
donde el rayo de luz le tocaba, la piel reluca a causa del sudor.
Jugueteando como un nio, pens Larry. Pero l tambin haca lo mismo,
especialmente en Halloween, la vspera del da de Todos los Santos, ms para
divertirse l, que para asustar a Jean o a Lane. Ellas se esperaban siempre tales
concesiones a la tradicin. La vieja rutina del rayo de luz sobre la cara llevaba
asustando a Lane desde que tena dos aos.
A Pete le presentaba como algo extrao y amenazador. Larry saba que, si dejaba
que su cerebro se impresionase, iba a acabar experimentando un escalofro.
Mmmmm, ziiiii? pregunt Pete, aplicando a su voz un tono alto y agudo.
Puedo zervilez en algo, zeorez viaherozzz?
S, puede servimos en algo. D un volatn y desaparezca por el hueco de una
rosquilla.
No tenemoz rozquiyaz, zeora.
Dios, qu calor hace aqu! murmur Jean.
Esto es un horno de todos los diablos confirm Brbara.
Hay algo por ah detrs? pregunt Larry, y puso buen cuidado en no mirar a
su amigo a la cara.
Zlo un zervid y el ezpritu del conzerhe de noshe, que yeva aoz y aoz
zuspendido en el aire.
Si vamos a echar un vistazo dijo Jean, por qu no lo hacemos de una vez
y salimos en seguida de este lugar?
Me gustara mirar ah arriba dijo Larry.
Un momento. Permtame tocar la campana para avizar al capitn.
Oh, que se vaya al diablo! murmur Brbara. Vamos!
Dio media vuelta y se dirigi a la escalera, seguida por Jean y Larry. En la

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oscuridad, la parte desnuda de la espalda de Brbara, as como sus piernas, eran casi
invisibles. La blusa y los pantalones blancos, plidas borrosidades, parecan flotar por
su cuenta sobre el suelo. Jean, vestida con prendas ms oscuras, era una mancha
tenue delante de Larry.
Oy a Pete golpear el suelo y apretar el paso tras l, con la arena crujiendo bajo
sus zapatos. El rayo de luz de la linterna bailote en las espaldas de las mujeres, se
proyect luego sobre la escalera y, al deslizarse hacia arriba, lanz sombras alargadas
contra la pared. Un pequeo descansillo interrumpa el tramo de escalones en la
mitad de su trayecto. Los restantes peldaos ascendan hasta la estrecha abertura del
pasillo del segundo piso.
No pretenders ir delante, verdad? pregunt Pete con su voz normal,
cuando Brbara se aprestaba a subir la escalera.
Si te espero a ti, nos vamos a pasar aqu todo el da.
La luz se movi hacia abajo, resbal por el borde de los escalones y en la parte
lateral centelle algo como una aureola dorada. Un sbito hlito de sorpresa brot de
la garganta de Pete. La luz oscil de un lado para otro, arriba y abajo. Al final, su
foco se centr sobre un crucifijo.
Cristo! susurr Pete.
Exactamente corrobor Larry.
El crucifijo, inmediatamente debajo del rellano, estaba sujeto al panel de madera
que recubra el tabique que cerraba el hueco de debajo de la escalera.
Qu es eso? pregunt Brbara, al tiempo que se inclinaba por encima de la
barandilla, casi al pie de la escalera.
Alguien dej un crucifijo en la pared le inform Larry.
Nada ms que eso? se asom ms por encima de la barandilla, luego
sacudi la cabeza: Extraordinario.
Jean dio la vuelta al pie de la escalera, para echar una mirada de cerca.
Alguien quiere un recuerdo? pregunt Pete.
Dio un par de zancadas en direccin al crucifijo.
No, no lo hagas advirti Larry.
Bueno, alguien lo dej olvidado. Las cosas son de quien las encuentra.
Djalo ah dijo Brbara desde su altura en los escalones. Por el amor de
Dios, uno no va por ah robando crucifijos. Es nauseabundo.
Podemos ponerlo en nuestro dormitorio. Mantendr a raya a los vampiros.
Hablo en serio, Pete.
La cruz estaba hecha de madera. La suspendida figura de Jesucristo pareca
chapada en oro. Pete alarg la mano.
Por favor, no lo cojas rog Jean.
l se la qued mirando.

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Oh! exclam. Ah, claro! Al parecer, record en aquel momento que


Jean era catlica. Baj la mano. Lo siento. Slo bromeaba un poco.
La razn se impone murmur Brbara.
Se apart de la barandilla y reanud el ascenso de la escalera.
Lleg hasta el rellano.
El entarimado cruji bajo su peso y luego se quebr con un chasquido que estall
con la sonoridad de un disparo de arma de fuego.
Brbara aspir una bocanada de aire. Y, mientras se hunda, agit los brazos como
si tratara de aferrarse a cualquier asidero que la oscuridad pudiese proporcionarle.

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Captulo 4
Dios mo! exclam Pete.
Jean sali disparada escaleras arriba.
Aguanta un poco!
Me caigo! Daos prisa!
Larry se precipit hacia el pie de la escalera. No oy a Pete seguirle.
Dnde ests, hombre?
Sube ah y aguntala! refunfu Pete.
Oh, mierda! gru Brbara. Larry rode el poste del eje de la escalera.
Mientras corra a la zaga de Jean, vislumbr el nebuloso resplandor de la linterna de
Pete, a la derecha de los escalones. Es que el fulano no era capaz de moverse?
Segua all abajo, petrificado delante del crucifijo?
Jean se arrodill en el borde del rellano.
De espaldas al primer tramo de peldaos, Brbara pareca alguien a quien las
arenas movedizas se estn engullendo. Encorvada hacia delante, oprima el pecho
contra las tablas del piso que an no se haban hundido y trataba de sostenerse
apoyada en los codos.
Jean se arrastr lateralmente, para dejar sitio a Larry, y luego pas un brazo por
debajo de la axila izquierda de Brbara.
Vale jade. Ya te tengo. No te vas a ir abajo.
Ests bien? pregunt Pete.
No, maldita sea!
Larry se dej caer en el suelo, entre el rellano y la escalera. Mir a travs de la
grieta de quince centmetros que separaba la blusa blanca de Brbara y el filo de las
tarimas rotas. Negrura.
Un pozo sin fondo pens. Un abismo.
Ridculo, se contradijo. Probablemente no habra ms de dos metros de cada
desde el descansillo hasta el piso del vestbulo. El cuerpo de Brbara haba cubierto
ya la mitad, aproximadamente.
Pero y si debajo de la escalera no haba suelo? Y si el peso de Brbara lo
hunda y lo atravesaba tambin? Incluso aunque slo fuera una cada de metro y
cuarto, la mujer quedara atrapada debajo de la escalera. Y las tablas astilladas le
desgarraran la carne durante la cada.
Avanz contorsionndose hasta que su rostro toc el pelo de la parte posterior de
la cabeza de Brbara. La rode con los brazos. Estos apretaron los pechos de la
muchacha. Tras murmurar un Lo siento, baj un poco ms los brazos y los ci
alrededor de la caja torcica.
Pete! chill entonces.
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Ya la tienes?
La voz de Pete an llegaba de la planta baja.
Casi. Si fueras tan amable de echamos una mano, maldita sea!
Oy un chasquido de madera que se quebraba. Temi por unos segundos que
cediese un poco ms del suelo del rellano. Pero no ocurri nada.
Yaaa! chill Brbara, a la vez que daba un respingo al sentir el abrazo de
Larry. Algo me ha agarrado!
He sido yo, encanto.
Una pincelada de luz lami fugazmente la oscuridad por la parte del hombro
derecho de Larry. La luminosidad se haba filtrado desde abajo, a travs de las
tarimas partidas.
Pete est debajo de nosotros, comprendi.
Cmo llegaste ah? pregunt Jean. En su voz haba asombro. Y alivio.
Cuestin de varita mgica repuso Pete. Est bien. Ya te sostengo, cielo.
Ahora, a bajar despacito.
No, no, no, no me soltis! Me destrozar al caer!
Bueno, te sacaremos por arriba.
Vale, subidme, de acuerdo? Su voz son controlada, aunque la matizaban el
dolor y el miedo. Si tratara de bajar, me hara ms dao an.
Conforme. Lo intentaremos. Estis listos ah arriba? A la de tres.
T la empujars por los pies? pregunt Jean.
Esa es la idea. Uno. Dos
Tranquilos pidi Brbara, apremiante, tomoslo con calma si no queris
que acabe debajo de una montaa de astillas.
Muy bien. Uno. Dos. Tres.
Brbara fue elevndose despacio por el boquete, como si subiera en un ascensor.
Todava rodendola por la zona inferior del pecho, Larry breg para ponerse de
rodillas. La espalda de Brbara choc contra l. Larry desliz una mano por la
resbaladiza piel del vientre de la muchacha, que abri la boca y dio un respingo. La
mano de Larry se cerr en torno a la hebilla del cinturn, tir hacia arriba, la acerc
de golpe a l y Brbara pudo por fin descansar sentada en el borde del agujero.
Bueno jade. Me encuentro bien. Dadme un segundo para que recobre el
aliento.
Larry y Jean la sujetaron por los brazos.
Todo arreglado por ah arriba? quiso saber Pete. El rayo de luz de la linterna
se movi de un lado a otro, despus de atravesar la brecha por delante de las rodillas
de Brbara.
Brbara no respondi.
Est sana y salva inform Jean.

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El rayo de luz se desliz hacia un lado y por el boquete slo pudo verse un leve
resplandor.
Quiero irme a casa murmur Brbara.
Larry y Jean la sostuvieron, mientras la mujer se echaba hacia atrs y sus piernas
abandonaban la brecha. Plant los zapatos con fuerza en el borde de la quebrada
madera, al otro lado del agujero.
Jess! susurr, asustado.
Barbara se puso rgida.
Pete! Qu pasa!
Santo Dios hombre ahora no pareca tan asustado, solo sorprendido.
Hey, no van a creer esto. Santa madre de Dios. Larry ven aca abajo.
Qu?
Brbara se inclino hacia delante, y mir por entre sus piernas extendidas.
Qu es?
No querrs saber.
No es momento para juegos, Peter.
Tuviste la maldita fortuna de no caer aqu.
Por un momento nadie dijo nada.
Entonces la voz de Peter subi a travs de la grieta.
Habras tenido compaa.
Escalofros recorrieron la espalda de Larry.
Aqu hay un cadver antiguo.
Est bromeando, pens Larry, pero su cuerpo saba que Pete estaba diciendo la
verdad. Su escroto se encogi como si alguien lo hubiera estrujado con una mano
helada.
Oh Jess musit Brbara. Jean y Larry la siguieron, bajando la escalera.
Saba que no me gustaba este lugar susurr Jean.
Brbara abri la puerta del hotel. La luz del da se esparci en el recinto.
Se qued en la entrada, mirando de reojo. A pesar de que Larry estaba a varios
metros, pudo ver que temblaba y tiraba nerviosamente de su blusa.
Sus pechos lucan muy blancos, a travs de sus ropas.
Larry se sinti como un voyeur barato, aprovechndose de su momento de
indefensin, pero a pesar de sentir culpa no pudo dejar de mirarla.
Haba un cuerpo muerto bajo las escaleras, pero por alguna razn, la visin de la
piel de Brbara a travs de su escote disminuy su enfermizo pavor.
Pero se forz a bajar la mirada. La pierna derecha de sus shorts se haba subido
ms alto que la izquierda. Ambas presentaban raspones, sus espinillas sangraban, la
derecha ms que la izquierda: haban sido araadas en la cada.
Dnde estn todos? la voz de Peter son apagada.

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Brbara se golpe realmente fuerte, contest Larry sal de ah y vmonos a


casa.
Tenis que ver esto! Tomar solamente un minuto.
No quiero verlo. Hombre, tu mujer est lastimada.
Qu es un minuto ms o dos? Tenemos un Cadver aqu. Eres un escritor, por
todos los santos. Un escritor de terror. Esto es algo que no te querrs perder, vamos.
V si quieres le dijo Jean, nosotras salimos para el auto.
Brbara movi la cabeza, haciendo una mueca. Su cara y pecho lucan brillantes y
sudorosos. Una vez ms, Larry se sorprendi comindole los pechos con los ojos.
Vete anim. Eso le har feliz.
Vosotras no queris verlo, chicas?
Ests de guasa, no? repuso Jean.
Mtele un poco de prisa, anda le pidi Brbara. Larry se retir de la puerta.
Cruz despacio el vestbulo.
Al volver la cabeza, vio que Jean y Brbara salan a la calle.
Se sinti abandonado.
No tengo por qu estar aqu pens. Podra estar con ellas ah fuera.
Malditas las ganas que tena de ver un condenado cadver. Pero sus dbiles
piernas le apartaron de la luz del sol.
En el panel de madera que constitua el tabique que tapaba el hueco de la escalera
se haba abierto una brecha, de unos sesenta centmetros. El rayo de luz de la linterna
de Pete iluminaba aquel espacio. Larry se puso de costado y se desliz al interior de
aquel pequeo recinto.
Cre que te habas rajado dijo Pete.
Cmo iba a perderme una oportunidad de esta clase?
Encontr a Pete de pie encima de un par de tablas cadas del suelo del rellano.
Pareca petrificado all, rgida la espalda, extendido el brazo derecho y empuada la
linterna casi como si fuera una pistola. Apuntaba a un atad cuyo extremo superior se
apoyaba en la parte de abajo de la escalera.
Cubra el cuerpo.
Un cuerpo que, al menos hasta el cuello, tapaba ya una vieja manta de color
pardo. La manta estaba arrugada como si alguien la hubiese echado al desaire encima
del fretro, sin preocuparse despus de estirarla un poco.
El cadver tena una larga cabellera rubia. La piel de la cara pareca tersa y
curtida. Larry vio unos prpados y unas mejillas hundidos, labios curvados hacia
atrs en una mueca extravagante que dejaba al descubierto dientes y encas.
Puedes creerlo? pregunt Pete. Larry sacudi la cabeza.
Tal vez no sea real.
Anda ya! S distinguir un fiambre.

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Parece casi momificado.


S. Supongo que deberemos examinarlo un poco, no?
Hombro con hombro, se acercaron despacio al atad. Pete no apart del cadver
el foco de la linterna.
Espantoso, pens Larry. Nunca en su vida haba visto cosa semejante. Su
experiencia respecto a muertos se limitaba a tres funerales con fretro abierto.
Aquellos difuntos parecan casi lo bastante saludables como para incorporarse y
estrecharle a uno la mano.
El cadver que tenan delante daba la impresin de que, si pudiera, se incorporara
para tirarle una dentellada a uno.
No me creo nada de esto, se dijo Larry.
La parte inferior de la escalera se inclinaba delante de ellos.
Tuvieron que agacharse para llegar al pie del atad. Pete se puso en cuclillas y
avanz andando como un pato. Larry, encorvado, se dispuso tambin a entrar, pero no
haba dado un paso cuando le detuvo la sensacin de sofoco. La escalera pareca
presionarle hacia abajo, como si tratara de empujarle, de obligarle a restregar su
rostro contra aquel cuerpo sin vida. Se dej caer de rodillas, con la intencin de
aferrarse al canto de la madera del fretro. Una dcima de segundo antes de tocarlo,
se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Retir bruscamente las manos y se
agarr los muslos.
La manta echada sobre el cadver no cubra los tobillos ni los pies. Estaban a la
vista, tenan tono de madera tintada y los huesos resaltaban en la tensa piel. Las uas
eran tan largas que se curvaban sobre la punta de los dedos de los pies. Larry record
que, segn decan, el pelo y las uas continuaban creciendo despus de la muerte.
Pero tambin haba odo decir que eso slo era un tpico; que daban la impresin de
crecer simplemente porque la piel se contraa a su alrededor.
Apuesto a que lleva aqu una barbaridad de tiempo murmur Pete. Pas la
mano por encima del costado de la caja. Limpi con el ndice la frente del cadver.
Larry emiti un gemido.
Qu pasa?
Cmo puedes tocarlo?
No es ninguna proeza. Intntalo t. Tiene tacto de piel de zapato.
Desliz el dedo por una ceja rubia.
Larry se imagin aquel dedo ndice pasando por el borde de la cuenca del ojo,
tocando el prpado, sobndolo, hundiendo el nudillo.
Anda, ven y tcalo le apremi Pete. Cmo puedes escribir sobre un tema
sin haberlo experimentado?
Agradezco tu inters, de verdad. Pero confo en mi imagi
Haremos un intercambio de cerebros.

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Dio un respingo ante el sonido de la voz de Brbara. Lo mismo le pas a Pete. La


cabeza de este choc con la cara inferior de la escalera.
Ay! se quej. Agach la cabeza hasta casi rozar la cara del cadver y luego
se llev las manos a la nuca. Mierda! Maldita sea, Barb!
Lo siento.
Larry mir por encima del hombro a las mujeres. Sonri. Aunque el corazn le
palpitaba como el redoble de un tambor, se alegraba de que las muchachas estuviesen
all. Tuvo la sensacin de que el mundo real haba vuelto.
Supongo que no estabais bromeando susurr Brbara, Jess, mira eso!
Ufff! fue todo lo que articul Jean.
Brbara se inclin por encima del extremo del atad. Jean se mantuvo detrs de
ella y mir por encima de su cabeza.
No queras que disfrutsemos nosotros solos de toda la diversin, cierto?
pregunt Larry.
Eso es dijo Jean, con voz apagada.
La curiosidad saca a la superficie lo mejor de nosotras aadi Brbara.
Brbara alarg la mano hacia el atad y toc un pie del cadver.
Es exactamente igual que Pete pens Larry. Cualesquiera que sean sus
diferencias, no cabe duda de que se complementan, de que son el uno para el otro.
Creo que me he hecho sangre murmur Pete.
Ya somos dos dijo Brbara, todava frotando el pie sin vida. Es como la
piel de un salchichn.
El salchichn es grasiento precis Pete. Eso se parece ms al cuero.
Bueno, ya lo hemos visto terci Jean. Todo el mundo listo para la
marcha?
S, ms o menos. Pete dej de acariciarse la cabeza, baj la mano hacia el
torso cubierto y tir de la manta. Larry dio un salto en retroceso, sobre las rodillas,
mientras dese haber sabido de antemano lo que iba a ocurrir. Ya haba visto
demasiado.
Ahora, aquel cuerpo sin vida apareca estirado ante sus ojos.
Estaba desnudo.
Era femenino.
Tena una estaca clavada en el pecho.
Santo Dios! susurr Brbara.
Salgamos de aqu! jade Jean, en tono agudo y chilln. No esper a que los
dems mostraran su acuerdo. Se retir a la carrera.
Pete arroj la manta. Fue a caer en un rebuo informe que cubri la punta roma
de la estaca, los aplastados senos del cadver y los salientes de las costillas. Brbara
se inclin hacia adelante, cogi un extremo de la manta y tir de ella para que tapase

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tambin la entrepierna.
El rubio vello pbico. Larry gimi.
Luego se desplaz en pos de Brbara. El fondillo de los pantalones blancos de la
mujer segua con la mancha amarilla que dej en la tela la pea sobre la que Brbara
se sent a descansar en el lecho del arroyo seco.
Cosa que pareca haber ocurrido un siglo atrs. Por qu hicimos esto?
Larry la sigui a travs del agujero del revestimiento de madera. Jean an
continuaba en el vestbulo. Tena los puos prietos, con los brazos cados a los
costados, y haca pequeas cabriolas como si se estuviera orinando.
Vmonos! Vmonos de una vez! imploraba. Larry esper a Pete.
Colocaron en su sitio, entre los dos, el panel de madera. Cerraron la puerta de la
tumba.
Pete retrocedi, caminando de espaldas, como si temiese apartar la vista de all.
Bajo el rayo de luz de la linterna, el crucificado cuerpo de Jesucristo fulgur.

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Captulo 5
Pete pis a fondo el acelerador al abandonar Llano de la Artemisa, sin que
Brbara pronunciase una sola palabra acerca de la velocidad.
Nadie dijo nada acerca de nada.
Retrepado en el asiento, Larry se senta aturdido y exhausto. Aunque sus ojos
miraban, a travs del parabrisas, la carretera y el desierto, iluminados por el brillante
sol, la verdad es que segua viendo el cadver. Y la estaca hundida en su pecho. Y el
crucifijo.
Ya ha quedado atrs se confesaba. Nos alejamos de eso. Estamos bien.
Tena el cuerpo pesado. Notaba en el pecho y en la garganta una tensin trmula
que pareca una mezcla peculiar de terror, terror declinante y exaltacin jubilosa.
Recordaba haber experimentado sensaciones similares unos aos atrs. En el curso de
un vuelo a Nueva York, el 747 encontr un bache de aire y descendi a plomo
durante un par de segundos. Algunos pasajeros chocaron con el techo. Jean, Lane y l
llevaban abrochados los cinturones y no sufrieron el menor dao. Pero despus sinti
lo mismo, ms o menos, que senta ahora.
Sobresalto, probablemente pens. Sobresalto combinado con una gran
sensacin de alivio.
Senta eso y, si no tuviese el dominio de s que tena, lo ms probable era que
empezase a llorar y a rer tontamente.
De ah debi de salir la expresin asustado como un imbcil.
Tras emitir una carcajada satnica, Pete le dirigi una sonrisa por encima del
hombro.
Mira por dnde conduces reproch Brbara.
No creo que sea buena idea avisar a los polis opin Larry. Incluso aunque
lo hiciramos de manera annima, sigue existiendo la posibilidad de que nos
complicaran en el asunto.
No s cmo repuso Jean.
Puedes tener la absoluta certeza de que no nos vio nadie? Alguien pudo
atravesar el pueblo y localizar la furgoneta mientras nosotros admirbamos la
gramola.
O el vampiro aadi Pete.
Y hasta es posible que anotaran el nmero de la matrcula.
Esa s que es una idea agradable murmur Brbara.
Uno nunca sabe. Eso es lo que digo.
Eh, puede que incluso nos estuviera espiando alguien desde una ventana o
desde cualquier otro punto de observacin.
Gracias, Pete. Verdaderamente, eso es lo que necesitaba or.
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Aunque no nos hubiera visto nadie continu Larry, es indudable que


dejamos bastantes pruebas fsicas de nuestra presencia all. Huellas digitales, rastro
de nuestro calzado, las marcas de los neumticos sobre el piso de tierra. Lo ms
seguro es que la polica considere toda la zona escenario del crimen y proceda en
consecuencia. No es preciso decir lo que puede encontrar. Y la siguiente noticia la
tendris cuando llamen a vuestra puerta.
Nosotros no la matamos.
Tienes coartada pregunt Pete para la noche del tres de septiembre de mil
novecientos uno?
Una cortada muy buena. An no haba nacido. An no haban nacido mis
padres.
Crees que lleva muerta tanto tiempo? pregunt Brbara.
Te aseguro que a m me pareci vieja.
No tengo idea de la fecha en que la mataron dijo Larry, pero calculo que
no debe de llevar debajo de la escalera ms de veinte aos o as. Imagino que la
colocaron all despus de que cerraran el hotel.
En qu te basas? pregunt Pete.
Los huspedes habran olido la peste del cadver.
Puaff! murmur Jean.
Bueno, pues es verdad. Suponiendo que la hubiesen plantado all
inmediatamente despus de matarla, la gente habra notado el hedor. Ahora no huele,
pero
Consigues que se me revuelva el estmago, Larry.
Por qu calculas veinte aos? quiso saber Brbara.
La gramola.
Aj. Los viejos discos.
No creo que las canciones que vimos all se grabasen mucho despus de la
mitad del decenio de los sesenta. Fue probablemente por entonces cuando la
Holmans dej el negocio. Me figuro que el hotel debi de cerrar sus puertas
aproximadamente por las mismas fechas en que lo hizo la Holmans.
Eso tiene su lgica coment Brbara. De modo que t crees que dejaron el
cuerpo debajo de la escalera despus de, pongamos, el sesenta y cinco.
No es ms que una suposicin. Naturalmente, esa chica poda llevar muerta
cincuenta aos cuando alguien la deposit debajo de la escalera. De ser as, no hay
modo de precisar cunto tiempo llevaba all.
Ya dijo Pete. Eliminas el factor fetidez mediante el sistema de ubicarla en
otro sitio mientras iba madurando; as, se la podra instalar debajo de la escalera y
nadie se enterara.
No s qu importancia puede tener eso manifest Jean. La cuestin es que

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est muerta. A quin le interesa el tiempo que pueda llevar debajo de la escalera?
Pete volvi a alzar la mano.
A m me parece que averiguar eso tiene un inters que rebasa la condicin de
pasajero.
A la polica le parecer lo mismo aadi Larry. Creo que, segn el modo
en que enfoquen la cuestin, la diferencia puede ser grande. Si ha muerto hace medio
siglo y los polis disponen de medios para determinar esa cuestin, la moza es casi un
monumento histrico. Si la mataron hace slo veinte aos, puede ser que inicien una
activa investigacin de homicidio.
Desde luego dijo Brbara. Quienquiera que le clav esa estaca puede
andar por ah vivito y coleando.
Hablando de eso dijo Pete. Mir a Larry, arque una ceja y se acarici la
barbilla. Esperad a or a este caballero.
Lo sabemos dijo Brbara. Fuiste t.
Eh, hablo en serio.
Para variar.
No not nadie nada extrao respecto a las puertas de la fachada del hotel?
Aparte la circunstancia de que las forzamos para entrar? pregunt Brbara.
Muy bien, corazn mo. Ah est la cosa. Al llegar, nos encontramos ese sitio
sellado. Todos los dems edificios del pueblo estaban abiertos y bien abiertos. La
gente poda entrar y explorados a gusto. Pero el hotel, no. Qu ms?
Se trata del juego de las Veinte Preguntas? Es mayor que una panera?
Te dar una pista. Brilla, reluce y es nuevo, flamante.
El candado dijo Larry. El cerrojo.
Correcto! Segn el aspecto que presentaban, me juego lo que queris a que
hace un mes estaban en el estante de una ferretera, a la espera de comprador.
Y qu? pregunt Jean.
Quin los coloc en las puertas? Quin quera impedir que entraran curiosos
en el hotel?
S, es posible que haya habido alguien deseoso de impedirlo.
Eso es. Y tambin es posible que haya habido alguien que escondi una
vampira debajo de la escalera. Alguien que an anda rondando por all con la sana
intencin de asegurarse de que nadie descubre su secretito.
La misma persona que colg el crucifijo de la pared adujo Larry.
Exacto.
Una especie de guardin, de celador de la vampira.
Es muy probable dijo Brbara que quienquiera que cerrara las puertas con
el candado y el cerrojo ignore lo de la vampira.
Si lo sabe repuso Pete, sera ms interesante.

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Para ti, quizs.


Hay alguna posibilidad de que dejis de hablar de ese asunto? sugiri Jean
. Deseara no haber puesto el pie en ese maldito hotel.
Hago mas tus palabras dijo Brbara. Esa dichosa vampira tiene la culpa
de que, desde hace diez aos, cuando me pegu aquel trastazo con la bicicleta, no me
haya visto tan hecha polvo. Y, entonces, no me desgarr el estmago como ahora.
Voy a estar preciosa en bikini.
No dirs que no te advert de lo peligroso que poda resultar subir por la
escalera le record Pete.
Las maderas chirriaban mucho, pero te garantizo que no esperaba que se
rompieran.
Tal vez la vampira deseaba que cayeras por el boquete. Quiz pretendiera que
le arrancases la estaca.
Ya en plan de crear una impresin a lo Bela Lugosi, aadi: Con nimo de
chuparte la sangre.
Ah, claro!
Muy bonito le dijo Larry. Deberas ser t el escritor.
No es ninguna vampira insisti Jean.
Sabis? Pete pas por alto su comentario. Debimos arrancarle la estaca.
Entendis lo que quiero decir? Slo para ver qu ocurra.
No hubiera ocurrido nada dictamin Jean.
Quin sabe. Pete mir de reojo a Larry. Eh! Qu os parece si doy media
vuelta, regresamos all y lo hacemos?
Ni hablar!
No sents curiosidad?
No esa clase de curiosidad.
Intenta girar el volante de la furgoneta avis Brbara y te ganars un buen
mordisco en el cuello.
Dulce gatita.
No me tientes, to. Fue una gran idea, por tu parte, meternos en este embrollo.
Hubieras podido quedarte al margen. Nadie te puso en la cabeza el can de
una pistola.
Cierra el pico, vale?
Pete lanz una ojeada a Larry. La expresin de este era ms bien divertida.
Sospecho que obraras santamente callndote, antes de que le d por enfadarse,
eh?
Lo hara si fuese t.
Qu ha ocurrido con el derecho a la libertad de expresin?
Aunque habl en tono quedo, con la vista sobre Larry, en realidad la frase iba

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dirigida a Brbara.
Esa libertad acaba donde empiezan mis odos replic la mujer.
Pete sonri a Larry, pero no aadi nada ms. Condujo en silencio.
Larry contempl el desierto. An se senta un poco mareado y nervioso, si bien
un poco mejor que antes. Supuso que la conversacin haba contribuido a ello.
Expresarlo en palabras. Compartir las preocupaciones. Sobre todo el tono
desenfadado con que Pete convirti aquella espantosa experiencia en una historia de
vampiros. Y la trifulca verbal entre Pete y Brbara. Su pelotera corriente, simptica y
cotidiana. Todo ayud mucho. Disolvi el horror del encuentro del cadver. Como la
luz del sol diluye una pesadilla.
Pero su inquietud aument a medida que se aproximaban al Recodo de la Cabeza
de Mula. Ni siquiera las vistas familiares del paseo de la Ribera fueron suficientes
para disipar los temores que se crecan en su interior.
Pete avanz despacio a travs del trnsito: unos cuantos automviles envueltos en
la habitual mezcla de vehculos aparcados al borde de la calzada, caravanas,
furgonetas, camiones de reparto y motocicletas. Flanqueaban la carretera moteles,
estaciones de servicio, bancos, centros comerciales, restaurantes, bares y
establecimientos de comidas rpidas. Larry vio el horno donde aquella misma
maana haba comprado una docena de rosquillas; el supermercado donde Jean
adquiri los comestibles; la tienda de ordenadores donde sola proveerse
regularmente de disquetes, papel y cintas de impresora para su procesador de textos;
la sala cinematogrfica donde todos los mircoles por la tarde iba a ver su programa
doble de pelculas de terror.
De vez en cuando, vislumbraba fugazmente el ro Colorado, que discurra al este
del distrito comercial. Unas cuantas personas andaban todava por all dedicadas a la
prctica del esqu acutico. Vio una casa flotante. Un barco de servicio regular
transportaba pasajeros hacia los casinos de la orilla del ro perteneciente a Nevada.
Todo muy corriente, muy normal. Larry pens que deba sentir cierto alivio por el
hecho de volver al verde csped de su casa y dejar atrs la rareza y la desolacin de
las carreteras secundarias.
Pero no senta ese alivio.
Lo comprendi al despedirse de Pete y Brbara. No deseaba separarse de ellos.
Tena miedo. Como un chiquillo que, despus de escuchar relatos de fantasmas, ahora
deba volver solo a casa por un camino oscuro.
Pero no soy ningn nio se dijo. No est oscuro. Vivimos en la casa de al lado. Y
no vuelvo a casa solo, Jean me acompaa y probablemente Lane ya est de regreso.
Por qu no os quedis con nosotros un rato? sugiri Brbara.
Prepararemos unos combinados y nos quitaremos el polvo de la garganta.
Formidable! aprob Larry; se pregunt si tambin a ella le inquietaba la

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idea de que el grupo se disgregase.


Podris probar mis famosas margaritas dijo Pete.
Me suena tentador dijo Jean.
Larry se consider bendecido.
Pete dej a su espalda el trfico del paseo de la Ribera y tom el serpenteante
camino que conduca a la glorieta de la Palma. Cuando desemboc en ella,
aparecieron a la vista sus hogares.
Era estupendo llegar a casa. Ya. Ahora tomaran unas copas con Pete y Brbara.
Lane apareci por la parte lateral del porche. Vesta vaqueros azules y la parte
superior de su bikini blanco; llevaba en la mano un cubo de plstico. Al parecer, se
dispona a lavar su Mustang.
Pete toc la bocina cuando se acercaban. Lane se volvi hacia ellos y los salud
agitando el brazo.
No digis nada acerca de eso que ya sabis pidi Jean.
Hummm es la palabra accedi Pete. Entr en el paseo de acceso y fren.
Llam a Lane mientras se apeaba de la furgoneta. Se siente uno liberado de hacer
esas cosas cuando por fin llega aqu.
Muy gracioso.
Te has divertido comprando cosas a troche y moche? pregunt Jean.
S, todo fue de maravilla. Dirigi una radiante sonrisa a Larry cuando este se
ape de la furgoneta. He gastado a manos llenas tu dinero, pap. No vas a tener
ms remedio que quedarte en casa y escribir como una fiera.
Un milln de gracias, cario de mi alma.
Considrame una fuerza motivadora. En fin, qu tal la excursin?
Lo pasamos en grande le asegur Jean. Nos quedaremos aqu un ratito.
Acompanos, si quieres invit Brbara, que en aquel momento apareca por
detrs de la furgoneta, con la nevera porttil en la mano.
Jess! exclam Lane. Qu te ha pasado?
Tuve un pequeo accidente.
Ests bien? pregunt Lane, fruncido el entrecejo.
Slo unos cuantos araazos y contusiones. Sobrevivir.
Offf.
Vamos, si te apetece. Tomaremos un trago y un tentempi.
Gracias. Quiero lavar el coche.
Bueno, si cambias de idea
Faltara ms. Gracias.
Entraron en la casa. Despus del corto paseo bajo el calor, el aire acondicionado
les result agradabilsimamente fresco. Larry ocup su silla de costumbre a la mesa
de la cocina. Jean se sent frente a l. Pete se acerc al mueble bar y empez a coger

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botellas.
Todo era muy familiar, acogedor y reconfortante.
Voy a asearme un poco dijo Brbara. En cuestin de un minuto me tenis
aqu y entonces os servir unas golosinas.
Pete tarare unas estrofas de Margaritaville mientras verta en la batidora tequila
y triple seco. La batidora era uno de sus hallazgos. Alguien la dej para que se la
llevaran los empleados del servicio de recogida de basuras, Pete la localiz cuando
conduca rumbo al trabajo, la recogi y la restaur para ponerla de nuevo en
funcionamiento.
A Larry le record la gramola tirada en el lecho seco del arroyo. Se vio a s
mismo agachado junto al aparato y, luego, de rodillas al lado del atad, con los ojos
clavados en el marchito cadver de color pardo.
Not que se contraa interiormente.
Eso es historia, trat de convencerse. Estamos en casa. Todo ha concluido. Ese
maldito asunto est a ochenta, a cien kilmetros de distancia.
No cabe duda de que es estupendo estar aqu dijo en voz alta.
Mucho mejor que tener un palo clavado en el ojo. O en el corazn, que para el
caso es lo mismo.
Jean hizo una mueca.
Pete parti por la mitad un par de limas y las exprimi en la batidora. Luego ech
unos cubitos de hielo. Tom del aparador unas copas de tallo largo para la margarita.
Frot el borde de las copas con las limas. Luego introdujo esos bordes en un salero de
plstico.
Muy bien, nena, a cumplir con tu obligacin.
Puso la tapadera de la batidora y oprimi un botn. Al cabo de unos ruidosos
segundos, el aparato se qued silencioso. Pete llen las copas con su espumoso
brebaje y las llev a la mesa.
Se sentaba en el momento en que Brbara regres.
Te encuentras bien? pregunt Jean.
Infinitamente mejor.
Su aspecto tambin haba mejorado mucho.
Iba descalza, llevaba unos rojos pantalones cortos de gimnasia y una camiseta gris
de manga corta, cortada justo debajo de los pechos. Larry supuso que se haba pasado
una toalla hmeda por el estmago y por las piernas. La sangre y la suciedad haban
desaparecido, aunque la piel apareca enrojecida alrededor de las erosiones. La
madera rota la haba araado como un felino salvaje y haba anchas zonas de piel que
parecan haber recibido unas pasadas de papel de lija.
Larry la observ mientras la mujer preparaba una bandeja de queso y galletas
saladas.

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La espalda pareca encontrarse en perfectas condiciones.


Bronceada, tersa, inmaculada.
Llev aquel aperitivo a la mesa y se sent. Adelant el labio inferior y resopl,
enviando el aliento hacia arriba para que agitase el mechn de pelo que tena sobre la
frente.
Por fin dijo.
Pete levant su copa.
Porque la vampira descanse en paz y no se le ocurra nunca lanzarse en busca de
nuestros cuellos.
Te voy a romper la crisma prometi Brbara.
Cuenta con mi ayuda se mostr Jean dispuesta a colaborar.
Pete sonri a Larry.
Estas chicas no tienen ni pizca de sentido del humor.

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Captulo 6
Larry se despert estremecido. Estaba destapado, la ropa de la cama se cea en
torno a Jean, que no paraba de revolverse y gemir. Le agit suavemente los hombros.
La mujer dio un respingo. Jade.
Qu qu pasa?
Tenas una pesadilla susurr Larry.
S? Ah! Bueno. Se puso boca arriba. An jadeaba, escasa de aire. Vaya
sofoco! murmur, luego breg para librarse de las mantas y las sbanas. Las
empuj y las impuls a patadas hasta los pies de la cama.
Yo voy a necesitar algo de ropa dijo Larry, y se sent en el lecho.
S? Oh! Lo siento.
No hay problema. Arrojar un poco de luz sobre la cosa advirti. Concedi a
Jean unos instantes para que se cubriera los ojos, antes de alargar la mano hacia la
mesita de noche y encender la lmpara.
Espera. Yo me encargar de eso. Te armaras un lo.
Muy bien sonri Larry.
Segundos antes, Jean se encontraba en las garras de una pesadilla terrorfica.
Ahora se preocupaba de que l pudiese convertir en un laberinto la sencilla tarea de
arreglar las sbanas y las mantas. Se ech hacia atrs, se cogi los brazos por encima
de la cabeza y observ a Jean, que saltaba de la cama.
Pareca que acababa de darse una ducha con el camisn puesto. Su corta cabellera
estaba enmaraada y los hmedos rizos de las puntas le caan sobre las orejas y la
nuca. La tela blanca de la camisa de dormir se le pegaba a la espalda y las nalgas.
Ests empapada coment Larry. Ha debido de ser una pesadilla de mil
demonios.
Seguramente. No me acuerdo de nada.
Jean se agach por un lado de la cama para tirar del extremo superior de la sbana
y desenredada. Oscilaron ligeramente sus pechos bajo el encaje del escotado camisn.
Crees que era algo referente a lo de hoy?
No me extraara.
Tir de la sbana hacia la cabecera de la cama. Cuando la tela caa, Larry se
incorpor y agarr el borde. Estir la sbana sobre su cuerpo desnudo y se tendi de
nuevo en el colchn. Fue suficiente para cortar el paso a la frescura de la suave brisa
nocturna. Pero todava fue mejor cuando Jean aadi la cobertura de la manta ligera.
La alis cuidadosamente en la parte de la cama que le corresponda a ella y despus
rode el lecho para ir al lado de Larry. Se inclin sobre l mientras estiraba la manta.
Larry alarg la mano y le aplic un cachete en las posaderas. El tacto sedoso del
camisn era hmedo. Debajo, la piel estaba tersa y muy clida. Jean le mir, al
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tiempo que enarcaba las cejas. La mano de Larry descendi por los muslos y pas por
debajo del dobladillo de la camisa de dormir.
De pie, erguida, Jean apag la lmpara. El camisn, una plida mancha borrosa a
la tenue claridad de las ventanas, pas por encima de la cabeza de Jean, abandon el
cuerpo de la mujer y desapareci. Larry tir hacia atrs la ropa de la cama que con
tanto esmero haba dispuesto la mujer. Pero Jean no protest.
Subi a la cama, separ las piernas de Larry y se acomod encima de l. Mientras
se besaban, Larry acarici la espalda y las pequeas y firmes nalgas. Ella alz
entonces las piernas. Apret el pene, que aumentaba paulatinamente de tamao, entre
sus muslos y los contorsion contra l. Los senos de Jean eran lisas y clidas
almohadillas que frotaban su pecho y aunque el contacto de aquel cuerpo que se
retorca sobre el suyo despertaba una dolorosa necesidad, tuvo la sensacin de que los
huesos de la cadera de Jean se le hundan en la carne.
Se dio la vuelta, puso a Jean sobre el colchn y la cubri con su cuerpo. Se apoy
en los codos y las rodillas, a fin de que su peso no recayera sobre la mujer. Jean se
retorci. Mientras Larry la besaba en el cuello y gema al bajar un poco y aplicar
luego los labios a un pezn y despus al otro.
Se levant. Con las rodillas entre las separadas piernas de Jean, murmur:
Un segundo.
Los dedos de Jean se deslizaron acariciadoramente a lo largo de la verga de Larry.
No creo que esta noche lo necesites.
Seguro?
S.
Fantstico. Odio esas malditas gomas.
Lo creo sonri Jean.
Rutilante blancura de unos dientes en el difuminado contorno del rostro. Puntos
de oscuridad donde deban de estar los ojos.
De sbito, Larry se encontr de nuevo debajo de la escalera, arrodillado sobre el
cadver. Not que se tensaba y que el fro iba a apoderarse de l.
No pienses en eso!
Comprendi que Jean tena aproximadamente las mismas medidas, la misma
estatura y las mismas proporciones que aquel horrible ser.
Basta!
Qu ocurre, cario?
Nada respondi Larry.
La sombreada piel de Jean era oscura, pero el suyo no era aquel tono oscuro. Los
senos de Jean eran turgencias, no planos. A pesar de la penumbra, poda distinguir los
perfiles de las costillas de Jean. Bajo la caja torcica, el cuerpo pareca contraerse.
Los huesos de las caderas sobresalan.

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Cielo?
La mano de la mujer pareca de cuero alrededor de su pene pequeo y suave.
La mano de aquello.
Se imagin apartndola de un golpe.
Pero saba que era Jean. Su mujer no se haba convertido en un cadver y l
tampoco estaba alucinando. La que en aquel momento comparta su cama no era
nadie ms que Jean. La imaginacin le estaba jugando una mala pasada.
No voy a permitir que me avasalle, se prometi.
Se ech hacia atrs en el colchn. La mano de Jean se apart. Larry bes el
vientre femenino. Caliente, suave, escurridizo a causa del sudor. Ni reseco ni
correoso.
Deja ya de hacer comparaciones!
Pero cuando restreg la cara por los hmedos rizos de Jean, a su mente acudi
aquella mata rubia de vello pbico de la vampira. Un escalofro le recorri de pies a
cabeza.
Jean introdujo los dedos en su cabellera.
Larry descendi un poco ms. Jean gimi y se retorci, al tiempo que se oprima
contra l y le agarraba del pelo. De la cabeza de Larry desapareci todo recuerdo,
toda idea del cadver.
Jean no tard en estar gimoteando.
Pero no a causa de una pesadilla, pens Larry, mientras la mujer le tiraba de la
cabellera y l resbalaba hacia arriba. Cerr su boca sobre la boca de Jean. Introdujo
toda la longitud y dureza del falo en el calor interno de la mujer y Jean pareci
absorberle a fondo, como si anhelara verse llena de l.
Debera tener pesadillas ms a menudo le confes Jean despus.
Pues, s.
Jadeaba debajo de Larry, al que acariciaba mimosamente la espalda. Luego,
apart la cara, frunci los labios de una forma extraa y se llev una mano a la boca.
Con el ndice y el pulgar, cogi algo y lo retir de all.
Qu es eso? Un pelo.
De dnde ha salido?
De tu boca dijo Jean, y se estremeci, debajo de Larry, a impulsos de la risa.
Se limpi la mano frotndola en la sbana, pas los brazos alrededor del cuerpo
de Larry y lo apret con fuerza. Fue como si aplicase todas las fuerzas que le
quedaban a aquel abrazo. Al cabo de unos segundos, le solt y se qued tendida,
inerte. Se pellizc los labios. Larry los bes. Despus se apart, se desliz quitndose
de encima de ella.
Tir hacia arriba de la sbana y de la manta, y se ados rpidamente a Jean. Pos
una mano sobre la clida curva interior del muslo. Las yemas de sus dedos se

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pringaron en un lquido viscoso.


Oooooh, qu asco!
Jean emiti una risita.
No te quejes, to. Me toca siempre la zona hmeda. Quieres que cambiemos
de sitio?
Mi deber de esposa es dormir en el lado hmedo. Cubri con su mano la de
Larry, la acarici y juguete con los dedos.
En el silencio subsiguiente, a Larry empez a preocuparle la posibilidad de que
Jean sacara a relucir el problema. Aunque dudaba de que lo hiciese. En muy raras
ocasiones trataban el tema de su vida sexual. Aparte de que l haba mejorado ms
bien espectacularmente.
Bueno dijo, ser mejor que me duerma porque, si no, maana no voy a
poder dar golpe.
Tendrs que escribir como un len para pagar el nuevo vestuario de Lane.
Comprar la tienda murmur Larry.
Se dio media vuelta, se apart de Jean y se acurruc en su lado de la cama.
Jean se ech a rer y luego sorprendi a Larry al apretarse Contra l. Lo normal
era que durmiesen bastante separados, cada uno en su parte del lecho.
Pero resultaba agradable. El clido aliento de Jean sobre su nuca. Los pechos de
la mujer comprimidos contra su espalda. El regazo femenino pegado a sus nalgas. El
suave cosquilleo del vello pbico. El contacto de los tersos muslos en la parte
posterior de las piernas. Un brazo sobre el costado mientras la mano descenda y los
dedos se curvaban tiernamente alrededor de su pene.
An ests cachonda? pregunt Larry.
Ella le bes en la espalda.
Chico listo. Slo quiero estar junto a ti.
Bueno, supongo que no hay inconveniente.
Gracias.
Te encuentras bien?
No lo s susurr Jean. Supongo que s. Y t?
Deseara no haber ido hoy all.
A m me pasa lo mismo. Nunca vi nada tan horrible. Se apret contra l con
ms fuerza. Por otra parte, siempre andas buscando material.
Puedo arreglrmelas sin esa clase de material.
La realidad es demasiado para ti, eh? se pitorre Jean.
S, maldita sea
Tu pblico se horrorizara, sabes?, si descubriese lo pudibundo y remilgado
que eres en realidad. El espantoso Lawrence Dunbar, maestro del terror
sanguinolento, una colegiala.

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Una colegiala, eh? Alternas demasiado con Pete.


Jean se ech a rer de nuevo.
Anda, durmete, tipo duro.
Manos a la obra!

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Captulo 7
Buen viaje! dese su padre, y le dio una azote carioso en las posaderas
cuando ella sala por la puerta.
Lane le dirigi una sonrisa afectada.
Saluda a Roy y Dale aadi el padre.
Deberas tener un aspecto tan bueno como ellos dijo Lane, antes de dar
media vuelta y echar a correr hacia el automvil.
El Mustang rojo reluca bajo el sol de la maana. Rode el vehculo para subir
por la parte del conductor. Se senta viva y fresca ataviada con sus prendas nuevas: la
camiseta de manga corta jaspeada de rosa y azul; la falda de mahn desteido, a base
de estampado de diseo, con sus adornos de encaje blanco y de ramilletes de flores
rosadas en el peto, tirantes y dobladillo; y las botas blancas con flecos.
Su padre siempre le tomaba el pelo a cuenta de su forma de vestir. Supuso que
aquel conjunto le daba toda la apariencia de una vaquera.
Una vaquera exaltada y radical, se dijo, y sonri mientras suba al coche.
Al menos no haba hecho ningn comentario acerca de la longitud de la falda. Al
sentarse, not la tapicera del asiento bastante arriba por detrs de las piernas. En
tanto esperaba a que se calentase el motor, se inclin por encima del volante y baj la
mirada. La falda era corta, desde luego. Un poquito ms y resultara embarazosa.
Tena la longitud exacta.
Sexy, pero no escandalosa.
Le gustaba sobre todo el encaje que bordeaba el dobladillo de la falda, la manera
en que los picos caan contra los muslos como puntas de lanza en forma de volantes.
Cuando me vea con este modelo, Jim se va a volver tarumba.
Como si necesitase que le animaran en ese aspecto.
Lane emiti una suave risita, mientras daba marcha atrs para salir a la carretera,
y temblaba de placer al disfrutar por anticipado de la sensacin que iba a causar en la
escuela, en aquel da esplendoroso, vestida con su conjunto tope guay, encendi la
radio del coche y sintoniz la Ochenta y seis punto dos matinal, el mejor country
las veinticuatro horas del da! Randy Travis estaba en antena. Aument el volumen y
sac el codo por la ventanilla para recibir la clida corriente de aire.
Dios, se senta de miedo!
Era casi un crimen sentirse tan formidablemente. Apoy el hombro en la
portezuela, asom la cabeza y dej que el aire le acariciara el rostro y le agitara la
cabellera hacia atrs.
Pensar que haba armado un jaleo de todos los diablos para no tener que
marcharse de Los ngeles. Deba de estar loca: empearse en seguir viviendo en
aquel asqueroso apartamento, en una ciudad saturada de aire contaminado y donde
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una no ganaba para sustos. Pero se haba criado, haba crecido all. Estaba
acostumbrada. Supo que iba a echar de menos a sus amigos, las playas y
Disneylandia. Aunque esto era mucho mejor. Haba hecho nuevas amistades, le
encantaba el ro y los espacios abiertos le proporcionaban una constante sensacin de
libertad que lograba que todos los das amaneciesen cuajados de infinitas promesas.
Lo mejor de todo, supona, era verse al margen del miedo. En Los ngeles, una
tena que andarse con mucho cuidado. La ciudad era un criadero de violadores y de
asesinos. Da tras da los telediarios relataban tantas y tan espantosas historias de
terror y brutalidad, que una no se atreva a salir a la calle. Nios desaparecidos, cuyos
cadveres se encontraban al cabo de varios das, desnudos, mutilados y sometidos a
diversos abusos sexuales. Y no slo nios. Lo mismo les ocurra a los adolescentes, e
incluso a los adultos. Si no te secuestraban y torturaban, podan descerrajarte un tiro
en un restaurante, en un cine o en unos grandes almacenes. Abundaban los lunticos
que, al volante de un coche, circulaban por la urbe y, cuando les apeteca, disparaban
contra las ventanas de las casas y los edificios de apartamentos.
Nadie estaba a salvo.
La alegra de Lane se volatiliz como por ensalmo al recordar repentinamente
aquellas demoledoras rfagas de disparos que llegaron en plena noche. Estaban en su
piso de la planta baja, sentados todos juntos en el sof, entretenidos con la serie
televisiva de Dallas. Lane tena un bote de palomitas de maz en la falda. Su madre
ocupaba un lado del sof, el padre, el otro. Los tres iban picando del bote y, a veces,
sus manos se tropezaban. A la primera descarga, Lane dio un salto tan brusco, que el
bote sali despedido y las palomitas de maz se desparramaron por todas partes. La
noche estall como si, en la calle, alguien hubiese apretado el gatillo de una
ametralladora infernal. La madre empez a chillar. El padre grit: AL SUELO!,
pero no concedi a Lan ni una dcima de segundo para que reaccionara, sino que
rpidamente la cogi por el cogote y casi le rompi el cuello al empujarla con
violencia hacia adelante. El canto de la mesita de caf le despellej la frente. Ella
rompi a llorar, bajo la cabeza, y estuvo temblando todo el tiempo, mientras el fragor
de los disparos segua repercutiendo en sus odos. Luego, todo lo que pudo or fue un
continuo timbrazo. Las detonaciones se interrumpieron. Pap segua apretndole la
nuca. Jean?, pregunt con voz extraa y aguda. Mam no respondi. Pap repiti:
Jean!. Autntico pnico. Entonces, mam dijo: Ha terminado?.
Permanecieron tendidos en el suelo.
Luego llegaron las sirenas y el repetitivo bap, bap, bap de un helicptero de la
polica tableteando por encima de ellos. El centelleo de los focos encendi de rojo y
azul las cortinas de la fachada. Pap se arrastr hasta la ventana y mir al exterior.
Por Jesucristo! exclam. Ah fuera debe de haber por lo menos veinte coches
de la polica!

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Result que los disparos iban dirigidos a una familia negra que viva en un dplex
de la acera de enfrente. El fuego de una Uzi automtica se llev por delante la vida de
los padres y de tres hijos. Slo una criatura sobrevivi al tiroteo. Nunca conocieron
los motivos de la masacre.
Lane no conoca a aquella familia. Esa era otra de las cosas de Los ngeles, hasta
los vecinos del piso de al lado resultaban unos perfectos desconocidos. Pero el hecho
de que los hubiesen eliminado a tiro limpio, justo al otro lado de la calle, era
aterrador.
Demasiado cerca de una.
Pap les record entonces el caso de otra familia a la que haban ametrallado por
error unos aos antes. Un asunto de drogas. Los asesinos se equivocaron de casa y
descargaron su golpe en la residencia contigua a la de sus pretendidas vctimas.
Nos vamos de aqu determin pap, con la calle an rebosante de vehculos
policacos.
Quince das despus, se encontraban ya camino de Recodo de la Cabeza de Mula.
Conocan la ciudad porque un mes antes del tiroteo estuvieron all de vacaciones.
Pasaron la noche en un motel y luego ocuparon durante una semana una casa flotante
del ro. A todos les encant la zona, ante su mente se presentaba como algo nuevo y
refrescante y pareca un sitio estupendo como santuario en el que olvidar el
enloquecido y superpoblado terreno de caza que constitua Los ngeles.
A veces, el viento y el calor eran lo bastante intensos como para volver loca a
una. Y tambin haba que andarse con cien ojos para evitar los escorpiones, las araas
de la especie viuda negra y las diversas clases de serpientes venenosas. Pero las
probabilidades de que un pervertido cualquiera le metiese a una un balazo en la
cabeza eran prcticamente nulas.
Lane consideraba ahora Los ngeles como una crcel de la que su familia y ella
haban logrado fugarse. La libertad era la gloria.
Desvi el Mustang por el camino de tierra y gravilla que conduca al domicilio de
Betty, fren y toc la bocina una vez. Betty viva en una casa mvil, como la mayor
parte de los habitantes de Recodo de la Cabeza de Mula. Se asentaba firmemente
sobre unos cimientos. A la caravana le haban aadido un porche y una habitacin
adicional. Vista desde fuera, tena todo el aspecto de una casa normal, aunque en el
interior reinaban las estrechuras; al menos, a Lane se lo pareca as cada vez que la
visitaba.
Betty descendi laboriosamente la escalera del porche, como si le costase Dios y
ayuda trasladar el peso de su cuerpo, que era considerable. Se las arregl para
levantar la cabeza y moverla un poco, a guisa de saludo.
Inclinndose sobre el asiento del pasajero, Lane le abri la portezuela. Betty
arroj la mochila de los libros en el asiento posterior.

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La tela de su blusa de color castao ya tena una mancha oscura debajo de la


axila. El coche se balance ligeramente cuando Betty subi a l. Cerr la portezuela
con tal violencia, que Lane no pudo evitar una mueca de disgusto.
Vaya! Vas a dar el golpe! exclam Betty, con su acostumbrado tono de voz
sombro y lento. Qu haras t, si fueses una copia de la inmensa Dolly Partan?
Y a quin copiaras t, Indiana Jones?
Puafff, puafff! murmur Betty.
Lane sali a la carretera.
Recogemos a Henry?
Slo si te parece bien.
Bueno, nos espera?
Supongo.
No volveris a estar de morros, verdad?
Solo la gresca de siempre a causa de mis preferencias culinarias. Le dije que,
como cocinero, no es ninguna joya, que si cree que puede hacerla mejor, por qu no
lo intenta de una puetera vez y que adis muy buenas.
Amor verdadero coment Lane.
Dobl una curva y aceler carretera adelante, rumbo a la casa de Henry.
Lea un libro en rstica, sentado en una piedra pintada de blanco, al lado del
paseo de acceso, delante de la casa. Al ver acercarse el coche, guard el libro en su
cartera de cuero. Se puso en pie, se pas la mano por el pelo, cortado a cepillo, estir
el pulgar, cerrado el puo, y agit la mano como si se tratara de hacer autoestop con
unos desconocidos.
Ser capullo! murmur Betty.
Vamos, es un chaval majsimo dijo Lane.
Un plasta, eso es lo que es.
Eso era cierto, supuso Lane. Con sus zapatos corrientes, sus vaqueros azules, su
camisa de cuadros escoceses y sus gafas de sol, casi resultaba un chico pasable. Pero
la cartera de mano lo mandaba todo a la porra. Y contribua tambin a ello la
expresin ms bien animada y un tanto ingenua de su semblante delgado. Y si se
pasaba de la cabeza al resto del cuerpo, a Lane le pareca una azarosa tortuga.
Era un plomo, de eso no haba duda. Pero a Lane le caa bien.
Buenos das, amantes del deporte!
Hola! correspondi Lane.
Betty se ape, abati hacia adelante el respaldo del asiento y se col a la parte
trasera del vehculo. Henry pas tambin atrs, alarg la mano por encima del asiento
delantero y cerr la portezuela. Despus volvi la cabeza hacia Lane.
Con ese atuendo est usted de lo ms sexy y atractiva, seora.
Gracias.

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Tena un cuerpo como una carretera de montaa. Recit Henry. Lleno


de curvas y de sitios en los que de mil amores se detendra uno a merendar.
Mike Hammer? pregunt Lane.
Mack Donovan: Marea baja mortal.
Cay hacia atrs, bien por s mismo o seguramente porque Betty tir de l.
A m nunca me dices esas cosas refunfu la chica.
Henry susurr algo que Lane no pudo or, algo acerca de Ronnie Milsap. Lane
apag la radio y oy una risita de Betty. Tras doblar una curva en forma de U,
emprendi el descenso de la colina.
De modo que tuviste un fin de semana por todo lo alto, eh? pregunt Henry
al cabo de un momento.
Regularcillo repuso Lane. Nada especial. Ayer fui de compras.
No hubo la cita de ensueo con Jim Dandy, rey de los sementales?
Se march con sus padres fuera de la ciudad.
Mala suerte. Me juego algo a que ni siquiera tuvo la cortesa de dejarte sus
bceps.
No, no me qued ms remedio que pasarme sin ellos.
Eso es tener la negra. Debiste haber venido con nosotros al cine para
automovilistas. Vimos un par de pelculas que son pura dinamita: Trashed
[Destruidos] y Attack of the S.S. Zombie Queens [El ataque de las reinas zombie de
las S.S.]
Siento habrmelas perdido.
Siento haberlas visto dijo Betty.
Bueno, tampoco viste gran cosa de ellas, la verdad. Entre tus excursiones al
ambig de los piscolabis y tus visitas al evacuatorio
Corta el rollo.
Creo que devor un perrito caliente que estaba en mal estado explic el
chico.
Henry! gimi Betty.
Claro que tambin pudo ser la hamburguesa de queso o el burrito, ya sabes,
una de esas tortas mexicanas rellenas de carne, queso, frjoles y dems.
A Lane no le importan esos fastidiosos detalles.
Qu tal le van las cosas a tu padre? pregunt Henry, echndose hacia
adelante y apoyando los brazos en el respaldo del asiento delantero. Empezaron a
rodar ya La bestia?
An no. Pero creo que acaban de renovar la opcin.
Terrorfico. Hombre, no veo la hora de que la estrenen y pueda ir a verla. Tengo
ese libro cogido ya con gomas para que no se me pierdan las pginas. Lo he ledo
cinco o seis Veces ya. Es un clsico.

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A m me gustara ms dijo Lane si no lo hubiese escrito mi padre.


Ah, es un hombre estupendo.
Y al parecer un poco majara aadi Lane.
Henry se ech a rer.
Al llegar a la base del monte, Lane desemboc en el paseo de la Ribera. La mayor
parte de los establecimientos an no haban abierto y el trnsito era fluido. La
ranchera que rodaba delante de ellos iba llena de nios camino de la escuela primaria,
situada al otro lado de la carretera, frente al instituto Buford, en el extremo sur de la
ciudad. Unos cuantos chicos, algo mayores, marchaban por la acera, en bicicleta, en
la misma direccin.
Todava apoyado en el respaldo del asiento, Henry alarg la mano hacia la
ventanilla del lado de Lane.
Esa no es Jessica?
Lane localiz a la muchacha en la acera, por delante de ellos. Jessica, s. Incluso
vista por la espalda, no caba la confusin. El pelo hacia arriba, formando puntas,
teido de naranja brillante, bastaba para identificarla.
Llevaba el brazo izquierdo enyesado.
Qu le habr pasado? murmur Lane. Tenis inconveniente en que me
ofrezca a llevarla?
Por m, hazlo dijo Henry.
Terrorfico murmur Betty.
Lane acerc el automvil al bordillo, no muy detrs de la contoneante
adolescente, y se inclin hacia la ventanilla.
Qu me dices de un paseo en coche? pregunt.
Jessica dio media vuelta.
Lane dio un respingo al verla.
Dios santo! murmur Henry.
En trminos generales, a Jessica se la consideraba el bomboncete ms imponente
de la clase preuniversitaria, por no decir de todo el instituto.
No est tan imponente ahora, pens sorprendida Lane. A juzgar por su aspecto,
lo mismo poda haber combatido aquel fin de semana diez asaltos con el campen de
los pesados.
Tena la parte izquierda de la cara hinchada y amoratada.
Los labios, partidos, le abultaban como salchichas. Llevaba una tirita color carne
en la barbilla y otra sobre la ceja izquierda. Lane supuso que las gafas de sol con
montura rosa ocultaban unos ojos a la funerala. La chica sola llevar pendientes
enormes en las horadadas orejas. En aquel momento, ambos lbulos estaban
vendados. La escotada blusa de tirantes anchos dejaba ver las contusiones del pecho.
Por los lados de los tirantes se vean tambin otras magulladuras. Hasta en los muslos

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se apreciaban cardenales purpreos bajo los flecos de las perneras cortadas de los
vaqueros.
Qu me dices? insisti Lane.
Jessica se encogi de hombros y Lane oy que Henry respiraba hondo,
probablemente ante la forma en que el gesto de la chica hizo moverse el seno bajo la
ceida tela de la blusa.
Slo se vea uno. El otro quedaba oculto discretamente bajo el cabestrillo que
sostena el brazo roto. El visible se agit al ritmo de los andares de Jessica, que se
acerc al coche.
Tal vez le arre estopa una banda.
Estupendo, Lane. Realmente estupendo.
Sera culpa suya.
Corta ya.
Se inclin por encima del asiento contiguo, accion el cierre y abri la portezuela.
Gracias dijo Jessica.
Henry se retir del respaldo del asiento delantero sin duda con la colaboracin de
Betty y perdi la ocasin de verla subir. Mala suerte pens Lane. Al chico le hubiera
gustado ver la pierna de Jessica a travs de la abertura lateral de los vaqueros cortos.
Las contusiones habran moderado su entusiasmo, pero no mucho. Cerr la puerta.
Lane mir por el retrovisor lateral, aguard a que pasara un Volkswagen y luego
arranc.
Ests segura de que quieres ir a clase? pregunt.
Mierda. Lo estaras t, si tuvieses este aspecto?
Me parece que telefoneara diciendo que estaba enferma.
S. Bueno, pues es mejor que tener delante a la fieja todo el santo da dando la
fadila. Menudo plomo.
Lane apret los labios; luego se pas la lengua por ellos. Escuchar a Jessica era
casi como conseguir que le dolieran.
Lleg la voz de Betty desde el asiento trasero.
Entonces, nos vas a explicar la cosa o tendremos que hacer cbalas?
Fruncido el entrecejo, Jessica los mir por encima del hombro.
No es asunto nuestro dijo Lane.
S. Fien, me arrearon una fuena solfa.
Quin? interrog Henry.
Quin leches lo safe? Un par de tos. Autnticos cabronazos. Me sacudieron a
modo y me rofaron el bolso.
Dnde fue eso?
Detrs del Parada Rpida.
Detrs del Parada Rpida? pregunt Betty. Qu estabas haciendo all?

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Me arrastraron ellos. El sfado por la noche. Fui a comprar tafaco y me


trincaron cuando sal.
Malas noticias murmur Henry.
S, yo dira que s.
Con una mano, Jessica abri su macuto de lona y extrajo una cajetilla de Camel.
Agit el paquete, se lo llev a la boca y cogi un cigarrillo entre los gruesos y
lastimados labios. Encendi el pitillo con un Bic, aspir el humo a fondo y suspir.
Han cogido a los tipos que lo hicieron? pregunt Lane.
Jessica neg con la cabeza.
No creo que gentuza como esa se deje ver por aqu.
No, claro.
Lane entr en la zona de aparcamiento destinada a los alumnos, dio con un
espacio libre y detuvo el automvil.
Gracias por el paseo dijo Jessica.
Me alegro de haber podido ayudarte y siento mucho lo que te ha pasado.
Yo tambin. Hasta luego.
Tras apearse, Jessica se alej.
No os mors por saber lo que realmente sucedi? dijo Betty.
Crees que ha mentido? pregunt Lane.
Lo expresar de este modo: s.
Henry empuj hacia adelante el respaldo del asiento.
Por qu iba a mentir en una cosa como esa?
Y por qu no?

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Captulo 8
Cuando Lane se fue al colegio, Larry tom un caf y ley durante una hora una
nueva novela en rstica de Shaun Hutson. Luego dej el libro a un lado y dijo:
Ser mejor que me lance de una vez. Se levant de la butaca anatmica.
Que te diviertas le dese Jean. Levant los ojos por encima del peridico
cuando Larry pas por su lado.
El hombre cerr la puerta de su estudio y se sent delante del procesador de
textos.
Ya haba decidido no trabajar en Extrao en la noche. El libro marchaba viento en
popa. Dos semanas ms y estara listo.
Y despus, qu?
Ah pens, esa es la cuestin.
Normalmente, cuando se encontraba tan cerca de la conclusin de una novela, ya
tena la siguiente ms o menos estructurada en la cabeza. Dispona de pginas llenas
de notas en las que se describan en lneas generales la trama argumental y los
personajes, e incluso varias de las escenas principales estaban ya pergeadas.
Pero esta vez no.
Habr que empezar a guisarlo, se dijo.
Cuando llegase el da de colocar la palabra Fin en la ltima pgina de Extrao
en la noche, quera meter un disquete nuevo en el ordenador y empezar con Captulo
Primero. De lo que fuera.
Dentro de quince das.
Tiempo de sobra.
Tendr que ocurrrsete algo.
Ms te vale.
Le quedaban ochenta, noventa pginas. Luego se encontrara ante un disquete
virgen, un vaco, una burlona pantalla en limpio que le llevara al borde de la
desesperacin.
Le haba ocurrido aquello algunas veces. Tema pasar de nuevo por tan terrible
experiencia.
No me suceder, se dijo.
Formate un disquete y puso en pantalla el directorio: 321536 bytes disponibles.
Utilizar hoy un par de miles, pens.
Una o dos pginas, eso es todo. Quiz.
Puls la tecla de Intro y la pantalla qued limpia. Unos cuantos segundos despus,
haba eliminado la justificacin del margen derecho, que hubiera dejado espacios
sobrantes entre las palabras, espacios que le habran vuelto loco en la copia impresa
sobre papel. Puls unas cuantas instrucciones ms. Notas novela Lunes, 3
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octubre, apareci en ambarinas letras luminosas en la esquina superior izquierda de


la pantalla.
Luego, tom asiento.
Se qued mirando el teclado. Varias teclas estaban bastante mugrientas. Las ms
sucias eran las que menos se utilizaban: los nmeros, la barra espaciadora, salvo en el
punto donde sola apoyarse el pulgar de la mano derecha y algunas de los extremos
que, al parecer, se empleaban para ordenar cierta diversidad de funciones misteriosas.
l ignoraba para qu rayos servan la mitad de ellas. A veces, por equivocacin,
pulsaba alguna. Las consecuencias solan resultar alarmantes.
Dedic un rato a la limpieza del teclado, rascando con la ua las manchas grises y
trazando rayas en la capa de porquera.
Deja ya de darle largas a la cuestin, se dijo.
Vaci las cenizas que quedaban del sbado en la cazoleta de la pipa, volvi a
llenar esta de tabaco y la encendi. La carterita de cerillas proceda del Sir Francis
Drake, en la plaza de la Unin. Haban almorzado all durante unas vacaciones por la
costa californiana, dos veranos atrs. Consideraba aquellas vacaciones una especie de
gira por los embarcaderos.
Apag la cerilla, dio una chupada a la pipa y contempl la pantalla.
Notas novela Lunes, 3 octubre.
Muy bien.
Los dedos empezaron a teclear.
Hay que salir con algo fuera de serie. Soberbio y original. De quinientas pginas,
por lo menos. Y, si es posible, ms.
Vale. Ya tenemos una barbaridad.
Tecle:
Qu tal un relato con vampiro? Ja, ja, ja. Olvdalo. Los vampiros han
muerto por consuncin.
Necesito algo inslito. Una especie de NUEVA amenaza.
Buena suerte, pens.
Y una secuela?, pens.
Tal vez una secuela. La bestia II, o algo por el estilo. Merece la pena tenerlo
en cuenta, por si no se le ocurre a uno nada mejor.
Vamos, algo nuevo.
O una variacin nueva sobre un tema viejo.
Nadie, salvo Brandner, ha hecho nada decente con los hombres lobo. La
emprendo con algn truco novedoso aplicado a un hombre lobo? Olvdalo. Esa
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serie de la tele cubri el asunto hasta el agotamiento. Claro que un serial


televisivo no es un libro.
Larry frunci el entrecejo ante la pantalla.
Olvida los hombres lobo.
Qu ms queda?
Gorgote la pipa. Separ la boquilla de la cazoleta, sopl para que el polvo
cayese en la papelera situada junto a la silla, uni de nuevo las dos piezas y volvi a
encender la pipa.
Unos minutos despus, tena una lista:
Hombres lobo
Fantasmas (aburrido)
Muertos vivientes
Extraterrestres, aliengenas
Bestias diversas
Posesin diablica (mierda)
Manaco homicida (trillado hasta la muerte)
Maldiciones deseos concedidos.(La zarpa del mono)
Maquinaria posesa (reino de King)
Animales locos (vase ms arriba, y AVES)
Casas encantadas (posibilidades)
Qu tal un libro sobre una casa encantada?, escribi.
Siempre haba querido preparar uno, y siempre acababa tropezando con el mismo
escollo insalvable. Los fantasmas que, en general, no le parecan lo bastante
truculentos. En la casa tendra que haber otra cosa. Pero qu?
La pregunta le llev de nuevo a la lista.
Pas un buen rato repasndola.
Algo espeluznante dentro de la casa, anot.
Qu te parece un vampiro debajo de la escalera?
Muy bien. Al pensarlo, una oleada de estremecimientos se desencaden por su
interior.
Estaba de nuevo arrodillado junto al atad, con la vista fija en el cadver
marchito. Dominado por el temor y el disgusto.
Quera olvidarse de que vio aquello, no pasarse meses y meses dndole vueltas en
la cabeza a semejante experiencia.
Lo que no era bice para que el asunto pudiera convertirse en una buena historia.

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El cadver de una rubia debajo de la escalera de un hotel escribi. Con


una estaca en el pecho. Lo encuentran unas personas mientras exploran una
ciudad fantasma. Se podra referir tal como ocurri. Juego y diversin.
Arrug la nariz.
Pero los protagonistas no salen por pies, muertos de miedo, como nosotros.
Puede que algunos lo hagan. Pero uno de ellos se siente fascinado. Lo que tiene
delante es una vampira, no? Un personaje como Pete, pero un poco ms
lanzado. Tiene que saber. De modo que arranca la estaca. Y entonces, ante sus
ojos, aquel ser vuelve a la vida. Y el espeluznante cadver de color pardo
(aprovechar la frase de Brbara sobre la semejanza con un salchichn) se
transforma en una preciosa joven. Una joven desnuda y esplndida. El
personaje Pete se siente cautivado. Y se excita. La desea. Pero la chica tiene
otras ideas y le muerde en el cuello.
No salen de all, no aparecen. Y, transcurrido un espacio de tiempo ms que
prudencial, los otros empiezan a preocuparse, vuelven al hotel para ver qu
retiene al hombre. No hay nadie debajo de la escalera. El atad est vaco.
Un pequeo problema, compaero. Los vampiros no se pasean por ah a la
luz del da. Y entonces, cmo te las vas a arreglar para que nuestra feliz
pandilla ande explorando una ciudad fantasma una vez cada la noche?
Fcil. Llegan al pueblo fantasma, camino de casa, despus de atravesar el
desierto, y la furgoneta sufre una avera. Se les pincha un neumtico o algo as.
Ah pens. El viejo recurso del automvil que se es cacharra justo en el peor
sitio posible.
Pero podra funcionar.
Y contaba con una bonita ventaja adicional: los acontecimientos no se
desarrollaran exactamente igual a como se desarrollaron ayer.
Presntalos de un modo distinto a la verdica realidad tecle, y tal vez
puedas manejarlo.
Y si dieras un gran paso y cambiaras el ser de debajo de la escalera? En
vez de la chica muerta con la estaca en el pecho, otra cosa. Pero qu? (Una
cesta con un monstruo dentro? Ya se ha hecho). Claro que poda ser cualquier
cosa.
El cuerpo de una criatura del espacio? Un duendecillo? Si cuentas con un
resquicio entre los escalones, puedes introducir la mano, agarrarlo por las
patas y tirar. Mientras emite sus glugl. Ji, ji, ji.
Un pollo.

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Qu tiene de malo la forma en que realmente ocurri?


Bah. Se supone que el terror ha de ser imaginativo.
Pero aqu hay una historia autntica. Quin es la muchacha? Quin le
clav la estaca en el pecho? Puso el candado (nuevo, flamante) en las puertas
la misma persona que ocult el cadver debajo de la escalera? Y lo mejor de
todo, qu pasar si se arranca la estaca?
Yace all. Carne muerta.
Pero y si la vida afluye a ella? Su piel reseca y apergaminada se torna
suave y juvenil. Sus pechos lisos se levantan para convertirse en hermosas
turgencias atractivas. El rostro hundido se llena. La joven es de una belleza que
rebasa los lmites de la fantasa ms desbordante. Le deja a uno sin aliento. (Y
sin sangre).
No le muerde a uno en el cuello, despus de todo.
Hasta ese punto te agradece el que la hayas liberado. Se considera obligada
a hacer algo por uno. T eres su amo y seor y har lo que le ordenes.
Efectivamente, tienes por esclava a esa preciosidad.
Posibilidades reales

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Captulo 9
Lane puso los libros en el estante de la taquilla, cogi la bolsa del almuerzo y
cerr la puerta metlica. Estaba dndole un giro a la combinacin del cerrojo cuando
un brazo se desliz alrededor de su vientre y unos labios se apretaron sobre su nuca.
Se encogi mientras los escalofros le recorran la piel.
Basta dijo, al tiempo que giraba en redondo.
No puedo evitarlo se excus Jim.
Lane mir por encima del muchacho. El pasillo estaba de bote en bote. Los
estudiantes circulaban por all, charlaban y rean. Los que iban solos, los que carecan
de compaeros, daban la impresin de tener mucha prisa. Se oan los portazos de las
taquillas que se cerraban. Los profesores permanecan cerca de los umbrales de sus
aulas, a la expectativa por si se presentaba algn problema. Nadie pareca prestar
atencin a Lane y Jim.
Me echaste de menos? pregunt Jim.
He sobrevivido.
Aj. Ests de uas?
No me hace ninguna gracia que me abracen en pblico. Cuntas veces tengo
que decrtelo?
Huy, huy, huy, qu susceptible. Estamos con la regla?
Lane not el clido sonrojo que ascendi a su rostro.
Muy simptico murmur. Quin se ha muerto para que te coronen a ti rey
de los idiotas?
Jim sonri, aunque en sus ojos no haba el menor asomo de humor.
Slo estaba de guasa. No puedes aguantar una broma?
Evidentemente, no.
A Jim, la sonrisa se le cay de los labios.
No necesito eso.
Bueno. Adis.
Enarcadas las cejas, el muchacho murmur algo que Lane no pudo entender, dio
media vuelta y se alej para integrarse en la riada de estudiantes que avanzaban hacia
el vestbulo. Anduvo cosa de seis metros y luego mir por encima del hombro, como
si esperase que Lane echara a correr tras l.
Los ojos de Lane echaron chispas al mirarle.
Jim esboz una sonrisa forzada, como si dijese: T te lo pierdes, zorra, y luego
continu pasillo adelante.
Desgraciado, pens Lane.
Con la regla. Mira que soltarle semejante cerdada!
Apoy la espalda en el armario y respir hondo, mientras intentaba tranquilizarse.
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Se senta arder de rabia y vergenza.


El corazn le lata pesadamente. Temblaba.
De todas formas, quin le necesita?, se dijo.
He sido bastante dura con l, pensaba cuando ech a andar por el pasillo.
Tampoco cometi una terrible barbaridad. Lo cierto es que slo me bes en la nuca.
No es ningn delito grave. Pero no debi hacerlo delante de todo el mundo. Sabe lo
que opino respecto a esa clase de cosas.
Claro que, aunque tratara de hacrselo pagar, tampoco eso era razn para que me
viniese con una grosera como esa.
Le haba echado de menos. Se pas todo el fin de semana deseando que llegara el
lunes para volver a verle.
Se sinti repentinamente estafada y triste. Su conjunto nuevo empeoraba las
cosas. Era como acicalarse para una fiesta y que luego la dejaran a una en casa.
Por qu tena Jim que comportarse as?
A veces actuaba como un perfecto majadero.
Cuando el muchacho no se sala con la suya, Lane vea su lado despreciable.
Aunque, despus, normalmente se apresuraba a pedir perdn y entonces se mostraba
tan zalamero que a ella le resultaba difcil seguir enfadada.
Supuso esperanzada que en esa ocasin ocurrira lo mismo. Cualquier da se dijo
Lane, se pasar de la raya y eso ser el fin de todo.
Tal vez eso haba ocurrido ahora.
Pero la idea de romper con Jim hizo a Lane sentirse vaca y sola. Era el nico
novio autntico que haba tenido desde que empez en el instituto Buford, en
realidad, el nico que tuvo nunca. Haban compartido muchas cosas. Poda
comportarse a veces como una mala sombra total, pero nadie es perfecto.
Eres demasiado cobarde para darle puerta, pens. En un dos por tres, todo el
mundo sabra en el colegio que acababan de partir peras. Cuando eso sucediese, se
abrira la veda de Lane. Tendra que convertirse en una ermitaa o arriesgarse a salir
con virtuales desconocidos, y algunos de ellos resultaran canallas irredentos.
Al menos, a Jim sabes que puedes manejarle.
Amor verdadero pens. Debo de haber perdido la cabeza. Una no puede
salir eternamente con un chico slo porque es un buen to y una teme que el siguiente
sea peor.
Esta vez, cuando intente hacer las paces, debers decirle que se vaya a frer
esprragos.
Con la regla! A, no tengo la regla. B, de todas formas, hzselas pasar canutas.
En la cafetera, localiz a Jim en una de las alargadas mesas de almuerzo, rodeado
de sus amigotes atletas. Betty y Henry estaban en la mesa de un rincn, sentados uno
frente a otro, en un extremo, con varias sillas vacas entre ellos y la alborotadora

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camarilla de chicas que ocupaban la otra punta.


Tras adquirir una Pepsi en la ventanilla de slo refrescos, fue a reunirse con
ellos.
Os importa que me siente aqu? consult.
A m, no repuso Henry. Con tal de que no nos avergences metindote una
paja por la nariz.
Al diablo. Cmo iba a beberme el lquido?
Qutate la carga de encima dijo Betty.
Cogi una silla metlica plegable y fue a sentarse al lado de Henry.
Cmo es que no vas a comer con Jim Dandy? se extra el chico. Tus
gustos personales se rebelan por fin ante la perspectiva?
Algo as. Tuvimos un pequeo problema.
A punto de tirar un mordisco, Betty frunci el entrecejo y dej el bocadillo.
Te encuentras bien?
Lane se percat de que, repentinamente, se le haba formado un nudo en la
garganta. No tuvo suficiente confianza en s misma como para hablar, de modo que
asinti con la cabeza.
El muy cerdo silabe Betty.
Quieres que le arree un patadn en el culo? se ofreci Henry.
Te hara falta el Sptimo de Caballera le advirti Betty. Y me parece que
ya tienen un compromiso en Little Big Horn.
Muy graciosa.
No s cmo lo aguantas dijo Betty. Se le agitaron los carrillos cuando
sacudi la cabeza. Santo Dios, chica, sabes condenadamente bien que podras
disponer de cualquiera de los mozos del colegio. De todos, menos de Henry,
naturalmente. Me vera obligada a matarle si empezara a tontear contigo.
Podis compartirme, damiselas mas sugiri Henry.
Te lo digo de verdad. En serio. Jim siempre te est dando disgustos por una
cosa o por otra. Por qu lo soportas?
No lo s.
Porque es una monada de galn dijo Henry.
Calladito ests ms guapo. Este es un asunto grave.
Tal vez lo enve a hacer grgaras dijo Lane. Cada vez est peor.
Sonriente, Henry se inclin lateralmente y pas un brazo por los hombros de
Lane.
El sbado por la noche. T y yo. Juntos interpretaremos una msica celestial.
Lane observ que una expresin alarmada apareca automticamente en el rostro
de Betty. La cual entrecerr los prpados y dijo, ominosa:
Preprate para presentarte ante tu creador, Henrietta.

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Lo siento se dirigi Lane al chico. Eso me hara responsable de tu


defuncin. No puedo cargarlo sobre mi conciencia.
Morira feliz.
El semblante de Betty se puso rojo. Apret los labios.
Ya est bien, Henry dijo Lane.
El muchacho trat de mantener su tonta sonrisa, pero al final se le borr de los
labios. Retir tambin el brazo.
Slo estaba de guasa dijo.
Slo estaba de guasa. Eso mismo haba dicho Jim. Qu era? El modelo oficial
de excusa para los casos en que un chico se extralimitaba y meta la pata?
Lane abri su bolsa y sac el bocadillo. Iba envuelto en papel celofn. Vio el
bulto que originaba la ensalada d huevo entre el pan.
Intentaba darte celos, dulce cario mo, nada ms dijo Henry a Betty.
Con Lane tienes el mismo porvenir que un cubito de hielo en una sartn puesta
sobre la lumbre.
De sbito, las lgrimas empezaron a quemarle los ojos a Lane. Estrell el
bocadillo contra la mesa.
Lo siento! estall. Maldita sea! No hagis eso! Sois mis amigos!
Se quedaron mirndola con la boca abierta.
Lo siento. Vale?
Bueno dijo Henry.
Lane mene la cabeza.
S de algo que puede conseguir que te sientas mejor.
Qu es? pregunt Lane.
Dejar que me coma ese bocadillo por ti.
Lane solt una carcajada.
Ni por lo ms remoto.
Cgelo, Hen, y te perdono.
Henry alarg la mano. Lane le agarr la mueca y se la aplast contra la
superficie de la mesa.
Intntalo otra vez amenaz y tendrs que sonarte la nariz con la zurda.
Es tan manazas que se sacara el ojo.
Lane le solt. Cuando hubo desenvuelto el bocadillo, lo parti en dos y ofreci
una de las mitades a Betty. La chica lo mir de soslayo, con ojos golosos, pero
deneg con la cabeza.
Venga le insisti Lane. La verdad es que tampoco tengo mucho apetito.
Si te empeas Betty acept.
Comieron sus almuerzos, charlaron y todo pareci volver a la normalidad. Pero
Lane saba que el dao estaba hecho. Evidentemente, Betty se haba dado perfecta

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cuenta de que la broma de Henry esconda un fondo de verdad comprendi que el


muchacho la dejara en un abrir y cerrar de ojos, caso de creer que tena una
oportunidad con Lane.
Si rompieses con Jim, tarde o temprano Henry te tirara los tejos en serio. En cuyo
caso te habras quedado sin dos de tus mejores amigos.
El asiento que Jessica tena asignado en la parte delantera del aula de la sexta
clase de ingls del seor Kramer estaba justo a la izquierda de la mesa de Lane.
Aquel da, Riley Benson avanz pavonendose por el pasillo y se sent all. Se
arrellan contra el respaldo, estir las piernas y cruz las botas de motorista. Mir a
Lane. El rostro del chico, con los ojos hinchados y los prpados entrecerrados, nunca
dejaba de recordarle a Lane las fotos que aparecan en los telediarios de los
individuos que tiroteaban a la gente por el puro placer de meterles unas balas en el
cuerpo.
Lane volvi la cabeza y vio que Jessica ocupaba el acostumbrado sitio de Riley
en el rincn del fondo.
Lo intercambiamos explic Riley. Hay algn problema?
A m me tiene sin cuidado.
Se puso de cara al frente. El ltimo timbrazo an no haba sonado, y el seor
Kramer nunca entraba en el aula antes de que el timbre se dejara de or. Lane confi
en que se presentara pronto. Riley tena fama de buscarruidos y Lane estaba bastante
segura de que la haba elegido a ella como blanco del da.
Un montn de gracias, Jessica.
El cambio de sitios tena que ser cosa de Jessica. Lane lo comprenda as. Con lo
magullada que estaba, la chica probablemente quera pasar todo lo inadvertida que le
fuera posible.
A Lane la pas por la cabeza la sospecha de que Riley muy bien poda ser el tipo
que le sacudi a Jessica aquella paliza. No ignoraba que haban salido juntos y estaba
segura de que Riley era muy capaz de tales faenas. Tal vez Jessica le hizo un desaire.
Poda haberse inventado toda la historia de la agresin.
Lane observ a Riley. Los dedos del chico tamborileaban rtmicamente en el
borde del pupitre. Los nudillos estaban sucios, pero no despellejados ni
contusionados. Aunque pudo llevar guantes. O causar las magulladuras con un
instrumento de alguna clase.
Algn problema? volvi a preguntarle Riley.
No. Uj.
Lane volvi a mirar hacia adelante.
Zorra.
Hoy es realmente mi da.
Clav la vista en la vaca mesa del seor Kramer. Se percat de la rigidez de su
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espalda. El corazn haba acelerado sus latidos, y notaba que la cara le arda.
Vamos, profesor. Dnde ests?
Coito caliente.
La cabeza de Lane se dispar bruscamente hacia Riley.
Ve a que te la meta un pez, Benson!
En aquel momento repic el timbre y Lane se ech atrs. Riley curv los labios
hacia arriba.
Te ver despus de clase. Cuenta con ello.
Oh, qu susto tan espantoso. Mira cmo tiemblo.
Pues deberas temblar.
La verdad es que temblaba. Ya est hecho pens. Por qu no mantuve la
boca cerrada?
El que entonces entrara en clase el seor Kramer result pobre consuelo.
Si hubiese aparecido un par de minutos antes
Sosteniendo la lista en la mano, el profesor apoy el trasero en el borde frontal de
su escritorio y su mirada se pos en Riley.
Creo que se ha equivocado de sitio, seor Benson.
Algn inconveniente en que me siente aqu?
Lo cierto es que s, tengo inconveniente.
Lane se dio cuenta de que una sonrisa se le extenda por el rostro.
Duro con l, Kramer.
Por favor, vuelva al sitio que tiene asignado. Ahora mismo.
Del fondo de la sala lleg la voz de Jessica.
Le ped a Riley que cambiara el sitio conmigo explic.
A pesar de Durante unos segundos, el profesor mostr su sorpresa. Luego,
la preocupacin le hizo fruncir el entrecejo. Dios mo! Qu le ha pasado?
Sufr un accidente. Fale? Puedo seguir aqu?
Eso es obra de alguien?
No, me ca por las escaleras.
Tal vez tena una historia distinta para cada persona.
Lo lamento mucho, Jessica. Pero me temo que debo insistir en que cada uno
ocupe el asiento que le corresponde.
Riley murmur algo, recogi sus libros y se dirigi al fondo del aula.
Estupendo!, pens Lane.
No era de extraar que Kramer fuese uno de los profesores ms populares del
instituto Buford. No slo era joven, apuesto e inteligente, sino que tambin tena
agallas para imponer la disciplina. Muchos de los otros preceptores se hubieran
arrugado y habran permitido que Riley se quedase donde estaba.
De sbito, Lane record la amenaza de Riley. Volvi a sentirse nerviosa y

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acalorada.
Jessica se desliz en su asiento. Muy erguida, de cara a Kramer.
Un milln de gracias, profesor murmur.
Ahora no est en la calle. Qutese las gafas de sol.
Eso es pasarse, pens Lane.
Jessica deposit las gafas encima del pupitre. Lane slo poda ver el ojo derecho.
La hinchazn casi lo cerraba por completo. El prpado, brillante y amoratado,
abultaba como si alguien hubiese introducido debajo media pelota de golf.
Kramer se pellizc los labios. Sacudi la cabeza.
Puede volver a ponerse las gafas permiti.
Muchsimas gracias.
Est bien, ya hemos perdido bastante tiempo. Abran sus libros por la pgina
cincuenta y ocho.
Lane consult el reloj. Era la ltima clase del da. Faltaban tres cuartos de hora
para salir.
No intentar nada, trat de convencerse. No se atrevera. Si consigo llegar al
coche, saldr bien librada.
Media hora para salir.
Diez minutos.
Pese al aire acondicionado, Lane estaba baada en sudor. La camiseta de manga
corta se haba empapado debajo de las axilas y su contacto era viscoso. Frescas gotas
de transpiracin resbalaban entre sus pechos. Tena las bragas pegadas a las nalgas.
Cuando faltaba un minuto para la salida, coloc sus libros encima de la carpeta,
lista para dispararse hacia la puerta.
Son el timbre.
Oprimi los libros contra el pecho, abandon el asiento y se puso en pie.
Los ojos de Kramer se clavaron en los suyos.
Seorita Dunbar, me gustara hablar con usted.
No!
S, seor dijo Lane.
Se hundi en la silla y dej los libros sobre el pupitre.
Por qu le haca una cosa as? Le molestaron las evidentes prisas que ella
mostr por salir?
Estoy sentenciada, pens.
El seor Kramer rode su mesa para situarse al otro lado y fue colocando sus
libros dentro de una cartera de mano. Los estudiantes abandonaron rpidamente la
clase. El aula tena una puerta delantera y otra posterior. Riley no sali por la de
delante. Probablemente utiliz la otra, pero Lane se haba esforzado en no volver la
cabeza.

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Quiz se olvid de m.
Muy difcil.
El seor Kramer rode de nuevo la mesa y se apoy en el borde delantero, frente
a la muchacha. Sostena en la mano unas cuartillas mecanografiadas.
Querr tratar uno de mis temas?
Pero Lane observ en seguida que no era suyo. Pareca papel de borrador.
Hojas de material un tanto pegajoso, en las que la tinta tiene tendencia a correrse
en cuanto la tocas, pero que ella haba utilizado hasta que su padre le dijo que tirase
aquella basura y empleara papel decente. Lleg a aadir que slo los aficionados
tonteaban con papel de borrador y que los editores lo odiaban con pasin.
Eso no es mo dijo Lane.
El seor Kramer sonri.
Lo s. Lo que tengo en la mano es un informe sobre un libro, que me ha
parecido interesante. Lo ha redactado Henry Peidmont. Es amigo suyo?
S.
Lane saba que Henry tena tambin a Kramer en su segunda clase.
Es un buen estudiante, pero sus gustos literarios resultan peculiares. Parece
regodearse en lo macabro.
S, ya lo he notado.
Kramer hoje las cuartillas.
Este informe preciso se refiere a una obra titulada El vigilante de la noche, de
Lawrence Dunbar.
Lade la cabeza y sonri a Lane.
As que se trata de eso, pens la chica.
No estoy en apuros, despus de todo. Slo en lo que respecta a Riley.
Es mi padre reconoci, con una mezcla de orgullo y bochorno.
Henry lo dice en su informe.
Gracias, Hen.
En Recodo de la Cabeza de Mula no residen muchos autnticos escritores. A
decir verdad, de su padre es del nico que tengo noticia. Cree que estara dispuesto a
venir aqu, en algn momento, y pronunciar unas palabras?
Puede. Est abrumado de trabajo, pero
De eso no me cabe la menor duda. No quisiera imponerle nada, pero creo que
la clase disfrutara mucho escuchando lo que nos dijera. Por mi parte, confieso que no
he ledo ningn libro suyo. El gnero que cultiva no es precisamente lo que a m me
vuelve loco.
Infinidad de personas opinan lo mismo dijo Lane. Claro que he visto sus
novelas en los quioscos. Y a cierto nmero de alumnos con ellas en la mano.
Necesitan ms supervisin paterna.

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Kramer emiti una suave risita.


Puede ser profesor pens Lane, pero no cabe duda de que es un to legal
Tengo entendido que esos libros son bastante nauseabundos.
Est usted mal informado. Son extraordinariamente nauseabundos. Tengo
prohibido terminantemente leer cualquiera de ellos antes de cumplir los treinta y
cinco.
Aunque apuesto algo a que ha desobedecido esa orden, me equivoco?
Lane sonri.
Los he ledo todos.
Bajo la ropa de la cama, presumo.
Alguna vez que otra.
Bueno, le quedara muy reconocido si le hablara a su padre de esto. Si consigue
encontrar un momento para acercarse aqu y hablar a los chicos, a ellos les vendra
muy bien. Puede explicarles cmo se hizo escritor, por qu prefiri especializarse en
novelas extraordinariamente nauseabundas, en fin, esa clase de cosas.
Tendr una conversacin con l acerca del asunto.
Magnfico. No la entretengo ms. Pero infrmeme, de acuerdo?
Desde luego.
Lane recogi los libros. Cuando se apartaba del asiento, observ que Kramer se
apresuraba a desviar la vista, hasta entonces posada en sus piernas.
Al menos, alguien aprecia el vestido, pens. Mala cosa que tuviera que ser un
profesor.
Al encaminarse a la puerta, le asalt de nuevo la idea de que Riley poda estar
esperndola. Y si pido al seor Kramer que me acompae hasta la zona de
aparcamiento?
Ni hablar se dijo. Podra pensar que trataba de seducirlo. So pena de que le
contase lo de Riley. Lo que podra poner a Riley en un buen brete. Y entonces s que
ella lo iba a pasar mal
Hasta maana se despidi, hablando por encima del hombro.
Feliz tarde, Lane.
Sali al pasillo. Apoyado en las taquillas del otro lado estaba Jim. La salud
levantando la mano.
No te lo reprochara si me enviaras a la porra dijo, al tiempo que se le
acercaba. No s qu me pas esta maana. Lo siento en el alma.
Debes sentirlo.
Si te sirve de ayuda, puedes lavarme la boca con jabn.
No es mala idea. Lane le retuvo la mano. Puede que lo haga la prxima
vez.
Me perdonas, pues?

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Supongo. Esta vez.


Avanzaron juntos por el pasillo.
Adis a eso de despedirle pens. Supongo que, al fin y al cabo, tampoco
estaba preparada para ello.
Aunque se senta un poco desilusionada consigo misma, no por eso dejaba de
experimentar alivio.
Me temo que esta maana lo estrope todo dijo Jim. Me he pasado el da
pensando en ello y en lo mucho que te echo de menos. Te quiero de veras, Lane. No
s lo que hara si En fin, las cosas vuelven a ir bien entre nosotros, verdad?
S. Todo vuelve a ser como antes.
Jim le apret la mano.
En la zona de aparcamiento, Lane localiz a Riley Benson sentado en la capota
del Mustang. An se hallaban a cierta distancia y Jim no lo haba visto.
Pero Riley s que vio a Jim, as que le falt tiempo para bajar de la capota y
escabullirse con su tpico contoneo.

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Captulo 10
Practicaba en el ro el esqu acutico nocturno. Hubiera deseado no encontrarse
all. Estaba asustada.
Quera dejado, pero no se atreva. La cosa del agua la alcanzara antes de que la
lancha tuviese tiempo de virar e ir a recogerla.
Ignoraba qu era lo que haba en el agua. Pero haba algo.
Algo terrible.
La motora navegaba cada vez ms deprisa, como si pretendiera ayudarla a
escapar.
Ella se deslizaba sobre la lisa superficie negra, agarrada a la barra transversal del
cable de arrastre, lloriqueando de terror.
De una manera u otra, estaba segura de que la lancha motora no iba a ser lo
bastante rpida. La cosa del agua ganaba terreno.
Si estuvieran ms cerca de la orilla! Si la embarcacin la llevase a las
proximidades de un embarcadero, ella podra soltarse del cordn de arrastre y
deslizarse y ponerse a salvo merced a la inercia de la velocidad.
Pero no se vea la orilla.
Slo oscuridad, a un lado y a otro.
Eso es imposible pens. El ro slo tiene cuatrocientos metros de anchura.
Dnde estamos?
Enferma de pnico, pens: Ya hemos salido de Colorado.
Aferr la diestra a la madera de la barra transversal y agit el brazo izquierdo para
indicar a la lancha que se dirigiese a la orilla.
Dondequiera que pudiesen estar.
La motora sigui en lnea recta.
Mrame!, chill la mente de la joven. Maldita sea, prstame atencin!
Comprendi de pronto que no saba quin pilotaba la lancha motora.
Despus comprob que la embarcacin se alejaba de ella. Como si el cable de
arrastre fuera de goma y se estirara.
Poco a poco, las luces de situacin de la motora fueron perdindose en la
distancia, hasta desaparecer por completo. Incluso se apag el sonido de los
fueraborda.
Se hizo un silencio que hubiera sido absoluto de no subrayarlo el siseo de los
esqus.
El cordn de arrastre la condujo a las tinieblas.
Estaba sola.
Salvo por la cosa de debajo del ro.
Oh, Dios, qu vaya?
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Unas manos glidas la cogieron por los tobillos y tiraron de ella hacia abajo.
Continuaba con los esqus puestos, an arrastrada por el cable, pero bajo la
superficie. El agua la envolva. Le llen la boca, sofoc sus gritos mientras el tacto de
las manos ascenda a lo largo de sus piernas.
Not contra su espalda la carne helada de la cosa. Estaba sobre los esqus, detrs
de ella, deslizndose, tratando de rodearla con los brazos, de cogerle las manos, de
arrancar de ellas la barra transversal. La muchacha se resisti a soltarla. Con todas
sus fuerzas.
Si la dejo, me tendr en su poder!
La cosa le golpe en el brazo izquierdo. Se lo rompi por el codo. La mano de la
joven an retuvo la barra de madera durante un momento, tiraba del antebrazo
fracturado. Luego, la corriente los arrastr.
Una mano le cubri la boca. Le apret los orificios de la nariz.
La muchacha breg para conseguir un poco de aire.
Hasta entonces haba logrado respirar, pese al agua que inund su garganta, pero
la mano era algo distinto. Era slida. A la chica le ardan los pulmones.
Agarr la mano, se despert y la mano segua all, cubrindole los magullados
labios, apretndole las ventanillas de la nariz.
No hagas ningn ruido, Jessica.
La chica asinti, frentica por inhalar un poco de aire. La mano se levant. Los
anhelantes pulmones aspiraron a fondo.
Tenas una pequea pesadilla?
El hombre estaba en la cama, sentado encima de ella, inclinado hacia adelante
mientras la sujetaba por los hombros. La sbana ya no cubra a Jessica. La claridad
lunar que entraba por las ventanas le permiti ver que Kramer no llevaba puesta la
camisa. A juzgar por el clido contacto de su piel, en el punto donde se sentaba sobre
ella, Jessica comprendi que se haba desnudado antes de ponrsele encima. Tambin
le haba quitado a ella el camisn. El antebrazo de Jessica descansaba sobre su pecho,
not el peso y el frescor de la escayola.
Hijo de puta.
Chissst. Si despiertas a tus padres, me ver obligado a matarlos. Lo mismo que
a ti. Tendr que mataros a todos. No querrs que suceda eso.
No susurr Jessica.
Ya me imagino que no.
Qu quieres?
La pregunta ms estpida del ao. Saltaba a la vista lo que quera. Pero Jessica
crey que aquello se haba acabado.
Se lo dijo el sbado por la noche, que todo haba acabado, que se buscara otra
chica, y le amenaz con conseguir que lo despidieran si no dejaba de molestarla.

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Tambin aquella haba sido la amenaza ms estpida del ao. Pero, como remate a la
pequea leccin que Kramer le imparti, el profesor dijo: De todas formas, estoy
hasta las narices de ti, putn asqueroso.
He estado pensando murmur Kramer. Muy preocupado.
No voy a contarlo.
Cmo puedo estar seguro?
No me hagas dao. Por favor.
No he venido aqu para hacerte dao, Jessica. Estoy aqu por una sola razn.
Bueno, quiz por dos. Se ech a rer en tono bajo. Se retorci mientras su mano
resbalaba desde el hombro hasta el seno de Jessica. Lo apret. Estoy aqu para
darte una leccin ms. Una leccin acerca de la seguridad. Para ti, no hay seguridad.
Comprendes?
Jessica asinti.
Si alguna vez, por casualidad, se te ocurre hablarle a alguien de m, vendr a tu
casa del mismo modo que lo he hecho esta noche. Aunque habr cierta diferencia.
Llevar en la mano una navaja barbera. Empezar por degollar a tus padres mientras
estn dormidos y luego me encargar de ti. La ua de uno de sus dedos traz un
crculo en torno a uno de los pezones. Te descuartizar de mala manera. Te ir
cortando trozos de todo el cuerpo. Puede que dedique toda la noche a eso. Y cuando
est a punto de amanecer, te cortar el cuello de oreja a oreja. Has entendido?
S.
Muy bien. La mancha borrosa y plida de su rostro descendi. Kramer bes
los lastimados labios de Jessica. Susurr otra vez: Muy bien.

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Captulo 11
Con excepcin de la lucha del lunes por la maana para esbozar una nueva
historia, Larry dedic toda la semana a Extrao en la noche. La novela estaba
saliendo de maravilla.
Pero y la siguiente?
No le apeteca rastrillarse el cerebro en busca de una nueva idea. Le resultaba
mucho ms fcil seguir en el territorio familiar de Extrao en la noche. Conoca el
destino argumental de esa obra, y disfrutaba conduciendo el desarrollo de la trama
hacia ese colofn.
Era viernes.
No poda eludir el problema eternamente.
Pensar en lo muchsimo mejor que se senta uno se dijo, cuando ha planificado
ya la estructura general del siguiente libro.
Una estructura general que no incluye un fiambre depositado debajo de una
escalera, con una estaca clavada en el corazn.
Busc el disquete del lunes, lo introdujo en el procesador de textos y tecle las
instrucciones correspondientes hasta que en el rincn de la pantalla apareci: Notas
novela Lunes, 3 octubre. Mientras limpiaba la pipa y cargaba la cazoleta con una
nueva provisin de tabaco ech una ojeada a las lneas color mbar. Unas tres pginas
de material. Y nada.
Un montn de porquera acerca de su vampira.
Efectivamente ley, tienes por esclava a esa preciosidad.
Posibilidades reales..
Seguro.
A ver si hoy tengo ms suerte.
Larry encendi la pipa. A continuacin de Posibilidades reales., tecle: Notas
Viernes, 7 octubre.
Y si metemos una tribu de basureros del desierto?, escribi, al recordar la idea
con la que haba estado jugueteando poco antes de que la furgoneta llegara a Llano de
la Artemisa. Preparan accidentes en carreteras secundarias y luego caen como
aves de presa sobre los desdichados viajeros.
Se parece demasiado a Los montes tienen ojos. Adems, ya hice algo sobre eso
en El bosque salvaje.
Larry contempl el monitor con el entrecejo fruncido. Se arrepinti de haber
recordado El bosque salvaje. Aquella maldita novela, la segunda que public, estuvo
en un tris de arruinarle la carrera. Un lanzamiento a lo grande y todo lo que consigui
fue que los ejemplares se murieran de risa en los estantes de las libreras, todo por
culpa de una maldita cubierta abigarrada, verdosa y repugnante como una ventosidad.
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No pienses en ello, se aconsej.


Venga, una idea nueva.
Qu tal un tipo que encuentra los restos de una vieja radiogramola? La
restaura, la vuelve a poner en funcionamiento y
Y qu?
La gramola no tiene dentro ningn disco. El hombre pone uno suyo. Pero el
aparato no funciona con discos nuevos. Slo parece dispuesto a hacerla con las
viejas placas de su poca. Poco antes de que lo destrozaran a balazos los
Eh, tal vez quiere vengarse de los vndalos que lo utilizaron como blanco para sus
ejercicios de tiro.
Formidable, una radio gramola hecha un basilisco. Qu hace?
Deambula por ah y electrocuta a la gente?
Podra ser como una mquina del tiempo. El tipo que la encontr la arregla
y el cacharro le enva al pasado. De modo que el hombre se encuentra en la
poca de Holmans como consecuencia de alguna clase de salto en el tiempo, en
el decenio de los sesenta.
Tiene posibilidades.
Tal vez la radiogramola lo quiere all para que se enzarce en un duelo con
los fulanos que la acribillaron a balazos. Una banda de gamberros motorizados
o bien algo por el estilo. Una pandilla de autnticos indeseables.
El pobre tipo no sabe lo que le espera. Pero est lo que se dice trastornado.
Se encuentra en una zona muerta del tiempo. Un momento antes era un hombre
con esposa e hijos, tena una bonita casa y un empleo estupendo. De pronto, zas,
se ve en un restaurante barato, en una ciudad moribunda, veinticinco aos
atrs. Alucinante. Todo lo que quiere es volver a casa.
Hasta que se enamora de una bonita y joven camarera.
En ese punto, empieza a verle alicientes a su situacin.
Las cosas se ponen feas cuando una panda de motoristas matones irrumpen
devastadoramente en la ciudad.
Supongamos que el verdadero motivo por el que la radiogramola lo enva
all consiste en salvar a la camarera. Sugestivo. A la gramola le gusta la chica.
A veces, a solas por la noche, despus de cerrar el restaurante, la muchacha
pona sus canciones favoritas y bailaba en la oscuridad.
Tal como se desarrollan los acontecimientos, en la primera poca, los
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motoristas la violaron y asesinaron. La radiogramola lleva a nuestro hroe al


restaurante para que cambie el curso de la historia, a fin de salvar a la chica.
Lo que, naturalmente, hace.
Cumplida la misin, la gramola le permite regresar de nuevo a casa. Pero el
sujeto echa de menos a la guapa camarera. (Bueno, bueno, no tena una mujer
maravillosa ni unos hijos estupendos. Estaba divorciado o cosa parecida).
Busca a la moza. La encuentra.
Es su madre. l es su propio padre. La dej embarazada durante el breve
espacio de tiempo que permanecieron juntos, all por el sesenta y cinco, y l es
la criatura que alumbr la muchacha.
El personaje en cuestin tendra que andarse ahora por los treinta aos.
Ella poda tener unos veinticinco cuando se conocieron en el restaurante.
Por alguna razn, la joven tuvo que renunciar al nio (nuestro
protagonista). Lo adoptaron, pero el chaval mantuvo continuamente vivo el
anhelo de conocer la identidad de sus verdaderos padres.
Si la camarera es su madre, entonces podremos concederle el regreso al
hogar con su esposa e hijos.
Pero resultar ms fascinante si encuentra a la camarera en la poca
presente y reanudan sus relaciones en plan de enamorados. Claro que, cmo
funcionara ah la cosa si tropezamos con la diferencia de edad? Pongamos que
el hombre tiene ahora treinta aos. Cmo se arreglara el asunto para que ella
tuviese ms o menos la edad de l, cuando el hombre la encuentra de nuevo? Si
la mujer cuenta ahora treinta aos, eso significa que tendra cinco cuando el
hroe la salv de los motoristas.
Y si la camarera de la que el hombre se enamor era la madre de la chica
actual? Eso hara que, en el presente, la hija tuviese la edad del hombre y es el
vivo retrato de la madre, la muchacha a la que el hroe am.
No est mal. Puede funcionar.
Se le haba apagado la pipa. Por lo poco que le cost aspirar, pudo comprender
que en la cazoleta no quedaba ms que ceniza. Dej la pipa en su soporte y volvi a
llevar los dedos hacia el teclado.
Nuestro personaje principal logra la resurreccin de la gramola. Al
principio, el aparato parece malvado, pero no tarda en manifestarse como una
fuerza del bien. Y un casamentero. El protagonista humano se enamora de la
camarera, que por entonces es un guayabo divino, una monada de criatura. Que
no falten los sustos, situaciones violentas, barrabasadas de los gamberros
motoristas y enfrentamientos con ellos (son una partida de autnticos
monstruos, de degenerados totales). Al plantarles cara (al protagonista no le
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llega la camisa al cuerpo, pero, al presentarse el instante lmite, demuestra que


es todo un hombre), acaba por salvar a la chica, que posteriormente se
convertir en su verdadero amor. Por qu no?
Larry sonri a la pantalla.
Muy bien! Ya lo tengo. Dedicar los prximos dos das a trabajar en los detalles
y
Los prximos dos das.
Solt un taco entre dientes.
Tena comprometido el fin de semana. En cuanto Lane llegase del colegio, se
lanzaran a desgastar neumticos por la carretera de Los ngeles, para visitar a unos
parientes de Jean.
Precisamente lo que suspiraba por hacer.
Sobre todo en aquellos momentos, con la nueva idea chisporroteando en su
cerebro.
Pero no puedo escaparme. No me queda ms remedio que poner en conserva la
idea hasta el lunes.
Tendra algo en qu pensar mientras estuviese al volante. Podra esbozar algunas
de las escenas principales e incluso tal vez surgieran unos cuantos aspectos ms o
menos fabulosos. Pero saba muy bien que soar despierto con aquella historia
mientras conduca por la autopista nunca le iba a dar tan buenos resultados como
trabajar con el procesador de textos. El hecho de teclear sus ideas a medida que se le
ocurran le proporcionaba un enfoque que no apareca por ninguna parte cuando
dejaba suelta la imaginacin. Las ensoaciones parecan vagar, ir a la deriva. Pero las
frases escritas eran slidas, y una llevaba a otra.
Sin embargo, no este fin de semana. Este fin de semana no habr frases escritas.
Este fin de semana se lo llevar el agua de la cisterna del retrete.
Bueno trat de consolarse, los familiares de Jean son simpticos y se trata de su
aniversario. Lo ms probable es que se lo pase en grande, aunque preferira
Oy el timbre de la puerta.
Jean ira a abrir.
Se pregunt si deba emprenderla de nuevo con Extrao en la noche o pasarse el
resto del da echndole carnaza a su historia de la radiogramola. Titlalo: La caja,
pens de repente y sonri.
LA CAJA, tecle. Gran ttulo. Lo envuelve una aureola de misterio. Y CAJA no
slo alude a la caja acstica, la radio gramola que enva al protagonista a travs del
tiempo, sino que tambin se refiere a la caja, o trampa, en la que el personaje se
ve cogido. Encajonado por las circunstancias. Sin aparente salida. Y tambin est el
asunto del sexo. Arrglatelas para que uno de los motoristas vea a la herona como
una caja. Una caja de sexo. Y quizs el hroe pueda ser un pgil (mat a un rival
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en el cuadriltero y jur no volver a pelear?). No, eso sera pasarse. Y adems est
bastante trillado. Pero es posible que la caja ofrezca otras facetas aprovechables.
Hay que seguir explorndola.
Oy los pasos de Jean, que se aproximaba. A lo mejor se acercaba a mirar por
encima del hombro, de modo que Larry puls la tecla apropiada para que lo de Una
caja de sexo ascendiese hasta quedar fuera de la pantalla.
Jean dio unos golpecitos a la puerta del estudio y luego la abri. La mujer llevaba
en la mano una bolsa de Correo Nocturno que pareca lo bastante grande como para
contener un manuscrito entero.
Acaba de llegar esto para ti dijo. Es de Chandler House.
El editor de Larry.
Jean se qued observndole, mientras abra la bolsa. Dentro haba un voluminoso
original, cuyas hojas sujetaban gruesas bandas de goma elstica. Tambin se inclua
una nota de la editora:
Larry:
Te remito el original corregido de Casa de locos. Como vers, slo
hemos hecho ligeros cambios, por lo que estoy segura de que vas a
sentirte encantado.
Haz t las modificaciones que consideres oportunas y devulvenos el
original, de ser posible, antes del 13 de octubre.
Te saluda y desea lo mejor,
SUSAN

Larry esboz una mueca.


De qu se trata? quiso saber Jean.
Es Casa de locos. La versin corregida. Esperan tenerla el 13 de octubre.
Ech una mirada al calendario. Por Jesucristo! Es el viernes prximo.
No te dan mucho tiempo.
Desde luego murmur. Lo han tenido all cosa de ao y medio y ahora lo
quieren en seis das.
Que te diviertas dijo Jean.
Sali de la estancia y cerr la puerta para impedir que el humo de la pipa
contaminase el resto de la casa
Larry ech la silla hacia atrs, cruz una pierna, dej descansar el grueso original
sobre el muslo y retir las gomas elsticas. Lanz la nota de Susan y la cuartilla del
ttulo a la rebosante bandeja del televisor colocada al lado de la silla.
Despus emiti un gruido.
Qu entendera Susan por ligeros cambios? En la primera pgina pareca haber
una barbaridad de rectificaciones.
Hacia la mitad de la hoja, el prrafo de Larry deca:
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La muchacha tir de la puerta. Cerrada. Dios, no! Gir en redondo y


ahog un gemido. El muerto haba bajado ya de la mesa de la autopsia y
avanzaba tambaleante hacia ella. Le oscilaba de un lado a otro la cabeza sobre
el cuello roto. Su mano empuaba el escalpelo.
Larry batall para descifrar los cambios. Palabras tachadas, frases aadidas. El
prrafo era un mapa lleno de rayas y flechas. Por fin, consigui desentraarlo:
Al tirar de la puerta, se encontr con que estaba cerrada con llave. No!
Volvi la cabeza con brusco ademn y gimi, desesperada, porque vio que el
cadver se diriga con paso vacilante hacia ella, con un escalpelo en la mano.
La cabeza se balanceaba de un lado a otro encima de su cuello partido.
Jess H. Cristo con muletas murmur Larry.
Encontr a Jean en la alcoba matrimonial, dedicada a sacar prendas de un cajn
de la cmoda y ponerlas en su maleta. La de Larry tambin estaba encima de la cama.
Larry se sent en el borde del colchn.
Tenemos un problema anunci.
El original?
Le he echado una mirada por encima a toda la obra. Me lo han hecho papilla.
Otra vez, no!
S.
Casa de locos era su novela nmero doce y la tercera que descuartizaba un
corrector de estilo.
Qu vas a hacer?
Tengo que arreglarlo. No me queda otra alternativa mir la alfombra con el
entrecejo fruncido. Tal vez podra decirles que quitasen mi nombre y publicaran el
libro con el del corrector.
Tan malo est el asunto?
Peor que malo.
Por qu permiten que pasen esas cosas?
Dios, no lo s. Supongo que es como una lotera. Esta vez, el azar quiso que
enviaran mi novela a alguna idiota que se cree escritora.
O a un idiota que se cree escritor dijo Jean, rompiendo una lanza en pro de
su gnero.
O a alguna inteligencia artificial de esas.
Por qu no escribes una carta o algo a Susan y le explicas la situacin? Quiz
puedan pasar una copia nueva a cualquier otro corrector.
Larry neg con la cabeza.
No creo que diera saltos de alegra. Sera como llamarles mentecatos por
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remitir el original a algn carnicero analfabeto. Adems, ya habrn pagado el encargo


a quien lo cumpli. Y, por otra parte, ya tendrn la obra programada para publicarla
en cierta fecha establecida, puesto que, de no ser as, no me pediran que se la
devolviera con tanta prisa.
Tal vez debieras telefonear a Susan.
Lo que menos necesito es tener fama de cascarrabias.
As que te lo vas a tomar con toda calma y a quedarte tumbado.
Voy a tomrmelo sentado sobre las posaderas, con un bolgrafo rojo en una
mano y mi ejemplar de la edicin britnica en la otra. Si los londinenses no lo
corrigieron, es que no necesita arreglo.
Inclin la cabeza y suspir.
Jean se coloc frente a l. Le dio masaje en los hombros.
Lo siento, cielo.
Albures de la guerra. El caso es que tendr que echarlo al correo el mircoles
para que salga en el reparto del da siguiente. Si tengo que ir a casa de tus parientes,
slo me quedarn tres das para repasar todo ese maldito rollo e intentar salvarlo.
Puedes llevarlo contigo.
No me apaara con l, de todas formas. Quiz sea mejor que Lane y t os
adelantis solas. Mientras pronunciaba las palabras, comprendi que no deseaba
quedarse detrs.
Por aquello, no. Pero tampoco poda ir.
Si dedico todo el fin de semana a revisarlo, tal vez vuelva a sentirme como un
ser humano cuando estis de regreso.
Supongo que podramos aplazarlo propuso Jean, al tiempo que le acariciaba
el pelo. Ir la semana que viene, en vez de esta.
No, no estara bien. Es su aniversario. Adems, llevas mucho tiempo ilusionada
con esa visita. Tampoco es preciso que nos sacrifiquemos todos por culpa de esta
mierda.
Si tan claro lo ves murmur Jean.
No se me ocurre otra solucin.
Larry volvi a su despacho. Tena un nudo en la garganta. Para empezar, no
queras ir, se record.
Pero eso era antes de enterarse de que tendra que pasarse el tiempo trabajando en
Casa de locos.
Se qued mirando la pantalla del ordenador.
Acaso la caja tenga algunos otros aspectos. Sigue dndole vueltas al asunto.
Claro. Desde luego. Tal vez la prxima semana.
Se acab el perfilar los detalles de La caja. Nada de avanzar hacia la conclusin
de Extrao en la noche.

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Las jornadas siguientes pertenecan a Casa de locos, una novela que haba
terminado ao y medio antes. Un libro que ya se haba publicado en Inglaterra, y
casi todas las modificaciones de los ingleses consistieron en cambiar guardabrisas
por parabrisas, en poner el ingls whisky en lugar del estadounidense-irlands
whiskey y cosas as.
Quin fue el que dijo que la vida es justa? murmur Larry, y apag el
ordenador.

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Captulo 12
Tengo que comunicarles una noticia especial manifest el seor Kramer, dos
minutos antes de que sonara el timbre. Como ya dije hace un momento, la seccin
de arte dramtico del colegio mayor de la ciudad interpretar Hamlet la semana que
viene. Tengo la certeza de que ser una representacin que merece la pena que vean
todos y cada uno de ustedes y les recomiendo que asistan a ella, a poco que puedan.
He conseguido cuatro localidades gratuitas para la funcin del sbado por la
noche. Slo disfrutarn de ellas cuatro de ustedes, pero a los estudiantes afortunados
les proporcionar entradas y transporte. Sonri. As no tendrn que dar la tabarra
a sus padres para que les dejen el coche. Varios chicos soltaron la risa. Si alguno
de ustedes desea aprovechar esta oportunidad, permanezcan en su sitio despus de
que suene el timbre.
Lane se mordisque el labio inferior. Deba quedarse?
Era posible que Jim le preguntara si quera salir con l.
Siempre podemos salir la noche del viernes, se dijo.
Sera estupendo asistir a la representacin de la obra, sobre todo con el seor
Kramer. Tampoco le perjudicara de cara al departamento otorgador de puntos y
medallas.
Repic el timbre. Lane continu en su asiento.
Cuando Jessica pas por su lado, lanz una mirada a Lane y mene la cabeza.
Probablemente piensa que soy idiota al mostrarme dispuesta a renunciar a una
noche de sbado para ver a Shakespeare.
Quiz lo sea. Si luego resulta que Jim tiene trabajo el viernes por la noche, me
voy a dar de bofetadas. Estuvo fuera el fin de semana pasado, yo estar fuera este fin
de semana. O sea, que sern tres semanas seguidas, si voy a esa funcin y l no puede
salir el viernes.
Aquel sbado por la noche era cuando Lane deseaba salir con l. Durante toda la
semana, Jim se le mostr especialmente simptico y obsequioso. Lane pens que
intentaba compensarla por lo repugnantemente que se port el lunes por la maana.
Volvi la cabeza. Otros cinco alumnos se haban quedado en el aula.
En total, somos seis, y Kramer slo puede aceptar a cuatro.
Si no me elige, el problema quedar resuelto ahora mismo.
Veo que hay ms incondicionales de Shakespeare que entradas disponibles
observ el seor Kramer. Lo cual es ciertamente gratificante, pero plantea un
pequea dificultad. Tendremos que jugar limpio. Hundi una mano en el bolsillo
del pantaln y sac una pieza de veinticinco centavos. Lanzar la moneda. Los dos
primeros que pierdan, tendrn que retirarse. Les parece justo a todos?
Nadie puso objeciones.
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Est bien, Lane, usted primero. Elija cuando tire la moneda al aire.
Pos los veinticinco centavos en la ua del pulgar y los arroj a bastante altura.
Cara pidi Lane.
Kramer recogi la moneda en la palma de la mano derecha. La coloc sobre el
dorso de la mano izquierda y mantuvo cubierta la moneda, mientras sonrea a Lane.
Quiere cambiar de idea?
No. Sigo pidiendo cara.
Kramer mir debajo de la palma de la mano.
Es cara dijo, alz la mano derecha y dej que la moneda se deslizara a la
palma de la izquierda.
Lane se dio cuenta de que no haba dejado que nadie la viera.
Qu diablos, las localidades eran suyas.
Vale, George. Le toca a usted.
George gan y tambin Aaron y Sandra.
Jerry y Heidi, los perdedores, tambin se jugaron a cara o cruz quin de los dos
sera la primera alternativa, caso de que alguno de los ganadores no pudiera ir por
cualquier razn.
Gan Heidi.
Muy bien dijo el seor Kramer. Ya les informar de los detalles ulteriores.
Entretanto, les deseo un buen fin de semana. No hagan nada que no hiciera yo.
El comentario provoc unas cuantas risitas.
Lane recogi sus libros y se puso en pie.
Me alegro de que haya sido una de los cuatro afortunados dijo el profesor.
Tal vez tenga ocasin de conocer a su padre, cuando vaya a recogerla para ir a la
representacin.
Estoy segura de que l se alegrar de conocerle.
Llevar uno de sus libros y le pedir que me lo dedique.
Eso le har feliz.
Y quiz podamos determinar en firme la fecha de su conferencia aqu.
S. Dijo que cualquier da, despus del primero de mes.
Bueno, tal vez sea posible concretarlo definitivamente.
Lane asinti con la cabeza.
Feliz fin de semana, seor Kramer.
Lo mismo le deseo. Procure no meterse en los. Dedic un guio a la chica.
Qu tendra eso de divertido? se ruboriz Lane.
Mientras el profesor se echaba a rer, Lane se despidi agitando el brazo y
abandon el aula.
El pasillo estaba lleno de ruidosos estudiantes que cerraban las taquillas dando
portazos, gritaban y rean. Se apoy en una pared y esper a Jim. Se present al cabo

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de unos minutos.
Tengo que coger una cosa de mi armario dijo Lane.
Caminaron juntos por el pasillo.
Cundo sales para Los ngeles? pregunt Jim.
En cuanto llegue a casa.
Vaya coazo.
Siempre nos queda el fin de semana que viene. El prximo viernes, de
cualquier modo. El sbado por la noche tengo que ir con el seor Kramer a ver una
obra de teatro.
S? Jim la mir, alzada una ceja. No es un poco mayor para ti?
Pon los pies en el suelo. Se trata de una funcin escolar.
Se lleva a cuatro alumnos de su clase de sexto.
Magnfico!
Oh, vamos, no saques la trompeta. No tengo nada para el viernes por la noche.
Nada, eh. Me gustara verlo.
Apuesto a que s. Not una mano que resbalaba por la parte posterior de su
falda. Deja eso.
Lo siento. Slo intento refrescarte la memoria. Han pasado dos semanas
completas, sabes?, y con esta sern tres.
Tampoco a m me gusta. Pero no puedo hacer nada.
Haban llegado a su taquilla y empez a darle vueltas al dial de la combinacin.
Podras fingirte enferma sugiri Jim. Por qu no lo haces y consigues que
te dejen sola en casa? Podra ir a visitarte maana por la noche y
Sigue soando, Macduff.
Lane abri el armario, removi unos libros y cogi los que necesitaba para hacer
los deberes. Despus cerr la puerta metlica.
Incluso aunque me quedara en casa, no se me permite recibir chicos cuando
mis padres estn fuera.
Quin iba a enterarse?
Yo me enterara. De todas formas, vale ms que lo olvides. Eso no va a ocurrir.
Echaron a andar pasillo adelante. Lane concedi: Si prometes portarte como es
debido, te llevar a casa en coche.
Qu me dices de esos zampatortas amigos tuyos, la Gorda y el Feo?
Lane le mir, furiosa, fruncido el entrecejo.
No s a quin te refieres.
Lo sabes muy bien. Betty y Henry.
Por qu los llamas as, eh? Son amigos mos.
Dios sabe por qu.
Andas buscando camorra?

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No, no. Slo bromeaba. Son personas maravillosas. La sal de la tierra.


Te convendra probar a ser un poco como Henry.
Uj.
Jim decor su rostro con una sonrisa bobalicona y empez a bambolear la cabeza.
Para troncharse de risa dijo Lane, pero no pudo evitar sonrer. Basta. No
est bien.
Uj, est bien.
De todas maneras, la mam de Betty vena a recogerlos a la salida del colegio
para llevarlos a la clase de violn.
De modo que iremos t y yo solitos, eh?
Si consigues meter ese enorme cabezn en el coche.
Nada me impide intentarlo.
Al final del pasillo, Jim mantuvo la puerta abierta para que pasara Lane. La
muchacha sali del edificio y mir hacia la zona de aparcamiento de los estudiantes.
Localiz su Mustang rojo.
Ni rastro de Riley Benson.
Despus de lo ocurrido el lunes, tarde tras tarde haba temido verlo sentado
encima de la capota. Hasta ahora, no haba vuelto a intentar nada. Aunque se
cruzaron varias veces, Riley se limit a dirigirles miradas de tipo duro y nada ms.
Lane lleg a la conclusin de que deba de haber abandonado sus proyectos de
venganza.
Tal vez Jessica se lo quit de la cabeza.
Ser amable con la gente compensa pens. Especialmente con las personas
que son ua y carne con alguien que quiere utilizarla a una como bayeta con la que
fregar el suelo.
Cuando Lane abri la portezuela del automvil, una oleada de aire caliente le dio
en el rostro. Bajaron los cristales de todas las ventanillas. Lane cogi una toalla
playera y cubri el asiento con ella, para que la tapicera no le abrasara las piernas.
No tienes otra para m? pregunt Jim.
T no llevas falda.
T, seguro que s dijo el chico, y se agach como si pretendiera echar un
vistazo a las bragas en el momento en que Lane suba al vehculo. Jim anunci: De
color rosa.
Te equivocaste.
Lane encendi el motor. Se retorci para mirar por el retrovisor mientras daba
marcha atrs y sala de la plaza de estacionamiento. Se dio cuenta de que la tela de la
blusa se cea sobre sus pechos. Naturalmente, Jim los estaba contemplando.
Si hacen juego con el sostn, son blancas dijo.
Piensas alguna vez en otra cosa que no sea el sexo? sonri Lane.

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Seguro. Algunas veces, para variar, pienso en el sexo. La muchacha mene la


cabeza, mir hacia adelante y condujo en direccin a la salida de la zona de
aparcamiento.
Debes de pasar mucho calor, con el sostn siempre puesto.
Qu te hace pensar que siempre lo llevo puesto?
Cada vez que te veo, lo llevas.
Ests seguro?
Te ests quedando conmigo? A un kilmetro de distancia puedo distinguir si
una chavala lo lleva o no.
Qu impresionante!
Con la esperanza de cambiar de tema de conversacin, Lane pregunt:
Cunto tiempo va a estar tu coche fuera de la circulacin?
Lo tendr maana a la puerta del taller. Quera que estuviese arreglado para que
pudiramos salir por la noche.
Lo siento.
Quiz llame a Candi.
Lo s, slo era una broma.
Jim no dijo nada. Lane not en su interior una sensacin tensa y enfermiza.
Mantuvo la vista fija en la carretera.
No te importar, verdad?
Eres muy dueo.
Se daba perfecta cuenta de que Jim la estaba pinchando.
No tena la menor intencin de telefonear a Candi. Haba roto con ella para
empezar a salir con Lane. La amenaza de volver a salir con Candi no pasaba de ser
una forma de castigo.
Ya sabes lo que dice el refrn sobre lo del pjaro en mano dijo Jim.
Un buen sistema para mancharse la mano.
Por otra parte, es una chica que se muestra mucho ms dispuesta a colaborar
que algunas personas que podra citarte.
Y probablemente tiene las enfermedades adecuadas para demostrarlo.
Ooooh. Un golpe bajo.
De todas formas, eres libre de sacarla a pasear. Se trata de tu vida.
Jim alarg la mano y la pos sobre la pierna de Lane.
Sabes que no hara una cosa as.
Slo s lo que t me dices.
Te echo de menos, eso es todo.
Yo tambin. Pero no puedo hacer nada en lo que se refiere a este fin de semana.
S, ya lo s.
Le apret la rodilla y luego desplaz la mano lentamente hacia el borde de la

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falda. Le acarici el muslo. Era estupendo.


Preferira que no me restregases a Candi por la cara cada vez que te sientes
disgustado.
Celosa?
Supn que yo te amenazara con largarte para salir con Cliff Ryker.
Con ese gilipuertas?
Crees que te gustara?
No haras semejante cosa. No creo que te gustara ir en serio con l.
Es bastante guaperas.
No tanto como yo. La mano de Jim se haba deslizado ya por debajo de la
falda. Lane la apart. Y tampoco es ningn caballero.
T s?
Soy distinto a Cliff. l no es la clase de to que acepta un no. La primera vez
que salieras con l, te metera mano a conciencia, hasta que no pudieras levantar
cabeza. Si eso es lo que quieres, estoy dispuesto, de mil amores, a complacer tus
deseos.
Sal con Candi y jams tendrs ocasin de ello.
Hummmm. Me gusta eso. Significa que, si no salgo con Candi, podr darme
el lote contigo?
Mientras hay vida, hay esperanza.
Lane detuvo el Mustang junto al bordillo, delante de la casa de Jim. Comprob
por el espejo retrovisor que no haba nadie cerca. Se volvi hacia Jim. Le pas la
mano por la nuca.
No te hagas ilusiones dijo. Slo va a ser un rpido beso de despedida.
Qu te parece si entras a tomar una Pepsi, o algo?
La chica deneg con la cabeza.
Tengo que ir a casa. Mis padres me estn esperando.
Ni diez minutos? Eso no retrasara gran cosa vuestro viaje. Diles que tuviste
que quedarte un momento despus de clase.
Tuve que quedarme un momento despus de clase pens Lane. No sera ninguna
mentira.
Est tu madre en casa?
Jim respondi agitando el pulgar por encima del hombro y sealando el Mazda
detenido en el camino de acceso.
Vale accedi Lane. Diez minutos, pero no ms.
Separ la mano del cogote de Jim y se ape del coche. Jim fue delante mientras
caminaban por las losas que conducan al porche delantero. Abri la puerta y se
apart para ceder el paso a Lane.
Reinaba el silencio en la casa, con la salvedad del runrn del sistema de aire

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acondicionado. La atmsfera era fresca.


Jim no voce saludo alguno para anunciar su llegada.
Seguro que est tu madre en casa? pregunt preocupada Lane.
Puede que est durmiendo. O tomando un bao. Quin sabe?
Entraron en la cocina. Lane se apoy en el mostrador, mientras Jim sacaba un par
de latas del frigorfico. El aire ola a fresco. La muchacha tambin not fro en la piel.
Un fro que se le acentuaba en la espalda, a causa de la humedad de la blusa.
Jim cogi los vasos, puso dentro unos cubitos de hielo y los llen de soda.
Con un vaso en cada mano, lleg hasta Lane. La chica tendi la mano para coger
el suyo. Pero, en vez de entregrselo, Jim pas los brazos por un costado de Lane y
dej los vasos encima del mostrador. Rode a Lane con los brazos y tir de ella hasta
que sus cuerpos se rozaron.
Y si entrase ahora tu madre? susurr Lane, con la boca a dos dedos de los
labios de Jim.
No creo que lo haga.
Sac el vuelo de la blusa de debajo de la cintura de la falda e introdujo las manos
por all.
Lane se dej apretar contra l. Le bes.
No debera estar haciendo esto, se dijo.
Pero, de todas formas, antes haba tenido intencin de darle un beso de despedida.
Y le encantaba el tacto de las manos del chico acaricindole la piel de la espalda. Y la
presin del pecho masculino contra sus senos. Perciba el rumor de la respiracin de
Jim y los latidos de su propio corazn.
Jim empez a forcejear con los broches del sostn. Lane apart la boca.
Oh, no, no lo hagas.
Si no pasa nada.
S que pasa.
De cualquier modo, Jim le desabroch el sujetador. Lane not que el sostn
quedaba suelto.
Agarr los brazos de Jim y le oblig a bajados a lo largo de los costados.
He dicho que no y es que no.
Venga, qu puede pasar?
Puede aparecer tu madre, por ejemplo.
Es posible que est en el saln de belleza del pueblo dijo Jim. Sonrea como
si esperase que a Lane le hiciera gracia la noticia.
El coche
Normalmente se va con Mary, la vecina de al lado. A las tres de la tarde de los
viernes.
Sabas que no estaba en casa?

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Sin dejar de sonrer, Jim se encogi de hombros.


Me mentiste.
Una mentirijilla de nada.
Terrorfico murmur Lane, y llev las manos por debajo de la parte posterior
de la blusa para abrocharse de nuevo el sostn.
Venga, no hagas eso.
Jim alz las manos hasta los pechos de Lane.
Quieto, djalo!
Vamos, s que te gusta.
Ya te dije Consigui enganchar uno de los corchetes. Jim segua
apretando, frotando, acaricindole las tetas. A ella le gustaba. Maldita sea, Jim!
Sin preocuparse del otro corchete, puso las manos por delante, empuj a Jim y le
separ de s. Tengo que irme.
No, no te vayas. Eh, venga.
Esto es lo que me pasa por confiar en ti, ves?
Mira, siento haberte engaado en eso de que mi madre estaba en casa. Vale?
Mir a Lane a los ojos y la retuvo suavemente por los hombros. Me figur que
no ibas a querer entrar y llevamos dos semanas sin pasar un rato juntos.
Enloquezco de ganas de estar contigo. A veces, no puedo pensar ms que en besarte y
en lo estupendo que es tenerte abrazada. Sobre todo despus de la ltima vez.
Fue estupendo evoc Lane.
Lane tena la orden expresa de volver a casa a las once, as que se saltaron la
segunda pelcula del programa, salieron del cine y aparcaron en el desierto, fuera de
la ciudad. Lane rechaz la sugerencia de Jim de pasar al asiento posterior del coche.
Se quedaron delante y se retorcieron para, torpe e incmodamente, abrazarse y
besarse. Fue maravilloso. A la luz de la luna, Lane se sinti audaz, romntica y
sensual. La blusa se desprendi de su cuerpo fcilmente. Aunque se las arregl para
que el sostn continuara en su sitio. A pesar de los ruegos e intentos de Jim para
quitrselo. Y a pesar de sus propio deseo de desembarazarse de aquel engorro de
prenda y sentir el contacto directo del chico sin aquella rgida capa de tela
interponindose. Por ltimo, ella dijo: Casi es hora de marchar. Jim no protest,
simplemente asinti con la cabeza, a la vez que murmuraba: Supongo. Lane se
llev las manos a la espalda y solt el sujetador. Jim se qued con la boca abierta y
permaneci un buen rato mirando los pechos de Lane, antes de decidirse a tocarlos.
Cuando por fin lo hizo, las manos le temblaban.
Apaciguada por los recuerdos de aquella noche, Lane se adelant y pas los
brazos en torno a Jim. Le bes suavemente en la boca.
Excusa aceptada susurr. Pero ahora tengo que irme. De verdad.
Las manos de Jim descendieron a lo largo de la espalda de la muchacha y le

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acariciaron las nalgas.


Quieres una Pepsi?
No tengo tiempo. Pero puedes acompaarme hasta el coche.
Jim la apret contra s y la bes con apasionada intensidad. Luego se retir.
Temo que tendr que esperar hasta el viernes que viene, verdad?
Llegar.
Pero se me va a hacer largusimo.
Te echar de menos.
Y yo ms.
Ni hablar.
S, yo ms.
Quieres que nos peleemos por eso?
S accedi Jim, una lucha a brazo partido.
Vaya, te gustara, eh?
Y a ti.
Puede.
Cogidos de la mano, anduvieron hacia la puerta.

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Captulo 13
De pie en la entrada del camino de accesos, Larry agit el brazo para despedir a
Jean y Lane, mientras el automvil se alejaba por la carretera. Le resultaba extrao,
quedarse.
Saba que las iba a echar en falta. Diablos, ya las estaba echando en falta.
Por otra parte, ms bien le encantaba la perspectiva de pasar el fin de semana por
su cuenta, a solas. Poda hacer lo que le viniese en gana, sin tener que dar
explicaciones a nadie.
Libertad.
Se sinti como un cro al que han dejado en casa solo, sin padres ni niera.
El coche desapareci al doblar la esquina. Larry se dispuso a regresar a la casa y
entonces alz la mano para saludar a Brbara, que bajaba los peldaos de la escalera
de entrada a la vivienda de al lado. La mujer llevaba un bolso junto a la cadera. Larry
supuso que ira a cumplir algn recado.
De modo que se han ido sin ti.
Pues, s.
Jean me cont lo de ese original. Brbara se detuvo junto a su automvil, en
el paseo. A m me parece una faena horrible.
Me ha proporcionado una excusa magnfica para quedarme sonri Larry.
Si no te abruma el trabajo, por qu no vienes a cenar? Pondremos unos buenos
filetes en la barbacoa.
Es una seora tentacin.
Bueno. Te dejas caer hacia las cinco, de acuerdo?
Ah estar.
Brbara subi al vehculo y Larry regres hacia la casa.
Las cosas se estn animando, pens.
En el estudio, ech una mirada al manuscrito vctima de la escabechina y
comprendi que en aquel momento no tena el talante adecuado para emprenderla con
l. Ya se las haba entendido con ms de cien pginas, tachando las equivocadas
modificaciones del corrector y sustituyndolas con notas escritas a mano, acordes con
el texto impreso originalmente. Ya era suficiente para una jornada de trabajo.
Se acomod en la sala de estar, con una cerveza y la novela de Shaun Hutson que
haba empezado a leer por la maana. Pero, aunque sus ojos pasaban por las palabras,
el cerebro resbalaba sin enterarse de la trama del relato. Trat de imaginar qu diran
los familiares de Jean cuando se enterasen de que l se haba quedado en casa; luego
se pregunt qu debera ponerse para ir a casa de Pete y Brbara, y despus pens en
qu tal sera pasarse todo el da siguiente trabajndose ideas para La caja.
No tard en sumirse en especulaciones acerca de la radiogramola de la arroyada.
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Se pregunt cunto pesara. Podran levantarla dos hombres? En su obra, habran de


trasladarla hasta la furgoneta. Sera posible?
Podan echar una mano las mujeres? Mi protagonista es soltero. Pero puede
acompaarle una novia.
Ocupado an con sus pensamientos, Larry dej el libro a un lado. Apur la
cerveza, se encamin distradamente al dormitorio y se desvisti.
Una de las chicas se cae mientras arrastran la gramola talud arriba. Bueno. Es un
presagio anunciador de que la caja va a ocasionar problemas.
En el cuarto de bao, abri la ducha y se coloc debajo de la percutiente rociada.
La muchacha resbala por el terrapln, piensa mientras empieza a enjabonarse.
Recibe unos cuantos golpes y se queda ms o menos como Brbara en el hotel.
Record el aspecto que presentaba Brbara, de pie en el umbral. Los rasguos de
las piernas y del vientre.
La imagen despert cierto agradable calorcillo en su entrepierna. Que se enfro
automticamente al verse a s mismo arrodillado bajo la escalera, con los ojos fijos en
el apergaminado cadver.
Dios, deseaba no haber contemplado aquello!
Pareca estar siempre con l. Expectante. Como una especie de espectro al acecho
en un armario oscuro de su cabeza y que de vez en cuando abra la puerta para que le
echase un vistazo.
Tan espantoso y repulsivo. Pero fascinante, tambin.
Al tiempo que se secaba el pelo, la mente de Larry dio un repaso a las preguntas
de rigor. Quin era la muerta?
Quin le hundi la estaca en el pecho? La persona que puso el candado nuevo en
la puerta del hotel, conoca la presencia del cadver all? Aquella chica, sera
realmente una vampira? Qu poda suceder si alguien le arrancase la estaca?
No se le ocurri ninguna respuesta.
Se dijo, como de costumbre, que no deseaba tener respuestas. Slo quera olvidar
el asunto.
Tal vez deberamos dar parte, pens. Se haba opuesto a la idea de informar a
las autoridades. Ahora, sin embargo, se daba cuenta de que hubiera sido lo mejor. Un
telefonazo a los polizontes les habra librado de toda responsabilidad. Era como pasar
el testigo.
Nosotros corrimos nuestro relevo, ahora les toca a ustedes.
Parte del problema, comprendi, consista en la carga que representaba saber lo
que se ocultaba en aquel hotel.
Somos los que estamos enterados de la existencia del cuerpo.
Pero no hemos hecho nada respecto a ello.
Comprobar la frase siguiente

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S que ese maldito cadver es algo ms que un recuerdo espeluznante, es un


asunto inacabado.
Segn los psiquiatras, lo que llena tu cabeza de confusin, ms que ninguna otra
cosa, es la cuestin de que se trata de un asunto inacabado.
Tal vez lo que necesitamos es solucionado se dijo Larry. Emprender alguna
accin para quitrnoslo de encima.
Subamos al coche y vayamos a ver dijo Pete. Larry tuvo la sensacin de
haberse quedado sin aliento.
Bromeas dijo.
Se te han aflojado los tornillos aadi Brbara.
Un momento, si Larry va a escribir una novela sobre esa gramola, tiene que ir
all. Es ms, yo debo ir. Larry puede observar los progresos que voy haciendo en la
reparacin del artefacto y ordenar los detalles como mandan los cnones. Sabes? No
hay nada como tener una experiencia de primera mano para escribir un libro
Verosimilitud dijo Larry.
S, eso es.
A quin se lo dices?
Larry tom un sorbo de tnica con vodka y mene la cabeza. Ojal no hubiera
tenido la malhadada idea de sacar a relucir La caja. Normalmente, no trataba con
nadie acerca de las obras que estaba escribiendo. Pero Pete y Brbara eran parte
integrante de aquella futura novela. Ellos fueron quienes encontraron la
radiogramola. El deseo de Pete de llevarla a casa haba sido la verdadera inspiracin.
La historia haba venido rodada a partir de ah.
Debera haber conservado cerrada la boca.
Lo ltimo que deseaba era volver a Llano de la Artemisa.
Pete se levant de la silla de jardn y fue a comprobar la barbacoa. Las llamas se
haban apagado, pero, desde el punto donde se encontraba, Larry poda asegurar que
las briquetas estaban al rojo. Suban vaporosas nubes de aire caliente.
Faltan diez o quince minutos declar Pete. Se volvi hacia Brbara, enarcada
una ceja. No tienes que ir adentro a hacer algo?
Pretendes desembarazarte de m?
Slo intento ser til. Vamos a necesitar esos championes salteados, es el
acompaamiento de los filetes.
Eso est hecho en cinco minutos repuso Brbara. Los preparar cuando
sirvas la carne.
Muy bien, pens Larry. No estaba deseando precisamente que Brbara se
alejase. No slo porque era la mejor defensa contra las delirantes prisas que le haban
entrado a Pete por ir a recoger la gramola, sino tambin porque mirar a Brbara era
una delicia.
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Estaba sentada en un sof, frente a l, con las piernas estiradas encima de los
cojines. Las piernas, largas y bien torneadas, ofrecan una vista maravillosa, a pesar
de las zonas lastimadas. Llevaba unos pantalones cortos de color rojo y una sencilla
camiseta de manga corta. Esta caa blandamente sobre el liso vientre y los pechos. El
tejido era lo bastante sutil como para que se apreciara el tono rosado de la piel que
cubra, los puntos ms oscuros de las contusiones y araazos de encima del talle y la
blancura del sujetador.
Observ el modo en que se movan los msculos cuando Brbara se ergua en el
asiento para tomar un sorbo de su combinado, se echaba de nuevo hacia atrs y
dejaba el vaso en el disco hmedo que tena a su izquierda, inmediatamente debajo de
la pernera de sus pantalones cortos.
No quieres volver all, verdad? pregunt a Larry.
En absoluto.
No tena yo esa idea.
De todas formas, pesa demasiado para que pudiramos trasladada entre los dos
le dijo a Pete, refirindose a la radiogramola.
Brbara nos acompaara y nos echara una mano. Verdad que s, cario?
Ni lo suees.
Slo est un poco asustada por la vampira.
Ya lo sabes. Adems, no necesitamos ese armatoste estorbando en el garaje. Ya
est bastante lleno y desordenado.
Sera formidable para el libro de Larry. Podra acercarse a echarle un vistazo
cada vez que anduviera escaso de inspiracin. Mir a Larry y aadi: Y
podemos tomar fotografas. Sabes? Una imagen de la radiogramola, tal como est,
sera algo tremendo como ilustracin para la cubierta.
S, resultara bastante estupendo reconoci Larry.
Vaya! Slo falta que le animes.
Larry sonri.
No tengo intencin de volver a aquel pueblo.
Tambin la vampira te ha metido el miedo en el cuerpo, eh? dijo Pete.
Eh, no te va a pasar nada. Al menos, mientras tenga esa estaca hundida en el corazn.
No tengo miedo a ninguna vampira le replic Larry. No creo que sea
una vampira. Pero los fiambres s que me ponen la carne de gallina.
Esa es buena, viniendo de ti.
A m me asusta mi propia sombra, hombre. Por eso se me da tan bien escribir
los libros referentes a estos temas y te dir otra cosa: Llano de la Artemisa me resulta
bastante ms aterrador que mi sombra. Comparada con ese pueblo, mi sombra es
palidez pura.
Brbara celebr el retrucano con una risita.

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Incluso aunque no hubiese ningn cadver debajo de la escalera, seguira sin


tener malditas las ganas de acercarme a esa ciudad. El mero hecho de que est
abandonada basta para que me produzca escalofros. Hay algo bsicamente aterrador
en un lugar donde se supone que debe haber gente, pero donde no hay un alma. Una
poblacin abandonada, un edificio de oficinas por la noche
Eso es realmente cierto, sabes? intervino Brbara. Como un hotel a altas
horas de la noche, cuando todo el mundo duerme.
O un colegio aadi Larry. O una iglesia.
S. Brbara abri mucho los ojos. Las iglesias son sitios verdaderamente
ttricos cuando no hay nadie en ellas. Cuando estaba en el instituto, sola ir al coro a
ensayar. Nos encontrbamos los mircoles a las ocho de la tarde. Se inclin hacia
adelante y mir a Larry. Una noche Dios santo, se me pone la carne de gallina
slo al pensar en ello. Cuadr los hombros y se apret los brazos contra los
costados. Una noche, haban suspendido el ensayo, pero yo lo ignoraba. Me parece
que habamos estado fuera de la ciudad.
Sea como fuere, la verdad es que el director del coro se puso enfermo y todos lo
saban menos yo. As que mi padre me dej en el aparcamiento y sigui su camino.
Tomas nota, Lar? Puede serte til.
Hasta ahora parece prometedor.
Se dio cuenta de que experimentaba cierto ligero estremecimiento, como si el
miedo de Brbara fuese contagioso.
Haba luz en el recinto porticado de la entrada. Pero la escalera que conduca al
coro estaba a oscuras. De todas formas, sub. Imagin, simplemente, que haba
llegado la primera. La galera del coro tambin estaba a oscuras.
Por qu no encendiste la luz? pregunt Pete.
No lo s. Supongo que porque no me atreva a andar manipulando los
interruptores. Pero tambin tema que alguien pudiese Bueno, encender las luces
era, ya sabes, como revelar que me encontraba all. Estir los labios, dejando al
descubierto la dentadura.
Esa es la cuestin dijo Larry. Cuando un lugar parece estar vaco, uno
teme no encontrarse realmente solo.
As es. Exacto. Porque una no puede ver qu hay all. Dios, me dio entonces
por pensar que alguien rondaba por aquel sitio, que se me acercaba furtivamente.
Hasta llegu a creer que alguien suba a hurtadillas por la escalera.
Brbara an tena el vaso en la mano derecha, sobre el regazo. La otra mano la
cruzaba por delante del pecho para frotarse el brazo contrario, como si deseara poner
un poco de clida tranquilidad para eliminar la carne de gallina. Larry observ que
tambin los muslos tenan carne de gallina. Y aunque llevaba sujetador, al parecer la
tela del mismo era tenue y estaba tensa. Los pezones formaban pequeos puntos al

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resaltar en la pechera de la camiseta.


Tendr que acordarme de eso pens Larry. Cuando una mujer tiene carne de
gallina, los pezones se le endurecen. El miedo los pone erectos.
O es que la mujer se excita?
La excita el miedo?
Brbara segua con las cejas en arcadas, sin dejar de frotarse el brazo. Pareca
perdida en la evocacin de aquella noche.
Bueno, qu ocurri? pregunt Pete.
La mujer sacudi la cabeza.
Nada.
Ah, qu gran historia! se burl Pete.
Aguard all cosa de quince minutos. Estaba tan asustada que casi no era capaz
de moverme. Mir la nave de la iglesia, el plpito y todo y cre que haba alguien
abajo, en la oscuridad. Ya sabes, alguien consciente de mi presencia. Alguien que me
observaba.
Que iba a por ti aadi Pete.
Exactamente.
Vienen a por ti dijo Pete, imitando la voz del hermano espasmdico en la
escena del cementerio de La noche de los muertos vivientes. Vienen a por ti.
Djalo, quieres?
No apareci nadie? inquiri Larry.
Brbara neg con la cabeza.
Al final, reaccion. En la vida me he alegrado tanto de salir de un sitio.
Ni cuando te viste fuera de aquel agujero del rellano del hotel de Llano de la
Artemisa? quiso saber Pete.
Aquello fue distinto. Era dolor fsico. No es lo mismo que tener dentro un susto
de muerte.
De modo que, por ltimo, saliste disparada de la iglesia articul Larry.
Desde luego. Ni siquiera me detuve a coger el telfono y llamar a casa. Esper
en el aparcamiento hasta que mi padre pasara a recogerme, a la hora de costumbre.
Y ya est? pregunt Pete.
Te parece poco? Despus de eso, me borr del coro. Por nada del mundo
estaba dispuesta a entrar de nuevo en la iglesia despus de que oscureciese.
Una actitud muy drstica, teniendo en cuenta que no sucedi nada.
Eso de que no sucedi nada, tampoco es exacto seal Larry.
Tienes razn. Con todos los aos que han pasado, an siento escalofros cada
vez que recuerdo aquella noche.
No es gran cosa como historia dictamin Pete.
Como situacin, como escena, es ms que interesante repuso Larry.

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Crees que puedes aprovecharla? interrog Pete.


Ya entiendo sonri Brbara. Lo ms probable es que la conviertas en el
episodio de un manaco homicida que me perseguir con saa entre los bancos del
templo.
Algo por el estilo. Tal vez Jesucristo baje de la cruz y acose al individuo a lo
largo y ancho de la iglesia.
Oh, por favor!
Pete se ech a rer.
Eh, le perseguir con un clavo en cada mano.
Hombres!
Muy bueno aprob Larry. A la maana siguiente, se presenta el sacerdote
y se encuentra con que quien est en la cruz es ella.
Dios te castigar por esa irreverencia avis Brbara.
Es ms que probable.
Ser mejor que sirvamos los filetes dijo Pete. Hay que darle de comer
antes de que caiga un rayo del cielo y lo achicharre vivo.
Despus de cenar, Pete sali con su sorpresa: una bolsa de plstico que contena
tres cintas de vdeo.
Pens que podamos disfrutar de una maratn cinematogrfica, a menos que
tengas prisa por volver a tu casa.
Con tres tnicas con vodka en el estmago, aparte las dos cervezas que consumi
durante la cena, Larry saba que no estaba en condiciones ni de escribir ni de hacer
correcciones en el original que le haban enviado. Ni siquiera de enfrascarse en la
novela de Hutson.
Tampoco le seduca mucho estar solo en casa.
No me parece mal dijo. Veamos qu tenemos aqu. Examin las cintas a
travs de los estuches de plstico transparente: Camerons Closet [El armario de
Cameron], Elood Frenzy [Arrebato sangriento] y Floater [Flotador].
Barb me telefone a la tienda explic Pete, y las recog al volver a casa.
Pareca muy satisfecho de s mismo.
Ah!, esta ser estupenda dijo Larry.
Seguro que estars eufrico dijo Brbara, cuando suene la hora de regresar
a casita.
Si te alucinas, puedes pasar aqu la noche.
Supongo que podr resistirlo.
Empezaron con Elood Frenzy. Pete acomodado en un silln anatmico, junto al
sof. Larry ocupaba uno de los extremos del sof y Brbara el otro. Al cabo de un
rato, la muchacha puso un cojn encima de la mesita de caf y apoy los pies en l.
Cuando se acab la pelcula, Pete prepar palomitas de maz. Brbara desapareci
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durante unos minutos. Volvi cubierta por una bata azul que le llegaba a las rodillas.
Llen sendos vasos de Pepsi para el tro. Pete distribuy las palomitas en tres tazones.
Antes de arrellanarse de nuevo en el sof, Brbara apag todas las luces.
Masticaron palomitas, bebieron el refresco y contemplaron Camerons Closet en
una sala a oscuras, a excepcin del resplandor de la pantalla del televisor.
De vez en cuando, Larry diriga una ojeada a Brbara. La mujer tena la espalda
hundida en el respaldo del sof, el tazn de palomitas de maz en la falda y los pies
descansando en el cojn que anteriormente haba colocado encima de la mesita de
caf. Cuando se revolvi hacia un lado para dejar el tazn vaco en la mesita de la
lmpara, la falda se desliz de la pierna izquierda. Brbara llevaba un difano
camisn de color rosa. Ms corto que la bata. Apenas le cubra la parte superior de las
caderas. Dej escapar un leve gemido de fastidio al tiempo que recoga el trozo de
bata cado y volva a ponerlo en su sitio, sobre el muslo.
No cabe duda de que esto es infinitamente mejor que estar en casa, pens
Larry.
Al cabo de unos minutos, Brbara quit el cojn de debajo de sus pies.
Tras apoyarlo en el brazo del sof, la mujer se dio media vuelta y puso las piernas
sobre el asiento del divn. Se tendi de costado, con la cabeza apoyada en el cojn.
Avsame si te doy alguna patada dijo.
Tal vez deba apartarme de tu camino.
No, no, ests bien ah.
Pete volvi la cabeza.
Oh, venga! Por el amor de Dios, Barb, sintate. No aguantars ni cinco
minutos.
Me mantendr despierta.
No aguantars. Te lo advierto, no pienso rebobinar la cinta. Si te duermes, mala
suerte para ti.
No vaya dormirme.
Clebres ltimas palabras dijo Peter. Lar, si la pescas con los ojos
cerrados, pnchala.
No te atrevas.
Se introdujo la bata entre las piernas, por la parte posterior, como si pretendiera
evitar as que Larry llevase la mano hasta all para pincharla.
La clase de cosa que Jean poda hacer.
El recato y el aviso desenfadado sugeran una intimidad que era al mismo tiempo
reconfortante y excitante.
Pete utiliz el mando a distancia para rebobinar los pocos segundos de pelcula
que se haba perdido durante su quejosa recriminacin a Brbara.
La muchacha tard algo ms de cinco minutos, pero sin llegar a diez. Larry

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comprendi que se haba dormido cuando, al estirar las piernas, uno de los descalzos
pies de Brbara se le apoy a l en uno de los muslos. El contacto lanz una clida
corriente por todo el cuerpo de Larry.
Aguard un momento, disfrutando de la situacin. Pero tambin se senta
culpable.
Pete dijo al final. Se ha quedado frita.
Barrrrbara!
La muchacha dio un respingo y levant la cabeza del cojn.
Qu pasa? Estoy bien.
Te quedaste dormida.
No, nada de eso. Estoy bien.
Descans nuevamente la cabeza en el almohadn. Se le cerraron los prpados.
Olvdalo dijo Pete. Si quiere, puede verla maana por la maana.
Estoy vindola murmur Brbara.
Larry intent concentrarse en la pelcula. Pero el pie derecho de la muchacha se lo
pona difcil. Lo mismo que el escote de la bata, que se haba abierto y dejaba a la
vista, a travs del transparente tejido rosado del camisn, una parte generosa del seno
derecho. Las imgenes de la pantalla del televisor estaban bien, pero las subrepticias
ojeadas eran mucho ms seductoras. A veces, el pie se frotaba contra l.
Faltaba poco para que concluyera la pelcula cuando Brbara estir la pierna
izquierda. El pie pas por encima del muslo y qued apoyado en el regazo de Larry.
La presin all le puso violento. Pas la mano alrededor del tobillo de Brbara y, con
cuidado, traslad el pie hasta colocarlo junto al otro.
Uh gimi ella. Lo siento. Te di una patada?
Todo va bien.
Pete volvi la cabeza, fruncido el entrecejo.
Por Cristo, Brbara, nos ests jodiendo la pelcula! Por qu no te vas a la
cama?
S, tal vez sea lo mejor.
Mierda!, pens Larry.
Brbara se incorpor trabajosamente y, medio tambaleante, se puso en pie.
Buenas noches, chicos. Perdona si te he dado algn golpe sin querer, Larry.
No te preocupes. Muchas gracias por la cena y todo lo dems.
Me alegro de que pudieras venir. Hasta luego.
Rode la mesita de caf. La vista de Larry pudo atravesar la bata cuando la mujer
pas por delante de l. Los pechos de Brbara oscilaron levemente cuando se agach
para dar a Pete un beso de buenas noches. Luego, se retir.
Sin ella, la habitacin pareci quedarse vaca.
Durante los momentos finales de Camerons Closet, Larry oy el ruido del agua

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de la cisterna del retrete.


Pete sac la cinta del interior del vdeo. Sonri por encima del hombro.
Al fin libre, al fin libre dijo. Gracias a Dios todo poderoso, al fin libre.
Si quieres irte a la cama
Ests de coa? Meti en el vdeo la cinta de Floater y apret el botn para
que empezara la pelcula. En seguida vuelvo.
Sali apresuradamente.
Cuando volvi, todava estaba en la pantalla la advertencia sobre la prohibicin
de pasar pblicamente el vdeo y todo eso. Llevaba una botella de whiskey irlands
en una mano y dos vasos en la otra.
La hora de la fiesta dijo.
Maana voy a estar hecho unos zorros.
Los gatos se han ido. A vivir!
Estuvieron mirando la cinta hasta que se vaciaron los vasos. Pete los llen otra
vez y luego puls el botn de Stop en el mando a distancia. En la pantalla del
televisor dejaron de aparecer las imgenes de la pelcula de terror, sustituidas por las
de un filme en blanco y negro, de John Wayne. Larry lo reconoci al instante: Arenas
sangrientas.
Por qu tuviste que quitarla? pregunt. Una sonrisa dilat las comisuras de
la boca de Pete.

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Captulo 14
Nos lanzamos a una pequea excursin?
Qu quieres decir?
Llano de la Artemisa.
Vas de gracioso?
Quin puede impedrnoslo?
No quiero ir all.
Pete dej caer la mano, en plan de cachete, sobre la rodilla de Larry. Un brillo
pcaro fulguraba en sus pupilas, pero no sonrea. Pareca un chiquillo con bigote,
algunas canas y grandes planes para correrse una juerga por todo lo alto.
Cogemos la furgoneta. Nos llegamos all, cargamos la gramola y volvemos. En
total, dos o tres horas. Barb est como un tronco. Ni se enterar.
Lo sabr en cuanto vea el armatoste en vuestro garaje.
Muy bien, entonces lo dejaremos en tu casa. Qu dices, Lar?
Creo que es un disparate.
Eh, hombre, una aventura. Ser algo fantstico. Puedes utilizarlo en el libro. Ya
sabes, cuentas la correra de dos individuos que se deslizan subrepticiamente en plena
noche para apoderarse de ese cacharro. Puedes relatarlo exactamente tal como se
desarrolle, sabes? No tendrs que estrujarte la imaginacin para nada.
Es una locura.
No quieres la caja?
Hasta ese extremo, no.
Qu me dices de una foto para ilustrar la cubierta del libro?
Bueno, eso sera formidable, pero
Entonces me llevar la cmara. Quiz no podamos cargar con la gramola,
sabes? Tal vez ni siquiera consigamos levantarla del suelo. Pero, al menos,
tendremos algunas fotos.
Eso podramos hacerlo durante el da.
Ya sabes el folln que me armara Brbara. Me echara encima una bronca de
mil pares de demonios. Qu te parece?
De verdad quieres ir ahora?
El reloj digital del vdeo indicaba las 12:05.
No hay mejor tiempo que el presente. Una operacin nocturna.
La idea aterraba a Larry. Pero tambin le excitaba. Not una vibracin que
pareca zumbar a travs de su sistema nervioso.
La ltima vez que hiciste algo realmente arriesgado se pregunt, cundo fue?
Si te acojonas, te arrepentirs. Y Pete te va a considerar un bragazas.
Una aventura autntica.
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Como Tom y Huck dijo.


Cmo?
Tom Sawyer se escapaba por la ventana, entrada la noche, para ir al cementerio
con Huck Finn y con el gato encargado de pasar por la tumba de un difunto y llevarse
las verrugas de uno. Siempre so con hacer algo parecido.
Tienes verrugas, t?
Vamos a buscarlas.
Sonriente, Pete volvi a llenar los vasos.
De fbula!
Entrechocaron los vasos a modo de brindis y bebieron.
Pete se llev el vaso consigo. Encendi la lmpara situada al otro lado del brazo
del sof. Luego sac la cinta del vdeo, apag la televisin y sali de la estancia.
Larry sorbi su whiskey mientras esperaba. El alcohol puso calor en su cuerpo pero
no atenu el rasgueo de las vibraciones.
A su regreso, Pete llevaba puesto un cinturn canana. Con el 357 en la pistolera
adosada a la pierna derecha. Colgada del cuello iba su cmara con el correspondiente
flash.
Ech un vistazo a la alcoba dijo en voz baja. Brbara se ha apagado como
una bombilla.
Pete apur el contenido de su vaso. Puso el tapn en la botella de whiskey y se la
tendi a Larry.
Vale ms que guardes t el agua de fuego.
No deberamos llevrnosla.
Al diablo. Quin lo va a saber?
Si nos paran
No nos pararn. Tranquilo, vivirs ms.
Se encaminaron hacia la puerta. Pete apag la luz. Salieron. De pie, bajo la
claridad de la lmpara del porche, Pete cerr con llave la puerta de la calle.
Larry se estremeci y se apret el pecho con las manos mientras corra hacia la
furgoneta, estacionada junto al bordillo. Pens en pasar por su casa para coger una
chaqueta. Pero Pete tampoco iba abrigado. Slo vesta un polo de punto, de manga
corta, y unos vaqueros azules.
Si l puede ir a cuerpo gentil, yo tambin, se dijo Larry. Adems, en la
furgoneta se encontraran estupendamente. La temperatura del vehculo era clida.
Deba de estar como un horno antes de que se pusiera el sol y an conservaba
bastante de ese calor. Larry se acomod en el asiento contiguo al del conductor y dej
escapar un suspiro.
Psamela.
Tendi la botella a Pete, que tom un trago y se la devolvi. Larry tambin sorbi

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un poco.
Ests en condiciones de conducir? pregunt.
Bromeas? Si apenas he probado el matarratas.
S pens Larry. Estoy un poco colocado, desde luego. Pero no es el prive.
Se trata de un ataque de anticuada excitacin. Tal vez mezclada con algo de miedo.
Pete puso en marcha la furgoneta. Mantuvo apagados los faros durante un trecho.
Los encendi tras doblar la primera esquina. Horadaron la noche.
Eh, esto es formidable, lo sabas?
Crees que eres capaz de encontrar el pueblo?
No temas.
Pero no nos acercaremos al hotel, de acuerdo?
Si t lo dices. Pete condujo en silencio durante varios minutos. Cuando
estaban en el paseo de la Ribera, mir a Larry y dijo: Hay una cosa que no
entiendo. Cmo te ha dado por escribir acerca de la radiogramola en vez de centrarte
en la vampira?
Los libros sobre vampiros estn a diez centavos la docena.
Los autnticos, no. No me interpretes mal, tu historia con la gramola como
protagonista me parece un hallazgo magnfico. Pero creo que el relato autntico
acerca de cmo encontraste un vampiro femenino en una ciudad fantasma sera
diferente, sabes?
Diferente, faltara ms.
Te acuerdas de esa pelcula titulada Terror en Amityiville? Se supona que era
una historia real.
Se supona confirm Larry. Pero tengo entendido que todo fue un invento.
Quiz, s, quiz, no. La cuestin es que afirmaron que era verdico. Y ah
estuvo el xito. A no ser por esa garanta, hubiese sido una pelcula ms de casa
encantada. Se supone que uno haba de pensar que aquello sucedi realmente, no?
Exacto.
Estaba basado en un libro, verdad?
S. Y el libro se lanz como gnero no novelesco.
Y se vendi?
Te burlas? Una tonelada de ejemplares.
Qu te impide, pues, escribir ese asunto de la vampira como literatura no
novelesca? Sacar un libro para las listas de los ms vendidos y que te compren los
derechos para hacer una pelcula. Presto! Ser rico y famoso.
Mierda!
Qu significa eso de mierda? Tienes algo en contra del dinero?
Las cosas me van bastante bien.
Seguro que te las bandeas de maravilla. Pero cuntos best-sellers has escrito?

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Uno puede ir tirando estupendamente sin necesidad de que sus ttulos figuren
en las listas de los veinte o los cuarenta principales. Esos autores de las listas estn
ganando millones.
Pete dej escapar un silbido.
Tanto?
Claro. Algunos de esos muchachos cobran de entrada, como adelanto, un par
de millones. O ms. Y luego tienen los derechos de las ediciones en rstica, de
traduccin, de la versin cinematogrfica, de las videocintas
Cristo! Y eso no despierta tu inters?
No he dicho que no me interese. Lo que pasa es que no quiero liarme con
ningn vampiro.
Eh, no nos equivoquemos en eso. Esa criatura no es ninguna vampira. Slo es
una gach con una estaca clavada en el pecho. Pero no sabemos ms. No estamos
seguros de nada. Como tampoco lo saben los lectores. Eso es cosa del desarrollo de la
trama. Aguarda al final y entonces le quitas la estaca. Eso puede ser algo as como el
meollo del ltimo captulo, no te parece? Retiras la estaca de su pecho y ves lo que
sucede.
No s, no s.
Dejaron atrs las luces de Recodo de la Cabeza de Mula.
Pete abandon la calle Mayor y se dirigi hacia el oeste, a travs del desierto. Se
acabaron las farolas. Los rayos luminosos de los faros del vehculo abrieron amplias
y brillantes sendas de claridad en la calzada por delante de Pete y Larry. La luna
lanzaba un tenue resplandor sobre el yermo paisaje de peascos, matorrales y cactos,
as como sobre las dentadas cumbres de las montaas que se alzaban a lo lejos. Era
un panorama de aspecto fro y triste. A Larry le entraron de pronto ganas de volver.
Mal asunto, atravesar aquel erial, en busca de una radiogramola.
Pero tal opinin no la comparta, de ningn modo, Pete.
En realidad, qu estamos haciendo? le pregunt Larry.
Lo que hemos proyectado. Vamos a traemos la gramola. O vamos a hacerle
unas fotos, si no tenemos fuerzas para levantarla del suelo.
Y qu pasa con el asunto de la vampira?
Slo era un comentario. Eh, a ti no te gusta la idea?, pues, estupendo. No
pienso obligarte a hacer algo que vaya en contra de tus principios. Pero, Jess, por
qu dejar pasar la ocasin de ganarse un milln de pavos?
Esa criatura me asusta.
Ah est el quid. Pete alarg la mano, le cogi a Larry la botella, bebi un
trago y se la devolvi. La cuestin es que te dedicas al negocio de asustar a la
gente. No es eso?
Asustar a la gente con relatos de ficcin. No con cosas reales. La gente que

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quiera terror autntico, puede ver los espacios informativos de la tele.


Esto no sera radicalmente distinto de tus novelas. Eh, estamos hablando de
vampiros, no de homicidios ni de guerra nuclear. La nica diferencia es que se
tratara de una historia verdica. Y se amolda perfectamente a tu imagen, sabes? Es
la clase de cosa que hara que se les cayera la baba de gusto a los publicitarios.
Escucha esto: Famoso autor de novelas de terror descubre una mujer vampiro
durante una excursin de fin de semana. Es sensacional. Saldras por la tele. Y, aqu
viene lo mejor, podras llevarla contigo.
Oh, maravilloso!
No tienes ms que dejarles que prueben a pedirte que te encargues de todo el
asunto.
Formidable. Ya me tienes llevando un cadver de un estudio a otro, por el
circuito de programas televisivos de msica y entrevistas.
Estamos hablando de un milln de machacantes, Lar. Estoy seguro de que lo
haras.
Ests invitado a la fiesta.
No s escribir. Y t tienes Volvi la cabeza bruscamente. Ya est! Ser
el personaje principal. Y t puedes ser el cronista que se encargue de contarlo por
escrito.
Tu Watson, tu Boswell.
S, lo que sea. Dios, dara cualquier cosa por tener aqu una grabadora.
Deberamos poner todo esto en una cinta, con vistas al libro.
Hablas en serio, por lo que veo.
Completamente en serio. Puedes retener en la memoria todo esto? Rayos, ser
cuestin de dejar la bebida.
Exacto. Larry tom otro trago.
Me estoy dando cuenta de que va a ser un libro importante. Y una pelcula
importante. Es sensacional.
Tiene posibilidades reconoci Larry.
Posibilidades? Ser un bombazo.
Pero necesito un argumento.
Eh, hombre, estamos viviendo ese argumento ahora mismo. Empiezas con el
sbado pasado, cuando encontramos la cosa. Escribe simplemente lo que sucedi, tal
como sucedi. Eso merece unos cuantos captulos. Luego pasas a esta noche.
Explicas que partimos en busca de la radiogramola, pero que durante el camino te
convenc para que, en vez del aparato, nos llevsemos a la mujer vampiro.
Eso cubrir unas cincuenta pginas calcul Larry. Y luego, qu?
Cuentas las cosas del modo en que vayan sucediendo. Describe nuestra entrada
en el hotel, las circunstancias en que cogimos el cadver, lo cargamos en la furgoneta

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y nos lo llevamos a casa.


A casa de quin?
Dispones de algn escondrijo?
Ninguno que Jean no sepa encontrar. Aparte de que no es propio de m tener
secretos para ella.
Cmo crees que reaccionara?
Al enterarse de que guardamos un fiambre en casa?
Digamos que en el garaje.
No creo que le encantara la idea.
Barb largara sapos y culebras.
Tanto mejor para el bombazo dijo Larry.
Pete guard silencio.
A Dios gracias pens Larry. Buena cosa es que estemos casados. Eso debe
acabar con la idea, matarla en flor.
Experiment un enorme alivio. Tom un trago de whiskey y suspir.
Ya lo tengo! exclam Pete. Eso es parte de la historia. Necesitamos poner
ah lo que suceda una vez tengamos a la criatura en nuestro poder, verdad? Podemos
poner la bronca que nos armen Jean y Brbara, al enterarse del asunto.
Pero tenemos que convencerlas para que nos dejen conservarla.
Ah es donde le echas imaginacin al relato.
Se lo explicamos, nada ms, entiendes? No se trata de quedamos para siempre
con la vampira. Slo la tendremos un par de meses, ms o menos, el tiempo que nos
lleve la preparacin del libro. Con el detalle de que al final ganaremos el premio de
un suculento bote. Creo que las chicas pueden dejarse convencer.
Dnde est el suculento premio de Brbara?
Me voy llevar una buena tajada, no?
S, un buen tajo en el cuello es posible que te lo d yo mismo. En cuyo caso
puede que luego tenga que escribir el libro en la crcel.
Qu me dices de un veinte por ciento? Al fin y al cabo, la idea es ma. Si no
fuese por m, ni por asomo lo haras.
Eso es bastante cierto. A pesar de todo, tampoco es que tenga mucha intencin
de hacerla. Todo esto es un desatino.
Eso es precisamente lo que lo hace tan fantstico. Es una locura. Es una
barbaridad! Crees que Stephen King dejara pasar una ocasin de este calibre?
Rayos!, lo llevara adelante slo para divertirse con el asunto.
Por qu no se lo ofreces? Tengo su direccin.
Porque t eres mi amigo. No quiero quitrtelo de las manos. Es tu gran
oportunidad.
Muchas gracias.

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Entonces, qu dices? Tiras adelante?


Si le dices que no pens Larry, no te lo perdonar en la vida. Probablemente ya
habr calculado cunto representa el veinte por ciento de un milln de dlares. Sera
cama robarle. Se acabaron las salidas con l y Brbara, se acabaron las copas y las
cenas con ellos. Adis a todo eso.
Record lo divertido que haba resultado aquello durante el ao anterior.
Pens en Brbara estirada en el sof y en el modo en que se introdujo entre las
piernas la parte posterior de la bata.
Se dijo que no sera, obligatoriamente, el fin de su amistad. Pero s pondra una
gran tensin en ella.
Ya Pete no le faltaba razn en lo del libro. Poda ser algo grande. Poda ser otro
Terror en Amityville.
Llevar adelante ese proyecto significara tambin pasar mucho ms tiempo con
Pete. Con Pete y Brbara.
Asimismo, significara poner un cadver en su vida.
Probablemente no sea tan malo, una vez te hayas acostumbrado.
Creo que vamos a tener verdaderos problemas con nuestras esposas dijo.
Nada que no podamos superar. Qu dices, hombre?
Supongo que podremos alquilar una habitacin o algo as para albergada, en el
caso de que nuestras queridas esposas no nos permitan tenerla a mano.
Claro. Ya idearemos algo. Ests en la jugada?
Quizs.
Aj!
Vamos a tocar de odo, vale? Echaremos un vistazo a la cosa. Pero tambin
quiero incluir la radiogramola en el libro, de modo que nos encargaremos primero del
aparato y luego veremos qu pasa.
Vamos, hombre. Eh, esto es el principio de algo grande.
Deberamos ir a que nos examinaran el cerebro.

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Captulo 15
Cuando el rayo de luz de los faros tropez con el Garaje de Babe, en el extremo
oriental de Llano de la Artemisa, Pete apag aquellos focos de claridad y levant el
pie del acelerador.
Entraron en la ciudad y rodaron despacio.
Larry examin la calle, iluminada por la luna, que se extenda ante ellos. Se senta
atrapado por aquel absurdo plan, pero an alimentaba la esperanza de que surgiese
algn imponderable que pusiera fin a semejante despropsito. Necesitaban soledad,
secreto absoluto. Si hubiese algn automvil aparcado por all, si saliera luz por
alguna puerta o ventana
Pero la calle pareca abandonada. Los edificios estaban a oscuras.
La furgoneta rod hasta frenar delante del Hotel de Llano de la Artemisa. Pete se
inclin hacia adelante y escudri el terreno, ms all de Larry.
Las miradas de ambos se dirigieron hacia la puerta. Pero el propio hotel
bloqueaba los rayos de la luna y proyectaba un negro sudario a lo largo de la acera.
Las tinieblas parecan algo slido.
Incapaz de ver las puertas, Larry se las imagin abiertas de par en par, imagin
que su mirada atravesaba el vestbulo, Imagin que vea el cadver, erguido sobre los
apergaminados pies, junto al atad, con los ojos clavados en ellos.
Un escalofro recorri su piel. Se le encogi el escroto, sobre el que sinti un
hormigueo estremecedor, como si sobre l se deslizaran araas.
Sigue murmur.
Vale. La caja.
La furgoneta arranc.
Larry se llev la mano al pecho y, a travs del tejido del polo, se cogi un pezn
con las yemas de los dedos. Pareca un guijarro.
Tambin les ocurre a los hombres de verdad pens. Cuando se te pone
carne de gallina, se te endurecen los pezones.
Record el aspecto de Brbara cuando refera su experiencia en la iglesia oscura.
Al proyectar el pensamiento sobre eso se le borr la imagen del cadver. Pero le
produjo cierta sensacin de culpabilidad recurrir a Brbara de aquella manera, as que
pens en Jean. Jean, la noche del domingo, despus de su pesadilla. Jean, cuando se
quit el camisn y se le puso encima. Luego, l se arrodill sobre Jean y el esbelto
cuerpo de la mujer le pareci cadavrico entre las sombras y l se vio de repente en el
hotel, de rodillas junto al fretro, dedicado a la contemplacin del cuerpo sin vida. Un
cuerpo de piel parda y reseca, con una mueca fantasmal en el rostro, pechos lisos y
vello pbico que brillaba como el oro bajo el rayo de luz de la linterna.
Sacudi la cabeza para expulsar aquellas imgenes y dej escapar una
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estremecida bocanada de aire.


No s si podr con esta murmur.
No tengas miedo, aqu est Pete.
Pete pas de largo por delante del Holmans, dio una vuelta en redondo y se
detuvo frente a los surtidores de gasolina. Apag el motor.
Tomaron un trago de whiskey cada uno.
Llevmonosla propuso Pete.
No. Quiero tener las manos libres.
Larry tap la botella y la dej en el suelo del vehculo. Se apearon. Doblado sobre
s mismo para resistir mejor el fro viento, Larry anduvo a trancas y barrancas hasta la
parte trasera de la furgoneta. Pete se reuni all con l. Empuaba la linterna, pero
an apagada. Uno junto a otro, doblaron la esquina del Holmans. Delante de ellos, el
desierto presentaba un tono grisceo, como si su superficie cubierta de matojos, rocas
y peascos estuviese pintada de color crema sucio.
Casi haban llegado a la esquina posterior del Holmans cuando una forma
confusa surgi de pronto, lanzada hacia ellos. Larry dio un respingo. Pete jade, se
encogi y empu la pistola. El viento impuls la mata de artemisa seca, que pas
dando tumbos por su lado.
Mierda! murmur Pete, al tiempo que enfundaba el arma.
Buena marcha, Pete el Rpido.
No soy aqu el nico que no las tiene todas consigo, pens Larry. Le encant
enterarse de que Pete tambin estaba con los nervios de punta.
Quiz deberas encender la linterna sugiri.
Nos delatara.
A quin?
Uno nunca sabe, hombre. Uno nunca sabe.
Dejaron la parte posterior del Holmans y entraron en el desierto, avanzando en
diagonal hacia el anacardo que sealaba la orilla del cauce seco del arroyo. Otra mata
seca cruz por delante de ellos, pero Pete la vio venir y no tir del arma.
Larry examin el terreno extendido ante ellos. Le hubiera gustado que no hubiese
tantos macizos de peas ni tantos grupos de matorrales. Escondites. Cada vez que se
acercaba a uno, el miedo le pona tenso. Y cada vez que lo dejaba atrs, volva
rpidamente la cabeza, medio esperando ver a alguien agazapado all, dispuesto a
precipitarse sobre l.
Las nicas personas que andamos por aqu somos nosotros dos, se deca una y
otra vez. Pero no lograba convencerse.
Por fin llegaron al borde del terrapln. Larry se volvi. Escudri la zona que
acababan de cruzar.
Pete hizo lo mismo.

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Luego miraron hacia adelante. A sus pies, el terreno estaba sumido en sombras.
Pete encendi la linterna. Dirigi el rayo de luz hacia la depresin y luego emprendi
el descenso. Larry se mantuvo junto a l. De vez en cuando, se detenan y Pete
exploraba con el foco de la linterna el fondo de la hondonada, como si quisiera
asegurarse de que ninguna sorpresa les aguardaba all. El lecho de la corriente no le
pareci a Larry nada familiar. Tena la certeza de que no haba cambiado desde el
domingo, pero que en la oscuridad pareca diferente. No le era posible determinar con
absoluta seguridad cul era el peasco en el que Brbara estuvo sentada.
Es muy posible que no estuviramos aqu ahora pens. Si Brbara no se
hubiese alejado del Holmans en busca de un sitio donde evacuar. No habramos
tropezado con la gramola. Quiz s que hubiramos encontrado el cadver, pero esta
noche no habramos salido, a no ser por la radiogramola.
Comprendi que tambin l tena que orinar.
Cuando llegaron al fondo del barranco, dijo:
Espera un momento. Tengo que desbeber.
ndate con ojo, no se te eche algo encima dijo Pete. Quieres la luz?
S, gracias.
Cogi la linterna. Pete esper, mientras Larry se alejaba por la izquierda y
rodeaba unos bloques de piedra. Se puso la linterna bajo el brazo para tener las manos
libres. De espaldas a Pete, se abri la bragueta. Not el viento contra su pene. Dirigi
el chorro de orines hacia adelante. El viento lo desvi a un lado, pero no lo lanz
hacia atrs, contra l.
Cuando hubo terminado, se subi la cremallera y se dispuso a dar media vuelta.
El rayo de luz de la linterna pas oblicuo a travs de un crculo negro rodeado de
piedras.
Eh, Pete. Ven aqu.
No quiero mojarme los pies.
Acrcate. Se quit la linterna de debajo del brazo mientras Pete se llegaba
hasta l. Larry indic el crculo. Mira eso.
Una fogata.
Estaba aqu antes?
No lo s. Es posible que estuviese, pero yo no la vi. Avanzaron hacia aquel
punto. El centro de la apagada lumbre apareca negro de ceniza y restos de lea
carbonizada y huesos. Larry vio media docena de huesos, intactos entre las apagadas
cenizas: grises y nudosos en los extremos.
Mierda sagrada! murmur Pete.
De conejo, crees?
Pete se puso en cuclillas. Cogi uno de los huesos: tena casi treinta centmetros
de longitud.

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Este mbolo no es de ningn conejo dijo. De un coyote, quiz.


Quin diablos iba a comerse un coyote?
El jodido Loco del Desierto, quin, si no? Pete volvi a tirar el hueso.
Esto encajar bien en nuestro libro.
Formidable murmur Larry.
Pete puso la mano sobre una de las ennegrecidas piedras.
An est caliente.
No me digas!
S te digo.
Larry se agach y toc una de las rocas. Estaba fra.
Tonto del culo.
Pete se ech a rer.
Has picado, eh?
Soplagaitas.
Aprtate. Voy a tomar unas fotos.
Larry retrocedi, pero mantuvo la linterna enfocada sobre el crculo de la fogata.
Pete quit la cubierta del objetivo, encuadr, fij la distancia y conect el flash.
Y si el fulano que hizo esto anda todava por aqu?
Que no cunda el pnico. Ya ha comido.
Un tipo que come coyotes no es una persona con la que me gustara darme de
manos a boca.
Probablemente hace mucho que se larg.
Pete se llev la cmara al ojo, se inclin sobre los restos de la hoguera para tomar
un primer plano y oprimi el disparador. Se encendi el flash, que cubri la zona con
un relmpago blanco.
Retrocedi. Un paso. Dos. Y entonces otro fulgurante rayo de luz traspas la
oscuridad.
Aquel fugaz parpadeo de blancura permiti a Larry vislumbrar algo situado ms
all del crculo de la apagada fogata. Proyect sobre aquello el foco de la linterna.
Oh, Dios mo! murmur.
Haba tres rocas amontonadas. En lo alto descansaba la cabeza de un coyote, con
la piel gris salpicada de sangre y un hueso cruzado entre los dientes. Donde debieron
estar los ojos slo quedaban un par de ensangrentados agujeros.
Pete baj la cmara y se qued mirando la cabeza de coyote.
Uauuu! se le escap.
Quiz sea aconsejable que nos marchemos de aqu.
Pete agit la mano y se acerc ms a aquello. Levant la mquina fotogrfica.
Apret el disparador. En el breve chasquido luminoso, Larry vio el fondo de las
cuencas vacas. Le vino la nusea mientras Pete se colocaba delante de la cabeza de

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coyote, se agachaba y tomaba otra foto.


Larry se apart a un lado y devolvi. Al concluir, se retir del pequeo charco de
vmitos, Sac un pauelo, se limpi los labios y se son la nariz. Parpade para
expulsar las lgrimas que le llenaban los ojos. Las frot con el dorso de la mano.
Te encuentras bien? se interes Pete, al tiempo que se le acercaba por
detrs.
Cristo! exclam Larry en voz baja.
Yo me siento un poco mareado. Qu escena ms desagradable. El tipo que hizo
eso debe de ser un maldito luntico. Viste cmo le vaci los ojos? Me pregunto si lo
hizo antes de comrselo.
Larry mene la cabeza.
Vayamos por la gramola y largumonos de aqu.
Dame la linterna. Quiero echar una mirada por los alrededores, a ver qu ms
podemos descubrir.
Te has vuelto loco?
Larry retuvo la linterna y ech a andar por el cauce seco del arroyo en direccin
al punto donde encontraron la radiogramola.
Aaah! dijo Pete. Qu diablos. No quiero perder mi cena. Al salir, no
tendra ni la mitad del buen sabor que tuvo al entrar.
Volvi la cabeza con gesto brusco.
Por la espalda de Larry trep un escalofro.
Qu pasa?
Nada, supongo.
Oste algo?
Seguramente no sera ms que el viento. A menos que nuestro jodido
tragaldabas de coyotes nos est acechando.
Deja eso.
Me gustara saber si le diriga la palabra a la cabeza, mientras coma. Sabes?
Colocar all la cabeza es como disponer de un compaero de mesa. Tener alguien con
quien charlar. Hablar a la cabeza en tanto se mastica el cuerpo.
Esa imagen, comprendi Larry, fue la que pas por su propio cerebro mientras
vomitaba.
Quisiera saber si se comi los ojos.
A Larry no se le haba ocurrido tal idea.
Es probable que al tipo no le gustase que le estuviese mirando fijamente.
Quiz. Me parece que eso no lo sabremos nunca. A menos que se nos presente
la oportunidad de preguntrselo rio Pete.
Ya est bien de choteo.
Larry dio la vuelta alrededor de una pea. Proyect sobre ella el foco de la

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linterna.
Era aqu donde Brbara estuvo sentada?
Eso creo.
Barri el terreno con la luz hasta dar con un denso grupo de matorrales situado a
la derecha. A travs del follaje capt un rielar de metal cromado y sucio plstico rojo.
Ah est.
Recorrieron presurosos el trecho final.
Larry baj la mirada sobre el aparato, abollado y cosido a balazos, que yaca entre
los matojos. Imagin la fotografa de aquella radiogramola en la cubierta de su libro.
La caja, por Lawrence Dunbar.
Esa es la novela que voy a escribir se dijo. Nada de una maldita obra sobre una
mujer vampiro.
Vamos a ver si podemos levantarla propuso Pete, y se agach.
Larry vio mentalmente los esfuerzos de ambos tratando de subir la gramola por el
empinado talud. Se vio tropezar, caer, rodar por la pendiente. La radio gramola se
vino abajo y cay encima de l. Pete la levant. Ser mejor que no intentes moverte,
Lar. Ir en busca de ayuda. Pete le dej el revlver y se march. Larry qued tendido
all, solo y medio paralizado. No tard en or el rumor de alguien que se arrastraba
hacia l. Un harapiento ermitao del que goteaba sangre de coyote, con un cuchillo
en la mano. Qu me induce a creer que se trata slo de uno?, se pregunt.
En qu piensas? inquiri Pete.
No lo intentemos.
S, puede que tengas razn. Dios sabe lo que habr debajo de ese trasto. O
dentro de l, que para el caso es lo mismo. No me gustara molestar a ninguna
serpiente de cascabel. Ni alterar la paz de un nido de escorpiones o de bichos as.
Eso es lo que me gusta de ti dijo Larry. Aventurero, pero no insensato.
Mi mam no criaba retrasados mentales.
Pete se puso en pie, se alej unos pasos de la gramola y levant la cmara.
Larry se apart a un lado. De cara a la lnea del barranco, taladr su oscuridad con
el rayo de luz de la linterna. La fogata y los espeluznantes restos del coyote estaban
ms all del corto alcance del foco. Traslad la plida claridad de este de un lado a
otro. Ninguno de los peascos ni de los matorrales visibles pareca lo bastante grande
como para ocultar a una persona.
Si localizas a Ragu, la Rata del Desierto dijo Pete, danos una voz.
De dar una voz, nada. Aullar!
Pete se ech a rer.
Larry sigui vigilando, de espaldas a Pete. Por el rabillo del ojo percibi cuatro
parpadeos de luz.
Por qu no te pones en la foto? sugiri Pete. Sacaremos un par de

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imgenes de tu persona junto a la famosa radiogramola.


A regaadientes, nada deseoso de abandonar la guardia, Larry retrocedi hasta
llegar a la gramola. Su puso en cuclillas junto al aparato. La luz piloto del flash
despeda el resplandor de un punto rojo hacia su cara.
Di queso.
Venga, acaba de una vez.
Di queso de cochino.
Que te zurzan.
El fulgor blanco le deslumbr. Pete tom otra foto, se acerc un poco e hizo dos
disparos ms.
Creo que ya tenemos bastante.
Seguro que mi visin nocturna tambin.
Se puso en pie, cerr los ojos y se los frot. Chispas y puntitos brillantes
bailotearon bajo sus prpados.
Hemos terminado ya aqu? pregunt Pete.
Espero que s.
Quieres que volvamos y cojamos algn recuerdo?
Para llevrnoslo a casa y ponerlo en el congelador.
S. Por qu no lo haces?
Ja! Crees que estoy majara?
Queras llevarte el cadver le record Larry, al tiempo que empezaba a subir
por el talud. Dnde est la gran diferencia?
Bueno, el cadver no es tan desagradable ni est tan ensangrentado.
A m me pareci bastante desagradable.
Bueno, la cabeza del coyote no vale un milln de pavos. Por un milln de
machacantes, la cogera con las manos desnudas y me ira andando hasta casa con
ella.
Te la comeras? pregunt Larry, que empezaba a sentirse casi contento de
estar llegando a la parte superior del terrapln.
Quin me dara un milln de pavos por comrmela?
Es una hiptesis.
Podra guisarla antes?
No, tendras que comrtela cruda.
Eres un tipo morboso, hombre.
Yo?
Llegaron arriba y el viento pareci abalanzarse contra Larry. Tuvo la impresin
de que soplaba all con ms fuerza que en el fondo del barranco. Pero se alegraba de
encontrarse fuera de la hondonada. Se haba sentido como un intruso en la guarida del
devorador de coyotes. Ragu, la Rata del Desierto. Apresur el paso, con unas ganas

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tremendas de poner la mayor distancia posible entre su persona y los dominios del
loco.
Volva la cabeza de vez en cuando. Tambin lo haca Pete, aunque no con tanta
frecuencia.
Llegaron por fin a la furgoneta. Larry se precipit a su asiento, cerr de golpe la
portezuela y puso el seguro. El calor resultaba maravilloso. Y tambin era estupendo
verse al abrigo del viento. Le hormigueaba todava la piel del rostro y de los brazos
como consecuencia de las rfagas de aire. Abri la botella de whiskey y se ech al
coleto un par de tragos mientras Pete suba al vehculo y se colocaba detrs del
volante.
Tendi la botella a Pete.
Este neg con la cabeza. Accion un interruptor y la luz inund el interior de la
furgoneta. Tras una mirada a Larry, plena de nerviosismo, se desliz detrs de los
asientos.
Larry le vio avanzar, agachado, hacia la parte trasera del vehculo Mova la
cabeza con rpidos giros a un lado y a otro, sus dedos se curvaban alrededor de la
culata del enfundado revlver.
Cristo, tema que alguien hubiera subido a la furgoneta. Pete registr todo el
interior y dio media vuelta.
Fro, fro dijo, al regresar.
De nuevo en su asiento, apag las luces interiores. Puso en marcha el motor.
Alarg el brazo y Larry le puso la botella en la mano. Despus de echar un trago, la
devolvi.
Estamos listos ya para la autntica diversin?
Creo que ya he tenido bastante diversin para una noche.
No irs a acongojarte y dejarme solo ahora, verdad?
Si nos lo llevamos a casa, qu vamos a hacer con el cadver?
T escribirs un libro sobre l.
Sobre qu? Sobre el tema de tener por invitada en casa a una seudovampira?
Precisamente.
All no pintar nada, slo permanecer quieta. Es decir, si las mujeres no nos
obligan a desembarazamos de ella.
Tienes razn. Tendremos que hacer algo con ella. Quiz podamos averiguar
quin es.
Cmo?
Lo primero es lo primero, Lar. Llevmosla a casa y despus pensaremos cul
ser nuestro siguiente paso.
Por qu no nos abstenemos de llevarla a casa hasta que hayamos pensado cul
ser ese paso?

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Eh, ya estamos aqu. Cundo volveremos a tener una oportunidad como esta?
No te me arrugues ahora.
No me arrugo. Es que no veo qu utilidad puede tener. Nuestro libro ha de ser
mucho ms que la memez de un par de mentecatos que se llevan a casa un fiambre
para alucinar a sus esposas. Hasta una historia real necesita accin, tensin dramtica,
clmax. Especialmente clmax. No tenemos nada.
Bueno, llegado el momento, retiraremos la estaca.
Y la maldita criatura sigue all inmvil.
Tal vez, s, tal vez, no.
Ah, vamos. T mismo dijiste que no es una vampira.
No lo sabemos con seguridad. Evidentemente, alguien cree que s lo es.
De acuerdo. Vamos a suponer que le quitamos la estaca y resulta que es una
mujer vampiro.
Eso sera algo fuera de serie, eh? Entonces s que nos encontraramos con un
best-seller entre manos.
En el caso de que no nos echase el diente al cuello.
Tomaremos las debidas precauciones, cuando llegue el momento. Ya sabes,
ingentes cantidades de crucifijos y ristras de ajos al alcance de la mano. Quiz
compremos unas esposas para inmovilizarle las muecas.
Y qu pasa si le arrancamos la estaca y no sucede nada? Lo cual es la mejor
manera de que se venga todo abajo. Entonces, qu?
Pete puso en marcha la furgoneta.
Una impresionante catstrofe, eso es le dijo Larry.
Pete llev el vehculo a la carretera. Rod despacio en direccin al hotel de Llano
de la Artemisa.
Volvamos a casa y olvidmonos de la vampira.
Dijiste que debamos tocar de odo, o sea, improvisar.
Mi odo me dice que lo olvide.
Tengo una idea mejor. Pete volvi la cara hacia Larry. A la vaga claridad
lunar, sus dientes parecieron rutilantes cuando sonri. Has dicho que sufriremos
una impresionante catstrofe si le arrancamos la estaca y la vampira sigue inmvil.
Bueno, averigemos esta noche si es o no una mujer vampiro. Condujo la
furgoneta hacia el otro lado de la calle y fren delante del hotel. Entremos ah y
quitmosle la estaca.

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Captulo 16
De pie, delante de la furgoneta, Larry tiritaba mientras diriga el foco de la
linterna hacia la puerta del hotel. Permanecan silenciosos. El candado colgaba del
pestillo, pero nadie haba reparado los desperfectos que caus Pete. La armella segua
arrancada de la hoja derecha de la puerta.
Pete se coloc junto a Larry. Empuaba la palanqueta.
No necesitars forzarla susurr Larry.
Pete asinti con la cabeza y se introdujo la barra de hierro bajo el cinturn. Lanz
sendas miradas a un lado y otro de la calle. Despus alz la cmara y tom una
fotografa de la puerta de doble hoja.
Cuando suba a la acera, Larry le agarr por el hombro.
Aguarda un momento.
Yo voy a entrar. Si tienes miedo
T no lo tienes?
Eh, claro que lo tengo. Pero no voy a permitir que eso me detenga. Puedes
esperarme aqu fuera, si quieres.
Larry se dio por vencido. Cruz la acera en pos de Pete. Not flojos y
temblorosos los msculos de las piernas. Le dola la barriga. El corazn lata con
sordo redoble y tuvo que aspirar con fuerza para que el aire llegase a sus tensos
pulmones.
Quin escribir el libro de Pete, si sufro un ataque cardaco y me voy
repentinamente al otro barrio?
Pete abri la puerta. Larry proyect el foco de la linterna sobre el vestbulo. El
rayo de luz vibr sobre los peldaos de la escalera, a la izquierda, fue ms all del
pasamanos y barri el espacio vaco del otro lado.
Entraron. Pete cerr la puerta.
Estoy dentro pens Larry. Cristo bendito!
El viento desapareci. Lo oa, pero ya no soplaba contra l.
Dentro del hotel, la temperatura era clida. Aunque no tan clida como la de la
furgoneta. Larry segua tiritando, sin poder evitarlo. Tena la piel tensa. La carne de
gallina, de los pies a la cabeza. Y una mano de hielo pareca estrujarle los genitales.
Llev el foco de la linterna de un lado a otro. Por el entarimado suelo cubierto de
arena. A travs del mostrador de la recepcin. A lo largo de las paredes. Se volvi
despacio para iluminar las tablas que cegaban las ventanas frontales y las dos hojas
de la puerta cerrada.
El chasquido de la cmara y el parpadeo del flash le hicieron dar un respingo.
Zumb el dispositivo de arrastre automtico de la pelcula.
Quiero hacerme con una panormica general susurr Pete.
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Tom varias fotografas ms, trazando un crculo completo con el enfoque para
captar hasta el ltimo centmetro del interior del vaco vestbulo.
Mientras pona un rollo nuevo de pelcula, Larry se sent en cuclillas para ver si
as se le aliviaba un poco el dolor intestinal.
No te encuentras bien? murmur Pete.
No mucho.
Si te cagas encima, tendrs que volver a casa a pie.
Ja, ja.
Voy a subir para tomar un par de fotos del rellano.
Larry se enderez, pero no fue con l. Dirigi el foco sobre la escalera. Pete subi
los peldaos, sostenida la cmara con las dos manos. Se detuvo bruscamente.
Muy interesante. Ven a echar una mirada.
Larry hizo una mueca y oblig a sus vacilantes piernas a trasladarle hacia la
escalera. La ascendi hasta llegar junto a Pete.
Cuatro tablas sucias y estropeadas por las inclemencias del tiempo cruzaban el
rellano. Cubran el boquete que se abri al ceder el entarimado del piso bajo el peso
de Brbara.
No tengo que decirte lo que significa esto manifest Pete.
Salgamos de aqu.
Dios santo, confo en que no se haya llevado a nuestra vampira.
Dios santo, confo en que s se la haya llevado, pens Larry.
Confo en que haya desaparecido.
Y si se trata del individuo que se comi al coyote?
Larry proyect la luz escaleras arriba. La claridad lleg hasta el pasillo del otro
piso y arroj un tenue resplandor hasta lo ms alto de la pared. Permaneci un
momento con la vista fija, medio esperando que un loco furioso anduviera por all
arrastrando los pies.
Pete lleva un arma de fuego, record.
Pero el susto probablemente me matara.
Dese poder apartar los ojos del pasillo de arriba. Pero no se atreva a hacerlo.
Pete desenfund el revlver.
Sostn esto un momento.
Larry se pas la linterna a la mano izquierda y empu el arma con la derecha.
Apunt ambas hacia la parte superior del tramo de escalera.
El contacto slido y pesado del 357 era reconfortante. Muy reconfortante.
El modo en que calm sus escalofros y le tranquiliz fue como ponerse un
abrigo. Pero mucho mejor.
No tena nada de extrao que Pete se hubiera manifestado tan fro durante todo
aquel episodio. Llevaba aquella herramienta a la cadera.

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Pete tom una foto del rellano. Luego solt la cmara, dejando que colgase de la
correa, se agach y arranc una de las tablas del suelo. La apoy contra la pared.
Repiti la operacin y cuando hubo retirado las cuatro tablas, hizo un par de tomas
del agujero.
Mucho menos preocupado ya por la posibilidad de que hubiera un intruso, Larry
contempl el boquete. Observ los astillados bordes de las maderas que desgarraron y
araaron a Brbara. Evoc el tacto del cuerpo de la mujer cuando le envolvi con sus
brazos. La clida suavidad de los pechos contra sus antebrazos. El aspecto que
ofreci despus, erguida bajo el sol, en el umbral de la entrada, con la blusa abierta.
Su cerebro regres al presente en el instante en que Pete empezaba a colocar de
nuevo en su sitio las tablas que haba retirado. Se percat de que ya no tiritaba. Se
pregunt si fue la pistola o el recuerdo de Brbara lo que puso fin a los escalofros.
Probablemente ambas cosas, pens.
Muy bien dijo Pete, y se puso en pie. Alarg la mano para recuperar el arma.
Deja que la lleve yo pidi Larry.
Pete guard silencio durante unos segundos. Luego se encogi de hombros y dijo:
Claro, por qu no?
Dieron media vuelta y se dispusieron a bajar la escalera.
Vamos a tener un montn de buenas vistas de este lugar. Ese libro de
Amityville, llevaba fotos?
No.
Estupendo. El nuestro va a ser mejor.
Llegaron al pie de la escalera, rodearon el poste de la barandilla y las suelas de los
zapatos chirriaron sobre el enarenado piso.
El panel que tapaba el hueco de debajo de la escalera segua en su sitio, tal como
lo dejaron. El cuerpo de Cristo despeda su brillo dorado desde el crucifijo.
Pete retrocedi unos pasos y sac un fotograma del cerrado recinto.
Se acerc al tabique y desliz una mano a lo largo de una juntura. Trat de hundir
los dedos y, en vista de que le era imposible, sac la palanqueta. Introdujo el filo en la
grieta. Poco a poco, como si temiera hacer ruido, accion la barra de hierro.
brete, ssamo murmur.
Con un suave gemido de clavos chirriantes, el entrepao de madera se movi
hacia fuera cosa de un centmetro y medio.
Pete introdujo los dedos de la mano izquierda por el resquicio. Volvi a guardar la
palanqueta bajo el cinto. Tir del panel con ambas manos. Los clavos volvieron a
rechinar. La grieta se ampli.
Por ltimo, el panel de madera qued completamente suelto. Tena cosa de metro
veinte. Pete elev ambas manos y lo cogi por los bordes. Cuando levant el
entrepao para apartarlo a un lado, pareci una imitacin en tamao natural del

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cuerpo clavado en la cruz; el crucifijo casi le tocaba la mejilla. Apoy el panel en la


escalera, se limpi las manos frotndolas contra la parte delantera de los pantalones y
despus retrocedi y tom una foto de la abertura.
Larry aguard hasta que Pete estuvo a su lado. Entraron juntos en el hueco de
debajo de la escalera.
Que haya desaparecido, dese Larry mentalmente mientras llevaba la linterna
hacia la izquierda.
Ilumin el pie del atad. Al levantar ligeramente el foco, Larry vio la vieja manta
pardusca que cubra el cuerpo. Se alzaba sobre la estaca para formar una diminuta
tienda de campaa. Ms all de esa zona de manta se encontraba el oscuro rostro del
cadver.
Pete le dio un codazo.
Qu? susurr Larry.
Nadie se ha fugado con ella.
Mal asunto.
Le tomar una foto.
Sobre la manta apareci el tenue reflejo de la luz roja del flash de la cmara.
Ascendi, como si flotara, hasta la parte inferior de un escaln, justo sobre la cabeza
de la muerta, y luego se centr en la cara sin vida. Por encima del retumbante latir de
su corazn, Larry percibi el breve zumbido del autofoco al ajustarse. La luz roja
tembl sobre la frente color de bronce, roz un prpado hundido, vag por una
chupada mejilla y se inmoviliz encima de la hilera superior de dientes.
Larry cerr los ojos a tiempo de perderse el sbito sobresalto brillante del flash.
Lo vio a travs de los prpados. Luego se produjo otro relmpago.
Vamos susurr Pete.
Larry abri los ojos. Sigui a Pete. Aunque mantuvo el fretro iluminado, evit
mirarlo.
Pete se agach y agarr el atad por el extremo. Dio un tirn. El fretro se movi
hacia l, araando el suelo. Larry se quit de en medio y Pete arrastr el atad por
delante de l.
Lo sac de debajo de la escalera, hasta el vestbulo.
Larry le sigui.
Qu ests haciendo? estall en un susurro discordante.
No me gustaba que estuviese ah debajo respondi Pete.
Cristo!
El propio Larry tambin se alegraba de haber salido del recinto de debajo de la
escalera. Pero aquello era ir demasiado lejos. Demasiado, demasiado, demasiado
lejos. A la criatura aquella no le corresponda estar all fuera. Su sitio era debajo de
los escalones, por el amor de Dios, no el vestbulo.

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Tenemos que volverla a poner ah detrs.


En vez de contestar, Pete tom una foto.
El fulgor blanco del flash ilumin el suelo alfombrado de arena, el atad, los pies
y el rostro del cadver, la cabellera rubia, la manta
La manta.
Larry not una sbita opresin en el pecho.
Pete.
Deja de lloriquear, quieres?
La manta.
Qu le pasa?
Que no la dejamos como est ahora.
Eh, tienes razn.
El domingo, Pete haba arrojado descuidadamente la manta sobre el cadver y la
tela qued amontonada encima del pecho y del vientre. Brbara tir de una punta para
tapar 1os riones. Ahora, la manta estaba extendida y lisa, como un sudario que
cubra todo el cuerpo, desde los hombros hasta los tobillos.
Sin duda fue la misma persona que arregl el descansillo opin Pete. El tono
en que hizo el comentario resultaba bastante tranquilo. Incluso sin el revlver.
Eso significa que sabe que encontramos el cadver.
No sabe que nosotros encontramos el cadver. Slo que alguien lo encontr.
Esto no me gusta.
No est aqu, verdad?
Puede que s.
Larry apunt el foco de la linterna hacia lo alto de la escalera. No vio a nadie.
Si se presenta, podemos interrogarle acerca del asunto.
Claro. Faltara ms. Y si no le complace la idea de que un par de sujetos anden
toqueteando su vampira?
Tienes t idea de lo que un 357 le puede hacer a una persona? Dejarlo tan seco
que se creer que acaba de atropellarle un camin Mack. De modo que no aprietes el
gatillo a menos que no tengas ms remedio.
Santo Dios! murmur Larry.
Cbreme mientras saco unos cuantos desnudos.
Pete se agach y retir la manta de encima del cadver. Los ojos de Larry y la luz
de la linterna se fueron directos a la estaca que sobresala del centro del pecho.
Pete rode el atad y tom media docena de instantneas.
Luego se puso delante de Larry y baj la cmara, dejndola apoyada contra el
abdomen.
Vale, compaero. Ha sonado la hora de comprobar si esta chica es real.
El fro serpente por la espina dorsal de Larry.

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No lo hagas.
Pete sonri y levant levemente las cejas.
Dijiste que, si era falsa, no la queras.
Por el amor de Cristo, es de noche.
Pete se le acerc. Se pas la correa de la mquina fotogrfica por encima de la
cabeza.
Tal vez debas registrar esto para la posteridad.
Le colg la cmara del cuello y el peso de la misma descans en la nuca de Larry.
Pete fue a situarse en el otro lado del atad y se puso de rodillas. Cerr la mano
en torno al extremo superior de la estaca.
No lo hagas. Hablo en serio.
No seas cobardica, hombre.
Larry le encaon con el revlver.
A Pete se le borr la sonrisa de los labios.
Jesucristo!
Quita la mano de ah.
La mano se retir de la estaca como si la madera abrasara.
Ya est, ya la he soltado, Jess!
Larry baj el arma.
Sacudi la cabeza. No poda creer que hubiese amenazado a su amigo con la
pistola. Se sinti enfermo.
Lo siento. Dios, lo lamento mucho, Pete.
Jess, hombre.
Lo siento. Mira. Nos la llevaremos con nosotros. Nos la llevaremos a casa.
Escribiremos el libro. De acuerdo? Y puedes arrancarle la estaca, pero cuando llegue
el momento, no antes. Lo haremos a la luz del da. Primero la esposremos, o algo
as, tal como dijiste. Lo haremos todo a conciencia, para que nadie resulte lastimado.
Conforme?
Pete asinti y se puso en pie. Rode el fretro.
Larry fue a ponerse a su lado.
Toma, es mejor que te hagas cargo de este cacharro.
Pete cogi el revlver.
Debera estamprtelo en la cara, para ver si te gusta dijo. Maldita sea,
hombre! Sabes?
Adelante. Me lo merezco.
Nooo. Pete enfund el arma. Agarr a Larry por un brazo. Y le mir al fondo
de los ojos. Vamos a ser socios, hombre. Vamos a ser un par de socios ricos.
No deb haberte encaonado, Pete. No s lo que Lo siento. Lo siento de
verdad.

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No te preocupes.
Se estrecharon la mano. Larry not un nudo en la garganta. Se daba cuenta de que
estaba a dos dedos de las lgrimas.
Est bien, compadre dijo Pete. Arrastremos esta bicha fuera de aqu y
volvamos a casa.

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Encuentros

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Captulo 17
No lo hagas! Te lo advierto!
Aaaah, no seas gallina.
Pete empez a tirar de la estaca para sacarla del cadver. La madera se desliz
despacio hacia arriba.
Larry dispar. El proyectil se hundi en la frente de Pete. Una rociada de sangre y
masa enceflica sali despedida hacia atrs. Mientras Pete caa de espaldas, Larry vio
que an agarraba la estaca. La sac del todo.
NO! aull Larry.
Arroj a un lado el revlver y corri hacia el atad, hacia Pete, tendido en el suelo
del vestbulo, hacia el palo puntiagudo que an empuaba la mano sin vida.
Hijo de puta! pens. Cmo pudiste hacerme esto, so cabrn?
Coge la estaca! Vuelve a clavarla donde estaba! Rpido! Antes de que sea
demasiado tarde.
Pero no corri lo suficiente. La arena pareci absorber sus pies. Unos segundos
antes, slo era una delgada capa. Ahora se haba espesado y formaba dunas como las
de una playa. Alguien haba abierto la puerta? Volvi la cabeza. La puerta, en efecto,
estaba abierta.
Un hombre se encontraba all, con los pies hundidos en la arena hasta los tobillos.
El viento agitaba su ondulante, oscura y encapuchada tnica. Una prenda que pareca
el hbito de un monje. La capucha le ocultaba el rostro. En la levantada mano derecha
esgrima un crucifijo.
Ahora s que ests jodido declar el extrao. Lo que se dice con la mierda
al cuello.
Aterrado, Larry apart los ojos del desconocido e intent acelerar el paso sobre la
suave y mvil arena.
No llegar a tiempo, pens.
An se encontraba bastante lejos del cadver. Que pareca un cuerpo momificado.
Pero le oa respirar.
Quizs ese tipo recin llegado me ceda el crucifijo.
Mir por encima del hombro. La capucha haba desaparecido. El extrao tena la
cabeza de un coyote, ensangrentada y sin ojos, con las cuencas vacas. El crucifijo,
introducido ahora en la boca, cruja como si aquel ser lo estuviera masticando.
Cuando volvi la vista hacia adelante, Larry se qued boquiabierto.
El atad estaba vaco.
Y entonces vio a Pete sentado en el suelo. Se sinti repentinamente tan abrumado
por el alivio que poco falt para que estallara en lgrimas. No le he matado,
despus de todo! Gracias a Dios! Gracias! Se encogi, se arrug interiormente.
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Pete no se haba sentado porque estuviese vivo. Mantena el tronco erguido


porque le sostena la parda bruja situada detrs de l. Las apergaminadas piernas de
aquella escalofriante criatura estaban cruzadas a la espalda de Pete. Los brazos le
sujetaban el pecho. La boca chupaba y mordisqueaba el orificio de la herida abierta
en la parte posterior de la cabeza.
Larry chill y se despert.
Estaba solo en la cama. La habitacin se encontraba a oscuras. Se puso de costado
y consult el reloj despertador. Las cinco menos diez. Rezong al darse cuenta de que
era la madrugada del sbado y que haca menos de una hora que se haba acostado.
Se acord de lo que haban hecho.
Dios, dara algo porque todo aquello hubiera sido una pesadilla. Porque slo
hubiera soado que estuvieron all.
Saba que era esperar demasiado. Era una realidad. Lo llevaron a cabo, desde
luego.
Al menos, no le descerraj un tiro a Pete pens. Gracias a Dios, eso slo
ocurri en la pesadilla.
Baj de la cama. Desnudo, sudoroso y estremecido, anduvo hasta la ventana. La
luna estaba suspendida sobre el tejado del garaje, muy baja.
Se resisti a pensar en lo que estaba dentro del garaje.
Hemos de acabar con eso se dijo. Hemos de devolver el cadver a su sitio,
dejarlo otra vez debajo de aquella escalera.
Se pregunt si podra hacerlo solo.
No. Solo, no sera capaz de colocarse frente a la cosa, y mucho menos conducir
hasta Llano de la Artemisa y meterla de nuevo en el hotel.
Volvi a la cama, se sent en el borde, se encorv y se frot la cara. Se senta
agotado. Necesitaba dormir. Un montn de sueo. Pero saba la clase de sueo que le
aguardaba.
Nunca debimos hacerlo pens. Jams debimos haberlo hecho.
Con paso vacilante, entr en el cuarto de bao, abri el grifo de la ducha y se
meti debajo de la caliente rociada. El choque de la salpicadura del agua contra su
aterido cuerpo le result maravilloso. Calm sus estremecimientos, alivi la tensin
de sus msculos. Pero no dispers la niebla de su cabeza. Tena el cerebro como
paralizado.
Hoy no podr escribir una lnea. A menos que duerma un poco.
Le meto mano a la correccin del original?
Ese fue el motivo por el que no me march con Jean y Lane.
Dios, ahora deseaba haberse ido con ellas. Nada de todo aquello habra sucedido.
Se vio nuevamente en el hotel, apuntando a Pete con el revlver.
Rayos, no hubiera sido capaz de disparar.

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Pero el mero hecho de encaonarle


Eso fue la parte peor. Incluso peor que tener ahora el maldito cadver en el garaje.
Tener que convivir con aquello, se dijo. La verdad es que no puedes conjurarlo
para que desaparezca.
La cuestin estriba en escribir el libro para Pete. Aunque no resulte el gran xito
que espera, se vender bastante bien. Dale una parte y se sentir feliz. Llegar a la
conclusin de que mereci la pena que le apuntasen con un arma de fuego. A partir de
ah, es posible que deje de sentirme culpable.
As que a escribir el libro.
Larry cerr el grifo de la ducha, sali de la baera y procedi a secarse. Anduvo
perezosamente hasta el dormitorio. Sac un chndal y unos calcetines de la cmoda,
los dej encima de la cama y se puso la sudadera y los pantalones.
Escribe el libro, pens. Pero no hoy. Demasiado exhausto.
Se prepar un pote de caf en la cocina. Llev su taza a la sala de estar, se
acomod en la butaca anatmica y se dispuso a leer. Los ojos recorrieron las lneas
del ejemplar en rstica. Pero las palabras parecan inconexas, sin sentido.
Una hora de sueo pens. A qu esperas? Cerr el libro. Perdi la mirada
en el espacio, mientras tomaba sorbos de caf.
No puedes estar sentado aqu como un cadver viviente. Trabaja en Casa de
locos pens. Eso no te va a costar tanto, se trata nicamente de volver a dejarlo
como estaba al principio.
A la fuerza, se levant de la butaca, cogi la taza vaca y se encamin a la cocina.
Maldita correctora. De no ser por ella, en aquellos instantes se encontrara en Los
ngeles. No hubiera tenido que ir a la maldita ciudad fantasma. No hubiera sucedido
nada de toda aquella mierda.
Llen la taza de caf, se fue al gabinete de trabajo y mir el original. Dej escapar
un suspiro. Pareca labor de titanes.
Tal vez poda preparar primero unas notas para La caja.
Algo sobre los tipos que salen para llevarse la gramola a casa, tropiezan con la
fogata apagada el fulano que se comi un coyote Qu tal si se trata de un
individuo relacionado de alguna forma con el pasado? Podra ser un personaje de la
poca de los sesenta. Uno de los motoristas? Por alguna razn, se qued rondando
por all y se volvi loco de atar y sobrevivi alimentndose a costa de la tierra.
Puede que sea una tontera pens. Quin est en condiciones de juzgar? De
todas formas, no cuesta nada apuntar la idea. Ms adelante decido si la desarrollo o
no.
Se lleg ante el procesador de textos y puso en pantalla las notas del da anterior.
Puls las teclas precisas para ir al final del documento. Pero es posible que la caja
ofrezca otras facetas aprovechables. Hay que seguir explorndola.

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Un atad es tambin una caja. Ah se te ofrecen nuevas facetas.


Tecle: Notas Sbado, 8 octubre.
Espacio en blanco.
Los muchachos van a recoger la radiogramola. En una zanja prxima
encuentran una fogata apagada y los ttricos restos de un coyote que al parecer
se ha comido alguien para cenar. Quin? Un ermitao que est como una
cabra y que fue el cabecilla salvaje de los motoristas all por la poca de los
sesenta. Ha estado merodeando por all durante todos aquellos aos.
A quin se comi realmente el coyote?, se pregunt Larry. Y si se tratara del
mismo individuo que arregl el rellano del hotel y estir la manta sobre el fiambre?
Y si estuvo espindonos? Y si nos ha seguido? Larry puls dos veces la barra
espaciadora.
Alguien escribi, clav una estaca de madera puntiaguda en el pecho de una
mujer, atravesndole el corazn. La puso dentro de un atad sin tapa y escondi el
cadver debajo de la escalera de un hotel abandonado, en la ciudad de Llano de la
Artemisa.
Nosotros la encontramos all.
Me llamo Lawrence Dunbar. Soy autor de relatos de terror. Este no es un
libro de imaginacin. Pueden juzgar por s mismos si es o no de terror.
Esto es lo que sucedi:
El domingo, 2 de octubre, salimos de nuestro domicilio en Recodo de la
Cabeza de Mula para pasar el da visitando una ciudad del viejo Oeste situada
en el desierto. Cuando partimos, la maana era clara y clida. Pete conduca la
furgoneta. Yo iba a su lado, delante. Nuestras esposas llevaban termos de caf,
del que nos pasaban vasos de plstico para acompaar las rosquillas del surtido
que un servidor haba comprado aquella misma maana.
No est mal para un chalado, pens. Y continu escribiendo.
La cosa flua. Acab el caf. Encendi la pipa. Las palabras salan con facilidad.
Como si una voz las estuviese pronunciando dentro de su cabeza y l simplemente
tuviera que copiarlas al dictado.
Present a Jean, Pete y Brbara. Describi la belleza y desolacin del desierto que
tuvieron que atravesar camino de Encrucijada de la Plata. Habl de la ciudad del
viejo Oeste: las pintorescas tiendas que visitaron, los personajes que pululaban
vestidos, disfrazados de vaqueros, el duelo a revlver que representaron en la calle
Mayor, los bocadillos y las cervezas que tomaron en el saln. Por ltimo, estuvieron
preparados para abandonar la folclrica ciudad. Subieron a la furgoneta. Pete

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pregunt: Y si volviramos a casa dando un pequeo rodeo?.


Larry volvi al principio. Numer las pginas y entonces mene la cabeza
asombrado. Haba escrito quince. No poda creerlo. Consult el reloj de la pared. Las
ocho y media. Llevaba trabajando cerca de tres horas. O sea, que le haban salido
cinco pginas por hora. Normalmente, redactaba dos.
Debera escribir siempre cuando estoy hecho polvo, pens.
Seguramente ser basura.
Ley el captulo. Desde luego, no pareca basura. Lo consider tan bueno como
cualquier otra de las cosas que haba escrito. Quiz mejor. Tuvo la impresin de que
haba transformado la en cierto modo visita mundana a Encrucijada de la plata en un
retrato colorista, rico en incidentes y ancdotas, de ritmo trepidante.
Los personajes estaban vivos. Tal vez incluso se excedi un poco, en el caso de
Brbara. La presencia de Brbara se impona, dominaba el captulo.
Como debe ser, se dijo. Brbara es, sin la menor duda, uno de los personajes
principales de esta historia.
Pero le inquiet la posibilidad de que el hecho de que la muchacha le hubiera
robado el corazn resultase demasiado evidente. Al fin y al cabo, Jean leera el libro,
tarde o temprano. Lo mismo que Brbara. E incluso Pete, que no lea nunca, seguro
que se iba a lanzar a travs de las pginas de aquella obra. No puedo dejar que se
formen una idea equivocada.
Vale ms que te andes con cuidado, se avis. Vigila bien cuando lo revises.
Elimina cuanto resulte sugerente en exceso.
Aunque anhelaba seguir, Larry senta demasiado calor. Se quit la sudadera, se
estir y emiti un suspiro de placer cuando se le tensaron los msculos y la templada
brisa le acarici la piel. Se levant, volvi a estirarse y pas al cuarto de bao. Se
aplic desodorante bajo las axilas. Orin. Despus entr en la alcoba y ech las
prendas del chndal encima de una silla. Se puso unos pantalones cortos y una
camiseta tambin de manga corta. Aquellas piezas sueltas y ligeras dejaban entrar el
aire. Se sinti mucho mejor mientras se encaminaba a la cocina.
Encontr en el frigorfico un huevo pasado por agua. Le quit la cscara y
empez a comrselo encima del cubo de la basura. Estaba seco en la boca. No
ignoraba que, para que su sabor mejorase, tendra que echarle un poco de sal. Pero no
tena ganas de molestarse. Continu de pie ante el cubo de los desperdicios hasta que
dio cuenta del huevo. Luego se llen de nuevo la taza de caf y regres al estudio.
El segundo captulo fluy con la misma soltura que el primero. Pero se mostr
ms cauto con l. Censur su voz mental, negndose a teclear varias descripciones
que reflejaban la apariencia fsica de Brbara. Cuando lleg a la parte referente a las
ruinas de la vieja casa de piedra que dejaron atrs poco antes de llegar a Llano de la
Artemisa, Larry hizo un alto. Rellen la pipa, la encendi y se qued mirando la

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pantalla. Deba omitir el dilogo de Pete y Brbara acerca de los polvos con que se
regalaron en aquel lugar?
Se supona que era una historia real y verdica. Brbara y Pete dijeron aquellas
cosas.
Ya se ha apartado esto un poco de la verdad, comprendi. Ciertamente he alterado
ciertos detalles al presentar mi propia versin.
Diablos, la conversacin se produjo. Cuntala tal como se desarroll. Adems,
aclarar mucho en lo que concierne a sus relaciones, contribuir a presentados como
personas de carne y hueso, los har ms autnticos.
Pasamos demasiado tiempo follando entre aquellos montones de cascotes.
Cuidado, seor.
Por el tono de la voz de Brbara, comprend que Pete no haba hablado en
sentido figurado. Supuse que debi ocurrir tal cual y me imagin a m mismo
con Jean entre aquellas paredes medio derruidas. Probablemente el duro suelo
me destrozara las rodillas. Pero era excitante. Y me sorprend deseando que
estuvisemos all, entonces, en aquel momento, en vez de ir en la furgoneta con
Pete y Brbara rumbo a los restos de una ciudad fantasma.
Larry dedic una mueca a la pantalla. Muy bien hecho.
Continu escribiendo. Todo sali con fluidez, hasta el instante en que Brbara se
alej para atender las exigencias de la naturaleza. Deba poner eso tambin? Si no lo
inclua, cmo me las iba a componer para llegar al cauce seco del arroyo que corra
por la parte posterior del Holmans?
Decidi explicarlo exactamente como ocurri.
As lo hizo: Brbara se alej, Pete fue en su busca, la espera, la preocupacin,
Jean y l yendo finalmente a ver dnde estaban. Los cuatro en la hondonada,
dedicados a examinar la radiogramola.
Y entonces son el timbre de la puerta.
Larry consult el reloj. Las once menos diez. Gru al tiempo que se levantaba.
Recorri la distancia hasta la puerta sobre unas piernas que parecan demasiado
dbiles para soportarle.
Parpade a fin de quitarse el sudor de los ojos y abri la puerta de la calle.
Pete, con un polo de punto y pantalones vaqueros, pareca descansadsimo, alerta,
fro, jovial y animado.
Haces ejercicio? pregunt, mientras entraba.
Estaba escribiendo.
No saba que escribir resultase un trabajo tan duro. Debes salir a tomar el aire,
hombre, aqu dentro hace ms calor que en el infierno.
S murmur Larry. Separ de los glteos el fondillo de los pantalones.
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Quieres caf o algo?


Pete neg con la cabeza.
Ya he tomado mi dosis matinal.
Al verte tan rozagante y pletrico de energa me entran unas ganas locas de
vomitar.
Pete se ech a rer.
Pareces la muerte resucitada. Por qu no te das un repaso de agua y jabn y te
vienes con nosotros? Bar y yo pensamos cruzar el ro y disfrutar de un poco de accin
de casino. Nos encantara que vinieras con nosotros.
Larry tuvo la impresin de que la cabeza volva a llenrsele de pelusa.
Te ests quedando conmigo. Lo ms probable es que me derrumbase.
Se frot la cara. Bostez.
Estuviste levantado anoche hasta muy tarde?
Ja, ja. Habr dormido cosa de una hora.
Pues te convendra dormir como yo. Me siento en plena forma, igual que un
milln de dlares.
A propsito Empec el libro.
El libro?
S.
Fantstico! Hombre, no pierdes el tiempo.
Quiz lo que quiero es acabar de una vez.
De verdad lo ests escribiendo ya?
Larry asinti. Le pesaba enormemente la cabeza.
Ya casi tengo concluido el tercer captulo. Es, estoy lanzado. Es realmente
impresionante.
Bueno, Dios, no ser yo quien te interrumpa. Olvida lo que dije sobre los
casinos. Le dir a Barb que no pude arrastrarte fuera de casa.
No le has contado nada sobre la cosa?
Pete le mir como si Larry hubiese perdido el juicio.
Se va a enterar tarde o temprano.
Cuanto ms tarde, mejor. Cunto puedes escribir antes de que Jean y Lane
estn de vuelta?
No lo s.
Tienes lo que resta del da de hoy y todo maana. Adems, el atad est
bastante bien escondido. Puede que transcurra una semana antes de que alguien lo
descubra. Rayos, para entonces, quin sabe? Es posible que tengas el libro tan
adelantado que ya ni siquiera importe.
No lo s repiti Larry.
Cuntas pginas has escrito?

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Larry se encogi de hombros.


Alrededor de treinta, creo.
La cara de Pete se encendi de entusiasmo.
Fabuloso! Treinta. Es increble. Todo eso lo has hecho esta maana? Pues no
me extraa nada que parezcas una braga.
Gracias.
Eh, yo me largo. Vuelve a la tarea y sacdete unas cuantas pginas ms. Es
tremebundo. Sali por la puerta y luego se volvi hacia Larry. Si te entran ganas
de echar un trago y cenar, djate caer por casa hacia las cinco.
Vale. Gracias. Aunque, no s.
Cuando Pete se march, Larry anduvo tambalendose hasta la cama. Se
desprendi de las hmedas prendas y se desplom encima del colchn.
Descabezar slo un sueecito, pens.
Se despert, jadeante por la falta de aire y empapado de sudor. El reloj de la
mesita de noche indicaba que eran las dos y cuarto.

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Captulo 18
De pronto, se dio cuenta de que la habitacin estaba completamente a oscuras,
salvo por el fulgor ambarino de las palabras que brillaban en la pantalla del
ordenador. Oscuridad y fro. Por la abierta ventana entraba un ms que fresco aire
nocturno. Comprob que estaba sentado, rgido y tembloroso, que le castaeteaban
los dientes a causa del vientecillo que recorra su piel desnuda.
Desorientado, entorn los ojos para consultar la borrosa esfera del reloj. Las siete
y diez.
Imposible. Qu haba pasado con el tiempo? No ignoraba que se haba
entusiasmado con el relato, pero le costaba trabajo creer que se hubiera sumergido en
l hasta el punto de permitirse el lujo de perder los combinados y la cena.
Ni siquiera se haba percatado de que estuvo una hora escribiendo a oscuras, casi
desnudo y medio congelado.
Ley la ltima frase.
Con una extraa, mezcla de tristeza y esperanzada ilusin, vi doblar la
esquina y desaparecer el coche en el que mi esposa y mi hija se alejaban, rumbo
a un fin de semana que pasaran sin m.
Santo Dios murmur.
Fue al principio del captulo. Su encabezamiento era Captulo sexto. La pgina
no estaba numerada. Cuntas haba escrito aquel da? Setenta? Ochenta?
Su produccin normal era de siete a diez pginas diarias.
La mayor cantidad que redact en un da fue treinta. Se trataba de un bodrio
romntico que tuvo que escribir aos atrs, cuando andaba escaso de fondos y su
agente le contrat dos noveluchas rosa a mil pavos por cabeza. Un trato leonino.
Acababa de duplicar su plusmarca.
Y an no he terminado, pens.
Cielos!
Cruz los brazos sobre el pecho, para entrar en calor, y mene la cabeza.
Bueno pens, esta es una historia verdica. Me limito a, ms o menos, dar
cuenta de lo que sucedi.
De todas formas, resultaba asombroso.
Larry se sec con una toalla y se embuti en sus pantalones cortos. An estaban
hmedos, pero su contacto era fresco. Se prepar en la cocina un vaso de t helado.
Puso en la bandeja un poco de salchichn, un trozo de queso y unas galletas y lo llev
todo, junto con el t, al cuarto de trabajo.
Trabajar un par de horas pens. Luego tomar una deliciosa ducha fra, me
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vestir y me acercar a casa de Pete y Brbara.


Sera maravilloso. Acomodado fuera en su compaa, como ayer, tomaremos
unos combinados y
Ley las ltimas frases de la pantalla y aadi otra ms. Despus otra. El relato
flua con desenvoltura, las palabras nacan en su cerebro y volaban siempre por
delante de los dedos encargados de teclearlas.
Estaba metido en la historia. La viva.
El t helado y las galletas haban desaparecido. Encendi una pipa. Se tom otro
vaso de t. Cuando lo hubo acabado no fue capaz de arrancarse del relato para ir a
prepararse otra infusin. Escribi y escribi. Se secaba el sudor del rostro pasndose
el antebrazo. Las gotas de transpiracin le resbalaban por el pecho y los costados,
cosquillendole hasta que la cintura de los pantalones las detena. Ms tarde, una leve
brisa le refresc la hmeda piel. Tambin se la enjug. Tena la boca reseca. Se dijo
que lo dejara en seguida para ir a casa de Pete y Brbara a tomar unas copas. Cuando
acabara aquella pgina. O la siguiente.
Si se hubiera acercado a casa de Pete y Brbara
Comprendi que deba telefonearles para excusarse. Sali del gabinete de trabajo
y cruz algunas habitaciones, por las que fue encendiendo las luces. En el dormitorio,
se quit los pantalones cortos y se puso el chndal y unos calcetines. Como si le
sentase mal desprenderse del fro, la piel le pic y hormigue. Larry se frot por
encima de la tela, mientras se diriga a la cocina.
Clavada con una tachuela en el tabln de avisos puesto junto al telfono estaba la
tarjeta en la que Jean tena anotados los nmeros de urgencia, junto con los de los
talleres de reparacin y los de algunas amistades. Larry encontr all el telfono de
Pete y Brbara.
De veras quera llamarlos?, se pregunt. Haba sido una invitacin abierta, no
la clase de convite que requiriese unas disculpas formales. No tendra mucha
importancia el que se hubiera presentado o no.
Seguro que, si les llamo, me van a decir que vaya ahora mismo. Probablemente,
ir. Y entonces se acab hoy el escribir.
Por el amor de Dios, ya he escrito bastante para un da. Y tambin para una
semana.
Pero, si contino al pie del can, puedo llevar la historia hasta el momento
presente. Y ya estar hecho. En cuanto la site en el instante en que escondimos el
atad en el garaje, no quedar nada que contar. Maana me las entender con las
correcciones de Casa de locos, el lunes pondr el original en el correo, y durante la
semana que viene rematar Extrao en la noche. Y luego me meter en serio con La
caja.
Slo si no voy esta noche a casa de Pete y Brbara.

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Se apart del telfono y abri el congelador del frigorfico. Sus ojos revisaron el
contenido. Un montn de cosas donde elegir. La lasaa sera fcil de preparar.
Cuestin de dejarla unos minutos en el microondas.
Demasiada complicacin.
Cerr el congelador y ech un vistazo al resto del frigorfico. Encontr all un
paquete de salchichas. Lo abri, sac una hmeda salchicha y se la llev a la boca. La
sostuvo entre los labios como si se tratase de un cigarro puro de color rosa; volvi a
guardar el paquete. Sac un botelln de cerveza Michelob, le quit la cpsula y
regres al estudio.
Reanud la escritura. La salchicha y la cerveza le distrajeron durante unos
minutos, pero cuando acab con ellos se sumergi a fondo en la historia. Estaba all,
en el domicilio de Pete y Brbara, primero en el patio y despus dentro de la casa, y
lo explic todo segn sucedi. Casi. Como por acto reflejo, censur toda mencin a la
atractiva presencia fsica de Brbara Y a sus propias reacciones ante la mujer.
Despus se encontr en la furgoneta, con Pete. A continuacin, en el barranco, detrs
del Holmans.
Cuando tecle: Tengo que ir a hacer aguas, se dio cuenta de que precisamente eso
era lo que necesitaba. Pas al lavabo. Mientras orinaba, pens en lo que segua.
El hallazgo de la fogata del sujeto que se comi el coyote.
Un escalofro serpente por su espalda.
Tir de la cadena, regres hacia el estudio y se qued contemplando la silla que
estaba esperndole al otro lado del umbral de la puerta.
Me parece que malditas las ganas que tengo esta noche de escribir sobre eso
pens. Ni sobre el devorador de coyotes, ni acerca de lo que ocurri en el hotel.
Se alej del cuarto de trabajo. Se encamin a la cocina y mir el reloj. Las diez y
cuarto.
Tampoco es tan tarde como para que, si empieza uno a escribir, se le pongan por
corbata, se dijo.
Y estoy muy cerca del fina!, pens.
Un par de horas ms y habrs terminado.
Vale, ve a sentarte all y dale al teclado.
Con un poco de ayuda.
Puso unos cubitos de hielo en un vaso con vodka y aadi un chorrito de zumo de
Lima Roses. Tom un sorbo.
Dej escapar un suspiro de placer. Bebi un poco ms. Luego llev el vaso al
estudio, se derrumb contra el respaldo de la silla y contempl la pantalla.
En cuanto este mejunje te sacuda el organismo, sers incapaz de escribir.
Por Satans, esto no es escribir, esto es teclear.
El efecto de la cerveza apenas hizo que los dedos actuaran sobre las teclas de un

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modo ligeramente ms chapucero. Pero el vodka enredara las palabras de mala


manera.
Qu ms da?, se pregunt. Lo arreglas cuando lo revises. O no lo hagas. Deja
que, para variar, la correctora haga algo constructivo. Si tiene que corregir los errores,
a lo mejor no mete la cuchara en los textos que estn perfectos.
Tom unos traguitos ms, dej el vaso y se enfrent a la fogata apagada, los
huesos y la cabeza del coyote a la que haban arrancado los ojos.
Se alegr de tener el vodka en el coleto. Aunque las palabras seguan saliendo con
fluidez, se notaba un tanto desconectado, ms espectador que participante. Describi
el miedo y la repugnancia del personaje de Larry, pero no acababa de sentirlos.
Luego estuvieron ya fuera de la hondonada. Despus, en la furgoneta. Acto
seguido, se dispusieron a entrar en el tenebroso vestbulo del hotel.
Tena el vaso vaco. Lo llev a la cocina. Esa vez no se molest en aadir zumo
de lima al vodka. Se senta maravillosamente cuando regres al ordenador. Tom un
trago. Llen una pipa y la encendi. Mir la ltima frase de la pantalla.
Codo con codo, franqueamos el umbral y entramos en la negra boca del hotel.
Mene la cabeza, sonriente.
Me encargar de eso ms adelante murmur.
Dio una chupada a la pipa, observ el teclado para asegurarse de que tena los
dedos situados correctamente y prosigui.
Escribi, sorbi vodka y fum su pipa.
Sin que supiera cmo, un momento despus, la boquilla de la pipa gir entre sus
dientes, la cazoleta se puso boca abajo y la sudadera y el regazo se le llenaron de
ceniza. Menos mal que no cayeron brasas. Larry sacudi el polvo gris que sembr su
ropa, dej la pipa a un lado y tom otro traguito.
Cuando mir la pantalla, vea doble.
Oh, estoy listo! murmur.
Mediante un pequeo esfuerzo, sin embargo, consigui que sus ojos leyeran las
lneas de letras color mbar:
Quita la mano de esa estaca!
Pete solt la estaca automticamente.
Est fuera! Cristo! No dispares.
Oh, mierda murmur Larry.
Puso los cinco sentidos en la tarea, sabedor de que perdera una buena cantidad de
trabajo si no consegua grabar lo escrito, puls las teclas de la funcin de archivo y
despus sigui el procedimiento habitual para salir del programa. Extrajo el disquete
y apag el ordenador.
Ser mejor que me meta en el sobre murmur.
Larry se despert, pero no lograba decidirse a abrir los ojos. Tena la sensacin de
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que le haban partido la cabeza con un hacha. La lengua, seca, estaba pegada al cielo
de la boca. Tiritaba de fro y la cama pareca estar hecha de hormign armado. Alarg
una mano, al tiempo que bregaba para despegar la lengua. Cerca de la cintura, sus
dedos tropezaron con la manta y la subieron. Eso ayud un poco, pero no mucho. La
verdadera frialdad estaba debajo de su cuerpo.
Estoy tendido encima de cemento!
Se oblig a abrir los prpados.
Aunque la luz era escasa, comprendi que ya haba amanecido y reconoci el
sitio donde estaba.
En su garaje.
De pronto, el corazn empez a enviar, con sus latidos, calientes pas de dolor
que se le clavaban en el cuello y en la cabeza.
Se encontraba hecho un ovillo, de lado, lo bastante cerca del atad como para
tocarlo.
Oh, Jesucristo!
Volvi la cara, apartndola del fretro, y se incorpor de golpe. El dolor de cabeza
le llen de lgrimas los ojos. Al retroceder con titubeantes movimientos, sus pies
descalzos pisaron un charco de vmitos. Se desparramaban por debajo de su cuerpo.
Sus nalgas desnudas chapotearon sobre el piso del garaje.
Sentado all, se cogi la cabeza con ambas manos y parpade para aclararse la
vista.
Vio que estaba en cueros vivos.
Observ que la manta cada en el suelo, cerca del atad, la que haba utilizado
para taparse l, era la misma manta pardusca que cubra el cadver.
Estaba sobre m! Tocndome!
Larry empez a emitir un sonido lloriqueante. Aplast una mano sobre la boca y
se contempl. No tena nada encima de la piel.
Qu esperabas? pens. Piojos?
Oh, Jess! exclam, y su voz son con agudo tono de adolescente femenina.
Separ el pie izquierdo de aquel lquido viscoso y se levant.
El marchito cadver continuaba dentro del atad, con la estaca an clavada en el
pecho. Gracias a Dios.
Al menos no haba arrancado la estaca.
Qu haba hecho? Qu estaba haciendo all?
No lo saba. Lo que s saba era que cuanto antes se marchara, mejor. Tena que
ducharse, y rpido, quitarse de encima aquella horrible sensacin cosquilleante que
dej la manta.
El pie izquierdo estaba cubierto por una pasta de vmitos. Como no deseaba
extenderlos ms, atraves cojeando el rebosante garaje hasta una puerta lateral.

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Estaba abierta. La luz del sol hizo que le dolieran los ojos. Entorn los prpados y se
sostuvo agarrndose al marco de la puerta. A juzgar por la frescura del aire, supuso
que era bastante temprano. Tal vez las siete de la maana.
De qu da? Trat con todas sus fuerzas de concentrarse.
La borrachera la haba cogido el sbado por la noche. De modo que deba de ser
domingo.
Desde luego, va de ms que lo sea, pens.
Jean Y Lane no llegaran hasta la noche.
Y si volvieron antes a casa? Y Si estamos a lunes?
Mierda pens. Ya tienes bastantes problemas sin necesidad de que te
inventes ms. De estar en casa, me habran encontrado.
Desnudo en el garaje con un maldito cadver.
Eso hubiera sido No quiero ni pensarlo. No ocurri.
El patio estaba rodeado por una cerca, as que dispuso de intimidad.
Cruz el camino cojeando. Cuando lleg al csped, se limpi el pie frotndolo
contra la hierba hmeda de roco. An qued vmito entre los dedos. Se lleg a la
manguera del jardn, dio el agua y se lav bien el pie.
Luego, corri por el paseo de acceso y entr en la cocina por la puerta corredera
de cristal. Reinaba el silencio en la casa, con la excepcin del tenue zumbido del
frigorfico.
Sus pies mojados dejaron en el suelo pequeas briznas de hierba al dirigirse al
cuarto de bao. Las limpiara despus.
Tendra que limpiar muchas cosas.
Despus.
La manta. La tuve encima.
Pero tena dos caras, se dijo. El cincuenta por ciento de probabilidades de que la
cara que toc el cadver fuese la que
No era el cincuenta por ciento.
Si l quit la manta de encima del cadver de la chica
Toqu a la muchacha?
Horrorizado ante aquella idea, contempl sus temblequeantes manos.
Oh, Dios! Pude haber hecho cualquier cosa!
Fue dando bandazos hasta el cuarto de bao, cerr la puerta y se lleg
tambaleante a la baera. Se puso de rodillas, alarg la mano y abri los grifos. Sali
el agua por el cao.
Mantuvo las manos debajo del chorro.
Todos los perfumes de Arabia
No la toqu dijo Larry.
Mal asunto si me abrigu con la manta.

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Accion el grifo de la ducha, luego se meti en la baera y corri la mampara de


cristal. El agua caliente repic contra su cabeza. Se desliz por su cuerpo, aliviando el
fro y eliminando parte de la tensin de sus msculos. Cuando dej de temblar, se
frot con una pastilla de jabn. Enjuag la espuma, se enjabon de nuevo y se volvi
a aclarar antes de aplicarse champ a la cabeza.
Al salir de la baera se senta mucho mejor.
Si pudiera recordar lo sucedido!
Quiz sea mejor que no lo recuerdes, pens. Despus de secarse, tom
AlkaSeltzer. Luego se engull dos aspirinas, por si acaso.
Sali del cuarto de bao, rebosante de vapor por entonces. En la alcoba, encontr
el chndal tirado en el suelo. Su lado de la cama estaba abierto, la almohada hundida,
la sbana de abajo arrugada.
De modo que anoche te acostaste, se dijo. Pero luego te volviste a levantar y
fuiste al garaje. Sin duda decid echarle una mirada al cadver, Dios sabr por qu.
Debi de haber alguna razn.
Quizs ella deseaba que lo hicieras.
Aterrador murmur Larry.
Se sent en el borde de la cama y se frot la cara. Nunca deb beberme aquel
vodka.
De espaldas al atad, Larry limpi los vmitos del suelo del garaje empleando
toallas de papel. Las puso en una bolsa de basura de plstico, dej esta en el fondo del
cubo de desperdicios y la cubri con los restos de la hierba que haba en el depsito
de la segadora de csped. Con la certeza de que Jean jams encontrara aquellas
pruebas, regres al garaje. Llen un cubo de agua y freg bien la zona con una
esponja previamente humedecida. Despus, limpi cuidadosamente el cubo y la
esponja.
Todo lo que quedaba entonces era una mancha de humedad en el hormign. El
calor del da no iba a tardar mucho en encargarse de ella.
Abri la puerta exterior para que entrasen el aire y los rayos solares.
Desde all fuera, el garaje pareca perfectamente normal. La zona hmeda, la
manta y el atad quedaban ocultos a la vista, tras los estantes y pilas de cajas.
Mene la cabeza. Fuera cual fuese su condicin fsica, tuvo suficiente conciencia
como para salvar el virtual obstculo que se le presentara y llegar al rincn donde
permaneca escondido el fretro. Y lo hizo a oscuras, al parecer.
Qu voy a escribir sobre esto?, se pregunt.
No escribas nada.
He de hacerlo. Es parte de la historia. Y necesitas llenar ms pginas, si piensas
sacar todo un libro de esta aventura.
Deja a un lado el asunto de la desnudez pens. Cuenta la cosa tal como ha
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sucedido, pero conserva la ropa puesta. Si no, la gente va a empezar a pensar que
t.
No lo hice, se dijo a s mismo. De ninguna manera.
Qu estabas haciendo aqu?
Comprendi de pronto que le era imprescindible echar un vistazo de cerca al
cadver.
Adems, tengo que taparlo otra vez.
Entr en el garaje. El corazn aceler estruendosamente sus latidos y agit los
restos del dolor de cabeza.
Se abri paso entre estantes, bales y cajones, hasta llegar al rincn oscuro donde
descansaba el atad. La mancha hmeda del cemento casi haba desaparecido. Se
acerc a la manta y baj la mirada hacia el interior del fretro.
El cuerpo tena el aspecto fantasmal de siempre: apergaminado y huesudo, la piel
reseca y parda, los pechos aplastados, la boca abierta y los labios retorcidos en una
sonrisa espantosa, con todos los dientes a la vista.
No pareca que hubiesen movido el cuerpo. Yaca boca arriba en el fondo del
atad, con la estaca proyectada hacia arriba, en la misma posicin de antes, con una
de las enjutas manos en la cadera.
Larry frunci el entrecejo.
El brazo izquierdo, el que estaba al otro lado del cadver se doblaba por el codo.
La mano descansaba, con la palma hacia abajo, encima del hueso de la cadera. Las
yemas de los dedos parecan enredarse en los rizos rubios plido del vello pbico.
Anteriormente (Larry estaba casi seguro), ambas manos se encontraban fuera de
la vista, en el resquicio, estrecho y oscuro, que quedaba entre el cuerpo y los lados del
fretro.
Estaba seguro de que, si hubiese habido una mano a la vista, se habra dado
cuenta.
Sobre todo, teniendo en cuenta que aquella mano luca un anillo.
Larry se agach para mirar de cerca.
Un anillo escolar? Rodeaba el granate un ribete de plata deslucida que pareca
grabada.
Toledo santo! murmur.
Poda proporcionar una pista para descubrir la identidad del cadver!
Pero cmo se las arregl la mano para encontrar su camino hacia la superficie de
la cadera? Evidentemente, el propio cadver no la haba puesto all.
Deb hacerla yo, anoche, pens.
Toqu esa maldita cosa!
Larry se oy gemir.
Con una mezcla de disgusto y excitacin, se dirigi con paso rpido a la parte del

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garaje donde tena las herramientas. Puede que hubiese tocado el cadver la noche
anterior, pero seguro que no tena intencin de volver a hacerlo. Encontr unos
guantes de jardinera, se los puso y regres apresuradamente junto al atad.
Arrodillado, pas la mano por encima del cuerpo. Levant con la izquierda la
huesuda mueca. Utiliz el ndice y el pulgar de la derecha para sacar el anillo.
Comprenda que, tarde o temprano, Pete ira a visitar el cadver y, con toda
seguridad, observara la nueva postura de la mano. Era cuestin, pues, de ponerla otra
vez donde estuvo antes.
Larry arrug la nariz mientras apretaba la mano en torno a la mueca, a la que
aplic un ligero empujn. El brazo resisti. Larry empuj con un poco ms de
energa, forzando el brazo. Esa vez, la mano del cadver se movi. Larry se encogi
ante los chasquidos que produjo el brazo. Sonaba como hojas secas a las que
desmenuzan. Los ojos de Larry dispararon la mirada hacia el rostro de la muerta.
Tuvo la impresin de que el cadver dibujaba una mueca de dolor, enseando los
dientes.
Cristo! murmur Larry. Hay que hacerlo, se dijo.
Solt la mueca, traslad el anillo a su mano izquierda y cogi la mueca con la
mano derecha. Empuj con fuerza y llev el brazo hacia el fondo del atad. El
hombro se elev. La cabeza empez a levantarse. Larry chill. Se produjeron
entonces unos chasquidos cartilaginosos, coronados por un taponazo. El brazo qued
inerte en la mano de Larry y el cuerpo cay para ocupar de nuevo la posicin que
tena antes. Larry puso el brazo contra el costado del cadver y se alej dando
tumbos.
Atraves el garaje, corriendo en zigzag por el laberinto de aquel desorden, y no
fren su carrera hasta verse a salvo dentro de la casa.
Empuj la puerta corredera. La cerr con llave. Oprimi la cara contra el cristal y
se qued mirando el abierto garaje.
Me he comportado como un idiota, pens.
Pero, Dios!
Cuando recobr el aliento, abri la temblorosa mano. Levant el anillo y se lo
acerc a la cara.
Labradas en el aro de plata que rodeaba el granate aparecan las palabras:
Instituto Buford, y la fecha: 1968. Mir hacia el centro del anillo.
En el interior del aro haba un nombre.
Bonnie Saxon.

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Captulo 19
Contempl atnito aquel anillo. El estremecedor cadver de mi garaje
ahora tena nombre. Bonnie. Un nombre bonito, agradable y ms bien alegre.
Tal vez sea una muchacha vampira. Alguien lo crey as, la mat
clavndole una estaca y emple un crucifijo para sellar la tumba improvisada.
Pero era una vampira llamada Bonnie?
A m, ahora me parece menos espeluznante que antes. La criatura
momificada y aterradora del atad puede que sea verdaderamente un monstruo
demonaco que se bebera mi sangre si volviera del reino de los muertos, pero
en otro tiempo fue una chica. Bonnie, bonita. Una guapa chavala.
Asisti al mismo instituto al que va mi hija, Lane. Recorri los mismos
pasillos, quiz se sent en las mismas aulas, puede que incluso tuviera los
mismos profesores que Lane. Fue una muchacha que almorz en la cafetera del
instituto, que probablemente luchara a muerte contra el sueo para mantenerse
despierta durante las clases de primera hora de la tarde, que lo pasara fatal
preocupada por los exmenes, los deberes y las espinillas.
Una adolescente. Que estudiaba. Que vea la televisin. Que escuchaba los
ltimos xitos musicales con el aparato a todo volumen. Que iba al cine, a los
partidos de rugby escolares, a los guateques y a los bailes. Que tendra novios y
pretendientes.
El ser repugnante de mi garaje fue en otro tiempo una preciosa jovencita llamada
Bonnie.
Son el timbre de la puerta de la calle. Larry dio un respingo. Apret una tecla
para que las palabras de la pantalla del ordenador quedasen fuera de la vista, luego
ocult el anillo debajo de una carterita de cerillas y los papeles de encima de la mesa
en los que tena sus notas. Se apresur a travs del saln de estar.
Medio esperaba que la persona que estaba ante la puerta fuera Pete.
Acert.
Eh, compaero! Tras lanzar una mirada hacia su propia casa, Pete observ a
Larry con expresin pcara. Barb ha ido a comprar provisiones de boca. Se me
ocurri que poda darme un garbeo hasta aqu y comprobar cmo marcha nuestro
best-seller.
No demasiado mal.
Pete entr y Larry cerr la puerta.
Doy por supuesto que te diste ayer una buena paliza coment Pete.
S, va saliendo bastante bien. Y lamento no haberos acompaado anoche a
cenar. Se me fue el santo al cielo, el tiempo vol y

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No te preocupes. Cuntas pginas tienes ya?


No lo s. Un puado.
Tremendo. Me dejas leerlas? pregunt, al tiempo que se derrumbaba en una
silla.
Larry confi en que su alarma no le aflorase al rostro.
Todava no estn impresas eludi.
Bueno, pues imprmelas ahora. Por m no te prives.
Llevara horas dijo Larry. Se sent en el sof, apoy los codos sobre las
rodillas y mene la cabeza mientras miraba a Pete. Adems, he de hacer un sinfn
de correcciones. Tal como est, las faltas te impediran entenderlo bien.
Cundo podr leerlo, entonces?
Qu te parece cuando est acabado del todo? sugiri Larry, y se esforz en
sonrer.
Eh, venga ya!
No, de veras. Creo que lo mejor es que no leas nada del libro mientras trabajo
en l. Me cohibira demasiado.
Oh, vaya chorrada!
Te lo digo en serio.
Y mis aportaciones? Puede que te olvides de algo.
Cuando lo haya terminado, te pasar una copia. Si quieres aadir o cambiar
algo, no tendr inconveniente en revisar el original. De acuerdo?
Eso es como verse relegado a plato de segunda dijo Pete, con cara larga.
Quieres que escriba la cosa, no?
S, claro. Pero
No puedo hacerlo si tengo que pasarte cada captulo para que lo inspecciones
mientras yo tiro adelante. Lo dejar ahora mismo
Jess, no hace falta que te mosquees. Hazlo a tu modo.
Slo senta curiosidad, nada ms.
En fin, est bien dijo Larry, aliviado al ver que Pete se avena a darle carta
blanca. No pretenda enfadarme por eso.
Qu es un enfado entre amigos? dijo Pete, sonriente. De todas formas,
marcha bien?
Como una seda, creo.
Qu viene ahora?
Bueno, he de hacer esas revisiones.
Me parece que tenemos que ponernos a pensar en el modo en que
presentaremos la noticia a las mujeres dijo Pete. Jean estar aqu esta noche,
no?
S. Esta noche.

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Vamos a llevarlas a Barb y a ella al garaje y se lo ensearemos? O las iremos


poniendo en antecedentes poco a poco?
A que no adivinis qu nos trajimos a casa el sbado por la noche?
Algo as.
Supongamos que lo mantenemos todo en secreto.
Bromeas?
Larry neg con la cabeza, repentinamente.
No nos dejarn tener el cadver por aqu. De ninguna manera. Les digamos lo
que les digamos, nos obligarn a desembarazarnos de l.
Lo encontrarn, tarde o temprano.
Esperemos un poco. Podemos contrselo cuando lo tengamos todo a punto para
arrancar la estaca. Para entonces, el libro estar casi terminado.
S. Naturalmente, se pondrn en los cuernos de la luna si les decimos que
vamos a arrancar la estaca clavada.
Diste en el clavo.
No intentaba hacer ningn juego de palabras dijo Pete.
Larry permaneci un momento con las cejas enarcadas, pensativo.
Vale. Primero arrancamos la estaca y despus les contamos lo que hicimos. En
plan hecho consumado. Entonces, ser demasiado tarde para que nos estropeen el
asunto.
Hombre, se subirn por las paredes! sonri Pete.
Seguro. Pero el libro encontrar editor en seguida. xito de ventas o no, no me
cabe la menor duda de que nos producir un montn de pasta. Lo cual nos sacar de
cualquier folln que tengamos con las chicas.
Quiz ni siquiera tengan que enterarse dijo Pete hasta que hayas colocado la
obra.
Si actuamos bien. Lo que debemos hacer es ocultar mejor la cosa. En estos
momentos, cualquiera que entre en el garaje puede tropezarse con el cadver.
Pero es que nosotros utilizamos el nuestro. No podemos
Lo s, lo s dijo Larry.
Estaba perfectamente enterado de que Pete y Brbara guardaban los coches en su
garaje, mientras que Jean y l slo usaban el suyo como almacn.
Hay un espacio muerto debajo de nuestra casa inform Pete. Supongo que
podramos meter el fretro all. Si nos damos prisa, podemos haber hecho el traslado
antes de que Barb vuelva de la tienda. Habr que pasarlo por encima de la cerca. Si lo
llevamos por delante de los edificios, alguien que est mirando puede vernos.
No es preciso dijo Larry. Conozco el sitio ideal para esconder la cosa.
Debimos ponerlo all desde el principio pens. Quizs as no habra
acabado pasando la noche con el cadver.

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Dnde? se interes Pete.


Ven. Nos encargaremos de ello ahora mismo.
Salieron por la puerta de la cocina y avanzaron por el camino de acceso al garaje.
Las puertas de este continuaban abiertas. Cuando entraron en la parte sombreada del
garaje, Larry confi en que no hubiera rastro de la mancha del suelo.
Debe de estar seca ya, pens.
Unos metros ms all de la entrada haba una plataforma de madera, rectangular,
de unos quince centmetros de altura. Larry subi a ella, levant los brazos y agarr
una cuerda que colgaba del techo. Tir del anudado extremo de la soga. Gir sobre
sus goznes un panel de madera contrachapada que haba en el techo.
Estupendo coment Pete. Una trampilla.
En la parte superior tena sujeta una escala de tres secciones. Larry baj la escala
hasta que las zapatas de los rales se apoyaron firmemente en la plataforma.
Nos va a costar un huevo subir el atad ah arriba coment Pete.
Es el escondrijo perfecto le asegur Larry. Ah nadie lo va a buscar.
Se apart a un lado. Pete subi por la escala y ech un vistazo al desvn.
S ponder. Ser estupendo si conseguimos aprovecharlo. Emprendi el
descenso. Cmo es que no lo utilizis para guardar cosas?
Nunca subimos ah.
Est bastante bien. Las tablas y todo. Aunque har un calor de todos los
infiernos. Sonri. Confo en que a nuestra amigable vampira particular no le
importe, eh?
Lo ms probable, es que no.
Se bajaron de la plataforma. Larry encabez la marcha hacia el rincn del fondo
del garaje.
Casi necesitamos un mapa para llegar a esa criatura dijo Pete.
Yo llegu a ella a oscuras.
Ya casi estamos.
Larry se desliz por un pasadizo entre cajas apiladas y entr en la reducida zona
abierta prxima al rincn.
El cemento se haba secado.
La manta yaca amontonada en el suelo, junto al atad. Haba salido corriendo del
garaje, casi tan completamente dominado por el pnico, despus de su forcejeo con el
brazo, que se olvid por completo de cubrir el cadver.
Y ahora era demasiado tarde.
Pete apareci a su lado, se adelant y recogi la manta. Larry tuvo la sensacin de
que su piel estaba en llamas.
Viniste a echar una mirada, eh?
Lo niego? Finjo no tener idea acerca de cmo la manta fue a parar al suelo?

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Pete no es idiota. Se dara cuenta al instante de que estoy mintiendo.


S ironiz Larry, simulando una expresin libidinosa. Tuve que hacerlo.
Es una muequita tan mona, que no pude resistir la tentacin.
No te lo reprocho. Vaya palmito! Menudo cuerpo!
Una nueva definicin de la belleza femenina.
Una nueva definicin de la fealdad dijo Pete.
Pero, hablando en serio, ayer tuve que venir a echarle una mirada. En plan
investigador. Lleg el momento de describirla en el libro y quise estar seguro de que
el retrato era fiel.
Fiel, claro. Su tono pareci indicar que Pete daba crdito a la explicacin.
Sacudi la manta para extenderla y luego la estir sobre el cadver y cubri a Bonnie
desde los hombros hasta los tobillos. Despus volvi a agacharse y tap tambin la
cara. Murmur: As est mejor.
A continuacin, Pete se acerc al fretro y dijo:
Por qu no me encargo de la parte delantera?
Levantaron el fretro y lo transportaron a travs del garaje.
Ir delante dijo Pete. Ser mejor, puesto que t eres ms alto. Procura
mantener tu extremo lo ms arriba que puedas.
Empez a subir de espaldas por la escala, muy despacio. Cuando la caja se
levant hacia la vertical, Bonnie se desliz en direccin a Larry, hasta que la madera
del fondo del atad detuvo los pies del cadver. La manta cay del rostro.
Larry levant su extremo de la caja. Apoyndola en el pecho, se acerc a la
escala. La parte delantera del atad continuaba subiendo. La manta se escurri. Pero
la estaca la sostuvo y la manta qued colgando del palo de madera como una capa
dejada en una percha de la pared.
Al llegar al pie de la escala, Larry comprendi que no le iba a ser posible subir
con la caja apoyada en el pecho.
Espera! avis.
Pete se detuvo.
Larry baj el extremo del atad hasta la cintura.
Vale.
Pete reanud el ascenso.
Larry puso el pie en el primer travesao de la escala. Dentro del atad, Bonnie
casi alcanz la perpendicular.
Oh, chico! murmur Larry.
Ests bien?
Por ahora, s.
A m me falta muy poco para llegar.
Con la rodilla, Larry impuls la caja hacia arriba, plant la puntera del zapato en

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el siguiente travesao e intent subir. Le resbal el pie. Pretendi sostenerse en el


peldao de abajo y entonces se le escap la mano. El borde inferior del atad choc
contra la escala.
Mierda! grit Pete.
Larry agarr los dos lados de la caja.
Not que se mova algo por encima de l. Alz la mirada.
No! grito.
Bonnie, rgida y de pie, se balance hacia adelante y acab derrumbndose
directamente sobre l.
A Larry le pareci que todo se desarrollaba a cmara lenta. La manta se
desprendi de la estaca y se desliz hacia los pies del cadver. La descolorida
cabellera rubia se agit detrs de la cabeza de Bonnie. El brazo derecho se mantuvo
pegado al cuerpo, pero el izquierdo oscil desde el codo como si la mano quisiera
agarrar al hombre. Los labios dieron la impresin de curvarse en una sonrisa de
placer.
Larry se oy chillar y oy tambin el grito de Pete.
Cuidado!
Larry salt de la escala, retrocedi dando un traspi y levant las manos. Cogi a
Bonnie por los costados, justo debajo de las axilas, e intent quitrsela de encima.
Pero el peso del cadver le empuj hacia atrs. Perdi pie en el borde de la
plataforma.
Crey que su cada duraba una eternidad. Su espalda se estrell con gran estrpito
contra el piso de hormign.
Las manos perdieron su presa y el cuerpo sin vida cay sobre l. La punta roma
de la estaca choc contra su pecho. Desvi la cabeza a un lado. Una seca dentadura le
golpe en la mejilla. La cabellera de Bonnie plane sobre su rostro y le cosquille la
piel como una telaraa.
Larry se sacudi el cadver, rod sobre s mismo y se puso en pie. Contempl a
Bonnie con fija mirada. Jade en busca de aire. Tena la sensacin de que una horda
de hormigas le correteaban por la piel. Baj la vista sobre s mismo. A excepcin de
un siete y de una mancha de polvo en la pechera de su camiseta de manga corta, no
observ evidencia alguna del choque.
Te encuentras bien? pregunt Pete.
Larry gimi.
Ahora mismo estoy contigo dijo Pete, y pas el vaco atad por el hueco de
la trampilla. Larry le oy deslizarse sobre las tablas del desvn. Luego, Pete
descendi rpidamente por la escala.
Me temo que debimos atarla al atad.
S. Lo que deseaba Larry era frotarse la acobardada piel, pero no con unas

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manos que haban tocado el cadver. Dijo: Tengo que ducharme.


No te lo reprocho. Es repulsivo. Pero, antes, pongmosla arriba, eh? Pete se
inclin sobre la cabeza de Bonnie y le pas las manos por debajo de los hombros.
Cgela por las piernas, compadre.
Larry sacudi la cabeza negativamente.
Yo ejem
Vamos, no seas gallina.
Larry se mir las manos.
No quiero tocar
Por el amor de Dios, Lar! La tuviste completa encima de ti. Venga, cgela por
las piernas. No podemos dejarla aqu.
Pete la levant. El cuerpo, rgido, no se dobl. Bonnie se inclin, recta como una
tabla, con la cabeza al nivel de la cintura de Pete y los talones contra el piso del
garaje.
Me parece que puedo arrastrarla yo solo dijo Pete. Anda, no te manches
las manos. Coge la manta, puedes llevar la manta?
S.
Aliviado, Larry se agach y recogi la manta.
Observ la maniobra de Pete, que tiraba del cadver, andando de espaldas. Los
talones de Bonnie, al arrastrarse por el suelo, sonaban como peridicos que alguien
frotase contra el hormign del piso.
Pete volvi a la plataforma. Cuando subi al primer travesao de la escala, los
pies de Bonnie abandonaron el suelo. El borde de la plataforma le ara el taln de
Aquiles de ambos pies y unas cuantas escamas de piel pardusca quedaron detrs.
Larry hizo una mueca.
No quera tocarla. Pero le dola ver que se la lastimaba. Pero no est sufriendo
ningn dao, se dijo.
La parte posterior de los pies chocaba sordamente con los peldaos de la escala, a
medida que Pete iba subiendo.
Larry se precipit hacia adelante. Se puso la manta debajo del brazo derecho,
cogi los tobillos de Bonnie y los levant.
Sostuvo ambos pies contra su costado izquierdo y empez a subir por la escala.
Buen chico alab Pete.
Larry subi con cuidado. Mantuvo los ojos apartados del cadver. Arriba, el calor
era sofocante.
Pusieron el cuerpo de Bonnie dentro del atad. Larry lo cubri con la manta y se
apresur a bajar. Pete le sigui. Plegaron la escala. Un tirn de la cuerda hizo que la
trampilla ascendiese sobre sus bisagras de muelles. Se cerr de golpe.
Cuando se dirigan a la casa, Larry se dio cuenta de que se senta culpable por

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haber dejado a Bonnie en aquel altillo tan oscuro y caluroso.


No seas ridculo pens. Est muerta. No siente nada.
Cundo crees que debemos arrancarle la estaca? pregunt Pete, una vez en
la sala de estar.
Supongo que cuanto antes mejor. Aunque quisiera realizar ciertas
investigaciones sobre Llano de la Artemisa.
Bueno, una idea estupenda. Quiz tuvieron problemas de tipo vamprico. Tal
vez algn vampiro tuvo la culpa de que abandonaran el lugar.
Ya veremos. De cualquier forma, necesito llenar unas cuantas pginas ms.
Bueno. Y yo necesito agenciarme una cmara de vdeo antes del gran
acontecimiento. Quiero tener filmada toda la escena, sabes? Ser algo sensacional,
digno de verse.
S.
Larry le abri la puerta de la calle.
Te ver luego, compaero. Todo ir bien, eh?
Bueno, al menos ahora no tenemos que preocuparnos de que las mujeres
puedan pescamos.
Sonriente, Pete le palme en un brazo.
Hasta luego. No te anquiloses.
En cuanto Pete se hubo ido, Larry se encamin presuroso al cuarto de bao. Ech
la ropa en la cesta de la colada y se meti inmediatamente en la baera.
Mientras reciba el caliente roco de la ducha se pregunt por qu se habra
abstenido de mencionar el anillo. Debi contrselo a Pete, informarle de que el
cadver era el de una muchacha llamada Bonnie Saxon que se haba graduado en el
instituto de enseanza media de Buford en 1968.
Cmo es que no le dije nada?, se pregunt.
Tarde o temprano, Pete se enterara. Y comprendera que l se lo ocult
premeditadamente.
Y qu?

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Captulo 20
Buenos das, seora.
Lane cerr su taquilla y se dio media vuelta.
Vaya, hola, forastero.
Las manos de Jim estaban hundidas en los bolsillos frontales de sus vaqueros.
Sonri mientras las sacaba para que Lane las viese y a continuacin volva a
hundirlas donde estuvieron.
Como ves, estn quietas.
Lo cual te conviene. Vas aprendiendo.
Tuviste buen viaje?
Bastante bueno. Te ech de menos. Qu tal te fue con Candi?
Ah, se mostr muy agradecida. Le gustara que te ausentases con ms
frecuencia.
Lane intent mantener la sonrisa, pero comprendi que se le borraba de los labios
sin que pudiese evitarlo. Apret los brazos alrededor de la carpeta y los libros
escolares que sostena contra el pecho.
Era una broma.
Lo s.
T la sacaste a relucir.
Ya lo s. Tonto, eh?
No hubiera salido con Candi. Ni con ninguna otra. No, mientras te tenga a ti.
Volvi a florecer la sonrisa de Lane. Levant una ceja.
De modo que crees que me tienes, verdad?
Rayos, sabes lo que quise decir.
S. Concdeme una mano. Se puso al lado del muchacho, dej caer uno de
los brazos que rodeaban el cargamento de libros y apret la mano que Jim le ofreca
. Me acompaas a la biblioteca?
A la biblioteca?
Tengo que cumplir un encargo.
Slo faltan diez minutos para el primer timbrazo.
Es cuestin de un momento.
Cogidos de la mano, avanzaron por el atestado pasillo.
Sigue en pie lo del viernes por la noche? pregunt Jim.
Claro. As lo espero. Preferira el sbado, pero
Hamlet
Lo s. Qu coazo.
Fuera, atajaron cruzando el patio. Jim mantuvo abierta la puerta de la biblioteca
para que pasara Lane.
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Creo que voy a esfumarme dijo el chico. La anciana lady Swanson y yo no


estamos precisamente a partir un pin. Nos vemos durante el almuerzo?
Estupendo. Hasta entonces.
Lane dio otro apretoncito a la mano y luego entr en la biblioteca. Se fue derecha
al mostrador de prstamos. All, la seorita Swanson se afanaba anotando los ttulos
de los libros pedidos por varios estudiantes.
La anciana lady Swanson seguramente no tendra ms de cuarenta aos y era
una mujer atractiva, de cabellera pelirroja que llevaba muy corta y rostro sembrado
de pecas. Pero Lane saba lo que quiso decir Jim. Aunque difcilmente poda
considerrsela anciana, su actitud rgida y sus cejas altas y finas denotaban una
severidad que la haca aparentar ms aos de los que tena.
Siempre trataba con amabilidad a Lane, pero pareca disfrutar lo suyo poniendo
las cosas difciles a los alumnos bulliciosos. Los chicos solan llamarla la bruja.
Tambin se la conoca como la tortillera y la charras. Henry, el ms literario de
sus detractores, prefera llamada la Varicela Escarlata.
Cuando el ltimo estudiante se march, Lane se acerc al mostrador.
Buenos das, seorita Swanson.
Lane! Qu tal ests?
Muy bien. He venido por si pudiera usted ayudarme. Tiene por alguna parte
anuarios viejos?
Desde luego. Claro que es posible que falten algunos aos. Si una no se
mantiene en constante alerta, los libros vuelan que es un primor. Los alumnos son una
pandilla de ladrones y hay profesores que an son tan malos o ms, si he de ser
sincera. Levant una ceja hasta la frente. Qu ao te interesara?
Mil novecientos sesenta y ocho.
Mucho antes de que me encargara del departamento. Por entonces, todo estaba
bastante desordenado. Echar un vistazo, pero no me extraara que el anuario del
sesenta y ocho figurase entre los que se han perdido.
Lane sonri cortsmente y dijo:
Gracias.
La seorita Swanson entr en el despacho situado detrs del mostrador de
prstamos y se perdi de vista.
Lane se inclin hacia adelante. Apoy los codos en el mostrador y cruz los pies.
Aguard.
Qu tal nos encontramos esta magnfica maana?
Antes de que tuviera tiempo de volver la cabeza, el seor Kramer apareci a su
lado.
Ah, hola! salud Lane, y not una clida oleada de rubor.
Descansada y dispuesta a emprenderla con los libros?

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Claro. Me las arregl para releer Hamlet declar la muchacha, con la


esperanza de que ello le complaciese.
Maravilloso.
l tambin ola de un modo maravilloso. Locin para despus del afeitado? Las
mejillas estaban tersas. Un tenue tono azulado all donde crecera la barba, si se la
dejase. Lane se pregunt si le resultara difcil afeitar el profundo hoyuelo del
mentn.
Durante unos segundos sus ojos se encontraron. Los del profesor, eran tan
azules! Lane desvi la mirada.
Es realmente fantstico. Cada vez que leo esa obra le encuentro nuevos
atractivos.
Bueno, el viejo Billy Shakespeare no era ningn despistado.
Lane se ech a rer, luego mir a la seorita Swanson, que regresaba en aquel
momento. La bibliotecaria llevaba el amplio y delgado volumen de un anuario. Al ver
al seor Kramer, sonri y se puso colorada. Repentinamente, pareci ms suave, ms
femenina, ms joven.
Buenos das, Shirley.
En qu puedo servirle, seor Kramer?
El profesor mene la cabeza.
Slo entr a saludar a una de mis alumnas estrella, aqu presente.
La seorita Swanson asinti y proyect su sonrisa sobre Lane.
Tuviste suerte, damita.
Estupendo. De qu plazo dispongo para devolverlo?
Me temo que no podrs llevrtelo. Normas de la casa. Puedes leerlo hasta la
saciedad, pero sin sacarlo de la biblioteca.
Lane arrug la nariz.
Ni siquiera puedo llevrmelo hasta maana?
Me temo que no. La seorita Swanson mir al seor Kramer como si buscara
su aprobacin. Si permitiramos que los anuarios saliesen de la biblioteca, pronto
no nos quedara ninguno. Comprndelo.
S. Lane se encogi de hombros. Bueno
No te lo tomes a mal, por favor, son las reglas.
La culpa es ma intervino el seor Kramer. Le ped a Lane que viniera a
buscar el libro por m.
Ah, s?
Alarg el brazo y el libro resbal de las manos de la seorita Swanson. El seor
Kramer asinti con la cabeza.
S, este es. El sesenta y ocho. Hay algn inconveniente en que me lo lleve?
Pues, no. Claro que no. Rellenar la tarjeta de prstamos. Abri un cajn,

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sac una tarjeta en blanco y anot:


Memoria de Buford, 1968.
Se lo agradezco en el alma dijo el seor Kramer, y firm la tarjeta.
El rubor de la seorita Swanson se acentu.
Perfectamente. Podr usted devolverlo maana?
El profesor mir a Lane. La muchacha inclin la cabeza afirmativamente.
Para entonces, ya habr terminado con l. Levant el libro y repiti:
Gracias de nuevo, Shirley. Se puso el volumen debajo del brazo, indic a Lane que
le siguiera y sali al patio. Al tender el libro a la chica, puso en su semblante una
expresin tontamente aterradora. Aqu lo tiene. Y, por el amor del Cielo, no se le
ocurra perderlo.
Lane se ech a rer.
Tendr cuidado.
Caminaron juntos.
A qu se debe su inters por un anuario tan antiguo? pregunt el profesor.
Ah!, es para mi padre. Est preparando una novela cuya accin se desarrolla
en el sesenta y ocho. Quiere documentarse sobre el estilo de los peinados, la moda de
los vestidos, esa clase de cosas. Un milln de gracias por haber manejado tan bien a
la seorita Swanson.
Para eso estn los amigos.
Una agradable sensacin incandescente se extendi por el interior de Lane.
Me gustara poder hacer algo por usted.
Bueno, si lo dice en serio, siempre me vendr bien que me echen una mano a la
hora de corregir los ejercicios.
Fantstico. Cundo?
Dispone de media hora despus de clase? An tengo esas pruebas de
ortografa del viernes, que estn esperando calificacin.
Claro.
Son el timbre.
Yiu, oh. Ser mejor que vayamos a la primera clase.
Hasta luego.
Tras asentir con la cabeza, Lane le vio alejarse con paso rpido. Respir
entrecortadamente y luego oblig a sus dbiles piernas a trasladar el cuerpo hacia
adelante.
Dej la bolsa del almuerzo y la bebida encima de la mesa junto a Jim, y despus
mir a travs del espacio de la cafetera. Henry y Betty no estaban en su mesa
acostumbrada. Alguien deba de habrseles adelantado. Pero localiz a sus amigos al
otro lado de la atiborrada estancia.
Vuelvo dentro de un minuto dijo a Jim.

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Se te olvid algo?
Tengo que ver a Henry y a Betty.
Jim elev los ojos al cielo, sufriente.
Lane le dio una palmada en el hombro y se alej presurosa.
Los encontr sentados uno frente a otro. Betty abra con los dientes una bolsa de
tacos en trozos, mientras Henry sacaba de la cartera de mano una bolsa de papel de
color castao.
Hola, chicos dijo Lane.
Henry retorci el cuerpo y le dedic una sonrisa.
Saludos, encanto.
Vete a frer monas le envi Betty.
He de quedarme hoy despus de la ltima clase inform Lane. Supongo
que tendris que volver a casa por vuestros propios medios.
No hay problema dijo Henry.
Arresto? pregunt Betty.
Ja! Yo? No me quieras tan mal.
Entonces, qu pasa?
Me quedo hasta tarde para ayudar al seor Kramer con las pruebas de grado.
Betty se llev al pecho una mano gordinflona.
Tranquilo, corazn. Cmo conseguiste ese enchufe?
Pura suerte, supongo.
No es Tom Cruise, sabis? seal Henry.
Entenders t mucho de tos. No reconoceras a un cachas ni aunque tropezases
con l dijo Betty.
Ellos tropiezan conmigo cada vez que voy a educacin fsica. Es uno de sus
deportes favoritos.
De todas formas, vale ms que vuelva junto a Jim. Slo quera deciros eso.
Betty lanz una lasciva mirada de soslayo.
No te quites los pantalones aconsej, al tiempo que se meta en la boca un
trozo de taco.
Degenerada dijo Lane.
La chica asinti con entusiasmo, sin dejar de masticar. Lane regreso a la mesa de
Jim y se sent a su lado.
Ves? Ya estoy de vuelta.
Ha sido agradable tu charla con Olivo Aceituna y Boba Bobalicona?
Si te pones en plan borde, me largo.
Vale, vale. Era una broma, paloma. Qu ocurre?
No eres t el curioso?
Jim se encogi de hombros, dio media vuelta y le tir un mordisco a su manzana.

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Todos los das se almorzaba un par de manzanas y una tableta de chocolate, que
regaba con Pepsi. Iba ya por la segunda manzana. De la primera slo quedaba el
corazn. Se estaba oscureciendo ya. Contenta de disfrutar de autntica comida, Lane
desenvolvi su bocadillo de queso y salchichn. Le dio un mordisco y suspir.
Jim la mir.
Ests comiendo veneno, sabes? Todo eso son preservativos.
Cuento con ellos para preservarme.
Ja, ja.
Anmate.
Cul era el gran asunto con Heril y Betty Boop?
Me quedo despus de clase, eso es todo. Tena que decrselo.
Qu es eso de que te quedas?
He de ayudar a Kramer con los ejercicios.
Jim arrug la cara y ense los dientes superiores. Estaban calafateados con
restos blancos de las manzanas.
Judas. Ayudando en las calificaciones y eso? No basta con que renuncies a tu
noche del sbado en beneficio de ese tipo? Ahora tienes que hacer trabajo de
esclava? Mierda! De pronto, vas e ingresas en la divisin de honor de la liga de
pelotilleros cobistas.
Si no sabes de lo que hablas manifest Lane calmosamente, vale ms que
mantengas el pico cerrado a cal y canto. Adems, ya me fastidia eso bastante.
Jim abri mucho la boca y mene la cabeza.
Muy mono. Dios santo, a veces puedes ser de lo ms infantil. Y pensar que te
he besado
Y volvers a hacerlo, no te quepa la menor duda. Jim cerr la boca y empez a
masticar, con una sonrisa de dicha en los labios.
Por qu ni siquiera me enfado con l?, se pregunt Lane. Dio otro mordisco al
bocadillo, mir el reloj de la cafetera y dese que la sexta clase hubiera llegado y
hubiese concluido ya.
En la quinta clase, de fisiologa, Lane tuvo que garabatear sus notas a velocidad
de vrtigo para mantener el ritmo del dictado de la leccin. El tiempo pas volando.
El sonido del timbre la pill por sorpresa.
Sali rpidamente al corredor y se precipit a los servicios, cuya atmsfera estaba
cargada de humo. All, se acerc a un espejo y se cercior de que en su dentadura no
haba restos visibles del almuerzo. Los dientes parecan estar en buen estado. Se
arregl el pelo, solt la cintura de su falda de mahn para introducir bien la blusa,
sujetada y que quedara lisa y tensa, desde los senos hasta el talle. Los tirantes y el
encaje de las copas del sujetador se distinguan a travs de la tenue tela blanca de la
blusa. Se abroch la falda, se dio una vuelta completa para asegurarse de que todo

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estaba bien, y luego abandon los servicios y se encamin a la clase.


Has llegado a creerte que vas a salir con l, pens, lo que hizo sentirse un poco
estpida. Es un profesor. No le interesan las cras.
Y qu? Tener aspecto agradable no hace dao.
Lane entr en el aula por la puerta delantera. El seor Kramer an no haba
llegado. La muchacha se sent en su pupitre de la primera fila, dej a un lado los
libros que no iba a necesitar y espero.
Unos segundos antes de que sonara el timbre, entraron Riley Benson Y Jessica.
Esta todava llevaba el brazo izquierdo enyesado, pero el derecho rodeaba a Benson.
Jessica lanz una rpida mirada a Lane cuando pas por su lado. Su cara haba
mejorado: aunque los apsitos continuaban en la barbilla y en la ceja izquierda, la
hinchazn haba bajado mucho; ya no tena los labios abultados; el tono crdeno de
las contusiones se reduca ya a un malsano amarillo verdoso; y espacios de piel rosa
brillante sustituan en la carne a algunas de las costras anteriores.
Pas al otro lado de su pupitre. Benson la frot por detrs y luego avanz por el
pasillo.
Jessica se sent.
Cmo ests? pregunt Lane a Jessica.
La chica le dedic una sonrisa sarcstica.
A ti qu te parece?
Slo preguntaba. Perdona.
Mtete en tus cosas dijo Jessica, y se dio media vuelta. Uau, pens Lane.
Evidentemente, Benson le haba hablado de su intercambio de desprecios. Por qu
haba esperado Jessica una semana para mostrarse desagradable?
Bicho pens Lane. Nunca deb molestarme en despilfarrar mi amabilidad con
ella.
Deja que siga mi camino y mantn tus jodidas napias fuera de mis asuntos
aadi Jessica de pronto o le dir a Ripley que adelante y que te d un repaso a
modo.
Vale, Jess!
Lane se encogi en la silla y clav la mirada al frente.
Se imagin a s misma dicindole a Jessica que se fuera al diablo, pero
comprendi que era mejor seguir calladita. Pens que Jessica no tardara en replicarle
con feroz contundencia. Aquella chica, sola, poda dejarla hecha un Cristo. Eso por
no mencionar lo que el miserable de su novio era capaz de hacer.
El seor Kramer entr en la clase.
Lane adopt una postura ms correcta. Estir las piernas y junt las rodillas.
Enderez la espalda. Entrelaz las manos sobre la superficie del pupitre.
Kramer se quit la chaqueta deportiva. La colg del respaldo de la silla, empez a

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subirse las mangas de la camisa y fue a ocupar su posicin de costumbre delante del
escritorio. Bajo el espeso vello, los antebrazos tenan un tono bronceado. Se sent en
el borde de la mesa.
Cuando sus ojos se encontraron, Lane le sonri.
El profesor actu como si no lo hubiese visto, tom la lista y lanz una rpida
ojeada a la clase.
Parece que el seor Billings se ha concedido otro da de fiesta dijo, y seal
la ausencia de aquel alumno. Muy bien. Esta semana toca ortografa. Quin se
ofrece voluntario para salir al encerado?
Lane alz la mano. El seor Kramer eligi a Heidi.
No pasa nada, se dijo Lane. Pero no pudo evitar cierto pequeo desnimo. Para
empezar, no le haba devuelto la sonrisa. Ahora, llamaba a otra persona para que
saliese a la pizarra. A qu vena tal desprecio?
No seas ridcula pens. Ni que fueras la nica alumna del aula.
Pero la clase continu y Kramer persisti en hacer caso omiso de Lane. Apenas le
diriga una mirada. Pidi a otros estudiantes que leyesen fragmentos del libro de
poesa, contestaran preguntas sobre mtrica y ritmo, brindaran interpretaciones y
opiniones.
El desasosiego de Lane fue en aumento.
Est enfadado conmigo por algo? Qu he podido hacerle? Tal vez cree que me
aprovech de l en la biblioteca. Pero, rayos, no le ped que solicitase el libro por m.
Eso fue idea suya.
Empez a preguntarse si de verdad querra el seor Kramer que ella se quedara
despus de clase.
Venga, salga de aqu.
l no dira eso.
Lane se imagin a s misma all sola, en la clase, humillada.
Pero usted me pidi que me quedara a ayudarle.
No me importa. Djeme en paz.
Tal vez deba levantarme y salir del aula en cuanto suene el timbre pens Lane.
Pero l dijo que me quedara. No puedo irme sin ms. Pensara que estoy como una
cabra.
Lane?
Sorprendida, alz la vista hacia Kramer.
Le importara recitar la siguiente estrofa?
Uh Not que se encoga interiormente. Me temo que he perdido el hilo.
Sonaron unas risitas en el fondo de la clase.
Kramer sacudi levemente la cabeza. Pareca divertido.
Debera probar a seguir el recitado en el libro.

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S, seor.
Los ojos de Lane descendieron hacia la pgina.
Aaron, quiere leer usted la estrofa que viene?
Aaron procedi a la lectura. Lane se encorv sobre su libro, se hizo pantalla con
una mano sobre los ojos y examin la pgina.
Por dnde diablos vamos?
Mierda!
No poda localizar la estrofa.
Imbcil, queras que te pidiese algo. Y lo ha hecho. Vaya si lo ha hecho.
Por qu no me muero en este preciso instante y se acaba todo de una vez?
Aaron acab.
Apareci una mano por debajo de la cara de Lane. La mano de Kramer. Le pas
la pgina, indic una estrofa situada hacia el centro de la hoja y se retir.
Gracias murmur Lane.
A todo el mundo, en el aula, aquello le pareci de lo ms divertido.
Lane mantuvo la cabeza baja.
Sera usted tan amable de obsequiarnos con la gracia de una declamacin?
pregunt Kramer.
Lane asinti, con la mano an sobre los ojos, y empez a leer en voz alta.
Iba por la mitad de la estrofa cuando repiquete el timbre.
Vale por hoy dijo Kramer. Alz la voz para anunciar: No olviden los
ejercicios de ortografa de maana. Las frases, escritas con tinta, por favor. Clase
concluida.
Lane cerr el libro y se qued con la vista fija en la tapa.
Los chicos fueron pasando por su lado. Alguien le alborot el pelo. Levant la
cabeza. Benson le sonrea.
Tienes que prestar ms atencin, mueca.
Lane le obsequi con una mirada despectiva.
El muchacho se alej con Jessica, sobre cuyas nalgas apoyaba una mano.
El aula no tard en quedar vaca, con excepcin de Lane y Kramer.
La chica se oblig a alzar la cabeza. Kramer estaba detrs de su mesa, afanado en
meter libros y carpetas en su cartera.
Pareca ajeno por completo a la presencia de Lane.
Deb marchar con el resto de la clase pens la joven. Dios, cmo me he metido
en esto?
Pap y su anuario. Un milln de gracias, pap.
Se pregunt si no debera decir algo.
Tiene un bolgrafo rojo? pregunt Kramer, que por fin, se decidi a mirarla.
La tensin abandon a Lane.

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Eh no. Creo que no.


No importa. Le dejar uno se lleg al escritorio y abri el cajn de arriba.
Encontr un bolgrafo, cerr el cajn y empez a buscar en la pila de carpetas de una
esquina de la mesa. Aqu est. Le pasar la primera clase. Qu le parece?
Muy bien.
Kramer se acerc a Lane.
Si, cuando acabe con estos, quiere ms, me quedan una barbaridad: aunque no
deseo retenerla toda la tarde.
Lane asinti.
No puedo creerlo pens Lane. Se comporta como sino hubiera ocurrido
nada.
Qu quieres, una conferencia.
Lane dej limpia la superficie del pupitre. Kramer puso la carpeta y el bolgrafo
delante de ella.
Cinco puntos por palabra alecciono. Pero supongo que eso ya lo sabe.
S.
Si tiene alguna duda, pregunte.
Muy bien.
El profesor se alej.
Seor Kramer?
El hombre regres hacia Lane, con una simptica sonrisa extendindose por su
rostro.
Lamento haberme distrado de ese modo.
Soando despierta?
Eso creo.
Bueno, eso no hace dao. Espero que no se sintiese demasiado violenta.
Me result muy embarazoso.
Es la mejor alumna de la clase, Lane. No permita que un pequeo lapsus de
atencin la acompleje. Le pasa a cualquiera.
Muy bien. Gracias.
Naturalmente, hoy he tenido que darle un insuficiente.
Oh!
Emiti una suave risita, al tiempo que apretaba el hombro de Lane.
Se supone que lo digo en broma.
Oh!
La mano segua all. Lane tuvo la sensacin de que el calor de la misma se
extenda por todo su organismo. El profesor le frot el hombro suavemente y luego se
retir.
De veras le agradezco el que se haya quedado a ayudarme. Me quita de encima

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bastante presin.
Me alegro de poder serle til.
Lane an senta el tacto de la mano en el punto donde estuvo apoyada.
Ensear no es todo lo atractivo que tendra que ser A veces, me siento
consumido por el papeleo. Parece que se me va todo el tiempo en calificar ejercicios
y preparar lecciones. Sacudi la cabeza. Un verdadero latazo.
Si le parece bien, puedo quedarme a ayudarle ms a menudo.
El corazn se le desbocaba. No poda creer que hubiese dicho aquello.
Pensar que estoy colada por l.
Kramer lade ligeramente la cabeza. Apret los labios y alz las cejas.
Bueno, le agradezco mucho la oferta. Pero supongo que tiene mejores cosas a
las que dedicar su tiempo.
No me importara quedarme. De verdad.
Es cosa suya. Desde luego, a m me alegrar mucho contar con su
colaboracin. Sin dejar de sonrer, golpe con los nudillos la carpeta colocada
encima del pupitre de Lane. Ahora, a la tarea. Dejemos de perder el tiempo
charlando sin ton ni son.
Lane se ech a rer.
Es usted un autntico capataz de esclavos.
Empiece a corregir esos ejercicios, si no quiere probar el sabor de mi ltigo.
S, seor.
Kramer se volvi y anduvo hacia su mesa. Los ojos de Lane se mantuvieron sobre
l.
La camisa deportiva cea su tronco desde los anchos hombros hasta la delgada
cintura. Los faldones, un tanto sueltos, se abombaban encima del cinturn. La cartera
haca resaltar el bolsillo del glteo izquierdo. En el de la derecha no pareca llevar
nada. La parte lateral de los pantalones se ajustaba sobre el muslo y la nalga, y Lane
observ la elegancia de los andares del profesor.

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Captulo 21
Jean, que pelaba patatas ante el fregadero, volvi la cabeza al entrar Larry en la
cocina.
Cierras el despacho temprano, no? coment.
Larry consult el reloj. Casi las cuatro. Normalmente, trabajaba hasta las cuatro y
media.
Termin esas malditas correcciones dijo. Sac una cerveza del frigorfico.
Demasiado tarde para meterme con otra cosa. Quit la cpsula del botelln.
Dnde est Lane?
Todava no ha vuelto a casa.
Eso ya lo s. Tena algn plan para despus de salir del instituto?
No dijo nada. Puede que se haya entretenido en casa de Betty, o algo por el
estilo.
S. Ech parte de la cerveza en una jarra, sorbi la primera capa de espuma
blanca y vaci el botelln. Qu vas a hacer con eso que ests pelando?
Patatas fritas.
Muy bien!
Solt el botelln encima del cubo de la basura. Aterriz con un golpe sordo.
Con la jarra de cerveza en la mano, se traslad a la sala de estar, se acomod en
su silln anatmico y empez a hojear el ltimo nmero de Mystery Scene, que haba
llegado en el Correo del da. Probablemente, Jean ya lo habra repasado.
De haber visto alguna alusin a l, se lo habra dicho. Se fue derecho a la seccin
Carta de Hollywood, de Brian Garfield.
Intent leerla. Era un da templado. Las ventanas estaban abiertas y el
acondicionador de aire descansaba. Cada vez que Larry oa el ruido de un automvil,
sus ojos se dirigan automticamente a la ventana.
Dnde estar Lane?
Paciencia, se recomend. Es posible que ni siquiera tuviesen el anuario del
sesenta y ocho.
Han de tenerlo.
Lamentaba que no se le hubiera ocurrido decirle a Lane que le telefonease desde
el instituto. De haberlo hecho, no se habra pasado todo el da preocupado. Pero
tampoco quiso hacer creer a la chica que el asunto era importante.
Pide el del sesenta y ocho le dijo. Es el ao en el que estoy trabajando.
Pero, si no lo tienen, el del sesenta y siete o el del sesenta y seis pueden servirme.
Incluso el del sesenta y cinco. La verdad es que, si lograra disponer de los de todos
esos aos
Eres un optimista le respondi Lane. Tendr una suerte loca si la Swanson
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me deja uno solo, uno cualquiera de ellos, conque ni suees con tener los cuatro.
El del sesenta y ocho, pues, conforme?
Oy que se aproximaba otro coche. Conoca el sonido del Mustang un rugido en
tono bajo y comprendi que no era aquel. De todas formas, mir por la ventana. Pas
una ranchera.
Tom un sorbo de cerveza, acab la seccin de Garfield y busc El rincn del
cascarrabias, de Warren Murphy. Aquel nmero no pareca llevarlo.
Mierda! murmur.
Probablemente, detrs de esa ausencia habr una historia.
Le preguntar a Ed la prxima vez que hablemos.
Al menos, no se haban saltado las crticas y reseas que Lint dedicaba al gnero
de terror. Larry examin las columnas. La mitad de los ttulos eran de autores a los
que no poda sufrir. Pero localiz artculos dedicados a los nuevos libros de: Daniel
Ransom, Joe Landsdale y Chet Williamson. Ya haba ledo las tres obras objeto de
comentario. Bueno. As, las crticas no podran estropearle nada.
Tom un sorbo de cerveza.
Empez a leer.
Oy el Mustang.
Ya era hora!
Desemboc en la calle el brillante automvil rojo, afloj la marcha, dobl por la
avenida de acceso al garaje y desapareci de la vista. El motor se qued en silencio.
Una portezuela se cerr de golpe. Cuando oy el taconeo de las botas de Lane por el
paseo, Larry dej la revista y se precipit hacia la puerta.
Hola, hola! dijo, al abrirla. Lane tena las llaves en una mano. En la otra
mano no llevaba nada. Qu tal has pasado el da?
Impresionante.
Debi de serlo. Pareca ms alegre que de costumbre.
Larry se apart de su camino y cerr la puerta. Lane llevaba el macuto de los
libros colgado del hombro, por la espalda. Esforzndose en mantener tranquilo el
tono de voz,
Larry pregunt:
Tuviste suerte con el anuario?
La Swanson no quera dejrmelo sacar de la biblioteca. Pero la verdad es que
tuviste el santo de cara. Casualmente, estaba all el seor Kramer, y la Swanson dej
que nos lo llevramos.
Pero lo has trado?
Pues, claro.
Lane dej el macuto en el sof, lo abri y extrajo un volumen delgado y largo.
Hay que devolverlo maana por la maana.

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Eso est hecho.


Larry alarg la mano para coger el libro.
Lane lo retir, apretndoselo contra el pecho, y sacudi negativamente la cabeza.
Hay que pagar.
Qu es lo que quieres?
Bueno, abramos las negociaciones. He tenido que realizar considerables
sacrificios por cuenta tuya. En particular, me he comprometido a ayudar al seor
Kramer a corregir los ejercicios de grado, todos los das de esta semana, despus de
clase, para devolverle el favor.
Me tomas el pelo!
Nunca osara tomarte el pelo!
No debiste comprometerte as.
Bien, la verdad es que me ofrec y l no rechaz la oferta.
Ah, bueno. Eso es otra cosa.
Pero la culpa la sigue teniendo esto insisti Lane, sonriente, y golpe con los
nudillos la parte posterior del anuario.
Vale, vale. Qu quieres?
Lane elev los ojos al cielo.
Deja que piense. Mis servicios no son baratos, comprendes?
Nunca lo han sido.
Paaap!
Laaane!
Consigues que me sienta absolutamente mercenaria.
Pero no lo eres.
Claro que no. Lo que no es bice para que haya visto hace poco un par de botas
alucinantemente radicales que me robaron el corazn.
Y no te las compraste?
No me pareci correcto. Ya haba hecho unas cuantas compras aquel da.
Si ests hablando del da en que tu madre y yo realizamos la ltima salida con
Pete y Brbara, lo recuerdo pero que muy bien.
Deseaba esas botas con toda mi alma. Pero me contuve. Por tu bien.
Me siento conmovido. A tope.
Entonces, voy a tenerlas?
Claro, por qu no?
Oh, pap, eres sensacional!
Le arroj el libro. Mientras Larry lo atrapaba, Lane se lanz sobre l y le dio un
beso rpido. Luego sali disparada hacia la cocina.
Larry recuper la cerveza.
Oy exclamar a Lane:

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Yuppy! Mam! Qu tenemos aqu para devorar? Estoy muerta de hambre.


En su estudio, Larry cerr la puerta. Dej la cerveza encima del carrito que tena
junto al procesador de textos. Se arrellan en la silla y apoy el borde inferior del
libro en el abdomen. La cubierta, azul, tena grabadas en oro las letras del ttulo:
MEMORIA DE BUFORD, 1968.
Este es pens. Dios mo, es este.
El corazn le lata a toda velocidad. Not el estmago tenso y estremecido.
Abri el libro. Un rpido hojeo revel unas pginas de brillante papel satinado,
ilustradas con fotografas en blanco y negro. La ltima pgina del ndice onomstico
relacionaba los apellidos que empezaban por S. Desliz la vista por la columna:
Sakai, Joan Samilson, Pamela Sanders, Timothy Satmary, Maureen Schaefer,
Ronald
Ninguna Saxon, Bonnie.
Vamos!, pens Larry. Tiene que estar ah.
A la desesperada, pas pginas en retroceso, hacia el principio del ndice. Y
localiz un subttulo: ESTUDIANTES DE PRIMER AO.
Gracias a Dios murmur.
En 1968, Bonnie era alumna de ltimo curso, no estudiante de primer ao.
Volvi a pasar pginas: las de estudiantes de segundo ao, las de alumnos de
penltimo curso. Justo encima del encabezamiento de ALUMNOS DE PENLTIMO
CURSO figuraba el nombre Zimmerman, Rhonda. Final de la clase de ltimo
Curso. Alz la mirada hacia la esquina superior izquierda. Un alumno de ltimo ao
llamado Simpson, Kenneth.
Simpson. Una S!
Larry hundi el labio inferior entre los dientes. Pas la pgina y fue recorriendo la
lista hacia el fondo:
Simmons, Dan Seigel, Susan Sefridge, John Sclar, Toni Schultz, Fred Schmidt,
Dennis Saxon, Bonnie
Solamente era un nombre ms en el ndice. Saxon, Bonnie. No figuraba
impreso en rojo. Nada de negritas, ni de cursivas. Pero pareci estallar en la pgina,
salir volando y atravesar la cabeza de Larry.
A la derecha se citaban nmeros de pginas. Seis nmeros.
Seis pginas con la fotografa de Bonnie Saxon.
Dios todopoderoso!
Larry explor la columna. Una gran cantidad de nombres no tenan al lado ms
que un solo nmero; varios, dos o tres.
Eran escassimos los que tenan ms de tres.
Bonnie tena seis.
Deba acumulrsele el trabajo pens Larry. Y deba de ser muy popular.

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Las chicas populares son casi siempre preciosas.


El nmero de la primera pgina adjunta a su nombre era el treinta y cuatro. Larry
introdujo una carterita de cerillas entre las pginas donde estaba el ndice, para
sealar tal posicin, volvi al principio del anuario y fue luego a la pgina treinta y
cuatro. Bloques de fotografas individuales tamao carnet mostraban a los alumnos
de la promocin en curso. Chicos con chaqueta deportiva y corbata. Chicas con jersey
oscuro, cada una de ellas con su correspondiente collar.
El primer nombre de la esquina superior izquierda era Bonnie Saxon.
Larry gimi.
Era encantadora. Radiante, adorable. Su luminosa cabellera rubia dejaba caer un
suave flequillo sobre la frente, mientras la melena descenda hasta los hombros. Los
ojos parecan proyectar directamente su mirada hacia algo maravilloso situado al otro
lado de la cmara. Parecan anhelantes, joviales, alegres. La nariz era pequea,
monsima. Las mejillas curvaban su esfera por encima de las comisuras de la boca,
como si los labios las formaran y las impulsaran.
As haba sido Bonnie. Se pareca un poco a Lane.
No se pareca en nada al cadver del desvn del garaje de Larry, pero el pelo, la
dentadura y la forma general de la cara le convencieron de que no exista error
posible: el cuerpo era el de Bonnie Saxon. Sin el menor gnero de dudas.
El espantoso cadver fue en otro tiempo la joven de la fotografa: hermosa,
rebosante de esplndida juventud. Larry contempl el retrato.
Bonnie.
Se senta muy extrao: emocionado por su descubrimiento, cautivado por la
belleza de la muchacha, deprimido. Cuando tomaron aquella foto, la chica deba
pensar que le esperaba toda una vida de maravilloso futuro. Pero slo haban
transcurrido unos meses cuando alguien puso fin a esa existencia, hundiendo una
estaca en el pecho de la joven.
No era ninguna vampira.
Era una criatura dulce e inocente.
Probablemente, una autntica rompecorazones. Todos los chicos del instituto
deban de soar con Bonnie Saxon.
La mat alguno de ellos? Un pretendiente celoso? La chica le destroz el
corazn y l clav una estaca a travs del de Bonnie? Larry pens que era posible.
Pero la estaca en el pecho y el crucifijo en el panel del hueco de la escalera indicaban
que, al parecer, alguien crey que era una muchacha vampiro.
Larry estuvo mirando la foto unos minutos ms y luego consult el ndice y pas
a la pgina ciento veinticuatro. All encontr retratos de grupo: Comisin de
Relaciones Pblicas, Comit de Programacin, Club Artstico. No se molest en
revisar las listas de nombres. Prefiri el encanto de buscar a Bonnie, dar con ella,

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disfrutar de la sorpresa del reconocimiento.


La foto de la Comisin de Relaciones Pblicas estaba sobreexpuesta. La mayora
de los rostros no pasaban de ser borrosidades blancuzcas, con las facciones dbiles y
nada definidas. Bonnie no pareca encontrarse en ese grupo, pero Larry mir los
nombres para asegurarse.
Pas entonces a la fotografa del Comit de Programacin. Medio esperaba
encontrarla all. Aunque no saba a ciencia cierta qu funciones poda desempear,
Bonnie pareca ser la clase de chica que cualquiera poda encontrarse al cargo de la
decoracin del gimnasio destinado a convertirse en sala de baile provisional.
Examin una por una las caras de todas las chicas del retrato. No encontr a Bonnie.
La descubri en el Club Artstico. En la primera fila, segunda por la izquierda,
entre un par de zagalas regordetas y adiposas.
Bonnie tena un aspecto soberbio. Erguida, con los brazos a lo largo de los
costados, alta la cabeza, con una sonrisa lanzada hacia la cmara. No se trataba de un
primer plano como la fotografa de alumna de ltimo curso, sino que all apareca de
cuerpo entero. Vesta blusa blanca de manga corta, falda lisa que le llegaba hasta la
parte superior de las rodillas, calcetines blancos y zapatillas tambin blancas.
Larry levant el libro y vio crecer a Bonnie, a medida que l se acercaba la pgina
a los ojos. Examin el rostro. A pesar de la distancia a la que se haba tomado la
fotografa, la definicin era bastante buena. Todos los rasgos del semblante parecan
claros. El escote de la blusa estaba abierto. Observ el cuello y pudo distinguir el
hoyo de la garganta, las curvas de la clavcula. Un poco ms abajo, la prominencia de
los pechos era algo ms que una insinuacin. La mirada de Larry descendi por los
brazos hasta llegar a las manos. Las tena abiertas, con los dedos ligeramente
curvados hacia adentro, sobre la tela de la falda. Los ojos de Larry se demoraron en
las estilizadas curvas de las pantorrillas desnudas.
Uno de los calcetines blancos quedaba un poco ms abajo que el otro. Si ella lo
hubiese sabido, seguramente los habra puesto al mismo nivel. Larry casi pudo verla
agacharse para subir el calcetn cado. La imagen le produjo un conato de dolor, como
si se hubiera perdido algo importante al no estar all.
Baj el libro y ley una breve descripcin de las actividades del Club Artstico.
Se enter de que Bonnie haba desempeado el cargo de secretaria.
Deba de ser hbil. No se nombra secretaria a una persona como no sea inteligente
y tenga sentido de la responsabilidad.
Probablemente una alumna con clara tendencia al sobresaliente directo pens
. Unas de esas personas que lo tienen todo: atractivo, personalidad arrolladora,
cerebro.
Consult de nuevo el ndice y averigu que la siguiente foto estaba en la pgina
ciento veintisis. Volvi al Club Artstico, pas a la hoja siguiente y reconoci de

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inmediato a Bonnie en la foto superior. La joven haba formado parte de la Asamblea


Legislativa del centro escolar, fuera lo que fuese semejante organismo. Una celrica
lectura del texto impreso en cuerpo pequeo le inform de que el grupo se haba
encargado de aprobar las normas del reglamento interno del instituto y de ponerlas
en prctica.
Bonnie estaba sentada en un escao, con los pies descansando en el suelo, las
piernas juntas y las manos con las palmas ahuecadas sobre las rodillas. Vesta igual
que en la foto del Club Artstico. Pero en esta imagen los calcetines estaban
igualados. Larry sonri. La chica tena expresin abstrada. El flequillo apareca un
poco rizado y mostraba la V de una ceja descubierta.
Larry se acerc ms el libro a los ojos. La joven tena la cabeza ligeramente
ladeada. El pelo le caa por detrs de una oreja de tono plido. Bonnie pareca estar
inclinada hacia adelante. La blusa se le ajustaba al vientre y los pechos trazaban una
vaga sombra horizontal a travs de la blancura del tejido.
Larry estaba a punto de volver al ndice cuando localiz a Bonnie en la pgina
opuesta. Foto superior, fila frontal, tercera por la derecha. Miembro de la Comisin
de Actividades Sociales.
Aj! murmur Larry.
As que, despus de todo, tambin haba decorado el gimnasio cuando se
organizaban bailes.
Lo saba.
En aquella foto, llevaba un jersey de cuello cerrado, con una B enorme en la
pechera.
Animadora?
Seguramente pens. Deb suponerlo.
De cualquier modo, Bonnie pareca algo distinta. Larry contempl la imagen. La
instantnea la sorprendi sin sonrisa. El brillo haba desaparecido de sus ojos y los
labios estaban apretados para formar una suave lnea recta.
Era evidente que algo la preocupaba.
Quiz se senta indispuesta aquel da. Tal vez no le sali bien una prueba. Acaso
hubiera reido con el novio.
Alguna cosa haba sucedido. Algo que, al menos provisionalmente, le escamote
la felicidad.
No pareca justo. La vida de Bonnie debera haber sido perfecta.
Le quedaba tan poca!
Larry not que se le formaba un nudo en la garganta.
Volvi rpidamente al ndice, y luego busc la pgina ciento treinta y tres.
Bonnie se alineaba con otras seis muchachas. Coristas, no animadoras. Todas
llevaban jersey de color claro, con una gran B en el pecho, y faldas plisadas de tono

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oscuro. De pie, agitando el pompn con la mano izquierda, apoyaban la diestra en la


cadera y levantaban la pierna derecha a bastante altura.
Bonnie pareca estar disfrutando como nunca. Tena la cabeza echada hacia atrs.
El obturador haba captado su risa. Su pierna derecha estaba ms alta que la de
cualquiera de las otras chicas. No miraba a la cmara, sino ligeramente a un lado. La
puntera de su zapatilla de lona daba la impresin de que iba a golpear la axila
izquierda. El vuelo de la falda caa sobre la elevada pierna izquierda. No llevaba
calcetines. Larry observ el fino tobillo, la curva de la pantorrilla y el arco impecable
de la parte inferior del muslo. Vio la media luna de una prenda ntima menos oscura
que la falda, redondeada por la forma de la nalga.
Resisti la apremiante tentacin de acercarse ms el libro a los ojos.
Apart la vista de la fotografa. Cogi la jarra y tom un sorbo de cerveza.
Volvi a mirar la imagen.
No se trata de las bragas se dijo. Es parte de la indumentaria.
Pero, con todo y con eso
Enfoc su atencin sobre la segunda fotografa de la pgina. Las mismas chicas.
El mismo atavo. En aquella imagen, todas estaban saltando, de cara al objetivo, con
los pompones elevados con ambas manos por encima de la cabeza y una pierna
lanzada hacia atrs. El jersey de Bonnie se haba levantado ligeramente. No llegaba
hasta la cintura de la falda. Permita vislumbrar una estrecha franja de piel. Larry
ech una mirada al liso vientre, al punto del ombligo.
Mene la cabeza. Tom otro sorbo de la jarra, pero le cost trabajo tragar el
lquido. Volvi al ndice.
Slo un nmero de pgina ms a continuacin del nombre de Bonnie. Pas a la
ciento cuarenta y siete. Y aspir una rpida bocanada de aire.
Un primero plano de Bonnie, de diez por quince, cubra ms de la mitad de la
pgina.
Jess! murmur.
Ech una mirada al epgrafe. Bonnie Saxon, Reina del nimo, 1968. En la
misma pgina haba otras cuatro fotos ms pequeas, correspondientes a otras tantas
muchachas; las princesas. Su corte.
En la pgina opuesta estaba el retrato de un jugador de ftbol americano, con todo
su equipo, aplastado contra el suelo. El pie de la foto deca: ACONTECIMIENTOS
PRINCIPALES DE LA SEMANA DE NIMO DEL CURSO DE OTOO. Larry
ley una relacin de los festejos, que al parecer quedaron deslucidsimos por culpa de
la derrota que sufri Buford en el partido decisivo. A continuacin, lleg a la parte
que esperaba. En el descanso del encuentro se present a las princesas de la Vuelta a
Casa: Sherry Cain, Sandy OConnor, Julie Clark, Betsy Johnson y Bonnie Saxon.
Aquella noche se coron a Bonnie Saxon reina del baile de la Vuelta a Casa. Pese a la

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derrota del equipo del instituto, el nimo y la moral rayaron a gran altura. Nada ms
acerca de Bonnie.
Fantstico, pens Larry.
Reina de la Vuelta a Casa.
Buen viaje, Bon murmur.
Luego volvi a concentrarse en la fotografa.
Y se sobresalt al llamar alguien a la puerta.
Hora de comer avis Lane.
Vale. Ya voy.
Larry ech una ojeada a la Reina del nimo y despus cerr el libro.
Aquella noche estaba tendido en la cama, con la vista fija en el techo. Cuando el
ruido de la respiracin de Jean le convenci de que estaba dormida, Larry se desliz
fuera del lecho. El aire era fresco. Se estremeci a causa del fro y de la excitacin
nerviosa. En el ropero, cogi la bata que estaba colgada. Se la puso mientras sala al
pasillo. El velludillo tena un tacto clido sobre la piel.
En la sala de estar, encontr el macuto de los libros de Lane apoyado contra la
pared, junto a la puerta de la calle. Lo abri, busc en su interior, encontr el anuario
y lo sac. Se lo llev al gabinete de trabajo. Cerr la puerta, encendi la luz y se
acomod en su silla.
A pesar de la tibieza de la bata, estaba temblando. Senta el corazn como un
puo que le golpeara dentro del pecho.
Debo de estar loco pens. Y si Jean se despierta? O Lane. Y si
cualquiera de las dos me sorprende aqu con esto?
No se despertarn. Tranquilo.
Con el libro en el regazo, pas las pginas hasta llegar a la de la Reina del nimo.
Dios, qu preciosa.
Llevaba una especie de blusa oscura, que dejaba los hombros al descubierto.
Poda mirarla despus.
Abri un cajn de la mesa escritorio y cogi un cortador. Con el libro plano
encima de las rodillas, aplic la afilada hoja del cortador al medianil del anuario y
seccion limpiamente la hoja por el punto donde se una al canto.
Repiti la operacin con todas las pginas en las que haba una foto de Bonnie.
Cuando las tuvo todas, las guard en el archivador, colocndolas dentro de una de
las cincuenta y tantas carpetas que contenan copias de los relatos cortos que haba
escrito a lo largo de los aos.
Ahora, sus fotos estaran a salvo de Jean y Lane.
Se sent de nuevo y hoje el anuario. Algunas pginas haban quedado sueltas.
Aplic goma a los bordes de las mismas y las insert y las peg cuidadosamente.
Cerr el libro y examin la parte superior del lomo. En el canto, minsculos
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resquicios resultaban visibles all donde se quitaron las hojas. Pero slo una
inspeccin extremadamente atenta detectara el dao. Y si alguien llegaba a notarlo,
quin iba a determinar cundo se llev a cabo la profanacin? Tal vez se haba
producido aos atrs.
Larry apag la luz y sali del estudio. Volvi a dejar el anuario dentro del macuto
de libros de Lane, abroch las correas y regres a su dormitorio.
Desde el quicio de la puerta percibi la larga y lenta respiracin de Jean.
Colg la bata. Anduvo sigilosamente hasta la cama y se introdujo con cautela
entre las sbanas. Suspir. Pens en las fotografas.
Ahora ya eran suyas. Suyas para conservarlas.
Evoc el aspecto de Bonnie en cada una de las imgenes.
Pero su mente volva una y otra vez a las instantneas del coro.
Luego, la muchacha estaba sola en el campo de ftbol. Lanzaba los pompones al
cielo y se revolva, con la larga melena dorada flotando en el aire, la falda ondulando
en torno a su cuerpo, mientras ascenda cada vez ms y ms.

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Captulo 22
Al despertarse por la maana, lo primero que record Larry fue que haba cortado
las pginas del libro. De pronto, tuvo la absoluta certeza de que la bibliotecaria se
dara cuenta del estrago. Se ensaaran con Lane. Y sera culpa suya.
Comprendi que, ltimamente, haba hecho una barbaridad de cosas que le
dejaron con la carga del sentimiento de culpabilidad: amenazar a Pete con un
revlver; llevar a Bonnie a casa y mantener en secreto su presencia; ir al garaje,
aparentemente sumido en estupor ebrio, y ni siquiera saber qu hizo all; y ahora,
mutilar un libro de la biblioteca y posiblemente poner a Lane en dificultades.
Antes de encontrar a Bonnie en aquella ciudad fantasma, nunca cometi tantos
actos que le hicieran sentirse avergonzado. En el peor de los casos, a lo ms que
llegaba era a alimentar pensamientos lujuriosos relacionados con otras mujeres. Pero
eso pareca bastante inofensivo.
En cambio, todo esto
Qu infiernos me est pasando?
Demasiado calor. Se puso boca arriba y apart la manta. Jean ya se haba
levantado. Bueno. En aquel momento, tampoco deseaba compaa. Y menos la de
Jean. Podra adivinar que estaba inquieto y empezar a hacer preguntas.
Ah, todo va bien. Tengo un cadver escondido en el garaje y sabes lo del libro
de la biblioteca? Bueno, cog esas fotos tremendas de la chavala muerta.
Tena que hacerme con esas fotos, se dijo. No me iban a permitir conservar el
libro. Las fotocopias no serviran de nada, valen para textos impresos, pero las
imgenes fotogrficas quedan realmente espantosas.
Me juego algo a que nadie ha abierto ese libro en los ltimos veinte aos.
Nadie se dar cuenta de que esas pginas han desaparecido.
Confa en ello.
De cualquier modo, si la emprenden con Lane, pagar el libro y en paz.
Pues s que servira eso de mucho. Lane nunca se ha visto en apuros ni ha tenido
problemas. Eso la matara.
Nadie notar nada. Lane devolver el anuario y asunto concluido.
De todas formas, preocuparse es una tontera. El dao ya est hecho. No puedes
volver a colocar las pginas en su sitio, ni aunque quisieras hacerlo.
Ahora son mas.
Cerr los ojos y dej que su imaginacin se recrease en y con las fotografas.
Recordarlas le alivi. Se llen los pulmones de aire suave de la maana. Se estir,
saboreando la sensacin slida que le produca flexionar los msculos, la morbidez
de la sbana sobre la piel, las imgenes de Bonnie.
Permaneci en la cama hasta que oy el suave gruido del motor del Mustang.
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Dedic la jornada a Extrao en la noche, cuyo final qued al alcance de la mano.


Escribir le costaba un horror. Su mente iba de un lado a otro incesantemente. Se
desviaba de la historia para torturarle con desdichadas imgenes en las que Lane tena
que plantar cara a una bibliotecaria ofendida. Luego le atormentaba introducindole
en el cerebro recuerdos de Bonnie.
Con frecuencia, apartaba la vista de la pantalla del ordenador y diriga la mirada
hacia el archivo. El compartimento donde guard las pginas del anuario estaba al
alcance de la mano. Dese volver a contemplarlas. Pero Jean se encontraba en la
casa. Y si irrumpa en el estudio mientras l tuviera las fotos a la vista?
Poco despus de las dos, Jean llam a la puerta y la abri.
Tendra que acercarme a Safeway. Quieres que te traiga algo de all?
No se me ocurre nada dijo Larry. Que te diviertas.
Hasta luego.
Jean cerr la puerta.
Larry se qued mirando la pantalla del ordenador. Oy el ruido sordo que produjo
la puerta de la calle al cerrarse. Se sec las manos hmedas en las perneras de los
pantalones.
Aguard un momento, ech hacia atrs la silla, sali del estudio y lleg a la sala
de estar a tiempo de ver el automvil que pasaba por delante de las ventanas.
Se ha ido. Se ha ido!
Consult su reloj de pulsera. Las dos y cuarto. Concedamos a Jean diez minutos
para llegar a la tienda, otros diez que se pasar dentro del establecimiento y diez ms
para cubrir el camino de regreso.
Dispona de un mnimo de media hora.
Con el estmago convertido en jalea, se apresur a volver al gabinete de trabajo,
cerr la puerta y tir del compartimento del archivador metlico. Haba metido las
pginas en la carpeta de un cuento titulado El secuestro. Sac la carpeta, dej abierto
el cajn, separ las hojas de cartulina y Bonnie le sonri de nuevo.
La foto de la Reina del nimo.
Dios! susurr.
Bonnie pareca an ms bonita de lo que la recordaba. Adorable, rozagante,
inocente. Nada de extrao tena que la hubiesen elegido reina.
Contempl la ondeante cabellera rubia. El flequillo caa con suavidad frente
abajo, los cabellos eran un poco ms largos por el lado derecho, donde rozaban la
curva de la ceja. No llegaban a tocar la ceja izquierda. Mechones brillantes le
enmarcaban la cara. Le relucan las pupilas. Larry supuso que la chispa de aquel
fulgor era el reflejo del destello del flash
Tena los labios juntos, curvados un punto hacia arriba en las comisuras, con el
mero asomo de una sonrisa pareca seria pero complacida y orgullosa.

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La mandbula proyectaba una sombra que descenda oblicuamente por el cuello y


se mezclaba con el hoyo que se formaba encima de la clavcula derecha. Los hombros
caan delicadamente, desnudos hasta la orilla de la foto. La blusa que llevaba pareca
negra. Slo se vea el borde superior. La inclinacin de ambos lados sugera que se
encontraban en Un punto del centro. Pero no lo bastante abajo para mostrar una
hendidura.
Larry cruz la zona inferior de la fotografa con la mano abierta.
Con la prenda tapada, Bonnie lo mismo poda haber estado desnuda.
Observ el rostro, la tersa y blanca piel del pecho. Tenues sombras revelaban el
hoyo de la garganta, el alabeo de las clavculas.
Si la imagen se prolongara hacia abajo, la mano de Larry estara descansando
sobre los pechos. Imagin firmes turgencias de piel clida y aterciopelada, pezones
erectos que se opriman contra la palma de su mano. Baj el pulgar. Acariciara
entonces el vello ureo que se rizaba entre los muslos.
Repentinamente sobresaltado, Larry levant la mano de encima de la foto. Cerr
la carpeta de golpe.
Dios!
Qu me est pasando?
Con la cara como la grana, se levant vacilante de la silla.
Volvi a poner la carpeta en el archivador y cerr el compartimento.
Regres al asiento. Clav la mirada en la pantalla. Las frases que lea all le
parecieron vacas, carentes de significado. Era intil tratar de seguir trabajando en
aquella novela. Al menos, hoy.
Grab lo que tena. Sustituy el disquete por otro con el ttulo de Vamp.
Vampira murmur. De ninguna manera. Bonnie, puso en pantalla el
directorio y de all pas al ltimo captulo escrito el sbado por la noche.
Tena que meterse a fondo para ponerlo al corriente.
Sali de aquel captulo.
Contempl la pantalla en blanco.
Buena suerte pens. Cmo demonios voy a escribir el remate de lo que
ocurri en el garaje entre ella y yo?
Digamos que yo llevaba pijama, para empezar.
De cualquier modo que lo expreses, va a parecer que perdiste los estribos, ya me
entiendes. Como si fueras un obseso, o algo as.
Y qu pasa con el anuario? Vas a confesarle al mundo que te cargaste un libro
de la biblioteca? Quiz tengas que inventarte alguna clase de mentira. Escribas lo que
escribas, Lane conocer la verdad. Leer el maldito libro. Las fotos tendrn que
figurar en l.
Mierda.

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Cruza el puente cuando llegues a l y ten mucho pero que mucho cuidado cuando
expliques el modo en que contemplaste las fotografas. Rstale importancia al asunto.
Por el amor de Dios, no dejes que parezca que los acontecimientos te han
desbordado. La chica est ahora muerta. No lo estaba cuando tomaron las fotos.
Entonces estaba viva. Era una gloria de muchacha y ahora
Con los ojos de la mente, Larry vio el aspecto que Bonnie tena ahora. Espantoso.
Una momia apergaminada, con una estaca en el corazn.
Eso no se lo hizo un novio celoso. Algn hijo de mala madre crey que era una
mujer vampiro.
La asesin.
Escondi el cuerpo bajo la escalera del hotel y puso un crucifijo en la pared como
medida de precaucin.
Y cerr con un candado la puerta frontal?
Era un candado nuevo, record Larry. Adems, alguien haba tapado con unas
tablas el agujero del rellano.
El asesino de Bonnie?
Era indudable que alguien vigilaba el hotel. El hombre que se comi el coyote?
Se haba pasado ms de veinte aos merodeando por Llano de la Artemisa un
centinela demente que guardaba la tumba del vampiro al que sacrific?
Ese individuo todava sigue all.
Pero ahora sabe que la vampira ha desaparecido.
La tengo yo, cabrn.
Cmo pudiste hacer a Bonnie una cosa as? Cmo pudiste coger a mi Bonnie y
atravesarle el corazn con una estaca?
Larry mir la pantalla del monitor.
Suspendi los dedos sobre el teclado.
Empez a teclear y aparecieron las palabras ambarinas. ALGUIEN DEBE
ARRANCARTE EL CORAZN, HIJO DE PUTA.
En algn punto de la casa reson el golpe de una puerta que se cerr de pronto.
Larry se apresur a pulsar el retroceso y borr lo escrito.
Larry se las arregl para escribir cuatro pginas a partir del momento en que Jean
regres de la tienda. Describa afanosamente su limpieza del garaje cuando son el
ruido de unos pasos que se acercaban al estudio. Una breve llamada. La puerta se
abri. Entr Lane.
A Larry se le encogi el estmago, pero sac nimos para sonrer.
Hola salud. Cre que te ibas a quedar hasta muy tarde.
S, tambin yo. La muchacha se encogi de hombros. El seor Kramer
tena que acudir a una reunin de padres, as que me vine a casa.
Llevaba una mano a la espalda.

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Probablemente empua una pistola, pens Larry.


Pero Lane no pareca desasosegada.
Qu llevas ah detrs?
La chica adelant la mano. Tena en ella una galleta de chocolate:
Recin salida del horno ofreci. La quieres?
Claro.
Larry alarg el brazo. Le temblaba la mano. Lane lo observ.
Te encuentras bien?
He tenido un da muy duro de trabajo dijo Larry, y tom la galleta. Qu
tal te ha ido a ti?
Muy bien, supongo.
Devolviste el anuario?
Lane frunci el entrecejo.
Dijiste que habas terminado con l.
S. Termin con l. Un milln de gracias por tu ayuda. Te lo debo.
Naturalmente que me lo debes. Un par de botas.
No tengo que ir a recogerlas por ti, verdad?
Con que me dejes tu tarjeta de crdito, basta. Me encargar del trabajo sucio.
Larry emiti una risita en tono bajo.
Mi cartera est en el dormitorio. Srvete tu misma. Al retirarse la chica, Larry
se comi la galleta. An conservaba la delicadeza y el calor del horno. Pero Larry
tena la boca seca, y le cost bastante tragarla.

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Captulo 23
Cuando la biblioteca pblica abri sus puertas a las nueve de la maana del
mircoles, Larry ya estaba esperando.
Al acercarse a la bibliotecaria, el nerviosismo se apoder de l. Era una mujer
joven y atractiva, de sonrisa alegre. Pero Larry medio se esperaba que le respondieran
con evasivas, que le diesen un tirn de orejas.
Esa mujer no es mdium se dijo. No tiene idea de que mutil el anuario del
instituto de enseanza media.
Estoy llevando a cabo una investigacin sobre mil novecientos sesenta y ocho
explic. No tendra usted nmeros del Estandarte de Recodo de la Cabeza de
Mula de esa fecha?
Al cabo de unos minutos, la bibliotecaria le haba sacado una caja de microfichas.
Le mostr el aparato lector-impresor.
S, saba utilizarlo.
La bibliotecaria le inform de que la tarifa eran diez centavos por pgina copiada,
que debera pagar en el mostrador antes de marcharse. Se llamaba Alice. Andara por
all y tendra mucho gusto en echarle una mano si necesitaba ayuda.
Larry le dio las gracias. La mujer se retir.
Larry inici la bsqueda en la edicin del 1 de junio de 1968. La graduacin en el
instituto probablemente habra tenido efecto a mediados del mes. Basndose en el
anillo, Larry dio por supuesto que Bonnie se gradu entonces. Pero poda estar
equivocado.
El peridico del sbado, 22 de junio, zanj el asunto. Las ceremonias de
graduacin se desarrollaron la noche anterior y la lista de los ochenta y nueve
alumnos matriculados que obtuvieron el titulo inclua el nombre de Bonnie. En las
fotos de los actos aparecan el director del centro pedaggico, el presidente del
Consejo de Educacin y dos estudiantes que pronunciaron sendas alocuciones.
Bonnie, no.
Pero Larry encontr lo que le haca falta: la prueba de que la muchacha estaba
viva el 21 de junio.
Oprimi un botn en la base del aparato. Al cabo de unos segundos sali por la
ranura una copia de la pgina.
Prosigui.
Continuaba buscando el nombre de Bonnie. Crnicas sobre asesinatos y
desapariciones. Pero mantena la mente abierta, con la esperanza de descubrir
cualquier historia que pudiese tener una relacin, por remota que fuera, con el destino
de Bonnie.
La noticia que encontr en el nmero del 16 de julio no tena nada de remota. Los
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ojos de Larry tropezaron con el titular y se qued boquiabierto. El corazn le retumb


pesadamente en el pecho mientras devoraba los prrafos del artculo.
DOBLE HOMICIDIO EN LLANO DE LA ARTEMISA
Elizabeth Radley, de treinta y dos aos, y su hija Martha, de
diecisis, fueron brutalmente asesinadas anoche en sus habitaciones del
hotel de Llano de la Artemisa. Descubri sus cadveres Uriah Radley,
esposo y padre, respectivamente, de las vctimas.
Segn el portavoz del sheriff del condado, Uriah haba ido ayer a
Recodo de la Cabeza de Mula para adquirir suministros. Durante el
regreso, se le averi la camioneta a unos veinticuatro kilmetros de
Llano de la Artemisa. Recorri ese trayecto a pie, para llegar al hotel
aproximadamente a medianoche y encontrar asesinadas a su esposa y a su
hija.
Los cuerpos desnudos de las difuntas se hallaban en sus respectivas
camas y ambos, al parecer, haban sufrido mltiples heridas de ndole
mortal. No se ha revelado la clase de arma o armas empleadas. Tampoco
se ha informado, todava, de si las mujeres fueron vctimas de
agresiones sexuales.
Las autoridades interrogaron a Uriah Radley, pero no se le mantiene
retenido en relacin con los asesinatos.
Hasta el momento no se ha arrestado a ningn sospechoso.

Larry reley el artculo. Increble. Dos asesinatos en el mismo hotel donde ellos
encontraron a Bonnie.
Tiene que haber alguna conexin, pens.
Copi la historia.
Al da siguiente, el Estandarte continuaba con el caso.
LOS ASESINATOS DEL HOTEL DE LLANO DE LA ARTEMISA
Las autoridades siguen sumidas en el desconcierto en lo que se
refiere al doble homicidio perpetrado poco antes de la medianoche del
pasado lunes en Llano de la Artemisa. La autopsia de las vctimas,
Elizabeth Radley y su hija, Martha, ha revelado que ambas murieron
desangradas, como consecuencia de las mltiples heridas que sufrieron.
Por el momento, las autoridades tienen pocas pistas y ningn
sospechoso.
El sheriff del condado, Herman Black, ha declarado:
Opinamos que fueron vctimas por azar. Es decir, se encontraban en
un sitio impropio en un momento inadecuado. Llano de la Artemisa no es
un lugar adecuado para vivir. En diversas ocasiones advert a los
Radley del peligro de permanecer all, cuando esa ciudad no es ms que
un pueblo abandonado. En el transcurso de los dos ltimos aos hemos
tenido numerosos problemas con las pandillas de indeseables que
destrozaban el lugar y alborotaban con sus peleas.
El sheriff seal que las bandas de motoristas acudan con frecuencia
a la poblacin y la utilizaban como centro de sus fiestas salvajes.
Durante los ltimos doce meses, se denunciaron no menos de tres

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secuestros y media docena de broncas y reyertas ocurridos en los


edificios abandonados de la ciudad, protagonizados por pandillas de
motoristas u otro tipo de transentes.
Me inclinara a suponer declar el sheriff Black, que Elizabeth y
Martha Radley se vieron sorprendidas por algunos motoristas. Estos
constituyen una partida de individuos realmente borrascosos y
pendencieros y, frente a ellos, pocas posibilidades podan tener dos
mujeres solas.
Uriah Radley haba continuado residiendo, con su esposa e hija, en
Llano de la Artemisa, tras el ocaso de la ciudad y el eventual abandono
y clausura, en 1961, de la mina de plata Rama Seca. En medio del
subsiguiente caos econmico, los establecimientos comerciales y dems
negocios echaron el cierre y los ciudadanos emigraron a tierras ms
productivas. Muchos de ellos se instalaron en Recodo de la Cabeza de
Mula.
A principios de 1966, slo el almacn de Holman y el hotel de Uriah
Radley permanecan abiertos. Pero a ltimos de aquel ao, la suerte de
la ciudad qued sentenciada cuando falleci Jack Holman, al parecer
como resultado de un suicidio. Ironas del destino: quien encontr su
cadver, colgado de una soga en el almacn, fue Martha Radley, que a la
sazn contaba catorce aos, la muchacha que en la noche del lunes
pasado muri asesinada junto con su madre.
Aunque el Holmans tuvo que cerrar a raz de la defuncin de su
propietario, la familia Radley continu viviendo en el hotel de Llano
de la Artemisa. El establecimiento suspendi sus actividades hoteleras
el ao pasado, pero los Radley siguieron ocupando el edificio. Uriah
vena una vez por semana a nuestra ciudad en busca de provisiones, y se
le consideraba persona simptica y buena.
Elizabeth y Martha era miembros activos de nuestra Iglesia Primera
Presbiteriana.
Martha asista al instituto de Enseanza Media de Buford, donde el
pasado mes de junio aprob su segundo curso. Formaba parte de la banda
de msica del instituto, as como del Club Artstico.
Las honras fnebres se celebrarn el prximo domingo en la Primera
Presbiteriana.

Larry copi el artculo.


Se senta como si acabara de descubrir un tesoro. La ciudad tena una historia
siniestra: un suicidio en el almacn de Holman, un par de escalofriantes asesinatos en
el hotel, alborotadores violentos que utilizaban los edificios abandonados como
escenario de sus juegos y diversiones. Un material formidable.
Por encima de todo, Martha haba estado en el Club Artstico. Igual que Bonnie.
Debieron de conocerse.
Haban formado parte del mismo club. Y Martha haba vivido y acab muriendo
en el mismo hotel donde encontraron el cadver de Bonnie.
Eso significaba que existan dos puntos de contacto.
Larry comprendi que haba dado con algo importante. Se dio cuenta sbitamente
de que tena un retrato de la chica. Casi seguro. De no estar ausente el da en que se
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tom la foto en el Club Artstico, Martha figurara en el grupo en que se encontraba


Bonnie.
Una suerte fantstica, pens.
Diablos, era algo ms que suerte. No se debe a ninguna coincidencia. De una
forma o de otra, todo esto se relaciona: el hotel, la muerte de Martha, ambas jvenes
en el mismo club, la muerte de Bonnie. Todo encadenado.
Continu su bsqueda.
Lunes, 22 de julio:
FUNERALES POR LA MADRE E HIJA ASESINADAS
Ayer, domingo, en la Iglesia Primera Presbiteriana se celebraron las
honras fnebres por Elizabeth Radley y su hija Martha, asesinadas
durante la noche del pasado lunes, en el hotel de Llano de la Artemisa.
Asistieron a la ceremonia numerosos amigos, as como el esposo y
padre de las vctimas, Uriah Radley, que se hizo cargo de las cenizas
de su esposa y de su hija, una vez concluido el servicio religioso.

Eso era todo.


Larry hizo una copia.
Se pregunt si Bonnie habra asistido al funeral.
Pens en las cenizas. Haban incinerado a las dos mujeres.
No era extrao, pero s interesante. Larry tena bastantes conocimientos sobre
vampiros y vampirismo. Estaba muy extendida la creencia de que las vctimas de un
vampiro se convertan a su vez en vampiros. Quemar sus cuerpos impedira a las
mujeres regresar. Por qu razn hizo Uriah que incinerasen a su mujer y a su hija?
Tena razones para creer que las haba matado un vampiro?
El peridico se mostraba muy ambiguo en cuanto a la naturaleza de las heridas y
las armas homicidas. Era ms que probable que las autoridades se hubiesen reservado
para s tal informacin. Era una prctica habitual. Uno no le cuenta todo a la prensa.
Supongamos que las heridas eran mordiscos, y las armas, unos colmillos.
Las mujeres haban muerto como resultado de la prdida de sangre. Al descubrir
los cadveres, Uriah indudablemente vio las heridas. Y tal vez observ que no haba
mucha sangre en las camas. Pudo muy bien llegar a la conclusin de que las asesin
un vampiro.
Correcto, pens Larry. Si estaba loco.
Pero y si crey que fue una vampira quien las mat? Y si algo le indujo a
pensar que la vampira era Bonnie? Entonces la persigui. Y le clav la estaca en el
corazn. Y la escondi debajo de la escalera del hotel. Y l sigue all, despus de
todos estos aos, viviendo en el hotel y guardando los restos de la vampira que
asesin a sus seres queridos.
Encaja pens Larry. Cristo de mi vida, todo encaja. Lo que no significa que

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sea verdad, se dijo.


Los vuelos de la fantasa eran su medio de vida. Toda su carrera se basaba en los
ensueos, que luego presentaba con apariencia de realidad. Uno crea cierta situacin
inverosmil, pone en pie personajes, motivos y enlaces causales. En seguida, la
situacin adquiere determinada clase de sentido.
Saba que la vida real no funcionaba como un libro. La gente suele comportarse
de modo atpico. Los motivos son a veces oscuros. El azar y la coincidencia pueden
hacer aicos una perfecta cadena de causas.
Quiz los motoristas mataron a Elizabeth y Martha, como especul el sheriff. O
tal vez fue un asesino contumaz que pas por all. O acaso el propio Uriah.
Quienquiera que las hubiese inmolado, los vampiros podan ser lo ms distante
que Uriah tena en la cabeza cuando solicit las cremaciones.
Caba la posibilidad de que fuese pura coincidencia el que alguien eligiese el
hotel de Uriah como escondrijo para el cadver de Bonnie.
Por otra parte
Todo encajara milimtricamente si Uriah hubiese culpado de los homicidios a
Bonnie y la hubiera quitado de en medio. Clavando una estaca en el pecho de Bonnie.
El loco hijo de puta.
Cmo poda ocurrrsele a alguien que Bonnie fuese una vampira?
A m se me ocurri, tuvo la sinceridad de recordarse. Slo brevemente, quiz al
principio.
Pero Larry tena ahora una opinin mejor. Bonnie fue una muchacha bonita e
inocente, asesinada por alguna engaada escoria humana que, evidentemente, daba
crdito a las ms extravagantes tonteras supersticiosas.
Casi con toda seguridad, Uriah Radley.
Despus de comerse una hamburguesa en un bar de la misma calle, un poco ms
abajo, Larry volvi a la biblioteca.
Salud a Alice con una sonrisa, tomado la caja de microfichas del mostrador de
prestamos y se dirigi nuevamente a la maquina lectora-impresora.
Retomando la investigacin en el punto donde la haba dejado, el da 24 de julio
de 1968.
En el nmero de 27 de julio encontr:
DESAPARICIN DE UNA JOVEN DE LA LOCALIDAD
Se sospecha la existencia de algo turbio en la desaparicin de Sandra
Dunlap, de dieciocho aos de edad, hija de Windy y William Dunlap. A
primera hora de esta maana, los padres verificaron la desaparicin de
Sandra al no encontrar a la joven en su dormitorio del hogar familiar,
en la avenida de Crestview.
Segn las autoridades, la puerta frontal de la casa mostraba seales

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de haber sido forzada, y en las sbanas de la cama de la muchacha haba


indicios de sangre.
Recientemente graduada en el instituto de Enseanza Media de Buford,
a Sandra se la vio por ltima vez el viernes pasado, cuando fue al cine
en compaa de su novio, John Kessler, y dos compaeros del instituto,
Biff Tate y Bonnie Saxon. Interrogados hoy mismo por los funcionarios
policacos, los tres jvenes han declarado que dejaron a Sandra a la
puerta de su casa poco antes de medianoche y que la vieron entrar en su
domicilio sin sufrir contratiempo alguno.
Windy y William Dunlap manifestaron que estaban dormidos cuando su
hija regres de su salida.
Se cree que la desaparicin tuvo efecto entre la medianoche del
viernes y el amanecer de hoy.
Se ruega a cualquier persona que hubiera observado cualquier clase de
actividad anormal en la zona prxima a la residencia de los Dunlap
durante ese periodo de tiempo, o que tenga alguna noticia o algn dato
relativo al paradero actual de Sandra Dunlap, proceda a ponerse en
contacto inmediatamente con el departamento de Polica Recodo de la
Cabeza de Mula.

Ilustraba el reportaje una fotografa de la joven, de tamao reducido y llena de


granos. Mostraba la cara y los hombros de una chica sonriente, morena y guapa.
Llevaba jersey oscuro. Larry supuso que sera su foto de estudiante de ltimo
curso, la misma que probablemente figurara en el anuario del instituto.
Si an tuviera el anuario
Olvdalo se dijo. Ya te has ido de rositas con el Corte de las fotos de Bonnie. No
tientes a la suerte probando a hacer lo mismo con Sandra. No tientes la suerte de
Lane.
Ni hablar.
Fue a la parte de la historia en la que entraba Bonnie. La verdad era que ella y su
amiguito fueron las ltimas personas que vieron a Sandra.
Increble.
Bueno pens, quiz no sea tan increble. Se trata de una ciudad pequea,
en la que slo haba ochenta y nueve chicos en el curso de graduacin. Bonnie era
Reina del nimo, sin duda una de las mozas ms populares de su promocin. Sera
extrao que no conociese a las dems jvenes de su edad. Probablemente sera amiga
ntima de varias de ellas.
Pero Sandra deba de ser una de sus mejores amigas. Uno no sale con cualquiera
en plan de doble pareja.
Y qu hay del tal Bill Tate? Evidentemente, el novio de Bonnie. Un nombre
estpido. Seguramente una estrellita del ftbol o algo por el estilo.
Un maldito atleta. Mentalmente, Larry le oy fanfarronear en el vestuario: Claro
que le met mano. La dej suplicndome que la trajinase ms.
Vamos se dijo. Es una tontera preocuparse del amiguito. Los chicos que
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conociese Bonnie estaban a prueba. Dos derribos en menos de quince das.


Haba que ser duro con ella.
S, y apuesto a que el bueno de Bill estaba ms que anhelante de aliviarla en su
pena.
Mierda murmur Larry, y acto seguido mir hacia Alice, que estaba al otro
lado de la sala. La mujer le daba la espalda, afanada en la colocacin de volmenes
en un estante. No reaccion, lo que hizo suponer a Larry que no le haba odo.
Copi la historia referente a Sandra Dunlap y reemprendi el examen de los
peridicos.
Un corto de la edicin del 31 de julio indicaba que la muchacha permaneca an
entre las personas desaparecidas, que sus padres se teman lo peor y que la polica
estaba llamando de nuevo a los testigos con vistas a disponer de ms informacin.
Unos das ms tarde, el 1O de agosto de 1968, Linda Latham tambin se
desvaneci.
La fotografa mostraba el rostro de una muchacha de expresin alegre, pecosa,
rubia y simptica nariz respingona. No pareca una foto de colegio. Llevaba camiseta
de manga corta y una gorra con la visera ladeada. Larry contempl la cara joven e
inocente de la chica. Le entristeci, y ahog la excitacin que senta al descubrir una
nueva vctima.
LA CIUDAD, CONSTERNADA POR UN SECUESTRO
Linda Latham, de diecisiete aos, hija de Lynn y Ronald Latham, fue
supuestamente raptada durante la noche del viernes, cuando volva a su
domicilio, de casa de su amiga Kerry Goodrich.
Aproximadamente a medianoche, los padres de Linda empezaron a
preocuparse por la tardanza de la muchacha y telefonearon a la
residencia de los Goodrich, quienes les informaron que la joven haba
salido de all haca ms de una hora. El recorrido, una distancia de
cuatro manzanas, no habra llevado a Linda ms de diez minutos.
Alarmados, los padres reconocieron la zona comprendida entre las dos
viviendas. Al encontrar el bolso de Linda junto al bordillo de la
acera, a cosa de una manzana del hogar de los Goodrich, se apresuraron
a avisar a la polica.
Pese a que las autoridades examinaron a fondo el terreno, no se
obtuvo rastro alguno acerca del aparente secuestro.
Linda Latham es la segunda adolescente que ha desaparecido en
sospechosas circunstancias durante las ltimas semanas. El 26 de julio,
Sandra Dunlap se esfum de su casa en la avenida Crestview, y, hasta la
fecha, su destino contina siendo un misterio.
La polica ha sealado que existen pocas similitudes en las
circunstancias de ambas desapariciones. Los modus operandi son
absolutamente distintos, segn el portavoz de la polica, el capitn
Al Taylor. Sera prematuro, en este punto, especular sobre la base de
que ambos delitos son obra del mismo autor. A pesar de ello, es preciso
reconocer que en un corto espacio de tiempo han secuestrado a dos

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adolescentes. Desde luego, ello es causa de preocupacin. Aconsejara a


los padres que vigilasen de cerca las actividades de sus hijos
adolescentes, en particular a las chicas. Los jvenes, por su parte,
deben extremar las precauciones hasta que hayamos detenido al autor o
autores de los secuestros.
A continuacin, el capitn Taylor sugiri a las muchachas que se
abstuvieran de salir solas, que llevasen silbatos por si surgiera
alguna emergencia y que informaran de cualquier encuentro de naturaleza
sospechosa que tuvieran.
Las autoridades estn llevando a cabo una exhaustiva bsqueda de las
dos jvenes desaparecidas. Se ruega a cualquier persona que posea
alguna informacin acerca de dichas desapariciones que se ponga
inmediatamente en contacto con la polica.

Nada respecto a Martha Radley, observ Larry. Acaso las autoridades


policacas no vean ninguna relacin? Obviamente, no, puesto que de verla, estaran
preocupadas.
Un asesinato, dos desapariciones. Tres casos ya.
Larry sac la pgina situada en el fondo del pequeo montn de copias: la lista de
los graduados el curso de 1968 en el instituto Buford. Encontr los nombres de
Dunlap, Sandra y Latham, Linda. La Radley no estaba all, naturalmente: slo
tena diecisis aos.
Pero haba pertenecido al Club Artstico, y Sandra y Linda fueron compaeras de
clase de Bonnie.
Bonnie conoca a las tres.
Dios, debi sentirse destrozada. Y asustada.
Cuando sucede algo as, uno empieza a preguntarse, nervioso, quin ser el
siguiente. Quiz le tocar a uno. Copi la historia.
Continu buscando. Copi tres reportajes complementarios, ninguno de los cuales
aada nuevos datos. Las muchachas seguan sin aparecer. Las autoridades no tenan
ningn sospechoso.
Bonnie fue la siguiente.
Encontr la noticia y la foto en la primera pgina del nmero del 14 de agosto del
Estandarte de Recodo de la Cabeza de Mula.
Se qued mirando la pantalla, con una horrible sensacin de quebranto.
Qu esperabas?, se dijo. Sabas que muri, tienes su cadver. Esto no debera
representar para ti un golpe demoledor.
Pero era como si una parte de su cerebro hubiese alimentado la quimrica
esperanza de que, a pesar de todo, la historia de Bonnie hubiese tenido un final feliz.
De una forma o de otra. A regaadientes, ley el reportaje.
DESAPARICIN DE BONNIE SAXON
Bonnie Saxon, elegida Reina del nimo en el instituto Buford,

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durante los festejos de Vuelta a Casa del curso de otoo de 1968,


desapareci anoche de su domicilio de la avenida Usher, donde viva con
su madre, Christine.
La muchacha, de dieciocho aos, fue vista por su madre la noche del
viernes, cuando regres a casa, tras haber salido con su novio, Bill
Tate. A la maana siguiente, Bonnie haba desaparecido. El cristal de
la ventana de su dormitorio estaba roto y haba manchas de sangre en
las sbanas de su cama.
Esta es la tercera desaparicin de muchachas adolescentes locales que
se produce desde el pasado mes de julio. El da 26 de dicho mes
desapareci de su hogar Sandra Dunlap, de dieciocho aos. Al igual que
Bonnie, parece que a Sandra la secuestraron en su propio dormitorio
durante la noche. En ambos casos, existen pruebas de que se forz la
puerta de entrada de la casa y se han encontrado huellas de sangre en
las sbanas. La segunda desaparicin ocurri el 10O de agosto, fecha en
que Linda Latham, de dieciocho aos, fue supuestamente vctima de un
rapto cuando volva a casa, despus de visitar a una amiga.
Segn el jefe de polica, Jud Ring: Todo indica ahora que existe una
pauta definida, especialmente en los casos Dunlap y Saxon. Resulta
razonable la conclusin de que el mismo secuestrador rapt a las tres
jvenes. Nos encontramos ante una situacin realmente siniestra.
Naturalmente, todava confiamos en encontrar con vida a las muchachas.
Pero ignoramos qu ha sido de ellas. Lo que s sabemos es que todo nos
induce a creer que tales crmenes seguirn producindose si no logramos
arrestar a la persona responsable de estos atropellos.
Nuestro departamento prosigui, est llevando a cabo una
investigacin en gran escala. No se pasa por alto ni se descarta
ninguna posibilidad. Tengo una confianza absoluta en que pronto
habremos puesto a buen recaudo al autor de estos delitos. Hasta
entonces, sin embargo, es imprescindible que todas nuestras ciudadanas
extremen al mximo las precauciones en sus actividades y movimientos
cotidianos.
Bonnie Saxon se gradu en el Instituto Buford, promocin de 1968.
Adems de haber sido elegida Reina del nimo, Bonnie figuraba en el
cuadro de honor del centro pedaggico y participaba eficientemente en
buen nmero de las actividades del mismo. Tanto ella como su madre son
miembros de la Iglesia Primera Presbiteriana, en cuyo coro juvenil
canta Bonnie. Esta bonita y dinmica muchacha es una figura familiar
para muchos de nuestros conciudadanos y albergamos la esperanza de que
su popularidad, el hecho de que la conozca tanta gente, contribuya a
localizarla.
Instamos a toda persona que disponga de cualquier dato o informacin
relativa al secuestro o al paradero actual de Bonnie Saxon, Linda
Latham o Sandra Dunlap a que se ponga inmediatamente en contacto con
las autoridades.

Bonnie haba desaparecido.


Estaba muerta.
El redactor de aquel reportaje lo ignoraba, pero alguien haba clavado una estaca
en el pecho de la joven. La haba matado.
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Larry comprendi que deba continuar, pero no le quedaban nimos.


Consult su reloj de pulsera. Las tres. Era temprano para dejarlo. Si se iba en
aquel momento, tendra que volver a la maana siguiente.
No le importaba.
Imprimi una copia de la historia y desconect el aparato.

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Captulo 24
Al sonar el timbre, los alumnos empezaron a desfilar hacia el pasillo. Lane
empez a recoger los libros del estante de debajo del asiento, de forma que no
resultara demasiado evidente para los dems que iba a permanecer all un rato ms.
No era menester que todo el mundo se enterase de que se quedaba para echar una
mano al profesor. Algunos compaeros creeran que era pura labor de pelotilleo. No
es que a m me importe lo que crean, se dijo. Sin embargo, siempre era ms sensato
pasar todo lo inadvertida que se pudiera.
Jessica se detuvo en el umbral y volvi la cabeza para mirarla.
Lane atrajo los libros apilados hacia el pecho, como si se dispusiera a levantarse.
Se va? pregunt el seor Kramer.
No, ejem. No, si tiene usted algo para m.
El profesor asinti, sonriente.
Tengo una cosa, si no le hace ascos al trabajo manual.
No, no tengo nada en su contra.
Lane mir hacia la puerta, donde Jessica frunci el entrecejo, dio media vuelta y
se alej.
Venga aqu indic Kramer. Introdujo las manos en la cartera, pero sin apartar
los ojos de Lane mientras la muchacha se aproximaba a l.
Confi en que su aspecto fuera bueno. Desde luego, Jim lo haba considerado as.
Durante el almuerzo, la mano del chico no dej de pretender introducirse, casi sin
tapujos, por debajo del desabrochado botn de la blusa. Hasta que Lane perdi los
estribos.
Si no te gusta haba advertido Jim, no deberas ponerte esta cosa tan
provocativa.
La blusa, de color blanco y tipo nicky, era de manga corta y el dobladillo llegaba
justo a la cintura. Sin embargo, ello no significaba que estuviese diseada para invitar
a Jim a explorar las zonas corporales que quedaban fuera de la vista por encima del
talle de Lane.
Por la maana, cuando decidi ponerse aquella blusa y la falda corta de mahn,
Lane no pensaba en la reaccin de Jim. Tena la mente puesta en el seor Kramer.
Quera estar guapa y atractiva a sus ojos. Y quizs un poco sexy.
Si Kramer apreciaba su forma de vestir, no lo dio a entender.
Concentr su atencin en la cartera de mano, mientras Lane daba la vuelta por la
parte posterior de la mesa. El profesor sac una carpeta y la abri, tras volverse hacia
Lane. Dentro de la carpeta haba unas cuantas fotos de tamao veinte por veinticinco.
Whitman? pregunt Lane, con la vista en la primera de las fotografas, que
estaba boca abajo.
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Muy bien.
De nia, jugaba mucho a Autores.
Le gustara clavar estas ah arriba? Para proporcionar a los chicos algo que
merezca la pena mirar cuando estn pensando en las musaraas.
Estupendo dijo Lane. Dnde quiere que las ponga?
El seor Kramer seal la lmina de corcho que recubra la pared, a bastante
altura, entre la pizarra y el techo.
Cree que alcanzar a ponerlas all? Me temo que tendr que subirse encima de
un taburete.
No hay problema dijo Lane.
Muy bien. Fabuloso. Le pasara unos ejercicios para corregir, pero todo lo que
tengo hoy son ensayos. No me queda ms remedio que revisarlos yo mismo.
Ah, esto vale.
El seor Kramer sac del cajn del escritorio una cajita de plstico transparente
llena de tachuelas y se la entreg a Lane, junto con la carpeta de las fotografas.
Hay que colocarlas por un orden especial?
Es indiferente.
El profesor traslad el taburete desde el rincn del aula.
Alto hasta la cintura de Lane, tena patas metlicas y un disco de madera por
asiento. Cada una de las clases pareca contar con un taburete idntico. Los
profesores solan sentarse en ellos, pero el seor Kramer nunca lo utilizaba, prefera
acomodarse en la mesa delantera al dirigirse a los alumnos.
Llev el taburete al otro extremo del encerado.
Puede que sea mejor que le sostenga algo.
Lane le tendi las chinchetas y las fotografas. El hombre permaneci de pie junto
a la chica, fruncido ligeramente el entrecejo.
No se preocupe, caerme no entra en mis planes.
Estoy seguro de que sabe lo que dijo Burns acerca de los planes y proyectos
mejor concebidos.
Me promete que me sujetar si patinan?
Har lo que pueda.
Lane apoy el pie en un travesao, plant la otra rodilla en el asiento y se agarr
al encerado para elevarse hasta colocar los dos pies en la superficie del taburete.
Se encuentra bien ah arriba?
S, creo que s.
Baj la mirada sobre l y se las arregl para sonrer. Se senta en postura precaria.
Contaba con poco espacio para asentar los pies y no poda agarrarse a nada. Pero la
lmina de corcho quedaba frente a su rostro, de modo que no tendra que estirarse
para llegar a ella.

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Pruebe con esta, para empezar.


El seor Kramer le pas la foto de Whitman. Lane la cogi con la mano
izquierda. Cruz la diestra por delante del pecho y el profesor le deposit dos
chinchetas en la palma.
Levant la fotografa y la mantuvo adosada contra el corcho. Mientras la sostena
con una mano, atraves con una tachuela la parte superior derecha de la misma.
Y tambin comprenda lo que pasaba con su blusa. Se daba cuenta de que cometi
un error al elegirla. Pero era que haba credo que se trataba de corregir ejercicios, no
de subirse a un taburete e inclinarse hacia adelante, con ambos brazos levantados y el
seor Kramer a sus pies.
El dobladillo del nicky le rozaba la piel de la espalda al menos dos centmetros y
medio por encima de la cintura de la falda. Lane no vea la parte delantera. Tampoco
tena por qu. Se imaginaba muy bien cmo deba colgar separada del cuerpo. Si se
daba el caso de que el seor Kramer mirase en la direccin adecuada, probablemente
podra verle el sostn.
Comprender eso produjo a Lane un sofoco hormigueante. Clav otra chincheta en
su sitio, baj los brazos y mir al profesor.
El seor Kramer asinti.
Hasta ahora, todo va bien dijo, con una sonrisa.
Le entreg la foto de Mark Twain.
Me parece que podr arreglrmelas sola manifest Lane, puede usted
dedicarse a corregir ejercicios. Dme la caja de chinchetas y deje las fotos en la
bandeja de las tizas.
Seguro que no me necesita como observador?
Creo que sabr bandermelas.
El hombre entreg las tachuelas a Lane, sac luego de la carpeta el puado de
fotos y las dej apoyadas en la bandeja de tizas del encerado. No se retir.
Al diablo con eso pens Lane. Tampoco tiene mayor Importancia.
Levant el retrato de Mark Twain hasta la tira de corcho.
Pngalo junto al de Walt, a la derecha. Tal vez sea mejor que superponga un
poco los bordes. As podr aprovechar la misma chincheta para los dos.
De todas formas, no me presta la menor atencin, pens Lane.
De veras? No te apuestes nada.
Si es como la mayora de los tos, seguramente tendr los ojos pegados a mi
blusa. O se agachar para echarle un vistazo a las bragas.
Sostuvo la caja de chinchetas apretada contra la barbilla para tener libre la mano
derecha, y quit la tachuela clavada en la esquina del retrato de Whitman.
A estas alturas pens, Jim ya tendra una mano deslizndose por mi pantorrilla.
Gracias a Dios, el seor Kramer no es Jim.

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Adems, yo soy una alumna. No se atrevera a tocarme, aunque tuviese unas


ganas locas de hacerlo.
Superpuso los bordes de las fotos y clav la chincheta. Sostuvo en su sitio el
retrato de Mark Twain mientras retiraba la caja de debajo de la barbilla, se agachaba y
coga un retrato de Charles Dickens de la bandeja. Al enderezarse, volvi la cabeza
hacia el seor Kramer. Este manifest su aprobacin asintiendo con la cabeza.
Parece que domina perfectamente la situacin.
S.
Dme un silbido si me necesita dijo el profesor, y ech a andar rumbo a su
escritorio.
Se sent. Se inclin sobre un montn de papeles y tom un bolgrafo rojo.
A Dios gracias, pens Lane.
Lo que no fue bice para que se sintiera un tanto extraa: no slo aliviada porque
Kramer no estuviese debajo de ella, sino tambin un poco decepcionada, un poco
desdeada.
Supongo que no le impresion lo ms mnimo, se dijo.
Hundi una tachuela en las esquinas de las fotos de Dickens y Mark Twain.
No quera que levantase la cabeza para mirar por debajo de mi falda y de mi
blusa!
Tal vez ni siquiera aprovech la oportunidad de hacerlo.
Lane salt al suelo, corri un poco el taburete y vio que el seor Kramer alzaba la
cabeza para observarla mientras volva a subirse.
Con cuidado aconsej el profesor.
Lane sonri, al tiempo que inclinaba levemente la cabeza.
Y entonces le asalt un pensamiento terrible.
Y si cree que me he vestido as para provocarle?
El fuego se extendi por la piel de la muchacha.
Debe de pensar que soy una putilla.
Mientras fijaba la fotografa de Tennyson, gruesas gotas de sudor descendieron
por los costados de Lane.
Deseaba mostrarme atractiva para l, se dijo. Pero no tena idea de que
Dese con toda el alma haberse puesto unos vaqueros y una blusa larga. Una
blusa cuyos faldones hubiera podido meter bajo la cintura del pantaln.
Es lo que deb ponerme. Y me lo hubiera puesto de saber que
No soy ninguna mujerzuela.
Y si cree que lo he hecho para que me diera nota?
Haba un montn de chicas que coqueteaban con los profesores animadas por la
esperanza de subir puntos en las calificaciones. Algunas probablemente llegaban
incluso a ofrecer favores sexuales. Aunque Lane no conoca a ninguna que hubiese

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hecho tal cosa, sospechaba que a veces ocurra.


A m ya me ha dado un sobresaliente se dijo Lane. No puede creer que me he
vestido as para mejorar la nota.
Es ms, por qu iba a suponer que me he puesto estas prendas en su honor? Lo
ms probable es que crea que lo nico que intento es estar guapa para algn novio.
Lane empez a sentirse mejor a medida que menguaba el deprimente sofoco de la
vergenza.
Claro pens. No puede pensar que me vest as para l. No lee el pensamiento de
los dems.
Continu colocando fotos, haciendo equilibrios sobre el taburete, agachndose
para cogerlas, levantando los brazos, clavando las chinchetas en la lmina de corcho
y bajndose de vez en cuando para acercar un poco ms el taburete a la mesa del
seor Kramer.
A menudo, el profesor le echaba un vistazo. Normalmente, estaba abstrado en la
lectura de los ensayos. Sin embargo, Lane le sorprendi en varias ocasiones
mirndola por encima del hombro. Cuando eso ocurra, el seor Kramer nunca se
apresuraba a desviar la vista y fingir que no la miraba. Nunca se comportaba con aire
de culpabilidad. Sola sonrer y, al tiempo que inclinaba la cabeza, comentar algo
como: Buen trabajo, Me alegra que sea usted y no yo quien est encima de ese
taburete o Si empieza a sentirse cansada, djelo.
Al final, Lane empez a presumir que al profesor le tena sin cuidado el modo en
que ella iba vestida.
Lo mismo poda llevar un mono, pens.
Se pregunt si el seor Kramer sera marica.
Djalo en paz se dijo. Qu quieres? Es un profesor.
Salt al suelo una vez ms y corri el taburete cosa de medio metro, acercndolo
al escritorio. El seor Kramer se volvi en su silln giratorio y examin la alta hilera
de retratos.
Estupendo alab. Aaden un toque simptico al aula, no le parece?
Sera ms simptico si no estuviesen todos muertos.
Bueno, por desgracia, la comunidad literaria no cuenta con una nmina muy
nutrida de escritores vivos. Uno no alcanza la condicin de autor importante hasta
que ha fallecido.
Lane pens que el seor Kramer se equivocaba en eso. Aunque se senta reacia a
cuestionar los puntos de vista del profesor, lo cierto es que el seor Kramer pareca
disfrutar discutiendo con sus alumnos. Aparte de que, si ella dejaba de hablar, l
volvera a enfrascarse en sus ensayos.
Mi padre dice que eso es un cuento replic Lane, y se subi al taburete.
Tom una fotografa de Hemingway y la levant hasta la franja de corcho. La

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mayor parte de estos autores tuvieron un xito y una celebridad enormes en su propia
poca. Hundi una chincheta a travs de la cartulina. Slo unos pocos no
alcanzaron el reconocimiento de su genio hasta despus de muertos. Como Poe, por
ejemplo.
Al inclinarse para tomar la efigie de Steinbeck, Lane mir por encima del
hombro. El seor Kramer asenta con la cabeza, sonriente.
Y Poe siempre estaba cocido.
El seor Kramer se ech a rer.
Supongo que deba de estarlo, para escribir lo que escriba.
Pues, no s. Lane se enderez y puso la foto en su sitio. Mi padre escribe
cosas peores que Poe y parece bastante normal. Conozco cantidad de autores de
terror que se atienen a los convencionalismos y dems. Apret una chincheta y
se volvi encima del taburete, con cuidado, para mirar al seor Kramer. Algunos
son realmente buenos amigos de mi padre, personas que he tratado durante toda mi
vida. Casi ninguno de ellos tiene nada de excntrico. De hecho, parecen ms
normales y bien adaptados que la mayora de la gente que conozco.
Eso es difcil de creer.
Ya lo s. Usted los considerara lunticos delirantes, verdad?
Al menos, un poco raros.
Sabe qu es lo nico raro? Que la mayor parte de los que trato poseen un
increble sentido del humor. Siempre estn tomndome el pelo.
Extrao. Tal vez su humor sea un reflejo de su desquiciada forma de ver el
mundo.
Es ms que probable. Lane se baj de la alta banqueta, traslad esta un poco
ms hacia el seor Kramer y se subi de nuevo. Al incorporarse, cogi un retrato de
Faulkner de la bandeja de las tizas. Ados la foto a la superficie del corcho y la fij
en su sitio con las chinchetas. Percibi un chirrido y volvi la cabeza. El seor
Kramer haba girado su silln. Tena la vista levantada hacia ella.
El hombre no dijo nada.
Lane se agach para tomar otra fotografa.
Sabe lo que decimos nosotros respecto a los escritores muertos y a la fama?
pregunt, al levantarse.
El cuento.
Exacto. Bien, quiere saber algo inslito? Lo contrario es la verdad. Al menos,
hoy en da. Fij la imagen de Frost al corcho. Cuando un escritor estira la pata es
cuando esta definitivamente escacharrado.
Oy rer al profesor. Lane volvi la cabeza y le dirigi una sonrisa.
Los editores quieren crear un escritor. Una vez est muerto, no desean ni
tocarlo.

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Ms risas.
Es cierto. A menos que sea un autntico fenmeno. Como la mayor parte de las
personas, una vez muertos los escritores dejan de interesar. S de un agente literario
al que se le muri uno de sus autores estrella y lo mantuvo en secreto. Era una gran
escritora de novelas romnticas, sabe? El agente comprendi que iba a perder una
fortuna. Qu hizo? Contrat los servicios de un negro para que escribiera relatos a
imitacin de la difunta y los vendi con el nombre de esta. Puede creerlo?
Eso da un nuevo significado al trmino inmortalidad literaria.
S, yo dira que s.
Lane se volvi y cogi de la bandeja el retrato de Sandburg. Al ponerse derecha
se percat de que tena que haber movido el taburete. Frost ya haba quedado a cierta
distancia a su izquierda. Colocar a Sandburg la obligaba a estirarse demasiado. Pero
supuso que podra hacerlo.
Se ech hacia adelante y apoy el antebrazo derecho en el encerado. Inclin el
cuerpo a la izquierda. Alarg la mano con el retrato de Sandburg, lo peg a la lmina
de corcho y el taburete se volc.
Oh, mierda! se oy Lane jadear.
Una parte de su cerebro pareca haberse desconectado, retroceder unos pasos para
contemplar aquel suceso ridculo y embarazoso. Se vio a s misma caer, agitar los
brazos en el aire por encima de la cabeza y levantar mucho la pierna derecha como si
al caer el taburete la hubiese proyectado a ella hacia el techo. Se le levantaron las
faldas por encima de las caderas. La blusa dej al descubierto la mitad del tronco.
Maravilloso maravilloso.
Oy un golpe, pero no era ella. An no. Quiz la silla de Kramer que chocaba
contra la pared.
Viene a rescatarme?, se pregunt. O slo trata de quitarse de en medio?
Que acuda a rescatarla lo comprendi Lane al sentir que una de las manos del
hombre se le introduca bajo las axilas y que la otra chocaba con la carne de la
levantada pierna, por la parte interior del muslo. Not que aquellas manos tiraban
hacia arriba. Luego, la muchacha choc contra el suelo y el impacto le arranc un
gemido.
Las manos se apartaron.
Dios mo, se encuentra bien?
Entre jadeos y asentimientos de cabeza, Lane rod sobre s misma para quedar
boca arriba. El seor Kramer se arrodillaba a su lado. El hombre tena el rostro
encarnado, los ojos desorbitados, los labios torcidos para formar una grotesca mueca.
Me parece que sobrevivir murmur Lane. Empez a incorporarse.
No. El profesor la empuj suavemente por los hombros. La chica se relaj.
No intente levantarse. Descanse un momento. Le dio masaje en el hombro. Fue

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una mala cada.


Gracias por sujetarme.
Bueno, trat de hacerlo. Fue tan rpido
Quit violencia a la cada.
No gran cosa.
Me siento tan torpe
Estas cosas suelen pasar. La otra mano del seor Kramer palme el vientre
de Lane. Confo en que se encuentre bien. La verdad es que me ha dado un buen
susto la mano segua plantada all, grande y clida, sobre la piel desnuda,
ligeramente por encima de la cintura. Dnde le duele? pregunt el profesor.
En el costado, creo.
Se inclin un poco ms por encima de la joven. La mano se desliz a travs del
vientre hasta la cadera.
Aqu? inquiri solcito.
Lane asinti.
Y las costillas.
Espero que no haya ninguna rota.
No creo.
Lane cerr los prpados. Suavemente, el seor Kramer friccion el hueso de la
cadera y la parte lateral de la nalga. La otra mano subi la blusa.
Bastante colorado murmur. Probablemente le saldr un cardenal del
tamao de una ballena.
Moby Lane, la ballena morada dijo, despus suspir cuando el hombre
empez a darle masaje en la caja torcica.
Duele? pregunt el seor Kramer.
S. Un poco.
La mano ascendi un poco, los dedos continuaron con su masaje, fueron
aliviando el dolor.
Un dolor agudo? inquiri Kramer.
No.
La muchacha gimi cuando la mueca del hombre roz la parte inferior de uno de
los pechos.
Le duele aqu? Kramer apret las costillas. La mueca se desplaz
levemente, frotndola.
Es como una especie de dolorcillo murmur Lane.
Le dio masaje en el costado, siempre con la mueca contra el seno de la
muchacha, acariciando a Lane a travs del fino tejido del sujetador.
No se da cuenta de dnde tiene la mueca?, se pregunt la joven. Confiaba en
que no. Si se diera cuenta, la apartara de all.

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La otra mano descendi un poco ms. La falda de Lane ya no estaba en su


camino. La muchacha sinti que le palmeaba y oprima la zona lateral de la pierna,
bastante arriba.
Mejor?
S.
Kramer continu frotndola.
No sabe lo que me est haciendo?, se pregunt Lane. El profesor le dio una
suave palmada en la pierna.
Vale dijo. Por qu no probamos a levantarla ya? Lane medit si sera
conveniente decirle que an no se senta lo bastante bien. Aunque si continuara con
aquel tratamiento pondra en evidencia con demasiada claridad que el contacto de
aquellas manos haca algo ms que aliviar sus lesiones.
La cogi con firmeza de un brazo, coloc su otra mano en la base de la nuca de la
muchacha y la ayud a incorporarse hasta quedar sentada en el suelo.
Estirada y cada la blusa hacia la cintura, la falda estaba todo lo levantada que
haba supuesto. Vislumbr una lustrosa mancha azul entre las piernas y se apresur a
bajar la mano para ocultarla.
Un poco tarde para el pudor, se dijo.
El seor Kramer la sostuvo por el brazo hasta que la muchacha se puso en pie.
Gracias murmur Lane.
Cuando el seor Kramer la solt, la chica baj la vista y se alis la falda.
Se encuentra bien?
S. Creo que s. Alz la mirada. Al menos, llevo ropa interior limpia
aadi, con una sonrisa afectada, incapaz de creer que ella hubiese dicho eso.
Siempre debe llevarla manifest el seor Kramer, que empez a sonrer de
oreja a oreja. Nunca se sabe cundo puede surgir un accidente.
Como dice mi madre
Lo dicen todas las madres.
Mierda murmur Lane, y baj la cabeza.
El hombre apoy las manos en los hombros de la joven y los frot.
Me alegro de que est bien. Me siento responsable, sabe?
Soy una manazas.
Es una damita impresionante. Ni por asomo piense otra cosa.
Lane le mir a los ojos. Eran de un tono azul claro, amables, sabios.
Gracias.
Lo digo en serio. Ahora, vale ms que se vaya.
Pero no he terminado de poner
Me encargar del resto. Si yo fuese usted, tomara un largo bao caliente. Me
remojara a gusto. Eso acabar con todos los posibles dolores.

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As lo har.
Por la noche, Lane esper hasta que acabaron de cenar y luego se fue al cuarto de
bao. An llevaba puesta la ropa con que fue al instituto. Se tendi en el suelo. All,
levant la falda y la blusa para situarlas como estaban cuando se cay del taburete.
Dispuso las piernas para que coincidiesen con la postura que adoptaron entonces: la
izquierda recta y llana sobre la alfombra; la derecha levantada ligeramente, con la
rodilla doblada, apuntando hacia afuera. Se incorpor, apoyada en los codos, y baj la
mirada sobre s.
En esta posicin mir al seor Kramer. Vaca sagrada.
Observ entonces que en la pierna derecha haba un pequeo moretn purpreo.
La impronta del seor Kramer? Ese debe de ser el punto por donde me agarr para
detener mi cada, comprendi Lane. Un poco ms abajo de la ingle.
Hombre murmur.
Le pareci que an notaba all la mano, como si el seor Kramer hubiese dejado
un fantasma de la misma.
Si Jim me hubiese cogido el muslo por ah
Olvdate de Jim, se dijo.
Se levant, fue a colocarse delante del espejo y se levant otra vez las faldas. Las
bragas, tersas, ceidas y ajustadas, eran de tela azul, casi transparente.
Lane hizo una mueca al reflejo de su propia imagen. Tena la cara coloradsima.
Seguro que se dio una buena racin de vistas murmur Lane.
Pero en ningn momento se propas. Se ha comportado como un perfecto
caballero. Esa es la diferencia entre un hombre maduro y sensible como el seor
Kramer y un jovenzuelo calentn como Jim.
Lane tap el desage de la baera y abri el grifo. Mientras la baera se llenaba
de agua, la muchacha se desnud. Se puso de nuevo ante el espejo. Haba
magulladuras encima del saliente del hueso de la cadera izquierda y en la parte
inferior de la caja torcica.
Se contempl el seno izquierdo. Se inclin hacia atrs para examinar la parte
inferior del pecho, donde la mueca del seor Kramer lo frot a travs del sostn. La
piel apareca tersa y blanca.
Qu esperabas?, se pregunt.
Pero no le pareca bien que all no se apreciase prueba visible alguna del contacto
del profesor.
Lane mene la cabeza y se volvi hacia la baera. Se agach para cerrar el grifo.
Luego pas por encima del borde de la pileta.
Se sumergi en el agua caliente. Se estir debajo de ella, se retorci entre la
caricia lquida y, una y otra vez, dispuso el cuerpo para que adoptase la misma
postura que tuvo en el piso del aula. Cerr los ojos.
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Evoc el tacto de las manos del seor Kramer. En la imaginacin de Lane, el


profesor dej de darle masaje en las costillas. La mano se cerraba suavemente sobre
el seno, mientras el hombre se agachaba y cubra con los suyos los labios de la
muchacha. Lane pasaba sus brazos alrededor del hombre. Kramer la oprima
poderosamente contra su cuerpo y la sumerga en el calor hmedo de su beso.

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Captulo 25
Jessica se despert. Mantuvo cerrado un ojo, mientras entreabra el otro para
atisbar la lmpara de la mesita de noche. Luego mir el reloj despertador. Casi las
tres. De la madrugada?
Qu ocurre?, se pregunt. Qu hace la lmpara encendida?
Se dio media vuelta, para colocarse boca arriba y luego sentarse.
Kramer, desnudo, estaba de pie, con la espalda apoyada en la cerrada puerta del
dormitorio. La mano izquierda descansaba en la placa del interruptor. La derecha,
cada a lo largo del costado, empuaba una navaja barbera.
A Jessica le dio un vuelco el corazn.
No te alegras de verme? le pregunt Kramer. Lo dijo en un tono de voz
normal, no susurrando. En la quietud de la noche, sonaba muy alto.
Jessica tuvo que hacer un esfuerzo para respirar.
Mis padres pueden orte murmur finalmente.
T crees? Kramer habl todava ms alto.
Puede que no, se dijo Jessica. La puerta estaba cerrada.
La habitacin de sus padres se encontraba en el otro extremo del pasillo. Adems,
tenan el sueo muy pesado.
Kramer apart la mano del interruptor de la luz. Avanz despacio hacia los pies
de la cama.
Jessica contempl la navaja que se balanceaba junto al costado del hombre.
Por qu llevaba una navaja aquella noche?
Le haba advertido que poda volver con una navaja barbera.
La chica jade. Al parecer, no lograba introducir suficiente aire en sus pulmones.
No dije balbuce. No he dicho nada de ti. Qu quieres?
Kramer no contest. Se curv hacia arriba una comisura de su boca. Se detuvo al
llegar a los pies del lecho. Con los ojos clavados en Jessica, alarg la mano izquierda
y tir hacia s de la ropa de la cama.
La muchacha no se movi.
La manta y la sbana de arriba se deslizaron a lo largo de su cuerpo, descendieron
por las piernas y cayeron al llegar al final del colchn. El corto camisn de Jessica,
arrugado y retorcido durante el sueo, la dejaba al aire de cintura para abajo.
Magnfico dijo Kramer. Ahora, chate de espaldas y reljate.
La muchacha sacudi la cabeza. Desplaz el brazo izquierdo y dej que la
escayola descansara encima del muslo mientras bloqueaba con la mano la vista del
profesor.
Ese no es modo de comportarse. Tendrs notas muy bajas en la disciplina de
colaboracin.
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Llev la navaja a las proximidades del rostro de Jessica y la agit en gesto de


reprimenda.
Jessica apart el brazo. Estaba tendida en la cama.
El colchn se agit al subirse Kramer a l. El profesor se arrodill entre las
piernas de Jessica. Levant el camisn y lo cort por el centro, dividindolo en dos
hasta los pechos de la joven. Con la punta de la hoja, apart los dos trozos de tela.
No me cortes susurr la chica. Por favor.
No estoy contento de ti, Jessica.
No he dicho nada a nadie.
Lo s.
La muchacha gimi cuando la frialdad del acero serpente por su vientre. Al
levantar la cabeza, vio que era el canto de la hoja, no el filo.
Pero puedes hacerlo dijo Kramer.
No lo har. Nunca.
He visto cmo mirabas esta tarde a Lane. Pensabas en contrselo, verdad?
No.
Estabas pensando en avisarla.
No. Por qu iba a avisarla? Qu me importa a m lo que hagas con ella? No
me cae nada bien esa zorra.
Kramer agit la hoja y le hizo un corte. Un tajo rpido y ondulado. No le caus
mucho dolor, pero Jessica se puso rgida y encogi el vientre. Una S roja apareci por
encima del ombligo. Su lnea curva se espes. Brotaron de all gotas como zarcillos
rojos. Se difuminaron mientras las lgrimas llenaban los ojos de Jessica. Los sollozos
las hicieron rielar y contonearse.
Por favor! jade.
No debiste llamar zorra a Lane.
Lo siento.
Kramer se agach. Descansando el cuerpo sobre los codos, alto el trasero, lami
la sangre que empezaba a extenderse. Hundi la punta de la lengua en el corte
superficial. Jessica se estremeci cuando la lengua levant los bordes de la herida.
Descarg el brazo enyesado contra la sien del hombre. Solt un grito cuando un
ramalazo de dolor le atraves el brazo.
El golpe despidi la cabeza de Kramer a un lado.
Jessica se contorsion y propin un rodillazo a Kramer en la cadera. El hombre
cay, y el borde de la cama no estaba all para sostenerlo. Se desplom, fuera de la
vista de Jessica, y choc contra el suelo.
La chica rod sobre s misma, se agarr al borde de la cama y mir hacia abajo.
Kramer estaba tendido de espaldas, alzada una rodilla contra la parte lateral del
colchn de muelles, estirada la otra pierna, un brazo junto al costado, cado el otro

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inerte sobre la alfombra, abierta la mano, y la navaja, vuelta, unos centmetros ms


all de la punta de los dedos. La boca abierta, inmvil la mandbula. Los ojos en
blanco, como si las pupilas contemplasen algo situado debajo de los prpados.
Est inconsciente, pens Jessica.
Lo supo nada ms verlo as; haba ido con Riley a bastantes combates de boxeo.
Mientras se esforzaba en aspirar aire, temblorosa y estremecida por las nuseas, la
muchacha baj las piernas. Descendi de la cama y se acerc a Kramer. Con un pie,
le inmoviliz la mueca derecha contra la alfombra. Se agach y recogi la navaja.
Una vez la tuvo en la mano, apret con el taln la mueca del hombre.
Kramer gru.
Venga!, el corazn de Jessica era un encadenamiento de sacudidas. El estmago
pareci contrarsele y helrsele.
Levant el pie que aplastaba la mueca, se dio la vuelta y mir a Kramer. Haba
cerrado los ojos. Enseaba los dientes.
Jessica comprendi que deba hacer algo en seguida!
Respir hondo y se dispuso a gritar: PAP! Pero se contuvo.
Kramer hablara. Si continuaba viviendo, lo contara. Y todo el mundo iba a
enterarse de que se acostaba con l. Todo el mundo. Su familia, los alumnos del
instituto, Riley.
No poda permitir que lo contase.
Un escalofro recorri el cuerpo de Jessica. Se le puso carne de gallina.
Nadie me culpar de nada. Es defensa propia. Irrumpi en la casa y me atac.
Se mir la herida. An brotaba la sangre del corte en forma de S. Por debajo de la
incisin, brillaba el rojo de la sangre. El vello pbico apareca enmaraado y por los
muslos resbalaban gotas carmeses.
Es mi prueba pens Jessica. Me cort. Vino a violarme y asesinarme. Me tuve
que defender.
Kramer abri los ojos.
Jessica se precipit sobre l, levant un pie y lo dej caer para hundir
violentamente el taln en el estmago de Kramer. El aire sali despedido de los
pulmones del hombre. Los ojos amenazaron con salrsele de las rbitas. Se medio
incorpor. Jessica se le ech encima y las rodillas de la chica se clavaron en el pecho
y la barriga de Kramer. Cuando la espalda del profesor choc contra el suelo, la
navaja barbera, en la mano de Jessica, descendi hacia la garganta de Kramer.
El brazo izquierdo de este se elev con una rapidez que la muchacha no pudo
imaginar. Choc con el antebrazo de Jessica justo encima de la mueca. El ramalazo
de dolor le lleg a Jessica hasta el hombro. La navaja se le escap de los
temblequeantes dedos.
La otra mano de Kramer se le clav en la espina dorsal. Un agarrotado respingo

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sacudi a Jessica. El hombre la agarr del pelo. Dio un tirn, se agit debajo de las
rodillas de la chica y la impuls hacia atrs. Jessica fue a estrellarse contra el piso. El
impacto la dej estremecida y sin aliento.
Kramer haba apresado una de sus rodillas, tir de Jessica y le levant la pierna.
La muchacha alz la mirada y vio que la pantorrilla derecha se haba elevado de
forma que el taln rozaba el borde superior del lecho. Antes de que pudiera moverse,
Kramer le descarg un terrible golpe en la rodilla. Como si la pierna fuese una rama
de rbol, oy el agudo chasquido, vio derrumbarse la pierna bajo el pie de Kramer y
sinti un estallido agnico que le torn su visin primero roja y despus negra.
Al despertarse, Jessica se encontr en la cama. Encima de su cuerpo, dentro de
ella, Kramer grua, afanado en sus impulsos penetrantes. Un fuego interior quemaba
la pierna izquierda de la muchacha, como si los huesos estuvieran ardiendo. El dolor
era tan intenso, que el empuje del pene de Kramer pareca algo incidental. Jessica
dese que Kramer terminase de una vez y dejara de rebotarle sobre la pierna.
Cuando trat de mover los estirados brazos, se dio cuenta de que los tena atados
por las muecas. Seguramente a los postes de la cama.
No tena ni la menor posibilidad de resistirse. Por fin, Kramer acab.
Pero Jessica saba que no iba a darse por satisfecho.
Eso no pareca importar mucho. Se daba cuenta de que deba importarle, de que
deba preocuparse. Pero su entendimiento estaba nublado, todo era borroso y, salvo
en el dolor, no poda concentrarse en nada.
El dolor no poda agudizarse ms. Pero se agudiz.
Fue todava mucho peor cuando Kramer empez con la navaja. Fue tan
espantoso, que Jessica grit, al tiempo que se preguntaba por qu no haba chillado
antes. Su padre la oira. Su padre acudira a salvarla.
Kramer le meti un trapo en la boca.
Sigui cortando.
Dnde est pap?
Jessica se desmay.
Cuando recobr el sentido, Kramer estaba agachado sobre ella. Le lama y
chupaba las heridas. Alz la cara y mir a la joven. Todo el rostro, salvo los ojos,
estaba teido de sangre. Hasta la dentadura apareca roja.
Quit el trapo de la boca de Jessica. Lo arroj a un lado, se tendi en la cama y
retorci el cuerpo de la joven. El pene entr de nuevo en Jessica. La lengua de
Kramer llen la boca de la muchacha. La cabalg con furia, como si pretendiese que
el cuerpo de la chica traspasara el colchn.
Posteriormente, Jessica le vio de pie junto a la cama. Iba limpio. Se haba vestido.
Llevaba debajo del brazo un fajo de peridicos. Se agach y ella dej de verle.
Luego oy el crujido que producen los papeles cuando los arrugan.

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Percibi el chasquido de una cerilla.


Kramer volva a estar erguido cerca de ella.
Duerme a gusto recomend. No dejes que las chinches te piquen.
Antes de salir de la alcoba, Kramer apag la luz.
Pero la habitacin no estuvo a oscuras mucho tiempo.

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Captulo 26
Bonnie se le acerc. Se encamin silenciosa hacia su cama. Tena un aspecto
adorable, radiante, con la rubia cabellera ondulando en torno a su preciosa carita.
Llevaba la falda azul plisada y el jersey de color ureo que eran parte del atuendo de
corista, pero iba descalza.
Se detuvo junto a la cama de Larry y le mir con expresin solemne en las
pupilas.
Te he estado esperando dijo, en tono tan suave como una caricia. Por qu
no acudiste a m?
No, no s. Deseaba ir, pero
No sabes que te quiero?
Las palabras de Bonnie aceleraron los latidos del corazn de Larry.
Que me quieres?
Claro. Por qu no iba a quererte?
Y por qu ibas a quererme? pregunt Larry a su vez. Ni siquiera nos
conocemos.
Una sonrisa dulce alete en las comisuras de la boca de Bonnie.
Nos conocemos con el corazn. Te quiero tanto, Larry! Y t tambin me
quieres, verdad?
S confes l, y not un arrebato de alegra. S, te quiero.
En su mente brot entonces una idea que le oprimi el corazn.
Pero ests muerta, Bonnie.
La clara risa de la muchacha fue un suave hlito.
No seas tonto. Tengo aspecto de muerta?
Tu aspecto es tan hermoso!
Bonnie se le acerc ms. Se inclin sobre l hasta que los mechones de su
cabellera rozaron las mejillas de Larry. Los labios de Bonnie encontraron los suyos.
Eran dulces, clidos, hmedos. Se entreabrieron y Larry sinti entrar en su boca el
aliento de la muchacha.
Sac los brazos de debajo de la sbana. Coloc ambas manos en los costados de
Bonnie, la acarici por encima del jersey, percibi el calor de la carne, la suave curva
de las costillas.
Bonnie separ sus labios de los de Larry.
Tengo tacto de muerta?
Desde luego que no murmur l a travs del nudo que se le haba formado en
la garganta. Tienes un tacto de maravilla.
Hace mucho que suspiro por ti, Larry.
Yo tambin por ti.
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Desliz las manos por debajo del jersey de Bonnie. Un temblor recorri todo su
ser al tocar la aterciopelada piel, por encima de las caderas.
Entonces record otra cosa y, de nuevo, su alegra se contrajo hasta convertirse en
angustia. Aunque anhelaba dolorosamente a Bonnie, retir las manos de debajo del
jersey y las dej caer sobre el colchn.
Estoy casado, Bonnie.
La amas?
Hubiera deseado decir No. Pero le resultaba imposible.
S declar. Lo siento. Dios, cmo lo lamento! Quiero a Jean, pero
tambin te quiero a ti.
No tiene nada de malo susurr Bonnie, y el calor de su respiracin toc los
labios de Larry. Puedes tenernos a las dos.
No creo que a Jean le gustara.
No se enterar. Te lo prometo. Ser nuestro secreto.
Larry not que la ropa de la cama se apartaba de encima de su cuerpo y que el
fresco aire de la maana incida sobre su piel. Bonnie le bes en el cuello. Le bes en
el hombro, en el pecho
No susurr Larry.
Eso que dices, no lo sientes, cario.
Los suaves labios se pegaron al pezn de una tetilla. Larry gimi entre la agona
del deseo y la sensacin de prdida.
No estara bien dijo.
El amor siempre est bien.
No s.
S susurr Bonnie. S, cario mo.
Gate y se le puso encima. A horcajadas, erguida sobre las rodillas, de forma que
el delgado algodn de la falda cubra a Larry, protegindole de la frescura de la
maana. El calor de sus cuerpos pareci mezclarse en el aire, debajo de la prenda.
Sea como fuere, Larry saba que Bonnie no llevaba bragas. Se mora de ganas de que
ella bajase el cuerpo, se empalara por s misma, dejase que l ascendiese hasta lo ms
alto del calor viscoso y prieto que Bonnie ofreca dentro de s.
Pero ella no descendi. Todava no.
Sonri a Larry y se quit el jersey. l vio como la prenda se deslizaba despacio
hacia arriba, desvelando la tersura del vientre, las lneas de las costillas, los pechos
Eran dos prominencias gemelas, de color crema, con pezones rosados y erectos. Se
levantaron ligeramente cuando Bonnie pas el jersey por la cabeza. Mantuvo los
brazos en alto y desliz las mangas por ellos. Despus arroj el jersey al suelo.
Larry alz las manos hacia los senos. Los acarici levemente. Pens que jams
haba tocado nada tan fino y delicado.

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Bonnie le dedicaba una sonrisa mientras conduca una de las manos de Larry por
el canalillo entre las dos turgencias. La desliz arriba y abajo, al tiempo que ella
misma se acariciaba con la yema de los dedos.
Ni una cicatriz susurr. Larry record la estaca.
Ah! articul. Es verdad.
Nueva, como recin surgida a la vida. Y soy tuya. Tuya para siempre y empez
a descender sobre l.
Larry dej escapar un gemido.
Esto est mal pens. No puedo hacerlo. Incluso aunque Jean no llegara a
enterarse.
Pero Bonnie segua movindose despacio, bajaba ms y ms. Larry oprimi sus
pechos. Ms bajo. Tuvo la sensacin de que su pene se vea atrado, absorbido hacia
el centro oscuro y expectante de Bonnie.
Retumb el timbre del despertador.
Los prpados de Larry se abrieron de golpe.
Bonnie haba desaparecido.
Un sueo. No haba sido ms que un sueo, y el despertador acababa de birlarle el
momento cumbre. Le dola el pecho. Le entraron ganas de echarse a llorar.
Pero tambin haba tenido suerte. Unos cuantos segundos ms y habra dejado la
cama perdida.
Se encontr tendido boca arriba, cubierto slo por una sbana. Una sbana que
tena montada una pequea tienda de campaa sobre la ingle de Larry.
Si Bonnie se le hubiera deslizado encima
Se dio media vuelta. Jean estaba sobre un codo, de espaldas a l. Pero cuando la
alarma del despertador dej de sonar, la mujer se puso boca arriba y cerr los ojos.
Larry alarg el brazo y pos una mano sobre el vientre de la mujer. La piel tena
un tacto caliente a travs de la tela del camisn. Jean volvi la cara hacia Larry.
Entreabri ligeramente los prpados y le sonri perezosamente.
Buenos das, compaero susurr.
Hummm dijo l, y su mano serpente por encima del camisn hasta el pecho
de Jean. No era como el de Bonnie. Ninguna corriente de fuego se desencaden por
su cuerpo cuando lo toc. Pero el seno de Jean era suave, clido y familiar, y cuando
el pezn se puso rgido al contacto con la palma de la mano de Larry, este not que la
ereccin recobraba vida.
Apart el tirante del hombro de Jean e introdujo la mano por la bolsa que dejaba
el tejido. Jean gimi. Se retorci como a impulso de las caricias de l. Luego, se peg
a Larry.
No cabe duda de que esta maana estamos animados, eufricos y rebosantes de
energa murmur.

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S.
Los dedos de la mujer se curvaron alrededor de la verga.
Ser mejor que cierres la puerta. Lane puede levantarse en cualquier momento.
Cuando volva de cerrar la puerta, vio a Jean echar la ropa de la cama por los pies
del mueble y quitarse el camisn por encima de la cabeza. En el momento en que la
prenda le cubra la cara, por la mente de Larry pas en un fogonazo la imagen de
Bonnie desprendindose del jersey de corista.
Los cuerpos de ambas eran muy parecidos.
No pienses en Bonnie, se recomend. Eso no fue ms que un sueo y es perverso
pensar en ella. Es como engaar, como cometer un adulterio.
Pero no poda evitarlo.
No deseaba evitarlo.
Cerr los ojos, hizo el amor con Jean y la mujer que tena debajo dej de ser su
esposa. Era Bonnie, la Bonnie de las fotos del anuario, la Bonnie de sus sueos:
dieciocho aos, preciosa, inocente; vida, jadeante, retorcindose de lujuria,
comprimindose contra l para recibir mejor y disfrutar ms de los achuchones. Su
Bonnie. Su Reina del nimo.
Larry pareci estallar. La inund.
Cumplido el acto, Jean mantuvo las piernas en torno al cuerpo de Larry, como si
tratara de retenerlo perpetuamente dentro de ella. Le abraz con fuerza. Larry abri
los ojos. Jean alz la vista y se le qued mirando, ojerosa y feliz. Larry la bes en la
boca.
Se senta basura total.
Ocurre algo? pregunt la mujer.
Larry neg con la cabeza.
Nada. Es que tengo que volver hoy otra vez a la biblioteca. Me fastidia perder
tanto tiempo con esta investigacin documental.
Te preparo un desayuno de no te menees antes de que te vayas?
Formidable.
Mientras se embuta en los vaqueros, Lane olfate el aroma del tocino frito.
Estn desayunando? se extra. Qu fiesta ser hoy?
Se abstuvo de subir la cremallera a fin de concederse un poco de espacio y
respirar y, sentada en el borde de la cama, procedi a ponerse las nuevas botas azules
que se haba comprado el da anterior, al salir del instituto.
De pie, admir el magnfico efecto que causaban con los vaqueros blancos.
Mala suerte no haber podido llevar ayer este conjunto, pens. Se ruboriz al
recordar la escena: ella encima del taburete, con su minifalda y su blusa suelta, el
seor Kramer a sus pies y, luego, el desorden de las prendas cuando se vino abajo.
Evoc luego el contacto de las manos del profesor. An senta cierto bochorno, cierta
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vergenza que en seguida se transform en placer.


De haber sabido que l iba a interpretar el papel de mdico pens, me habra
cado antes.
Lane sonri y mene la cabeza mientras pasaba por delante del espejo del
armario.
Tom del colgador una blusa de brillantes cuadros azules y amarillos, se puso
delante del espejo y empez a abotonrsela.
Se interrumpi.
Y si me quitara el sujetador?
La idea hizo que se le alborotara el estmago.
No es tan mala idea pens. Al fin y al cabo, nadie lo notar, salvo Jim, y l
estar ms que deseoso de echarme la zarpa. El seor Kramer ni siquiera observar la
diferencia.
El seor Kramer no tiene nada que ver en esto, se dijo.
Me sentara bien, eso es todo.
Adems, tengo las costillas resentidas.
Una razn bastante buena.
Se quit la blusa y se contempl en el espejo. Desde luego, la parte lateral del
sujetador le oprima las costillas lastimadas.
Se llev las manos a la espalda, desabroch el sostn y se lo quit. Lo sostuvo
cogido entre las rodillas mientras volva a ponerse la blusa. Se la aboton, la
introdujo dentro de los vaqueros y se los abroch.
Se regal una sonrisa.
No eres Lane, la atrevida?
El contacto de la tela suave, ajustada sobre los pechos, era estupendo.
Debera ir siempre as, pens.
De ninguna manera. Con la mayora de sus blusas, sera evidente que no llevaba
sostn. Pero esta tena colores oscuros y brillantes, adems de un bolsillo sobre cada
teta. Con la tela doble en esos puntos, era difcil notar cuando los pezones se ponan
erectos.
Nadie notar la diferencia pens. Salvo yo.
Seguro que est bien.
Se dio una vuelta, para una comprobacin final, y guard de nuevo el sostn en el
cajn de la cmoda. Cogi el bolso y emprendi la marcha pasillo adelante.
Y si pap y mam se dan cuenta?
No se darn cuenta de nada. Tranquila.
Se le hizo la boca agua cuando entr en la cocina y el olor a caf y a tocino frito
se intensific. Sus padres, todava en bata, estaban sentados a la mesa, ante platos de
huevos y tocino veteado.

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A qu viene este desayuno pantagrulico? pregunt Lane. Parece que hoy


sea domingo.
Ambos le dirigieron una mirada. Ninguno pareci interesarse por su busto.
Me voy a pasar el da en la biblioteca pblica explic el padre. Y tu
mamata se consider obligada a atiborrarme de comida.
S, no me perdonara que pereciese de inanicin entre mamotretos.
Lane se puso al lado de su padre y dijo:
Podras alimentarte de polillas roedoras de libros.
Venga, que estoy comiendo.
Te importa? pregunt Lane, y cogi una tira de tocino del plato de Larry.
l dirigi los dientes del tenedor hacia la mano de la chica. Detuvo el ademn un
centmetro antes de tocarla.
Me gustara que dejaseis de jugar con eso se lament Jean. Se te puede
escapar la mano.
S, podra pincharla concedi Larry.
Lane se llev el tocino a la boca y le dio un tiento a la mitad de la tira.
Ah va mi alimento.
Eh, soy una chavala en plena edad de desarrollo.
Si quieres, puedo empezar a prepararte desayunos se brind la madre. No
tienes ms que decirlo.
La respuesta es: Y un cuerno!. Quin puede papear algo a esta hora impa?
Pues bien que te papeas mi tocino dijo Larry.
Me voy. Se inclin y le dio un beso en la mejilla. Larry correspondi con un
azote en el trasero. La chica rode la mesa prestamente, bes a su madre, cogi del
frigorfico la bolsa del almuerzo y sali corriendo de la cocina. Hasta luego. Es
posible que vuelva tarde.
Que tengas un buen da, cario le dese la madre.
Que te diviertas aadi el padre.
Voy al colegio, muchachos repuso la hija desde la sala de estar. Revis el
macuto de los libros, dej caer el almuerzo en su interior, sac del bolso las llaves del
coche y sali a todo correr por la puerta.
Not en los hombros la tibieza del sol. Una leve brisa le agit el cabello. Era un
da esplndido.
El frescor del respaldo del asiento atraves la tela de la blusa y eso le record a
Lane que le faltaban los tirantes del sujetador. Mientras esperaba a que se calentase el
motor, se revolvi contra la tapicera, saboreando su contacto con ella. Formidable.
Baj el cristal de la ventanilla y rod despacio hacia la carretera.
Se dirigi a casa de Betty. En la radio, Anne Murray cantaba Pinzn de las nieves.
Lane le hizo coro. Apoy el brazo en la ventanilla y not el toque de la blusa al

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ajustarse contra el pecho izquierdo, impulsada por el viento.


Dobl una esquina, accionando el volante con una mano. Acab Pinzn de las
nieves.
Un campanillazo indic el principio de un informativo.
Aqu, Belinda Bernard, con su primera hora estelar de noticias locales.
Primero de la maana, Belinda dijo Lane.
muertos en un incendio esta madrugada, en su domicilio de la calle del
Cacto.
Lane lanz una ojeada a la radio. En la calle del Cacto?
Muertos en un incendio?
Se ha identificado a los cadveres como Jerry y Roberta Patterson y su hija
Jessica, de diecisiete aos de edad.
Dios mo! murmur Lane.
Unos vecinos vieron las llamas por primera vez aproximadamente a las cuatro y
media de la madrugada. A su llegada al lugar del siniestro, a los bomberos no les fue
posible entrar en la casa para proceder a un posible rescate de vctimas. Debido a la
intensidad del fuego, sin embargo, se cree que la familia haba muerto asfixiada por
inhalacin de humo con anterioridad a la llegada de los bomberos. Este detalle se
confirm posteriormente, cuando se encontraron los cadveres, todava en la cama,
entre los escombros del edificio. Se investiga an la causa del incendio, pero se cree
que empez en el dormitorio de Jessica, la hija del matrimonio.
Estaba fumando en la cama?, se pregunt Lane. El Consejo de Educacin se
reuni anoche. Lane apag la radio.
Se sinti interiormente helada y entumecida. No lo crea.
Jessica muerta.
La chica haba sido una autntica pejiguera pero, Dios mo!, estaba muerta.
Cmo pueden suceder cosas as?
Jessica fumaba como una chimenea. Se pasaba la mitad del da en los servicios de
chicas, calada tras calada al pitillo. Se debi de quedar dormida con uno encendido.
No tenan alarma de humos?
Lane dobl una esquina. Betty la estaba esperando en la calle. Lane fren el
automvil, se inclin sobre el asiento contiguo, alarg la mano y abri la portezuela.
Te has enterado? le pregunt Betty, al tiempo que tiraba de la portezuela.
S.
Humo santo! Ech el macuto de los libros en la parte posterior del vehculo
y se dej caer en el asiento. El coche se estremeci.
Ya saba yo que ese pimpollo iba a acabar mal. Cerr de golpe.
Est muerta murmur Lane.
Jess, bueno, creo que s.

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Lane pis el acelerador.


No se mereca una cosa as.
Si se fuma en la cama, ocurrir siempre.
Dios, no puedo creerlo.
Yo s. Chica, te garantizo que s que puedo. Buen viaje a los desechos nocivos.
Sabes lo que pas ayer? Fui a desbeber un poco, a la salida de la tercera clase, y all
estaba la moza, sentadita en el retrete, dale que te pego a la colilla. Voy y le digo:
Eso te va a producir cncer, sabes?. Y entonces me mir as. Betty hizo una
demostracin expresiva de la tal mirada, arrugando la nariz y curvando hacia arriba
los labios. Y va y me suelta: Que os forniquen vivos a ti y al burro que montas,
culo gordo. De modo y manera que no puedo decir que le tuviese cantidad de
simpata, entiendes? Se lo gan a pulso.
Y sus padres.
S. Mala suerte que Riley Benson no estuviera tambin durmiendo por all. Ese
pedazo de mierda con pelo grasiento mejorara una barbaridad si se administrara una
buena dosis de inhalacin de humo. Comprendes lo que quiero decir?
Lane asinti. No pareca decente ensaarse con Jessica y Benson. Pero tampoco
tena ganas de defenderlos. Eran unos miserables.
Le gustara saber si Benson haba estado verdaderamente enamorado de Jessica.
Costaba trabajo imaginar que aquel chico se enamorara de alguien. Pero quiz s.
Esa nena s que ha tenido una suerte perra continu Betty. Primero la
zurran a base de bien y, luego, la primera noticia que una tiene de ella es que se ha
convertido en un asado al humo.
Lane encendi la radio, a todo volumen. Willie Nelson y Ray Charles cantaban
Siete ngeles espaoles.
Es una indirecta? Una sutil pero efectiva indirecta?
Simplemente, que me parece que no debemos hablar mal de ella.
Por delante, Henry agit un brazo desde la pea en que estaba sentado, delante de
su casa. Se baj de un salto y recogi la cartera.
Mis saludos, juerguistas dijo cuando el automvil se detuvo.
Betty se ape. Ech hacia adelante el respaldo del asiento delantero para que
Henry pasara detrs. Al tiempo que le segua, cerr la portezuela.
Lane les lanz una mirada por encima del hombro. Las pupilas de Betty brillaban
de ansiedad.
Ya veo que no te has enterado dijo.
De qu tengo que enterarme? pregunt Henry. Lane arranc.
Jessica se convirti anoche en una tostada.
Cmo?
Asada, chamuscada, quemada, frita, incinerada.

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Quieres decir que est muerta? la perplejidad matizaba su tono.


Muerta muerta muerta. La pring. Hinc el pico. Muerta.
Santa mierda susurr Henry.
Segn parece, la seorita Armona se qued dormida mientras fumaba un
cigarrillo.
Estamos hablando de Jessica Patterson?
De qu otra persona, mostrenco?
Santa mierda repiti Henry. Cerr la mano sobre la esquina del respaldo del
asiento de Lane. Est jugando conmigo?
No dijo Lane. Es verdad. Jessica y sus padres murieron anoche en un
incendio.
Oh, diablos.
Buen viaje dijo Betty.
Eh, corta el rollo.
Ah, y cmo es que ahora, de repente, porque se achicharr, resulta que es una
santa?
En la radio, la voz de Belinda Bernard manifest:
Nos acaba de llegar una noticia de ltima hora relativa al incendio que se
produjo anoche en el domicilio de.
No es eso empez Henry.
Calla orden Lane. Noticias.
Guardaron silencio.
se nos indica que el examen preliminar de los restos calcinados de los tres
miembros de la familia Patterson presentan numerosas heridas, posiblemente de
carcter mortal, anteriores al fuego. Los detalles an estn por confirmar, pero al
parecer existe la posibilidad de que un intruso irrumpiera en la vivienda, asesinara a
las tres personas y despus incendiase deliberadamente la casa, al objeto de eliminar
las pruebas del crimen. Tenemos noticia, asimismo, de que se ha detenido, para
interrogarlo, a un joven al que se vio entrar anoche en la vivienda. No se ha revelado
la identidad de este sospechoso menor de edad.
Benson dijo Betty. Me apuesto algo. Volvemos ahora a.
Santa mierda murmur Henry. Los asesinaron.
Me juego algo a que fue Benson. De ese mal bicho podra esperarse cualquier
cosa.
Esto es espantoso murmur Lane.
Habla por ti.
Tranquilidad dijo Henry. No es divertido.
Tal vez no sea divertido, pero, en cierto modo, s que resulta enormemente
satisfactorio.

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Captulo 27
A solas en el coche, durante el trayecto a la biblioteca pblica, Larry dispuso por
fin de tiempo para s mismo, de tiempo para ponderar lo que haba hecho aquella
maana y para mitigar la vergenza que le abochornaba.
Haba traicionado a Jean.
En realidad, no se dijo. Tampoco era tan grave. Tu viste una pequea fantasa,
nada ms.
Lo cierto es que amabas a Bonnie.
Jean no lo saba. Crey que fue algo colosal.
La chica est muerta, por el amor de Dios.
Debo de andar tocado del ala, tener sueos como ese.
Rayos, es perfectamente natural. He estado estudiando a esa pobre chica
mirando fotos suyas, leyendo cosas que se refieren a ella Y la tengo en el garaje!
Quin no empezara a soar con ella? Debo alegrarme de que no fuera una pesadilla.
Y si se me hubiera presentado con el aspecto que tiene ahora?
Quizs habra sido mejor. Puede que el susto me los hubiera puesto por corbata,
pero al menos no habra acabado empinndomela y dejndome hecho polvo con esta
psicosis de culpabilidad.
Tmatelo con calma se dijo. Fue el subconsciente. Uno no puede controlar el
subconsciente.
Mierda. Fue un sueo destinado a satisfacer un deseo. Yo deseaba que viniese a
mi cama. Y no fue el subconsciente lo que me indujo a volcar mi lascivia sobre
Las noticias de la radio interrumpieron sus meditaciones.
Haban asesinado a una familia, formada por tres personas, en Recodo de la
Cabeza de Mula. Prendieron fuego a su casa.
Uno de los miembros de esa familia era una joven de diecisiete aos.
Se pregunt si Lane conocera a aquella muchacha. El nombre no le sonaba
familiar, pero sin duda cursara el ltimo ao en el instituto Buford. Lane tena que
conocerla, seguro.
Pens que no deban de ser buenas amigas porque, en tal caso, l habra odo ese
nombre antes. Jessica. No. No le sonaba.
Incluso aunque slo la conociera de pasada, para Lane sera todo un choque. Una
chica de su curso asesinada.
Es que no hay seguridad en ninguna parte?
Claro que no. Qu eres t? Un idiota?
Sabes condenadamente bien que Recodo de la Cabeza de Mula no es
precisamente un refugio de paz y sosiego. Bonnie, Linda y Sandra constituyen buena
prueba de ello. Y no olvides a Martha Radley. Viva en Llano de la Artemisa, pero
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eso es la puerta de al lado.


Todo chicas estudiantes de bachillerato.
Jessica tambin.
Un leve temblor de emocin se agit en el vientre de Larry al preguntarse si
existira alguna relacin entre J Jessica y las anteriores, a pesar del largo tiempo
transcurrido.
No pareca probable.
Y si hemos desencadenado algo? Y si al llevamos el cadver de Bonnie?
Eso es ridculo.
Adems, la radio dijo que haban detenido a un joven. Lo ms probable es que se
trate de una pelea de enamorados. La mayora de los homicidios tienen su origen ah,
o en una discusin entre amigos o en un robo.
Quizs esa Jessica dio calabazas a un chico y l, loco de rabia, se lo tom por la
tremenda y se carg tambin a los padres, por aadidura.
En cierto sentido, supuso, no dejaba de ser una suerte.
Mejor que hubiesen muerto. Menos duro para ellos.
Si alguien le hiciese lo mismo a Lane, preferira que me liquidaran all mismo a
que
No, antes querra matar al hijo de puta. Irle cortando a trocitos. Que lo sintiera.
Hacerle
BASTA!
Larry sacudi la cabeza vivamente, tratando de expulsar del cerebro la idea de
que alguien pudiera matar a Lane.
No ocurrira! Era imposible que ocurriese!
Poda ocurrir.
Cristo! Por qu me hago esto a m mismo? Es una chica estupenda. Todos
somos estupendos. Olvdalo.
Torci para entrar en el aparcamiento de la biblioteca, cort el encendido del
motor y se ech hacia atrs en el asiento. Tena la sensacin de estar ahogndose.
Respir hondo varias veces, en un intento de tranquilizarse. Los sobacos de la camisa
estaban empapados. Se sec las sudorosas manos en las perneras de los pantalones.
Suspir.
Yo y mi maldita imaginacin murmur.
Claro que, de no tenerla pens, no seras un infame autor de relatos de terror de
mediano xito.
Aunque podra ser ms feliz.
Suspir de nuevo, se ape del coche y se encamin a la entrada de la biblioteca.
Desde el otro lado del mostrador de prstamos de libros, Alice le salud con una
sonrisa.

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Buenos das, Alice dijo Larry. Aqu estoy de nuevo, dispuesto a echar otra
mirada a esos Estandartes del sesenta y ocho.
Ah, creo que eso puede arreglarse.
La mujer se desvaneci dentro de su despacho, para volver al cabo de un
momento con la caja de microfichas.
Tras darle las gracias, Larry se acomod delante de la mquina lectora-impresora.
Fue pasando fichas en la caja hasta llegar a la que tena la etiqueta de Estandarte de
la Cabeza de Mula, 15 de agosto de 1968, da siguiente al de la noticia de la
desaparicin de Bonnie. Sac de su sobre la tarjeta de plstico, la insert en el visor y
puso en pantalla la primera pgina del peridico. Fotografas de las tres jvenes
desaparecidas. El titular rezaba:
SE BUSCA A URIAH RADLEY EN RELACIN CON LAS TRES ADOLESCENTES
DESAPARECIDAS

Oh, cielos murmur Larry. Haba esperado que las historias continuasen,
pero no aquello.
En el curso de las investigaciones relacionadas con la reciente
desaparicin de tres adolescentes de Recodo de la Cabeza de Mula, las
autoridades han emprendido la bsqueda de Uriah Radley, cuya esposa e
hija de diecisis aos fueron misteriosamente asesinadas en el hotel de
Llano de la Artemisa, el 15 de julio.
De este sorprendente giro del caso ha informado a primera hora de la
maana el jefe de polica, Jud Ring, quien declar que un testigo ha
identificado al antiguo propietario del hotel como el hombre al que vio
a bordo de una camioneta de reparto cerca de la residencia de Bonnie
Saxon, poco antes de que la muchacha desapareciera.
Un primer intento de detener a Uriah Radley concluy en fracaso
cuando, esta maana temprano, una partida de agentes de la polica de
Recodo de la Cabeza de Mula, en colaboracin con comisarios del sheriff
del condado, realizaron una incursin en el hotel de Llano de la
Artemisa, sin poder localizar al sospechoso.
Se cree que, a estas horas, Uriah Radley habr huido de la zona. Las
autoridades han remitido solicitudes de arresto a travs de California,
Nevada y Arizona.
Bonnie Saxon, de dieciocho aos, antigua Reina del nimo del
instituto Buford, desapareci de su domicilio de la avenida Usher en la
noche del viernes. El hecho de que el cristal de la ventana de su
cuarto apareciese roto indicaba que hubo allanamiento de morada y, por
otra parte, en la cama se encontraron manchas de sangre. Bonnie Saxon
es el caso ms reciente de las tres jvenes de la localidad que han
desaparecido en misteriosas circunstancias.
El 10 de agosto, se produjo el secuestro de Linda Latham, cuando
volva a su domicilio de casa de una amiga. Con anterioridad, el 26 de
julio, Sandra Dunlap desapareci de su hogar en circunstancias casi
idnticas a las que concurrieron en la desaparicin de la joven Saxon.
La informacin de que Uriah Radley fue visto cerca de la residencia

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de Bonnie Saxon el viernes por la noche se considera un dato de gran


importancia en el caso de los tres secuestros.
Tenemos mucho inters en celebrar una charla con el seor Radley,
ha comentado el jefe Ring. Puede o no puede haber cometido los
delitos, pero desde luego nos gustara averiguar qu estaba haciendo a
aquella hora delante del domicilio de Bonnie Saxon.
Las autoridades mantienen la creencia de que las tres adolescentes
fueron vctimas del mismo criminal. Ahora se cree que el arresto de
Uriah Radley puede conducir a determinadas informaciones relativas al
destino de las jvenes y a su actual paradero.
Aunque hasta ahora el sospechoso ha eludido a la ley, la polica y
los comisarios estn llevando a cabo un registro exhaustivo de Llano de
la Artemisa, con la esperanza de localizar a Radley y/o a las
adolescentes desaparecidas.

Una noticia complementaria informaba de que Christine Saxon, madre viuda de


Bonnie, apareci en una emisora local de televisin para hacer un emotivo
llamamiento. Entre lgrimas, con voz sofocada, suplic al secuestrador que
liberase a su hijita indefensa. Al leerlo, la garganta de Larry se tens.
Dios se dijo. Pobre mujer.
El artculo sealaba que el marido de Christine Saxon haba muerto en accidente
de automvil. Ahora, perda a su nica hija.
Se pregunt qu habra sido de la mujer. Probablemente andara ahora por los
sesenta y tantos, caso de seguir viva.
Consulto la gua telefnica? Y qu voy a decirle? Que he encontrado el cuerpo
de su nia?
No puedo hacer eso. Ni hablar.
Comprenda que era muy probable que para la mujer representara un consuelo
enterarse, por fin, de lo que le haba ocurrido a Bonnie. Proporcionara a la chica un
entierro adecuado.
De cualquier forma, la mujer se enterara cuando se publicara el libro.
Rayos, tambin poda haber muerto.
Larry confi en ello, despus se sinti culpable por desear semejante cosa, a
continuacin se dijo que lo mejor sera que estuviese muerta, en paz, exenta de sufrir
aquel dolor infinito.
Pero quizs est viva an pens, aferrada a la dbil esperanza de poder reunirse
con su hija.
El libro la destrozara.
Me preocupar por ello ms adelante, se dijo. Quin sabe? Es posible que haya
muerto. O tal vez se encuentre en algn lugar remoto, desconectada, y no tenga nunca
la menor noticia del libro. A propsito de eso, quizs el libro en cuestin no llegue a
publicarse. A qu viene ponerse en ascuas ahora por esa mujer?
Tratando de olvidarse de ella, Larry copi las dos noticias. Guard la microficha
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y puso en el aparato la del Estandarte del da siguiente.


EXTRAOS HALLAZGOS EN EL HOTEL DE LLANO DE LA ARTEMISA
Aunque la bsqueda efectuada ayer en Llano de la Artemisa no culmin
con la localizacin de Uriah Radley ni con el descubrimiento de alguna
pista que pudiera conducir al paradero de las tres adolescentes de
Recodo de la Cabeza de Mula desaparecidas, las autoridades han revelado
el hallazgo de varios inslitos objetos en una habitacin del hotel
donde, al parecer, resida el sospechoso.
La puerta y las ventanas de la habitacin del primer piso estaban
decoradas con sartas de dientes de ajo. Adems, se informa de que un
mnimo de cuatro crucifijos aparecan a la vista, aunque se cree que
los Radley profesaban la fe presbiteriana y no la catlica romana.
El descubrimiento ms sorprendente, sin embargo, fue el de un
martillo y media docena de estacas de madera a las que se haban
tallado puntas afiladas.
El jefe Ring coment: De chico, vi suficientes pelculas de miedo
como para saber ahora que el ocupante de esa habitacin parece ser un
hombre dedicado a la actividad de matar vampiros. Me hago cargo de que
suena a disparate pero por qu otra razn iba un hombre a rodearse de
ajos y crucifijos, por no hablar del surtido de puntiagudas estacas de
madera? Uriah siempre fue un individuo extrao. Podra ser que la
prdida de su esposa y de su hija le desquiciara por completo.

El jefe de polica expuso a continuacin la hiptesis de que caba la posibilidad de


que Uriah Radley hubiera llegado a creer que los vampiros fueron los responsables de
la matanza de su familia. De alguna forma, puede que se le metiera en la cabeza la
idea de que Sandra Dunlap, Linda Latham y Bonnie Saxon eran las culpables y de
que se trataba de tres vampiras. En la bsqueda de las muchachas, operamos de
acuerdo con tales conjeturas.
Interrogado sobre las perspectivas de encontrar con vida a las tres jvenes, el jefe
Ring respondi: Lo nico que puedo decir es que continuaremos buscando y
confiando que esto acabe de la mejor manera.
Larry se ech hacia atrs en la silla y contempl fijamente la pantalla.
Dios mo pens Larry, sin duda yo tena razn! Record sus especulaciones del
da anterior, despus de leer que Uriah se encarg de que incineraran a su esposa y a
su hija. Se haba preguntado entonces si aquel loco hijo de mala madre estaba
pensando en vampiros cuando orden que quemasen los cadveres. Y la posibilidad
le haba parecido remota.
Pero el individuo tena en su cuarto ajos, crucifijos y estacas aguzadas.
Fue a por las chicas, convencido de que eran las vampiras que asesinaron a su
familia.
Increble!
Larry enarc las cejas, extraado de no haberse enterado de nada de todo aquello

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hasta aquel momento. Despus de lo que se encontr en la habitacin de Uriah, los


medios de comunicacin tenan que haberse vuelto locos. Cualquiera hubiese dicho
que era una noticia de alcance nacional.
Probablemente tuvo bastante resonancia y atencin en periodicuchos tales como
The National Inquirer, que la publicara junto al habitual conjunto de historias sobre
visitas de ovnis, reses destripadas, hombres que dan a luz y esa clase de cosas.
La prensa normal puede que hubiese cubierto el caso en cierta pequea medida,
pero Larry no recordaba haber ledo nada acerca de la situacin. En el verano de 1968
se produjeron acontecimientos de mayor trascendencia: el asesinato de Robert
Kennedy; la captura de James Earl Ray por los disparos que en abril concluyeron con
la vida de Martin Luther King; los disturbios callejeros a causa de Vietnam y del
asesinato de King. Nada de extrao tena que se prestara poca o ninguna atencin a
un pelagatos de un pueblo perdido en el desierto, que perda el juicio y secuestraba a
tres adolescentes a las que crea vampiras. Sobre todo teniendo en cuenta que no se
encontraron los cuerpos de las chicas ni se lleg nunca a aprehender a Uriah.
Larry hizo una copia de la noticia y luego prosigui sus indagaciones.
La edicin del Estandarte correspondiente a 11 de agosto inclua una nota en la
que se indicaba que la exhaustiva bsqueda realizada en Llano de la Artemisa y sus
alrededores no haba dado como fruto el hallazgo de las muchachas desaparecidas.
Uriah Radley continuaba en libertad.
Otro corto de la edicin del 22 de agosto informaba de que no se haba producido
ninguna novedad en el caso.
El domingo, 1 de septiembre, se celebr en la Iglesia Primera Presbiteriana un
servicio religioso por Sandra Dunlap, Linda Latham y Bonnie Saxon. Asistieron al
mismo familiares y amigos de las tres jvenes desaparecidas. Se record a las chicas.
Se rez por su vuelta a casa sanas y salvas y por el consuelo de sus seres queridos
durante tan terrible prueba.
Larry observ que al servicio no se lo llamaba memorial. A las chicas se las
record, no se les hizo panegrico. Las oraciones se rezaron por su regreso a casa.
Supuso que todo el mundo saba que no iban a volver a ver a aquellas pobres
chicas, pero se aferraban an a una nfima y frgil sombra de esperanza.
Larry imprimi las notas, puso las otras pginas en la pantalla, no encontr nada
de inters y pas a la siguiente microficha de la caja. Fue revisando las fichas una tras
otra, pero lleg al final de septiembre sin haber encontrado ninguna alusin ms a
Uriah o a las adolescentes desaparecidas.
Tampoco vio noticia alguna de ms desapariciones. La serie acababa en Bonnie.
No era sorprendente. Al fin y al cabo, Uriah haba huido de la zona.
Ya se haba marchado de Llano de la Artemisa cuando se presentaron all los
agentes. Sin duda saba que le reconocieron mientras esperaba delante de la casa de

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Bonnie.
Larry supuso que se la llev al hotel y escondi su cadver debajo de la escalera
antes de escapar hacia lugares desconocidos. Pero qu fue de Sandra y Linda? Con
ellas no hubiera tenido que correr tanto. Tal vez llev al desierto sus cuerpos
atravesados por la estaca y los enterr en sepulturas annimas.
Por otra parte, quiz las escondi en la ciudad, lo mismo que hizo con Bonnie.
All no haba ms que casas abandonadas. Poda haberlas albergado entre paredes o
debajo del suelo.
Me gustara saber si podremos encontrarlas, pens Larry. Los policas no
tuvieron suerte.
Diablos se dijo, ni siquiera fueron capaces de dar con Bonnie y eso que la tenan
delante de sus narices cuando registraron el hotel
Delante de sus narices.
Bueno, el recinto de debajo de la escalera se encontraba tapiado. Caliente y seco.
Al estar momificada, Bonnie no se descompuso mucho: eso era evidente, bastaba
echarle una mirada. As que quiz no heda demasiado.
Larry record el olor de debajo de la escalera. rido, polvoriento, un poco como
el de esos libros viejos cuyas pginas se han vuelto amarillentas.
Los aromas de su sueo volvieron al olfato de Larry. La fragancia ntima y
agradable de la lana del jersey. El pelo, revoloteando sobre su rostro, tena el perfume
de la brisa matinal. La piel despeda un tenue olor a canela. La respiracin era
mentolada, como si Bonnie se acabara de limpiar los dientes.
Larry se ech hacia atrs en la silla. Cerr los ojos. Casi poda oler a Bonnie en
aquel momento.
Tu olfato no percibi absolutamente nada reflexion. Todo fue un invento
de tu imaginacin.
Tan real, pens.
Tan real que el recuerdo bast para que la anhelase de nuevo.
Ola as, se pregunt, cuando estaba viva?
Olera as si resucitara y volviera a vivir?
No es ninguna vampira se dijo Larry. Pero supongamos que s lo es.
Supongamos que le arranco la estaca y resulta que es verdaderamente una vampira.
Sera igual que la Bonnie que vino a m esta maana?
Olera del mismo modo? Tendra idntico aspecto? Se comportara tal como lo
hizo? Me amara?

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Captulo 28
Lane entr en el aula un minuto antes de que empezara la sexta clase. La mitad de
los asientos estaban desocupados. Incluido el de Benson. Incluido el de Jessica.
Mientras se encaminaba a su pupitre, Lane lanz un vistazo al vaco sitio de
Jessica.
La chica no volvera a sentarse all jams.
La idea le pareci tenebrosa y abrumadora. Produjo a Lane una calurosa
sensacin de vrtigo en la boca del estmago. Se sent, se encorv hacia adelante y
apoy los codos en la superficie del pupitre y las manos en las mejillas, fija al frente
la mirada.
Observ que el seor Kramer haba terminado de clavar en el corcho las
fotografas de escritores. Ella se cay del taburete cuando trataba de poner all la de
Sandburg, cuyo rostro tranquilo y solemne, con un mechn de pelo blanco
cubrindole un ojo, se encontraba ahora junto al de Frost.
A continuacin de Sandburg, el seor Kramer haba colocado a T. S. Elliot, F.
Scott Fitzgerald y Thomas Wolfe. Slo me faltaban cuatro para acabar, pens Lane.
Desplomarse pareci un asunto de gran importancia: su torpeza al permitir que
sucediese, la vergenza que sinti por la forma en que buena parte de su cuerpo
quedara a la vista del seor Kramer, el emocionado estremecimiento que experiment
cuando l la toc. Ahora, nada de eso importaba gran cosa. La muerte de Jessica
pareca haber quitado trascendencia a todo lo dems.
Apenas haba tratado a aquella muchacha. Ni siquiera le caa simptica.
Pero, desde el mismo instante en que oy la noticia del asesinato, Lane se haba
sentido pequea e insignificante, como si su propia vida no fuese ms que una
representacin.
Interpretaba su breve y estpido papel. Y mientras se extenda en la mezquindad
de sus problemas, ilusiones, deseos y esperanzas, a salvo en su minsculo escenario,
cosas reales sucedan en un mundo real prximo. En un lugar espantoso, extrao,
lleno de oscuridad y de muerte violenta.
No le gustaba en absoluto aquella sensacin. Lograba que todo lo que ella haca
pareciese insustancial. Pero incluso era peor el punzante miedo de que de algn
modo, en algn momento, se pudiese ver ella arrastrada al interior de ese mundo real,
en el que Jessica y tantas otras personas (todas, quiz, tarde o temprano) concluan
aplastadas.
Eso la aterraba.
A lo largo de todo el da, cada vez que recordaba a Jessica, Lane rompa a sudar.
Camino de la sexta clase, hizo un alto en los servicios y se vente las axilas. No olan
mal, gracias al desodorante, pero la blusa estaba all hmeda. Ahora, en el aula, la
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not empapada. El sudor se le deslizaba por los costados, cosquillendole ligeramente


la piel. Sin sujetador que absorbiese las gotas, estas descendan libremente hasta que
la blusa se encargaba de embeberlas, a la altura del talle.
Dese, una vez ms, haberse puesto el sostn para ir al instituto. No a causa del
sudor. A causa de Jessica. Porque dejarlo en casa pareca parte de su pequeo drama,
infantil y remilgado a la luz de la horrible intrusin del mundo real.
Por otra parte, le hubiera gustado contar con la seguridad que le confera. Al
principio, disfrut de una sensacin de libertad y soltura. Pero en cuanto se enter de
lo de Jessica, dej automticamente de sentirse libre. Slo vulnerable.
Al sonar el timbre, Lane se sobresalt.
Se puso muy derecha en el asiento mientras el seor Kramer entraba en el aula. El
profesor dej la cartera de mano, sac un librito de tapas oscuras y anduvo hacia la
parte delantera de la mesa. Se sent en el borde y apoy el libro en sus rodillas. La
clase guard silencio. El seor Kramer pas revista a los asistentes. Su rostro, un
poco ojeroso, tena expresin lgubre.
Estoy seguro de que, a estas horas, todos conocis la tragedia que se ha
producido la noche pasada. Todo el mundo la ha comentado. Imagino que algunos de
vuestros profesores os habrn hablado de la situacin.
Apret los labios y mene la cabeza. Dirigi una mirada, fruncido el entrecejo, al
pupitre vaco.
Jessica era alumna ma. Y vuestra compaera de clase. Obviamente, su
fallecimiento ha sido una conmocin para todos nosotros, y la echaremos de menos.
Apart la vista del pupitre de Jessica. Sus ojos tropezaron fugazmente con los de
Lane, para desviarse en seguida e ir de un rostro a otro.
No dispongo de palabras mgicas dijo que puedan aliviar el dolor que
compartimos. Pero soy profesor y de este suceso podemos extraer una leccin. La
Biblia nos dice que, en medio de la vida, estamos en la muerte. Pero tambin es
cierto lo contrario: En medio de la muerte, estamos en la vida. Es preciso que lo
tengamos presente en el cerebro. La vida es un don precioso. No debemos olvidarlo,
ni darlo por sentado inconscientemente. Debemos saborear todos y cada uno de los
momentos que se nos conceden.
Lane not un nudo en la garganta.
Tenemos el presente, y eso es lo nico de lo que todos podemos estar
verdaderamente seguros. Muchos de nosotros y yo soy tan culpable de eso como el
que ms dejamos que el presente pase por nuestro lado inadvertido, ignorado,
mientras ocupamos nuestras mentes con otros pensamientos. Desde luego, es preciso
trabajar y estar preparado para ayudar a las cosas a que se nos muestren propicias en
el futuro. Pero es que incluso ese futuro nuestro lo perdemos al preocupamos
intilmente de lo que pueda pasar. Cuando nos llega el futuro, lo hace en momentos

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nicos, en momentos de presente.


De modo que, si hemos de aprender algo de lo que les ha sucedido a Jessica y a
sus padres, tal enseanza es: Hay que vivir la vida ahora. Necesitamos tener
conciencia de cada segundo, saturamos de sus maravillas, de sus misterios y de sus
alegras.
Las ltimas palabras llevaron lgrimas a los ojos de Lane.
Parpade y se las enjug.
Tiene tanta razn pens. Cada momento es precioso.
Este instante es precioso, aqu sentada, escuchando al seor Kramer. Comprendi
que nunca se haba sentido tan cerca de l, ni siquiera el da anterior, cuando la toc.
Quiero compartir con vosotros un poema. Luego continuaremos con la clase.
Levant el delgado volumen que tena sobre las rodillas y lo abri por una pgina
sealada. Es de Allan Edward DePrey: Meditacin en la sepultura.
Baj los ojos sobre el libro y empez a recitar, grave y solemne su voz clara:
Si tuviera que dormir, en esta noche sin luna,
Y aunque jams despertara,
Conservar eternamente la luminosa ventura
De aquel amor que irradiaban las pupilas de mi dama.
Conservar el tacto de la hierba cubierta de roco
Que humedeci mis pies al amanecer,
Y el aroma, ay!, tan dulce, que impregn el aire fro
Cuando en el campo dej de llover.
Conservar los sabores que fueron mi embeleso,
El del pan, el del vino y la carne,
Y los evocar nostlgico cuando sea puro hueso,
Cautivado por su gusto admirable.
A algunos alumnos se les escap una risita ms o menos disimulada. El seor
Kramer levant la vista de la pgina.
Si prefers no escuchar el resto de
Siga le apremi Lane.
Quiz debera saltarme algunos versos dijo. Es bastante largo. Se tom
unos momentos para repasar el poema, como si tratase de determinar dnde deba
reanudar la lectura. Luego continu:
Conservar conmigo en la tumba
imgenes, olores y sonidos.
y rezo para que no me abandonen nunca
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en mi sueo eterno bajo la tierra hundido


Si de verdad sobrevive el recuerdo
A la guadaa de la Parca homicida
conservar conmigo ese dorado premio
de cuanto am a lo largo de mi vida.
Pero si, privado de cuanto he conocido,
una triste oscuridad me espera,
tampoco maldecir al cruel Destino
que a estar solo en un pozo me condena.
Porque se me concedieron aos y aos
para ver, gustar, oler, sentir y amar.
Y, si bien condenado a ser desecho humano,
goc de das gloriosos antes de mi final.
En la sala, alguien exclam:
Puaff!
Y unos cuantos chicos se echaron a rer.
Reconozco que la poesa tiene aspectos ttricos, pero creo que el sentido, el
punto de DePrey, est bien captado: Goc de das gloriosos antes de mi final.
Tenemos que tener siempre conciencia de esas glorias, de esas delicias. Cerr el
libro y lo dej a un lado. Aadi, con una inclinacin de cabeza: Muy bien.
Saquemos nuestros libros de texto y empecemos donde lo dejamos ayer.
Cuando son el timbre, Lane continu inmvil en su asiento. Los dems
estudiantes fueron saliendo. Lane record que, el da anterior, Jessica se detuvo en el
umbral y la mir, enarcadas las cejas.
La chica no debi de disfrutar del tiempo que le quedaba pens Lane. A m me
tena sin cuidado.
Diablos, no saba nada.
Ninguno de nosotros sabe nada. Cualquiera de nosotros puede morir esta noche.
En vez de meterle el miedo en el cuerpo, la idea le record de nuevo la
recomendacin del seor Kramer, que les aconsejaba saborear cada momento.
La muchacha le vio rodear su mesa y proceder a llenar la cartera. Sus ojos se
encontraron. El seor Kramer sonri.
Qu tal se encuentra hoy? pregunt.
Mucho mejor, gracias.
Contusiones?
S, unas cuantas.

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Bueno, tendr que dejar el bikini durante una temporada.


Lane not que el calor del sonrojo se le extenda por la piel.
Menos mal que el verano se ha terminado ya dijo.
Prometo no pedirle ms que se suba a un taburete.
Tiene ejercicios o algo para m?
S, da la casualidad de que s. Se lleg al escritorio y empez a rebuscar
entre los montones de carpetas. Ah, aqu los tenemos. Oraciones gramaticales.
Se acerc a Lane, con la carpeta y un bolgrafo rojo. Asegrese de que lo
comprueba y corrige todo: ortografa, puntuacin, sintaxis. Cinco puntos de
penalizacin por cada falta.
Muy bien.
El profesor se detuvo delante de Lane y deposit la carpeta y el bolgrafo encima
del pupitre.
Si tiene alguna duda
Debo decir que me gust mucho lo que dijo usted al principio de la clase
manifest Lane. Se sinti atrevida y tan avergonzada al mismo tiempo. Acerca de
eso de disfrutar de cada momento. Fue muy Se encogi de hombros y not el
suave roce de la tela de la blusa contra los pezones. No s. Hizo que me sintiera
mucho mejor respecto a las cosas.
El seor Kramer baj la mirada sobre ella, llenos de tristeza los ojos.
Me alegro de que le sirviese de ayuda. Ha sido algo terrible. Supongo que todo
el mundo se siente conmocionado. Personalmente, lo estoy, aunque a veces Jessica
representaba un problema en la clase. Eran amigas?
Se contrajo una de las comisuras de la boca de Lane.
Ms bien no. Pero, a pesar de todo Cuando sucede algo como esto
Lo s. Nos recuerda que somos mortales. Si eso le puede ocurrir a ella, por
qu no a nosotros?
S. Yo senta poco. Como si en mi vida todo fuera nfimo y pueril comparado
con las cosas importantes.
No debera pensar eso. El seor Kramer alarg la mano y acarici el pelo de
Lane. En absoluto debe sentirse as.
Supongo que ahora lo s dijo la muchacha, y tuvo la ligera sensacin de que
perda aliento mientras la mano del profesor descenda hacia el hombro. La mano se
desplaz de un lado para otro, deslizando la blusa sobre la piel de Lane. Cada
momento es algo que hay que atesorar.
Exactamente.
Habr notado que no hay tirantes en los hombros?
Nada es pueril dijo el hombre. Todo tiene su importancia.
S.

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Le frot un lado del cuello.


Es una joven muy tensa observ. Los msculos del cuello estn duros
como piedras.
S. No he tenido lo que se dice un da de bandera.
Aqu, lo mismo.
El masaje de aquella mano envi una riada de calor a travs del cuerpo de Lane.
Se siente mejor?
La muchacha asinti. Tena la cabeza muy cargada.
El seor Kramer se puso a su espalda. Lane oy el chirrido de un pupitre que el
profesor arrastr por el suelo para apartado de su camino. Acto seguido, las manos
del hombre estuvieron en los hombros de Lane y empezaron a frotar, a apretar.
Qu tal?
Maravilloso murmur la muchacha.
Los dedos masculinos suban y bajaban. La parte delantera de la blusa de Lane se
mova al ritmo de aquellos dedos y le acariciaba los pechos. Lane respir
entrecortadamente. Baj la cabeza.
El seor Kramer apart la melena de la joven, llevndola ms all del rostro.
Despus le frot el cuello inmediatamente debajo de la oreja. Se sinti soolienta,
tuvo la sensacin de que estaban exprimiendo fluido dentro de su cabeza. Cerr los
ojos. Suspir.
Nada como un pequeo masaje en el cuello para que las cosas se arreglen
dijo el profesor.
Sus manos descendieron un poco ms, los dedos actuaron suavemente por debajo
del cuello de la blusa. Eran clidos y su contacto resultaba muy agradable sobre la
piel de Lane.
La muchacha se pregunt cmo poda sentirse indolente y excitada, ambas cosas
a la vez.
Le dominaba un desfallecimiento absoluto.
La cabeza se bamboleaba al ritmo del masaje.
Se le desabroch el botn superior de la blusa. Lane saba dnde estaban las
manos del hombre. No lo haba desabotonado l. Ocurri, simplemente, que al
moverse la mano por dentro del cuello, forz el escote de la blusa y el botn
abandon su ojal.
Lane deseaba que el seor Kramer lo hubiera hecho.
Se lo imagin desabotonndole la blusa, abrindosela, tomndole los pechos en
sus manos grandes y poderosas.
Ser mejor dejarlo ya dijo el profesor, antes de que se relaje tanto que
luego no est en condiciones de revisarme los ejercicios.
Por qu no un poco ms? pidi Lane con un murmullo de voz.

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Las manos se retiraron de debajo del cuello de la blusa. Empezaron a apretarle los
hombros.
En otro momento. Eh, alguien puede entrar y formarse una idea equivocada.
Lane supuso que eso era cierto. Ella no tena derecho a esperar que el seor
Kramer arriesgase su empleo por aplicarle un inocente masaje.
El profesor le dio una palmada en el hombro, como poda hacerlo el entrenador
del equipo.
Pngase ya a calificar esos ejercicios.
Se apart de la muchacha y se encamin rpidamente hacia su escritorio.
Seor Kramer?
El hombre volvi la cabeza y mir a Lane, enarcadas las cejas, ligeramente rojo el
semblante.
Me encuentro muchsimo mejor ya. Gracias.
Me alegro de haberla ayudado.
Sigui hasta su mesa, se sent y empez a hojear los papeles que tena delante.
Lane procedi tambin a revisar las oraciones gramaticales. El cuello y los
hombros parecan conservar an el calor del contacto de las manos del seor Kramer.
Senta como si en su interior algo estuviese al rojo vivo.
Se dio cuenta de que an llevaba desabrochado el primer botn del escote.
Encorvada sobre el pupitre, mir hacia all. Por debajo del punto donde el botn se
desabroch, vislumbr la parte ensombrecida de su seno derecho.
La habra visto el seor Kramer?
Lo ms probable era que no, decidi. Al fin y al cabo, estaba detrs de ella.
No abroch el botn ni se arregl la blusa y, mientras correga los ejercicios,
disfrut del placentero conocimiento de la existencia de aquel pequeo hueco abierto
all.
Esperaba que el seor Kramer tambin tuviera conciencia de ello.
Cada vez que Lane levant la cabeza, sin embargo, 1o vio enfrascado en sus
papeles.
Por fin, el hombre se levant y fue a llevar una carpeta al extremo de la mesa. La
introdujo en la cartera.
Cmo va eso, Lane?
Me quedan unos pocos.
Bueno, me temo que es hora de cerrar la tienda. Los acabar yo esta noche.
Muy bien.
Lane los coloc ordenada y pulcramente en la carpeta, abandon el asiento y se
acerc a la mesa. Inclinndose a travs de la misma, tendi al profesor la carpeta y el
bolgrafo.
La muchacha observ que, mientras los tomaba, los ojos del seor Kramer

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descendieron brevemente. Un vistazo y, en seguida, miraron a Lane a la cara.


Agradezco infinito su ayuda, Lane.
Yo, yo me alegro otro tanto de serle de ayuda.
La muchacha se agach, apoy las manos encima de la mesa y clav la mirada en
el libro del que el seor Kramer haba ledo, Meditacin en la sepultura.
Se daba perfecta cuenta del modo en que colgaba la blusa, cuya parte frontal no le
tocaba el pecho, ni muchsimo menos.
No puedo creer que est haciendo esto pens. Por qu no la desgarro y me la
abro del todo, en vez de andarme con tantas triquiuelas?
Tuvo la sensacin de que se ruborizaba de los pies a la cabeza. Pero no poda
moderarse.
Abri la tapa del libro y mir la portada.
Poesas completas de Allan Edward DePrey ley el ttulo. Nunca haba
odo hablar de l aadi, sin apartar los ojos del libro.
Pocas personas le conocen dijo el seor Kramer. Es un poeta ms bien
oscuro del interior del estado de Nueva York. Encontr esta obrita en una librera de
segunda mano cuando era adolescente. Durante una temporada, fue mi poeta favorito.
Todas las poesas del libro son tan fnebres como Meditacin en la
sepultura? pregunt Lane, a la vez que pasaba al ndice. Aunque mir la lista de
ttulos, ninguno de ellos lo expresaba.
Ah, esa es una de las piezas ms agradables. Tena una mentalidad lo que se
dice morbosa.
No s si mi padre lo conoce. Parece que DePrey puede muy bien estar en su
lnea.
Le propongo una cosa. Por qu no se lleva el librito a casa y deja que su padre
le eche una ojeada?
Puedo? pregunt Lane, ansiosa, y, por fin, alz la vista hacia l.
El seor Kramer sonri. Unas minsculas gotitas de sudor le humedecan el
bigote, sobre el labio.
No me lo pierda.
Ah, claro que no lo perder. Lane levant el libro y se enderez; la tela de la
blusa se ci contra los pechos. Puede que lo lea yo tambin, puesto que es uno de
sus poetas favoritos.
El profesor rio en tono bajo.
Confo en que le guste. Ahora, vale ms que se vaya. Le repito las gracias por
sus inapreciables servicios.
Ha sido un placer repuso Lane.
Regres a su pupitre, recogi los libros y la banda de goma con que los sujetaba,
y se dirigi a la puerta. Se detuvo, con un pie en el pasillo, y volvi la cabeza. El

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seor Kramer tena la mirada fija en ella.


Ah! dijo Lane, muchas gracias por el masaje en el cuello.
Fue un placer respondi el hombre.
Adis.
Buenas noches, Lane.
Mi noche, pens la muchacha, ser una fiesta despus de esto. Pero slo dijo:
Gracias.
Y sali definitivamente del aula.
En el pasillo, se abroch el botn de la blusa.

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Captulo 29
La maana del viernes, el timbre del despertador sobresalt a Larry. Mientras
Jean interrumpa aquel retintn, Larry se dio media vuelta y apret el rostro contra el
calor de la almohada. Una leve sacudida agit la cama. Jean se levantaba.
Oy el tenue rumor de sus pasos sobre la alfombra y luego el chasquido que
produjo la puerta al cerrarse.
A solas en el dormitorio, se pregunt si habra soado con Bonnie. De ser as, no
lo recordaba. Se sinti un poco decepcionado. Aunque, ciertamente, lo que ms senta
era alivio. Le brot un nudo en la boca del estmago al acordarse de la decisin que
haba adoptado la noche anterior.
Pete le haba telefoneado despus de cenar.
Eh, hombre! dijo. Qu pasa? Me ests dejando fuera del asunto o qu?
No, ejem. Lo que pasa es que he tenido mucho trabajo, nada ms.
Ya, bueno, pero podas mantenerme informado de cmo van las cosas. Sigues
trabajando en nuestro libro?
Va tirando adelante.
No puedes hablar? Tienes alguien cerca y no quieres que se entere de la
conversacin?
No. Aqu todo est bien.
Larry haba cogido el supletorio de la alcoba. Saba que Jean estaba fregando los
platos en la cocina. Y que Lane segua sentada en la sala de estar, entregada a la
lectura de un libro de poemas que le haba dejado su profesor de ingls.
Yo por mi parte, ahora dispongo de un rato de intimidad declar Pete.
Barb est tomando uno de sus baos maratonianos. As que me dije que podamos
charlar un poco acerca de la cosa. El fin de semana debe de serte tremendo. Ests
muy liado?
Bastante.
Bueno, y ahora qu? Me parece que deberamos levantar el teln y empezar el
espectculo. He ido de compras. Me he mercado una estupenda videocmara. Viene a
costarme unos mil trescientos, pero supongo que vale la pena, puesto que as
podremos grabar en vdeo el momento histrico en que arranquemos la estaca. Cosa
que debemos hacer ya. Qu te parece maana por la noche?
Maana por la noche? Larry no pudo eliminar la alarma que satur sus
palabras.
Por qu no? Hasta ahora, todo ha ido bien, no? Por qu aplazar lo de la
estaca?
Quedan algunos cabos sueltos.
Silencio. Cuando Pete volvi a hablar, el tono apremiante haba desaparecido de
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su voz. Lo reemplazaba cierto nerviosismo.


Qu quieres decir? Qu clase de cabos sueltos?
S quin es esa muchacha. Y creo saber quin la mat.
Arrea!
Es una larga historia. Mira, por qu no nos vemos maana, a la hora del
almuerzo? Le dir a Jean que tengo que ir a la biblioteca. Y te lo cuento todo
entonces. Qu te parece en el Busters?
Quedaron en encontrarse al medioda siguiente.
Ahora, tendido en la cama, Larry se pregunt si sera conveniente que continuara
adelante. Haba formulado la sugerencia sobre todo como tctica dilatoria. Al
proponer que arrancasen la estaca aquella noche, Pete le haba pillado con la guardia
baja.
Larry no estaba preparado para ello. Ni siquiera estaba seguro de que en el futuro
estuviese alguna vez preparado para ello.
Qu pretendes hacer? se pregunt. Consrvala guardadita all
eternamente?
La estaca representa el misterio pens. Una vez la hallamos arrancado, no
ser ms que un cadver.
No es ms que un cadver.
No. Mientras tenga la estaca clavada en el corazn, es algo ms que eso.
Qu, una vampira?
Uriah lo crea as.
Larry se daba perfecta cuenta de que estaban aferrndose a la dbil esperanza de
que pudiera serlo. Era una esperanza ridcula, naturalmente. Pero arrancar la estaca
significaba acabar con esa esperanza. Bonnie quedara tendida all, un cadver reseco
con un agujero en el pecho, y todo habra terminado. La perdera.
Ni siquiera le iba a ser posible pretender que pudiera volver a la vida, joven,
rozagante, hermosa y suya.
De modo que ests dndole largas a Pete pens, para conservar tu estpida
ilusin al menos un poco ms.
Y qu dao hago con eso?
Larry baj de la cama. Se acerc a la ventana y ech una mirada al garaje, a
travs del soleado patio. Se imagin a Bonnie en la oscuridad del desvn, dentro de
su atad, con el extremo de la estaca sobresalindole del pecho. Le pareci or se voz,
tan clara y dulce como lleg hasta l en el sueo del da anterior. Librame. Arranca
la estaca e ir a ti. Te amo. Larry. Ser tuya para siempre.
Claro pens l. No faltara ms.
Poco antes del medioda, le dijo a Jean que necesitaba comprobar unos datos en la
biblioteca. Al salir de casa, llevaba consigo un sobre bastante grande. Condujo hasta
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el Busters, un restaurante abierto en el extremo sur de la ciudad, no muy lejos de la


tienda de Pete.
Encontr a este en un reservado del fondo y se apresur a sentarse a aquella mesa,
frente a l.
Haca siglos que no nos veamos, compadre.
S, y lo siento.
Se acerc una camarera, les prepar la mesa y les pregunt si deseaban consultar
la carta.
Pete neg con la cabeza.
Me conformo con el Buster-Burger Y su acompaamiento, pimientos rojos y t
helado.
Me parece que yo tornar lo mismo se sum Larry.
Facilitndome las cosas, eh, compaeros? dijo la mujer, Y se retiro.
Escuchemos esa historia pidi Pete.
Larry introdujo una mano en el bolsillo de los pantalones, sac el anillo de
Bonnie y lo puso delante de Pete.
Es suyo.
Cmo?
Pete cogi el anillo y lo examin con los ojos entornados.
Lo encontr en su mano.
Pete le mir, fruncido el entrecejo.
Y no me lo dijiste!
Te lo digo ahora.
Bueno, mierda, cundo lo encontraste?
El domingo por la maana. Poco antes de que te presentaras. S que deb
decrtelo entonces, pero
Claro que debiste decrmelo, maldita sea
Quera comprobar antes unas cuantas cosas.
Por qu me lo has estado ocultando?
No lo s, Pete. Slo deseaba ver a dnde conduca. Me pareci que sera mejor
contrtelo una vez tuviese toda la historia.
Compaero murmur Pete. Estudi de nuevo el anillo. Bonnie Saxon.
Al or a Pete pronunciar el nombre de la muchacha, Larry sinti el dolor de la
prdida. Ya no era suya en exclusiva.
Crees que es su nombre? pregunt Pete.
S que es su nombre. Se gradu en el instituto Buford en el sesenta y ocho.
Como te he dicho, hice unas cuantas averiguaciones.
Larry, con las manos temblorosas, abri el sobre.
No quiero hacer esto, pens.

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Pero ya se haba comprometido. Adems, Pete se enterara, tarde o temprano. Era


mejor acabar de una vez.
Sac la fotografa en la que Bonnie apareca como Reina del nimo. Alete en
sus dedos temblorosos al pasrsela a Pete y recuperar el anillo.
Los ojos de Pete se desorbitaron. Se pellizc los labios.
Es suya esta foto?
S.
Hombre!
S.
Es un pimpollo impresionante.
Lo s.
Sacudi la cabeza.
As que esta es nuestra chavala.
Nuestra chavala. No deb hacerlo. Deb conservarla para m solo.
De dnde sacaste la foto?
De un anuario escolar.
Hombre, has hecho toda una investigacin. Qu ms averiguaste?
Devulvemela dijo Larry, extendida la mano. Puede verla alguien. Por
aqu podra haber personas que la conocieron.
Pete contempl el retrato durante un momento ms y luego se lo devolvi. Larry
lo puso de nuevo dentro del sobre. Sac parcialmente el puado de fotocopias.
Aqu hay demasiado texto para que lo leas ahora. Te har copias, si quieres.
Qu dice ah?
Larry los quit de la vista y puso el sobre encima de la mesa, a su lado.
Es una larga historia. Me pas un par de das revisando nmeros atrasados del
peridico de la ciudad.
Vamos, hombre. Sultalo.
Larry aguard, mientras la camarera se aproximaba con lo que haban pedido.
Deposit en la mesa los platos y las bebidas.
Que aprovechen, muchachos dijo. Y se retir.
La cosa empez con dos asesinatos perpetrados en el hotel de Llano de la
Artemisa.
Mientras almorzaban, refiri a Pete el abandono de la ciudad por parte de sus
habitantes, que se marcharon cuando la mina dej de producir; todos menos los
Radley, que siguieron viviendo en el hotel, despus de que el resto de los vecinos se
fueran de all. Habl a Pete del viaje de Uriah a Recodo de la Cabeza de Mula, de la
avera que tuvo la camioneta y de los kilmetros que el hombre tuvo que cubrir a pie,
slo para encontrarse con que haban asesinado a su esposa y a su hija en el hotel.
Transmiti a Pete la especulacin oficial relativa a que los responsables del crimen

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fueron unos motoristas u otros transentes.


Ahora bien, Uriah pens que las mataron unas vampiras concluy.
Eso no lo deca ningn peridico observ Pete.
Uriah orden que incinerasen a su esposa y a su hija para que no pudiesen
resucitar.
Sospechas tuyas, o qu?
Djame seguir.
Bueno, por qu no te cies a los hechos?
De acuerdo. Hechos. Asesinaron a las Radley el 15 de julio. El 26 de ese
mismo mes desapareci del domicilio de sus padres, en Recodo de la Cabeza de
Mula, una adolescente llamada Sandra Dunlap. En su cama aparecieron manchas de
sangre. El 10 de agosto otra muchacha se desvaneci por completo. Se llamaba Linda
Latham. Todo indica que la secuestraron cuando volva a casa del domicilio de una
amiga. Bonnie Saxon
Esa es nuestra moza
Exacto. Se la llevaron de casa de su madre la noche del 13 de agosto. Al da
siguiente, en su cama haba huellas de sangre.
Lo mismo que en la de la otra, eh? Dunlap?
S, seor. Las tres chicas tenan aproximadamente la misma edad.
Desaparecieron en cuestin de un mes, a partir de la fecha de los asesinatos de Llano
de la Artemisa. La polica no contaba con ninguna pista. Hasta la desaparicin de
Bonnie. Aquella noche, un testigo vio a Uriah Radley apostado por las cercanas del
domicilio de la muchacha.
El fulano de Artemisa?
El mismo. De modo que los policas salieron a buscarlo. Registraron el hotel.
No encontraron a las chicas desaparecidas, pero descubrieron algunas cosas
interesantes en una de las habitaciones: crucifijos, dientes de ajo, un martillo y cierta
cantidad de estacas con la punta afilada.
Vaya! Me ests diciendo, pues, que el tal Uriah es el individuo que se llev a
las adolescentes?
As lo parece.
Y tambin es el que le clav la estaca a nuestra zagala? y probablemente
tambin a las otras.
Hombre, eso es pasarse.
A m me lo dices?
Encontraron a las otras dos?
No, que yo sepa. Y, al parecer, tampoco echaron el guante a Uriah.
Qu opinas, entonces? pregunt Pete. Crees que ese Uriah se volvi
loco de atar y pens que estaba liquidando a las vampiras que se cargaron a su

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familia?
Todo lo indica as.
Jess, nuestro libro va a ser un bombazo sensacional, no cabe duda! Ahora, si
esta noche le arrancamos la estaca y resulta que es una vampira para qu las
prisas?
El corazn de Larry se desboc.
Esta noche no.
Por qu diablos no? Hemos de redondear la historia. Lo tenemos todo, menos
el final.
Queda un cabo suelto.
Vale. Tu famoso cabo suelto. De qu se trata?
Larry no lo saba. Pero era cosa de encontrar una razn para retrasar la extraccin
de la estaca.
De pronto, vio el cabo suelto. Era tan evidente
Quin puso el candado nuevo en la puerta del hotel? pregunt. Quin
cubri el agujero del rellano de la escalera? Creo que muy bien pudo ser Uriah. Creo
que ha vuelto a Llano de la Artemisa.
Pete, que se estaba limpiando los labios con una servilleta, se qued con la vista
clavada en Larry. Baj la servilleta. Se atus un lado del bigote. Entorn los
prpados.
Dios todopoderoso! murmur. Apuesto a que tienes razn. Quiz sea
nuestro amigo, el devorador de coyotes.
Y si conseguimos dar con l?
Y si logramos cazarlo? Un arresto efectuado por un ciudadano! La detencin
del maldito Judas, menuda publicidad! Lar, eres lo que se dice un genio!
Un genio? Se senta como si acabara de apartarse del borde de un acantilado.
Iremos all maana determin Pete. Diremos a las parientas que vamos a
hacer ejercicios de tiro. No quisieron venir la otra vez, se alegrarn de librarse de
nosotros. Nos acercaremos a Llano de la Artemisa y cazaremos a nuestro asesino.

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Captulo 30
He pedido a Henry y a Betty que nos acompaen esta noche anunci Lane.
Jim, que masticaba el mordisco que acababa de propinarle a la manzana, puso
cara de haberle hincado el diente a un gusano.
Su voz son ahogada.
Ests de coa.
No te importa, verdad? pregunt Lane.
Importarme? Mierda! Vas de vacile conmigo, no?
Creo que ser estupendo.
Cmo puedes hacerme esto? Llevamos semanas sin salir los dos solitos, y
ahora resulta que tenemos que llevar de carabina a esos dos desperdicios clnicos.
Son mis mejores amigos, Jim.
Eso no significa que ests obligada a llevarlos contigo a todas partes. Mierda.
Lo van a estropear todo.
No, no estropearn nada.
Oh, vale. Claro. Maldicin. No puedes decirles que cambiaste de idea?
Lane neg con la cabeza.
Saba que ibas a ponerte en los cuernos de la Luna.
Por qu lo hiciste, entonces?
Me dio por ah, un capricho, conforme?
Con cara de pocos amigos, Jim se apart de Lane y asest otro mordisco a la
manzana. Puso en los dientes toda la rabia que le embargaba.
Lane contempl el resto de su bocadillo de jamn. Pens que poda atragantarse
si intentaba comer un poco ms.
Era toda una faena la que le estaba haciendo al chico. Quiz debera decir a Henry
y a Betty que haba cambiado de opinin.
Maldita sea, pens. No quera estar a solas con l. Pedir a Henry y a Betty que
fueran con ellos era un modo de solucionar la papeleta: o Jim anulaba la salida, o la
presencia de los amigos de Lane le mantendra a raya. Al menos mientras estuvieran
en el coche. Una vez se hubiesen apeado, el asunto correra de su cuenta.
Puedo manejarle, se dijo.
Pero quiz no tenga que hacerlo.
Prefieres dejarlo correr todo? pregunt.
Jim se dio media vuelta. Ya no tena el entrecejo fruncido.
En sus ojos haba una expresin dolida.
Es eso lo que quieres?
Le intereso se record Lane. Es posible, incluso, que est enamorado de m.
Lane saba que ella no estaba enamorada de l. Quiz le quiso alguna vez. Pero ya
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no. Haba tenido demasiadas muestras de su comportamiento juvenil: su mezquindad,


la actitud ruin que adoptaba ante las amistades de ella, su constante obsesin por el
sexo, como si lo nico que le interesara fuese el cuerpo de la muchacha, como si todo
lo que pretendiera fuese marcarse un tanto con ella. Por qu no poda ser simptico y
sensible? Si se hubiera parecido un poco ms al seor Kramer, no habra habido
ningn problema.
Pero hubo un tiempo en que estuvieron muy unidos. Lane supona que Jim an le
importaba. Saba que no deseaba herirle.
Apoy una mano en el brazo del chico.
No. Salgamos esta noche. Quiero ir por ah.
Supongo que puedo aguantar a esos dos durante unas horas. Si no queda otro
remedio.
Quin sabe? Hasta es posible que lo pases bien.
Seguro murmur Jim.
Una sonrisita
Jim ense los dientes superiores.
Una sonrisa, no un gruido. Pareces un podenco viejo con un erizo en el culo.
El comentario no slo le arranc una verdadera sonrisa, sino incluso una breve
carcajada.
Eso est mucho mejor dijo Lane.
Se dio cuenta de que haba recuperado el apetito. Le dio un mordisco al bocadillo.
Mientras lo masticaba, dijo:
Aguarda y vers. Lo pasaremos fenmeno.
Jim le desliz la mano por la zona media de la espalda, oprimindole la tela de la
blusa contra la piel desnuda.
Estupendo articul en voz baja. Ningn estorbo. Te la quitars para m,
verdad? Esta noche? Me mostrar cantidad de simptico con tus amigos.
Ya veremos murmur ella.
Ah, venga. Has venido al cole sin l, maldita la falta que va a hacerte en el
cine.
En el instituto no te queda ms remedio que mantener las manos quietas.
No es preciso que me esfuerce. Soy demasiado caballero para aprovecharme.
Claro.
Adems sonri Jim, tampoco soy imbcil. Si me paso de listo, empezars
otra vez a ponerte esa maldita cosa.
Vale ms que lo creas as.
Jim continu acaricindole la espalda.
Me encanta afirm saber que no hay nada ah.
Tranqui, estamos?

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Cuando Lane entr en el aula, a punto ya de que sonara el timbre de la sexta


clase, vio a Riley Benson en el asiento de Jessica. El chico estaba derrumbado en la
silla, con las piernas estiradas, cruzados los tobillos. No la mir.
Por qu se habr sentado en el pupitre de Jessica?, se pregunt Lane.
No era ninguna sorpresa para ella que Benson estuviera en el instituto. Se enter a
travs de un informativo de que las autoridades haban puesto en libertad al
sospechoso y en el curso del da le vio unas cuantas veces en los pasillos y en la
cafetera del centro pedaggico.
Pero s pareca un poco extrao que se hubiera dejado caer en el sitio de Jessica,
en vez de ocupar el suyo.
A Lane slo se le ocurri una explicacin: echaba de menos a la chica.
Sentndose en la silla que Jessica acostumbraba usar, tal vez Benson se senta ms
cerca de ella.
Lane le contempl.
Pobre desgraciado, pens.
Benson volvi la cabeza y la fulmin con los ojos.
Qu miras?
Lamento mucho lo de Jessica dijo Lane.
S? Bueno, que te den por all.
Slo trataba de ser amable murmur la chica.
S? Y quin te lo ha pedido?
No tienes por qu estar siempre en plan de tipo duro manifest Lane en voz
baja.
Y t no tienes por qu venirme con tu pose de jodida nia que no ha roto un
plato en su vida.
Te trat bien la polica?
Vete a la mierda, vale?
Por qu no dejas que nadie sea amable contigo?
T quieres ser amable conmigo?
De sbito, Benson encogi las piernas, se inclin lateralmente hacia el pasillo y
agarr a Lane por un brazo. Tir de ella, arrancndola del asiento. Cuando el trasero
de la muchacha golpe el suelo, Benson la arrastr hacia s.
Qu haces? chill Lane. Ya est bien!
Oy que otros alumnos de la clase prorrumpan en gritos de: Djala en paz!,
Benson, cabrn! y Que alguien haga algo!.
Benson solt el brazo de Lane. La cogi por el pelo y la barbilla, retorcindole la
cabeza para que alzase la cara.
Quieres ser amable conmigo, eh?
Que alguien le pare los pies! grit una chica.
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Benson escupi. El salivazo se estrell contra los apretados labios de Lane.


Benson le solt la barbilla y frot la saliva con los dedos, extendindola por la boca y
los carrillos de Lane.
Qu ocurre aqu?
Un grito. La voz del seor Kramer.
Benson despidi a Lane de un empujn. La joven cay sobre un codo y su rostro
se contrajo en una mueca cuando el ramalazo de dolor le ascendi por el brazo. Con
el dorso de la otra mano, se sec la cara. La saliva tena un olor dulzn y asqueroso,
como el de un estornudo.
Benson, hijo de perra!
Vyase a tomar por el culo, hombre!
Sentada en el suelo, con el codo agarrado con la otra mano, Lane vio al seor
Kramer acercarse a largas zancadas al pupitre que ocupaba Benson.
Eh, hombre, vale ms que no me ponga la mano encima!
El profesor se inclin sobre el pupitre, agarr a Benson por la larga pelambrera
que coronaba su cabeza, tir del chico y lo arroj contra el pasillo del otro lado. El
puo derecho de Kramer se estamp en el rostro de Benson. La cabeza del muchacho
sali despedida lateralmente. Lane vio el escupitajo que sali volando de su boca. El
seor Kramer solt el pelo y Benson se derrumb de rodillas.
Pide perdn a la seorita Dunbar.
Come mierda, maricn.
Sacdale a modo! exhort un estudiante desde el fondo del aula.
Benson levant la vista hacia el seor Kramer. Tal como estaba el rostro del
chico, rojo y contorsionado, Lane pens que Benson iba a romper a llorar. Con voz
temblona, el muchacho amenaz:
Se ha cado con todo el equipo. Me ha pegado, sarasa hijo de puta. Vaya
encargarme de que le pongan de patitas en la calle.
El seor Kramer le agarr por la pechera de la camisa y le fulmin con la mirada
mientras le zarandeaba.
Pide disculpas a mi alumna.
Est bien dijo Lane, al tiempo que se pona en pie. Por favor. No
podemos olvidarlo?
Dile que lo sientes, Benson.
Vale, vale, lo siento.
Dselo a ella.
Benson volvi la cara hace Lane.
Lo siento articul. La expresin del rostro indicaba que su mayor deseo era
asesinarla.
Muy bien murmur el seor Kramer. Ahora sal de aqu y vete al infierno.

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Empuj al chico, impulsndole hacia atrs, a la vez que le soltaba. Benson vacil,
dio un traspi con sus propias botas de motorista y fue a quedar tendido en el suelo.
Algunos estudiantes se echaron a rer, pero la mayora contempl la escena en
silencio.
Benson se levant y corri hacia la puerta de atrs.
Lo vais a lamentar! grit, aguda y temblorosa la voz. Los dos lo vais a
lamentar! Ya lo veris!
Luego sali disparado al pasillo.
En cuanto desapareci, Heidi se puso a batir palmas. El resto de la clase imit su
ejemplo y en cuestin de segundos una atronadora ovacin reson en el aula.
Basta! cort el seor Kramer. Todo el mundo en su sitio. Se acerc a
Lane. Le pregunt: Se encuentra bien?
La muchacha asinti.
Me gustara lavarme la cara.
Tal vez deba ver a la enfermera.
No, me encuentro bien. No estoy herida. De verdad. Slo quiero lavarme la
saliva. Si me diera permiso para ir al servicio
La acompaar yo mismo, y luego me acercar al despacho del director para
decirle unas palabras acerca de nuestro amigo. Se encar con la clase y anunci:
Estar ausente unos minutos. Cojan sus libros y aprovechen el tiempo. Cuando
vuelva, quiero encontrarlos a todos silenciosos y atareados. Entendido?
Sigui a Lane al pasillo. La chica mir en uno y otro sentido. Ni el menor rastro
de Benson, ni de nadie.
Uno junto a otro, caminaron hasta los aseos. Lane notaba las piernas dbiles y
temblequeantes.
Qu es lo que le hizo saltar a Benson? pregunt el seor Kramer.
No lo s. Le dije que lamentaba lo de Jessica, nada ms. Intentaba ser amable
con l y, de pronto, me agarr del brazo.
A ciertas personas es mejor dejarlas en paz.
Supongo que s. Gracias por acudir a rescatarme.
Lo que siento es no haber sido ms rpido. Parece que nunca consigo llegar del
todo a tiempo para ayudarla cuando est en apuros.
Ah, s pens Lane. Mi cada.
Siento mucho seguir crendole problemas se excus.
Nada de eso. Pero empiezo a preguntarme si no tendr una tendencia o algo as
a los accidentes.
Nunca la tuve.
Slo le ocurre en mi clase, eh? Sonri Kramer.
As parece.

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Se detuvieron ante la doble puerta de los servicios femeninos.


Aguardar aqu mientras echa un vistazo ah dentro.
No pensar que Benson?
Nunca est de ms tomar precauciones, Lane.
La joven empuj una de las puertas y entr. La atmsfera ola a humo rancio.
Aunque el lugar pareca desierto, comprob todos y cada uno de los departamentos.
En la mitad de los inodoros, la ltima persona que los haba utilizado no tir de la
cadena, todos los asientos estaban mojados, lo mismo que las baldosas del suelo, en
torno a las tazas de los retretes. Pero Benson no acechaba all. Un tanto disgustada,
Lane volvi a la puerta y la abri.
Aqu no hay nadie, seor Kramer.
Estupendo. Nos veremos luego en clase.
Mientras el hombre se alejaba, Lane dej que la puerta se cerrase. Se lleg a un
lavabo, abri el grifo del agua caliente y se ech en la palma de la mano un poco de
jabn lquido verde amarillento. Aunque tena la cara seca, an perciba el olor de la
saliva de Benson. Procedi a lavarse.
Seguro que no es mi da, pens.
El muy cerdo. Por qu tena que hacerle semejante cosa? Deb ser lo bastante
sensata como para no dirigirle la palabra. Ahora querr hacrmelas pasar fatal y lo
que es peor, puede que el seor Kramer se vea en dificultades por haberle sentado las
costuras.
Lane dese haberse quedado en casa. De no haber ido al instituto, nada de lo que
le pas con Benson hubiera ocurrido. Incluso habra contado con una buena excusa
para romper la cita de aquella noche. Debi quedarse en la cama y fingirse enferma.
Todo saldr bien, trat de convencerse. Esto no es el fin del mundo y el seor
Kramer era formidable.
Se sec con las toallas de papel. Cuando hubo terminado, observ a travs del
espejo que en torno a la boca, as como en la barbilla, la piel estaba un poco
enrojecida. Sus ojos tenan una expresin extraa y aturdida. Sacudi la cabeza como
si tratara de despertarse. Luego se meti la blusa por debajo de la cintura y abandon
los servicios.
Al llegar a la puerta del aula, mir adentro. El seor Kramer an no haba vuelto.
Oy sofocados murmullos y algunas risas. Pareca que todo el mundo se portaba con
cierto comedimiento o algo as. Pero Lane no quera entrar hasta que el profesor
estuviera en clase. Todos la miraran, le preguntaran, le brindaran comentarios. De
modo que se apart de la entrada y se recost en una taquilla.
Por fin, el seor Kramer avanz por el pasillo. Lane se irgui cuando el profesor
se detuvo ante ella.
Se encuentra bien? pregunt Kramer.

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S. Qu tal le fue en el despacho?


Expliqu la situacin. Parece que a nuestro amigo Benson lo trasladarn a
Pratt.
Pratt era la escuela alternativa, diseada principalmente como una especie de
reformatorio para alumnos con problemas de conducta crnicos.
Dios, tengo la impresin de que todo ha sido culpa ma.
Benson ya tena un pie en la puerta de Pratt. Esto no ha hecho ms que darle el
empujoncito definitivo para que entre. Lo nico que lamento es que haya tenido que
ser usted una de sus vctimas. Me pone enfermo el que algo como esto le suceda a
una criatura tan dulce como usted.
Aquellas palabras derramaron una clida y agradable sensacin por todo el
organismo de Lane.
Vamos dijo Kramer. Tengo una clase que dar.
Lane le sigui al interior del aula.
Cuando faltaba un minuto para que sonara el timbre anunciador del final de la
clase, el seor Kramer ley los nombres de los cuatro alumnos elegidos para
acompaarle a la representacin de Hamlet que iba a interpretarse en el Colegio
Mayor de la ciudad.
Estn todos dispuestos a ir? pregunt.
Los cuatro asintieron con la cabeza y murmuraron S y Desde luego.
Muy bien. Jerry y Heidi dijo el profesor a los que estaban en reserva,
parece que la suerte no les ha sido propicia. Lo siento. Tal vez haya otra oportunidad
avanzado el curso. Quiero que los otros cuatro permanezcan en sus asientos un
segundo, despus de que suene el timbre, para explicarles el plan.
Concluy la clase. Todos se marcharon, excepto Lane, George, Aaron y Sandra.
Bien dijo el seor Kramer. El teln se levantar maana por la noche a las
ocho y media. Pasar a recogerlos en mi coche a cada uno de ustedes, entre las siete y
las ocho, de modo que anoten su direccin en un trozo de papel y entrguenmelo
antes de salir. Alguna pregunta?
Qu debemos ponernos? quiso saber Sandra.
Creo que chaqueta y corbata ser lo apropiado para los chicos. En cuanto a las
jovencitas, no se trata de un baile de fin de curso, pero me gustara que fuesen ms
bien elegantes. Al fin y al cabo, vamos a ser los representantes del instituto Buford.
Alguna cosa ms?
No hubo ms consultas.
Lane sac su carpeta. Apunt la direccin en una cuartilla y aguard en su pupitre
mientras los otros alumnos entregaban su papel al seor Kramer. Cuando se hubieron
ido, Lane se acerc al profesor.
Gracias dijo el hombre, al tomar la cuartilla.

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Tiene algn trabajo para m?


El seor Kramer sonri mientras que negaba con la cabeza.
Hoy es viernes, Lane. As que por qu no nos marchamos pronto? Adems,
con lo que Benson le ha hecho pasar, creo que estar deseando salir de aqu.
Oh, ayudarle es un placer.
Siempre nos queda la semana prxima, si tantas ganas tiene.
Seguro que no desea que me quede?
Seguro. Gracias, de todas formas.
Bueno, pues permtame devolverle su libro de poesas Lane regres a su
pupitre y se agach para sacarlo del estante de debajo del asiento. Mi padre ley
unos cuantos poemas mir al profesor por encima del hombro. No conoca a
DePrey. Opina que los poemas tienen bastante elegancia e ingenio.
Me alegra saberlo. Estoy deseando que llegue maana por la noche para
conocer a su padre.
Lane se enderez, dio media vuelta y tendi el libro al profesor.
Lo he ledo entero.
Espantoso. Confo en que no haya tenido pesadillas.
Lane sonri.
Ninguna, que recuerde.
Por qu no recoge sus cosas? propuso el seor Kramer. Ir con usted
hasta el aparcamiento. Estoy seguro de que hace un buen rato que se ha marchado
Benson, pero
Nunca est de ms tomar precauciones le interrumpi Lane, repitiendo lo
que el hombre haba dicho delante de los aseos.
Yo mismo no lo hubiera expresado mejor.
Tengo que hacer un alto en mi taquilla dijo Lane.
No hay problema.
El seor Kramer tard un momento en ponerse a punto de marcha.
Todo arreglado dijo finalmente, y salieron del aula. Por el pasillo an
quedaban varios alumnos, unos delante de las taquillas abiertas, otros charlando y
riendo con sus amigos, otros camino de la salida. Lane dese que se hubieran
marchado todos, que el instituto estuviese desierto, que slo quedasen all el seor
Kramer y ella.
Muy bien. Y qu haras entonces, echarte en sus brazos?
Caminaron en silencio. Lane se estruj el cerebro, buscando algo que decir: algo
que obligara al seor Kramer a mirarla como una mujer, no como una alumna.
Pregntale sobre su vida amorosa, pens, y pon los ojos en blanco. Cosa segura.
Eso sera sutileza. Adems, y si es homosexual? Ni hablar. Imposible. El seor
Kramer, no.

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Lleg a su taquilla.
Es slo un segundo dijo.
No hay prisa.
Se pas los libros al brazo izquierdo y los sostuvo apretndoselos contra el pecho.
Dmelos, se los aguantar
Ah, puedo
An no ha muerto la caballerosidad dijo el seor Kramer.
Dej la cartera en el suelo. Puso la mano izquierda en el fondo el montn de
libros. Pas la mano entre el volumen superior Y el seno de Lane. Al introducirse por
all, la tibieza de la mano atraves la tela de la blusa. Uno de los nudillos roz el
pezn erecto. Lane experiment un ramalazo de calor. Luego, la mano ya no estuvo
all.
La muchacha se volvi hacia el armario, inclin la cabeza y procedi a marcar en
el dial los nmeros de la combinacin del candado.
Me ha tocado a propsito?, se pregunt. No. Slo fue accidental. Pero, desde
luego, no caba posibilidad alguna de que el seor Kramer ignorase lo que haba
rozado su mano.
Lane se equivoc con la combinacin.
Volvi a equivocarse.
Seguro que es esta su taquilla?
S. Es que no me concentro en lo que hago.
Un da duro.
Lane le sonri.
Es la historia de mi vida. Cuando no me estoy cayendo de un taburete, me las
arreglo para provocar a alguien y que me agreda.
Prob de nuevo con la combinacin. Esa vez funcion. Abri la taquilla. El seor
Kramer no la roz cuando le devolvi los libros. Lane apart algunos, retuvo otros y
trat de concentrarse para determinar qu textos del armario necesitara para hacer los
deberes. Por ltimo, cogi el macuto de los libros. Cuando lo tuvo lleno, at la boca y
cerr la taquilla. Cogi el macuto por las correas.
Todo listo? pregunt el seor Kramer, y recogi su cartera.
S. Lamento haberme entretenido tanto.
Le garantizo que en mi inmediato futuro no existe nada ms importante ni
placentero que la tarea de acompaar a una preciosa jovencita a su automvil.
Lane se ruboriz.
Apuesto a que lo hace con frecuencia le sonri Lane. Ech a andar junto a l.
Si he de ser sincero, no tengo mucha vida social.
Ah, vamos.
Es cierto, me temo.

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Bueno qu hace en su tiempo libre?


Leo. Voy al cine y al teatro.
No, no sale con nadie? Lane hizo una mueca. No poda creer que hubiese
formulado aquella pregunta.
No replic l. La mir, y en seguida apart la vista. Estuve comprometido
para casarme. Se llamaba Lonnie. Se pareca mucho a usted, Lane: encantadora,
inteligente, alegre, siempre dispuesta a ver en seguida el lado divertido de las cosas, a
rerse de todo, incluso de s misma. Pero Mene vivamente la cabeza. De
cualquier modo, supongo que eso todava sigue vivo.
Lo siento.
Le hubiera gustado enterarse de lo que haba ocurrido con Lonnie, pero no se
atrevi a preguntar. Su interrogatorio puede que hubiese abierto ya una herida.
Bueno dijo el seor Kramer. Creo que todos tenemos nuestra cruz que
soportar.
Abri la puerta de la calle, cedi el paso a Lane y luego la sigui.
La muchacha not sobre el rostro los clidos rayos del sol. Soplaba un spero
viento otoal. Le agit el pelo, hizo ondular la blusa, lanz la falda contra sus piernas,
la acarici. Lane respir hondo, al tiempo que saboreaba la estupenda sensacin de
caminar junto al seor Kramer en una tarde as.
Cree que soy como Lonnie se dijo. La mujer a la que amaba.
Es el Mustang rojo, verdad? pregunt el profesor cuando llegaron al
aparcamiento.
Se volvi hacia l, sonriente, y el viento lanz unos mechones de pelo sobre su
rostro.
Cmo lo sabe?
Observo cosas repuso el hombre.
Por el modo en que lo dijo, Lane se dio cuenta de que el seor Kramer tena en la
cabeza algo ms que el automvil. Quera que ella comprendiese que haba notado
el contacto de su seno cuando se hizo cargo de los libros? O quiz que estaba
enterado de lo que Lane senta por l? Poda adivinar que se haba enamorado de l?
No estoy enamorada de l se dijo Lane. Santo Dios, es un profesor.
Probablemente tiene diez aos ms que yo.
Claro que diez aos tampoco es tanto pens. Y dejar de ser profesor mo
cuando me haya graduado.
No suees, estpida. No te engaes a ti misma. No le interesas.
Lane se detuvo al llegar a su automvil. Sac las llaves.
Bueno dijo el seor Kramer. Me parece que, despus de todo, no le haca
falta ningn guardaespaldas.
A pesar de todo, me alegro de que me acompaase. Gracias. Lane abri la

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portezuela, arroj el macuto de los libros en el asiento del otro lado y subi al coche.
Mientras doblaba la persiana, dijo: No se ver en dificultades por haber pegado a
Benson, verdad?
Lo dudo. Se lo busc l.
Lane se retorci y ech la doblada persiana de cartn en el asiento posterior.
Luego dedic una sonrisa al seor Kramer, a travs de la abierta portezuela.
Sabe una cosa? Va a ser usted toda una leyenda cuando se corra la voz de que
le sacudi el polvo.
Bien, eso sera una desdicha. Resulta vergonzoso que admiren a alguien porque
llev a cabo un acto violento. Preferira con mucho que se me conociera como
alguien sensible y preocupado por el bien general.
Ya es ese alguien dijo Lane. Al menos, en lo que a m concierne.
Gracias, Lane.
Durante un buen rato, estuvo mirando al fondo de los ojos de la muchacha.
Luego, cerr la portezuela.
Lane baj el cristal de la ventanilla.
Quiere que le deje en alguna parte?
Mi coche est en el aparcamiento de al lado.
Puedo llevarle hasta l.
Tonta! No puedes ser un poco ms clara?
No, gracias. Tmeselo con calma, ahora. La ver maana por la noche.
Vale. Adis, seor Kramer.
Lane le estuvo mirando mientras se alejaba: el viento despeinaba su oscuro
cabello y le cea la camisa a la espalda. Contempl la anchura de sus hombros, la
curva de sus omoplatos, la forma en que la camisa se iba estrechando hasta la cintura.
La tela se tensaba sobre su espalda. Al caminar, el bulto de las nalgas formaba
relieves flexibles.
Tambin yo observo cosas, pens Lane.
Luego, el seor Kramer se perdi de vista detrs de un automvil aparcado.
Lane introdujo la llave en la ignicin.

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Captulo 31
Lane llam, abri la puerta y se asom al estudio de su padre.
Jim estar aqu dentro de un momento anunci. Quieres salir y acosarle
un poco?
Le dar un toque a ese chico esta noche dijo Larry, y puls una tecla que
dej en blanco la pantalla del monitor, mientras la muchacha entraba en la estancia.
Escribiendo ms porqueras de las tuyas?
S.
Lane baj el dedo hacia la tecla de Re Pg, que llevaba al principio de la pgina
anterior.
Aj!
Larry le apart el dedo de un manotazo.
Venga, venga. Ya soy mayorcita.
Larry la mir, sonriente. Pero, en seguida, la sonrisa desapareci de su rostro.
Tendrs cuidado, verdad?
S, pap.
Hablo en serio. No estoy muy seguro de que debas salir esta noche, con ese tal
Benson suelto por ah y todo lo dems.
Esto no es ninguno de tus libros, sabes?
S, lo s. Es la vida real, y eso es peor. Mira lo que le pas a esa chica, a
Jessica.
Benson no lo hizo.
Qu te hace estar tan segura?
Bueno, la polica le dej en libertad.
La polica a veces comete errores, cario. Pero incluso aunque no tenga nada
que ver con eso, hoy se mostr violento en clase. Y te amenaz. De modo que no
pretendas que todo va bien. Quiero que vayas con mucho cuidado.
Ir. Y tampoco es como si anduviera sola. Nadie va a atacarme estando con
Betty.
Larry se ech a rer.
Infecto!
Lo he heredado de ti, junto con mis alergias.
Lane oy el timbre de la puerta.
Ya est aqu dijo. Se inclin sobre su padre y le dio un beso. Nos veremos
luego.
Que te diviertas. Y haz caso de lo que te he dicho, mantn los ojos abiertos.
Vale repuso la chica, mientras se alejaba. Adis!
Cerr la puerta y entr corriendo en la sala de estar. Jim hablaba con Jean. Sonri
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a Lane. Estaba guapo con su camisa de gamuza color castao, sus pantalones de pana
y sus zapatillas deportivas. La muchacha se alegr de verle, a pesar de sus constantes
peloteras.
Hola! salud.
Lane articul Jim. Un tono rojizo colore su rostro. La chica se pregunt a
qu se debera. Jim no era un chico que se ruborizase a menudo. Ests preciosa.
Gracias dijo ella.
Si Jim se senta decepcionado, no lo daba a entender. Pero Lane saba que no era
posible que estuviese muy satisfecho, dado que ella se haba puesto unos vaqueros
azules ajustados, en vez de falda, y un jersey con cuello en uve encima de la blusa.
Lane bes a su madre.
Que lo pasis bien dijo Jean. Y no andis por ah hasta muy tarde.
Haremos lo primero y no haremos lo segundo respondi Lane.
La madre mene la cabeza y elev los ojos al cielo.
Buenas noches, seora Dunbar dese Jim.
La mujer le dio las gracias. Cuando cruzaban el patio, Lane oy el golpe de la
puerta frontal al cerrarse. Volvi la cabeza. La luz del porche se haba encendido para
inundar la entrada de claridad amarilla.
El coche de Jim estaba estacionado junto al bordillo de la acera. Abri la
portezuela para que subiese Lane, despus pas por delante del vehculo y se
acomod tras el volante. Introdujo la llave en la cerradura de ignicin, pero no puso
el motor en marcha. Se volvi hacia Lane.
Tienes un aspecto tremendo dijo.
Me figur que hara demasiado fresco para llevar falda.
Eso est bien. Jim guard silencio durante unos segundos. Despus pregunt
: Te lo has puesto?
Ponerme qu?
Ya lo sabes.
Lane sonri.
No eras t el lince capaz de distinguir esa clase de cosas a dos kilmetros de
distancia?
S. Pero el jersey
Alarg el brazo. La mano se curv en torno a la nuca de Lane. La chica se inclin
a travs del asiento, se encar con Jim y le bes. La mano de la nuca ascendi un
poco, los dedos se entrelazaron con la cabellera y, obligando a la cabeza a acercarse,
Jim oprimi con ms fuerza sus labios contra la boca de Lane. La otra mano se cerr
sobre el seno derecho.
S dijo Jim, dentro de la boca de Lane.
Contento?

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S.
No tena nada que ver con el roce suave y accidental de la mano del seor
Kramer. Jim se ceb con aquel pecho, por encima del jersey y de la blusa. La lengua
explor la boca de la muchacha. Los dedos apretaron el pezn. El dolor hizo
contraerse a Lane. Apart la mano de Jim y liber la boca.
Ya vale susurr. Vamos. Tenemos que recoger a los dems.
S, est bien. Mierda.
Prometiste ser bueno le record.
Lo s. Espera y vers. Te quiero mucho, Lane.
Al menos, a mis tetas, eh?
Vaya ordinariez que se te ha ocurrido soltar, comprendi Lane. Si hay quien se
convierte en manaco sexual, Jim tampoco puede evitar reaccionar como lo hace. Al
fin y al cabo, es un adolescente calentn.
Adoro todo lo tuyo dijo Jim, sin que su voz denotara que se senta ofendido
por el comentario de Lane. Y me gustara besarte en todas tus partes.
Vamos, hombre. Calma tus ardores, vale?
Ya est, ya los he calmado afirm Jim, y puso el coche en marcha.
Lane se ajust el cinturn de seguridad. Mientras Jim conduca, le fue indicando
el camino al domicilio de Betty.
Henry tambin estar all aadi Lane.
No puedo contener la impaciencia.
Prometiste
Soy hombre de palabra confirm Jim. Vamos a sentamos con ellos en el
cine?
S.
Dios mo, las cosas que hago por ti.
Merezco la pena, no?
Sabes que s.
Jim alarg la mano y oprimi el muslo de la chica. La mano continu all,
acariciando la pierna a travs de la tela de los pantalones. Una sensacin agradable.
Pero, cuando Jim la subi muslo arriba, Lane la guio de nuevo hacia la rodilla.
Reprtate dijo. Y tuerce a la izquierda.
Jim dobl la esquina para avanzar por la calle de Betty y Lane vio a sus dos
amigos de pie, juntos delante de la casa mvil.
Vamos a por nada murmur Jim. Detuvo el coche.
Lane se retorci en el asiento y abri la portezuela de atrs para la otra pareja.
Saludos, buena gente dijo Henry, y subi al vehculo. James, Lane. Suena
a pintoresca va pblica de Londres. James Lane. Callejn de James.
Hola, muchachos dijo Betty, colndose con grandes dificultades en el coche.

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Hola correspondi Jim. Su voz son bastante simptica.


Estis bien? se interes Lane, vuelta la cabeza hacia ellos.
Nos encontramos estupendamente repuso Betty. Y t?
De miedo.
En serio?
S insisti Lane.
Por qu no iba a estar bien? quiso saber Jim, en tono un poco fastidiado,
mientras accionaba el volante para girar en redondo.
Ah, pues, no s. A menos que tenga eso algo que ver con un tal Riley Benson.
A Lane se le puso la piel como un tomate.
Qu pasa con Benson? pregunt Jim.
Oh, nada. Slo que hoy tir a Lane de la silla en la clase de ingls y le solt un
escupitajo en la cara.
Qu? salt Jim.
Por Cristo, Betty.
Eso es lo que me cont Heidi, y ella estaba all.
De verdad te escupi? pregunt Henry. Pareca preocupado.
S.
Benson te escupi?
No tiene importancia quit hierro Lane.
Supo desde el principio que, tarde o temprano, todo el mundo iba a enterarse de
aquello. Pero hubiera preferido que no fuese tan pronto.
Matar a ese mamn soplapollas!
Te echar una mano se ofreci Henry.
El seor Kramer ya le sacudi un buen puetazo explic Lane. Y lo van a
enviar a Pratt.
Yo enviar a ese hijo puta al infierno!
Tmatelo con calma, Jim. Vale? Dios mo, acaban de asesinar a su novia. Las
est pasando canutas.
Se las har pasar mucho ms canutas todava
No hay razn para que te pongas en plan de buena samaritana le dijo Henry a
Lane. Ese chico es basura. Siempre lo ha sido.
Exacto corrobor Betty. Ya era una asquerosa mierda antes de que a
Jessica le cancelasen el billete.
Mirad dijo Lane. Soy la parte afectada y me gustara olvidarlo,
conforme? Se ha terminado. Pas. Por qu no cambiamos de conversacin y
procuramos divertimos?
A ese to me lo cargo sigui Jim en sus trece.
Cllate! orden Lane.

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Jim se call.
Hubo un largo silencio.
Por ltimo, Lane manifest:
Supongo que tengo mucha suerte al contar con amigos como vosotros. No
quiero que nadie trate de arrearle a Benson por culpa ma, pero es muy bonito saber
que todos me apreciis lo suficiente como para escarmentarle.
Le escarmentar a modo dijo Jim.
Eh!
Est bien, est bien. No le har nada.
Adems seal Henry, a Benson probablemente le encantara una trifulca.
Estara en su elemento.
Hen dijo Jim. Empiezas a caerme bien.
A m tampoco me caes mal t.
El plasta y el pelmazo dijo Betty. Vaya par de dos.
Vosotras tambin formis una parejita de alivio manifest Henry, y algo
debi de hacerle a Betty, cuando esta solt un chillido.
Jim volvi la cabeza y sonri.
No apartes los ojos de la carretera avis Lane.
No te! grit Betty. Ufff!
Vamos, yo no te hice dao.
Yo tampoco.
Pero esto s que puede
Ni se te ocurra! chill Betty. Emiti despus una risita.
Segus divirtindoos?
No! S! No, basta ya!
Espero que no os portis as en el cine dijo Lane. Nos echaran a patadas.
Oh, seremos un modelo de decoro le asegur Henry. Betty dej escapar un
gritito de dolor. A continuacin, son el chasquido de una bofetada.
Ay! exclam Henry. No tenas por qu arrearme ese guantazo.
Quieres otro, cuatro ojos?
Jim mir a Lane y sacudi la cabeza.
La idea de que se sentaran en la ltima fila del cine fue de Henry.
As explic, uno no tiene que preocuparse de a quin tienes detrs.
El pelanas este no se sentar en ningn otro sitio dijo Betty, en tanto segua a
Lane dentro de la fila. Al ocupar el asiento, aadi: Es un paranoico.
Henry se inclin por encima de Betty, hacia Lane, y pregunt:
Has ledo Telones?
El libro de mi padre? S.
Recuerdas que haba un luntico que se sentaba en el cine y degollaba a las

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personas que tena delante? Es algo que a uno le hace pensar, sabes?
A m me hace pensar que no deberas leer esa clase de libros le dijo Lane.
Vale ms tener a tu espalda una pared que un desconocido. Uno nunca sabe.
Hasta que es demasiado tarde.
Olvdame murmur Betty.
Puede que nos olvidemos todos. Pero me tendris que estar agradecidos cuando
nadie os haga un tajo en la yugular.
Se apagaron las luces de la sala y en la pantalla empezaron a desfilar los trailers
de los prximos filmes.
Quieres? susurr Betty, al tiempo que acercaba a Lane el bote de palomitas
de maz.
No, gracias.
Aunque su olor era apetitoso, las palomitas iban a darle sed y no tena nada a
mano que beber. Jim y ella haban decidido esperar el descanso antes de tomar algo.
Jim le pas un brazo por los hombros. Mientras el muchacho le acariciaba la parte
superior del brazo, Lane se arrim a l. Jim intent pasarle la mano por debajo del
brazo, pero Lane la inmoviliz contra su costado.
Nada de propasarse susurr, o cambiar la butaca con Betty.
Cualquier cosa menos eso repuso Jim. Pas los labios por la sien de Lane, y
luego volvi la cara hacia la pantalla.
Al cabo de diez minutos de proyeccin de la pelcula base, dej de acariciar el
brazo de Lane. La cinta se titulaba Persecucin en la noche y el argumento iba de una
joven a la que acosaba por el bosque un asesino armado hasta los dientes. A Jim
pareca fascinarle. La herona era una belleza impresionante y corra entre los rboles
con la ropa hecha jirones. Lane supuso que eso tena algo que ver con el modo en que
la atencin de Jim estaba prendida de la pantalla. Pero la verdad es que la tensin era
alucinante. Jim no tard en quitar el brazo de encima de los hombros de Lane y
permanecer quieto, derecho en la butaca. Al cambiar de postura en el asiento, Lane
observ que Betty haba dejado de comer palomitas, aunque el recipiente an estaba
medio lleno. La mirada de Lane fue ms all de Betty, hasta Henry. El muchacho
tena la vista atornillada a la pantalla, cuyo resplandor reflejaban los cristales de sus
gafas. Betty dej escapar un jadeo y Lane volvi a poner los ojos en la pelcula.
Pareci acabar en un vuelo. Cuando se encendieron las luces, Jim dirigi a Lane
una mirada como si lo hubiesen arrastrado fuera de aquel mbito.
Bastante aceptable dio Lane su veredicto.
Hombre
No fue tope formidable? coment Henry.
Debi de serlo dijo Lane. Betty ni siquiera pudo acabarse las palomitas.
Un pequeo despiste justific Betty y, para compensado, se puso un puado

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en la boca. Se dirigi a Henry con voz sofocada: Tambin tengo sitio para un
perrito caliente.
Henry y Jim salieron al bar del vestbulo, en busca de las consumiciones.
Volvieron, cargados los brazos, en el momento en que se apagaban las luces. Lane
tom la Pepsi y los trozos de torta mexicana, llamados nachos, que llevaba Jim. El
muchacho se sent junto a ella.
Lane se inclin hacia Jim para preguntarle en un murmullo:
Qu tal te llevas con Henry?
Para ser un tarado, no es mal chico.
Lane le propin un suave codazo en el costado. El envoltorio de una paja pas
volando por delante de la cara de Lane y fue a aterrizar sobre el hombro ms alejado
de Jim. Lane sonri a Henry.
Lo siento se excus el chico. Fall el blanco.
Pretenda darme en el ojo explic Betty.
Al empezar la pelcula, Lane sostuvo el recipiente de plstico de su refresco entre
las rodillas y hundi la paja a travs de la X de la tapadera. Tom un sorbo. Se
dispuso a comer los nachos, encorvada hacia adelante y manteniendo el plato de
cartn bajo la barbilla, con todo el cuidado del mundo para evitar que alguna gota de
queso fundido cayera sobre el jersey blanco.
Desde las primeras escenas, result evidente que la otra pelcula, El baile de los
zombies, era un rollo. Henry empez a hacer comentarios sobre ella. Una vez Jim dio
cuenta de sus nachos, atrajo a Lane hacia s. La acarici en el brazo y la bes en las
mejillas, mientras la chica trataba de acabar los ltimos bocados.
Atiende a la pelcula susurr.
Es de vmito respondi Jim, y la bes en el rabillo del ojo.
Lane le puso en la boca el ltimo trozo de nacho.
Toma, y no lo vomites.
Mientras Jim lo masticaba, Lane levant la Pepsi de entre las piernas y se inund
la boca con un buche de soda fresca. No esperaba el asalto de la otra mano de Jim.
Hasta entonces esa mano haba estado descansando en el brazo de la butaca: Pero, de
sbito, se lanz en picado para presionar la entrepierna de Lane, por encima de los
vaqueros. La chica dio un respingo y casi se ahog con la Pepsi. El trago que acababa
de tomar volvi a subrsele por la garganta, sali en rociada por la boca, ascendi
abrasador por los conductos nasales y luego le brot por la nariz. Lane arroj el bote
al suelo y se cubri la cara con las manos para cortar aquel desastre.
Jim le dio palmadas en la espalda mientras Lane tosa.
Jess, chica dijo Betty, y se uni al palmeo de Jim.
Qu le ocurre? pregunt Henry. Qu ha pasado?
Por fin, Lane pudo respirar de nuevo. Se sec las lgrimas de los ojos. Se pas

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por el rostro una servilleta que le proporcion Betty. Notaba hmedas las perneras de
los pantalones y la parte delantera del jersey.
Qu ha pasado? volvi a preguntar Henry.
Baj por donde no deba murmur Lane. Voy a los servicios.
Sin una sola mirada a Jim, pas por delante de Betty y Henry, rozndoles las
rodillas. Sali al pasillo y luego empuj las puertas batientes que daban al vestbulo.
En los aseos, us hmedas toallas de papel para limpiarse el roco de manchas del
jersey.
Es la segunda vez, hoy pens. Primero, Benson. Ahora, Jim. Me paso la
mitad de la vida limpiando lo que me ensucian esos desgraciados.
Por qu tuvo que hacer una cosa as?
Porque yo tena las manos ocupadas, por eso. Se figur que poda meterme mano
cuando a m me era imposible impedrselo. Maldito hijo de Satans.
Entr Betty.
Ests bien?
No. Y no pienso volver a la sala.
Qu ocurre?
Jim. El muy bastardo.
Qu hizo?
No importa. Voy a llamar a mi padre para que venga a buscarme.
Bueno, Jim est esperando ah fuera, junto a la puerta.
S?
Lane hizo una bola con las toallas de papel, la arroj al cubo de los desperdicios y
abri la puerta con el hombro. Por unos centmetros no alcanz la hoja de madera a
Jim. Henry estaba a dos pasos, con la mirada en el suelo, como si le resultase violento
participar en todo aquello.
Te encuentras bien? se interes Jim, fruncidas las cejas, preocupado.
A ti qu te parece?
Lo siento. Jess, Lane. No pretenda que te atragantases.
S, claro.
Lo siento.
Lane se alej de l y anduvo a largas zancadas hacia el par de telfonos pblicos
situados junto a la fuente de agua potable. Jim corri tras ella.
Eh, qu ests haciendo?
Llamo a mi casa. Vuelve ah dentro y disfruta de la pelcula.
Eh, venga.
Pirdete.
No hice nada.
Muy bien.

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Lane busc en el interior de su bolso monedas para el telfono.


No tienes por qu llamar a nadie dijo Jim. Te llevar a casa, si es eso lo
que quieres.
Yo estoy lista inform Betty.
Yo tambin. De todas formas, esa peli apesta dijo Henry.
Qu opinas? pregunt Jim a Lane.
El muermo ense los dientes convino Betty.
Nuestro Henry no es ningn muermo.
Henry sonri de oreja a oreja.
Casi lograste que te sobaran el hocico le dijo Betty.
Desde luego, fue una patada de campeonato dijo Henry. Un poco ms
fuerte y le pones el culo en la boca. Lane se ech a rer.
Bueno, lo intent.
Visteis la cara que puso? pregunt Betty. Para m que ese cabroncete no
saba si cagar o mosquearse.
Seguro que coge un buen mosqueo cuando intente cagar subray Henry.
Espectacular. Por qu no pruebas a meterte en el equipo de ftbol?
De cualquier modo dijo Lane, se acab. Hace tiempo que tena que haber
despachado a ese desgraciado.
No ser porque no te lo hayamos dicho montones de veces le record Betty.
Me cuesta aprender.
Sea como fuere, tienes suerte de haberte quitado de en medio a esa basura de
to opin Henry.
S. Esperaron a que pasara un automvil para bajar de la acera y cruzar la
calzada. Aunque tampoco era tan mal chico. A veces, hasta poda comportarse
se le form en la garganta un nudo repentino. Y las lgrimas afluyeron a sus ojos
, hasta poda comportarse decentemente acab con voz temblorosa.
Betty le frot la espalda.
Eh, no se hunde el mundo. Ests mucho mejor sin l.
Ya lo s. Ya lo s.
Si alguna vez te sientes desesperada dijo Henry, siempre me tendrs a m.
Por qu no te mueres, recorte de maternidad?
No era ms que una sugerencia.
Lane los apret a ambos contra sus costados.
Dejadlo ya, antes de que empiece a daros patadas en el culo.

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Captulo 32
Quieres hablar del asunto? pregunt Larry, cuando dejaron a Henry y a
Betty.
Derrumbada en el asiento contiguo, cruzada de brazos, Lane volvi la cabeza para
mirar a su padre.
Le sacud a Jim una patada en el trasero dijo. As que nos aconsej que
volviramos a casa andando.
Le diste una patada?
No creeras lo que me hizo.
Ah, puede que s.
Menudos cerdos son los chicos.
Gracias.
Tuuuu, no. Pero hablo en serio. Lo nico que quieren es magrear, magrear y
magrear. Tienen el cerebro lleno de sexo.
Y t, no, eh?
Yo no voy por ah agarrando sus partes ntimas.
Pues no sabes lo que me alegro.
T no eras as, verdad? De joven.
Larry pens que menos mal que dentro del coche no haba luz suficiente para que
Lane viera cmo se le enrojeca el rostro. Estaba en su estudio, con la puerta cerrada,
cuando Lane telefone desde la pizzera. Contemplando las fotos de Bonnie.
Rememorando todos los detalles de su sueo. Suspirando por ella. Una muchacha que
tendra aproximadamente la misma edad que Lane. Que incluso se pareca mucho a
ella.
Me temo que todo adolescente tiene el cerebro lleno de sexo dijo.
Pero t no ibas siempre por ah metiendo mano en las partes de las chicas,
verdad?
Cuando tena tu edad? No. A veces, sala con alguna pero no senta ningn
inters especial por las chicas con las que iba. De modo que tampoco intentaba darme
con ellas lo que se llama una fiesta.
No te interesaban las chicas con las que salas?
Estamos hablando de mi poca de instituto, no?
S.
Bueno, por entonces, no. No gran cosa. Slo sala fundamentalmente con
perros.
Pap! Eso suena mucho ms chocante que divertido.
Es cierto. Y maldita la gracia que me hacan las pulgas, as que
De verdad, no est bien que me tomes el pelo.
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Vale, vale. En serio? Yo no era precisamente guapo ni apuesto y t lo sabes.


De modo que nunca intent ligarme a ninguna de las chavalas que en mi opinin
merecan la pena. Me aterraban. Si una chica tena el palmito y la figura que tienes t,
pongo por caso, me limitaba a admirarla de lejos y quizs a hacerme alguna ilusin
que otra. Pero seguro que no le peda que saliese conmigo.
Jess, pap.
Extrao, verdad? Y ahora tengo en casa una moza tan guapetona como
aquellas.
Mir a Lane y sonri. La chica mene la cabeza. Despus le palme en el
hombro.
Yo hubiera salido contigo.
Lo cual hubiera sido lamentable.
Ni hablar. Me juego algo a que te habras portado como un perfecto caballero.
Como un manaco sexual loco de lujuria!
Larry dispar la mano por debajo del brazo de Lane y pinch con los dedos el
sobaco de la muchacha.
No! grit ella.
Al mismo tiempo, solt una risita, baj el brazo de golpe retorci el cuerpo y s
padre liber la mano, la llev por debajo del codo de Lane Y le hizo cosquillas en el
costado.
Pap! Basta!
Larry volvi a poner la mano en el volante. Cuando aminor la marcha y condujo
el automvil hacia el bordillo, delante de la casa, Lane le cogi por el costado y clav
all los dedos.
No hagas eso! protest el hombre, imitndola y echndose a rer. Por
favor. Basta!
Revolvindose mientras ella le haca cosquillas, Larry apag el motor. Luego
cogi el antebrazo de Lane y le arremang el jersey.
La marca india anunci.
No! jade Lane, sin aliento, pero riendo. No se te ocurra! Se lo dir a
mam!
Chivata.
Le aplic la marca india. Suavemente. Despus la solt.
Eso es lo mejor que puedes hacer?
Ah, s! Quieres que te deje bien sealada?
Creo que pasar, gracias dijo la chica. Le palme el brazo. Quizs en otro
momento. Quizs
Sbitamente, agarr con las dos manos el antebrazo de Larry y le retorci la
carne.

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Aaaaayyyyy!
Eso te servir de escarmiento, tipo duro.
Entre risas, Lane se precipit a la portezuela y se ape del vehculo. Corri hacia
la casa. Pero, en vez de utilizar la llave y entrar, aguard en el porche.
Larry se frot el brazo mientras se acercaba a la muchacha. Le escoca.
No te habr hecho dao, verdad? pregunt Lane.
Sobrevivir. Con un poco de suerte.
Lane le tendi un brazo.
Quieres pagarme con la misma moneda?
No.
Venga. Me sentir mejor si quedamos en paz.
Te pondrs a berrear y despertars a tu madre dijo Larry.
Abri la puerta y entraron en la casa sin hacer ruido. Lane mir hacia el sof.
Dnde est?
En la cama.
Aj. Cielos! Espero no haber interrumpido nada cuando telefone.
Tras quejarse de que sufra un terrible dolor de cabeza, Jean se haba ido a la
cama casi una hora antes de que se produjera la llamada, brindando as a Larry la
oportunidad de quedarse a solas con las fotografas de Bonnie.
Nunca lo sabrs dijo.
Jo, jo, jo.
En fin, es hora de que me vaya a planchar el colchn.
Y para que yo me deje caer por la ducha aadi Lane.
No te diste un bao antes de cenar?
Se desvaneci la sonrisa de la chica.
Me siento sucia.
Ah.
S. Todo eso
Apret los labios. Empez a temblarle la barbilla y las lgrimas brillaron en sus
ojos.
Se tens repentinamente la garganta de Larry.
Lo siento, cario.
Lane le rode con los brazos y se apret contra l.
Por qu tienen que complicarse tanto las cosas?
No lo s. Es la vida, supongo.
La vida es algo perro, y luego te mueres.
No digas eso, tesoro susurr Larry. Todo acabar arreglndose.
S, seguro.
Jim no es el nico chico del mundo. Espera y vers. Un da de estos, tropezars

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con algn tipo que te va a sorber el seso y te colars por l.


Un buen sistema para romperte el espinazo murmur Lane sobre la parte
lateral del cuello de su padre. Afloj el abrazo Y le dio un beso en la mejilla. De
todas formas, gracias.
Se retir y se sec las lgrimas de los ojos con la manga del jersey.
Te encontrars mejor por la maana asegur Larry.
Por lo menos hasta que me despierte.
Larry se estir entre las sbanas de su cama. Su contacto era fresco y agradable.
Ha vuelto Lane? pregunt Jean en tono ronco.
S.
La mujer suspir y, al parecer, volvi a dormirse. Larry escuch su respiracin
lenta y profunda. No tard en or el rumor ventoso de la ducha.
Se pregunt si Lane se ira derecha a la cama cuando hubiese terminado.
No te hace falta mirar otra vez esas fotos se dijo. Durmete y olvdalas.
Y si Lane te sorprende mirndolas? Una muchacha de su edad. Una joven
muerta, para ms inri. Creer que no eres mejor que Jim. Peor. Menudos cerdos son
los chicos. Incluido pap.
Limtate a explicarle que ests escribiendo un libro acerca de ella. La asesinaron,
y maana
Maana.
Larry se haba esforzado, desde el almuerzo, en apartar aquello de su mente. Cada
vez que pensaba en volver a Llano de la Artemisa, se apoderaba de l una
abrumadora sensacin de vrtigo. Ahora volva a atacarle. Se quit de encima la
sbana y la manta.
Anular la excursin?
Y qu le dices a Pete? Lo siento, he cambiado de idea.
Muy bien.
Tenemos que llegar hasta el final.
Y si encontramos a Uriah?
No le encontraremos. Hemos estado all dos veces y no apareci por ninguna
parte.
Acaso en tales ocasiones estaba ausente. Pudo haberse ido a dar un paseo por el
desierto. A matar coyotes.
O quizs estaba all, escondido, espindonos. Espantoso.
Ahora no lograr conciliar el sueo, pens.
Piensa en algo agradable. Piensa en Bonnie.
No! Tengo que dejar de pensar en Bonnie. Es una locura.
Es una equivocacin.
Se apag el ruido de la ducha.
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Lane haba terminado. Concdele quince minutos pens, para asegurarte de


que se ha dormido. Luego podrs sacar las fotografas sin peligro.
De todas formas, tampoco puedo dormir, as que No.
Adems, qu pasa? Est muerta. No va a volver. Puede que s. Cuando
arranquemos la estaca.
Mierda.
Pero y si vuelve?
No volver. Los vampiros no existen.
Tira de la estaca y avergualo dijo Bonnie, suave e incitante la voz en el
cerebro de Larry.
Te gustara eso, verdad? respondi l.
Mucho.
Supongo que puede solucionarse.
Se puso a horcajadas sobre el atad y le sonri.
Era desconcertante. An no haba arrancado la estaca, pero ella estaba viva ya,
desnuda y hermosa. Y le hablaba.
Cmo es que ya ests viva? pregunt Larry.
Ella le dirigi una sonrisa juguetona.
Magia de vampira.
De modo que eres una vampira?
Nunca dije que no lo fuera.
No s.
Me quieres, verdad?
La mano se levant desde el interior del atad y le acarici.
No es tan sencillo como eso, Bonnie.
Me deseas, verdad?
Pero si realmente eres una vampira
Bonnie alz las piernas, las separ y enganch las rodillas a cada uno de los lados
del fretro.
Me deseas afirm.
Lo s, pero
Y yo te quiero. Bonnie se llev las manos a los pechos, se los acarici, se los
oprimi. Arranca la estaca y ser tuya.
Larry no quera arrancar la estaca. Anhelaba a Bonnie, pero ella haba reconocido
tcitamente que era una vampira. Si la liberaba, qu hara?
No me alimentar de ti ni de nadie de tu familia dijo Bonnie, como si leyera
en su cerebro.
Cmo voy a saberlo?
Confa en m. Arrncala.

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Se alz entonces la cabeza de Bonnie. Abandon el fondo del atad. Mientras se


retorca y se frotaba los senos, el cuello se alarg. Esbelto, blanco, curvado hacia
adelante. La cabeza descendi hasta la saliente estaca. Apareci la lengua, larga,
rosada, goteante. Se envolvi alrededor de la estaca. Resbal hasta el punto donde la
madera se hunda en el pecho. Con la mejilla apoyada en la tersa piel, encima de los
senos, Bonnie alz la vista para mirar a Larry y sonri.
Arrncala dijo en tono apremiante. Pese a tener la lengua extendida en toda
su longitud, se las arregl para hablar.
Sin aliento, con el corazn retumbndole, Larry contemplaba la escena.
La lengua de Bonnie, enrollada en la estaca, fue ascendiendo. Le sigui la cabeza.
La lengua se retir a su lugar dentro de la boca. Entonces, los labios se abrieron al
mximo y la boca baj hasta aplicarse al extremo romo de la estaca. Empez a
absorberla.
Va a chupar para extrarsela del pecho, pens Larry. Si lo hace ella, bien est.
Mientras no sea yo
Aprtese! tron una voz.
La cabeza de Bonnie se alz bruscamente, la saliva se escurra por el mentn y
los ojos brillaban furiosos. Con su largo cuello, le record a Larry una cobra que
irguiera su cuerpo al conjuro de la meloda del encantador de serpientes. La mirada
de Bonnie gir hacia el lugar de donde proceda la voz.
Larry tambin dirigi la vista hacia all.
El desconocido llevaba el hbito oscuro de un monje. La capucha le caa sobre el
rostro, ocultndoselo.
Uriah? pregunt Larry.
No se deje engaar por la perversa advirti el extrao.
Mtale, Larry pidi Bonnie, en tono bajo y calmoso, persuasivo. Es Uriah,
desde luego. El que me hizo esto.
Regresa al infierno, demonio!
Est loco dijo Bonnie. Su voz sonaba distante. Y distinta. No tena nada
embaucador ni malicioso. Se pareca mucho a la de Lane. Larry not una enorme
opresin en el pecho. Me asesin. Y me duele. Me duele mucho.
Larry apart la mirada del desconocido.
El atad estaba ahora vaco.
Durante unos segundos, Larry pens: Es demasiado tarde! Ha absorbido la
estaca y est viva!.
Despus la vio. Se encontraba de pie en el otro extremo del fretro. Relucan las
lgrimas en sus ojos. Le temblaba ligeramente la barbilla. En su pecho no haba
estaca alguna. De una u otra forma, se haba puesto el jersey blanco, los vaqueros y
las botas de Lane. Pero era Bonnie, hermosa e inocente, y lloraba en silencio.

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De pronto, Larry se dio cuenta de que estaba desnudo. Baj la vista sobre su
cuerpo y suspir aliviado. Ahora llevaba la bata.
l me mat acus Bonnie, temblorosa la voz.
Vampira! rugi Uriah. Horrible mujerzuela!
Cllese! le orden Larry.
No soy ninguna vampira llorique Bonnie. Se sorbi la nariz. Uriah est
loco. Nos nos asesin a mis amigas y a m. No habamos hecho nada.
Larry mir a Uriah con el entrecejo fruncido.
Miente, estpido.
Ah, s? salt Larry. Condenado manaco y se precipit sbitamente
sobre el hombre. Acabar contigo, jodido luntico!
Uriah le arroj la decapitada cabeza de un coyote.
La cabeza, con las cuencas de los ojos vacas, surc el aire dando vueltas y la
sangre gote en varias direcciones desde la base cercenada del cuello, mientras por
las abiertas mandbulas babeaban los colmillos. Larry alz los brazos para bloqueada.
Los dientes se le clavaron en el antebrazo. Solt un gaido, dio un respingo y se
despert.
La casa estaba a oscuras y en silencio. Se encontraba tendido en la cama,
destapado, tiritando, con la piel de gallina y empapado de sudor. Se sent. La sbana
de abajo se despeg de su hmeda espalda. Dirigi la vista ms all de la forma de su
dormida esposa y entorn los prpados para consultar el despertador. Casi la una. No
poda llevar dormido ms de media hora.
Ni siquiera faltaba poco para el amanecer.
Se pas la mano por la mojada cabellera. Senta tensos y fros los msculos de los
lados del cuello. Parecan exprimir hilos de dolor que luego se le filtraban en la
cabeza.
Salt de la cama, se acerc a la alacena sin hacer ruido y se puso la bata. Se le
peg a la piel hmeda. Al tiempo que se ataba el cinturn, sali al pasillo.
Camino del cuarto de bao, pas por delante de la habitacin de Lane, que tena
la puerta abierta. La luz estaba apagada, pero Larry se pregunt si Lane estara
despierta. No se entretuvo en comprobado.
No importa se dijo. No voy a mirar las fotografas.
Qu voy a hacer?, se pregunt.
Saba lo que no iba a hacer: volver a la cama. Al menos, por ahora se senta
desvelado por completo. Adems, era intil pretender conciliar el sueo antes de que
remitiera aquel dolor de cabeza. Y tampoco deseaba correr el riesgo de sufrir otra
pesadilla. Como aquella, no.
Al final del pasillo, entr en el lavabo. Cerr la puerta pero dej la luz apagada,
sabedor de que le hara dao en los ojos. Le bastaba el tenue resplandor de la noche.

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Cuando Se diriga al botiqun de primeros auxilios aspir profundamente los aromas


que an flotaban en el aire, desde que Lane se duch. Perfumes femeninos, de flores,
emanados por el jabn, el champ o los polvos quin sabe? Pero que llenaban el
cuarto de bao evocando la presencia de la muchacha, lo que hizo que Larry se
relajase un poco.
Se tom dos aspirinas, que engull con agua fra. Regres hacia la puerta. Cogi
el pomo.
Comprendi que no deseaba enfrentarse a la casa oscura y silenciosa que haba al
otro lado de aquella hoja de madera. No quera permanecer tendido en la cama, a la
espera de que llegase el sueo. No quera dormir. No quera sentarse solo en la sala
de estar, intentando leer o mirar la televisin. No quera deslizarse furtivamente en su
estudio, abrir el archivador y sacar las fotografas de Bonnie.
Aqu me encuentro estupendamente, se dijo. Oprimi el botn central del
pomo. La puerta qued cerrada con un sonoro chasquido.
Baj la tapa del inodoro y se sent. Inclinado hacia adelante, apoy los codos en
las rodillas. Contempl la esterilla del bao. Incluso a aquella casi inexistente luz
pudo distinguir el punto donde el pie de Lane haba aplastado la lanilla.
Respir por la nariz y sabore la agradable y familiar mezcla de aromas.
Aqu no puede alcanzarme Bonnie, pens.
Una llamada a la puerta le despert, sobresaltado. La claridad griscea de la
maana inundaba el cuarto de bao.
Pap, me bailan los dientes.
Un momento. Larry se levant del suelo, recogi la toalla de bao con la que
se haba tapado las piernas, la colg de su gancho y se arregl la bata. Tir de la
cadena del retrete.
Despus levant la tapa y anduvo hasta la puerta del lavabo. Pregunt:
Cul es la contrasea?
Me voy a mear encima!
Correcto.
Abri la puerta.
Lane elev los ojos al techo.
Ya era hora. Cuando Larry se apartaba para dejada pasar, Lane se detuvo,
enarcadas las cejas. Te encuentras bien? Tienes un aspecto de lo ms raro.
He pasado una mala noche.
Diarrea?
Slo jaqueca.
Bueno. As no habrs dejado esto apestoso.
Huele de maravilla aqu dentro.
Huele como t, pens. Alborot an ms la despeinada cabellera de Lane. La

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chica pas por su lado y cerr la puerta.


En la alcoba, encontr a Jean dormida. Cerr la puerta, colg la bata y se meti en
la cama. Las sbanas de su lado estaban fras. Se dio media vuelta y se acurruc
contra la espalda de Jean. Pas un brazo por encima del vientre de su mujer.
La piel estaba tersa y clida. Puso la cara sobre el pelo de Jean. Aquel olor era el
mismo que le haba envuelto durante la noche.
Lane y ella deban de usar los mismos productos, pens, al tiempo que se
apretaba ms contra ella.
Es hora de levantarse? murmur Jean.
An no.
Estupendo. Aguantar un ratito ms.

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Captulo 33
Procurad no acribillaros el uno al otro recomend Brbara por la abierta
ventanilla de la furgoneta. Dio un beso a Pete y luego retrocedi.
En la ventanilla del otro lado, Jean observ a Larry, con el entrecejo fruncido, y
pregunt:
Ests seguro de que te encuentras bien?
Me encuentro bien.
Desde que se levant, los retortijones y las evacuaciones de vientre no haban
cesado. Jean sugiri que telefoneara a Pete y cancelase la salida. Estuvo tentado de
hacerlo. Pero saba que su problema era cuestin de nervios. Si aplazaba la excursin
a Llano de la Artemisa, Pete insistira en que la realizasen al da siguiente. Era mejor
acabar cuanto antes.
Cul es el problema, socio? inquiri Pete.
Una pequea indigestin aclar. No quera hablar de sus achaques. Y menos
con Brbara delante. Estoy estupendamente.
Magnfico. Nos vamos.
Jean dio un beso a Larry y se apart.
Pete accion la llave de ignicin. Clic, clic, clic. Volvi a darle media vuelta.
Nada.
Mierda!
Puede que sea la batera dijo Larry.
Pete prob de nuevo. Y repiti: Mierda!.
Larry empez a sentirse a punto de celebrarlo.
Queris un empujn? Jean se acerc a la ventanilla.
No. Maldita sea!
Pete estrell la palma de la mano contra el volante.
Calma le recet Brbara. No se hunde el mundo. Por qu no os damos un
empujoncito para que podis llegar a la estacin de servicio, donde os solucionarn el
problema?
Probablemente necesitaremos una batera nueva. Pete golpe el volante otra
vez. Nos va a llevar toda la maana.
Tampoco es tan grave insisti Brbara.
Quizs estaba escrito que las prcticas de tiro no eran para hoy dijo Larry.
Nos llevaremos tu coche dijo Pete a su esposa.
Ah, s? Alucinante. Y cmo se supone que voy a ir a comprar comida a la
tienda?
Puedes ir andando, por lo que a m
Ah, claro, faltara ms. Y por qu t no?
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Un momento le interrumpi Jean. Esperad. Por qu no os llevis uno de


nuestros coches?
Un montn de gracias, pens Larry.
No s, no s articul. No me seduce lo ms mnimo exponerme a que el
Dodge se recaliente y
Llvate el Mustang.
Tal vez Lane tenga sus planes.
No te preocupes por eso. Si ella quiere ir a alguna parte, que coja el Dodge.
Larry asinti con la cabeza. Para qu discutir? Despus de todo, estamos
condenados a ir, pens.
Bajaron de la furgoneta. Trasladaron al Mustang rojo la cmara de vdeo, las
armas de fuego, las provisiones y las cervezas. Larry se puso al volante. Pete se
acomod en el otro asiento.
Esperemos que este funcione dijo Pete.
S.
Estaba completamente seguro de que funcionara. Nada iba a salvarle de aquella
cita con Llano de la Artemisa.
Hizo girar la llave. El motor gru y cobr vida.
Las esposas estaban una al lado de la otra. Sonrieron y agitaron la mano mientras
Larry conduca el Mustang, en marcha atrs, hacia la calzada de la calle.
Es excitante, o qu? Sonri Pete.
O qu.
Debe de ser justo al otro lado de la prxima curva indic Pete.
Larry aliment la esperanza de que encontrasen la ciudad ocupada. Era sbado, al
fin y al cabo. Tal vez alguien que hubiera salido a dar un paseo en coche habra hecho
un alto para explorar la ciudad fantasma. Quizs algunos chicos se hubiesen dejado
caer por all para decorar las paredes con pintadas o soltar unos cuantos disparos
contra los edificios. Hasta se alegrara de ver una pandilla de motoristas. Le servira
cualquiera. La cuestin estribaba en que la ciudad no estuviese desierta y que ellos
tuviesen que renunciar a la bsqueda de Uriah.
Pero doblaron la curva y la amplia calle mayor de Llano de la Artemisa se estir
frente a l, reluciente bajo la claridad del sol, completamente vaca, con la salvedad
de una mata seca que rodaba perezosamente por el piso, pasado el bar.
Para el coche pidi Pete. Tomaremos unos metros de cinta. Se ape, con
la cmara de vdeo. De pie, en mitad de la calzada, fue barriendo la zona despacio, de
un lado a otro. Cort la filmacin para acercarse a la ventanilla de Larry. Te dejar
que entres t primero. Dirgete all y aparca delante del hotel.
Me parece un poco memo.
Eh. Se quej Doug MacArthur cuando tuvo que meterse en el agua para

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desembarcar en Bataan?
No creo que fuese en Bataan.
Pues donde fuera. Aqu somos nosotros los que volvemos, SOCIO.
Muy bien murmur Larry.
Condujo el resto del camino solo en el Mustang, sali de la calzada frente al hotel
y se ape. Pete an se encontraba a unos cincuenta metros; caminaba muy despacio,
con el ojo pegado al visor de la cmara.
Abre el maletero! grit Pete. Ponte a la cintura la herramienta
escupeplomo.
Larry levant la tapa del maletero, cogi su Ruger, calibre 22, y se abroch el
cinturn muy cado alrededor de las caderas. Entorn los prpados al mirar a Pete y
se ech sobre los ojos el ala del estropeado Stetson.
Impresionante! coment Pete. Ahora, zrrale la badana!
Autntico dijo Larry.
Bueno, al menos, crgalo!
Consider que no era mala idea. Si acababan tropezndose con Uriah, ni por lo
ms remoto deseaba estar all quieto, con un revlver descargado.
Se sent en el parachoques trasero, se ech en la mano unos cuantos balines del
22 y procedi a insertarlos en el tambor. Para cuando hubo terminado, Pete se
encontraba ya a un par de metros.
Dedcame un gesto sarcstico tipo Clint Eastwood.
Si Uriah est observndonos, nos tomar por unos payasos.
Me parece muy bien. Hay que brindarle una falsa sensacin de seguridad.
Falsa, eh? Dej caer un puado de cartuchos en el bolsillo de la camisa y
volvi a dejar la caja en el portaequipajes. Tomamos una cerveza antes de
empezar?
An no. Toma esto. No quiero quedarme fuera de la obra.
Pas la cmara a Larry y le instruy acerca de su funcionamiento. Larry se separ
del automvil, encuadr a Pete a travs del visor y grab la escena mientras este se
pona el cinturn con la pistolera.
Un par de verdaderos hombres, eh? dijo hombres en espaol.
S dijo Larry.
Se daba cuenta de que era estupendo ir vestido as: las botas, los vaqueros
descoloridos, la vieja camisa de color azul y el sombrero del Oeste. Y era
especialmente estupendo notar el peso de la funda del revlver contra la pierna y
saber que dispona de un seis tiros de verdad con el cilindro cargado de proyectiles.
Era como ir de autntico vaquero.
Aunque de menor estatura que Larry, Pete pareca el doble de duro. Calzaba unas
ajadas y polvorientas botas de campaa. Las vueltas de los pantalones estaban

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deshilachadas. Llevaba arremangada la camisa de cuadros escoceses, dejando a la


vista los gruesos y velludos antebrazos. La misma camisa, demasiado ajustada en el
pecho, haca resaltar el relieve de los msculos. El sucio sombrero de paja, con las
alas dobladas hacia arriba por los lados y hacia abajo por delante, le daba todo el aire
de un tipo que muy bien poda ser un maltratado y borracho veterano, apostado en
una calleja, detrs del saloon. Pero lo mejor era el bigote en forma de manillar, negro
pero salpicado de pelos grises. El bigote era ms que un disfraz. Era real.
Con la espalda apoyada en el coche, Pete puso municiones en su revlver.
Aquellas balas parecan tres veces mayores que las de Larry.
Tengo que agenciarme un cuarenta y cinco o algo as coment este.
S. Procrate un quitapenas con potencia suficiente para dejar seco a quien se
tercie. Pete enfund su Magnum. Con los entornados ojos sobre la cmara, se
encaj un cigarrillo en una comisura de la boca. Lo encendi con un Bic. Pregunt:
Listo para ir en busca de nuestro hombre?
Qu me dices de una cerveza antes de empezar?
Me parece que diste en el clavo.
Se inclinaron contra la parte lateral del vehculo mientras beban. Larry no cesaba
de mirar a un lado y a otro de la calle, con la esperanza de que apareciese alguien y
echara por tierra su plan.
Pete dio la ltima chupada al cigarrillo. Tir al suelo la colilla y la aplast con la
bota.
Esto va a ser algo de miedo en nuestro libro afirm. Nosotros dos aqu,
lanzados en plan de poderosos paladines.
S. Aunque lo ms probable es que no le encontremos.
Vamos, hombre, piensa positivamente.
Soy positivo.
Veamos. Tratas de decirme que todo el trayecto hasta aqu te lo has pasado
albergando la esperanza de que no encontremos al tipo en cuestin?
Encontrarle no es exactamente el sueo de mi vida.
No te me vas a acojonar, verdad?
He venido hasta aqu, no?
Ah est el espritu.
Pero lo que ocurre con Uriah
Se interrumpi, mene la cabeza y tom otro sorbo del botelln.
S?
Nada.
Venga, hombre. Sultalo.
Bueno, que es real.
No fastidies.

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T estuviste en Vietnam y todo eso. Para ti es diferente. Lo ms cerca que he


estado yo de un folln de verdad fue cuando, all en Los ngeles, se cargaron a unos
vecinos. Todo lo que hice fue tirarme al suelo y rezar para que ninguna bala viniese
hacia donde estbamos nosotros. Lo cierto es que nunca jams he perseguido a nadie.
Tampoco yo. No serv en infantera, sabes?
Nunca disparaste contra nadie?
No. Ni tampoco me dispararon a m. Lo ms cerca que yo he estado de que me
soltasen un tiro, viejo penco, fue el viernes pasado, cuando t me encaonaste.
Ah!
S, ah! Pete se ech a rer. Ea, anmate. Demostraste que tenas pelotas. Si
fuiste capaz de ponerme aquel can delante de las narices, utilizars la pistola
cuando tengas que hacerlo.
Espermoslo as murmur Larry.
No te preocupes, lo hars.
Pete se separ del coche, tir la lata de cerveza al aire, muy alta, e
inmediatamente llev la mano hacia la culata del revlver.
No!
Antes de que pudiera desenfundar, Larry le haba cogido la mueca. La lata
tintine al chocar Contra el suelo y luego rod por l.
Pero, venga, hombre
Te has vuelto loco? La detonacin
No hemos entrado en la ciudad a escondidas precisamente, Lar. Si Uriah anda
por las proximidades, me parece que sabe que estamos aqu.
Bueno, diablos.
Vale, vale. Has terminado ya? Sigamos adelante con el espectculo.
Mientras Pete iba a recoger su lata de cerveza, Larry apur la suya y se encamin
al maletero. Tiraron las dos latas en su interior.
Qu hay de la cmara? pregunt Larry.
No habr bastante luz dentro del hotel.
Entonces ser mejor que cojas esto.
Larry rebusc en un rincn del portaequipajes. Junto al gato, la palanca y las
bengalas haba una linterna que guardaba all para casos de emergencia. La sac y se
dispuso a cerrar el portaequipajes.
Un momento. Puede que eso tambin nos haga falta.
Pete introdujo la mano. Sac la palanca.
Larry mir por encima del hombro y observ que el pestillo de las puertas del
hotel segua colgando suelto.
Crees que necesitaremos la barra?
Vamos a revisar las habitaciones, no?

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Larry no haba pensado en eso. Comprendi que, verdaderamente, haba evitado


pensar en lo que iban a hacer una vez estuviesen all.
No s por qu tenemos que forzar las puertas para entrar en las habitaciones.
Pete sacudi la cabeza y rio entre dientes. Con la palanca en la mano, cerr el
maletero.
Lo cierto es que no te gustara encontrar a ese tipo, verdad?
Lo que s es seguro es que no quiero disparar contra l dijo Larry mientras se
acercaban a la puerta frontal del hotel.
Tampoco yo quiero disparar contra nadie. Pero no deja de resultar agradable
saber que uno cuenta con cierta proteccin.
Palme la culata del revlver. Despus se introdujo la palanca por debajo de la
cintura de los pantalones, abri la puerta de doble hoja y entr en el hotel.
La claridad irrumpi por el hueco de la entrada y se extendi por el suelo del
vestbulo. Fue desvanecindose a medida que avanzaba, para concluir dejando
sumidos en la oscuridad los rincones ms distantes. Larry apenas pudo distinguir las
formas ambiguas del mostrador de recepcin y su vista slo llegaba hasta la mitad del
primer tramo de la escalera, que ascenda a su izquierda. Mientras se esforzaba en
percibir algo ms, la claridad desapareci. La puerta se haba cerrado con repentino
estrpito.
Esperemos a que los ojos se acostumbren a la penumbra susurr Pete.
Larry tena la impresin de que le haban cubierto la cara con una capucha negra.
Pero, al volver la cabeza, vio que por debajo de la puerta de la calle y por las rendijas
de las tapiadas ventanas se filtraban tiras de brillante luz diurna.
Pete estaba a su lado, silencioso.
Larry mir de nuevo al frente. No tard en discernir los tenues contornos de
algunas cosas: el alargado mostrador, los cubculos de las casillas que haba detrs, la
baranda y los peldaos de la escalera. Eran casi invisibles, pero estaban all. Con los
cantos redondeados. Fluidos. Fundindose con la negrura. Vio algunas formas de
cuya naturaleza no poda estar seguro. Por encima del alejado mostrador, algo que tal
vez fuese una cara. En un punto de la escalera, algo que muy bien poda ser un
hombre de pie, inmvil all, con la mirada fija en ellos.
Vala ms, pens, no ver absolutamente nada.
La guarida del loco susurr Pete.
Cierra el pico.
Ese sera un buen ttulo para ti, no?
Chisst.
De todo esto vas a sacar cantidad de material estupendo.
Dese que Pete permaneciese mudo. Quera silencio para poder or a cualquiera
que

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Adelante, enciende la linterna dijo Pete.


El pulgar corri el interruptor. El foco de luz se desplaz escaleras arriba. Larry
contuvo la respiracin cuando las sombras de la barandilla revolotearon sobre la
pared. Pero all no haba nadie. El rayo luminoso ascendi hasta lo ms alto de la
escalera. Proyect un tenue resplandor hacia el pasillo del piso superior. Larry lo
desvi en seguida para proyectarlo hacia el otro lado del mostrador de recepcin.
Tampoco all haba nadie. Empez a respirar ms desahogadamente mientras
escudriaba a la claridad de la linterna los ngulos del vestbulo.
Psamela pidi Pete.
Durante unos segundos, Larry se resisti mentalmente a ceder el control de la luz.
Pero comprendi, casi al instante, que ese control deba tenerlo la persona dispuesta a
llevar las riendas de la operacin. Y l prefera que fuese Pete quien las empuara. Le
entreg la linterna y apoy la mano en la culata del revlver.
Avanzaron y el piso recubierto de arena produjo chirriantes crujidos bajo sus
botas. Larry segua con la vista la trayectoria del foco de luz de la linterna. Este se
demor brevemente en el crucifijo. Recorri los bordes del panel, incrustado en las
otras secciones que clausuraban el hueco de debajo de la escalera, se desliz a lo
largo del mostrador e hizo un alto de varios segundos sobre una cerrada puerta que
haba cerca del extremo ms alejado del tabique.
Vayamos a echar un vistazo dijo Pete.
Se subieron al mostrador, para dejarse caer en el espacio del otro lado. Pete
encabez la marcha hacia la puerta, la abri y se asom al interior. Larry mir por
encima de su cabeza. El plido rayo de luz descubri una estancia vaca con una
ventana tapiada en el fondo.
El despacho del hotel musit Pete. Subamos al piso de arriba.
Cerr la puerta.
Pasaron de nuevo por encima del mostrador y atravesaron el vestbulo en
direccin a la escalera. Pete proyect la luz sobre la parte superior como si quisiera
cerciorarse de que nadie les esperaba all arriba. Luego baj el foco de la linterna
hacia los peldaos por los que iban a subir. Emprendi el ascenso.
Las tablas sueltas cubran an el agujero del rellano.
Al verlas, Larry dese que Brbara nunca hubiera cado a travs del entarimado.
Cmo puedes desear tal cosa?
Era la voz de Bonnie, triste y acusadora.
Cre que me queras.
Me parece que voy a echar un vistazo dijo Pete. Se arrodill y, con mucho
cuidado, levant dos tablas. Se agach para introducir la cabeza por el agujero. Le
sigui la linterna. No veo nada dijo.
Qu esperabas?

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Vete t a saber
Se incorpor, volvi a colocar las tablas donde estaban y se puso en pie. Dirigi
nuevamente el foco de la linterna hacia lo alto de las escaleras. Luego empez a subir
por aquel tramo.
Larry alarg la zancada para no pisar las tablas. Inmediatamente delante de l,
Pete traslad la linterna a su mano izquierda. Desenfund el revlver con la derecha.
Ten cuidado susurr Larry. Quiero decir que no dispares contra cualquier
cosa que se mueva. Puede que se albergue aqu un vagabundo o alguien parecido.
No te preocupes, vale?
Los allanadores de morada somos nosotros, por si se te ha olvidado.
S, s.
A un escaln del rellano superior, Pete se inclin hacia adelante y mir a derecha
e izquierda. Lleg al pasillo. Larry le sigui. El corredor terminaba justo a la
izquierda de la escalera. Por la derecha, se estiraba, largo y oscuro, con puertas a
ambos lados.
Se detuvieron delante de la primera puerta. Pete aplic el odo a la hoja de
madera, y el sombrero de caballista se torci. Tras escuchar durante unos segundos,
retrocedi.
Quieres gozar de los honores? murmur, al tiempo que apuntaba la linterna
sobre el picaporte. Te cubrir. No temas.
Con el corazn latindole a cien por hora, Larry cogi el picaporte. Intent
accionarlo, pero no ceda.
Cerrada dijo.
Pete golpe ligeramente con la boca del can del revlver el extremo de la
palanqueta que llevaba dentro del cinto.
Larry tir de ella. La agarr con las dos manos e introdujo la punta en la
hendidura que quedaba entre la placa del picaporte y el marco de la puerta. Mir a
Pete.
Bueno, adelante.
No s
Venga, mierda.
No deberamos estar aqu.
A ver si te vas a acongojar ahora.
Tal vez tendramos que estar dndole a los ejercicios de tiro, como les dijimos a
las chicas.
El libro, hombre. El libro. Uriah es el eslabn perdido, recuerdas?
Me asesin, la voz de Bonnie otra vez. No puedes permitir que eso quede
impune. Tiene que pagarlo.
Est bien murmur Larry.

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Aplic toda su fuerza a la barra de hierro. Not que se mova lateralmente unos
milmetros y se hunda en la madera y entonces son la bocina de un automvil. Se
qued petrificado.
Yiuuuu! exclam Pete.
Larry retir la palanca y gir en redondo.
Ese era nuestro coche!

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Captulo 34
Corrieron escaleras abajo, Pete a la cabeza. La madera de los peldaos chirri
clamorosamente bajo el repicar de las pesadas botas. Las tablas sueltas del rellano
saltaron y entrechocaron con estrpito. Si la bocina continuaba sonando, Larry no la
oa.
Su estmago era una bola de hielo. Le dola el pecho. Apenas lograba respirar. En
la garganta tena un nudo que era como un grito bloqueado que intentara abrirse paso.
Alguien estaba en la calle. Uriah? Forasteros curiosos? Una pandilla?
Agentes de polica?
Pete se detuvo. Larry, a su espalda, le cogi por el hombro.
Tmatelo con calma bisbise Pete, al tiempo que entreabra la puerta unos
centmetros. Una cinta de luz diurna se clav en los ojos de Larry. No veo a nadie.
Ni un coche ni nada?
Slo el tuyo. La claridad solar aument. Pete asom la cabeza por el un poco
ms amplio resquicio y mir a un lado y a otro, como un chiquillo que se dispone a
cruzar una calle de trnsito rodado denso. No. Nada.
Enfund el revlver, abri la puerta de par en par y sali a la acera.
Larry, que iba pisndole los talones, entorn los prpados para mirar al Mustang
rojo brillante. Volvi la vista en ambas direcciones. La calle estaba desierta.
La bocina no toc sola murmur.
Dime algo que no sepa ya.
Esto no me gusta absolutamente nada.
nete al grupo.
Crees que est detrs del coche?
Comprobmoslo. Sin apartar los ojos del automvil, Pete se desplaz en
diagonal hacia el centro de la calzada. Desde all vio algo que le hizo fruncir el ceo
y menear la cabeza. Se dej caer de rodillas, puso la linterna en el suelo y mir por
debajo del coche. Luego se levant, anduvo hasta el vehculo por la parte del
conductor y mir a travs de la ventanilla. Respir hondo. Volvi la cabeza hacia
Larry. Dijo: Aqu no hay nadie. Pero lo que s hay es una rueda reventada.
Oh, no, Jess!
Larry tena la sensacin de que su cabeza estaba entumecida por dentro. Al poner
el pie en la calzada, las piernas le vacilaron.
El neumtico delantero izquierdo del Mustang se aplastaba contra el asfalto.
En cuclillas, Pete desliz el dedo por la parte lateral.
Rajado.
No quiere que nos vayamos dijo Larry. Su voz son remota.
O eso, o est cabreado. Llevas rueda de repuesto?
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S.
Pete se levant y se puso de espaldas al coche. Entrecerrados los prpados,
examin las fachadas de los establecimientos de la otra acera.
Seguramente andar por ah partindose el pecho de risa a costa nuestra.
Cambiemos la rueda y largumonos de aqu.
Esta es nuestra ocasin de cazarlo.
Puede que ni siquiera sea Uriah.
Me juego algo a que s.
Bueno, de todas formas, voy a cambiar esa maldita rueda. Larry hundi la
mano en el bolsillo, sac las llaves del coche y se dirigi al maletero. Mantn los
ojos abiertos, eh?
Uriah, desde luego dijo Pete. Y apuesto a que sabe que somos los fulanos
que se llevaron su fiambre. Eso explica por qu ha pinchado el neumtico. Quiere
inmovilizarnos aqu y liquidamos.
Larry gimi. Abri el portaequipajes, se inclin en su interior y sac el gato.
Quiz cree que somos vampiros.
Jess, Pete.
Lo digo en serio. Y si da por supuesto que ya le hemos arrancado la estaca a la
moza y que ella nos ha mordido?
Estamos a plena luz del da, por ejemplo.
Y qu?
Larry levant en peso la rueda de repuesto, la sac del maletero y la dej sobre el
asfalto. Mientras la llevaba rodando hacia la parte delantera del coche, explic:
Los vampiros no sobreviven a la luz del da.
Tal vez eso no sea ms que trolas de las pelculas.
Todos los libros lo dicen.
Crees todo lo que lees?
Claro que no dej caer la rueda y se dirigi con paso presuroso en busca del
gato. No creo en vampiros, por el amor de Dios.
Se imagin a Bonnie celebrando sus palabras con burlonas carcajadas, sacudiendo
la cabeza, ondulante su melena dorada.
Pero Uriah s cree en ellos continu Larry. Cree en la proteccin que le
brinda usar crucifijos, ajos y estacas. Dej el gato junto al neumtico de repuesto y
alarg la mano. Pete le tendi la palanca. De modo que seguramente sabe que los
vampiros no pueden exponerse a los rayos de sol, tal como nosotros estamos
haciendo.
A menos que tenga otra informacin.
Larry arranc el tapacubos, que tintine al chocar contra el pavimento. Cubri
una de las tuercas con la llave de pipa. Trat de hacer girar la barra. La herramienta

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resbal, se solt y Larry cay hacia atrs.


Ser mejor que me encargue yo de eso dijo Pete. T vigila.
Larry le entreg la palanca, se puso de espaldas al automvil y estudi los
edificios de la acera de enfrente. Unas cuantas puertas estaban de par en par. Algunas
ventanas aparecan tapiadas, pero otras no.
Uno fuera dijo Pete.
El tapacubos reson con metlico chasquido al caerle dentro la tuerca.
Adems prosigui Larry, si cree que somos vampiros, tendr que
matarnos con estacas.
Buena observacin. No hay manera, eh? Cay otra tuerca en el cuenco del
tapacubos. Aunque sin duda cree que cuenta con la posibilidad de hacerlo, porque,
si no, para qu pinchar la rueda? gru Pete. Un segundo despus, la tercera
tuerca fue a parar al tapacubos. Tres abajo, ya slo queda una.
Quiz no era Uriah. Poda ser cualquiera. Un eremita, o alguien por el estilo. A
lo mejor no le gustan los forasteros y quiso damos una leccin.
La ltima tuerca campanille sobre el tapacubos.
Echaste el freno de mano?
S.
Larry se volvi. De rodillas, Pete preparaba el gato. Se agach para examinar los
bajos del coche, despus empuj el gato hacia dentro y procedi a darle a la palanca.
El Mustang empez a elevarse.
La flecha no acert el sombrero de Pete por escasos centmetros, pas rozando la
capota del coche, atraves la acera y se clav con sordo golpe en la pared del hotel.
Qu? salt Peter.
Larry gir sobre sus talones, se encogi sobre s mismo y empu el revlver.
Nadie. Slo sombras al otro lado de puertas y ventanas.
Mierda! Eso fue una flecha cabrona!
Pete estuvo al instante a su lado, sobre las rodillas, extendido el brazo, moviendo
el revlver en abanico, de lado a lado.
De dnde sali?
De alguno de esos edificios.
Se supone que te encargabas de montar la guardia hombre. Ese artilugio pudo
dejarme seco!
Qu vamos a?
Larry no vio a nadie. Pero s vio llegar la siguiente flecha. Sali de las tinieblas de
detrs de un ventanal del otro lado de la calle, justo frente a ellos. Era el escaparate de
una tienda, parcialmente entre cruzado por tablones batidos por la intemperie y entre
los que quedaban algunos huecos.
Larry lanz un grito de aviso, mientras echaba cuerpo a tierra y oa el silbido de la

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flecha por encima de su cabeza. Un momento despus, percibi el ruido sordo que
produjo al clavarse en algo.
Luego le ensordeci el estruendo. Tuvo la sensacin de que las palmas de unas
manos vigorosas le abofeteaban los odos, dispuestas a destrozarle los tmpanos.
Impresionantes, horrsonas explosiones. La Magnum 357 de Pete.
Pete segua de rodillas, entornados los prpados, rechinantes los dientes,
extendido el brazo y aguantando el retroceso del arma, cuando otra detonacin hizo
vibrar el aire. Larry tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no taparse los
odos. Miraba al frente en el instante en que son otro estruendoso disparo y vio que
un agujero atravesaba la pared, por debajo del ventanal. Haba tres o cuatro orificios
ms, muy prximos, separados entre s cosa de treinta centmetros.
Abri fuego, apuntando a la derecha de los agujeros de Pete y produciendo otros
nuevos que apenas poda distinguir. Traz una lnea de puntadas hacia el hueco de la
puerta. Su revlver produca unas detonaciones planas que parecan insignificantes en
comparacin con las de la fragorosa arma de Pete. Pero saba que los proyectiles del
22 eran lo bastante potentes como para atravesar la madera. Si las paredes no estaban
recubiertas de yeso o de planchas de piedra, las balas de Larry volaran a travs de la
habitacin.
El percutor cay sobre un cartucho ya disparado.
Vuelve a cargarlo, vuelve a cargarlo! oy que voceaba Pete, entre el tintineo
que le ensordeca.
Se ech de costado y comenz a expulsar los casquillos vacos.
An arrodillado, Pete meta nuevos proyectiles en el tambor de su revlver. Acto
seguido, se levant y ech a correr hacia el ventanal.
Espera! grit Larry.
Aunque su revlver an estaba descargado, se incorpor y se precipit hacia la
puerta.
S que voy a servir de mucho, pens.
Medio esperaba que Pete se lanzara de cabeza a travs del escaparate e irrumpiera
all dentro dndole al gatillo como un vaquero de pelcula. Pero su amigo demostr
ser ms prudente, encogi el cuerpo para quedar debajo del alfizar y mir
cautelosamente por la ventana. Larry ados el hombro al marco de la puerta. Con la
espalda apretada contra la pared, expuls del cilindro del revlver los dos ltimos
casquillos.
No le veo dijo Pete.
Crees que le hemos alcanzado?
No lo s. Pete se agach ms, dio media vuelta y, en cuclillas, se derrumb
contra la pared y contempl la calle.
Larry sac cartuchos nuevos del bolsillo de la camisa. Empez a meterlos en las

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cmaras. El tambor produjo leves chasquidos a medida que giraba. Una vez concluida
la recarga, encaj el cilindro.
Pete le mir.
Listo?
Para qu?
Vamos a entrar, no?
Ah?
No vamos a poder ir a ninguna otra parte, eso te lo garantizo. No estoy
dispuesto a cambiar un maldito neumtico mientras alguien dispara contra m.
Quieres que entremos?
Esa es la idea.
Pete se le acerc, despacio, caminando como un pato.
No s qu decirte.
Qu es lo que no sabes?
Y si nos est esperando?
Si tanto canguelis tienes, entrar primero.
No tengo miedo, pero
Otra vez de rodillas, Pete se desliz por delante de Larry para asomar la cabeza
por el hueco de la puerta.
Creo que se ha largado.
Pete se fue incorporando despacio, hasta quedar completamente de pie en medio
del umbral. Larry se dio media vuelta y se puso a su lado. En la estancia haba ms
claridad de la que supusieron. La luz no entraba slo por la puerta y los espacios
abiertos del escaparate, sino tambin por una ventana ms pequea del fondo de la
habitacin.
Me juego algo a que se march por esa ventana.
Qu habr ah?
Se refera al mostrador en forma de L con unos cuantos agujeros de bala cerca de
la parte superior y a la cerrada puerta de la trastienda del establecimiento, situada al
otro lado de aquel mostrador.
Si ests ah dentro conmin Pete en voz alta, entrgate ahora mismo.
No ocurri nada.
Hizo fuego tres veces. Las detonaciones sacudieron ensordecedoramente los
odos de Larry, mientras los proyectiles atravesaban el mostrador a la altura de las
rodillas.
Cristo! Tenas que hacer eso?
S.
An no se haba despegado el monoslabo de los labios de Pete, cuando el hombre
corra ya hacia el mostrador. Lo franque de un salto. Se precipit dentro de la

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trastienda, pero no tard en salir. Movi la cabeza negativamente.


Repito, apuesto algo a que se larg por la ventana.
Larry se reuni con Pete y se acercaron a la ventana.
MIERDA! grit Larry.
Dio un empujn a Pete. La fuerza que emple hizo tambalear a ambos y lo separ
mientras la flecha siseaba al pasar entre ellos.
Al tiempo que se apoyaba en una rodilla, Larry congel en el cerebro la imagen
del hombre que acababa de ver. Un individuo, de pie en el desierto, a unos noventa
metros de la fachada trasera del edificio, soltaba una flecha. Un salvaje de desgreada
pelambrera gris, barba enmaraada y parche negro cubrindole un ojo. Llevaba un
collar de dientes de ajo alrededor del cuello, un crucifijo que le colgaba sobre el
pecho y un chaleco abierto, confeccionado con piel gris de algn animal y que dejaba
al descubierto el cuchillo que llevaba al cinto.
Viste eso? pregunt Pete.
Al tiempo que se levantaba, Larry apunt:
Uriah?
El jodido salvaje de Borneo!
Miraron asomndose por los bordes de la ventana.
El hombre hua a la carrera, con las melenas ondeando al viento, el arco subiendo
y bajando al ritmo de su mano derecha, una aljaba de flechas y una bolsa de tela
rebotando contra su espalda.
Pete se agach. Apoy los brazos en el alfizar de la ventana y apunt
cuidadosamente.
No puedes dispararle por la espalda!
Observa y vers.
Larry estaba a punto de asestar un manotazo al revlver, pero una imagen de
Bonnie invadi su mente. La vio viva, dormida en su cama, mientras el estrambtico
viejo se le acercaba subrepticiamente, armado con un martillo y una estaca.
Pete dispar.
El proyectil levant una nubecilla de polvo a cosa de un metro por detrs del
desalado luntico.
La bala siguiente parti el arco por la mitad. Arranc el arma de la mano del
hombre y los extremos de la cuerda rota se agitaron en el aire, a bastante altura,
azotndose y enrollndose.
Albricias! exclam Pete. Ahora ya es nuestro!
Cuando pasaban a travs de la ventana, Larry vio al hombre dar un salto y
perderse de vista.
Est en el barranco dijo Pete.
S.

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El barranco. El lecho seco de la torrentera donde encontraron la radio gramola y


la fogata con los restos del coyote. Se encaminaron hacia all. Pete recarg el
revlver.
Ahora ya no tenemos por qu disparar contra l coment Larry.
Correcto. Le cogeremos vivo, le haremos unas cuantas preguntas. Va a ser
formidable. Se lo entregaremos a la polica. Hombre, vamos a ser los tipos listos que
resolvieron el caso de las desapariciones.
S musit Larry.
Comprenda que estaba obligado a sentirse estupendamente. Haban ido all en
busca de Uriah. No iban a tardar en descubrir si era o no aquel hombre.
Desde luego, no era el Uriah de sus pesadillas.
Aunque probablemente s fuese Uriah.
El canalla que haba asesinado a Bonnie y a las otras dos jvenes.
Lo capturaran. Vivo. Quiz se lo contara todo.
Pero Larry no se senta a gusto. Tena la impresin de que el miedo le asfixiaba.
Pete le sonri.
Tienes un aspecto de asco, socio. No te encuentras bien?
S me encuentro bien.
No hay nada de qu asustarse, hombre. Qu va a hacer ahora ese tipo?
Arrojamos las flechas a mano?
No s. Pero s s que esto no me gusta nada.
Pues a m s! Es fantstico!
Quiz no logremos dar con l pens Larry. Se trata de un individuo que come
coyotes all abajo. Seguramente conoce la quebrada como el dorso de su mano.
Puede que tenga escondrijos especiales.
Una vez haya llegado al fondo, puede haber huido en cualquier direccin. Para
cuando nosotros estemos all, har mucho tiempo que se larg.
Dios, as lo espero.
Cgelo, por Bonnie. Ella asesin. Encrgate de que lo pague.
A diez o doce metros del borde de la hondonada, Pete le hizo una sea con la
mano.
Ve por ah.
Cmo?
Nos separaremos para acorralarle.
Separamos? Has perdido el juicio?
Pete se detuvo y le mir con el entrecejo fruncido.
Haz lo que te digo.
No! Si nos dividimos, uno de nosotros ser presa fcil para l. Ocurre en todas
las condenadas pelculas de terror catastrofista que he visto.

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Esto no es ninguna puta pelcula.


Seguiremos juntos y no se hable ms.
Con aire disgustado, Pete mene la cabeza.
Est bien. Vale. Mierda.
Adems, si no actuamos conjuntamente all abajo
Por el rabillo del ojo, Larry observ que algo se mova.
Dirigi bruscamente la mirada hacia el barranco. Vislumbr la cabeza y un brazo
del salvaje tuerto, la expresin taimada del rostro, el brazo que se adelantaba
bruscamente para arrojar una piedra.
Cuidado! avis Larry.
Ech cuerpo a tierra, a la vez que miraba a Pete.
Pete se zambull mientras tiraba del revlver. Recibi el cantazo en el puente de
la nariz, la cabeza sali despedida hacia atrs y la piedra rebot a un lado. Perdi el
sombrero. Retrocedi dando traspis, como un jugador de campo exterior que trata de
recoger una pelota bateada a gran altura. La sangre descendi por el bigote, gote en
el interior de su boca abierta y se extendi por la barbilla. El revlver se le desprendi
de la mano. Pete fue a parar al suelo. La nuca choc contra una lisa plancha de
granito.
Ante la escena, Larry se encogi como si hubiese sido l quien recibi el impacto.
Despus record a Uriah. O quienquiera que fuese. Volvi la cabeza con un
brusco movimiento.
El hombre haba desaparecido.
Larry sali disparado hacia el borde de la hondonada.
Voy a acabar contigo, podrido hijo puta!, chill su cerebro. Mira lo que has
hecho! Qu voy a decirle a Brbara? Mierda, mierda, mierda! Pedazo de mierda!
Te volar tu asquerosa cabeza y esparcir tus sesos repugnantes por el desierto! No
tuviste bastante con asesinar a Bonnie, maldito luntico cabrn?
Vacil al borde del barranco mientras miraba hacia el fondo. La cuesta abajo era
demasiado escarpada, sembrada de peascos y maleza. Pero no haba nadie en la
cuesta. Nadie que corriese hacia el lecho seco del torrente.
Dnde ests, basura humana? grit Larry.
Empez a bajar, dando tumbos, esquivando los peascos y matorrales que
encontraba a su paso, agitando los brazos para mantener el equilibrio, hundiendo los
talones en la gravilla, patinando por los espacios de piso duro. A media bajada,
resbal.
Sus posaderas chocaron contra el suelo. Se desliz sobre el fondillo de los
pantalones, con un nudo en la garganta y los ojos llenos de lgrimas. Un peasco
interrumpi su descenso. Se levant, se puso encima de un mogote, parpade hasta
que se le aclar la vista y ote el terreno de la parte baja de la hondonada.

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Ni rastro de Uriah.
Pero haba all infinidad de puntos donde esconderse: rocas, bosquecillos de
matorrales y arbustos, profundos tajos en las paredes de la quebrada, producto de la
erosin.
El muy hijo de Belceb puede estar en cualquier parte, pens Larry.
Incluso era posible que ni siquiera estuviese all.
En vez de dirigirse al fondo del barranco, despus de tirar la piedra, poda haber
subido oblicuamente por la ladera.
Un escalofro recorri la espina dorsal de Larry. Gir sobre sus talones.
No vio a nadie.
Pero se sinti expuesto, vulnerable.
Puede estar acechando en cualquier sitio. He de salir de aqu.
La culata de nogal de su revlver tena un tacto resbaladizo. Se cambi el arma a
la mano izquierda, se sec la diestra frotndola contra la pernera de los vaqueros y
volvi a empuar el arma con ella. Luego, lanzando rpidas ojeadas a su alrededor, se
dispuso a trepar por el terrapln.
Puede estar en cualquier sitio.
Con gestos bruscos, volvi la cabeza en uno y otro sentido. Mir a su espalda. A
la cima. Detrs. A la izquierda. A la derecha. Cada vez que miraba en una direccin,
imaginaba a Uriah dando un salto hacia l en la opuesta.
Es como salir marcha atrs en un aparcamiento con el espacio justo pens.
Donde no hay sitio para maniobrar y, en cambio, los coches aparecen por todas
partes, saliendo de las plazas contiguas.
Exactamente igual. Uno no sabe a dnde mirar primero.
Tendr que recordar esa idea y utilizada en algn momento, se dijo.
Cristo, este no es el momento de pensar en el maldito libro!
Pero expulsa a Uriah de tu cabeza. Al menos durante un rato. El tiempo
suficiente para llegar a lo alto de este talud! Casi tena la cabeza ya al nivel de la
superficie de la cuesta, lo que le hizo sentir un ramalazo de alivio.
An no ests arriba se dijo. Aqu es cuando te caza, cuando tienes la salvacin
al alcance de la mano.
Mir a ambos lados. Mir a su espalda. Uriah no estaba. Lo logr!
Hizo un ltimo esfuerzo para alcanzar la cima.
Uriah estaba arrodillado junto a Pete.
Apoyaba la punta de una estaca en el pecho de Pete. Se dispona a descargar
sobre ella un martillazo.

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Captulo 35
Larry no afin la puntera. No tuvo tiempo para ello. Encaon a Uriah
precipitadamente e hizo fuego.
El hombre volvi la cabeza con un respingo. Solt la estaca, se llev la mano a la
mejilla, fulmin a Larry con la llameante mirada de su ojo frentico, se retorci sobre
las rodillas y arroj el martillo hacia l. Larry se apart de un salto. El martillo pas
dando vueltas por su lado, a un centmetro del hombro.
Quieto!
Aunque apuntaba al salvaje con el revlver amartillado, se abstuvo de disparar.
Haba tenido suerte con la primera bala. No quera arriesgarse con otra. No
mientras su blanco continuara arrodillado junto a Pete.
Pero Uriah no se qued quieto.
No pareci importarle que le estuviera encaonando un arma de fuego. Como
tampoco le preocup ms la herida. La sangre descenda por ambos lados de su
enmaraada barba gris mientras recoga la estaca del suelo, se pona en pie de un
brinco y se lanzaba a la carga.
Alto o disparo!
VAMPIRO! chill el salvaje, y su boca proyect una rociada de sangre. Se
abalanz sobre Larry, enarbolada la estaca en la mano derecha.
Larry apret el gatillo.
El vientre metlico de Jesucristo se hundi y la esquina superior de la gran cruz
de madera produjo un rasguo en el pecho del atacante.
Le di a Jess! Cristo ha salvado a Uriah!
El pulgar de Larry impuls el percutor hacia atrs, pero no pudo apretar el gatillo.
Cuando Uriah se le ech encima, Larry levant el brazo izquierdo para desviar la
estaca y aplic violentamente el can del revlver contra la sien del hombre. El
arma se descarg. Trozos de pelo y partculas de carne ensangrentada salieron
despedidos de la parte lateral de la cabeza de Uriah.
El peso muerto del salvaje despidi a Larry contra el suelo. Mientras se quedaba
sin resuello, alz las rodillas. Se hundieron en la barriga de Uriah.
El verdugo de vampiros rod por encima de Larry.
A juzgar por los ruidos que produca su cuerpo, continu rodando.
Larry se arrastr hasta el borde del talud y vio que Uriah se desplomaba cuesta
abajo, dando vueltas, retorcindose, rebotando contra los peascos, en tanto las
flechas volaban de su carcaj y los brazos y las piernas aleteaban a impulsos de las
sacudidas, pero inertes. Cerca del fondo del barranco, resbal sobre la espalda, con la
cabeza por delante, hasta que uno de sus hombros choc con un pen de granito. El
impacto le detuvo en seco, con un demoledor zarandeo que lanz sus piernas hacia
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arriba. Dio una vuelta de campana y aterriz de bruces en el suelo del fondo de la
hondonada. Qued all tendido, inmvil.
Larry le contempl.
Remtalo. Pareca la voz de Bonnie. Hazlo por m. Si me quieres, acaba con
l.
No puedo.
Si no te importa lo que me hizo a m, mira a tu amigo Pete. Piensa en lo que
Uriah ha intentado hacerte a ti. Tambin intent matarte.
Sera fcil, pens. Tan fcil como levantar el revlver y vaciarlo en aquel cuerpo
tendido.
Hazlo, le apremi la voz de Bonnie.
Pero Larry pens en la forma en que el crucifijo detuvo su proyectil, disparado a
quemarropa contra el pecho de Uriah.
Fue como si el propio Dios hubiera intervenido para salvar a aquel hombre.
Dios no tuvo nada que ver con eso. La suerte estuvo con Uriah, ni ms ni menos.
Remtalo o lo lamentars.
He de volver junto a Pete.
Mata a Uriah.
No! profiri en voz alta.
Enfund el revlver y se apart del borde del barranco. Recogi el sombrero y
apret el paso de vuelta hacia Pete.
Lo lamentars.
Se dej caer de rodillas y suspir aliviado al or la crispada y borboteante
respiracin de Pete. Inconsciente, pero vivo!
Deba de tener la nariz rota. Su aspecto era calamitoso. El puente de la nariz
apareca partido y abotagado. Los ojos, hinchados. Una costra de sangre recubra la
piel por debajo de las ventanas de la nariz. De la comisura de la boca sala un hilillo
de saliva granate.
Larry le sacudi suavemente por los hombros. La cabeza se bambole.
Pete. Despierta, Pete.
Nada.
A horcajadas sobre l, Larry le agarr por la pechera de la camisa y tir de l
hasta sentarlo. Cuando la cabeza adopt la verticalidad, de la boca sali una baba
sanguinolenta. Emiti una leve tos y proyect un poco ms de aquella saliva, pero no
recuper el conocimiento.
Y ahora qu?
Tendr que llevado a cuestas. No hay otro remedio.
Y sus cosas?
Tras emitir un suspiro, Larry tir de Pete hasta que el tronco qued inclinado

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sobre las piernas. Pareca aguantarse as bastante bien. Larry le solt y fue a recoger
el revlver y el sombrero. Puso el arma en la funda de Pete y se encasquet el
sombrero encima de su Stetson.
Se agach ante la bolsa de lona de Uriah. Contena seis estacas de madera, con las
puntas aguzadas.
Me las llevo?
Una carga extra, nada ms, decidi.
De nuevo a horcajadas sobre Pete, trat de despertado. Al final, se dio por
vencido, lo cogi por los sobacos y lo levant. Se agach y breg con el cuerpo de
Pete hasta echrselo al hombro. Agarr las piernas de su amigo por la parte posterior,
se enderez trabajosamente y ech a andar.
Avanz con gran esfuerzo, fija la mirada en la distante hilera de edificios. No
pareca existir entre las casas pasaje alguno que acortase el camino hasta la calle.
Cargado con Pete, tendra que rodear el casco urbano o pasar a travs de una ventana.
Sus piernas ya acusaban el esfuerzo y vacilaban bajo el peso de Pete. Tendra que
colarse por alguna ventana.
Tambin poda pasar por la que utilizaron al emprender la persecucin de Uriah.
Imagin de pronto que Uriah se le acercaba por la espalda, a todo correr. Volvi la
cabeza.
All no haba nadie.
Lo ms probable es que siga en el fondo de la quebrada, se dijo Larry, y continu
avanzando penosamente hacia la ventana.
Se pregunt si habra matado al hombre. El primer balazo, de eso estaba bastante
seguro, haba alcanzado una mejilla. Desde luego, no produjo una herida mortal. El
segundo proyectil se estrell contra el crucifijo y sali rebotado. Pero el revlver se
descarg cuando golpe a Uriah con l. La bala de aquel disparo dio al hombre en la
cabeza. Ignoraba qu dao pudo haber hecho. Quiz slo le desgarr el cuero
cabelludo. O tal vez se le hundi en el cerebro. En cuyo caso, muy bien poda haber
acabado con su vida.
Por lo menos, no le remat se dijo Larry. Si el tipo ese muri a causa del ltimo
disparo, fue un accidente. Y, adems, en defensa propia.
No es que la polica vaya a enterarse de nada de todo esto pens Larry. Si puedo
evitarlo.
Estaba cerca de la ventana cuando Pete gimi y se retorci ligeramente. Larry dio
un paso ms, y otro
Yiuuh. Djame en el suelo musit Pete.
Aguanta.
Larry cubri tambalendose el trecho que le faltaba hasta la pared del edificio. Se
agach y apret a Pete contra ella, para sostenerlo.

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Venga, hombre. Pete le apart de un empujn, cay de rodillas, se dobl


sobre s mismo y expuls un vmito ensangrentado. Luego se agit y escupi unos
lapos de roja mucosidad. Cuando termin, se mantuvo cado, con la cabeza colgando.
Me cago en la leche!
Cmo ests?
Oh, mierda. Vacilas conmigo, eh? Se pas una mano por la cara. Qu ha
pasado?
Uriah te arre una pedrada.
Me parece que tengo rota esta puta nariz.
S.
Me siento como si me hubiera partido la crisma.
Gimi otra vez. Se palp la nuca. Larry no vio que tuviera sangre en la cabeza.
Ser mejor que vayamos a un mdico.
De eso, nada. Llvame al sepulturero. Hizo un esfuerzo, se incorpor y se
apoy contra la pared. Con las manos apretadas contra la cabeza, una a cada lado,
cerr los prpados. Qu ha sido de Uriah?
Lo dej tendido en el lecho del torrente.
Uno de nosotros le abati?
Ms o menos.
Cmo?
Es una larga historia. Vayamos al coche. Luego te lo cuento.
S, pero est muerto o qu?
Puede que est muerto. No lo s. Crees que puedes pasar por esa ventana sin
problemas?
Claro murmur Pete.
Larry pas al interior del edificio. Una vez all, agarr a Pete por un brazo y le
ayud a franquear el alfizar de la ventana. Sin soltarle el brazo, acompa a su
amigo a travs de la sombra estancia hasta la calle.
El automvil an descansaba sobre el gato.
El emplumado astil de una flecha sobresala de la parte lateral del neumtico
deshinchado.
Menos mal que an no habamos cambiado la rueda coment Larry.
Es nuestro da de suerte articul Pete.
Un da afortunado, s.
Si tuvieras la cabeza como la tengo yo, no pensaras lo mismo.
Pudo haber sido mucho peor.
S, claro. Abre el maletero, quieres? Y psame una cerveza.
No estoy muy seguro de que debas beber alcohol. Una herida en la azotea
como la que tienes t

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Quin se ha muerto y te ha nombrado neurlogo? Pete dio una palmada a la


cubierta del portaequipajes. Venga ya!
Larry abri el maletero, levant la tapa de la nevera y sac dos latas de cerveza.
Les quit la cpsula y dio una a Pete. En lugar de beber, Pete verti un poco de
cerveza en un pauelo y se limpi con l la sangre de la cara.
Larry se lleg a la parte delantera del automvil. Sinti en la mano la humedad de
la lata. Tom un trago. La cerveza estaba fresca, le supo a gloria. En cuclillas, arranc
la flecha del neumtico.
Djame verla pidi Pete, al tiempo que arrojaba al asfalto el pauelo sucio.
Larry le entreg la flecha.
Lo que imaginaba, apache.
Estupendo.
Un bonito recuerdo.
Buena cosa que no acabramos de cambiar la rueda y poner la nueva. Larry
tom otro sorbo de cerveza. Estbamos jugando a vaqueros y un chalado empieza a
dispararnos flechas.
Por qu no te quitas mi sombrero? Tienes un aspecto estrambtico. Y, si me
ro, me duele.
Larry se quit el sombrero de Pete de encima del suyo y se lo tendi.
Quieres que me lo ponga en esta cabeza que tengo?
Ests de coa. chalo dentro del coche.
Lo arroj por la abierta ventanilla. Fue a caer en el asiento contiguo al del
conductor. Despus de echarse al coleto otro trago de cerveza, Larry se puso en
cuclillas y empez a accionar la palanca del gato.
Ests seguro de que no tenemos que preocupamos de la posibilidad de que ese
tipo venga a damos otro disgusto?
Dispar tres veces contra l.
Arrea!
Mientras cambiaba la rueda, cont a Pete que se lanz cuesta abajo, por el talud,
en persecucin de Uriah, despus de que este arrojara la piedra. No logr encontrarlo
y, cuando volvi arriba, vio al viejo en el momento en que se aprestaba a clavarle una
estaca en el pecho. Entonces, le alcanz con un balazo en la cara. Explic que Uriah
le grit: Vampiro!, y le atac con la estaca por delante. Cont tambin que el
crucifijo detuvo la bala y que un disparo accidental arroj a Uriah rodando ladera
abajo.
Al concluir, lanz una mirada en torno. Pete se pellizc los labios, silb entre
dientes y dijo:
Menuda batallita me ests colocando, eh?
Nada de eso respondi Larry. La verdad es que, durante un buen rato, la

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cosa estuvo al rojo vivo.


Y yo me lo perd.
Lo siento.
Ese hijo de su madre trataba de empalarme?
Exacto.
Te garantizo que me alegro una tonelada de que seas tan bueno con la
herramienta escupefuego, viejo penco.
Yo tambin.
Pete levant su lata de cerveza y la vaci en la boca.
Me tomar otra. Y t?
Aunque Larry tena la suya por la mitad, accedi:
S.
Mientras Pete iba en busca de las cervezas, Larry apret las tuercas con la llave
de pipa.
Pete deposit a su lado la nueva lata.
Larry empez a bajar el automvil.
Me da en la nariz que ese viejo buitre muy bien puede estar vivo dijo Pete.
Si lo est, no creo que tenga muchas ganas de juerga. Y, como le hemos roto el
arco, no puede hacemos dao.
Aun as, me gustara que te lo hubieses cargado.
Pens en ello.
Cuando retir el gato de debajo del coche, esperaba que Pete le sugiriese que
volvieran al barranco para rematar la tarea.
No fue as.
En cambio, Pete dijo:
Qu vamos a hacer respecto a ese tipo?
Dejarlo.
La mitad de mi cerebro me aconseja que volvamos all y le metamos un balazo
en la cabeza. Pero la otra mitad me duele de un modo acojonante.
Salgamos pitando de aqu. Nos preocuparemos de l ms adelante.
Volveremos dentro de unos das, quizs.
Quizs dijo Larry. No tena la menor intencin de volver, pero para qu
ponerse a discutir?
Tampoco tena ganas de forcejear con el tapacubos. As que, en vez de colocarlo,
lo puso en el maletero, junto con el gato. Despus llev rodando el neumtico hasta la
parte trasera del automvil y lo deposit tambin dentro del portaequipajes.
Pete lleg a su lado, con la linterna y la flecha.
Vamos a guardar esto en secreto? pregunt. No pensars contrselo a la
polica, eh?

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De eso, nada le asegur Larry.


Ni a nuestras queridas esposas.
Qu les diremos?
Fuimos a tirar al blanco, vale? Tropec y me sacud un golpe tremendo en la
cara con una piedra.
A m me parece bien.
Larry cerr el maletero. Volvi hacia el frente del coche, recogi sus dos cervezas
y se puso al volante. Acab la primera lata mientras Pete apartaba el sombrero y se
acomodaba cautelosamente en el asiento contiguo al del conductor.
Larry puso en marcha el automvil.
Aunque ha de figurar en el libro dijo Pete.
Larry dio media vuelta y aceler rumbo a la salida de la ciudad. Pete le sonri.
Va a ser un libro formidable, eh, socio?
S. Una pasada.
Quin iba a imaginrselo? Venimos aqu en busca de ese cabrn y nos vemos
metidos en una jodida batalla. Fantstico. Vamos a tener lo que se dice un best-seller,
de eso no hay duda.
Y tambin vamos a tener que dar un montn de explicaciones.
Eh, ese fulano es un manaco homicida. Qu hay que explicar?
Una barbaridad, podra suponer. Nuestras chicas se enterarn de todo. La
polica lo descubrir todo. Nos van a pillar en muchas contradicciones.
Venga, no me irs a decir que otra vez se te han puesto por corbata, eh?
Larry mene la cabeza. Le dio otro tiento a la lata de cerveza mientras aceleraba
por delante del garaje de Babe y sala de la ciudad.
Despus d lo de hoy, nada del mundo me va a impedir escribir ese condenado
libro.
As se habla!

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Captulo 36
Uriah se puso en pie lentamente. Tropez con un peasco y se sent encima. Hizo
una mueca de dolor cuando pos las nalgas en la dura superficie.
Comprendi que el descenso arrastrndose por la ladera le haba arrancado
bastante piel. Pero las erosiones no eran nada en comparacin con las heridas de bala.
Se inclin hacia adelante y escupi sangre y trozos de dientes rotos. Se pas la
lengua, con precaucin, por el agujero de la mejilla izquierda. El dolor le hizo dar un
respingo pese a que el orificio era muy pequeo, bastante ms pequeo que la herida
de la mejilla derecha. La bala no slo tena all orificio de salida, sino que se llev por
delante una muela. Fue una suerte que aquel desgraciado hijo de Satans empuara
un veintids, pens.
Aunque el dolor le estaba volviendo loco.
Al tiempo que escupa un poco ms de sangre, se pas los dedos por el surco que
tena en el cuero cabelludo, encima de la oreja izquierda.
Se record que haba sufrido heridas ms graves.
Estas eran malas, pero pudieron haber sido mucho peores, como aquella vez en
que una de las vampiras le clav la estaca en un ojo.
A l le iban a decir lo que era un mundo de dolor!
Uriah se acarici el sangrante araazo que tena en medio del pecho.
Vio el crucifijo.
El cuerpo chapado en oro de Jesucristo estaba doblado por la mitad a la altura del
estmago.
Lo contempl durante largo rato.
Mi Salvador, pens.
Sabes que an tengo trabajo pendiente.
Por eso me ayudaste a escapar del manicomio. Por eso me guiaste para que
volviera a casa. Por eso me salvaste hoy de caer en poder de los perversos. Sabes que
todava me queda trabajo por cumplir.
Recluido en el sanatorio de Illinois, por demencia criminal, Uriah haba credo
que su misin estaba concluida. No acab con todas las vampiras, pero s contribuy
con su cuota correspondiente. Haba reducido bastante el ejrcito de las mismas.
Perdi un ojo. Le detuvieron. Aunque ignoraban todas sus hazaas, saban que
intent matar a aquella vampira de Charleston, lo que bast para que le quitasen de la
circulacin. Le molestaba reconocerlo, pero se haba alegrado de que todo hubiese
concluido.
Cuando se fug de la clnica mental, ya no tena la menor intencin de cazar ms
vampiras. Lo nico que deseaba era regresar a Llano de la Artemisa y vivir en su
hotel, que era donde deba estar.
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Pero, al fin y al cabo, Dios se encontraba detrs de aquello. Dios le condujo hasta
all, sabedor, en su infinita sabidura, que haba dificultades en el aire.
Apenas llevaba Uriah un mes en la ciudad cuando aquellas personas se
presentaron y descubrieron el escondite. l haba ido al desierto, a la caza de su cena.
Cuando regres, los intrusos ya no estaban. Al ver el hoyo del rellano, rez para que
no hubiesen encontrado a la vampira. Pero su oracin fue intil. El panel que cerraba
la tumba estaba suelto. La manta, tirada encima de cualquier manera.
Entonces comprendi que el diablo los haba enviado para que deshiciesen la obra
que l, Uriah, llev a cabo.
Pero por qu no arrancaron la estaca all mismo, en aquel mismo instante?
Resultaba ilgico. Es que, de una u otra manera, intervino Dios y lo impidi?
Durante los das siguientes, Uriah se mantuvo vigilante. No abandon el hotel en
ningn momento. Por la noche, en vez de retirarse a su habitacin del segundo piso,
dorma en el vestbulo. Le desconcertaba el que los intrusos no volvieran para
resucitar a aquella sucia criatura de debajo de la escalera. Tal vez no eran enviados
del demonio, despus de todo. Quizs aparecieron all por pura casualidad y no tenan
la menor intencin de volver.
Pero, si eran inocentes, por qu no informaron a la polica del descubrimiento
del cadver?
Da tras da, Uriah esper y ponder todas aquellas circunstancias. nicamente
sala del hotel para hacer sus necesidades y para ir a buscar agua al viejo pozo de la
parte trasera. Se alimentaba a base de la pequea existencia de tasajo que tena en
reserva para situaciones de emergencia. Al acabrsele, ayun dos das antes que
abandonar la vigilancia para ir de caza.
Por ltimo, corrodo por el hambre y sabiendo que iba a necesitar todas sus
fuerzas para combatir al Malfico que indudablemente acabara por presentarse,
decidi dar una batida por el desierto. El Seor no le proporcion alimento hasta
despus de anochecido. Haba guisado el coyote. Mientras se lo coma, el coyote le
habl. Le dijo que anduviera con cuidado. Que mientras l, Uriah, guardaba la
vampira de debajo de la escalera, los intrusos encontraron y liberaron a las otras dos.
Uriah tuvo la absoluta certeza de que era la voz de Dios la que le avisaba.
Empavorecido por la idea de que hubieran desatado de nuevo el mal, Uriah regres
rpidamente al hotel. Cogi velas y una vieja pala roosa y ech a correr hacia el
oeste de la ciudad. La puerta frontal de la licorera de King llevaba mucho tiempo
destrozada. Uriah entr y se encamin a la parte trasera del vaco establecimiento.
Mantuvo una vela muy cerca del suelo, lo que le permiti localizar la trampilla.
Haba sido el orgullo y la alegra de Ernie King: una entrada secreta a la bodega
donde guardaba sus ms preciosas botellas de vino. En los viejos tiempos, Ernie
acostumbraba a vanagloriarse de que nadie conoca aquella trampilla, salvo los

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miembros de su familia y su mejor amigo, Uriah. Ambos haban pasado muchas


veladas estupendas all abajo, catando caldos, antes de que Ernie cerrara el negocio y
abandonase la ciudad como hicieron casi todos.
Una delgada capa de arena, procedente del desierto, cubra la madera de la
trampilla.
Desde luego, no daba la impresin de que alguien la hubiera abierto
recientemente.
Pero quiz los invasores espolvorearon arena, despus, para que pareciese que
nadie haba andado por la zona.
Uriah sac su cuchillo. Introdujo la hoja en el quicio, hizo palanca, levant la
trampilla y la dej descansando en el suelo, tras voltearla. Cogi la pala y descendi
por la escalera.
A primera vista nadie haba excavado all. Eso debera ser otro indicio. Pero Uriah
no estaba dispuesto a poner en tela de juicio las palabras del Seor. A la claridad de
las velas, sudoroso a pesar de la fresca temperatura reinante en la bodega, excav en
busca de los cadveres.
Los haba enterrado a bastante profundidad. Con aquellas dos, dispuso de mucho
tiempo. Hubiera puesto all tambin a la ltima vampira de no haberse precipitado los
acontecimientos. Tena mucha prisa. Le vieron. De modo que la escondi debajo de
la escalera del hotel y huy de la ciudad todo lo velozmente que le fue posible.
Mientras hunda la pala en la dura tierra del piso de la bodega, dese no haberlas
sepultado a tanta profundidad.
Fueron transcurriendo las horas y la ltima vela haba quedado ya reducida a un
pequeo cabo cuando la hoja de la pala choc con madera. Haba enterrado los
atades uno junto al otro. No estaba seguro de cul de los dos acababa de encontrar.
Pero eso careca de importancia.
De pie en el hoyo, con el hombro al nivel de la superficie, trabaj febrilmente
para dejar al descubierto la tapa del atad. El cabo de vela se consuma del todo
mientras Uriah apartaba puados de tierra a un lado y a otro.
Se puso a horcajadas sobre el atad. Introdujo el filo de la pala bajo la tapa del
fretro. Chirriaron los clavos. La vela se apag.
Un escalofro de pavor serpente por el organismo de Uriah mientras se afanaba
sumido en las tinieblas ms absolutas.
El Seor le dijo que haban liberado a las vampiras. No que se hubieran ido.
Poda encontrarse una vampira viva en el atad sobre el que estaba.
Mi crucifijo y mis ajos me protegern, se dijo.
Pero el terror aument cuando se dispuso a abrir la caja.
Arroj la pala fuera de la fosa, se inclin y levant la tapa. La sostuvo entre sus
piernas separadas. Luego la ech tambin fuera del hoyo.

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Con cuidado, fue bajando el cuerpo hasta que las rodillas descansaron sobre los
estrechos bordes de las paredes del atad. Se agarr con la mano al canto izquierdo y
se agach un poco ms. Alarg la mano a travs de la oscuridad.
Los dedos se deslizaron entre el reseco y suave cabello.
Sinti como si un millar de araas corrieran por su espalda.
Toc la agostada y spera piel del rostro de la vampira. Cuando la yema de los
dedos encontr el filo de los dientes, Uriah dej escapar un jadeo y retir la mano
vivamente.
El Seor es mi pastor musit Uriah, y se oblig a tocar de nuevo el cadver.
Tante el cuello. La clavcula. l me obliga a yacer en verdes pastos.
Toc la lisa redondez de la estaca de madera. Curv la mano en torno a ella.
La estaca segua hundida en el pecho, tal como deba estar.
Uriah supo, entonces, que el coyote haba mentido. Su voz no era la del Seor.
Satans habl a travs del animal para engaarle a l.
Uriah sali de la fosa y se desliz en la oscuridad. Subi la escalera de la bodega
y se precipit a la acera.
A tiempo de ver a los dos hombres que salan del hotel cargados con el atad.
Furioso, abrumado por la sensacin de desdicha producida por el miedo y la
culpabilidad, observ cmo introducan el fretro por la parte posterior de una
furgoneta. Subieron a los asientos delanteros. Sin encender los faros, la furgoneta
aceler a lo largo de la calle iluminada por la luna. Durante un frentico instante,
Uriah pens en salir corriendo e intentar detenerlos.
Pero el Seor le retuvo.
Aguarda tu momento pareca decir el Seor. No te fallar.
As que Uriah se quit de en medio, perdindose de vista dentro de la licorera
hasta que la furgoneta desapareci.
Haba esperado su momento.
Hoy, el Seor le llev de nuevo aquellos dos hombres a Llano de la Artemisa.
Volvan para matarle. De eso estaba seguro. Haban liberado a la vampira, para
convertirse en hermanos vivos de ella. Regresaron para destruir al nico hombre
digno y capaz de proporcionarles el eterno descanso.
Pero haban fallado.
Uriah se toc con la lengua la parte interior del su mejilla, en carne viva, y dio un
respingo.
Fracasaron pens. Pero yo no.
Bueno, l no logr enviarlos al reino de la paz perpetua.
Pero lo hara.
Acabara con ellos y con la vampira que asesin a su familia. Con todos.
Sonri. Una sonrisa que lanz una llamarada a travs de sus mejillas y puso

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humedad lacrimgena en sus ojos.


Baj la mano y tom un trozo de papel doblado que llevaba entre el cinto y la piel
del abdomen.
Antes de tocar la bocina del automvil para impulsarlos a salir del hotel, Uriah
revis la guantera. Y encontr lo que saba que iba a estar all.
El permiso de circulacin del vehculo.
Lo desdobl, parpade para secarse las lgrimas y mir el papel. El coche estaba
registrado a nombre de Lawrence Dunbar, avenida de la Palma, 345, Recodo de la
Cabeza de Mula, California.
El papel deca claramente Recodo de la Cabeza de Mula. Uriah conoca muy bien
aquella poblacin.
De all haban salido las vampiras entonces, cuando llegaron por la noche para
asesinar a Elizabeth y a Martha. Y all volvan a concentrarse, en nmero cada vez
mayor.
A escasos kilmetros de distancia.
Tardar un par de das pens. Ser mejor que me ponga en camino cuanto
antes.
Se guard otra vez bajo el cinto el permiso de circulacin y empez a escalar la
vertiente del barranco.

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Captulo 37
A Lane le temblaba la mano mientras proceda a aplicarse la sombra de ojos. No
es ninguna cita, se dijo. Slo una funcin escolar. En realidad, no pasa de ser una
especie de excursin a la que estoy dando ms importancia de la que tiene.
Se haba pasado el da repitindoselo, pero no pareci servirle de gran cosa.
Probablemente ni siquiera se me presentar la ocasin de estar sola con l.
Son el timbre de la puerta y el corazn le dio un vuelco. Ya est aqu.
Lane respir hondo, mientras procuraba calmarse, y luego se pas el pincel del
rimel por las pestaas. Apart los tiles de maquillaje. Sac el bolso del tocador y
regres ante el espejo del armario.
No puedo ir vestida as!, pens de pronto. Observ que se le enrojeca la cara.
No, est bien. l no quiere que vayamos con traje de noche. Dijo que no se trataba de
una fiesta de fin de curso.
Adems, ella se haba puesto aquel conjunto varias veces para ir a misa. Si es
adecuado para ir a misa, es adecuado para asistir a una representacin de Hamlet.
Adems, estoy guapa con l pens. Y soy yo! Lane alz los brazos.
Aunque tena hmedas las axilas, en la tela azul de la blusa no se apreciaba mancha
alguna. Probablemente porque era una blusa holgada. Casi todo el sudor descenda
por los costados.
Lane! le dio una voz su madre, avisndola. El seor Kramer est aqu!
Ahora mismo voy!
Abri rpidamente los broches del escote, sac unos kleenex del cajn superior de
la cmoda, se sec las axilas y proyect una nueva rociada de locin desodorante.
Tras cerrar de nuevo los broches de la blusa, sali presurosa del cuarto.
Voy demasiado a la pata la llana, pens al ver al seor Kramer en el recibidor.
l llevaba corbata, camisa blanca, chaqueta deportiva azul y pantalones grises.
Buenas noches, Lane salud. Se encar de nuevo con el padre de la
muchacha y levant el ejemplar de El vigilante de la noche que tena en la mano
izquierda. Gracias por la dedicatoria, Larry.
Gracias por comprar el libro le replic el padre de Lane. Me alegro de que
pudiera encontrarlo.
El rostro de Larry estaba un poco ms colorado que de costumbre; su voz, un
poco ms espesa. Pero, al menos no arrastraba las palabras estropajosamente. Haba
bebido horrores antes de la cena. La chica confi en que el seor Kramer no se diera
cuenta de que Larry estaba bastante achispado.
Puedo contar con usted el treinta y uno de octubre?
All estar.
Es formidable. Tener un conferenciante como usted la vspera de Todos los
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Santos va a ser alucinante para los chicos.


Les leer algo realmente asqueroso de alguna de mis obras.
Estoy seguro de que les encantar. Dirigi a Lane una sea con la cabeza.
Bueno, creo que es mejor que nos pongamos en marcha. Est dispuesta?
Voy vestida apropiadamente? pregunt Lane. Si cree que debo ponerme
otra cosa
No, no, est perfecta.
Sonriente, la madre asinti aprobadoramente.
Tienes un aspecto precioso, tesoro.
A desembarcar, pequea socia dijo el padre. Y si por el camino te
tropiezas con Hoot, no te olvides de dedicarle un Hola! Qu tal? de mi parte.
Oh, paaaap.
El seor Kramer se ech a rer.
Ha sido un placer conocerle, Larry dijo, extendida la mano.
El padre la estrech.
Tambin yo celebro conocerle. Nos veremos la vspera de Todos los Santos.
Al estrechar la mano de Jean, el seor Kramer dijo:
Encantado de conocerla, Jean. Ya s de dnde ha sacado Lane su belleza.
Jean se ruboriz.
Vaya, muchas gracias.
Mientras el profesor abra la puerta, Lane bes a sus padres.
Hasta luego se despidi.
Ellos le desearon que se divirtiera. Y luego se vio en la acera, con el seor
Kramer. La ranchera, aparcada junto al bordillo, daba la impresin de estar vaca.
Fue a buscarla a ella primero!
Lane aliment la esperanza de que aquello fuese algo ms que una cuestin de
conveniencia geogrfica, confi en que el seor Kramer hubiese ido a recogerla a ella
antes que a los dems para poder estar a solas los dos algn tiempo.
No tiene fro con esa ropa? pregunt el profesor. Se haba percatado de
que estaba temblando?
No, me encuentro bien respondi Lane. Sus estremecimientos tenan poco
que ver con el frescor del aire. Aadi: Es que estoy emocionada.
El seor Kramer le sonri.
Resulta magnfico ver una estudiante que se emociona de verdad por asistir a
una representacin teatral.
Eso no es as, en absoluto, pens Lane, mientras abra la portezuela. Subi al
vehculo. El profesor cerr la portezuela, rode el coche y se acomod al volante.
Perdn murmur. Se inclin lateralmente para alargar la mano por delante de
Lane y abrir la guantera. No quiero que le ocurra nada al libro. Durante unos

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segundos, mientras colocaba el ejemplar en rstica en el compartimento, su hombro


se oprimi contra el brazo de la muchacha. Bien. Sano y salvo dijo. Enderez el
cuerpo y puso el automvil en marcha.
Lo ha ledo ya? pregunt Lane.
Por desgracia, no. Se apart del bordillo. Creo que tendr tiempo para
hacerlo la semana que viene.
Cuando lo haya ledo, es posible que reconsidere su intencin de que mi padre
vaya a dirigir la palabra a los alumnos. Sonri. Puede que ni por asomo desee
que se acerque a ningn grupo de estudiantes de bachillerato.
Tan malo es, eh?
Nauseabundo.
Su padre me pareci un hombre muy simptico y agradable opin el seor
Kramer.
Ah, es que lo es. Al leer la basura que escribe, cualquiera pensara que es un
monstruo, pero es terriblemente encantador. Aunque hoy ha tenido lo que se dice un
da espantoso. Se lo digo por si piensa que se comport de un modo extrao. Ver,
fue a hacer prcticas de tiro en el desierto. Con Pete, nuestro vecino Me estoy
yendo de la lengua como una criatura, se dijo. Al seor Kramer le tiene sin cuidado
todo esto. De cualquier modo, Pete sufri alguna clase de accidente.
No le alcanzara ningn disparo, confo.
Ah, no. Nada de eso. Pero se cay contra unas piedras y perdi el
conocimiento. La verdad es que tiene rota la nariz. Mi padre hubo de llevarle a
urgencias. As que, a causa de todo eso, no es exactamente el mismo.
No parece que el asunto haya sido muy divertido.
No, no lo fue. Y usted, qu tal?
No puedo quejarme. Qu me dice de usted? Espero que no haya tenido ms
tropiezos con Benson.
No.
Seguramente la dejar en paz a partir de ahora. Pero, si le causa algn
problema, dgamelo en seguida.
Creo que usted le meti el miedo en el cuerpo.
El seor Kramer neg con la cabeza.
Con chicos como ese, nunca se sabe. Tendr que mantener los ojos bien
abiertos. Procure que no la encuentre sola. Es imposible predecir qu podra hacer ese
muchacho y, por mi parte, lamentara en el alma que le sucediera algo a mi mejor
alumna.
Tendr cuidado dijo Lane.
A propsito, tal vez sea mejor que se ponga el cinturn de seguridad.
Piensa chocar? pregunt Lane, al tiempo que alargaba la mano hacia la

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banda de tela.
No tengo la menor intencin. Pero quizs haya observado que, cuando anda por
mis proximidades, tiene una enorme tendencia a sufrir accidentes y hacerse dao.
Ya. Me temo que la mala suerte se ceba en usted.
Tir de la cinta de tela, se la pas entre ambos senos e introdujo la lengeta
metlica en la hebilla de cierre automtico, junto a la cadera izquierda.
Ahora no tendr que preocuparse de un posible y desagradable encuentro con
el parabrisas.
S. Tendra un aspecto infame en el teatro, con toda la ropa manchada de
sangre.
Me gusta ese conjunto que lleva dijo el profesor, tras echarle un ojeada.
Verdad que en el instituto no lo ha llevado nunca?
Este, no.
Pero creo que la he visto con otro muy parecido. Un modelo sin mangas, de
mahn, con encaje blanco. Falda muy corta, segn me parece recordar.
Ah, ese! Lane not un clido aleteo de rubor, complacida al descubrir que el
seor Kramer recordaba lo que ella llevaba en el colegio, pero ligeramente
avergonzada de que fuera precisamente aquel vestido con minifalda. Dijo:
Seguramente demasiado corta.
Yo no dira eso. Cuando se tienen las piernas que tiene usted
Gracias el calor se enseore de su rostro.
El profesor desvi el automvil hacia el bordillo de la acera y fren. Lane se le
qued mirando, con el corazn latindole a toda velocidad. Para qu se haba
detenido? El seor Kramer encendi la luz del techo. Sonri a Lane. Luego se llev
la mano al interior de la chaqueta y sac del bolsillo una hoja de papel.
Va a comprobar las seas, comprendi Lane.
Muy bien dijo el hombre. Aaron vive en el 4980 de Cactos. Debe ser la
manzana que viene.
Lane experiment una punzada de desencanto. Estaba a punto de concluir el
espacio de tiempo destinado a encontrarse a solas.
Haba confiado en poder sentarse junto a l en el teatro, pero la cosa no funcion
conforme a sus deseos. Sandra, insistindole sobre no s qu, sigui al seor Kramer
por el pasillo y entr en la fila de butacas pisndole los talones. Lane no pudo
adelantarla, como no fuera montando un numerito.
El seor Kramer ocup la butaca contigua a la de un estudiante universitario,
Sandra se acomod junto al profesor y Lane qued entre Sandra y George, con Aaron
a continuacin de George.
Lane se sinti estafada.
He venido aqu a ver Hamlet. No para estar con el seor Kramer.

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Es un hombre que me gusta. Lo cierto es que me gusta.


Me gusta a base de bien.
Al contorsionarse en el asiento, George le roz el brazo.
Perdona musit.
No hay de qu repuso Lane, sin mirarle.
Fue sin querer.
Lane mir a George y asinti con la cabeza.
Lo s. No pasa nada
Supongo que los chicos siempre estarn molestndote, sabes? Debe de ser
insoportable.
Lane se encogi de hombros.
Depende del chico que sea.
Ya. Me lo imagino. Es lgico. Bueno, no tienes por qu preocuparte, en lo que
a m concierne. Lo malo es que estas butacas estn muy juntas. Ese es el problema.
T tampoco deberas preocuparte.
Es que no quiero que te lleves una mala impresin de m.
No me la llevar.
Aunque es estupendo charlar contigo. George volvi la cabeza hacia el
escenario, luego mir en otra direccin y examin el pblico de la sala, por delante de
l. Apret los labios. Con la mano del otro lado, se puso bien las gafas y se apart de
la frente algn pelo que sin duda se le haba posado all.
George.
Volvi la cabeza hacia ella con tal rapidez que Lane temi que se hubiera hecho
dao en el cuello.
Si estar sentado junto a m te pone tan nervioso, quiz deberas cambiar de sitio
con Aaron.
Durante un momento, el chico pareci dolido.
Claro. Si quieres que lo haga.
Yo, no.
Alz las cejas.
T, no?
No, a menos que t lo prefieras.
Yo? No. Quiero decir que
Te sientas en la parte de atrs de la clase. No creo que t y yo hayamos hablado
alguna vez.
No, no nos hemos hablado nunca.
La asignatura de ingls se te da bien.
A ti tambin. Eres la primera de la clase.
Cuando no pierdo mi sitio?

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El chico sonri.
Ah, eso no fue nada. Yo pierdo el mo constantemente. Me pongo a pensar en
las musaraas y no se me ocurre nada que escribir.
Apuesto a que quieres ser escritor, verdad?
George levant la cabeza. Frunci el entrecejo.
Cmo lo has sabido?
Tienes todo el aire.
El chico arrug la nariz, lo que hizo que las gafas subieran ligeramente.
El aire del plasta palizas.
Que no te oiga mi padre decir eso. Es escritor.
Un escritor de verdad?
A l le gusta pensar que s. Probablemente no has odo nunca su nombre:
Lawrence Dunbar.
El fruncimiento de las cejas de George se hizo ms profundo.
No. Creo que no.
Escribe noveluchas baratas. O, como a l le encanta decir, rollos de a tres
noventa y cinco.
George solt una carcajada.
Esa es buena.
A m me gust mucho el cuento que leste en clase. El del muchacho cuyos
huesos se disolvan, no?
George se puso como la grana.
En serio? Gracias.
Tienes alguno ms?
Bromeas? Tengo montones de ellos. Mis padres creen que estoy haciendo los
deberes, cuando en realidad me paso la vida en mi cuarto escribiendo cosas. Leche,
menudos cabreos pillaran. Se encogi. Perdona. Se me escap.
No te preocupes, yo tambin hablo as continuamente.
Se apagaron las luces de la sala.
Lane se inclin hacia George.
Quiero leer alguna de tus historias, vale?
De veras?
Claro. Empez a levantarse el teln. Si quieres, le dir a mi padre que les
eche un vistazo a varias de ellas.
Jess! No s
En el escenario, es de noche y dos centinelas montan guardia en el parapeto de
Elsinore. Parecen estar helados.
George se arrellan en la butaca. Cuando su hombro volvi a rozar el de Lane, el
chico se apart para eludir el contacto. El codo de Lane pas por encima del brazo de

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la butaca y le golpe. George volvi la cabeza otra vez.


No muerdo susurr Lane.
Se esforz en prestar atencin a la obra. Pero la imaginacin se le descarriaba
constantemente.
Se alegraba de haber charlado con George. Pareca un chaval estupendo. Un poco
al estilo de Henry. Aunque no tan excntrico. De todas formas, ambos deberan
congeniar.
George era terriblemente tmido, pero lo superara cuando se conociesen
mutuamente mejor. Y nos conoceremos mejor, decidi Lane.
El que se hubiera sentado junto a ella tal vez lo haba decretado el Destino. Y
tambin sera cosa del Destino que ella hubiese roto con Jim la noche anterior.
George nunca se comportara como Jim. Lo ms probable es que George jams
hubiera tenido narices suficientes para dirigirme la palabra pens Lane, y mucho
menos para pedirme que saliera con l. Probablemente, ni siquiera ahora se atrevera
a pedrmelo. Aunque puedo hacerlo yo. Por qu no?
De todas formas, nunca iba a llegar a ninguna parte con el seor Kramer.
Al pensar en ello, le asalt una especie de dolor hueco.
Es un profesor, se dijo. No puede enredarse con una alumna, ni siquiera aunque lo
desee.
Pero su pensamiento se mantuvo centrado en l, demorndose en su aspecto
fsico, en las cosas, que le haba dicho, en el modo en que trat a Benson, en cmo la
sostuvo cuando se cay del taburete, en el tacto de sus manos cuando le tocaron las
costillas y las piernas, y cuando accidentalmente le roz los pechos el da anterior, al
cogerle los libros.
El seor Kramer se acordaba de su falda de mahn, a pesar de que haban
transcurrido casi dos semanas desde que se la puso por ltima vez. Reconoci su
Mustang en el aparcamiento el da anterior. Todos esos detalles, no demostraban que
aquel hombre se interesaba por ella?
Tal vez le guste yo tanto como l me gusta a m. Se pregunt qu sentira al
besarle.
Se encendieron las luces al llegar al primer entreacto y Lane se dio cuenta de que
apenas haba prestado atencin a la obra. No era que eso tuviera gran importancia. La
haba ledo unas cuantas veces y tambin haba visto las versiones cinematogrficas
interpretadas por Olivier y Burton.
El seor Kramer continu en la butaca, de chchara con Sandra. Aaron sali,
seguramente a los servicios, ya que no poda ir en busca de refrescos: aquel teatro
careca de bar. Lane se volvi hacia George. La vista del chico recorra el auditorio,
pero no se enfocaba sobre Lane. La muchacha sospech que se abstena
intencionadamente de mirarla.

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Cmo vas al instituto? pregunt Lane.


Quin, yo?
Ahora la miraba. Directamente a los ojos.
S, t.
Ah, me lleva mi madre en el coche.
Vives a unas pocas manzanas de Henry Piedmont, no? Normalmente, yo los
llevo al instituto por la maana a l y a Betty Thompson.
Ah, s, ya lo s.
Lane sonri.
Me espas?
No! Ejem.
Bromeaba.
George sigui mirndola a los ojos. Guard silencio unos segundos. Luego
sonri.
Yo tambin. Quiero decir que no es que te espiara, exactamente. Pero s que te
observo mucho. Continuamente. Siempre que andas por las cercanas, al menos.
En serio?
Si quieres que te diga la verdad Hizo una mueca y sacudi la cabeza.
No importa.
Qu es lo que no importa?
Me tomaras por un majadero.
No, de eso nada. Vamos. Le dio un leve codazo. Sultalo.
Es una estupidez. No tiene importancia.
Est bien. De todas formas, lo que yo iba a decir es que, si te apetece, puedes
venir con nosotros. Podra recogerte el lunes por la maana de paso que iba a casa de
Henry. En el coche queda espacio para un pasajero ms. Le ahorrara el viaje a tu
madre y a nosotros nos encantara llevarte.
George pareci confundido.
Por qu?
Por qu, qu?
Por qu ibas a querer llevarme?
Y por qu no?
Ni siquiera nos conocemos.
Bueno, ahora, s. Y quiero conocerte mejor.
La cara de George adopt el tono del ms rojo de los tomates.
S?
S.
Jess!
Qu me dices?

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Claro. Estupendo. Tendr que consultarlo con mis padres, pero


Sacudi la cabeza.
Por qu no me das tu nmero de telfono?
S. Desde luego. Muy bien.
Lane abri su bolso. Sac el bolgrafo y un librito de notas. George le dio el
nmero de telfono de su casa. Lane lo apunt, despus garabate el suyo en la hoja
siguiente, la arranc del cuaderno y se la entreg a George. El chico contempl el
papel.
Entrate de si a tus padres les parece bien y maana te llamo.
S. Conforme.
No tienes que venir con nosotros, si no quieres.
No, creo, supongo que no habr inconveniente. Henry es un chico fenmeno
y
Es la primera vez que oigo llamarle as.
George sonri.
Bueno, s, pues lo es. De todas formas, eso es lo que creo.
Tambin yo.
Betty es ms bien repugnante y odiosa.
Lane se ech a rer.
Ah, la conoces
Conocerla es temerla. Pero t no eres tan mala.
Vaya, muchas gracias. Tampoco t eres tan malo.

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Captulo 38
Le importa si paro un momento en el puerto deportivo? pregunt el seor
Kramer, una vez dejaron a los otros alumnos. Se encontraban de regreso en el paseo
de la Ribera, todava a kilmetro y medio de la bocacalle que conduca a casa de
Lane. Me ahorrar el paseo hasta aqu maana por la maana.
Ningn inconveniente, por lo que a m respecta.
Magnfico. No tardar nada. Slo necesito coger un par de cosas que dej en la
barca.
Tiene una barca?
No es gran cosa, pero es ma.
Vaya, eso es guay.
Guay pens Lane. Mema. Deja ya de expresarte como una cra.
El seor Kramer condujo la ranchera por una zona de aparcamiento hasta la
fachada de la ferretera, all dio media vuelta y regres por el camino que acababan
de recorrer. Antes, a la ida, cuando pasaron por delante del colegio de la comunidad,
Lane se dio cuenta de que haban dejado atrs el puerto deportivo. Ahora pens que o
el seor Kramer no deseaba que los otros alumnos supiesen que tena una barca o se
haba acordado repentinamente de que deba recoger aquellas cosas. De cualquier
modo, Lane se alegraba. Le permitira estar con el profesor un poco ms de tiempo. Y
le haca sentirse especial el que el seor Kramer la llevara consigo, le permitiera
echar un vistazo a su autntico mundo.
Para l soy ms que una simple alumna pens. Quiere que compruebe que
l no es slo un profesor.
Vaya coment el seor Kramer, me parece que esta noche ha hecho un
nuevo amigo.
George? S. Es un chico muy agradable.
Y un buen estudiante. Parece todo un joven caballero. Le ha pedido que salga
con l?
No, difcilmente lo hara.
Bueno, en tal caso, la velada le ha salido mal: dej escapar una gran ocasin. Y
no pretendo hacer un juego de palabras.
George es ms bien apocado. Pero es posible que le lleve al instituto en el
coche. l va a consultado con sus padres.
No deja de ser una buena idea. Hablando de padres, casi es medianoche. No
quiero que se vea en dificultades.
Bueno, mis padres saben que la obra es muy larga. No creo que les importe que
vuelva a casa un poco tarde. Sobre todo, sabiendo como saben que estoy con usted.
Como es mi profesor y todo eso
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Bueno. Est bien. No me llevar mucho tiempo. No tard en desviar el


automvil hacia el aparcamiento del puerto deportivo. Haba all unos cuantos coches
y camionetas ms, pero Lane no vio a ninguna persona. El seor Kramer dijo:
Apese y venga conmigo. Le ensear el orgullo de mi flota.
Formidable!
Lane se baj de la ranchera. Se reuni con el seor Kramer delante del vehculo.
Caminaron uno al lado del otro hacia el embarcadero. Un viento bastante glido, que
soplaba desde el ro, le lanz el pelo hacia atrs y ci contra su cuerpo la blusa y la
falda. Se encogi sobre s misma. Cruz los brazos por delante del pecho.
Fro?
Un poco.
Tenga.
El seor Kramer empez a quitarse la chaqueta.
No, no. De ninguna manera puedo aceptarlo. Estoy bien. De verdad.
Insisto.
Se volvi hacia Lane, y mientras la blanca camisa deportiva se abombaba y la
corbata se agitaba despedida hacia atrs por el viento, puso la chaqueta sobre los
hombros de Lane. La chica agarr la solapa para evitar que el aire se llevase la
prenda.
Se va a quedar helado advirti Lane, temblorosa la voz.
No. Pertenezco a una raza de vigorosos marinos.
Si usted lo dice
Descorri el cerrojo de un portillo de tela metlica y lo mantuvo abierto para que
Lane entrase en el muelle. Cuando avanzaba hacia la chica, el profesor llevaba los
hombros encogidos.
Se est congelando.
Yo?
El seor Kramer arque la espalda, sac pecho y se lo golpe con los puos.
Lane solt una carcajada. Una risa extraa, al tener los pulmones tensos y
estremecidos. Se qued sin aliento.
Puede servirme de escudo dijo el seor Kramer. Le dio media vuelta.
Sostenindola por los hombros, se apret contra su espalda y la condujo hacia
adelante. Lane retorci el cuello para mirarle. Sus caras casi chocaron. Cuidado!
avis el hombre. No querr que tengamos otro accidente!
El embarcadero vibr bajo sus pies. Las barcas atracadas a ambos lados se
bamboleaban e inclinaban sobre la inquieta superficie del ro. La mayora de las
embarcaciones estaban a oscuras, pero en las cabinas de algunas brillaban luces. Lane
se pregunt si habra gente en aquellas barcas iluminadas. No vea a nadie. Y confi
en que nadie la viera a ella.

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Y si mis padres se enteraran de que ando por aqu, tonteando de esta manera con
el seor Kramer?
Todo a babor le dijo el hombre al odo. La hizo torcer a la izquierda, y la
empuj a lo largo de un muelle. Pasaron por delante de un oscuro y balanceante
velero y de un catamarn. El seor Kramer detuvo a Lane frente a la proa de una
barca de motor que tendra por lo menos seis metros de eslora. Los rayos lunares
relucan sobre la cubierta de proa y el parabrisas de la cabina.
El profesor se adelant a Lane, con paso rpido, y la muchacha le sigui por una
estrecha franja de muelle que corra a lo largo del costado de la embarcacin. Cerca
de la popa, el hombre apoy el pie en la regala y salt a la barca.
Tenga cuidado al pasar dijo.
Le tendi la mano. Lane la tom, se sujet la chaqueta con la que le quedaba libre
y puso el pie en la baranda. Al tiempo que se impulsaba, el profesor dio un tirn. La
muchacha se dej ir, cay en la oscilante cubierta y se tambale contra l.
El seor Kramer la acogi en sus brazos. La apret contra s.
Brrrrr hizo el hombre.
Su rostro estaba helado contra la mejilla de Lane. El pecho, firme contra los senos
de la muchacha. Las manos subieron y bajaron al frotarle la espalda a Lane. Ella
percibi los escalofros del profesor.
Por qu no bajamos un momento? jade el seor Kramer. Para entrar un
poco en calor.
Lane asinti con la cabeza.
El profesor dio media vuelta, hizo girar la llave de la puerta de la cabina y la
abri.
Usted primero. Y mire dnde pisa.
Lane se aventur por la oscuridad. El viento se qued fuera. Al pie de la
escalerilla, se encontr en un cuarto estrecho y acogedor. La claridad de la luna
entraba por los ojos de buey y proyectaba un resplandor grisceo sobre los cojines
que haba frente a ella, a ambos lados.
Oy cerrarse la puerta corredera. El flujo del ruido que produca el viento se
interrumpi casi del todo.
Pueden dormir tres personas dijo Kramer. Si son liliputienses.
Estupendo susurr Lane.
Se volvi, con cuidado para no perder el equilibrio, y observ que la borrosa
figura del profesor se le acercaba.
Un refugio en el que protegerse de la tempestad dijo el hombre.
Seguro. Tenga, se la devuelvo.
Lane se quit la chaqueta de encima de los hombros.
chela por ah, en cualquier sitio.

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La muchacha dobl la chaqueta. Cuando se inclinaba para dejarla sobre un cojn,


una mano le acarici la nuca y Lane dio un respingo.
Lo siento. La asust?
Un poco.
Lane se puso derecha. La mano descendi hasta su hombro. Luego, fueron las dos
manos del seor Kramer las que estuvieron en sus hombros, frotndolos por encima
del grueso tejido de mahn. Lane tena la boca seca. El corazn empez a latirle
desacompasadamente.
No te alivia? pregunt el hombre.
S. Pero No puedo quedarme, de verdad.
Lo s. Nos iremos en cuestin de un minuto. Pero a ti te gusta, verdad? Me
consta que el otro da, despus de clase, te gustaba. Realmente calma la tensin.
Continu dndole masaje, presionndola en los hombros, moviendo los lados del
cuello.
No deberamos estar haciendo esto pens la chica. Aqu, no. La cabeza le
pesaba horrores. Apenas poda mantenerla erguida.
Las manos del seor Kramer se deslizaron cuello abajo. Se introdujeron dentro
del escote. El broche superior de la blusa se abri con un chasquido. Y las manos
siguieron debajo de la tela, aplicando masaje a los hombros.
Seor Kramer musit Lane.
Hal. Llmame Hal.
Hal. Es mejor que me vaya. De verdad.
No pasa nada dijo l. No estamos haciendo nada inconfesable.
La sensacin era mala. Pero tambin era una sensacin buena. Increblemente
buena.
Aquellas manos grandes y clidas se curvaron sobre los hombros y descendieron
por los brazos. Lane se dio cuenta de que se llevaron con ellas los tirantes del sostn.
En la parte inferior de su vientre, algo helado pareci saltar.
Ahora ests tranquila susurr Kramer, sin dejar su masaje en los hombros.
No deberamos Esto no es
La boca de Kramer se pos suavemente sobre la de la muchacha y las palabras se
perdieron.
Oh, Lane.
Su aliento acarici los labios de la chica. Sus manos rozaron las mejillas de la
joven con la misma delicadeza de la brisa. Se apartaron. Kramer la volvi a besar,
abierta, clida y tierna la boca.
Lane haba soado con aquello. Y, al convertirse en realidad, aquello era casi
igual a como lo haba soado. Pero ms excitante. Y ms aterrador. Y, en cierto
modo, ms vergonzoso. No haba esperado sentir miedo ni culpabilidad.

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Esto ha ido ya demasiado lejos.


Pero se sinti impotente, apresada por la atraccin de aquellos labios hmedos y
clidos.
Al tiempo que la besaba, Kramer solt el siguiente broche de la blusa. Y luego
otro
Jess!, pens Lane.
Cuando salt el ltimo broche, Hal introdujo la lengua en la boca de Lane y abri
del todo la blusa.
La chica apart la cara. La lengua del hombre sali de la boca y traz una lnea
hmeda por la mejilla de Lane.
He de volver a casa jade ella. Ahora mismo.
Esto es lo que has estado esperando dijo Hal, y le quit la blusa de encima de
los hombros. Ella intent levantar los brazos, pero Hal tir hacia abajo con ms
fuerza y logr sacar las mangas. Es lo que ambos hemos estado esperando. Lo
sabes muy bien.
No.
La abraz, inmovilizndole los brazos, la bes en la humedecida mejilla y le solt
los corchetes del sostn.
No! He dicho que no!
Lane se retorci, pero Kramer la oprimi contra s.
Qu es lo que te ocurre? pregunt.
La muchacha no percibi enojo alguno en su voz. El hombre pareca
desconcertado, incluso dolido.
No est bien. Usted es un profesor.
Hiciste todo lo que pudiste para seducirme. Bueno, soy humano. Has ganado.
Ya me tienes.
Lane forceje para librarse del abrazo, pero el hombre la sujet con firmeza.
No hay motivo para que te asustes. Tranquilzate. Lane dej de bregar.
Eso est mejor. Mucho mejor. Kramer afloj la presin del abrazo. Sus
manos vagaron por la espalda desnuda de Lane. No te alivia?
Creo que s.
Eres una jovencita afortunada dijo Kramer. Todas me deseis. Lo sabes,
verdad? Las manos descendieron. Le acariciaron las nalgas. Todas las hembras
del instituto estn locas por m. Pero slo unas cuantas me consiguen.
Quiero irme a casa articul Lane, esforzndose en evitar que le temblase la
voz. Por favor.
Te llevar a tu casa.
Encontr el botn de la cadera de la falda. Lo desabroch. Abri el corte y baj la
cremallera.

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No!
Te llevar a casa en cuanto hayamos terminado.
La falda cay en torno a los pies de Lane. Kramer desliz la mano debajo de la
tela de las bragas, por detrs. Los dedos apretaron los glteos de Lane.
Seor Kramer, no
Soy Hal. Recuerdas?
Desliz las bragas muslos abajo.
Maldita sea!
Lane le propin un empujn. Kramer dio un traspi hacia atrs y cay encima de
un cojn. All tendido, dijo:
Eres una verdadera desilusin para m, Lane.
La muchacha se dobl sobre s misma. Las copas del sujetador haban
abandonado los pechos y los tirantes se deslizaban por sus brazos. Tir hacia arriba
de las bragas. Se inclin un poco ms y el sostn descendi hasta las muecas
mientras la chica intentaba coger la falda. Antes de que pudiera levantarla, Hal estir
una pierna y sujet la falda contra el suelo.
Levante el pie de ah!
Hal retir la pierna con brusco movimiento. La falda, enganchada en el taln de
Kramer, dio un violento tirn a las botas de Lane. Resbalaron los pies de la
muchacha. Dej escapar un grito entrecortado, dio un tumbo y movi los brazos para
recobrar el equilibrio. El sujetador se agit en las tinieblas. En el preciso instante en
que recuperaba la verticalidad, Kramer se lanz hacia adelante, agarr la falda con las
dos manos y tir de ella.
Lane perdi pie.
No! grit mientras caa.
Las nalgas cayeron sobre el borde de un almohadn. La espalda choc contra una
superficie fra. Lane apoy las manos y se impuls hacia arriba.
Kramer se coloc entre las rodillas de la chica. Cogi a Lane por la garganta y la
aplast sobre el cojn. Con la otra mano, la punz inmediatamente debajo del
esternn.
El dolor estall por todo el cuerpo de Lane. Se qued sin aliento. Resoll, en un
intento de aspirar algo de aire, pero los pulmones parecan habrsele quedado
intiles. Tuvo la sensacin de que en su organismo nada funcionaba. Como si su
cuerpo hubiese estallado en el ncleo central.
Kramer le solt la garganta.
Lane trat de levantar la cabeza, pero no pudo.
Estars bien dentro de un minuto dijo Kramer; su voz pareca dbil al
atravesar el estruendo que ruga en los odos de la joven. Te apliqu un golpecito
en el plexo solar.

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Es un ganglio nervioso, por si no ests fuerte en fisiologa. Salvando un poco las


distancias, viene a ser algo as como si a un hombre le agarraran por los testculos.
Lamento haber tenido que hacrtelo.
Lane comprob que los dolores cedan y que ya le era posible respirar, mediante
breves y lamentables bocanadas de aire.
Pero te har cosas peores amenaz Kramer, si te empeas en ponerme las
cosas difciles.
Lane se dio cuenta de que le descalzaba una bota. Despus, la otra. Las manos de
Kramer fueron ascendiendo despacio por las piernas de la muchacha.
No obstante, vamos a disfrutar de unas largas y maravillosas relaciones. A
pesar de este principio ms bien poco prometedor. Ya lo vers.
Not que la boca del hombre se aplicaba a la entrepierna, por encima de las
bragas. Sinti el contacto de los labios, de los dientes, de la lengua culebreante.
Luego, la boca de Kramer se apart de all. El hombre rasg las bragas por ambos
lados y tir de los restos de la tela para sacarlas de debajo de las nalgas de Lane.
Esto es lo que t queras musit. La joven capt cierto temblor en su voz.
Esto es lo que queremos los dos.
Ya ests en casa dijo el profesor. Sana y salva. Y ni siquiera es tan
terriblemente tarde como todo eso.
Las palabras parecan llegar desde muy lejos.
Mrame.
Lane volvi la cabeza. De un modo confuso, comprendi que Kramer sonrea.
Has pasado una velada de fbula, verdad? Me consta que s. Lo repetiremos,
no te parece? Tal vez el lunes o el mircoles. Ya determinaremos ms adelante
dnde y cundo. Y t estars all. De acuerdo?
Lane se las arregl para asentir.
No te he odo.
S bisbise la chica. Estar all.
Y no le contars nunca a alma viviente alguna lo de nuestra pequea fiesta,
conforme?
No se lo contar a nadie.
Qu ocurrir si lo haces?
La navaja barbera.
Exacto. Kramer se palme el bolsillo de los pantalones. Y de quin se
encargar la navaja barbera?
De mis padres. Y de m.
Muy bien. Eres una alumna excelente. Ahora, entra en tu casa. Seguramente,
tus padres te estarn esperando, de modo que es mejor que procures mostrarte alegre
y vivaz. Tienes que ofrecer una interpretacin convincente. Si por asomo sospecho
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que me has traicionado, ya sabes lo que pasar.


Lo s.
Y no pienses que la polica puede salvarte. Ni hablar. Incluso aunque me
detuvieran, saldr en seguida. Sabes lo que es libertad bajo fianza, no?
Lo s.
Y sabes lo que suceder en cuanto est en la calle.
Lo s.
Muy bien. Ahora, buenas noches, cario.
Lane se concentr en su mano y le vio accionar el mecanismo de la portezuela.
Esta se abri, apartndose de su hombro. Not la frescura del aire nocturno.
Dulces sueos dijo Kramer.
Luego, Lane se qued junto al bordillo, con la mirada en el automvil, que se
alej y desapareci al doblar la esquina. La muchacha se volvi, despacio, de cara a
la casa. La luz del porche estaba encendida.
Cmo voy a fingir?
Se acerc a la casa extremando el cuidado al andar. Tena la sensacin de que
Kramer haba empotrado hasta lo ms profundo de su cuerpo una gruesa rama, una
rama en ascuas cuyo rescoldo cobraba vida a cada movimiento brusco que ella haca.
Se darn cuenta en seguida que algo va mal, pens.
Dir que tengo la regla.
Se detuvo ante la puerta y, a la luz del porche, baj la mirada sobre s misma. La
falda estaba arrugada. La alis. Supuso que tena todo el aspecto de que nada haba
sucedido. Mientras no pudiesen mirar debajo de la falda.
Kramer se haba quedado con las bragas.
Un recuerdo de su primera cita amorosa, haba dicho. Qu voy a hacer?
Trat de concentrarse.
Lo nico que ahora importa se dijo, es pasar por delante de pap y mam sin que
noten nada. No puedo permitir que sospechen lo ms mnimo.
Sac el llavero, abri la puerta y franque despacio el umbral.
El televisor estaba encendido.
Su padre yaca en el sof. Roncaba.
Su madre no estaba en el saln.
Gracias a Dios.
Lane cerr silenciosamente la puerta de la calle. Pas con todo sigilo junto al
sof, acab de cruzar el saln y avanz por el pasillo.
Eres t, tesoro? pregunt su madre. La voz tena un tono aturdido, como si
la mujer hubiese estado durmiendo hasta un segundo antes.
S.
Lane decor su rostro con una sonrisa y se detuvo en el hueco de la puerta de la

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alcoba matrimonial. Recostada sobre los almohadones, su madre tena un libro


abierto en el regazo.
Qu tal la obra?
Bastante bien.
Fuisteis luego a algn sitio?
S. El seor Kramer nos llev a tomar una pizza.
Ah, eso s que fue amabilidad por su parte. La madre bostez, se dio unas
palmaditas en la boca y mir a Lane, entornados los prpados. Te encuentras
bien?
Tengo un maldito dolor de cabeza. Y retortijones.
Oh, lo siento. Espero que se te pase pronto.
Lane se encogi de hombros.
En cuanto me duche y tome una aspirina, como nueva.
Qu hace tu padre?
Duerme en el sof.
Est mal acostumbrado.
S. Tambin estaba muy afectado por el accidente de Pete.
Las dos cosas. Creo que es mejor dejarle donde est.
Vale. Buenas noche, mam.
Que duermas bien.
Lane fue a su dormitorio. Cuando sali, con la bata encima, la habitacin de sus
padres no proyectaba luz alguna sobre el pasillo.
En el cuarto de bao, la chica encendi la luz y cerr la puerta. Se desnud.
Sentada en el inodoro, se quit el tampn.
No quiero estropear tu bonita falda, haba dicho Kramer antes de colocrselo.
La verdad es que tena una buena reserva en la barca.
El tubo del tampn estaba empapado de sangre y semen.
Lane comprendi que no deba tirarlo por la taza del retrete, pero tampoco poda
dejar una prueba como aquella en el cubo de los desperdicios. Nunca haba usado
tampones. Si su madre lo viese
Lo ech al inodoro y tir de la cadena.
Se inclin hacia atrs para contemplarse. En el punto donde Kramer la haba
pinchado, la piel estaba enrojecida. Tambin estaban rojas las zonas donde las manos
del profesor apretaron. Y donde los labios succionaron. Lane pens que hasta poda
oler la saliva del hombre. Una emanacin dulzona y empalagosa. Pero no tan
nauseabunda como el sabor que dej en la boca de Lane.
Emiti un gruido al echarse hacia adelante para observar su entrepierna. Los
rizos rubios eran una mata enmaraada, lisa, seca, pegada a la piel. Debajo de aquel
escaso vello, la piel tena un tono rojizo, parecido al de los pechos. No vio sangre.

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Peor an. Kramer la haba lamido hasta limpiar la zona.


La vulva semejaba una herida en carne viva, brillantes y carmes sus labios.
Hizo una mueca de dolor al juntar las piernas. Se puso en pie, fue cojeando hasta
el lavabo y empez a cepillarse los dientes. La pasta dentfrica tena un sabor a menta
que se superpuso al gusto de la saliva de Kramer.
Mientras se limpiaba los dientes contempl su imagen en el espejo del botiqun.
Tena el pelo como revuelto por el viento. Los ojos tenan color rojo donde deban
tenerlo blanco y su aspecto era extrao, alucinado. A duras penas parecan sus ojos.
Ya no soy yo pens. Esa de ah es alguna otra persona.
Alguien a quien han jodido.
Jodido de verdad.
Estoy destrozada pens. Hundida, jodida.
Y, si lo digo, ser carne muerta. Carne de tumba si no le dejo que me haga de
nuevo lo que ya me ha hecho.
Una mierda voy a permitirle que me lo vuelva a hacer.
Un espeso glbulo de espuma de pasta dentfrica rebas el labio inferior de Lane.
En el espejo, la muchacha lo vio derramarse sobre la barbilla. Se atragant, de pronto.
Con la mirada borrosa, dio media vuelta y se apart del lavabo. Cay de rodillas
frente al inodoro, agarr los bordes con ambas manos y vomit dentro de la taza.
Cuando hubo terminado de devolver, se arrastr hasta la baera.

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Captulo 39
Lane se pas la toalla con toda la precaucin posible, para secarse sin despertar la
furia de las heridas. Luego dej la toalla en su barra y se puso la bata. La suave tela se
le peg a la piel en las zonas a las que no lleg la toalla y an estaban hmedas.
El cepillo de dientes segua en la pileta del lavabo, con las cerdas y el mango
cubiertos de pasta blanca. Lo enjuag. Al comprender que no sera capaz de utilizarlo
nunca ms, lo tir al cubo de los desperdicios.
Dir que se me cay al suelo y se ensuci, o algo as, se dijo.
En un armarito situado debajo de la ventana encontr su neceser de viaje. Sac un
cepillo de repuesto que llevaba en l. Se limpi los dientes otra vez. Cuando la pasta
dentfrica se le espes en la boca, volvi a atragantarse y los ojos se le llenaron de
lgrimas. En esa ocasin, sin embargo, no devolvi. Escupi la pasta, se enjuag la
boca y dej el cepillo en su sitio.
Luego se tom tres cpsulas de aspirina, tragndolas con agua fra.
Tras revisar el inodoro y cerciorarse de que no haba all rastros de vmito,
recogi sus ropas y abandon el cuarto de bao.
Not fro el pasillo. An haba luz en el otro extremo. Se pregunt si su padre
continuara roncando en el sof.
Su madre siempre se daba a todos los diablos cuando l beba demasiado.
Tampoco es un crimen tan grave, pens Lane.
Mam deba sentirse contenta de estar casada con un hombre como l, y no armar
tales tremolinas por una cuestin tan insignificante como aquella.
Lane entr en su dormitorio. Encendi la luz accionando el interruptor con el
codo. Traslad sus botas al armario y las puso dentro.
Se qued mirndolas.
Su regalo, su premio por haber procurado el anuario a su padre.
Dios mo pens. Si Kramer no me hubiera ayudado a conseguir ese anuario,
yo no habra empezado a quedarme despus de clase. Y nada de esto hubiese
ocurrido.
Me han violado por ti, pap.
Mierda. Fue culpa ma.
Ella pec lastimosamente, y lastimosamente lo expi.
De quin es eso? De Shakespeare?
Kramer fue el que ech al aire la moneda para ver a quin le tocaba asistir a la
representacin de Hamlet, record Lane sbitamente. Lo tena todo planeado.
Se acerc a la cama, con las prendas en la mano. Ech la falda y la blusa encima
del lecho y alz el sostn para observarlo a la luz. No pareca estar sucio.
Pero s estaba lo bastante sucio, pens. El hijo de mala madre lo haba tocado.
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Mientras examinaba la blusa y la falda, su mente volvi al lanzamiento de la


moneda. Cundo fue? Antes de que mam y yo furamos a ver a la abuela, la
semana pasada. El viernes. l lo hizo el viernes y hasta el lunes pasado no me
consigui el anuario.
Si l lanz la moneda, entonces aquel viernes deba de tenerlo todo planeado para
acostarse conmigo esta noche. Antes de lo del anuario. Antes de que yo empezara a
quedarme hasta tarde, me cayera del taburete, me comportase como una idiota, me
dejara el sostn en casa y todo eso. No ha tenido nada que ver con lo dems.
El mal nacido me eligi como vctima.
Lane proyect de nuevo su atencin sobre su tarea del momento. La blusa y la
falda estaban bien. No podra ponrselas de nuevo, pero las manchas no las haban
estropeado.
Las ech en el cesto. Contempl la cama. No deseaba acostarse, le resultara
imposible dormir. Permanecera echada all, pensando. Y los peores pensamientos
siempre le afluan cuando trataba de conciliar el sueo, y no quera afrontar los que le
esperaban aquella noche.
Me habr dejado embarazada? Me habr contagiado el sida? Entrar
subrepticiamente en casa alguna noche, con su navaja barbera, y nos asesinar a
todos?
Mierda.
Quin necesita meterse en la cama para pensar en toda esa porquera?
Es muy poco probable que me haya dejado embarazada, teniendo tan cerca la
menstruacin. Pero y el sida? Claro que, aunque l lo tenga, las posibilidades de
Ya estamos, dale que te pego.
Y ser peor cuando est tendida ah, con la luz apagada. Lo bonito es pasarse la
noche sentada, mirando la televisin.
El televisor encendido, record. Y el pobre pap como un proscrito tendido en el
sof.
Lane sali del cuarto, sin saber a ciencia cierta qu iba a hacer. Quiz sentarse y
contemplar la caja tonta. O acaso apagada y zarandear a su padre para despertarlo y
que pudiera descansar a gusto durmiendo en su cama, que era donde deba estar.
De cualquier modo, ni el televisor ni la lmpara de la sala de estar tenan por qu
permanecer encendidos toda la noche.
Lane se encamin al saln, despacio. Aunque todo el cuerpo continuaba
resentido, los dolores parecan haberse aplacado bastante. Tal vez las aspirinas
contribuyeron a ello. Desde luego, la ducha s. Y el largo bao caliente que tom
despus de lavarse a fondo bajo el roco de la ducha.
El virus pudo haber entrado cuando l rompi el viejo himen. No sera irnico?
Mor porque era virgen. Nunca deb ser tan pueteramente casta.

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No me pasar nada se dijo. Me recobrar.


El televisor continuaba funcionando, pero en la pantalla slo se vea nieve. La
lmpara del extremo del sof tambin estaba encendida. Pero el padre de Lane se
haba ido.
Lane oy el suave rumor y el golpe de una puerta corredera que se cerraba.
Qu hace? Ha vuelto a salir?
La muchacha pas a la cocina y ahuec las manos con los cantos apoyados en el
cristal de la ventana para echar un vistazo. Su padre estaba all fuera, s. Caminaba de
un modo extrao, como si no se hubiera espabilado del todo, como si le durase la
intoxicacin etlica. Anduvo hacia el garaje, dando bandazos, vacilando,
bambolendose un poco.
Lane abri la puerta de la cocina. Estuvo a punto de llamarle, pero comprendi
que un grito despertara a su madre. Fuera lo que fuese lo que su padre se llevara
entre manos, seguro que su madre se entrometera y le amargara un poco la vida a
causa de ello.
En el momento en que el padre abra la puerta del garaje, Lane sala de la casa y
cerraba silenciosamente la de la cocina.
Pap? llam, sin levantar mucho la voz.
El hombre no pareci orla. Se desvaneci en la oscuridad interior.
Lane frunci el entrecejo. Quiz deba volver a entrar en casa, pens. Pero y si
le ocurre algo? De todas formas, qu est haciendo en el garaje?
El viento agit el vuelo de la bata, separando la falda a ambos lados de las piernas
y dejando estas al descubierto. Le gust el modo en que el aire la acariciaba y dio por
sentado que su frescura no la iba a molestar porque an conservaba el calor del bao.
Y si pap me ve?
De mala gana, se recogi la bata en torno a las piernas. Hundi el agradable tejido
entre los muslos.
Un resplandor blanco brill de pronto en las tinieblas interiores del garaje. La luz
pareca moverse. Lane pens que deba de tratarse de la linterna de pilas que le regal
ella el Da del Padre. Tena un tubo fluorescente, en vez de la bombilla que llevaban
las linternas corrientes.
Buscar algo?, se pregunt Lane.
Al ir descalza, la muchacha se mantuvo fuera del csped.
Camin por la terraza de cemento. Llegaba a la puerta del garaje cuando le vio.
Empuaba la linterna con una mano. Se encontraba de pie encima de la
plataforma colocada debajo de la trampilla del desvn. Miraba hacia arriba, de
espaldas a Lane. Mova la mano por encima de la cabeza, tratando de coger la cuerda
suspendida de lo alto.
El aire lanz un mechn de pelo sobre los ojos de Lane.

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Dej al descubierto todo el lado derecho de la joven y le acarici suavemente la


piel. Mientras se detena para cubrirse de nuevo con la bata, Lane observ que su
padre atrapaba la soga y tiraba de la trampilla hacia abajo. El hombre pos la linterna
a sus pies, encima de la plataforma. Despleg la escala.
Pap?
Como si no la hubiese odo, Larry recogi la linterna y empez a subir por la
escala.
Est sordo?
Lane corri hacia l, temerosa que pudiera caerse.
No hacerle caso era impropio de su padre. Decididamente, le pasaba algo. O
estaba borracho perdido o sonmbulo.
Se detuvo al pie de la escala. Su padre casi haba llegado arriba.
Tal vez sea mejor que avise a mam pens Lane. Si anda en sueos, la cosa es
seria. Y si acaba lo que est haciendo, no sabe que est en el desvn y se cae por el
hueco de la trampilla?
Eso tambin puede ocurrirle mientras voy a avisar a mam, comprendi Lane.
El padre subi los ltimos peldaos de la escala y se perdi de vista al arrastrarse
por el suelo del desvn.
Lane, decidida a no dejar a su padre, subi tras l. Qu vaya hacer?
Haba odo en alguna parte que, a menudo, los sonmbulos se quedan muertos en
el sitio si uno los despierta. Probablemente sea un estpido cuento chino. Pero y si
es verdad?
Ser mejor que no le quite ojo y procure evitar que se haga dao.
Por la abertura de encima de su cabeza, Lane vio la parte interior del tejado del
garaje, con las vigas proyectando lneas de sombra sobre las planchas del techo. La
linterna tena que estar cerca, pero la muchacha no poda localizar a su padre.
Subi un poco ms. Los travesaos se le clavaban en las plantas de los pies. Se
percat de que le temblaban las piernas.
Cuando hizo un alto en el peldao siguiente, la cabeza asom ya por el piso del
desvn. Se detuvo. A menos de un metro, frente a su cara, haba una caja de madera.
Un atad?
Ni hablar. Eso es ridculo.
Pero los escalofros le treparon por la espalda. El corazn empez a acelerar sus
latidos y a remitir punzadas de dolor a travs de su cuerpo. Tuvo la sensacin de que
sus msculos, doloridos y temblorosos ya, se fundan convirtindose en una especie
de pastosas gachas calientes. Se aferr al escaln superior, por si acaso le fallaban las
piernas y mir a su padre.
Se encontraba de pie en uno de los extremos de la caja. No poda ser un atad!
Estaba all, con la vista clavada en el interior de la caja. La linterna, que sostena a

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la altura del pecho, dejaba en su rostro manchas de negrura.


Lo s dijo el hombre.
Las palabras parecieron cortar el resuello a Lane. Comprenda que no le hablaba a
ella.
Tambin yo te he echado de menos dijo el hombre. Tanto!
Asinti como si oyese una voz dentro de su cabeza. Despus abri las piernas,
encima de la caja, y se sent en su extremo. Apoy la linterna en la rodilla izquierda.
Toda la eternidad? pregunt. Al cabo de unos segundos, dijo: Eso sera
maravilloso, Bonnie.
Le cost un buen esfuerzo, pero Lane subi ms. Larry no pareci darse cuenta de
su presencia.
Lane se puso de rodillas en el piso del desvn.
Su vista pas por encima del borde de la caja.
Se qued petrificada.
Era un atad, no estaba vaco y en su interior yaca algo muy semejante a una
momia egipcia que alguien hubiera desenvuelto: la momia de una muchacha con una
mueca horrible en la cara y un astil de madera sobresaliendo de su pecho entre unos
pechos que parecan dos pequeas lminas oblongas de cuero. Estaba completamente
desnuda y pap estaba sentado a sus pies, desde donde poda verla entera, y no slo la
miraba, sino que tambin le hablaba!
No es posible que esto est ocurriendo pens Lane. Debo de haberme dormido
y
l es el nico que duerme.
Lo s dijo el hombre, aunque no se diriga a Lane. Pero tengo miedo.
Asinti con la cabeza.
Se lanz hacia adelante; sobre los bordes del atad. Se detuvo a la altura de la
pelvis de la momia. De alargar Lane la mano, podra haberle tocado la pierna
izquierda.
Tambin yo te quiero dijo su padre. La angustia matizaba la voz. Pero amo
a mi mujer y a mi hija. No las abandonar, ni siquiera por ti.
Aquellas palabras parecieron disipar la niebla que envolva el cerebro de Lane.
Lo prometes? pregunt Larry.
Est hablando con un cadver! De m y de mam!
Si les causas algn dao
Volvi a asentir con la cabeza.
Est bien. Lo har.
Se inclin hacia adelante y alarg la diestra hasta el pecho de la momia. Sus
dedos se cerraron en seguida alrededor de la estaca.
PAP!

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Lane descarg un puetazo en la parte lateral de la rodilla de su padre. El impacto


despidi la pierna de Larry hacia dentro. Se le cay la linterna. La pierna del hombre
choc contra el atad. La linterna se estrell contra el piso del altillo. Se apag.
Las tinieblas se abatieron sobre los ojos de Lane. La muchacha se desplaz al
frente.
Eh? Era la voz de su padre. Desconcertada. Luego rugi: Yiiiiiiiieeee!
Lane encontr la pierna de Larry. El hombre se qued rgido y su grito se torn
aullido. Los brazos de la muchacha se cerraron en torno a su cintura.
Pap jade Lane, mientras l intentaba soltarse. Pap, soy yo, Lane. Ests
bien.
Larry dej de chillar, suspendi los esfuerzos para liberarse. Emiti una serie de
sonidos ahogados, quejumbrosos.
Todo va bien susurr Lane. Todo va bien.
Not que una mano se posaba en su espalda. Otra le toc un lado de la cabeza,
para trasladarse luego al rostro y rozrselo, con los dedos aleteando contra la mejilla.
Mientras la acariciaba, entre sollozos, el hombre fue tranquilizndose.
Empez a musitar: Oh, Dios mo!, una y otra vez.
Todo va bien continu susurrando Lane.
Al cabo de un rato, su padre dijo:
No s qu estoy haciendo aqu.
Creo que viniste sonmbulo.
Ella me indujo. Ella me ha trado aqu. Oh, Dios mo!
Le arranqu la estaca?
No lo s.
Oh, Dios santo!
La mano se apart del rostro de Lane. La muchacha not que su padre se
inclinaba hacia adelante.
Qu haces?
Percibi el estremecimiento que sacudi todo el cuerpo de Larry.
Pap?
An est ah. Gracias a Dios.
Ea, vmonos.
Cmo has llegado hasta aqu arriba? cay Larry en la cuenta de pronto.
No te preocupes, pap. Bajemos de aqu procurando no rompernos el cuello.
Le solt y se dio media vuelta. El padre mantuvo la mano sobre la espalda de
Lane.
Ten cuidado, cario.
T tambin.
El hueco de la trampilla era un rectngulo gris. Larry apart la mano. Mientras

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ella se sentaba en el suelo y diriga las piernas hacia la brecha, Lane le oy moverse y
salir de encima del atad.
Por qu no aguardas quieto aqu mientras bajo y enciendo la luz del garaje?
Bromeas, no? dijo Larry.
Ya volva a hablar casi como su padre.
Lane adelant el cuerpo. Baj los pies hasta que tropezaron con el travesao de
un escaln.
Ests bien? le pregunt Larry.
S.
Lane se agarr a los montantes de la escalera de mano y abandon el piso del
sotabanco. Empez a bajar despacio, de espaldas a la escala, con los peldaos
frotndole las nalgas y los faldones de la bata totalmente abiertos, de forma que, hasta
el cinturn anudado al talle, nada le cubra el cuerpo por delante.
Confiaba en que su padre no la viera as.
Durante unos segundos se imagin a s misma tendida completamente desnuda en
el atad del desvn y su padre sentado sobre ella, contemplndola al resplandor de
aquella linterna.
Quin es la momia?
Los pies de Lane llegaron a la plataforma de madera. Se baj de la escala, se
irgui y se ci la bata alrededor del cuerpo, cubrindolo antes de darse media vuelta.
Su padre bajaba de cara a la escalera de mano. Cuando lleg a la plataforma,
pleg la escala, cogi la cuerda y tir para levantar la trampilla. Se cerr con un
suave golpe.
Larry se ape de la plataforma. Lane fue a l y le pas un brazo por la espalda. El
hombre la apret fuerte contra su costado.
Caminaron juntos de regreso a la casa.

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Captulo 40
Supongo que t y yo tenemos que charlar un poco dijo Larry.
Qu es eso que tienes en el garaje?
Es una larga historia. Por qu no preparas un poco de caf? Ir a llamar a tu
madre.
Vas a decrselo a mam?
S. Creo que sera mejor contrselo.
Si temes que me chive
No, no es eso. Tengo que explicarle lo que pasa.
Sali de la cocina. Larry tir el filtro usado, puso uno nuevo en el depsito de
plstico de la cafetera, aadi caf molido y encaj el depsito en su sitio. Verti
agua por la boca del recipiente. Apret el interruptor de ENCENDIDO. Brill la
lucecita roja. La muchacha se qued mirndola.
Todo se desquicia en estos tiempos.
Un eufemismo para describir este jodido ao, pens Lane.
Se sent en el borde de la cama y sacudi a Jean suavemente por el hombro. La
mujer exhal un gruido al tiempo que daba media vuelta. Mir a Larry, entornados
los prpados.
Eh? Qu pa?
Tienes que levantarte dijo Larry.
De sbito, la mujer pareci alarmada y completamente despierta.
Ocurre algo malo?
No hay fuego ni nada de eso. Nadie est enfermo ni herido. Slo ocurre que es
preciso que hablemos.
Oh, Dios mo! Qu? Vamos, dime!
Lane espera en la cocina.
Est bien?
Estupendamente. Se trata de m. Te lo explicar todo en cuestin de minutos.
Jean se incorpor. Sus ojos tenan una mirada extraa. Una expresin de miedo y
dolor. Se oprimi entre los dientes el labio inferior.
Tampoco tienes que inquietarte de ese modo.
Nos abandonas?
No, no. Santo Dios, no.
Se haba cado un tirante del camisn y el hombro y el seno derecho de Jean
estaban a la vista. Larry ahuec la mano sobre aquel pecho y bes a su mujer en los
labios.
Cuando retiraba la cabeza, Jean le mir a los ojos.
Tienes un lo?
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No, te quiero, Jean. Levant el tirante hasta dejar de nuevo en el hombro y


volvi a besar a su esposa. Le rodearon los brazos de Jean. Le apret contra ella
frenticamente. Vamos, ya. Lane nos est esperando insisti Larry.
Jean le solt.
Larry se puso en pie. Aguard mientras Jean saltaba de la cama y se pona la bata.
Luego la cogi de la mano y la condujo fuera de la alcoba. Al entrar en la cocina, los
envolvi el aroma agradable del caf.
Estar listo dentro de un par de minutos dijo Lane.
Intercambi con Jean una sonrisa en la que se apreciaba cierta angustia.
Sabes a qu viene todo esto? le pregunt Jean.
La verdad es que no.
Ambas miraron a Larry.
Venga, sentaos dijo l.
Se sentaron a la mesa. Larry permaneci de pie, detrs de su silla, cuyo respaldo
coga con las manos.
Te acuerdas del cadver que encontramos? pregunt a Jean.
Qu hay de eso?
Larry volvi la cara hacia Lane.
Cuando tu madre y yo explorbamos en el desierto, con Pete y Brbara,
encontramos un cadver en un hotel abandonado de Llano de la Artemisa. Es una
ciudad fantasma de cosa de cincuenta
All es donde la encontraste?
S.
Jean enarc las cejas.
Cre que habamos convenido no decrselo a Lane
No se lo he dicho. Not que una mueca le contraa el rostro. Ahora viene el
jaleo, pens. Respir hondo. Lane ha visto el cadver. Esta noche. Est en el
desvn del garaje.
Jean se le qued mirando boquiabierta. El color desapareci de su semblante.
Silabe, en voz baja:
Me tomas el pelo.
Pete y yo volvimos all y nos lo trajimos. Mientras vosotras dos estabais en Los
ngeles.
Ests de guasa insisti la mujer.
No est de guasa intervino Lane.
Larry se apart de la mesa. El caf haba dejado de humear en la cafetera
automtica. Larry abri el aparador.
Estamos escribiendo un libro sobre eso. Estoy escribiendo el libro.
Un libro musit Jean.

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Un libro de vampiros aadi Larry, al tiempo que coga tres tazas. No es


una obra de imaginacin.
Procedi a llenar las tazas. Le temblaba la mano y derram caf en el mostrador.
Me ests diciendo que Pete y t sacasteis esa cosa horrible de debajo de la
escalera, que os la habis trado a casa y que est en nuestro garaje?
Eso mismo. Y estoy escribiendo un libro sobre ello.
Un libro de vampiros murmur Lane. Pareca hablar consigo misma.
Larry les sirvi las tazas. Lane tena los ojos clavados en el centro de la mesa.
Jean alz la cabeza y le observ mientras colocaba la taza delante de ella.
Has perdido la razn dictamin.
Lo s. Larry se sent. Ya imaginaba que te ibas a sulfurar
Sulfurarme? Yo? Por qu iba a sulfurarme? Mi marido se trae a casa un
maldito fiambre y lo esconde en nuestro garaje
Hombre, pap
Lo siento. Ya s que fue una estupidez. Pero Pete y yo nos figuramos que
Pete se entrecerraron los ojos de Jean. Me apuesto algo a que fue idea
suya.
Bueno, s. Pero yo la secund. Estamos hablando de un libro importante. Puede
enriquecemos.
Asaltar un banco tambin dijo Jean. Apoy las manos en la mesa. Ech la
silla hacia atrs. Se puso en pie y fue hacia el telfono. Lo sabe Brbara?
No. Qu haces? pregunt Larry.
Jean no contest. Marc unos nmeros en el teclado del telfono.
Oh, chico bisbise Lane.
Larry gru. Se arrepenta de haber mencionado a Pete.
Pero haba sido idea de Pete.
Ahora tendremos a dos esposas subindose por las paredes.
Sera estupendo pens que Pete estuviera aqu para prestarme un poco de
apoyo moral.
Soy Jean. Su voz sonaba tranquila. Quisiera hablar con Brbara No, no
es ninguna broma S, de verdad, aj Hola, Brbara, aqu, Jean S, yo dira que
no. Algo anda mal. Me gustara que t y Pete os dejarais caer por aqu ahora
mismo Digamos que nuestros queridos esposos han hecho una de campeonato.
Trete algo bien afilado. Puede que no podamos resistir las ganas de asesinarlos.
Al menos, no ha perdido el sentido del humor, pens Larry.
Jean colg.
Estarn aqu en seguida inform.
Maravilloso.
Jean se sent, tom un sorbo de caf, dej la taza, mir con el ceo fruncido a

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Larry y dijo:
Qu estabas haciendo esta noche en el garaje con el fiambre?
La pregunta le sobresalt. Not que se le suban los colores a la cara.
Nada.
Qu significa nada? T estabas all con eso, no? mir a Lane. Estaba
all o no?
Andaba dormido respondi Lane. No saba lo que estaba haciendo.
Y qu estaba haciendo?
Lane mir a su padre. Apret los labios.
Anda, dselo anim Larry. As lo sabremos todos.
Pap hablaba con el cadver. Supongo que estaba soando o algo as y
ambos mantenan una conversacin. Volvi los ojos hacia el hombre. Creo que
ella trataba de convencerte para que le arrancases la estaca.
Oh, por el amor de Dios! jade Jean. Lane gir bruscamente la cabeza hacia
su madre.
l no hizo nada se le atropellaron las palabras. Quiero decir que no se
daba cuenta de que aquella criatura fuese un supuesto vampiro, pero le despert
antes de que pudiera arrancarle la estaca.
Y qu estabas haciendo t all, jovencita?
Me preocupaba de pap. No cre que tuviera que pasarse toda la noche en el
sof slo porque se hubiese tomado un par de copas de ms. Dedic a Jean un
fruncimiento de ceo. De modo que, despus de tomar mi bao, fui a despertarle
para que se metiera en la cama. Pero no estaba en el saln. Entonces vi que se diriga
al garaje. Le segu. Tena miedo de que se hiciera dao. Una adivina cuando algo no
va bien. Pap andaba en sueos. No saba qu diablos estaba haciendo.
Seguiste a tu padre al desvn y le viste de charla con un cadver. Jean mir a
Larry. Supongo que te sientes muy orgulloso de ti mismo.
No pude evitarlo, Jean. Estaba dormido.
Estaba verdaderamente dormido, mam. Deberas haber escuchado el grito
ululante que solt cuando le despert.
Son el timbre de la puerta. Sin pronunciar palabra, Jean se levant de la mesa.
Se acerc a Lane. Le sacudi la cabeza y luego pas la mano con suavidad por la
cabellera de la chica. Despus sali apresuradamente de la cocina.
No sabes cmo lo lamento dijo Larry.
Vale. Mam est realmente mosqueada, verdad?
Me temo que s. Ha sido una buena conmocin. Para las dos.
Me alegro de que no arrancases la estaca.
Tambin yo. Iba a hacerlo, eh?
S. Ya la tenas en la mano cuando te despert.

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Jess!
No creers realmente que Lane mene la cabeza.
Que resucitara? No lo s. Probablemente no. Pero con todo, me alegro de que
me lo impidieras. Logr esbozar una sonrisa. Y tambin te agradezco que me
hayas defendido.
Est bien.
Eres una buena chica, digan lo que puedan decir los dems.
Lane solt una carcajada e hizo una mueca. Desorbit los ojos como si la hubiese
sorprendido un dolor repentino. El color desapareci de su rostro.
Qu te pasa?
La muchacha dirigi a su padre una mirada extraa. Durante un momento, Larry
pens que estaba a punto de confesarle algo terrible. Pero la chica dijo:
Nada. Slo que no estoy en plena forma. Retortijones. Ya sabes.
Seguro que no es ms que eso?
No te parece suficiente?
Puedes irte a la cama. No ests obligada a seguir aqu mientras estallan los
fuegos artificiales.
Por nada del mundo me los perdera.
Pete fue el primero en entrar en la cocina. Llevaba un batn azul sobre el pijama
blanco e iba calzado con unos mocasines. La nariz, vendada. A juzgar por su rostro,
muy bien poda ser un alumno de cuarto grado al que hubieran sorprendido in
fraganti en el momento de poner una tachuela en el asiento de la silla del profesor. Al
tropezar con la mirada de Larry, sus labios se movieron como si pronunciaran un
Qu ha pasado?, pero de su boca no sali sonido alguno. Larry not que se le
curvaban los labios. Sacudi la cabeza.
No s qu es lo que habis hecho, muchachos dijo Brbara mientras segua a
su marido a travs de la puerta, pero tengo la impresin de que os habis cubierto
de mierda.
Se recost en el mostrador. Tena el cabello revuelto y enlacado en los puntos ms
extraos. Aunque saltaba a la vista que no se lo haba cepillado, s era evidente que se
tom tiempo para vestirse. Llevaba zapatillas deportivas blancas y chndal de
pantalones ajustados, de color rojo, y sudadera con la inscripcin Club de Natacin
de Alcatraz.
En otras circunstancias pens Larry, me estara preguntando si llevaba algo
debajo de esas prendas.
Comprendi que precisamente se lo estaba preguntando.
Supongo que no estoy totalmente fuera de la cuestin, pens.
En tanto Pete tomaba asiento, Jean fue al comedor en busca de otra silla. La
coloc cerca de la esquina de la mesa donde solan desayunar.

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Ser mejor que te sientes para escuchar esto aconsej a Brbara.


Tan mala es la cosa?
Brbara se apart del mostrador y anduvo hacia la silla.
Larry observ la turgencia de los senos topando con la pechera del chndal.
Evidentemente, no lleva sostn, decidi.
Se imagin a Bonnie en su uniforme de animadora, con el jersey agitndose a
impulsos de los movimientos. Vio cmo suba, dejando a la vista el vientre, cuando la
muchacha saltaba. Cuando la chica descenda, la falda plisada se abombaba al
elevarse.
Larry era la voz de Jean. Ests con nosotros?
Eh? Claro.
Le asalt un ramalazo de culpabilidad.
Jean ya estaba sentndose. Se dirigi a Brbara:
Parece que, aqu, nuestros dos genios han decidido escribir un libro sobre el
cadver que encontramos en Llano de la Artemisa. De modo que volvieron all y se lo
trajeron a casa. Est en nuestro garaje.
Arrea! exclam Brbara.
Pete esboz una sonrisa torcida que alz un extremo de su bigote.
Brbara le dio un mamporro en el brazo y Larry observ las sacudidas que
experiment el logo tipo del equipo de Alcatraz.
Eh! No hace falta que recurras a la violencia fsica. Es una idea brillante, amor
mo. Tengo una participacin del veinte por ciento de los beneficios.
Brbara le arre otro manotazo.
Cierra el pico, vale? Tienes rota la nariz, por el amor de Cristo.
Debera partirte la cara. Mierda! Es que se te ha agujereado la calabaza?
Sabamos que esto os iba a disgustar dijo Larry. Por eso intentamos
mantenerlo en secreto hasta que el libro estuviese acabado y pudiramos
desembarazamos del cadver.
Lane le ha sorprendido esta madrugada con l en el garaje.
Ahora fue Pete el que mir a Larry rabiosamente.
Jess, hombre!
Pero no fue culpa suya intervino Lane. Andaba en sueos.
Ah, claro! Por Dios, hombre!
Eres sonmbulo? pregunt Brbara. Esa s que es buena!
Presintiendo que en ella tena una aliada, Larry dijo:
S, era algo as como paranormal y eso. Desde que trajimos ese cuerpo, no he
parado de tener toda clase de sueos extrao. Decidi no aludir al otro incidente de
sonambulismo. Es casi como si Bonnie tratara de comunicarse conmigo. Como
telepata o cosa por el estilo.

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Chorradas dijo Pete. Lo que ocurre es que ests obsesionado, ni ms ni


menos.
Bonnie? inquiri Jean.
As se llama explic Larry. Bonnie Saxon.
Sabes quin es? Brbara pareca excitada.
Llevaba un anillo escolar. Estudi en el instituto Buford. Se gradu en 1968.
El anuario murmur Lane.
S. Encontr fotografas suyas. Fue animadora y Reina del nimo en las
fiestas de Vuelta a Casa.
Toma ya! exclam Brbara. Ese asqueroso fiambre?
Y la asesinaron el verano siguiente a su graduacin continu Larry.
Alguien pens que era una vampira.
Uriah Radley aadi Pete. El tipo que me rompi la nariz.
Cmo? estall Brbara.
Pete le sonri, se arrellan en la silla y cruz los brazos sobre el pecho.
Os mentimos en lo de ir a hacer prcticas de tiro.
Brbara no le peg. Se qued mirndole fijamente. Pareca asombrada.
Fuimos all pensando que podramos capturarle y traerlo para que respondiese
de los asesinatos explic Pete. Se carg tambin a otras dos chicas del instituto.
Verdad, Lar?
Eso parece. Larry se volvi hacia Jean. Te acuerdas de que me pasaba
horas y horas en la biblioteca? Investigaba lo relacionado con la chica.
Dios, has estado mintiendo acerca de todo.
Larry hizo una mueca.
Acerca de todo, no. Slo en lo referente al caso de esta vampira.
Fuisteis armados a detener a ese individuo? inquiri Lane. Pareca tan
intrigada como Brbara.
Larry asinti.
S. Estuvimos en un tris de cogerle contest Pete. Deberas haber visto a
ese hijo de Belceb disparndonos flechas. Nos tom por vampiros.
Dispar contra vosotros? pregunt Brbara.
Esto es demencial musit Jean.
Y le falt muy poco para que le clavara a Pete un estaca en el pecho, pero, por
suerte, pude impedrselo.
Me salv el cuello. O, al menos, el corazn.
Se movieron los labios de Brbara, pero ninguna palabra sali de ellos. Pete le
dirigi una mirada de mrtir. La mujer estir el brazo hacia l y le acarici el hombro.
Oh, cario!
Es increble! calific Lane.

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Larry le sonri.
Va a ser un buen libro, eh?
S.
Se vendern millones de ejemplares se anim Pete. Lo mismo que El
horror de Amityville. Seremos ricos y famosos.
Infames corrigi Jean. La gente que lea algo como eso opinar que sois
una pareja de mentecatos. Como ese fulano al que catequizaron unos monstruos del
espacio. Fulmin a Larry con la mirada. Quieres ser el hazmerrer de todo el
mundo? Con simulada voz de cateto pueblerino se burl: Mira, ah va Larry
Dunbar. Es el muchacho que cree en vampiros, s, seor.
No ser as repuso Larry. Se trata slo del relato de lo que ha pasado.
Tengo ya escrito una barbaridad y
Santo Dios, tengo que leerlo! se entusiasm Brbara y su mano se
inmoviliz sobre el hombro de Pete.
Cuando est terminado dijo Larry. Faltan slo unos quince das ms. Pero
la cuestin es que, en el libro, dejo bien claro que yo no creo en vampiros. Cuento
exactamente lo que sucedi ya que Pete y yo pensamos que sera una idea
estupenda para un libro. Ninguno de nosotros cree de verdad que el cadver sea una
vampira.
Yo no dijo Pete.
Pero tampoco es ahora realmente una historia de vampiros. Se ha convertido en
mucho ms que eso. Ahora es un misterio criminal. Esas tres muchachas
desaparecieron en 1968, y nadie sabe qu fue de ellas. Nadie, salvo nosotros.
Y Uriah adujo Pete.
Sabemos quin las asesin y por qu, e incluso tenemos uno de los cadveres.
En nuestro garaje murmur Jean.
Y casi lograsteis que os mataran dijo Brbara.
Pero tenemos la historia declar Larry. La hemos conseguido. No creo que
tuvisemos nada al empezar. Es como t dices, Jean. No tenamos nada salvo un par
de chalados que se llevan a casa un cadver por si da la casualidad de que se trata de
una muchacha vampiro y, para averiguarlo, no tienen que hacer ms que arrancarle la
estaca, a ver si resucita. Y entonces lo hacen y la muchacha muerta sigue tendida all.
Y sanseacab. Menudo xito. Todo se viene abajo. Pero la cuestin es que no importa
el que sea o no una vampira. La chica representa un homicidio, y podemos citar el
nombre del asesino.
Que la mat porque crea que era una muchacha vampiro subray Pete.
La esposa y la hija de Uriah murieron asesinadas dijo Larry. Y a Uriah,
vaya uno a saber por qu, se le meti en la cabeza la idea de que fueron vctimas de
un vampiro. Inciner los cadveres para que no pudiesen revivir. Luego sali de caza.

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Se carg a Bonnie y a las otras dos chicas.


Jean le mir con el ceo fruncido y dijo:
No os habris montado toda esta historia a base de pura imaginacin?
Larry comprendi que su mujer haba estado escuchando con atencin. Aunque
no pareca tan fascinada como Lane y Brbara, su enfado se haba disuelto. Estaba
interesada.
En parte, son hiptesis reconoci.
En gran parte, debo suponer.
No tanto dijo Pete. Lar ha reunido una gran cantidad de material
periodstico: noticias, artculos, reportajes
Eso es grande dijo Brbara en voz baja.
Grande? aadi Pete. Inmenso. Ahora bien, si arrancamos la estaca y
resulta que es una vampira
Nos chupar la sangre y no habr libro remat Lane. Todos se la quedaron
mirando.
Slo era una broma musit la chica, encendido el rubor en su rostro.
Los vampiros no existen le asegur Jean.
Ya lo s. Eso ya lo s.
Eso lo sabemos todos, no? persever Jean. Su mirada vag por los
integrantes del grupo. Todos asintieron inclinando la cabeza. La mirada de la mujer se
demor sobre Larry. Trajiste ese ser aqu slo para poder arrancarle la estaca?
S. Supongo que s.
Eso es cuanto necesitas? Una vez le hayas retirado la estaca y compruebes que
no es ninguna vampira, asunto concluido? Te dars por satisfecho? Podremos
desembarazamos del cadver?
S.
Pete arrug el entrecejo. Al parecer recordaba sus proyectos de llevar aquel
cuerpo de gira por los programas televisivos de entrevistas y variedades.
Tendremos que entregrselo a la polica le dijo Larry. Luego mir a Jean.
Las autoridades pueden continuar las investigaciones a partir de ah y proceder a la
busca y captura de Uriah.
Jean asinti con la cabeza.
De acuerdo. Vamos al garaje y arrancas la estaca. Larry la mir fijamente.
Jean enarc las cejas.
Hablo en serio. Quiero ver esa estaca fuera del cadver, la sacaremos ahora
mismo. Quiero ver a esa criatura fuera de mi propiedad. Esta misma noche.
Podra ser conveniente aguardar a que salga el sol propuso Pete.
Jean le obsequi con una sonrisa burlona.
Tienes que ser realista.

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Slo por si acaso sugiri Larry.


La sonrisa burlona se volvi sobre l.
Por si acaso qu?
S! contribuy Brbara, en voz alta y animada. Sonrea de oreja a oreja.
Qu sois vosotros, un par de gallinas? Vamos a tirar de esa dichosa estaca, a ver si la
nena se sienta y nos dice Hola.
Qu diablos!
Est bien accedi Larry.
Oh, chico! exclam Lane. Pareca asustada.

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Captulo 41
Pete fue a su casa en busca de la cmara de vdeo. Jean y Lane abandonaron la
cocina para ir a vestirse. Brbara, an sentada en la silla que Jean llev del comedor,
tena los brazos cruzados por debajo de los pechos y no cesaba de menear la cabeza.
Tembloroso y temindose que de un momento a otro empezaran a castaetearle
los dientes, Larry tom un sorbo de caf. Estaba tibio. Se dio cuenta entonces de que
se haba olvidado de ofrecer una taza a sus invitados.
Quieres un poco de caf? subsan el lapsus.
Gracias, pero me parece que no. Probablemente acabara derramndomelo
encima. Dios, es emocionante.
S murmur Larry.
Es como algo salido de un libro. De uno de tus libros.
Confo en que no acabe como uno de ellos.
T y yo, muchacho. Emiti una risita nerviosa. Saldr en el libro,
verdad?
Desde luego. Ya figuras en l. Se las arregl para sonrer. T eres la que
encontr el cadver.
Lo encontr Pete. Pero yo fui quien rompi el suelo del rellano de la escalera,
no?
S.
Espero que no me describas como una patosa gorda, eh?
De eso, nada. Te encantar tu personaje.
Brbara asinti, movi la cabeza despacio varias veces en sentido vertical; luego
cambi de direccin y la mene a Un lado y a otro.
No puedo creer que vosotros dos hayis hecho de verdad todo esto.
A m tambin me cuesta trabajo creerlo.
Pero Jean s puede.
Larry gimi:
No me lo recuerdes.
Se le pasar dijo Brbara. Cuando se haya acabado todo y se d cuenta de
lo que representa. Ya sabes, el hecho de que sea verdad. Ser estupendo.
Eso espero.
Me juego algo a que hasta harn una pelcula. De Niro sera perfecto para
personificar a Pete. Necesitarn alguien grande para m. Aunque no hace falta que sea
una estrella famosa. Grande, grande.
Qu te parece Susan Anton?
La satisfaccin la inund.
Eh, eso sera imponente. Ahora, qu me dices de Jean y de ti? Alguien
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menudita y mona para Jean. Te parece bien esa moza de la voz ronca que hizo
Oficial y caballero?
Debra Winger.
Sera perfecta para Jean. En cuanto a ti, tenemos un par donde elegir.
En serio?
Nick Nolte o Gary Busey.
Larry rio entre dientes al tiempo que senta el rubor subindosele a la cara.
Un montn de gracias.
De nada, sera estupendo. Cualquiera de los dos.
Al menos no has propuesto a George Kennedy.
Larry oy aproximarse unos pasos lentos. Lane entr en la cocina, con zapatillas
deportivas, vaqueros y gruesa camisa de cuadros escoceses. Una camisa de faldones
muy largos. La llevaba embutida debajo de los pantalones.
Empuaba un crucifijo en la mano derecha. El de la pared de su habitacin.
Pareca idntico al que Larry haba visto colgando alrededor del cuello de Uriah.
El que detuvo la bala.
Que tu madre no vea eso le advirti Larry.
Probablemente tienes razn.
La muchacha lo introdujo por debajo de la pechera de la camisa y el extremo
inferior de la cruz quedaba sujeto por la cintura de los vaqueros. Cuando Lane acab
la operacin, la holgada camisa no permita observar el menor rastro del crucifijo.
No tendrs, por casualidad, uno de sobra le pidi Brbara.
Lane se desabroch el cuello de la camisa y sac una pequea cruz dorada. La
cruz, con su cadena, proceda de los padres de Larry. Se la regalaron a la chica el da
de su primera comunin. Larry no saba que la hubiese llevado encima tanto tiempo.
Acerca un vampiro dijo y la gente empezar a descubrir la religin.
Desde luego, ibas preparada dijo Brbara a Lane.
Anda, toma.
Lane empez a bregar con el cierre de la cadena, con las manos detrs del cuello.
No, no. Eh, no me preocupan los vampiros.
Tmala, de todas maneras. Y le tendi la cruz y la cadena.
Bueno Brbara mir a Larry.
Por qu no?
Bien. Por qu no? Brbara se pas la cadena alrededor del cuello y cerr el
broche. Luego dispuso la cruz de forma que quedase en mitad de la pechera del
chndal. Gracias, cielo. Si algo empieza a indicar que la nia esa se apresta a
darme un mordisco, la sacudir con esto y la enviar a hacer puetas.
Esa es la idea dijo Lane. Mam siempre lleva la suya, de modo que
siempre est protegida.

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Todos estn protegidos, pens Larry. Se dijo que l no crea en vampiros. Se


dijo que las cruces no le impediran cagarse de miedo patas abajo. Pero, a pesar de
todo, se alegraba de que los dems las llevaran.
Brbara acarici el pelo a Lane. Curv el labio superior.
No deberas darle una mano de cepillo a la pelambrera? Puesto que Pete va a
grabar esto para la posteridad
Claro. Lane se mostr de acuerdo. Ir por el cepillo.
Brbara se puso en pie al tiempo que deca:
Necesito un espejo.
Sali de la cocina, en pos de Lane.
Larry se qued solo a la mesa.
Oh, cielos pens. Ya estamos metidos en harina. Por lo menos,
acabaremos de una vez. Dejar de estar sobre ascuas. Dios, Bonnie. Qu va a
ocurrir?
Ser tuya, pareci decirle la muchacha.
Desde luego. Bueno. Seguirs tendida ah, muerta. No cuentes con ello.
Y si los mata a todos, menos a m?
Se imagin a s mismo tirando de la estaca. Y a Bonnie transformndose
repentinamente. Muy repentinamente. En un segundo determinado, es una bruja
reseca cuya sonrisa parece una mueca y al segundo siguiente se ha convertido en una
preciosa jovencita que, un segundo despus, salta fuera del atad y, con un aullido
escalofriante, se lanza al ataque. Se precipita sobre los cuerpos de las personas,
rompe cuellos, desgarra gargantas con los dientes y Larry permanece de pie all,
impotente, sin poder hacer otra cosa que presenciar la carnicera, demasiado aturdido
para sentir dolor por la prdida de Jean y Lane, de Pete y Brbara.
Cuando todos estn muertos sobre el piso del garaje, Bonnie se le acerca, cubierto
su cuerpo desnudo por una capa de sangre. Levanta hacia l las manos, de las que
gotea el lquido rojo. Ahora estaremos juntos toda la eternidad.
Vamos, djalo, se conmin Larry. Mi maldita imaginacin. No va a suceder as.
Ni por lo ms remoto.
Pero haba empezado a fantasear de nuevo, a verse en la escena, de modo que se
levant y se alej de la mesa. Se dirigi con paso rpido a la sala de estar. Brbara
estaba de pie ante la chimenea; se contemplaba en el espejo de encima de la repisa,
mientras se cepillaba el pelo. A su lado, Lane pareca contemplar el vaco. Larry puso
un brazo en torno a la chica.
Esta dio un respingo, le mir y se apret contra l.
En el momento en que se oa el distante rumor del agua, al tirar alguien de la
cadena, la puerta de la calle se abra y entraba Pete. Calzaba botas y vesta vaqueros y
jersey de cuello de cisne. Una correa de cuero le cruzaba el pecho al estilo bandolera

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de Sam Browne. Llevaba sobre el hombro la cmara de vdeo. La mano derecha


empuaba un arco.
Todos a punto y vidos de emprender la marcha? pregunt.
Estamos esperando a Jean dijo Larry, con la vista clavada en el arco.
Hombre, casi no puedo creer que por fin vayamos a hacerlo.
Yo tampoco confes Larry.
Y de noche, nada menos.
Brbara se apart del espejo y mir a su esposo.
Qu haces con eso?
Con esto? Pete levant el arco. Uriah me dio la idea. Se dirigi a Larry
. Con esta criaturita, yo sola cazar Ciervos.
Oh, por favor, ya est bien dijo Jean, que entraba desde el pasillo. No eres
una persona seria.
Flechas de madera, querida. Tan buenas como una estaca cuando es cuestin de
despachar vampiros. Mejor, incluso. Uno no tiene que acercarse tanto, hasta la
intimidad personal, como si dijramos.
Cre que todos estbamos de acuerdo en que no creamos en vampiros.
Las precauciones tampoco hacen dao le dijo Larry.
Dios, sois de lo que no hay.
Si esto te molesta dijo Pete, considralo un accesorio teatral. Habr un
vdeo de la accin, ya sabes.
Evidentemente, Jean lo saba muy bien. No slo se haba cepillado el pelo, sino
que tambin se haba pintado los labios. Iba vestida con un mono de velludillo azul y
botas blancas. Incluso se haba puesto al cuello su pauelo Anne Klein.
Larry comprendi que tanto una como otro Jean con su pauelo y Pete con su
jersey de cuello de cisne eligieron aquellas prendas para cubrir la regin corporal
preferida tradicionalmente por los vampiros sedientos. No le extraaba que lo
hubiesen hecho a propsito.
Pete se llev el visor al ojo y la videocmara empez a emitir su zumbido. Gir
despacio para tomarlos a todos. Despus mantuvo el objetivo enfocado sobre Jean
mientras la mujer cruzaba la estancia para reunirse con Larry y Lane. Jean le dirigi
una sonrisa afectada y mene la cabeza. Se detuvo junto a Larry y le rode con un
brazo. Brbara entr en campo, aproximndose a Lane.
Aqu estamos dijo Pete, al tiempo que filmaba al grupo. El animoso e
intrpido equipo se prepara para emprender la peligrosa misin de arrancar la estaca
del pecho del cadver.
Ese cacharro graba el sonido? pregunt Jean.
Faltara ms respondi Pete. Alguna ltima frase lapidaria antes de
embarcamos en nuestra aventura?

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Larry deneg con la cabeza.


Di algo le inst Brbara.
Bien Lo cierto es que ninguno de nosotros cree en vampiros. Quiero que eso
quede claro. Pero el cuerpo que encontramos es el de una muchacha llamada
Bonnie Saxon, a la que asesin un hombre que s crea de verdad en los vampiros.
Crea que ella era una vampira, y la mat clavndole una estaca en el corazn. Vamos
a arrancar esa estaca dentro de unos momentos. A ver qu sucede.
Impresionante dijo Pete. Alguien ms?
Nadie se brind.
De acuerdo dijo Pete. Vamos a cumplir la tarea.
Salieron por la puerta de atrs de la cocina. Jean fue la primera en llegar al garaje
y encendi la luz de arriba antes de que los dems llegasen.
Cuando todos se encontraban dentro, Pete sugiri:
Por qu no cerramos la puerta?
Mejor no se opuso Larry.
S dijo Brbara. Nunca se sabe, igual tenemos que salir zumbando para
salvar la piel.
Ya est bien murmur Jean.
Larry dej abierta la puerta del garaje. Subi a la plataforma y alz la mano para
coger la cuerda suspendida del techo.
Un momento pidi Pete. Cgela, Barb.
Tendi la cmara a su mujer.
Qu se supone que he de hacer con ella?
Nos filmas mientras bajamos el atad. Le indic cmo funcionaba la cmara
. Tienes que mirar por aqu. Lo que ves es lo que graba el aparato. No tienes ms
que apretar este botn y eso es todo. Vale?
Creo que s.
Pete dej la aljaba y el arco en el suelo de cemento. Se reuni con Larry encima
de la plataforma y volvi la cabeza para mirar a Brbara.
Muy bien, empieza a rodar y sigue hasta que te diga que pares.
S, amo.
Larry cogi el extremo de la soga. Baj la trampilla y Pete le ayud a desplegar la
escala.
Como si estuvieras en tu casa le dijo Larry.
Pete empez a subir. A mitad de la escalera de mano, mir por encima del hombro
y agit el brazo.
El famoso ltimo saludo dijo.
Djate ya de pamplinas le conmin Brbara.
Larry sonri a la mujer. Jean y Lane estaban junto a ella. Jean tena las manos

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hundidas en los bolsillos del mono. Encorvados los hombros, daba la impresin de
estar rechinando los dientes. Lane, por su parte, enseaba la dentadura. Se rodeaba el
pecho con los brazos. Sus ojos tropezaron con los de Larry.
Ten cuidado, pap recomend. No vayas a caerte o algo as.
Larry murmur un Gracias y se volvi hacia la escalera en el instante en que las
botas de Pete desaparecan por el hueco de la trampilla.
No! exclam Pete. EN EL NOMBRE DE DIOS, NO! A Larry se le puso
el corazn en la boca.
Oy el jadeo de las mujeres.
Cuidado! era la voz de Jean.
Desde las alturas les lleg la risa de Pete.
Detrs de Larry, algo restall. Oy ruido de cristales rotos.
El sonriente rostro de Pete apareci en lo alto de la escala.
Slo era una broma dijo.
Cabrn! grit Larry.
Dio media vuelta y vio a Brbara cada en el suelo, boca arriba. En la entrepierna
de sus pantalones rojos apareca una mancha oscura que iba ensanchndose. La orina
se filtraba y goteaba sobre el cemento, entre las piernas de la mujer. La cmara se
encontraba tambin en el suelo, a cosa de un metro por detrs de la cabeza de
Brbara.
Qu ha pasado? pregunt Pete.
Larry le fulmin con los ojos.
Idiota! Le has dado a Brbara tal susto, que se ha cado de espaldas. Creo que
tu cmara se casc.
No!
Esa vez, el grito fue autntico.
S confirm Larry.
Mientras Pete bajaba apresuradamente por la escalera de mano, Jean y Lane
ayudaron a su esposa a levantarse. Brbara se puso en pie, sin dejar de hacer muecas
ni de frotarse los glteos, y con los ojos bajados sobre su propia persona. Su voz son
aguda, discordante y temblorosa.
No puedo creerlo.
Estall en sollozos.
Pete se puso delante de ella.
No me pegues dijo.
La mujer se le qued mirando y rompi a llorar. Despus sali corriendo del
garaje, sembr un reguero de gotas sobre el hormign del piso y se alej cojeando
paseo abajo, con las piernas separadas.
Esta vez s que la he cagado murmur Pete.

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Puedes asegurarlo manifest Jean.


Vaya, hombre. Durante unos segundos pareci estar a punto de ir en pos de
Brbara. Luego neg con la cabeza. Mir el charquito del suelo del garaje, volvi a
menear la cabeza, dio unos pasos hacia la videocmara y se agach junto ella. La
recogi. Hizo lo propio con los trozos de plstico y cristal rotos. Vaya, hombre
repiti.
Te est bien empleado dijo Jean.
Lo siento. Hombre, lo siento mucho.
Ahrrate tus excusas para Brbara le aconsej Jean.
S. He metido la pata hasta el fondo, eh?
Y ahora, qu? pregunt Lane.
Pete mir a Larry con el entrecejo fruncido.
No podemos aplazarlo? Quiero decir, tenemos que grabarlo todo en vdeo.
Compr esta cmara especialmente para Dios, por qu tena que andar haciendo el
payaso?
Crees que puedes repararla? pregunt Larry.
No lo s. Tendr que mirar a ver. Pero, aunque pudiera arreglarla, hasta maana
no me ser factible comprar las piezas rotas.
Hoy, quieres decir? pregunt Lane.
S, claro. Es domingo. No podemos dejarlo hasta el lunes? Para entonces,
habr arreglado esta o comprado una nueva. Vale?
Jean tiene la palabra dijo Larry. Puedes esperar hasta el lunes?
Jean suspir.
No quiero ser yo quien estropee S, supongo que est bien. Esperaremos
hasta entonces. Sacudi la cabeza con disgusto. Con una condicin. Cerraremos
el garaje con llave hasta el lunes. Pondremos un cerrojo. Mir a Larry. No
quiero que vuelvas a venir aqu, ni sonmbulo ni de ninguna otra manera.
Tampoco yo quiero dijo Larry.
Eso es formidable dijo Pete. Gracias.
Vale ms que vuelvas a tu casa aconsej Jean y cuides a Brbara.
Si es que me deja entrar. Santo Dios, seguramente estar telefoneando a algn
abogado para que tramite el divorcio. O quizs est entretenida cargando mi revlver.
Complacido en cierto modo por las tribulaciones de Pete, Larry le palme en el
hombro.
Si omos disparos, llamaremos a una ambulancia.
Una tonelada de gracias, socio.

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Captulo 42
Cuando Lane se despert, el sol inundaba su dormitorio. Durante un rato, se sinti
estupendamente. Luego, el recuerdo de lo ocurrido la noche anterior con Kramer se
abati demoledoramente sobre ella. Enferma de vergenza y terror, tir hacia atrs la
ropa de la cama, se incorpor y se apret el vientre.
No lograba poner en orden sus ideas. Su cerebro era un torrente de horribles
imgenes que mantenan desbocado su corazn, ardiente la piel y contrado el
estmago.
Trat de expulsar aquellas imgenes. Era como pretender empujar al fondo de una
caja docenas de serpientes que no cesaran de retorcerse. Las cabezas emergan una y
otra vez, la atacaban, le clavaban los colmillos. Pero, por fin, consigui meterlas a
todas all y cerrar la tapa. Aunque ya no las vea, continuaba oyndolas silbar y
golpear, deseosas de salir de la caja y lastimarla.
Lane se sent en la cama, jadeante, con el sudor deslizndosele por la cara y el
camisn pegado a la piel.
Matar a ese mal nacido, pens.
Ah, claro que lo matar.
Qu voy a hacer?
Con lo de la noche anterior, Kramer no haba tenido suficiente. Lo dej bien claro
y si Lane le procuraba algn problema a causa de ello, la liquidara con la navaja y
tambin a sus padres. Los matara a todos.
Lo mismo que haba asesinado a Jessica y a su familia.
Dios mo, pens Lane. De dnde ha salido esa idea? Desde luego, Kramer no
dijo tal cosa.
Pero los haba matado. De sbito, Lane tuvo la certeza de ello. Jessica asista a la
sexta clase de Kramer. Sin duda estuvo saliendo con l, hasta que empez a ponerle
en dificultades. Kramer fue quien le propin aquella paliza, quien le rompi el brazo.
No haba sido Benson, despus de todo. Kramer le dio una leccin para que
cooperase, pero eso no bast. Quiz la chica no quera tener ms tratos con l. Acaso
Kramer temi que Jessica pudiera irse de la lengua. Entr subrepticiamente en su
casa, mat a toda la familia y luego prendi fuego al edificio.
Nos har lo mismo a nosotros.
Cuando Lane entr en la sala de estar, su padre le dirigi una sonrisa turbada. El
hombre estaba en su silln, con un libro en rstica en la mano y una taza de caf en la
mesa de la lmpara, a su lado.
Buenas tardes salud Larry.
Lane le dio un beso en la mejilla. Le rasc la barba.

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Dnde est mam?


Fue a misa de doce.
Me alegro de que no me despertara para que fuera yo tambin.
Supuso que necesitabas dormir. Descansaste bien?
Muy bien, supongo.
Espero que no hayas tenido pesadillas con vampiros.
No creo dijo Lane. De tener pesadillas, pens, no las protagonizaran
vampiros. Y t?
Tu madre y yo estuvimos levantados hasta despus de la salida del sol.
Lane consigui sonrer.
Manteniendo una pequea discusin?
La cosa acab bien. Mejor de lo que merezco, creo. Cuando la veas, no se te
ocurra sacar a colacin el tema de la invitada que tenemos en el garaje.
Me pregunto qu suerte habr corrido Pete.
No omos detonaciones.
Buena seal.
No creo que tu madre se hubiera manifestado tan clemente en el caso de ser
ella quien se mojara los pantalones.
Paaaap.
Larry emiti una risita en tono bajo y sacudi la cabeza.
De todas formas, hay bollos en la cocina.
Puafff! Quiz tome un bocado por ah. Vaya comprar unas cuantas cosas a la
galera comercial. Y es posible que luego me d un garbeo por el centro. Necesitas
algo?
Mis existencias de limpiapipas estn un poco bajas.
Muy bien. Lane se dirigi a la puerta. Hasta luego.
Que te diviertas.
En la calle, la muchacha sac las llaves de la bolsa de tela de mahn que llevaba
al hombro. Cerr la puerta frontal y se lleg con paso rpido al Mustang. Se puso al
volante y ech la pesada bolsa en el asiento contiguo.
Cuando se alejaba de la casa, el estmago empez a alborotrsele. Haca calor
dentro del coche, pero mantuvo subidos los cristales de las ventanillas y no puso en
marcha el aire acondicionado. Aunque el calor no pona coto a sus escalofros, le
pareci reconfortante.
A una manzana de su casa, Lane detuvo el Mustang. Meti la mano en un bolsillo
de la blusa. Sac una hoja de papel doblada y la despleg. Mientras estudiaba la
primera de las direcciones que haba copiado del listn telefnico, introdujo la mano
entre los botones de la blusa y se frot suavemente el pecho izquierdo. Tena
resentidos los dos senos, pero el izquierdo le dola ms que el derecho. Antes de

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vestirse le haba echado un vistazo y comprob que las magulladuras lo sembraban de


manchas purpreas.
Se aprendi de memoria la direccin, sac la mano de debajo de la blusa, volvi a
doblar el papel y se lo guard con cuidado en el bolsillo.
Condujo rumbo a aquellas seas.
Aparc junto al bordillo y, por la ventanilla del asiento contiguo, mir la casa
mvil. Se encontraba sobre unos cimientos, a cierta distancia de la calle; junto a una
de sus esquinas haba una camioneta bastante desvencijada y, delante de esta, una
motocicleta. No tena calzada de acceso, ni csped. Slo la casa y los vehculos
estacionados en una parcela de desierto.
Pareca la clase de sitio donde uno esperara encontrar inadaptados.
Pareca exactamente la clase de lugar donde Lane esperara encontrar a Riley
Benson.
Debo de estar loca.
Cogi la bandolera del bolso y tir de este al apearse del coche. Se lo ech al
hombro. Con piernas vacilantes, rode el Mustang por delante, subi a la acera, hizo
rechinar la gravilla y subi los contados escalones que llevaban a la puerta frontal.
Puls el timbre, pero no son dentro tintineo alguno. As que llam con los
nudillos.
S? era una voz de mujer. Quin es?
Una amiga de Riley contest Lane.
Se abri la puerta. La mujer que apareci al otro lado del umbral pareca
demasiado joven para ser la madre de Riley. Tendra veintiocho o veintinueve aos.
Sus ojos azules daban la impresin de ser excesivamente claros para la bronceada
morenez del rostro. La rubia cabellera, cuidadosamente peinada, le caa sobre los
hombros, mientras el flequillo le llegaba hasta las cejas. Su polo, teido de rosa
plido, tena un corte en el escote que dejaba el diafragma al descubierto. Lane
distingui los pezones a travs del tejido. La mujer llevaba vaqueros ajustados,
bastante cados sobre las caderas. Iba descalza.
No parece la madre de nadie pens Lane. Quiz sea hermana de Benson. O tal
vez el muchacho ha encontrado ya una sustituta para Jessica.
No te quedes ah como una papanatas dijo la mujer. Entra.
Vive aqu Riley? pregunt Lane, al tiempo que acababa de subir los
peldaos.
No dijiste que eres amiga suya? Seguro que no lo pareces.
Bueno, conoca a Jessica.
Poco es.
Dentro, la casa mvil ola bien: aroma de caf mezclado con efluvios de perfume
y posiblemente de cera para pisos.

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Sintate, querida. Le dir que ests aqu.


Lane se sent a la mesa situada en la zona de la cocina y mir a la mujer, que se
alej por un pasillo estrecho. Los vaqueros estaban deshilachados por los cortes de
las perneras y harapientas hebras de mahn colgaban sobre la parte posterior de los
muslos. El derecho estaba sealado por una contusin que le record a Lane las que
aquella misma maana haba visto en su propio cuerpo.
Casi en el otro extremo del pasillo, la mujer llam suavemente a una puerta.
Luego la abri, plegndola a un lado, entr en el cuarto, y Lane dej de verla.
Tienes visita, cario.
Aunque habl en voz baja, Lane lo oy perfectamente.
Eh?
Bueno, qutate esos benditos auriculares.
Qu?
Que tienes visita.
Los polizontes?
No, no son los polizontes. Es una guapa jovencita que dice que es amiga de
Jessica.
Oh, por Jesucristo.
Cuida tu lenguaje.
No quiero ver a nadie, mam.
Es su madre?
Anda, ponte la camisa, sal y habla con ella. Y procura meterte en la cabeza que
has de expresarte civilizadamente.
Cuando la madre de Riley sala del cuarto, Lane mir hacia otro lado. El salero de
encima de la mesa era un perro de plstico, el pimentero, una boca de incendios de
color rojo.
Ahora mismo viene anunci la mujer. Sin embargo, debo advertirte de que
ltimamente est de muy mal humor. Primero fue el asesinato de Jessica, despus la
polica le estuvo molestando y luego tuvo ciertas discordias con una alumna del
instituto y le han expulsado. Ha sido una semana fatal para l, pobre chico.
Lo siento de verdad dijo Lane. Tengo parte de culpa, creo. Yo soy quien le
ha echado del instituto.
La madre de Riley enarc las cejas.
Espero que no te lastimara. Me he enterado de lo que hizo y
T!
La madre de Riley volvi la cabeza.
S amable, cario.
Riley pas por su lado.
Qu ests haciendo aqu, Dunbar?

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Slo quiero hablar un momento contigo.


Sea lo que fuere lo que quieras decir, me niego a escucharlo.
La madre le mir, fruncido el ceo, y apoy los puos en las caderas.
No oste lo que dije acerca de ser amable?
Mam, por el amor de Dios!
Slo quiero hablar contigo un momento repiti Lane. Es realmente
importante.
Tal vez sea mejor que salgis ah delante. En esta casa no hay mucha intimidad
propuso la mujer. Clav los ojos en Riley. Prtate como un caballero o lo
lamentars.
Riley arrug la nariz. Lanz una mirada furibunda a Lane.
Vale. Salgamos. Pero acaba en seguida.
Lane se puso en pie.
Encantada de conocerla, seora Benson.
Para m ha sido un placer, bonita. Tendi la mano. Mi nombre es Melanie.
Puedes llamarme Mel.
Lane estrech la mano de la mujer.
Yo me llamo Lane Durban.
Espero verte por aqu a menudo.
No contengas la respiracin le dijo Riley.
Sali primero. Lane le sigui a la calle. Riley se sent en la capota del Mustang.
Est bien, cul es la jodida idea?
Tienes una madre muy simptica.
S, seguro, es en todo un encanto. Agradece el que probablemente nos est
observando, porque, de no ser as, te hara papilla, putn de mierda.
He venido a decirte quin mat a Jessica.
Riley puso en sus labios una sonrisa burlona.
S, claro.
Fue Kramer.
La sonrisa burlona se volatiliz. Riley contempl a Lane con fijeza. No pronunci
palabra.
Kramer me cogi anoche por su cuenta. Me dio una paliza y me viol.
Se entornaron los prpados de Riley.
No parece que te hayan pegado mucho su voz son ms tranquila, como
insegura.
No me hizo nada en la cara.
Cmo me consta que te hizo algo?
Lane examin el terreno por delante de s. Al otro lado de la calle todo era campo
vaco, la yerma ladera de una colina. De espaldas a la casa de Riley, se desabroch

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tres botones de la pechera. Se abri el escote de la blusa lo suficiente para que Riley
pudiera verle los senos.
Esto slo es parte de lo que me hizo murmur Lane, y se abroch de nuevo
la blusa.
Kramer te hizo eso?
Y mucho ms. Y lleva encima una navaja barbera. Dijo que la utilizara
conmigo si lo contaba. Dijo que nos matara a m y a mi familia. Creo que eso es lo
que les ocurri a Jessica y a sus padres.
Riley se encorv hacia adelante y se agarr las rodillas. Agach la cabeza.
Permaneci as un rato, sentado en la capota del automvil, hundida la mirada en el
suelo. Por ltimo, alz la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Lane.
Jessica tambin estaba as. Despus de que le dieran aquella paliza. Explic
que una panda de gamberros la sacudi detrs del minicentro comercial.
Fue Kramer.
Le matar decidi Riley.
Y yo te ayudar.
Lane volte hacia adelante el bolso de mahn. Sostenindoselo contra el vientre,
introdujo la mano y sac un revlver.
Es de mi padre dijo. Slo es un veintids, pero
Servir estupendamente asegur Riley.
Lane aguard en el coche mientras Riley volva a entrar en su casa.
Transcurrieron varios minutos. Luego, el muchacho sali de nuevo y fue a ocupar el
otro asiento delantero, junto a Lane.
Le he dicho a la vieja que vamos al cine, a la primera sesin.
Lane sac el papel del bolsillo de la blusa. Mir la segunda direccin.
Qu es eso?
Aqu es donde vive Kramer.
Muy bien.
Lane guard el papel y emprendi la marcha.
Riley tir de la vuelta de sus vaqueros azules, baj la mano y la subi armada con
un cuchillo. Lane le ech un vistazo. Pareca un arma realmente daina. La hoja deba
de tener veinte centmetros de longitud.
El plan es el siguiente dijo Riley. T te encargars de mantener
encaonado al hijo de puta. Yo lo liquidar. No dispares a menos que intente lanzarse
sobre ti.
Cada uno ser la coartada del otro manifest Lane, con voz temblorosa.
A la mierda las coartadas. No me importa que se me carguen por esto.
A m s que me importa. Ya tu madre seguro que tambin. Si nos cogen, puede
que no nos acusen de nada o que todo acabe en sentencia suspendida. Quiero decir
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que no creo que un jurado nos vaya a quitar de la circulacin por esto. Pero, de todas
formas, procuremos hacer el trabajo de manera que la polica no venga luego a
husmear.
Ah, s? Cmo supones t que podemos llevar a cabo la operacin?
Por qu no lo hacemos de modo y manera que parezca un suicidio? Una
mierda! Voy a cortarle la polla. Voy a cortarle la cabeza.
Podramos obligarle a redactar una nota de suicida. Obligarle a confesar lo que
le hizo a Jessica. Por escrito. Despus le colgamos. All mismo, en su casa.
Lees demasiados jodidos libros.
Merece la pena intentarlo.
En la calle donde resida Kramer, a dos manzanas de donde debera de estar su
domicilio, Lane acerc el coche a la acera. Se volvi de cara a Riley. El muchacho
tena el cuchillo en la mano derecha y pasaba la hoja a lo largo de la pernera de sus
descoloridos vaqueros.
Por qu no nos acercamos a pie desde aqu? propuso Lane. As, no ser
probable que alguien relacione el Mustang con lo que le suceda a Kramer. Hizo
una pausa y trat de recuperar el aliento. No haba hecho nada, pero se senta como si
acabara de subir corriendo un tramo de escalera. Yo ir delante. Dame un par de
minutos de ventaja.
Estars all sola con l.
No s murmur Lane.
Se puso el bolso en la falda y ech dentro las llaves. Tras lanzar una rpida
mirada en torno, para cerciorarse de que no haba nadie a la vista, sac el revlver.
Dej el bolso en el suelo del coche. Se ech hacia atrs en el asiento, tir de los
faldones de la blusa, alz la parte delantera y desliz el can del revlver por debajo
del cinturn de la falda. La boca del arma slo descendi dos centmetros y medio
antes de tocar el monte de Venus. Se baj el vuelo de la blusa y mantuvo el revlver
contra el vientre. Abri la portezuela y se ape.
Buena suerte le dese Riley.
Gracias.
Cerr la portezuela. De cara al vehculo, empuj el revlver hacia abajo hasta que
qued bien sujeto entre la falda y el cuerpo. Baj la vista sobre s. Los faldones
sueltos de la blusa disimulaban los bultos.
La espalda de la blusa se le pegaba a la piel. La separ, pero en cuanto apart la
mano de all, la tela volvi a ceirse a la piel.
En aquella vecindad no haba aceras, de modo que Lane camin por la calzada. El
can del arma se le clavaba en la ingle. El punto de mira a veces le rasgaba la cara
interior del muslo izquierdo, por lo que, al cabo de un momento, empuj lateralmente
la culata. Entonces, la boca del revlver le golpeaba el muslo derecho a cada paso.
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Pero la superficie del can era lisa y no le araaba la piel como el punto de mira.
Le record la noche anterior, cuando introdujo la base del crucifijo por debajo de
la cintura de los vaqueros. Anoche, una cruz. Hoy, un revlver.
Este es un mundo condenadamente extrao, pens. Continu andando.
Un pecado mortal pens. Al asesinar a Kramer, me arriesgo a ir al infierno.
Incluso aunque sea Riley el que haga el trabajo sucio. A los ojos de Dios, ser tan
culpable como l
Qu se supone que debo hacer, dejar que Kramer me siga violando? Dejarle que
mate a pap ya mam?
Esto es defensa propia. Lane no saba gran cosa acerca de la poltica eclesistica,
pero, al parecer, las tolerancias e indulgencias estaban hechas para las personas que
mataban en defensa propia, la guerra y esa clase de cosas. Desde luego, as lo
esperaba.
Al llegar a la siguiente esquina, sac el papel del bolsillo. Lo desdobl. Entorn
los prpados ante el reflejo de la luz del sol sobre la blancura del papel y ley de
nuevo la direccin.
Ochocientos treinta y ocho.
Volvi la cabeza. Riley se haba apeado del coche.
Lane guard el papel. Se sec el sudor de la cara pasndose la manga. Sigui
adelante. El sol se abata sobre su espalda como un manto de calor. Hubiera querido
llevarse la mano a la espalda y separarse de la piel el fondillo de las bragas, pero
Riley la vera hacerlo.
La casa que tena a la derecha era la nmero ochocientos treinta y seis.
La siguiente era la de Kramer. Una casita de adobe, con ventanal. El camino de
acceso estaba vaco.
Jadeando, con el corazn latiendo desacompasadamente y los msculos de las
piernas como jalea, Lane avanz por el camino de entrada.
No haba garaje. Slo un cobertizo para automviles. La ranchera no estaba en el
cobertizo.
No se vea por ninguna parte.
Kramer no est en su casa!
Despus de todo esto pens Lane, tiene que estar. Subi al prtico de entrada.
Puls el timbre y oy suaves campanilleos dentro de la casa.
Esper.
Dese recobrar el aliento y poder respirar normalmente.
Desliz la mano por dentro de la blusa y curv los sudorosos dedos alrededor de
la culata del revlver de su padre. El can se movi, golpendole la entrepierna.
Pens en la boca de Kramer aplicada all abajo.
Vamos, hijo de puta murmur.

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Encontraron la ranchera un cuarto de hora despus, estacionada en el rebosante


aparcamiento del puerto deportivo.
El portillo de tela metlica, cerrado la noche anterior, apareca ahora abierto del
todo. Lane no lo cruz. De pie ante la entrada, sola, mir el vaco embarcadero de
Kramer.
Luego regres al coche. Abri la portezuela, subi el revlver para que el can
no se le clavara en la carne y se desliz en el asiento del conductor.
Ha zarpado en su barca inform.
Mierda!
Dios, no s. Quiz no sea tan malo.
Lane sac el revlver de debajo de la blusa y lo guard en el bolso de mahn.
S, un cuerno.
Hubiera resultado bastante difcil salir bien librados aqu. Hay un montn de
gente.
S, pero podramos haberlo dejado hundido en el ro a varios metros de
profundidad.
Ya lo s.
Mierda! repiti Riley.
No podemos hacer nada. Tendremos que idear alguna otra cosa.
Como qu?
Lane mene la cabeza y puso la marcha atrs. Condujo hacia la salida del
aparcamiento.
Querr violarme otra vez. Dijo que el lunes o el mircoles. Seguramente me
indicar algn sitio donde encontrarnos. Un lugar donde estemos ms o menos a
solas. Tal vez pueda decirte por anticipado qu sitio es ese. Puedes estar
esperndonos all.
Suena bien.
Lane desemboc en el paseo de la Ribera.
Quieres que te lleve al centro?
Por m, vale. Le dirigi una extraa mirada. A ti te va bien?
S, creo que s. Dispondr de tiempo para tranquilizarme.
Olvidas con quin ests?
Lane le mir.
Con Riley Benson. Un tipo duro. Lo nico que tienes que hacer es no ejercer de
tipo duro conmigo, conforme?
Contigo, no, Lane.

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Captulo 43
Durante el da, Uriah permaneci en el lecho seco de un regato, a cierta distancia
de la carretera.
Por la maana haba intentado comer un poco de tasajo, pero comprob que no
poda masticarlo sin que espantosos ramalazos de dolor surcaran sus mandbulas y
sus mejillas. Pudo beber agua, eso s, aunque parte de ella goteaba por los agujeros
del rostro. Y logr dormir.
So que las vampiras le apresaban. Las reconoci a todas. Todas eran demonios
a los que haba matado, pero que ya no estaban muertos. Llegaron a travs de los
rayos de sol del desierto y, entre alaridos escalofriantes, se abalanzaron sobre l. Le
derribaron contra el suelo. Le arrancaron las pieles de animales que lo cubran. Se
apoderaron del martillo y de las estacas que llevaba en su macuto. Le inmovilizaron,
le hundieron estacas de madera a travs de las manos y de los pies. Le clavaron en el
suelo. Crucificado. Mientras se revolva a causa del tormento, una le arranc el
parche del ojo. Mir desde las profundidades de la cuenca vaca y pens: Qu
extrao! Vea con los dos ojos. Las vampiras le rodeaban, arrodilladas, con las
pupilas destilando apetito y deleite anticipado, mientras la baba caa por sus barbillas.
Las manos se deslizaban por el cuerpo de Uriah, como si pretendiesen despertar su
lujuria. Horrorizado, comprendi que lo estaban consiguiendo. Debo resistir
pens. Soy el guerrero de Dios. Los rostros descendieron sobre l. Sinti sus
bocas por todas partes. En vez de dolor, xtasis. Esto no puede ser!
Unos labios se oprimieron contra su boca. Penetr una lengua. Otras se colaron
por los agujeros de sus mejillas. Otra ms se le introdujo por el ano. Mientras se
preguntaba cmo era posible todo aquello, una lengua se le meti por el orificio del
pene, serpente y profundiz. Uriah se retorci. Se dio cuenta entonces de que no
estaba clavado al suelo por las estacas. Los astiles de madera se haban convertido en
lenguas que culebreaban dentro de los agujeros de sus manos y pies. Despus, las
lenguas se le deslizaron por el cuerpo, por donde no haba aberturas, para fundirse
con la carne, para llenarle
Uriah se contorsion y se agit en espasmdicas sacudidas, impelido por la
agona de un placer exquisito, y entonces se despert a causa del dolor que llameaba
en su mejilla derecha. Encontr la punta de su propio dedo ndice hundida dentro del
orificio de la bala. Hizo una mueca y lo sac. Se sent y, suavemente, se cogi ambos
lados de la cara.
Haba cado la noche.
En el frenes de la pesadilla se haba quitado de encima la manta. La atrajo hacia
s y se la ech en torno a los hombros, cogida con firmeza. Pero no dejaba de tiritar.
Satans le haba visitado mediante aquel mal sueo. Trataba de tentarle. Trataba
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de debilitar su resolucin.
Yo soy el guerrero de Dios se dijo. No fallar.
Se puso en pie, cogi el macuto que contena sus armas y las intiles provisiones
de boca, se envolvi en la manta y empez a subir por el piso de gravilla de la ladera
del torrente.
No tard en llegar a la carretera. Mir en ambos sentidos.
No se vea ningn faro de automvil.
En el transcurso de toda la noche, mientras caminaba rumbo a Recodo de la
Cabeza de Mula, Uriah no avist la luz de un solo faro. Ni una sola vez tuvo que
abandonar la carretera y esconderse. Su ritmo de marcha fue bueno.
Cuando en el horizonte asom la lnea plida que anunciaba el amanecer, Uriah
subi a lo alto de una escarpadura. Divis desde all el ro Colorado, a lo lejos: una
ancha cinta serpenteante de color pizarra, flanqueada por luces como centenares de
estrellas que hubiesen cado sobre el desierto que bordeaba sus orillas.
Farolas urbanas. Faros de automviles que se desplazaban despacio. Luces
encendidas en porches. Tal vez incluso lmparas cuya claridad sala por las ventanas
de casas cuyos ocupantes haban iniciado ya la jornada o se haban pasado la noche
en blanco.
Uriah se pregunt qu luces de aquellas se proyectaran desde el interior de
guaridas de vampiros.
Quiz ninguna.
Al da siguiente, por la noche, se encontrara entre aquellas luces. Se colara
furtivamente en su cubil y enviara al descanso eterno a los hijos de Satans.

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Captulo 44
Una mano despert a Lane, zarandendola suavemente.
Es hora de levantarse y asearse, tesoro dijo su madre. Lunes por la maana.
Se le comprimi el estmago.
Vale musit.
Cuando se qued sola, se puso de costado, se apret el vientre y levant las
rodillas.
No puedo ir al instituto pens. Sencillamente, no puedo.
Tengo que ir.
El da anterior le haba dicho a Riley que hablara con Kramer despus de clase y
concertara la cita con l.
Pero eso fue el da anterior. Resulta fcil fraguar planes audaces cuando una est a
salvo con otra persona y se habla del da siguiente. Ahora estaba sola y acababa de
empezar el da en que iba a poner en prctica el plan. No era del todo lo mismo. No
era lo mismo, en absoluto.
Mientras se ovillaba debajo de la ropa de la cama, Lane se imagin a s misma en
la clase sexta. Sentada en su sitio. Con el vaco pupitre de Jessica a su derecha. Frente
a la mesa en cuyo borde Kramer sola sentarse cuando hablaba a los alumnos. El
profesor estara all, apuesto y pagado de s mismo, comportndose como si nada
hubiera ocurrido. Pero lanzndole miradas subrepticias. Hacindole de vez en cuando
alguna pregunta sobre la asignatura. Y, durante toda la clase, se regodeara pensando
en el aspecto que ella presentaba desnuda, rememorando las cerdadas que le haba
hecho, soando en lo que le hara la prxima vez que la pillase sola.
No puedo ir pens Lane. No puedo estar all sentada, delante de l. No durante
una hora, ni durante un segundo. Me volvera loca.
As que no.
Automticamente, se sinti mejor.
Se desenrosc, se dio media vuelta y se puso boca abajo.
El colchn se oprimi contra su cuerpo maltrecho, pero no le causaba mucho
dao.
La presin sobre los pechos le record a Lane la escena cuando, el da anterior, se
abri la blusa ante Riley. Not que el calor del sonrojo se le extenda por la piel.
Cuando lo hizo no experiment ninguna vergenza, pero ahora le costaba trabajo
creer que hubiese sido capaz de aquella exhibicin. En mitad de la calle y a plena luz
del da. Le pareci que haba sido otra persona quien hizo aquello. Una Lane distinta.
La misma Lane distinta que se lleg hasta la puerta de Kramer con un revlver
bajo la cintura de la falda.
Deba de estar loca.
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Y si Kramer se hubiese encontrado en casa? Y si le hubiera asesinado de


verdad?
No sucedi, se dijo.
Los pechos empezaban ahora a dolerle, de modo que se puso de costado, apart la
ropa y se sent en el borde de la cama. En vez de camisn se haba puesto una camisa
de dormir, por si acaso su padre o su madre la vieran sin bata. Los camisones eran
escotados o transparentes, o las dos cosas, y no podan ocultar bien las magulladuras.
La camisa, de cuello cerrado, lo ocultaba todo. Aunque no en aquel preciso momento.
Las nalgas estaban al aire, ya que, al arrastrarse por encima del colchn, los faldones
de la camisa de dormir haban quedado arrugados sobre el regazo de Lane.
Mir a la cerrada puerta y luego se contempl a s misma. Tena los muslos
contusionados, pero algunas zonas anteriormente escoriadas y rojas ahora parecan
normales. Apret la tela contra el vientre y se inclin hacia adelante. Los bordes de la
vulva ya no estaban en carne viva. Se levant la camisa por encima de los pechos.
Tambin parecan haber mejorado bastante. Las magulladuras no tenan un tono tan
oscuro como antes. Haban cambiado del prpura profundo a un color amarillo
verdoso.
Unos das ms pens Lane, y ya estar completamente nueva.
Por fuera.
La prxima vez, quiz no me lastime.
No habr prxima vez!
Dej caer la camisa de dormir hasta la cintura, se levant de la cama un momento
para llevar los faldones hasta las nalgas y luego volvi a sentarse y extendi la tela
ajustada contra los muslos.
Tiene que haber un modo de salir de esto, se dijo a s misma.
S, matarle.
Ayer pudo haberlo hecho. O contribuir a ello, al menos.
Ahora, sin embargo, la idea de asesinar a Kramer pareca una tarea muy superior.
Enorme. Tuvo la sensacin de que aquel asunto pondra sobre su cabeza un inmenso
nubarrn negro que nunca se le quitara de encima.
No puedo matarlo. No puedo contar lo que ha hecho. No puedo dejarle que me
viole otra vez.
Podra suicidarme.
La idea sobresalt a Lane y precipit una angustiosa riada de calor por todo su
cuerpo.
Si me mato, no tendr motivo alguno para meterse con pap y mam. Pero los
destrozar y seguro que me quemara eternamente en el infierno. Y todo
Al diablo!
Se puso en pie rpidamente, se acerc al armario y se puso la bata.

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Tiene que haber una salida.


S, quedarse en casa y no aparecer por el instituto. Esa es la salida. Preocuparse
maana de maana.
Quiz Riley se encargue del asunto sin m. Si me quedo al margen el tiempo
suficiente. Si entretanto no viene Kramer a por m.
Lane se puso las zapatillas. Sali del dormitorio, hizo una rpida visita al lavabo
para aliviarse y luego se encamin a la cocina. Su madre, que en aquel momento
sacaba los cacharros del lavavajillas, volvi la cabeza.
An no te has vestido.
Hoy me encuentro fatal dijo Lane, aplicando a su voz un tono bajo y
quejumbroso.
Qu te pasa?
Pregunta mejor qu no me pasa. Retortijones, jaqueca, diarrea. Tengo de todo.
Oh, lo siento, cielo.
Lane se encogi de hombros y frunci el entrecejo.
Sobrevivir, supongo. Pero no creo estar en condiciones de ir hoy a clase.
Qu pasar con Henry y Betty?
Lane hizo una mueca. Se haba olvidado de ellos. Y tambin de George. Haba
telefoneado a George el da anterior, despus de volver del centro comercial, y el
chico pareca encantado y deseoso de ir con ellos.
Creo que podra adelantarme, llevarlos y luego regresar a casa.
No, si no te encuentras lo bastante bien como para ir al instituto Supongo
que puedo llevarlos yo. Slo por esta vez. Dado que te esperan.
Sera formidable.
Contarn con algn otro medio para volver luego a su casa, no?
Ah, s. Siempre pueden buscarse la vida. Tambin hay un chico llamado
George. Nos conocimos la otra noche en la funcin. Iba a llevarle hoy.
La madre asinti.
Est bien. En fin, dame sus seas y me encargar de llevarlos.
Maravilloso. Un montn de gracias, mam.
Quieres que te prepare algo antes de marcharme?
No tengo mucho apetito. Vendr aqu cuando el hambre me acucie, vale?
Bueno, como quieras. Aunque te sentirs mejor en cuanto te metas algo de
alimento en el cuerpo.
Lane se sirvi una taza de caf y luego fue a la sala de estar. Su padre estaba en el
silln de costumbre, con el chndal que sola ponerse al saltar de la cama, una taza en
una mano y un libro en rstica en la otra.
Buenos das, cario salud. Cmo te encuentras?
No muy catlica. Estoy un poco indispuesta y me quedar en casa. Mam ha

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dado el visto bueno.


Un amago de gripe?
Algo as, supongo. De todas formas, me siento hecha polvo. En seguida me
volver a meter en la cama. Tom un sorbo de caf. Ests excitado por lo de
esta noche?
Larry arrug la nariz.
No s si estoy excitado o simplemente asustado.
Si no las tienes todas contigo, por qu no te lo saltas?
No es tan sencillo dijo el hombre. Cmo me las arreglara para acabar el
libro?
Puedes acabarlo as. Planteas una disyuntiva tica, o algo por el estilo, para no
inmiscuirte en la cuestin. Dejas la cosa en el aire, que los perros sigan durmiendo.
Ese podra ser el tema o la moraleja del libro.
Larry asinti, a la vez que emita una suave risita.
No es mala idea. Opinas que no deberamos arrancar la estaca?
Diablos, para empezar, ni por lo ms remoto habra trado yo un cadver a casa.
Bien sabe Dios lo arrepentido que estoy. Larry se encogi de hombros.
Pero ya que la tenemos aqu
No s, pap. Siempre me has aconsejado que no haga caso, que no me
complique la vida con tablas de signos y buenaventuras
S.
Te acuerdas de cuando compr aquel mueco de vud en Nueva Orlens?
An anda por ah dijo Larry.
No debes tontear con lo sobrenatural, eso fue lo que me dijiste. Y ahora eres
t el que piensa arrancar la estaca de una persona muerta para poder comprobar si es
una vampira?
Nada bueno puede salir de eso silabe Larry, con el tono de voz ms o
menos cauteloso de un cientfico loco de pelcula.
Entonces, por qu hacerlo?
Larry le sonri.
Porque est ah?
Prueba otra vez, pap.
No me parece que ests tan malita.
Quiz deberas olvidarlo. Lo digo en serio. Toma la decisin de no arrancar la
estaca y te sorprenders de lo mucho mejor que te sientes de pronto.
T te sentiras mejor?
Puede. La verdad es que me tiene sin cuidado. Siempre puedo quedarme en mi
cuarto mientras t lo haces, y sers t el que est all fuera. Sabes? Esto no es asunto
mo, sino tuyo: yo tengo mis propios problemas.

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Qu clase de?
Slo te digo continu Lane precipitadamente que no debes permitir que
Pete o cualquier otra persona te impulse a hacer algo en contra de tu voluntad. T
eres el nico que tendr que afrontar las consecuencias.
Crees que arrancar la estaca sera un error desde el punto de vista moral?
Si es una chica vampiro.
Naturalmente, sabemos que no lo es.
Hay algo ms en el Cielo y en la Tierra, Horacio, de lo que ha soado tu
filosofa!
Vaya, precioso!
Lane sonri.
Me voy a la cama.
Buenas noches, dulce princesa. Y que el aleteo de los ngeles sea la msica
que amenice tu descanso.
Ah, gracias. Pero no me estoy muriendo. Slo voy a echar una cabezadita.
Espero.
Abandon el saln, anot las direcciones de sus amigos, entreg el papel a su
madre en la cocina, le repiti las gracias por hacerle aquel favor y regres a su
dormitorio.
Recostada en las almohadas, trat de leer. Pero, aunque sus ojos recorran las
frases, el cerebro segua a la deriva, atormentndola con el recuerdo de Kramer. Al
cabo de un rato, apart el libro. Se acurruc entre las sbanas.
Dese tener los problemas que tena su padre. No sabe lo afortunado que es,
pens. Sera estupendo que la mayor preocupacin de mi vida consistiese en si debo o
no debo sacar el trozo de madera que tiene clavado en el pecho un cadver.
Pap dijo que la chica, Bonnie?, haba sido reina de las fiestas de Vuelta a Casa.
Debi de ser una belleza. Tal vez justo el tipo que le encanta a Kramer.
Mientras vagaba rumbo al sueo, Lane se imagin que reuna a todos sus amigos:
Betty y Henry, George y Riley. Necesito vuestra ayuda, les dijo. Explic su plan y
todos se mostraron deseosos de colaborar. De modo que se colaron en el garaje y se
llevaron a escondidas el cadver. Ataron el atad al techo del Mustang. Cruzaron la
ciudad, en plena noche, hasta el domicilio de Kramer. La ranchera no estaba all. El
profesor deba de seguir an en su barca. Mientras sus amigos permanecan ante la
fachada del edificio, Lane rompa una ventana de la parte de atrs y entraba en la
casa. Abri la puerta frontal y entraron el fretro. Lo llevaron al dormitorio de
Kramer. Tendieron el cadver en la cama y ocultaron el atad en un armario.
Lane se ofreci voluntaria para arrancar la estaca. No estoy asustada, dijo. Y no
lo estaba. Al menos, de Bonnie. Bonnie no era enemiga suya. Bonnie era su aliada, su
arma. Retir la estaca del pecho de la muchacha. El agujero se fundi, se cerr solo.

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El cadver empez a dilatarse como una mueca hinchable a la que introducen aire.
Su piel reseca y apergaminada se puso tersa y adquiri un saludable lustre de vida.
Salvo en las zonas magulladas.
Lane se sobresalt el comprender que Bonnie pareca su hermana gemela. No,
pens, no es mi hermana gemela. Soy yo. Esto es an mejor de lo que haba esperado.
Kramer creer que acudo a l.
La Lane acostada en la cama de Kramer abri los ojos.
No te preocupes dijo. Me encargar de l
Lane se despert con la sensacin de que le haban quitado de encima una carga
terrible. Ignoraba el motivo, pero se senta estupendamente. Luego record el
fabuloso plan de su ensueo. Slo fue pura fantasa. Nada haba cambiado. Su moral
decay y la aprensin volvi a albergarse en su nido de la boca del estmago.
Consult el reloj situado junto a la cama. Casi la una. Haba dormido bastante
tiempo y estaba contenta. Si pudiera seguir durmiendo
Pero tena hambre. As que salt de la cama, se puso las zapatillas y la bata y sali
de la alcoba.
La casa pareca desierta.
Pero la puerta del estudio de su padre estaba cerrada llam con los nudillos. Al
abrirla, vislumbr fugazmente una pgina ilustrada con fotografas en blanco y negro
que su padre guardaba en una carpeta. Larry le sonri, pero su expresin era de susto
y su cara se haba sonrojado.
Lane se pregunt qu estara mirando. Fuera lo que fuese, pareca avergonzado de
ello. La muchacha decidi no hacer preguntas.
Siento haberte molestado se excus.
No tienes por qu. Te encuentras mejor?
Un poco. Pero tengo hambre. Has comido ya?
S. Almorzamos hace una hora. Quieres que te prepare algo?
No, est bien. Puedo arreglrmelas sola. Dnde est mam?
Fue a la tienda. Decidimos pedir a Pete y Brbara que vengan a cenar con
nosotros, por lo que ha tenido que salir a comprar algunas cosas.
Brbara se ha recuperado ya?
Aparentemente. Tu madre fue a verla. Daba la impresin de sentirse un poco
violenta por el accidente, pero est deseando continuar con la aventura. Pete se ha
agenciado ya una nueva cmara de vdeo.
Esperemos que Brbara no se la rompa tambin.
Lo ms probable es que no le ponga las manos encima.
Si Pete es lo bastante listo. A qu hora vendrn?
Hacia las seis.
Si no ando por aqu, no dejes de avisarme para que me levante. No me perdera

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eso por nada del mundo.


Ests segura?
Absolutamente. Hasta luego.
Cerr la puerta y pas a la cocina.
Mientras se tostaba en la parrilla elctrica un emparedado de queso, pens en la
carpeta que su padre haba cerrado con tanta rapidez. Trat de recordar la hoja de
papel que haba metido all. Glaseada, con dos o tres fotografas.
Como una pgina de la Memoria de Buford.
Oh, chico murmur. Debi de arrancarla del anuario de 1968. Y pareca
haber ms en la carpeta.
Fotografas de Bonnie. Haba estado examinando fotografas de Bonnie.
Santo Dios, si la vieja dama Swanson se enterase algn da Me iba a ver
hundida en mierda hasta el cuello Cmo ha podido hacerme una cosa as?
Pete le haba llamado obseso, all, en la cocina, cuando hablaban de sus
extraos sueos.
Obseso, exacto.
Lane traslad el emparedado a un plato de papel. Lo llev a la mesa y se sent.
Pap slo quera las fotos para su libro, se dijo Lane, al tiempo que empezaba a
comerse el emparedado. No tiene nada de raro. Si su expresin pareca tan culpable,
es slo porque las escamote del anuario y no deseaba que yo lo supiese. Eso es todo.
Pero tal vez eso no sea todo. Ha estado soando con ella.
Ha caminado sonmbulo. Fue a hacerle una visita.
Lane rememor la forma en que contemplaba el cadver desnudo, cuando le
encontr en el desvn. Y si est obsesionado con ella? Quiz desee que Bonnie sea
una vampira, acaso quiera verla convertirse de nuevo en una preciosa muchacha, tal
vez anhele
Vamos. Es pap, no Kramer. Pap no hubiera
Las cosas que le deca a Bonnie Pero estaba dormido.
Hablaba en sueos. Despierto no habra
Despierto, haca diez minutos, estaba contemplando las fotografas de Bonnie.
En qu pensaba? Se preguntaba cmo podran ser las cosas si Bonnie resucitara
aquella noche?
Slo es un hombre.
No, no es slo un hombre. Es pap. Hace todo esto por el libro, no porque le haya
calentado las pajaritas una estudiante de bachillerato.
Lane no pudo acabarse el emparedado. Tir los restos, tom un trago de agua y
regres apresuradamente al dormitorio. Cerr la puerta. Arroj la bata encima de la
silla. Se descalz. Se ech en la cama y se cubri con la ropa hasta el cuello, se
acurruc de costado y se abraz el vientre.

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Pap no es as, se dijo. No es un pervertido. Nos quiere a m y a mam.


Incluso le dijo a Bonnie que nos quiere.
Como cualquiera podra decrselo a su amante. Asegura que nos quiere, pero fue
all y se dispona ya a arrancar la estaca.
Estaba dormido, por el amor de Dios!
Pero y si yo no hubiera subido al desvn?
La chica est muerta, se dijo Lane. Est muerta. No es ninguna vampira. No
hubiese vuelto a la vida. Eso son chorradas y pap lo sabe y punto.
Pero quiz
Lane empez a rezar un padrenuestro, musitando las palabras. Eso interrumpi
sus pensamientos. La tranquiliz. Rez otro, esa vez sin pronunciar las palabras,
mentalmente. Y luego, otro.
La despertaron unos suaves golpecitos dados a la puerta.
Se dio la vuelta, para colocarse boca arriba, en tanto se abra la puerta. Su padre
asom la cabeza.
Han llegado ya Pete y Brbara? pregunt Lane.
Todava no, pero tienes visita.
Estaba dormida? lleg una voz desde el pasillo, detrs de su padre.
Lane se qued sin aliento.
Ahora est despierta dijo Larry.
Desde luego dijo Kramer, no era preciso molestarla.
Todo est bien dijo el padre, por encima del hombro, al tiempo que entraba
en la estancia. De todas formas, ya era hora de que se levantase. No tardarn en
llegar unos invitados.
Indic a Kramer que entrase.
Paaaap!
Qu pasa?
Estoy en la cama.
Esto es un sueo.
Si ella prefiere
No ocurre nada. Simplemente es su acostumbrada actitud pudorosa.
Kramer entr en la habitacin.
Est aqu. El hijo de perra est en mi dormitorio. Lane se esforz en sonrer.
La sonrisa de Kramer, por otra parte, pareca irresoluta e inquieta.
Me he dejado caer por aqu para ver qu te haba ocurrido. Confo en que no te
haya atacado ningn virus o algo as el sbado por la noche, cuando asistimos a la
representacin teatral.
No fue precisamente un virus lo que me atac, pens Lane.
Kramer pas junto a Larry y se acerc a la cama. Llevaba en la mano una carpeta

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como la que utilizaba Larry para guardar las fotos de Bonnie.


Por si acaso tardaras un poco en ir a clase manifest, pens que poda
traerte estos deberes de la semana.
Gracias murmur Lane.
Muy amable de tu parte, Hal dijo Larry.
Kramer le dirigi una sonrisa.
No voy a permitir que mi alumna estrella se quede rezagada. Dej la carpeta
sobre la mesita de noche. Pregunt: Cmo te encuentras?
No muy bien.
Lo siento. Crees que podrs levantarte y?
A lo lejos, son el timbre del telfono.
Ir a descolgarlo dijo Larry. Jean est tomando un bao.
Sali del cuarto.
No puedo creerlo pens Lane. Esto es una pesadilla.
Kramer se sent en el borde de la cama y le sonri.
Evidentemente, has ocultado nuestro pequeo secreto. La chica asinti. No se
crea capaz de pronunciar una sola palabra.
Eso est muy bien, querida. Pero no me ha gustado el que te quedases hoy en
casa. Te ech de menos. Introdujo una mano por debajo de la ropa. La mir a los
ojos mientras le daba un suave achuchn al seno derecho. T tambin me echaste
de menos, verdad?
Lane abri la boca para poder respirar. Se estremeci. Kramer dej escapar una
suave risita. Lanz una ojeada al hueco de la puerta, clav luego los ojos en el rostro
de la muchacha y fue bajando la mano por la pechera de la camisa de dormir.
Lane se atragant.
No.
Chisst. Llevo en el bolsillo un amigo de corte muy afilado.
La mano lleg a la piel, por debajo la arrugada tela de la camisa. Lane apret las
piernas. Pero la mano de Kramer, hbil, se meti a la fuerza entre los muslos. Lane
empez a lloriquear.
Podra degollarte fcilmente en un segundo. Y luego hacerle lo mismo a tu
padre. Y a tu madre. Est tomando un bao. Resultara divertido.
Kramer apart la mano.
Hasta luego dijo. Sali al pasillo y cerr la puerta.

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Captulo 45
Tras colgar el telfono de la cocina, Larry fue al saln y encontr a Hal delante de
la biblioteca, dedicado a examinar el conjunto de sus obras.
Tienes toda una bibliografa.
Diecisiete novelas, hasta el momento.
Es fantstico.
Bueno, las cosas me han ido bien. No tengo tanto xito como quisiera, pero
quin lo tiene?
En qu trabajas ahora? O es un secreto?
No es ningn gran secreto, supongo. Te apetece una copa?
Oh, no quisiera molestar. Slo vine a interesarme por Lane y
No hay motivo para tanta prisa. Me iba a preparar una tnica con vodka. Qu
puedo ofrecerte?
Pues otra para m acept Hal, y le sigui a la cocina.
El que me llam era un amigo explic Larry, mientras mezclaba las bebidas
. Otro escritor. Una verdadera coincidencia. Est preparando una antologa de
relatos de vampiros y me ha pedido una colaboracin.
Vaya, enhorabuena.
Gracias. Resulta estupendo haber llegado a un punto en que te solicitan relatos.
Yo ni siquiera escribo historias cortas, a menos que me las pidan. Esto si que es un
buen salto respecto a la vieja poca en que sola enviarlas a la revistas y me hartaba
de coleccionar cartas de rechazo.
S, tiene que ser muy gratificante. Mencionaste algo respecto a una
coincidencia?
Ah, s. Bastante singular. Quiere una historia de vampiros y da la casualidad de
que llevo varias semanas metido hasta el cuello en ese tema.
Ests trabajando, pues, en una novela de vampiros?
No exactamente.
Tendi el combinado a Hal, cogi el suyo y encabez la marcha de regreso a la
sala de estar. Se acomod en su silln.
Hal tom asiento en el extremo del sof, frente a l.
Salud brind Larry.
Bebieron. Hal sonri y dijo:
Al grano.
Estoy preparando un libro de vampiros, pero no es una novela. No es literatura
de imaginacin.
Una especie de estudio?
A decir verdad, trata de experiencias personales.
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Hal mene la cabeza y sonri como si creyera que Larry pretenda tomarle el
pelo.
Tuviste experiencias personales con vampiros?
S.
Vale ms que deje de hablar del tema, pens. Y en seguida cambi de opinin.
Por qu? El hombre no est en situacin de birlarme la historia. Y es posible que
merezca la pena observar la reaccin de alguien ajeno a todo esto.
Y, de todas formas, todo el mundo lo sabr a partir de esta noche y, por otra parte,
vamos a entregar a Bonnie a la polica.
Quieres escucharlas?
Claro!
Hal tom un sorbo de su bebida y se inclin hacia adelante como si ardiera en
deseos de or una historia ttrica.
Bueno, todo empez hace unas semanas, cuando Jean y yo fuimos al desierto a
explorar una ciudad fantasma, en compaa de unos amigos. Pete y Brbara. Vendrn
a cenar dentro de un rato, as que tendrs ocasin de conocerlos.
Estupendo.
Verdaderamente dijo Larry, por qu no te quedas a cenar con nosotros?
Confi en que Jean no pusiera ningn inconveniente. Lo ms probable era que no.
Tena un asado en el horno. Seguro que haba de sobra para alimentar a un invitado
extra.
Le diremos que se quede para presenciar el gran acontecimiento, si quiere.
Dispondremos de un observador objetivo.
No me gusta imponer mi presencia.
Nos encantar contar contigo. Es una ocasin tirando a especial. Comprenders
por qu en cuanto conozcas toda la historia.
Bueno, quedarme ser un placer. Siempre y cuando Jean no
Le alegrar que te quedes.
Hal se encogi de hombros.
Si ella no se opone
Formidable. Muy bien. Larry tom otro trago. Como iba diciendo, los
cuatro fuimos a esa ciudad fantasma, que est a una hora de aqu, en coche. Se llama
Llano de la Artemisa.
Mientras relataba los hechos, Halle miraba y beba. A veces, el profesor meneaba
la cabeza como si no pudiese dar crdito a sus odos. En varias ocasiones dej
escapar murmullos de asombro. Al rematar la parte relativa al traslado del cadver a
la casa, Larry salio brevemente de la estancia para ir en busca de nuevas bebidas.
Despus se sent de nuevo y reanud la historia. Tuvo buen cuidado en eludir todos
los detalles de su coladura por Bonnie. Se concentr en los hechos. Disfrut de las

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reacciones de Hal. El hombre estaba evidentemente fascinado.


De modo concluy Larry que esta es la noche en que, por fin,
arrancaremos la estaca. Inmediatamente despus de cenar.
Alucinante! murmur Hal.
Nos alegraremos de tenerte con nosotros. Puedes desempear el papel de
espectador desinteresado.
Y provocar mi muerte? rio el profesor. Una risa algo nerviosa.
No imagino que pueda ocurrir semejante cosa.
No, yo tampoco. Puede que sea supersticioso, pero no creo llegar al extremo de
creer en la existencia de vampiras.
Larry asinti, sonriente.
Si Bonnie resucita, me parece que todos nos llevaremos un susto de muerte.
S, pero, desde luego, lamentara perdrmelo.
No hay razn para ello.
Tras excusarse, Larry recorri el pasillo y entr en su dormitorio. Encontr a Jean
maquillndose. Llevaba su mono, botas y pauelo al cuello.
Ya estn aqu?
Todava no. Pero Hal Kramer s. Vino a ver a Lane y a traerle unos deberes.
Eso ciertamente rebasa lo que yo llamara sus obligaciones.
Me parece que se siente un poco culpable. Tema que la ausencia de Lane
tuviese algo que ver con la velada del sbado por la noche.
La entretuvo por ah fuera hasta bastante tarde.
Tal vez pens que le hizo dao la pizza. De todas formas, ha sido muy amable.
Le he invitado a cenar.
Frente al espejo, Lane frunci el ceo.
No has pensado que eso puede aguarnos la fiesta?
Se lo cont todo.
Le hablaste de la vampira?
Claro. Por qu no? Tampoco es ningn gran secreto. O dejar de serlo en
cuanto avisemos a la polica.
A pesar de todo, no debiste Siempre ests hablando ms de la cuenta, Larry.
Dios!
Por qu le das tanta importancia?
No se la doy, slo que me gustara que fueras ms cuidadoso acerca de lo que
le cuentas a la gente. Nadie tiene por qu estar enterado de nuestras cosas.
Slo quera observar sus reacciones.
Seguramente creer que todos nosotros estamos locos de atar.
Difcilmente. Estaba entusiasmado.
Jean suspir. Consult su reloj de pulsera.

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Bueno, a lo hecho, pecho. Slo deseara que t


Ya lo s, ya lo s.
Bien, ya lo sabes, s. De cualquier modo, Pete y Brbara llegarn de un
momento a otro. Quieres asegurarte de que Lane se est arreglando ya?
No debemos dejar abandonado a nuestro husped Ser cuestin de unos
segundos.
Con el deseo de que Jean no fuese tan negativa respecto a todo, sali de la alcoba
y se acerc a la puerta del cuarto de Lane. Llam.
S? dijo la chica.
Ests visible?
S.
Abri la puerta. Lane segua en la cama tapada, salvo la parte posterior de la
cabeza. No le mir.
Pens que ya estaras vestida.
Reca.
Te sientes lo bastante recuperada como para cenar con nosotros?
No lo s.
Preocupado, Larry se acerc a la cama. Se sent en el borde y acarici el pelo a
Lane. Ella le mir con ojos solemnes.
Tena el semblante adormilado y plido.
Te encuentras bien?
Si me encontrase bien, crees que estara acostada?
Quiero decir que si crees que puede tratarse de algo grave. Quiz sera
conveniente llamar a un mdico.
No necesito ningn mdico. Estoy bien.
Realmente me inquieta mucho verte as, cario.
Lo siento.
Mira, si no te ves capaz de levantarte y cenar con nosotros, te traeremos la cena
aqu.
Ya han llegado Pete y Brbara?
An no. Pero Hal s est. Le hemos pedido que nos acompae. A cenar y a
asistir al gran acontecimiento.
Lane cerr los ojos y murmur:
Maravilloso.
Qu ocurre?
Nada, que me siento fatal, nada ms.
Larry le acarici amorosamente la mejilla y luego se levant.
Sera estupendo que te sentases con nosotros. Aunque eres t quien debe
decidirlo. No me hara ninguna gracia que vomitases en la mesa.

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Lane no se molest en sonrer.


Est enferma, pens Larry.
Como he dicho, te traeremos algo.
Gracias.
Larry sali al pasillo y cerr la puerta. Se senta deprimido. Probablemente no es
nada serio, se dijo. Pero pens: Y si se trata de meningitis espinal? O cncer de
huesos? O? Bueno, vale ya!
Jean no se encontraba en la alcoba de matrimonio.
La encontr en el saln, sentada en el sof, junto a Hal.
Ya s que todo esto suena a locura deca, pero
Alz la cabeza para mirar a Larry.
Lane se encuentra peor. Puede que no se levante para cenar con nosotros.
Jean frunci el entrecejo.
Ir a verla. Larry, por qu no le sirves a Hal otra copa?
Su madre cerr la puerta al salir. Al cabo de unos minutos, Lane oy el timbre de
la puerta. Seran Pete y Brbara, que llegaban.
Lleg a sus odos el apagado rumor de voces alegres. Y de algunas risas.
Todo pareca demasiado inconcebible para ser real: el grupo all, comiendo,
bebiendo y pasndoselo en grande mientras se disponan a concluir su lance con la
vampira, sin sospechar que entre ellos haba un monstruo autntico. El Diablo
tiene el poder de asumir formas agradables. Kramer tena forma agradable, desde
luego.
Dios, si supieran cmo era realmente aquel hombre.
Lane se imagin a s misma levantndose de la cama y apareciendo en la sala de
estar. Eh, a ver si adivinis lo que Kramer me hizo. El profesor sacara entonces su
afilado amigo y acabara con todos. Tal vez pap y mam pudieran detenerlo, pero
seguro que pinchara a alguien.
Vio mentalmente la navaja seccionando con rpido tajo la garganta de su padre.
No voy a poner en peligro a mam y pap pens Lane. Vale ms que se
ensae conmigo que.
Lane se dio cuenta repentinamente de lo vulnerable que era, tendida all en la
cama, sin nada ms que la camisa de dormir, y con Kramer en la casa.
Probablemente todos estn bebiendo. Kramer va y dice: Puedo utilizar el
lavabo?. Alguien le informa de que est al final del pasillo. Naturalmente, nadie le
acompaa. Se excusa ante el grupo y se viene derecho a mi cuarto para disfrutar de
otra ronda de amenazas y sobos.
Lane salt de la cama. Encendi la luz. Ante la cmoda, sac de uno de los
cajones un par de bragas y se las puso. Aunque fina, la tela le pareci una especie de
escudo. Se quit la camisa de dormir y la meti en un cajn. Tirit mientras se pona
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el sostn. Cuando se abrochaba los corchetes, record las ocasiones en que se fue al
instituto sin ponerse sujetador, con la esperanza de atraer la atencin de Kramer.
La atrajiste, desde luego.
No tuvo nada que ver con eso, se record. Kramer ya me haba elegido antes de
que yo iniciase nada.
Como proteccin adicional, Lane se puso una camiseta de manga corta. Sac de
una percha del armario un par de gruesos pantalones de pana. Se estir la camiseta
hasta los muslos, pas el pantaln por encima de los faldones, abroch el botn de la
cintura y subi la cremallera. Ahora, para llegar a la piel, Kramer tendra que tirar de
la camiseta y sacarla de debajo de los pantalones. Pas una correa por las trabillas y
se abroch la hebilla. Despus se puso su holgada camisa de cuadros. Aboton la
parte delantera, pero no se meti los faldones bajo el pantaln.
Se mir en el espejo.
No era precisamente una armadura, pero s mucho mejor que la simple camisa de
dormir. Si Kramer le haca otra visita, iba a tenerlo bastante crudo para llegar a
cualquier punto de la piel situado debajo del cuello.
Lane se acost. Tir de la sbana y de la manta y se tap hasta la barbilla. Se
senta extraa completamente vestida bajo la ropa de la cama.
No slo extraa, sino tambin poco menos que achicharrada.
Mejor un poco de incomodidad, pens, que permitir que aquel asqueroso bastardo
vuelva a ponerme las manos encima.
Escuch, a la espera de or sus pasos. Saba que iba a ir all.
Supongamos que viene y yo tengo bajo la ropa el revlver de pap y le dejo seco.
Le encontraran la navaja barbera encima.
El corazn de Lane empez a martillearle en el pecho mientras meditaba en ello.
Ir a buscarlo.
Salt de la cama. Cuando abri cautelosamente la puerta, risas y voces
irrumpieron en el cuarto. Se lo estn pasando a base de bien, pens Lane.
El pasillo estaba despejado.
Corri a la habitacin de sus padres. Sin encender la luz, se encamin al armario
donde pap guardaba el revlver.
Al tenue resplandor que llegaba del pasillo vio el telfono sobre la mesilla de
noche y una riada de alivio la aneg.
Encendi la lamparita de al lado de la cama, llam a Informacin y obtuvo el
nmero de Melanie Benson. Lo marc.
Mientras escuchaba la seal del tintineo en el otro extremo de la lnea, sus ojos no
se apartaban de la puerta.
Venga, venga murmur.
Al cuarto timbrazo, alguien descolg.

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S? era Riley, con tono de voz que indicaba fastidio por la interrupcin.
Soy yo, Lane.
Muy bien! Qu pasa?
Kramer est aqu. En mi casa.
No jodas!
Cena con nosotros, por Dios.
Qu diablos?
No importa. Mira, seguramente permanecer aqu un par de horas ms. Yo no
puedo salir, pero, no s, se me ocurri que deba decrtelo. Lo ms probable es que
luego se vaya directamente a su casa, sabes? Tal vez quieras estar all esperndole.
De puta madre!
Qu opinas?
Ese cabrn se va a llevar la sorpresa de su vida. La ltima sorpresa de su vida.
Ten cuidado, vale? Lleva consigo la navaja.
Cuando le hagan la autopsia a ese hijo de puta, se la encontrarn metida en el
culo.
Buena suerte, Riley.
S, claro. Ya nos veremos, Lane.
Colg.
Lane tambin dej el auricular en la horquilla. Se frot las sudorosas manos en la
pernera de los pantalones de pana, apag la lmpara y se traslad rpidamente al
cuarto de bao. Cerr por dentro.
Sentada en la taza del retrete, se apret el vientre, encorv el cuerpo e intent
dejar de temblar.

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Captulo 46
A zampar! convoc Jean desde el comedor.
Salvada por la campana, reina ma coment Pete. Hal se ech a rer.
Vaya, aqu la tenemos! anunci Pete, y alz su combinado como si brindara
por Lane, en el momento en que la muchacha entraba en el saln.
Buena chica, no quiere quedarse al margen dijo Hal. Larry experiment un
ramalazo de alivio, pero mezclado con cierta aprensin.
Te encuentras mejor, tesoro? pregunt.
Mucho mejor.
Fantstico!
La partida al completo observ Brbara.
Ya puedo relajarme, se dijo Larry. Mientras todos los dems beban, masticaban
tapas de aperitivo y daban la impresin de pasrselo la mar de bien, l no haba
dejado de beber y preocuparse por Lane.
Pero la muchacha deba de haberse recuperado. Gracias a Dios.
Aunque, en cierto modo, a Larry le haba reconfortado la idea de que su hija
estara en su cuarto, apartada de la escena donde iba a desarrollarse la accin cuando
llegase el momento de arrancar la estaca.
Tal como iba ahora vestida, era evidente que albergaba la intencin de salir con
ellos. Llevaba incluso la misma camisa de la otra noche: la que aprovech para
ocultar el enorme crucifijo de su habitacin.
Brbara tambin pareci reparar en ello. Sonri a Lane, le dio unas palmaditas en
el estmago y pregunt:
Lo llevas?
Durante unos segundos, Lane se qued perpleja.
Ya sabes.
Brbara volvi a palmearla.
Ah, eso!
Lane mir en derredor.
Jean est en la cocina le inform Brbara.
Cuelga de la pared de mi cuarto. Lo coger cuando llegue el momento.
De qu se trata? le pregunt Hal.
Lane le lanz un vistazo, desvi la mirada y enrojeci como si le avergonzara
reconocer una cosa como aquella ante su profesor.
Brbara se inclin de lado y apoy una mano en la rodilla de Hal.
Hablbamos sobre nuestras medidas de proteccin. Con la otra mano, se
sac de debajo del jersey la cadena de oro y mostr a Kramer la cruz de Lane. Me
la prest para el gran acontecimiento. Tiene para s una de tamao gigante. Ha de
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esconderla debajo de la camisa para que su madre no se entere. Jean es supersticiosa


en lo que se refiere a ser supersticiosa.
Ser mejor que no bebas ms, Bar aconsej Pete.
Estoy muy bien protest la mujer.
Debe de estarlo intervino Larry. Cualquiera capaz de pronunciar dos veces
en una misma frase la palabra supersticiosa, sin que se le trabe la lengua
T eres el que tiene que andarse con ojo, chaval le dijo Brbara a Pete.
Otra bromita como la que me gastaste la ltima vez y vers lo que se te viene
encima
Y la cerdita volvi a casita pis, pis, pis, pis todo el camino.
El rostro de Brbara adopt un color grana subido.
Cierra el pico.
Ella es la reina?
S, la reina del baile.
Brbara ense los dientes a Pete.
Una reina que no bailar hasta que se congele el infierno.
Oooooh, la dama se ha ofendido. No haba mala intencin, seora.
Vamos dijo Larry, y se puso en pie rpidamente. Pongmonos el morral.
T, el bozal, Pete.
Cuando todos estuvieron sentados a la mesa del comedor, Pete levant su copa de
vino y brind:
Por Bonnie. Ser o no ser?
Slo su peluquero lo sabe a ciencia cierta coment Brbara.
Larry tom un sorbo de vino. Se senta un poco ms que mareado. Pens que
todos se estaban pasando con la bebida y con las bromas. Es que ninguno se daba
cuenta de que?
Iban a salir a juguetear con una persona muerta.
Permitidme unas palabras dijo. Todos le miraron, excepto Lane. La
muchacha estaba sentada junto a Hal, mirando con el ceo fruncido el plato vaco.
Bonnie Saxon fue una joven dulce y preciosa que muri asesinada. Era un poco
mayor que Lane y tena por delante toda una vida potencialmente feliz que, de no ser
porque un maldito demente A Larry empez a temblarle la voz y sus ojos se
llenaron de lgrimas. Fue algo que nunca debi ocurrir. Una crueldad que
Solloz. Sacudi la cabeza. Lo siento murmur.
Sera mejor que lo dejases advirti Jean.
No sigas empinando el codo dijo Brbara.
Creo que pap tiene razn. La voz de Lane son alterada. La chica pareca
un tanto enfurecida. Esto no es ninguna pelcula, sabis? El cadver que est en el
garaje no es obra de ningn departamento de efectos especiales. Era una muchacha de

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carne y hueso. Algn maldito hijo de zorra


Lane!
Lo siento, mam, pero es as. Todos estis aqu tomando el asunto a broma,
haciendo chistes malos y divirtindoos a costa de ella. Se levantar y dir
Buuuuu!? Bueno, pues es real y est realmente muerta. Slo porque tiene una
estaca clavada en el pecho no es motivo para que organicis una fiesta de vspera de
Todos los Santos. Qu creis que pensaran sus padres si oyesen toda esta mierda?
Cuida tu lenguaje, jovencita.
Y si fuera yo quien estuviese all? Organizarais todo este jolgorio y saldrais
con una cmara de vdeo?
Ya est bien! salt Jean.
Lane baj la cabeza.
Yo slo creo que debis dejar en paz a esa pobre chica. No est bien lo que
hacis.
Nada bueno puede resultar de esto musit Larry.
Bien, estoy de acuerdo dijo Jean. Lo nico que quiero es que desaparezca
de aqu ese cadver.
Bueno, bueno, un momento dijo Pete. No somos espritus necrfilos. A
Larry y a m nos consta que este es un asunto muy serio. Bien sabe Dios que el
sbado nos enfrentamos al asesino de esa chica y falt muy poco para que nos
transfirieran al otro barrio. As que quizs estemos un tanto nerviosos por esta
cuestin y quiz tambin nos hayamos pasado un poco. Pero eso no es motivo para
abandonar. Alguien tiene que arrancar esa estaca. Si no lo hacemos nosotros, lo har
algn miembro de la polica, el juez de primera instancia o cualquier otro. Pero, desde
luego, nosotros podemos hacerlo. Nuestro libro depende de ello, verdad, Lar?
S musit Larry.
Hemos llegado hasta aqu. Y hemos de terminar la tarea. Pete mir a Lane y
aadi: No es como si profansemos su cuerpo. A la chica ya la profan el luntico
de Uriah. Al arrancarle la estaca, lo que haremos es desprofanarla. Le haremos un
favor.
Especialmente si es una vampira dijo Brbara. Jean dej escapar un gruido
y elev los ojos al cielo.
Qu opinas, Hal? pregunt Brbara.
El profesor sacudi solemnemente la cabeza.
Estoy aqu como observador imparcial. Pero debo decir que Larry y Pete no
tendrn un verdadero libro si no siguen adelante y arrancan la estaca.
Esa es buena dijo Pete.
Vale ms que empecemos a comer, antes de que se enfre el asado manifest
Jean.

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Nadie habl mucho durante la cena. Larry estaba hambriento. Mientras se llenaba
la boca de carne y pur de patatas, observ que todos imitaban su ejemplo con
entusiasmo de verdaderos famlicos. Todos, excepto Lane. Los otros haban acabado
ya y el plato de la muchacha pareca seguir poco menos que intacto.
Preparado, socio? pregunt Pete.
Tan preparado como el que ms dijo Larry, y el corazn empez a latirle con
tal violencia, que se sinti mareado.
Un momento, ir en busca de la cmara.
Una servidora rendir visita al seor Mingitorio dijo Brbara.
Ambos salieron del comedor.
Una cena deliciosa, Jean encomi Hal.
Muchas gracias. Hice de postre un pastel Bosque Negro, pero creo que ser
mejor dejarlo para luego. Permitamos que los chicos acaben primero con esa tontera
que se llevan entre manos.
Pete volvi con la video cmara, que haba dejado en el saln.
Esperemos que sobreviva a esta noche dijo.
Con que te abstengas de estupideces como las de la ltima vez, habr muchas
posibilidades de ello le dijo Jean.
No cometer ninguna tontera.
Todo a punto dijo Brbara, al entrar de nuevo en el comedor.
Se dirigieron a la puerta de la cocina. Cuando Larry la abra, Lane dijo:
Me parece que yo tambin har cierta visita. Id delante. En seguida estar con
vosotros.
Muy bien dijo Pete. Extrememos las precauciones para que no se
produzcan ms accidentes.
Los dems siguieron a Larry, que sali afuera y empez a estremecerse mientras
avanzaba hacia el garaje. Se dobl sobre s mismo y se apret el estmago. Rechin
los dientes.
Oh, Bonnie pens. All vamos, preparados o no.
Se detuvo ante la puerta del garaje y hundi una mano en el bolsillo de los
pantalones. Sac las llaves. El candado le pareci de hielo puro mientras intentaba
sostenerlo con firmeza. La llave oscil, pero, al final, logr introducirla en la
bocallave. Al girar, la cerradura se abri. Retir el candado, empuj la hoja de
madera y la puerta se abri unos palmos. Se guard el candado en el bolsillo, donde
se oprimi, fro y pesado, contra el muslo.
Jean entr por delante de ellos. Al cabo de unos segundos, se encendi la
bombilla colgada del techo y los dems entraron en el garaje.
Larry se sorprendi al ver bajada la escalera de mano.
Haba estado alguien all?

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Despus se acord de que no la haban subido la ltima vez.


Contempl la oscura abertura de la trampilla del desvn.
Qu es eso?
Hal empuj el arco de Pete, que estaba en el suelo de cemento, junto a la aljaba de
flechas.
Nuestra pliza de seguro afirm Pete. Por si acaso cobra vida una vez le
arranquemos la estaca. Eh, quiz querras apuntada con el arco y una flecha. Yo
estar bastante ocupado filmando. Eres buen arquero?
Hubo un tiempo en que se me daba bastante bien repuso Hal, y cogi el arco
. No soy Guillermo Tell, pero
Ser a quemarropa.
No va a hacer falta dijo Jean a Hal. Dejmonos ya de memeces.
Bueno, me encantar colaborar.
Hal dej el carcaj en el suelo, pero cogi una flecha y la puso en el arco.
Buen chico dijo Pete. Apunta al corazn si la moza resulta ser hija de
Drcula.
Hal rio en tono bajo y asinti con la cabeza.
Pete dio un paso hacia su esposa y le tendi la cmara.
De eso, nada, monada.
Eh, venga!
Quieres que tambin te la destroce?
No seas tan cobardica.
Que te zurzan.
Vamos Brbara! No es momento para
Yo lo har se ofreci Jean. Explcame cmo funciona.
Formidable. Cgenos mientras bajemos con el atad. Luego me encargar de
ella y tomar la escena de Larry cuando arranque la estaca del pecho de la nena.
Pas la cmara a Jean, le indic el modo de sostenerla y le seal el visor. Dijo:
Todo est a punto. Enfoque automtico y toda la pesca. No tienes ms que apretar
este botn de aqu y ya ests rodando.
Se apart de Jean. Sonri a Larry y ambos unieron las manos y se las frotaron.
Unas palabras para nuestros espectadores domsticos?
Vamos con la tarea dijo Larry. Su voz era temblona.
Pete le dio una palmada en el brazo, pas por su lado y se dirigi a la escala. Con
el pie en el primer peldao, volvi la cabeza para mirar a Jean.
Has cogido esto?
S.
Larry aguard a que Pete se escurriera por el piso del desvn. Luego empez a
subir. Aunque no senta ningn fro especial, tiritaba sin poder evitarlo. Le dolan los

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intestinos. Notaba tan dbiles las piernas, que tema que le fallaran.
En cuestin de unos minutos, se dijo, todo habr ya concluido.
Ser tuya para siempre, pareca susurrarle Bonnie en el cerebro.
Y si fuese verdad?, pens.
No puede ser. Est muerta. Su voz no es ms que mi maldita imaginacin que
trata de confundirme jugndome malas pasadas.
Y si vuelve a la vida?
Mientras Larry alzaba la cabeza hacia la penumbra del sotabanco, se vio a s
mismo en la cama, con Bonnie a horcajadas sobre l, desnuda y ms hermosa que
cualquier otra mujer que hubiese visto en toda su vida.
Y si fuera as?
Hizo un alto, con el cerebro lleno de Bonnie. Senta el tacto de las manos de la
muchacha deslizndose sobre su piel, la suave humedad de los labios de la chica, el
roce de los senos contra su pecho y, luego, la tersa estrechez por la que se colaba el
miembro cuando Bonnie se empalaba por s misma.
A qu esperas? le apremi Pete. Ests perdiendo tus proverbiales
agallas?
Estoy bien murmur Larry.
Una vez en el desvn, comprendi que s estaba bien. El calor de sus fantasas
haba fundido sus temores.
No puede acabar as, se dijo. Pero no sera estupendo?
No! No tendra nada de estupendo. Qu diablos me ocurre?
A la tenue claridad que llegaba de abajo, vio a Pete arrodillado a la cabecera del
atad. Larry se traslad hacia el otro extremo. Su mano cay sobre la linterna
fluorescente que haba llevado all la noche en que Lane le sorprendi.
Lane.
Al desear a Bonnie, traicionaba a Lane. Peor an, tambin traicionaba a Jean.
Apart la apagada linterna, se desliz sobre las tablas hasta los pies del atad y
apoy las manos en la caja.
Una densa negrura llenaba el interior del atad.
Le era imposible de todo punto ver a Bonnie all dentro. Pete dijo, en un susurro:
No sera alucinante que la moza resucitara?
S musit Larry.
Fue una nena de fbula, verdad?
Ests casado con una nena de fbula.
S, pero Bonnie Me he hecho una imagen mental de la chavala, sabes?
Ningn parecido con su estado actual dijo Larry, y se alegr de no poder ver
el cadver en el tenebroso fondo del atad.
En las pelculas, los vampiros siempre reviven como nuevos.

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Esto no es ninguna pelcula, Pete.


Qu pena, verdad?
S.
Qu estis haciendo ah arriba? pregunt Brbara desde la planta del garaje.
Ya bajamos respondi Pete. Pregunt a Larry, bisbiseando: Listo?
S.
Larry agarr las esquinas de madera y empez a arrastrarse lateralmente, mientras
miraba por encima del hombro y llevaba los pies del atad hacia el hueco iluminado
del suelo. Puso pie en la escala. Despus, agarrado al peldao superior, dirigi el
extremo del fretro hacia su derecha.
Esperemos que esta vez la chica no se nos caiga dijo Pete.
El panel se inclin contra la mano de Larry y el atad resbal hacia adelante.
Lo tienes? pregunt Pete.
S.
Larry descendi despacio, aunque mantena alto el extremo de la caja. No pareca
pesar gran cosa.
Empezaba a preguntarse si no estara vaco, cuando Pete dijo:
Vaya engendro!
Estaba all, desde luego. Si le pareca que el atad pesaba poco, sin duda era
porque Pete aguantaba casi todo el peso.
Cuando empez a inclinarse, Larry se solt de la escala y soport el fretro con
las dos manos.
Ten cuidado recomend Brbara.
Creo que
Te aguanto dijo Brbara, y le agarr las piernas por los lados, encima de las
rodillas. Le sostuvo con firmeza y las manos fueron ascendiendo por los muslos a
medida que Larry bajaba. Luego se posaron en las caderas. Despus, en la espalda.
Vale, uno que ha llegado abajo manifest Brbara. Puso pie en la plataforma
y las manos de Brbara abandonaron su cuerpo. Larry se apart de la escala,
retrocediendo de espaldas.
Cuidado advirti Brbara, al acercarse Larry al borde de la plataforma.
Gracias.
Larry descendi al piso de cemento y baj lentamente el atad, al mismo tiempo
que Pete, que baj los ltimos peldaos de la escalera de mano.
El borde qued a la altura de la parte inferior de su barbilla.
Larry ech una ojeada a las piernas resecas y pardas del cadver, y apart la vista
rpidamente. La caja le golpe en el pecho. Fue retrocediendo hasta que Pete acab
de bajar la escalera, se apart y se ape de la plataforma.
Depositaron el atad en el suelo del garaje.

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Hal se adelant con presteza.


Santo Dios! exclam. No bromeabais.
Con el arco y la flecha al costado, se inclin para echar un vistazo de cerca.
Brbara se coloc junto a l.
Puafff! dijo. Se me haba olvidado lo desagradable que
Es como si estuviera momificada observ Hal.
Cecina dijo Brbara.
Bueno, que todo el mundo deje de admirarla apremi Jean y acabemos de
una vez.
Hal alarg la mano. Las yemas de sus dedos tantearon los muslos de Bonnie.
Consistente murmur. Luego frot la pierna con la mano abierta.
Djalo ya dijo Larry.
Lo siento.
Vamos, todo el mundo a sus puestos conmin Jean.
S dijo Pete. Que empiece el espectculo. Larry, ponte al otro lado del
atad.
Larry pas al lado contrario. Pete tom de Jean la cmara de vdeo, se la apoy en
el hombro y aplic el ojo al visor.
Que todo el mundo se aparte orden. Hal, listo con el arco y la flecha.
Larry se puso en cuclillas junto al atad. Los dems permanecieron de pie, todos
juntos, a unos metros de distancia, pendientes de Larry. Hal levant el arco y mont
la flecha.
Muy bien dijo Pete.
Un momento dijo Brbara. No deberamos esperar a Lane?
Hazlo ahora, mientras ella no est aqu, pens Larry.
Baj la vista sobre el cadver del atad. Mir la cabellera de color pajizo, los
deprimidos prpados, las hundidas mejillas y la horrible mueca. Luego contempl el
astil de madera que sobresala del agujero del pecho.
Arrncala y ser tuya.
Curv la mano derecha alrededor de la estaca.
Al cerrar los ojos, vio a Bonnie viva. La vio acercarse a la cama, con la cabellera
enmarcndole el rostro, inocentes y tiernos los ojos y la punta de la lengua asomando
hmeda por una comisura de su boca. Reluca su inmaculada y tersa piel. Los pechos
se agitaban ligeramente. Los pezones, erectos. Los rizos del vello pbico rutilaban
como filamentos de oro iluminados por el sol. La muchacha se pona de rodillas
encima del colchn y pasaba una pierna por encima de Larry. A gatas, sobre las
manos y las rodillas, se cerna sobre l.
Tira de la estaca le susurraba. Seremos dos amantes eternos.
La mano de Larry agarr con fuerza la madera de la estaca.

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Abri los ojos y mir a Jean. La mujer tena los puos apoyados en las caderas.
Le observaba, fruncido el ceo.
Venga, adelante apremi.
Larry dirigi la vista a Pete y luego la fij en el objetivo de la cmara.
Olvdalo dijo. No voy a hacerlo. No vamos a hacerlo. Ninguno de
nosotros. Ya est. Se acab.
Lane avanz desde la oscuridad reinante al otro lado de la puerta del garaje. Se
detuvo. Mir a Larry. Despus a Hal.
No! grit, y se precipit sobre el profesor.

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Captulo 47
Cuando todos hubieron salido de la casa, Lane aguard en la puerta de la cocina y
estuvo observndolos hasta que entraron en el garaje. Slo entonces tuvo el
convencimiento de que Kramer no se separara del grupo para hacerle a ella una
visita.
Entr en su dormitorio. All, cogi la cruz que colgaba de la pequea escarpia de
la pared.
En el momento en que introduca el extremo de la cruz por debajo de la cintura,
pens en el revlver.
Poda llevar el arma en vez de la cruz.
Y qu iba a hacer con ella? Disparar contra Kramer?
Primero, le obligara a confesar. Todo quedara grabado en la cinta de vdeo.
Pero
No puedo.
No tengo que hacerlo, comprendi de pronto. Haba telefoneado a Riley. En
aquel preciso instante, estara esperndole en la casa, deseando cargarse a aquel
bastardo por el asesinato de Jessica.
Me ver libre de todo. l habr muerto y nadie se enterar nunca de lo que me
hizo.
Si Riley no mete la pata.
No la meter.
Lane sali del dormitorio y decidi ir al retrete. Se encamin al extremo del
pasillo, encendi la luz del cuarto de bao y cerr la puerta por dentro, no fuera caso
que a Kramer le diese por volver, despus de todo. Sac el crucifijo, lo dej junto al
lavabo, se baj los pantalones y las bragas y se sent en el inodoro.
Tal vez debera quedarme aqu, pens.
Termin, se sec y continu all.
Qudate aqu y no volvers a ver a Kramer jams. Te enterars de todo maana
por los peridicos. Profesor del instituto Buford brutalmente asesinado en su
domicilio.
Nadie sabr jams lo que me hizo.
A menos de que detengan a Riley por el homicidio. Entonces tendr que declarar
a su favor.
Quiz no suceda eso. A lo mejor se convierte en un caso ms de los que quedan
por resolver y mam y pap nunca sabrn nada.
Lane se pregunt si no la estaran esperando. Poda ser que decidieran no arrancar
la estaca hasta que ella estuviese all. Acaso enviaran a alguien a buscarla. Tal vez
Kramer se ofreciera voluntario.
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Con la puerta cerrada por dentro, no puede llegar a m.


Rayos, cualquiera puede abrir esta maldita puerta. Lo nico que se necesita es
algo que encaje en la cerradura. Uno casi podra hacerlo con una ua.
Adems, debo estar all por pap.
Con el crucifijo metido bajo la cintura de los pantalones y oculto por la camisa,
Lane sali del cuarto de bao. Recorri el pasillo despacio. No tena por qu
apresurarse. Cuanto ms tardase, menos tiempo tendra que estar en presencia de
Kramer.
No era que aquella noche hubiera resultado excesivamente penoso tenerlo cerca.
Con todos los dems en la misma estancia, no pareca muy amenazador. O tal vez no
pareca tan amenazador porque ella saba lo que le esperaba.
Es hombre muerto. Slo que lo ignora.
En la cocina, Lane abri la puerta corredera. Sali de la casa y volvi a cerrar. El
viento le alborot el pelo por detrs. Aunque le agit tambin la parte delantera de la
camisa, como llevaba debajo la camiseta de manga corta, apenas sinti fro. Anduvo
hacia el camino de acceso.
La puerta del garaje no estaba cerrada del todo. Por los centmetros del resquicio
que quedaban abiertos, la luz se derramaba sobre el pavimento, pero Lane no pudo
ver nada de lo que ocurra dentro hasta que franque la entrada.
Su padre estaba en cuclillas al otro lado del atad, con la mano dentro de la caja:
agarraba la estaca. Los dems le miraban. Pete le tena enfocado con la cmara.
Hal tena una flecha apuntada sobre l. Sobre pap.
No! chill Lane.
Su padre pareci quedarse confundido. Todo el mundo gir en redondo, mientras
Lane corra hacia Kramer y le gritaba:
Mal nacido!
En el mismo segundo en que la palabra sala de su boca,
Lane comprendi su error. Kramer no apuntaba a pap; la flecha estaba destinada
a la vampira. La pringaste, pens.
Vio susto en los ojos de Kramer. Tens el arco. Brbara le dio un codazo en el
preciso instante en que soltaba la cuerda. La flecha zumb en el aire y no se clav en
el brazo derecho de Lane por menos de dos centmetros.
Casi ya encima de l, Lane encogi el cuerpo. Su cabeza golpe en el arco, que
despidi hacia un lado, y fue a topar con el pecho de Kramer. El hombre retrocedi,
vacilante. Lane le rode con sus brazos. Oy gritos de alarma. Una rodilla se le clav
en el vientre, chocando contra el crucifijo y oprimindolo contra la piel, al tiempo
que levantaba a Lane en peso. Los brazos de Kramer pasaron por debajo de su
cuerpo. Giraron bruscamente y la soltaron de pronto.
La muchacha cay contra el piso, rod sobre el cemento, que le lastim los
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huesos. El impacto arranc el crucifijo de debajo de la camisa. Cuando dej de rodar


por el piso, qued boca arriba. Sin aliento, trat de incorporarse. La rodilla de Kramer
haba acabado con todas sus energas. Pudo levantar la cabeza, pero nada ms.
Su padre, con expresin de absoluto sobresalto, segua en cuclillas junto al atad,
como si estuviese paralizado. Brbara se encontraba tambin tendida de espaldas.
Mam, detrs de Kramer, tena el brazo alrededor de la garganta del profesor, a
caballo sobre l. Kramer daba entonces media vuelta y lanzaba un tajo a Pete con la
navaja barbera. Pete se defendi agitando la cmara como escudo y arma, lo que le
permiti detener la cuchillada.
Lane se impuls desde el suelo. Esa vez consigui sentarse. Se puso en pie.
QUDATE DONDE ESTS! estall la voz de su padre. Lane dirigi la
vista hacia l.
Se cruzaron sus miradas. Lane careca de aliento para decirle lo que Kramer le
haba hecho. Pero su padre pareci adivinarlo.
Baj los ojos.
Y Lane le vio enderezarse desde su postura en cuclillas, distorsionado el rostro
por la furia, curvados hacia arriba los labios para dejar los dientes al descubierto, con
la mano izquierda apoyada en el pecho de Bonnie, mientras la derecha ascenda y
arrancaba la estaca. Sali de all, un largo palo de madera, con una mancha oscura
que empezaba justo por debajo de la mano que lo empuaba, un astil terminado en
afilada punta. Como un demente armado de un cuchillo de carnicero, Larry salt por
encima del atad y, bramando, se lanz contra Kramer.
La madre haba soltado ya la presa del cuello. Estaba cada de rodillas, detrs de
Kramer, aferrada a sus muslos. Brbara se arrastraba hacia el carcaj que contena las
flechas. Pete recibi un navajazo en el pecho, al mismo tiempo que bajaba
violentamente la cmara, cogida con ambas manos, y la estrellaba contra la cara de
Kramer.
El golpe despidi hacia atrs la cabeza del profesor. Agit los brazos, para
mantener el equilibrio, a punto de derrumbarse sobre mam.
Pap le clav la estaca en la garganta.
A Kramer se le doblaron las rodillas. Sus nalgas tropezaron con la espalda de
Jean, lanzndola al suelo. Todava empuando la estaca hundida en la garganta de
Kramer, pap cay de rodillas. Al tiempo que emita un gruido, recurri tambin a la
otra mano. Y utiliz ambas para apretar ms, para hundir ms an, profundamente, la
estaca en el cuello de Kramer.
El profesor patale, se retorci y agit los brazos. La sangre borbote en torno a
la estaca. Los ojos se tornaron saltones hasta el punto de dar la impresin de que iban
a estallar y salir disparados de la cabeza. Por la abierta y jadeante boca asom una
lengua que empez a agitarse en convulsas sacudidas y a emitir ruidos opacos.

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Luego se produjo un violento espasmo que pareci exprimir la ltima gota de


vida que quedaba en el cuerpo de Kramer. Se desplom. Lane oy el suave estampido
de una ventosidad. Un hedor de excremento satur el aire y le cubri boca y nariz.
Utilizando la estaca a guisa de mango, Larry arrastr el cuerpo de Kramer y lo
quit de encima de Jean.
Dej el palo atravesando la garganta del hombre y se enderez, jadeando para
recobrar el aliento. Se contempl las goteantes manos. Luego mir a Pete.
Te encuentras bien?
Pete tena las manos sobre el pecho ensangrentado, se miraba a s mismo y
sacuda la cabeza.
Brbara sostena una flecha en cada mano. Las solt y rebotaron contra el suelo.
Puso un brazo en la espalda de Pete.
Santo Dios, cario.
Ests bien? le pregunt Pete.
Aparte de que me he quedado sin resuello, s.
Jean? pregunt Larry.
La madre estaba cada de rodillas, con la mirada fija en el cadver. En vez de
contestar, se puso en pie. Levant los brazos hacia Lane. Tena los ojos arrasados en
lgrimas y le goteaba la nariz, pero no pareca estar herida. Lane se acerc a ella y se
fundieron en un abrazo.
Qu te hizo? pregunt la madre.
Mucho dao respondi Lane. Tuvo buen cuidado en que su voz fuera lo
bastante alta como para que todos la oyeran. Me viol. Despus de la funcin del
sbado por la noche. l fue quien asesin a Jessica Patterson y a sus padres. Me
amenaz con matamos tambin a todos nosotros si contaba lo que me hizo.
Oh, Dios mo! musit Brbara. Pobre chiquilla!
Cabrn, hijo de puta profiri Pete.
Lane oy un ruido sordo. Alguien haba dado una patada a Kramer?
Percibi el rumor de unos pasos. Pap se apret entonces contra su espalda. Los
brazos del hombre rodearon a mam y Lane qued enclaustrada entre sus cuerpos.
Not que el aliento de su padre le agitaba levemente el pelo y soplaba clido sobre su
cuero cabelludo.
Nuestra amiga Bonnie no ha salido del atad coment Pete.
Lane volvi la cabeza y observ que el oscuro cadver segua estirado inmvil en
su fretro, con un agujero en el sitio donde estuvo hundida la estaca.
Me parece que, despus de todo, no era una vampiro dijo Pete.
A Dios gracias murmur, Larry.

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Captulo 48
De ninguna manera voy a permitir que cargues con el muerto dijo Pete desde
el asiento trasero del automvil, donde estaba tendido, con una toalla apretada contra
el pecho.
No te preocupes repuso Larry, a travs de la ventanilla del asiento del
conductor.
Volvemos en seguida asegur Brbara. Esto no debe llevamos ms de una
hora o as
Si no tienen que enviar en busca de ms trapitos dijo Pete.
La polica seguramente estar an aqu.
No me extraara ni tanto as. Brbara levant una mano del volante, palme
suavemente a Larry en la mejilla y dijo: No te preocupes, nadie va a meterte en la
crcel por matar a ese gusano.
Si lo hacen aadi Pete, puedes escribir un libro sobre eso.
Un milln de gracias, socio.
Vamos, nena. Pongmonos en marcha. Aqu detrs me estoy convirtiendo en
postre de vampiro.
Ve con cuidado recomend Larry.
Se retir un paso del automvil. Jean le cogi de la mano y ambos permanecieron
uno al lado del otro, mientras Brbara conduca el coche paseo abajo.
Sentada en la cama de sus padres, con el listn telefnico en el regazo, Lane cogi
el microtelfono y marc el nmero de Kramer. Oy la primera llamada y se imagin
el sbito timbrazo que retumbara en la casa a oscuras, probablemente sobresaltando
a Riley, a quien le dara un vuelco el corazn.
Dos timbrazos ms y luego la lnea qued abierta. La voz de Kramer manifest:
En este momento me encuentro ausente y no puedo atender su llamada. Por favor,
cuando suene la ltima seal, deje su nombre, nmero y recado. Me pondr en
contacto con usted lo antes posible.
Y un cuerno vas a ponerte en contacto conmigo murmur Lane, por encima
de la palabra Gracias con que conclua el contestador automtico.
Oy una especie de siseo vaco, como el del viento soplando por la noche en el
desierto.
Y si Riley no est all y los agentes encuentran esto? Lleg por fin el hipo
Eh, cgelo. Aqu, joven inocente. Te enteras? Joven inocente con el salivazo
en la cara. Descuelga el auricular. Es urgente.
Oy un click.
Lane?

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Era la voz de Riley.


S, la misma. Retira la cinta del contestador automtico y gurdatela en el
bolsillo.
Claro. Qu ocurre?
Hazlo ahora mismo, vale?
Al cabo de unos segundos, Riley dijo:
Muy bien. Ya la tengo. Qu ocurre? Sale ya de tu casa?
Ha muerto.
Cmo?
Mi padre le mat hace cosa de diez minutos. Ahora no tengo tiempo de
contrtelo. La cuestin es que ya puedes irte a casa.
Maldita sea!
Deberas alegrarte.
Yo quera
Ya lo s, ya lo s.
Quiz prenda fuego a la casa de ese cabrn.
No, no lo hagas. Puede ser que haya alguna clase de pruebas.
Ah, claro que s, cantidad de pruebas, desde luego.
En serio?
Vaya!, el hijo de puta tiene todo un museo en un armario fotos en las
paredes y todo. T, Jessica, media docena de
Yo? pregunt Lane, con la sensacin de haberse quedado sin oxgeno en los
pulmones.
No te quepa duda. Debe de haber treinta o cuarenta. Tiene cuarto oscuro, toda
clase de cmaras, teleobjetivos, lo que pidas.
Dios mo.
Y una barbaridad de cosas, recuerdos y eso. Bragas, sostenes, camisones. Es un
pervertido de cojones. Parece que se pona esas prendas y
Djalo todo tal como est. Por el amor de Dios, no incendies la casa. La polica
ha de encontrar todo eso. Evitar a mi padre un montn de disgustos y problemas.
Durante unos segundos, silencio. Despus, Riley dijo:
No s. Algunas de las fotos que tiene de Jessica No me gusta la idea de que
un puado de polizontes la vea as.
Tienen que enterarse de lo que haca Kramer.
S? Apuesto a que no diras lo mismo si vieses las instantneas que te tir a ti.
No pudo
Te segua a todas partes, Lane. Y tambin se pasaba bastante tiempo delante de
tu casa, segn parece. Vale ms que aprendas a cerrar mejor las persianas y cortinas.
Jess murmur Lane.

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An quieres que lo deje todo tal como est?


Con los prpados apretados, Lane dej escapar un gruido.
Fotos mas en las paredes. Tomadas a travs de las ventanas? Not un calor
hormigueante en la piel.
S, djalo todo decidi. Por favor. Tienes que hacerlo.
Ms silencio. Por ltimo, Riley dijo:
Dejar algunas. Las suficientes como para que los polizontes se hagan una
idea. Conforme? Me llevar las peores de ti y de Jessica y las quemaremos.
Muy bien. Gracias. Lane oy cerrarse la puerta de la calle. Mira, tengo
que colgar. Acaban de entrar mis padres. Me pondr en contacto contigo. Mrchate
de ah en seguida.
Colg el telfono y sali presurosa al pasillo.
Desde su escondite detrs de un grupo de cactos, al otro lado de la calle, Uriah
espi la guarida de los vampiros, mientras se preguntaba qu estara ocurriendo all.
Todo el vecindario deba de estar tambin preguntndoselo. Cont ms de veinte
curiosos que rondaban por la calzada y las aceras, todos ellos extraos a la
centelleante luz de los coches de la polica y la furgoneta del juez de primera
instancia.
Despus de bastante tiempo, un par de camillas descendieron por el camino del
garaje. Cuando las cargaban en la furgoneta de la autoridad judicial, Uriah vio en
ellas sendas voluminosas bolsas de color oscuro.
Una vez se alej de all aquel vehculo, la calle qued casi totalmente despejada
de mirones.
Uno tras otro, los automviles de la polica fueron desfilando. El ltimo se
demor bastante. Slo remoloneaban por los aledaos unos pocos vecindones cuando
un par de agentes aparecieron en la puerta delantera de la casa, anduvieron hasta el
coche patrulla que quedaba all y emprendieron la marcha.
Uriah se sent en la gravilla, detrs de los cactos, se envolvi en la manta para
hacer frente al fresco de la temperatura y aguard.
Ocurriera lo que hubiese ocurrido al otro lado de la calle, l an tena una misin
que cumplir. La polica no cogi a ninguno de los vampiros, de eso estaba seguro.
Los agentes podan ser eficientes en algunas cosas, pero no tenan ni idea en lo
referente a hijos de Satans sedientos de sangre.
Ah es donde yo tomo cartas en el asunto, pens.
Supongo que eso es dijo Pete, y bostez. Estaba arrellanado en su butaca y
se haba puesto una de las camisas de Larry sobre el vendaje que le aplicaron en
urgencias. Un tanto por los buenos chicos.
Slo que hubiese preferido que nos lo dijeses manifest Jean, y mir a Lane
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con ojos cansados y tristes.


Djalo, cielo.
Estaba asustadsima musit Lane.
Vale, vale la anim Larry, mientras le acariciaba el pelo. Ahora ya acab
todo.
La chica asinti, con la mejilla sobre el hombro de su padre.
Puedo irme ya a la cama?
Desde luego, hala.
Lane se levant del sof. Dio las buenas noches a Pete y Brbara, bes a Jean,
regres junto a Larry y murmur:
Buenas noches, pap.
Le dio un beso. A continuacin, abandon la sala de estar, con lentitud, inclinada
la cabeza.
Cuando se hubo retirado, Brbara coment:
Pobre nia. Menudo infierno debe de haber sufrido
Acabaste con el bastardo, Lar.
Gracias a la ayuda de mis amigos.
Hombre, lo cierto es que le ensartaste bien.
No hablemos ms de ello propuso Jean. Se inclin hacia adelante, apoy los
codos en las rodillas y pareci quedarse hechizada por la alfombra.
Vamos, Pete sugiri Brbara, al tiempo que se pona en pie. Marchmonos
antes de que te desmayes. Se dirigi a Larry: En urgencias le administraron una
buena racin de calmantes.
Me encuentro bien.
Brbara le cogi del brazo y le ayud a levantarse.
Estoy bien, estoy bien.
Pete se liber y se apart de Brbara, anduvo tambaleante hasta el sof y tendi la
mano a Larry.
Larry alarg el brazo para estrechrsela.
Pete le dio un apretn.
Tengo la impresin de que nos portamos de maravilla, eh, socio?
Larry se encogi de hombros. No consideraba que hubiese actuado bien. Se senta
aturdido, mareado, cansado y triste.
Mala suerte que Bonnie no respondiese a nuestras esperanzas se lament
Pete.
Da igual repuso Larry.
Pero an tenemos un buen libro, no?
No hay libro dijo Larry. Sobre este asunto, no.
Pero, hombre

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De todas formas, nos fall la vampira. Nunca la hubo. Pero, incluso aunque
hubiera resultado que s, no me sera posible contar la verdad. No podra escribir
sobre Kramer. Ni explicar lo que vivi Lane. De ninguna manera.
Pete le contempl, con los ojos an a la funerala como consecuencia de su
encuentro con la piedra de Uriah. Le sigui mirando durante largos segundos. Luego,
suspir. Apret con ms fuerza la mano de Larry.
Eres un buen hombre dijo.
T tambin. Escribiremos juntos otra clase de libro. Se alz una comisura de la
boca de Pete.
Muy bien. Estoy lleno de ideas. Prepararemos
De lo que ests lleno es de estupefacientes terci Brbara, y le rode con un
brazo. Vmonos ya. Volvamos a casa y psate un buen rato con los ojos cerrados.
Cuando se marcharon, Larry apag las luces y se retir con Jean hacia su
habitacin. Vio en el extremo del pasillo una tira de claridad que asomaba por debajo
de la puerta del cuarto de bao. Oy el ruido del agua corriente.
Lane colg la toalla en su barra y se puso la camisa de dormir. La suave tela se
qued pegada a la piel en la parte baja de la espalda, donde la toalla no haba secado
el agua.
Dej las prendas colgadas en el cuarto de bao y sali al pasillo.
La casa estaba a oscuras, salvo por la claridad que se escapaba por el hueco de la
puerta del dormitorio de sus padres, que estaba de par en par.
Lane fue a su cuarto, encendi la luz y contempl la cama. Con todo el cansancio
que llevaba encima, saba que el sueo no iba a acudir ni fcil ni rpidamente.
Permanecera tendida all, desvelada, completamente despierta, recordando
No, no estoy dispuesta a eso, pens.
Permaneci en su dormitorio el tiempo suficiente para recoger la almohada y la
manta. Sostenindolas contra el pecho, apag la luz y, en silencio, sali de nuevo al
pasillo.
Lanz una ojeada al interior de la alcoba de sus padres.
No se encontraban all, pero oy el rumoroso sonido del agua que corra en el
cuarto de bao.
A travs de la oscuridad, Lane se encamin al sof del saln. Dej encima de l la
almohada y la manta, se acerc al televisor y lo encendi.
Una pelcula de Christopher Lee. Cambi de canal, reconoci a Jimmy Stewart en
una especie de historia de las Fuerzas Areas y regres al sof.
Se tendi all y all continu, cubierta con la manta. Ovillada de costado, mir la
pelcula. Cuando Kramer intentaba colarse en su mente, Lane recurra al recuerdo de
la imagen en que los funcionarios cerraban la cremallera de la bolsa de caucho en
cuyo interior le haban metido y lo trasladaban a la furgoneta, junto con Bonnie.

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Ambos han desaparecido ya. Kramer no volver a tocarme jams. Y ni siquiera


tengo que preocuparme de Bonnie. Tanto uno como otro han salido de mi vida. Estoy
a salvo. Pap y mam estn a salvo. Todo est bien.
Se pregunt si ira a clase al da siguiente.
Habrn nombrado un sustituto para la asignatura de ingls.
Sera estupendo ver de nuevo a Henry, Betty y George. Pero maana, no. Es muy
tarde. Sera un caso especial.
Termin la pelcula de Jimmy Stewart. Lane se pregunt qu pasara a
continuacin. Pero no lleg a enterarse, una clida neblina pareci envolver su mente
y cerr los ojos.
Tambin yo he de tomar una ducha murmur.
No tardes mucho dijo Jean. No quiero estar sola.
Me dar prisa dijo Larry.
Entraron en el dormitorio. Larry pas al bao contiguo a la alcoba, encendi la
luz y dej abierta la puerta.
Se desnud. Al levantar la tapa del cesto de la ropa sucia, vio la arrugada camisa,
llena de manchas de sangre, que llevaba cuando mat a Kramer. El chndal la cubri.
Cerr la tapa de la cesta, se lleg a la baera y abri el grifo del agua.
Bajo el caliente roco de la ducha, pens en Lane, que estaba en la otra
habitacin. Lo mismo que l, trataba de quitarse de encima la suciedad del contacto
con Kramer.
Estaba llorando cuando se descorri la cortina de la ducha. Jean se meti en la
baera. Volvi a correr la cortina y le abraz. La cara de Jean se apoy en el cuello de
Larry.
No pronunciaron palabra. Se mantuvieron apretados con fuerza uno contra el otro.

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Captulo 49
Con las primeras claridades del alba, Uriah abandon su escondite. El silencio
reinaba en el barrio. Cruz la desierta calle y, al pasar junto a l, lanz una mirada al
Mustang rojo de los vampiros.
Echarle mano al permiso de circulacin de aquel vehculo le haba facilitado
enormemente las cosas. La primera vez que fue a por Bonnie, no cont con aquella
ventaja. El nico detalle que conoca entonces era la clase de automvil que conduca
la vampira.
Uno de aquellos escarabajos Volkswagen se haba cruzado con l en la
carretera, cuando volva a pie rumbo a Llano de la Artemisa, despus de que se le
averiase la camioneta. A la luz de la luna, el color de la carrocera era claro y
vislumbr al conductor el espacio de tiempo suficiente para ver que se trataba de una
chica.
No era gran cosa. Ni siquiera poda tener la certeza de que el escarabajo fuese de
regreso a Recodo de la Cabeza de Mula, aunque esta era la primera ciudad por el este,
la direccin que llevaba el automvil. De modo que all fue a investigar, a Recodo de
la Cabeza de Mula.
Le llev bastante tiempo, pero acab por dar con la muchacha vampiro duea del
Volkswagen amarillo. La envi a descansar. Pero luego apareci otra, y despus, otra
ms. Todas eran chicas, tenan aproximadamente la misma edad y posean su
correspondiente Volkswagen de color claro. Y, tambin, todas eran vampiras.
Durante su indagacin descubri que no se comportaban como deban
comportarse los vampiros. No dorman en atades. Los rayos del sol no las
abrasaban. Podan moverse a la luz diurna, como muchachas corrientes. Todo lo que
haca el sol era debilitarlas.
El sol permitira acabar con ellas con ms facilidad, pero l estaba por aquel
entonces tan obcecado, que continu acosndolas de noche. Con posterioridad, al
pensar en ello, se figur que deba de ser una especie de obsesin fatal por su parte.
Deseaba vengarse, desde luego, pero tampoco se preocupaba mucho de si deba o no
conservar la vida.
Fue una manera estpida de actuar. Pero el Seor estaba con l y le protegi de
todo mal.
El Seor haba asignado a Uriah una misin. Decidi enviar a su guerrero por
todo el pas, para que persiguiera a la legin de vampiros que realizaban la tarea de
Satans en todos los rincones de la tierra. De modo que l permiti que Uriah se
encargase de aquella labor, incluso a pesar del modo tan chapucero en que acab con
las tres primeras vampiras.
Uriah confiaba en que el Seor le permitira retirarse despus de la jornada de
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hoy. Si sobreviva.
No iba a resultar sencillo liquidar a aquellos cinco hijos de Belceb. Supuso que
contaba con pocas posibilidades de triunfo, en especial porque no dispona de su arco
y sus flechas.
Pero si el Seor continuaba respaldndole, hundira una estaca en el pecho de
cada uno de ellos y los transportara a Llano de la Artemisa en la furgoneta propiedad
del vampiro al que casi envi a descansar el sbado anterior. El vehculo estaba
aparcado en el camino de acceso de la casa de la derecha; ira a aquel edificio en
cuanto acabara aqu.
Uriah prob la puerta delantera. Al comprobar que estaba cerrada con llave, se
dispuso a dar la vuelta a la casa. Atraves un portillo. All delante estaba el garaje.
Tena la puerta cruzada por una cinta de plstico amarillo una de esa clase de cintas
que coloca la polica en los lugares donde se ha cometido un crimen.
All era donde los vampiros haban matado la noche anterior a aquellas dos
personas. Qu historia habran contado a las autoridades, para salir tan bien librados
de su doble homicidio?
Fuera cual fuese, la polica no los retuvo mucho tiempo. Slo hay una forma de
tratar a esas criaturas: la que yo practico con ellas.
En la parte posterior de la casa, Uriah encontr una ventana con una hendidura en
el fondo. Dej su macuto encima del suelo de hormign, sac el cuchillo e hizo una
abertura en la persiana. Intent sostener el cuchillo entre los dientes, pero apretar las
mandbulas le produca un dolor tan intenso, que en seguida envain el cuchillo y lo
puso a un lado. Luego ampli la abertura de la persiana y levant el cristal de la
ventana.
Se pas por el hombro una correa del macuto y salt al interior de la casa.
Un cuarto de bao. Un agradable olor a flores.
La puerta estaba abierta. Al otro lado del umbral, un pasillo apenas iluminado por
la claridad de la maana.
Antes de abandonar el cuarto de bao, Uriah se baj la bolsa que llevaba
colgando del hombro. Sac el martillo y una estaca, despus se carg de nuevo el
macuto y sali al pasillo.
Se detuvo ante una puerta que estaba de par en par. Un dormitorio. Pero no haba
nadie en l.
Reanud la marcha y lleg a otra alcoba. Encontr all al vampiro que le haba
disparado. Uriah introdujo la lengua en el orificio de su mejilla derecha. Le provoc
una mueca de dolor y los ojos se le llenaron de lgrimas.
El pecho de este se encontraba expuesto. El vampiro estaba tendido de espaldas,
desnudo hasta la cintura, donde se arremolinaba la ropa de la cama.
Una mujer vampiro dorma a su lado. Tapada hasta los hombros, yaca de

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costado, con la cara vuelta hacia el otro. No era Bonnie.


Con todo lo que anhelaba Uriah matar al que le produca tanto dolor fsico, haba
decidido previamente encargarse primero de Bonnie. Haba sido Bonnie la que
convirti en vampiros a aquellas dos personas, despus de que la trasladaran all. De
modo que eran nuevos. No resultaran tan peligrosos como Bonnie.
Adems, Bonnie era el demonio que asesin a Elizabeth y a Martha.
Las dos muchachas a las que clav estacas antes de acabar con Bonnie tambin
eran vampiras, pero Bonnie fue la que mat a su familia. A Uriah se lo haba dicho el
Seor. As que era preciso que Bonnie fuese la primera en recibir la estaca.
Silenciosamente, dej atrs el dormitorio. Cuando avanzaba pasillo adelante, oy
un sosegado rumor de voces. El corazn casi le dej de latir. Pero en seguida oy
tambin msica y comprendi que aquellos sonidos procedan de una radio o de un
televisor.
Hizo un breve alto para recobrar el aliento. Luego continu.
Encontr el televisor en el cuarto de delante. Transmitan un informativo y el
volumen del aparato estaba bastante bajo.
En el sof, encontr a Bonnie.
Era tal como Uriah la recordaba. Una sabandija de Satans, disfrazada de preciosa
jovencita. Estaba echada boca arriba, con su urea cabellera desplegada sobre el
almohadn y una manta alrededor del cuello.
Uriah la contempl. La muchacha presentaba un aspecto tan apacible, tan
inocente, tan encantador y adorable
Dej el macuto en el suelo y se coloc entre la mesita de caf y el sof. Se puso la
estaca bajo el brazo derecho. Sostenindola contra el costado, se inclin y, muy
despacio, fue retirando la manta. Bonnie no se agit lo ms mnimo. Aunque al verla
se qued tembloroso y sin aliento, Uriah no se precipit. Fue hacia un lado,
llevndose la manta consigo. Finalmente, la muchacha qued completamente
destapada. Uriah dej la manta en un extremo del sof.
Satans conservaba para s aquellas bellezas.
La pierna prxima a Uriah se estiraba, recta. La otra apareca ligeramente
doblada, con el taln apoyado en el cojn y la rodilla descansando contra el respaldo
del sof. Piernas esbeltas, bien torneadas, de tono suavemente bronceado, pero con
magulladuras en los muslos.
En su sueo de inmortal, la roja camisa de dormir se le haba subido hasta las
caderas. Uriah se qued mirando la zona donde se unan los muslos. Se pas la
lengua por los resecos labios. El corazn le lata con tal fuerza, que temi que el
ruido de su palpitar pudiera despertarla. Not la dureza de una ereccin contra la piel
de coyote de su faldn.
Es una vampira, se record. Una vil hija de Lucifer, un demonio sediento de

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sangre.
Cumple tu misin!, se dijo.
Se desvi hacia un lado, pero no pudo evitar volver la cabeza. Desde all poda
ver los preciosos rizos dorados, pero no la tentacin que era la zona inferior de la
muchacha.
Se pas el dorso de la mano por los labios. Luego cogi la estaca que se haba
puesto debajo del brazo.
Mir el pecho de Bonnie.
Tengo que mirar se dijo. Tengo que ver dnde planto la estaca.
Contempl los senos de la chica, lisas protuberancias bajo la camisa de dormir,
pezones que se opriman contra la tela.
La prenda era tan fina, que Uriah comprendi que la estaca la atravesara con
suma facilidad, casi como si no estuviese all. Sin embargo, sera mejor apartarla.
La muchacha se despertara, seguro.
Pero a Uriah no le quedaba ms remedio que hacerlo.
Dej el martillo y la estaca en el suelo, a sus pies. Sac el cuchillo. Despacio,
muy despacio, a partir del cuello, procedi a cortar la camisa de dormir. Bonnie se
removi una o dos veces, pero sin llegar a despertarse.
Por fin, Uriah pudo envainar el cuchillo. Con exquisito cuidado, fue separando los
dos cortes de tela.
El cuerpo de la chica presentaba bastantes contusiones.
Alguien se haba ensaado con ella. A Uriah le sorprendi, ver aquellas lesiones.
Siempre tuvo la idea de que, salvo la estaca, nada poda lastimar a aquellos diablos.
Tenues sombras parecan manchar los pechos. Lo mismo ocurra con gran parte
de la piel que los circundaba. Vio una magulladura del tamao de un puo en la parte
inferior de la caja torcica y una forma, semejante a una cruz, en el vientre. Una cruz,
no caba duda. Aquella seal era muy parecida a la que qued en el pecho de Uriah
despus de que la cruz le salvara del balazo. Los brazos de la cruz haban dejado all
un cardenal, y los bordes se hundieron en la piel. Las zonas desgarradas relucan,
rojas y enconadas.
La herida de una cruz en el vientre de la vampira. Uriah se pregunt qu podra
significar.
La haba atacado alguien? Alguien armado con un crucifijo?
Aquellos cadveres que la polica se llev de all anoche
Es que hay otros, adems de m? Habra enviado el Seor un par de guerreros
ms, temindose que yo pudiera fracasar?
Bueno, ellos eran los que haban fracasado.
Uriah recogi el martillo y la estaca.
Bonnie no tena ninguna magulladura en el punto donde l plant la estaca la

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ltima vez. All, la piel presentaba una tersura perfecta, sedosa crema bajo la escasa
claridad del amanecer.
Dej que su mirada vagase de nuevo por aquel cuerpo estilizado. Luego adelant
la estaca. Roz con la punta el pezn izquierdo y dese poder aplicar all los labios,
besar, chupar, pero eso la despertara con toda certeza y entonces le matara a l.
Adems, su boca no estaba para chupar nada.
Llev la estaca hacia el punto donde haba apoyado la otra. Se agit levemente y
la punta tembl a cosa de un centmetro por encima de la piel.
Luego alz el martillo.

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Captulo 50
Aquella maana no son el despertador. Al despertarse, Larry encontr a Jean
dormida junto a l. Se incorpor y su mirada pas por encima de la mujer, hacia el
reloj. Las ocho y cuarto.
Lane llegar tarde al instituto, pens.
Despus comprendi que lo ms probable era que, aquel da, la chica no fuera a
clase. Despus de todo lo que haba ocurrido, no.
Todo lo que haba ocurrido. Kramer la viol. Oh, Jess!
Oh, Dios! Mi nia!
Mat al podrido hijo de puta.
Bueno. Bueno, bueno, bueno, bueno.
Larry rompi a llorar y salt rpidamente de la cama, antes de que sus sollozos
despertasen a Jean. Ante el armario, descolg la bata. La utiliz para secarse las
lgrimas, pero afluyeron ms. Se puso la bata y fue al dormitorio de Lane.
Estaba vaco.
Una oleada de pnico le oprimi el corazn. Lane est bien. Kramer ha muerto.
Y si la chica ha cometido alguna estupidez?
Se precipit a travs de la casa, mientras intentaba sofocar sus sollozos,
convencerse de que Lane era una muchacha fuerte, una chica valerosa, a la que le
haba sucedido algo terrible, algo tan espantoso que las palabras no podan
describirlo, pero, a pesar de todo, ella lo super y haba sobrevivido.
La encontr en la habitacin de delante.
En el sof.
Dormida, con su manta cubrindola hasta el cuello.
Gracias a Dios susurr.
Se inclin sobre el sof y le acarici la mejilla. Estaba clida, como siempre que
dorma.
Se encamin a la cocina para preparar caf.
Y se qued sin aliento, como si le hubieran asestado un puntapi. Cay de
rodillas.
Pens: Es estupendo no poder respirar. Como no puedo respirar, no puedo chillar.
No quiero despertar a Lane. No quiero que vea esto.
Uriah Radley yaca boca abajo en el suelo de la cocina, con el macuto de lona
junto a su cuerpo. Llevaba su chaleco y su falda de piel de coyote, pero el mango del
martillo que sobresala de entre sus nalgas elevaba en punta la falda.
El hombre tena la cabeza retorcida de modo que la cara quedaba sobre la espalda.
Le haban arrancado a mordiscos buena parte del cuello.
El extremo romo de una estaca le llenaba toda la boca y tena tambin una estaca
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clavada en cada ojo. No le haban quitado previamente el parche que cubra el ojo
tuerto. La propia estaca debi de empujarlo hacia abajo. Una parte lateral de la cinta
negra estaba cada sobre la frente del hombre, pero el lado contrario apareca en el
rabillo de la cuenca ocular como un gusano de sangre que pretendiera salir
arrastrndose entre la estaca y el hueso.
Larry volvi dando tumbos a la sala de estar.
Fue ella quien?
No, eso resultaba imposible.
Alguien haba retorcido la cabeza de Uriah, ponindola del revs.
Al acercarse a Lane, la punta del pie de Larry tropez con una pata de la mesita
de caf. Se le escap un quejido ante el sbito dolor, y Lane abri los prpados.
La chica enarc las cejas.
Qu ha pasado? pregunt, ronca la voz.
Tropec con la mesa dijo su padre.
Tienes un aspecto horrible.
Lane, alguien Djame la manta.
Qu ocurre?
No estoy seguro.
Al incorporarse Lane, la manta le cay sobre el regazo. La muchacha baj los
brazos y jade. Larry pudo ver sus pechos y su vientre desnudos. Lane volvi a
levantar rpidamente la manta. Mir a su padre, desorbitados los ojos, muy abierta la
boca.
Paaaap!
Oh, Dios mo murmur Larry.
Qu est pasando?
Uriah entr anoche en casa, cielo.
Uriah?
S, todo va bien. Est muerto. En la cocina.
El individuo que mat a Bonnie?
Alguien se lo carg. Alguien le Est realmente hecho una lstima. Ve a tu
cuarto, cario. Qudate con tu madre y no salgis de all ninguna de las dos hasta que
yo os avise.
Con la manta bien sostenida alrededor del cuerpo, Lane se levant del sof. Mir
a Larry. Estaba macilenta, pareca aterrorizada.
Quin lo mat, pap?
No lo s. No tengo idea. Pero creo que ninguno de nosotros corre peligro.
La chica se le qued mirando, con el labio inferior prendido entre los dientes.
Luego dio media vuelta y se dirigi al dormitorio.
Larry volvi a la cocina. Se agach junto al cadver, con toda la cautela del

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mundo para no mirarlo, y sac una estaca del macuto de Uriah. Dej el martillo
donde estaba.
En el exterior, la maana era soleada y tranquila. Larry rompi el sello de la
polica, abri el garaje y avanz entre las sombras interiores. Sus pies descalzos
notaron la frialdad del suelo de cemento. Lanz una ojeada a la escalera de mano que
daba acceso al desvn y not que hasta en la espalda se le pona la carne de gallina.
Se apresur. Encontr su martillo en el banco de trabajo.
Eres t, verdad?
Larry se qued de una pieza. El martillo se le escap de la mano y fue a chocar
contra la superficie del banco. Lo empu de nuevo. Gir en redondo.
Frente a l se encontraba Bonnie.
Larry comprendi que estaba contemplando a un monstruo. Slo un monstruo
poda haber hecho a Uriah tales barbaridades. Slo un monstruo poda estar all ahora
de pie ante l, con una figura hermosa y radiante, aunque llevaba muerta veinte aos,
aunque la noche anterior no fuese ms que una bruja espantosa, reseca, consumida.
Pero se trataba de Bonnie, la muchacha de las fotografas del anuario, corista y
Reina del nimo. Bonnie, la chica que se le apareca y le cautivaba en sueos.
La mirada de Bonnie fue de la mano derecha a la mano izquierda de Larry, del
martillo a la estaca. Una sonrisa maripose por la comisura de sus labios.
Eso no lo necesitars, verdad?
A Larry le costaba trabajo respirar.
Eh, tranquilo. Vas a sufrir una trombosis coronaria.
Una de las manos de Bonnie se tendi hacia l. No haba sangre en aquella mano.
Que Larry viera, no haba sangre en ninguna parte de la vampira.
La mano de Bonnie le acarici la mejilla. Era una mano clida y tersa.
Esto no es posible. No puede ser.
Eh, venga. Le dio un tirn en la oreja. Tal como lo hizo, pareca una zalema
afectuosa y juguetona. Ests bien?
No. Y musit Jess!.
Mira. Lo lamento. Bonnie frunci el entrecejo y puso ambas manos en los
costados de Larry. Le frotaron suavemente por encima de la ropa. Pens que te
alegraras de verme. No he pretendido asustarte, ni desconcertarte ni nada.
Fuiste, fuiste t quien le hizo eso a Uriah?
La muchacha vampiro baj los ojos.
S murmur. Bastante desagradable, verdad? Sin duda crees que soy una
criatura horrible.
Cmo pudiste hacer una cosa as?
Bonnie le mir a la cara.
Vamos, soy una vampira, recuerdas? Adems, se lo haba buscado.

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Pero lo que le hiciste


Ya lo s, ya lo s. Mira, no es que pretenda echrtelo en cara. Pero tena todo
un numerito preparado para la chica.
A qu te refieres?
Iba a matar a la muchacha. A la chica que dorma en el sof.
Dios murmur Larry. Salvaste a Lane?
Es tu hija?
S.
Pues, en ese caso, todava me alegro ms de haberla salvado.
Con un gemido, Larry se acerc a Bonnie y se apret contra ella. Le rodearon los
brazos de la vampira. Larry dej caer al suelo el martillo y la estaca y abraz tambin
a Bonnie.
Cmo te llamas? pregunt ella.
Larry. Larry Dunbar.
Yo soy Bonnie.
S, lo s.
La cara de Bonnie se le apoy en el cuello.
Por la mente de Larry pas la idea de que poda clavarle los dientes. Pero no
estaba asustado. Ni excitado.
No era como en los sueos, en absoluto. Acarici la piel de la espalda de Bonnie.
Sinti los senos de Bonnie contra su pecho. Saba que slo la tela de la bata, que
llevaba suelta, se interpona entre sus cuerpos. Pero no not calor alguno en la
entrepierna, slo una suave tibieza en el pecho y en el vientre.
Salvaste a mi hija susurr.
Bonnie le apret contra s. Luego le bes en un lado del cuello.
Es lo menos que poda hacer por ti. Me alegro de haber podido llegar a tiempo.
Cmo?
No te preocupes. Ech la cabeza hacia atrs y le mir. Slo he venido a
darte las gracias. Supuse Rayos, eres el hombre que me arranc la estaca. Y
tambin quera que supieses la verdad. Creo que, de todas formas, la habras
averiguado. Quiero decir que no tardaras en enterarte de la desaparicin de mi
cuerpo del depsito de cadveres. Pero deseaba darte las gracias personalmente.
Significas mucho para m, Larry. Una barbaridad. De cualquier modo, llegu
casualmente a tiempo de darle su merecido a ese bastardo. Es el mismo fulano que
me asesin. Un verdadero luntico.
Saba que eras una vampira.
Bah, no saba una mierda.
Pero lo eres.
S, pero no tuve contacto ninguno con su esposa ni con su hija. Esa fue Linda

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Latham, no yo. Rayos, una no va por ah desgarrando gente. No, si quieres perdurar.
Una, lo nico que hace es dar un besito a alguien, mientras duerme. Una pequea
libacin. Ni siquiera medio litro, quizs. Al da siguiente, esa persona se despierta y
en la mitad de las ocasiones no se entera de lo que pas. Una no va por ah
malbaratando, despilfarrando personas. Si Linda lo hizo fue porque su novio la dej
por Martha Ridley.
Una vampira celosa?
Con el ceo indignadamente fruncido, Bonnie le clav los dedos en los costados.
Larry se retorci.
Eh! No!
Qu crees? Que no tenemos sentimientos?
No s qu pensar. Ni siquiera puedo creer que ests aqu ahora.
Bonnie volvi a abrazarle.
Pues aqu estoy, Larry. Y todo marcha bien. Todo va estupendamente. Ese
sucio mal nacido ha muerto y Lane est viva.
Gracias a ti murmur Larry.
T me devolviste la vida. Si no, me hubiera sido imposible salvar a Lane.
Arrancaste la maldita estaca de m. Me siento tan Le tembl la voz. Alz la cara
y Larry vio en sus ojos el brillo de las lgrimas. Me alegro tanto de haber vuelto!
Te querr siempre, Larry, por lo que hiciste. Soy tan feliz, que podra cometer
cualquier buena accin por ti.
Larry baj la cabeza y bes los ojos de Bonnie, primero uno y luego el otro.
Estaban hmedos. Las lgrimas tenan un sabor salado.
Bonnie se sorbi.
Mira, vale ms que me vaya.
No puedes irte dijo Larry. Es de da.
Bonnie frot el rostro contra la parte delantera de la bata, volvi a sorberse y
suspir.
Me gustara quedarme, pero han pasado aqu demasiadas cosas. Ir a
cualquier otro sitio, a empezar de nuevo.
Bonnie se apart de l, pero Larry la cogi por los hombros.
Te abrasars dijo.
Has visto demasiadas, pelculas, Larry. Adoro el sol. Extendi los brazos,
ech la cabeza hacia atrs y cerr los ojos. Sus rayos son como manos clidas.
Manos clidas que me acarician. Suspir otra vez. Creo que me ir al ocano y
me convertir en vagabunda de las playas.
No quiero que me dejes.
Los ojos de Bonnie se hundieron en los de Larry. Le sonri con cierta tristeza.
Quieres conservarme en tu garaje?

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No podamos imaginar que


Ella le toc los labios con la yema de un dedo, imponindole silencio.
No puedo quedarme. Lo sabes. Pero te querr siempre. Curv las manos sobre
los hombros de Larry, le atrajo hacia s y le bes suavemente en la boca. Despus en
la mejilla. Y, por fin, en la parte lateral del cuello.
All, los labios se entreabrieron y los dientes de Bonnie penetraron en la carne.
La cuchillada de pnico desapareci casi automticamente. Larry not la succin
de la boca, los tenues sonidos de los labios que absorban. Una agradable y clida
languidez se extendi por su organismo. Cerr los ojos y vio a Bonnie de pie,
erguida, desnuda en una playa, extendidos los brazos, levantado el rostro hacia el sol,
con la dorada cabellera aleteando a impulsos de una suave brisa.
Bonnie dej de libar. Sus dientes abandonaron la carne de Larry y l experiment
el spero dolor de la prdida. La lengua de Bonnie lami aquel punto del cuello. Los
labios le besaron las heridas.
La vampira ech la cabeza hacia atrs y contempl a Larry con tal ternura y amor,
que el hombre pens que poda destrozrsele el corazn. En la boca de Bonnie rutil
la sangre.
Ahora estars siempre conmigo dijo, ronca la voz.
Quieres decir que me has convertido en vampiro?
Una sonrisa ondul en los rojos labios de Bonnie.
Noooo. Se retir un paso y se coloc la mano, abierta, entre los pechos. A
partir de ahora, te llevar siempre aqu. Levant la mano. Se tamborile la cabeza
con los dedos. Y aqu. Si alguna vez me necesitas, lo sabr.
Te necesito ahora.
No, ahora no. Pero quizs algn da Y si eso llega a ocurrir, volver.
Pero
Ya se haba ido. No dio media vuelta y se alej. No se desvaneci en el aire como
una nubecilla de humo. No se disolvi. De pronto, dej sencillamente de estar all.
Larry se qued con la vista clavada en la resplandeciente claridad del da que entraba
por la puerta del garaje.
Oh, Bonnie susurr.
Cuando las lgrimas llenaron sus ojos, baj la cabeza.
All, en el suelo del garaje, entre el martillo y la estaca, una gaviota de
inmaculado color blanco le estaba mirando.
Larry se agach.
Con raudo batir de alas, la gaviota se le subi a la rodilla.
Lade la cabeza.
Tienes que estar bromeando murmur l.
El ave le picote en la rodilla. No muy fuerte. Despus se levant en el aire.

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Traz un crculo por encima de la cabeza de Larry, acaricindole con la tenue brisa de
su aleteo, y, a continuacin, franque la puerta del garaje y remont el vuelo para
adentrarse en la luminosidad del Sol.
Fin

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