Lacan y La Filosofia
Lacan y La Filosofia
Lacan y La Filosofia
Lacan
y la filosofa
Carlos Tutivn Romn*
El psicoanlisis no slo tiene el derecho
sino el deber de hablar de lo que habla la
filosofa, porque tiene exactamente
los mismos objetos
Jean-Claude Milner, La Obra Clara.
Trazar unas lneas o coordenadas que nos permitan esbozar un campo relacional entre el
psicoanlisis y la filosofa o, ms especficamente, entre la obra de Lacan y la filosofa
contempornea, requiere, a mi modo de ver,
de una posicin bifronte. Posicin que de un
lado sepa ubicar el aporte freudiano-lacaniano a todo pensamiento que desea despojarse
de la metafsica de la totalidad y, del otro lado, reconozca que hay filosofas que estn en
la condicin de dialogar sobre el estatuto ontolgico del sujeto sin caer en un cierre edificante. Se trata, sin embargo, de un encuentro
dificultado por ambas partes. De lado de la filosofa hay varias posiciones, asimtricas entre
s, pero destaca, por ejemplo en la filosofa
analtica anglosajona, aquella que sostiene
que el psicoanlisis no es una ciencia, a lo sumo una psicoterapia envuelta en una nebulosa literaria y por lo tanto debe ser expulsada a
la exterioridad del paraso epistemolgico logicista y cientificista. Hay otras posiciones
ms interesantes y menos entontecidas que
vienen de las filosofas francesas de corte pos-
1 Me refiero a la genealoga de Michel Foucault, a la deconstruccin de Jacques Derrida, al Anti-Edipo de Deleuze y Guattari.
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La antifilosofa
Es, por lo tanto, un trmino
del que vamos a decir que hay que despertar a
l, hay que tratar de ver cmo se lo puede
disear y si verdaderamente vale la pena hacerlo. En cierta forma esta expresin,
antifilosofa, exige tambin poner a prueba
hasta dnde conviene sostenerla o no
Jacques Lacan
Antifilosofa es un trmino empleado por
primera vez por Lacan entre 1974 y 1975, en
la coyuntura de la reorganizacin del departamento de psicoanlisis de la Universidad de
Pars VIII, pero su fuerza significante no se
debe tanto a la ancdota histrica que a una
razn de causa en el discurso lacaniano, y esa
causa es el matema. La antifilosofa es el otro
nombre del matema y se sintetiza en la frase:
hay exclusin mutua entre la filosofa y el
matema
del
psicoanlisis
(Milner
1996:154).
El matema es la escritura lacaniana de la
transmisin de la experiencia y el saber analtico, que reduce al mnimo los efectos imaginarizantes del sentido y de la hermenutica
del discurso. Es un tipo de notacin que a semejanza del lgebra escribe con letras las relaciones lgicas y topolgicas entre los elementos involucrados en la estructuracin psquica
de un sujeto, situando con precisin la causa
de su padecimiento. Aprendiendo de las matemticas, Lacan encuentra una escritura y
una topologa que ensea la articulacin interdependiente entre lo real, lo simblico y lo
imaginario en el sujeto que habla y desea. No
quiere representar sino escribir lo real, o mejor dicho, hacer que algo deje de no escribirse para inscribirse. As, Lacan hace jugar al
psicoanlisis en el lugar vaco dejado por la
crisis de la representacin.
Para darle una va de desarrollo, Lacan tiene antes que atravesar el modo clsico de argumentar propio de la transmisin filosfica, tiene que hacer mostrar su agotamiento, sus impasses. Lacan deba dejarse atravesar por ella
para arribar al matema. Este trnsito es tambin una actitud epistmica y tica, se llama
antifilosofa. Esta actitud inaugura un nuevo
modo de hacer crtica filosfica por fuera y por
dentro del mismo discurso filosfico, lo cual
ha motivado a algunos autores a calificar a Jacques Lacan como un pensador postmoderno o
al menos cercano a esta atmsfera cultural. Pero la antifilosofa es tambin un modo de
mantener un exterior al discurso psicoanaltico para vacunar a este de toda recada en la jerigonza y la infatuacin intelectual.
La antifilosofa ha sido una ocasin de establecer una suerte de interlocucin con otros
saberes, de mantener con respecto a lo que es
el psicoanlisis y su comunidad, un punto,
como deca antes, de exterioridad (Alemn
2001a).
La antifilosofa es un modo de hablar de la
experiencia psicoanaltica y una discusin del
modo de transmitirla. Esta experiencia es
pensada por Jorge Alemn, psicoanalista argentino, como de razn fronteriza5. Frontera
que est presente ya en Freud y fue formalizada por Lacan. Se trata del lmite entre el sentido, el campo del lenguaje -con sus efectos
de significacin y comprensin- y la pulsin,
verdadero representante de lo real del cuerpo
en el campo del psiquismo, una frontera que
separa y une a la vez. Una bisagra entre palabra y goce6.
Hay prctica del psicoanlisis cuando opera esta frontera en el sujeto. Por ello el psicoanlisis se diferencia de la filosofa porque sta
5 Emplea el trmino que utiliza el filsofo espaol Eugenio Tras para su propia filosofa.
6 El goce es una experiencia de exceso que un sujeto siente en su cuerpo y que no puede ser pasada al lenguaje con
facilidad. El sufrimiento que se padece sin sabrsele su
causa constituye un ejemplo de goce. Otro ejemplo es la
experiencia mstica de los santos e iluminados que son testigos de un xtasis sin palabras.
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La relacin de Lacan con Heidegger est marcada por ancdotas histricas que tinturan la
relacin de curiosidades, silencios, malentendidos, palabras oscuras, expectativas unilaterales (Roudinesco 1994, esp. el captulo Vibrante homenaje a Martn Heidegger). Pero
ms all de estos encuentros y desencuentros
entre el psicoanalista y el filsofo, la relacin
vale ms por lo que Lacan quiso ver en la obra
heideggeriana -su concepcin del lenguaje y la
tcnica del comentario- que por el recurso de
apelar a un pensamiento del ser que se remontaba a etimologas arcaicas en clave ontologizante. Sin embargo, el psicoanalista siempre
elogi a la meditacin ms altiva del mundo
(Roudinesco 1994:338) para pensar la articulacin entre la palabra y aquello que bordea la
palabra: la cosa (Das Ding). Un decir menos
tonto, allende toda habladura, que deja actuar
al significante en su camino de desvelamiento
de la verdad del deseo. Lacan encontr en la
lectura de Heidegger resonancias de su propio
trabajo para hallar las condiciones del advenimiento del ser en el seno del discurso.
A Heidegger nunca le interes las ideas de
la cura. Como dira Lacan, no se puede olvidar un dolor sino saber vivir con su huella.
Habr que reconocer esas huellas que dej la
metafsica occidental cinceladas en los olvidos
que se eligen, para luego aprender a vivir con
ella, valerse de ella, ir ms all de ella. Diramos con Lacan que hay que hacer explcito los
significantes amos que han marcado nuestra
vida psquica para luego operar sobre ellos.
La deconstruccin onto-teo-lgica que
realiza Heidegger en su obra es una especie de
recorrido de las huellas que constituyeron el
saber occidental en la operacin de pensar el
ser desde la metafsica de la presencia. Esta
historia ontoteolgica, que se despliega en la
ciencia consumada, es la que Heidegger quiere trascender a travs de una espera silenciosa
que recoja una disponibilidad para escuchar al
ser, mientras tanto, las tareas del pensar se dedican a escuchar la voz de los poetas porque
en ellos anida otra forma de relacionarse con
aquello que la filosofa y la ciencia han olvidado y a partir del cual se han constituido.
Esta tarea equivale en Lacan a una superacin del discurso del amo o universitario por
vas de la lgica del no-todo, es decir, por los
linderos y extravos del goce femenino. Estas
relaciones entre los dos marcan lo que Lacan
ha llamado la fraternidad de un decir. Pero
donde Heidegger se queda en un silencio, diramos escatolgico, seudo mstico9, Lacan
introduce su acto que escribe la pgina en
blanco que la filosofa deja al no asumir las
consecuencias que ella misma genera. El acto
de Lacan tiene que ver con un atravesamiento por el lenguaje del fantasma silencioso que
oculta la relacin pulsional con lo real; el acto de un biendecir la verdad no toda en una
nueva subjetividad que asuma su ser de goce.
En resumen podramos afirmar que la
causa (el olvido) exige ser pensada a travs de
un acto (recordacin-superacin) que funde
una razn fronteriza entre el sentido herme9 Heidegger a influido notablemente en la llamada escuela de Kioto, donde se recogieron las enseanzas del filsofo en un dilogo fructifico con el budismo zen. Los dilogos con el profesor Tezuka inspiraron las pginas del libro
Del camino al habla de 1953.
Bibliografa
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