MASSINI C. - La Prudencia Juridica
MASSINI C. - La Prudencia Juridica
MASSINI C. - La Prudencia Juridica
CAPITULO 1
LO JUSTO CONCRETO
1.INTRODUCCION.
Cuando el Emperador Augusto otorgo, en los comienzos de la era cristiana, el
JUS PUBLICE RESPONDENDI EX AUCTORITATE PRINCIPIS a los ms
notables juristas de la Roma Imperial, lo hizo en virtud de su reconocida calidad de iuris
prudentis, es decir, de poseedores, en grado eminente, de una especial forma de
conocimiento jurdico: el prudencial". Papiniano, Ulpiano, Gayo, Paulo y Modestino, se
destacaban entre los hombres de derecho romanos por su especial aptitud para investigar
cual era la solucin justa para cada uno de los casos concretos sobre los que se les
consultaba. Ese conocimiento acertado de lo que era derecho en cada situacin singular
- llamado IURIS PRUDENTIA- dio posteriormente el nombre, por una derivacin
lingstica, a la ciencia del derecho y a las normas que tienen su origen en las sentencias
de los tribunales. Pero con el transcurso del tiempo, el uso de la palabra se fue
restringiendo a estas dos acepciones derivadas, sobre todo a la ultima, sin que el
conocimiento de lo justo concreto conservara el clsico apelativo de prudencial. Lo
que es ms, la misma palabra prudencia fue objeto de un paulatino descrdito, pasando
a significar la simple cautela o una actitud de apocamiento o de temor excesivo; Para el
lenguaje vulgar, el prudente se transformo de un virtuoso en un timorato, siempre
dispuesto a evitar cualquier riesgo o aventura. Resultaba difcil, por ello, hablar de
prudencia jurdica como de un modo especial e indispensable de conocimiento del
derecho, por lo que paso al olvido la aceptacin primera del trmino, que designaba al
conocimiento de lo justo en su mxima concrecin.
Pero veinte siglos despus de haberse acuado el vocablo, vemos reaparecer en las
sentencias de los tribunales la referencia a la prudencia jurdica y al conocimiento
prudencial del derecho como elementos indispensables para el acierto en los fallos. Por
2. - EL CAMINO A SEGUIR
del derecho. La ley existe para su realizacin dice Ihering, y agrega: La realizacin
es la vida y la verdad del derecho. Es verdadero derecho - continua Andre Vincent- no
es sino un derecho concreto, aquel que es elaborado por los actos individuales y
especialmente aquel que definen con autoridad las decisiones judiciales. Esto significa,
ni ms ni menos, que no puede hablarse propiamente de derecho sino refirindose a
conductas concretas, a actos determinados del hombre, a operaciones singulares; es a
travs de ellas que se cumple o se incumple el orden que caracteriza al derecho,
orden que lo es de conductas, no de normas abstractas y generales: por esta razn,
cuando se afirma que en un estado se realiza el derecho, se hace referencia a que las
conductas de sus habitantes son en su gran mayora rectas, sin importar que se sistema
legal sea lgico o tcnicamente perfecto. De lo contrario, para superar el desorden, la
anarqua o la injusticia, bastara con copiar los textos legales de alguno de los estados en
que el derecho es una vivencia cotidiana.
siguientes trminos: Cmo es posible extraer de una norma jurdica general, en cierta
medida abstracta, un precepto concreto, que sea adecuado al caso singular y que
determine correctamente lo qu es derecho?".
CAPITULO 2
LA NOCION DE PRUDENCIA
de las ideas y la que es conocimiento prctico, puramente humano e impuesto por las
necesidades de la vida.
3. - ESTABLECER LO JUSTO
En el punto precedente, dijimos que el objeto de la prudencia era establecer y
prescribir lo debido en la conducta humana, por lo que el tema de su objeto debe ser
considerado desde dos planos distintos: el de la especificacin del obrar humano debido
o de la causalidad formal y el de la realizacin efectiva de ese obrar, que se inscribe en el
orden de la causalidad eficiente. En el plano de la especificacin- escribe Gauthier-, la
prudencia es conocimiento y constituye, por sus juicios, los valores objetivos(...)
En el plano de la eficacia, la prudencia es mandato y produce, a travs de sus
imperativos, actos que comprometen a todo el sujeto.
En primer lugar, examinemos la funcin de la prudencia en cuanto se inscribe en el orden
de la formalidad, es decir, de la determinacin de la conducta humana concreta. No se
trata en este caso, de un principio determinativo intrnseco, que se encuentra en la
conducta misma, sino de un principio de especificacin que se encuentra fuera de ella, en
la inteligencia, por lo que Santiago Ramrez afirma - citando a los Salmanticenses- que el
juicio (de la prudencia) dirige a la voluntad en el gnero de la causa formal extrnseca
para que elija as determinadamente . En otras palabras, el juicio que es el resultado de la
virtud intelectual de la prudencia juega en la conducta la funcin de un modelo o
paradigma, de un marco ejemplar, conforme al cual debe estructurarse el acto humano
libre para alcanzar la rectitud que le es debida. Pero aun dentro del mbito de la causa
ejemplar de la conducta, debe efectuarse una distincin imprescindible: a) en primer
lugar, existe una causa formal extrnseca remota de esa conducta, que esta constituida
por las normas generales, por las leyes que establecen, en general, los tipos de conducta
debida para una clase de situaciones establecidas en forma ms o menos abstracta; b) en
segundo lugar, aparece una causa formal extrnseca prxima, constituida por un precepto
singular referido a una conducta concreta y que determina desde fuera el modo de ser del
obrar humano, en su mxima proximidad. La prudencia se refiere a ambas formas de
ejemplaridad o normatividad, razn por la que es preciso distinguir varios modos de
prudencia, a los que haremos referencia ms adelante; pero lo que interesa destacar aqu,
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es que ella debe jugar a modo de paradigma siempre que sea preciso realizar un proceso
de concrecin o determinacin en el orden prctico, ya se trate de la delimitacin ms o
menos genrica de lo que es justo para toda una comunidad, por conclusin o
determinacin del orden natural, o de lo que es justo para una persona individual en una
situacin singular y mximamente concreta. En cualquier caso, de lo que se trata es de
precisar aquello que es debido, en una circunstancia ms o menos singularizada, para el
logro del bien del hombre; por ello escribe Santo Toms que el determinar como y
porque vas debe alcanzar (el hombre) en sus actos un medio racional (que es el objeto
de la virtud), corresponde a la prudencia.
De ms esta decir que el proceso de determinacin o concrecin de las exigencias
del bien humano, supone la existencia de principios que establecen, con mxima
generalidad, las coordenadas primeras del obrar tico; as como en la razn especulativa
- escribe Toms de Aquino- hay cosas conocidas naturalmente, de las que se ocupa la
inteligencia de los primeros principios, as en la razn prctica preexisten ciertos
principios naturalmente conocidos, que son los fines de las virtudes morales, ya que,
como hemos dicho, el fin en el orden de la accin es como el principio en el del
conocimiento, y a su vez hay conclusiones, que son los medios, por los cuales llegamos a
los mismos fines. De estos (medios) se ocupa la prudencia, que aplica los principios
universales a las conclusiones particulares del orden de la accin. Estos principios son
conocidos con la ayuda de la sindresis, aptitud o hbito innato de las normas morales
primeras, y son estudiados por la Filosofa Moral o por la Filosofa jurdica, en este
ltimo caso, cuando se refieren al orden del derecho. Estos principios se conocen por
evidencia analtica y se expresan en juicios normativos primeros, ya que, en el orden
prctico, los principios del orden se manifiestan a travs de normas.
Estas normas, universales en la medida en que expresan principios primeros, como el que
debe respetarse la vida ajena, o simplemente generales cuando expresan principios
derivados, como el de que no debe hacerse un uso abusivo de las armas, determinan la
conducta humana a travs de la prudencia; es por su intermedio que el influjo de la
causalidad formal extrnseca se ejerce sobre un obrar singular concreto; de donde se
sigue que la mediacin de la prudencia es absolutamente necesaria para la actuacin de la
normatividad en el orden de la praxis. La luz de la ley pasa al acto - escribe Lachancepor intermedio de la prudencia poltica e individual. Estas virtudes dirigen la vida
apoyndose en los principios de la ley y la sellan con su efigie. La ley es, pues, la causa
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ejemplar del derecho, y, por medio del ministerio de la prudencia, ella comunica su forma
al obrar exterior. Esto es lo que nos autoriza a decir que ella es la causa del derecho en
el orden formal. Es as como, de la conjuncin armnica entre la ley y prudencia, surge
la rectificacin de la conducta humana social en que el derecho, en ultima instancia,
consiste.
4. -PRESCRIBIR LO JUSTO
lo que altera a lo que es alterado y lo que impulsa a lo que es impedido. De esta manera
mueve la voluntad al entendimiento y a todas las potencias del alma a la ejecucin de sus
respectivos actos. Esta intromisin necesaria del querer en el mbito de la prudencia,
hace que la determinacin de la conducta humana por parte de esta virtud no sea solo
racional, sino tambin volitiva. Por ello es necesario, para que la accin sea prudente,
que la voluntad que se invistiera en el conocimiento de lo debido en cada caso concreto,
se encuentre previamente rectificada u ordenada, tarea que corre por cuenta de las
virtudes morales. De este modo, un vicioso, un degradado, no puede lograr la direccin
prudente de su conducta, pues la voluntad se negara a colaborar con el entendimiento en
la tarea de impulsar la realizacin de lo que es debido. Esto, en el mbito del derecho,
significa, ni ms ni menos, que no podr ser autnticamente prudente quien no sea justo;
que difcilmente podemos esperar una sentencia, un dictamen o una ley prudente de un
juez, abogado o legislador que no sean personalmente justos.
virtud de que el bien no es sino una realidad, un ente, una realidad perfecta y perfectiva
de otra y la facultad ordenada primordialmente al conocimiento de la realidad es la
inteligencia. Por ello, la prudencia es la primera de las virtudes morales, pues el bien
presupone la verdad y la verdad el ente. Qu significa pues, la supremaca de la
prudencia? Quiere decir solamente que la realizacin del bien exige el conocimiento de
la verdad. Lo primero que se exige de quien obra es que conozca, dice Santo Toms.
Quien ignora como son y estn verdaderamente las cosas no puede obrar bien, pues el
bien es lo que est conforme con la realidad. Se trata de la realidad de las cosas
humanas, de aquellas que son debidas, prohibidas o permitidas en unas circunstancias
dadas, de la medida de lo que debe hacerse aqu y ahora para la perfeccin total del
hombre; es establecer esta medida es la tarea propia de la prudencia, sin la cual el justo
no podr saber que cosa es justa o el valeroso en que consiste el valor en una situacin
determinada.
6. -DETERMINACION FINAL
CAPITULO 3
LA JURIS PRUDENTIA
familia)
Deliberativa (del magistrado)
POLTICA
Judicial (del Juez)
Por su parte, Santo Toms, quien en sus comentarios a la Etica Nicomaquea haba
reiterado la citada clasificacin aristotlica, en la Suma Teolgica propone otra, de las
que llama partes subjetivas de la prudencia, que contiene leves diferencias respecto de
aquella y que puede considerarse la definitiva en su pensamiento; haciendo notar que en
ella no se consigna expresamente la que el Estagirita llamaba prudencia judicial, es
posible esquematizarla del siguiente modo:
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Personal
Familiar o econmica
Militar
Legislativa
PRUDENCIA
Social
Gubernativa
(del gobernador)
Poltica
Poltica
Civil
(del sbdito)
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La importancia que tiene por sobre las dems modalidades de la prudencia jurdica
aquella que es propia del juez, tiene su fundamento en que su determinacin de lo justo
lo es con carcter definitivo y -- cuando se trata de las ultimas instancias-- inapelable.
El magistrado judicial establece, frente aun caso concreto en que se controvierte cual
habra debido ser o deber ser la conducta jurdica, la medida exacta de su contenido;
pero esta determinacin por el establecida no esta ya sujeta a revisin o interpretacin
sino que, para ese caso, su dictamen prudencial es el que configura lo justo concreto que
habr de ponerse en la existencia. La realidad jurdica, que es esencialmente judicial -escribe Alvaro D' Ors-- aunque no se limite estrictamente a las intervenciones judiciales,
las tiene siempre como ltimo trmino de referencia, Todo cuanto constituye realidad
jurdica va orientando al juez, pues es jurdico precisamente porque puede dar lugar,
eventualmente a una declaracin judicial. Por ello, si bien es cierto que no puede
reducirse la prudencia jurdica a la que se refiere a la aplicacin judicial de las normas de
derecho y que existe una prudencia legislativa en materia jurdica y una prudencia de los
particulares, resulta evidente que en su modo judicial es donde se pueden apreciar ms
claramente las notas y particularidades de la prudencia jurdica. La prudencia judicial es,
entonces, la prudencia jurdica por excelencia y, por esa razn, en lo sucesivo haremos
referencia principalmente a ella, debiendo aplicarse extensivamente todo cuanto a su
respecto digamos a las dems modalidades de conocimiento del derecho en concreto.
debemos ver tres actos: en primer lugar, el consejo, al que pertenece la invencin, puesto
que, como dijimos, aconsejar es indagar; el segundo es juzgar de los medios hallados;
pero la razn prctica, ordenadora de la accin, procede ulteriormente con el tercer acto,
que es el imperio, consistente en aplicar a la operacin esos consejos y juicios. Estos tres
actos o momentos de la prudencia resultan todos ellos indispensables para su perfeccin,
ya que, de faltar solo uno, su dinmica resultara incomprensible; lo que es ms, no
podra darse un acto prudente si en el proceso intelectual que es su causa no se han
registrado adecuadamente estas tres instancias. Santo Toms ha estudiado
detenidamente cuales son los vicios del razonamiento prctico que se derivan de la
ausencia de cada uno de los momentos: la precipitacin es el resultado de la falta de
deliberacin; la inconsideracin, acontece cuando el juicio esta ausente o es defectuoso y
la inconstancia se produce al fallar el mandato en que culmina el razonamiento
prudencial. Esto significa que la ausencia o defecto en cualquiera de los tres actos,
convierte al conocimiento en intrnsecamente vicioso y, por lo tanto, radicalmente
errneo.
Pero no se trata solo de que sean necesarios los tres actos, considerados en si
mismos, para la perfeccin de la prudencia, sino de que, adems, existe entre ellos una
intima trabazn, una ordenacin del uno hacia el otro, una vinculacin lgica y
psicolgica que los encadena en una sucesin que resulta ineludible para que la prudencia
gobierne las acciones. En razn de su naturaleza propia, estos momentos pueden ser
divididos en dos grupos: el de los actos propios del conocimiento -- deliberacin y juicio-, que forman la llamada dimensin cognoscitiva de la prudencia y el acto tpicamente
preceptivo, que configura la dimensin imperativa de esa virtud. Dentro de la dimensin
cognoscitiva, es preciso haber deliberado previamente para juzgar acerca del medio ms
conveniente para un fin prctico, y, en la dimensin imperativa, el precepto no puede
tener existencia sino sobre la base de un juicio prctico anterior. A dems existe entre
las tres dimensiones una jerarqua que se deriva del carcter eminentemente prctico del
conocer prudencial; de los tres actos mencionados -- escribe Leopoldo Eulogio
Palacios, el principal de la razn prctica y de la prudencia que reside en ella, es el
imperio. Este es el acto ms cercano a la finalidad de la razn prctica. Finalidad que es
la contemplacin sino la accin.
En el campo de lo jurdico esto significa, ni ms ni menos, que todo el razonamiento que
jueces, abogados o sujetos jurdicos llevan a cabo con el fin de lograr una determinacin
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CAPITULO 4
LA deliberacin
1. - LA deliberacin Y SU OBJETO
Nos toca tratar ahora el primero de los actos propios de la prudencia: la deliberacin,
consejo o consilium. Este ltimo trmino el que con mayor propiedad designa al acto
que tratamos, hace referencia -- segn la etimologa aceptada por Santo Toms -- a una
conferencia o intercambio de opiniones entre quienes se han sentado juntos. En otras
palabras, hace mencin a una actividad que consiste en un dialogo, en un cambio de
pareceres, en un anlisis conjunto y compartido de una cierta realidad prctica.
Fue Aristteles quien puso en evidencia cual era el
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todas las cosas humanas; pero deliberamos sobre lo que esta a nuestro alcance y es
realizable y eso es lo que quedaba por mencionar; sobre todo lo que se hace por
mediacin nuestra, aunque no siempre de la misma manera, deliberamos. Pero no
deliberamos sobre los fines, sino sobre los medios que conducen a esos fines; la
deliberacin tiene por objeto lo que nosotros mismos podemos hacer y las acciones que
se hacen en vista de otras cosas.
transcripto parcialmente, esta contenido todo lo que de fundamental puede decirse sobre
el tema: a) la deliberacin recae sobre las realidades prcticas, realizables por el hombre,
sobre todo aquellas que dependen en su existencia y en su modo de existir del querer y la
obra humanas; fundamentalmente sobre las realidades que el hombre produce con su
tcnica o su arte y sobre el uso que realiza de su libre actividad en el orden tico. Desde
el punto de vista de nuestro estudio, tendr por objeto al derecho, realidad prctica por
antonomasia, obra del hombre en ejercicio de su dinamismo ticosocial; b) la deliberacin
lo es acerca de los medios, de los instrumentos que han de ponerse en obra para el logro
de un fin, sobre el que, por principio, existe certeza y, por consiguiente, no es preciso
deliberar; c) lo que hace de las realidades prcticas, en el nivel de los medios, objeto
propio del acto deliberativo, es su contingencia, variabilidad e indeterminacin; estos
caracteres sustraen la consideracin de los medios prcticos del mbito de la ciencia, de
la demostracin rigurosa, y hacen necesario otro mtodo de conocimiento distinto, que
sea capaz de adecuarse a las exigencias de ese tipo de objetos; en lo particular y
contingente -- escribe Santo Toms-- se deben tener en cuenta, para conocer una cosa
con certeza, muchas condiciones o circunstancias, difcilmente observables por uno solo
y que pueden ser percibidas con ms seguridad por varios, pues lo que uno no advierte,
puede considerarlo el otro. En cambio, en objetos necesarios y universales, la
consideracin es ms absoluta y cierta, para lo cual basta de suyo uno solo. De all que la
investigacin del consejo o deliberacin verse propiamente sobre cosas particulares y
contingentes.
Particulares, complejas y mudables son las soluciones que el derecho exige de los
juristas y jueces; cada caso de justicia es irrepetible y nico y debe contarse con
circunstancias distintas y posibilidades de solucin diversas. Pretender la misma solucin
para dos controversias, aunque sea entre las mismas partes y sobre el mismo objeto,
puede resultar un absurdo jurdico por la sola presencia de una nueva circunstancia, que
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haga variar el sentido integro de la solucin jurdica. Por ello, no puede ponerse en duda
que el mbito del derecho es uno de aquellos en que la deliberacin tiene su lugar
propio; que el discurso deliberativo es la parte fundamental de todo conocimiento de lo
justo en concreto.
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Por todo ello, pensamos que el modo propio del conocimiento jurdico es deliberativo.
En efecto, en el se renen las tres notas especificatorias de la deliberacin como proceso
cognoscitivo:
a) se trata, en el caso del derecho, de una materia operable, obra del hombre, singular,
contingentes y circunstanciada; b) el conocimiento jurdico consiste en una investigacin
acerca de los medios conducentes a una justa solucin de las cosas en examen; c) por
ltimo, el fin del conocimiento jurdico estriba en la direccin del obrar humano social; se
trata de un proceso eminentemente prctico, ordenado todo el a la racionalizacin de la
praxis humana en materia jurdica.
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afirmacin parece ser de perogrullo, pero es estrictamente necesaria no bien se echa una
mirada al panorama filosfico contemporneo.
b) Michel Villey, ya lo hemos dicho, propone para el pensamiento jurdico el modelo
dialctico: La dialctica tiene el mrito
constitucin del derecho, que ella toma desde sus orgenes hasta sus efectos, desde la
invencin al uso de los textos. La dialctica tiene para nosotros un valor de sntesis; de
medio entre los excesos del formalismo jurdico y el nihilismo de sus adversarios. Este
modelo lgico tiene el mrito de reunir y de ordenar en un solo concepto el total de las
operaciones intelectuales del jurista..Pero sucede que el modelo dialctico es propio del conocimiento terico, no del
prctico, y si se asemeja a la deliberacin es solo en el carcter no necesario de sus
premisas y, por consiguiente, de sus conclusiones. Pero su objeto y su fin son tericos;
por el contrario, el intelecto prctico no busca resolver, hablando formalmente, su
conocimiento en la causa; esta vertido hacia la existencia del objeto, es decir, la
realizacin concreta de la accin, mientras que la dialctica no tiene por fin ms que el
puro conocimiento de su objeto. Es por ello que Villey, a los efectos de no incurrir en
contradiccin, ha debido afirmar el carcter terico del razonamiento jurdico: el
discurso jurdico ofrece un carcter terico afirma expresamente, sin tomar en
consideracin el primero de los criterios de especificacin de los saberes: el del objeto.
Conforme a este ltimo, un conocimiento del derecho, realidad prctica por excelencia,
habr de ser prctico, no terico, y culminar no en la contemplacin, sino en la direccin
del obrar humano. No podr ser, por tanto, objeto de la dialctica sino de la deliberacin,
esa indagacin de las cosas singulares en que se da la operacin.
c) Chaim Perelman y su escuela de Bruselas han sostenido, frente a las pretensiones de
corte cientificista de someter al discurso jurdico a la metodologa de la fsica o de las
matemticas, que el razonamiento jurdico, y en especial el del juez, responde al modelo
retrico. Escribe el filsofo belga que observando los razonamientos que implicaban
valores, llego a la conclusin de que no existe una lgica especifica de los juicios de
valor, sino que, en los dominios examinados, como en todos aquellos en que se trata de
opiniones controvertidas, cuando se discute o se delibera, se recurre a tcnicas de
argumentacin (...). Esto es lo que nosotros hemos examinado -- concluye-- en nuestro
Tratado de argumentacin, que titulamos igualmente La nueva retrica.
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Por todo ello, sostenemos que el modo propio del razonamiento jurdico -- como de
todo razonamiento prctico-- no es ni dialctico, ni retrico, ni --menos aun-demostrativo, sino deliberativo, es decir, prctico, dirigido hacia un objeto contingente y
encaminado a la investigacin del medio adecuado -- verdadero-- para el logro del fin
debido en justicia.
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jurisprudencia permite un dialogo intemporal entre todos aquellos que tuvieron entre sus
manos la responsabilidad de decidir situaciones semejantes. La riqueza y virtualidades de
este dialogo son enormes, ya que a raz de la variabilidad y contingencia de las cosas
humanas, el nico modo de lograr cierta seguridad en los juicios consiste en el recurso al
pasado, extrayendo pautas y parmetros de decisin de la experiencia que solo l puede
darnos. Ha escrito a este respecto Santo Toms, que la prudencia, como se ha dicho,
trata de las acciones contingentes. En estas no puede el hombre regirse por la verdad
absoluta y necesaria, sino por lo que sucede comnmente. Ms la experiencia ensea
cual es la verdad en los hechos contingentes.
En el caso del juez -- y de sus interlocutores, los abogados -- la experiencia se ampla
en gran forma, gracias a la posibilidad de conocer el modo como fallaron antes otros
jueces; merced a este conocimiento de las soluciones pasadas -- y, en general, de la
historia del derecho -- le es factible al juez determinar, en cierta medida, las mltiples
soluciones que es posible dar a un caso de derecho.
No es deduciendo, sino
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Pero tal como lo expresa la citada frase de Dante, no es suficiente con saber como
sucedieron las cosas para que la deliberacin sea correcta; es preciso tambin conocer
todas las circunstancias particulares y concretas de la situacin jurdica que reclama
solucin. El conocimiento de esta proposicin singular en que se formula el caso
concreto -- escribe Leopoldo Eulogio Palacios-- y que maridandose con la proposicin
universal de la sinceraseis, da lugar a la conclusin particular que ya es nuestra accin
humana, es llamada por los tomistas intelecto.
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hecho histrico, es decir, una hecho que no puede ser constatado directamente y que no
puede ser reiterado en forma experimental. La confesin no es sino un a exposicin
especialmente digna de crdito, en razn de que emana de aquel que pretende ser el
autor del hecho. La reconstruccin no es nunca una revocacin experimental, sino la
bsqueda de una similitud. El abogado (y el juez) estn obligados a establecerlos por los
medios de prueba previstos por la ley que, en realidad, no logran nunca sino hacer al
hecho verosmil o probable, sin lograr jamas, me parece, aportar una demostracin. Es
evidente que a travs de tales medios de conocimiento, no puede lograrse nunca la
certeza capaz de otorgar al discurso prudencial el rigor de las demostraciones cientficas.
Por ello, el juez y los abogados deben deliberar acerca del valor de cada prueba,
analizar cada una de las declaraciones o confesiones, debatir acerca de la interpretacin
que debe darse a cada uno de los hechos probados.
deliberativa, quedara uno de los extremos del razonamiento judicial preparado para que
este pueda ser puesto en marcha; debemos, por lo tanto, analizar ahora el otro extremo.
CAPITULO 5
INTERPRETACION Y PREVISIN
En un texto de gran valor, Santo Toms, indica cuales son los extremos que es preciso
conocer para la elaboracin del razonamiento prudencial: La prudencia -- escribe -termina como conclusin en una obra particular, a la cual aplica el conocimiento
universal, segn queda dicho. Pero la conclusin particular se deriva de una proposicin
universal y de otra partcula. Por consiguiente, la prudencia debe proceder a una doble
inteligencia: una, la que es cognoscitiva de los universales. La otra inteligencia, es la
que, como se dice en el libro VI de la Etica, es cognoscitiva del extremo, es decir, de
un primer singular y contingente operable. Habiendo hecho ya mencin a la inteligencia
de la situacin singular y contingente, nos resta ahora estudiar aquella que es
cognoscitiva de los universales.
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deliberacin que se lleva a cabo sobre el principio universal -- o simplemente general -de la conducta jurdica; principio que -- en el mbito del derecho -- recibe el nombre de
norma jurdica o ley jurdica.
Al tratar de la esencia de la ley, Santo Toms escribe que ella consiste formalmente en
una proposicin universal de la razn prctica en orden a la operacin, en otras
palabras, en una proposicin normativa general, que cumple la funcin de causa ejemplar
del obrar humano jurdico.
Pero es necesario interpretar esta norma del obrar jurdico al aplicarla a un caso
singular?, No basta con aplicarla?. El Aquinate responde que aquel que juzga, en algn
modo interpreta el texto de la ley aplicndolo a un asunto particular, poniendo de relieve
la necesidad ineludible de interpretar el texto legal al juzgar acerca de una situacin
concreta. Pero si la interpretacin es necesaria para aplicar la norma y estructurar el
cuasi silogismo que concluye en el juicio prudencial, es necesario previamente dejar
establecido en que consiste la tarea de interpretar. Escribe Kalinowski a ese respecto,
que interpretar consiste en atribuir un sentido determinado a un signo lingstico y que
es esencial que este signo provenga de otros, pues no se interpreta, en el sentido propio
de la palabra, las propias expresiones, pues de conoce su sentido. Es por ello que, al
consistir la norma en una proposicin expresada a travs de signos lingsticos, es
necesario llevar a cabo una cierta interpretacin de ellos, con el fin de desentraar su
sentido.
2. - TIPOS DE INTERPRETACION
Interpretacin
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particular el juez, a quien la abstencin de hacer justicia le esta prohibida, no puede dejar
de encontrar, de una manera u otra, la regla de comportamiento que necesita. Los
hombres interrogan, pues, a los textos legislativos y los interpretan. Encuentran -- y ah - las directivas buscadas. En caso negativo es necesario que ellos mismos las formulen,
hacindolas entrar, de buen o mal grado, en el sistema jurdico en vigencia. En otras
palabras la interpretacin de un texto legislativo se ordena a la obtencin de aquella
norma jurdica que de mejor manera solucione el caso controvertido; NO le interesa al
interprete lo que quiso o no quiso decir el legislador, sino cual es la pauta que permita la
realizacin del derecho en concreto; su fin es el logro de una regla de comportamiento
justo. Por tanto, interpretar la ley no significa descubrir su sentido terico, sino su
sentido normativo; conocer cual es la regla que, pudiendo desprenderse de los signos
lingsticos utilizados en la norma, permite obtener el fin jurdico en una situacin
determinada.
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en las pretensiones reciprocas y que puede, por ello, superarlas y encontrar una solucin
racional, fruto de una adecuada interpretacin de los textos de derecho. Por esto la
retrica no agota el discurso jurdico; ms all de los argumentos de las partes en uno u
otro sentido, se encuentra la decisin del juez que supera la controversia y produce un
juicio prctico con pretensiones de verdad; tan cierto es esto, que Legaz y Lacambra
afirma que el ordenamiento jurdico es, en ultima instancia, un conjunto de decisiones. Y
es esta decisin judicial la que establece, autoritariamente, cual es el sentido que debe
darse a un texto jurdico en una caso controvertido, cual es la interpretacin, prctica
que conduce, en concreto a su mejor solucin.
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de considerar las consecuencias que, para su salud moral y el orden familiar, pueden
derivarse del hecho de permanecer con uno u otro de sus progenitores; cuando el
magistrado considera una propuesta de arreglo entre un comerciante y sus acreedores, es
preciso analizar las derivaciones que, para la economa en general y para cada uno de los
implicados, pueden resultar de su aprobacin o no aprobacin; Cuando el juez penal
debe decidir sobre el monto de una
seguirse, para la opinin publica, la seguridad general y el reo de la fijacin de una u otra
medida de la pena y as sucesivamente.
Pero, reiteramos las consecuencias que se seguirn de una u otra decisin, no son
susceptibles de conocimiento cierto. Del futuro solo puede tenerse una cierta nocin a
partir del presente y del pasado, iluminados con la experiencia de lo que sucede
habitualmente. Por ello, en el juicio que culmina el razonamiento prctico hay siempre
una cuota de pura decisin, de salto en el vaco, de riego asumido, de aceptacin de la
falibilidad de todo conocimiento de las realidades futuras. Baste con tener en cuenta que
la mera mutacin de una sola de las variables consideradas al decidir, puede llevar a
consecuencias totalmente opuestas a las que se tuvieron en mira. Por ello escribi Julio
Irazusta que el mayor obstculo que la poltica opone a la inteligencia es que el futuro,
en cuyo manejo esta su misin, no es susceptible de conocimiento cierto. La mejor
educacin del prncipe, el mejor acopio de antecedentes por las oficinas de cada rama de
la administracin, el ms sabio asesoramiento de las minoras selectas reunidas en los
consejos de gobierno, jams eliminaron la parte aleatoria, como de salto en el vaco, que
hay en toda decisin prctica. Tomar un rumbo del porvenir es siempre difcil e incierto.
La deliberacin, el intercambio de pareceres y puntos de vista acerca de las
consecuencias futuras, tiende a disminuir este carcter aleatorio; una deliberacin bien
llevada, con rigor y seriedad, considerando la mayor cantidad de variables posibles,
conducir, probablemente a consecuencias felices. Pero jamas se lograra esa certeza
absoluta en las cosas futuras que ha sido una de las tentaciones del hombre a lo largo de
su historia. Ni el dogmatismo legalista, ni el deductivismo judicial, han logrado su
intento de eliminar la contingencia del mundo del derecho; lo que corresponde, por lo
tanto, es asumirla, con la conviccion de que el unico camino para reducirla y delimitarla
consiste en la correcta deliberacin sobre las cosas humanas.
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CAPITULO 6
EL SILOGISMO JUDICIAL
1. - EL JUICIO Y LA DECISION
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circunstancias de hecho a que debe aplicarse ese principio, el de premisa menor; Otro
tanto ocurre en Aristteles, aunque no de modo tan explcito.
En otras palabras, tambin en el orden prctico y en especial en el jurdico, tiene lugar
la forma silogstica, fundamentalmente en el modo tradicionalmente denominado
Barbara. Lo que sucede es que en dicho orden existe una especial dificultad en la
bsqueda y establecimiento de las premisas del mencionado silogismo y es casualmente
en el especial modo de esta bsqueda y establecimiento, donde radica la especificidad
del razonamiento judicial.
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analiza si
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premisas tericas no puede seguirse nunca una conclusin normativa. As, por ejemplo,
la conclusin A debe pagar la suma C, supone una norma por la que todos los que se
encuentren en la situacin X deben pagar una suma C y la constatacin de hecho de
que A se encuentra en la situacin X; de lo contrario la conclusin no podra ser nunca
un precepto, ya que esta no puede ser nunca ms fuerte que las premisas.
Esta
conclusin es un precepto, es decir, una norma particular, destinada a regir una situacin
determinada; este precepto, al que Santo
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Este anlisis propio del consilium es el que permite sistematizar la catica realidad
jurdica y encontrar los principios de su ordenacin prctica.
Por el contrario, cuando el razonamiento prctico se mueve en busca del juicio
prudencial, lo hace a travs de un proceso de tipo sinttico. En este momento de lo que
se trata es de pasar de los principios a las consecuencias, de las causas a sus efectos, de
las ideas ms generales a las menos generales, en otros trminos, se trata de componer la
solucin del caso jurdico a partir de los principios, causas y directrices establecidos a
travs del anlisis deliberativo. De la totalidad de los medios posibles para la solucin
del caso y que han sido descubiertos por el anlisis, debemos extraer uno, establecerlo
como el ms adecuado para la solucin justa, determinar
al mximo el abanico de
acto en la
considerar al orden jurdico como obra de la sola razn, entendida esta al modo
matemtico, es preciso reivindicar los fueros de la inteligencia en la tarea de dirigir la
accin humana. Lo contrario, el irracionalismo sociologista, empirista o de cualquier otra
ndole, no slo contraria la experiencia indubitable de que el hombre intenta
incansablemente sujetar a pautas racionales su vida social, escapando al desorden, la
inseguridad y lo arbitrario, sino que adems cae en el absurdo contradictorio de afirmar
la existencia de un sujeto racional que, por definicin,
no puede conducirse
En las pginas
dar una nueva respuesta a una nueva situacin, aparece como absolutamente necesaria en
un mbito como el jurdico, donde el cambio de las situaciones y lo inesperado de
algunas de ellas, constituye un dato con el que resulta imprescindible contar. Pieper
llama a esta aptitud objetividad ante lo inesperado y se opone a la rigidez de quienes,
por pereza o falta de aptitudes intelectuales, resultan incapaces de variar su juicio ante la
aparicin de un dato nuevo no previsto. Esta es la actitud de tantos jueces y abogados
rutinarios, con esquemas mentales mecanizados, que carecen de toda aptitud para
comprender las exigencias prcticas de la mutacin de las circunstancias.
En lo que a la razn o buen raciocinio se refiere, no pueden quedar dudas que para
alcanzar una conclusin correcta es necesario que el proceso racional por el que se pasa
de las premisas a dicha conclusin se realice conforme a los cnones de la lgica. Ello es
as, sobre todo en razn de que las acciones particulares cuya direccin compete a la
prudencia, distan mucho de ser inmediatamente inteligible y tanto ms cuanto ms
inciertas e indeterminadas son. Por lo mismo, aunque la razn sea en otras virtudes
intelectuales ms cierta que en la prudencia, sin embargo, esta necesita ms que ninguna
del buen razonamiento del hombre para poder aplicar rectamente los principios
universales a los casos particulares, que son variados e inciertos. Para este adecuado uso
de la razn, slo la lgica puede proporcionar los instrumentos necesarios; por ello la
prudencia, no slo no excluye la lgica sino que, antes bien, la supone.
Por ltimo, si hacemos mencin de
De este modo, munida de los requisitos, aptitudes o virtudes anexas que hemos reseado
brevemente, puede la prudencia convertirse
6. -PRUDENCIA Y JUSTICIA
exterioridad y objetividad del acto justo, es posible que un sujeto habitualmente injusto
realice un acto de prudencia jurdica, ello no ser lo habitual; por el contrario, existen las
mayores posibilidades de que su voluntad injusta desve su juicio y este resulte
imprudente. La teora clsica cristiana de la vida -- escribe Pieper -- sostiene que slo
es prudente el hombre que al mismo tiempo sea bueno; la prudencia forma parte de la
definicin del bien. No hay justicia ni fortaleza que puedan considerarse opuestas a la
virtud de la prudencia; todo aquel que sea injusto es de antemano y a la par imprudente.
Y ello en razn de que slo quien es justo, o quien, sin serlo habitualmente, se propone
objetivamente la realizacin en el caso de un fin justo, puede movilizar verdaderamente
a la prudencia para la bsqueda e imperio de los medios conducentes a ese fin. Por el
contrario, si el fin que se persigue no es justo, la bsqueda de los medios para su logro
41
Santo
moral que consiste en dar a cada uno lo suyo que se debe dar a cada uno. Este
conocimiento es el objeto de la virtud de la prudencia (...); por la primera se inclina el
juez a juzgar bien y por la segunda averigua que debe juzgar en cada caso para juzgar
bien. Por ello, resulta evidente que quien no conoce que cosa es lo suyo de cada cual,
esta imposibilitado de ser justo; la prudencia es, entonces, condicin de posibilidad de la
justicia, es la que le otorga su medida, su medio, la que proporciona un objeto
concreto y determinado al movimiento de la voluntad hacia el bien estrictamente debido
a otro.
CONCLUSION
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Llegado el momento de concluir a estas breves reflexiones, no nos queda sino poner de
relieve la capital importancia que reviste el conocer prudencial en el mbito del derecho.
En efecto, si el derecho, es lo justo, la obra o accin adecuada a otro, el obrar debido en
justicia con estricta necesidad dentica y las acciones son siempre singulares, es evidente
que para aprehender al derecho en su sentido ms estricto, es preciso un modo especial
de conocimiento que tenga por objeto el obrar humano en su mxima concrecin; en el
caso del derecho, el obrar humano singular en materia de justicia.
Este especial modo de conocer, el prudencial, es un conocer de tipo prctico, con
causalidad ejemplar y eficiente moral sobre el obrar humano y es el objeto propio de una
virtud intelectual, la prudencia, que posibilita la determinacin concreta de lo justo y la
direccin del obrar humano que de esa determinacin se desprende. En el proceso del
conocer prudencia, quien debe realizar la accin justa delibera, juzga e impera;
interpreta, valora y razona; conoce normas y hechos; concreta las exigencias de los
principios universales o generales, en una circunstancia singular e irrepetible. En otras
palabras, el permite al hombre y en especial al hombre de leyes, aprehender lo justo
concreto y dirigir su obrar, o el de otros, a la realizacin del derecho. Por ello este
conocimiento merece ser llamado jurdico, ms que ningn otro, ya que lo es por su
objeto, por su fin y por mtodo. Podemos decir, por todo ello, que el deliberativo prudencial es el modo ms propio de conocimiento jurdico; y no solo desde una
perspectiva noetica o gnoseolgica, sino tambin, y con mayor razn aun, desde un
punto de vista estrictamente prctico, ya que sin prudencia no puede haber justicia, ni
por ende convivencia, sociedad, ni bien humano. De all el gran acierto de Marcel de
Corte, cuando llam a la prudencia la ms humana de las virtudes. Ante la multiplicidad de doctrinas, irracionalistas o voluntaristas algunas,
racionalistas a ultranza otras, que se disputan la explicacin
ordenacin del
LA CIENCIA JURIDICA
1. Desde que Descartes expuso, en pleno siglo XVII, su proyecto de edificar una
MATHESIM UNIVERSALEM, es decir, de aplicar el mtodo de las matemticas a
todos los campos del saber humano, la historia del pensamiento jurdico registra una
larga serie de intentos de configurar el saber de los juristas sobre los moldes de una
ciencia terica. A partir de un despreciativo repudio del modo como, en la prctica,
trabajaban y estudiaban los hombres de derecho, los mentores de la filosofa moderna
intentaron la sustitucin del modo a- cientfico, vulgar o irracional conque
pensaban de hecho los juristas, por uno autnticamente cientfico, adaptado a los
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Escribe a este respecto Franco Amerio que Newton enuncio los cnones de un
procedimiento metdico en el cual el momento anticipativo y racional, del que abusaba el
cartesianismo, es dejado de lado (hipotheses non fingo) en favor de una extensin de la
eficacia orientativa y conclusiva de la experiencia en el mismo sentido se orienta el
positivismo, para el cual el autentico saber es el cientfico, entendido como
experimental, a posteriori.
Consecuentemente con ello, los juristas que haban adherido a esta concepcin
de la ciencia, considerndola como la nica posible, concibieron a la ciencia del
derecho como un saber experimental, descriptivo de hechos, cuyas afirmaciones deban
ser objeto de comprobacin emprica. Un fiel exponente de este criterio es Gaston May ,
quien a comienzos de este siglo sostuvo que
esencialmente experimental; Otro tanto puede afirmarse de Kelsen, para quien la ciencia
del derecho es solo descriptiva de las normas que de hecho (es decir, segn los datos de
la experiencia sensible) resultan vigentes en una comunidad determinada. Al igual que la
fsica o la biologa, la ciencia del derecho, para hacerse acreedora a ese calificativo,
deba comprobar los hechos jurdicos, describirlos, establecer sus relaciones de sucesin
o semejanzas y alcanzar el principio genrico que hara las veces de ley cientfico natural. La nica diferencia accidental que puede notarse entre las diversas corrientes del
positivismo, radica en el distinto tipo de hechos que se considera que deben estudiarse:
las leyes sancionadas por el Estado, para el positivismo normativista;
los hechos
3.
En su versin ms extrema, el
Realmente, cuesta creer que no se comprende, como bien ha escrito Regis Jolivet,
que cada categora de ciencia, siendo por definicin irreductible a las otras categoras,
exige otros mtodos que el estudio de la materia inorgnica o la pura cantidad abstracta.
A nuestro entender, este argumento es decisivo e invalida la pretensin neopositivista de
implantar un frreo monismo en la concepcin de la ciencia.
1.2. No reconoce la existencia de ciencias prcticas. Ello es la consecuencia inevitable
de su monismo a machamartillo, que adopta como modelo nico de ciencia el de una
ciencia terica; la fsica matemtica. La ciencia es considerada -- escribe Georges
Kalinowski-- cada vez ms frecuentemente, no slo un saber objetivo, intersubjetivo,
comunicable y verificable por todo hombre, sino tambin como un saber terico (...). Es
porque se tiene al carcter terico del conocimiento como uno de los trazos esenciales de
la ciencia normativa, compuesta de estimaciones y de normas. Pero aquello que los
hombres de derecho reclaman del saber jurdico son directivas del obrar, criterios a la luz
de los cuales evaluar las conductas jurdicas y juicios normativos acerca del cual es la
conducta jurdicamente debida en un cierto tipo de situaciones; En otras palabras, lo que
los juristas realizan en la prctica, a exigencia de jueces, abogados, administradores o
legisladores, es un estudio de tipo prctico, intrnsecamente ordenado a la direccin del
obrar humano jurdico. Por otro parte, es preciso que as sea, toda vez que el objeto del
saber jurdico es una realidad prctica, operable, realizable por el hombre a travs de su
obrar libre. Un conocimiento que se produzca a la descripcin al modo terico, de la
conducta jurdica y sus determinaciones (lo que, por otra parte, es puesto en tela de
juicio en cuanto a su cientificidad por varios autores), no ser jurdico; podr ser un
conocimiento acerca del derecho, tal como la sociologa del derecho pero no, ciencia
jurdica, en el sentido del saber de los juristas en cuanto tales, realizado con el rigor de la
ciencia. Todo saber jurdico, en tanto que jurdico, ha de ser prctico, pues su objeto lo
es, ya que se trata de una praxis humana social en materia de justicia.
1.3 No ha logrado un aceptable criterio de verificabilidad en la ciencia jurdica.
Pero este criterio es imprescindible, toda vez que, de lo contrario y segn los postulados
de la doctrina, las proposiciones jurdicas se transformaran en sinsentidos.
Por no
resultar verificables empricamente. Los criterios propuestos por los neopositivistas son
varios y disimiles y los mismos autores reconocen algunas veces ciertos reparos a las
soluciones propuestas. Pero, en definitiva, resulta altamente cuestionable que puedan
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proposiciones sea objeto de verificacin, ella no ser emprica sino racional, tal como lo
ha demostrado Kalinowski. El problema se plantea a los neopositivistas a raz de que, en
forma dogmtica y a priori, han reducido el lenguaje cientfico al que se expresa hechos o
fenmenos empricos, con lo que quedan fuera del discurso cientfico, injustificadamente
y sinrazn explcita, todas las proposiciones de carcter valorativo o normativo, las que,
indudablemente, integran el conocimiento jurdico.
soldado, del pabelln, del cuartel y del uniforme, que son realidades diferentes pero que
se unen entre s por una relacin con la actividad guerrera, lo que hace posible que se
atribuya a todas ellas el mismo predicado, a pesar de su innegable desigualdad.
Del mismo modo, el trmino ciencia, en cuanto anlogo (y no slo el trmino sino
tambin el concepto), puede hacerse extensivo a una gran variedad de saberes, que si
bien son distintos, tiene una estructura fundamentalmente idntica, esta identidad es la
que hace posible aplicar legtimamente a todos ellos el calificativo de cientfico. Queda
por dilucidar cual es esa estructura fundamental, de la que participan todos los saberes
cientficos a pesar de sus diferencias y modalidades y que los distingue del mero
conocimiento vulgar no cientfico. Escribe a ese respecto Antonio Millan Puelles, que en
la concepcin aristotlica el saber se distingue del mero conocer, siendo ciencia tan solo
el primero; es decir, el que produce, no un conocimiento cualquiera, sino precisamente
aquel que es 1) ETIOLOGICO y 2) NECESARIO. El saber es un conocer en el que
existe conocimiento de causa (etiologa, de aita, causa) y en el que se percibe una
relacin necesaria entre esta y su efecto. Segn esto, aquellas notas que caracterizan a
un conocer como cientfico sern dos: a) tratarse de un saber explicativo, es decir, por
las causas; b) versar sobre un objeto necesario, o sea, no contingente. Pasemos a
examinar por separado cada uno de esos caracteres:
puede dudar. Ahora bien, esa certidumbre nos la consigna la demostracin, por medio
de la cual se vincula una conclusin a los principios en que su funda, que hacen imposible
la negacin de ella; las causas que hacen que un efecto sea necesario responden a las
razones que hacen necesaria la afirmacin. La causa es la razn del efecto, lo que lo
explica, lo que hace inconcebible su negacin. En otras palabras, el conocimiento vulgar
puede ser verdadero, pero no es siempre y necesariamente verdadero; no hay ninguna
certeza a su respecto. Esta certeza si existe en el saber cientfico, que es verdadero con
necesidad y engendra certeza, es decir, que no puede, en tanto que cientfico, dejar de ser
verdadero. Para Aristteles -- sigue Moreau-- lo mismo que para Platn, la ciencia es el
conocimiento verdadero, cierto; se lo concibe como el ideal y la perfeccin del
conocimiento y se caracteriza por oposicin a la opinin: la opinin puede ser verdadera
falsa; la ciencia no podra dejar de ser verdadera.
3. - Pero a dems del carcter explicativo del saber es preciso para que pueda hablarse de
ciencia, que el conocimiento recaiga sobre un objeto universal y necesario. Ello as,
porque lo que constituye el mrito de lo universal es que manifiesta la causa, es decir, la
universalidad del efecto muestra el carcter necesario de sus causas.
Pero si esto es as, resulta de toda evidencia que la ciencia no puede tener por objeto lo
contingente, aquello que puede ser o no ser de otra manera de como es. La conoscenza
e del necessario, lopinione del contingente, escribe Ross, relegando el mbito de lo
mudable al del conocimiento puramente vulgar, a cientfico. Y es necesario que as sea,
pues un conocimiento cierto y necesariamente verdadero no puede recaer sobre un
objeto que hoy es y maana no, o es de otra manera, que cambia y se multiplica,
acarreando una inevitable inestabilidad y caducidad al conocimiento que lo tiene por
objeto.
4. Lo expuesto nos enfrenta a una inevitable apora: si el saber de ciencia versa solo
sobre lo universal y necesario, es preciso negar la calidad de cientfico a los saberes que
estudian realidades contingentes, tales como la historia, la poltica, el saber jurdico y
otros similares? ; en otras palabras, solo ser ciencias -- en el sentido aristotlico -- la
metafsica, la lgica las matemticas y los saberes a ellas asimilables o, por el contrario,
es posible atribuir ese carcter a otro tipo de saberes? Un comentarista de Aristteles de
la agudeza de Santo Toms no poda pasar por alto un dilema de esta envergadura; en
los COMENTARIOS A LA ETICA NICOMAQUEA, escribe que es posible tener
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estaramos frente a una nocin equivoca de ciencia. Las cosas se llaman equivocas -escribe Aristteles-- cuando solo tienen de comn el nombre, mientras que la definicin
de su esencia es distinta. En otras palabras, nos veramos frente aun uso de la palabra
ciencia que lo hara aplicable a dos realidades totalmente diferentes -- saber de lo
universal y conocimiento de lo individual en cuanto tal -- en contra de las ms
elementales reglas de la investigacin y del rigor en el pensamiento. El mismo Radbruch,
que participa de la concepcin culturista de las ciencias de lo individual, debe admitir
que las ciencias individualizados se ahogaran en la multiplicidad de los hechos
individuales si no tuvieran a su disposicin el criterio que les permitiera distinguir en
aquellos hechos individuales, los esenciales de los inesenciales.
Este criterio es la
referencia a un valor.
De modo que, con un fundamento u otro, se termina admitiendo que ciencia en el
sentido ms propio, solo puede tenerse de lo universal o de aquello que de universal hay
en los entes particulares.
1. Luego de haber pasado revista a las notas del concepto de ciencia en el aristotelismo,
debemos referirnos a una de sus aplicaciones analgicas: la que lo refiere a los saberes
prcticos. En la forma de analoga que llamamos de proporcionalidad, el concepto
anlogo se realiza propiamente en todos los analogadas, pero en distinta medida o con
distingo alcance, de modo que la relacin que existe entre ellos es una relacin de
proporcin, tal como la que se da entre el concepto de conocimiento y el conocimiento
sensible y entre ese mismo concepto y el conocimiento intelectual; esta proporcin
podra expresarse as:
conocimiento
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-----------------------------------------
-------------------------------
--------aprehensin de la imagen
principios, sin duda, tienen ellas plenamente el carcter de ciencia. , pues los principios
primeros del orden prctico son tan inconmovibles como los del orden especulativo. Los
textos del Estagirita en los que hable de ciencias prcticas son varios, no obstante lo
cual no se encuentran en su obra una sistematizacin del estatuto epistemolgico de ese
tipo de saberes; sin embargo, pueden descubrirse en ella los puntos de partida y los
lineamientos generales para su estudio; de ellos se desprende que las ciencias prcticas
pueden caracterizarse por las siguientes notas:
a) Versan sobre un objeto prctico, operable, es decir sobre el obrar humano y lo que de
l depende en cuanto a su existencia y modo de ser; por supuesto que al hablar de obrar
humano nos referimos a la actividad libre y consciente del hombre.
b) Consideran a ese objeto en tanto que operable, en cuanto susceptible de disposicin
por parte del querer humano y sujeto, por lo tanto, a la direccin de la razn.
c) El fin del conocer es, principalmente, la recta direccin de ese obrar a un fin debido;
en otras palabras, se trata de un saber normativo.
2.
derecho, a varios de los cuales se aplica el apelativo de ciencias: historia del derecho,
sociologa del derecho, etnologa del derecho, teora del derecho (en el sentido de
anlisis puramente lingstico del lenguaje jurdico), etc. Lo que interesa destacar es que
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ninguno de ellos constituye una ciencia jurdica en sentido estricto; en rigor, son solo
una parte de la sociologa, la historia, la etnologa o la lingstica y su estudio acerca del
derecho es realizado en cuanto fenmeno social, hecho histrico, caracterstica de un
pueblo o conjunto de smbolos lingsticos. Pero ninguno lo estudia en cuanto derecho,
considerndolo como conducta humana social, como obra humana colectiva sujeta a un
orden de justicia; en otras palabras no son saberes jurdicos, sino acerca del derecho
lo estudian en una perspectiva determinada, que no apunta a la esencia del fenmeno
jurdico.
Por el contrario, en conocimiento que se dirija al derecho en cuento tal, no puede dejar
de ser prctico, ya que no puede especurlarse sobre el obrar humano, considerado en
cuanto tal.
V. LA CIENCIA jurdica.
1. Ya hemos visto que resulta insostenible la pretensin de aplicar ala ciencia jurdica los
criterios y procedimientos de la ciencia fsico matematica, en una perspectiva monista del
concepto de ciencia. Del mismo modo, hemos apuntado que tampoco puede sostenerse
el intento de incluir a la ciencia jurdica en la categora de las ciencias culturales o
idiogrficas, que serian totalmente distintas y de caracteres opuestos a las ciencias
naturales; ello implicara aceptar una nocin equivoca de la ciencia, segn la cual algunos
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vendran a ser ciencias y las otras no, ya que un mismo concepto no puede convenir a
dos realidades distintas y en diverso sentido. Llamar ciencia a dos tipos de saber de
caracteres contrarios, significa algo similar a la aplicacin del trmino gato al animal
domestico y al artefacto para levantar automvil: en realidad gato es solo el animal; el
artefacto es llamado as de modo totalmente impropio por un uso que puede aceptarse en
el lenguaje vulgar, pero no en el de la ciencia.
Nos queda, por lo tanto, la concepcin analgica de la ciencia, que tiene de ella un
concepto unitario, pero aplicable en distintas medida, proporcin o modalidad a las
distintas realidades que resultan ser su objeto. La pregunta a la que debe dar respuesta
adecuada esta concepcin es la siguiente: en que medida es susceptible de un
conocimiento cientfico la realidad jurdica, que por su propia naturaleza es cambiante,
mudable y contingente? ; en otros trminos: cmo es posible que sobre un objeto de
estas caractersticas pueda darse en conocimiento explicativo, universal y necesario como
debe serlo el de la ciencia?.
En un reciente trabajo, Juan Alfredo Casaubon, partiendo de las premisas
epistemolgicas del realismo intelectualista, niega la posibilidad de un saber cientfico
sobre la realidad jurdica, distinto de la filosofa del derecho.- Para este autor, fuera de la
filosofa y de la prudencia jurdicas, no existira ningn conocimiento jurdico de otro
nivel y, menos aun, calificable de cientfico.
particularizada; pueden llegar a constituir estudios de una cierta utilidad, pero lo que es
seguro es que no son cientficos. Es a ellos a los que puede aplicarse la conocidas
sentencia de von Kirchmann acerca de que tres palabras rectificadoras del legislador
convierten a bibliotecas enteras en basura.-
59
principios jurdico naturales; en cuanto conducta humana social ordenada al bien comn
en un mbito determinado de la vida social.
3.-En el caso de un conocimiento jurdico obtenido del modo consignado en los puntos
precedentes: puede hablarse con propiedad de una ciencia jurdica, distinta de la filosofa
y de la prudencia jurdicas? Casaubon afirma, en el trabajo ya citado, que ello es
imposible; para este autor las estructuras de tales ciencias (jurdicas) se identificaran
con la filosofa jurdica, ya que esta extiende su mbito hasta el derecho positivo. Si
bien compartimos la opinin de que no hay que multiplicar los saberes sin necesidad, no
creemos posible que la Filosofa jurdica pueda agigantarse hasta abarcar a todo saber
sobre el derecho, aun el que se realiza a partir de un determinado sistema positivo:
creemos que no puede incluirse dentro de la Filosofa jurdica a la critica de un
determinado rgimen legal de los contratos, efectuada desde los principios de la justicia
conmutativa. Por el contrario , el estudio del concepto y exigencias universales de esta
forma de lo justo, corresponde, sin lugar a dudas, a la Filosofa jurdica, que puede llegar
a ser tan pernicioso como el que pretendi la ciencia durante el positivista siglo XIX.
Esto no supone aceptar la tesis de una autonoma de la ciencia jurdica respecto a la
filosofa ni aun en la forma limitada como la plantea Jos M. Martnez Doral y, menos
aun, en la propuesta por los epgonos del positivismo jurdico; por el contrario, la
autentica ciencia jurdica debe estar constitutivamente abierta a la filosofa, pero sin
confundirse con ella y desaparecer en su seno.
5.- Nos queda por determinar que categora epistemologa debe otorgarse a aquel
conocimiento del derecho que se limita a la descripcin, sistematizacin y anlisis
lingstico de un ordenamiento jurdico determinado. Ya hemos visto que no es ciencia,
pero no por ello debe ser considerado negativamente, como un conocer despropsito de
todo valor potico. Siguiendo las ideas del prof. Soaje Ramos, creemos que el llamado
saber de los juristas puede ver considerado como un arte operativo o prctico,
subordinado, como parte integral, a la prudencia poltica en materia de justicia. En otras
palabras, se tratara de un conocimiento constitutivamente ordenado al juicio jurdico
prudencial en que concluye el proceso del razonamiento jurdico, y que podra ser
denominado disciplina o arte prctico, dejando en claro, en este ltimo caso, que no
se trata de un arte en el sentido propio, por carecer de la universalidad que caracteriza al
arte de modo constitutivo. Lo que importa es que se trata de un conocimiento valioso,
til para el abogado, el juez o el legislador, en cuanto prepara su decisin prudente para
que resulte acertada, pero... no es ciencia, al menos en el sentido propio de ese concepto.
VI. CONCLUSIONES:
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3. - El ltimo
seguidores sobre todo del Circulo de Viena, cuya doctrina, el fisicalismo, se manifiesta
insuficiente para dar cuenta yrazn de la cientificidad del conocer jurdico.
4. - tambin aparce como insuficiente la solucion culturalista al problema de la ciencia,
pues cae en un total equivocismo de ese concepto, considerando al mismo tiempo
ciencias a dos tipos de realidades de caracteres opuestos.
7. - Por el contrario, es posible hablar de una ciencia jurdica que tenga por objeto
material al derecho positivo, en la medida en que ese derecho sea estudiado desdela
perspectiva de los principios jurdicos universales o, en otrostrminos, desde el angulo de
la naturalidad de las instituciones jurdicas o de las normas.
8. - Este estudio dependera de la Filosofia jurdica, ya que es ella la que debe estudiar
los principios jurdicos universales y las exigencias primeras del derecho natural, pero sin
confundirse con ella. Deber ser un estudio critico y valorativo y resultara explicativo en
la medida en que descubra las causas de las realidades jurdicas y universal, en cuanto
trascienda la contingencia y singularidad de un sistema jurdico determinado. Ser, por
ltimo, prctico y abierto a la prudencia jurdica, pues al tener por objeto el obrar
jurdico del hombre en cuanto tal obrar, habr de ser directivo de la conducta humana
hacia ese orden de justicia en que el bien comn consiste.
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