Quetzalcoatl Jose Lopez Portillo PDF
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]OSELOPEZ-PORTILLOY PACI-IECO
QUETZALCOATL
SALVATEDITORES, S. A.
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Indice
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QUETZALCOATL
-Soy alguien yo? -Dice en su es
pritu el hombre.
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Prlogo en el origen
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Cap tulo 1
El camino
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y abri sus grandes oj o s redondo s .
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Acatl se fue con el corazn lleno de angustia . Corri has
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daban
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y fue derribado .
Un ao estuvieron j untos .
Acatl aprendi cosas nuevas y de asombro . El otro hombre aprendi a hablar y se enter de las cosas de la tierra.
- M ucho tengo que hacer.
M ucho tengo que dar.
Me siento fuente.
M e siento ro .
Me siento camin o . S, y no recuerdo.
E n algn lado hay un seor del que soy mandado. H e de
dar. H e de manar. H e de conducir. M e he de salvar.
Al ao, enterr su cruz y se prepar para iniciar su ca
mino.
Acatl deb a anunciar su llegada al primer pueblo, que
era el suyo .
De las chozas salieron a ver sus vestidos, sus redes y una
bandera que agitaba.
-Ya regres Acatl sin la serpiente -ch illaban las viejas.
-Ya regres Acatl como si fuera seor -gritaron los jvenes .
-Vienes como si supieras . Vienes como si anunciaras
-observaron los viej o s .
-Anuncio a la serpiente. Lleg y a el tiempo en q u e ha d e
ensear. P reprense a recibirlo . Que haya fiesta. Es u n h o m
b re q u e sabe. Es bueno. E nsea cosas nuevas. Hace cosas
buenas. Que haya fiesta. Pero no viene como serpiente, viene
como hombre.
-D ices mentira. Tu nima est llena de malicia y tu cuer
po lleno de orgullo. Te crees d is tinto . Te crees guila . Anu n 8
los
jor
s u vida.
-Muy raro en verdad lo que dices. Yo nada quiero de lo
de
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gran hipo, d ij o :
-M i seor ha pecado por salvarme, por mi causa. M u
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la estrella.
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Captulo II
El Anhuac
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Transcurrido ese tiempo , regresaron por l.
Venan mucho s . Vena gente principal y gente comn.
Acatl y Tatle se adelantaron.
mandaste.
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hasta que
Tat l e .
bo
mismo.
Es toy entre dos esferas y amo por igual tierra y cielos.
19
Quiero p lantar las cuatro ramas del Arbol del Universo para
hacer ms fuerte la unin de los cielos y la tierra.
Quiero hacer mt::j ores a los hombres para encontrar al
Seor que sirvo y cuyo nombre no recuerdo.
No quiero caer en la tentacin.
- H ab la por nosotros ! -le d ij eron a Topiltzin-. T que
eres el que siempre andas preguntando.
Y entonces dj o Topiltzin:
-Sabemos ya cmo te l lamas, pero no qmen eres. No
nos importa tanto de dnde vienes sino a dnde quieres ir.
Dicen que caste como flecha disparada por la tormenta noc
turna y aqu ests ante nosotros. Poco entendemos de lo que
d ices. H abremos de or tus palabras y queremos conocer tus
obras. Algo nos dars cuando lo dices . Vente con nosotros.
H az tu casa entre nosotros. Te daremos muj eres, te daremos
servidores. Nos dars tus hijos para enriquecer la sangre del
pueb lo.
- I r con ustedes.
Construir una casa entre ustedes, con muchas man
swnes.
Pero no tomar muj er. N o debo dar gusto a la carne ni
tener orgullo de estirpe. Todos sern mis hijos. A todos ama
r por igual. As debe ser.
-As ser si q uieres -repusieron- . Ya nos explicars t
para que entendamos lo que d ices .
Y como estaba dbil y con los p ies lastimados , lo lleva
ron en andas en hombros de cuatro tamemes. As iniciaron su
camino hacia el Anhuac. Anunciaban su llegada a los p ue
blos y todos salan a recibirlo con gusto.
- Ya lleg Quetzalcatl ! Anuncia un nuevo tiempo
para el Anhuac ! Que sea b ien venido. H agmosle grato su
paso por esta tierra.
Y le l levaban plumas y flores.
De este modo l leg a Tula.
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-Es grande,
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en y muchos envenenan. Donde q uiera que po n e m os los
oj os, vemos las diferencias . Cmo no ha de haber un d i os
para cuidar cada cosa ? El aire, el agua, el fuego, las p l a nta s,
28
otr
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cada uno con sus leyes y sus formas, a la fuerza estn cui
dados por u n dios distinto !
-No lo creis -dij o Quetzalcatl- . Dios es todopodero
so y habra creado hasta a los dioses, si fuera como lo decs.
- Y a ese gran Dios, quin lo cre ?
-No fue creado . La Creacin empez con el tiempo y El
no transcurre. Es idntico a s mismo . Es lo que es.
-No entendemos -dij eron-. Necesitamos ver, necesi
tamos palpar. Las palabras que dices no estn presentes, no
hacen bulto ; no las vemos ante nuestros oj os, se las lleva el
viento, se nos olvidan. Danos d ioses que entendamos , que
den gusto y tranquilidad al p uebl o .
-Si algo he d e daros, os plantar una cruz d e brazos
,
1
Lo adoraremos. Lo veneraremos.
Y cmo lo habremos de halagar, si ya no es lcita la san
gre ? -le preguntaron.
-Yo os ensear a hacer cosas hermosas de piedras y me
tales preciosos. Yo os ensear a darle msica. Yo os ensear
a danzar y a cantar. Yo os ensear a tej er guirnaldas de flores
y a quemar hierbas olorosas, y sobre todo, habris de cond u
ciros como yo os ir diciendo . Ya predicar ms adelante.
Que por ahora, sea la fe la que sostenga el Arbol.
As dij o , y todos quedaron contentos .
Y Quetzalcatl s e fue a su jacal a meditar.
Pero al d a siguiente, sucedi una cosa que caus gran
desconcierto.
Cuatro hombres del squito de Quetzalcatl, los que lo
haban cargado en hombros y que por ello lo amaban, le p i
dieron autorizacin para adornar l a cruz con su propi a ima
gen, y, por halagarlo, simularon una serpiente de plumas,
hecha con gran arte, como lo haban aprendido ya, y la en
roscaron en la cruz, para que se viera hermosa y no desolada.
Al pueblo le gust y la fueron a admirar.
H aba muchos reunidos cuando lleg Quetzalcatl, que
retrocedi y palideci intensamente.
- Qu es ? -grit-. Yo lo conozco ! Es el malo ! Es el
soberbio que ahoga mi Arbol ! Cmo lleg hasta aqu ?
- Nosotros lo hicimos, t lo permitiste. E s tu semblan
za. Para que todos supieran q ue era tu Arbol ; para que supie
ran que estaba cui dado !
- Ay ! -se quj Quetzalcatl-, ahora s q ue no podr
estar en la cruz !
Quitad mi i magen ! Destruidla con espinas ! Que no
haya sacrilegio ! Y o adorar el Arbol con humildad, con de
vocin, pero no podr prenderme de l. Ahora lo s. Ah ora
lo entiendo . Tengo demasiada tierra en el cuerp o . E stoy lleno
de soberbia -dij o , y se entristeci por su vanidad .
30
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1
La gente no entendi.
- En verdad es distinto a nosotros ! Nunca sabemos c
mo halagarlo ! , cmo darle contento ! , somos torpes ! , so
mos ignorantes ! No s hacen falta sacerdotes que sepan de co
sas sagradas ! Le pediremos que nos los ponga.
Pero no destruyeron la serpiente. Secretamente guarda
ron su imagen en una cueva tapada p or nopales y empezaron
a rendirle culto, tambin en secreto.
Durante muchos das, no se acerc a la cruz, ni enseaba
cmo adorarla, ni enseaba el culto , ni adoctrinaba a la gen
te. Estaba triste y el pueblo sufra sin saber por qu.
Entonces Acatl se acerc a l y le d ij o :
- Ests triste y callado . Ya no enseas, ya no nos hablas.
N i siquiera te p ones en meditacin. Qu es lo que te ha eno
jado ? Qu es lo que te da desconcierto ? Qu puede hacer
p or ti el que te recogi de la playa ? E s ts mano sobre mano,
viendo hacia lo lj o s . Ya no cantas , ni tienes alegra. Qu he
de hacer ? He de p incharme las orej as y la lengua como lo
hace el pequeo Tatle ?
- Qu has dicho ? Que venga Tatle !
Y se lo llevaron sangrando .
- Qu haces, nio ? -pregunt Quetzalcatl.
-Me causo dolor para que vuelva a ti la alegra de la vida.
Para que vuelvas a tocar la flauta de carrizo. Para que vuelvas
a tejer redes. Para q ue vuelvas a caminar conmigo y me lleves
de la mano. Para eso ofrezco mi sacrificio .
- M undo absurdo ! M undo de desconcierto el q u e estoy
desencadenando . H e tenido la pretensin de ensear lo im
portante con grandes ges tos y con grandes gritos, y ni siquiera
s q uin soy. Tengo das de estar lleno de dudas y de confu
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y Topiltzin le dij o :
-De aqu para ms all no podremos pasar sin pelear.
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Captulo I I I
Lo s Toltecas
Lo s cons tructores
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-M uchas veces, sin hablar, he meditado, en todo este
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- No resistis ! -les gri t-. No volver a caer en
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en l a oscuridad de la noche.
Los chichimecas cesaron su alboroto y se
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En la madrugada de ese da, antes
hoguera, empez u n a fuerte lluvia q u e
N o ces de ll over en tres das .
d e q u e s e apagara l a
apag l o s rescoldos .
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Cap tulo I V
C e - Acatl
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Captulo V
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-Tendremos que ensearles a acep tarlo . Es nuestra ob l i ga c i c'm . T n o s has enseado l a obligacin d e dar y de
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1 1 1 o n t a as del Anhuac.
- N ada he dicho todava y ya hay arrogancia en tus pala
l na s y e n e r ga innecesaria en tus gestos. M ucho tiempo hace
q ue n o s conocemos y que marchamos j untos para que ahora
se ro m pa la armona.
lo q ue ya tiene !
- Pero yo se lo he dado ! Jus to es que pida ahora para
l o s dems !
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pongamos nues tras gargan tas ante los cuchillos que nosotros
mismos habremos de entregar. Que repartamos la riqueza
de Tula entre todos los pueblos del Anhuac y que volvamos
!
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pen timiento el que habla, y por ello quiero pagar el mal que
he hecho . Quiero dar abundancia, riqueza y una buena vicia
que compense las amarguras pasadas !
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de p ied ra s e
cumb re.
E n ese ao, el pueblo Tol teca se acost umbr a s u a zo ro y
con grandes fiestas se consagr la p i rmide al ge m e l o p r( 'c i ' )
so. M uchos Qu e t zal e s se sacrificaron a la sn p i < ' l l l c p a r; 1 q u ( ' , .
hab a p laneado Quetzalcatl. Cuatro gigantes
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Captulo V I
L o s cautivo s
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La m s vieja d e las
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lo
llenaba de pavor.
- Qu terrible j uez es el s ilencio en la soledad, cuando
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verd ugos
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-S -dij o H umac-. No s pesas tanto ! -y aadi : Pero tambin nos detienes ! Es tamos como apachurrados !
Tul a no sabe qu hacer !
- Yo s s qu hacer con este cuerpo lleno de congoj as y
de tempestades ! Yo s s qu hacer conmigo ! Maldito sea
Quetzalcatl ! En mala hora lleg al Anhuac con su mundo
de pecado y de arrepentimiento, con sus manos llenas de ten
taciones y su pecho lleno de amor ! Maldito sea este gemelo ,
e l q u e no se arroj a la hoguera ! Yo s s qu hacer conmi
go ! Mas os digo que, de todas suertes, no quiero morir. Aqu
me quedar, en mi soledad, de todos apartado hasta que
acierte con la hora de mi muerte. Aqu me encerrar, Tolte
cas ! Pero d igo una cosa : quiero vivir. Quiero seguir vien
,.
va a
ninguna parte !
El corazn de C huatl se llen de alegra y ella tamb in
ri, y con ella, la vieja.
- Ran y tambin canten -dij o Quetzalcatl-. Ca nten
canciones de esta tierra, a la que tanto amo . Canten , porq ue
ya Quetzalcatl fue j uzgado !
- Y cul fue la sentencia ? -pregunt ansiosa la
vieja,
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llegada de la muerte.
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demos hacer !
A lo lej os, en una loma, se vea, todava, la carrera de los
chichimecas .
Y se quedaron en cuclillas vindolo morir.
Entrada la maana, el sol empez a calar y despert el
herido que pidi agua.
N o se la pudieron dar. N o haba agua en toda la llanu
ra y, aunque hubiera habido, no tenan en qu transpor
tarla.
b res.
-As es -dijo el mozo-. Ahora t tambin eres libre
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Captulo V I I
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La sequa
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To p i l t zin se inquiet .
-Quetzalcatl tom ya mujer -dij o- . Ahora se arraiga
H umac-.
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l o s Toltecas.
- Eso mismo quera Quetzalcatl !
- No es cierto ! -dij o Topiltzin-,
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-Quetzalcatl, j uez en su propia causa ? -pregunt l
m i smo-.
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Captulo VI I I
El regres o
d-e Tezcatlip o ca
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Pero
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Y la hija, l lorando, d ij o :
-As ser.
Y as fue.
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sean el mal !
-Es el deseo que le ha cado a su inocencia encima,
como un tigre.
- Es mujer, seor ! Y su j uventud grita p or la genera
cin, que es fuerte como un tigre y feroz como l, y la matar
SI
Torquemada.
Monarquia Indiana.
y Sahagn.
la Nueva EsjJaa.
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Sahagn.
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Captulo IX
El xo do
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ca rca jada,
Azo rados,
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Titla
Fue
con Quetzalcatl y le d i j o :
tierra.
- Titlacahuan mi sucesor ! Ya no existe, hij a ! Titlaca
huan no regresar !
Plida se puso ella y las lgrimas inundaron sus OJ OS ;
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Y al da siguiente regres Titlacahuan, con sus tamemes
victoriosos, cubiertos con las armas de los de Coatpec, que
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cargaban el fardaj e .
Era medioda y el sol brillaba intensamente.
Anunciaron su llegada desde lj o s , con grandes gritos y
silbidos.
Titlacahuan vena a la cabeza, casi desnudo y armado s
lo de un palo. E n su rostro haba l a risa des.deosa que tanto
od iaban los Toltecas.
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pns 1 oneros.
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Quetzalcatl !
Estaba viej o , estaba enfermo, estaba arrugado . H ab a
aprendido a ausentarse incluso de la soledad de s mismo .
Largos ratos pasaba inmvil. Era como u na b urbuj a que flo
taba, llena d e historia y ya s i n voluntad, en u na esfera.
Nada le interesaba ya, ni siquiera el dolor. Ni el propio,
ni el aj eno. Nada quera saber ni de los males, ni de los bie
nes . Volva la cabeza cuando le hablaban de muerte, o de en
fermedad, o de miseria o sangre . 5
1 39
ms codiciada.
Hasta H umac lleg la noticia de que se preparaba el
gran ataque, y H umac temi, porque Tula no se daba cuenta
del pel igro . Confiada, danzaba, cantaba, se d iverta, se aluci
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a todos los cocomes " ci nco tazas a cada uno, que bebieron y
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es f era .
Del norte viene el tigre manchado que devor a mi h ij a.
Enorme tigre manchado que salta desde el sol. De cabeza lo
derribar ! Lo golpear ! Enorme soy, como el manto de
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g-unra
Anales de Cuauhtitln .
Anales de Cuauhtitln .
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Anales de Cuauhtitln.
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Anales de Cuauhtitln .
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Captulo X
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La p rofeca
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Y pas por C uauhti tln y ah bautiz con el nombre de
"Ahuehuete" ( el viej o ) a u n rbol grande, muy crecido, lleno
de colgajos de heno, en el que reconoci su propia condicin.
Sus cocomes se dieron cuenta de que se haba ido y lo
fueron a alcanzar, y por todo el camino q ue iba, le " taan
flautas y otros instrumentos " . 1 2
Y pas por Tlalnepantla, en donde dej estampadas en
piedra las huellas de su mano, en el sitio que desde entonces
se llama Temacpalco .
Sus coco mes le preguntaban : A dnde vas, seor ?
-"Voy al reino de Tlapala" , que est por el lado Orien
te. M e llama mi padre. Hasta l voy.
-Y Tula, qu ser de Tu la ? " A quin le dejas enco
mendada ? Quin har penitencia ? " 1 3
-Ya la perd -repuso Quetzalcatl-, "ya no est a mi
cuidado" . 1 4 Todo se me revuelve. Todo he perdido. Lleg
mi tiempo y voy a mi padre, regreso a mi origen. La serpiente
se muerde la cola, y tiempo es ya de que se empiece a devorar
a s misma.
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Cap tulo X I
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Chilam Balam.
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1 68
Fuentes
de consulta
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