David Cordoba, Javier Saez, Paco Vidarte - Teoria Queer. Politicas Bolleras, Maricas, Trans, Mestizas PDF
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ltimos ttulos
,El libro de los hermosos
Edicin de Luis Antoaio de Villena
En clave gay
Varios autores
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"'_,."..
-:i.,: ..-.~-:~~,
Daniel H. HeIminiak
hombres de mrmol
Jos Miguel G. Cans
Hasta en las mejores familias
Jess Generelo
De So doma a Chueca
Alberto Mira
La marginacin homosexual en
la Espaa de la Transicin
Manuel Angel Sanano Gil
Joe Kan
El pensamiento heterosexual
y otros ensayos
t-.lonique Wittig
Teora Queer
David Crdnba,}ivla Sez
y Paco ViJanc
Teora Queer
lJoliticas Bolleras, Maricas, Trans, Mestizas
re
{.
y Paco
Vidarte. 200.'i
ISB!'\':
~4-95.S4(i-99-{l
Dep~ito
legal: l\1-.'i5R4-200'
('ri~tihan
Gonzi!ez
2S00+ !\Iadrid.
Ilwdip
(1
NDICE
L@~ autor@s
Teora queer: ret1exiones sobre sexo, sexualidad e identidad.
Hacia una politizacin de la sexualidad.
David Crdoba Garca ............................................................. .... 21
El contexto sociopoltico de surgimiento de la teora cuecr.
De la crisis del sida a Foucault.
Javier Sez ............................................................................................ 67
El banquete uniqueersitario: disquisiciones sobre
el s(ab)er queer.
Paco Vid arte ........................................................................................ 77
Dc\'cnir bollo-lobo o cmo hacerse un cuerpo queer
a partir de El pel1Jamien/o be/erosexual.
Beatriz Preciado ................................................................................ 111
Cuerpo y di~curso en la obra de Judith Bmler:
Polticas de lo abyecto.
Pablo Prez Navarro ............................................. .
.............. 133
Poscolonialismo y teora queer.
Carmen Romero Bachiller ...................................... "'."".",.",,,.",149
Teora rarita.
Alfonso Ceballos Muoz ................................. ,.. ,.......................... ,165
Qu es Quet:r~
Scjo Carrascosa ,.......................... " ......................................... " ........ 1"79
I.a fuga de las bestias.
Fefa Vila Nez ........... ,,, ................ ,, .... ,, .. ,................. ,,, .... ,,, ........ ,.. 181
Cibor,f!,qlleers, o de cmo deshacer al bomo sa/Jims.
Dcsir Rodrigo y Helena Torres ................................................. ,187
La construccin de una subjeti\'idad perversa:
ti S;\1 como metfora poltica y sexual.
Jos Manuel Martnez Pulct.. ........................................................ 213
J.: hora de los malditos. Hacia una genealoga imposible
de ,ligo llamado li('l/' qifa!' cillcma.
Eduardo Nabal ........ ,... ,.......... ,.......... ", ...... ,.,., .............................. ,... 229
Literaturas gueer.
Marcclo SOto ... "."."., .. '".,." .... ".""., .. ,.. " ...... ,., .. """.,,,""""" .. ,." .. ".,==,9
L@SAUTOR@S
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[ 8)
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[ 10 1
[ 11 ]
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Sejo Carrascosa. Ve la luz a finales de la dcada de los 50, se cria en el madrileo barrio de San BIas. Promo se le despierta la vocacin de ser enfermera
'! pasa su infancia jugando a los mdicos, aficin que mamiene en la acrualidad. Adquiere habilidades para solucionar con ms o menos xito una niez
y adolescencia marikitas. En su juvenrud coinciden la Transicin con una gran
actividad sexual, lo que le lleva a conocer varias ETS y comisarias.
Desencamado por el clasismo y la endogamia sexual de la ;\Iovida Madrilea,
viaja por Europa, pasando temporadas en Frisia. Su actividad poltica se ha
desarrollado en grupos anarquistas y autnomos, y otros de clara ndole marica como el FLOHC, La Radical Gai, Gaytasuna y Oker Taldea. De este activismo le viene la inclinacin a dar charlas y polemizar. La conciencia de su
sexualidad como performatividad le ha dispensado del desasosiego que le
produca tamaa dispersin, sirundose gracias a la teoria queer en un discreto campo del deseo: la lesbofilia gregaria. Ha trabajado como librero, distribuidor, documemalista, articulista, diagramador y mamador en artes grficas,
editor, canguro, camello, camarero, sherpa y cocinero. En la acrualidad sobrevive como puede en Gastiz, y obsesionado por la gastronoma y el erotismo,
sigue sin renunciar a intervenir desde lo social en las polticas del cuerpo.
L 14)
[ 1S J
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l 1SI J
[201
TEORA QUEER:
REFLEXIONES SOBRE SEXO, SEX1,JALIDAD E IDENTIDAD.
HACIA UNA POLITIZACION DE LA SEXUALIDAD
Por David Crdoba Garca
INTRODUCCIN
Qlleer. 1. extrao, raro, excntrico; de carcter cuestionable, dudoso,
sospechoso; sin suerte, atolondrado, sentirse al borde del desmayo (fee!
queer); borracho; homosexual (especialmente en un hombre); in Q.
Street (en dificultad, en deuda, de mala reputacin). / / 2. homosexual.
/ / 3. echar a perder, roto.
(Conci..re O;.for-d English Dictionno'Jl, citado por Aliaga, 2000: 40).
P;an
1.
~n:a rdlc:xln sobrt' b u,-ori: qucer cnm() ru,duccJ('n, asi como de los efccws de b cxponacion de La mism:l :.1 Francia ~. :a E~paa
dt cunrn.lnndo, ver Prmadn y RouraeT (2001). Tambien pueden cnconrnrsc rcne:x.iones en torno:.1 12 tt2dUCClOn del terrruno en Lhm:u (1)~tI) y en Ali:a!:I (Il.rJH, 2lltlll).
en. tcmuno,
[ 21
2. (Cu prefercnci;). por ':ljucer" ref?re~cnr2., entre mr.lS cusa.... un impulso ,l!o!tnivn de ~cncr:lli7:l.ci\m; ( ... ) "quccr" 3d(luierc un coru.me filo criricu al Jctimrsc a s nusmo en cont1'2 de lo nnrm:1l. mas ljue uc In hctcrosc:(u;,bt (\'(',uncr. 1\)')4: uva). La pmpucu."l de
Rjl.::udo llim:l!' de rraducir "'l.Juccm por flTorcido, :1 pesar de su pcn:incnci:J ct1mol(i~IC3. ~. Je con:<:er\':H el oractcr ~cnt:nJiI.:m(e reos ..
reCtO de lo" ,['~mcn('" norm:HIVO:<:, tit'nc el mismo rrnhlcma qUl" c:llI\n dd h~Tmjn!l In).:I~<; rc..:rectn : 1:1 rrdlll.l de h fucr..... rerr"r
rlU(\\':!. ~uc tr:lnsmlte el In:-.uho (LJ.Jm,l:io. IIJ'J:~J,
J, PUt:den ;nCllOlr:lf:;c multitud de ~Inonimos ufllit:l.dtlS cn nlJl'~''':'I len,,""l r r,u",;:,!,'" \::1 cIDTct'"n.TrI() d...: l. Re,ll \C\dcml.l,
(!)mo un .ln_lh~ls de 1.1 connnUClt)n claramente nCi!;lm":l JI..' (odr)s ellos en el :aniculo .,\:;t'Jnd.lrIO,,. en U,mus \' \,dutc (1 ')1)1)1. csenlO en cobbofJ.ci<n etln \l.mucI :\ndrcu CUC'\':lS- .
,
4, Puede c.'TIconu",lCSC un rr:u.amu:nto de 1:1 rcbcil1 cnlle 13 s()Ciolo~>3 de 1:1 SClu:1hd.aJ y 1:1 !ct)ria qUC'CT en SCIJm:'ln (I')9.:b). Fp,,((.'in
,:t9'}~), 51C1O y PlummeT (11Jt).:,
[ 22]
1. LA DESNATURALIZACIN DE LA SEXUALIDAD
Los discursos y prcticas sobre los cuales y desde los cuales vaya hablar parten de una afirmacin: la sexualidad no es un hecho natural, sino que est
construida socialmente.
Esta afirmacin, que aqu se toma como punto de partida, es sin embargo
L1 conclusin de un trabajo de ruptura terica/epistemolgicaS respecto a lo
que todava hoyes la opinin dominante o el sentido comn a ese respecto,
opinin dominante que se ha ido constituyendo durante ms de dos siglos de
discursos mdicos, psiquitricos, morales y juridicos. Y es desde este punto de
partida desde el que ser posible a su vez reconstruir el objeto de conocimiento del que aqu se trata Oa sexualidad, el sexo) de manera que pueda darse luz
a ese proceso de formacin del sentido comn, tomando sus postulados no
como aprioris que marcan los lmites y la forma de lo que se dice, sino como
). Lt:lizo este concepto en cont.inuid.1J enn 'iU ,,"Se) en ..Iu[(Jrcs COrn(l B;\chcl.lrd . \lthuss(."'f () BourJu:u.
[23 }
parte del mismo objeto sobre el que se pretende producir conocimiento, y que
se construye como objeto en ese mismo proceso de produccion.
El discurso legtimo sobre el sexo que se estableci desde las instancias mdicas y psiquitricas en el marco de la aparicin de la sexualidad como rgimen normativo (como tecnologa de poder), reclam su legitimidad sobre la base de su
carcter cienrifico, efectuando una ruptura respecto al discurso religioso y moral
anterior y desplazando el sexo y la se:-.:ualidad hacia el interior de las ciencias naturales. Sin duda, este proceso de ruptura y redefinicin de la sexualidad modific
su objeto de forma substancial, forma que en gran medida es la que an presenta hoy en la mayoa de discursos que se ocupan de este objeto. Pero, a pesar
de su pretendida cientificidad, este nuevo marco discursivo se mantuvo dentro de
unos lmites claramente marcados y regidos por el dispositivo socio-normativo de la sexualidad al que de hecho ayud a emerger y a consolidarse. Por ese
motivo, nunca pudo tomarlo como parte del objeto que estaba analizando.
Podemos entonces decir que con esta segunda ruptura tambin se introduce un
factor de reflexi\idad fundamental en tanto que desde este nuevo marco, no slo
los discursos de las instancias legtimas quedan incluidos en el objeto de conocimiento, sino que e! propio discurso desde el que se habla se entiende a s mismo
como pane de! proceso mismo de construccin-negociacin de ese objeto.
En primera instancia explorar los tiempos y movimientos fundamentales
que han efectuado la ruptura a que me refea al inicio, y que han llevado a la
tesis que sirve de arranque a las nuevas conceptualizaciones de la sexualidad,
de las identidades sexuales, de las polticas sexuales, etc.: la sexualidad es un
hecho construido socialmente.
La sexualidad ha sido ubicada desde los discursos modernos dentro de!
mbito de la naturaleza;. Ms an, b sexualidad se ha visto generalmente
como el ltimo reducto de la naturaleza en el ser humano, como lo ms indiscutiblemente presocial que hay en l. Concebido como energa, impulso, verdad ntima, sentimiento, etc., lo sexual es a la vez lmite o frontera y substrato o fundamento ltimo de la identidad social de los seres humanos. Este
emplazamiento ha articulado todos los discursos sobre la sexualidad sobre e!
espacio discursivo ms amplio de la dicotoma sociedad-naturaleza, y en tanto
que posicionada en e! segundo de sus trminos, adoptar de l toda la ambigedad con el que ste opera dentro de la articulacin de tal dicotoma.
Por un lado, la naturaleza se constituye como lo otro de la sociedad, como su
exterior absoluto sobre y contra el cual sta se edifica. El orden social implica
para la modernidad una ruptura fundamental y fundacional con la naturalezas.
G. Rlcndo U:lJT1a~ h:1 s.c.alado t.jue el :rado de ruprun del nucvo dl$Cur.;o clenttico !lobrc 1::1 sexualIdad respecto ... los :mleno~s discur;os monJes y rch;"oslIs es slo rcb.tl\,o. y que de hecho !'on m:i!' frecuentes y sc:llabl~ Las conunuid:adcs 'luc las discontinuid2'
des del uno rcs["l('clO del Olm (U2mas. 1998).
- L nu de t:des ulomas es el cscnaaJ.n.rTW ~xu.:J: b .de.!. de 9U': el sao C"S wu fuerz.a natural que exislC con amcrioridad a la vida
social y quc d2 forma a la;c: instiruciones. FJ C'SC'nciali"mo ~u21 C"!lU profundamcme arn.ig:ado en el saber popular de las sociedades
occic.ienuJes. que con!\ideran el sexo como aJ!-.t() ~crn ... mcn(c: Inmu1able, a~al y rn.nshi!\tricn Dominado duratuc m::h de un siwo
ror la medicin~ la p!\'Gui:uria y la psicologa., el C"Srudio aodmico del !\C~o h.a reproducido el esencialismo. Todas csw disciplinas
cb.sifican 201 Sc:lO como un::\ propiedad de 10-5 indi\;duol, :~.I).!() '1uc reslcle en sus hormonas n en su~ psiGues. FJ SC'Kn puede. mdud.ablcmenre, .analv...ar.r.c cn 1ermlnos psicolcigicm o fisi(lI(~lcns. pero dc.-ntro de C!\t2S c:u~orias cmocientificas. b. sCliu.ahdad no Cene hlston ... ni delermin:ntcs sOCiales SI~'11lticatl\"ns). (Rubln, 19~: 1;\(1).
H. SI<;lcm:iciomcnrc, l"ntnncr'S, I:s etnias y socu_"Ci:i.des no occidcnulcs scrin (xJ!ilcionadas en los discursos modernos como m:i.s cercanas a I.a n:ruralC7..l, y por onro como no suticicmemcnlc ci,-il.J:t.3das, nClnnahladas, 1ccnil'ic.. d .. s.. }-J ~ncro femenino scr.i dc b
misma manera emplazado dc1bdo de lo n3-rural. de lo Irracional, ~c. Hucl~a dcClr Gue ena po~,cin dcll:do de la n:arunlc7..;, imphca una dcwaloraci6n, un:1 entidad m(cnnr de eSlm cole-cn\'o!>.
[24
Por otro lado, la naturaleza t:unbin desempea un papel de base legitimadora del orden social en tanto que, siguiendo un paradigma ms o menos
explcitamente evolucionista, la sociedad se define como actualizacin de la
naturaleza humana. La naturaliz-.lcin de las diferencias/desigualdades sociales, y por tanto su legitimacin sobre la base de su origen natural e innato, ha
sido uno de los dispositivos discursivos ms ampliamente utilizados en los
discursos modernos (Stolcke, 1992).
Tal como ha apuntado Domu Haraway:
En el legendario pas lIam..ado Occidente, la naturaleza ha sido el
operador clave en los discursos fundacionales y fundantes durante largo
tiempo, ms all de cun prorcicas y contradictorias sean sus manifestaciones. Lt naturaleza, contr.lSte de la cultura, es zona de coacciones,
de lo dado y de la materia como recurso. Lt naturaleza es la materia
prima necesaria para la accin bwnana, el campo de la imposicin de la
vpluntad y el corolario de la mente. Tambin ha servido como modelo
para la accin humana, como poderosa base del discurso moral. Ser
innatural, o actuar de manera no natural, no se ha considerado como
saludable, moral, legal o, en general, como una buena idea.
(Haraway, 1997: 102)
Veremos reproducida esta ambigedad discursiva en relacin a la sexualidad: de un lado, es lo ms animal y cercano al orden natural que hay en el ser
humano (y, por lo tanto, debe ser controlada para mantener el orden social,
que de otra forma se vera en peligro); pero, por otro lado, la naturaleza se
introducir como elemento en la argumentacin con la funcin de ligar la
sexualidad a la reproduccin como su nica forma legtima".
Una vez constituido este marco epistemolgico para lo social y lo sexual,
bsicamente dos posiciones, dos estratgicas polticas han entrado en conflicto en su seno. En un extremo se sita la posicin conservadora, segn la cual
el orden social exige de! control y disciplinamiento de la sexualidad y que,
consecuentemente, ha desarrollado todo un discurso y una tecnologa de contencin por medio de su localizacin, control y observacin. El exceso sexual
es e! enemigo principal, o uno de los enemigos principales, de! orden social y
por tanto, e! deseo y el placer sexuales han de ser localizados en y gestionados
por determinadas instituciones (principalmente la familia, pero tambin la
educacin, la medicina, la psicologa, etc.)IO. Lo cual no impide que este mismo
discurso haya fundamentado estas instituciones precisamente en su carcter
natural y haya considerado la familia (entindase la familia heterosexual
mongama) como la realizacin de la naturaleza reproductiva de la sexualidad. En e! otro polo encontramos los discursos de la liberacin sexual que se
9. Jcfi~ \\:eekl ha ~c.3b.do, en rC'lacln a la scxu2...hdad nornum"a. la eXIS(enCI;.!. de e!m: discur.-o conrndicrnrio. de esa pindo;a
K;:un la cual .u hetCTO~ua.hd.:lld es n;uur;} p<.....o ddlCnll)!ro ...Ianzarla; es mC\'lublc. pero r<:r:oi som~ud2. a un pd.l!--'TO COmTanle, e~
upofluoca., pt'W de hecho dclxmos lp~ndcrla ~ecks. 191)5: 145-146). Dc la nll5m.a form2, cncontn.n:mos ar)r:Ume1l!OS conrn.diclonoI tn:pec'm l., d.iVCTS2.~ pervcnion~ ~UaJC1: seran con$idendas o blC=n el resultado de uml n:Huralt::7..3 dcsconlrolada, no sufiCJmtcmcntt wsaphn.ad2 ,. $()cwu.acl.a, o bien t::omo formas de dC((CTlCT:ICln cultural o soc.i.a.I.
10. Mas t2n:1c vrrcmo~ c6mo C'Sta5 I(=cnolo~'i:l:- lun ~uruestu al rnIid2.d un:l inremlf,cacln de: 1m rl:lccre~ y su dllusJn h2C1'a mul
uJ"b C"'paClm ~()ci:.t.lC's (rououlr, 11)-:-6).
[ 25]
clln!<. Lo..;
el sexo
'\,1.:
h; mo\".Jn Jcnrrn OC un moJelo cuyos C'l''::s enn !,)~ InStlnlLl5 y bs 1Iml~iJ0 cnc:ll:JJm; en e""i:l \"~Inn m:i~ hrnl,.L.'''IcJ. Jc I:t ~C\u.l!l{L1d: :J
<:c"(u:l1 h.ln
:"I10:n\l.l" n nu, (.led \'uhcr .1 1.1 Idc:l Jc un.l hhLJo OL:'(Uru iUlcta .11.1 rcpn:~lon Lnhum:.lna '1ue rdOrnlul:lr
en lin marco m;JS con,rrucri"l"lr:.r.. pcrn c.-.ro ltimo C':i :lbsnlut;lrncnrc ncccsuio>l tRubin, 11Jfol,4: 1.34),
COnCCrff)S
12. TJ..i)' como .tu. \C',l,hJo Donn;.l H:lr:No':.r.y, el Pmyc:::cro JeI Gcnoma Hum2.no es 13 h:im:.r. de bu fmrn,;,s que:
r:.r.do en h ac1ualtdld (H:Lr:I'IJ,'ay. 19'9l,
r 26]
de:
CStl
InIUSUCL;I.
scxu:11
El psicoanlisis efectu el primer gesto de ruptura respecto a este marco naturalista de la sexualidad. No hay duda de que, sobre todo en la obra de Freud,
esta ruptura tuvo un carcter oscilante, ambivalente. No siempre se exploraron todas las consecuencias de algunas de las tesis que el psicoanlisis fue
:1\enturando en este terreno, y en muchas ocasiones, frente a la apertura de
das a una conceptualizacin de la sexualidad radicalmente distinta a la dominante en su poca (y hoy), Freud se retrajo de nuevo a posiciones que contradecan sus propias tesis. Despus de Freud, e! psicoanlisis ha tomado diferentes caminos por los cuales, en algunos casos se han reforzado los aspectos
naturalizado res y biologicistas de la teoria freudiana, reintegrando e! psicoanlisis en el esquema discursivo de los dispositivos de normalizacin de la
sexualidad. En otros casos la ambivalencia se ha mantenido; en otros, se ha
tensado a Freud hacia sus aportaciones ms rupturistas.
Quiz el Freud ms citado en relacin con la sexualidad, y el que nos da
1:1 clave de la tensin entre una aproximacin biologicista a la sexualidad r
una nueva concepcin de la misma, sea el autor de los Tres enstqos de teoria
se....ual (1905). La posicin naturalizadora se refuerza a partir de este texto ji
en otros de la misma poca con el giro que en ellos se efecta en relacin con
la sexualidad infantil. Tal y como han mostrado Laplanche y Pontalis (1964),
el descubrimiento de una sexualidad infantil activa hace abandonar a Freud
la teora de la seduccin que supona un estado de inocencia. presexual
infantil en la cual irrumpira la sexualidad adulta para generar, en un segundo tiempo, una elaboracin, ya en la adolescencia, que inaugurara el momento de la sexualidad propiamente humana marcada por la represin. Ante la
evidencia de actividad sexual infa~til, Freud se decanta hacia una posicin
naturalizadora de la sexualidad. Esta se desarrollara de forma endgena
~i~uiendo unos estadios evolutivos hacia su propio fin: la vida sexual normal dei adulto. en la cual la consecucin de placer entra al servicio de la funcin reproductora, h.1b iendo formado los instintos parciales bajo la primaca
de una nica zona ergena UU3 g .. nitales]; una firme organizacin para la
consecucin de! fin sexual en un objeto sexual exterioD) (Freud, 1905: 62)"
En definitiva, una naturaleza sexual anterior a la represin social que tendra
en s misma el cdigo de su propio desarrollo normal hacia un modelo heterosexual, genital y reproductivo.
Parece cierto que el recin nacido trae consigo al mundo impulsos
sexuales en germen, que, despus de un periodo de desarrollo, van
sucumbiendo a una represin progresi\a, la cual puede ser interrumpida a su vez por avances regulares del desarrollo sexual o detenida por
particularidades individuales.
(Freud, 1905: 43)
l(Ji
[ 27]
14 Frcud :lIna.I!;.o:a el fenmen(l del .chupcret'> como dcsrbn.micntn de 1:1 pulwln scxu:a.J haCia un f}!:3.no (ul que el dedo) o un obicH' (el chupete) un; "ez dlch;; rul~l{ln )oc h.a dC"S]~"2do del pecho nl.lrcrno ~ de !'ioU funCin ahmcnCCLa_ En este senado, se pucdc ClIndUlr que 13 k:Eu .. hdad tiene su on.,"'eT1 en C'S(' dc-splu2mlcnm, o en 1000 C:lSO en su posibilid2.d, un2 vez 12. puJ!>in h2 consq.."Uldo un:,
autonoml3 propia. Si C!>IO C$ a~i p;,r:; una 0r').::UlIJ'..2Cl(m $cxuJ.l ;n(;lnril de dl~rcrsjun de I:.H pulsione~ ~ b~ uJnas err~C'na!.. en rdaclor.
2. 12 sexu2lidad orp.ruZ2d2 en rorno 2 los ~ml1:a)~ rodriuno~ tensando 125 !Xii5 fn:udI2n.2S, considenr que slo en ranm la pWsin
ruede dcspbu,n.r de 105 gt'niaks antros dementos. sOlo en tanto h2y un exeeso en los ~njulC'S en relaciOn _ 5U funciem repruduc.
IOn., podemos hablar de scxw.hdad. El rene cnmo clrpnn es cenrr:tl C"I1 esa (ase de- b or~ni ...~i6n snu=-.] (r-n su drsarTollo normal
nonnarivo) uniamenu: en 1" medida en '-lue.. dc (nrnu conun].!:enlc y mcrttd 2 detcrmmadm procesos (de los cual~ h2hr:i que dar
cuenr.), 3!'umc la (orm:;, de sl~.,,;flcan(t (jllco. de SJ~"'ltic;.nlC e ... trucrur;.dor dclmtcrcamblo ~cxual. Pero, .Jmbicn en U.nto que ~I!---"'I'
tic:'lnlc, ser. posiblc que se clcClcn de~rl.:l7amlentf)~ oc esa funCin a nlTm ')T].':-:illno!'. Pndriamos atirmar emoncts que tn tH3~ tt"l~
freuJlan2~ est:oi el J..,~rmcn de ]; dl'comrrucClon de 1:;, ~enjt;hd;,d y del f:l.loccnmsmo 'iuc Jcs;rmlbr.i. la U:0r13 jucer, y nos ;;Icere2 stlr
prendentemcnte a l;s nncione-s de: .f.:ll(ll-~blco .. (Bucler. 19<)3a) y a13nihm tt'Cnol()~.,eo de la sexuabd..ad :lI1t::n'S de la fl~"Un del dildo
(prc:cI2do,2000).
15... El iO$rinto sexu;} del hombrt no nene onl-!'lnanamenlc como fin la rcrroduccin, sino detC'fminw!; form2s de la comc=cuclll
del placero. (Frcud. l'X1R l(d.
[ :28
~OR..\L\TI\'O
Por fin, e! gesto foucaultiano. En u llo/u/1tad de saber expone Foucault el recorrido de ese gesto y sus efectos en el campo del saber. Bsicamente, es el
punto de mxima tensin que abre el espacio para interrogar la sexualidad en
su historicidad, en su contingencia como dispositivo histrico propio de la
moderrudad occidental. Y, de alguna forma, en una mirada retroactiva, podemos decir que es el momento inaugural anticipado de la teora queer actual la
que tratar luego ms pormenorizadamente.
. . ~l elemento central de la argumentacin foucaultiana es la tesis con la que
1?J.Claba este captulo: la sexualidad es una construccin social. Y si el psicoanliSIS se haba ya aproximado a esta afirmacin al reconocer que la sexualidad se
constituye en la medida en que las pulsiones sexuales deben realizar rodeos,
?eb~n atravesar el campo de lo simblico, deben inscribirse y sublimarse en las
IOsotuciones para tener existencia y por tanto, al reconocer que no hay sexuali~ natural previa a este proceso de represin y desplazamiento que est necesanamente inscrito en las formas histricamente concretas de cada sociedad, la
tesis foucaultiana radicaliza el principio construcciorusta al unirlo a una nueva
C?~c~pcin del poder. No se \'a a tratar del poder en trminos negatiyos de prohiblclon-represin, sino en trminos positivos de productividad.
La intervencin de Foucault se inscribe en un campo discursivo-terico
marcado por el marxismo y el psicoanlisis, y es con relacin a este marco y
[ 29]
I (l. E:l
!con;
[31 J
IIHCrpcLlCiOr,
A partir de estas premisas, lo que Foucault intenta en la Historio de lo sexuolidad es siruar histricamente la emergencia del dispositivo de la sexualidad
como efecto de conjunto de una serie de tecnologas y estrategias de constitucin de los cuerpos y de los sujetos. y, consecuentemente, no va a hacer recaer
el peso explicativo de ese dispositivo en elementos externos a dichas tecnologas sino en su propia evolucin, sin desatender sus encuentros, sus afinidades,
etc., con otro tipo dc dispositivos y de tecnologas. Foucault inicia su anlisis
de la sexualidad poniendo en cuestin las explicaciones dominantes entre la
izquierda en ese momento, que se construan a partir de las obras de los autores freudo-marxistas (Reich y i\Iarcuse, fundamentalmente). Cuestionar la
hiptesis represiva que estaba en la base de todos los anlisis crticos de la
sexualidad. El argumento central de esta hiptesis se desarrolla de la forma
siguiente: la sociedad burguesa habra establecido una creciente represin de la
sexualidad, entendida como expresin ms o menos natural de! ser humano,
para desviar sus energas hacia el trabajo y la familia, las dos instiruciones fundamentales para mantener y reproducir e! modelo de acumulacin capitalista.
En las sociedades occidentales precapitalistas habra habido una cierta libertad
sexual que termina con e! inicio del proceso de industrializacin. En conclusin, sCb>n esta hiptesis, con e! advenimiento de! capitalismo y la sociedad
burguesa se habra establecido una regulacin fundamentalmente represiva de
la sexuatidad: sta se vera sometida a una estricta contencin, se impondra
sobre ella e! silencio y e! desconocimiento, y solamente se permitira en su
forma socialmente til para la reproduccin, dentro de! matrimonio monogmico. Es abiertamente localizable e! modelo del poder y de la sexuatidad en el
que se sita esta hiptesis expticativa:. un poder en su forma negativa de prohibicin y una sexualidad ms o menos natural previa e independiente a ese
poder, sobre la cual ste ejerce su represin y contencin. Contra esta expli-
i - "To.JlJ~ lo~ OL,l'lU~ :- lo, ~~'rc~ hum:llln~ C),.I~'ln en d inu':nnr dlo: ub.nnl'\ dt" [Y,dl"r. Inclu~(l 'HJuctln< ~m: n'qql"n. llllicnc< ~t
cn(rrnun a lo que 5.C pte"SCTlta como la norma 0o, homosexuales.. por poner un tolcmr1o). p:l.ruclp2n en b. prnducCJon de 1.. norl1lol
[""u mc.:din dcl mi~mo .00 de oponl'rsc ella. a1 permitirle :lI C"St3~ I.llrim:~ la rns,hihd:ad de .ruculnsc contn. su opuC'Sto anormal.
(thug, atada en E\"ans. 1i}()3: 13), En csu ClU puede \'cm: pcrfccumcntc el acslLl;arnLenlo <onCl'prual que se- opcn c-nrrc bs nO(lf1"
nes de -re1:aeionC'S de p:ldCT y -norma.oo C1l 12 critica a Fouc.2uh, Que la norma so un efccto sostenido en el tiempo. una c()nl~?\Jra'
cion o un efecto de conjunto relau\"arnente eonSI;nt(" cn un:l croa" de las relaCiones dc poder, no Implrc:.;. <.jUI: ~ eqUlp:u2blc I ella'pue~f< que, en C!Ioa n11~m.2 red de rcl.cloncs, como su efecto y sosten. y 2) mismo niv'cl que la norm2. csun los r-s:p:lcios dl' n:-SIS ICn '
CI:I, quc no e~ yUl' n'tuercen la nnrm. ~m m2!>. tlmbicr. b dcbdlI.ln, E~ Jl'CLr, Impiden ljue esa nnrm; rol,lIICC el clmpn de las rdaclo
nc~ dc poder, Turnando el C)emplu de H.u~. ~' 2un.,uc po~tcnormcnlc dC~:UfIJJbrc m.l5 C~H: rumo, el campo de rcl:lclOftC'S de rw..kt'
'11.1(; inst.:l.ur:a el dlsposiu\'o de la scxu:lhdad no es eqUivalente a la norma heterosexual, l..s norma heteroscxual ~ el efecto de ~
campo, ~ro I2mbll;" lo ~n lo~ contn-cliscu~ que se le oponen, E~ el camp"-' (k rebelones de poJCJ ljuc se dc~ ... rrol]: con c!-t.' dl~
r051tl"o el yuc producc a b \'el b norma y I:t~ m5mllcionc~ que 1:.1 rt'prf>\luccn, ~ In~ :;ulcln~ y 111\ e"r:lcin~ c~p:tcc~ dc lOuh,'cnLrI:1
[32 J
can, la historia de la sexualidad de Foucault explora las formas y los mecanismos que producen a los sujetos sexuales, que definen el campo de la sexualidad,
que lo delimitan frente a otras instancias de realidad. Unos mecanismos de produccin de realidad all dnde la hiptesis represiva vea unos mecanismos de
control y represin de una realidad exterior y antenor a ellos. Una realidad que
no es captada, aprehendida, controlada, reprimida por esos mecanismos, sino
que debe entenderse corno un efecto o producto del funcionamiento de stos.
1.3
CONSTRCCCIO~IS~IO
l<r.
ESE"C1:\LlS~1O
Acabo de apuntar algunos de los pasos que han llevado a analizar la sexualidad
como un espacio socialmente construido. Esta tesis y sus implicaciones han
sido uno de los espacios de debate ms importantes en los estudios gays y lsbicos durante los aos ochenta. Sealar ahora algunos de los argumentos en
este debate, que se ha articulado alrededor de la cuestin de si la homosexualidad y la heterosexualidad son categoras propias de la sexualidad humana entendida sta como una realidad transhistrica, y por lo tanto pueden encontrarse
en cualquier contexto cultural presente o pasado, o bien si tales categoras tienen una historicidad especfica y slo pueden aplicarse a las sociedades que las
han producido (concretamente las sociedades modernas occidentales).
La tesis bsica de la mayora de trabaj05 que se han posicionado en el construccionismo social es que la homosexualidad como categora es un invento
lid ~iglo XIX, un producto del establecimiento del rgimen de la sexualidad
en la modernidad occidental. Segn Halperin, son dos los procesos que constituyen la emergencia de la sexualidad. El primero es la separacin de un
determinado dominio de la vida social de los individuos respecto de otros
campos en los cuales se insertaba anteriormente, ,. la definicin de este dominio en trminos de su correspondencia con un a~pecto especfico de la natur;l!cza psicofsica del ser humano. El segundo proceso consiste en la construccin de la idea de una identidad sexual de los individuos, la definicin de los
cuales est ligada a la existencia de una esencia interior que responde a la lgica de ese campo sexual anteriormente delimitado. Delimitacin de un nuevo
~mpo social definido por la accin de una esencia natural inscrita en los indi\1duos y que opera con un funcionamiento autnomo (Halperin, 1990).
I;a posicin esencialista asume un marco epistemolgico de tipo realista
lCgn el cual la homosexualidad es un dato, un hecho exterior a su delimitacin
discu;-;iva y por lo tanto exterior al contexto histrico en el cual emerge r es
defiruda. La aparicin de! trmino homosexualidad en e! siglo XIX no es desde
c~tc pUnto de vista sino la nominacin de un conjunto de elementos de la realidad que existian \'a en esa forma antes de ser nombrados. Puede rasrrearse
entonces la presen'cia de esos elementos en otros contextos v aplicrse!es ese
nrll:nb.re: reconocerlos como realidad y nombrarlos con el' significante que
dclinllta esa realidad'". La posicin construccionista en el debate supuesta-
[ 33]
mente asume un marco contrario desde el cU:1lla homosexualidad es una construccin discursiva \. delimitada histricamente, es un productO contingente de
unas determinadas' condiciones contextuales. Por lo tanto, si la sexualidad
como rgimen que constiruye a sujetos deticdos por una esencia se.xual interior, por una verdad inscrita en el cuerpo, no se concreta hasta el SIglo XIX,
con anterioridad a ese momento no es posible hablar de sujetos homosexuales. Puede hablarse de prcticas homosexuales, pero al estar interrelacionadas
con orros procesos r estructuras sociales, :11 no deficr una realidad especfica
por b cual, adems, los indi\'iduos puedan ser definidos y especificados en
tipos diferentes, esas prcticas no se articulan en nociones como identidad o
subjetividad. Suponer entonces la existencia de homosexuales o de gays y lesbianas en pocas anteriores a la modercdad es un anacrocsmo.
Pero, en muchas ocasiones, el construcciocsmo ha acabado adoptando
posiciones esencialistas, no de tipo biologicista o psicologista, s de tipo
estrucruralista o sociologista. Se ha pretendido que el significado de la categora se agotaba en el contexto de su aparicin, no considerando la posibilidad
de su aperrura a un posible funcionamiento en otros contextos. Y sobre tOdo,
se ha asumido en ocasiones un modelo realista, no en la relacin entre el discurso del rgimen de la sexualidad con su referente, sino del discurso terico
respecto a ese fenmeno considerado en este caso como histrico y discursivo. Negar la posibilidad de hablar de homosexualidad en la Antigua Grecia es
creer que esa sociedad es un tOdo que se. explica por s mismo y es pretender
que el conocimiento de ella se limita a encontrarla como realidad exterior con
un funcionamiento autnomo. Pretender que no puede hablarse de sexualidad ni de homosexualidad en otros contextos que la modernidad occidental
supone aceptar que estos conceptos estn definidos de manera definitiva, que
su significado se agota en las condiciones en las que aparece (Implica renunciar a la posibilidad de resignificacin y desplazamiento de los mismos).
Supone, en segundo lugar, renunciar a la exigencia de definir por parte del/la
terico/ a los lmites de tal concepto para su uso analtico. Supone por lo tanto
no reconocer en la repeticin que desde la teoria se hace de ese concepto, no un
referente real (aunque su realidad sea histrica y discursiva) sino un actO performativo por el cual se est reproduciendo o desplazando el signiticado de
ese concepto. Supone no asumir, en definitiva, el carcter contingente de la
nominacin (no de la nominacin del rgimen de la sexualidad con respectO
a determinadas categoras, sino el acto de nominacin de la teoria respecto a
esas mismas categoras) por la cual una palabra puede funcionar en contextos
distintos de aqul en el que se ha producido.
[ 34]
mInada tradicin en la [eoria feminista, que podriamos denominar materialista-construccionista y que se sita en la base de las re formulaciones queer
dd gnero como performavidad.
Simone de Beauvoir resumi el punto de par da de esta trayectoria en la
flmosa frase No se nace mujer, se llega a serlo. A parr de aqu, dos corrien[cs paralelas condujeron a un cuestionamiento radical de la naturalizacin que
d discurso patriarcal hace de las categorias sexuales de hombre y !I1ujeD):
por un lado, el feminismo materialista francs ligado al grupo fundado por de
I3cauvoir Qllestions fttllil/istes en el que estaban Christine Delphy, Monique
\Xittig, Monique Plaza, Colette Guillaumin; por otro, la lnea anglosajona que
:Irranca de la formulacin del sistema sexo/gnero de Gayle Rubin. En ambas
aproximaciones e! objetivo perseguido es la construccin de una teoria de la
desigualdad de gnero que d cuenta de los procesos y estructuras que la constituyen, superando las explicaciones naturalizado ras y desarrollando argumen[Os explicativos de esa desigualdad, constituida ahora en objeto de interrogacin. Ambas aproximaciones van a partir de! ullaje terico de! marxismo y del
~structuralismo, y ambas van a acabar concluyendo en un esencialismo de la
estructura. La crtica a ese esencialismo ser el punto de arranque del feminismo postestructuralista y tambin de la teora del gnero propuesta desde la
reora queer.
~.l EL SISTE\L\ SEXO/GE~ERO
El sistema sexo/gnero es una tecnologa social que asegura la subordinacin de las mujeres a los hombres, su constitucin como elementos pasivos
en el intercambio entre grupos sociales, as como la explotacin de su trabajo. Engels haba considerado la importancift en una sociedad de clases ele la
l35]
19. Sll!Uiendo la lC'or:a d~ 13 IdcoIO)....j; de .o\hhu~!'C=I. hcml')!=. dC' cnnsidcr21 qu~ todo indi\'iduo es y:I dc~(' siempre=: sujeto (que dl'
hecho no CXISIC un amC's o un rlrl.::cn prC'\'io :a 1:1 ~Ublcll\"aCH)n); por lo 1:'"10, si c:I genero funcion3 como rncCJ.msmn idcol.,co
de produccin 5ubjcti\"I, todo mdl..jduo n 5UIC(O ser y3 dC'!idc siempre hombre: r) mUler, esur:i ~'2 dC'!'ide siempre mareado por el
~cnero. y eSl0 en dm scnudos: de un I"do. ~i no eXI~le un ame ... al !I"tem; de ~ncro. no se puede: h"blur iuera de d. ineluso In~
aelO~ de n;sl!ene:i; y sub"er~lon e:~t:in J'l'fmbdnado$ por C'~(' sistema y se producen en rel:lCln con eL [Xlr Olr:l parte, c~at" y;a. de~dc
siempre seab. tamblcn haCIl la produccl("ln Ideolgica de ese antcs, J: produecuin dlseursin de un:l naturalc.t.:l o e",":nCI;l pre\"Ja.:l1
proceso de su produccin, liuC sIempre estu\'o ahi, antes del proceso de con5tiNein subjeti\"2. es decir, se proJuce como cfeclo
la idea de Cjue el ~nero no eS mas quc un rene;o, actualizacin, c=xpresicin de una c5c=ncia pl"C'\"la en lu~ar dc ser una conslrucon
","OClal cOnlin~ente ~. susceptible de canlhlar. Ambas CuestIOnes sern tronadas m:i5 add.:lnlC=, puesto que son el nudo cc-nu.:l1 de la~
leoril ... rcrform;Hi\".as dd ~":n(.'T().
[ 36]
\lonique Wittig llega al mismo punto que ser desarrollado por Burler,
puesto que niega cualquier carcter natural a la diferencia de sexo ms all de
los efectos ideolgicos de un rgimen poltico heterosexual. Pero e! marco
.:structuralista y totalizador que le sirve de soporte en su aproximacin teriCl ser desplazado por Bucler y la teoria queer: ni las identidades gay y lesbiana son exteriores completamente al rgimen heterosexual, ni toda repeticin
:n e! marco de este rgimen conlleva necesariamente su reproduccin r
n:fuerzo. Su carcter contingente, su estabilidad precaria, producto de una
posicin hegemnica en un marco de relaciones de poder, convierten la heterosexualidad en un sistema amenazado por la posibilidad de ser subvertido.
ro que marca este punto de inflexin o giro del que nace el movimiento poltico gay y lsbico que, a pesar de haber sufrido importantes cambios de estrategia, ta! ~' como se ver en este caprulo, es el que todava conocemos hoy en da.
El discurso de la liberacin se fundamenta en una concepcin de la sexualidad de tipo humanista (y por lo tanto, esencialista y uruversalista), aunque
parte de posrulados construcciorustas para conceptualizar la construccin de
la homosexualidad como categora. Influenciado por el psicoanlisis y sobre
todo por su relectura desde la izquierda freudiana (Reich) y el freudo-marxismo de Marcuse y otros autores, el discurso de la liberacin gay posrulaba una
sexualidad polimorfa y/o bisexual natural, previa a las restricciones sociales,
en todos los seres humanos, La heterosexualizacin del deseo es considerada como un proceso normativo de represin de su parte homosexual inherente, Por lo tanto, el objeti\'o poltico que se defiende es la recuperacin del
deseo homosexua! en todas las personas, es decir, la recuperacin del polimorfismo sexua! natura! previo a la represin, Si bien la homosexualidad y la
heterosexualidad como categoras son producto de un proceso histrico contingente (que se relaciona con las estructuras patriarcales y con el modelo de
acumulacin capitalista), en el origen y el horizonte de liberacin se concibe
una sexualidad uruversa!, natura!, plena para todos los individuos de la especie humana.
Como escribe Mario Mieli, militante del FCOR1! italiano, en una de las
obras que recogen el espritu liberacionista en los aos setenta:
l'na aproximacin directa a la cuestin homosexual rcn:la la importancia fundamental del impulso homoertico en lodo ser humano, y
contribuye a delinear las problemticas inherentes a su rechazo y a su
enmascaramiento.
(Mie!i, 1977: 145)
Los homosexuales debemos liberarnos del sentimiento de culpabilidad (...) a fin de que e! homoerotismo se difunda, contagie. Se trata
de hacer brotar el agua de la roca: de inducir a los heterosexuales
absolutos a descubrir su homosexualidad; de contribuir, a travs de
la confrontacin y e! choque dialctico entre la tendencia sexual de la
minora y la de la mayora, a la conquista de una transexualidad~', a la
que remite la profunda naturalez3 poli sexual del deseo, Si la forma
imperante de la mono sexualidad es la heterosexualidad, una liberacin
del homoerotismo, la Cenicienta del deseo, constituye una etapa
imprescindible en el camino de la liberacin de! Eros. El objetivo (...)
no es en absoluto el de obtener una aceptacin de! homoeroosmo por
parte de! sla/u quo hetero-capitalista, sino el de transformar la monosexualidad en Eros realmente polimorfo y mltiple; de lIe\'ar a la prcti-
trJ.n~cxuJhJad
en trminm
i.JdaJ l. WsposlCln crouo pollmoria C' "mdifcrcnciaJa" mf:mtil, ,!uc: la $OC'll"dad reprime ~"que. c=n 1:10 \'ida adulu. todo ser humano IIc'";I.
CflmL)!O ~"n el c~!:ld(l de larenCl;!. () bu:n m:J.nocne confin::d:l en lo~ ablsmo~ dd mconsCJcntc h:i.jo el nl~() del rcch:a:ro El terminO "mn
SC'xualllbd" ml" parecc el mi~ idneo par::a cxprec.ar. a un tlcm~ 1:1. plur:thdad de la~ tcndl"nCla!o del"E'ros y el hcrma(rodJ[l~mo on..,,,n!l
nCl ~
[ 40 1
ca y convertir en goce el polimorfismo transexual que existe -potencialmente en cada uno de nosotros y que est reprimido.
(Mieli, 1977: 147-148)
Esta nocin universalista de la sexualidad se completa con una concepcin
poltica que ve en el movimiento homosexual la vanguardia de la liberacin
sexual de la sociedad en general, en tanto que siendo el grupo excluido o en
posicin de opresin por parte de las estructuras de la heterosexualidad obligatoria, puede adoptar la posicin universal de oposicin a esas estructuras
que son opresivas para el conjunto de los individuos. En tanto que clase de
individuos que soporta el peso de unas contradicciones objetivas en el
modelo social de represin sexual, la minona gay y lsbica es portadora de una
universalidad en su lucha, la de la liberacin sexual de la sociedad en general.
[E]I punto de vista gay representa la principal anttesis subversiva
opuesta a la Norma sexual establecida e hipostalizada por aque!
(<poder, que, como hemos visto, es en todo y por todo funcional a la
perpemacin del capitalismo. Si e! cdigo masculino-heterosexual es lo
que impide la realizacin del salto cualitativo que lleva a la liberacin de
la transexualidad a que aspira profundamente e! deseo, no podemos
dejar de admitir la potencial y ahora acrual fuerza de la homosexualidad
en el contexto de la dialctica entre tendencias sexuales.
(Mieli, 19T: 327)
Pero, no obstante, y a la vez, en tanto que las estructuras de la opresin
sexual estn al servicio de otras estructuras de explotacin social como el
patriarcado y el capitalismo, la lucha de esta vanguardia de la liberacin sexual
est necesariamente ligada (objetivamente unida) a la lucha obrera y a la lucha
feminista, as como a otras luchas de liberacin. En tanto que el objetivo o el
fin de la lucha es un horizonte de reencuentro del ser humano con su esencia,
s~ naturaleza, alienada en el estado actual de las cosas, la lucha gay y lsbica
cene un incuestionado y -por lo menos en un nivel objetivo-- no problemtico objetivo compartido con todas esas otras luchas, que se definen igualmente como dirigidas a la liberacin de la verdadera esencia humana. Los conflictos existentes en la prctica poltica entre estos grupos, que ponen en cuestin
de forma evidente esta unidad de intereses, son referidos a cuestiones de alienacin ideolgica o falsa conciencia21
Por un lado la represin del deseo y de su componente homosexual se
sita histricamente junto al origen de la represin de la sexualidad femenina
y a su subordinacin en la estructura familiar. En ese sentido, heterosexualidad obligatoria y patriarcado son dos mecanismos que aparecen de forma
s~mu1tnea en las sociedades humanas. Este planteamiento se acerca al anliSIS propuesto por el feminismo radicallesbiano de Wittig y ser recogido aun-
21. Por ejnnp1o.Je.. n ~c()I.a~ mIembro del fH"'R, rr.:CfJnOCt I;~ dJlicuh:dC'~ de cnmpromc.'ter a la c1:1."r obn.'1';:I \' al mo"lmlcmnobr('
en b lucha por b libcracin SCXu:.I.l. F-J (onlueta '1uC: par;,, el rrabalaJor supone el plaOlcam.icmo de: la lilxr;~,()n ~ay es provncado
rll
()'J ,
[ 41
!l1!"ll(.1t!o por la {t"lIri; ljUCl:f. El problema en es.ras primeras .f?rmul.1(i!l(1e~ de 1:1 :Irticu!;tcin histrica entre hett.:rosexlsmo (represlOn del
de~eo hnmo~e:w;tl) y p:ltri:lrcado es su concentracin en ~l problema ~e los
Ilr!~enc~ en bUSC.l dd elemento esencial del problema., una vez loca\zado
ntc elemento ()r!\.!inario \" determinante, roda lo demas concerniente a la
c\rruClUr:l de op~esi(lO s~ hace depender de l. y se ab~ndona. cua~quier
inrenro de anlisis de la autonoma con que las diferentes instancias dlscur"I,"as de poder)' saber Jcruan, las formas cmo se articulan entre ellas, y.los
l""r.l(l"~ dispersos dt: resistt:ncia ljut.: en cada u~ade ellas se producen. Este
cn'-mluc. ljue debe mucho a las propuestas teoncas de Foucault con relaCI! ICl al poder, es el ljue desarrollar la teora queer, aun manteniendo algun;lS tesis del liberacionismo sobre la relacin entre sistema de gnero y
heterosexualidad.
Por otro lado, una aproximacin historicista y construcciorusta a la cuestin
de la identidad homosexual, es decir, a la homosexualidad y la heterosexualidad
como categoras exclusivas y definitorias de los seres humanos, hace coincidir
su origen con el nadmiento del capitalismo y la sociedad burguesa.
Como ya st.: ha visto, la poltica y el discurso d: la liberacin gay adoptan
un marco terico de tipo construcconista e histrico para analizar la homosexualidad. En este sentido poJemos ver una desencalizacion importante
de las categoras y las identidades sexuales. No obstante, el discurso de la
liberacin conclure en un rechazo radical a la identidad y a las polticas de
construccin comunitaria, por entender que la identidad, al estar construida
sobre la base de la opn:sin! no puede ser el lugar de una prctica verdaderamente radical y revolucionaria respecto a la norma heterosexual. Pero en esta
negacin, y para poder llegar a esta conclusin, elliberacionismo habr introducido un elemento esencialista-humarusta que va a marcar todo su discurso
r su poltica: el polimorfismo sexual o bisexualidad originaria como elemento
de la esencia del ser humano, como origen presocial y como fin revolucionario al que debe dirigirse la politica22 Slo desde el supuesto de este espacio
anterior a la represin, a la construccin social de las identidades y categoras
sexuales, puede adoptarse una poltica y un discurso radicalmente antiidentitario de tipo liberacionista. As que donde el discurso de la liberacin haba
dado un enorme paso hacia la desnaturalizacin y desesencializacin de la
identidad sexual, regresa a una nocin esencialista y uruversalista de la sexualidad para poder establecer un lugar de apoyo, un espacio de anclaje terico
para la prctica revolucionaria.
(lit"
22.. bbra otl":!. plslbilid;C) .,uc el discurso Jc 12 hbt.-racIIJn no l..'UmIr: por r:uonc:s ob,,1n. PoJr:a :uJoptarsc un:l posicin conStTuccionisra ~. :irm:T <.uc cnda idemiJ:td sc:tu; c=s ~. $()[o ruede ser cfcno o pf1"!dUC[O de los discursos y pr.ictiCJ'i s"ci:tlcs dnmin:m(c~ de
un deTerminado mmento ruslllnco, y que por 10 t:lnto, cu;]llllicr posiclon:unicmo en el e<lpacio de:: esa iJcntid:Hl solo reproduce y
rcfucrl.:t esos disclIn:os y c~trucruras. l'n enfoque de ,,"He. tipo COn\'crtiri:t.a1 csp::acio slXi..ll en un tooo cerrauo y cnhc=n.'T1tc, sin lisul'll,
Jondc C3da elemento del mismo cst."J.ria dcrcrmim.uo por compleTO por b orrucrun rooL ~o es difiCJ! ver (lUC en un enfoque de estc
tipO no l.\ucd:l esr.leo r;u;J. b -,eein policiea cJiri~J;1 JI c;lmbio soci2.1 y poe lo unto se \'(' pOlr l.Ju' eIliher.leionJ"inlO gJ~' no prxIa :J.Jop!:1C est:! pn"'JCJrm. H;br. Cn{flnecs dn ... l!rern;JUl':l!\: o blcn ttintroduor UI1 e!emenro ,llcno .a1 ompn ~()Ci;\1 \' rrc\':o :1. ~Il!c:;de Jonde
funll,Irr:(,;nl,lr b x)Jtic:J. ~bcr:lJ,)r:J. \tJpcltin Ljue ad, lplli el Jr~cur.;:) de 1:1 bb.:r::illclon con la:. ",1\:1(lnI."S de polinl{Jrti~lno ~' b.sexu:tI.J;J I.tl...,';nari:l~), o hlen cooslJenr JI ClmrO ~CX:-I;:I C(lmn ;1Ii.l\'~s:!.do y estrllcrundn ,lredeJor de COnlr:lJicclOnC!\ y conllJClo<;. ~In poslblliJ:ld
lnm:J. Jc ~urur;l y CKrre (~,~rur:J. que estad en l~ b:\sc, ctJ~1) se- \-en., del w~eur!;.o~' b tl'oria 4uecr). En l;<it.] ultima opcj,':n, no pnJri:l
en ronces cnnSldcrJfSC :1 b JJenwhJ cllmn definid:!. en ~u ~1.1.:11iIiClJo Jc un:t HZ ror [t ...... !as ~IOO ms bien C(lnJO un CSp;l,CJ() de com~"'S
t:u;itin JoblCflO :J. 1:J. rcslgnilic:J.dn. Por [o cu.U no podra ~hU;1~ la polica de b. iclencid.:ld, puesto que C!'i el nico espacio donde
hl.cer polioc;)' cuc=;;;!:ion;,tr los ~iK"iti(;l.do~ de c=s:& mism1 idcmilid. Vo!..-t."Ti subTe C:StlS C\J~rionC"!o m~ :1dc=bnte.
[42 J
32 EL l\IODELO TNICO
.\ partir de los aos setenta, el discurso de la liberacin sexual dio paso en los
movimientos gays y lesbianos a un modelo basado en la afirmacin de la diferencia, de una identidad especfica, considerada en algunos casos en trminos
de diferencia natural e innata, en otros como diferencia poltica y/o cultural.
Este nuevo nfasis en la identidad \. la diferencia, en la construccin de una
comunidad, tuvo dos tendencias. U"na versin separatista que abogaba por la
construccin de espacios especficos, de comunidades al margen de la socieLiad heterosexual. Esta estrategia fue muy marcada en el movimiento lesbiana, que busc sus alianzas del lado del movimiento feminista, sobre todo de
la parte de este movimiento que reivindicaba polticas basadas en la diferencia sexual y en la construccin de una cultura y una comunidad de mujeres.
Una consecuencia directa de este proceso fue la separacin entre el movimiento de lesbianas y el movimiento gayo Si el primero tenda a un modelo de
separatismo de gnero, el movimiento gay estuvo marcado por la segunda ,'ersin del modelo identitario: la afirmacin de la diferencia y la especificidad tienen como trasfondo una propuesta multiculturalista de la sociedad en la cual
~stJ. debe asimilar e integrar a todos los colectivos y grupos definidos por sus
respectivas diferencias. En la prctica poltica, este modelo se concreta en la
reivindicacin de derechos en base al reconocimiento de la especificidad
como colectivo.
Una de las cuestiones que el modelo tnico plantea a los discursos uni\"crsalistas sobre la sexualidad es que detrs de esa supuesta universalidad se
sconde la supresin de determinadas particularidades. En un sentido ms
:-tmplio, el discurso identitario cuestiona la universalidad del modelo liberal
de ciudadana y las narrativas histrico-polticas occidentales que se basan
en un silenciamiento de determinadas experiencias, prcticas y subjeti\"idadcs particulares. El establecimiento de modelos propios r autnomos, y la
construccin de genealogas en una reconstruccin de las narrativas histricas han sido los elementos ms importantes de esta estrategia. En lugar del
esencialismo universalista de los discursos normativos y liberacionistas, el
modelo tnico-identitario-comunitario se basa en un esencialismo de la particularidad.
Dos procesos abrieron una brecha en la concepcin tnica y comunitaria
de gays y lesbianas. Del lado de estas ltimas, los debates alrededor de la pornografa, el sexo, el sadomasoquismo, etc. enfrentaron a muchas lesbianas con
la tendencia dominante en el movimiento feminista. Esta polmica, unida a las
crticas de muchas feministas negras y chicanas al modelo de identidad femenina construido por el movimiento por reflejar nicamente la realidad de las
mujeres blancas y de clase media, puso en el centro del debate la nocin de
identidad y se hizo imperativa la reflexin alrededor de los efectos excluyentes de la construccin de la categora mujer como fundamento de la poltica feminista. Paralelamente, en el interior de b comunidad gay aparecieron
este mismo tipo de crticas a una identidad gay que acababa siendo equivalente de hombre-blanco-de clase media. Estos reproches, junto con las consecuencias de la aparicin del sida, fueron los elementos que desembocaron en
un nuevo modelo de polrica de la Identidad: la poltica queer.
[ 43]
Las polticas queer aparecieron en los aos noventa como culminacin de los
procesos de autocrtica producidos en el seno de las comunidades gays y lesbianas. Supusieron un cuestionamiento de las tendencias integracionistas de
una parte importante del movimiento gay y lesbiano, sealando los lmites de
esa integracin y promoviendo posiciones de enfrentamiento directo contra los
regimenes normativos. Supusieron tambin el cuestionamiento de la identidad
sobre la que se haban asentado las polticas gays r lesbianas, considerando los
efectos excluyentes de esa identidad. Las caractersticas fundamentales de este
nuevo modelo poltico son la construccin de una base identitarla abierta y
mucho ms flexible, y la utilizacin de estrategias e instrumentos de lucha provenientes de las propias estructuras culturales)' polticas de la heterosexualidad.
Tratar de hacer un breve repaso a las caractersticas ms importantes de estas
nuevas polticas, muchas de las cuales sern retomadas en la teora queer como
nuevas formas de conceptualizar la poltica, el sujeto, la identidad, etc.
La poltica queer es bsicamente antiasimilacionista, renuncia a la lgica de
la integracin en la sociedad heterosexual y se emplaza en un lugar decididamente marginal. El activismo queer utiliza a menudo una estrategia de confrontacin directa y de provocacin respecto de las estructuras normativas del
rgimen heterosexual. Se pretende poner contra las cuerdas al integracionismo iheral adoptando una actitud de descarada incorreccin poltica, de
\'oluntaria inadecuacin a los marcos del consenso poltico.
El liSO para la accin poltica de los espacios pblicos r de los medios producidos por las estructuras sociales dominantes, as como la reapropiacin de
sus instrumentos y formas de representacin, es otra de las caractersticas fundamentales de lo queer: la imitacin y resignificacin camp de los discursos
dominantes de los mass media, de las figuras de la identidad nacional, de las prcticas de consumo y los discursos publicitarios, etc. (Berlant y Freeman, 1994).
Elemento esencial en la poltica gueer ha sido tambin el establecimiento
y la construccin de una base para la movilizacin ms amplia y flexible que
la anterior identidad gay y lesbiana. Lo queer se identifica a menudo con la
figura de un paraguas bajo el que caben las ms variadas formas de disidencia
a la norma sexual, sean en la forma de articulaciones identitarias o no. Lo
queer, por una parte, habilita un espacio que no slo incluye a gays y lesbianas, sino tambin a bisexuales, transexuales, etc. Pero, por otra, el modelo de
poltica queer pretende establecerse sobre una nocin estratgica de la identidad. La identidad no es comiderada ms que como posicin y como prctica
(Bourcier, 2000). En este sentido, los lmites de la identidad se hacen ms
imprecisos, y por eso mismo ms flexibles, permitiendo su redefinicin en
funcin de los cambiantes contextos de la lucha poltica.
4 LA CRTICA DE LA HETEROSEXUALIDAD
La crtica de la heterosexualidad como rgimen normati\'o que desarrolla b
teora queer recupera algunos aspectos de la radicalidad de los discursos libe-
[ 44]
racionistas y de los del lesbianismo radical, pero efecta un cambio de terreno terico fundamental respecto de aquellos: el abandono de las narratins
humanistas " totalizantes. Ni se vislumbra en el horizonte de la crtica " la
accin polti~as una sexualidad libre de restricciones, una sexualidad narual y
plena: definitivamente no hay sexualidad sin relaciones de poder. Ni tampoco
se considera la heterosexualidad como rgimen cerrado y coherente. Al contrario, es en las propias incoherencias y fisuras abiertas en ese rgimen donde
va a localizarse la posibilidad de articular prcticas de resistencia, afirmacin
y produccin de identidades sexuales alternativas.
En las explicaciones de la liberacin se pone el nfasis en el origen de la
opresin sexual, lugar privilegiado para la resistencia y la lucha. En la aproximacin queer, la bsqueda de un origen o de un lugar privilegiado pierde sentido puesto que la opresin se distribuye por todo el tejido socia!, pudiendo
establecer focos de especia! condensacin}' fuerza, aunque stos no son localizables a priori en base a un principio nico. La heterogeneidad de los espacios y de !as formas de la heterosexualidad los hace a menudo contradictorios
entre s, y las fisuras en sus pretensiones de coherencia y homogenizacin del
espacio sexual son mltiples. No hay lugar exterior a las relaciones de poder
que distribuyen las posiciones en el espacio socio-sexual, pero este espacio
est atravesado por contradicciones y antagonismos, y por lo tanto no se cierra sobre s mismo, tiene una estabilidad temporal y precaria, constantemente
sometida a tensiones que la ponen en peligro.
Considerar el rgimen de la (hetero)sexualidad como un campo abierto
dc rdaciones de poder, como una totalidad no suturada o como un efecto de
conjunto de una multiplicidad de prcticas, de una dispersin de puntos
de dominacin y resistencia, tiene una consecuencia poltica y terica directa.
La resistencia deber buscarse no slo en los espacios explcitamente articulados como polticos. No se tratar ya slo de localizar los contrapoderes de
las minoras sexuales o de los oprimidos sexuales en un movimiento poltico
definido. No estamos ya en la dicotoma liberacionista entre alienacin (falsa
conciencia) y liberacin (concienciacin poltica). La resistencia se dar en
lugares mltiples y de forma no siempre intenciona! y consciente. Los puntos
de subversin del sistema del rgimen (hetero)sexua! estarn dispersos por
todo el espacio delimitado por ese rgimen. Entindase que no se trata de
~egar la importancia de la mO\'ilizacin y la intenciona!idad de un sujeto poltico, a! contrario: la articulacin de un movimiento identitario seguir considerndose imprescindible y efectiva (a! menos en un espacio poltico delimitado y definido en trminos de minoras, sujetos colectivos, representacin,
I:tc.). Lo que se intentar es ms bien no reducir la posibilidad de resistencia
y resib",ificacin a esa forma de poltica.
Si es cierto CJue por todos lados se extiende y se precisa la cuadricula de la \'igilancia, resulta tanto ms urgente sealar cmo una sociedad entera no se reduce a eUa; CJu procedimientos populares (tambin
minsculos v cotidianos) juegan con los mecanismos de la disciplina
y slo se conforman para cambiarlos; en fin, c..u (<maneras de hace!"
forman la contrapartida, del lado de los consurrudores (o dominados~), de los procedimientos mudos CJue organizan el orden sociopol.
[ 45]
de las cualcs los usuarios se reapropian del esp:tcio org:tnizado por los
tcnicos de la produccin sociocultural.
23. G:l~'le Rubn c~(;J.b[ccit; b. nccc"id3d de cnn~idC=r:lr b. 1("~C2 ~p=cificl de b. ')c:tu:lh&ld m:is .dJi del ,~ncrn: ItQuu:ro CLJe~rj()nar 13
~lIp'J.iLlt'm de ljue el iemini~m() es o Jeb:l $cr el pri\.1k~J:ld() :Io'llicnlO de uru. [('U';:l snbn: 1;\ ~c:(lI;li(b..J. El '-cmim~mo e~ la teon .. de 1;1,
oprcsi(n Jc los genero, y suponer lummllic.alhcnlc que ello 12 comienc en 1:.1. tcnri:l de b. opre:un sc:tu:al es no disunguir entre
~nern y dC'~C'O CTtiCO (... ). El gnero lfcCCl:a1 fUncinnamicnto de=! ~i5(cm:l u::tu:.ll. y ,re h=- po~cdn ~Icmprc: m:anifcst:1cinnc"i de "":nc
ro cspeciticu. Pero 3um.jue el scx(') y el ~ncm escin rdaCIOn:lldll!l., no ~()n b. mlsm:J. CO~:J.. y cfmstltuyen l.a bac;c de dos irC:ls distlm:a~
ue!a pr..ictlca sociaL, (Rubin. 1984: 183-184)_ En 12 misms lina. Scdg'Mick 2f~mcnu; ..,sl~prc ("'I(j$tc.11 mcno!lla posiblliu:aJ dc un:J.
disllncla :lnaliric.a entre g,nem y sc,;uaJid:ld.. aWl cu:lndo algunas manifcst:llcionc!o o f':Isg~ de ~1!(Una~ s.rxualid:ule~ Se hallen ~nfre las
C:lUSAS que mC'"... ir:lblcmcnlc .lsumrn 1.:1:5 mujcn:s y los hnmbre5 cn I:u mies dillcul"'ii\'as, In5lIu<.onales y corporalc"i de: b. de:lirul.:1n de
~;"crn. las rcl2C1oncs dc )..'ncro y la dC!liguaJdaJ de gmC'Tn. (Scd~k. 11)C)(): 4').
::!-'. [H1:ly que suponer '-lue 135 n:beiones dc fuCrz2 mulriplcs que S4:' furmoln y lCUln en lns .lr.ultO~ de prnJut:cllin.!:as taITllliJi, los
~rupos rcslnn~dos y las insmucionn, sirven de !Iopone a ~mp'im c:f~CTO' de e~ci'i,ifin que rccnrrcn el conJunto d(1 cuerpo ~oci:ll
Esto' f"rman cnror.cc."'i una linea JI.! fucal soci:l.! que ltr.1\IC'sa lo~ entrCnr.lmH:ntm Jo("~lc:o. y lo, I.'lncub.: ~k n::t:h.v.o, por supucsto,
(.... eos ulcmns proceden "iobn: acullos e r<=dl~mbuC1nne' lohnMmlC1lIr .... h(lm"gencl/:ICI(lnl~. .lrrt:lfl~ <le ~(,;'nc:, C'sl.lblcomllmll~ de
cu~\'c~n~l;l. US j!:flnJes domm<l.t.:u)OC'S :IOn los oiexw!. hCKcmnK1J" S<J~lerullo, CUnUnLL"1rnCnh:' pnr la mlcosifol .. d tic [oJos esoS
[~6
25. rrlUc.1uh <;(' Jcslin. en muchas ('Ic:o~om:~ h;l.ci; e,( I Ofr:J. P()~IC"'n <11.:C n'n,l en !.l crloC:\ prCmOdCf.,:I. ur..l (,~pl"CIC de ,mUClt)n L!<:
blxrud de los pl:i.ccn::s antenor ::al csubkcimlcmu de b. norm::a tc!-:ul.l.d!Jr.L De b. nu:'im.l m;,neu,. en ~u J.pro~lnucln J. los rlurloS Jc
1{crcllhr.~ B.lrbln, tal y com\) ;'"1:1 SC:lb,J() Aurlcr. "rtUClU![ J.pcb; un tr(ro de muhiplcithd hbidin.31 rrt:Ji5Cu~i\":J, que cfccti\":1mcn"
te
pre~uponc
[47 J
[ 48]
lado del efecto de determinados silencios en el interior de esta econorra discursi,'a generaF6.
~., Sr nplr,r-.. flor csu \'" b tL"~I~ fouc.liIulti:lna de qUl', en c:I rt.~mcn de la ~cxll.:lhdd C~1ruC(ur:::a.do en torno:u ImpcraU\'o de hablar
~I, dctermm:loclos silencios se con~uru\'cn contr.1 ese fondo de mllacuJO JI:-cur~I\':1 \' circulan en el inrerior de su cconoml:l. Ta.!
~:-:no :tpunt2 SCd"'''Ii.1Ck: .En J: mC,did:a en: que b 1..,,,,ol"2ncia .C~ la J,l,'T1orancia de un con'ocimicnlo ':Iue ni que decir tiene '"lue pur:dc
nd.a.ds.idcr::U'5<I:lonlO .\'crd:tdcro como I:d~o b.10 cualqUIer otro rq.,'lnu:n Je \"crcl.:l.d, es[a~ 1~'T1orancI:~.lcIO!- de: (orm:r p:"lnc lO un;\. os-cu-
Oc...i
1'ni,. ~tn.l. e~r..;an producid:l" p-<)r conocimIentos c~rx=ciflcn!- y circulan como p;ucc de rq..,.mcne~
.
dc \'crdad e~pccJficos" ~C"d::"'-Ick.
49]
27. ESl:l p:1ndoia o contradiccin Jd d.i~cu~n de 1:1 (hctcrn)sc~lI;1lidad, que l.:onsi~lc en 1:1 prnhlbicln de :ll.:ucllo que se ha c!..:Jimit:adu como impOSible, C'S el reverso ele 1:1 pat'1doj.l que comcno. \'\ccks respecto .l. la prcsccipciun Je ;l.qucllo ljuc se considC1':l necesa
rio. Ver: nOT:l5.
[501
2H. El [~~mlno (Wutu~~. h:lce rcfl:'rCnclJ.;l b c~rr;{q~a Llc hacer pblic:J, de m:lnifc5t.1r I.l homosc:'I:u:lhlhuJ de un:llxr~on:1. En c~paril)1
J. cC'(prc~im <4uc ~c: ullli:t:3 habicualmcO[c es $.:L!ir del armario", auncue umbu:n 1.."'5 halmual el u~n dc b c:c.presln ;1I~k!':\ "01111".':.,"', \'CT
rC5pcC(O .\1ir.a (l'J99: s.t3),
~t). :\n:ili5Is de las Implicaciones Jc la dic(,{om:l emre pblic'):' priv;t!o en 1... .'i~lhlljd;l(l Jc 1J. homo:;c){u;IiJ;J .1s como .. le bs !;((lt.:cucnci;s de la \'ior;ibdidad (y de las rcnum';l:lS que la. cnmunldJ.d ~:l.y ~' k'\bi:m;\ 1''1:1. h!;,ho P,Ir:J .lcccd!;r:1 cll,), puC\lcn l'ncnnrr:lT~C en
!~nlant 'f \'(';"uncr (PJl):;), \X':lrncr (19')9), (I;arkc l2114/1)j ~' Phchn (2UOI),
.10, l!n ln:ilisis de !:as di rcremes csrrlrc~:u discursl\":'ls ldnptaJas p:ar1 m;ucr, ocult:lr, dis(:tnc;a.r, etc., b. hom(,"c,,"ualid:ld puede
cn(Omt1r~e en Lbm,l~ (11)<):-1).
1\. Estc procc<;n re~ronde ;11 (:ln.,;[cr p\;~t'rm:Hl\"fl de e~JS li~rur:ts ~ im,i),;~'nc"1.. Del clf:i.ca:r pertnrmati\'o ~', rnt lo T:tnrn, ,lhicrHl 1
l., n.:~I!-.'1lilican dC' 10Jo SI"'''T1fl, tund:lmcnt.1.lmcnrll! de Indo '5igrutic::anre iJcmiurio, se: (r.Ha en el C:1pilUlo s.~IC:mc_
Un c.aso emblcm:irico fue el tr.ltamien!o Je los me:Jio5 UC comunicJci<n en el ..-CSO Arnpl en Esp:uia. PU:.J. C~[e ~. otrOS C:l~)S
SImilares, vcr U:una~ (1997),
,,1
n,
[ 51
V. LA CRTICA DE LA IDENTIDAD
La aproximacin de la teoria queer a la cuestin de la identidad recoge todos
los aspectos que ya se han ido apuntando a lo largo de! trabajo: una posicin
antiesencialista que niega tanto el carcter natural de la identidad como su
carcter fijo y estable. Desde esta posicin, la identidad es una construccin
social que debe entenderse como proceso abierto a constantes transformaciones y redefiniciones. De la misma forma que el rgimen o dispositivo de la
(hetero)sexualidad es considerado como un espacio abierto a la transformacin, marcado por la contingencia y la articulacin hegemnica, toda identidad constituida en su seno (es decir, toda posicin producida como elemento
relacional en e! interior de este campo discursivo que es la sexualidad) estar
marcada por iguales caracteIsticas (Laclau y Mouffe, 1985). Voy a recorrer
estas cuestiones a partir de la que desde mi punto de yista es la ms potente
propuesta terica en este sentido: la produccin performativa de la identidad
sexual tal y como ha sido elaborada por Judith Butler.
5.1 LA IDENTIDAD COMO PERFOR1\L-\NCE
En primer lugar, Butler va a aproximarse a las identidades de gnero desde un
rechazo a un modelo expresivo de las mismas segn e! cual cualquier manifestacin del gnero responde a una interioridad o esencia que se expresa a travs
de esa manifestacin. Este modelo expresivo pone en relacin el sexo, el gnero r la sexualidad estableciendo una cadena causal entre ellos: el sexo es el
ncleo natural que se actualiza en las prcticas de gnero, entre las que se incluye un deseo r una prctica sexual orientados hacia un objeto del sexo opuestO". Esta matriz de inteligibilidad que Bucler define como matriz heterosexual
es el marco normativo dentro del cual se producen las identidades sexuales, en
lugar de ser, como pretende, un modelo descriptivo del funcionamiento de las
mismas. El modelo como marco cultural prescribe una determinada relacin
(naturalizndola) entre esos elementos y no una descripcin de sus relaciones
naturales. El giro de Bucler respecto a este marco de comprensin de las iden
tidades sexuales consiste en un doble movimiento: un cambio en la direccio
nalidad causal en la relacin entre sexo y gnero. El gnero no es ya una expresin de una esencia natural que seria el sexo, sino que el sexo ser un efecto
de la divisin social entre los gneros 00 cual coincide plenamente con las
[ 52]
[33]
como va analiz Esther l'ewwn La relacin entre una esencia imerior y una
aparie~cia exterior se problematiza en dos sentidos: la drag qlleen expone un
enunciado doble \' contradictorio en el que de un lado construye una dicotoma extcrior/interior emre el disfraz-rol y la corporeidad oculta tras l (se presenta con una apariencia femenina siendo en realidad su imerior fsico masculino), a la vez que construye una segunda oposicin interior/exterior entre
el cuerpo y la personalidad profunda de su psiquismo (pretende que su masculinidad corporal externa oculta un interior ms verdadero de feminidad). La
presentacin femenina de la actuacin dmg esconde (a la \'cz que muestra) un
cuerpo masculino (un hombre disfrazado de mujeD que a la vez encierra (y
expresa a travs de su actuacin o disfraz exterior) una psique femenina (<<una
mujer encerrada en el cuerpo de un hombre). Lo que est en juego en esta
dicotoma entre interior y exterior es una cucstin de verdad y falsedad generalmente arropada en un marco discursivo que se articula en torno a lo natural y lo artificial. En definitiva, este tipo de cuestiones que operan en nuestra
cultura y que la performance drag pone en funcionamiento, consisten en la bsqueda del lugar que encierra la verdad (entendida como lo natural e indiscutible-inmodificable-etc.) de! sexo y el gnero del sujeto. La interioridad en la
que se supone que se localiza la esencia o verdad del gnero es as diferida,
potencialmente de forma ilimitada, puesto que finalmente no puede fijarse en
ningn lugar.
Lo que se pone en juego en la perfOrmance drag es un mecanismo de imitacin que finalmente destruye toda idea de un original, a la vez que implcitamente revela la estructura imitativa del gnero en s, as como su contingencia (Buder, 1990: 169) ". La draS imita al gnero, rerite sus frmulas pero lo
hace efectuando un desplazamiento, lo cita en un contexto no convencional
produciendo un efecto de desnaturalizacin del mismo. Pero a la vez, la performance drag apunta hacia la estructura misma del gnero como imitacin de un
ideal normativo inalcanzable en todas las perjormances de gnero. En este sentido, slo la legitimidad dada por e! marco normativo heterosexual distingue
una imitacin naturalizada de una imitacin pardica.
La pregunta que cabe plantearse en este marco de anlisis es si la desnaturalizacin y desestabilizacin del gnero efectuados por la performance drag o
por otro tipo de prcticas pardicas son efectivamente subversivas de la
estructura del gnero y el sexo. Si no es posible que la parodia sea fcilmente
asimilable al marco (hetero)sexual y sirn en definitiva para reforzarlo. Judith
Buder niega el hecho de que cualquier acto pardico de gnero sea subversivo por s mismo, y en consecuencia requerir un anlisis de las condiciones
que hacen que ciertos tipos dc repeticin pardica realmente sean perturba-
)3 ... L1. sc~..und2 m;nlfest:lcin simblica del drll.r. cuestiona 1:1 "n.ln..l:-Jhd.ld del !<istern:1 de nl!c sc,,"ualc~ cn su coniuntn; si b. con
ducl:l propu de un rol sc,,"ual pueJc ser re;Jiz:ada ror el "~~n errnell". <;('" <;i~l"\.Jc 1(lKcl.nlCnlC I.luc en n::tlidad es :Himismo rl""J.lizld ....
? no herl-uaJ", pur el "sexo correcto"" \&'C'Uoton, 1972: .:!I).
:\4. ~o '-lll la '1ueer de la (imz. rUtrrfl: en el seno de r.. comunidad !:I\' \" le~h.:an.3 StO h:. de..;.urolbdo wol:1 un:1 ~lri ... d ... ,rma..; de- inli
':1(j,')n r.Ir,~jlC;j Ljue tiene ene eiectu Je Jc~n:l.lurJ.hz:u 1... heterosc'{u .... hd.ld y l;u iJcntll.hJcs ljuc Clln:.t1tu\'c cn su reru. . ,Juccin: Si
b hctcro'CXU.lllli.lJ C"S un:\ Imit:lci,ill imp0!>lolc Je: .,j l11i ... n1;1. una Imit.lcillll llul rc'cir'rm:1T1\":HTlCr.rc ~c cnn ...[lnJ\c 1 si mi:-m.\ cnmn "ri
~'1n.ll. Cnl(l~lCS b
pJrI "olA
InIlUlJ\"2, de b "hcleroscxlI;lhJ.ld' ---<ul.ndll ~ Jnnde c\l:1. .'c d.1 en LIS cuhur:l.~ .~.I~ , - es slcmpre
r sola
unullh~
de un:l Imit:l(I,in, unl. COplj, de un.!. Ct'ria. de 1... CU:11 no hJ.~ tl~l.:m.ll. Dlchll de: OUt, modl). el CfCCfO p:mXlico O
c..Ic 1", lucn(J~s gays no funciona ni como copia ni como imiucio.n de ~ hctcrux1.uahd.:IC..l. sino "IuC'. mis bien. expone a
b prnpt.:a hclC'rmaualiu:ld como una inceunre 'f :uC'mnriz-uU imit.tciun ,le su proPl" idc".:.ri:.r...:acin n.:an.Jr:ah7.l,la. (Hutler, 1'J91: 2223).
[ 'i4]
35. Qu~.b ~Licrr:l.1:i rre~unt:a formulad", ror :11~'"t.mo!l :lIU[orc, 1 b. fCQn2 de 11 intctpcl2cin '! mbicriv-acin 2hhu!'~cri:ln.3. :"Jo C'5 fXl$i.
'It: lIUC: 1:1 ['tICKj:! de 1:1. iJcnlnl,';:\ en e'He :tetO ut' intcrpc:obcin comisu.. :10 en 1;" idC1lDtic3ci(jn tina! del sujeto con lo '1ue se le 1J.m
" IJcncitic;lrsc, sino en un cleru JeslJeOTihcacin n:spccro ; esa identMhd? Segn Pf:lllcr, es la distancia que el sujeto m2l\uenc 11.::5pcCto a su idcntitb.d social en nomb~ de una 5ubjeri\'ldad m:is pmfurxb que no ~ reductible :1 2<:IuclI:J. 'i que rrspondc a 5U vcnbucrl' \er, es el rnccJnismo por el cual 1", idJ.!'olog1:1 pw:Jc rcsuh.u opcr:lu\3. (Pf;Jler, citado por 7..Jzek en Buder. uchu y Zizek. 20fllJ~
1-.0 e~h! scOTiJo, :d~"UO;I~ uc las leerura.'! '-Iue se h.&n re:aIJ7.:1do dc 1:1 cuc!'iun tic la quecr de .~ncro, c:ten de lleno lid !:Ido Jc ~rc efec
'1) idcoI6g,iclJ. Con"iit.ler:u 1:1 po:!oibili"bd ue aCN:ar el ~nero en tcrrrunos de eleccin ndl\-Idu~ ,upone rcctun.u 1"" CXI'\(CnCI:l oe un
~lIlero antcnor .:11 proce'io de 5ubje[J\'acinidcnrifiucin sexual que eS capaz de esubleccr una disr:mcia suficiente E'e'pcclO a ese
i'rocc'u cumo par.:l ullli7.2rlo \-nluntan.:lmcnrc U, simplemente, m2nu:nene al margen Je su mecanismo compulsi\'o, Este npn Je
lrroxim:lcioncs cnn\('I:lnen el modelo de esquema dISCUt:5I"-O que hemos visto c:n la rcoria de la likncin SoC,-ual, en la cual C:U!olC
un sujeto (perverso polimQrfo) prnio a la IKIrlN y/o postt'rior::l la misma (en un honzontc posn:volucionano). En C)tl Icctun.
jXJ\l.J.hhusserian.l, el miden de 5uhi~fI\'id3d que:: ~ ("SC:lP; en C'SI~ lecturas a la ~ubieri\"3.cn ~l.u;1 (5 el mayor efecto y 1:1 m~ytJt
i,>-:Ir:tntia de iunclomm;emn cid mcc~ni5mu deok>\.,'Ico de 12 imcrptlaCln que consQru~'C' 1.21 SUb1CO\-:lcin.
( 55]
Con51denr 12 imnpel2CJn y la conscrucion subjctl\Oa en rrminos de pc1formll.D\id;d implica reCh2.7..af una :aproximacin ddcnpm"isl:l ; loda denudad. Lo que acaba unicndo a un nombre (J.:ay. Ic;r;bi:I02., mujer, cI;sc, CIC.) con un cnniunlt1 de $Ulctns no ~1r.
un.; SCTlC dI.' n.s~m e=:~ncI2.le~ que comparten lodos eUos y que snn in\",m:tblcs en el oempo l'ino el acto mismo dI' su nominaclon n
Identificacin eon eS( nombre. La Identidad de=: CU2.lqui!=1' objeto .~ el efecto retroactivo de 12. nomin2.cin: es el nombre', d 501"'''';(:'
onte, el que C'S el soporte de b Idenuc.lad del objeto.. (Zih:", 19H9: 1~135). A parnr e una aprmi.lmacl(m COnln cSI:I.,loda fX,lico
de' b Idenlldad se dctinc 00 como rcprt'~cnr:ac\()n de Intereses de un COOluntn dI.: sUJelos d.ldo de :mrernano, sino como 1:1 con~!ru('
cllm ~. reconsrruccln de su propiO referente.
otras p:thhn!>: ..si el pr()cc~ de nomlnaci6n de lo) ObICIO!> C\lul\'alc al acTO rru~m'
de /2 consuruoon de C-Sl0S. entonccs sus ns~os do.cnpuwls scr:i.n fun.nmcnl2lme'f1lc in~ublcs y enu:i.n 2.bicnm a rrxl3 cla!'C de
rt":lroculacioncs he~emmcas. El C.ar.iCICT CSl.'nclalmcntc pcrformaun, de la nominacin es b. prcconrucin pan. !<x.!a he~emonja ~
10cb poliucv. (UcI:au, 1989: 1!).
.)!,
r.n
[ 56]
tan una subversin de su sentido (Burler, 1997). El anlisis de este punto parte
de la lecrura realizada por Derrida del texto de Austin (Derrida, 1967), contraponindolo a la lecrura del performativo que propone Bourdieu (1982). Para el primero, la fuerza del performativo se desprende de la ruptura que, como todo
signo o marca, efecta con respecto al contexto en el cual es producido. Para
Bourdieu, al contrario, el performativo y su fuerza, entendida sta como su posibilidad de xito, dependen por completo de la autoridad que representan y que
les es dada por el marco o contexto de relaciones de poder del cual emergen.
La critica de Bourdieu a las pretensiones de Austin de realizar un anlisis
lingstico de los performativos se fundamenta en una concepcin del lenguaje como instrumento o como medio a travs del cual se representan o se
transmiten relaciones de poder que son externas al mismo. Lo que Austin
considera como convencionalidades que deben producirse en un acto de
habla performativo para que este tenga .los efectos esperados, es decir, el
carcter ritual de todo performativo hace referencia al hecho de que ese acto
en s en i"nseparable del marco social que le da su lugar y que, en tanto rito, su
funcin en ese marco es la reproduccin de las relaciones de poder que operan en su interior. Por otro lado, todas las condiciones de correccin en la realizacin y en las intenciones del acto a las que Austin hace referencia son
aspectos que pueden y deben comprenderse en relacin al poder/autoridad
del sujeto dentro del marco de relaciones que da lugar a la escena ritual de la
cual la enunciacin performativa forma parte.
[E]I poder de las palabras reside en el hecho de que quien las pronuncia no
lo hace a tulo personal, ya que es slo su portadoD): el portavoz autorizado
l'lo puede actuar por las palabras sobre los otros agentes y, a travs de su trabajo, sobre las cosas mismas, en la medida en que su palabra concentra el capital simblico acumulado por el grupo que le ha otorgado ese mandato y de cuyo
poder es/ mes/ido.
(Bourdieu, 1982: 69)
Toda enunciacin performativa es la invocacin y la puesta en prctica de
determinada autoridad o poder, y los efectos que pueden esperarse de esa
l?Vocacin puesta en escena, son los que ese contexto institucional de autoadad o poder ya contienel ', La enunciacin, por lo tanto, no es ms que un
momento de una totalidad estructural o de una cadena de relaciones de poder,
es determinada por el lugar que ocupa en esta totalidad y sus efectos van a
depender de ese lugar. Nos enfrentamos as a un contexto cerrado o a una
totalidad suturada en la que el elemento de desajuste o dislocacin propio de
una concepcin temporal y abierta del crmtexto es anulado en un modeln
~na
1: JJ cl,nc..,"un de j)4hJ/~J c:<- b cb\'c I..{uc pt:rmu.: :1 Bnurr!u:u c<;l~blcccr b cllrrC'5F'M.mdcnCl: entre el sl!l:Icm.a de rd:aclonl"~ de rw . . kr
, 'l<lwonn~ de lo~ ~u ..::tos en .!oU 5cnn. EI/14bJIIIJ hace rdcrcnoa .:1 b$ dl5fX)slcioncs o esquc:lTUI' pr:ictico-cO)!:Jliuvos que son ncor: ; : : - por el !t.UIC'1n en el conrcXlo de un dctermm20dCl campo 50cW de rebelones de poder mewante las cu:llcs el mismo :leN". de....... ~ responde a las exiJ!:C'ncia5 de 125 e"truC1uD~ c.uc definc~ a c~ campo. posibilitandn su reproduccin. Toda enunci~cln
JIlTUn\';l !oc rt'duciri::. lm(Jnce~ a I; rue~t:l en pr:iC1ict de un fdlJilllJ defimdo por el marco eHruCTUral en c::ue SI: produce. ~Iendo
Pnlarncrue n:ductiblc a e~e marco como uno de su~ m()mc",o~ PUL'CIC dClect.rsc el mundo rime [uncion2hsc3 de este meK!c1o. P.r'"J,
- Ilni1ua de las dcs'...'Ualdacle-s Jc ~cne-ro en cSlm termino" ruC'dc: \'e~c Bnurdlcu nI)I)K)
[ 57]
espacial de totalidad cerrada ". Es decir, que en tanto que .e! xito o fraca~o de
todo performativl) est va decidido de antemano en funClon de las relacIOnes
de poder en las que em~rge y que lo engloban, en. tanto que la autoridad del
~ujeto de la enunciacin performativa est determInada por el. contexto ~n. el
que dicho sujeto emerge, y tal autoridad es el elemento de~ermInante del eXlto
del performativo, las relaciones entre el antes y el desp~es del acto de h~bla
son dete:rminables, las relaciones entre el contexto relacional en que el sUjeto
est; slnlado \. su enunciado son de necesidad y la existencia de efectos inesperad()s no
concebible (no ~ay luga.r para I~ conting~ncia). Esta operacin
discursiva dectuada por Bourdleu ha Sido posible a partir de una forma determinada de concebir las relaciones de poder que, aunque algunos asocian a
Foucault, contradice una de las tesis fundamentales de su teona sobre el
poder: la inseparabilidad de poder y resistencia, tal y como ya he apuntado al
inicio de este texto. Porque si todo poder est ligado a las resistencias en las
que: se: apora. toda forma de autoridad estar expuesta a su subversin por
e:sas mismas resistencias, siendo los efectos de su aplicacin relativamente
indeterminados.
Sin negar Burler la carga de autoridad que se transmite en la enunciacin
performariva, asumiendo el carcter ritual de toda escena en la que esa enunciacin tiene lugar y, consecuentemente, sin negar el contexto de poder que es
citado r actualizado en su realizacin, lo que ella interroga es la posibilidad de
fracaso, la posibilidad de reapropiacin de la fuerza performativa, de la autoridad que transmite y por tanto la subversin de sus efectos. Para esto recurrir
a las herramientas conceptuales propuestas por Derrida en su anlisis.
Si la condicin de posibilidad de xito de un performatinl reside para
Austin, as como para Bourdieu, en las condiciones de contexto en las que se
efecta, ese contexto ha de ser determinable. Y esa determinacin del contexto ser posible a travs del postulado de un sujeto soberano al que remite
finalmente todo el proceso. Como apunta Derrida, a travs de los valores de
"convencionalidad", de "correccin" y de "integralidad" que intervienen en
esta definicin, encontramos necesariamente las de contexto exhaustivamente definible, de conciencia libre y presente en la totalidad de la operacin, de
querer-decir absolutamente pleno y seor de s mismo (Derrida, 1967: 364).
En el caso de Bourdieu, para quien el sujeto es portador de una determinada
autoridad que le viene dada por su posicin en las relaciones de poder, esa
subjetividad que cierra el contexto del performativo se desplaza del individuo
que realiza la enunciacin a la estructura de relaciones de poder. Sin un sujeto o una totalidad estructural que sirvan de principio subyacente al campo en
el cual la enunciacin performativa tiene lugar, los efectos que van a producirse resultarn no predecibles.
Lo que Derrida interroga con respecto a los performativos es su posibilidad de fracaso, no como el efecto de elementos externos a su propia estructura sino como condicin inherente a su misma forma de enunciado, signo o
marca. Lo que para Austin son fallos del marco contexrual en que el perfor-
is
3K P~n un:J. rctlcx.in s.obrc 12 dj(cn:nci.& c:nfre tiempo ~ ~~.Icio en (L,.mino, d<: .1pcrtuD o cic=r1'1: r:srructurll. \'cr bcbu (1990. pp.
41 }' ~LKUienfd;).
[ 58]
n1:10\"0
Todo signo, lingstico o no lingstico, hablado o escrito (en el sentido ordinario de esta oposicin), en una unidad pequea grande,
puede ser citado, puesto entre comillas; por ello puede romper con todo
contexto dado, engendrar al infinito'nuevos contextos, de manera absolutamente no saturable, EstO no supone <ut: la marca valga fuera de
contexto, sino al contrario, que no hay ms que contextos sin ningn
centro de anclaje absoluto, Esta citacionalidad, esta duplicacin o duplicidad, esta iterabilidad de la marca no es un accidente o una anomala,
es eso (normal/anormal) sin lo cual una marca no podra siquiera tener
un funcionamiento llamado normal,
(Derrida, 1967: 361-362)
[601
En la deconstruccin, la crtica ms seria es la crtica de algo extremadamente til, algo sin lo cual no podramos hacer nada.
(Spivak, citada en Buder, 1993: 53)'"'
Algo sin lo cual no podramos hacer nada, sin lo cual no podramos decir
nada puesto que nuestra posibilidad de agencia, nuestra capacidad de articular un discurso, nuestra misma existencia como sujetos, dependen de ello.
~n.. ~nc1kn en un3.line2 di~.ri~.u., escptica. so~ la c:fcah,.dad de aplicar ~:I critica ~onstructn.~ a b. p:llitlO, de: la Identidad.
lIhn:I llrua en Uf\2 C5)"l'tCIC de ~Cl~mn nl1~ amba'S, puede cnconmr'Sr en el :lf'O("U1o de \ .d.:anc ~(1d.2 tire,," e6Dr"r: los b:tluanc~
QI~ :)~cm dt'.un.a mi noria>. (en Llama~ ,. \"ld:J.rt~. 2.1~11). tna criUC.I no !io(ilo I:'Sc':poo sino.r.ldiC2lme~1t~ con=:L""'t2:1 h decon~rruc
tf
a Idmudad rUI.'ck cnCfJntn_r~t en I:krs.::am: .. En el P'oc~o de dl"sn:nur:lh/.:ar los rCJ..'1mcnc-s crlstcmlC~ \- ~liucoc; ljUC nm
-=~"m. nos b0n:-n,n~ us demostnci()ne~ del c:lT"icu:r "mcnmcntc" histm;:o de eSl~s sis.tcm:a~ ~)I(J impc....~ minim~mcnlC
. . ~2.r:a que
~?b,e:rncn no e:s ne:cesano que: sc.. n naturales; dcsmluficarlos no los h:.cc: tnopt'nntl.""SJ> (Bc-rsuu. 1995: 1j)_ O bien:
r 12~ Idcnnd2dcs cs('ncia!t7.:ador;c; dcn\'.IJ:as de 1..1. pn:fcrenci:l ~c~U31. montan un:a rl.."Sistcnc COntrl I:a i":cJCY,fobi . . en b cu . . 1
t'S2 ~ls(c:neI2!oC ha b.)rl'2do: ya n(1 ha\" runt-,'"n sujt10 homost:.xual pan, oponcrs.c:- a1 s.ujeto homof~ (Bcrs:anl. 1995:
fR),anc d.=
[ 61
CONCLUSIONES
\lllegar al final de este breve recorrido por las propuestas de la teora queer,
es momento de resumir las conclusiones que se han ido extrayendo a lo largo
del tr:bajo. Estas conclusiones debetan ser los puntos de partida o principios
tericos para una futura investigacin en el campo de la sexualidad y la identidad sexual, puesto que el objetivo de este trabajo era precisamente dibujar,
a cuando menos esbozar, el marco terico inicial para esa investigacin.
La sexualidad es un mbito de lo social y como tal est constituida por relaciones de poder. La sexualidad es, por lo tanto, un espacio poltico. La delimitacin r especificacin de este campo es el efecto del despliegue de un dispositivo normativo determinado sobre los cuerpos y los placeres. El espacio
social as delimitado como sexualidad est hegemonizado por una norma
heterosexual que pretende cerrarlo en un todo coherente pero que se ve obligada a producir y definir a sus otros en sus mrgenes. La operacin hegemnica de estabilizacin de la sexualidad dentro de los lmites de la identidad
heterosexual produce por exclusin un espacio de abyeccin, condensado en
la figura de la homosexualidad, que pese a ser exteriorizada por esa operacin
como el otro absoluto de la identidad heterosexual, no es sino la marca de su
lmite interno. Homosexualidad y heterosexualidad no son, por lo tanto, entidades separadas r autnomas, sino que responden a un mismo mecanismo de
poder, a una relacin que las produce a ambas.
En este espacio de relaciones de poder, toda identidad es producida relacionalmente pero, de la misma forma que ninguna de ellas puede totalizar el
campo de la sexualidad, tampoco ninguna de ellas puede constituirse plenamente.
En la medida en que la identid:d sexual no es la actualizacin o expresin de
una esencia, su carcter es performativo. Toda identidad se constituye en el contexto de las relaciones de poder mediante una fijacin o estabilizacin parcial y
precaria de algunos de sus elementos a travs de su repeticin, y tambin de la
represin o exclusin de otros elementos posibles: mediante este proceso de
repeticin, toda identidad intenta borrar las marcas de su produccin, generando la idea de una esencia anterior a ese mismo proceso, de la cu'alla identidad parece ser la expresin. Respecto de las identidades sexuales, no estamos
ante la expresin de una esencia interior a los sujetos (sexo) merced a varias
manifestaciones (gnero, orientacin sexual, etc.), sino ante el producto de la
hegemona heterosexual en el mbito de las relaciones de poder que constituyen el campo de la sexualidad. La ilusin de la existencia de esa esencia sexual
interior es un efecto de la repeticin performatin de las prcticas y rituales
que constituyen a esas identidades.
El carcter performativo de toda identidad apunta tambin hacia su posibilidad de subversin, reapropiacin y resignificacin. La iterabilidad de todo
enunciado (y, por ello, de toda accin o prctica identitaria, puesto que la identidad no se produce sino por un acto de enunciacin) abre la posibilidad de
su funcionamiento impropio en un contexto diferente; tan es as que los significados que ese cnunci:do va a adoptar en dicho contexto no predecible no
pueden ser fijados por completo de antemano. Si es cierro que toda enunciacin es repeticin o cita de u~a norma o de un cdigo y lIev: consigo un con[ 62]
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[M]
_J.
r 65]
Theory/Sociology: A Dialogue,
[M]
r 67]
,<La pandemia del sida, efectiyamente, no ha hecho sino confirmar Ja corporeidad como nica dimensin reconocida del "homosexual". Es ste un
efccto paradjico, toda vcz que el VIH no respeta categoas, ni clases sociales, ni fronteras, ni diferencias tnicas. 1\:0 obstante, el desarrollo de poltic;;.;:
\. discursos ha ido en la lnea de la confirmacin \' solidificacin de las dife~cncias. La visibilidad del sida, desde sus inicio;' se homosexualiz. Todo
cuerpo con sida pas a ser un cuerpo homosexual, o, en todo caso, un cuerpo desalmado (cuerpo de mujer, de drogadicto, cuerpo pobre, negro o de
inmigrante))'.
Pcro esta crisis ya a suponer adems la puesta en e\'idencia de los prejuicios e intereses que subyacen a las polticas sanitarias de los diferentes gobiernos. Precisamente por considerarse una enfermedad que afectaba slo a
homosexualcs (ya otras poblaciones marginales como los haitianos, los heroinmanos y los hemoflicos, las absurdas 4 haches con que se define a los
grupos de riesgml inicialmente), la reaccin del gobierno estadounidense
hacia la crisis fue prcticamente nula. El ultrarreaccionario mandato de
Reagan, ocupado en extender el terrorismo a Amrica Latina, Oriente Medio
)' -\sia r en desmantelar el dbil sistema social, no tom ninguna iniciatin
para paliar la enfermedad, y apoy los intereses de los grandes grupos farmacuticos en los primeros avances del tratamiento, que eran muy caros y slo
accesibles para una minoa con alto poder adquisitivo.
En este contexto surge el grupo ACT UP (Aids Coalition to Unleash
Power), compuesto por personas seropositivas, gays, lesbianas, drogodeper:dientes, trabajador@s sexuales, hombres y mujeres negr@s y chican@s,
otros colcctin)s minoritarios, todos ellos enfurecidos por este abandono esetal en la crisis del sida. Su primera manifestacin en pblico fue en mayo de
1987 en \X'all Street, el centro financiero del mundo, para protestar por la a\a
ricia de las compaas farmacuticas productoras de AZT (en aquel momen
to, el principal frmaco para paliar los efectos de infeccin por VIH) r por 1m
recortes en gastos sanitarios. En los aos siguientes, ACT UP continu 5:':5
campaas de protesta logrando significativas reducciones en los precios de los
medicamentos.
La importancia de ACT UP es enorme por dos razones principales:
Fue un grupo capaz de aglutinar di"ersos colectivos que hasta el momen
to no haban trabajado juntos polticamente (gays, lesbianas, transexuales.
negr@s, latin@s, chaperos, putas, mujeres en situacin de pobreza, droga'
dict@s...); poco a poco se puso de manifiesto que muchos de los problemas de mala gestin del gobierno afectaban transversalmente a numerosm
grupos en riesgo de exclusin, y que luchar en coalicin poda ser ms cil
que hacerlo desde colectivos separadamente.
Su contenido ideolgico r sus manifestaciones de accin directa en la cali~
rompan con la lnca respetuosa y asimilacionista de muchos grupos c"
derechos civiles tradicionales, que abogaban por una integracin en e!
orden social normalizado negociando cuotas de poder; por el contraria
J':~r~'
Ehro
e~
CUl'rpO homo~C'xual
en tn.:mpm Jc
[ 68]
ACT UP introduce la rabia, la denuncia directa y explcita, las acciones ilegales (robos en supermercados para financiar medicamentos o conseguir
comida para los enfermos, por ejemplo), boicots en actos pblicos, intervenciones en iglesias y ministerios, es decir, desafa al orden social y poltico con un discurso radical.
Era evidente que en ACT UP haba un gran nmero de militantes transexuales, gays y lesbianas. Inspirado en gran parte por este tipo de activismo,
surge en el verano de 1990 el grupo Queer Nation, durante una manifestacin
del Orgullo Gay de Nueva York reparten entre los manifestantes un panfleto
impreso a dos caras con un manifiesto titulado iOdio a los heteros! <1 hate
sttaights!) y iMaricas, bollos, trans, leed esto! (<Queers, read this!). En
pocos das sus manifiestos radicales y agresivos se difunden a San Francisco
y a otras grandes ciudades de EEUU:
Odio tener que convencer a los heteros de que los gays y las lesbianas vivimos en una zona de guerra, que estamos rodeados de bombardeos que slo nosotros parecemos or, que nuestros cuerpos y almas se
amontonan asesinados por el miedo o apaleados o violados, muertos
por el dolor o la enfermedad, vaciados de nuestra propia personalidad.
[...] Nos han enseado que los buenos maricas y boUos no se enfadan.
Nos han enseado tan bien que no slo les ocultamos nuestra ira, sino
que nos la ocultamos unos a otros. Incluso a nosotros mismos. La ocultarnos con adicciones a drogas, r suicidios, y trabajando ms que nadie
en la esperanza de demostrarles nuestro \'alor. [...] Cabrate. Cabrate
porque el precio de la visibilidad es una constante amenaza de violencia, violencia homfoba a la que contribuyen prcticamente todos los
estamentos de esta sociedad. [... ) ..\bndalcs a la mierda hasta que hayan
pasado un mes paseando de la mano en pblico con alguien de su
mismo sexo. Cuando hayan pasado por eso, podrs escuchar lo que tengan que decir sobre la rabia trans, marica y bollera. \'lientras tanto, diles
que se caUen l' que escuchen'.
(Extracto de Odio a los heteros, QJleer t"o/ion, 1990)
La crisis del sida puso de manifiesto que la construccin social de los cuerpos, su represin, el ejercicio del poder, la homofobia, la exclusin social, el
colonialismo, la lucha de clases, el racismo, el sistema de sexo y gnero, el
hcterocentrismo, etc., son fenmenos que se comunican entre s, que se producen por medio de un conjunto de tecnologas complejas, y que la reaccin
o la resistencia a esos poderes exige asimismo estrategias articuladas q;e tt:ngan en cuenta numerosos criterios: raza, clase social, gnero, inmigracirin
enfermedad ... criterios fundamentales de lucha que ponen sobre la mesa las
multitudes queer.
~----lo
5-.&fe:~. fW:n.)!> m:milil"",m <k Quccr ~ao()n est:in d,s[l(mjhh:~ mI..! \IoTb hrrp.//unl.llInJI... ,k . . . .-.I").:.-'hlrnllullrruncr/ljucTrn:lTlnn.hrml.
[ 69]
J. uThe ;\I"stcr\ Tool \X'jl! \:cvcr DIsm:lndc- Thc \L1sTcr's I fousCII. I:n 1'0s imd,<:,f "J/:'(d",'I :}J(: (.:\IougJ.. Anz.dJ: cdilor:l.s. p. !Otl).
bc; libro (ut: una nbr:l ploncf".& en las critic:J.s I..juecr, '! retlc..'l:1 foJa la complClid:1d de 1" rebdin que se C5taba ~esundo en C5.:l poa
de 1m, RO en Ef-Tu' !-by un2 ""e1"510n del lnculo I.!n Clstcllano en lllnlC, A.. L1 hmrNtId, i4 o;/nJIIJIM, p. 1M.
f 70 1
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I ["1.15 rr:icr;Cls brur:llcs CI'nu.l b.~ ]"'>Cr'\on.L'i imcr:(.xu:lks c~lnrinti.ln J.i.ndmc en b. lC:1.uIIJ,Ld en (,,.Jt:; IU$ r.li~cs ,,,-=cidenuk .. , ("n
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5, .}Icrm:aphmc.lite:t 'llllIh :utitud"c= M:lppinp; lhc cmcq,;cnce of [me~x puliuc:d u'tivi5mlt, ..-1 jOllo,J/ ~f I..LflJI1 d"J G~ Jtlltl'~ 7J)(
T";l";~t11tb,.l.mll.". \'u'- -t. ~um" 1. 1998. rp. IR9-211. Tnducc16n de Sllnl G:LrJ. D:mdcr~' rmcn Romero.
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[ 73]
gora que aparece en la segunda mitad del XIX, es algo muy distinto: ha llegado a ser un personaje: un pasado, una historia y una infancia, un carcter,
una forma de vida; asimismo una morfologa, con una anatoma indiscreta V
quiz misteriosa fisiologa. Nada de lo que l es in toto escapa a su sexualidad.
Est presente en todo su ser: subyace en todas sus conductas puesto que
constituye su principio insidioso e indefinidamente activo; inscrita sin pudor
en su rostro y su cuerpo porque consiste en un secreto que siempre se traiciona. Le es consustancial, menos como un pecado en materia de cosrumbres
que como una naturaleza singular. No hay que olvidar que la categora psicolgica, psiquitrica, mdica, de la homosexualidad se constituy el da en que
se la caracteriz --el famoso artculo de \'\"estphal sobre las sensaciones
sexuales contrarias (1870) puede valer como fecha de nacimient<r- no tanto
por un tipo de relaciones sexuales como por cierta cualidad de la sensibilidad
sexual, determinada manera de invertir en s mismo lo masculino v lo femenino. La homosexualidad apareci como una de las figuras de la ;exualidad
cuando fue rebajada de la prctica de la sodoma a una suerte de androginia
interior, de hermafroditismo del alma. El sodomita era un relapso, el homosexual es ahora una especie'.
Como es lgico, este anlisis fue de gran utilidad para las polticas queer de
los aos 90. En una sociedad homfoba que est estigmatizando a una comunidad entera a partir de la crisis del sida, y en un momento en el que se est
cuestionando la necesidad o el alcance de una identidad esencialista gay U
homosexual, los recursos tericos de Foucault supusieron una verdadera
revolucin intelectual y poltica. De hecho, como menciona Halperin en su
brillante ensayo sobre Foucault y la cultura quecr Jan FOJletl"!!, el libro de cabe
cera de muchos militantes de .-\CT l.JP era precisamente la Historia de la
Jexualidad.
Foucault va a sealar tambin una difcil paradoja para los movimientos de
liberacin gayo Si, como apunta en esta obra, el dispositivo de sexualidad no
reprime sino que persigue la produccin de significaciones y discursos, los
movimientos de liberacin sexual han abrazado sin darse cuenta el propio dispositivo de sexualidad, creyendo que ah estaba su liberacin, respondiendo a
esa exigencia de generar una verdad sobre sus cuerpos y sus prcticas. En este
sentido, el desplazamiento nmada que propone la teora queer estar muy
influido por esta advertencia de Foucault, y en ello radica en parte la dificultad de analizar los propios movimientos queer: para qu analizarlos?, para
quin?, qu verdad se espera que produzcan?, quin va a rcapropiarse de sus
discursos y prcticas?
Otro concepto fundamental de la obra de Foucault que va a influir notablemente en los estudios queer es el de biopoltico o biopoder, por su relacin con
el racismo y los procesos de exclusin. Fue la emergencia del biopoder lo que
permiti que el racismo se insertara radicalmente en el Estado. Para comprender este hecho, Foucault destaca que en el siglo XIX el poder se hizo cargo
de la vida, la antigua soberara sobre el individuo se transform en una
R. Ihidcm, p. 56.
9. FOl"C:\l!LT. M.: G",lWIogW,/d ,.,Klma. Dr kl!.'""tI M 1m nI\!II alrwU/IItJ J, blrMia. \bJriJ.
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Plyuct:l. p_ 2""7,
1II
lhidcm. p.
~(,.
r,
".\lulljt1.JJc~ lluc.:cr. ~<lr . " r.U~l un:1 poli,!c.]. dc los ".ntlrm:I!c"",., /V,ir!, Brll",,ri,. n" J,
2J6,
!~: :;..Ll r,LslnJ:I(..l c(m(lnU:I en h JI:fu:lhJ"J, pur Cll.:mpl., en d (HO del cS{:L.do ~sr,L(,I,:\ pcsJ.r Je tener un:L. de
11
In U~.lS de ,ofec,
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"J...lU.:n ~in .1trc\'cr:o;c:J. :lhord.u 1.1 :l.brm,unc ,C"J..IiJad Jd \"111 en las c.ircclcs.l:a pro~'".ln entre lAS proSUtut:.lS y sus. c1icntc5, y si~'Uen
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D. HALPERI~,
D.: Jan
roUflJNI!.
[ 76]
EL BANQUETE UNIQUEERSITARIO:
DISQUISICIONES SOBRE EL S(AB)ER QUEER
Por Paco Vid arte
r 77]
r 78]
importador de pensamiento y cultura de los pases donde stos se generan. Lo queer, adems de muchas otras cosas, cuando se convierte en teoria,
Jgase chminggum/goma de mascar, se hace tan hegemnico y colonial como
c~:11quier otra forma de pensamiento, creando sus castas, jerarquas, especialistas, popes, conflictos de coronas, disputas intelectual-afectivas, yo estaba
primero, yo mucho antes que t, se es un recin llegado, sabrs t de nada,
.lqulla no es nuestra amiga, he roto contigo, crculos esotricos, bandas de
iniciados, pea emocionada, sonrisas autosatisfechas, hordas de proslitos y
no pocas dosis de buena conciencia, espritu salvfica y evangelizador.
Todo esto son riesgos en los que se puede caer ms o menos, porque caerse en ellos siempre se cae, y conviene reconocerlos y sealarlos uno mismo
antes de que cualquier gilipollas vaya de conservador listo y nos haga la autocrtica a lo Pepito Grillo por ser nosotros igual de bobos y estar transidos de
las mismas pasiones que el resto de los mortales. Vaya una cosa. Como si ser
yueer significara ser puro y limpio: eso siempre lo fue la lrunaculada
Concepcin y es cosa que nos creemos muy pocos. Que nadie se asuste de
que entre la gente (que se dedica a lo) queer haya mucho cabrn y mucha malnacida, mucho intil y mucha tonta perdida, mucho desubicado y mucha paranoica. Todos bienaventurados. Lo queer no es una lite ni de las ms listas, ni
de las ms simpticas, ni de las ms enrolladas. Ni tampoco lo contrario. Parias
entre los parias, en l principio era el lumpen y e! lumpen se hizo teoria. Y
habit entre nosotros. Esto debe sonarnos. Sea. Por pronunciarme de este
modo en pblico y lanzar una especie de A la mieeeerdaaa! generalizado en
el ms puro estilo de cabreo fernandofernangmez, alguna que otra vez casi
me echa a los leones un auclitorio perplejo porque alguien intentara romperles su queer-juguete en un colrico arrebato de ira santa expulsando a los mercaderes de! templo. Desde dentro, supuestamente. Uno de los suyos rompa
la baraja e ironizaba con sus mejores sentimientos, sus convicciones y su ms
arraigada vocacin poltica y de lucha. Algunos pensamos que, en parte, esto
se debe a cierta confusin que se da en movimientos en fase naciente entre la
teora y la actitud vital y los afectos de cada uno de sus integrantes. En la teora queer, me deca una amiga, an no sabemos los de aqu distinguir una critica a nivel terico de la ofensa personal. Es como escandalizarse de que
Rousseau dejara a todos sus hijos en e! hospicio conforme los iba teniendo
sin nunca ms saber de ellos y luego escribiera e! Emilio. O fruncir e! ceo por
enterarse de que Locke escriba su Carta sobre la tokrana"a mientras saneaba su
economa domstica con los pinges beneficios que le reportaba tener acciones en e! comercio de esclavos. Esto de tener que predicar con e! ejemplo es
fatal para la teoria queer, aunque no tenga nada que ver con las analogas propuestas, porque ser queer no necesariamente implica ser un puto desalmado.
La inslita exigencia de autenticidad (menudo valor ms poco queer!) que se
detecta a veces entre nosotros con acusaciones explcitas de cinismo o fraude
lleva a demasiada gente a la destruccin personal, a caballo entre e! deja todo,
coge tu cruz y sgueme y e! iluminado chispazo de un cruce de cables burgus
sucedneo posmoderno de la antigua revelacin: si eres qlleer por dea"sin propia,
asumes una cierta conclicin desgraciada, no recurres a la ley ni a ningn tipo
de autoridad, colectivizas e! trabajo personal, renuncias al nombre propio, a
tener un empleo, tiendes a sobrevivir miserablemente, a hacer cosas raras, a
p:!S
[ 79]
\"\-ir en una cierta indefensin, te aficionas a la provocacin, a ocupar mluntariamente esferas de marginalidad, a vestir extraamente, a coquetear con
actirudes peln autodestructivas a veces, a caer en fantasas de desclasamiento,
a mostrarte indulgente con sim-ergenzas y canallas slo porque tambin
ellos/ ellas son queer y a asumir un plbos que algunos calificaran sin dudarlo
de egodistnico. Yo disuado a todo el mundo de tomar este camino de bautismo queer por inmersin.
La universidad est vacunada contra estas cosas, tal vez desde la inyeccin
del 68. El hiato que se da en lo queer, entre la teoria y lo real, entre quien es
y quien habla de, no tiene por qu ser solventado, ni siquiera cuestionado, y la
uniqueersidad ya es un sofisticado invento imparable. Lo que hay que conseguir, si nos dedicamos a la teoria y nos olvidamos de una puta vez de querer
ser queer con la boca pequea, es de los argumentos ad hominem, y de que cada
cuestionamiento de alguna estupidez a nivel exclusivamente terico se torne
en una refutacin del propio modo de vida por la vinculacin que an se establece entre lo que se (dice que se) piensa y lo que se es. Esto ha llevado a la
ruina personal a demasiada gente cercana. Ser lo que uno piensa y va pregonando por ah es un lujo para genios, para gente elegida o para pea, en cualquier caso, muy desgraciada. Al resto nos conduce al colapso. Quedmonos
pues en la teoria acerca de la virrud queer como cosa enseable en la universidad o en algn que otro taller o foro determinado, asomndonos a la calle
por las rejas del campus que impiden que los queers salten dentro y no nos
dejen dar nuestra clase de teoria queer. Para ser marxista hay que ser proletario? Seguimos en el mismo callejn que hace cincuenta aos. Y esto lo escribe un burgus autobiogrficamente y sin nimo ejemplarizante. Por supuesto.
No se me despisten. Lo que no pasa de ser algo tan acadmico como una cap
lolio benel'olmlioe para proceder a continuacin a ir en contra de todas las precauciones anunciadas \. saltarme todas las restricciones metdicas del comienzo. Sea tambin. Yo n~ quiero, ni tal vez pueda, hacer otra cosa que discurso
universitario, pero al menos que tenga una calidad mnima, que sea ms o
menos incendiario y lo menos ingenuo posible, con su fecha de caducidad
bien a la vista. Que explicite su maldad y su colaboracionismo inevitable, sus
puntos de partida y sus complicidades. Su dosis de profundizacin en la marginacin de lo ya marginado as como su paradjico y nada intil intento de
denunciar esta situacin desde las mismas estrucruras de poder que generan
sistmicamente, en el proferirse mismo de la enunciacin liberadora, la exclusin de lo(s) queer.
En ltima instancia, en el fondo, desde donde vengo y donde me encuentro, me acucia una preocupacin eminentemente socrtica, muy rancia: Es
enseiioble lo I'irtud poltico? Es enseiiable lo qllerr? Sin entrar demasiado a fondo en
la cuestin de si lo queer es o no una virrud y equiparable a ella. Los que an
lean a los clsicos recordarn que el meollo del asunto estribaba en si la \"ir
rud es o no un conocimiento, en cu\o caso, como tal conocimiento, seria suSceptible de enseanza. De no ser ;s, de ser la virtud otra cosa que conocimiento, no seria transmisible del modo como lo son las diferentes ciencias o
tcnicas: la esculrura, la arquitecrura, la medicina, etc. Que cada uno se interrogue y decida si lo queer es un conocimiento o una forma de vida, o las dos cosa~
a la vez, ya que yo no lo s con certeza, y que reflexione y decida tambin hast:l
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[ 82]
el postestructuralismo francs de Deleuze y Derrida, sin aadir este parnte,is \ergonzante). Habr tambin tintes pos modernos de Lyotard y persistendel psicoanlisis de la mano de Lacan, todo ello sobre el trasfondo de un
Foucault' omnipresente, con algunas gotas de Negrismo: esto es lo que dicen
st: respiraba en determinados departamentos de algunos campus norteameriClnoS. Si lo queer se considera en origen un fenmeno estadounidense, ha de
h:lcerse siempre la salvedad de que su matriz filosfica y acadmica es genuinamente continental, europea, puramente francesa. De modo que cuando se
hable de la retraduccin problemtica de lo queer a espacios geopolticos distintos del estadounidense ha de tenerse en cuenta que lo queer en buena
medida es fruto a su vez de la rettaduccin del postestructuralismo al contexto norteamericano y que la mosofa francesa, en un fenmeno de reflujo }'
amplificacin cual cante de ida y vuelta, regresa a Europa ya queerizada. Lo
mismo que la deconstruccin de Derrida no volver igual que se fue. Ni l
tampoco. De todos modos, debo hacer otra salvedad ms para no llevar a confusin. Nunca se insistir lo bastante en lo engaoso que puede llegar a ser un
arculo que pretenda rastrear y elucidar la matriz filosfica de la teora queer,
pues de nuevo reproduce el gesto ancestral del pensamiento de reconducirlo
roda a s mismo, devorando sus propios bordes, arrasando con los m:rgenes
para que hasta los desechos de la combustin intelectual se reciclen y vuelvan
a servir de carburante del pensar occidental. Lo queer ni es un invento de la
tilosofa, ni siquiera del feminismo, ni mucho menos de cuatro autoras ms o
menos conocidas; la cuestin de la autona y la genealoga poco tiene que "er
con lo queer: plantear las cosas de este modo es repetir el esquema tradicional de jerarquas y la forma en que se hace constantemente la historia, del lado
de los vencedores, en la que lo queer siempre queda fuera, en el anonimato
ahistrico de lo irracional, en la energtica masa amorfa y descabezada que
corre suelta por las calles. Como un pollo decapitado. Y entonces lleg la universidad y puso nombres, defini conceptos, traz objetivos, determin fines,
medios y prioridades haciendo de los exabruptos de cuatro drags negras exaltadas y gritonas, y de las acciones callejeras de un puado de bollos y maricones con VIH, una poltica coherente y un cuerpo doctrinal sistemtico. Y
empez a cobrar matricula para ensearlo y transmitirlo al alumnado blanco,
creando especialistas con una slida formacin acadmica que dispersaron la
tcora queer por el resto del mundo civilizado entre la gente de bien, lejos de
los lugares y la muchedumbre de donde surgi. Sin embargo, y debiendo caer
en la cuenta de que ninguna lesbiana chicana va a ensearnos teona qucer, ni
ninguna gitana transexual, ni tampoco una drag de Harlem, sino que lo ms
probable es que en nuestro pas lo queer est siendo explicado y transmitido,
salvo insignes excepciones, por profesores burgueses varones blancos (adase, qutese o modifquese alguno de estos adjetivos para no restringir tanto el
plantel de especialistas, valga yo como ejemplo), que lo ms queer que hemos
cilS
l. Sobre Foucauh y la u;ori:r. qucer ver d .utiC1.lIu Jc j2\I....,. 52<:'/. en c'u: mismo hbro. en l.;c=rto modo la pnmeu pane de lo que hem()s
; los ongt."c::s ~ocio-pojticns y lilo$llficos de :l teoc:l, "Iucer, cu~:l st."")o.,">UnJ: panc Sen;) C""tc e-5cn-
[ 1l3]
hecho es ser maricones a tiempo compl<:h); habida cuenta de esta reapropiacln de lo gueer por las maricas universitarias, del significativo borramienta
en lo gueer una vez ms de lo transexual y de lo lesbiana, cuando no de su
ascendiente feminista, \amos a dejar de lamentarnos y llorar por la leche
derramada para alabar r ensalzar la poca que an nos quede sin verter en la
jarrita. Porque, sin lugar a dudas, a juicio de algunos entre los que me cuento,
la teora queer ha supuesto en el campo de la filosofa y del feminismo uno de
los revulsivos que ms han afectado a las zonas oscuras e intocables del pensamiento y que por fin se ponan sobre la mesa con una competencia y una
altura conceptual inusitada, suficientes para que la academia no pudiera ya
hacer la vista gorda durante ms tiempo sobre las cuestiones de gnero, raza
y sexo en el mbito de la razn no slo patriarcal, como denunci en su da
el feminismo, sino heterocentrada.
Al leer muchos de los textos de las tericas queer vemos constantes diatribas
contra lo que podemos considerar las bestias negras de una gran parte de la
tradicin del pensamiento feminista, enemigos que, naturalmente, estas pensadoras van a heredar: el estructuralismo de Lvi-Strauss en su \ertiente
antropolt,rica y el psicoanlisis, que se dio en llamar estructural, de Lacan
estarn comrantemcnte en el punto de mira de la teora gueer, al representa.
estos dos discursos lo ms tlorido de la tradicin falocntrica y patriarcal del
pensamiento occidental, revestido de nuevos ropajes de cientificidad, lingisticidad, imestigaciones de campo y todas las modernidades imaginables,
unido adems todo ello a proclamas en algunos casos provocadoras y en franca confrontacin con el feminismo del jaez del la mujer no existe lacaniano,
en otros casos conciliadoras y queriendo dar a entender que todos y todas
estaban en el mismo barco. Puede ser. Slo que habra que ver quin estaba al
timn y quin en la cocina del temido navo o fregando la cubierta. A lo ms,
la nica bella mujer de larga cabellera dorada y pechos descubiertos de este
bajel de filsofos piratas heteros sera de madera e ira clavada en la proa.
Desde luego, ms propio de piratas que de un historiador de la fIlosofa responsable ser la escabechina que har, so capa de resumen divulgativo en un
par de pginas aptas para todos los pblicos, con los ltimos cincuenta aos
del ms granado pensamiento francs.
1\ veces no nos damos cuenta del grado en que nuestro lenguaje ms
cotidiano est impregnado de lo que fuera el sesudo ncleo de pensamiento filosfico de esta o aquella corriente, que por lo dems nos puede resultar completamente ajena a nuestros intereses y absolutamente desconocida.
Basta un mnimo anlisis para descubrir en nuestro discurso reminiscencia~
platnico-aristotlico-tomistas, kantianas, marxistas, existencialistas, psicoanalticas, positivistas que han pasado al acervo cultural comn y que manejam o;
como si tal cosa, a nivel de usuario, como el mando a distancia, el m\-j] o el
ordenador, sin tener la ms remota idea de fsica, electrnica, matemticas.
informtica, ingeniera o, en este caso, filosofa. Algunas consignas estructu-
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-:----lf:\'ISTR.\L~S. c.:
1
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Mi
[ 86 J
[ 87 1
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maravillosas excepciones. Yo sigo haciendo amigos. Polticamente, la institucin psicoanaUtica, en todos sus colores r orientaciones, ha sido de lo ms
perjudicial y desastroso que ha podido existir para nuestros intereses, estando
los escritos tericos a aos luz tanto de las prcticas persecutorias de la API,
como de la horno fobia de los psicoanalistas en general, tanto en la soledad de
su consulta como en la nefasta compaa de sus colegas, corrillos donde el
odio hacia los bollos y maricas alcanzaba un efecto multiplicador r donde el
inters por dejar bien clara su condena moral y cientfica de la homosexualidad pareca ser una condicin indispensable para alcanzar respetabilidad
social, credibilidad y no poner en riesgo sus ingresos dejando traslucir la sospecha de que la homosexualidad no sena un impedimento para e! ejercicio del
psicoanlisis.
2 LA REVUELTA POSTESTRUCI1JRAUSTA y SU AFINIDAD CON LA TEORA QUEER
" lacan tambin 5ufnni una ttConvenic'Jfl)O inu:lecrual ~. empczm por 1:51:1 rpoc2
hIr. ftln
concrp~n de diferenCia quc se cs ~""I .. nd(), no c:lbe m:ois <-ue Un:! d ..... :lnel:l siempre Intimea, ",n!--'"Un. aproxlmaclun e~ f"<lSI.
~na \ccmd.JJ eal-x en el h:lCI..'~C cargo, en la Tn'ro~lhd,d;lti dI..' deCir dt" t"~tc ;cnmt::ClmICTllr)
[89 ]
8. FOl:CALLT, ~L Ls a''1l1ro/lJXia drl JrJbrr. :-"Icxicn. S~I,) XXI, 1999, rr. S. R, 14 r 16.
9. B.-\RTHF_"- R.: .RoI:md Barthes p:u Robnt! R,urh("'i (1975), rn nf'lU'rn a"".fJ/itff_ P:lri~ Sell;l, 1')1)4, Tonlo 111, p. 20(,_
lO... El punto de ruptllr:l se; sita cu:mdu Lcvi-S(r.lus~ p .. n 1.015 !(lCicd:ldcs,~' uc.m, en 10 'luc se refiere:ll in.:nnscienre. nos most:r.lron qu~ el "scncido" no cr; pmh:tblemente mio lluC un dec.10 de 5upcrriclC', una re...C'rbcucl(;n. unl cspum:l,~' que en re:1liJad lo c--=
n05 :&tT:l\"1:s.:Ih:& prufund:uncmc. lo que c~i!otj2 :In ro que nosouns, In que nos !ofls1cni:.a en el ricmpn y el C"!IfY.Icio eD e!/t,,,,t1 r---I La
Impnrunci:l Je l.3c:.m estriba en que ha m0!'1r:ldo, m&:\h:::mtc el dis.cUf del enicrmu y lo:!. sinromas de su neuroSIS, crimo son W
estrucrun5., el sistema mismo del Icn~aic -y no d ,ujctO--, cuimC1 h1.bhm. _ (on 2ntcriorid:1tl a tC'tb, c;o;i,rcnci:1 hum:m.l. :1 tndn
pcn_~;lmlcntn humJno. c:o:istlri:, ~:1 un s:.Jxr, un _,.,rcm.l. que rcde'icubnnlU' [_, ~Fn (ll1C C'IO'I'tc c~e SI,rC:T\; :m"lIlLrnO ~m ~uleu~
~Qulcn plen:-a? 1:1")'0" h:1 cSI:llbdo (vC:Jsc b litcr7H:llf:1 moJen), l'\t:1r.1O\ lnft' el dncllbnnl'ln!() dd "b.l'.''' H 1:: un f,. I':n Clcrtn modo
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dud. ;\f;Jnd. u Pit;uet.'l, 11.191, pp. 3233).
11. BARTHES, R.: .. Entrenen sur le ~tructuf':llj~m(.-" (19M). Ibidm1,lomo 11, r. 1211.
r 90]
:1 un
"a (GlaJ",.
pcn~:I.mlcnto
en .l'1I"rry'''''''
,,; ,h.:rrumbara, se abrira, se perdera [...lla lectura estara all donde la estruc;ura enloquece'2. Una de las estrategias de la teora queer ser precisamente
<:s[e abrirse a una infinidad de lecroeas posibles de algo que se presenta como
cannico, por ejemplo, la feminidacb) o la masculinidacb) y las relecroras que
llevan a cabo de la misma las drag queens y drag kings. Las diversas performanc<:s de gnero no suponen ms que el estallido de unas categoras encorseta'!;" de unas lecror:ls que se haban propuesto como las nicas posibles y
.Idmitidas por la tradicin como verdaderas. Teniendo en cuenta que el xito
[e()rico y poltico de esta operacin depender de la voluntad y el reconocimiento de habitar aquello mismo que se quiere subvertir, sin cambiar violen[;mente de terreno, algo que la teora queer hereda directamente de la deconstruccin y del gesto barthesiano: Toda lecrora ocurre en el interior de una
estructura (aunque sta sea mltiple, abierta) y no en el espacio pretendidamente libre de una supuesta espontaneidad: no hay una lecrora "naroral", "sil\cstre": la lecrora no desborda la estrucroea; est sometida a ella: la necesita, la
rcspeta; pero la pervierte. La lecrora sera el gesto del cuerpo (ya que, por
,upuesto, se lee con el cuerpo) que, con un mismo movimiento, establece y
pervierte su orden: un suplemento interior de perversiro)l3. Habr dentro de
1'1$ mltiples estrategias queer, que no buscan en absoluro una coherencia
nacida de corpus doctrinal alguno, apuestas decididas por la confrontacin
directa, alejadas de la sutileza de es ros planteamientos. No sern ni ms ni
menos eficaces. Todo depender del contexto en que surjan como necesarias,
Je lo que no cabe duda es de que se puede establecer una tiliacin ms o
menos interesante, ms o menos sugerente, con el rero que le supuso a estos
pensadores abandonar el arns estructuralista.
A travs de la teora de la lectura y de la nueva texroalidad abierta a interpretaciones que diseminan la pretensin de un sentido nico, se va a abrir
todo un campo de prctica poltica y de estrategias de intervencin basadas
justamente en la posibilidad de estas relecroras proliferantes. La repeticin
performativa, la citacionalidad de la que habla Bucler encuentra un eco lejano
en la insistencia machacona de la nocin de repeticin)) con que nos asedian
continuamente Deleuze y Derrida, que heredan directamente de Nietzsche y
Freud. La repeticin como generadora de diferencias, repeticin creadora,
repeticin no reproductiva sino germen de productividad. Los roles de gnero yel ataque subversivo que suponen para ellos las estrategias de socavamiento performativo propuestas por Bucler, se enrazan en el ms antiguo concepto filosfico de repeticin creadora, o si queremos tambin, en el clil/allJeI1, la
des\iacin mnima que genera azarosamente la diversidad de los encuentros
en el materialismo aromista de Epicuro que retoma Althusser para liberar al
materialismo de la necesidad y la teleologa. Barthes vuelve a ser clarividente
al respecto al poner en primer trmino una caracterstica fundamental en el
pensamiento de estos aos: La infinitud resulta de la repeticin: la repeticin
es con toda exactitud aquello que no hay razn alguna para detenem".
n.
p. .384.
r. 379.
[91 j
Las estrucruras, las categoras van a verse de este modo descentradas, solicitadas, conmovidas, al hacrseles perder todo punto de referencia, todo centro, habindose vuelto sus bordes, sus limites porosos, e incapaces de diferenciar claramente un adentro y un afuera, no siendo ya susceptibles de trazar
distinciones conceptuales precisas de contornos estables: Se trata de desplegar una dispersin que no se puede jams reducir a un sistema nico de diferencias, un desparramamiento que no responde a unos ejes absolutos de referencia; se trata de operar un descentramiento que no deja privilegio a ningn
centro'5. La unicidad de la verdad quedar arruinada as como cualquier
intento clasificatorio o jerarquizador. La separacin estricta de los roles, de los
gneros, de los sexos, caer poco despus a poco que se extrapole esta intervencin a dicho campo. Pero el centro que ha cado de su pedestal y que permia, por su inmovilidad en la estrucrura, trazar todo un sistema de coordenadas que daban lugar a una ubicacin espacial o axiolgica siempre cerrera
al existir un lugar al que remitirse en todo momento como criterio de verificacin o como incontrovertible verdad moral, verdad genrica o verdad
sexual', en modo alguno habr de retornar, ni siquiera habr de echarse de
menos su ausencia. Es fcil, una vez se ha derrocado la norma, el centro,
reinstaurarlo de uno u otro modo. Esto es algo que pasa tambin en lo que se
llama la culrura gay y que incluso afecta a la teora queer: la tendencia a la
reinstauracin de la norma, aunque sea lo abyecto como norma, la norma de
lo marginal, lo queer por norma. Pero la operacin de afirmacin de la multiplicidad y del juego infinito de posibilidades de lecrura, de reinterpretacin,
no puede conducir a un resultado tan exiguo ni a nostalgias por puntos de
referencia perdidos: Esta afIrmacin determina entonces el no-centro de otra
manera que como prdida del centro. Y juega sin seguridad. Pues hay un
juego sebruro: el que se limita a la sustirucin de piezas dadas y existentes, presentes. En el azar absoluto, la afirmacin se entrega tambin a la indeterminacin gentica, a la avenrura seminal de la huella'- Polticamente esta exigencia se hace muy complicada de sostener y de mantener en la prctica: por ello.
se requiere una extremada \'igilancia ante cualquier sntoma de inercia que
quiera voh-er a instalarnos en una cierta set,ruridad o autosatisfaccin.
Justamente en el postestrucruralismo asistimos a una llamada continua a la
responsabilidad de no instalarse, de no hallar reposo, de no encontrar agarradero ni justificacin ltima en la que excusar una toma de posrura, un compromiso, una decisin. La fragilidad y la fuerza de lo queer radicara tal vez en su
capacidad de no desfallecer, de afirmarse sin recurrir a una nueva jerarqua de
valores establecidos. Sera en cierto modo la incmoda experiencia de habitar
la apora de la indecidibilidad y la contaminacin all donde el pensamientO
tradicional haba impuesto un canon normalizador, unas tranquilizadoras
categoras distribuidas en binarismos opuestos que permian en toJ<'
momento hallar un punto de referencia, donde era posible no perder en !lin'
------
ni.,
r. 2';
[ 93]
introduccin por parte de Freud de la pulsin de muerte e::n Als all del princiPio del placer, que vena precisamente a desbaratar la completud de la teora
psicoanaltica que pareca haberse cerrado sistmicamente y ser capaz de
todas las manifestaciones psquicas, reconduciendo todos los trastornos a la
normalidad neurcica sin mayor esfuerzo: la genialidad de Freud, que sus
herede::ros no han hecho sino desmencir, neutralizar, olvidar y soterrar, consisti en poner de relieve e! fracaso de la teora y destapar la tapa de! pozo negro,
dejando escapar los vapores malolientes del malestar en la cultura, de lo
siniestro, lo ominoso y que, segn su veredicto acaba triunfando siempre ante
la impotencia de la cultura y la razn para domearlo, cercarlo, domesticado,
reconvertido, rehabilitarlo, integrarlo o normalizarlo. Derrida hablar del resto,
de la ceniza, de lo intraducible; De!euze esbozar el personaje conceptual dd
esqtzofrnico que no se somete a la operacin edipizante de la razn psicoanalcica, el nmada irreductible a la sedentarizacin, e! rizoma que desafa la
estructura arborescente clsica; Lacan descubrir el objeto a, lo real, el goce
del sntoma que siempre escapa a las tentativas de interpretacin, simbolizacin y racionalizacin, y que con l no se puede hacer otra cosa ms que convivir, aprender a vivir .con l: Goza tll sntoma, reza provocadoramente e! tulo
de un libro de Slavoj Zizek; Negri preconizar la multitud; Lyotard sealar la
existencia del diferendo irresoluble entre discursos inconmensurables frente:: al mero litigio que se diluira en e! dilogo y el consenso; la teora queer,
mediante la figura de lo drag, por poner un solo ejemplo, introducir este
mismo desasosiego ~. turbacin en las cuestiones de gnero como se evidencia en e! clebre Gender trollb/e de Judith But\er.
Finalme::ntc, por no hacer este rcpaso interminable, c:lbe sealar, amn de
la ate::ncin prestada a lo excluido e irrecibible sistmicamente, e! lugar destacado (lue se:: concede a lo concreto y singular frente a lo universal y abstracto,
a las determinaciones empricas que arruinan la soberbia de lo genrico y globalizador cuando quiere poner los pies en la tierra y ponerse a prueba en lo
cotidiano. Esto siempre:: se hizo a costa de la exclusin, la represin y e! genocidio de lo que no se compadeca con esta norma o con aquel valor nacidos
de la especulacin y de la voluntad de dominio de quienes quer~ elevar al
rango de lo universal, lo verdadero, lo bueno y establecerlo como deber, tlos
y plenitud de perfeccin sus propias caractersticas y determinaciones contin-'
gentes de raza, sexo, clase, cultura: la retahIla que aparece denunciada siempre
por doquier en los discursos queer" de (varn blanco heterosexual, occidental,
etc.. Forzando tal vez un poco las cosas, se podra decir incluso que la abstraccin y universalidad a la que aspiraban las estructuras y los anlisis cienficos en trminos lingsticos, la consigna de alcanzar a ver toda manifestacin social y cultural estando desde siempre estructurada como un lenguaje y
regida por leyes generales, se ver minada, desde dentro mismo de la lingstica, por la novedad que supuso el descubrimiento de la (~ragmtica, esto es,
e! acercamiento al lenguaje desde la enunciacin oral, su insercin en contextos reales, en casos concretos, singulares y analizar desde esta perspectiva su
funcionamiento y eficacia. lo que es lo mismo, el paso de una conce::pcin
Jd lenguaje en trminos de:: estructura comunicaciva, formal y ontolgica,
iJeal que condujo en la tradicin analtica a la bsqueda del lenguaje perfecto,
absolutamente preciso y desprovisto de rtdos, equvocos y ambigedades, a
r 94]
1.\ observacin del lenguaje cotidiano, al lenguaje natural, de todos los das, de!
unico lenguaje real y eticaz en definitiva, que es en e! que verdaderamena: habitamos y conforma el lecho lingstico poltico-social.
j:\
En el repaso general que acabo de hacer a los caracteres generales del postestru((uralismo ya nos hemos tropezado en buena medida con las aportaciones
singulares de Jacques Derrida r Gilles De!euze, por lo que ahora me limitar
t;ln solo a ponerlas un poco en orden y trazar una somera cartografa de las
contribuciones que estas dos filosofas han podido hacer a la teora queer, por
mor de no ser repetitivo. Retomando el hilo del giro pragmtico en lingstica, uno de los ejes especulativos del discurso terico queer, la poltica del performativo de Judith Butler nace justamente de la relectura que hiciera Jacques
Derrida en su artculo de 1971 Firma, acontecimiento, contexto de la
nocin de performativo de John Langshaw Austin. ste haba establecido una
distincin entre dos tipos de proferencias o enunciados: los que llam conscatativos, caracterizados por proponer descripciones de la realidad, constataciones de estados de hecho del tipo: Est lloviendo fuera o Sobre la mesa
hay un dildo, valorables en trminos de verdaderos o falsos; y otros actos de
habla, llamados performativos, que en cierto modo generaban la realidad
que estaban enunciando, producan el mismo efecto de lo que estaban diciendo en el acto de habla, esto es, hacan cosas con palabras, producan lo que
,lescriban, sin que la realidad en cuestin los preexistiera antes de proferirse
dicho performativo. El ejemplo tpico que suele aducirse es el de la apertura
de una sesin, pongamos, en el Parlamento, cuando el presidente de la cmara declara abierta la sesin, o las palabras del funcionario municipal o de un
sacerdote estableciendo un vnculo matrimonial, la consabida frmula que
emplean los sacerdotes para casar a contrayentes supuestamente heterosexua[es y supuestamente de distinto sexo: Yo os declaro marido marido y mujer.
Este tipo de actos no se someten a la prueba de verdad y falsedad, como es
evidente, pues no constatan que dos personas han contrado matrimonio o
que una sesin est abierta, sino que ellos mismos han producido la realidad
matrimonio o han abierto la sesin: El performarivo no tiene su referente
(pero aqu esta palabra no viene bien sin duda, y es el inters del descubrimiento) fuera de l o en todo caso antes que l y frente a l. Produce o transforma una situacin, operaI? Este tipo de actos requieren, para ser eficaces,
que se produzcan en un contexto institucional preciso y que sean enunciados
por la persona autorizada, e incluso, seala Austin, dependen en ltima instancia de la intencionalidad de quien los emite. Con esto quedaban excluidas
del anlisis lingstico serio las repeticiones de estos actOs fuera de los contextos habilitados para tal fin, como es una boda en e! teatro, un bautizo no
realizado por un sacerdote, etc. Y justamente aqu es donde Derrida encuentra e! problema, en e! hecho de que estos actos de por s son esencialmente
* 14
[9S
p.
](,2.
repetibles, citables por cualquiera y en cualquier situacin y, ya que estamos en el lenguaje corriente y en el da a da, estas situaciones nos las encontramos a cada paso. Es ms, si los performativos no se pudieran repetir no
serian eficaces, seran ininteligibles, no tendran sentido. Para tener sentido
deben ser reconocibles por su carcter repetitivo de una vez para otra, como
lo es tambin la firma, cuyo valor estriba no en ser W1 acontecimiento nico
de una vez para siempre, sino que la firma es firma y vale como tal por repetirse indefinidamente, independientemente del contexto, de la superficie, del
propsito... y del agente2(). Aqu empieza la falsificacin y la ruina de los estrictos lmites que haba establecido Austin para la performatividad. Como seala Derrida: un enunciado performativo seria posible si un doble citacional
no viniera a escindir, a dislocar en s misma la singularidad pura del acontecimiento? [...] Un enunciado performativo podra ser un xito si su formulacin no repitiera un enunciado "codificado" o iterable, en otras palabras, si la
frmula que pronuncia para abrir una sesin, botar un barco o un matrimonio no fuera identificable como conforme a un modelo iterable, si por tanto
no fuera identificable de alguna manera como "cita"?21.
Con esto estn ya sentadas las bases para todos los brillantes desarrollos
posteriores que llevar a cabo Judith Bucler. En efecto, haciendo una rpida
traslacin, si el performativo es, por estructura, repetible, )' lo es por cualquiera y en cualquier contexto, como de hecho ocurre, esto abre la puerta para el
desbordamiento del contexto, de la autoridad de quien los lIe,"a a cabo, de la
intencin con que deberan hacerse y rompe el marco de <degalidad y seriedad" del performativo. Aplicado al gnero como roles basados en la repeticin, resulta demoledor. Porque la grandeza del performativo es -su enorme
potencia creadora y generadora de sentido casi en cualquier circunstancia (eficacia tan trgica como en el caso paradigmtico del mdico que aparentemente profiere un acto de habla constatativo al decir: Ha sido nio>" cuando lo
que est profiriendo es un performativo, est sentenciado a la criatura a ser
nio heterosexual -y no nia- y hacer performances de gnero masculina~
en el futuro; la ,-iolencia de estas palabras mdicas aparece abrumadoramente en el quiebro irnico que parodia esa misma situacin cuando se imagina
esta otra proferencia: Ha tenido usted una lesbianal') y la imposibilidad de
determinar un contexto inviolable fuera del cual no puedan tener lugar. Lo
mismo que se falsi fical) una firma, o se teatralizal) una boda, se pueden
repeOD) todos los actos que ejecutan los hombres como seas de su masCUlinidad y que justamente no mantienen con el varn un vnculo de naturaleza.
los hombres heterosexuales no actan masculinamente por ser hombres.
sino que los actos que realizan son repetibles por cualquier sujeto en cualquier
situacin: lo que desvela el estatuto performati\'o de la masculinidad. Hay 1,
misma vinculacin esencial entre nosotros y la firma, que entre nosotrOS)
nuestra identidad sexual. Esta estrategia es la que lle\-an a cabo las drag kili!/
en sus performances de gnero; o, en el caso de las drag q1leens, lo que se pone
20... Par:l funcion:u. es deCir. p3ra !ocr lC~Jblc. una firma debe poseer un:l forma repetible. Llcrnhlc:, imitable; debe p<.jcr dl"'pn:nJC'I'
~t' ue b intcnCI,',n prc~t'nl~' y sln~lIbr de ~u producclon" (lhldcm. p. 3-1)
21. IhiJem. p .'i(,- -.1M.;
r 96]
.
.
.
~hdnd. r-llnd:ln1t.'nI()~.1~97. p.
dlJmJlf1i1f"/Of!.
amfr,,-J,..\."/<)/. .\I:tdrld.
:2:')(1.
[ 97]
24. SEDG\~'ICK EK..: EusllmnJ1JI..ia ,J lnFIllnO, B.arcclnru. EJ. <.1.: la Tt.,.nrc~od. 19')1:1. p. 22.
25. DEU:'LZE. G. y Gl/\lTARI. F.: .\f1 ",rul,JL \'.atcnoa. P~tC'XIOl, 1')\)4, po 11.
[98 J
siguiendo con la inspiracin botnica, el rizoma, en lugar de la raz arborescente o fasciculada. En muchos aspectos, la teora queer pensar y se conducir polticamente en forma rizomtica, sus modos de intervencin, de
(onstiruirse como sujeto, de crear una comunidad sern deudoras de! rizoma
l' de la multiplicidad. Incluso podemos ver cmo De!euze/Guattari proponen
;';1 tan tempranamente la multiplicidad como tarea poltica, no como una
cunstatacin de hecho, de algo que se da, sino como algo que est por hacer
\' <Iue hay que hacer. De nuevo, ste ser el guante que recoja Negri y del que
[;\otO provecho pueden sacar los movimientos queer: Verdaderamente no
basta con decir Viva lo mltiple!, aunque ya sea muy clifcillanzar ese grito.
~inguna habilidad tipogrfica, lxica, o incluso sintctica, bastar para hacer
que se oiga. Lo mltiple h'!Y que hacerJo)21>.
Frente a la estrUcrura tal y como vena siendo concebida vemos disearse
as otro modelo para abordar la realidad socio-poltica. Es esencial caer en la
cuenta de cmo puede articularse un grupo, un movimiento, una comunidad,
lo (lueer en nuestro caso, obedeciendo a otro tipo de parmetros impensados
tlue ya no jugarn en el mismo plano, al menos en su funcionamiento, que
aljuello contra lo que luchan o se articulan. La heterogeneidad de lo queer con
n:specto a la poltica institucional y las formas convencionales de organizacin social ser tambin radical, v de ah tambin su rechazo (crizomtico a la
normalizacin y a la integracin' que s preconizan otros colectivos homogneos con el sistema de poder que intentan combatir, pero reproduciendo sus
mismos procedimientos, exclusiones y mecanismos. Un rizoma tiene una
cstrucruracin y una ordenacin interna, no es el simple caos, pero no pierde
Jur dIo su heterogeneidad: clalquier puntO del rizoma puede ser cancerado
con cualquier otro, y debe serlo. Eso no sucede en el rbol ni en la raz, que
siempre fijan un punto, un orden" un rizoma es imposible de cartografiar
en un sistema de ordenadas y abscisas, no se deja codificar, no permite la
medicin, siempre est abierto y no se ancla a ningn punto de referencia. Por
ello tambin permite la ruprura asignificante: frente a los cortes excesivamente significantes que separan las estructuras o atraviesan una. Un rizoma puede
ser roto, interrumpido en cualquier parte, pero siempre recomienza segn sta
o aqulla de sus lneas, y segn otras. Es imposible acabar con las hormigas,
puesto que forman un rizoma animal que, aunque se destruya en su mayor
parte, no cesa de reconstiruirse"'. Al rizoma se accede por cualquier lado, se
entra por cualquier sitio, no tiene principio ni fin, ni comienza ni termina, igual
ljue se rompe por no se sabe dnde y puede reconstituirse ipso jacto, tiene una
multirud de entradas y salidas, desconoce la genealoga y la teleologa, ms que
representar o describir, prolifera y crece. Incluso un rizoma puede albergar cabe
s estrucruras arborescentes, lo mismo que las races empiezan a crecer de forma
rizomtica. No es posible, sera absurdo, pensar de nuevo clicotmicamente la
distincin hecha entre rizoma y raz sin que sta no estuviera ya contaminada.
eS,
r.
.:", ILld..:m.
1.2 .. \...:r:ld("F.CI\ ~ ..\Iberto \rnb:1.::' ~us Oln-';CI05, lodtC-1ClOnl.:$ \' lirme ~j3 cn lo n.:t'l.:rcrltc ;\1.1 rm~l,;c<':lfin poliuc., Jel
!'X'n\.lmu.'nro de O,,-'ICUlr.:/(iu:ur:m, cn c~rct:i:tJ en la obr:1. de ,-\nroni,) ~l~n, JurOr.1] que me "n/I').l leer y dfJn(!~ ,llln Intt'nr:l ..:nClrl\InU miS pctwJo~ r:lSO~
2- Ibdem. p. 1J.
2)( tbiJI..'TTl., p. 15.
[ 991
?vluchos son los <.:jemplos que ilustran e! rizoma y utras figuras afines. Ya
hemos visto el caso de! hormiguero, tambin una manada de ratas corriendo
en tropel atropellndose unas por encima de las otras, la grama, la mala hierba, un banco de peces, los lquenes, el micelio de los hongos, las hordas nmadas son otros ejemplos de esta forma peculiar de organizacin. Respecto del
nomadismo, interesa sealar su exterioridad total en su funcionamiento y en
su genealoga, con el aparato del Estado y el modo de habitar sedentario de la
ciudad. Los nmadas sern como flujos que recorren el desierto incapaces de
detenerse r de represarse por s mismos, ni siquiera describen trayectorias
definibles, simplemente van de un sitio a otro sin hacer morada, sin medir el
espacio que recorren; si llevan a cabo acciones violentas de saqueo de una ciudad, no obedecern a la estrategia de conquista de un ejrcito perfectamente
ordenado en sus filas, jerarquas y fines, sino como modo de ocupar el espacio y llevarse por delante lo que amenaza con obstaculizar su camino, arrasan
con la ciudad y se marchan, no la conquistan ni se la apropian: El estado tiene
necesidad de subordinar la fuerza hidrulica a conductos, canales, diques que
impiden la turbulencia, que obligan al movimiento a ir de un punto a otro, al
espacio a ser estriado y medido, al fluido a depender del slido, y al flujo a
proceder por series laminares y paralelas. En cambio, el modelo hidrulico de
la ciencia nmada y de la mquina de guerra consiste en expandirse por tur
bulencia en un espacio liso, en producir un movimiento que ocupa el espacitJ
r afecta simultneamente a todos los puntos, en lugar de estar ocupado por l
como en el movimiento local que va de tal punto a tal otrO2? Conviene tener
esto en mente para dar el salto a la propuesta poltica de Negri en torno a In
que dC'nomina multitud como forma de resistencia al aparato estatal.
4 U:--.IA l\L\LA LECfURA DE IMPERIO DE NEGRI Y UNA APOSTILLA LYOTARDIA;-\A
29. Tbidcm, p.
ro.
[ 100 1
expresin multitud queem sin que detrs de este constructo haya nada dema_
siado slido, se encuentra con una dificultad terica muy bsica: el surgimien_
to de la multitud en Negri se produce en un contexto de articulacin de la
resistencia al capitalismo, la economa de mercado y a esa forma de domina_
cin global caracterstica de nuestros das que el autor bautiza como <cimperio", en el marco general de un pensamiento que sigue ms o menos de lejos
una filiacin marxista de la fuosofia de la historia, heredero de todas las revolu_
ciones obreras comunistas, antifascistas y estudianriles del S. x,x Oa genealoga
n:\"olucionaria de la multirud queer es muy distinta, lleva otros nombres y se
hizo contra OtrOS enemigos). En la contr~portada de la edicin castellana de
',rperio, leemos un comentario de Slavoj Zizek acerca de la operacin que se
lleva a cabo en este libro que nos reafirma en nuestras sospechas acerca de lo,
lejos que puede quedar lo queer de la multitud que Negri opone al imperio
global: Este libro toca la campana de difuntos no slo para los liberales que
postulan el "fin de la historia", sino tambin para los estudios culturales pseudorradic~es que evitan la confrontacin directa con el capitalismo actua!. Yo
no s si Zizek considera a la teora queer una parte de esos estudios culturales pseudorradicales, ni si se puede considerar la teora queer estudios culrurales as sin ms. Me da lo mismo. Tampoco s si est pensando en ella al
escribir ese comentario. Lo que est claro es que est generalizando y llamando pseudorradical a la poca o mucha gente, la primera, que le prest atencin
en la universidad a eso del sexo, el gnero, la raza, etc. Apesta a que estas cuestiones vueh'en a ser superficiales, supraestructurales como se dira en otra
poca, y que lo verdaderamente radical, lo que camb.ia el curso de la historia,
es la confrontacin directa con el capitalismo acruab,. Como si las cuestiones
de gnero no supusieran confrontacin alguna con el capitalismo. Cosa de
maricones y feministas. Las marica nadas para despus, ahora lo que hay que
hacer es derrocar el imperio -los trans, maricas, baIlas y mestizas nunca
supimos pensar a gran escala, se es nuestro problema-: r nos vuelven a
echar de las barricadas por blandas y cortas de vista. Y porque no hablamos
de economa ni de capitalismo ni somos marxistas. O s? Todo esto se me
ocurre as de pronto y tal vez sea ms una reaccin visceral a un olorcillo
extrao que me producen estos exabruptos izquierdosos, que una cosa debidamente pensada y me~tada como debera yo hacer. En todo caso, valga la
advertencia, que quizs Zizek no haya querido plantear de este modo, de que
los pseudorradicales -y nuestras prioridades pseudorradicales- no somos
bienvenidos en la multirud obrera sujeto de la historia.
Pero es hora ya de ponernos serios y echarle un vistazo a lo que se esconde bajo el concepto de multitud y, al hilo de lo expuesto, convendr no perder de vista si los sujetos y la realidad de lo queer se parecen a ello mucho o
poco. Condensado muy resumidamente, en una frmula recogida de Hardr.
compaero de escritura de Negri, multitud quiere decir autonoma/ singula-
3u. "CU;Ulllt.) ~t: h;lbl.l Je Lmpcrill, ,"c h:1I.l1:1 Jc oll.:.o ClIl11rlcUnlclltc JLfC'~cntc ...e h:l!J1:J. de un (on,epI') pt,IHiC<1 ,-!UC V;l m:t:; .lib. Je I~
E~r.Ldn~n:1cl{)n. Se c$T.l pcn".Indo l'n 11 con:"frllccl"lIl J'c un ('''r1C10 de (IIm:mJ", en b dl",inIClr'.n de un ,'cn'lrne:"lo ,) de un pnnplo
de ~l)bcr:lniJ. cue cubre todo el meroJo mundlll, el men:luo ~Il)b,d. 1......xu:d:J.tJ ,l!loh;l'- CUlndo \e h:1bb de ImpenQ se h:lbla .le una
rmm:'! Je .~Jbicrn() que no :1dmj[c .ll~o :afuera n:~pCC[O de ~i ml~mo. El impeno n,) tlen~: un .1tuCr-J. l.o .. m-:-x:n:\lismos u:nian clIh
uno un ltucra. h2bia algo con lo que se enfrcnub.n: otro impcnalis.mo u ocns fucn..as.. El tmpcrif\ pnr el contnrio, no tiene algo
afucr.tJt O'EGRJ. A, Yonos: Diti!t1f/J ~ . ''bd~", '" .1IiIi1.J.J 14 "."muo. d'1!fflllld. AucnQs Aires, P:J.iJs, 2003, p. H).
[ 102]
riJad + cooperacin. La multitud vendra a estar constituida por una comunidad plural de individuos, singularidades autnomas. inconmensurables, no
intercambiables unos por otros ni homogneos entre s, que no aspiran a formar ningn tipo de unidad poltica, ni un todo orgnico; es lo ms alejado a
la idea tradicional de nacin o pueblo como identidad reconocible -incluso natural, originaria y con un trasfondo pseudohistrico justitlcador-, con
unl voluntad general y que ltimamente est referida y gravita en torno a la
in~ritucin del Estado". La multitud, en su autonolIa y radical Libertad, se
lleva mal con la idea de democracia representativa y con la delegacin de dicha
JutonOlIa en ninguna instancia que no sea ella misma. Las subjetividades que
conforman la multitud se caracterizan por su productividad y creatividad, continuamente estn generando nuevas realidades sociales y se encuentran en perpe[uo movimiento y transformacin imprevisibles, lo que suele poner en jaque
puntualmente al sistema que es incapaz de gestionar y controlar esta proLiferacin creciente de lo asistmico: Quizs el aspecto ms notable manifestado por
las luchas actuales sea sus aceleraciones sbitas, con frecuencia acumulativas, que
pueden llegar a producir explosiones virtualmente simultneas que se revelan
como una verdadera fuerza ont<?lgica Yun ataque imprevisible a los equilibrios
ms preciados del imperio [...] Esta es otra de las caractersticas fundamentales
de la existencia actual de la multitud, dentro del imperio y contra el imperio. Las
nuevas figuras de resistencia y .las nuevas subjetividades se producen en las
cO\unturas de los acontecimientos, en el nomadismo universal, en la mezcla
ge~eral y el mestizaje de los indi,iduos y las poblaciones, y en la metamorfosis
tecnolgica de la maquinaria biopoltica imperial [...] En una perspectiva, el
imperio se eleva claramente por encima de la mulritud y la somete al dominio
de su maquinaria que todo lo abarca, como un nuevo Leviatn. No obstante,
en otra perspectiva, la de la productividad y la creatividad sociales, en lo que
hemos llamado la perspectiva ontolgica, la jerarqua se invierte. La multitud
es la autntica fuerza productiva de nuestro mundo social, en tanto que el
imperio es un mero aparato de captura que vive a costa de la vitalidad de los
pueblos, como dira J\Iarx, un rgimen vampiro de trabajo muerto acumulado
que slo sobrevive chupando la sangre del vivoJ2. La multitud se plantea
como una forma de funcionar alternativa y por completo distinta a la del
imperio; una multitud que est siempre ah vigilante, con un potencial energtico inaudito, capaz de surgir de un estado de aparente apacibilidad y rebelarse espontneamente como un contrapoder efectivo, saboteador y desertor de los
mecanismos de orden y control del sistema.
Negri describe esto muy grficamente cuando seala que lo ms caracterstico de la multitud sera <da voluntad de estar en contra. El problema con
11. "'El pueblo, de aJ~"lin modo. es W10; al)l:o 'iUC ucnc una \"Olunl':ld y :l ~uil."T1 puede urihuiNclc una :\Cein; n:J.JJ de C"S[o puede
dCI..:L:-SC lpmpl;Hbmcnt(! de la mulcirud. El pueblo h"Obi<:rn.1o tn toJos tos }.,'nbicrnos. Poryuc h:l.st:1. en 1:15 mon:m..ui;s el ?ucbio m.ln~h:
p/)rr~ue el pueblo di~ponc= medi:lnlc l.. \'o1unl:d de un hClr.1hrc [... 1 (rOle r.,r.l~k)llen que p-lt"!:/c11 el rc~' es el puchlo" '11-.O!riU.~ Ilohbc".
}:r (:;''''1. L...... mlllmuJ ..:~ un .. IllulfJpln:rd.ld. un pb.no Jo:: '01r..l.'"\.IIl.nJ.ldcs, un ennlumo lb,c~t:) Jc rt.'l;Cloncs '-Iue nI) es h(Jm<l~cfl(:() l\J
il'nclCO 3. si mismo y GUc m.tnlc.:nc un;.!. rebc.c.n Indl~llnt; e IncluSI\"l enn 1,) que C'O e:...r~:"1()r . l. El puehlll, en c:tmluo... ende 1 h
.dcntld:ld y 1.1 h()mo~ncld,J Inrcrn3. JI cempo '-Iue man[icst3. su Jlfcn:nCI:I rC"s!",,-""CI'o Je ((Jodo :I.(..ucllo I-juc <-luc.:J; t'UCf":1 Jc el ~'III cxc!uyl: \[,enms la mulmud I."S un:l confus:. n:!:lcu'm Ctln~tltUll\':l, el pueblo e$ un:1 ,nrcsls c(msrirUlJ; lUC est:i pn:r.H:ltb p:\r:1. 1.1 ~fJbcr3'
Na. El puc=blo prcscnu U(12 nica vnluncu:l y una sol"l :lecin, indc=pcnJie:me-s de: 1;1$ divcf"SU \"Olunr:adcs y :lCeiOnC5 de 13 mulutud y
con frt"CUcnC3 en t:onnicm con ellas (HARDT, ~1. Y ~EGR1, A.: l.-pma. Barcclon3, P1Jdos. 2002, pp. 104-105).
[ 10 3 1
qU(; s(; enfrenta eS que la multitud acta espontneamente, se rebela cuando quiere, inopinadamente, inesperadamente, est en su esencia el ser
imprevisible, como un flujo deleuziano, y Negri se las ve y se las desea para
encontrar un deseo inmanente que organice a la multitud1J y encauzar lo
que de por s se resiste a todo cauce, incluso el revolucionario. Frente a la
opresin, el control y el dominio imperial generalizados, acfalos e ilocalizables, la multitud reacciona aqu y all, espordicamente, episdicamente,
rapsdicamente. Pero lo fundamental es este estar en contra, cuya descripcin a m tanto me recuerda a las estrategias queer r a la insurgencia de los
primeros movimientos de liberacin, a la espontaneidad multitudinaria?
del mtico Stonewall: Aunque la multitud contina experimentando concretamente en su carne la explotacin y la dominacin, stas son sin embargo tan amorfas que se tiene la sensacin de que no queda ningn lugar
donde esconderse de ellas. Si ya no hay un lugar que pueda reconocerse
como "lo exterior", debemos estar "en contra" en todas partes. Este "estar
en contra" llega a ser la clave de toda posicin poltica activa que se adopre en el mundo [...] Mientras en la modernidad estar en contra frecuentemente significaba una oposicin de fuerzas directa y/o dialctica, en la posmodernidad la actitud de estar en contra bien podra adquirir su mayor
efectividad adoptando una forma oblicua o diagonall4, torcida?, queer?
Esto bien lo podra haber escrito una marica pensando en que ya no queda
lugar en el mundo para refugiarse del heterosexismo y del sistema
sexo/gnero imperante. Pero el asunto es ms curioso: cul es una de las
salidas de la multitud para resistir al imperio omniabarcador? La desercin, el xodo, el nomadismo, dice Negri. Nuestra salida por excelencia}
nuestro recurso ms ancestral es justamente la movilidad geogrfica.
Demasiadas cosas vamos teniendo en comn. Lo mismo somos una multitud a/Jan,la letlre. Los que estn en contnm lo primero que hacen es moverse, Negri habla de las migraciones planetarias y de la movilidad de la fuerza laboral, hasta constituir (<una nueva horda nmada, una nue,-a raza de
brbarosl\ cuya tarea ms inmediata, ya que su marcha no es slo una
huida, sino que obedece a la voluntad de inventarse y crear una existencia
nueva, es la de procurar continuamente construirse un nuevo cuerpo y una
nueva vida [...] Los nuevos brbaros destruyen con violencia afirmativa y
trazan nuevas sendas de vida a travs de su propia existencia material.
Estos despliegues brbaros ocurren en las relaciones humanas en general,
pero hoy podemos reconocerlos en primer lugar en las relaciones J' configuraciones dt
gneroJ sexualidad Uas cursivas son mas]. Las normas convencionales de las
relaciones corporales r sexuales entre los gneros y dentro de cada gnero
estn cada vez ms abiertas al desafo \' la transformacin. Los cuerpN
mismos se transforman y modifican par; crear nuevos cuerpos posthuma'
nos,r,. El modelo paradigmtico del brbaro nmada que hace multitud en
Jl. Ihldcm.
r- 14
[ 104 ]
primer lugao>, dice Negri, resulta que tiene que ver con reconfigurar el cuerpo, el sexo y el gnero. Esto los queers lo llevan haciendo ya hace tiempo.
Aqu Negri remite en nota a gente conocida que ya se haba ocupado de
esto mucho antes: Judith Halberstham, Donna Haraway, Rossi Braidotti.
Pero lo que me resulta ms conmovedor a la vez que pattico, y muy lamentable amn de tristsimo, es que Negri no tiene en mente a Della Grace
Volcano como paladn de multitudes cuando escribe esto, ni a cualquiera
que haya experimentado que su cuerpo-sexo-gnero lo hace poco dcil a
las estrategias de dominacin y lo obliga a vivir de otros modos y tener que
inventrselos, sino que claramente a quien se est dirigiendo es al obrero
heterosexual de toda la vida que es quien ocupa sus pensamientos y el
encargado en ltima instancia de forjar el contraimperio. Si no, atencin:
La voluntad de estar en contra de la realidad necesita un cuerpo completamente incapaz de someterse al dominio. Necesita un cuerpo que sea incapaz de adaptarse a la vida familiar, a la disciplina de la fbrica, a las regulaciones de la v!da sexual tradicional, etctera. (Si uno comprueba que rehsa estos
modos "normales" de vida, no debe desesperar, sino hacer realidad su
don!)>'. Quin es ese uno que se hace tales preguntas inauditas sobre
su cuerpo? El obrerete con un tanga rojo bajo el mono azul y un plug en
c:I ano que le hacen ms llevaderas las ocho horas de trabajo en la cadena
de montaje? Pues bien, Negri le dice que no desespere, que puede llegar a
ser multitud, que tiene un don. O una doa. Y lo mismo lo est esperando en casa. En fin, esto es quizs demasiada irona. Pero el destinatario
ele ",perio est muy claro en esta cita. A m este pasaje sobre el gnero y la
construccin de un cuerpo contraimperial me parecen de lo ms queer de
todo el libro'''.
Lo que hace falta ya, yo no soy capaz, es hacer una lectura queer de
1mperio. y preguntarse por qu el modelo de multitud es el brbaro nmada y no la trans que se marcha de casa a la capital a operarse, y por qu
para hablar de sexo y gnero se hace en un epgrafe que se llama Los nuevos brbaros y Halberstham y Braidotti slo aparecen en nota o se califica, en el texto, de pasada, al trabajo de Haraway de fbula (acaso Impen'o
no es otra fbula, o desea Negri que su trabajo pertenezca a otro gnero?),
por qu ese descenso al gnero, al sexo y al cuerpo? Yo cuando leo a
~egri, siempre me parece que est hablando de otra cosa de lo que l dice
estar hablando. Su Imperio a m se me antoja el imperio heterosexista.
Propongo un experimento de lectura de resultados sorprendentes, donde
Negri dice Imperio, leer siempre heterosexismo. Y donde dice multitud, leer queeo>. Esto no deja de ser una travesura, pero ms de uno se
sOrprender al hacerlo en determinados pasajes. Por otra parte, las distan-
......
Aun.:,uc tampocn h2y que cch:", b.~ omr:ma~ 21 \-uclo,l\.Cf..,'Ti ('5 ma!' tndlcion;11 en d fondo de I() yuc r:lrL"CC y junto a CSI2!'o .. rabu- . . au~c,ns qucc:r, en o(ro~ momcnlOS dcwd .. que estc cuerpo nuevo de! <uc tlelle que dnl3n.l"1:.1 mulmud \":l. en b ti?t:2 dc la (cnnpOlCnC!!!.: cll~ e~ b condlcl(ln de b nue\'a
~ productiYlil b2~.i en b produccl('m de "ms ser", 1-.s12 pOleno2 no qUiere :,.ol.amentc C).pandJ~c. ella pretcnde sobre todu
~ un cuerpo, : el cI~me~l() eonsc.ruu, \00 de b multitud c~ b carne en el senlldo de ~ler1e;\up(Jnry: U~;l..COS; gencnl. un oro d(:
..... I..J. O1arrudo que Imphc:il un esal(l de ser en cad.a IU~:lf donde se encucnrn un terreno proplCI>I (?\EGRl, A. Y otros: lJllOf..(j
'"btJh,-4arJ". , "1It/II/Md)
.rruna.J <J~o:rfJl",a Op. m" p. (..4).
w'. .
[ 105]
3!). El ltlmo libro de HJ.Cdt y I\:cgri: .\IM/II/lld (Barcdon:1., Ot!b:uc .2''''.104) JCI:l cnrrc\"Ct 1:1 rcccpci("m de l.ts crincls \'cnIJX'i Jc~dc b.
tcori:1t..uccr y la dccon<truccif)n. Son mas lbunJamcs la.. rcn::nci:l.s ;l I:J. tcunJ. y :l lJS tconcJ..$ q(l(,'cr. bs CUC5[Joncs de ~cxo ~. -,",'encm, ~ruptls como ACl!P o Qucer ;\;:I,[;on (sin ex~cr2f t:1mpt'lCo, :lpcn:ls c:.norce referencias en ca"; qum;cnc:s p'.~n:ts.lo que:l veces
UJ la ~cn~:Jc("n ud com:lhlJo lavado de C,1r.1 hom,il"iln de 1:.1. prO~f(:SI;l 17.,-!UJCrJos.l). Yo no IIJ-':ro vl:r mis ~ue unJ rc:ltirm.1cln de 1.1
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\'co!n~), .lp:m." .... c:tn en C~(;.I scne de rl:~J~lenr:J.1S sl~h::micas ccmplares, C:bl mOl.klll.:a)", h~ "p"huCls ldcnllf:lri:::.. Rccon07CO d csrucr
I.n de "m.mo rendida>' de los :lutnrl:s. pern nunca cnnsi;:o S:X-f ~1 un:1 m.lll'l (cndl ...L ,uler...: :" punir.:: ~cr ~,ro c<;o. una "molno tendll[.. y no un:1u:m:l.no rCdpropi:tuor:t, cuando no un: .,m::mo agn::-..or.~. \' '1uC= n;lulc me di~ c.uc pr:u.:tlCO 1:1 rctllric:a de la dcsconli:Ln1.:1., O. 11 menos, que se me den motivos par:1 confi:r en esta ~cnt('.
~,. DuikfJl!J ,,,Im!J .~o,(];,;.(]a1F, /o ",,,,II/ud y h r;..p'ri~1Fa .JfY!fllm... Op. n/., pp. . 142.
[107]
que por medio del dilogo y la discusin se va a llegar a algn lugar donde ya
se hayan superado las diferencias, implica en efecto, suponer dos cosas. La
primera, que todos los locutores pueden ponerse de acuerdo acerca de las
reglas o de las metaprescripciones universalmente vlidas para todos los juegos de lenguaje, mientras que es claro que stos son heteromorfos y proceden
de reglas pragmticas heterogneas. La segunda suposicin es que la finalidad
de! dilogo es e! consenso. Pero hemos mostrado, al analizar la pragmtica
cienrffica, que el consenso es ms bien un estado de las discusiones y no su
fin. Este es ms bien la paralog:m41
La discrepancia prevalece siempre sobre el consenso no por una voluntad
de cultivar el equvoco o un irritante, obstinado y pertinaz no querer ponerse
de acuerdo o negarse a hablar, sino porque en el fondo se reconoce lo inconmensurable de ambas posiciones, porque, como se dice corrientemente, se
hablan lenguajes distintos)' desde posiciones de clase, raza, gnero, etc. que
no permiten siquiera la comunicacin, ya que las jerarquas resultan insuperables y el dilogo al que abocaran estara siempre viciado: En esta diseminacin de los juegos de lenguaje, el que parece disolverse es el propio sujeto
social. El lazo social es lingistico, pero no est hecho de una nica fibra. Es
un caamazo donde se entrecruzan al menos dos tipos, en realidad un nmero indeterminado, de juegos de lenguajes que obedecen a reglas diferentes2.
Lyotard tiene en mente, por supuesto, los juegos de lenguaje wittgensteinianos y la imposibilidad de un juego de lenguaje que los abarcara a todos y diera
cuanta de todos, u~ metalenguaje en e! que fuera posible el dilogo universal r
el entendimiento. Esta es la raiz ltima de! diferendo ", a mi modo de ver, la
poltica queer bebe de aqu directamente, de la heterogeneidad de los regme
nes de discurso, mientras que las negociaciones llevadas a cabo por los coleeti,"OS integracionistas estara decididamente del lado de las filosofas del consenso. La aportacin que hace Lyotard me parece decisiva en tanto en cuanto
viene a sealar el ncleo de irreductibilidad que subyace siempre en cada postura o posicionamiento vital y la lgica negati"a a sacrificarlo en aras del
entendimiento con el otro que, de su parte, no sacrifica nada o ms bien poco.
Pero Lyotard no considera que todo conflicto sea irresoluble. Distingue
acertadamente entre litigio y diferendo. El litigio sera una situacin discursiva en la que se puede dialogar al estar las partes en uso de un mismo
juego de lenguaje, situadas al mismo nivel y donde el entendimiento y la discusin conducente a l no suponen ningn perjuicio para ninguno de los
intervinientes. Para Habermas y Gadamer todo pareceran ser litigios, y dispondramos siempre de un vehculo y una situacin comunicativa justas )"
ecunimes que nos permitieran sentarnos a una misma mesa a limar diferencias. Pero e! hecho es que incluso el gesto de sentarse en torno a una mesa
puede ya significar para una de las partes una claudicacin, una renuncia de
antemano a su propia singularidad: entonces estamos ante un diferendo":
Distinto de un litigio, un diferendo es un caso de conflicto entre (por lo
menos) dos partes, conflicto que no puede zanjarse equitativamente por fal
41. LYOTARD,J.-F.:
..12 1l1ldenl. r -:-
ucotrdmimpt.JI1'IIIUin7hl.
p.ll~
[ 108]
tal' una regla de juicio aplicable a las dos argumentaciones. Que una de las
argumentaciones sea legtima no implica que la otra no lo sea. Sin embargo, si
se aplica la misma regla de juicio a ambas para allanar la diferencia corno si
sta fuera un litigio, se infiere una sinrazn a una de ellas por lo menos y a las
dos si ninguna de ellas admite esa regla. Resulta un dao de una transgresin
hecha a las reglas de un gnero de discurso, e! cual es remediable segn esas
reglas. Resulta una sinrazn de! hecho de que las reglas del gnero de discurso segn las cuales se juzga no son las de! discurso juzgado41. Aduce Lyotard
prototipos muy claros y tajantes de este tipo de situaciones. Una de ellas es el
supuesto dilogo que se podra establecer entre un nazi y un judo.
Evidentemente aqu lo que se da de entrada es la hegemona de un rgimen
de frases con respecto de! otro. Ms impactante an resulta e! ejemplo del
dao infligido a los animales, ya que en este caso ni siquiera es articulable un
discurso por parte de lo que Lyotard considera e! paradigma de la vctima por
excelencia: Cuando alguien ve inferir un dao a un animal experimenta ms
dolor que cuando lo ve inferir a un ser humano. Porque el animal est privado de la posibilidad de atestiguar segn las reglas humanas para establecer un
dao y en consecuencia todo dao es corno una sinrazn y convierte al animal ;PJO jacto en una vctima. Pero, si e! animal no tiene en modo alguno los
medios de testimoniar, ni siquiera hay dao o por lo menos uno no puede
establecerlo. Esto define exactamente lo que yo entiendo por sinrazn. [...]
Por eso e! animal es un paradigma de la dctima". No se trata de compararnos con los judos o los animales torturados, sino de ver cmo se pone de
rclie\'e que e! lenguaje no nos remite sin ms a una situacin de comunicacin ideal, ni es un instrumento neutro de resolucin de conflictos, sino que
siempre, inevitablemente, por sus caractersticas mismas, genera un resto
inasimilable e in asumible de diferencias que es lo que siempre se pierde ya de
entrada al sentarse a negociar. Dialogar puede suponer e! gran error de tornar
por un simple litigio lo que es un diferendo. Aqu las polticas queer se
inclinan indudablemente por plantear su lucha en trminos de diferendo y de
proliferacin de discursos incompatibles con e! del poder, negando todo posible consenso, y su carcter, que los gays y lesbianas prestos a hacer de la sinrazn un litigio pueden encontrar como recalcitrante, no se debe sino a un
reconocimiento esencial de la heterogeneidad e inconmensurabilidad de! rgimen de discurso heterosexista con e! nuestro, no reconociendo de su parte
ms que una taimada, como dice Derrida, buena voluntad de poder: Ya
hablemos del consenso o del malentendido (Scheleirmacher), podernos preguntarnos si la condicin de! VerJtehen, en lugar de ser el continuum de una
"relacin" [...] no consiste, ms bien, en la interrupcin de la misma, en una
determinada relacin de interrupcin, en la suspensin de toda mediacin"
--:----~ARD.J.-F.:
:::
c,uJt1rnt(l enJ,
[ 109]
nO 3, 191)S. p. 44.
1. Este
U::lUO
fue leido en el CulCKIuin Monique \X'ircig que tuvo lug:u en P;ns en junio tIc 2001.
2. ~IOR.\GA. c.: C'iJ~~ IIp :IN CIJO!/: Tt'61nJ " TIJ'I1 "le/s. l.os Angeles, W("""3t F..nd, 19M.
J. TRC)II.LO, e (Jir.): ClmIJ1I1J LfJbi4/U.: Th, Gir4 OJlf'.UaJlNn ll'drnrJ L AboM/. DcrkelC"\', Thircl \\'omcn, 1991.
.. lORDE, A.: Z.mri: A ",.. JptUi~ ,,( ~ ,t.1",~, F':"~dnm. Cllifnrni:1, Cn1,~in~ Pn;"c;. 1QB~.
~ ~\I1Tll. [3 :dlr.): ",Tow:m!s:1 (~I;~ck ':cmlnl::>t Cnt!CI~m", in ,,1/1 /1'( !l"i:M'Ir17 .1~, 11' /"/l" ,1'/ /lt 131",.-):"1,, .\10" HIII \"'111" "1 :11,
-i1~"'1:: IrO-7un S::,d:tJ. :"JC"\Io' Yr)rk. Femims( Pn:~'i, I(J~2
.
\:-.r.Z.\LDL:\, G: H"nim/..uu1s1 LJ FfT)nlrrd~ flx .\"trll.\f,mztJ. SMl FrJ.ncl:>co. SpinSfCr1/.\unr L.unc. 198i.
1_\l'RETl5. T.: .. Inm~ucnnn. QUI:tt' Th('ory: l.c5hian 2nd Cay ScxualiriC'Slt. Jjffimttrs. A }tJH"w/1 F~nmt'
II)'l) 1, p. v.
11. Oc hQmbrc a mujer.
9. \'cr: CAUFIA. P.: Se\" CiM"grr. Tht Po/i!ia
[ 111 J
de identidad sexual que haca que Burkholder, una mujer transexualpost-op que
se defIna como lesbiana, no pudiera acceder al espacio lesbiano? Su caso,
como el de las lesbianas transgnero o transexuales que acamparon frente al
fcsti\-al para protestar contra su poltica de admisin, sirvi para poner de
manifiesto las contradicciones internas de los discursos feministas y lesbianos.
Mientras que muchos de estos discursos se dicen constructivistas afirmando
que el gnero es social y cultural mente construido, siguen considerando el
cuerpo biolgico como un lmite de la construccin culrural, dando por
supuesto que una vagina-bio o una carta cromosmica definen el gnero
femenino y por consiguiente la posibilidad misma de la identidad lesbiana. En
los aos 90, y paralelamente a la emergencia poltica de las comunidades
translsbicas, se cristaliza una escena drag kil~g en San Francisco, Nueva York
y Londres. Se \'isibiliza as una culrura de la representacin de la masculinidad
lesbiana, con iconos como Dianne Torr, l\Jurrav Hill, Del La Grace, Mo B.
Dick o Hans Scheirl lO Con o sin hormonas, con ~ sin silicona, para principios
del nuevo siglo, una pequea multirud de lesbianas haban comenzado un
proceso de transformacin discursiva r corporal que daba a la frase atribuida ll a Monique \X/ittig, yo no tengo vagina, un aire de premonicin futuristao Nos hemos vuelto cuerpos lesbianos, trans ... peludos, monstruosos y
se:.;.'s. En lugar de estar condenadas a ser subproductos de la mquina biopoltica heterosexual, las daddiw>, las drag kings, las trans-bollo, han decidido
cortocircuitar el proceso de produccin y normalizacin de los cuerpos
homosexuales para constituirse en nuevos sujetos de un devenir polticosexual.
Hoy, en homenaje a la obra de Monique \,(;ittig_ y en la intimidante compaa de Teresa de Lauretis, intentar trazar a grandes rasgos los itinerarios discursivos de este devenir monstruo.
QUEERIZAR A WITTIG
Plantear la pregunta: cmo hacerse un cuerpo queer a partir de The Straighl
Mind (El pensamiento heterosexual), al mismo tiempo rulo del libro de escritos polticos de Monique Wittig, )' tambin, simple y llanamente, pensamiento heterocentrado, obliga a volver sobre las relaciones existentes entre el trabajo de Wittig y la teora queer contempornea. Y cuando digo la teora queer.
hago referencia a los diversos representantes de un movimiento heterogneo,
desde Teresa de Lauretis, a la que me alegro de ver aqu entre nosotros, hasta
las investigaciones de Judith Burler, Eve K. Sedgwick, Judith Halberstam (1
Del La Grace.
Para empezar, me gustara voh-er sobre las diferencias fundamentales que
existen entre la teora queer y la lectura lesbiana radical de la obra de \,'itu!!
dominante en el contexto francs. Cmo podemos sacar partido de una lec-
ti 1, \'()LC:\~O. D.L y J-l.-\LBERSTA'\I, J.J.: Tbt JJr~!! Kin,r. Booi. Londun & ~C\\' '\()r~. SctpC'nI'~ TaiJ, 1(1)9.
11. \'oln:rt: m:i~ ... Jclaml' !'obrc la suene de t""St::t (n,oc. Pn-clsemOs, (Icsdc ahora t)uc .\Ioniquc \'(lnil! nie..:-:t hab"rla pronunri.ld'l
[ 112)
tura queer de su trabajo. Dicho de otro modo, cmo leer a Wittig fuera de un
'marco feminista materialista. Se trata de dar un paso atrs, pero tambin un
paso en otra direccin, para encontrar en los textos polticos de \X'ittig el sentido de una revolucin que est teniendo lugar. \'('ittig contra el wittigianismo
separatista. Wittig contra Wittig y con la teoria queer. Y por ltimo, Wittig
contra la teoria queer y con un materialismo radical queer.
Habr por tanto que im-entarse nuevos comienzos. En esta versin de la historia, Monique Wittig y Michel Foucault se encuentran: imposible procreacin
que slo podr ser lleyada a cabo por la citacin artificial. Slo un tal encuentro, que curiosamente se dar a tra\"s del exilio o del viaje de la traduccin,
podria explicar por qu ambos autores se hallan en la base de la teora queer.
Este encuentro nos permitir elaborar un lenguaje, una gramtica. Pero nos
falta an descubrir un modo de accin. Inventar una prctica poltica.
Propongo entonces trabajar en una lectura cruzada de los escritos de Wittig
con el esquizoanlisis de De!euze o Guattari. Se tratar de crear un espacio
d~ conjun~n y/o de disyuncin entre Wittig y los anlisis del biopoder de
R;ucault, Wittig y la produccin deseante de Deleuze y Guattari, un intervalo a partir del cual sea posible, hoy, transformar las fuentes de la teoria queer.
Seguidamente, como da a entender e! tulo de mi intervencin, intentar utilizar varias figuras del cuerpo lesbiana presentes en la obra de ficcin de
Wittig como posibles enclaves de resistencia para la teora queer y, por qu no,
contra la teoria queer, de nuestros das.
Para proceder a la malinterpretacin queer de Wittig que me interesa, sera
necesario leer sus textos fuera del marco marxista materialista estricto, sin por
eUo reconducir Wittig a la teoria performativa de Judith Butlerl2, puesto que,
como veremos, ambos marcos de anlisis, el feminista materialista y el perfor.mativo, eluden la sexualidad y la corporalidad lesbiana y transgnero. Me guslara esbozar una posible genealoga del cuerpo lesbiana y, partiendo de la
m!tica frase atribuida a Wittig: yo no tengo vagina, hacer aqu la apologa
publica de! devenir bollo-lobo como estrategia de resistencia al no menos
monstruoso destino femenino que Simone de Beauvoir llam devenir
mujem. Dicho de otro modo, querra preguntarme hoy, con ustedes, entre
~tras cosas, por las condiciones de posibilidad del bigote lsbico.
------
~~~TlJ~R.,~: ,,\'an.:aunm n Scx and Gcndcr: Bl:au\'oir. \X nlJ..: and FouCllulr.. en Prw..v IfJltrn"liolltJl,
\;0).
rp
(i.nd~ en el rcclcmt SALlH, S.: Tlx )lIdJ,h 8J1lr lVadu. COfn\,..all. BlackwclJ. 2(104); '='LTU:~R. J.: G",drr 1rQliblt, /YwtlnlS';'
Cb' ' J-brm,MI of Jtimll~, RoutlcJ-!~, \\.I.."'\\.' York & l.nndon, 1~)t)(I, P3rcicubfmcnl~ el capitulo 3, tirulAd!,) <"'<;ub\"C~~i\'t, Dndlly :\C1S
lflt~ .... dup"'Q, Pro:trama lini\'cl"Suario dc Estudios de Gnero, Um\'crsl(,l::id ~aclI>nal Autnom2 de l\Ic:Ii:ICo, MC:'I.ICfl, D.E, Palcl:).
....... 6
[ 113]
r 114]
11'11r.:,M
11 LUROF. ,L JIJ":rr (JI/ji";""', C.lbiornl.l. Cro~Slllh Pn;~~, ll)::;'-l I,L:1 l>fm'J1Ja, I<l o..-.'T,;"urll. :'>I.lJrJd, I lorJ.S ~'hni.lS. :liI)]11.5. ,\T":I~S( );'\:. TG.: "R.UJIC:J! h::rrllr:ism, ,\.'~:ri_:M'" :ir J(W,J );.r '<':'J.' Ynrk. R..J.diol h-mnl~m. 1{TIl. rr, '~r; \T"-l,=,l 'IS.
l.e,: ,-1m,,'Z0I: O,wuJ' :\C\io' York. unk.s. 1')7""
1t" KOEDT. .-\. (Jir,): R:JJicllc:sbl.tns. The \'Comcn[dcntificd \'(.'om;1~. en XoIU
Ib.t T1.Jird )iar. SC'W York. 19-1.
1" FotCAl'LT. \f.: l-is(!)r7a ,1, Id Jo.'14J/id..JJ.. romn 1. ~I;.drid. Silo!;lo
1')95, p- t--:-.
x..'\J.
115 J
!TTJm
EL GUETO HETERO
A costa de .una modesta queerizacin, es posible comprender las cosas de otra
manera. Despus de todo, la definicin de la heterosexualidad que hace Witrig
como (<una trampa, un rgimen poltico forzoso', no remitiria ms bien por
primera yez a concebir la heterosexualidad y no la homosexualidad como un
espacio cerrado, una suerte de gueto mayoritario, en e! sentido de!euziano del
trmino, siendo el espacio domstico histricamente uno de los guetos por
excelencia de las mujeres, por ejemplo? A causa de este hermetismo de la
heterosexualidad, no hay necesidad de apelar a la liberacin sexual de las les
bianas o de los homosexuales. La cuestin seria, ms bien: cmo abrir un
puntO de fuga, cmo trazar un tnel, cmo encontrar una salida al gueto
heterosexuab,? Como Deleuze y Guattari sealaron ya, a propsito de
Kafka, el problema no es el de la libertad, sino e! de una salida", la abertu
ra de un espacio.
Encontramos esta necesidad de salir de! gueto hetero en todas las obras de
~Ionique \X/ittig, con alusiones constantes al ,"iaje y a la huida (incluso si sabe
mos ya que no hay ro que atravesar para encontrarse ms all): la dialctica
infierno/limbo en Virgilio, /Ion, la construccin de una isla atemporal en el
corazn mismo de Pars en la pelcula que realizar con su compaera Sande
Zeig en 2001, The Cirl, el cuerpo como tuberia en El cunpo lesbiano. Se manifiesta as la decisin poltica y simblica de abrir una geografa lesbiana, pero
esta delimitacin espacial, desde e! punto de vista queer, no debe comprenderse hoy como un gesto separatista, sino ms bien como e! descubrimiento
de una salida en e! interior de! gueto heterosexual. Teniendo en cuenta la produccin biopoltica de las identidades sexuales contemporneas (ligada a la
globalizacin del mercado y del consumo cultural), parece no solamente incn
herente, sino tambin polticamente ingenuo, confinar la poltica lesbiana a lJ
creacin de una exterioridad pural), ms all de los sexos y de los gneros, ur,
1" "'J c"n"nl de la ",eu.:d:ld ... "brll()~ mJI\"duo, nI! <'C l"ft"cru.1 !;fJlo por b ('{lnn('nC!~ 11 r11r I; Idclllo"''';;I. 5Jnn, 3(km:i, l:1". ~.! (~
c~n el CUt:!"f"'. Pu;'\ b ~()(:Il:d;d c;pu:.lI;~t;. C~ I; ulorollllCl, lo ljUC Inll>t!rtA.Ua, por encima de todo, JI bloll',!..'1co,lo ~(ml"I,~'':..
corpmJ.1. El CUlrpo C"!lo un; rc;lld3d b,npnlmca>I. FOLTALLT. \1.: .1-1. n:m~ .. nce dI: b medicine ~ocl:dl"'1 Dil! tI J:m!l. IOm(' 11. 19 I
rro y
211S.
D1JJ.l:ZE, G. y Gl :\Tr:\RJ. F
[ 116 1
paraso negativo (en la medida en que se definia mejor por el rechazo de los
sexos y de los gneros que por la produccin de nuevos cdigos de significacin), absolutamente independiente (lingstica, visual, tcnicamente) de la
cultura heterosexual dominante.
Numerosos estudios queer corno los de Gayle Rubin"", Esther Newton21 ,
Pat Califia22 o Judith Halberstam21 , insisten de muchas maneras en la pertinencia poltica de un anlisis de la homosexualidad corno cultura, incitando a
verla como un sistema abierto, constantemente sometido a procesos de citacin, resignificacin y subversin de la cultura heterosexual dominante. No
podernos decir que las culturas queer y transgnero estn dentro de la heterosexualidad o fuera de ella. Se trata, ms bien, de culturas de resistencia a la ley
heterosexual normativa. En cierto modo, Wittig haba idealizado el poder
totalizante de la heterosexualidad all donde la teoa queer pone el acento, en
p'rimer lugar, en la fragilidad y falibilidad de la misma.
, La mayoa de las lesbianas de los aos setenta y ochenta, que se deshicieron progresivamente de las identificaciones heterosexuales, haban tornado la
heterosexualidad demasiado en serio olvidando que sta depende constirutivamente de su otro patolgico para presentarse como (<!1ormab). A diferencia de la generacin lesbiana precedente, y gracias a las luchas de las polticas
identitarias, muchos de entre nosotros hemos crecido en subculturas gays, lesbianas y trans donde hemos podido re apropiarnos y subvertir los dispositivos
de representacin (corno la escrirura, el cine, la teora, la msica, el teatro, etc.)
controlados hasta hace muy poco por la culrura dominante, para producir
visibilidad sexual y poltica minoritaria. Los festivales de cine y de msica ga~'s,
lesbianos y transgneros, los departamentos de esrudios queer consagrados a
los gneros, los coloquios, las editoriales gays y lesbianas, etc., se han revelado corno mejores instrumentos de lucha poltica que el gesto revolucionario
(pero estril) de abolicin de las categoas de sexo y gnero, o los bienintencionados intentos de borrar las marcas de gnero en el lenguaje. El
arriesgado espacio de produccin de una visibilidad/im"isibilidad sexual y
poltica, que no es ni un exterior puro, ni un interior colaboracionista de la cullUra blanca heterosexual dominante, es el lugar especfico de resistencia de las
culturas queer contemporneas.
En la compleja siruacin acrual de <<!1ormalizaciro) de la homosexualidad,
p2rece incauto pensar la lesbiana, corno queria \X'itrig, corno una cimarrona
que escapa al rgimen heterosexual. Parece ms acertado hoy poner el acento
en la formacin complementaria r murua de las identidades homosexuales y
heterosexuales, y en sus procesos de a-normalizacin/in-visibilizacin a lo
~ del siglo XX. En lugar de revalorizar la homosexualidad en relacin a la
heterosexualidad o de prefigurar una utopa del afuera en la que la lucha de
los s.exos o los gneros, corno una nueya lucha de clase, llevaa a una socied.;d Igualitaria, parece polticamente ms pertinente analizar la manera en que
-----:.l!-~~\~A.
R. (dir.): Ruoln, \;" "The ~raff~(. In \\'IIOlC~)" IO~'<l,.dr or, .'l/llllropolfJ:.l 01 U'j,,,m;, .\/onlJ.,!, krrlnJ" p,rJJ ;-"l'~' York: ~,tr5 ~
1l&l..I' IA~. L (dlf.): Rubln. G., c<Thlnkln~ ~c:o... ~(lIC~ lor a R:uhc:l.1 Theon 01 Ihe [>(J[JtlC!\. Clr Sc:-,;u:ll!n'),. A",m"n: hnruw: 1/><-urbJ.
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~()~ (Ilmcxto~. i"Jr "hr.:rer<Jscxu:d", .. hclertxcnlnJ1" 1), Simplemente, "hctcrrJ, excepto..:n ,lll,'1Jno':i c:I.,O'io .....n '-juc nl.J.nll.:llC:i1.~..:1 .nl",Mli "JrrllJ~hI" (tlmbil:n I.:mplt::lJo en b \'crSICoIn lflJ1cc::sJ. de 1:1 r...,"iJWfrn:Q /H:(f"IJ~:":u.JI" ;-..;, Jd T,
bS, \\'ITIIG, .\1.: OIIThe Poim o( \'1,,"\11: univcn:.d or parucub.r::-'. en TiN !'''IUf,bl.\l."d.urd oIbtr w'ryl.. I:kmon, lXlcon PIes .... 1\)')2, p.
6-:, EnC' par:~[o no fue nxop:ido en el textQ de!:J, rr:IJuccion (nnct.~ La primen. \'crSlon dc C5tc: cns.:l.Q .lp:1rcci() en in~rs en 1..
reviso. Ft"""ilt {milI (nol. Ctt: 1(80),
r 119 J
su agenda poltica:>'). En el caso de \\"ittig, sin que ello constituya una estrate.
gia para evitar su posicin de lesbiana, su adhesin a la posicin de escritor
universal, que deba permitir la superacin de los particularismos ident:ita.
rios, no pudo evitar su supresin de la lista de clsicos de la uteratura (hetera) francesa tras la publicacin de El C/Ierpo lesbiallo, mientras se converta en
una fuente incondicional de inspiracin para las futuras escritoras lesbianas y
queer, y sus textos, desconocidos en la muy universal repblica francesa, llenaban las antologas de literatura lesbiana publicada en otras lenguas.
En relacin con el miedo a la guetizacin, los movimientos y las teoras
queer pueden ser calificados a la vez como hiperidentitarios y posidentitarios, puesto que hacen un uso extremo de los recursos polticos de la produccin performativa de identidades perversas. La fuerza poltica de mO\'imientas como ACT UP, Lesbian Avengers o Radical Fairiu proviene de su
capacidad para convertir las posiciones de sujetos abyectos (esos malos
sujetos como los seropositivos, las bollos, los trans) en enclaves de resistencia al punto de vista universa! en la historia blanca, colonial y heterocentrada de lo humano.
Desde este punto de vista, la teora queer, a diferencia de \'V'ittig, no ve el
lesbianismo como una exterioridad pura, o un ms all de las categoras de
sexo}' gnero sino, ms bien, como una formacin identitaria que se construye a s misma en re1acin con sus otros normales y abyectos, y que.
como sealaba ya Teresa de Lauretis en 1991, no puede comprenderse como
simplemente transgresora o des\-iada en relacin a la sexualidad propia y natural, segn el modelo patolgico ms antiguo, ni simplemente como otro esti
lo opcional de vida, sef:,Jn el modelo pluralista norteamericano contemporneo~'. De hecho, aunque descentrado con respecto a la heterosexualidad
femenina, el lesbianismo construye sus lmites identitarios tambin a travs de
la exclusin de la minora transexual y translesbiana, as como de otras minorias raciales, de clase o de discapacidad. El lesbianismo no se sita ms all de
los sexos ni de los sistemas de opresin. Es, ms bien, el resultado paradjico
de lo que podramos llamar una .exclusin excluyente. En el discurso del lesbianismo radical francs, por ejemplo, la figura de la transexual cristaliza las
ansiedades generadas por la necesidad de trazar los lmites de la verdadera"
identidad lesbiana. Las contradicciones de esta lgica excluyente se manifie~'
tan claramente en la demarcacin espacial de la identidad practicada en un
lugar como La Barbare", donde las responsables han reafirmado en numerosas instancias que las transexuales no eran admitidas en su espacio naturalmente reservado a mujeres. Cmo explicar que un lugar poltico como U
Barbare prefiera la presencia de bio-mujeres heterosexuales (entindase.
construidas biopolticamente como naturales) a las transexuales lesbiana'
(construidas hormonalmente o quirrf:,"camente)? Por qu este recurso a un
criterio biolgico (<<las mujeres nacidas mujeres) en un grupo que rei\'inJIC.'
2'J. P.H.l un :ln.ilr~ls dct.lllado de e~IC u~o d, l.ls trnro~ nnmn<,C'xu:,lc5. \'C'r el C;rHulfl OIul:ldo "DC'lrU7C' n el :lmnr ljuC' nrl "'.1 ,I"'I.-
w nu:nnrc" en mi .\!(J/II/iUlo (O,,:1"J'Jo.II(J.~ ~1:i(nJ. Opcn nm:l.. 2(02.
w. DI,: L-\liRI~TIS."I".: Q~et=r Thro~: ulll1d11 (lfltlGery Jt:\.7itJUINJ (mtrnduction). diJTrrrnCf. op.a/. p.i.
.
...;..
.'1. L..;l Lhrb:trt C~ un c~r"ClO cc!('$bl:l.nn y fcmlnl!'Ta . 'Q.ulOf!cononado, no nll:i.IO y no c(Jmcrcl;~' slIuad(, en BJ.~n(Jlct. l I.I~ ;1.ll.rr;
P;ms.
[ 120 1
su afiliacin politica al materialismo radical, segn el cual el sexo est construido socialmente y politicamente?
Las criticas queer y transgnero dirigidas a las politicas de la identidad gay
)' lesbiana han mostrado que la identidad homosexual no puede ser considerada como una exterioridad pura, a partir de la cual seria posible construir
Wl paraso universalmente deseable, sino que nos hallarnos siempre en culturas situadas, cuyos lmites no podemos dejar de interrogar, culturas en proceso atravesadas transversalmente por mltiples relaciones de poder. Lejos de
ser una utopa incontaminada, la homosexualidad se vuelve el nuevo rostro de
la normalizacin idencitaria.
--:----~~lJCAt.;LT,
.....ns.. 2hriJ,
M.: &xu:d Choice:. Sexual Acno, J.Jima.f."",il, n" SS51), 1982; FotC:\L"Lr. \L: .. L':l.nlIUC CClmmc mlxic UC
19HI.
[ 121
\'!t..".
Gar
lucha poltica en sus textos tericos. En sus textos de ficcin, una aproxima_
cin ms barthesiana y postestructural, har de la escritura una estrategia d~
transformacin de la subjetividad.
En ambos casos, los cuerpos aparecen en el centro de lo que llamar, retomando la expresin de Deleuze, un trabajo de desterritorializaci1l) de la
heterosexualidad. Una desterritorializacin que afecta tanto al espacio urbano
(ser necesario por tanto hablar de desterritorializacin del espacio urbano, y
no de separatismo) como al espacio corporal. En 1977, Foucault, a partir de
la metfora moderna anatmico-poltica que conceba al cuerpo como un
Estado Nacin, habla de la homosexualidad como una suerte de descentra_
lizacin del placeo), de regionalizacin de los placeres)) y, por tanto, de fabricacin de placeres e intensidades, lugares y filiaciones alternativas al modelo
heterosexual.
Pero si, para Foucault, este proceso de desterritorializaci1l) del cuerpo
homosexuah) no parece implicar cuestionamiento alguno de la masculinidad,
para Wittig desterritorializar el cuerpo lesbiano obliga a resistir el proceso d~
devenir mujer tal como fuera escrito y canonizado por Simone de Beauvoir en
El segulldo sexo. Este proceso activo de des-identificaci1l, por retomar la formulacin de De Lauretis, nos conducira a dos de los gestos polticos wittiguianos ms potentes}' controvertidos, que me propongo reinterpretar hoy
en trminos de deslerrilorializacin del merpoje",enino (desde las lesbianas no son
mujeres)) a las lesbianas no tienen vagina))); y el devenir(,hollo-loho}}J como transformacin del cuerpo hetero. Un devenir cuerpo lesbia no, sin sustancia ni
antecedente natural, que resulta del proceso de follar bollero tal r como se
manifiesta en El (l/erpa lesbiallo.
Ir.\"D,
11)~.
p. D
[ 122 1
iniancia. El segtmdo sexo describe la infancia humana como un paraso sin sexos,
excepto por el hecho de que los nios pueden escapar al aburrimiento gracias
l b presencia de lo que Beauvoir llama un juguete natural que le sirve al nio
,h: a/ter ~o: Anatmicamente, el pene est perfectamente preparado para este
papel [de alter ego]; separado del cuerpo, aparece como un pequeo juguete
natural, una especie de mueca1->. <<La nia --dice Beauvoir- no se puede
..:ncarnar en ninguna parte de ella misma. En compensacin le ponen entre las
manos, para que haga las veces de alter ego, un objeto exrrao: una mueca;;.
:-;i d mismo Alfred Binet, introductor del trmino de fetichismo para caracterizar el vinculo sexual con un objeto fisico, se arre"i a dar una descripcin
de la diferenciacin sexual en la que el cuerpo entero se estructure en relacin
3 un solo rgano que funcione como un objeto separable. Segn Beauvoir,
es esta condicin Qa falta de un juguete natural) lo que hace de la nia una
castrada.
Pero poco despus, con la llegada de las primeras reglas, el cuerpo de la
nia se convierte en el objeto de un violento proceso de transformacin que
la autora de El segllndo sexo no duda en calificar de metamorfosis de la oruga,
un proceso a travs del cual el cuerpo neutro pero ya castrado de la nia
"deviene mujem. En un estilo que no deja de recordar al de Kafka al describir las metamorfosis de Gregorio, el proceso de transformacin corporal de
la nia se describe como la experiencia de un devenir monstruo, una alquimia fsica a travs de la cual el cuerpo niantil se convierte en mujer y se hace
carne"': Algo est ocurriendo, algo que no es enfermedad, puesto que est
inscrito en la ley misma de la existencia y que 5in embargo es lucha, desgarr;Jura. De! nacimiento a la pubertad, la nia ha crecido, pero nunca se sinti
crecer: da rras da, su cuerpo se le presentaba como una cosa exacta, acabada; ahora se "forma": la palabra misma horroriza, los fenmenos vitales slo
son reconfortantes cuando se encuentran en un equilibrio y e! aspecto esttico de una flor fresca, de un animal lustroso; sin embargo, en e! crecimiento
de su pecho, la nia experimenta la ambigedad de la palabra "viva". No es ni
oro ni diamante, sino una materia extraa, movediza, incierta, en cuyo corazn se elaboran impuras alquimiasJ7.
Poseda por las fuerzas de una grotesca anatoma poltiCaJiI, en la que las
hormonas operan al modo que Teresa de Lauretis y Donna Haraway" habran identificado como el soporte de una tecnologa de gnero compleja, la adolescente del relato de Beauvoir experimenta el crecimiento, la aparicin de la
pilosidad y de sus curvas como un proceso de devenir animal o incluso \'Cgctal, una involucin en relacin a la supuesta neutralidad sexual del ser humano masculino. El de\'enir mujer de Beau\"oir es un proceso de degeneracin,
una deform;cin del cuerpo, por supuesto, operada por fuerzas polticas pero
que continan, sin embargo, describindose como naturales. El vello es el
p. 17.
F. Ibdem. p. 2~.
IbiJcm, p. 53.
,- Ibdem, p.. S.a.
!S. FOUCAULT. M.: Vi:;/ar-' =Iiftu. ~"drid. Siwo X.XI.
P. J6.
39. Ver DE W\.UR.ETlS. T.: TN"~,J dj" GttUilr. [3JonminKllJn, InJu.n.:1 lrti....cl'5it'... Press.., 1987, '! I t\R..A\'t"AY" D: Ji",w"J, C-,bo~J,
~,, Ir;'"",.. TIN &1II, ..."hnfl o[ .'"<l/UIT. Ncw York. RoutlJcw:. 1991.
iJ. Ibdem,
'(o
"""J.
[ 123 J
de 'Hlbclfln
J)",lem. p.-t.
[ 124]
procc<.;o de Iflrm.lC1lJn del cuerpe' ma~cuhno comtl un rroct:!oo de: construCCJn 2Cll\.1. ~~ por t.:lm" de
.Cu'n p:;.r.lldl. Ln IU!!:lr de es('. \'l"n el cuerpo' nlJ.'cuhno como ncutro. l.:! cnrio Ol' 1;1 hetcrnsCXu2bdad como rc~mcn pnlilJ"
l~rrnl1;o; por ~\'im~ no I:.t condUJO a an:h~';lr 1.1 ma~culJnlc.hd y eI.cuerro m2!-culino como social y roliILC:menre: ..construloos"
IUlalls.n. s.c h2ran mucho m2S tarde, notablemente, pm Judlth 11.:,lbcl'513m en F,malr ,\Jas~lJnJ!J (Durham, Dukc, 19IJR).
~
\t.: 1; Prl/J Jlr,~::.:~{. 0... at.,
~~)"~- Tu.:mpo dcsruc~,.cn ~u rclcclu~ de Witug,Judnh Rudrr ft:lnrerprcrlr1 h
~:"ft' la .vcrd2d~n) ~ 1;3 .. Ialsa" Icicnud.:.Id lemcnln~. cnrTe la-muJer~' ..la-c.ml"nen.". como un:, rruch:l de que los l:1zn... eS12COrTc ~e:o.~) ,. genero sor. rxJIJt1("<I~ m~~ U.Ul n;l.!ur;tlt""!.t'l
nrnr.,
rr
Ser;!
[ 125]
POLLOGOS DE LA VGINA
Quizs hayan ledo o escuchado decir, como yo, que al final de una conferencia que daba en Vassar College en los Estados Unidos, Monique W'ittig respondi, a quien le peda explicaciones sobre la formulacin, en El pensamien(O heterosexual segn la cual <das lesbianas no son mujeres, que ella no tena
vagina. Momento supremamente absurdo y punzante>I;1 para Leo Bersalli,
quien parece pensar que esta frase haria de Monique \'fittig una mrtir de su
cuerpo lesbiano. La ontologa psicoanaltica de la falta vuelve a la carga. Me
gustara., ms bien, leer esta frase a partir de una ontologa del exceso que no
conoce la disyuncin (ser/tener, pene/vagina, nia/nio), a pesar de que
Mollique Wittig me confirm hace unos das sobre una Pniche del Sena que ella
nunca la pronunci. Lo que me interesa aqu es explorar el impacto de esta
afirmacin en busca de autor. Me gustaria jugar, por unos instantes, a ser ese
autor. No es, por tanto, Wittig, sino yo quien dice hoy: Yo no tengo vagin~
En una entrevista, Foucaulr hace referencia a la patologizacin de la
mujeol y a los procesos disciplinarios a travs de los cuales el cuerpo de la
mujer se convierte en e! asunto mdico por excelencia>l. l' aade: (<Intentar
ms adelante hacer la historia de esta inmensa "ginecologa", en el sentido
amplio del trmino'~. Podemos preguntarnos si el mismo Foucault habria
tambin propuesto alegremente proceder a una genealoga del cuerpo masculino apelando a la urolog3.l). Lo que Wittig pondria de manifiesto es que una ts-.
toria poltica del cuerpo lesbiano est fuera de esta ginecologa foucaultiana.
Pero, qu quiere decir no tener vagina? Una afirmacin tal no es posible
ms que en un marco hiperconstructi\ista y, sobre todo, posfeminisra para
[ 126]
;\le......
[ 12"71
54. BLTLER.J.: /:.'xinrro,,: dJJput4. 0Fo:.. y BlTLER.J.: l~\.at~,,; .\pm/ .-1 Plilm o.{ JI., Pafll,.",alll't' !\:L~' York, Rnutkd!!C'. 11l'~~
Pl.ldl"m(J~ let"r el dnarrolln de I:t Icon.1 pcrIC1rmatl\":I de la rroducClon de; 1:1 IJcnnu:JJ ~cxu:.lI y de )...,"\.;ncro Je Judl(h Buder ctlm' 11, ,
p"'<;lhk prolnng:.lCJ()n de Lt~ intUlCl(jm'~ con~tructl\'IH:a~ de \'('une fuera dc:l m:JrC(l dc 1njh5J~ m:U;I,IS\;l que Imrn.:l.'TI: L J>(,:sr' .r,.,.~~
"i El ;IC'~.!O dC' urill/"lr l:a noon de ''f'CrlurnlanC(;), parl. dcfll~' el p:nc:ro c:~ <J.Ut' ou nOClfln podn:o condUCIr ~ n:'.liirm:a' l., ,! ,I.~
c](in omolo,",o CbSLO ~nuc: b esccn:a tc:atral ~ 1," c~ccn3 an:ltmic:a, ruc~to que se 3rny1 ~f)hrc una dL~nncin lJuc rroccdt, de ~~ ~
(SLC:.l Cb.~LO., com" b dJ(t'n:nCl;' t'mrc: l3.ch.lJ.I: superfiCIe t' InTenond:HI, y h;ce del cUl:rpn hlnl)~c{) el limite tlt' J:. cnn~trUCL."r. !
nrm:III\"a,
[ 128]
~ hecho, El cuerpo lesbiano puede ser ledo como un manual para hacerse
un cuerpo queer a partir de! pensamiento heterocentrado. Wittig da repetidas
veces ejemplos programticos de un modo de follar que transforma a la mujer
beauvoirana en bollo-lobo: Tus palmas estn contra m/is palmas, se m/e
produce un desfallecimiento, una gran debilidad en los huecos de m/is rodillas, t ests cara a cara conmi/go y el revs suave de tus brazos se apoya conlI2 los m/os, un hormigueo recorre m/i epidermis, y/o veo dilatarse m/is
poros, y/o veo dilatarse los tuyos, abiertos segregan a millares unos cabellos
finos con la consistencia y e! color de los crneos, cruzan con toda rapidez y
'loS siento caer desde tus brazos a los m/os, y/o no diferencio los tuyos m/os
hasta tal p{nto se entremezclan a medida que se expanden, los dos rostros permanecen desnudos, pero por debajo de la barbilla sobre los hombros sobre los
pechos sobre las espaldas se desarrollan, los brazos y los antebrazos estn
completamente cubiertos de pelo, salen de los senos de los riones. de los
\-ientres de los muslos de las piernas. Alcanzan nuestros pies, tan slo las vulvas r los vellones pubianos si b1Uen sin cambiar, son tan numerosos que dan la
impresin de ser unas pieles de pelo muy largo de tenue consistencia, y/o te
aprieto las manos perdidas entre tus cabellos, y! o m/ e pongo a llorar porque
y/o no puedo ya tocar tu piel desnuda. T al contrario te ries, t m/ e inclinas
en tus brazos, t me enseas cmo coger el viento, t buscas una corriente,
todo el pelo se extiende de una y otra parte, nos levanta, nos permite volar,
ylo seco m/is lgrimas contra ti m/i cubierta de pieles, y/o floto con m/is
bozos sobre tus brazos, el viento alisa nuestras cabelleras, las peina, las cepilla. les da brillo, adis continente negro t enfilas hacia la isla de las vivientcg)56.
[ 129]
de
In
[ 1301
ca en El cuerpo lesbiano en un proyecto que podriarnos denominar ((contra-pornografagore;). Si E/ cuerpo lesbiano hubiera sido fLlmado, le habria sucedido algo
similar a lo que le sucedi a Violette Leduc en los aos cincuenta con LA baso
t.rrda o ms recientemente a Baise-moi (Fllame) la pelcula de Virginie
Despentes y Coralie Trinh-Thi. Habria sido considerado como excesivamente violento y pornogrfico. El follar lesbiana (cuando ya no es sexo entre
mujeres) es un proceso de desnaturalizacin de las prcticas sexuales. Nomedibles y no-genitales porque no puede decirse ni cuntas veces ni con qu
rganos (si se trata de la boca, de la no-vagina, del ano o bien de un dildo
como prolongacin sinttica de! sexo). La follada lesbiana a la que se sorne
ten las protagonistas wittiguianas opera una desterritorializacin de! cuerpo
heterocentrado y una des-ontologizacin de! sexo. Les dejo con una pregunta: a qu esperamos para producir una pospornografa bollo-lobo? Y con una
DP (doble penetracin) monstruosa sin pene y sin vagina de E/cuerpo Lesbiano
por si acaso les inspira: ((1\1is dedos crecen con una rapidez de locura cada uno
de ellos alcanza longitudes quince veces mayor que la suya original. Y/o m/ e
abandono sobre tu cuerpo a un recorrido dulce al principio incierto, insidioso luego cada vez ms insistente. T gritas, hablas con rodas las palabras que
expresan sorpresa dolor alegria circulando desde el pabelln de m/i oreja
hasta las ms profundas circunvoluciones de m/i cerebro recorrindolas en
todos los sentidos. El ms seguro de m/is dedos e! ndice se insina a lo largo
de tu recto, apenas presionando hasta e! colon se abre paso a travs de las
heces, llega al codo del intestino, crece, se curva en dos ocasiones, desciende
a lo largo de! colon ascendente, vuelve otra vez a curvarse, toca el leon del
inrestino delgado haciendo casi un crculo completo ciendo al intestino delgado como si fuera un lazo. Al mismo tiempo e! dedo gordo se ha introducido en e! cuello de tu tero, atraviesa la matriz, perfora la pared intestinal introducindose en e! intestino delgado. Trastornada as de una y otra parte has
dejado de quejarte, ests completamente inmovilizada clavada, te desvaneces
repetidas veces. Entonces y/o te hablo, }'/ o te pido que me digas que siga y
t/ lo haces, tu estmago se te revuelve sin embargo, los vmitos que llegan
a tu vientre son absorbidos por m/ poco a poco mientras con la lengua con
los labios y/o voy enjuagando tu piel. M/i anular y m/ i meique que han quedado fuera de ti al haber crecido igual que los otros dedos van acariciando rus
riones tus hombros tu nuca mientras que y/o prosigo m/i lenta inexorable
invasin de ti. M/is dos dedos del interior se han juntado, intentan el paso
desde el duodeno desde el estmago al esfago, y/o quiero alcanzar tu garganta, luego tu boca por dentro, y/o intento ser absorbida por ti en el transcurso de m/i reptacin por tu interior y ser escupida rechazada completamente vomitada, y/o te lo ruego con mi voz dulce, vomta/m/e con todas tus
fuerzas corderilla de leche embolazada reina gato escpe/m/e, vomta/m/e>>'''.
(Traduccin de Pablo Prcz Navarro)
(,(J.
HO-~ 1.
[ 131]
y digo estas palabras con la mirada puesta, por cierto, en las operaciones del parto; pero tambin en aquellos que, en una sociedad de la
que no me excluyo, desvan la mirada ame lo todava innombrable, que
se anuncia, y que slo puede hacerlo, como resulta necesario cada vez
que tiene lugar un nacimiento, bajo la especie de la no-especie, bajo la
for'!la informe, muda, infante y terrorfica de la monstruosidad.
Jacques Derrida
, Bt:n.ER.,J.: Genrr lfvMhk, fmri"iJm Im JIIJ"y,..on of Jr"II~. ~l"U York anJ London, Routlcd.:c. 11)1)(1 (/:.1,r1l'rf) ot duplllJ I ~:jt'''''.
~.1 J. Jllw>fT1i" t 14 il7llld4d M.xico. PaJds !\1exlcan:. 2(XH).
. '
~ d ("unrcuo feminIsta nl~!i ccrc;;no, fUl'mn CSpc:cli1Jmcna: Intensos los dl'b:ltC's con Scd:; Iknh:1hlh ((1m gUlcn ~e Inrm.;r,r;
J. y~ ~~c Tbt Gn,,'.., PI)Jl~lpl)Jd P')/OJ(IP~" COf/J"'fiJlIlI. rn 1~(XJ, donJe parllcirwj .. dem:i~ S:ney ~:I"'1!OCr. Ceha .\mnrn~. '1 ulcn
ii6ard.: ro",cloncs afinc~ a Ja~ de Bcnhabib opone");$ iJc;I!> de HulJcr 1.. necesidad de un proyccto de om'Iol.lcrmd.2d ndlcah7.;.u", m~lu.
:..tn lU J-IwonQ ~ ~ IHmi;jnllinisl" (~I.aJriJ, Inl'Ulut.o de 1M\'C~tJ~"Clonc=s (eminI5t:l!>, 11)\)-1). el .. rticul~, de tknh ... l,ih. ~un cl ~1l.'1lIlL( ..
~1Wo -F.:miOl!mo y rosmodc:tmdad: una dlticll ahanl.2.11. En 1995 se pubhcfl Ft",illisl CrmlrlllltN1l . ... 1 PiNU6oJ"'-"; !:-vJJoI".(r cn
~ ~lSO!\:, L (ed.).l'cu York. Rnutlcd.:c:. ltJ?5. un inu:rcamhio de crioo"," y rc~lic .. l' entre BUller. Sc\'l2 I\cnhahlh. S:r.n('\ Itu~r
).....-ucub Comdl, y en el cue la afinidad de Bucler con po,"lun:s "posmodem2s. (n:'2S concrcumcmc.l"mlrslruclrurah!'oI:&)) ~Jo('u!;'.a el
-.o.dc-la tonrro\'cr.;i2. ror otro lado, comn reeoJ!c RcalMz PrecL:uio en su ,\1"",/i,,'o mlllro-Jt'."\'1f41(~ladnd. Opc-n Pnma. JIII_I. el
~IO de la cUC"l'Un del J,.I1.~ en 1:.I.J:inrro n: JlP"'o ('lb n~trumt'nuhzaein de 1:'1 pcr(rrmancc de 1;1 d,d.r. q",,:"" de"rc:.nfl 1.1, ['r"!'
; <ir comumd:adc) tram.!!cnC'Tt') Y rr.anl'cxuale~ n(JnC'amcnClna~. ~e)...rUn COn5.L2I:t J.ay Prn!'~r en Srrond .\J;.IIJ. 71Jf I""m .'.r'Tl/tI/TI .,1
. .~~
.
~C"\I.' Y(rk. ColumbIa L'm\'cr~lfy Prc!'~. 19()A). u creCIente (.hfu~ln de su nhra, adcn1i!' de ~u c(Jmr-:oml~1 t;lIn un rCYI~'
tQnitI(.Q cada vez mis amplio. ha dado IU~J.r .a la ImpLLC:;ilCln de autot2) y u[ores de dl\'er'!Ool' Cllnn::"w!>. Slrnn de c1cmrJII el
~...Th.e Prn(c:s5.or ni PJ.rod~'),. de ~I.ana ~U5.!'h;Lum (T/;, ,\,:,,1' Hrpuhli( O"ll1Ir. 22-2-1()~'9) n.la<. rt:f('t~ncu" de Plcrf'C f\uun:heu en
~ "'lUt1Iblltl
(Barcdona.
:\n3~m:a.
[133]
llraJ(IIII1Il.
Paris.
~UII.
Tal superficie se encontrara, por el contrario, siempre situada en un contexto culrural o de interpretacin dado, por usar el trmino beauvoiriano a
partir del que Bucler saca sus propias conclusiones sobre la relacin entre sexo
y gnero:
Si el cuerpo es una siruaci!l, como ella [Simone de Beauvoir] dice,
no se puede hacer referencia a un cuerpo que no haya sido desde siempre
interpretado mediante sib>nificados culturales; por lo tanto, e! sexo podra
no cumplir las condiciones de una facticidad anatmica prediscursiva. De
hecho se ver que el sexo, por definicin, riempre b(1 sido ,~nero.
En un marco conceprual clsico sera fcil identificar trmino a trmino las
oposiciones sexo/gnero y cuerpo/discurso, como variaciones del dualismo
cartesiano una vez sometido a la influencia del giro lingstico. Pero el discurso de Bucler, al problematizar la autonoma del sexo respecto al gnero, dificulta este tipo de reduccionismos. De suerte que a lo largo de toda su obra,
cuerpo y discurso se presentan interrelacionados de formas diversas, jugando
ambos un papel esencial en la construccin performativa de sexo y gnero.
En una primera aproximacin, El gnero en displlta parece dar prioridad a
la corporalidad frente al discurso en su relacin con el gnero, ya que la
puesta en escena de este ltimo, mediante la reiterada actualizacin de las
ficciones regulativas que conforman los ideales del gnero, tiene lugar principalmente como una estilizacin del cuerpo5, y puede ser ledo sobre su
superficie:
El efecto de! gnero se produce mediante la estilizacin de! cuerpo
y, por tanto, debe entenderse como la manera mundana en que los
diversos tipos de gestos, movimientos y estilos corporales constituyen
la ilLlsin de un yo con gnero constante".
Sin embargo, tal superficie ser un lugar de la interpretacin e incorporacin (el embodiment siempre imperfecto) de una norma cultural, dispuesta a ser
repetida, citada y reinterpretada, en una dinmica que muestra precisamente
su carcter textllal y discursivo:
p. 41.
5. Ibidcm. P. 97.
..J. Ibdem,
6.
lbd~m.
p. 17.
[ 134 ]
Tales actos, gestos y realizaciones -por lo general interpretadosson perforo/alivos en el sentido de que la esencia o la identidad que pretenden expresar son im'enlos fabricados y mantenidos mediante signos
corpreos y ofros medios discllrsimi.
Estos aspectos especficamente discursivos se muestran como fundarnentJks en el proceso de construccin y fijacin de las disposiciones sexuales
:\ lo largo de la discusin con el psicoanlisis freudiano. Bucler se refiere concn.:tamente a la necesidad de establecer un punto de partida narrativo desde
d que reelaborar el relato psicoanaltico de la adquisicin del gnero, en lugar
de mantener incuestionada la postulacin de las disposiciones (sexuales). Lo
que le interesa a Bucler de esta funcin narrativa es su papel en el proceso de
consolidacin de la prohibicin, como tctica autoamplificadora de la prohibicin en s, especialmente en el caso de los tabes del incesto y la homosexualidad".
Las influencias culturales especficamente lingsticas y/o narrativas juegan as un papel central en la produccin de identidades normalizadas', no
slo gracias a su capacidad para transmitir y fijar los diversos tabes culturales sino, adems, en su capacidad para silenciar y excluir del campo de la inteligibilidad cultural las posibles construcciones subjetivas que entren en conflicto de una u otra manera con la norma dominante. Bucler reinterpreta as la
,dey represora, el sistema coerciti\o conducente a la produccin de la heterosexualidad normativa como una (<ley del disCllrso, que distingue lo decible de lo
indecible'''.
De este modo, la crtica de la construccin melanclica del ideal del yo
freudiano se centra en el fundacionismo que hace pensar las disposiciones
sexuales como originarias y desprovistas de una historia que permita interrogarlas para hacerlas pensables. El papel de delimitacin de lo inteligible efectuado por la ley del discurso se convierte en un enmascaramiento del proceso de
construccin de aquello que pretende ocupar el lugar de lo dado y desprovisto
de historia:
Lejos de ser fundacionales, estas disposiciones son resultado de un
proceso cuyo objetivo es disfrazar su propia genealoga. En otras palabras, las disposiciones son rastros de una historia de prohibiciones
sexuales impuestas que no se ha contado y que dichas prohibiciones
pretenden hacer inenarrable>' ".
r 135]
12. 'Butlc:r rerrUtt: allr.lb:1Jo de Julia Kn:ttcva., jJoMIWrtk n)()f'TrMr; (.JJiJJ JM' rab;C'1IOI: (paris. Scuil, 19M(1). asi como a L'",IJllmJ/1/: 111""'"
I~j l'fOl" (pan!.. Galilc, 19HH), de Fnn~oi~ Lyourd. donde la nocin de: ab~'L'CC1n Se' uriJiu con un sentido b:iS1~nt(' pro"-I"",' al
!'u,o.
1:( ~m reICnm()!> .:; I.:; adopclon del modelo csmrCgico (y productivo) por panc.: de' Mlchcl Fouoult a partir de I ".ifrJ CdJI1..f'&f. P"'"
e!'~ci:l.lme1lfc en la HisJof1ll tk 14 1fX1IdllitisJ, en oposicin a 12 concepcin uridio nq.,r:ati\.'2 del poder que 8 mismo suscnr..: en ..
Hl.llo"., , iLJ /MlrlJ. Debemos tener en cuenta. sin embargo. que p;lf~ Buder nn ~ posible:: concebir ambos modelos ms que:: en ~
inlerdeJXnd<,~ia: .. l...a produccK'ln de un sujelo (tJJfgtlsa"ml) C'S un medio par; logr:ar su rq!ubcin ... IR1TLER;J.: C,m'DJ 'IIN I-t"
l.an. Bueno!; Aires. P.:;ids, 20()2. p. 2t1.
.
l4. Rcflncndono!o nUC\'2~cnle 21 ~uC'nu pSlcO:l~iIlCO, )"l'(~ri.amos pensar en la tq'ICr"C'rsidad ~lim()rf3.l> de la ,SC',;uahdauIOUfT
superada a Ir.I,,"':S de los d,fcrrntes rrnce~os de ,dcnoticacin C' incorporaci{',n mel:anclica. Paradr'),ic::Imenrc, 21'J...~mcnt2 Burler ('1'1 -'
f!"Jrrt, (r. dlJ!'lJf<1. la~ dl~ro~CJ(lnc.:!' sc::xuak~ .. m.lJura~ .. C!,"~IJL'Tad2s COm(1 Ilh,ltl'O natural del rrocc~1 dl: m2duraci.I:'J Iun(I(1I1'" ... L
m.l:' como rrcsupueslos ncccs,:mo!' r;r.I explicar I()~ mismn~ rr.JIC~m. Je iJenuflc;dcin que h2br:iln de ori.!-'1nar todo el rl'lo(~
Flutk:r (hri,i!c lambi~n di\"cr!'2!' cr<'a~ :1 (l(rn~ IU).'!2rc!' de: reilic:l.Clon de cspaClm prl'culruraJe~ en conrcxlO!' c~pcciflC:lmt"nrC' Ir:rnln~
t.a\. Por ewmplo, d cue:!>uonamlcmo dl: la pcrspocctl\'a de b. d.rcrcnC\:I. sc"ual d~:lrroll:;d:l por Luce lri,..-any, en concreto de 1.. f"' .. ild.:;d del rclnrno de un (des)ordc=n semlooco -n:=l2ri,'() al "nculo ori~';nano con el cuerpo matern(")-- que irrumpier2 en el C"r-"
cstnctamcnte ma~cu\mo de lo slmbc,lico. E~ta eririe;! de Buder nos p:;rccc anlo.!2 :1 la oposicion entre Derrida ,. f-oue2ult C',.r: r:""
peCIO ::1. :l.1,i!un2s poslefonC'S cc:ntnlC'S de 1:. HmofUI tk 10 Jo,.7Ir;. especialmente a la Imposlbilid2d de h::l.cer 2p2rccc:r
el (Irdcr. I,~-:
ricn un d,!'cut'50 :ahsolu1:lmenll: no eSTTucrurado por IlI!' IC~'es ~ estructuras dcllcnJ..,ru:lit racional. Oponindose a c!'l:l Cf\:'I,~lI)
d(; un "rClOrnl)" que IUI;!' de pcTmancccT lid:ro su C'Xlcnondad onj....;n.:;n.:;. Dcrrid;1 !'entencill: ~() hay cllbano de Troya Jc~ "Iue no"
r:i . . on 1:1 RVfJOII. DERRIDA.).: 1..,<1 rsmJMTt1.' kJ ti..","tUld,.,.(~~"I(J c hlSlnna dl'la Incura.oo Harcelnn:l. Amhropns. 1989, r:'>~
1S. Sobre la C\(.)!u6n del c,:nccrlO de pn(mmllu"dad de~(' la leona de Acto:> de Habla oc Au:.Lin. "cr e$pccl2lnlcnlC IJ
dcrndl;ana en .. Firma. acomc:clmienu). comC1([O~ en DERRID. \ J:= Mf:r!,ItJ dr lo/i/oJl!fid. Madrid, Citcdl'2. 19~9. U. sil:mprc 1m~.
P"!'lblhd.:.td de fr.ac:lso del pcr!uTmao"u Sto con\'lene l'n lhcho aruculo en d punto de p:lfDd; de un:l concepcin del habl.l. J; e .
r.l .,. la (ucr.r.2 rcrform2Ii\'; c..:UC' mJn1 10:- r~c!'urue$rn~ del $1$lcm;'J austimano.
$lIr
en
;:-,v
[ 136]
ter no determinado, aunque s construido l., de! sujeto, dando as buena cuenta
de su capacidad de accin e intervencin poltica. Infe/icities que, reinterpretadas
como la posibilidad de resignificacin de la norma, no quedan reducidas a la
ausencia de efectos performativos, sino que posibilitan la aparicin de lo inesperado en e! m~dio social, la produccin de efectos radicalmente nuevos e
insospechados. Esta es la base, en E/gnero en dispula, de la apuesta por una proliferacin de identidades que, a partir de resignificaciones subversivas de los
ideales regulativos, desestabilizaran e! sistema normativo heterocentrado.
PERFORMATIVIDAD y MATERIALIDAD
El proceso crtico al que somete Bucler las nociones de sexo y materia,
'especialmente en Cuerpos que importan l " ha de ser entendido, en primer
lugar, en .relacin con la temtica del estructuralismo y su superacin,
esto es, con todo el proceso crtico al que fue sometida la concepcin del
&ujeto autnomo y soberano de s mismo en favor de las dimensiones
estructurales que posibilitan su constitucin, junto con la posterior necesidad de reconsiderar la nocin misma de es/roe/lira para escapar de su aparente incontestabilidad, introduciendo el re!ato de su(s) historia(s) para
tomar conciencia de su contingencia y su propio sometimiento a procesos
de gnesis y transformacin.
Para entender Cuerpos qlle importan en el carcter especficamente pOJ/estructtualista, debemos notar que las estructuras aqu interrogadas no son 'slo las
tpicamente culturales, como lo fuera ya el gnero en las perspectivas feministas (y constructi\-istas) clsicas. Adems, se analiza ahora la estructuralidad
propia de los centros fundadoresl" en que se anclaban tales estructuras: e!
ltXO se ha considerado, especialmente dentro del discurso feminista, como el
referente natural de las estructuras genricas, fundamento necesario e insustiruible en cualquier perspectin (constructivista o no) de! gnero. Interesarse
por la historia y la estructuralidad especficas de! referente que se pretenda
fona de los condicionamientos culturales (en todo caso, sostenindolos con el
carcter de lo dado, en cuanto natural y necesario) es el gesto postestructuraasta que Bucler desarrolla especialmente en Cllerpos que importall, continuando
~Iabor anunciada en E/gnero en disputa, cuando abruptamente anunciaba que
Fr:'lscr ar.L,'Umcn(,Jrfln acere:! dl 1.3 Impns,blhd:uJ OC conSCTn.T un.a "10;0 no actt:rmuuc:>. Sin :lb:mdonu el
n.
........ u:.R.J.:
L (cd.):
"'"orl.:., Routlcd).:c.
BoJiu thm MQ/ltr: on /bt Disnmlirr l...i",,1J oi Jo.-_ Nn' .York, RoutJed~. 1993_
__lA n:rn-sinn cc:ntros fundadorc:s), t:~ propia de la critica a c:H:a "Incontestabilidad", de lo c!;'lTucrural --en Im,":ijj~tica, antropo. . ~ C"It..-: ~~rrnllada por Jacques Dernd:l. U. innucncl:a pmtestruc(ur:lh~ta en Butlcr hay que Cifrarla (unJ.l.JTIemaJmcnte en reJa,.., .. entla. del humanismo (ouc3ultiana \" al deconstrucclonlsrno dcrndiano, dc:sdc la~ cuaJ~ d('sarrnll:a (n. en El r,intro tn dll~u,cusln con d r~ico;1. nh~I!-o l;1c3nia~" )' b. antroroln...".:I cl.c li\"I-Stnuss. Otr~~ mlluC'n~i;ls fund;':TIc~l ... lt"\ eneI conTexto
~ ourahst," com la (jJO~O(I;] dl' la diferencia en Dclcuzc. permanecen pr:icucamenrc Inatcndll.i.a.~ t:1': la obr.1 de Butlt"r.
~ prc~umlr que 1:1. '1,olltlc:1 I(k"nm;n:a.. en Dd.cu;o:c, qut: ha mt1ulJn sin duda en dctcrmin:ldos dC":lrHJJ;,,~ r<lqcn(ln-~ d(- b.
_ _ ' .Stt~, p:n=S('nu una tendencIa 2 reificar J:1.IiJaci.n de la!io dif~fl'1lci2~ scxuaJc:s.., o 2 mantenerse:al menos t'n posl~nes cxtrc. . . ~Ich~blhdad cultural como recurso p:lI: nn d~'I:rst: Jeu:rmm2.r por In~ dl!'cu~{)S r!'lClJ2n:tlitl.cm 1) :-<;TI"U. ctur.1.h~t<l.s Jc cuallila lid
~ns~05. concrelamen!1: en el cS'-julzoan:ihsis de 1..:,1 ....1,./I-LdJpo). en una opmlCln dcmasJ",do excluyente p3r.1 un:!. polipc-r(orm:lUWl m;i< inrcrc~ada en b~ (orma~ dc aCCIn en b~ borr()~:t'\. fronteras de Jo ab\cclfl-~uh(jrdm;...;"
[ 137]
Efectivamente, e! impacto de la ruptura de esta prohibicin, en lo que se refiere a In apertur:J. del Jexo como referente material, depositario de una normatividad
tanto ms hbilmenre oculta cuanto que era necesaria para fundamentar la fijacin del gnero y sus mandatos, est an por determinar. Comienzan apenas a
explorarse las consecuencias de esta reinterpremcin de! sexo como dispositivo
culruraJ22, histrico y contingente. L'l lucha por la superacin de las constricciones no slo del gnero, entendido como sexo (por pane, sobre todo, pero no
exclusivamente, de los feminismos de la diferencia sexual), sino adems del sexo,
entendido como gnero, en la lnea que conduce desde e! ryborg de Donna
Haraway hasm las prcticas con/nlJe:xua/u de Beatriz Preciado, pasando por las tecnologas del gnero de Teresa de Lauretis, transcurre ya en un espacio que es,
siempre y simultneamente, plenamente discursivo y materiaP'.
PJ. (2uII.:n rauic:J.!i;au en cierto semlJo el cnnstrucml~mo bC:IUYOIn.IOO ("nu se n:lCC mUJer, se dC\'lcnc='ll) .ll Jcr"cnucr '-Iue .. las icsbl:l-
nas no son mujcre.s, aproxim:ld:uncmc un a() 3.ntCS de 13. pubLic:.u:ion de GUFJ1'DI 'IlIt iI"ptJrtafl (\"lTTIG. M.: Tht J"trQigh/ Mi.. _
011", f5.IJ~. Bonon, Be:l.con Prcss, 1992), desnarur.an.ndo :J.si la caref(oria oqnu;ef'lo hasr:a convertirla en un2 c2regoria polriC:1 indisoci.lblc de tOIl.b. la norm:.r.u\ldld. que regula l;lS relaciones cntre los g.:ncros, espccioalmenrc 1;.1 de .. hererosexualiJad oblib"'2rori:l.ll.
20. Responsable: de una inr1uyenrc prohlrmati7.aci,)n e historificacin dr las opo:!licone$ homo/he:tcl'tlse:<ual r sus rdacioncs con
series :unplias de oposiciones blnari:n l1uc I(csrrUCNrn.n el signilicatlo en un:il cuhur.! (privado/publico, ma:!lculino/frmcnino. Jlacu.
r:U/artiricial, plcnitud/dccade:nci:.l., salud/enfermedad, cognici(;n/p:trano12, ctc.), de:sarroll2d:.r.. en SEDG\\lCK. K..: EfJlilrJJMIIJI}' '"
C'rJUI. 8erkcle:)", Uni..cniry of Jir"orru:a Press, 1990 (Epislrm"'il1 tk/ dm/l1no. Ban::elon2, La. Tempcst:ld, 1998).
21. DERRIDA.].: .. La ~ritul":l, el signo r el ;ul."');o en el discuno de las cie:nci:1S humanu-, confcrcnci:.r. pmnuncl:ilda en el CoDqc
inccrn:lcion:al de: la L'ni~l"Sid:ad de Johns I-Iopkins (B:drimorc) sobre "los lengu2;cs criticos ~'Ias cicnci15 del hombrot, cl21 de CXNbn= de 1966. (LA mri/llrl1_, 14 dijl,,",{ld. B"Jrcc:lona, Amhropos, 191-19). Cir::u.la en Hl.TLER.J.: EXtildbl, jpncll, /1 PDlilia of IIN p~
l'\C\l,' York. RrMH.leJf(e. 1997 (UlIglftJ]r. f'Mrr' itk,,:iMd ~.drkJ. Sintesis. l004).
22. EVldcnlO'Tlcncc. esa. concepcin de la sexualidad como alKO que se mani6oa. no en cl1ug.r de b.s pr.:ico.s r. en u.n cuerpo sin hitrori-l. sino en el ilc los discursos produoos a su aJm1cdor, que KQbicman :adcn3 1:1 produccin del dcsc:o. se debe princip:ilinemc I ..
obr.l de: Michcl FOUC2u1t. Sin embargo. mamm.s que 3te \-uc:J'o'I! la mirac:b hx:ia t:S1l historia, y hacia su reconstruccin ~neaJgia. . .
ciaJmenre: enR'e la Grecia clsica y la irrupcin de: b modernidad, 1:0 incorporaciones erilias de sus plnrnc;unic-nms por parte de .uD-r.l5 como Budcr, Scdgwick o Gaylc Rubin se encuc=nu:an por lo genenl implio.J2s en la comp~nsit)n de conflictos especificos de nuelo
r::m pn=scnte o p:a.sado n=aemc, aRto como cn d dc::s:arrnlll') de: potiEicu con las que influir en nUe51lT.1 futuro inmediato.
21 :\cert':11 de: 1::. oposicin entre los estudios eurorc-os <;obn: la cuc"rin Je: la -dircrt'naa ~xu:J.h. y los C'Sudnuniden~n 'Iesrodios de
~ncm~, vcr U:EED. K, SCHOR, ~. (cds.): FrllliniJ", Mlr QIt'" ThnJry Blonmmgtnn, Indiana L'ni\"crm~' Press., 19'18. donde Butlcr
y Rns'ii BraidorC dlsculen !'Obre las implicaciones tci)rio, de :1mba!4 denumin:\I:iones. Los esrudios de- la difercnci:l se)(u:d, mas 2fiM't
en )l;cnctal J. ti. imerpreucu)n cxdu~ente de lo!C sexus en lri).!;'lrl}", sun, 3. juicio de Surlcr, m:is pmdi\"cs a un.:! rciticacin de 12 dife~
ci:1 ,c~u:tl en terminos rcn"Jrun.li7.aJos, que fijari; la m:1UI7. e:pi~rcmolgiC1 que 2nicul2 las oposiciones ;crirquicas enue los gncrolEn ese s.cnfido, es m:is conflictiva su adscripcin a la e~rccitic.3 pmblem:1nz;lcilin de la m:lterialid:ld JeI !.e:'\o a 1:1 que nos re~rirllfl1,.
24. El c:lst) de Bc-atr17. Pr<=1:iado es en reahJad e::tcefXlonal en C"'Ste: sentido, pUC"S. aunque eneonm:mos en su rexto tlnro el soporte
de la v1sion pcrform:ni\"3. del genero como sus pmpl"JS apropl2cioncs del [CIto derridi:lno -su particular uso de: la nocin de supk
mento en una dc.-cnnsrruccin dd falo como n::fcrentc privil~ado, en scnriJo lac:1.niantl, en sintoni:1. enn cicnas criticas de Teresa ck
uureu"lo--, su M""ifinM i7JnmN,:all,/se ofrece como un:l :lhern:ati"-:l::Io 12 sobredeyrmin:lein J.i~nlva de la obr:l de Buder. Para cOa.
en un giro que: c:llilca de mer::J..consrrucDvista o umbicn como ..m:ucri"Jli5mo o empirismo r2d".1I cuecl"'lll (pRECIADO. B.: Md""
(,,,,/rd-JtXIt4I. Op. ril., p- 76), .n::rornv 1 la cuestin del cuerp". en una opriC:l que p:1rC'C~ deber f:lnto :1 FCJuclulr como al esquizoanS-liSIS deleuzlano,. '! que :ltribuye, in;unamente en nU~ll"a opinin, 1 Budcr un cnnurucrMsrno limiudo por la distincin entre naNDle7.a y culrun. Este habri:l de ser superado en \fun:\ rC":!.puC"Sr2 a la nec~iJacl. tos un momento de conccOfl":lci(ln en 1.. identidad y ...
pl'Jlinc:as, Je: \"Oh-er sob~ I~ pricricas, sob~ lo que: Fououh hubie:t::I llamado el "conjunto de los modos de hacer sc:to", moJO:! par
10:'\ l1uc el cuerpo es consfruido :- ;';c cnnstruyc como .. illenriJld ..... En nuesrn. npinion, 12 cU(,!lun lie I:I!' pr:i.cfic1S ~e:tu:J.IC":!i SCri1 lid
sOl" uno entre t':InfOS de eso'S <qflod~ por Ins "jUC el C\.Ic=rpo se intcrp~f:l,)" c:s IOrc:rprcudo 2. su "-e7., en I'rminos idmotarios.. Supcna:
1:1 o<ctlnccntr:lcin en I:a idcntid:lJ y su;,; p(lli[\c.l'i~ en un.J dircccl1'"- difcn::nu: .no i"'~rc~c. ~enci!l:Jmc.ntc. dcsc.":Iblc, c~pecialmente: terUcodo en CUcnt1 el ~~;,ISO imp:lcm '1ue. en ICrmlnns Jc= .tr.tnsiornuclon~ pllljnc:lS ~IK,"lic:lDv;a.s:~, como seal:1 ~e:un:r. PrC'Cl:u:l.o. h:l tcI"l-'
Jo el <leonSrrUCtlVlSmO de genero. (p. 73). PrccuJo P2rC("e: sumJ.nc 'ui:l cieno uso dcspcco\"o de: l:a c:.:prcsln .pJltiC1S de: b ~
ti,d;&d" 9ue t2nm Budcz: como Nancy Fr.l5C1", desde posicionC"!l djfc:rulln, han dt."tcn:ado en F.... t:ados LINdos (como seal2 Mu. ~'
Fcmcnias en fl-:MI::::NfAS, M.L:Jlldi/h BIt/In.- 1"lroJIImtitr" /11 ~1"IL Duenos Alrt:'!\, Calngos, 2())J, pp. 140-141).
.
[ 138]
LTna amplia discusin acerca de las relaciones entre esta nueva discursividad y lo material puede encontrarse en el segundo captulo de Cuerpos qJ/e
",portan, concretamente en su segundo epgrafe: Los cuerpos, son puramente discursivos?. Las relaciones entre lenguaje y materia se presentan all en
una interdependencia que los convierte en ininteligibles cuando son pensados
por separado.
En primer lugar, Butler, siguiendo nuevamente a Derrida, considera que la
pretensin de referirnos lingsticamente a lo que habna de ser la radical exterioridad material con respecto al lenguaje es una tarea de antemano frustraJa por sus propias contradicciones. Significar algo mediante el lenguaje, ya se
trate del cuerpo, del sexo, de la materia, o de cualquier otro concepto con el
que pretendamos dar cuenta de aquello que no pertenece al medio discursivo,
l' hacerlo sin embargo en el lenguaje, plantea una serie de aponas en absolutO
triviales. Toda realidad significada est ya ntima e indisociablemente comprometida con las estructuras lingsticas que nos permiten dar cuenta de ella, y
remite necesariamente a todo el sistema que posibilita su posicionamiento en
cllent,Ttlaje. Y, por supuesto, una vez presentado como significante, no hay concepto capaz de representar eficazmente ninguna forma de alteridad radical:
Contar con el concepto de materia es perder la exterioridad que
supuestamente afirma el concepto. Puede el lenguaje simplemente
referirse a la materia? O el lenguaje es la condicin misma para que
pueda decirse que la materialidad aparece?'"
Sin embargo, y esta distincin es crucial para comprenda d marco terico en el que Butler se desenvuelve, no estamos ante una forma de monismo
lingstico, ni de un idealismo cuyo objetivo fuera negar, por as decirlo, la
materialidad de la materia:
Aqu, por supuesto, hay que declarar categricamente que el hecho
de Juponer la materialidad, por un lado, y negarla, por el otro, no agora las
posibilidades de la teora. Mi propsito consiste precisamente en no
hacer ninguna de estas dos cosas. Poner en tela de juicio un supuesto no
equivale a desecharlo; antes bien, implica liberarlo de un encierro metafsico para poder comprender qu intereses se afirman en -yen virtud
dc- esa locacin metafsica y permitir, en consecuencia, que el trmino ocupe orros espacios y sirva a objcrivos polticos muy diferentes"'.
..,.,..,. Op.
al.,
p. 58.
r 139 1
[ 1401
norma, en funcin de la debilidad intrnseca de todo ideal regulativo sostenido mediante la citacin compulsiva de sus mandatos. Se reconsideran adems
las prcticas pardicas desnaturalizadoras (como el caso de la performatividad
drag en El gnero en disp1lta, fuente de tantas malinterpretaciones) tanto como
la idea de proliferacin de identidades, al plantear la necesidad de interrogar
la imbricacin entre el discurso de poder al que se opone la resignificacin y
la propia naturaleza performativa (en cuanto tal, efecto y ejercicio, a su vez,
. del poder) de la rearticulacin de la norma:
'i!..
------~
r.
49.
,"~()(rldn. Op
(JI.
r. 13i.
[ 141
RESTRICCIONES:
SOBRE UNA NOTA AL PIE DE PIERRE BOURDIEU
Las acciones de resistencia resignificadora de las leyes del gnero, en el amplio
espectro que va desde la recreacin pardica (cualquier manipulacin en la
presentacin social del gnero capaz de conducir la atencin sobre las formas
en que ste es construido y presentado como natural", provista adems de la
irona suficiente para iluminar sus constricciones normativas, logrando as un
efecto demall/ra/izadory hasta el cormler speech'!, sirven para identificar un IU6>ar
y una estrategia para la subversin, difcilmente confundibles con una apues_
ta por la posibilidad de desembarazarse sencillamente de la propia configura.
cin genrica para habitar otra completamente diferente.
Sin embargo, sta es una lectura muy comn de sus ideas sobre la resigni.
ficacin, una lectura que conduce en ocasiones a la sospecha de que sta no
ha tenido en realidad lugar, siendo precedida o impedida por la caricaturiza.
cin previa de sus posiciones. Las crticas de Pi erre Bourdieu pueden considerarse paradigmticas en este sentido.
En LA dominacin masmjilla, Butler ocupa un lugar extraamente destacado
y minimizado a un tiempo: se trata de la nica autora mencionada en la introduccin, donde Bourdieu se refiere a ella como abanderada de las parodie performances)), entendidas como rupturas heroicas de la rutina cotidiana que
exigen demasiado para un resultado demasiado pequeo y demasiado inseb>Uro; y, por otro lado, mencionada en todo el textO subsiguiente slo en una
curiosa nota a pie de pgina que pasamos a comentar. En la pgina en que se
inserta dicha nota, se opone la constancia transhistrica de la dominacin
masculina, tambin referida como el orden de los sexos que sustenta la eficacia performativa de las palabras, a
, la vanidad de los estentreos Uamamientos de los f]sofos posmodemos a la superacin de los dualismos; estos dualismos, profundamente arraigados en las cosas Qas estructuras) y en los cuerpos no han
nacido de un mero efecto de dominacin verbal y no pueden ser a~oli
dos por un acto de magia performatit'a;los sexos no son meros roles que
puedan interpretarse a capricho (a la manera de las drag qlleens) pues estn
inscritOs en los cuerpos yen un universo de donde sacan su fuerza".
Su exposicin parte de una idea de la fuerza performativa de las palabras que
slo puede funcionar en un sentido, partiendo de las condiciones sociales establecidas para producir efectos absolutamente normalizados, negando as toda posibilidad de transformacin social significativa (de superacin de la constancia
transhistrica de la dominacin masculina). El sentido contrario de la fuerza per-
, l.a rephca cap~"I. JI.." revertir un:!. oicma prnducil"nOO :J.dm,j~ cf~[o, ck
rC!lIJ..,ruticlcuin Idemil:il.n.1 que lprnvt."Cll1n el ~fl."Cto consctuyentc ~obre ti Sl1,~tO f"'t'10rr1FtJdD por 1;1. propia ofensa. en un;!. suero:' de
fClllrno desde la pOSICin de lo lobyecto-suhonrdinlodu. Esr... concl"xi,in dd ,YlIIf,/rr J/>t'r'J,. que' exr!or:trcmo!'l ms :adcb.ntC'. rC'C\lcnb 1
ClcnloS \'ananlcs dd :lr~n( tic H:ulcm, concrCt:lmCT1rc .11I'ttJ,li".~ y .aJ )4JJ",.f.. moJos c~peciticm de Jcicnu de l.as burl;s r2CISUS y/o
hom,',lobas .o:.c)....un d J~rc~)r pertenezca o no 3.1 misml) ~rupo margInal del ~reJIJf" muy prescntcs en b. pc.:Jiculil documcnt:ll Pdf71Jl
BIt""'I~ a~nnjc UVU1g5tOn, 1990),:11 b. que canro Budcr como otros tericos qUi.:cr h:ln dcdic:ado una wan :lttncin.
[ 142]
formativa, la apropiacin de la norma por pane de sujetos no pre\iamenre au(()rizados para ello, es obviado por Bourdieu, o despreciado en todo caso como el
intil esfuerzo por oponerse a un habitus de dimensiones cosmognicas'''.
As pues, las rupturas heroicas de la rutina cotidiana que, conrradictoriamente, s parecen suponer la eficacia performativa en el sentido opuesto a la
convencin (en caso contrario, no podran ser rupturas, y mucho menos
"heroicas), se consideran como demasiado costosas para un resultado tan
insignificante. Cmo puede considerarse demasiado pequeo cualquier
triunfo sobre la aparente invulnerabilidad de una dominacin aparentemente transhistrica es algo que se nos escapa. Mucho menos entendemos
cmo puede obviarse la fuerza histrica de esas rupturas y su papel en la produccin de efectos sociales e institucionales de largo alcance.
Su rechazo a las falsamente revolucionarias estrategias del voluntarismo
subversivoJI, al que opone Bourdieu su apuesta por unas absolutamente indefinidas armas simblicas --capaces, eso s, de quebrantar las instituciones,
estatales y jurdicas, que contribuyen a eternizar su subordinacin Ua de las
mujeres]16-, se acompaa de una, a mi parecer, en extremo paradjica nota
a pie de pgina:
La propia Judith Bucler parece repetir la visin voluntarista>' del sexo
que panda proponer en Gmder Trouble cuando escribe: ,<La fallida interpretacin [misJoprebenJion] sobre la performatividad de gnero es esta:
que el gnero es una opcin, o que el gnero es un rol, o que el gnero
es una construccin que uno se pone encima como quien se pone la
ropa por la maana ,-
En principio, la cita a la que recurre Bourdieu habra de representar la aparente repeticin de un aparente voluntarismo. Para nuestra sorpresa, la cim
de Bucler hace referencia, precisamente, a la malinterpretacin ms repetida
con respecto a la cuestin de la performati\idad. Adems, como ya seal
;\larie-Helene Bourcier, la referencia es falsa J8 En realidad, la frase que
Bourdieu atribuye a Cuerpos que importan proviene del arculo de Bucler
"Critical queer, en CI12: A oumal of Lesbian and Coy Studies. El artculo en
cuestin se modific para su publicacin en Cuerpos que importan, suprimindose el prrafo del que proviene la frase citada por Bourdieu, la cual, aun
fuera de contexto, transmite el sentido del prrafo completo, sencillamente
opuesto a la lectura de Bourdieu:
34. Su~ rel1cxillncs rccurTC'll 3. sus propias invcsLg:cioncs )Obre la cOfUtrucclbn del ~n<:co en La 5Ocicd1cl c:abllc::a (L:a. C.. blli;l..
:\r.!;cli2.). h:acicndn especial hinupic en 13. imbric:lcin enut= hs C">trucrur:lS de ~nem y b construccin de la co~mo",ronja mtio pm
pi:J. de CSt:l errua. P:tr:l una criuca de 1:1. concepcin J,,-I. h.Jbl/lU en f\ounlieu y de ~U5 rC'laCloncs cun el cuerpo '(JoCial ~' el umblo pulilico, ccntnda en la neceSidad de comldcrar la e:pacidad del h.Jblllu pu:a ~eru nuC\"Os usos SlXiales o amblu, ImiUNClon;Jes \'cr
el :J.rticulo de Hudcr recogido m SCHL:TERMAN. R. (ed.): &umJin,: A iJir41 RAzJtr. tlPerfom:u::iviry's Soci.:a.l ~1.t.Kic. Q,;,ford.
8b.ck",,"dl, 19lJ9, T1.mblcn en f:i.uJldb JpttilJ '!5C ft'lom3 CST2 cuc-stin, en Un2 compar:aclon de las rt"Cepciones Jc la leona de actos ..le
h~b/1. por ~"e de Bourd.i~ y Dermb (... rr c,pcci2/menre r-xnrJblr Jpnm, I'Ilmplicir Censorship". Op. al., pp. 1-1-1-159).
)~. ROCRDIELi, P.: Lr Jo"""QI7(JII "'<I/(ulIId. Op. ,'1/.. P. 126 .
.Iti. Ibidem.p.9.
y' Ibdem, p. 126, n. 36.
~fL .. Le mot e~f l.ichc, pem-ctrc Cr"'lntre Rurler pui"\(.ju'iI esr r..:uc,>rion des drIJg qJJWI (difficile de sa"\"Olr, !:J, reference :i Boditj TIJal
.\llllur en noce en fau.sse)>> (DIcho queda, puede que conrn Butl.cr pUdto que es un nunco de Jrag qllUlU [dificil de sabc-r, 1:1 rcfe
n:nci:ll a &Jit11bt.J1 Malt,.,.lI pie eS f:J.Js.al). BOl'RCIER. M. H.: _LA fin d~ I:a Jominaoon (lll2sculine): pouvoir des t{cnrci, fcmiMlsmes C'I posffcminismc qu~CT, ,\III,lsukl, n. 12.. 2003 (disponible en hrrp://multirudcs.sa.mi7.dat.nct).
[ 143]
Intentaremos a continuacin explicar cmo puede convertirse este paradjico impulso restrictivo en la condicin misma de posibilidad de creacin de
un espacio de resistencia a travs de las anomalas que amenazan el xito
normalizado de cualquier repeticin performativa.
39. ~fJ~RJD:\. R.M. (ed.); So."II41ki4~J Trtl"lgmor.s. L"na Illt/ologil1 , tJllIIhos tjllrrr. ttCritamentc: sum'cl"'S.v;v., B:ucdOl12, lori.1. '11;'
J"l (1.) Cu~i\"2smi!l!io.
MI, Debemns di5f1n~ir c:nlTc 12 n:si~ifiC!lci{tn pardia.~ su CfCClO dcsn:nur:di7...ador del Si!ilem3. ~cxo/~nero C'T'I )!cncr:ll. de' b ~
Oliic3cun de la propi:a conti).,"Ur:aclon de ).,.cncw como proceso dI.: ln.ns(orm:acicJn de la idcnud:ld. p2n. el que la pnmcu ruede ot"I'
\-ir (y ul c~ su (uncion en la :tpJmenucin de El ,int'P'D ", tb~lIliJJ eomn oporrunld:ld p:r2 12 Inma ck eanclene2 del C2r:ic1cr n~
021 de IOd:l idcnrid2d de gi'nno. La cnnfusin cnrrr amws fOnn2s de resl""oJ1iflC2Cln C'5 frecuente- en las crit:lC:l~ acera del sur~
\"(Jluntltsmo Implicito en la obra de BuLler.
-11. Rln.Y:R, J.: Cllrr->oJ qMI ;",po"~". Op. a/. p. 145.
[ 144 ]
!i:\
:t
o .lCuno de-! odi~. expt'C'Sion de uso iu~d.i.co en ,n::rericl2 a ctWqUlcr o(c~~::& por mt)u\o'Os racinn. hOfTl(j{ubol, etc. .
Aunque esta cxprcslon no se: cmplc:I en eXfl/', j~tcl). c!> cenrnl la CUCSWlO de 1.35 /)rT7d.JJ rro\'oc:ld:l~ rnr el IcnJ,."U",c, (!C b~
Iin..,ruiHic.a.o1 como cipo C'!pcciiCIJ de .Iudn por.b sUf'C'n'I~cnCl:.l
.;:pan ,. c1lcn,L.'lI~ic. Exprcs.~mcntc en lrmino!o de "henda dr idcntid:ld" rd:a.clon:l G:;bncll:kJlo el ar.llClcr )1O"''lIIStlCU dcll1J"K1 Jc
. . C'Kpl~T:ltllJ por Butlcr en 1;..,a:lJo/r j/>r/J coo 1f1~ dCClos, dcslmbounJon:!o ~ohrc b . dentld .. d ~l' k,~ pmce'!l)~ dl' II~rrun. "r.loll!.
~.., Ri~h.ud Ron:- en C()nl:rl.p:01i7';. Iranio. Jo/ul.,;ntLJtJ: En el mismo :a.ruculo, ~c c()n~.dC1'; acl.em~s cuno ~pcCl:llOtercs el cn.loljul
por Charles T:;ylor a esu problcm;iuc.:I en rclaClnn con el problcm:a del rrDllo.7""nlfo r con 1:10 dl!'IUf'SIOO en l. autopcrccpclon de
~rudad
o mdl\'1duo \Cbm:l de un:lo "(:Ilu de rcconocimll~nto O un (;Jso re(:()nocimu:"ruu. que Intll.!:en su!\. ,,'ictimas INndill
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[ 145]
01"""
/1146] ,
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541.
Si~ic:ndo
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pumo un::a vC'rsln dcsctnrnhz:llla del poder mU;i Inllucnci:u.l::a por !:a. micmfiska de
[ 147]
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~ la C'specificl~ad de l,ns dcbalc~ y contCxlm c:mcrclos. Sin c:mbugo., no podemos dejar de con~dt'rar la rclc\'ancla de C~In~
~
)' n:~rienclas. ('1OlitJas. asi como las hcr""mICnt:1s :lMaIiIic.as que nos propnrcion:a.n. ~' h2CerfO~ nu(~tro::; para abordar situa-
~ p~ntl:~, Af!r:l.dczco a Elena C;~:Jd(J. Fcfl \'lb y Sih'l.:iI. Garca Daudcr ~u::; nhscr,,:\cionc~ ~nbrc C~IC pumo.
( 149]
A(~anlsl:n.
r 150 J
~lgtJe
sicmJo milrtil'
Resulta casi un lugar comn remitirnos a la afirmacin de Foucault, el sodomita era un relapso, el homosexual es ahora una especie (1976/1998: 57),
para apuntar los mecanismos reguladores que marcaron la emergencia de la
homosexualidad como identidad socio-sexual perversa en la Europa occidental del siglo XIX a travs de la medicalizacin creciente de los cuerpos individuales r sus relaciones. En una sociedad marcada por la creencia ciega en el
progreso y la ciencia, evolucionismo y eugenesia se dieron la mano para tratar de garantizar .la salucb>, no slo del cuerpo-individuo, sino sobre todo del
cuerpo-especiez:gn este contexto, la multiplicacin de otros patologizados
objeto de anlisis e intervencin mdica y cienfica, se explica por un esfuerzo de delimitacin de la normalidad socio-sexual del individuo y la sociedad,
as como de la p-eservacin de una higiene fsica que se hace dependiente de
la higiene moral.Los comportamientos y deseos sexuales perversos, las varia-
-'- En d cseldo c~p.1ol. como .lpunu Elena ClS;lJo (21),)2). el Jch:arc sobre !as ditcrcnclas en el mo .... inlicnlo lI:mimsu tiene mucho
mis gue ver cnn la IrrufXlon de 1:1 sc:o:.u:aljJ3d/'>C~o --dc~co!i se:tuales, sc:"xu3hJadc:o; no hctcmnnrm.31i....as, rT:1n~:'I;u:Jljd:l(I. rr,b,ljo
'ioCxu:lI, ctc.-, que=: con cucsuones nCI;ucs )' CtlIlC:aS, s.)lo incorpor:ouh., mucho mis urdiuncntc con el incremento ele pobl.1cn IIlmign,nrc. !\la Jcj:l de ser curios/'), en C!ile sentiJo, cmo 12 consiJct'2cic)n dc 1... d.iscri~cin de la pobl.1cin giuna" el grupo tnico
Ir.l.dicion:ll cn el e"Sr:ldo espaol, h.2. enldo -y .un rienc- poca incidenw en los :mi1l515 critico~ de: :lS difcn:ncin
( 1J 1 1
[ 152]
[ 15:1 1
[ 156]
enunciacin. As) para Hill Collins partir del punto de vista de las mujeres
Negras no implic'ala estabilizacin de un sujeto homogneo, sino por el Con.
trario, trabajar en la tensin de mltiples diferencias constitlltivas:
Si t:xiste un punto de vista colectivo de los m!/eru Negras, es uno
caracterizado por las tensiones acumuladas de mltiples respuestas a
retos comunes. Dado que reconoce y al tiempo trata de incorporar la
heterogeneidad en la constitucin de un conocimiento opositivo de las
mujeres 0:egras, este pumo de vista de las mujeres Kegras evita el esencialismo en favor de la democracia. Puesto que el pensamiento feminista Negro parte y trata de articular un pumo de vista grupal de los mllje.
res Negras atendiendo experiencias asociadas con opresiones que ntersectan, resulta relevante incidir en la heterognea composicin de tal
punto de vista
(Collins, 2000: 28).
r'"
Bcr\'erly Smith y Barbara Smith en un texto colectivo en respuesta a una confrontacin entre feministas judas y feministas del Tercer Mundo en 1981:
Como mujeres de color sentimos que es esencial examinar nuestra
propia comprensin de cmo funciona la opresin en este pas. A
menudo nos resulta difcil creer que podemos ser tanto oprimidas
como opresoras al mismo tiempo. Sentimientos antijudos por parte de
mujeres de color y racismo por parte de mujeres judas son ejemplos de
esta realidad concreta. (Aquellas de nosotras que somos Lesbianas
sabemos muy bien que la ms personalmente devastadora horno fobia
proviene de la gente hetero de nuestras propias comunidades, para
poner otro ejemplo de los oprimidos siendo opresores). No tratamos
de pasar por alro el hecho generalizado de la opresin de color en este
pas y estamos comprometidas con la confrontacin del racismo blanco, sea practicado por judos o por no-judos. Sin embargo, consideramos que resulta fundamental para las mujeres de color no caer en la
tr2mpa de contestar el racismo de los judos con antisemitismo...
/ No tenemos que ser iguales para constituir un movimiento, pero
I~",os que admitir nuestro dolor y nuestro miedo y dar cuenta de nuestra ignorancu.., En definitiva, finalmente, debemos rechazar fallarnos
unas a otras. _ j
(en Smith, 1983: xliii-xliv)
Por otro lado, estas autoras cuestionan las llamadas a solidaridades acrtiy a las demandas de una frrea homogeneidad en el interior de las comunidades oprimidas. Demanda de homogeneidad que llevaba a una deslegitimacin de aquellas personas que rompan la solidaridad grupal por ser gays o
lesbianas, por no resignarse a la subordinacin de las mujeres, por establecer
ali~!lZas con otros grupos, o por renunciar al cultivo de una supuesta pureZ,l>J Apuestan por la hibridacin y el mestizaje, porque las culruras nunca funcio1nm como compartimentos estancos, sino que emergen en relaciones constantes Y- las identidades son reconformadas y reconstituidas en cada prctica
politici( Pero, eso s, sin dejar de considerar las asimetras entre los distintos
trminos en relacin y sin miedo al conflicto. Como afirma Anzalda en una
bella cita:
C1S
No, no asumo todos los mitos de la tribu en los que nac. Puedo
comprender por qu cuanto ms teidas de sangre anglo, ms firmemente mis hermanas de color y decoloradas glorifican los valores de su
cultura de color -para compensar la extrema devaluacin de que es
objeto por parte de la cultura blanca. Es una reaccin legtima. Pero yo
no glorificar aquellos aspectos de mi cultura que me hayan daado y
que me hayan daado bajo el pretexto de protegerme.
As que no me deis \lJestros dogmas y vuestras leyes. No me deis
vuestros banales dioses. Lo que quiero es contar con las tres culturas: la
blanca, la mexicana, la india. Quiero la libertad de poder tallar y cincelar mi propio rostro, cortar la hemorragia con ccruzas, modelar mis propios dioses desde mis entraas. Y si ir a c:"Isa me es denegado entonces
[ 159]
tendr que levantarme y reclamar mi espacio, creando una nuc\':l culrura -una cultura mestizo-- con mi propia madera, mis propios ladrillos y
argamasa y mi propia arquitectura feminista.
(Gloria Anzalda, 1987/2004: 79)
[ 162]
cia social han de responderse igualmente en plural, atendiendo a las exclusiones ya lo que se queda fuera de campoa(De Laureris, 1987:26).
Pero esta necesidad de cuestionar las/posiciones de partida y de desestabilizar los pedestales en los que nos encaramamos, lejos de arrastrarnos hacia la
indefinicin y la inaccin poltica, pasa a poli rizar todos los espacios e instantes de la vida. No nos empuja resignados a un rincn mientras vemos pasar
los acontecimientos siempre a demasiada velocidad, sino que nos responsabiliza y nos contamina en cada prcrica.
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r 164 J
TEORA RARITA
Por Alfonso Ceballos Muoz
Trridos :veranos del sur. De chiquillo, me acercaba a los corrillos en los que
mi madre, mis tas y sus vecinas, sentadas en sillas de anea, hacan el repaso
cotidiano a lo humano y lo divino. Una de las cosas que recuerdo de aquellas
interminables tertulias fue aquel comentario sobre el amigo de fulano.
Rarito era el calificativo empleado. Ms tarde se entera uno de lo que significaba rarito. Y es que el <<amigo de fulano era maricn, muy armaria, pero
parguela despus de todo. Comprob cmo un trmino eufemstico daba
nombre a una identidad imposible de clasificar. Y efectivamente, en cuanto
l:ntramos en e! terreno de la identidad sexual, rarito es lo que no se posiciona con claridad. Pero ms curioso an fue comprobar cmo en otros idiomas
existe e! mismo trmino para designar el mismo concepto: una sexualidad
transgresora, una identidad que el discurso tintaba de negatividad por no acomodarse a la norma. Concretamente en lengua inglesa el trmino rarito se
correspondera con la palabra queer. Sin embargo, en el idioma de Shakespeare
dicha palabra tiene connotaciones que no existen en nuestra lengua.
De esta forma, aunque el trmino queer --desde el punto de vista morfolgico- data en lengua inglesa desde finales del siglo XVI, la teora a la que
.hace referencia tiene poco ms de diez aos de antigedad. Fue Teresa de
~uretis la acadmica que emple por primera vez la expresin <Vllleer theory
en una conferencia publicada en 1991 en la revista diffirenm y titulada Queer
Theory. Lesbian and Gay Sexualities: An IntroductioIDl. En ella, De Lauretis
pretende que el trmino queer funcione como crticamente molesto: yuxtapuesto a lsbico r gay de! subttulo, con el que se pretende marcar cierta distancia crtica de los anteriores, mediante una frmula ahora establecida \' con
frecuencia conveniente'.
.
Antes de intentar aproximarme a una definicin de Qlleer Tbeo1J'. conside~ conveniente ofrecer una recopilacin etimolgica del trmino queer. La
Indagacin en el contenido semntico e histricamente peyorativo del mismo
permitir una mejor comprensin tanto de los ejes principales de esta teora
~', Cfr. De lAURJ-:ns. T. ~uccr 1cnry. I..,.e,bian and. G.~ Sexualirics: An Intruductlnn,., tliff""'tr/: A
2.199trfI iij.x,,. 'l' umbn:n cfr. TVR~ER. W R: A ~~r QlltrrThte,:,_ PhllaJdphl:l. 'rcmpk l',P, 2nl~J
[ 165]
r-
.)tl
\\:0 b neccsid:.lJ de reproJucir .lqui b fr.l...~ cn el ori~n;'\1 n~lcs: ",'"'di, Sir, fh~sc nc ljuecr d()in~"1 rllm .he bottom ro the r0p"- U
cxrresi(il'l .. fmm the horrom ro (he tOP- tiene un doble 5cnrido, d:wo l.jUC bortom ~ (OP son rcrminm lid sl:ln~ ~.-y ln~ks que n~
rClcn:nCI:l J. los roles hi)mo:-cxu;1h.:~ pasiw) y lCU\"<) re~po.:cU\.lmcnn: y '-lue lOO la tr:lducci('m ,;srJ.o!:l se Plcn.h:n. Oc ;hi guc .I1 c .. r:tr
c~. d.ml~mo com~to que la p-ab,br"l. quccr. conmbuyJ. m;s an ---CS(:I \"C1. dC'$dc la tn.uucciiJn- 31 corw.:xto tlU1do y c~curriJi;lO ckt
termina.
;. Cfr. CHAtJNCEY. G., G.ry Vn> lrl:: Gm",," U'"'. C",U." ..,, 'b< .ltdiog'l ti.. ~ ,\/.11 Ir'.r/J; /H9/)./940. I'<w York. Bd<
[ 166]
La nica entrada que queer recibe en e! Diccionario de Oxford como sustantivo es la de a homosexual man. Una de las intenciones subyacentes al afn
de cltegorizar o de fijar con seguridad es delinear la normalidad sana frente a
la anormalidad abyecta. Al mismo tiempo que se reivindica la objetividad, se
trata tambin de distinguir lo que es propio de lo que no y de asignar valores
a identidades v actividades. As, ser homosexual, es una versin des\irtuada
de heterosex~ab). Ser un maricn ocupar como sustantivo la parte derecha de! binomio jerarquizado heterosexual/homosexual. El discurso popular
-tras la fijacin mdica del trmino homosexual a finales del siglo XIXencontr la forma de traducir a un lenguaje claro e ineqUVoco esa naturaleza
jerrquica del binomio he tero/horno, y queer pas a ser algo que nadie quera o quisiera sem; y en todo caso si se fuera, mejor no nombrarse.
Queer funciona as como metfora, tergiversando y torciendo los rectos
principios de! sentido comn y de la misma idea de normalidad. Un orden
normativo del que se desviar to queer, verbo, dado que como estrategia subversiva significa echar a perdeD> o arruinaD), e incluso ridiculizaD) o desordenar. El temor reside en que el sustantivo pase a ser verbo transitivo y
extienda su rareza, convierta a otros, provoque el descontento y acabe por
socavar el sistema. QueerizaD> no lleva consigo destruir pero s supone una
~,--"'J,,'
[ 1{ ~
particular amenaza a los sistemas de clasificacin que afirman su propia intemporalidad y fijacin. Janet Jakobsen cree que sera ms productivo pensar en queer
como verbo (conjunto de acciones) que como sustantivo (una identidad, o
una posicin a la quc se pueda dar un nombre, formada CI'I y a travs de la prctica de acciones especficas)". De este modo, queer se entendera como una
prctica deconstructiva que no se aswne por un sujeto ya constituido, y que,
como consecuencia, no provee a dicho sujeto de una identidad nombrable.
Con todo, lo que nos interesa analizar es cmo una palabra cuyo significado y contexto se han visto (y se siguen \iendo) llenos de negatividad, utilizada
a la vez como humillacin e insulto, se convierte en la dcada de los ochenta
en el trmino descriptivo del orgullo de una identidad homosexual y, ms adelante, en la etiqueta acadmica utilizada por los ms prestigiosos eruditos en
materia de gnero, siendo rescatada de dicho contexto y relanzada como concepto positivo y terico, dado que este trmino dar cobijo a todo un marco
de estudio sobre sexualidades no normativas". :Mira Nouselles lo analiza as:
La situacin en la que se produce el uso tradicional de la palabra
queer es
7 (fr, JAI\:OBSF.N. J.R.: Quecr is? QuC'Cr docs? Y"ormati"'ity Ind ,he pmblcm of ~!l.i~1anco. CI-!!: A .1ollmdl ~f ("n Jrld' ;r""
.\IJldlff, 4. 4, 19IJH, p. 516.
8. E~ nccC'S::I.no apunt.ar :a e!l.fl:' rc~pt'ctlJ que uno de lo~ pmblcrna~ de estc U~() parucub.r de quecr como Icrmino.pararua' C' I.f"~
fx:ult:lri ... por clcmplo. I;~ diic~nCla~ cnlre !c~bl .. ml. y l!2oy. (1 Cnlrc tnn~("Xu .. hd2d y Ir:l\'e~tl!imn, r irnnr.aTa I:t~ difcrc-nCl;!-- c1(' dJ""
!":I/.a.. cri3d... \. de nuC\'o !iOilu.:an2 la U'xu.ahd.:a.d como un f2ctor umtlc2Jor. Glon2 An:t.:.uch:'a se pronunciaba en CSI': !iOcnudu: .(}UC"I:I ..
usa como u~ faJsn p2ra~as unificador lnjo el que .odos los qUCCTJ dc locb!' las I":l.f.as. oTJ.,'1:'1lCS tnicos y c1~ se cobil,n ."'- ,Tl1""
nrces_urnos cste pat:l~as par; funiticar nuestn.s [LI~ comr; 1m. dc (uc~ Pero aun cuando buscucmos ~sguardo m CI no cldl("fTl'''
olvidar que hOI'Jl(.'1'!cnc.iza y born nueSlras difc:rcncias- (Cfr. ANZAlDUA. G.: -To(n) quccr .he \I,,;ter: loca. escrita r chll:~ru. rr
\x'ARL\ND. B. (ed.): J"I ~mio1lJ: Uiiti"..c I!J Dihs.Q""" (lntl USbWlU, \'aneou\"cr, Prcss Gan!!.. 1991, p. 250). El uso ck qut"C'.." ClonY' ~
tcrmino ::l,.!1urin:InI~. puede tencr d efecto de:. como diria H:llpcnn ... (mal)rcprcselHarn(IS como un.:a ~r:m ('-lucer) f:lmlh.:a ,eI:/- Il ,
I LA. LPERJ:-":. D.: .\CIfIJ ~f(aulJ: TOINrt a G~ HIl,~o::.r4f!~.II. Oxford. Oxford Lm\'cf!iay Pn:ss. 1993. p. (4).
1'.'"
9. ~IIR..'\ ~OL~ELLE,~. A.: BmJ tnt,,,dr"'(JJ. DmOtr4no 4L culllLr,; l)()moJD."'dl.,~.1 IOIJ//IZ. Barce!(lna,l:.chci()ne~ de La Tcmrt~I;1.1.
pp. 6(11602.
1(l. Cir. \\AR~ER. ,\{, (ed.): l~ar of t: trrr P/dnt::QJurr PolJi(J Il1Id Sodal Tbro'l. '\finm:apolis, Lnln:rslry o( !\Ilnnc~o'.l P.. \''''
p.
XXVI
[ 168]
[ 169]
una teora, por lo tanto, que e\ita la rigidez y :ll mismo tiempo difumina Su
objeto de estudio.
Con todo -aunque hasta aqu parezca haber cierto consenso tanto acer_
ca del origen y la carga semntica con que se ha ido vistiendo el trmino a lo
largo de su historia, as como sobre el hecho de cmo recoge bajo su mbito
de esrudio las aportaciones de los esrudios precedentes de Gays y Lesbianasno parece haber tanta nitidez ni acuerdo con respecto a una definicin preci~
sa de Qlleer Theory. Como afirma Alexander Doty:
Qlleerpuede apuntar ahora hacia cosas que desestabilicen las categoras existentes, mientras que ella misma est convirtindose en una categora: pero una categora que se resiste a una definicin fcil. Es decir,
nunca podemos saber a qu se est refiriendo alguien exactamente slo
desde la etiqueta queer, excepto cuando sea algo no categrico o no
normarivamente posicionado l
16. Cfr. DOn'. A.: Fkwi"!, a.u.na. QIIIr1f~ Ibt ,..:I", Col",,". l"C"\II York, R(}urlcd!l~. 2f)()(), p. R,
17. Cf< KOESTE."BAUM, W~ o..W.T.J4:TJ.J::.nIia' MM~~. l.ondon. RDudcdg<, 1991. p.147
IS. Cfr. o.LAURETIS, T.:cHabi. ~ Jiff.-nrA J""'' F.....u,dJ.,.JIoJi" 6,1994, PI' 23.
[ 170 J
Por otro lado, Rafael Mrida )imnez expresa tambin la dificultad que
supone, de entrada, definir esta teoria:
[Rjesulta tarea especialmente problemtica la demarcacin de una
teora que se autodenomina con un trmino insultante y que, al tiempo,
intenta crear una dimensin vital e intdecrual tan subversiva y transgresora como rebelde, orgullosa y reivindicativa"'.
19. MIRA r.;OliSEL.UiS. ~ P"", ..u.Jmoos. Duu._"'",II... --.I.l!!1JIisbW. Op. di. P. 601.
20. MAR'11NEZ-EXPSlTO, A.: lAr umbm jitriomr. Cs,,:~,. ~/krJJ'" la """,,lira "!Jd';o/iL NUc="\"a Orlcans.. l',P. of rhe
Snulh. 1998, P. 6. A csrc rt"S("IC'\:to. y $i lUVCf:l "lIJe Jccidirmc por un; [r2J~cclun. lo h;ri; por 1:1. lccFKJn '(r".Ir.uo punm ,!ue conll~''''1
menor C:ll}.""J. ncgat'1\"':l y me parece una fr3JUCCtl'! csp3nla mis fiel al on~n:ll Ingls. Crm toJo, el tirulo que RIClrdo U:lmH ch,-:c
fY.'r:t su libro, cu:anclo se expres.1 J.iClcncln quc: .. .:~u es un; (COna quc h:1 ab:ndoo:u.lo el recto camino sin h:lccrse onl) 1... 1 T eonJ.
quecr, en dcfinici\'::a.. cs deCir, r:1nt2. 0, ,i ,1pcl2mns :J, b, erimnlog;; brin;,. del rrnlino, (rmquerc), scncllbmcnte, Icon'a thrcld:uo (l1.A.\L\S. R.: Teori4 Torrid.L P'9I1U7oJJ Ji(JffTOI rII ro,.".. la frho"'(JJ~:O,:Moli~. Madrid, Siglo XXI de t-:.... pna, 1998, p. Xl), t.1.mpocn me p,ncCl: que Jticra demasiado de: lo que es b Qurrr n~ry. 'Aun'"!uc hA!';l referencia :1 su semido pc.:'Ot'3Uvrl.
.
21. SUAREZ BRIONr~, 8.: .Deslol a 1.:1 ci."lIiuon: l.:I teori:a (lilcru\2.) fcminisa lc:5bi2n~, ca SUXAN BRAN. X.M. (comp.):
~ di." tiltP,l4r
EshNlias kimonos J #!1J~" J ISIIJIiD tip.tioJ. Barcelona., ucnC'3. 1997. P. 2iO.
22. MERJDA JIMF.NEZ, R. (c.od.): Scr .Ji~J tra/Uy,wtmlS. t"1f4 d"mJ:(id.iL n/lidios qMtrT. Barcdona. Ican.J.., 21:W12, p. 20.
"'sta
[ rl]
(Theoryl se construye como una vaga e indefinible especie de juego de prcticas y posturas (polticas) que tiene el potencial de desafiar identidades \'
conocimientos normativos2.\. A partir de aqu, hay muchos tericos qu~
apuntan hacia una definicin ms pormenorizada de Queer Theor:y.
Tamsin Spargo parte de las funciones sintcticas del trmino (nombre,
adjetivo o verbo) para deducir que cada una de ellas se define frente a lo normalizador, y as especifica que la Queer Tbeor)' no es un singular o sistemtico
marco conceprual o metodolgico, sino una recopilacin de engranajes imelectuales con las relaciones entre sexo, gnero y clase sexual"; si, segn
Spargo, la Queer The0'J' es una escuela de pensamiento, sta se com'ierte
entonces en una disciplina heterodoxa en grado sumo, y sus centros de inters abarcarn la representacin del deseo homosexual en los textos literarios,
cine, msica e imgenes; analizar las relaciones socio-polticas de poder sobre
la sexualidad; criticar el sistema sexo-gnero; y esrudiar la identificacin
transgenrica y los deseos trasgresores.
Sin embargo, Leo Bersani parece quejarse elocuentemente de que la
Queer Theory es de-gt1)'ing, que no es ni sobre gays ni sobre lesbianas. Bersaru
contempla una comunidad que ha abandonado los mrgenes de la lubricidad
sexuah) para pasar a estar localizada en el centro del debate epistemolgico y
de la conquista occidental del saber para convertirse en resistencia a los regmenes de lo normah)25.
Jagose, con una intencin menos batalladora que la de Bersani, lo expresa
de forma ms concreta: Hablando en trminos generales, queer describe
aquellos gestos, modelos analticos que dramatizan incoherencias en las rcla
ciones supuestamente estables entre sexo cromosmico, gnero y des:o
sexualY'.
Efectivamente, dado su carcter deconstructivista y el contexto postestrucruralista desde donde surge, Jagose insiste en que, al resistirse a modelos de
estabilidad --<J.ue reclaman la heterosexualidad como su origen, cuando debera ser ms apropiadamente su efecto--, la Queer Theo']' se centra en las discrepancias entre sexo, gnero y deseo. Si institucionalmente ha sido asociada
de una manera ms prominente con identidades gays y lesbianas, su marCO
analtico incluir tambin identidades tales como el hermafroditismo, el travestismo, la ambigedad de gnero r el transexualismo. Al demostrar la impo
sibilidad de cualquier sexualidad de erigirse como narurah), pone incluso en
cuestin trminos como hombro) o mujem, que hasta ahora slo los estu
dios feministas se haban ocupado de deconstruir.
La ambigedad de la Queer Theo']' se cita a menudo como la razn de su
naruraleza escurridiza. Se percibe de forma amplia poniendo en tela de juicio
conceptos convencionales de identidad sexual deconstruyendo las categnria~.
oposiciones y binarismos que las sustentan; crea una suspensin de la idcoa
dad como algo fijo, coherente y narural, r opta por la desnaruralizacin con1l'
2.1.
crr. SllLLIVA:"\. K: A
Criri'IlJ J"mt2Mmon
24. Cfr. SPARGO. T., ;,.",,,o .Q_ T"""r. 1'0'0. York. Icon. 1999. p. 9.
25 En LL\~LAS. R., T",r" Ton-w. Op. n:'. p. 3BI.
26. (er. ,IAGOSE . .~.:Q"rr,. T/)('1)'). AIf lnrrnd,,<'1Ior.. Op. ni.. p. ~
[ 172]
~O().\
rp. 4,'\-44.
estrategia, demarcando un mbito virtualmente sinnimo de la homosexualidad pero genialmente sugerente de todo un abanico de posibilidades sexuales
que desafan la habitual distincin entre lo normal r lo patolgico, lo hetero
y lo horno, los hombres masculinos y las mujeres femeninas. En definitiva,
la Queer Theory difumina las categoras que permiten la normatividad sexual, y
difiere de los Estudios de Gays y Lesbianas en que evita el engao de inventar o referirse siquiera a un tipo de sexualidad ideal, libre, nueva, natural o
'esencial, demostrando as su comprensin de que la sexualidad es un efecto
del discurso; ya que no asume para s ninguna materialidad especfica:
Queeo> tiene la virtud de ofrecer, en el contexto de la investigacin
acadmica sobre identidad de gnero e identidad sexual, un trmino
relativamente nuevo que connota etimolgicamente un cruce de fronteras pero que no se refiere a nada en particular, dejando as la pregunta sobre sus denotaciones abierta a debate y revisin".
Es precisamente lo inespecfico de esta teora lo que la diferencia de los
Estudios de Gays y Lesbianas, ya que, corno apuntan Juan Carlos Hidalgo r
Carolina Snchez-Palencia, aunque compartan una determinada epistemologa, existen disimilitudes notables entre ambos:
[... ] un el caso de los estudios gays y lsbicos se preserva el binarismo genrico que privilegia el primer trmino (masculino) sobre el
segundo (femenino), y adems, al poner el nfasis en la oposicin heterosexual / bomosexual, bajo la que tambin se encubre un marcado
imperativo de gnero, se est conservando el carcter patolgico que
dio origen a la definicin de la homosexualidad. Estas limitaciones conceptuales se superan en el nuevo paradigma de la teora queer, que cuestiona precisamente la validez de estas dicotomas al situarse ms bien en
el espacio intersticial de la barra inclinada"
De manera similar se expresa Max H. Kirsch cuando opina que En este
sentido, la Teora Queer se separa de la poltica gay y lesbiana descartando
"gay" y "lsbico" corno categoras que contienen sujetos, dado que afirmar
I dichos sujetos borra automticamente a aquellos que no encajan perfecta-
mento,29.
En otro orden de cosas, aunque la Queer Theo1]', por lo general, ha tendido
a Ocupar un registro predominantemente sexual, indicios recientes indican, sin
~bargo, que su proyecto de desnaturalizacin tambin tiene en cuenta otros
eles de identificacin diferentes a sexo y gnero. Rosemary Henessy describe
la teora corno antiasimilacionista y antiseparatista>' argumentando que
establece:
~----'Xi. Cfr. Tl'RI\:ER, ,'C:...-1 (.rllr,dOX1 ~(Qurrr TJ~'r:", Op. Ol., p. 35, Ycfr HALPERI~. D: J.nl FOII(t1JIl': Op ni., p. 61
2B. HIDALGO CIUDAD, I.C. \' S:\NCHEZ-PALI-:!\:CIA, c.: '.:1....:1 critica 1~!'blC:: Del acuvismo crT1lm~la a la Tcnria Qucerb, en
~RF~O SANCHEZ. E.: y \'ILLEG . '.S, S. (cd!t..): l"troJ,Nririn (] Iv! L.s/lithlJ ti, lA MI9": C"d mradD 11 lA! C;"'OdS J(J(;al", Hudv2,
2'J U.CI? d~ Hucln. 20U2, rr _IS0.Sl. . '
.
.
_
. Cfr. "JR~CH, M.H.:Qurrrlllto'] unrl.\unal(})1".f,t.1\:C'\1 '\ork, RoudcdJ.!:l:, 20(10, r. 3:').
[ 173]
.'0.
(fr. HE~ESSY. R.: "Quccr Thcnr~. Lcft Pt-,Iitics .. , Rrlb/1J';'Jn.~ ,\1",/7\,1111, ... \ 11)')J, pp. ~()_,q7
31. Crr. SEDG\'('ICK E.K.: Ttn~ndu. Op. l., P. 9.
32. Cr. Tt:R.'lER, \v.: A ~ . Q_ Tb.ory. O;. l. p. 34.
JJ. Cfr. ESTEBAN MlIOZ, J.: oQueer Tho" Qu<o:r Th",,')~. <n S()LO~ION. A., y MINIlI:'.\LLA. F.: TI. Q"'",' Atr.
011 Lulna tl1ItiGtry T&,plrr_ ~~ York, ~C'W York Uni~nil).Pre:os.. 20J2. p. 2......
[ 174]
Em!JI
34. SEDG\\'ICK. F..K.. t:.pm(11I()/1'Jf',) ,,( .'IN Oou!. Bcrkek\'. Cni\"cr . . iry
f)f
[ 115 1
35. l' atIzo aqu la tr2duccin GISI litCTlilI que en el at)!Ot ~y t5p2ol se hace' de la pabbn arhrr7Wdn.
:;(1. (ir. GROSZ, E.: d ~xpcrimcm;J dcsJn:: rethinkmg quccr 5ubICC0\11:-"'''. en COPJEC, J. (eJ.): JIIPposl"f, 1'" JIII!J1. ~("'l
II)<)~.
P. 113
.
)
'
O~ ..... \ ~
[ 177]
QU ES QUEER?
Por Sejo Carrascosa
Qu es Queer?
Queer es e! devenir sexo en olor de multitudes.
Queer es e! jugar a los mdicos de las primitas}' primitos en las horas de
la siesta en las tardes de esto.
Queer es pasarte la infancia dicit:ndo: Que no soy un nio y mt: llamo
Leire. Joded.
Queer es ser maricn y hacer bollos con tus amigas.
Queer es paradoja, nunca metfora.
Queer es ser gitano y enterarte en la adolescencia de que eres parguela.
Queer es un culo en busca de material de relleno.
Queer es hacer \'ud con tu mejor mueca: tu esclavo.
Queer es ser un eterno superviviente, cada vez que te matan (y son tantas...) nunca te mueres.
Queer es e! Sr. Antonio con sus caramelos en la puerta del colegio.
Queer es Marimar corriendo al salir de clase para conseguir los ricos carame!os que le da e! Sr. Antonio por tocarle la salchicha.
Queer es no correrse nunca.
Queer es correrse siempre antes.
Queer es osos, zorras, lobos, perras, buitres, leonas, vboras. Un zoo no
lgico.
Queer es ser bastarda y no tener familia.
Queer es fundar un clan, alzar una partida, formar una banda.
Queer es un mapa mudo donde los accidentes son prtesis cartografiando
e! deseo.
Queer es una red de rganos, y otra red, r otros rganos.
Queer es una sordera intermitente a voluntad.
Queer es Cbala. Otros alfabetos, otras entonaciones en las lecturas.
Queer es tantos poderes como orificios, tantos rganos como funciones.
Queer es tener alergia a los universales, a Shere Hite y a la academia.
Queer son los monstruos que aparecen por las grietas de! urbanismo
patriarcal.
Queer es comer nios.
Queer es un punto de ternura ajeno a la economa heterosexual.
Queer es intercambiar artilugios sexuales.
[ 179]
[ 180 1
Caldern de la Barca
txtro'lo todo: ti des/;l1io, lo fbrica y el modo
Luis de Gngora
1. VEG:\.,
105-116.
[ 182]
monoltico, estable o coherente. Es sta una manera muy diferente de entender la cultura y la poltica, una forma de disidencia, una corriente abisal que
centrifuga a la dominante y que a su vez, de manera recurrente, remueve sus
propios lodos, exprime y escurre dentro de su propio seno su propia savia,
vacindose de contenido, resistiendo los procesos de vampirizacin social de!
capitalismo posfordista_ Ser queer es un lugar oscuro, un lugar de no luz, \,lna
utopa. Ser queer es un lugar intranquilo donde soar. Ser queer es un lugar
que necesita de mltiples alianzas, de mltiples discursos, de muchas puertas
Je entrada y salida. Ser queer es un lugar incmodo y agotador que necesita
de la amistad, del tacto, de la generosidad corno sujecin. Ser queer es un lugar
extrao, expropiado, ocupado donde las palabras se deforman. Ser queer es
un lugar de libenad, de interpelacin y de no violencia, y en esta cuestin
hasta Judith Butler se vuelve normativa y reclama, a travs de la filosofa corno
ejercicio de libertad, un mundo menos violento, la disminucin, hasta su
extincin, de todo signo de violencia de gnero.
En todos estos sentidos, por ejemplo, no hay, ni puede haber, una institucin cultural que en mayor o en menor medida podamos nombrar como
queer, no hay teora queer y no hay agenda poltica queer; s hay esfuerzos
orientados a producir afectos y efectos queer que circulen y se proyecten a
modo de blasfemia, y que contribuyan, y de hecho contribuyen, a cambiar
ciertas reglas del juego. En esta direccin, Teresa de Lauretis~, (1999:93) se
refiere a un ensavo de Elaine l\Iarks titulado Intertextualidad lesbiana \. comenta la tesis qU!! defiende, que en sntesis es la siguiente: para desdorricsticar el
cuerpo femenino es necesario atre\"erse a reescribirlo por exce~o: reescribirlo
en imgenes, o contra-imgenes, excesivas, hiperblicas, pro\"ocaduras, ultrajosas, apasionadas y suficientemente violentas en el lenguaje y complejas en la
forma como para destruir el discurso amoroso masculino y reinventar el ertico y el amor. Esta lucha con el lenguaje para trascender e! gnero sexual es
una tarea que brillantemente llevan a cabo Monique Wirtig, Djuna Barnes,
Luca Snchez Sornil o la nonagenaria escritora argentina Emma Barrandguy
con su relato publicado recientemente, Habitaciones. y, una vez ms, se confirma la afirmacin de Wittig: slo el movimiento de las mujeres ha demostrado ser capaz de producir textos lesbianas que rompan totalmente con la
cultura masculina, textos producidos por mujeres para otras mujeres y despreocupados por obtener la aprobacin maSCulinID)J.
Como argumenta D. Haraway (1995:249) despus de no pocas lecturas,
vicisitudes personales y paseos activistas, refirindose a su C)'borgpoltica, es
sta una necesidad poltica que se articula mediante la negativa a convertirse
o a seguir siendo un hombre o una mujer "generizados", es por lo tanto una
insistencia eminentemente poltica en salir de la pesadilla de la narrativa imaginaria --<lemasiado real- del sexo y la razaJ)'. El C)'borg de Haraway, al igual
que cualquier lugar queer que podamos transitar, es una sala de espejos en la
que al ver con nitidez nuestras posibilidades, tambin nos encontrarnos con
::.. DE I.ACR....:TIS. T.: DI'""titJJ. Etdp. Ji 11" j"<JINllto J ,.mris JlI"""JIfIO. ~bdri~!. Hnr.15 y h(m.~, 1')1)(1.
Jo Est2 cir3. &:"Su n:co~J.a del prefacio a la cdicj('m in~lcS<l UC 197 S de El (JlU~o I<J"o, prcf:loo que no
csp:tola de la t..irorial Prc:-(t:o;ros
"o H.'\R.\\\oAY. O: Citnnd, l7iNJ'J!J r "U'./(TrL LJ mn:~"(/d,, di I.:J "J:UTil/~do ~faJriJ. C.i.rcdn, 19950
r 183 J
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S.
LL\~t:\S. R_: Tron"g 7om"". })n;JtI<7flr"(dnmoJ m Inrno jJ trln bomo~"JIQlidn'". \Iadrid, S.XXI, 19<)1il.
Hl'RGOS oL\z, ~_: ..lhCJ~, b. htx"ruld. Con1Jjj, la \';olcnci3.. 1-1 apuc!'13 de J BuLle[\>. Rlff&ff. !"" 20, 2..:12, u.1":l.~OZ.2.
Hl-n.ER. .l.: (J/frp(JJ 1111" i71f!'X-'r14". ,\'"irrr /o; I:",,o ma:miJlrJ, r aJmlf'111'(J tk' nJt':I.TJ.J l3ucno"<. :\Irc~ Pa.ids., 2002,
[ 184]
rr
lf~' 1"'
micas, sociales, etc.) cuyos efectos de poder actan continuamente como lmiteS represores de la autotranscendecia pardica. Hay muestras que hacen
enormemente complejas las polticas de gnero y las polticas queer, y me
refiero especialmente al psicoanlisis feminista de nueva generacin 8 ; de aqu
que los caminos por explorar sean infinitos, tantos como conocimiento, imaginacin y pasin poltica tengamos.
El movimiento queer que surgi a finales de los ochenta en EEUU y que
tuvo sus manifestaciones en otros contextos nacionales", supuso polticamente la bancarrota de las polticas de identidad tal como estaban articuladas
desde los aos sesenta con la irrupcin en la arena poltica de los movimientoS contestatarios y de liberacin. El mo\'imiento queer tambin demostr
que se debe pensar y actuar en amplias coaliciones, como la que aglutin la
lucha contra la pandemia del sida.
Desd.e sus comienzos, las acciones queer estaban sustentadas y eran realizadas por principios, por ideas discutidas y reflexionadas, aunque en este
momento incipiente todava no haban sido ni recogidas ni contestadas desde
las universidades, eso seria ms tarde. A travs de estas acciones, sus activistas se construan como agentes de este movimiento y comenzaban a articular
una profunda critica a la normalizacin: uno no tendra por qu volverse <<flormal para con\"ertirse en alguien legtimo. En esta trayectoria, queer no slo
se convierte en un movimiento anti-institucional, sino que adems se erige en
un slido argumento en contra de cierta normati\"idad, la que constituye una
"adecuada identidad" gayo lesbiana. Aunque no se enfrentaba a la democracia burguesa ni la criticaba per se, se opona a ella porque sus instituciont:s y
discursos de poder generaban subordinacin y dominacin. Como mo\imiento se identificaba \' se distanciaba a la vez, cuestionando la base humanista
sobre la que estos haban surgido, con los principios revolucionarios y las
luchas populares que le haban precedido en la historia.
De este linaje o herencia surgen los acti\"istas queer, las polticas queer, ms
tarde los estudios queer, como una radicalidad epistemolgica de las preguntas frente a todo orden social, necesaria para dar a luz un conocimiento realmente critico, potencialmente transformador; o lo que es lo mismo: para estudiar y entender el mundo desde el deseo de querer transformarlo y, frente a
~das las alienaciones y artificios engaosos del poder y del Poder, seguir cre~endo en saber y en amor a la libertad. Elecciones subversivas que proporCIonan un marco para pensar la cultura, entendida como poltica de conocimiento y de construccin de subjetividades, como medio de convertir el
mundo en un lugar mejor. El MQ florece en el contexto popular y radical de
la COsta oeste de los EEUU, y su influencia crece inicialmente en la medida
que se subraya que la sexualidad comporta \'arias incoherencias en cada pcrSo?a. As, queer es una manera de apartarse de ideas crudas y fijas acerca d.e
la Identidad sexual, como heterosexualidad, homosexualidad o blsexualil Pan. una documcmacin dc:t2.Ilada, \"C:r DIO BLEICH.\LAR., E.: "-~xua.lidad \' Gn.:ro: ~uc\"a~ rc-r-"prc1i\"2\ en el p",co:an.ih'll'l
[ 185]
.
rnnClpl(l .. lk
1"
dt-Cl(lJ.
de 1,,
n,I\Trlt ..
:~7~n2 C'xtC'n520 coleccin de! uticulos del sociologo J-lbC""J! se cncuentr::l en IB:\E.Z.j.: A lrlrotrJn7tnlt. M:u.lric.l, Fundamcncot,
(1 S( J
CYBORGQUEERS,
o DE CMO DESHACER
AL HOMO SAPIENS
Este artculo narra la historia de un encuentro, el del parentesco entre ciencia ficcin y feminismo. Cuando se nos interpel para hablar sobre la relacin
entre los cyborgs de Donna Haraway' y los anlisis sobre sexualidad de la teoria queer dudamos del producto de esta fllsin, a la que nombramos ciberqlfeer,
sin-el-beneficio-del-gui[l2 (Haraway, 1997:4). Recordamos entonces a la
1. Dnnn:l H3r:1\\12y es dOClon en biol(l~J. por la L'nivcr-;idul Jc Ylle (1 ')-:'Z) , .\Cfu~lmcntc es prr:afeson del HU!IITJ '1 ConJeiownuJ
Prox,.<Jlh en J.. Cnivcr~id:uJ ~c C .. litnrnl;J.. S;:nu Cruz, y de Teoria r=c:mlru!>t::l y TL"Cnoclt:nci:.J. en 1.:1. EII,.,ptUII C,.,'IIU'r JdJO()/cn S:I:l.5Fce.
Suin.
2. Asi se reticn:: HU2\V'.Iy :l b. pabbrn ta:nociencla; ltComo (oJLS las OlDS form2l:IOnCS de palabl'2S condcs~ y quimmus que !oC
improvi:ian en el hipcn:sp2o del :-":ue\'n OrJen ~(unJi:t.1 S.A. sin-d.lxncficio...ucl-~n.1a pab.br:a u=cnociencu.. mns~nic:l ~. fU:'iionad2 de fornu promiscu2. comunio 12 cahdlA.l de sus dommios , r:r:&\'t:' de un cierto tipo de onom:lto~':2 'w;sU2l.. (1997/2004: I (,).
[ 187 1
3. Tnnh T .\{mh-h" n:acif) en IhntJl en 1')52, \' ~c: tr':l~I:il4..1(1 a E~udo~ Lmdo~ cn Itril. E .. clnaH2. comro~jtora.. c~cn({)f"2. roel'!"
li,cnml y doceme. EH'- CII; rro\1enC de ~u rchcul::a 'lVo1J.1",,'tQ}!!, rodad; I':n ~nc)!':'ll en 19H1.
UCI
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4. Implo'!in; C(XIO de ("iena~ rca('ci('Jne~ de ~n \olena2-, pruducld2.~ en maS:H de cnorm~ (uer;':l E=r.\\"iucion:tl, ljuc producen ,Ir'
c.:U1..'":Io5 de encr~a cuy;!. di.rC"Ccuin no \~ haCia la. pc:nfena como en una ~]lplm.ln corriente. s,ino hacia d centro, r~ow)("2.nd~l rn::"I~
ne!> cue pueden romper. Incluso 105 nucJl'05 atorruco!' y \'cncer ].a cncfJ.,,,a de I{)~ neutrones. I Colapso de un reclplcnrc \:lCll' ,In',
rrc~ltln e:umor (DICe. .-\~;t::, I C)9'l.
[ 188]
CONTAMINANDO EL ANDROCENTRISMO
L3; poltica de los cyborgs es la lucha por el lenguaje y contra la comunicacin perfecta, contra el cdigo nico que traduce a la perfeccin
todos los significados... Insiste en el ruido y es partidaria de la polucin,
regodendose en las fusiones' ilegtimas de animal con mquina.
(Haraway, Manifiesto para l)'borgs)
A finales del segundo milenio cristiano, los binomios basados en anttesis
complementarias --culrura y naruraleza, mquina y organismo, artificial y
narural, sujeto y objeto, narrati\'a y realidad, hombre y mujer- sobre los que
se basa la ideologa androcntrica contempornea (Harding, 1996) han dado
lugar a criaruras bastardas figuradas por Haraway en la metfora de! qborg.
Estas oposiciones binarias se han utilizado para justificar la dominacin de
quienes no encajan en los estndares preestablecidos, de quienes caen en e!
espacio entre categoras, configurando un tipo de pensamiento esencialista
uniformador en e! que los puntos de \"ista de quienes escapan a las etiquetas
se vuelven invisibles.
Cuando dejamos de pensar en las epistemologas occidentales
modernas como en un conjunto de datos filosficos, podemos empezar a examinarlas, en cambio, como estrategias histricas justificantes,
como modos cultura1mente especficos de construir}' explotar los significados culturales en apoyo de nuevos tipos de enunciados de conocimiento.
(Harding, 19%: 123)
Para ello, Su san Leigh Star (1991) propone privilegiar la mirada de quienes
quedan fuera de la no'rma ante la sospecha de que su podero analtico es
rnayor. Sta! analiza la manera en que la estandarizacin abre caminos par..
algunas personas a costa de cerrarlos para otras, y cmo las identidades fijas
--definidas a partir de las categoras de raza, sexo y c1ase- existen gracia~ a
la marginalizacin de otras posiciones no norma~\as. En este senti~?, ad, 'pti. lo que llama un punto de vista cyborg, entendIdo .como ,<.la re!aclOnelltre
tecnologas estandarizadas y experiencia local", en un Intento de constrUir tilla
( 189 1
5. Sitin del :Inlame de la s;itira 4UC ljui7:is fue ~ho.. lJuicn en el ',r{ Bnl"TiI';/l ~c burblm Jc Luis ~;'\pnh:tln AOn:l.p:lrtl" "el $nbrino dd
tio., diciendo ,-!ue ...J.: hlsloria se n=pne siempre: 13 pnmeT'.l vez como Ir:t~edi., h ~c~"\..mJ. VCJ! conln l:arsb.
6. A, Uumo H2r:lW2y 11 tipo de surrealismo de 1.15 pmrur-.lS ue lynn R;lIldlllrh .:ut" ufllln ellmo :ll")(Umcntos p:U:l leN bs. fU$lIme' )"
orgene, no nl.ruralr1 y u<:rear el a1fabensmo nC'Ce,~.mo [':Ir; funcionu de m:ancra efecti'l.""J dentro de tu pt)ltic:as [t"enoocnriticu. 3oIoNT'2Ihs de prict.i05 de comunic:u:in \su:d. (Har:l....-::ty. 1"')7/2004). Ver hnp:/I""...."'.l..I:-'nnr:anJolph.cnm/
[ 190 1
r 191 1
Boys Club! Girls keep out. Blacks and Hispanics and rhe poor in general, go aU'ay!
(Samuel R. Dclany)
Este gnero ha sido considerado tradicionalmente en casi todas sus manifestaciones -novela, cmics, cine, televisin ...- como masculino, produCIdo por y para hombres, siendo el perfli del consumidor pico un hombn:
blanco, heterosexual, adolescente y de clase media. Asociado a nociones de
ciencia, tecnologa, progreso y conocimiento, se plantea en trmin05 de rela[ 192]
ciones de poder/saber colonialistas e imperialistas. Los escenarios estn marcados por una economa globalizada, con jerarquas y sistemas de poder controlados por gobiernos militares totalitarios o por empresas transnacionales.
Suerte? Tal vez. A l ya lo haban cableado y puesto a punto para
el combate, y ya estaba acostumbrado al ergonmico asiento posterior
del avin negro de fibra de vidrio A-230 General D)'na",icJ. El A-230
volaba rozando el lmite de una letal inestabilidad, y cada sensor de su
fuselaje estaba monitorizado por su propio banco de microcomputadores, todos ellos conectados al cerebro-serpiente del copiloto mediante dos cables gemelos de miopreno que salan de ambos lados de su
esfago... , y entonces l desapareca, oh s!, cuando los cables se. enchufaban, cuando el fuselaje resonaba por sus nervlos, con su cuerpo exultante por esta nueva identidad, por este nuevo poder.
(Maddox, 1998:45)
En estas narrati,-as, los cyborgs son figuras masculinas e individuales con
funciones corporales modificadas para poder trabajar ms rpido, para combatir y vigilar. Su origen es oscuro y dramtico y su destino final es la destruccin
inevitable. Estas criaturas que se generan en los lmites de la naturaleza, ponen
de manifiesto los peligros de una sociedad altamente tecnologizada, donde se
estn perdiendo y transgrediendo los \"alores de la modernidad. Los protagonistas de estas historias son llaneros solitarios, vaqueros del espacio, hroes
masculinos invencibles, mientras que las mujeres son construidas como ptlsonajes secundarios y espordicos, asociadas a la sexualidad y a su capacidad
reproductora.
Su pelo rubio estaba cortado al rape, sus ojos eran de un azulluminoso con puntitos dorados. Su nariz afilada, la barbilla un tanto huidiza y unas mejillas prominentes le daban el aspecto de una modelo en
paro. Llevaba falda negra, abierta a ambos lados hasta el muslo y mcdi:s
rojas. Sobre la plida piel de su hombro izquierdo tena tatuada una rosa
roja, cuyo verde tallo se curvaba bajando entre sus pechos desnudos,
donde una espina le extraa una estilizada gota de sangre. Ella tambin
tena una brillante conexin de cables bajo su mandbula. Bes a
George metindole la lengua en la boca.
(Maddox, 1998:51)
A pesar de explorar temas como las modificaciones corporales, la clonacin, la reproduccin, lo real y lo irreal, las construcciones de esta ciencia
ficcin reproducen y refuerzan los estereotipos de gnero, sexualidad y raza.
El discurso de la ciencia ficcin dominante ha servido para poner en marcha dispositivos narrativos de produccin de sentido donde el capitalismo
Occidental se legitima como orden mundial estructurante del presente, con
pretensiones de perpetuarse en el futuro. Ha generado una produccin de
conocimiento que inscribe y materializa el mundo de una forma concreta,
dotando de poder para nombrar a unos actores determinados y excluyendo
de este proceso a muchos Otros.
[ 193]
INL\PROPL\BLES
7.. \unc.uc
:-Oln,ore no detine:Jo DC'irtlrc como cybol'J.: .~u conccpcinn de un.;, :dr:ntiJ:,IJ r.lbnd:1 eme m:il.juinl :.' (H::mi"mo rrcn'Jc
:1 b. detinicin ~uC' en t%O h:1n:J.n del cyLorg lO! cicntiticos CSp.lcu.lcs ~hnfn:J Clyncs y :S.lrh;m S. Klinc, "Iue: fueron II)~ pnmeros
en utliur C'~:l paJabr.a, cnncrnamcme cn un l.rticulo tiruhJo ..C.ybo~ ~nd Sp-.ICe p:1rl. b rC'\"lst"J. .-1;/fTJnoM/j,CJ. El cybor,o!: para CslO~
.tutore, se apllCl a un cuerpo hum1no con 1:15 tuncinnes ahcr.lda"l pua pr-.:ler sobrc\"i\lf en "lIm,)stl"r.\S no lc:rrc~rrC"'l
[ 195]
Aunque resuelven los conflictos, lo hacen sin darse cuenta de ello y sin utilisus capacidades fsicas o intelectuales.
Un ejemplo de este tipo de construcciones sera la novela de Mildred
Clingerman, Minister Illithout Portfolio (1951). La protagonista es una amable
abuelita que salva a la humanidad del ataque de unos alierugenas. La abuela
sentada en un parque se hace amiga de los aliengenas mientras les ensea
fotos del lbum familiar, asegurando de esta manera la armona y la paz entre
los dos mundos. Pero la abuela no se ha enterado de nada, no se ha percatado que sus interlocutores eran aliengenas ni que la tierra estaba en peligro.
Ella, con la amabilidad y dulzura que caracteriza a las mujeres, salva a la
humanidad sin la necesidad de trazar un plan ni de utilizar un razonamiento
lgico para llevarlo a cabo.
En Created He Them (1954), de Alice Eleanor, la protagonista es Ann
Crothers, una ama de casa dcl futuro. Despus de un holocausto nuclear
pocas son las personas que pueden tener una descendencia no deforme. Por
este mo,?vo, Ann se ve obligada a vivir con su marido, Henry, quien la desprecia, haciendo de ella su esclava. El nico objetivo de Ann es tener hijos, y su
nico placer conseguir los bienes de lujo que son ofrecidos mediante bonos a
quienes pueden tener una descendencia sana. La construccin de Ann nos
recuerda el papel de sumisin y sufrimiento que se asigna tradicionalmente a
la esposa y madre de familia en la institucin del matrimonio.
Esta concepcin de los personajes femeninos cambia en los aos sesenta,
cuando comienza una relacin apasionada entre ciencia ficcin r feminismo.
Las feministas de la Segunda Ola encuentran en la literatura un espacio donde
encarnar y explorar sus teoras.
~zar
Has quemado muchos sujetadores estos das, je, jI:, je, risita, risita.
Una chica bonita como t no necesita liberarse mirada ji ji. No escuches a esas histricas. Sonrisa Sonrisa Sonrisa. Nunca me fo de los consejos de una mujer para dos cosas: para el amor y para los coches mirada sonrisa je je. Puedo besarte la manita? sonrisa sonrisa je. ~[irada.
(Russ, 1989:52)
A partir de las dcadas sesenta y setenta, se produce ese encuentro monstruoso e imparable entre feminismo y ciencia ficcin. Las publicaciones
Mujeres y Maravillas (1974), de Pamela Sargent, la primera coleccin de ciencia ficcin de mujeres para mujeres, y la compilacin de ciencia ficcin feminista B~'ond Equali(/ (1976), son una buena muestra de esta relacin. Este
~nsamblaje entre ciencia ficcin y feminismo no slo cambiar el gnero
literario, sino que se har extensible a otras prcticas sociales y culturales.
Muchas de las escritoras de ciencia ficcin han proseguido sus trabajos de
ciberficcin en la red y como ciberfeministas (Laurence Rassel, VNS Matriz,
GuerriIJa Girls, etc.).
El feminismo de la Segunda Ola produce un cambio en la manera de pensar en las mujeres. Las construye como sujetos activos capaces de desarrollar
[ 197]
cualquier actividad, ms all de las que les han sido tradicionalmente asigna_
das. As, los relatos de ciencia ficcin son habitados por cientficas, guerreras
asesinas, inventoras, exploradoras, polticas, heronas valientes e inteligente~
Escritoras corno Anne McCaffrey, Ursula K. Le Guin, Marion Zimmedr
Bradley o Joanna Russ crean contextos culrurales donde las mujeres tienen Un
papel social y poltico dominante. Poniendo a prueba las herramientas, los significados y los parentescos del sistema de gnero y sexo tradicional, analizan
las zonas fronterizas entre los territorios de produccin y reproduccin para
imaginar nuevos contextos sociales con diferentes sistemas de gnero, raza, r
con maneras distintas de conocer y hacer poltica. Las visiones apocalpticas
tpicas de la ciencia ficcin son usadas como una crtica al patriarcado que da
lugar a sociedades de mujeres autosuficientes. En muchos de estos casos, el
separatismo entre hombres y mujeres se ve como una condicin necesaria
para el desarrollo de las mujeres corno sujetos autnomos y para alcanzar una
verdadera transformacin social v cultural.
En novelas corno LA mano iiJrlierda de la OSCtlridad, (1969) de Ursula K. Le
Guin, se explora una concepcin del sistema sexo/gnero que no es dicotmico ni fijo. Las personas tienen un gnero neutro que no las determina
socialmente y slo adquieren uno de los dos sexos en los momentos de procreacin, llamados kemmeo>, que tienen una duracin de un mes. En cada
kemmer se puede tener un sexo diferente, dependiendo del sexo que tenga la
persona con la que se vaya a procrear, que no siempre es la misma. El sistema social de Invierno no es fijo en ningn sentido: ni para las estructuras de
parentesco ni en la concepcin del deseo, el gnero o el sexo. Bajo esta concepcin, las personas que deciden permanecer en uno de los sexos a travs del
uso de hormonas son consideradas perversas.
Cualquiera puede cambiarse en cualquiera de los dos sexos. Esto
parece simple, pero los efectos psicolgicos son incalculables. El hecho
de que cualquiera, entre los diecisiete y treinta y cinco aos, aproximadamente, pueda sentirse atado a la crianza de los nios (como dice
Nim) implica que nadie est tan atado aqu, como pueden estarlo, psicolgica o fsicamente, las mujeres de otras partes. Las cargas y los privilegios son compartidos con bastante equidad: todos corren los mismos riesgos o tienen que afrontar las mismas decisiones. Por lo tanto,
nadie es aqu tan libre como un hombre libre de cualquier otra parte.
(...) Considrese: No hay divisin de la humanidad en dos partes: fuerte/dbil; protector/protegido; dominame/sumiso; sujeto de propiedad/objeto de propiedad; activo/pasivo. En verdad, toda esa tendencia
al dualismo que empapa el pensamiento humano se encuentra aminorada, o cambiada, en Invierno. (...) Cuando uno se encuentra con un
guedeniano no puede comportarse, ni deber hacerlo, como un ser
bisexual normal: esto es considerar al guedeniano no hombre o mujer,
adoptar uno mismo el rol opuesto correspondiente, de acuerdo con las
propias expectativas acerca de la estructura o interacciones posibles
entre personas del mismo o distinto sexo. Todas nuestras formas de
interaccin sociosexual son aqu desconocidas. No les es posible a los
guedenianos entrar en el juego. No se ven como hombres o como
[ 198]
[ 199]
di\'ersas versiones. ]ael une las cuatro jotas en su mundo, un futuro cercano
donde hombres y mujeres sufren una guerra fria. La experiencia de ser mujer
de ]ael es parecida a la de ]oanna, pero su respuesta es la violencia.
jallc/
Janet Evason apareci en Broadway a las dos de la tarde en ropa
interior. No haba perdido la cabeza ... SOr del futurm). Simplemente
sintate all el tiempo necesario y la verdad penetrar ... Y, sabes, pens
en hacer una pequea broma. As que le dije: Llvame a tu lder.
}l1e/
Ay de m! Quienes se impresionaron por mi forma de hacer el amor
a un hombre, lo estn ahora por mi forma de hacer el amor a una
mquina. No puedes ganar.
Joannl1
Querer no es tener. Ella se negar, y el mundo volver a ser el
mismo. Esper confiada la reprimenda, la ratificacin del orden eterno
(como haba de ser, claro est) ya que, de hecho me quitara una gran
responsabilidad de encima ... Ms tarde, nos sentimos mejor.
jeannine
Adis Poltica, hola polticas.
Qoanna Russ, El hOHlbre henlbra'~
El hombre hembra es, en forma y contenido, una ruptura con las categoras
de produccin lingstica de la tecnologa blanca europea y norteamericana.
Ln esta obra se n:muc\"en todos los pilares de la modernidad. A travs de relaciones sexuales con mquinas, amor lsbico e intergeneracional, rechazo al
matrimonio heterosexual, asesinas, y comunidades slo de mujeres, se cuestionan categoras como la naturaleza, el hombre, la mujer, la identidad unitaria, la heterosexualidad como obligatoria, el sistema de parentesco occidental,
lo real y lo irreal. Por este motivo, HaraU'ay la sita como el origen de la cien
cia ficcin feminista anglfona, no por ser la primera, sino porque como
Frallkmsleill, fractura las expectati\-as tcnicas, narrativas y figurativas propias
de su gnero. HaraU'ay utiliza la figura del hombre/hembra marca registrada>'
para analizar el parentesco entre criaturas bastardas surgidas en el Nuc\'C1
Orden Mundial, S.A. HaraU'ay pone a conversar a estas nuevas subjetividades
con los otros inapropiados/inapropiables de Trinh T. Minh-ha, expresin utIlizada para designar las redes de actores multiculturales, tnicos, raciales.
nacionales y sexuales que emergen a partir de la Segunda Guerra Mundi.,I>
(HaraU'ay;1999: 125). Ser un otro inapropiado/inapropiable significa no est:l!
en correspondencia con los mapas disponibles que especifican tipos de acto
res y tipos de narrativas (Haraway;1999: 126). Son aquellas personas que~n
unas condiciones histricas concretas no se pudieron adaptar a la conccpclO n
del yo ni a la del otrO ofrecidas por las narrativas occidentales dominantes
de la identidad, el lenguaje, la poltica r el deseo. Por la posicin ambigua que
9.
(11.
r 200 1
c:uc~ora l.Juecr [ambien rc~ronJcri:a a un prncc$(J simil:i.r de apropL:acin de un m::-uho. de una5 condiciO-
I.:;r.
[201
;a
[ 202]
El mestizaje desafa simultneamente el control afirmando lo impuro, el e~tado mltiple cortado y tambin con el rechazo de rechazar la
fragmentacin en partes puras.
(Lugones, 1999:238)
Esta forma de subjetividad cyborg configura un tipo de conocimiento que
excede la lgica de la epistemologa dual occidental. Cuestionando la <dgica
de la pureza, se genera un conocimiento situado a partir de la particularidad, el acontecimiento, la especificidad y la localizacin, como base para un
conocimiento objetivo, racional, no inocente y responsable.
La objetividad dejar de referirse a la falsa visin que promete trascendencia de todos los lmites y responsabilidades, para dedicarse a una
encarnacin particular y especfica. La moraleja es sencilla: solamente la
perspectiva parcial promete una visin objetiva.
(Haraway, 1990:326)
La mestiza queer de Anzalda cuestiona la heterosexualidad como institucin obligatoria. Sus afien son literal y metafricamente extraterrestres, en tanto
procedentes de otros planetas y lesbianas en su propia cultura. Este punto e~
muy relevante dentro de la ciencia ficcin, ya que, a pesar de muchas tcnica~
del cyborg utilizan este medio para interrogar la construccin social del gnero
l' del sexo, la mayora de las producciones narrativas mantienen intacta la heterosexualidad en tamo matriz normatiya obligatoria (Hollinger, 20(2).
As a mestiza 1 ha\'e no countr)", my homeland cast me out, yet all
countries are mine because 1 am ever)' woman's sister or potentiallover.
(As a lesbian 1 have no race, my own people disclaim me; but 1 am al!
races becausco 1 here is fjlli"l'r of me in all races).
(Anzalda, 1987:80)
La queer mestiza escapa a la dualidad desptica que dice que slo podemos ser uno u otro. La mestiza es en un nico cuerpo, tanto hombre como
mujer, vive en los intersticios de categoras como la clase social, el gnero, c:I
lenguaje y la raza_
Cuando \'ves en la frontera
people walk through you, wind steals )'our voice,
you're a burra, buey, scapegoat
forerunner of a nev.' race,
half and half - both woman and man, neither a ne\/'" gender.
Anzalda genera, a partir de la experiencia de "i\-ir en la frontera, una iro;1'
ginera de la encarnacin y de la fragmentacin, construyendo una arquireClUra feminista que cuestiona las leyes y los dogmas de las formas organizao\'as
de la economa, la cultura \" el conocimiento dominantes en Occidente.
[ 204]
[ 205]
naturaleza y cultura, sujeto y objeto, desde una perspectiva que se aleja de las
naturalizaciones, aportando otro punto de vista al drama de la identidad y la
reproduccin. El cyborg, fusin de lo distinto, interpela a la tecnociencia
desde la fractalidad ll , atentando contra la lgica lineal y la simplicidad de los
binarismos complementarios. La utilizacin de metforas fractales desafa la
transparencia de lo nico y lo idntico, cuestionando la idea de un universo
nico habitado por objetos separados (Law, 1999:12). El pensamiento fractal impide la simplificacin de etiquetar y fijar, permitiendo slo una aproximacin a las topologas heterogneas que no pretende ser definitivo ni acabado, fijo ni ntegro, sino que nos acerca a la opacidad, a la complejidad que no
encaja en los modelos y las imgenes de la representacin.
Asumir un pensamiento difractario y fractal impone los desafos de la duda
y la complejidad. Desaparecen del paisaje los puntos fijos -etiquetas estables,
identidades fuertes, objetos de contornos definidos y estticos- para ser
reemplazados por metforas que slo nos acercan, pero que no nos permiten
establecer lmites claros y aprehensibles. Como en el arte del puzle,
Los elementos no preexisten al conjunto, nos son ni ms inmediatoS ni ms antiguos (...): el conocimiento del todo y sus leyes, del conjunto y su estrucrura, no se puede deducir del conocimiento ~epar:1do
de las partes que lo componen: esto significa que podemos estar mirando una pieza de un puzle tres das seguidos y creer que lo sabemos todo
sobre su configuracin y su color, sin haber progresado lo ms mnimo:
slo cllenta la posibilidad de relacionar esta pieza con otras (oo.): slo las
piezas que se hayan juntado cobrarn un carcter legible, un sentido:
considerada aisladamente, una pieza de un puzle no quiere decir nada;
es tan slo pregunta imposible, reto opacooo.
(perec, G.: LA t'ida. Instnwiones de liSO. 1988: 13)
Pregunta imposible que deja fuera las piezas que no encajan en los espacios vacos y dan coherencia a un mundo definido por el poder en los trminos clasificatorios compartidos por la lgica de la guerra: oposiciones binarias
que clausuran significados, que no dejan ver las relaciones que sostienen a las
partes y el conjunto. Respuesta posible que es la de reemplazar la lgica de
buenos o malos, dentro o fuera, por una de tipo semitico en la que las entidades -un sistema fisiolgico, por ejemplo-- no son una suma de elementos aislables y analizables, sino una funcin de las relaciones en las que estn
inscritas, y consecuentemente, incomprensibles fuera de esa red de relaciones.
Para finalizar, planteamos tres puntos que se proponen alimentar una discusin sobre la prctica de la figuracin como herramienta terica y poltica
para performar mundos vivibles, todava inexistentes en el espacio-tiempo
que habitamos, pero no por eUo imposibles:
11. Fncul dcri\'a Jel brin (,.<lcJJlS, "luc :5ignific:l 1'010.. qucbr:tJo !', por c:t.lC'n~in. fr:twncnt':l.do n ir~"",l'\.Ihr. l'n (r:II.IJ.1 L"'SC t"nnc r.1cdio
Je un:llna. ~. un pl:!.nn.. su dimenSin no es un numcm entero sn{) una (nccln. l...J. ~t=f)n\l=tri::ll Inct:l.1 pc=rmuc medIr ["IJr :trro'(lm106n ~l!'omC'm'as narur:1/cs nn line~dC's como las C05r:l' las nubes, re\"ebndo su dimensin mis dC't:tlbd:l1Tlcnrc :J rncJldJ 'luC :'oC
aument1 la rnolucin. En el espacio euclidiano,. todos Jos objetus tienen Uft2 dimensin irucgnl. por lo "Iue sub"",,:n anv3mblcs en
virrud de su eontinuiWd IcmponJ 'j "-olwnuic.a. En c:Lmbio, 1:lS dimcnsionc:s fr,culcs caen L"'1ltre ll.s inlc~r.uc~ ya que un ob;clo rrJ.c,
ul ocup:l m::i, de un2- dimensK>n pero meno~ que dos.
[ 207]
Las identidades slo adquieren significado en relacin con otras identidades, por lo que no son fijas ni estables sino, en trminos de Haraway, producto de conexiones parciales: el enrolamiento en las redes es precario,
requiriendo para su continuidad un trabajo de mantenimiento constante a
partir del soporte de otros enlaces y nudos de la red (Law,1997: 6).
Si lo que est en el mundo no es fijo sino negociable, si es una funcin
de relaciones narradas, las historias son entonces sobre la naturaleza de
esas relaciones. Estas historias son tambin parciales, nunca nicas ni
completas, y mucho menos inocentes: explicar historias sobre el mundo
es tambin una manera de performarlo, por lo que cada descripcin, al
menos sutilmente, contribuye a traer a la existencia aquello que describt:
(Law, 2001": 6).
La naturaleza es producida por un colectivo heterogneo de entidades
humanas y no humanas, como animales y mquinas, por lo que estos actores/actantes '2 son reconocidos tambin como entidades con agencia. La
sociedad, la cultura o la naturaleza no son entidades trascendentes a las que
se acude para fundamentar una explicacin o una crtica, sino un ((artefacto social:
Los organismos, como [a naturaleza, no nacen; los hacen determinados actores colectivos en determinados tiempos y espacios con las
prcticas tecnocienficas de un mundo sometido al cambio constante.
(Haraway, 1999: 123\
12. f..n un:!. nunclun. \.no~ pcrson.ics pu('dcn consoruir un unico acunu:, y... yuc los .1oct.lntc~ se detinen por 1:11 funci('Ir.. 1... l' .. ,-: .
~er ~lo humanos., ~(ln panC' del -t:oleC"riwl funcional guc consoruyc un ;ct;nto. (1 hr:l\l:;Y. 11)91): 156).
res, :tI no
[208 ]
Pero el desorden establecido ya est siendo performado por prcticas y discursos representacionales, por la lgica de inclusin/exclusin. De lo que se trata
es de interpelar y ser interpeladas para constituirse corno sujetos escindidos no
representables, corno otros inapropiados/inapropiables, como I)'borgqlleerr de
identidades fusionadas, perversas, inesperadas, corno personas que no encajan en
la lgica de los medios y los fines propia del funcionalismo, sino que se constituyen corno un conjunto de relaciones parciales, corno lubridos de organismo y
mquina, a medio camino entre lo existente y lo performable y resignificable;
corno metforas fractales que abren nuevas posibilidades, nuevas formas de \-ida.
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<..-
"
[ 209]
[ 211
Nitimur in vetitum
S e!llper CUpi!7lUsque nega/a;
Sic inlerdietis immine/ aeger aquis '.
O\-idio, 3 Amores, 4, 17
l. .!'~os bnZ2mos ilemp~ haoa lo pml"ubido y dc:sc::a.mos lo que ~ nos me",.-;&.; as acccM el enfermo l.as 2J..ru2~ prohlbld:ls~.
2. cScleccio02mOs. I;j,~ :lC"li\'idadc5 m35 tcmihlc~. m~s n:rugn:mlr:5 o in:lccptlblC'~ ~. b~ convenimos. en placer. Hacemo~ uso de lodo~
los simboln~ f'lrolllb.dn~ y de: rodas las emoclont."S ref'ludlad;u.. t-:.I SM eS un:!. blasfeml:l cruCl.!uemC'dll2(b \' dcl.bcrad2. E. . . una forma
de- CX(rcml~mo sexual ,. de dl~.dC'nci2 scxuah.
[ 213]
de ertica estn solamente los hetero-sexuales reproductores casados. Justo debajo estn los heterosexuales mongamos no casados y
agrupados en parejas, seguidos de la mayor parte de los dems heteo
rosexuales. El sexo solitario flota ambiguamente... Las parejas estables de lesbianas y gays estn en el borde de la respetabilidad, pero
los homosexuales y las lesbianas promiscuas revolotean justo por encima de los grupos situados en el fondo mismo de la pirmide. Las castas sexuales ms despreciadas incluyen normalmente a los transexuales,
travestis, fetichistas, sauomasoquistas, trabajadores del sexo, tales
como los prostitutos, las prostitutas y quienes trabajan como modelos en la pornografa y la ms baja de todas, aquellos cuyo erotismo
transgrede las fronteras generacionales'.
Esta exterioridad respecto al rgimen normativo (bien heterosexual, bien
gay, bien lesbiana) parece hacer del SM una forma de sexualidad particularmente desestabilizante, subversiva y, en definitiva, queer, si entendemos por
este trmino lo que aclara David Halperin en su clebre libro Saint FOllcallll.
.1 RL"BIN, G.: 'jRctlc=x.ion;anJo $01)(1: cl .)cXO: noc;s p;r.& un:! Icori.J. ,..,Jical de l:t scxu.llu.4Lo, en V. \~CE, C$.; P.mrJ ~f.:~ru, ~hJr.d,
T,I, ... 1989. pp. \36-137.
4. HALPERlN. D.: JQiIll FfJllillllll. Ttnn,rds" m Ihlgiograp'-"" New York. Oxford eni\'crsiry Prcss., 1995, p. 62.
i 214]
[ 215]
7. :OLC:\LLT,
S. t-.:R:\r-FTEAI!\:Ci, R.'
9. lbidl'm, p. F:'"
Ban::c!on:l..
Orhi~,
1983,
[ 216]
rr
"72"'3.
p. 51 En castellano: PDt!l{JpoJlJl&
JrSJ/,I1)J
sdico que un masoquista que disfruta con el dolor infligido; de igual modo,
no hay nada que repugne ms al masoquista que un sdico dispuesto a torturarle ms all de los lmites que l establece. Sea como sea, tal nombre se ha
impuesto y se han creado colectivos alrededor de este nombre, slo que para
diferenciarse del sadismo y masoquismo patolgicos, estos colectivos se han
referido a sus prcticas como S/M, S&M o SM.
PRIMERA APROXIMACIN AL SM
El valor positi/JO del SM no ha sido nunca
comprendidlJ OIcuodilmente fuero de nuestros drculos
Larry TO~'nscnd
11. T()\'(f\,;Si~SD. L.: TlH },'lll'rmt4f' JN1"dllf)(lA! JI. ~C'\L' )'nrk, Grlyle Communica(lon~. 1983, pp. 13 Y2S
12. Ibidem, p 19.
[ 217]
tersticas es lo quc llamo la desexualizacin del placer. La idta dt que e! placer fsico siempre proviene de! placer sexual y que e! placer sexual es la base
de todos los placeres posibles considero que es absolutamente falsa. Lo que
las prcticas SM nos muestran es que podemos producir placer a partir de
objetos muy extraos, utilizando ciertas partes inusitadas de nuestro cuerpo
en situaciones muy inhabitualeslJ. Este texto es muy importante porque, al
concebir las prcticas SM no como expresin de la identidad, sino como nuevas formas de placer, Foucault desnaturaliza la sexualidad. El fin de estas
prcticas no es ni e! orgasmo, ni mucho menos la reproduccin (para Pat
Califia, el Sl\I es la quintaesencia de! sexo no reproductivo). Foucault se est
refiriendo, en general, a prcticas como el bondage, el rpanking, la cera, la humillacin, el juego de pezones, la tortura de polla y de huevos, e! uso de dildos, el
control de la respiracin, pero, sobre todo, al jisf-jllcking, prctica muy extendida en el mundo leafher y que consiste en meter e! puo por el culo (segn
afirma la antroploga Gayle Rubin, sta es la nica prctica sexual que el siglo
XX aporta a la historia de las prcticas sexuales"). Para Foucault, en vinud de
estas prcticas, e! SM opera una ruprura con e! monopolio que tradicionalmente han sostenido los genitales en relacin al placer fsico, lo descentraliza
y al mismo tiempo redistribuye las zonas ergenas. Por ello, se puede afirmar
que e! Si\I descompone el cuerpo en zonas ergenas manipulables y las somete individualmente a una estimulacin intensa. En el caso de! jistfllcking queda
bien claro que su finalidad es la produccin de placer. Los practicantes pueden jugar horas y horas sin necesidad de correrse, o incluso de tener una ereccin. Como dice Rubin, <ifisfear es un arte que consiste en seducir uno de los
msculos ms impresionables y tensos del cuerpo". Oc todo ello cabe concluir, al modo de Halperin, que el SM representa un encuentro entre el sujeto moderno de la sexualidad y la otreclad de su cuerpo"'.
Sea como sea, en la sesin SM se pueden singularizar una serie de rasgos
definitorios:
U na relacin de dominacin-sumisin.
Un proceso de dar y recibir dolor que es placentero para ambas partes.
Fantasa y/o juego de roles por parte de uno o de los dos compaeros.
Alguna forma de contexto fetichista.
La representacin de una o ms interacciones rirualizadas (bondage, flagelacin, etc.)
Como se ir viendo, el dolor y toda su parafernalia (bondage, cadenas, azotes...) no funcionan en e! S1\1 ms que metforas de! poder, de manera que el
elemento dinamizador y ms problemtico no es el dolor (trmino que yo preferira sustituir por el de estimulacin intensa del cuerpo), sino la relacin de
SCK(').
1."11
GABILUSDO. A. (cd): ~
14. bt:.l rC"Sj~ b deticndC' t:n 'IU tesis doctor-"J (nn publiad:a) rJ. kdJkp of r" /u'''dI: ullbrnww i" Jt1" fTrzllnh"tl /960.1990.
15. Rl'BI::\. G.: ..The C...3ucombs: a ccmple' o( {he huuholCll>. en T~IOMS()N.:-.t (comp.): AJ/lNtJ't11Jr.. PuJJicdl ux. ;wpk, poJihCJ"
f""dia.
[ 218]
17. FOCCAl'LT.:'-oC: ...\ltcnc! r-ouc:lult. Un:l cnuc'\;S[:1: ~n~ ~)th.:r y pdcio de]:1 iJ;otlJ::lho, en
18. TO\'(/NSESD. L: TIN ath-rmrn' ba"tibM1t.lI. o.~. ~JL. P. HXl.
~
[ 219 I
bt;tJJ
~:!5.
te ha habido un acuerdo en el que se estipulan los lmites dentro de los Cuales el Amo tiene todo el poder para actuar sobre el cuerpo y la mente del otro_
En el SM hay acuerdo entre las partes. Slo que este acuerdo no acontece de
una vez por todas al inicio de la sesin (por ejemplo, cuando Amo y sumiso
acuerdan una palabra-cla,-e que para ser pronunciada por el sumiso para indicar que la sesin debe terminar o al menos interrumpirse), sino que debe ser
fluida y recomenzar siempre. Foucault recoge la idea de una renegociacin
permanente de la siguiente forma:
Yo encuentro an ms sorprendentes los fenmenos Amo/esclavo...
La relacin no es una relacin entre e! (o la) que sufre y el (o la) que inflige e! sufrimiento, sino entre e! amo y aquel sobre e! que ste ejerce su
poder. 1..0 que interesan a quienes la practican es que la relacin es a la
vez reglada y abierta. Se parece a una partida de ajedrez en el sentido de
que uno puede perder y el otro ganar. El amo puede perder en e! juego
si no puede responder a las necesidades y sufrimientos de la vctima. A
su vez, e! esclavo puede perder si no es capaz de responder o de seguir
respondiendo a las prm'ocaciones de que le hace objeto el amo. Esta
mezcla de reglamentacin y apertura sirve para intensificar las relaciones
sexuales introduciendo una novedad, una tensin y una seguridad perpetuas que no existen en la mera consumacin del acto"
19. FOllCACLT. M.: o<{)pcin scliual y actns ~)iualcs". en STEI~ER, G. y I:IOYI:s. R. (comp.): HOIJff;Jf.'\.-,.oJui,z,d JjtmzlllnJ.1!"':':'bdnd, Alian7.2, 19H5. pp. :'1-:\2.
[2201
homosexual'''. Pero slo a primera vista, porque lo que Badinter pasa por alto
es, a mi parecer, que la apropiacin homosexual del modelo convencional de
hombro), no slo indica que el macho heterosexual no es el guardin de la
masculinidad (poniendo as de relieve la dimensin cultural y socio-poltica de
los gneros), sino que, adems, lleva a cabo una reconstruccin de esa masculinidad desde dentro de ella misma (y, por tanto, prescindiendo de la plum:J.).
En efecto, la simulacin teatral de la masculinidad va acompaada de una
reconstruccin desvirilizada de la misma, ya que las prcticas sexuales de esta
comunidad, primero, prestan peculiar atencin al ano (e! rgano ergeno ms
desatendido por la sexualidad normativa), erotizando consecuentemente la
receptividad o pasividad sexual de! hombre (y no slo mediante la penetracin, que es una prctica gay generalizada, sino fundamentalmente a travs del
flstjt/cking, o del uso de di/dos y p/ugs) , y segundo, resaltan una serie de disciplinas que, ms que celebrar el poder de la polla y los huevos, los mortifican,
escenificando y sacando placer de su vulnerabilidad y fragilidad (azotes, pinzas, agujas, tortura, etc.).
En cualquier caso, esa apropiacin de la masculinidad convencional por
los leathermen de los aos 40 y SO, Y que durante esas primeras dcadas estaba creando una subcultura, fue objeto, ya en los aos 80, de algunas aproximaciones tericas de corte marcadamente esencialista, como las de Geoff
:\Iains o Richard Hopcke, con las que trataban de hacer frente, por un lado, a
la imagen deformada que los gays dominantes se haban hecho del SM (convirtiendo esta sexualidad en alteridad absoluta), y, por otro, a las consecuencias polticas que esa construccin traa consigo.
. \nlt:S dt: nada, cabria recordar ljue el debate enrre gays antiS:\1 ~l()s hombn.:s
de cuero no lleg en ningn momento a ser tan encarnizado como lo fue
entre las lesbianas, r que e! proceso por e! que el colectivo SM gay pas de ser
un mundo pequeo, cerrado, en el armario, con sus propias reglas y sus propios valores a constituir ~~na opcin ms entre otras muchas en un mundo
de infinitas posibilidades fue menos virulento, pero tambin menos critico.
Sin embargo, los argumentos por los que se excluye este tipo de sexualidad se
repetirn, como veremos, enrre las lesbianas. Podriamos hablar de tres tipos
de argumentos: 1) el SM es una sexualidad anormal, aberrante y enferma porque ero tiza lo ms opuesto al placer, que es el dolor; 2) el SM es inmoral
porque no es igualitario en el juego y promueve el ejercicio de la violencia y
el maltrato fsico, pudindose entender como el legado ms despreciable del
mundo heterosexual"; 3) el SM es polticamente intolerable, ya que la predileccin de esta subcultura por los uniformes militares y el ejercicio de la tortura, puede valer como ndice de una inaceptable continuidad entre las prcticas SM y polticas tan nefastas como el fascismo.
Ante estas insistentes acusaciones, basadas en un clamoroso desconocimiento de las prcticas SM reales y que, por lo mismo, tenan ms continui-
211.
8:\Dl~TER.
E.:
21. STl:.I~. D.: ..s/:'\['~ Copcrntc3.n Rl....olunon: from Jo c!O$t'u . . .,orI ro th..: lnlimtc
IlIulpnzniJl. Los Angeles, AI)'50n PubliC1bOns. 2001, p. t4i.
m~,~ peiiJ:I
22. IU'.CHY.~:
riJIJ<XW4Io.,,-
19~7.
p.
26~.
[ 222)
UnlVcr5I."',
en TlIO.\lPSO)":.:'\1.:
l.LuJixr;nl' ~(j
23. LI!',;D.E...~. R. Y PAGA.'\lO. D. (oh.): .t'1.~...tI JlltkJ",4JbiJ",. SUI Fr.lnasco, Frng in me WcU, 1982. Fs inrcrcs.anlC Itt[, :uJem.i.i, de
CAUflA. P.: .A penon11 "'iC'W of !.he Mistur}' of lhc Ic~bi1ll S/.\( communit')' in 52n FanoscOJl. en el libro del colccllvo SA.\IOIS.
em";",,IIJ/'ft'"-l..os An1!cI~ Alyson Public~l.non~ 1()81.
[223 J
Si, por un lado, el movimiento feminista de los aos 60 haba sido ya un entorno hostil para las mujeres que practicaban S;-'1, por otro, el feminismo hegemnico de los 70 y 80 defini su posicin terica en franca oposicin a la pornografa y al SM. En efecto, el activismo feminista de estos aos se propuso
construir una identidad femenina que excluyese cualquier signo de masculinidad, y el SM, debido a la escenificacin del poder que llevaba a cabo, fue considerado un desafo en toda regla a uno de los frentes fundamentales de la
lucha feminista, la igualdad de los sexos. Sin embargo, no slo sancionaba y
afianzaba as la ecuacin patriarcal entre masculinidad y poder, sino que aceptaba tcitamente un sistema dualista de gneros y, adems, los reificaba. El S!\1
funcion as, en el discurso feminista, como una densa metfora polticosexual de primera magnitud que implic a feministas lesbianas y a lesbianas
pro-SM en un encarnizado debate que se prolong durante bastantes aos.
As, para el feminismo hegemnico, las prcticas (supuestamente) violentas y
degradantes del SM se alineaban con el patriarcado machista responsable de
la histrica represin de las mujeres. El SM vala, segn esta retrica, como
metfora de la desigualdad social de la mujer en un mundo dominado por
hombres y no era ms que la reproduccin de un sistema social-poltico de
opresin. El aspecto ms cuestionable del SM era la celebracin de la diferencia y el poder, esto es, la dicotoma dominacin-sumisin, dicotoma que
apenas poda conciliarse con la lucha poltica por la igualdad de la mujer. L:!
lgica identitaria se estaba revelando, pues, tambin en el seno de la teora
feminista: las identidades se constituyen por medio de una serie de exclusiones necesarias que crean y mantienen la ficcin de una identidad positiva. Slo
que e.sta exclusin, en lo que se refiere al SM, se hizo a partir de una asuncin
acrtica de la sexualidad sadomasoquista construida polticamente por el discurso psiquitrico, y popularizada por diversos estudios, artculos y documentales mediticos.
2.
2r,
26.
., ...
Ibdem, p. 173.
.
rnOMSO:-":. M. (CClmrJ J.LI1/hrrfo/t. ~{tlJ Jr.'. /"0/,1,. pr.1",:J l/trI. f'r~ o.p. al,: r "h
...
CALlFIA. P.: tiA ~cCn=1 sidc of Icsbl:iln sc"u2Ilin-,., en hM.-.\LV, $:.In "Nn..:I!>CO, CJe1' I'rt ... ". _111',
CAUFIA. P.: .. r"'l:mml!imn~ !ioa('h,m:ll!'oqui!iomo", It'ldenl, r 1- lo,
[225 J
s.:
28. TLCK.1:'.R.
IIThe h:l.n~d maro" <:':1 :\1. Thumpson. U4/lNrfo R.Jdj(.M 10.', ptrJp, politicl olllptwtitr. Op.
2tJ. CALlFlA. P.: .". sccr~ sidc: ot IC5bi-an 5C'J(w,lit:-.... en P.hlir J~. Op. al., p. 166.
JO. BERSA:'\:I. L: HOItlfJL Bueno! AirL~ ~bn2n1i2l I?'JA. p. 101.
[22!
U/.
p.
i.
puede ser la razn de que e! SM resulte tan amenazante para e! orden establecido, y explica por qu es tan duramente penalizado y perseguido. y, ciertamente, uno de los aspectos en los que diverge e! SM de! poder poltico es,
precisamente, la indeterminacin de los roles as como la versatilidad de los
participantes.
Foucault tambin negaba que la relacin de! poder en un contexto S;\1
fuera una copia de la relacin de poder poltico, y destacaba la fluidez de los
polos de esa relacin. En efecto, en e! ejercicio poltico del poder no hay
movilidad. El poder se caracteriza por e! hecho de que constituye una relacin estratgica que se ha estabilizado en instituciones... Esto significa que las
relaciones estratgicas entre los individuos se caracterizan por la rigidez. Al
respecto, e! juego S/M es muy interesante y que, aunque sea una relacin
estratgica, es siempre fluidaJ'. Es ms, yo no dira que constituya una reproduccin, en e! interior de la relacin ertica, de la estructura del poder. Es una
puesta en escena de estructuras del poder mediante un juego estratgico capaz
de procurar un placer sexual o fsicoJZ. Bersani se pregunta en este punto qu
es e! juego sin la estructura de poder que constituye sus estrategias. Y ciertamente aqu se libra la cuestin de si la estructura de poder es secundaria respecto al juego que se propone, o si por e! contrario el juego es l mismo la
erotizacin de la estructura de poder. Creo que la insistencia de Foucault en
e! juego no es una mera estrategia para evitar reconocer la identidad de SM y
fascismo, sino que remite a la experiencia de la permanente renegociacin de
los lmites que tiene lugar entre e! Amo y e! sumiso en la sesin. No slo es
que la relacin de poder sea elegida y no est impuesta: es que, para que sea
placentera, la relacin de poder no puede definirse o fijarse de una vez antes
de! comienzo, sino que debe siempre recomenzar, esto es, de algn modo la
negociacin tiene que ser fluida y permanente, lo cual exige de! sumiso comunicarse mediante gemidos con e! Amo, y a ste, cierta habilidad para detectar
e interpretar los signos que emite el sumiso. Este equilibrio tenso queda
expresado en las siguientes palabras de Jason KIein: un amo puede ser destruido fcilmente por un esclavo inteligente del mismo modo que un esclavo
pude ser destruido por un sdico estpidoJ3
En cualquier caso, sigue sin quedar del todo claro por qu Bersani ve en e!
ejercicio de! poder algo negativo, o que identifique SM muerte. Es el poder
o la relacin de poder algo intrnsecamente malo? No se puede ero tizar el
poder? Bersani ve en la complicidad del sadismo y el masoquismo una leccin
poltica de dudoso rigor. Para l, e! SM viene a poner de manifiesto que por
e! placer obtenido en la autodestruccin, e! hombre sera capaz de entregar o
de ceder su voluntad. Sin embargo, cabra oponer a esta tesis dos tipos de respuestas: 1) la estimulacin placentera del cuerpo, ejecutada en una relacin de
poder por meruo de una forma de ritual (en la que el entorno, la msica, la
luz, lo que se da a visin es importante), puede conducir a radicales cambios
31. FOL'CALLT,:\l.: ,(,\fichcl Fuuoult: uru rntT~ ...;st:l. s.cxo, poder,! poltica de 13 idenrid:tw., en
tic", bt'7I1MiM1U4.. Op. tiJ.. P. 425.
32 Ibid<m, p. 425.
33. KLEI~, J.: fVrl4 D~",,,,", numero 44, 1981, P. 16.
G:\BILO~D(). \.
(ed): Etrticd.
en el estado de conciencia, e incluso a experiencias extticas tradicionalmente ligadas al campo de la relig1n y de la mstica; 2) las prcticas SM despedazan la identidad, desfondan la subjetividad y permiten la emergencia de eso
otro que somos y que no es otra cosa que la carne en la que consistimos. Esa
experiencia de quiebra y de vulnerabilidad es la promesa que el SM ofrece.
Como dice Mark Thompson, para nosotros, el SM ha sido el medio de
encender el fuego sagrado que arde en lo ms profundo de cada hombre y de
cada mujer, slo que ese fuego no es smbolo de muerte o de autodestruccin, sino premisa de renacimiento y metamorfosis. Bien lo sabe Pat Califia
cuando, tras preguntarse: por qu alguien desea que le dominen, dados los
riesgos?, responde: ((Porque es un proceso curativo. De hecho, (cuna buena
sesin no concluye con un orgasmo, sino en catarsis".
[ 2281
Trazar una genealoga precisa de algo llamado cine queer es una tarea prcticam~nte imposible. Al igual que si tratamos de rastrear todas las races e
influencias posibles que han ayudado a construir algo que podriamos definir
como literatura queeo), arte queeOl o <<reoria queeo), las fuentes son demasiadas y, en ocasiones, demasiado imprecisas como para capturarlas en su totalidad. El trmino mismo, al ir acompaado de la palabra queeOl, lleva consigo demasiadas semillas de imprecisin, cambio constante y resistencia a la
definicin como para creer que sus orgenes pudieran ser precisos y homogneos. Sin embargo, al mismo tiempo gue ardua, la tarea de investigar los precedentes de lo que se ha dado en llamar en un determinado mOllll:nto cinc
queeo) se me antoja fascinante,
Hablar del IICl1-' queer I1CJI/(/) como si se tratara de una ola surgida de la nada
o, a lo sumo, de la coincidencia de una serie de inquietudes polticas, artsticas
y culturales en un momento determinado de la historia del cine, y de la historia misma, es una visin que empobrece, a priori, cualquier aproximacin ri..,rurosa al mismo,
Antes de emprender de un modo u otro el camino, es necesario aclarar yue
no creo que exista propiamente un cine queeo) como movimiento cinematogrfico -al estilo de la noullelle vague, el free am'nlQ o el neorrealismo italiano, y
la nocin misma de mO\'imiento cinematogrfico es ya de por s una categoria terica construida, casi siempre, a posteriori-, sino una serie de pelculas,
festivales, criticas y espectadores que, en un determinado momento, han confluido en un modo similar de redefinir el cine !-'":Ir r lsbico, }' no slo ~te.
como fenmeno social y como hecho cinematl>~r:ifico,
.
Estamos en un momento en que la teora lllleer y otras mamfc~taclI>ne~
polticas \'/0 culturales de la diferencia sexuJ.1 OI;1n repensando 1;1 tmm,l lithablar, escribir, protestar, acruar o filmar de a!,~\In:ls minonas sexu;l!e~ entre
las que gays y lesbianas ocupan un lugar destacldo. pero nunGI he.:cm'l,.m:,~
y ni siquiera lo ocupan del mismo modo que lo 11ICIf.:ron en cl p;,.ld l l 1.11 e
campo cinematogrfico, existe una tensi~ creClentt' y no rc'sue!ll enlce dile'
rentes corrientes criticas, artsticas e ideolog1C:ls. LI cornell!t' m.ll Ilnllfl.l J 1"
largo de la dcada de los ochenta \'3 a ser la prornocic'>n ,k mLI..:t!lC~. 1" "HJ\,l'
Con protagonistas ga\'s o lesbianas, los moJclm Sllci;t!e~ ;1~1~~d,ICJ( ,m'!;]' , 111\
finales felices, Son la's tiempos en que el mCULlltl,m(l ,!c; dt:c.ILJ., ,\:llrr:lrc'
1 229
ha dejado paso a los gays y lesbianas que exponen y reclaman sus vidas como
argumentos lcitos de audiencias (cada vez ms) mayoritarias. Esto lleva a que
cada nueva pelcula sobre el tema pueda y deba ser escrutada en su modo
de (re)presentar el tema. Pero estas pelculas surgen en un momento histrico preciso y sumamente complejo en lo que a aceptacin social, lucha poltica y visibilidad pblica homosexual se refiere.
Un momento, asimismo, en que el modelo anglosajn de comunidad parece imponerse, desterrando, desde un capitalismo consumista y una integracin basada casi exclusivamente en el dinero, las propuestas revolucionarias }"
antiasimilacionistas de la dcada anterior. Pero este nuevo modelo de comunidad se enfrenta, a finales de la dcada, al desafo del sida, con la consiguiente reaccin conservador1 y el rearme homofbico de las instituciones y la
derecha religiosa, por un lado, y por otro a un renovado impulso del activismo, junto a una serie de pensadores que cuestionan, en ocasiones desde dentro, el modelo nico de comunidad gayo Desde sus diferencias individuales o
inquietudes sociales, estos nuevos sujetos: gays y lesbianas, pero tambin transexuales y transgneros, bisexuales, maricas y bolleras, minoras erticas articuladas en torno a sus prcticas como S/M, fetichistas o sexualmente incorrectos, proponen nuevas formas de resistencia a lo heteronormativo.
Esta brecha abierta por lo queer, con la inclusin de nuevos sujetos de disidencia y la resistencia al modelo gay conservador, que excluye a otros gays y
lesbianas por su raza, edad, procedencia, corporalidad, clase social, estado
serolgico o conducta sexual, tiene su reflejo en diferentes manifestaciones
culturales. En el caso del cine debemos tener en cuenta adems una serie de
factores que fa\"()recieron un nuevo modo de hacer pelculas. No slo el agotamiento de la tensin entre imgenes positivas y no positivas o el aburrimiento de las narrativas ms tradicionales o ejemplarizantes, sino la aparicin de
nuevos sistemas tcnicos como videocmaras porttiles, equipos ms baratos
y manejables, que hacen ms fcil y accesible la filmacin lejos de las grandes productoras y los grandes presupuestos; nuevas necesidades, como cortometrajes de informacin sobre e! sida, e! sexo seguro, o que recogen el asociacionismo y la militancia en torno a la lucha contra la pandemia, y circuitos
de distribucin alternativos: festivales de cine gay y lsbico independiente o,
simplemente, sesiones de vdeo casero, acadmico o en grupo van a ayudar a
que muchos cineasms se lancen a la aventura de filmar. Y al filmar irn creando un nuevo modo de representacin de la disidencia ertica y la disconformidad intelectual, desde una postura a la vez iconoclasta y comprometida, con
desiguales, siempre discutibles pero interesantes y, en ocasiones, apasionantes
resultados.
A lo largo de toda la historia del cine, en lo que a la representacin de la
homosexualidad se refiere, ha habido filmes en los que hoy podemos reconocer algunos de los postulados ticos y estticos de lo que la crtica feminista
lesbiana B. Ruby Rich llam en 1992, en su articulo Ne711 queer cinema, despus de ver una serie de tulos que tenan en comn sus jvenes o incluso
novatos e inquietos directores, su personalsima mirada, su relativa renovacin
estilstica v su huida de los convencionalismos temticos.
U no d~ los precedentes ms claros, no slo de! nelll queer cinema sino de
todo e! cine independiente de los noventa, est en el cine underground estadou-
[23 0 1
[ 232]
Es en este punto donde e! cine queer plantea un desafo desde una perspectiva estrictamente cinematogrfica, visual, narrativa. Al recrearse en la
belleza masculina desde una mirada homoertica, se est haciendo algo ms
que introducir momentos trridos en las historias gays, positivas o no: se est
articulando la posibilidad real de que la enunciacin de la mirada deseante sea
reapropiada por un pblico excluido de! placer ertico de mirar en e! cine
narrativo y no pornogrfico. Para ello, en ocasiones, la narracin debe detenerse, subvertirse o rearticularse en torno a posibilidades nuevas. Cuando en
Sebastia1/e, de Derek Jarman, la cmara se recrea en e! bao del joven santo
observa[1do su cuerpo desnudo en ralen, primeros planos y desde diferentes
ngulos, estarnos quizs ante algo ms que un ejercicio esteticista, estarnos
ante la creacin o reivindicacin de un nuevo tipo de narracin que no excluya la mirada homosexual masculina y sus mecanismos deseantes. Jarman no
es e! primero en hacerlo. Ya en Le sa,~ d'un pocte, de Jean Cocteau, la mirada
del director se recrea en los tatuajes del cuerpo semidesnudo del joven modelo-po~ta, suspendiendo la narracin en torno a la contemplacin de su belleza fsica. La pelcula de Cocteau, su primera incursin en e! cine, nace corno
un objeto raro dentro de! movimiento surrealista de los aos veinte, un filme
que ser rechazado por la propia ortodoxia de! movimiento, que ver en la
aportacin de Cocteau demasiada afectacin, pedantera, egocentrismo y, tal
vez, demasiada ambigedad sexual para los parmetros tradicionales del
surrealismo. No olvidemos que poco antes, patrocinada por e! mismo mecenas, Un chien anda/ou se haba convertido en e! bastin de! surrealismo cinematogrfico y hay poca relacin cmre el machismo mediterrneo, brbaro e hispnico de Buucl y Dal, y las refinadas y homoerticas ensoaciones de
Cocteau, a pesar de estar alentados por un mismo espritu iconoclasta acorde
con la vanguardia. La posicin de dandi wildeano e individualista, diletante y
artstico, de Cocteau no debe llamarnos a engao sobre las complejas implicaciones sexuales de su propuesta. La confusin que ha interpretado, de un
modo cegato y homofbico, la obra literaria de \X'ilde en trminos de dualidad arte/vida, indi,-iduo/sociedad, esttica/tica, ha recado tambin sobre el
trabajo literario y cinematogrfico de Jean Cocteau. Pero una visin medianamente atenta y desprejuiciada de Le sang d'U11 poete puede hacernos considerarlo como uno de los primeros ftlmes en que la mirada homoertica aparece reivindicada corno ruptura con e! modo clsico de concebir la narracin, una
trasgresin que se ve favorecida por su adscripcin al surrealismo cinematogrfico y su condicin de rara avis dentro de! cine de su momento.
El paso de! artista al otro lado de! espejo le revela un mundo inconsciente perturbador donde no falta la alusin a los misterios de la sexualidad desviada corno forma de resistencia al orden normativo, tamo en el arte corno
en la ,-ida y las reglas sociales que la construyen. El modo en q~e el jcwen
poeta se acaricia la pie! y e! tatuaje, de un modo casi masrurbatono, dado en
planos cortos y enfticos, con un momaje a la vez ralentizado y. ~brurto, sensitivo y agresi,'o, se ade!ama al mismo uso que de la fragmemaclon corporal y
illmica harn Genet y e! propio Cocteau casi do~ dc~da~ ~cspucs en, l n ..IJall!
d'amour. El montaje como apropiacin de una ~urada Ilegitima, a tra"es de pianos que subrayan el deseo homoertico r la mlra?~ homosexual, ":I.n a ser una
constante en todo el cine que precede a la ecloSlOn del flflJ' q/lur (1l1rlll<1. todo
[133]
un cine de bsqueda de nuevas formas de hacer r mirar. Es difcil, no obstante, que desde la posicin de Cocteau pueda articularse otra cosa que una
mirada individualista que tiene cabida slo en el cine experimental y de vanguardia y aun as como hecho aislado y cortado por los patrones de la peculiar personalidad artstica del autor con maysculas. Lo mismo podemos
decir en el caso de una serie de cineastas europeas que algunas dcadas despus van a retomar la mirada homoertica como parte de un universo personal. La coartada intelecrual hace complicadas las relaciones de la mirada gay
con el pblico que llena los cineclubs r las salas de arte yensayo a partir de
los aos cincuenta. La exquisitez, la alta intelecrualidad, la ptina o la personalidad artsticas son los armarios en los que se encierra la, por otro lado,
innegable mirada homosexual de una serie de creadores como Passolini,
Visconti o Fassbinder. Estos grandes autores son sobre todo varones, no hay
lesbianas en este delicado panten de monstruos a los que la alta culrura legitima frente a la reaccin homofbica de crticos y espectadores. Tal vez por
eso, hoy estos filmes pueden ser vistos con mayor lucidez y naruralidad cuando la msica clsica, la estrucrura teatral, la densidad literaria o las referencias
histricas y/o polticas no son necesarias para poder saborear y valorar una
mirada que apela al espectador gay como sujeto/receptor al que van dirigidos
sus mecanismos de enunciacin fHmica.
va que los haga dt:scender del panten de los intocables y del "culto a lo invisible" para incorporarse, con sus defectos, virtudes, manierismos y proput:stas a esta genealoga de lo queer dentro de! cine independiente.
Para entender el fenmeno cine gay IIndergrollnd es necesario enmarcarlo
dentro del contexto del cine independiente y IIndergrolmd que nace a contracorriente de la hegemona hollywoodiense. Un cine que es no slo marginal por
sus temas, sus experimentos visuales o su formato, sino que lo es tambin por
el pblico al que est destinado y las condiciones de recepcin. Un pblico
con una mirada hambrienta de imgenes diferentes o incluso contrapuestas a
los cnones visuales y temticos de Hollywood. Esta bsqueda de imgenes
distintas lleva en ocasiones a la parodia, a la apropiacin camp de los cdigos
y mitos que Hollywood ha ido creado con la intencin de subvertirlos. Si la
palabra queer es una apropiacin (no s si canp pero en cualquier caso subversiva) de lo que era en origt:n un insulto, el cine IIndergrormd tambin se apropia de imgenes del cine de masas y de iconos varios de la cultura popular con
un afn desacralizador. As Anger, Warhol, ;\Iorrisay y sus (en ciertos aspectos) herederos LaBruce, Greyson o Araki incluyen citas cinfilas y, por otro
lado, contradicen los modos de narrar de ese cine que homenajean. Los
modelos pueden ser variopintos, aunque el canp se nutre particularmente de
tres gneros: la comedia musical, el cine de terror y el melodrama romntico,
que reflejan las tensiones entre la realidad y la ilusin, la pulsin y la ley, lo
prohibido y lo permitido, adems de presentar versiones extremas, y en ocasiones dt:gradadas o perversas, de los roles de gnero.
En el mercado videogrfico espaol se ha nOtado h ausencia de ediciones
de los trabajos de estos autores debido a problemas como, por ejemplo, como
los litigios con los derechos de autor de los filmes de Anger, y a una desidia
ya tradicional a la hora de editar e! cine no comercial. Slo hemos podido ver
recientemente los trabajos del controvertido Paul Morrisay, el menos maldito
de los malditos del cine gay undergrolmd, prximo a la controvertida y rulante figura de Andy \'X'arhol y su mtica Facfory. Morrisay, en algunos aspectos,
se mostr moral y polticamente conservador y construy sus filmes como un
canto a la belleza del actor Joe D'Allesandro. El cuerpo de D'AIlesandro se
convierte en el objeto de la mirada de Morrisay y de nuestra satisfaccin
visual, y a la vez la trama surge de las aventuras en torno a su corporalidad.
Aunque el director lo articule como un discurso critico sobre la objetualizacin del cuerpo masculino en la sociedad de consumo (un giro que feminiZID> al actor convirtiendo su piel en espectculo), simultneamente construye
un juego de placer escopoflico homoertco.
De un modo paralelo, una serie de realizadoras van a dar la rplica a los
gays del cine independiente y undergrollnd estadounidenses con pelculas que
mezclan la intencin artstica y la reivindicacin poltica y que reflejan los
debates y las inquit:tudes del movimiento lsbico en los aos setenta y ochenta. Un ejemplo notable de estos trabajos pioneros son los sorprendentes cortometrajes de Brbara Hammer donde, en la tradicin l~sbico-feminist:l,
conecta la sexualidad lsbica con los elementos de la naturaleza y lo artstico
con la reivindicacin de la visibilidad de la sexualidad lesbiana a~nque sea en
un entorno idealizado y bajo unos parmetros estticos hoy discutibles.
Lecturas como El CIIerpo lesbiano y el Borrador para tln diccionario de las alJlantes ele
( 2351
~1cl.3u~hln
R1{Jomm~nn.
l'nl\'(,I"SI~- Pre~s.
[ 236]
1994.
\'.:IoC:
DE L-\l'RETIS, T.:
P',Nh((~'
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BOURCIER, ~L-H.:Q COnl!llt'Qut'l'r: l'd:/I,utS do "io;/::(-" Jf."if.Jff ,jo ((;",1(0(:'liom el des sal1oirs. Pars. BallanJ, 201l1.
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[~rJ
r 238]
LITERATURAS QUEER:
ESA LECCIN OLVIDADA DE BARRIO SESAMO
Por Marcelo Soto
1. DE L\L"RETlS, T.: .FJ fnnini!iimo y ~u~ dil('rcnci:lSlf en Dymas (E.1JPtU~ 11" UJ6I' oJ tm,. (u'Jr"lI1flrmlJ).
1m.p.71
[239 J
~(;drid.
Hnns y hOr:ls.,
uaramos con que una gran parte de la teora queer cn-Espaa no tiene ni ha
tenido literarura. Nuesuo aqu y nuesuo ahora queer son casi siempre traducciones al lenguaje del amo. La Radical Gai ha teorizado y ha llevado a cabo
acciones polticas de envergadura, pero no se enfrent al discurso dominante, al lenguaje del poder. Pareca capaz de acceder nicamente a los comentarios en prosa de San Juan de la Cruz. En el De un plumazo, el fanzine de la
Radical Gai, ese discurso dominante se presenta con ms intensidad que en ..J
resto de las acciones del grupo. El capital cultural exigido por los redacrores
reyela ese cierto lado oscuro que afecta a los que escriben elfanzille: su herencia cultural es burguesa. Si ese lado pudo no llegar a aparecer en la accin poltica, desde luego s apareci en la escritura. El fallzille no deja nunca de parecer un manifiesro, por supuesto que justamente iracundo, de unos j\Oenes
maricas que andan un tanto perdidos en el lenguaje acadmico de sus amos,
mientras acaban polticas o filosofa. Hablaban para/contra la Inquisicin, en
el lenguaje de la Inquisicin. Afortunadamente, las LSD (el nico grupo de
lesbianas que cambia al nombrarse~ s hacan literatura. En Non Grala hay
una acti,;dad potica que parece querer subvertir las formas patriarcales del
lenguaje acadmico o de la terminologa sociolgico-inquisirorial, que apresan
los escriros de la Radical al modo de las telaraas de Spiderman. Las LSD se
posicionaron contra el lenguaje en Non Grata de una forma que el De UII plumaZo de la Radical Gai, salvo honrosas r contadas excepciones, ni siquiera se
plantea. Desde Audre Larde, sabemos todos muy bien que las herramientas
del amo --en este caso las herramientas lingsticas- no son capaces de destruir la casa del amo. As que mientras el ."\'on Grata elaboraba su intento de
dinamitar realmente el sistema de representacin patriarcal, aquella otra
bomba poltica que De IIn pilimazo queria ser no poda ir mucho ms all de
com'ertirsc -literariamente, lingsticamente, performativamente- en algo
parecido al diario Pravda. El estado patriarcal haba construido el universo lingstico donde muchos de los edirores y los colaboradores del De un pilimazo
se mm"an, pese a su histrico intento de disidencia, con una sospechosa
comodidad. Entre ellos, la cuestin no pareca ni siquiera plantearse, o no, con
la intensidad debida. Cmo crear un lenguaje donde no anide el poder, un
lenguaje que no sea el del poder? Cmo salir del cerrado universo simblico
que injuria a la vez que construye? Desde luego, hacer tal cosa es foucaltianamente imposible, pero la creacin de un modelo de resistencia lingstica, el
intento de sobrevivir al lenguaje del patriarca, la bsqueda de otras herramientas que no pertenezcan al amo... todo esto s estaba pensndose en Non Grala,
s se estaba llevando a cabo por parte las lesbianas de LSD.
Ese desfase, esa traduccin, lo que no pensaron los airados bohemios del
De /111 plumazo, sigue siendo el mayor conflicto del aqu y del ahora de las literaturas queer. Lo que se qued a medias, sigue a medias. Parece que no hay
ouo captulo que terminar con mayor entidad performatin: resistir al lenguaie, ocupar, reventar el universo simblico. No basta con apropiarse del insulro. El admirable r complejo Excitable Speech 3 de Judith Butler no es ms que
2. bh{(lrlJ.l dd }1f1;::.u:r .\."011 CrlJ;J n 1. 1~<);. Puede (omulL.:Jr5c en hrrp:1 /\l ...... "'.1~h:ur/;.cr)m:l$d, n.!l.html.
3. Hl'TI..ER, J.' LJ~ll,,!,r. rlO(rr "in/!/Md. J\bdnJ. SnteSIS, 21'(14
r 240]
un principio, o un SOS, incapaz de ser resuelto por la patriarcal jerga acadmica de la propia Judith Burler, que como escritora parece casi siempre encantada de escuchar la msica hipotctica de su prosa u orgullosa de! flico ditismo humanstico de su terminologa. Queremos decir que si Burler es capaz de
reflexionar con urgencia y al mximo nivel sobre e! (~an tema queer --el
irremediable y fascista uso performativo con que e! poder nos construye a travs de su discurso-, paradjicamente es su propio lenguaje discursivo el que
corre a zancadas hacia los brazos de! estado patriarcal, o hacia una de sus formas: el mundo universitario y sus lenguajes. Ocurra lo mismo en De IIn plll",azo. Ocurre lo mismo con e! curso Introduccin a la teora queer de la UN ED Y
con el taller Tecnologas del gnero del MACBA '. y ocurre lo mismo con una gran
parte de las obras literarias que en este momento quieren definirse a s mismas como queer. Seguimos perdidas en la casa de! amo, seguimos representndonos a travs de un lenguaje incapaz de representarnos. No cabe duda:
Burler ha planteado la nueva cuestin palpitante, esa fusin pegajosa entre
lenguaje, poder e identidad que subraya adecuadamente e! ttulo de la traduccinespaola,}' no podemos quedarnos mirando e! dedo de su masculinista
lenguaje acadmico mientras ella seala caminos posibles. Pero, aunque Burler
sepa pasar de una forma tan magistral la patata caliente, el problema sigue ah
fuera. Estamos presos de un universo simblico fascista. Si no hay una reflexin literaria, si no hay un uso disolvente de la palabra, si la sintaxis y la
semntica no se subyierten, no se re,-ientan, no se ocupan -valga decir, si no
se des territorial iza el universo simblico-, slo se habr traducido, o lo
que es lo mismo, no habremos hecho e! rabqjo literario. No basta con hablar
de los temas queer a travs de la voz del par'narca blanco, sin desactivar, sin
descomponer sus herramientas. El ejercicio literario es, desde la propia Safo,
un ejercicio de apropiacin, una okupacin en toda regla, una ocupacin que
no se ha detenido simplemente en subvertir e! lenguaje injurioso de! estado
y llamarnos queer, manconas o tortilleras o marimachos. Ha llegado ms lejos.
Se trata de crear nuevas herramientas, nuevas cifras para el discurso. Las otras
herramientas de la escritura, las ajenas al amo, tambin son multitudes. Son
legin, como los demonios del evangelio. Desde la propia tinta. Esa sangre
menstrual, ineXlstente siempre en e! discurso literario masculino, con la que
las LSD se contaban, se representaban)' se decan.
Escribe t en mi cuerpo
con tu sangre menstrual:
cuntame sobre mi espalda.
Luego te ?igo yo a ti
con mI sangre
contada sobre tu ,-ientre.
Soplarnos Escuchamos
Gozarnos'
Q tI ron",; "JlU'-, c.ur~rJ de t"no;c!'t.ln/:'l 2bic-rt; d~ b l~r:D. dLri..,~J(, ror p;CO \'ld.Htc , .1:1\'1<.-' S~n. dUr;nll' el
dc:mlCI"I ~()(1.'21'1(1-4. T20llcr Tr.."O/o/ldJ ik/.f!"'t'ro, dJr1~cio ror Be:nnz Prrci~d" en c:I ~L\CH:\ dur:1nt~ el :lOO 21 ......
5... \kn~[rUaCL<ln Rllu:ln;CII\a" l-n .\/at'''''',J,i,Jt1t1. lSn. 19')4.
4, /r.frrJdM"ar;r.
[ 241
(ur~,
J ..
C.l
GENEALOGAS:
LA HABITACIN DE WOOLF, EL LENGUAJE DE BARNES,
EL CUERPO DE STEIN
Por tanto, estamos ante una visin bastante compleja de lo queer en literarura. Usar lo queer como herramienta de lectura o de escritura resulta ms frtil que caer en esa trampa por la que todos heinos pasado alguna vez: la de
decidir si tal obra literaria es o no es un texto queer, mientras vamos rellenando para ello los items pertinentes y poniendo cruces en las casillas a medida que avanzamos en la lectura. O cuando creamos un texto queer leyendo
a Foucault, a Derrida, a Burler, a ~Ionique Wittig, de modo que luego, una "ez
aprendidos los anlisis, podamos intarlos, traducirlos, y hacer con aplicacin
nuestro Cuaderno Rubio de caligrafa queer, en esa dolcegabanizacin de la
que hablaba Beatriz Preciado hace unos aos, Pero va ms all de la simple
eleccin de una temtica. Se tratana sobre todo de desterritorializar.
Saber cmo funciona lo queer en literatura supone buscar esos mecanismos de desterritorializacin y tal \'ez rastrearlos. ~o podemos solucionar el
binarismo fatal del entonces y del ahora, ni el del aqu y el all, Ese programa
queer de Barrio Ssamo donde se enseaban j' se explicaban con minuciosidad
ambos binarismos parece que se lo perdieron casi todos los tericos, E incluso los escritores, As por ejemplo, la que podra considerarse la gran obra literaria queer de! estricto ahora, la muy apreciable Middlesex de ]effrey
Eugenides" est dolcegabanizada por completo: una saga familiar sobre la
intersexualidad que pretende ser la definitiva Gran Novela Americana, que
se convierte en xito de ventas y que adems gana e! preno Pulitzer de 2003.
Nos ha arrasado la dolcegalbanizacin? Nos ha dejado definitivamente
perdidas en la casa del amo?
Estbamos a\'isadas. iHiddlesex, y los jvenes universitarios de la Radical
Gai, y las interminables oraciones subordinadas de ]udith Burler, estaban avisadas, Desde el principio, desde la misma aparicin del trnno tea na queem,
Teresa de Lauretis exiga ya una deconstruccin de nuestros propios discursos y silencios constitutivos, o, dicho de otra forma, exiga poner permanentemente bajo sospecha nuestros lenguajes, Pero, cmo aprender a hacerlo?
Desde luego, no cabe duda de que el libro de De Lauretis es e! perfecto
manual de autoayuda para el escritor queer, y resulta curioso qUe su rastreo,
su bsqueda de los ongenes de esa necesaria deri,a pcrf0rmatiya, se inicie con
:\n1~r.lm:l,
2003.
un texto usado hasta la saciedad por las feministas tradicionales: Una habitacin proPiaH, de Virginia Woolf, pieza fundacional del feminismo clsico y texto
mark.etingllizado donde los haya. Su anlisis es especialmente lcido porque
parece interesarle ms lo no dicho explcitamente en e! texto, y pone e! dedo
en la llaga, no confesada, que le produce a Woolf tener que hablar con un lenguaje que la excluye. As que, antes que en e! anlisis de! texto, De Laurees se
deeene en la banalidad de la peticin de clemencia al auditorio, en las e!usiones de \Voolf, en su modestia, en su cmo-voy-a ser-capaz-de-hablar-de...
cuyo exceso irnico -y ms en una escritora de su talla- parecen ir un
punto ms all de lo socialmente admisible. No oh;demos que Una habitacin
prOPia es e! texto de una conferencia que Woolf lee ante un pblico bienpensante y victoriano, y De Lauretis ve en ello nada ms y nada menos que una
estrategia discursiva. La extraa forma de hablar de Virginia \~'oolf y sus
constantes disculpas tienen un objeto: Yo creo que son un modo de nombrar
e! "silencio de las mujeres" en el "lenguaje de los hombres", dice'.
Lo que hace Woolf, segn De Laurees, es intentar insertar el silencio -la
habitacin, la casa cerrada, el convento, e! burdel, la campana de Syl\'ia
Plath- dentro de las condiciones del lenguaje masculino -la conferencia, la
casa abierta, lo pblico abierto--, de tal forma que la nica solucin posible
es renunciar a la casa por la habitacin. O bien, renunciar a escribir. El fragmento ms popular de Una habitacin propia, a da de hoy, es quizs e! de la hermana de Shakespeare. Qu habra sucedido si la persona que abandon la
heterocentrada vida conyugal de Stratford camino de Londres no hubiera sido
Shakespeare sino alguien i,tUalmente brillante en lo literario, pero mujer, una
hipottica hermana de Shakespeare? Su destino, probablemente abocado a la
miseria, la prostitucin o la habitualsima muerte por parto, indica que el conflicto es mayor. Los primeros apuntes de la conferencia se llaman j\!tgeresy lileralllra, hasta que al final Woolf cambia el tulo: AlIgeres y pobreza...
Consecuentemente, la lectura de De Laurees es muy distinta de la de! feminismo clsico. La existencia de las mujeres est marcada por el gnero, por
una diferencia sexual r social que no se puede entender recurriendo a otras
categoras como clase, pobreza o nove!aI", dice. Hay slo un criterio de
legibilidad, e! de! gnero, que no slo lee sino que construye. Ha explicitado por primera vez que las mujeres son construcciones del discurso, figuras de una representacin: <<La palabra "yo" es simplemente una forma cmoda de nombrar a alguien que no existe realmente, asevera Virginia \voolf. La
gran metfora de Una habitacin propia es esa representacion de un espacio textual a la vez pblico y privado (sala de conferencias/habitacin), pero esto por
supuesto confirma una disolvencia, la constatacin de un espacio vaco lleno
de contradicciones. Cito e! demoledor prrafo de De Lauretis:
En otras palabras, el mismo texto produce la representacin de su
propia contradiccin, que es la contradiccin de un sujeto de gnero
(f~L1ptv
tkl/tminlSnrtll.
Op.
071.,
p. 21.
lbid~m, p. 2-1.
...s. D.: Ji.:' IJ()kJlI( fk'~ 1fOliH. Barcelona. Sel),. B;rral. 21 .l~.
l:t DE L\l'RETIS. T: "El (cnlini$mo y sus dlfcl't'ncl:Js" en })Irm:niu
11.
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r 244 1
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S:C7., en ~u CXh;U'ili\"'l Tnma Qllrrr., Psimo"o/;r (\Iadrid. SjlH("!\i~, 2(1(1.4), U"1..'I. dnf,c.ar un ,..,amin
abre el ~i,L:'uicnlc parr.. io dlClcndn: .. Pt::ro ~u obra m:l!o jnnu~cnlc rara l:.I. Icnn .. qJl""v::,f;I. ... ~.
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15. \'\'I1TIG, M.: U (O'fI 1011"". Pam. I-:.dJlJon~ dI.: MInUlf. 1(J:3 En Cl~llII.ln(): 1;1 (Jlfr]"" inhltZnil \;/rncl.I. rlTlnl'I .... I
16. \\'TrlG, '\1.: TJ,t Lnl),m Hod. !'("\1' )",rk. \\'jIlJam ,\1 or ro ....', l(J~';, r 1).
[24')
b'
1" \\: ITTrG, ~f.: .,[.-1 m:Hl-juo.; du ~t"nr~"" en 1~ vI/m Ir,;~~"f. P.lri). B .)].mJ, 2lOl 11, r. 12"
IS. WrrrIC, \1.: LJJ GJLu",/m.JJ. Rrcc!on.I, Se!.':. f\.1~~.11. JI)""l
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(>.~. Ytlrlc..'. Cnrnclllniver..,r;." Press.. 19"'1J, pp. 353-3'"7,
S~mbnllan
y El:J.inc
M::rk~ Ilh2c2
1:/.-:,rrM ,,/f()!tn,
IIn (QJflJ""
(J
'f'lVI
ni"
l)-I,
Es un yo que se ha vuelto tan poderoso que puede atacar el orden de la heterosexualidad en textos y asaltar al as llamado amor, a los hroes del amor, y
lesbianizarlos, lesbianizar a los smbolos, lesbianizar a dioses y diosas, lesbianizar a hombres y mujeres. Esteyo puede ser destruido en el intento y resucitar.
0:ada resiste a este )'0, este t, que es su semejante, su amor, que se extiende en
todo el mundo del libro como un rio de lava que nada puede deteneD>.:U
No se trata slo de separar el (y/O. L'Opoponax!3 es una bellsima novela
de personajes infantiles -{:asi preculturales- que no usa ms pronombre
que el agenrico on francs, algo as como el se impersonal castellano. La descuidada traduccin espaola no respeta eso. Tampoco se puede traducir el trabajo con los pronombres de otro de sus grandes libros, LAs Guerrilleras, donde
sustituye el ijs, inamoyible masculino genrico de la tercera del plural francs,
por el femenino elfes. Y ya hemos dicho que uno de sus libros poticos fundamentales es precisamente un diccionario. Este ltimo, el Borrodorpara un diccionario de las amante24, lleva cabo, como todo diccionario, el intento de creacim) de un mundo. Si seguimos la idea de que cualquier universo plasmado
en un diccionario al uso es un universo simblico presto para ser impuesto de
forma normativa a los hablantes, habria que entender ms que nunca el
Borrador de Wittig como uno de los mayores intentos de desterritorializacin.
El ao en que Wittig publica el Borrador, el Diccionario de la Real Academia
Espaola de la Lengua da a la entrada maestr3 la definicin: mujer del
maestro. Por tanto, el libro de \X.'ittig es urgentsimo, ms an teniendo en
cuenta que este Borrador para un diccionario de fas amantes es una obra fuertemente potica, y en absoluto se trata de una obra lexicogrfica. De repente, la
forma diccionario se ha subvertido \" se ha com'ertido en un arma.
Todo el ncleo duro de la p'rctica) queer ha estado ejerciendo el
mismo trabajo de desterritorializacin lingstica casi desde los orgenes, al
mismo tiempo que va estableciendo las rei\;ndicaciones tericas. Ya sabemos
que, junto a \v'ittig, los primeros estallidos queer se encuentran en la obra de
\udre Lorde, Adrienne Rich, Alice Walker, Gloria Anzalda r Cherrie
Moraga, especialmente en el libro que estas dos ltimas editan en 1981 This
Bridge Called l\!>, Back: l17ritillgs of Rodical Women of Color'ls, una recopilacin de
poemas, relatos, r textos varios escritos por mujeres no blancas, que constituye para muchos tericos el big ballg queer. Aparte de que sus obras sean fundamentales por hacer que se crucen entre s los discursos de raza, sexo, cultura, identidad sexual r posicin de clase, es importante hacer ver que todos
esos discursos no crean una identidad, sino en todo caso una hiper-identidad
poltica: exagerada y guerrillera, o exagerada porque es guerrillera. La acusacin
de identitaras que se les hace a Anzalda, Moraga o Larde en bastantes ocasiones es, en este caso, reversible, parte de la sub\'ersin ante un performatiYO heterosexista. Recordemos una de las conclusiones de De Lauretis cuando
TJ \X1TfIG. t\L ~d~ m2n.u~ dI.! Kenrell en J.4 pOI/ir ItraiJb:. Op. nI.. p. 1Z23. \,\'l'ITICi, M.: 1:10/'f'/KI"d:';' narcclfm;," SeL>' lbrral. 1969.
2~. \'('IlTIG. M. ,. ZEIG. S.: Romll'lor
dimo"lInr. '" '111111.11IItl. B:Jrcc!on;/" Lumen, 19H1.
25, H:I~' una frad~cclCin que la~ mum20S aUlOf3!= 1IC'\"20ron :& cabo: J:J/4 plltlllt, /1111 tJfl4l4.;: I Drn dt mll/tm l,mr'/lltlllldiJ/;v tIJ /01 13.1:1 '"
Ediudo ror Cherrie Mon.~l",;I \...\n20 Ca5-tillo, San Fnncl~o. 15;\1 PrC'!is. 19A~. Esc~C'mn d ~ncro femC'11ino pU:l J: palabra "ruen{C/'. tal como se hacia C'n C:lstdlano h:lSfa el ~1J!ln :\\'111. l...a cdlclc'n, Incnconmhlc en E!ipaa, ruede: Sin cmba~o comq,"'1.JII'~C con
r~cilu.hd en b p:i"'lnA 'IoI.'cb dc la edltOnl!. hnp.' /\I."\1'\1.'.I~mrrc ... ~ cnm, Cq~_ruC'ntc.htmL
"",.11"
[240 J
habla de Lorde: La imagen del sujeto sexual sexuado propuesto por Lordees
una figura ms compleja que, sin negar ninguna de las determinaciones y divisiones sociales que la componen, busca nombrarlas, reivindicarlas y afirmarlas para poder as trascenderlas,,". Es la idea de Audre Lorde: la casa de la diferencia, lejos sin duda de la casa del amo y de sus discursos. Lo interesante
desde luego es la oposicin a los discursos culturales del amo. Es soberbio
leer el artculo de Sisfer Outsider en el que Audre Lorde cuenta su perplejidad
y su ira ante la imagen simblica que las feministas blancas tienen de la mujer
negra en su lujoso imaginario personal.
Vemos que se trataba otra \'ez de romper un universo simblico. El ejercicio literario es tal vez uno de los ms adecuados laboratorios de experimentacin, y sin embargo parece haber sido olvidado con demasiada rapidez.
Incluso desde el feminismo clsico. Lorde recuerda la prohibicin de publicar
textos poticos en muchas revistas serias feministas, y se irrita precisamente
porque la poesa es la nica forma de escritura posible para las mujeres que
no pertenecen a la clase alta. Cmo escribir un amplio ensayo acadmico o
una novela aprovechando slo los huecos de horario entre un empleo y otro
a lo largo de la jornada? Lorde presenta los textos poticos, adems, laboralmente, econmicamente en contacto con los grandes generadores y administradores de ira. No se debe desocupar un laboratorio de experimentacin
cuando el universo simblico patriarcal fagocita con tanta rapidez, obligando
a esa permanente y necesaria deriva performatin de la que no se han librado
ni las santas madres queer. Alice Walker, por ejemplo, es fagocitada casi de
inmediato. Gana el Pulitzer con El color prpllra, que se com'ierte en un rpido bes! sellerde negras pobres casadas bolleras, algo tan incmodo, puesto que
ha sido escrito por una negra pobre casada bollera, que prontO llega el Doctor
Maligno del discurso patriarcal, Steven Spielberg, y subvierte y ocupa exhausti\'amente la novela de Alice Walker. Porque -y esto es importantsimo- el
universo simblico blanco heterocentrado tambin es capaz de vivir en los
intersticios del discurso queer. Spielberg desactiv completamente El coLorprpura, desactiv l slo a una de las grandes madres queer. Es decir, que si se
renuncia al nomadismo, no ya slo como mutabilidad de identidades sino
como deriva performativa, como mutabilidad de discurso, llega Darth Vader
--que todo el mundo sabe que adems es tu padre- y te come. A estas alruras y para la mayora del planeta, El color prpura es solamente una pelcula de
Spielberg. y las razones de Alice Walker para aceptar la adaptacin son entendibles. Acept encantada por una razn que convencera a cualquiera: asegura -y la creemos- que la mejor representacin de la lesbiana negra norteamericana que haba visto en la ficcin cinematogrfica de su poca es ET, el
extraterrestre, que ET es el nico personaje de ficcin, la nica representacin
culrural, con la que se haba sentido identificada como lesbiana en esos aos'La novela desencanta casi siempre a los espectadores de Spielberg: el filme se
inserta del todo en los cdigos machistas del cmodo melodrama decimonnico, mientras que la obrade Walker se aleja voluntariamente de ese modelo.
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la atencin sobre la heterosexualidad como institucin: el problema identitario est realmente en la heterosexualidad, productora de discurso normativo,
productora de una identidad presionada y exigida contra la que, o con la que,
alinearse. La heterosexualidad es, definitivamente, el lenguaje. Qu hacer
entonces frente a su expropiacin del discurso, frente a sus vacos, a sus silencios y a sus estrategias de representacin?
Si entro a un =no desde la punzante luz nebulosa
y los oigo pronunciar una lengua muerta
si me preguntan por mi identidad
slo puedo decir
soy el andrgino
soy el espriru viviente que no logris describir en vuestra lengua muerta
el sustantivo extraviado, el verbo que sobreVIve
slo en infinitivo
las letras de mi nombre estn escritas bajo los prpados del recin nacido'.
29.
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~r.l(uito).
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Ttulos de la Coleccin
Identidad y diferencia
Juan Vicente Aliaga
Jos Miguel G. Corts
Galeria de retratos
Julia Cela
En clave gay
Varios autores
hombres de mrmol
Jos \riguel G. Corts
De Sodoma a Chueca
Alberto Mira
La marginacin homosexual
en la Espa~a de la Transicin
Manuel Angel Soriano Gil
Sin derramamiento de
sangr~
Teoria Queer
Da\"id Crdoba, Javier Sez y Paco Vidarte