Blavatsky, Helena - La Patente Masónica de HPB
Blavatsky, Helena - La Patente Masónica de HPB
Blavatsky, Helena - La Patente Masónica de HPB
Blavatsky”
Editorial.— Nos complace poder presentar esta semana a los lectores de The Register,
la siguiente carta altamente característica, preparada a propósito para nuestro periódico
por Madame Helena P. Blavatsky, la autora de Isis sin velo. En esta carta, la dama
defiende la validez de su diploma masónico, al cual se hizo referencia en nuestro
número del 18 de enero. La causa inmediata de la carta de Madame B. fue la
multiplicación de ataques contra su reclamo por tan distinguido honor, tanto antes como
después de la publicación mencionada.
El campo está abierto para una réplica; y confiamos en que un campeón aparecerá
para defender lo que ella tan vigorosa y bravamente atacó.
Para que el tema en controversia pueda ser percibido de un vistazo por aquellos que
podrían no ser lectores regulares de nuestro periódico, de nuevo presentamos el texto de
su diploma.
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Si usted es tan amable de referirse a mi “Isis sin velo” (vol. ii. P. 394), me encontrará
diciendo:
¿Quiénes fueron las personas que formaron este Supremo Concilio del trigésimo
tercer grado? ¿Y de dónde sacaron ese grado, o el poder para conferirlo?... Sus
patentes nunca han sido mostradas, y nunca se ha dado ninguna evidencia de que
obtuvieran el trigésimo tercer grado de una manera regular y legítima (p.p. 92, 95,
96).
Que el Rito Americano, a pesar de estar organizado de manera espuria, declina tener
conocimiento de la Patente de un Soberano Santuario, debidamente reconocido por el
Gran Oriente de Francia, en absoluto invalida mi reclamo de honores Masónicos. Así
como los Protestantes pudieran negarse a llamar a los Dominicos, Cristianos, porque
ellos —los Protestantes— se separaron de la Iglesia Católica y se establecieron por
ellos mismos, así también los Masones A. y A. de América pudieran negar la validez de
una Patente del cuerpo de un Rito Inglés A. y P. Aunque no tenga yo nada que ver con
la Masonería moderna Americana, y no espero tener, aún, sentimientos altamente
honrosos por la distinción conferida a mi persona por el Hermano Yarker, pretendo
luchar por mis derechos jurados, y no reconocer otra autoridad que la de los altos
Masones de Inglaterra, que estuvieron complacidos de enviarme este no solicitado e
inesperado testimonial de su aprobación respecto a mis humildes labores.
Del mismo carácter de lo anterior es la rudeza ignorante de ciertos críticos que
califican a Cagliostro como “impostor”, y a su deseo de injertar la Filosofía Oriental en
la Masonería Occidental, una “charlatanería”. Sin esa unión, la Masonería Occidental
es un cuerpo sin alma. Como observa Yarker en sus Notes on the Mysteries of Antiquity:
Como la fraternidad Masónica está ahora gobernada, la Nave se está volviendo
un almacén de insignificantes emperadores Masónicos y otros charlatanes, quienes
estafan a sus hermanos y se enriquecen a costillas de las pretensiones
aristocráticas que ellos mismos han anexado a nuestras instituciones — ad
captandum vulgus.
Respetuosamente,
H.P. Blavatsky
[De The Franklin Register, feb. 8, 1878]