Adultos - Castillo y Latapi-Lecturas Ea en Al Castillo y Latapí
Adultos - Castillo y Latapi-Lecturas Ea en Al Castillo y Latapí
Adultos - Castillo y Latapi-Lecturas Ea en Al Castillo y Latapí
Amrica Latina.
Presentacin
PRIMERA PARTE
I. CONCEPTO Y EVOLUCIN HISTRICA DE LA EDUCACIN DE ADULTOS
Introduccin.
Las principales propuestas pedaggicas en Amrica Latina.
Humberto Barquera, et. al.
Los caminos cruzados: formas de pensar y realizar educacin en Amrica
Latina.
Carlos Rodrguez Brandao
Freire: una sntesis critica de lo que propone y una perspectiva.
Rubn Aguilar y Humberto Barquera
SEGUNDAPARTE
II. ASPECTOS PARTICULARES
Introduccin.
Qu es la alfabetizacin.
UNESCO
Estrategias de alfabetizacin en Amrica Latina y el Caribe.
Jos Nagel y Eugenio Rodrguez
La educacin y la suerte del campesino.
Sylvia Schmelkes
Lenguaje, cultura y alfabetizacin: reflexiones en torno a la alfabetizacin de
grupos de indgenas.
Linda Vernica King
TERCERA PARTE
III. TENDENCIAS Y PERSPECTIVAS
Introduccin.
La investigacin en educacin de adultos en Amrica Latina: evolucin,
estado y resultados.
Francisco Vo Grossi
Hacia nuevas estrategias de comunicacin en la Educacin de Adultos.
Mario Kapln
Evaluacin educacional: tendencias hacia el desarrollo de enfoques
participativos.
Steven Klees, Paulo Esmanhoto y Jorge Werthein
Prospectiva de la educacin de adultos a la luz de la pobreza en Amrica
Latina.
Pablo Latap
La educacin popular.
J. Eduardo G. Huidobro
Investigacin participativa: una introduccin.
ICAE
PRESENTACIN
Los Autores
Tequisquiapan, Quertaro, (Mxico)
7 de julio de 1984.
NDICE
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIN
En las ltimas dcadas la educacin de adultos (EA) ha ido adoptando
diversos enfoques, en correspondencia con las necesidades del desarrollo de
la regin. Algunos de estos enfoques, en cierta forma los predominantes, han
sido sancionados por los organismos internacionales segn stos han interpretado el contexto socioeconmico de los pases latinoamericanos y segn
han tratado de responder a los planteamientos conceptuales internacionales
respecto a este tema. Otros enfoques han surgido ms directamente de la
prctica, principalmente a partir de grupos privados, y han adquirido grados
diversos de consolidacin y explicitacin terica.
Es importante comprender esta evolucin histrica, pues a travs de ella
se captan las interrelaciones de la EA con los procesos socioeconmicos y
culturales de nuestros pases. Con este objeto se han seleccionado tres textos
que, en su conjunto, proporcionan un rico panorama histrico y provocan una
crtica fundamentada a las concepciones del pasado.
El texto de Barquera et al. (Las principales propuestas pedaggicas en
Amrica Latina) intenta poner de relieve la manera como las concepciones
dominantes del desarrollo -muchas de ellas perjudicadas por los intereses de
los pases poderosos- han acondicionado los enfoques de la EA. Rodrguez
Brandao (Los caminos cruzados) presenta una interesante visin gentica de
las diversas tendencias que han pretendido normar la EA; es un texto especialmente sugestivo. Finalmente Aguilar y Barquera hacen una evaluacin crtica
de lo que han significado Freire y sus seguidores para la EA latinoamericana:
sus aportaciones, limitaciones, interpretaciones y desviaciones y, a partir de
ello, exploran las perspectivas futuras.
Ms all de proporcionar informacin sobre los enfoques y concepciones
de la EA que han sucedido en las ltimas cuatro dcadas, esta seccin pretende suscitar la reflexin personal, con el fin de recoger crticamente el significado de una amplia experiencia colectiva y, de esta manera, permitir que el lector
se ubique mejor en el presente para actuar sobre el futuro.
Humberto Barquera
MARCO DE REFERENCIA
Para fundamentar la manera de realizar este estudio, y esclarecer las ideas
que lo orientan, empezaremos por un recorrido histrico de los principales
momentos de la educacin de adultos en los ltimos aos.
2) Replanteamiento de los agentes y agencias educativos. Se reconocen como agencias educativas, y a un mismo nivel de importancia, a todas las
instituciones y grupos. La escuela y el maestro se convierten en uno de tantos
agentes y agencias de la educacin de adultos.
3) Vinculacin a los procesos de desarrollo. Se considera a la educacin como uno de sus instrumentos y, al hombre, como agente dinmico y
generador del mismo. Esto implica tambin, que la educacin permanente
debe aproximarse a la vida, tomando en cuenta al adulto dentro del campo
socio-profesional, socio-poltico y socio-cultural.
4) Reactivacin cultural. Deben recuperarse los contenidos y valores de
las distintas manifestaciones de la creatividad popular, y tambin utilizarse todos los medios modernos de comunicacin para hacer llegar a todos los adultos, bienes y elementos culturales para su continua formacin.
Detrs de toda esta utopa de repartir y recrear el saber de todos los grupos sociales a lo largo de la historia, subyace la misma idea y proyecto de
modernizacin, pero modernizado. Esto no destierra ni la vieja ecuacin educacin-cambio, ni el mito del neocapitalismo de los aos cincuenta de que, una
vez resueltos los problemas de la funcionalidad del sistema, se logra mecnicamente resolver los de justicia social.
Adems, se identifican los problemas de la sociedad, no como contradicciones del sistema capitalista sino, en ltima instancia, como desfaces y
disfuncionalidades corregibles; como seala Samek: tales propuestas, en realidad se limitan a proponer una adecuacin de las estructuras escolares y en
crisis, a las exigencias objetivas de la sociedad tal cual es (Samek, 1978: p.
106).
As, a pesar de las manifiestas intenciones verbales de abrir el saber y
lograr eliminar distancias entre el trabajador manual y el trabajador intelectual,
la educacin permanente corre el riesgo de en la realidad -adems de funcionar como una vlvula de seguridad y como una forma de seleccin- quedar
reducida a: contener los gastos pblicos para la educacin, provocando una
disminucin en la demanda, en cuanto se quita el valor legal a los ttulos y en
cuanto se la orienta a canales educativos alternativos; y volver ms funcionales las exigencias de la organizacin capitalista del trabajo, los contenidos tcnicos profesionales de la instruccin (formacin polivalente de base, desarrollo
2. CONSIDERACIONES TEORICAS
El breve recorrido histrico que acabamos de hacer, nos orienta para buscar algunos puntos de partida conceptuales que sirvan de base a nuestro trabajo.
2.1 Parece claro que detrs de todos los intentos de atender a la educacin de adultos, siempre existieron intereses y tendencias de tipo econmico y
poltico, con su consecuente manera de concebir las cosas, y de sealar las
metas de la accin educativa.
Naturalmente, esto no es nuevo: uno de los logros importantes de la teora
educativa es haber esclarecido el carcter esencialmente social de toda accin
educativa, y la forma en que sta depende de los intereses de clase que la
apoyan, a partir de su particular concepcin de los procesos sociales y de los
objetivos comunes por alcanzar.
En nuestro caso concreto, eso aparece ms ntidamente en la oposicin
entre los planteos de una corriente estructural-f uncionalista, que casualmente
tiene el apoyo de la mayora de los gobiernos y de los organismos internacionales, y los de una corriente popular que se centra en la lucha contra la opresin. Aunque en el seno de ambas perspectivas existe una diversidad e incluso divergencia bastante grandes y aunque estas perspectivas a veces se mezclan en la prctica de grupos particulares, de tal modo que esas dos corrientes
slo son una manera muy gruesa de describir las cosas, queda sealada, sin
embargo, la necesidad de atender a este factor si se quiere entender una prctica educativa. En resumen, las metas del aprendizaje y sus contenidos, se
norman fundamentalmente en el mbito social, y esto es particularmente importante en EA, ligada frecuentemente a proyectos de desarrollo.
En nuestro caso eso implica preguntarnos por la perspectiva social, clara
u obscura, de la que parte una experiencia educativa, y por la manera como
sta se ubica dentro de aquella. Planteamos as un primer nivel de inteleccin
que permite aquilatar lo que se pretende hacer socialmente, y la forma en que
la educacin debe contribuir a ello. Esto dar lugar a una interpretacin ms
acertada de cada proyecto particular.
Ayudar tambin para dar cuenta de la discontinuidad y diversidad de la
educacin de adultos en tanto instrumento de intervencin social, especialmente en el terreno no formal. Como determinante efectivo de las distintas y
contradictorias intencionalidades, y de los estilos y medios de la accin pedaggica, la perspectiva social del que la emprende, y los intereses que detrs de
sta subyacen, parece un instrumento rnetodolgico fundamental.
Aclarado este punto, s es posible preguntarse por ideas pedaggicas propiamente dichas: cmo se concibe que la gente aprende? cules son las
situaciones deseables para un aprendizaje acorde con las metas y significados
que se han atribuido a la educacin? cmo se relacionan sus actores con
ella?
2.2 Gobernados por una perspectiva social determinada, y un cierto enfoque pedaggico, los ensayos de educacin informal tienen que decidir sobre
sus objetivos propios y sus procedimientos. En un primer momento esto depende todava de las perspectivas mencionadas en los prrafos anteriores, es
decir, tanto social como educativamente se deben seleccionar y articular las
metas especficas a las que se pretende llegar, y trazarse un camino hacia
ellas a partir de la idea que se tiene del funcionamiento de los procesos sociales; a partir de lo que se considera importante o necesario, y a partir de lo que
se piense que es el papel de la educacin en todo ello. Como las mismas
perspectivas sociales, este aspecto que podemos llamar estratgico, inevitablemente tendr que ver con posiciones ideolgicas y se elabora fundamentalmente a ese nivel.
2.3 Pero como nos ensea el camino recorrido hasta ahora en EA, entre
los planteos sobre la prctica, con los objetivos que sta pretende lograr, y la
prctica misma, puede haber una distancia considerable instrumentar correctamente una estrategia educativa; y articular efectivamente con los propsitos
sociales a los que responde, no es cosa que se d con fluidez. Es un siguiente
paso que puede o no corresponder efectivamente a lo que se planteaba; puede
o no ser viable en trminos concretos, y puede o no estar implementado con
acierto o eficacia.
Es, pues, necesario distinguir un siguiente nivel donde se siten los esquemas reales de trabajo y las maneras como ste es conducido. Situado en
el contexto de los anteriores niveles, pueden juzgarse con claridad sus mritos
y desventajas, tanto en trminos de su adecuacin a las ideas que lo guan, de
las soluciones prcticas que aporta, como en trminos de su efectividad. En
este nivel tambin es en el que mejor aparecen en su forma concreta los obstculos o los factores favorables, incluso los provenientes de los niveles anteriores, y en el que se hacen ms claros ciertos errores. A esta manera de
BIBLIOGRAFIA
AGUILAR, Rubn. Educacin popular y cambio de estructuras. Mxico, 1980.
BARREIRO, Julio. Educacin popular y proceso de conscientizacin. S. XXI
Mxico, 1974, p. 165.
CHAPARRO, Flix. El currculum en la educacin de adultos. En Programa
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Mxico, 1979.
FREIRE, Paulo. Concientizacin, teora y prctica de la liberacin. Bogot, Depto.
de Educacin del CELAM, 1972, p. 107.
FURTER, P. y BUITRON, A. La educacin permanente dentro de las perspectivas de desarrollo. Documento de trabajo del Simposio sobre Educacin Permanente y Desarrollo Nacional, Caracas, 1968, mimeo.
LA BELLE, Thomas. Educacin no formal y cambio social en Amrica Latina.
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Interamericana de Desarrollo Educativo, ao XXI, OEA, pp. 5-23, 1977.
SARUBI, Mario. Hacia la educacin permanente. Rev. Interamericana de Desarrollo Educativo, Nos. 75-76, ao XXI, OEA, 1977.
SCHMELKES, Silvia. Evaluacin de los efectos del uso de los medios masivos
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SAENZ, Arturo. Educacin para adultos y procesos educativos: aspectos crticos. Mxico, 1980, mimeo.
SAMEK LUDOVICI, Emilio. Derecho de los trabajadores al estudio, organizacin
del trabajo e institucin escolar. En: Educacin y Clase Obrera, Ed. Nueva Imagen, pp. 103, 120, Mxico, 1978.
SCHMELKES, Silvia. La investigacin sobre educacin de adultos en Amrica
Latina. Mxico, mayo 1980, mimeo.
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Cerf, Pars, 1972.
TORRES, Carlos. Conciencia y Revolucin, notas sobre la sociologa de la
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UNESCO. Programa experimental mundial de alfabetizacin, evaluacin crtica. UNESCO, 1977.
INTRODUCCION
El artculo que aparece a continuacin parte de la idea de que la educacin de adultos, al surgir y establecerse en el continente, no ha aportado innovaciones. Simplemente ha utilizado las prcticas preexistentes, rutinizndolas
e institucionalizndolas, al tiempo que ayuda a enterrar los huesos de aquellas
consideradas como enemigas. En un segundo momento, se analiza cmo
-convertida la educacin de adultos en una institucin para poder reproducirsesurgen desde la derecha y la izquierda propuestas alternativas para reubicar la
educacin en una dimensin que se pierde en la de adultos, hacindola retomar a una condicin de movimiento pedaggico, con sus consecuencias tericas, prcticas y polticas. Este ser el momento de oponer, inicialmente, una
educacin permanente a una anterior educacin de adultos, para despus oponer la primera a la educacin popular. En un tercer momento, aparece una
reflexin acerca de un problema ms difcil, debido a su mayor contemporaneidad: entender cmo, en la actualidad, estn en proceso proyectos educativos
diferentes y, en algunos casos, antagnicos. Enterrado sin pompas el cadver
de la educacin permanente, cabe considerar la forma en que se articulan y se
diferencian las propuestas educativas restantes, de tal manera que bajo la apariencia de una oposicin binaria: popular de adultos, existe un nuevo elemento
que obliga a la mayora de las tipologas actuales sobre el tema a trabajar bajo
tres nombres, o cinco que se reducen a tres.
Finalmente, abandonando el anlisis restringido a oposiciones y diferencias, para pensar en algunos principios operativos de sus propias existencias,
se reflexiona sobre cuestiones apenas enunciadas acerca de cmo, al interior
de un campo poltico de relaciones pedaggicas, se configura socialmente el
lugar de nuestro trabajo pedaggico. Esta configuracin se da a travs de
intercambios, alianzas, conflictos, oposiciones, competencias, apropiaciones y
expropiaciones entre movimientos e instituciones, entre grupos y entidades,
entre diferentes sectores originadores de ideas y oficios.
Pocos aos de ejercicio de la educacin de adultos en el Continente permitieron, por ejemplo, a Pierre Furter, reconocer las siguientes etapas de prioridades en la educacin dirigida a los sectores populares:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
tural.
vo, se presenta una propuesta mnima de oferta de educacin gratuita impartida por el Estado. Lo que propone es una resignificacin del acto de educar y
del lugar social de la educacin como un medio fundamental de produccin de
la ciudadana y, a travs de ella, la constitucin de una nacin democrtica
segn los patrones liberales.
Sin la intensidad de militancia y efervescencia de las ideas libertarias de
los casos anteriores, los primeros movimientos y campaas de erradicacin
del analfabetismo representaron igualmente una movilizacin alternativa al trabajo institucional y rutinario de la educacin establecida.
Desde los comienzos de la colonizacin en el continente, ha habido una
sucesin de trabajos de evangelizacin de pobres, indgenas y negros. Pero
hay un momento posterior, sobre todo bajo gobiernos en procesos
emancipatorios o de tipo nacional-populista o en perodos de industrializacin
y urbanizacin, en el cual la tarea de alfabetizar en masa surge como emergencia social, generando campaas, movimientos y hasta banderas. An
antes que el Estado tomara bajo su responsabilidad la tarea de erradicar el
analfabetismo, realizando una educacin especial con calidad de misin (como
las importantes misiones culturales de Mxico), muchas de sus prcticas pioneras ya haban sido llevadas a cabo por grupos y movimientos populares o de
intelectuales.
Por lo tanto, manifestndose posteriormente con nombres y sugerencias
en reas novedosas, la educacin de adultos emerge sobre las cenizas de los
primeros trabajos de educacin de obreros entre obreros, del xito relativo de
la lucha por la enseanza pblica y de la multiplicacin de prcticas anteriores
de movilizacin por la alfabetizacin. La internacionalizacin de carcter oficializante patrocinada por la UNESCO a partir de los aos cuarenta no significa la
creacin de un nuevo modelo de educacin realizado con estratos populares.
Lo que de hecho resulta es que la educacin de adultos logra legitimar el ejercicio del control sobre las alternativas de trabajo autnomo decididamente contestatario -hacia adentro y hacia afuera del campo de la educacin-. Son momentos en los cuales los movimientos se convierten en proyectos y la labor
pedaggica militante se desdobla en una rutina infernal de planes e informes
(los cuales por lo general se proponen implementar a partir de ahora aquello
que los informes afirman haber llevado a cabo).
No es ilgico afirmar que incluso la supuesta extensin progresiva del alcance de la educacin de adultos representa la extensin del control poltico
sobre las clases populares, en favor de discutibles mejoras sectoriales de la
vida de las comunidades, mediante los beneficios de una educacin dirigida a
dichos sectores. Salvo notables excepciones, los datos estadsticos no mienten, habrn de constar que no hubo integracin, promocin ni transformacin.
En efecto, la educacin tradicional de adultos fue el instrumento sectorial de
institucionalizacin del trabajo educativo anterior de, con o para el pueblo, y en
algunas situaciones, ayud a controlar ideas y movimientos autnomos de trabajo pedaggico de/con el pueblo. Fue la manera de domesticar un sector
militante de trabajo popular, ms all de su oficializacin y legitimacin.
Resulta oportuno comparar los escritos e informes de las diversas prcticas educativas con sectores populares en los ltimos 20 aos en Amrica Latina. La formacin, variacin, el avance y el desdoblamiento de la educacin
de adultos -educacin fundamental, alfabetizacin funcional, educacin para el
desarrollo comunitario, educacin no formal- son la evidencia de lo que hemos
llamado institucionalizacin centralizadora, dominante y domesticadora. Con
algunas variaciones sutiles, este amplio modelo universal de trabajo educativo
con los desheredados de la fortuna tiende a presentarse cada vez ms como
el modelo legtimo y la propuesta paradigmtica a partir de la cual las dems
pasan a ser meras variantes o repeticiones.
A partir de la dcada de los cuarenta se presentar un modelo diferente de
educacin de adultos como la forma legtima e institucional de trabajo educativo con sectores populares; sin embargo, se presentar sin una existencia real.
Especialmente a partir de los primeros aos de la dcada de los sesenta surgen, adems de los rutinarios desdoblamientos de la educacin de adultos,
propuestas de educacin, con moderacin europea en algunos casos y radicalismo latinoamericano en otros, que representan el retorno de la educacin de
las clases populares y de toda educacin a su condicin de movimiento.
Es principalmente en el sentido anterior que el movimiento original de educacin permanente pretende totalizar tanto la educacin como la propia cultura. Para ser permanente, necesita ser universal, abierta y democrtica; por lo
tanto, lo opuesto a la educacin compensatoria de los adultos desfasados.
Debe ser el punto de partida de una educacin capaz de participar en la creacin de una nueva cultura. As como en los primeros escritos de Paulo Freire,
sta abarca todos los niveles de la educacin, sus dimensiones y aplicacin y
sus sujetos.
La educacin permanente no se limita a la educacin de adultos sino que
comprende y unifica todas las etapas educativas: preprimaria, primaria, secundaria, etc. As trata de considerar la educacin en su totalidad... La educacin
permanente abarca simultneamente las modalidades formales y no formales;
engloba el aprendizaje planificado, as como el accidental.
El proyecto de educacin permanente no se realiz tal y como fue originalmente pensado. Su movimiento, creado por educadores y otros intelectuales
europeos, provisoriamente incentivado por algunos latinoamericanos, no logr
realizar ninguna experiencia duradera que moldeara sus ideas. Se consumi.
En las ltimas tres dcadas la educacin de adultos en espacios
institucionalizados produjo, oficial o extraoficialmente, ideas y desdoblamientos
de nombres, mtodos y propuestas que garantizaban su vigencia y remodelaban
una apariencia de constante renovacin. Tambin la educacin popular irrumpi
como un movimiento y, en ciertos momentos y en algunos pases, de carcter
clandestino, producido al margen de la educacin de adultos y, poco a poco,
consolidado en su contra con un vigor simblico que las ideas de la educacin
permanente nunca poseyeron. En el margen izquierdo de un trabajo institucional
de educacin para el pueblo, la educacin popular irrumpe como un movimiento, primero de renovacin y despus de revolucin del saber y de transformacin del mundo a travs del saber popular.
En Brasil, el lugar social que genera la educacin popular en la dcada de
los sesenta es el de movimiento y centros militantes de educacin y cultura:
Movimiento de Cultura Popular, Movimiento de Educacin de Base, Centro
Popular de Cultura. En otros pases del continente -Cuba, Brasil hasta el 64,
Chile y ahora Nicaragua-, educacin popular no pretende significar una forma
avanzada de educacin de adultos, sino un movimiento pedaggico que radica
en la negacin de la educacin de adultos y del sistema educativo institucional
que la genera. Posiblemente sta ltima ser la diferencia fundamental entre
el concepto de educacin popular en la dcada de los sesenta y el actual. Hoy,
Educacin de adultos: cualificacin de la fuerza de trabajo subalterna; formacin cvica del ciudadano popular; integracin del individuo en un orden
social a ser preservado.
Educacin de la comunidad: formacin de cuadros subalternos activos en
proyectos y procesos de cambios cualitativos de la vida social a nivel comunitario; preparacin crtica y creativa de sujetos subalternos en la vida social y
poltica de una sociedad a ser democrticamente desarrollada al interior de un
sistema de relaciones de bienes, trabajo y poder sustantivamente inalterado.
Educacin popular: participacin de una educacin liberadora en los movimientos sociales de orientacin popular y en los movimientos populares de
liberacin, conscientizacin, etc., del militante popular constituido como sujeto
y clase de conduccin de transformaciones sociales de alteracin estructural
del sistema vigente.
As la educacin de adultos ha sido tomada entre nosotros como un medio
simblico de reproduccin de la sociedad capitalista en su plenitud. En cambio, la educacin popular se define, al descubierto, como uno de los trabajos
pedaggicos (los antroplogos prefieren decir simblico) de construccin de la
sociedad socialista. Resulta un penoso ejercicio sistemtico y lgico tratar de
definirla sin explicar que, ante horizontes histricos sin muchas alternativas,
las coyunturas que conocen la lgica y la mirada del educador popular son las
que vemos hoy realizadas en Nicaragua y en Cuba.
Si este punto puede al fin y al cabo ser tomado como base para la reflexin
y si la palabra socialismo, una vez desexorciada, nos sirve de indicador de la
diferencia fundamental de lo que otras palabras dicen a medias y ocultan, sera
posible afirmar que tenemos hoy en da tres alternativas opuestas de ejercicio
de educacin con las clases populares:
1) Modelos de educacin asociados de alguna manera con otros mecanismos de control del trabajo de produccin de formas significativas de saber,
organizacin y poder popular revolucionario de connotacin socialista.
2) Modelos de educacin revolucionaria asociados directa o indirectamente con el trabajo poltico de los movimientos populares de liberacin social
mediante la construccin histrica de la sociedad socialista.
3) Modelos de educacin revolucionaria que se constituyen como la educacin retotalizada de sociedades socialistas, donde el poder popular se realiza como poder de Estado.
Y qu hacer de aquel modelo, de aquella forma de educacin siempre
presente entre las alternativas opuestas? Puede decirse que no es, en sus
mltiples variaciones, un trmino intermedio entre los dos opuestos. Es la
resultante permanente del proceso que sumariamente se describi en las pginas anteriores. Ms que constituida por sectores liberales de la sociedad de
clases, es el espacio de afirmacin de la oposicin necesaria entre dos proyectos pedaggicos polticamente antagnicos. Se suma a las modalidades tradicionales de la educacin de adultos oponindose por lo tanto a las consecuencias finales de la educacin popular como al tipo de proyectos de construccin
de mundos alternativos a los que pretenden servir.
Ubicar a Paulo Freire y su concepcin educativa en el contexto en que surgi y dentro de la dinmica histrica de Amrica
Latina es una tarea fundamental. Porque la perspectiva Freiriana
est siendo con frecuencia mal interpretada y traicionada. El presente trabajo supone un conocimiento de esta perspectiva, aunque hace una revisin sucinta del itinerario de Freire y de su propuesta terica y metodolgica; adems, presenta esquemticamente las crticas ms frecuentes que se le hacen y una clasificacin de los freirianos. Finalmente plantea las posibilidades
futuras de la metodologa de Freire.
Sin duda alguna, en todos los pases latinoamericanos la
huella de Freire ha generado esfuerzos por revitalizar la prctica
de la EA. Importa reflexionar sobre los usos que se han hecho de
l y analizar las condiciones de posibilidad de que siga aportando
su energa y orientaciones al proceso educativo de los adultos
pauperizados y oprimidos, en constante referencia aI contexto
sociopoltico de cada pas. No hay que olvidar lo que el mismo
Freire anhela. Lo nico que puedes hacer para repetirme es
crearme; me tienes que reinventar....
Para poder hacer una apreciacin ms global de Freire y para especular
un poco sobre el futuro de sus ideas, vamos a hacer un sumario del marco
histrico en el que se mueve y de la lnea fundamental de sus aportaciones a la
educacin. La base de este sumario ser lo que ms abundantemente y en
detalle se discuti en las sesiones anteriores, aunque emplearemos algunos
elementos adicionales que por una u otra razn no han aparecido claramente
hasta el momento.
2.
a) La situacin brasilea
La primera y ms importante es la situacin brasilea, cuyos aspectos
negativos l vivi en carne propia, y con la que estuvo constantemente en
contacto a travs de su primer trabajo sindical y de los grupos de educacin
popular que l promova ya estando en la universidad como catedrtico. Pero
no slo el contacto con la opresin, la miseria y la ignorancia impulsaron e
iluminaron sus formulaciones, tambin ayudaron a conformarlas el ambiente
de euforia desarrollista y democrtico, aparecido en los cincuentas; el surgimiento de una corriente populista romntica en el seno de grupos intelectuales y cristianos en los que l se mova, y la formacin de un movimiento poltico
progresista, que culmin en el populismo de Goulart. La interaccin con esos
procesos, y el partido que Freire tom en ellos, aparecen claramente alimentando su discurso y su mtodo.
b) La filosofa
El segundo elemento que est presente en Freire, y que en su discurso
viene a ser probablemente el ms manifiesto, y a veces el ms molesto, es su
filosofa. Como profesor de Filosofa de la Educacin l se form un marco de
pensamiento que abrevaba fuerte y libremente en el existencialismo y en el
personalismo representado por pensadores como Marcel, Sartre, Fromm,
Mounier, o el telogo Martn Buber. Se puede decir que el marco terico de
sus propuestas deriva de esas escuelas, a las que se aade una clara influencia de la escuela de Hegel. A base de ellas, l busca construir una teora
pedaggica congruente, y en trminos tambin de ellas analiza, y esto es muy
importante, la situacin del Brasil, de sus campesinos y marginados urbanos, y
de los agentes del desarrollo. Slo una pequea parte de su pensamiento
hace uso de la ciencia social como tal, pues an conceptos que se pensaran
sociolgicos, son muchas veces usados con una connotacin filosfica elaborada dentro del marco de las escuelas mencionadas. Es slo hasta el momento en que llega a ofrecer un mtodo, cuando las ciencias sociales son
usadas para buscar recursos tcnicos.
Frases como ser ms, estar bien, ests con, historicidad, en cuanto
destino y reto, dilogo, etc., dependen de esas filosofas. Una palabra como
opresin se define preferentemente por su bloqueo del ser ms, y no por
parmetros de tipo poltico y econmico. Estos, aunque tambin son afirmados, no forman parte constitutiva de la elaboracin Freiriana.
c) Su militancia cristiana
El tercer elemento del que dependen las posiciones de Freire, es su
militancia cristiana, y su consecuente atmsfera teolgica. El hacer posible el
amor, como objetivo de la transformacin; la necesidad de amar para construir
la horizontalidad del dilogo; su idea de esperanza y solidaridad, todas ellas
vienen de esta fuente. Es bueno notar, sin embargo, que estos elementos
entran en su discurso ms bien como postulados o condiciones de posibilidad,
como hechos de la prctica, y que en general no son elaborados racionalmente
dentro del cuerpo central de su teora.
Por lo dems, cada una de estas tres vertientes que confluyen en la pedagoga de Freire, no siempre pueden ser aisladas ya dentro de su discurso.
Varios de los elementos de ste dependen al mismo tiempo de dos de ellas o
de las tres. Por ejemplo, el papel dado a la intersubjetividad, o la valoracin de
la persona como centro de significado, eran tema y preocupacin de escuelas
como la de Fromm, y de grupos cristianos de vanguardia, ambos con sus propios fundamentos y elaboraciones, aunque tambin frecuentemente comunicados entre s.
d) Su itinerario
Freire es, pues, en el momento de su primera propuesta, un educador que
aborda su anlisis educativo y pedaggico en trminos fundamentalmente filosficos, dentro de un marco existencialista, personalista y neo-hegeliano. Social y polticamente es un liberal progresista, comprometido con un proyecto de
desarrollo de tinte populista. Su inspiracin y su compromiso dependen en
buena medida de su militancia en grupos cristianos progresistas. Lo que nos
ofrece fundamentalmente es una filosofa educativa y una prctica cuyo aval
terico es esa filosofa y slo ella.
A travs del tiempo Freire sufre otras influencias, y adquiere nuevas experiencias que lo llevan a revisar su posicin. Su segunda propuesta que consta
particularmente en La pedagoga del oprimido, retorna su elaboracin anterior, pero modificada en dos sentidos principales. Uno es la admisin de ciertos elementos marxistas, aunque filosofizados y desprendidos de la coherencia interna que les da el sistema del que dependen. Otro es su abandono de
una posicin desarrollista, y su clara postulacin de la necesidad de una renovacin social para hacer posible el transformar la realidad. El carcter de esta
a) Opresores y oprimidos
Pero el mundo se ha conformado de tal manera que actualmente est
dividido en dos grandes sectores: opresores y oprimidos. La clase opresora
como Freire la llama, ha acaparado de tal manera los bienes materiales y el
poder, y ha puesto a los dems a su servicio de tal modo, que les cierra las
posibilidades de vivir humanamente y de participar en el quehacer de la historia. Al hacerlo as, los opresores mismos se bloquean la posibilidad de ser
ms, cambindola por la de tener ms. Son por ende inautnticos, en jerga
existencialista, al mismo tiempo que cierran los caminos a los oprimidos para
ser ms.
b)
El proceso de liberacin
La praxis liberadora es la tarea propia del hombre liberndose, y consiste en un proceso dialctico de accin transformadora y reflexin crtica, que
busca ser ms, humanizarse, incidiendo para ello en todos los espacios necesarios, y especialmente luchando por transformar la situacin de opresin,
mientras exista.
c)
La pedagoga de la liberacin
c)
La deficiencia ms clara en este esquema, es que Freire no tiene un precepto metodolgico claro para la ltima y ms importante parte de su proceso:
la elaboracin y el seguimiento de la accin requerida por una praxis liberadora.
Parece creer que una vez llegado a una primera conscientizacin, el reconocimiento de las causas verdaderas de la opresin y la consiguiente eleccin de
acciones liberadoras correctas se darn ms o menos infaliblemente. Desgraciadamente el mismo itinerario de Freire muestra que esto no es tan sencillo,
como no es tan sencillo arrojar de s la sombra del opresor. Metodolgicamente,
y an en trminos de su propia teora, Freire nos deja en el umbral de la praxis
liberadora.
Comentario
Conviene tener en cuenta que Paulo Freire no es un cientfico social como
pudiera serlo un economista o un politlogo, l es un educador.
Su preocupacin fundamental no es, pues, la de ofrecer un anlisis cientfico riguroso del funcionamiento de la estructura social, sino slo definir de
manera general sta, caracterizndola en trminos de su efecto en la conciencia, para luego hacer su propuesta pedaggica.
Dado el carcter de su propuesta, Freire podra ser mucho ms concreto
en la presentacin de sus ideas en torno a la problemtica social; as, su propuesta ganara en claridad, al quedar definido qu es lo que su planteamiento
ofrece y qu es lo que no ofrece ni puede ofrecer. Pero no siendo as, todava
puede aceptarse como vlida la propuesta de Freire, si consideramos que,
aunque expresada en un lenguaje confuso, y elaborada en un anlisis a veces
ingenuo, todava apunta a problemas y soluciones correctamente identificados.
b)
Comentario
Es necesario tomar con reserva este tipo de crtica sobre todo cuando
surge del grupo que tiende al conservadurismo o tambin a las posiciones
que se han dado en llamar indigenistas.
Es conveniente, sin embargo, tener siempre presente la especificidad de
cada grupo cultural que deber en todo momento ser respetada. El mtodo de
Freire se presta a esto.
e)
Las crticas que hacen quienes estn directamente implicados en acciones de carcter transformador pueden ser agrupadas en tres ideas bsicas:
1) Tanto en el anlisis como en su metodologa no hay una propuesta
poltica clara, y sin ella no es posible plantear una praxis liberadora correcta,
como propone la misma teora de Freire.
2) No existe una concepcin orgnica del cambio o de la revolucin y sin
ella se hace imposible el proceso de conscientizacin y por ende el mismo
proceso de cambio.
3) Realmente el mtodo permite que la gente tome una nueva conciencia
de las cosas; pero no prev la posibilidad siguiente que es la organizacin,
condicin para que puedan darse los siguientes procesos de liberacin.
Comentario
La primera observacin tiene estrecha relacin con las crticas que vienen
desde la ciencia social. Es real que en el planteamiento de Freire no existe una
propuesta poltica clara en el sentido de definir a los sujetos del cambio o en
el de precisar el cmo de la accin poltica. Esto no lo ofrece el planteamiento
de Freire.
Aunque desde 1970, como parte de la evolucin de su pensamiento, Freire
ha venido sosteniendo la necesidad de la orgarizacin como elemento indispensable para que realmente pueda hablarse de conciencia-liberacin, el mtodo como tal no incluye de manera orgnica esta realidad; es algo que se ve
como necesario, pero la propuesta metodolgica no ha logrado integrarlo como
elemento, desde dentro del propio mtodo.
Las crticas en este sentido apuntan a un lmite del planteamiento de Freire
para quienes pretenden incidir en procesos ms avanzados de cambio social.
6.
En el intento de identificar la prctica de los grupos que utilizan la metodologa de Paulo Freire hemos encontrado tres grandes sectores:
a)
El sector testimonial.
Existe una cantidad significativa de grupos que, inspirados por los planteamientos y la metodologa de Freire, realizan, algunos ya desde aos, una
prctica que podra ser calificada de ejemplar o testimonial.
Elemento fundamental para estos grupos es la insercin del agente externo en la comunidad.
El mtodo es utilizado para que el pueblo exprese su sabidura y sus
conocimientos.
En la prctica social y poltica hay que seguir el paso del pueblo. La
accin de lo que podra considerarse una vanguardia que induzca procesos o
conduzca la accin organizativa, es inaceptable.
Algn crtico brasileo ha calificado la experiencia de estos grupos como
muy cercana a los populistas rusos del siglo XIX cuya consigna fundamental
era dejar todo e ir al pueblo, pero no ms, de ah su carcter de testimonial.
b)
El sector formalista
Existen grupos, pero sobre todo instituciones, la ms de las veces organismos internacionales o de carcter gubernamental, que utilizan en sus discursos y escritos explcitamente los planteamientos de Freire para avalar o dar
razn de su accin, aunque en la prctica sta no tenga nada que ver con el
mtodo de Freire. En la realidad se siguen haciendo las mismas cosas, pero
ahora con otros nombres, de ah su carcter de formalista.
c)
El sector radical
Estos grupos, tal vez los menos, han continuado su prctica tomando algunos de los elementos y planteamientos metodolgicos de Freire, pero ya
enriquecindolos con nuevos elementos, sobre todo en lo que toca a los procesos organizativos que buscan el cambio social de manera directa.
En este sentido, el aporte permanente de Freire es su nfasis en la
dialogicidad y en la participacin, y las muestras operativas que para este propsito nos ofrece.
7.
a)
Su aporte
b)
Su futuro
se trata de eso: de apoyos valiosos, que por otra parte tampoco podrn ser
motores de esa transformacin. Diremos algo ms sobre este punto en el
apartado cuarto.
a)
La alfabetizacin.
b)
c)
En el captulo tercero de La pedagoga del oprimido, Freire expone tambin con detalle y precisin la manera de proceder para elaborar y poner en
prctica programas educativos populares. El procedimiento es aplicable a crculos de cultura o bien a programas ms complejos. El mtodo contiene todos
los elementos fundamentales de la investigacin participativa.
Si se domina el mtodo de alfabetizacin, ser fcil comprender los resortes bsicos de este otro mtodo, derivado de la misma metodologa. En cualquier caso es nuevamente sustituible la lectura del texto mismo: est en la
parte final del captulo tercero de La pedagoga del oprimido.
Cualquier utilizacin de estos dos mtodos, supone de nuestra parte no
una copia mecnica, sino una recreacin de los mismos. Por lo dems, si uno
tiene las ideas claras respecto a lo que en la concepcin Freiriana se pretende,
uno podr crear diferentes versiones de lo que podemos llamar procesos
Freirianos, aplicados a otras muchas circunstancias que Freire no trabaj. Sin
embargo, no ser poca la ayuda que para este propsito nos d el conocer en
detalle esas dos instancias especialmente claras que Freire mismo nos propone: la alfabetizacin y la elaboracin de un programa educativo popular.
Es, sin embargo, fcil disecar el mtodo: dejarle su apariencia tal, despus de haberle extrado toda su sustancia. Esto puede suceder por decidida
mala voluntad: hay quien utiliza una apariencia de mtodo Freiriano y tal vez su
discurso, con la pretensin de parecer avanzado o revolucionario pero sin permitir que las ideas genuinas de Freire tengan efectiva operatividad. Tambin
puede suceder por desconocimiento: en este sentido recomendaramos que
nadie use el mtodo de Freire sin haber ledo al menos una de sus obras fundamentales. Recomendamos La pedagoga del oprimido, y si es posible,
adems, La educacin como prctica de la libertad.
Atenerse slo a una explicacin acerca de lo que Freire dice y pretende,
es arriesgarse siempre a aqullo de que cualquier traductor es un traidor. Sin
embargo, dado lo difcil que el mismo Freire se hace con el tipo de discurso y
vocabulario que emplea, resulta casi cruel recomendar su lectura en ciertos
medios. En este caso ser un sustituto aceptable que alguien que s pueda
manejar directamente a Freire, lo traduzca o lo glose para sus compaeros.
a)
b)
BIBLIOGRAFIA
Para finalizar, y para ayuda de aqul que tenga la paciencia para soportar
numerosas repeticiones, retorcidas elucubraciones, ponemos una lista de las
principales publicaciones de Freire. Las dos ya mencionadas y las Cartas a
Guinea-Bissau son, a nuestro juicio, las ms importantes. En todo caso, para
el que quiera conocer a Freire a fondo, s ser necesario el recorrer su obra.
2.
Para un estudio a nivel medio sobre Freire, incluyendo sus aspectos biogrficos, recomendaramos las siguientes lecturas, junto con una seleccin de
las dos o tres obras que ms interesan al lector dentro de la bibliografa de
Assman:
BARREIRO, Julio. Educacin y concientizacin. En: La educacin como prctica de la libertad. Siglo XXI Edit., Mxico, 1971. (pp. 9-11).
ASSMAN, Hugo. Bibliografa de y sobre Paulo Freire. En: Pedagoga del oprimido, Tierra Nueva, Uruguay, 1970, p. 247.
JUREZ, Csar y HERNNDEZ, Pico. Paulo Freire y la Educacin. Revista
ECA, Agosto-Septiembre 1971. Universidad Centroamericana. Jos Simn
Caas, El Salvador, pp. 498-501.
ENRIQUEZ, Alberto. En dilogo con una filosofa de la educacin. Tesis para
obtener la licenciatura filosfica en el Instituto Libre de Filosofa, Mxico,
D.F., 1972. pp. 17-23.
MARQUEZ DE MELO, Jos. El exilio de Paulo Freire. En: Chasqui (Revista
Latinoarnericana de Comunicacin), enero-marzo, Quito, 1982. pp. 7-12.
NDICE
SEGUNDA PARTE
II.
ASPECTOS PARTICULARES
Introduccin
Qu es la alfabetizacin.
UNESCO
Estrategias de alfabetizacin en Amrica Latina y el Caribe.
Jos Nagel y Eugenio Rodrguez
La educacin y la suerte del campesino.
Sylvia Schmelkes
Lenguaje, cultura y alfabetizacin: reflexiones en torno a la alfabetizacin
de grupos de indigenas.
Linda Vernica King
INTRODUCCIN
Existen otros muchos grupos de adultos cuya educacin reclama orientaciones especiales: las mujeres, los jvenes, los pobladores de reas suburbanas, los trabajadores industriales, los migrantes, etc. Las limitaciones de esta
obra no permiten ofrecer lecturas sobre cada uno de ellos. Se dispone ya,
afortunadamente, de un nmero creciente de lecturas sobre los problemas de
la EA en esas poblaciones particulares.
QU ES LA ALFABETIZACIN
UNESCO
Una definicin
El concepto de analfabetismo es muy relativo, por lo que las cifras pueden
variar de manera considerable, segn los criterios adoptados. En el siglo XIX,
en los pases europeos, a menudo se aceptaba que la capacidad de escribir el
propio nombre representaba un criterio suficiente de alfabetizacin. En ciertos
pases, se considera como analfabeto a aqul que no sabe leer ... las letras del
alfabeto. En otros se hace referencia al nmero de aos de escolaridad (entre
5 y 9 aos). Algunas veces, por el contrario, se clasifica como analfabeto a
quien no puede llenar un cuestionario complejo o es incapaz de asimilar instrucciones de cierto carcter tcnico. Entre estos extremos, existen mltiples
variantes de criterios.
Sin embargo, la necesidad de convenir en una definicin exacta no proviene de una simple diferencia entre palabras: permite delimitar la extensin precisa de las carencias que se quieren combatir y, en consecuencia, la extensin, es decir, las orientaciones de la accin que se ha de emprender. Por otro
lado, la constante evolucin de los conocimientos que se han juzgado necesarios para considerar a alguien alfabetizado conduce a una permanente reactualizacin de las definiciones.
En 1958, la Conferencia General de la UNESCO recomendaba, con el
afn de normalizar las estadsticas de la educacin, la definicin siguiente de
analfabeto: una persona incapaz de leer y escribir una exposicin simple y
breve de hechos relacionados con su vida cotidiana, an cuando la entienda.
En 1978, la Conferencia General de la Organizacin complet esta definicin adoptando una recomendacin revisada que consideraba como
funcionalmente analfabeta a cualquier persona incapaz de ejercer todas las
actividades para las cuales la alfabetizacin es necesaria en inters del buen
funcionamiento de su grupo y su comunidad; alfabetizacin que le permita leer,
escribir y calcular con el fin de lograr su propio desarrollo y el de su comunidad.
Pero si los datos siguientes pudieran variar en funcin de la definicin
elegida para establecerlos, no por ello se atenuaran las situaciones que revelan y la gravedad del mal que demuestran.
Por sexo
La diferencia por sexo es tambin muy clara. En los pases en desarrollo,
de cada dos mujeres una es iletrada, mientras que entre los hombres la relacin es de uno a tres. Los progresos de la alfabetizacin en el mundo no
impiden que esta proporcin crezca; las mujeres representan actualmente 60%
del total de los analfabetos contra 58% en 1970. Esta situacin cultural puede
estar directamente ligada a la condicin femenina en general.
En Africa, por ejemplo, 70.8% de las mujeres son analfabetas (1980). En
once pases (7 africanos) el analfabetismo femenino rebasa el 90%. Ni Europa
(comprendida la URSS) se salva: 3.6% para las mujeres, 1.9% para los hombres. Sin embargo, hay excepciones: en Jamaica, 7% (contra 9.6% para los
hombres) y, en Lesotho, 18.6% (contra 42.1% para los hombres).
en un espacio determinado, su aplicacin cotidiana, concreta inmediata y benfica. As, en los aprendices de la reciente campaa de alfabetizacin en
Nicaragua, exista una gran preocupacin de orden comercial: los campesinos
y obreros agrcolas queran aprender a contar sobre todo para dejar de ser
engaados en el peso o en los precios por los capataces o los intermediarios.
En esta perspectiva, la UNESCO promovi el Programa Experimental
Mundial de Alfabetizacin (PEMA), mismo que, de 1966 a 1973, abarc una
veintena de pases; su objetivo era ensayar y aportar pruebas de las ventajas
que ofrece la alfabetizacin desde el punto de vista econmico y social.
Pero el balance comparativo de este programa permiti cambiar nuevamente la concepcin prevaleciente en la materia: En l se demostr que no
conviene sustituir la alfabetizacin rudimentaria (desarrollada segn un modelo humanista) para poner fin a lo que pareca esencialmente una privacin
de un derecho fundamental del hombre, por una alfabetizacin tcnica que
pone el acento slo en la adquisicin de competencias profesionales limitadas
a un sector determinado. En consecuencia, una leccin capital del PEMA
parece ser la necesidad de evitar la idea del trabajo de alfabetizacin como una
labor exclusivamente tcnica a problemas que son tcnicos slo en parte. Las
soluciones adoptadas en materia de desarrollo y alfabetizacin deben ser amplias y multidimensionales, concedindole importancia tanto al cambio social,
cultural y poltico como al crecimiento econmico.
Un verdadero desarrollo exige movilidad, es decir, capacidad global y apertura cultural por parte de sus promotores, desaprobando toda visin estrecha
de la alfabetizacin. Esta tendencia se afirma tanto ms cuanto que la ciencia
ocupa en lo sucesivo un papel predominante en la produccin mundial, en
detrimento de la simple fuerza de trabajo manual. El objetivo es, pues, que los
nuevos alfabetizados sean, no slo participantes activos en la produccin material, sino tambin que se vuelvan sujetos crticos, actores del proceso social
en su totalidad. La alfabetizacin, ms all del aprendizaje de la lectura y el
clculo, debe contribuir a la liberacin y al desarrollo del hombre. La
funcionalidad orientada hacia la produccin no debera ser sino uno de los
componentes de la alfabetizacin.
Finalmente, ni el enfoque ni la resolucin de todas las cuestiones ligadas
con la alfabetizacin se abordan por separado desde que la educacin permanente se ha convertido en una nocin esencial. Se admite ampliamente
que la educacin, bajo sus diferentes formas, recibida en todas las edades,
La participacin de la poblacin
El principio de participacin est estrechamente vinculado con el de
funcionalidad. Si la alfabetizacin ha de tomar en cuenta las necesidades y las
aspiraciones de los analfabetos, slo podr hacerlo prestando odos a estos
ltimos, cada adulto ser el sujeto y ya no el objeto de su propia alfabetizacin.
La participacin de los analfabetos es fundamental. Ofrece el mejor medio
para asegurar una motivacin real de la poblacin interesada. Es necesario
que aquellos a los que se dirige la alfabetizacin, en particular las mujeres y
las clases ms desheredadas sientan la necesidad de participar en las decisiones de la comunidad de la cual son miembros.
Coordinacin
A nivel nacional, la experiencia indica que las condiciones ptimas se
renen cuando un servicio pblico nico dirige el conjunto de las actividades
ligadas con la alfabetizacin y la educacin, pero siempre que, al mismo tiempo, esta coordinacin se acompae de una descentralizacin efectiva de las
unidades de enseanza. Asimismo, las actividades de alfabetizacin deberan
integrarse siempre en un plan plurianual. La ausencia de planificacin conduce a menudo a acciones poco realistas y refuerza la precariedad de los resultados obtenidos.
Existe adems un ltimo nivel de intervencin: el de la coordinacin internacional. Ningn pas, nos dice la UNESCO, podr pretender, por s solo,
resolver sus problemas de educacin aunque sea por razones de recursos. La
UNESCO estimula, en particular, la descentralizacin y la creacin de coordinaciones regionales o de mecanismos regionales de cooperacin horizontal
como el Proyecto Mayor de Educacin en Amrica Latina y el Caribe, o el
Programa Regional de Eliminacin del Analfabetismo en Africa.
Por ltimo, la accin de las organizaciones no gubernamentales (ONG)
puede contribuir, entre otras cosas, a la movilizacin de sectores sociales (sindicatos, movimientos feministas, movimientos juveniles y estudiantiles, etc.).
Alfabetizar, cmo?
Campafa de masas y selectividad.
Una de las primeras decisiones a la que se enfrentan los promotores de la
alfabetizacin es la siguiente: lanzar una campaa masiva que llegue, de ser
posible, a la totalidad de la poblacin, o hacer programas selectivos en los que
las poblaciones a las que estn dirigidos sean elegidas en funcin de criterios
especficos (socioeconmicos, geogrficos, lingsticos, etc.).
En Mal, por ejemplo, cuando tuvo lugar la campaa PEMA, se dio prioridad a los sectores que posean el potencial mayor para el desarrollo econmico del pas. En la Repblica Unida de Tanzania, un programa lanzado en 1977
se diriga a un pequeo grupo de agricultores elegidos por otros campesinos, y
estaba directamente ligado a la experimentacin de innovaciones en los cultivos. En Tailandia, la selectividad se hace por regiones.
En cierta medida, el principio de selectividad puede no parecer democrtico, pero a veces es impuesto por las circunstancias, y en ocasiones incluso por
el curso de la fase inicial de las campaas de masas. Es as, por ejemplo,
como la campaa MOBRAL, lanzada en Brasil a principios de los aos setenta,
se concentr en su inicio en un grupo entre 15 y 35 aos de edad que habitaba
las zonas urbanas.
Desde el final de la segunda guerra mundial hemos presenciado una interesante evolucin. Despus de la primera ola (1945-1961) de campaas masivas, conducidas con ms o menos xito, marcada en especial por el xito cubano, en los aos sesenta y el inicio de los setenta, se vio el desarrollo de un
gran nmero de proyectos selectivos de alfabetizacin funcional con la asistencia tcnica de la UNESCO (PEMA). Adems, desde hace unos diez aos,
las campaas de masas iniciadas desde los ltimos aos del PEMA, se multiplicaron, Nicaragua y Etiopa son los ejemplos ms recientes de campaas de
masas con xito.
Las campaas de masas a menudo han sido opuestas al mtodo selectivo, y el calificativo intensivo, unido a ste ltimo, ha contribuido a aumentar
cierta confusin. En realidad, actualmente se tiende a pensar que estos dos
elementos no se contradicen forzosamente y merecen ser concebidos como
factores complementarios de una misma estrategia. Adems, la aportacin de
una campaa, es decir, de una intervencin especfica, sin duda se ve
relativizada por la importancia concedida a la nocin de educacin permanente.
La post-alfabetizacin
Esta nocin es esencial para que una campaa de alfabetizacin pueda
tener efectos duraderos. La instruccin adquirida, si no se utiliza, tiende en
efecto, a perderse. Numerosos trabajos han demostrado de manera espectacular la fragilidad de una alfabetizacin no continuada.
Una investigacin efectuada en una regin rural de Uruguay revel que
82% de los adultos que haban seguido cinco o ms aos de escolaridad, despus se haban vuelto iletrados o semi-iletrados. Por otro lado, este mismo
proceso es lo que explica ampliamente la tasa de analfabetismo observado en
los pases desarrollados, donde, sin embargo, la escolaridad es obligatoria.
Es necesario, pues, recurrir a todos los medios que permitan asegurar la
continuidad del proceso iniciado. La ms de las veces, la post-alfabetizacin
implica la creacin de instrumentos de cultura y comunicacin que hacen falta.
Por ejemplo, en la Repblica Unida de Tanzania, para remediar la insuficiencia
de libros publicados en swahili, por otra parte muy alejados de las preocupaciones del campesinado, se organizaron concursos de manuscritos en esta lengua. Tambin se cre una red de bibliotecas rodantes.
Ms an que los libros, la prensa es un apoyo privilegiado de la postalfabetizacin. As, en Mal, la publicacin Kibaru, cuyo tiraje es de 18,000
ejemplares, fue creada en 1972, con el fin de dirigirse en particular a los nuevos alfabetizados. En Tanzania, se les consagra una pgina especial de un
gran peridico nacional.
Los cassettes, generalizados en los pases rabes y en Irn, los filmes, las
diapositivas, las emisiones de radio y televisin, pueden ser otras tantas incitaciones a la comunicacin.
En conclusin, al parecer, la post-alfabetizacin reviste tal importancia que
es un factor determinante del xito de una campaa de alfabetizacin, y no
debe limitarse a la sola designacin de lugares e instrumentos de lectura: debe
incluir la utilizacin social de nuevas capacidades adquiridas por el joven letrado en los dominios ms diversos de su vida cotidiana, dicho de otra forma, la
creacin de un medio ambiente letrado en la sociedad alfabetizada.
Qu alfabetizadores?
En la medida en que el carcter funcional de la alfabetizacin es ms
marcado, resulta menos operante la enseanza de tipo clsico. El echar mano
de instructores profesionales remite no slo a los problemas de las competencias tcnicas (agrcolas, sanitarias, etc.), sino tambin a tradiciones pedaggicas.
El material didctico
La produccin del material educativo para la alfabetizacin y la post-alfabetizacin constituye una condicin importante en el xito de los programas de
alfabetizacin funcional. Consideradas las grandes diferencias que existen
entre los pblicos a los que se dirige, debe ser muy diversificada. La formacin
de especialistas para la elaboracin y produccin de ese material: redactores,
dibujantes, tcnicos de imprenta; su experimentacin previa, sus recursos y su
distribucin, son aspectos importantes, al igual que las respuestas a otras pre-
La funcin de la UNESCO
El Acta Constitutiva de la UNESCO estipula, en especial, que la dignidad
del hombre exige la educacin para todos, los estados firmantes, resueltos a
asegurar a todos el pleno e igual acceso a la educacin, asignan en particular
a la Organizacin la funcin de realizar gradualmente el ideal de una oportunidad igual de educacin para todos, sin distincin de raza, sexo o condicin
econmica y social.
Las organizaciones internacionales son criticadas a veces por la ineficacia de sus proyectos o su torpeza, incluso su conservadurismo. Pero la
lucha de la UNESCO en favor de la alfabetizacin seguir siendo, sin duda,
uno de los grandes ejemplos de intervencin de una organizacin internacional
seguida de buenos resultados.
No es pues fortuito que el nombre de la UNESCO haya estado ntimamente ligado a lo largo de esta exposicin, con las diferentes etapas de la alfabetizacin y con sus experimentaciones.
Ha lanzado programas de formacin de alfabetizadores, promovido conferencias y coordinaciones regionales en los diferentes continentes, organizado
reuniones de expertos y encuentros intergubernamentales que tienen por objeto aspectos precisos relacionados con la instruccin y que han permitido hacer
balances y trazar perspectivas... Se ha esforzado por proporcionar a los Estados consejos y recomendaciones, asistencia financiera y tcnica.
La celebracin, el 8 de septiembre, de la Jornada Internacional de la Alfabetizacin permite, ao con ao, informar, sensibilizar y movilizar a la opinin
pblica sobre los problemas de la alfabetizacin; da la ocasin, a los Estados
Miembros, de poner en prctica o desarrollar actividades de orden prctico.
Por otro lado, esta Jornada ofrece la posibilidad para recompensar los trabajos
meritorios en el dominio de la alfabetizacin, mediante premios internacionales: Premio N. K. Kroupskaia, Premio de la Asociacin Internacional de Lectura, Premio S. Noma y Premio Irak de Alfabetizacin.
Alfabetizacin: horizonte 89
El Plan a Mediano Plazo de la UNESCO (1984-1989) es muy claro: de
aqu a 1989 deben invertirse las tendencias actuales en materia de analfabetismo, es decir, que a pesar del crecimiento demogrfico, el nmero absoluto de
analfabetas no debe aumentar, incluso deber disminuir. Ser necesario pues,
y de acuerdo con un doble enfoque, acabar con el mal desde su raz reduciendo de manera considerable el nmero de nios no escolarizados, sin que cese
de aumentar el nmero de alfabetizados entre los adolescentes y adultos. En
consecuencia: uno de los ejes prioritarios de la accin de la UNESCO deber
ser, en el curso de la prxima dcada, favorecer el desarrollo y la renovacin
de la enseanza primaria y promover la eliminacin total del analfabetismo. El
desarrollo de la enseanza primaria es la condicin bsica para la erradicacin
definitiva del analfabetismo.
Concretamente, qu har la UNESCO en el campo de la alfabetizacin
en el curso del perodo 1984-1989? En el marco de un gran programa cuyo
objeto es el de favorecer la educacin para todos, emprender un conjunto
de actividades para apoyar los esfuerzos nacionales y regionales y se articular alrededor de los siguientes temas fundamentales:
- Mejor conocimiento del problema del analfabetismo con miras a identificar a los analfabetas (individuos y grupos), y a esclarecer, en cada contexto
especfico, las razones que lo explican y las consecuencias que de l resultan
para la poblacin, as como las medidas que podran tomarse para eliminarlo.
- Contribucin en la elaboracin y aplicacin de estrategias nacionales e
internacionales para la generalizacin y renovacin de la enseanza primaria y
la eliminacin del analfabetismo, se le dar una atencin particular a la universalizacin de la enseanza primaria y a la alfabetizacin de los jvenes y adultos en las zonas rurales, enfatizando las acciones en favor de los grupos
desfavorecidos, en especial, de las mujeres.
- Reforzamiento de las actividades de formacin y perfeccionamiento del
personal de alfabetizacin, para la escolarizacin de los nios y para la alfabetizacin de los adultos.
- Promocin de la lucha contra el analfabetismo regresivo y de las actividades educativas destinadas a los jvenes que prematuramente han abandonado la escuela, con el fin de asegurar el perfeccionamiento de los conocimientos
y capacidades adquiridos en el curso de la escolaridad, o durante programas
de alfabetizacin, y la adquisicin de habilidades que les permitan insertarse
en el circuito de la produccin, en especial agrcola y artesanal.
ESTRATEGIAS DE ALFABETIZACIN EN
AMRICA LATINA Y EL CARIBE
1.
nes y de esta manera, considerar racionalmente el riesgo y los resultados posibles de la inversin que se est haciendo al alfabetizar a la poblacin.
En los captulos siguientes se intentar mostrar los resultados que se obtienen al examinar la experiencia latinoamericana en alfabetizacin buscando
caminos que guen la configuracin de estrategias nacionales. Las experiencias anteriores, particularmente las exitosas, constituyen la base para los planteamientos que aqu se hacen. Sin embargo, esas experiencias no se presentarn detalladamente ni de manera individualizada. Ms bien, siguiendo un
esquema terico se tratar de presentar ordenadamente conclusiones haciendo slo las referencias empricas indispensables cuando el texto lo exija. Existe un informe del Seminario Regional sobre Estrategias Nacionales de Alfabetizacin en el Marco del Proyecto Principal de Educacin en Amrica Latina y el
Caribe que contiene de manera detallada la presentacin de realidades especficas y que es complementario de los captulos siguientes.
vada puede contribuir de manera significativa, pero no hay duda que el gran
esfuerzo deber canalizarse a travs del presupuesto nacional.
d) Marco institucional.
Si bien este punto ser tratado de manera ms extensa en el captulo
relativo a organizacin de la alfabetizacin, es importante decir aqu que ste
es clave para el xito de la alfabetizacin. A este respecto dice UNESCO: Para
evitar la dilucin de responsabilidades y la dispersin de las actividades, parece conveniente que los Estados que hayan definido una poltica nacional de
lucha contra el analfabetismo creen un organismo central, que tenga una autonoma suficiente y medios propios y que encaje en la estructura general de
educacin escolar y extraescolar y este ligado al funcionamiento de los rganos responsables del desarrollo. Este organismo puede servir de animador de
las instituciones de cooperacin intersectoriales en pro de la alfabetizacin (comits nacionales, regionales y locales).
En varios casos, junto con crear ese organismo se han estructurado consejos nacionales de alfabetizacin los cuales permiten la participacin de amplios sectores de la vida nacional y aseguran el compromiso mucho ms vasto
de la sociedad en esta tarea. Estos consejos son una forma de legitimar socialmente el programa de alfabetizacin, lograr un consenso sobre sus objetivos y movilizar recursos por encima de los aparatos administrativos regulares
facilitando a la vez la coordinacin entre ellos y las orgtnizaciones sociales
involucradas.
Un problema que se plantea habitualmente es el del rol de los ministerios
de educacin en la alfabetizacin. Hay diversas soluciones segn se trate de
tiempos normales, es decir de la realizacin de programas de alfabetizacin
que se proponen objetivos parcializados o si se trate de campaas nacionales
de erradicacin total del analfabetismo. En el primer caso, el rol de los ministerios es mucho ms preponderante; en el segundo caso, el rol del organismo
nacional creado especialmente, pasa a ser vital. Sobre este particular se vuelve tambin en el captulo de organizaciones.
tes sanitarios, el personal de las empresas, etc., sobre todo cuando pertenecen al mismo medio que el de los analfabetos. Ahora bien, procede utilizar
este conjunto de buenas voluntades de modo coherente y metdico y por ello
es indispensable ensearles las tcnicas de comunicacin pedaggica (en cursillos peridicos en vez de recurrir a una informacin inicial prolongada) y coordinar sus esfuerzos para movilizar todas sus energas.
es preciso introducir modificaciones. Esta evaluacin debe referirse a los aspectos pedaggicos (formacin del personal, contenido, mtodo, rendimiento,
etc.), por un lado, y a la estrategia y la planificacin (eleccin de los destinatarios, ritmo de realizacin, financiamiento, vinculacin con las operaciones de
desarrollo, etc.), por otro.
En lo tocante a la evaluacin pedaggica, se debe asignar el lugar que le
corresponde a la autoevaluacin realizada por los propios participantes, que
les permite darse cuenta directamente de los progresos que consiguen, los
problemas que se les plantean y la forma de resolverlos, todo lo cual surte un
efecto estimulante. En la evaluacin hay que tomar en consideracin el contexto cultural de cada programa, y no reproducir mecnicamente modelos de apreciacin establecidos para sociedades distintas. Para ello, el responsable de la
evaluacin debe dar muestras no solamente de competencia tcnica sino tambin de sensibilidad y respeto a la cultura para la cual trabaja.
La experiencia indica, por otra parte, que la alfabetizacin requiere una
evaluacin permanente y en el terreno. El evaluador debe estar atento a cmo
se est desarrollando el proceso para apoyar al alfabetizador y corregir rpidamente cualquier error. No puede ser solamente una evaluacin de resultados
al final porque resultara ociosa ya que es la nacin la que evaluar la campaa
en su conjunto.
La evaluacin individual del aprendizaje, siendo relevante, no tiene en alfabetizacin tanta importancia como la evaluacin de la afirmacin del grupo
como tal, porque es el grupo quien apoya el aprendizaje de sus miembros y
garantizar su perfeccionamiento despus de terminada la campaa. La certificacin por individuos tampoco es tan importante. El analfabeto necesita aprender a leer para mejorar sus propias posibilidades de relacin familiar, comunal,
laboral y poltica.
La evaluacin es as, en la alfabetizacin, un proceso suigneris que debe
ser cuidado especialmente y que podr proporcionar a la vez importantes hallazgos que enriquecern la experiencia internacional en materia de alfabetizacin.
a. Solidaridad nacional.
En los pases que han superado el analfabetismo circunscribiendo el problema solamente a los analfabetos, el Estado ha ampliado la oferta de servicios educativos y los individuos, valindose de los nuevos recursos que el crecimiento econmico iba poniendo a su alcance, se han educado. Este proceso
ha significado un enorme esfuerzo y un largo perodo en el cual se ha estimulado el ascenso individual y la competencia, reforzando con ello una concepcin
individualista de la educacin.
Otras experiencias nacionales han movilizado a toda la sociedad situando
el problema del analfabetismo como responsabilidad de todo el pas. Se ha
propiciado la solidaridad nacional y, como ya se ha sealado, se ha contribuido
rar de tal modo la alfabetizacin que destinen a esas actividades un tiempo que
les demandar una alta dedicacin, el sacrificio de horas de descanso y una
lucha ardua por superar el cansancio y el agotamiento luego de una larga jornada de trabajo.
Estas exigencias apuntan hacia la fuerza motivadora que tiene un movimiento de esta ndole para los adultos. La experiencia en la Regin seala que
ello es posible si se toman en cuenta los siguientes elementos:
- El proceso de alfabetizacin tiene como punto de partida las expectativas, necesidades e intereses de los grupos y comunidades y su contenido
corresponde al universo cultural de las mismas.
- La infraestructura operativa est vinculada con las organizaciones de
base, si stas existen, o tiende a favorecer la creacin de ellas mediante el
desarrollo de conductas participativas en la poblacin relacionadas con proyectos concretos de beneficio comn.
- El proyecto de alfabetizacin es asumido por la comunidad mediante la
participacin de sus lderes en el mismo. Esta participacin va ms all de una
simple consulta de opinin, pues afecta la condicin, gestin y, principalmente,
las decisiones y opciones en el propio proceso alfabetizador.
Uno de los aportes ms destacados en este sentido ha sido realizado por
el Movimiento de Educacin de Base (MEB) de Brasil y por Paulo Freire.
En el noreste de Brasil surgi este tipo de movimientos y su raz consisti
en el abandono de los principios tradicionales de la educacin formal, que comienza el aprendizaje por el conocimiento y termina en la conciencia, para
centrarlo en la conscientizacin como proceso inicial y bsico, y en la valorizacin de los componentes y expresiones de la cultura popular para, a partir de
ellos, desmitificar los procesos de dominacin y explotacin.
En sus primeros pasos, el MEB tuvo como instrumento de educacin la
Escuela Radiofnica, y por medio de la radio llevaba su mensaje a los grupos locales organizados alrededor de un monitor o animador. Este animador
era un lder de la comunidad que haba sido entrenado para realizar la mediacin entre el mensaje radiofnico y la pequea comunidad de adultos y jvenes.
Adems, el animador era responsable de establecer en la comunidad grupos de movilizacin local, trabajos de promocin de la comunidad, sindicalizacin, grupos de presin y defensa de los derechos de los campesinos.
Esta orientacin permiti la integracin del MEB con los sindicatos de trabajadores rurales y las ligas campesinas, optando por gestar libertades democrticas, garantizar la existencia de los campesinos y discutir y apoyar el
fortalecimiento de un poder popular.
Estas acciones concretizaron el objetivo ltimo del MEB: educacin para
formar al hombre como persona, a travs del trabajo educativo en una perspectiva de autoformacin del pueblo, del logro de objetivos intermedios que se
sintetizaban en conscientizacin, cambio de actitudes y organizacin de
las comunidades.
Por su parte, adems de la inspiracin dada al MEB, Paulo Freire en el
mtodo psicosocial afirma al analfabeto como persona que se descubre nuevamente y se afirma en su calidad de tal teniendo un papel protagnico en la
vida social. El proceso de alfabetizacin es un dilogo conscientizador y una
apropiacin crtica del lenguaje; en l, el alfabetizador es un facilitador del dilogo, es un apoyo para que se realice dicha apropiacin crtica, es un colaborador para que los alfabetizados reflexionen sobre su realidad que conocen por
experiencia.
Desde otra ptica, destaca tambin de modo ntido la experiencia realizada en Cuba, donde los alfabetizadores decidieron ayudar en el trabajo normal
de los analfabetos para que ellos pudieran disponer de ese tiempo para las
sesiones de alfabetizacin; ello ha significado la incorporacin en el proceso
de alfabetizacin de la solidaridad como una nueva dimensin, lo cual legitima
la presencia del alfabetizador y facilita la confianza en las instituciones ejecutoras
de los programas al mostrar la vinculacin con los intereses y necesidades de
los analfabetos. De igual manera, en la experiencia de Nicaragua la movilizacin de los alfabetizadores ha trascendido el perodo de la Cruzada para constituirse en un motor fundamental de la post-alfabetizacin.
Estas experiencias, ms otras que no se han citado, muestran que una
estrategia movilizadora permite dimensionar el programa de alfabetizacin de
una manera diferente en sus aspectos organizativos, revitalizando el papel
protagnico de las organizaciones de base, de los lderes comunitarios y de las
distintas instancias institucionales y de compromiso personal que existen en la
sociedad.
a. Coordinacin interinstitucional
No solamente se fortalece el programa de alfabetizacin con esta estrategia de coordinacin interinstitucional sino que se fortalecen las instituciones u
organizaciones. La identificacin con los objetivos y estrategias del programa
originar crisis y transformaciones cualitativas y cuantitativas, como han acontecido en la prctica desarrollada en los pases de la Regin.
1) Una de las organizaciones cuya participacin debe ser fundamental en
la alfabetizacin, es la escuela. Ello no contradice lo sealado sobre la desescolarizacin; la escuela, a pesar de estar sujeta a la norma escolar, no ha
dejado de ser una organizacin de base y no ha perdido la capacidad de reaccionar como tal cuando la ocasin lo permite y lo demanda.
La canalizacin de la alfabetizacin integrndola a la escuela tiene una
especial relevancia en el sector rural, como se ha sealado, ya que no solamente se preocupa de la educacin de los nios sino que el mismo local sirve
a otras necesidades de la comunidad y el profesor rural puede ejercer, y en
muchos casos lo realiza, un rol de animacin comunitaria para la organizacin
social y la capacitacin tcnica.
La escuela, como organizacin de base, tiene una identidad especfica y
tiene estimacin y reconocimiento social. Adems tiene muchos recursos calificados como son los maestros y los estudiantes, los de educacin superior,
media o secundaria y bsica o primaria. Estos recursos, incorporados al programa de alfabetizacin, posibilitan estimar el potencial con que se cuenta en
relacin con las tareas y la cobertura del programa.
Motivar la participacin de los maestros y alumnos no es una tarea difcil.
En los pases que se tom la decisin de permitir orgnicamente la participacin de las escuelas, la voluntad de colaborar ha sido enorme unida a una
entusiasta y unnime decisin de participar.
La nica dificultad seria es que las leyes definen el rol de los miembros de
la escuela de una manera muy rgida; la escuela no es considerada como una
organizacin de base, los estudiantes no son alfabetizadores y los maestros
tienen sus funciones solamente dirigidas hacia la escuela. Por ello, la participacin de la escuela requiere medidas legales para que sea factible. A este
nivel, nuevamente el programa de alfabetizacin se vincula con la voluntad y
decisin poltica gubernamental.
En este caso, el efecto movilizador dura ms all del trmino de las actividades ya que al mantener reunidos a los estudiantes, ex-alfabetizadores, con
sus maestros, que tambin han participado en dicho proceso, se pueden revisar y evaluar las experiencias adquiridas en comn, pudindose derivar una
serie de iniciativas muy interesantes. Esta perspectiva supone que el ministerio de educacin correspondiente tenga la suficiente apertura para saber acoger este impulso renovador que proviene de la participacin de la escuela.
2) Otro tipo de organizaciones cuya participacin es indispensable son las
territoriales. Bajo este trmino se designa a las organizaciones vecinales, comunales, municipales y todas aquellas que son definidas segn el territorio de
su jurisdiccin.
Aquella organizacin territorial que tenga mayor ascendiente sobre la poblacin, es decir, tenga un liderazgo, tendr una funcin coordinadora con respecto a las dems. Para ello se requiere una gran lucidez y honestidad poltica
a fin de no imponer como eje aquella que tenga mayor coincidencia con los
planteamientos polticos de los dirigentes del programa.
Una de las tareas principales de estas organizaciones se relaciona con la
movilizacin de los analfabetos: localizarlos, motivarlos, favorecer su organizacin como grupo de alfabetizacin. En relacin con los alfabetizadores, una de
las tareas que pueden cumplir es la de acogerlos, ubicarlos en sus alojamientos, presentarlos a los grupos y comunidades si vienen de fuera. Durante el
desarrollo del programa tienen un importante rol en la recepcin, almacenamiento
y distribucin de los materiales educativos y los equipos que se emplearn.
3) Las organizaciones de trabajadores (sindicatos, ligas agrarias, cooperativas, federaciones, etc.) pueden asumir dos funciones: la motivacin y organizacin de los analfabetos urbanos y campesinos. Estas organizaciones cuentan con personal experimentado en este tipo de funciones.
funciones estaban referidas a la planificacin, capacitacin, ejecucin, evaluacin y seguimiento correspondientes al nivel de operacin.
En la evaluacin de este programa se seal que la coordinacin a nivel
central no tuvo los frutos esperados, lo que no fue similar en los otros niveles.
b. Planificacin multisectorial
Otro aspecto importante en la organizacin de los programas de alfabetizacin es la consideracin de diferentes modalidades de articulacin con los
planes nacionales de desarrollo mediante acciones multisectoriales o
intersectoriales.
Esta multisectorialidad puede tener diferentes perspectivas:
- Para algunos pases se define principalmente por la vinculacin con instituciones del Estado, por la incorporacin rganica en un plan de desarrollo
gubernamental.
- Para otros, adems de las instituciones sealadas, plantean la vinculacin con la comunidad organizada como protagonista de su plan de desarrollo.
As, el Plan Nacional Multisectorial del Per seala en sus lineamientos de
poltica que las acciones orientadas a resolver el problema del analfabetismo
debern ser parte de los planes de desarrollo socioeconmico. Por ello, el
sector educacin impulsar una estrecha coordinacin con los dems sectores, en la perspectiva de afrontar el analfabetismo con acciones de carcter
multisectorial.
Igualmente, se impulsa la participacin de los gobiernos locales y de la
comunidad a travs de sus organizaciones en la formacin de comisiones de
apoyo a las acciones de alfabetizacin, vinculadas a los proyectos de desarrollo comunal.
Esta orientacin de la multisectorialidad tiene su base, en el caso peruano,
en el supuesto de que para garantizar el xito de la alfabetizacin es necesario
ofrecer al usuario programas de carcter socioeconmico y cultural, tales como
Cooperacin Popular y otros, que tiendan a mejorar sus condiciones de vida
y de trabajo.
mente, una crisis muy profunda. Cuando ello se ha intentado, la situacin provocada al interior del ministerio ha sido muy grave.
- La compatibilizacin de normas no slo se refiere a la administracin de
personal, tambin se manifiesta en relacin con los recursos materiales. Para
el uso de estos recursos existen mltiples disposiciones adminitrativas que
aseguran su mantencin y existencia; adems, el ministerio posee una serie
de contratos y una red de acuerdos que aseguran el abastecimiento y el pago
de los compromisos adquiridos. Esta modalidad estable se vera profundamente alterada si asume la adquisicin de materiales para el programa de alfabetizacin ya que stos son inusuales y requieren mecanismos de licitacin y
cotizacin mucho ms giles para proveer adecuadamente la demanda al ritmo que sta se produce.
- Otra situacin en la cual se plantean problemas de compatibilidad, se
refiere a la certificacin. Este proceso consume un porcentaje apreciable de
tiempo del personal administrativo e incluso del personal tcnico. Tambin
para ello cuenta con un sistema de normas extenso, complejo y estable que
comprende procedimientos de evaluacin individual de cada alumno, procedimientos para la extensin de certificados de estudio, archivos de calificaciones, evaluacin y escalafonamiento del personal. El criterio central para la
evaluacin de los alumnos es que sea realizada por estudiante y por unidad de
estudios (curso, ao) con miras a la promocin dentro de un concepto de programa dosificado de estudios. Este criterio es coincidente con los planes y
programas escolares uniformes y estables para todo el pas que se desarrollan
orgnicamente de un modo dosificado y acumulativo.
Sin embargo, esta prctica no es compatible con los requerimientos de un
programa de alfabetizacin. Tal como se ha sealado, la evaluacin individual
del aprendizaje no tiene tanta importancia como la evaluacin de la afirmacin
del grupo como tal. La certificacin individual tampoco tiene tanta importancia,
el analfabeto necesita aprender a leer y escribir para mejorar sus propias posibilidades de relacin familiar, accin comunal, laboral y poltica. Fundamentalmente, su mejoramiento estar en relacin al desarrollo de sus capacidades.
La alfabetizacin requiere una evaluacin permanente. El evaluador tiene
que estar atento a la forma como se est desarrollando el proceso para apoyar
al alfabetizador y corregir rpidamente cualquier error. La evaluacin final de
un programa de esta ndole no tiene una repercusin muy fundamental para su
prctica.
- Comisiones Municipales
Estos organismos estn constituidos por personas voluntarias, remuneradas en algunos casos por las entidades locales, y a su vez representativas de
las comunidades.
Son responsables de la operacionalizacin de los programas a nivel local,
mediante los encargados de los programas y de las actividades, las cuales son
similares a los niveles precedentes. Estn coordinados por un Presidente y un
Secretario Ejecutivo.
Para la interrelacin de estos tres niveles organizacionales se encuentra
el Subsistema de Supervisin Global, formado por una gran red de recursos
humanos.
Este subsistema desde su creacin, se ha constituido en el motor del sistema, ya que, desde su origen fue el responsable de mantener un padrn mnimo de desempeo de los programas y de los componentes filosficos y
metodolgicos esenciales. Adems, era fundamental establecer un flujo continuo desde la base al nivel central y viceversa, con la finalidad de recoger las
informaciones necesarias para un constante perfeccionamiento, correccin y
actualizacin de las estrategias, contenidos pedaggicos y metodolgicos.
Igualmente, su tarea ha sido fundamental en la compatibilizacin de los rasgos
que caracterizan a las comunidades individualmente con los principios nacionales.
En la definicin estratgica del Programa Nacional de Alfabetizacin de
Mxico, se seala el criterio de desarrollar una operacin desconcentrada, para
lo cual se han previsto los siguientes niveles de operacin:
- Coordinacin nacional. A este nivel le corresponde la elaboracin del
programa general de trabajo, de los documentos normativos y del plan nacional de difusin, la asignacin de recursos financieros, el diseo, reproduccin y
envo de los materiales de alfabetizacin, la capacitacin de los responsables
de coordinar la deteccin de analfabetos y de capacitar organizadores y alfabetizadores y la evaluacin nacional del Programa.
- A nivel estatal (delegacin general de la Secretara de Educacin Pblica
-SEP-) se programan los ciclos de alfabetizacin, se concertan los acuerdos y
convenios con el Gobierno del Estado; se definen las zonas de alfabetizacin;
3.
a.
A modo de aclaracin preliminar debe decirse que las situaciones campesinas son heterogneas en la Regin. Y que esta heterogeneidad es an mayor debido a la presencia de culturas indgenas que aaden otro factor a las
diversidades geogrficas, econmicas, productivas, tecnolgicas y culturales.
Sin embargo, existen algunas caractersticas comunes en cuyo contexto es
posible situar las recomendaciones generales que aqu se hacen.
1) La primera es que, con ms nfasis que en el caso de grupos urbanos, el trabajo de alfabetizacin debe empezar por el reconocimiento del mundo cultural campesino. Ello por mltiples razones, entre las cuales se destacan
dos. Por una parte, los campesinos son los ms ajenos al mensaje moderno
de la palabra impresa. Y, a pesar de las comunicaciones que envan mensajes
por igual a ciudad y campo, el abismo persiste entre el mundo cotidiano del
campesino y el mundo del smbolo escrito.
Por otra parte, tal vez con ms nitidez que en otros grupos, se ha desarrollado en el campesino una cierta forma de conciencia particular cuyo conocimiento es definitivamente importante para comprender a fondo la situacin en
relacin con las expectativas y posibilidades de aprendizaje que ellos poseen.
En esa conciencia, ciertas caractersticas del modo de percibir el mundo social
se destacan:
- El desarrollo de una conciencia de dominado y las consecuentes conductas defensivas que de all se originan.
- La percepcin de la situacin propia como extremadamente vulnerable.
- El desarrollo de orientaciones basadas en una aversin al riesgo y la
consecuente bsqueda de seguridad.
A la vez, los procesos recientes de cambio en el agro latinoamericano
parecen haber impactado en la conciencia de los grupos campesinos favoreciendo quizs una diversificacin que debera ser estudiada en trminos culturales. Estudio que debera tener consecuencias muy prcticas para el planteamiento de programas de alfabetizacin.
los tratos econmicos con terceros. Por ejemplo, de preferencia en la comercializacin o en las relaciones con las grandes empresas a las cuales normalmente estos grupos entregan su produccin. Y aqu, tan importante como la
lecto-escritura, es el manejo de las matemticas elementales, lo que s es sentido por ellos como una grave deficiencia para la vida cotidiana.
6) Particularmente grave es el analfabetismo en la juventud rural. A pesar que las mejoras ms sensibles se producen en los grupos jvenes, la
situacin an es alarmante. El grupo de 15 a 24 aos presenta una tasa de
analfabetismo de 18.2% (8.8 millones). Aproximadamente 900 mil jvenes por
ao se incorporan como analfabetos al mercado de trabajo en la Regin.
Por supuesto el analfabetismo rural en los jvenes es mayor que el urbano
(31.1% contra 7.6%). Esto significa que el 73.8% del total de jvenes analfabetos est en el campo, lo que en nmeros absolutos alcanza a 6.7 millones de
personas.
Detrs de las cifras subyace una realidad vital ms violenta que el solo
analfabetismo. Habitualmente los jvenes desarrollan actividades escasamente
rentables e intermitentes que los mantienen desocupados en varios perodos
del ao. A la carencia de oportunidades de trabajo viene a sumarse la ausencia de programas juveniles de recreacin o formacin. En villorios y agrupaciones suburbanas con mayor densidad poblacional, esto genera problemas de
desorganizacin social grave: delincuencia, alcoholismo, prostitucin.
En este caso, la alfabetizacin exitosa debe darse en el contexto de programas destinados a proporcionar actividad motivadora a los jvenes. Esta se
relaciona primordialmente con el empleo productivo, pero no exclusivamente.
A diferencia de otros grupos de la poblacin, los jvenes tienen la posibilidad
de movilizacin en torno a otros objetivos que pueden ser atractivos: deportes,
recreacin, teatro, folklore, etc.
7) El analfabetismo es ms fuerte entre las mujeres que entre los hombres. Alcanza un 43% en los hombres y en las mujeres sube a 53.9%. Las del
rea urbana.
Para el mismo grupo de 14 pases la tasa de analfabetismo en los hombres alcanza a 43% y en las mujeres sube a 53.9%. Las diferencias mayores
se producen en pases como Guatemala, donde el 77.4% de las mujeres rurales son analfabetas (contra 59.8% de los hombres), Bolivia 67.8% en las muje-
res y 37.7% en los hombres, Per 69.2% en las mujeres y 34.4% en los hombres. Al parecer, la diferencia se acenta en pases con mayor poblacin indgena.
Los programas de alfabetizacin deberan incorporar junto al reconocimiento que el mayor dficit afecta a la poblacin femenina, el dato de la importancia del aporte de la mujer al trabajo en el campo. Esta importancia no aparece reflejada en los censos, los cuales clasifican a la mayora de las mujeres
como inactivas y dedicadas a quehaceres domsticos.
Los programas deberan recoger el hecho de que en zonas de migracin
estacional, por ejemplo, el cuidado y la administracin del predio familiar queda
en poder de la mujer. Asimismo, el rol de la mujer es importante en el cuidado
de las huertas familiares, animales domsticos, etc. Fuera del hecho de que
en perodos de siembra y cosecha hay zonas en las cuales la mujer se incorpora en alta cantidad a las tareas agrcolas.
Numerosos programas de desarrollo especialmente realizados por agencias privadas cuentan como elemento principal a la mujer. En algunos casos,
se ofrece capacitacin para los procesos productivos pero en la mayora de los
casos est referida a: economa del hogar, pequea industria casera, huertas
familiares, nutricin y educacin para la salud y talleres artesanales. En sectores de economa de subsistencia la importancia econmica que adquieren estos programas es mayor incluso que los tradicionales de asistencia tcnica y
crediticio. Provocan mejoras claras y visibles en el autoconsumo y en la calidad de vida de la familia. Parece razonable disear programas de alfabetizacin para la mujer que se inserten en actividades como las descritas,
b)
Para la alfabetizacin rural se han adoptado diversas estrategias, surgidas en momentos histricos distintos y que continan siendo utilizadas en forma alternativa o combinada. Se har mencin aqu a:
- Las campaas de alfabetizacin.
- La alfabetizacin centrada en la escuela rural.
- La alfabetizacin como componente de programas de desarrollo
rural integrado y de desarrollo comunitario.
2)
Presenta algunas dificultades cuando no se inserta en programas mayores. Una de las principales es la falta de motivacin que se produce al no existir
otras iniciativas que refuercen la alfabetizacin. La asistencia a la misma escuela de los nios es tambin otro factor en contra.
3)
4)
En las experiencias recientes de reformas agrarias se ha postulado la necesidad de que el cambio de rgimen de tenencia vaya acompaado con educacin. Con grados diversos de xito se han emprendido experiencias de alfabetizacin.
Para orientar los procesos, lo comn ha sido la creacin de unidades especializadas dentro de las mismas corporaciones de reforma agraria. As tambin se han preparado materiales ad-hoc y, salvo excepciones, han sido funcionarios o promotores los que han realizado la alfabetizacin con independencia de los ministerios de educacin.
El mtodo ms generalmente utilizado fue el psicosocial de Paulo Freire
que apareca como el ms adecuado al momento de cambios sociales que se
viva y permita enfrentar simultneamente objetivos educativos y sociopolticos
a travs de la alfabetizacin.
5)
Parte importante del xito radica aqu en evidenciar el lazo entre la lectoescritura y el desempeo de ciertas funciones para las cuales es pre-requisito.
En pequea escala ha sido realizada por instituciones de aprendizaje y
capacitacin profesional. Se asocia frecuentemente a cursos de matemticas
elementales. En estos casos son los aspectos instrumentales los que prevalecen. La motivacin de los participantes parece ser, en general, bastante alta
cuando existe la posibilidad concreta de una promocin ocupacional o se percibe la utilidad de la nueva calificacin.
c)
Voluntarios.
Maestros.
Funcionarios promotores.
Monitores campesinos.
1) Voluntarios
Son el recurso ms utilizado en las campaas de alfabetizacin: estudiantes, militares, amas de casa. Salvo en casos excepcionales a los que se ha
2) Profesores
Indudablemente son los agentes mejor preparados en tcnicas de enseanza de lecto-escritura. Si la alfabetizacin se inserta en proyectos ms
globales, el profesor puede ser un excelente elemento y desarrollar liderazgos
que a veces estn en germen dentro de la comunidad. Este entorno es importante porque en experiencias educativas aisladas, se pierde fcilmente la motivacin y la enseanza se rutiniza.
3) Funcionarios promotores
Han sido utilizados principalmente en organismos de reforma agraria y
desarrollo campesino y en algunas instituciones privadas. Aqu se ha llegado a
determinar la necesidad de la alfabetizacin por la prctica de otras acciones:
asistencia tcnica, crediticia, comercializacin, etc.
Hay casos en que la motivacin sociopoltica del funcionario puede ser un
estmulo para que se convierta en un buen alfabetizador. A la inversa de lo que
ocurre con los profesores, lo que hay que cuidar es que no se abandonen los
objetivos tcnicos de la lecto-escritura. Los promotores parecen ms naturalmente dispuestos a enfatizar las discusiones de probelmas sociales y econmicos en detrimento de la alfabetizacin misma. Una buena preparacin y una
supervisin constante son muy necesarias en este acto.
4) Monitores campesinos
El empleo de alfabetizadores campesinos tiene mltiples ventajas. Desde
luego es una solucin de bajo costo y que se puede masificar. A diferencia de
los otros agentes, ellos comparten la cultura de las comunidades campesinas,
lo que facilita la comunicacin entre alfabetizador y sujeto. Por lo mismo puede
b) Por otra parte, es notoria la falta de investigaciones que permitan fundamentar los sistemas educativos para poblaciones aborgenes. A la vez, hay
carencias de organismos de difusin que permitan el flujo de las informaciones
existentes y el enriquecimiento mutuo entre grupos y organizaciones que trabajan en esta materia en diferentes pases de la Regin.
Especialmente en los pases con alto porcentaje de poblacin indgena es
importante que organismos estatales y universitarios tomen sobre s la tarea
de fomentar investigaciones en este campo y, a la vez, la de centralizar y difundir las informaciones que existan o se puedan producir como resultado de dichas investigaciones.
c) Una alternativa de trabajo que ha sido frecuentemente recomendada
es la llamada educacin bilinge y bicultural. Sin embargo, este planteamiento frecuentemente se ha desvirtuado por cuanto en el proceso mismo han
prevalecido el pensamiento y los esquemas de la cultura dominante, sea sta
mestiza o extranjera segn el organismo o institucin que haya dirigido el proyecto.
En este sentido es preciso recordar que la alfabetizacin en lengua
verncula implica, necesariamente, el empleo no slo de las estructuras formales de la lengua sino de los sistemas de conocimiento vigentes en todos los
grupos: matemticas oral, pedagoga tradicional, sistemas de salud, organizacin social, trabajo y produccin, etc.
Por otra parte, el uso de la lengua oficial debe estar sujeto a ciertas precauciones. Puesto que se trata, junto con la alfabetizacin, de un esfuerzo de
revalorizacin cultural y social, la lengua oficial debe ser empleada dentro de
su propio contexto y no como factor de alienacin. La enseanza de esta lengua debe contemplar los contenidos sociales que determinan las relaciones
intertnicas dentro de las condiciones existentes de dominacin; yendo, por lo
tanto, ms all de una enseanza de tipo solamente lingstico.
d) El proceso de alfabetizacin en lengua verncula presenta por otra
parte, mltiples problemas. En la planificacin e implementacin de esos programas es preciso tener presente lo siguiente:
1)
2)
Lengua - dialecto
3)
Alfabeto - ortografa
Sylvia Schmelkes
1.
Ya no es cientficamente admisible poner en duda la importancia del sector campesino en los procesos nacionales de desarrollo. Su papel preponderante en la produccin de alimentos para el consumo interno es una realidad
que ha tenido que ser reconocida despus de los dolorosos fracasos que implicaron los modelos de desarrollo nacional que suponan su abandono. El caso
de Mxico es enftico al respecto. El costo que significan las compras masivas
de maz y frijol -mejor indicador de la crisis a la que se enfrenta el campesinoen el mercado externo y la necesidad de subsidiar su consumo interno se haba vuelto ya demasiado oneroso en la dcada de los 70. La crisis actual lo
hace ya imposible. El problema del campesinado mexicano debe ser atendido
en forma urgente, si no por la preocupacin de elemental justicia social, s
porque el no hacerlo vuelve inviable cualquier intento de salir de la crisis econmica sin provocar una crisis social.
Dos son las alternativas de solucin que se derivan de las teoras sociolgicas ms representativas sobre el desarrollo rural en el momento actual:
1. Por una parte, quienes sostienen la tesis de la posibilidad de un desarrollo armnico dentro del actual sistema capitalista, plantean estrategias que
incluyen procesos cuya ausencia en el pasado ha ocasionado fracasos o al
menos serios problemas. En el actual estado del conocimiento, esta estrategia
implica:
a) La inversin en investigacin agrcola que genere alternativas tecnolgicas que aprovechen los recursos disponibles y que se adapten a las condiciones regionales.
b)
El crdito a la produccin.
f) La inversin en obras de infraestructura que favorezcan alguno o algunos de los aspectos del proceso productivo o distributivo.
2) En contraparte est la tesis que sostiene que la situacin de la pobreza y la baja productividad del campesinado es tal porque la propia estructura
capitalista genera injusticias y las mantiene, ya que eso responde a sus intereses. Segn esta teora, no se trata de un sistema deficiente al que hay que
hacer ajustes, sino de un sistema injusto y perpetuador de desigualdades por
su propia naturaleza. Desde este paradigma se derivan dos posturas:
a) La de la izquierda dogmtica no le encuentra solucin al problema del
campesinado. Segn esta tendencia, el desarrollo del capitalismo condena
irrevertiblemente a los campesinos a su eventual extincin. Por su parte, la
destruccin del sistema capitalista implica tambin la eliminacin del campesinado como tal, pues la produccin deber colectivizarse y ajustarse a las
planeaciones de una economa central. Inclusive dentro del proceso de transicin del capitalismo al socialismo, el campesinado podr cuando mucho engrosar las filas de una lucha vanguardizada por los obreros del sector industrial.
b) La de la nueva izquierda, que se hace sentir cada vez con mayor
fuerza en Amrica Latina, tiende a reconocer con mayor claridad el papel del
campesinado en los procesos de transformacin social. Se abandonan por
completo, desde esta postura, las interpretaciones del campesino como un
pequeo burgus por el hecho de ser propietario de algunos de sus medios de
produccin, y se le ubica claramente dentro de la clase trabajadora, aunque se
le reconoce sujeto a mecanismos especficos de explotacin (fundamentalmente a travs de procesos de transferencia y extraccin de los excedentes
generados en la realizacin de la mercanca comercializada en el mercado).
Para los tericos que forman parte de esta tendencia, la solucin al problema del campesino reside en el propio campesinado, quien deber establecer
alianzas tcticas o estratgicas con grupos dentro del Estado, con intelectuales y con otras instituciones independientes con el fin de poder adquirir cada
vez mayor voz en los asuntos que los afectan y cada vez mayor poder de
negociacin ante el Estado y las principales empresas agrcolas, y de irse apropiando de forma gradual, mediante procesos participativos y autogestivos, de
las instancias de toma de decisiones en los terrenos de su inters. En este
caso, el objetivo buscado no se reduce al aumento de la productividad o al
logro de una mayor eficiencia productiva, aunque necesariamente lo implica.
Para llegar a una distribucin ms equitativa de la riqueza, es necesario pasar
por la conquista de mayores espacios de poder. Los planteamientos concretos
respecto a lo que se puede hacer en el medio campesino para acelerar la
solucin de su problemtica son menos homogneos que los de la primera
postura analizada. Sin embargo, en ellos se enfatiza la participacin, la organizacin (en este caso, Ia autogestiva), la educacin entendida como
concientizacin, pero incluyendo la capacitacin tcnica y administrativa en la
medida en que sta contribuya a reforzar la acumulacin de poder de negociacin de las organizaciones campesinas.
Hemos querido resaltar el hecho de que las dos posturas que tienen algo
que decir respecto a la solucin del problema del campesinado en tanto campesinado, otorgan a la actividad educativa un papel importante en el proceso.
La preocupacin de ECIEL al disear el estudio comparativo (ECIEL, 1980) y
nuestra, para el caso concreto de Mxico, es desbrozar las incgnitas que se
presentan en cualquiera de los casos respecto al papel que la actividad educativa, sobre todo la no formal y la informal intencionada, puede jugar en el desarrollo del sector campesino.
Quizs el hallazgo ms claro y congruente de los estudios en torno a la
educacin y la productividad sea la constatacin de que las variables estructurales e histricas sobre la determinacin de las posibilidades de aumento de la
productividad agrcola son mucho ms importantes que las actividades de educacin y extensin. Si bien ahora esto nos parece una obviedad, lo cierto es
que los modelos de desarrollo inspirados por las teoras econmicas y sociales
de la dcada de los 50 y an en los 60 tendan a considerar la ignorancia y el
analfabetismo como las principales causas del atraso, y por tanto atribuan a la
educacin una funcin causal en los procesos de desarrollo. Como todos sabemos, bajo esta inspiracin se han realizado fuertes inversiones, primero, en
las campaas de alfabetizacin y en la expansin acelerada de la educacin
II.
conjunto de supuestos menos slidos a nivel terico que hablan sobre los efectos educativos y su impacto en la productividad. As, se considera que la educacin:
- Disminuye la aversin al riesgo.
- Aumenta la agresividad en el uso de nuevas tcnicas.
- Forma actitudes favorables a la modernizacin.
- Aumenta la valoracin de la asistencia tcnica.
- Aumenta los contactos del individuo con el exterior.
- Incrementa la credibilidad otorgada a los medios masivos de comunicacin.
- Media el efecto del origen familiar sobre la asistencia tcnica.
- Aumenta la capacidad de razonar con abstracciones y de comprender
problemas complejos.
Sin embargo, estas explicaciones tericas no han podido ser puestas a
prueba empricamente; ms bien surgen de la necesidad de explicar los resultados de los estudios cuantitativos.
Adems, una cosa parece clara al revisar los hallazgos fundamentales de
la relacin entre educacin y productividad agrcola: el impacto de la primera
variable sobre la segunda se hace evidente cuando en los estudios se comparan agricultores tradicionales -que no tienen, en general, tierra en cantidad y
calidad suficiente, ni han sido beneficiarios de los programas educativos formales y no formales, ni han sido los destinatarios fundamentales de los programas de desarrolo rural- y agricultores modernos o que han iniciado un proceso de cambio tecnolgico. Preocupa el hecho de que los instrumentos utilizados en la medicin de los efectos de la educacin no hayan podido captar las
variaciones internas -mucho ms tenues- dentro de la propia agricultura tradicional, y que por tanto no hayan resultado lo suficientemente sensibles para
medir el impacto deseado en este contexto. De ah que nos parece vlido
cuestionar la implicacin de la literatura revisada sobre el hecho de que la
educacin productiva es intil en situaciones de agricultura tradicional.
Nos parece que mientras no se investigue a profundidad el proceso mediante el cual la educacin afecta la productividad y el ingreso de los productores considerados como tradicionales -los productores de alimentos bsicos-,
an sabiendo que esta relacin se encuentra condicionada y precisamente dentro de esta realidad condicionada, es demasiado aventurado afirmar que no hay
nada que hacer desde lo educativo en situaciones de agricultura tradicional.
7 millones de hectreas cultivadas. (Mata, 1983: 641) A esta cifra hay que
aadir los tcnicos de Banrural y de la Banca Mixta, que en mayor o menor
medida prestan tambin asistencia tcnica a sus habilitados. Adems de los
esfuerzos oficiales, existen instituciones privadas, con acciones ms modestas y localizadas, de capacitacin campesina. Un clculo reciente indica que
existen en Mxico 60 instituciones que entre sus objetivos incluyen la capacitacin campesina.
Centraremos nuestros comentarios sobre la educacin no formal en torno
a la prctica de extensin, tanto porque esta modalidad de capacitacin campesina es la ms difundida en nuestro medio como por el hecho de que su
relacin con el aspecto productivo de la vida rural es directo.
Planteamos como supuesto bsico que la extensin agrcola es una actividad eminentemente educativa, y que sus destinatarios son los adultos productores. Ahora bien, una revisin reciente sobre la investigacin que se ha hecho
sobre educacin de adultos en nuestros pases (Schmelkes, 1982) nos condujo a concluir que es insignificante la investigacin bsica que se ha realizado o
se realiza sobre la educacin de adultos. Nuestra ciencia educativa no ha sido
capaz, hasta la fecha, de producir un marco conceptual claro y coherente sobre el fenmeno de la educacin de adultos. Sabemos muy poco sobre cmo
aprende un adulto. Y ms grave an, no nos hemos aproximado al conocimiento de las relaciones entre educacin de adultos y el contexto
socioeconmico y poltico circundante. A pesar de esto, existen algunos principios sobre la educacin de adultos que ya son plenamente aceptados en
Amrica Latina. Algunos de estos son los siguientes:
a) Sabemos que en el adulto, la memorizacin como tal pierde importancia. El adulto no memoriza, o en todo caso tiene una memoria selectiva: selecciona los datos que tienen para l un significado prctico.
b) El adulto, en vez de valorar los datos, valora la comprensin de los
fenmenos y los procesos. Para el adulto no es importante aprender cosas
nuevas, en tanto nuevas, sino sistematizar la experiencia e integrar los nuevos
conocimientos dentro de ella.
c) Sabemos que el punto de partida para el aprendizaje de un adulto es
su experiencia personal, es decir, la experiencia de sus condiciones de existencia.
BIBLIOGRAFA
ECIEL. Productividad, aprendizaje en el medio rural. Trminos de referencia.
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FEDER, Ernest. Campesinistas y descampesinistas, en Comercio Exterior,
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JAMISON, F. y MOOK, P. Farmer education and farm efficiency in Nepal: the
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World Bank, 1981.
LOCKHEAD, M. et. al. Farmer education and farm efficiency: a survey. Washington, the World Bank, 1980.
MATA, Bernardino. Un modelo alternativo para la educacin y la capacitacin
campesinas en Mxico en C.A. Torres (ed.) Ensayos sobre la educacin
INTRODUCCION
Si bien se reconoce que la alfabetizacin a grupos tnicos ha ocupado un
lugar central en el discurso indigenista en Mxico, sigue vigente la polmica
sobre el carcter y significado de la educacin indgena. Esta ha vacilado
entre dos posiciones: por un lado, la incorporacin del indgena a la sociedad
nacional mediante la erradicacin paulatina de sus rasgos tnicos conservando solamente una especie de folclorismo regional, y por otro, un respeto al
carcter pluritnico del pas y a la autonoma de las etnias dentro del contexto
de una nacin plural.
En el mbito educativo estas dos posiciones ideolgicas se reflejan en la
poltica del lenguaje prevalente. En cuanto a la primera, se niega la validez de
las lenguas indgenas como instrumento de educacin y se propone la
castellanizacin de la poblacin no hispanoparlante, con el propsito de unificar a la nacin bajo una sola lengua. La segunda propone la conservacin de
las lenouas indgenas y el derecho del indgena a recibir la educacin en su
lengua materna. A la vez, se reconoce el derecho al aprendizaje del castellano
como una segunda lengua dentro de un contexto bilinge y bicultural.
Sin embargo, no es el propsito de este artculo revisar la poltica indigenista
en cuanto a la Educacin de Adultos, ni mucho menos proponer una visin
histrica de la educacin indgena. Lo que se presenta a continuacin es una
serie de reflexiones en torno a la alfabetizacin a grupos tnicos, derivadas
tanto de consideraciones tericas como de la experiencia del INEA en relacin
a la praxis de la alfabetizacin en las zonas indgenas del pas.
En primer lugar, se cuestiona el uso del trmino analfabeto aplicado al
adulto indgena, dado que exista una tradicin literaria previa a la Conquista,
la cual ha desaparecido. Por tanto, los grupos tnicos son propiamente, hoy
en da, culturas grafas sin tradicin ni necesidad funcional de la lectoescritura.
Proponemos que el hecho de pertenecer a una cultura grafa tiene implicaciones
profundas sobre el tipo de comunicacin, educacin y desarrollo psicolgico
que se da en determinadas etnias. El poco xito que han tenido algunos programas de alfabetizacin en Amrica Latina se debe a que se ha intentado
alfabetizar con modelos educativos occidentales. Existe una rica y diversa
tradicin educativa entre las diferentes etnias, la cual no siempre corresponde
a las categoras de conocimiento del pensamiento occidental ni a las formas y
espacio de transmisin de conocimiento. Por lo general, los programas de
educacin indgena, aunque intentan ser bilinges y biculturales, utilizan conceptos occidentales traducidos a la estructura lingstica indgena.
Como resultado de la alta incorporacin de adultos indgenas a los grupos
de alfabetizacin en espaol y debido al poco aprovechamiento de los mismos,
la Direccin de Alfabetizacin del INEA inici un proceso de bsqueda y definicin respecto a la alfabetizacin en el medio indgena.
1.
De las investigaciones de Emilia Ferreira, sabemos que el nio prealfabetizado llega a la escuela con ciertas conceptualizaciones acerca de la
lectoescritura. Todo parece indicar que el adulto analfabeto del medio urbano
y semiurbano tambin maneja una serie de supuestos Y expectativas conceptuales respecto al sistema de escrituras. Un analfabeto del medio urbano
interacta constantemente con el mundo escrito y de una forma u otra conoce
el porqu de la lectoescritura, sus usos, su contexto cotidiano. Pero el adulto
analfabeto del medio indgena no est preparado para asimilar un medio de
comunicacin escrita. Por lo general, desconoce los smbolos alfabticos y
tiene que familiarizarse con la representacin visual de las palabras para llegar
a comprender la funcin comunicativa del lenguaje escrito; propiamente se
encuentra en un estado de prealfabetismo.
Aunque antes de la Conquista y durante parte de la Colonia exista una
tradicin escrita, sobre todo para las lenguas principales, se puede caracterizar a la mayora de los actuales grupos tnicos como culturas grafas.
A la llegada de los espaoles ya se haban desarrollado sistemas de escritura entre los pueblos azteca, zapoteca, mixteco, maya y tarasco. Aunque
stos fueron primeramente sistemas de escritura ideogrfico, rasgos del sistema fontico aparecen en un estado incipiente principalmente en los escritos
aztecas. Sin embargo, esta escritura no contemplaba la representacin del
lenguaje hablado. Se consideraba una ayuda mnemotcnica para el aprendizaje de eventos histricos, cantares, leyes, mitos, astronoma, etctera.
Los frailes espaoles iniciaron la transcripcin de las principales lenguas
al alfabeto latino mediante un sistema fontico. Se concentraba en el nhuatl,
que se consideraba la lengua oficial para la poblacin indgena segn el decre-
Il.
Como ya se mencion, exista una tradicin escrita en las lenguas indgenas de Mxico antes y durante la Conquista, la cual ha ido desapareciendo.
Hoy en da, los grupos tnicos pertenecen a culturas grafas, sin embargo,
mantienen un uso restringido de la lectoescritura en espaol en sus relaciones
con la sociedad nacional.
En las culturas grafas, el lenguaje oral tiene una importancia fundamental
ya que es el medio por el cual se transmiten y reproducen los patrones culturales del grupo. Todas las creencias y tipos de conocimiento se comunican por
medio del contacto personal, resultado de una tradicin oral que ha pasado por
generaciones y que se conserva en la memoria colectiva. El lenguaje, principalmente el vocabulario, es el aspecto concreto de la memoria.
Pero el lenguaje tambin tiene una relacin ntima con la organizacin y
recreacin del pensamiento. En cada cultura se ensea a sus miembros no
solamente a hablar sino tambin a pensar, recibiendo las categoras de clasificacin que impone el lenguaje en su contexto cultural. Las formas de pensamiento estn ntimamente ligadas al lenguaje a nivel individual, social y, en el
contexto de esta discusin, tnico. Varese, en su anlisis de la educacin y los
indgenas en Mxico, sostiene que la lengua cumple el papel de matriz referencial
para una etnia y es, en ltima instancia, lo que da identidad y continuidad a la
misma. La lengua no es solamente el eje organizador de un grupo social, sino
el mediador entre el pensamiento social e individual.
Conviene aqu reflexionar sobre el papel del lenguaje y la tradicin oral,
tomando el ejemplo de los tzotziles de Chamula en los Altos de Chiapas. Seala Gossen: La tradicin oral chamula no es simplemente un bagaje de informacin que sirve de sostn al contexto cultural... proporciona un esquema conceptual implcito para ordenar informacin, selecciona y conserva, por perodos de mayor o menor longitud, significativos segmentos de experiencia. La
expresin lingstica de los tzotziles est ntimamente ligada no solamente con
los contenidos de la cultura sino tambin con su conformacin, y por ende, con
la estructura del pensamiento, de tal forma que representa una totalidad. Se
considera que los chamulas tienen cuatro tipos principales de lenguaje que
forman cierta continuidad que va desde el lenguaje cotidiano en sus varias
expresiones hasta las palabras antiguas de la tradicin oral. Cada tipo de
lenguaje se subdivide en gneros, con estilos, frmulas y vocabulario propio.
La compleja situacin lingstica del pas se hace an ms evidente cuando se toma en consideracin la variacin dialectal de las distintas lenguas. Por
dialecto entendemos las diferentes formas de una lengua comn, mutuamente
inteligibles por quienes se expresan en esas formas. Tienden a desarrollarse
tan pronto hay una separacin geogrfica o social entre los pueblos que hablan
una lengua.
Segn Surez, nicamente en el estado de Oaxaca se hablan 100 dialectos diferentes, y aunque dicha cifra podra prestarse a diversas interpretaciones, tan slo la mitad sera, de cualquier forma, considerable. Cabe sealar al
respecto, que frecuentemente miembros de una comunidad dicen no entender
la lengua de otras por razones sociales, es decir, para mantener la distancia
simblica con otras comunidades o por cuestiones de prestigio, aun cuando las
diferencias son ligeras sobre todo en aspectos lxicos y fonticos.
La diversidad lingstica de las regiones indgenas del pas reclama un
trabajo de investigacin y definicin lingstica antes de emprender acciones
educativas. La alfabetizacin en lengua indgena implica desarrollar un trabajo
sobre la estandarizacin de la lengua escrita, es decir, la determinacin de un
alfabeto, una ortografa, un lxico y una sintaxis comn en la forma escrita. En
cuanto a la ortografa, hay que definir no solamente cmo representar los sonidos de la lengua sino tambin los tonos. En Mxico hay lenguas que segn el
tono de voz cambia el sentido de la palabra; esto puede suceder con lenguas
hasta con cinco tonos. Segn la clasificacin de Surez, el ms comn es el
sistema de tres tonos como el zapoteco, chinanteco, mixteco, popoloca,
tlapaneco y amuzgo. Muchas veces el contexto da el sentido de la palabra,
pero en otras ocasiones hay que sealar el tono en el texto.
De la poblacin total de 5 millones 181 mil 38 indgenas, un milln 174 mil
544 no saben hablar espaol. Sin embargo, esto no quiere decir que el resto
sean bilinges. El criterio censal para determinar si un indgena habla espaol
no implica una prueba objetiva, ya que solamente se le pregunta si habla espaol. Como consecuencia, se desconoce el grado de conocimiento de dicho
idioma. Se tiende a manejar el concepto de bilingismo sin tomar en cuenta
que, en muchos casos, es un bilingismo incipiente o un monolingismo funcional.
El bilingismo coordinado, sobre todo entre la poblacin adulta, es poco
comn, ya que implica un dominio igual de las dos lenguas. Por otro lado, cabe
a leer las grafas sin captar el contenido semntico de la palabra o frase. Cuando se consider la poblacin monolinge, la situacin se volvi an ms crtica;
todo indica que no solamente no comprendan la lectura en espaol sino que
tuvieron mayor dificultad para aprender a leer y escribir, es decir, obtuvieron
casi un nulo aprovechamiento.
Ahora bien, si se acepta que la alfabetizacin para adultos indgenas es
propiamente la adquisicin de la habilidad de la lectoescritura, entonces se
puede ensear tanto para espaol como para cualquier lengua que utilice el
mismo alfabeto. Es decir, el adulto indgena que aprenda a leer y escribir
puede utilizar esta habilidad para escribir en otras lenguas. Sin embargo, la
enseanza del espaol como segunda lengua requiere de tcnicas y contenidos especficos. Desafortunadamente se han confundido frecuentemente estos dos procesos, formulando proyectos de alfabetizacin-castellanizacin que
a la larga slo sirven para hacer ms difcil el aprendizaje tanto de lectoescritura
como del espaol. Pensamos que no se debera ensear la lectoescritura en
un idioma que el adulto desconoce. O bien hay que ensear la segunda lengua
oralmente para luego pasar a la lectoescritura, o ensear en la lengua materna
dejando abiertas las posibilidades a la enseanza posterior de la lengua oficial
en forma oral y escrita.
Sin embargo, no debe olvidarse que la eleccin entre lenguas se fundamenta en su papel funcional. Es decir, si una etnia ha dejado de usar su lengua
original como lengua materna, o est en una fase de bilingismo remplazante o
sustitutivo avanzado, sera tan imprctico como artificial ensear la lectoescritura
en la lengua indgena. Asimismo, cuando una etnia inicia un proceso de unificacin en defensa de sus derechos, como es el caso actual de algunos grupos
tnicos en Mxico, la escritura en la lengua, y por ende, la alfabetizacin, provoca cambios fundamentales en la funcin del lenguaje. Lo que podra haber
sido un proceso de desintegracin social se refortalece mediante el
redescubrimiento de la lengua.
Desafortunadamente conocemos poco acerca de los procedimientos pedaggicos de las etnias, que a la vez deberan de formar la base para una
pedagoga alterna. Sin embargo, sabemos que cada grupo humano, con el fin
de asegurar su perpetuacin, tiene su propio sistema educativo. En algunos
casos existen estructuras formales que tienen una funcin educativa, mientras
en otros la educacin ms significativa es la informal impartida en la familia, por
la madre principalmente, en los primeros aos de vida del nio.
Un ejemplo del primer caso son las escoletas de los mixes, las escuelas
de msica comunitarias, que constituyen una verdadera alternativa a la educacin formal primaria para los nios mixes del estado de Oaxaca. Por otro lado,
los sistemas de educacin informal emplean todo tipo de tcnicas pedaggicas
contenidas en actividades cotidianas, como son los juegos infantiles, los estilos y tipos de lenguaje, las ceremonias religiosas, las fiestas, etc. Asimismo, la
divisin del trabajo asegura que el nio aprenda las tareas que socialmente le
asignen a su sexo. Para los miembros de una sociedad occidental es difcil
comprender la totalidad del mundo educativo de los grupos tnicos. Como seala Milanese en relacin a la educacin de la cultura huichol, la paideia tradicional se fundamenta en un verdadero mtodo que toma en cuenta la totalidad
de las pautas culturales y los elementos esenciales para la existencia.
La investigacin de la paideia de un grupo tnico implica un trabajo antropolgico a fondo, puesto que la educacin tradicional se relaciona con todos
los aspectos de la vida humana del grupo: la preparacin de las nuevas generaciones para la actividad econmica y la divisin del trabajo, el entrenamiento
para el desempeo de funciones en la organizacin comunitaria, la transmisin
de conocimientos empricos como la medicina tradicional, la actividad artesanal,
la tecnologa propia, etc., y la reproduccin de las pautas culturales y creencias
del grupo.
V.
explotacin y subordinacin comn a todas las minoras tnicas de origen americano en el continente.
Como ya se mencion, la Direccin de Alfabetizacin realiz un diagnstico sobre el funcionamiento del Programa Nacional de Alfabetizacin en el medio indgena. Los resultados de este diagnstico dieron impulso a la bsqueda
de nuevas formas de trabajo en estas zonas. Con este propsito, a finales de
1983, agentes operativos y tcnicos del INEA que trabajan en las zonas indgenas de 10 estados, entre ellos miembros de diferentes etnias, se reunieron
para discutir la experiencia del trabajo educativo de alfabetizacin con adultos
indgenas y proponer alternativas de atencin de acuerdo a las necesidades de
cada regin. Entre otras, el grupo de trabajo propuso: a) no ofrecer modelos de
educacin ajenos a la realidad de los adultos indgenas, b) considerar la alfabetizacin slo como parte de un proceso educativo integral que comprende
reas educativas ms amplias que la enseanza de la lectoescritura, c) crear y
reflexionar sobre una metodologa de educacin para adultos indgenas con
base en un proceso participativo de las comunidades y etnias indgenas, d)
asegurar un presupuesto proporcional al nmero de adultos indgenas que son
analfabetos, y en este sentido dar prioridad institucional a la alfabetizacin de
grupos indgenas, e) desarrollar proyectos en las regiones indgenas del pas
que promuevan la participacin de los grupos tnicos en la definicin y desarrollo de su propia educacin, f) buscar la vinculacin a nivel regional con organizaciones indgenas y dependencias del gobierno que persiguen los mismos
fines en las zonas indgenas.
Basndose en estas propuestas, y de acuerdo a la poltica de descentralizacin, el Proyecto de Alfabetizacin a Grupos Indgenas de la Direccin de
Alfabetizacin del INEA opt por crear proyectos regionales y estatales, cuyo
objetivo a largo plazo es ofrecer a los adultos indgenas modelos educativos de
acuerdo a la realidad cultural, econmica y lingstica de las regiones.
En la actualidad hay 14 proyectos pilotos en 8 estados de la Repblica:
Chiapas, tzeltal tzotzil, chol y tojolabal; Hidalgo, ahu (otom); Mxico, mazahua;
Michoacn, purpecha; Oaxaca, zapoteco, mixteco, mixe; Puebla, nahua,
totonaco; Yucatn, maya; Veracruz, nhuatl. Los proyectos se desarrollan con
equipos de trabajo estatales, integrados por antroplogos y lingistas, con el
apoyo de asesores cuya experiencia les permite guiar el trabajo de investigacin y diseo del proyecto en contextos regionales especficos. Asimismo, se
busca desde las primeras etapas del proyecto la vinculacin con los representantes comunitarios y regionales de las diversas etnias. Con este propsito, se
NDICE
TERCERA PARTE
Introduccin
La investigacin en educacin de adultos en Amrica Latina:
evolucin, estado y resultados.
Francisco Vo Grossi
Hacia nuevas estrategias de comunicacin en la Educacin de Adultos.
Mario Kapln
Evaluacin educacional: tendencias hacia el desarrollo de enfoques
participativos.
Steven Klees, Paulo Esmanhoto y Jorge Werthein
Prospectiva de la educacin de adultos a la luz de la pobreza en Amrica
Latina.
Pablo Latap
La educacin popular.
J. Eduardo G. Huidobro
Investigacin participativa: una introduccin.
ICAE
INTRODUCCIN
Francisco Vo Grossi
a)
Los temas
El anlisis de la temtica de las investigaciones localizadas, est, de alguna manera, vinculado a los aspectos institucionales. La naturaleza, estructuras y fuentes de financiamiento son, algunas veces, ms determinantes en la
seleccin de los temas a investigar que las necesidades reales percibidas por
los usuarios de las investigaciones o por los investigadores mismos.
En la muestra de los Resmenes Analticos de Educacin (RAE) del CIDE
recogida por Garca Huidobro y Ochoa aparece que son los organismos internacionales o instituciones extranjeras (universidades, agencias para el desarrollo, etc.) las que llevan a cabo directamente un alto porcentaje de investigaciones sobre educacin no-formal y, dentro de ellas, de educacin de adultos.
Las temticas ms recurrentes seleccionadas por estos organismos para investigar son los estudios tericos (concepcin general, condiciones de
implementacin y xito, efectos globales, posibilidades, etc.) A contrario sensu,
los estudios ms especficos, preocupan a las instituciones nacionales, tales
como el anlisis de mtodos, contenidos, edades, etc.
Esto tiene, al menos, dos efectos importantes para el desarrollo de la educacin de adultos en Amrica Latina.
Los estudios de carcter terico persiguen, por su misma naturaleza, delinear grandes orientaciones para la accin prctica. Si a esto agregamos que
muchas de estas investigaciones son realizadas por estudiantes latinoamericanos en pases anglo-sajones, que luego regresan a posiciones directrices en
los pases locales, podemos concluir la influencia determinante que ejercen
estos centros en el desarrollo de la educacin de adultos en Amrica Latina, y
otros pases del Tercer Mundo.
El segundo efecto es que la influencia de estos estudios no se ejerce de
manera directa sobre los educadores de adultos, sino por intermedio de aquellos que conocen el idioma en que estos trabajos han sido escritos. Esto obstaculiza el desarrollo de un dinmico proceso de acumulacin de conocimientos. Como en otros campos, tambin las investigaciones sobre educacin de
adultos en los pases perifricos slo pueden ser conocidas a travs de los
centros de distribucin del conocimiento ubicados en los pases del centro.
En relacin a las investigaciones que se desarrollan al interior de los pases de Amrica Latina, es necesario distinguir entre aquellas que se localizan
en organismos gubernamentales de las que surgen en universidades o centros
privados de estudios.
Las primeras estn ms vinculadas con los aspectos prcticos de la educacin de adultos que con aquellos ms generales. Las razones de esto residen en que los definidores de polticas y los planificadores estn ms interesados en estudiar el impacto de sus programas (o de apoyar su fundamentacin)
que en discusiones abstractas que, generalmente, conducen a cuestionarlos.
El mayor nmero de trabajos presentados por estos organismos en el Encuentro Latinoamericano de Investigacin de Adultos y Tele-educacin de 1979,
correspondi a investigaciones evaluativas sobre la difusin, los sistemas de
educacin a distancia y el apoyo de los medios.
Por otra parte, las universidades y centros privados, generalmente, requieren de un financiamiento especial para desarrollar investigaciones, lo cual
disminuye sus niveles de autonoma. A pesar de ello, son los que han podido
avanzar hacia proposiciones ms globales. No hay duda en afirmar, por ejemplo, que el desarrollo de los principales enfoques metodolgicos descritos en
los captulos anteriores no se ha originado en los centros gubernamentales,
sino que en instituciones privadas. Los gobiernos, por su parte, se han nutrido
de los aportes tericos y metodolgicos ofrecidos por estos centros, lo cual
sugiere su importancia.
Los centros universitarios parecen estar participando escasamente en el
rea de investigaciones en educacin de adultos. Del total de investigaciones
de este tipo publicadas en los Resmenes Analticos de Educacin, slo un
6.2% han sido desarrolladas en su interior.
De igual manera, la misma muestra parece sugerir que se han desarrollado escasos estudios en temas vinculados con la educacin tcnica, a pesar de
la gran importancia que ha tenido desde los aos sesenta en Amrica Latina.
Esta inconsistencia permite comprobar, entre otros aspectos, que las correlaciones sealadas en el captulo anterior no son siempre mecnicas, sino que
existen niveles de autonoma de las distintas reas y grados de descoordinacin
entre las polticas de educacin de adultos y la investigacin.
No ha sido posible analizar esta afirmacin para el caso de las investigaciones vinculadas con las vertientes de educacin popular, por ausencia de
estadsticas confiables. Sin embargo, una serie de reuniones latinoamericanas celebradas en los ltimos aos permite sugerir la importancia creciente de
este tipo de enfoque. En 1977 se realiz en Cartagena, Colombia, un Simposio
Mundial sobre investigacin-accin organizado por la Asociacin Internacional
de Sociologa y la Fundacin para el Anlisis de la Realidad Colombiana
(FUNDARCO), entre otras instituciones. En esa reunin fueron aceptadas 32
ponencias, de las cuales 15 correspondan a contribuciones conceptuales y 17
a estudios de casos. De ellas, 16 fueron aportes latinoamericanos. En 1978,
el Consejo Internacional de Educacin de Adultos organiz un Encuentro
Latinoamericano de Investigacin Participativa en Caracas, auspiciado tambin por la Universidad Simn Rodrguez, donde se presentaron 12 ponencias,
todas ellas relacionadas con experiencias especficas. El mismo Consejo realiz un Seminario Latinoamericano de Investigacin Participativa en Ayacucho,
Per, en Marzo de 1980. All se presentaron 29 ponencias, de las cuales 14 se
referan a colaboraciones exclusivamente conceptuales y 15 a resultados de
investigaciones empricas. Por otra parte, este Consejo y el Centro al Servicio
de la Accin Popular (CESAP) de Venezuela han organizado tres seminarios
nacionales sobre el tema donde se han ido sistematizando alrededor de 14
experiencias prcticas en desarrollo en ese pas. En Mxico, CREFAL organiz en 1980 un Taller sobre la Metodologa de la Investigacin Social en los
Programas de Capacitacin Rural en el cual se presentaron 8 ponencias.
Cabe sealar la casi total ausencia de estudios de carcter comparativo
entre distintos pases, aspecto sobre el cual volveremos cuando analicemos a
las instituciones de investigacin.
En suma, la dispersin de la temtica de las investigaciones en educacin
de adultos, la falta de una adecuada vinculacin de sta con los diversos aspectos del desarrollo y la carencia de estudios con suficiente base emprica
son algunos de los principales obstculos detectados en relacin a los temas
seleccionados para los estudios que se llevan a cabo en la regin. Pero, por
otra parte, los esfuerzos que se hacen en el plano de la investigacin participativa
y/o investigacin-accin permiten generar expectativas sobre nuevas y audaces formas de superar los problemas encontrados.
b)
Las metodologas
c)
Las instituciones
d)
Los investigadores
En este terreno, como en muchos otros, una buena combinacin de preparacin acadmica con experiencia prctica puede resultar una contribucin
sustantiva de la investigacin al desarrollo de la educacin de adultos en Amrica Latina. Si a esto le agregamos, como est sucediendo, una combinacin
adicional de educadores y cientficos sociales, el resultado puede ser an mejor.
e)
La difusin
Es un lugar comn enfatizar las debilidades en la difusin de los resultados de investigacin, no slo hacia los educadores de adultos sino que tambin entre los mismos investigadores. Gran parte del material que se elabora
es desconocido, ya sea porque es producido para el consumo interno de los
organismos oficiales o por no tener acceso a los canales de difusin (revistas,
publicaciones, etc.) por las limitaciones propias de ellas, escasez de recursos
o, muchas veces, por falta de inters de sus autores. Si a ello le agregamos la
falta de bibliotecas y centros de documentacin especializados, podemos concluir afirmando que el panorama est lejos de ser halageo en Amrica Latina.
Todo ello a pesar, como parece colegirse del estudio de CREFAL, de que
en su generalidad, las instituciones encuestadas declararon contar con algn
tipo de publicaciones. Los problemas parecieran encontrarse ms en la esfera
de la circulacin que en el de la produccin. En efecto, la mayor parte de lo que
se distribuye son boletines (29%), monografas (25%) y revistas (21%). Por
otra parte, el 49% de las instituciones que publican revistas se encuentran en
tres pases: Brasil, Mxico y Per.
Sin embargo, el nmero de publicaciones peridicas est en aumento. De
un total de 16 de las principales revistas sobre educacin en Amrica Latina,
10 han sido fundadas en los ltimos aos. Sera interesante estudiar con
detenimiento el porcentaje de artculos sobre educacin de adultos que ellas
reciben y ver si coincide con el 9.7% que incluyen los mencionados RAE.
Una importante limitacin en la difusin consiste en la ausencia de traducciones al espaol o portugus del 10% de las investigaciones detectadas en
los RAE y que son producidas en pases extra-regionales.
Mario Kapln
1.
2.
LA COMUNICACION PARTICIPATIVA
1)
2)
3)
chen las posibilidades educativas de este mtodo que combina la comunicacin colectiva con la grupal.
En realidad, el tradicional Radioforo -as como el teleclub que utiliza el
mismo modelo pero empleando como medio la televisin- nunca lleg a ser
verdaderamente dialgico ni participativo. En primer lugar, casi siempre fue de
concepcin difusionista: sus objetivos y sus temas estaban rgidamente
preestablecidos por los programadores, cuyo real inters no era el de promover la participacin e incorporar los aportes de los grupos destinatarios, sino el
de introducir e imponer tcnicas y comportamientos modernizadores. En
segundo trmino, el mtodo encontr una dificultad real para registrar y recoger las respuestas de los grupos. Como observa Beltrn, el feedback es crtico y difcil de ser logrado. Tambin Douhourcq hall la misma limitacin en la
ya mencionada experiencia de teleclubes en Argentina. El nico medio de que
se dispona a ese fin era el de pedir a los grupos que tras su discusin, enviaran a la emisora un informe escrito de sus conclusiones. Por supuesto, muy
pocos grupos campesinos respondan a tal pedido; y aun esas escasas respuestas recibidas, eran escuetas, rgidas e inexpresivas.
Actualmente, como lo han probado varias experiencias y especialmente el
mtodo de Cassette-Foro que se acaba de exponer, existe un instrumento sencillo y muy popularizado que permite superar esa dificultad y posibilitara la
participacin de los grupos por la va de la expresin oral. Con la incorporacin
de grabadores de cassette, podran lograrse radioforos educativos con la plena participacin de la poblacin-meta. Acaso no sea aventurado pronosticar
que un modelo de la futura ENFAD sera el de un Radio-Cassette-Foro.
Ya ha habido algunas experiencias que se aproximan un poco a este modelo. As por ejemplo, Radio Enriquillo, de Tamayo, Rca. Dominicana, transmiti la serie de SERPAL Granja Latina organizando grupos de comunidades campesinas que escuchaban cada emisin y posteriormente la discutan.
Su discusin era grabada y as era posible, algunos das despus, transmitir el
audiodebate por radio para que fuera odo por otros grupos y por todo el pblico oyente. Un ao ms tarde, tambin Radio Occidente, de Tovar Venezuela,
organiz foros grupales para discutir los radiodramas de la serie sobre educacin de los hijos producida por CESAP y poder irradiar, posteriormente a la
transmisin de cada programa, la grabacin de los comentarios y reflexiones
de los grupos participantes.
educativa habr de tomar formas como la aqu esbozada o, al menos, de caractersticas muy semejantes.
3.
Una vez clarificada esta opcin y en coherencia con ella, se har posible
abordar el trazado de una estrategia de empleo de la comunicacin en la
ENF/A.
a)
b)
5. Sin desconocer la necesidad e importancia de los contenidos educativos a ser transmitidos, su modelo pedaggico pondr el nfasis en el proceso de los actores sociales participantes. Ser un modelo problematizador y
dialgico, encaminado a estimular la criticidad de los educandos y su capacidad para analizar y comprender su realidad. Sabr ubicarse equilibradamente
entre los extremos del dirigismo autoritario y el espontaneismo populista: ofrecer la informacin necesaria para que los grupos crezcan y avancen en su
proceso, pero sin imponerla ni adelantarse a la bsqueda personal de los participantes.
6. Utilizar los medios masivos y considerar vlida y positiva esa utilizacin, pero siempre que ella genere la posibilidad de dilogo y participacin.
Entender el empleo de MDM como comunicacin a distancia: tiles como
(vehiculadores de) mensajes, pero para crear espacios de dilogo, para generar comunicacin a escala humana. Con esa orientacin, buscar empeosamente los recursos para romper de todas las maneras posibles la unidireccionalidad de sus mensajes; y desarrollar al mximo las variadas posibilidades que ofrece la tecnologa actual para implementar flujos de comunicacin
de doble y de mltiples vas.
7.
9.
a) Partir de la identificacin de los sustratos culturales de las comunidades, en los que se basar para orientar los contenidos y metodologa de
sus programas y para codificar sus mensajes en el cdigo expresivo de los
educandos. Esa preocupacin la llevar a asignar decisiva importancia a la
etapa de prealimentacin de los mensajes.
b) No slo asumir una actitud de respeto a las culturas originarias de
sus destinatarios, sino que se apoyar en los elementos liberadores y dinmicos de esas culturas y en sus valores y expresiones propias.
c) Estimular la autovaloracin -individual y colectiva- de sus destinatarios; los ayudar a superar su sentimiento aprendido de minusvala y a recompensar su autoestima, la confianza en sus potencialidades y la afirmacin
de su dignidad personal. Para el logro de ese objetivo, asignar especial importancia a la autoexpresin de los destinatarios y les ofrecer las mximas
oportunidades posibles para que ellos produzcan y emitan mensajes.
c)
Caractersticas metodolgicas
10. Sus destinatarios de preferencia sern los grupos organizados, mucho ms que los receptores individuales y aislados. Descartando el errneo
supuesto de que una EAD puede lograr por s sola efectos educativos consistentes, procurar combinar en todo lo posible la comunicacin masiva con la
grupal y la intergrupal; y se apoyar en las interacciones de los integrantes del
grupo como potenciadoras del mensaje.
11. A fin de generar procesos comunicativos, su programacin ser altamente flexible y abierta. Evitar los objetivos unilateralmente preestablecidos
y los programas temticos rigidos; concebir la comunicacin educativa como
un camino que se hace al andar junto con los participantes de base, adecundose a sus necesidades y siguiendo los tiempos y los ritmos de stos.
12. En la produccin y formulacin de sus mensajes, sabr hablar y dominar el lenguaje especfico de cada medio y utilizar con calidad creativa los
recursos expresivos de los mismos, no slo para que sus materiales resulten
amenos y atractivos, sino tambin ms pedaggicos. Mediante el empleo inteligente y creativo de los recursos del medio, incorporar a la comunicacin
educativa a distancia el mtodo inductivo y los estmulos para una descodificacin activada que involucre al perceptor en la inteleccin del mensaje y
favorezca su proceso personal de reelaboracin y reinvencin.
13. Aun en los casos en que se utilicen medios unidireccionales de EAD,
procurar no bloquear, sino por el contrario, incentivar la creatividad y la capacidad crtica de los perceptores, mediante la no represin de las respuestas
originales, la incorporacin de la incertidumbre, la presentacin de situaciones
de contraste, la anticipacin de respuestas y su simulacin y el estmulo a la
investigacin personal.
14. En la articulacin entre comunicacin y educacin, la ENF/A incluir
acciones de capacitacin a los grupos populares para la produccin de mensajes autogenerados y el desarrollo de medios propios de comunicacin de las
comunidades. Para lograr el mximo provecho educativo a esas acciones,
incorporar los principios y aportes del mtodo Freinet, esto es, la produccin
de medios de expresin como centro del aprendizaje y generadora de investigaciones asumidas por los emisores populares.
Steven Klees,
Paulo Esnwnhoto,
Jorge Werthein
I.
La evaluacin educacional como existe hoy en da es un campo relativamente nuevo. A pesar de que se pueden encontrar actividades evaluativas en
las primeras descripciones de la historia de la civilizacin, no fue sino hasta
comienzos de este siglo que se desarrollaron conceptos y tcnicas que sirven
de base a la evaluacin educacional moderna.
El desarrollo de la as llamada prueba de inteligencia, que surgi con el
propsito de poder reconocer a las personas con retraso mental entre los
estudiantes normales (en Francia) y los inmigrantes (especialmente a Estados
Unidos), fue fundamental para el desarrollo inicial de este campo. Este movimiento fue estimulado por ambas guerras mundiales, donde las pruebas de
inteligencia fueron utilizadas para seleccionar y colocar personas. Durante
estos aos, la evaluacin fue a menudo asimilada a la medicin y enfocada
hacia los individuos. La evaluacin como enfoque de medicin era adecuada
para la cultura industrial de esos tiempos, ya que tena fuertes ataduras con los
mtodos de indagacin de las ciencias duras los cuales eran transferidos a
otros campos, tales como la administracin cientfica de los negocios.
Quizs la primera gran influencia en el campo de la evaluacin educacional fue el trabajo de Ralph Tyler que predefini el marco conceptual ms explcitamente desarrollado en los ltimos 25 aos. Tyler enfatiz un enfoque sistemtico y racional para el sistema de administracin educacional, donde el establecimiento cuidadoso de objetivos era la base para planificar e implementar el
curriculum educacional. La evaluacin, como medio de establecer cientficamente el punto hasta el cual se cumplan los objetivos, se transform en la
forma de juzgar los programas educacionales y no slo a los individuos.
Sin embargo, la historia ms reciente de la evaluacin educacional muestra, ms que una lenta evolucin del pensamiento, el surgimiento de un gran
inters cuya causa principal radica en la reaccin americana al lanzamiento del
primer Sputnik sovitico en 1957. Pensar que las deficiencias educacionales
americanas fueron la causa por la cual los soviticos llegaron primero al espacio, signific un flujo de millones de dlares adicionales a una variedad de
esfuerzos educativos y gran inters por evaluar estos esfuerzos. Este inters
en la evaluacin educacional, estimulado y respaldado con mucho financiamiento, tuvo otro empuje en la mitad de los 60 con la Guerra del Presidente
Johnson contra la Pobreza. Esta le dio mucha relevancia a las estrategias de
mejoramiento educacional y su evaluacin, a un costo de cientos de millones
de dlares, exigida por el Congreso de Estados Unidos. El resultado fue la
creacin de una nueva especialidad y la formacin de especialistas para buscar nuevas y mejores formas de evaluar la educacin.
Es muy difcil hacer una revisin coherente del conjunto de discusiones y
direcciones surgidas durante los ltimos aos en la literatura y la prctica
evaluativa. A pesar de ello, intentaremos resear algo de esta teora y prctica
con el fin de comprender mejor tanto el contexto del cual ha surgido un creciente inters por formas de evaluacin ms participativas como los puntos substantivos que debe enfrentar dicho enfoque.
Del gran nmero de acadmicos responsables de los principales desarrollos en el campo de la evaluacin educacional se destacan Lee Cronbach de la
Universidad de Stanford, Michael Scriven de la Universidad de California en
Berkeley y Daniel Stufflebeam de la Universidad de Michigan Occidental. Ellos
fueron los primeros en plantear preguntas que todava estn siendo discutidas.
Ya en sus primeros trabajos sobre evaluacin curricular, Cronbach enfatizaba
la necesidad de relacionar ms las actividades evaluativas con la toma de decisiones. Ms an, debido a que se toman muchas decisiones durante el desarrollo del curriculum, Cronbach argumentaba que era importante que la evaluacin se llevara a cabo durante dicho proceso. De esta forma dio origen a la
distincin entre evaluacin formativa y sumativa.
Mucho se ha dicho sobre esta distincin y, frecuentemente, se plantea
que los enfoques hacia la evaluacin formativa y sumativa debieran ser diferentes. Sin embargo, Scriven afirma que una buena evaluacin formativa es
casi idntica a una evaluacin sumativa, tanto en los mtodos que utiliza como
en las preguntas que formula. Si se lleva a cabo una evaluacin formativa
adecuada, ella debiera proporcionar resultados sumativos en forma continua.
Quizs el nico requerimiento sumativo adicional es el uso de un evaluador (o
equipo de evaluacin) externo a fin de que haya mayor objetividad (a pesar
de que, como veremos, este concepto est poco claro).
Scriven es ms conocido por su defensa de la evaluacin no orientada
por objetivos que en su forma extrema significa que se mantiene intencionalmente a los evaluadores sin conocer los objetivos establecidos por el proyecto. Esta cuasi negacin del enfoque creado por Tyler, tiene su origen en
una serie de observaciones hechas por Scriven en su prctica evaluativa. Entre
ellas:
- La separacin artificial entre objetivos y efectos colaterales (no anticipados), esto es, entre efectos intencionales y no intencionales.
- Cmo, a menudo, se usa la retrica de la intencin como sustituto de la
evidencia del xito; y
- Cmo muchos educadores se han entusiasmado tanto con los objetivos
educacionales que, para ellos, el acto de expresarlo no es slo el principio sino
tambin la verdadera finalidad del proceso de evaluacin.
tema, presentaban mejores resultados que aquellos estudiantes con profesores menos inteligentes y conocedores del tema.
Estos mismos problemas son evidentes en el rea de la evaluacin. Por
ejemplo, los debates sobre las evaluaciones educacionales de nivel nacional
en Estados Unidos, tales como el estudio sobre igualdad de oportunidades
educacionales de Coleman, et. al., la variedad de estudios sobre el impacto de
los programas del Ttulo I del Acta de Educacin Escolar Elemental y Secundaria, los programas de la Guerra contra la Pobreza, ocupndose para la integracin, o ms recientemente, las evaluaciones realizadas por Barnow y Cain,
demuestran que an con un presupuesto adecuado y con expertos altamente
calificados, hay pocas esperanzas de llegar a una conclusin sobre el xito o
fracaso de un programa.
A este respecto, cabe sealar la evolucin del pensamiento de Lee
Cronbach, ya citado, que en Estados Unidos es considerado el decano de la
evaluacin educacional.
Los primeros trabajos de Cronbach, como los de muchos otros investigadores, enfatizaban el mtodo experimental como el enfoque bsico para estudiar el impacto educacional. Sin embargo, la dificultad de institucionalizar en la
prctica controles experimentales adecuados y la cantidad de experimentos
con resultados con diferencias no significativas, llev a Cronbach a proponer un enfoque de interaccin de caractersticas-tratamiento (trait-treatment
interaction), donde argumenta que el trato educacional puede tener impactos
significativamente distintos para personas con diferentes caractersticas (o funcionando en ambientes con caractersticas diferentes). De esta forma, los experimentos que igualan a las personas asignadas (por azar) a distintos tratos educacionales, pueden demostrar que un tipo de trato no tiene efecto, an
cuando puede tener un efecto substancial.
Sin embargo, luego de muchos aos de profundo inters en este enfoque
y una extensa aplicacin, los resultados han sido poco claros y desilusionantes,
hasta tal punto que R. Mohr parafrasea a Cronbach diciendo:
Me doy por vencido: no hay ninguna posibilidad de desarrollar una teora del aprendizaje. Pensaba que introduciendo
algunos trminos interactivos lo lograra pero ahora veo que
todava es insuficiente, incluso yendo a interacciones de sptimo u octavo orden y mi conclusin es que es imposible
trabajar con ese nivel de complejidad.
Los problemas son esencialmente los mismos que los mencionados para
el anlisis de regresin; hay tantas caractersticas potencialmente relevantes
que afectan los resultados, y tantas formas de medirlas y de modelar su integracin, que las especificaciones alternativas arrojan resultados diferentes y, a
menudo, conflictivos.
V.
LA NATURALEZA DE LA PARTICIPACION
gando ser el ms adecuado y/o el ms comprensivo. Debido a esta proliferacin de modelos, los pragmticos, al tratar de desarrollar un diseo evaluativo,
enfrentan una situacin muy confusa.
En Amrica Latina, y el Tercer Mundo en general, esta situacin es an
ms complicada debido a lo que podemos denominar una brecha de divulgacin. Las crticas y los modelos alternativos no son divulgados tan amplia y
rpidamente como en los pases ms ricos, mientras que, al mismo tiempo,
hay ciertos acadmicos del Tercer Mundo (generalmente formados en el Occidente) que estn desarrollando y siguiendo esta literatura crtica. De esta forma, ms all de la brecha entre pases pobres y ricos, existe una brecha al
interior de la mayora de los pases del Tercer Mundo, considerablemente ms
grande que la existente en los pases ricos. Esto hace an ms difcil implementar
nuevos enfoques evaluativos porque la mayora de los evaluadores de las burocracias locales, estatales o federales no estn conscientes de la historia que
ha transcurrido desde los enfoques de hace 10 20 aos (que ellos utilizan)
hasta los nuevos enfoques, actualmente en boga.
Ms an, especficamente con respecto a formas ms participativas de
evaluacin, hay relativamente poca claridad terica o prctica sobre lo que
esto significa exactamente. La historia reciente de la literatura americana orientada hacia la bsqueda de enfoques de evaluacin ms participativos, parece
estar demostrando la misma proliferacin de modelos alternativos que ha caracterizado a la literatura de evaluacin tradicional. Ello representa, bsicamente, una bsqueda de cmo incorporar mayor participacin a la evaluacin
as como un examen de las consecuencias de hacerlo.
Efectivamente, hay poca literatura que trate directa y explcitamente sobre
la evaluacin participativa. D. C. Kinsey proporciona un marco preliminar de
orientacin pragmtica para visualizar la participacin en la evaluacin de programas de educacin no-formal. A partir del enfoque de Stufflebeam, identifica
tres dimensiones que forman una red de toma de decisiones: una dimensin es
el contenido de evaluacin, constituido por los cuatro enfoques CIPP; un
segundo elemento son las fases de evaluacin que consisten en los cuatro
tipos de decisiones de Stufflebeam; la tercera dimensin est constituida por
participantes en la evaluacin, que se dividen en cuatro grupos: programadores, personal, educandos y comunidad. La planificacin evaluativa consiste
en llenar esta red, basndose en tres consideraciones: los objetivos de la participacin, los lmites de la participacin, y los propsitos y mtodos de la
evaluacin. Kinsey afirma que cada una de estas consideraciones (entrega
una lista de seis tems para cada una) puede alterar la deseabilidad o naturaleza de la participacin. Por ejemplo, debido a la necesidad de tener metodologas
ms duras (...) las oportunidades de participacin disminuyen progresivamente
o los lmites impuestos por el contenido de la evaluacin, su lmite de tiempo o
los mismos participantes (por ejemplo, el no estar preparados culturalmente
para proporcionar una retroalimentacin crtica) pueden ser una limitante
para la participacin. A pesar de que Kinsey ofrece una forma de organizar la
planificacin de evaluacin prcticas, hay un tono instrumental en su artculo
que hace que la participacin parezca ms bien una herramienta til que, como
nosotros argumentaremos, una base esencial de evaluacin.
En la lnea de nuestro pensamiento hay varios trabajos que, aunque no
estn etiquetados como esquemas de evaluacin participativa, permiten o argumentan una mayor participacin. Malcolm Parlett y David Hamilton, ya citados, produjeron un excelente documento en 1972 sobre la evaluacin iluminativa. Dichos autores describen su enfoque como sigue:
- Las evaluaciones iluminativas -as como el medio innovador y de aprendizaje que ellas estudian- tienen diversas formas. El tamao, los objetivos y
las tcnicas de la evaluacin dependen de varios factores: el inters del que
financia; la naturaleza y la etapa exacta de la innovacin; el nmero de instituciones, profesores y estudiantes involucrados; el nivel de cooperacin y el grado de acceso a la informacin relevante; el grado de experiencia previa del
investigador; el tiempo disponible para recolectar datos; el formato del informe
requerido; y, por ltimo, la cantidad de presupuesto.
- La evaluacin iluminativa no es un paquete metodolgico estndar, sino
una estrategia general de investigacin. Aspira a ser adaptable y eclctica. La
eleccin de tcticas de investigacin no est dada por una doctrina de investigacin, sino por decisiones sobre cul es la mejor tcnica disponible en cada
caso; el problema determina los mtodos utilizados y no viceversa. Igualmente, ningn mtodo (con sus propias limitaciones internas) es utilizado en forma
exclusiva o aislada; se combinan distintas tcnicas para dar luces a un problema comn. Adems de visualizar el problema desde varios ngulos, este enfoque triangular tambin facilita el contra-chequeo de otros hallazgos tentativos.
- Al comienzo, el investigador se preocupa de familiarizarse con la realidad
cotidiana del escenario que est estudiando. En esto se asemeja al antroplogo
social o al historiador natural. Al igual que ellos, no intenta manipular, controlar
o eliminar variables de situacin, sino que toma como dado el complejo ambiente que encuentra. Su principal tarea es descifrarlo; aislar sus caractersticas significativas; delinear ciclos de causa y efecto; comprender las relaciones
entre creencias y prcticas y entre modelos organizacionales y las respuestas
individuales. Puesto que la evaluacin iluminativa se concentra en examinar la
innovacin como una parte integral del medio de aprendizaje, hay un determinado nfasis tanto en la entrevista de los maestros y estudiantes que participan como en la observacin en la sala de clases.
Ellos argumentan que cualquier medio de aprendizaje es tan complejo y
diverso que no podemos analizarlo a travs de modelos cuantitativos aprioristas.
Los evaluadores deben ingresar al medio de aprendizaje, experimentarlo y
estudiarlo a travs de un proceso de enfoque progresivo, en el que observadores humanos exploran, juzgan, preguntan e interpretan, iluminando las perspectivas, a menudo conflictivas, de los diversos participantes involucrados. A
pesar de que los cuestionarios pueden ser tiles en las etapas posteriores de
este enfoque para sostener o valificar los postulados tentativos iniciales,
ellos previenen que su uso es caro y puede llevar a una insensata acumulacin de datos imposibles de interpretar. Por lo tanto, deben ser poco utilizados y con precaucin. Defienden el uso de mtodos de observacin participativa,
entrevistas abiertas y anlisis de documentos. Frente a la tpica objecin acerca de los peligros de gran parcialidad y subjetividad destacan, por una
parte, la misma naturaleza subjetiva del paradigma de investigacin tradicional
y, por otra, que hay varios mecanismos para verificar los encuentros cualitativos. Al respecto sealan que:
Hay varias tcnicas preventivas posibles. Durante la investigacin se pueden utilizar distintas tcnicas para contra-verificar los resultados ms importantes; materiales abiertos pueden ser codificados y revisados por otros investigadores externos; se pueden entregar a asesores interpretaciones preliminares
desafiantes y actuar como abogados del diablo; tambin se puede encargar a
los miembros del equipo investigador que desarrollen sus propias interpretaciones. En la etapa del informe, adems de los resultados, tambin se pueden
documentar los procesos de investigacin crtica; se pueden discutir y explicitar los principios tericos y las pautas metodolgicas bsicas; se pueden nombrar los criterios para seleccionar o rechazar las reas de investigacin; tambin se puede presentar la evidencia de tal forma que otros puedan juzgar su
calidad.
Robert Stake, un conocido evaluador educacional americano, en sus trabajos recientes elabora con ms detalle los cambios producidos por un enfoque de evaluacin educacional organizado en torno a la participacin de los
diversos grupos afectados por el proyecto.
En efecto, Stake rechaza gran parte de su trabajo anterior en lo que l
llama un modelo de evaluacin restringido para aludir a un enfoque tradicional para evaluar los objetivos del sistema. Ms recientemente dicho autor ha
propuesto un nuevo modelo que denomina evaluacin sensitiva, dirigido a
responder las distintas preocupaciones de diferentes poblaciones participantes. Stake argumenta en su nueva propuesta que:
una evaluacin educacional es una evaluacin sensitiva
si se orienta ms directamente a las actividades del programa que a lo que el programa intenta; si responde a los requerimientos de informacin de la poblacin participante; y si se
hace referencia a las distintas perspectivas valricas existentes al informar sobre el xito o fracaso del programa.
Vale la pena repetir algunos aspectos claves del modelo de Stake, ya que
es relevante para el enfoque evaluativo que hemos estado diseando para el
denominado Proyecto SIER, en curso en el Estado de Pernambuco, noreste
del Brasil. Para las distintas fases de un proyecto evaluativo, el autor indica:
sobre el diseo, cuando las preocupaciones e ideas de la
poblacin participante o las actividades programadas van a
ser la base organizativa (de la evaluacin), es imposible
proporcionar en forma adelantada un modelo ... Un diseo
de (evaluacin) sensible no puede ser totalmente especificado, excepto en trminos generales, porque cada paso del
proceso est determinado, por lo menos en parte, por lo que
ha surgido antes de ese punto (...) los diseos sensibles estn evolucionando constantemente y, como tal, no se completan nunca.
sobre el mtodo, la evaluacin sensible utiliza mtodos que
son subjetivos y cualitativos ms que cuantitativos; por
ejemplo, observaciones y entrevistas. Ms an, el evaluador
utiliza, como parte esencial de su mtodo, las negociaciones
e interacciones; por ejemplo, interactuar con la poblacin
participante para identificar sus preocupaciones y planteamientos y negociar con ella representaciones grficas de los
resultados de la evaluacin para asegurar exactitud y comunicacin.
sobre el esfuerzo, se requiere una gran dedicacin de tiempo y recursos
para trabajar con la poblacin participante clarificando sus preocupaciones e
ideas (...) incluyendo poblaciones participantes que no se dan cuenta de lo que
tienen apostado.
del informe el evaluador sensible es mucho ms informal en su comunicacin, que tiende a consistir en representaciones grficas (...). Se utiliza la
comunicacin oral si ella se adeca a la poblacin participativa, as como varias otras formas de comunicacin no-simblicas: ejemplos, artificios, videotape,
caricaturas y otros.
Rural Participativo que refleja los crecientes intentos de administracin, investigacin y evaluacin participativa alrededor del mundo. stas aplicaciones,
junto al creciente nmero de trabajos ms generales que tratan sobre resultados de evaluacin participativa, nos estn proporcionando cada vez mayores
antecedentes. Nos referimos, adems de las fuentes ya sealadas, al trabajo
de H. Walker que hace una buena generalizacin de las experiencias de evaluacin participativa en el Programa Padres-Hijos de Chile; y para un anlisis
sobre las estrategias de investigacin participativa en Brasil y otros pases de
Amrica Latina recomendamos ver M. Gajardo; C. Brandao y A. de Schutter.
A pesar de esta creciente literatura, debemos enfatizar que las pautas de
cmo debe llevarse a cabo la evaluacin participativa estn poco claras. Aunque parece esencial enfatizar los mtodos cualitativos como contrarios a los
cuantitativos, la gran variedad de literatura sobre los mtodos cualitativos ofrece una gran gama de alternativas que hacen que la eleccin de procedimientos
para evaluar cualquier proyecto deba ser resuelta de acuerdo a la experiencia,
conocimiento y juicio.
An ms importante, debe hacerse hincapi en que la metodologa cualitativa no es sinnimo de enfoque participativo. A pesar de que los mtodos
cualitativos pueden destacar las distintas perspectivas de los participantes y
permitir una revisin y consideracin comprensiva de los resultados de la evaluacin, tambin pueden ser utilizados de forma cientfico-tcnica tan limitada como lo son los mtodos cuantitativos para descubrir la respuesta correcta. Lo que significa la participacin en sentido prctico no est muy claro y en
tanto ha habido algunos ejemplos de participacin en la evaluacin, hay muy
pocos ejemplos, si los hay, que aplican lo que eso significa, es decir, participacin en la toma de decisiones resultantes de la evaluacin.
La administracin participativa tiene una historia que levanta algunas dudas. Basada, inicialmente, en un experimento exitoso en una fbrica de
pijamas donde los trabajadores participaban con la administracin en tomar
ciertas decisiones, la administracin participativa ha sido enseada en las escuelas de negocios durante aos como una estrategia para aumentar la productividad, a pesar de que es altamente dudoso si los trabajadores tuvieron
algn poder real de decisin en el experimento original. Cada da es ms
comn la representacin de minoras, consumidores y trabajadores en las juntas corporativas de directores, pero son muy escasas las reubicaciones significativas de control.
Pablo Latap
INTRODUCCION
1.
para satisfacer los requerimientos alimenticios mnimos de sus miembros, aunque dedicara a esto la totalidad de sus ingresos. Para hacer esta estimacin
se adoptan las definiciones establecidas para cada pas, y segn sexo y edades, por la FAO y OMS en sus detallados estudios sobre necesidades de energa y protenas.
En 1970 se calcula que estaban en o abajo de la lnea de indigencia el
19% de los habitantes latinoamericanos, o sea ms de 53 millones de personas. En el medio rural el porcentaje era 34%, en el urbano 10%.
Pongamos ejemplos de tres pases de diverso grado de desarrollo.
En Argentina la lnea de pobreza se fijara (1970) en un ingreso per cpita
anual de 231 dlares (249 para el medio urbano y 164 para el rural). Estn
abajo de la lnea de pobreza el 8% de los hogares (5% en las ciudades y 19%
en el campo). La lnea de indigencia se sita en los 117 dlares; debajo de ella
est slo el 1% de los hogares, por igual en los medios urbano y rural.
En Mxico la lnea de pobreza corresponde a un ingreso anual por habitante de 157 dlares (179 en las ciudades y 122 en el campo); debajo de ella se
encuentra el 34% de las familias (20% en el medio urbano y 49% en el rural).
Debajo de la lnea de indigencia, que se ubica en los 82 dlares de ingreso, se
halla el 12% de los hogares (6% en la ciudad y 18% en el campo).
Para Honduras, finalmente, se fijara la lnea de pobreza en un ingreso de
142 dlares (183 en la ciudad y 125 en el campo); por debajo queda el 65% de
las familias (40% en las ciudades y 75 % en el campo). Por debajo de la lnea
de indigencia, que se traza en los 77 dlares, se sita el 45% de los hogares
(15% en el medio urbano y 57% en el rural).
Estos ejemplos demuestran la diversidad de las situaciones nacionales
dentro de la regin.
Muy diversa es tambin la situacin al interior de cada poblacin nacional
pobre. Una manera de apreciar estas diferencias es mediante el concepto de
dficit de pobreza, que es la cantidad de dinero que le falta al hogar pobre
promedio de un pas, para quedar ubicado al nivel de la lnea de pobreza. Este
dficit de pobreza puede expresarse de diversas maneras: como porcentaje
del ingreso familiar nacional o del ingreso de los hogares pobres o, si se quiere
relacionar con la capacidad del gobierno para superar el problema de la pobre-
za, tambin puede expresarse como porcentaje del ingreso total del Estado o
de su gasto social o de su gasto tributario.
En los tres ejemplos indicados, la medida del dficit de pobreza, expresado como porcentaje del ingreso promedio de los hogares del pas, sera: para
Argentina el 0.6%, para Mxico el 4.1% y para Honduras el 17.4%. Estas son
las proporciones del ingreso familiar promedio nacional en que sera necesario
que aumentara el ingreso de la familia pobre promedio para alcanzar el nivel de
la lnea de pobreza. Tambin desde esta perspectiva se aprecia la gran heterogeneidad de las situaciones nacionales.
Los estudios sobre la pobreza latinoamericana arrojan datos importantes
para caracterizarla. Sabemos que la mayor incidencia de la pobreza ocurre
cuando el jefe de familia tiene entre 25 y 40 aos, perodo en el que se conjugan un menor ingreso, una mayor tasa de dependencia familiar y una mayor
carga de participacin social.
En casi todos los hogares pobres de la regin aparece como causa principal el desempleo o subempleo del jefe del hogar: en la mitad de los casos se
encuentra un jefe de familia que trabaja slo 19 horas a la semana o menos,
aunque deseara trabajar ms. Fuertes incidencias de pobreza ocurren tambin en los hogares encabezados por mujeres (lo que apunta a las graves
consecuencias econmicas de la madre soltera o abandonada por el marido
irresponsable); la proporcin de este tipo de hogares (en estudios de cinco
pases) es del 20%, y entre los indigentes flucta entre el 33 y el 50%.
Entre las personas afectadas por la pobreza o la indigencia, destaca la
fuerte proporcin de nios y jvenes: el 3% son mayores de 60 aos, el 42%
tiene entre 16 y 60 aos, y cerca del 55% son menores de 15 aos, aunque la
proporcin de este grupo de edad en la poblacin total es slo 40%. Los nios
menores de 6 aos representan el 25% del total de la poblacin pobre. Respecto a la poblacin infantil total de 0 a 6 aos, la mitad de los niijos son pobres.
Se confirma tambin lo ya dicho respecto a la alta correlacin entre pobreza y educacin. La mayora de los jefes de familia pobres o indigentes tienen
tres aos o menos de escolaridad, y la pobreza disminuye drsticamente cuando el jefe de familia cuenta con la primaria completa.
a)
Tendencias demogrficas
b)
Estructura productiva
c)
La urbanizacin
En toda la regin ha sido constante en las dos ltimas dcadas una acelerada urbanizacin. Las ciudades de 20 mil a 50 mil habitantes duplicaron su
poblacin; las mayores de 250 mil la cuadruplicaron. En estas ltimas reside
ya uno de cada tres habitantes, cuando hace 20 aos resida en ellas uno de
cada cinco. A su crecimiento natural y al debido a la inmigracin rural se suma
la constante conurbacin de comunidades colindantes.
De 1950 a 1970 cerca de 29 millones de personas migraron del campo a la
ciudad. Como resultado, la tasa media de crecimiento urbano ha sido considerablemente ms alta que la de la poblacin total, y esta tendencia continuar
2.
TENDENCIAS DE LA EA Y SU CONTRIBUCION
A LA SUPERACION DE LA POBREZA
3.
CONCLUSION
Hemos intentado presentar una visin prospectiva de la EA latinoamericana. La evolucin de la pobreza e indigencia en la regin y la reflexin sobre las
diversas tendencias presentes en la EA han dado pie para formular algunas
recomendaciones para orientar mejor las acciones en los aos futuros.
Otras prospectivas puntualizarn las demandas particulares de alfabetizacin, de educacin bsica o de diversas acciones promocionales. Esta es ms
global, su propsito es contrastar las tareas educativas con el reto de transformar nuestras sociedades para asegurar a todas las mujeres y hombres de
Amrica Latina un nivel mnimo de dignidad humana.
Este enfoque ha pretendido destacar el sentido profundo que tiene la EA
en el aqu y ahora de nuestros pases. Es un sentido de justicia. No es posible
coexistir con un proceso histrico de dimensiones dramticas que condenan a
millones de seres humanos a la pobreza, sin sentirnos interpelados por esos
pobres.
No es usual en foros como el presente, de carcter tcnico, apelar a la
dimensin tica de los problemas. A m me parece, en este caso, ineludible.
En todas las pocas y culturas el pobre, que es vctima de la injusticia, ha
cuestionado la conciencia de los dems hombres; su presencia silenciosa se
ha convertido en clamor de justicia. Hoy, en nuestras culturas deshumanizadas
y pragmticas, los pobres de nuestros pases tambin se yerguen inexorables
ante nosotros. No slo son una advertencia sobre nuestra propia vulnerabilidad. No slo una comprobacin fehaciente de los antivalores en que hemos
fincado nuestra civilizacin. Son una invitacin silenciosa a la compasin humana en el terrible sentido csmico de esta expresin: el de una solidaridad
obligada de toda nuestra especie. Con dioses o sin ellos, basta un pobre para
fundar todo el orden moral.
Un campesino mexicano, el da en que pudo escribir por primera vez su
nombre, en mi grupo de alfabetizacin, se qued contemplando largamente lo
que haba escrito. Luego, sonriendo, me dijo: Ahora s, voy a empezar a ser
gente de razn. Tiene 74 aos. En estas palabras -ser gente de raznexpresaba todo el anhelo de su dignidad, que senta empezaba a recuperar.
REFERENCIAS
RIBEIRO, Darcy. Tipologa poltica latinoamericana, en Nueva Poltica. (Mxico), Nm. 1, enero-mayo de 1976, pp. 85-106.
SERRANO, Angel. La pobreza: una realidad lacerante, en Comercio Exterior. Vol. 34, nm. 8, agosto de 1984, pp. 755 a 763.
VERDEJO DE NORTHLAND, Ruth. Atlas de los dficits educativos en Amrica Latina, en La Educacin (OEA). Nm. 82, ao XXIV, enero-abril de
1980, pp. 49-64.
LA EDUCACIN POPULAR
J. Eduardo G. Huidobro
Hoy en da numerosos grupos independientes que realizan actividades de A se inscriben a s mismos en una tendencia especfica que se ha llamado educacin popular. El trmino, como
todos los que surgen ms de la experiencia prctica que de la
reflexin analtica, mantiene an considerable flexibilidad, pero
existen esfuerzos valiosos por caracterizarlo y definirlo. De estos esfuerzos se presenta aqu uno, incluido en un trabajo ms
amplio de Juan Eduardo Garca Huidobro.
Lo interesante de este texto es que caracteriza la educacin popular genticamente, retomando las aportaciones sucesivas que
histricamente la han ido conformando. As, se recoge el conjunto de impulsos fundamentales que hoy animan a esta tendencia,
independientemente de sus variantes.
Mrito especial tiene este enfoque porque permite apreciar -como
lo seala al final el autor- que no es vlido, si se quiere ser fiel a
la realidad, separar tajantemente proyectos de educacin y proyectos integradores. Las caractersticas institucionales, las circunstancias del contexto y las misrnas contradicciones sociales
que atraviesa cada proyecto obligan a matizar en circunstancias
especficas el signo real de sus acciones, segn las posibilidades que encierran de crecimiento de la conciencia y del poder de
las clases populares.
INVESTIGACIN PARTICIPATIVA:
UNA INTRODUCCIN
El campo de la EA ha sido particularmente propicio a las rectificaciones e innovaciones en la metodologa de las ciencias sociales. Puede decirse que ha sido a partir de experiencias de EA
como han surgido la investigacin-accin y la investigacin
participativa, tendencias que implican transformaciones de gran
importancia no slo en la metodologa de la prctica social sino
aun en el concepto y la finalidad de las disciplinas sociales.
El presente texto rene dos ventajas para servir como introduccin
al tema de la investigacin participativa: logra resumir las caractersticas fundamentales de esta tendencia e ilustra, por otra parte, la gran variedad de sus mtodos de trabajo con un interesante
conjunto de experiencias concretas.
La bibliografa actual sobre investigacin participativa es muy
amplia. Existen aportes tericos al debate sobre sus presupuestos
epistemolgicos, sobre su carcter cientfico, sobre la relacin
entre conocimiento cientfico y saber popular; y abundan tambin
variados paradigmas metodolgicos para operacionalizarla. El
texto del Consejo Internacional de Educacin de Adultos pretende ser slo una primera introduccin.
I.
La Investigacin Participativa es todo un proceso de aprendizaje para quienes toman parte en ella. Se inicia con una situacin y experiencia concretas
para llegar al anlisis crtico y la accin que conduce al cambio.
La discusin e interaccin a nivel colectivo representan la parte medular
del mtodo, ya que los grupos sociales slo pueden comprender su situacin
mediante el aprendizaje de experiencias propias y ajenas. Por ello, las soluciones a sus problemas no son fciles de definir; el diagnstico depende del conocimiento y experiencias de cada participante en el estudio.
La Investigacin Participativa por lo general comienza con la determinacin del problema. Los participantes identifican un problema comn y trabajan
juntos para resolverlo. Entender el cmo y el porqu de un problema es esencial para definir un cambio de accin. Implica una etapa de cuestionamiento,
ya que es la nica forma de ir ms all de las explicaciones convencionales.
Precisamente la Investigacin Participativa surgi como una respuestas a
las deficiencias de los mtodos de investigacin utilizados en el campo de la
educacin de adultos durante los 60 y 70. Educadores y cientficos relacionados con la educacin de adultos lucharon para desarrollar un mtodo que proporcionara respuestas prcticas y efectivas a la superacin del subdesarrollo.
As, los principios y mtodos de la Investigacin Participativa son resultado de diversas disciplinas tericas dentro de las ciencias sociales y experiencias prcticas.
Los principios bsicos de la educacin de adultos son el fundamento de la
Investigacin Participativa porque de acuerdo a ellos, los adultos tienen el compromiso de participar activamente en el mundo, decidiendo qu necesitan aprender y el mejor camino para lograrlo.
Algunas corrientes antropolgicas fueron especialmente importantes para
el desarrollo inicial de la Investigacin Participativa, ya que la antropologa es
una de las pocas ciencias sociales que practica estudios a fondo al nivel de la
comunidad.
El mtodo de accin tambin es importante porque ste requiere la participacin de los involucrados en la definicin del problema y en las acciones
tendientes a la transformacin radical de la sociedad.
II.
Mtodos
La Investigacin Participativa conjunta mtodos tradicionales e innovadores
cuyas variaciones son innumerables. Dichos mtodos sirven para lograr diversos propsitos:
a). Promover el conocimiento colectivo. La investigacin y presentacin
de una realidad social por el grupo o grupos involucrados fomenta la idea de
que el grupo es el dueo de la informacin.
b). Promover el anlisis colectivo mediante el ordenamiento de la informacin de tal forma que sea til al grupo en el momento de examinar su realidad.
c). Promover el anlisis crtico en grupos e individuos utilizando la informacin que se posee para determinar las causas primarias de los problemas.
d). Promover el establecimiento de relaciones entre problemas estructurales y personales para llegar a la solucin de un problema comn.
e). Unir la reflexin y la evaluacin a la accin, considerando las preguntas Quin? Qu? Por qu? Dnde? y Cundo?
Los mtodos de estudio que sern explicados a continuacin, pueden ser
empleados una o varias veces en cualquier etapa de la Investigacin Participativa
(investigacin, anlisis o accin).
Es indispensable que los mtodos sean aplicados slo cuando son apropiados a las condiciones culturales, econmicas y polticas, ya que constituyen
un complemento de las formas de expresin, discusin y toma de decisiones
que cada grupo emplea.
1.
Discusiones de Grupo
Generalmente, entre ocho y veinticinco personas se renen con el propsito de resolver problemas mediante el proceso de compartir experiencias, informacin y apoyo. La discusin de grupo es, probablemente, el mtodo ms
comn de la Investigacin Participativa y frecuentemente es utilizado a lo largo
del proceso, a veces en combinacin con otros mtodos. La frecuencia de las
reuniones del grupo depende de la naturaleza del mismo.
2. Sesiones Pblicas
Este tipo de sesiones involucran a todos los miembros del grupo bajo estudio. Incluso, en algunas comunidades las sesiones pblicas son realizadas
regularmente como una institucin gubernarnental.
3.
Eqipos de Investigacin
Estos grupos trabajan con los integrantes del grupo o comunidad y/o con
consultores externos que sean expertos tcnicos.
4.
Reclut siete socios para la investigacin tomando como criterio de seleccin a los ms ancianos y a los lderes reconocidos en la comunidad. Estos
siete investigadores deban, a su vez, reclutar a sus propios ayudantes.
Todos ellos recopilaron informacin durante plticas informales sostenidas en visitas, bautismos, bodas, comidas, la hora de compras en el mercado
o la hora de lavado en el ro.
Dicha informacin fue discutida y analizada por los investigadores en sesiones formales durante las cuales planearon los caminos de accin. Las tcnicas y habilidades necesarias para investigar y analizar fueron transmitidas a
otros pobladores a medida que el nmero de participantes aumentaba. Adems, fue organizado un seminario para dar a conocer a toda la comunidad la
informacin recabada.
5.
Seminarios Comunitarios
Estos seminarios son sesiones intensivas de estudio que pueden ser desarrolladas por los miembros de una comunidad, diversas comunidades o una
comunidad con la participacin de instituciones externas, como agencias gubernamentales, universidades y organizaciones privadas para el desarrollo de
comunidades.
blemas. Antes, los campesinos slo tenan una visin parcial del problema y
consideraban que la nica solucin era luchar por sus derechos.
A travs de un proceso cclico de investigacin, accin y reflexin, se dieron cuenta que su lucha por la posesin de la tierra formaba parte de un conflicto mayor con implicaciones a nivel nacional.
Su percepcin de la Iglesia tambin comenz a cambiar. Los estudios
bblicos siempre eran parte de las discusiones de los campesinos. Pero despus de la investigacin, percibieron a la Iglesia como un apoyo para su lucha
liberadora.
Adems, los campesinos se unieron sobre la base de una lucha comn y
ayudaron a los campesinos de otras comunidades que vivan bajo las mismas
amenazas.
6.
Viajes Exploratorios
7.
8. Teatro Popular
El teatro popular utiliza trminos comunes a la gente del pueblo para abordar problemas que son relevantes para una determinada comunidad o grupo y
es popular porque intenta involucrar a todos sus miembros en el proceso de
preparacin y representacin.
Esta tcnica opera bajo el principio de que cualquier persona puede aprender a actuar, improvisar un dilogo o manejar una marioneta. Es accesible a la
gente ms pobre y ha probado ser efectiva en el proceso de conscientizacin.
Las representaciones estn basadas en la improvisacin y los dilogos
son creados por los propios actores, quienes desarrollan sus gestos y acciones en respuesta a los dems actores y al pblico. De esta forma, el teatro
popular refuerza la autoestima, que frecuentemente se deteriora por la imposicin de sistemas externos de educacin ajenos a las culturas tradicionales.
d). Puede reforzar tradiciones locales que son difundidas a travs de cuentos, danzas y canciones.
e). Como una expresin colectiva y actividad comunal, crea el ambiente
adecuado para un trabajo cooperativo ms que individualista. Los participantes pueden aprender de cada uno de los compaeros sin que sea necesaria la
participacin de un experto.
f). Los miembros del grupo logran desarrollar buenas representaciones
porque stas son creadas de acuerdo a formas tradicionales de cultura y comunicacin, los problemas que manejan les pertenecen y por lo tanto saben
cmo representarlos.
dad, seleccionan las prioridades e improvisan presentaciones cortas para ilustrar dichos problemas.
b). Despus es realizado un taller de actores en el que toma parte un
grupo ms reducido de extensionistas y lderes comunitarios. Ellos se encargan de delinear lo que ser la representacin definitiva a desarrollar en las seis
aldeas.
Los temas de estas campaas anuales son elegidos de acuerdo a los
siguientes criterios:
a). Un tema que pueda ser abordado fcilmente por los grupos.
b). Los problemas planteados deben ser solucionados a nivel local, sin
requerir la intervencin del gobierno.
c). El problema debe ser concreto y especfico. Un problema que individuos familias o grupos puedan resolver.
d). El problema planteado debe tener soluciones que puedan ser apoyadas por un extensionista. Slo se deben representar problemas que tengan
una solucin posible.
En la realizacin de la obra se tratan de evitar las frases comunes que no
tienen sentido para ciertos pblicos, por ejemplo, Una buena nutricin significa hacer tres comidas al da.
Por ello es importante considerar el conocimiento, prcticas y actitudes de
la gente con respecto a cada problema, identificando las carencias principales
y la posible satisfaccin de las mismas.
A travs de este anlisis, los participantes establecen objetivos y problemas que deben ser incluidos en el libreto de la obra popular.
Cuando el contenido de la obra es definido, los actores la representan en
cada aldea durante las tardes y se dedican a viajar por las maanas.
Una vez que la representacin concluye, los actores invitan a la audiencia
para formar grupos de discusin y plantear posibles soluciones a los problemas presentados en la obra.
Cuando este proceso de aportacin termina, cada grupo presenta su reporte y el coordinador resume las principales propuestas tratando de establecer un consenso sobre la accin que debe ser desarrollada.
9. Campos Educativos
Este mtodo consiste en la realizacin de un taller informal en el cual un
grupo convive y comparte experiencias durante varios das.
mstico una vez que terminaban en el campo. Sufran el abuso sexual por
parte de los campesinos, eran golpeadas por sus esposos cuando estaban
alcoholizados y excluidas de las negociaciones sobre sus salarios por sus compaeros masculinos.
Un grupo de activistas decidi organizar un campamento de 3 das para
que las mujeres sin tierra pudieran comprobar que sus problemas estaban relacionados a su condicin de ser mujeres.
Mujeres provenientes de 15 aldeas se reunieron hasta formar un grupo
numeroso y comenzaron a trabajar.
Las organizadoras iniciaron las actividades explicando que este campamento era necesario para impulsar la participacin de las mujeres en el mundo
del trabajo.
Cada participante dijo su nombre y el de su aldea, lo que fue una nueva
experiencia, ya que siempre estaban atemorizadas. Despus, cada una de
ellas se sinti ms libre para hablar.
Muchas describieron sus villas y los abusos sexuales que sufran por parte de los campesinos ricos y los vigilantes.
A medida que fueron hablando, se dieron cuenta de que sus problemas
ms que personales, tenan un carcter social. El abuso sexual, la agresin
fsica por parte de sus esposos y el alcoholismo, eran problemas comunes.
Una de las mujeres solicit cooperacin para combatir el consumo de alcohol en su aldea y todas decidieron cooperar.
Cercaron la aldea para que los contrabandistas de licores no pudieran
huir, quebraron todas las botellas de licor y advirtieron a los hombres que cualquiera de ellos que tomara alcohol y golpeara a su esposa, sera castigado.
As, mediante la toma de conciencia de su condicin de mujeres oprimidas, fueron capaces de luchar contra los ricos y apoyarse mutuamente para
combatir el alcoholismo y la agresin fsica.
1.
Metas
La accin poltica.
2.
Control
buyen a expander la participacin de los miembros del grupo en todas las etapas del proyecto:
a). Es necesario tratar de conocer ms acerca de la situacin local observando, escuchando, preguntando, discutiendo y analizando.
Es importante convivir con el grupo o comunidad, vivir con ellos, para conocer sus patrones de organizacin socio-poltica.
b). Lograr una mejor comprensin de la situacin social, econmica y
poltica local y su relacin en el contexto nacional e internacional. Esto es
importante porque de esta forma el investigador sabe si est trabajando con
los oprimidos o es una lite dentro del grupo; y puede conocer las causas
primeras del problema analizado a travs de la gente local que participa en el
proyecto.
c). El investigador participativo debe ser autocrtico y aceptar las crticas
por parte del grupo para evitar el manejo de falsas expectativas y prejuicios.
d). Debe ser hbil en la prctica del cuestionamiento crtico, pero dejando siempre la toma de decisiones al grupo.
e). El investigador participativo debe comprometerse a una convivencia,
continua y a largo plazo, con el grupo porque es la nica forma en que puede
ser considerado responsable del proceso de investigacin y accin.
f). Debe compartir los riesgos de reacciones y represin que la investigacin participativa puede provocar entre quienes ostentan el poder.
g). Debe comprometerse a ensear sus tcnicas de estudio al grupo o
comunidad para demostrar que sus miembros pueden aprender a utilizarlas,
pero tomando en cuenta los intereses y habilidades de los mismos participantes.
h). Debe aceptar el hecho de que los intereses de la comunidad son prioritarios sobre sus intereses personales y cientficos.
4.
Capacitacin
5.
Evaluacin participativa
6.
Obstculos y limitaciones
La Investigacin Participativa, por lo general, es iniciada por agentes externos al grupo o comunidad o por algn lder local.
Adems, no es fcil adiestrar a todos los involucrados, en el uso de las
tcnicas de organizacin y anlisis. El xito en la enseanza de estas tcnicas
redundar en el control que la comunidad pueda ejercer sobre el proyecto.
El principal obstculo a la Investigacin Participativa es el poder de las
fuerzas dominantes. La dominacin se manifiesta en la opresin ideolgica
que determina las formas de pensamiento y la estructura de las instituciones
sociales.
Frecuentemente, la Investigacin Participativa es llevada a cabo como un
proyecto apoyado por agencias gubernamentales, instituciones acadmicas o
agencias para el desarrollo de la comunidad que representan los intereses de
quienes estn en el poder.
Por ello, los investigadores deben trabajar dentro de las limitaciones econmicas que se reflejan en el tiempo total que puede ser dedicado al proyecto.
La estrategia consiste en emplear los recursos institucionales para trabajar en
el cambio social, pero esto requiere una planeacin y organizacin estratgicas a fin de evitar el control del sistema a travs de sus instituciones.
Aunque la Investigacin Participativa es interdisciplinaria y est basada en
el trabajo de campo, gran parte de su actividad ha estado limitada a la educacin de adultos. Por ello, debe ser establecido un sistema de comunicacin y
cooperacin entre quienes poseen las tcnicas de Investigacin Participativa y
los lderes que tienen la capacidad de organizar y movilizar grupos o comunidades; slo as se puede extender el empleo de este mtodo.
El reto de la Investigacin Participativa es que intervengan educadores y
organizadores activos, ya que su carcter democrtico puede servir como
referzador a movimientos sociales ya existentes y al mismo tiempo contribuir a
establecer nuevos organismos populares.
Numerosos grupos que utilizan la Investigacin Participativa estn ligados
a movimientos sociales en las reas rural y urbana. Sin embargo, el potencial
de este mtodo dentro de una comunidad u organizacin, siempre estar limitado cuando no es asociado a un movimiento capaz de cuestionar y cambiar el
poder econmico y poltico local, nacional o internacional, ya que slo estos
movimientos sociales y polticos pueden organizar recursos y promover la investigacin, anlisis y accin a gran escala.
Por ello, los investigadores participativos deben encontrar la forma de
mejorar la comunicacin con los lderes de dichos movimientos para intentar
cambios radicales en las sociedades que as lo requieran.