Carta A Marcus Herz-Febrero 1772

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LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ:

21 DE FEBRERO DE 1772
Andrs Lema-Hincapi
Cornell University

Y no falt a la verdad quien


dijo que esa carta marca el
verdadero alumbramiento de
la Crtica de la razn pura.
E. Cassirer
RESUMEN
Por una parte, la carta que Kant escribe a Marcus Herz el 2l de febrero de
1772 es famosa, pues ella es quiz el nico documento de valor que informa
sobre una dcada previa al criticismo durante la cual Kant dejo de publicar. sta
es la dcada que va desde 1770, fecha de la De Mundi Sensibilis atque
Intelligibilis Forma et Principiis: Dissertatio, y la primera edicin de la Crtica
de la razn pura (1781). La carta de algn modo es un vistazo al taller del
pensador, donde Kant narrara las preocupaciones filosficas de su pensamiento.
Por otra parte, la carta es ambigua todava, porque la crtica an no se pone de
acuerdo sobre su sentido. Mis pginas defienden que esta carta es un ejemplo
del carcter hbrido del pensamiento de Kant en ese perodo, un pensamiento
que, sin mayor influencia del escepticismo, an se debate entre anticipaciones
crticas y meras repeticiones dogmticas.
Palabras clave: Objeto, sensibilidad, entendimiento, intuicin, cosa.
ABSTRACT
On one hand, this letter that Kant wrote on February 21, 1770 to his friend
Marcus Herz is famous, maybe it is the only worthy document giving information about a decade before criticism arrivesa period during which Kant stopped
publishing. This period goes from 1770, year of De mundi sensibilis atque
intelligibilis forma et principiis: Dissertatio to 1781, Critique of pure reasons
first edition. On the other hand, Kants letter is still ambiguous. Its interpreters
have not come yet to an agreement about its ultimate meaning. I argue that the
letter to Herz is a very good example of Kants hybrid thinking at that historical
period. Kants thinking, maybe without a major influence from skepticism, is
still struggling between critical anticipations and mere dogmatic repetitions.
Key words: Object, sensibility, intellect, intuition, thing.
Recibido Marzo de 2004; aprobado Abril de 2004.
Dedico este artculo a mis estudiantes de la Universidad del Valle (1993-2003), en
agradecimiento por haberme acompaado con emocin sin lmites en las aventuras
de la filosofa.
Cassirer, Ernst, Kant, vida y doctrina, (trad. Wenceslao Roces), Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1978, p. 155.
Praxis Filosfica
Nueva serie, No. 18, Ene.-Jun. 2004: 59-78
ISSN: 0120-4688

59

60

Las opiniones de los comentadores se muestran divididas al evaluar


el verdadero alcance de la carta que Immanuel Kant dirige a su amigo y
discpulo Marcus Herz, el 21 de febrero de 1772. Rezagos de realismo
dogmtico, al igual que la aceptacin sin inquietudes de la posibilidad
del conocimiento sensible: he aqu dos elementos que encuentra Alexis
Philonenko y cuya importancia obliga a este intrprete a rechazar que la
carta sea considerada como la formulacin positiva del problema
crtico38 . La posicin contraria es defendida por Ernst Cassirer39 , por
Roberto Torretti40 y por Alejandro Llano Cifuentes41 . Contemplada desde
la Crtica de la razn pura (1781/1787), juzgo que la carta s formula el
problema crtico esencial de la objetividad de las representaciones. Sin
embargo, y considerada sin la sombra de aquella obra, la epstola bien
puede parecer ingenua, incluso poco audaz en su desarrollo. De todas
formas, y aun cuando ciertas perspectivas Kant slo las sugiere, y otras
permanecen in nuce, el anlisis detallado de la carta sirve muy bien
como introduccin a algunas de las cuestiones centrales que Kant enfrenta
en la Crtica de la razn pura. Es este anlisis detallado el que deseo
presentar aqu.
Todo indica que la Crtica de la razn pura iba a llevar otro nombre.
Si bien estas cinco palabras aparecen en uno de los prrafos de la carta,
el ttulo de la obra habra de ser Los lmites de la sensibilidad y la razn.
A pesar de que este ttulo haya sido finalmente desechado por Kant,
interesan, en efecto, las resonancias que sugierede las cuales el gran
libro de 1781/1787 har eco y profundizacin. Segn el ttulo que ofrece
la carta, los intereses de la reflexin kantiana se dirigen ante todo a
aquello que la tradicin filosfica ha dado en llamar facultades. Decir
facultad es decir poder. Kant atiende entonces a dos poderes: la
sensibilidad y la razn humanas. Este estudio de dos facultades est
dirigido por un objetivo bsico: establecer los lmites de la razn y de la
sensibilidad. As, la filosofa que Kant anuncia se da a conocer desde ya
como una filosofa del lmite. El fin de esta filosofa consiste en establecer
las fronteras hasta donde la sensibilidad y la razn pueden aventurarse.
Kant no pone en duda la realidad de estos dos poderes. Porque sera
insensato hacerlo cuando de hecho la philosophia naturalis de Isaac

38
39
40

41

Philonenko, Alexis, Loeuvre de Kant, Paris, J. Vrin, 1989, p. 97.


Cassirer, Ernst, loc.cit.
Torretti, Roberto, Kant. Estudios sobre los fundamentos de la filosofa crtica,
Buenos Aires, Charcas, 1980, pp. 227n, 384.
Llano Cifuentes, Alejandro, Fenmeno y trascendencia en Kant, Pamplona,
Universidad de Navarra, 1973, p. 28.

Newton y la geometra de Euclides los confirman ampliamente, tanto en


su eficacia explicativa como en su eficacia prctica sobre la realidad.
As, desde un primer momento, la carta sita al lector en el tenor de
lo que ser la filosofa crtica: ella es una reflexin que se interroga por
los lmites y por la extensin del conocimiento en general42 . El lmite
es el hasta dnde, y la extensin es el contenido del conocimiento. A
estas metforas geogrficas (no en vano Kant fue profesor de Geografa
en la Universidad de Knigsberg), se aade otro trmino, que viene a
aparecer tambin en la primera Crtica, a saber, aqul de la posibilidad
de los conocimientos humanos. Si los primeros trminos se refieren a un
contenido circunscrito del conocimiento en general, el vocablo
posibilidad, referido a dicho contenido circunscrito, apunta a su
fundamento, a aquello que lo legitima, a aquello que le permite ser tal
conocimiento poseedor de ciertas fronteras.
El ttulo de la obra como Los lmites de la sensibilidad y de la razn
alude tambin a una filosofa entendida como una filosofa crtica. Por
qu? Debido a que en cuanto ejercicio de establecimiento de los lmites,
de la extensin y de la posibilidad del conocimiento en general, este
trabajo filosfico supone toda una labor de examen, de evaluacin de la
razn y de la sensibilidad como facultades. Kant habr de comprenderlo
de este modo en la Metodologa trascendental:

61

Peter Frederick Strawson ha sido sensible a este espritu de la filosofa


kantiana tal como se da a conocer en la primera Crtica, y que como se
ve ya es anunciada en la carta de 1772. Su libro The Bounds of Sense:
An Essay on Kants Critique of Pure Reason, expone desde su ttulo
42

43

Kant, Immanuel, Carta a Marcus Herz, Ak., X, 129, (trad. Guillermo HoyosVsquez), en: Kant, Immanuel, Los principios del mundo sensible y del inteligible,
(trad. Jaime Vlez Senz), Bogot, Universidad Nacional, 1980, p. 79. En la primera
Crtica, Kant ya no examinar el conocimiento en general, sino tan slo el
conocimiento a priori de los objetos de experiencia posible.
Kant, Immanuel, Crtica de la razn pura, (trad. Pedro Ribas), Madrid, Alfaguara,
1980, p. 603, A761/B789. El trmino razn tiene aqu un sentido amplio, como
fuente de todos los elementos a priori. Incluye lo que hay de a priori en la
sensibilidad y en el entendimiento. Smith, Norman Kemp, Commetary to Kants
Critique of pure reason, New Jersey, Humanities, 1992, p. 2.

LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

Pero hace falta todava un tercer paso que slo es propio del Juicio
(Urteilskraft) maduro y viril [...] consistente en someter a examen, no los
hechos de la razn sino la razn misma, atendiendo a toda su capacidad y
aptitud para los conocimientos a priori. Esto no constituye ya censura, sino
crtica de la razn, una crtica en virtud de la cual se prueba, no simplemente
que esa razn tiene lmites, sino cules son esos lmites43 .

las preocupaciones de delimitacin que soportan la reflexin filosfica


de Kant. Los lmites del sentido dice en su Consideracin General:
Es posible imaginar mundos de una clase muy distinta a aquella de nuestro
mundo segn como lo conocemos. Es posible describir tipos diferentes de
experiencia comparados con la experiencia que tenemos actualmente. Pero
no toda pretendida descripcin de una posible clase de experiencia, incluso
posible gramaticalmente, sera una descripcin verdadera e inteligible. Hay
lmites de lo que nosotros podemos concebir o hacer inteligible para nosotros,
como una suerte de estructura posible y general de experiencia. La
investigacin de estos lmites, la investigacin del conjunto de ideas que
forma el marco limitante de todo nuestro pensamiento acerca del mundo y
acerca de la experiencia del mundo, es, evidentemente, una empresa filosfica
de importancia y de inters. Ningn filsofo se ha enfrentado con mayor
rigor a esta labor como Kant lo hizo44 .

62

Dentro de este proyecto de la definicin de los lmites se inscribe


la pregunta esencial de la carta de Kant a Marcus Herz. La pregunta
dice: Sobre qu fundamento se apoya la referencia al objeto de lo que
llamamos nosotros representaciones? 45 Esta pregunta recupera el
problema de las fronteras del conocimiento desde dos perspectivas: la
primera, en la idea de fundamento, de apoyo de la referencia, pues el
fundamento siempre es pensado como ltimoo primero. La resolucin
de esta cuestin sobre la objetividad de las representaciones, es decir, de
su referencia a objetos, aspira a fundar el alcance, los lmites de la
referencia objetiva de las representaciones por el recurso al
establecimiento de la legitimidad de dicha referencia. Esta perspectiva
se despliega en otra: pensadas las representaciones como referidas a
objetos, lo que aqu se entiende por objeto se deja pensar como la frontera
de la representacin. De este modo, la pregunta establece esto: la
referencia de la representacin encuentra su hasta dnde en el objeto.
As, pues, tiene lugar la institucin del objeto como lmiteaunque es
justo confesar que a partir de la carta a Herz esta institucin slo acontece
de modo an muy incipiente.
Volvamos a la pregunta. Ella bien puede ser formulada en otros
trminos: qu es lo que justifica el referir al objeto la representacin
que tenemos de l? Presentada as, la pregunta muestra al menos dos
nociones bsicas por un lado, y por otro, se supone la realidad de una
accin. Las nociones son objeto y representacin; la accin es aqulla
de referir la representacin al objeto.
44

45

Strawson, Peter Frederick, The Bounds of Sense: An Essay on Kants Critique of


Pure Reason, London, Routledge, 1989, p. 15. (La traduccin castellana es ma).
Carta a Marcus Herz, Ak., X, 130, en: ed. cit., p. 80.

Sobre el trmino representacin, conviene recordar lo que Kant dice


en un texto de 1763, El nico fundamento posible para una demostracin
de la existencia de Dios, Parte I, Consideracin 1:
en la ciencia ms profunda de todas [esto es, la metafsica], la palabra
representacin es bien comprendida y empleada con seguridad, aunque su
significacin nunca pueda ser desplegada en una definicin46 .

no podemos conocer un objeto como cosa en s misma, sino en cuanto objeto


de la intuicin emprica, es decir, en cuanto fenmeno. De ello se deduce que
todo posible conocimiento especulativo de la razn se halla limitado a los
simples objetos de la experiencia. No obstante hay que dejar siempre a salvo
y ello ha de tenerse en cuentaque, aunque no podemos conocer esos objetos

46

47

Kant, Immanuel, Der einzig mgliche Beweisgrund zu einer Demonstration des


Daseyns Gotees, Ak., II, 70, Hamburg, Felix Meiner, 1963. (La traduccin castellana
es nuestra).
No es mi inters desarrollar en este estudio los conceptos de cosa y de objeto. La
carta, adems, no ofrece mayores elementos para hacerlo. Habr que esperar los
desarrollos de la primera Crtica para conocer los conceptos crticos de objeto y de
cosa.

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LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

Aunque Kant mismo asegure la comprensin y al mismo tiempo la


imposibilidad de definir este trmino, no est de ms ejercitarse en una
comprensin simple y muy corta, provisional y tentativa si se quiere, de
la palabra representacin. Para un realismo an no suficientemente crtico
pero no del todo ingenuo, las representacionesal menos las empricas
son sucedneos subjetivos de las cosas. Yo no poseo cosas en el
conocimiento. Mi conocimiento, al menos en alguna medida, es la
posesin de representaciones de cosas. Sin embargo, estas
representaciones aparecen siempre como ligadas a algo, de lo cual
ellas son sus representaciones. Ese algo es lo que cotidianamente
llamamos cosas47 .
Por otra parte, la representacin acontece de nuestro lado: soy yo
quien tiene las representaciones. Kant no lo olvida, por eso el nosotros
en la formulacin de la pregunta. El pronombre personal nos conduce
as a aquello que cierta tradicin filosfica ha dado en llamar subjetividad.
Somos sujetos poseedores de representaciones. Nos mantenemos en el
lado de ac, en el lado del sujeto y de sus representaciones. Ahora
bien, las representaciones nos anuncian un all distinto a nosotros, al
cual ellas son referidas y del cual ellas son noticia. En otras palabras: la
representacin, que es subjetiva, apunta a algo que no lo es, a saber, el
objeto. Si el como tal que asignbamos a la mesa lo trocamos por el
en s, y la palabra fenmeno la entendemos como una especie del gnero
representacin, el siguiente texto de Kant se hace comprensible:

como cosas en s mismas, s ha de sernos posible, al menos, pensarlos. De lo


contrario, se seguira la absurda proposicin de que habra fenmeno sin que
nada se manifestara48 .

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Queda an el referir, pues la pregunta de Kant afirma que existe una


referencia al objeto de lo que llamamos nosotros representaciones.
Ante todo el referir es un acto: yo refiero tal representacin a su objeto.
Esta accin es una accin que se realiza del lado de la subjetividad, no
del lado del objeto. Adems, la fundamentacin, el con qu derecho de
tal referencia es una cuestin que para Kant puede ser respondida tambin
desde la subjetividad. Somos capaces de dar razn de nuestras
representaciones, de nuestro conocimiento de ellas y de su referencia al
objeto. No habemos menester de instancias justificadoras fuera de
nosotros mismos que sirvan de garante de la validez de nuestro
conocimiento, como Dios lo ha sido o podra serlo49 .
Recordemos nuevamente la pregunta: Sobre qu fundamento se
apoya la referencia al objeto de lo que llamamos nosotros
representaciones?. La respuesta, que se inicia inmediatamente despus
de formulada la pregunta, vara de acuerdo con tres tipos de relacin
posible establecida entre la representacin y su objeto. A su vez, estos
tipos de relacin permiten una clasificacin de las representaciones segn
48

49

Kant, Immanuel, Crtica de la razn pura, Ak., III, 22, BXXVI-BXXVII, ed. cit.,
p. 25. Kant recurre en la frase final a un juego de palabras para apoyar sus
afirmaciones. Erscheinen en alemn es aparecer, y Scheinung es apariencia,
traducida aqu como fenmeno por Pedro Ribas. La apariencia es siempre
apariencia de algo. El mundo de las cosas en s est anunciado por las apariencias.
De otro modo, las apariencias no seran apariencia de algo, lo que sera igual a
decir que las apariencias no son apariencias.
De ah que Jules Vuillemin pueda decir que Kant lleva a cabo la primera teora
filosfica de un conocimiento sin Dios. Si fsica y teora del conocimiento son
una unidad en Kant, aqulla iluminar la novedad revolucionaria de sta. Antes de
Kant, la filosofa clsica intenta, una vez quebrantados los sistemas filosficos de
la Edad Media, descubrir un absoluto susceptible de fundar la verdad. Por ejemplo,
los conceptos de sustancia, de causa, de fuerza, de necesidad, reciben el papel de
sustitutos de Dios. El acto revolucionario de Kant en la historia del pensamiento,
su revolucin copernicana, consisti, retomando el anlisis de estas diferentes
nociones con relacin a la funcin que ellas ejercen en el conocimiento objetivo,
en mostrar que, lejos de acuar lo absoluto, ellas nicamente conservaban su
significacin en los lmites de la experiencia posible, es decir slo si se las
distanciaba de su contexto teolgico. Con respecto a lo anterior, la teora kantiana
del conocimiento es la primera teora consecuente y verdaderamente filosfica de
un conocimiento sin Dios. Vuillemin, Jules, Physique et mtaphysique kantiennes,
France, Presses Universitaires de France, 1955, p. 358. (La traduccin castellana
es nuestra).

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LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

su diverso origen. Digamos desde ya que los dos primeros tipos de


relacin que se establecen entre la representacin y el objeto le son
ofrecidos a Kant por la tradicin filosfica. El tercero y ltimo en la
exposicin de la carta es la relacin que Kant presenta como suya. Esta
relacin es la que propiamente ofrece mayor dificultad en el momento
de responder a la pregunta por el fundamento de la referencia de la
representacin al objeto. En lo que concierne a la clasificacin que nos
autoriza el origen diferente de las representaciones, conviene hacer una
precisin: de un lado se encuentran las representaciones sensibles, cuyo
origen Kant sita en la afeccin de los objetos sobre nuestros sentidos;
y de otro lado, estn las representaciones intelectuales. Estas ltimas se
hallan subdivididas, a su turno, en representaciones intelectuales de un
posible entendimientos divino (llammoslas arquetpicas), y las
representaciones intelectuales de nuestro entendimiento (Kant las llamar
conceptos puros o categoras).
Comencemos con lo que Kant denomina representaciones sensibles.
Estas representaciones nos son presentadas as: en aquello en que
consisten, es decir, lo que son este tipo de representaciones, est dado
por el modo mismo como el sujeto es afectado por el objeto. Aqu,
Kant subraya el carcter de pasividad como el carcter esencial de las
representaciones sensibles. El sujeto acepta sin ms el influjo que sobre
l ejerce el objeto. Incluso, Kant utiliza la analoga de la relacin entre
el efecto y la causa para ilustrar dos caractersticas de esta representacin:
su pasividad, como ya lo anotamos, y su radical dependencia de origen
en relacin con el objeto, dos caractersticas propias del efecto en la
relacin causa-efecto, cuando el objeto hace el papel de causa y la
representacin sensible se piensa como efecto.
Igualmente, la analoga con el espejo bien podra servir para hacer
comprensible por qu Kant considera como concebible la respuesta a
la pregunta por la referencia al objeto en lo que respecta a las
representaciones sensibles. No obstante, hay que rescatar que esta
analoga es adecuada slo si el espejo en cuestin es un espejo plano,
nunca cncavo ni convexo. Desde esta restriccin podr luego entenderse
la evidente ingenuidad de Kant acerca de la posibilidad del conocimiento
sensible. Pero regresemos a la referencia concebible de las
representaciones sensibles a su objeto. El fundamentosu derecho
de la referencia es concebible porque la representacin sensible reproduce especularmente el objeto. Esta reproduccin legitima que a las
representaciones sensibles se las acepte como las representaciones de
un objeto tal. As las cosas, el problema por la objetividad de este tipo
de representaciones queda resuelto, sin que Kant sospeche ninguna

66

distorsin de nuestra facultad sensible en el momento de aparicin de


sus representaciones propias. La sensibilidad se limita a reproducir
fielmente las caractersticas del objeto, dando una copia cuya precisin
slo estara limitada por ser una simple copia de un objeto y no el objeto
mismo. Luego, con la terminologa de los Prolegmenos, y con respecto
a las intuiciones empricas, llamadas en la carta de 1772 representaciones
sensibles, Kant dir que para el objeto dado a travs de ellas, el
entendimiento no contempla, sino que refleja solamente50 . Esto muestra
cmo an en el perodo crticolos Prolegmenos son de 1783Kant
recurre a la analoga de las imgenes reflejadas por el espejo para pensar
las representaciones empricas, aunque ya en este perodo no haya
ingenuidad sobre la posibilidad del conocimiento sensible.
Mas si la receptividad caracteriz el modo de ser de las
representaciones sensibles, es la espontaneidad el rasgo esencial de las
representaciones intelectuales. Estas hemos dado en dividirlas en dos
especies: las representaciones arquetpicas y las representaciones
intelectuales de nuestro entendimiento.
La representacin arquetpica es la representacin propia del
entendimiento productivo. Kant llama a este entendimiento (al
entendimiento de Dios) intellectus archetypus. El entendimiento divino
es origen, principio (arche) de sus contenidos, de sus representaciones
(typus) de objetos. Adems, a su turno, las representaciones del
entendimiento arquetpico crean los objetos de los cuales las
representaciones se presentan como representaciones. (Aqu uno est
tentado a pensar que la representacin arquetpica es intercambiable con
su objeto). Lo cierto es que en esta posibilidad de relacin entre
representacin y objeto es tambin comprensible la referencia entre una
y otro. La referencia est justificada, pues la representacin arquetpica
se acompaa de un acto de creacin del objeto. Sera, as, un proceso
inverso a aquel que recuerda la imagen del espejo: el reflejo especular
precede, creando, la cosa de la cual el reflejo es reflejo. Aqu ya no se
establece pasividad alguna de la representacin con respecto al objeto,
y menos an de dependencia: la representacin es conforme al objeto
porque aqulla es su fuente, su origen.
Para hacer ms comprensible esta posibilidad de respuesta a su
pregunta, Kant recurre entonces a la tradicin filosfica y teolgica por
una parte, y por otra a una pareja de trminos en contrastedos suertes
de entendimientoque har carrera en la obra de Kant y que aparece
50

Kant, Immanuel, Prolegmenos, (trad. Julin Besteiro), Buenos Aires, Aguilar, p.


90.

por vez primera en el pargrafo 10 de la Dissertatio de 177051 . Desde


1770, el contrapunto entre intellectus archetypus e intellectus ectypus
servir para hacer comprensibles muchos de las afirmaciones de Kant.
De ah que no sea extrao hallar este recurso tanto en la Esttica
Trascendental como en la Deduccin de los conceptos puros del
entendimiento.
Sin embargo, para una cabal comprensin del entendimiento ectpico
y del entendimiento arquetpico, se precisa la comprensin previa de un
concepto fundamental de la filosofa terica de Kant: el concepto de
intuicin. Kant mismo no desconoce este requisito, de all que recurra a
la intuicin en el momento de contrastar los dos entendimientos. En la
carta a Marcus Herz est consignado:
As, pues, por lo menos se entiende la posibilidad de un entendimiento
productivo (intellectus archetypus) sobre cuyas intuiciones se fundaran las
cosas, como de un entendimiento reproductivo (intellectus ectypus) que
extraera de la intuicin sensible de las cosas los datos de sus elaboraciones
lgicas52 .

51
52
53

Cf. Crtica de la razn pura, B72, B135-B136, B139.


Carta a Marcus Herz, Ak., X, 130, en: ed. cit., p. 81.
Vanni Rovighi, Sofa, Introduccin al estudio de Kant. Citado por Llano Cifuentes,
Alejandro, op. cit., p. 51.

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LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

Pero iniciar una discusin sobre el concepto de intuicin nos llevara


ms all de los lmites del texto que comentamos. Los escasos elementos
que Kant ofrece en esta carta de 1772 no nos bastan para una reflexin
mnimamente suficiente. Slo nos interesaba dejar establecido el
problema que habr de ser resuelto cuando se comprenda el papel de la
intuicin en la primera Crtica. De todas formas, no sobra recordar unas
palabras de Sofa Vanni Rovighi. La autora hace una atinada precisin
acerca de la intuicin intelectual en Kant, intuicin que es propia al
intellectus archetypus. Vanni Rovighi apunta: Cada vez que Kant habla
de intuicin intelectual, habla siempre de ella en este sentido: como de
un conocimiento creador, de un conocimiento que capta las cosas desde
su interior, por decirlo as, en su naturaleza ms ntima, sin tener que
pasar a travs de la sensibilidad53 .
Hechas estas salvedades sobre el trmino intuicin, queremos exponer
en detalle la tercera posibilidad de respuesta a la pregunta por el
fundamento de la referencia objetiva de las representaciones. Esta tercera
posibilidad ser la respuesta crtica de Kant. No obstante, la respuesta
se nos ofrece de manera problemtica. Habr que esperar la Deduccin
de las categoras y el Esquematismo para asegurar una exposicin

68

positiva y amplia de la respuesta. La tercera posibilidad, propia de Kant,


obliga a la siguiente reformulacin de la cuestin primordial: cmo
hacer concebible el fundamento de la referencia de ciertas
representaciones del entendimiento humano que ni son causa de los
objetos, ni son tampoco causadas por ellos? La pregunta as presentada
muestra claramente cmo Kant no identifica el entendimiento humano,
en lo que toca a sus representaciones, ni como un intellectus archetypus
(para el que sus representaciones son causa de los objetos), ni como un
intellectus ectypus (para el que los objetos son causa de sus
representaciones). Que el entendimiento humano no sea un entendimiento
arquetpico, parece algo fcil de aceptar e incluso de comprobar. Por el
contrario, los empiristas ingleses nos haban acostumbrado a pensar
nuestro entendimiento como un entendimiento esencialmente ectpico.
Ahora, Kant asegura la existencia de representaciones propiamente
intelectuales de las cuales el objeto, en sentido real (in sensu reale),
no es su causa.
Esta precisin de Kant nos obliga a preguntar: qu quiere decir que
en sentido real el objeto no es causa de las representaciones de nuestro
entendimiento? Y, es que hay otro sentido diferente al sentido real
desde el que podra considerarse al objeto como causa de las
representaciones intelectuales? Para la primera inquietud cabe responder:
la expresin in sensu reale, en latn originalmente, quiere decir los
objetos sensibles no son causa real 54 de las representaciones
intelectuales. En otras palabras, las representaciones del entendimiento
no son el efecto de los objetos que afectan los sentidos. As, se niega
que los objetos sensibles sean causantes, originadores si se quiere, de
las representaciones propias del entendimiento. Ms s hay otro sentido
desde el cual la representacin intelectual puede considerarse efecto de
la afeccin sensible de los objetos. En este sentido los objetos son causa,
pero nicamente causa ocasional de la actualizacin de las
representaciones intelectuales. La primera Crtica afirmar que la
afeccin sensible causada por las cosas en s inicia, pone en marcha el
trabajo de las representaciones intelectuales, actualizndolas. Es en este
particular sentido como debe entenderse la posibilidad que Kant deja
abierta con su precisin.
A rengln seguido, Kant introduce una nueva denominacin para
referirse a las representaciones intelectuales. Kant las llama ahora
conceptos puros. Qu caracterizacin nos ofrece Kant de estos
54

Cf. nota a la traduccin francesa de la carta que comentamos, en: Kant, Immanuel,
Oeuvres philosophiques, vol. I, Paris, Gallimard, 1980, p. 1558.

55
56
57

58

Carta a Marcus Herz, Ak., X, 130, en: ed. cit., p. 81.


loc. cit.
Cf. Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, (trad. Sergio Rbade y
Mara Esmeralda Garca), vol. I, Libro II, Captulo 1, Pargrafo 2, Madrid, Nacional,
1980, p. 164.
Hume, David, Tratado de la naturaleza humana, (trad. Flix Duque), Libro I,
Parte I, Seccin I, Del origen de nuestras ideas, Madrid, Nacional, 1981, p. 91.

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LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

conceptos puros? Ajenos a cualquier tipo de receptividad, ellos se


originan en la naturaleza misma del alma55 y se refieren a objetos sin
ser afectados (=causados) por ellos. Kant no nos dice nada acerca de la
actividad que los caracteriza. Tan slo afirma que existe una conformidad
entre conceptos puros y objetos, conformidad caracterizada como
conveniencia necesaria, sin responder por el fundamento de dicha
conformidad. Asimismo, no se responde a la inquietud de cmo estas
representaciones de nuestro entendimiento, sin ser ni causas del objeto
ni producidas por el objeto, se refieren sin embargo, efectivamente, a
objetos.
Estos conceptos son puros. Qu quiere expresar el adjetivo puro
aqu? A lo largo de su extensa obra, Kant hace un amplio uso de este
adjetivo. El ttulo del gran libro de 1781 lo utiliza, y en el Prlogo a la
primera edicin, en el prrafo 7, aparece por primera vez en la Crtica
de la razn pura. En el texto que nos ocupa, el adjetivo puro introduce la polmica sobre el origen de los conceptos. Esta polmica Kant
la expone brevemente en las lneas siguientes a las que comentamos.
All, el combate se establece entre Kant y el empirismo ingls, para el
que los conceptos (=representaciones), cualesquiera que stos sean,
poseen en ltima instancia un origen emprico. En otros trminos: segn
Kant, los empiristas ingleses aseguran que todos los conceptos del
entendimiento se forman por abstraccin de las impresiones de los
sentidos56 . Kant no se equivoca. Slo basta con recordar el smil de
John Locke para quien el entendimiento es como papel en blanco57 y
con hacer referencia al principio de copia tal como David Hume lo define: que todas nuestras ideas simples, en su primera aparicin, se
derivan de impresiones simples a las que corresponden y representan
exactamente58 .
Kant es categrico: no todas las representaciones se derivan de
impresiones sensibles. Hay representaciones que son puras, en el sentido
de independientes de todo origen sensible. Si uno se detiene en la posicin
empirista, nada ms contrario a tal posicin que la perspectiva kantiana.
Por eso conviene que veamos con mayor detalle el texto del Ensayo

70

sobre el entendimiento humano donde Locke habla de la mente59 como


papel en blanco, libre de toda instruccin, sin ninguna idea.
Desentraemos, pues, el sentido de esta imagen. Ante todo, la mente es
caracterizada desde una total disponibilidad: as como la hoja en blanco
recibe la escritura, la mente se da a conocer como siendo capaz de
recibir algo. A esta disponibilidad de recepcin, se aade, segn la
imagen, que la mente est desprovista de todo contenido propio, es decir,
de toda idea originada en ella por ella misma. No es pues injusto recordar
aqu, en conjuncin con lo anterior, la conocida expresin latina donde
se caracteriza la mente sicut tabula rasa, in qua nihil est scriptum, as
como pensar en el grammateion del que se habla desde Aristteles.
Igualmente, los smiles citados subrayan la pasividad del entendimiento.
A su carcter de ser disponible, Locke agrega la caracterstica de la
receptividad pasiva de la mente. Finalmente, la exposicin de Locke
conduce a pensar en un fcil y libre aprovisionamiento de las ideas del
entendimiento. El vaco original es llenado sin obstculos, sin
inconvenientes. Este supuesto ingenuo, presente igualmente en el
principio de copia de Hume, Kant tambin lo acepta sin discusin en lo
que concierne a las representaciones sensibles. El conocimiento sensible, o como quiere Alexis Philonenko, el conocimiento fenomenal60 ,
no es en absoluta cuestionado por Kant. l no duda de la posibilidad y
de la legitimidad de las informaciones ofrecidas por las representaciones
de los sentidos. (Para evitar la molestia de hablar en este caso de
conceptos sensibles, expresin algo chocante y donde se siente el
oxmoron, conviene hablar mejor de conceptos empricos).
Sin embargo, Kant rechaza el empirismo a ultranza, afirmando la
existencia de representaciones de origen no emprico: stas son los
conceptos puros del entendimiento. Para avanzar un poco ms en la
comprensin de estas representaciones intelectuales, Kant nos ofrece
otro trmino para denominarlas. En un prrafo de la carta a Herz, Kant
identifica los conceptos puros del entendimiento como categoras.
Sorprende que Kant, sin polemizar expresamente, reciba el trmino
59

60

El texto de Locke permitira establecer una distincin entre mente y entendimiento.


Sin embargo, para nuestros propsitos, estos dos trminos habremos de
considerarlos sinnimos.
La sensacin, la afeccin, basta para explicar la relacin sujeto-objeto, a tal grado
que en la carta a M. Herz la posibilidad del conocimiento fenomenal, problema
fundamental de la Crtica de la razn pura, parece ser totalmente evidente! Lo que
aparece problemtico es el conocimiento intelectual, es decir, el conocimiento de
las cosas en s, consideradas como existentes suprasensibles. Philonenko, Alexis,
op. cit., pp. 97-98. (La traduccin castellana es nuestra).

categora otorgado por la tradicin filosfica. Adems, Kant mismo hace


manifiesta esta tradicin: Aristteles. Pero, no se da cuenta Kant de
que con el solo hecho de considerar las categoras como conceptos puros
del entendimiento ya se ha distanciado de Aristteles? S, las categoras
de Kant no son las categoras aristotlicas, aunque el texto de la carta no
sea amplio en el desarrollo de lo que Kant entiende por categoras. Kant
se dice diferente a Aristteles no en el sentido del trmino categora,
sino en la determinacin del nmero de las categoras y en el proceder
metdico para su hallazgo. Si Kant afirma la existencia de un principio
que establece la ordenacin de las categoras, definida esta ordenacin
por pocas leyes fundamentales del entendimiento, en contraste,
Aristteles las toma como las encuentra y despus las yuxtapone 61 .
As, pues, qu nos autoriza a establecer una diferencia de sentido entre
categoras kantianas y categoras aristotlicas, cuando ni siquiera Kant
hace expresa tal distincin? Justo es anotar que la carta misma no ofrece
mayores indicios de solucin a esta pregunta. Conviene sin embargo
intentar una posible respuesta, partiendo de un vistazo breve, y quizs
por esto impreciso, de lo que Aristteles entiende por categora.
Podra ser adecuado empezar con un pequeo fragmento de la
Metafsica del Estagirita. Ms precisamente con un texto tomado del
Libro VI. All puede leerse:

71

En un primer momento las categoras aparecen como diferentes y


posibles aspectos a la hora de referirse a un ente, a una cosa, sin importar,
en principio, de qu cosa o ente se trate. Son, diramos, lo ms general
que puede predicarse de cualquier algo. Tan slo del fragmento anterior,
pueden identificarse los siguientes modos fundamentales del ente: su
consistencia, es decir lo que algo es, su cualidad, su cantidad, su lugar, y
su tiempo. Pero adems de tener una significacin lgica, pues son los
predicados ms generales de todo entellamados tambin gneros
supremos, las categoras tienen un sentido ontolgico, o si se quiere,
una realidad trascendente. Para usar la terminologa escolstica, diramos
que las categoras aristotlicas gozan de una existencia in re y por esto
61
62

Carta a Marcus Herz, Ak., X, 132, en: ed. cit., p. 83.


Aristteles, Metafsica, (trad. Valent Garca Yebra), Libro VI, 126a36-126b1,
Madrid, Gredos, 1982, pp. 308-309.

LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

Mas, puesto que Ente dicho sin ms tiene varios sentidos, uno de los cuales
es el Ente por accidente, y otro el Ente como verdad, y el No-ente como falso,
y, aparte de stos tenemos las figuras de la predicacin (kategorias) (por
ejemplo, qu, de qu cualidad, cun grande, dnde, cundo, y si
alguna otra significa de este modo)62 .

mismo de una realidad extra mentem. Pero como bien lo seala el profesor
Jaime Vlez Senz, su presencia en el ente no est dada como una porcin
de ste o parte fsica o emprica del mismo sino como ese aspecto que,
presente en l junto con otros que tambin le son inherentes, le permite
ser ente y pensado como tal63 . La predicacin de los distintos modos
de ser est legitimada por dos razones: la primera, porque todo ente,
entendido como sustancia (ousia), presenta esos diversos modos o
momentos constitutivos; la segunda, porque es gracias a esta preexistencia
de las categoras en los seres de la realidad que el entendimiento logra,
por abstraccin de la experiencia (empeiria), obtener estos summa genera de universalidad o generalidad64 . Dos textos de Aristteles apoyan
estas dos razones. En el primero, tomado del Libro VII de la Metafsica,
el Filsofo afirma la necesidad de la existencia de la sustanciauna
categorapara que las dems categoras puedan estar presentes. El
segundo texto es de los Analticos Posteriores. En l se resumen los
pasos en el conocimiento, desde lo singular de la sensacin hasta lo
universal del entendimiento.
Es evidente que el primer Ente de stos es la quididad, que significa la
substancia (...) y los dems se llaman entes por ser cantidades o cualidades o
afecciones o alguna otra cosa del Ente en este sentido. Por eso podra dudarse
si andar y estar sano y estar sentado significan cada uno un ente, y lo
mismo en cualquier otro caso semejante; pues ninguno de ellos tiene
naturalmente existencia propia ni puede separarse de la sustancia, sino ms
bien, en todo caso, sern entes lo que anda y lo que est sentado y lo que est
sano. Y stos parecen ms entes porque hay algo que les sirve de sujeto
determinado (y esto es la substancia e individuo), lo cual se manifiesta en tal
categora65 .

72

De lo que llamamos percepcin sensible, se produce lo que llamamos memoria, y la repeticin frecuente de actos de memoria desarrolla la experiencia,
pues un nmero de recuerdos o actos de memoria constituye una nica
experiencia66 .

Si nos atenemos a lo que Kant dice en la carta a Herz, las categoras


kantianas, a diferencia de las categoras aristotlicas, no son obtenidas
63

64

65
66

Vlez Senz, Jaime, La funcin de las categoras en la ontologa, en: Sierra


Meja, Rubn (ed.), La filosofa en Colombia (Siglo XX), Bogot, Procultura, 1985,
p. 86.
Para ser justos con el pensamiento de Aristteles se debe decir que hay algo ms
general que las categoras, a saber, la nocin de Ente (to on).
Aristteles, Metafsica, Libro VII, 128a5-26, ed. cit., pp. 320-322.
Aristteles, Analtica Posterior, (trad. Francisco de P. Samaranch), 100a1-8, Libro
II, Captulo 19, en: Aristteles, Obras, Madrid, Aguilar, 1967, p. 413.

67
68

69

Kant, Immanuel, Los principios del mundo sensible y del inteligible, ed. cit., p. 34.
Vernaux, Roger, Le vocabulaire de Kant. Doctrines et mthodes, France, AubierMontaigne, 1967, p. 90. Para ser justos con Vernaux, estamos obligados a decir
que sus reflexiones son sobre los conceptos de materia y de forma, y no sobre las
categoras.
Carta a Marcus Herz, Ak., X, 131, en: ed. cit., p. 81. La distincin entre el
aparecer de las cosas y el ser de las cosas, ya haba sido consignada por Kant en el
4 de la Disertacin de 1770.

73

LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

por abstraccin del material sensible. El entendimiento las posee como


representaciones de las cosas tal y como stas son. El origen no emprico
de las categoras lo fundamenta Kant por medio de varios argumentos.
El primero se deja traducir en el siguiente argumento: si ciertos conceptos
no son producidos por el objeto, tales conceptos tiene su origen en el
alma humana. Los conceptos puros no son producidos por el objeto,
ergo los conceptos puros tienen su origen en el alma humana. Adems,
en el 8 de la Disertacin de 1770 se lee que no entrando ellos (los
conceptos puros) nunca como partes en representacin sensorial alguna,
de ella no pudieron haber sido abstrados de ninguna manera67 . Un
ltimo argumento, que niega la abstraccin sensible de las categoras, es
en nuestra opinin bastante dbil. Kant afirma en la carta a su discpulo
que el alma es el lugar de origen de los conceptos puros, pues stos no
son la causa de los objetos. La razn de la afirmacin no se sostiene
cuando se piensa en un intellectus archetypus: este entendimiento posee,
con independencia de la sensibilidad, conceptos puros que adems son
causa de los objetos. Esto conduce a reconocer que no es del todo
concluyente esta razn dada por Kant para soportar el origen no sensible de las categoras.
Frente a la clara distincin entre Aristteles y Kant, ciertas frases de
la carta no permiten an pensar en un Kant totalmente crtico. Aunque
el subjetivismo de Kant aparece al hablar sobre una existencia in intellectu
de las categoras, elementos de dogmatismo metafsico todava lo
emparientan con Aristteles. Para el Estagirita, las categoras poseen
una existencia in ente, o como dira Roger Vernaux, las categoras tienen
un sentido cosmolgico68 . Aqu se encuentra el realismo dogmtico de
las representaciones intelectuales. Kant expresa: las representaciones
sensibles representan las cosas tal como aparecen; las representaciones
intelectuales tal como ellas son69 . An estamos lejos de considerar las
categoras no como los conceptos puros de las cosas mismas, sino como
las representaciones universales y necesarias de toda cosa en cuanto
objeto de experiencia posible. Cuando Kant asume esta posicin sobre

las categoras acontece un desprestigio de las representaciones sensibles:


stas son meras apariencias, en el mal sentido. Es decir, poseen una
fuerte carga de ilusin, de quimrico, de falso. El verdadero conocimiento
est en aqul ofrecido por las representaciones intelectuales. Por el
contrario, la Crtica de la razn pura habr de mostrar que las
representaciones sensibles pueden alcanzar el valor de un conocimiento
objetivo, sin ser disminuidas en tal valor por un mundo hecho con un
ms all de cosas en s. El conocimiento legtimo estar restringido a los
objetos de experiencia posible. El contraste con las palabras de 1781 es
evidente:
Hemos pretendido afirmar que todas nuestras intuiciones no son ms que
una representacin fenomnica; que las cosas que intuimos no son en s mismas
tal como las intuimos, ni sus relaciones tiene en s mismas el carcter con que
se nos manifiestan; que si suprimiramos nuestro sujeto o simplemente el
carcter subjetivo de los sentidos en general, todo el carcter de los objetos,
todas sus relaciones espaciales y temporales, incluso el espacio y el tiempo
mismos, desapareceran. Como fenmenos, no pueden existir en s mismos,
sino slo en nosotros. Permanece para nosotros absolutamente desconocido
qu sean los objetos en s, independientemente de toda esa receptividad de
nuestra sensibilidad70 .

74

Por otra parte, los conceptos puros de Kant se emparientan con las
categoras de Aristteles pues segn palabras de la carta de 1772, aqullos
hacen alusin a las cualidades de las cosas mismas. El sentido de
cualidad aqu no es el sentido que tomar posteriormente en las
Anticipaciones de Percepcin. Kant, desde un sentido ontolgico,
quiere decir con cualidades las propiedades fundamentales de las cosas
tal como son. He aqu, pues, una nueva proximidad conceptual entre
Kant y Aristteles.
Pero si bien Kant no ha abandonado del todo la metafsica dogmtica,
no hay que dejar de hacer justicia a las sugerencias crticas de la carta a
Marcus Herz. Philonenko desconoce estas sugerencias as como los
interrogantes de la carta, interrogantes de un tenor claramente crtico.
Veamos brevemente estas sugerencias y estos interrogantes.
La nocin de a priori aparece por primera vez en la carta teniendo un
sentido eminentemente negativo. Lo a priori, referido a conceptos,
caracteriza las representaciones cuyo origen es independiente de la
experiencia. Ms adelante, y sin hacer mayores explicaciones, Kant habla
de ciertos principios, tambin a priori, y que son reales, sobre la
posibilidad de las cosas. Surge aqu la pregunta: de qu tipo de cosas
70

Kant, Immanuel, Crtica de la razn pura, Ak., III, 65, A42/B59, ed. cit., p. 82.

est hablando Kant ahora? Para responder, transcribamos las frases de


Kant:
cmo puede mi entendimiento formarse en s mismo, totalmente a priori,
conceptos de las cosas, con los cuales las cosas deben convenir necesariamente,
cmo puede mi entendimiento concebir principios reales sobre la posibilidad
de las cosas a los cuales la experiencia debera adecuarse fielmente, aun siendo
tales principios independientes de ella?71 .

71
72

Carta a Marcus Herz, Ak., X, 131, en: ed. cit., p. 82.


Conviene decir que este genitivo no es muy evidente en el fragmento que
comentamos. Tal vez sea hacer de Kant un Kant crtico, cuando an es un pensador
precrtico. (El adjetivo precrtico tiene el sentido de anterior a 1781, fecha de la
escritura de la primera Crtica. Por todava sostener un realismo trascendente para
el espacio y para el tiempo, y por considerar que las categoras permiten acceder al
conocimiento de los nmenos, a mi juicio la Disertacin de 1770 no puede
pertenecer con derecho al perodo crtico de Kant).

75

LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

As, pues, el anterior texto permitira hablar de la existencia de


principios a priori para la experiencia, es decir, para el lugar propio de
las cosas tal como aparecen. Hay exigencias a priori para las cosas de la
experiencia, dndose as un sentido positivo a lo a priori. Lo a priori
empieza a ser visto por Kant como condicin necesaria de los objetos de
la experiencia, y como condicin cuyo origen es independiente de la
experiencia misma. La reflexin de Kant es an incipiente y tmida. No
obstante, el interrogante que pregunta sobre la posibilidad de relacin
entre una condicin a priori de la experiencia y la experiencia misma,
es un interrogante a todas luces crtico. Slo basta decir que ms tarde,
en la Crtica de la razn pura, el conocimiento de estas exigencias a
priori sobre las posibilidades de las cosas de toda experiencia posible,
sern el corpus de una metafsica de la experiencia, como llama Herbert
James Paton a la filosofa terica de Kant, o de una metafsica
inmanente, segn las palabras de Norman Kemp Smith.
Si bien Kant no da mayores indicios sobre el contenido de tales
principios, al menos los caracteriza como principios reales sobre la
posibilidad de las cosas de la experiencia72 . Al hablar de principios reales
Kant quiere decir que son principios referidos a los momentos
constitutivos y necesarios de las cosas con las cuales nos relacionamos
atencin al presente del verboen la experiencia. En otros trminos,
son principios de las cosas. Y adems de ser reales, los principios son
principios sobre la posibilidad de las cosas. Es decir, ellos comandarn
siempreatencin al futuro del verbonuestra relacin de experiencia
con las cosas. En resumen, los principios fundamentales sobre las cosas

76

anticiparn el modo de vrnoslas con ellas y, a su turno, al conocer tales


principios a priori, podremos saber de antemano algo sobre las cosas
previamente a nuestro contacto de experiencia sensible con ellas.
Sin embargo, Kant no escapa a las redes del realismo dogmtico. A
rengln seguido, olvida la referencia de categoras y principios a la
experiencia, para hacerse una pregunta propia de una metafsica
trascendente, a saber: de dnde le viene al entendimiento tal
conformidad con las cosas mismas?73 . Es tranquilizador que Kant no
responda positivamente este interrogante. Tan slo se limita a criticar
las respuestas de otros filsofos, empezando por Platn. Antes de
comentar la crtica de Kant, resumamos algunas respuestas que segn
Kant ha dado la tradicin filosfica. En primer trmino, para el filsofo
del Liceo, las representaciones del entendimiento concuerdan con las
cosas mismas porque el origen de aqullas es una visin pretrita de las
cosas tal como son en la divinidad. Malebranche, por su parte, origina
las categoras en una contemplacin constante y presente de Dios. Es
decir, el entendimiento, al ver las cosas en Dios, obtiene la legitimidad
de sus conceptos. Finalmente, Crusius habla de conceptos puestos en el
entendimiento por la divinidad. Estos conceptos se conforman con las
cosas para armonizar con ellas gracias a que Dios los hizo como deba
para permitir la concordancia necesaria. Todas estas respuestas buscan,
en sntesis, solucionar el problema del conocimiento metafsico de las
cosas recurriendo a Dios o, lo que es igual, de las representaciones del
entendimiento sobre las cosas tal como ellas son con independencia de
las apariencias sensibles.
Kant, por su parte, se reserva cualquier respuesta. La importancia de
la pregunta por la justificacin de la concordancia entre categoras y
cosas ser la inquietud esencial en la obra de 1781. De ah que desde
este interrogante la carta de Kant a Marcus Herz bien puede ser
considerada como una carta de espritu crtico, o como quiere Cassirer,
como la carta donde acontece el alumbramiento de la primera Crtica.
Kant simplemente se limita a destruir la posicin de Platn, de
Malebranche y de Crusius. Todas estas posiciones tienen en comn el
hecho de fundar la armona metafsica entre los conceptos y las cosas
partiendo de un conocimiento del deseo divino por crear nuestras
representaciones intelectuales de tal manera que stas y las cosas
concuerden. Kant halla aqu un crculo vicioso. En qu consiste este
crculo? La respuesta es sta: legitimar en Dios la referencia metafsica

73

Carta a Marcus Herz, Ak., X, 131, en: ed. cit., p. 82.

77

LA CARTA DE KANT A MARCUS HERZ: 21 DE FEBRERO DE 1772

de conceptos y cosas en s supone a su turno una referencia metafsica


de nuestras representaciones intelectuales a Dios, mas esta ltima
referencia no se halla todava legitimada. En otras palabras: justificar en
Dios el conocimiento metafsico de las cosas en s mismas, exige un
previo conocimiento metafsicono fundado todavade Dios mismo.
As, se quiere fundar en Dios el conocimiento metafsico de las cosas en
s sin haber fundado de antemano el conocimiento metafsico de la
divinidad.
Legitimar algo con algo cuya legitimacin no ha sido alcanzada: este
es el vicio que Kant encuentra en las posiciones filosficas de sus
predecesores. El recurso a Dios para resolver el interrogante de la
referencia armnica es un gesto de una razn que Kant califica como
ignava ratio, segn la expresin de razn perezosa tomada de A772/
B800. Dios es as considerado como un Deus ex machina. Por qu? La
expresin latina podra ser traducida libremente como un dios que es
bajado por intermedio de una mquina. La alusin se hace al teatro
griego, pues cuando en el desarrollo de la accin dramtica se presentaba
una situacin a todas luces insoluble humanamente, apareca un dios
que llevaba a feliz trmino la situacin trgica. Tal aparicin no era
verosmil, es decir, no era justificada, aun cuando tena consecuencias
dichosas. Este sera el caso de una filosofa como la de Platn, cuyo
Dios es un concepto tanto operativo as como tranquilizador.
Quedan por analizar las respuestas dadas por Kant a las objeciones
sobre la esencia del espacio y el tiempo. Sin embargo, tales reflexiones
slo pueden llegar a comprenderse si se tienen presentes tanto los
hallazgos de la Seccin III de la Disertacin de 1770 como los resultados
de la Esttica Trascendental, en especial las precisiones de Kant sobre
la realidad emprica y la idealidad trascendental del espacio y del tiempo.
Un anlisis de estos aspectos escapa a los lmites que nos hemos impuesto.
De todas formas, estos lmites no fueron tan restringidos como para
impedir comprobar que el estudio de un texto filosfico es la ocasin
para realizar un dilogo tanto con Kant como con la tradicin filosfica.
Esto ltimo se hizo evidente al recurrir, desde Kant, a la historia de la
filosofa. La filosofa, su historia, se hizo presente en la carta de Kant al
recordar a Hume, a Locke, a Aristteles y a Platn. Basta por ltimo no
olvidar un consejo metodolgico que Kant da para lograr resolver
problemas filosficos, algunos de los cuales nuestro anlisis logr
precisar en la carta a Herz y que podran ser tema para prximos
desarrollos:

La mente, sin tensionarse en todo momento, debe conservarse continuamente


abierta, en los ratos tranquilos y tambin en los alegres, a cualquier observacin
casual que pudiera ofrecerse74 .

78

74

Ibd., p. 84.

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