Ensayo D HPC

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Universidad Veracruzana

Rolando Ignacio Len Salazar


Licenciatura en Teatro.
Profesor Ernesto Gerardo Fernndez Panes.
Ensayo.
26 de octubre de 2016

Una percepcin de lo necesario.

El cerebro es un ente desconocido para el hombre, y el hombre no puede procurar enfocarse


en solo una parte de l cuando decide hacer su vida. No puede elegir un nico seso que lo
determine, cuando ste le est dando la posibilidad de potenciarse. Existe un algo, como ya
intuye Roger Bartra, que est ah pero que no es fsico, va ms all de lo posible, pero es lo
creado y esencia propia.
Todas las acciones que realizamos del diario son una parte significativa que abrir cajas
fuertes de nuestro mismo pensamiento. Si no somos capaces de abrir las suficientes cajas de
azar catastrfico podemos estar seguros que viviremos una vida limitada, llena de
incgnitas, de saberes que jams llegarn a nosotros, pasiones ajenas; problemas sociales
que nos empezarn a degenerar y a volver viejos; ms de los que ya nos ensean.
El hombre tiene esa capacidad, esa capacidad innata de ser mltiple, exagerado en sus
quereres, habilidoso en combinar conceptos que hemos encerrado y tachado de tabes
demoniacos. Somos muy fuertes y capaces de re estructurar el conocimiento, pero se
necesita explorar, vivir, transgredir, filosofar, huir. Todo recae en la razn, todo se atribuye
a una lgica y metodologa para hacer las cosas; surgen las tcnicas, surgen materias, surgen
asignaturas, surgen estereotipos y fundamentan los prototipos de vida a seguir y agonizar.

Existe, para esto, una satisfaccin enorme de unos cuantos individuos que en algn
momento preciso y exacto, con miedo de decir que necesario, tuvieron ese poder invisible:
el social, el econmico, el militar. Cuando lo tuvieron hicieron con l lo que quisieron,
fomentaron ira, envidia, desesperanza, apata, ignorancia. Cumplieron a venganza sus males,
sus sueos; nos pisaron y pasaron por encima de encima de nosotros, donde mis
descendientes an sern aplastados por ellos. Fueron los dioses que nos pusieron reglas de
vida.
Estas reglas de vida pasan cada segundo de nuestra existencia acomplejndonos, se hace
llamar continente, pas, estado, ciudad; nos en encierran en paredes a las que llamamos
hogar, nos matan siendo egostas al felicitarnos recursos que pertenecen a la naturaleza, nos
vuelven mascotas de un proceso bien estudiado.
Nuestra vida est contada e intuida por un sistema de conteo nacional que dice cuntos
naceremos, cuntos moriremos, cunto vamos a ganar, a qu, nicamente, nos vamos a
dedicar y cmo llenaremos, en algunos aos, sus bolsillos, cmo pronto el planeta tierra ser
la colonia de los pobres mitras que marte y jpiter hoy la Amricas. Sin problemas, no
molestaremos a esos cuantos que se diferencian de nosotros por tener un poder
insignificante y ajeno al proceso evolutivo del hombre, pero que figura la existencia en
manos que nos estrujan.
El punto no es decir que est mal tener ese smbolo representativo que nos hace destacar
y nos da fama, sino el cmo es usado ste smbolo. Para qu fin nos llamamos civilizacin y
humanidad si nuestros actos no corresponden a la necesidad que representan estos
conceptos. Tener es ambiguo.
Si bien la diversidad educativa es obligatoriamente necesaria, la sociedad es inevitable,
de experiencia puedo decir que en el aislamiento continuo, o el agrupamiento con los
individuos correctos, se pueden encontrar claves para empezar nuestro propio proceso y
bsqueda acelerada de curiosidades. Es el proceso de comenzar a saber qu, cmo, cundo y
en dnde experimentar todo aquello que nos interesa, eso que nos llena de conocimiento.
Que por ms tonto que sea nos quite la duda. Sin lastimar ni encerrar como lo ha hecho un
sistema; siempre y cuando no te vean, no te detengan con crticas que funcionan como
hipnosis mental de antao. No necesitamos el reconocimiento, ni enfocar nuestro deseo a un
objetivo material y posesivo. El cerebro nos guarda un motivo nico.

La diversidad y la prctica saludable de todo lo incoherente te har un ser propio y te


har un ser bipolar, pleno, feliz, extremo, pero lo principal de todo, sin lmites. Una parte de
ti aprender a responder lo necesario que exige ese sistema cuando empieces a buscar lo
tuyo; lo impulsivo que caracteriz a grandes personalidades a las que realmente hoy les vale
el que sean reconocidos en tumba y en tierra, ellos son plenos por lo que nos han aportado,
tambin hay a quienes, sin conocerlos a manera de premio, han procurado una mejor
progresin de la evolucin, y son esas buenas personas que nos cambian el da, las que
procuran, quiz an sin saberlo, ese traspaso de lo cotidiano, a lo extracotidiano. Howard
Gardner realiz una increble recopilacin que ejemplifica a estos seres que lograron y
aprendieron a abrir para s mismos las manos del poder.
Qu pasa entonces con todo lo que tenemos y necesitamos, segn el candado que nos
toc? Lamentablemente, tenemos que estudiar lo que nos dictan y a la manera en que se nos
obliga, es lo que ofrecen. Trabajamos para ganar un sueldo, pertenecemos a grupos donde
todo mundo busca un mismo objetivo sin verdadero goce, o al menos no el propio; uno en
el que nunca podremos exponer lo que nuestra esencia realmente necesita. Tenemos das de
descanso y vacaciones, smbolo de gratitud del sistema, ya que tambin el pobre se cansa de
contener a tantos a la vez.
A todo este proceso de vida en el que morimos pensando que logramos todo aquello que
queramos cuando es lo que haba y se poda hacer-, es posible agregarle lapsos de vida
en el que no estaremos precisamente ah, cumpliendo, en el que iremos exactamente hacia
el lado contrario Hacia atrs, a la derecha, a la izquierda; voces nos detendrn, ejemplos
sociales de vida y filosofa sistemtica nos harn dudar, pero un cambio de direccin unos
momentos puede modificar exageradamente todo.
En el proceso encontraremos a otros, y si bien lo hacemos, irn an ms en todas las
direccin aquellos contrariados del cazador sistema. Son cambios de actitud, de bsqueda,
de interaccin con otros, de cooperacin y ayuda a la necesidad social (que causa la misma
sociedad), de ideas, de materias de estudio, etc. Mezcla interminable de posibilidades. A esta
aventura no podemos darle nombre, solo podemos saber, hasta ahora, y yo con mi corta
edad, que es el inicio de la diversificacin y personalizacin.
Sabemos, certeramente, que existen impulsos en el hombre que nos convierten en lo que
somos. Esos impulsos y pasiones nos deslindan de lo que no necesitamos, nos incitan y

excitan a realizar lo verdaderamente deseado. El cerebro necesita estas liberaciones, necesita


que un da se decida no hacer lo que siempre hacemos, sino realmente decidir hacer algo que
quisimos hacer, identificndolo con esa pesadez del da a da que nos causa la monotona.
Para eso sirve el pasado, para recordarnos qu no hemos hecho.
Significa probar escribir con la mano izquierda para darte cuenta de que cuando vuelvas
a escribir con la derecha, habrs desbloqueado reas de ste grandioso rgano que te darn
nuevos impulsos, nuevas suposiciones, nuevos deseos, habilidades, pensamiento. Esas reas
son dimensiones desconocidas que siempre han esperado ser exploradas. No son sueos no
logrados, porque hasta eso, se nos ha enseado a qu soar. Son simplemente lneas de
accin que no quisimos llevar a cabo porque alguien ms, en una poca anterior, que tuvo la
suerte del poder que tanto nos limita, decidi nuestra forma de vida; a uno de esos podemos
llamarle presidente.
Esa es la percepcin de lo necesario. Hoy necesito contarles a otros qu creo que es
necesario; encontrarse. Siempre sabemos qu necesitamos y deseamos, y siempre le negamos
el paso a estos impulsos porque creemos que no es necesario ser nosotros.

Bibliografa.

Gardner H. (1993). Mentes Creativas. 1993: Paidos Amrica.


Ramos S. (1990). Filosofa de la vida artstica. Mxico: Espasa Galpe.
Bartra R. (2007). Antropologa del Cerebro. Espaa: Pre-textos.
Johnstone K. (1990). Improvisacin y Teatro. Chile: Cuatro Vientos.

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