Poesia y Capitalismo Iluminaciones 2 Walter Benjamin
Poesia y Capitalismo Iluminaciones 2 Walter Benjamin
Poesia y Capitalismo Iluminaciones 2 Walter Benjamin
YCAPITALISMO
Iluminaciones 11
TAURUS
WALTER BENJAMIN
POESA
y CAPITALISMO
Iluminaciones JI
,
Prlogo y traduccin
de
JESS AGUJRRE
taurus
l[
NDICE
Cubierta
de
ALcoRTA/MARQutNEZ
21
l. La bohemia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11. El flaneur . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
111. Lo moderno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .
23
49
85
121
............ .......
171
173
176
179
181
184
187
l.
S A
Juan Bravo, 38. 28006 MAoRm' . .
ISBN: 84-306-2051-6
Depsito legal: M. 30.727-1987
PRINTED IN SPAIN
11.
III.
IV.
V.
VI.
LA BOHEMIA
La bohemia figura en Marx en un contexto muy instructivo. Cuenta en ella a los conspiradores profesionales,
de los que se ocupa en la detallada resea de las memorias del agLntc de Polica De la Hodde publicada en
1850 en la Neue Rheinische Zeitung *.Actualizar la fisonoma de Baudelaire significa hablar de la semejanza que
ste presenta con ese tipo poltico. Marx le parafrasea
como sigue: Al formarse las conspiraciones proletarias,
hace su aparicin la necesidad de la divisin del trabajo;
quienes eran miembros se repartan en conspiradores de
ocasin, esto es, trabajadores que ejercan la conjura slo
a la par que sus otras ocupaciones, que nada ms asistan
a las reuniones y que estaban dispuestos a aparecer, si lo
mandaba el jefe, en el sitio convenido para la cita, y en
conspiradores profesionales que dedicaban toda su actividad a la conjura y que vivan de ella ... De antemano
la posicin en la vida de dicha clase condiciona enteramente su carcter... Su oscilante existencia, ms dependiente en cada caso del azar que de su actividad, su vida
desarreglada, cuyas nicas paradas fijas son las tabernas
de los vinateros (lugares de citas de los conjurados), sus
inevitables tratos con toda la ralea de gentes equvocas,
Proudhon, que quiere distanciarse de los conspiradores profesionales, se llama a si mismo en oca.slones "un hombre nuevo, un
hombre cuyo asunto no es la barricada, sino la polmica; un hombre que cada tarde puede sentarse a la mesa con el jefe de la polica y ganarse la confianza de todos los De la Hodde del mundo"
(cit. en GUSTAVE GEFFROY : L'enjerm, Parls, 1897, pgs. 180 y SS.).
-23-
para el no
hemio ms rabioso a. Ha~ar~~~~tables los acentos del bo~
es separable de la utilidad.
pro~lama que el arte no
el_ a_rt pour l'art. En tod ;~~s anos despus defiende
pu~hco por una mediacin i 1e esfuerza poco ante su
casi de noche y a espalda' ra que Napolen III pasa
proteccionismo aduanero ~ el Parlamento francs de
a comercio libre. Estos so~ los
de
1
K. MARx-F. ENGELs Be
Pa_rs, 1850, und Lucien , e spr. von Chenu Le
tJ~que en fvrer 1848 pde, la Hodde, La nafssa s consprateur., ,
~6), p. 555.
' ans, 1850,.; cit. sem'n D~e de la Rpu.
K. MARx D
.,....... re Neue Z ., 4
d R.
' er achtzehnt B
e ,
e 'a ba;anBov, pg. 73, Viena e191;umaire des Louis B
AUDELAIRE 0
'
onaparte
PJiade, Pars 1931 J2 euvres completes
. .
'
1
cin, indicand~ nic:a~e'!n adelant~ se d~ b!iotheque de la
se encuentra en II, pg. 4~5 sus pgmas. Este t:~~mpre esta edi.
o ahora citado
-24-25-
Lo que en Bl ica
en_ sus Ignommiosas listas'.
difcil que slog
ocas~on~le semejante fama es
claras en contra de Hu o enemist~ que puso bien a las
brado all En q d" hg ' proscnto entonces y muy cele.
ue IC o rumor
1
devastadora irona. qu. , . h se evantase tuvo parte su
derlo l mismo. E CU~:s de ara llegara a caer en extenencontrar en Georges Sorel
: blague, que ~olvemos a
te consistente, inalienable
e se ha convertido en parroa en Baudelaire uno de s a P_ropaganda fascista, fordidad. El espritu en q
C~I- pnmeros nudos de fecunles pour un massacre ~~ t'te ;ne h_a escrito sus Bagatelinmediatamente a una 'an tI ~o mis~o,_ nos reconducen
Podra organizarse u bo a~I n del diano baudelairiano:
na omta cons . . ,
exterminar la raza . d, 7
PiraciOn con el fin de
JU Ia . El bl
.
.
. d anquista Rigault, que
concluy su carrera de co
en la Comuna parisina nspira or como jefe de Polica
macabro, del cual se h~~arece haber tenido igual humor
nios sobre Baudelaire A ~ mu~~o por cierto en testimorvolution de 1871 de. ChSI sle Ice en Les hommes de la
to d os los asuntos adem , ares
d Prol'.
es. R"Igault tena en
,
'
as
e
una
gra
, una
socarronena asoladora L
n sangre fna,
hasta en su fanatismo le rlesultaba sta imprescindible
. nc uso la 1 ,
1a que topa Marx en los
c
.
I USion terrorista, con
onspirateurs,., tiene en Baude-
fue!ut:
Je j
laire su contrapartida. El 23 de diciembre de 1865 escribe a su madre: Si vuelvo a hallar la fuerza de tensin
y la energa que he posedo algunas veces, har que mi clera respire por libros que provoquen horror. Quiero poner en contra ma a toda la raza humana. Sera esto un
placer tan grande, que me resarcira de todo 1 Esta ira
sauda -la rogne- ha sido la actitud que durante
medio siglo ha alimentado en las luchas de las barricadas
a los conspiradores profesionales de Pars.
De dichos conjurados dice Marx: Ellos son los que
alzan y dirigen las primeras barricadas 10 De hecho la
barricada est en el punto fijo del movimiento conspirador. En la revolucin de julio atravesaron la ciudad ms
de cuatro mil barricadas 11 Cuando Fourier busca ansiosamente un ejemplo de <<travail non salari, mais passionn, no encuentra otro mejor que el del levantamiento de
barricadas. En Les Misrables retiene Hugo de manera
impresionante la red de barricadas, dejando en las sombras a los que las ocupan: Por doquier vigilaba la invisible Polica de la revuelta. Mantena el orden, esto es la
noche... Unos ojos que desde arriba se hubiesen fijado
en tales sombras hacinadas hubiesen quiz tropezado en
sitios dispersos con una apariencia poco clara, en la que
se reconocan contornos quebrados, de lnea arbitraria,
perfiles de curiosas construcciones. En estas ruinas se
mova algo que se asemejaba a unas luminarias. Y all
era donde estaban las barricadas 12 En un fragmento que
nos ha quedado de arengas a Pars, y que por cierto deba
haber concluido Les Fleurs du mal, no se despide Baudelaire de la ciudad sin evocar sus barricadas; recuerda
sus adoquinados mgicos que como fortines se encrespaban hacia lo alto 13 Mgicos son desde luego esos
BAUDELAIRE, Lettres a sa mere, pg. 278.
MARX-ENGELS, cBespr. von Chenu und De la Hodde,
l. c. pg. 556.
11
Cfr. A.JASSON DE GRANDSAGNE y MAURICE PLAUT, Rvolution
de 1830. Plan des combats de Pars aux 27, 28 et 29 juillet, Pars, s. a.
12
VICTOR HuGo, Oeuvres completes. Edition dfinitive. Roroan VIII: Les Misrables, Pars, 1881, pgs. 522 Y ss.
13
1, pg. 229.
9
10
-26-
-27-
de
16
K. MARx D
une de 1871, Pars
l. c., pg. 28. , er. achtzehnte Brumaire des
,
Louis Bonaparte,
-28-
-29-
sabido que el viejo acostumbraba a ensear con guantes negros *. Pero la seriedad medida, la impenetrabilidad,
que le son a Blanqui propias, aparecen distintas a la luz
en la que las coloca una advertencia de Marx, que escribe
de estos conspiradores profesionales: Son los alquimistas de la revolucin y comparten por entero el desconcierto de ideas y las orejeras y las ideas fijas de los al19
quimistas antiguos La imagen de Baudelaire se establece as como por s misma: el artculo enigmtico de la
alegora en unos, y en los otros la mercadera de misterios
del conspirador.
Despreciativamente, y no era de esperar otra cosa,
habla Marx de las tabernuchas en las que el conjurado
inferior se senta como en su casa. A Baudelaire le era familiar el vaho que en ellas se sedimentaba. En ese vaho
se desarroll ese gran poema que se intitula Le vin des
chiftonniers. Podramos datar su redaccin a mitad de
siglo. Se discutieron entonces pblicamente asuntos que
resuenan en estos versos. Se trat, por ejemplo, del impuesto de los vinos. La Asamblea Constituyente de la Repblica haba acordado su abolicin, como la acord en
1830. En Las luchas de clases en Francia muestra Marx
cmo en la marginacin de tales impuestos las reivindicaciones del proletariado urbano saltan al encuentro de las
de los campesinos. Los impuestos que sobrecargan al vino
comn en tan alta medida como al ms refinado aminoraban el consumo, ya
a las puertas de todas las ciudades de ms de 4.000 habitantes se haban erigido fielatos y
cada ciudad se haba transformado en un pas extranjero
con aduanas preventivas contra el vino francs 20 Marx
dice que en los impuestos del vino el campesino degusta
el "bouquet" del gobierno. Pero tambin perjudicaban
a los habitantes urbanos y les obligaban, para encontrar
que
M.uu-ENGELS,
gina 556.
10
K.Berln,
MARx, 1895.
Die Klassenkampfe in Frankreich 1848 bis 1850'
pg. 87,
chiffonniers:
.
. t hochant la tete,
On voit un chiffonmer qUl;~~; ~omme un poete
Buttant, et se cogna~tdaux uchards, ses sujets,
Et sans perdre souct es mo .
. ts
'
gloneux proe
Epanche tout son coeur. en d lois sublimes
Il prete des serments, dtcte esl
. t mes
, h t releve es vtc t
,
dais suspendu
Terrasse les mee an s,
Et sous le firmament comme un re vertu>> s:~.
S' enivre des splendeurs de sa prop
.
n ma or nmero en las ciuLos traperos aparecieron e
e~imientos industriales
dades desde que lo~ ~uevos re:~~ valor. Trabajaban pa~a
dieron a los desperdicios unbc una especie de industna
.
representa an
,
intermed Ianos Y
El trapero fascino a su epa11
casera que estaba en la ca. e. s investigadores del pauca. Las miradas de .los pr~::r~omo embrujadas por una
perismo estn pendientes
dangereuses de la population
21
H. A. FRtGIER, Des classeso ens de les rendre meilleures,
.
,.
.
dans les grandes vi~les et des m y
Pars, 1840, vol. I, pag. 86. . . venteur. Physiologie de l mdustne
22
EDOUARD FOUCAUD, Parts m
fran~aise, Pars, 1844, pg. 10
23
-30-
I , pg. 120.
-31
pregunta muda: cundo se alcanza el lmite de la miseria humana? En su libro Des classes dangereuses de [a
population, Frgier le dedica seis pginas. Le Play da el
presupuesto de un trapero parisino y su familia en el
tiempo que va de 1849 a 1850, presumiblemente tiempo
en el que surge el poema de Baudelaire .
Naturalmente el trapero no cuenta en la bohemia. Pero
todos los que formaban parte de sta, desde el literato
hasta el conspirador profesional, podan reencontrar en
el trapero algo de s mismos. Todos estaban, en una protesta ms o menos sorda contra la sociedad, ante un maana ms o menos precario. A su hora poda el trapero
sentir con aquellos que daban tirones a las casacas fundamentales de la sociedad. En su sueo no est a solas.
El presupuesto es un documento social no tanto por las encuestas realizadas en una determinada familia como por el intento
de que la ms honda miseria aparezca como menos escandalosa
porque se la clasifica limpiamente. Con la ambicin de no dejar
a ninguna de sus faltas de humanidad sin el prrafo legal que hay
que observar a su respecto, han hecho florecer los Estados totalitarios una semilla que presumimos latente en un periodo ms temprano del capitalismo. La cuarta seccin de este presupuesto de un
trapero -necesidades culturales, diversiones e higiene- es la siguiente : "Instruccin de los hijos : el que da trabajo a la familia paga
el dinero para la escuela : 48 francos ; compra de libros : 1,45 francos. Ayudas y limosnas (los obreros de este estrato social no dan
generalmente limosnas) ; fiestas y celebraciones : comidas en las
que toda la familia toma parte en una de las "barrires" (8 excursiones al afio) : vino, pan y patatas: 8 francos; comidas consistent~s en macar:ones aderezados con mantequilla y queso, adems del
vmo, en el d1a de Navidad, en el martes de carnaval, por Pascua
Y en Pentecosts : estos gastos estn consignados en la primera
seccin; tabaco de mascar para el hombre (colillas que recoge el
mismo obrero) ... representa desde 5 hasta 34 francos; rap para
la mujer <se compra) ... 18,66 francos; juguetes y otros regalos para
los nifios : 1 franco ; correspondencia con los parientes : cartas
a los hermanos del obrero que habitan en Italia : un promedio de
una al afio. El recurso ms importante de la familia en casos de
desgracia consiste en la beneficencia privada ... Ahorros anuales (el
obrero no tiene previsin alguna ; lo que sobre todo le importa es
procurar a su mujer y a su hijita todas las comodidades compatibles con su estado ; no ahorra en absoluto, sino que gasta dia a
dia todo lo que gana" (FRiDuc L& PLAY : Les outniers, Paris, 1855,
pgs. 274 Y ssJ. Un comentario sarcstico de Buret ilustra el espiritu
de semejante encuesta: "Como el humanitarismo, incluso la decencia, prohiben dejar que un hombre muera como un animal no
podr negrsele la limosna de un atad" <EualNE ~URET : De la msere
des classes laborieuses en Angleterre et en France Parla 1840 vol 1
pg. 266.)
'
'
'
'
En 1852 dicen :
lmer la souffrance
Pour apaiser . le coeur et .c~eurent en silence.
De tous ces t~noc~nts qut le doux sommeil;
Dieu leur avat! d~a donn d Soleil (op. cit., 1552).
11 ajouta le vtn, ftls sacr
u
iand0 radicalmente el sentido :
y por fin en 185'l dicen camb
t bercer l'indolence
Pour noyer la rancoeurd~
ui meurent en silence,
115
De tous ces vieux mau
q it fait le sommeil;
.
Dieu, touch de remo~ds, ~vasacr du Soleil (op. ctt., 102).
L'Homme ajouta le Vtn, ftls
strofa encuentra su forma ms
Se sigue obviamente que la e
segura junto con el contenido blasfemo. Les consolations. Penses
14
CHARLEs-AUGUSTIN SAINTE-BEUVE,
-33-32-
una
I?,te1ret~cin
edificante. Sainte-B;uve
ue s.
~ pla~: ~=
desamparada como
ace un antagonis
d d
mo e os razas eternamente irreconciliables.
~ace d'Abel, dors, bois et mange
Dzeu te sourit complaisamment.
,
211
1, pg. 136.
K. MARX, Das Kapital ed K
, . orsch, pg. 173, Berln, 1932.
-34-
Pntr dans ton Jlanc plus avant que la lance? (op. cit., 114).
En ese remordimiento atisba el irnico hermeneuta autorreproches "por haber dejado escapar una ocasin tan buena para introducir la dictadura del proletariado" (ERNEST SEILLibE : Baudelare,
Paris, 1931, pg. 193).
27
1, pg. 138.
-35-
--~- ---------
------- ------
~~malo y luego gran derrotado, gran vctima 28 Al proema se le da la vuelta, pero nada ms si se antea la
pr~~ta de qu le obligaba a Baudelaire,a dar Jna forma
ra Ica mente teolgica a su radical repudio de los pod erosos.
La protesta contra los conceptos de orden y de honra d ez se conservaba me.
t
1 d
en la lucha de . . JOr, ras a errota del proletariado
.d
. JUmo, entre los poderosos que en los so:et~ao:~~?~~e~~~ conf~saban el derecho y la libertad vean
miento de su to no ~ em~era.dor-soldado que en seguido por la suerte ~en~ se~ el, smo a~ aventurero favorecPor su lado la bohe:I ~ti~nen su ~Igura los Chatiments.
briagadores fes te. o e oree consideraba que en los erohacan realidad sJuss co~ qude se rodeaba, en su corte, se
suenos e una vd l"b
L
moras en las ue el
.
I a I re. as medel emperadorqde. an c:~~e VI~l-~astel describe el entorno
muy honrados ~u b a Mimi y a un Schaunard como
era de buen to~o er?'l urreses, mu~ cursis. El cinismo
razonamiento rebeldeas a:es supen~res; en las bajas el
Ha~ de Byron, ha rendido hu E loa,. VIgny, so~re las h~e
al angel cado a L "f
omenaJe en sentido gnstico
asociado en ;u N:ci e~. Die otro lado, Barthlmy haba
hizo que se d..
mests. e satanismo a los poderosos
IJese una misa del agios
,
un salmo de la renta 211 T 1
Y que se cantase
a Baudelaire ms que f. ;. doble rostro de Satn le es
para los de abajo sino tami~.a-r. En l Satn habla no slo
hubiese podido Marx d am Ien :p_ara los de arriba. Apenas
siguientes: Cuando 1 esea~ meJor lector para las lneas
cilio de Constanza d:~ pu~ta~os se quejaban en el Contronaba contra ellos el~ VId a ;ce~ciosa de los Papas ... ,
diablo en persona pued ar ~na Pierre d'Ailly: "Slo el
vosotros reclamis an' el ~? var a la Iglesia catlica y
f rancesa despus del ge 1es .dAs'I exc1amaba la burguesa
'
la sociedad del lO de di~~e peb e Estado: slo el jefe de
m re puede salvar a la sociedad
JUI.Es LEMAlTRE
{n
-36-
31
PIERRE
-37-
1848 Dupont estaba en boca de todos. Y cuando las asecuciones de la revolucin fueron perdindose una tras
otra, Dupont compuso su Chant du vote. Poc~ hay en la
poesa poltica de aquel tiempo que pueda medirse con su
estribillo. Es una hoja del laurel que Karl Marx reclamara
entonces para las <<frentes amenazadoras y tenebrosas 33
de los combatientes de junio:
37
0 eran para l convicje 36. <<Teocr(lcia y comumsmo>~ ~taban
su odo: la una
ciones, sino susurros que.fse. dispel otro como l sin duda
, f.
tan luci enno
,
ho Baudelaire en abandonar su
no tan sera Ica, m ,
pensaba. No tard~ mw~
una serie de aos despus
manifiesto revolucwnano y
femenina es Pierre
.
a a esta ternura
escnbe: <<A esta graci , .
cantos Por fortuna, y
Dupont deudor .en ~~s pr~~:~~cionaria: que en aquella
t;UUY granllde, ~a ~~ti;~~:da casi todos los talentos, na? deslepoca se eva a
d
camino natural . Ta
vi por completo el ,suyo u~ l~~rt tena valor para Bauspera ruptura con <<1 art P?t d Le permita dar a conocer
delaire solamente como acti ~.
'a como literato y que
el mbito de juego del que ISP?tm es de su tiempo -sin
,
que le rode.
.
d'
haba movido a lo larEl oficio literano de c_ada /adsed r de las revistas. Cogo de ciento cincu~nta anos a re h:c~a el final del primer
menzaron a cambiar las cotas
de los peridicos la
tercio del siglo. En los fol etones d En la introduccin
<<belle littrature obtuvo un rrerca obios que trajo para
de los folletones se ~~sume~ .0 s ~:~ la Restauracin no
la Prensa la revoluciOn de _JU1~ Jmeros de peridicos;
se permiti vender determma os~ I"o'n Quien no poda
b,
or suscnpc
algunos slo se reci Ian ~ ochenta francos por suscripcostear la elevada cuota ~
1 cafs en los que con
cin anual, quedaba r~fen ~aa ~:a leer un ejemplar. En
frecuencia muchos hacian co p . te mil suscriptores de
1824 hubo en Pars cuarenta y Sie y doscientos mil en
. 'd"
1836 eran setenta mi
-,
peno Icos; en
.
. L Presse desempeno en
1846. El peridico de GI~a:dm Haba aportado tres innoa precio de la suscnp
este ascenso un papel decisivo.
b . del
vaciones importantes: la re aJa . y la novela por enlos anunciOs
f
cin a cuare?ta r~cos, la informacin breve, abrupta,
tregas. Al mismo tiempo
33
K.Viena,
MARX,1928.
Dem Andenken der Junikiimpfer' ed. Rjazanov,
pg. 40,
:
-38-
36
PAuL DESJARDINS, Charles Baudelaire ' La revue bleue, Pars, 1887, pg. 19.
37
II, pg. 659.
38
II, pg. 555.
-39-
sosegado
Resu1tab a recomendable
"l"d
llamados " , 1
por su uti I ad mercantil. Los
tenda un rec a.~es abnan el camino: por tales se enpero en re:l~~t~cia~ :~:arece: independiente del editor,
de redac . ,
~ g,
por el, con la cual en la seccin
en el mis~oon s_e acia referencia a un libro para el que
numero o en el de la ,
anuncio. Ya en 1839 se
.
. VIspera se reservaba un
desmoralizadores "e~UeJaba Samte-Beuve de sus efectos
cin crtica" un e~ <.domo se puede condenar en la "secabajo leemos que s~e~a~~-d sobre el qu~ dos pulgadas ms
tra poca:> La f
d
e una maravillosa obra de nues.
uerza e atracc, d 1 1
por cierto cada v
,
Ion e as etras del anuncio,
presenta una mol;z. mas g~andes, lleva la delantera; reLos rclames>> est~:::t: a_ q_u~ trastorna la brjula 39.
final es la noticia de bolsa leIniCIO ~e ~n desarrollo cuyo
1
"b~ fs d~ano~ pagada por los
interesados. Es difcil
cin por separado de l:~C:\ Ir a hist?_na de la informaLa informacin necesita:a corrupc~o~ de la prensa.
el artculo poltico de fond
yoco SitiO; y era ella, no
Il~tn, la que ayudaba al ~.~u _tampoco la ~ovela del fodia, variado con astu . .P rliOdico a ese cariz nuevo cada
resida una parte d Cia me uso en pruebas, y en el cual
t
e su encanto Ten'1
antemente: cotilleos de la ciud
. a ~ue renovarse consta lo que era dig d
b
ad, mtngas de teatro hasno e sa erse ,eran sus f uentes preferi'
d as. Desde el prim
1
er momento ha
e egancia, algo barata
Y que percatarse de la
seora Girardin salud' tanl cfaracterstica del folletn. La
L
. .
a a a otografa
:zszennes como sigue: Ho
,
en sus ettres pamvento del seor D
Y en dia se trata mucho del
que las explicacionesa~e~~e y no hay nada ms chusco
saln saben dar al
ensimas que nuestros eruditos de
respecto El seD
.
t ar tranquilo no van
b. 1
nor aguerre puede esdescubrimien~o es
a ro" llar e su secreto ... De veras su
b
marav1 oso p
,
a so1uto; lo han ex licad
' ~ro no se entiende en
tan rpido ni tan gen~r 1 ~ demasiadas veces 60. No fue
S
a e acomodo al estilo del folletn.
de
AINTE-BEUVE, De la litt t
.
'!;mondes, 1839, pg. 682.
ra ure mdustrielle, Revue des
Mme. EMILE DE G
vol 4' Lett res parisiennes
IRARDIN (DELPHINE G )
1836-1840 p , AY Oeuvres completes,
' ans, 1860, pgs. 289 Y ss.
-40-
-41-
racin del folletn de entonces muestra que estaba fundada en circunstancias sociales. De hecho exista una inter~onexin entre la baja del precio de las suscripciones,
el mcremento de los anuncios y la importancia creciente
del folletn.
A causa _de _la nueva_ disposicin -la baja del precio
de las. suscnpc10nes- tiene que vivir el peridico de los
a~u~c10s; yara recibir muchos, la pgina cuarta, que terromo des~mada a la publicidad, deba llegar al mayor n~e~o posible de suscriptores. Se hizo necesario un cebo dingido a, todos, sin miramientos por su opinin privada y
que_ t~ma su valor en la sustitucin de la poltica por la
cunosidad ... Dado el punto
de partida , un precio
d e cua.
renta f rancos por suscripcin, se lleg por necesidad casi
absoluta a travs del anuncio a la novela del folletn u.
Y esto es lo que precisamente explica la alta remuneracin
de tal_es ~ontribuciones. En 1845 ajust Dumas con Le
Co_nstztutwnnel Y con La Presse un contrato en el que se le
. mmmos
.
senalaban por cinco a-nos unos h onoranos
de
s~senta y ~res mil francos por una produccin anual mmma de dieciocho volmenes 43 Eugene Sue
b ,
Les M t'
d p
.
perci IO por
cal 1y~ erles e aris ~n pago de cien mil francos. Se han
cu a o os honoranos de Lamartine en cinco millones
de francos en el espacio de tiempo que va desde 1838 hasta ~~51. Por la Histoire des Girondins que rimero a arec~ en fo_lletn, haba recibido seiscientos pmil franc~s.
en lo:~i~~i~~:ra ~en_mneracin _de la mercanca literaria
.d
S d b conl UJO por necesidad a situaciones corromPI as. ~ a a e caso de que el editor, al ad uirir los
manuscntos, se reservase el derecho de hacerls firmar
por un autor de su elec , L
l
.
Cion. o cua presupona que alrnos ~ovebstas de xito no tenan dificultades con su
;rr;~ ond ms detalle informa al respecto un panfleto
a rzque e romans, Maison Alexandre Dumas et Cie ~~:
-42-
-43-
'
K. MARX Der a ht h
e ze nte Brumaire des Lou B
l. c., pg. 68 ,
" ALPHo
zs onaparte,
Ed Guya d N~E , DE LAMARTINE, Oeuvres
.
.
r ' ans, 1936, pg. 1506 ( L
po tzques completes
ettre a Alphonse Karr ).
'
-44-
dad como prosperidad campesina y se felicita por los honorarios que su producto le procura en el mercado, son
ms que instructivas, si se las considera menos desde su
lado moral que como expresin de un sentimiento de
clase. Este era el del pequeo campesino. He aqu una
pieza .de la historia de la poesa de Lamartine. La situacin
del pequeo campesino se hizo crtica en los aos cuarenta. Estaba endeudado. Su minifundio no se hallaba
ya en la llamada patria, sino en el banco hipotecario>> ' 9
Con lo cual se desmoronaba el optimismo campesino, base
de la contemplacin transfiguradora de la naturaleza que
es propia de la lrica lamartiniana. Al surgir el minifundio eh acuerdo con la sociedad, en dependencia de los
poderes naturales y sometido a la autoridad, fue naturalmente religioso; el minifundio arruinado y desmoralizado,
desmembrado de la autoridad y de la sociedad, empujado
por encima de su propia limitacin, era naturalmente irreligioso 50 Y precisamente en este cielo hacan las poesas
de Lamartine figuraciones de nubes. En 1830 haba escrito Sainte-Beuve: La poesa de Andr Chnier ... es en
cierta manera el paisaje sobre el cual la de Lamartine
ha desplegado el cielo 51 Este cielo se derrumb para
siempre cuando los campesinos franceses votaron en 1848
por la presidencia de Bonaparte. Lamartine haba cooperado a preparar su voto**. Sainte-Beuve escribe acerca de
El ultramontano Louis Veuillot escribe en una. carta abierta.
a Lamartine: "De veras que no sabe Ud. que 'ser libre quiere decir
mucho ms que despreciar el oro? Y para. procurarse esa indole de
libertad que se compra. con oro, produce Ud. sus libros de manera
tan comercial como sus legumbres o su vino!" (LoUIS VEUILLOT:
Pages choises, ed. Albalat, Lyon, 1906, pg. 31).
' 9 K. MARX, Der achtzehnte Brumaire des Louis Bonaparte,
l. c., pg. 123.
50 /bid., pg. 122.
51
SAINTE-BEUVE,
-45-
--
- -
~_,_,
--
ahora Baudelaire. Y ni uno de estos escritores ha sido socialista! 57 , escribe el secretario particular de Sainte-Beuve, Jules Troubat. Baudelaire ha merecido, desde luego, el
reconocimiento que quiere tributarle esta ltima poca.
Pero no por ello dej de calar en la verdadera situacin del
literato. Era usual que le confrontase -y a s mismo en
primer lugar- con las prostitutas. De eso habla el soneto
La muse vnale. El gran poema introductorio Au lecteur
representa al poeta en la postura poco ventajosa de quien
acepta monedas contantes y sonantes por sus confesiones.
Uno de sus primeros poemas, que no tuvo acceso a Les
Fleurs du mal, est dirigido a una muchacha de la vida. Su
segunda estrofa dice:
~~INTE-Bsuvs,
-46-
-47-
11
EL FLANEUR
-so-
-51-
-52-
de!
Marx-Engels Archiv,
-53-
cualquiera, incluso el a
d
tema, estaba en situa . , yuno e . todo conocimiento del
rcter, la extraccin ;I~nm~d de~cif~ar la profesin, el ca0
En ellos ese don se
e VIda de los viandantes.
hadas le han puest:reselnta como una capacidad que las
ciudad. Con seme. an en a cuna al habitante de la gran
que nadie, en su elem~~toce~te~as es~aba Balzac, y ms
por enunciados sin limt .. e Iban bien a su preferencia
ejemplo, es tan perce;t~~;ones. El genio, escribe por
ms inculto cuando
I e en el hombre que hasta el
'
' SI se cruza con
un gran artista
sab ,se pasea por p ans,
.
'
ra
en
seguida
do'
d
, 10 . Delvau
n e esta
anngo de Baudela
'
Ire y e1 ms . t
m eresante entre los pequeos maestros del f ll ,
blico de Pars en
d. eton, pretende distinguir al psus Iversas e
e
con
recuen
mueh o mejor que
ser, cuando lo ue
Cia
el comportamiento de u h q b hay que hacer es valorar
que tan de buen grados~ uf:m r~. ~f! tanto, el don, del
na e aneur, es ms bien
H
ONO~ DE BALZAC L
u II, pg. 637.
, e cousin Pons, Pars, 1914, pg. 130.
lO
uno de los dolos vecinos a Baco en el mercado. Baudelaire apenas ha venerado dicho dolo. La fe en el pecado
original le haca inmune contra la fe en el conocimiento
de los hombres. Se emparejaba en esto con de Maistre,
que por su lado haba aunado el estudio del dogma con
la aficin a Baco_
Pronto quedaron abolidos los metoduelos que los fisiologistas vendan al mejor postor. Por el contrario, un
gran futuro le estaba destinado a la literatura que se atena a los lados inquietantes y amenazadores de la vida
urbana. Tambin dicha literatura tena que habrselas
con la masa. Pero proceda de otra manera que las fisiologas. Poco le importaba determinar los tipos; ms bien
persegua las funciones propias de la masa en la gran
ciudad. Entre ellas toma aires de urgencia una que ya un
informe policial destacaba en las postrimeras del siglo
diecinueve. <<Es casi imposible, escribe un agente secreto
parisino en el ao 1798, <<mantener un buen modo de vivir
en una poblacin prietamente masificada, donde por as
decirlo cada cual es un desconocido para todos los dems
12
Y no necesita por tanto sonrojarse ante nadie Aqu la
masa aparece como el asilo que protege al asocial de sus
perseguidores. Entre sus lados ms amenazadores se anunci ste con antelacin a todos los dems. Est en el origen de la historia detectivesca.
En los tiempos del terror, cuando cada quisque tena
a!~o de conspirador, cualquiera llegaba a estar en situaCion de jugar al detective. Para lo cual proporciona el
vagabundeo la mejor de las expectativas. <<El observador,
dice Baudelaire, <<es un prncipe que disfruta por doquier
de su incgnito 13 y si el flaneur llega de este modo a
ser un detective a su pesar, se trata, sin embargo, de al?o
que socialmente le pega muy bien. Legitima su paseo ocioso. Su indolencia es solamente aparente. Tras ella se oculta
una vigilancia que no pierde de vista al malhechor. Y as
es como el detective ve abrirse a su sensibilidad campos
12
Cit.
en AooLPHE ScHMIDT
-54-
-SS-
bastante anchurosos. Conforma modos del comportmiento tal y como convienen al tempo>> de la gran dudad.
Coge las cosas al vuelo; y se suea cercano al artista. Todo
el mundo alaba el lpiz veloz del dibujante. Balzac quiere
q~e. la maestra artstica est en general ligada al captar
rap1do .
. La sagacidad criminalista, unida a la amable negligenCia del <<fHineur, da el boceto de Dumas Mohicans de
Pari~. ~u hroe se resuelve a entregarse a las aventuras
~ers1gmendo un jirn de papel que ha abandonado a los
]Ue.gos del vie~to. Cualquiera que sea la huella que el
<<flaneur persiga, le conducir a un crimen. Con lo cual
ap~tam?s que la historia detectivesca, a expensas de su
sob~I? calc~lo, coopera en la fantasmagora de la vida
P.a~sma. Aun no glorifica al criminal pero s que glonfica a sus contrarios y sobre todo a' las razones de la
caza en que stos le persiguen. Messac ha mostrado cul
es el e~~eo en aducir en esto reminiscencias de Cooper 14
Lo. mas. Interesante en la influencia de Cooper es lo siJefte. que no se la oculta, sino que ms bien se hace
e e la ostentacin. En los Mohicans de Paris citados di
'
eh a ostent '
ac~on esta ya en el ttulo; el autor promete
al 1ector abnrle
en Pa 1
.
El
b
ns una se va VIrgen y una pradera.
gra ado del frontispicio del tercer volumen muestra
~a calle poco transitada entonces y llena de maleza la
tyenda de tal vista dice: La selva virgen en la rue Ener. El pros~ecto editorial de la obra abarca esta relacin
1
..
con una flontura de g
. la mano ran
nos permitimos presumir
d a Iento en 1a que
.
.
.
,
mismo:
Panslos m 0ehiun autor entusiasmado consigo
b
canos ... estos dos nombres reotan.duno ~ontra otro como el quin vive de dos desconoci os gigantescos A
b 1
ste
.
am os os separa un abismo;
~u f esta safcudtdo por las chispas de esa luz elctrica
h ~- ten~ su oco en Alexandre Dumas. Ya antes Fval
a la co ocado a una piel roja en aventuras urbanas. To En Sraphita Balzac h bl
cepciones ponen, e~ cambi a. a de una "visin rpida, cuyas perPaisajes ms opuestos de :: ::~~~ a disposicin de la fantasa los
u Cfr. ROGER MEssAc, Le Detectif
la pense scientifique, Pars, 1929.
novel et l'influence de
lroe)
-15
16
efr.
HIPPOLYTE
'
-56-57-
d~ cosas al hacerse solidario del mtodo en el que coinCiden todos los gneros a los que se dedic Poe. Poe fue
uno de los tcnicos ms grandes de la nueva literatura.
El ha sido el primero que, como advierte Valry 17, intent
1~ .~arracin cientfica, la cosmogona moderna, la exposi.ciOn de n_tanifestaciones patolgicas. Estos gneros teman para el valor de ejecuciones exactas de un mtodo
par~ el que reclamaba vigencia general. En lo cual Baudela~re se pone por completo a su lado y escribe en el
sentido de Poe: No est lejos el tiempo en el que se
comprender que toda literatura que se rehuse a marchar
fraternalmente entre la ciencia y la filosofa es una literatura homicida Y suicida 18 Las historias de detectives,
las m '
as ncas en consecuencias entre todas las asecuciones
de Poe, pertenecen a un gnero literario que satisface
al postulado_?~udelairiano. Su anlisis constituye una
par~e. ~el anahsis de la propia obra de Baudelaire, sin
per~UICIO de que ste no escribiera ninguna historia semeJante. Les Fleurs du mal conocen como disiecta mem
bra tres de sus elementos decisivos: la vctima y el lugar
del _hecho (Une martyre), el asesino (Le vin de l'assassm), 1~ masa (La crpuscule du soir}. Falta el cuarto,
~ue permite .~1 entendimiento penetrar esa atmsfera pre~ada de ~as10n. Baudelaire no ha escrito ninguna historia
detectives, porque la identificacin con el detective
1eeresu
1taba impos"bl
1 1
I
e a su estructura pulsional. El clcu; ~ momento constructivo, caan en l del lado asocial.
B e~t~ ~ su vez total Y enteramente del de la crueldad.
adu e aire fu~ un lector de Sade demasiado bueno para
po er competir con Poe .
El contenido social originario de las historias detectila difuminacin de las huellas de cada uno en
a m htud de la gran ciudad. Poe se dedica a este tema
in~tran~emente en El misterio de Marie Roget su cuen0
e cnmenes ms extenso. Cuento que ade~s es el
tsc~ ~s
17
Cfr. la introducc'
d p
1
1928) de Les Fleurs d Mn le AUL VAL~RY a la edicin Cres. (Pars,
1t
lb '
u a.
Id., II; pg. 424.
. "Es preciso volver siempre a Sade
Pag. 694.
Para explicar el mal", II,
de romcabe suponer
que los paseos de Mane
bo preciso. En este caso particular lo ms prob~b!e es ~ue
haya tomado por un camino distinto de sus Itmerano s
t'Ia en de
1a
acostumbrados. El paralelo que suponemos ~XIS
mente de Le Commerciel slo es defendible SI se trata
dos personas que atraviesan
.
. da d d e extremo
a extre.
1a cm
elaciOnes
perso.
1
mo. En este caso si imagmamos que as r
b ..
'
,
tam
Ien
0
nales de cada uno son equivalentes en numer '
.
.
.
.
.
d
da
uno
encuentre
.
seran Iguales las posibilidades e que ca
.
el mismo
nmero de personas conocida s Por mi. parte,
h
. creo posible sino muy prob a bl e, que Mane aya
no solo
1
'
calles que unen su casa con a
an dado por las diversas
-58-59-
de moi hurlait.
douleur majestueuse,
fastueuse
et l'ourlet;
EDGAR Ar.uN
488, Madrid,
1970. PoE,
lbid., I, pg. 106.
-60-
:n
ALBERT THIBAUDET,
.
Pars 1924, pg. 22.
lntrzeurs,
'
. l tema del amor
tambien
n que
Un Poema del primer Georg e ~~oge
decisivo
-lae corrient ~a emultia una mujer que pasa. Se le escapa
ta es llevada por nfesarle
la mujer, que tropieza de paso c~r e1 ~ c~mo tiene qu~ c~nfiarse
tud-_ Las miradas del que ha a a 'artadas, antes e en Bera su dama "hmedas, anhelantes, P Hymnen Pilgejahrt d, que
hundindose' eu las tuyas", STEFAN GEOR~~ ar a duda acerca e
lin, 1922, pg. 23. Baudelaire no d~aa
mujer que pasa.
hubiese mirado hondamente los oj
1
50
-61-
BALZAc,
Mode~~e
.SI?MUND ENGUNoER,
-62-
S que
men brilla en l por su ausenc~~~r la multitud, un desel mero armazn: el persegUI
:
Londres de tal
o por
conocido que endereza su If m eranen
el centro. Ese d.esmodo que sigue siempre estando
di Baudela1re,
bre Guy 1 'homme
conocido es el flaneur. y as lo enten
que ha llamado a ste en su ensayo so
'!
-:M
-63-
{n
fiJ~d~ ~strechos
25
-64-
.
'f
la edicin original de sus
!aire. En la nota bwgr_a Ica a H ffmann no fue nunca esEl hombre comuniltimos escritos se advierte: << ol
d e la natura
eza. , el mero ver a los
.
pec~almente
amigo
.,
cacin por aqu, observa~wn por ~ 11 aS paseaba durante
hombres vala para l mas
e!o ti~~po suceda diariael verano, cosa que con el ;: t b rna
confitera en
0
mente por la tarde. , no ha ~\a~= all alguien y qu
la que no entrase para 'N.ver ,si arde se quejar Dickens,
clase de personas eran M~ t .d allejero indispenestando de viaje, de la_ ~alta e r~~d~ cdecir c~nto echo
sable para su produccw_n ._ <<No
desde Lausanne, coen falta las calles, escnbia en . 846en Dombey and Son.
gido como estaba por el t~abaJOb d lo cual no puede
Es como si diesen algo a ~I cere ro e ana quince das,
ste pasarse, si ha de tr~~aJar. Un_~ ~::rnene en un lugar
s que soy capaz de escnbir ma~avin Londres para remanapartado; basta luego con un dia e
esfuerzo y el tratarme otra vez ... Pero son enormes e1 a'gica Mis fi. sm
. esa rm terna. mtas si ...
bajo de escribir a diano
no tienen
. .
quedarse qme muchas
'
cosas
guras parece que qUisieran
21
1
d
Entre
as
1
a su alrededor una mu titu
B delaire fuera de
que en la odiada Bruselas ponen a aupecial No hay
SI, hay una que le l1ena d e un encono
.
t esn grato a los pueescaparates en las tiendas. El calle~eo, a_bl en Bruselas.
bl
.
.n, es .Imposi e imposibles 28
os dotados de imagmaci
No hay nada que ver Y 1os e ammos son
quera en la mu lBaudelaire amaba la soledad; pero 1a
'V:e
titud.
d . que oscurezca.
..hlte Schriften,
N Ausgewa
Stut ERNsr THEODOR AMAoEus HoF~uius
Eduard HltZig,
-65-
intemo de utilizarla al aire libre; se dispusieron candelabros en la Place Vendme. Y bajo Napolen III crece
rpidamente el nmero de las farolas de gas en Pars 29
Lo cual aumentaba la seguridad en la ciudad; haca que
la multitud se sintiese en casa en plena calle tambin por
la noche; expulsaba al cielo estrellado de la imagen de
la gran ciudad ms confiadamente de como haba sucedido por causa de sus casas elevadas. Corro las cortinas
tras el sol; se ha ido ste a la cama como debe. En adelante no veo otra luz que la de la llama de gas 30 . La
luna y las estrellas no merecen ya mencin alguna.
En los tiempos florecientes del Segundo Imperio los
comercios de las calles principales no cerraban antes de
las diez de la noche. Era el esplendor del noctambulismo.
El hombre, escribi Delvau en el captulo de sus Heures
parisiennes dedicado a la segunda hora despus de medianoche, debe descansar de cuando en cuando; paradas,
estaciones
le estn permitidas; pero no tiene derecho a
31
d~m:nir Dickens se acuerda en el lago ginebrino nostalgicamente de Gnova, en donde dispona de dos millas
de calle para vagar bajo su iluminacin por las noches. Ms
tard~, al extinguirse los pasajes, caer fuera de moda el
callejeo y no resultar ya distinguida la luz de gas, lepareci a un ltimo flaneur, que arrastraba tristemente
sus pasos por el vaco pasaje Colbert, que el temblor de
los candelabros no expona ms que el miedo de su llama
a no ser ya pagada a fin de mes 32 Entonces escribi Stevenson su lamento por la desaparicin de las farolas de
gas. Se deja sobre todo llevar por el ritmo en que los faroleros van por las calles encendiendo una tras otra las
19
~~r.
transt_o~mation
La
de Paris sous le Second Empire.
E:cposrtwn ?e lf! !Jrblrotheque et des travaux historiques de la
Pans,
red1g
Pans,de1910,
pg.
65. par Maree! Poete, E. Clouzot et G. Henriot.
10
Vtll~
JULIEN
u,
pg. 108).
1~f_-
-66-
.
. h ritmo se destaca ecunimemente
farolas. Pnmero die o
. d des enteras se encuentran
del crepsculo, pero luegobcm ~ bajo el fulgor de la luz
de golpe, con un choque ruta , , icamente sobre asesielctrica. Esa luz debera c~ler ~ r los pasillos de los
'bl" s 0 1 umma
nos o crimina1es pu lCO h h
ra aumentar el terror,
.
est ec a pa
mamcomws, ya que
dicen que la luz de gas
el terror aa. No pocas razo_nes no:Oanera tan idlica como
necrologa. y sobre
slo tardamente fue sentida
la sinti Ste~enson _que ~~en t~bl~utexto de Poe. Apenas
todo lo atestigua asl, un , ls~u
te los efectos de esa
podr describirse mas lugu reme~ 'b.les al comienzo de
luz: ... los resplandores de~ gas, ef:n. ascendiente y esla lucha contra el da, gana a~ ~or deslumbrante. Todo
parcan en derredor una luz aglt~ da y omo el bano con el
era negro y sin embargo e~plne lT~r~uliano :w. y en otro
cual fue comparado el e~tilo _d r de la casa el gas es inadofende a los ojos.
lugar dice Poe que en el m~~no
misible. Su luz dura, tem . oro~a luz en la que se m~eTtrica y desmembrada, c?m
L cual no vale solo
ve aparece la multitud londmehnse. dosliza fuera de sus
' la chusma que con 1a noc e se e siguiente la e1ase
para
b d la manera
guaridas ss. Poe descn e e
11 mostraban sea1es
de los altos emple~dos: <<Tod~:~t~=da a sostener desde
de calvicie y la oreJa derecha, ,
- mente separada.
.
haca mucho un lap1cero,
ap arec1a extrana
, n el sombrero con
. han o poma
. con cortas cadenas
Not que siempre se qmta
. ,
ambas manos y que 11evahan re1OJeSS6 E su descnpcwn
forma
n Estn exagede oro de maciza y antigua
.
data
a mme 1
_
.
Poe no pretende la apanenci
ete el pequeno burradas las semejanzas a las que se somt - no dista mucho
gu
0
.
s al existir en la mu1ti.tu d' su cor eJ dente la descnp,
s sorpren
de ser uniforme. Y aun, es m d
ue tiene de mover~e.
cin de la multitud segun el mo 0 q ndo tenan un a1re
, de 1os que 1han
La gran mayona
, pasa c'an pensar en 1a
. fec h o, y solo pare
tan serio como satis
33
!S /bd.
36
Ibd., 1, pg. 248.
-67-
i;:::::e~C:::.s /~udoyant,
-68-
.
.
.
otras
multitu
m SiqUiera se le menciona), smo porque
d fles
la bloquean. En una masa de tal catadura no pu 0 orecer el calle] eo
El Pars de Baudelaire
no hab'ta 11egado an a ese
b estado. Donde ms tarde hubo puentes haba todava arcas
t:
-69-
---39
Cfr.
pg. 76.
GEORGES FRIEDMANN,
<ll
PAUL ERNEST
E. A.
pg. 74.
PoE,
DE
42
43
-70-
-71-
una idea bastante exacta de lo que musitan al pobre diablo que pasa por un escaparate con cosas bonitas y caras.
No quieren saber nada de l; en l no se sienten a gusto.
En las frases de Les foules, este captulo importante del
Spleen de Pars, habla el mismo fetiche con el cual la disposicin sensitiva de Baudelaire vibra al unsono tan po~erosamente que la sensibilidad para lo anorgnico constituye una de las fuentes de su inspiracin .
~audelaire era un buen conocedor de estupefacientes.
Y sm embargo se le escap uno de sus efectos socialmente
ms relevantes. Consiste ste en la gracia que los adictos
saca': a relucir bajo la influencia de la droga. Igual efecto
const~e a su vez la mercanca de la multitud a la que
embnaga Y que la rodea de murmullos. La masificacin
de los cliente~ que forman el mercado -y ste es el que
hace referencia a la mercanca- acrecienta el encanto de
la misma para el comprador medio. Cuando Baudelaire
habla. de la ebriedad religiosa de las grandes ciudades ' 5,
su SUJeto, que no nombra, bien pudiera ser la mercanca.
Y la santa prostitucin del alma comparada con eso
que l?s ~ombres llaman amor, ms bien pequeo, ms bien
restnngtdo ' ma's b"ten de'b"l
'6
t
de una ma~er~s a ent~ramente dispuesto en la sensibilidad respecto
ms est exch~d:uderla en un sentido doble. Es inorgnica, y adee Proceso de circulacin.
El poem
r'u!:
La imagen de la esfinge
sombra belleza de los ' co!l 1a cual concluye el poema, tiene la
Pasajes.
g neros Invendibles que se encontraban en los
-72-
Ibd.
lbd., I, pg. 108.
-73-
!:s q:!o~~~~a~as d~alles principale~ es como se adviermejor parte d~~~n~nses .han temdo que sacrificar la
maravillas de la civili~:~~~d~d para consuma~ todas las
n . e las cuales su cmdad rebosa; se advierte tambin
taban en ellos ha
que c~ent~s de fuerzas, que dormmidas Ya el ,h n ~ermadnecido mactivas, han sido repri
orm1gueo e 1as ca11es tiene algo de repugnante .algo
,
en contra de lo e 1
d'
humana. Esos cientos m . ua se m Igna la naturaleza
1
otros, no son todo I~s que se apretujan unos a
piedades y capacid sd e11os ombres con las mismas profelices?
y si
ah es Y con el mismo inters por ser
....
nemaro
,
si nada tuviesen e
g , corren dandose de lado, como
los otros con un ? ~omun, nada que hacer los unos con
umco convenio t , .t
11
,
que cada uno se ma t
ac1 o entre e os, el de
a su derecha para n e~ga en el lado de la acera: que est
cin que se dispa que as dos corrientes de la aglomerauna 'a otra a ni'nrgan en uno! y otro sentido, no se detengan
.
,
ec.h ar una sola
miruno
d se e ocu rre d es d e 1uego dignarse
1
aislamiento insensi~l a: ot~o. La indiferencia brutal, el
vados, resaltan an ~, e ca a uno en sus intereses prique todos se aprieta as repelente, ~irientemente, cuanto
Slo en aparienci n .en un pequeno espacio".
1amiento
.
. 1ainsensibl da Irrumpe el flAaneur en ese ais
d OS a 1llenar su pro
e e. cada. uno en sus Intereses
.
.
pnvaron en l, con los pr~;:a~~:~d~d, Ia.que sus intereses creaAl lado de la clara d
. e Imagmados de los extraos.
escnpcin
0 scuro 1o que escribe B
. que d a E nge1s, suena a
las multitudes es una aud~laire: El placer de estar en
multiplicacin del , expresin misteriosa del goce por la
1a pensamos dicha numero so Pe ro l a f rase se aclara si
h omb re como desdeno
el dtanto desde e1 punto d e vista 'de1
hre, fuerza de trab . e 1a mercanca. En tanto el homa]o, es mere
'
ponerse propiament
anc1a, no necesita transciente se haga de esee endestado de tal. Cuanto ms cons
de pro d ucc1n,
cuantomo ,o de ser que 1e Impone
el orden
penetrar el escalof , mdas se proletarice, tanto mejor le
no e la eco nom1a
, mercantil tanto
49
F E
menos estar en el caso de sentirse mercanca. Pero la clase de los pequeos burgueses, a la que Baudelaire perteneca, no haba llegado tan lejos. En la escala de que ahora
hablamos se encontraba al comienzo de la bajada. Resultaba inevitable que en ella tropezasen un da muchos
de ellos con la naturaleza mercantil de su fuerza de trabajo. Pero ese da no haba llegado an. Hasta entonces
podan, por as decirlo, pasar el rato. Y que entre tanto
su mejor parte fuese el goce, jams el dominio, es lo que
haca que el plazo que les daba la historia fuese objeto
de pasatiempo. Quien pasa el tiempo, busca goces. Y desde luego se sobreentiende que los lmites trazados al goce
de dicha clase fuesen ms estrechos al querer sta entregarse a aqul en su sociedad. El goce prometa ser ms
ilimitado en tanto la tal clase estuviese en situacin de
encontrarlo en s misma. Y si quera llegar hasta el virtuosismo en esa manera de gozar, no deba entonces desairar su propia transposicin en mercanca. Tena que
apurar esa transposicin con el placer y la zozobra que
le venan del presentimiento de su determinacin en cuanto clase. Al fin y al cabo tena que presentar un sensorium
que le sacase encantos a lo deteriorado y podrido. Baudelaire, que en un poema a una cortesana dice que:
.. son coeur, meurtri comme une peche,
Est mur, comme son corps, pour le savant amour
posea ese sensorium. Y a l le deba los goces en una sociedad de la que era ya un medio desterrado.
En la actitud del que goza de este modo dej que
influyese en l el espectculo de la multitud. Pero su fascinacin ms honda consista en no despojarle, en la ebriedad en la que le colocaba, de su terrible realidad social.
La mantena consciente; claro que como <<todava son
capaces de ser conscientes de circunstancias reales los
embriagados. Por eso en Baudelaire la gran ciudad apenas
cobra nunca expresin en una representacin inmediata
de sus habitantes. A su Pars no le convena la dureza
directa con la que Shelley fij a Londres en la pintura
de sus hombres.
-74-
-75-
-76-
,
d'aout, Pars '
consolations. Pensees
.
y t Rugo MuHOFFMANNSTIIAL, Versuch ber
te or
'
SAIN"TE-BEU VE,
H UGO VON
Les
-77-
mal o en el oleaje; en ellos puede por momentos centellear la fisionoma de una gran ciudad. Pente de la reverie
da una idea magnfica de la promiscuidad imperante entre
la pluralidad de todo lo vivo:
co~o arquetipo de la existencia de la masa. Lo que ocurna en esa calle no hubiese asombrado en un bosque. Los
!ronc~s altos y los rboles bajos, las hierbas, las ramas
I~extncal;>lemente enredadas unas en otras y el csped
b~en cre~Id~ llevan una existencia de especie oscura. A traves del Indiscernible hormiguero se desliza lo invisible
Lo ~ue est por debajo del homb1e verifica a travs d~
la m~bla lo que est por encima de l 62 En esta exposicin
se VIerte 1~ que fue peculiar de la experiencia de Hugo
con la mutitud. En la multitud aparece lo que est bajo
el ho~br~ en <;:ontacto con lo que sobre l impera. Esta
promiscuidad mcluye a todos. En Hugo la multitud aparece como una criatura hbrida que fuerzas deformes sobhrehumanas, gestan para aquellas otras que estn baj'o el
ombre. En el empaque VISionano
. existente
.
en su concepto de la multitud el ser social cobra su derecho mejor
60. VICTOR Ruco, Oevres completes Posie 11. Les Orientales,
Feuzlles d'automne, Pars 1880 p ,365
.
Gl
Ibd., pg. 363.
'
,
g.
y SS.
62
lbd., Roman VII. Les M'zsrables, Pars, 1881.
-78-
que en el tratamiento realista que le aplica en la poltica. Puesto que la multitud es de hecho un capricho de
la naturaleza, si es que dicha expresin puede ser trasladada a las circunstancias sociales. Una calle, un incendio, un accidente de trfico renen a gentes libres de determinacin de clase. Se presentan como aglomeraciones concretas; pero socialmente siguen siendo abstractas, esto
es, que permanecen aisladas en sus intereses privados. Su
modelo son los clientes que, cada uno en su inters privado, se renen en el mercado en torno a la Cosa comn.
Muchas veces esas aglomeraciones tienen slo una existencia estadstica. Queda en ellas oculto lo que constituye
su monstruosidad, a saber: la masificacin de personas
privadas por medio del azar de sus intereses privados. Si
esas aglomeraciones llegan a saltar a la vista (y de ello se
cuidan los Estados totalitarios en cuanto que hacen obligatoria y permanente para todo propsito la masificacin
de sus clientes), sale claramente a la luz su carcter ambiguo. Y sobre todo se pone en claro para aquellos mismos a quienes concierne. Los cuales racionalizan el azar
de la economa mercantil (ese azar que los junta) como
destino en el que la raza se encuentra a s misma. Con
ello dejan libre juego al gregarismo y a la vez a la actuacin automtica. Los pueblos que estn en la embocadura
de la escena de Europa occidental traban conocimiento con
lo sobrenatural que Hugo encuentra en la multitud. Aunque Hugo no fue, desde luego, capaz de descifrar el augurio histrico de tal magnitud. En su obra, sin embargo, s
que lo ha estampado como una dislocacin muy especial:
en la figura de los protocolos espiritistas.
El contacto con el mundo de los espritus que, como
es sabido, influy en Jersey hondamente tanto en su existencia como en su produccin, fue sobre todo, por mucho que parezca extrao, un contacto con las masas, que
era el que le faltaba al poeta en el exilio. Ya que 1~ ~ul
titud es la manera de existir del mundo de los espintus.
Y as se vio Hugo en primersimo lugar a s mismo como
un genio en la gran asamblea de genios que eran sus antepasados. William Shakespeare va a su lado, atravesando
a golpe de rapsodia la serie de prncipes del espritu que
-79-
- - - = ===-==- - ===-
d e v~~ tor
peculacwnes
revolucwnanas
. Hugo El d1a de la
liberacin se describe en Les Chatrments como
. V. L Chdtiments,j Pars,
1882.
Huco, op. cit., Posie 1 . es
bohemia,
t rstlco de la. ba a
Plin, un representante carac~ Les boulets rouges. FeuUe
escribi sobre este discurso ~n su ~~~~ . "El ciudadano Hugo ha
du club pacifique des drotts . de
y se ha acreditado, segn era de
debutado en la Asamblea NaciOnal. hroe de la. frase; a tenor de
calumniante ha hablado
esperar como declamador, gestero Y
'
su lt~o cartel de propaganda, taimado Y
"
-80-
VICTOR
-816
nin superficial diaria y de la superconfiada acerca del futuro, se encuentra en Hugo junto al hondo presentimiento
de la vida que se forma en el seno de la naturaleza y del
pueblo. Jams logr una mediacin; que no sintiese su necesidad era la condicin de la imponente pretensin, del
imponente alcance y tambin de la repercusin imponente
de su obra en sus contemporneos. En el captulo de Les
Misrables titulado L'argot, chocan con tremenda brusquedad los dos lados opuestos de su naturaleza. Tras calas audaces en el taller lingUstico del pueblo bajo, el escritor concluye: Desde el 89, todo el pueblo se desarrolla
en individuos refinados: no hay ningn pobre, porque
tendra entonces su derecho y la aureola que cae sobre l;
el pobre diablo lleva en su fuero interno la gloria de Francia; la dignidad de ciudadano del Estado es una defensa
interior; quien es libre es concienzudo; y quien tiene derecho de voto, gobierna 65 Victor Hugo vea las cosas
como se las planteaban las experiencias de una carrera
literariamente triunfante y brillante polticamente. Era el
primer gran escritor que tena en su obra un ttulo
colectivo: Les Misrables, Les Travailleurs de lamer. Para
l la multitud era, casi eh el sentido antiguo, la multitud
de los clientes, esto es, de sus lectores, de sus masas electoras. En una palabra: Hugo no fue ningn flaneur.
Para la multitud que iba con Hugo, y con la cual iba
tambin l, no haba ningn Baudelaire. Sin embargo, para
ste s que exista la multitud. Verla, motivaba en l un
diario sondeo de su hondo fracaso. Y no era sta la ltima
de las razones por las que buscaba verla. En la fama de
Victor Hugo alimentaba un orgullo desesperado que padeca por as decirlo a recadas. Y es probable que le agui-
.
JOnease
a u'n con ma' s fuerza su confesin
d de
1 credo polti d d
co Era el credo del citoyen>>. La masa e a gr~~ CI~ a
no. oda equivocarle. En ella reconoca ~ ~a mu titu poy quera ser carne de su carne. Laicismo, progreso,
pudemocracia
ar.
sobre
sus
eran el estand arte que agitaba
.
.
l
Tal estandarte transfiguraba la
de a
masa. Pona en sombra el umbral ~ue sepa:a a ca a un~
de la multitud. Baudelaire en cambio protegia ese_ubmbra~.l
, de VIctor
.
H ugo. Pero
aa e
esto le distingma
. se asemeJa lt'tud
1
al no penetrar el aura social que se asienta en a,ti?ua ciomo.
n tan lpoco
IC el misPona enfrente de e11 a una I~age
h, en
e En
la concepcin de Hugo. _Esa Imagen e~e~rae~~ ~asa como
mo momento en que VIctor Hugo e.
ara el
hroe del epos mod~rno, Baudelair~e e:~ru;:n ~iudad.
hroe un luga: de hmda en la ma:~u ar de 1a multitud;
Hugo como Citoyen>>, se pone en e
g ,
Baud~laire se separa de ella en cuanto heroe.
~abezas.
existenci~
-82-
-83-
111
LO MODERNO
Il, p. 26.
Il, pg. 388.
Il, pg. 531.
ALBERT THIBAUDET,
-85-
b
metfora que vale 1
.
propia o ra, en una
Esa m t 'f
a pena considerar de cerca.
E 11
e a ora es la del luch d
delaire de representar co
_a _or. n e a gustaba BauCuando describe C mo artisticos los rasgos marciales.
mucho, le busca aa1 honstantin Guy' que para e'l canta ba
clinado sobre su
a ora en que los otros duermen: <<inmisma mirada q:~ penetrando una hoja de papel con la
sas, esgrimiendo su 1~c_e un momento dedicaba a las co-
la pluma en su ca . apiz, su pluma, su pincel, escurriendo
temiese que las i:I,sa, pre~uroso, violento, activo, como si
solo, y recibiendo -tg~nes e escapasen, peleador, aunque
<<escaramuza fant ~ t~lllsmo sus golpes 8 - Implicado en esta
. a si,
.
as ICa
mismo
en la estrofa
. . . se dha retra t a d o B au d e1aire
Fleurs du mal q
lllliCia1 e Soleil, nico pasaje de Les
El duelo en que ~t ~omi~estra trab~jando en su poesa.
tes de ser vencido
"t gd o todo artista
y en el cual <<an9
ca de un d1 . ' gn_ a e terror>> se concibe en el mard
I I IO, sus vwlenc
gracias las que se perciben: Ias que an al fondo y son sus
elf
BAUDELAlRE M
Gu:ta;; K?hn , pg. ~~ p~~~r ~5 a nu et Fuses. Prlogo de
'
.' pag. 334.
'
.
CJt. en RAYN
lo I, pg. 96. AUD, Charles Baudelaire, op.
cit., pg. 317.
intencin cobra expresin, en su dedicatoria de la coleccin al redactor jefe de La Presse, Arsene Houssaye, lo
que hay en el fondo de tales experiencias. Quin de
entre nosotros no ha soado, en sus das de ambicin, el
milagro de una prosa potica, musical sin ritmo y sin
rima, suficientemente gil y lo bastante bronca para adaptarse a los movimientos lricos del alma, a las ondulaciones del ensueo, a los sobresaltos de la consciencia?
Este ideal obsesivo nace sobre todo de la frecuentacin
de ciudades enormes del cruce de sus innumerables relaciones 11
,
Si presentizamos ese ritmo, si le seguimos la pista a
ese modo de trabajo, se pone de bulto que el flaneur
de Baudelaire no es, en el grado que pudiera pensarse,
un autorretrato del poeta. En esa efigie no ha entrado
un rasgo importante del Baudelaire real, a saber del entregado a su obra. Se trata de una ausencia mental.
El placer de mirar celebra en el flaneur su triunfo.
Puede concentrarse en la observacin, de lo cual resulta
el detective aficionado; puede estancarse en fisgonera,
Y entonces el <<flaneur se convierte en un simpln.
Las instructivas representaciones de la gran ciudad no
>roceden ni de uno ni de otro. Proceden de aquellos que,
por as decirlo, ausentes en su espritu, perd~dos en sus
pensamientos o cuidados han atravesado la cmdad. A stos les conviene la ima~en de la fantasque escrim~;
Baudelaire ha apuntado a esta actitud, que es cua_lqmer
otra, pero no la del observador. En su libro sobre Dtckens
ha fijado Chesterton magistralmente al que vaga por la
gran ciudad perdido en sus pensamientos. Los constantes
laberintos de Charles Dickens haban comenzado en los
aos de su niez. <<Una vez terminado su trabajo, no le
quedaba ms remedio que vagabundear, Y vagabundea?a
por medio Londres. De nio era soador; ms que nm~a otra cosa le ocupaba su triste destino. En la oscundad se detena bajo las farolas de Holborne Y en Charing Cross padeca el martirio. <<No le importaba, como
a los pedantes, la observacin; no miraba a su alrededor
-11
-86-
1, pg. 405.
-87-
constan.ci~
q~e
cr~a
~XIs
11
-88-
. f
no es sO'lo material;.
dis raza,poetica.
, .
Las destereoh.
La necesidad,
que as seduccin
mediab.. a la pro
.
1 falta e
concierne
tam
.
s
de
Baudelaire,
ad
sus
rasgos,
1
Penencia
ma a en
pias en as ex .
la inquietud pas
reservas que
cin entre sus Ideas, . a su disposicin es.as histrica am- b an que no tema saber y una vision n deficien. .
senala
hombre
tena
gr:te.
Lo
que
abren al
plia. Como escntor
echaba: era Ignora La histo'l mo no sosp
.
as cosas.
cia que e mis f d . pero sabia
f' le fueron
saba, lo saba ? on
ueologa, la
poco;
ra, la fisiologia, lal qndo exterior le mlt
tudiaba 11.
.
E mu
. no o es
siempre
ero desde
ustificado sey ademas es J
u la necetal vez lo advrrtiera, P
d la mano
ntes ,
Est al alcance e rticos y otros semeJa.a las tramas
alar, frente a estos ~b"l"dad del que trabaJd, ccin. Pero
.
"1 . accesi 1 1
da pro u
1
sana
.
. dibles en to
. . m
s Imprescin
t o lad o. Favorece a
. . . y uti
IdiOsmcrasica
. . presenta o r
bre de un
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que
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1
P
retensin exagera a e y es sta tanto md 1 que pro1 dor
P
ta e
rincipio: e Crea
t" do narciSIS
orden
dul do el sen I
.
ses de un
cuanto que, a
an eferencia los m~ere 1 bohemio ha
duce, defiende con
El modo de v1da
de lo creasocial que le es hosh . urso una supere enaobservacin
contribuido a poner ~n el encuentro con una para el mador a la que Marx sa e ah .o espiritual como to del provlida tanto pa:a el tr~o~osicin del prje~oda riqueza
nual. En la pnmera t~abajo es la fuente . e cLos burgu~
grama de Gotha, El d erte crticament~. r al trabaJO
y de toda cultura, a vi azones para ac adca su condiciobuenas r
rque e
ses tienen muy
brenatural; P0 b
que no posee
una fuerza creadora so.
que el boro re
que ser en
narniento natural se SI~erza de trabajo teng~e los otros
otra propiedad que s~ 1 yecultural el. escla;~s condiciones
cualquier estado soc;:' ho propietanos .e poco de lo que
hombres que s~ han 15 e~audelaire poseyo
pg. 65, Palaborales objetivas
. littraires, vo1 2'
Ie~
~m g~:udelaire
~~
aJen~s:
~na
po~
fl~soe~~saba
lueg~
cu~ti~
:e .
P~1
Souvemrs
pg 2 '
MAxlME Du CAMP,
.
littraires,
. 88
. nom1es
rs, 1906.
RENCY, PhyslOg
hen
Arbeiteru Cfr. GEORGES
der Deutsc
Bruselas, 1907. nd lossen z;um Prog~~.
u MARx, Ra g
Berlfn,
partei, ed. Korsch, pg. 22,
11
-89-
forma parte de las condiciones objetivas del trabajo espiritual: desde la biblioteca hasta la casa, nada hubo a lo
que, en el curso de su vida, que discurri tanto fuera como
dentro de Pars, no tuviese que renunciar. El 26 de diciembre de 1854 escribe a su madre: Estoy habituado
hasta tal grado a los padecimientos fsicos; s tan bien
pasrmelas con unos pantalones desgarrados y con una
chaqueta por la que sopla el viento, ir tirando con dos
camisas, arreglarme los zapatos agujereados con paja o
con papel, que ca~i slo siento como padecimientos los
morales. Con todo, confesar abiertamente que estoy a
punto de no andar mucho, de no hacer movimientos muy
repentinos, por miedo a romper mis cosas an ms de lo
que estn 16 De esta ndole eran las ms inequvocas de
entre las experiencias que Baudelaire transfigur en su
imagen del hroe.
Por este tiempo el desposedo asoma bajo la imagen
del hroe en otro pasaje; y asoma irnicamente. Es el
caso de Marx. Hablando de las ideas de Napolen 1, dice:
El punto culminante de las "ides napoloniennes" ... es
la preponderancia del ejrcito. El ejrcito era el "point
d'honneur" de los pequeos campesinos, el que los transformaba en hroes. Pero bajo Napolen 111 el ejrcito
ya no es la flor y nata de la juventud campesina, sino
que es el sumidero del miserable proletariado campesino.
En su mayor parte se compone de sustitutos ... , igual que
el segundo Bonaparte es un sustituto de Napolen 17 La
mirada que se aparta de este aspecto para volverse a la
imagen del poeta gladiador s que la encuentra, pero tras
haber quedado deslumbrada unos segundos por la del
merodeador (mercenario que pelea de otra manera),
que vaga por ah . Son sobre todo dos famosas lneas de
16
a sa
m~re
ed. Crpet,
'
17
MARx, Der achtzehnte Brumaire des Louis Bonaparte, ed.
cit., pgs. 122 y SS.
Cfr. "Pour toi, vieux maraudeur L'amour n'a plus de goftt,
non plus que la dispute" (1, pg. 89). Una de las pocas manifestaciones repelentes en la amplia literatura sobre Baudelaire, en gran
Parte por cierto descolorida, es el libro de un tal Peter Klassen. Para
dicho libro, redactado en la terminologia depravada del circulo de
BAUDELAIRE,
,
im rceptible resuenan
Baudelaire las que con su SID:~?; soJ:l vaca de la que
ms claramente en esa cavt d estrofa del tercer poeMarx habla. Conclu~e~ la segun ~as acompaa con estas
ma de Les petites vtetl.les. p~~~l~ d'aller au-dela 18.
palabras: il semble tropos
pos de Bauue
18
MARCEL PROUST, cA pr~l,
Fran~aise, 1 de junio de 19
19
l. pg. 104.
un:.
-91-
-90-
30
21
d ta femme ravie;
<<l'allumerai les yeu: ef ce et ses couleurs
drat sa or
DE {?).
BALZAC, L'illustre Gaudissart, ed. Calmann-Lvy, pg. 5,
Pars, H.
1892
-92-
punt~
:n 1, pg. 119.
o bajo un
23
11, pg. 239.
Nietzsche el ~ci~astante al crtsti
Ms tarde aparece e!ndenar nunca o
vista semejant e : "No se
-93-
.
que
denunciaban
antes f,aci.1men t e a. la vista los. colores
- en
chillones se contentan hoy con matices en el di_seno:
'
el corte ms
que en el co1or. (.. No t"Ie nen su gracia miste.
. 1antes que Juegan como sernosa
esos pliegues gestiCU
:> 27 Estas
re.,
pientes alrededor de una carne mortifIcad a..
.
.
1
honda
fascmacwn
que
presentaciOnes tienen parte en a
.
b
la muJ er del soneto que pasa ves ti"da d e luto ' eJercehso
, re
el poeta. El texto de' 1846 concluye asi: p or~u e los .eroes
de la Ilada van en pos de vosotros, Vautrm, ~astignac,
.
, que no t e has atrevido
Birotteau.
Y t Fontanares,
b a con
1
f
fne
re y contar al pblico tus sufrimientQs b aJO e rae
-94-
26
27
-95-
29
-96-
-97-
.
au e aire; es el paso del poeta que
1
vaga por a Ciudad tras su botn de rimas tiene tambin
que ser el paso del t
'
tiene en su
.
rapero, que en todo momento se depieza. Hay :~~no para rebuscar en la basura con que trohaya querido d.o~ arrmentos en favor de que Baudelaire
rentesco. En cu~~Im~ adamente poner de relieve ese pa
aos ms t d qmer caso esconde un presagio. Sesenta
poeta que d:: e j~rece con Apollinaire un hermano del
el PQete ass;:~~~ has~a ser t~ap_ero. Es Croniamantai.
deba acabar en tod' rn~era VICtima del progrom que
Una luz d d
a a tierra con la raza de los lricos.
u osa se cierne b 1
,
d
so r~ a poesia de los apa
ches. Los hr
1
----.
oes e a gran cmdad son inmundicia?
:
1, pag. 249.
Cit. en FIRMIN MAIL
.
Pars, 1905.
LARD, La crte des intellectuels, pg. 362.
inf
36
1, pg. 193.
nueva vida la confron Tres cuartos de siglo despus cobr
tacln del mamporrero con el literato.
37
38
-98-
-99-
.o
41
03
63
II, pg.
pg.
pg.
pg.
pg.
Il,
Il,
Il,
Il,
580.
508.
337.
363.
326.
-100-
1, pg. 99.
-101-
48
45
CHARLEs
-103-
o
que
se
pe rctb'Ia mas
- e1aramente desde esas
alturas era la
amenaza Las agio
.
d h b
mer~cwnes e om res
son amenazadoras ... El.
hombre necesita del trabajo, cierto, pero tambi t.
necesidades tien~ I~e~:I ot-:a.s _necesidades ... Entre otras
la sociedad que f
smctdto, que se afinca en l y en
1
, fuerte que su instinto
de conservacin e porma ' y es mas
ha, desde Fourvere~r ~so, cuando se mira desde arr~
Coeur se admt
' otre-Dame de la Garde, el Sacre,
ra uno de que Lyon, Marse11 a, Pans
, exts.
tan todava
s1 E t
1
recibe la pas~io~ e e~ e rostro que, en el siglo presente,
el suicidio.
. mo erne que Baudelaire reconoca en
La ciudad de Pars e
dio Haussmann p
ntra este stglo en la figura que le
gen de la ciudad usolpor ob~a su revolucin de la ima
ginarse pueda: p~lon ~ medtos ms modestos que imai_Y _cul fue la des~~ PI~?s, palancas y cosas parecidas.
hmttados' y e,
hccton que provocaron medios tan
1
omo a n c-:ect"do desde entonces con las
grandes ciudades
1
Qu imgenes del oso~ed~os de acomodarlas al suelo!
p
emr no provocan! Los trabajos
de Haussmann 11
1 .
.
egaron a su p t
t eros fueron derribad
un o cu mmante. Barnos enencontraba Max
Dos. En una tarde del ao 1862 se
tme u Cam
,1
d e la tienda de su t"
P en e Pont-Neuf. No lejos
que estaba en el u!~~~~ eJperaba _sus anteojos. El autor:
uno de esos mo
e una cterta edad experimento
sobre su vida yma etntos en los que el hombre cavilando
ranscu rn"da,_ ve reflejada en
' todo su
propia melancola L
de su vista, que 1 ~ h ~~s~rsa dtsminucin de la agudeza
card la inevitable a ~a . evado a visitar al ptico, le renas ... Le vino d
ca uctdad de todas las cosas huma
,
e repente el p
vaga d o lejos por 0 .
ensamtento, a l que habta
nente
que
e
d
arena es polvo d
'
ra versa o en pramos cuya
.
r 0 d eab a con sus ruidos
e muertos
t ' d ~ que esta cmdad,
que le
tantas o~ras capitales ... 'h en_dna que morir un da coro~
extraordmario inters on~I?n muerto. Se le ocurri que
p
namos hoy en una representaSI LlloN DAUDET P
'
-104-
-105-
absolutamente indudable t
sta emprendida E
1 , es _aba acabada aos antes de ser
Meryon. A nadie Imran ~s VIstas de Pars del aguafortista
preswnaron tant 0
.
_ como a Baudelaire.
N o 1e mova, como mo ,
1
a:queolgica de la cat:~~o~s ;ue~os _de Hug?, .!a visin
ma que surgir de pronto
~- egun ella antiguedad teZeus inclume de u . , , tia una Atenas de la cabeza de
,
na meo ume
d
"d
a 1a luz el rostro ant"
d 1 mo erm ad. Meryon sac
Iguo e a d d .
~o1o de sus adoquines E
.e~~ a , sm abandonar uno
Incansablemente suge t.. stba VISIOn del asunto es la que
cuando pensaba en lo moderno Ads wna
. b a a B au d e1aire
mira a a Me
.
. Ambos tenan afinidades 1 ~on apasiOnadamente.
miento es el mism . 1
e ectivas. Su ao de nacmeses. Ambos mu ? a muerte les distancia slo unos
neron en s 1 d d
d
Cho e a Y gravemente daaos; Meryon, demente
habl_a, en una clnica pr end aren ton, y Baudelaire, sin
cammo tarde. Baud . Ivaf a. La_fama de ambos se abri
e1aire ue casi 1 , .
por Meryon cuando , t
. ,
e umco que se interes
h
es e VIVIa p
nas en prosa que puedan m . . ocas ay entre sus pgiMeryon. Tratando de M edirse con el breve texto sobre
honra en l el ro t
~ryon, honra a lo moderno pero
'
.
s ro antiguo p
~e mterpenetran la anti ed .d orque tambin en Meryon
el se presenta con todagu_ -~ Y lo moderno; tambin en
miento, la alegora En mti ~z esa forma de deslumbratante. La demencia. e t sus p anchas el rtulo es imporhace smo
. subrayar sun ra. en. el
t t
sigmfi. ex
, o Y su oscuridad no
~on bajo la vista del p
cacion. Los versos de MeCIon,
' sm
perjuicio de
ont-Neuf
e s t an
' como interpreta..
L S
su suti1Idad
.
e quelette ta.boureur:
' en vecmdad estrecha de
-106-
-107-
contienen No olvid
As
co
.
mienza el soneto q f'
Simo noveno de L Fl
ue Igura como poema triges eurs du mal:
:
59
-108-
-109-
a y la
- , al hombre su fuerza f'ISIC
,
prjimo el ho~bre. : DeJe . es ropia, pero junto a. el
ndole de inteligencia qu~ 1~ ne:a corporal de la mujer
Puse como de igual valor . ~ el
64 Una reflexin crtica
es espintua es>> .
lt
y sus especf icos d on
.
sido fcil pasar por a ~
de Baudelaire que no hubiese.
Est dedicada a la pnsuena como un eco de la antenor. e Madame Bovary, P,or
mera herona de Flaubert -~sq~mbicioso, de ms enertodo lo que en ella hay de
h
guido siendo un hom. , d e ma's soador,.l'da sedel cereb ro d e Zeus '
gico y tamb Ien
bre. Como Pallas armada; ~a I ha conservado todas las
t ura androgma
a n encantad or cue rpo
esta curiosa cna
..
1
u el escritor mis
mo
seducciones d e un a lma VID enbre
femeninO>> 6>. y ms_ adelant:le:ole agradecern que h~ya
Todas las mujeres mtelectu
alto poder, tan leJOS
elevado a la pequea hembra :elta;ombre ideal, y que la
del animal puro y tan cerca d ble carcter de clculo
haya hecho participar de ~ste oerfecto>> 66. Con un golpe
y ensueo que constituye e ser p leva Baudelaire a hede mano que eso era muy suyob, e s de Flaubert.
' esposa d e1 Pequeo
urguun buen nume~o
,
de
. ha
rona a la
En la poesa de Baudelaire
y han sido considerahechos importantes y patent~s iu~i~~ contrapuesta de los
Epaves. Lesbos es un
dos. Entre ellos cuenta la or.Ien a
,
b.
e
se
siguen
en
h.
t Hippolyte por e1 condos poemas les ICOS qu
himno al amor lesbiana; Del!' ~ne e brante de lstima, de
. 'n ' SI bien VI
trario es una con d enaciO
esa pasin.
. u usce et de l'injuste?
Que nous veulent les ~ots dho~neur de l'archipel,
.
V terges
au coeu r sublzme, autre est augus t e,
Votre religion c~mmde r.:~fer et du ciel! 61
Et l'amour se nra e
As se dice en el primer poema;
62
HENRY-REN!l
DE ALLEMAGNE, Les Saint-Simoniens 1827-1837,
pg. 310,
Pars, 1930.
13
-110-
y en el segundo:
-111-
I, pg. 161.
Tal vez sea esto una alusin a Ma loi d'avenir de Clair!'
De mar.
II, pg. 534.
Pars, 1909.
t
nto
) esulta clave en es e pu
.
Un fragmento de 1844 (1, pag. 213 r hizo a su amante muesEl conocido dibujo a pluma que Baudelair~r rendentemente a la de
tra una manera de andar que se ase:ejan co~tra de la idiosincrasia.
una embarazada. Lo cual nada prue a e
-112-
-113-
68
71
72
73
LEMAITRE, Les
1, pg. 67.
contemporains, op. cit., IV srie, pg. 29.
11, pg. 630.
-114-
-115-
sentacin torpe, subalterna del problema. Las frases siguientes son caractersticas al respecto: El rostro de un
hombre elegante tiene que tener siempre algo de convulsivo y desencajado. Tales muecas podemos adjudicrselas, si nos parece bien, a un satanismo natural 76 As se
imaginaba un asiduo del bulevar parisino la figura del
dandy londinense. Y as se reflejaba fisonmicamente en
Baudelaire. Su amor por el dandysmo no era afortunado.
No posea el don de agradar que es un elemento tan importante en el arte de no agradar propio del dandy. Elevando a afectacin lo que por naturaleza resultaba en l
extrao, cay en el abandono ms profundo, ya que su
inaccesibilidad se hizo mayor al crecer su aislamiento.
Baudelaire no se complaca, como Gautier, en su poca, ni tampoco se engaaba, como Leconte de Lisie, respecto de ella. El idealismo humanitario de un Lamartine
o de un Vctor Hugo no estaba a su alcance; ni le fue dado,
como a Verlaine, escaparse por la devocin. Como no
tena conviccin alguna, adoptaba apariencias siempre
nuevas. Fl:ineur, apache>>, dandy, trapero: otros tantos
papeles. Puesto que el heros moderno no es hroe, sino
que representa hroes. La heroicidad moderna se acredita
como un drama en el que el papel de hroe est disponible. Baudelaire mismo lo ha insinuado as al borde de su
Les sept vieillards, un poco a escondidas, como en una
nota:
,
renen en estas estrofas de
Decorado, ac~or y ~eroe ~:}entender. Los contempormanera que es Imposible
f
"a Cuando le estaba
. b
de tal re erenc .
d
. de ue Baudelaire tiene ca a
neos no necesita an
pintando, Courb~t se que~aCha~pfleury le concede el don
da un aspecto diferent~.,
su rostro como un forzado
de disimular la expreswn d;.
78
En su maligna necroa galeras que acaba de eva Irse d. isin Valles llam a
loga buen testimonio de su agu a v
.'
'
79
Baudelaire farsante
ba el poeta que fue
,
1
, caras que usa ,
Detras de as mas . , "t Poda parecer muy proBaudelaire guardaba el mcogbm o. oceda muy circunspecvocativo en el trato; en su~ r~ pr poesa. La estructura
tamente. El incgni~o es la
~as:o de una gran ciudad
de su verso es eqmparabl_e
p tados encubiertos por
.
en la que nos movemo s s1n ser no, de puertas o patios.
asos a traves
.
1
labras su sitio exacto,
bloques de casas, por p
gna a aspa
En ese plano se 1es d esi
t lle una revuelta. Bau.
d os an t e s de que
. es
. a Calcula sus e fectos
como a conJura
.
!lenguaJe
mismo.
delaire conspira con e
"t do descubrirse f rente
.
e haya ev1 a
, ha llamado la atenpaso a paso. Que siempr
.
nte lo que mas
.
al lector es prec1same
d
uy calculado entre. Irnacin. Gide advierte un desacuer odm mo Baudelaire parte
, ha destaca
o- e a presentarse que da
gen y cosa so . Ri VIere
,
de palabras distantes, como ensena utela 81. Lemaitre ha, d
las cosas con ca
d
das de tal modo que ~en an
mente, acercan ose a ,
bla de formas, que estan trama f
e pone de reheve la
,
82 y La orgu
1
la rotura de la paswn
d" , mos desmiente a a
. . a que ' Ina
'
comparacin baud e l ainan
aguafiestas.
"La
.
d
Persona lrica y cae en e1 texto como un
on" y multitu d e
1o1s
. amsi
q u'une
nuit s'paississa1t
, eos
aade
Laforgue 83
contranam
,
otros ejemplos que en
?i
872
'
189
Pans,
pg. 135, Pans, 1 .
L rivains de combat, pag.
,
79
Cit. ANDR BILLY, es e
78
193~.
11
82
83
Cfr.
Cfr.
Cfr.
p~t~~;s,
pg.
29.
-116-
-117-
86
-118-
-119-
88
89
87
I, pg. 136.
-120-
Los textos sobre Baudelaire que recogemos en Iluminaciones 11 son un ejemplo de los atisbos sociolgicos
que Benjamn centra en Pars como capital del siglo XIX, y en Baudelaire como poeta maldito y prisionero de
las estructuras del capitalismo en la poca de su esplendor. La ciudad, con sus calles comerciales ysus tipos
serviles u ociosos, deja su huella en la transmutacin potica de Baudelaire. Benjamn contrasta esta
experiencia con la de Poe, con la de Vctor Hugo y con la de Engels. La riqueza de sus fuentes de informacin
abarca desde los primeros textos del socialismo hasta memorias de agentes de polica y aristcratas de
abundante vida mundana. En estas Iluminaciones sobre Baudelaire se esclarecen las relaciones entre poesa
y capitalismo,cara aun poeta cuya creacin slo en apariencia est fuera de leyes no poticas.
Walter .
Benjamn (1892-1940), uno de los ms destacados pensadores europeos contemporneos, miembro de la
Escuela de Frankfurt.