Al Encuentro Con Jesús PDF
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CONTENIDO
Presentacin
Oracin a Jess, el Dios de los encuentros
1. En el brocal del pozo (La Samaritana)
Dame, Seor, de tu agua viva
2. Y la oscuridad se convirti en luz (El ciego Bartimeo)
Oracin para pedir la gracia de la fe
3. La suegra que conmovi a Jess (La suegra de
Pedro)
Oracin para pedir la salud del alma y del cuerpo
4. El publicano de Jeric (Zaqueo)
Oracin para pedir los dones de la conversin y
del perdn
5. Una madre convincente (La mujer cananea)
T, Seor, eres mi fortaleza
6. El joven que buscaba la Vida eterna (El joven rico)
Oracin del corazn
7. Amiga y discpula (Mara de Betania)
Llname de Ti, Seor
8. Un padre que ama y cree (Jairo, el jefe de la
sinagoga)
Profesin de fe
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PRESENTACIN
La vida de todos los seres humanos, nace, crece, y llega
a
su
madurez,
en,
por,
y
para
el
encuentro. El encuentro de los padres comunica la
vida
al
hijo;
el
encuentro
de
los
padres y los hijos, y de los hermanos entre s, constituye
la familia, principio y fundamento de la sociedad, y
tambin de la Iglesia, que es la gran familia de Dios. El
encuentro con las personas cercanas abre nuestra
mente y nuestro corazn al mundo, da lugar a la
amistad, y hace posible que la sociedad crezca y se
desarrolle con vitalidad.
Encontrarse con otro implica situarse frente a l, cara a
cara con l, para conocerlo, para amarlo y recibir su
amor, para establecer con l una relacin de amistad en
la que cada uno comunica al otro, entrega al otro, lo que
l mismo es; le participa su ser, su esencia, su intimidad.
Jess es Dios que se encarna porque quiere
encontrarse con nosotros, los seres humanos de todos
los tiempos y todos los lugares; Dios que desea ponerse
en nuestra situacin para mirarnos de frente, desde
nuestra misma condicin, conocernos y drsenos a
conocer, amarnos y ensearnos a amar; amarnos y
recibir nuestro amor, establecer con nosotros una
relacin de amistad ntima y profunda, comunicarnos lo
que l es - su divinidad -, para hacer florecer nuestra
humanidad.
Jess es Dios que se "humaniza", Dios que se nos da,
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ORACIN A JESS,
EL DIOS DE LOS ENCUENTROS
Jess, Hijo de Dios,
que nos llamas a tu encuentro cada da,
con la certeza de que ese encuentro
es para nosotros un don y una gracia,
danos la capacidad
de salir de nuestro ensimismamiento,
y acogerte con fe y con amor,
en las distintas circunstancias de nuestra vida.
Acogerte para creer en ti
y en tu palabra
de amor y de vida,
de esperanza y de paz.
Acogerte para amarte
con un amor clido y profundo,
salido de lo ms hondo de nuestro corazn.
Acogerte para proclamarte
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conmigo.
Confieso que sus palabras me dieron risa y rabia a la
vez. Quin se crea que era?... Pero su mirada era tan
limpia, sus gestos tan sencillos y pausados, su hablar tan
seguro, y su actitud tan serena y acogedora, que me
qued escuchndolo sin interrumpirlo, y termin por
conquistarme.
Hasta le ped que me diera de su agua para calmar mi
sed fsica, definitivamente, de manera que ya no tuviera
necesidad de volver a aquel lugar tan lejano, para
conseguir agua fresca!
Mi peticin muestra con claridad que evidentemente no
haba entendido nada de lo que Jess estaba diciendo.
Slo lo comprendo ahora que el tiempo ha pasado y he
podido reflexionar sobre aquella conversacin, y sobre
muchas otras cosas que despus supe de l. Sus
enseanzas llenan hoy mi corazn de alegra y de paz.
Pero lo que vino luego fue lo que ms me sorprendi, y
lo que destruy definitivamente mis prejuicios y mis
dudas. No poda creerlo!... Jess me habl de mi vida,
de mis cinco maridos anteriores, y de mi amante de
entonces, como si me conociera, como si conociera mi
historia y las vueltas que ha dado y que yo he dado con
ella.
Sin embargo, pude darme cuenta perfectamente, que no
lo haca como estaba acostumbrada a que lo hicieran los
dems: juzgndome, condenndome, maldicindome por
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que ya espero.
Amn.
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2. Y LA OSCURIDAD
SE CONVIRTI EN LUZ
(Bartimeo, el ciego de nacimiento)
Cuando Jess sala de Jeric, acompaado de sus
discpulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo
(Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al
camino. Al enterarse de que era Jess de Nazaret, se
puso a gritar: Hijo de David, Jess, ten compasin de
m!
Muchos le increpaban para que se callara. Pero l
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jubilosa y entusiasta,
sean cuales sean las circunstancias de la vida
en las que me encuentre.
Dame, Seor Jess, como a Bartimeo,
una fe tan grande y tan profunda,
que me ayude a superar hoy y siempre,
los momentos difciles
que todos tenemos que vivir y superar.
Una fe que me permita vencer todos los temores
que invaden mi alma.
Una fe que destruya para siempre los miedos
que me acosan.
Una fe que d sentido y valor
a todas y cada una de mis alegras
y de mis sufrimientos.
Dame, Seor, una fe llena de esperanza;
una fe valiente;
una fe siempre joven, aunque los aos pasen;
una fe profunda y fuerte, que fortalezca mi debilidad,
y me ayude a vencer todas mis limitaciones.
Dame, Seor, una fe que sepa rer y cantar,
en medio del dolor y a pesar de l;
una fe capaz de hacer frente
a todas las adversidades y fracasos,
con tranquilidad y buen humor.
Dame, Seor, una fe que atraiga;
una fe que motive;
una fe que entusiasme a otros a creer;
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4. EL PUBLICANO DE JERIC
(Zaqueo)
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casa de Israel.
Ella, no obstante, vino a postrarse a sus pies y le dijo:
Seor, socrreme!. l respondi: No est bien tomar
el pan de los hijos y echrselo a los perritos. S, Seor
- repuso ella -, pero tambin los perritos comen de las
migajas que caen de la mesa de sus amos.
Entonces Jess le respondi: Mujer, grande es tu fe;
que te suceda como deseas".
Y desde aquel momento qued curada su hija. (Mateo
15, 21-28)
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Mi nombre no interesa. Mateo y Marcos me llaman
simplemente "la mujer cananea", y ya estoy
acostumbrada a que me digan as todos los que desde
hace ms de 2.000 aos hablan de m, y de lo que
sucedi aquel da que fui a buscar a Jess. Lo
importante es precisamente esto: mi encuentro con
Jess y lo que sucedi en mi vida y en la de mi hija, a
partir de entonces.
Mi hija, el tesoro ms grande que entonces tena, estaba
enferma, muy enferma. Cada da vea cmo su cuerpo y
su mente se iban desgastando, a causa del demonio
que estaba en ella, y esto me pona muy triste. No saba
qu ms hacer, porque lo habia intentado todo.
Los vecinos y familiares me aconsejaban una cosa y
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Me llamo Zabuln y soy israelita de raza y de religin,
como lo ha sido toda mi familia, desde hace ya siglos, y
quiero contar mi historia, para dar testimonio de la obra
que Jess realiz en m, a pesar de m mismo, como
podrn darse cuenta.
Haba odo hablar de Jess muchas veces, y tambin
muchas veces y en diversas circunstancias lo haba
escuchado personalmente. Tan pronto saba que estaba
cerca, dejaba lo que estaba haciendo, sala en su busca,
y cuando lo encontraba, me una a la multitud como uno
ms de sus "discpulos".
La gente lo aclamaba con insistencia llamndolo
"maestro", porque Jess hablaba con autoridad, saba lo
que deca y cmo lo deca, aunque, por lo que supe
despus, no haba estudiado en ninguna escuela
rabnica, como los dems maestros que yo conoca.
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Maestro bueno,
dame un corazn nuevo.
Un corazn de carne como el tuyo.
Un corazn sensible y generoso,
que sepa conmoverse
con el dolor de todos los que sufren.
Dame, Jess, un corazn limpio.
Un corazn sin dobles intenciones.
Un corazn sincero,
que busque la verdad por encima de todo.
Dame, Jess, un corazn alegre,
que cante cada da tu amor y tu alabanza.
Un corazn de fuego que transmita
la belleza de conocerte y amarte.
Dame, Jess, un corazn sencillo,
un corazn de nio que lo ve todo bello.
Dame, Jess, un corazn eternamente agradecido,
porque se sabe amado por el tuyo.
Dame, Jess, un corazn de joven.
Un corazn que vibre y que se arriesgue.
Un corazn que viva cada da,
como si fuera el primero y el ltimo de todos.
Dame, Jess, un corazn de pobre,
desasido de todo lo que no eres t mismo.
Un corazn humilde y servicial,
que encuentre siempre en ti su luz y fortaleza.
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7. AMIGA Y DISCPULA
(Mara de Betania)
Seis das antes de la Pascua, Jess se fue a Betania,
donde estaba Lzaro, a quien Jess haba resucitado de
entre los muertos. Le dieron all una cena. Marta serva y
Lzaro era uno de los que estaban con l a la mesa.
Entonces Mara, tomando una libra de perfume de nardo
puro, muy caro, ungi los pies de Jess y los sec con
sus cabellos. Y la casa se llen del olor del perfume.
Dice Judas Iscariote: Por qu no se ha vendido este
perfume por trescientos denarios y se ha dado a los
pobres?...
Jess dijo: Djala, que lo guarde para el da de mi
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PROFESIN DE FE
Dios Padre de bondad y de amor,
Me pongo de rodillas delante de ti.
Te alabo y te bendigo como mi Dios y mi Todo.
T eres, Seor, el dueo de mis das y mis noches,
de mis alegras y de mis tristezas,
de mis anhelos y de mis frustraciones,
de mis victorias y de mis fracasos,
de mis dolores y de mis sufrimientos
Te doy gracias por el amor que s que me tienes.
Te doy gracias por tu fidelidad.
Te doy gracias por tu verdad que ilumina mi vida
y la llena de sentido.
Creo en ti, Seor, y en tu bondad infinita.
Creo en ti y en tu amor de Padre y Madre a la vez.
Creo y quiero seguir creyendo a lo largo de mi vida
y hasta la eternidad.
Creo en ti.
Te amo a ti.
Espero en ti.
Ilumname, Padre,
con la luz de tu amor y tu presencia.
Fortalece mi fe.
Fortalece mi esperanza.
Fortalece mi amor.
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9. SORPRENDIDA EN ADULTERIO
(La mujer adltera)
Jess se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada
se present otra vez en el Templo, y todo el pueblo
acuda a l. Entonces se sent y se puso a ensearles.
Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida
en adulterio, la ponen en medio y le dicen: Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moiss nos mand en la Ley apedrear a estas mujeres.
T qu dices?. Esto lo decan para tentarlo, para tener
de qu acusarlo.
Pero Jess, inclinndose, se puso a escribir con el dedo
en la tierra. Pero, como ellos insistan en preguntarle, se
incorpor y les dijo: Aquel de ustedes que est sin
pecado, que le arroje la primera piedra. E inclinndose
de nuevo escriba en la tierra.
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arbitrariedades.
Yo tena mucho miedo. Ya lo dije. Pero en medio de ese
miedo, haba en mi corazn una luz de esperanza, que
se fortaleci con el silencio de Jess. Me pareci que su
actitud mostraba claramente que no estaba de acuerdo
con ellos, y que no iba a condenarme por mi pecado.
Jess no les respondi de inmediato, como esperaban.
Los mir a cada uno y luego se agach y se puso a
escribir algo en el suelo. Ellos se impacientaron y
volvieron a preguntarle, esta vez con palabras ms
agresivas, que mostraban sin duda sus verdaderas
intenciones.
Cuando de repente escuch su voz, me atrev a levantar
mis ojos para verlo, y me sorprendi la paz que irradiaba.
No se haba alterado lo ms mnimo, aunque quienes
estaban all para acusarme, y los curiosos que nos
haban seguido, lo acosaban cada vez con ms
vehemencia.
Hizo un ligero ademn para pedir silencio, y con voz
clara y bien timbrada, dijo lo que nadie, incluyndome a
m, esperaba or de sus labios: "El que est libre de
pecado, que tire la primera piedra". Y volvi a su posicin
de antes: se inclin y sigui escribiendo sobre la tierra.
El silencio se prolong y tambin mi agona. Segua
tirada en el suelo. Saba que era culpable, y mi cuerpo
se contraa esperando la primera pedrada, que marcara
para m el principio del fin, pues las dems se
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PETICIN DE PERDN
Dios Padre de bondad,
que nos diste en Jess, tu Hijo,
la muestra ms grande de tu amor y de tu misericordia,
dame la gracia de reconocerme pecador delante de ti,
y de implorar humildemente
tu perdn que sana y regenera.
Perdona, Seor, todos y cada uno de mis pecados,
y de un modo muy especial mis pecados contra el amor
que procede de ti.
Perdona mis actitudes egostas,
que me llevan a pensar primero en m,
y en mis necesidades, mis deseos,
mis gustos y mis caprichos,
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a traicin,
venga de donde venga y vaya adonde vaya.
Hazme, Seor, una persona nueva,
una persona totalmente regenerada
por tu amor y por tu perdn.
Una persona capaz de amar
con un amor sincero, fuerte, generoso;
un amor que nace del tuyo
del amor que T sientes por m,
del amor con el que T me amas y me perdonas.
Hazme, Seor, una persona capaz de amar,
de perdonar
y de servir,
a todos los que se crucen en mi camino,
a todos los que necesiten de mi amor,
de mi perdn,
y de mi servicio,
recordando siempre que el amor, el perdn,
la compasin,
el servicio y la misericordia,
son y sern el vnculo que me unir siempre contigo,
porque t eres no slo un Dios que ama,
sino tambin y sobre todo el Dios que es Amor.
Amn.
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enseanzas maravillosas.
Ojal yo hubiera visto tan claro como ella, y hubiera
aprovechado mejor aquellas visitas del Maestro,
oyndolo hablar y vindolo actuar, y no tener que
depender, como me sucedi muchas veces, de lo que los
dems quisieran y pudieran contarme.
Evidentemente, como me dijo Jess en aquella ocasin
que refiere Lucas, mi corazn y mi mente estaban
dispersos en muchas cosas materiales, que me
impedan ver y apreciar en su justo valor, aquello que
estaba sucediendo tan cerca de m.
Por estar atenta a lo que consideraba necesario, me
olvid de lo ms importante, de lo absolutamente
imprescindible, y Jess pas muy cerca de m, sin que
yo me detuviera un momento a mirarlo a la cara, para ver
en l, el verdadero rostro de Dios.
Pero el Seor tuvo compasin de m, y con sus palabras
llenas de amor y de verdad, me ayud a tomar
conciencia de las cosas.
A partir de aquel dichoso da que yo llamo "de mi
vergenza", todo fue claro para m, y cambi de actitud.
Jess sigui viniendo a nuestra casa, y cuando lo haca,
yo me levantaba un poco ms temprano para adelantar
los quehaceres ms urgentes, de modo que cuando el
Maestro se sentaba con sus discpulos, Lzaro, y todos
los que se unan a ellos para escucharlo hablar de Dios y
de su reino de amor, de justicia, de libertad y de paz, yo
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Bueno... Despus de haber escuchado el testimonio de
mis hermanas, Marta y Mara, quiero que escuchen el
mo, porque mi experiencia de encuentro con Jess fue
muy especial; nadie puede negarlo.
Como mis dos hermanas, amaba y amo a Jess, por
encima de todo, y siento en mi corazn que l tambin
me ama a m con un amor personal y nico. Esto lo
puede decir de s mismo, cada hombre y cada mujer
sobre la tierra; slo tiene que detenerse un momento a
reflexionar sobre su vida y sus circunstancias; Dios
mismo lo iluminar para que lo descubra.
El primer da que lo v, iba con sus discpulos ms
cercanos, camino de Jerusaln, para celebrar all, con
ellos, la gran fiesta de la Pascua. Su presencia me
impact desde el primer momento, y por eso me un a su
grupo; quera escuchar lo que deca, porque me pareci
que enseaba con autoridad (Mateo 7, 29 y paralelos) y
todo lo que deca tena sentido y profundidad.
Cuando llegamos, y antes de separarme de ellos, lo
invit para que al regreso se acercara a mi casa en
Betania, donde mis hermanas lo acogeran con gran
cario, y donde podra descansar un poco de su trajn de
mestro itinerante. Y as sucedi.
Poco a poco, la relacin con Jess se transform en
amistad, y con el paso de los das, sta se hizo cada vez
ms fuerte y ms profunda; entonces, ya no era slo l
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AUMENTA, SEOR,
MI FE Y MI ESPERANZA
Aumenta, Seor Jess, mi fe y mi esperanza.
La fe que me permite conocerte y amarte
por encima de todo.
La esperanza que siempre me anuncia
que el da de maana ser mejor que hoy.
Aumenta, Seor, mi fe,
para buscarte en todo,
aunque no pueda verte y tampoco tocarte,
porque estoy convencido
de que slo contigo lograr ser feliz.
Y dame la esperanza
para seguir creyendo,
aunque el sol se oscurezca y mi alma se canse
de seguir tras tus huellas,
en medio del dolor .
La esperanza que mueve lo que se queda quieto,
y nos lleva con ella al futuro que ansa,
porque cree de veras
que al final del camino
ests t, mi Seor.
Aumenta, Seor, mi fe y mi esperanza,
para buscarte siempre.
Para quererte siempre.
Para esperar con ansia
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el encuentro de amigos,
la vida y el amor.
Dame, Seor, el don de la alegra,
que me una contigo,
el Dios siempre presente,
en quien todo converge
y en quien todo se inspira.
Dame, Seor, el don de la alegra,
que alienta el corazn
y nos muestra un futuro
lleno de bendiciones,
a pesar del dolor.
Amn.
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