Consilience La Unidad Del Conocimiento Edward Osborne Wilson
Consilience La Unidad Del Conocimiento Edward Osborne Wilson
Consilience La Unidad Del Conocimiento Edward Osborne Wilson
As pues, he hecho del mundo intelectual un pequeo globo, por as decirlo, tan
sincera y lealmente como he podido descubrir.
FRANCIS BACON (1605)
CAPTULO 1
El hechizo jnico
Recuerdo muy bien la poca en que me cautiv la idea del saber unificado. Fue a
principios del otoo de 1947, cuando a los dieciocho aos me fui de Mobile a Tuscaloosa
para empezar mi segundo ao en la Universidad de Alabama. Era yo un bilogo en ciernes,
inflamado por el entusiasmo de la adolescencia pero de teora y visin cortas; me haba
iniciado en la historia natural mediante guas de campo que llevaba en un cartapacio
durante excursiones solitarias por los bosques y a lo largo de los cursos de agua de mi
estado natal. Consideraba la ciencia, es decir, lo que para m era (y en mi corazn todava lo
es) el estudio de hormigas, ranas y serpientes, era una manera maravillosa de permanecer al
aire libre.
Mi mundo intelectual estaba forjado por Linn o Linnaeus, el naturalista sueco del
siglo XVIII que invent la moderna clasificacin biolgica. El sistema linneano es
engaosamente fcil. Se empieza separando los ejemplares de plantas y animales en
especies. A continuacin, las especies que se parecen entre s se renen en grupos, los
gneros. Ejemplos de tales grupos son todos los cuervos y todos los robles. Despus se
confiere a cada especie un nombre latinizado en dos partes, tal como Corvus ossifragus
para el cuervo pescador, en el que Corvus corresponde al gnero (todas las especies de
cuervos) y ossifragus al cuervo pescador en particular. Y desde aqu se hace lo mismo con
la clasificacin superior, en la que los gneros similares se agrupan en familias, las familias
en rdenes y as sucesivamente hasta llegar a los tipos y, finalmente, en la misma cspide, a
los seis reinos: plantas, animales, hongos, protistas, moneras y arqueas. Es como en el
ejrcito: los hombres (y, en la actualidad, las mujeres) en escuadras, las escuadras en
pelotones, los pelotones en compaas y, en el agregado final, las fuerzas armadas,
comandadas por los jefes del estado mayor conjunto. Es, en otras palabras, un mundo
conceptual a la medida de un muchacho de dieciocho aos.
Haba yo alcanzado el nivel del Carolus Linnaeus de 1735 o, ms exactamente
(puesto que por aquel entonces yo saba poco del maestro sueco), del Roger Tory Peterson
de 1934, cuando el gran naturalista public la primera edicin de Gua de campo de las
aves. Con todo, mi perodo linneano fue un buen inicio para una carrera cientfica. El
primer paso hacia la felicidad, como dicen los chinos, es dar a las cosas sus nombres
correctos.
Despus descubr la evolucin. De repente (y no es una expresin demasiado
fuerte), vi el mundo de una manera totalmente nueva. Debo esta epifana a mi tutor, Ralph
Chermock, un joven y vehemente profesor ayudante, que fumaba un cigarrillo tras otro y
que acababa de llegar a provincias con un doctorado en entomologa de la Universidad de
Cornell. Despus de orme charlar un rato sobre mi excelso objetivo de clasificar todas las
hormigas de Alabama, me dio un ejemplar del libro de Ernst Mayr Systematics and the
Origin of Species, de 1942. Lelo me dijo, si quieres convertirte en un bilogo de
verdad.
El delgado volumen de cubiertas de color azul uniforme era una de las obras de la
Nueva Sntesis, que una la teora darwinista de la evolucin del siglo XIX y la gentica
moderna. Al conferir una estructura terica a la historia natural, expanda enormemente la
empresa linneana. En algn lugar de mi mente se descorri un pestillo, y una puerta se
abri a un mundo nuevo. Estaba subyugado, no poda dejar de pensar en las implicaciones
que la evolucin tena para la clasificacin y para el resto de la biologa. Y para la filosofa.
Y para casi todo. La estructura esttica se deslizaba hacia un proceso fluido. Mis
pensamientos, que en embrin eran los de un bilogo moderno, viajaban a lo largo de una
cadena de acontecimientos causales, desde las mutaciones que alteran los genes hasta la
evolucin que multiplica las especies, y hasta las especies que se ensamblan en faunas y
floras. La escala se expanda, y se haca continua. Mediante la manipulacin interior del
tiempo y el espacio, me di cuenta de que poda subir los peldaos de la organizacin
biolgica, desde las partculas microscpicas de las clulas hasta los bosques que cubren las
laderas de las montaas. Un nuevo entusiasmo se agitaba en mi interior. Los animales y las
plantas que yo amaba tan profundamente volvan a entrar en el escenario como actores
principales de un gran drama. La historia natural quedaba validada como una ciencia real.
Haba experimentado el hechizo jnico. Tomo prestada esta expresin del fsico e
historiador Gerald Holton, quien la acu recientemente. Significa la creencia en la unidad
de las ciencias, una conviccin, mucho ms profunda que una simple proposicin de
trabajo, de que el mundo es ordenado y puede ser explicado por un pequeo nmero de
leyes naturales. Sus races se remontan a Tales de Mileto, en Jonia, en el siglo VI a. C. Dos
siglos ms tarde, Aristteles consideraba al legendario filsofo como el fundador de las
ciencias fsicas. Desde luego, se le recuerda ms concretamente por su convencimiento de
que toda la materia est constituida en ltimo trmino por agua. Aunque esta idea se suele
citar como ejemplo de lo muy equivocadas que las especulaciones de los primitivos griegos
podan llegar a ser, su significado real es la metafsica que expres acerca de la base
material del mundo y de la unidad de la naturaleza.
El hechizo, que se ha hecho cada vez ms refinado, ha dominado el pensamiento
cientfico desde entonces. En la fsica moderna, su punto central ha sido la unificacin de
todas las fuerzas de la naturaleza (la electrodbil, la fuerte y la de gravitacin), la
consolidacin esperable de la teora de manera tan estricta que la ciencia se transforme en
un sistema de pensamiento perfecto, que por el mismo peso de la evidencia y de la lgica
se haga resistente a la revisin. Pero el conjuro del hechizo se extiende asimismo a otros
campos de la ciencia, y para algunos va ms all, alcanzando las ciencias sociales, y todava
ms lejos, como explicar ms adelante, hasta tocar las humanidades. La idea de la unidad
de la ciencia no es vana. Ha sido comprobada mediante pruebas de fuego experimentales y
lgicas, y reivindicada repetidamente. No ha sufrido derrotas decisivas. Al menos todava
no, aunque en su centro, por la misma naturaleza del mtodo cientfico, debe pensarse que
siempre es vulnerable. Sobre este punto dbil me extender en el debido momento.
Einstein, el arquitecto de la gran unificacin en fsica, era jnico hasta la mdula.
Esta visin era quiz su mayor fuerza. En una temprana carta a su amigo Marcel
Grossmann deca: Es una sensacin maravillosa reconocer la unidad de un complejo de
fenmenos que con la observacin directa parecen ser cosas completamente distintas. Se
refera a la alineacin, que haba realizado con xito, de la fsica microscpica de los
capilares con la fsica macroscpica, a escala universal, de la gravedad. En pocas
posteriores de su vida deseaba integrar todo lo dems en un nico sistema parsimonioso, el
espacio con el tiempo y el movimiento, la gravedad con el electromagnetismo y la
cosmologa. Se acerc a este santo grial, pero nunca lo consigui. Todos los cientficos, y
Einstein no fue una excepcin, son hijos de Tntalo, frustrados por la imposibilidad de asir
aquello que parece hallarse al alcance de la mano. Buen ejemplo de ello son aquellos
termodinmicos que durante dcadas se han ido acercando cada vez ms a la temperatura
del cero absoluto, aquella a la que los tomos cesan todo movimiento. En 1995, habiendo
descendido a un mnimo de unas pocas milmillonsimas de grado por encima del cero
absoluto, crearon un condensado de Bose-Einstein, una forma fundamental de materia
adems de los familiares gases, lquidos y slidos, en la que muchos tomos actan como
un tomo nico en un estado cuntico. A medida que la temperatura desciende y la presin
aumenta, un gas se condensa en un lquido, despus en un slido, y despus aparece el
condensado de Bose-Einstein. Pero el cero absoluto, lo que se dice enteramente absoluto,
una temperatura que existe en la imaginacin, todava no se ha conseguido.
A una escala mucho ms modesta, descubr una sensacin maravillosa no solo en
probar la metafsica de la unificacin, sino tambin en verme liberado del encierro de la
religin fundamentalista. Haba sido criado como baptista sureo, me haban tendido de
espaldas bajo el agua sobre el fuerte brazo de un pastor, haba vuelto a nacer. Conoca el
poder curativo de la redencin. La fe, la esperanza y la caridad estaban en mis huesos, y
con millones de otros saba que Jesucristo, mi Salvador, me concedera la vida eterna. Ms
piadoso que el adolescente medio, le la Biblia de cabo a rabo, dos veces. Pero ahora en el
instituto, impulsado por los esteroides a estados de nimo de rebelin adolescente, decid
dudar. Me resultaba difcil aceptar que nuestras ms profundas creencias hubieran sido
grabadas en piedra por sociedades agrcolas del Mediterrneo oriental haca ms de dos mil
aos. Sufr disonancia cognitiva entre las guerras genocidas de este pueblo y de la
civilizacin cristiana, de las que se informaba alegremente en la Alabama de la dcada de
1940. Me pareca que el Libro de la Revelacin poda ser magia negra generada por las
alucinaciones de un antiguo hombre primitivo. Y pens que, a buen seguro, un Dios
personal y benigno, si estaba prestando atencin, no abandonara a los que rechazan la
interpretacin literal de la cosmologa bblica. No deja de ser justo conceder puntos por la
valenta intelectual. Mejor condenado con Platn y Bacon, deca Shelley, que ir al cielo con
Paley y Malthus. Pero, por encima de todo, la teologa baptista no tena en cuenta la
evolucin. A los autores bblicos se les haba escapado la ms importante de todas las
revelaciones! Poda ser que no estuvieran en el secreto de los pensamientos de Dios?
Podan los pastores de mi infancia, aunque eran hombres buenos y cariosos, estar
equivocados? Todo esto era demasiado, y la libertad era muy dulce. Me apart de la iglesia,
no definitivamente agnstico o ateo: simplemente, ya no era baptista.
An as, no senta deseos de purgar sentimientos religiosos. Fueron creados en m;
llenaron las fuentes de mi vida creativa. Tambin conserv una pequea dosis de sentido
comn. Es decir, la gente debe pertenecer a una tribu; anhelan tener un objetivo mayor que
ellos. Estamos obligados por los impulsos ms profundos del espritu humano a hacer de
nosotros ms que polvo animado, y hemos de tener una historia para contar acerca de dnde
venimos y por qu estamos aqu. Podan ser las Sagradas Escrituras solo el primer intento
culto de explicar el universo y de hacernos significantes en l? Quiz la ciencia es una
continuacin, sobre un terreno nuevo y mejor probado, para conseguir el mismo objetivo.
Si es as, entonces en este sentido la ciencia es religin liberada y gran escritura.
Tal es, as lo creo, el origen del hechizo jnico: preferir la bsqueda de la realidad
objetiva a la revelacin es otra manera de satisfacer el anhelo religioso. Es una empresa casi
tan antigua como la civilizacin y est entretejida con la religin tradicional, pero sigue un
rumbo muy distinto: el credo de un estoico, un gusto adquirido, una gua para la aventura
trazada sobre terreno accidentado. Pretende salvar el espritu no mediante la rendicin, sino
por la liberacin de la mente humana. Su lema fundamental, como Einstein saba, es la
unificacin del conocimiento. Cuando hayamos unificado lo suficiente determinado
conocimiento, comprenderemos quines somos y por qu estamos aqu.
Si los que se comprometen en la bsqueda fracasan, sern perdonados. Si se
pierden, encontrarn otro camino. El imperativo moral del humanismo es solo el empeo,
ya tenga xito o no, mientras el esfuerzo sea honorable y el fracaso memorable. Los
antiguos griegos expresaron la idea en un mito de ambicin desmedida. Ddalo escapa de
Creta con su hijo caro utilizando alas que ha fabricado con plumas y cera. Ignorando las
advertencias de su padre, caro vuela hacia el Sol, con lo que la cera de sus alas se derrite y
l cae al mar. Este es el fin de caro en el mito. Pero nos quedamos pensando: era solo un
muchacho alocado? Pag el precio de su arrogancia, de su orgullo ante los dioses? Me
agrada pensar que, por el contrario, su osada representa una gracia humana salvadora. Y as
el gran astrofsico Subrahmanyan Chandrasekhar pudo rendir tributo al espritu de su
maestro, sir Arthur Eddington, diciendo: Veamos cun alto podemos volar antes de que el
Sol derrita la cera de nuestras alas.
CAPTULO 2
valoracin de los bosques a largo plazo. La economa del desarrollo sostenible sigue siendo
un arte primitivo, y los beneficios psicolgicos de los ecosistemas naturales suponen un
tema casi completamente inexplorado.
Ha llegado el momento de realizar un viaje por la realidad. No se trata de un
ejercicio ocioso para deleite de intelectuales. Lo sabiamente que se elija la poltica
depender de la facilidad con la que el pblico educado, no solo los intelectuales y los
lderes polticos, pueda pensar alrededor de este circuito y de otros similares, empezando en
un punto cualquiera y movindose en cualquier direccin.
Preguntarse si puede obtenerse consiliencia en los mbitos ms internos de los
crculos, de manera que de una disciplina a otra fluya un slido juicio, equivale a
preguntarse si, en el acopio de disciplinas, los especialistas pueden llegar a ponerse de
acuerdo sobre un corpus comn de principios abstractos y pruebas evidenciales. Creo que
s. La confianza en la consiliencia es el fundamento de las ciencias naturales. Al menos para
el mundo material, el impulso se dirige de forma abrumadora hacia la unidad conceptual.
Las fronteras entre disciplinas dentro de las ciencias naturales estn desapareciendo, para
ser sustituidas por mbitos hbridos cambiantes en los que est implcita la consiliencia.
Estos mbitos cortan a travs de muchos niveles de complejidad, desde la fsica qumica y
la qumica fsica hasta la gentica molecular, la ecologa qumica y la gentica ecolgica.
Ninguna de las nuevas especialidades se considera ms que un foco de investigacin. Cada
una de ellas es una industria de ideas frescas y tecnologa que avanza.
Dado que la accin humana comprende acontecimientos de causacin fsica, por
qu habran de ser las ciencias sociales y las humanidades impermeables a la consiliencia
dentro de las ciencias naturales? Y cmo pueden dejar de beneficiarse de tal alianza? No
basta con decir que la accin humana es histrica, y que la historia es un despliegue de
acontecimientos nicos. No existe nada fundamental que separe el curso de la historia
humana del curso de la historia fsica, ya se desenvuelva en las estrellas o en la diversidad
orgnica. La astronoma, la geologa y la biologa evolutiva son ejemplos de disciplinas
fundamentalmente histricas y que estn ligadas por consiliencia al resto de las ciencias
naturales. La historia es en la actualidad una rama fundamental del saber por derecho
propio, hasta el menor detalle. Pero si se pudieran reseguir diez mil historias de humanoides
en diez mil planetas parecidos a la Tierra, y del estudio comparado de tales historias
surgieran pruebas y principios empricos, la historiografa (la explicacin de las tendencias
histricas) sera ya una ciencia natural.
El programa de unificacin no cae bien a algunos filsofos profesionales.
Consideran que el tema del que me ocupo es de su propiedad, que hay que expresarlo en su
lenguaje, en su marco de referencia de pensamiento formal. Lanzarn esta acusacin:
combinacin, simplismo, reduccionismo ontolgico, cientifismo y otros pecados que el
sufijo sibilante har oficiales. Ante lo cual me confieso culpable, culpable y culpable. Y
ahora vamos a seguir. La filosofa desempea un papel vital en la sntesis intelectual, y nos
mantiene vivos en el poder y la continuidad del pensamiento a travs de los siglos. Atisba
asimismo hacia el futuro para dar forma a lo desconocido, y esta ha sido siempre su
vocacin preferida. Uno de sus practicantes ms distinguidos, Alexander Rosenberg, ha
afirmado recientemente que la filosofa, en realidad, trata nicamente de dos temas: las
cuestiones a las que las ciencias (fsicas, biolgicas y sociales) no pueden dar respuesta y
las razones de dicha incapacidad. Ahora bien, naturalmente concluye, puede que no
haya ninguna pregunta a la que las ciencias no puedan dar respuesta finalmente, a la larga,
cuando se conozcan todos los hechos, pero ciertamente hay preguntas a las que las ciencias
tercio de las universidades exigen que sus estudiantes sigan al menos un curso de ciencias
naturales. La tendencia no puede invertirse empachando a los estudiantes con algo de aqu
y algo de all, tomado de entre las ramas del saber. Gane o pierda, la verdadera reforma se
dirigir a la consiliencia de la ciencia con las ciencias sociales y las humanidades en la
academia y la enseanza. Todo estudiante universitario deber poder contestar la siguiente
pregunta: cul es la relacin entre la ciencia y las humanidades, y en qu modo esta
relacin es importante para el bienestar humano?
Todo intelectual pblico y todo lder poltico debieran asimismo ser capaces de
responder a dicha pregunta. En la actualidad, la mitad de la legislacin que llega al
Congreso de Estados Unidos posee importantes componentes cientficos y tecnolgicos. La
mayora de los asuntos que inquieta diariamente a la humanidad (conflictos tnicos,
escalada armamentstica, superpoblacin, aborto, ambiente, pobreza endmica, para citar
algunos de los que con ms persistencia nos encontramos) no puede resolverse sin integrar
conocimientos procedentes de las ciencias naturales con los de las ciencias sociales y las
humanidades. Solo el flujo a travs de las fronteras proporcionar una clara visin del
mundo tal como es realmente, y no tal como se ve desde la ptica de las ideologas y de los
dogmas religiosos o como impone la respuesta miope a las necesidades inmediatas. Pero la
inmensa mayora de nuestros lderes polticos tiene una formacin exclusivamente en las
ciencias sociales y las humanidades, y no conoce las ciencias naturales, o las conoce muy
poco. Lo mismo ocurre con los intelectuales pblicos, los articulistas, los que crean opinin
desde los medios y los guas espirituales de la intelectualidad. Sus mejores anlisis son
meticulosos y responsables, y a veces correctos, pero la base sustancial de su sabidura es
fragmentaria y sesgada.
No se puede adquirir una perspectiva equilibrada estudiando las disciplinas a
retazos, sino a travs de la bsqueda de la consiliencia entre ellas. Tal unificacin ser
difcil. Pero pienso que es inevitable. Desde el punto de vista intelectual tienen sentido y
gratifican los impulsos que surgen del lado admirable de la naturaleza humana. En la
medida en que las brechas entre las grandes ramas del saber puedan reducirse, la diversidad
y la profundidad del conocimiento aumentarn. Lo harn debido a la cohesin subyacente
lograda, y no a pesar de ella. La empresa es importante por otra razn adicional: confiere un
objetivo ltimo al intelecto. Promete que, ms all del horizonte, hay orden, no caos. Pienso
que es inevitable que aceptemos la aventura, vayamos all y descubramos qu hay.
CAPTULO 3
La Ilustracin
El sueo de la unidad intelectual floreci por primera vez y por completo en la
Ilustracin original, un vuelo de caro de la mente que se extendi por los siglos XVII y
XVIII. Una visin del saber secular al servicio de los derechos del hombre y del progreso
humano fue la mayor contribucin de Occidente a la civilizacin. Inici la era moderna
para todo el mundo; todos somos sus herederos. Y despus fracas.
De manera sorprendente, fracas. Cundo termina dicho periodo histrico? Acaba
cuando, por la razn que sea, por lo general como consecuencia de la guerra y la
revolucin, sus ideas ya no dominan. Por ello, es de la mayor importancia comprender la
naturaleza esencial de la Ilustracin y las debilidades que la hicieron caer. Puede decirse
que ambas se encuentran encarnadas en la vida del marqus de Condorcet. En particular, no
hay un acontecimiento nico que seale mejor el final de la Ilustracin que su muerte, el 29
de marzo de 1794. Las circunstancias fueron exquisitamente irnicas. Se ha llamado a
Condorcet el profeta de las Leyes del Progreso. En virtud de su imponente intelecto y de su
visionario liderazgo poltico, pareca destinado a surgir de la Revolucin como el Jefferson
de Francia. Pero a finales de 1793 y principios de 1794, mientras estaba componiendo el
ltimo programa de la Ilustracin, Esbozo para un cuadro histrico de los progresos del
espritu humano, era en cambio un fugitivo de la ley, susceptible de ser condenado a muerte
por los representantes de la causa a la que tan fielmente haba servido. Su crimen era
poltico: se le supona girondino, miembro de una faccin considerada demasiado moderada
(demasiado razonable) por los jacobinos radicales. Peor an, haba criticado la constitucin
elaborada por la Convencin Nacional, dominada por jacobinos. Muri en el suelo de una
celda de la prisin de Bourg-la-Reine, despus de ser apaleado por los aldeanos que le
haban capturado mientras hua. Con toda seguridad lo hubieran enviado a las autoridades
de Pars para que lo juzgaran. La causa de la muerte se desconoce. En aquel tiempo se
descart el suicidio. Pero, no obstante, es posible que tomara veneno, que siempre llevaba
consigo; tambin podra haber sufrido un trauma o un ataque cardaco. Al menos se libr de
la guillotina.
La Revolucin francesa obtuvo su fuerza intelectual de hombres y mujeres como
Condorcet. Se prepar con el aumento de la oportunidad educativa, y despus fue
estimulada por la idea de los derechos humanos universales. Pero al tiempo que la
Ilustracin pareca a punto de conseguir mediante estos medios la realizacin poltica en
Europa, algo funcion terriblemente mal. Lo que al principio parecan inconsistencias
menores crecieron y se convirtieron en fracasos catastrficos. Jean-Jacques Rousseau haba
introducido, treinta aos antes, en El contrato social, la idea que posteriormente habra de
inspirar el lema popular Libertad, Igualdad, Fraternidad. Pero tambin haba inventado la
devastadora expresin de la voluntad general para conseguir tales objetivos. La voluntad
general, deca, es el imperio de la justicia sobre el que se han puesto de acuerdo asambleas
de personas libres cuyo inters estriba solo en servir al bienestar de la sociedad y al de cada
para ver la Revolucin. Se entreg totalmente a ella y trabaj en vano para controlar su
fuerza demonaca.
Condorcet naci en 1743 en la Picarda, una de las provincias ms septentrionales
de la vieja Francia; era miembro de una familia antigua y noble cuyos orgenes estaban en
el Delfinado, la provincia sudoriental de la que tomaba su ttulo el delfn, el hijo
primognito del rey. Los Caritat eran miembros hereditarios de la noblesse dpe, la orden
de la espada, tradicionalmente dedicados al servicio militar, y de condicin social superior a
la noblesse de robe, o funcionarios civiles de alto rango.
Con gran desengao de su familia, Condorcet eligi no ser soldado como su padre,
sino matemtico. A los diecisis aos de edad, mientras todava era estudiante en el Colegio
de Navarra de Pars, ley pblicamente su primera contribucin al tema. Pero despus de
haber entrado en la nica profesin cientfica en la que el talento puede clasificarse con
toda seguridad en niveles a los veinte aos de edad, Condorcet result no ser un matemtico
de primer orden, y desde luego estaba muy lejos de sus grandes contemporneos Leonhard
Euler y Pierre Simon de Laplace. An as, destac lo suficiente para ser elegido, a la edad
excepcionalmente joven de veinticinco aos, miembro de la Acadmie des Sciences, y a los
treinta y dos aos se convirti en su secretario permanente. En 1780, a la edad de treinta y
ocho aos, fue aceptado en la augusta Acadmie Franaise, rbitro del lenguaje literario y
pinculo del reconocimiento intelectual en su pas.
La principal realizacin cientfica de Condorcet fue la aplicacin pionera de las
matemticas a las ciencias sociales, logro que comparti con Laplace. Se inspir en la idea,
bsica en el programa de la Ilustracin, de que lo que se haba conseguido en las
matemticas y la fsica puede extenderse a las acciones colectivas de los hombres. Su
Ensayo sobre la aplicacin del anlisis a la probabilidad de las decisiones de la mayora,
de 1785, es un precedente distante de la teora de decisiones actual. Sin embargo, como
ciencia pura no es impresionante. Mientras Laplace desarroll el clculo de probabilidades
y lo aplic con brillantez a la fsica, Condorcet hizo avances menores en matemticas y
utiliz las tcnicas que invent, con poco efecto, en el estudio del comportamiento poltico.
An as, la idea de que la accin social poda analizarse cuantitativamente e incluso
predecirse fue original de Condorcet. Influy sobre el desarrollo posterior de las ciencias
sociales, especialmente en el trabajo de los primeros socilogos Auguste Comte y Adolphe
Qutelet a principios del siglo XIX.
Se ha llamado a Condorcet el filsofo noble, en relacin no solo con su rango
social sino con su carcter y su conducta. Sin irona, sus amigos le apodaban le Bon
Condorcet, Condorcet el Bueno. Julie de Lespinasse, que presida su saln favorito, en la
Rue de Belle Chasse, lo describa as en una carta a una amiga: Su fisonoma es dulce y
serena; su porte est marcado por la sencillez y la negligencia, lo que refleja la absoluta
calidad de su alma.
Era infatigablemente amable y generoso con los dems, incluso con Jean-Paul
Marat, celoso hasta la virulencia, cuyas propias ambiciones en ciencia no fueron
recompensadas y que con gusto hubiera visto muerto a Condorcet. Estaba apasionadamente
comprometido con el ideal de la justicia social y el bienestar de los dems, tanto a nivel
individual como colectivo. Se opuso, con considerable riesgo poltico, a la poltica colonial
de Francia. Con La Fayette y Mirabeau fund la organizacin antiesclavista Sociedad de
Amigos de los Negros. Incluso despus de haberse escondido durante el Terror, sus
argumentos contribuyeron a la abolicin de la esclavitud por la Convencin Nacional.
Liberal hasta la mdula, seguidor del filsofo ingls John Locke, Condorcet crea en
los derechos naturales de los hombres y, como su contemporneo Immanuel Kant, buscaba
imperativos morales que guiaran las pasiones, y no al revs. Se uni a Tom Paine para crear
Le Rpublicain, un peridico revolucionario que promova la idea de un Estado progresista
e igualitario. Llegar el tiempo escribi ms tarde en que el sol brillar nicamente
sobre hombres libres que no conocern otro dueo que su razn.
Condorcet fue un erudito con una memoria casi fotogrfica, para quien el
conocimiento era un tesoro que haba que adquirir de manera inexorable y compartir
libremente. Julie de Lespinasse, locamente enamorada, elogiaba en particular estas
cualidades: Conversad con l, leed lo que ha escrito; hablad con l de filosofa, belles
lettres, ciencias, artes, gobierno, jurisprudencia y, cuando lo hayis odo, os diris cien
veces al da que es el hombre ms sorprendente que hayis odo jams; no ignora nada, ni
siquiera las cosas ms ajenas a sus gustos y ocupaciones; sabr [] las genealogas de los
cortesanos, los detalles del orden pblico y los nombres de los sombreros que estn de
moda; en realidad, nada queda fuera de su atencin, y su memoria es tan prodigiosa que
nunca ha olvidado nada.
Esta combinacin de talento y personalidad propuls rpidamente a Condorcet a los
niveles ms encumbrados de la sociedad parisina prerrevolucionaria y estableci su
reputacin como el ms joven de los philosophes. Su aficin por la sntesis le llev a
encajar en un todo coherente las principales ideas que representaban, si es que puede
decirse legtimamente que una tal coleccin lo haca, la posicin de la Ilustracin tarda.
Sobre la naturaleza humana era un criancista: crea que la mente es moldeada
completamente por su ambiente, de modo que los seres humanos son libres de hacer de
ellos mismos y de su sociedad lo que quieran. Por lo tanto, era un perfectibilista: la calidad
de la vida humana, insista, puede mejorarse indefinidamente. Desde el punto de vista
poltico era un revolucionario completo, a la vez anticlerical y republicano, con lo que se
apartaba de Voltaire y otros que queran destruir el altar pero conservar el trono. En
ciencia social Condorcet era un historicista, que crea que puede leerse la historia para
comprender el presente y predecir el futuro. Como eticista, estaba comprometido con la
idea de la unidad de la raza humana. Y aunque era igualitarista, no era un multiculturalista
en el sentido que se da hoy en da al trmino, sino que ms bien pensaba que todas las
sociedades acabaran por evolucionar hacia la civilizacin elevada de Europa. Por encima
de todo, era un humanitario que vea en la poltica menos una fuente de poder que un medio
para poner en prctica elevados principios morales.
Con el estallido de la Revolucin en 1789, Condorcet se apart abruptamente de la
erudicin y se lanz a la poltica. Sirvi durante dos aos como miembro electo a la
Comuna de Pars, y cuando en 1791 se form la Asamblea Legislativa, se convirti en
diputado por Pars. Inmensamente popular entre sus camaradas revolucionarios, fue
nombrado uno de los secretarios de la Asamblea, despus elegido vicepresidente y
finalmente presidente. Cuando en 1792 la Asamblea fue sucedida por la Convencin
Nacional y se estableci la Repblica, Condorcet fue elegido representante del
departamento del Aisne, parte de su provincia natal de Picarda.
A lo largo de su breve carrera pblica, Condorcet intent no intervenir en la poltica
partidista. Tena amigos tanto entre los girondinos moderados como entre los izquierdistas
Montagnards (as llamados porque sus diputados se sentaban en los bancos ms altos, la
Montaa, de la Asamblea). No obstante, se le identific con los girondinos, y tanto ms
cuando los Montagnards cayeron bajo el ataque del ala radical del Club Jacobino de Pars.
Tras el derrocamiento de los girondinos durante las insurrecciones populares de 1793, los
civilizacin, se nos dice, las naciones sern iguales, y dentro de cada nacin los ciudadanos
sern asimismo iguales. La ciencia florecer e indicar el camino. El arte ser libre de
crecer en poder y belleza. El crimen, la pobreza, el racismo y la discriminacin sexual
disminuirn. La duracin de la vida humana, mediante la medicina con base cientfica, se
alargar de manera indefinida. Mientras la sombra del Terror se haca ms ominosa afuera,
le Bon Condorcet conclua:
Qu confortante para el filsofo que lamenta los errores, los crmenes, las
injusticias que todava contaminan la Tierra, y de los que con frecuencia l suele ser la
vctima, es esta visin de la raza humana, emancipada de sus grilletes, liberada del imperio
del sino y del de los enemigos de su progreso, que avanza con paso firme y seguro a lo
largo de la senda de la verdad, la virtud y la felicidad! Es la contemplacin de esta
perspectiva la que le recompensa por todos sus esfuerzos para ayudar al progreso de la
razn y a la defensa de la libertad.
La Ilustracin dio origen a la moderna tradicin intelectual de Occidente y a gran
parte de su cultura. Pero, mientras que la razn era supuestamente el rasgo definidor de la
especie humana y necesitaba solo algo ms de refinamiento para florecer de forma
universal, result insuficiente. La humanidad no prestaba atencin. La humanidad pensaba
de otra manera. Las causas de la decadencia de la Ilustracin, que persisten hasta nuestros
das, iluminan los manantiales labernticos de la motivacin humana. Vale la pena
preguntarse, en particular en el actual invierno de nuestro descontento cultural, si puede
recuperarse el espritu original de la Ilustracin: confianza, optimismo, la mirada en el
horizonte. Y preguntarse, en honesta oposicin, si debe recuperarse; o acaso posea en su
primera concepcin, como algunos han sugerido, un defecto de ngel tenebroso? Pudo su
idealismo haber contribuido al Terror, que presagiaba el sueo horrendo del estado
totalitario? Si se puede consolidar el saber, tambin se puede disear la sociedad perfecta
(una cultura, una ciencia), ya sea esta fascista, comunista o teocrtica.
Sin embargo, la misma Ilustracin no fue nunca un movimiento unificado. Fue
menos un ro feliz y determinado que una filigrana de arroyos deltaicos que se abren paso a
lo largo de canales convolutos. Para cuando tuvo lugar la Revolucin francesa ya era muy
vieja. Surgi de la revolucin cientfica a lo largo de los inicios del siglo XVII y alcanz su
mayor influencia en la academia europea durante el XVIII. Sus fundadores solan entrar en
conflicto sobre temas fundamentales. La mayora se enzarzaba de vez en cuando en
digresiones y especulaciones absurdas, tales como buscar cdigos ocultos en la Biblia o la
sede anatmica del alma. No obstante, la superposicin de su opinin era clara y lo
suficientemente bien razonada para presentar esta caracterizacin simple: compartan la
pasin de desmitificar el mundo y liberar la mente de las fuerzas impersonales que la
aprisionan.
Les impulsaba la emocin del descubrimiento. Estaban de acuerdo en el poder de la
ciencia para revelar un universo ordenado y comprensible y por medio de ello establecer
una base duradera para el discurso racional y libre. Pensaban que la perfeccin de los
cuerpos celestes, que la astronoma y la fsica haban descubierto, poda servir como
modelo para la sociedad humana. Crean en la unidad de todo el conocimiento, en los
derechos humanos individuales, en la ley natural y en el progreso humano indefinido.
Intentaban evitar la metafsica aunque los fallos y lo incompleto de sus explicaciones los
obligaban a practicarla. Se oponan a la religin organizada. Despreciaban la revelacin y el
dogma. Apoyaban, o al menos toleraban, al Estado como un artificio que el orden civil
requera. Crean que la educacin y la justa razn beneficiaran enormemente a la
humanidad. Unos pocos, como Condorcet, pensaban que los seres humanos eran
perfectibles y capaces de conseguir una utopa poltica.
No los hemos olvidado. En sus primeras filas haba un nmero desproporcionado
del minsculo grupo de cientficos y filsofos reconocibles mediante un nico nombre:
Bacon, Hobbes, Hume, Locke y Newton en Inglaterra; Descartes y los philosophes del
siglo XVIII que rodeaban a Voltaire en Francia; Kant y Leibniz en Alemania; Grotius en
Holanda; Galileo en Italia.
Se ha puesto de moda hablar de la Ilustracin como de una construccin
idiosincrtica de los varones europeos en una era pasada, una manera de pensar entre otras
muchas construcciones generadas a lo largo del tiempo por una legin de otras mentes en
otras culturas, cada una de las cuales merece una atencin cuidadosa y respetuosa. A lo que
la nica respuesta decente es: s, desde luego hasta cierto punto. El pensamiento creativo
es siempre precioso, y todo conocimiento tiene valor. Pero lo que ms cuenta en el largo
recorrido de la historia es la seminalidad y no el sentimiento[2]. Si preguntamos qu ideas
fueron la simiente de la tica y de las esperanzas compartidas de la humanidad
contempornea, cules resultaron en los principales avances materiales de la historia, cules
fueron las primeras de su clase y gozan hoy en da de la mayor emulacin, entonces, en este
sentido, la Ilustracin, a pesar de la erosin de su visin original y a pesar de la debilidad de
algunas de sus premisas, ha sido la principal inspiracin no solo de la cultura superior
europea, sino, cada vez ms, del mundo entero.
La ciencia fue el motor de la Ilustracin. Los autores de la Ilustracin ms
cientficamente inclinados estaban de acuerdo en que el cosmos es una existencia material
ordenada regida por leyes exactas. Puede descomponerse en entidades que pueden medirse
y disponerse en jerarquas, tales como sociedades, que estn constituidas por personas,
cuyo cerebro est hecho de nervios, que a su vez estn compuestos de tomos. En principio,
al menos, los tomos pueden volver a armarse en nervios, los nervios en cerebros, y las
personas en sociedades, y el todo se interpreta como un sistema de mecanismos y fuerzas.
Si se insiste todava en una intervencin divina, continuaban los filsofos de la Ilustracin,
pinsese en el mundo como la mquina de Dios. Las restricciones conceptuales que nublan
nuestra visin del mundo fsico pueden aliviarse para la mejora de la humanidad en todas
las esferas. As Condorcet, en una poca todava no cargada por los hechos que todo lo
complican, haca un llamamiento a la iluminacin de las ciencias morales y polticas por
la antorcha del anlisis.
El gran arquitecto de este sueo no fue Condorcet, ni ninguno de los otros
philosophes que tan bien lo expresaron, sino Francis Bacon. Entre los fundadores de la
Ilustracin, su espritu es el que ms perdura. Nos informa a travs de cuatro siglos que
debemos comprender la naturaleza, tanto la que nos rodea como la que est en nuestro
interior, con el fin de poner a la humanidad en la direccin de la autosuperacin. Hemos de
hacerlo sabiendo que el destino est en nuestras manos y que la negacin del sueo nos
retrotrae a la barbarie. En su erudicin Bacon cuestion la solidez de la enseanza clsica
delicada, aquellas formas medievales basadas en textos antiguos y el explayamiento
lgico. Espole la confianza en la filosofa escolstica ordinaria, que demandaba un estudio
de la naturaleza y de la condicin humana en sus propios trminos, sin artificio. Haciendo
uso de sus extraordinarias intuiciones de los procesos mentales, observ que, puesto que la
mente, apresuradamente y sin eleccin, se empapa y atesora las primeras noticias de las
cosas, de las que se siguen todo el resto, los errores deben prevalecer para siempre, y
permanecer sin corregir. As, el conocimiento no est bien construido, sino que se parece
informacin, la agricultura y la industria. Pensaba que las grandes ramas del saber estaban
abiertas y evolucionaban constantemente (No te prometo nada), pero no obstante se
centraba de manera elocuente en su creencia en la unidad subyacente del saber. Rechaz las
divisiones claras entre las disciplinas que predominaban desde Aristteles. Y, por suerte, fue
reticente en esta empresa cuando era necesario: se abstuvo de predecir de qu manera
acabaran disponindose las grandes ramas del saber.
Bacon se explay en el mtodo de induccin como contrapunto a la deduccin
clsica medieval, pero no lo invent. An as, merece el ttulo de padre de la induccin,
sobre el que se bas gran parte de su fama en los siglos posteriores. El procedimiento que
prefera era mucho ms que meras generalizaciones de hechos, tales como (para utilizar un
ejemplo moderno) el noventa por ciento de las especies de plantas poseen flores que son
amarillas, rojas o blancas, y son visitadas por insectos. En lugar de ello, deca, debe
empezarse por una descripcin no sesgada de los fenmenos. Deben reunirse sus rasgos
comunes en un nivel intermedio de generalizacin. Y despus avanzar hacia niveles de
generalizacin superiores, tales como: Las flores han desarrollado colores y anatoma
destinados a atraer a determinados tipos de insectos, y estos son los animales que las
polinizan de manera exclusiva. El razonamiento de Bacon fue una mejora de los mtodos
de descripcin y clasificacin tradicionales que predominaban en el Renacimiento, pero
anticipaba poco de los mtodos de formacin de conceptos, competencia de hiptesis y
teora que forman el ncleo de la ciencia moderna.
Fue en la psicologa, y en particular en la naturaleza de la creatividad, donde la
visin de Bacon alcanza una mayor distancia en el futuro. Aunque no utiliz esta palabra
(que no fue acuada hasta 1653), comprendi la importancia crtica de la psicologa en la
investigacin cientfica y en todas las dems formas del saber. Tena una sensacin
profundamente intuitiva de los procesos mentales del descubrimiento. Comprenda los
medios por los que tales procesos se sistematizan de la mejor manera y se transmiten de
forma ms persuasiva. La comprensin humana escribi no es luz seca, sino que
recibe una infusin de la voluntad y los afectos; de ah proceden las ciencias que podran
denominarse ciencias como uno quiere. No quera decir con ello que se distorsiona la
percepcin del mundo real mediante la interposicin de un prisma de emocin. Todava hay
que adoptar directamente la realidad e informar de ella sin acobardarse. Pero tambin se
transmite mejor de la misma manera como fue descubierta, conservando una viveza y un
juego comparable de las emociones. La naturaleza y sus secretos han de ser tan
estimulantes para la imaginacin como lo son la poesa y las fbulas. A tal fin, Bacon nos
advirti que utilizramos aforismos, ilustraciones, relatos, fbulas, analogas, cualquier cosa
que transmita, tan claramente como un cuadro, la verdad desde el descubridor a sus
lectores. La mente, deca, no es como una tablilla de cera. En una tablilla no se puede
escribir lo nuevo hasta que se borra lo viejo; en la mente no se puede borrar lo viejo
excepto si se escribe lo nuevo.
Mediante la iluminacin del proceso mental, Bacon deseaba reformar el
razonamiento a travs de todas las ramas del saber. Guardaos, deca, de los dolos de la
mente, las falacias en las que los pensadores indisciplinados caen con ms facilidad. Son los
verdaderos prismas distorsionadores de la naturaleza humana. Entre ellos, los dolos de la
tribu suponen ms orden del que existe en la naturaleza catica; los de la cueva
encarceladora, las idiosincrasias de las creencias y pasiones individuales; los del mercado,
el poder de las simples palabras para inducir la creencia en cosas inexistentes; y los del
teatro, la aceptacin incondicional de los credos filosficos y de las demostraciones
engaosas. Apartaos de tales dolos, nos exhortaba, observad el mundo en vuestro derredor
tal como es realmente, y reflexionad sobre la mejor manera de transmitir la realidad tal
como la habis experimentado; ponedla en cada fibra de vuestro ser.
No quisiera, al situar tan arriba a Francis Bacon en este contexto, retratarlo como un
hombre completamente moderno. Estaba lejos de serlo. Su amigo William Harvey, ms
joven, mdico y cientfico real que hizo un descubrimiento fundamental, la circulacin de
la sangre, sealaba secamente que Bacon escriba filosofa como un lord canciller. Sus
frases eran esplndidas para ser inscritas en el mrmol y para ser usadas en los discursos de
inauguracin. La unidad de conocimiento que conceba estaba lejos del concepto actual de
consiliencia, lejos de la conexin deliberada y sistemtica de causa y efecto entre las
diferentes disciplinas. Pona nfasis, en cambio, en los mtodos comunes de investigacin
inductiva que podan servir de manera ptima a todas las ramas del saber. Buscaba las
tcnicas que mejor transmiten el conocimiento adquirido, y a tal fin abogaba por el empleo
completo de las humanidades, incluyendo el arte y la ficcin, como el mejor medio para
desarrollar y expresar la ciencia. La ciencia, tal como la defini de manera general, debera
ser poesa, y la poesa, ciencia. Esto, al menos, tiene un sonido agradablemente moderno.
Bacon imaginaba un conocimiento disciplinado y unificado como la clave para la
mejora de la condicin humana. Gran parte de la verdadera biblioteca que se acumul bajo
su pluma sigue siendo de interesante lectura, desde sus ensayos y mximas, que se citan
con frecuencia, hasta El progreso del saber (1605), Novum organum (1620) y La nueva
Atlntida (1627), esta ltima una fbula utpica sobre una sociedad basada en la ciencia.
Gran parte de su filosofa y de sus escritos de ficcin estaban destinados a poner en prctica
el proyecto de la unificacin del conocimiento, que l llamaba Instauratio Magna,
literalmente la Gran Instauracin, o el Nuevo Comienzo.
Su filosofa hizo levantar la perspectiva de un pblico reducido pero influyente.
Ayud a preparar la revolucin cientfica que iba a florecer de forma espectacular en las
dcadas venideras. Hasta el da de hoy, su visin sigue siendo el ncleo de la tica
cientfico-tecnolgica. Fue una figura magnfica que se elev en solitario por necesidad de
las circunstancias, que consigui esta combinacin conmovedora de humildad y arrogancia
inocente que solo se encuentra en los grandes eruditos. Bajo el ttulo del Novum organum
hizo que el editor imprimiera estas lneas:
FRANCIS DE VERULAM
razon as consigo mismo
y consider que era de inters para las generaciones
presentes y futuras que estuvieran informadas
de sus pensamientos.
Todas las historias que perviven en nuestros corazones estn pobladas por
arquetipos en narraciones mticas, y creo que ah reside parte del encanto de Francis Bacon
y explica por qu su fama perdura. En el cuadro de la Ilustracin, Bacon es el heraldo de la
aventura. Hay un mundo nuevo que aguarda, anunci; empecemos la larga y difcil marcha
por su terreno no cartografiado. Ren Descartes, el fundador de la geometra algebraica y la
filosofa moderna, y sabio preeminente de la Francia de todos los tiempos, es el tutor en la
narracin. Como Bacon antes que l, invit a los intelectuales (entre los que pronto
figurara el joven Isaac Newton) a realizar la empresa cientfica. Descartes demostr cmo
hacer ciencia con la ayuda de la deduccin precisa, cortando hasta el tutano de cada
fenmeno y reducindolo a sus partes esenciales. El mundo es tridimensional, explicaba, de
modo que dejemos que la percepcin que tenemos de l est encuadrada en tres
coordenadas; hoy se las denomina coordenadas cartesianas. Con ellas puede especificarse la
longitud, anchura y altura de cualquier objeto con exactitud y pueden ser sometidas a
operaciones matemticas para explorar sus cualidades esenciales. Ejecut este paso de
forma elemental para reformular la notacin algebraica de manera que pudiera usarse para
resolver problemas complejos de geometra y, adems, para explorar mbitos de las
matemticas que se hallan ms all del mbito visual del espacio tridimensional.
La visin panptica de Descartes consideraba el conocimiento como un sistema de
verdades interconectadas que en ltimo trmino pueden abstraerse en las matemticas.
Deca que todo le haba llegado en una serie de sueos a lo largo de una noche del mes de
noviembre de 1619, en los que de algn modo, entre una agitacin de smbolos (tronidos,
libros, un espritu maligno, un meln delicioso) percibi que el universo es a la vez racional
y unido en todas partes por causa y efecto. Crea que esta concepcin poda aplicarse desde
la fsica a la medicina (y por tanto a la biologa) e incluso al raciocinio moral. En este
sentido, sent las bases de la creencia en la unidad del saber que iba a influir
profundamente en el pensamiento de la Ilustracin en el siglo XVIII.
Descartes insista en la duda sistemtica como primer principio del saber. A su luz
tena que extenderse todo el conocimiento y comprobarse bajo el frreo marco de la lgica.
Se permiti solo una premisa innegable, captada en la clebre frase Cogito ergo sum:
pienso, luego existo. El sistema de la duda cartesiana, que todava pervive en la ciencia
moderna, es uno en el que todas las suposiciones posibles son eliminadas sistemticamente
de modo que solo quede un conjunto de axiomas sobre los que pueda basarse de manera
lgica el pensamiento racional, y puedan disearse experimentos con rigor.
No obstante, Descartes hizo una concesin fundamental a la metafsica. Catlico de
toda la vida, crea en Dios como un ser absolutamente perfecto, manifestado por el poder de
la idea de un tal ser en su propia mente. A partir de aqu, segua argumentando a favor de la
completa separacin entre mente y materia. La estratagema le permiti poner de lado el
espritu para concentrarse en la materia como mecanismo puro. En obras publicadas entre
los aos 1637 y 1649, Descartes introdujo el reduccionismo, el estudio del mundo como un
conjunto de partes fsicas que pueden desmenuzarse y analizarse por separado. El
reduccionismo y el modelo matemtico analtico estaban destinados a convertirse en los
instrumentos intelectuales ms potentes de la ciencia moderna. (El ao 1642 fue memorable
en la historia de las ideas: acababan de publicarse las Meditationes de prima philosophia de
Descartes, pronto habran de seguir los Principia philosophiae, muri Galileo y naci
Newton).
A medida que se desarrollaba la historia de la Ilustracin, Isaac Newton se puso a la
par que Galileo como el ms influyente de los hroes que atendieron la llamada de Bacon.
Buscador inquieto de horizontes, asombrosamente ingenioso, invent el clculo antes que
Gottfried Leibniz, cuya notacin era sin embargo ms clara y es la que utilizamos hoy en
da. El clculo result ser, en compaa de la geometra analtica, una de las dos tcnicas
matemticas cruciales en fsica y, posteriormente, en qumica, biologa y economa.
Newton fue asimismo un experimentalista inventivo, uno de los primeros en reconocer que
las leyes generales de la ciencia podran descubrirse mediante la manipulacin de los
arena. En esta visin del mundo, las entidades de la naturaleza son inseparables y cambian
de manera continua, no discretas y constantes tal como las conceban los pensadores de la
Ilustracin. Como resultado, los chinos nunca dieron con el punto de entrada de la
abstraccin y de la investigacin analtica desmenuzadora que consigui la ciencia europea
en el siglo XVII.
Por qu no hubo un Descartes o un Newton bajo el mandato celestial? Las razones
fueron histricas y religiosas. Los chinos tenan aversin a la ley abstracta codificada, que
provena de su desgraciada experiencia con los Legalistas, rgidos cuantificadores de la ley
que gobernaron durante la transicin desde el feudalismo a la burocracia en la dinasta Tsin
(221-206 a. C.). El legalismo se basaba en la creencia de que las personas son
fundamentalmente antisociales y deben ser doblegadas a las leyes que colocan la seguridad
del Estado por encima de sus deseos personales. Y lo que probablemente es todava ms
importante, los eruditos chinos abandonaron la idea de un ser supremo con propiedades
personales y creadoras. En su universo no exista ningn autor racional de la naturaleza; en
consecuencia, los objetos que describan meticulosamente no seguan principios
universales, sino que operaban dentro de reglas particulares que seguan las entidades del
orden csmico. En ausencia de una necesidad imperiosa de la nocin de leyes generales
(pensamientos en la mente de Dios, por as decirlo), estas apenas eran buscadas o no lo eran
en absoluto.
La ciencia occidental tom la delantera en buena parte porque cultiv el
reduccionismo y la ley fsica para ampliar el conocimiento del espacio y del tiempo ms
all de lo que era abarcable nicamente con los sentidos. Sin embargo, el avance llev la
imagen que la humanidad tena de s misma ms all incluso de su percepcin del resto del
universo, y en consecuencia, la realidad completa del universo pareca hacerse cada vez
ms extraa. Los talismanes imperantes de la ciencia del siglo XX, la relatividad y la
mecnica cuntica, se han convertido en el colmo de la rareza para la mente humana.
Fueron concebidas por Albert Einstein, Max Planck y otros pioneros de la fsica terica
durante una bsqueda de verdades cuantificables que pudieran ser conocidas tanto por
nuestra especie como por extraterrestres, y de este modo pudieran ser certificadas con
independencia de la mente humana. Los fsicos tuvieron un xito magnfico, pero al mismo
tiempo revelaron las limitaciones de la intuicin sin la ayuda de las matemticas;
comprender la naturaleza, descubrieron, resulta muy difcil. La fsica terica y la biologa
molecular son gustos adquiridos. El coste del avance cientfico es el reconocimiento
humilde de que la realidad no est construida para ser comprendida fcilmente por la mente
humana. Este es el lema cardinal de la interpretacin cientfica: nuestra especie y sus
maneras de pensar son un producto de la evolucin, no la finalidad de la evolucin.
Llegamos ahora al arquetipo final del cuadro pico, los guardianes de la cmara ms
recndita. Los escritores ms radicales de la Ilustracin, sobre aviso de las implicaciones
del materialismo cientfico, se dedicaron a reevaluar al mismo Dios. Inventaron un Creador
obediente a sus propias leyes naturales, creencia conocida como desmo. Impugnaban el
tesmo judeocristiano, cuya divinidad es omnipotente y a la vez est personalmente
interesada en los seres humanos, y rechazaron el mundo no material del cielo y del infierno.
Al mismo tiempo, pocos se atrevieron a recorrer todo el camino y abrazar el atesmo, lo que
pareca implicar el sinsentido csmico y corra el riesgo de ofender a los piadosos. De
manera que, de una manera general, adoptaron una posicin intermedia. El Dios Creador
existe, concedan, pero solo le estn permitidos las entidades y los procesos manifiestos en
sus propias obras.
El error fatal del desmo no es pues racional en absoluto, sino emocional. La razn
pura es poco atractiva porque es insensible. Las ceremonias desprovistas del misterio
sagrado pierden su fuerza emocional, porque los celebrantes necesitan delegar a un poder
superior con el fin de consumar su instinto de lealtad tribal. Especialmente en tiempos de
peligro y tragedia, la ceremonia irracional lo es todo. No existe sustituto a rendirse a un ser
infalible y benevolente, el compromiso denominado salvacin. Y no hay sustituto al
reconocimiento formal de una fuerza vital inmortal, el salto de fe llamado trascendencia.
De ah se sigue que a la mayora de personas les gustara muchsimo que la ciencia probara
la existencia de Dios, pero no que tomara la medida de su capacidad.
El desmo y la ciencia no consiguieron tampoco colonizar la tica. La rutilante
promesa de la Ilustracin de una base objetiva para el raciocinio moral no pudo cumplirse.
Si existe un campo inmutable y secular de premisas ticas, el intelecto humano durante la
Ilustracin pareca demasiado dbil y variable para localizarlo. De modo que telogos y
filsofos se mantuvieron en sus posiciones originales, ya fuera delegando a la autoridad
religiosa o articulando subjetivamente los derechos naturales percibidos. No se les abra
ninguna alternativa lgica. Las normas milenarias sacralizadas por la religin parecan
funcionar, ms o menos, y en cualquier caso no haba tiempo para explicarlo todo. Uno
puede posponer indefinidamente la reflexin sobre las esferas celestiales, pero no sobre los
asuntos cotidianos de la vida y la muerte.
Haba, y sigue habiendo, otra objecin ms puramente racionalista al programa de la
Ilustracin. Concedamos, por el puro placer de discutir, que las afirmaciones ms
extravagantes de los partidarios de la Ilustracin resultaran ser ciertas, de manera que a los
cientficos les fuera posible mirar hacia el futuro y ver qu curso de accin es mejor para la
humanidad. No nos atrapara esto en una jaula de destino lgico y revelado? El impulso de
la Ilustracin, como el humanismo griego que la prefigur, era prometeico: el conocimiento
que generaba iba a liberar a la humanidad, elevndola sobre el mundo salvaje. Pero podra
ocurrir lo contrario. Si la indagacin cientfica disminuye el concepto de la divinidad al
tiempo que prescribe leyes naturales inmutables, entonces la humanidad puede perder la
libertad que ya tiene. Quiz solo existe un orden social perfecto, y los cientficos lo
encontrarn (o, lo que es peor, afirmarn falsamente haberlo encontrado). La autoridad
religiosa, el muro de Adriano de la civilizacin, se vendr abajo y llegarn en masa los
brbaros de la ideologa totalitaria. Tal es el lado oscuro del pensamiento secular de la
Ilustracin, desvelado en la Revolucin francesa y expresado ms recientemente mediante
teoras de socialismo cientfico y fascismo racista.
Y existe otra preocupacin: que una sociedad guiada por la ciencia corre el riesgo
de trastocar el orden natural del mundo que Dios o, si se prefiere, miles de millones de aos
de evolucin, pusieron en su lugar apropiado. Si se da demasiada autoridad a la ciencia se
corre el riesgo de convertirla en una impiedad autodestructiva. Las creaciones impas de la
ciencia y la tecnologa son en realidad imgenes poderosas e impresionantes de la cultura
moderna. El monstruo de Frankenstein y el Terminator de Hollywood, este ltimo un
monstruo de Frankenstein todo metal y microchips, infligen destruccin a sus creadores,
incluidos los ingenuos genios en batas de laboratorio que predicen de forma arrogante una
nueva era regida por la ciencia. Las tempestades rugen, se extienden mutantes hostiles, la
vida muere. Las naciones se amenazan unas a otras con tecnologa capaz de destruir el
mundo. Incluso Winston Churchill, cuyo pas fue salvado por el radar, se mostraba
preocupado despus del bombardeo atmico de Japn porque la Edad de Piedra pudiera
retornar sobre las alas destellantes de la ciencia.
Para aquellos que durante tanto tiempo temieron a la ciencia por ser faustiana ms
que prometeica, el programa de la Ilustracin planteaba una grave amenaza a la libertad
espiritual, incluso a la propia vida. Cul es la respuesta a una tal amenaza? Rebelin!
Volver al hombre natural, reafirmar la primaca de la imaginacin individual y la confianza
en la inmortalidad. Encontrar una evasin a un reino superior a travs del arte, promover
una revolucin romntica. En 1807, William Wordsworth, en palabras tpicas del
movimiento que entonces se extenda por Europa, evoc el aura de una existencia ms
primordial y serena ms all del alcance de la razn:
Our Souls have sight of that immortal sea
which brought us hither,
can in a moment travel thither,
and see the Children sport upon the shore,
and hear the mighty waters rolling evermore[4].
Con los respiros para los poderes incomunicables de Wordsworth, los ojos se
cierran, la mente se eleva, la ley de la gravitacin del inverso de la distancia al cuadrado se
pierde de vista. El espritu penetra en otra realidad ms all del alcance del peso y la
medida. Si el universo contrastante de la materia y la energa no puede negarse, al menos
puede ignorarse con un esplndido desprecio. No hay duda de que Wordsworth y sus
colegas, los poetas ingleses romnticos de la primera mitad del siglo XIX, conjuraron
palabras de gran belleza. Decan verdades en otra lengua, y apartaron todava ms las artes
de las ciencias.
El romanticismo floreci asimismo en la filosofa, en la que daba mayor
importancia a la rebelin, la espontaneidad, la emocin intensa y la visin heroica.
Buscando aspiraciones que solo estuvieran al alcance del corazn, sus practicantes soaban
con el hombre como parte de una naturaleza ilimitada. Rousseau, que a veces es
considerado un philosophe de la Ilustracin, fue realmente, en cambio, el fundador y el
visionario ms extremo del movimiento filosfico romntico. Para l, el saber y el orden
social son los enemigos de la humanidad. En obras que van desde 1749 (Discurso sobre las
ciencias y las artes) a 1762 (mile), exalt el sueo de la razn. Su utopa es un estado
minimalista en el que las personas abandonan los libros y otros pertrechos del intelecto con
el fin de cultivar el goce de los sentidos y la buena salud. La humanidad, afirmaba
Rousseau, fue originalmente una raza de nobles salvajes en un estado pacfico de la
naturaleza, que ms tarde fueron corrompidos por la civilizacin y por el saber. La
religin, el matrimonio, la ley y el gobierno son engaos creados por los poderosos para sus
propios fines egostas. El precio que paga el hombre comn por esta trapacera de alto nivel
es el vicio y la desdicha.
All donde Rousseau invent una forma de antropologa asombrosamente inexacta,
los romnticos alemanes, guiados por Goethe, Hegel, Herder y Schelling, se dispusieron a
reinsertar la metafsica en la ciencia y la filosofa. El producto, la Naturpbilosopbie[5], era
un hbrido de sentimiento, misticismo e hiptesis cuasicientficas. Johann Wolfgang von
Goethe, preeminente entre sus exponentes, quera antes que nada ser un gran cientfico.
Situ dicha ambicin por encima de la literatura, a la que, de hecho, su contribucin fue
inmortal. Su respeto por la ciencia como idea, como aproximacin a la realidad tangible,
era incondicional, y comprenda sus postulados bsicos. El anlisis y la sntesis, le gustaba
decir, deben alternarse de manera tan natural como la inspiracin y la expiracin del aire.
Al mismo tiempo, era crtico con las abstracciones matemticas de la ciencia newtoniana, y
pensaba que la fsica era demasiado ambiciosa en su objetivo de explicar el universo. A
veces, era asimismo despreciativo con los trucos tcnicos que empleaban los cientficos
experimentales. De hecho, intent repetir los experimentos pticos de Newton pero con
resultados mediocres.
Se puede perdonar fcilmente a Goethe. Al fin y al cabo, tena un noble propsito,
nada menos que el emparejamiento del alma de las humanidades con el motor de la ciencia.
Se habra afligido si hubiera previsto el veredicto de la historia: gran poeta, cientfico
mediocre. Fracas en su sntesis debido a la falta de lo que hoy en da se denomina instinto
de cientfico. Por no mencionar las necesarias habilidades tcnicas. El clculo lo
desconcertaba, y se dice que no poda distinguir una alondra de un gorrin. Pero amaba la
naturaleza en un sentido profundamente espiritual. Se debe cultivar un sentimiento cercano
y profundo por ella, proclamaba. Le gusta la ilusin. Envuelve al hombre en brumas, y lo
empuja hacia la luz. A los que no quieren compartir sus ilusiones los castiga como lo hara
un tirano. A los que aceptan sus ilusiones los aprieta contra su corazn. Amarla es la nica
manera de acercarse a ella. Imagino que en el empreo de los filsofos, Bacon ha instruido
hace ya tiempo a Goethe sobre los dolos de la mente. Newton habra perdido la paciencia
de inmediato.
Friedrich Schelling, principal filsofo de los romnticos alemanes, intent atar e
inmovilizar al Prometeo cientfico no con la poesa, sino con la razn. Propuso una unidad
csmica de todas las cosas, ms all de la comprensin del hombre. Los hechos, por s
mismos, no pueden ser nunca ms que verdades parciales. Los que percibimos son solo
fragmentos del flujo universal. La naturaleza est viva, conclua Schelling; es un espritu
creativo que une al conocedor y al conocido, avanzando a travs de una comprensin y
sentimiento cada vez mayor hacia un estado eventual de autorrealizacin completa.
En Estados Unidos, el romanticismo filosfico alemn tuvo su reflejo en el
trascendentalismo de Nueva Inglaterra, cuyos defensores ms clebres fueron Ralph Waldo
Emerson y Henry David Thoreau. Los trascendentalistas eran individualistas radicales que
rechazaban el comercialismo abrumador que lleg a prevalecer en la sociedad americana
durante la poca jacksoniana. Imaginaban un universo espiritual construido completamente
dentro de su ethos personal[6]. No obstante, encontraban la ciencia ms conveniente que sus
homlogos europeos; solo hay que comprobar las muchas y exactas observaciones de
historia natural en Fe en una semilla y otros escritos de Thoreau. Entre sus filas se contaba
asimismo un cientfico verdadero: Louis Agassiz, director del Museo de Zoologa
Comparada de la Universidad de Harvard, miembro fundador de la Academia Nacional de
Ciencia, gelogo, zologo y conferenciante de talento supremo. Este gran hombre, en una
excursin metafsica paralela a la de Schelling, concibi el universo como una visin en la
mente de Dios. Las deidades de la ciencia en su universo eran esencialmente las mismas
que las de la teologa. En 1859, en el apogeo de su carrera, Agassiz se escandaliz por la
aparicin de El origen de las especies, de Darwin, que propona la teora de la evolucin
mediante seleccin natural y conceba la diversidad de la vida como algo que se
autoensamblaba. A buen seguro, afirmaba ante audiencias extasiadas en ciudades a lo largo
de la ribera atlntica, Dios no habra creado el mundo vivo mediante variacin aleatoria y
supervivencia de los ms aptos. No debe permitirse que nuestra concepcin de la vida
descienda de la grandeza csmica a los sucios detalles de las charcas y los bosques. El mero
hecho de pensar de tal manera en la condicin humana, deca, es intolerable.
Los cientficos naturales, purificados por objeciones tan robustas al programa de la
Ilustracin, abandonaron en su mayor parte el examen de la vida mental humana, dejando a
filsofos y poetas otro siglo de entretenimiento libre. En realidad, esta concesin result ser
una decisin saludable para la profesin de la ciencia, porque alej a los investigadores de
las trampas de la metafsica. A lo largo del siglo XIX, el conocimiento en las ciencias
fsicas y biolgicas aument a un ritmo exponencial. Al mismo tiempo, las ciencias sociales
(sociologa, antropologa, economa y teora poltica), acabadas de surgir como ducados y
condados advenedizos, competan por el terreno en el espacio creado entre las ciencias
duras y las humanidades. Las grandes ramas del saber surgieron en su forma actual
(ciencias naturales, ciencias sociales y humanidades) a partir de la visin unificada de la
Ilustracin generada durante los siglos XVII y XVIII.
La Ilustracin, insolentemente secular en su orientacin y al tiempo en deuda y
atenta a la teologa, haba conducido la mente occidental al umbral de una nueva libertad.
Lo echaba todo a un lado, cualquier forma de autoridad civil y religiosa, cualquier miedo
imaginable, para dar prelacin a la tica de la indagacin libre. Conceba un universo en el
que la humanidad desempea el papel de aventurero perpetuo. Durante dos siglos, Dios
pareca hablar a la humanidad con una nueva voz. Dicha voz haba sido anunciada en 1486
por Giovanni Pico della Mirandola, precursor renacentista de los pensadores de la
Ilustracin, en esta bendicin:
No te hemos hecho del cielo ni de la tierra, ni mortal ni inmortal, de manera que con
libertad de eleccin y con honor, como hacedor y moldeador de ti mismo, puedas adaptarte
a cualquier forma que prefieras.
Sin embargo, a principios del siglo XIX, la imagen esplndida palideca. La razn
se fracturaba, los intelectuales perdan la fe en el liderazgo de la ciencia y la perspectiva de
la unidad del saber declin mucho. Es cierto que el espritu de la Ilustracin pervivi en el
idealismo poltico y en las esperanzas de algunos pensadores. En la dcadas que siguieron,
nuevas escuelas surgieron como retoos de la base de un rbol abatido: la tica utilitaria de
Bentham y Mill, el materialismo histrico de Marx y Engels, el pragmatismo de Charles
Peirce, William James y John Dewey. Pero el programa fundamental pareca
irreparablemente abandonado. El gran concepto que haba cautivado a los pensadores
durante los dos siglos anteriores perdi la mayor parte de su credibilidad.
La ciencia segua su propio camino. Continuaba duplicando cada quince aos el
nmero de practicantes, descubrimientos y revistas tcnicas, como haba hecho desde
principios del siglo XVIII, y finalmente acab por nivelarse solo hacia 1970. Su xito, que
iba creciendo continuamente, empez a dar crdito de nuevo a la idea de un universo
ordenado e inteligible. Esta premisa esencial de la Ilustracin se hizo ms fuerte en las
disciplinas de matemticas, fsica y biologa, donde haba sido concebida por vez primera
por Bacon y Descartes. Pero el enorme xito del reduccionismo, su mtodo clave, oper de
forma perversa contra cualquier recuperacin del programa de la Ilustracin como un todo.
Precisamente porque la informacin cientfica aumentaba a un ritmo geomtrico, a la
mayora de investigadores no les preocupaba la unificacin, y an menos la filosofa.
Pensaban: lo que funciona, funciona, de manera que, qu necesidad hay de reflexionar ms
profundamente sobre el asunto? Fueron incluso ms lentos a la hora de abordar la base
fsica de la mente, un concepto cargado de tabes que a finales del siglo XVIII haba sido
aclamado como la puerta que permita pasar de la biologa a las ciencias sociales.
Haba otra razn, ms humilde, para la falta de inters en el cuadro general: los
cientficos simplemente carecan de la energa intelectual necesaria. La enorme mayora de
cientficos no han sido ms que buscadores rutineros. Y ello es todava ms cierto en la
actualidad. Estn profesionalmente dirigidos; su educacin no les orienta a los amplios
contornos del mundo. Adquieren el adiestramiento que necesitan para viajar hasta la
frontera y hacer descubrimientos por su cuenta, y tan rpido como sea posible, porque la
vida ms all de esta es cara y arriesgada. Los cientficos ms productivos, instalados en
laboratorios con presupuestos de millones de dlares, no tienen tiempo de pensar en el
cuadro general y ven poco beneficio en ello. La escarapela de la Academia Nacional de
Ciencias de Estados Unidos, que los dos mil miembros electos llevan en su solapa como
seal de reconocimiento por sus mritos, contiene un centro de oro cientfico rodeado por la
prpura de la filosofa natural. Los ojos de la mayora de los grandes cientficos, qu
lstima!, se fijan en el oro.
Por ello, no es sorprendente encontrar fsicos que no saben lo que es un gen, y
bilogos que suponen que la teora de cuerdas tiene algo que ver con los violines. En
ciencia, las subvenciones y los honores se dan por los descubrimientos, no por la erudicin
y la sabidura. Y as ha sido siempre. Francis Bacon, utilizando las habilidades polticas que
lo hicieron elevarse hasta la cancillera, importun personalmente a los monarcas ingleses
para obtener fondos con los que llevar adelante su gran plan de unificacin del saber. Nunca
obtuvo un penique. Con gran ceremonia, la corte real francesa concedi a Descartes,
cuando se hallaba en el apogeo de su fama, un estipendio. Pero nunca se hizo depsito de
fondos en su cuenta, lo que colabor a hacer que viajara a la corte sueca, ms generosa, en
la tierra de osos entre roca y hielo, donde pronto muri de neumona.
La misma atomizacin profesional aflige a las ciencias sociales y a las
humanidades. Las facultades de educacin superior de todo el mundo son un cmulo de
expertos. Para ser un acadmico original hay que ser una autoridad mundial muy
especializada en una Calcuta polglota de autoridades mundiales, que estn igualmente
centradas en cosas concretas. En 1797, cuando Jefferson accedi al silln presidencial en la
Sociedad Filosfica Americana, todos los cientficos americanos de gran calibre profesional
y sus colegas en las humanidades podan sentarse confortablemente en la sala de
conferencias del Philosophic Hall. La mayora de ellos poda disertar razonablemente bien
sobre todo el mundo del saber, que era todava lo suficientemente pequeo para poder ser
visto en su conjunto. En la actualidad, sus sucesores, que incluyen, solo en el campo de las
ciencias y la ingeniera, cuatrocientos cincuenta mil doctores, atestaran Filadelfia. En
general, los cientficos profesionales no tienen otra eleccin que repartirse entre ellos la
pericia y los programas de investigacin. Ser un cientfico de xito supone invertir una
carrera en biofsica de membranas, los poetas romnticos, historia antigua americana o
alguna otra rea limitada de estudio formal.
La fragmentacin de la pericia tuvo su reflejo en el siglo XX en el modernismo en
las artes, incluyendo la arquitectura. La obra de los maestros (Braque, Picasso, Stravinsky,
Eliot, Joyce, Martha Graham, Gropius, Frank Lloyd Wright, y sus pares) era tan novedosa y
divagante que impeda la clasificacin genrica, quiz con esta excepcin: los modernistas
intentaron conseguir lo nuevo y provocativo a cualquier precio. Identificaron las ataduras
limitantes de la tradicin y las rompieron a conciencia. Muchos de ellos rechazaron el
realismo en la expresin con el fin de explorar el inconsciente. Freud, que era tan estilista
literario como cientfico, los inspir y se le puede incluir justificadamente en sus filas. El
psicoanlisis fue una fuerza que hizo cambiar la atencin de los intelectuales y artistas
que pienso que quera decir, despus de leerlo a l, a sus defensores y a sus crticos con una
cierta atencin. Si la premisa postmodernista radical es correcta, nunca podremos estar
seguros de qu es lo que quera decir. En cambio, si esto es lo que quera decir, no es seguro
que estemos obligados a considerar ms all sus argumentos. Este rompecabezas, que me
inclino a dejar a un lado como la paradoja de Derrida, es similar a la paradoja cretense
(un cretense dice: Todos los cretenses son mentirosos). Esta paradoja est pendiente de
solucin, aunque no es necesario sentir una gran urgencia en este asunto.
Ni tampoco es seguro, a partir de la prosa floridamente oscurantista de Derrida, que
l mismo sepa qu quiere decir. Algunos observadores piensan que sus escritos pretenden
ser un jeu desprit, una especie de broma. Su nueva ciencia de la gramatologa es lo
opuesto de la ciencia, al presentarse en fragmentos con la incoherencia de un sueo, a la
vez banal y fantstico. Es inocente de la ciencia de la mente y del lenguaje desarrollada en
otras partes del mundo civilizado, algo as como las proclamas de un curandero por la fe
que no supiera cul es la situacin del pncreas. Finalmente, parece ser consciente de esta
omisin, pero se contenta con la frase de Rousseau, enemigo confesado de libros y escritos,
del que cita esta frase del mile: los sueos de una mala noche se nos dan como
filosofa. Diris que tambin yo soy un soador; lo admito, pero hago lo que otros no
hacen, doy mis sueos como sueos, y dejo que el lector descubra si hay algo en ellos que
pueda resultar til a los que estn despiertos.
Los cientficos, que estn despiertos y son responsables de lo que dicen mientras lo
estn, no han encontrado que el postmodernismo sea til. A cambio, la postura
postmodernista hacia la ciencia es de subversin. Parece haber una aceptacin provisional
de la gravedad, la tabla peridica, la astrofsica y puntales similares del mundo externo,
pero, en general, la cultura cientfica se considera solo como otra manera de conocer y,
adems, inventada principalmente por varones blancos europeos y norteamericanos.
Es tentador relegar el postmodernismo al gabinete de curiosidades de la historia,
junto a la teosofa y al idealismo trascendental, pero a estas alturas ha penetrado en las
tendencias principales de las ciencias sociales y las humanidades. All se le ve como una
tcnica de metateora (teora sobre teoras), mediante la cual los eruditos analizan no tanto
la materia de la disciplina cientfica como las razones culturales y psicolgicas por las que
determinados cientficos piensan de la manera que piensan. El analista pone nfasis en las
metforas raz, estas imgenes imperantes en la mente del pensador por las que disea la
teora y los experimentos. Aqu est, por ejemplo, Kenneth Gergen explicando de qu
manera la psicologa moderna est dominada por la metfora de los seres humanos en
cuanto mquinas:
Con independencia del carcter del comportamiento de la persona, el terico
mecanicista est prcticamente obligado a desgajarse del ambiente, a considerar el
ambiente en trminos de estmalos o elementos de entrada, a considerar a la persona como
reactiva a estos elementos de entrada y dependiente de ellos, a considerar el dominio de lo
mental como estructurado (constituido por elementos que interactan), a desgajar el
comportamiento en unidades que puedan coordinarse con los estmulos entrantes, y as
sucesivamente.
En resumen, y para encarar honradamente el asunto, la psicologa corre el riesgo de
convertirse en una ciencia natural. Como un posible remedio para los que quisieran que
siguiera siendo otra cosa, y hay muchos intelectuales que lo querran, Gergen cita otras
metforas raz de la vida mental que podran considerarse, y que quiz son menos
perniciosas, como el mercado, la dramaturgia y el seguir las normas. La psicologa, si no se
comitiva, y que pronto dejarn de titilar en la oscuridad adimensional. Pero unas cuantas
durarn lo suficiente como para derramar luz sobre temas insospechados. Esta es una razn
para pensar bien del postmodernismo, aunque amenace al pensamiento racional. Otra es el
consuelo que proporciona a aquellos que han elegido no sobrecargarse con una educacin
cientfica. Otra es la pequea industria que ha creado dentro de la filosofa y los estudios
literarios. Otra, todava, y la que ms cuenta, es la crtica inflexible del saber tradicional
que proporciona. Siempre necesitaremos postmodernistas o sus equivalentes rebeldes.
Porque, qu mejor manera de reforzar el conocimiento organizado que defenderlo
continuamente de fuerzas hostiles? John Stuart Mill advirti correctamente que tanto el
profesor como el alumno se duermen en sus puestos cuando no hay enemigo en el campo.
Y si, de alguna manera, contra toda evidencia, contra toda razn, el pestillo se descorre y
todo queda reducido a confusin epistemolgica, encontraremos la valenta para admitir
que los postmodernistas tenan razn y, en el mejor espritu de la Ilustracin, empezaremos
de nuevo. Porque, como dijo una vez el gran matemtico David Hilbert, captando a la
perfeccin esta parte del espritu humano que se expresa a travs de la Ilustracin, Wir
mssen wissen. Wir werden wissen: Hemos de saber; sabremos.
CAPTULO 4
luz visible y sonido audible, y generar la mayor parte del espectro a partir de diversas
fuentes energticas. Manipulando segmentos selectos del espectro electromagntico
escudrian hacia abajo las trayectorias de las partculas subatmicas y, hacia arriba, el
nacimiento de estrellas en galaxias distantes de la que la luz que nos llega se remonta casi
al principio del universo. Ellos (ms exactamente, nosotros, ya que el conocimiento
cientfico se halla a la disposicin de todos) pueden visualizar materia a travs de treinta y
siete rdenes de magnitud[9]. El mayor de los racimos de galaxias es mayor que la menor de
las partculas conocidas por un factor del nmero uno seguido por unos treinta y siete ceros.
No pretendo faltar al respeto a nadie cuando digo que las personas precientficas,
con independencia de su genio innato, no podran adivinar nunca la naturaleza de la
realidad fsica ms all de la minscula esfera que es abarcable mediante el sentido comn
no ayudado. Ninguna otra cosa funcion nunca, ningn ejercicio a partir de los mitos, la
revelacin, el arte, el trance o cualquier otro medio concebible; y a pesar de la satisfaccin
emocional que produce, el misticismo, la sonda precientfica ms fuerte hacia lo
desconocido, ha dado un resultado de cero. No hay conjuro de chamn ni ayuno en lo alto
de una montaa sagrada que pueda convocar al espectro electromagntico. Los profetas de
las grandes religiones no saban de su existencia, no porque su dios fuera reservado, sino
porque carecan de los conocimientos de fsica que solo se consiguen con mucho esfuerzo.
Es esto un pen al dios de la ciencia? No; al ingenio humano, a la capacidad que
existe en todos nosotros, liberados al fin en la era moderna. Y a la afortunada inteligibilidad
del universo. El logro distintivo de la humanidad ha sido encontrar su camino sin ayuda a
travs de un mundo que result estar sorprendentemente bien ordenado.
Todos nuestros sentidos han sido ampliados por la ciencia. Antao ramos sordos;
ahora podemos orlo todo. La gama auditiva del hombre va de los 20 a los 20 000 Hz, o
ciclos de compresin de aire por segundo. Por encima de dicho rango, los murcilagos en
vuelo emiten pulsos ultrasnicos en el aire nocturno y escuchan los ecos para localizar
polillas y otros insectos en vuelo. Muchas de sus presas potenciales oyen mediante odos
sintonizados a las mismas frecuencias que los murcilagos. Cuando oyen los pulsos
delatores, se dejan caer y giran en maniobras evasivas o bien vuelan vigorosamente hasta el
suelo. Antes de la dcada de 1950, los zologos no eran conscientes de estas batallas
nocturnas. Ahora, con receptores, transformadores y fotografa nocturna pueden seguir cada
chirrido y cada maniobra area.
Hemos desvelado, incluso, sentidos bsicos que se hallan completamente alejados
del repertorio humano. All donde los seres humanos detectan la electricidad solo
indirectamente, mediante una comezn de la piel o un destello de luz, los peces elctricos
de frica y Sudamrica, una mezcolanza de anguilas de agua dulce, siluros y mormiros de
hocico de elefante, viven en un mundo galvnico. Generan campos cargados alrededor de
su cuerpo mediante un tejido muscular del tronco que ha sido modificado por la evolucin
en bateras orgnicas. La potencia est controlada por un interruptor neural. Cada vez que el
interruptor enciende el campo, cada pez nota la potencia resultante a travs de
electrorreceptores distribuidos por su cuerpo. Las perturbaciones producidas por objetos
cercanos, que emiten sombras elctricas sobre los receptores, les permiten juzgar tamao,
forma y movimiento. Continuamente informados de este modo, los peces se deslizan junto
a los obstculos en las oscuras aguas, huyen de sus enemigos y capturan presas. Tambin se
comunican entre s mediante andanadas elctricas codificadas. Los zologos, utilizando
generadores y detectores, pueden unirse a la conversacin. Son capaces de hablar como si
lo hicieran a travs de la piel de un pez.
de solo uno a dos nanmetros de espesor. A continuacin, se depositan molculas con una
construccin distinta para crear una segunda capa sobre la primera, y as sucesivamente,
compuesto a compuesto, para producir una pelcula estratificada del grosor y las
propiedades qumicas que se deseen. Las SAM comparten algunas de las propiedades
bsicas de las membranas de las clulas vivas. Su construccin sugiere un posible paso en
el ensamblaje artificial de organismos artificiales sencillos. Aunque se hallan lejos de estar
vivas, las SAM son simulacros de fragmentos elementales de vida. Si consiguen ensamblar
de manera adecuada un nmero suficiente de tales componentes, los qumicos pueden
producir algn da una clula viva admisible.
El impulso intelectual de la ciencia moderna y su significado para el mundo
consiliente puede resumirse como sigue. En el sentido ltimo, nuestro cerebro y nuestro
sistema sensorial evolucionaron como un aparato biolgico para conservar y multiplicar los
genes humanos. Pero solo nos permiten navegar a travs del diminuto segmento del mundo
fsico cuyo dominio sirve para esta necesidad primaria. La ciencia instrumental ha
eliminado este impedimento. An as, la ciencia en su totalidad es mucho ms que
nicamente la expansin fortuita de la capacidad sensorial por medio de instrumentos. Los
otros elementos en su mezcla creativa son la clasificacin de datos y su interpretacin
mediante teora. En su conjunto componen el procesamiento racional de la experiencia
sensorial aumentada por la instrumentacin.
Nada en ciencia (y nada en La vida, si a eso vamos) tiene sentido sin teora. Est en
nuestra naturaleza poner todo el conocimiento en contexto con el fin de contar una historia,
y recrear el mundo de esta manera. De modo que, por un momento, visitemos el tema de la
teora. Nos encanta la belleza del mundo natural. Nuestro ojo es cautivado por los
deslumbrantes modelos visuales del rastro de la estrella polar, por ejemplo, y por la
coreografa de los cromosomas en las clulas en divisin de los extremos radiculares de una
planta. Ambos desvelan procesos que tambin son vitales para nuestra vida. Sin embargo,
de manera no procesada, sin el marco terico de la astronoma heliocntrica y de la
herencia mendeliana, no son ms que hermosos dibujos de luz.
Teora: palabra que renquea por mltiples significados. Si se toma sola, sin una o la,
resuena a erudicin. Tomada en su contexto cotidiano, est saturada de ambigedad
corruptora. Con frecuencia omos que tal o cual afirmacin es solo una teora. Todo el
mundo puede tener una teora; paga tu dinero y elige entre las teoras que compiten por tu
atencin. Los sacerdotes de vud que sacrifican pollos para complacer a los espritus de los
muertos trabajan con una teora. Tambin lo hacen los devotos milenaristas que otean los
cielos de Idaho en busca de seales del segundo advenimiento. Puesto que las teoras
cientficas contienen especulacin, tambin ellas pueden parecer solo ms conjeturas, y por
lo tanto, construidas sobre la arena. Esta es, sospecho, la concepcin postmodernista al uso:
las teoras de todos y cada uno tienen validez y son interesantes. Sin embargo, las teoras
cientficas son fundamentalmente diferentes. Son construidas especficamente para ser
echadas por tierra si resultan ser errneas, y si es as, cuanto antes mejor. Comete tus
equivocaciones rpidamente es una regla en la prctica de la ciencia. Concedo que los
cientficos suelen enamorarse de sus propias construcciones. Lo s; me ha pasado. Pueden
pasar toda una vida intentando en vano apuntalarlas. Unos cuantos dilapidan su prestigio y
su capital poltico-acadmico en el esfuerzo. En tal caso (como una vez dijo irnicamente el
economista Paul Samuelson), de funeral en funeral, la teora avanza.
La electrodinmica cuntica y la evolucin mediante seleccin natural son ejemplos
de teoras grandes y con xito, que explican fenmenos importantes. Las entidades que
postulan, tales como fotones, electrones y genes, pueden medirse. Sus afirmaciones estn
destinadas a comprobarse en las lavazas cidas del escepticismo, los experimentos y las
afirmaciones de las teoras rivales. Sin esta vulnerabilidad, no se les concedera la categora
de teoras cientficas. Las mejores teoras son descarnadas por la navaja de Occam, que
William de Occam expres por primera vez hacia 1320. Dijo: Es vano hacer con ms
hiptesis lo que puede hacerse con menos. La parsimonia es un criterio de buena teora.
Con una teora magra y comprobada ya no necesitamos que Febo en su carro gue el sol a
travs del cielo, o que las dradas pueblen los bosques boreales. La prctica concede menos
libertad de accin para los sueos de la Nueva Era, debo admitirlo, pero pone el mundo en
orden.
An as, las teoras cientficas son un producto de la imaginacin; de la imaginacin
informada. Van ms all de su comprensin para predecir la existencia de fenmenos
previamente insospechados. Generan hiptesis, conjeturas disciplinadas sobre temas
inexplorados cuyos parmetros ellas mismas ayudan a definir. Las mejores teoras generan
las hiptesis ms fructferas, que se traducen limpiamente en preguntas que pueden
contestarse mediante la observacin y el experimento. Las teoras y su progenie de
hiptesis compiten por los datos disponibles, que comprenden el recurso limitante en la
ecologa del conocimiento cientfico. Los supervivientes en este ambiente tumultuoso son
los vencedores darwinianos, bienvenidos al canon, que se instalan en nuestra mente, nos
guan para seguir explorando la realidad fsica, obtener ms sorpresas. Y, s: ms poesa.
La ciencia, para presentar su justificacin de la manera ms concisa posible, es la
empresa organizada, sistemtica, que allega conocimiento sobre el mundo y lo condensa
en leyes y principios comprobables. Las caractersticas diagnsticas de la ciencia que la
distinguen de la pseudociencia son, primera, la repetibilidad: se busca de nuevo el mismo
fenmeno, de preferencia mediante investigacin independiente, y la interpretacin que se
le da se confirma o se descarta mediante nuevos anlisis y experimentacin. Segunda,
economa: los cientficos intentan resumir la informacin en la forma que sea a la vez ms
sencilla y estticamente ms agradable (combinacin que se llama elegancia), al tiempo que
produce la mayor cantidad de informacin con la menor cantidad de esfuerzo. Tercera,
medicin: si algo puede medirse adecuadamente, utilizando escalas aceptadas de manera
universal, las generalizaciones sobre ello dejan de ser ambiguas. Cuarta, heurstica: la
mejor ciencia estimula otros descubrimientos, a menudo en direcciones nuevas e
impredecibles; y el nuevo conocimiento proporciona una prueba adicional de los principios
originales que llevaron a su descubrimiento. Quinta y ltima, consiliencia: las explicaciones
de fenmenos diferentes que es ms probable que sobrevivan son las que pueden conectarse
unas con otras y resultar mutuamente consistentes.
La astronoma, la biomedicina y la psicologa fisiolgica poseen todos estos
criterios. La astrologa, la ufologa[13], la ciencia de la creacin y la ciencia cristiana,
lamentablemente, no poseen ninguna. Y no debe pasar desapercibido que las verdaderas
ciencias naturales se traban entre s en teora y en indicios para formar la base tcnica
inerradicable de la civilizacin moderna. Las pseudociencias satisfacen necesidades
psicolgicas personales, por razones que explicar ms adelante, pero carecen de las ideas o
de los medios para contribuir a dicha base tcnica.
El filo cortante de la ciencia es el reduccionismo, el desmenuzamiento de la
naturaleza en sus constituyentes naturales. La misma palabra, es cierto, tiene un sonido
estril e invasivo, como escalpelo o catter. Los crticos de la ciencia retratan a veces el
reduccionismo como un trastorno obsesivo, que deriva hacia una fase terminal que un
ms generales es imposible. Tampoco sera tan malo. Lo confesar con gusto: el reto y el
crujido del hielo delgado es lo que confieren a la ciencia su emocin metafsica.
La ciencia, a pesar de sus imperfecciones, es la espada en la piedra que la
humanidad extrajo finalmente. La cuestin que plantea, de materialismo universal y
ordenado, es la ms importante que puede formularse en filosofa y religin. Sus
procedimientos no son fciles de dominar, ni siquiera de conceptualizar; esta es la razn por
la que tard tanto en iniciarse, y cuando lo hizo fue principalmente en un lugar, que result
ser Europa occidental. La tarea es asimismo dura y, durante largos intervalos, frustrante. Se
tiene que ser un poco compulsivo para ser un cientfico productivo. Tener presente que las
ideas nuevas son cosas triviales, y casi siempre estn equivocadas. La mayora de destellos
de intuicin no llevan a ninguna parte; estadsticamente, tienen una vida media de horas o
quiz de das. La mayora de experimentos para comprobar las intuiciones supervivientes
son tediosos y consumen grandes cantidades de tiempo, solo para dar resultados negativos o
(peor an!) ambiguos. A lo largo de los aos, he sido lo suficientemente presuntuoso para
aconsejar a los nuevos doctores en biologa como sigue: si eliges una carrera acadmica
necesitars cuarenta horas a la semana para efectuar las tareas docentes y administrativas,
otras veinte horas, adems de estas, para realizar una investigacin respetable, y otras
veinte horas adicionales para conseguir una investigacin realmente importante. Esta
frmula no es retrica de campamento militar. Ms de la mitad de los doctores en ciencias
son fracasados, al abandonar la investigacin original despus de, como mximo, una o dos
publicaciones. Percy Bridgman, el fundador de la fsica de altas presiones (no lo digo con
segundas intenciones), expuso su principio de otra manera: El mtodo cientfico es hacer
lo mximo que uno pueda, sin limitacin alguna.
El descubrimiento original lo es todo. Como regla general, los cientficos no
descubren con el fin de saber, sino que, como observ el filsofo Alfred North Whitehead,
saben con el fin de descubrir. Aprenden lo que necesitan para saber, y con frecuencia estn
poco informados acerca del resto del mundo, incluyendo la mayor parte de la ciencia si a
eso vamos, con el fin de desplazarse rpidamente a alguna parte de la frontera de la ciencia
en la que se realizan los descubrimientos. All se despliegan como merodeadores en un
piquete, cada uno de ellos solo, o en pequeos grupos que sondean un sector estrecho y
cuidadosamente escogido. Cuando dos cientficos se conocen por primera vez, la
conversacin suele comenzar as: Y usted, en qu trabaja?. Ya saben qu es lo que los
une de manera general. Son colegas prospectores que presionan cada vez ms
profundamente en un mundo abstracto, contentos la mayor parte del tiempo con recoger
una pepita ocasional pero soando en el filn principal. Van a trabajar cada da pensando de
manera subconsciente: Aqu est, estoy cerca, hoy podra ser el da.
Conocen la primera regla del libro de juegos profesional: haz un descubrimiento
importante y sers un cientfico de xito en el sentido verdadero y elitista, en una profesin
en la que el elitismo se practica sin pudor. Vanse los manuales. Nada puede arrebatarle eso
a uno; uno puede dormirse en los laureles durante el resto de la vida. Pero, naturalmente,
uno no har eso; casi nadie que est lo suficientemente motivado para hacer un
descubrimiento importante descansa nunca. Y cualquier descubrimiento es emocionante.
No hay sensacin ms agradable, no hay droga ms adictiva, que poner el pie en suelo
virgen.
No descubras nada y sers poco o nada en la cultura de la ciencia, no importa lo
mucho que aprendas y escribas sobre ciencia. Los versados en humanidades tambin hacen
descubrimientos, desde luego, pero su erudicin ms original y valiosa suele ser la
autoimagen como del talento. Para tener mucho xito, el cientfico ha de poseer la
confianza suficiente para ir en busca de aguas azules, perdiendo por un momento la tierra
de vista. Valora el riesgo por su propio bien. Es consciente de que los pies de pgina de
tratados olvidados estn salpicados con los nombres de los dotados pero tmidos. Si, en
cambio, elige, como la inmensa mayora de sus colegas, ir bordeando la costa, tiene que ser
suficientemente afortunado para poseer lo que me gusta definir como inteligencia ptima
para la ciencia normal: lo bastante brillante para ver qu es lo que hay que hacer pero no tan
brillante como para aburrirse hacindolo.
El estilo de investigacin del cientfico es el producto de la disciplina que elige,
posteriormente reducida por la aptitud y el gusto. Si en el fondo es un naturalista, deambula
al azar, a veces a travs de bosques reales atestados de rboles o, lo que es ms comn en la
actualidad, clulas repletas de molculas, en busca de objetos y acontecimientos todava no
imaginados. Su instinto es el del cazador. Si, en cambio, el cientfico es un terico
matemtico, crea una imagen mental de un proceso conocido pero todava poco
comprendido, lo descarna en lo que la intuicin sugiere que son sus elementos esenciales, y
le da nueva forma mediante esquemas y ecuaciones. Busca justificacin, diciendo a los
experimentalistas: si esta es la manera como funciona el proceso, incluso si no podemos
verlo directamente, entonces aqu estn los parmetros para una indagacin indirecta, y el
lenguaje con el que podemos llegar a explicar los resultados.
En concordancia, las diferencias en los criterios de validacin en las diferentes
disciplinas son enormes. Los bilogos sistemticos solo necesitan dar con una nueva
especie inslita, y reconocer su novedad, para realizar un descubrimiento importante. En
1995 dos zologos daneses erigieron un tipo completamente nuevo de animales, el
trigsimo quinto conocido, a partir de una especie de minsculos animales parecidos a
rotferos que viven en las partes bucales de las langostas. En un campo, y un estilo,
completamente distintos, los bioqumicos siguen regularmente la pista de la sntesis natural
de hormonas y otras molculas biolgicamente importantes, duplicando los pasos con
reacciones mediadas por enzimas en el laboratorio. Los fsicos experimentales, todava ms
alejados que los qumicos de la percepcin directa, y por ello los ms esotricos de la
multitud cientfica, deducen (para tomar un ejemplo adecuadamente esotrico) la
distribucin espacial de los quarks a partir de las colisiones muy energticas de electrones
con protones de ncleos atmicos.
Consejo al cientfico principiante: no existe una manera fija de hacer y establecer un
descubrimiento cientfico. Lncele todo lo que pueda al tema, mientras los procedimientos
puedan ser duplicados por otros. Considere las observaciones repetidas de un
acontecimiento fsico bajo distintas circunstancias, experimentos de modos y estilos
diferentes, correlacin de supuestas causas y efectos, anlisis estadsticos para rechazar
hiptesis nulas (las que se habrn planteado deliberadamente para amenazar la conclusin),
argumento lgico, y atencin al detalle y consistencia con los resultados publicados por
otros. Todas estas acciones, por separado y en combinacin, forman parte del armamento
comprobado y real de la ciencia. A medida que el trabajo se vaya ensamblando, piense
tambin en la audiencia a la que se informar del mismo. Planee publicarlo en una revista
de prestigio y con revisin por pares. Uno de los reparos del ethos cientfico es que un
descubrimiento no existe hasta que ha sido revisado sin contratiempos y se ha publicado.
La evidencia cientfica es acreciente, construida a partir de bloques de indicios
hbilmente articulados por los planos y el cemento de la teora. Solo muy raramente, como
en las teoras de la seleccin natural y de la relatividad, hay una idea que cambia nuestra
un batiburrillo de tales argumentos y pruebas. Pero quiz en estos mtodos hay elementos
comunes. Podemos disear una prueba de tornasol universal para las afirmaciones
cientficas y, con ella, alcanzar eventualmente el santo grial de la verdad objetiva? La
opinin generalizada es que no podemos, ni podremos nunca. Los cientficos y los filsofos
han abandonado en gran parte la bsqueda de objetividad absoluta y se contentan con
trabajar con diligencia en otras cosas.
Pienso de manera diferente, y me arriesgar a la hereja: la respuesta bien pudiera
ser S. Mediante la investigacin emprica podran alcanzarse criterios de verdad
objetiva. La clave reside en clarificar las operaciones, todava poco conocidas, que
componen la mente y en mejorar el enfoque fragmentario que la ciencia ha tomado hacia
sus propiedades materiales.
He aqu el argumento. Fuera de las cabezas est la realidad autoestable. Solo los
locos y un puado de filsofos constructivistas dudan de su existencia. En el interior de
nuestra cabeza hay una reconstitucin de la realidad basada en las entradas sensoriales y en
el autoensamblaje de conceptos. La entrada y el autoensamblaje, y no una entidad
independiente en el cerebro (el fantasma de la mquina, en la famosa frase de
menosprecio del filsofo Gilbert Ryle), constituyen la mente. El alineamiento de la
existencia externa con su representacin interna ha sido distorsionado por las idiosincrasias
de la evolucin humana, como seal anteriormente. Es decir, la seleccin natural
construy la mente para sobrevivir en el mundo y solo incidentalmente para comprenderlo
con una profundidad mayor de la que es necesaria para sobrevivir. La tarea caracterstica
de los cientficos es diagnosticar y corregir este desalineamiento. El esfuerzo para hacerlo,
apenas acaba de empezar. Nadie debe suponer que es imposible alcanzar la verdad objetiva,
aunque los filsofos ms comprometidos nos apremien a reconocer tal incapacidad. En
particular, es demasiado pronto para que los cientficos, los soldados de infantera de la
epistemologa, cedan un terreno tan vital para su misin.
Aunque aparentemente quimrica en ocasiones, no hay visin intelectual ms
importante e intimidatoria que la de la verdad objetiva basada en la comprensin cientfica.
O ms venerable. Razonada extensamente en la filosofa griega, tom su forma moderna en
la esperanza de la Ilustracin, en el siglo XVIII, de que la ciencia encontrara las leyes que
rigen toda existencia fsica. As facultados, crean los sabios, podramos desembarazarnos
de los residuos de milenios, incluidos todos los mitos y falsas cosmologas que estorban la
imagen que la humanidad tiene de s misma. El sueo de la Ilustracin se desvaneci ante
la fascinacin del romanticismo; pero, lo que es ms importante, la ciencia no pudo cumplir
su promesa en el mbito ms crucial, la base fsica de la mente. Estos dos fracasos actuaron
juntos en una combinacin devastadora: las personas son romnticas innatas, necesitan
desesperadamente del mito y del dogma, y los cientficos no podan explicar por qu la
gente tiene esta necesidad.
Al terminarse el siglo XIX, el sueo de la verdad objetiva se vio reavivado por dos
filosofas. La primera, de origen europeo, fue el positivismo, la conviccin de que el nico
conocimiento seguro es la descripcin exacta de lo que percibimos mediante nuestros
sentidos. La segunda, de origen americano, fue el pragmatismo, la creencia de que la
verdad es lo que opera de forma consistente en la accin humana. Desde el principio,
ambas posiciones fueron simbiticas con la ciencia. Obtuvieron su mayor fuerza de los
espectaculares avances en las ciencias fsicas, que por aquel entonces estaban
producindose, que los vindicaban por las variadas acciones (motores electromagnticos,
rayos X, qumica reactiva) que el conocimiento exacto y prctico hizo posible.
mayores matemticos son atletas intelectuales de una habilidad prodigiosa. A veces dan con
conceptos que abren nuevos mbitos de pensamiento abstracto. Los nmeros complejos, las
transformaciones lineales y las funciones armnicas figuran entre las que han resultado ser
ms interesantes desde el punto de vista matemtico, as como tiles a la ciencia.
Las matemticas puras son la ciencia de todos los mundos concebibles, un sistema
lgicamente cerrado pero infinito en todas las direcciones que permiten las premisas de
partida. Con l podramos, si se nos diera un tiempo y una capacidad de computacin
ilimitados, describir cualquier universo imaginable. Pero las matemticas por s solas no
pueden informarnos del mundo tan especial en el que vivimos. Solo la observacin puede
revelar la tabla peridica, la constante de Hubble y todas las dems certidumbres de nuestra
existencia, que pueden ser distintas o inexistentes en otros universos. Puesto que la fsica, la
qumica y la biologa estn limitadas por los parmetros de este universo, el que vemos
desde el interior de la Va Lctea, ellas componen la ciencia de todos los fenmenos
posibles que nos son tangibles.
An as, debido a su efectividad en las ciencias naturales, las matemticas parecen
sealar como una flecha hacia el fin ltimo de la verdad objetiva. Los positivistas lgicos
estaban especialmente impresionados por el encaje estrecho de la observacin con la teora
matemtica abstracta en fsica cuntica y relativista. Este triunfo, el mayor de entre los del
siglo XX, inspir nueva confianza en el poder innato de la mente humana. Pinsese en ello.
Aqu est el Homo sapiens, una especie de primate apenas salida de sus aldeas de la Edad
de Piedra, que adivina correctamente fenmenos que se encuentran, de forma casi
inimaginable, ms all de la experiencia ordinaria. A buen seguro, razonaban los tericos,
nos hallamos cerca de una frmula general para la verdad objetiva.
Pero el grial los eluda. El positivismo lgico dio un traspi y se detuvo. En la
actualidad sus anlisis, que siguen siendo apreciados por algunos, se estudian de manera
ms comn en filosofa, como los fsiles de dinosaurios son estudiados en los laboratorios
de paleontologa, para comprender las causas de la extincin. Su ltima opinin puede
haber sido una monografa de 1956 de Carnap, raramente leda, en los Minnesota Studies in
the Philosophy of Science. El fallo fatal estaba en la pieza semntica clave de todo el
sistema: los fundadores y sus seguidores no pudieron ponerse de acuerdo sobre las
distinciones bsicas entre hecho y concepto, entre generalizacin emprica y verdad
matemtica, entre teora y especulacin, y a partir de un cotejo de todas estas dicotomas
envueltas en la bruma, las diferencias entre afirmaciones cientficas y no cientficas.
El positivismo lgico fue el ms valiente de los esfuerzos concertados que hayan
montado los filsofos modernos. Su fracaso, o dicho de manera ms generosa, su defecto,
fue causado por la ignorancia del funcionamiento del cerebro. En mi opinin, esta es la
versin correcta. Nadie, ni filsofo ni cientfico, poda explicar los actos fsicos de la
observacin y el razonamiento en trminos que no fueran muy subjetivos. No han mejorado
mucho las cosas en los ltimos cincuenta aos. Ahora el paisaje de la mente se encuentra
sometido a una exploracin activa, pero sigue estando sin cartografiar en gran medida. El
discurso cientfico, el foco del positivismo lgico, comprende las ms complejas de las
operaciones mentales, y el cerebro es, todo lo ms, un lugar desordenado incluso cuando
maneja las ideas ms elementales. Los propios cientficos no piensan en lnea recta. Idean
conceptos, indicios, relevancia, conexiones y anlisis a medida que avanzan, analizndolo
todo en fragmentos y sin ningn orden determinado. Herbert Simon, un premio Nobel que
ha dedicado parte de su carrera al tema, dice de la complejidad de la formacin de
conceptos: Lo que caracteriza principalmente el pensamiento creativo de las formas ms
CAPTULO 5
El hilo de Ariadna
Con ayuda del mtodo cientfico hemos adquirido una visin global del mundo
fsico mucho ms all de los sueos de generaciones anteriores. Ahora la gran aventura est
empezando a volverse hacia dentro, hacia nosotros. En las ltimas dcadas las ciencias
naturales se han extendido hasta alcanzar las fronteras de las ciencias sociales y de las
humanidades. Aqu el principio de explicacin consiliente que gua el avance ha de sufrir su
prueba ms severa. Las ciencias fsicas han sido relativamente fciles; las ciencias sociales
y las humanidades sern el reto final. Esta conjuncin incierta de las disciplinas posee
elementos mticos que habran complacido a los antiguos griegos: camino traicionero, viaje
heroico, instrucciones secretas que nos llevan a casa. Los elementos han sido ensamblados
en muchas narraciones a lo largo de los siglos. Entre ellos est el relato del laberinto
cretense, que puede servir asimismo como metfora de la consiliencia.
Teseo, el campen de Atenas al estilo de Hrcules, se dirige al corazn del laberinto
cretense. A travs de cada corredor, despus de efectuar innumerables giros y vueltas,
desenreda un ovillo de hilo que le dio Ariadna, la enamorada hija del rey Minos de Creta.
En algn lugar de los pasadizos escondidos encuentra al Minotauro, el canbal medio
hombre, medio toro, al que siete jvenes y siete doncellas le son sacrificados cada ao
como tributo de Atenas a Creta. Teseo mata al Minotauro con sus manos desnudas.
Despus, siguiendo el hilo de Ariadna, vuelve sobre sus pasos a travs del laberinto hasta
salir de l.
El laberinto, cuyo probable origen fue un conflicto prehistrico entre Creta y el
tica, es una imagen mtica adecuada del mundo material no cartografiado en el que la
humanidad naci y que siempre se esfuerza por comprender. La consiliencia entre las ramas
del saber es el hilo de Ariadna necesario para atravesarlo. Teseo es la humanidad, el
Minotauro nuestra propia irracionalidad peligrosa. Cerca de la entrada del laberinto del
conocimiento emprico est la fsica, que comprende una galera, y despus unas cuantas
galeras que se ramifican, que todos los investigadores que emprenden el viaje deben
seguir. En el interior profundo hay una nebulosa de rutas a travs de las ciencias sociales,
las humanidades, el arte y la religin. Si el hilo de explicaciones causales conectadas ha
sido bien colocado, es posible seguir rpidamente cualquier ruta en el sentido inverso,
desde las ciencias del comportamiento a la biologa, a la qumica y finalmente a la fsica.
Con el tiempo, descubrimos que el laberinto posee una peculiaridad inquietante que
hace que sea imposible conocerlo a fondo y de manera completa. Aunque, ms o menos,
existe una entrada, no hay un centro, solo un nmero inmenso de puntos finales situados en
las profundidades del laberinto. Al reseguir el hilo en sentido inverso, desde el efecto a la
causa, suponiendo que tengamos el saber suficiente para hacer tal cosa, podemos empezar
con solo un punto final. As, el laberinto del mundo real es un laberinto borgesiano de
posibilidades casi infinitas. Nunca podemos cartografiarlo en su totalidad, nunca descubrir
y explicarlo todo. Pero podemos esperar viajar velozmente a travs de las partes conocidas,
desde lo especfico a lo general, y (en resonancia con el espritu humano) podemos seguir
trazando rutas indefinidamente. Podemos conectar hilos en redes de explicacin ms
amplias, porque se nos ha dado la antorcha y el ovillo de hilo.
Existe otro carcter definidor de la consiliencia: es mucho ms fcil retroceder a
travs de los corredores que se ramifican que avanzar. Una vez se han colocado segmentos
de explicacin, uno cada vez, desde un nivel de organizacin al siguiente, hasta muchos
puntos finales (por ejemplo, formaciones geolgicas o especies de mariposas), podemos
elegir cualquier hilo y esperar razonablemente poderlo reseguir a travs de los puntos de
bifurcacin de la causacin y remontarnos hasta las leyes de la fsica. Pero el viaje opuesto,
desde la fsica a los puntos finales, es extremadamente problemtico. A medida que
aumenta la distancia a la fsica, las opciones que permiten las disciplinas antecedentes
aumentan de manera exponencial. Cada punto de bifurcacin de la explicacin causal
multiplica los hilos que se dirigen hacia delante. La biologa es casi inimaginablemente ms
compleja que la fsica, y las artes, de forma equivalente, ms complejas que la biologa.
Permanecer en el rumbo adecuado todo el camino parece imposible. Y, lo que es peor, no
podemos saber antes de emprender el camino si existe siquiera el viaje completo que hemos
imaginado.
El crecimiento acelerado de la complejidad en el sentido del avance, desde la
entrada a los puntos finales, lo ilustra con claridad de libro de texto la biologa celular. Los
investigadores han utilizado los principios reduccionistas de la fsica y la qumica para
explicar la estructura y la actividad celulares con un detalle admirable y brillante, sin dejar
espacio discernible para explicaciones alternativas. Esperan, con el tiempo, explicarlo todo
acerca de cualquier tipo concreto de clula que elijan estudiar, reducindola orgnulo a
orgnulo y finalmente volvindola a ensamblar de manera holstica, viajando as hacia la
entrada del laberinto y la simplicidad. Pero abrigan la vaga esperanza de predecir (en
oposicin a explicar y reconstruir de manera retroactiva) el carcter de cualquier clula
completa desde la fsica y la qumica, y con ello de viajar desde la entrada del laberinto
hacia la complejidad creciente. Para recitar uno de los mantras de la ciencia, las
explicaciones de las ciencias fsicas son necesarias pero no suficientes. Hay demasiada
idiosincrasia en la disposicin del ncleo y de los dems orgnulos de una clula
determinada, as como de las molculas que las componen, y demasiada complejidad en los
intercambios qumicos, que varan constantemente, de la clula con el ambiente, para
conseguir dicha quiniela conceptual. Y ms all de estas peculiaridades aguarda la historia
todava oculta del ADN prescriptivo, que se extiende a travs de innumerables
generaciones.
Para decirlo brevemente, las cuestiones de inters son cmo esta ensamblada la
clula y cul fue la historia evolutiva que llev a su prescripcin. Para avanzar, los bilogos
estn obligados en primer lugar a describir la complejidad de la clula, y despus a
descomponerla. Ir en el otro sentido es concebible, pero todos los bilogos estn de acuerdo
en que sera difcil hasta lo prohibitivo.
Disecar un fenmeno en sus elementos, en este caso la clula en orgnulos y
molculas, es consiliencia mediante reduccin. Reconstituirlo, y especialmente predecir con
el conocimiento obtenido mediante la reduccin de qu manera la naturaleza lo ensambl
en primer lugar, es consiliencia mediante sntesis. Este es el procedimiento en dos fases
mediante el que los cientficos naturales suelen trabajar: de arriba abajo a travs de dos o
tres niveles de organizacin cada vez mediante anlisis, y despus de abajo arriba a travs
de los mismos niveles mediante sntesis.
opuestas. Sus caractersticas permiten una larga duracin de la seal, as como aseguran la
intimidad de la transmisin. Dicha intimidad evita que los depredadores localicen la seal y
cacen a las que las emiten. En la guerra (y, no hay que equivocarse, la naturaleza es un
campo de batalla) se necesitan cdigos secretos.
Estas predicciones, o conjeturas informadas, si el lector prefiere, cumplen los
requisitos de consiliencia mediante sntesis. Con algunas excepciones sorprendentes, se han
confirmado. Pero los bilogos no pueden predecir a partir nicamente de la fsica y la
qumica la estructura exacta de las molculas de feromonas o la identidad de las glndulas
que las fabrican. En cuanto a eso, antes de efectuar los experimentos, no pueden estipular si
una determinada seal es utilizada o no por una especie dada de hormiga. Para conseguir
este nivel de precisin, para viajar todo el camino desde la fsica y la qumica, cerca de la
entrada del laberinto, hasta un punto final en la vida social de las hormigas, necesitamos
conocimientos colaterales detallados de la historia evolutiva de la especie y del ambiente en
el que vive.
La sntesis predictiva, en resumen, es sumamente difcil. En cambio, creo que la
explicacin en la direccin opuesta, mediante reduccin, puede conseguirse en algunos
casos a travs de todos los niveles de organizacin y, por lo tanto, de todas las ramas del
saber. Como demostracin, intentar ahora reseguir el sueo de un mago hasta llegar a lo
ms bajo, un tomo.
En el sueo del mago hay serpientes, transfiguradas a partir de las serpientes de la
vida real. No las he situado aqu por capricho. Resultan ser los animales salvajes que, con
ms frecuencia, son conjurados en todo el mundo en sueos y alucinaciones inducidas por
drogas. Las serpientes son poderosas imgenes de la fantasa humana, que con la misma
facilidad se aparecen al zul y al residente en Manhattan; son serpientes de carne y hueso
que se transforman en imgenes titilantes de la mente subconsciente. All, en funcin de la
cultura y la experiencia de cada individuo que suea, son conjuradas de formas variadas,
como depredadores, demonios amenazadores, guardianes de un mundo escondido,
orculos, espritus de los muertos y dioses. El cuerpo escurridizo y los ataques letales de las
serpientes verdaderas las convierten en ideales para la magia. Sus imgenes evocan mezclas
de emocin que caen en un gradiente triangular definido por los tres puntos de miedo,
repugnancia y temor reverente. Donde la serpiente real asusta, la serpiente onrica paraliza.
En el estado paraltico que el soador tiene cuando duerme, no se puede escapar de la
serpiente.
Las serpientes son abundantes y diversas en las pluviselvas de la Amazonia
occidental. Las serpientes onricas, equivalentes de las reales, figuran de forma prominente
en las culturas de sus habitantes amerindios y mestizos. Los chamanes presiden la toma de
drogas alucingenas e interpretan el significado de las serpientes y otras apariciones que
surgen como consecuencia. Los jvaros de Ecuador utilizan maikua, el jugo de la corteza
verde de un miembro de la familia del estramonio, Datura arborea. Los guerreros lo beben
para convocar a los arutams, los antepasados que viven en el mundo de los espritus. Si el
buscador es afortunado, surge un espritu de las profundidades de la selva, a menudo en la
forma de dos anacondas gigantes, que en la vida real es la especie Eunectes murinus, la ms
pesada de las serpientes del mundo, suficientemente grande para matar a un ser humano.
Las serpientes del sueo ruedan hacia l, enzarzadas en combate. Cuando llegan a unos seis
a nueve metros de distancia, el jvaro ha de correr hacia ellas y tocarlas. De otro modo,
explotarn como dinamita, y desaparecern.
Una vez ha recibido su visin, el jvaro no debe decrselo a nadie, de lo contrario el
hechizo terminar. Aquella noche duerme en la orilla del ro ms prximo, y mientras suea
el arutam retorna a l en la forma de un viejo. Le dice: Soy tu antepasado. Del mismo
modo que yo he vivido mucho tiempo, igual hars t. Del mismo modo que he matado
muchas veces, lo mismo hars t. Entonces la aparicin desaparece y, al hacerlo, su alma
penetra en el cuerpo del soador. Al alba, el jvaro se levanta con una sensacin aumentada
de valenta y de gracia en su porte. Su nuevo comportamiento es advertido por los dems
habitantes de las casas dispersas de la comunidad jvara local. Si lo desea, puede llevar el
adorno de huesos de ave que se coloca en el hombro y simboliza el poder del alma del
arutam. En los viejos tiempos se le habra considerado apto para servir como guerrero en
las expediciones de caza de cabezas.
Ochocientos kilmetros hacia el sudeste, en el Per amaznico, vive Pablo
Amaringo, chamn mestizo y artista. Basndose en las tradiciones de sus antepasados
amerindios, los hablantes de cocama y quechua del Amazonas y de Cajamarca, Amaringo
conjura visiones y las pinta en cuadros. La droga que elige, muy utilizada en las
comunidades de la regin del ro Ucayali, es la ayahuasca, que se extrae de la enredadera de
la jungla Banisteriopsis. Sus sueos estn poblados de serpientes en la mayor parte de sus
papeles culturales amaznicos: monturas de los dioses, espritus de los bosques,
depredadores que cazan al acecho animales y personas, fecundadores de mujeres,
propietarios de lagos y bosques, y a veces la misma enredadera sinuosa ayahuasca
transmutada en su forma animal.
En la rica tradicin local de los shipibos que siguen Amaringo y sus cuadros, las
serpientes, as como otros seres reales y sobrenaturales, estn decoradas con intrincados
dibujos geomtricos en colores primarios. Los cuadros comparten asimismo el horror vacui
de los shipibo: todos los espacios disponibles estn atestados de detalles. El estilo encaja
con la regin amaznica, que bulle de vida de una variedad extraordinaria.
Los temas de Amaringo son vagamente eclcticos. Espritus, magos y animales
fantsticos de los antiguos mitos amerindios estn mezclados con peruanos contemporneos
y artefactos industriales. Hay barcos y aviones que pasan; incluso platillos volantes que se
ciernen sobre la bveda de la pluviselva. Las imgenes, surreales y perturbadoras, liberadas
de los impulsos sensoriales normales, son emociones encarnadas que buscan el teatro y la
narracin. Su locura ilustra el principio de que, durante los trances y el sueo, cualquier
metfora sirve y cualquier fragmento de memoria capaz de deslizarse en la mente
desprotegida se convierte en parte del relato.
Las plantas sagradas, que han sido analizadas por los qumicos, ya no son
misteriosas. Sus jugos estn dotados de neuromoduladores que en grandes dosis orales
producen un estado de excitacin, delirio y visin. Los efectos primarios suelen estar
seguidos por narcosis y sueos de tipo similar. En la Datura de los jvaros se trata de los
alcaloides atropina y escopolamina, semejantes desde el punto de vista estructural. En la
Banisteriopsis de los mestizos incluyen betacarbolinas, a las que los chamanes suelen
aadir dimetiltriptamina procedente de otra especie vegetal. Las sustancias son
psicotrpicas, y estimulan una racha de imgenes lo suficientemente intensa como para
abrirse paso a travs de los procesos controlados del pensamiento consciente ordinario.
Alteran el cerebro de la misma manera que las molculas neuromoduladoras naturales que
regulan los sueos normales. La diferencia es que, bajo su influencia, las personas entran en
un trance semicomatoso en el que los sueos, descontrolados y a menudo vividos y
apremiantes, ya no estn confinados al sueo[15].
Es tentador ser condescendiente con las bsquedas espirituales de los vegetalistas
consciente se reducen. Lo mismo ocurre con otras funciones del cuerpo excepto la
circulacin, la respiracin, la digestin y (lo que es extraordinario) el movimiento de los
globos oculares. Los msculos voluntarios del cuerpo estn paralizados durante el sueo.
La regulacin de la temperatura disminuye asimismo. (Esta es la razn por la que puede ser
peligroso quedarse dormido mientras el cuerpo est fro).
En un ciclo nocturno normal, el sueo es al principio profundo y sin sueos.
Despus, a intervalos, y ocupando en conjunto alrededor del 25% del perodo de sueo
total, se torna ligero. Durante los perodos de sueo ligero es ms fcil que el durmiente se
despierte. Sus ojos se mueven de forma errtica en sus rbitas, condicin que se denomina
movimiento rpido del ojo, o REM[17]. El cerebro consciente se agita y suea pero
permanece aislado de los estmulos externos. Se dispara la ensoacin cuando las neuronas
de acetil colina del tallo cerebral empiezan a descargar de forma desenfrenada, iniciando lo
que se denominan ondas PGO. La actividad de la membrana elctrica, todava mediada por
la acetilcolina en las uniones neuronales, se desplaza desde el puente (la P de PGO), una
masa bulbosa de centros nerviosos situados en la parte superior del tallo cerebral, hacia
arriba, al centro inferior de la masa cerebral, donde penetra en los ncleos geniculados (G)
del tlamo, que son centros principales de conmutacin en las rutas neuronales visuales.
Las ondas PGO pasan despus a la corteza occipital (O), en la parte posterior del cerebro,
donde tiene lugar la integracin de la informacin visual.
Puesto que el puente es asimismo una estacin de control principal para la actividad
motriz cuando el cerebro est despierto, las seales que pasan a travs del sistema PGO
informan equivocadamente a la corteza de que el cuerpo est en movimiento. Pero,
naturalmente, el cuerpo est inmvil; en realidad, est paralizado. Lo que entonces hace el
cerebro visual es alucinar. Saca de los bancos de memoria imgenes y relatos y los integra
en respuesta a las ondas que llegan desde el puente. No constreido por la informacin del
mundo exterior, privado de contexto y continuidad en el espacio y tiempo reales, el cerebro
construye apresuradamente imgenes que a veces son fantasmagricas y estn implicadas
en acontecimientos imposibles. Volamos por el aire, nadamos en el fondo del mar,
caminamos sobre un planeta distante, conversamos con un familiar que muri hace tiempo.
Personas, animales salvajes y apariciones sin nombre llegan y se van. Algunos constituyen
la materializacin de nuestras emociones desencadenadas por las oleadas de PGO, de
manera que de un sueo a otro nuestro talante es calmado, asustado, airado, ertico,
sensiblero, humoroso, lrico, pero la mayor parte del tiempo solo ansioso. No parece haber
lmite al poder combinatorio del cerebro que suea. Y creemos todo aquello que vemos, al
menos mientras dormimos; raramente se nos ocurre dudar incluso de los acontecimientos
ms extraos a los que hemos sido empujados involuntariamente. Alguien ha definido la
locura como una incapacidad para elegir entre alternativas falsas. En sueos estamos locos.
Vagamos como dementes por nuestros paisajes onricos ilimitados.
Los estmulos fuertes pueden atravesar la barrera sensorial. Si no nos despiertan,
son encajados en el relato de la ensoacin. Sea que a nuestro dormitorio llega el sonido de
un trueno, correspondiente al rayo que ha cado a dos kilmetros de distancia. Para tomar
una de las ilimitadas respuestas posibles, nuestro sueo cambia a un asalto a un banco, se
dispara un arma, nos hieren. No, otra persona ha sido herida, cae, pero, de nuevo, no, nos
damos cuenta de que somos nosotros, desplazados al cuerpo de otra persona. Extraamente,
no notamos dolor alguno. Despus la escena cambia. Estamos caminando por un largo
corredor, perdidos, ansiosos por volver a casa, suena otro disparo. Esta vez nos
despertamos, tensos, y permanecemos tendidos y quietos en el mundo real, oyendo el
por los dos modos clave de anlisis utilizados en biologa. El primer modo expone causas
inmediatas o prximas, las entidades y los procesos fisiolgicos que crean el fenmeno. Las
explicaciones inmediatas responden a la pregunta de cmo funcionan los fenmenos
biolgicos, por lo general a los niveles celular y molecular. El segundo modo de
explicacin trata de por qu funcionan: sus causas mediatas o ltimas, que son las ventajas
de que el organismo goza como resultado de la evolucin que cre los mecanismos en
primer lugar. Los bilogos aspiran a tener tanto explicaciones mediatas como inmediatas.
Para resumir brevemente el estudio de los sueos, sabemos mucho acerca de las causas
prximas de la ensoacin en general, pero muy poco acerca de sus causas ltimas,
mientras que para la presencia de serpientes en los sueos ocurre exactamente lo contrario.
La versin que voy a ofrecer ahora de las causas ltimas de la conexin entre la
serpiente y el hombre se ha construido a partir de informes de muchos investigadores sobre
comportamiento animal y humano, y de manera ms completa por el historiador del arte y
antroplogo norteamericano Balaji Mundkur. El miedo a las serpientes es profundo y
primordial entre los primates del Viejo Mundo, el grupo filogentico al que pertenece el
Homo sapiens. Cuando los totas y otros cercopitecos, monos arborcolas colilargos que son
comunes en frica, encuentran determinados tipos de serpientes, emiten una llamada
aspirada nica. Son, evidentemente, buenos herpetlogos instintivos, porque la respuesta,
que parece innata, se limita a las especies venenosas: cobras, mambas y vboras bufadoras.
No emiten esta respuesta frente a serpientes inocuas. Otros miembros del grupo de monos
acuden junto al que grita, y juntos observan al intruso hasta que abandona las
inmediaciones. Tambin emiten con facilidad una llamada innata que avisa de la presencia
de guilas, que hace que todos los miembros de la banda bajen de los rboles y se dispersen
para alejarse del peligro, y una llamada innata que avisa de la presencia de leopardos, que
desencadena carrerillas en la direccin opuesta, hasta aquellas partes de la bveda arbrea
que los grandes felinos no pueden alcanzar.
Los chimpancs comunes, una especie que se cree que comparte con los
prehumanos un antepasado comn reciente, de hace unos cinco millones de aos, son
inslitamente aprensivos en presencia de serpientes, aunque no hayan tenido experiencias
previas con las mismas. Se retiran hasta una distancia prudencial y siguen al intruso con la
mirada fija al tiempo que alertan a los compaeros con una llamada de aviso: Ua!. La
respuesta se intensifica gradualmente durante la adolescencia.
Los seres humanos poseen asimismo una aversin innata a las serpientes, y, como
en los chimpancs, se hace ms fuerte durante la adolescencia. La reaccin no es un instinto
rgidamente establecido. Es una propensin en el desarrollo del tipo que los psiclogos
denominan aprendizaje preparado. Los nios simplemente aprenden el miedo a las
serpientes con ms facilidad que la de permanecer indiferentes o aprender afecto por las
serpientes. Antes de los cinco aos no sienten ninguna ansiedad especial. Ms tarde, se
hacen cada vez ms cautelosos. Despus, solo una o dos experiencias malas (una serpiente
que culebrea entre la hierba cercana o un relato aterrador) pueden volverlos temerosos de
manera profunda y permanente. La propensin est muy arraigada. Otros miedos comunes
(a la oscuridad, los extraos, los ruidos fuertes) empiezan a desaparecer pasados los siete
aos de edad. En cambio, la tendencia a evitar las serpientes se hace ms fuerte con el
tiempo. Es posible cambiar en la direccin opuesta, aprendiendo a manipular serpientes sin
miedo, o incluso a quererlas de alguna manera especial. As lo hice, cuando era un
muchacho, y una vez pens seriamente en convertirme en un herpetlogo profesional. Pero
en mi caso la adaptacin fue forzada y consciente. La sensibilidad especial de la gente
puede, con la misma facilidad, volverse una ofidiofobia completa, que es el extremo
patolgico en el que la proximidad de una serpiente produce pnico, sudor fro y accesos de
nuseas.
No se han explorado las rutas neurales de la aversin a las serpientes. No
conocemos la causa proximal del fenmeno excepto para clasificarlo como aprendizaje
preparado. En cambio, la causa ltima probable, el valor de supervivencia de la aversin,
se comprende bien. A lo largo de la historia humana, unas cuantas especies de serpientes
han sido una de las principales causas de enfermedad y muerte. Todos los continentes, con
la excepcin de la Antrtida, poseen serpientes venenosas. En la mayor parte de frica y
Asia, la tasa conocida de muertes anuales debidas a mordeduras de serpientes es de 5
personas por cada 100.000. El rcord local lo tiene una provincia de Birmania (que
ltimamente se llama Myanmar), con 36,8 muertes por cada 100 000 personas y por ao.
Australia posee una abundancia excepcional de serpientes venenosas, la mayora de cuyas
especies son parientes evolutivos de las cobras. A menos que se sea un experto, es
aconsejable apartarse de cualquier serpiente en Australia, del mismo modo que es prudente
evitar las setas silvestres en todas las partes del mundo. En Amrica del Sur y Central viven
serpientes mortferas bien conocidas por los jvaros y los chamanes vegetalistas, que
incluyen el surucuc, mapepire o terror de los bosques y la fer de lance, barba amarilla,
labaria o jararac, que figuran entre las vboras de fosita mayores y ms agresivas. Su piel
presenta dibujos cuya forma y color se parecen a los de la hojarasca, y sus colmillos son
suficientemente largos como para atravesar una mano humana; aguardan al acecho en el
suelo de la selva tropical, a la espera de pequeas aves y mamferos, y asestan rpidos
ataques defensivos a los seres humanos que pasan.
Las serpientes reales y las onricas proporcionan un ejemplo de la manera en la que
los agentes de la naturaleza pueden traducirse en smbolos de la cultura. Durante cientos de
miles de aos, tiempo suficiente para que cambios genticos en el cerebro programen los
algoritmos del aprendizaje preparado, las serpientes venenosas han sido una fuente
significativa de heridas y muertes para los seres humanos. La respuesta a la amenaza no es
simplemente evitarla, de la manera en que se reconoce que determinadas bayas son
ponzoosas mediante un doloroso proceso de prueba y error, sino sentir el tipo de aprensin
y de fascinacin morbosa que los primates no humanos exhiben en presencia de serpientes.
La imagen de la serpiente atrae asimismo muchos detalles extraos que son puramente
aprendidos, y como resultado de la intensa emocin que evoca, enriquece las culturas en
todo el mundo. La tendencia de la serpiente a aparecer de pronto en trances y sueos, su
forma sinuosa y su poder y misterio son ingredientes lgicos del mito y la religin.
Imgenes como las de Amaringo se remontan a varios milenios. Antes de las
dinastas faranicas, los reyes del Bajo Egipto eran coronados en Buto por la diosa Wadjet,
una cobra. En Grecia estaba Ouroboros, la serpiente que se devoraba continuamente por la
cola, mientras se regeneraba desde dentro. Para los gnsticos y los alquimistas de siglos
posteriores, este autocanbal lleg a simbolizar el ciclo eterno de destruccin y recreacin
del mundo. Un da de 1865, mientras dormitaba junto al fuego de una chimenea, el qumico
alemn Friedrich August Kekule von Stradonitz so con Ouroboros y de este modo
concibi la molcula de benceno como un crculo de seis tomos de carbono, cada uno de
ellos enlazado con un tomo de hidrgeno. Debido a esta inspiracin, algunos de los datos
ms intrigantes de la qumica orgnica del siglo XIX encajaron en su lugar. En el panten
azteca, Quetzalcatl, la serpiente emplumada con cabeza humana, reinaba como dios de la
estrella matutina y vespertina, y con ello, de la muerte y de la resurreccin. Fue el inventor
del calendario y el benefactor del estudio y del sacerdocio. Tlaloc, el dios de la lluvia y el
rayo, era otra quimera serpentina, con los labios superiores humanoides formados a partir
de las cabezas de dos serpientes de cascabel. Tales apariciones solo pudieron haber nacido
en sueos y trances.
En la mente y la cultura, la serpiente onrica trasciende a la serpiente real. Una
comprensin de su transformacin desde un reptil terrenal puede considerarse como uno de
los muchos caminos que atraviesan las tierras fronterizas que separan la ciencia de las
humanidades. Despus de haber seguido a la serpiente a lo largo de una distancia
considerable en nuestro viaje desde el mago al tomo, penetramos ahora en el interior de las
ciencias biolgicas. Aqu disponemos de mejores mapas, y el avance es considerablemente
ms fcil. Docenas de premios Nobel, que son el fruto de millones de horas de trabajo y de
miles de millones de dlares destinados a la investigacin biomdica, sealan el camino a
recorrer a lo largo de las ciencias, desde el cuerpo y el rgano a la molcula y el tomo,
pasando por la clula. La estructura general de la neurona humana ha sido cartografiada en
la actualidad con un detalle considerable. Su descarga elctrica y la qumica sinptica se
comprenden en parte y pueden expresarse en frmulas que obedecen los principios de la
fsica y la qumica. Se ha preparado el camino para atacar el principal problema no resuelto
de la biologa: de qu modo trabajan conjuntamente los cien mil millones de neuronas del
cerebro para crear la consciencia.
Digo que es el principal problema porque los sistemas ms complejos que se sabe
que existen en el universo son biolgicos, y con mucho el ms complejo de todos los
fenmenos biolgicos es la mente humana. Si cerebro y mente son en la base fenmenos
biolgicos, de ah se sigue que las ciencias biolgicas son esenciales para conseguir la
coherencia entre todas las ramas del saber, desde las humanidades hasta las ciencias fsicas.
La tarea resulta algo ms fcil debido al hecho de que las disciplinas dentro de la propia
biologa son ahora por lo general consilientes y lo son ms cada ao que pasa. Quisiera
explicar cmo se ha conseguido esto.
La consiliencia entre las ciencias biolgicas se basa en una completa comprensin
de la escala en el tiempo y el espacio. Pasar de un nivel al siguiente, por ejemplo de la
molcula a la clula o al rgano y de aqu al organismo, requiere la correcta orquestacin de
los cambios en el tiempo y en el espacio. Para dejar claro esto volver por ltima vez a
Pablo Amaringo, mago, artista y organismo compaero. Imagine el lector que podemos
acelerar o enlentecer el paso del tiempo que pasamos con l, al tiempo que expandimos o
encogemos el espacio que vemos en su persona y a su alrededor. De manera que entramos
en su casa, estrechamos su mano y Amaringo nos muestra un cuadro. Estas acciones
consumen segundos o minutos. Un hecho evidente, de modo que, para qu mencionarlo?
La cuestin adquiere ms sentido cuando se plantea de otra manera: por qu estas acciones
familiares no consumieron, en cambio, millonsimas de segundo, o meses? La respuesta es
que los seres humanos estn construidos de miles de millones de clulas que se comunican
a travs de membranas mediante ondas qumicas e impulsos elctricos. Ver a Amaringo y
hablar con l causa una secuencia de estas unidades que cubren de segundos a minutos, no
microsegundos o meses. Pensamos que un tal lapso de tiempo es normal y
aproximadamente tpico para el mundo en el que vivimos. No lo es. Puesto que nos afecta a
Amaringo y a nosotros, que somos mquinas orgnicas, se trata solo de tiempo
organsmico. Y puesto que el aparato entero de nuestra comunicacin ocupa de milmetros
a metros de superficie y volumen, no nanmetros o kilmetros, nuestras mentes sin ayuda
moran enteramente en el espacio organsmico.
bioqumicos que manipulan tomos en una molcula grande, los eclogos se enfrentan a
relaciones dinmicas inmensurables entre las todava mayores combinaciones de especies.
Considrese este ejemplo de la complejidad a la que se enfrentan. Cuando se cre el
lago Gatn durante la construccin del Canal de Panam en 1912, las aguas que iban
subiendo aislaron un fragmento de tierra elevada. El nuevo aislado, cubierto de bosque
perenne tropical, fue llamado isla de Barro Colorado, y se transform en una estacin de
investigacin biolgica. En las dcadas que siguieron se convirti en el ecosistema de su
tipo estudiado con mayor detalle en el mundo. El tamao de la isla, 17 kilmetros
cuadrados, era demasiado pequeo para poder mantener jaguares y pumas. Las presas de
estos grandes felinos consistan en parte en agutes y pacas, roedores de gran tamao que se
parecen vagamente a conejos y a ciervos pequeos. Estos animales, libres de una causa
principal de mortalidad, se multiplicaron hasta diez veces su nmero normal.
Sobreexplotaron su alimento, que consiste principalmente en grandes semillas que caen de
la bveda del bosque, lo que caus una reduccin en la reproduccin y en la abundancia de
las especies de rboles que producen las semillas. El efecto se fue extendiendo. Otras
especies de rboles, cuyas semillas son demasiado pequeas para resultar de inters para los
agutes y las pacas, se beneficiaron de la reduccin de la competencia. Sus semillas se
instalaron de manera ms abundante y sus pimpollos medraron, y un gran nmero de
arbolillos alcanzaron el desarrollo completo y la edad reproductora. Entonces fue inevitable
que las especies de animales cuya dieta alimentaria se basaba en los rboles de semillas
pequeas prosperaran, asimismo que los depredadores que dependen de estos animales
aumentaran, que los hongos y bacterias que parasitan a los rboles de semilla pequea y a
los animales asociados se expandieran, que los animales microscpicos que se alimentan de
tales hongos y bacterias se hicieran ms densos, que los depredadores de dichos animales
aumentaran a su vez, y as sucesivamente a travs de la red trfica y, en el sentido contrario,
a medida que el ecosistema reverberaba debido a la restriccin de su rea y la prdida
consiguiente de sus carnvoros culminales.
El mayor desafo en la actualidad, no solo en la biologa celular y en la ecologa,
sino en toda la ciencia, es la descripcin precisa y completa de sistemas complejos. Los
cientficos han descompuesto muchos tipos de sistemas. Piensan que conocen la mayor
parte de los elementos y fuerzas. La prxima tarea es ensamblarlos de nuevo, al menos en
modelos matemticos que capten las propiedades clave de los conjuntos completos. El xito
en esta empresa se medir por el poder que los investigadores adquieran para predecir
fenmenos emergentes al pasar de niveles de organizacin generales a otros ms
especficos. Este, en los trminos ms simples, es el gran reto del holismo cientfico.
Los fsicos, cuyo tema de estudio es el ms simple en ciencia, ya lo han logrado en
parte. Al tratar las partculas individuales como los tomos de nitrgeno como agentes
aleatorios, han deducido las pautas que surgen cuando las partculas actan juntas en
grandes conjuntos. La mecnica estadstica, que se origin en el siglo XIX con James Clerk
Maxwell (que fue asimismo un pionero en la teora de la radiacin electromagntica) y
Ludwig Boltzmann, predijo con precisin el comportamiento de los gases a distintas
temperaturas mediante la aplicacin de la mecnica clsica al gran nmero de molculas en
movimiento libre que componen los gases. Otros investigadores, al moverse entre estos dos
mismos niveles de organizacin, en otras palabras, entre las molculas y los gases, fueron
posteriormente capaces de definir la viscosidad, la conduccin del calor, la transicin de
fase y otras propiedades macroscpicas en cuanto expresiones de las fuerzas que existen
entre las molculas. En el siguiente nivel inferior, los cientficos de la teora cuntica de
exticos tales como caos, autocriticalidad y paisajes adaptativos. Estas abstracciones sacan
claramente a la luz la manera en la que los sistemas complejos podran construirse, persistir
durante un tiempo y despus desintegrarse. Sus arquitectos (orientados hacia los
ordenadores, absorbidos por las abstracciones, ligeros en historia natural, pesados en
transformaciones no lineales) piensan que ya estn oliendo el xito. Creen que potentes
simulaciones asistidas por ordenador, que exploran muchos mundos posibles, revelarn los
mtodos y los principios que se precisan para saltar por encima de la ciencia convencional,
incluida la mayor parte de la biologa contempornea, para conseguir un conocimiento
global de las producciones superiores del mundo material. Su grial es un conjunto de
algoritmos esperanzadores que acelerarn el trnsito desde el tomo al cerebro y al
ecosistema, consistentes con la realidad pero que requerirn mucho menos conocimiento
objetivo de lo que sera necesario sin los algoritmos.
El tercer grupo de cientficos, del que soy un miembro renuente, se ha instalado en
posiciones que quedan entre los dos extremos de rechazo y apoyo desenfrenado. Digo
renuente, porque me gustara ser un verdadero creyente: realmente, me impresiona el
refinamiento y el nimo de los tericos de la complejidad, y mi corazn est con ellos. Pero
mi mente no, al menos todava no. Creo, con muchos otros centristas, que estn en el buen
camino pero solo ms o menos, quiz, y que todava estn lejos de acercarse al xito. La
duda y la disensin sobre temas importantes ha estallado incluso en sus propias filas. La
dificultad bsica, para explicar el asunto de manera sencilla, es una insuficiencia de hechos.
Los tericos de la complejidad no tienen todava informacin suficiente para llevarse con
ellos al ciberespacio. Es evidente que los postulados con los que comienzan necesitan ms
detalles. Hasta el momento, sus conclusiones son demasiado vagas y generales para ser ms
que metforas ridculas, y sus conclusiones abstractas nos dicen muy pocas cosas que sean
realmente nuevas.
Tomemos el borde del caos, uno de los paradigmas de la teora de la complejidad
que con ms frecuencia se citan. Comienza con la observacin de que en un sistema que
contiene un orden interno perfecto, como un cristal, no puede haber ningn cambio ulterior.
En el extremo opuesto, en un sistema catico tal como un lquido en ebullicin, hay muy
poco orden para cambiar. El sistema que evolucione ms rpidamente habr de situarse
entre estos dos, y de manera ms precisa en el borde del caos; poseer orden pero con las
partes conectadas de manera suficientemente laxa como para ser alteradas por separado o
en grupos pequeos.
Kauffman aplic el concepto a la evolucin de la vida en su modelo NK. N es el
nmero de partes de un organismo, como el nmero de genes o de aminocidos, que
contribuyen a su supervivencia y reproduccin, y de ah su representacin en las
generaciones futuras. K es el nmero de partes de dicha clase (genes o aminocidos) en el
mismo organismo que afectan a la contribucin de cualquiera de las partes. Un gen, por
ejemplo, no acta en solitario para guiar el desarrollo de una clula. Acta con otros genes,
tpicamente de una manera complicada. Kauffman seal que si los genes estuvieran
completamente interconectados en sus efectos, siendo K igual a N, no habra evolucin, o
muy poca, en una poblacin de organismos, porque no se puede cambiar una cosa en la
herencia de los organismos sin cambiarlo todo. En el caso completamente opuesto, en el
que no hay conexiones entre los genes, de manera que K es igual a cero, la poblacin se
encuentra en el caos evolutivo. Si cada gen va por su lado, la poblacin de organismos
evoluciona aleatoriamente a travs de unas combinaciones posibles de genes casi infinitas,
nunca estables en el tiempo evolutivo, nunca asentndose en un tipo adaptativo. Cuando
existen conexiones pero son muy pocas (el borde del caos), las poblaciones en evolucin
pueden asentarse sobre cumbres adaptativas, pero todava son capaces de evolucionar con
una cierta facilidad hacia otros picos adaptativos cercanos. Por ejemplo, una especie de ave
podr pasar de comer semillas a comer insectos; una planta de la sabana podr adquirir la
capacidad de crecer en el desierto. Estar en el borde del caos, razonaba Kauffman,
proporciona el mayor grado de evolucionabilidad. Quiz las especies ajustan el nmero de
conexiones con el fin de permanecer en la que es la ms fluida de las zonas adaptativas.
Kauffman ha extendido los modelos NK para que sean aplicables a una amplia
gama de temas de biologa molecular y evolutiva. Sus argumentos, como los de otros
tericos principales de la complejidad, son originales y se dirigen a problemas importantes.
La primera vez, suenan bien. Pero en tanto que bilogo evolutivo familiarizado con la
gentica, he aprendido poco de ellos. Mientras lea con dificultad las ecuaciones de
Kauffman y su prosa particularmente ampulosa, me di cuenta de que ya conoca la mayora
de resultados en un contexto distinto. Son esencialmente una reinvencin de la rueda, una
recreacin en un lenguaje nuevo y difcil de principios que la bibliografa general de la
biologa ya ha destacado. A diferencia de las teoras importantes de la fsica, las
formulaciones NK no cambian los cimientos del pensamiento ni ofrecen predicciones en
cantidades medibles. Hasta el momento, no contienen nada que pueda llevarse al campo o
al laboratorio.
Esta reaccin personal y posiblemente injusta frente a un nico ejemplo no es para
menospreciar las perspectivas ltimas de los tericos de la complejidad. Algunos de los
conceptos elementales que han propuesto, de manera ms notable el caos y la geometra
fractal, han ayudado a comprender amplios sectores del mundo fsico. En ecologa, por
ejemplo, el bilogo y matemtico ingls Robert May ha utilizado ecuaciones diferenciales
realistas para derivar pautas de fluctuaciones de poblacin de los tipos que se observan
realmente en plantas y animales. A medida que aumenta la tasa de crecimiento de la
poblacin, o a medida que el ambiente relaja su control sobre el crecimiento de la
poblacin, el nmero de individuos pasa de un estado casi estacionario a un ciclo uniforme
de aumento y disminucin. Despus, a medida que la tasa de crecimiento y el control
ambiental cambian todava ms, el nmero de individuos pasa a ciclos complejos con
mltiples picos en el tiempo. Finalmente, el nmero se desliza hacia un rgimen catico,
zigzagueando arriba y abajo sin ninguna pauta discernible. La caracterstica ms interesante
del caos en las poblaciones es que puede producirse a partir de propiedades definidas de
manera exacta de organismos reales. Contrariamente a lo que antes se crea, las pautas
caticas no son necesariamente el producto de fuerzas ambientales que actan
aleatoriamente y zarandean a la poblacin arriba y abajo. En este caso y en muchos otros
fenmenos fsicos complejos, la teora del caos proporciona un principio de la naturaleza
realmente fundamental. Dice que ciertas pautas muy complicadas, aparentemente
indescifrables, pueden determinarse mediante pequeos cambios medibles del interior del
sistema.
Pero, de nuevo, qu sistemas, qu cambios? Esta es la esencia del problema.
Ninguno de los elementos de la teora de la complejidad posee nada que se parezca a la
generalidad y la fidelidad a los detalles objetivos que deseamos en una teora. Ninguno ha
desencadenado una cascada equivalente de innovaciones tericas y de aplicaciones
prcticas. Qu necesita la teora de la complejidad para tener xito en biologa?
La teora de la complejidad necesita ms informacin emprica. La biologa puede
proporcionarla. En marcha durante trescientos aos, y despus de haberse unido
recientemente a la fsica y la qumica, la biologa es ahora una ciencia madura. Pero puede
que sus investigadores no requieran un cuerpo de teora especial para dominar la
complejidad. Han refinado el reduccionismo hasta un arte pleno y han empezado a
conseguir sntesis parciales al nivel de las molculas y de los orgnulos. Aunque las clulas
completas y los organismos estn todava lejos de su alcance, saben que pueden reconstruir
algunos de los elementos uno por uno. No prevn ninguna necesidad de abarcar grandes
explicaciones como prerrequisito para la creacin de vida artificial. Un organismo es una
mquina, y las leyes de la fsica y la qumica, creen la mayora, son suficientes para hacer la
tarea, si hay suficiente tiempo y financiacin para la investigacin.
Armar una clula viva ser un lanzamiento a la Luna, no una revolucin einsteniana
de espacio y tiempo. La complejidad de los organismos reales se est desmenuzando con la
celeridad suficiente para animar cada semana las pginas de Nature y Science y drenar la
necesidad de una revolucin conceptual. Puede producirse una revolucin de grandes
proporciones, y de golpe, pero las masas de investigadores atareados y bien alimentados no
la estn esperando en medio de un suspense desesperado.
La mquina que los bilogos han dado a conocer es una creacin de una belleza
cautivadora. En su centro se hallan los cdigos de cidos nucleicos, que en un animal
vertebrado tpico pueden comprender entre 50 000 y 100 000 genes. Cada gen es una hebra
de 2000 a 3000 pares de bases (letras genticas). Entre los pares de bases que componen los
genes activos, cada triplete (conjunto de tres) se traduce en un aminocido. Los productos
moleculares finales de los genes, tal como son traducidos hacia el exterior de la clula por
decenas de reacciones qumicas perfectamente orquestadas, son secuencias de aminocidos
plegados en molculas gigantes de protenas. Existen alrededor de 100 000 tipos de
protenas en un animal vertebrado. Si los cidos nucleicos son los cdigos, las protenas son
la sustancia de la vida, y suponen la mitad del peso seco del animal. Dan forma al cuerpo,
lo mantienen unido mediante tendones de colgeno, lo hacen moverse mediante msculos,
catalizan todas las reacciones qumicas que lo animan, transportan oxgeno a todas sus
partes, arman el sistema inmune y transportan las seales mediante las cuales el cerebro
escruta el ambiente y media el comportamiento.
El papel que una molcula de protena desempea est determinado no solo por su
estructura primaria, no solo por la secuencia de aminocidos en su interior, sino tambin
por su forma. La hebra de aminocidos de cada tipo se pliega sobre s misma de una manera
precisa, arrollada como bramante y arrugada como un pedazo de papel apretado. La
molcula total se parece a formas tan variables como las nubes en el cielo. Al mirar tales
formas imaginamos fcilmente esferas grumosas, rosquillas, pesas, cabezas de carnero,
ngeles con las alas extendidas y sacacorchos.
Los contornos superficiales que resultan son particularmente crticos para la funcin
de las enzimas, las protenas que catalizan la qumica del cuerpo. En algn lugar de la
superficie est el lugar activo, una bolsa o surco constituido por unos pocos aminocidos,
que se mantienen en su sitio por la arquitectura de los aminocidos restantes. Solo
molculas de sustrato de una forma muy especfica pueden encajar en el lugar activo y
someterse a catlisis. Tan pronto como una se acopla en las alineaciones correctas, su lugar
activo cambia ligeramente de forma. Las dos molculas se enlazan ms estrechamente,
como manos que se encajan para saludarse. En un instante la molcula de sustrato cambia
qumicamente y es liberada. Por ejemplo, en el abrazo de la enzima sacarasa, la sacarosa se
escinde en fructosa y glucosa. Con igual celeridad, el lugar activo de la molcula de la
enzima retorna a su forma original, con su estructura qumica inalterada. La productividad
complejidad a partir del gran conjunto de simulaciones. Revelarn los algoritmos que se
conservan a lo largo de muchos niveles de organizacin, hasta los sistemas ms complejos
que se puedan concebir. Dichos sistemas sern autoensamblados, sostenibles y
constantemente cambiantes, pero se reproducirn perfectamente. En otras palabras, sern
organismos vivos.
En este momento, si llega, y creo que llegar, tendremos una verdadera teora de la
biologa, en oposicin a las densas descripciones de procesos vivos concretos que ahora
constituyen la ciencia. Sus principios acelerarn las pesquisas en la mente, el
comportamiento y los ecosistemas, que son productos de los organismos y, en virtud de su
extrema complejidad, constituyen el reto final.
De modo que las cuestiones importantes son, en primer lugar, existen principios
generales de organizacin que permitan reconstituir completamente a un organismo vivo
sin recurrir a la simulacin de fuerza bruta de todas sus molculas y tomos? Segundo,
sern de aplicacin los mismos principios a la mente, el comportamiento y los
ecosistemas? Tercero, existe un cuerpo de matemticas que sirva como lenguaje natural
para la biologa, paralelo al que tan bien funciona para la fsica? Cuarto, aunque se
descubran los principios correctos, cun detallada ha de ser la informacin objetiva para
poder usar dichos principios en los modelos deseados? En todos estos temas, hoy en da
vemos como a travs de un cristal, misteriosamente. Con el tiempo, para completar la
alusin bblica, nos encontraremos cara a cara con todo ello y quiz lo veremos
claramente. En cualquier caso, la bsqueda de respuestas pondr a prueba todos los poderes
del intelecto humano.
CAPTULO 6
La mente
La creencia en la unidad intrnseca del conocimiento (la realidad del laberinto)
cabalga en ltimo trmino sobre la hiptesis de que cualquier proceso mental tiene un
fundamento fsico y es consistente con las ciencias naturales. La mente es sumamente
importante para el programa de consiliencia por una razn a la vez elemental y
perturbadoramente profunda: todo lo que conocemos y podremos llegar a conocer acerca de
la existencia se crea all.
Al principio puede parecer que las formas ms elevadas de tal reflexin y creencia
se encuentren en el mbito de la filosofa, no de la ciencia. Pero la historia demuestra que la
lgica lanzada nicamente desde la introspeccin carece de impulso, puede viajar solo
hasta una cierta distancia, y por lo general toma la direccin equivocada. Gran parte de la
historia de la filosofa moderna, desde Descartes y Kant en adelante, consiste en modelos
del cerebro que fracasaron. Tal deficiencia no es culpa de los filsofos, que han llevado de
manera obstinada sus mtodos hasta el lmite, sino una consecuencia directa de la evolucin
biolgica del cerebro. Todo lo que se ha aprendido de manera emprica acerca de la
evolucin, en general, y del proceso mental, en particular, sugiere que el cerebro es una
mquina ensamblada no para comprenderse a s misma, sino para sobrevivir. Puesto que
estos dos objetivos son bsicamente distintos, el cerebro, sin la ayuda del conocimiento
objetivo que le suministran las ciencias, ve el mundo solo en pequeos fragmentos. Ilumina
con un proyector aquellas porciones del mundo que ha de conocer con el fin de vivir hasta
el da siguiente, y entrega el resto a la oscuridad. Durante miles de generaciones, las gentes
vivieron y se reprodujeron sin necesidad de saber cmo funciona la maquinaria del cerebro.
El mito y el autoengao, la identidad tribal y el ritual, ms que la verdad objetiva, les
concedieron la ventaja adaptativa.
Esta es la razn por la que, incluso en la actualidad, las personas saben ms cosas
sobre sus automviles que sobre su propia mente; y la razn por la que la explicacin
fundamental de la mente es una bsqueda emprica, y no filosfica o religiosa. Requiere un
viaje al interior de la mente dejando atrs las ideas preconcebidas. Hay que barrenar los
barcos que nos trajeron hasta aqu, y dejarlos quemndose en la costa.
El cerebro es una masa de tejido blanco y gris, con la forma de un casco, del tamao
aproximado de un pomelo, con un volumen de entre 1000 y 2000 centmetros cbicos y
que, por trmino medio, pesa 1,5 kilogramos (el cerebro de Einstein, por ejemplo, pesaba
1,250 kilogramos). Su superficie est arrugada como la de una esponja de limpiar, y su
consistencia es como la de un flan: lo suficientemente firme para no derramarse sobre el
suelo de la caja craneana, lo suficientemente blanda para ser excavada con una cuchara.
El verdadero significado del cerebro est escondido en su detalle microscpico. Su
masa esponjosa es un sistema cableado de manera intrincada de alrededor de cien mil
millones de neuronas, cada una de las cuales mide unas pocas millonsimas de metro de
dimetro y est conectada a otras neuronas mediante cientos o miles de terminales. Si
pudiramos reducir nuestro tamao al de una bacteria y explorar a pie el interior del
cerebro, como los filsofos han imaginado desde Leibniz en 1713, eventualmente
podramos conseguir cartografiar todas las neuronas y seguir la pista de todos los circuitos
elctricos. Pero con eso nunca podramos comprender el conjunto. Se necesita mucha ms
informacin. Necesitamos saber qu significan las pautas elctricas, cmo se ensamblaron
los circuitos y, lo que es ms intrigante de todo, con qu propsito.
Lo que sabemos de la herencia y desarrollo del cerebro demuestra que son
complicados casi hasta lo inimaginable. La base de datos del genoma humano acumulada
hasta 1995 revela que la estructura del cerebro est dictada por al menos 3195 genes
distintivos, el 50% ms que los de cualquier otro rgano o tejido (se estima que el nmero
total de genes en el genoma humano completo es de entre 50 000 y 100 000). Los procesos
moleculares que guan el crecimiento de las neuronas hasta los lugares que les estn
asignados apenas han empezado a ser descifrados. En conjunto, el cerebro humano es el
ms complejo de los objetos que se conocen en el universo; es decir, conocido por s
mismo.
Mediante evolucin ascendi hasta su forma presente de forma rpida, incluso en
relacin con las pautas del ritmo generalmente acelerado de la filogenia de los mamferos,
que es evidente en el registro fsil. A lo largo de tres millones de aos, desde los monoshombre ancestrales de frica hasta el ms primitivo de los Homo sapiens anatmicamente
modernos, que vivieron hace unos 200 000 aos, el cerebro aument cuatro veces su
volumen. Gran parte del crecimiento tuvo lugar en la neocorteza, la sede de las funciones
superiores de la mente, que incluyen, en especial, el lenguaje y su producto basado en
smbolos, la cultura.
El resultado fue la capacidad de tomar posesin del planeta. Los seres humanos
avanzados, con su gran crneo esfrico bambolendose precariamente sobre frgiles tallos
de vrtebras cervicales compactadas, caminaron, remaron y navegaron desde frica hasta
Europa y Asia, y desde all a todos los restantes continentes y grandes archipilagos, con
excepcin de la inhabitable Antrtida. Hacia el ao 1000 d. C. haban alcanzado las islas
ms exteriores de los ocanos Pacfico e ndico. Solo un puado de remotas islas del centro
del Atlntico, entre ellas Santa Elena y las Azores, permanecieron prstinas durante unos
cuantos siglos ms.
Debo reconocer que, en la actualidad, no est de moda en los crculos acadmicos
hablar de progreso evolutivo. Lo cual es un motivo adicional para hacerlo. En realidad, el
dilema que tanta tinta ha consumido puede evaporarse con una nica distincin semntica.
Si por progreso entendemos el avance hacia un objetivo predeterminado, tal como el
compuesto a propsito en la mente humana, entonces la evolucin mediante seleccin
natural, que no tiene objetivos preestablecidos, no es progreso. Pero si queremos decir la
produccin a travs del tiempo de organismos y sociedades cada vez ms complejos y
controladores, al menos en algunos linajes de descendencia, siendo la regresin siempre
una posibilidad, entonces el progreso evolutivo es una realidad evidente. En este segundo
sentido, la consecucin humana de la inteligencia superior y de la cultura figura como la
ltima de las cuatro grandes fases en la historia global de la vida. Una sigui a la otra a
intervalos de aproximadamente mil millones de aos. La primera fue el inicio de la propia
vida, en la forma de organismos sencillos, parecidos a bacterias. Despus vino el origen de
la compleja clula eucariota a travs del ensamblaje del ncleo y de otros orgnulos
encerrados en membranas en una unidad ajustadamente organizada. Al disponer del bloque
de construccin eucariota, el siguiente avance fue el origen de animales pluricelulares
grandes, tales como crustceos y moluscos, cuyos movimientos estaban guiados por
rganos de los sentidos y un sistema nervioso central. Finalmente, para afliccin de la
mayora de formas de vida preexistentes, lleg la humanidad.
Prcticamente todos los cientficos y filsofos contemporneos expertos en el tema
estn de acuerdo en que la mente, que comprende la consciencia y los procesos racionales,
es el cerebro en accin. Han rechazado el dualismo mente-cerebro de Ren Descartes,
quien en sus Meditationes (1642) llegaba a la conclusin de que por el poder divino la
mente puede existir sin el cuerpo, y el cuerpo sin la mente. Segn el gran filsofo, la
mente incorprea, y con ella el alma inmortal, residen en algn lugar del cuerpo corpreo y
mortal. Su localizacin, sugera, pudiera ser la glndula pineal, un diminuto rgano
localizado en la base del cerebro. En este modelo neurobiolgico primitivo, el cerebro
recibe informacin procedente de todo el cuerpo y la suministra al centro de operaciones
pineal, donde de alguna manera es traducida en pensamiento consciente. El dualismo era
compatible con la filosofa y la ciencia de la poca de Descartes, al apelar como lo haca a
la explicacin materialista del universo, al tiempo que segua siendo piadoso sin
arriesgarse. De una forma u otra, ha persistido hasta finales del siglo XX.
Actualmente se han sondeado el cerebro y sus glndulas satlites hasta el punto de
que no queda ningn lugar concreto en el que se pueda suponer razonablemente que
albergue una mente no fsica. Por ejemplo, se sabe que la glndula pineal segrega la
hormona melatonina y que ayuda a la regulacin del reloj biolgico y de los ritmos diarios
del cuerpo. Pero aunque por fin se est abandonando completamente el dualismo mentecuerpo, en la dcada de 1990 los cientficos siguen sin estar seguros acerca de la base
material precisa de la mente. Algunos estn convencidos de que la experiencia consciente
tiene propiedades fsicas y biolgicas nicas que an no han sido descubiertas. Unos
cuantos de ellos, a los que sus colegas llaman socarronamente los misterianos, creen que la
experiencia consciente es demasiado extraa, demasiado compleja, o ambas cosas a la vez,
para que lleguemos nunca a comprenderla.
Sin duda, la dificultad trascendente del tema inspira este tipo de negativa. Hasta
1970 los cientficos pensaban que el concepto de la mente era una materia que era mejor
dejar a los filsofos. En la actualidad, el asunto ha sido situado all donde le toca, en la
confluencia de la biologa y la psicologa. Con la ayuda de tcnicas nuevas y potentes, los
investigadores han cambiado el marco del discurso a una nueva manera de pensar,
expresada en el lenguaje de las neuronas, los neurotransmisores, las oleadas de hormonas y
las redes neurales recurrentes.
El filo cortante de esta empresa es la neurociencia cognitiva, conocida tambin, y de
manera ms popular, como ciencias del cerebro, una alianza formada por neurobilogos,
psiclogos cognitivos y una nueva escuela de filsofos partidarios del conocimiento
emprico a los que se suele denominar neurofilsofos. Sus informes de investigacin se
envan semanalmente a publicaciones cientficas de primera lnea, y sus teoras y
desavenencias apasionadas llenan las pginas de revistas abiertas al debate, tales como
Behavioral and Brain Sciences. Muchos de los libros y artculos populares que escriben
figuran entre los mejores en la exposicin de la ciencia contempornea.
Tales rasgos son el sello distintivo del perodo heroico, o perodo romntico como a
veces se le denomina, que experimenta toda disciplina cientfica de xito durante su
juventud. Durante un intervalo relativamente breve, por lo general una dcada o dos,
raramente ms de medio siglo, los cientficos se intoxican con una mezcla de lo que se
acaba de descubrir y de lo desconocido que se puede imaginar. Por primera vez, las
preguntas realmente importantes se formulan de forma que puedan contestarse, as: cules
son los acontecimientos celulares que componen la mente? No que crean la mente
(demasiado vaga, esta expresin), sino que la componen. Los pioneros son cazadores
paradigmticos. Son gente que se arriesga, que compite con tericos rivales por premios
gordos y estn dispuestos a soportar penosos retrocesos. Pueden compararse a los
exploradores del siglo XVI, quienes, habiendo descubierto una nueva costa, penetraban en
los ros hasta donde podan, trazaban toscos mapas y regresaban a casa para implorar ms
fondos para seguir las expediciones. Y los patronos gubernamentales y privados de los
cientficos del cerebro, como las comisiones geogrficas reales de siglos pasados, son
generosos. Saben que se puede hacer historia con un simple avistamiento de la costa, tras
de la cual se encuentra tierra virgen y los futuros contornos del imperio.
Llmese occidental a este impulso, si se quiere, llmeselo androcntrico, y por
supuesto rechcese como colonialista si se piensa que as hay que hacerlo. En cambio, yo
creo que es bsico de la naturaleza humana. Sea cual sea su origen, el impulso gua los
avances cientficos importantes. Durante mi carrera he tenido el privilegio de ser testigo
cercano de los perodos heroicos de la biologa molecular, la tectnica de placas en
geologa y la sntesis moderna de la biologa evolutiva. Ahora le toca el turno a las ciencias
del cerebro.
Los primeros cimientos para la revolucin los establecieron los mdicos en el
siglo XIX, al advertir que las lesiones de determinadas partes del cerebro resultan en
determinados tipos de incapacidades. Quiz el caso ms famoso fue el de Phineas P. Gage,
que en 1848 era un joven capataz de construccin a cargo de una cuadrilla que instalaba las
vas del ferrocarril a travs de Vermont. Parte de la tarea consista en hacer saltar mediante
barrenos los afloramientos rocosos, con el fin de enderezar las curvas de la trayectoria que
iba avanzando. Mientras Gage atacaba la plvora en un agujero recin barrenado, una
explosin prematura lanz la barra de hierro de atacar, como un misil, hacia su cabeza.
Entr por su mejilla izquierda y sali por la parte superior del crneo, llevndose con ella
una buena parte del lbulo prefrontal de su corteza cerebral, y despus sigui una
trayectoria arqueada de ms de 30 metros antes de caer al suelo. Gage cay al suelo,
todava milagrosamente vivo. Para sorpresa de todos, a los diez minutos pudo sentarse.
Nunca perdi la consciencia. Prodigioso accidente fue despus el titular del Vermont
Mercury. Con el tiempo sus heridas externas curaron, y conserv la capacidad de hablar y
razonar. Pero su personalidad haba cambiado de manera drstica. Mientras que antes haba
sido alegre, responsable y bien educado, un empleado apreciado del Rutland & Burlington
Railroad, ahora era un mentiroso habitual, poco serio en el trabajo y dado al
comportamiento vagabundo y autodestructivo. A lo largo de muchos aos, el estudio de
otros pacientes con lesiones en la misma parte del cerebro ha confirmado la conclusin
general que sugera la desgracia de Gage: el lbulo prefrontal alberga centros importantes
para la iniciativa y el equilibrio emocional.
Durante dos siglos los archivos mdicos se han llenado con tales ancdotas sobre
los efectos de lesiones cerebrales localizadas. Los datos han hecho posible que los
neurlogos compongan un mapa de las funciones que realizan las diferentes partes de
cerebro. Las lesiones, que se dan en todo el cerebro, incluyen traumas fsicos, ataques
apoplticos, tumores, infecciones y envenenamiento. Varan en extensin desde puntos
precisos apenas detectables hasta supresiones y resecciones de grandes porciones del
cerebro. En funcin de la localizacin y de la magnitud, tienen efectos mltiples sobre el
pensamiento y la conducta.
El significado de la forma de las neuronas, que tanto gusta al bilogo, es este: los
sistemas de neuronas son redes dirigidas, que reciben y transmiten seales. Intercambian
informacin con otros complejos para formar sistemas de sistemas, en algunos lugares
formando un crculo, como una serpiente que se muerde la cola, para crear circuitos
reverberantes. Cada neurona es tocada por las ramas terminales de los axones de muchas
otras neuronas, y se establece, mediante una especie de voto democrtico, si tiene que estar
activa o silenciosa. Utilizando un cdigo parecido al Morse de disparos entrecortados, la
neurona enva sus propios mensajes a otras neuronas. El nmero de conexiones que hace la
clula, su pauta de expansin y el cdigo que utiliza determinan el papel que la neurona
desempea en la actividad global del cerebro.
Completemos ahora la metfora ingenieril. Cuando uno se dispone a disear un
cerebro de homnido, es importante observar otro principio del diseo ptimo: la
transferencia de informacin mejora cuando los circuitos de neuronas que cumplen
funciones especializadas se colocan juntos, en grupos. Ejemplos de tales agregados en el
cerebro real son las estaciones de relevo sensoriales, los centros de integracin, los mdulos
de memoria y los centros de control emocional que hasta hoy da han identificado los
neurobilogos. Los cuerpos neuronales se agrupan en conjuntos planos denominados capas
y en conjuntos redondeados llamados ncleos. La mayora se coloca en la superficie del
cerebro o cerca de la misma. Estn interconectados mediante sus propios axones y mediante
neuronas intermedias que se extienden hasta los tejidos ms profundos del cerebro. Un
resultado es el color gris o pardo claro de la superficie, debido al cmulo de cuerpos
neuronales (la materia gris del cerebro), y el color blanco de las vainas de mielina de los
axones del interior del cerebro.
Los seres humanos pueden poseer el cerebro ms voluminoso en proporcin al
tamao corporal de cualquier especie de animal grande que haya vivido jams. Para una
especie de primate, es evidente que el cerebro humano est en el lmite fsico, o cerca del
mismo. Si fuera mucho mayor en el recin nacido, el paso del crneo que lo protege a
travs del canal del parto sera peligroso tanto para la madre como para el hijo. Incluso el
tamao del cerebro adulto es peligroso desde el punto de vista mecnico: la cabeza es un
globo frgil e internamente licuescente, en equilibrio sobre un delicado eje de hueso y
msculo, en cuyo interior el cerebro es vulnerable y la mente se puede aturdir o incapacitar
con frecuencia. Los seres humanos tienen una disposicin innata a evitar el contacto fsico
violento. Puesto que a lo largo de la evolucin nuestros antepasados trocaron la fuerza bruta
por la inteligencia, ya no necesitamos agarrar y desgarrar a los enemigos con mandbulas
provistas de colmillos.
Dado este lmite intrnseco al volumen cerebral, hay que encontrar alguna manera
de encajar en l los bancos de memoria y los sistemas de integracin de orden superior que
se necesitan para generar el pensamiento consciente. El nico medio disponible es el
aumento de la superficie: extender las clulas en una hoja amplia y arrugarla hasta formar
una bola. La corteza del cerebro humano es una tal hoja, de aproximadamente 6500
centmetros cuadrados de superficie, atestada con millones de cuerpos neuronales por
centmetro cuadrado, plegada y apretada de forma precisa, como un origami[20], en muchas
crestas y fisuras que se arrollan, netamente embutidas a su vez en la cavidad craneal de
entre 1000 y 2000 centmetros cbicos de capacidad.
Qu ms puede decirse de la estructura del cerebro? Si lo dise un Divino
Ingeniero, no limitado por la historia biolgica de la humanidad, podra haber escogido
seres mortales pero anglicos hechos a su propia imagen. Presumiblemente seran
actividad motriz voluntaria e integra las funciones superiores, entre ellas el habla y la
motivacin.
Las funciones clave de las tres divisiones sucesivas (metencfalo ms mesencfalo,
sistema lmbico y corteza cerebral) puede resumirse claramente en esta secuencia: latido
cardaco, fibras del corazn y sin corazn.
No hay un lugar nico en el prosencfalo que sea la sede de la experiencia
consciente. Los niveles superiores de la actividad mental recorren circuitos que abarcan una
gran parte del prosencfalo. Por ejemplo, cuando vemos y hablamos sobre el color, la
informacin visual pasa desde los conos y las interneuronas de la retina a travs del tlamo
a la corteza visual en la parte posterior del cerebro. Una vez la informacin ha sido
codificada e integrada de nuevo en cada paso, a travs de modelos de disparo de neuronas,
se extiende despus hacia los centros del habla de la corteza lateral. Como resultado,
primero vemos rojo y luego decimos rojo. Pensar sobre el fenmeno consiste en aadir
cada vez ms conexiones de pauta y significado, y, as, en activar reas adicionales del
cerebro. Cuanto ms nuevas y complejas sean las conexiones, tanto mayor ser la cantidad
de esta activacin que se extiende. Cuanto mejor se aprendan las conexiones mediante tal
experiencia, tanto ms son puestas en piloto automtico. Cuando ms tarde se aplica el
mismo estmulo, la nueva activacin disminuye y los circuitos son ms predecibles. El
procedimiento se convierte en un hbito. En una de tales rutas inferidas de formacin de
memoria, la informacin sensorial es transportada desde la corteza cerebral a la amgdala y
al hipocampo, despus al tlamo, y despus a la corteza prefrontal (justo detrs de la
frente), y de nuevo a las regiones sensoriales originales de la corteza para su
almacenamiento. A lo largo del camino, los cdigos se interpretan y se alteran segn las
entradas procedentes de otras partes del cerebro.
Debido al tamao microscpico de las neuronas, una gran cantidad de circuitera
puede amontonarse en un espacio muy pequeo. El hipotlamo, un centro de relevos y
control principal en la base del cerebro, tiene el tamao aproximado de una habichuela. (El
sistema nervioso de los animales est miniaturizado de manera todava ms impresionante.
El cerebro entero de los mosquitos y de otros insectos muy pequeos, que portan
instrucciones para una serie de actos instintivos complejos, desde el vuelo al apareamiento,
apenas es visible al ojo desnudo.)
La perturbacin de determinados circuitos del cerebro humano suele producir
resultados sorprendentes. Las lesiones en determinados lugares de la superficie inferior de
los lbulos parietales y occipitales, que ocupan la parte lateral y posterior de la corteza
cerebral, causan la rara condicin llamada prosopagnosia. El paciente ya no puede
reconocer a otras personas por su cara, pero puede recordarlas todava a partir de su voz. Y,
lo que es igual de extrao, conserva la capacidad de reconocer solo mediante la vista
objetos que no sean caras.
Puede haber centros en el cerebro que sean especialmente activos en la organizacin
y la percepcin del libre albedro. Uno de ellos parece estar situado dentro o por lo menos
cerca del surco cingulado anterior, en el interior de un pliegue de la corteza cerebral. Los
pacientes que han sufrido lesin en esta regin pierden iniciativa y se despreocupan de su
propio bienestar. De un momento al siguiente no se concentran en nada en particular, pero
siguen siendo capaces de respuestas razonadas si se les apremia.
Otras operaciones mentales complejas, mientras que afectan a regiones de partes
extensas del cerebro, son vulnerables a perturbaciones localizadas. Los pacientes con
epilepsia del lbulo temporal suelen desarrollar hiperreligiosidad, que es la tendencia a
cargar todos los acontecimientos, grandes y pequeos, con significado csmico. Son
tambin propensos a la hipergrafa, una compulsin a expresar sus visiones en un raudal
indisciplinado de poemas, cartas o relatos.
Las rutas neurales que se usan en la integracin sensorial son asimismo muy
especializadas. Cuando los sujetos sometidos a imaginera TEP (tomografa de emisin de
positrones), mtodo que revela las pautas de disparo de las neuronas, nombran ilustraciones
de animales, su corteza visual se ilumina en el mismo modelo que se ve cuando escogen
ligeras diferencias en el aspecto de los objetos. Cuando, en cambio, nombran en silencio
ilustraciones de utensilios, la actividad neural pasa a partes de la corteza relacionadas con
los movimientos de las manos y las palabras de accin, como escribir en lugar de lpiz.
Hasta ahora he hablado acerca de los procesos fsicos que producen la mente.
Ahora, para entrar en el meollo del asunto, qu es la mente? Los cientficos de la mente, es
comprensible, bailan alrededor de esta pregunta. Sabiamente, rara vez se comprometen con
una definicin declarativa sencilla. La mayora cree que las propiedades fundamentales de
los elementos responsables de la mente (neuronas, neurotransmisores y hormonas) se
conocen razonablemente bien. Lo que falta es la suficiente comprensin de las propiedades
emergentes, holsticas, de los circuitos neuronales, y de la cognicin, la manera como los
circuitos procesan la informacin para crear percepcin y conocimiento. Aunque los
comunicados del frente de investigacin crecen cada ao en nmero y refinamiento, es
difcil juzgar cunto es lo que conocemos en comparacin con lo que necesitamos saber,
con el fin de crear una teora potente y duradera de la produccin de la mente por parte del
cerebro. La gran sntesis podra llegar rpidamente, o bien podra llegar con una dolorosa
lentitud a lo largo de un perodo de dcadas.
An as, los expertos no pueden resistirse a especular sobre la naturaleza esencial de
la mente. Aunque es muy arriesgado hablar de consenso, y aunque no tengo gran confianza
en mis propios sesgos como intrprete, creo que he podido ensamblar lo suficiente de sus
opiniones superpuestas para prever un probable perfil de la teora eventual, como sigue.
La mente es un torrente de experiencia consciente e inconsciente. En su raz es la
representacin codificada de impresiones sensoriales y la memoria y la imaginacin de
estas impresiones. Lo ms probable es que la informacin que la compone sea clasificada y
recuperada mediante codificacin vectorial, que indica direccin y magnitud. Por ejemplo,
un determinado sabor podra ser clasificado por la actividad combinada de neuronas que
respondieran a grados distintos de dulzura, salsedumbre y acidez. Si el cerebro estuviera
diseado para distinguir diez incrementos en cada una de estas dimensiones del gusto, la
codificacin podra identificar 10 10 10, o sea 1000 sustancias.
La consciencia consiste en el procesamiento en paralelo de un enorme nmero de
tales redes de codificacin. Muchas estn conectadas por el disparo sincronizado de las
neuronas a cuarenta ciclos por segundo, lo que permite la cartografa interna simultnea de
mltiples impresiones sensoriales. Algunas de tales impresiones son reales, producidas por
la estimulacin que procede del exterior del sistema nervioso, mientras que otras son
rememoradas desde los bancos de memoria de la corteza. En su conjunto, crean los
argumentos o escenarios que fluyen de manera realista hacia delante y hacia atrs a travs
del tiempo. Los argumentos son una realidad virtual. Pueden casar perfectamente con
fragmentos del mundo externo, o bien apartarse indefinidamente lejos del mismo. Recrean
el pasado y plantean futuros alternativos que sirven como opciones para pensamientos y
acciones corporales futuros. Los argumentos comprenden pautas densas y finamente
diferenciadas en los circuitos cerebrales. Cuando estn completamente abiertos a las
entradas procedentes del exterior, corresponden bien a todas las partes del ambiente,
incluyendo la actividad de partes del cuerpo, supervisada por los rganos de los sentidos.
Quin o qu en el interior del cerebro supervisa toda esta actividad? Nadie. Nada.
Los argumentos o escenarios no son vistos por alguna otra parte del cerebro. Simplemente,
son. La consciencia es el mundo virtual compuesto por los escenarios. No existe ni siquiera
un teatro cartesiano, para utilizar la frase con la que Daniel Dennett lo desecha, ni un solo
lugar del cerebro en el que los escenarios sean representados de forma coherente. En lugar
de eso, existen pautas entrelazadas de actividad neural dentro de lugares concretos del
prosencfalo, y entre ellos, desde la corteza cerebral a otros centros especializados de
cognicin, tales como el tlamo, la amgdala y el hipocampo. No hay un nico torrente de
consciencia en el que toda la informacin sea agrupada por un ego ejecutivo. En lugar de
ello, hay mltiples corrientes de actividad, algunas de las cuales contribuyen
momentneamente al pensamiento consciente y despus se van eliminando por etapas. La
consciencia es el gran conjunto acoplado de tales circuitos implicados. La mente es una
repblica autoorganizativa de argumentos que, de manera individual, germinan, crecen,
evolucionan, desaparecen y ocasionalmente se demoran para generar pensamiento y
actividad fsica adicionales.
Los circuitos neurales no se encienden y se apagan como partes de una red elctrica.
En muchos sectores del prosencfalo al menos, estn dispuestos en rels paralelos que se
escalonan desde un nivel neuronal al siguiente, integrando cada vez ms informacin
codificada a cada paso. La energa de la luz que incide en la retina, para ampliar el ejemplo
que puse antes, es transducida en pautas de disparo neuronal. Las pautas son transmitidas a
travs de una secuencia de sistemas intermedios de neuronas hacia fuera de los campos
retinales, a travs de los ncleos geniculados laterales del tlamo, a la corteza visual
primaria de la parte posterior del cerebro. Las clulas de la corteza visual, alimentadas por
los estmulos integrados, suman la informacin procedente de distintas partes de la retina.
Reconocen y, mediante su propia pauta de disparo, especifican manchas o lneas. Ulteriores
sistemas de estas clulas de orden superior integran la informacin procedente de mltiples
clulas alimentadoras para cartografiar la forma y el movimiento de los objetos. De
maneras que todava no se comprenden, este modelo est acoplado con la entrada
simultnea procedente de otras partes del cerebro para crear los argumentos completos de la
consciencia. El bilogo S. J. Singer ha expresado secamente el asunto: conecto, luego
existo.
Debido a que solo para generar la consciencia se requiere una poblacin de
neuronas astronmicamente grande, el cerebro se halla muy limitado en su capacidad de
crear y mantener imgenes complejas en movimiento. Una medida clave de dicha
capacidad reside en la distincin que hacen los psiclogos entre memoria a corto y a largo
plazo. La memoria a corto plazo es el estado dispuesto de la mente consciente. Compone
todas las partes actuales y recordadas de los escenarios virtuales. Solo puede manipular de
manera simultnea unas siete palabras u otros smbolos. El cerebro tarda alrededor de un
segundo para examinar completamente estos smbolos, y en treinta segundos olvida la
mayor parte de la informacin. La memoria a largo plazo cuesta mucho ms de adquirir,
pero posee una capacidad casi ilimitada, y una fraccin de la misma se conserva durante
toda la vida. Desplegando la activacin, la mente consciente convoca la informacin
procedente del almacn de la memoria a largo plazo y la conserva durante un breve
intervalo en la memoria a corto plazo. Durante este tiempo procesa la informacin, a una
tasa de aproximadamente un smbolo cada 25 milisegundos, mientras que los argumentos
clasifica argumentos, a travs de los cuales se adivina el futuro y se eligen planes de accin.
La consciencia no es un centro de mando alejado, sino parte del sistema ntimamente
conectado a todos los circuitos neurales y hormonales que regulan la fisiologa. La
consciencia acta y reacciona para conseguir un estado estacionario dinmico. Perturba al
cuerpo de manera precisa con cada circunstancia cambiante, como requiere el bienestar y la
respuesta a la oportunidad, y ayuda a devolverlo a la condicin original cuando se ha hecho
frente al desafo y la oportunidad.
La reciprocidad de mente y cuerpo puede visualizarse en el siguiente escenario, que
he adaptado de un relato del neurlogo Antonio R. Damasio. Imagine el lector que est
paseando de noche por una calle desierta de la ciudad. La meditacin del lector se ve
interrumpida por pasos rpidos que resuenan a su espalda, muy cerca. Su cerebro se centra
de inmediato y produce una profusin de escenarios alternativos: ignorar los pasos,
quedarse quieto, darse la vuelta y enfrentarse, o huir. Prevalece el ltimo escenario y el
lector acta. Corre hacia el escaparate iluminado de una tienda situada calle abajo. En el
espacio de unos pocos segundos, la respuesta consciente desencadena cambios automticos
en la fisiologa del lector. Las hormonas catecolamnicas epinefrina (adrenalina) y
norepinefrina se vierten en el torrente sanguneo desde la mdula adrenal y viajan a todas
las partes del cuerpo, aumentando la tasa metablica basal, descomponiendo en el hgado y
los msculos esquelticos el glucgeno hasta obtener glucosa para una entrada rpida de
energa. El corazn se acelera. Los bronquiolos de los pulmones se dilatan para admitir ms
aire. La digestin se hace ms lenta. La vejiga y el colon se preparan para vaciar sus
contenidos, desembarazando al cuerpo para prepararlo para una accin violenta y posibles
heridas.
Pasan unos cuantos segundos ms. El tiempo se hace ms lento en la crisis: la
duracin del evento parece como si fuera de varios minutos. Las seales que surgen de
todos los cambios son transmitidas de nuevo al cerebro por ms fibras nerviosas y el
aumento de hormona titula el torrente sanguneo. A medida que pasan ms segundos,
cuerpo y cerebro cambian juntos de manera precisa y programada. Los circuitos
emocionales del sistema lmbico irrumpen: los nuevos argumentos que inundan la mente
estn cargados de miedo, despus ira que centra fuertemente la atencin de la corteza
cerebral, cerrando todos los dems pensamientos no relevantes para la supervivencia
inmediata.
El lector llega a la puerta de la tienda, ha ganado la carrera. Dentro hay gente, el
seguidor ha desaparecido. Estaba realmente persiguindolo? No importa. La repblica de
sistemas corporales, informada por seales tranquilizadoras desde el cerebro consciente,
empieza su largo abandono de la guardia hasta el estado de calma original.
Damasio, al presentar la mente de manera holstica en tales episodios, ha sugerido la
existencia de dos grandes categoras de emocin. La primera, la emocin primaria,
comprende las respuestas que de ordinario se denominan innatas o instintivas. La emocin
primaria requiere poca actividad consciente ms all del reconocimiento de determinados
estmulos elementales, del tipo que los estudiosos del comportamiento instintivo en los
animales denominan disparadores: se dice que disparan el comportamiento
preprogamado. Para los seres humanos dichos estmulos incluyen la incitacin sexual, los
ruidos fuertes, la aparicin sbita de formas grandes, el movimiento culebreante de
serpientes u objetos serpentiformes y las configuraciones particulares del dolor asociado a
ataques al corazn o a huesos rotos. Las emociones primarias han sido transmitidas con
pocos cambios desde los vertebrados, que fueron los antepasados de la estirpe humana. Son
activadas mediante circuitos del sistema lmbico, entre los que la amgdala parece ser el
principal centro integrador y de transmisin.
Las emociones secundarias surgen a partir de acontecimientos personalizados de la
vida. Encontrarse con un viejo amigo, enamorarse, obtener un ascenso o sufrir un insulto
supone disparar los circuitos lmbicos de la emocin primaria, pero solo despus de que se
han empleado los procesos integrativos superiores de la corteza cerebral. Hemos de saber
quin es amigo o enemigo, y por qu se comportan de una determinada manera. Por esta
interpretacin, la ira del emperador y el arrobamiento del poeta son elaboraciones culturales
retroajustadas a la misma maquinaria que impulsa a los primates prehumanos. La
naturaleza, observa Damasio, con su chapucera habilidad por la economa, no seleccion
mecanismos independientes para expresar las emociones primarias y secundarias. Permiti,
simplemente, que las emociones secundarias se expresaran por el mismo canal ya
preparado para conducir las emociones primarias.
Las palabras ordinarias utilizadas para denotar emocin y otros procesos de la
actividad mental se ajustan solo de una manera grosera a los modelos utilizados por los
cientficos del cerebro en sus intentos de una explicacin rigurosa. Pero las concepciones
ordinarias y convencionales (lo que algunos filsofos llaman psicologa popular) son
necesarias si hemos de extraer el mximo sentido posible de miles de aos de historia culta,
y con ello unir las culturas del pasado a las del futuro. Con esta finalidad ofrezco las
siguientes definiciones, en las que se pone el acento en la neurociencia, de varios de los
ms importantes conceptos de la actividad mental.
Lo que denominamos significado es la conexin entre las redes neurales creadas por
la excitacin en expansin que acrecienta las imgenes e implica emocin. La seleccin
competitiva entre escenarios o argumentos es lo que llamamos toma de decisiones. El
resultado, en trminos del ajuste del argumento ganador a los estados instintivos o
aprendidos favorables, establece el tipo e intensidad de la emocin subsiguiente. La forma
persistente y la intensidad de las emociones se llama talante. La capacidad del cerebro de
generar escenarios nuevos y de instalarse en los ms efectivos de ellos se denomina
creatividad. La produccin persistente de escenarios que carecen de realidad y de valor de
supervivencia se llama demencia.
Las construcciones materiales explcitas que he adjudicado a la vida mental sern
discutidas por algunos cientficos del cerebro, mientras que otros las estimarn
inadecuadas. Este es el sino inevitable de la sntesis. Al elegir determinadas hiptesis en
lugar de otras, he intentado servir como un agente honesto que busca el centro de gravedad
de la opinin, donde, de una manera general, los datos de apoyo son ms persuasivos y
mutuamente consistentes. Incluir todos los modelos e hiptesis que merecen respeto en esta
tumultuosa disciplina, y despus clarificar las distinciones entre ellos, exigira un manual
completo. Es indudable que los acontecimientos probarn que en algunos lugares me
equivoqu al elegir. Por tal eventualidad pido ahora disculpas a los cientficos desairados,
concesin que hago con gusto, sabiendo que el reconocimiento que merecen y que
inevitablemente recibirn no puede verse empaado por la omisin prematura por parte de
ningn observador.
Habiendo calificado as el tema, describir a continuacin los problemas de ms
enjundia que han de resolverse, antes de que pueda decirse que la base fsica de la mente se
ha resuelto realmente. El que se considera, de manera universal, el ms difcil de todos es la
naturaleza de la experiencia subjetiva. El filsofo australiano David Chalmers puso
recientemente este tema en perspectiva al contrastar los problemas fciles de la
decir: S, este es el rango de longitud de onda que otros clasifican como azul, y aqu est la
pauta de actividad neural por la que es reconocido y denominado. Las explicaciones seran
igualmente claras para abejas y peces cientficos si, de alguna manera, su especie pudiera
alcanzar los niveles de inteligencia humanos.
El arte es el medio por el que personas de cognicin similar se comunican con los
dems para transmitir sensaciones. Pero cmo podemos estar seguros de que el arte se
comunica de este modo con precisin, de que las personas sienten realmente,
verdaderamente, lo mismo en presencia del arte? Lo sabemos de forma intuitiva por el peso
mismo de nuestras respuestas acumulativas a travs de los muchos medios de arte. Lo
sabemos por las descripciones verbales detalladas de la emocin, por los anlisis crticos y,
en realidad, a travs de datos procedentes de las vastas, matizadas y trabadas armas de las
humanidades. Este papel vital en el compartir la cultura es, precisamente, de lo que tratan
las humanidades. No obstante, de la ciencia vendr informacin nueva y fundamental al
estudiar las pautas dinmicas de los sistemas sensoriales y cerebral, durante episodios en
los que se evocan y se experimentan a travs del arte determinadas sensaciones.
Pero, a buen seguro, dirn los expertos, esto es imposible. El hecho cientfico no
podr traducirse nunca en arte, ni a la inversa. Tal respuesta es, ciertamente, la sabidura
convencional. Pero creo que es errnea. La conexin crucial existe: la propiedad comn de
la ciencia y el arte es la transmisin de informacin, y en un cierto sentido los modos
respectivos de transmisin en ciencia y en arte pueden hacerse equivalentes desde el punto
de vista lgico. Imagnese el siguiente experimento: un equipo de eruditos (quiz dirigidos
por Mary, la cientfica interesada por el color) ha construido un lenguaje icnico a partir de
las pautas visuales de la actividad cerebral. El resultado se parece a una sucesin de
ideogramas chinos, cada uno de los cuales representa una entidad, un proceso o un
concepto. La nueva escritura (llammosla caligrafa mental) se traduce a otros lenguajes.
A medida que aumenta la soltura de sus lectores, la caligrafa mental puede leerse
directamente mediante imgenes mentales.
En los silenciosos escondrijos de la mente, los sujetos voluntarios relatan episodios,
evocan aventuras en sueos, recitan poemas, resuelven ecuaciones, rememoran melodas, y
mientras hacen esto, las tcnicas de la neurobiologa hacen visible el juego vehemente de su
circuitera neuronal. El observador lee la escritura que se despliega no como tinta sobre
papel, sino como pautas elctricas sobre tejido vivo. Algo, al menos, de la experiencia
subjetiva del pensador (su sentimiento) se transfiere. El observador reflexiona, re o llora. Y
a partir de sus propias pautas mentales es capaz de volver a transmitir las respuestas
subjetivas. Los dos cerebros estn conectados por la percepcin de la actividad cerebral.
Ya se encuentren sentados a la mesa uno frente a otro, o solos en habitaciones
separadas, o incluso en ciudades distintas, los comunicantes pueden realizar hazaas que se
parecen a la percepcin extrasensorial (ESP). Pero solo superficialmente. El primer
pensador observa un naipe que sostiene medio doblado en la palma de la mano. Sin otra
pista que las imgenes mentales para guiarlo, el segundo pensador lee la cara de la carta. El
primer pensador lee una novela; el segundo sigue la narracin.
La transmisin precisa de la caligrafa mental depende tanto como el lenguaje
convencional de la comunalidad de la cultura de los usuarios. Cuando la superposicin es
pequea, la caligrafa puede estar limitada en el uso a un centenar de caracteres; cuando es
extensa, el lxico puede aumentarse a miles. Cuando es ms eficiente, la caligrafa
transmite los tonos y las expresiones floridas que son caractersticas de culturas concretas y
de mentes individuales.
acaso nunca, comprendemos por entero. La ignorancia de este tipo es concebida por la
mente consciente como incertidumbre que hay que resolver; de ah que se asegure la
libertad de eleccin. Una mente omnisciente con un compromiso total con la razn pura y
con objetivos fijos carecera de libre albedro. Incluso los dioses, que conceden la libertad a
los hombres y se muestran descontentos cuando estos eligen alocadamente, evitan asumir
tal poder espeluznante.
El libre albedro como producto secundario de la ilusin parecera ser un albedro lo
suficientemente libre como para guiar el progreso humano y ofrecer la felicidad. Hemos
de dejarlo as? No, no podemos. Los filsofos no nos dejarn. Dirn: supongamos que con
ayuda de la ciencia conociramos en detalle todos los procesos escondidos. Sera entonces
correcto afirmar que la mente de un determinado individuo es predecible, y por lo tanto se
halla verdadera y fundamentalmente determinada, y carece de libre albedro? Hasta aqu, en
principio, hemos de conceder esto, pero solo en el siguiente sentido, muy peculiar. Si en el
intervalo de un microsegundo, las redes activas que componen el pensamiento fueran
conocidas hasta la ltima neurona, molcula e in, podra predecirse su estado exacto en el
microsegundo siguiente. Pero seguir con esta lnea de razonamiento en el mbito ordinario
del pensamiento consciente es ftil en trminos pragmticos, por la siguiente razn: si hay
que aprehender y dominar las operaciones de un cerebro, tambin han de ser alteradas.
Adems, son de aplicacin los principios del caos matemtico. Cuerpo y cerebro
comprenden estrepitosas legiones de clulas, que cambian a la escala microscpica en
pautas discordantes que la consciencia por s sola no puede siquiera empezar a imaginar.
Las clulas son bombardeadas cada instante por estmulos externos que la inteligencia
humana no puede conocer con antelacin. Cada uno de tales eventos puede acarrear una
cascada de episodios microscpicos que conducen a nuevas pautas neurales. El ordenador
que sera necesario para seguir la pista a las consecuencias tendra que ser de unas
proporciones fantsticas, con operaciones concebiblemente mucho ms complejas que las
del propio cerebro pensante. Adems, los argumentos de la mente son casi infinitos en su
detalle, y su contenido se desarrolla segn la historia y fisiologa nicas del individuo. De
qu manera introducimos esto en un ordenador?
De modo que no puede haber un determinismo sencillo del pensamiento humano, al
menos no en obediencia a la causacin de la manera en que las leyes fsicas describen el
movimiento de los cuerpos y la agrupacin atmica de molculas. Puesto que la mente
individual no puede conocerse ni predecirse por completo, el yo puede seguir creyendo
apasionadamente en su propio libre albedro. Y esta es una circunstancia afortunada. La
confianza en el libre albedro es biolgicamente adaptativa. Sin ella, la mente, aprisionada
por el fatalismo, pronto funcionara ms lenta y se deteriorara. As, en el tiempo y el
espacio organsmicos, en cualquier sentido operativo que se aplique al yo cognoscible, la
mente ha de tener libre albedro.
Finalmente, dado que la experiencia consciente es un fenmeno fsico y no
supernatural, sera posible crear una mente humana artificial? Creo que la respuesta a esta
pregunta preocupante desde el punto de vista filosfico, es en principio s, pero en la
prctica no, al menos no en una perspectiva de muchas dcadas o incluso siglos en el
futuro.
Descartes, al plantearse por primera vez la cuestin hace unos tres siglos, declar
que la inteligencia humana artificial era imposible. Existan dos criterios absolutamente
seguros, deca, que distinguiran siempre a la mquina de la mente real. Nunca podra
modificar sus frases para replicar al sentido de cualquier cosa que se dijera en su
presencia, como pueden hacer incluso los hombres ms estpidos, y nunca podra
comportarse en todas las circunstancias de la vida como nuestra razn hace que nos
comportemos. La prueba fue replanteada en trminos operativos por el matemtico ingls
Alan Turing en 1950. En el test de Turing, como ahora se le conoce de manera general, se
invita a un intrprete humano a plantear cualquier pregunta a un ordenador escondido. Todo
lo que se le dice es que la respuesta la dar otra persona, o bien un ordenador. Si, despus
de un perodo de tiempo respetable, quien pregunta es incapaz de decir si el interlocutor es
un ser humano o una mquina, pierde el juego; y se concede a la mente de la mquina la
categora de humana. Mortimer Adler, el filsofo y educador norteamericano, propuso
esencialmente el mismo criterio con el fin de poner en duda no solo la viabilidad de
humanoides, sino tambin toda la filosofa del materialismo. No podemos aceptar una base
absolutamente material de la existencia humana, deca, hasta que se cree tal ser artificial.
Turing crea que podra construirse un humanoide en pocos aos. Adler, cristiano devoto,
lleg a la misma conclusin que Descartes: nunca ser posible tal mquina.
Los cientficos, cuando se les dice que algo es imposible, se disponen a hacerlo; es
un hbito. Sin embargo, no es su propsito buscar el significado ltimo de la existencia en
sus experimentos. Lo ms probable es que su respuesta a la cuestin csmica sea: Lo que
usted sugiere no es una pregunta productiva. Su ocupacin, en cambio, es la exploracin
del universo en pasos concretos, uno cada vez. Su mayor recompensa es ocasionalmente
alcanzar la cumbre de algn pico improbable y, desde all, como el Corts de Keats en
Darin, mirar en visionaria conjetura la inmensidad que se extiende ms all. En su ethos
es mejor haber empezado un gran viaje que haberlo terminado; mejor realizar un
descubrimiento primordial que dar los toques finales a una teora.
El campo cientfico de la inteligencia artificial, IA para abreviar, se inaugur en la
dcada de 1950, coincidiendo con la invencin de los primeros ordenadores electrnicos.
Sus profesionales la definen como el estudio de la computacin que precisa el
comportamiento inteligente y el intento de duplicar dicho comportamiento utilizando
ordenadores. Medio siglo de trabajo ha producido algunos resultados impresionantes. Se
dispone de programas que reconocen objetos y caras a partir de unas pocas caractersticas
seleccionadas y en ngulos diferentes, y que se sirven de reglas de simetra geomtrica a la
manera de la cognicin humana. Otros pueden traducir idiomas, aunque sea toscamente, o
bien generalizar y clasificar objetos nuevos sobre la base de la experiencia acumulada, de
manera muy parecida a como lo hace la mente humana.
Algunos programas pueden explorar y escoger opciones para lneas de accin
concretas en funcin de objetivos preseleccionados. En 1996, Deep Blue, un ordenador
avanzado que juega al ajedrez, obtuvo la categora de gran maestro al perder por poco un
torneo a seis partidas con Gary Kasparov, el actual campen mundial humano. Deep Blue
funciona por fuerza bruta, utilizando treinta y dos microprocesadores para examinar cada
segundo doscientos millones de posiciones de ajedrez. Finalmente perdi porque careca de
la capacidad de Kasparov de evaluar el punto dbil del contrincante y de planificar una
estrategia a largo plazo basada en parte en el engao. En 1997, un Deep Blue reprogramado
y mejorado derrot por poco a Kasparov: la primera partida fue para Kasparov, la segunda
para Deep Blue, siguieron tres tablas y la partida final la gan Deep Blue.
Se ha iniciado la bsqueda de avances cunticos en la simulacin de todos los
mbitos del pensamiento humano. En la computacin evolutiva, los programadores de IA
han incorporado un procedimiento cuasiorgansmico en la evolucin del diseo.
Proporcionan a los ordenadores una gama de opciones para resolver los problemas, despus
les dejan que seleccionen y modifiquen los procedimientos disponibles que habr que
seguir. De este modo, las mquinas han terminado por parecerse a bacterias y a otros
organismos unicelulares. Se puede aadir un giro verdaderamente darwiniano si en las
mquinas se colocan elementos que muden al azar para cambiar los procedimientos de que
se dispone. Entonces los programas compiten para solucionar problemas, tales como
obtener acceso a comida o espacio. Qu programas mutados nacern y cules de entre los
neonatos tendrn xito no es siempre predecible, de manera que las especies de las
mquinas en su conjunto pueden evolucionar de manera no prevista por el diseador
humano. Los cientficos informticos tienen a su alcance la creacin de robots mutables que
se desplazan por el laboratorio, aprenden y clasifican recursos reales, y que impiden que
otros robots consigan su objetivo. A este nivel sus programas estaran cerca de los
repertorios instintivos no de las bacterias, sino de animales pluricelulares sencillos tales
como planarias y caracoles. En cincuenta aos, los cientficos informticos (si tienen xito)
habrn atravesado el equivalente de cientos de millones de aos de evolucin orgnica.
Pero, con todo este progreso, no existe entusiasta de la IA que afirme poseer un
mapa de carreteras desde el instinto de la planaria a la mente humana. Cmo podra
salvarse una brecha tan inmensa? Existen dos escuelas de pensamiento. Una, representada
por Rodney Brooks, del Instituto de Tecnologa de Massachusetts (MIT), adopta un
enfoque de abajo arriba. En esta versin, los diseadores seguiran el modelo de robot
darwiniano a niveles cada vez ms altos, obteniendo nuevos atisbos y complicando la
tecnologa a lo largo del camino. Es posible que, con el tiempo, pudiera surgir la capacidad
de un humanoide. El otro enfoque es de arriba abajo. Este es el que sigue Marvin Minsky,
padre fundador de la IA y colega de Brooks en el MIT; dicho enfoque se concentra
directamente en los fenmenos de orden superior de aprendizaje e inteligencia, tal como
pueden concebirse e incorporarse a una mquina sin los pasos evolutivos intermedios.
A pesar de todas las afirmaciones pesimistas acerca de la limitacin humana que es
probable que surjan, el genio humano es impredecible y capaz de avances sorprendentes.
Puede que en el futuro inmediato se alcance la capacidad de, cuando menos, una simulacin
tosca de la mente humana, que comprenda un nivel de ciencias del cerebro lo
suficientemente refinado como para entender por completo las operaciones bsicas de la
mente, con la tecnologa informtica lo suficientemente avanzada para imitarla. Puede que
una maana nos levantemos para encontrar un tal triunfo anunciado en el New York Times,
quiz junto a una cura genrica para el cncer o el descubrimiento de organismos vivos en
Marte. Pero dudo seriamente de que un acontecimiento parecido tenga lugar jams, y creo
que una gran mayora de expertos en IA estarn dispuestos a coincidir conmigo. Existen
dos razones, que pueden llamarse, respectivamente, el obstculo funcional y el obstculo
evolutivo.
El obstculo funcional es la abrumadora complejidad de las entradas de informacin
que penetran en la mente humana y la atraviesan. El pensamiento racional surge de los
intercambios continuos entre el cuerpo y el cerebro a travs de las descargas de los nervios
y del flujo de hormonas que transporta la sangre, influidos a su vez por controles
emocionales que regulan el juego mental, la atencin y la seleccin de objetivos. Para
conseguir duplicar la mente en una mquina, no habr suficiente con perfeccionar las
ciencias del cerebro y la tecnologa de la IA, porque los pioneros de la simulacin tendrn
que inventar e instalar asimismo una forma completamente nueva de computacin: la
emocin artificial, o EA.
El segundo obstculo a la creacin de una mente humanoide, el evolutivo, es la
historia gentica nica de la especie humana. La naturaleza humana genrica (la unidad
psquica de la humanidad) es el producto de millones de aos de evolucin en ambientes
que ahora se han olvidado en su mayora. Sin la atencin detallada al mapa hereditario de la
naturaleza humana, la mente simulada podra ser de un poder pasmoso, pero se parecera
ms a la de un visitante extraterrestre, no a la de un ser humano.
E incluso si se conociera el mapa, e incluso si pudiera seguirse, solo servira como
un inicio. Para ser humana, la mente artificial ha de imitar la de una persona individual, con
sus bancos de memoria llenos por la experiencia de toda una vida, visual, auditiva,
quimiorreceptora, tctil y quinestsica, toda ella ponderada con matices de emocin. Y
social: ha de existir la exposicin intelectual y emocional a incontables contactos humanos.
Y con estas memorias, tiene que haber significado, las conexiones expansivas realizadas
con todas y cada una de las palabras y de los fragmentos de informacin sensorial teniendo
en cuenta los programas. Sin todas estas tareas completadas, el sino de la mente artificial es
fallar en el test de Turing. Cualquier jurado humano podra echar por tierra en cuestin de
minutos la pretensin de la mquina. O eso, o entregarla a una institucin psiquitrica para
su tratamiento.
CAPTULO 7
Solo hay una manera de unir las grandes ramas del saber y terminar con las guerras
de la cultura. Se trata de ver la frontera entre las culturas cientfica y literaria no como una
lnea territorial, sino como un terreno amplio y en gran parte inexplorado, que espera el
acceso cooperativo desde ambos lados. Los malos entendidos surgen de la ignorancia del
terreno, no de una diferencia fundamental en la mentalidad. Las dos culturas comparten el
siguiente reto. Sabemos que prcticamente todo el comportamiento humano es transmitido
por la cultura. Tambin sabemos que la biologa tiene un efecto importante sobre el origen
de la cultura y su transmisin. La cuestin que queda es de qu manera la biologa y la
cultura interactan, y en particular, cmo lo hacen a travs de todas las sociedades para
crear los rasgos comunes de la naturaleza humana. Qu es lo que, en el anlisis final, une
la historia profunda, en su mayor parte gentica, de la especie en su conjunto con las
historias culturales ms recientes de sus sociedades distantes unas de otras? Este, en mi
opinin, es el meollo de la relacin entre las dos culturas. Puede plantearse como un
problema que hay que resolver, el problema central de las ciencias sociales y las
humanidades y, simultneamente, uno de los grandes problemas que le quedan a las
ciencias naturales.
En la actualidad, nadie tiene una solucin. Pero, teniendo en cuenta que nadie en
1842 saba la causa verdadera de la evolucin y en 1952 nadie conoca la naturaleza del
cdigo gentico, la manera de resolver el problema puede hallarse a nuestro alcance. Unos
cuantos investigadores, y yo me cuento entre ellos, piensan incluso que conocen la forma
aproximada que adoptar la respuesta. Desde distintas posiciones ventajosas en la biologa,
la psicologa y la antropologa, han concebido un proceso que denominan coevolucin
entre los genes y la cultura. En esencia, esta hiptesis observa, primero, que a la evolucin
gentica el linaje humano ha aadido la ruta paralela de la evolucin cultural, y, segundo,
que las dos formas de evolucin estn relacionadas. Creo que la mayora de los que han
contribuido a la teora durante los ltimos veinte aos estaran de acuerdo con el siguiente
esbozo de sus principios:
La cultura es creada por la mente comn, y cada mente a su vez es el producto del
cerebro humano, estructurado genticamente. Por lo tanto, genes y cultura estn unidos de
manera inseparable. Pero la unin es flexible, y en un cierto grado todava no se ha medido.
La unin es asimismo tortuosa: los genes prescriben reglas o normas epigenticas, que son
las rutas neurales y las regularidades en el desarrollo cognitivo, mediante las cuales la
mente individual se ensambla. La mente crece desde el nacimiento a la muerte mediante la
absorcin de aquellas partes de la cultura existente que tiene a su disposicin, con la
seleccin guiada por reglas epigenticas heredadas por el cerebro individual.
Para visualizar la coevolucin entre genes y cultura de manera ms concreta,
considrese el ejemplo de las serpientes reales y onricas, que utilic anteriormente para
argumentar la plausibilidad de la consiliencia completa. La tendencia innata a reaccionar a
la vez con miedo y fascinacin hacia las serpientes es la regla epigentica. La cultura se
basa en este miedo y esta fascinacin para crear metforas y narraciones. El proceso es as:
Como parte de la coevolucin entre los genes y la cultura, la cultura se reconstruye
colectivamente con cada generacin en la mente de los individuos. Cuando la tradicin oral
se complementa con la escritura y el arte, la cultura puede hacerse indefinidamente grande
e, incluso, puede saltarse generaciones. Pero la influencia fundamental de las reglas
epigenticas, al ser genticas e inerradicables, permanece constante.
De ah que la prominencia de las serpientes onricas en las leyendas y el arte de los
chamanes amaznicos enriquezca su cultura a travs de generaciones bajo la gua de la
mediante azar y necesidad. Diferentes formas del mismo gen, llamadas alelos, se originan
por mutaciones, que son cambios aleatorios en las largas secuencias de ADN (cido
desoxirribonucleico) que componen el gen. Adems de tales desrdenes puntuales del
ADN, en cada generacin se crean nuevas mezclas de alelos por los procesos de
recombinacin de la reproduccin sexual. Los alelos que aumentan la supervivencia y la
reproduccin de los organismos portadores se extienden por la poblacin, mientras que los
que no lo hacen, desaparecen. Las mutaciones al azar son la materia prima de la evolucin.
El desafo ambiental, que decide qu mutantes y sus combinaciones sobrevivirn, es la
necesidad que nos moldea adicionalmente a partir de esta arcilla proteica gentica.
Si se les conceden suficientes generaciones, las mutaciones y las recombinaciones
pueden generar una cantidad casi infinita de variacin hereditaria entre los individuos de
una poblacin. Por ejemplo, solo con que 1000 genes, de los 50 000 a 100 000 del genoma
humano, existieran en dos formas en la poblacin, el nmero de combinaciones genticas
concebibles sera de 10500, ms que todos los tomos en el universo visible. De manera que,
excepto para los gemelos idnticos, la probabilidad de que dos seres humanos cualesquiera
compartan genes idnticos, o los hayan compartido en algn momento a lo largo de la
historia del linaje homnido, es extraordinariamente pequea.
Con cada generacin los cromosomas y los genes de los progenitores se
entremezclan para producir nuevas combinaciones. Pero esta poda y reconfiguracin
constantes no producen evolucin por s solas. La fuerza constante y conductora es la
seleccin natural. Los genes que confieren una supervivencia superior y el xito
reproductor a los organismos que los portan, mediante los rasgos prescritos en la anatoma,
la fisiologa y el comportamiento, aumentan en la poblacin de una generacin a la
siguiente. Los que no, disminuyen. De manera similar, poblaciones o incluso especies
enteras con una mayor supervivencia y mayor xito reproductor prevalecen sobre las
poblaciones o especies en competencia, con el mismo resultado final en la evolucin.
Tal es la fuerza impersonal que evidentemente nos hizo lo que somos en la
actualidad. Toda la biologa, desde la molecular a la evolutiva, seala en esta direccin. A
riesgo de parecer que estoy a la defensiva, me veo obligado a reconocer que muchas
personas, algunas de ellas muy cultas, prefieren la creacin especial como explicacin al
origen de la vida. Segn una encuesta que realiz el Centro Nacional de Investigaciones
sobre la Opinin, en 1994, el 23% de los estadounidenses rechazan la idea de la evolucin
humana, y un tercio ms estn indecisos. Es improbable que esta pauta vare de forma
radical en los aos del futuro inmediata. Puesto que me crie en una cultura
predominantemente antievolucionista en los Estados Unidos meridionales protestantes, me
siento inclinado a sentir empata hacia estos sentimientos y a ser conciliador. Todo es
posible, puede decirse, si uno cree en milagros. Quiz Dios cre todos los organismos,
incluidos los seres humanos, en su forma acabada, de un plumazo, y quiz todo pas hace
unos cuantos miles de aos. Pero si esto es verdad, tambin sazon la Tierra con indicios
falsos de forma tan detallada y exquisita, y de manera tan exhaustiva de polo a polo, como
para hacernos llegar a la conclusin, primero, de que la vida evolucion y, segundo, que el
proceso tom miles de millones de aos. Ciertamente, las Sagradas Escrituras nos dicen
que l no hara eso. El primer motor del Viejo y del Nuevo Testamento es, a la vez,
benigno, autoritario, negador, atronadoramente colrico y misterioso, pero nunca tramposo.
Prcticamente todos los bilogos que estn familiarizados con los detalles
encuentran que los indicios de la evolucin humana son convincentes, y confieren a la
seleccin natural el papel principal. Sin embargo, existe al menos otra fuerza que debe
mencionarse en cualquier referencia a la evolucin. Los bilogos aceptan que, solo por
puro azar, estn teniendo lugar sustituciones en algunas de las letras del ADN y en las
protenas que codifican, a lo largo de grandes perodos de tiempo. La continuidad del
cambio es a veces lo suficientemente suave como para medir la edad de las distintas
estirpes de organismos en evolucin. Pero esta deriva gentica, como se la denomina, aade
muy poco a la evolucin al nivel de las clulas, organismos y sociedades. La razn es que
los mutantes implicados en la deriva han resultado ser neutros, o casi: no tienen ningn
efecto, o muy poco, en los niveles superiores de organizacin biolgica manifestados en
clulas y organismos.
Para plantear el asunto de la manera ms concisa posible, a la evolucin gentica la
seleccin natural ha aadido la ruta paralela de la evolucin cultural, y de alguna manera
las dos formas de evolucin estn conectadas. Estamos atrapados, a veces pensamos, para
el bien o el mal ltimo, no solo por nuestros genes, sino tambin por nuestra cultura. Qu
es, precisamente, este superorganismo, esta extraa criatura llamada cultura? Los
antroplogos, que han analizado miles de ejemplos, debieran tener el privilegio de la
respuesta. Para ellos, una cultura es el modo de vida total de una sociedad discreta: su
religin, mitos, arte, tecnologa, deportes y todo el restante conocimiento sistemtico
transmitido a travs de generaciones. En 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn
fusionaron 164 definiciones anteriores pertenecientes a todas las culturas en una sola, que
es la siguiente: La cultura es un producto; es histrica; incluye ideas, pautas y valores; es
selectiva; es aprendida; se basa en smbolos; y es una abstraccin del comportamiento y de
los productos del comportamiento. Como Kroeber haba declarado previamente, tambin
es holstica, una acomodacin de partes discretas, partes que en su gran mayora afluyen
desde el exterior, en un ajuste ms o menos practicable. Entre las partes hay artefactos,
pero estos objetos fsicos no tienen significado excepto cuando se consignan como
conceptos en las mentes vivas.
En la visin criancista extrema, que ha prevalecido en la teora social durante la
mayor parte del siglo XX, la cultura se ha separado de los genes y se ha convertido en una
cosa por s sola. Al poseer una vida propia y al crecer como un fuego griego generado por
una cerilla, ha adquirido propiedades emergentes que ya no estn conectadas con los
procesos genticos y fisiolgicos que lo iniciaron. De ah que omnis cultura ex cultura:
Toda la cultura procede de la cultura.
Se acepte o no tal metfora, la verdad innegable es que cada sociedad crea cultura y
es a su vez creada por ella. Mediante el constante acicalamiento, decoracin, intercambio
de regalos, el compartir la comida y brebajes fermentados, msica y narraciones, la vida
comunal simblica de la mente toma forma, unificando el grupo en un mundo onrico que
domina la realidad externa a la que el grupo se ha visto empujado, ya sea en el bosque, la
pradera, el desierto, el campo de hielo o la ciudad, hilando a partir de ella las redes de
consenso moral y ritual que liga a cada miembro de la tribu con el destino comn.
La cultura se construye con lenguaje que es productivo, que comprende palabras y
smbolos arbitrarios inventados nicamente para transmitir informacin. En este sentido, el
Homo sapiens es nico. Los animales poseen sistemas de comunicacin que a veces son
refinados hasta lo impresionante, pero nunca los inventan ni los ensean a otros. Con unas
pocas excepciones, como los dialectos de los cantos de los pjaros, son instintivos, y por lo
tanto invariables a travs de las generaciones. La danza de contoneo de la abeja melfera y
los senderos de olor de las hormigas contienen elementos simblicos, pero las actuaciones y
los significados estn rgidamente prescritos por los genes y no pueden ser alterados por el
aprendizaje.
Entre los animales, los grandes simios son los que ms se acercan a la verdadera
capacidad lingstica. Chimpancs y gorilas pueden aprender el significado de smbolos
ordinarios cuando se les adiestra a utilizar teclados de seales. Su campen es Kanzi, un
bonobo o chimpanc enano (Pan paniscus) que es sin duda el animal ms listo que se haya
observado nunca en cautividad. Conoc a este genio entre los primates cuando era un
precoz jovenzuelo en el Centro Regional de Primates Yerkes de la Universidad de Emory,
en Atlanta. Haba sido estudiado de forma intensiva desde su nacimiento por Sue SavageRumbaugh y sus colegas. Mientras jugaba y comparta con l un vaso de zumo de pomelo,
me sorprendi no poco su conducta general, que encontr extraamente parecida a la de un
nio humano de dos aos de edad. Ms de una dcada despus, cuando escribo esto, el
Kanzi adulto ha adquirido un vocabulario extenso, con el que seala sus deseos e
intenciones en un teclado de smbolos e imgenes. Construye frases que son correctas desde
el punto de vista lxico, aunque no lo sean desde el gramtico. En una ocasin, por
ejemplo, Hielo agua ven (Treme algo de agua helada) le proporcion la bebida. Ha
conseguido incluso reconocer, de manera espontnea, unas 150 palabras habladas en ingls,
oyendo conversaciones entre seres humanos, sin el tipo de adiestramiento que necesitan los
collies fronterizos y otras razas inteligentes de perros para realizar los muchos trucos que
son capaces de hacer. En otra ocasin, Savage-Rumbaugh, sealando a otro chimpanc que
haba en las inmediaciones, dijo: Kanzi, si le das a Austin tu mscara, dejar que tomes
parte de los cereales de Austin. Kanzi le dio de inmediato la mscara a Austin y seal
hacia la caja de cereales. Este bonobo ha actuado con demasiada frecuencia en funcin de
las palabras de manera centrada y especfica para que la conexin se deba solo al azar. An
as, Kanzi solo utiliza las palabras y smbolos que le suministran los seres humanos. Su
capacidad lingstica no ha llegado an al nivel de la primera infancia en el hombre.
Los bonobos y otros grandes simios poseen niveles de inteligencia elevados para un
animal, pero carecen de la singular capacidad humana de inventar en lugar de usar
simplemente el lenguaje simblico. Adems, los chimpancs comunes son parecidos a los
seres humanos en astucia y engao, los maestros animales de la inteligencia
maquiavlica. Como Frans de Waal y sus colegas primatlogos han observado en animales
libres en frica y en el zoolgico de Arnhem, en Holanda, forman y deshacen coaliciones,
manipulan a los amigos y burlan a los enemigos. Sus intenciones son transmitidas mediante
seales vocales y posturas, movimientos corporales, expresiones faciales y el erizamiento
del pelaje. Pero, a pesar de la gran ventaja que un lenguaje productivo y parecido al
humano les conferira, los chimpancs no crean nunca nada que se le parezca, ni ninguna
otra forma de lenguaje simblico libre.
En realidad, los grandes simios permanecen silenciosos durante la mayor parte del
tiempo. El primatlogo Alien Gardner describi como sigue su experiencia en Tanzania:
Un grupo de diez chimpancs salvajes de edades y sexos diversos, que comen
pacficamente en una higuera de Gombe, pueden hacer tan poco ruido que un observador
no experimentado que pase bajo el rbol puede no detectarlos en absoluto.
En cambio, puede decirse legtimamente que el Homo sapiens es el simio
parlanchn. Los seres humanos se comunican de continuo verbalmente; es mucho ms fcil
hacer que comiencen a hablar que hacerlos callar. Empiezan en la infancia, durante
intercambios con los adultos, que les apremian con el sonsonete lento, rico en vocales y
emocionalmente exagerado que se ha denominado motherese[25]. Si se les deja solos,
continan con habla de cuna, compuesta por chillidos, arrullos y monoslabos sin
sentido, que a los pocos meses evolucionan en un juego complejo de palabras y frases.
Estos repertorios verbales tempranos, que se ajustan ms o menos a vocabularios adultos,
se repiten ad nauseam, modificados y combinados en mezclas experimentales. A los cuatro
aos de edad, el nio promedio domina ya la sintaxis. A los seis, al menos en Estados
Unidos, posee un vocabulario de unas catorce mil palabras. En cambio, los jvenes
bonobos juegan y experimentan libremente con movimientos y sonidos, y a veces con
smbolos; pero hasta el presente el avance hasta el nivel de Kanzi depende del rico entorno
lingstico que proporcionan los adiestradores humanos.
Aunque los grandes simios carezcan de verdadero lenguaje, es posible que posean
cultura? A partir de los indicios de campo parece que la tienen, y muchos observadores
expertos han llegado a tal conclusin. Los chimpancs salvajes inventan y utilizan
utensilios de manera regular. Y el tipo particular de artefactos que inventan, tal como ocurre
en la cultura humana, suele estar limitado a poblaciones locales. Si un grupo rompe las
nueces con una piedra, otro las casca golpendolas contra el tronco de un rbol. Mientras
que algunos grupos utilizan palitos para pescar hormigas y termes de sus nidos para
comrselas, otros no lo hacen. Entre los que capturan hormigas y termes, una minora pelan
primero la corteza de los palitos. Se ha observado un grupo de chimpancs utilizando ramas
largas y ganchudas para alcanzar las ramas altas de las higueras y obtener sus frutos.
A partir de tales observaciones, es natural llegar a la conclusin de que los
chimpancs poseen los rudimentos de cultura, y suponer que su capacidad difiere de la
cultura humana solo en categora. Pero es necesario aceptar con cautela esta percepcin:
puede que los inventos de los chimpancs no sean cultura en ningn sentido. Los indicios
todava escasos sobre el tema sugieren que, aunque los chimpancs aprenden rpidamente
el uso de un utensilio cuando ven a otros utilizando uno, raramente imitan los movimientos
precisos empleados ni muestran ningn signo evidente de comprender el propsito de la
actividad. Algunos observadores han llegado a decir que, simplemente, se ven incitados a
una mayor actividad al observar a otros. Este tipo de respuesta, a la que los zologos
denominan facilitacin social, es comn en muchos tipos de animales sociales, desde las
hormigas a las aves y los mamferos. Aunque los indicios no son todava concluyentes, la
facilitacin social por s sola, combinada con la manipulacin mediante prueba y error de
materiales situados convenientemente a mano, podra guiar a los chimpancs hacia el
comportamiento de uso de utensilios en las poblaciones africanas que viven en libertad.
Los nios, en cambio, s que se dedican a la imitacin precisa, y con una precocidad
asombrosa. Tan solo cuarenta minutos despus del nacimiento, para citar el ltimo ejemplo,
sacan la lengua y mueven su cabeza a uno y otro lado en estrecho concierto con los adultos.
A los doce das imitan expresiones faciales complejas y gestos de la mano. A los dos aos
puede instrurseles verbalmente en el uso de herramientas sencillas.
En resumen, el instinto del lenguaje consiste en la imitacin precisa, la locuacidad
compulsiva, el dominio casi automtico de la sintaxis y la veloz adquisicin de un
vocabulario extenso. El instinto es un rasgo humano diagnstico y evidentemente nico,
basado en un poder mental que se halla fuera del alcance de ninguna especie animal, y es la
precondicin para una verdadera cultura. Saber cmo se origin el lenguaje a lo largo de la
evolucin sera un descubrimiento de importancia mayscula. Por desgracia, los indicios
del comportamiento rara vez se fosilizan. Todos los milenios de parloteo y gesticulacin en
el lugar de acampada, y con ellos todos los pasos lingsticos dados desde nuestros
antepasados parecidos a los chimpancs, han desaparecido sin dejar rastro.
Lo que los paleontlogos tienen, en cambio, son huesos fsiles, que cuentan la
de agua, una planta anfibia. Cuando un individuo de esta especie crece en tierra, sus hojas
se parecen a puntas de flecha. Cuando crece en agua somera, las hojas de la superficie
tienen la forma redondeada de las hojas de los nenfares; y cuando est sumergida en aguas
ms profundas, las hojas se desarrollan como cintas parecidas a las hojas de las
fanergamas marinas, que ondulan de un lado a otro en la corriente circundante. No hay
diferencias genticas conocidas entre las plantas que expliquen esta extraordinaria
variacin. Los tres tipos bsicos son variaciones en la expresin del mismo grupo de genes
causadas por ambientes distintos. Conjuntamente constituyen la norma de reaccin de los
genes que prescriben la forma de las hojas. En otras palabras, abarcan la variacin completa
en la expresin de los genes en todos los ambientes conocidos en los que la planta puede
sobrevivir.
Cuando parte de la variacin dentro de una especie se debe a diferencias en los
genes que poseen distintos miembros de la especie, y no solo a diferentes ambientes,
todava pueden definirse, en principio, normas de reaccin a su vez para cada uno de los
genes o conjuntos de genes. La relacin de variacin en un rasgo a variacin en los genes y
sus normas de reaccin se ilustra por el peso corporal humano. Existen abundantes pruebas
de que la forma del cuerpo es influida por la herencia. Una persona genticamente propensa
a la obesidad debido a la herencia puede reducir su peso hasta una delgadez moderada si
sigue un rgimen adecuado, aunque tiene propensin a engordar de nuevo cuando abandona
la dieta. En cambio, es probable que una persona hereditariamente delgada siga estndolo, y
solo comer con exceso o un desequilibrio endocrino puede llevarla hacia la obesidad. Los
genes relevantes de los dos individuos tienen distintas normas de reaccin. Producen
resultados distintos cuando ambos individuos ocupan ambientes idnticos, lo que incluye la
dieta y el ejercicio. La manera ms familiar de expresar el asunto es al revs, advirtiendo
que los individuos que son distintos desde el punto de vista hereditario precisan ambientes
diferentes, en particular diferentes dietas y regmenes de ejercicios, con el fin de producir el
mismo resultado.
El mismo tipo de interaccin entre genes y ambiente tiene lugar en todas y cada una
de las categoras de la biologa humana, incluido el comportamiento social. En su
importante libro de 1996, Rebeldes de nacimiento, el historiador social americano Frank J.
Sulloway ha demostrado que las personas responden fuertemente durante el desarrollo de la
personalidad al orden en el que nacieron, y con ello a los papeles que asumen en la
dinmica familiar. Los ltimos en nacer, que se identifican menos con los papeles y
creencias de los padres, tienden a ser ms innovadores y a aceptar mejor las revoluciones
polticas y cientficas que los primognitos. Como resultado, y en promedio, han
contribuido ms que sus hermanos primognitos al cambio cultural a lo largo de la historia.
Lo hacen al orientar sus pasos hacia papeles independientes, a menudo rebeldes, primero en
el seno de la familia y despus de la sociedad en general. Puesto que los primognitos y los
ultimognitos no difieren genticamente en ninguna manera que est correlacionada con el
orden de su nacimiento, puede decirse que los genes que influyen sobre el desarrollo
extienden sus efectos entre los diversos nichos disponibles en el ambiente. El efecto del
orden de nacimiento que Sulloway documenta es su norma de reaccin.
En algunas categoras de la biologa, tales como los procesos moleculares ms
elementales y las propiedades de la anatoma general, casi todo el mundo posee los mismos
genes que afectan a los rasgos en estas categoras, y con ello las mismas normas de
reaccin. Hace mucho tiempo, en la escala geolgica, cuando estaban evolucionando las
caractersticas verdaderamente universales, probablemente haba variacin en los genes
prescriptores, pero la seleccin natural ha reducido desde entonces la variacin casi hasta
cero. Todos los primates, por ejemplo, tienen diez dedos en las manos y en los pies, y
prcticamente no hay variacin debida al ambiente; de modo que la norma de reaccin es
exactamente el estado nico de diez dedos de las manos y diez dedos de los pies. Sin
embargo, en muchas categoras las personas difieren en un grado considerable desde el
punto de vista gentico, incluso en rasgos que son lo suficientemente consistentes como
para ser considerados proposiciones culturales universales. Con el fin de sacar el mayor
partido de la variacin, de cultivar la salud y el talento y de conseguir el potencial humano,
es necesario comprender los papeles relativos de la herencia y el ambiente.
Por ambiente no quiero decir las circunstancias inmediatas en las que las personas
se encuentran. Una fotografa instantnea no es suficiente. El significado que se requiere es
el que utilizan los bilogos del desarrollo y los psiclogos. Son, nada ms y nada menos,
las mltiples influencias que modelan el cuerpo y la mente, paso a paso, a lo largo de todas
y cada una de las fases de la vida.
Puesto que no es posible producir y criar a seres humanos en condiciones
controladas como se hace con los animales, la informacin acerca de la interaccin entre
genes y ambiente es difcil de obtener. Se han localizado en los cromosomas relativamente
pocos genes que afectan al comportamiento (algunos de los cuales describir a
continuacin), y apenas se han trazado las rutas exactas del desarrollo sobre las que
influyen. Mientras tanto, la medida preferida de interaccin es la heredabilidad, el
porcentaje de variacin en la caracterstica que se debe a herencia. La heredabilidad no se
aplica a individuos; solo se utiliza para poblaciones. Es incongruente decir: La capacidad
atltica de este corredor de maratn se debe en un 20% a sus genes y en un 80% a su
ambiente. En cambio, es correcto afirmar, utilizando un ejemplo imaginario, que El 20%
de la variacin en el rendimiento de los corredores kenianos de maratn se debe a su
herencia, y el 80% a su ambiente. Para el lector que desee definiciones ms precisas de la
heredabilidad y la varianza, que es la medida de la variacin que utilizan los estadsticos y
los genetistas, las aadir aqu:
La heredabilidad, desprovista de refinamientos matemticos, se estima como sigue.
En una muestra de individuos de la poblacin, mdase el rasgo de una manera normalizada,
por ejemplo el rendimiento aerbico en una cinta de movimiento continuo para andar, para
representar la resistencia. Tmese la variacin en la medida entre los individuos de la
muestra, y estmese la variacin debida a herencia. Dicha fraccin es la heredabilidad. La
medida de la variacin utilizada es la varianza. Para obtenerla, tmese primero la
puntuacin media obtenida por los individuos de la muestra. Rstese de dicha media la
puntuacin de cada individuo, y elvese la diferencia al cuadrado. La varianza es el
promedio de todas las diferencias al cuadrado.
El principal mtodo para estimar la fraccin de variacin debida a los genes (la
heredabilidad) es el estudio de gemelos. Los gemelos idnticos, que poseen exactamente los
mismos genes, se comparan con gemelos fraternos, que por trmino medio comparten solo
el mismo nmero de genes que el nmero que comparten los hermanos nacidos en
momentos diferentes. Los gemelos fraternos son, de manera consistente, menos parecidos
que los gemelos idnticos, y la diferencia entre pares de gemelos fraternos y pares de
gemelos idnticos sirve como una medida aproximada de la contribucin de la herencia a la
variacin global del rasgo. Puede mejorarse considerablemente el mtodo mediante
estudios de aquellos pares especiales de gemelos idnticos que fueron separados durante la
infancia y fueron adoptados por familias distintas, de modo que posean la misma herencia
blancos, un segmento de la poblacin que se suele escoger por conveniencia y con el fin de
aumentar la fiabilidad estadstica al hacer la muestra ms uniforme, caen en su mayora
alrededor del 50% de la nota, al menos ms cerca de este que del cero o del 100%.
Queremos cambiar estos nmeros? Creo que no, al menos no como un objetivo
primordial. Imagnese el resultado si una sociedad se hiciera verdaderamente igualitaria, de
manera que todos los nios se educaran en circunstancias casi idnticas y se les animara a
dedicarse a cualquier ocupacin que eligieran dentro del alcance de sus capacidades. La
variacin en ambiente se vera as drsticamente reducida, mientras que las capacidades
innatas originales y los rasgos de personalidad resistiran. En tal sociedad la heredabilidad
aumentara. Cualesquiera divisiones de clase socioeconmicas que persistieran llegaran a
reflejar la herencia como nunca ha ocurrido antes.
Supngase, en cambio, que se comprobara la capacidad de todos los nios a una
edad temprana y que se les encarrilara de manera que la educacin que recibieran reflejara
sus puntuaciones, con la finalidad de dirigirlos a las ocupaciones ms apropiadas para sus
dotes. En este Mundo Feliz la variacin ambiental aumentara y la capacidad innata se
mantendra igual[26]. Si las notas, y con ellas los ambientes, reflejaran los genes, la
heredabilidad aumentara. Finalmente, imagnese una sociedad con la poltica inversa: la
uniformidad del resultado se valora por encima de todo. Los nios dotados son
desanimados y a los nios torpes se les proporciona una instruccin personal intensiva en
un esfuerzo para llevar a todos al mismo nivel en capacidades y logros. Debido a que, para
conseguir tal objetivo, hace falta una amplia gama de ambientes a medida, la heredabilidad
se reducira.
Tales sociedades idealizadas se plantean no para recomendar ninguna de ellas (todas
hieden a totalitarismo), sino para clarificar el significado social de esta importante fase de
la investigacin gentica. La heredabilidad es una buena medida de la influencia de los
genes en la variacin en los ambientes existentes. Es inestimable a la hora de establecer la
presencia de los genes, para empezar. Hasta la dcada de 1960, por ejemplo, se crea que la
esquizofrenia era un resultado de lo que los padres, en especial las madres, hacen a sus
hijos en los primeros tres aos de su vida. Hasta la dcada de 1970 se crea asimismo que el
autismo era un trastorno ambiental. Ahora, gracias a los estudios de heredabilidad, sabemos
que en ambas discapacidades los genes desempean un papel significativo. En el sentido
contrario, antao se supona que el alcoholismo era en gran parte heredado, tanto es as que
no se realizaron estudios serios de heredabilidad hasta la dcada de 1990. Ahora sabemos
que el alcoholismo es solo ligeramente heredable en los machos y que apenas lo es en las
hembras.
An as, excepto por las raras condiciones de comportamiento que se acercan a la
determinacin gentica total, las heredabilidades son todo lo ms pronosticadores
aventurados de la capacidad personal en los ambientes actuales y futuros. Los ejemplos que
he citado ilustran asimismo el peligro de utilizarlas como medida de la vala tanto de los
individuos como de las sociedades. El mensaje de los genetistas a los intelectuales y
polticos es este: elija la sociedad que desea promover, y despus preprese a vivir con sus
heredabilidades. No favorezca nunca lo contrario, es decir, la promocin de polticas
sociales simplemente para cambiar las heredabilidades. Para obtener mejores resultados,
cultive individuos, no grupos.
He puesto en juego estas ideas procedentes de la gentica con el fin de clarificar las
diferencias fastidiosas entre los partidarios de la crianza y los que prefieren la naturaleza, y
para intentar establecer un terreno comn entre ellos. Hasta que esto no se consiga, la
bsqueda de consiliencia corre el riesgo de verse desviada por altercados ideolgicos sin
fin, con adversarios que promueven programas polticos y sociales diferentes y que los
hacen pblicos sin tener en cuenta los de los dems. Los criancistas ponen tradicionalmente
el nfasis en las contribuciones del ambiente al comportamiento, mientras que los
hereditaristas lo ponen en los genes. (A veces a los criancistas se les denomina
ambientalistas, pero los conservacionistas o protectores del ambiente se han adelantado en
el uso de tal etiqueta; y no puede llamarse naturalistas a los hereditaristas, a menos que
dicten desnudos sus conferencias[27]). Redefinidos con los conceptos ms precisos de la
gentica, ahora puede verse que los criancistas creen que los genes del comportamiento
humano tienen normas de reaccin muy amplias, mientras que los hereditaristas piensan
que las normas son relativamente estrechas. En este sentido, la diferencia entre las dos
opiniones es as de grado, no de clase. Se convierte en un asunto que puede zanjarse y sobre
el que puede llegarse a un acuerdo de manera emprica, si acaso los adversarios se ponen de
acuerdo en adoptar un enfoque objetivo.
Asimismo, los criancistas han pensado tradicionalmente que la heredabilidad de la
inteligencia y de los rasgos de la personalidad es baja, mientras que los hereditaristas han
considerado que es alta. Este desacuerdo se ha resuelto en gran parte. Al menos en
caucsicos contemporneos de Europa y de Estados Unidos, la heredabilidad se suele situar
en el trmino medio, variando su valor exacto de un rasgo a otro.
Los criancistas creen que la cultura es retenida con una tralla gentica muy larga, si
es que es realmente retenida, de manera que las culturas de sociedades diferentes pueden
divergir unas de otras de manera indefinida. Los hereditaristas creen que la tralla es corta,
lo que hace que las culturas desarrollen caractersticas principales que son comunes. Este
problema es menos tratable tcnicamente que los dos primeros, pero tambin es de
naturaleza emprica, y en principio puede resolverse. Volver a l dentro de poco y ofrecer
varios ejemplos que ilustran de qu manera puede llegarse, efectivamente, a una resolucin.
Al menos, existe ya un cierto terreno comn sobre el que empezar a construir.
Criancistas y hereditaristas suelen, por lo general, estar de acuerdo en que es probable que
casi todas las diferencias entre culturas sean el producto de la historia y del ambiente.
Mientras que dentro de una sociedad determinada en los individuos varan mucho los genes
de comportamiento, las diferencias se desdibujan casi por completo estadsticamente entre
sociedades. La cultura de los cazadores recolectores del Kalahari es muy diferente de la de
los parisinos, pero las diferencias entre ellos resultan primariamente de una divergencia en
la historia y el ambiente, y no son genticas en su origen.
Aunque admito que la clarificacin de las normas de reaccin y de la heredabilidad
es un poco tcnica y seca, es el primer paso crucial para desenmaraar los papeles
respectivos de la herencia y el ambiente en el comportamiento humano, y por lo tanto es
importante para obtener la consiliencia de la biologa con las ciencias sociales. El siguiente
paso lgico es la localizacin de los genes que afectan al comportamiento. Una vez se
hayan cartografiado los genes en los cromosomas y se hayan identificado sus rutas de
expresin, podr seguirse de forma ms precisa su interaccin con el ambiente. Cuando se
hayan definido muchas de tales interacciones, se puede trenzar de nuevo el conjunto para
intentar una imagen ms completa del desarrollo mental.
La situacin actual en la gentica del comportamiento humano, incluyendo las
dificultades en la cartografa gentica, que siguen siendo formidables, queda ilustrada por el
estudio de la esquizofrenia. Esta psicosis, la ms comn de todas, aflige a un poco menos
del 1% de las personas en poblaciones de todo el mundo. Los sntomas de la esquizofrenia
son muy variables de una persona a otra. Pero comparten un rasgo diagnstico: actividad
mental que, de forma consistente, rompe con la realidad. En algunos casos el paciente cree
que es un gran personaje (el Mesas es una eleccin popular), o bien el objetivo de una
conspiracin ingeniosa y generalizada. En otros, sufre alucinaciones de voces o visiones,
que suelen ser extraas, como si de un sueo se tratara, mientras est completamente
despierto.
En 1995, grupos independientes de cientficos realizaron tres descubrimientos
mientras hurgaban en los orgenes fsicos de la esquizofrenia. Neurobilogos de la
Universidad de California en Irvine descubrieron que durante el desarrollo fetal algunas
neuronas de la corteza prefrontal de futuros esquizofrnicos no consiguen comunicar con
otras clulas que son necesarias para los intercambios normales con el resto del cerebro. En
concreto, las clulas son incapaces de fabricar las molculas de ARN mensajero que
conducen la sntesis del neurotransmisor GABA, el cido gamma aminobutrico. Al faltar el
GABA, las neuronas no pueden funcionar, aunque su aspecto es normal. De alguna manera
todava desconocida, el deterioro promueve construcciones mentales internas sin conexin
alguna con los estmulos externos o el pensamiento racional ordinario. El cerebro crea un
mundo propio, como si estuviera bloqueado en pleno sueo.
El mismo ao, un segundo equipo de la Universidad de Cornell y dos centros
mdicos de investigacin en Inglaterra informaron de la primera observacin directa de
actividad cerebral en pacientes esquizofrnicos que alucinaban. Utilizando imgenes de
tomografa de emisin de positrones (TEP), los investigadores hicieron el seguimiento de
lugares activos en los sistemas de la corteza y lmbico de pacientes durante perodos de
actividad normal y de actividad psictica. En un caso, observaron cmo se iluminaba el
cerebro de un paciente mientras (segn su testimonio) cabezas sin cuerpo giraban por su
mente ladrando rdenes. La regin responsable de los acontecimientos ms anormales es la
corteza cingulada anterior, regin que se piensa que regula otras porciones de la corteza
cerebral. Es evidente que su funcionamiento defectuoso reduce la integracin de
informacin externa y provoca una confabulacin errtica, parecida a un sueo, en el
cerebro despierto.
Cul es la causa ltima de la esquizofrenia? Durante aos, los datos procedentes de
estudios de gemelos y de historias familiares han sugerido que el trastorno tiene al menos
un origen parcialmente gentico. Los primeros intentos de localizar los genes responsables
erraron el tiro; de manera provisional, se identificaron cromosomas concretos como lugares
de los genes de la esquizofrenia, pero estudios ulteriores no consiguieron duplicar los
resultados. En 1995, cuatro grupos de investigacin independientes, utilizando tcnicas
avanzadas de cartografiado gentico en muestras grandes de individuos, colocaron al menos
un gen responsable de la esquizofrenia en el brazo corto del cromosoma 6. (Los seres
humanos poseen 22 pares de cromosomas, adems de los cromosomas sexuales Y y X; a
cada uno de los pares de cromosomas se le asigna arbitrariamente un nmero distinto como
referencia fcil). Otros dos grupos no consiguieron confirmar el resultado, pero mientras
estoy escribiendo esto dos aos despus, el peso de la evidencia procedente de las cuatro
pruebas positivas combinadas ha llevado a la amplia aceptacin de su conclusin con
respecto a la situacin probable de al menos uno de los genes de la esquizofrenia.
Estos avances recientes y otros han aclarado el camino hacia una eventual
comprensin, no solo de una de las enfermedades mentales ms importantes, sino de una
pieza compleja del comportamiento humano. Aunque en modo alguno puede calificarse de
normal dicho comportamiento, afecta a la evolucin de la cultura. De los delirios y visiones
de locos han surgido algunos de los despotismos, cultos religiosos y grandes obras de arte
del mundo. Adems, las respuestas codificadas de las sociedades a las peculiaridades
extremas han formado parte de la cultura de muchas sociedades que consideran a los
esquizofrnicos como benditos de Dios o, alternativamente, posedos por los demonios.
Pero, a buen seguro, puede terciar el lector, la cultura sigue basndose
principalmente en respuestas normales, no en la demencia. Por qu se ha avanzado tan
poco en el amor, el altruismo, la competitividad y otros elementos del comportamiento
social cotidiano? La respuesta hay que buscarla en el sesgo pragmtico de la investigacin
gentica. Los genetistas que estudian la herencia y el desarrollo buscan ante todo efectos
grandes causados por mutaciones nicas, las que son fciles de detectar y analizar. Por
ejemplo, en el perodo clsico de la gentica mendeliana empezaron con rasgos
reconocibles de inmediato, como las alas vestigiales en las moscas del vinagre Drosophila
y el tegumento rugoso de las semillas del guisante. Resulta que las grandes mutaciones son
asimismo mutaciones dainas, por la misma razn que grandes cambios al azar en el motor
de un automvil es ms probable que lo estropeen que no pequeos cambios aleatorios. Las
grandes mutaciones casi siempre reducen las tasas de supervivencia y la capacidad
reproductora. Gran parte de la gentica humana pionera ha sido, por ello, gentica mdica,
de la que son buen ejemplo los estudios de la esquizofrenia.
Queda fuera de toda duda el valor prctico de este enfoque. El uso de grandes
efectos se ha transformado muchas veces en avances importantes de la investigacin
mdica. Alrededor de 1200 trastornos fsicos y psicolgicos se han conectado con genes
nicos. Van (alfabticamente) desde el sndrome de Aarskog-Scott hasta el sndrome de
Zellweger. El resultado es el principio de UGUE[28]: Un Gen, Una Enfermedad. El enfoque
UGUE ha tenido tanto xito que los investigadores bromean acerca de la enfermedad del
mes de la que se informa en las revistas cientficas y en los principales medios de difusin.
Considrese este conjunto diverso de ejemplos: ceguera para los colores, fibrosis qustica,
hemofilia, corea de Huntington, hipercolesterolemia, sndrome de Lesch-Nyhan,
retinoblastoma, anemia falciforme. Y los indicios sobre el origen de las patologas son tan
generales en desviaciones nicas y mltiples de genes (incluso fumar cigarrillos tiene una
heredabilidad discernible) que a los cientficos biomdicos les gusta citar la siguiente
mxima: toda enfermedad es gentica.
Los investigadores y los mdicos en ejercicio estn especialmente contentos con los
descubrimientos de UGUE, porque la mutacin de un nico gen posee invariablemente una
rbrica bioqumica que puede utilizarse para simplificar el diagnstico. Puesto que la
rbrica es un defecto en algn lugar de la secuencia de acontecimientos moleculares que
produce la transcripcin del gen afectado, con frecuencia puede revelarse con una prueba
bioqumica sencilla. Tambin crecen las esperanzas de que las enfermedades genticas
puedan corregirse con la terapia denominada de la bala mgica[29], mediante la cual un
procedimiento elegante y no invasivo corrige el defecto bioqumico y elimina los sntomas
de la enfermedad.
Sin embargo, y a pesar de sus primeros xitos, el principio de UGUE puede ser
profundamente engaoso cuando se aplica al comportamiento humano. Aunque es cierto
que una mutacin en un nico gen suele causar un cambio significativo en una
caracterstica, de ah no se sigue en absoluto que el gen determine el rgano o proceso
afectado. Tpicamente, muchos genes contribuyen a la prescripcin de cada fenmeno
biolgico complejo. Cuntos? Para este tipo de informacin hay que pasar del ser humano
al ratn domstico, que, al ser uno de los principales animales de laboratorio y con una
corta duracin de la vida, es el mejor conocido de todos los mamferos desde el punto de
vista gentico. Incluso en este caso lo que se sabe es incompleto. En el ratn, se conocen
genes que contribuyen a la textura de los pelos y la piel en no menos de setenta y dos
lugares cromosmicos. Al menos otros cuarenta y un genes poseen variantes que causan
defectos en el rgano del equilibrio del odo interno, lo que produce sacudidas anormales
de la cabeza y movimientos en crculos.
La complejidad de la herencia en el ratn es una pista de las dificultades a las que
todava se enfrenta la gentica humana. Por lo general, el conjunto de genes dicta rganos y
procesos completos, as como caractersticas estrictamente definidas dentro de los mismos,
y cada uno de estos genes ocupa un conjunto de posiciones diferentes en los cromosomas.
Se cree que la diferencia en la pigmentacin de la piel entre personas de ascendencia
africana y europea est determinada por entre tres y seis de tales poligenes. Las
estimaciones para este sistema y para otros pueden estar en la banda baja. Adems de los
genes ms potentes, que son ms fciles de detectar, puede haber muchos otros que
contribuyan de manera mucho menos importante a la variacin observada, con lo cual
siguen sin descubrirse.
De ah se sigue que una mutacin en cualquiera de los poligenes puede producir un
efecto UGUE grande y dominante, o bien puede prescribir una mucho menor desviacin
cuantitativa de la media. La presencia comn de mutaciones del segundo tipo es una de las
razones por las que los genes que predisponen al desarrollo de depresin crnica, sndrome
manaco-depresivo y otros trastornos han resultado ser tan escurridizos. Por ejemplo, la
depresin clnica en Irlanda puede tener una predisposicin basada en los genes al menos
parcialmente distinta de la depresin clnica en Dinamarca. En tal caso, una investigacin
minuciosa en un laboratorio que localiza un lugar gentico en un cromosoma no encontrar
la confirmacin de una investigacin igualmente minuciosa realizada en un segundo
laboratorio.
Sutiles diferencias ambientales pueden distorsionar asimismo las pautas clsicas de
la herencia mendeliana. Un efecto comn es la condicin denominada penetracin
incompleta. El rasgo aparece en una persona, pero no en otra, aun cuando las dos posean
los mismos genes capacitadores. Cuando un gemelo idntico desarrolla esquizofrenia, por
ejemplo, la probabilidad de que el otro gemelo haga lo mismo es solo del 50%, a pesar del
hecho de que en ambos se encuentran exactamente los mismos genes. Otra consecuencia es
la expresividad variable. Los que desarrollan esquizofrenia la presentan en una forma y una
intensidad altamente variables.
Para resumir: la gentica del comportamiento humano proporciona uno de los
eslabones cruciales en la ruta desde los genes a la cultura. La disciplina se encuentra
todava en su infancia, y se ve entorpecida por dificultades tericas y tcnicas formidables.
Sus mtodos principales son los clsicos estudios de gemelos y anlisis de rboles
genealgicos, cartografa de los genes y, ms recientemente, identificacin de secuencias de
ADN. Hasta la actualidad, estos enfoques se han unificado solo toscamente. A medida que
su sntesis avanza y es suplementada por estudios del desarrollo psicolgico, surgir un
cuadro ms claro de los fundamentos de la naturaleza humana.
Mientras tanto, lo que sabemos o (para ser completamente franco) lo que pensamos
que sabemos, sobre la base hereditaria de la naturaleza humana, puede expresarse mediante
la conexin de tres niveles determinantes de organizacin biolgica. Los presentar de
arriba abajo, en una secuencia que empieza con las proposiciones universales de la cultura,
sigue hasta las reglas epigenticas del comportamiento social y termina en una segunda
la muda de nuestra piel; y el xtasis del canibalismo y la cesin de nuestro propio cuerpo
cuando estamos enfermos o heridos (es ms dichoso ser comido que comer).
Una prueba adicional de las proposiciones universales humanas es el origen dual de
las civilizaciones en el Viejo y el Nuevo Mundo, que evolucionaron en aislamiento mutuo
pero son notablemente convergentes en general. La segunda parte del gran experimento
empez hace doce mil aos o ms, cuando el Nuevo Mundo fue invadido por tribus
nmadas procedentes de Siberia. En aquel tiempo los colonos eran cazadores-recolectores
del paleoltico, que con gran probabilidad vivan en grupos de un centenar o menos de
personas. En los siglos que siguieron se extendieron hacia el sur a todo lo largo del Nuevo
Mundo, desde la tundra rtica hasta los glidos bosques de Tierra del Fuego, a quince mil
kilmetros de distancia, dividindose a medida que lo hacan en tribus locales que se
adaptaron a cada uno de los ambientes terrestres que encontraron. A lo largo del camino,
aqu y all, algunas de estas sociedades evolucionaron en clanes liderados por cabecillas y
estados imperiales notablemente similares en su estructura bsica a los del Viejo Mundo.
En 1940, el arquelogo americano Alfred V. Kidder, uno de los primeros estudiosos
de los primitivos asentamientos norteamericanos y de las ciudades mayas, resumi la
historia independiente de la civilizacin en el Viejo y Nuevo Mundo para apoyar su idea de
una naturaleza humana hereditaria. En ambos hemisferios, dijo, los seres humanos
empezaron desde la misma base, como primitivos de la Edad de Piedra. Primero cultivaron
plantas silvestres, lo que permiti que sus poblaciones crecieran y formaran aldeas.
Mientras tal cosa suceda, elaboraron las agrupaciones sociales y desarrollaron artes y
religiones refinadas, en las que los sacerdotes y los gobernantes reciban poderes especiales
de los dioses. Inventaron la alfarera, y tejieron fibras vegetales y lana para hacer telas.
Domesticaron los animales salvajes locales para alimento y transporte. Trabajaron los
metales para obtener herramientas y adornos, primero oro y cobre, despus bronce, la
amalgama ms dura de cobre y estao. Inventaron la escritura y la utilizaron para registrar
sus mitos, sus guerras y sus linajes nobles. Crearon clases hereditarias para sus nobles,
sacerdotes, guerreros, artesanos y campesinos. Y segn sealaba Kidder: En el Nuevo
Mundo al igual que en el Viejo, el clero aument y, alindose con los poderes temporales, o
convirtindose en gobernantes por propio derecho, erigieron a sus dioses enormes templos
adornados con pinturas y esculturas. Sacerdotes y caudillos se proveyeron de trabajadas
tumbas bien avitualladas para la vida futura. En la historia poltica ocurre lo mismo. En
ambos hemisferios, un grupo se uni a otro para formar tribus; las coaliciones y las
conquistas produjeron preeminencia; los imperios crecieron y asumieron la parafernalia de
la gloria.
Por impresionantes que sean las proposiciones universales, todava es arriesgado
utilizarlas como evidencia de la conexin entre genes y cultura. Aunque las categoras
listadas aparecen de manera demasiado consistente para ser debidas nicamente a la
casualidad, sus detalles ms finos difieren mucho entre las sociedades de un hemisferio y
entre las de hemisferios distintos. Los hitos de la civilizacin se encuentran adems
demasiado dispersos y son de origen demasiado reciente para haber evolucionado
genticamente y haber sido llevados de algn modo por todo el mundo por cazadoresrecolectores. Sera absurdo hablar de genes concretos que prescriben agricultura, escritura,
sacerdocio y tumbas monumentales.
En mis propios escritos, desde Sobre la naturaleza humana, de 1978, en adelante,
he argumentado que la etiologa de la cultura se encamina tortuosamente desde los genes, a
travs del cerebro y los sentidos, hasta el aprendizaje y el comportamiento social. Lo que
heredamos son rasgos neurobiolgicos que nos hacen ver el mundo de una determinada
manera y aprender determinados comportamientos de preferencia a otros. Los rasgos
heredados genticamente no son memes, no son unidades de cultura, sino ms bien la
propensin a inventar y transmitir determinados tipos de estos elementos de memoria de
preferencia a otros.
Ya en 1972, Martin Seligman y otros psiclogos haban definido de manera precisa
el sesgo en el desarrollo. Lo llamaron aprendizaje preparado. Con este concepto se
referan a que los animales y los seres humanos estn preparados de manera innata a
aprender determinados comportamientos, al tiempo que estn preparados contra (es decir,
predispuestos a evitar) otros. Los muchos ejemplos documentados de aprendizaje preparado
forman una subclase de reglas epigenticas. Tal como se reconoce en biologa, las reglas
epigenticas comprenden toda la gama de regularidades del desarrollo de la anatoma, la
fisiologa, la cognicin y el comportamiento que se heredan. Son los algoritmos del
crecimiento y la diferenciacin que crean un organismo enteramente funcional.
Una segunda idea productiva, que se debe a la sociobiologa, es que el aprendizaje
preparado del comportamiento social como todas las otras clases de epignesis, suele ser
adaptativo: confiere eficacia darwiniana a los organismos al mejorar su supervivencia y su
reproduccin. La adaptabilidad de las reglas epigenticas del comportamiento humano no
es el resultado exclusivo de la biologa o de la cultura. Surge de sutiles manifestaciones de
ambas. Una de las maneras ms eficientes de estudiar las reglas epigenticas del
comportamiento social humano es mediante mtodos de psicologa convencional,
informados por los principios del proceso evolutivo. Por esta razn, los cientficos que se
concentran en este tema se suelen denominar a s mismos psiclogos evolutivos. La suya es
una disciplina hbrida, que bebe a la vez de la sociobiologa (el estudio sistemtico de la
base biolgica del comportamiento social en todo tipo de organismos, incluidos los seres
humanos) y la psicologa, el estudio sistemtico de la base del comportamiento humano.
Sin embargo, dada nuestra comprensin creciente de la coevolucin entre genes y cultura, y
en aras de la simplicidad, la claridad y (a veces) la valenta intelectual frente a la hostilidad
ideolgica, se suele considerar la psicologa evolutiva idntica a la sociobiologa humana.
En la dcada de 1970, tal como afirm en mis sntesis anteriores, el altruismo era el
problema central de la sociobiologa, tanto en los animales como en los seres humanos. En
la actualidad, dicha objecin ha sido resuelta en gran parte por teoras de xito e
investigaciones empricas. En la dcada de 1990, en sociobiologa, la atencin est
empezando a dirigirse hacia la coevolucin entre los genes y la cultura. En esta nueva fase
de investigacin, la definicin de reglas epigenticas es la mejor manera de hacer avances
importantes en la comprensin de la naturaleza humana. Tal nfasis parece ineludible desde
el punto de vista lgico. La conexin entre genes y cultura hay que encontrarla en los
rganos de los sentidos y en los programas del cerebro. Hasta que este proceso se conozca
mejor y se tome en cuenta, los modelos matemticos de la evolucin gentica y de la
evolucin cultural tendrn un valor muy limitado.
Las reglas epigenticas, segn creo, operan, como la emocin, a dos niveles. Las
reglas epigenticas primarias son los procesos automticos que se extienden desde la
filtracin y codificacin de estmulos en los rganos de los sentidos hasta la percepcin de
dichos estmulos por parte del cerebro. Toda la secuencia est influida por la experiencia
previa solo en un grado menor, si es que acaso lo est. Las reglas epigenticas secundarias
son regularidades en la integracin de grandes cantidades de informacin. Sirvindose de
fragmentos selectos de percepcin, memoria y colorido emocional, las reglas epigenticas
mujeres. Por su parte, las madres necesitan solo un breve contacto para distinguir el llanto
de su hijo recin nacido, as como su olor corporal personal.
La cara es la principal liza de comunicacin visual no lingstica y de las reglas
epigenticas secundarias que sesgan su desarrollo psicolgico. Unas pocas expresiones
faciales tienen un significado invariante en toda la especie humana, aunque en las diferentes
culturas son modificadas para expresar determinados matices. En un experimento clsico
para comprobar la universalidad de dicho fenmeno, Paul Ekman, de la Universidad de
California en San Francisco, fotografi norteamericanos mientras expresaban miedo,
repugnancia, ira, sorpresa y felicidad. Tambin fotografi a hombres de tribus de las tierras
altas de Nueva Guinea, pueblos que haban entrado en contacto recientemente con el
hombre blanco, mientras contaban relatos en los que se evocaban sentimientos similares.
Cuando despus se mostr a los individuos los retratos correspondientes a la otra cultura,
interpretaron las expresiones faciales con una precisin superior al 80%.
En la cara, la boca es el principal instrumento de comunicacin visual. La sonrisa,
en particular, es una sede rica en reglas epigenticas secundarias. Psiclogos y antroplogos
han descubierto grados sustanciales de desarrollo programado similar en los usos de la
sonrisa en diversas culturas. La expresin la exhiben primero los nios de edades entre dos
y cuatro meses. Atrae de forma invariable abundante afecto por parte de los adultos que
cuidan al nio. El ambiente tiene poca influencia en la maduracin de la sonrisa. Los nios
de los !kung, un pueblo de cazadores-recolectores del desierto de Kalahari, en Sudfrica,
son criados en condiciones muy distintas de las correspondientes a los nios de Estados
Unidos y de Europa. Sus madres los paren sin ayuda ni anestesia, estn en contacto fsico
casi constante con los adultos, son amamantados varias veces por hora, y se les ensea de
forma rigurosa y a la edad ms temprana posible a sentarse, a ponerse de pie y caminar.
Pero su sonrisa es idntica en la forma a la de los nios norteamericanos y europeos,
aparece al mismo tiempo y sirve para la misma funcin social. La sonrisa aparece asimismo
en el momento preciso en nios sordos y ciegos e incluso en nios deformados por la
talidomida que no solo son ciegos y sordos, sino que estn tullidos hasta el extremo de no
poderse tocar la cara.
A lo largo de la vida, la sonrisa se utiliza ante todo para sealar cordialidad y
aprobacin, y ms all de esto para indicar un sentido general de placer. Cada cultura
moldea su significado en matices determinados por la forma exacta y el contexto en el que
se exhibe. La sonrisa puede convertirse en irona o burla discreta, o bien puede esconder
desconcierto. Pero incluso en tales casos sus mensajes abarcan solo una minscula fraccin
de los que transmiten todas las expresiones faciales tomadas en su conjunto.
En los niveles ms altos de la actividad mental, se siguen reglas epigenticas
secundarias y complejas en el proceso denominado de reificacin o cosificacin: la
compresin de ideas y fenmenos complejos en conceptos ms simples, que entonces se
comparan con objetos y actividades familiares. Los dusun de Borneo (para tomar uno de los
innumerables ejemplos de los archivos de la antropologa) reifican cada casa en un
cuerpo que posee muchos brazos, cabeza, vientre, patas y otras partes. Creen que est
de pie en su posicin correcta solo si est alineada en una determinada direccin; creen
que est cabeza abajo si se la construye en la falda de una colina. En otras dimensiones, a
la casa se la califica de gorda o enjuta, joven o vieja y gastada. A todos sus detalles
interiores se les confiere un significado intenso. Cada habitacin y pieza de mobiliario est
conectada con rituales calendarios y creencias mgicas y sociales.
La reificacin es el algoritmo rpido y fcil que crea orden en un mundo que, de
azul a amarillo, estando el amarillo definido como una mezcla de verde y rojo. Una clula
ganglionar concreta, por ejemplo, puede excitarse por el impulso procedente de conos rojos
e inhibirse por el impulso procedente de conos verdes. La intensidad de la seal elctrica
que se transmita a continuacin informa al cerebro de la cantidad de rojo o verde que est
recibiendo la retina. La informacin colectiva de este tipo procedente de un enorme nmero
de conos y de neuronas ganglionares retorna al cerebro, a travs del quiasma ptico y hasta
los ncleos geniculados laterales del tlamo, que son masas de neuronas que constituyen
una estacin de paso cerca del centro del cerebro, y, finalmente, a conjuntos de clulas de la
corteza visual primaria en la parte posterior extrema del cerebro.
En cuestin de milisegundos, la informacin visual, ahora codificada en funcin de
los colores, se extiende a diferentes partes del cerebro. La manera en que el cerebro
responda depende de la entrada de otros tipos de informacin y de las memorias que
evocan. Las pautas invocadas por muchas de tales combinaciones, por ejemplo, pueden
hacer que la persona piense palabras que se refieran a dichas pautas, como: Esta es la
bandera norteamericana; sus colores son rojo, blanco y azul. Tenga presente el lector la
siguiente comparacin cuando considere la aparente obviedad de la naturaleza humana: un
insecto que estuviera volando junto a nosotros percibira diferentes longitudes de onda, y
las descompondra en diferentes colores o en ninguno en absoluto, dependiendo de su
especie, y si de algn modo pudiera hablar, sus palabras seran difcilmente traducibles a las
nuestras. Su bandera sera muy distinta de la nuestra, gracias a su naturaleza insectil, por
contraposicin a nuestra naturaleza humana.
La qumica de los tres pigmentos de los conos (los aminocidos de que estn
compuestos y las formas que adoptan sus cadenas al replegarse) es conocida. Lo mismo
ocurre con la qumica del ADN en los genes del cromosoma X que los prescribe, as como
la qumica de las mutaciones en los genes que causan ceguera para los colores.
As pues, mediante procesos moleculares heredados y bastante bien conocidos, el
sistema sensorial humano y el cerebro descomponen las longitudes de onda continuamente
variables de la luz visible en una disposicin de unidades ms o menos discretas que
denominamos espectro del color. La disposicin es arbitraria en un sentido esencialmente
biolgico; es solo una de las muchas disposiciones que podran haber evolucionado durante
los ltimos millones de aos. Pero no es arbitraria en un sentido cultural: habiendo
evolucionado genticamente, no puede ser alterada por aprendizaje o decreto. Todo aquello
en la cultura humana que implica color deriva de este proceso unitario. En tanto que
fenmeno biolgico, la percepcin del color existe en contraste con la percepcin de la
intensidad de la luz, la otra cualidad primaria de la luz visible. Cuando variamos
gradualmente la intensidad de la luz, por ejemplo haciendo girar lentamente un interruptor
reductor de luz en un sentido u otro, percibimos el cambio como el proceso gradual que es
realmente. Pero si utilizamos luz monocromtica (solo una longitud de onda) y cambiamos
gradualmente dicha longitud de onda, no se percibe tal continuidad. Lo que vemos, al pasar
del extremo de longitud de onda corta al de onda larga, es primero una ancha banda de azul
(al menos una banda percibida ms o menos como dicho color), despus verde, despus
amarillo y finalmente rojo.
La creacin de vocabularios del color en todo el mundo est sesgada por esta misma
limitacin biolgica. En un famoso experimento realizado en la dcada de 1960 en la
Universidad de California en Berkeley, Brent Berlin y Paul Kay comprobaron la limitacin
en hablantes nativos de veinte lenguajes, entre los que se contaban el rabe, blgaro,
cantones, cataln, hebreo, ibibio, thai, tzeltal y urdu. Se peda a los voluntarios que
describieran su vocabulario de una manera directa y precisa. Se les mostr una serie de
Munsell, un conjunto de placas que varan a lo largo del espectro de color de izquierda a
derecha, y en intensidad luminosa desde la parte inferior a la superior, y se les pidi que
colocaran cada uno de los principales trminos de color en su idioma en las placas que ms
se acercaran al significado de las palabras. Aunque los trminos varan de forma asombrosa
de un lenguaje a otro por su origen y sonido, los hablantes los colocaron sobre la serie en
grupos que correspondan, al menos de manera aproximada, a los colores principales, azul,
verde, amarillo y rojo.
La intensidad del sesgo del aprendizaje se puso de manifiesto de manera
sorprendente mediante un experimento realizado sobre la percepcin del color durante los
aos finales de la dcada de 1960 por Eleanor Rosch, tambin de la Universidad de
California en Berkeley. Mientras buscaba categoras naturales de cognicin, Rosch
explot el hecho de que los dani de Nueva Guinea no tienen palabras para denotar el color;
hablan solo de mili (aproximadamente, oscuro) y mola (claro). Rosch consider la
siguiente cuestin: si dani adultos se dispusieran a aprender el vocabulario del color, lo
haran ms fcilmente si los trminos de los colores correspondieran a los principales
matices innatos? En otras palabras: resultara canalizada en cierta medida la innovacin
cultural por las limitaciones genticas innatas? Rosch dividi a 68 hombres dani voluntarios
en dos grupos. Ense a uno de ellos una serie de trminos de color recin inventados y
situados en las principales categoras de matiz de la serie (azul, verde, amarillo y rojo), all
donde se encuentra la mayor parte de vocabularios de las dems culturas. Ense a un
segundo grupo de hombres dani una serie de nuevos trminos colocados descentrados, lejos
de los principales grupos formados por los dems lenguajes. El primer grupo de
voluntarios, que segua las propensiones naturales de la percepcin del color, aprendi
aproximadamente el doble de rpido que el grupo al que se le haban dado los trminos de
colores alternativos, menos naturales. Tambin seleccionaron ms rpidamente dichos
trminos cuando se les dio la oportunidad.
Ahora viene la pregunta que debe contestarse para completar el trnsito desde los
genes a la cultura. Dada la base gentica de la visin de los colores y su efecto general
sobre el vocabulario del color, cun grande ha sido la dispersin de los vocabularios entre
las diferentes culturas? Tenemos al menos una respuesta parcial. A unas cuantas sociedades
les preocupa relativamente poco el color. Se las apaan con una clasificacin rudimentaria.
Otras efectan muchas distinciones finas entre tono e intensidad dentro de cada uno de los
colores bsicos. Han expandido sus vocabularios.
Ha sido aleatoria dicha expansin? Evidentemente, no. En investigaciones
posteriores, Berlin y Kay observaron que cada sociedad usa de dos a once trminos bsicos
para el color, que son puntos focales extendidos a travs de los cuatro bloques elementales
de colores que se perciben en una serie de Munsell. El complemento completo (utilizando
la terminologa en castellano) es negro, blanco, rojo, amarillo, verde, azul, pardo, prpura,
rosa, naranja y gris. El idioma dani, por ejemplo, utiliza solo dos de tales trminos, el
castellano los once. Al pasar de sociedades con clasificaciones sencillas a las que tienen
clasificaciones complicadas, las combinaciones de trminos de colores bsicos, por regla
general, aumentan de manera jerrquica, como sigue:
Los lenguajes con solo dos trminos de colores bsicos los utilizan para distinguir el
blanco y el negro.
Los lenguajes con solo tres trminos tienen palabras para el negro, el blanco y el
rojo.
Los lenguajes con solo cuatro trminos tienen palabras para el negro, el blanco, el
rojo y el verde o el amarillo.
Los lenguajes con solo cinco trminos tienen palabras para el negro, el blanco, el
rojo, el verde y el amarillo.
Los lenguajes con solo seis trminos tienen palabras para el negro, el blanco, el
rojo, el verde, el amarillo y el azul.
Los lenguajes con solo siete trminos tienen palabras para el negro, el blanco, el
rojo, el verde, el amarillo, el azul y el pardo.
No existe tal precedencia entre los cuatro colores bsicos restantes: prpura, rosa,
naranja y gris, cuando se aaden a los siete primeros.
Si se combinaran al azar los trminos para los colores, lo que evidentemente no es el
caso, los vocabularios humanos del color se obtendran sin orden ni concierto de entre 2036
combinaciones matemticas igualmente posibles. La progresin de Berlin-Kay sugiere que,
en su mayor parte, tales combinaciones se obtienen de solo veintids.
En un nivel, las veintids combinaciones de trminos bsicos son la dispersin de
los memes, o unidades culturales, generadas por las reglas epigenticas de la visin de los
colores y la memoria semntica. En lenguaje simple, nuestros genes prescriben que veamos
las distintas longitudes de onda de la luz de una determinada manera. Nuestra propensin
adicional a romper el mundo en unidades y a etiquetarlas con palabras, hace que
acumulemos hasta once unidades bsicas de color en un orden determinado.
Sin embargo, este no es el final de la historia. La mente humana es demasiado sutil
y productiva para pararse en once palabras que especifican diferentes longitudes de onda.
Como ha sealado el lingista britnico John Lyons, el reconocimiento de un color en el
cerebro no conduce necesariamente a un trmino que denota solo la longitud de onda de la
luz. Con frecuencia se inventan otros trminos para incluir tambin otras cualidades, en
particular textura, luminosidad, frescor e indelebilidad. En hanuno, un idioma malayopolinesio de las Filipinas, malatuy significa una superficie parda, hmeda, brillante, del tipo
que se ve en el bamb recin cortado, mientras que marara es una superficie amarillenta,
endurecida, como la del bamb envejecido. Los hablantes hispanos tienden a traducir
malatuy por pardo y marara por amarillo, pero as solo captan una parte del significado,
y quiz la menos importante. De forma similar, chloros, en griego clsico, se suele traducir
simplemente por verde, en castellano, pero su significado original era aparentemente el
frescor o la humedad del follaje verde.
El cerebro busca constantemente significados, conexiones entre objetos y cualidades
que atraviesan transversalmente los sentidos y proporcionan informacin sobre la existencia
externa. Penetramos en este mundo a travs de los portales limitantes de las reglas
epigenticas. Como se demuestra en los casos elementales del paralenguaje y del
vocabulario del color, la cultura ha surgido de los genes y lleva para siempre su sello. Con
la invencin de la metfora y del nuevo significado, ha adquirido al mismo tiempo una vida
propia. Para poder entender la condicin humana, hay que comprender a la vez los genes y
la cultura, y no por separado a la manera tradicional de la ciencia y las humanidades, sino
conjuntamente, en reconocimiento de las realidades de la evolucin humana.
CAPTULO 8
gentica. Probablemente, durante todo este tiempo, tanto la cultura como los genes que
subyacen a la naturaleza humana eran genticamente aptos. A lo largo de decenas de miles
de aos, durante el pleistoceno, la evolucin de artefactos permaneci casi esttica, y
presumiblemente lo mismo ocurri con la organizacin social bsica de las bandas de
cazadores-recolectores que los usaban. Hubo el tiempo suficiente, a medida que un milenio
suceda a otro, para que los genes y las reglas epigenticas evolucionaran al unsono con la
cultura. Sin embargo, en el paleoltico superior, de 40 000 a 10 000 aos antes del presente,
el tempo de la evolucin cultural se hizo ms rpido. Durante el siguiente avance agrcola
del neoltico, el paso se aceler de forma espectacular. Segn la teora de la gentica de
poblaciones, la mayor parte del cambio fue demasiado rpido para que la evolucin
gentica lo siguiera de cerca. Pero no hay indicios de que los genes del paleoltico
desaparecieran simplemente durante esta revolucin creativa. Siguieron en su lugar y
continuaron prescribiendo las reglas fundacionales de la naturaleza humana. Si no podan
mantener el ritmo de la cultura, tampoco la cultura pudo erradicarlos. Para bien o para mal,
condujeron a la naturaleza humana al caos de la historia moderna.
Por todo ello, tener en cuenta los genes del comportamiento parece un paso
prudente cuando se estudia el comportamiento humano. La sociobiologa (o la antropologa
darwiniana, o la psicologa evolutiva, o cualquier trmino polticamente ms aceptable con
que se elija calificarla) ofrece un eslabn clave en el intento de explicar los cimientos
biolgicos de la naturaleza humana. Al plantear preguntas enmarcadas en la teora
evolutiva, ya ha dirigido la investigacin en antropologa y psicologa en nuevas
direcciones. Su principal estrategia de investigacin en los estudios humanos ha consistido
en trabajar desde los primeros principios de la gentica de poblaciones y de la biologa de la
reproduccin hasta predecir las formas de comportamiento social que confieren la mayor
eficacia darwiniana. Despus, las predicciones se cotejan con datos tomados de los archivos
etnogrficos y los registros histricos, as como de estudios de campo recientes diseados
explcitamente para tal fin. Algunas de tales pruebas se realizan en sociedades preletradas y
otras sociedades tradicionales, cuyas prcticas sociales conservadoras es probable que se
parezcan mucho a las de sus antepasados del paleoltico. De hecho, unas cuantas sociedades
en Australia, Nueva Guinea y Sudamrica poseen todava culturas de la Edad de Piedra, que
es la razn por la que los antroplogos las encuentran tan interesantes. Otras pruebas se
realizan con datos procedentes de sociedades modernas, en las que las normas culturales de
evolucin rpida puede que ya no sean aptas de manera ptima. En todos estos estudios, se
saca provecho de toda una serie de tcnicas analticas. Estas incluyen hiptesis mltiples en
competencia, modelos matemticos, anlisis estadsticos e incluso la reconstruccin de la
historia de los memes y de las convenciones culturales por los mismos procedimientos
cuantitativos que se utilizan para seguir la evolucin de genes y especies.
En el ltimo cuarto de siglo, la sociobiologa humana ha crecido hasta convertirse
en un tema grande y tcnicamente complejo. No obstante, es posible reducir sus principios
evolutivos fundamentales a algunas categoras bsicas, que ahora resumir brevemente.
La seleccin de parentesco es la seleccin natural de los genes basada en sus efectos
sobre los individuos que los portan, ms los efectos que la presencia de los genes tiene
sobre todos los parientes genticos de los individuos, incluidos padres, hijos, hermanos,
primos y otros que todava viven y son capaces de reproducirse o de afectar a la
reproduccin de los parientes de sangre. La seleccin de parentesco es especialmente
importante en el origen del comportamiento altruista. Considrese el caso de dos hermanas
que comparten la mitad de sus genes por el hecho de tener el mismo padre y la misma
madre. Una de ellas sacrifica su vida, o al menos no tiene hijos, con el fin de ayudar a su
hermana. Como resultado, la hermana cra ms del doble de los hijos que habra criado de
otro modo. Puesto que la mitad de sus genes son idnticos a los de su generosa hermana, la
prdida de eficacia gentica resulta ms que compensada por la naturaleza altruista del
sacrificio. Si los genes predisponen a tales acciones y estas tienen lugar de manera comn,
los genes pueden extenderse por la poblacin, aunque induzcan a los individuos a sacrificar
sus beneficios personales.
A partir de esta sencilla premisa y de complicaciones de la misma ha surgido una
bonanza de predicciones acerca de modelos de altruismo, patriotismo, etnicidad, reglas de
herencia, prcticas de adopcin e infanticidio. La mayora son nuevos, y muchos han
superado bien las pruebas a las que han sido sometidos.
La inversin de los progenitores es aquel comportamiento hacia los hijos que
aumenta su eficacia al coste de la capacidad de los progenitores para invertir en otros hijos.
Las distintas pautas de inversin tienen consecuencias para la eficacia de los genes que
predisponen a los individuos a seleccionar dichas pautas. Si se elige una, se tienen ms
hijos; si se elige otra, se tienen menos hijos. La idea ha dado origen a una teora de la
familia de base biolgica, que genera nuevas ideas sobre proporciones sexuales, contratos
de matrimonio, conflicto entre padres e hijos, dolor por la prdida de un hijo, violacin de
menores e infanticidio. En el siguiente captulo retomar la teora de la familia, con el fin
de ilustrar de manera ms cabal la importancia del razonamiento evolutivo para las ciencias
sociales.
La estrategia de formacin de pareja est influida por el hecho cardinal de que las
mujeres se juegan ms en la actividad sexual que los hombres, debido al limitado perodo
de tiempo en el que pueden reproducirse y a la gran inversin que de ellas requiere cada
hijo concebido. Un vulo, para poner las cosas en sus trminos elementales, es
enormemente ms valioso que un nico espermatozoide, que ha de competir con millones
de otros espermatozoides por aquel. Cuando se logra el embarazo se cierran ulteriores
oportunidades de cra de la madre durante una fraccin sustancial del tiempo que le resta de
vida reproductora, mientras que el padre tiene la capacidad fsica de inseminar a otra mujer
casi de inmediato, Con xito considerable, los matices de este concepto han sido utilizados
por los cientficos para predecir pautas de eleccin de pareja y de cortejo, grados relativos
de permisividad sexual, ansiedad de la paternidad, tratamiento de las mujeres como
recursos y poliginia (esposas mltiples, que en el pasado, al menos, ha sido una situacin
aceptada en las tres cuartas partes de las sociedades en todo el mundo). El instinto sexual
ptimo de los hombres, para poner el asunto en la frmula, ahora familiar, de la literatura
popular, es ser agresivo y salaz, mientras que el de las mujeres es ser tmidas y receptivas.
Se espera que los hombres se sientan ms atrados que las mujeres por la pornografa y la
prostitucin. Y en el cortejo, se predice que los hombres destacan el acceso sexual
exclusivo y las garantas de paternidad, mientras que las mujeres destacan de manera
consistente el compromiso de los recursos y la seguridad material.
La clase social es fundamental en todas las sociedades de mamferos complejas,
incluida la humanidad. Decir que la gente busca por lo general la clase social, ya sea por el
rango, la clase o la riqueza, es resumir una gran parte del catlogo del comportamiento
social humano. En las sociedades tradicionales la eficacia gentica de los individuos est
por lo general (pero no universalmente) correlacionada con la clase social. Especialmente
en las sociedades y los estados despticos, los machos dominantes tienen acceso fcil a
mltiples mujeres y producen ms hijos, con frecuencia en una desproporcin espectacular.
A lo largo de la historia, los dspotas (gobernantes absolutos con poderes arbitrarios de vida
y muerte sobre sus sbditos) han tenido acceso a cientos e incluso miles de mujeres.
Algunos Estados utilizaron reglas explcitas de distribucin, como en el Per incaico, donde
por ley a los jefes insignificantes se les daba siete mujeres, a los gobernadores de cien
personas, ocho, a los caudillos de mil personas, quince, y a los seores y reyes no menos de
setecientas mujeres. Los plebeyos tomaban lo que quedaba. En consecuencia, haba un
sesgo evidente en la posibilidad de padrear hijos. En los estados industriales modernos, la
relacin entre clase social y eficacia gentica es ms ambigua. Los datos demuestran que el
nivel social alto del varn est correlacionado con una mayor longevidad y con la cpula
con un mayor nmero de mujeres, pero no necesariamente con el padreo de ms hijos.
La expansin territorial y la defensa por las tribus y sus equivalentes modernos, las
naciones Estado, es una proposicin cultural universal. La contribucin a la supervivencia y
al potencial reproductor futuro, en especial de los lderes tribales, es abrumadora, como lo
es el imperativo blico de la defensa tribal. Nuestro pas! declaraba el comodoro
Stephen Decatur, el combativo hroe de la guerra de 1812, que tenga siempre razn; pero
nuestro pas, la tenga o no la tenga!. (Sin embargo, la agresividad personal tiene sus
lmites darwinianos; Decatur muri en un duelo en 1820).
Los bilogos han determinado que la territorialidad no es inevitable durante la
evolucin social. A lo que parece, est completamente ausente en muchas especies
animales. El instinto territorial surge durante la evolucin cuando algn recurso vital sirve
como factor dependiente de la densidad. Es decir, el crecimiento de la densidad de
poblacin se reduce de forma incremental por una caresta creciente de comida, agua,
lugares de nidificacin o terreno local disponible para los individuos que buscan estos
recursos. Las tasas de mortalidad aumentan o las tasas de natalidad se reducen, o ambas
cosas a la vez, hasta que los dos tipos de tasas se equilibran ms o menos y la densidad de
la poblacin se estabiliza. En tales circunstancias, las especies animales tienden a
desarrollar por evolucin un comportamiento territorial. La explicacin terica es que los
individuos predispuestos hereditariamente a defender recursos privados para ellos y para su
grupo social transmiten ms genes a la siguiente generacin.
En cambio, el crecimiento de otras especies no se estabiliza por los recursos
limitantes, sino por cantidades crecientes de emigracin, enfermedad o depredacin.
Cuando tales factores alternativos dependientes de la densidad son de la mayor
importancia, y por lo tanto no se requiere el control de los recursos, la defensa territorial no
suele evolucionar como respuesta hereditaria.
Decididamente, la humanidad es una especie territorial. Puesto que el control de los
recursos limitantes ha sido un asunto de vida y muerte a lo largo de milenios de tiempo
evolutivo, la agresin territorial es generalizada, y la reaccin frente a ella suele ser
sanguinaria. Es reconfortante decir que la guerra, al ser cultural por su origen, puede
evitarse. Por desgracia, esta pizca de sabidura convencional es solo una verdad a medias.
Resulta ms correcto, y mucho ms prudente, decir que la guerra surge a la vez de los genes
y de la cultura, y que la mejor manera de evitarla es un conocimiento cabal de la manera en
que estos dos modos de herencia interactan dentro de los distintos contextos histricos.
El acuerdo contractual est tan extendido en el comportamiento social humano,
prcticamente como el aire que respiramos, que no llama la atencin de manera especial
hasta que se rompe. Pero merece una investigacin cientfica especfica por la siguiente
razn. Todos los mamferos, incluidos los seres humanos, forman sociedades basadas en
una conjuncin de intereses egostas. A diferencia de las castas de obreras de las hormigas y
de otros insectos sociales, se resisten a dedicar su cuerpo y sus servicios al bien comn.
Ms bien al contrario, dedican sus energas a su propio bienestar y al de los parientes ms
prximos. Para los mamferos, la vida social es un artificio para aumentar la supervivencia
y el xito reproductor personales. En consecuencia, las sociedades de especies de
mamferos no humanos estn mucho menos organizadas que las sociedades de insectos.
Dependen de una combinacin de jerarquas de dominancia, de alianzas que cambian con
rapidez, y de lazos de sangre. Los seres humanos han relajado esta limitacin y han
mejorado la organizacin social mediante la extensin de lazos como los de parentesco a
otros a travs de contratos a largo plazo.
La formacin de un contrato es ms que una proposicin cultural universal. Es un
rasgo humano tan caracterstico de nuestra especie como el lenguaje y el pensamiento
abstracto, habindose construido a la vez desde el instinto y la inteligencia superior. Gracias
a los experimentos pioneros de los psiclogos Leda Cosmides y John Tooby, de la
Universidad de California en Santa Barbara, sabemos que la formacin de un contrato no es
simplemente el producto de una nica facultad racional, que opera igualmente a travs de
todos los acuerdos que establecen entre s las partes que negocian. En cambio, una
capacidad, la deteccin del engao, se desarrolla hasta niveles excepcionales de agudeza y
clculo rpido. La deteccin del tramposo destaca en agudeza de la deteccin del mero
error y del establecimiento del intento altruista por parte de los dems. Adems, es
desencadenada como un procedimiento computacional solo cuando se especifican los
costos y los beneficios de un contrato social. Ms que el error, ms que las buenas obras, y
ms incluso que el margen de beneficio, lo que atrae la atencin es la posibilidad de que
otros nos engaen. Excita la emocin y sirve como la fuente principal de chismorreo hostil
y de agresin moralista por la que se mantiene la integridad de la economa poltica.
La hiptesis de la eficacia gentica (que los rasgos de la cultura ms ampliamente
distribuidos confieren ventaja darwiniana a los genes que predisponen a ella) ha sido
verificada razonablemente bien por la evidencia. Los rasgos ampliamente distribuidos son
por lo general adaptativos, y su existencia concuerda con los primeros principios de la
evolucin mediante seleccin natural. Es cierto, adems, que, de manera general, la gente
se comporta en su vida diaria como si estuviera guiada, ya sea de forma consciente o
inconsciente, por estos primeros principios. El valor de la hiptesis de la eficacia gentica
reside en los indicios que proporciona en relacin con la naturaleza humana y con las
nuevas y productivas direcciones que ha estimulado en la investigacin cientfica.
No obstante, hay muchos puntos dbiles en la hiptesis de la eficacia gentica. En
su mayor parte los fallos se deben no a pruebas contradictorias, sino a una escasez de
informacin relevante. Puesto que la gentica del comportamiento humano se encuentra
todava en su infancia, hay una ausencia casi absoluta de conexiones directas entre
determinados genes y el comportamiento que subyace a los rasgos universales de la cultura.
El ajuste observado entre teora y realidad se basa en gran parte en correlaciones
estadsticas. Una de las raras excepciones, que se ha descrito en el captulo anterior, es la
conexin que se ha efectuado con xito entre la gentica y el vocabulario de la visin de los
colores.
Las normas epigenticas que guan el desarrollo del comportamiento permanecen
asimismo inexploradas en gran parte, y, como resultado, en la mayora de los casos solo
puede intuirse la naturaleza exacta de la coevolucin entre los genes y la cultura. El que las
reglas epigenticas sean funciones rgidas y especializadas del cerebro, y se parezcan as al
instinto animal, o que sean algoritmos racionales ms generalizados que funcionan a travs
de una amplia gama de categoras de comportamiento, supone toda la diferencia del mundo.
Hasta la fecha, la evidencia muestra que existen ambos tipos de reglas epigenticas,
estrechas y amplias. Por ejemplo, el uso de la sonrisa est canalizado de manera estricta por
un conjunto de normas, mientras que la respuesta territorial est canalizada de manera
amplia por otro. Pero hasta que tales reglas se documenten mejor y se desenmaraen, junto
con la manera en la que guan el desarrollo mental, ser difcil explicar la amplia variacin
cultural que se da en una mayora de categoras de comportamiento.
Estas limitaciones en la gentica y el desarrollo del comportamiento son
conceptuales, tcnicas y profundas. Pero a la larga son resolubles. A menos que nuevos
indicios indiquen otra cosa, ser prudente confiar en la consiliencia natural de las
disciplinas que ahora tratan de la conexin entre la herencia y la cultura, aunque el respaldo
para ella se est acumulando lenta y fragmentariamente. La resolucin de las dificultades
espera la expansin futura de la biologa y su coalescencia con la psicologa y la
antropologa.
Hasta la fecha, la categora del comportamiento humano que proporciona la prueba
ms acabada de la hiptesis de la eficacia gentica es la evitacin del incesto. Se dispone
ahora de una gran cantidad de informacin referida a dicho fenmeno a diferentes niveles
de la biologa y de la cultura. El mismo comportamiento es universal, o casi. Asimismo, su
expresin est relativamente bien definida. La actividad sexual en todas las sociedades es
relativamente poco comn entre hermanos y entre padres e hijos; los hijos producidos por
tal actividad son raros; y las uniones a largo plazo realizadas con la finalidad consensuada
de tener tales hijos son casi inexistentes.
La explicacin actual de la evitacin del incesto, que combina la evolucin gentica
y la cultural, es un ejercicio sociobiolgico directo. La endogamia a nivel de hermanos y de
padres e hijos produce un gran porcentaje de descendientes con defectos genticos. Los
seres humanos tienden a evitar este riesgo mediante la obediencia inconsciente de la
siguiente regla epigentica: si se juntan un nio y una nia antes de que uno de los dos
tenga trece meses de edad y se cran en estrecha proximidad domstica (utilizan el mismo
orinal, por as decirlo), carecen de inters sexual posterior el uno por el otro, y solo pensar
en ello genera una fuerte aversin. Esta incapacidad emocional, reforzada en muchas
sociedades por una comprensin racional de la consecuencia de la endogamia, ha
conducido a los tabes culturales sobre el incesto, que prohben el incesto por el uso y la
ley.
Ahora se conoce bien el riesgo de tener hijos anormales debido al incesto, lo que los
genetistas denominan depresin endogmica. Por trmino medio, cada persona porta en
algn punto de sus veintitrs pares de cromosomas dos lugares que contienen genes
recesivos letales. Los lugares pueden hallarse casi en cualquier parte de los cromosomas.
Asimismo, difieren de una persona a otra en su nmero y situacin exactos. Solo uno de los
dos cromosomas homlogos del par afectado porta letales en el lugar; el otro cromosoma
homlogo porta un gen normal, que enmascara los efectos del gen letal. La razn es la
propia letalidad. Cuando ambos cromosomas portan un gen letal en un lugar determinado,
el feto aborta o el nio muere en su infancia.
Considrese el caso de una mujer con un gen letal en uno de tales sitios. Si resulta
embarazada de su hermano, y si sus propios padres no estn emparentados, su hijo tiene
aproximadamente una probabilidad entre ocho de morir como feto o como nio. Si posee
genes letales en dos de tales lugares, su hijo tiene aproximadamente una probabilidad entre
cuatro de morir. Hay, adems, una multitud de otros genes recesivos que producen defectos
anatmicos y mentales. El efecto total es que la mortalidad temprana de los nios nacidos
de relaciones incestuosas es aproximadamente el doble que la de nios exogmicos, y, entre
los que sobreviven, los defectos genticos tales como enanismo, deformidades ceflicas,
retraso mental grave, sordomudez, ensanchamiento del colon y anomalas del tracto
urinario son diez veces ms comunes.
Las consecuencias destructivas del incesto son un fenmeno natural no solo en los
seres humanos, sino tambin en las plantas y los animales. Casi todas las especies
vulnerables a una endogamia moderada o grave utilizan algn mtodo programado
biolgicamente para evitar el incesto. Entre los simios, los monos y otros primates no
humanos, el mtodo tiene dos niveles. En primer lugar, en todas las diecinueve especies
sociales en las que se han estudiado las pautas de apareamiento, los individuos jvenes
tienden a practicar el equivalente de la exogamia humana: antes de llegar al tamao adulto
abandonan el grupo en el que nacieron y se incorporan a otro. En los lmures de
Madagascar y en la mayora de especies de monos del Viejo y del Nuevo Mundo, son los
machos los que emigran. En los colobos rojos, los papiones sagrados, los gorilas y los
chimpancs de frica, se van las hembras. En los monos aulladores de Amrica Central y
del Sur, se van ambos sexos. Los inquietos jvenes de estas diversas especies de primates
no son expulsados del grupo por adultos agresivos. Su partida parece ser completamente
voluntaria.
Sea cual sea su origen evolutivo ltimo, y comoquiera que afecte adems al xito
reproductor, la emigracin de los jvenes primates antes de alcanzar la madurez sexual
completa reduce mucho la endogamia potencial. Pero la barrera contra la endogamia est
reforzada por una segunda lnea de resistencia. Esta es la evitacin de actividad sexual por
parte incluso de aquellos individuos que permanecen con su grupo natal. En todas las
especies de primates sociales no humanos en las que se ha estudiado con detalle el
desarrollo sexual, entre las que estn los tits y tamarinos de Sudamrica, los macacos
asiticos y los papiones y chimpancs africanos, machos y hembras adultos exhiben el
efecto Westermarck: rechazan a los individuos con los que estuvieron estrechamente
asociados en las primeras etapas de la vida. Madres e hijos casi nunca copulan, y hermanos
y hermanas mantenidos juntos se aparean con mucha menor frecuencia de lo que lo hacen
individuos ms lejanamente emparentados.
Esta respuesta elemental fue descubierta, no en monos y simios, sino en los seres
humanos, por el antroplogo fins Edward A. Westermarck, que dio cuenta de ella por
primera vez en su obra maestra de 1891 Historia del matrimonio. Desde entonces, la
existencia del fenmeno ha ido obteniendo un apoyo creciente desde varios mbitos.
Ninguno de ellos es ms persuasivo que el estudio de los matrimonios menores de
Taiwan realizado por Arthur P. Wolf, de la Universidad de Stanford. Los matrimonios
menores, que antao estaban muy extendidos por el sur de China, son aquellos en los que
nias no emparentadas son adoptadas por familias, criadas con los hijos varones biolgicos
en una relacin ordinaria de hermano-hermana y despus se casan con los hijos. La
motivacin para tal prctica parece ser el asegurar parejas para los hijos cuando una
proporcin sexual desequilibrada y la prosperidad econmica se combinan para crear un
mercado matrimonial muy competitivo.
A lo largo de cuatro dcadas, de 1957 a 1995, Wolf estudi las historias de 14 200
mujeres taiwanesas contratadas para matrimonio menor durante la ltima parte del
siglo XIX y la primera del XX. Las estadsticas se complementaron con entrevistas
personales a muchas de estas nuerecitas, o sim-pua, como se las conoce en el idioma
gentica mediante seleccin natural. Es cierto que todas las seales apuntan en este sentido.
La evitacin del incesto reduce la endogamia y con ello aumenta la produccin de hijos
sanos. Dada la variabilidad gentica en la simpata sexual a los camaradas de infancia,
aunque fuera solo en un cantidad pequea, las diferencias en eficacia biolgica basadas en
ella habran sido lo suficientemente fuertes, al menos en la teora de la gentica de
poblaciones, para extender el efecto Westermarck por toda la poblacin, desde una
incidencia muy baja a una presencia muy extendida en solo diez generaciones. Evidencias
adicionales se encuentran en la presencia del efecto en otros primates, entre los cuales se
cuentan nuestros parientes vivos ms cercanos, los chimpancs, en los que el origen es
incuestionablemente gentico, no cultural. Pero tampoco se ha hecho ningn intento para
medir la heredabilidad en la respuesta humana o para descubrir los genes que provocan
dicho efecto.
Un segundo defecto en el frente de investigacin es que no sabemos el origen
psicolgico exacto del efecto Westermarck. No se han identificado todava los estmulos
procedentes de los compaeros que desencadenan la inhibicin. No se sabe si tienen lugar
durante el juego, al comer juntos, en los intercambios agresivos inevitables o durante otros
acontecimientos ms sutiles y que quiz solo se sienten de manera subliminal. Los
estmulos crticos pudieran ser cualesquiera, grandes o pequeos, visuales, auditivos u
olfativos, y no necesariamente comprendidos en ningn sentido adulto ordinario. La
esencia del instinto tal como la interpretan los bilogos es que es evocado por seales
sencillas que solo necesitan asociarse en la vida real con el objeto al que va dirigido. Un
aroma o un simple contacto en un momento crtico pueden desatar un comportamiento
complejo, o inhibirlo.
Una complicacin adicional en la historia de la evitacin del incesto en los seres
humanos es la existencia de una tercera barrera, los tabes de incesto, los conjuntos de
normas que se transmiten por va cultural que prohben la actividad sexual entre parientes
muy cercanos. Muchas sociedades permiten o incluso animan los matrimonios entre primos
hermanos, especialmente cuando el enlace sirve para la cohesin del grupo y consolida la
riqueza, pero la prohben entre los hermanos o medio hermanos.
Los tabes, al ser inventos conscientes y no simples respuestas instintivas, varan
muchsimo en su detalle de una sociedad a otra. En muchas culturas estn entretejidos con
las limitaciones de la clasificacin de parentesco y los contratos de matrimonios exgamos.
En las sociedades preletradas se suele pensar que el incesto est conectado con el
canibalismo, el vampirismo y la brujera maligna, cada uno de los cuales es punible por su
propia cuenta. Las sociedades modernas promulgan leyes para hacer desistir del incesto.
Durante el perodo de Mancomunidad y Protectorado de Inglaterra, desde 1650 hasta la
Restauracin una dcada despus, se castigaba con la muerte. En Escocia, fue
nominalmente, hasta 1887, un pecado capital, aunque su transgresin raramente produca
ms que el encarcelamiento de por vida. En Estados Unidos y en general, el incesto ha sido
tratado como un delito mayor penable con multa, prisin o ambas cosas. La violacin de
nios se considera ms abominable si adems es incestuosa.
La historia, como ocurre en general para las costumbres humanas, registra
excepciones. Entre las sociedades con un cierto grado de permisividad se cuentan o se
contaban las de los incas, hawaianos, thais, antiguos egipcios, nkole, bunyoro y ganda (las
tres de Uganda), zande (Sudn) y dahomeyanos de frica Occidental. En cada caso la
prctica est (o en la mayora de casos estaba, porque ha cesado) rodeada de ritual y
limitada a la realeza o a otros grupos de clase alta. En todas las disposiciones incestuosas el
varn tambin se casaba con otras mujeres, procreando as hijos exgamos adems de la
progenie pura. Las familias dominantes son o eran patrilineales. La estrategia que
produce la eficacia gentica mxima para un varn de alto rango es casarse con su propia
hermana, produciendo as hijos que comparten con l el 75% de sus genes por herencia
comn, en lugar del 50% usual, y tambin desposar a mujeres no emparentadas
genticamente y que tienen ms probabilidades de dar a luz hijos normales. Son ms
difciles de explicar los casos comunes y bien documentados de matrimonios entre hermano
y hermana entre los plebeyos del Egipto romano, desde aproximadamente el ao 30 a. C.
hasta el 324 d. C. Los textos en papiro de aquel perodo revelan ms all de cualquier duda
razonable que al menos algunos de los hermanos se libraban a relaciones sexuales plenas y
descaradas.
Los tabes de incesto nos han llevado, de nuevo, a la tierra fronteriza entre las
ciencias naturales y las sociales. La cuestin que plantean es como sigue: cul es la
relacin entre el efecto Westermarck, que es biolgico, y los tabes de incesto, que son
culturales?
Puede perfilarse mejor el tema si se distinguen las dos hiptesis principales que
compiten por la explicacin de la evitacin del incesto humano. La primera es la de
Westermarck, que resumir a continuacin en un lenguaje puesto al da: las personas evitan
el incesto debido a una regla epigentica hereditaria de la naturaleza humana que han
traducido en tabes. La hiptesis opuesta es la de Sigmund Freud. El efecto Westermarck
no existe, insista el gran terico cuando se enter del mismo. Es exactamente lo contrario:
el anhelo heterosexual entre los miembros de la misma familia es fundamental e imperioso,
y no lo impide ninguna inhibicin instintiva. Con el fin de evitar dicho incesto, y la
consiguiente y desastrosa destruccin de los lazos familiares, las sociedades inventan
tabes. Un resultado, que Freud desarroll como parte de su gran proyecto para la
psicologa, es el complejo de Edipo, el deseo no resuelto de un hijo por la gratificacin
sexual con su madre y su odio simultneo hacia el padre, que es considerado como un rival.
La primera eleccin de objeto en el hombre escriba en 1917 es por lo general
incestuosa, dirigida a la madre y a la hermana y se precisan las ms estrictas prohibiciones
para evitar que esta tendencia infantil continuada se lleve a efecto.
Calificando la idea del efecto Westermarck de absurda, Freud sali airoso desde
buen principio. Los hallazgos del psicoanlisis, aseguraba, hacen indefendible el fenmeno.
Tambin utiliz ampliamente una refutacin que realiz James Frazer, el antroplogo y
clasicista ingls, autor de La rama dorada. Si el efecto Westermarck existiera realmente,
razonaba Frazer, no haran falta tabes. No es fcil ver por qu ningn instinto humano
profundo iba a necesitar ser reforzado por la ley. Esta lgica domin en los manuales y las
revistas cientficas durante la mayor parte del siglo XX.
La respuesta de Westermarck a Frazer fue sencilla, igualmente lgica, y apoyada
por indicios en cantidades crecientes, pero fue ignorada en la arremetida triunfante de la
teora del psicoanlisis. Los individuos humanos, dijo Westermarck, razonan como sigue:
Soy sexualmente indiferente hacia mis padres y hermanos. Pero, ocasionalmente, pienso
cmo sera tener relaciones sexuales con ellos. Tal pensamiento es repugnante! El incesto
es forzado y antinatural. Alterara o rompera otros lazos que he formado con ellos y que
debo mantener diariamente para mi propio bienestar. El incesto por parte de otros, por
extensin, repugna asimismo a mi mente, y es evidente que tambin a la de los dems, de
modo que los raros casos en los que ocurre deben condenarse por inmorales.
Por razonable que pueda ser esta explicacin, y por refrendada que est por la
evidencia, es sin embargo fcil ver por qu Freud y otros muchos tericos sociales
influyentes reaccionaron de manera tan vehemente al efecto Westermarck. Pona en peligro
una pieza fundamental del pensamiento modernista, al poner en cuestin lo que se haba
llegado a considerar como un avance intelectual bsico de la era. Wolf ha expresado con
precisin la dificultad: Freud vio con demasiada claridad que si Westermarck tena razn,
l estaba equivocado. La posibilidad de que la asociacin en la infancia temprana
suprimiera la atraccin sexual tena que negarse, no fuera que la base del complejo de
Edipo se desmoronara y con ella su concepcin de la dinmica de la personalidad, su
explicacin de las neurosis y su gran visin de los orgenes de la ley, el arte y la
civilizacin.
El efecto Westermarck causa tambin otras perturbaciones. Est el asunto de si la
regulacin social en general existe para reprimir la naturaleza humana o para expresarla. Y
de ello surge la cuestin nada trivial de qu implican los tabes del incesto acerca de los
orgenes de la moralidad. La teora social ortodoxa sostiene que la moralidad es en gran
parte una convencin de obligacin y deber construida a partir del modo y la costumbre. La
opinin alternativa, que es la que Westermarck defenda en sus escritos sobre tica, es que
los conceptos morales derivan de emociones innatas.
Al menos en la colisin de la teora tica, el asunto de la evitacin del incesto puede
zanjarse de manera emprica. O Westermarck o Freud tenan objetivamente razn. La
evidencia se inclina ahora fuertemente hacia Westermarck. Pero en los tabes de incesto
hay ms cosas que el mero injerto de las convenciones culturales en la preferencia personal.
Tambin es posible que las personas observen directamente los efectos de la endogamia.
Son capaces de reconocer, al menos de una manera vaga, que los nios deformes son un
producto frecuente de uniones incestuosas. William H. Durham, un colega de Arthur Wolf
en la Universidad de Stanford, busc en los registros etnogrficos de sesenta sociedades,
escogidas aleatoriamente de entre las de todo el mundo, referencias a cualquier forma de
comprensin de las consecuencias del incesto. Encontr que veinte de ellas eran
conscientes de ello en un cierto grado. Los amerindios tlingit del noroeste del Pacfico, por
ejemplo, comprendan de una manera directa que los nios defectuosos suelen ser el
producto de uniones de parientes muy prximos. Otras sociedades no solo saban eso, sino
que tambin desarrollaron teoras populares para explicarlo. Los lapones de Escandinavia
hablaban de mala sangre creada por el incesto. Los tikopianos de la Polinesia pensaban
que el mara, la maldicin generada por los que practican el incesto, se transmite a sus hijos.
Los kapauku de Nueva Guinea, en una teora similar, crean que el acto del incesto causa un
deterioro de las sustancias vitales de los transgresores, que despus es transmitido a sus
hijos. Los toradja de Sulawesi, Indonesia, eran ms csmicos en su interpretacin. Decan
que siempre que se aparean personas que tienen determinadas caractersticas conflictivas,
como ocurre con los parientes cercanos, la naturaleza es lanzada a la confusin.
Curiosamente, mientras que cincuenta y seis de las sesenta sociedades de Durham
tenan motivos acerca del incesto en uno o ms de sus mitos, solo cinco contenan relatos
de efectos negativos. Un nmero algo mayor le atribua resultados beneficiosos, en
particular la creacin de gigantes y hroes. Pero incluso aqu el incesto era considerado
como algo especial si no anormal.
En resumen, la imagen objetiva que surge de la investigacin de la evitacin del
incesto humano es una imagen de barreras mltiples y sucesivas. La primera de ellas es el
efecto Westermarck, la antigua desensibilizacin sexual que hasta ahora se ha encontrado
en todos los dems primates, de manera que es probable que sea universal en los seres
humanos. A continuacin est la dispersin de los jvenes al llegar a la madurez sexual, que
tambin es un rasgo universal en los primates, que en los seres humanos se manifiesta por
la inquietud de la adolescencia y por las prcticas formales del matrimonio exgamo. Las
motivaciones psicolgicas ms profundas de los comportamientos de dispersin y las reglas
epigenticas que los componen siguen siendo desconocidas. Finalmente, estn los tabes
culturales del incesto, que realzan el efecto Westermarck y la dispersin. Parece probable
que los tabes hayan surgido del efecto Westermarck, pero tambin, en una minora de
sociedades, de una percepcin directa de los efectos destructivos de la endogamia.
Al traducir el efecto Westermarck en tabes de incesto, los seres humanos parecen
pasar del instinto puro a la pura eleccin racional. Pero lo hacen realmente? Qu es la
eleccin racional, en todo caso? Sugiero que la eleccin racional es rebuscar entre todos los
escenarios mentales alternativos para dar con los que, en un determinado contexto,
satisfacen las reglas epigenticas ms fuertes. Es mediante estas reglas y esta jerarqua de
sus resistencias relativas como los seres humanos han sobrevivido y se han reproducido a lo
largo de cientos de milenios. El caso de la evitacin del incesto puede ilustrar la manera en
que la coevolucin entre los genes y la cultura ha tejido no solo parte, sino toda la rica
trama del comportamiento social humano.
CAPTULO 9
cultural al mstil. Durante las dcadas de 1960 y 1970 este credo cientfico dio fuerza en
Estados Unidos y en otras sociedades occidentales al multiculturalismo poltico. Conocido
tambin como poltica identitaria, el multiculturalismo poltico sostiene que las etnias, las
mujeres y los homosexuales poseen subculturas que merecen la misma consideracin que
las de la mayora, aunque la doctrina degrada la idea de una cultura nacional unificadora.
Al lema de Estados Unidos, E pluribus unum, De entre muchos, uno, se le dio la vuelta:
De uno, muchos; y los que as lo queran se planteaban la siguiente pregunta, con una
buena dosis de razonabilidad: qu puede haber de malo en la poltica identitaria, si
aumenta los derechos civiles de los individuos? Muchos antroplogos, con sus instintos
fortificados por los fines humanitarios, se hicieron ms fuertes en su apoyo del relativismo
cultural, al tiempo que se obstinaban en su oposicin a la biologa en cualquier forma.
De modo que nada de biologa. El razonamiento dio luego una vuelta completa con
un giro que tuvo que hacer sonrer a los diosecillos de la irona. Mientras que el relativismo
cultural se haba iniciado para negar la creencia en las diferencias hereditarias de
comportamiento entre grupos tnicos (que es innegable que es una idea no demostrada e
ideolgicamente peligrosa), despus se volvi contra la idea de una naturaleza humana
unificada fundamentada en la herencia. Se plante una gran cuestin intrincada de la
condicin humana: si no es la cultura ni una naturaleza humana hereditaria, qu es lo que
une a la humanidad? No puede dejarse esta pregunta planteada sin ms, porque si las
normas ticas son moldeadas por la cultura, y las culturas son infinitamente diversas y
equivalentes, qu descalifica la teocracia, por ejemplo, o el colonialismo? O el trabajo
infantil, la tortura y la esclavitud?
En confusa respuesta a la pregunta, la antropologa est actualmente escindindose
en dos culturas propias, diferentes pero iguales (desde luego) en mrito. Los antroplogos
biolgicos intentan explicar la cultura como un producto en ltimo trmino de la historia
gentica de la humanidad, renovada cada generacin por las decisiones de los individuos
influidos por dicha historia. En notable contraste, los antroplogos culturales, descendientes
de Boas, ven la cultura como un fenmeno de orden superior, en gran parte libre de la
historia gentica y que diverge de una sociedad a otra prcticamente sin lmite. La idea de
los antroplogos biolgicos puede compararse con la serie de filmes de La guerra de las
galaxias, en las que los extraterrestres tienen diferentes anatomas fsicas pero, de forma
bastante desconcertante, estn unidos por una naturaleza humana inconmovible. La visin
de los antroplogos culturales se parece ms a la de la pelcula La invasin de los
ultracuerpos, cuyos protagonistas toman forma humana pero conservan su naturaleza
aliengena. (El filme que acert es Independence Day: si no es humano, sugiere
correctamente, todo es extraterrestre).
El estado de cisma de la antropologa contempornea viene ilustrado por la
resolucin que aprobaron los miembros de la Asociacin Americana de Antropologa en
1994, que afirmaba por un lado un compromiso obediente a la variacin biolgica y
cultural y, por otro, una negativa a biologizar o de algn otro modo esencializar la
diversidad. Nada se dijo de la manera de reconciliar los dos objetivos contradictorios.
De qu manera, pues, ha de plantearse la diversidad dentro de la antropologa? En
ausencia de una bsqueda comn de una explicacin consiliente, no hay solucin. El cisma
entre los dos campos continuar abrindose. Mientras que los antroplogos biolgicos se
centran cada vez ms en la herencia y la reconstruccin de la evolucin humana, los
antroplogos culturales se apartarn todava ms de las ciencias naturales. De forma
creciente, ya alinean su campo de estudio con las humanidades, analizando cada cultura
(por ejemplo, la kwakiutl, la yanomamo, la kapauku, la japonesa) como una entidad nica.
Consideran que la cultura en su conjunto no es predecible ni siquiera definible mediante
leyes derivadas de las ciencias naturales. Algunos han llegado an ms lejos, hasta el
extremo de adoptar la posicin postmodernista extrema de que la ciencia es solo otra
manera de pensar, una respetable subcultura intelectual en compaa de muchas otras.
La sociologa contempornea se separa an ms de las ciencias naturales que la
antropologa. Tal como se practica generalmente, se puede definir como la antropologa de
sociedades complejas, en especial de aquellas a las que pertenecen los propios socilogos.
La antropologa, por el contrario, puede definirse como la sociologa de sociedades ms
simples, ms remotas, a las que los socilogos no pertenecen. Si un tema sociolgico
representativo es la relacin de los ingresos familiares con las tasas de divorcio
norteamericanas, un tema antropolgico tpico es la dote nupcial sudanesa.
Gran parte de la sociologa moderna utiliza las medidas exactas y el anlisis
estadstico. Pero dejando aparte algunos herejes dispersos, entre los ms francos de los
cuales se cuentan Pierre L. van den Berghe, de la Universidad de Washington, Lee Ellis, de
la Universidad Estatal de Minot, Joseph Lopreato, de la Universidad de Texas, y Walter L.
Wallace, de la Universidad de Princeton, los socilogos acadmicos han permanecido
agrupados cerca del extremo no biolgico del espectro de estudios culturales. Muchos son,
en expresin de Ellis, biofbicos: temen la biologa y estn decididos a evitarla. Incluso la
psicologa es tratada cautelosamente. James S. Coleman, de la Universidad de Chicago, un
distinguido e influyente terico de la corriente principal, experto en los mtodos analticos
de las ciencias naturales, poda decir (en 1990) que la principal tarea de las ciencias
sociales es la explicacin de los fenmenos sociales, no del comportamiento de individuos
solitarios. En casos aislados el fenmeno social puede derivar directamente, a travs de
adicin, del comportamiento de los individuos, pero con ms frecuencia no es as. En
consecuencia, el objetivo debe centrarse en el sistema social cuyo comportamiento hay que
explicar. Dicho sistema puede ser tan pequeo como una diada o tan grande como una
sociedad, o incluso un sistema mundial, pero el requerimiento esencial es que el objetivo
explicativo est en el sistema como una unidad, no en los individuos o en otros
componentes que lo constituyen.
Para apreciar lo lejos que est la estrategia de investigacin de Coleman de la de las
ciencias naturales, sustityase sistema por organismo, individuo por clula y otros
componentes por molculas, y su afirmacin se convierte en la siguiente: el requerimiento
esencial es que el objetivo explicativo est en el organismo como una unidad, no en las
clulas o las molculas que lo constituyen. Con una perspectiva tan fija, la biologa se
habra quedado anclada alrededor de 1850. Es en cambio, una ciencia que resigue la
causacin a travs de muchos niveles de organizacin, desde el cerebro y el ecosistema
hasta el tomo. No existe ninguna razn evidente por la que la sociologa no hubiera de
tener una orientacin similar, guiada por una visin que abarque desde la sociedad hasta la
neurona.
Un siglo despus de la publicacin (1894) del manifiesto de Durkheim Reglas del
mtodo sociolgico, que ayud a establecer las reglas generales, el enfoque estrechamente
estratificado de la disciplina al estudio de las sociedades industrializadas permanece casi
inalterado. Robert Nisbet, de la Universidad de Columbia, en una reveladora interpretacin
de la sociologa clsica, considera que el campo se ha originado ms como una forma de
arte que como una ciencia, por grande que sea en su concepcin. Nisbet cita el objetivo
preferido de Herbert Read de gran arte, no solo como la satisfaccin de necesidades
Si los cientficos sociales deciden elegir la teora rigurosa como objetivo ltimo,
como han hecho los cientficos naturales, tendrn xito en la medida en que atraviesen
amplios trechos de tiempo y espacio. Esto significa, ni ms ni menos, alinear sus
explicaciones con las de las ciencias naturales. Significa, asimismo, evitar, excepto en el
momento de tomar unas copas, las definiciones jocosas del tipo propuesto por el
distinguido filsofo Richard Rorty, que ha comparado la hermenutica con la
epistemologa, la teora sistemtica del conocimiento: Seremos epistemolgicos cuando
comprendamos perfectamente bien lo que est ocurriendo pero deseemos codificarlo con el
fin de extenderlo, o reforzarlo, o ensearlo, o cimentarlo. Hemos de ser hermenuticos all
donde no comprendemos lo que est sucediendo pero somos lo suficientemente honestos
para admitirlo. En la propuesta de Rorty, la hermenutica no es el nombre de una
disciplina o de un programa de investigacin, como la he reconocido, sino una expresin
de esperanza de que el espacio cultural que ha dejado la desaparicin de la epistemologa
no ser ocupado, de que nuestra cultura se convertir en algo en lo que ya no se sienta la
necesidad de limitacin y confrontacin. En resumen: el discurso entre los expertos puede
continuar sin preocuparse por la consiliencia. Ni por el rigor, segn parece. Aunque esta
concesin es bienvenida por los estudiosos postmodernistas, es una rendicin prematura
que habr de eliminar gran parte del poder y de la alegra de la investigacin acadmica.
Desde luego, la creatividad en la investigacin puede aparecer de forma inesperada en
cualquier forma de indagacin, pero resistirse a conectar descubrimientos mediante
explicacin causal es disminuir su credibilidad. Deja de lado el mtodo cientfico sinttico,
que ha demostrado ser el instrumento ms potente creado hasta ahora por la mente humana.
Perezosamente, devala el intelecto.
Qu forma precisa habra de tomar la unin entre las ciencias sociales y las
naturales? Consideremos cuatro disciplinas en un rimero que abarca mbitos cada vez
mayores de espacio y tiempo, tal como podran ser descritas por sus profesionales.
El socilogo dice, con orgullo justificable: Nos interesa el aqu y el ahora, el
anlisis fino de la vida en sociedades complejas concretas, y la causa y el efecto a travs de
la historia reciente. Nos situamos cerca de los detalles finos, y a veces nosotros mismos
somos parte de ellos, y nadamos literalmente en los detalles. Desde nuestra perspectiva, la
variacin en el comportamiento social humano parece enorme, quiz indefinidamente
plstica.
El antroplogo responde: S, esto es cierto en este contexto. Pero retrocedamos y
observemos de nuevo. Considrese lo siguiente: nosotros, los antroplogos, estudiamos
miles de culturas, muchas de ellas preletradas y no industriales, y la variacin que
registramos es incluso mayor que la que encuentran los socilogos. Pero concedo que est
lejos de ser infinita en mbito posible. Entre ellas hemos observado lmites y pautas claros.
La informacin procedente de tantsimos experimentos separados en evolucin cultural, los
que se han realizado de forma separada durante muchos siglos, nos pueden permitir
formular leyes de accin social humana.
El primatlogo, impaciente, se aade al grupo: Ya es cierto, ya; la informacin
comparada acerca de sociedades sencillas y complejas son los huesos y tendones de las
ciencias sociales. Aun as, es necesario situar vuestros conceptos en una perspectiva an
ms amplia. La variacin en el comportamiento humano es enorme, pero ni siquiera se
acerca a la gama de todas las disposiciones sociales que hemos descubierto en los simios,
los monos y otros primates, que fueron creados no por milenios, sino por cincuenta
millones de aos de evolucin. Es aqu, entre las ms de cien especies que genticamente se
hallan ms cerca de la especie humana, que hemos de mirar para buscar los principios de la
evolucin social si es que hemos de comprender los orgenes de la cultura.
El sociobilogo aade: S, la clave es la perspectiva. De modo que, por qu no
hacerla realmente amplia? Mi disciplina, que ha sido desarrollada conjuntamente por
bilogos y cientficos sociales, examina la base biolgica del comportamiento social en
todo tipo de organismos. S que la sola idea de una influencia biolgica en el
comportamiento humano en particular ha sido controvertida, especialmente en el campo
poltico, pero considerad lo siguiente. Los seres humanos pueden ser exclusivos en el grado
de plasticidad conductual y pueden ser los nicos que poseen lenguaje, consciencia de s
mismos y capacidad de previsin, pero todos los sistemas humanos tomados conjuntamente
forman solo un pequeo subconjunto de los que exhiben las miles de especies animales de
insectos y vertebrados muy sociales. Si esperamos crear una verdadera ciencia del
comportamiento social, necesitaremos reseguir la evolucin divergente de estos grupos de
organismos, a travs de una escala de tiempo de cientos de millones de aos. Tambin es
til reconocer que el comportamiento social humano se origin en ltimo trmino mediante
evolucin biolgica.
Cada disciplina de las ciencias sociales reina cmodamente en su mbito elegido de
espacio y tiempo mientras permanezca en gran parte sin pensar en las dems. Pero de la
falta de una verdadera teora social proviene el fracaso debilitador de las ciencias sociales a
la hora de comunicar con las ciencias naturales e incluso de comunicarse entre s. Si hay
que unir las ciencias sociales y naturales, es necesario definir las disciplinas de ambas
mediante las escalas de tiempo y espacio que abarcan individualmente, y no solo por la
materia que estudian, como ha sido la prctica habitual hasta aqu, y despus es necesario
conectarlas.
De hecho, una cierta convergencia ha empezado ya. Las ciencias naturales, por su
propia expansin veloz en el tema de estudio durante las ltimas dcadas, se estn
acercando a las ciencias sociales. Ya hay cuatro puentes que atraviesan la brecha. El
primero es la neurociencia cognitiva, o ciencias del cerebro, con elementos de psicologa
cognitiva, cuyos profesionales analizan la base fsica de la actividad mental e intentan
resolver el misterio del pensamiento consciente. El segundo es la gentica del
comportamiento humano, ahora en sus primeras fases de separar la base hereditaria del
proceso, incluyendo la influencia sesgadora de los genes en el desarrollo mental. La tercera
disciplina que hace de puente es la biologa evolutiva, que incluye una hija hbrida, la
sociobiologa, cuyos investigadores se han propuesto explicar los orgenes hereditarios del
comportamiento social. La cuarta son las ciencias ambientales. La conexin de este ltimo
campo con la teora social puede parecer tenue al principio, pero no lo es. El ambiente
natural es el teatro en el que la especie humana evolucion y a la que su fisiologa y su
comportamiento estn finamente adaptados. Ni la biologa humana ni las ciencias sociales
pueden tener sentido completo hasta que sus visiones del mundo tengan en cuenta este
marco de referencia obstinado.
No es difcil imaginarse de qu manera pueden disponerse y atravesarse los
estriberones entre las ciencias naturales y las sociales. Considrese un acontecimiento
macrosocial concreto, tal como la degradacin de las familias en el centro de la ciudad
norteamericana, la implosin de las poblaciones rurales en Ciudad de Mxico o la
resistencia de la clase media a la introduccin prevista del euro en Francia. Los cientficos
sociales que tratan dichos temas empiezan al nivel del anlisis convencional. Ponen orden a
los hechos, los cuantifican en tablas, grficos e interpretaciones estadsticas. Examinan el
conocimiento y poder legal para regular el flujo de dinero y evitar (confiemos en ello!) que
la economa se abalance hacia inflaciones y depresiones catastrficas. En otro frente, se
conoce razonablemente bien la fuerza motriz de la innovacin tecnolgica en el
crecimiento, al menos de manera aproximada y en retrospectiva. En otro, todava, los
modelos de precios de bienes de capital tienen una importancia grande en Wall Street.
Estamos mucho mejor si los economistas hablan que si permanecen callados. Pero
los tericos no pueden responder de manera definitiva a la mayora de las preguntas
macroeconmicas clave que preocupan a la sociedad, incluida la cantidad ptima de
regulacin fiscal, la futura distribucin de las rentas dentro de las naciones y entre ellas, el
crecimiento y distribucin ptimos de la poblacin, la seguridad financiera a largo plazo de
los ciudadanos individuales, el papel del suelo, el agua, la biodiversidad y otros recursos
agotables y que disminuyen, y la fuerza de las externalidades, tales como el ambiente
global que se est deteriorando. La economa mundial es una nave que marcha a toda
velocidad por aguas no cartografiadas, llenas de peligrosos escollos. No existe un acuerdo
general acerca de cmo funciona. La estima de que gozan los economistas proviene no
tanto de los xitos de su hoja de servicios como del hecho de que las empresas y los
gobiernos no tienen a nadie ms a quien dirigirse.
Esto no significa que los economistas lo haran mejor si abandonaran los modelos
matemticos en favor de la intuicin y de la descripcin. El gran mrito de los modelos, al
menos en las ciencias naturales, es que obligan a los investigadores a proporcionar
definiciones no ambiguas de las unidades, tales como tomos y genes, as como de los
procesos, tales como movimiento y cambio. Cuando est bien concebido, un modelo no
deja duda alguna acerca de sus asunciones. Lista los factores importantes y ofrece
probabilidades informadas acerca de su interaccin. Dentro de este marco autoimpuesto, el
investigador realiza predicciones sobre el mundo real, y cuanto ms precisa sea la
prediccin, mejor. Coloca as el producto de su pensamiento en juego, al exponerlo a la
prueba o refutacin comprobatoria. En ciencia no hay nada ms provocativo que una
prediccin netamente definida y sorprendente, y nada se considera con mayor estima que
dicha prediccin confirmada en detalle.
Con este objetivo, los cientficos buscan cuatro cualidades en la teora en general y
en los modelos matemticos en particular. La primera es la parsimonia: cuantas menos
unidades y procesos se utilicen para explicar el fenmeno, mejor. Debido al xito de la
parsimonia en las ciencias fsicas, en la actualidad no necesitamos una sustancia imaginaria
denominada flogisto para explicar la combustin de la lea, o un ter inexistente que llene
el vaco del espacio. La segunda cualidad es la generalidad: cuanto mayor sea la gama de
fenmenos cubiertos por el modelo, ms probable es que sea cierto. En la qumica reactiva,
la tabla peridica impide que cada elemento y compuesto tenga una teora distinta. Una
nica teora funciona exactamente para todos ellos.
La siguiente cualidad es la consiliencia. Las unidades y procesos de una disciplina
que se ajustan al saber slidamente verificado en otras disciplinas han resultado ser, de
manera consistente, superiores en la teora y en la prctica a las unidades y procesos que no
se ajustan. Esta es la razn por la que, en cada grupo de datos de cada nivel de la biologa,
desde la qumica del ADN hasta la datacin de los fsiles, ha resultado que la evolucin
orgnica mediante seleccin natural ha derrotado al creacionismo. Dios puede existir, puede
que l se deleite con lo que estamos consiguiendo en este planeta menor, pero no se
necesita Su fina mano para explicar la biosfera. Y, finalmente, participando de todas las
virtudes anteriores, la cualidad definitiva de la buena teora es la predecibilidad. Resisten
las teoras que son precisas en las predicciones que hacen a travs de muchos fenmenos y
cuyas predicciones son ms fciles de comprobar mediante observacin y experimentacin.
Antes de evaluar la teora econmica segn estos criterios, pienso que es justo
valorar una rama de la biologa con un nivel comparable de dificultad tcnica. La gentica
de poblaciones trata de las frecuencias y distribuciones de los genes y otras unidades
hereditarias en el interior de poblaciones completas (un ejemplo de una poblacin es el
conjunto de miembros de una especie de pez que vive en un lago). La gentica de
poblaciones, que ha acumulado, como la teora econmica, una extensa enciclopedia de
modelos y ecuaciones, es seguramente la disciplina ms respetada dentro de la biologa
evolutiva. Su modelo fundamental es el principio, o ley, de Hardy-Weinberg, una sencilla
frmula de probabilidad basada en la gentica mendeliana elemental. El principio de
Hardy-Weinberg nos dice que, si en una poblacin que se reproduce sexualmente existen
dos formas, o alelos, del mismo gen, cada una de las cuales prescribe un tipo de sangre o
una forma de la oreja distintas, y si sabemos los porcentajes de los dos alelos en la
poblacin, podemos predecir con precisin los porcentajes de individuos que poseern los
diferentes pares de alelos. Y al contrario, a partir del porcentaje conocido de solo uno de
dichos pares, podemos afirmar al momento el porcentaje de los alelos de toda la poblacin.
He aqu un ejemplo para mostrar cmo funciona.
En el ser humano, el lbulo de la oreja cuelga libre o bien est pegado al lado de la
cabeza, y la diferencia se debe a dos formas del mismo gen. Llamemos A al alelo del lbulo
libre y a al alelo del lbulo pegado. El lbulo libre es dominante sobre el lbulo pegado.
As pues, todos los individuos de la poblacin tienen una u otra de las tres combinaciones
siguientes:
AA, lbulo libre
Aa, lbulo libre
aa, lbulo pegado
Siguiendo la convencin usada en gentica, la frecuencia (que va de 0 a 1,0, es
decir, de cero a 100%) de A se denomina p, y la frecuencia de a se llama q. El principio de
Hardy-Weinberg es consecuencia de la herencia mendeliana y de la aleatoriedad con la que
un alelo de un vulo se combina con un alelo de un espermatozoide en la fecundacin. Se
escribe como un desarrollo binomial simple, ya que por definicin p + q = 1,0 y, por lo
tanto, (p + q)2 = (1,0)2 = 1,0, y por tanto
p + q = (p + q)2 = p2 + 2pq + q2 = 1,0
donde p2 es la frecuencia de AA, 2pq la frecuencia de Aa y q2 la frecuencia de aa. La
razn de ser de la frmula es la siguiente: hay una probabilidad p de que un vulo contenga
A, y una probabilidad p de que el espermatozoide que lo fecunde sea tambin A, de modo
que hay una probabilidad (es decir, frecuencia) p2 de que el individuo creado sea AA, y as
sucesivamente para pq y q2. Supngase que el 16% (la frecuencia es entonces de 0,16) de
los miembros de una poblacin posean un lbulo de la oreja pegado, en otras palabras, que
sus dos alelos sean aa. Entonces la frmula de Hardy-Weinberg predice que el 40% (0,4, la
raz cuadrada de 0,16) de los alelos de la poblacin sern a, y el 60% A. Tambin predice
que el 36% (0,36, o 0,60 0,60) de los individuos tendrn la combinacin AA, y el 48%
(0,48, o 2 0,4 0,6) tendrn la Aa.
Existen algunas condiciones importantes ligadas al uso de la frmula de HardyWeinberg en el mundo real. Pero no la debilitan. Por el contrario, son las que hacen que sea
interesante e incluso ms til. Las sencillas predicciones de esta frmula sern exactamente
correctas si la seleccin natural no favorece una de las combinaciones gnicas frente a las
dems, si todos los miembros de la poblacin se aparean aleatoriamente y si la poblacin es
infinitamente grande. Las dos primeras condiciones son improbables y la tercera imposible.
Con el fin de acercarse ms a la realidad, los bilogos tericos relajan estas restricciones,
primero una cada vez, y despus en diversas combinaciones. Por ejemplo, reducen el
nmero de organismos imaginados desde infinito hasta los nmeros que se encuentran
naturalmente en las poblaciones reales, y que por lo general oscilan entre diez y un milln,
segn la especie. Despus, tienen en cuenta la variacin al azar en las frecuencias gnicas
de una generacin a la siguiente. Cuanto menor es la poblacin, mayor la variacin. El
mismo principio dicta que si, en pruebas repetidas, se lanzan al aire un milln de monedas
no alteradas, el resultado casi siempre estar muy prximo a mitad caras y mitad cruces,
mientras que si solo se lanzan diez monedas cada vez, solo ocasionalmente se obtendr una
proporcin exacta de mitad y mitad; y, de promedio, en uno de cada 512 lanzamientos todas
las monedas sern caras o todas cruces.
Piense ahora el lector en la reproduccin sexual como el equivalente de lanzar
monedas al aire, y que cada generacin es una nueva prueba de lanzamiento. El cambio en
la frecuencia gnica de una generacin a la siguiente por azar es la evolucin mediante
deriva gentica. En poblaciones con cien individuos o menos, la deriva gentica puede ser
una fuerza poderosa. Su tasa puede describirse de forma precisa mediante medidas
estadsticas que nos informan acerca del destino de grandes muestras de poblaciones del
mismo tamao. Estas medidas revelan que el efecto principal de la deriva gentica es
reducir la variacin mediante la eliminacin de algunas de las formas gnicas. Esto,
combinado con la aleatoriedad del cambio, significa que la deriva gentica es un proceso
mucho menos creativo que la seleccin natural.
Cuando a los modelos se les aade la seleccin natural, el impacto de la deriva
gentica se reduce, al tiempo que las frecuencias gnicas van en una direccin u otra a
velocidades predecibles. Los genetistas de poblaciones hacen sus modelos todava ms
complejos y presumiblemente ms prximos a la naturaleza de varias maneras. Por
ejemplo, decretan que el apareamiento no sea aleatorio, o bien separan las poblaciones en
fragmentos que continan intercambiando migrantes, o disponen que sean constelaciones
de genes en lugar de genes nicos las que prescriban los rasgos caractersticos.
Los modelos de los genetistas de poblaciones producen predicciones exactas en los
mundos virtuales limitados por las asunciones que se han seleccionado para su evaluacin.
Con frecuencia pueden hacerse corresponder a la dinmica de poblaciones de animales y
plantas de laboratorio que son gestionadas de forma precisa. Sin embargo, es notorio que no
son buenos pronosticadores de la evolucin en la naturaleza. El fallo no est en la lgica
interna de la teora, sino en la impredecibilidad de la propia naturaleza. El ambiente cambia
constantemente, alterando los valores de los parmetros que los genetistas introducen en
sus modelos. El cambio climtico y las catstrofes meteorolgicas fragmentan algunas
poblaciones mientras permiten que otras se expandan y aglutinen. Nuevos depredadores y
competidores invaden, al tiempo que los antiguos se retiran. La enfermedad barre los
hbitats. Las fuentes de alimento originales desaparecen y aparecen otras nuevas.
Los bilogos evolutivos, como los meteorlogos que predicen el tiempo, se ven
confundidos por la turbulencia del mundo real. Han tenido algn xito a la hora de predecir
surgen de las intuiciones de sentido comn del modelista, es decir, de la psicologa casera,
y, siguiendo una serie de pasos analticos formales, confirman las creencias de sentido
comn. Se nos dice, en lenguaje tcnico preciso, que un aumento permanente en el precio
de los cigarrillos reduce el consumo desde el principio ms que un aumento temporal; que
con el fin de conservar sus riquezas, los ricos toman medidas para evitar conocer a los
pobres y enamorarse de ellos; que la gente obtiene satisfaccin yendo a restaurantes que ya
son populares aunque los competidores sean igual de buenos en precio y cocina; y as
sucesivamente. Rara vez se examinan detenidamente las premisas de tales modelos.
Raramente se prueban sus conclusiones con una cierta profundidad con datos de campo
cuantitativos. Su atractivo est en el cromado y el estruendo del motor, no en la velocidad o
en el destino.
El objetivo de analistas orientados psicolgicamente como Becker, al igual que Jack
Hirshleifer, Thomas Schelling, Amartya Sen, George Stigler y otros de intereses similares,
es reforzar la microeconoma y obtener de ella predicciones ms precisas del
comportamiento macroeconmico. Esto, desde luego, es admirable. Sin embargo, para
avanzar mucho ms all, ellos y otros cientficos sociales tendrn que cruzar la frontera
entre las ciencias sociales y las naturales y negociar con los bilogos y psiclogos que
encuentren en el otro lado. Del mismo modo que, en su discurso de aceptacin del Premio
Nobel, Becker afirm que su contribucin consista en forzar a los economistas a alejarse
de las hiptesis estrechas sobre el egosmo, el paso siguiente ser que los economistas se
desembaracen completamente, por fin, del modelo de comportamiento de la ciencia social
normalizada o tipo, y se tomen en serio los fundamentos biolgicos y psicolgicos de la
naturaleza humana. Resulta sorprendente que, a pesar de los abrumadores indicios que hay
en contra, la mayora se aferre todava a la idea de que, aparte de cubrir las necesidades
biolgicas bsicas, las personas en las sociedades modernas efectan elecciones, en
palabras de Becker, que dependen de la infancia, de las interacciones sociales y de las
influencias culturales. No dependen, aparentemente, de las reglas epigenticas hereditarias
de la naturaleza humana. La consecuencia empobrecedora de este punto de vista ha sido la
aceptacin de la psicologa popular incluso en los modelos ms ingeniosos.
Instilar psicologa y biologa en la teora econmica y dems teora social, lo que
solo puede suponer ventajas para ellas, significa desmenuzar y examinar
microscpicamente los delicados conceptos de utilidad, preguntando por qu la gente se
inclina en ltimo trmino hacia determinadas elecciones, y, al hallarse as predispuesta, por
qu y bajo qu circunstancias acta sobre ellas. Ms all de esta tarea se encuentra el
problema de la micro a la macroeconoma, el conjunto de procesos por los que la masa de
decisiones individuales se traducen en pautas sociales. Y, ms all todava, enmarcado en
una escala todava ms amplia de espacio y tiempo, est el problema de la coevolucin, los
medios por los que la evolucin biolgica influye sobre la cultura, y al revs. En su
conjunto, estos mbitos (naturaleza humana, transicin de la micro a la macroeconoma y la
coevolucin de los genes y la cultura) requieren la travesa completa desde las ciencias
sociales a la psicologa, y de ah a las ciencias del cerebro y a la gentica.
Los indicios a partir de estudios dispersos en psicologa y biologa ya sugieren
determinadas generalizaciones sobre la utilidad:
Las categoras de eleccin, las principales actividades en el pensamiento y el
comportamiento de momento a momento, son epistticas: las necesidades y las
oportunidades en una categora alteran la fuerza de otras. El orden jerrquico de
dominancia entre categoras tales como sexo, clase de proteccin y juego parece estar
programado genticamente.
Algunas necesidades y oportunidades no son solo epistticas, sino prioritarias.
Condiciones tales como la adiccin a las drogas y el carcter sexual dominante pueden
secuestrar las emociones para que estas se centren en objetivos unitarios tan poderosos, que
prcticamente borran las actividades en muchas otras categoras.
El clculo racional se basa en oleadas de emociones encontradas, cuya influencia
recproca se resuelve mediante una interaccin de factores hereditarios y ambientales. La
evitacin del incesto, por ejemplo, est sustentada por una fuerte regla epigentica
hereditaria. Puede verse reforzada mediante tabes culturales o bien superada por
experiencias personales especiales, cada vez mejor comprendidas.
El clculo racional suele ser generoso. Por razones complejas, todava no bien
comprendidas, algunas de las emociones ms poderosas son el patriotismo y el altruismo.
Sigue siendo un hecho sorprendente que un porcentaje sustancial de personas estn
dispuestas, a la menor noticia, a arriesgar sus vidas para salvar las de desconocidos.
Las elecciones dependen del grupo; hasta aqu esto es evidente. Pero lo que se
conoce menos es que el poder de la influencia de los iguales vara de manera asombrosa de
una a otra categora de comportamiento. El estilo de vestir, por ejemplo, es casi
completamente dependiente de las influencias de los iguales, mientras que la evitacin del
incesto es en gran parte independiente. Tienen estas diferencias una base gentica y, con
ello, una historia evolutiva? Probablemente s, y ya es hora de empezar a examinarlas con
ms detenimiento para esclarecer tal posibilidad.
La toma de decisiones est modelada, en unas y otras categoras, por reglas
epigenticas, que son las propensiones innatas a aprender determinadas opciones primero, y
despus a seleccionar algunas concretas entre ellas. Por trmino medio, muchas de tales
propensiones difieren en funcin de la edad y del sexo.
La sutileza psicobiolgica de la toma de decisiones est perfectamente bien
ilustrada por el continuo r-K de estrategias reproductoras. Cuando los recursos son pocos e
inestables, las personas tienden a adoptar una estrategia de la r, prefiriendo procrear muchos
hijos para asegurar que al menos algunos de ellos sobrevivan. Cuando los recursos son
abundantes y estables, tienden hacia una estrategia de la K, en la que menos descendientes
y de mayor calidad son cuidadosamente protegidos y educados para que entren en un
nivel socioeconmico superior. (El smbolo r se refiere en demografa a la tasa de
crecimiento de la poblacin, que aumenta con la estrategia de la r; y el smbolo K a la
capacidad de carga del ambiente, que es el tamao al cual cesa el crecimiento de la
poblacin). Superpuesta al continuo r-K est la tendencia general de los varones
socialmente poderosos a adquirir mltiples mujeres de edad reproductora, con lo que
fomentan su ventaja darwiniana.
La comprensin completa del concepto de utilidad llegar de la biologa y de la
psicologa por reduccin a los elementos del comportamiento humano, seguida por la
sntesis de abajo arriba, no a partir de las ciencias sociales por inferencia de arriba abajo y
conjetura basada en el conocimiento intuitivo. Es en la biologa y la psicologa donde los
economistas y otros cientficos sociales encontrarn las premisas necesarias para aderezar
modelos ms predictivos, al igual que fue en la fsica y la qumica donde los investigadores
encontraron premisas que mejoraron la biologa.
La realizacin de la futura teora social depende asimismo de la comprensin
psicobiolgica del propio proceso de la razn. En la actualidad, el modo de explicacin
dominante es la ya mencionada teora de la eleccin racional. Concebida primero en
CAPTULO 10
siglo XVII, cuando la mitologa helnica era una segunda naturaleza para la mente culta.
Contrapone las emociones para magnificar su fuerza. La belleza choca con la oscuridad, la
libertad con el destino, la pasin con el rechazo. Hace aumentar la tensin y nos conduce a
travs de parasos menores para llegar, de repente, al prototipo mstico del Edn. En otro
artificio que tambin est bien fundado, la confianza en la autoridad, Milton escoge las
alusiones no a su propio tiempo, no por ejemplo a Cromwell, Carlos II y la Restauracin,
durante la cual escap por los pelos de la muerte (haba defendido la revolucin y la
Mancomunidad), sino a los textos antiguos de otra civilizacin, la Grecia y la Roma
antiguas, que fueron lo suficientemente robustas para haber sobrevivido en el recuerdo a
travs de los siglos. Con su uso nos transmite que aquello que no nos es contado, hemos de
saber, no obstante, que es cierto.
La cualidad definitoria de las artes es la expresin de la condicin humana mediante
el talante y el sentimiento, poniendo en juego todos los sentidos, evocando a la vez el orden
y el desorden. De dnde surge, pues, la capacidad de crear arte? No de la fra lgica
basada en hechos. No de la conduccin por Dios de los pensamientos de Milton, como el
propio poeta crea. Ni existe indicio alguno de una chispa nica que encienda el genio que
es evidente en El paraso perdido. Por ejemplo, experimentos en los que se utiliza
imaginera cerebral no han conseguido desvelar rasgos neurobiolgicos singulares en
personas dotadas para la msica. En lugar de ello, muestran la implicacin de un rea
mayor de las mismas partes del cerebro que utilizan las personas menos capaces. La
historia confirma esta hiptesis de incremento. Detrs de Shakespeare, Leonardo, Mozart y
otros de primersima fila se encuentra una inmensa legin cuya capacidad de
materializacin va en continuo descenso hasta los que son simplemente competentes. Lo
que los maestros del canon occidental, y los de otras culturas superiores, posean en comn
era una combinacin de conocimiento excepcional, de habilidad tcnica, originalidad,
sensibilidad por el detalle, ambicin, audacia y empuje.
Estaban obsesionados; ardan por dentro. Pero tambin posean una comprensin
intuitiva de la naturaleza humana innata, lo suficientemente precisa para seleccionar
imgenes convincentes a partir de los pensamientos, en su mayora inferiores, que surgen
de las mentes de todos nosotros. Puede que el talento que esgriman solo fuera
incrementalmente mayor, pero a los dems sus creaciones les parecieron cualitativamente
nuevas. Adquirieron la suficiente influencia y longevidad para traducirlas en una fama
perdurable, no mediante la magia, no por beneficencia divina, sino por una ventaja
cuantitativa en los poderes que compartan en menor grado los menos dotados. Reunieron
la suficiente velocidad ascensional para elevarse por encima de los dems.
La inspiracin artstica comn a todos en grado diverso surge de los pozos
artesianos de la naturaleza humana. Sus creaciones nacen para ser entregadas directamente
a las sensibilidades del espectador sin explicacin analtica. As pues, la creatividad es
humanstica en el sentido ms completo. Las obras de valor perdurable son las ms fieles a
dichos orgenes. De ah se sigue que incluso las mayores obras de arte pueden ser
entendidas fundamentalmente con el conocimiento de las reglas epigenticas,
evolucionadas biolgicamente, que las guiaron.
No es esta la opinin generalizada de las artes. Los acadmicos tericos han
prestado poca atencin a la biologa; consiliencia no est en su vocabulario. En grado
diverso, han estado ms influenciados por el postmodernismo, la hiptesis en competencia
que niega la existencia de una naturaleza humana universal. Aplicada a la crtica literaria, la
manifestacin extrema del postmodernismo es la filosofa deconstructiva, que de manera
ms provocativa han formulado Jacques Derrida y Paul de Man. Segn esta concepcin, la
verdad es relativa y personal. Cada persona crea su propio mundo interior mediante la
aceptacin o el rechazo de signos lingsticos que cambian sin cesar. No existe un punto
privilegiado, ni un norte, que guen la inteligencia literaria. Y puesto que la ciencia no es
ms que otra manera de mirar el mundo, no existe ningn mapa que se pueda construir
cientficamente de la naturaleza humana, a partir del cual pueda extraerse el significado
profundo de los textos. Solo existe la oportunidad ilimitada del lector para inventar
interpretaciones y comentarios a partir del mundo que l mismo construye. El autor est
muerto es una mxima favorita de los deconstruccionistas.
Los deconstruccionistas buscan, en cambio, contradicciones y ambigedades.
Conciben y analizan lo que el autor ha dejado fuera. Los elementos que faltan permiten el
comentario personalizado en estilo postmoderno. Los postmodernistas que aaden
ideologa poltica a la mezcla consideran, asimismo, el canon literario tradicional como
poco ms que una coleccin que confirma la visin mundial de los grupos dominantes, y en
particular el de los varones blancos y occidentales.
La hiptesis postmodernista no se adapta bien a la evidencia. Est dichosamente
libre de la informacin actual acerca de cmo funciona la mente. Pero es seguro que debe
de haber alguna razn para la popularidad del postmodernismo, adems del amor al caos.
Si el enfoque biolgico en competencia es correcto, su amplio atractivo debe de estar
arraigado en la naturaleza humana. El postmodernismo en las artes es ms que una Escuela
del Resentimiento (que es la acusacin de Harold Bloom en El canon occidental), y ms
que el rencor del eunuco, si se toma una frase prestada de Alexander Pope, y est sostenido
por algo ms que la pattica reverencia que por lo comn dan los acadmicos
norteamericanos al oscurantismo galo. Hay, asimismo, una oleada de espritu
revolucionario en el postmodernismo, generada por el hecho real (no deconstruido) de que
grandes segmentos de la poblacin, y de manera ms notable mujeres, poseen talentos
nicos y vidas emocionales que han sido relativamente ignorados durante siglos, y solo
ahora estn empezando a encontrar su expresin completa en las corrientes principales de la
cultura.
Si hemos de hacer caso a la evidencia procedente de las ciencias biolgicas y del
comportamiento acumulada durante el ltimo cuarto de siglo, las mujeres difieren
genticamente de los hombres en aspectos adicionales a los que corresponden a la anatoma
reproductiva. En conjunto, y por trmino medio, con una amplia superposicin estadstica,
y en muchos apartados de la experiencia social, hablan con una voz distinta. En la
actualidad se la oye alta y clara. Pero no interpreto que el bienvenido triunfo del feminismo
social, econmico y creativo, sea un alegato para el postmodernismo. El avance, aunque ha
abierto nuevas avenidas de expresin y ha liberado profundos pozos de talento, no ha hecho
que la naturaleza humana explotara en pequeos fragmentos. Al contrario: ha abonado el
campo para una exploracin ms completa de los rasgos universales que unen a la
humanidad.
Si se observa con una perspectiva diferente, el postmodernismo puede considerarse
como uno de los extremos de una oscilacin histrica en la manera literaria de ver el
mundo. El gran crtico americano Edmund Wilson observ, en 1926, que la literatura
occidental parece forzada a vibrar en nfasis entre los dos polos del neoclasicismo y el
romanticismo. Concebido de manera muy amplia, el ciclo puede advertirse por vez primera
durante la Ilustracin con Pope, Racine y otros poetas que hicieron uso de la visin de los
cientficos de un mundo ordenado. Fueron sustituidos en la consideracin pblica por los
poetas rebeldes y romnticos del siglo XIX, que a su vez cedieron ante Flaubert y otros que
retornaron al orden racional, que dieron paso a un flujo en la direccin opuesta, encarnada
por los escritos modernistas de los simbolistas franceses, entre ellos Mallarm y Valry, y
de sus pares ingleses, Yeats, Joyce y Eliot. Puesto que cada uno de los extremos result ser
en ltimo trmino insoportable como moda reinante, deca Wilson, esto garantizaba la
reversin hacia el polo opuesto.
El mismo cambio de talante puede verse en la crtica literaria reciente,
postwilsoniana. A principios del presente siglo, los intelectuales destacaban las experiencias
personales de los autores y la historia de su poca. En la dcada de 1950, los nuevos
crticos insistan en extraer todo el significado del texto, sin preocuparse demasiado por la
historia personal del autor[38]. Estaban de acuerdo con la famosa mxima de Joseph Conrad
de que una obra de arte debe llevar su justificacin en cada lnea. En la dcada de 1980 la
Nueva Crtica dej paso, de manera sbita, a los postmodernistas, que defendan la
aproximacin contraria. Buscad, decan, aquello que el texto no controla, y explicad el todo
como una construccin social por parte del autor. Su postura ha sido resumida de manera
precisa por el poeta y crtico Frederick Turner, diciendo que: artistas y poetas deben
rechazar las limitaciones de la naturaleza incluso en una poca de crisis ecolgica, ignorar
la ciencia, abandonar las formas y las disciplinas de las artes y, con ello, la tradicin
chamnica de su propia cultura, apartarse de la idea de una naturaleza humana universal y,
habindose liberado de un confinamiento tan sofocante, preferir la mezquindad y la rabia
antes que la esperanza y otras emociones edificantes. Segn Turner, ya est empezando una
inversin de la moda. La tradicin de Homero, Dante, Leonardo, Shakespeare, Beethoven
y Goethe no est muerta. Est creciendo en las grietas del cemento postmoderno.
Edmund Wilson esperaba una amortiguacin de este ciclo perpetuo en las artes, que
l consideraba una afliccin particular de la mente moderna. Prefiriendo en principio la
sntesis, escribi acerca de su admiracin por Bertrand Russell y Alfred North Whitehead,
los dos grandes unificadores de la cultura de la primera mitad del siglo XX. Envidiamos a
los clsicos, dijo, por el equilibrio que parecen haber conseguido. La regularidad y la
lgica en Sfocles no excluyen ni la ternura ni la violencia; y, en Virgilio, el tipo de cosas
que puede hacer Flaubert; la reproduccin objetiva y exacta de las cosas no excluye el tipo
de cosas que Wordsworth y Shelley pueden hacer, lo misterioso, lo fluido, lo pattico, y lo
vago. Me gusta pensar que Edmund Wilson hubiera sido partidario de la idea de
consiliencia.
Pueden reconciliarse los impulsos opuestos apolneo y dionisaco, razn fra contra
abandono apasionado, que guan los cambios de humor de las artes y la crtica? Se trata, as
lo creo, de una pregunta emprica. Su respuesta depende de la existencia o inexistencia de
una naturaleza humana innata. Las pruebas acumuladas hasta hoy dejan poco espacio para
la duda. La naturaleza humana existe, y es a la vez profunda y muy estructurada.
Si se admite todo esto, la relacin de la ciencia con la interpretacin de las artes
puede hacerse ms clara, como sigue. La interpretacin tiene mltiples dimensiones, a
saber: historia, biografa, lingstica y criterio esttico. En los cimientos de todas ellas
residen los procesos materiales de la mente humana. Los crticos del pasado, proclives a la
teora, han intentado muchas avenidas hacia este reino subterrneo, entre ellas, y de manera
ms prominente, el psicoanlisis y el solipsismo postmodernista. Estas aproximaciones, que
estn guiadas en gran parte por la sola intuicin acerca de cmo funciona el cerebro, han
funcionado muy mal. En ausencia de una brjula basada en el conocimiento material
exacto, efectan demasiados giros equivocados hacia callejones sin salida. Si el cerebro ha
de cartografiarse finalmente, si se ha de crear una teora duradera de las artes como parte de
la empresa, ser mediante contribuciones graduales y consilientes procedentes de las
ciencias del cerebro, la psicologa y la biologa evolutiva. Y si durante este proceso ha de
entenderse la mente creadora, ello precisar de la colaboracin entre los cientficos y los
eruditos en humanidades.
Es probable que la colaboracin, ahora en sus primeros estadios, llegue a la
conclusin de que la innovacin es un proceso biolgico concreto basado en lo intrincado
de la circuitera nerviosa y de la liberacin de neurotransmisores. No es la efusin de
smbolos mediante un generador de uso mltiple ni ninguna conjura al respecto por parte de
agentes etreos. Sondear el origen de la innovacin en las artes supondr una gran
diferencia en la manera como interpretamos sus creaciones. Las ciencias naturales han
comenzado a formar una imagen de la mente, que incluye algunos de los elementos del
propio proceso creativo. Aunque todava estn muy lejos del objetivo ltimo, al final no
pueden hacer otra cosa que reforzar la interpretacin de las artes.
Charles Lumsden y yo llegamos a esta conclusin a principios de la dcada de 1980,
mientras desarrollbamos la teora completa de la coevolucin entre los genes y la cultura,
que se ha descrito antes. Una posicin similar ha alcanzado desde direcciones diferentes un
pequeo pero creciente crculo de artistas y tericos de las artes, de entre los cuales los ms
prominentes han sido Joseph Carroll, Brett Cooke, Ellen Dissanayake, Walter Koch, Robert
Storey y Frederick Turner. Algunos de estos intelectuales se refieren a su enfoque como
biopotica o bioesttica. Los anlisis han sido apoyados de forma independiente por
Ireneus Eibl-Eibesfeldt, el etlogo alemn, en sus estudios globales del instinto humano;
por los antroplogos americanos Robin Fox y Lionel Tiger en sus informes sobre ritual y
folklore, y por numerosos investigadores de la inteligencia artificial (IA), cuyo trabajo
sobre la innovacin artstica lo resume (para tomar una exposicin excelente) Margaret
Boden en La mente creativa.
El corpus de investigacin hasta la fecha puede encajarse en la siguiente narracin
de la coevolucin entre los genes y la cultura:
Durante la evolucin humana hubo tiempo suficiente para que la seleccin natural
modelara los procesos de innovacin. Durante miles de generaciones, suficientes para el
cambio gentico en el cerebro y los sistemas sensoriales y endocrinos, la variacin entre las
personas en el pensamiento y el comportamiento caus diferencias personales en la
supervivencia y el xito reproductor.
La variacin era hasta cierto punto heredable. Los individuos diferan entonces, al
igual que lo hacen hoy en da, no solo en lo que aprendieron de su cultura, sino en su
propensin hereditaria a aprender determinadas cosas y a responder mediante
preponderancia estadstica de determinadas maneras.
De ah se sigui inevitablemente la evolucin gentica. La seleccin natural, que
favorece a algunos conjuntos de genes sobre otros, molde las reglas epigenticas, que son
las regularidades heredadas de desarrollo mental que componen la naturaleza humana.
Entre las reglas epigenticas ms antiguas que he descrito hasta este punto estn el efecto
Westermarck, que inhibe el incesto, y la aversin natural a las serpientes. Las de origen ms
reciente, de quiz no ms de cien mil aos de antigedad, incluyen las veloces etapas
programadas a travs de las cuales los nios adquieren el lenguaje y, as podemos
presumirlo de forma razonable, tambin algunos de los procesos creativos de las artes.
En la evolucin de la cultura surgieron proposiciones universales o
cuasiuniversales. Debido a diferencias de intensidad entre las reglas epigenticas
fluidez de un contexto a otro. Considrese el lenguaje tcnico de las mismas artes. Una
trama signific primero un lugar fsico[39] y un plan de construccin, despus el solar o
tarima del director de escena, y despus la accin o el relato que este posea en dicho lugar.
En el siglo XVI un frontispicio era la fachada decorada de un edificio, despus la pgina de
portada de un libro ornamentada con una figura, por lo general, la representacin alegrica
de un edificio, y finalmente la pgina ilustrada que precede a la primera pgina del libro.
Una estancia, que en italiano es una sala pblica o lugar de descanso, ha sido un trmino
que el ingls se ha apropiado para significar estrofa: el conjunto similar a una habitacin de
cuatro o ms lneas separadas tipogrficamente de otros conjuntos parecidos.
Tanto en las artes como en las ciencias el cerebro programado busca elegancia, que
es la descripcin parsimoniosa y evocadora de la pauta para encontrar el sentido en medio
de una confusin de detalle. Edward Rothstein, un crtico que tiene a la vez conocimientos
de matemticas y de msica, compara sus procesos creativos:
Empezamos con objetos que parecen diferentes. Comparamos, encontramos pautas
y analogas con lo que ya sabemos. Nos distanciamos y creamos abstracciones, leyes,
sistemas, utilizando transformaciones, mapas y metforas. As es cmo las matemticas se
hacen cada vez ms abstractas y potentes; es la manera en que la msica obtiene gran parte
de su poder, con grandes estructuras que crecen a partir de pequeos detalles. Esta forma de
comprensin subyace a gran parte del pensamiento occidental. En esta perspectiva
buscamos el conocimiento que es universal, pero cuyos poderes estn enraizados en lo
concreto. Utilizamos principios que son compartidos pero revelamos detalles que son
distintos.
Ahora, comprese este discernimiento con el siguiente relato independiente de la
creatividad en las ciencias fsicas. El autor del mismo es Hideki Yukawa, que pas su
carrera trabajando en las fuerzas de enlace del ncleo atmico, campo en el que hizo
descubrimientos por los que recibi el Premio Nobel de Fsica, siendo el primer japons en
obtenerlo.
Supngase que existe algo que una persona no puede comprender. Pero se da cuenta
de la similaridad de este algo con alguna otra cosa que comprende bastante bien.
Comparando ambas cosas puede llegar a comprender la que no poda entender hasta este
momento. Si tal comprensin resulta ser apropiada y nadie ha llegado antes a dicha
comprensin, puede afirmar que su pensamiento fue verdaderamente creativo.
Las artes, como las ciencias, empiezan en el mundo real. Despus se extienden a
todos los mundos posibles, y finalmente a todos los mundos concebibles. En todas partes
proyectan la presencia humana en todo lo que hay en el universo. Dado el poder de la
metfora, quiz las artes comenzaron con lo que puede denominarse el efecto Picasso. Su
fotgrafo y cronista Brassa inform que el artista dijo en 1943: Si al hombre se le ocurri
crear sus propias imgenes es porque las descubri a todo su alrededor, casi formadas, ya a
su alcance. Las vio en un hueso, en las superficies irregulares de las paredes de las cuevas,
en un pedazo de madera. Una forma pudo sugerir una mujer, otra un bisonte, y otra todava
la cabeza de un demonio. Pudieron haber llegado a este camino por la percepcin de lo
que Gregory Bateson y Tyler Volk han llamado metapautas, estos crculos, esferas, lmites y
centros, binarios, capas, ciclos, interrupciones y otras configuraciones geomtricas que se
dan repetidamente en la naturaleza y que proporcionan pistas fcilmente reconocibles para
la identidad de objetos ms complicados.
Medi un corto trecho hasta no solo ver, sino recrear imgenes sobre las paredes
ptreas con trazos de carbn de lea o con grabados sobre piedra, hueso y madera. Los
partir de las producciones de muchas mentes que se entrelazan y refuerzan unas a otras a lo
largo de muchas generaciones, se expande como un organismo que crece en un universo de
posibilidad aparentemente infinita. Pero no todas las direcciones son igualmente probables.
Antes de la revolucin cientfica, cada cultura estaba claramente circunscrita por el estado
primitivo del conocimiento emprico de dicha cultura. La cultura evolucion bajo la
influencia local del clima, la distribucin del agua y los recursos alimentarios. Y menos
evidente, su crecimiento estuvo muy afectado por la naturaleza humana.
Lo que nos devuelve de nuevo a las artes. Las reglas epigenticas de la naturaleza
humana sesgan la innovacin, el saber y la eleccin. Son centros de gravedad que atraen el
desarrollo de la mente en determinadas direcciones y lo apartan de otras. Al llegar a los
centros, los artistas, compositores y escritores a lo largo de los siglos han construido
arquetipos, los temas expresados de forma ms predecible en obras de arte originales.
Aunque reconocibles a travs de su ocurrencia repetida, los arquetipos no pueden
definirse fcilmente por una combinacin sencilla de rasgos genricos. Se comprenden
mejor con ejemplos, reunidos en grupos que comparten las mismas caractersticas
prominentes. Este mtodo (denominado definicin mediante especificacin) funciona bien
en la clasificacin biolgica elemental, aunque la naturaleza esencial de la especie como
categora sigue siendo discutida. En el mito y la ficcin, solo dos docenas de tales
agrupaciones subjetivas cubren la mayora de arquetipos que generalmente se identifican
como tales. Algunos de los que con ms frecuencia se citan son los siguientes:
En el principio, las personas son creadas por los dioses, o por el apareamiento de
gigantes, o el choque de titanes; en cualquier caso, empiezan como seres especiales en el
centro del mundo.
La tribu emigra a una tierra prometida (o Arcadia, o el Valle Secreto, o el Nuevo
Mundo).
La tribu se enfrenta a las fuerzas del mal en una batalla desesperada por la
supervivencia; triunfa contra fuerzas muy superiores.
El hroe desciende a los infiernos, o es exiliado a la selva, o experimenta una Ilada
en una tierra distante; retorna en una Odisea contra todo pronstico, supera obstculos
terribles a lo largo del camino, para cumplir con su destino.
El mundo termina en un apocalipsis, por la inundacin, el fuego, conquistadores
extraterrestres o dioses vengativos; es restaurado por una banda de supervivientes heroicos.
Una fuente de gran poder se encuentra en el rbol de la vida, el ro de la vida, la
piedra filosofal, el encantamiento sagrado, el ritual prohibido, la frmula secreta.
La mujer nutridora es exaltada como la Gran Diosa, la Gran Madre, la Mujer Santa,
la Reina Divina, la Madre Tierra, Gaia.
El profeta posee un saber y poderes de la mente especiales, disponibles para los que
merezcan recibirlos; son el viejo o la vieja sabios, el hombre santo, el mago, el gran
chamn.
La Virgen tiene el poder de la pureza, es el recipiente de la fuerza sagrada, debe ser
protegida a toda costa, y quiz sacrificada para apaciguar a los dioses o a las fuerzas
demonacas.
El despertar sexual de la hembra es concedido por el unicornio, la bestia amable, el
poderoso extranjero, el beso mgico.
El Tramposo perturba el orden establecido y libera la pasin como dios del vino, rey
del carnaval, juventud eterna, payaso, bufn, loco avispado.
Un monstruo amenaza a la humanidad, y aparece como la serpiente demonaca
Australia y frica del Sur[40], y que por esta razn no consiguieron sobrevivir en el duro
clima de la Europa de la Edad del Hielo.
Nunca se sabr si el arte rupestre europeo surgi ya maduro o se perfeccion en
pequeas fases a lo largo de milenios, pero al menos tenemos fuertes indicaciones sobre
por qu fue creado. Varios ejemplares, hasta el 28% en Cosques, cerca de Marsella, por
ejemplo, son pintados con flechas o lanzas que vuelan alrededor de los cuerpos de los
animales. En Lascaux, un bisonte ha sido destripado por una lanza que entra por el ano y
sale por los genitales. La explicacin ms sencilla y persuasiva para tales adornos es la que
propuso a principios de la dcada de 1900 el abate Breuil, el explorador pionero e intrprete
del arte paleoltico europeo. Se trata de magia de caza, dijo, la creencia de que al recrear los
animales y matar sus imgenes, los cazadores podrn vencer ms fcilmente a las presas
reales cuando la caza empiece en el exterior.
El arte es magia: la frase tiene un retintn moderno, porque como omos con
frecuencia, la finalidad de las artes es el encantamiento. La hiptesis de Breuil viene
reforzada por una intrigante evidencia adicional: la pintura repetida de la misma especie
animal en los mismos paneles de superficie ptrea. En un caso, las pruebas qumicas
indican que los retratos se hicieron con siglos de intervalo. Tambin se suelen dibujar
duplicados (o en algunos casos se graban en fragmentos de hueso) sobre el original. Se
replican los cuernos de los rinocerontes, los mamuts presentan bvedas ceflicas mltiples,
los leones tienen dos o tres cabezas completas. Aunque nunca podremos leer la mente de
los artistas, una suposicin razonable es que queran que las imgenes renacieran con cada
duplicacin con el fin de que sirvieran al propsito de nuevos rituales. Dichos rituales
pudieron haber sido parte de ceremonias completas, acompaadas de formas primitivas de
msica y danza. En las cuevas se han descubierto flautas hechas de hueso, en condicin lo
bastante buena como para poderlas tocar una vez limpias, y las mismas pinturas suelen
estar situadas siempre en lugares en los que la acstica es excelente.
La hechicera de la caza ha sobrevivido en una u otra forma en las sociedades de
cazadores-recolectores hasta la poca actual. Es una forma de magia simptica, una
expresin de la creencia casi universal entre las gentes precientficas de que la
manipulacin de smbolos e imgenes puede influir sobre los objetos que representan.
Clavar agujas en muecas e imgenes y otras prcticas del vud maligno figuran entre las
ejemplos ms familiares de la cultura popular. La mayora de rituales religiosos contienen
elementos de magia simptica. Los nios seleccionados para ser sacrificados a Tlaloc, el
dios azteca de la lluvia y el rayo, eran primero forzados a verter lgrimas, con el fin de
atraer las gotas de lluvia al valle de Mxico. El bautismo cristiano elimina los pecados del
mundo. Para ser purificado, para nacer de nuevo, uno debe lavarse en la sangre del
Cordero.
La creencia en la astrologa y en la percepcin extrasensorial, en particular en la
psicoquinesis, est hecha a partir de elementos similares de la caja de herramientas del
hechicero. La fe casi universal en la magia simptica de una u otra forma es fcil de
explicar. En un mundo confuso y amenazador, las personas extienden la mano en busca de
poder por todos los medios a su alcance. Combinar el arte con la magia simptica es una
manera muy natural de intentarlo.
En contraposicin a la hiptesis de la caza mgica, puede aducirse que las imgenes
del arte de las cavernas servan a la finalidad mucho ms simple de instruir a los jvenes.
Quiz solo se trataba de una Petersons Field Guide to the Large Mammals of Pleistocene
Europe[41]. Pero con no ms de una docena de especies para aprender, resulta poco claro por
historia registrada. Otras respuestas que pueden conectar la teora biolgica a las artes son
los lazos entre padres e hijos, la cooperacin y el conflicto familiar y la agresin y defensa
territorial.
Una segunda manera, completamente distinta, de descubrir reglas epigenticas que
afecten a las artes es sencillamente buscarlas de manera directa, con mtodos de las
neurociencias y de la psicologa cognitiva. En un estudio pionero de bioesttica
publicado en 1973, la psicloga belga Gerda Smets peda a sujetos que miraran dibujos de
varios grados de complejidad mientras ella registraba los cambios en las pautas de sus
ondas cerebrales. Para registrar la excitacin, esta investigadora utilizaba la
desincronizacin de las ondas alfa, una medida neurobiolgica estndar. En general, cuanto
ms desincronizadas estn las ondas alfa, mayor es la excitacin psicolgica que los sujetos
advierten de manera subjetiva. Smets hizo un descubrimiento sorprendente. Encontr un
fuerte pico de respuesta cerebral cuando la redundancia (repeticin de los elementos) en los
dibujos era de alrededor del 20%. Esta es la cantidad equivalente de orden que se encuentra
en varias situaciones: en un laberinto sencillo, en dos vueltas completas de una espiral
logartmica, o en una cruz de brazos asimtricos. El efecto del 20% de redundancia parece
ser innato. Los nios recin nacidos miran durante ms tiempo dibujos que tienen
aproximadamente la misma cantidad de orden.
Qu tiene que ver esta regla epigentica con la esttica y el arte? La conexin es
ms directa de lo que puede parecer a primera vista. Las figuras de Smets que producen una
excitacin elevada, aunque estn generadas por ordenador, tienen un parecido inquietante
con diseos abstractos utilizados en todo el mundo en frisos, enrejados, logotipos,
colofones y diseos de banderas. Se aproximan asimismo en orden y complejidad a las
pictografas del chino, el japons, el thai, el tamil, el bengal escritos y otros lenguajes
asiticos escritos de origen diverso, as como a los glifos de los antiguos egipcios y mayas.
Finalmente, parece probable que algunos de los productos ms estimados del arte moderno
caigan cerca del mismo nivel ptimo de orden, como ilustra la uvre de Mondrian. Aunque
esta conexin de la neurobiologa con las artes es tenue, ofrece una pista prometedora para
el instinto esttico que, por lo que yo s, todava no ha sido explorada de forma sistemtica
por los cientficos ni por los intrpretes de las artes.
Analizar la belleza de la cara de una joven es otra manera de explorar directamente
en busca de reglas epigenticas relevantes para la esttica. Durante ms de un siglo se ha
sabido que las composiciones fotogrficas de muchas caras fundidas en una sola se
consideran ms atractivas que la mayora de caras individuales observadas por separado. El
fenmeno ha llevado a la creencia de que la belleza facial ideal es simplemente la
condicin promedio para la poblacin en su conjunto. Resulta que esta conclusin
completamente razonable solo es parcialmente cierta. En 1994 nuevos estudios revelaron
que una mezcla de caras individuales consideradas atractivas al principio recibe una
puntuacin ms alta que una mezcla de todas las caras sin una seleccin previa. En otras
palabras, una cara promedio es atractiva, pero no atractiva en grado ptimo. A determinadas
dimensiones de la cara se les da evidentemente ms peso en la evaluacin que a otras. Los
anlisis produjeron una sorpresa real. Cuando se identificaron las dimensiones crticas y se
exageraron en caras compuestas modificadas artificialmente, la cualidad atractiva aument
todava ms. Las caras de mujeres caucsicas y japonesas tuvieron este efecto en sujetos
jvenes ingleses y japoneses de ambos sexos. Los rasgos que se consideran ms atractivos
son pmulos relativamente altos, mandbula delgada, ojos grandes en relacin al tamao de
la cara, y distancia entre boca y barbilla y entre nariz y barbilla algo ms corta frente a
rimel agrandan los ojos, el lpiz de labios llena y aviva los labios, el colorete aporta un
sonrojo permanente a las mejillas, el maquillaje de mascarilla alisa y remodela la cara hacia
el ideal innato, la laca de uas aade circulacin sangunea a las manos, y peinar y teir el
pelo hace que este tenga ms cuerpo y parezca ms joven. Todos estos toques hacen algo
ms que imitar las seales fisiolgicas naturales de juventud y fecundidad. Van ms all del
promedio normal.
El mismo principio es cierto para los adornos corporales de todo tipo en hombres y
mujeres. Vestidos y smbolos proyectan vigor y advierten del nivel social. Miles de aos
antes que los artistas pintaran animales y chamanes disfrazados en las paredes de las cuevas
europeas, la gente ya cosa abalorios a las ropas y perforaba cinturones y cintas para la
cabeza con dientes de carnvoro. Tales evidencias indican que el lienzo original de las artes
visuales fue el propio cuerpo humano.
Ellen Dissanayake, una historiadora americana de la esttica, sugiere que el papel
primario de las artes es y ha sido siempre hacer especiales determinadas caractersticas
de los seres humanos, los animales y el ambiente inanimado. Tales caractersticas, como
queda ilustrado por la belleza femenina, son aquellas hacia las que la atencin humana ya
se halla biolgicamente predispuesta. Figuran entre los mejores lugares en los que buscar
las reglas epigenticas del desarrollo mental.
Las artes, mientras crean orden y significado a partir del caos aparente de la
existencia cotidiana, tambin alimentan nuestra ansia de lo mstico. Nos sentimos atrados
por las formas sombras que entran en el subconsciente y salen flotando de l. Soamos en
lo insoluble, en lugares y tiempos distantes e inalcanzables. Por qu habra de gustarnos
tanto lo desconocido? La razn puede ser el ambiente del paleoltico en el que evolucion
el cerebro. En nuestras emociones, as lo creo, todava estamos all. Como naturalista,
utilizo unas imgenes geogrficas explcitas en las fantasas de este mundo formativo.
En el centro de nuestro mundo est el terreno conocido. En el centro del centro
estn los refugios, adosados contra una pared de roca. Desde los refugios radian sendas bien
holladas en las que cada rbol y cada roca son familiares. Ms all reside la oportunidad
para la expansin y la riqueza. Siguiendo un ro, a travs de un corredor arbolado que
bordea la orilla opuesta, hay lugares de acampada herbosos en los que la caza y las plantas
comestibles son estacionalmente abundantes. Tales oportunidades estn equilibradas por el
riesgo. Podramos perder el camino en una expedicin demasiado distante. Una tormenta
podra atraparnos. Los pueblos vecinos (envenenadores, canbales, no completamente
humanos) podran comerciar o atacarnos; solo podemos adivinar sus intenciones. En
cualquier caso, son una barrera infranqueable. Al otro lado est el borde del mundo, que
quiz se atisba como la ladera de una montaa, o un precipicio hacia el mar. Ah fuera
puede haber cualquier cosa: dragones, demonios, dioses, el paraso, la vida eterna. Nuestros
antepasados vinieron de all. Los espritus que conocemos viven ms cerca, y al caer la
noche empiezan a moverse. Hay tantas cosas intangibles y extraas! Sabemos un poco, lo
suficiente para sobrevivir, pero el resto del mundo es un misterio.
Cul es este misterio que encontramos tan atractivo? No es un simple enigma que
espera ser resuelto. Es mucho ms que esto, algo todava demasiado amorfo, demasiado
poco comprendido para ser desmenuzado en acertijos. Nuestras mentes viajan fcilmente
(ansiosamente!) desde lo familiar y tangible hasta el reino mstico. En la actualidad todo el
planeta se ha convertido en terreno conocido. Las redes de informacin global son sus
senderos radiantes. Pero el reino mstico no se ha desvanecido; solo se ha retirado, al
principio, del primer trmino y, despus, de las distantes montaas. Ahora lo buscamos en
En las narraciones alrededor del fuego del campamento por la noche, los hombres
ofrecen descripciones grficas de cazas en el pasado reciente y en el distante. Encontrar
animales requiere toda la informacin sobre sus movimientos que pueda obtenerse de las
observaciones de otros y de la interpretacin de las seales que hace el propio cazador. Los
cazadores pasarn muchas horas discutiendo las costumbres y los movimientos de los
animales.
La vida de la cuadrilla del Kalahari, que consta de un nmero ptimo de entre
cincuenta y setenta miembros, es muy comunal y cooperativa. Puesto que el grupo ha de
desplazarse varias veces por ao con todas las posesiones a sus espaldas, los individuos
acumulan pocos bienes materiales que no sean esenciales para la supervivencia.
La propiedad est limitada al vestido de un individuo, a las armas y utensilios del
hombre y a los bienes domsticos de la mujer. El territorio de la banda y todos sus bienes
no son propiedad individual, sino colectiva, de toda la banda.
Para mantener al grupo unido, se observan de manera estricta la correccin y la
reciprocidad.
Aunque la caza es una actividad importante en la subsistencia del cazadorrecolector, se espera que los cazadores que tienen xito, y que pueden estar naturalmente
contentos de s mismos, demuestren humildad y delicadeza. Para los ju/wasi, por ejemplo,
anunciar que se ha cobrado una pieza es seal de arrogancia y se desaprueba fuertemente.
Muchos buenos cazadores no cazan durante semanas o meses seguidos. Despus de una
racha de cazas con xito, un cazador deja de cazar con el fin de dar a otros hombres la
posibilidad de hacerlo.
Aunque los cazadores del Kalahari son estudiantes aplicados del comportamiento
animal, son completamente antropomrficos en su interpretacin. Se esfuerzan por penetrar
en la mente de los animales a los que siguen la pista. Imaginan, proyectan pensamientos
directamente al mundo que les rodea y explican por analoga.
El comportamiento animal se percibe como racional y dirigido por motivos basados
en valores (o en la negacin de tales valores) que poseen los propios cazadores-recolectores
o por personas que ellos conocen. Los /gwi consideran el comportamiento de los animales
ligado por el orden natural del N!adima (Dios). Cada especie es percibida como poseedora
de un comportamiento caracterstico, que est gobernado por sus kxodzi (costumbres), y
cada una posee su kxwisa (habla, lenguaje) particular. Se cree que los animales han
adquirido capacidades especiales mediante el pensamiento racional.
Al conocer la creencia de los pueblos preletrados en la equivalencia de los mundos
material e inmaterial, y de la explicacin racional e irracional, es fcil ver de qu modo
inventan formas narrativas cargadas de mitos y ttems. La aceptacin del misterio es
consustancial a su vida.
Los /gwi creen que algunas especies poseen conocimientos que trascienden los de
los seres humanos. Creen que el guila volatinera sabe cundo un cazador tendr xito y
planear sobre l, actuando as como un augurio de xito seguro. Creen que algunos
steenbuck poseen medios mgicos para protegerse de las flechas de un cazador, mientras
que creen que el duiker practica la hechicera contra sus enemigos animales e incluso contra
rivales conespecficos. Creen que los papiones, debido a su amor legendario por los trucos
y las bromas, escuchan furtivamente a los cazadores y transmiten sus planes a los animales
objeto de la caza.
El mundo que los seres humanos preletrados perciben objetivamente es solo un
pequeo fragmento del mundo natural completo. As, por necesidad, la mente primitiva se
como es realmente, a travs de toda la gama de causa y efecto. Cada contorno del terreno,
cada planta y animal que viven en l, y el intelecto humano que los domina a todos, pueden
comprenderse de manera ms completa como una entidad fsica. Pero al hacerlo as no
hemos abandonado el mundo de los instintos de nuestros antepasados. Al centrarnos en el
nicho peculiarmente humano del continuo, podemos, si queremos (y queremos
desesperadamente), habitar en las producciones del arte con el mismo sentido de belleza y
misterio que nos embarg al principio. No existe ninguna barrera entre el mundo material
de la ciencia y las sensibilidades del cazador y del poeta.
CAPTULO 11
tica y religin
Siglos de debate sobre el origen de la tica se reducen a esto: o bien los preceptos
ticos, tales como la justicia y los derechos humanos, son independientes de la experiencia
humana, o bien son invenciones humanas. La distincin es algo ms que un ejercicio para
los filsofos acadmicos. La eleccin entre las dos hiptesis supone toda la diferencia en la
manera en que nos vemos a nosotros mismos como especie. Mide la autoridad de la religin
y determina la conducta del raciocinio moral.
Las dos hiptesis en competencia son como islas en un mar de caos, inamovibles,
tan diferentes como la vida y la muerte, la materia y el vaco. No puede saberse por pura
lgica cul de las dos es correcta; por el momento, solo un salto de fe nos llevar de una a
otra. Pero acabar por llegarse a la respuesta verdadera por la acumulacin de indicios
objetivos. El raciocinio moral, as lo creo, es en todos los niveles intrnsecamente
consiliente con las ciencias naturales.
Toda persona que piense tiene su opinin acerca de cul de las premisas es correcta.
Pero la divisin no est, como se supone generalmente, entre los creyentes religiosos y los
seglares. Est entre trascendentalistas, los que piensan que existen pautas morales fuera de
la mente humana, y empiristas, que las consideran artificios de la mente. La eleccin entre
conviccin religiosa o no religiosa y la eleccin entre conviccin ticamente
trascendentalista o empirista son decisiones que se entrecruzan y que se hacen en el
pensamiento metafsico. Un trascendentalista tico, que cree que la tica es independiente,
puede ser un ateo o bien asumir la existencia de una deidad. De manera paralela, un
empirista tico, que cree que la tica solo es una creacin humana, puede ser un ateo o por
el contrario creer en una deidad creadora (aunque no en un Dios que dicta las leyes en el
sentido judeocristiano tradicional). En sus trminos ms simples, la opcin del fundamento
tico es como sigue: Creo en la independencia de los valores morales, procedan o no de
Dios, frente a Creo que los valores morales proceden nicamente de los seres humanos;
Dios es un asunto distinto.
Los telogos y los filsofos se han centrado casi siempre en el trascendentalismo
como el medio para validar la tica. Buscan el santo grial de la ley natural, que comprende
principios autoestables de conducta moral inmunes a la duda y al compromiso. Los
telogos cristianos, siguiendo el razonamiento de santo Toms de Aquino en la Summa
Theologica, consideran, en general, que la ley natural es la expresin de la voluntad de
Dios. Los seres humanos, segn esta visin, tienen la obligacin de descubrir la ley
mediante razonamiento diligente y entretejerla en la rutina de su vida cotidiana. Puede
parecer que los filsofos seglares de tendencia trascendental sean radicalmente distintos de
los telogos, pero en realidad son muy parecidos, al menos en raciocinio moral. Tienden a
ver la ley natural como un conjunto de principios tan poderosos que han de ser
autoevidentes a cualquier persona racional, cualquiera que sea su origen ltimo. Para
abreviar, el trascendentalismo es fundamentalmente el mismo ya se invoque a Dios o no.
Por ejemplo, cuando Thomas Jefferson, siguiendo a John Locke, deriv la doctrina
de los derechos naturales de la ley natural, estaba ms preocupado por el poder de las
afirmaciones trascendentes que por su origen divino o profano. En la Declaracin de
Independencia mezcl las suposiciones seglares y religiosas en una frase trascendentalista,
con lo que cubra todas las apuestas: Sostenemos que estas Verdades son autoevidentes,
que todos los Hombres son creados iguales, que su Creador los ha dotado de ciertos
Derechos inalienables, que entre ellos estn la Vida, la Libertad y la Bsqueda de la
Felicidad. Esta afirmacin se convirti en la premisa cardinal de la religin civil
americana, la espada justa que blandieron Lincoln y Martin Luther King, y resiste como la
tica bsica que une a los diversos pueblos de Estados Unidos.
Tan apremiantes son estos frutos de la teora de la ley natural, especialmente cuando
se invoca asimismo a la deidad, que puede parecer que sitan fuera de cuestin la hiptesis
trascendentalista. Pero a su noble xito hay que aadir fracasos estrepitosos. En el pasado
han sido pervertidos muchas veces, por ejemplo, utilizados para defender apasionadamente
la conquista colonial, la esclavitud y el genocidio. Ni existi ninguna gran guerra que se
librara sin que cada bando pensara que su causa era trascendentalmente sagrada de una u
otra manera. Oh, cmo nos odiamos los unos a los otros observ el cardenal Newman
por el amor de Dios!.
De modo que quiz podamos hacerlo mejor, tomndonos ms en serio el empirismo.
La tica, segn la opinin del empirista, es la conducta favorecida de manera
suficientemente consistente por toda la sociedad hasta que se expresa como un cdigo de
principios. Es impulsada por predisposiciones hereditarias en el desarrollo mental (los
sentimientos morales de los filsofos de la Ilustracin) que producen amplias
convergencias en distintas culturas, al tiempo que alcanzan una forma precisa en cada
cultura segn la circunstancia histrica. Los cdigos, ya sean juzgados por los extraos
como buenos o malos, desempean un importante papel a la hora de determinar qu
culturas prosperan y cules decaen.
La importancia del punto de vista del empirista es su nfasis en el conocimiento
objetivo. Puesto que el xito de un cdigo tico depende de lo sabiamente que interprete los
sentimientos morales, los que lo formulan debieran saber cmo funciona el cerebro y cmo
se desarrolla la mente. El xito de la tica depende asimismo de la prediccin precisa de la
consecuencia de acciones determinadas en relacin a otras distintas, especialmente en casos
de ambigedad moral. Tambin esto necesita una gran cantidad de conocimiento consiliente
con las ciencias naturales y sociales.
El argumento del empirista, pues, es que, explorando las races biolgicas del
comportamiento moral y explicando sus orgenes y sesgos materiales, hemos de ser capaces
de modelar un consenso tico ms sabio y ms duradero que lo que hemos tenido hasta
ahora. La expansin actual de la indagacin cientfica en los procesos ms profundos del
pensamiento humano hace realizable esta empresa.
La eleccin entre el trascendentalismo y el empirismo ser la versin del siglo que
viene de la lucha por las almas de los hombres. El raciocinio moral permanecer centrado
en las jergas de la teologa o la filosofa, donde ahora se encuentra, o bien pasar al anlisis
material basado en la ciencia. Dnde se instale depender de qu visin del mundo resulte
correcta, o al menos de cul sea percibida como correcta de manera ms extensa.
Ha llegado el momento de ensear las cartas. Los eticistas, intelectuales que se
especializan en el raciocinio moral, no son propensos a hacer declaraciones sobre los
fundamentos de la tica, o a admitir la falibilidad. Raramente se oye una argumentacin que
empiece con esta sencilla afirmacin: Este es mi punto de partida y podra estar
equivocado. En cambio, el eticista prefiere el paso incmodo de lo particular a lo
ambiguo, o al revs, de la vaguedad a los casos slidos. Sospecho que casi todos ellos son
trascendentalistas de corazn, pero rara vez lo dicen en frases declarativas simples. Uno no
puede culparles demasiado; es difcil explicar lo inefable, y evidentemente no desean sufrir
la indignidad de que sus creencias personales se comprendan con claridad. De modo que,
en general, dan muchos rodeos al tema de los fundamentos.
Dicho esto, intentar desde luego ser franco acerca de mi propia posicin: soy un
empirista. En religin me inclino por el desmo, pero considero que su prueba es en gran
parte un problema de astrofsica. La existencia de un Dios cosmolgico que cre el
universo (tal como considera el desmo) es posible, y quiz acabe por establecerse, quin
sabe si mediante formas de evidencia material todava no imaginadas. O quiz el asunto se
halle para siempre fuera del alcance humano. En cambio, y de mucha mayor importancia
para la humanidad, la existencia de un Dios biolgico, que gobierne la evolucin orgnica e
intervenga en los asuntos humanos (tal como considera el tesmo), resulta cada vez ms
contravenida por la biologa y las ciencias del cerebro.
Los mismos indicios, segn creo, favorecen un origen puramente material de la
tica y cumplen el criterio de consiliencia: las explicaciones causales de la actividad del
cerebro y de la evolucin, aunque imperfectas, abarcan ya la mayora de hechos conocidos
sobre el comportamiento moral, con la mayor precisin y el menor nmero de hiptesis
autoestables. Aunque esta concepcin es relativista, en otras palabras, dependiente del
punto de vista personal, no tiene por qu serlo de manera irresponsable. Si se desarrolla
cuidadosamente, puede conducir de manera ms directa y segura a cdigos morales estables
que el trascendentalismo (que, si uno piensa en ello, es asimismo relativista en ltimo
trmino).
Y, claro, antes de que me olvide, puedo estar equivocado.
Con el fin de remarcar la distincin entre trascendentalismo y empirismo, he
inventado un debate entre defensores de las dos concepciones del mundo. Para aadir
conviccin apasionada, he hecho asimismo que el trascendentalista sea un testa y el
empirista un escptico. Y para ser lo ms justo como sea posible, he sacado sus argumentos
de las fuentes de la teologa y la filosofa ms ajustadamente razonadas de las que tengo
noticia.
EL TRASCENDENTALISTA
Antes de empezar con la tica, permteme afirmar la lgica del tesmo, porque si se
admite la existencia de un Dios que da la ley, se establece de inmediato el origen de la tica.
De modo que considera atentamente el siguiente razonamiento en favor del tesmo.
Desafo tu rechazo del tesmo sobre la base de tu mismo empirismo. Cmo
puedes esperar refutar la existencia de un Dios personal? Cmo puedes echar por la borda
los tres mil aos de testimonio espiritual que han dado los seguidores del judasmo, el
cristianismo y el islamismo? Cientos de millones de personas, incluyendo un gran
porcentaje de los ciudadanos cultos de los pases industrializados, saben que existe un
poder consciente que gua sus vidas. El testimonio es abrumador. Segn encuestas
recientes, nueve de cada diez norteamericanos creen en un Dios personal que puede
contestar a sus oraciones y realizar milagros. Uno de cada cinco ha experimentado su
presencia y su gua al menos una vez durante el ao anterior a la encuesta. Cmo puede la
ciencia, la disciplina que suscribe el empirismo tico, rechazar un testimonio tan amplio?
por la dificultad de la idea de evolucin orgnica tal como Darwin la abraz. Este sillar del
empirismo da por sentada la reduccin de la Creacin a los productos de las mutaciones
aleatorias y de la circunstancia ambiental. Incluso George Bernard Shaw, ateo declarado,
responda con desesperacin al darwinismo. Conden su fatalismo y la degradacin de la
belleza, la inteligencia, el honor y la aspiracin hasta una nocin abstracta de materia
ciegamente ensamblada. Muchos escritores han sugerido, y en mi opinin no injustamente,
que una visin tan estril de la vida, que reduce los seres humanos a poco ms que animales
inteligentes, dio justificacin intelectual a los horrores genocidas del nazismo y el
comunismo.
De modo que es seguro que hay algo errneo en la teora imperante de la
evolucin. Incluso si dentro de las especies tiene lugar alguna forma de cambio gentico,
como proclama el nuevo darwinismo, la completa y estupenda complejidad de los
organismos modernos no puede haber sido creada nicamente por el ciego azar. Una y otra
vez en la historia de la ciencia, nuevos indicios han desbancado las teoras en boga. Por
qu estn tan ansiosos los cientficos por mantenerse junto a la evolucin autnoma y
descartar en cambio la posibilidad de un designio inteligente[42]? Es muy curioso. El
designio parece una explicacin ms sencilla que el autoensamblaje aleatorio de millones
de especies de organismos.
Finalmente, el tesmo gana una fuerza apremiante en el caso de la mente humana y
(no rehuyo decirlo) de la mente inmortal. No es extrao que una cuarta parte o ms de
norteamericanos rechacen totalmente la idea de cualquier tipo de evolucin humana,
incluso en anatoma y fisiologa. Llevada demasiado lejos, la ciencia es arrogante.
Pongmosla en el lugar que le corresponde, como el regalo dado por Dios para comprender
su reino fsico.
EL EMPIRISTA
Comenzar reconociendo libremente que la religin tiene una atraccin
abrumadora para la mente humana, y que la conviccin religiosa es en gran parte benfica.
La religin surge de los recovecos ms recnditos del espritu humano. Alimenta el amor, la
devocin y, por encima de todo, la esperanza. La gente anhela la seguridad que ofrece.
Apenas puedo pensar en nada ms apremiante desde el punto de vista emocional que la
doctrina cristiana que dice que Dios se encarn en testimonio de lo sagrado de toda la vida
humana, incluso del esclavo, y que muri y resucit con la promesa de vida eterna para
todos.
Pero la creencia religiosa tiene otra cara, destructora, que iguala los peores excesos
del materialismo. En la historia ha existido un nmero estimado de cien mil sistemas de
creencia, y muchos de ellos han fomentado las guerras tnicas y tribales. Cada una de las
tres grandes religiones occidentales, en particular, se expandi en un momento u otro en
simbiosis con la agresin militar. El islamismo (islam significa sumisin) fue impuesto
por la fuerza de las armas a grandes extensiones de Oriente Medio, el permetro
mediterrneo y Asia meridional. El cristianismo domin el Nuevo Mundo tanto mediante
expansin colonial como por la gracia espiritual. Se aprovech de un accidente histrico:
Europa, que se haba visto bloqueada hacia oriente por los rabes musulmanes, se volvi
hacia occidente para ocupar las Amricas, con lo que la cruz acompa a la espada en una
campaa tras otra de esclavitud y genocidio.
Los gobernantes cristianos tenan un instructivo ejemplo para seguir en la historia
temprana del judasmo. Si hemos de creer al Viejo Testamento, Dios orden a los israelitas
que limpiaran de paganos la tierra prometida. Pero en las ciudades de las gentes que
Yahv, tu Dios, te da por heredad, no dejars con vida nada de cuanto respira; dars el
anatema a estos pueblos, a los jeteos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos,
como Yahv, tu Dios, te lo ha mandado, segn relata el Deuteronomio 20:16-17. Cerca de
cien ciudades fueron consumidas por el fuego y la muerte, empezando por la campaa de
Josu contra Jeric y terminando con el asalto de David a la antigua plaza fuerte jebusea de
Jerusaln.
Aporto estos datos histricos no para verter calumnias sobre las creencias de la
actualidad, sino ms bien para iluminar sus orgenes materiales y los de los sistemas ticos
que propician. Todas las grandes civilizaciones se extendieron mediante conquista, y entre
sus principales beneficiarios se contaban las religiones que las validaron. No hay duda de
que la pertenencia a religiones auspiciadas por el Estado ha sido siempre muy satisfactoria
en muchas dimensiones psicolgicas, y la sabidura espiritual ha evolucionado para
moderar los lemas ms brbaros que se obedecan en los das de conquista. Pero en la
actualidad toda religin importante es una ganadora en la lucha darwiniana que se traba
entre culturas, y ninguna de ellas floreci tolerando a sus rivales. El camino ms rpido
hacia el xito ha sido siempre el patronazgo por parte de un Estado conquistador.
Para ser franco, permteme que ahora plantee directamente el tema de la causa y el
efecto. La exclusin y el fanatismo religiosos surgen del tribalismo, la creencia en la
superioridad innata y la categora especial de los que pertenecen al grupo. El tribalismo no
puede achacarse a la religin. La misma secuencia causal dio origen a las ideologas
totalitarias. El corpus mysticum pagano del nazismo y la doctrina de lucha de clases del
marxismo-leninismo, ambos esencialmente dogmas de religiones sin Dios, fueron puestos
al servicio del tribalismo, y no al revs. Ninguno de los dos hubiera sido adoptado de
manera tan ferviente si sus devotos no hubieran pensado que eran gentes elegidas, virtuosas
en su misin, rodeadas de enemigos malvados, y conquistadoras por derecho de sangre y de
destino. Mary Wollstonecraft dijo correctamente, en referencia a la dominacin del varn,
pero extensible a todo el comportamiento humano: Ningn hombre elige el mal por que es
malo; solo lo confunde con la felicidad, que es el bien que busca.
La conquista por parte de una tribu exige que sus miembros hagan sacrificios a los
intereses del grupo, especialmente durante el conflicto con los grupos en competencia. Esto
es simplemente la expresin de una norma bsica de la vida social en todo el reino animal.
Surge cuando la prdida de ventajas personales por la sumisin a las necesidades del grupo
se ve ms que compensada por la ganancia en ventaja personal debido al xito resultante
del grupo. El corolario humano es que las personas egostas y prsperas pertenecientes a
religiones e ideologas perdedoras son sustituidas por miembros abnegados y pobres de las
religiones e ideologas triunfantes. Una vida mejor ms adelante, ya sea en un paraso
terrenal o la resurreccin en el cielo, es la recompensa prometida que las culturas inventan
para justificar el imperativo subordinado de la existencia social. Repetida de una
generacin a la siguiente, la sumisin al grupo y a sus cdigos morales se solidifica en la
doctrina oficial y en el credo personal. Pero no est ordenada por Dios ni se arranca del aire
como una verdad autoevidente. Evoluciona como un dispositivo necesario de supervivencia
en los organismos sociales.
La ms peligrosa de las devociones, en mi opinin, es aquella endmica del
cristianismo: No nac para ser de este mundo. Con una segunda vida que espera, el
sufrimiento puede soportarse especialmente en otras personas. Puede agotarse el
ambiente natural. Los enemigos de la fe pueden ser furiosamente atacados y loado el
martirio suicida.
Es todo una ilusin? Bueno, dudo en llamarlo as o, peor, una mentira piadosa, la
frase cruel que a veces utilizan los escpticos, pero hay que admitir que la evidencia
objetiva que lo sustenta no es fuerte. No existen pruebas estadsticas de que la oracin
reduzca la enfermedad ni la mortalidad, excepto quiz a travs de una mejora psicognica
del sistema inmune; si fuera de otro modo, todo el mundo estara rezando continuamente.
Cuando dos ejrcitos bendecidos por sacerdotes entablan batalla, sigue habiendo uno que
pierde. Y cuando el prosencfalo virtuoso del mrtir explota por la bala del ejecutor y su
mente se desintegra, qu ocurre entonces? Podemos suponer con seguridad que todos
estos millones de circuitos neurales se reconstituirn en un estado inmaterial, de manera
que la mente consciente siga funcionando?
La bonificacin en escatologa es la apuesta de Blaise Pascal: vive bien pero
acepta la fe. Si hay una vida despus de la muerte, razonaba el filsofo francs del
siglo XVII, el creyente posee un billete al paraso y lo mejor de ambos mundos. Si pierdo
escriba Pascal, habr perdido poca cosa; si gano habr ganado la vida eterna. Piensa
por un momento como un empirista. Considera la prudencia de dar la vuelta a la apuesta
como sigue: si el miedo, la esperanza y la razn dictan que tienes que aceptar la fe, hazlo,
pero trata este mundo como si no hubiera ningn otro.
S que los verdaderos creyentes se escandalizarn por esta lnea de argumentacin.
Su ira cae sobre los herejes declarados, que son considerados en el mejor de los casos
alborotadores y, en el peor, traidores del orden social. Pero no se ha aducido ninguna
evidencia de que los no creyentes sean ciudadanos menos observantes de las leyes o
productivos que los creyentes de la misma clase socioeconmica, o que se enfrenten con
menos valor a la muerte. Un estudio de 1996 de los cientficos norteamericanos (para tomar
un segmento respetable de la sociedad) revelaba que el 46% son ateos y el 14% incrdulos
o agnsticos. Solo el 36% expresaba un deseo de inmortalidad, y la mayora de ellos solo
de forma moderada; el 64% no manifestaba ningn deseo en absoluto.
El verdadero carcter surge de un pozo ms profundo que la religin. Es la
internalizacin de los principios morales de una sociedad, aumentados por aquellos dogmas
escogidos personalmente por el individuo, lo suficientemente fuertes para resistir las
pruebas de la soledad y la adversidad. Los principios encajan entre s en lo que
denominamos integridad, literalmente el yo integrado, por la que las decisiones personales
se sienten buenas y verdaderas. El carcter es a su vez la fuente duradera de la virtud.
Cumple por s mismo y excita la admiracin de los dems. No es obediencia a la autoridad,
y aunque a veces es consistente con la creencia religiosa y es reforzado por ella, no es
piedad.
Ni la ciencia es la enemiga. Se trata de la acumulacin del saber objetivo y
organizado de la humanidad, el primer instrumento diseado capaz de unir a las personas
de cualquier parte en una comprensin comn. No favorece a ninguna tribu ni religin. Es
la base de una cultura verdaderamente democrtica y global.
Dices que la ciencia no puede explicar los fenmenos espirituales. Por qu no?
Las ciencias del cerebro estn realizando importantes avances en el anlisis de las
complejas operaciones de la mente. No existe razn aparente por la que, a su debido
tiempo, no puedan proporcionar una explicacin material de las emociones y del raciocinio
que componen el pensamiento espiritual.
Preguntas de dnde proceden los preceptos ticos si no es de la revelacin divina.
Considera la hiptesis empirista alternativa, que los preceptos y la fe religiosa son
nuestro propio lugar en la vida. Pero al hacer tal suposicin, Rawls no aventur ningn
pensamiento sobre el lugar de procedencia del cerebro o sobre su manera de funcionar. No
ofreci ninguna prueba de que la justicia en cuanto equidad es consistente con la naturaleza
humana, y por lo tanto es practicable como una premisa universal. Probablemente lo sea,
pero cmo podemos saberlo excepto mediante prueba ciega y error?
Me resulta difcil creer que si Kant, Moore y Rawls hubieran conocido la biologa
moderna y la psicologa experimental hubieran razonado tal como lo hicieron. Pero, a punto
de acabarse el siglo, el trascendentalismo sigue firme en los corazones no solo de los
creyentes religiosos, sino tambin de innumerables intelectuales de las ciencias sociales y
de las humanidades, quienes, como Moore y Rawls antes que ellos, han preferido aislar su
pensamiento de las ciencias naturales.
Muchos filsofos respondern diciendo: pero espera! Qu ests diciendo? Los
eticistas no necesitan este tipo de informacin. No puedes pasar realmente de es a debe. No
te est permitido describir una predisposicin gentica y suponer que, porque es parte de la
naturaleza humana, se ha transformado de alguna manera en un precepto tico. Debemos
colocar el raciocinio moral en una categora especial y utilizar las pautas trascendentales
como se requiere.
No, no tenemos por qu poner el raciocinio moral en una categora especial y
utilizar premisas trascendentales, porque el planteamiento de la falacia naturalista es en s
mismo una falacia. Porque si debe no es es, qu es? Traducir es en debe tiene sentido si
nos atenemos al significado objetivo de los preceptos ticos. Es muy improbable que sean
mensajes etreos fuera de la humanidad a la espera de la revelacin, o verdades
independientes que vibren en una dimensin inmaterial de la mente. Es ms probable que
sean productos fsicos del cerebro y de la cultura. Desde la perspectiva consiliente de las
ciencias naturales, no son ms que principios del contrato social solidificados en reglas y
preceptos, los cdigos de comportamiento que los miembros de una sociedad desean
fervientemente que otros sigan y que ellos mismos estn dispuestos a aceptar para el bien
comn. Los preceptos son el extremo en una escala de acuerdos que van desde el
asentimiento casual hasta el sentimiento pblico y la ley y aquella parte del canon
considerada inalterable y sagrada. La escala aplicada al adulterio podra rezar como sigue:
No vayamos ms all; no est bien, y puede acarrear problemas. (Probablemente no
debiramos).
El adulterio no solo produce sentimientos de culpabilidad, sino que por lo general es
censurado por la sociedad, de modo que estas son otras razones para evitarlo. (No
debemos).
El adulterio no solo es censurado, va contra la ley. (Casi con toda seguridad no
debemos).
Dios ordena que evitemos este pecado capital. (Absolutamente, no debemos).
En el pensamiento trascendente la cadena de causacin desciende desde el
pretendido debe en la religin o la ley natural, a travs de la jurisprudencia hasta la
educacin y finalmente a la eleccin individual. La argumentacin desde el
trascendentalismo toma la siguiente forma general: Existe un principio supremo, ya sea
divino o intrnseco al orden de la naturaleza, y seremos prudentes si aprendemos de l y
encontramos los medios para ajustarnos a l. As, John Rawls comienza Teora de la
justicia con una proposicin que considera irrevocable: En una sociedad justa las
libertades de igual ciudadana se dan por sentadas; los derechos asegurados por la justicia
no estn sujetos al regateo poltico o al clculo de los intereses sociales. Como muchos
crticos han demostrado, tal premisa puede conducir a muchas consecuencias infelices
cuando se aplica al mundo real, incluyendo el estrechamiento del control social y la
reduccin de la iniciativa personal. Por ello, Robert Nozick sugiere una premisa muy
distinta en Anarchy, State, and Utopia (1974): Los individuos tienen derechos, y hay cosas
que ninguna persona ni grupo puede hacerles (sin violar sus derechos): dichos derechos son
tan fuertes y de tan largo alcance que plantean la cuestin de qu es lo que el Estado y sus
funcionarios puede hacer, si es que pueden hacer algo. Rawls nos orientara hacia el
igualitarismo regulado por el Estado, Nozick hacia el liberalismo en un estado minimalista.
En cambio, el punto de vista empirista, que busca un origen del raciocinio tico que
pueda ser estudiado objetivamente, invierte la cadena de causacin. El individuo se
interpreta como biolgicamente predispuesto a tomar determinadas opciones. Por evolucin
cultural algunas de dichas opciones se solidifican en preceptos, despus leyes, y si la
predisposicin o la coercin es lo suficientemente fuerte, en una creencia en el
mandamiento de Dios o en el orden natural del universo. El principio empirista general
toma la siguiente forma: El fuerte sentimiento innato y la experiencia histrica hace que
determinadas acciones sean preferidas; las hemos experimentado, y hemos sopesado sus
consecuencias, y estamos de acuerdo en adaptarnos a los cdigos que las expresan.
Hagamos un juramento sobre los cdigos, invirtamos nuestro honor personal en ellos y
suframos castigo por su violacin. El punto de vista empirista admite que se disean
cdigos morales para ajustarse a algunos impulsos de la naturaleza humana y para suprimir
otros. Debe no es la traduccin de la naturaleza humana, sino de la voluntad pblica, que
puede hacerse cada vez ms sabia y estable a travs de las necesidades y trampas de la
naturaleza humana. Reconoce que la fuerza del compromiso puede desvanecerse como
resultado de nuevo conocimiento y experiencia, con el resultado de que determinadas
normas pueden ser desacralizadas, viejas leyes derogadas y comportamiento que antes
estaba prohibido, liberado. Tambin reconoce que por la misma razn puede ser necesario
disear nuevos cdigos morales, que tienen el potencial de, con el tiempo, devenir
sagrados.
Si la visin empirista del mundo es correcta, debe es solo la taquigrafa de un tipo
de afirmacin objetiva, una palabra que denota lo que la sociedad eligi hacer (o fue
obligada) primero y que despus se codific. La falacia naturalista se reduce con ello al
dilema naturalista. La solucin del dilema no es difcil. Es esta: debe es el producto de un
proceso material. La solucin seala el camino a una comprensin objetiva del origen de la
tica.
Unos cuantos investigadores se hallan ahora embarcados en una indagacin
fundacional de este mismo tipo. La mayora est de acuerdo en que los cdigos ticos han
surgido por evolucin a travs de la interaccin de la biologa y la cultura. En un cierto
sentido, estn reviviendo la idea de los sentimientos morales que desarrollaron en el
siglo XVIII los empiristas ingleses Francis Hutcheson, David Hume y Adam Smith.
Los sentimientos morales son ahora instintos morales, tal como los definen las
modernas ciencias del comportamiento, sujetos a juicio segn sus consecuencias. As, los
sentimientos derivan de reglas epigenticas, sesgos hereditarios en el desarrollo mental, por
lo general condicionados por la emocin, que influyen sobre los conceptos y las decisiones
que se hacen a partir de ellos. El origen primario de los instintos morales es la relacin
dinmica entre la cooperacin y la desercin. El ingrediente esencial para el modelado de
los instintos durante la evolucin gentica en cualquier especie es la inteligencia lo
suficientemente elevada para juzgar y manipular la tensin generada por el dinamismo.
inevitable a sentimientos morales. Con excepcin de los psicpatas empedernidos (si es que
existe realmente alguno), estos instintos son experimentados intensamente por cada persona
de varias maneras: como consciencia, autorrespeto, remordimiento, empata, vergenza,
humildad y afrenta moral. Sesgan la evolucin cultural hacia las convenciones que
expresan los cdigos morales universales del honor, el patriotismo, el altruismo, la justicia,
la compasin, la clemencia y la redencin.
El lado oscuro de la propensin innata al comportamiento moral es la xenofobia.
Puesto que la familiaridad personal y el inters comn son vitales en las transacciones
sociales, los sentimientos morales evolucionaron para ser selectivos. Y as fue siempre, y
as ser siempre. Las personas depositan con esfuerzo su confianza en los extraos, y la
verdadera compasin es un artculo del que suele haber pocas existencias. Las tribus solo
cooperan mediante tratados y otras convenciones cuidadosamente definidos. Les es fcil
imaginarse vctimas de conspiraciones por parte de grupos competidores, y estn prontas a
deshumanizar y a matar a sus rivales durante perodos de conflicto grave. Fundamentan las
lealtades a su propio grupo mediante smbolos y ceremonias sagrados. Sus mitologas estn
llenas de victorias picas sobre enemigos amenazadores.
Los instintos complementarios de moralidad y tribalismo son fciles de manipular.
Y la civilizacin todava ha facilitado ms las cosas. Hace solo diez mil aos, un instante en
el tiempo geolgico, cuando la revolucin agrcola empez en Oriente Medio, en China y
en Mesoamrica, las poblaciones aumentaron diez veces en densidad en relacin con las de
las sociedades de cazadores-recolectores. Las familias se instalaron en pequeas parcelas de
terreno, proliferaron las aldeas y el trabajo se dividi de manera precisa a medida que una
creciente minora de la plebe se especializ como artesanos, comerciantes y soldados. Las
pujantes sociedades agrcolas, al principio igualitarias, se hicieron jerrquicas. A medida
que primero las tribus y despus los Estados medraron a base de los excedentes agrcolas,
gobernantes hereditarios y castas de sacerdotes tomaron el poder. Los antiguos cdigos
ticos se transformaron en normativas coercitivas, siempre ventajosas para las clases
gobernantes. Por esta poca se origin la idea de dioses que otorgan leyes. Sus
mandamientos confirieron una autoridad irresistible a los cdigos ticos, de nuevo (y sin
sorpresa) a favor de los gobernantes.
Debido a la dificultad tcnica de analizar tales fenmenos de una manera objetiva, y
debido a que, para empezar, las personas se resisten a las explicaciones biolgicas de sus
funciones de la corteza superior, se han hecho muy pocos avances en la exploracin
biolgica de los sentimientos morales. Aun as, no deja de ser una circunstancia
sorprendente que el estudio de la tica haya avanzado tan poco desde el siglo XIX. Como
resultado, las cualidades ms distintivas y vitales de la especie humana siguen siendo un
espacio en blanco en el mapa cientfico. Creo que es un error hacer girar las discusiones
sobre tica alrededor de las suposiciones autoestables de los filsofos contemporneos, que
es evidente que nunca han prestado atencin al origen evolutivo y al funcionamiento
material del cerebro humano. No hay ningn otro mbito de las humanidades en el que se
necesite de manera ms urgente una unin con las ciencias naturales.
Cuando por fin la dimensin tica de la naturaleza humana se abra por entero a tal
exploracin, probablemente se comprobar que las reglas epigenticas innatas del
raciocinio moral no estn agregadas en instintos simples como los lazos familiares, la
cooperacin o el altruismo. Por el contrario, es probable que las reglas sean un conjunto de
muchos algoritmos cuyas actividades entrelazadas guan la mente a travs de un paisaje de
matices de talantes y opciones.
tomarse una medida ms segura de los puntos fuertes y de la flexibilidad de las reglas
epigenticas que componen los diversos sentimientos morales. A partir de tal conocimiento,
habra de ser posible adaptar ms sabiamente los sentimientos morales antiguos a las
condiciones rpidamente cambiantes de la vida moderna en la que, queramos o no y en gran
parte ignorndolo, nos hemos sumergido.
Entonces, pueden encontrarse nuevas respuestas para las cuestiones verdaderamente
importantes del raciocinio moral. Cmo pueden jerarquizarse los principios morales?
Cules estn mejor dominados, y en qu grado, cules validados por leyes y smbolos?
Cmo pueden dejarse abiertos ciertos preceptos para recurrir a ellos en circunstancias
extraordinarias? En la nueva comprensin puede hallarse el medio ms efectivo para
alcanzar el consenso. Nadie puede adivinar la forma que tomarn los acuerdos. Sin
embargo, el proceso puede predecirse con seguridad. Ser democrtico y debilitar el
choque de religiones e ideologas rivales. La historia se est moviendo de manera decisiva
en esta direccin, y la gente es, por naturaleza, demasiado brillante y demasiado
pendenciera para aceptar ninguna otra cosa. Y puede predecirse con seguridad el ritmo: el
cambio vendr lentamente, a lo largo de generaciones, porque a las viejas creencias les
cuesta morir aun cuando se demuestre que son falsas.
El mismo razonamiento que alinea la filosofa tica con la ciencia puede informar
asimismo el estudio de la religin. Las religiones son anlogas a superorganismos. Tienen
un ciclo de vida. Nacen, crecen, compiten, se reproducen y, en la plenitud del tiempo, la
mayora mueren. En cada una de estas fases, las religiones reflejan los organismos humanos
que las nutren. Expresan una norma primaria de la existencia humana, que cualquier cosa
que sea necesaria para sostener la vida es tambin, en ltimo trmino, biolgica.
Las religiones que tienen xito empiezan tpicamente como cultos, que despus
aumentan en poder e inclusividad hasta que consiguen la tolerancia fuera del crculo de
creyentes. En el ncleo de cada religin hay un mito de la creacin, que explica cmo
empez el mundo y cmo el pueblo elegido (los que suscriben el sistema de creencia) lleg
a su centro. Suele haber un misterio, una serie de instrucciones y frmulas secretas que solo
estn disponibles para los hierofantes que se han abierto camino hasta un estado superior de
esclarecimiento. La cbala juda medieval, el sistema trigradal de la francmasonera y las
entalladuras de los bastones espirituales de los aborgenes australianos son ejemplos de
tales arcanos. El poder irradia del centro, reuniendo conversos y ligando a los seguidores al
grupo. Se designan lugares sagrados donde se puede importunar a los dioses, se pueden
observar ritos y presenciar milagros.
Los devotos de la religin compiten como tribu con los de otras religiones. Toleran
mal que sus rivales rechacen sus creencias. Veneran el autosacrificio en defensa de la
religin.
Las races tribales de la religin y las del raciocinio moral son similares y pueden
ser idnticas. Los ritos religiosos, como evidencian las ceremonias de enterramiento, son
muy antiguos. En el perodo paleoltico tardo en Europa y Oriente Medio, parece que a
veces los cuerpos eran colocados en tumbas someras espolvoreadas con ocre o flores, y es
fcil imaginar ceremonias celebradas all para invocar a espritus y dioses. Pero, como
sugieren la deduccin terica y la evidencia, los elementos primitivos del comportamiento
moral son mucho ms antiguos que el ritual del paleoltico. La religin surgi sobre un
cimiento tico, y probablemente siempre ha sido usada de una u otra manera para justificar
cdigos morales.
Sin embargo, la formidable influencia del impulso religioso se basa en mucho ms
Quiz, como creo, todo podr explicarse eventualmente como circuitera cerebral e
historia profunda y gentica. Pero no es este un tema que ni siquiera el empirista ms
empedernido deba presumir de trivializar. La idea de la unin mstica es una parte autntica
del espritu humano. Ha ocupado a la humanidad durante milenios, y plantea cuestiones de
la mayor seriedad a la vez para los trascendentalistas y los cientficos. Qu ruta,
preguntamos, recorrieron, qu destino alcanzaron los msticos de la historia?
Nadie ha descrito el viaje real con mayor claridad que la gran mstica espaola santa
Teresa de Jess, que en su memoria de 1562-1565 describe los pasos que la llevaron a
alcanzar la unin divina mediante la oracin. Al principio de la narracin se mueve ms all
de los rezos ordinarios de devocin y splica hasta el segundo estado, la oracin de los
silenciosos. Aqu su mente recoge hacia dentro sus facultades con el fin de dar
consentimiento para que la encarcele Dios. Sobre ella desciende un profundo sentimiento
de consuelo y paz cuando el Seor le proporciona el agua de grandes bienes y mercedes.
Su mente cesa entonces de preocuparse por las cosas terrenas.
En el tercer estado de la oracin, el espritu de la santa, ebrio de amor, se preocupa
solo de pensamientos de Dios, que lo controla y lo anima.
Quered ahora, Rey mo, suplcooslo yo, que, pues cuando esto escribo no estoy
fuera de esta santa locura celestial [] primitis que no trate yo con nadie, u ordenad,
Seor, cmo no tenga ya cuenta en cosa del mundo u me sac de l.
En el cuarto estado de oracin, santa Teresa de Jess alcanza la unin mstica:
Ac no hay sentir, sino gozar [] Ocpanse todos los sentidos en este gozo, de
manera que no queda ninguno desocupado [] Estando ans el alma buscando a Dios,
siente con un deleite grandsimo y suave casi desfallecer toda con una manera de desmayo
que le va faltando el huelgo y todas las fuerzas corporales [] Djome el Seor estas
palabras: Deshcese toda, hija, para ponerse ms en M. Ya no es ella la que vive, sino Yo.
Como no puede comprender lo que entiende, es no entender entendiendo.
Para muchos, la necesidad de creer en la existencia trascendental y la inmortalidad
es abrumadora. El trascendentalismo, en especial cuando est reforzado por la fe religiosa,
es psquicamente pleno y rico; de alguna manera sienta bien. En comparacin, el empirismo
parece estril e inadecuado. En la bsqueda del significado ltimo, es mucho ms fcil
seguir la ruta trascendentalista. Esta es la razn por la que, aunque el empirismo est
ganando la mente, el trascendentalismo contina ganando el corazn. La ciencia siempre ha
derrotado al dogma religioso punto por punto cuando los dos han entrado en conflicto. Pero
en vano. En Estados Unidos hay quince millones de baptistas sureos, la mayor de las
sectas que est a favor de la interpretacin literal de la Biblia cristiana, pero solo cinco mil
miembros de la Asociacin Humanista Americana, la principal organizacin dedicada al
humanismo seglar y destico.
Aun as, si la historia y la ciencia nos han enseado algo, es que pasin y deseo no
son lo mismo que verdad. La mente humana evolucion para creer en los dioses. No
evolucion para creer en la biologa. La aceptacin de lo sobrenatural transmiti una gran
ventaja durante la prehistoria, cuando el cerebro estaba evolucionando. De modo que
contrasta fuertemente con la biologa, que se desarroll como producto de la edad moderna
y no est suscrito por algoritmos genticos. La incmoda verdad es que las dos creencias no
son objetivamente compatibles. Como resultado, los que anhelan a la vez la verdad
intelectual y religiosa nunca obtendrn las dos de manera completa.
Mientras tanto, la teologa intenta resolver el dilema evolucionando, como la
ciencia, hacia la abstraccin. Los dioses de nuestros antepasados eran seres humanos
divinos. Los egipcios, como seal Herdoto, los representaban como egipcios (con
frecuencia con partes corporales de animales nilticos), y los griegos los representaban
como griegos. La gran contribucin de los hebreos fue combinar todo el panten en una
sola persona, Yahv (un patriarca apropiado para las tribus del desierto), e intelectualizar Su
existencia. No se permitieron imgenes esculpidas. En el proceso, hicieron menos tangible
la presencia divina. De modo que en los relatos bblicos llega a ocurrir que nadie, ni
siquiera Moiss cuando se acerca a Yahv en el matorral en llamas, puede mirar Su cara.
Con el tiempo, a los judos se les prohibi incluso pronunciar Su nombre verdadero
completo. No obstante, la idea de un Dios testico, omnisciente, omnipotente y muy
implicado en los asuntos humanos, ha persistido hasta el da de hoy como la imagen
religiosa dominante de la cultura occidental.
Durante la Ilustracin, un nmero creciente de telogos judeocristianos liberales,
que deseaban acomodar el tesmo a una visin ms racional del mundo material, se
apartaron de Dios como persona literal. Baruch Spinoza, el notable filsofo judo del
siglo XVII, visualiz la deidad como una sustancia trascendente presente en todas partes
del universo. Deus sive natura, Dios o la naturaleza, declar, son intercambiables. Por
sus afanes filosficos fue expulsado de Amsterdam bajo un anatema comprensible, que
combinaba todas las maldiciones del libro. A pesar del riesgo de hereja, la
despersonalizacin de Dios ha continuado de manera segura hasta la era moderna. Para
Paul Tillich, uno de los telogos protestantes ms influyentes del siglo XX, la afirmacin de
la existencia de Dios como persona no es falsa, solo es insensata. En muchos de los
pensadores contemporneos ms liberales, la negacin de una divinidad concreta toma la
forma de teologa preparada. Todo en esta ontologa, de las ms extremas, es parte de una
red estanca e infinitamente compleja de relaciones que se despliegan. Dios se manifiesta en
todo.
Los cientficos, los exploradores ambulantes del movimiento empirista, no son
inmunes a la idea de Dios. Los que estn a favor de la misma se inclinan hacia alguna
forma de teologa sui generis. Se plantean esta pregunta: cuando el mundo real del espacio,
el tiempo y la materia sea lo suficientemente bien conocido, revelar este conocimiento la
presencia del Creador? Sus esperanzas estn depositadas en los fsicos tericos que
persiguen el objetivo de la teora final, la Teora del Todo, TDT, un sistema de ecuaciones
interconectadas que describan todo lo que pueda aprenderse de las fuerzas del universo
fsico. La TDT es una teora hermosa, como la ha calificado Steven Weinberg en su
importante ensayo El sueo de una teora final. Hermosa porque ser elegante, al expresar
la posibilidad de una complejidad infinita con el mnimo de leyes, y simtrica, porque se
mantendr invariable a lo largo de todo el espacio y el tiempo. E inevitable, que significa
que una vez enunciada no podr cambiarse ninguna parte sin invalidar el todo. Todas las
teoras que sobrevivan podrn encajarse en ella de forma permanente, de la manera en que
Einstein describi su propia contribucin, la teora general de la relatividad. El principal
atractivo de la teora deca Einstein reside en su integridad lgica. Si una sola de las
conclusiones que se deducen de ella resulta falsa, habr que abandonarla; modificarla sin
destruir la estructura entera parece imposible.
Para los cientficos ms matemticos, la expectativa de una teora final puede
parecer que seala la proximidad de un nuevo despertar religioso. Stephen Hawking, que
cedi a la tentacin en Historia del tiempo (1988), declar que este logro cientfico sera el
triunfo ltimo de la razn humana, porque entonces conoceramos el pensamiento de
Dios.
Bueno, quiz; pero lo dudo. Los fsicos ya han puesto en su lugar una gran parte de
la teora final. Sabemos la trayectoria; podemos ver aproximadamente hacia dnde se
dirige. Pero no habr ninguna epifana religiosa, al menos ninguna que sea reconocible para
los autores de las Sagradas Escrituras. La ciencia nos ha llevado muy lejos del Dios
personal que antao presidiera sobre la civilizacin occidental. Ha hecho poco para
satisfacer nuestra hambre instintiva que de manera tan conmovedora expres el salmista:
Pasa el hombre como una sombra, por un soplo solo se afana; amontona sin saber
para quin. Y ahora, qu puedo esperar, Seor? Mi esperanza est en ti[43].
La esencia del dilema espiritual de la humanidad es que evolucionamos
genticamente para aceptar una verdad y descubrimos otra. Existe alguna manera de
eliminar el dilema, de resolver las contradicciones entre las visiones del mundo
trascendentalista y empirista?
No, por desgracia no existe. Adems, es improbable que una eleccin entre ellas
permanezca arbitraria para siempre. Las hiptesis que subyacen a las dos visiones del
mundo estn siendo probadas con severidad creciente por el conocimiento acumulativo
verificable sobre cmo funciona el universo, desde el tomo al cerebro y a la galaxia.
Adems, las duras lecciones de la historia han demostrado bien a las claras que un cdigo
tico no es tan bueno (al menos, no tan duradero) como otro. Lo mismo vale para las
religiones. Algunas cosmologas son objetivamente menos correctas que otras, y algunos
preceptos ticos son menos factibles.
Existe una naturaleza humana basada en la biologa, y es relevante para la tica y la
religin. La evidencia demuestra que debido a su influencia, puede educarse fcilmente a la
gente dentro de un margen muy estrecho de preceptos ticos. La gente prospera dentro de
determinados sistemas de creencias y languidece bajo otros. Necesitamos saber
exactamente por qu.
A tal fin ser tan presuntuoso como para sugerir de qu manera es ms probable que
se zanje el conflicto entre las visiones del mundo. La idea de un origen gentico y evolutivo
de las creencias morales y religiosas ser comprobada mediante la continuacin de estudios
biolgicos del complejo comportamiento humano. En la medida en que los sistemas
sensorial y nervioso parezcan haber evolucionado por seleccin natural, o al menos algn
otro proceso puramente material, la interpretacin de los empiristas se ver reforzada. Ser
apoyada todava ms por la verificacin de la coevolucin entre los genes y la cultura, el
proceso de conexin esencial que se ha descrito en captulos anteriores.
Ahora, consideremos la alternativa. En la medida en que los fenmenos ticos y
religiosos no parezcan haber evolucionado de una manera compatible con la biologa, y
especialmente en la medida en que este comportamiento complejo no pueda relacionarse
con acontecimientos fsicos en los sistemas sensorial y nervioso, la posicin empirista
tendr que ser abandonada y aceptarse la explicacin trascendentalista.
Durante siglos la ejecutoria del empirismo se ha ido extendiendo en el antiguo
dominio de la creencia trascendentalista, lentamente al principio, pero cada vez ms
rpidamente en la era cientfica. Los espritus que nuestros antepasados conocan
ntimamente huyeron primero de las rocas y de los rboles, y despus de las distantes
montaas. Ahora estn en las estrellas, donde su extincin final es posible. Pero no
podemos vivir sin ellos. Las personas necesitan una narracin sagrada. Han de tener la
sensacin de una finalidad ms grande, de una u otra forma, como sea que se intelectualice.
Rehusarn rendirse a la desesperacin de la mortalidad animal. Continuarn suplicando con
el salmista: Y ahora, qu puedo esperar, Seor?. Encontrarn una manera de mantener
CAPTULO 12
Hacia qu propsito?
Los intelectuales, cuando abordan el estudio del comportamiento y de la cultura,
tienen la costumbre de hablar de diversos tipos de explicaciones: antropolgicas,
psicolgicas, biolgicas y otras, apropiadas a las perspectivas de cada una de las
disciplinas. He argumentado que intrnsecamente existe solo una clase de explicacin.
Atraviesa las escalas del espacio, del tiempo y de la complejidad para unir los hechos
dispares de las disciplinas mediante consiliencia, la percepcin de una red inconstil de
causa y efecto.
Durante siglos la consiliencia ha sido la leche materna de las ciencias naturales.
Ahora est completamente aceptada por las ciencias del cerebro y la biologa evolutiva, las
disciplinas mejor situadas para servir a su vez como puentes hacia las ciencias sociales y las
humanidades. Existen abundantes indicios que apoyan y absolutamente ninguno que refute
la proposicin de que las explicaciones consilientes son compatibles con el conjunto de
todas las grandes ramas del saber.
La idea central de la concepcin consiliente del mundo es que todos los fenmenos
tangibles, desde el nacimiento de las estrellas hasta el funcionamiento de las instituciones
sociales, se basan en procesos materiales que en ltimo trmino son reducibles, por largas y
tortuosas que sean las secuencias, a las leyes de la fsica. En apoyo de esta idea est la
conclusin de los bilogos de que la humanidad est emparentada con todas las dems
formas de vida por descendencia comn. Compartimos esencialmente el mismo cdigo
gentico de ADN, que es transcrito a ARN y traducido a protenas con los mismos
aminocidos. Nuestra anatoma nos sita entre los monos y simios del Viejo Mundo. El
registro fsil demuestra que nuestro antepasado inmediato fue el Homo ergaster o bien el
Homo erectus. Sugiere que el punto de nuestro origen fue frica, hace unos doscientos mil
aos. Nuestra naturaleza humana hereditaria, que evolucion durante cientos de milenios
antes y despus, afecta todava profundamente a la evolucin de la cultura.
Estas consideraciones no devalan el papel determinante del azar en la historia.
Pequeos accidentes pueden tener grandes consecuencias. El carcter de los lderes
individuales puede suponer la diferencia entre la guerra y la paz; un invento tecnolgico
puede cambiar una economa. La fuerza principal de la concepcin consiliente del mundo
es, por el contrario, que la cultura, y con ello las cualidades nicas de la especie humana,
solo tendrn sentido completo cuando se conecten mediante explicaciones causales a las
ciencias naturales. La biologa, en particular, es la ms inmediata, y por ello relevante, de
las disciplinas cientficas.
S que este reduccionismo no es popular fuera de las ciencias naturales. Para
muchos profesionales de las ciencias sociales y de las humanidades es un vampiro en la
sacrista. De modo que permtaseme disipar la imagen profana que causa esta reaccin. A
punto de acabar el siglo, el foco de las ciencias naturales ha empezado a apartarse de la
bsqueda de nuevas leyes fundamentales y a dirigirse a nuevos tipos de sntesis (holismo,
si el lector prefiere) con el fin de comprender los sistemas complejos. Tal es la finalidad en
los variados estudios sobre el origen del universo, la historia del clima, el funcionamiento
de las clulas, el ensamblaje de los ecosistemas y la base fsica de la mente. La estrategia
que mejor funciona en estas empresas es la construccin de explicaciones coherentes de
causa y efecto que corten niveles de organizacin. As, el bilogo celular mira hacia dentro
y hacia abajo, a los conjuntos de molculas, y el psiclogo cognitivo a pautas de actividad
de los agregados de neuronas. Los accidentes, cuando ocurren, se tornan comprensibles.
No se ha ofrecido ninguna razn convincente por la que la misma estrategia no
debiera funcionar para unir las ciencias naturales con las ciencias sociales y las
humanidades. La diferencia entre los dos mbitos est en la magnitud del problema, no en
los principios que se necesitan para su solucin. La condicin humana es la frontera ms
importante de las ciencias naturales. Y al revs, el mundo material que han puesto al
descubierto las ciencias naturales es la frontera ms importante de las ciencias sociales y las
humanidades. El argumento de la consiliencia puede destilarse como sigue: las dos
fronteras son la misma.
Puede pensarse en el mapa del mundo material, incluida la actividad mental
humana, como una pizca de terreno cartografiado separado por espacios en blanco que son
de extensin desconocida, pero accesibles a la investigacin interdisciplinar coherente.
Mucho de lo que he ofrecido en los captulos anteriores ha sido el anlisis de brechas, un
esbozo de la posicin de los espacios en blanco y una descripcin de los esfuerzos de los
investigadores para explorarlos. Las brechas de mayor potencial incluyen la unificacin
final de la fsica, la reconstruccin de clulas vivas, el ensamblaje de ecosistemas, la
coevolucin de los genes y la cultura, la base fsica de la mente y los profundos orgenes de
la tica y la religin.
Si la concepcin consiliente del mundo es correcta, la travesa de las brechas ser un
viaje magallnico que acabar por rodear toda la realidad. Pero esta hiptesis puede ser
errnea: es posible que la exploracin avance a travs de un mar sin fin. El ritmo actual es
tal que en unas pocas dcadas podremos descubrir cul de las dos imgenes es la correcta.
Pero aunque el viaje sea magallnico, y aunque las excursiones ms atrevidas de
circunscripcin, en consecuencia, vayan decayendo paulatinamente, de manera que el perfil
general de la existencia material quede bien definido, todava habremos dominado
nicamente una fraccin infinitesimal del detalle interno. La exploracin seguir en una
profusin de disciplinas acadmicas. Estn tambin las artes, que abarcan no solo todos los
mundos fsicos posibles, sino tambin todos los mundos concebibles que interesan de
manera innata y son compatibles con el sistema nervioso y as, en el sentido nicamente
humano, verdaderos.
Colocadas en este contexto ms amplio (de existencia lo suficientemente coherente
para ser entendida en un sistema de explicacin simple, pero en buena parte todava
inexplorada), las ambiciones de las ciencias naturales pueden ser consideradas de una
manera ms favorable por los no cientficos. En la actualidad, como las encuestas han
demostrado repetidamente, la mayora de las personas, al menos en Estados Unidos,
respetan la ciencia pero se sienten abrumadas por ella. No la comprenden, prefieren la
ciencia-ficcin, toman fantasa y pseudociencia como estimulantes para sacudir sus centros
del placer cerebrales. Somos todava buscadores de emociones del paleoltico, que
preferimos Parque jursico al perodo jursico, y los ovnis a la astrofsica.
Los productos de la ciencia, con excepcin de los descubrimientos mdicos y la
emocin espordica de la exploracin espacial, son considerados marginales. Lo que
realmente importa a la humanidad, una especie de primate bien adaptado a los principios
darwinistas fundamentales en cuerpo y alma, son el sexo, la familia, el trabajo, la
seguridad, la expresin personal, la diversin y la realizacin sin ningn orden
preferente. La mayora de la gente cree, estoy seguro que equivocadamente, que la ciencia
tiene poco que ver con ninguna de estas preocupaciones. Suponen que las ciencias sociales
y las humanidades son independientes de las ciencias naturales y empresas mucho ms
relevantes. Quin que no est posedo por la tcnica necesita realmente definir un
cromosoma? O comprender la teora del caos?
Sin embargo, la ciencia no es marginal. Como el arte, es una posesin universal de
la humanidad, y el conocimiento cientfico se ha convertido en una parte vital del repertorio
de nuestra especie. Comprende lo que sabemos del mundo material con una certeza
razonable.
Si las ciencias naturales pueden unirse con xito a las sociales y las humanidades,
las artes liberales se revitalizarn en la educacin superior. Incluso el intento de conseguir
esto es una meta que vale la pena. Se debe ayudar a los estudiantes que quieren convertirse
en profesionales a que comprendan que en el siglo XXI el mundo no ser gobernado solo
por los que posean mera informacin. Gracias a la ciencia y a la tecnologa, el acceso al
conocimiento objetivo de todo tipo est creciendo exponencialmente al tiempo que su costo
unitario se reduce. Est destinado a hacerse global y democrtico. Pronto se podr disponer
de l en todas partes, en las pantallas de los televisores y de los ordenadores. Y entonces,
qu? La respuesta es clara: sntesis. Nos estamos ahogando en informacin, mientras que
nos morimos por la falta de sabidura. En lo venidero el mundo estar gobernado por
sintetizadores, personas capaces de reunir la informacin adecuada en el momento
adecuado, pensar de forma crtica sobre ella y realizar de manera sabia importantes
elecciones.
Y lo siguiente sobre la sabidura: a largo plazo, las naciones civilizadas han llegado
a juzgar una cultura con referencia a otra por un sentido moral de las necesidades y
aspiraciones de la humanidad en su conjunto. Al globalizar de este modo a la tribu, intentan
formular los objetivos ms nobles y ms perdurables de la humanidad. Las cuestiones ms
importantes en este empeo para las artes liberales son el significado y el objetivo de toda
nuestra actividad idiosincrsica y frentica: Qu somos? De dnde venimos? Cmo
decidiremos dnde ir?. Por qu el trfago, el ansia, la honestidad, la esttica, la
exaltacin, el amor, el odio, el engao, la brillantez, el orgullo, la humildad, la vergenza y
la estupidez que definen colectivamente a nuestra especie? La teologa, que hace tiempo
reclamaba este tema para s, no lo ha hecho nada bien. Sobrecargada todava por preceptos
basados en el conocimiento popular de la Edad del Hierro, es incapaz de asimilar la gran
envergadura del mundo real que ahora se le presenta para su examen. La filosofa
occidental no ofrece ningn sustituto prometedor. Sus ejercicios envolventes y su timidez
profesional han dejado a la cultura moderna insolvente de significado.
El futuro de las artes liberales reside, por lo tanto, en plantear directamente las
cuestiones fundamentales de la existencia humana, sin embarazo o miedo, tomndolas de
arriba abajo en un lenguaje que sea fcil de comprender, y redistribuyndolas
progresivamente en dominios de investigacin que unan lo mejor de la ciencia y de las
humanidades en cada nivel de organizacin sucesivo. Desde luego, se trata de una tarea
muy difcil. Pero tambin la ciruga cardaca y la construccin de vehculos espaciales son
tareas difciles. Las personas competentes se las apaan con ellas, porque hay que hacerlas.
Por qu habra de esperarse menos de los profesionales responsables de la educacin? Las
artes liberales lo conseguirn en la medida en que sean slidas en contenido y a la vez tan
coherentes entre ellas como permita la evidencia. Me cuesta trabajo concebir un currculo
bsico adecuado en facultades y universidades que evite las conexiones de causa-efecto
entre las grandes ramas del saber; no la metfora, no las usuales elucubraciones de segundo
orden acerca de por qu los profesionales de disciplinas diferentes piensan esto o aquello,
sino la causa y el efecto materiales. Aqu reside, para las generaciones posteriores, la gran
aventura que con frecuencia es objeto de lamentacin porque ya no est disponible. Aqu
hay una gran oportunidad.
Admito que tambin hay una vaharada de azufre en la concepcin consiliente del
mundo, y un supuesto toque de Fausto a los que se comprometen con su ncleo humanista.
Y tambin estos deben ser examinados atentamente. Qu es lo que Mefistfeles ofreci a
Fausto y cmo tena que pagar el ambicioso doctor? Desde la pieza de Christopher
Marlowe al poema pico de Goethe, el trato era esencialmente el mismo: el poder y el
placer terrenales a cambio de tu alma. Despus estaban las diferencias. El Fausto de
Marlowe estaba condenado sin remedio cuando hizo la eleccin equivocada; el Fausto de
Goethe se salv porque no poda sentir la felicidad que se le prometi a travs de las
ganancias materiales. Marlowe defenda la piedad protestante, Goethe los ideales del
humanismo.
En nuestra percepcin de la condicin humana nos hemos desplazado ms all de
Marlowe y Goethe. En la actualidad pueden distinguirse no uno, sino dos tratos
mefistofelianos. De ellos, as como del trato original, han de tomarse opciones duras.
Ambas ilustran el valor de considerar la visin consiliente.
La primera eleccin faustiana se hizo en realidad hace varios siglos, cuando la
humanidad acept el trinquete del progreso: cuanto ms conocimiento adquieran las
personas, ms capaces sern de aumentar su nmero y de alterar el ambiente, con lo que
ms necesitarn nuevo conocimiento solo para seguir con vida. En un mundo dominado por
los seres humanos, el ambiente natural se reduce continuamente, ofreciendo cada vez
menos retornos per cpita en energa y recursos. La tecnologa avanzada se ha convertido
en la prtesis por excelencia. Crtese la energa elctrica a una tribu de aborgenes
australianos y no ocurrir nada, o muy poco. Lo mismo en una zona residencial en
California, y morirn millones de personas. De modo que, comprender por qu la
humanidad ha llegado a estar relacionada con el ambiente de esta manera es ms que una
cuestin retrica. La codicia exige una explicacin. El trinquete debiera reexaminarse
constantemente, y debieran considerarse nuevas opciones.
La segunda promesa mefistoflica, generada por la primera, y que, extraamente,
tiene ecos de la Ilustracin original, est prevista para dentro de pocas dcadas. Dice:
puedes alterar la naturaleza humana de la especie humana en cualquier direccin que
desees, o puedes dejarla tranquila. De cualquier manera, la evolucin gentica est a punto
de convertirse en consciente y volitiva, y anuncia una nueva poca en la historia de la vida.
Examinemos los dos tratos, en primer lugar el segundo por coherencia lgica, y
consideremos los destinos alternativos que parecen implicar.
Es til saber, antes de atisbar hacia el futuro, dnde estamos ahora. Sigue teniendo
lugar el cambio gentico a la antigua manera, o bien la civilizacin lo ha llevado a
detenerse? Puede plantearse la pregunta de manera ms precisa, como sigue: opera todava
la seleccin natural para guiar la evolucin? Est forzando a nuestra anatoma y
comportamiento para que cambien en alguna direccin particular en respuesta a la
supervivencia y la reproduccin?
raros.
Con la llegada de la medicina moderna, la evolucin humana ha entrado en su
segundo perodo. Cada vez pueden moderarse o evitarse de forma deliberada ms defectos
hereditarios, incluso cuando los propios genes permanecen inalterados y estn presentes en
dotacin doble. La fenilcetonuria, por ejemplo, afectaba hasta hace pocos aos a uno de
cada diez mil nios con retraso mental grave. Los investigadores descubrieron que la causa
de la fenilcetonuria es un nico gen recesivo, que en dotacin doble evita el metabolismo
normal de la fenilalanina, un aminocido comn. Los productos metablicos anmalos de
la sustancia se acumulan en la sangre, provocando lesiones cerebrales. Con este hecho
elemental en sus libros de referencias, los mdicos pueden ahora evitar completamente los
sntomas al limitar la dieta de los nios fenilcetonricos a alimentos libres de fenilalanina.
Los ejemplos del tipo de la circunvencin de la fenilcetonuria se estn haciendo
comunes y se multiplicarn muchas veces ms en los aos venideros. Por primera vez, la
gente est utilizando el conocimiento cientfico para obtener un control consciente sobre su
herencia, avanzando al ritmo de un gen cada vez. El efecto evolutivo ser relajar la
seleccin estabilizadora a un ritmo creciente y, con ello, aumentar la variabilidad gentica
de la humanidad en su conjunto. Este segundo perodo, la supresin de la seleccin
estabilizadora, no ha hecho ms que empezar. A lo largo de muchas generaciones, la
moderacin de los efectos de los genes perjudiciales puede resultar en un cambio sustancial
en la herencia humana al nivel de la poblacin. Desde luego, los beneficios que se vayan
acumulando habrn de pagarse con una dependencia creciente de procedimientos mdicos
pesados y con frecuencia caros. La edad de la circunvencin mdica es tambin la edad de
la prtesis mdica.
Sin embargo, no debe preocuparnos que dicha seleccin desestabilizadora vaya
demasiado lejos. El segundo perodo de la evolucin humana es efmero. No durar las
generaciones suficientes para tener un impacto importante sobre la herencia de la especie
en su conjunto, porque el conocimiento que la hizo posible nos ha llevado suavemente al
borde del tercer perodo, el de la evolucin volitiva. Si comprendemos qu cambios en los
genes provocan determinados defectos, hasta el nivel de las letras de nucletidos del cdigo
de ADN, entonces, en principio, el defecto puede repararse de forma permanente. Los
genetistas estn trabajando esforzadamente para hacer que esta hazaa, llamada terapia
gnica, sea una realidad. Estn esperanzados en que la fibrosis qustica, para citar el
proyecto actual que est ms avanzado, pueda curarse al menos parcialmente mediante la
introduccin de genes no daados en los tejidos pulmonares de los pacientes. Otra clase de
defectos que parece que sern permanentemente tratables dentro de unos pocos aos
incluyen la hemofilia, la anemia falciforme y algunas otras enfermedades hereditarias de la
sangre.
Hay que admitir que los avances en terapia gnica han sido lentos en el primer
perodo. Pero se acelerarn. Estn en juego demasiadas expectativas, y se ha invertido
demasiado capital empresario, para permitir el fracaso. Una vez establecida como una
tecnologa prctica, la terapia gnica se convertir en un coloso comercial. Se conocen ya
miles de defectos genticos, muchos de ellos fatales. Cada ao se descubren ms. Cada uno
de estos genes es portado en una dotacin sencilla o doble por miles o millones de personas
en todo el mundo, y por trmino medio cada persona presenta, al menos, varios tipos
distintos de genes defectuosos en algn lugar de sus cromosomas. En la mayora de los
casos los genes son recesivos y estn cargados en una dotacin simple; pero el portador,
aunque no padezca el defecto, corre el riesgo de tener un hijo con la dotacin doble y los
sntomas completos. Es evidente que cuando la reparacin gentica sea segura y la gente se
la pueda permitir, su demanda aumentar con rapidez.
En algn momento del siglo que viene esta tendencia conducir al perodo
completamente volitivo de la evolucin. El progreso crear un nuevo tipo de problema
tico, que ser la decisin faustiana de la que habl: hasta dnde debe permitirse que las
personas se muten a s mismas y a sus descendientes? Considere el lector que sus
descendientes, a los que puede querer alterar de alguna manera beneficiosa, bien pudieran
ser asimismo mis descendientes a travs de entrecruzamiento en los aos venideros.
Teniendo esto en consideracin, podremos ponernos de acuerdo en la cantidad de
remiendos chapuceros en el ADN que sea moral? Al efectuar tales elecciones hay que trazar
una lnea importante entre el remedio de defectos genticos evidentes, por un lado, y la
mejora de rasgos normales, saludables, por otro. La imaginacin cientfica pensar que solo
hay un pequeo paso, por ejemplo, desde la dislexia grave (una regin gnica descubierta
en 1994 en el cromosoma nmero 6) a la dislexia leve, y otro saltito hasta la capacidad de
aprender intacta y, finalmente, un paso ms hasta la capacidad de aprender superior.
Padezco una forma leve de dislexia denominada incapacidad de secuenciacin visual, por la
que habitualmente invierto nmeros (8652 se convierte con mucha facilidad en 8562) y me
afano por comprender palabras que se me deletrean letra por letra (me disculpo y pido
verlas por escrito). Ciertamente, preferira no padecer esta debilidad, menor pero
inconveniente. Si es de origen gentico, me encantara en cambio saber que se fij cuando
yo era un embrin. Mis padres, si lo hubieran sabido y hubieran podido, probablemente
hubieran decidido resolver el problema.
Muy bien, pero qu hay que alterar los genes con el fin de aumentar la capacidad
matemtica y verbal? Para adquirir un tono adecuado? Y talento atltico?
Heterosexualidad? Adaptabilidad al ciberespacio? En una dimensin completamente
distinta, ciudadanos de diferentes estados y despus de toda la humanidad podran optar por
hacerse menos variables, con el fin de aumentar la compatibilidad. O al revs: podran optar
por diversificarse en talento y temperamento, buscando la variada excelencia personal y,
con ello, la creacin de comunidades de especialistas capaces de trabajar juntos a niveles
superiores de productividad. Por encima de todo, seguramente buscaran una mayor
longevidad. Si esta manipulacin para conseguir una vida ms larga resulta exitosa aunque
solo sea en parte, crear dislocaciones sociales y econmicas enormes.
La trayectoria actual de la ciencia asegura que las generaciones futuras adquirirn la
capacidad tcnica para tomar tales decisiones. No estamos todava en el perodo volitivo,
pero nos hallamos lo suficientemente cerca como para que valga la pena pensar en esta
perspectiva. El Homo sapiens, la primera especie verdaderamente libre, est a punto de
licenciar la seleccin natural, la fuerza que nos hizo. No existe destino gentico fuera de
nuestro libre albedro, no se nos ha provisto de ningn norte hacia el que podamos trazar el
rumbo. La evolucin, incluido el progreso gentico en la naturaleza y la capacidad humana,
ser a partir de ahora cada vez ms el mbito de la ciencia y la tecnologa atemperadas por
la tica y las opciones polticas. Hemos alcanzado este punto despus de un largo camino
de fatigas y autoengaos. Pronto tendremos que mirar hacia nuestro interior y decidir en
qu queremos convertirnos. Habindose terminado nuestra infancia, oiremos la verdadera
voz de Mefistfeles.
Tambin llegaremos a comprender el verdadero significado del conservadurismo.
Con este trmino trillado y confusionario no me refiero al liberalismo mojigato y egosta en
el que gran parte del movimiento conservador norteamericano se ha hundido ltimamente.
Me refiero a la tica que aprecia y sostiene los recursos y las instituciones que se ha
demostrado que son mejores de una comunidad. En otras palabras, el verdadero
conservadurismo, una idea que puede aplicarse a la naturaleza humana tanto como a las
instituciones sociales.
Pronostico que las generaciones futuras sern conservadoras desde el punto de vista
gentico. Excepto para la reparacin de defectos incapacitantes, se resistirn al cambio
hereditario. Lo harn para salvaguardar las emociones y las reglas epigenticas del
desarrollo mental, porque estos elementos componen el alma fsica de la especie. El
razonamiento es como sigue. Si se alteran lo suficiente las emociones y las reglas
epigenticas, las personas sern mejores en un cierto sentido, pero ya no sern humanos.
Neutralizad los elementos de la naturaleza humana en favor de la pura racionalidad, y el
resultado sern ordenadores mal construidos, a base de protenas. Por qu tendra una
especie que abandonar el ncleo definidor de su existencia, construido por millones de aos
de prueba biolgica y error?
Lo que eleva esta cuestin por encima del mero futurismo es que, para empezar,
revela bien a las claras nuestra ignorancia del significado de la existencia humana. E ilustra
cunto ms necesitamos saber con el fin de decidir la cuestin ltima: hacia qu propsito,
o propsitos, si es que hay alguno en particular, debe dirigirse el genio humano?
El problema del significado y propsito colectivos es a la vez urgente e inmediato,
porque, aunque no fuera por otra razn, determina la tica ambiental. Pocos dudarn de que
la humanidad se ha creado un problema de dimensiones planetarias. Nadie lo quera, pero
somos la primera especie que se ha convertido en una fuerza geofsica, al alterar el clima de
la Tierra, un papel que previamente estaba reservado a la tectnica, las llamaradas solares y
los ciclos glaciales. Somos, asimismo, los mayores destructores de vida desde el meteorito
de diez kilmetros de dimetro que cay cerca del Yucatn y puso fin a la Era de los
Reptiles hace sesenta y cinco millones de aos. A travs de la superpoblacin nos hemos
puesto en peligro de quedarnos sin alimento y agua. De modo que sobre nosotros planea
una eleccin muy faustiana: o bien aceptar nuestro comportamiento corrosivo y arriesgado
como el precio inevitable del crecimiento demogrfico y econmico, o evaluar nuestra
situacin y buscar una nueva tica ambiental.
Tal es el dilema que ya est implcito en los debates ambientales actuales. Surge del
choque de dos imgenes opuestas que el hombre tiene de s mismo. La primera es la
autoimagen naturalstica, que sostiene que estamos confinados a una biosfera delgada como
una hoja de afeitar, dentro de la cual son posibles mil infiernos imaginables, pero solo un
paraso. Lo que idealizamos en la naturaleza e intentamos recrear es el peculiar ambiente
fsico y bitico que fue la cuna de la especie humana. El cuerpo y la mente humanos estn
adaptados de manera precisa a este mundo, a pesar de sus pruebas y sus peligros, y esta es
la razn por la que pensamos que es hermoso. En este sentido, el Homo sapiens se adeca a
un principio bsico de la evolucin orgnica, que todas las especies prefieren el ambiente
en el que sus genes fueron ensamblados y gravitan hacia l. Se denomina seleccin de
hbitat. Aqu reside la supervivencia para la humanidad, y aqu reside la paz mental, tal
como prescriben nuestros genes. Por lo tanto, es improbable que encontremos nunca ningn
otro lugar o concibamos ningn otro hogar tan hermoso como este planeta azul era antes de
que empezramos a cambiarlo.
La autoimagen en competencia (que tambin resulta ser el tema conductor de la
civilizacin occidental) es el punto de vista exencionalista. Segn esta concepcin, nuestra
especie existe separada del mundo natural y tiene capacidad de dominio sobre el mismo.
Estamos exentos de las frreas leyes de la ecologa que atenazan a las dems especies.
Existen pocos lmites a la expansin humana que nuestra categora especial y nuestro
ingenio no puedan superar. Somos libres de modificar la superficie de la Tierra para crear
un mundo mejor que el que nuestros antepasados conocieron.
Para el exencionalista convencido, el Homo sapiens se ha convertido en realidad en
una nueva especie, a la que proporcionar ahora un nombre nuevo, Homo proteus, el
hombre de forma cambiante. En la clasificacin taxonmica de los organismos de la
Tierra, la diagnosis del hipottico Homo proteus es la siguiente:
Cultural. Indeterminadamente flexible, con un potencial enorme. Cableado e
impulsado por la informacin. Puede desplazarse casi a cualquier lugar, adaptarse a
cualquier ambiente. Inquieto, cada vez ms abundante y hacinado. Piensa en la
colonizacin del espacio. Lamenta la prdida actual de naturaleza y todas estas especies que
se extinguen, pero es el precio del progreso y, en todo caso, es algo que tiene poco que ver
con nuestro futuro.
Y aqu est la diagnosis naturalista, y creo que correcta, del viejo Homo sapiens,
nuestro familiar hombre sabio:
Cultural. Con un potencial intelectual indeterminado, pero biolgicamente limitado.
Bsicamente una especie de primate en cuerpo y repertorio emocional (miembro del orden
primates, infraorden catarrinos, familia homnidos). Enorme comparado a otros animales,
parvihirsuto, bpedo, poroso, blando, compuesto principalmente de agua. Funciona a base
de millones de reacciones bioqumicas delicadas y coordinadas. Se le elimina fcilmente
mediante trazas de toxinas y el trnsito de proyectiles del tamao de guisantes. De vida
corta, emocionalmente frgil. Depende del cuerpo y la mente de otros organismos
terrestres. La colonizacin del espacio es imposible sin lneas de suministros enormes.
Empieza a lamentar profundamente la prdida de naturaleza y de todas estas otras especies.
El sueo del hombre liberado del ambiente natural de la Tierra se puso a prueba
frente a la realidad a principios de la dcada de 1990 con Biosfera 2, un ecosistema cerrado
que ocupaba 12 800 metros cuadrados, construido en el terreno desrtico de Oracle, en
Arizona. Encerrado en cristal, dotado de suelo, aire, agua, plantas y animales, estaba
diseado para ser una Tierra funcional en miniatura, independiente del planeta madre. Los
proyectistas sintetizaron fragmentos de pluviselva, sabana, matorral espinoso, desierto,
marisma, arrecife de coral y ocano para simular los hbitats naturales del hogar. Las nicas
conexiones con el mundo exterior eran la energa elctrica y la comunicacin, ambas
concesiones razonables para un experimento bsicamente ecolgico. El diseo y la
construccin de Biosfera 2 costaron 200 millones de dlares. Incorporaba el conocimiento
cientfico ms avanzado y la ingeniera punta. Se esperaba que el xito del experimento, si
se consegua, probara que la vida humana puede ser sustentada de forma independiente en
burbujas hermticas en cualquier lugar del sistema solar que no est socarrado letalmente
por el calor y la radiacin dura.
El 26 de septiembre de 1991, ocho biosferanos voluntarios entraron en el recinto
terminado y se aislaron del exterior. Durante un tiempo todo fue bien, pero despus
aparecieron una serie de desagradables sorpresas. Pasados cinco meses, la concentracin de
oxgeno en Biosfera 2 empez a disminuir desde su 21% original, alcanzado finalmente el
14%, una cantidad que normalmente se encuentra a 5300 metros, demasiado baja para la
salud. En este punto, para permitir que el experimento continuara, se bombe oxgeno
desde el exterior. Durante el mismo perodo aumentaron mucho los niveles de dixido de
carbono, a pesar del uso de un procedimiento artificial de reciclado. Las concentraciones de
millones de personas. De un mundo tan frgil habran de excluirse casi todas las dems
formas de vida.
An en el caso de que, por force majeure, la poblacin se estabilice muy por debajo
de los 10 000 millones a mediados del prximo siglo, el estilo de vida relativamente
extravagante de que ahora gozan las clases medias de Norteamrica, Europa occidental y
Japn no podrn alcanzarlo la mayor parte del resto del mundo. La razn es que el impacto
de cada pas en el ambiente es multiplicativo. Depende, de una manera compleja, de la
frmula denominada PAT: tamao de la poblacin multiplicado por la afluencia per cpita
(es decir, el consumo), multiplicado por una medida de la voracidad de la tecnologa
utilizada para sostener el consumo. La magnitud de la PAT puede visualizarse
adecuadamente mediante la huella ecolgica de tierra productiva que se precisa para
soportar a cada miembro de la sociedad con la tecnologa actual. En Europa la huella es de
3,5 hectreas, en Canad 4,3 hectreas, y en Estados Unidos 5 hectreas. En la mayora de
pases en vas de desarrollo es inferior a media hectrea. Para hacer que todo el mundo
alcanzara el nivel de Estados Unidos se precisaran otros dos planetas Tierra.
Importa poco que Dakota del Norte y Mongolia estn vacas en su mayor parte. No
supone ninguna diferencia que los 5800 millones de personas del mundo pudieran caber
amontonadas y fuera de la vista en un recodo del Gran Can. El dato de inters es la
huella media sobre la tierra productiva, que de alguna manera ha de reducirse si es que se
quiere conseguir que un nmero adicional significativo de personas alcancen un nivel de
vida decente.
Suponer que el nivel de vida del resto del mundo puede hacerse subir hasta el de los
pases ms prsperos, con la tecnologa actual y los niveles existentes de consumo y
desechos, es un sueo en pos de una imposibilidad matemtica. Incluso nivelar nuestras
desigualdades de renta actuales exigira reducir las huellas ecolgicas de los pases
prsperos. Esto es problemtico en la economa global basada en el mercado, en el que los
principales actores son tambin los militarmente ms poderosos y, a pesar de una gran
cantidad de retrica, en gran parte indiferentes a los sufrimientos de los dems. Pocas
personas en los pases industrializados se dan cuenta cabal de lo mal que estn realmente
los pobres del mundo. Aproximadamente 1300 millones de personas, ms de la quinta parte
de toda la poblacin mundial, tienen rentas monetarias por debajo de un dlar americano
diario. El siguiente grupo de 1600 millones de personas gana entre 1 y 3 dlares. Algo ms
de 1000 millones viven en lo que las Naciones Unidas clasifican como pobreza absoluta,
sin la seguridad de obtener comida de un da para otro. Cada ao un nmero de personas
que supera el de la poblacin entera de Suecia, entre 13 y 18 millones, en su mayora nios,
mueren de hambre, de los efectos secundarios de la desnutricin o de otras causas
relacionadas con la pobreza. Con el fin de tener perspectiva, imagnese el lector la respuesta
si se dijera a los norteamericanos y europeos que en el prximo ao toda la poblacin de
Suecia, o de Escocia y Gales combinadas, o de Nueva Inglaterra, iba a morir de pobreza.
Desde luego, los exencionalistas dirn que las nuevas tecnologas y la marea
creciente de la economa de libre mercado pueden resolver el problema. La solucin,
explican, es clara: solo hay que utilizar ms tierra, ms fertilizantes, y cosechas de alto
rendimiento, y trabajar ms duro para mejorar la distribucin. Y, naturalmente, promover
ms educacin, transferencia de tecnologa y libre comercio. Ah, s!, y desalentar los
conflictos tnicos y la corrupcin poltica.
Todo esto ayudar, ciertamente, y debe drsele una gran prioridad, pero no podr
resolver el principal problema, que son los recursos finitos del planeta Tierra. Es cierto que
solo se est cultivando el 11% de la superficie de la Tierra. Pero esto ya incluye la parte
ms cultivable. La mayor parte del restante 89% tiene un uso limitado, o ninguno en
absoluto. Groenlandia, la Antrtida, la mayor parte de la extensa taiga septentrional y los
igualmente extensos desiertos ultrasecos no estn disponibles. Las selvas y sabanas
tropicales restantes pueden desbrozarse y plantarse, pero al coste de la mayora de especies
de plantas y animales del mundo, y con una ganancia agrcola menor. Cerca de la mitad de
su extensin presenta suelos de fertilidad natural baja: el 42% de las reas inexplotadas del
frica subsahariana, por ejemplo, y el 46% de las de Amrica latina. Mientras tanto, las
tierras cultivadas y deforestadas estn perdiendo el mantillo por erosin a un ritmo que es
diez veces superior al sostenible. En 1989, el 11% de las tierras agrcolas del mundo haba
sido clasificado por edaflogos expertos como gravemente degradado. De 1950 a mediados
de 1990, el rea de tierra cultivada por persona se redujo a la mitad, de 0,23 hectreas a
0,12 hectreas, menos de la cuarta parte del tamao de un campo de ftbol. El hambre
generalizada se evit porque durante el mismo perodo de cuarenta aos la Revolucin
Verde aument de forma espectacular el rendimiento por hectrea, con nuevas variedades
de arroz y otros cultivos, mejores aplicaciones de plaguicidas y un uso aumentado de
fertilizantes e irrigacin. Pero incluso estas tecnologas tienen sus lmites. Hacia 1985 el
aumento del rendimiento se detuvo; esta tendencia, al combinarse con un crecimiento
implacable de la poblacin, inici una reduccin en la produccin per cpita. El dficit se
hizo aparente primero en los pases en vas de desarrollo, cuya autosuficiencia de cereales
cay del 96% en 1969-1971, en el apogeo de la Revolucin Verde, al 88% en 1993-1995.
En 1996, el remanente de reservas mundiales de cereales, los suministros de emergencia de
la humanidad, se haban reducido en un 50% desde el mximo de todos los tiempos, que se
alcanz en 1987. A principios de la dcada de 1990, solo unos pocos pases (entre ellos
Canad, Estados Unidos, Argentina, la Unin Europea y Australia) posean ms de las tres
cuartas partes de los recursos mundiales de cereales.
Quiz todos estos signos desaparecern milagrosamente. Si no, cmo se las
arreglar el mundo? Quiz los desiertos y las praderas secas no agrcolas puedan irrigarse
para expandir la produccin agrcola. Pero este remedio tiene tambin sus limitaciones.
Demasiada gente compite ya por demasiada poca agua. Los acuferos de todo el mundo, de
los que tanta agricultura de las regiones ms secas depende, estn siendo vaciados de su
agua fretica ms deprisa de lo que pueden sustituirse las reservas por la percolacin
natural de la precipitacin y la escorrenta. El acufero Ogallala, una de las principales
fuentes de agua de los Estados Unidos centrales, experiment un descenso de tres metros en
una quinta parte de su extensin solo durante la dcada de 1980. Ahora se encuentra medio
vaco bajo un milln de hectreas de Kansas, Texas y Nuevo Mxico. Dficit todava
peores se estn produciendo en otros pases, y con frecuencia all donde son ms difciles
de afrontar. La capa fretica situada bajo Pekn descendi 37 metros entre 1965 y 1995. Se
espera que las reservas freticas de la pennsula arbiga estn agotadas para el ao 2050.
Mientras tanto, los pases ricos en petrleo de la zona estn cubriendo parcialmente el
dficit mediante la desalinizacin de agua de mar: canjean su precioso petrleo por agua. A
una escala global, la humanidad est forzando el lmite, utilizando la cuarta parte del agua
asequible que se libera a la atmsfera mediante la evaporacin y la transpiracin de las
plantas, y algo ms de la mitad disponible en los ros y otros canales de escorrenta. Para el
ao 2025, el 40% de la poblacin mundial puede estar viviendo en pases con escasez
crnica de agua. La construccin de nuevas presas puede aadir un 10% a la captacin de la
escorrenta durante los prximos treinta aos, pero la noria que se opone a este proceso es
incesante: en las mismas tres dcadas se espera que la poblacin humana crezca un tercio.
Mientras la tierra se rinde, podremos dirigirnos a la ltima frontera de la Tierra, el
mar ilimitado? Por desgracia, no. No es realmente ilimitado, y ya ha dado la mayor parte de
lo que puede ofrecer. Las diecisiete pesqueras ocenicas del mundo estn siendo
explotadas ms all de su capacidad. Solo las del ocano ndico han seguido aumentando su
produccin, tendencia destinada a terminar porque la tasa de capturas actual no es
sostenible. Varias pesqueras, incluyendo las famosas de los bancos del Atlntico
noroccidental y del mar Negro, han sufrido un colapso comercial. La captura pesquera
anual, despus de haber aumentado cinco veces entre 1950 y 1990, se ha estabilizado
alrededor de los 90 millones de toneladas.
La historia de las pesqueras marinas ha sido de capturas en masa cada vez mayores
y procesamiento in situ, lo que aumenta la produccin reduciendo cada vez ms las
poblaciones existentes. En la dcada de 1990, la proliferacin de granjas de peces haba
compensado parte del relajamiento, aadiendo 20 millones de toneladas a la pesca total.
Pero la acuicultura, la revolucin de aletas y conchas, tiene tambin lmites. Las granjas
marinas en expansin ocupan el lugar de manglares y de otros hbitats de reas hmedas
costeras que sirven como lugares de freza para muchos peces costeros y de alta mar. Las
piscifactoras de agua dulce tienen un mayor potencial de crecimiento, pero han de
competir con la agricultura convencional para los recursos cada vez menores de agua de
escorrenta y procedente de los acuferos.
Mientras tanto, de acuerdo con el principio general de la vida de que todas las
grandes perturbaciones son malas, la capacidad de la Tierra de sostener la voraz biomasa
humana se est reduciendo todava ms, debido a la aceleracin del cambio climtico.
Durante los ltimos ciento treinta aos, la temperatura media global ha aumentado en un
grado Celsius. Ahora las seales son evidentes (algunos cientficos de la atmsfera dicen
que concluyentes) en el sentido de que gran parte del cambio se debe a la contaminacin
por dixido de carbono. La conexin es el efecto invernadero, en el que el dixido de
carbono, junto al metano y algunos otros gases, funcionan como las construcciones de
cristal que utilizan los jardineros. Dejan pasar la radiacin luminosa pero retienen el calor
que esta genera. Durante los ltimos 160 000 aos, como demuestran las pruebas realizadas
en las burbujas de aire contenidas en hielo fsil, la concentracin de dixido de carbono
atmosfrico ha estado directamente correlacionada con la temperatura media global. En la
actualidad, aumentada por la utilizacin de combustibles fsiles y por la destruccin de las
selvas tropicales, la concentracin de dixido de carbono se sita en 360 partes por milln,
el valor ms elevado en el perodo de 160 000 aos.
La idea de que el clima se caldea por la actividad humana ha sido puesta en duda
por varios cientficos, con razones vlidas. La qumica atmosfrica y el cambio climtico
son temas extremadamente complejos. Cuando se suman, las predicciones exactas resultan
casi imposibles. No obstante, pueden estimarse las trayectorias y las velocidades de los
cambios dentro de unos lmites amplios. Tal ha sido el objetivo del Panel
Intergubernamental sobre el Cambio Climtico (IPCC), un grupo de ms de dos mil
cientficos que trabajan en todo el mundo para evaluar los datos que les llegan y construir
modelos de cambio futuro con la ayuda de supeordenadores. Las variables ms difciles que
tienen que incorporar incluyen la descarga industrial de los aerosoles de sulfato, que
contrarrestan el efecto de invernadero del dixido de carbono, junto con la captacin a
largo plazo del dixido de carbono por parte del ocano, que puede desviar los clculos del
cambio atmosfrico, y las intrincadas idiosincrasias del cambio climtico local.
la humanidad se librar del muro ambiental. Mejor an, hagmoslas dos a uno: pasamos el
muro o chocamos con l. Apostar por un paso sin problemas es una eleccin terrible,
porque el monto de la apuesta se refiere prcticamente a todo. Uno se ahorra algn tiempo
y energa ahora al hacer esta eleccin y no emprender accin ninguna, pero si pierde la
apuesta de esta manera, el costo ser ruinoso. En ecologa, como en medicina, un
diagnstico positivo falso es una inconveniencia, pero un diagnstico negativo falso puede
ser catastrfico. Esta es la razn por la que a eclogos y mdicos no les gusta apostar en
absoluto, y si tienen que hacerlo es siempre por el lado de la cautela. Es un error rechazar
por alarmista a un eclogo preocupado o a un mdico preocupado.
En el mejor de los casos, se avecina un cuello de botella o atolladero ecolgico en el
siglo XXI. Producir el despliegue de un nuevo tipo de historia impulsada por el cambio
ambiental. O quiz un despliegue a una escala global del viejo tipo de historia, que vio el
hundimiento de las civilizaciones regionales, que se remontan a la historia ms antigua, en
el norte de Mesopotamia, y a continuacin Egipto, despus los mayas y muchas otras
civilizaciones dispersas por todos los continentes habitados con excepcin de Australia. La
gente muri en gran nmero, con frecuencia de manera horrible. A veces pudieron emigrar
y desplazar a otros pueblos, haciendo que estos murieran a su vez de maneras horribles.
Arquelogos e historiadores se afanan por buscar las razones del hundimiento de las
civilizaciones. Sealan la sequa, el agotamiento del suelo, la superpoblacin y la guerra
(por separado o en alguna permutacin). Sus anlisis son persuasivos. Los eclogos aaden
otra perspectiva, con esta explicacin. Las poblaciones alcanzaron la capacidad de carga (o
portadora) local, en la que el crecimiento ulterior ya no poda ser sostenido con la
tecnologa disponible. En aquel punto la vida sola ser buena, especialmente para las clases
dirigentes, pero frgil. Entonces, un cambio tal como una sequa o la reduccin del acufero
o una guerra devastadora, redujo la capacidad de carga. La tasa de mortalidad aument
mucho y la de natalidad se redujo (por la desnutricin y la enfermedad), hasta que se
alcanzaron niveles de poblacin ms bajos y ms sostenibles.
El principio de la capacidad de carga viene ilustrado por la historia reciente de
Ruanda, un pas pequeo, hermoso y montaoso que antao rivalizaba con Uganda por el
ttulo de perla de frica Central. Hasta el siglo actual, Ruanda sostena solo una densidad
de poblacin modesta. Durante quinientos aos, una dinasta tutsi gobernaba a una mayora
hutu. En 1959 los hutus se rebelaron, haciendo que muchos tutsis huyeran a los pases
vecinos. En 1994 el conflicto se agudiz, y unidades del ejercito ruands mataron
cruelmente a cerca de medio milln de tutsis y de hutus moderados. Entonces un ejrcito
tutsi, el Frente Patritico Ruands, contraatac, capturando la capital, Kigali. A medida que
los tutsis avanzaban por el campo, dos millones de refugiados hutus huyeron ante este
ejrcito, dispersndose por Zaire, Tanzania y Burundi. En 1997, Zaire, que entonces se
denomina Repblica del Congo, oblig a muchos refugiados hutus a retornar a Ruanda. En
el torbellino, miles de ellos murieron de hambre y enfermedades.
Superficialmente parecera, tal como se inform en los medios de comunicacin,
que la catstrofe de Ruanda era una rivalidad tnica que haba experimentado un acceso de
locura. Ello es cierto solo en parte. Haba una causa ms profunda, arraigada en el ambiente
y la demografa. Entre 1950 y 1994 la poblacin de Ruanda, favorecida por una mejor
sanidad y suministros alimentarios temporalmente aumentados, ms que triplic su
poblacin, pasando de 2,5 millones a 8,5 millones de habitantes. En 1992 el pas tena la
mayor tasa de aumento del mundo, una media de 8 hijos por cada mujer. El primer parto
tena lugar muy pronto, y los tiempos de generacin eran cortos. Pero aunque la produccin
total de alimentos aument de forma espectacular durante este perodo, pronto se vio
desequilibrada por el crecimiento demogrfico. El tamao medio de las explotaciones
agrcolas se redujo, al dividirse las parcelas de una generacin a la siguiente. La produccin
de cereales per cpita se redujo a la mitad entre 1960 y los primeros aos de la dcada de
1990. Los recursos hdricos estaban tan sobreexplotados que los hidrlogos clasificaron
Ruanda como uno de los veintisiete pases con escasez de agua. Y entonces los soldados
adolescentes de los hutus y los tutsis se dispusieron a resolver el problema demogrfico de
la manera ms directa posible.
Ruanda es un microcosmos del mundo. La guerra y los conflictos civiles tienen
muchas causas, la mayora no relacionadas directamente con el estrs ambiental. Pero, en
general, la superpoblacin y la reduccin consiguiente de recursos disponibles son yesca
que la gente acumula a su alrededor. La ansiedad y las privaciones se traducen en
enemistad, y la enemistad en agresin moral. Se identifican los chivos expiatorios, a veces
otros grupos tnicos o polticos, a veces tribus vecinas. La yesca contina aumentando, a la
espera del asesinato ocasional, de la incursin territorial, de la atrocidad o de otro incidente
provocador que la encienda. Ruanda es el pas ms superpoblado de frica. Burundi, un
pas vecino destrozado por la guerra, el segundo. Hait y El Salvador, dos de los pases
crnicamente ms problemticos del hemisferio occidental, se encuentran asimismo entre
los ms densamente poblados, superados solo por cinco minsculos pases insulares del
Caribe. Es evidente que tambin son los ms degradados desde el punto de vista ambiental.
El crecimiento demogrfico puede calificarse justamente como el monstruo de la
tierra. En la medida en que pueda ser domesticado, el paso por el atolladero ser fcil.
Supongamos que el ltimo de los viejos tabes reproductivos se desvanece, y la
planificacin familiar se hace universal. Supngase, adems, que los gobiernos crean
policas de poblacin con la misma gravedad que dedican a las policas econmicas y
militares. Y que, como resultado, la poblacin global alcanza su mximo a los 10 000
millones y empieza a reducirse. Habiendo alcanzado el CDN (crecimiento demogrfico
negativo), hay base para la esperanza. Si no se alcanza, los mejores esfuerzos de la
humanidad fracasarn, y el cuello de botella se cerrar hasta formar un muro slido.
Los mejores esfuerzos de la humanidad incluirn todos los remiendos tecnolgicos
para un planeta superpoblado que el genio pueda disear. Ya existen sobre el papel un
nmero infinito de proyectos que aguardan. La conversin del petrleo nitrogenasado en
alimentos es una posibilidad remota. Las granjas de algas en mares someros es otra. La
crisis del agua puede paliarse mediante la desalinizacin de agua de mar con energa
procedente de la fusin controlada o de la tecnologa de clulas de combustible. Quiz
cuando las plataformas de hielo polares se rompan debido al caldeamiento global se podr
extraer ms agua dulce de los icebergs remolcados hasta costas secas. Con un supervit de
energa y de agua dulce, es posible la revegetacin agrcola de desiertos ridos. En estas
tierras recuperadas puede aumentarse la produccin de pulpa con hierba madera, especies
de rboles de crecimiento rpido, fijadoras de nitrgeno que pueden cosecharse con
cosechadoras gigantes y despus producen nuevos brotes a partir de los tocones cortados.
Muchos de tales proyectos se intentarn a medida que aumente la demanda, y unos pocos
tendrn xito. Sern impulsados por capital empresario y subsidios gubernamentales en la
economa global de libre mercado. Cada avance reducir el riesgo de la calamidad
econmica a corto plazo.
Pero seamos cautos! Cada avance es tambin una prtesis, un dispositivo artificial
que depende de conocimientos avanzados y de la gestin intensa y continua. Al sustituir
una parte del ambiente natural de la Tierra, se aade su propio riesgo a largo plazo. La
historia humana puede mirarse a travs de la lente de la ecologa como la acumulacin de
prtesis ambientales. A medida que estos procedimientos artificiales aumentan y se
entrelazan, aumentan la capacidad de carga del planeta. Los seres humanos, al ser
organismos tpicos en su respuesta reproductora, se expanden para llenar la capacidad
aadida. La espiral contina. El ambiente, cada vez ms equipado y apuntalado para
enfrentarse a las nuevas demandas, hace que cada nuevo paso sea ms delicado. Requiere
una atencin constante de una tecnologa cada vez ms refinada.
El trinquete del progreso parece irreversible. As pues, he aqu el mensaje para los
primitivistas, que suean con el equilibrio de la naturaleza en medio de una serenidad del
paleoltico: Demasiado tarde. Dejad a un lado el arco y las flechas, olvidad la recoleccin
de bayas silvestres; la selva se ha convertido en una reserva natural amenazada. El mensaje
para ambientalistas y exencionalistas: Unos. Hemos de lanzarnos hacia delante y sacar
el mejor partido, preocupados pero confiando en el xito, con nuestra esperanza bien
expresada en los versos de Hotspur en Enrique IV: I tell you, my lord fool, out of this
nettle, danger, we pluck this flower, safety[44].
El objetivo comn debe ser aumentar los recursos y mejorar la calidad de vida para
tantas personas como el crecimiento demogrfico descuidado ponga sobre la Tierra, y
hacerlo con la mnima dependencia protsica. Esta, en esencia, es la tica del desarrollo
sostenible. Es el sueo que adquiri aceptacin general en la Cumbre de la Tierra, la
histrica Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que
tuvo lugar en junio de 1992 en Ro de Janeiro. Los representantes de 172 naciones, entre
ellos 106 jefes de gobierno, se encontraron para establecer pautas mediante las cuales se
pudiera alcanzar un orden mundial sostenible. Firmaron convenios vinculantes sobre el
cambio climtico y la proteccin de la diversidad biolgica. Aceptaron los cuarenta
captulos no vinculantes de la Agenda 21, que ofrece procedimientos mediante los cuales
pueden abordarse, si no resolverse, prcticamente todos los problemas generales del
ambiente. La mayora de las iniciativas quedaron empaadas por pendencias polticas
surgidas del egosmo nacional, y posteriormente la cooperacin global se vio limitada
principalmente al ejercicio retrico de los acontecimientos oficiales. El gasto adicional de
600 millones de dlares recomendado para poner en marcha la Agenda 21, de los que 125
millones haban de ser donados por los pases industrializados a los pases en vas de
desarrollo, no se ha materializado. Aun as, el principio del desarrollo sostenible, una idea
que antes era poco ms que el sueo de una lite ambientalista, ha sido aceptado de manera
general. En 1996, al menos 117 gobiernos haban nombrado comisiones para el desarrollo
de estrategias de la Agenda 21.
Al final, la medida del xito de la Cumbre de la Tierra y de todas las dems
iniciativas globales ser la reduccin de la huella ecolgica total. A medida que la
poblacin mundial aumenta hasta los 8000 millones hacia el ao 2020, la pregunta
fundamental ser la superficie de tierra productiva que ser necesaria por trmino medio
para proporcionar a cada persona del mundo un nivel de vida aceptable. Desde aqu, el
objetivo ambiental prioritario ser reducir la huella ecolgica a un nivel que pueda ser
sostenible por el frgil ambiente de la Tierra.
Gran parte de la tecnologa que se precisa para alcanzar esta finalidad puede
resumirse en dos objetivos. La descarbonizacin es el paso desde quemar carbn, petrleo y
lea a fuentes de energa esencialmente ilimitadas, respetuosas con el ambiente, como las
clulas de combustible, la fusin nuclear y la energa solar y la elica. La
historia de la vida sin que ello haya supuesto un dao permanente para la biosfera. La
extincin siempre ha sustituido a las especies extinguidas con otras nuevas.
Todas estas afirmaciones son ciertas, pero con una terrible peculiaridad. Despus
del espasmo del mesozoico, y despus de cada una de las cuatro convulsiones previas
espaciadas a lo largo de los 350 millones de aos anteriores, la evolucin necesit unos 10
millones de aos para restaurar los niveles de diversidad anteriores al desastre. Ante un
tiempo de espera tan largo, y conscientes de que infligimos tanto dao a lo largo de una
sola vida, nuestros descendientes van a estar (cmo decirlo mejor?) resentidos.
Entrando en la segunda fase de negacin, la gente suele preguntar: y por qu
necesitamos tantas especies, de todos modos? Por qu preocuparse, puesto que la gran
mayora son bichos, malas hierbas y hongos? Es fcil desechar a los bichejos rastreros y
molestos del mundo, olvidando que hace menos de un siglo, antes del auge del actual
movimiento de conservacin, las aves y mamferos nativos en todo el mundo eran tratados
con la misma inexperta indiferencia. Ahora el valor de los pequeos seres en el mundo
natural se ha hecho claro de manera convincente. Recientes estudios experimentales de
ecosistemas completos apoyan lo que los eclogos haban sospechado haca tiempo:
cuantas ms especies viven en un ecosistema, mayor es su productividad y mayor su
capacidad de soportar la sequa y otros tipos de estrs ambiental. Puesto que dependemos
de ecosistemas funcionales para limpiar nuestra agua, enriquecer nuestro suelo y crear el
aire mismo que respiramos, la biodiversidad es claramente algo que no se puede desechar
de forma negligente.
Cada especie es una obra maestra de la evolucin, que ofrece una enorme cantidad
de conocimiento cientfico til porque est tan completamente adaptada al ambiente en el
que vive. Las especies que viven hoy en da tienen millones de aos de antigedad. Sus
genes, al haber estado probados por la adversidad a lo largo de tantsimas generaciones,
manipulan un conjunto asombrosamente complejo de dispositivos bioqumicos que ayudan
a la supervivencia y la reproduccin de los organismos que los portan.
Esta es la razn por la que, adems de crear un ambiente habitable para la
humanidad, las especies salvajes son el origen de productos que ayudan a sostener nuestra
vida. No son las menores de estas comodidades los productos farmacuticos. Ms del 40%
de todas las medicinas que dispensan las farmacias en Estados Unidos son sustancias
extradas originalmente de plantas, animales, hongos y microorganismos. La aspirina, por
ejemplo, el medicamento ms usado del mundo, se extrajo del cido saliclico, que a su vez
se descubri en una especie de reina de los prados. Pero solo una fraccin de las especies
(probablemente menos del 1%) han sido examinadas en busca de productos naturales que
pudieran servir como medicinas. Hay una necesidad crtica y apremiante de encontrar
nuevos antibiticos y agentes antimalaria. Las sustancias que ms comnmente se usan en
la actualidad se hacen cada vez menos eficaces a medida que los organismos causantes de
las enfermedades adquieren resistencia gentica frente a ellas. Por ejemplo, una bacteria
universal, el estafilococo, ha vuelto a aparecer recientemente como un agente
potencialmente patgeno, y el microorganismo que produce la neumona se est haciendo
progresivamente ms peligroso. Los investigadores mdicos estn enzarzados en una
carrera armamentstica contra los patgenos que evolucionan rpidamente, y que es seguro
que se har ms intensa. Estn obligados a dirigirse a un conjunto mayor de especies
naturales con el fin de adquirir nuevas armas de la medicina en el siglo XXI.
Aun cuando se est de acuerdo con todo esto, surge la tercera fase de la negativa:
por qu apresurarse a salvar todas las especies precisamente ahora? Por qu no mantener
Notas bibliogrficas
CAPTULO 3. La Ilustracin
Isaiah Berlin elogi los logros de la Ilustracin en The Age of Enlightenment: The
Eighteenth Century Philosophers, Nueva York, Oxford University Press, 1979.
Mis fuentes para Condorcet fueron Sketch for a Historical Picture of the Progress
of the Human Mind, de Jean-Antoine-Nicolas de Caritat, marqus de Condorcet (17431794), una traduccin parcial al ingls de Edward Goodell; Henry Ellis, The Centenary of
Condorcet, Londres, William Reeves, 1894; Keith Michael Baker, Condorcet: From
Natural Philosophy to Social Mathematics, Chicago, University of Chicago Press, 1975, y
Edward Goodell, The Noble Philosopher: Condorcet and the Enlightenment, Buffalo
(Nueva York), Prometheus Books, 1994.
El esbozo de la vida y la obra de Francis Bacon que presento aqu se extrajo de sus
escritos y de muchas fuentes secundarias, siendo las ms importantes James Stephens,
Francis Bacon and the Style of Science, Chicago, University of Chicago Press, 1975;
Benjamn Farrington, Francis Bacon: Philosopher of Industrial Science, Nueva York,
Octagon Books, 1979; Peter Urbach, Francis Bacons Philosophy of Science: An Account
and a Reappraisal, La Salle (Illinois), Open Court, 1987, y Catherine Drinker Bowen,
Francis Bacon: The Temper of a Man, Nueva York, Fordham University Press, 1993.
Urbach, en un anlisis muy apreciativo, argumenta que Bacon abogaba por la formacin de
hiptesis imaginativas en todas las fases de la investigacin y no se comprometa con la
recogida de datos brutos al principio de la misma, lo que hara de l un pensador mucho
ms moderno de lo que sugieren las interpretaciones tradicionales de sus textos.
El hecho de situar a los fundadores de la Ilustracin en papeles mticos de una
aventura pica se inspir en Joseph Campbell, The Fiero with a Thousand Faces, Nueva
York, Pantheon Books, 1949, y en su aplicacin a la cultura popular por parte de
Christopher Vogler en The Writers Journey: Mythic Structure for Storytellers &
Screenwriters, Studio City (California), Michael Wiese Productions, 1992.
Una reciente y excelente descripcin sobre la vida y los logros de Descartes la
ofrece Stephen Gaukroger en Descartes: An Intellectual Biography, Nueva York, Oxford
University Press, 1995. [El lector interesado puede consultar asimismo Eugenio Garin,
Descartes, Barcelona, Crtica, 1989.]
Entre los muchos manuales y otros textos introductorios sobre los sentidos animales
de que disponemos, uno de los mejores y ms ampliamente utilizados es el de John Alcock,
Animal Behavior: An Evolutionary Approach, 5.a ed., Sunderland (Massachusetts), Sinauer
Associates, 1993.
La descripcin de Eugene P. Wigner de las matemticas como lenguaje natural de la
fsica est en The unreasonable effectiveness of mathematics in the natural sciences,
Communications on Pure and Applied Mathematics, 13 (1960), pp. 1-14.
La versin de la electrodinmica cuntica (QED) y de las medidas de las
propiedades del electrn se han tomado de David J. Gross, Physics and mathematics at the
frontier, Proceedings of the National Academy of Sciences, USA, 85 (1988), pp. 83718375, y de John R. Gribbin, Schrdingers Kittens and the Search for Reality: Solving the
Quantum Mysteries, Boston, Little Brown, 1995. Debo a Gribbin la imagen del vuelo de
una aguja a travs de Estados Unidos para ilustrar la precisin de la QED.
Las perspectivas de la nanotecnologa, junto con el microscopio de barrido y de
efecto tnel y el microscopio de fuerza atmica, se describen en B. C. Crandall, ed.,
Nanotechnology: Molecular Speculations on Global Abundance, Cambridge
(Massachusetts), MIT Press, 1996. La fabricacin de ROM de alta densidad se describe en
Science News, 148 (1995), p. 58. La sincronizacin exacta de las reacciones qumicas la
describe Robert F. Service en Getting a reaction in close-up, Science, 268 (1995), p.
1846, y las monocapas autoensambladas de molculas como si fueran membranas las
describe George M. Whitesides en Self-assembling materials, Scientific American, 273
(1995), pp. 146-157.
El homenaje de Einstein a Planck se ha citado con frecuencia. No conozco la
atribucin original, pero las palabras pueden encontrarse, por ejemplo, en Walter
Kaufmann, The Future of the Humanities, Nueva York, Readers Digest Press, distribuido
por Thomas Y. Crowell, 1977.
La individualidad del cientfico, sus flaquezas y su bsqueda de la investigacin
como forma de arte son temas que Freeman Dyson sondea de forma penetrante en The
scientist as rebel, The New York Review of Books, 25 de mayo de 1995, pp. 31-33. Sus
opiniones sobre el tema, que ha desarrollado de forma independiente como fsico, son en
muchos aspectos muy similares a las mas.
El informe original sobre la duplicacin de ADN conservado lo publicaron Matthew
S. Meselson y Franklin W. Stahl en Proceedings of the National Academy of Sciences, USA,
44 (1958), pp. 671-682. Agradezco a Meselson una explicacin personal del experimento.
Mi sinopsis de la historia y contenido del positivismo lgico y la bsqueda de la
verdad objetiva se basa en muchos textos y en discusiones informales con cientficos y
otras personas, pero se ha visto muy influida en los ltimos aos por Gerald Holton,
Science and Anti-Science, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1993, y
Alexander Rosenberg, Economics: Mathematical Politics or Science of Diminisbing
Returns?, Chicago, University of Chicago Press, 1992.
Herbert A. Simon ha escrito sobre la psicologa del pensamiento creativo en
CAPTULO 6. La mente
Muchos de los principales cientficos del cerebro han escrito ltimamente libros
sobre el tema para el gran pblico. Por suerte, los de cosecha ms reciente contienen en
conjunto la gama completa de las opiniones que sostienen los miembros de la comunidad
de investigadores. Entre los mejores de tales libros sobre la estructura del cerebro y los
correlatos neurales y bioqumicos del comportamiento se cuentan: Paul M. Churchland,
The Engine of Reason, the Seat of the Soul: A Philosophical Journey into the Brain,
Cambridge (Massachusetts), MIT Press, 1995; Francis Crick, The Astonishing Hypothesis:
The Scientific Search for the Soul, Nueva York, Scribner, 1994; Antonio R. Damasio,
Descartes Error: Emotion, Reason, and the Human Brain, Nueva York, G. P. Putnam,
1994; Gerald M. Edelman, Bright Air, Brilliant Fire: On the Matter of the Mind, Nueva
York, BasicBooks, 1992; J. A. Hobson, The Chemistry of Conscious States: How the Brain
Changes Its Mind, Boston, Little Brown, 1994; Stephen M. Kosslyn, Image and Brain: The
Resolution of the Imagery Debate, Cambridge (Massachusetts), MIT Press, 1994; Stephen
M. Kosslyn y Olivier Koenig, Wet Mind: The New Cognitive Neuroscience, Nueva York,
Free Press, 1992; Steven Pinker, How the Mind Works, Nueva York, W. W. Norton, 1997, y
Michael L. Posner y Marcus E. Raichle, Images of Mind, Nueva York, Scientific American
Library, 1994. Una revisin minuciosa de la investigacin contempornea sobre la emocin
en Paul Ekman y Richard J. Davidson, eds., The Nature of Emotion: Fundamental
Questions, Nueva York, Oxford University Press, 1994. La alusin potica a las divisiones
del cerebro en latido cardaco, fibras del corazn y sin corazn la hizo Robert E. Pool en
Eves Rib: The Biological Roots of Sex Differences, Nueva York, Crown, 1994.
El punto de vista contemporneo de la experiencia consciente es explorado en
diversos grados de penetracin por los libros citados. Las muchas ramificaciones de la
filosofa que ha abierto la investigacin neurobiolgica son el punto de atencin principal
de los siguientes libros notables: Patricia S. Churchland, Neurophilosophy: Toward a
Unified Science of the Mind-Brain, Cambridge (Massachusetts), MIT Press, 1986; Daniel
C. Dennett, Consciousness Explained, Boston, Little Brown, 1991, y Darwins Dangerous
Idea: Evolution and the Meanings of Life, Nueva York, Simon & Schuster, 1995, y John R.
Searle, The Rediscovery of the Mind, Cambridge (Massachusetts), MIT Press, 1992.
Roger Penrose, en Shadows of the Mind: A Search for the Missing Science of
Consciousness, Nueva York, Oxford University Press, 1994, aduce que ni la ciencia
convencional ni la computacin artificial resolvern el problema de la mente. Intuye un
enfoque radicalmente nuevo, que surge de la fsica cuntica y de una nueva interpretacin
de la fisiologa celular: sin embargo, pocos cientficos del cerebro sienten apremio por
apartarse de la ruta de investigacin actual, que ha avanzado de manera tan espectacular
hasta el da de hoy.
Otros aspectos especiales de la investigacin moderna sobre la consciencia se
exploran en Margaret A. Boden, The Creative Mind: Myths & Mechanisms, Nueva York,
Basic Books, 1991; Daniel Goleman, Emotional Intelligence, Nueva York, Bantam Books,
1995; Jos A. Juregui, The Emotional Computer, Cambridge (Massachusetts), Blackwell,
1995; Simon LeVay, The Sexual Brain, Cambridge (Massachusetts), MIT Press, 1993, y S.
Pinker, The Language Instinct: The New Science of Language and Mind, Nueva York, W.
Morrow, 1994.
Para construir mi breve resumen de la base fsica de la mente me he basado en
grado diverso en cada uno de los libros anteriores y he consultado a algunos de los autores,
as como a otros investigadores de las ciencias del cerebro. He utilizado asimismo las
notables revisiones y comentarios de expertos que se publican en la revista Behavioral and
Brain Sciences. [El lector interesado encontrar asimismo referencias adecuadas, entre
otros, en los siguientes textos recomendados: David H. Hubel, ed., El cerebro, Barcelona,
Labor, 1980; Manuel Nieto, ed., Funcin cerebral, Barcelona, Prensa Cientfica, 1991;
Gerald D. Fischbach, ed., Mente y cerebro, Barcelona, Prensa Cientfica, 1993; Ignacio
Morgado, ed., Psicologa fisiolgica, Barcelona, Prensa Cientfica, 1994; Horace Barlow,
Colin Blakemore y Miranda Weston-Smith, eds., Imagen y conocimiento. Cmo vemos el
mundo y cmo lo interpretamos, Barcelona, Crtica, 1994.]
El nmero de genes implicados en el desarrollo del cerebro humano se menciona en
The Genome Directory, Nature (28 de septiembre de 1995), p. 8, tabla 8.
Las referencias a algunos ejemplos especficos citados en el captulo son las
siguientes. Sobre el caso de Phineas Gage y el papel del lbulo prefrontal: Hanna Damasio
y otros, The return of Phineas Gage: clues about the brain from the skull of a famous
patient, Science, 264 (1994), pp. 1102-1105; y A. Damasio, opus cit.; y sobre Karen Ann
Quinlan y el papel del tlamo, Kathy A. Fac kelmann en The conscious mind, Science
News, 146 (1994), pp. 10-11. Sobre la exploracin de las neuronas cerebrales: Santiago
Ramn y Cajal, Recuerdos de mi vida, Madrid, 1901-1917; p. 363 de la traduccin en las
Memoirs of the American Philosophical Society, Philadelphia, 1937. Sobre el
procesamiento categrico del cerebro de animales en contraposicin a los utensilios: Alex
Martin, Cheri L. Wiggs, Leslie G. Ungerleider y James V. Haxby, Neural correlates of
category-specific knowledge, Nature, 379 (1996), pp. 649-652. El ejemplo imaginario de
la interaccin entre cuerpo y cerebro se ha adaptado del que da A. Damasio, opus cit. El
problema difcil de la ciencia del cerebro lo explica David J. Chalmers en The puzzle of
conscious experience, Scientific American, 273 (diciembre de 1995), pp. 80-86. d. C.
Dennett lo ha explorado a fondo y lo ha resuelto de manera independiente en
Consciousness, opus cit. La interpretacin de Simon Leys de la caligrafa china se
presenta en Jean Franois Billeter, The Chinese Art of Writing, Nueva York, Skira/Rizzoli,
1990, en The New York Review of Books, 43 (1996), pp. 28-31.
La definicin de inteligencia artificial (IA) utilizada es de un ensayo de Gordon S.
Novak, Jr., en Christopher Morris, ed., Academic Press Dictionary of Science and
Technology, San Diego, Academic Press, 1992, p. 160. Una descripcin excelente del uso
de la IA para jugar a ajedrez y a otros juegos deterministas (damas, go y bridge) la da Fred
Guterl en Silicon Gambit, Discover, 17 (junio de 1996), pp. 48-56.
necesidad.
Sobre la definicin de cultura, vase Alfred L. Kroeber, Anthropology, con
suplementos 1923-1933, Nueva York, Harcourt, Brace and World, 1933; Alfred L. Kroeber
y Clyde K. M. Kluckhohn, Culture: a critical review of concepts and definitions, en
Papers of the Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology, Harvard
University, vol. 47, nm. 12, pp. 643-644 y 656, Cambridge (Massachusetts), The Peabody
Museum, 1952, y Walter Goldschmidt, The Human Career: The Self in the Symbolic World,
Cambridge (Massachusetts), Blackwell, 1990. Para un estudio de la corrupcin del trmino
cultura en la literatura popular reciente, consltese Christopher Clausen, Welcome to
post-culturalism, The American Scholar, 65 (1996), pp. 379-388.
La naturaleza de la inteligencia en los bonobos y en otros grandes simios, as como
la cultura (o su ausencia), es objeto de una bibliografa reciente y variada. Los temas que he
tratado aqu los presentan en mayor detalle y en varias partes E. Sue Savage-Rumbaugh y
Roger Lewin en Kanzi: The Ape at the Brink of the Human Mind, Nueva York, Wiley, 1994;
Richard W. Wrangham, W. C. McGrew, Frans de Waal y Paul G. Heltne, eds., Chimpanzee
Cultures, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1994; dos revisiones
generales por F. de Waal: Peacemaking among Primates, Cambridge (Massachusetts),
Harvard University Press, 1989, y Good Natured: The Origins of Right and Wrong in
Humans and Other Animals, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1996;
y Joshua Fischman, New clues surface about the making of the mind, Science, 262
(1993), p. 1517. El silencio de los chimpancs en contraste con la volubilidad compulsiva
de los seres humanos lo describe John L. Locke en Phases in the childs development of
language, American Scientist, 82 (1994), pp. 436-445. La evaluacin del habla y de los
vnculos la examina Anne Fernald en Human maternal vocalization to infants as
biologically relevant signals: an evolutionary perspective, en Jerome H. Barkow, Leda
Cosmides y John Tooby, eds., The Adapted Mind: Evolutionary Psychology and the
Generation of Culture, Nueva York, Oxford University Press, 1992, pp. 391-428.
La precocidad de la imitacin infantil es descrita por Andrew N. Meltzoff y M.
Keith Moore en Imitation of facial and manual gestures by human neonates, Science, 19
(1977), pp. 75-78, y Newborn infants imitate adult facial gestures, Child Development,
54 (1983), pp. 702-709.
Los primeros estadios de la cultura humana, tal como nos revelan los
descubrimientos arqueolgicos recientes, los describen Ann Gibbons, Old dates for
modern behavior, Science, 268 (1995), pp. 495-496; Michael Baker, Did Homo erectus
tame fire first?, Science, 268 (1995), p. 1570; y Elizabeth Culotta, Did Kenya tools root
birth of modern though in Africa?, Science, 270 (1995), pp. 1116-1117. La proliferacin
moderna de cultura material la describe Henry Petroski, The evolution of artifacts,
American Scientist, 80 (1992), pp. 416-420.
La distincin entre las dos clases bsicas de memoria la hizo Endel Tulving en E.
Tulving y Wayne Donaldson, eds., Organization of Memory, Nueva York, Academic Press,
1972, pp. 382-403.
La definicin de los memes, las unidades de cultura, como nodos en la memoria
semntica, fue propuesta por Charles J. Lumsden y E. O. Wilson, The relation between
biological and cultural evolution, Journal of Social and Biological Structures, 8 (1985),
pp. 343-359.
La introduccin a las medidas de la norma de reaccin y de la heredabilidad es
actualmente habitual en los manuales generales de gentica, as como en muchos textos de
de Tooby y Cosmides, The psychological foundations of culture, pp. 19-136. [El lector
interesado consultar con provecho los siguientes textos de I. Eibl-Eibesfeldt: Etologa.
Introduccin al estudio comparado del comportamiento, Barcelona, Omega, 1974; El
hombre preprogramado. Lo hereditario como factor determinante en el comportamiento
humano, Madrid, Alianza, 1977; Amor y odio. Historia del comportamiento humano,
Barcelona, Salvat, 1986, y Guerra y paz. Una visin de la etologa, Barcelona, Salvat,
1987.]
La transicin desde el reflejo de Moro de los recin nacidos al reflejo de sobresalto
se ha tomado de L. E. Holt y John Howland, Holts Diseases of Infancy and Childhood, 11.a
ed. revisada por L. E. Holt, Jr. y Rustin McIntosh, Nueva York, D. Appleton-Century, 1940.
El sesgo audiovisual universal en los vocabularios de los sentidos se basa en
investigaciones realizadas por C. J. Lumsden y E. O. Wilson y presentadas en opus cit., pp.
38-40. La rpida fijacin por parte de los recin nacidos de la cara de la madre fue
establecida por vez primera en experimentos realizados por Carolyn G. Jirari, de los que se
inform en una tesis doctoral citada por Daniel G. Freedman en Human Infancy: An
Evolutionary Perspective, Hillsdale (Nueva Jersey), L. Erlbaum Associates, 1974. Los
resultados fueron confirmados y ampliados en Mark Henry Johnson y John Morton,
Biology and Cognitive Development: The Case of Pace Recognition, Cambridge
(Massachusetts), B. Blackwell, 1991.
La pauta intercultural de la sonrisa procede de un relato de Melvin J. Konner,
Aspects of the developmental ethology of a foraging people, en Nicholas G. Blurton
Jones, Ethological Studies of Child Behavior, Nueva York, Cambridge University Press,
1972, p. 77, y de dos contribuciones de I. Eibl-Eibesfeldt: Human ethology: concepts and
implications for the sciences of man, Behavioral and Brain Sciences, 2 (1979), pp. 1-57, y
Human, opus cit. La presentacin combinada que se ofrece aqu se ha tomado, con pocos
cambios, de C. J. Lumsden y E. O. Wilson, opus cit., pp. 77-78.
El relato sobre la reificacin y el principio didico se basa en C. J. Lumsden y E. O.
Wilson, opus cit., pp. 93-95, con el ejemplo de los dusun de Borneo tomado de Thomas
Rhys Williams, Introduction to Socialization: Human Culture Transmited, St. Louis
(Missouri), C. V. Mosby, 1972.
La herencia de la dislexia es tratada por Chris Frith y Uta Frith en A biological
marker for dyslexia, Nature, 382 (1996), pp. 19-20. El estado actual de la gentica del
comportamiento en los animales y los seres humanos se ha evaluado de forma muy
competente en una serie de artculos publicados bajo el epgrafe Behavioral genetics in
transition, en Science, 264 (1994), pp. 1686-1739.
El gen de la agresin holands es analizado por H. G. Brunner y otros en Xlinked borderline mental retardation with prominent behavioral disturbance: phenotype,
genetic localization, and evidence for disturbed monoamine metabolism, American
Journal of Human Genetics, 52 (1993), pp. 1032-1039. Sobre el gen asociado con la
bsqueda de novedades informan Richard P. Ebstein y otros en Dopamine D4 receptor
(D4DR) exon III polymorphism asso ciated with the human personality trait of Novelty
Seeking, Nature Genetics, 12 (1996), pp. 78-80.
La referencia al paralenguaje se basa en un estudio global realizado por I. EiblEibesfeldt, Human, opus cit., pp. 424-492.
La descripcin que se da aqu sobre el origen de los vocabularios del color se ha
reunido a partir de muchas fuentes, pero en su mayor parte procede de la importante serie
de artculos, recientemente publicada, de Denis Baylor, John Gage, John Lyons y John
Mollon, en Trevor Lamb y Janine Bourriau, eds., Colour: Art & Science, Nueva York,
Cambridge University Press, 1995. La descripcin de los estudios interculturales del
vocabulario del color se ha modificado de C. J. Lumsden y E. O. Wilson, Promethean,
opus cit. Tambin he considerado (y recomiendo) una crtica informativa de la principal
explicacin psicofisiolgica que proporcionan mltiples autores, y que otros (que
constituyen la mayora) defienden obstinadamente en la revista que rene comentarios de
expertos en el tema Behavioral and Brain Sciences, 20, 2 (1997), pp. 167-228. Agradezco a
William H. Bossert y George F. Oster el clculo del mximo terico y del nmero mximo
real, limitado, de vocabularios del color que pueden crearse a partir de once colores
bsicos.
Muchas de las ideas que se refieren a la naturaleza humana y al papel de las reglas
epigenticas que se presentan aqu fueron desarrolladas por primera vez por C. J. Lumsden
y E. O. Wilson, Genes, opus cit., y Promethean, opus cit. Las reglas epigenticas son
asimismo uno de los temas centrales de J. H. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby, eds., opus
cit.
La aproximacin clsica de la sociobiologa a la evolucin de la cultura es objeto
de una excelente coleccin de artculos y crticas en Laura L. Betzig, ed., Human Nature: A
Critical Reader, Nueva York, Oxford University Press, 1997. Gran parte de la investigacin
publicada y sintetizada en las dcadas de 1980 y 1990 ha aparecido en las revistas Ethology
and Sociobiology, Behavioral and Brain Sciences y Human Nature. La historia intelectual
de la sociobiologa y de otras aproximaciones evolutivas al comportamiento humano es
analizada por Carl N. Degler, In Search of Human Nature: The Decline & Revival of
Darwinism in American Social Thought, Nueva York, Oxford University Press, 1997.
Los orgenes de la teora de seleccin de parentesco y la teora de la familia, que se
deben en especial a William D. Hamilton y Robert L. Trivers, son revisados en E. O.
Wilson, Sociobiology: The New Synthesis, Cambridge (Massachusetts), Belknap Press de
Harvard University Press, 1975, y en muchos otros manuales y recensiones, entre los que
est, muy reciente, L. L. Betzig, ed., opus cit.
Versiones bien documentadas de diferencias de gnero y estrategias sexuales en
particular son los temas de L. L. Betzig, Despotism and Differential Reproduction: A
Darwinian View of History, Nueva York, Aldine, 1986; David M. Buss, The Evolution of
Desire: Strategies of Human Mating, Nueva York, BasicBooks, 1994, y R. E. Pool, opus
cit.
El concepto de que la agresin territorial surge como un factor dependiente de la
densidad en la regulacin de la poblacin fue introducido por E. O. Wilson, Competitive
and aggresive behavior, en John F. Eisenberg y Wilton S. Dillon, eds., Man and Beast:
Comparative Social Behavior, Washington, D. C., Smithsonian Institution Press, 1971, pp.
183-217. Las races profundas de las pendencias y guerras tribales las ilustran de forma
efectiva en sociedades preletradas, Laurence H. Keeley, War Before Civilization, Nueva
York, Oxford University Press, 1996, y, en la historia ms reciente R. Paul Shaw y Yuwa
Wong, Genetic Seeds of Warfare: Evolution, Nationalism, and Patriotism, Boston, Unwin
Hyman, 1989; Daniel Patrick Moynihan, Pandaemonium: Ethnicity in International
Politics, Nueva York, Oxford University Press, 1993, y Donald Kagan, On the Origins of
War and the Preservation of Peace, Nueva York, Doubleday, 1995.
La evidencia de que existe reconocimiento del tramposo en el desarrollo mental
humano se presenta el ensayo de Cosmides y Tooby Cognitive adaptations for social
exchange, en J. H. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby, eds., opus cit., pp. 163-228.
La evitacin del incesto humano, as como la de los primates no humanos, es
revisada con autoridad por Arthur P. Wolf, Sexual Attraction and Childhood Association: A
Chinese Brief for Edward Westermarck, Stanford (California), Stanford University Press,
1995. Los indicios de reconocimiento directo de la depresin endogmica por parte de las
sociedades tradicionales, que sirve de refuerzo al efecto Westermarck en la formacin de
los tabes de incesto, los proporciona W. H. Durham, opus cit.
Art Comes From and Why, Nueva York, Free Press, 1992; I. Eibl-Eibesfeldt, Human,
opus cit.; Margaret A. Boden, The Creative, opus cit.; Alexander J. Argyros, A Blessed
Rage for Order: Deconstruction, Evolution and Chaos, Ann Arbor, University of Michigan
Press, 1991; Kathryn Coe, Art: the replicable unit. An inquiry into the possible origin of
art as a social behavior, Journal of Social and Evolutionary Systems, 15 (1992),pp. 217234; Walter A. Koch, The Roots of Literature, y W. A. Koch, ed., The Biology of Literature,
Bochum, N. Brockmeyer, 1993; R. Fox, The Challenge of Anthropology: Old Encounters
and New Excursions, New Brunswick (Nueva Jersey), Transaction, 1994; Joseph Carroll,
Evolution and Literary Theory, Columbia (Missouri), University of Missouri Press, 1995;
Robert Storey, Mimesis and the Human Animal: On the Biogenetic Foundations of Literary
Representation, Evanston (Illinois), Northwestern University Press, 1996; Brett Cooke,
Utopia and the art of the visceral response, en Gary Westfahl, George Slusser y Eric S.
Rabin, eds., Foods of the Gods: Eating and the Eaten in Fantasy and Science Fiction,
Athens (Georgia), University of Georgia Press, 1996; Brett Cooke y Frederick Turner, eds.,
Biopoetics: Evolutionary Explorations in the Arts, Nueva York, Paragon House, en prensa.
Las metforas del arte y de la historia literaria se han tomado de un artculo de John
Hollander, The poetry of architecture, Bulletin of the American Academy of Arts and
Sciences, 49 (1996), pp. 17-35.
La comparacin de Edward Rothstein de la msica y las matemticas procede de
sus Emblems of the Mind: The Inner Life of Music and Mathematics, Nueva York, Times
Books, 1995.
Hideki Yukawa describi la creatividad en fsica en Creativity and Intuition: A
Physicist Looks East and West, traducido por John Bester, Kodansha International, Tokio,
distribuido en Estados Unidos, Nueva York, por Harper & Row, 1973.
Picasso sobre el origen del arte fue citado por Brassa (originalmente Gyula Halasz)
en Picasso & Co., Londres, Thames and Hudson, 1967.
La idea de metapautas la origin Gregory Bateson en Mind and Nature: A
Necessary Unity, Nueva York, Dutton, 1979, y la expandi a la biologa y al arte Tyler Volk
en Metapatterns accross Space, Time and Mind, Nueva York, Columbia University Press,
1995.
La concepcin de Vincent Joseph Scully de la evolucin de la arquitectura se esboza
en Architecture: The Natural and the Man-made, Nueva York, St. Martins Press, 1991.
Relatos excelentes de la evolucin del arte de Mondrian, entre los muchos
disponibles, son los de John Milner, Mondrian, Nueva York, Abbeville Press, 1992, y Carel
Blotkamp, Mondrian: The Art of Destruction, Nueva York, H. N. Abrams, 1995. La
interpretacin neurolgica que he dado es ma.
La historia de la escritura china y japonesa la detalla Yujiro Nakata, The Art of
Japanese Calligraphy, Nueva York, Weatherhill/Heibonsha, 1973.
La metfora de la eternidad de Elizabeth Spires se da en su Annonciade, Nueva
York, Viking Penguin, 1989, y se cita con permiso del editor.
El listado de arquetipos es en gran parte invento mo, y he espigado sus elementos
de muchas fuentes, entre ellas, especialmente, J. Campbell, opus cit., y The Masks of God:
Primitive Mythology, Nueva York, Viking Press, 1959; Anthony Stevens, Archetypes: A
Natural History of the Self, Nueva York, William Morrow, 1982; C. Vogler, opus cit., y
Robin Fox, The Challenge, opus cit.
De las muchas descripciones del arte de las cavernas europeo y otro arte del
paleoltico, y su interpretacin, pueden citarse: E. Dissanayake, Homo Aestheticus, opus
cit.; Jean-Marie Chauvet, Eliette Brunel Deschamps y Christian Hillaire, Dawn of Art: The
Chauvet Cave, the Oldest Known Paintings in the World, Nueva York, H. N. Abrams, 1996;
Alexander Marshack, Images of the Ice Age, Archaeology (julio-agosto de 1995), pp. 2939, y E. H. Gombrich, The miracle at Chauvet, New York Review of Books (14 de
noviembre de 1996), pp. 8-12.
El estudio neurobiolgico de Gerda Smets de la excitacin visual se describe en
Aesthetic Judgment and Arousal: An Experimental Contribution to Psycho-aesthetics,
Lovaina (Blgica), Leu-ven University Press, 1973.
Los estudios experimentales de la belleza facial ptima de la mujer se cuentan en
D. I. Perrett, K. A. May y S. Yoshikawa, Facial shape and judgements of female
attractiveness, Nature, 368 (1994), pp. 239-242. Otros estudios sobre las caractersticas
fsicas ideales los describe D. M. Buss, opus cit.
El relato de los cazadores-recolectores del Kalahari que aqu se utiliza lo ofrece
Louis Liebenberg, The Art of Tracking, Claremont, D. Philip, 1990. Una descripcin
comparable de los aborgenes australianos del pleistoceno y de la actualidad la proporciona
Josephine Flood, Archaeology of the Dreamtime: The Story of Prehistoric Australia and Its
People, ed. revisada, Nueva York, Angus & Robertson, 1995.
Algunos de los temas del captulo sobre artes y crtica, en particular el significado
de los arquetipos mticos y la relacin de la ciencia con las artes, los anticip de forma
brillante Northrop Frye, Anatomy of Criticism: Four Essays, Princeton (Nueva Jersey),
Princeton University Press, 1957. Sin embargo, Frye no pudo relacionar su tema con las
ciencias del cerebro y la sociobiologa, que no existan en su forma actual en la dcada de
1950.
University Press, 1978, y Biophilia, opus cit.; Robert Wright, The Moral Animal:
Evolutionary Psychology and Everyday Life, Nueva York, Pantheon Books, 1994.
Las fuentes eruditas sobre la relacin de la ciencia con la religin de las que he
tomado ideas e informacin incluyen: Walter Burkert, Creation of the Sacred: Tracks of
Biology in Early Religion, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1996;
James M. Gustafson, Ethics from a Theocentric Perspective; Volume One, Theology and
Ethics, Chicago, University of Chicago Press, 1981; John F. Haught, Science and Religion:
From Conflict to Conversation, Nueva York, Paulist Press, 1995; Hans J. Mol, Identity and
the Sacred: A Sketch for a New Social-Scientific Theory of Religion, Oxford, Blackwell,
1976; Arthur R. Peacocke, Intimations of Reality: Critical Realism in Science and Religion,
Notre Dame (Indiana), University of Notre Dame Press, 1984; Vernon Reynolds y Ralph E.
S. Tanner, The Biology of Religion, Essex, Longman, 1983; Conrad H. Waddington, The
Ethical Animal, Nueva York, Atheneum, 1961; E. O. Wilson, On Human, opus cit.
He basado el argumento del trascendentalista religioso en mi propia experiencia
temprana en la tradicin baptista surea, y en otras muchas fuentes, incluidas las excelentes
exposiciones de Karen Armstrong, A History of God: The 4000-Year Quest of Judaism,
Christianity, and Islam, Nueva York, Alfred A, Knopf/Random House, 1993; Paul Johnson,
The Quest for God: A Personal Pilgrimage, Nueva York, HarperCollins, 1996; Jack Miles,
God: A Biography, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1995, y Richard Swinburne, Is There a
God?, Nueva York, Oxford University Press, 1996.
La condena a los ateos de John Locke est en A Letter on Toleration, texto latino
editado por Raymond Klibansky y traducido por J. W. Gough, Oxford, Clarendon Press,
1968.
Robert Hooke sobre los lmites de la ciencia es citado por Charles Richard Weld, A
History of The Royal Society, with Memoirs of the Presidents, compilada a partir de
documentos, en dos volmenes, Londres, John Parker, 1848, vol. 1, p. 146.
La estimacin que se cita del nmero de religiones a lo largo de la historia humana
(cien mil) la hizo Anthony F. C. Wallace en Religion: An Anthropological View, Nueva
York, Random House, 1966.
Mary Wollstonecraft sobre el mal: A Vindication of the Rights of Woman, Londres, J.
Johnson, 1792.
La encuesta sobre las creencias religiosas de los cientficos la realizaron Edward J.
Larson y Larry Witham, y se informa de ella en The Chronicle of Higher Education, 11 de
abril de 1997, p. A16.
El modelo de la evolucin del comportamiento moral sigue un razonamiento similar
en mi primer libro sobre el tema, On Human, opus cit., y es consistente con la teora de la
coevolucin entre genes y cultura detallada en los captulos 7 y 8 de este libro.
Los fundamentos de la evolucin de la cooperacin, incluyendo el uso del dilema
del prisionero, los ofrecen Robert M. Axelrod, The Evolution of Cooperation, Nueva York,
BasicBooks, 1984, y Martin A. Nowack, Robert M. May y Karl Sigmund, The arithmetics
of mutual help, Scientific American (junio de 1995), pp. 76-81. El comportamiento
prototico en los chimpancs, que incluye la cooperacin y el justo castigo a los que no
cooperan, lo describe F. de Waal, Peacemaking, opus cit., y Good Natured, opus cit.
La evidencia de diferencias heredadas en personas en empata y lazos nio-cuidador
la citan R. Plomin y otros, opus cit.
La comunicacin de dominancia en los animales se describe ampliamente en la
bibliografa sobre comportamiento animal, por ejemplo con algn detalle en E. O. Wilson,
cada de las civilizaciones cuentan entre las que pueden recomendarse de entre una
bibliografa extensa: H. Weiss y otros, The genesis and collapse of third millenium North
Mesopotamian civilization, Science, 261 (1993), pp. 995-1004; Tom Abate, Climate and
the collapse of civilization, BioScience, 44 (1994), pp. 516-519; y el excepcionalmente
amplio y clarividente desde el punto de vista biolgico Jared Diamond, Guns, Germs, and
Steel: The Fates of Human Societies, Nueva York, W. W. Norton, 1997.
Un excelente informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo (CNUMAD), de 1992, que incluye una historia de la reunin y la
sustancia de los convenios vinculantes y de la Agenda 21, es el de Adam Rogers, The Earth
Summit: A Planetary Reckoning, Los Angeles, Global View Press, 1993.
Sobre la acomodacin de la tecnologa y el desarrollo econmico al ambiente
natural, vase el informe especial del Consejo Nacional de Investigacin de Estados
Unidos, Linking Science and Technology to Societys Environmental Goals, John F. Ahearne
y H. Guyford Stever, copresidentes, Washington, National Academy Press, 1996.
Descripciones incisivas de soluciones tecnolgicas parciales las ofrecen Jesse H. Ausubel,
Can technology spare the Earth?, American Scientist, 84 (1996), pp. 166-178, y los
mltiples autores del volumen de verano de 1996 de Daedalus (revista de la Academia
Americana de Artes y Ciencias), titulado Liberation of the Environment.
Las relaciones entre la economa y el ambiente son el tema de una biblioteca de
revistas y libros que crece rpidamente. Introducciones excelentes al tema las proporcionan
James Eggert, Meadowlark Economics: Work & Leisure in the Ecosystem, Armonk (Nueva
York), M. E. Sharpe, 1992; R. Kerry Turner, David Pearce e Ian Bateman, Environmental
Economics: An Elementary Introduction, Baltimore (Maryland), Johns Hopkins University
Press, 1993; Paul Hawken, The Ecology of Commerce: A Declaration of Sustainability,
Nueva York, HarperCollins, 1993, y Thomas Michael Power, Lost Landscapes and Failed
Economies: The Search for a Value of Place, Washington, D. C., Island Press, 1996. [Son
asimismo muy recomendables el artculo Robert de Repetto Los activos ambientales en la
contabilidad nacional, Investigacin y Ciencia, 191 (1992), pp. 6-12, y el libro de J.
Martnez Alier Ecological Economics, Oxford, Blackwell, 1990.]
Frederick Hu sobre el crecimiento econmico de las naciones: What is
competition?, World Link (julio-agosto 1996), pp. 14-17.
El relato sobre biodiversidad y extincin se ha modificado a partir de fragmentos de
dos de mis propios artculos: Is humanity suicidal?, The New York Times Magazine, 30
de mayo de 1993, pp. 24-29, y Wildlife: legions of the doomed, Time (International), 30
de octubre de 1995, pp. 57-59.
Sobre el argumento moral para la conservacin de la biodiversidad: vanse mis
presentaciones anteriores en Biophilia, opus cit., y The Diversity, opus cit.; y Stephen R.
Kellert, The Value of Life: Biological Diversity and Human Society, Washington, D. C.,
Island Press/Shearwater Books, 1996, y Kinship to Mastery: Biophilia in Human Evolution
and Development, Washington, D. C., Island Press, 1997.
Sobre los fundamentos morales ltimos de la sociedad: Amy Gutmann y Dennis
Thompson, Democracy and Disagreement, Cambridge (Massachusetts), Belknap Press of
Harvard University Press, 1996.
Agradecimientos
previamente publicado:
GEO Extra n 1: Quo Vadis, Homo sapiens?, de Edward O. Wilson, reimpreso
por cortesa de GEO Extra n 1, Hamburgo, Alemania.
Harvard University Press: fragmentos de Biophilia; The Diversity of Life; Genes,
Mind, and Culture; y Promethean Fire, de Edward O. Wilson, reimpreso por cortesa de
Harvard University Press.
The New York Times Company: Fragmento de Is Humanity Suicidal?, de Edward
O. Wilson (The New York Times Magazine, 20 de mayo de 1993), copyright 1993 de The
New York Times Company, reimpreso por cortesa de The New York Times Company.
David Philip Publishers (Pty) Ltd.: fragmentos de The Art of Tracking: The Origin
of Science, de Louis Liebenberg, reimpreso por cortesa de David Philip Publishers Ltd.,
Claremont, Sudfrica.
Time International: fragmentos de Legions of the Doomed, de Edward O. Wilson
(Time International, 30 de octubre de 1995). Adaptado con permiso de Time International.
Viking Penguin y Elizabeth Spires: fragmento de Falling Away de Annonciade, de
Elizabeth Spires, copyright 1985, 1986, 1987, 1988, 1989 de Elizabeth Spires, reimpreso
con permiso de Viking Penguin, divisin de Penguin Books USA Inc., y de Elizabeth
Spires.
ndice de nombres
Abate, Tom
Abrams, M. H.
Adler, Mortimer
Agassiz, Louis
Agustn, san
Ahearne, John F.
Alcock, John
Alembert, Jean Le Rond d
Alexander, Richard D.
Alling, Abigail
Amaringo, Pablo
Andrade, Roy d
Apolo
Applebaum, Herbert
Argyros, Alexander J.
Ariadna
Aristteles
Armstrong, Karen
Armstrong, Louis
Arnhart, Larry
Arrow, Kenneth J.
Arundel, conde de
Aubrey, John
Ausubel, Jesse H.
Axelrod, Robert M.
Bacon, Ann
Bacon, Francis
Bacon, Nicholas
Bajema, Carl J.
Baker, Keith Michael
Balch, Stephen H.
Baker, Michael
Barinaga, Marcia
Barkow, Jerome H.
Bass, Alan
Bateman, Ian
Bateson, Gregory
Baylor, Denis
Becker, Gary S.
Beethoven, Ludwig van
Benedict, Ruth
Bentham, Jeremy
Berlin, Brent
Berlin, Isaiah
Bester, John
Betzig, Laura L.
Bielicki, T.
Billeter, Jean Franois
Blackburn, Simon
Bloom, Harold
Blotkamp, Carel
Blurton Jones, Nicholas G.
Boas, Franz
Boden, Margaret A.
Boltzmann, Ludwig
Bossert, William H.
Bouchard, Thomas J., Jr.
Bourriau, Janine
Bowen, Catherine Drinker
Boyd, Robert
Braque, Georges
Brassa
Breuil, Henri
Bridgman, Percy
Brooks, Rodney A.
Brower, B.
Brown, Donald E.
Brunner, H. G.
Buckingham, marqus de
Burenhult, Gran
Burkert, Walter
Buss, David M.
Callahan, Daniel
Callebaut, Werner
Campbell, Joseph
Carlos II
Carnap, Rudolf
Carroll, Joseph
Cassirer, Ernst
Castaneda, Carlos
Castronovo, David
Cather, Willa
Cavalli-Sforza, L. Luca
Ceres
Chalmers, David J.
Chandrasekhar, Subrahmanyan
Chauvet, Jean-Marie
Chermock, Ralph L.
Churchill, Winston
Churchland, Patricia S.
Churchland, Paul M.
Clark, Mary E.
Clausen, Christopher
Coe, Kathryn
Cohen, Jack
Cohen, Joel E.
Coleman, James S.
Comte, Auguste
Condorcet, Marie-Jean-Antoine-Nicolas Caritat, marqus de
Conrad, Joseph
Cooke, Brett
Coprnico, Nicols
Cosmides, Leda
Crandall, B. C.
Crick, Francis
Cromwell, Richard
Csuti, Blair
Culotta, Elizabeth
Cummings, Michael R.
Dafne
Damasio, Antonio R.
Damasio, Hanna
Dante Alighieri
Darwin, Charles
David
Davidson, Richard J.
Dawkins, Richard
Decatur, Stephen
Ddalo
Degler, Carl N.
Demcrito
Dennett, Daniel C.
Derrida, Jacques
Descartes, Ren
Deschamps, Eliette Brunel
Dewey, John
Diamond, Jared
Diderot, Denis
Dillon, Wilton S.
Dis
Dissanayake, Ellen
Dolan, R. J.
Donaldson, Wayne
Dostoyevsky, Fyodor
Drake, Francis
Durham, William H.
Durkheim, mile
Dyson, Freeman J.
Ebstein, Richard P.
Eddington, Arthur S.
Edel, Abraham
Edelman, Gerald M.
Edipo
Eggert, James
Ehrlich, Paul R.
Eibl-Eibesfeldt, Ireneus
Einstein, Albert
Eisenberg, John F.
Ekman, Paul
Eliot, Thomas Stearns
Ellis, Henry
Ellis, Lee
Emerson, Ralph Waldo
Emlen, Stephen T.
Engelhardt, H. Tristram, Jr.
Engels, Friedrich
Enrique VIII
Euler, Leonhard
Eva
Fackelmann, Kathy A.
Falconer, Douglas S.
Farber, Paul L.
Farrington, Benjamin
Fausto
Febo
Feldman, Mark W.
Fernald, Anne
Fetzer, James H.
Fischman, Joshua
Fiske, Donald W.
Flaubert, Gustave
Flood, Josephine
Foucault, Michel
Fox, Robin
Frank, Phillip
Frazer, James G.
Freedman, Daniel G.
Freud, Sigmund
Friedrichs, Robert W.
Frith, Chris
Frith, Uta
Frye, Northrop
Gage, John
Gage, Phineas P.
Galileo Galilei
Gardner, Allan
Gardner, Howard
Gaukroger, Stephen
Geertz, Clifford
Gell-Mann, Murray
Gergen, Kenneth J.
Gibbons, Ann
Goethe, Johann Wolfgang von
Gogarten, J. Peter
Goldschmidt, Walter
Goleman, Daniel
Gombrich, Ernst H.
Goodell, Edward
Goodstein, David L.
Gough, J. W.
Gowdy, John M.
Graham, Martha
Green, Donald P.
Greenland, D. J.
Gribbin, John R.
Gropius, Walter
Gross, David J.
Grossmann, Marcel
Groth, Janet
Grotius, Hugo
Gustafson, James M.
Guterl, Fred
Gutmann, Amy
Hager, Joanne L.
Hallpike, Christopher Robert
Hamilton, William D.
Harner, Michael J.
Harris, Marvin
Harvey, William
Haught, John F.
Hawken, Paul
Hawking, Stephen
Haxby, James V.
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich
Heltne, Paul G.
Helvtius, Claude-Adrien
Hrcules
Herder, Johann Gottfried
Herdoto
Herrnstein, Richard J.
Herschel, William
Hilbert, David
Hillaire, Christian
Hirshleifer, Jack
Hobbes, Thomas
Hobson, J. Alian
Holdren, John P.
Hollander, John
Hlldobler, Bert
Holt, Luther E.
Holt, Luther E., Jr.
Holton, Gerald
Homero
Hooke, Robert
Howland, John
Hu, Frederick
Hume, David
Hutcheson, Francis
caro
Isabel I
Jackson, Frank
Jaime I
James, William
Jansson, AnnMari
Juregui, Jos A.
Jefferson, Thomas
Jesucristo o Jess
Jirari, Carolyn G.
Johnson, Barbara
Johnson, Mark Henry
Johnson, Paul
Jos, san
Josu
Joyce, James
Kac, Mark
Kagan, Donald
Kahneman, Daniel
Kant, Immanuel
Kareiva, Peter M.
Kami, Avi
Kasparov, Gary
Kauffman, Stuart A.
Kaufmann, Walter
Kay, Paul
Keats, John
Keeley, Laurence H.
Samuelson, Paul
Sarton, George
Sartre, Jean-Paul
Satans
Saunders, Denis A.
Saussure, Ferdinand de
Savage-Rumbaugh, E. Sue
Schelling, Friedrich
Schelling, Thomas
Schlaug, G.
Schlick, Moritz
Schorske, Carl E.
Schweder, R. A.
Scialabba, Geroge
Scott, J. Michael
Scully, Vincent Joseph
Searle, John R.
Seligman, Martin E. P.
Sen, Amartya K.
Service, Robert F.
Shakespeare, William
Shamos, Morris H.
Shapiro, Ian
Shapiro, Lucy
Shaw, George Bernard
Shaw, R. Paul
Shelley, Percy Bysshe
Shepher, Joseph
Sheridan, Alan
Sherrington, Charles S.
Shweder, Richard A.
Sigmund, Karl
Silberbauer, George B.
Silbersweig, D. A.
Simmel, Georg
Simon, Herbert A.
Singer, S. J.
Slusser, George
Smets, Gerda
Smith, Adam
Snow, C. P.
Sfocles
Spinoza, Baruch
Spires, Elizabeth
Spivak, Gayatri Chakravorty,
Stahl, Franklin W.
Steiner, George
Stephens, James
Stern, Curt
Sternberg, Paul W.
Stevens, Anthony
Stever, H. Guyford
Stewart, Ian
Stigler, George J.
Storey, Robert
Straus, Ernst
Stravinsky, Igor Fedorovich,
Stutz, Roger
Sulloway, Frank J.
Swedenborg, Emanuel
Swinburne, Richard
Tales de Mileto
Tanner, Ralph E. S.
Tntalo
Teresa de Jess, santa
Teseo
Thompson, Dennis
Thoreau, Henry David
Tiger, Lionel
Tillich, Paul
Tilman, G. David
Tlaloc
Tocqueville, Alexis de
Toennies, Ferdinand J.
Toms de Aquino, santo,
Tooby, John
Trivers, Robert L.
Tulving, Endel
Turgot, Anne-Robert-Jacques, barn de lAulne
Turing, Alan
Turner, Frederick
Turner, R. Kerry
Tversky, Amos
Ungerleider, Leslie G.
Urbach, Peter
Valry, Paul
Van den Berghe, Pierre L.
Van Gogh, Vincent
Veblen, Thorstein
Vermeer, Jan
Vernet, madame
Virgilio
Vogler, Christopher
Volk, Tyler
Notas
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[18]