Beatriz Vignoli
Beatriz Vignoli
Beatriz Vignoli
FUNCIN DE LA LRICA
Mi padre agonizaba
en un sanatorio con TV por cable.
Puse el canal de pera
para amortiguar sus alaridos constantes.
Justo cuando Rigoletto abraza el cadver
de su hija, deb tenerlo al viejo
para que no se cayera de la cama:
la doble simetra de la escena
me la volvi soportable.
PLAZA HOUSSAY
La vieja estaba quieta entre dos cajas.
El sol doraba su vestido rosa.
Indiferente al vuelo de una mosca
ella no pareca ni siquiera dormir.
El polica, inmvil, a unos metros
esperaba otra cosa. Acostumbrado,
no se extraaba ya
de tanto silencio.
PLAZA GARDEL
a Silvana Sayago
Los pinos de la plaza Gardel
tenan formas necesarias como tigres.
Ah el futuro estaba; refulge todava.
Atmsfera seramos, una conciencia suave,
EL PINCEL
a Pat Roldn
Cada cara nueva que me encuentro
viene escrita en un idioma extranjero
que no s si aprender.
Los rostros que no soy. Millones
de nombres donde no he sido: la otredad
es ausencia de m. Y no hay ms amor
humano que mirarlos
pasar, mientras aguardo
que el tiempo se termine.
EL PEZ
De nuevo aqu este extrao.
El antebrazo tiende a parecerse
a la arena; y as de insensible.
Camuflado como un rbalo, el cuerpo
envejece. Cuesta, bajo este sol, sostener
la falacia monista: yo he nadado?
He sido yo quien flua,
el maderamen vivo en flotacin
y el husped del cerebro en su cripta?
Mi osamenta se mueve por el agua, leva anclas
el nervio, sale bogando la cosa.
Mis materiales quisieran
desasrseme del pensamiento.
Tanto he batido el parche del tiempo
con palabras; me es, todava,
este esqueleto? Dir, de l,
"yo"?
EL PINO
SEORA ROBINSON
Escribo,
escribo a mquina:
cada letra es un disparo en la noche.
LENORE
Tras la cresta del mundo, como la aurora, yaces:
todo tu nombre junto con la noche se ha acostado a dormir.
NO EST TU CUERPO
No est tu cuerpo
tenamos la misma estatura
ya no
que el suelo olvide tus pies.
Hinchada de tu ausencia como un globo
se halla la noche.
TRAKLAND
a D. G. Helder
Lo que vemos no es cierto. Deberamos
una vez ms, ver apagarse el da,
sentir nuestras cenizas aplastarse
contra el vasto rumor? Nos pertenece
algo de todo esto? No es el mundo
un celuloide viejo al que asesina la luz?
Tomarse vacaciones, ver huir el paisaje.
Salir a buscar fuego, y no volver jams.
Tu rostro, ese accidente al que vela una distancia.
Debo abrir la ventana? Hay que mirar al cielo?
Qu bellos son los ojos de la muerte
bajo el mundo: este prpado.
SOLOCALM
Al fin la luz del sol
se ha librado de ti
y da en una pared
y eso es el mundo.
Al fin el tiempo ac
se ha venido a vivir
y no hay gloria en los das
slo calma
donde las cosas ya no suean con ser arte
donde las cubeteras no aguardan una cmara
y el tango del champagne
VIERNES SANTO
Ha muerto la
Gracia. No hay de qu.
El sol brilla sin dioses.
No tenemos esperanza;
tenemos, s, la esperanza de la esperanza,
esperamos que la esperanza
suceda.
Hemos tenido fe
y voluntad; hemos luchado,
con una fe sin esperanza hemos luchado.
Para perder mejor hemos luchado,
para que no nos ganen as como as,
para que les cueste
aplastarnos, para eso
hemos luchado sin esperanza,
slo con voluntad hemos luchado.
Ha muerto la
Gracia. Resucitar? (Ests
llorando?) Resucitar?
Hemos amado sin esperanza,
con deseo hemos amado,
sin esperanza hemos amado.
Con una piedad sin esperanza hemos amado,
con una piedad funeraria.
El sol brilla sin dioses.
En tu cara.
Estoy forjando el da
como si fuera de hierro el vivir.
Estoy sosteniendo el tiempo.
funeraria.
Escuchame, yo s,
yo s pronunciar los nombres del mundo.
No te vayas.
AUTO
(Herida: cada libro cae en su noche, en su muerte sin nube por este acto que
slo retendr la conciencia, y cada mordisco de fuego restaura la planicie del
esplndido cielo)
SI EN LO QUE RESTA
Si en lo que resta
no somos quienes seramos;
si en lo que resta
no me anudo al cuello un pauelo italiano
ni sealo, con un gesto, el espacio
que contemplar, si en lo que resta no me tomo un barco,
no me siento al sol, no salgo
al encuentro de tu cuerpo sin que me moleste
que las palabras no coincidan,
si en lo que resta no llego a saber
qu gusto tena tu boca, si en lo que resta no te digo
nada que te haga sentir
que ests en una de aquellas pelculas, y es cierta;
si en lo que resta no amo una gran ciudad,
no me llevo a m, a aquella, la que era linda,
a los nuevos barrios del tiempo, si en lo que resta no me canto una cancin
ni lloro, ni te veo mirarme como diciendo:
"Ya s, tu cancin sigue siendo demasiado bella
para soportarla", y hay tiempo, o hay al menos la misma
sensacin de que hay tiempo, y adems
la sensacin de que lo hubo, un alta mar
de tiempo donde ninguna orilla se divisa;
si en lo que resta no canto como cantara, no dejo que mi voz
gorjee e inunda la noche
hasta convertirla en otra cosa, en algo parecido a un pastel
de oro y dulces, un pastel para mirar,
si en lo que resta no te vuelves absoluto,
no te vuelves absoluto slo por un instante
en que toda la belleza del Hombre se concentra en tu imagen
y esa tu imagen puede ser tocada, tenida, ma
Eclipse
En el horno de lea y de ladrillos
el cncavo disco de hierro donde se asa
la carne y los panes se tuestan
parece, en su trpode, una de aquellas cosas
antiguas frente a las que tanto
te gustaba fumar.
Tu amigo me cuenta: vas a las cuatro plazas
por una vereda, por la otra
vereda vas volviendo como el loco a su casa.
Tu amigo me cuenta: en todos estos aos
no pronunciaste ms una palabra.
Cruza las piernas: noto que sus botas
son del mismo estilo que ya era viejo entonces.
La lleva, sin embargo, con gracia
pero su silencio es un reproche.
Oscuro contra el fuego, el perfil del disco
parece rebanado de un eclipse total.
Surf
Augusta
Redonda estaba ella en su cuna blanca,
una luna apagada, toda olvido;
seres haban amado ese equilibrio
que ahora su muerte brindaba.
Como si forrados en blindex estuvieran
atardeceres, ellos esperaban
lo suyo: el paraso.
Que le toc primero por una lotera
de voluntad de Dios y malapraxis;
fue su martirio una prolijidad
y un alimento. Bienaventurada
en su final sin principio.
Un pjaro muerto,
cuerpo sin vida
en la puerta: mal presagio
para empezar el da,
oigo que dice alguien de los nuestros.
No hay puertas en la selva, debo estar soando.
Hey, Joe,
I heard you shot your woman down.
No hay adrenalina, ni epinefrina, ni mina
pero soy escritor:
estoy armado.
KEROUAC EN EL MAC
Siento viento; barres bares, cansancio.
Qu del tiempo vuelve con la msica
cuando la msica vuelve?
Estaba Kerouac en el Mac,
no haca ms que estar, era suficiente.
Estaba Kerouac en el Mac, y todos fueron a ver.
Fueron todos: fue un hombre que haca brillar a su esposa
en la cara de los dems, como un polica con su linterna.
Fue una madre que a su hija iba repitindole: No hay mundo all afuera.
Fue un poeta de la dictadura militar, convencido de ser un monstruo aliengena,
temeroso de que le prendieran fuego por alguna justa razn incomprensible.
Y fue el amigo del poeta, con muchas ganas de conversar.
Porque estaba Kerouac en el Mac,
no haca ms que estar, era suficiente.
Estaba Kerouac en el Mac, y todos fueron a ver.
Fue la chica linda de menos de treinta, con libros para firmar,
limpia, con medias nuevas, segura de poder sentarse en sus piernas.
Fue Baltasar el artista poltico, llevando sus ofrendas: oro, droga y pollo frito.
Fue el buen hijo del mal padre, con prisa, con su sonrisa fluorescente,
sin tiempo, con su mochila pesada, temiendo que ya no quedara lugar.
Fue el buen padre con sus hijos, que preguntaban: Pap, qu es un escritor?
El escritor estaba en el Mac,
era suficiente con estar, ya haba escrito.
Se llamaba Kerouac, estaba en el Mac, y todos fueron a ver.
Fue un borracho gritando de su cartn nuevo de vino: Esto es como las mujeres,
nunca termino de entender por dnde se abre, y creyndose muy encantador.
Fue el estudiante de Princeton con su red de cazar hiptesis ajenas.
Fue la novia del beisbolista, preguntando dnde vendan remeras.
Fue el beisbolista, preguntndose dnde se habra metido su novia.
Y no se encontraron, ni la muchedumbre supo jams de su desencuentro.
Pero estaba Kerouac en el Mac,
no haca ms que estar, era suficiente.
Estaba Kerouac en el Mac, y todos fueron ah a ser.
Fue Baltasar quien cort con su trincheta el cartn nuevo de vino
y le dijo hermano al borracho, mientras el poeta exiliado anotaba su chiste,
el amigo del poeta exiliado le peda fuego al estudiante de Princeton
y la esposa rutilante opinaba: Fuma. Cmo es que no lleva su propio encendedor?
pero el hijo del mal padre la interrumpi para venderle sahumerios a su marido
mientras alguien le rompa y vaciaba la pesada mochila con una trincheta robada.
Entonces el ama de casa luminosa roz casi sin querer al beisbolista
de cuyo paradero nada supo decir a su novia la madre solipsista
cuya hija fue y le pregunt a Kerouac: Hay mundo all afuera?
Dando la espalda a los expatriados, el estudiante quiso ver los libros que traa la chica.
El buen padre dijo vamos a casa, el buen hijo junt las cosas que pudo salvar
y el mal hijo del buen padre se llev algunas, escondindolas en sus amplios bolsillos.
A Baltasar, afroamericano y conceptualista, alguien le devolvi su trincheta
pero el marido de la bella orden que nadie lo dejara salir, frase que tuvo que tragarse
cuando el beisbolista le rompi la cara y huy con su esplndida mujer.
De los dos refugiados el que no escriba aferr los testculos del estudiante
y susurr en su odo: quiero que conozcas el tamao de mi resentimiento
mientras su amigo el poeta se besaba con la veinteaera en uno de los baos.
Desvalijado, el buen hijo del mal padre solt al fin sus demonios
y desvirg a la novia del beisbolista en la cocina, ante la empleada del mes
mientras el polica cornudo se agarraba a pias con el artista negro, y perda.
Qu da en el Mac! La madre tmida reclamaba su hamburguesa, pero nadie la oa,
menos que nadie su hija, quien, sentada en la falda de Kerouac, lo escuch responder:
El mundo existe aqu dentro, con la mano derecha suavemente posada en su vientre.
Qu del tiempo vuelve con la msica
cuando la msica vuelve?
PARS, TEXAS
El padre mira
su reflejo en el vidrio:
toda la luz que cae
fuera de su sombra
no es su imagen,
no es su hijo,
no es la sombra del pelo de su hijo
que est detrs del vidrio
jugando a que no existe:
Mir, pap,
no existo! y si viajara
ms rpido que la velocidad de la luz
tu mirada no me alcanzara nunca
y yo sera
entonces
como una estrella que est fuera del espacio
dice
el hijo
como una estrella que est fuera del espacio.
_
HE REDO CON LOS MUERTOS DEL VERANO
He redo con los muertos del verano,
muertos jvenes cuyo silencio indestructible
es un jazmn de hierro en el centro de la nada;
no hay ausencia como la de sus cabellos
invisibles luego de desparramarse, por vez ltima
hasta el amanecer como una quieta llamarada;
y lo que en ellos an reclame una palabra
desollar su puo contra la puerta de la noche,
seguir golpeando mientras haya memoria.
_
DICIEMBRE 31, 2001
Y la vida era esto:
salir a la vereda el treinta y uno
a las doce, ver cmo un vecino
enciende una bengala.
El brazo en alto, inmerso en la luz gnea.
Un silencio rosado y expectante,
un fuego inmvil el mundo.
Celebra? Pide ayuda? Nada pasa.
Nada llega. Todo al final se apaga.
Pero aquel brazo en alto, aquella duda.
Aquella intensidad.