Narrativa
juarense
contempornea
Margarita Salazar Mendoza
compilacin, prlogo
y comentarios
AFCHIPIEWiGO
UNIVERSIDAD AUTNOMA DE CIUDAD JUREZ
Jorge M. Quintana Silveyra
Rector
Ttulo: Narrativa juarense contempornea
Margarita Salazar Mendoza
Compilacin, prlogo y comentarios
Diseo de portada: Margarita Salazar/Alfredo Pealoza
Diseo de produccin: Alfredo Pealoza
D.R. 2009, Universidad Autnoma de Ciudad Jurez
Henri Dunant 4016, Zona Pronaf
3231 O Ciudad Jurez, Chihuahua, Mxico
Archipilago
Latacunga 801, Col. Lindavista,
Deleg. Gustavo A. Madero, C.P. 07300
ISBN: 968-5349-03-7
Impreso en Mxico
Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en
todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperacin de
informacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico,
electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin permiso
previo por escrito del editor.
ndice
Prlogo
Jos juan Aboytia
Servicio las 24 horas
17
Miguel Armando Alvarado Alejo
La Liliana
21
Ignacio Alvarado lvarez
Eran tres de Satlite
32
juan Amparn Rodrguez
Dos valientes asustados
37
Vernica Ariza
Fuego
43
Armin Arjona
American, sir...
45
Jos vila Cuc
Las calles del silencio
49
jess Antonio Camarillo
Defensa proscrita
55
Adriana Candia
ngeles y mulas
59
Toms Chacn Rivera
Noche de antro
66
Enrique Cortazar
70
Sucedi en un baldo
jorge Alberto Lpez Gallardo
El puente
121
Luis Felipe Fernndez Martnez
Nadie la llama ... nadie la sabe
74
Rubn Moreno Valenzuela
Benito
137
Edeberto Galindo Noriega
Ese llanto a lo lejos
82
Carlos Murillo Gonzlez
Congal
147
Alberto Garca
Bolas de nieve
91
Diego Ordaz
Julieta ante la segunda puerta del Paraso
159
Elpidia Garca
Yabadabad
94
jorge Alberto Ordez Burgos
Una historia de ciencia ficcin
161
Victoriano Garza Almanza
Jurda
99
Arturo Quevedo Rivero
Ropero de doble f ando
167
Alfredo Gutirrez Gmez
As se acab mi barrio
103
Luis Arturo Ramos
Bajo el agua
171
juan Holgun Rodrguez
Don Gramaticn y don Libertino
110
Ricardo Rodrguez Ruiz
Crnica
176
Laurajimnez
Septiembre
113
Rosario Sanmiguel
Bajo el puente
178
Rigoberto Lasso
Aprender a nadar
115
juan Pablo Santana Valdez
El templo de la ira
184
Ricardo Len Garca
Star trick
118
Samuel Schmidt
De fantasmas y angustias
187
Zepeda
Prlogo
Pedro Siller
El polica que soaba historias de amor
192
Csar Silva
Los cuervos
199
Martha Trevio
Qu te puedo decir, abuela?
203
jess Alfredo Varela Garca
Cuando ramos menos
209
Magali Velasco Vargas
Vientos machos
213
o no s si es importante la lectura o no, pero cuando se le
pregunta a la gente, la mayora coincide en responder que s, y
yo me digo por qu, entonces, no leemos ms? Anteriormente,
que si no haba escuelas, por lo tanto, la gente no saba leer ni
escribir. Despus, que si no existe la imprenta y copiar libros no era tan
fcil, no haba papel, la gente ni lea ni escriba y muchas razones ms.
Pasa el tiempo y cuando las guerras de las colonias por independizarse y
formarse como naciones, no daba tanto tiempo para leer, la gente quera
satisfacer sus necesidades bsicas, y no era para menos. Ahora, parece que
seguimos teniendo buenas razones para no leer. Siempre habr disculpas o
pretextos para no hacer las cosas, aunque las consideremos importantes.
Beatriz Vergara Fernndez
Siempre volver!
222
As que olvidndonos de tratar de convencer de los beneficios o su
lado positivo, quedmonos tan slo con el placer de la lectura. Que hay
consecuencias inevitables en todos nuestros actos, no lo podemos negar.
Luis Villagrana
El bautizo
224
juan Villarreal Castillo
De toros ...
236
Cules, en este caso, pueden ser las consecuencias? Estoy segura que, una,
la ms importante y valiosa, es la emocin intelectual. Despus de que
abrimos un libro y dejamos que nuestros ojos pasen por cada una de sus
palabras, no somos iguales. Nuestro conocimiento crece, las experiencias
se ven distintas, la vida misma tiene otro sabor. Valdra la pena ahondar
ms, mucho ms, sobre el placentero ejercicio de la lectura. Por lo tanto,
dejemos a un lado la importancia y quedmonos con el placer de leer,
un placer que nos llega a travs de los sentidos, un placer mental que
desata la imaginacin, que libera sueos, que nos cambia, que nos hace
permanecer.
El lector sufre una transformacin. Despus de cada lectura se
perfecciona su astucia. Cada nuevo libro estimula su atencin, lo vuelve
ms agudo, cauteloso, le crea expectativas, le ayuda a sacar un sexto
Narrativa juarense conternpornea
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Edeberto Galindo Norega
Ese llanto a Jo lejos
Nac aqu, en Ciudad [urez. Escribo poesa, narrativa y teatro, aunque me
Parte Primera
conocen como dramaturgo, rea en la que he obtenido diversos premios:
Todas las maanas lo despertaba ese llanto a lo lejos. Lo inquietaba. De
mencin de honor y la publicacin en la revista Tramoya por Amores que
un tiempo para ac vena escuchndolo. Se revolva en su viejo catre sin
matan, dentro del concurso internacional de dramaturgia convocado por la
abrir los ojos, pretendiendo seguir dormido, como si nada. Colocaba la
Universidad Veracruzana en el ao 2000; en el 2002 el Premio Chihuahua
almohada sobre su cabeza y haca un esfuerzopor no escucharlo.
por Lomas de Poleo; en el 2005 el Premio Nacional de Dramaturgia UANL
Para el medio da, desde la regadera, se haca casi inaudible, pero
por El Diputado; el primer premio en el IX Certamen Nacional de Pastorelas
segua ah, l saba que segua ah aunque pretendiera ignorarlo. Sala del
en Monterrey, convocado por la UANL. Este inicio del 2007 ha sido para
bao con el cabello hmedo y envuelto en la toalla, con el sonido gutural
m muy grato, ya que actualmente se estn montando algunas de mis obras
de su voz hilvanando el tarareo de una meloda irreconocible hasta para l
en Caracas (Lomas de Poleo), en Murcia (Arizona Crusing), en Monterrey
mismo, intentaba borrar otros sonidos que pudieran perturbarlo. Se distraa
se llevar a escena El Diputado; y El Seor Pea en Buenos Aires. Ahora
revisando el precocimiento de sus vegetales. Era metdico Y minucioso.
estoy acabando mi primera novela, El asombro perdido.
Saba distinguir el olor de la zanahoria, el de la calabaza, el de los ejotes
y los chcharos, la col y el chayote, aunque estuvieran cocindose juntos
Comentario
en la misma olla. Inclinaba su cabeza sobre el recipiente en la estufa y
"Ese llanto a lo lejos" es el primer cuento publicado de Galindo. Pilo es
aspiraba, como si fuera un perfume, los olores de sus vegetales y luego,
escritor en trminos amplios, as que se mueve de un gnero a otro. Si
mientras segua tarareando esa meloda irreconocible, se arreglaba para el
bien en sus textos dramticos mantiene un claro referente social en franco
trabajo. Con su ropa, sencilla, pero impecablemente planchada.
dilogo con el discurso de la ciudad, en su poesa aparecen los temas que
inquietan a los hombres en general y en sus cuentos recurre a su fantasa.
No obstante el asunto nuclear radica en una buena obra de Miguel,
Pilo deja entrever la tolerancia que puede marcar nuestras relaciones y que
A las dos de la tarde, en punto, sala y pasaba una franela curada en
aceite, sobre su viejo Toyota, siempre lustroso. Algunos vecinos pasaban
por la acera de enfrente y saludaban con adusto ademn.
Acomodador
de mercanca
en gndolas y anaqueles en un
permitira un mejor mundo para los seres humanos. En todo texto existe
supermercado, pasaba su tumo en ese silente dilogo con latas y paquetes.
una lnea ideolgica, la que marca ste es el respeto a las prcticas de los
Era obsesivo en el orden: cada lata con la etiqueta hacia el frente; llenaba
dems an cuando son diferentes o contrarias a las propias. La paciencia
los huecos; acomodaba los precios; ordenaba las islas; fijaba los carteles
es determinante para permitir algo que no se tiene por lcito, sin aprobarlo
de ofertas; recoga las legumbres que se regaban de las bolsas; losratones
expresamente. Formas de vida que tambin dan buenos frutos.
muertos, las cucarachas; regaaba a los clientes ausentes: "igame,seora,
por qu agarra este producto que no va a llevar y lo pone en otra parte!"
"Usted, seor, por qu abre las bolsas?" Nadie lo escuchaba. Eranslo sus
pensamientos. A veces gesticulaba algn recuerdo solitario que le robaba
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Narrativa juarense contempornea
Narrativa juarense contempornea
una mueca simulando
una sonrisa muy austera o una lgrima petrificada.
Sus dientes rechinaban
Cuando
comenz
precocimiento
un viejo rencor o una culpa irremediable.
le iba bien, a las once de la noche sala de su trabajo. Rara
vez rompa su metdica
restaurantito
Incluso
vida y se tomaba una taza de caf en un antiguo
de la avenida Lerdo. Luego a dormir. Aunque con frecuencia
a romper
de los vegetales,
Lleg al extremo
su
de llegar tarde a su trabajo
llanto. Dej de preocuparse
atreva a ir y tocar y preguntar
Al da siguiente,
Resignado
se inclinaba
miraba por la ventana.
ese llanto
la almohada
en la pared y
Era un llanto de nio. Cinco aos, calcul, si acaso
en un sollozo. Lo perturbaba
de posibilidades.
a lo lejos otra vez, despertndolo.
en su catre, apoyando
cinco aos. Era un llanto sostenido
torturaba,
que eventualmente
se transformaba
tanto que en silencio fue tejiendo
Lleg a imaginar a un nio secuestrado
o al menos lo estaba lastimando.
un sin fin
y que alguien lo
Lleg al extremo de creer que
Se preguntaba
por estar escuchando
ese
tratando
Pero era tan cobarde que no se
si pasaba algo, si poda ayudar.
se responda
a su propio reproche.
"Nunca
en asuntos de otras personas; eso
noms trae problemas".
-Qu
es lo que le pasa, Miguel? -le
las constantes
responsable.
llegadas tarde, -usted
preguntaban
siempre ha sido muy cumplido, muy
Usted sabe que a su edad ya no es fcil encontrar
Y la verdad, no me gustara nada descansarlo.
cuestionaba
en su trabajo por
un empleo.
Tiene algn problema? -lo
su supervisor.
Lo descansaron
tres das. Lunes, mircoles y viernes.
El lunes: Con ojeras, desde la reja de su pequea casa, mir salir a una
se trataba de una violacin.
por la mam del nio:
mam? La ciudad est tan llena de violencia!,
Dnde
demonios
est su
tan llena de atrocidades,
de
abusos ... de increbles abusos hacia las personas y hacia los nios.
Un da, ya harto de estar escuchndolo,
colindaba
"No. No es cobarda!",
me ha gustado andar inmiscuyndome
dos de la maana.
exacto
planchada.
obsesin. Pasaba hasta ms de una hora parado bajo la ventana
camin con mercanca
llegaba a su casa pasadas las
Ese
por el lustre a su carro. Se volvi una morbosa
de saber qu era lo que estaba pasando.
que tenan que acomodar o porque otro empleado
rutina.
esa ropa impecablemente
el supervisor de abarrotes le peda que se quedara, porque haba llegado un
no haba llegado todava; con esa frecuencia
metdica
sali al pequeo
con el de sus vecinos y se par, discretamente,
patio que
bajo la ventana
de donde provena ese maldito llanto que estaba volvindolo
loco. Intent
descubrir otras voces, algo que pudiera hacer posible el origen de ese llanto.
joven seora que luego abord un lujoso auto que conduca un hombre ya
grande y se perdi en la red de labernticas
fue hacia la ventana
Se retiraba
y estuvo esperando
a su casa, intranquilo,
puerta de mosquitero,
de las casas americanas
calles de la colonia.
Despus
or ese llanto. No escuch nada.
sin embargo. Todava se detuvo en su
esas puertas viejas que se usaban en los traspatios
all por los aos cincuentas.
Desde su puerta su
mirada pareci trazar una raya angustiosa en el aire hasta aquella ventana
Otro sonido, algn golpe, un regao, una splica, un insulto, algo!, pero
en lo alto. Coincidi
nada, slo aquel llanto.
dolor, de miedo. Miguel cerr los ojos y apret los puos, como si estuviera
Da tras da era lo mismo. Pregunt en la tiendita
estaba en la esquina, slo lo miraron extraados.
de abarrotes que
Nadie pareca escucharlo,
tratando
con un sollozo lastimero,
ms que de
de darse valor para correr, derribar la puerta y rescatar al nio.
Pero la escena creada artificiosamente
solamente l. Indag con un sastre que viva frente a su casa, era un hombre
un tipo delante suyo apuntndole
tan chismoso que lo ms probable es que l supiera algo, pero nada, solamente
y reclamndole
lo mir sin responder, como si ni siquiera hubiese escuchado la pregunta.
Termin
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prolongado,
en su cobarda,
lo hizo verse con
con una pistola, o intentando
golpearlo
que se metiera en cosas que no eran de su incumbencia.
por or el rechinido
de sus propios dientes
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ante la impotencia.
Narrativa juarense contempornea
Narrativa juarense contempornea
Pero as como poda oler por separado sus vegetales,
cocindose
Por la tarde, en un telfono pblico, lo ms alejado de su casa,
aunque estuvieran
volteando para todos lados para cerciorarse de que nadie lo vea ni lo
juntos en una misma olla, as mismo aprendi a escuchar cada
sonido aunque se sucedieran
al mismo tiempo. Por eso no poda juntar ese
llanto ni aquel sollozo ahora con los dems sonidos y solamente
atendi su llamada. Slo le dijeron que esperara un momento, que personal
escuchar
a cargo tomara su llamada, pero ah lo dejaron en el telfono hasta que se
un bullicio indescifrable.
Como
a eso de las dos de la tarde, pasaditas,
con el individuo
y la seora que, apurada,
toda prisa a su departamento
hizo entender
y cuadrar
baj del vehculo
una lgica: justamente
le agotaron todas las monedas.
vio llegar el carro
y subi a
en el segundo piso. Su propia deduccin
al trabajo, la seora sala. Entonces,
cuando
lo
un poco y se recrimin
a su rutina alimenticia
por
y al da siguiente
y casi inaudible,
que l no era responsable por la vida y la muerte de otras personas; que l no
se
que de su propia vida. Se volvera como el sastre, o como el de la tiendita
o como los vecinos que pasaban por la acera de enfrente y lo saludaban
Martes: Miguel ide un plan. Construy
la mujer saliera, subir hasta la ventana
una escalera, para cuando
en el segundo piso, asomarse y ver
qu demonios estaba pasando. Tal vez, hasta pudiera rescatar al nio. Pero
su escalera qued tan corta que apenas lleg a la mitad del muro, tan mal
y aturdido por el constante
haber comido, se fue a la delegacin
annima
a la polica.
llanto del nio, incluso sin
y dej la nota sobre el mostrador.
As
lo haba visto en una pelcula y as mismo lo hizo. Alguien, seguramente
descubrira y al rato montones
de patrullas acordonaran
la
toda el rea para
rescatar al nio. Miguel no se dio cuenta que una afanadora tom el sobrecarta y lo ech al cesto de la basura sin mayor trmite.
esper ver aparecer todo el operativo
Pacientemente
policiaco y de los cuerpos especiales
de rescate, pero nada, no ocurri nada.
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sus vegetales, en el lustre a su viejo Toyota, en su trabajo de acomodador e
mercanca en las gndolas y anaqueles del S'mart Y dejara de preocuparse
por los dems. Siempre haba vivido, si no feliz, al menos tranquilo. No
tena dotes de pequeo burgus, con ir al cine cada mircoles que est a
Lleg la hora de irse al trabajo. As, sin baarse ni comer, se fue.
Se le ocurri hacer una denuncia
con ese ademn tacao. Se enrolara en su fijacin por el precocimiento de
le deba nada a nadie y lo que ganaba era suficiente para sobrevivir. No
hecha que uno de los peldaos se desclav en cuanto puso el pie.
Desde temprano
Todas sus esperanzas de rescatar al nio se vinieron abajo. Tratando de
era responsable de la felicidad de los dems; que l no era responsable ms
volvi ms fuerte.
Mircoles:
el valor de su
mitigar un poco los estragos de esa conciencia morbosa, decidi aceptar
su trabajo, pedira una disculpa por sus llegadas tarde y todo como antes.
del da aquel llanto ahogado
Despus, ya muy molesto, hizo la ltima llamada a la Procuradura
de Defensa del Menor. Ah le agradecieron amablemente
a investigar. Esper y esper todo el da, y nada!, nadie fue a investigar.
estarse figurando cosas que no eran. En su ducha tarare esa irreconocible
meloda y se relaj. Volvera
denuncia y tomaron nota y le dijeron que en la primera oportunidad iran
l se marchaba
tal vez el nio lloraba por quedarse
slo unas horas y nada ms. Eso lo tranquiliz
Pero en el transcurso
escuchaba, hizo la llamada annima a emergencias de la polica. Nadie
dos por uno, a las flautas de la Paly los domingos, con eso l estaba bien.
A ese mocoso llorn lo mandara al carajo, que siguiera llorando todo lo
que quisiera. Con comprarse unos tapones para los odos dejara de estarlo
oyendo chillar todo el santo da.
Jueves: En la maana, mientras oa con indiferencia el llanto de
aquel mocoso, hizo un balance de todas las tonteras que haba hecho.
Por esa fijacin de preocuparse, por estar imaginando quin sabe cuntas
atrocidades: toda su ropa estaba sucia, sus apreciados vegetales lacios y
deshidratados, su Toyota hecho una porquera Y a punto de perder el
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Narrativa juarense contempornea
Narrativa juarense contempornea
empleo! que era todo su sustento. La verdad, es que a sus casi sesenta aos,
Parte Segunda
conseguir
Lunes: pero veinte aos despus.
Bajaba apurada la escalinata de la Procuradura de Justicia del Estado.
un trabajo no era nada, pero nada fcil. Y francamente,
vea como empacador
en las cajas, compitiendo
con muchachitos
no se
groseros
y mucho ms rpidos para empacar el mandado que l. De hoy en adelante
Entre mi portafolios, tres expedientes que me desbordaban los brazos y las
dejara de tener tan aguzado el odo y tal vez el olfato. Se haba perdido de
manos y mi telfono celular timbrando, escondido en algn rincn de mi
riqusimas hamburguesas
bolso de mano y el coraje de estar perdiendo el caso de un cliente por un
por andar cuidando su colesterol y sus niveles de
azcar. Ese jueves se alist desde temprano
y se fue a comer unos tacos al
pastor y de ah al trabajo, y que no se le atravesara
que embarraban
de cajeta sus anaqueles,
uno de esos escuincles
porque mnimo,
le atrofiara el
me vean como una incipiente pasante de derecho, desesperada, dej caer
todo al piso y angustiada busqu mi telfono.
-Bueno.
cerebro de un hachn!
Viernes: Decidi ir al cine y hartarse de golosinas. No quiso regresar
temprano
estpido tecnicismo jurdico, o porque el juez y los compaeros abogados
a su casa y todava le quedaban
unos pesos. Se los gast en una
-Ma? Eres t, Ma?
-S
-respond
molesta.
cerveza. Por la noche se tapone los odos con algodn para no or nada de
-No
reconoc tu voz. Te oyes agitada.
nada. Ni siquiera los gemidos falsos de la gorda que viva detrs de su casa.
-Iba
corriendo. Qu pas?
Sbado: Entendi
el llanto aquel como parte de los sonidos integrados
y demonios
tratando
vieja deuda; alguna nostalgia rancia; algn remordimiento
de cobrar una
abusando de su
llamada y hube de apoyarme en el pasamanos para no trastabillar. Una
Ese sbado, perdido entre enormes cajas de detergente
el trfico de los clientes
desacomodando
la
lgrima no me pidi permiso. Ciertas razones se nublan por el dolor y
cursi sentimentalismo.
azcar y letreros
del hospital.
-Miguel est bien?
-No, no est bien. Tienes que venir inmediatamente. -Cort
al gran bullicio de la ciudad. A lo mejor ni era un nio. A lo mejor ni era
nada. A lo mejor eran sus fantasmas
-Hablaron
por los pasillos de la tienda,
de engaosas
ofertas
lo que l acababa
entre paquetes
del da, clientes
de acomodar,
que obstruan
entre
de
desmadrosos
ese reguero
de
apret los labios para no maldecir a Dios. Recog las cosas del suelo y
todava abajo me detuve a comprar un ramo de crisantemos.
-Puros
-S,
crisantemos, licenciada?
puros crisantemos. -Respond
a Jos. Ese hombre tan amable
lquido las gndolas que recin haba limpiado, Miguel pareca el mismo,
y corts.
Rumbo al Centro Mdico, uno de los mejores hospitales de la ciudad,
pero ... no lo era. Por la noche ya no escuch el llanto del nio o de lo que
imgenes y sentimientos se agolparon en mi cabeza a tropel. Conduca mi
fuera que fuese. Ni los jadeos de la gorda de atrs que se la pasaba cogiendo
auto casi como una autmata.
Al llegar, en uno de los pasillos del piso, Rodolfo me encontr y se
legumbres por todo el piso y esos mocosos embarrando
de cajeta y jabn
todo el fin de semana. Durmi muy bien.
En la maana,
el llanto era irritante
y lo desesper,
pero, no iba a
abraz a m. Sus ojos reflejaban una tristeza infinita.
-Se
ganarle, no!, no iba a ganarle.
est muriendo. -Balbuce
en mi hombro. Rodolfo haba sido
pareja de Miguel los ltimos catorce aos y lo amaba profundamente.
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11
Narrativa juarense contempornea
l1,1
-Est
11111
inconsciente?
-No,
Alberto Garca
est lcido, como nunca. Pregunt por ti. -Me
desprend de
111111
Rodolfo, me par frente a la puerta y antes de abrir sequ mis ojos y luego
Naci en Guadalajara, Jalisco, en 1968. Diseador Grfico. Es una de las
apret los puos y las mandbulas,
pocas personas en Ciudad Jurez que le va al Atlas. Vive en la frontera
-Ma!
me arm de valor y entr.
Qu bueno que viniste. Te ves ... preciosa! -Me
dijo.
11
1;111
desde 1997, junto con su familia, a quien tambin le gusta el ftbol. En la
11
-En
cuanto me habl Rodolfo me vine para ac.
-Cmo
prueba que le hicieron al nacer, grit, patale y despus se qued callado,
vas con el caso?, vas a ganarlo?
-S,
voy a ganarlo.
-Les
ped que me quitaran
por lo que la moneda de su verdadera vocacin an est en el aire.
11,
todas las sondas y ese tripera de cables.
Quera que me vieras bien por ltima vez.
-No
Comentario
Este relato nos ubica inmediatamente en Ciudad Jurez. Cuando nieva
me digas eso- lo conmin.
-Parece
lo primero que sucede .es que los nios salen y juntan bolas de nieve para
que lleg mi hora ... no? Me puede mucho Rodolfo, te lo
jugar. Tambin es comn que los adultos veamos cmo juegan con ellas
encargo. Dile que lo amo, con todo mi corazn. Y a ti tambin, Ma. -Mis
y rernos de sus golpes recibidos. Adems, cuando leemos el cuento de
lgrimas comenzaron
sin prisa
Alberto nos reconocemos en las lneas que hacemos esperando que abran
bombas. Lo abrac muy
las oficinas pblicas para hacer pagos o arreglar asuntos. En este cuento de
hasta el suelo y hacan
a caerse de mis ojos, dilatadas,
eclosin como pequeas
fuerte, como no dejndolo
viajaban
ir.
Alberto hay dos reflexiones, una, los adultos no nos damos permiso de jugar
-Gracias,
Miguel, por todo lo que hiciste por m. Gracias, Miguel!
y, la otra, somos rehenes de quienes nos proporcionan los indispensables
-Gracias
por qu?
servicios. Ambos elementos estn entrelazados, el primer tema funciona
-Por
'11
salvarme, por ... no haber dejado de escuchar nunca mi llanto,
aquel llanto a lo lejos, y rescatarme.
-Le
en el nivel superficial y el segundo se encuentra en el profundo.
dije llorando.
Eplogo
Al da siguiente lo cremamos. Mientras caminaba hacia mi auto, la imagen
de Miguel entrando por la ventana y clavando sus ojos en los mos, luego
esa prisa por desatar mis manos del respaldo de la cama y ese gesto suyo al
ver los golpes y las heridas que mi madre me haca en las piernas, volvieron
a mi mente; no voy a olvidarlo nunca.
Desde los cinco aos se hizo cargo de m. l fue mi padre y mi madre.
No slo le debo mi carrera y mi vida, Miguel fue el mejor lugar para vivir.
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