Lecturas de Tercer Grado de Primaria

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LECTURAS DE TERCER GRADO DE PRIMARIA

Los cuatro amigos


Tiempo atrs, en las
selvas de la India los
animales
tenan
la
capacidad de razonar y
hablar. Un da, un
cuervo
reposaba
tranquilamente a la
sombra de un rbol,
cuando vio acercarse a
un cazador con muy
malas
intenciones.
El ave se qued muy
quieta para no llamar la
atencin del hombre y
vio cmo pona una
trampa para cazar, y colocaba trigo encima de ella. Al cabo de un rato,
una bandada de palomas lleg para comerse el trigo. En cuanto
pusieron sus patitas en la trampa, una red cay sobre ellas y quedaron
atrapadas. Pero haciendo uso de su inteligencia, las palomas aletearon
y volando con la red sobre ellas, fueron con el amigo ratn y ste, sin
pedir nada a cambio, mordi la red con sus dientecillos y logr liberar
a las palomas.
El cuervo vio el acto de generosidad del ratn y dese con todas
sus fuerzas ser su amigo. Despus insistir y de que el ratn perdi el
miedo al cuervo, ambos se hicieron amigos y se fueron a vivir a un
lugar donde haba agua y pastos, donde nadie pudiera matar al ratn.
En su nuevo hogar, el ratn y el cuervo se encontraron con la
tortuga, quien no los reconoci y, muerta de miedo, se lanz al agua.
Sin embargo, cuando reconoci la voz del cuervo, quien era su amigo, la
tortuga sali tranquila.

El ratn comenz a contarles sus hazaas y cmo haba


aprendido a valorar la amistad sincera por encima de todas las cosas.
As los tres se fueron haciendo inseparables. Un da, lleg un venado
asustado porque lo perseguan unos cazadores y tanto el ratn, como
el cuervo y la tortuga lo aceptaron y protegieron. El venado
permaneci algn tiempo con ellos, pero un da no volvi. El cuervo vol
para buscarlo y lo encontr atrapado en una red. Regres a contarles a
los otros dos, y juntos fueron a rescatarlo. El ratn cort con sus
dientes la red, pero venado sinti mucha tristeza, porque cuando
regresara el cazador la nica que no podra escapar sera tortuga. Y
as fue.
Al volver el cazador, el cuervo vol, el ciervo corri y el ratn se
escondi, y la pobre tortuga fue puesta en una red. Al ver a su amiga
atrapada, los otros tres amigos idearon el plan perfecto para
rescatarla,
Quieren saber cul fue ese plan? Ok, pero esa ser otra historia.
____________________________________________________
Sara Nava Sanmilln, Los cuatro amigos. Mxico, SEP-Nuevo Mxico,
2004.
Lectura con 402 palabras.

Urbano. A la maestra le duele la cabeza.


Un da, cuando Urbano
festejaba
su
cumpleaos
nmero
diez,
sus
orejas
comenzaron a hacerle
pequeas travesuras: la
oreja chica empez a
escuchar cosas que la
oreja
grande
no
captaba. Y por su
parte, la oreja grande
continu oyendo las cosas que a la pequea ya no le interesaban.
Por la oreja grande, Urbano pudo escuchar Las maanitas que le
cantaron por su cumpleaos, las palabras de su pap cuando le entreg
su regalo, las risas de sus amigos, las canciones que surgan del
aparato de msica, los estornudos de su abuela y el regao que le puso
su maestra el lunes siguiente por no llevar la mochila. O sea: la oreja
grande de Urbano funcionaba exactamente igual que cualquier oreja
del mundo.
En cambio, la oreja chica empez desde ese da a escuchar cosas
que otras orejas no oan. Al da siguiente de su fiesta de diez aos,
mientras desayunaba en compaa de sus paps y de su hermano
mayor, Urbano escuch muy claramente, a travs de su oreja ms
pequea, lo que estaba pensando su pap: Dentro de quince das
empiezan las vacaciones y a m todava no se me ha ocurrido qu hacer.
A lo mejor no es mala idea ir otra vez a la playa
S pap, se apresur a comentar Urbano con entusiasmo, me
encantara que furamos otra vez a la playa.
Estuvo
de
lujo
el
ao
pasado,
verdad?
Yo no dije nada asegur el pap sorprendido.

Por qu dijiste eso de ir a la playa? pregunt la mam, tambin


extraada.
Lo o clarito
Yo no dije nada! Solo estaba pensando
Yo tampoco o nada se meti el hermano en la conversacin, aunque
la verdad no estara nada mal. A m tambin me gustara ir otra vez a
la playa.
El lunes en la escuela volvi a sucederle lo mismo: escuch los
pensamientos de su maestra: Con este dolor de cabeza, no s por qu
vine a dar clase
Si le duele la cabeza, maestra dijo Urbano en cuanto ella le permiti
hablar, podemos salir al patio
Y por qu crees que me duele la cabeza? le pregunt.
Es que usted lo dijo
Yo no dije nada! grit, verdaderamente molesta de que uno de sus
alumnos se hubiera dado cuenta de su malestar. De cualquier manera
es una buena idea: salgan al patio, anden, salgan todos al patio y
djenme en paz
Durante los siguientes das el odo chico de Urbano continu
escuchando lo que pensaban sus paps, hermano, su abuela, su ta
Ernestina, sus vecinos, sus compaeros de escuela y el dueo de la
tienda de helados.
Para l mismo, los extraordinarios poderes que tena eran del
todo inexplicables. De cualquier manera, la vida segua su curso y nadie
se tomaba en serio las locuras de un nio que aseguraba or lo que
pensaban los dems.
____________________________________________________
Francisco Hinojosa, A la maestra le duele la cabeza en Las orejas de
Urbano, El Fisgn, ilus. Mxico, SEPSantillana, 2007.
Lectura con 475 palabras.

El caminante de los pies gigantes


Haba una vez un seor muy alto, que tena los pies tan grandes, que
con un solo paso avanzaba como si
hubiera dado tres.
El seor estaba orgulloso de sus
pies, porque gracias a ellos poda
hacer lo que ms le gustaba: viajar.
As, recorra con gusto los caminos.
Su nica propiedad era una bolsa
donde guardaba un recuerdo de
cada
lugar
que
visitaba.
Un da se encontr a un pastor;
luego de platicar un rato, ste le
presumi:
Fjate que all en mi tierra, viven
unos peces que vuelan; y t de
dnde eres?
El seor se qued callado. No recordaba de dnde era, por eso
respondi:
No s. Hace tanto tiempo que viajo, que ya lo olvid.
Si quieres te llevo con alguien que te puede ayudar dijo el pastor.
Entonces fueron a ver a un gran sabio que viva en una cueva.
All, el sabio dijo:
Busca unas piedras que tienen huellas de pies como los tuyos; aunque
escuches ruidos extraos, no temas, all conocers tu origen.
A partir de ese da, el seor camin ms rpido an, pues deseaba
encontrar las piedras. Fue al mar, a los cerros y al bosque, pero las
piedras no aparecan.
As lo hizo, pero su viaje era cada vez ms largo. Ya le dolan los pies y
miraba sin inters lo que haba a su alrededor. Una tarde oscureci
temprano y el seor no pudo continuar su viaje. De pronto, oy unas
voces en el viento. Asustado, puso una mano sobre su odo y se durmi.

En su sueo, vio dos gigantes parecidos a l, aunque ms altos y


con pies enormes.
Ha
terminado
tu
bsqueda
le
dijo
uno
de
ellos.
El otro gigante continu:
Un da, a nuestro pueblo lo destruy el egosmo. T eres el ltimo
gigante, ahora que lo sabes, sigue tu viaje y haz el bien.
En eso, el seor despert. Frente a l, estaban las piedras que tanto
busc. Eran muy grandes y tenan las huellas de sus antepasados.
Luego de un rato, recogi una piedrita y la guard en la bolsa de su
pantaln.
Era tiempo de seguir su camino, ya saba dnde haba nacido.
____________________________________________________
Gloria Morales Veyra, El caminante de los pies gigantes, Claudia de
Teresa, ilus. Mxico, SEP-CONAFE, 2001.
Lectura con 361 palabras.

El Manchas
Javi es un nio que
tiene un perro que se
llama El Manchas. En la
parte de la historia que
vamos a leer hoy, el nio
y
el
perro
estn
separados.
Javi se siente como si
se hubiera quedado
manco, cojo, sin su
sombra. As era como se
senta sin su perro El
Manchas. Era cierto que
el nuevo pas era bueno y ms saber dos idiomas, pero estar sin El
Manchas, era como estar sin su alma.
Por su parte, El Manchas tena como dueo a alguien que
pretenda ser su amigo y quien se vea buena persona; an as, El
Manchas, que estaba en un buen lugar, al menos con un espacio ms
grande que el que tena con Javi, extraaba de la misma forma a su
antiguo dueo.
Y como Javi no resisti ms tiempo la ausencia de su amigo El
Manchas, decidi romper el cochino [su alcanca] para poder ir en
busca de l. Saba que su madre se preocupara al no encontrarlo en
casa, pero el regao vala la pena.
Javi sac las monedas y venciendo sus miedos de salir solo, tom
el autobs y despus de tanto buscar y sudar por los nervios de andar
solo en la ciudad, encontr la direccin. Al tocar la puerta le abri una
seora que al verle el aspecto tan cansado, le invit una limonada, pero
del perro no deca nada. Despus de una gran insistencia por parte de
Javi, la seora le dijo que, en efecto, su hijo haba tenido al perro,
pero que lo haba vendido.

Mientras tanto El Manchas, despus de haber bebido un poco de


agua para aguantar el viaje, decidi escapar de su actual dueo, por
bueno que fuera. El Manchas no hallaba una salida; no, al menos, la que
lo obligaba a pasar por unos perros igual o ms furiosos que l. Corri
y corri y salt la cerca, pero al hacerlo, su pata se lastim. La ciudad
pareca muy grande.
Javi fue a buscar al nuevo dueo. El seor lo vio y reconoci por
quin vena pero, desgraciadamente, El Manchas, ya no estaba. Tanto
viaje para nada. El telfono son. Al principio la tristeza no permiti a
Javi poner atencin a la llamada, pero pronto entendi que quien
llamaba era su mam. Muerto de miedo y tristeza comenz a llorar y
escuch lo que su madre le dijo:
Hijo! El susto que me has dado. No debiste marcharte as, sin
avisarme. Pero mira, te voy a poner a alguien en el telfono, alguien
que ha hecho un largo viaje y que est loco por verte.
A travs del telfono, Javi oye un raro jadeo y despus un
ladrido, un ladrido largo, impaciente, conocido.
De quin era ese ladrido?
____________________________________________________
Marins Medero, El Manchas. Mxico, SEP-Smara, 1986.
Lectura con 457 palabras.

Urbano Ladrn de palomitas?


Pero sucedi que una vez,
una tarde soleada en la que
su mam decidi premiar sus
buenas calificaciones con una
visita a la feria, Urbano
escuch los pensamientos de
un hombre que estaba
formado detrs de l en la
fila
para
comprar
las
palomitas de maz: Si el
polica intenta hacerse el
valiente
tendr
que
matarlo
Al principio, Urbano se
asust porque imagin que
ese hombre iba a llevarse las
palomitas sin pagar y que iba
a matar a alguno de los policas que vigilaban el lugar si intentaban
detenerlo. Pero no sucedi nada de eso: el hombre entreg su moneda
y se perdi entre la gente que haca cola para subirse al inmenso
carrusel.
Por voluntad propia decidi no decirle nada a nadie de lo que
haba registrado de su oreja ms pequea. Sin embargo, dos das
despus, cuando su mam lo llev a una tienda del Centro para
comprarle calcetines y calzones, Urbano volvi a toparse con el tipo en
las escaleras elctricas y escuch de nuevo sus pensamientos: Ha
llegado la hora. Debo estar tranquilo ante la gente del banco para que
sepan que si no me entregan el dinero tendr que matar a quien se
oponga.
A Urbano ya no le quedaba ninguna duda: ese hombre planeaba
asaltar un banco, y slo l lo saba. Se lo confi primero a su mam:
Pero ella slo le dijo, a su oreja grande, que ya dejara de imaginar

tantas cosas y se inventara otro juego, y a su oreja chica: Este nio


tiene una imaginacin muy rara, no es como la de todos los dems: Yo
creo que lo voy a tener que llevar con el doctor. Urbano, por
supuesto, no se atrevi a responderle que l por ningn motivo ira a
ver al doctor, que slo saba poner inyecciones y recetar jarabes que
saben a medicina revuelta con cerezas.
____________________________________________________
Francisco Hinojosa, Ladrn de palomitas? en Las orejas de Urbano,
El Fisgn, ilus. Mxico, SEP-Santillana, 2007.
Lectura con 312 palabras.

La tortuga Pocaprisa
La tortuga Pocaprisa tiene su modo de andar: camina un poco y se para
a ver el viento pasar. La tortuga Pocaprisa tiene su modo de andar:
si descansa, no camina, y el viento la
deja atrs.
La tortuga Pocaprisa tiene su modo de
andar: pasan las nubes corriendo, y el
tiempo las deja atrs. Tiene el nio su
sonrisa tiene sus olas el mar: la
tortuga Pocaprisa tiene su modo de
andar.
Cada uno de nosotros tiene su modo de andar, se han fijado? Cada
quien trate de describir cul es su modo de andar.
____________________________________________________
Floria Jimnez, La tortuga pocaprisa en Ana Garraln
(antologadora), Si ves un monte de espumas y otros poemas. Antologa
de poesa infantil hispanoamericana, Mxico, SEP-Anaya, 2002.
Lectura con 96 palabras.

Anibal y Melquiades
Melquades era el nio ms fuerte y ms temido de la escuela. Poda cargar el
escritorio de la maestra con todo y maestra arriba; era capaz de pelear solo
contra dos de tercero, mataba los alacranes
con la mano y poda comerse una lata
completa de chile. Una vez dej la marca de
su poderoso puo en una puerta y un da
rompi con la frente el pizarrn. Hasta el
maestro de deportes le tena miedo, pues
de vez en cuando Melquades le pona un
azotador en la bolsa de su saco.
En cambio Anbal era el nio ms
dbil y flacucho de la escuela. Chupaba los
dulces porque no tena fuerza para
morderlos, le costaba trabajo partir un
cartoncillo en dos, daba las gracias cuando
alguien le robaba su comida en el recreo y
lloraba cuando sus compaeros le decan de
broma Anbal canbal. Muchas veces, su mam tena que cargarle la mochila
porque l se cansaba antes de llegar a la escuela. Una noche se cay de la cama
y, como ya no tuvo fuerzas para levantarse, prefiri dormir en el suelo...
El ltimo viernes de cada mes, el director de Dos ms dos menos dos
igual a dos organiz un torneo en el que tenan que concursar todos los
alumnos de la escuela. Cuando el director anunci el concurso de mayo fue para
Anbal un da feliz: habra un torneo de circo. Al llegar a su casa tom el
telfono y marc el nmero de Merln-ln. Estaba seguro de que l lo ayudara.
Voy a ensearte el mayor de mis secretos le dijo el mago cuando Anbal
termin de platicarle sobre el concurso. Nadie habr en el mundo que pueda
ganarte.
Cundo?
pregunt
Anbal
ansioso.
El sbado en la noche.
No se mueren de ganas de saber qu pasar? Ojal, en las lecturas de
los das que vienen, encontremos qu sucedi. Los impacientes vamos a buscar
el libro para enterarnos.

____________________________________________________
Francisco Hinojosa, Anbal y Melquiades. Mxico, SEP-FCE, 1996.
Lectura con 323 palabras.

El aire y las nubes.


La Tierra est rodeada de aire.
All estn las nubes que el aire
arrastra. Seguramente has visto
cmo se mueven.
El aire tambin transporta polvo,
por eso a veces el cielo se ve gris
y no azul.
El aire es por donde vuelan las
mariposas y los pjaros.
Las nubes suelen ser blancas.
Puedes jugar a mirarlas e imaginar
que tienen formas de objetos,
plantas, animales y hasta de personas que conoces. Aunque parecen
bolas de algodn, son de vapor de agua. Cuando se ponen grises es que
va a llover.
El arcoris. Las nubes son pequeas gotas de agua. Cuando las gotas
crecen, caen en forma de lluvia. Cuando los rayos del Sol iluminan las
gotas de lluvia, se forma el arcoris. Tambin puedes ver el arcoris en
algunas fuentes y cascadas.
____________________________________________________
Julieta Fierro, El aire y las nubes en El da y la noche. Mxico, SEPSantillana, 2003.
Lectura con 133 palabras.

Cmo se mide el tiempo?.


El tiempo es algo
misterioso. No puedes
verlo. No puedes orlo.
No puedes atraparlo
con una red y ponerlo
en un frasco. Pero
sabes que el tiempo
existe, porque puedes
sentir
cmo
pasa.
En cierto modo, el
tiempo es como el
viento. No puedes ver
el viento, pero puedes
ver qu pasa cuando
sopla. Los papalotes vuelan en el aire, las nubes se mueven en el cielo,
y los barcos navegan en el mar. Y puedes ver qu ocurre cuando pasa el
tiempo. Las flores se transforman en manzanas, los cachorritos se
convierten en perros, y las orugas en mariposas.
Pero el tiempo es ms misterioso que el viento. Es tan misterioso que
ni los ms grandes pensadores y cientficos pueden explicar qu es.
Pero aun as, es un misterio que podemos medir. No lo podemos medir
con una cinta mtrica, claro. Esto es lo que utilizaras para medir un
caimn.
Un reloj puede medir el tiempo Pero antes no haba relojes!
Cmo se mide el tiempo, pues? A ver quines lo averiguan y lo
escriben en una hojita. Pregunten en casa, platquenlo entre ustedes y
con otros amigos.
____________________________________________________
Robert E. Wells, Cmo se mide el tiempo? Mxico, SEP-Juventud,
2004.
Lectura con 189 palabras.

El instrumento que todos llevamos puesto.


Seguramente
pensars
que los chisposos ya no
sabemos cantar, pero no
es as. Lo que sucede es
que, cuando cantamos,
nuestro cuerpo funciona
como un instrumento
musical. Listos para
comprobarlo? Coloquen
las yemas de los dedos
sobre su garganta y
despus digan con fuerza
AAAAA
[Conviene
hacerlo con el grupo].
Notan cmo vibran las
cuerdas
de
su
instrumento? Claro, las cuerdas vocales que tenemos en la laringe.
Ellas se estiran o se contraen para dar tono particular a la voz. Pero
tambin se abren o se cierran con mayor o menor amplitud, lo que
determina la potencia del sonido. Para comprobarlo, hagan el siguiente
experimento.
Emitan un sonido cualquiera con voz muy baja y cuenten el tiempo que
resisten. Ahora hagan lo mismo, pero gritando. La segunda vez
aguantarn menos, se los aseguro. Eso se debe a que sus cuerdas se
separaron tanto al vibrar que dejaron pasar ms rpidamente el aire
de los pulmones.
____________________________________________________
Revista Chispa, nm. 30, mayo de 1983.
Lectura con 155 palabras.

Tigres de la otra noche.


Hay un tigre bajo mi
almohada.
Todas
las
noches estrena rayas.
Tigre, dame una manita
de gato. Quiero salir a la
carrera, a probar este
mundo. No podra hacerlo
sin ti. Afuera estn los
muchachos mayores, las
materias desconocidas, la
maestra y los policas.
No es que tenga miedo:
slo
un
poco
de
precaucin, que no es del
todo mala. Pero si me das
algo
tuyo...
algo
simblico... No te asustes. No quiero tu piel, ni tus colmillos, ni siquiera
tu rugido metido en un pauelo. Si acaso, tigre mo, quiero una mano,
una manita de gato, una ayudadita. Quieres venir conmigo? Anda! Te
llevar a la escuela. Te sentar en el sitio de mi mejor amigo. Cuidado
con tu cola! Trata de enroscarla debajo del pupitre. As est bien. Tus
bigotes! No puedes guardarlos? Distraen a la maestra.
Trae ac esa pata. Aqu, sobre mis hombros, para que en el recreo
todos
sepan
que
yo
tengo
un
amigo
verdadero.
A quin no le gustara que un hermoso animal lo acompaara a la
escuela y fuera su amigo? Qu animal escogeran ustedes, y por qu?
Es un tema para pensarlo.
____________________________________________________
Mara Garca Espern, Tigres de la otra noche, Alejandro Magallanes,
iIus. Mxico, SEP-FCE, 2007.
Lectura con 190 palabras.

!Culguenme
Vamos a leer una pgina de un diario que
lleva un gato: un cuaderno o una libreta
donde este animalito acostumbra, todos o
casi todos los das, escribir lo que le
sucede, lo que se le ocurre, lo que ve. Es
una costumbre muy conveniente. Parece
difcil, pero si alguno comienza, aunque
sea con frases muy cortitas, ya ver lo
til,
lo
interesante
que
es.
Un lunes Est bien, est bien.
Culguenme. Mat a un pjaro. Por todos
los cielos, soy un gato. Mi trabajo,
prcticamente, es andar sigiloso [sin
hacer ruido] por el jardn tras los dulces
pajaritos que apenas pueden volar de un
seto a otro. Entonces, qu se supone que
debo hacer cuando una de esas pelotitas
emplumadas revoloteantes casi se arroja en mi boca? Me pudo haber golpeado.
Est bien, est bien. Le di un zarpazo. Es esa una razn para que Eli llorara
tan copiosamente sobre mi pelambre que casi me ahoga, y me apretara tan
fuerte que casi me asfixia?
Ay, Tufy! dijo ella, toda llorosa, ojos enrojecidos y motones de pauelos
mojados. Ay, Tufy!, cmo pudiste hacer eso?
Cmo pude hacer eso? Soy un gato. Cmo iba a saber que se hara tanto lo: la
madre de Eli corriendo apurada por peridicos viejos, y el padre de Eli llenando
una cubeta con agua jabonosa.
Bueno, bueno, tal vez no deb llevarlo adentro y dejarlo en la alfombra. Y es
probable que las manchas no se quiten nunca. As que: culguenme, soy un gato.
As son los gatos, verdad? Si cazan un ratn, una lagartija, un pjaro, se lo
llevan a sus amos, muy orgullosos de lo que hicieron.
__________________________________________________________
Anne Fine, Culguenme! en El diario de un gato asesino. Damin Ortega, ilus.
Mxico, SEP-FCE, 1999.

Lectura con 275 palabras.

De qu colores somos?
El ao pasado fui de excursin con muchos nios. Mi primo Ral era
uno de los instructores. En el autobs
conoc a Kaelo. Nos sentamos juntas y
enseguida nos hicimos amigas. Kaelo
tiene diez aos, el pelo negro y la piel
color chocolate. Es espaola. Los nios
del asiento de atrs dijeron que
parecamos caf con leche. Y tenan
razn, porque Kaelo es oscura como el
caf y yo, blanca como la leche. Me
qued un momento pensando y entonces
le pregunt a mi primo Ral:
Por qu somos de diferentes colores?
Sabes, Marta? Esta pregunta vamos a contestarla entre todos me
explic.
Celebremos nuestra llegada con un juego! dijo Ral Voy a hacer una
pregunta, y la contestamos a la noche junto a la fogata. La mejor
respuesta tendr un premio. La pregunta es: por qu somos de
diferentes colores? Despus de la cena, nos sentamos alrededor del
fuego y Ral comenz a hablar:
En la maana hice una pregunta dijo. Quin quiere contestarla?
Se levantaron un montn de manos. Hubo muchas respuestas,
divertidas, ingeniosas, sorprendentes, pero ninguna nos dej
satisfechos. Entonces Ral tom la palabra:
No creo que mi respuesta sea ms hermosa dijo, ni ms
interesante, ni ms divertida que las dems. Pero es la ms real. El
color de la piel depende de la melanina. Cuanta ms melanina tenga una
persona, ms oscura ser. La melanina es una sustancia qumica que
protege la piel de las radiaciones ultravioletas, que estn en los rayos
del sol. Es como la sombrilla de nuestro cuerpo. Todos estbamos
atentos, y Ral sigui explicando:

Cuando tomamos el sol, nuestro cuerpo produce ms melanina, porque


necesita ms proteccin. Cuando los seres humanos se repartieron por
la Tierra, el color de su piel se fue adaptando al clima del lugar donde
vivan.
La explicacin de Ral nos dej boquiabiertos, pero no nos olvidamos
del premio.
Oye, Ral, y el premio? preguntamos.
El premio ser dijo Ral un libro! En l pondremos todas las
respuestas que se han dado aqu esta noche. Despus lo ilustraremos y
lo llevaremos a la imprenta para que hagan tres ejemplares para cada
uno.
Aquella excursin fue genial. Lo mejor fue que conoc a Kaelo, que
desde entonces es mi amiga del alma. Ahora sabemos que la nica
diferencia entre las dos es un puado de rayos de sol. Y estamos
seguras de que el mundo es ms interesante con tanta gente
diferente.
____________________________________________________
Carmen Gil (adaptacin), De qu colores somos?, Mxico, SEPParramn, 2006.
Lectura con 406 palabras.

Los viajeros y el oso.


Dos jvenes amigos cruzaban el bosque por una senda solitaria cuando
de pronto oyeron el ruido de pasos entre la maleza. Comprendieron
que una bestia se acercaba, y uno de ellos se apresur a trepar a un
rbol mientras susurraba alarmado:
Ay, Dios mo, qu tal que es un oso!
Apenas
haba
alcanzado
la
primera rama cuando un enorme
oso caf sali de entre los
arbustos. El muchacho que se
haba subido al rbol se agarraba
al tronco con brazos y piernas, y
ni siquiera le tendi la mano a su
compaero para ayudarle a subir.
El joven se qued abajo decidido a tirarse al suelo y fingir que estaba
muerto, pues haba odo decir que los osos nunca se alimentaban de
cadveres. El engao dio resultado, pues el oso se agach junto al
muchacho que se haca el muerto, le olisque la cara y le revolvi con
el hocico; y, sin hacerle ningn dao, se march por donde haba
venido, para sorpresa de los dos amigos.
Entonces el joven que haba trepado al rbol corri a abrazar a su
compaero y le dijo maravillado:
Qu suerte tuviste: el oso no te hizo nada! Pero me pareci que te
deca algo al odo...
As es respondi el otro: me aconsej que la prxima vez que salga
de viaje elija mejor a mi compaero.
Y tus amigos, qu tal son? Si estuvieras en peligro, trataran de
ayudarte o te abandonaran a tu suerte?
____________________________________________________
Esopo, Los viajeros y el oso en Jerry Pinkney (adaptacin), Fbulas
de Esopo. Mxico, SEP-Vicens Vives-Limusa, 2006.
Lectura con 243 palabras.

La biblioteca imaginaria.
Hay un libro que habla solo,
un libro que nadie ha escrito,
un
libro
con
un
espejo
y, dentro, un libro distinto. Hay un
libro de aventuras donde nunca
pasa nada, un libro que inventa
cuentos con una sola palabra.
Hay un libro que se abre
con la llave de un castillo, un libro
para perderse en medio de un laberinto. Hay un libro donde el viento
arrastra todas las letras, un libro con un camino por donde nadie
regresa.
Libros que lo dicen todo y libros que se lo callan, libros donde el mar
va y viene sin salirse de la pgina.
____________________________________________________
Juan C. Martn, La biblioteca imaginaria en Las palabras que se lleva
el viento. Mxico, SEP-Everest, 2004.
Lectura con 103 palabras.

Leyenda del Sol y la Luna.


Cmo nacieron el sol y la Luna?
Esta es, indudablemente, una de las
primeras preguntas que se hicieron
nuestros
antepasados.
Cmo
contestarla?
Los hombres de la antigedad se
respondieron: Al sol y a la Luna los
hicieron los dioses. Y as, del
sentimiento e imaginacin humanas
nacieron los mitos y leyendas. Te presentamos una leyenda muy
antigua sobre el origen del sol y la Luna. Es la leyenda azteca del
Quinto Sol. Cuentan los nahuas que los dioses Tezcatlipoca,
Quetzalcatl y Citlalicue, ordenaron que se hiciera el Sol. Para ello se
reunieron en Teotihuacan alrededor de una hoguera sagrada en la cual
deba de sacrificarse el que quisiera convertirse en el Sol. Para el
sacrificio se ofrecieron Tecciztcatl, hermoso y rico; y Nanahuatzin,
enfermo y pobre. En el momento en que deban decidirse, Tecciztcatl
tuvo miedo y fue Nanahuatzin quien, lleno de valor, se arroj a la
hoguera, de donde sali convertido en el Sol.
Entonces Tecciztcatl, avergonzado de su cobarda, se arroj tambin
a la hoguera, saliendo convertido en la Luna. Al principio los dos
brillaban igual, pero los dioses, como recuerdo de su cobarda, le
arrojaron un conejo a la Luna, con lo cual disminuy su brillo. Este
conejo puede verse an hoy en la Luna, y sirve para recordarnos que el
valor es una virtud mayor que la belleza o la riqueza.
____________________________________________________
Dborah Dultzin et al., La leyenda del sol y la luna en De la Tierra al
Cosmos, Astronoma para nios. Mxico, SEP-CIDCLI, 1992.
Lectura con 225 palabras.

Los viajes del abuelo.


Todas las noches antes de acostarse, el abuelo se sienta sobre la
cama, abre su cofre de madera y mira las cosas que hay dentro.
Luego, lo cierra y vuelve a ponerlo en su sitio.
Me gusta observarlo, en silencio, desde la
puerta.
Nunca lo he interrumpido. Pero me intriga
mucho lo que el abuelo guarda con tanto
inters.
Por eso, y porque crea que el abuelo no
estaba, he cogido el cofre para tocarlo y
ver si poda adivinar lo que contena.
Qu guardar aqu dentro?
En ese momento apareci el abuelo.
Qu buscas debajo de mi cama?
Qu tal, eh? Cmo le habr ido al pobre nieto? A ver quin lee el
libro y luego nos lo cuenta a los dems.
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Agustn Comotto, Los viajes del abuelo. Mxico, SEP-EdelvivesLimusa, 2007.
Lectura con 123 palabras.

La tortuga que suea.


Quieren escuchar el cuento
de la tortuga que suea?
Entonces, leamos! Dejemos de
gritar,
no
estornudemos,
respiremos lentamente, no
hagamos ruido al comer, no
pisemos nada que truene: ni la
hoja del cuaderno, ni un papel,
mucho menos los lentes de la
abuela!
No movamos las piernas, no nos
volvamos a acomodar en la silla.
Apaguemos la tele, apaguemos
la computadora, apaguemos la radio.
La tortuga que suea deja escapar un ruidoso sonido de sus labios, un
sonido quedito y suave, con un poco de aliento y restos de lo que
comi.
Son todos los secretos del mundo, todas las verdades del mundo,
todas las respuestas del mundo.
Pero hagamos silencio Shhhh!, silencio, que nadie hable. No la
miremos con las orejas.
Quitemos de en medio todo lo que pueda romperse.
Alejemos el mosquito que hace ruido, no hagamos preguntas tontas, no
vayamos de aqu para all y hagan callar a ese perro que ladra por
horas, que la tortuga ahora est por despertar.
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Oche Califa, La tortuga que suea en Para escuchar a la tortuga que
suea. Mxico, SEP-Colihue, 2006.
Lectura con 165 palabras.

Niito, ven.
Niito,
ven;
puras
y
bellas
van las estrellas a salir.
Y cuando salen las estrellas, los nios
buenos, a dormir!
Niito, ven; tras de la loma la Luna
blanca va a asomar.
Cuando
la
Luna
blanca
asoma,
los nios buenos, a soar!
Niito, ven; ya los ganados estn
mugiendo en el corral.
Cierra tus ojos fatigados en el regazo
maternal.
Niito, ven; suea en las rosas que el
viento agita en su vaivn.
Suea en las blancas mariposas... Niito, ven! Niito, ven!
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Amado Nervo, Niito ven en Ana Garraln (antologadora), Si ves un
monte de espumas y otros poemas. Antologa de poesa infantil
hispanoamericana, Mxico, SEP-Anaya, 2002.
Lectura con 82 palabras.

Trabalengero I.
Andamos
hoy
medio
adormilados? A ver si nos
despiertan estos trabalenguas.
Los vamos leyendo, y a ver si
podemos repetirlos.
Compr pocas copas, pocas copas
compr; y como compr pocas
copas, pocas copas compr.
La pcara pjara pica la tpica
jcara; la tpica jcara pica la

pcara pjara.
Rosa Rizo reza en ruso, en ruso reza Rosa Rizo.
Rosa Rosales cort una rosa.
Que roja la rosa de Rosa Rosales.

Chango chino chiflador que chiflas a tu china changa: ya no chifles a tu


china changa, chango chino chiflador.
Entro contigo a un tren con trigo, a un tren con trigo entro contigo.
El amor es una locura que ni el cura la cura y si el cura la cura
es una locura de cura.
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Valentn Rincn, Trabalengero. Mxico, SEP-Nostra, 2005.
Lectura con 125 palabras.

Caperucita Roja y el lobo.


Todos
conocemos
el
cuento de Caperucita
Roja, pero nunca nos lo
han contado as como lo
van a or hoy.
Estando
una
maana
hacindose
el
bobo
le entr un hambre
espantosa al Seor Lobo.
As que, para echarse algo
a la muela, se fue
corriendo a la casa de la
Abuela.
Puedo pasar, Seora?,

pregunt.
La
pobre
anciana,
al
verlo,
se
asust
pensando ste me come de un bocado! Y, claro, no se haba
equivocado:
se
convirti
la
abuela
en
su
alimento
en menos tiempo del que aqu te cuento.

Lo malo es que era flaca y tan huesuda que al lobo no le fue de gran
ayuda: Sigo teniendo un hambre aterradora... Tendr que
merendarme otra seora!!
Y, al no encontrar ninguna en la nevera, gru con impaciencia aqulla
fiera: Esperar sentado hasta que vuelva Caperucita Roja de la
Selva!
que as llamaba al bosque aquella fiera, aunque en la sierra estuviera
Y para que no se viere su fiereza, se disfraz de abuela con presteza,
se dio laca en las uas y en el pelo, se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta y se sent en espera de la nieta.
Lleg por fin Caperucita a medio da y dijo: Cmo ests, abuela ma?
Por cierto, me impresionan tus orejas! Para mejor orte, que las

viejas somos un poco sordas. Abuelita, que ojos tan grandes tienes!
Claro, hijita, son los nuevos lentes que me he puesto para que pueda
verte, con Ernesto el oculista, dijo el animal mirndola con gesto
angelical mientras que se le ocurra que la chica iba a saberle mil veces
ms rica que el rancho precedente. De repente Caperucita dijo: Qu
imponente abrigo de piel llevas este invierno!
El lobo, estupefacto, dijo: Un cuerno! O no sabes el cuento o t
mientes:
Ahora te toca hablarme de mis dientes!
Me ests tomando el pelo...? Oye mocosa, te comer ahora mismo y a
otra cosa. Pero ella se sent en una silla, sac una pistola de la capa,
con calma apunt bien a la cabeza pam! all cay la buena pieza.
Al poco tiempo vi a Caperucita cruzando por el Bosque... Pobrecita!
Saben lo que llevaba la infeliz? Pues nada menos que un traje que a m
me pareci de piel de un lobo que estuvo una maana hacindose el
bobo.
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Roald Dahl, Caperucita roja y el lobo en Cuentos en verso para nios
perversos. Mxico, SEP-Altea, 2002.
Lectura con 390 palabras.

El delfn.
Bienvenido!
La cra del delfn nace
dentro del agua. Lo
primero que sale del
vientre de su madre es
la cola. En cuanto nace,
inmediatamente, otro
delfn hembra lo lleva
hasta la superficie
para
que
respire.
Dentro de poco, la cra
ya es muy grande, pero
no tardar mucho en
ser del tamao de su madre. La cra delfn no se separa de su madre
hasta los cuatro o seis aos. La cra mama la leche de su madre sin
perder una sola gota. En muy poco tiempo y con la ayuda de su madre,
aprende a nadar. Quince aos despus. Un da, cuando el delfn ya es
casi adulto, tiene que separarse de su madre. Ya est preparado para
vivir solo. Al principio se queda con otros delfines jvenes.
La vida del delfn, a la de quines se le parece?
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Lectura con 141 palabras.

Adivinanzas para jvenes detectives.


Los reto a que sean unos autnticos detectives y logren resolver las
siguientes adivinanzas. Suerte!
Tiene tronco, alguna rama, es un
personaje mudo, a los pjaros los ama, en
diciembre est desnudo. El rbol . Son los
ojos de las casas en pueblos y en
capitales, te miran cuando t pasas a
travs de sus cristales.
Las ventanas
Si no sabes qu es un sema, ni tampoco
qu es un foro, smalos, pues no te quema

su luz roja, verde y oro.


El semforo
Primo hermano del ratn pero capaz de volar, como est mal de visin
se gua por su radar.
Murcilago
Al lpiz siempre lo ayuda para hacer rayas derechas. Luego las mide y
no hay duda de que quedan muy bien hechas.
La regla
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Francisco Hinojosa, La peor seora del mundo, El Fisgn, ilus.
Mxico, SEP-FCE, 2001.

Lectura con 126 palabras.

La peor seora del mundo.


En el norte de Turambul, haba una vez una seora que era la peor
seora del mundo. Era gorda como un hipoptamo, fumaba puro y tena
dos colmillos puntiagudos y brillantes.
Adems, usaba botas de pico y tena uas grandes y filosas con las que
le gustaba rasguar a la gente. A sus cinco
hijos les pegaba cuando sacaban malas
calificaciones en la escuela, y tambin
cuando sacaban dieces. Los castigaba cuando
se portaban bien y cuando se portaban mal.
Les echaba jugo de limn en los ojos lo
mismo si hacan travesuras que si le
ayudaban a barrer la casa o a lavar los platos
de la comida. Adems de todo, en el
desayuno les serva comida para perros. El que no se la comiera deba
saltar la cuerda ciento veinte veces, hacer cincuenta sentadillas y
dormir en el gallinero.
Los nios del vecindario se echaban a correr en cuanto vean que ella
se acercaba. Lo mismo suceda con los seores y las seoras y los
viejitos y las viejitas y los policas y los dueos de las tiendas.
Hasta los gatos y las gaviotas y las cucarachas saban que su vida
peligraba cerca de la malvada mujer. A las hormigas ni les pasaba por
la cabeza hacer su hormiguero cerca de su casa porque saban que si lo
hacan la seora les echara encima agua caliente. Era una seora mala,
terrible, espantosa, malvadsima. La peor de las peores seoras del
mundo. La ms malvada de las malvadas. Oh no? Pero cierto da...
Qu pasara cierto da? Alguno de ustedes ya ley este libro?, para
que nos cuente la historia. Cmo le haran ustedes para librarse de
esta amenaza?
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Francisco Hinojosa, La peor seora del mundo, El Fisgn, ilus.
Mxico, SEP-FCE, 2001.
Lectura con 280 palabras.

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