Ellul, Jacques - La Ideología Del Trabajo (Anarquismo en PDF)
Ellul, Jacques - La Ideología Del Trabajo (Anarquismo en PDF)
Ellul, Jacques - La Ideología Del Trabajo (Anarquismo en PDF)
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JACQUES ELLUL
LA IDEOLOGIA
DEL TRABAJO
[Anarquismo en PDF]
an formulado claramente en el siglo XVIII, muchos ya entendan que el trabajo produca el valor econmico. El pasaje de
este valor al otro (moral o espiritual) ocurre rpidamente. Era
imprescindible que esta actividad tan esencial materialmente
fuera igualmente justificada moral y psicolgicamente. Creador de valor econmico: se emplea la misma palabra para expresar que es creador del valor moral y social.
Un ltimo factor viene a asegurar esta supremaca. La ideologa del trabajo aparece cuando hay una separacin ms grande
y decisiva entre el que manda y el que obedece en el interior de
un mismo proceso de produccin, entre el que explota y el que
es explotado, correspondiendo a categoras radicales diferentes
de trabajo. En el sistema tradicional, tenemos el que no trabaja
y el que trabaja. Hay una diferencia entre el trabajador intelectual y el trabajador manual. Pero no hay oposicin radical entre las tareas de organizacin o hasta de mando y las de ejecucin: al trabajador manual se le dejaba ms iniciativa. En el
siglo XVIII, el que organiza el trabajo y el que explota es tambin un trabajador (y ya no un no trabajador, como lo era el seor) y todos estn dentro del circuito del trabajo, pero con la
oposicin total entre el ejecutante explotado y el dirigente explotador. Existen categoras totalmente diferentes del trabajo
en el dominio econmico. Estos son, creo, los cuatro factores
que conducen a la elaboracin (espontnea, no maquiavlica)
de la ideologa del trabajo, que juega el rol de todas las ideologas: por una parte la de disimular la situacin real trasladndola a un campo ideal, atrayendo toda la atencin hacia el
ideal, el ennoblecido, el virtuoso y honrado, por la otra, la de
justificar esta misma situacin tindola de los colores del bien
y del sentido. Esta ideologa del trabajo ha penetrado por doquier, y domina todava y en gran parte nuestras mentalidades.
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Cules son, pues, los principales componentes de esta ideologa? Primero est la idea central, que se convierte en una
evidencia: que el hombre est hecho para el trabajo. No hay
otra posibilidad para vivir. La vida no puede ser llenada ms
que por el trabajo. Recuerdo una lpida cuya nica inscripcin,
bajo el nombre del difunto, era el trabajo fue su vida. No haba nada ms que decir sobre toda la vida de un hombre. Y al
mismo tiempo, en la primera mitad del siglo XIX, apareca la
idea de que el hombre se diferenciaba de los animales, se converta realmente en hombre, porque desde sus orgenes haba
trabajado. El trabajo haba hecho al hombre. La distancia entre
el primate y el humano fue establecida por el trabajo. Y, de
forma significativa, mientras que en siglo XVIII se le llamaba
generalmente al hombre prehistrico homo sapiens, a principios del siglo XIX el que va a prevalecer ser el homo faber: el hombre que hace o fabrica tiles de trabajo (yo s que,
por supuesto, eso estaba relacionado con descubrimientos
efectivos de tiles prehistricos, pero ese cambio de nfasis es
esclarecedor). Al igual que en los orgenes del hombre est el
trabajo, es este el nico que puede dar un sentido a la vida.
Esta no tiene sentido en s: el hombre se lo aporta, por sus
obras y la realizacin de su persona en el trabajo, que en s
mismo no necesita ser justificado, legitimado: el trabajo tiene
su sentido en s mismo, comporta su recompensa, a la vez por
la satisfaccin moral del deber cumplido, y por los beneficios materiales que cada quien extrae de su trabajo. Porta en s
su recompensa, y adems una recompensa complementaria
(dinero, reputacin, justificacin). Labor improbus omnia vincit 1. Esta divisa se convierte en la ms importante del siglo
XIX. Porque el trabajo es el padre de todas las virtudes, como
la ociosidad es la madre de todos los vicios. Los textos de Voltaire, uno de los creadores de la ideologa del trabajo, son, en
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efecto, esclarecedores sobre el tema: El trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad, o tambin: Fuercen a los hombres a trabajar y los transformaran en gente honesta. Y no es extrao que sea
justamente Voltaire el que pone en primer orden el valor del
trabajo, ya que este se convierte en valor justificador. Se pueden cometer muchas faltas de todo tipo, pero si se es un firme
trabajador se es perdonado. Un paso ms y llegamos a la afirmacin, nada moderna, de que El trabajo es la libertad. Esta
frmula se refleja hoy por un tono trgico, porque nos recuerda la formula en la entrada de los campos de concentracin
nazis: Arbeit macht frei 2. Pero en el siglo XIX era explicado
solemnemente que, en efecto, solo el trabajador es libre, por
oposicin al nmada que depende de las circunstancias, y al
mendigo que depende de la buena voluntad de los dems. El
trabajador, l, cada cual lo sabe, no depende de nadie. Slo de
su trabajo! De esta forma, la esclavitud del trabajo es transformada en garanta de Libertad.
Y de esta moral encontramos dos aplicaciones ms modernas: la Occidental vio en su capacidad de trabajar la justificacin y, al mismo tiempo, la explicacin de su superioridad con
respecto a todos los pueblos del mundo. Los africanos eran
perezosos. Era un deber moral ensearles a trabajar, y era una
legitimacin de la conquista. No se poda aceptar la perspectiva de que dejasen de trabajar cuando tenan lo suficiente para
comer dos o tres das. Los conflictos entre patrones occidentales y obreros rabes y africanos entre 1900 y 1940 fueron innumerables por este motivo. Pero, extraordinariamente, esta
valorizacin del hombre por el trabajo fue adoptada por movimientos feministas. El hombre mantuvo a la mujer en la inferioridad, porque solo l efectuaba el trabajo socialmente reconocido. La mujer slo es reconocida hoy si trabaja: teniendo
El trabajo libera (inscripcin en las puertas de los campos de
Auschwitz, Sachsenhausen, Dachau y Theresienstadt).
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ado de mala conciencia. Y todava se debe pensar en los numerosos dramas de la jubilacin. El jubilado se siente fundamentalmente frustrado. Ya no es productivo, su vida carece
de legitimacin: no sirve para nada. Es una sensacin generalizada que proviene nicamente del hecho de que la ideologa
convenci al hombre de que el nico uso normal de la vida era
el trabajo.
Esta ideologa del trabajo es de particular inters en la medida en que se trata de un ejemplo perfecto de la idea (que no
se debe generalizar) de que la ideologa dominante es la ideologa de la clase dominante. O que esta impone su propia ideologa a la clase dominada. Y es, en efecto, la ideologa del trabajo junto con la expansin de la industria, una creacin integral
de la burguesa. Esta reemplaza toda moral por la moral del
trabajo. Pero esto no es para engaar a los obreros, tampoco
para hacerlos trabajar ms. Porque la burguesa tambin cree
en ello. Es ella quien, por s misma, pone al trabajo por encima
de todo. Las primeras generaciones burguesas (los capitanes
de industria, por ejemplo) estn conformadas de hombres obsesionados por el trabajo, trabajaban ms que todos. No se
elabora tal moral para contradecir a los dems, sino como justificacin de lo que uno mismo haca. La burguesa no crea
ms en los valores religiosos de lo que crea en las morales tradicionales: esta remplaza el todo por la ideologa que legitima
a la vez lo que ella hace, su estilo de vida, as como el sistema
en s mismo que, ella, la burguesa, organiza e instala. Pero
claro, ya dijimos que como toda ideologa, esta sirve tambin
para disimular, esconder la condicin del proletariado (si trabaja, no es por obligacin u subyugacin, sino por virtud!). No
obstante, es cautivador el constatar que esta ideologa producto de la burguesa se convierte en la ideologa profundamente
arraigada y esencial de la clase obrera y de sus pensadores. Como la mayora de los socialistas, Marx cae en la trampa de esta
ideologa. Aquel tan lcido para con la crtica del pensamiento
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Y uno de los despiadados ataques de Marx contra el capitalismo trata justamente sobre este punto: el capitalismo ha
degradado el trabajo humano, hace de l un envilecimiento,
una alienacin. El trabajo en ese mundo no es ya el trabajo.
(Pero olvidaba que fue precisamente ese mundo quien haba
fabricado la noble imagen del trabajo!). El capitalismo debe
ser condenado, entre otras cosas, para que el trabajo pueda
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