La Secularización de La Filosofía

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FILOSOFA DE DIVN: Ficcin de un chiflado.

por Osiris Alberto De la Cruz De la Cruz

Siempre que entro a esta habitacin siento que el tiempo se transforma, no hay
futuro ni pasado ni presente, todos son al unsono de

mis pensamientos y palabras.

Condenada fantasa qu otra cosa puede ser!


Al pronunciar mi nombre e invitarme a pasar, l me observa a los ojos y extiende su
mano para saludarme, muchas veces he detestado esa forma, ese formalismo. Me indica que
a pesar de los aos sigo siendo un tanto ajeno a este espacio, no por m, por l, que no est
solamente ah para m. Ya he visto desde atrs de la puerta entrar y salir a varios hombres y
mujeres, amigos y conocidos. Las ms de las ocasiones slo rostros familiares que por un
instante cobran un aire de fraternidad, yo lo s, yo lo siento. Ellos no me ven, no lo desean
van ensimismados, en algunas ocasiones cabizbajos, en otras sonrientes o un tanto
confundidos; parecen ms pendientes de las reacciones propias ante sus palabras, las de l y
las de ellos mismos.
Y siempre, antes de entrar en aqul espacio, pienso qu ser para hoy? con el
pasar de los aos parecera que ya no hay mucho qu decir o hacer, pero siempre termino
sorprendindome por aquello de lo que no saba, de lo que no quera decir y de la inocuidad
de mis ideas. Pero hay ciertas ocasiones en que todo eso parece un sueo, al entrar y
saludarlo, estrechando su mano derecha y la ma, como diciendo: heme aqu!; mi vista
comienza a obnubilarse, me acerco a mi lugar predilecto y me recuesto, miro haca arriba y
veo el tejado, aquella madera que an conserva una alegre jovialidad, luce fresca, suave,
como un susurro de la brisa previa a una tormenta, me hace sentir cmodo, en cierta
manera, alegre. A mi lado izquierdo, como si quisieran salir del muro, unas caras, unas

mscaras que me hacen pensar ms en los shinigami1 que en cualquier otra cosa, perversa
evocacin que siempre me delata. Preocupado siempre por otro mundo.
Me tiro, me tumbo! derribado en ese mueble ya viejo con un olor renovado. Y
todos aparecen, ya no soy yo, son todos aquellos que me acompaan, ltimamente la
mayora son como esos shinigami, pensando en espritus que hablan incluso despus de la
muerte, me dicen muchas cosas que an no alcanzo a comprender del todo, tal vez nunca lo
haga. Sin embargo toda su lucidez me revienta el estmago, me hace sentir incmodo, me
interrogo sobre sus razones, sobre sus intenciones para con los vivos, incluso aquellos que
an no lo estaban mientras ellos s pueden ellos contestar a mis preguntas? Estos
shinigami no invitan a la muerte, al contrario invitan a vivir, a pensar sobre la vida y sus
implicaciones, que no son pocas.
Amordazado voluntariamente dejo que todo fluya sin ningn control, al menos no el
que creo poseer de forma cotidiana, cuando me freno al relatar cierta ancdota u omito un
comentario que pienso puede ser inoportuno o fatuo para mis interlocutores. Quin quiere
hablar a fin de cuentas? Irremediablemente respondo Yo! sin siquiera indagar qu es
eso. Y entonces comienza.
Empiezo cuestionando qu es lo que puede resolverse ac dentro, a dnde me
llevar todo eso, no preciso hablar de mis padres o de mi infancia, de mis amores o
desencuentros, eso a lo largo del tiempo ha dejado de inquietarme, al menos he entendido
pienso qu me sucede a m, ya no me ofuscan esas situaciones. Pero me preocupa todo lo
dems, aquellos a los que conozco y los que no, veo a muchos sufrir, un sufrimiento
cargado de anhelo, una aoranza. En ocasiones creo que lo que se aora es el amor, pero no
el amor erotizado por la sexualidad banal, sino un amor que reconforta, aqul que es clido
y poderoso. Un contacto de almas tan deseado como el que se hace con el cuerpo, parecen,
parecemos, desconectados. No podemos ser libres y mucho menos comunicarnos, eso es lo
que pienso todo el tiempo cmo podemos llevarnos bien y tratar de construir sociedades
mejores, si no podemos mirarnos y entendernos entre nosotros? Es ah donde el primero de
esos espritus aparece, en la visin de un viejo estadounidense, Richard Rorty, cuyas cejas
1

Los shinigami ( ) son frecuentemente llamados dioses de la muerte, dentro de la mitologa y


folklore japons, estos dioses invitan o inducen sentimientos en los humanos, hacia la muerte.

encrespadas rompen la docilidad de un rostro que lucira feliz y apacible. An as, no deja
de lucir feliz, pero parece atento, en guardia, a la espera de algn asalto.
Cmo podemos generara una mejor sociedad? le pregunto .
Seguramente ests pensando en una utopa por qu la buscas? dijo Rorty .
Su pregunta me avasalla, es acaso que mi bsqueda por entenderme con los otros,
en conjunto con ellos y no entenderlos a ellos como si fuesen algo ajeno a m mismo, tiene
la razn ms egosta de todas quiz no me entiendo a m mismo como haba credo? por
qu estoy en bsqueda de una utopa? ser que slo pienso en estar bien yo? Quiero ser
un poco ms libre respondo como acto reflejo. El viejo Richard, se sonre, me mira
fijamente y contesta:
Se nota que eres joven, con bastante mpetu pero un poco atribulado qu buscas en
realidad? una verdad? Eso es prcticamente imposible, no existe una verdad. El
conocimiento completo del cosmos nos es ajeno, no hay ojos humanos que alcancen a
mirar en la obscuridad. La veracidad, en cambio, es temporal, contingente y frgil, como
tambin la libertad. Sin embargo podemos reconocerlas a ambas cuando las poseemos. De
hecho, la libertad que ms apreciamos es aquella de ser francos frente a los dems sin ser
castigados por ello2.
Y cmo lograrlo? Cmo poder ser francos ante los dems? He de confesar que me
parece imposible llevarlo a cabo, no porque no se quiera, al contrario, creo que ese deseo se
encuentra en todos y cada uno de nosotros. Nos lleva a vivir vidas llenas de amor y de
sufrimiento justo con el fin de poder ser sinceros con otros, pero los otros no nos entienden,
y tampoco es porque no quieran, no pueden. No es como lo que Lyotard propone, en las
relaciones humanas no se puede generar un juego de lenguaje comn, hacer las propias
jugadas y esperar las de los otros. Al parecer todos portan su propio juego de lenguaje,
indescifrable, encriptado. Muchas veces sueo con la imagen del cuadro de Pieter Brueghel
el Viejo, esa Torre de Babel en construccin, lenguajes propios en construccin,
multiplicidad infinita en un solo espacio, el sujeto.

Rorty, R. (2002) Filosofa y futuro. Gedisa Editorial: Barcelona. Pg. 25,26.

Es entonces la imposibilidad de la comunicacin lo que te preocupa?


De cierta forma, s. Pero no logro conciliar esta idea, a pesar de sentir su veracidad no
puedo sostenerla firmemente. Tal vez la imposibilidad de la comunicacin comienza con
uno mismo.
Te ves escindido? T, Torre de Babel andante.
Je je je, creo que ha dado en el clavo Sr. Rorty. En ocasiones recuerdo estas palabras de
aquel viejo ciudadano del mundo: En tiempos pasados deseaba yo presagios felices, y
vosotros hicisteis pasar por mi camino un enorme y siniestro bho. Ay!. Dnde huy mi
dulce deseo?3
Me recuerdas a mis Orqudeas Silvestres y a mi Trotsky. Hubo cierto tiempo en que yo
buscaba alcanzar una visin nica que amalgamase la realidad y la justicia. Dices que te
preocupan las relaciones entre los seres humanos, tu preocupacin me parece bastante
sincera, su fuente que tanto te exalta y su veracidad que te preocupa, no tienen mucha
importancia supongo. Es la aspiracin rancia a la pureza del corazn, es decir, el intento
inspido de querer una sola cosa. Es el intento de entenderse como encarnacin de algo
ms grande que uno mismo: el movimiento, la razn, el bien, lo sagrado, en lugar de
afirmar la propia finitud4 . Recuerda las palabras de aqul mdico viens: Una ilusin no
es lo mismo que un error, tampoco es necesariamente un error lo caracterstico de una
ilusin es que deriva de deseos humanos5. Eso ya deberas saberlo de sobra.
Creo saberlo, es complicado. El que lo sepa no significa que me contente con eso.
Seguro que es as. Pero dejemos eso de lado. Y djame darte mi opinin al respecto de tu
persona, para poder explicarlo desde la ma. Desconozco tus intereses y motivaciones,
desconozco tu origen, slo hablas de las relaciones y su dificultad; tan difciles te parecen
que acudes en bsqueda de conceptos ominosos para poder darte una explicacin un tanto
3

Nietzsche, F. (1883/2009) As hablaba Zaratustra: Un libro para todos y para nadie. Universidad
Veracruzana: Mxico. Pg. 173.
4
Rorty, R. (2002) Filosofa y futuro. Gedisa Editorial: Barcelona. Pg. 147. Se eliminaros los parntesis del
original para trasladarlo al contexto del dilogo.
5
Freud, S. (1927/2009) El porvenir de una ilusin. Sigmund Freud Obras Completas. Tomo XXI. Amorrortu
editores: Buenos Aires. Pg. 30, 31.

tranquilizante, eres igual que una cigarra, se te encuentra por el ruido. Vives en un mundo
aparte, buscando un universal. La universalidad, que automticamente hara que lo comn
fuera mejor que lo no compartido, no tiene nada de sagrado. Aquello para lo que se puede
lograr el consenso de todos, lo universal, no merece automticamente la prioridad frente a
lo que no permite lograrlo, lo idiosincrsico6.
Es usted ms belicoso de lo que esperaba. Pero quisiera hacer algunas puntuaciones sobre
mis intereses y sobre aquella imposibilidad que afloraba hace unos momentos. Mi inters
genuino se encuentra dentro del marco de las relaciones humanas, ya que ests a mi parecer
son fundantes del sujeto. Pero no es una mera cuestin de perspectiva, donde acaso slo es
necesario un reflejo de mi persona en otra para poder compaginar una realidad, social, por
as decirlo. Pienso, como ya en su tiempo lo plante bien el filsofo francs Ren
Descartes, que la nica seguridad que tiene un sujeto es de ser l, es decir de tener un Yo.
Yo soy yo y nadie ms, en una designacin ms vulgarizada. Ahora este sujeto puede
formarse en diferentes caminos, elegir todo aquello que le sea apetecible, todo aquello que
lo satisfaga y evitar as las penurias del mundo. Sin embargo existen ciertas necesidades
que slo se satisfacen con la presencia de un semejante, o mejor dicho por la presencia de
otro ser humano, pero si la mayora obtiene sus satisfacciones sin la interaccin concreta
con otro sujeto y se contentan con ello, ah mismo clausuran la posibilidad de satisfacer las
otras que yo llamara de amor. Ese es el sufrimiento del que he venido hablndole desde
hace un rato. Ah yo concordara con Emmanuel Levins cuando propone una
responsabilidad con el otro, una acogida qu otro movimiento puede interpelar ms tanto
al otro sujeto como a mi mismo?
Yo, belicoso? Por favor. Mejor djame continuar, quiero hablarte de lo que pienso al
respecto de la problemtica que planteas, ahora pareces ser un poco ms claro, pero slo un
poco. El hecho de tener obligaciones frente a otras personas, de no hacerlas sufrir, de
ayudarles a derribar a los tiranos, de darles de comer cuando tienen hambre, no se deriva
que lo que se tiene en comn con otras personas sea ms importante que todo lo dems. Lo
que tenemos en comn con los dems, una vez que tengamos en claro estas obligaciones
6

Rorty, R. (2002) Filosofa y futuro. Gedisa Editorial: Barcelona. Pg. 148. Se eliminaros los parntesis del
original para trasladarlo al contexto del dilogo.

morales, no es como expongo en Contingencia irona y solidaridad la razn, la


naturaleza humana, la paternalidad de Dios, el reconocimiento de la ley moral o
cualquier otra cosa sino slo la capacidad de sentir compasin con el sufrimiento de los
dems7.
Estoy muy de acuerdo con usted en no buscar lo comn como aquello que de sustento a
un comportamiento tico, es ms, lo que a m me parece asombroso es la diferencia y la
incapacidad de recibirla ya que nuestras sociedades se asientan en modelos que
homogenizan la diferencia an en ese afn multicultural y cosmopolita. A la manera de un
simulacro, de los que describe Baudrillard 8. Pero eso de la compasin, con el sufrimiento
de los dems, no me convence mucho. Me hace pensar en la compasin como un escaln
que est por encima de m, como si tratase de tener la iluminacin del Shakyamuni 9.
Al terminar mi respuesta l volvi a rer, yo me senta con mayor confianza respecto
a su persona, de alguna manera nos estbamos entendiendo. Reincorporndose un poco
volvi a su rostro serio y comenz a hablar:
Eres imposible, pero sigamos con esta fantasa. En su da, Dewey era de la opinin
como yo en la actualidad de que detrs de nuestro sentimiento de obligacin frente a los
que sufren no haba nada ms grande, imperecedero y seguro que un determinado
fenmeno histrico de carcter contingente: la paulatina extensin del sentimiento de que
los sufrimientos de los dems son importantes, con independencia de si pertenecen a la
propia familia, a la misma tribu, religin, pueblo o grupo

de inteligencia que uno

mismo Esto quiere decir que el sentimiento de la obligacin moral depende menos de la
comprensin que del condicionamiento. Adems significa que no es posible demostrar de
manera coherente el concepto de la percepcin comprendedora, en cualquier mbito, ya

Ibid. Pg. 148.


Jean Baudrillard a travs de una serie de cuestionamientos introduce una duda de las relaciones sociales y
las lleva a su nocin de simulacro: Pero entonces, si lo social es a la vez destruido por lo que lo produce (los
media, la informacin), reabsorbido por lo que produce (las masas), se sigue de ello que su definicin es
nula, y que ese trmino que sirve de coartada universal de todos los discursos, ya no analiza nada, ya no
designa nada esconde que no es ms que abstraccin y residuo, e incluso simplemente efecto social,
simulacin y tromp-loeil. Baudrillard, J (1978/2008). Cultura y Simulacro. Editorial Kairs: Barcelona. Pg.
172.
9
Otra forma de referirse a Siddhartha Gautama.
8

sea la fsica o la tica, en el sentido de ver aquello que est ah con independencia de las
necesidades y deseos humanos.
Entonces mi bsqueda se vuelve intil.
Si por intil quieres entender la bsqueda de un fundamento, de un fin ltimo, s. Si es
por lo contrario, tu bsqueda no es ms que el inicio de un camino lleno de interrogantes.
Creo entender la diferencia que enmarcan sus palabras. An as me parece que estamos de
acuerdo en que la comprensin del sufrimiento ajeno es prcticamente imposible desde la
razn. An as sigo teniendo algunas otras cuestiones que me gustara resolver.
Por ejemplo?
Por ejemplo, qu pasa con la violencia? dentro de aquello que he encontrado como
propuesta, este movimiento de acogida tena tambin el efecto de la responsabilidad, por lo
tanto iba en favor de eliminar la violencia contra el prjimo. Cierto es que puede parecer
bastante inocente, que slo estando presente frente al otro se cancele esta violencia. O por
otra parte, que siguiendo a los cnones de las visiones psicoanalticas, esta violencia contra
otro se convierta en violencia contra m mismo, es decir en la sofocacin de mis pulsiones y
mis deseos, la domeacin de lo propio en beneficio de lo social. Y en caso de que no se
lograse este paso a la vida social por parte de algn miembro qu lugar le quedara?
Son varias cuestiones las que tienes ah, veamos qu se puede hacer con ellas. Por
ejemplo, para Stuart Mill, Dewey, Habermas y los dems filsofos de la democracia social
la respuesta a la pregunta son malos algunos deseos humanos? es no, pero algunos
deseos ponen un palo entre las ruedas de nuestro proyecto de maximizar la satisfaccin
completa del deseo. Por ejemplo, mi deseo de que mis hijos tengan ms para comer que
los hijos de mis vecinos no es intrnsecamente malvado, pero ese deseo no debera hacerse
realidad. No existe un deseo intrnsecamente malvado, slo existen deseos que subordinar
a otro en pro de la equidad. Para quienes adoptan el ideal utilitarista de maximizacin de
la felicidad, el progreso moral consiste en ampliar la franja de personas cuyos deseos
tomar en consideracin. Todo estriba en hacer lo que el filsofo Peter Singer define como

ampliar el crculo del nosotros, aumentar la cantidad de personas que consideramos


parte de nuestro grupo10.
En verdad que slo puedo estar ms que de acuerdo con eso. Estoy de acuerdo en que no
hay deseos malos por parte de los seres humanos, es ah donde creo que muchas visiones
fallan, otorgando juicios moralinos al acontecer humano, sin preocuparse por observar el
sufrimiento que en ello se encuentra. Eso me recuerda un poco a las palabras de Scrates,
dirigindose a Polo: Pues en mi opinin, el que obra mal y es injusto es totalmente
desgraciado; ms desgraciado, sin embargo, si no paga la pena y alcanza el castigo por
parte de los dioses y de los hombres11.
Cmo es que te recuerda eso?
Mi recepcin e interpretacin del pensamiento platnico puede ser la menos apropiada,
no obstante me atrever a contarle porqu veo esto de manera similar a las cuestiones que
usted planteaba. En primer lugar, la desgracia de la que habla Platn en voz de Scrates es
la exclusin, eso lo vemos todava en nuestros das, los suyos y los mos. Los criminales,
los enfermos, aquellos que no se incorporan en el circulo del nosotros son puestos a la
deriva como pasajeros de esa legendaria nave Narrenschiff de la que ya nos hablaba
Foucault en su Historia de la locura, sujetos a los que no se les da cabida en ninguna parte,
desechos de la sociedad, esforzados al desalojo, ya que nos recuerdan la fragilidad de
nuestras elecciones. Que desgracia ms grande puede haber que la anulacin del sujeto! En
segundo lugar aunque en esas lneas no lo mencione, s est puesto sobre la mesa, el que
paga su crimen es menos desgraciado en qu sentido se preguntar?, justo en que para
pagar por un crimen se necesita a otro que cobre esa cuenta, no quiero decir aqu que estoy
a favor del castigo como tal, esa es otra cuestin. Lo que quiero decir es que los
dispositivos deberan, aunque burocrticamente as aparecen, estar dispuestos para la reinclusin y remarco re-inclusin, no reinsercin como ahora se le nombra. La inclusin
apunta hacia un movimiento, tal vez a ese movimiento de acogida, que para m sirve para
ampliar el nosotros.
10

Rorty, R. (2009) Una tica para laicos. Presentacin de Gianni Vattimo. Katz discusiones: Barcelona. Pg.
25, 26.
11
Platn (2010) Gorgias. Platn I. Biblioteca Grandes Pensadores. RBA Coleccionables Editorial Gredos:
Madrid. Pg. 333.

Ya parece que se entiende otro poco ms aquello que te tiene tumbado ah donde ests.
Me gustara agregar algo ms respecto a esto que dices, porque me parece que omites algo
importante en el seguimiento que haces, la felicidad. Los hombres necesitan que se los
haga ms felices, no que se los redima, porque no son seres degradados, almas
inmateriales apresadas en cuerpos materiales, almas inocentes corrompidas por el pecado
original. Son, tal como sostena Friedrich Nietzsche, animales inteligentes. Inteligentes
porque, a diferencia de otros animales, aprendieron cmo colaborar unos con los otros
para del mejor modo hacer realidad sus deseos De hecho, nuestra inteligencia no slo
nos permiti adecuar los medios a nuestros fines, sino tambin imaginar nuevos fines,
elegir nuevos ideales12.
No olvido las palabras de Nietzsche, es por eso que lo mencionaba antes, ese bho que se
ha cruzado delante de m, son ustedes. Me han permitido ampliar mi horizonte, recalibrar
mis pupilas y aguzar mi vista, slo un poco ms. Aves de presa que abren sus garras en
torno mo, no me devoran, slo me rasguan para comprobar que estoy vivo, el sabor de la
carne inerte es horrible para los que se alimentan del mundo. No es que piense que hasta
aqu he llegado slo, al contrario, no podra haberlo hecho sin la ayuda de los vivos y sin la
ayuda de alegres shinigami como usted. Esas mscaras empotradas en la pared jams
podrn captar toda la animosidad que provocan, eso les rebasa.
Por un momento escucho una respiracin, es l, sentado detrs de m. Escucho
tambin el andar del reloj, el murmullo de la madera en el suelo, el viento que empieza a
correr con mayor intensidad en el exterior. La luz que nos es intensa, aparece un poco
molesta para mis ojos, como si hubiesen permanecido cerrados desde siempre. Mi
respiracin se desacelera tambin, me tomo un pequeo descanso antes de entregarme
nuevamente a la acogida de mis compaeros, esta sensacin me recuerda lo vulnerable que
soy, an as me siento plcido ya que no poda estar en otro lugar en este momento, slo
aqu, bajo su mirada y las de las mscaras. Ya casi es hora.
Y estoy de acuerdo con usted, Sr. Rorty, con usted y con ese viajero incansable llamado
Nietzsche, que si bien recuerdo deca esto que es conveniente a la ocasin: El que no
12

Rorty, R. (2009) Una tica para laicos. Presentacin de Gianni Vattimo. Katz discusiones: Barcelona. Pg.
22.

comprende su vida ms que como un punto en la evolucin de una raza, de un Estado o de


una ciencia, y, por consiguiente, quiere subordinarse por completo al desarrollo de una
materia determinada, a la historia de que forma parte, no ha comprendido la misin que le
impone la existencia, y tendr que aprenderla de nuevo. Este eterno devenir es un guiol
embustero que hace que el hombre se olvide de s mismo, es la diversin que dispersa al
individuo a todos los vientos, es la alegra sin fin de la bufonada que ese gran nio al que
llamamos nuestro tiempo juga con nosotros y ante nosotros. El herosmo de la veracidad
consiste precisamente en que un da dejemos de ser sus juguetes 13. No soy partidario del
olvido del yo o de uno mismo, de renunciar a los deseos propios por ejecutar slo los de los
dems, no soy partidario de la santidad. Soy partidario de la comunidad, de los lazos de
fraternidad, de la ayuda mutua, del goce mutuo, de vivir con otros, no especficamente para
otros. Para quin se realizan todos los actos posibles? Para la felicidad de uno mismo y de
los dems.
Una vez ms Richard Rorty, sonre ante mi cara de incredulidad, se lleva la mano
derecha frente a la boca, luego rpidamente pasa sus dedos por el cabello del costado de su
cabeza. Y al final con un ademn de despedida suelta frase en un grito alegre que se pierde
poco a poco:
No debes olvidar afirmar la propia finitud, es decir, aceptar que aquello que nos importa
especialmente puede ser algo por lo que otras personas tal vez nunca se entusiasmarn
particularmente14.
Se nos acab el tiempo frase que rompe mi intimidad . Como un nio pequeo
que acaba de despertar de la siesta vespertina, me levanto un tanto molesto, con un apetito
feroz. Nuevamente nos estrechamos las manos en seal de despedida. l me recuerda mi
prximo horario, yo sigo acomodndome a este mundo. Cruzo el umbral de la puerta y slo
alcanzo a darle las gracias y decirle algo entusiasta: Hasta la prxima vez!
Ya en la calle pienso nuevamente en Rorty, tal vez despus de todo tenga razn.
Pero por el momento slo es tiempo de comer algo, el estmago me revienta de nuevo.
13

Nietzsche, F. (1874/1932) Schopenhauer educador. Consideraciones Intempestivas. Obras completas de


Federico Nietzsche Tomo II. M. Aguilar Editor: Madrid. Pg. 192.
14
Rorty, R. (2002) Filosofa y futuro. Gedisa Editorial: Barcelona. Pg. 147.

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