La Secularización de La Filosofía
La Secularización de La Filosofía
La Secularización de La Filosofía
Siempre que entro a esta habitacin siento que el tiempo se transforma, no hay
futuro ni pasado ni presente, todos son al unsono de
mscaras que me hacen pensar ms en los shinigami1 que en cualquier otra cosa, perversa
evocacin que siempre me delata. Preocupado siempre por otro mundo.
Me tiro, me tumbo! derribado en ese mueble ya viejo con un olor renovado. Y
todos aparecen, ya no soy yo, son todos aquellos que me acompaan, ltimamente la
mayora son como esos shinigami, pensando en espritus que hablan incluso despus de la
muerte, me dicen muchas cosas que an no alcanzo a comprender del todo, tal vez nunca lo
haga. Sin embargo toda su lucidez me revienta el estmago, me hace sentir incmodo, me
interrogo sobre sus razones, sobre sus intenciones para con los vivos, incluso aquellos que
an no lo estaban mientras ellos s pueden ellos contestar a mis preguntas? Estos
shinigami no invitan a la muerte, al contrario invitan a vivir, a pensar sobre la vida y sus
implicaciones, que no son pocas.
Amordazado voluntariamente dejo que todo fluya sin ningn control, al menos no el
que creo poseer de forma cotidiana, cuando me freno al relatar cierta ancdota u omito un
comentario que pienso puede ser inoportuno o fatuo para mis interlocutores. Quin quiere
hablar a fin de cuentas? Irremediablemente respondo Yo! sin siquiera indagar qu es
eso. Y entonces comienza.
Empiezo cuestionando qu es lo que puede resolverse ac dentro, a dnde me
llevar todo eso, no preciso hablar de mis padres o de mi infancia, de mis amores o
desencuentros, eso a lo largo del tiempo ha dejado de inquietarme, al menos he entendido
pienso qu me sucede a m, ya no me ofuscan esas situaciones. Pero me preocupa todo lo
dems, aquellos a los que conozco y los que no, veo a muchos sufrir, un sufrimiento
cargado de anhelo, una aoranza. En ocasiones creo que lo que se aora es el amor, pero no
el amor erotizado por la sexualidad banal, sino un amor que reconforta, aqul que es clido
y poderoso. Un contacto de almas tan deseado como el que se hace con el cuerpo, parecen,
parecemos, desconectados. No podemos ser libres y mucho menos comunicarnos, eso es lo
que pienso todo el tiempo cmo podemos llevarnos bien y tratar de construir sociedades
mejores, si no podemos mirarnos y entendernos entre nosotros? Es ah donde el primero de
esos espritus aparece, en la visin de un viejo estadounidense, Richard Rorty, cuyas cejas
1
encrespadas rompen la docilidad de un rostro que lucira feliz y apacible. An as, no deja
de lucir feliz, pero parece atento, en guardia, a la espera de algn asalto.
Cmo podemos generara una mejor sociedad? le pregunto .
Seguramente ests pensando en una utopa por qu la buscas? dijo Rorty .
Su pregunta me avasalla, es acaso que mi bsqueda por entenderme con los otros,
en conjunto con ellos y no entenderlos a ellos como si fuesen algo ajeno a m mismo, tiene
la razn ms egosta de todas quiz no me entiendo a m mismo como haba credo? por
qu estoy en bsqueda de una utopa? ser que slo pienso en estar bien yo? Quiero ser
un poco ms libre respondo como acto reflejo. El viejo Richard, se sonre, me mira
fijamente y contesta:
Se nota que eres joven, con bastante mpetu pero un poco atribulado qu buscas en
realidad? una verdad? Eso es prcticamente imposible, no existe una verdad. El
conocimiento completo del cosmos nos es ajeno, no hay ojos humanos que alcancen a
mirar en la obscuridad. La veracidad, en cambio, es temporal, contingente y frgil, como
tambin la libertad. Sin embargo podemos reconocerlas a ambas cuando las poseemos. De
hecho, la libertad que ms apreciamos es aquella de ser francos frente a los dems sin ser
castigados por ello2.
Y cmo lograrlo? Cmo poder ser francos ante los dems? He de confesar que me
parece imposible llevarlo a cabo, no porque no se quiera, al contrario, creo que ese deseo se
encuentra en todos y cada uno de nosotros. Nos lleva a vivir vidas llenas de amor y de
sufrimiento justo con el fin de poder ser sinceros con otros, pero los otros no nos entienden,
y tampoco es porque no quieran, no pueden. No es como lo que Lyotard propone, en las
relaciones humanas no se puede generar un juego de lenguaje comn, hacer las propias
jugadas y esperar las de los otros. Al parecer todos portan su propio juego de lenguaje,
indescifrable, encriptado. Muchas veces sueo con la imagen del cuadro de Pieter Brueghel
el Viejo, esa Torre de Babel en construccin, lenguajes propios en construccin,
multiplicidad infinita en un solo espacio, el sujeto.
Nietzsche, F. (1883/2009) As hablaba Zaratustra: Un libro para todos y para nadie. Universidad
Veracruzana: Mxico. Pg. 173.
4
Rorty, R. (2002) Filosofa y futuro. Gedisa Editorial: Barcelona. Pg. 147. Se eliminaros los parntesis del
original para trasladarlo al contexto del dilogo.
5
Freud, S. (1927/2009) El porvenir de una ilusin. Sigmund Freud Obras Completas. Tomo XXI. Amorrortu
editores: Buenos Aires. Pg. 30, 31.
tranquilizante, eres igual que una cigarra, se te encuentra por el ruido. Vives en un mundo
aparte, buscando un universal. La universalidad, que automticamente hara que lo comn
fuera mejor que lo no compartido, no tiene nada de sagrado. Aquello para lo que se puede
lograr el consenso de todos, lo universal, no merece automticamente la prioridad frente a
lo que no permite lograrlo, lo idiosincrsico6.
Es usted ms belicoso de lo que esperaba. Pero quisiera hacer algunas puntuaciones sobre
mis intereses y sobre aquella imposibilidad que afloraba hace unos momentos. Mi inters
genuino se encuentra dentro del marco de las relaciones humanas, ya que ests a mi parecer
son fundantes del sujeto. Pero no es una mera cuestin de perspectiva, donde acaso slo es
necesario un reflejo de mi persona en otra para poder compaginar una realidad, social, por
as decirlo. Pienso, como ya en su tiempo lo plante bien el filsofo francs Ren
Descartes, que la nica seguridad que tiene un sujeto es de ser l, es decir de tener un Yo.
Yo soy yo y nadie ms, en una designacin ms vulgarizada. Ahora este sujeto puede
formarse en diferentes caminos, elegir todo aquello que le sea apetecible, todo aquello que
lo satisfaga y evitar as las penurias del mundo. Sin embargo existen ciertas necesidades
que slo se satisfacen con la presencia de un semejante, o mejor dicho por la presencia de
otro ser humano, pero si la mayora obtiene sus satisfacciones sin la interaccin concreta
con otro sujeto y se contentan con ello, ah mismo clausuran la posibilidad de satisfacer las
otras que yo llamara de amor. Ese es el sufrimiento del que he venido hablndole desde
hace un rato. Ah yo concordara con Emmanuel Levins cuando propone una
responsabilidad con el otro, una acogida qu otro movimiento puede interpelar ms tanto
al otro sujeto como a mi mismo?
Yo, belicoso? Por favor. Mejor djame continuar, quiero hablarte de lo que pienso al
respecto de la problemtica que planteas, ahora pareces ser un poco ms claro, pero slo un
poco. El hecho de tener obligaciones frente a otras personas, de no hacerlas sufrir, de
ayudarles a derribar a los tiranos, de darles de comer cuando tienen hambre, no se deriva
que lo que se tiene en comn con otras personas sea ms importante que todo lo dems. Lo
que tenemos en comn con los dems, una vez que tengamos en claro estas obligaciones
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Rorty, R. (2002) Filosofa y futuro. Gedisa Editorial: Barcelona. Pg. 148. Se eliminaros los parntesis del
original para trasladarlo al contexto del dilogo.
mismo Esto quiere decir que el sentimiento de la obligacin moral depende menos de la
comprensin que del condicionamiento. Adems significa que no es posible demostrar de
manera coherente el concepto de la percepcin comprendedora, en cualquier mbito, ya
sea la fsica o la tica, en el sentido de ver aquello que est ah con independencia de las
necesidades y deseos humanos.
Entonces mi bsqueda se vuelve intil.
Si por intil quieres entender la bsqueda de un fundamento, de un fin ltimo, s. Si es
por lo contrario, tu bsqueda no es ms que el inicio de un camino lleno de interrogantes.
Creo entender la diferencia que enmarcan sus palabras. An as me parece que estamos de
acuerdo en que la comprensin del sufrimiento ajeno es prcticamente imposible desde la
razn. An as sigo teniendo algunas otras cuestiones que me gustara resolver.
Por ejemplo?
Por ejemplo, qu pasa con la violencia? dentro de aquello que he encontrado como
propuesta, este movimiento de acogida tena tambin el efecto de la responsabilidad, por lo
tanto iba en favor de eliminar la violencia contra el prjimo. Cierto es que puede parecer
bastante inocente, que slo estando presente frente al otro se cancele esta violencia. O por
otra parte, que siguiendo a los cnones de las visiones psicoanalticas, esta violencia contra
otro se convierta en violencia contra m mismo, es decir en la sofocacin de mis pulsiones y
mis deseos, la domeacin de lo propio en beneficio de lo social. Y en caso de que no se
lograse este paso a la vida social por parte de algn miembro qu lugar le quedara?
Son varias cuestiones las que tienes ah, veamos qu se puede hacer con ellas. Por
ejemplo, para Stuart Mill, Dewey, Habermas y los dems filsofos de la democracia social
la respuesta a la pregunta son malos algunos deseos humanos? es no, pero algunos
deseos ponen un palo entre las ruedas de nuestro proyecto de maximizar la satisfaccin
completa del deseo. Por ejemplo, mi deseo de que mis hijos tengan ms para comer que
los hijos de mis vecinos no es intrnsecamente malvado, pero ese deseo no debera hacerse
realidad. No existe un deseo intrnsecamente malvado, slo existen deseos que subordinar
a otro en pro de la equidad. Para quienes adoptan el ideal utilitarista de maximizacin de
la felicidad, el progreso moral consiste en ampliar la franja de personas cuyos deseos
tomar en consideracin. Todo estriba en hacer lo que el filsofo Peter Singer define como
Rorty, R. (2009) Una tica para laicos. Presentacin de Gianni Vattimo. Katz discusiones: Barcelona. Pg.
25, 26.
11
Platn (2010) Gorgias. Platn I. Biblioteca Grandes Pensadores. RBA Coleccionables Editorial Gredos:
Madrid. Pg. 333.
Ya parece que se entiende otro poco ms aquello que te tiene tumbado ah donde ests.
Me gustara agregar algo ms respecto a esto que dices, porque me parece que omites algo
importante en el seguimiento que haces, la felicidad. Los hombres necesitan que se los
haga ms felices, no que se los redima, porque no son seres degradados, almas
inmateriales apresadas en cuerpos materiales, almas inocentes corrompidas por el pecado
original. Son, tal como sostena Friedrich Nietzsche, animales inteligentes. Inteligentes
porque, a diferencia de otros animales, aprendieron cmo colaborar unos con los otros
para del mejor modo hacer realidad sus deseos De hecho, nuestra inteligencia no slo
nos permiti adecuar los medios a nuestros fines, sino tambin imaginar nuevos fines,
elegir nuevos ideales12.
No olvido las palabras de Nietzsche, es por eso que lo mencionaba antes, ese bho que se
ha cruzado delante de m, son ustedes. Me han permitido ampliar mi horizonte, recalibrar
mis pupilas y aguzar mi vista, slo un poco ms. Aves de presa que abren sus garras en
torno mo, no me devoran, slo me rasguan para comprobar que estoy vivo, el sabor de la
carne inerte es horrible para los que se alimentan del mundo. No es que piense que hasta
aqu he llegado slo, al contrario, no podra haberlo hecho sin la ayuda de los vivos y sin la
ayuda de alegres shinigami como usted. Esas mscaras empotradas en la pared jams
podrn captar toda la animosidad que provocan, eso les rebasa.
Por un momento escucho una respiracin, es l, sentado detrs de m. Escucho
tambin el andar del reloj, el murmullo de la madera en el suelo, el viento que empieza a
correr con mayor intensidad en el exterior. La luz que nos es intensa, aparece un poco
molesta para mis ojos, como si hubiesen permanecido cerrados desde siempre. Mi
respiracin se desacelera tambin, me tomo un pequeo descanso antes de entregarme
nuevamente a la acogida de mis compaeros, esta sensacin me recuerda lo vulnerable que
soy, an as me siento plcido ya que no poda estar en otro lugar en este momento, slo
aqu, bajo su mirada y las de las mscaras. Ya casi es hora.
Y estoy de acuerdo con usted, Sr. Rorty, con usted y con ese viajero incansable llamado
Nietzsche, que si bien recuerdo deca esto que es conveniente a la ocasin: El que no
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Rorty, R. (2009) Una tica para laicos. Presentacin de Gianni Vattimo. Katz discusiones: Barcelona. Pg.
22.