Leccionario para Las Exequias - A4
Leccionario para Las Exequias - A4
Leccionario para Las Exequias - A4
DE ADULTOS
Palabra de Dios.
II
Los recibi como sacrificio de holocausto
El texto entre [ ] puede suprimirse por razones pastorales.
Palabra de Dios.
3
III
La edad avanzada, una vida sin tacha
Palabra de Dios.
IV
Palabra de Dios.
Palabra de Dios.
VI
Palabra de Dios.
VII
Pues vea que a los que haban muerto piadosamente les estaba reservado un
magnfico premio.
Es una idea piadosa y santa rezar por los difuntos para que sean liberados
del pecado.
Palabra de Dios.
Palabra de Dios.
II
Justificados ahora por su sangre, seremos por l salvos de la clera
Hermanos:
La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones con el Espritu Santo que nos ha dado.
En efecto, cuando estbamos todava sin fuerza, en el tiempo sealado,
Cristo muri por impos en verdad, apenas habr quien muera por un justo; por
un hombre de bien tal vez se atrevera uno a morir; mas la prueba de que Dios
nos ama es que Cristo, siendo nosotros todava pecadores, muri por nosotros.
Con cunta ms razn, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por
l salvos de la clera!
Si cuando ramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte
de su Hijo, con cunta ms razn, estando ya reconciliados, seremos salvos por
su vida!
Y no slo eso, sino que tambin nos gloriamos en Dios, por nuestro Seor
Jesucristo; por quien hemos obtenido ahora la reconciliacin.
Palabra de Dios.
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III
Donde rein el pecado, reinar la gracia
IV
Andemos en una vida nueva
El texto entre [ ] puede suprimirse por razones pastorales.
Palabra de Dios.
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V
Aguardando la redencin de nuestro cuerpo
Palabra de Dios.
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VI
Quin podr apartarnos del amor de Cristo?
Lectura de la carta del Apstol San Pablo a los Romanos 8, 31b-35. 37-39
Hermanos:
Si Dios est con nosotros, quin estar contra nosotros?
El que no perdon a su propio Hijo,
sino que lo entreg a la muerte por nosotros,
cmo no nos dar todo con l?
Quin acusar a los elegidos de Dios?
Dios es el que justifica.
Quin condenar?
Ser acaso Cristo que muri,
ms an, resucit y est a la derecha de Dios,
y que intercede por nosotros?
Quin podr apartarnos del amor de Cristo?;
la afliccin?, la angustia?, la persecucin?, el hambre?,
La desnudez?, el peligro?, la espada?
Pero en todo esto vencemos fcilmente por aqul que nos ha amado. Pues
estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ngeles, ni principados, ni
presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna,
podr apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jess, Seor nuestro.
Palabra de Dios.
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VII
En la vida y en la muerte somos del Seor
Lectura de la carta del Apstol San Pablo a los Romanos 14, 7-9. 10b-12
Hermanos:
Palabra de Dios.
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VIII
Por Cristo todos volvern a la vida
El texto entre [ ] puede suprimirse por razones pastorales.
Lectura de la primera carta del Apstol San Pablo a los Corintios 15, 20-24a. 25-28
Hermanos:
Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto.
Palabra de Dios.
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IX
La muerte ha sido absorbida en la victoria
Lectura de la primera carta del Apstol San Pablo a los Corintios 15, 51-57
Hermanos:
Les voy a declarar un misterio: No todos moriremos, pero todos nos
veremos transformados.
En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque de la ltima trompeta;
porque resonar, y los muertos despertarn incorruptibles y nosotros nos
veremos transformados.
Porque este cuerpo corruptible tiene que vestirse de incorrupcin, y este
mortal tiene que vestirse de inmortalidad. Cuando este cuerpo corruptible se
vista de incorrupcin, y este mortal se vista de inmortalidad, entonces se
cumplir la palabra escrita:
La muerte ha sido absorbida en la victoria.
Dnde est, muerte, tu victoria?
Dnde est, muerte, tu aguijn?
El aguijn de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la ley.
Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Seor Jesucristo!
Palabra de Dios.
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X
Tenemos una casa eterna en los cielos
Lectura de la segunda carta del Apstol San Pablo a los Corintios 5, 1. 6-10
Hermanos:
Es cosa que ya sabemos: Si se destruye este, nuestro tabernculo terreno,
tenemos un slido edificio construido por Dios, una casa que no ha sido
levantada por mano de hombre y que tiene duracin eterna en los cielos.
Palabra de Dios.
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XI
Transformar nuestra condicin humilde,
segn el modelo de su condicin gloriosa
XII
Estaremos siempre con el Seor
Lectura de la primera carta del Apstol San Pablo a los Tesalonicenses 4, 12-17
Hermanos:
No queremos que ignoren la suerte de los difuntos, para que no se apenen
como los hombres sin esperanza.
Pues si creemos que Jess ha muerto y resucitado, del mismo modo a los
que han muerto en Jess, Dios los llevar con l.
Esto es lo que decimos como Palabra del Seor:
Nosotros, los que vivimos y quedamos para su venida, no aventajaremos a
los difuntos.
Pues l mismo, el Seor, a la voz del arcngel y al son de la trompeta
divina, descender del cielo; y los muertos en Cristo resucitarn en primer
lugar.
Despus nosotros, los que an vivimos, seremos arrebatados con ellos en la
nube, al encuentro del Seor, en el aire.
Y as estaremos siempre con el Seor.
Consulense, pues, mutuamente con estas palabras.
Palabra de Dios.
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XIII
Querido hermano:
Haz memoria de Jesucristo el Seor,
resucitado de entre los muertos,
nacido del linaje de David.
Este ha sido mi Evangelio,
por el que sufro hasta llevar cadenas,
como un malhechor.
Pero la Palabra de Dios no est encadenada.
Por eso lo aguanto todo por los elegidos,
para que ellos tambin alcancen la salvacin,
lograda por Cristo Jess, con la gloria eterna.
Es doctrina segura:
Si morimos con l, viviremos con l.
Si perseveramos, reinaremos con l.
Si lo negamos, tambin l nos negar.
Si somos infieles, l permanece fiel,
porque no puede negarse a s mismo.
Palabra de Dios.
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XIV
Le veremos tal cual es
XV
Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida
porque amamos a los hermanos
XVI
Dichosos los que mueren en el Seor
XVIII
Ya no habr muerte
SALMOS RESPONSORIALES
I
Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
R. El Seor es mi pastor, nada me falta.
O bien:
24
II
25
III
Sal 26, 1. 4. 7 y 8b y 9a. 13-14
R. El Seor es mi luz y mi salvacin.
O bien:
26
IV
Sal 41, 2. 3. 5bcd; 42, 3. 4. 5
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo:
Cundo entrar a ver el rostro de Dios?
- Como busca la cierva corrientes de agua,
as mi alma te busca a ti, Dios mo. R.
- Tiene sed de Dios, del Dios vivo:
Cundo entrar a ver el rostro de Dios? R.
- Y desahogo mi alma conmigo:
cmo marchaba a la cabeza del grupo
hacia la casa de Dios,
entre cantos de jbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. R.
- Enva tu luz y tu verdad:
que ellas me guen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.
- Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegra;
que te d gracias al son de la ctara,
Dios, Dios mo. R.
- Por qu te acongojas, alma ma,
por qu te me turbas?
Espera en Dios, que volvers a alabarlo:
Salud de mi rostro, Dios mo. R.
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28
VI
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VII
Aleluya.
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VIII
Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5. 6-7. 8-9
R. Qu alegra cuando me dijeron:
Vamos a la casa del Seor
O bien:
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IX
Sal 129, 1-2. 3-4ab. 4c-6. 7-8
R. Desde lo hondo a ti grito, Seor.
O bien:
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I
Te doy gracias, Padre,
porque has revelado los misterios del Reino
a la gente sencilla.
Mt 11, 25
II
Vengan ustedes, benditos de mi Padre,
dice el Seor;
hereden el reino preparado para ustedes
desde la creacin del mundo.
Mt 25, 34
III
Tanto am Dios al mundo,
que entreg a su Hijo nico.
Todos los que creen en l
tienen vida eterna.
Jn 3, 16
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IV
Esta es la voluntad de mi Padre:
que no pierda nada de lo que me dio,
sino que lo resucite en el ltimo da.
Jn 6, 39
V
Esta es la voluntad de mi Padre:
que todo el que cree en el Hijo
tenga vida eterna,
y yo lo resucitar en el ltimo da.
Jn 6, 40
VI
Yo soy la resurreccin y la vida,
dice el Seor;
el que cree en m no morir jams.
Jn 11, 25a. 26
VII
Nosotros somos ciudadanos del cielo,
de donde aguardamos un Salvador:
el Seor Jesucristo.
Flm 3, 20
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VIII
IX
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EVANGELIOS
I
Estn alegres y contentos, porque la recompensa ser grande en el cielo
37
II
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III
Que llega el esposo, salgan a recibirlo!
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IV
Venid vosotros, benditos de mi Padre
V
Jess, dando un fuerte grito, expir
El texto entre [ ] puede suprimirse por razones pastorales.
Lectura del santo Evangelio segn San Marcos 15, 33-39; 16, 1-6
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VI
En aquel tiempo, iba Jess camino de una ciudad llamada Nan, e iban con
l sus discpulos y mucho gento.
Cuando estaba cerca de la ciudad, result que sacaban a enterrar a un
muerto, hijo nico de su madre, que era viuda; y un gento considerable de la
ciudad la acompaaba.
Al verla el Seor, le dio lstima y le dijo:
No llores.
Se acerc al atad (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
Muchacho, a ti te lo digo, levntate!
El muerto se incorpor y empez a hablar y Jess se lo entreg a su madre.
Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios diciendo:
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
La noticia del hecho se divulg por toda la comarca y por Judea entera.
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VII
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VIII
Lectura del santo Evangelio segn San Lucas 23, 33. 39-43
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IX
Padre, a tus manos encomiendo mi espritu
El texto entre [ ] puede suprimirse por razones pastorales.
Lectura del santo Evangelio segn San Lucas 23, 44-49; 24, 1-6
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XI
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XII
El que come este pan tiene vida eterna y yo lo resucitar en el ltimo da
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan, vivir
para siempre. Y el pan que yo dar es mi carne, para la vida del mundo.
Disputaban entonces los judos entre s:
Cmo puede ste darnos a comer su carne?
Entonces Jess les dijo:
Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su
sangre, no tendrn vida en ustedes El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna, y yo lo resucitar en el ltimo da.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mi y yo en l.
El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo,
el que me come, vivir por m.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo
comieron y murieron: el que come este pan vivir para siempre.
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XIV
Lzaro, ven afuera
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