Alighieri Comedia - Purgatorio
Alighieri Comedia - Purgatorio
Alighieri Comedia - Purgatorio
Montevideo, 1994
LUCE FABBRI-CRESSATTI
UNIVERSIDAD DE LA REPUBLICA
DEPARTAME TO DE PUBLICACIONES
PURGATORIO
CANTO I
/za, para cruzar mejores aguas,
su vela el barquichuelo de mi ingenio,
que deja tras de s mar tan cruel.
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NOTAS AL CANTO I
v.v. 1-12 - Estos cuatros tercetos sirven de introduccin a toda la segunda cntica.
Figuran en ellos las musas, para obedecer a una tradicin de origen clsico, y, a la vez,
a una ntima vocacin del poeta; pero en forma ms destacada, encontramos aqu un
fuerte atisbo autobiogrfico en la imagen del barquichuelo, que Dante ha sacado del
acervo de los lugares comunes poticos, para transformarlo en un mito personal, que
comienza con el soneto ju ven i 1: Guido quisiera que t y Lapo y yo /furamos puestos
por encantamiento/ en un bajel. .. , sigue en el Convivio, conoce una primera
culminacin en la nave de Ulises, y, pasando por esta breve mencin del Purgatorio,
triunfa en el segundo canto del Paraso, con el navo que cantando avanza. Este navo
del conocimiento y de la poesa, en el Purgatorio es an una navecilla. El mar tan
cruel del v. 3 es el Infierno; el segundo reino (de los muertos) es el Purgatorio. En
el v. 7, resurja se contrapone a muerta. El poeta pide que ahora sus versos canten
la vida y no la muerte, la salvacin y no la condena eterna. Y pide adems que Calope,
la musa de la pica, se eleve un poco; solo un poco, porque debe cantar no la
bienaventuranza alcanzada, si no el camino penoso que lleva hasta el la. Vi rgi I i o haba
iniciado su cuarta Buclica con el hexmetro: Sicelides Musae, paulo maiora
canamus (Oh musas de Sicilia, cantemos temas algo ms elevados). El un poco
dantesco es el eco de ese algo de Virgi I io. Creo firmemente en la presencia de ese verso
de Virgilio detrs de este del Purgatorio. La cuarta Buclica, que Estado como
personaje dantesco cita textualmente en el canto XXII del Purgatorio ( v.v.70- 72) fue
escrita por un impulso muy semejante al que llev a Dante a escribir la Comedia: el
deseo ( que se transforma en esperanza religiosa y, por lo tanto, en poesa) de una
renovacin total de la humanidad en terreno moral, social y poltico que llevara a la
justicia y a la paz. La invocacin a las musas del v.8 adquiere en este contexto el tono
ardientemente apasionado de la entrega absoluta.
El adjetivo santas aplicado a las musas es apasionado, porque es audaz. No se trata
aqu de prehumanismo, sino de una sntesis_que la atmsfera cultural de la Edad
vedia favoreca, pero que, en este caso, es absolutamente dantesca_ entre el amor por
la belleza potica, el amor por Beatriz, el amor por la justicia yel amor divino. Petrarca
sentir y sufrir el conflicto entre las musas y Dios; Dante no: santifica a las musas.
Despus de esta exaltacin, el recuerdo mitolgico del terceto siguiente (la victoria de
Calope sobre las hijas de Pierio, rey de Tesalia, que la haban desafiado en el canto
> que, como castigo, fueron transformadas en urracas) parece pesado y opaco.
v.v. 13-18 - Terminada la introduccin, se reanuda el relato con un canto al cielo
cromtica).
canto, donde asistimos a la llegada del ngel con las almas penitentes a esa playa,
delante de la cual Ulises haba sido tragado por las aguas. Ya Catn haba dicho: esta
islita. Ahora Dante mismo descubre el mar. La hora matutina es la ltima hora de
la noche, cuando en las iglesias y conventos se cantaba il mattutino(los maitines, las
oraciones de la maana). Hay una vaga reminiscencia clsica, muy asimilada, en esta
personificacin de la hora, una hora nocturna, que huye ante el alba con la velocidad
de la sombra que verdaderamente se retira y con una levedad de ninfa.
Pero todo el terceto est iluminado por esa luz que tiembla sobre el mar.
v. v. 118-120 - Del paisaje volvemos a los personajes: el centro ahora est en la
conciencia. El silencio de Dante y de Virgilio est lleno de meditacin y deseo.
En los versos hay un eco del primer terceto del poema (el caminoperdidoesel punto
de partida de la accin). Pero lo que aqu sentimos es el silencio que envuelve a los dos
viajeros solitarios y a su tensin espiritual.
v.v. 121-129 - Son versos lentos, dominados por el adverbio estilnovista suavemente, empleado como signo de Virgilio, pero tambin para dar un tono dulce y
delicado a la ceremonia purificadora. En el Virgilio dantesco el Dulce Estilo se funde
con el clasicismo y, aqu en el Purgatorio, con cierta gravedad sacerdotal, que no es
ajena a la figura del autor de la Eneida, poema tan religioso como la Divina Comedia.
v.v. 130-136 - El canto se cierra coherentemente, en clave de soledad y silencio.El
terceto 130-132 alude claramente al canto infernal de Ulises. Ulises haba navegado
en aquellas aguas, pero no haba hecho experiencia del regreso, l, que haba partido
para conocer por experiencia al mundo. En el texto italiano los ltimos cuatros versos
de los dos cantos estn caracterizados por el mismo juego de rimas, y se repite en ambos
la misma expresin reveladora: com 'a/trui piacque (como lo quiso otro), que es una
verdadera cita, destinada a subrayar el contraste. La humildad y la obediencia de Dante
(simbolizadas en el junco) tienen algo de absoluto, como tiene algo de absoluto el
naufragio de Ulises: lo absoluto de la voluntad de Dios; quiso Dios la perdicin de
U I ises y la salvacin de Dante. El hecho de que aqu la vol untad de Dios se exprese por
boca de Catn no modifica esta fundamental correspondencia.
COMENTARIO GENERAL AL CANTO I
Es un hermoso canto, de tono medio, muy modulado dentro de ese tono (ya
solemnemente reposado, ya intenso y quedo, ya suspenso). Hay en l discretos juegos
de luz en la madrugada, estupor y alivio, indecisin y esperanza, gratitud por el retorno
a la tierra, a la condicin humana. La naturaleza reencontrada tiene algo de mgico.
Aquel muelle limo es menos dramticamente realista que el lodo negro infernal
(lnf. V/1-122), pero forma parte del sereno paisaje de la tierra en su pureza auroral (De
maana, antes de que el hombre se despierte, la naturaleza tiene algo de prehistrico
y de eterno, cuyo carcter concreto es, en cierto modo, permanente).
La invocacin inicial, necesariamente algo separada de lo dems, por servir de
introduccin a toda la cntica, compromete menos la unidad del canto que los pasajes
CANTO XXX
1 Cuando ya el Septentrin del primer cielo
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NOTAS Al
CANTO XXX
v.19 - Bendito seas, oh t que llegas: son las palabras con que los habitantes de
Jerusaln saludaron a Jess. Aqu se dirigen a Beatriz que est por aparecer.
v.21 - Dad lirios a manos llenas: estas palabras forman parte de un hexmetro
virgiliano (Eneida, Vl,883), con el agregado de la interjeccin o, necesaria para el
endecaslabo. Virgilio se las hace pronunciaraAnquisesen honordeMarcelo, sobrino
de Octavio. Aqu, preparan la aparicin de Beatriz. Grabher, en sus notas a este canto,
relaciona este eco virgiliano con la separacin inminente. Y, en realidad, en pocos
lugares del poema menudean tanto como en estos ltimos cantos del Purgatorio las
reminiscencias de la Eneida.
v.32 -Aqu est el sujeto (mujer) del largo perodo que empieza en el v.28 y, si
incluimos la comparacin, en el v.22: se nos presenta primero, la visin de las
nubecillas rosadas que, velando apenas el sol, nos permiten mirarlo en una aurora
serena; luego, la nube de flores que suben y vuelven a caer dentro y fuera del carro,
lanzadas por las manos de los ngeles; por fin, dentro de esa nube, y bajo un blanco
velo con corona de olivo, la mujer. Se mencionan despus del sujeto nicamente los
dems colores de su vestimenta: el verde del manto, el rojo del vestido. Tantos estos
como el del velo son colores simblicos; significan que Beatriz est revestida de las tres
virtudes teologales: la fe (el blanco), la esperanza (el verde) y la caridad (el rojo). Pero
esta ltima nocin, aunque evidente, no agrega (ni quita) nada a la imagen, que se
desarrolla en un crescendo de intensidad y de colores, desde el leve rosado inicial
a la llama viva con que se cierra, y que se relaciona, ideal y fnicamente, ms que
con la caridad en abstracto, con la antigua llama que Dante vuelve a sentir arder en
s mismo (v.48) y que es _o se est volviendo_ una forma individualizada y concreta
de esa caridad.
v.v.34-39-Secuencia anloga a la anterior, pero en la intimidad de la conciencia.
Tambin aqu la oracin principal (de antiguo amor sinti la gran potencia) est al
final de una evocacin que remonta a la Vita Nova. El sentimiento de trepidacin
amorosa, que es la nota dominante en esa obrita juvenil, vibra, con adulta intensidad,
aqu, en el v.36.
v.42 -Otra alusin a la Vita Nova; aqu se recuerda el primer encuentro entre Dante
y Beatriz, ocurrido cuando el poeta tena nueve aos (V.N. cap.ll),
v.48 - Dante se va a dirigir a Virgilio con las palabras que Virgilio mismo, en su
Eneida, atribuye a Dido (IV,23). La contigidad entre este verso virgiliano y el otro, en
que se anuncia la sorpresiva desaparicin de Virgilio, a la que justamente ahora, en la
culminacin de un proceso afectivo que empieza en la selva infernal, el poeta se dirige
con el concreto y urgente cario de un hijo (vv.42-43 y 50), contribuye a la fuerza
dramtica de la escena.
v.v.49-51 - La repeticin del nombre de Virgilio es, en el momento en que Dante
escribe, una evocacin narrativa que refleja una invocacin desesperada y muda de
Dante como protagonista de la accin; pero, entonces, esa congoja solo se deja
separado del cuerpo, un objeto embarazoso que cae al agua y, al encontrarse con la
imagen del protagonista, insoportable en ese trance, es llevado por ste, con esfuerzo,
a la pradera. Dante, pues, baja los ojos en dos tiempos. El verse reflejado en el agua
duplica el efecto anonadante de las palabras de Beatriz. Al esconder su mirada en la
hierba, ms cerca de sus pies, Dante intenta huir de s mismo. En estos ltimos cantos
del Purgatorio, Beatriz es ms que nunca la proyeccin externa de la conciencia moral
del poeta. Pero, es otra cosa la idea del ser amado, para quien verdaderamente ama?
Ese papel de Beatriz comienza en la Vita Nova y esto no impide que se trate de una
novela de amor.
v.v.79-81 -La severidad de Beatriz es amarga como para el hijo la severidad de la
madre, pero es, como sta, el producto de una cariosa piedad.
v.v. 83-84 - Los ngeles intervienen cantando el salmo XXX-XXXI, desde sus
primeras palabras: En ti puse mi esperanza, Seor, hasta el versculo 8 que termina
con mis pies (lo dems no interesa para la situacin). Toda esta primera parte del
salmo consiste en variaciones alrededor del mismo tema: la esperanza en Dios. He
aqu la justificacin de Dante por haberse atrevido a llegar hasta all: no confi en sus
mritos, sino en la bondad divina.
v. v.85-99 - La piedad de los ngeles (que cantan siguiendo la msica de los cielos
v. 9 2) disuelve el hielo que endureca el corazn del poeta, permitindole desahogarse
con lgrimas y suspiros, que salieron al exterior, con trabajo y angustia, a travs de los
ojos las primeras, de la boca los segundos. Del mismo modo, la nieve endurecida por
los vientos del Noroeste (eslavos) en los rboles (vivos postes) del Apenino (el
lomo de Italia), se derrite lentamente, goteando en s misma como una vela por el
calor del fuego, cuando sopla el viento desde Africa del Norte, el pas en el que la
sombra de los objetos al medioda llega, en algunos momentos del ao, a anularse del
todo ( el pas que pierde la sombra). La comparacin es eficacsima, tambin porque
corresponde a la figura algo rgida del poeta, que parece, a veces, tallada en madera
dura. Estamos ante otra fina manifestacin de realismo psicolgico.
Si alguien nos compadece en nuestro infortunio, ms fcilmente rompemos a llorar (la
observacin es del mismo Dante: V.Nova.XXXV,3).
v.101 - Las sustancias pas son los ngeles,, considerados por la escolstica
como puras sustancias espirituales, sin materia; Dante los llama pos, bien por
haberse mostrado piadosos hacia l, bien, en sentido religioso, por estar eternamente
dedicados a contemplar y a alabar a Dios.
v.v.103-108 - Los ngeles lo ven todo en Dios, que es un eterno presente en que
el pasado y el futuro estn comprendidos, un da eternamente continuado, sin
interrupciones de tinieblas; por eso saben todos los pasos queda el mundo (el siglo)
y ya conocen toda posible noticia sobre la vida de cada hombre. Beatriz se dirige a
ellos, porque el canto anglico haba implicado una exhortacin a la indulgencia, que
exiga respuesta, pero sus palabras tienen la finalidad de aumentar el dolor y la
confusin de Dante, pues la contriccin debe llegar a ser tan intensa como grave ha
aos.
traduccin sera a otra. Pero la expresin puede abarcar las malas compaas
_inclusive en terreno filosfico o poltico_ y los estudios profanos. El pecado de Dante,
_dice Eugenio Chiarini comentando este canto (Lectua Dantis scaligera v.ll,p.1130)
_todo lo mltiple y grave que se quiera, es el de haber olvidado el Paraso, es decir,
el bien absoluto.
v.127 - La muerte es considerada como una ascensin.
v.131 -Construye:siguiendo falsas imgenes del bien (que llevan a desilusiones
pues no cumplen todo lo que prometen): son los bienes materiales, la gloria, la
sabidura mundana, todo lo que es efmero, contrapuesto a los valores eternos, a Dios,
que es, en el mbito mental del poema, el bien verdadero.
v.1 33 - Se sobrentiende: pidindoselas a Dios.
v.138 - La perdida gente es la que padece las penas eternas del Infierno.
v. v.139-141 - El Infierno es la verdadera muerte, la muerte del alma. Beatriz baj
al Infierno para suplicar a Virgilio que acudiese en ayuda de Dante (lnf.11).
v.142 - Las normas divinas son tan ineluctables como el hado de los antiguos.
No se puede cruzar el Lete, ni saborear sus aguas, sin verdadero arrepentimiento,
atestiguado por las lgrimas. Con esta grave afirmacin final, reconocimiento de una