SEPULCROS BLANQUEADOS Somos Sepulcros Blanqueados

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SEPULCROS BLANQUEADOS, SOMOS SEPULCROS BLANQUEADOS

Por Rogelio E. Prez Daz


Usado con permiso
Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipcritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados,
que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro estn llenos de huesos de muertos
y de toda inmundicia.
(Mateo 23:27)
Dios le bendiga, hermano.
Hace unos das Dios permiti que escuchase un comentario de una persona no cristiana, el cual me ha
hecho reflexionar en el tema que ahora comparto con usted. La persona de marras, quiz con el nimo de
denigrar a los creyentes y a Jesucristo mismo, expres que slo haba conocido un cristiano autntico. No
entiende, al parecer, que se ha equivocado por exceso, pues autntico, segn el estndar nuestro, podemos
considerar uno o varios, pero segn el estndar de Dios, no hay siquiera uno.
En el mundo que vivimos no existe ni un probado cristiano. Usted puede mirar para su pastor, para un
hermano cualquiera de la congregacin y pensar para s: ste s que es un genuino cristiano!. Mas no se
engae, su naturaleza humana es dada a conformarse con algo medianamente bueno, pero Dios es un Dios
perfecto y sus expectativas no pueden ser menos que perfectas. As que, visto con los ojos de l, no existe
perfeccin en hombre alguno (Eclesiasts 7:20; Romanos 3:10). Eso s, hay por doquier millones y
millones de sepulcros blanqueados.
Observe el juicio de Dios al respecto en Mateo 23:27. Usted puede decir que aqu Jess habla de los
escribas y fariseos y, me surge entonces una pregunta: considera usted su conducta mejor que la de
estos?
Segn documentos bblicos e histricos, un escriba era un funcionario que estaba encargado de la
correspondencia de un rey, del ejrcito, etc., lo que hoy recibe el nombre de secretario. Se aplicaba
tambin a los que copiaban y explicaban las Escrituras. Los escribas son clasificados entre los principales
sacerdotes y los ancianos. Se dice de ellos que se sientan en la ctedra de Moiss y que lo que ellos
ensean ha de ser observado (Mt. 7:29; 23:2; 13:33). Un escriba era, pues, todo un erudito en temas
bblicos; lo es usted?
Mientras que fariseo se le llamaba a un militante de uno de los tres partidos judos mencionados por
Josefo en sus textos, siendo los otros dos los saduceos y los esenios. De todos ellos, los fariseos eran los
ms rigurosos (Hch. 26:5). Ellos dominaron en su poca la vida religiosa de los judos, defendan la
doctrina de la predestinacin, que estimaban compatible con el libre albedro. Crean en la inmortalidad
del alma, en la resurreccin corporal, en la existencia de los espritus, en las recompensas y en los
castigos en el mundo de ultratumba. Es usted tan celoso guardador de la ley?
Demos por sentado entonces que somos nosotros (yo el primero), tanto o ms sepulcros blanqueados
que ellos. Ciertamente, ni el prototipo de cristiano de nuestra ilustracin, ni su pastor, ni el ms
espiritual de los hermanos de la congregacin (cuidado con la aparente espiritualidad, que oculta casi
siempre una vida altamente pecaminosa!), ni usted o yo estamos a la altura de los estndares de Dios,
como hombres justos y fieles a l. Escudrie en lo ms profundo de su corazn las intenciones que
motivan cada uno de sus actos. Le pudiera decir, por ejemplo, que he hecho tal ejercicio en este mismo
instante y me he horrorizado de lo que observ: en mi corazn est el deseo de glorificar a Dios y
ayudarle a usted a mejorar su conducta como hijo de Dios con la presente reflexin, pero en mi mente

existe un deseo latente de hacerme un nombre, de que las personas que esto leen piensen: qu justo y
recto es R...!, qu perfectos son sus caminos! Vanidad, tan solo vanidad. Deca cierto predicador que
estimo, que si pudieran grabar un filme de lo ms ntimo de nuestros pensamientos y lo proyectasen, los
primeros en salir huyendo, horrorizados, seramos nosotros mismos.
Mientras ms intachable, casta y pura se vea su conducta en la apariencia externa, ms suciedad, muerte y
pudricin existen ocultas detrs. Siempre he pensado que el que es libre de culpa no tiene necesidad de
justificarse ante los hombres, ni siquiera ante Dios. Entonces, por extensin, el que trata de aparentar algo
es tan slo porque est muy lejos de serlo. Tal vez puedan parecerle duros los trminos empleados. No s
usted, pero yo siempre he necesitado escuchar de alguien esto que le digo ahora. Tristemente, nadie nunca
lo ha hecho, no s si por temor a como pueda yo reaccionar, por conformismo con mi conducta o por la
mala intencin de, como decimos ac en Cuba, dejarme que me destarre. Pero yo no temo a su reaccin,
ni estoy conforme con la conducta suya (o la ma) y, mucho menos, quiero que usted se destarre.
Por ello es que le aconsejo ponga la mira en lo perfecto y tome como patrn a imitar algo que supere
todos sus pautas humanas, que ponga su vista en Jesucristo y no en hombre alguno, pues cuando Dios
venga a medir y pesar lo va a hacer con su balanza y su vara, es decir, con su justicia que es la nica
perfecta y no con la nuestra. l siempre, si usted se arrepiente y se vuelve a l, le va a perdonar las
transgresiones, a declararlo justo, pero no por propios mritos, sino por la sangre de Cristo, por su muerte
en lugar nuestro.
All, en el Calvario, haba una cruz preparada para cada uno de nosotros que lo acogi, en perfecto y
definitivo canje, a l.
Que Dios sea con usted en todo momento, que l y usted me perdonen la franqueza.
Ministerio CRISTIANOS UNIDOS
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