Vanucci
Vanucci
Vanucci
Presidenta de la Nacin
DRA. CRISTINA FERNNDEZ DE KIRCHNER
Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos
DR. JULIO CSAR ALAK
Secretario de Derechos Humanos
Dr. Martn Fresneda
Presidente del Archivo Nacional de la Memoria
DR. RAMN TORRES MOLINA
Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
DR. EDUARDO JOZAMI
Vannucchi, Edgardo
Carta abierta de un escritor a la junta militar, Rodolfo Walsh, 24 de Marzo de 1977. Propuestas para trabajar en el aula.
2a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nacin, 2012.
32 p. ; 21x15 cm. - (Recursos para el aula / Edgardo Vannucchi)
ISBN 978-987-1407-40-8
33
Un comienzo necesario
Texto riguroso, pero de comprensin fcil. Una escritura despojada de artificios y
adjetivaciones innecesarias. Asombrosa capacidad de sntesis para esbozar en pocos prrafos las caractersticas que diferencian a la dictadura militar instalada en
1976 de las anteriores, definir su proyecto econmico y social y mostrar sin hablar
desde la ctedra- los caminos de resistencia popular. Por todo eso, la Carta Abierta
de un escritor a la Junta Militar nos resulta un texto extraordinario. Es, por cierto, el
discurso de un militante poltico que asume con naturalidad que su compromiso ya
no tiene vuelta atrs, pero es tambin el texto de alguien que se preocupa por las formas, que respeta las palabras, porque seguramente imagina un mundo en que ms
all de las voces de mando militares, de la banalizacin de cierto discurso poltico y
de las seducciones fciles de la publicidad- el lenguaje servir finalmente para que
los hombres puedan entenderse.
Ese texto preciso, sobrio y elegante, nos parece redactado al correr de la pluma. Sin
embargo, adems del trabajoso esfuerzo de correccin y simplificacin que reclama
todo escrito de esta envergadura, detrs de las afirmaciones de Walsh hay muchas
experiencias de lucha, muchas lecturas, muchas reflexiones. Por eso, adems de sus
mritos ya sealados, la Carta es un material privilegiado para el trabajo en el aula,
porque nos permite hacer el camino inverso al que hizo el autor, desentraar detrs
de esas frases apretadas buena parte de la historia del movimiento popular argentino,
de la lucha obrera y la conformacin de las organizaciones revolucionarias, del periodismo de combate que Walsh practic en el peridico de la CGT de los Argentinos.
Tambin la Carta constituye un buen guin para conocer con ms detalle las diversas
fases del proyecto regresivo que los grupos dominantes victoriosos en 1955 intentaron
imponer en la sociedad argentina.
El nombre de Walsh est ligado a dos momentos claves de ese proceso. El primero es la Operacin Masacre, en 1956, cuando la militancia popular -carente an de
la experiencia que adquirira en muchos aos de resistencia- fue sorprendida por la
feroz respuesta de los fusiladores. La ltima, veinte aos despus, cuando la victoria
popular de 1973 que haba terminado con la proscripcin del peronismo revela su carcter efmero y se impone una dictadura ms criminal que todo lo conocido por el
pas hasta entonces. La Carta resume los sentimientos de indignacin y asombro que
necesariamente la situacin provoca, pero aporta las razones que permiten entender
que la irrupcin de los genocidas no vino del cielo: en el contexto de la poltica de se-
guridad nacional que los Estados Unidos impusieron a todo el continente, la tarea de
los militares cont con el concurso de lo peor de la sociedad argentina.
Poco despus de difundida la Carta, conocimos otros escritos anteriores en los
que Walsh tambin se interrogaba sobre los caminos que sigui el movimiento popular. No era la Carta - un material de denuncia de la dictadura- el lugar indicado
para profundizar esas reflexiones autocrticas. Pero conocer esos otros textos nos
ayudar tambin a entender mejor el difundido al cumplirse un ao del golpe militar: Aquellos Papeles, escritos entre agosto y diciembre de 1976, alumbran la lucidez,
la honestidad intelectual y el coraje del escritor que eligi seguir haciendo su aporte
a la resistencia, aunque saba hasta donde haba avanzado la dictadura en la destruccin del movimiento popular.
Que el autor de este formidable texto de denuncia que es la Carta haya sido uno de
nuestros grandes escritores es algo que los argentinos debemos celebrar. Porque la
escritura luminosa de Walsh contribuye a que este alegato permanezca, permite llegar
a los sectores ms amplios, convocados por un lenguaje que puede ser grave sin pecar
de solemne, y apela a los resortes ms ntimos que hacen a la dignidad del ser humano. Aunque no es una decisin original, teniendo en cuenta el reconocimiento que la
Carta ya ha alcanzado, sera difcil, sin embargo, imaginar un inicio ms pertinente
para la Serie Recursos para el aula que hoy presenta nuestro Centro Cultural.
Eduardo Jozami
Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
NDICE
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PROPUESTAS DIDCTICAS
Primer movimiento: anlisis de la Carta
Segundo movimiento: anlisis de la obra y la figura de Rodolfo Walsh
Eje 1: Tensin entre literatura y poltica
Eje 2: Tensin entre la forma novela y otras formas de escritura (relato testimonial)
Eje 3: Tensin entre resistencia y lucha armada
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actividad sugerida
Propuestas, disparadores, puntos de partida para trabajar en el aula.
para saber ms
En este apartado encontrarn sugerencias y orientaciones para aquellos interesados en
ampliar/ complementar la informacin y el anlisis de las temticas abordadas en este
Cuadernillo.
texto
Sugiere libros o textos de consulta.
cine
Sugiere pelculas, tanto de ficcin como documentales.
www
Sugiere sitios web para acceder a archivos virtuales (textos, audios, spots publicitarios, entre otros).
Contextualizacin
con mayor lucidez y profundidad revela el proyecto de pas diseado por los militares
conjuntamente con sus socios y cmplices civiles.
Tal como expresa Daniel Link Los archivistas y los historiadores podrn corregir
con justicia cada uno de los datos que Walsh encuentra y transcribe para darle sentido al episodio ms sombro de la historia argentina. Pero no habr un solo dato que,
corregido, permita quitarle a ese texto decisivo de la modernidad occidental (comparable slo al Yo acuso de Emile Zola) la fuerza que desde un comienzo tuvo para
definir de un solo golpe lo que la dictadura era (sus fundamentos, su modo de operar,
su metafsica del mal y su carcter absolutamente suicida).3
De all la vigencia de este documento y su notable capacidad para seguir interpelando a las nuevas generaciones interesadas en el tan incmodo como necesario
ejercicio de la memoria.
3 Link, Daniel: Un escritor en el lmite; en 30 aos sin Walsh, Suplemento Radar, Pgina 12. 25.03.07.
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abogado que ose presentarlo despus que los cincuenta o sesenta que lo hacan
fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su lmite en el tiempo.
Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez das
segn manda una ley que fue respetada an en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de lmite en el tiempo ha sido complementada con la falta de lmite en
los mtodos, retrocediendo a pocas en que se oper directamente sobre las articulaciones y las vsceras de las vctimas, ahora con auxiliares quirrgicos y farmacolgicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los
testimonios junto con la picana y el submarino, el soplete de las actualizaciones
contemporneas. [2]
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la
guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafsica en la medida que el fin original de obtener informacin
se extrava en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de
machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que
perdi el verdugo, que ustedes mismos han perdido.
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4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto
despus que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadveres que en
algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros pases, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas. [5]
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en
las costas uruguayas, pequea parte quizs del cargamento de torturados hasta
la muerte en la Escuela de Mecnica de la Armada, fondeados en el Ro de la
Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 aos, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, con lastimaduras en la regin anal y fracturas
visibles segn su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubri en agosto de 1976 un vecino que
buceaba en el Lago San Roque de Crdoba, acudi a la comisara donde no le recibieron la denuncia y escribi a los diarios que no la publicaron. [6]
Treinta y cuatro cadveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho
en San Telmo el 4 de julio, diez en el Ro Lujn el 9 de octubre, sirven de marco a las
masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilmetros de Campo de
Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
12
En esos enunciados se agota la ficcin de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de Lpez Rega, capaces de atravesar la mayor guarnicin del pas en
camiones militares, de alfombrar de muertos el Ro de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Area 7, sin que se enteren el
general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre violencias de
distintos signos ni el rbitro justo entre dos terrorismos, sino la fuente misma del
terror que ha perdido el rumbo y slo puede balbucear el discurso de la muerte. [7]
La misma continuidad histrica liga el asesinato del general Carlos Prats,
durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan Jos
Torres, Zelmar Michelini, Hctor Gutirrez Ruz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democrticos en Chile,
Bolivia y Uruguay. [8]
La segura participacin en esos crmenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Polica Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a travs de la
AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a
la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es
semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa
agencia y de altos jefes del Ejrcito, encabezados por el general Menndez, en la
creacin de la Logia Libertadores de Amrica, que reemplaz a las 3 A hasta que su
papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas
como el asesinato del capitn Horacio Gndara, quien desde hace una dcada investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de Prensa
Libre Horacio Novillo apualado y calcinado, despus que ese diario denunci las
conexiones del ministro Martnez de Hoz con monopolios internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definicin de la guerra
pronunciada por uno de sus jefes: La lucha que libramos no reconoce lmites morales ni naturales, se realiza ms all del bien y del mal. [9]
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin
embargo los que mayores sufrimientos han trado al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la poltica
econmica de ese gobierno debe buscarse no slo la explicacin de sus crmenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la
miseria planificada.
En un ao han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participacin en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar [10], resucitando
as formas de trabajo forzado que no persisten ni en los ltimos reductos coloniales.
Carta abierta de un escritor a la Junta Militar. (Rodolfo Walsh, 24 de marzo de 1977)
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Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamacin colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupacin al rcord del 9% [11]
prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotrado las relaciones
de produccin a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han
querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de
delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron. [12]
Los resultados de esa poltica han sido fulminantes. En este primer ao de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa ms del 50%, el
de medicinas ha desaparecido prcticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que
nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas
mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han
reducido ustedes el presupuesto de la salud pblica a menos de un tercio de los
gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares
de mdicos, profesionales y tcnicos se suman al xodo provocado por el terror,
los bajos sueldos o la racionalizacin.
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con
que semejante poltica la convirti en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monoplicas saquean las napas subterrneas, millares de cuadras convertidas en un solo
bache porque ustedes slo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de
Mayo, el ro ms grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los
socios del ministro Martnez de Hoz arrojan en l sus residuos industriales, y la nica medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bae.
Tampoco en las metas abstractas de la economa, a las que suelen llamar el
pas, han sido ustedes ms afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla
el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dlares por habitante, una inflacin
anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre
lleg al 9%, una baja del 13% en la inversin externa constituyen tambin marcas
mundiales, raro fruto de la fra deliberacin y la cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta
disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autnoma. Mil ochocientos
millones de dlares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Polica Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que
duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras
en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%,
prueban que no hay congelacin ni desocupacin en el reino de la tortura y de la
muerte, nico campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la
cotizacin por guerrillero abatido sube ms rpido que el dlar.
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6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional segn una receta que se aplica
indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la poltica econmica de
esa Junta slo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarqua ganadera, la nueva
oligarqua especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S. Steel, la Siemens, al que estn ligados
personalmente el ministro Martnez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la produccin animal en 1976 define la
magnitud de la restauracin oligrquica emprendida por Martnez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio
Pereda: Llena de asombro que ciertos grupos pequeos pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos. [13]
El espectculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible
para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la maana duplicaron su capital sin producir ms que antes,
la rueda loca de la especulacin en dlares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el inters por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno
que vena a acabar con el festn de los corruptos.
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crdito nacional en manos
de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas
que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en
Hong Kong o Singapur y desocupacin en la Argentina. Frente al conjunto de esos
hechos cabe preguntarse quines son los aptridas de los comunicados oficiales,
dnde estn los mercenarios al servicio de intereses forneos, cul es la ideologa
que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, an cabra pedir a los seores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al pas
tras la ilusin de ganar una guerra que, an si mataran al ltimo guerrillero, no hara
ms que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace ms de veinte aos
mueven la resistencia del pueblo argentino no estarn desaparecidas sino agravadas
por el recuerdo del estrago causado y la revelacin de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he
querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado,
con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asum hace mucho
tiempo de dar testimonio en momentos difciles.
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[1] Desde enero de 1977 la Junta empez a publicar nminas incompletas de nuevos detenidos y de
liberados que en su mayora no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposicin pero
siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son an secreto militar y las condiciones para su
tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.
[2] El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya
muerto a palos, el ex diputado Muiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: Picana en los brazos, las manos, los muslos, cerca de la boca cada vez que lloraba o rezaba...
Cada veinte minutos abran la puerta y me decan que me iban hacer fiambre con la mquina de
sierra que se escuchaba.
[3] Cadena Informativa, mensaje Nro. 4, febrero de 1977.
[4] Una versin exacta aparece en esta carta de los presos en la Crcel de Encausados al obispo de Crdoba, monseor Primatesta: El 17 de mayo son retirados con el engao de ir a la enfermera seis compaeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, Jos Svagusa, Diana Fidelman, Luis Vern,
Ricardo Yung y Eduardo Hernndez, de cuya muerte en un intento de fuga inform el Tercer Cuerpo de
Ejrcito. El 29 de mayo son retirados Jos Pucheta y Carlos Sgadurra. Este ltimo haba sido castigado
al punto de que no se poda mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen
tambin fusilados en un intento de fuga.
[5] En los primeros 15 das de gobierno militar aparecieron 63 cadveres, segn los diarios. Una proyeccin anual da la cifra de 1500. La presuncin de que puede ascender al doble se funda en que desde enero
de 1976 la informacin periodstica era incompleta y en el aumento global de la represin despus del
golpe. Una estimacin global verosmil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en
combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios: 100. Total: 4.000.
[6] Carta de Isaas Zanotti, difundida por ANCLA (Agencia Clandestina de Noticias).
[7] El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por La Opinin el 3-10-76 admiti que
el terrorismo de derecha no es tal sino un anticuerpo.
[8] El general Prats, ltimo ministro de Ejrcito del presidente Allende, muerto por una bomba en
setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutirrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareci el 2-6-76, despus
que el Ministro del Interior y ex jefe de Polica de Isabel Martnez, general Harguindeguy, lo acus
de simular su secuestro.
[9] Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli segn La Razn del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillera de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de
febrero de 1977.
[10] Unin de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Despus la situacin se agrav an ms.
[11] Diario Clarn.
[12] Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale
de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalrgicos y navales.
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Propuestas didcticas
Rodolfo Walsh en el aula: la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, su vida y su obra.
Primer movimiento: Anlisis de la carta
actividad sugerida
En la estructura de la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar pueden reconocerse dos
momentos: el aspecto poltico (punto 1 al 4 de la Carta), y el aspecto econmico (punto 5 y 6):
a) Proponemos que, organizados en grupos, destaquen los pasajes fundamentales de cada
uno de ellos.
b) Denunciando la desaparicin de personas y los crmenes de la dictadura Walsh escribe:
se agota la ficcin de bandas de derecha. A qu se refiere? Qu explicacin daba la Junta
Militar ante las denuncias? Qu significa la expresin las 3 A son hoy las 3 Armas? Qu
eran antes? Qu ocurre hoy a partir del golpe?
c) Cul era la diferencia entre el accionar represivo de la Triple A y el de la Junta militar?
d) Cuando Walsh dice: estos episodios no son desbordes () sino la poltica misma que
ustedes planifican en sus estados mayores: a qu episodios se refiere? Cules son las
evidencias y argumentos que proporciona Walsh en 1977 para afirmar eso? Qu significa
que est planificado? Por quines? De qu manera?
e) Segn Walsh, cules fueron los objetivos del golpe de Estado? Quines sus beneficiarios?
f) Qu aspectos de la transformacin econmica que instrument fundamentalmente el
Ministro de economa Martnez de Hoz fueron visualizados y destacados por Walsh a slo un
ao del Golpe? Cul es la relacin entre el proyecto econmico y la represin militar?
para saber ms
Para complementar este anlisis investiguen cmo la Junta Militar se reparti el control de las
distintas jurisdicciones e instituciones estatales (gobernaciones de provincias, intendencias municipales, ministerios, canales de TV y radios) y cmo el pas fue dividido en Zonas, Subzonas y
reas responsables de llevar adelante la tarea represiva.
actividad sugerida
17
actividad sugerida
Organcense en grupos, tomen alguno de los textos de Walsh vinculados al periodismo de investigacin y analicen en qu contexto surgieron, cul es el contenido de cada uno y con qu
objetivo los escribi. Alguno de ellos podra ser: Operacin Masacre (1957), Quin mat a
Rosendo? (1969), Caso Satanowsky (1973).
4 Ford, Anbal. 1972, citado por Crespo, Marcelo-Gmez, Germn: Rodolfo Walsh. Entre las palabras y las
armas. En revista Todo es Historia N 416. Marzo de 2002.
18
actividad sugerida
5 Ferreyra, Lilia: El ltimo verano; en 30 aos sin Walsh, Suplemento Radar, Pgina 12. 25.03.07.
6 El documental fue filmado en el exilio, en Per en 1977. Se basa en la Carta Abierta de Rodolfo Walsh a la
Junta Militar y fue realizado de manera artesanal y urgente. Fue utilizado en el exterior como herramienta
de denuncia por las violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura y tambin para
reclamar por la aparicin con vida de los desaparecidos en general y de Raymundo Gleyzer (fundador de
Cine de la Base, secuestrado por un Grupo de Tareas el 27 de mayo de 1976) en particular. Se tradujo
a cinco idiomas y fue transmitido en ms de una docena de televisoras del mundo.
19
actividad sugerida
7 En ese sentido puede resultar interesante (y clarificador) indagar de manera comparada los recorridos literarios-polticos de los escritores Haroldo Conti, Hctor Oesterheld y Francisco Paco Urondo,
contemporneos de Rodolfo Walsh, investigando de qu manera cada uno resolvi/ intent resolver
estas tensiones.
20
En un reportaje del ao 1969 en la Revista Siete das Walsh expresaba: El primer suceso que
me hace pronunciar polticamente es lo que sucede a partir de Operacin Masacre. All se me
caen un montn de vendas e ilusiones.
Asimismo, en un texto autobiogrfico, Walsh haba afirmado que la investigacin de Operacin
Masacre cambi mi vida. Hacindola comprend que, adems de mis perplejidades ntimas,
exista un amenazante mundo exterior. ()
a) En qu consiste el libro Operacin Masacre? Cundo fue escrito? Qu situacin histrica narra / denuncia? Cmo surgi la investigacin? De qu manera la llev a cabo?
b) Por qu se considera a esta novela fundadora del gnero literario denominado no-ficcin/
relato testimonial?
c) Por qu Walsh afirma que ese texto cambi su vida? Qu impacto le produjo la investigacin? Qu vendas e ilusiones son las que se cayeron? Cules son las razones?
para saber ms
Sugerimos rastrear en las sucesivas ediciones de Operacin Masacre los cambios que introdujo
Walsh en los Prlogos y Eplogos. Vern que algunos agregados van re-contextualizando tanto
el texto como el pensamiento poltico del escritor. Este reposicionamiento tambin puede
analizarse considerando la pelcula Operacin Masacre, de Jorge Cedrn (1971) filmada en la
clandestinidad (Walsh particip en la elaboracin del guin), la cual se enmarca claramente en
la historia de la resistencia peronista.
21
actividad sugerida
22
a) Dnde y cmo se observan las tensiones del eje 1 en cada caso? Cmo pensaba Walsh el
vnculo entre literatura/ escritura y poltica? Qu le provoca la irrupcin de la poltica en
su vida? Por qu afirma la imposibilidad de hacer literatura/ arte desvinculada/o de la poltica? Cul era el contexto histrico de fines de los aos sesenta y principios de los setenta
en nuestro pas y en el mundo? Cul era la participacin poltica de Walsh en ese momento?
En qu mbito y de qu forma?
b) Para debatir en grupo: Debatan cmo pensamos la relacin literatura-poltica hoy? De
la misma forma? De manera diferente? Por qu? Qu otros escritores pensaron/ piensan
esta relacin de manera similar a la de Rodolfo Walsh?12 Ejemplifiquen y justifiquen sus
respuestas.
EJE 2) TENSIN ENTRE LA FORMA NOVELA Y OTRAS FORMAS DE
Para analizar:
Lean las siguientes expresiones de Rodolfo Walsh y luego analicen/ respondan:
-En 1968 escriba en su diario/ cuaderno personal:
() Me he pasado casi enteramente al campo del pueblo que adems y de eso s estoy convencido- me brinda las mejores posibilidades literarias. Quiero decir que prefiero toda la vida ser
un Eduardo Gutirrez y no un (Paul) Groussac, un (Roberto) Arlt y no un (Julio) Cortzar.
() Se me ha acumulado catastrficamente el proyecto burgus (la novela) y el proyecto revolucionario (la poltica, el peridico, etc.). () Lo que no soporto en realidad son las contradicciones
internas. Las normas de arte que he aceptado son burguesas, tengo capacidad para pasar a un
arte revolucionario, aunque no sea reconocido como tal por las revistas de moda. Debo hacerlo. 13
() Mi deuda con Jorge lvarez alcanza en este momento a 2250 dlares, es decir 797.500 pesos.
Con eso he vivido desde octubre de 1967 hasta hoy, a razn de 150 dlares mensuales. El arreglo
con l prevea una novela () de la que apenas tengo escritas unas treinta pginas. El tiempo que
deb dedicar a la novela, lo dediqu, en gran parte, a fundar y dirigir el semanario de la CGT. ()
12 Remitimos nuevamente aqu a la propuesta de anlisis comparativo mencionada en la nota al pie N7.
13 Rodolfo Walsh. Ese hombre y otros papeles personales, Edicin a cargo de Daniel Link. Bs. As. Seix
Barral. 1995.
23
Ahora mismo fantaseo que la novela es el ltimo avatar de mi personalidad burguesa, al mismo
tiempo que el propio gnero es la ltima forma del arte burgus, en transicin a otra etapa en que
lo documental recupera su primaca. Pero tampoco estoy seguro de esto, que puede ser una excusa
para mi momentneo fracaso. 14
-Y en 1970, en el reportaje antes citado hecho por Ricardo Piglia, sostena:
() cuando apareci el libro de Rosendo15 un periodista me pregunt por qu no haba hecho
una novela con eso, que era un tema formidable para una novela.
Lo que evidentemente esconda la nocin de que una novela con ese tema es mejor o es una categora superior a la de una denuncia con ese tema. Yo creo que esa concepcin es una concepcin
tpicamente burguesa, de la burguesa y por qu? Porque evidentemente la denuncia traducida al
arte de la novela se vuelve inofensiva, no molesta para nada, es decir, se sacraliza como arte. Ahora,
en el caso mo personal, es evidente que yo me he formado o me he criado dentro de esa concepcin
burguesa de las categoras artsticas y me resulta difcil convencerme de que la novela no es en el
fondo una forma artstica superior de ah que viva ambicionando tener el tiempo para escribir una
novela a la que indudablemente parto del presupuesto de que hay que dedicarle ms tiempo, ms
atencin y ms cuidado que a la denuncia periodstica que vos escribs al correr de la mquina. ()
Es una tarea para muchos tipos, para una generacin volver a convertir la novela en un vehculo subversivo, si es que alguna vez lo fue. 16
a) Dnde y cmo se observan las tensiones del eje 2 en cada caso? Por qu Walsh afirma
preferir toda la vida ser un Eduardo Gutirrez y no un (Paul) Groussac, un (Roberto) Arlt y
no un (Julio) Cortzar? Quines son? En qu creen que se basa esa preferencia? Por qu?
b) Cules son las contradicciones internas que atormentan a Walsh? En qu consisti
la experiencia de fundar y dirigir el semanario de la CGT?
c) Cmo pensaba Walsh la tensin entre novela y escritura testimonial? Cmo se manifiesta
esto en su libro Quin mat a Rosendo?
d) Qu significa volver a convertir la novela en un vehculo subversivo?
Este tercer eje busca profundizar en la tensin poltico-existencial de su pensamiento. Invita a (re)pensar y (re)leer la participacin de Rodolfo Walsh en la organizacin
Montoneros, su pensamiento poltico con motivo del golpe de Estado de 1976, sus diferencias con la opcin de la lucha armada, su propuesta de repliegue, su intento de
horadar el cerco informativo instalado por la dictadura a travs de la contrainformacin, su escritura totalizadora
14 Idem.
15 Se refiere a Quin mat a Rosendo? Bs. As. Ediciones de La Flor. 1969.
16 Rodolfo Walsh. Ese hombre y otros papeles personales, Edicin a cargo de Daniel Link. Bs. As. Seix Barral. 1995.
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actividad sugerida
Rodolfo Walsh formaba parte/ militaba en la organizacin Montoneros. Al momento del golpe de
Estado de 1976 la Conduccin de la organizacin decide enfrentar a la dictadura en el plano
militar. Poco tiempo ms tarde Walsh cuestionara esta mirada proponiendo una estrategia de
repliegue en funcin de priorizar la lucha poltica.
Desde su perspectiva, la etapa fue caracterizada como de retirada desde el punto de vista
estratgico y como de resistencia desde el punto de vista tctico, lo que implicaba modificar
la estructura organizativa en funcin de adecuarla a las nuevas necesidades, de modo que la
descentralizacin se constituy en una de las claves de su planteo.17
a) Investiguen: qu alcance tuvo esa discusin interna? Era una prctica habitual en la
organizacin? Cules son los argumentos que justifican cada una de las posturas? En qu
se asemejan? En qu se diferencian? A 35 aos de aquel debate qu valoracin podemos
hacer de ambas visiones?
17 Vinelli, Natalia: ANCLA. Una experiencia de comunicacin clandestina orientada por Rodolfo Walsh. Bs.
As. La Rosa Blindada. 2002.
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para saber ms
Sugerimos consultar Rodolfo Walsh, vivo, de Roberto Baschetti (Ediciones de la Flor. 1994) o
la Revista Lucha Armada en la Argentina N 5. Febrero/ Marzo/ Abril de 2006, en los que se
publican los textos de la polmica. http://www.ejercitarlamemoria.com.ar
18 Sugiere poner la correcta distancia entre los objetivos lejanos y la dura realidad actual, que no permite a
las masas ni siquiera pensar el poder, sino resistir para sobrevivir. Propone adems definir la seguridad
individual y colectiva como criterio dominante en la resistencia () y ligar la resistencia en forma absoluta a la poltica de masas, privilegiando en primer trmino las estructuras militares defensivas (documentacin, informacin, comunicacin) y las estructuras polticas ofensivas (propaganda, agitacin, prensa
clandestina y descentralizada en lo interno, prensa internacional). Aporte a la discusin del informe del
Consejo (Montonero). 13.12.1976. Vase Rodolfo Walsh, vivo, de Roberto Baschetti. Bs. As. Ediciones de
la Flor. 1994.
19 Ya desde la eleccin del nombre, Walsh busc generar confusin entre las FF.AA. Por eso utiliz la sigla
ANCLA: las competencias en el seno de las FF.AA. permitieron que la agencia funcionara con relativa
tranquilidad durante unos meses, ya que cada arma sospechaba de la otra en la autora de los cables.
Pero lo cierto es que lo que ms preocupaba a los militares era el contenido de esos misteriosos partes:
por la calidad de la informacin evidenciaban un conocimiento de la situacin para ellos slo posible a
travs de fuentes militares. En Vinelli, Natalia: ANCLA. Una experiencia de comunicacin clandestina
orientada por Rodolfo Walsh. Bs. As. La Rosa Blindada. 2002. Pgs. 46-47.
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Diciembre 1976
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http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/cepa/primer_documento_memoria.pdf
Sobre ANCLA
http://www.elortiba.org/ancla.html
De y sobre Walsh
http://www.literatura.org/Walsh/Walsh.html
Escritos de Walsh
http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?rubrique51
Escritos sobre Walsh
http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?rubrique61
30 aos sin Walsh (RADAR)
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/index-2007-03-25.html
Walsh, con las armas del lenguaje.
http://www.clarin.com/suplementos/cultura/2006/09/09/u-01267840.htm
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Biblioteca:
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Sbados de 11 a 15 hs.
ESPACIO PARA LA MEMORIA, Y PARA LA PROMOCIN Y DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS (Ex ESMA)