Desembalando Mi Biblioteca - Benjamin
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WALTER BENJAMJN:
(1892 - 1940)
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"-Y ha ledo vd. todo e...to, .;r. France?
-Ni la dcima parte Am...a come vd. todos los das
en su vajilla de Sevres?".
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Yo mismo pude verificar a contrario lo bien fundado de tal actitud. Durante aos, al menos durante el
primer tercio de su existencia, mi biblioteca se limit
a dos o tre. estant~ que aumentaban apenas unos
pocos cenrmerros por ao: su poca espartana, pues ni
un solo libro entraba en ella sin que yo lo hubiera ledo
y d~ifrado sus claves. Yprobablemente nunca hubiera llegado a reunir algo que por su volumen mereciera
la denominacin de biblioteca si no hubiera sido
porque la inflactn, de repente, convirti los libros en
objeto~ valiosos, o como mnimo en objetos de dificil
adquisicin. As ocurran las cosas en Suiza, al menos.
Y as hice, en el ltimo momento, mis primeros grandes
encargos <le libros de cierta importancia, pudiendo
conseguir productos tan insustituibles como la revista
del Blaue Reit.er o La Leyenda de Tanaqwl de Bachofen,
que an era posible procurarse del ediror. Ahora,
pensarn vdes., tras tantas vueltas y revueltas, deberamos desembocar por fin en la vfa real de la o<lquisici\~
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concepcin de lo imaginario del coleccionista-lo percibo ntidamente, pueden estar seguros- les confirmar
a muchos de ustedes en la conviccin de que se trata de
una pasin vetusta, acentuando su desconfianza respecto al coleccionista. Nada ms lejos de mi intencin que
perturbar sus convicciones ni su desconfianza. Simplemente, hay que tener en cuenca este hecho: privada de
su coleccionista la coleccin pierde su sentido. Si, desde
un punto de vista social, las colecciones pblicas son
menos chocantes que las privadas, y, desde un punto de
vista cientfico, ms tiles, slo las segundas rinden
plena justicia a los objeros. Soy conscieme, por lo
dems, de que, como tipo humano, el coleccionista del
que estoy hablando y que he descrito para ustedes ex
oficio, se extingue, est en vas de desaparicin. Pero,
como dice Hegel: la lechuza de Minerva slo levanta el
vuelo a la cada de la noche. Slo al extinguirse el
coleccionista es comprendido.
encontrarlo. Pues gemecillos astutos, o al menos maliciosos, se apoderaron de l, y por su culpa el coleccicmista, quiero decir el verdadero, el coleccionista como debe
ser, mantiene la ms profunda relacin que se puede
tener con los objetos: la posesin. No es que estos vivan
gracias a l, e:> l quien vive por ellos. De este modo he
levantado ante ustedes una de sus vivtendas -cuyos
ladrillos son los libros-, y, como es de rigor, se esfuma
con ella ahora.
Traduccin: ].F.
Tomado de la revista Quimera (edicin espaola).
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