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LAS MUJERES EN EL EVANGELIO DE LUCAS

Profesora Marif Ramos Gonzlez


Aula de Teologa
10 de Noviembre de 2009

1. INTRODUCCIN Y PERSPECTIVA DE ESTA SESIN


Les invito a entrar esta tarde en el Evangelio de Lucas con nuestra vida, nuestro
corazn y nuestras entraas, algo as como una inmersin en un mar tropical,
para descubrir, en el fondo del mar, un tesoro maravilloso.
Se nota claramente que, cuando escribe su Evangelio, Lucas es un hombre
tocado por la salvacin. No escribe framente, como si hablara de algo que no le
afecta, sino que cuenta algo de lo que ha sido testigo, algo que ha conmovido y ha
cambiado su propia vida. Desde esa experiencia, mira a su alrededor, mira a las
mujeres y ve que, lo que ha acontecido en su propia vida, est aconteciendo
tambin en ellas. Y nos presenta todo ello como una Buena Noticia.
Lucas emplea las palabras sanacin-salvacin en un sentido distinto al nuestro;
para nosotros son dos conceptos que afectan por separado a la dimensin fsica y a
la espiritual, incidiendo, sobre todo, ms all de la muerte. Sin embargo, hoy vamos
a intentar utilizar estas dos palabras como si fueran una sola, igual que hace Lucas,
porque, cuando la gente est en contacto con Jess y se deja sanar-salvar, algo
cambia en su vida, tanto en su dimensin corporal como en su dimensin espiritual
ms profunda.
Vamos a ver cmo cambia la vida de estas mujeres del Evangelio, que estaban
atrapadas por la muerte, la enfermedad, las prdidas, etc., y quedan
transformadas totalmente, despertndose en ellas procesos de sanacin y
recuperacin de la vitalidad.
Estas mujeres se encuentran con Jess en su vida diaria -tan normal y vulgar
como preparar una comida para unos invitados, estar en la calle, echar una moneda
en el cepillo del Templo- y, en esa situacin concreta, se despierta en ellas un
dinamismo, se genera una energa, una vitalidad, que les abre a la salvacin.
Es como si Jess bajara al stano de la vida de estas mujeres y, all donde antes
haba miedo, oprobio y muchas formas de pobreza (tantas como las que nos
podemos encontrar hoy en nuestra vida) llega la fuerza del Espritu y empieza algo
nuevo.
Por tanto, no podemos leer el Evangelio de Lucas como si fuera una novela o
un texto que nos sabemos de memoria. Al leerlo, e ir ahondando en los testimonios
de personas que dicen que para Dios no hay nada imposible, no podremos quedarnos
indiferentes, sino que tendremos que preguntarnos continuamente:
Qu despiertan estos hechos en mi vida? Cmo toca mi vida la experiencia
de estas mujeres? Cmo me afecta? Me creo que, algo similar a lo que pudo

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suceder entonces, est sucediendo hoy en mi vida? Qu dinamismo me despierta la


experiencia de sentirme salvado/a?
2. MUJERES QUE PROCLAMAN QUE LA SALVACIN IRRUMPE AQU, AHORA
Comenzamos la reflexin con dos mujeres en las que la salvacin irrumpe de
una manera tan plena que van a ser como el prtico del Evangelio de Lucas. Es
como si abriramos la puerta y, de repente, entrase un resplandor increble, que
nos envolviese.
Estas mujeres son Isabel y Mara. Isabel es una mujer ya mayor, que ya ha
perdido la esperanza de concebir, y Mara es una mujer muy jovencita que est
empezando su vida fecunda. Dios, en el aqu y ahora de estas mujeres, en estos
dos extremos biolgicos, est haciendo algo totalmente nuevo, est ofreciendo una
salvacin que cambi su vida y cambi la historia.
El Evangelio (1,6 1,57) nos dice que Isabel y su marido haban cumplido
la Ley, eran una pareja impecable, irreprochable ante el Seor, y que, a pesar de este
comportamiento, no haban tenido hijos.
En la mentalidad juda los hijos eran signo de la bendicin de Dios. El
nacimiento de los varones engrandeca al pueblo, porque a travs de la circuncisin
renovaban la alianza. El nacimiento de las mujeres, sin embargo, se consideraba
como una semilla desperdiciada. En el caso de que no llegaran a ser madres,
sufran un oprobio tremendo.
Ahora entendemos la esterilidad (tanto masculina como femenina) pero
sabemos que, en tiempo de Jess, la esterilidad slo se atribua a las mujeres. Ser
estril equivala a ser asesina, porque las mujeres reciban, a travs de la relacin
sexual, un nio microscpico en su tero, pero si el nio no llegaba a trmino, se
entenda que la mujer lo haba matado. Por todo ello, podemos deducir
claramente por qu Isabel, habra sufrido el oprobio de sus vecinos y de todo el
pueblo.
Sin embargo, cuando irrumpe la salvacin, lo hace de una manera tan
desmesurada que Isabel, no slo tiene un hijo cualquiera, sino que se le anuncia que
Juan ser un gozo para ellos y para muchos, ser grande ante el Seor, se llenar del Espritu
Santo -como Mara y como todos nosotros- convertir a muchos israelitas al Seor su Dios
Juan preparar al Seor un pueblo perfecto. (1,14-17).
La frase de Isabel, que quisiera resaltar en estos momentos es: He aqu lo que ha
hecho el Seor cuando quiso borrar mi oprobio entre los hombres. Es decir, cuando llega la
salvacin de Dios, no slo borra el oprobio sino devuelve la dignidad de Isabel; en
adelante ya no se hablar ms de la pobreza de Isabel, sino que se cantar su
grandeza.
En cuanto a Mara (1,26) quisiera fijarme en algunos aspectos. En primer
lugar, se nos presenta como una adolescente insignificante, que vive en una tierra
de gentiles. Sabemos que la situacin geogrfica y poltica en la que vivan los
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contemporneos de Jess condicionaba mucho la vida. Haba una diferencia muy


clara: no era lo mismo nacer y vivir en Jerusaln, que era el centro del mundo
conocido, el lugar donde estaban las arcas del Templo y la gloria del Seor, que
nacer y vivir en Galilea de los gentiles.
Tiberades, la capital de Galilea, haba sido construida sobre un cementerio y no
la quera habitar ningn judo, porque estaban sometidos a las leyes de la pureza;
por ello, slo la habit gente no juda o que fue obligada a vivir all, con lo cual fue
un foco de insurgentes y de gente de mala fama. Y es precisamente en esa zona,
donde nadie lo esperaba, donde irrumpe la salvacin.
Nos vamos a fijar ahora en tres frases, que nos sabemos de memoria, pero
vamos a profundizar un poco ms y a dejar que interroguen nuestra vida:
El Seor est contigo. Mara experimenta que el Seor est con ella. Mara, de
alguna manera, se siente llamada, llena de gracia. Aunque no sepamos cmo tuvo
lugar la experiencia, ella oye, escucha, siente que para Dios no hay nada imposible.


Y esta noche, cada uno de nosotros y de nosotras podemos preguntarnos:


Me creo yo esto?
Y si me lo creo, no slo con la cabeza, sino con el corazn, con las entraas,
qu se est moviendo en mi vida? Qu dinamismo genera el saberme lleno o llena
de gracia? Qu pobrezas hay en mi vida, que me enredan, que me hacen llevar una
vida de desamor, cuando la llamada del Seor nos invita a vivir llenos de gracia?
Hgase en m, segn tu Palabra. Son las palabras que, segn el Evangelio, dijo
Mara. La Palabra es claramente dinmica, es una Palabra portadora de la bendicin
de Dios, que da fecundidad; es como la lluvia que cae sobre la tierra y no vuelve sin
haber transformado esa tierra. Mara, ante esa cercana, ante esa propuesta de
salvacin, dice algo as: bien, que se haga todo lo que tenga que acontecer, aunque no lo
entienda, que se despliegue la bendicin de Dios. Y a Mara se le ofrece un signo, una seal:
en Isabel, ese dinamismo ya est en marcha, ya se ha desplegado la bendicin de
Dios.


Esta noche podemos preguntarnos tambin si, nuestra actitud es semejante a


la de Mara, cuando sentimos que la salvacin de Dios llama a nuestra puerta. O,
ms bien decimos: Seor, espera, no vayas tan deprisa, no cambies tanto mis planes,
aydame un poco, pero que tu Palabra no transforme radicalmente mi vida
El Magnificat. Yo les animo a que lo lean, no como si fuera el primer canto de
Mara, sino como el canto del atardecer de la vida. A m me parece que esta otra
perspectiva tiene ms sentido y es ms sugerente. En la Biblia se repite muchas
veces: Recuerda, Israel, es decir, Israel, vuelve a pasar por tu corazn toda esa historia de
salvacin que el Seor ha hecho contigo.


Y cuando Israel va recordando cmo Dios le sac de Egipto y cmo le llev


con mano amorosa por el desierto, se enternece y su corazn est preparado para
escuchar a Dios, que le pide que atienda a los extranjeros, a los hurfanos, a las
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viudas, etc. Es decir, cuando Israel recuerda la obra de Dios est en condiciones de
responder a nuevos compromisos.
Es muy importante que tambin nosotros sepamos recordar. El peligro es
que recordemos slo lo negativo y nos anclemos en las heridas, complejos, en
hechos de la infancia que nos han marcado negativamente, etc. Sin embargo, frente
a esa manera de recordar, hoy Mara nos invita a mirar nuestra vida como historia
de la salvacin.
Mara fue guardando muchas cosas en su corazn, fue saboreando la Palabra y
recordando todas aquellas experiencias de Dios que haban marcado su vida.
Experimentar significa atravesar y Mara haba atravesado el sufrimiento, la
incomprensin, la dureza de los comentarios de su pueblo... Mara haba atravesado
muchas experiencias duras, difciles.
Parece lgico que, al atardecer de su vida, con cierta distancia de los hechos,
cuando vive ya libre de las ataduras de la Tor, al soplo del Espritu, recuerda su
vida y con palabras del Antiguo Testamento, se une al canto de otras mujeres para
decirnos: cuando yo recuerdo mi vida tengo que proclamar que engrandece mi alma al Seor; me
doy cuenta de que ha ido derribando del trono a muchos poderosos y ha ido engrandeciendo a
muchos humildes Es como si al final de mi vida toda la historia encajara y mostrara el sentido
profundo que tiene
Tambin nosotros podemos mirar hacia atrs, recordar nuestra historia de
salvacin y escribir nuestro Magnificat. Podemos unirnos a Mara y decir como ella:
Canto porque el Seor ha hecho en m maravillas, porque ha hecho toda esta historia en mi
familia, de generacin en generacin, porque puedo contar cmo el Seor me ha derribado de tronos
que yo me construa y me ha levantado cada vez que he cado
Por eso, creemos que el Magnificat, adems de ser el canto de Mara, debe
convertirse en nuestro propio canto, en la oracin que recoja nuestra experiencia
vital.
3. TESTIGO DE ESA IRRUPCIN
La profetisa Ana (2,36). Es una mujer viuda, mayor, tena 84 aos y, aunque
sabemos que esa cifra es un smbolo, pocas cosas poda esperar ya esta mujer.
Estaba sirviendo en el Templo, quizs el nico mbito en el que poda hacer algo
til. Sin embargo, independientemente de lo que pudiera pasar desde el punto de
vista estrictamente histrico, cuando Lucas nos presenta esta mujer, que
aparentemente no es nadie, nos dice que ella es capaz de descubrir en Jess mucho
ms que lo que ven sus ojos, es capaz de descubrir que en ese nio hay un signo de
salvacin.
Yo creo que la profetisa Ana ensea algo muy importante a la vida religiosa: all
donde hay poca esperanza, porque parece que todo est lleno de dificultades,
tengamos una mirada que busca tallos de Pascua y signos de salvacin; que en
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medio de la fragilidad y la pobreza, seamos capaces de decir: la salvacin del Seor ha


irrumpido!
4. JESS

PREDICA EN GALILEA, EN MEDIO DE CONTROVERSIAS.


DESVELANDO SU MISTERIO, UNOS LE SIGUEN Y OTROS NO

SE

VA

A continuacin, Lucas nos presenta a Jess predicando en Galilea, donde unos


van a seguirle y otros no; va a ser signo de contradiccin. Cuando predica en la
Sinagoga de Nazaret despierta tanta rabia, tanta ira, que incluso le quieren despear
por un precipicio. Sin embargo, a continuacin, vemos que cura a un endemoniado
y la gente reconoce que de l ha salido una energa, ha emanado algo que ha
despertado vida en aquel hombre y en la comunidad.
Hay una serie de mujeres, de las que vamos a hablar a continuacin, que van a
representar la actitud de unas personas que quieren creer y ven los signos, frente a
otras personas que, por el contrario, no quieren creer y se sitan a distancia.
La suegra de Pedro (4,38). Dicho con todo respeto y cario, yo creo que la
lectura de este texto ha sido muy manipulado en la vida religiosa y, ha llevado a
actitudes errneas. Habitualmente se explica el texto diciendo que esta mujer tiene
fiebre y, cuando Jess la toca, inmediatamente se pone a servirles. Moraleja: aunque
tengas fiebre, aunque lo ests pasando fatal, ponte a servir, hasta que dejes la vida
en ello.
A mi me parece que podemos hacer otra lectura. La fiebre es la puerta de la
enfermedad y, como bien sabemos, en aquellos tiempos se consideraba que las
personas enfermas estaban atrapadas por la maldicin o por el castigo de algo que
haban hecho ellas o su familia. Las personas enfermas no podan seguir a Jess. En
este caso, es la suegra de Pedro quien, a causa de la fiebre, est abocada a una
enfermedad. Es curioso, porque Jess no la toca, ni le habla, sino que increpa a la
fiebre, y detiene la enfermedad. Es como si Jess quitara el obstculo que esta
mujer tena para poder seguirle.
Teniendo en cuenta que, en el Evangelio de Lucas, seguimiento y servicio estn
estrechamente unidos, cuando nos dice que inmediatamente se puso a servirles, quiere
decirnos que se ha convertido en discpula, porque ya no hay nada que se lo impida.
Me parece una interpretacin ms profunda que el mero hecho de ponerse a
prepararles la comida.
La viuda de Naim (7,11-17). Me resulta curioso este episodio, y me da la
sensacin de que, en este texto, queda un resto patriarcal que no encontramos en
otros textos. Es ms androcntrico que otros, como si una tradicin se hubiera
intercalado y Lucas fuera, en este caso, menos libre y ms deudor de esa tradicin.
Nos habla de nuevo de una mujer que no tiene nombre ni referencia, ninguna
de las dos cosas. Para las mujeres de aquel tiempo, las referencias eran su padre, su
marido o su hijo varn, y esta mujer era viuda y su hijo haba muerto. Segn se va
leyendo este texto parece que algo no encaja y a m, personalmente, hay aspectos
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que me descolocan bastante. Me sorprende, por ejemplo que Jess le diga a la


mujer: No llores!
Creo que es poco afortunado decir esto a una persona que llora la prdida de un
ser querido; me parece ms bien, una frase muy masculina, es decir, como los
hombres no lloran, t, mujer, tampoco. Sera ms lgico tambin, que Jess
abrazase a la mujer en vez de tocar el fretro Aunque diga que al Seor le dio
lstima de ella, creo que faltan las formas, los gestos, que veremos en otros relatos y
en otras relaciones de Jess con las mujeres.
Sin embargo, la conclusin de este proceso es que todos alaban a Dios diciendo: un
gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. Quieren presentar a
Jess como profeta, con el lenguaje y las categoras de entonces y, efectivamente,
as lo hacen. La viuda de Naim sera algo as como un mero pretexto para presentar
a Jess como profeta.
La pecadora arrepentida (7,36-50). Este texto nos sugiere que en nuestro
corazn conviven tres personas al mismo tiempo:
Simn: representa los juicios, la comparacin con los dems, la actitud de
compararnos continuamente, actitud que podemos manifestar en cualquier
momento.


Cada vez que decimos no soy como los dems, cada vez que sealamos
a alguien, resaltando lo que hace mal, estamos alimentando al Simn que hay en
nosotros; estamos descubriendo su presencia, pero no le combatimos, sino que
permitimos que crezca ms y ms.
En nosotros est tambin la pecadora, porque la pasin por vivir, bien
encauzada, nos lleva a ser personas apasionadas por el Reino, entregadas,
amorosas Pero cuando esa pasin est mal orientada, podemos caer en cualquier
pecado, enredarnos en lo que sea Es fcil constatar la existencia de esa mujer
pecadora en nuestro corazn; yo, al menos, s la encuentro.


Y en nuestro corazn est tambin Jess, que extiende el manto de misericordia


para cubrir a esta mujer. Mientras que Simn es una persona que descubre y
seala el mal, el dao que hay en ella, Jess la cubre y la mira con misericordia.


El Jess que hay en nosotros nos invita a cerrar los ojos, a bajar los prpados y
cubrir con el manto de misericordia toda debilidad ajena. Por eso, esta tarde
podemos preguntarnos: De esas tres realidades que hay en nuestro corazn, a
quin alimentamos? A quin dejamos crecer?
Las discpulas (8,1-3). Para entender este pasaje, creo que es bueno recordar
que, en tiempo de Jess, los rabinos no podan saludar ni hablar por la calle ni a su
madre, ni a su esposa, ni a su hija es decir, a ninguna mujer. Era tan clara y
contundente la prohibicin que, ningn rabino que quisiera conservar su dignidad,
lo hara en ningn momento. Los rabinos no admitan nunca a mujeres como
discpulas, aprendizas, o compaeras Y, de ninguna manera admitan a mujeres a
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sus pies, porque esto significaba una relacin maestro-discpula, una relacin de
aprendizaje.
Adems, las mujeres no salan por los caminos; si tenan que ir a visitar a alguien
en otro pueblo, o ir a Jerusaln, lo hacan acompaadas por hombres, con un
propsito muy claro, y a determinadas horas del da.
Para los judos estar dentro o fuera tena mucha importancia; dentro
significaba dentro de la ciudad, de la casa, de la familia, y fuera era el lugar donde
habitaban los espritus, la corrupcin, donde se perda la dignidad, por ejemplo,
era el lugar apropiado para la prostitucin.
Otra cosa totalmente inaceptable en el judasmo era que las mujeres pusieran
sus bienes al servicio de los hombres. En este texto parece que Lucas est
haciendo una especie de guio a la sociedad grecorromana, en la que s haba
mujeres que tenan un nivel econmico y cultural alto y se convertan en patronas,
en mecenas de algunas personas a las que ayudaban con sus bienes. Quizs con la
actitud de estas mujeres, Lucas quiere decir que en el judasmo pas algo parecido.
No dudo que fueran mujeres mal vistas, porque la Tor era muy clara en estas
normas de comportamiento. Ellas, ante la novedad del encuentro con Jess, ante el
cambio que haba experimentado su vida, ante el fuego que arda en su corazn,
son capaces de comportarse de otra manera y dejar al lado las habladuras, juicios,
etc., propios de la sociedad en la que vivan.
Podemos preguntarnos qu ocurri en el corazn de estas mujeres para que
fueran capaces de transgredir estas normas? Qu vino nuevo haban saboreado,
que hizo que perdieran un poco la dignidad delante de los dems?
Y nosotros, sentimos que la salvacin toca nuestra vida? Tendramos que
transgredir algunas normas, para vivir ms intensamente la pasin por el Reino?
No olvidemos que no es lo mismo transgredir normas para alimentar nuestro
ego, para quedar por encima de los dems, para crearnos espacios de bienestar, que
para vivir el apasionamiento por el Reino. Tenemos muchos santos y santas que
han parecido incluso locos en su sociedad, como, por ejemplo, Margarita Naseau,
Hija de la Caridad, que se contagi al cuidar a personas apestadas. Son muchos los
santos y santas que han roto las medidas y no han sido capaces de limitarse a las
normas, porque tienen un amor mayor, porque en su corazn se sienten tan
queridos, tan sanados y salvados, que ya viven desde la desmedida, movidos por
la pasin por el Reino y por las criaturas ms rotas.
A veces, actuamos con mucha prudencia, con mucho trmino medio y
pueden ser actitudes que nos ayudan a mantener la imagen, a no complicarnos la
vida, pero no son, en realidad, actitudes apropiadas para trabajar por el Reino. Estas
mujeres del Evangelio nos ayudan a estar alerta y revisar nuestras motivaciones.
Su madre y sus hermanos (8,19-21). Como ya sabemos, la familia juda tena
unas normas muy estrictas, semejantes, de algn modo, a las costumbres gitanas o
de otros pueblos actuales. Segn la Ley del Levirato, al morir el marido, la viuda
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(quisiera o no quisiera), tena que seguir unos ritos para que la protegiera su cuado,
o para deshacer un compromiso que no quera aceptar. Exista tambin la figura del
goel, el redentor, es decir, la persona que, cuando alguien de la familia se encontraba
en una situacin muy comprometida, porque deba mucho dinero y no iba a poder
pagar, saldaba toda la deuda, evitando as la esclavitud, la prostitucin, etc.
Da la impresin de que, lo que nos ofrece Lucas en este episodio, es una
apuesta por una visin nueva de todos los vnculos familiares y de las relaciones
humanas. Jess, que ya en otro momento haba dicho a nadie llamis padre -expresin
excesivamente fuerte en una sociedad patriarcal- puso en cuestin estos vnculos
familiares tan fuertes que tambin esclavizaban, y nos ense que las relaciones con
la madre y los hermanos se pueden vivir tambin desde otras claves. Es un modo
de decir que su madre y sus hermanos no le atan, hasta el punto de no poder
moverse con libertad o no poder trabajar por el Reino.
En este sentido quiero hacer un pequeo parntesis relacionado con la vida
religiosa. Yo creo que, en la medida en que hay Comunidades que no son muy
numerosas, que las hermanas se van haciendo mayores y se van sintiendo enfermas,
se estn recuperando unos lazos familiares que pueden atar a los religiosos y
religiosas. Est bien cuidar a los padres y a los hermanos mayores, o que te cuiden,
pero hay que tener cuidado con una cierta tentacin de volver al mbito familiar y
huir de la Comunidad. Yo creo que esta cita del Evangelio de Lucas puede
ayudarnos a poner en cuestin cualquier persona o cosa que nos ate, y que nos
impida vivir al soplo del Espritu.
La hemorrosa (8,43-48). Para entender este texto hay que tener en cuenta un
dato de la legislacin juda del tiempo de Jess, que es muy interesante. Se crea
firmemente que si una mujer que tena la regla pasaba por en medio de dos
hombres, o de un grupo de hombres, uno de esos hombres morira sin falta. Si
pasaba cuando estaba al final del perodo, poda ocasionar una pelea entre ellos, con
la consecuencia de una desgracia. En el momento en que su cuerpo tena
hemorragias, la mujer era portadora de muerte. As entendemos mejor por qu esta
mujer tena tanto miedo de acercarse a Jess; si al tocarle era descubierta, se poda
pedir que se fijara un da y una hora para apedrearla, porque haba transgredido la
ley y era rea de muerte.
Este texto nos recuerda que la sangre no es slo un fluido de nuestro cuerpo,
sino que conlleva mucha carga emocional. Nosotros mismos tenemos expresiones
como Qu mala sangre tienes! o Tengo lazos de sangre . La sangre
marca tambin nuestra identidad, es una realidad que afecta profundamente
nuestra vida, hasta el punto de que, cuando vemos que alguien tiene una
hemorragia, que no se puede controlar, se nos despierta el miedo a la muerte.
Cmo se sentira esta mujer que, aun sabiendo que poda ser apedreada, se
arriesg hasta ese punto? Si la descubran tocando a Jess, la podan matar, pero
y si quedaba sanada-salvada? Qu humillaciones habra sufrido durante tantos
aos? No slo sentira que estaba perdiendo la vida, a travs de la hemorragia, sino
que era portadora de impureza, de contaminacin y de muerte.
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La forma en que Jess se dirige a ella es preciosa; no le dice que la cura, o que la
perdona, en lugar de castigarla. Jess le dice: Hija, tu fe te ha curado; vete en paz. Jess
la remite al dinamismo sanador que tiene dentro de s misma, y la mujer siente que
se corta ese flujo por el que se le est yendo la vida.
Por dnde se nos va a nosotros la vida? Por pesimismos, por aoranzas,
porque vemos que nos vamos haciendo mayores, porque no hay relevo
generacional, por miedo a la soledad Y, para que no se nos vaya, recurrimos a
pastillas, a replegarnos sobre nosotros mismos en postura fetal, quejndonos de la
dureza de lo que nos ocurre, de que en estos tiempos las cosas ya no son como
antes, incluso necesitamos enfermar, para que los dems nos cuiden y nos muestren
su cario.
Aunque no sepamos cmo ocurri aquello exactamente, si reflexionamos en
algn momento sobre aquella mujer que siente que la fuente por donde se le iba la
vida se corta, que ya no contamina, que se puede relacionar con los dems, de
alguna manera, tendramos que preguntarnos hoy, aqu y ahora:
Dejamos que Jess toque las fuentes por las que se nos est yendo la vida?
Estas fuentes pueden ser complejos que arrastramos desde la infancia y que todava
no hemos resuelto, comparaciones, envidias, nuestra propia imagen, o cualquier
otra cosa que nos est quitando vitalidad Presentamos todo eso a la sanacin del
Seor y creemos firmemente que podemos ser salvados? O, pensamos que, para el
tiempo que nos queda, mejor tomas las pastillas diarias y seguir tirando? Como
decamos al principio, nos creemos firmemente que para Dios no hay nada imposible y
que hoy, aqu, ahora, nos ofrece la sanacin-salvacin?
La hija de Jairo (8,40-42.49). Este hecho nos recuerda que la salvacin tiene
algo que ver tambin con el despertar. Hace poco se cay un nio a la piscina y,
tras 30 minutos dentro del agua, cuando lo sacaron, estaba vivo, en coma. Durante
el tiempo que ha estado hospitalizado, la madre ha estado a su lado acaricindole,
hablndole, y el nio ha salido del coma sin lesiones cerebrales y sin que los
mdicos se expliquen lo que ha pasado.
En este caso del Evangelio, Jairo es un hombre que tiene una hija nica, de 12
aos, justamente la edad del matrimonio en ese tiempo, es decir, el momento en el
que Jairo pensara en casarla y que comenzase a tener hijos, lo que para l sera un
motivo de orgullo y grandeza. Yo no s si Jairo lament no haber tenido hijos
varones, como hacan todos los judos en aquel tiempo, pero la realidad es que slo
tiene una hija, que tampoco va a poder darle esas satisfacciones que esperaba. Sin
embargo, para Jess, la nia no est muerta, sino dormida
Qu pasa con nuestras muertes? Qu cantidad de dimensiones de nuestro ser
pueden estar dormidas? Se nos ha podido dormir hasta la vida de oracin y que
nicamente repitamos frmulas, incluso en medio de cabezadas y bostezos.
Nuestra creatividad, nuestro entusiasmo, nuestras relaciones, se nos han dormido
o se nos han muerto? Si creemos que se nos han muerto, ni siquiera le pediremos
nada al Seor. Pero si creemos que no estn muertas sino dormidas, nos
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volveremos a l, porque creeremos que su mano puede despertar todo ello y


experimentaremos, una y otra vez, que para Dios no hay nada imposible.
5. LARGO

VIAJE HACIA JERUSALN Y CATEQUESIS POR EL CAMINO, CON EL


HORIZONTE DE LA CRUZ

A lo largo de este viaje hacia Jerusaln, que nos describe Lucas, es como si
Jess, a travs de otras figuras femeninas y masculinas nos estuviera enseando a
ser discpulos, siempre con el horizonte de la cruz. Vamos, pues, a dejarnos
catequizar hoy por estas mujeres.
Marta y Mara (10-38-42). Marta es una mujer atada todava a lo que deca la
Tor en el sentido de que, cuando se presentaban hombres en una casa, la mujer
tena que irse a preparar la comida y las cosas que sirvieran para el cuidado de
aquellos hombres.
Las mujeres en ese caso tenan que desaparecer, no podan hablar en pblico,
ni siquiera estar all, pues la acogida a los huspedes masculinos era tarea de los
varones; todo estaba legislado y escrito, no se dejaba a la decisin de cada persona.
Sin embargo, Mara pierde su imagen; lo que ella hace no estara bien visto,
pues, de ninguna manera tena que ponerse pblicamente a los pies de un maestro
en una casa, porque no era su papel; en ningn caso podra ser reconocida y
admirada por estos hombres. En el AT se hace referencia varias veces a la mujer
como motivo de bendicin y orgullo para su padre, para su marido o para su hijo.
Qu vino nuevo sabore Mara, que le permiti poner su cuerpo, como discpula,
a los pies de Jess? En aquellos tiempos la postura corporal expresaba muy
claramente lo que una persona estaba viviendo; por tanto, Mara a los pies de Jess,
est indicando que su actitud vital es de discpula.
En este momento, podemos preguntarnos: Qu dice nuestro cuerpo de cada
uno de nosotros y de nosotras? Tenemos cara de buena noticia, una mirada de
cercana y una sonrisa que expresa que estamos viviendo intensamente la bendicin
y el amor de Dios? O, por el contrario, tenemos gestos amenazadores, miradas de
desconfianza y dedos que crecen de tanto sealar a los dems? Qu dira Jess si
viniera y viera nuestro cuerpo? Porque, podemos situarnos mentalmente como
discpulos, dentro del evangelio y en el corazn de la Iglesia, pero manifestar que
estamos muy lejos de todo ello con la expresin de nuestro cuerpo, en el tono de
voz, la agresividad, los gestos, etc.
La mujer encorvada (13,10-17). Esta mujer es icono de la humanidad
encorvada. Jess est en la Sinagoga, lugar donde un varn judo no tiene que estar
mirando a una mujer, y mucho menos si est enferma. Jess tendra que estar
pendiente de la explicacin de la Ley, de las cosas de su Padre.
El momento en el que ofrece Jess la salvacin tambin es inapropiado, porque
el sbado es un da en el que se poda cuidar al buey o a la mula, pero estaba
absolutamente prohibido curar a las personas.
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Sin embargo, este texto nos dice que, aunque creamos que somos la persona
ms encorvada del mundo, aunque estemos en un lugar inapropiado, aunque el
momento no sea propicio, la salvacin de Jess llegar a nuestra realidad concreta.
Jess est tan cercano, tan pendiente de nosotros, tan deseoso de ofrecernos la
salvacin que llega a donde estemos, al aqu y ahora de nuestra vida. Y esto es muy
profundo y esperanzador.
Quiero ilustrar esto con un ejemplo que a m me ha impresionado mucho y me
ha ayudado. Hace unos aos, estaba trabajando en una Parroquia con un grupo de
mujeres muy sencillas; un da acudi al grupo una mujer que tena problemas
familiares muy serios, y que estaba medicada, por lo cual pareca que no se estaba
enterando bien de lo que ocurra a su alrededor.
En la reunin lemos este texto de la mujer encorvada, diciendo cada una en voz
alta la carga que llevbamos sobre nuestros hombros, lo que nos estaba doblando,
porque no podamos con tanto peso. A medida que cada mujer expresaba cul era
su carga, en voz alta, iba doblando su espalda, se iba encorvando ms y ms.
Al acabar de hablar todas las mujeres del grupo, una de ellas hizo el gesto de
imposicin de manos sobre una de sus compaeras encorvada y le dijo:
- En nombre de Jess, incorprate!
Y aquella mujer se incorpor. Las dos juntas se dirigieron a otra de las mujeres,
invitndole a incorporarse, con el mismo gesto y las mismas palabras.
Cuando lleg el momento en que se acercaron a aquella mujer, que creamos
que no se estaba enterando de nada, ella dijo gritando: Ya s lo que me pasa!. El
regalo que le hizo Dios en ese momento fue tomar conciencia, con una fuerza
increble, de cmo haba estado humillada y maltratada por su marido y por sus
hijos. Dios le ofreci la salvacin a travs de una lucidez impresionante, sbita. Ella
comentaba despus que ya no se iba a medicar ms, que tena que empezar un
proceso de crecimiento y de cambio, en lugar de tomar las medicinas y seguir
atontada.
Hoy, el Seor nos sigue ofreciendo su sanacin y salvacin de muchas maneras,
tambin a travs de las manos de personas sencillas, que son cauce de la obra de
Dios. Por eso, os animo a que luego cerris un ratito los ojos y os visualicis
encorvados y encorvadas, tomando conciencia de cul es la carga que llevis sobre
los hombros, la carga que os dobla y os rompe. A continuacin mirad al Seor, no
como plaideras, sino dicindole: Seor, reconozco que tu carga es ligera y que t
eres cireneo de mi vida, que me pides incorporarme y llevar la carga con la fuerza y
la pasin del Reino. Si quieres, puedes incorporarme. Y dejemos que Dios acte.
La mujer de la dracma perdida (15-8-10). En aquellos tiempos, cuando una
mujer se casaba, su familia tena que pagar una dote a la familia del marido. A
veces la mujer reciba tambin unas monedas, que poda guardar y administrar, en
caso de necesidad. Para no perderlas, muchas veces se las colgaban en el pauelo
que llevaban en la cabeza, as servan tambin de adorno. Ahora bien, perder una de
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aquellas monedas era como haber perdido un tesoro, y encontrar una moneda de
plata era motivo para dar gritos de alegra y llamar a las vecinas para que
compartieran la alegra. La perdida de la moneda y la alegra de su recuperacin le
ayudan a Lucas a expresar la alegra de sentirnos salvados.
Pero, qu alegra nos produce el hecho de que se nos ofrece la salvacin
gratuitamente? A veces decimos que nos sentimos salvados, pero lo hacemos con
una cara que no es extrao que nadie nos crea, porque no se nos nota nada
especial. Con qu compararamos hoy la alegra de la salvacin?
La viuda importuna (18-1-8). Esta mujer sufre el acoso de sus enemigos; es
mujer, es viuda, y encima no le hacen justicia. Sin embargo, resulta curioso que,
molestar a un juez, varn, en la sociedad patriarcal, sea signo de algo nuevo, y
Jess dice que esa actitud est bien, porque es seal de algo nuevo y profundo.
Nos creemos tambin que importunar al Seor, pidiendo justicia, tiene un valor
en el Reino? Lo pedimos, como esta viuda, con toda nuestra fuerza y
convencimiento?
6. DESENLACE EN JERUSALN: CMO VIVIR CON LOS
PREDICADO JESS: OTRA MIRADA, LA COMPASIN, LA
DINAMISMO?

VALORES QUE HA
GRATUIDAD Y EL

Llega el desenlace en Jerusaln y cuatro mujeres encarnan cuatro valores;


podramos decir que, despus de la catequesis anterior, ellas han asimilado estos
valores, los estn viviendo y nos sirven de ejemplo.
El bolo de la viuda (21-1-4). Quiero resaltar que este texto es de los pocos en
los que Jess comienza diciendo: En verdad, en verdad os digo
Nosotros decimos amn al final de algunas oraciones pero, en el pueblo hebreo,
comenzar una frase diciendo amn tena mucha fuerza. Indicaba que haba que
prestar mucha atencin a lo que se iba a decir, porque era importantsimo. La gente
que oa esta expresin saba que lo que iba a or era slido como una roca, era
como un escudo que te defiende, como algo que te protege, como una doctrina que
te va a dar vida.
En este caso, Jess nos avisa de que, en la puerta del Templo, se puede estar
pensando en Dios, en el boato, en el humo de los sacrificios o del ruido que hacan
las monedas al caer. La gente adinerada tena la costumbre de echar las monedas de
la limosna a una especie de embudo grande, desde lejos, para que sonasen y
llamasen la atencin de la gente que pasaba por all. Era un modo de que quedara
patente la generosidad.
Sin embargo, Jess nos dice que hay otra manera de vivir, que es coger el
sustento (lo que nos sostiene) y ponerlo en las manos de Dios, con confianza,
como aquella viuda. A ella no le preocupaba hacer el ridculo ante la gente,
entregando esas moneditas, ni le agobiaba quedarse sin el sustento. La actitud de
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esta viuda nos ayuda a interrogarnos sobre cul es nuestro sustento, cunto
entregamos y cunto nos reservamos.
Las mujeres que presencian la Pasin (23,27-28). Cmo viviran estas
mujeres la pasin de Jess, teniendo en cuenta que podran haber sido sus hijos los
conducidos a la muerte? Cmo estarn viviendo hoy las madres de los pescadores
el secuestro del Alakrana, sabiendo que sus hijos pueden ir a pescar a esa zona y
puede ocurrirles lo mismo?
Sabemos que, en el momento de la muerte de Jess la situacin poltica era
dursima, hacan unas redadas impresionantes y no juzgaban con justicia a los
detenidos. Herodes era un rey cruel que haba matado, entre otras personas, a tres
de sus hijos. En medio de esa inseguridad, cmo asistiran y presenciaran la pasin
de Jess aquellas mujeres?
No viene en el texto del Evangelio el episodio de la Vernica, porque es un
texto de los apcrifos, pero sabemos que las mujeres se arriesgaban bastante al
acompaar a los detenidos, porque si los romanos sospechaban que alguien haba
comido o cenado con un reo lo detenan.
Yo creo que estas mujeres nos preguntan hoy a cada uno de nosotros: Cmo
presencias t hoy la pasin del mundo? Cul es tu lugar en esa pasin? Estas
mujeres nos recuerdan que hoy tenemos que estar presentes en la pasin y el
sufrimiento del mundo, desde la compasin, la misericordia, la denuncia y la lucha
por la justicia.
Las mujeres junto al sepulcro (23,55; 24,1-12). Los judos tenan y siguen
teniendo, unas costumbres muy meticulosas, relacionadas con las leyes de la pureza,
lo que hace que lavar un cadver resulte una tarea difcil, dura y desagradable.
Pero eso es lo que fueron a hacer aquellas mujeres: lavar y embalsamar un
cadver. Fueron a realizar unas tareas desagradables, con aromas y ungentos, a
cambio de las cuales ya no podan recibir nada de Jess. Ellas expresan la gratuidad
total, Jess ya no puede pagarles.
Quiero resaltar una frase de este texto: Las mujeres recordaron entonces sus palabras
Estas mujeres recuerdan lo que Jess les dijo, estando todava vivo, recuerdan la
historia de la salvacin, y es como si esta muerte, que no encajaba en esa historia,
cobrase sentido para ellas. A partir de ese momento, ya no son las cremas y los
blsamos lo que cobra importancia en el relato, sino lo que est ocurriendo en su
corazn; por eso el camino de vuelta lo hacen de otra manera y se presentan ante el
grupo como si delirasen.
All donde ellas han visto muerte, estn descubriendo tallos de vida, y parece
locura lo que dicen, porque ellas estn vivindolo en otra dimensin, con un
dinamismo nuevo. Estas mujeres, igual que las otras mujeres que hemos visto
anteriormente, estn saboreando el vino nuevo, estn saboreando la Pascua.

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Por eso es tan importante que hoy seamos buscadores de tallos de Pascua, en
medio de todas las muertes que nos rodean. Es fcil ganar el puesto de plaideras
de la sociedad, pero el Seor nos llama a ser profetas de la Pascua.
Las mujeres que se sobresaltan (24,22-24). Al comienzo del Evangelio, las
mujeres se han sobresaltado porque irrumpe la salvacin en sus vidas. Al final del
Evangelio son las mujeres las que sobresaltan a los dems, porque la salvacin ha
transformado su vida. La historia de la salvacin contina; la muerte no ha podido
vencerla, por eso, las mujeres no ven el cuerpo de Jess, pero saben, sienten que
est vivo.
A continuacin, hay un pequeo aadido en el texto en el que se dice que el
Seor se apareci tambin a Pedro. Incluyen a Pedro ah porque en la sociedad
grecorromana, lo mismo que en la juda, no se poda creer por el testimonio de una
mujer; haca falta, por tanto, que aparezca Pedro por algn lado, para que el
testimonio fuera ms fiable y se pudiera creer.
Hemos comenzado el Evangelio con Isabel y Mara que cantan que para Dios no
hay nada imposible; y acabamos con estas mujeres que ven y experimentan realmente,
que para Dios no hay nada imposible.
7. CONCLUSIONES
Lucas no da un paso radical en la organizacin de las comunidades, pero s nos
habla de que hombre y mujer se sienten salvados, a la par.
Es muy curioso ver la cantidad de veces que va colocando a hombres y mujeres
en situaciones paralelas, semejantes, y son las mujeres las que se convierten en
iconos, en referencia de transformacin, en transgresoras; son mujeres que no
obedecen ciegamente la Tor, porque han sido capaces de librarse de sus redes
cuando han experimentado la buena noticia.
Sin duda estuvieron enredadas en algn momento, al igual que toda la sociedad,
pero el viento del Espritu, la fuerza de Jess, les permiti liberar sus pies de estas
ataduras y empezar a vivir algo nuevo. Estas mujeres fueron leyendo y
descubriendo signos de salvacin, y pusieron en cuestin algunas costumbres
patriarcales.
Como conclusin aadira tambin que, si el Evangelio de Lucas nos animara
slo a ser un poquito ms buenos, no merecera la pena. Este evangelio tiene que
despertarnos y hacernos ver que, tengamos los enredos que tengamos en nuestra
vida (normas, leyes, recuerdos, heridas, prdidas) sea cual sea nuestra situacin
vital, hoy - aqu - ahora, Jess nos ofrece la salvacin y la sanacin, estrechamente
unidas.
Antes de terminar, quiero compartir un texto que he escrito, a modo de ensayo,
para ver cmo se nos podra haber contado la buena noticia si el Evangelio no
tuviera la huella patriarcal que tiene, si nos hubieran escrito algunos relatos las
mujeres, en lugar de los hombres.
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La madre del hijo prdigo


Mientras Cleofs duerme y todava queda un poco de aceite en el candil, voy a escribir lo
que ha ocurrido hoy, para que mis hijos se lo cuenten a los suyos y as sucesivamente, de generacin
en generacin.
Hace meses que nuestro hijo pequeo se fue de casa. Das antes haba odo hablar a Jess
de Nazaret y se qued preocupado; a las madres no se nos escapa nada y yo not que algo se le
haba removido por dentro. A pesar de la educcin que le habamos dado, de vez en cuando nos
hablaba de las ganas que tena de disfrutar de la vida, de saborear lo prohibido en la ciudad, y
experimentar esos placeres de los que le hablaban los mercaderes.
Una noche not que no poda dormir; estaba inquieto y daba vueltas y ms vueltas. En
cuanto amaneci nos dijo a Cleofs y a m que se iba de casa, y que le diramos su parte de la
herencia, porque no volvera nunca ms por la aldea. Mi marido se puso furioso, l tena la
costumbre de repetirnos alguna frase de la Tor que se saba de memoria: Que tu corazn no
envidie a los pecadores, sino que tema siempre a Yahv, porque as tendrs un porvenir y tu
esperanza no se ver frustrada, Escucha hijo mo y s sabio y dirige tu corazn por el camino
recto.
Y ahora era su propio hijo el que no valoraba el don de Dios y envidiaba a los pecadores,
corriendo tras ellos. Pero yo intua su lucha interior; podamos perderlo para siempre, pero poda
ocurrir todo lo contrario, quizs al tener en sus manos todo lo que deseaba, se dara cuenta de que
eran ciertas las palabras de la Tor: El que observa una conducta ntegra se salvar pero el que
sigue caminos tortuosos caer en uno de ellos. El que cultiva su campo se hartar de pan, pero el
que va detrs de quimeras se hartar de miseria.
Cleofs le dio una bolsa con los denarios de la herencia y le quit la tnica y el anillo; no le
dijo nada. Yo le met en el zurrn unos panes, unos peces y unos pocos dtiles. El chico baj la
vista, como si estuviera avergonzado, y se fue lentamente por el camino que conduce a la ciudad.
Durante meses no supimos nada de l; algunos vecinos comentaban en la plaza que le
haban visto gastar el dinero en fiestas y mujeres, otros hablaban de que estaba delgado y sucio,
porque cuidaba cerdos en una hacienda, pero no sabamos si eran habladuras o era cierto.
Cada da yo sala a la puerta de casa con muchos pretextos: tender la ropa, acercarme
hasta la fuente o visitar a una vecina que estaba viuda y enferma. Pero mis ojos buscaban
vidamente, en la lejana, la silueta de mi hijo.
Slo t Adonai, mi Seor, sabes las lgrimas que he derramado y las veces que te he
suplicado que cuidaras a mi hijo, porque t sanas a quien tiene el corazn roto y vendas sus
heridas.
Y hoy ha llegado la salvacin a mi casa, hoy ha ocurrido el milagro. A lo lejos vi la silueta
de mi hijo, con su andar cansino, como si llevara sobre sus hombros una carga que no poda
soportar. Traa la ropa hecha jirones.
Al verle grit con todas mis fuerzas:
- Cleofs, nuestro hijo estaba perdido y lo hemos encontrado, estaba muerto y ahora vive.
Cleofs sali corriendo, con los brazos abiertos, para recibirle. Yo entr corriendo a casa a
buscar entre los cobertores su tnica; quera envolverle en ella para que los vecinos no le vieran con
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su ropa rada, quera envolver su cuerpo para que, al sentir la tela limpia de lino y el olor a
lavanda, recordara el da en que mi marido y yo, al ponerle esta misma tnica sobre sus hombros y
el anillo en el dedo, le dijimos: Hijo, todo lo nuestro es tuyo.
DILOGO
P. En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento por el bao de ternura que ha inundado
este saln durante todo el desarrollo de la exposicin. Se ha insistido tanto en la salvacin a las
mujeres que los hombres parece que se difuminan en el Evangelio de Lucas, cuando la realidad es
que Jess a quien salva es a la persona, sea varn o mujer.
R. En aquel tiempo a las mujeres no les corresponda ningn papel. Al no poder
ser circuncidadas, como los hombres, no eran miembros de pleno derecho en el
pueblo; tampoco tenan motivos para sentirse salvadas. Cuando Jess les dice que la
salvacin es para ellas, igual que para los hombres, cmo se sentiran estas
mujeres, que durante tanto tiempo se haban sentido humilladas y relegadas? A m
eso me parece muy grande, y es lo que despert tal dinamismo en las mujeres que
hacan lo que fuera para seguir a Jess, incluso le sostenan con sus bienes, aunque
dijeran que estaban locas.
Ahora no pasara esto, porque tenemos muy claro que la salvacin es tanto para el
hombre como para la mujer. Sin embargo, si tuviramos ms claro que la salvacin
es tambin para tanta gente marginada como tenemos al lado, algo en la pastoral de
la Iglesia tendra que cambiar. Necesitamos nuevas formas de proclamar la
salvacin, que despierten ms dinamismo en las personas ms alejadas de esa
salvacin.
P. Ha sido una charla dirigida al corazn. No ser que no molestamos, ni sobresaltamos,
porque es incmodo?
R. Yo creo que para sobresaltar, lo primero que tiene que ocurrir es que cada uno
de nosotros nos hayamos quedado, de verdad, sobresaltados, impresionados, y
hayamos dicho de repente: Dios mo, cmo has irrumpido en mi vida!!! Si
experimentamos que para Dios no hay nada imposible, y que lo que empieza aqu es
una historia de salvacin, maravillosa a continuacin diremos, hgase esa historia
maravillosa!! y todo lo que venga ser obra de Dios. Sin embargo, creo que sin querer
se han ido introduciendo unas formas muy prudentes, muy comedidas. Parece
que el modelo, el paradigma de seguimiento, es algo ms bien controlado, prudente,
comedido. El Evangelio de Lucas nos recuerda que se ha perdido pasin, fuerza.
P. Al final, Lucas cae en la trampa, porque es Pedro el que tiene que certificarlo. Por qu
tambin hoy Pedro tiene siempre que certificarlo todo?
R. Tenemos un rasgo que es un poco triste en la historia, y es la cantidad de veces
que se ha hecho una censura masculina hacia experiencias de mujeres, libros de
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mujeres, espiritualidad vivida por las mujeres sa es la pobreza con la que nos
movemos; ojal en el siglo XXI irrumpa con ms fuerza la manera genuina de vivir
el cristianismo de las mujeres, y eso sea una riqueza para la Iglesia. El Evangelio de
Lucas nos recuerda tambin el miedo que anida en nuestro corazn, y que donde
hay miedo no hay fe, porque son absolutamente incompatibles.
P. Sobre el Magnificat qu ha querido decir al indicarnos que lo reescribamos?
R. Yo invito a las personas que no lo hayan hecho todava, a recorrer el Magnficat,
frase por frase, y escribir cmo toca la propia vida el texto del Magnficat. Por
ejemplo:
Engrandece mi alma al Seor: Cundo digo esto, estoy proclamando algo que sale de
mis entraas, o es simplemente una frase que repito mecnicamente?
Porque se ha acordado de mi humillacin, de mi pobreza: Empiezo a recordar cul es la
historia de mi pobreza, de mi pequeez, de mi pecado, aquellas situaciones en las
que he sentido que Dios irrumpa dicindome, Hija, quiero hacer contigo algo nuevo
Derriba del trono a los poderosos: Voy recordando y pasando por el corazn esa historia,
sintiendo que, cuando me he querido subirme a cualquier podio, el Seor me ha
derribado, por mi propio bien. Cuntas veces me he empeado en construir torres
de babel?
Engrandece a los humildes: Voy recordando cada vez que el Seor ha querido hacer
cosas grandes conmigo, con mi familia, de generacin en generacin
Y as sucesivamente, con todo el texto del Magnificat. Si somos capaces de
escribirlo, orarlo, cantarlo y proclamarlo, descubrimos que hay una energa que se
despliega en nuestra vida cristiana. Por eso, yo no hablara de este texto como el
canto de una adolescente que, de repente, dice una oracin magnfica, maravillosa,
sino como la invitacin a orar, en el atardecer de nuestra vida.

En el siguiente blog mariferamos.com est colgado material de charlas,


parbolas, etc.

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