Masculinidades y Trabajo Sexual Entre Varones en España, Óscar Guasch Andreu y Jordi Caïs
Masculinidades y Trabajo Sexual Entre Varones en España, Óscar Guasch Andreu y Jordi Caïs
Masculinidades y Trabajo Sexual Entre Varones en España, Óscar Guasch Andreu y Jordi Caïs
Brasil y Cuba). Y, desde los aos noventa hasta la actualidad, los trabajadores sexuales
que ejercen en pisos son mayoritariamente brasileos; mientras que quienes proceden
del Magreb siguen siendo numerosos en las saunas gay.
En cualquier caso, saunas, pisos y apartamentos, definen nuevos contextos para
el ejercicio del trabajo sexual que, al mismo tiempo, condicionan los tipos de
masculinidad que pueden ejercerse en esos espacios. Las calles son un espacio
inseguro donde las actuaciones machistas funcionan como estrategias de proteccin.
Pero los pisos y los apartamentos son espacios seguros donde tales estrategias dejan de
ser funcionales. De manera que el trabajo sexual masculino del modelo indoor permite
masculinidades ms relajadas y menos sobreactuadas. Por otro lado, muchos de los
clientes del modelo indoor pertenecen a generaciones socializadas en la subcultura gay,
de manera que toleran poco actitudes homfobas en los trabajadores (a menos que
paguen, precisamente, por ello). As que las masculinidades en los pisos son menos
sexistas, menos homfobas y ms gays. La nica excepcin est en las saunas gays
donde se ejerce el trabajo sexual entre varones. En estos contextos del modelo indoor,
la presencia de muchos trabajadores que se presentan pblicamente como
heterosexuales, crea las condiciones de posibilidad para ciertas actuaciones masculinas
estereotipadas que, al producirse en un entorno seguro, funcionan como formas de
ritualizacin ertica.
En resmen, las principales caractersticas del modelo indoor en Espaa son:
primero, tanto la oferta como la demanda abandona las calles y se concentra en
espacios privados; segundo, aumenta la profesionalizacin de los trabajadores sexuales
masculinos; tercero, aumenta la movilidad nacional e internacional de la oferta basada
en Espaa; y cuarto, el trabajo sexual entre varones se convierte en una ocupacin de
inmigrantes. La quinta y ltima caracterstica del modelo indoor, es que el trabajo
sexual entre varones deja de ser homosexual y se convierte en gay. Eso significa que
las masculinidades gays devienen hegemnicas en el trabajo sexual entre varones.
Estas masculinidades quedan asociadas a un nuevo tipo de erotismo homosexual que es
socializado a travs de la pornografa gay: las cintas de video porno de los ochenta
presentan modelos de masculinidad gay novedosos en la Espaa del momento. El
trabajo sexual masculino reproduce y se adapta al nuevo imaginario ertico como una
estrategia de mercado para satisfacer un nuevo tipo de demanda: la demanda gay. Los
aos ochenta y primeros noventa del siglo pasado, conforman un contexto de epidemia
mortal de sida, donde el porno gay publicit cuerpos sanos luciendo ropa interior
blanca que se presentaban como cuerpos impolutos y depilados. El horror estaba en los
cuerpos delgados, y la masculinidad gay de la poca (que influenci al trabajo sexual
de entonces) se presentaba como una masculinidad no infectada. A mediados de los
aos noventa, con la cronificacin del VIH, la masculinidad gay dejar de ser impoluta,
se volver ms oscura, dejar de jugar a ser inocente, y se volver ms perversa.
El modelo online (2000-2015).
El modelo de trabajo sexual indoor sigue existiendo, pero ha perdido buena parte de la
hegemona que tuvo para organizar el comercio sexual entre varones. Internet lo ha
cambiado todo. Tambin ha alterado la organizacin social del trabajo sexual, tanto de
los varones y de las mujeres como de las personas transgnero. Hay cuatro cambios
sociales importantes que condicionan el modelo online de trabajo sexual entre varones:
primero, est la cuestin de los derechos civiles lgtb; en segundo lugar, est la crisis de
la identidad gay clsica; en tercer lugar, estn las transformaciones en el ocio gay; y, en
cuarto lugar, es importante la desaparicin del pnico ante el sida. Estos cuatro
procesos ayudan a contextualizar los cambios en el trabajo sexual entre varones y los
cambios en las masculinidades que en l se producen.
Los avances en derechos civiles lgtb que suceden durante el modelo online son
evidentes. El acceso al matrimonio igualitario, la posibilidad de cambiar de gnero sin
ciruga de reasignacin genital, y la existencia de leyes especficas contra la homofobia
en varias comunidades autnomas, redefinen la construccin social de la
homosexualidad masculina, al tiempo que aumenta la tolerancia social hacia su
prctica. A lo largo de la burbuja inmobiliaria, parte de la sociedad se inspir en el
estilo gay para organizar su ocio y su sexualidad, e incluso ciertas prcticas gays
articuladas en torno al sexo, las fiestas nocturnas a deshoras y las drogas sintticas,
fueron adoptadas por jvenes heterosexuales como un referente a imitar. Los veranos
ibicencos fueron un claro ejemplo de ello. Sin embargo, las leyes igualitarias y el
aumento de la tolerancia social (sobre todo entre los jvenes) hicieron que las
identidades gays de resistencia poltica contra la homofobia perdieran parte del sentido
social que haban tenido hasta entonces: la homofobia social segua presente, pero casi
nadie quera or hablar de ella en medio de la fiesta inmobiliaria. Todo esto derivo en
un cierto aburguesamiento gay que se tradujo en una presentacin correcta de las
identidades homosexuales (Vlez-Pelligrini 2011) que la mayor parte de la sociedad
aceptaba de buen gusto, ya que le permita definirse como moderna. Gracias al
matrimonio igualitario, la sociedad espaola, por primera vez en siglos, formaba parte
de los pases ms avanzados del mundo.
La crisis econmica de 2008 puso a Espaa, de nuevo, donde siempre haba
estado: con los pases latinos. Pero la crisis econmica, en combinacin con la nuevas
tecnologas, confirm la pujanza de un nuevo modelo de ocio gay en el que la conexin
intensa del mundo gay con ciertos espacios pblicos entr en crisis. Las instituciones
clsicas del perodo gay han dejado de ser centrales en el ocio de las nuevas
generaciones homosexuales (Guasch 2011). Acudir a ligar y a divertirse a saunas, bares
y discotecas gays con sus cuartos oscuros, son estrategias cada vez ms caducas entre
los homosexuales ms jvenes. Salir es caro, y los jvenes del precariado tienen poco
dinero disponible (Gentile, Sanmartn, y Hernndez Cordero 2013). As que las redes
sociales se han convertido en el nuevo espacio para los encuentros sexuales entre
varones. Ofrecerse y encontrar compaeros sexuales en las redes, es fcil, rpido y
barato. Incluso la organizacin de fiestas colectivas de sexo depende tan solo de un
clik. La edicin de la Vanguardia del mircoles 11 de noviembre de 2015, daba cuenta
de la existencia de estas reuniones. Segn la prensa, son orgas que pueden durar horas,
y que se condimentan con diversas drogas sintticas que desinhiben a los participantes
creando las condiciones de posibilidad para tener sexo inseguro: el pnico ante el sida
ha desaparecido.
La pornografa influye en el proceso de construccin social del deseo ertico.
Durante dcadas, el porno gay se utiliz para socializar el uso del preservativo. Pero
desde hace diez aos, el bareback (follar a pelo) se ha vuelto hegemnico en la
pornografa gay, con la correlativa influencia en las prcticas sexuales reales. A ello
hay que aadir la profilaxis de pre-exposicin (PPE) al VIH, que consiste en el uso de
antiretrovirales antes del intercurso sexual, para evitar la infeccin. Si a todo esto se le
suma la cronificacin del sida gracias a las triterapias y la prdida de memoria histrica
sobre las consecuencias mortales del sida hasta los aos noventa, se obtiene un
escenario en el que las nuevas generaciones gays cada vez apuestan menos por el sexo
seguro como estrategia de prevencin. En resumen, durante el modelo online se
reconocen derechos a las minoras sexuales, cambia tanto el ocio gay como las
identidades homosexuales, y se relajan las estrategias homosexuales de fomento de la
salud sexual. Todo esto conforma un escenario novedoso para el trabajo sexual entre
varones.
y de las prcticas que correlacionan con los estereotipos propios de las masculinidades
machistas. Muchos homosexuales socializados en las subculturas gays son
autoconscientes del uso estratgico de las posiciones sexuales en la negociacin no
verbal de las actuaciones de masculinidad que construyen el deseo ertico homosexual.
Pero presentarse pblicamente como activo, pasivo o verstil, proyecta ciertas
expectativas en la actuacin de los participantes que tienen que ver con acuerdos
implcitos que se pactan para erotizar el intercurso sexual. As que los activos ocupan el
escaln ms alto en esta jerarqua estereotipada de las posiciones que se ocupan en las
prcticas sexuales. Los pasivos ocupan el escaln ms bajo de esta jerarqua. Se trata de
una posicin de menor masculinidad que es reforzada por la conexin que se establece
entre ser pasivo y la infeccin por VIH (Zamacona 2010). Supuestamente, los activos,
al bombear sangre a su miembro erecto, bloquean la entrada del virus en el cuerpo;
mientras que los pasivos son receptculos de semen y, por extensin, de enfermedad y
de muerte (Sontag 1989). En las subculturas gays tambin es comn afirmar que, en
realidad, los verstiles son pasivos que no se aceptan a s mismos; mientras que los
activos son pasivos que an no se han dado cuenta de serlo.
Las subculturas gays constituyen un espacio de actuacin de gnero donde los
actores sociales interpretan los papeles que consideran ms adecuados en funcin de la
clase de situacin social que se est representando (Goffman 2009). Esto ltimo no es
novedoso ni tampoco exclusivo de las masculinidades gays: tambin los varones
heterosexuales adecuan sus actuaciones de masculinidad a las expectativas del contexto
social en que se encuentran, y la ritualizacin sobreactuada de las peleas entre hombres
en contextos como bares, discotecas y estadios de ftbol son un buen ejemplo de ello
(Guasch 2006). As que todos los hombres, incluyendo a los homosexuales, actuan su
masculinidad en funcin de las normas (explcitas o implcitas) vigentes en el escenario
social en que se encuentran. Pues bien: buena parte de la construccin social del deseo
vigente en las subculturas gays, se organiza a partir de actuaciones en torno de la
confirmacin, la negociacin o la trasgresin del poder y del dominio presentes en la
masculinidad. Y tanto las normas gays respecto a la deseabilidad de los cuerpos, como
las jerarquas gays en torno al binomio activo/pasivo son reproducidas en el trabajo
sexual entre varones.
En las subculturas gays existe un potente discurso que afirma que la homofobia
es sexy. Segn esto, la homofobia es una especie de catalizador del deseo ertico
homosexual porque, al introducir la culpa en las prcticas sexuales, se potencia el placer
Algunos actores presentes en las interacciones son etiquetados como menos masculinos
que los otros. Y, sin embargo, se trata de un reparto desigual del poder que es
consensuado . Se trata de una desigualdad de gnero pactada (implcita o
explcitamente) que se convierte en un elemento central en la erotizacin de esta clase
de prcticas. Pero adems, esta desigualdad presente en la jerarqua de la masculinidad
permite a algunos de los implicados en la interaccin sexual obviar cuestiones
identitarias que les resultan incmodas (sobre todo cuando se trata de varones que se
definen como heterosexuales).
En este texto se han presentado los tres modelos de organizacin social del
trabajo sexual entre varones que, sucesivamente, han sido hegemnicos en Espaa
desde el franquismo hasta la actualidad. En perspectiva histrica, es posible afirmar que
las masculinidades del trabajo sexual entre varones han evolucionado de manera
paralela al desarrollo de las subculturas gays espaolas. Las masculinidades presentes
en el trabajo sexual entre varones han ido abandonando sus formas ms sexistas; de
manera que, tanto el machismo como la homofobia, han ido adquiriendo cada vez ms
una funcin instrumental y menos identitaria. Es decir: el sexismo machista y homfobo
es visible en las actuaciones de gnero del trabajo sexual entre varones (sobre todo para
construir parte del deseo ertico); pero las funciones identitarias del sexismo son cada
vez menos importantes para la construccin de la identidad social y personal de los
hombres que participan en esas actividades . Negociar el poder y distribuirlo de manera
consensuada es un acto plenamente democrtico que sucede de manera continuada en el
trabajo sexual entre varones. Se trata de una actividad en la que los actores son adultos
que consienten libremente para intercanbiar dinero por servicios erticos y por diversas
prestaciones corporales y sexuales. Hay que investigar ms y desarrollar marcos
tericos complejos que puedan aplicarse al conjunto del trabajo sexual, con
idependencia de que sus protagonistes sean varones, mujeres o transgneros. Este texto
quiere formar parte de ese proceso.
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