Castálida 57 Web

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Escribas: Olga Martha Pea Doria, Len Guillermo Gutirrez,

Estela Guerra Garnica, Jean Michel Wissmer, Celene Garca vila,


Roberto Zavala, Adn Echeverra, Ramn Lpez Castro, Heber Quijano,
Santiago Montobbio, scar Wong, Jos Falconi, y otras plumas

Artistas visuales: Renata Gerlero, Antonio Domnguez Lpez,


Hctor Alejandro Barreto Palma, Jessica Alonso Bustos,
Ernesto Alva Franco, Anglica Chvez, y ms pinceles

nmero 57 primavera-verano 2016

Dossier: Lilia Lujn


Sara Waisburd
Guillermo Romero

Eruviel vila Villegas


Gobernador Constitucional
Eduardo Gasca Pliego
Secretario de Cultura
Felipe Gonzlez Solano
Director General de Patrimonio y Servicios Culturales

Coordinador general:
Hel Lpez Sandoval
Consejo editorial:

Juan Domingo Argelles, Mauricio Carrera, Jos Vicente


Anaya, Vicente Quirarte, Len Guillermo Gutirrez, Felipe
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Villegas, Flor Cecilia Reyes, Alfonso Snchez Arteche,
Enrique Villada, Silvia Pratt, Alberto Chimal, Carlos Lpez,
Augusto Isla, Benjamn Araujo y Ral Cceres.
Coordinacin tcnica, redaccin y correccin
Delfina Careaga
Silvia Palma Vallejo
Mario Santilln Romn
Carlos Valenzuela Ocaa
Jos C. Nez Fernndez
Asesora en artes visuales
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Telfonos: 212 87 41 y 212 87 09
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y todos los materiales se reciben, nicamente, por este medio o directamente en las oficinas de la Subdireccin de Bibliotecas y Publicaciones
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Toluca, Mxico.
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7. Si el dictamen de una colaboracin es positivo; se le informar al autor a manera de solicitud de autorizacin para publicar antes del proceso
de formacin y diseo de la revista.

Imagen de cubierta: Conloquium, 2015 (portada y contra). Lilia Lujn

primavera-verano de 2016

4 Presentacin
6 scar Wong | Lenguaje e intencionalidad
12 Gabriel Trujillo Muoz | William Ospina, ensayista del asombro latinoamericano
15 Felipe Vzquez | Los avatares del deseo
20 Len Guillermo Gutirrez | La senda del poema
24 Roberto Zavala Ruiz | El idioma materno y la lengua prestada
30 Heber Quijano | El nombre de las dunas
33 Ramn Lpez Castro | Retazos y revires: El ensayo
37 Rubem Fonseca | Paseo nocturno
82 Carlos Olvera | En Manga de Clavo
88 Adn Echeverra | La frialdad
CLAUSTRO

40 Guillermo Schmidhuber de la Mora | Dilucidar cuatro acertijos de Sor Juana Ins de la Cruz
46 Jean-Michel Wissmer | Sor Juana: santa a pura fuerza
49 Olga Martha Pea Doria | Quin es el autor de La vida es sueo?

Caldern de la Barca o el personaje Basilio


Cuarto de escribas

55 Jos Falconi | Cancin

56 Celene Garca vila | Seleccin de poesa: El camino ndigo de la malva


58 David Anuar | Yo, Kukulkn, lo pregunto
59 Estela Guerra Garnica | Cantos del naufragio
60 Carlos Pineda | Polvo, llama, mrmol, mantra
PrimerA bienal de Los volcanes
62 Santiago Montobbio |
63 Marcial Fernndez | Luca
63 Blanca lvarez Caballero | El mago
9 Antonio Domnguez Lpez
10 scar Apflter Valero
18 Miguel ngel Otero Mndez
GALERA
19 Gabriel Rodrguez Trinidad

22 Benjamn Torres Melndez
23 Hctor Alejandro Barreto Palma
36 Renata Gerlero
64 Lilia Lujn
28 Ernesto Alva Franco
72 Sara Waisburd
34 Jessica Alonso Bustos
78 Guillermo Romero
86 Anglica Chvez
92 Colaboradores
3

Presentacin

Sabemos bien que armona es equilibrio, lograr que todo confluya al unsono; en un solo tono el acorde deseado; aquel que estimule los sentidos,
nutra el intelecto y exalte el espritu. Con esta premisa, invitamos a nuestros colaboradores para participar con un tema libre, el de su eleccin; sin ms lmites que los
explcitos por la lnea editorial. Respondieron haciendo llegar excelente material, todas
las colaboraciones de brillante manufactura; que en su conjunto le dan a este nmero
un sentido heterogneo y un gusto de frescura, pero sobre todo, de armona.
scar Wong entrega un brillante ensayo sobre el manejo del lenguaje y su uso
fundamental para junto con la imaginacin, la tcnica y un amplio conocimiento del
mundo lograr una obra convincente; para esto, el autor hace un minucioso anlisis del modo y la forma en que el lenguaje fue utilizado por eruditos como Octavio
Paz, Jorge Luis Borges y George Santayana, entre otros.
La vida de Sor Juana Ins de la Cruz guarda varios enigmas, unos pertenecen a
su vida y otros a su obra, nos dice Guillermo Schmidhuber y comparte cuatro descubrimientos hechos en su vasta y acadmica investigacin: una comedia indita,
una oracin, la solucin a un antiguo acertijo encriptado dentro del Romance 50 y
finalmente, anuncia el hallazgo de quin fue el autor de un retrato de la jernima el
cual ahora forma parte del acervo del Museo de Arte de Filadelfia que, hasta hace
poco, era considerado annimo.
En un contexto distinto, desde Suiza, el sorjuanista Jean-Michel Wismer escribe acerca de dos puntos de vista antagnicos, ambos sobre la personalidad de la
Dcima Musa; el primero, la utpica visin de mujer revolucionaria, profana, librepensadora; el segundo, la imagen conservadora de la monja devota y penitente.
Jean-Michel plantea su anlisis y nos conduce hasta el relato de la frustrada intencin de Juan Ignacio de Castorena y Ursa para conseguir a principios del siglo
XVIII que la literata lograra ser santa a pura fuerza.
A Castlida llegan dos escritores sudamericanos; primero el novelista, historiador, ensayista, periodista y poeta colombiano: William Ospina; en una semblanza

de Gabriel Trujillo Muoz, donde se habla de su trayectoria, sus libros y su implacable visin acerca del mundo y la Amrica Latina; ese punto de vista que ha sido
definitivo en su obra. A su vez, tenemos una muy breve muestra del trabajo del
brasileo Rubem Fonseca, sublime escritor del gnero de la novela negra que, por
medio de su lucidez filosfica y literaria, logr darle a este gnero un sentido de
verdadera literatura.
El maestro Roberto Zavala nos acerca a Fabio Morbito, escritor nacido en Egipto de padres italianos y que, en algn momento de su vida, se decidi por ser
mexicano; porque aqu abdic del llanto y adopt el espaol como la lengua con
que escribe; aunque, dice, an suea en el idioma materno.
Adems nos enteramos cmo habrn sido los hbitos culinarios del siglo XIX
en Mxico, principalmente los del polmico don Antonio de Padua Mara Severino
Lpez de Santa Anna y Prez de Lebrn. A manera de homenaje para el maestro
Carlos Olvera (1940-2013), Castlida publica un cuento de su autora; donde describe aquellos usos y costumbres. La trama se da mediante la narracin de un
mozo de cocina, durante los preparativos del men para un exhuberante almuerzo.
Excelente relato que fue, en 1987, digno ganador del segundo lugar en la cuarta
etapa del Premio Juan Rulfo, promovido por Radio Francia.
En la plstica, la revista imprime una muestra del trabajo de tres admirables artistas representantes del arte contemporneo mexicano: Lilia Lujn, Sara Waisburd
y Renata Gerlero. As como una seleccin de grabados exhibidos y galardonados en
la Primera Bienal de Los volcanes que, en noviembre de 2015, se present en el
museo de La Estampa de la ciudad de Toluca. Finalmente, dos excelentes trabajos
fotogrficos: Guillermo Romero muestra su sentido esttico y su probada pericia
para capturar luz y sombra; y una joven creativa, la chihuahuense Anglica Chvez
Blanco, que por primera vez se presenta en Castlida como artista invitada.
Estimado lector, esto es slo una breve muestra del contenido de la presente edicin;
el equipo editorial de Castlida y, yo principalmente, esperamos que sea de su agrado.

Eduardo Gasca Pliego

Ensayo

Lenguaje e intencionalidad
scar Wong
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
[email protected]
Recibido: 24 de diciembre de 2015
Aprobado: 6 de enero de 2016

Es indudable que, slo a partir de un


agudo conocimiento del mundo, el lenguaje
funciona a la perfeccin, puesto que palabra,
imaginacin y tcnica generan esas virtudes
estilsticas para crear una obra convincente
y, sobre todo, perturbadora. Por lo mismo,
observar la realidad con una ptica sensible
representa un caso muy singular, sobre todo
porque de esta manera el escritor forja un
universo representativo donde las relaciones humanas universales, los conflictos y las
contradicciones son aprehendidos en esa dimensin pasional que por momentos devasta
al lector. Se parte, desde luego, del concepto
de realidad que, de acuerdo con Jaime Valdivieso, en lenguaje cotidiano se determina
como todo aquello que se capta de manera
inmediata a travs de los sentidos y de la
conciencia (Cf. Realidad y ficcin en Latinoamrica,
Mxico, 1975).

En El arco y la lira (1956), Octavio Paz acepta que el poema


constituye un producto social aunque la experiencia potica
es irreductible. Con una prosa brillante y una lucidez notable, el autor examina el decir potico y su significacin; analiza
la naturaleza del poema y desglosa sus componentes, como
son el lenguaje, el ritmo y la imagen, sin olvidar el aspecto,
a veces espinoso, de la llamada inspiracin; en este sentido
gran parte de los elementos de la imaginacin se agrupan en
el umbral de la conciencia, sus rasgos surgen bruscamente en
la conciencia como resultado consciente de una operacin
inconsciente, de acuerdo con Francisco Larroyo. La intuicin
esttica es la emocin convertida en imagen. Paz precisaba de
manera contundente: Todo se transfigura y es sagrado. A partir
de este soberbio endecaslabo se articula toda la obra potica de
este hombre. Percepcin emocional, vnculo significativo entre
el sonido y el significado, la Poesa se estremece en cada lnea,
en cada imagen, hasta lograr lo que algunos autores determinan en tanto cpula semntica. Como experiencia de vida, que
se transmite a travs de un cdigo, de un discurso literario,
la Poesa revela otras dimensiones ms profundas o ltimas.
Por supuesto que en este territorio el sentimiento es bsico,
no la razn. Ms que ejercicio escritural, la voz ms entera del
hombre se abre a nuevos territorios, invocando y convocando
la inseparable magnitud del hombre. As, el poeta es el hombre
que camina vendado a la orilla del abismo, como precisa Octavio Paz en Las peras del olmo.
Es obvio que la intuicin no se demuestra: se experimenta (despus de todo el poeta ofrece respuestas emotivamente
cognoscitivas a su ntima relacin con el mundo. La realidad es
nica, indita siempre. Endeble, ausente de Dios en ocasiones,
conjura con certeza la dimensin del mundo, con transparente
sensibilidad). Segn Benedetto Croce, el conocimiento sensible comprende, necesariamente, el mbito artstico (la habilidad para realizar el oficio; en su sentido primigenio, pertenece
a las artes [techn, arte]. El hombre, lo sabemos, es un ser
constructor [homo faber, un artfice] y el aspecto esttico,
que tiene que ver con la conciencia. Es la aptitud de tener sensaciones y representaciones. Su funcin involucra lo contemplativo y produce en la conciencia emociones de belleza). Por
ende, la lectura directa del poema permite conseguir muchas
herramientas cognoscitivas y aportar la sensibilidad e inteligencia pertinentes para entender a cabalidad el texto, puesto

la Poesa representa un discurso mtrico,


eufnico, que revela un pensamiento sensible
a travs de combinaciones silbicas, de una
expresiva integridad dinmica, pero ms que nada
de silencios. El Silencio, entonces, constituye la
materia fundamental de la lengua potica

[]
La pureza y la energa del corazn deben unirse
al pensamiento al momento de crear poesa, por
eso toda la vastedad del mundo real y el emotivo
adquieren una forma precisa, concreta, en el trazo
de los caracteres

que el contemplador, el lector mismo, debe abrirse a la obra


con una totalidad afectiva.
Pero, cmo alcanzar ese nivel esttico en nuestra propia obra?, se interroga ms de un escritor incipiente. En la
expresin lrica, ritmo e imagen integran una unidad indivisible porque de alguna manera esa sonoridad corresponde a
un diseo fnico, a una forma de respirar. En la prctica, lo
que prevalece en la cadencia versicular no es lo que la gramtica indica, sino lo que el odo percibe, como precis en su
momento Navarro Toms. El verso, independientemente de la
rima y la metfora, no es ms que una elemental organizacin
de la msica contenida en el lenguaje, por eso no responde a
una realidad absoluta, ni se basa en simples acentuaciones,
escandimientos, o ritmos preconcebidos, sino que obedece
a una dinmica ms interna, con atisbos de ternura incontaminada, porque despus de todo, segn Robert Graves,
el verso es la norma con la que un poeta relaciona su ritmo
personal (Cf., La diosa blanca, 1986).
George Santayana, en su libro Interpretaciones de poesa y
religin, revela que la palabra es la materia del lenguaje y el sonido su material sensible; aunque, para conseguir que el lenguaje
sea perfecto, la expresin debe ser embellecida sujetndola a
una medida y dotndola de una forma (sigo a Santayana, quien
precisa que el lenguaje, ms que un estmulo para el sentido, es
un smbolo de la inteligencia). Por consiguiente, la belleza del
discurso que comnmente atrae la atencin es meramente la
belleza de los objetos y las ideas que el lenguaje expresa; sin embargo, los smbolos tienen sentidos si los mantenemos alerta.
La lengua acota Santayana elegir aquellas formas de
expresin que tengan una gracia natural como meros sonidos
y sensaciones; la memoria retendr estas frases y as pasarn
por la mente una y otra vez, hasta convertirse en tipos de habla
instintiva y modelos de expresin placentera. Los trminos
son claros, contundentes: sustancia potica, subjetividad y
objetividad de la percepcin sonora que encierra el concepto, la idea, el pensamiento. Signos de un sistema lingstico,
unidad artstica, tcnica subordinante, frente al concepto de
Iluminacin. Banalidad frente a la Palabra que estalla y devela
significados; la dinmica del corpus lrico que abre mayores
posibilidades retricas y semnticas.
Es evidente que, a travs de una representacin fonolgica, la Poesa exterioriza aquello que la experiencia vital sea-

scar Wong
Lenguaje e intencionalidad

la como oscuro o misterioso, y adems ensea a los hombres


contemporneos que la misma realidad, muchas veces catica
y devastadora, puede ser transformada en pensamiento y fantasa, como indica Cesare Pavese en El oficio de poeta. Por
supuesto que, en cierto sentido, la Poesa representa un discurso mtrico, eufnico, que revela un pensamiento sensible a
travs de combinaciones silbicas, de una expresiva integridad
dinmica, pero ms que nada de silencios. El Silencio, entonces, constituye la materia fundamental de la lengua potica.
El verso es, entre tantas otras cosas, una entonacin, una
acentuacin muchas veces intraducible, sentencia Jorge Luis
Borges en Siete noches (1999), para luego precisar: Un verso
bueno no permite que se lo lea en voz baja, o en silencio. Si
podemos hacerlo, no es un verso vlido: el verso exige pronunciacin. El verso siempre recuerda que fue un arte oral antes de
ser un arte escrito, recuerda que fue un canto.
La expresin potica nos permite evocar y consagrar aquellas fases de nuestra experiencia que estn en riesgo de ser
olvidadas; esta vitalidad tiene un sentido vectorial, puesto que
descubre nuestro caudal recndito, nuestros sueos ms profundos, esas creaciones ideales cuya configuracin fnica nos
permite continuar en este plano material. Aunque la palabra
tiene un sentido oracular, tambin representa un enigma que
debe ser develado. En tal sentido, el artista no es un dominador, sino un conciliador. El arte es un momento nico, a veces
no siempre muy evidente. Puede existir esta manifestacin
artstica sin que haya Poesa, porque cuando sta resplandece,
ya no es reductible al concepto burdo, simple, de arte: un nuevo elemento ha entrado en juego.
En lo personal presupongo al Poema como si fuese una
serie de caracteres chinos, donde cada ideograma representa
el aspecto metonmico, en virtud de que la imagen misma es
el concepto. La pureza y la energa del corazn deben unirse
al pensamiento al momento de crear poesa, por eso toda la
vastedad del mundo real y el emotivo adquieren una forma precisa, concreta, en el trazo de los caracteres. Debe procurarse
articular armnicamente en grupos rtmicos, en versos y estrofas determinadas, para conseguir movilidad en los sonidos,
urdiendo unidades de impresiones sonoras sucesivas. Ah se
concilia todo el eje lrico de la poesa.
El punto de convergencia semntica, analgica, se da a travs del ritmo, de los silencios, del contenido, de la intencionali-

dad del lenguaje. El verso vive de la metfora, precisaban anteriormente los preceptistas. Reunir, convocar los momentos
lricos es lo importante. Que se incorporen en el espacio verbal.
Por eso el poema representa un espacio privilegiado donde concurren la forma y el sentido. Es indiscutible que aqu se articulan algunas apreciaciones estticas, pero tambin se conjuga
la pericia tcnica del autor, las experiencias que representan el
acervo vivencial, la intencionalidad que se le imprime al verso
(la logopea de que habla Pound), ocurre en el campo semntico y no puede ser traducida. La capacidad esttica para con
las palabras tambin es importante, y no se puede imitar. Una
aliteracin, un problema de estructura, es una manera especial
de expresin. Contiene la esencia esttica que constituye el
dominio peculiar de la manifestacin verbal y que es imposible
encontrar en la plstica o en la msica, acota Pound (Cf. El
arte de la poesa, Mxico, 1978).

Bibliografa
Croce, Benedetto. Esttica como ciencia de la expresin
lingstica general, UAS, Culiacn, 1982, 522 pp.
Bachelard, Gaston. La tierra y las ensoaciones del reposo,
Mxico, 2006, 376 pp.
Hctor A. Murena, La metfora y lo sagrado, UAM, Colec.
Libros del Laberinto, No. 47, Mxico, 118 pp.
Graves, Robert. La diosa blanca, Alianza editorial, Madrid,
1986, 701 pp.
Borges, Jorge Luis. Siete noches, Alianza Editorial, Biblioteca Borges, Madrid, 1999, 158 pp.
Zambrano, Mara. Poesa y filosofa, FCE, Colec. Sombras
de origen, Madrid, 1987, 121 pp.

GALERA

Primera Bienal
de Los Volcanes
Lograr llevar una idea de lo
abstracto al boceto y desde ah intentar
el discurso que exprese el talento y
lo que se es, conlleva una serie de
procesos creativos donde la razn,
el conocimiento y la experiencia son
determinantes ante la posibilidad de
expresar lo deseado. Si, adems, se
logra confrontar esa idea original con un
pensamiento divergente, es muy posible
que se abra la posibilidad de crear arte.
Difundir el trabajo creativo es difcil
aun para artistas con trayectoria;
convocar al pblico para conocer
nuevas expresiones o tendencias,
lo es todava ms. Por este motivo,
presentamos una breve muestra de la
expresin grfica ms destacada de
la Primera Bienal de Los Volcanes que,
en noviembre de 2015, fuera exhibida
en el museo de La Estampa de la
ciudad de Toluca gracias al apoyo de
la Fundacin Noval, para el fomento
de la cultura y las artes A. C.,1 que dio su
autorizacin para publicar la obra y que
es la institucin promotora del evento.
Cada propuesta visual que aparece
en las pginas sucesivas representa
la distinta naturaleza de su creador;
en sus grabados es posible apreciar
el resultado de un trabajo razonado,
donde el talento no es el nico recurso,
sino la experiencia y la habilidad para
consolidar esa idea original.

Notas

Antonio Domnguez Lpez

Nota

Las obscuridades inherentes al tiempo, 2015


Punta seca, linleo y transfer

1 http://www.fundacionnoval.org/resumen/
bienal-de-los-volcanes

Primera Bienal de Los Volcanes

Miguel ngel Otero Mndez


Premeditacin, alevosa y ventaja, 2015
Bajo y alto relieve

10

GALERA

Gabriel Rodrguez Trinidad


Memoria del tiempo, 2015
Linleo sobre papel

11

Ensayo

William Ospina,

ensayista del asombro latinoamericano


Gabriel Trujillo Muoz
Universidad Autnoma de Baja California
[email protected]
Recibido: 13 de noviembre de 2015
Aprobado: 25 de noviembre de 2015

Junto con Fernando Vallejo, Laura Restrepo y Toms Gonzlez, William Ospina (Colombia, 1954) se ha convertido en uno
de los principales escritores colombianos de las ltimas dcadas. Se le conoce por sus novelas histricas sobre la conquista
espaola y por ser un poeta de temas picos y culturales siempre arraigados en la vasta saga humana de nuestro continente.
Pero Ospina tambin destaca en otro gnero literario, el ensayo,
donde ha producido obras sobre escritores latinoamericanos,
la promocin de la lectura o estudios de personajes histricos
como el general Simn Bolvar. En esta veta ensaystica se ubica su libro Por los pases de Colombia. Ensayos sobre poetas
colombianos (FCE, 2011), donde se dedica a dar cuenta de los
poetas de su pas como un lector agradecido, que pondera lo
propio sin darle la espalda a lo universal, que rescata lo marginal
sobre lo cannico, lo perifrico sobre lo central.
En el prlogo de esta obra, Ospina
asegura que ms vale estar siempre
dispuestos a encontrar la belleza que
haber decidido de antemano dnde
puede estar y dnde no. En este libro,
siempre abierto al lector comn y no al
erudito, nuestro autor rene textos dedicados a poetas de su patria desde el
siglo XVI a nuestros das, llevndonos

12

de la mano a cada una de las regiones


y pases que pusieron en sus versos, ya
que muchos de estos poetas descubrieron el mundo de su casa, de su regin,
en otras tierras a las que acudieron por
razones de trabajo, de exilio o de simple
bsqueda de horizontes creativos.
Para un literato contemporneo co
mo William Ospina, escribir de poetas

locales es exponer la fuerza de sus palabras y de su imaginacin y, sobre todo,


es demostrar que lo hicieron a pesar de
una sociedad que, con su criollismo,
fue incapaz de identificarse expresamente con Amrica, ya que sus miembros queran pertenecer ms a Europa
que a su propia nacin: Ante todas las
ilustres virtudes de Europa, Amrica les
parece despreciable, un universo rudimentario que les ha correspondido por
la fatalidad, pero que ellos no merecen.
Pero buena parte de la poesa que Ospina examina le permite afirmar contra
los confitados adoradores del canon

universal que pretenden legislar desde


los viejos centros de la esfera y olvidan
que un buen verso de Gonzlez Martnez vale por uno de Rossetti o de Verlaine. Mucho le debo a la poesa de mi
pas, y este libro quiere ser testimonio
de esa gratitud.
Por eso el autor de este libro se dedica a ponderar a poetas que hablan desde
sus espacios de vida, a bardos que no
caben en ninguno de los movimientos
que estudian los acadmicos, en ninguno de los esquemas que barajan los crticos, a cantores de selvas y desiertos y
ros, de plantas, lugares y animales, de

ritos y fiestas y costumbres llenos de


vida y de misterio, que van desde Juan
de Castellanos hasta Ral Gomez Jattin,
pasando por Jos Asuncin Silva, Porfirio Barba Jacob, Luis Carlos Lpez, Len
de Greiff, Aurelio Arturo, Giovanni Quessep, lvaro Mutis, Jos Manuel Arango,
entre otros.
En una Amrica Latina, donde Colombia no es la excepcin sino la regla;
en un continente donde sus habitantes,
ya independizados en lo poltico pero no
en lo mental, seguan tratando de recuperar el viejo estilo seorial mediante
la discriminacin de indios y de esclavos; procurando parecer europeos para
que no se nos viera el cobre americano;
y, para no parecer espaoles, procurando ser franceses e ingleses pero sin rey
y sin democracia; soando en el paraso
pero esquivando la salvaje naturaleza
que nos fue dada; aislados del mundo
y aislados de nosotros mismos, para
Ospina fue la poesa el instrumento
esencial para volver sobre nuestros pasos, para advertir quines ramos en
realidad como latinoamericanos, para
descubrir la existencia de un mundo
que nos perteneca en su inconfundible
desmesura y en su riqueza prodigiosa.
La poesa, para este ensayista, era
una aventura, una experiencia, una
reconquista de nuestro ser particular en el mundo siempre asombroso
del lenguaje, un lenguaje vivo que nos
conmueve y apasiona por igual y que
anida, sempiterno, camalenico, en la
memoria y el corazn de los pueblos.
La poesa es, as, un oficio que nos ayuda a conocer mejor el pas que somos,
la regin que llamamos nuestra y que
se levanta, palabra por palabra, como

nuestra voluntad y nuestro deseo, como


nuestra sabidura y nuestro destino.
De ah que Por los pases de Colombia sea un viaje que nos conduce por
geografas maravillosas para encontrar
en ellas a criaturas fantsticas y realidades dolorosas, para toparnos una y otra
vez con la vida en su cotidiana labor,
con la querencia de lo propio sobre la
retrica de lo ajeno en versos que son
fbula y canto diario y lamento, gozo y
risa, meditacin y claridad. Un paisaje
americano donde la poesa es uno de
los tantos frutos verbales de semejante infierno-paraso, uno de los tesoros
ms preciados de nuestra cultura mestiza en su resplandeciente diversidad.
Tres aos ms tarde, William Ospina
publica una obra que hermana lo escrito en Por los los pases de Colombia
con los intereses intelectuales que lo
animan como escritor latinoamericano.
Este libro, titulado El dibujo secreto de
Amrica Latina (Penguin Random House, 2014), hace eco de las vertientes
creativas que han llevado a este escritor
a defender ciertos elementos, que l juzga imprescindibles, para construir una
cultura que sea al mismo tiempo propia
y universal. Aqu estamos ante un grupo
de ensayos, estudios, conferencias que
asumen el proyecto de estimular, desde
la literatura, una concepcin de nuestro
continente no slo como una regin de
asombros sino como un espacio privilegiado para la conciencia humana y para
la imaginacin creadora por su noble
mezcla de culturas y lenguas, de vidas
nmadas y existencias marginales, dando por resultado una nueva amalgama
social y cultural nunca antes vista con
tal riqueza y exuberancia. Una amalga-

13

Gabriel Trujillo Muoz


William Ospina, ensayista del asombro latinoamericano

ma que ha dado las novelas de Gabriel


Garca Mrquez y la poesa de Barba Jacob, los cuentos metafsicos de Jorge
Luis Borges y las lecciones generosas
del filsofo Estanislao Zuleta.
Para nuestro autor, los latinoamericanos hemos llegado a construir un
mosaico cultural rico en matices pero
homogneo, armonioso y lleno de ros
secretos, de ros profundos. Basta leer
la literatura continental, ver las artes
plsticas, or la msica del continente,
para advertir las muchas afinidades y
las preciosas diferencias que forman
ese legado latinoamericano. Y es que
para Ospina los saberes de las artes y
de las ciencias deben ayudarnos a establecer un dilogo mejor con el mundo, pero sobre todo deben procurarnos
dialogar de un mundo ms vivo y ms
revelador con nosotros mismos.
Y es ah, en ese intercambio de ideas
y sensibilidades, donde estos ensayos
hacen nfasis en que Amrica Latina es
tanto un pasado rico y abundante como
el futuro que viene, un mundo donde lo
universal no est reido con la defensa
de lo local. Por eso este escritor colombiano afirma que todo el pensamiento
americanista es una suma de asombros
y maravillas: Esto es lo que quera decir. Que Amrica Latina est en condiciones de decirse a s misma y de decirle al
planeta que la civilizacin no puede ser
una mera estrategia de mercado. Que si
fuimos los primeros en derrotar el colonialismo, tenemos que ser los primeros
en enfrentar la suicida teora del crecimiento, impulsada no por las necesidades de la especie sino por la inercia del
lucro. Que al crecimiento hay que oponer
una teora del equilibrio; que los pue-

14

blos no quieren opulencia sino dignidad,


austeridad con riqueza afectiva, menos
consumismo y ms creacin, menos automatismo y ms calidez humana, que la
felicidad es ms barata de lo que pretende la civilizacin tecnolgica; que ante
estas bengalas del espectculo la vida
requiere sencillez y arte, sensualidad y
alegra, refinamiento de la vida y un sentido generoso de la belleza.
En cierto sentido William Ospina,
como tantos otros intelectuales de la
lengua castellana pienso en Fernando Savater, Arturo Prez Reverte y Jos
Emilio Pacheco, sabe que el mundo
que hemos construido descuida muchas cosas que son esenciales: descuida educar en el afecto, en la responsabilidad y en la solidaridad, descuida la
naturaleza y sobrevalora a las mercancas, descuida la tradicin y sobrevalora
la novedad, descuida el hacer y sobrevalora el consumo, descuida la necesidad
y sobrevalora la libertad. Pero no basta
defender la libertad, tambin hay que
poner freno al egosmo.
Y para no descuidarlo, Ospina nos recuerda que desde los discursos de Simn
Bolvar a la poesa de Csar Vallejo, desde
los tangos de Carlos Gardel a los boleros de Agustn Lara, Amrica Latina es
una querencia y una dolencia por igual.
Algo que nos une en sus afectos y en sus
heridas. Porque es en ese reino lleno de
tensiones y perplejidades, de mestizajes
y fantasas, de lenguas entrelazadas y
culturas entretejidas que se crea el rostro multitudinario de Latinoamrica. Un
continente que inventamos da a da con
pinturas y novelas, con versos y fotografas, con mitos y relatos de ciencia ficcin. Con el nico fin de reivindicarlo en

sus detalles, de poner sus encontradas


realidades a la vista de todo el mundo.
Desde la perspectiva de nuestro autor, el progreso de Amrica Latina no
puede pasar por la prosperidad material,
ni por la desmemoria de nuestras tradiciones, ni por el empuje engaoso de
las ambiciones desmedidas. Ospina lo
dice con todas sus letras: No podemos
resignarnos a tener millones y millones
de operarios ignorantes, y unos cuantos cerebros electrnicos y unos cuantos gerentes gobernando el ritmo de la
especie. Nuestras naciones no pueden
aspirar a ser slo un parque industrial,
una maquiladora, una franquicia: Es
verdad que la democracia es nuestro
deber histrico; pero no una democracia
de polticos ambiciosos y muchedumbres seducidas, no la democracia del
doctor Frankenstein y el Hombre Invisible, donde slo residan incansables
consumidores de mercancas y de informacin incapaces de construir una
convivencia a escala humana, responsable y agradecida del mundo.
Una Amrica Latina que sea casa de
todos para todos: hecha con arte y pensamiento crtico, levantada con ciencia
y curiosidad, con historia y utopa. Un
mundo que siga provocando el asombro
y sea raz de la imaginacin creadora,
tabla de salvacin de las culturas que
en l residen, horizonte desafiante en el
confn de la palabra. Un dibujo de la condicin humana para el orbe entero. Ya no
un dibujo secreto sino a la vista de quien
quiera tomarlo para s. De eso habla la
obra ensaystica de William Ospina. Eso
propone de cara al siglo XXI que hoy vivimos. El deber de asumirnos latinoamericanos frente al futuro que ya est aqu.

Resea

Los avatares del deseo


Felipe Vzquez
[email protected]
Recibido: 13 de diciembre de 2015
Aprobado: 16 de diciembre de 2015

El ser del hombre es siempre bsqueda de ser: ser


en busca de completud, proyectado siempre hacia s mismo. El
hombre deviene, va hacia s, pero sabe que nunca llegar a s
mismo, que ser continuo advenimiento, que es un ser carente
de ser. En esta carencia, sin embargo, radica su fuerza, pues lo
impele a inventar las formas que lo lleven a la completud, y este
impulso se llama deseo: deseo de ser por medio de las infinitas
formas del deseo. Quiz el verdadero nombre del hombre dice
Octavio Paz, la cifra de su ser, sea el Deseo. El poeta no se
equivoca: somos un deseo encarnado. Un cuerpo en busca de
los cuerpos materiales e inmateriales que lo lleven a realizarse
como conciencia de s. Nuestro nombre es Ser Deseo porque
somos un ser que no es, somos un ser que quiere ser, un ser
que es porque se busca a s mismo.

Ahora bien, el deseo amoroso es


una de las formas que el ser humano
ha inventado para aspirar a la completud, para alcanzar el estado del ser sin
fisuras. Y esa construccin cultural que
llamamos deseo amoroso se despliega
como un abanico de posibilidades emocionales y sexuales cuya infinitud coincide en un punto: la plenitud de ser, la
experiencia aunque sea momentnea
de que uno mismo y lo otro son una
unidad. No extraa entonces que, desde que el hombre se sinti expulsado
del mundo natural y fue consciente de
su orfandad, de su vida y de s mismo,
estas formas del deseo sean tambin
formas del arte y la religin, pues arte
y religin son otras manifestaciones
que el ser ha inventado en la bsqueda
de su ser. En diversos grados de sublimacin, no hay mito, no hay religin
que no est basada en la sexualidad.
En el origen de todo libro sagrado hay
un equvoco sexual, y la Biblia no es la
excepcin, al contrario, si leemos bien
la Biblia descubriremos que es un compendio de equvocos sexuales algunos
de los cuales han sido explotados por
escritores como el checo Karel Kapek.
Y si indagamos en la parte ms pura de
una religin, la mstica, veremos que
las tendencias msticas muestran que
su escala hacia la divinidad parte de una
sexualidad sublimada; baste leer la poesa de Rumi, de san Juan de la Cruz, de
santa Teresa o las interpretaciones a lo
mstico que fray Luis de Len hizo del
Cantar de los cantares.
Respecto del arte, vemos que desde las Venus paleolticas hasta la ltima obra artstica, pasando por la representacin de las vrgenes griegas y

15

Felipe Vzquez
Los avatares del deseo

cristianas, son una de las formas del


deseo amoroso. Ya veo a antroplogos
y estudiosos de las religiones reclamar
que las representaciones de las Venus
paleolticas y de las vrgenes son manifestaciones de la fertilidad, de la pureza
y de la santidad, pero si las vemos desde el horizonte del deseo amoroso veremos que son proyecciones sublimadas
(o culturales) de la sexualidad. En este
punto podemos afirmar que el origen
del ser humano, su fundamento, radica
en la conciencia del sexo, es decir, en la
representacin del sexo.
Ahora bien, en este plano de las
expresiones artsticas, quiz los escritores, ms que otros artistas, intuyan
las posibilidades innumerables en que
el deseo puede sublimarse, bifurcarse,
hibridarse y destruirse; y Marco Aurelio
Chavezmaya es uno de estos escritores: sabe que la religin y la literatura
son formas sublimes del deseo y as lo
muestra en Esttica unisex, en cuyos
cuentos y relatos explora las formas
ldicas, humorsticas, trgicas, perversas y reveladoras del ser como deseo.
En el ttulo est la potica y la ertica
de este libro.
Afirmar que somos deseo encarnado significa que, en el plano del erotismo, somos carne deseante y deseada,
que nuestros impulsos estn dirigidos
a completar nuestro ser con esa parte
que sentimos que nos falta, pues somos seres en falta, y las experiencias
amorosas y erticas nos redimen de ese
vaco, nos renen con esa parte perdida
de nosotros mismos; pero quiz debido
a nuestra esencia precaria, a nuestra
condicin de seres cados, slo alcanzamos la plenitud de ser por un instan-

16

te, y aunque percibimos ese instante


como eternidad, regresamos luego a
nuestra condicin rfica, separada, y,
como en el mito de Ssifo, volvemos
a tratar de reconstruir el arquetipo
(Arreola dixit). Este devenir dialctico
de completud y desencuentro de ser
es la materia prima de Esttica unisex,
libro en el que Chavezmaya rene textos ldicos de dos de sus libros bajo el
hilo conductor del erotismo y el humor.
En los textos de Chavezmaya se hibridan las formas del cuento, el relato, el
ensayo, la entrevista, la carta, la nota
periodstica, el monlogo interior y la
crnica. Con notable destreza narrativa, el autor nos da historias giles, divertidas y memorables.
Este libro irreverente se estructura
en dos apartados que toman sus ttulos
de los libros antologados: La expulsin
del paraso y Esttica unisex. El primero incluye textos que para utilizar
un ttulo de Guillaume Apollinaire podran catalogarse como las aventuras
de un joven don Juan, donde los personajes (nios, adolescentes y jvenes) tratan de satisfacer sus pulsiones
sexuales mediante numerosas transgresiones, desde robar el diccionario
Pequeo Larousse hasta considerar la
relacin sexual como parte de la tauromaquia. La falsa inocencia, la picarda y
los equvocos de los personajes nos recuerdan que los nios son, como afirma
Freud, perversos polimorfos.
El segundo apartado, Esttica unisex, se divide en tres captulos. En el
primero, sin ttulo, los textos tienen un
tono sombro pero, gracias a la imitacin del lenguaje oral, adquieren la gracia de la stira. Los cuentos parodian

Ya veo a antroplogos
y estudiosos de las
religiones reclamar que las
representaciones de las Venus
paleolticas y de las vrgenes
son manifestaciones de la
fertilidad, de la pureza y de
la santidad, pero si las vemos
desde el horizonte del deseo
amoroso veremos que son
proyecciones sublimadas de
la sexualidad

[]
La lectura de Esttica unisex
me hizo recordar el argumento
de un personaje de la novela
Sexus, de Henry Miller, que, sin
duda, Chavezmaya suscribira:
el sexo es una de las nueve
razones para reencarnar, las
ocho restantes no importan

pasajes de la Biblia, de la historia y de


la nota roja. El mito de la expulsin de
Luzbel es concebido como un espectculo de Big Brother; el evangelio de
Mateo es narrado en el lenguaje juvenil
de los eros (que tiene su origen en el
dialecto tepiteo); las hazaas de un
psicpata sexual de rostro angelical son
narradas por una mujer moralista que
no habra dudado en aceptar el abrazo lbrico de ese ngel encantador y
mortfero; y en otro cuento, dos obras
satricas Modestas proposiciones, de
Jonathan Swift, y Dos botellas de salsa,
de Lord Dunsany sirven para acusar
de traficante de menores a un altruista
ingls que ha abierto un centro escolar
de artes y oficios para albergar y educar
a nios de la calle.
El segundo apartado, La infidelidad
es un arma caliente, es una parfrasis de la cancin Happiness is a warm
gun, de The Beatles. La figura retrica
empleada en el ttulo es la que el autor
emplear en la construccin narrativa
de la mayora de los cuentos. Este apartado es el ms complejo, extenso y divertido debido a los recursos de la parodia, la parfrasis, la irona, la stira y los
equvocos perversos de los personajes.
Destacan, para mi gusto, cinco cuentos:
Soy un hombre moderno, La exclusiva ms esperada del ao, Cantos,
Variacin de un tema cervantino y
Morfologa del cuento maravilloso y las
31 funciones de Vladimir Propp.
En los tres primeros, y a semejanza
de las operaciones narrativas que pone
en juego Cesare Pavese en su obra Dilogos con Leuc, Chavezmaya reescribe
pasajes de la Iliada, la Odisea y de algunos mitos griegos. Pero mientras Pavese

construye versiones opuestas a las cannicas, Chavezmaya reinventa en clave


moderna la seduccin y el rapto de Helena, imagina una entrevista donde Helena
responde con la frivolidad y la hipocresa
de una estrella de cine o de TV, y en Cantos escenifica diversos episodios que se
refieren al tema de la infidelidad. Las travesuras sexuales de los dioses y hroes
griegos hacan ya las delicias del mundo
antiguo, y Chavezmaya logra resignificar esos episodios a partir del erotismo:
retoma el mito o el motivo literario y lo
conduce de manera maliciosa a posibilidades narrativas inditas, es decir, hace
una lectura perversa de la tradicin mtica griega, y el resultado es un conjunto
de textos donde se entrevera la lectura
sagaz de los clsicos y la escritura que
explora los pliegues de un erotismo que
va de la contemplacin a la lujuria, del
deseo al juego sexual de los cuerpos, y
del equvoco moral al humor.
En Variacin de un tema cervantino
parodia el pasaje de El curioso impertinente del Quijote y el resultado es un
cuento que habran apreciado los libertinos franceses del siglo XVIII. Finalmente,
en Morfologa del cuento maravilloso y
las 31 funciones de Vladimir Propp parafrasea los tpicos recurrentes establecidos en 1928 por el formalista ruso al
analizar los cuentos populares de hadas,

y produce un cuento donde el erotismo


se desata en pliegues sinuosos y humorsticos de acuerdo con la complejidad
de las estructuras narrativas.
El tercer captulo de esta seccin,
El pubis de Lili Put, est conformado
por textos breves que oscilan entre el
poema en prosa, el ensayo y el cuento.
La concentracin, la ambigedad y la
sugerencia ertica producen textos de
notable tensin como Leccin de historia y Escaleras elctricas.
La lectura de Esttica unisex me
hizo recordar el argumento de un personaje de la novela Sexus, de Henry
Miller, que, sin duda, Chavezmaya suscribira: el sexo es una de las nueve
razones para reencarnar, las ocho restantes no importan. En efecto, todos
los personajes de Chavezmaya hallan la
trascendencia en las infinitas manifestaciones del erotismo.
De la ancdota a la metanarrativa
y del cuento clsico a la intertextualidad, el despliegue narrativo de Esttica
unisex me parece una propuesta irreverente y saludable en este banquete de
solemnidad que es la literatura mexicana. El lector asistir asombrado a las
intrincadas posibilidades del erotismo
y no dejar de rer ante los no menos
intrincados equvocos que producen las
pulsiones sexuales de los protagonistas.

Bibliografa
Marco Aurelio Chavezmaya. Esttica unisex. Antologa personal, colec. Summa de das, CEAPE,
Toluca, 2015.

17

Primera Bienal de Los Volcanes

scar Apflter Valero


Transmutacin, 2015
Xilografa

18

GALERA

Una luz, 2015


Xilografa

19

Cuento

La senda del poema


Len Guillermo Gutirrez
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
Universidad Autnoma del Estado de Morelos
[email protected]
Recibido: 11 de enero de 2016
Aprobado: 13 de enero de 2016

Loretta se senta la mujer ms afortunada de Parma al


tener por novio a Mario Cordaro. Efectivamente, era envidiada
por la mayora de sus amigas y compaeras. Mario no slo era
en extremo apuesto, era lo que se dice un dechado de virtudes. Desbordaba simpata y sencillez. En la cancha de ftbol
era un deleite verlo dominar el baln, ejecutar con destreza
gambetas y quiebres que las ms de las veces terminaban en
un disparo certero a la portera enemiga. Pero su verdadero
empeo radicaba en los estudios y en los proyectos. Cursaba
el ltimo ao de la licenciatura en filologa italiana. Das y
noches enteros ley con verdadero gozo, entre otros, a Dante,
Petrarca, Leopardi, Pavese, Pirandello y Papini. No obstante
su entusiasmo y dedicacin a la literatura, que le deparaba,
al igual que a los dems egresados de esa carrera, un destino
gris como profesor en alguna escuela de estudios medios en
una ciudad de la provincia, sus proyectos eran muy diferentes. En las tardes, cuando paseaba con Loretta, la contagiaba con su exaltacin: una vez obtenido su ttulo se casaran
de inmediato e iran a vivir nada menos que a Roma. All, l
encontrara trabajo como editor o articulista en uno de los
peridicos de mayor prestigio.
Al mismo tiempo que Mario estudiaba para su examen
profesional, reparta junto con Loretta las invitaciones para
su boda, prevista para dentro de tres meses, en la hermosa
catedral romnica cuyo baptisterio databa del siglo XII y el
campanario gtico del XIII. Decidieron que la luna de miel la
pasaran en Npoles. Siempre previsor, Mario dispuso hacer
reservaciones en un buen hotel con vista al mar Tirreno. Con
la ayuda de la gua telefnica le fue fcil. Por simple curiosidad
quiso ver a los habitantes de Npoles que tenan su mismo
apellido, a sabiendas que en ella no tena pariente alguno. Slo

Baptisterio, catedral de Parma, Italia.

20

haba tres personas, pero una de ellas coincida en el nombre


tambin. Un tanto intrigado marc el nmero. Contest un
hombre que en su voz afable denotaba el paso del tiempo.
Result ser profesor de literatura italiana en una escuela preuniversitaria. Dentro de un ao se jubilara al cumplir treinta
aos como maestro, y tena pensado pasar el resto de sus das
disfrutando de los clidos vientos veraniegos del Mediterrneo en la ciudad de Siracusa. Tambin hablaron de Leopardi. El
maestro record los versos: A menudo me vers, solo y mudo, /
errar por bosques y por verdes sendas / o yacer en la hierba, satisfecho. Mario complet: si an me queda el poder de suspirar.
Charlaron por largos minutos con la promesa de que Mario lo
buscara cuando fuera con Loretta. En esa poca Parma se vio
Bernardo Bertolluci. Cineasta italiano.
confundida con la llegada de grandes camiones, tcnicos, obreros y un sinnmero de hombres y mujeres que trabajaran en el
rodaje de una pelcula en escenarios al exterior. El reparto de
ms de cien actores, actrices y extras lo encabezaba Giacomo
Rossetti, el galn de moda en toda Italia. De pronto, los habitantes de la tranquila ciudad sintieron una invasin
Mario vio el tumulto a las afueras de la catedral slo en
a su espacio y a su tiempo. No haba casa en que no
dos ocasiones. Haban cerrado el paso en las calles adyahablaran del gran evento. Nios, jvenes y hasta
centes, as que estuvo obligado a pasar por el lugar de la
los adultos no perdan la oportunidad de asistir a
locacin. Preocupado en sus afanes, no comparti la alegra
las filmaciones y tratar de hablar o conseguir el
de Loretta, quien aprovechaba cualquier momento para parautgrafo de los artistas.
ticipar en el bullicio de la muchachada que gritaba frases de
admiracin a Giacomo. Como el examen de Mario apremiaba,
y uno de sus objetivos era obtener el ttulo con las ms altas calificaciones que le facilitara la obtencin de empleo,
acord dejar de ver a Loretta en las prximas dos semanas,
al trmino de las cuales la fue a buscar para escuchar con
estupor de los labios de la madre que Loretta haba huido
con Giacomo.
Con parsimonia, Mario Cordaro se visti con su nico traje,
color gris oscuro, y bajo el cuello blanco de la camisa anud la
corbata del mismo color. Con cuidado engomin los cabellos
blanquecinos. Media hora despus colocaban en su pecho la
medalla de treinta aos de servicio, mientras l pensaba en las
maletas que le esperaban en casa. Cuando la cinta que sostena
la medalla plateada rode sus hombros, en sus labios musit:
A menudo me vers, solo y mudo, / errar por bosques y por verdes sendas / o yacer en la hierba, satisfecho, / si an me queda el
poder de suspirar.

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Primera Bienal de Los Volcanes

Benjamn Torres Melndez


Bombing, 2015
Aguafuerte

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GALERA

Hctor Alejandro Barreto Palma


Cantinflas rumbo al teatro de Los Insurgentes, 2015
Aguafuerte

23

Resea

El idioma materno
y la lengua prestada
Roberto Zavala Ruiz
Abdicacin del llanto

[email protected]
Recibido: 29 de noviembre de 2015
Aprobado: 4 de diciembre de 2015

Fabio Morbito dej de llorar muy pronto por dos razones


ajenas a su voluntad: se fue de su tierra y de su lengua materna
a los 15 aos.
Porque todo escritor, bien visto, se hace escritor gracias a esta
traicin [la doble extranjera del que escribe en otro idioma], se
aparta de la lengua madre para adoptar una lengua que no es la
propia, una lengua extranjera, una lengua sin lgrimas. Se abdica del idioma materno porque se abdica del llanto y se abdica del
llanto porque slo dejando de llorar se puede escribir.

Decimos ms profundamente lo que sentimos


cuando lo decimos con palabras de otros

Fabio Morbito

24

En Mxico abdic del llanto cuando aprendi espaol y decidi escribir en esta lengua. Poco, sin embargo, le dur la extranjera. Aunque suea en materno, ha hecho del espaol su
lengua para escribir en ella su obra entera. Cultiva dos recias
debilidades: el mundo griego como sustrato, trado de su formacin temprana y de sus lecturas meticulosas, productivas, y
la capacidad de observarlo todo hasta el detalle con una mirada
por dems original, inquisitiva, sensible, que no deja resquicio
sin escudriar, ni conducta o sentimiento humano sin someterlos al microscopio de diseccin de su singular inteligencia.
Desde su primer libro dos brillantes ensayos en una prosa
de poeta se apreciaba ya su revisin de la tragedia griega,
aquella vez con Edipo en el centro, y una visin enteramente
nueva que haca visibles los puentes entre el viaje y la enfermedad, dos puestas entre parntesis que suspenden por un
tiempo lo cotidiano. Una mirada sorprendente y una prosa de
frugalidad carmelitana, cultivada en el silencio de madrugadas
en las que el fro lleva al recogimiento de la soledad vigilante
de la creacin. Ninguna palabra llega al papel sin ser medida,
pesada, aprobada por el gusto y el tacto; sin ver si embona
bien con la que le precede a la vez que sustenta la que sigue.
Acaso su extranjera lo orill a no usar un trmino sin conocer
exactamente su significado; de ah la precisin de sus frases y
su exigencia de doble va, consigo y con el lector.
Con su escritura pulqurrima y plena de asombros, Fabio Morbito ha ganado todos los premios. Con Lotes baldos
obtuvo en 1985 el premio de poesa Carlos Pellicer. De lunes
todo el ao lo hizo merecedor del premio Aguascalientes en
1991. Tiene otros dos poemarios: Alguien de lava, que Era

Ninguna palabra llega al papel sin ser medida,


pesada, aprobada por el gusto y el tacto; sin ver
si embona bien con la que le precede a la vez que
sustenta la que sigue. Acaso su extranjera lo orill
a no usar un trmino sin conocer exactamente su
significado; de ah la precisin de sus frases y
su exigencia de doble va, consigo y con el lector

[]
En sus 84 textos difcilmente etiquetables pero
quin quiere etiquetarlos?, que apenas rebasan
la cuartilla, en un solo prrafo armado con solidez
de roca madre y ligereza de ala, hay un sartal de
pistas falsas, de episodios de la niez a los que
se juzga determinantes en su formacin, en su
vocacin de escritor

edit en 2002, y Delante de un prado una vaca, publicado por


esa misma casa editora en 2011. Es autor de tres libros de
cuentos: La lenta furia, impreso originalmente por Vuelta en
1989, por Tusquets en 2002 y por Eterna Cadencia en 2009;
La vida ordenada, editado por Tusquets en 2000 y por Eterna
Cadencia en 2012; Grieta de fatiga, que public en 2006 Tusquets, y Eterna Cadencia en 2010; fue ganador del premio de
narrativa Antonin Artaud 2006.
A ms de Caja de herramientas (FCE, 1989), brillantes ensayos que Octavio Paz consideraba poemas en prosa, Tusquets
le public en 2004 Tambin Berln se olvida.
Ha escrito hasta ahora dos novelas: Cuando las panteras
no eran negras (Siruela, 1996; FCE, 2011) y Emilio, los chistes
y la muerte (Anagrama, 2009). En el gnero de ensayo, Los
pastores sin ovejas sali con el sello de El Equilibrista en 1995.
Poeta traductor de poetas, trajo para nosotros la poesa completa de Eugenio Montale y la obra Aminta de Torcuato Tasso.
En 2014, para festejar el 80 aniversario del Fondo de Cultura Econmica, este sello public Cuentos populares mexicanos, volumen que rene ms de cien relatos compilados y
reescritos por Morbito. Casi simultneamente Siruela public
la obra en Espaa.
Entre los escritores mexicanos nacidos en los cincuenta,
Fabio Morbito es sin duda el ms completo y el ms talentoso.

Pistas falsas para despistados


A lo largo de El idioma materno, Fabio sorprende siempre. En
sus 84 textos difcilmente etiquetables pero quin quiere etiquetarlos?, que apenas rebasan la cuartilla, en un solo prrafo
armado con solidez de roca madre y ligereza de ala, hay un sartal
de pistas falsas, de episodios de la niez a los que se juzga determinantes en su formacin, en su vocacin de escritor.
Por ejemplo, al confesar que a los siete aos se enamor de
Massimo, un compaero de colegio que rivalizaba con las nias
en hermosura y fragilidad, Fabio se ala con l en un primer
momento, pero luego lo traiciona por ser tambin un burro
redomado: y creo que fue entonces [cuando] vislumbr
que mi vocacin sera escribir libros, casi al mismo tiempo que
conoc el sabor de la traicin. Siempre he pensado que son dos
vocaciones estrechamente unidas.

25

Roberto Zavala Ruiz


El idioma materno y la lengua prestada

Uno ms. Cuando se refiere a los pequeos hurtos en casa,


que lo llevaban al cine pero tambin a la reflexin, a la pesadumbre de la culpa, escribe:
Ignoro qu repercusin tuvieron esos hurtos en mi vida y me he
preguntado si no influyeron en mi inclinacin literaria [] porque me otorgaron, junto con la vergenza y el remordimiento,
una tendencia introspectiva que ms tarde me llev a leer muchos libros y escribir yo mismo unos cuantos [] No concibo la
escritura como una actividad preclara, sino furtiva.

Y en Ladrn y centinela quisiera convencernos:


Ser el testigo de las primeras ventanas encendidas me haca
sentir un centinela y creo que a la larga determin mi inclinacin
por la escritura, a juzgar por el hecho de que siempre escribo en
esta hora de patrullaje sigiloso, mientras los dems duermen.
La gente va despertando mientras escribo [] Escribo cuando
los dems duermen todava y por lo tanto escribo para que nadie
despierte, para que sigan dormidos.

En otra pgina se refiere a un desvanecimiento que sufri


en la escuela; narra que lo condujeron a la enfermera llevndolo con los pies por delante, y concluye que seguramente eso
influy en su vocacin de escritor.
Vaya con la preceptiva literaria que parte de la traicin, el
robo, el patrullaje antes del alba y el desvanecimiento como
elementos determinantes en la formacin del escritor! Si se
recuerda la Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espaa, del soldado peninsular Bernal Daz del Castillo, en la que
confiesa que si bien muchos estaban convencidos de que ciertas batallas se haban ganado con el auxilio decisivo del Seor
Santiago, que con su caballo blanco levantaba polvaredas para
ocultarlos del enemigo, l deca haber visto, ms bien, cmo su
compadre reparta mandobles a diestra y siniestra sin apenas
fatigarse. Tal vez entonces con Fabio haya que sumar no la traicin sino el ejercitar las capacidades propias, no los pequeos
hurtos sino la introspeccin que, ojos adentro, permite ver con
el raciocinio y el genio y la sensibilidad despierta lo que para
otros es un golpe de suerte, no los patrullajes de madrugada
sino las horas tomadas al sueo para entregarse a la exigencia
del trabajo creativo, no el avance del desvanecido al que llevan

26

con los pies por delante sino el plantarse firme con vocacin,
talento y sudor ante la ausencia de musas madrugadoras.

Es preciso subrayar
Varios de sus breves y redondos textos dedica Fabio a despotricar contra los que subrayan libros. De un amigo suyo que no
abra uno sin tener en mano un lpiz para subrayarlo, concluye
lapidariamente: Ahora creo que su mana de subrayar fue una
de las causas de su esterilidad.
Es oportuno aclarar que no siempre subraya uno lo que le
gusta: remarca tambin lo que le resulta significativo, as sea
porque le molesta o porque lo desnuda y exhibe.
En cierto modo dice de su amigo, no eran [los libros]
verdaderamente suyos hasta que no tuvieran algn subrayado.
Subrayaba de manera compulsiva como un sustituto de la escritura misma. Al subrayar tanto se defenda de los libros, que
mantena a raya con sus rayas. Y cierra diciendo que aqul
nunca se anim a escribir uno, acaso porque anhelaba escribir
un libro perfecto, subrayable de principio a fin.
El duro sarcasmo de Fabio enderezado contra los subrayadores de pronto se convierte en puetazo en plena jeta:
El detenerse demasiado en una frase es signo de inmadurez: lo
que importa en un libro es el conjunto, el edificio verbal, no sus
componentes. [] El subrayado desmiente el edificio y realza el
ladrillo, el humilde tabique comprimido entre mil tabiques idnticos [] como si cada subrayado dijera: salven esta frase de las
garras del libro, liberen esta joya del pantano que la rodea.

Valga el corte de la cita originalmente subrayada por aqueste escribidor para detenerse en los tabiques del edificio verbal.
Digamos para empezar que no hay tabiques idnticos: los hacen
destacar en el conjunto su textura, el color ladrillo que guarda
recuerdos del fuego hasta volverse negro con destellos de plata,
y la textura que deja lo arenoso para convertirse en el vidriado del
recocho que se pas de tueste. Para seguir, un muro no comn
recibe de pronto intrusiones muy agradecibles y remarcables:
una botella de vino empotrada entre tabiques puede sorprender con luces tradas del exterior que rompen la monotona, un
fragmento de cantera de demolicin o de madera puede agregar

color, textura, forma, sea un capitel degollado o un fragmento


de columna salomnica. Esto, de otro modo, son los subrayados.
Quien subraya, dice Fabio, se convierte en un segundo autor y extrae del libro de todos el que l hubiera querido escribir. Para comprobar que todos somos contradictorios, cuenta
Morbito que un da tuvo que ir a la biblioteca y pedir un libro
suyo: Descubr que el ejemplar estaba profusamente subrayado. La cosa me halag, por supuesto, pues los subrayados son
la evidencia de una lectura acuciosa y apasionada.
En qu quedamos, pues: es signo de inmadurez o indicio
de una lectura acuciosa y apasionada?
Luego de fastidiarse porque no coincida con los subrayados de su annimo lector, que haba pasado por alto pasajes
que me parecan muy remarcables y subrayado lneas inertes, termin trazando mentalmente mis propios subrayados
hasta sacarle al libro otro libro, aquel que hubiera querido escribir y que, ahora me daba cuenta, haba escrito a medias.
Del subrayado, hay que decirlo, nacen los epgrafes, las citas, las frases memorables, los dilogos con los autores, si no
es que ensayos brillantes y hasta libros remarcables. En fin,
esta nota naci a partir de subrayados.

Prrafos breves y frases cortas


versus estilo?
Frases cortas [claras?], concisas y sencillas, repeta ufano
el maestro de espaol; frases breves, prrafos cortos, ideas
claras, recomendaban a Fabio en el bachillerato; y todava en
la universidad, una monja afable nos volvi a conminar a
escribir frases no ms largas de un rengln, una idea a la vez y
puntuacin a modo.
Yo no agradezco a ninguno de esos maestros sus sabios
consejos, retoba y arrempuja Fabio Morbito, pero escribe
frases meridianas, cortas, subrayables, que podran sustituir
a un ensayo entero: Hay rboles en los que se apoya un bosque, No concibo la escritura como una actividad preclara,
sino furtiva, No he ledo un solo poema de Vallejo y sin
embargo es el poeta que mejor conozco, La palabra entera
es como un soplo, Cuando era nio cre firmemente que el
mar dejaba de producir olas al terminarse las vacaciones.
Hace falta seguir?

Para refrendar su alejamiento de las reiteradas recomendaciones de sus maestros de redaccin, Fabio remata: A los
alumnos habra que decirles que tengan el valor de tener estilo,
que escribir sin estilo equivale a no escribir.
Pero es que las frases claras, sencillas y breves estn peleadas con el estilo? Los prrafos cortos no pueden ser parte
de un estilo? La verdad estilstica es que optar por las frases
breves o por las extensas, correctas y equilibradas no es ms
que ejercitar una preferencia y, despus de todo, tampoco se
es tan libre al escoger unas u otras. Las lecturas empujan, determinan; la lgica propia requiere una respiracin propia tambin; el estilo se define andando. Un prrafo como los de Fabio
en esta obra es un cerrado universo autocontenido, un prrafo
de largo aliento que lo contiene todo, o a eso aspira.

Un gnero sin precursores


No es slo la originalidad lo que distingue a este nuevo libro de
Fabio Morbito: en todos sus escritos la hay en dosis siempre
recordables, caractersticas, agradecibles. Me atrevera a decir
que se trata de un gnero sin parangones, sin historia casi,
que comparte rasgos del ensayo, una prosa de poeta, jirones
autobiogrficos pero, ms que veraces, proclives a inventar la
realidad que se precisa, entreverados con una preceptiva literaria juguetona, a ratos hasta convincente.
Acaso algunas pginas de Papeles, del argentino Macedonio
Fernndez, dos o tres de Julio Torri, unas ms del mejor Arreola, podran prefigurar cierto parentesco as sea lejano con El
idioma materno. Las de Morbito son universos curvos, cerrados, vueltos sobre s, y si bien no agotan el tema, su tratamiento originalsimo, sorprendente dificulta acercarse de nuevo
a l sin citar a Fabio, sin regustar el dejo del primer asombro.
Mucho tiempo habr de llevarle a Fabio desprenderse de este
Fabio para volver al de ayer o preparar el de pasado maana.

Bibliografa
Fabio Morbito. El idioma materno, Sexto Piso (Narrativa),
Mxico, 2014, 178 pp.

27

Primera Bienal de Los Volcanes

Ernesto Alva Franco


DTEI-G (dptico), 2015
Grabado en relieve en placas de Trovicel, impresin a dos placas

28

GALERA

29

Ensayo

El nombre de las dunas


Heber Quijano
Universidad Autnoma de Baja California
[email protected]
Recibido: 13 de noviembre de 2015
Aprobado: 25 de noviembre de 2015

El sol es una bandera izada por el calor, un funesto designio de la sed. El sol refleja en el piso una larga lmina amarilla
que sube por su fondo azul como pincelada de un siniestro
pintor que se divierte jugando con los tonos bermejos y sepias. El sol destella y desmorona la fijeza de la mirada, que
espejea por las dunas, hurfanas de vegetacin, del desierto
de Afganistn. Puedes elegir un da cualquiera, al azar, en
cualquier lugar del mundo, con la misma losa pesada del calor y la sed enhebrando una delgada red dentro de la trquea,
mientras atisbas con el rabillo del ojo lo que hacen los transentes frente a ti, como una estatua anegada en la quietud,
imperturbable.

30

Elijamos un escenario. Con la lluvia


como un bombardeo de aguijones intermitentes enmedio de una telaraa
de ramas, lianas y troncos, mientras la
humedad sube sus vapores y sofoca a
los forasteros. El granizo parece provocado por un nio que avienta dardos
con indiferencia a un tablero impreciso. Un nio que juega a buscar tesoros
rastreando las marcas del mapa para
recuperar una fortuna a lo Montecristo, un cofre de lingotes de oro enterrado seis pies abajo, junto a la venganza
contra quienes lo menospreciaron. La
lluvia destroza con su caudal de lodo el
camino por el que los guerrilleros huyen de la celada que el ejrcito les ha
montado en las montaas al golpe del
sol de medioda.
Podemos darle un giro al planisferio
y elegir otro escenario. Uno asomado
entre el lamentable muro que separa
catlicos de judos de musulmanes,
secuestrados por los azares de la indigencia y reducidos a tribus de vecinos,
instigados por los distintos colores en
sus vestidos y los ritos de devocin. Todos son espoleados por un jinete que
se divierte en observar cmo se desbocan los nimos en rfagas de fuegos y
el miedo y la muerte son el desayuno en
esa zona de guerra, ese mdano cuyos
lirios de odio. Cualquier da sus habitantes abren los libros sagrados buscando la justificacin de tanta miseria,
de tanta violencia. Buscan obsesionados algn pasaje divino que justifique
el estruendo del sol durante los bombazos o el llanto de los nios cercenados
o el estertor de los padres coleccionando esquirlas de plomo en sus cuerpos.
Pero no, en ningn libro aparece eso.

Cualquier da sus habitantes


abren los libros sagrados
buscando la justificacin de
tanta miseria, de tanta violencia.
Buscan obsesionados algn
pasaje divino que justifique el
estruendo del sol durante los
bombazos o el llanto de los
nios cercenados

[]
La nieve es una pgina en
blanco en la que se surcan los
acontecimientos del da,
hasta que una nueva ventisca
da vuelta a la hoja. Y los
perseguidores lo saben,
la descifran con rapidez,
acostumbrados a leer en
sus lneas la respuesta a sus
preguntas

Podramos elegir la nieve despojndose su velo de invierno por las planicies


septentrionales. La nieve hecha un cmplice perfecto de los fugitivos que huyen,
prfugos de patria e ideales, en busca
del amparo, del olvido. Pero ese manto
blanco es otro enemigo; demanda calor y
energa, registra las huellas de las botas,
deja un rastro de lodo. La nieve es una
pgina en blanco en la que se surcan los
acontecimientos del da, hasta que una
nueva ventisca da vuelta a la hoja. Y los
perseguidores lo saben, la descifran con
rapidez, acostumbrados a leer en sus lneas la respuesta a sus preguntas, como
orculo implacable. Por eso llevan rifles
cargados de abejas y patrullas listas para
tocar al inicio del crepsculo su oda preferida, la cancin de cuna que les arrullaba las pesadillas ms ligeras y los sueos ms profundos: el toque de queda.
Tambin podramos instalarnos en
la sabana africana que sopla su brisa
rumorosa entre los saltos de gacelas
asustadas por la persecucin sbita del
guepardo. Una brisa indiferente de rugidos de leones y acechada por la sombra
de las hienas que apuestan su cena con
los buitres, mientras los refugiados luchan por encontrar el escondite ante los
embates de sus correligionarios, que
buscan monopolizar la fe y sus diezmos,
siempre acompaados de una estela de
responsos y exequias.
Para que nos vayamos familiarizando, pongmosles nombre. Elija usted el
suyo. Quiz Fernando, o Ernesto, con su
pasamontaas y el traje militar, encubriendo su cuerpo y su rostro del ataque de los insectos de la selva tropical
que hacen estragos en los nervios y la
fortaleza necesaria en los guerrilleros

para danzar de mata en mata entre los


asaltos a los cuarteles del podrido y
asesino Sistema.
Ese enemigo es omnipresente, tiene
los tentculos largos y la ley de su lado,
que se acomoda conforme conviene
apretar pinza. Se apoya en sus libelos
mediticos que satanizan todo lo que
no cumpla con sus rdenes. Sus brazos
son verdugos con el hacha que derriba
hogares para vender la lea al por mayor sin respetar a los habitantes que la
producen. Sus brazos son mquinas tubulares que succionan el agua nacida de
las venas del monte, cada vez ms exange. Su mano empua una herida sin
cicatrizar en la memoria, con sangre en
la boca, mientras repetimos una oracin
en nuestra propia lengua, que tambin
han estrujado. Y Fernando, o Ernesto,
se sostiene estoico con sus ideales y su
fuerza, entregados a la rebelin. Pero si
no te gusta, cambiemos de lugar.
Podra llamarse Pervhez, escondido
entre los escombros que dej el flagelo
de la ltima bazuca destrozando la escuela que tanto trabajo les haba costado erigir a sus padres. Pervhez, con
la rabia fluyendo sobre sus pmulos y
los puos erizados cuando el grito se
extiende sobre la ciudad y el viento del
norte que presagia maleficios. Corriendo, con la tranquilidad desgajndose
entre los cascajos de los edificios y los
vestigios de cadveres tirados, sangrando como la tinta que imprimen las
gaviotas en un firmamento gris que
anuncia la tempestad. Pervhez, afligido
y llorando en el Muro de las Lamentaciones, rogndole al Seor que haga
algo por solucionar su angustia. Pervhez rezando a su Dios que termine con

31

Heber Quijano
El nombre de las dunas

la masacre, con la sangre que inunda


el vestigio cristiano. Llorando de rabia
frente al sol, porque una patrulla lo confunde con un enemigo.
Quiz prefieras Natasha, cuidando
del cuerpo de Boris llagado por la nieve
siberiana y resguardando la bala que le
penetr el brazo derecho y cuya herida
simula el ojo de un huracn malva que
se esparce por los asientos del carro, en
el que buscan una calle solitaria y callada, mientras el sol es una sombra de luz
que no calienta. Simulan besarse, como
novios buscando la soledad para refugiarse ansiosamente en sus cuerpos,
sin pensar en lo que suceda fuera. Su
artimaa ha funcionado. La polica secreta que los persegua sigue de largo.
Podrn buscar un mdico.
Mientras ayuda a caminar a su compaero agonizante, Natasha piensa que
le gustara que su hijo se llamara Vladimir y pudiera jugar con sus hermanos
en el patio de su casa, que aprendieran a jugar ajedrez y leyeran juntos las
obras de Pushkin, con las que ella vivi
su infancia hipnotizada por la cadencia
de la voz de su abuela. Boris no quiere
tener hijos. En su opinin, el mundo
ya no es habitable, sino las fauces de
una bestia hambrienta sin clemencia
ni piedad. Ambos tenan la esperanza de poder de salir del pas antes de
que estallara la represin. El padre de
Boris haba vivido la del rgimen anterior. Saban por experiencia que no era
algo que una familia pudiera soportar
por dos generaciones seguidas. Al final de la calle, una patrulla les cierra
el paso. Boris no puede ms y se tira al
piso, exhausto. El sol es cubierto por
una ventisca. Los policas salen de los

32

autos gritando. La sangre corre por la


nieve. Natasha se postra frente a Boris.
Lo abraza. Comienza a llorar. Suenan
los disparos.
Podra llamarse Omara y haber sido
educado para medir la temperatura de
la noche con el canto de los grillos. Y
saber as que el silencio sepulcral slo
puede anunciar el acecho del predador
a punto de brincar sobre su presa. Pero
estos signos parecen desvanecerse. Los
predadores no slo salen en las noches
ni por el afn de saciar su hambre. Las
gacelas huyen despavoridas ante la menor provocacin de las hojas en el piso
como cadveres del otoo. Intuyen por
instinto que abrevar en los ros y las caadas se ha convertido en el reto en el
que se juega la vida.
Los ros se secan cada vez ms rpido
y su cieno abriga un enjambre de malaria en las comunidades que rodean sus
crecientes. Omara se queda a la orilla,
testigo del asedio a la tribu vecina por las
escaramuza de la guerra civil entre las
sanguijuelas del petrleo y las del litio,
entre el canibalismo del ltimo dictador
que se prosterna hacia Oriente en sus
oraciones y los blancos traficantes de
carbn que se hincan hacia Occidente
con las palmas de la mano hacia arriba y
la lengua afilndose los dientes en el filo
del cheque. Omara piensa que su mundo
se destruye. Se sienta en una piedra, agobiado por el destino de su tierra. Se lleva
la mano a la frente para secarse el sudor
que el sol le ha provocado. Solloza. Sus
plegarias no han sido escuchadas. Los
disparos lo sacan de su introspeccin.
Si el sol molesta un poco, cambia
la pgina. Ah est. Shamill, con unas
sandalias casi radas y la piel endureci-

da por el viento arenoso, el rostro adusto y acre preocupado por el paradero


de sus hermanos menores durante el
fuego amigo de los invasores. Shamill
caminando entre las tropas de desconocidos que lo detienen. Los soldados
hablan una de las lenguas de Babel. Le
revisan el cuerpo. Shamill no entiende
qu sucede. Quiere huir, correr hasta su
casa o a la cueva en la que jugaba con
los ecos cuando era nio y no conoca
la orfandad. Los soldados lo despiertan
con un culatazo. Cae, lastimado y asustado. Mastica la arena que se le mete a
la boca mezclada con sangre.
El sol lo acosa como un funesto presagio, como una bandera izada que no
conoce, pero a la que ve todos los das
en los desiertos de Afganistn. El sol
le pega en los ojos. Quisiera estar en
su casa. No haber salido de ella. Seguir
dormido. Quin trajo a estos demonios.
Los soldados lo patean, con desprecio,
como a un perro callejero. Farfullan y
ren. Shamill y sus quince aos no entienden. Shamill corre a casa, mientras
el sol refracta los tanques en la lejana,
como si estuvieran derritindose por el
calor. Pero no es Shamill el importante.
Es Chaika quien nos importa.
La abuela que cuid sus nietos,
porque la madre y el padre nunca regresaron de su viaje a Kabul. Una mujer con la fuerza y la lucidez de la edad.
Setenta aos infranqueables en su fortaleza. Chaika con su burka cubrindole la cabeza, libre la mirada de dulces
tonos claros. Chaika iluminada por la
certeza de la venganza, por la redencin en memoria de su hijo, asesinado

Retazos y revires:

El ensayo
Ramn Lpez Castro

por soldados distintos a los de ahora.


Ella estaba preparada desde hace mucho tiempo.
Chaika, rezando a sus dioses un ltimo perdn. Implorando la venia para el
hurfano Shamill. Shamill llorando frente a Chaika que se amarra al cuerpo los
explosivos que le dieron los rebeldes.
Chaika envolviendo sus setenta aos
con el velo que su abuela le hered en
su boda. Cubrindose el rostro para que
los militares sospechen de ella. Shamill implorando a su abuela que no se
vaya. Que sin ella sus hermanos y l se
quedarn solos ante el ataque de los lobos. Chaika negndose, enardecida su
sangre humillada por los extranjeros.
Ensendole la forma ms sublime de
entregarse a su Dios, vengndose a su
vez de los impostores.
Chaika saliendo del hogar, decidida y
certera como la flecha de los cazadores.
La horda de soldados saltan a recibirla,
mientras el sol comienza a caer. La impotencia de nuestro cinismo cuando la
avientan al piso. La puerta de la tienda
de campaa cerrada. Las risas de los
soldados. Chaika con la mirada en los
toneles de combustible. Tus golpes cayndole en el rostro arrugado. La anciana tirada. Su mano buscando el cordn.
Sus dedos jalando el gatillo. Los cuerpos inertes, testigos.
Chaika con la sonrisa del triunfo.
La sorpresa tatuada en nuestro rostro
militarizado en su uniforme. La inmolacin. Fragmentos humanos volando por
el piso, como comida para cerdos. El sol
izando su bandera de humo. Llamaradas
de fuego, escombros.

I
El ensayo es libertad creativa bajo la disciplina de la razn y el ritmo de la retrica.

Al final de la calle, una patrulla


les cierra el paso. Boris no
puede ms y se tira al piso,
exhausto. El sol es cubierto por
una ventisca. Los policas salen
de los autos gritando. La sangre
corre por la nieve. Natasha se
postra frente a Boris. Lo abraza.
Comienza a llorar

[]
Los soldados lo despiertan con
un culatazo. Cae, lastimado y
asustado. Mastica la arena que
se le mete a la boca mezclada
con sangre

II
El ensayo se escribe al deambular por conceptos, pero se lee al habitar en ellos.

III
Ante la trompeta del ensayo, los muros de
lo polticamente correcto se resquebrajan.

IV
Un ensayo puede desembocar en una novela, as como el ro termina por convertirse
en estuario; por su parte, la novela puede
ir al ensayo si sus digresiones incitan a navegar en ellas a contracorriente. Pensemos
en W.G. Sebald o en Jorge Luis Borges: sus
obras son fiordos, ros, mares y, al mismo
tiempo, arroyos intermitentes que brillan
en el desierto del tiempo: difcil encontrar
mayor alquimia que su transmutacin en
tan diversos gneros. Pero el motor de esta
transformacin est en el aliento ensaystico de sus prosas.

V
Disentir con uno mismo, querellarse con
tu alma: actividades que pueden provocar
ensayos.
pg. 48

33

Primera Bienal de Los Volcanes

Jessica Alonso Bustos


Juegos infantiles I y II (dptico), 2014
Xilografa a dos tintas

34

GALERA

35

Grfica

Reflejos, 2012
leo sobre tela
S/T Blanco, 2014
Grabado
S/T Azul, 2014
Grabado

36

GALERA

Renata Gerlero

La transformacin es la constante esttica de esta obra. Aprender los elementos del


universo y jugar con sus leyes hasta llegar a la
alquimia. Se trata de buscar la expresin del espritu en un contexto contemporneo: libre de
dogma o formas religiosas. En un flujo constante, la figura se vuelve abstracta; la horizontalidad
se yergue vertical; lo tridimensional regresa a los
dos planos. Bajo influencias de tradiciones no
occidentales y contemporneas, y con lo esencial lo mnimo, la obra de Renata propone un
mundo distinto al que nos ofrece la dimensin
de lo concreto.

Demin Mondragn

Experimentar el mundo desde el arte


implica, moverse por fuera de los mrgenes que
se imponen como el simple conocimiento de la
realidad. Exige trascender lo cognoscible y crear
sus propias reglas mediante las cuales se descubre y recrea el orden de las cosas. La austeridad
y la cuidadosa seleccin de cada elemento que
se representa en la obra de Gerlero sugiere un
producto ms que de la observacin de un profundo estado de contemplacin.
Jeannette Betancourt

Sombras, 2011
Encustica y leo sobre tela
Agua II, 2013
leo sobre tela

37

Cuento

La novela negra

como respuesta a la sociedad actual


Delfina Careaga

Rubem Fonseca naci en una poblacin llamada Juiz de Fora, perteneciente al estado de Minas
Gerais (sur de Brasil), el 11 de mayo de 1925. A la edad de siete aos su familia lo llev a vivir a
Ro de Janeiro. Ejerci diversas actividades antes de dedicarse en exclusiva al mundo literario; se
gradu en leyes, especializndose en derecho penal; en 1948 se dedic a la enseanza, fue periodista y crtico de cine, estudi administracin de empresas en las universidades de Nueva York y
Boston. El 31 de diciembre de 1952 inici su carrera en la polica, como comisario del 16 Distrito
Policial de Sao Cristovao, en Ro de Janeiro.
Ya viudo y padre de tres hijos, Fonseca, a los treinta y ocho
aos de edad, empez a destacarse en el universo editorial
cuando public Los Prisioneros, su primer libro. A partir de
all, su produccin literaria nunca se detuvo y, con el tiempo,
logr construir una extensa trayectoria con una gran cantidad
de galardones obtenidos, entre los que se destacan el Premio
Pen Club de Brasil, la distincin otorgada por la Asociacin
de Crtica de San Pablo y los premios Camoes, as como el de
Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. Su novela
Agosto (1990) versa sobre las conspiraciones que resultaron
en el suicidio de Getlio Vargas. El Salvaje de la pera (novela, 1994), Vastas Emociones y Pensamientos Imperfectos, de
1988, son, quiz, sus libros ms famosos, amn de sus tomos
de cuentos en los cuales hace alarde de sabidura del gnero.
Su literatura no slo se suscribe en el gnero negro, sino
que significa un baluarte que rebasa este tipo de escritura y
se consagra en la verdadera literatura. Rubem Fonseca es uno
de los ms grandes narradores contemporneos, quien, dada
su aversin, su desprecio a cualquier publicidad, a los medios
de comunicacin, a la entrevista televisiva, etc., se adjudic
el ttulo de escritor policaco por simple comodidad para sus
propsitos de crtica social. Y as, en su obra de erotismo,
violencia, hedonismo y corrupcin en todas sus formas se denuncia la enajenacin y el desquiciamiento del individuo contemporneo, su fatal perdicin e irremediable decadencia, porque no slo en la literatura puede aplicarse hoy ms que nunca

38

el trmino de negro, pues, finalmente, sta es tan slo un


simple reflejo del orden social circundante. De esta manera, la
crtica ha dicho que en la obra de Fonseca deambulan los escritores neurticos, prostitutas de cine negro, rubias rutilantes
como salidas de un cuadro pop de Tom Wesselman; ah vemos
a pedfilos, a inadaptados, a funcionarios corruptos, a detectives erotmanos como el famoso Mandrake, que en realidad es
Humprey Bogart, pero tambin es Phillip Marlowe y Russ Meyer, y a esquizofrnicos, porngrafos y escatolgicos, a estpidos y engredos intelectuales, y repelentes esnobs, tanto
a personajes marginales como a miembros de la alta burguesa
y la poltica, todos ellos respirando en una realidad alternativa
totalmente copiada a la que estamos viviendo en este siglo XXI.
Tambin se ha hablado sobre su talento inabarcable, puesto
sin reticencias en cada uno de sus textos: precisos, seductores, inteligentes, reflexivos e irrefutables.
Rubem Fonseca es un lector de Joyce, de Steimbeck, de Genet, de Kafka. Este gran autor brasileo, traducido a las principales lenguas, representa un slido candidato al Premio Nobel.
Con una desesperanzadora actitud social, escribe cida, autobiogrfica, crtica, obscenamente con ldica violencia, sobre las
obsesiones y miserias del alma humana.
Paseo nocturno, que Castlida presenta a ustedes, es uno
de sus primeros cuentos en donde ya se asienta el profundo
conocimiento del hombre, y la lucidez filosfica y literaria de
Rubem Fonseca.

Paseo nocturno
Rubem Fonseca

Llegu a la casa cargando el portafolios lleno de papeles, oficios, estudios, investigaciones, propuestas, contratos. Mi mujer, jugando
solitario en la cama con un vaso de whisky en
el bur, dijo sin sacar los ojos de las cartas:

Llegas con un aire tan cansado


Los sonidos de la casa: mi hija en su dormitorio practicando
impostacin de la voz, la msica cuadrafnica del dormitorio
de mi hijo.
No vas a soltar ese portafolios? pregunt ella. Qutate esa ropa, bebe un whisky, necesitas relajarte.
Fui a la biblioteca, el lugar de la casa donde me gustaba
estar aislado y, como siempre, no hice nada. Abr el volumen
de pesquisas sobre la mesa, no vea las letras ni los nmeros,
apenas aguantaba la espera.
T no paras de trabajar, apuesto que tus socios no trabajan ni la mitad y ganan lo mismo dijo mi mujer en tanto
entraba a la sala con un vaso en la mano. Ya puedo mandar
que sirvan la cena?
La empleada serva a la francesa. Mis hijos haban crecido.
Mi mujer y yo estbamos gordos.
Es aquel vino que te gusta dijo ella haciendo un chasquido de placer.
Mi hijo me pidi dinero cuando estbamos en el cafecito; mi
hija me pidi dinero en la hora del licor. Mi mujer no pidi nada,
nosotros tenamos una cuenta bancaria conjunta.
Vamos a dar una vuelta en el auto? invit. Yo saba que
ella no iba, era la hora de la teleserie.
No s qu gracia tiene pasear en auto todas las noches,
ese auto cost una fortuna, tiene que ser usado, yo soy la que
se apega menos a los bienes materiales respondi ella.
Los automviles de los nios bloqueaban la puerta de la
cochera, impidindome salir. Manej los de ambos, los dej en

la calle; luego saqu mi auto y lo estacion en la calle y puse


los dos carros nuevamente en el garaje. Cerr la puerta. Todas
estas maniobras me dejaron levemente irritado, pero al ver los
parachoques salientes de mi automvil, el refuerzo especial
doble de acero cromado, sent que el corazn lata rpido de
euforia. Met la llave en el contacto. Era un motor poderoso que
generaba su fuerza en silencio, escondido en su diseo aerodinmico. Sal como siempre sin saber a dnde ir, tena que ser
una calle desierta en esta ciudad que tiene ms gente que moscas. En la Avenida Brasil, all no poda ser, mucho movimiento.
Llegu a una calle mal iluminada, llena de rboles oscuros, el
lugar ideal. Hombre o mujer?, realmente no haba gran diferencia, pero no apareca nadie en condiciones. Comenc a quedar un poco tenso; eso siempre suceda, hasta me gustaba: el
alivio, a la postre, era mayor. Entonces vi a la mujer, poda ser
ella, aunque una mujer fuese menos emocionante, por ser ms
fcil. Ella caminaba apresuradamente, llevando una bolsa de
papel ordinario, cosas de la panadera o de la verdulera. Estaba
de falda y blusa, andaba rpido, haba rboles en la acera, de
veinte en veinte metros, un interesante problema que exiga
una dosis de pericia. Apagu las luces del auto y aceler. Slo
se dio cuenta que yo iba encima de ella cuando escuch el
sonido del hule de las llantas pegando en la acera. Le di arriba
de las rodillas, bien al medio de las dos piernas, un poco ms
sobre la izquierda, un golpe perfecto, escuch el ruido del choque partiendo los dos huesos, desvi rpido a la izquierda, pas
como un cohete cerca de un rbol y me deslic con los neumticos cantando de vuelta al asfalto. Motor bueno el mo, iba de
cero a cien kilmetros en once segundos. Incluso pude ver el
cuerpo todo descoyuntado de la mujer que haba ido a parar,
rojizo, encima de un muro, de esos bajitos de casa de suburbio.
En el garaje examin el auto. Pas orgullosamente la mano
con suavidad por la salpicadera: los parachoques sin marca. Pocas personas en el mundo entero igualaban mi habilidad en el
uso de estas mquinas. La familia estaba viendo la televisin.
Ya diste tu paseto? Ya ests ms tranquilo? pregunt mi mujer acostada en el sof, mirando fijamente la tele.
S. Voy a dormir, buenas noches a todos respond.
Maana voy a tener un da horrible en la compaa.

39

CLAUSTRO

Dilucidar cuatro acertijos


de Sor Juana Ins de la Cruz
Guillermo Schmidhuber

de la

Mora

[email protected]
Recibido: 18 de noviembre de 2015
Aprobado: 25 de noviembre de 2015

La vida de Sor Juana Ins de la Cruz guarda varios enigmas, unos pertenecen a su vida y otros a
su obra. Hoy sabemos que hay obras suyas perdidas porque aunque algunos de sus contemporneos dejaron constancia que las leyeron, no llegaron hasta nuestro presente. Este artculo presenta el hallazgo de una comedia perdida y el descubrimiento de una oracin desconocida; adems,
presenta la solucin a un acertijo potico que dej encriptado la monja dentro del Romance 50; y
como cuarto logro, el descubrimiento del nombre del pintor de uno de los retratos ms apreciados de nuestra paisanita que anteriormente haba sido considerado annimo.
Comedia descubierta en 1990:
La segunda Celestina
Sor Juana dej constancia en el Segundo Sainete de su comedia Los empeos de una casa que ese mismo autor, es decir,
Sor Juana, haba escrito otra comedia calificada de la Celestina. Adems el editor del tercer volumen antiguo de Sor Juana
en 1700 dej constancia escrita que haba un un poema que
dej sin acabar y perficion la poetiza con graciosa propiedad.
Despus de haber buscado en bibliotecas mexicanas, norteamericanas y europeas, el hallazgo fue en la biblioteca de la Universidad de Pennsylvania: La gran Comedia de la Segunda Celestina.
Fiesta para los aos de la Reina nuestra seora, ao de 1676,
cuya portada ostentaba nicamente el nombre de Agustn de
Salazar. Esta comedia haba sido escrita para ser representada en
el natalicio de la reina Mariana de Habsburgo (el 22 de diciembre
de 1675), pero su autor Agustn de Salazar y Torres muri el 29
de noviembre del mismo ao, dejando la comedia inconclusa.
El descubridor es el autor del presente artculo. En seguida
lo present a Octavio Paz, quien an no ganaba el Premio Nobel.

40

Tras leer Paz una transcripcin mecanogrfica de la suelta elaborada por Olga Martha Pea Doria y Guillermo Schmidhuber,
concluy que era la obra perdida de Sor Juana, como lo ratific
en una carta suya. Enrique Krauze, entonces director de Editorial
Vuelta, y Schmidhuber firmaron un contrato de edicin de tres
mil ejemplares. El libro vio a la luz el 15 de junio de 1990. Paz escribi un prlogo titulado poticamente Azar o justicia?, con
fecha de 2 de mayo de 1990. Para esta primera edicin moderna,
su descubridor escribi un segundo prlogo en el que por vez
primera present su hiptesis de investigacin que adjudicaba la
coautora de La Segunda Celestina a Sor Juana. Editorial Vuelta
incluy un listn promocional que rodeaba el libro con un texto
que deca: La comedia perdida de Sor Juana.

Oracin descubierta en 1992:


Protesta de la fe y renovacin de votos religiosos
En mayo de 1992, Schmidhuber localiz un texto de Sor Juana
Ins de la Cruz que no se encuentra incorporado a las ediciones

prncipe de sus obras completas ni en ninguna de las ediciones


modernas.1 En 1695, el mismo ao de la muerte de la monja,
fue publicado este texto en Ciudad de Mxico y, posteriormente, fue incluido en las dos ediciones de un libro de meditacin
titulado Testamento mstico (1707 y 1731), cuyo autor fue el
padre Antonio Nez de Miranda, quien haba sido confesor de
la monja. El hallazgo de este texto sorjuanino es imprescindible
para comprender con una perspectiva nueva los ltimos aos
de Sor Juana. Reza la portada y contina el texto:
PROTESTA / DE LA FE, / Y RENOVACION DE LOS / Votos Religiosos, que hizo, y dej / escrita con su sangre / LA M. JVANA INES
DE LA CRVZ / MONJA PROFESSA / En S. Geronimo de Mexico. /
Imprimese para que su exemplo / la repitan todos los dias las /
Esposas de Christo. / Y por cada vez, que assi lo hagan, les / concede el Ilustrissimo Seor Arobispo / 40 dias de Indulgencia. /
JHS. / En Mexico, por Doa Maria de Benavides / Viuda de Juan
de Ribera. Ao de 1695.

A la muerte de Sor Juana se encontraron en su celda unas


alhajas, algo de dinero y un poema inconcluso.2 Cmo explicar estos bienes materiales que pareceran inexcusables para
una monja que hubiera seguido paso a paso el Testamento
mstico propuesto por su confesor? Si el desasimiento de los
bienes temporales hubiera sido total, estas posesiones deberan de haber pasado a manos de sus superiores. Sin embargo, es posible entender que la obediencia debida al confesor
y al arzobispo no le haba llegado a exigir esta entrega ltima.
Sorprende constatar que en ninguna de las Protestas Sor Juana abjura de la vida intelectual o de las letras. La inesperada
muerte de Sor Juana, el 17 de abril de 1695, fue debida a un
contagio epidmico mientras cuidaba a sus hermanas en religin. As le fue otorgado su deseo expreso de vivir y morir
en esta fe y de dar mil vidas que tuviera y a derramar toda
la sangre que hay en mis venas, como lo dej patente en la
Protesta de la fe y renovacin de los votos religiosos. De esta
manera, lo que fuera una frmula retrica para lograr la virtud lleg inexplicablemente a ser su destino. Es irnico darse
cuenta de que este nuevo texto sorjuanino permaneci en el
anonimato por casi tres siglos, y que ha sido recuperado para
la historia literaria gracias a un devocionario escrito por su
inflexible confesor.

En mayo de 1992, Schmidhuber localiz un texto


de Sor Juana Ins de la Cruz que no se encuentra
incorporado a las ediciones prncipe de sus
obras completas ni en ninguna de las ediciones
modernas. En 1695, el mismo ao de la muerte
de la monja, fue publicado este texto en Ciudad
de Mxico y, posteriormente, fue incluido en las
dos ediciones de un libro de meditacin titulado
Testamento mstico (1707 y 1731), cuyo autor fue
el padre Antonio Nez de Miranda, quien haba
sido confesor de la monja.

Suelta de La segunda Celestina


Librera de la University of Pennsylvania

41

Guillermo Schmidhuber

de la

Mora

Dilucidar cuatro acertijos de Sor Juana Ins de la Cruz

Desciframiento del acertijo que


Sor Juana dej encriptado en el Romance 50
Entre los poemas de Sor Juana hay una Carta al conde de la
Granja que lleva el nmero 50 en la edicin de las Obras Completas de Alfonso Mndez Plancarte. La cuarteta que abre la
carta es la siguiente:
All va, aunque no debiera
(incgnito Seor mo),
la respuesta de portante
a los versos de camino

Tras el inicio, en que califica al destinatario de incgnito


Seor mo, el poema corre por 200 versos hasta la parte final en que anuncia el acertijo en que se esconde encriptado el
nombre del destinatario:
Mas, cmo podr callarlo,
si ya he empezado a decirlo,
y un secreto ya revuelto
puede dar un tabardillo?

Varios sorjuanistas han intentado descifrar esta travesura


de Sor Juana sin que hayan podido detectar y penetrar en su
ingeniosidad criptogrfica. Entre los que han buscado y dejado nota de su intento hay que mencionar a Alfonso Mndez
Plancarte, quien en una nota alusiva reconoce su falta de xito:
Ignoramos la clave (que Sor Juana call) [] Qudese este
problema criptogrfico para alguien ms feliz en deteccin,
o para quien disfrute del citado Arte Combinatorio, en que sin
duda estar la pista.3 Por su parte, Antonio Alatorre, en su
edicin de la poesa sorjuanina, indica: Kirkerizar significa
seguir al padre Anastasius Kircher; no es sta la nica vez
que alude Sor Juana a la Combinatoria de Kircher, donde, por
lo visto, se habla de los anagramas. Quiz no logr descifrar
el juego porque informa que el nombre del conde de la Granja
debe estar escondido en su propia misiva en un acrstico (no
en el Romance de Sor Juana), opinin que, como se ver abajo,
resulta errnea.4
En el Romance 50 Sor Juana incluy dos pistas como ayuda
para descifrar su criptograma. En una primera pista la monja

42

Varios sorjuanistas han intentado descifrar


esta travesura de Sor Juana sin que hayan
podido detectar y penetrar en su ingeniosidad
criptogrfica. Entre los que han buscado y dejado
nota de su intento hay que mencionar a Alfonso
Mndez Plancarte, quien en una nota alusiva
reconoce su falta de xito: Ignoramos la clave
(que Sor Juana call) [] Qudese este problema
criptogrfico para alguien ms feliz en deteccin,
o para quien disfrute del citado Arte Combinatorio,
en que sin duda estar la pista

[]
Quiz no logr descifrar el juego porque informa
que el nombre del conde de la Granja debe estar
escondido en su propia misiva en un acrstico (no
en el Romance de Sor Juana), opinin que, como
se ver abajo, resulta errnea

CLAUSTRO

informa de la presencia de un anagrama (transposicin de


letras de una palabra o sentencia, de la que resulta otra palabra
o sentencia distinta [RAE]):
Pues si la Combinatoria,
en que a veces kirkerizo,
en el clculo no engaa
y no yerra en el guarismo,
uno de los anagramas
que salen con ms sentido,
de su volumosa suma
que ocupara muchos libros. (158, vv. 181-188)

En una segunda menciona a su contemporneo Athanasio


Kircher (1602-1680), el afamado jesuita y sabio alemn, lo
que invita a pensar en su Arte Combinatoria. En cuanto al
anagrama, habra que recordar que la monja en su juventud
escondi en un anagrama perfecto su propio nombre como
Juan Senz de la Cauri en un certamen potico. Dicha composicin fue publicada por Sigenza y Gngora en Triunfo
Partnico (1683).
Por otra parte, Kircher escribi en Musurgia universalis
(Roma, 1650) que la msica era un arte de combinaciones
matemticas, Musurgia combinatoria. La siguiente combinacin con las letras ORA es un ejemplo presentado por este
musiclogo alemn:
1
ORA

2
OAR

3
ROA

4
RAO

5
AOR

Versos

Combinatoria

37-38

[Q]ue el raiGN ms encARnAdo


del dictamen ms bien fiJo

GNARAJ = GRANJA 1

47-48

por mi falta juRAdA, que


JuzGo que No habla conmigo:

RAAJGN=GRANJA 2

51-52

aquello de haber JuNtAdo


milAGRos y basiliscos.5

JNAAGR=GRANJA 3

69-72

pues lueGo el punto levAntan


unos flatos tan Nocivos,
que dando al seso vaivenes
haceR columpiAr el Juicio,

GANRAJ=GRANJA 4

81-84

Entre cuyos JARros, yo


busqu, por modo de vicio,
si les sobrAba algN traGo
del alegre bebedizo,

JARANG= GRANJA 5

100-103

con necesitadas plagas


y con clamores mendiGos;
y ellAs, coN piedAd de veRme
tan hambrienta de eJercicios,

GANARJ= GRANJA 6

117-120

Tala me dio unas nesGas6


que sobRAron de uN corpio
de unA Tabernaria Escena,
cuando le aJust el vestido;

GRANAJ=GRANJA 7

131-132

vestir Al soldado pobre


quisieron JuGAR coNmiGo.7

AJGARN=GRANJA 8

137-140

con que se siegue, que no


puedo seR obJeto diGno
de los tAN mAl empleados
versos, cuanto bien escritos.

RJGANA=GRANJA 9

189-190

dice dirlo? MS temo


que os enoJARis coNmiGo,

AJARNG=GRANJA 10

6
ARO

As pues, para localizar el nombre del conde de la Granja


habra que efectuar las combinaciones de sus seis letras,
GRANJA. La frmula matemtica de una permutacin de
seis letras debe seguir el factorial 6, con la multiplicacin
de ese nmero por cada nmero menor a l, hasta llegar al
cero. Con seis letras=720 maneras, con las que cont la
monja para encriptar el nombre de GRANJA en su Carta.
Para comprobar las diez veces que va entretejido el nombre
del destinatario de la misiva (conde de la GRANJA) adjuntamos la siguiente tabla:

Texto potico

43

Guillermo Schmidhuber

de la

Mora

Dilucidar cuatro acertijos de Sor Juana Ins de la Cruz

Esclarecedor resulta comprobar que en el mismo Romance


50 qued inscrita la manera como lo compuso la poeta. Primero debe de haber construido varias palabras generadas por
la transposicin de GRANJA y luego fue hilvanando la Carta
rellenando los huecos. Acaso al hacerlo saba de las recomendaciones de Juan Dez Rengifo: Para componer estos laberintos
ha de escribir el poeta en un papel ancho solas las letras que
quieren que lean, y apartadas la una de la otra la distancia, es
menester para la figura que pretende; y luego ir hinchiendo los
vacos de la poesa (1592: 94). Esta recomendacin permite
entender la manera de escribir poemas labernticos. De hecho,
Sor Juana escribi primero 36 lneas como introduccin de la
misiva y en la lnea 37 logr entretejer por primera vez GRANJA; luego continu escribiendo hasta que introdujo varias veces las seis letras de los anagramas hasta alcanzar el nmero
total de diez. A continuacin, la autora se dispuso a cerrar el
poema, pero dud, de modo juguetn, si descubrir el acertijo o
no: Dirlo?, mas temo/ que os enojaris conmigo,/si del ttulo
os descubro/ la fe, como del Bautismo (I, 158). En realidad ya
lo haba dicho diez veces con letras entreveradas que lo ocultaban: por ejemplo, AJARNG, permutacin de GRANJA= ms
temo/ que os enoJARis coNmiGo [acrstico en maysculas].

Descubrimiento del nombre del pintor


de uno de los primeros retratos de Sor Juana
Una de las imgenes ms conocidas de Sor Juana Ins de la
Cruz es su retrato conservado en el Museo de Arte de Filadelfia, en los Estados Unidos. Octavio Paz seleccion esta efigie
para la portada cuando public su ensayo Las trampas de la
fe, a pesar de que entonces era considerada annima y que
haba serias dudas sobre cundo haba sido pintada. El lienzo
forma parte de la coleccin del Philadelphia Museum of Art,
sus archivos conservan informacin que prueba que este
retrato al leo de Sor Juana y dos lminas de cobre fueron
donados por el Dr. Robert H. Lamborn en 1895, obras que
haban pertenecido al Convento de San Jernimo de Mxico.
El periodo de inters de este museo no incluye el arte virreinal mexicano, razn por la cual el retrato nunca ha sido
exhibido como parte de sus colecciones, pero s prestado a
diversas exposiciones en los Estados Unidos.

44

En dos ocasiones el autor de este artculo visit el Philadelphia Museum of Art para estudiar con detenimiento el
retrato. En el catlogo del Museo apareca como retrato annimo y su grado de conservacin era mediano. La peticin de
una limpieza fue atendida por el curador de artes del siglo
XVII, Mark Castro, y el Museo llev a cabo un estudio de reflectografa infrarroja para descubrir si bajo el retrato haba
trazos o algn dato que diera informacin sobre el lienzo.
La limpieza y el estudio llevados a cabo por el Museo permitieron leer en una voluta izquierda el minsculo nombre del
pintor escrito en forma vertical: Nicols Enrquez. El reporte
de Mark Castro afirma:
En el ltimo informe de conservacin encontr mencin de la
firma a la derecha a la mitad del marco oval pintado en el leo.
No es visible a simple vista, ni es visible a travs de infrarrojos,
pero slo a travs de la ayuda de un microscopio. Est firmado
por el pintor Nicols Enrquez. Una cosa de curiosidad inmediata es que esta firma est escrita verticalmente como si siguiera
la curva del marco ovalado, no conozco otro caso similar a ste.8

El estudio del lienzo arroj la ausencia de trazos o dibujos


tras la capa de leo; es decir, la inexistencia de tachaduras que
atestigua la seguridad del diseo al pintar el retrato, ya que se
tena certeza de lo que se iba a plasmar.
Quin fue Nicols Enrquez de Vargas? Un pintor mexicano
del siglo XVIII, cuyas obras en nmero copioso permanecen en
colecciones privadas y en el mercado internacional del arte. Sabau Garca apunta que fue miembro de una familia de pintores
en la que se mencionan los nombres de Antonio y de Blas,
poco se sabe de Nicols. An existe la duda de si era originario
de la Ciudad de Mxico o de la de Guadalajara, en la Nueva Galicia (1994: 242). Un documento de poca recuerda que en 1754
un nutrido grupo de pintores gestion ante la Corona espaola
la fundacin de una Academia de Pintura para mejor instruirse en ella, mediante la correccin de los unos a los otros y de
los mayores a los menores. La peticin buscaba emular a los
artistas espaoles aglutinados en la Academia de Bellas Artes
de San Fernando establecida en Madrid el ao de 1752 y que
fue secundada y suscrita ante notario por Enrquez, junto a los
pintores Jos de Ibarra, fray Miguel de Herrera (quien tambin
retrat a Sor Juana), Juan Patricio Moflete Ruiz, Francisco An-

CLAUSTRO

tonio Vallejo, Francisco Martnez y Jos de Alcbar, entre otros.


Por los lienzos firmados, hay testimonio que Enrquez estuvo
activo de 1722 hasta 1771. Ahora podemos afirmar que este
retrato de Sor Juana es uno de los ms antiguos, acaso el segundo despus del retrato de Miranda, que fue cercano a 1713.9
Sor Juana todava nos reserva muchos hallazgos. Recientemente se localiz la Carta de Puebla,10 que es la respuesta del
Obispo Manuel Fernndez de Santa Cruz a la famosa Respuesta
a Sor Filotea de la Cruz, de Sor Juana. Qu ms hallazgos nos
deparar el futuro? Habr que seguir investigando.

Notas
El hallazgo de la Protesta de la fe fue difundido en publicaciones y congresos, tanto en los
Estados Unidos como en Mxico; sobresalen mi
artculo Hallazgo y significacin de un texto
en prosa perteneciente a los ltimos aos de
sor Juana Ins de la Cruz en Hispania (1993)
y la edicin facsimilar en el Segundo tomo de
las obras de Sor Juana Ins de la Cruz editada
por el Frente de Afirmacin Hispanista, A. C.,
en 1995.

2 El poema es Cundo, Nmenes divinos


Lo monetario se refiere a los cinco mil doscientos pesos que reclamaron las monjas posteriormente a la muerte de Sor Juana y otros dos mil
pesos de su propiedad que estaban invertidos.
La cantidad no es pequea, habra que compararla con la dote de Sor Juana que fue de tres
mil pesos, Dorothy Schons, Some Obscure
points in the life of Sor Juana Ins de la Cruz,
en Modern Philology, nm. 24, (1926-1927),
pp. 141-162.

Sor Juana Ins de la Cruz, Obras completas,


editor Alfonso Mndez Plancarte, vol. I, p. 447.

4 Antonio Alatorre, Poesa de Sor Juana Ins de


la Cruz, Editor A. Alatorre, 2009, p. 223.

Mndez Plancarte indica al respecto: Alusin


que se nos escapa (vol. I, p. 444). Alatorre
se suma a la incgnita: Y para m tambin
(Cruz, 2009, p. 218). El formato del laberinto que la autora sigue, la obliga a buscar palabras que cumplan ms con el significante que
con el significado.

6 Nesga, del rabe clsico nasqah,composicin:


Pieza de cualquier cosa, cortada o hecha en forma triangular y unida con otras (RAE). Ntese
que la autora busc palabras rebuscadas para
cumplir con el juego del laberinto.
7 Alatorre explica: Soldado pobre es un juego
infantil que comienza con la pregunra Qu le
das al soldadito pobre (Cruz, 2009, p. 221).
8 Carta de Mark Castro a G. Schmidhuber, 8 de
agosto de 2010.
9 El retrato de Miranda no ostenta fecha, pero algunos crticos han aceptado 1713 porque siguen el
comentario del erudito Jos Mara greda (18381919), quien afirm haberla ledo en una segunda
copia del retrato, ver Paz, p. 284. Mientras no se
localice esta supuesta copia del pincel de Miranda
y sta ostente la fecha, el retrato conservado en la
UNAM ser el que dicte la informacin.
10 Esta misiva fue localizada por el historiador
Pea Espinoza en la Biblioteca Palafoxiana de Puebla y dada a conocer por Alejandro Soriano Valls.

Retrato de Sor Juana


Nicols Enrquez. Philadelphia Museum of Art

45

CLAUSTRO

Sor Juana:

santa a pura fuerza


Jean-Michel Wissmer
[email protected]
Recibido: 25 de noviembre de 2015
Aprobado: 27 de noviembre de 2015

Haba de ser santa a pura fuerza?, pregunta Sor Juana a su confesor Antonio Nez de Miranda en la denominada Carta de Monterrey. Pregunta retrica porque la respuesta es obvia. Sin
embargo, esta pregunta la podramos reiterar hoy en da cuando hay cada vez ms defensores de
una visin casi beatfica de la poeta. Efectivamente, bajo la pluma de un grupo de investigadores
que llamaremos conservadores, la rebelde Sor Juana, antes casi pionera del feminismo, de la
liberacin de los gays y de la Revolucin mexicana se ha convertido de repente en monja perfecta,
penitente flagelante, modelo de obediencia catlica. Tal vez de repente no sea la palabra adecuada puesto que fue exactamente lo que pas tambin al final de su vida en el momento de su
hora ms bella para citar a Alfonso Mndez Plancarte. Para los nuevos defensores de esta visin
anglica, la persecucin de Sor Juana es pura leyenda (negra); el fantico arzobispo Francisco de
Aguiar y Seijas no fue tan malo con ella (ya que le permiti comprar su celda); el temible Nez
fue simplemente un hombre de su tiempo, y todo fue miel y rosa, as que tout est pour le mieux
dans le meilleur des mondes possibles.
Ni leyenda negra ni leyenda rosa? Recuperacin de los
dos lados? Veamos.
No quiero fastidiar al lector con los innumerables ejemplos
de la persecucin sufrida por Sor Juana, ejemplos que nos
da ella misma a lo largo de toda su obra. Son archiconocidos,
pero aqu van unas pocas citas: De que envidia no soy blanco? De qu mala intencin no soy objeto? Qu accin hago
sin temor?, escribe en la Carta de Monterrey en la que encontramos palabras como extrao gnero de martirio o pesada
persecucin. [E]ntre las flores de esas mismas aclamaciones
se han levantado y despertado tales spides de emulaciones y
persecuciones, cuantas no podr contar, dice en la Respues-

46

ta a Sor Filotea. Sin olvidar su famoso y tan revelador y ejemplar poema, En perseguirme, Mundo, qu interesas?, cuyo
ttulo lo dice todo. Tres ejemplos de textos de gnero distinto
y fechados en varias pocas, confirmando as que esta persecucin no fue cosa de un momento dado sino algo constante,
y tampoco fue una coquetera literaria, un juego estilstico o
una fantasa barroca.
Felizmente, tanto dentro del clero como dentro del mundo
poltico-civil, Sor Juana tuvo admiradores y defensores. Qu
hubiera sido de ella sin la proteccin de los virreyes? Fue la
condesa de Paredes quien public su obra en Espaa y permiti
que se salvara del olvido o de la censura. Durante la polmica

desencadenada por la Carta Atenagrica en la que Sor Juana


se atrevi a criticar un sermn del gran orador y misionero
portugus Antonio de Vieyra, y tambin a comentar la opinin
de tres Padres de la Iglesia acerca de las finezas de Cristo, sabemos ahora que fue mayor el nmero de los que la defendieron.
Es cierto tambin que gracias a su fama, Sor Juana fue durante
mucho tiempo casi intocable.
Sor Juana Ins de la Cruz: ni monja perfecta ciegamente
obediente, sometida y penitente. Tampoco hertica: Soy por
ventura hereje?, pregunta a Nez de forma irnica y provocadora. Y tampoco, y hay que subrayarlo a pesar de ser una
evidencia, mala catlica.
El hecho de que haya opiniones contrarias es la definicin
misma de un sano debate acadmico. Pero, lo que pasa ahora
va ms all de una normal disputatio entre universitarios. Hay
como un malestar. Parece que se silencian las voces y las plumas de los que no comparten la nueva tendencia hagiogrfica.
No veo que se organicen muchos congresos o coloquios en
torno a Sor Juana; las ltimas publicaciones sobre la poeta
llevan un tono bastante conservador y a veces casi dogmtico.
Los sorjuanistas liberales o licos para llamarlos as estn
considerados como anticristianos, exgetas jacobinos o
discpulos de Voltaire (como si eso fuera un insulto).1 Parecen tiempos de la Inquisicin.
La situacin no es nada nueva ya que las dos sensibilidades existieron incluso en poca de Sor Juana, y est muy
bien as para el vigor de los debates. Sin embargo, el malestar no ha sido en mi opinin tan fuerte como a partir de
1995 cuando Elas Trabulse dio a conocer nuevos documentos acerca de los ltimos aos de la monja. El acadmico
fue criticado hasta con ferocidad por algunos sorjuanistas
(sobre todo por su colega Antonio Alatorre), que hablaron de
elecubraciones y consideraron el hallazgo de un juicio secreto en contra de Sor Juana como pura invencin, esperando
con cierta malignidad pruebas irrefutables que desafortunadamente se hicieron esperar.
Para la gran humanista que era Sor Juana, todo era objeto
de inters, de reflexin y de investigacin: teologa, retrica,
fsica, aritmtica, geometra, arquitectura, historia, derecho,
msica, astronoma. Mujer sabia, mujer completa. Tambin
mujer mundana. Y tambin monja de clausura. Ah radica el
problema. Cmo clasificar y definir a tal personalidad que

aparte de eso como se ha dicho antes fue sin duda ninguna


una buena catlica, pero una buena catlica que escriba comedias de capa y espada, stiras sexuales, poemas de amor
profano a las virreinas, que quera conocer los misterios de
los planetas, y reciba visitas en su locutorio como si fuese
un saln literario. Si hubiera vivido en nuestro siglo no nos
preocupara esta cuestin (probablemente dara seminarios en
una universidad), pero en plena Contrarreforma, una mujer
como Sor Juana slo poda sobrevivir crendose un personaje y
construyndose una muralla defensiva. Rodeada de un ambiente penitencial extremo hecho de mortificaciones sangrientas,
Sor Juana se invent una esttica del sacrificio, una nueva y
original (pero poco ortodoxa) penitencia de las Letras:2 duerme poco, escribe e investiga sin cesar; perseguida por ser una
mujer inteligente que lucha en contra de la santa ignorancia,
Sor Juana pretende ser mrtir, mrtir de las Letras.
Los hombres de la Iglesia que la admiraron fueron muchos,
pero ah est otro malestar: no pueden defender todo lo que
hace y escribe Sor Juana. Por eso, algunos como el obispo de
Puebla Manuel Fernndez de Santa Cruz (disfrazado de Sor Filotea), el telogo y humanista Juan Ignacio de Castorena y Ursa, o el bigrafo espaol de Sor Juana, el Padre Diego Calleja,
todos impresionados por la capacidad intelectual y artstica
de Sor Juana, intentaron despus de la muerte de la jernima
valorar su produccin religiosa y su sacrificio final, tratando
a pesar de la admiracin que profesaban hacer olvidar a la
Sor Juana profana.
En 1700, Castorena public Fama y Obras pstumas, un
volumen que contiene aparte de la Respuesta sobre todo textos
de devocin. Fue el mayor promovedor de la Sor Juana devota
caminando hacia la perfeccin y la santificacin. Pero la santificacin exige caridad extrema, austeridades frecuentes y rigorosas, pobreza, retiro del mundo; la santidad supone milagros
reconocidos y verificados. No es exactamete el retrato de Sor
Juana, y slo hizo milagros literarios. Ahora bien, tampoco
hay que descartar la posiblidad de una evolucin espiritual de
la monja al final de su vida. En un momento tan delicado y conflictivo, no es nada descabellado que haya querido acercarse
ms al Lince Divino, como lo dice en un poema, pero eso no
merece una canonizacin.
Fracasado su proyecto, Castorena tuvo que ir a buscar en
Canad la Nueva Francia una india iroquesa, Kateri Tekakwi-

47

Jean-Michel Wissmer
Sor Juana: santa a pura fuerza

Ramn Lpez Castro


Retazos y revires: El ensayo

pg. 33

tha, modelo de penitencia, martirio de la fe en esas tierras lejanas y salvajes. Sera demasiado largo contar la historia de
este improbable encuentro virtual entre Sor Juana y Kateri
(las dos murieron adems un 17 de abril),3 pero slo dar
unos datos. La Vida de Kateri publicada en francs en 1717 fue
traducida al espaol en Mxico en 1724, y fue seguramente una
iniciativa de Castorena que aadi a esta traduccin un largo
apndice de 38 pginas con el propsito de defender el proyecto de un convento, l de Corpus Christi, para las indias nobles
en la Ciudad de Mxico. Cansado y frustrado por la dificultad
de hacer de Sor Juana una santa, encontr otra mujer ms
ejemplar para reemplazar a la Dcima Musa. Para decirlo sencillamente, Kateri Tekakwitha era casi una anti-Sor Juana,
frgil, analfabeta, pero con una voluntad sacrificial y penitencial sin par en este entorno de la Nueva Francia del siglo xvii.
Une valeur sre. El 21 de octubre del 2012, Kateri Tekakwitha
fue canonizada en Roma. Eso no pasar con Sor Juana, quien
nunca quiso ser santa a pura fuerza.

XVII
Luego, pues, Francia existe gracias a que
Montaigne ensay en torno a ella. Las naciones son hechos culturales: su mayora
de edad acontece cuando alguien no slo
las imagina, sino pretende explicarlas. Esa
es labor del ensayo.

XVIII
El ensayista conjura ideas, las compara
con cierta imagen de la realidad, luego las
regresa a la fragua de la creacin literaria:
el proceso se repite varias veces. Al final,
luego del calor de la metfora y el golpe
de la retrica contra la dura superficie del
yunque al cual llamamos razn, nace el ensayo: espada de argumentos que permite
cortar brumas y hacerlas retroceder.

XIX

Notas
1 Cito a Alejandro Soriano Valls: Sor Juana Ins
de la Cruz, Doncella del verbo, Hermosillo, Garabatos, 2010, pp. 299; 309; y 328.

Los trminos son mos. Vase mi libro: Las


Sombras de lo fingido. Sacrificio y simulacro
en Sor Juana Ins de la Cruz, Toluca, Instituto
Mexiquense de Cultura, 1998.

Caminar por una ciudad tambin es un


ejercicio que prepara al ensayista para
acometer su oficio. Permite ver al mundo
como quien lee un libro: las calles son pginas, los edificios prrafos, las personas
frases que encierran misterios dignos de
ser desentraados.

XX

3 Ser el tema de un nuevo ensayo mo en francs: Kateri Tekakwitha. LEntre du Christ chez
les Iroquois. Voyage au cur de lAmrique indienne et coloniale (ttulo por confirmar).

48

Caminar por descampado, sea bosque o


erial, permite que el ensayista se aventure
a los temas infinitos del ser, el universo,
la sinrazn de la existencia o la voluntad
deliberada de insuflar razn al caos.

CLAUSTRO

En el 380 aniversario de La vida es sueo, 1636-2016

Quin es el autor de La vida es sueo?


Caldern de la Barca o el personaje Basilio
Olga Martha Pea Doria
Universidad de Guadalajara
[email protected]
Recibido: 18 de noviembre de 2015
Aprobado: 25 de noviembre de 2015

Este artculo pretende identificar algunos elementos que permitan un acercamiento


metadramtico a La vida es sueo, de Pedro Caldern de la Barca, obra que fue estrenada en
1635 y publicada un ao despus. Varios elementos metadramticos fueron incorporados en
esta afamada pieza, tales como la estructura de teatro dentro del teatro, el uso de metalenguaje en los apartes y monlogos, y la autoconciencia de los personajes. Los Apartes son parlamentos que los personajes dirigen al pblico para expresar sus sentimientos ntimos sin
que otros personajes los perciban, y demuestran que los personajes estn conscientes de
la existencia de un pblico; por ello, la verosimilitud desaparece, al no ser entendidos como
humanos observados por sus congneres, sino como entes dramticos que alteran las normas de la percepcin normal, no nicamente porque se autoteatralizan, sino especialmente
porque alcanzan a teatralizar al pblico/lector.
Para presentar este anlisis de la obra calderoniana, conviene hacer algunas distinciones clarificadoras sobre los elementos dramticos: el monlogo y el soliloquio. El monlogo es
un parlamento que es dirigido al pblico, con el consecuente
rompimiento del principio de la cuarta pared; por su parte, el
soliloquio es una reflexin del personaje para s mismo, sin ser
dirigido al pblico y acta bajo las normas de la verosimilitud.
El monlogo es metadramtico, mientras que el soliloquio sigue perteneciendo a la verosimilitud. El teatro dentro del teatro es otra de las formas de la metadramatizacin. El pblico/
lector asiste a la representacin de una pieza que, a su vez,
contiene la representacin de otra. De tal manera que hay una
obra dentro de otra obra, en muchos casos con autores diferentes, ya que uno de los personajes puede actuar como creador/
impulsador de la obra interna.

La autoconciencia de los personajes niega el principio de


verosimilitud que exige la completa ignorancia de la escenificacin por parte de los personajes como entes dramticos, que
son alterados por un proceso de deshumanizacin hasta convertirlos en metfora de hombre/mujer, como sucede en muchas
piezas simblicas. Adems, al crear el dramaturgo un espacio y
un tiempo esencialmente teatrales, se produce una circunstancia que no es intercambiable con la del pblico, guardndose
entre ambas una relacin nicamente analgica.

Edicin antigua de La vida es sueo


Al aplicar estos conceptos a La vida es sueo se identifican
varios elementos de raigambre metadramtica. Un anlisis de

49

Olga Martha Pea Doria


Quin es el autor de La vida es sueo?
Caldern de la Barca o el personaje Basilio

la estructura permite identificar dos obras: una es La vida es


sueo, con la autora de Caldern, y la otra es la que se escenifica dentro de esta obra, es decir, el examen de Segismundo
para poder ser prncipe y que es orquestado por Basilio. Una es
lineal y la otra analptica. La estructura lineal sigue la cronologa de los hechos escenificados con la continuidad del tiempo:
inicia con el encuentro de Rosaura y Segismundo y termina con
la revuelta popular que lleva a Segismundo al trono. Sin embargo, se observa otra estructura que sigue la direccin escnica
dentro del palacio para probar a Segismundo, siendo el pblico
primario la corte y todos los sirvientes que saben como el
pblico teatral que es una representacin que el protagonista
Segismundo ignora. Esta segunda estructura pertenece al teatro dentro del teatro;1 y Basilio pudiera ser entendido como el
dramaturgo dentro de la obra. Su accin se inicia en la jornada
primera, cuando Basilio relata su pasado a Astolfo y Estrella,
sus sobrinos, y decide escenificar el regreso de su hijo al palacio para comprobar si el designio de las estrellas se cumplir,
aunque sabe que slo habr dos caminos: el triunfo o el fracaso de Segismundo. Un parlamento de Basilio informa sobre la
doble estructura:
Yo he de ponerle maana
sin que l sepa que es mi hijo
y rey vuestro, a Segismundo
(que aqueste su nombre ha sido)
en mi dosel, en mi silla,
y, en fin, en el lugar mo,
donde os gobierne y os mande,
y donde todos rendidos
la obediencia le juris. (1, v. 796-804)

En la trama interna, los personajes y el pblico saben que


Segismundo vive una comedia escenificada por Basilio; nicamente el prncipe lo aceptar como realidad. Esta trama interna
termina cuando Segismundo muestra su naturaleza de hombre
y fiera, por lo que es enviado de nuevo a la torre por su padre:
Brbaro eres y atrevido;
cumpli su palabra el cielo;
y as, para l mismo apelo,
soberbio, desvanecido.

50

Y aunque sepas ya quin eres,


y desengaado ests,
y aunque en un lugar te ves
donde a todos te prefieres,
mira bien lo que te advierto:
que seas humilde y blando,
porque quiz ests soando,
aunque ves que ests despierto. (2, v. 535-546)

La confusin que Segismundo tiene entre el sueo y la realidad es debida a que cuando este personaje suea es controlado
por el dramaturgo Basilio; pero cuando est en la realidad,
se ubica en manos de Caldern. De ah que el fluctuar entre
dos mundos, uno metadramtico y otro real, sufre la confusin
entre el sueo y la realidad.
En la obra de Caldern, el espacio y el tiempo son tambin dramatizados, ya que es ficcionalizado por ser un espacio
utpico: la Polonia de Caldern no es el pas europeo, sino
un cosmos esencialmente teatral que acta como metfora de
Espaa. Asimismo, la torre y el palacio no son espacios reales
sino smbolos de la sombra y la luz. Bajo esta comprensin
del espacio, queda anulado el afamado error de Caldern al
mencionar en su obra que un mar rodea el palacio de Basilio,
al estar ubicado el palacio en un espacio esencialmente dramtico, con una geografa propia que no est condicionada por la
divisin territorial europea.
Una peculiaridad de los apartes calderonianos es su variedad
e importancia dramtica. Los apartes pueden ser clasificados en
cinco tipos: emotivos, de dilogo privado, descriptivos, volitivos
y de trama. Los apartes emotivos incluye expresiones de asombro o dolor: Astolfo es, ay de m, penas airadas (2: 721); hasta
expresiones de dicha: Gracias a Dios que llegaron! (2: 778).
Otra forma de aparte es el monlogo informativo que utiliza
Clotaldo para explicar al pblico sobre el personaje que identifica como su hijo, quien posteriormente resulta ser Rosaura
disfrazada de varn:
CLOTALDO (Aparte.)
Vlgame el cielo! Qu escucho?
Aun no s determinarme
si tales sucesos son
ilusiones o verdades.

CLAUSTRO

Esta espada es la que yo


dej a la hermosa Violante,
por seas que el que ceida
la trujera, haba de hallarme
amoroso como hijo,
y piadoso como padre. (1, v. 395-404)2

Asimismo, Astolfo pide perdn a Estrella utilizando un


Aparte en que dialoga con Rosaura, a la que tambin pide disculpa a pesar de que ella no lo puede escuchar:
ASTOLFO (Aparte.)
Perdona, Rosaura hermosa,
este agravio, porque ausentes,
no se guardan ms fe que sta
los hombres y las mujeres. (Vase.)
ROSAURA (Aparte.)
Nada he podido escuchar,
temerosa que me viese. (2, v. 789-794)

Otro tipo de aparte es un dilogo privado que es sostenido


entre dos personajes enfrente de otro que no escucha, como
en la escena en que Astolfo y Rosaura pelean por el retrato de
Astolfo enfrente de Estrella:
ROSAURA (Aparte.)
Dme,
para cobrar mi retrato,
ingenio el amor.) (2: 972-974)

En otro tipo de Aparte (de carcter descriptivo), un personaje describe la actitud de otro personaje. Como ejemplo se
puede citar el Aparte de Clotaldo que informa al pblico sobre
la actitud de Basilio al salir de la torre:
Clotaldo (Aparte.)
Enternecido se ha ido el Rey
de haberle escuchado. (2, v. 1153-54)

Otro tipo de Aparte de carcter volitivo se presenta cuando


un personaje se pregunta sobre su disyuntiva para salir avante
ante una situacin:

CLOTALDO (Aparte.)
Mucho se va empeando.
Qu he de hacer, cielos, cuando
tras un loco deseo
mi honor segunda vez a riesgo veo? (2, v. 661-663)

Algunas de las decisiones de los personajes son dadas a


travs de un Aparte, es decir que se adelanta el proceso de la
trama con una informacin directa al pblico/lector, sin que el
resto de los personajes lo sepa en ese momento. Como ejemplo, la escena en que Clotaldo reconoce a Rosaura como hija,
pero decide que no se lo dir:
CLOTALDO (Aparte.)
Mejor el cielo la suerte.
Ya no dir que es mi hijo,
pues que lo puedo excusar. (1, v. 890-92)

Otro de los apartes que adelanta la trama se encuentra en


la escena en que un criado trata de ayudar a Astolfo y es precipitado al mar. En el Aparte, Astolfo muestra su dolor de
perder el trono al pensar que Segismundo se est enamorando
de Estrella y, ante su exclamacin hacia el pblico, el criado
reacciona tratando de ayudarlo, primero comentndolo en un
Aparte y luego dialogando con Segismundo:
ASTOLFO (Aparte.)
Si l toma la mano, yo
soy perdido.
CRIADO 2. (Aparte.)
El pesar s
de Astolfo, y le estorbar. (2, v. 424-25)

Como se ha podido comprobar, los mltiples Apartes y la


variedad de su tipologa son una constante metadramtica
que aleja continuamente a esta comedia de la verosimilitud y
que sirve de continuo recordatorio al pblico/lector de que la
pieza que ve sobre la escena es una ficcin y no una rebanada
de la realidad.
El fluir del pensamiento de Segismundo es presentado en
la obra por medio de sus clebres soliloquios, pero el descubrimiento de la realidad es llevado a cabo por un largo Aparte

51

Olga Martha Pea Doria


Quin es el autor de La vida es sueo?
Caldern de la Barca o el personaje Basilio

en que el personaje muestra su proceso de descubrir la verdad,


mientras Rosaura lo mira en silencio. Este Aparte constituye
un monlogo dirigido al pblico, a quien le informa de su descubrimiento de la realidad y su intencin de ayudar a Rosaura a
recobrar su honor. Caldern ha utilizado soliloquios para participar al pblico/lector los pensamientos ntimos del personaje,
pero recurre al monlogo en forma de Aparte para informar el
hecho crucial de que Segismundo ha recobrado la conciencia y
que se dispone a ayudar a Rosaura.
La incidencia sobre el personaje de Segismundo de la accin dramtica hace que este personaje sea el protagonista de
la pieza. Jos Luis Alborg apunta que Segismundo no es un
personaje real y vivo, sino un smbolo del hombre, una idea
viviente no es un ser humano arrancado de la realidad, pero
la proyecta (Historia, 690-691). Segismundo se siente confundido entre el sueo y la realidad por no saber si es l un ser
real o un ente3 y se pregunta si so o vivi la prueba decidida
por su padre. Las predicciones que hizo Basilio lo obligan a
vivir entre el sueo y la realidad, y haber sido narcotizado para
llevarlo al palacio ayudar a poder fluctuar su percepcin entre
estos dos mundos. Si falla creer que fue un sueo, si acierta,
vivir la realidad.
Tanto Caldern como Basilio le niegan a Segismundo el
libre albedro en la primera parte de la obra; sin embargo,
Segismundo se rebela ante su padre y autor, y al final triunfa el libre albedro, como consecuencia de que Caldern ha
alterado la trama interna con el levantamiento popular que
lleva a Segismundo al trono. As, el fracaso de la prueba se
convierte en triunfo final. Por el contrario, no es otorgado el
libre albedro de forma igual a todos los personajes, sino que
algunos siguen las necesidades de la trama o para dar una
enseanza, como en el caso del Soldado, que es castigado por
Segismundo no con la moral del futuro monarca, sino con la
de Caldern, que no acepta la traicin ante la monarqua; o
como en el caso de Clarn, el gracioso, quien es el nico que
muere en el levantamiento que coron a Segismundo, como
castigo por su cobarda. En el momento en que los personajes
son usados a voluntad del dramaturgo, stos se transforman
en entes metadramticos.
La utilizacin del disfraz es tambin una forma de metadrama porque el pblico comparte el secreto del personaje disfrazado, efecto de traje dentro del traje. Hornby ha identificado

52

elementos metadramticos similares calificndolos de juego


de papeles dentro del papel (Drama, Metadrama, 67); en esta
clasificacin se puede incluir el disfraz masculino en un personaje femenino. El vestuario de Rosaura es diferente en las
tres ocasiones en que comparte escena con Segismundo. Al
abrir la obra, va disfrazada de hombre; en la segunda, Rosaura est vestida de dama, y en la tercera se le muestra en
las acotaciones vestida con vaquero, espada y daga, lo que
es referido por el personaje como galas de mujer y armas
de varn (3: 538-9). Esta indumentaria teatraliza al personaje
alejndolo de la verosimilitud.
Desde la aparicin en 1963 del libro Metateatro, Una nueva visin de la forma dramtica, de Lionel Abel, el concepto
de metateatralidad ha quedado incorporado al aparato crtico como una novedosa forma de anlisis dramtico. Como
ejemplos de esta condicin dramtica, el mismo autor cita
dos comedias de Caldern de la Barca: La vida es sueo y
El gran teatro del mundo.4 Posteriormente, ha habido una
plyade de crticos que han elaborado sobre las aportaciones
de Abel, especialmente James Calderwood, Patris Pavis y Richard Hornby, y aplicado a otras piezas de Caldern: Catherine Larson, Graciela Balestrino, Martha Villarino y muchos
investigadores ms. La definicin de metateatralidad, segn
Abel, abarca aquellas piezas clasificadas de teatro dentro
del teatro y aquellas que perciben la vida ya teatralizada,
con personajes que estn en la escena no porque el dramaturgo los puso sobre ella, sino debido a que ellos mismos
tienen la certeza de ser entes teatrales, aun antes de que
el dramaturgo se fijara en ellos. As que la imaginacin del
dramaturgo, y no la vida, es el factor que controla el evento
teatral desde el principio hasta el final (Metatheatre, 60-61).
Este estudio ha propuesto el vocablo metadrama5 en vez del
utilizado por Abel,metateatro, por la razn de que se refiere
a un elemento dramtico y no a una consideracin sobre los
fundamentos ideolgicos del teatro. Paralelamente, Patrice
Pavis ha apuntado que la tesis desarrollada por Abel no
hace sino prolongar la antigua teora del teatro en el teatro:
permanece muy vinculada a un estudio temtico de la vida

CLAUSTRO

como escena y no se apoya lo suficiente en una descripcin


estructural de las formas dramticas y del discurso teatral
(Diccionario, 309).

Una consideracin final


La presencia de elementos metadramticos en La vida es
sueo es abundante en nmero y en calidad, y es factor indispensable para la comprensin de la trama. En conclusin,
sus elementos metadramticos constituyen uno de los fundamentos de esta pieza calderoniana,6 ya que pertenecen a
un teatro no verosmil, sino alegrico de la vida humana. Los
apartes no quedan reducidos a informaciones sobre los pensamientos y emociones de los personajes, sino son reflexiones que permiten al pblico/lector conocer la vida interior y la
volicin de los personajes. La accin dramtica est influida
por apartes que utiliza Caldern como apoyo para adelantar el
fluir de la accin dramtica. La estructura interna de esta pieza es teatro dentro del teatro, tipo de estructura que es caracterstica del metadrama (Metatheater, 60; Hornby Drama,
Metadrama, 31). Este elemento metadramtico adquiere un
tratamiento singular al escenificar dentro del marco general
no otra pieza, sino una representacin ideada por uno de los
personajes (Basilio) y co-actuada por todos los dems personajes, con excepcin del ingenuo Segismundo. El pblico
debe compartir la doble obra y entrar en el juego metateatral,
al ser el asistente a la obra de Caldern y, al mismo tiempo,
un aliado copartcipe en la obra interna que ha sido escenificada por Basilio. Por otro lado, la confusin de Segismundo
entre la realidad y el sueo es compartida por el pblico/lector al percibir escenas realistas entremezcladas con elementos metadramticos que hacen perder la verosimilitud escnica, pero que permiten una intensificacin dramtica hasta
llegar a crear una metfora teatral. Por medio de los ejemplos
citados ha sido posible mostrar los elementos calderonianos
que deben ser entendidos como formas de metateatralidad
y comprobar que su efecto acumulativo hace que esta pieza
pueda ser considerada un metadrama.

Segismundo se siente confundido entre el sueo


y la realidad por no saber si es l un ser real o
un ente y se pregunta si so o vivi la prueba
decidida por su padre. Las predicciones que
hizo Basilio lo obligan a vivir entre el sueo y la
realidad, y haber sido narcotizado para llevarlo
al palacio ayudar a poder fluctuar su percepcin
entre estos dos mundos

Edicin antigua de La vida es sueo

53

Olga Martha Pea Doria


Quin es el autor de La vida es sueo?
Caldern de la Barca o el personaje Basilio

Notas

Bibliografa

1 Otras obras del Siglo de Oro que poseen una


estructura de teatro dentro del teatro son: El retablo de las maravillas de Cervantes, Lo fingido
verdadero de Lope de Vega, y El gran teatro del
mundo de Caldern.

Abel, Lionel. Metatheatre, A new View of Dramatic Form,


Hill and Wang, Nueva York, 1963.
Alborg, Juan Luis. Historia de la literatura espaola,
vol. 2, Ed. Grados, Madrid, 1983.
Balestrino, Graciela. Caldern y el metateatro: abismacin, trampantojo y apoteosis del comediante en Mojiganga del mundinovo, en Teatro de Palabras, Revista sobre teatro ureo, nm. 5, 2011, pp. 119-41.
Caldern de la Barca, Pedro. El gran teatro del mundo,
ed. Raymond R, MacCurdy, Appleton-Century-Crofts,
Nueva York, 1971.

. La vida es sueo, Edicin digital a


partir de la edicin de Evangelina Rodrguez Cuadros,
Espasa-Calpe, Madrid, 1997, 18 ed.:
http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/
bmc542n2
Calderwood, James L. Shakespearean Metadrama,
Minesota UP, Minneapolis, 1971.
Hornby, Richard. Drama, Metadrama and Perception,
Bucknell UP, London, 1986.
Larson, Catherine. El metateatro, la comedia y la crtica: hacia una nueva interpretacin, en Actas del X
Congreso de la Asociacin Internacional de Hispanistas, Barcelona, 21-26 de agosto de 1989, coord.
por Antonio Vilanova, vol. 2, 1992, pp. 1013-1020.
Pavis, Patrice. Diccionario del teatro. Dramaturgia, esttica, semiologa, Ediciones Paids, Barcelona, 1980.
Villarino, Marta. Refundicin, papeles y metateatro en la
comedia urbana de Caldern de la Barca, en Caldern
2000. Homenaje a Kurt Reichenberger en su 80 cumpleaos, vol. 1, ed. Ignacio Arellano, Kassel, Reisenberger, 2002, pp. 1175-1181.
Wardropper, Bruce W. Teatro espaol del siglo de oro,
Charles Scribners, Nueva York, 1970.

Las citas de La vida es sueo estn identificadas por el nmero de la jornada y por los nmeros
de verso. As (1,395-470) significa Jornada primera, versos 395 a 470.

El ente es obra de la razn humana y el


ser es obra de Dios, segn la explicacin de
Roque Barcia, ver Sinnimos castellanos, Buenos Aires, Sopena, 1954, p. 195.

4 Adems de Caldern, Abel incluye en su libro a


otros autores: Shakespeare, que es el estudiado
con ms detenimiento, Schiller, Genet, Beckett
y Brecht.
5 Metadrama, segn la terminologa de Hornby, es un drama acerca del drama, y ocurre
cuando el tema de la pieza resulta ser, en algn
sentido, el drama en s mismo (Drama, Metadrama, 31).
6 El gran teatro del mundo posee metateatralidad por tener una estructura de teatro dentro
del teatro, al proponer al personaje del Autor
como el que escribe la obra, y el Mundo como
el director de escena. Adems los personajes
estn conscientes de que no poseen alma,
sentido, potencia, vida, ni razn (293-294).
Asimismo la obra interna se llama: Obrar bien,
como Dios es Dios.

54

Poesa

CUARTO DE ESCRIBAS

Jos Falconi
[email protected]
Recibido: 12 de noviembre de 2015
Aprobado: 25 de noviembre de 2015

Cancin
Este poema es un cuchillo de bruma,
es una broma que brama y siembra confusin
como una flecha que atravesara una parvada.
Este poema es un cielorraso de armadillos
que cardan besos en las rodillas de la tarde;
est hecho de nada y genuflexiones de orqudeas
en las exequias de una zarigeya.
Es un guila. Se derrite en vuelo.
guila que en su levitacin
le pone ms velocidad al sueo.
Este poema es un recin cadver
que resucita entre el mito y el deseo,
es el presagio de que nada existe
y nada hay ms all del hoyo en mi zapato.
Este poema es la danza desgarbada de la muerte
en su cuchitril atvico.
O bien, es tan slo un pensamiento
que rumia ruinas y ripios en el enigma del poniente.

Este poema es una cabellera enloquecida,


la noche adicta en la llanura inmvil
venida de muy lejos, desprovista de mensajes.
Este poema creci con largueza entre mis huesos
como una herida de fuego bendiciendo mis
sonajas,
como una imagen bblica de languidez extrema
en la ventana aullante en que cavan mi sepulcro.
Este poema es el viento:
Me trae el sabor de tus labios y sus enjoyados
besos.
Este poema
es el camello equivocado y el ojo de la aguja;
este poema no es muerte ni vida
ni humo ensangrentado
ni mi nagual de fuego;
es ya lo dije un cuchillo de bruma,
una broma que brama,
un pual que despierta en el rojo follaje de tus ojos
para obsequiarme la otra vida.
El sueo.

55

Celene Garca vila


[email protected]
Recibido: 13 de diciembre de 2015
Aprobado: 16 de diciembre de 2015

Seleccin de poesa: El camino ndigo de la malva

Es marzo
Se escuchan las pisadas a lo largo de la besana
Es marzo y la erre se requema de dos
a cuatro El polvillo del camino brilla frente a los ojos
Slo hay que llegar hasta el otro rbol
y sentarse a la sombra para que el viento
seque el sudor Al pie del rbol
sentarse y cerrar los ojos
y sentir el rumor pausado del mar

El viento de marzo
El viento fresco de marzo hoy se llama
zozobra A las nueve de la noche
alguien llama entre los rboles
Acaso la lechuza acaso el tordo
distrado Hay una llama
por ah entre los rboles
Ha de ser un lucero
extraviado en la bveda celeste

56

CUARTO DE ESCRIBAS

T de manzanilla
Un t de manzanilla
efusin amarilla
todas las flores a mi boca

Contrabajo simblico
Acidia zigzagueante asedia la zozobra de sesgo
medio atisbo a la media y me babea el ojo
a contrabajo simblico le toco su guitarra
en las yemas yerbe la sangre furiosa y se me sube a la cabeza
y se me cuela por las venas como la lluvia en el barro
y en la tierra reseca me muerdo el labio
y brota una gota roja
roja como la teja
ajeno ajenjo reboza amargo y crujiente
lo estrujo lo amago lo mojo
huele azul como la yerbabuena

57

David Anuar Gonzlez Vzquez


UADY
[email protected]
Recibido: 25 de noviembre de 2015
Aprobado: 30 de noviembre de 2015

Yo, Kukulkn, lo pregunto


Hurgando en las botellas rotas de mi alma
yo, Kukulkn, lo pregunto
indago las negras
avenidas de mi rostro
palpo
habitaciones
desterradas
la ceniza decora las barbas de mi ciudad
yo, Kukulcn, lo pregunto
un momento aqu en la arena
si es de carne, se pudre
si turista, se ahoga

si camino, se corta
nadar en esta casa de sueos
preguntando,
indagando la blancura inmantada

los huesos
los crneos
la gangrena
nuestro tiempo
yo, Kukulkn, lo pregunto

58

CUARTO DE ESCRIBAS

Estela Guerra Garnica


UNAM
[email protected]
Recibido: 17 de noviembre de 2015
Aprobado: 25 de noviembre de 2015

Cantos del naufragio


6
Conquistado el paraso del verbo
el cielo es fugaz esfera.
Hoy amenaza el rondar de hienas.
Quiero regresar al jardn de los geranios,
gozar el olor a tierra fresca donde la media tarde
evapora sueos como vuelo de insectos,
ah donde el agua es inocente.
Oro es el silencio y lo busco,
porque el mundo aqu es un circo perenne,
loca carcajada que desordena el cosmos.

8
Siento un cansancio de cementerio,
de piedra helada. Estalactitas de humo
hieren la atmsfera del da.
Los frutos de la espiga usan al sol para secarse.
Sus pjaros de polvo vuelan dentro de m,
se comen mi savia.
Las amapolas chorrean sangre.

10
Viento golpea contra la montaa,
bajo un sol clavado en el cielo
y el mar es un espejo, bosque azul
que se pierde
entre la inercia de las horas.
Se opaca la ventana,
la humedad impide mirar el paisaje.
Como el tiempo, la poesa se desdibuja
en el salvaje mundo de los hombres:
bombardeo de miedo, llanto entre las sombras
recuerda nuestra muerte.
Acaso podemos olvidarla?
Cmo ignorar el infierno que construimos
justo ah donde soamos el paraso?

Uno se harta de ser fantasma entre neblina,


gusano arrastrndose en la arena
como escoria
Hombre y mujer nos soamos dioses
pero vivimos anclados al suelo.

59

Carlos Pineda
UNAM
[email protected]
Recibido: 26 de noviembre de 2015
Aprobado: 4 de diciembre de 2015

Polvo, llama, mrmol, mantra


a Boccaccio
Guardar silencio
en tanto nuestras lenguas se cuentan de la saliva
cosas.
Dejarles jugar como mar,
como embrujo,
como dos serpientes de agua,
como una camada de acertijos primitivos.

Paladear tu pezn alerta


(faro en la tempestad de los gemidos),
hasta que est listo para germinar
como un cristal de sal,
como un suspiro de piedra.
Oler tu sudor de diosa:
proteo flogisto,
humor primordial.

(Guardar los ojos detrs de cada poro)


Desterrar del cuerpo
todo aquello ausente de nervio;
que el nervio contine en la grieta del muro,
en la raz del sabino camino al infierno.
Tomar suavemente la seda de tu seno:
levantarlo hacia la boca
como se levanta el cliz
en la hora de la comunin.

Seguir el rastro desde el arco del triunfo de tus


pies,
hasta el cliz incendiario
de tu entrepierna temblorosa;
hasta lunecer, hasta ms no saber.
Vencer con un latigazo de inocencia
la guardia florida que resguarda tus noches;
la humedad de tus sueos,
las caricias con la almohada,
con tu mano incestuosa.
Saborear el lcido ocio ofrecido por tu sexo:
dulce pan de tulipn,
canto de cuervo.

60

CUARTO DE ESCRIBAS

Sentir el pulso de la sangre


sitindolo desde adentro.

Gambusinos en busca del Grial,


del origen del gemido.

Justo ah,
donde Dios
puso el ndice el primer da de la creacin.

Que sean viento,


para poder hacerse el amor desde adentro.

Envolverte con mi desierta saliva


para incrementar nuestra sed.
Hacer del amor,
polvo,
llama,
mrmol,
mantra.
Hacer el amor en ese hilo desde
(donde algn da)

Amarnos
como se aman los dioses a nuestras espaldas:
con la carne dispuesta a ser herida,
a sangrar magma.
Amarnos con los sentidos embrutecidos,
consumindonos para la resurreccin.
Amarte a gritos!
Tan slo eso,
y una leve caricia,
es todo lo que te pido.

caer el volatinero,
con las manos atadas a la nuca,
planeando el descenso
sabiendo que las sbanas son la nica red.
Dejar que nuestros cuerpos sean
violento barro,
mineral suspiro,
omnvora desnudez.

61

Santiago Montobbio
Universidad de Barcelona
[email protected]
Recibido: 15 de diciembre de 2015
Aprobado: 16 de diciembre de 2015

II

El tiempo es la pinaza sobre la que los das andan.


De sol a sol trabaja, y es sombra sobre el alma.
El tiempo jams descansa, y en un reloj perdido
detiene de pronto sus latidos. Un corazn
se ha roto. El mundo se ha vuelto de pronto
viejo, y se ha quedado como un juguete
destripado entre los dedos. As es el fin
del tiempo. Igual que el de los sueos.
Este corazn roto se vuelve tambin pozo.
Slo el dolor puede ser tan hondo.

La guitarra es un pozo hondo.


Tiene viento y sueo. El dolor
y los poemas son su fondo.
En ellos vivo, o me escondo.
Adentro escarbo, y llego
al final de la noche o de m mismo, cada vez
ms hondo en ese antiguo pozo.
El alma es el agua que en l
brota. El alma y las palabras.
(La noche siempre las abraza.)

III

IX

La noche te amenaza. Bajo la parra


de su mirada tiemblas y te abrazas.
La piel de esta uva es espera, sabe
mucho a agua, pero perfuma la noche
con su aroma a secreto y a maana.
Me tiendo bajo la parra de la noche,
la mirada que me abraza y en la que an tiemblo
en tu recuerdo. Tu cuerpo es como el verano.
Y yo atravieso montes, valles, lagos mientras
hacia l por el sueo doy mis pasos.
Hacia la parra de la noche
levanto mi mano.

Dame la mano en el verano,


el recuerdo con que en l te abrazo,
el mar de tu mirada y el sueo
de tu cuerpo como una playa
por cuya orilla andara. Dame
la carne tibia de los sueos, la lluvia
en la que muerdo. Dame un labio.
En el poema dame un sol
con que abrigarme en el invierno.
Y el aliento ntimo del tiempo.

62

CUARTO DE ESCRIBAS

Marcial Fernndez
[email protected]
Recibido: 16 de noviembre de 2015
Aprobado: 25 de noviembre de 2015

Blanca lvarez Caballero


UAEMx
[email protected]
Recibido: 14 de diciembre de 2015
Aprobado: 16 de noviembre de 2015

Luca

El Mago

A ella
Le gustan las alturas
guilas, jirafas, mariposas

Quisiera tener a un mago como t,


con esa suavidad en las palabras
para mover un mundo y hacer nica
a cada persona por quien trabajas todos los das.

l, ms terrenal
Descubre en ella
La esencia del vuelo
La msica de los rboles
Los misterios que transforman
l
La mira
Y piensa en esos tigres de siete vidas

Un mago con voz baja,


protector en cada abrazo
esperado o sorprendido.
Un mago de cantera y barro,
de maz y papa, de lea y de ramaje.
Un mago muy humano.

Ella y l
Sienten que, tal vez,
Una de esas vidas sea para ambos
l
Se sabe afortunado
Ella
No sabe si creer
Que, en ciertos mundos,
Las palabras
Ms que palabras
Son conjuros

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Plstica

Tiempo JTB, 2014


Tcnica mixta
Conexiones, 2014
Tcnica mixta

64

GALERA

Lilia Lujn

La obra que Lilia Lujn propone


parece dirigirse hacia un arte tribal,
rupestre y primitivo. Gravita por la
frontera entre la abstraccin y el
simbolismo, ese que deja entrever
la capacidad pictrica de quien posee
el don primigenio, el oficio innato y la
pericia de plasmar el estilo propio, sin
ninguna pretensin o imitacin.
Las imgenes derraman de manera
generosa forma y color. El trazo
es orgnico, ldico, infantil. En
algunas ocasiones contrasta con
una geometra lineal, urbana, dura.
En otros momentos la expresin
fluye repleta de figuras danzantes
que interactan como en carnaval y
deambulan sin preocupacin. No hay
degradados ni mezcla de color sobre
el lienzo; los tonos son directos,
slidos; las formas casi siempre
fileteadas reclaman su individualidad
y el lugar que les corresponde en el
plano; nada destaca ni se excluye en
la composicin.
Aqu presentamos parte de un
trabajo reconocido y aclamado; es la
oferta de una artista autodidacta y
multidisciplinaria como Lilia se define
a s misma, que vale la pena admirarse
y disfrutarse del mismo modo en que
se cre, sin alarde ni prejuicio.

Enfoques, 2008
Tcnica mixta

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Lilia Lujn

Conloquium, 2015
Tcnica mixta sobre tela

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GALERA

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Lilia Lujn

Informalismo DMA2, 2013


Tcnica mixta sobre tela

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GALERA

Vita, 2015
Tcnica mixta
Paz, 2014
Tcnica mixta

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Lilia Lujn

Circus, 2015
Tcnica mixta sobre tela

70

GALERA

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Estampa

El fugitivo
Monotipo

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GALERA

Sara Waisburd

Una caracterstica
importante de cualquier cultura es
su alimentacin. Comenta la artista
visual Sara Waisburd que, durante la
bsqueda de sus orgenes, tom al
chile como figura y tema central para
la creacin de una llamativa serie de
monotipos, donde dej estampada su
muy particular y esttica interpretacin
de dicho fruto; la razn, el chile ha
sido una constante en la sicologa y
el lenguaje del vulgo mexicano, que
lo interpreta simblicamente como
figura flica.
Sara explica que ha encontrado en
dicho tema riqueza y expresividad;
tanto en color tono y saturacin
como en una variedad de formas
colmadas de movimiento y picarda.
Para m este es un tema lleno de
sabor, color y gracia, nos dice.
Por esta razn, aqu en Castlida,
presentamos una pequea seleccin de
su esplndido trabajo con la intencin
de, como dira Sara Waisburd, llenar de
color y sabor estas pginas.

Chile enramado
Monotipo
Chiles charros
Monotipo

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Sara Waisburd

Chiles flacos
Monotipo

74

GALERA

Chile enramado
Monotipo

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Sara Waisburd

Chiles dorados
Monotipo

76

GALERA

Chile independiente
Monotipo

77

Fotografa

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GALERA

Guillermo Romero
Las figuras que Guillermo Romero ha ido recolectando en su ya larga
trayectoria, nos han confrontado con esa realidad que se oculta en
el rito de lo habitual; que se disimula en la sombra de lo cotidiano.
Su ojo avizor es crnica en la ciudad de Tolo; testigo en lontananza
de su tiempo, sus generaciones y su legado.
En esta serie fotogrfica, Guillermo reta a lo divino con la primera idea,
el dogma inicial. La mano y el barro; Dios, Adn y Llith. La pella
manipulada por la pericia del creador; transformada en la argamasa
que se vuelve objeto; se que espera recibir su soplo; el que le d vida
y lo instale, una vez ms, en lo ordinario.

79

Guillermo Romero

80

GALERA

Nota
El presente trabajo fotogrfico corresponde
al Programa de Estmulos a la Creacin y el
Desarrollo Artstico del Estado de Mxico.
Beca FOCAEM 2015-2016

81

Cuento

En Manga de Clavo
Carlos Olvera
La maana del primero de enero de 1832, el general

Carlos Olvera

Antonio de Padua Mara Severino Lpez de Santa Anna y Prez de Lebrn es, a no dudarlo, uno de los ms polmicos
personajes de la historia de Mxico. Alcanz tal gloria como
hroe independentista, que fue nombrado a la postre gobernador de Yucatn y de Veracruz; y tal su ambicin poltica,
que asest un golpe de Estado a Agustn de Iturbide, para
convertirse en Alteza Serensima de Mxico nueve aos ms
tarde. A 222 aos del nacimiento de este personaje de la historia nacional, quien vio la luz primera en Jalapa, Veracruz, el
21 de febrero de 1794,Castlidapublica uno de los cuentos
ms emblemticos de la relacin de Santa Anna con la comida, expresin depurada de su gusto y su forma de gobernar.
Con este relato escrito bajo la luz de Pars, Francia, su autor,
que firm con el nombre de Carlos E. Olvaera Avelar (19402013), gan el segundo lugar de la cuarta etapa delPremio
Juan Rulfo, correspondiente a 1987, promovido por Radio
Francia Internacional, certamen que en esa edicin tuvo ms
de 2200 participantes, de los cuales Olvera lleg a ser el
nico finalista mexicano. Como un homenaje a esa prosa narrativa de exquisita manufactura y asombroso conocimiento
culinario,Castlidarecuerda al escritor mexiquense y le rinde homenaje en sus pginas.

Porfirio Hernndez

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Antonio Lpez de Santa Anna amanece con un gusto agrio


en la lengua griscea, entre los dientes se filtra un eructo,
nacido como una burbuja herrumbrosa en el estmago. Recuerda, de la cena, trozos de pichn nadando en una salsa
oscura. El desayuno que acaban de servirle consta de huevos duros, molletes y pastelitos, chocolate, leche, tortillas y
longaniza frita en chile verde. El general est incmodo: al
chocolate se le ha apagado la espuma.
Yo solamente obedezco al comandante Crisanto Castro, ayudante personal del general Santa Anna, dueo y jefe de esta
hacienda, nombrada Manga de Clavo, en el estado de Veracruz,
Mxico. A pesar de tener slo el grado de capitn, yo soy el
hombre de confianza del comandante Castro. Por ejemplo, me
he enterado de que esta misma semana el general Santa Anna
encabezar el pronunciamiento que, de seguro, le llevar al poder supremo de Mxico. Mi jefe, el comandante, siempre me
repite que nos esperan grandes cosas.
En este momento, mi jefe permanece alerta junto a la puerta de la alcoba del general. Todos los das cuida que no se le
moleste durante el desayuno, hora en que no debe haber en las
inmediaciones ningn tipo de ruido. A las siete y media, puntualitas, llegan cinco muchachas con el desayuno, fuentes con
frutas, jarras de agua caliente y toallas blancas. Mientras unas
descorren las cortinas, otra le da cucharaditas de caf en la
boca y alguien ms le pone las botas o los zapatos, despus de
su toilette. Cuando el seor desayuna y se arregla, ni una mosca debe volar por aqu; esa es responsabilidad de mi jefe, que
es tan ducho, que ya aprendi a adivinar el humor maanero
del general nada ms con mirar los restos del desayuno, cuando pasan de regreso a la cocina. Si se devuelven los dulces, hay
que prepararse para una jornada de dura disciplina; si el chocolate regresa intacto, hay fuego en el carcter; si rechaza los
huevos, una fiesta se avecina, y as por el estilo. Despus del
desayuno, mi jefe debe esperar un rato antes de ser convocado
al despacho para trabajar en el orden del da. Hace un rato, el
comandante me confo cmo ayer por la tarde pudo sorprender
una conversacin privada entre el general y su esposa. Que
se ponen juntos, deca la seora. Que no, replicaba l. Ella
insista, s, se ponen a cocer junto con los hgados, con clavo
y todo lo dems. El general le recordaba: te pasar lo mismo
que con los pollos republicanos, que olvidaste las pasas y las

A las siete y media, puntualitas, llegan cinco


muchachas con el desayuno, fuentes con frutas,
jarras de agua caliente y toallas blancas. Mientras
unas descorren las cortinas, otra le da cucharaditas
de caf en la boca y alguien ms le pone las botas
o los zapatos, despus de su toilette. Cuando el
seor desayuna y se arregla, ni una mosca debe
volar por aqu

[]
Se escucha la tos nerviosa de mi jefe. Seor
general, con el debido respeto le recuerdo que
usted mismo aderez con vinagre y aceite el ltimo
pescado que aqu se sirvi. La voz del general
surge borrosa, como si estuviera frunciendo los
labios, admitindolo: Es verdad, pero slo se
trataba de un experimento creativo

almendras antes de frerlos, y no los sancocharon bien antes


de ponerlos en manteca. Dice el comandante que el general
chillaba de clera y repeta: si me hubieran hecho caso, habran quedado blanditos, blanditos!.
Hoy, cerca de las nueve, iba la seora muy de prisa rumbo
a las habitaciones privadas para dar los buenos das a su marido. l le dara un beso en la frente despus de escuchar el
pormenorizado inventario de la despensa, que ella cuida personalmente. Cuando el general sali de la alcoba, con una caja de
puros bajo el brazo, apurado rumbo al retrete, ella sacudi de
las sbanas algunos trozos de jamn y migajas de pan, como
de costumbre.
Ms tarde, el general, muy impaciente, llama a mi jefe, que
entra en la oficina y cierra la puerta. A pesar de ello, las voces
se escuchan con toda claridad: Tome una silla y sintese, se
escucha la orden. Cuando el general quiere hacer notar sus
treinta y siete aos, habla gesticulando y se le marcan ms profundamente las arrugas a los lados de la boca. Est ah sentado
en un silln pegosteoso de miel y azcar, detrs del gran escritorio cubierto de folios y carpetas manchadas de vino. Ahora le
dice al comandante que ponga su reloj con la hora que marca
la pndola adosada al muro del despacho. Todos los habitantes
de Manga de Clavo que poseen un reloj, deben llevar en l la
hora oficial que rige la vida de la hacienda, aunque el general
mueve las manecillas de la pndola segn su antojo de retrasar
o adelantar las comidas.
El general reitera ante el comandante la importancia de
la reunin de maana. Sigue repitiendo que vendr el padre
Montejaque, que precisamente por eso habr pescado blanco,
que el capuchino adora. Promet al padre una sorpresa digna
de su paladar, dice la voz del general. La de mi jefe pregunta, mansita: Se requiere de procedimientos extraordinarios,
seor? No. Pero ser menester prepararlos para el almuerzo.
Para el almuerzo, seor?. Claro!, grita el general, no
ve que son demasiado ligeros para la comida? Cundo aprender usted, seor comandante pasmarote? Rellenarn cada
pescado con huevo duro picado con perejil, y que los lleven a
la mesa directamente de la parrilla, y que los sirvan con sal,
pimienta y limones rebanados!. Se escucha la tos nerviosa de
mi jefe. Seor general, con el debido respeto le recuerdo que
usted mismo aderez con vinagre y aceite el ltimo pescado
que aqu se sirvi. La voz del general surge borrosa, como

83

Carlos Olvera
En Manga de Clavo

si estuviera frunciendo los labios, admitindolo: Es verdad,


pero slo se trataba de un experimento creativo, de una manera nueva de abordar un problema, una innovacin que todos lo entiendan as!. Luego dicta la receta de una sopa dulce
en vino, y por el momento se olvida del almuerzo de maana.
Mi jefe guarda prudente silencio. Con la intriga floreciendo en
todos los rincones del pas, l tambin maniobra astutamente cerca del general, con un plan que me parece muy bueno.
Hizo traer de Pars unas recetas del famoso maestro de cocina
Careme, las clebres recettes mexicaines, recibidas con el
ltimo paquete de Espaa. Estn ya bajo llave en el gabinete
del comandante Castro. Primeramente quiso obsequiarlas al
general; despus, ms codicioso, aquilat el verdadero valor
de las recetas y decidi comenzar mencionando, como por
casualidad, sabores y condimentos, aromas bsicos. De este
modo, durante los cotidianos paseos, Castro ira provocando
en el cerebro del general las imgenes de los platillos. Bastara con dejar escapar unas cuantas generalidades y esperar el
momento oportuno, cuando el seor opine algo concreto, para
presentarle las recetas reescritas en espaol, asegurndole
que se trata de una recopilacin del saber del general Santa Anna en materia de arte gastronmico. Usted rescata el
caudal de sabores de Mxico, mi general, ensaya Castro ante
su espejo, rescatado por usted para la posteridad; oh, digno
colega del mismsimo Beauvilliers.
Alrededor de la hacienda de Manga de Clavo viven familias
de campesinos, dueos de unos cuantos animales, cultivando pequeas propiedades. Estn ya habituados a los ires y
venires del general Santa Anna, y a su paso hacia el puerto
o hacia Jalapa y Puebla, o de vuelta de Mxico. Escuchan las
cabalgatas nocturnas desde las hamacas, sin dejarse inquietar los aromosos sueos. Gritos de santo y sea. Jinetes
desmontando a la luz de la luna, entre la vegetacin del trpico. Hombres al llamado del general flor de Jalapa, huella
del pie de Hernn Corts en esta arena, hijo de la Vera Cruz,
padrazo de Houston y de Brownsville, tornado del Golfo, del
Yucatn y del Caribe mexicano.
Las once ya. El general deja ir la maana en la terraza poniente. Pasea de un lado al otro instruyendo y dando rdenes a
quienes le rodeamos. Otra vez nos dice que maana ser el da
de la historia, que una nueva era comienza, que ya es tiempo de
dar a los mexicanos el pan que merecen. Una ovacin rubrica

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sus palabras. Aplaudimos todos a una discreta seal de Castro.


El general es muy tajante cuando ordena que sea el capitn
Arruti, en persona, quien abra la cabeza de carnero y la unte
por dentro con chile molido y perejil picado.
Una de las azafatas ms bonitas de la hacienda llega a la
terraza llevando sobre una charola de plata una jarra y vasos de
vidrio. Un tintineo la acompaa durante todo su camino hasta
la mesa, bajo el rbol, donde coloca todo con gran parsimonia.
El general ha dejado de hablar. Serrano, poniendo en prctica
sus lecciones de proteccin y salvaguardia, se desliza rpidamente hacia ella y, con movimiento semejante a una invitacin al baile, la toma delicadamente del talle y la expulsa de la
terraza, en silencio. Toda la operacin no ha durado arriba de
veinticinco segundos, segn el reloj dorado que el comandante
sostiene. El general Santa Anna sonre hinchando los labios,
sin ensear los dientes.
De pronto, disparos. Un estrpito que nos hace correr como
hormigas asustadas, tratando de ubicar la fuente del disturbio.
Desde una esquina de la terraza se ven los pesebres y una era.
De los cobertizos sale gente en medio de gran desorden, movindose en oleadas, saltando en persecucin de un animal semejante al jabal, aunque ms pequeo. Algunas mujeres caen
por tierra cuando tratan de cerrarle el paso. Dos hombres, con
delantales manchados de sangre llegan blandiendo cuchillos.
Los perros ladran sin atreverse a atacar. Nuevas descargas de
mosquetones. Los centinelas han vuelto a hacer fuego, despus de recargar sus armas, acribillando al animal, que muere
tirando golpes con sus colmillos, chillando.
Mataron al coyame!, grita Castro. Ya est un trompeta
de rdenes junto al general, esperando. Santa Anna observa
los sucesos a travs de un catalejo que alguien oportuno le ha
entregado. En la era, los centinelas, aburridos, se retiran. Los
mozos y galopinas miran al animal ensangrentado. Otra vez se
me ordena tomar nota a toda prisa cuando el general comienza
a gritar y a blasfemar. La carne de ese animal es buena de
comer, pero hay que quitarle la glndula de la cavidad de la
espalda! Puede infestar toda la carne!.
Ms tarde, he tenido que seguir escribiendo de pie. El general nos orden seguirle y no perder ni una palabra de lo que
dijera. Escrib incluso mientras caminbamos tras l hasta
la parte posterior de la casa, atravesando el jardn interior,
hasta llegar a las letrinas alineadas contra el muro del fondo.

A pesar de que el general usa el dompedro en sus habitaciones, tres o cuatro veces al da hace del cuerpo en los retretes
del patio. El seor ocupa ahora el lugar del medio, con cabeza
y pies visibles para todos nosotros, ya que la puertecilla del
gabinete slo cubre parcialmente. Una nube de moscas que
relumbran como el cobre revolotea bajo la sombra del cobertizo de palma, sobre las letrinas. El general sigue repitindonos que maana vienen importantes personajes. S, adems
del capuchino, el coronel Landero y el jefe de departamento,
Garay; Castrilln y el comandante de armas, Vzquez, y por
si fuera poco, el vicecnsul ingls, mster Wehls. Ese al que
tanto le gustan los almuerzos al estilo del pas, dice el general, con la voz apretada en un esfuerzo de vapores fermentados. El coronel Landero es gourmet y no deseo quedar mal
con l, sentencia.
Mi jefe est parado fuera de la zona sombreada, dndome
la espalda. Por su nuca corren los hilos de sudor que bajan
desde el quepis y siguen su camino, perdindose bajo el pao
del uniforme, hecho en Londres. Total, despus de todas sus
penalidades, nunca invitan a mi jefe a sentarse a la mesa del
general cuando se preparan asuntos importantes. Lo bueno es
que l, de cualquier modo, recibe su parte de todo lo que pasa
por las manos de los matarifes, cocineros y marmitones. Todos le apartan algo. Otero le guarda los ms gordos hgados
de vaca, o los mejores riones de puerco, o liebratones de los
nacidos en enero
Ha supervisado usted, Castro, la redaccin de la minuta
del almuerzo?, pregunta a boca de jarro. El comandante no
sabe qu decir. No recuerda esa comisin. El calor pica fuerte
y se pega a la piel, fijando el vaho rancio del ambiente. Permtame justificarme, responde, con un temblor en la voz. El
capitn Arruti debi coordinar eso despus de la revista de las
cocinas, hoy temprano. Yo, seor general, en esos momentos
cabalgaba de regreso de Boca de Ro, tras cumplir con un caro
deber de conciencia. S, le responde el general, de sobra
conozco lo caro de sus deberes. Luego le llam lameplatos y
otros feos nombres y orden se le leyera la minuta. Para comenzar, pescado blanco y cabeza de carnero Que aadan
una lengua de ternera en loco!, interrumpe. A continuacin,
las entradas: pato con aceitunas y una marinada a la alemana.
Como supernumerarios, budn de salchichas, embuchados a la
parrilla y una anguila gruesa a la trtara Momento. Un mo-

mento, vuelve a interrumpir el general, para el estmago es


necesario de alimentos ms sustanciales, bebidas generosas.
A todo esto que me endilga aada por lo menos siete clases de
viandas fras y frascos de diferentes vinos.
Llega la seora esposa del general y la junta se interrumpe.
Viene acompaada por un hombrecito amarillento, vestido de
negro. La seora, que nunca se expone al sol, lleva un ancho
sombrero de paja y agita frente a su nariz un pauelito de encaje empapado en perfume. Finge secarse gotitas de sudor.
Siguiendo a la seora y al hombre de negro vienen algunas gentes del pueblo, que desean tratar varios asuntos, y los sirvientes, que colocan taburetes bajo la dama y el visitante de negro.
Mira, Antonio, dice la seora, este es el licenciado Santitos de la Parra, que trae mensajes de personas notables de la
capital. ste, que ya estaba sentado, se pone de pie y recita lo
que deba expresar, como todo grandilocuente. Que si la proclama, que si hay que redactarla de inmediato, que las copias
para los peridicos de Veracruz, Puebla y Mxico
Comandante Castro, ordena el general sin responder a la
perorata del licenciado, la anguila debe ser servida con mantequilla de anchoas. Tambin que preparen un atn marinado
en aceite.
Seor general Santa Anna, insiste Santitos, considera
usted pertinente que mencionemos en la proclama los atropellos cometidos contra la Constitucin?. El seor no responde. Su ceo se arruga. Su atencin est en los sonidos gorgoteantes superpuestos a las voces.
El almuerzo habr de ser amigo del estmago y de la imaginacin: agradable al gusto y fcil de preparar. Que en un
pequeo volumen contenga los principios nutritivos para
esperar sin impaciencia una comida tarda y que, al mismo
tiempo, no sea tan slida como para impedir hacer honor a la
otra. Que el pueblo mexicano ya est cansado de los atentados contra las garantas pblicas e individuales. Gelatina de
cochinito, escabeche para besugo, gallinas en busto, quenelles aguados, solomillo al asador, perdices rojas, lenguados
fritos, ajenjo, vermut, madera, jerez, chablis, pouilly, barsac,
langon, el relevo de cabeza de ternera en tortuga, el republicanismo, la pieza de buey en escarlata, la pierna de nsar
en sustancia de garbanzos, el asado de capn, coliflores a
la mantequilla, bacalao encostrado, piernas de pollona con
pepinillos, gibelote de gazapos.

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Fotografa

Mujer tarahumara
Contempalcin
Cuidado con el tren

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GALERA

Anglica Chvez

Su obra es una expresin honesta y de un


planteamiento tanto ideolgico como esttico de
fuertes cimientos. La artista edifica un vehculo de reformulacin simblica en torno al individuo y su entorno, as como su asimilacin particular al trasplantarse
dicho individuo a un sitio distinto, en el cual sus races
se convierten en una figura vital. Incluso antes de fijar
la vista en la profundidad semntica de las obras, y
dejando en espera el contenido sociocultural que cada
pieza ostenta, es posible entender de cierta manera
hacia dnde se dirigen estas representaciones que obviamente no son una parca imitacin del mundo, sino
que trascienden los niveles ms bsicos de exposicin
psicolgica y esencial logrando una estampa an ms
transparente que la de la realidad misma. Cada imagen
es entonces una explosin de la naturaleza y una muestra tangible de los sentimientos que Anglica busca
proyectar con una propuesta que aborda la imagen de
modo muy personal, manejada con sutileza. Por otro
lado, si reparamos en el sentido de la obra, hablando ya del discurso visual que Anglica describe con
cada elemento y la relacin que forman entre s, puede
mencionarse una alusin delicada hacia un replanteamiento del arraigo e incluso nacionalismo como rasgo inherente al individuo. A pesar de tratarse de una
artista joven, su visin artstica e intelectual se nos
muestra profunda y con una consciencia abrazadora.
Anglica muestra el valor de la luz que el arte brinda
para esclarecer comportamientos y fenmenos sociales. Es claro que estas obras son explotadas hasta sus
ltimas consecuencias (positivamente, claro) logrando un equilibrio asombroso entre el contenido superficial, es decir, la pieza en s y el trasfondo simblico
que va ligado a los elementos de ndole cultural incluidos con mesura, pero con determinacin.
Gerardo Crdenas Robles

Aldea, Chuhuahua

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Cuento

La frialdad
Adn Echeverra
[email protected]
Recibido: 12 de noviembre de 2015
Aprobado: 4 de diciembre de 2015

Todo apuntaba a una historia que ocurriera como un cuento de hadas, clido en el
roce de las pieles, polvo de hadas que va cubrindolo todo con su magia, como algunos
dicen; o echarse un polvo, como igual le llaman a lo que hubiera sido la mejor manera
de mantenerse en la cordura y ahorrarse los
problemas del corazn; sexo sin compromiso
como el que se alquila o el que se oferta en la
internet, pero no, uno siempre tiene que seguir
los instintos y desobedecer flagrante las ideas
del cerebro. Echarse un polvo y no volverse a
ver era la consigna para ella, cuando termin
de baarse aquella tarde, mirarse hermosa en
el espejo y saberse plena, dispuesta para la cacera; pero en vez de eso aquella tarde intercambiaron telfonos despus del tercer caf,
seguido del Cundo nos vemos, en dnde, para
concluir en un Pasar a tu casa esta noche, y
aquel Esprame, que luego nos avienta sobre
una relacin de pertenencias y desesperaciones por verse ms seguido, porque la cacera
termina cuando las mujeres deciden mostrarse
presas para cazadores ms experimentados, y
haba que reconocer que aquel hombre lo era.

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Haba un inconveniente para toda aquella felicidad que se


haba dibujado en sus ojos y bien que lo saba, pero decidi
ocultarlo y devolver abierta la sonrisa a ese Hola que leyera en
los labios del hombre de barba desordenada, que le miraba con
alguna discrecin ah en la fila, en ese caf a donde fue para
darse la oportunidad de relajarse mientras robaba algunos minutos de su almuerzo antes de volver a la oficina. Pero qu poda significar aquel pequeo secretito de cuatro aos que cada
viernes se quedaba en casa mirando la televisin, jugando con
la sobrina antes de irse a dormir bajo la voz juvenil que la haca
de niera: Mami vendr ms tarde, mami saldr a cenar, pero
yo estoy aqu botoncito de azcar. Qu escollo podra ser su
hijo para aquella noche de decisiones tomadas bajo la regadera
(Hoy s quiero disfrutar de un hombre que no sea todo ltex),
para dejarse sonrer por ese hombre entallado en mezclilla, con
aquella sonrisa y ese atrevimiento que le doblara el orgullo de
fmina liberta ya del patriarcado; el pequeo no sera inconveniente para la travesura de una sola noche.
Ella al igual que muchas ellas que quiz usted conozca,
tena un hijo aunque no se le notara en la sonrisa ni en los
ojos, y mucho menos en ese cuerpo que era todo un amasijo de pasin rebosndole la ropa, tan deseosa de presentarse
desnuda en los espejos de algn techo, para la rapia mirada
de un hombre que supiera aquilatar su entrega; quera ser ensalivada, tener unas manos rudas y speras que le apretaran la
carne. Para qu tanta lindeza en los centmetros de piel cuajada
en estereotipos de belleza, si no era para ser tocada y disfrutada en la hombra de algn malnacido de pene colgante. Hola,
haba dicho l mientras esperaban el caf en la fila, dispuestos
cada quien a leer su propio libro en alguna mesa (era la trampa,
el montaje del libro siempre daba resultado), en cualquier rincn que les brindara silencio y un poco de paz, al menos para
ella que deba volver a la oficina por unas horas ms, antes de
poder pasar a la guardera por su pequeo y de ah a la casa;
pero en vez de leer comenzaron la escritura de una historia en
las hojas blancas que el otro haba ofrecido con sus ganas y
emociones abiertas, y dispuestas a ser pintarrajeadas.
Ante aquel saludo ella no pudo prever algn futuro de nubarrones oscuros ni paredes hermticas de fro metal que la
derrotaran, y tambin avent su propio Hola cargado de coquetera, soplado por encima del caf humeante que le acababan de servir, y camin hacia su mesa, esos pocos pasos

que caen como copos de nieve en la calentura de cualquiera,


derritindose, y dejando en cada gota una invitacin para ser
alcanzada. Ella acept la invitacin (y el reto), consigui a su
sobrina como niera, y se dio un jabonoso bao anticipando
sus deseos (si se presenta la oportunidad, la tomar).
El saludo bast para que aquella idea de cazadora, de presa,
de vamos a engodar el agua de las posibilidades, tuviera significado: l acudi puntual a la mesa donde los dos pudieron descubrir y extender sus cartas de vida con alguna historia inicial,
que tal vez no fuera la verdadera, ni siquiera la ms actual sino la
tantas veces ensayada para cuando se pudiera conocer a un nuevo prospecto. No hablar de las pasadas relaciones, era siempre el
argumento ttem, y aunque quiz s se pudieron contar sucesos
personales ninguno de los dos tena porque ser ni la mitad de
honesto. No eran unos prvulos y saban que al poco tiempo si
volvan a verse podran preguntarse internamente arrepentidos
el Por qu le he dicho tanto de m en esa primera pltica.
Para qu decir que tena un hijo, para qu decir que slo
quera coger, que deseaba ser cogida, todo se trataba de una
noche y de un hombre que no fuera todo ltex, para descansar
un poco de aquel dildo que le mantena tranquila la furia semanal del sexo, porque todo era pasarla dedicada a su pequeo.
Pero la hipocresa social es un principio necesario (acaso l no
quiere lo mismo, una noche de sexo y nada ms), y todo lo que
se deja avanzar luego de la primera vez, sucede debido a la
confianza que se crea por el jugo hormonal que maldita sea
la hora comienza a desbordarse: se gustaron desde el inicio
y quisieron repetirse en los ojos del otro, cuantas veces fuera
necesario: Qu hars este fin de semana. Nada. Puedo verte.
Est bien. Y al da siguiente. Claro. Y si desayunamos y te llevo
luego al trabajo. Perfecto. Y la trampa se haba cerrado sobre
su pie, se haba instalado en aquella sonrisa que no se le poda
quitar ahora del rostro. Se saba feliz pero habra que contarle
que tena un hijo.
Usted lo sabe bien, porque al igual que nosotros habr escuchado que es fantstico cuando un hombre se decide a vivir
con una mujer que tiene hijos. Las mujeres todas suspiran, los
hombres dicen: Qu ganas, cabrn, qu ganas!, pero esa piel
bien lo vale, si se trata de echarse la cuerda al cuello, cualquiera te la acerca; y hasta la sociedad afirma: Qu gran muchacho,
con su brazo protector ha venido a terminar las angustias de la
mujer abandonada, dentro de su pecho de roble guardar aquel

amargo pecado que esa pobrecita le ha endilgado a su familia;


l se ha portado como el mismito San Jos, que cubri las
apariencias zooflicas entre aquella diremos virgen, para mantener la tradicin y aquella blanca palomita. Y el hombre de
esta historia estaba ah, dispuesto y caballero, apuesto y gentil.
Y la mujer dobl las pestaas, revent toda en un suspiro y
haciendo a un lado su enorme fortaleza de madre soltera capaz
de salir adelante sola, se precipit en un: Va! Y luego de unas
pocas salidas, de que l se decidiera a conocer al hijo: Cul es el
problema, lo podemos llevar al cine, le podemos comprar algn
juguetito, una de esas pistolas que al apretar el gatillo enciende lucecitas, y de ver a su hijo y a su novio convivir tan lindos,
no quiso pensarlo ms y se largaron a vivir juntos.
La tercera semana de amores suburbanos, subcutneos y
submarinos se derram la mala nota dentro de aquel apartamento de dos recmaras en el piso ms alto de un edificio moderno,
que el hombre haba dispuesto para que ella se mudara con su
hijo. Y pas de ser una historia para irse acomodando a ser familia, e irse descubriendo en cada rincn de piel y pensamiento,
de ste puede ser el cuarto del nio, y este otro, con la enorme
cama, ser el nuestro, a ser una nunca imaginada pesadilla. Ella
solo rea, o es que aquella mueca toda sonrisa se haba vuelto
una costra en su rostro. Llevarse las pocas cosas que tena con
su hijo en aquel cuarto que le prestaba la familia para habitar
con su hombre un piso entero en un edificio en la mejor parte de
la ciudad. La tranquilidad que representaba saberse duea de un
espacio propio, como l se lo haca sentir, subir por los elevadores sin ser vistos, en esa privacidad que le brindaba estar en el
ltimo piso, quin sube al ltimo piso sin ser invitado. Pero toda
esa felicidad terminara porque el nio rompi con el esquema
del romance entre la madre y el novio amante dueo.
Cuando el pequeo comenzaba a lloriquear de hambre o de
miedo o de tristeza o por el capricho de no quedarse solo en su
cuarto la madre sola correr a calmarlo: Djalo llorar, si corres a
verlo lo seguir haciendo. Ya se acostumbrar. Pero ella se vesta con aquella bata transparente y se bajaba de la cama Tengo
que verlo, que tal si le pasa algo; y con aquellos berridos que
el nio lanzaba pidiendo por su Mam, Mam, Mam, callaba
las voces de ratoncitos melosos que se iban devorando poco a
poco entre las sbanas, ah en la recmara nupcial de seda color
vino y puerta cerrada en la privacidad; aquel llanto iba creciendo
poderoso desde los pulmoncitos y clausuraba aquellos gritos

89

Adn Echeverra
La frialdad

del orgasmo que terminaban por ahogarse en la garganta, en la


punta de la lengua, en el bien lubricado y ya violeta glande que
se quedaba a casi, porque ella detena el movimiento de caderas
y abra los ojos alerta, al escuchar al hijo, como un venado que
ha sido alumbrado por los faros de un carro a media carretera,
para escuchar atenta y descubrir o intentar descubrir la razn
que asustaba a su cro y lo haca llorar. Tengo que ir a verlo,
disculpa, es mi hijo.
Y cuntas erecciones perdidas tras una mujer que tena
que desprenderse de su erotismo, vestirse de mam con su
batita blanca, transparente, para correr a arropar al nio que
se despertaba cuntas veces en la noche. Para recogerlo del
suelo, ah en el pasillo donde se estaba acostadito, como un
cachorro que dejaran fuera de la casa, afuera de la recmara; levantarlo y en el abrazo decirle Ac estoy, no pasa nada,
tienes que dormir en tu cuarto como nio grande, qu haces
tirado en el pasillo si tienes tu camita abrigadora, s valiente,
no te va a pasar nada, estoy en mi cuarto, y t en el tuyo,
tan slo durmete y djanos dormir a nosotros tambin. Era
necesario poner un alto, y el hombre fue a meterse bajo la
regadera, para luego tomar su parte de la cama y dormirse
masticando algn pequeo drama.
Las noches pasan con esa lentitud que tienen los pensamientos que se enciman unos sobre otros y que aletean por
la casa buscando una salida: es el insomnio que provoca el
silencio que aparece en la pareja. Qu puede decir ella ahora,
qu disculpa puede ofrecer a un hombre que se cierra en el
mutismo y le da la espalda. Con cada minuto que los relojes
caminan, la mujer se mira asustada por no poder compaginar
aquello de darle las buenas noches tanto al nio como al hombre del que se siente vulgarmente enamorada. Con el paso de
las noches y la repeticin de la actitud del nio ella fue expulsada de la recmara: Qudate con tu hijo, no vengas a meterte
a mi cuarto, si no puedes educarlo para que est solo, a cada
rato te levantars y jams podremos disfrutar el uno del otro.
No es lo que quiero. Ninguno de los tres lograremos conciliar
el sueo. Vete con l y djame en paz.
Sabas de mi hijo.
Y t, mis ganas de ti.
Lo dormir y volver contigo.
Has arruinado el momento, durmelo y maana buscaremos alguna solucin.

90

Arruin el momento?
No pensars culpar al bebo, verdad? y el hombre cerr
la puerta.
La mujer se meti a la cama con su bebo, lo apret a su
pecho, y mientras senta y disfrutaba la respiracin calma de su
hijo, poda sentir bajo la tela del pijama, sus rozados pezones aun
ensalivados por su hombre, ese hombre escondido en su guarida
como un terrible ogro odindola; ella lo saba y se acariciaba los
pies el uno con ayuda el otro, tratando de darse algo de consuelo
para intentar entender el cambio en su pareja, el cmo era posible que no pudiera entender que el nio tiene miedo de estar
solo, claro que quiero estar con l, acaso no se da cuenta de mis
ganas?, que tambin deseo tenerlo dentro de m?, de entender
cul ha sido el motivo del disgusto de su hombre. El insomnio
daba vueltas a la casa, y no fue sino en la luz creciente de la madrugada con el amanecer colndose por las ventanas que salt
de nuevo hacia la recmara para reparar el dao con ese sexo matutino que saba que su hombre disfrutaba. Pero aquel se haba
metido de nuevo a la regadera, castigndola, y le haba gritado
que algo hiciera para el desayuno. Ella tendra que ser paciente
para sentirse de nuevo acariciada al caer la noche, para de nuevo
ser penetrada por aquel toro que le haca doblarse de rodillas.
Comer en el trabajo y sali sin darle un beso, dejando
el desayuno y la angustia servidos en la mesa.
El da pas amargo apenas, porque los juegos constantes
del nio la entretenan y le hacan olvidar de a poco el mal humor de su pareja, ella poda entretenerse en cunta cosa pudiera realizar para la casa: arreglar las cortinas, barrer, acomodar
los libros de su novio, recuperar un pequeo espacio para los
juguetes de su hijo, lavarle la ropa, cocinar siempre los platos
que sabe que l disfruta, y estar lista y baadita para cuando
l pudiera regresar.
El hombre volvi del trabajo con una caja de metal de apenas un metro y treinta centmetros por cada lado; del lado contrario de la puerta tena un mecanismo que permita abrir unos
pequeos orificios que dejaran pasar el aire; a ella le pareci
una caja fuerte extraa, hasta que l le contara para qu la
haba mandado construir. Hasta que tuvo que mirarla como la
jaula que era. No quiso preguntar ni intentar algn reclamo,
vea al hombre entusiasmado contndole y le pareca irreal. Ella
pudo decir que era una estpida idea, que cmo se haba atrevido siquiera a sugerirlo, que se poda meter la caja en el culo

o por donde mejor le cupiera pero que ella coga a su hijo y sus
pocas cosas, y ahora mismo se largaba para la calle, aunque no
tuviera a dnde ir, aunque tuviera que dar pasos de cangrejo,
doblar la cola y pedir apoyo a la familia, regresarse de nuevo al
cuartito que le prestaban, volver a conseguir empleo y pedirle otra vez a su sobrina que cuidara del pequeo mientras le
consegua de nuevo guardera. Pero tras las palabras que escuchaba de su hombre mir esa ira de animal rabioso. T fuiste
quien me busc, recurdalo bien, quera gritarle, en aquel caf
yo ni siquiera haba notado tu presencia y ahora me traes una
caja de metal para meter a mi hijo cuando te moleste, y no escucharlo cuando pida a su madre? Cmo te has atrevido, ests
enfermo. Pero la mujer baj la cabeza como un ganso envejecido, mintindose en el amor que le haca cosquillas en la nuca.
Despus de cenar juntos los tres, y de ver un poco de
televisin, el hombre puso el cuerpo dormido del nio dentro
de la caja de metal, para al fin poder gozar de su mujer sin
interrupciones. Hacerle el amor o devorarle la tica, el orgullo, el alma toda. La primera noche apenas era un sordo llanto
el que se escuchaba desde la caja, y cuando la mujer quera
atreverse a ver si el nio estaba bien, su hombre le llegaba al
fondo y ella cerraba los ojos, los odos, cerraba el corazn y
slo eran golpes mudos atorados en las fras paredes metlicas
del cubo. Sonidos todos que crecan dentro de la cabeza de la
mujer, que ya no alcanzaba los ojos blancos del orgasmo pero s
a herirse la lengua desesperada por ignorar a su hijo, porque a
pesar de todo, la mujer gozaba, para qu negarlo; y mantena la
tenue esperanza de darle gusto a su hombre; y luego del coito
salvaje, poder sacar a su hijo de aquella prisin apenas amaneca, pegrselo al pecho y llevarlo a la cama para devorarlo a
besos: Todo va a estar bien, pequeo, todo va a estar bien. Su
hombre sonrea.
Las noches se fueron repitiendo, el hombre llegaba y despus de cenar meta al dormido nio a la caja. As ocurri las
dos primeras semanas, para luego reclamarle a la mujer el Por
qu diablos no lo has metido, por qu tienes que esperar que
llegue a casa, no soporto verlo, me fastidia su presencia; Tiene
miedo, podemos dejarlo fuera esta noche?, se portar mejor,
lo puedo asegurar; pero no haba razones que pudieran admitirse. El nio pasara las noches adentro de la caja. Los das se
volvieron un desequilibrio que giraba frente a sus ojos, en el
espejo de su cama, en las noches de su angustia porque aquel

hombre se mostraba tan dueo de s, enamorado, tierno; ahora


eran slo ellos dos, como debieron serlo siempre. Y ella se mostraba radiante o eso sospechaban los vecinos, las pocas veces
que los llegaron a mirar salir al cine, o caminar de vuelta de
alguna cena romntica, sin sospechar que la tena prisionera
mientras la presuma satisfecho.
Despus del desayuno, cuando l se iba a trabajar, ella gritaba su desesperacin para escapar; corra hacia la caja para
abrirla de inmediato. Hasta que una maana l decidi que no
le dejara la llave, el nio tena que permanecer encerrado todo
el da, todos los das por el resto de su vida. Quiso pedir ayuda pero el departamento estaba cerrado, su telfono mvil sin
crdito, y al abrir la lap top pudo constatar que haban cambiado la clave del wifi. El sueo se haba clausurado. ste era
un hombre terriblemente loco por el amor de su mujer, todos
los que los conocan podran confirmarlo si fuera necesario,
terriblemente loco y apasionado; un loco del que tendra que
escapar, pero ya no hubo tiempo. No poda encontrar alivio en
el llanto, mientras no encontrara la manera de abrir la maldita
caja y sacar a su pequeo; aquello de vivir en el piso ms alto
del edificio tena sus desventajas, Nadie tiene porque subir sin
haber sido invitado, y la puerta de casa se mantena cerrada
para sus gritos. Era intil, los gritos de Es mi hijo, scalo,
scalo de ah!, terminaban en sangre y moretones, seguidos de
violentos besos, penetraciones a la fuerza, y aquella alegra del
que posee un cuerpo con violencia.
Los das iran pasando y ella perdera la cordura dentro de
esta relacin en la que era rehn y en la cual haba condenado a su pequeo; las uas se le quebraban araando la caja:
Mam, mam, escuchaba todo el da, y se esconda de aquel
hombre cuando regresaba, pensaba en matarlo pero aquel regresaba a gozar su cuerpo, aunque ella no estuviera dispuesta.
Cllate mujer, si no tienes cosas lindas que decir de m, mejor no digas nada, ya termina con ese repetido Saca al nio,
demasiado hago dndoles de tragar a los dos. Te ped que lo
educaras y no quisiste, es mi turno de ensearte lo que es la
domesticacin.
La mujer no tena palabras de consuelo para su hijo prisionero; aquello de slo ser cosa de unos das, velo como
un juego, se ir acostumbrando a ti, eran ahora un rutilante
infierno. El nio iba decreciendo en el abandono, y la desgracia. Saqumosle un rato, te lo suplico, y l accedi de mala

91

Adn Echeverra
La frialdad

gana, Slo mientras veo el ftbol, y le lanz las llaves. Las


cogi hecha en un mar de mocos y corri a sacar a su hijo
sucio de orines y caca, con el rostro descompuesto, las carnes
plidas, la mirada perdida de ojos amarillos que se cerraban
y apretaban, y el continuo sollozar de dolor en las articulaciones por estar doblado siempre en ese ptrido agujero: Lavars
la maldita caja, y en la noche espero que ese chamaco est
limpio y de nuevo a donde pertenece; y el maldito rea ante la
ocurrencia. No lo quiero volver a meter. Lo que t quieras no
es algo que tenga que discutir, te he dicho lo que hars. No
esperes que termine el partido y me levante para hacer lo que
te he ordenado. Habra que escapar, pero cmo, el a dnde no
era importante.
Aquellos ojos y aquel cuerpo cada da menos acostumbrados a la luz, en el desarreglo de la mente, con el alma empobrecida marcaban los poco ms de quince das de un infante
que sobreviva dentro de una caja de metal, de un nio que
haba sido destruido dentro de la oscuridad. Al caer la noche
y terminar el espectculo del soccer, l haba golpeado a la
mujer para luego encerrarla en el bao, tomar al nio y lanzarlo
dentro de la caja. Desndate mujer que ahora vuelvo, haba
dicho, mientras le arrebataba al nio dbil que apenas poda
mantenerse despierto. Cerr la puerta de la caja y aun le grit:
Maldito escuincle ya te hiciste caca otra vez.
La escena muestra al hombre llegando a casa con un ramo
de flores para su mujer. La mujer duda de lo que juntos han
cometido, y se decide. Dos noches le dur el novedoso insomnio y aquella idea fue creciendo en algn rincn de la casa, los
llantos de su hijo la acechan constante sobre los besos de su
mortal enamorado. La madre ya no puede, se arma de valor,
pero no para enfrentar al hombre, sino para huir, abandonando
al hijo; porque cmo podra ella sola ayudarlo a sobrevivir, lo
baa y lo pone en la pequea cama de su cuarto, le acaricia y
lo va mimando. Todo va a estar bien. Pero la fuga corporal no
se consuma. El hombre regres al bao y la encontr desnuda
y desangrndose en la pileta. La mira desde el quicio de la
puerta: Hija de puta, dice entre dientes, y cierra la regadera
dejando que la sangre se acumule al borde de la alcantarilla.
Toma el cuerpo de la mujer en brazos y encuentra con la vista
el arma: un cepillo de dientes roto por el mango, el filo del
plstico ha sido mortal, como el amor. Maldito escuincle, hay
que darle de comer, por cunto tiempo ms.

92

Slo pasaron tres noches de ignorar la caja y limpiar bien


para evitar olores. Los nueve pisos por debajo del departamento, de aquel hogar que se haba atrevido a fundar eran suficiente barrera para los curiosos. Tres das y a la cuarta noche
una nueva hembra en casa a quien poderse dedicar. Y bien que
supo amarla, como antes, como siempre, de nuevo, tan lleno
de energa. Otra mujer en su cama que se miraba rindindose
a esa droga que algunos llaman amor. La noche fue toda terremoto. Y al amanecer, la nueva mujer camin de la habitacin a
la cocina por un vaso de leche fra. El hombre toro de vidrio
e insanamente hermoso desparrama su desnudez entre las
sbanas de la mojadsima cama. Ella lo mira de cuerpo entero
y en su soberbia sabe que pudo hacerlo feliz, que puede hacerlo feliz si las cosas se repiten, porque ella era responsable
de aquella flacidez y aquella calma que muestra el cuerpo del
aniquilado mancebo.
Un pequeo ruido apagado llama su atencin en la otra recmara. La caja metlica es el nico objeto en el centro de la
misma. Se acerca y pega el odo a su frialdad, trata de escuchar.
Quiz se tratara de la caja fuerte, As que es rico; pero sabindose una extraa que decidi irse al apartamento del hombre
que llevaba cortejndola apenas quince das, supo que algn
secreto debera contener.
Adentro se esconde el amor
Ella sonro al verse descubierta husmeando, y dio unos pequeos saltitos juguetona para apartarse de la caja: No quise
ser chismosa; sent curiosidad.
No te preocupes. Voy por las llaves para que mires dentro.
No tienes por qu.
No quieres conocer el rostro del amor?, haba dicho l
mientras meta la llave en la cerradura. Ella camin unos pasos
para situarse a la espalda de l.
Ahora lo conocers. El amor, o al menos, por estar ac
metido podramos pensar que es el cadver del amor. Ac
lo mantengo, para jams olvidarme de que he amado y bien.
Quieres ver?
Le pidi que se acercara, y al abrir la caja y ella agacharse
para mirar adentro, el hombre la empuj hacia el fondo. Ella
cay sobre el cadver de la anterior mujer, aquella madre que
haba sido tan feliz en aquella fila del caf, y mientras el hombre
cierra la puerta, la nueva mujer pega de gritos y patalea hasta
que siente los dedos de una manita que le toca las piernas.

Colaboradores

Adn Echeverra. Doctor en Ciencias del


Mar. Premio Estatal de Literatura Infantil
Elvia Rodrguez Cirerol (2011), Becario
del Fondo Nacional para la Cultura y las
Artes (FONCA) en la categora Jvenes
Creadores en la disciplina novela por su
proyecto Generacin de Arena(2005).
Ha publicado libros de poesa, cuento y
novela. En literatura infantil public Las
sombras de Fabin (2014), cuento ilustrado por Steffy Burgos.
Anglica Chvez Blanco. Investigadora y
artista visual. Egresada de la Facultad
de Artes de la Universidad Autnoma
de Chihuahua. Se ha dedicado a la investigacin y a la creacin plstica y
visual en torno a la potica del cuerpo,
la condicin humana y en las interacciones multidisciplinarias entre el arte, la
tecnologa, la naturaleza y la sociedad.
Beneficiaria por el Fondo Nacional para
la Cultura y las Artes (FONCA).
Benjamn Torres Melndez. Licenciado en
artes visuales por el Centro Morelense de
las Artes. Ha participado en varias exposiciones colectivas. En 2014, su trabajo
fue reconocido y seleccionado para formar parte de la IV Bienal de Artes Grficas Shinzaburo Takeda.
Blanca lvarez Caballero. Poeta y ensayista. Obtuvo la Presea Zinacantepetl,
Artes y Letras Matilde Ziga Valds,
en 2015, y la Presea Ignacio Manuel
Altamirano Basilio, en 2005. Becaria
por el FOCAEM en 2004, 2007 y 2011.
Ha publicado los poemariosAmanecer
incierto y solitario (IMC, 2001),Ausencia del marino(IMC, 2004),Odiseo

regresa(IMC, 2008) y el libro de ensayos Imgenes lumnicas: ocho escritores representativos en el Estado de
Mxico (1960-2010)(IMC,2011). Ha
publicado reseas, artculos, ensayos y
poemas en medios impresos nacionales
e internacionales como La Colmena,
Ciencia ergo sum, Destiempos, Norte/
Sur, Letralia, Acequias, Dilogos latinoamericanos, entre otras.
Carlos Pineda. Maestro en letras latinoamericanas y doctorando del posgrado en estudios latinoamericanos,
UNAM. Es autor de los libros de poesa Imago(UAM, 1997);Escenas en
el proscenio(UNAM, 2000);Antologa
perpleja(2004);Silencio: el silencio
(EDL, 2010);De natura sonoris (o el
Minotauro fuera de su laberinto)(CONACULTA, 2016);Eres Eros (Ostraco,
2016);Kammermusik, Pliegos de la Visin, Espaa. Las antologasAnuario de
poesa mexicana 2005 (FCE, 2006);Un
orbe ms ancho, 40 jvenes poetas
(1971-1983)(UNAM, 2005). Gan en
1996 el concurso de poesa de la UAM,
en 1998 el primer lugar en el Concurso Nacional de Poesa Rubn Bonifaz
Nuo. Ha publicado enRevista de la
Universidad, Artes de Mxico, La Jornada Semanal, Biblioteca de Mxico,
Peridico de Poesa, Casa del Tiempo,
Punto de Partida, Pauta, Tierra Adentro, Castlida yVoices of Mexico.
Celene Garca vila. Doctora en literatura hispnica por El Colegio de Mxico.
Fue miembro del Sistema Nacional de
Investigadores de 2008 a 2012. Fue profesora de espaol para extranjeros en la

Universidad de Harvard (2003-2004).


Actualmente es catedrtica de tiempo
completo en la Facultad de Lenguas de
la Universidad Autnoma del Estado de
Mxico. Ha publicado poesa, reseas y
artculos acadmicos desde 1990, tanto
en Mxico como en el extranjero. Ha colaborado en revistas como La Colmena,
Castlida, Anales de Literatura Hispanoamericana (Universidad Complutense
de Madrid), Nueva Revista de Filologa
Hispnica, Actual (Mrida, Venezuela),
Mutatis Mutandis (Universidad de Antioquia, Colombia), La Jornada Semanal,
entre otras. Una muestra de su obra
se encuentra en el libro Espiral de los
latidos (CONACULTA, 2002), as como
en Luces y sombras hispanas (Madrid,
2004). En el Instituto Mexiquense de
Cultura public A la orilla del lago congelado (2006). Su ltimo poemario se
titula Territorio verde (Trajn, 2014).
David Anuar. Licenciado en literatura
latinoamericana (UADY). Estudiante de
la maestra en espaol (ENSY). Becario del PECDA con Cuaderno Cancn
(2012) y la novela Los escribanos de
la selva (2015). Ganador del Concurso
de Cuento Corto Juan de la Cabada
(2011). Autor de la plaquette de poesa
Erogramas (2011), de los libros: Cuatro
ensayos sobre poesa hispanoamericana (2014), Bitcora del tiempo que
transcurre (2015) y Memoria de Gabuch (Crnica de Koppara).
Delfina Careaga. Mxico, 1937. Su obra
abarca historieta, cuento, novela, teatro y guin cinematogrfico. Obtuvo el
Premio Nacional de Teatro Emilio Car-

93

Colaboradores

ballido, por su texto dramtico Una tal


Raimunda, el Ariel de Plata por su guin
La ta Alejandra, la Presea del Estado
de Mxico en Artes y Letras Sor Juana
Ins de la Cruz, entre otros reconocimientos. Cuenta con diecisis libros publicados y cinco puestas en escena. Escribi cinco obras de teatro en coautora
con el maestro Esbn Gamaliel.
Ernesto Alva Franco. Artista plstico e
impresor, egresado de La Esmeralda
(ENPEG) y del taller de grfica Caracol
Prpura. Su trabajo lo ha desarrollado
en las tcnicas tradicionales del grabado y el dibujo. Ha expuesto de manera
individual y colectivamente en Mxco,
Guatemala, Canad, Espaa y China. Es
parte del colectivo Ojo x Ojo y fundador de la Trampa grfica contempornea en el Centro Histrico de la Ciudad
de Mxico. Ha sido reconocido en eventos como la Primera Bienal de Estampa
Contempornea Mexicana 2009, donde
recibi el primer premio. En 2013 fue
galardonado con una mencin honorfica durante la Primera Bienal Internacional Jos Guadalupe Posada.
Estela Guerra Garnica. Poeta. Sus poemarios ms recientes son Das de luna
y polvo (IMC, 2010), La noche de las
magnolias y otras mujeres (Verso destierro, 2014), Niebla en el camino.
Cuentos y relatos urbanos (UNAM,
2008) y La adolescencia tras el muro.
Relatos (2011). Tambin ha publicado
en diversos medios impresos y electrnicos en Mxico y otros pases.
Felipe Vzquez. Escritor y poeta. Ha publicado los libros Tokonoma (1996), Signo
a-signo (2001), Archipilago de signos
(1999), Juan Jos Arreola: la tragedia
de lo imposible (2003), Rulfo y Arreola:
desde los mrgenes del texto (2010), y
Cazadores de invisible (2013).

94

Gabriel Rodrguez Trinidad. Artista plstico. En 2007 fue galardonado en Acapulco, Guerrero, con el Premio al Mrito
Juvenil por 26 grabados que integran la
coleccin Un sueo en el tiempo, que
posteriormente expuso en la ciudad de
Chicago, Illinois.
Gabriel Trujillo Muoz. Poeta, narrador
y ensayista. Profesor universitario y
miembro de la Academia Mexicana de
la Lengua. Autor reconocido con premios nacionales e internacionales. Ha
publicado numerosos libros de poesa,
crnica, ensayo, as como de narrativa
policiaca, histrica, fronteriza, de ciencia ficcin y fantasa. Su obra ha sido
publicada en Espaa (Bellacqua), Argentina (Lumen), Colombia (Norma),
Canad (Les Allusifs), Italia (Feltrinelli), Francia (Gallimard) y Alemania
(Unionsverlag). En 2016 aparecer su
libro Utopas y quimeras. Gua de viajeros por los territorios de la ciencia
ficcin (Jus).
Guillermo Romero Zaraza. Trabaj en el
Colegio Nacional de Educacin Tcnica
como asistente de produccin y productor de programas de televisin y audiovisuales. Fue fotgrafo de la revista del
Instituto Politcnico Nacional Ciencia,
Arte IPN Cultura. Fue jefe de fotografa
del diario Liberacin. Es director del semanario Punto.
Guillermo Schmidhuber de la Mora. Es autor y crtico. Su bibliografa abarca 110
ttulos de libros de creacin y crtica,
individuales y compartidos, publicados en Alemania, Argentina, Colombia, Chile, Espaa, Estados Unidos,
Francia, Holanda, Mxico y Venezuela.
Sorjuanista destacado, descubridor
de dos textos perdidos de sor Juana:
Protesta de fe y La segunda Celestina (editada con un prlogo de Octa-

vio Paz). Ha recibido numerosas preseas literarias. Sus obras dramticas


suman ms de cuarenta ttulos y han
sido presentadas en Argentina, Brasil,
Espaa, Estados Unidos, Francia, Mxico, Puerto Rico y Repblica Dominicana. Es autor de dos novelas: Mujeres del volcn de Tequila y Finjamos
que soy feliz, y de varias colecciones
de cuentos. Labora en la Universidad
de Guadalajara como investigador y es
miembro del SNI nivel II.
Heber Sidney Quijano Hernndez. Maestro
en humanidades y licenciado en letras
latinoamericanas por la Universidad
Autnoma del Estado de Mxico.Recibi el Premio Internacional de Poesa Gilberto Owen Estrada 2006 y la
Presea Metepec 2014.Ha publicado
tres poemarios y trespliegos de poesa,adems de tres captulos de libros
acadmicos;ha colaborado en revistas
nacionales literarias y acadmicas indexadas.Ha participado en ferias de
libro, festivales culturales y eventos
acadmicos, nacionales e internacionales.Actualmente es locutor y guionista de Uni Radio 99.7 FM, docente de
la Facultad de Humanidades,columnista de un peridico local y bloguero
(https://heberquijano.wordpress.com/).
Hctor Alejandro Barreto Palma. Ilustrador. Licenciado en artes plsticas con
especialidad en grabado y maestra en
artes visuales por la Academia de San
Carlos, UNAM. Ha participado en ms
de 40 exposiciones colectivas y cinco
individuales tanto en Mxico, como en
Estados Unidos, Canad, Rusia, Grecia,
Espaa, Argentina, entre otros. Es fundador y coordinador del Taller de Integracin y Experimentacin Grfica La
Tmbola del Museo de la Estampa en
la ciudad de Toluca.

Jean-Michel Wissmer. Sorjuanista suizo.


Public numerosos ensayos y artculos
sobre la Dcima Musa, entre ellos Las
Sombras de lo fingido. Sacrificio y simulacro en Sor Juana Ins de la Cruz
(IMC, 1998) ; y La Religieuse mexicaine.
Sor Juana Ins de la Cruz ou le scandale de lcriture (Metropolis, Ginebra,
2000). Mxico es un pas que siempre
le inspir como en el caso de su novela Emmenez-moi lAnge! Un journal
mexicain (Bartillat, Pars, 2006). Como
dramaturgo, el IMC le public en 2013
Sueo de Monja, una pieza inspirada en
la vida y obra de Sor Juana, que fue representada en Ginebra, y adaptada (lectura dramatizada) en Nepantla y en la
Ciudad de Mxico.
Jessica Alonso Bustos. Artista morelense,
grabadora y especialista en xilografa
de gran formato. Licenciada en artes
visuales por El Centro Morelense de las
Artes. Desde 2012 ha participado en
varias exposicioines colectivas y una individual; todas en el estado de Morelos.
Imparte talleres sobre grabado, dibujo y
artes visuales.
Jos Falconi. Es autor de nueve libros
de poesa, uno de cuentos y una novela, tres de ensayo literario y uno de
historia regional. Entre sus publicaciones destacanCorazn del sueo(poesa, 2007);Fragmentaciones(novela,
2009);De Ozumbilla el pan de muerto,
fiesta de harina y canela(historia regional, 2013).Golpe de agua, antologa personal (1978-2013). Obtuvo el
Premio Alejandro Ariceaga para Primera Novela (2009), otorgado por el
Centro Toluqueo de Escritores (CTE).
Ha sido becario del Conacyt, del CTE,
del Focaem en dos ocasiones y del
PACMyC. La mayor parte de su obra literaria est publicada por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, el

Instituto Nacional de Bellas Artes, el


Instituto Mexiquense de Cultura (hoy
Secretara de Cultura del Estado de Mxico) y CONACULTA (hoy Secretara de
Cultura). Es miembro de los Colectivos
Los Forjadores e Ihtoa.
LiliaLujn. Artista plstico de formacin autodidacta. Desde 1995 se ha
dedicado a la actividad plstica de
tiempo completo. Ha explorado y experimentado con distintas tcnicas, materiales ysoportes. Ha participado en
ms de 350 exposiciones en Mxico y el
extranjero. Recientemente fue reconocida como la artista seleccionadaen
la6th Beijing Intenational Art Biennale Memory and Dream 2015con su
obra Wake Up, 2014; pieza que ahora
forma parte del acervo delNational Art
Museum of China.
Marcial Fernndez. Sus libros ms recientes sonUn colibr es el corazn
de un dios que levita(2014, literatura fragmentaria),Los mariachis
asesinos(2011, cuentos),Balas de
salva(2003, novela) y Andy Watson, contador de historias(1997,
microrre
latos), con sus respectivas
reimpresiones, reediciones y formatos digitales.
Miguel ngel Otero Mndez. Ingeniero
aeronutico por el IPN y licenciado en
artes plsticas por la UAEMx. Cuenta
con tres exposiciones individuales y
mltiples colectivas. Como cartelista,
en 1995 particip de modo destacado
en el concurso de cartel Intercompaas de Pfizer, New York, donde su trabajo fue seleccionado como el ganador
por Mxico.
Olga Martha Pea Doria (Linares, Nuevo
Len, 1947). Doctora en humanidades
y artes y profesora investigadora en la

Universidad de Guadalajara. Es miembro


del Sistema Nacional Investigadores nivel II. Prologuista y editora; autora de
ms de treinta artculos en revistas especializadas y de numerosos captulos
de libros compartidos. Especializada en
teatro escrito por mujeres en Mxico y
en Amrica Latina, as como de literatura del gnero. Entre sus libros destacan
Ignacio Arriola Haro: teatro; dos volmenes dedicados a Amalia de Castillo
Ledn: El alcance intelectual de una
mujer y Entre la pluma y la polis. Adems de tres tomos sobre Catalina DErzell: Digo yo como mujer, Pionera del feminismo literario mexicano del siglo XX
y Transgresin, identidad y feminismo
en pluma de una escritora mexicana.
Varias ediciones tiene su estudio La dramaturgia femenina y el corrido mexicano teatralizado; recientemente ha publicado sobre la primera autora comunista
en Mxico: En busca de la dualidad: La
obra literaria de Concha Michel.
scar Apfalter Valero. Artista plstico
egresado del Centro Morelense de las
Artes. Realiz tres exposiciones individuales con grabados hechos bajo las
tcnicas de xilografa y esgrafiado. Ha
formado parte de varias exposiciones
colectivas.
scar Wong. Poeta, narrador, ensayista
y crtico literario. Estudi letras hispnicas en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Fue subsecretario
de Cultura y Recreacin del gobierno
de Chiapas (1982-1984) y director de
Publicaciones de Coneculta-Chiapas
(2010). Ha obtenido diversos galardones, entre los que destacan el Premio
de Poesa de Ciudad del Carmen, en
2000, con la obra Razones de la voz
(Conaculta, Prctica Mortal, 2002) y el
Premio Nacional de Ensayo Magdalena
Mondragn 2006, en Torren, Coahui-

95

la. Sus libros ms recientes son Fulgor


de la desdicha (IMC, 2010), En el corazn de la memoria (UAEMx, 2012), as
como los ensayos Potica de lo sagrado.
El lenguaje de Adn (Coyoacn, 2006),
Jaime Sabines. Entre lo tierno y lo trgico (Praxis, 2007), Altazor. Alquimia y
revelacin (Fontamara, 2014) y Potica
del viento (Coneculta-Chiapas, 2015).
Len Guillermo Gutirrez. Poeta, narrador
y ensayista. Realiz estudios de maestra y doctorado en literatura hispanoamericana en la Universidad de Texas,
en Austin. Es doctor en Literatura Iberoamericana por parte de la UNAM. Sus
textos han sido publicados en Francia,
Chile, Espaa, Estados Unidos, Ingla
terra, Brasil, Rumania y Mxico. Su obra
abarca veinte libros y cerca de medio
centenar de artculos de investigacin
de literatura iberoamericana. Su poesa
se encuentra en antologas mexicanas
y extranjeras. Desde 2006 es profesor-investigador de tiempo completo
en la Universidad Autnoma del Estado
Morelos, as como miembro del Sistema
Nacional de Investigadores.
Ramn Lpez Castro. Escritor. Entre sus
obras principales se encuentra Expedicin a la ciencia ficcin mexicana,
obra que mereci el Premio Nacional
de Ensayo Alfonso Reyes en el ao
2000 y El corto verano del cuervo y
otros ensayos (IMC, 2015).
Renata Gerlero Estrada. Artista plstico, egresada del Hampshire College,
Amherst, Mass. EEUU. Desde 1983 ha
realizado exposiciones individuales y
colectivas; principalmete en Mxico y
Estados Unidos. Su trabajo ha recibido distinciones y reconocimientos en
Mxico, Bulgaria, China y Espaa. En
2015 participa por segunda ocasin en
la Bienal Internacional Jos Guadalupe

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Anglica Chvez Blanco. Neblina

Colaboradores

Posada, en Aguascalientes y en 2012


lo hizo en la III Bienal de Artes Grficas
Shinzaburo Takeda, en Oaxaca.
Roberto Zavala Ruiz. Estudi en la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la
UNAM. Es editor hace ms de cuarenta
aos, maestro de redaccin y correc
cin de estilo hace ms de treinta y
cinco y autor de cuatro ttulos, el ms
conocido de los cuales es El libro y sus
orillas. Ha publicado textos de creacin
y reseas en distintas revistas literarias
de Mxico y de Amrica Latina.
Santiago Montobbio. Licenciado en derecho y filologa hispnica por la Universidad de Barcelona y profesor de la UNED.
Public por primera vez como poeta en
la Revista de Occidente en 1988. Su primer libro, Hospital de Inocentes (1989),
mereci el reconocimiento de autores
como: Onetti, Sabato, Vilario, Delibes,
Cela, Martn Gaite, Valente, entre otros.
Ha publicado tambin otros libros de
poemas y colaborado en revistas de

Espaa, Europa y Amrica. Su obra se


ha traducido al ingls, francs, alemn,
italiano, dans, portugus, rumano, albans y holands. Se han editado dos
antologas de su poesa en Francia Le
thologien dissident (Paris, 2008) y La
posie est un fond deau marine (Pars,
2011) y otra en Brasil Donde tirita el
nombre/ Onde treme o nome (Sao Paolo,
2010). Su trabajo ms reciente es una
tetraloga publicada en la histrica coleccin El Bardo: La poesa es un fondo
de agua marina (2011), Los soles por
las noches esparcidos (2013), Hasta el
final camina el canto (2015) y Sobre el
cielo imposible (2016).
Sara Waisburd. Artista visual independiente. Su trabajo y propuesta los ha
dedicado a la investigacin en el uso
de diferentes materiales y tcnicas de
grabado, pintura y escultura. Egresada,
en 1971, del Instituto Mahon Avni en
Tel Aviv, Israel. Ha expuesto en Mxico y
el extranjero, principalmente en Nueva
York y Bulgaria.

P/T

El guerrero, el bruto y la muerte

Csar Alejandro Hernndez Morales


Artista plstico

Linleo

Conloquium, 2015

LILIA LUJN

Mixta-tela (80x120 cm)

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