El Despetar de La Conciencia
El Despetar de La Conciencia
El Despetar de La Conciencia
El Despertar de la Conciencia
Vinicio Romero Martnez
Recopilacin: Carmen de Romero
COLECCIN
Pensamiento crtico
Luis Beltrn Prieto Figueroa
El Despertar de la Conciencia
Vinicio Romero Martnez
Depsito Legal: If65120093204610
ISBN: 978980-401029-3
Impreso por: Gamacolor Editores C.A.
3000 ejemplares
Caracas, Octubre de 2009
Diseo Grfico y Montaje: Mara Carolina Varela
y Vctor Adolfo Romero
Correcin: ngel Daniel Gonzlez
Comit Editorial:
Jos Gregorio Linares
Sagrario De Lorza
Al Ramn Rojas Olaya
ngel Gonzlez
Nelly Montero
Fondo Editorial Ipasme
Locales Ipasme, final calle Chile con Av. Victoria
(Presidente Medina) Urbanizacin Las Acacias
Municipio Bolivariano Libertador, Caracas.
Distrito Capital, Repblica Bolivariana de Venezuela
Apartado Postal: 1040
Telfonos: +58 (212) 633 53 30
Fax:+58 (212) 632 97 65
E-mail: [email protected]
Pgina Web: http://fondoeditorialipasme.wordpress.com
4
NDICE
Prlogo
9...............................Biografa del historiador Vinicio Romero Martnez
11................La historia que le gustaba, Carmen Mercedes de Romero
13.................La historia que a m me gusta, Vinicio Romero Martnez
15.......................................................Primero fue la rebelda aborigen
16.........................................................Los zulianos se alzaron 11 veces
17.....................................................El desconcierto en el siglo XVIII
17.................................................................El primer Golpe de Estado
19......................Juan Francisco Len, la palabra patria y la Repblica
29..................................................................La Conspiracin de Pirela
30......................................................................Jos Leonardo Chirinos
37......................................................La Conspiracin de Gual y Espaa
55...........Los intentos independentistas del Precursor Francisco de
Miranda
63.............................................................El 19 de Abril naci la patria
71.................El Club de los Sincamisa o la primera divisin partidista
Prlogo
10
12
14
28
LA CONSPIRACIN DE PIRELA
Por tener caractersticas especiales, mencionamos aparte la conspiracin
de los pardos, al mando del subteniente maracucho Francisco Javier
Pirela (c.1770-d.1821), en contacto con oficiales franceses e ingleses,
que le ofrecieron armas, dinero y el apoyo logstico desde los buques
El Bruto, La Patrulla y La Arlequn, surtos en el puerto de Maracaibo.
Ha sido considerada una sublevacin contra el rgimen espaol para
establecer la repblica, y adems, una ramificacin de la conspiracin
de Gual y Espaa.
En realidad, nada tenan en comn las conspiraciones de Gual y
Espaa y la de Pirela, ya que la de ste se bas en el jacobinismo haitiano,
incendiario y destructor, y fue ms bien un acto de piratera que un
movimiento patritico; en cambio, la de los guaireos se inspir en
principios verdaderamente republicanos, como se ver ms adelante.
Pirela actu con el auxilio del negro Jos Francisco Surez, empleado
del vicario de la parroquia, y de los hermanos Juan Gaspar y Agustn
Boc, corsarios de los buques ya mencionados. De acuerdo con el
expediente enviado al Rey por el Consejo de Indias, Pirela, a la cabeza
de 200 pardos de su milicia, en la noche del 19 de mayo tenan que
embestir la ciudad, saquearla, matar a los blancos y ricos, echar por
tierra el gobierno espaol y establecer la Repblica..., utilizando como
santo y sea la palabra Antillen.
El mismo Pirela, quizs arrepentido, delat su propia conspiracin tres
horas antes, a las 9 de la noche del 19 de mayo de 1799. Gracias a su
confesin, que puso en conocimiento de todo al Gobernador de
Maracaibo, Juan Ignacio Armada, marqus de Santa Cruz (1757-?),
en lugar de condenrsele a muerte, como se dispuso al principio,
le sentenciaron a diez aos de crcel en el Castillo El Morro de La
Habana. A los capitanes y al resto de la tripulacin, todos comprometidos, se les castig con severas penas.
29
Conclusin
La sublevacin de Jos Leonardo se hizo a espaldas de la clase dirigente,
de la aristocracia coriana, una de las ms elitescas de la colonia
y formada por apenas ocho familias de blancos que concentraban la
riqueza de la regin. Como se ha visto, si la nobleza criolla intentaba la
independencia poltica (no precisamente en Coro), sera en todo caso
sin la participacin del pueblo, de las clases que consideraban miserables.
Esta es una de las causas del fracaso de Chirino.
Ahora bien: tena Jos Leonardo un programa bsico de ideologa
poltica? Sabemos de sus intenciones de orden social y econmico,
pero en cuanto a lo poltico no basta que haya proclamado la ley de
los franceses aspirando instaurar un rgimen republicano, porque se
ignora hasta qu punto Jos Leonardo estaba preparado para lograr tal
cambio.
Este movimiento de Chirino, si bien no fue estril porque a la postre
se redujeron los impuestos y se cobraron con sentido ms humano,
no lo consideramos con fines propiamente independentistas, como s
lo tuvieron, por ejemplo los de Gual y Espaa, Miranda, Bolvar, etc.
Se requera de una formacin intelectual apropiada, de una amplitud
de ideas que fuera ms all de la sola guerra tnica o de bienestar
econmico. En este sentido creemos que Chirino y su gente apuntaban
slo al propsito de destruir a los blancos, sustituirlos en el manejo de
las propiedades y lo que les era ms importante, quitarse de encima los
pesados impuestos de la administracin colonial.
En todo caso, la sublevacin de los negros de Coro pudo haber influido
en Gual y Espaa en cuanto a que stos, con un plan ideolgico bien
definido, pensaron en la liberacin de los esclavos, en la redencin de
pardos e indios, representndolos a todos, junto con los blancos, en
la bandera que disearon para su revolucin. En la fantasa que en la
crcel escribe Picornell, recordando a Chirino, se deja ver esta influencia.
35
36
El espionaje a la carga
En las Antillas se continuara la conspiracin. Un verdadero revolucionario
no se desalienta ante los fracasos. Picornell y Corts de Campomanes
42
Pero todas las tentativas fueron vanas. Manuel Gual fue envenenado
en San Jos de Orua, isla de Trinidad, por el Capitn Valecillos, espa
enviado para esos fines. As mora en forma definitiva la Conspiracin
de Gual y Espaa.
La cosecha
Hecho el sacrificio de los principales lderes, toc a Picornell, en
Trinidad, y a Corts, en Guadalupe, desarticular todos los propsitos,
postergarlos para mejor oportunidad. Se traslad Picornell a Estados
Unidos, luego a Pars, y despus de diversas andanzas, cuando se da en
Caracas el golpe del 19 de abril de 1810, se reencuentra en esta ciudad
con Corts Campomanes y Sebastin Andrs.
Reunido el Congreso de 1811, en la sesin del 20 de agosto fue recibido
Picornell, quien acudi para ofrecer sus servicios a la causa republicana.
No se le dio la calurosa acogida que esperaba y que mereca, y se enfri
su entusiasmo. Corts de Campomanes, en cambio, entr de lleno
a la guerra, y estando como edecn a las rdenes del Generalsimo
Miranda, sufre herida de bala; a partir de entonces acompaa a Bolvar
en todos los avatares, hasta 1820 en que cae en desgracia y pierde la
confianza con que le haba distinguido el Libertador.
Lstima grande y hay que decirlo, despus de 1812 la conducta de
Picornell tuvo un giro distinto. Tanto l como Sebastin Andrs se
traicionaron a s mismos, fueron desleales a la revolucin que iniciaron y
vivieron dando tumbos de arrepentimiento en arrepentimiento. Picornell
muri en 1825, sintiendo el rechazo de los patriotas venezolanos que
supieron de su deslealtad, despus de una gloriosa trayectoria.
Las Ordenanzas o Constituciones son un conjunto de 44 artculos,
escritos por Picornell en su prisin guairea, en 1797, a fin de contagiar
a la poblacin venezolana sus ideales de libertad y poner en marcha la
conspiracin junto con Gual y Espaa. Entresacamos algunos de los
artculos:
48
1.- Entre todos los habitantes habr unin, constancia y fidelidad.
Todos formarn la firme resolucin de morir primero que abandonar
la Justicia de esta Causa.
3.- El que a la sombra de esta revolucin hija de la razn, de
la justicia y de la virtud, por fines particulares, incendiare algunos
edificios, ejecutare algn asesinato, atropellare alguna persona, cometiere algn robo, perdiere el respeto o decoro a mujeres sea de la clase
que fuere, o extraviare algunos papeles ser inmediatamente castigado
con rigor...
5.- Inmediatamente que llegue a noticia de cualesquier pueblo
esta indispensable determinacin, se armarn sus vecinos del mejor
modo posible, y divididos en varias cuadrillas, mandada cada una por
un Cabo que entre s elijan, harn resuene por toda sus calles y Plazas la
voz: Viva el Pueblo Americano: se apoderarn de todas las oficinas y
parajes donde haya caudales pblicos, papeles, armas, o municiones de
guerra, cerrando con candados sus puertas, y dejando en cada una de
estas partes el suficiente nmero de soldados y paisanos para su custodia...
6.- Enseguida se proceder por edictos a la deposicin de todos
los empleados en rentas, ramo militar y administracin de justicia
actual, y a la convocacin del pueblo en lugar y hora sealada: para el
nombramiento de una Junta Gubernativa interina compuesta de ms
o menos nmero de individuos segn la poblacin, y circunstancia de
cada lugar.
13.- Sern tratados con respeto, y veneracin los templos, y las
imgenes, y todos los sacerdotes, contra los cuales cualesquier insulto
ser castigado con rigor.
18.- Todos nuestros puertos y radas estarn abiertos para todas
las naciones del mundo, desde el principio de la revolucin, guardando
49
Pueblo americano
ya ha llegado el da
que el partido muera
de la tirana:
Unmonos todos
contra su poder
y nuestros derechos
hagamos valer.
50
32.- Se declara la igualdad natural entre todos los habitantes de
las provincias y distritos: y se encarga que entre blancos, indios, pardos
y morenos reine la mayor armona, mirndose todos como hermanos
en Jesucristo, iguales por Dios, procurando aventajarse slo unos a
otros en mrito y virtud, que son las dos nicas distinciones reales y
verdaderas que hay de hombre a hombre, y habr en lo sucesivo entre
todos los individuos de nuestra repblica.
34.- Queda desde luego abolida la esclavitud como contraria a
la humanidad...
Yo que soy un sin camisa
un baile tengo que dar,
y en lugar de guitarras,
caones sonarn.
51
El Ejrcito Colombiano
La palabra Colombia la invent Francisco de Miranda como un
homenaje al Descubridor Cristbal Coln. Para l, Colombia era toda
la Amrica del Sur, el Continente que se iba a libertar. Posteriormente,
en 1819, Bolvar har justicia a Coln y a Miranda y bautizar con el
nombre de Colombia a la nueva Repblica fundada.
Con 20.000 dlares que don Ogden y otras contribuciones, Miranda
compr un buque de 180 toneladas, que bautiz con el nombre de su
pequeo hijo Leander (Leandro). Las otras dos embarcaciones
adquiridas fueron la Indostn y Emperor. En el Leander iban 500
fusiles, algunos caones, 500 sables, trabucos, 400 machetes, cinco
toneladas de plomo, 10.000 pedernales de fusil, etc. Con este material
blico y doscientos hombres, soaba Miranda su Ejrcito Colombiano.
Con una tripulacin abigarrada, formada por vagos y maleantes de
los muelles de Nueva York, norteamericanos, austriacos, franceses,
polacos, sale Miranda con su expedicin el 2 de febrero de 1806. A
bordo del Leandro, Miranda enarbola por primera vez la bandera
venezolana: azul, amarillo y rojo (despus, en 1811, modificar el orden
de los colores: amarillo, azul y rojo). Hace que todos aquellos
soldados juren fidelidad a esa bandera y al libre pueblo de Sudamrica.
Parecen cosas propias de un soador, de un verdadero iluso. Como la
expedicin no se haba preparado en absoluto secreto, las autoridades
diplomticas de Espaa en Estados Unidos se han dado cuenta y han
informado al Gobierno de Venezuela que Miranda se dirige a sus
costas con el Leander y dos goletas ms: Bachus (Baco) y Bee (Abeja),
que han sido contratadas en Hait. De ese modo, cuando pretenden
desembarcar en Ocumare, son recibidos con el fuego de dos guardacostas. Aunque los expedicionarios responden al fuego, las goletas Bachus
y Bee son apresadas. El Leander logra escapar y va a Trinidad despus
de hacer escalas en Grenada y Barbados.
55
Enemigo de Dios?
No se da por vencido el bravo General que acaba de cumplir 56 aos de
edad. Cincuenta y seis aos bien vividos, de intensa actividad por casi
todo el mundo, viajero universal, apasionado de las artes, de la lectura,
dueo de una de las bibliotecas ms preciadas de la poca. Ahora est
en la isla de Bonaire, sin sentirse fracasado, slo es un aplazamiento de
los planes.
56
No hablemos de fracaso
Al parecer, las negociaciones con el gobierno ingls deba hacerlas l,
personalmente. Por eso se va a Londres, donde llega el l de enero de
1807. Es viernes. En el puerto de Portsmouth hubo el da anterior
un prolongado repique de campanas, aplausos y vivas por Miranda.
El intento de libertar un nuevo mundo era en s una hazaa que los
ingleses supieron valorar. Ese da se entretiene un rato con su mujer
Sara Andrews y sus dos hijos. No conoca a Francisco, quien naci el
27 de febrero de 1806, justamente cuando en Caracas se est enterando
el Gobernador y Capitn General Manuel de Guevara y Vasconcelos
(1740?-1807) de los proyectos de invasin. El domingo es da de
descanso, pero el revolucionario no puede perder un minuto. Visita a
su amigo Lord Castlereagh. No lo encuentra, mas le deja los papeles
de su revolucin. Un sueo se ha quedado trunco. La esperanza aun
est viva. La llama del ideal no se ha debilitado. En Londres creen en
l, lo consideran un hroe y lo estimulan. Pero, por ahora, se cierra el
captulo de las invasiones mirandinas.
Por qu fracasa el Precursor? Quin ha hablado de fracaso! Slo se han
perdido los primeros encuentros, pero habr otros episodios. Miranda
no descansar, seguir haciendo que la balanza europea no espaola
se incline a favor de la revolucin hispanoamericana. En ese tesonero
esfuerzo habrn de encontrarlo Bolvar, Lpez Mndez y Bello, en 1810,
dado ya el golpe caraqueo. Empieza otro captulo.
No hubo fracaso. Miranda les ense a los mantuanos caraqueos el
camino de la contienda armada, les hizo ver que s era posible obtener
la independencia poltica que ellos queran, y que si lo haban rechazado
en esta ocasin, porque no era de la misma clase social, ya tendran que
vrselas con l en una prxima oportunidad. La suerte estaba echada.
59
60
Resulta que ahora, por primera vez en trescientos aos, los pases
hispanoamericanos iban a tener representacin en las Cortes mediante
diputados propios. Mira qu cosa! En su desesperacin, los espaoles
tuvieron el descaro de reconocer que hasta ese momento no ramos
sino esclavos, pero que ahora nos concedan otra condicin. Qu
generosos! El 14 de febrero de 1810 anuncia la Regencia la convocatoria
a las Cortes, en estos trminos:
Desde este momento, espaoles americanos, os veis elevados a la dignidad
de hombres libres: no sois ya los mismos que antes, encorvados bajo
un yugo mucho ms duro mientras ms distantes estabais del centro del
poder, mirados con indiferencia, vejados por la codicia y destruidos por la
ignorancia. Tened presente que al pronunciar o al escribir el nombre
del que ha de venir a representaros en el congreso nacional, vuestros
destinos ya no dependen ni de los ministros, ni de los virreyes, ni de los
gobernadores: estn en vuestras manos.
se hallaba en Yare. Igual ocurri con el marqus del Toro. A decir verdad, Emparan actu con mucha candidez, ya que l tena informacin
confidencial de la trama poltica, pero lo atribuy a rumores y no hizo
mayor caso. Nunca se imagin que iba a ser derrocado.
Seguid el ejemplo...
Eran, pues, las ocho de la maana cuando el gobernador lleg al
cabildo. Luego de varias intervenciones en apoyo o rechazo a la
constitucin de una junta, y cuando comenzaba a caldearse el ambiente,
Emparan cort el debate, alegando que eran las nueve, hora de iniciarse
los oficios en la catedral. Fue una salida inteligente, con lo que estuvo
a punto de perderse la partida. El Gobernador se encamina hacia la
catedral con paso firme y desatiende los gritos de quienes le piden volver
al cabildo. Pero de pronto, ya casi a las puertas de la iglesia, Francisco
Salias toma una actitud valiente, ataja a Emparan con energa y lo obliga
a volver al ayuntamiento, porque est en juego la salvacin pblica.
La guardia intenta arrestar a Salias, pero su jefe, Luis de Ponte, siguiendo
instrucciones del Inspector General, Fernando Rodrguez del Toro,
tambin de los comprometidos, orden dejar a Salias en paz. Esta
accin prcticamente forz a Emparan a regresar al cabildo.
Llena la sala a toda capacidad, en una reunin que se haca cada vez ms
tormentosa, ante la imposibilidad de llegar a algn acuerdo, Emparan
opt por asomarse al balcn y preguntar a la multitud si quera que l
siguiese gobernando.
El pueblo caraqueo, que no estaba preparado para un cambio tan
repentino, contest inicialmente s! Detrs de Emparan se haba
colocado estratgicamente el cannigo chileno Jos Corts de Madariaga,
quien hizo seas al pblico indicndole que contestara que no quera al
Gobernador. Secundaron a Madariaga en el gesto negativo Nicols Anzola y el regidor Palacios. En esa vacilacin estaba el pueblo cuando el
64
68
Mozo elegante por cierto! Guapo est con su calzn de
mahn, su bota jacobina, su
Sabe ponerse, como hijo que es de sastre. Don Matas est
aqu, porque como profesamos la tolerancia, admitimos a los paganos.
Otra deca:
Que si habr msica! Sin duda piensa en ello Catalina
Arrieta, que se desvive mirando al clarinete Blas Borges.
Pero lo que ms haca popular a esa esquina de Sociedad era la masa
que all se reuna. Con cada da se complicaba el asunto revolucionario,
las sesiones de la Sociedad Patritica, que ya tena casi seiscientos
miembros, se realizaban diariamente, entre 8 y 11 de la noche. Adentro
se debata acaloradamente. Afuera, en la esquina, se reunan los esclavos, negros, mulatos, gente verdaderamente del pueblo, a escuchar
aquellos gritos de libertad, de patria, que jams haban odo antes.
70
enterr la efigie en la ribera para simbolizar con ella el cese del dominio
espaol.
La celebracin del 19 de abril fue distinta, pues, de acuerdo con los
grupos. Los de Miranda desfilaron con escarapelas amarillas, azules y
rojas, con banderas y bandas de msicos, comparsas, etc. Hubo bailes
pblicos hasta altas horas de la noche y Caracas se ilumin totalmente.
Contrastaba este fervor sano con las excentricidades del Padre Liendo
y su Club de los Sincamisa.
73
74
76