La Ciencia de La Educacion o Pedagogia Alemana PDF
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La Ciencia de La Educacion o Pedagogia Alemana PDF
educacin alemana:
Orientaciones, posiciones y planteamientos bsicos con respecto a la
educacin y la formacin1
Por:
Este escrito hace parte de los resultados del proyecto interuniversitario: Paradigmas y Conceptos en Educacin y
Pedagoga, financiado por COLCIENCIAS (PRE00439015542), en el que participa el Grupo de Investigacin
sobre Formacin y Antropologa Pedaggica e Histrica de la Universidad de Antioquia.
Licenciado en Educacin: Ingls-Espaol de la Universidad de Antioquia, Doctor en Ciencia de la Educacin de
la Universidad Libre de Berln, Profesor de Pedagoga y Antropologa Pedaggica de la U. de A. y Coordinador
del Grupo de Investigacin sobre Formacin y Antropologa Pedaggica e Histrica . E-Mail:
[email protected]
Vamos a utilizar indiferenciadamente las expresiones ciencia de la educacin o pedagoga para designar, en
un sentido amplio, el campo disciplinar y profesional alemn que se ocupa de la educacin y de la formacin en
sus mltiples formas y dimensiones. En tal sentido es equiparable, guardando las debidas proporciones, al de
ciencia educativa (educational science) anglosajona y, hasta cierto punto, al de ciencias de la educacin
(sciences de lducation) francfona. Advierto sobre esto ltimo, para llamar la atencin sobre el hecho de que la
divisin entre ciencias de la educacin y pedagoga ha sido funcional dentro del contexto francfono (Cf.:
Mialaret, 1991), no as en el contexto alemn, aunque se hayan dado debates al respecto. El uso de la expresin
ciencia de la educacin (Erziehungswissenschaft) se puede rastrear desde la Primera Guerra Mundial, momento
en el que comenz a cobrar cada vez ms fuerza. No obstante, fue durante los aos 60 y 70 que dicha expresin se
asumi como una forma de batallar a quienes continuaban escudados en el concepto de pedagoga (Pdagogik),
con el argumento de que esta ltima expresin remita a la praxis educativa y no permita enfatizar en el carcter
cientfico de dicho campo disciplinar. Sin lugar a dudas, lo que estaba en juego para ese entonces era una suerte de
lucha del positivismo cientfico-educativo para posicionarse como paradigma dominante. En la actualidad se
usan ambas expresiones en un sentido equivalente, aunque se puede constatar efectos desde el punto de vista de
las denominaciones a nivel institucional: en el mbito universitario se utiliza la expresin ciencia de la educacin
para referirse a la especialidad, por ejemplo, Facultades de Ciencia de la Educacin; mientras que pedagoga sigue
siendo la expresin dominante para referirse a los Institutos Superiores, por ejemplo, Instituto Superior de
Pedagoga.
Desde una perspectiva comparada, las formas sociales y cognitivas que adquiere el campo disciplinar y
profesional de la pedagoga y que permiten su idiosincrtica estructuracin terico-conceptual, se pueden
considerar segn los particularismos en trminos de tradiciones especficas. Si bien esto no deja de tener un alto
nivel de generalidad y, por tanto, de no especificidad, sirve como criterio de orientacin en aspectos de
comprensin bsicos. Estas variaciones sociales y cognitivas han de verse tambin de un modo genticoinstitucional a la luz de la formacin de los estados nacionales y bajo el espritu de reforma de la Universidad
como instancia investigativa con sus particularidades. En el caso alemn, por ejemplo, las Universidades han
jugado un papel clave en el proceso de formacin de una identidad nacional y en el proceso de consolidacin de la
investigacin cientfica como parte, a su vez, de la consolidacin de los estados nacionales. En Francia, por
ejemplo, tales preocupaciones bajo el modo de ciencias de la educacin sobre el lugar de la reflexin sobre la
educacin han sido organizadas sobre la base de una concepcin que va ms all de las disciplinas, que es, por
tanto, plurirreferencial y que viene marcada por la influencia de la psicologa experimental y la sociologa de corte
durkheimniano. De all que no resulte extrao el debate entre pedagoga y ciencias de la educacin que no es
propio de otras tradiciones y que determina hasta el da de hoy los desarrollos tericos y prcticos tanto del mbito
profesional como del mbito disciplinar. Cf.: Runge Pea (2007). En el contexto estadounidense las
preocupaciones pedaggicas y educativas bajo el modo de currculo o de formacin de enseantes han estado
marcadas por un proceso de especializacin ligado a la profesionalizacin y a problemticas fundamentalmente de
tipo pragmtico. Esto ha permitido centrar la atencin en formas de organizacin y administracin escolar y en la
pregunta por la praxis educativa en trminos pragmticos. De all que las reflexiones sobre los fines y
presupuestos pedaggicos sean vistas como parte de la filosofa de la educacin. El currculo como expresin
hegemnica y abarcadora muestra sus limitaciones: la tradicin anglosajona enfatiza predominantemente en lo que
en contextos como el alemn se denomina pedagoga escolar, es decir, en aquella parte de la pedagoga que se
ocupa de la educacin y su reflexin como problemas educativos institucionales y escolarizados.
Recordemos que en la tradicin pedaggica alemana se diferencia entre educacin (Erziehung),
formacin (Bildung) y cultura (Kultur). Desde muchas perspectivas estos conceptos se enrarecen cuando en el
mbito hispanohablante (tambin angloparlante o francfono) se utilizan los trminos educacin y cultura, para
referirse a la Bildung, sin tenerse en cuenta, por un lado, que la educacin implica una interaccin entre dos
instancias, es decir, la educacin se entiende como el influjo de una instancia sobre otra. La formacin (Bildung)
no niegan esa relacin con el mundo o con otras instancias, pero alude, sobre todo, al proceso de apropiacin e
interiorizacin del mundo de la cultura y a los efectos que dicho proceso tiene sobre el individuo. Bien lo
propona Adorno cuando deca que la formacin (Bildung) no es otra cosa que cultura (Kultur) segn el lado de
su apropiacin subjetiva (Adorno, 1997, p. 94; 2004, p. 87). Mientras la educacin alude a una interaccin entre
un a y un b, la formacin denota un proceso de devenir y de autorrealizacin constante. Uno puede decir tambin
que los procesos formativos no se circunscriben, por tanto, a la educacin institucional y al mbito intra-escolar,
pero la formacin no se puede entender tampoco slo como cultura. En la pedagoga alemana encontramos incluso
dos campos tericos diferenciados, a saber: el de las teoras de la educacin (Erziehungstheorien) y el de las
teoras de la formacin (Bildungstheorien) o investigaciones sobre la formacin (Bildungsforschung). En un
sentido amplio y siguiendo a Benner (1990, 1996), las primeras responden al cmo y las segundas al qu y para
qu. Por tanto, resulta inadecuado equiparar Bildung a cultura o a educacin.
conservador Wolfgang Ratke (1571-1635)6, quien, junto con Johann Amos Comenio (15921670)7, es considerado el padre de la didctica, pasando por el Romanticismo, el Idealismo y el
Historicismo, siempre han abierto un espacio para tratar problemticas relacionadas con la
educacin, la formacin y la pedagoga.
De manera que, comparada con las tradiciones mencionadas, desde hace ya bastante tiempo la
tradicin pedaggica alemana ha visto en la educacin, la formacin y el pensamiento
pedaggico problemticas de vital importancia dentro de los mbitos de la sociedad, la cultura y
el saber. La educacin y la formacin, puede decirse, no slo han sido un asunto ms entre otros
en el contexto teutnico, lo que le imprime un sello caracterstico a las reflexiones sobre este tipo
de problemticas. Drewek (2002) es uno de los que sostiene la tesis que la academizacin de la
ciencia de la educacin alemana se ha dado precisamente gracias a la importancia que ha tenido
en ese pas la educacin, lo cual ha llevado a la consolidacin de una fuerte reflexin pedaggica
y a una preocupacin por la profesionalizacin docente. De modo que las posibilidades de
transformacin continua de la sociedad en su conjunto mediante la educacin, la pregunta por el
sujeto formado ilustrado y mayor de edad, as como la capacitacin de los individuos para su
desempeo en las diferentes esferas de la sociedad, se encuentran determinadas profundamente
por la educacin, y no slo la escolarizada, lo que le da, entonces, un papel de suma importancia
a la problemtica educativa y, en consecuencia, a la pedagoga como reflexin sobre dicho
asunto. Baste recordar a Eduard Spranger (1882-1963), cuando en 1913 deca: Hasta ahora la
pedagoga se ha comprendido, desde muchos lados, en un sentido muy restringido, a saber: como
la teora de una tcnica educativa, que [] en su significado no va ms all de los lmites de la
escuela y de las necesidades del maestro. En contra de esa concepcin me parece que la
educacin es un fenmeno cultural que se encuentra inmerso en el conjunto de toda la vida
espiritual y, en consecuencia, la pedagoga como ciencia, se encuentra imbricada, en su parte
histrica, descriptiva y normativa, con todos los mbitos culturales restantes (Spranger, 1913, p.
479).
Fue slo hasta el siglo XX que la ciencia de la educacin o pedagoga adquiri definitivamente
un lugar propio dentro de las ciencias humanas y sociales en Alemania, gracias tanto al desarrollo
particular de sus teoras, a la investigacin sobre sus problemticas fundamentales, a la validacin
de sus conocimientos, como al reconocimiento institucional de su funcin acadmica, profesional
y prctica lo anterior no invalida los intentos de institucionalizacin que, en un mbito muy
particular, se venan haciendo en universidades especficas y a partir de autores y propuestas
particulares; pero, sobre todo, gracias a los promotores de la pedagoga de las ciencias del
espritu.
6
Wolfgang Ratke (1571-1635, Alemania). Educador alemn, cuyo sistema de educacin estaba basado en la
filosofa de Francis Bacon. Ratke se vea a s mismo como un didacticus que, a su entender, era el que deba
encargarse de la planeacin y vigilancia del sistema de instruccin y no de la enseanza propiamente dicha. Este
autor planteaba una relacin con los maestros como la del arquitecto con sus obreros. Para l, La didctica
comprenda un pretencioso programa de investigacin dividido en cuatro niveles: 1) Un plan para la recoleccin y
sistematizacin de todo el saber existente. 2) El establecimiento de esa construccin mediante la recoleccin de
todos los conocimientos segn el plan. 3) La preparacin didctica de ese complejo sistema de conocimientos para
ofrecerlo como saber terico y como saber orientador de la praxis, y 4) El desarrollo de un mtodo que estuviera
en condiciones de transmitir todo ese saber de una manera fcil.
Johann Amos Comenio (Moravia, 1592-msterdam, 1670). Obras: Opera didactica omnia (1657), Didactica
magna (1633-1638), Schola pansophica (1650-1651), Spicilegium Didacticum (1680).
Desde entonces los esfuerzos por la reivindicacin del estatuto profesional del maestro y, sobre
todo, por la institucionalizacin de la ciencia de la educacin o pedagoga como parte
fundamental de las ciencias del espritu no han cesado. Dreweck (2002) plantea que en Alemania
desde 1920 la particular orientacin de la pedagoga de las ciencias del espritu hacia la filosofa
se puede entender entonces como reaccin defensiva a esos crticos desarrollos del momento en
el contexto acadmico y universitario. En ese sentido, acua la expresin formacin disciplinar
defensiva con la que designa las estrategias poltico-cientficas de las lites acadmicas por
hacer retroceder y redireccionar las dinmicas disfuncionales, tanto sociales como cognitivas
terico-disciplinarias, mediante el establecimiento de una pedagoga filosfica, o mejor, de una
pedagoga de las ciencias del espritu, como crtica decidida a las tendencias modernizadoras en
el sistema educativo, es decir, en el mbito del saber pedaggico.
De manera que, mientras en Francia se habla con carcter acadmico-universitario tan slo
desde 1967 de ciencias de la educacin (sciences de lducation) en plural y con las
connotaciones de un espacio pluridisciplinar y plurireferencial que trasciende a la pedagoga en
su sentido durkheimeniano como reflexin sobre los fines y sobre la praxis, y en los pases de
habla inglesa, especialmente en los Estados Unidos, se habla de ciencias educativas
(educational sciences), preferiblemente de investigacin de la enseanza (teaching research) y
de estudios sobre el currculo como modos pragmticos de profesionalizacin y de
administracin de la educacin, en Alemania el concepto ms envolvente es el de ciencia de la
educacin o pedagoga, en singular. Y aunque la pretensin no es insinuar que la ciencia de la
educacin alemana posee un carcter monoltico y hermtico, por el mismo uso terminolgico,
entre otras razones, la ciencia de la educacin o pedagoga no se presta para hacer de ella algo
difuso y no se ve tampoco por ello asaltada por otros discursos y disciplinas como sucede, en
cierta modo, en el mbito latinoamericano y, especialmente, en el colombiano.
Es claro que la pedagoga o ciencia de la educacin alemana no es un campo ajeno a las crisis, ni
a los debates al interior de las ciencias sociales y humanas, como tampoco est inmune a los
debates epistemolgicos y metatericos. Como veremos, en los aos setenta, por ejemplo, la
sociologa fue el discurso dominante y en los ltimos tiempos lo ha sido la psicologa cognitiva y
constructivista. Sin embargo, el influjo de estos discursos no llega a desfigurar el campo de la
ciencia de la educacin, ni lleva a plantear cuestiones, como las que se dan en nuestro contexto,
de si la pedagoga es necesaria o no para la formacin de maestros. Por ms crticos que hayan
sido los cuestionamientos a la pedagoga o ciencia de la educacin, sta nunca se ha visto en
situaciones como la de ser absorbida por la didctica y reducirse a una reflexin sobre lo escolar
o como la de convertirse en una psicologa escolar debido a las visiones reduccionistas de la
educacin como un problema exclusivamente cognitivo, a saber: el del aprendizaje.
El propsito de este escrito es presentar las principales orientaciones o corrientes tericodisciplinares (si se quiere paradigmas8) de la ciencia de la educacin alemana, a saber: la
8
Cf.: Habermas, 1989. En el sentido de Habermas todo conocimiento se puede ubicar como operando de acuerdo a
tres intereses especficos: un inters tcnico que caracteriza al saber instrumental de las ciencias empricoanalticas o naturales. Un inters prctico que caracteriza al saber prctico de las ciencias hermenuticas o
interpretativas. Y un inters emancipatorio que cuestiona las condiciones histrico-sociales bajo las cuales se
encuentran los saberes tcnico y hermenutico, y por medio del cual, a su vez, se sacan a la luz las formas de
poder operante y de alienacin (falsa conciencia) que en los saberes anteriores se encuentran inmersas. Esta forma
de saber reflexivo y emancipatorio es propia de las ciencias crticas.
Con respecto a esta ltima propuesta, en la parte final se tratar muy sucintamente la idea de una
ciencia de la educacin reflexiva, pues permite, por un lado, ver la distancia con respecto a las
principales orientaciones disciplinarias y, por el otro, da pie para esbozar tambin la propuesta de
una antropologa histrico-pedaggica con la que ac nos identificamos.
Somos consecuentes, entonces, con la idea de que en la ciencia de la educacin alemana
contempornea conviven diferentes paradigmas (diferentes corrientes terico-disciplinarias). Por
eso, se habla, ms bien, de una pluralidad terico-disciplianaria en la que ninguna orientacin o
corriente ningn paradigma puede gozar, desde su especificidad, de mayor legitimidad que
las otras. En esto se resume precisamente la discusin sobre los paradigmas en la ciencia de la
educacin realizado en Bielefeld 1990 en el 12 congreso de la sociedad alemana para la ciencia
de la educacin. De igual manera, con ello se pone en cuestionamiento la concepcin de la
pedagoga general otrora sistemtica como subdisciplina orientadora de la ciencia de la
educacin y se reconoce en ella, ms bien, un momento de generalizacin necesario que es
clarificador, desde el punto de vista metaterico, pero que no puede ser normativo, desde el punto
de vista de una nica orientacin.
Ubicados en este ltimo punto, reconocemos que toda presentacin introductoria, como esta,
enfrenta el problema de la generalizacin. Es decir, que determinar aquello que se va a
generalizar no es algo fcil de establecer y supone la toma de decisiones que estn marcadas, a su
vez, por los marcos terico-referenciales y concepciones de mundo con los que se opera. Esto
lleva, por tanto, a una situacin problemtica, en el sentido de que lo que se entiende por general
se vea desde diferentes pticas e implique, bsicamente, la toma de una postura. Cada proyecto o
propuesta de presentacin introductoria y general de la pedagoga, en este caso de la pedagoga o
ciencia de la educacin alemana, se ha de ver entonces como el producto de una poca que
adquiere y tiene relevancia en su contexto histrico, cultural y sistemtico. Es precisamente a la
actualizacin de esos contextos de reflexin a donde se vuelve una y otra vez para hablar de
generalidad o de lo que en el campo profesional y disciplinar de la pedagoga se vuelve
generalizable.
As pues, una mirada general, metaterica y reflexiva slo cobra existencia cuando puede reducir
lo que es peculiar de cada tiempo a la categora de algo general y, por ello, ella es siempre el
resultado de unas operaciones tericas de abstraccin y categorizacin con las que se apunta a
lograr un orden en el pensamiento y no tanto un mtodo para la accin o una propuesta dirigida
a la praxis y que suponen, adems, un determinado punto de vista y ciertas tomas de decisin
esto porque tambin una construccin terica es una realizacin prctica que se da en un
contexto y en unas circunstancias determinados. En sntesis, para nosotros esa presentacin
general sera el nombre que utilizamos para designar los esquemas contingentes de ordenacin
metaterica con un propsito orientador con los que se busca poner en contexto y reducir la
complejidad de todo aquello que se ocupe de la pedagoga o ciencia de la educacin alemana.
Entendiendo por esta ltima, en sentido restringido, toda aquella ocupacin cientfica, metdica y
rigurosa con cualquiera de los aspectos de la educacin y, en sentido amplio, como designacin
general para el campo disciplinar y profesional9 de estudios que se ocupan, de un modo terico y
prctico, de la educacin y la formacin.
Hemos escogido como criterio de orientacin, como dijimos, las principales orientaciones
terico-disciplinares, sus posiciones y sus planteamientos bsicos con respecto a la educacin y a
la formacin. Pero, para mayor claridad en nuestra exposicin, vamos a seguir el esquema del
desarrollo terico-disciplinar de la ciencia de la educacin alemana propuesto por Lenzen (1996),
profundizando, complementando y actualizando lo presentado all por el autor en cuestin.
Veamos la figura siguiente:
Fig. 1
Panorama del desarrollo terico-disciplinar de la ciencia de la educacin alemana
(Lenzen, 1996)
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1.
Como pedagoga de las ciencias del espritu (Geisteswissenschaftliche Pdagogik) se asume una
orientacin terico-disciplinar de la pedagoga o ciencia de la educacin que ve y trata de
comprender la educacin y la formacin como fenmenos culturales, histricos y de sentido. Su
pretensin bsica es entonces la de comprender la realidad educativa. No hay que olvidar que,
con ese propsito, uno de los principales puntos de partida de la pedagoga de las ciencias del
espritu, en tanto crtica a Johann Friedrich Herbart (1776-1841)11 y a los herbartianos12 y
luego a los pedagogos experimentalistas, tiene que ver con la reivindicacin del carcter histrico
del hombre y de sus producciones: primero Wilhelm Dilthey (1833-1911) y despus Herman
Nohl (1879-1960) su discpulo se opusieron a los planteamientos herbartianos de una
pedagoga normativa fundamentada en valores y normas universales. Con la expresin
pedagoga de las ciencias del espritu se alude, no obstante, a un grupo de autores, posiciones y
conceptualizaciones heterogneo y variado en el que, de todas maneras, aparece un denominador
comn, a saber: Wilhelm Dilthey, considerado el padre de las ciencias del espritu modernas.
Como se sabe, Dilthey delimit las ciencias del espritu de las ciencias normativas (por ejemplo,
teologa, tica) y de las ciencias naturales, y a partir de esa diferenciacin propuso que los
procedimientos comprensivos o basados en la comprensin (Verstehen) eran los ms adecuados
para dar cuenta de los fenmenos humanos en tanto fenmenos culturales, histricos y de
sentido13. Dilthey vio en la hermenutica general desarrollada por Schleiermacher el potencial
para la fundamentacin metodolgica de las modernas ciencias del espritu. Todos los esfuerzos
intelectuales de Dilthey se concentraron en el intento de una fundamentacin metodolgica y
sistemtica de las ciencias del espritu. En la obra de este autor se da as el paso de una
comprensin como interpretacin de textos y como comprensin del habla a una comprensin
como teora del conocimiento y como metodologa de las ciencias del espritu.
La comprensin como el mtodo central y como meta de conocimiento de las ciencias del espritu
se dirige entonces a elaboraciones rigurosas y trabajadas que tienen que ver con contextos
efectivos y de sentido del mundo histrico humano. Ac se parte de que el espritu objetivo, es
decir, los mbitos de la vida humana como la filosofa, las instituciones sociales, las religiones,
las formas econmicas, el derecho, las artes, la educacin, entre otros, poseen siempre un
determinado modo de ser al que les subyace un sentido. La hermenutica, desde este punto de
vista, busca comprender las esencias de esas manifestaciones que vienen dadas en el sentido que
les corresponde. En su proyecto de fundamentacin de las ciencias del espritu, tambin
denominado crtica de la razn histrica, Dilthey lo articula con una crtica a la metafsica, en
tanto sta pretende ofrecer resultados cientficos definitivos. Frente a ello, plantea este autor, la
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Johann Friedrich Herbart (Oldemburgo, 1776 - Gotinga, 1841). Obras: Pedagoga general (1806), Acerca de la
representacin esttica del mundo como objeto principal de la educacin (1832) y las Cartas sobre la aplicacin
de la psicologa a la pedagoga (1832), Bosquejo para un curso de pedagoga (1835).
Dentro de los que se encuentran: Moritz Wilhelm Drobisch (1802-1896), Gustav Hartenstein (1808-1890), Karl
Wilhelm Eduard Mager (1810-1858), Ludwig von Strmpell (1812-1899), Karl Volkmar Stoy (1815-1885),
Tuiskon Ziller (1817-1882), Friedrich Wilhelm Drpfeld (1824-1893), Otto Frick (1832-1892), Theodor Vogt
(1835-1906), Otto Willmann (1839-1920), Karl Kehrbach (1846-1905), Wilhelm Rein (1847-1929).
Cf.: Runge Pea, 2008.
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FUNDADORES
WILHELM DILTHEY
(1833-1911)
Visin filosfico-vital
conjunta de la historia y
de lo particular.
Psicologa de las
ciencias del espritu.
Mtodo comprensivo
Rechazo a:
la
es pec ulacin
idealista y
al
pensamiento
cientfic o
natural
ahistrico
PRIMER PERIODO
ERICH WENIGER
(1894-1960)
Didctica, relacin entre
teora y praxis
HERMANN NOHL
(1879-1960)
Relacin pedaggica,
autonoma de la
pedagoga
WILHELM FLITNER
1889-1990)
Pedagoga
hermenuticopragmtica, reflexin
comprometida
EDUARD SPRANGER
(1882-1962)
Psicologa de las
ciencias del espritu,
cultura y formacin
THEODOR LITT
(1880-1962)
Educacin y cultura,
dialctica -Hegel-
R. MEISTER
(1861-1964)
Teora de la educacin
y la formacin
M.J. LANGEVELD
(1905)
Fenomenologa,
antropologa
pedaggica
SEGUNDO PERIODO
R.
KERSCHENSTEINER
(1854-1932)
Teora de la formacin,
escuela para el trabajo
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O.F. BOLLNOW
(1903-1991)
Filosofa existencial,
antropologa
pedaggicas
M. FRISCHEISENKHLER
(1878-1923)
Autonoma de la ciencia
de la educacin
12
As pues, a pesar de estas vicisitudes y de las crticas recibidas de parte de los empricoexperimentalistas y de los terico-crticos en pedagoga, la pedagoga de las ciencias del espritu
se ha mantenido hasta el da de hoy. Incluso se puede decir que ha cobrado nuevamente
importancia en los ltimos tiempos, gracias, entre otras cosas, a los debates sobre investigacin
cualitativa y sobre las nuevas maneras de hacer investigacin (narrativa, imgenes, biografa,
etnografa escolar, etc.). En los nuevos trabajos de investigacin cualitativa, la comprensin
como mtodo se encuentra relacionada tambin con los mltiples fenmenos de la realidad
humana15 y con los anlisis de las culturas y cotidianidades escolares.
En los planteamientos actuales sobre la investigacin, por ejemplo, en la denominada
hermenutica objetiva de Oevermann, la realidad social ya no se comprende slo como mundo de
objetivaciones espirituales, sino como un conjunto de estructuras sociales condicionado
histricamente. De manera, entonces, que en la actual discusin metodolgica y social sobre los
procedimientos para la comprensin de las realidades humanas, la hermenutica, ya no slo
entendida como comprensin de textos escritos, juega todava un papel central en mltiples
aspectos.
Christoph Wulf (1983; 1999) seala cinco aportes de importancia para la autocomprensin de la
ciencia de la educacin desarrollados por la pedagoga de las ciencias del espritu, a saber:
Aportes que tienen que ver con la tarea fundamental de la pedagoga de las ciencias del espritu, a
saber: la comprensin de la realidad educativa en su dimensin histrica, pero tambin como
vivencia, pues para Dilthey no es posible dar cuenta de ella a travs de un simple estudio de las
relaciones de causalidad, sino mediante la interpretacin de lo vivido en relacin con su propia
historicidad. El fundamento de una teora del conocimiento cientfico-espiritual no es entonces un
sujeto de conocimiento abstracto, sino el ser humano en su totalidad; es decir, el hombre que
siente, quiere y se hace representaciones.
Ac, dentro de la dinmica de la comprensin de las vivencias (Erlebnisse) como expresiones
individuales, los tericos de las ciencias del espritu siguen el planteamiento de Dilthey segn
el cual los individuos en su vida anmica vida del alma16, constituida por el conjunto de
vivencias sensoriales, sentimentales, cognitivas, morales, etc., exteriorizan dichas vivencias.
La vida comprende y contiene la existencia de los hombres en particular, en su conexin vital con
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Vivencias en relacin con una interaccin entre sujetos: 1. vivencia-expresincomprensin-vivencia posterior 2. vivencia-expresin-comprensin-vivencia
posterior.
COMPRENSIN
EXPRESIN
OBJETIVACIONES
DE LA VIDA (espritu)
DEL ALMA (individuo)
VIVENCIA
POSTERIOR
La expresin es, pues, el reflejo de la vivencia en formas externas (gestos, lenguaje, arte, etc.).
Todas esas formas de expresin son, por lo tanto, objetivaciones de la vida del alma. Comprender
es captar o entender algo interior a razn de su reflejo externo (manifestacin, expresin).
Llamamos comprensin al proceso en el cual, a partir de signos que vienen dados
sensorialmente desde afuera, reconocemos una interioridad (Dilthey, 1961, Tomo V, p. 318).
En ese sentido, las producciones sociales, culturales e histricas espritu objetivo creadas por
el hombre son, por tanto, expresin (Ausdruck) de procesos internos (Erlebnisse), es decir, de la
vida del alma (Seelenlebens) en particular o de la vida del espritu en general, que slo pueden ser
comprendidas mediante el Hineinversetzen (transponerse, congeniarse, involucrarse) en la
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totalidad de la vida espiritual. Ello no quiere decir que esta ltima se pueda conocer de una
manera directa. Aquello que las ciencias del espritu buscan conocer slo es accesible de una
manera indirecta, precisamente a partir de las objetivaciones del espritu humano. Estas
objetivaciones del alma humana pueden ser textos, obras de arte, instituciones, valores, etc., las
cuales son, adems, histricas y cambiables, as como lo es la comprensin misma. En palabras
de Dilthey: Entiendo por tal espritu objetivo las mltiples formas en las que se ha objetivado en
el mundo la comunidad existente entre lo individuos. En este espritu objetivo, el pasado es
presente permanente y duradero para nosotros. Sus dominios alcanzan desde el estilo de vida, las
formas de trato, hasta la conexin de los fines que la sociedad se ha formado, la costumbre, el
Derecho, el Estado, la Religin, el Arte, las Ciencias y la Filosofa. Pues tambin la obra del
genio representa una comunidad de ideas, vida psquica, de ideal en una poca y un entorno. A
partir de este mundo del espritu objetivo, nuestro s mismo obtiene su alimento desde la primera
infancia. Es tambin el medio en el que se lleva a cabo la comprensin de otras personas y sus
manifestaciones de vida. Pues todo aquello en lo que el espritu se ha objetivado contiene en s
algo comn al yo y al t (Dilthey, 2000, p. 165-167).
1.1.
18
19
La teora pedaggica de Schleiermacher se origin durante el siglo XIX y fue ensombrecida por el auge de la
pedagoga y psicologa de Herbart. Slo hasta el siglo XX, especialmente gracias a las investigaciones de Dilthey,
los aportes de este autor volvieron a ganar importancia. Su teora pedaggica se entiende como un arte de la
educacin que se caracteriza, de un lado, por apoyarse en hechos histrico-sociales de la praxis educativa y, en
concordancia con ello, por no partir, como por ejemplo Herbart, de conceptos a priori. De otro lado,
Schleiermacher concibe la pedagoga como una ciencia que depende de la tica, como una ciencia que se deriva
de esta ltima y que ayuda a coordinar la poltica. Este autor es recordado frecuentemente en el mbito
pedaggico por su clebre frase acerca de la dignidad de la praxis y de la independencia de esta ltima con
respecto a la teora.
Cf.: Schleiermacher, 2000.
Cf.: Wulf, 1983, p. 16.
15
como discusin sobre las teoras latentes en esa praxis y como aclaracin consciente de ellas. Se
entendi como una suerte de ciencia intrprete y vigilante de la praxis educativa. Su meta era la
aclaracin e interpretacin de esa praxis y sus valores desde puntos de vista sistemticos e
histricos. La influencia de este modo de pensar la pedagoga en relacin con la praxis educativa
se puede evidenciar, entre otros, en su papel comprometido con el movimiento de escuela nueva
o pedagoga reformista, en el movimiento de escuelas populares superiores, en la pedagoga
social y en las propuestas de formacin de maestros antes del Nacionalsocialismo.
Wilhelm Flitner, uno de los principales representantes de esta orientacin disciplinar, hablaba en
ese sentido de una rflexion engage; es decir, de una reflexin comprometida que deba darse
desde aquel lugar en el que el pedagogo se situaba asumindose como sujeto pedaggicamente
responsable. En ese sentido y como crtica tambin a la mirada positivista, se planteaba que el
conocimiento puro sin observancia a una particular dimensin de sentido pedaggica no tena
valor para la pedagoga de las ciencias del espritu. Segn Flitner, ni la pedagoga emprica ni la
pedagoga normativa eran capaces de hacerle justicia a las pretensiones e intereses del
pensamiento pedaggico. Para Flitner entre los hechos empricos y las normas planteadas en
trminos metafsicos se encuentra un mundo intermedio en el que se sita la accin educadora
con su responsabilidad. As, de la unin de las orientaciones empricas y de las orientaciones
especulativas resulta un tercer mbito de reflexin en el que Flitner sita su trabajo y que
denomina hermenutico-pragmtico. Es hermenutico, porque aqu se interpreta la vida vivida;
se esclarece y comprende el sentido que tiene una realidad educativa cultural e histricamente
dada. Es pragmtico, porque se refiere a la prctica y, consiguientemente, a la accin del hombre
sobre el hombre reflexin sobre la accin.
Para Flitner, lo que la educacin es signifique slo se ve con claridad cuando el maestro
mismo y el pensador sobre asuntos educativos est colmado de una voluntad educadora, es
decir, de responsabilidad pedaggica. Por eso, para Flitner la ciencia de la educacin es
rflexion engage. Como dijimos, la exigencia fue entonces la de una reflexin
comprometida; pero, bajo cul criterio? Tal criterio pedaggico lo plante Herman Nohl as:
En la actitud hacia la vida subjetiva del alumno se encuentra el criterio pedaggico. Todo lo que
se presenta siempre como exigencias de la cultura objetiva y de las relaciones sociales para con el
nio se le debe dar una nueva forma que parta de la pregunta: Qu sentido adquiere esa
exigencia en el contexto de vida de ese nio para el desarrollo y aumento de sus fuerzas y qu
medios tiene ese nio para llevarlas a cabo?
Las transformaciones e ingerencias educativas tienen que ser de tal manera que aumenten las
capacidades del nio. Lo que est en la base es una preocupacin por los intereses del nio. De
all que las exigencias sociales tengan que ser observadas a partir del contexto de sentido y de las
posibilidades del nio. Lo pedaggico entra como una suerte de balance: ni slo los intereses del
nio, ni slo las exigencias sociales. Por eso la necesidad de una posicin pedaggicamente
responsable que estos autores encontraban en la estructura misma de la relacin pedaggica: una
relacin entre un mayor de edad y un menor de edad, en la que aqul se debe a ste, para que,
con su ayuda y bajo su responsabilidad, este ltimo logre su mayora de edad. Toda relacin
pedaggica que no sea consecuente con este modo de estructuracin deviene, por ejemplo, en
adoctrinamiento y es, por tanto, pedaggicamente irresponsable. Lo que ms llama la atencin en
este punto es que la pedagoga de las ciencias del espritu conceba la educacin como una
relacin asimtrica a la que le subyace como exigencia moral-estructural su transformacin en
16
una relacin simtrica. No obstante, si bien as se asuma la educacin como un problema tico
(tica pedaggica20), no era el tiempo ni de una crtica social a la educacin (pedagoga o ciencia
de la educacin crtica), ni de una crtica pedaggica a la sociedad21, lo cual, sin lugar a dudas, le
hubiera dado mayores alcances a dicho planteamiento sobre la responsabilidad pedaggica.
1.2.
21
22
17
En este sentido, la realidad educativa en su dimensin histrica deviene en una suerte de texto
que hay que cuestionar en trminos de su sentido y a partir del cual se pueden desarrollar nuevos
cuestionamientos sobre el deber ser que pueden servir para el quehacer educativo. Dicho con
otras palabras, el anlisis histrico de la realidad educativa debera estar en condiciones de
mostrar los elementos estructurales la idea de la educacin que podan ser relevantes para
el presente y para el futuro. Como lo dice Groth: Por esta razn es precisamente imprescindible
a la Pedagoga la Historia con su infinita riqueza de figuras y hechos, a fin de que pueda lograr
incesantemente intuicin y comprobar siempre de manera nueva la exactitud de sus esquemas
racionales. Pues Pedagoga sin Historia es cosa vaca. Este peligro de quedar vaca amenaza a la
ciencia y al hombre. Cuando el hombre pierde su orientacin respecto a la realidad y a la
experiencia, es arrastrado al error por esquemas irreales e irracionales con orientacin propia
(Groth, 1990). Es decir, que tanto la pedagoga como la educacin se encuentran atravesadas por
el sentido e influenciadas por fuerzas provenientes de la tradicin (Gadamer). Por eso, una
comprensin de lo ya dado no puede ser algo que venga dado slo en trminos puramente
descriptivos, sino que siempre hay de por medio interpretacin y tradicin. La mirada histrica
evita que los seres humanos caigan presas de lo que en el presente y en la descripcin se les
presenta como natural, como lo que es.
1.3.
temporales de la educacin, entre los cuales se cuentan tambin los fines y formas de la accin educativa, debe
contraponerse como factor ordenador el concepto atemporal e inmutable de lo pedaggico. Slo as se hace
posible dar perspectiva y unidad a la abigarrada variedad de los posibles fenmenos pedaggicos. Dicho concepto
se requiere necesariamente como presupuesto y condicin para que los hechos pedaggicos puedan ser vistos
como tales. Frente a stos como casos variables, est el concepto como parmetro de los mismos, como aquello
que les da direccin, orientacin y unidad. En ese sentido el concepto, entendido como unidad de principios
filosficos, es fundamento y norma del pensar y obrar pedaggico. Nohl, de alguna manera, tambin planteaba
que era posible ver esa idea ese ideal tipo de educacin a partir de un trabajo de reconstruccin histrica.
18
1.4.
Si bien la pedagoga comparte con las dems ciencias del espritu ciencias sociales y humanas
o ciencias de la cultura su proceder hermenutico o comprensivo, es su mbito u objeto de
estudio (Gegenstandsbereich) el que da evidencia de su relativa autonoma como ciencia. La
pedagoga de las ciencias del espritu plante que la relacin pedaggica, en tanto asunto de
indagacin y como forma especfica de esa realidad educativa, era la que daba pie para hacerse
cuestionamientos propios y para desarrollar teoras y conceptualizaciones especficas. La relacin
pedaggica como relacin de un ser humano maduro mayor de edad con un ser humano en
formacin al que aqul se debe responsabilidad pedaggica y al que aqul se le dedica para
que logre su realizacin y mayora de edad, es lo propio de la pedagoga y de ninguna otra
ciencia. Esto no se encuentra, por ejemplo, ni en la teologa, ni en la sociologa, ni en la
psicologa. Se trata de algo originariamente tpico de la pedagoga. En concordancia con ello, la
pedagoga debe desarrollar, entonces, sus propias problematizaciones, cuestionamientos, tareas e,
incluso, conceptualizaciones. La pedagoga no puede extraviarse entonces en asuntos que no son
los suyos y en esa medida no puede dedicarse simplemente a trasladar sistemas conceptuales de
otros mbitos de problematizacin (por ejemplo, de la economa o de la religin) a sus asuntos
pedaggicos. En ese sentido, la pedagoga:
A partir del anlisis histrico que parte de la actualidad pertinencia para el presente,
muestra o pone en evidencia la problematicidad del propio campo. La conciencia histrica
permite una conciencia sobre la situacin actual del campo, de sus problemticas y de sus
objetos.
19
1.5.
20
1.6.
Despus de su gran apogeo hasta despus de mediados del siglo XX, la pedagoga de las ciencias
del espritu pas rpidamente a considerarse un sinnimo de desprestigio. Cuatros aspectos vale
la pena destacar en ello:
1.
2.
3.
4.
23
Hoy en da la idea de autonoma y unidad de la pedagoga sigue siendo fuertemente criticada. Tal idea no es ms
que una construccin semntica de la realidad y, en esa medida, no es algo dado, sino construido.
21
La pedagoga de las ciencias del espritu fue en ese sentido afirmativa y conservadora, ya que se
limit a interpretar la realidad y no a transformarla; es decir, se parti siempre de lo dado, de la
realidad como algo vlido, racional y justificado de por s. Lo que evidenci, adems, la
ambigedad del maestro frente al presente y al futuro del alumno. De all que se haya limitado,
igualmente, a continuar transmitiendo una interioridad y una formacin subjetividad
burguesas, tal y como lo evidenciaron posteriormente la pedagoga crtica, la pedagoga histricomaterialista (marxista) y las teoras crticas de la formacin.
Su forma de hacer y de concebir24 la historia tambin fue criticada, porque se redujo a una
historia especulativa incluso irracional de las ideas que adoleca de datos y de
contextualizacin histrico-social, en la que quedaban excluidas, adems, las relaciones de poder
y las condiciones socio-econmicas.
24
A partir de la diferencia entre Naturaleza (Natur) y Espritu (Geist) y la idea de una razn histrica que sigue
su lgica y tiende hacia su consumacin en una cultura el espritu absoluto de Hegel lo sucedido durante el
Nacionalsocialismo el holocausto no poda ser visto ms que como un momento necesario para la realizacin
de dicha cultura, para la realizacin del espritu.
22
2.1.
Aunque en Alemania las bsquedas por instituir una pedagoga experimental se pueden rastrear
desde el mismo Herbart con su peticin para la creacin de escuelas para investigar, como
pioneros y fundadores se tienen a Wilhelm August Lay (1862-1926) y Ernst Meumann (18621915). El primero implement la metodologa de las ciencias naturales en la pedagoga y su
objeto fue conocer al joven. Para ello desarrollo sus planteamientos pedaggicos basados en la
biologa. Su punto de partida, desde el punto de vista biolgico, es la unidad sensorial y sensitiva
de la reaccin, la cual comprende las impresiones, su elaboracin y su expresin. La enseanza
comprendera, segn esto, la observacin de las cosas enseanza objetiva y la presentacin
de las formas enseanza de las formas. Lay tambin se dedic a la investigacin
experimental de las condiciones psicolgicas para la escritura y la suma. Dentro de sus obras se
23
En su concepcin neokantiana Natorp sostiene que a un concepto de algo que no es pero debe ser, la llamamos
idea. De ah que, segn Natorp, el concepto de educacin lleva a la fundamentacin de la idea. Pero esto slo se
logra con ayuda de la filosofa, pues la pedagoga no puede por s misma justificar sus principios; ahora bien, una
vez que se ha dado una fundamentacin filosfica, es posible tambin una detallada investigacin concreta y
emprica. Desde este punto de vista, la pedagoga sera filosofa aplicada
24
Las caractersticas principales de esas investigaciones empricas iniciales dentro del campo de la
ciencia de la educacin fueron:
2.2.
25
26
Nacionalsocialismo. Solo hasta despus de 1945 surgieron nuevamente las intenciones de hacer
productivo el piso de lo emprico (empiria) por parte de grupos pequeos por fuera de las
posicin cientfico-espiritual.
Desde los 50 se experiment un proceso de creciente cientifizacin que impuls el proceso de
fundamentacin de la pedagoga de un modo experimental a la manera de la sociologa y la
psicologa. La pregunta por la eficiencia en educacin estaba a la orden del da. Arbitrio,
especulacin e irracionalidad, que a menudo se le reprochaba a la pedagoga de las ciencias del
espritu, deban ser definitivamente superados. Se buscaba as una praxis investigativa deudora
del anlisis cientfico y superar la abstinencia frente a lo emprico de la pedagoga de las
ciencias del espritu. En 1951 se funda en Frankfurt la Escuela para la Investigacin Pedaggica
Internacional. Investigadores relevantes en ello fueron Erich Hylla, Eugen Lemberg, Walter
Schultze y, especialmente, Heinrich Roth (1906-1983).
2.3.
Fue Heinrich Roth, quien con sus lecciones en 1962 sobre el realistischen Wendung in der
pdagogischen Forschung (Giro realista en la investigacin pedaggica) (Roth, 1963, p. 109) en
Gttingen marc el desarrollo de las discusiones de la pedagoga en Alemania y proclam as el
comienzo de un desarrollo rasante de la investigacin emprica y el fin lento de las hasta ese
entonces hegemnica pedagoga de las ciencias del espritu. En 1962 este autor declar el giro
realista en la ciencia de la educacin e hizo su apuesta por los mtodos empricos, con los que se
le marcara una nueva dinmica al desarrollo de la ciencia de la educacin alemana 28. De modo
que la investigacin realista se erigi contra la pedagoga idealista en el contexto de la catstrofe
educativa alemana de los aos 60. Los procedimientos de la pedagoga de las ciencias del
espritu, por su falta de realidad y de comprobacin emprica, se consideraron como agotados.
Roth de una manera muy prudente deca al respecto: Las respuestas a esas preguntas [...] no se
quedan en simples opiniones o en apreciaciones vacas si la teora pedaggica renuncia por fin a
dar vueltas sobre s misma y controla sus enunciados con base en los frutos de la praxis en cuyo
nombre ella misma tiene lugar. Slo as puede permanecer crtica, despierta y atenta a la
dogmatizacin (Roth, 1963, p. 117).
En esa lnea y con pretensiones similares haba investigadores, como el mismo Roth, que
buscaban complementar los mtodos hermenuticos de anlisis textual con mtodos de la
investigacin emprica. Otros ms radicales, hicieron evidente su aversin por el mtodo
cientfico-espiritual (hermenutico) en su totalidad. Se exiga la superacin de todo
procedimiento hermenutico-interpretativo y de todo lo que no tuviera una base emprica y se
reprochaba, adems, el no haber recepcionado de una manera adecuada los numerosos
conocimientos que hasta ese momento se venan produciendo en disciplinas vecinas como la
sociologa, la psicologa, el psicoanlisis, entre otras. En comparacin con las dcadas anteriores,
los pedagogos cientficos de la educacin ya no se estaban formando exclusivamente en el
contexto de pensamiento de la pedagoga de las ciencias, sino que provena de diferentes campos
disciplinares, como, por ejemplo, la sociologa y la psicologa, con repercusiones sobre las
conceptualizaciones propias de la pedagoga. El discurso sociolgico y psicolgico entre 1965 y
28
27
1970 cobr tanta fuerza que evidenci el desplazamiento de ciertas formas de conceptualizar
asuntos educativos que hasta entonces haban sido propias del discurso pedaggico.
Curiosamente en los momentos de restauracin de posguerra, de surgimiento del movimiento
estudiantil, de influjo de la pedagoga de las ciencias del espritu y de desarrollo de la Teora
Crtica, Roth propona que la pedagoga estaba en mora de lograr una recuperacin desde un
punto de vista emprico frente al dominio de la razn terica que la haba llevado a una especie
de estancamiento en su desarrollo como disciplina de las ciencias humanas y sociales. No
obstante, el programa de un giro realista en la ciencia de la educacin, tal y como lo defenda
Roth, si bien sealaba las insuficiencias de la pedagoga de las ciencias del espritu, miraba con
cautela el proceso de recepcin de los conocimientos de las otras ciencias sociales y humanas,
pues dicha recepcin se tena, en cierto modo, como una amenaza que poda llevar a la disolucin
de la pedagoga. Con dicho programa lo que Roth en realidad estaba buscando era una nueva
constitucin de la pedagoga como una ciencia realista. Se pretenda entonces:
1. Actuar en contra de la tendencia a la desintegracin de la pedagoga en una multiplicidad
de ciencias particulares.
2. Fomentar nuevamente el inters por las acciones pedaggicas por la praxis educativa
como un asunto fundamental dentro de la actividad investigativa y
3. Superar la divisin entre teora de la accin y lo emprico29.
Par la solucin del primer punto Roth propuso el desarrollo de una antropologa pedaggica
como ciencia integradora. El primer intento de establecer una antropologa pedaggica con
orientacin emprica en Alemania fue obra de este psiclogo y pedagogo. Sin dejar de desconocer
otros posibles acercamientos y otros modos de observacin antropolgica, Roth deca al respecto:
Hablo desde el punto de vista (Standpunkt) de aquellos que ponen una cierta esperanza en la
investigacin emprica en las ciencias del hombre, una cierta esperanza tambin en la pedagoga
(Roth en: Wulf y Zirfas, 1994, p. 154).
Sus dos obras fundamentales sobre antropologa pedaggica se publicaron en 1966 y en 1971.
Ambos trabajos, que en su conjunto conforman una portentosa obra de mas de 1150 pginas,
llevaron precisamente el ttulo de antropologa pedaggica y fueron subtituladas formabilidad y
determinacin (Bildsamkeit und Bestimmung), el primero, y desarrollo y educacin (Entwicklung
und Erziehung), el segundo. La primera publicacin est concebida en tres partes: una primera en
la que se hace una introduccin al campo de estudio y de trabajo de la antropologa pedaggica.
En la segunda parte se tematiza la formabilidad (Bildsamkeit) humana y se trata el problema del
hombre como un ser especialmente necesitado de educacin y capacitado para ella. Segn Roth,
es en el espacio que se crea entre lo heredado y el entorno que la educacin tiene cabida y en
donde le est dado desempear su funcin con mayor eficacia. Con el planteamiento de la
posibilidad de la educacin y de la necesidad del ser humano de ser educado se llega a la
problemtica de la tercera parte, a saber: la determinacin (Bestimmung) del ser humano. Ac
Roth pasa a ocuparse del problema de los fines educativos y de las teoras de la personalidad
contemporneas30. Dicho de una manera general, Roth trata de mostrar en esta obra el paso del
29
30
28
ser al deber ser humano o lo que en otras palabras se podra denominar el paso de lo natural a lo
verdaderamente humano. Al respecto dice este autor: El hombre (a diferencia del animal que es
un ser sensorial, instintivo, sensible y reactivo) no puede existir sin avanzar del percibir al pensar,
del estar impulsado y estimulado a la volicin, del sentir a la valoracin conciente, del acto
(Agieren) y la reaccin a la accin (Handeln), es decir, a la accin responsable conscientemente
reflexionada, valorada y decidida (Roth citado por Braun, 1989, p. 50). Es decir, que para Roth
la antropologa pedaggica culmina con una reflexin sobre el hombre como ser que tiene que
determinarse para llegar a ser lo que es.
En el segundo tomo de la obra Roth trabaja sobre las relaciones entre desarrollo (Entwicklung) y
educacin (Erziehung). En la primera parte de este escrito, Roth introduce un concepto de
desarrollo desde una perspectiva que se encuentra fuertemente orientada por la reflexin
pedaggica; ello quiere decir que se trata del desarrollo de un concepto que no puede equipararse
simplemente con el concepto de desarrollo como se usa, por ejemplo, en la psicologa. De hecho,
este autor prefiere utilizar el concepto de pedagoga del desarrollo (Entwicklungspdagogik)
para plantear que ese desarrollo al que se refiere es, desde su ptica, orientable, dirigible y
cambiable. Dicho con otras palabras, para Roth el desarrollo, tal y como l lo concibe, es un
suceso influenciable que depende de procesos tanto de enseanza como de aprendizaje. En la
segunda parte se presentan las articulaciones que tienen las etapas del desarrollo y progreso
humanos a los campos fundamentales de la personalidad. Finalmente, en la tercera parte de la
obra se desarrolla la propuesta integradora. En ella se trabajan los pasos y desarrollos de la
capacidad de accin, concebida por Roth como el fin educativo fundamental de la pedagoga. De
un modo general, el tomo dos de la antropologa pedaggica gira en torno al problema de la
fundamentacin antropolgica de la pedagoga del desarrollo, tal y como es planteada por este
autor.
La propuesta general de Roth es entonces la de unificar los aportes del pensamiento teolgico y
filosfico con la investigacin biolgica, psicolgica, sociolgica y etnolgica (antropologa
cultural). Como dijimos, para Roth la antropologa pedaggica es una disciplina particular de la
ciencia de la educacin, de carcter emprico. Esta antropologa pedaggica de corte emprico se
basa en las ciencias experimentales del hombre y su tarea consiste en elaborar las teoras y
resultados de las investigaciones de esta ltimas (aunque no por eso declare irrelevantes las tesis
filosficas y teolgicas sobre el hombre) para hacerlas productivas en la pedagoga31.
En opinin de Roth, comparada con las dems ciencias del hombre, la pedagoga segua en un
estado de atraso, en la medida en que todava no haba hecho suyos los procedimientos de las
ciencias experimentales y fcticas. El significado de la exhortacin a dar un giro realista en la
pedagoga era precisamente eso: mirar e investigar la realidad educativa (los hechos educativos),
ya no terica y especulativamente, es decir, filosfica y/o teolgicamente, sino de un modo
emprico y experimental. No obstante, Roth vea como problemtico el hecho de que la
investigacin emprico-experimental desarrollada hasta ese entonces pecara por no mostrar un
inters por la praxis y por su mejoramiento. De all la necesidad de volver a despertar
nuevamente el inters por la praxis educativa, pero para tratarla e investigarla ahora de una
manera cientfica con miras a su mejoramiento, pues ninguna otra disciplina estara para tratar
31
A pesar de la defensa de esta orientacin emprica para la antropologa pedaggica, Roth no deja de admitir
constantemente la necesidad de combinar el anlisis factual y la reflexin terica.
29
este asunto. El aumento de los conocimientos cientficos sobre la problemtica educativa en vez
de ofrecer garantas para la praxis educativa, por su variedad, se constituy en una suerte
problema a la hora de la toma de decisiones pedaggicas. El pensamiento unitario de la
pedagoga de las ciencias del espritu que reivindicaba ser una teora de la praxis y para la praxis,
no se poda sostener ms con el aumento y heterogeneidad de procedimientos y conocimientos
producto de la investigacin. El saber emprico y las experiencias ganadas eran tan variados que
ya no permitan ponerlos en relacin con preguntas pedaggicas concretas. Esto signific la
pregunta por el vnculo entre los nuevos conocimientos ganados mediante la actividad
investigativa con los problemas y necesidades acuciantes de la pedagoga; es decir, la pregunta
por la relevancia para la praxis. La relacin entre saber cientfico y praxis educativa cotidiana se
evidenci como problemtica, pues en tanto intento de superar el problema de la relacin teorapraxis, culmin con el resultado paradjico del alejamiento de la praxis misma32.
En esa lnea de trabajo y atendiendo a la tercera situacin problemtica, la pedagoga podra,
segn Roth, determinar nuevamente la relacin entre la teora y lo emprico. As, de cara al
inters por solucionar los problemas prcticos de la realidad educativa se debera llegar a una
cooperacin a una relacin de complementariedad entre los procedimientos hermenuticos y
empricos de la ciencia de la educacin. Esto, adems, por el hecho de que ambos procedimientos
se dirigen al mismo objeto de indagacin: a la realidad educativa. A pesar de todo, las
expectativas con respecto al mejoramiento de la praxis educativa no se cumplieron como lo
esperaban los sectores de la poltica educativa y los mismos cientficos de la educacin, y la
tercera va como propuesta de Roth no fue clara. Se le cuestion entonces a la ciencia de la
educacin positivista y postpositivista sus posibles alternativas frente a la implementacin del
saber pedaggico obtenido mediante la investigacin a la praxis profesional. Qu criterio
orientador para la praxis educativa poda ofrecer la ciencia como tal? Qu pasa cuando la
reflexin pedaggica deja de ser una reflexin comprometida (Flitner)? Como veremos ms
adelante, autores como Brezinka se excluyeron de cuestionamientos como estos bajo el
argumento de que la ciencia no tiene por qu ofrecer recetas pedaggicas.
En fin, con la puesta en marcha del giro realista, la ciencia de la educacin perdi en
autonoma, tanto desde el punto de vista de su produccin terica y conceptual como desde el
punto de vista de la praxis educativa profesional. Desde el punto de vista de los procesos de
profesionalizacin y de la relacin teora-praxis fue un momento histrico en el que se pudo
evidenciar que las profesiones no necesariamente aumentan su autonoma con el aumento de la
cientificidad o con el aumento de la produccin de saber cientfico mediante procedimientos
metdicos probados. Es decir, la idea de que a mayor cientificidad mayor profesionalismo result
fuertemente cuestionada. Si bien el saber cientfico cumple una funcin importante, ste es
complementario en la formacin profesional. La reflexin, la experiencia y otros tipos de saberes
son tambin importantes en la formacin de los docentes. El valor prctico del saber cientfico
para la solucin de problemas educativos no se encuentra fundamentado en ese saber cientfico
mismo, sino en el saber prctico que se gana con su utilizacin inteligente (prudente, juiciosa).
De manera que en la profesin docente resulta fundamental la interrelacin entre conocimiento
cientfico, saber prctico e intuitivo, saber hermenutico y experiencia profesional.
32
30
2.4.
Con el giro realista la ciencia de la educacin entr en una situacin problemtica, pues la
identidad de lo pedaggico, su tarea y su lugar en la sociedad fueron cuestionados. En vez de
ello, se posea un cmulo de saberes empricos que servan, ms bien, para cuestionar la praxis
misma. A ello se le sum tambin la recepcin del racionalismo crtico en cabeza de Wolfgang
Brezinka (1928), quien desde 1966 comenz encabezar las discusiones y debates acerca del
carcter y la fundamentacin cientfica de la pedagoga o ciencia de la educacin.
Esta variante desarrollada por Brezinka se origin a raz de lo problemtico que resultaba dentro
de la perspectiva del empirismo tradicional la cuestin de la induccin. El paso inductivo de la
observacin sistemtica a afirmaciones generales y legaliformes no era tan fcil: El hecho de
que se hagan muchas observaciones en las que se compruebe que el cobre conduce la electricidad
no lleva a la afirmacin general que todo cobre conduce la electricidad. Tal afirmacin no es
comprobable y por tanto resulta ser, ms bien, un universal relativo. Como se plantea con el
ejemplo conocido de los cines: a partir de nuestras observaciones de cisnes blancos no se deriva
con absoluta certeza la afirmacin que todos los cisnes son blancos. Esta manera de entender la
ciencia est dominada por la idea de que nicamente se garantiza la ciencia pura y objetiva
cuando de su dominio se excluye, no slo toda actitud no controlada, sino tambin toda actitud
valorativa en general. Ac el cientfico se contenta con la mera comprobacin de los hechos de
experiencia. No obstante, no se tiene en cuenta que el ideal de una ciencia pura y comprobada
tendra que renunciar tambin a la experiencia misma, en la medida en que dicha ciencia, por su
necesaria limitacin a los casos particulares que adems son inagotables y que en el contexto
humanos resulta bastante problemtico aislarlos como variables, no puede satisfacer siquiera al
postulado ms fundamental del saber puro: la universalidad y la necesidad. El saber empricoexperimental slo alcanza lo que Kant denominaba universalidad comparativa, no
universalidad para todos los casos posibles. Adems, la experiencia tampoco puede fundamentar,
es decir, mostrar una interdependencia necesaria en el sentido de una relacin de causa y efecto.
Slo muestra lo que es, o sea, el caso particular dado de hecho, una yuxtaposicin hasta cierto
puto tctica, si bien regular, de momentos en el tiempo. Pero no puede hacer ver cmo y por qu
es algo, o sea, indicar la razn de la necesidad de un hecho y de un conjunto interdependiente de
relaciones. Por eso, una ciencia que ancle su proceder en la experiencia en la comprobacin
emprica nunca puede desarrollar un ejercicio de fundamentacin, sino, tan slo, de
comprobacin y de rplica.
Ahora bien, todo lo anterior tiene que ser vlido para ella misma, es decir, para su
autoconcepcin. Lo absolutamente problemtico resulta cuando intenta dar una razn legtima de
su validez universal. Al hacerlo no hace ms que entrar en contradiccin, porque de facto
renuncia a su principio supremo: la comprobacin de los hechos. Dicho con otras palabras, ella
misma se deslegitima, porque con su intento de fundamentacin hace algo que, segn su propio
presupuesto supremo, no puede hacer. Al no buscar caer en contradiccin consigo misma y
mantener el presupuesto de querer fundamentar algo por medio de la experiencia, la ciencia
experimental misma, si busca un empirismo absoluto, ni siquiera puede realizarse
fundamentadamente. Lo que le queda como alternativa, entonces, es su desarrollo como ciencia
de un modo caprichoso. Con lo que entra en juego el capricho mismo como la razn determinante
y orientadora. Tal es, entonces, necesariamente su prepuesto de valor. En consecuencia, la misma
ciencia experimental retorna a un presupuesto que quera abandonar crticamente: a una actitud
31
33
32
33
Fig. 4
La ciencia de la educacin en sentido amplio y su mbito objetual (Gegenstandsbereich)
(Brezinka, 1978, p. 38)
OBJETO: LA EDUCACIN
Pedagoga cientfica
34
35
Pedagoga no cientfica
TERIAS FILOSFICAS
DE LA EDUCACIN
TEORAS
PRCTICAS DE LA
EDUCACIN
CIENCIA DE LA EDUCACIN
en sentido estricto
FILOSOFA DE LA
EDUCACIN
PEDAGOGA
PRCTICA
34
Ciencia de la
educacin
nomottica
Historiografa de la educacin
Teora del
conocimiento
Enunciados y
juicios
pedaggicos
2.5.
Moral y
filosofa de
la educacin
El conjunto de teoras
normativas de la
educacin que orientan
la accin
Reflexin
controlada
Tres reas de trabajo se pueden diferenciar dentro del mbito de indagacin de la pedagoga
positivista y postpositivista:
-
35
2.6.
36
36
37
3.
Esta parte sali publicada en el libro: Runge Pea, 2008. No obstante, se han introducido algunas variaciones.
38
3.1.
La teora crtica se desarroll en el Instituto de Frankfurt para la Investigacin Social con Max
Horkheimer y sus colaboradores: Adorno, Fromm, Marcuse, Lwenthal y otros, a finales de los
veinte del siglo pasado. En el ao 1931, Horkheimer asumi la direccin del Instituto para la
Investigacin Social. No obstante, por causa del exilio, la Teora Crtica sigui siendo
desarrollada en los Estados Unidos despus de 1933. La expresin Teora Crtica provino del
planteamiento programtico de Horkheimer de 1937: Teora tradicional y crtica38. El propsito
de la Escuela de Frankfurt llamada as despus de la Segunda Guerra Mundial era
desarrollar una teora del transcurso histrico de la poca histrica presente, a partir de la cual
deba ser explicada la relacin entre la vida econmica de la sociedad, el desarrollo psquico de
los individuos y los cambios en diferentes mbitos de la cultura.
Desde el punto de vista terico, la Teora Crtica se apoy en los aportes de Marx, especialmente
en su crtica a la economa poltica, amplindola a partir de cuestionamientos y planteamientos
psicosociales y socioculturales. Es decir, los mbitos de observacin estuvieron centrados en la
economa, el individuo y la cultura, y la sociedad fue vista de un modo crtico, no como totalidad
de seres humanos, sino como un conjunto de relaciones que se imponen sobre los individuos y
que forman el carcter y las posibilidades de accin de los mismos. Igualmente, la primera Teora
Crtica denominada tambin vieja teora crtica por oposicin a la joven teora crtica de
Habermas y otros busc poner en relacin entre s la reflexin filosfica a la que se le exigi
una relacin prctica con la sociedad, el anlisis sociocrtico y la investigacin emprica.
Ejemplos de ello son trabajos como Autoridad y familia de Horkheimer y Sobre el carcter
autoritario de Adorno, desarrollados durante los aos treinta y cuarenta.
Mientras el programa de trabajo de la Escuela de Frankfurt, a mediados de los treinta, estaba
todava dirigido a la liberacin del ser humano y tena su perspectiva prctica en lucha de clases
del proletariado, a comienzos de los cuarenta los anlisis se volvieron ms escpticos y
culminaron en un profundo pesimismo debido a la derrota del movimiento socialista en Europa, a
la confrontacin con el Holocausto, y al encuentro con la cultura industrial americana.
38
39
40
la importancia del individuo. La razn ilustrada vio como esencia del ser humano la exigencia de
conocimientos verdaderos sobre el mundo; sin embargo, de esta manera la razn se transform en
una razn instrumental y orientada por fines. La razn instrumental observa al ser humano y al
mundo slo desde la perspectiva de la utilidad. Las relaciones de los individuos, en consecuencia,
se cosifican y objetivan por la disolucin de los vnculos tradicionales y se convierten en
relaciones de cambio. Al final resulta un mundo totalmente administrado que ejerce un control
social sobre los individuos y reprime y elimina todo lo que no se acomode dentro de su lgica
(inconformismo, creatividad, crtica, diferencia, etc.).
La teora crtica le exige a la ciencia teora tradicional- que reflexione sobre su propia forma de
relacionarse con la sociedad, de manera que salga a la luz el tipo de vnculo que se establece con
esta ltima. Recordemos que Horkheimer caracteriza la Teora Crtica de la siguiente manera: En
la teora tradicional la produccin del conocimiento se reduce a aspectos particulares. sta slo
reproduce su situacin ya dada y afirma con ello las condiciones sociales bajo las cuales se
origina. La teora crtica de la sociedad tiene como objeto a los seres humanos en tanto
productores del conjunto de formas histricas de vida y no se puede fundamentar ni de un modo
nomottico segn el modelo de las ciencias naturales, ni de un modo ideogrfico segn las
ciencias de la cultura. La contradiccin entre la subjetividad activa y la violencia objetiva de las
relaciones alienadas impide el que simplemente se vaya a la bsqueda del sentido -subyacente a
la ideologa de las relaciones vitales- o de las leyes o regularidades de los procesos sociales. La
teora crtica busca entonces distanciarse de la teora y de la ciencia tradicionales, ya que stas
sirven a la lgica organizadora de los hechos en la conciencia y a la acumulacin de
conocimientos sobre el mundo. En la medida en que sta se centra en lo que ya est se convierte,
con ello, en una forma de reafirmar las condiciones existentes. Responde as a los intereses
dominantes. Por contraste, la teora crtica se centra en la tensin entre lo existente y lo posible,
con lo que resulta un profundo inters por el cambio y transformacin de la realidad. Esa
pretensin por el cambio hace que no se parta de hiptesis cientficas, sino de contradicciones
sociales. Como motor de ese cambio est la fuerza de la reflexin y el anlisis crticos.
En ese sentido, la teora crtica representa una especie de metateora que critica otros
planteamientos desde el punto de vista y con una intencin crtico-ideolgica. Es metateora
tambin en el sentido de que busca explicar los fundamentos de otras teoras situndolos en un
contexto histrico-social. Se trata de someter a crtica el quehacer mismo de la ciencia, sobre todo
en un momento en el que la ciencia como mediadora del saber ya no ofrece ilustracin y
liberacin, sino dependencia y reduccin calculadora de los seres humanos a cosas de all,
entre otros, la posicin crtica frente al racionalismo crtico y al Crculo de Viena.
La disputa contra el positivismo (Positivismusstreit) se da precisamente en torno al problema de
la neutralidad valorativa. Cuando se habla de neutralidad en la ciencia se quiere decir que los
criterios de evaluacin y la aplicacin de la ciencia misma no pueden favorecer una perspectiva
en particular.40 Igualmente, cuando se hace referencia a la imparcialidad se quiere decir que las
40
Esto abarca lo que se ha denominado contexto de descubrimiento. De acuerdo con Reichenbach (1971), el
contexto de descubrimiento hace referencia a todos los aspectos subjetivos y sociales que determinan a quien
investiga Este comprende los estilos cognitivos, los intereses y expectativas del investigador o la investigadora, as
como otros factores externos a la actividad investigativa misma. El contexto de justificacin se refiere a los
aspectos propios de la lgica de la investigacin cientfica como son las relaciones entre teoras, conceptos,
mtodos y criterios de evaluacin.
41
teoras cientficas tienen que ser susceptibles de ser evaluadas a la luz de criterios internos a la
ciencia (lgica de la investigacin, lgica de la ciencia, teora de la ciencia), criterios que no
deben tener nada que ver con asuntos ligados a valoraciones de ndole moral o social. Segn lo
anterior, la ciencia es, pues, objetiva en la medida en que se abstiene de formular apreciaciones o
estimaciones personales o partidistas. Finalmente, cuando se plantea el carcter autnomo de la
ciencia se hace alusin con ello al hecho de que la ciencia, su metodologa, sus prcticas y sus
instituciones no pueden darle cabida a asuntos de tipo moral y valorativo y que, por tanto, la
ciencia no tiene que verse interferida o perturbada por estos ltimos.
En lo que respecta a la neutralidad valorativa, Popper reconoce por ello que es inevitable dejar de
lado los intereses extracientficos. Sin embargo, propone que el inters puramente cientfico por
la verdad debe primar sobre los otros. As, dice l, aunque la pureza de la ciencia parezca ms
bien un ideal, no por ello es vana la empresa de excluir todo tipo de valoraciones
extracientficas que obstaculicen el inters por la verdad. Es, por supuesto, imposible excluir
tales intereses extracientficos de la investigacin cientfica; y no deja de ser menos imposible
excluirlos de la investigacin cientfico-natural [] como de la cientfico social [] Lo que es
posible e importante y confiere a la ciencia su carcter peculiar no es la exclusin, sino la
diferenciacin entre aquellos intereses que no pertenecen a la bsqueda de la verdad y el inters
puramente cientfico por la verdad [] Esto no puede, desde luego, llevarse a cabo de una vez
para siempre por decreto, sino que es y seguir siendo una de las tareas duraderas de la crtica
cientfica recproca. La pureza de la ciencia pura es un ideal, pero por el que la crtica lucha y
ha de luchar ininterrumpidamente (Popper en Mardones, 1991: 177).
As pues, para la teora crtica el investigador hara parte siempre de la sociedad y no podra
nunca ponerse por fuera de s mismo. En ese sentido tendra que reflexionar tambin sobre su
relacin con la sociedad, con la investigacin y con la ciencia. Para Horkheimer entonces las
teoras no se originan nunca en un espacio vaco, ni son independientes de las condiciones
sociales e histricas. Las teoras no son un producto de las simples disposiciones de los
individuos: La relacin de las hiptesis con los hechos no se realiza finalmente en la cabeza de
los eruditos, sino en la industria (Horkheimer, 2003). As, la teora crtica rechaza de cierto
modo la estricta separacin entre el objeto cientfico y el sujeto observador que el positivismo
nunca puso en cuestionamiento. Al esquema que se propone de una ciencia que estudia la
realidad social, se le antepone otro en el que aparece una realidad social que involucra tanto al
sujeto como al objeto en el que est inmersa la ciencia y su objeto de estudio. La ciencia
aparece entonces como parte de una realidad social que ha de ser considerada analizada y
criticada.
Posteriormente, Habermas, en su Conocimiento e inters (1969), reelabor la teora de los
intereses41 en el constitutivos del conocimiento en tres categoras que cubren intereses,
saberes, medios y ciencias. Su propuesta es una denuncia al mito de la neutralidad axiolgica de
41
El conocimiento nunca es producto de una mente ajena a las preocupaciones cotidianas; por el contrario, se
constituye siempre con base en intereses que han ido desarrollndose a partir de las necesidades naturales de la
especie humana y que han ido siendo configurados por las condiciones histricas y sociales [] Para Habermas,
pues, el saber es un resultado de la actividad humana motivada por necesidades naturales e intereses. Llama a
stos intereses constitutivos de saberes porque guan y dan forma a la manera en que se constituye el saber en
relacin con las diferentes actividades humanas (Carr y Kemmis, 1988, p. 147).
42
las ciencias y una puesta en evidencia de los tipos de intereses que guan el conocimiento. Habla
en ese sentido de:
1. Ciencias emprico-analticas, a las que pertenecen ciencias naturales y sociales en tanto
enfocadas a la produccin de saber universal que tiene la forma de explicacin cientfica. Su
inters es tcnico-instrumental y privilegia las explicaciones causales. Se trata de
conocimientos que faciliten el control tcnico sobre los objetos naturales. El medio es el
trabajo.
2. Ciencias histrico-hermenuticas que se interesan por una comprensin interpretativa de las
configuraciones y producciones socio-histricas. Su inters es prctico-comprensivo. Prima
un saber capaz de informar y de orientar el juicio prctico 42 que no se reduce a saber
cientfico, y que precisa de la comprensin de los significados sociales constitutivos de la
realidad social. El medio es el lenguaje.
3. Ciencias crtico-emancipatorias que se interesan por la crtica ideolgica y por la
emancipacin. Prima un saber reflexivo y el medio es el poder. En ese sentido, la ciencias
anteriores pueden estar orientadas de un modo crtico.
3.2.
o Para sobrevivir y satisfacer sus necesidades vitales (autoconservacin), el ser humano busca
dominar la naturaleza. Pero para mantener ese dominio el hombre se ve en la necesidad de
imponerse l mismo reglas y coacciones que terminan por someter su naturaleza en l. El
dominio del hombre sobre la naturaleza se convierte entonces en dominio del hombre sobre s
mismo y sobre los dems. El ser humano se convierte en esclavo, pues la naturaleza que le es
parte inherente permanece irreconciliada con su autoconciencia (Ascetismo y divisin del
trabajo).
o El ser humano slo llega a ser seor de la naturaleza, negndose a s mismo, en tanto que ser
natural (corpreo, sensible, deseante).
o El conocimiento humano aparece como un instrumento de autoconservacin: (Problema 1 (de
partida) Teora tentativa (soluciones tentativas) eliminacin de errores, experimentacin
o intento de solucin, (Problema 2) (trial and error ensayo y error) que trasciende la
misma autoconservacin; es decir, trasciende la historia natural de la especie humana y se
eleva a una dimensin poltica y cultural como historia por construir (futuro); como
autorreflexin.
42
Se dan enunciados de valor. Un enunciado que contiene un deber ser y pretende dar un sentido (sealar hacia
dnde) o significado a la conducta prctica del hombre. Aclaracin: el que alguien se comporte de tal o cual
manera es un hecho susceptible de descripcin (es; X es juicioso, aplicado, trabajador, estudioso); pero de
este tipo de descripciones no se puede concluir que otro debe hacer esto o lo otro o comportarse de tal o cual
manera (deber ser, Y debe ser estudioso como X). En el segundo caso se ha pasado a otro nivel en el que se
hacen enunciados de valor (prescriptivos). La pedagoga o ciencia de la educacin, a diferencia de otras ciencias
humanas, no puede abolir este componente. En tanto discurso prctico no slo reflexiona sobre la praxis, sino que
trata de mejorarla y para ello da pautas de accin (prescripciones), y en tanto discurso sobre la formacin, piensa
en un deber ser del hombre que resulta de una visin crtica a la situacin presente del mismo.
43
44
3.3.
Para poder investigar las conexiones entre fenmenos pedaggicos y relaciones sociales de poder
y de dominacin, la ciencia de la educacin crtica no puede permanecer inmvil, desde el punto
de vista metodolgico, ante la precisin emprica de los hechos, ni agotarse en el anlisis
hermenutico de las conexiones subjetivas de sentido. Estimulados por los trabajos
epistemolgicos, sobre todo por los de Habermas, los defensores de la ciencia de la educacin
crtica abogan en diferentes trabajos por vincular los procedimientos hermenuticos y empricos y
ligarlos, adems, a reflexiones crtico-sociales43. De este modo, basados en la clsica
diferenciacin entre una teora tradicional y una teora crtica expuesta por Horkheimer, y gracias
al auge que el aspecto crtico suscit al interior de las ciencias sociales a mediados de los 60 en la
disputa contra el positivismo (Positivismusstreit), los pedagogos de esta corriente hicieron lo
mismo con los procedimientos hermenuticos de la pedagoga de las ciencias del espritu y con
los procedimientos experimentales de la ciencia de la educacin emprica ambas orientaciones
terico-disciplinarias fueron consideradas como teora tradicional.
En este contexto la investigacin de la realidad social se vuelve algo necesario, ya que todos los
hechos incluso los educativos se encuentran preformados socialmente el punto de partida
ac es que lo dado no llena plenamente su sentido (contradiccin entre facticidad y legitimacin);
como seres humanos pensamos en una posible vida humana mejor en mundo que es
marcadamente inhumano y esto se aplica de manera clara a la problemtica educativa. De all
que como tarea se plantee la bsqueda de nuevos criterios; es decir, no se trata propiamente de
unas correcciones al interior del sistema, sino de su crtica radical al sistema. Es precisamente la
idea de que las cosas no tienen por qu ser as, ni seguir siendo as; y que el hombre puede
cambiar lo existente. De all el papel que entr a cumplir la educacin como parte del proyecto de
crtica y transformacin social.
El conocimiento crtico tiene entonces la forma de una crtica ideolgica, de una crtica a las
relaciones reales que permanece siempre remitida a su pretensin prctica. Tal crtica es posible
entonces si el hombre mismo se observa como sujeto de su propia historia y de sus propias
condiciones sociales. Segn su autocomprensin, la teora crtica se encuentra relacionada, desde
el punto de vista gentico, analtico y funcional, con la praxis social como una parte
43
45
contradictoria y subversiva del todo social. Ac la educacin puede ser tenida como un tipo de
praxis social que permitira cumplir con la tarea transformadora de la sociedad. Ello quiere decir,
adems, que la teora crtica como tal no goza de un privilegio epistmico absoluto dentro del ser
social y supone, en consecuencia, una toma de posicin, a partir de la cual se trata de develar la
parcialidad socialmente estructurada de las formas y modos de percibir, pensar, sentir y explicar
el mundo Brezinka consideraba, en este sentido, que la pedagoga crtica no era ms que
adoctrinamiento y proselitismo de izquierda, pues en trminos cientficos su actividad no era
propiamente productiva. Como crtica ideolgica la teora crtica se muestra como una teora
materialista y autorreflexiva que aspira a contribuir con la sustitucin de las legitimaciones
dominantes en tanto legitimaciones del poder y a poner en marcha un proceso de formacin
colectivo que ilustre sobre tal situacin. Se trata, por eso, de la lucha y bsqueda de la
emancipacin mediante el rechazo a la dominacin y la opresin existentes. La meta de un
cambio tal es la idea de una formacin racional de la sociedad y de la razonabilidad de la lucha
por la libertad, la amistad y la felicidad que tiene que pasar, como bien los vieron los pedagogos
crticos, por una formacin y educacin para la emancipacin.
En concordancia con ello, el inters de la ciencia de la educacin crtica se orient hacia la crtica
ideolgica en el mbito educativo y social. Las ideologas son entendidas como sistemas de
creencias y esquemas de justificacin orientados por intereses de dominacin que en su
dinamismo no se evidencia como tales. La ideologas tienen el carcter de un falsa conciencia, la
cual se encuentra determinada socialmente y con ello justifica las relaciones de poder
existentes44. La crtica ideolgica quiere decir entonces, en relacin con esa interpretacin del
concepto de ideologa: destapar cientficamente las condiciones sociales de origen, develar las
fundamentaciones mencionadas; es decir, las de la falsa racionalizacin y de los efectos de
aquellas explicaciones, normas y teoras que tienen como consecuencia una comprobable
apreciacin errada de la situacin social determinada por intereses y de las posibilidades de
accin dadas en ella (Klafki, 1982, p. 41).
Consecuentes con lo anterior, los pedagogos crticos consideran que muchas de las ideologas al
interior de la escuela tienen tambin el carcter de falsa conciencia. Es por ello que la crtica
ideolgica dentro de la ciencia de la educacin crtica ha de permitir que tal falsa conciencia, que
se encuentra, por ejemplo, en los planes de estudio (currculo oculto, pedagogas invisibles), en
ciertas propuestas educativas, en ciertos mtodos (autoritarios), en las metas y finalidades
educativas (formacin para el trabajo, formacin tcnico-instrumental, formacin para el
emprendimiento), se vuelva evidente tanto para el maestro como para los mismos alumnos. Es en
ese proceso de crtica hacia fuera y hacia el interior del aula misma que se deben sacar a la luz los
intereses soterrados y ocultos que se dan como consecuencia de las relaciones de poder. De
all que una de las pretensiones fundamentales de la ciencia de la educacin crtica sea ver
entonces si al interior de la praxis educativa existen intereses sociales que todava no se han
hecho reflexivos; intereses mediante los cuales se produce y perpeta la falsa conciencia y las
formas de dominacin.
Como hermenutica y empria pueden ser superadas en su unilateralidad y ser engranadas, desde
el punto de vista de la divisin del trabajo, a cuestionamientos crtico-ideolgicos, Klafki propone
que sean articuladas de manera que se produzca un proceso dinmico y permanente de
44
46
influencias recprocas: las interpretaciones orientadas hacia la comprensin del sentido de las
condiciones sociales y planteamientos sobre la educacin se transforman entonces en
cuestionamientos que pueden y han de ser comprobados empricamente. Por su parte, los
resultados obtenidos empricamente pueden valorarse y legitimarse slo dentro de un contexto de
sentido de las relaciones sociales en su conjunto que implica, por su parte, una reflexin crtica y
un posicionamiento social. Hay que destacar ac que fue precisamente Wolfgang Klafki quien no
permiti que el programa metodolgico de la ciencia de la educacin crtica se redujera slo al
anlisis crtico-ideolgico. De all la denominacin de su propuesta como crtico-constructiva.
Influenciado por la Teora Crtica, Klafki se distanci de la pedagoga de las ciencias del espritu
en la que fue formado. Este distanciamiento le permiti ampliar ms sus planteamientos sobre la
formacin y desarrollar as, en los aos 80s, su propuesta de pedagoga o ciencia de la educacin
crtico-constructiva. Lo interesante en esta propuesta es que una ciencia de la educacin crticoconstructiva no se queda en el escepticismo y negatividad tan propios de la teora crtica de una
dialctica negativa. De all el trmino constructivo. Esta propuesta de ciencia de la educacin
se caracteriza por tener en cuenta, de forma explcita, la problemtica social e incluir, desde el
punto de vista metodolgico, la empiria, la crtica ideolgica y la hermenutica. Lo crticoconstructivo hace alusin entonces a un momento de tensin en la ciencia de la educacin y, al
interior de sta, en la didctica, en la que se debe proceder de una manera crtico-ideolgica de
manera que as se puedan descubrir las formas de falsa conciencia que influyen subrepticiamente
sobre los individuos y que determinan las maneras de ensear y de aprender.
A diferencia de la ciencia de la educacin crtica, la ciencia de la educacin crtico-constructiva
no se queda estancada en la mera crtica, en el momento negativo; en tanto ciencia surgida de la
praxis y para la praxis, la ciencia de la educacin crtico-constructiva debe tratar de cambiar, de
una manera constructiva, la realidad educativa y la enseanza; esto con miras a vislumbrar
posibilidades mejores. Para la ciencia de la educacin crtico-constructiva es importante que esas
posibilidades no se queden en el mero planteamiento. De acuerdo con Klafki, se deben buscar los
medios para su realizacin y stos se deben comprobar, adems, de un modo cientfico mediante
investigaciones empricas. De all resulta la dinmica en la que se articula la crtica ideolgica, la
reflexin sobre alternativas posibles, la empiria y la hermenutica. En ese marco, la investigacin
pedaggica de la accin es comprendida dentro del contexto de la ciencia de la educacin crtica
como investigacin innovativa, como investigacin con el fin y en el contexto de las reformas del
sistema educativo45.
El concepto de investigacin de la accin desarrollado por Klafki hace recordar ya una
comprensin de la relacin teora-praxis que tiene validez general para la variante formulada por
l de una ciencia de la educacin crtico constructiva con la que siempre se busca unir un inters
crtico-cognoscitivo con un inters por el cambio constructivo. En concordancia con la pedagoga
de las ciencias del espritu, Klafki resalta el hecho de que la praxis obtenida histricamente
debera entenderse como un campo de decisiones pedaggicas y responsables propias de los
prcticos. Sin embargo, en oposicin a la pedagoga de las ciencias del espritu, este autor
rechaza su presupuesto fundamental del primado de la praxis, ya que la teora cientfica no puede
ser desarrollada slo en el contexto de la praxis misma, ni exclusivamente a partir de ella. En vez
de ello, Klafki parte del presupuesto fundamental de una relacin intercambiante de igual rango
entre teora y praxis. As pues, las teoras pueden tambin descubrir temas de relevancia
45
47
pedaggica y hacer clara su elaboracin de la praxis como una exigencia necesaria. Adems,
Klafki mantiene que tambin puede haber proyectos programticos y, en algunos casos utpicos,
como un componente legtimo de las teoras pedaggicas.
Como tarea central Klafki subraya el lograr una mediacin cooperativa entre teora cientficoeducativa y praxis pedaggica, con lo que a la teora y a la praxis se les adjudica la misma
responsabilidad. Esto no excluye, sin embargo, el que tenga lugar una diferenciacin entre teora
y praxis en el sentido de una reparticin pragmtica del trabajo; igualmente, se puede intentar su
superacin en el sentido de cooperaciones con los mismos derechos. Debido a que ni la teora ni
la praxis solas poseen suficientes criterios de decisin para lo que se puede tener por
pedaggicamente verdadero y vlido, tericamente fundamentable y responsable desde un punto
de vista prctico, la pretensiones de validez slo pueden entonces ser comunicadas en el
permanente intercambio argumentativo, en el discurso prctico entre tericos y prcticos 46.
Para la aclaracin del problema entre teora-praxis Klafki recurre, al igual que Mollenhauer47, a
reflexiones terico-discursivas tal como fueron fundamentadas por Habermas en el marco de la
pragmtica universal.
Una didctica formativa basada en esta pedagoga crtico-constructiva debe estar abierta entonces
a los contenidos polticos que, en la forma de problemas clave de la contemporaneidad, marcan al
mundo y a la sociedad; problemas que deben ser tenidos en cuenta dentro de una reflexin
pedaggico-emancipatoria y dentro de una teora de la formacin. Como se dijo, el efecto
prctico de la propuesta didctica terico-formativa o basada en la formacin consiste en haber
reinterpretado de un modo didctico el concepto neo-humanista de formacin y volverlo til para
la enseanza. Anlisis didctico significa entonces la interpretacin y estructuracin didcticas
con miras a una planeacin de la enseanza. En el anlisis didctico, el didacta y maestro debe
aclarar dnde se encuentran los contenidos formativos de los contenidos de enseanza. De cierta
manera, la propuesta didctica de Klafki pone en el centro de atencin los contenidos de
enseanza y no tanto los mtodos. Los contenidos educativos se deben analizar con base en sus
respectivos contenidos formativos. Como se acab de decir, Klafki se refiere a esta tarea con el
concepto de anlisis didctico. La tarea del didacta consiste entonces en trabajar sobre los
contenidos y explotar su aspecto formativo. Klafki establece una diferencia fundamental dentro
de su teora didctica entre Inhalt y Gehalt. Estos trminos, al traducirse literalmente al
espaol, pierden sus connotaciones diferenciadoras y se subsumen ambos en la palabra
contenido en espaol. Por eso, para dar mayor claridad y mantener los matices que propone
Klafki voy a traducir Inhalt como contenido y Gehalt como contenido formativo.
Establecidos estos equivalentes ya no suena rara la expresin de Klafki cuando dice que hay que
trabajar el Gehalt del Inhalt, es decir, lo formativo que se encuentra en los contenidos.
Segn Klafki, la tarea del didacta y del educador es buscar y explotar entonces los contenidos
formativos, es decir, aquello verdaderamente importante y de peso que hay en un contenido y
hacerlo parte de la enseanza. Para Klafki el contenido no es importante per se, sino en tanto
transmite un sentido que el mismo guarda y mantiene de una forma particular. El sentido puede
sacarse a la luz, pero para ello el didacta debe situarse en el contexto de sentido que lo engloba,
es decir, debe mirar los contenidos desde una perspectiva pedaggico-formativa. Con este
46
47
48
anlisis no slo se establece qu de formativo tiene un contenido, sino que se plantean unas
preguntas orientadores para la toma de decisiones y diseo didctico:
Fig. 5
Preguntas didcticas
1. El significado
ejemplar del
contenido
Qu contexto general de sentido o del mundo soporta o abarca ese contenido? (esta dimensin va en
contra de un plan de contenidos enciclopdico).
Qu fenmeno fundamental, principio bsico, criterio, problema, mtodo, tcnica, actitud se puede
comprender de una manera ejemplar a partir de la relacin con ese contenido?
De qu debera ser ejemplar, representativo, tpico ese tema?
En dnde se puede hacer fructfero posteriormente el aporte de ese tema en tanto totalidad o en elementos
particulares (apreciaciones, representaciones, conceptos valorativos, mtodos de trabajo, tcnicas)?
2. Importancia
para el presente
Qu importancia tiene el respectivo contenido en la vida espiritual del nio o del educando?
Qu importancia debera tener tal contenido desde el punto de vista pedaggico?
3. Importancia
para el futuro
En qu cosiste la importancia del tema para el futuro del nio o del educando? Las dimensiones de la
importancia para el presente y para el futuro hacen claro una especial relacin de tensin en la que se
encuentra toda enseanza que apunte a la formacin: un nio slo puede ser formado mediante un
contenido con el que tenga una relacin aqu y ahora, es decir, con un contenido con el que pueda
establecer un tipo de relacin tal. Igualmente, ese contenido debe preparar al nio para un todava no
conocidofuturo. La formacin se establece siempre para competencias futuras, pero tiene igualmente
un momento de inseguridad. En la actualidad hay que exigir entonces que la enseanza explique las cosas
y haga fuertes a nios y jvenes para que puedan actuar adecuadamente bajo las condiciones de un futuro
incierto.
4. Estructura del
contenido
Cul es la estructura del contenido -segn las preguntas pedaggicas de la primera, segunda y tercera
dimensiones-?
Cules son los momentos particulares del contenido y en qu conexin se encuentran esos momentos
particulares? En una conexin lgica, fctica?
Tiene niveles el contenido? Tiene diferentes niveles de sentido y de importancia?
Pueden ser comprendidos esos niveles de una manera independiente entre s?
En qu contexto mayor se encuentra ese contenido? Qu propiedades del contenido podran hacerle
difcil al educando su apropiacin?
Qu se tiene que mantener como saber mnimo para que el contenido pueda ser tenido como un
contenido espiritual vivo y efectivo? (Esto se dirige en contra de la reduccin didctica en la que la
estructura de la disciplina especial permanece contenida, pero slo reducida de conformidad con la edad).
5. Asequibilidad
del contenido
Cules son los sucesos, situaciones, intentos a partir de los cuales los nios de esa clase, de ese nivel
pueden, de una manera interesada, cuestionar, comprender, contrariar, intuir, acceder a la estructura del
respectivo contenido?
Cules son las situaciones, observaciones intuiciones intentos, modelos apropiados para que los
educandos den respuesta de una manera autnoma sobre la estructura de ese contenido?
Cules son las situaciones, observaciones intuiciones intentos, modelos apropiados para que con un
ejemplo, con un caso elemental se haga productivo el principio de una cosa, la estructura de un contenido
y se puede aplicar y a partir de ah ejercitar?
3.4.
49
3.5.
Formacin y emancipacin
En sentido amplio, los defensores de la ciencia de la educacin crtica se han enfrentado en sus
escritos con casi todos los campos temticos importantes de la ciencia de la educacin: desde la
historia de la pedagoga y de la educacin, pasando por preguntas de la teora del currculo y de la
escuela, de la didctica, as como de la pedagoga laboral, hasta con problemas de formacin
48
El trabajo del grupo Historia de la Prctica Pedaggica en Colombia parece que es un ejercicio que va en esta
orientacin, aunque, a mi modo de ver, con dificultades terico-conceptuales y metodolgicas frente a lo que
considero- debe ser el espectro de lo pedaggico.
50
extraescolar y de pedagoga social. No estn exentas tampoco las reflexiones sobre teora de la
formacin, la formacin poltica, la pedagoga cultural e intercultural.
En oposicin a la posicin terico-formativa ms bien escptica de Adorno, que ha sealado que
en el contexto de lo existente todava se encuentran las relaciones sociales que alienan a los
hombres de s mismos y la formacin como semiformacin (Halbbildung), como smbolo de
estatus o como especializacin idiotizante (Fachidioten), los defensores de la generacin
fundadora de la ciencia de la educacin crtica49 y tambin otros autores cercanos a esa posicin,
como por ejemplo Heydorn, se aferran a la pretensin de que el alumbramiento de la razn crtica
como tarea y oportunidad de la formacin, todava es posible. Recordemos que para Adorno la
formacin designa, en sentido emptico, un vnculo tensional, es decir, una dialctica de dos
momentos a saber: espritu y adaptacin; y precisamente porque la formacin se refiere a algo
doble: autonoma y adaptacin, entonces existe en ello el peligro de que uno de los dos momentos
se diluya: de nuevo, que la formacin devenga unidimensional y, por tanto, en semiformacin. El
doble contenido de los conceptos de cultura y de formacin implica que, por un lado, la cultura,
en su lgica pervertida, ha enfatizado en lo que Adorno llama el momento de la adaptacin
(Anpassung), ha acostumbrado a los hombres a estar amoldados los unos a los otros. Por el otro,
la idea filosfica de formacin (Bildung) ha expresado el sentido de darle forma permanente a la
existencia natural. La teora la semiformacin (Halbbildung) de Adorno se convirti en un texto
clave para la pedagoga crtica o ciencia crtica de la educacin en el contexto de surgimiento del
movimiento estudiantil alemn. No obstante, el mismo Adorno ya haca la salvedad en su
momento con respecto a la crisis de la formacin, en el sentido de que sta no deba ser
considerada como un asunto exclusivo de la reflexin pedaggica, ni como un problema
particular del sistema educativo y de las formas mtodos de educacin. El proceso de
formacin como ingreso al mundo de la cultura ilustrada, como forma de liberarse de las formas
de cohesin tradicionales50 religin, oscurantismo y como forma de no caer en la
animalidad, al desligarse de su aspecto vital, hace que los individuos no encarnen su
autodeterminacin, que no desplieguen su potencial crtico y que devengan, en consecuencia, en
sujetos adaptables y consumidores de eso que se les presenta, segn ese doble carcter, como
cultura en tanto espritu objetivo negativo. La formacin deviene entonces en semiformacin.
Frente al escepticismo de Adorno los tericos de la formacin crticos guardan todava un
optimismo no slo en las posibilidades de la pedagoga como pensamiento crtico, sino tambin
de la educacin como praxis emancipadora. Es sobre todo en la obra pedaggica de Wolfgang
Klafki que las reflexiones terico-formativas toman un amplio espacio. Incluso se puede decir
que el concepto de formacin es el concepto clave de su trabajo y atraviesa como un leitmotiv sus
trabajos todava influenciados por el pensamiento de la pedagoga de las ciencias del espritu,
hasta sus esfuerzos, posicionados sobre todo durante los ochenta, por fundamentar un concepto
crtico de formacin general.
Para Klafki la formacin general juega un papel fundamental en la educacin y en la enseanza.
Aqulla es el principio articulador de la didctica. Al respecto dice: Si se quiere impedir []
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concepto clsico de formacin ve l puestos tres momentos importantes de la formacin que vale
la pena continuar desarrollando de una manera crtico-productiva para un concepto de formacin
general de actualidad. Del primer momento formacin general como formacin para todos
deriva que a todos los y las escolares se les debe ensear, en conjunto, lo ms extenso posible. Un
punto central en sus elaboraciones lo adquiere el segundo punto de vista formacin en medio
de lo general. Formacin general significa aqu haber logrado una conciencia mediada
histricamente de los problemas claves centrales del presente conjunto y del futuro avizorable,
como por ejemplo, la pregunta por la paz, la pregunta por el ambiente, la desigualdad social entre
clases o entre gneros, poder plantearlos y participar en esfuerzos para superarlos. En los
diferentes niveles del sistema escolar se debera, por ello, confrontar a cada individuo en
desarrollo con algunos de esos problemas centrales. El tercer aspecto importante del concepto de
formacin general formacin como desarrollo de la diversidad, hace referencia a que la
pregunta por la formacin general no slo tiene una dimensin cognitiva, sino que tambin se
trata siempre de la exigencia de una capacidad de argumentacin y de crtica, de empata social,
as como de la capacidad de accin y de decisin moral52.
En su escrito Educacin y emancipacin de 1968, Klaus Mollenhauer, como pionero de esta
corriente, desarrollaba ya sus ideas basado en los aportes epistemolgicos terico
cognoscitivos o terico-cientficos de Jrgen Habermas y formulaba un programa normativo
para la ciencia de la educacin crtica tomando distancia frente al postulado de la neutralidad
valorativa del racionalismo crtico: Para la ciencia de la educacin es constitutivo el principio
que sostiene que la educacin y la formacin tienen su fin en la mayora de edad del sujeto; a ello
corresponde el que el inters orientador del conocimiento de la ciencia de la educacin sea el
inters por la emancipacin (Mollenhauer, 1968, p. 10). Ac Mollenhauer, quien fue uno de los
primeros pedagogos que se abri a los aportes de la sociologa, muestra claramente el marco de
referencia en el que se basa: al plantear la ciencia de la educacin crtica como una ciencia de la
educacin o pedagoga emancipadora, este autor habla basado en la obra Conocimiento e inters
de Jrgen Habermas. Como se sabe, este ltimo autor propone una caracterizacin tripartita de
los intereses por el conocimiento que acompaan a toda actividad cientfica e indagadora: por un
lado, est el inters tcnico con el que se busca disponer sobre la naturaleza y establecer
explicaciones del mundo en trminos de causa y efecto. En segundo lugar, se habla de un inters
prctico que tiene que ver propiamente con lo humano y con contextos de sentido que, a su vez,
remiten a cuestiones prcticas. Finalmente, Habermas habla de un inters emancipatorio que
aspira a la liberacin, sobre todo de la dominacin social y de la falsa conciencia.
La manera en que esa comprensin de la emancipacin se diferencia del pensamiento
fundamental de la pedagoga de las ciencias del espritu que ya tambin se haba concebido
como partidaria de la mayora de edad de los jvenes y hablaba en ese sentido, como lo vimos,
del maestro como una persona comprometida con sus alumnos es replanteada por Wolfgang
Klafki ahora de un modo ms preciso, es decir, no tan filosfica y especulativamente. Para este
autor, si el concepto de mayora de edad en el contexto de las ciencias del espritu se encontraba
referido slo al joven individual por educar, ahora, en el marco de la ciencia de la educacin, ste
se encuentra dirigido a la sociedad como totalidad. Bajo esta ptica la idea es la de una sociedad
emancipada; pero, por supuesto, no hay sociedad emancipada sin individuos emancipados. El
postulado acerca de la emancipacin debe remitir en este contexto no slo a la discrepancia entre
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el mundo social y un mejor mundo posible, sino a la tensin entre realidad y posibilidad de los
procesos formativos, entre la facticidad y el ideal de las relaciones educativas, y tendra ante todo
su punto central en la imagen orientadora de una sociedad en la que son posibles las condiciones
libres, justas y hermanadas de una vida conjunta. La ciencia crtica de la educacin busca una
crtica de las relaciones sociales, a las que hay que ver como un impedimento de una educacin
que, de su lado, est al servicio de la emancipacin del ser humano mediante la educacin
(Lenzen, 1996, p. 12). Para los defensores de la corriente crtica de la ciencia de la educacin no
puede haber sociedad emancipada, si en principio sus individuos no se han podido emancipar.
Como se puede inferir, desde este punto de vista la problemtica educativa adquiere un nuevo
sentido: es de importancia no slo para la reflexin pedaggica como tal, sino para la sociedad en
general en tanto sociedad emancipada y para las ciencias crticas, en tanto ciencias que
buscan tal emancipacin social. En ese sentido, la emancipacin social de la humanidad se debe
hacer efectiva por medio de la misma educacin.
Desde otra perspectiva ya ms ligada a la comunicacin y a los procesos de interaccin, la
pedagoga crtica ha retomado los planteamientos de la teora de la accin comunicativa de
Habermas y otros aportes del interaccionismo simblico, para darle al planteamiento crticoemancipatorio un carcter procedimental anclado en la comunicacin. El intento ms ambicioso
de fundamentar una teora crtica de la educacin fue presentado, dentro de los defensores de la
ciencia de la educacin crtica, por Klaus Mollenhauer en su estudio Teoras sobre el proceso
educativo (1972). Sus pensamientos fundamentales los continu desarrollando este autor con
algunas contribuciones durante los aos setenta y los hizo productivos posteriormente para la
conceptualizacin de una teora de la educacin familiar y para una fundamentacin de la
pedagoga social.
Mollenhauer desarrolla una teora de la educacin crtica en tres procesos: Primero, son descritos
por l los procesos educativos como procesos de la accin comunicativa. Es decir, que en el
campo pedaggico afectan a la accin comunicativa ciertos elementos como la relacin recproca
entre generaciones, las tradiciones y la reproduccin de la desigualdad social. Adems, la accin
comunicativa es determinada por normas educativas. De all la pregunta fundamental acerca de la
fundamentacin de las metas y fines educativos: Quin determina cules fines y cmo? Se
supone que todas estas decisiones es lo que en la praxis educativa misma tendra que ser
discutido y decidido. De all que en el discurso, en el sentido de Apel y Habermas, sea para
Mollenhauer el punto de referencia normativo y la base fundamental de legitimacin para la
accin pedaggica.
En un segundo paso, se explica entonces la estructura de la interaccin educativa con la ayuda del
interaccionismo simblico. Segn esto, el entendimiento en la situacin educativa tiene xito con
la ayuda de smbolos que tienen el mismo significado para diferentes individuos y que estn en
condiciones de expresar la generalidad de las relaciones. Adems, tomando como base el modelo
de roles del interaccionismo simblico, se investiga en qu medida situaciones educativocomunicativas e instituciones pedaggicas le abren las posibilidades a los individuos en
crecimiento para que lleven a cabo unos procesos de formacin de una identidad autnoma. Ac,
la praxis educativa es vista entonces como una forma de interaccin que permite, en el sentido de
Mead, una construccin identitaria, es decir, una formacin a partir del intercambio simblico y
de los procesos de reconocimiento que dicho proceso implica.
54
No obstante, segn la concepcin de Mollenhauer, esa teora de la educacin slo deviene en una
teora de la educacin crtica si logra, en un tercer paso, cimentar las formas y contenidos de la
comunicacin pedaggica, no slo en las reglas de la interaccin, sino en el proceso mismo de
reproduccin material de la sociedad burguesa. De all su carcter socio-emancipatorio. Para
poder mostrar de qu manera tambin la relacin pedaggica se encuentra vinculada con las
bases materiales de la sociedad y de la historia, se necesita, segn su opinin, de un principio
abstracto que lo sea tanto frente a la comunicacin pedaggica concreta, como frente a las
relaciones econmicas53. A pesar de que Mollenhauer con este trabajo evidencia la pretensin de
querer poder establecer un vnculo entre los planteamientos terico-comunicativos y los tericointeraccionistas; no obstante, tan slo se queda en tres reflexiones ligadas de una manera no muy
afortunada: la de la fundamentacin terico-comunicativa de la accin pedaggica, la de la
fenomenologa interaccionista de la accin pedaggica y, externa a esas, la de la determinacin
materialista de la gnesis social de las relaciones pedaggicas.
Igualmente incurre en los mismos problemas de aquellos que plantean una concepcin simtrica
de la educacin entendida como accin dialgica54, pues por su estructura y para expresarlo en
trminos de una teora de la accin comunicativa, la educacin se presenta como accin
estratgica y asimtrica. Para Mollenhauer la educacin consiste fundamentalmente en una
interaccin, o mejor, en una accin comunicativa simblicamente mediada, y es precisamente en
el discurso (Habermas) en el que se han de discutir, problematizar y/o legitimar las decisiones
sobre determinadas metas de aprendizaje. La concepcin de la educacin como accin
comunicativa por parte de Mollenhauer tiene dos aspectos problemticos que vale la pena
mencionar: en primer lugar, est la visin de la educacin como una accin comunicativa ideal,
de donde resulta que la asimetra estructural de la educacin tenga que ser vista dentro de un
contexto de poder, como una relacin de poder que ha de buscar anularse a s misma. La
pregunta entonces sera qu tipo de poder es ese entonces que tiene como meta anularse a s
mismo? Igualmente est el interrogante de si al ser concebida la asimetra educativa como
efectivo producto de un contexto de poder, por qu razn entonces se ha de anular a s mismo
dicho poder55.
Otro de los problemas de Mollenhauer, al concebir la educacin de acuerdo con las condiciones
de simetra de una accin comunicativa ideal, es que se pone en una tensin, irreconciliable la
diferencia constitutiva entre educador y educando, a la luz de una educacin como accin y
entendimiento entre iguales. Dentro de esa tensin la educacin no puede aparecer mas que como
comunicacin distorsionada o deformada, como una accin estratgica en el sentido de
Habermas -contradiciendo as sus presupuestos terico-comunicativos-, una vez que el educador
reclama para s el derecho y carga con la responsabilidad de estructurar y guiar situaciones en las
que su capacidad de influencia es -por principio- mayor. Como lo dice Wigger: La razn de las
contradicciones de Mollenhauer es su interpretacin de la educacin como comunicacin y la
comparacin de sta con las supuestas condiciones formales de la comunicacin. Si se la mide de
acuerdo a los postulados de la simetra, la intencionalidad educativa se presenta absolutamente
como deficiencia a criticar. La demanda del autor de una intencionalidad refractada del educador,
es decir, de su relativizacin de acuerdo a las intenciones del educando, puede significar sin
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55
56
3.6.
En el marco de los planteamientos crticos han surgido en Alemania diferentes propuestas que
valdra la pena resaltar ac en sus aspectos generales. Comencemos con la propuesta de una
pedagoga de la comunicacin. Casi en el mismo tiempo que el estudio de Mollenhauer: Teoras
sobre el proceso educativo (Theorien zum Erziehungsprozess), se public tambin el trabajo
Ciencia de la educacin crtica y didctica comunicativa (Kritische Erziehungswissenschaft und
kommunikative Didaktik) (1971) de Karl-Hermann Schfer y Klaus Schaller; trabajo en el que
estos dos autores esquematizaron los lineamientos para una pedagoga comunicativa. Al igual que
Mollenhauer, ellos parten de una comprensin de la educacin en trminos comunicativos. Pero
de una manera ms acentuada que Mollenhauer, stos se basan, para poder describir los procesos
educativos y de enseanza como procesos comunicativos, en los planteamientos de tericos de la
comunicacin como Watzlawik, Beavin y Jackson. stos haban propuesto en su teora que cada
comunicacin humana se caracteriza siempre mediante un aspecto de contenido y un aspecto
relacional, y que stos pueden estar estructurados de una manera complementaria, es decir,
jerrquica, o simtrica, es decir, con los mismos derechos. Pero debido a que esa teora surgida de
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58
Ocuparon un lugar central dentro de esta propuesta una serie de preguntas de tipo antropolgico y
de la teora de la socializacin, tal y como la fundament Mead y como continu siendo
desarrollada por Goffmann y Turner. Recordemos que la accin social es entendida por Mead
como un proceso de interaccin, mediado simblicamente, en el que se intercambia, desarrolla y
negocia recprocamente significado. Hablamos entonces de interaccin cuando en una
determinada situacin un actor Y lleva a cabo una accin tal que es significativa para un actor X,
y ste, a su vez, reacciona realizando otra accin que es significativa para Y que puede ser
asumida dentro de dicha situacin como una especie de respuesta. El supuesto de fondo ac es
que la significacin el sentido es lo que gua la accin.
La preocupacin fundamental de Mead fue la de desarrollar una comprensin del sujeto que fuera
ms all del dualismo cartesiano entre res cogitans y res extensa. Para Mead era inconcebible
entonces una autocomprensin inmediata, o mejor, no mediada del sujeto. Es decir, que toda
relacin del sujeto consigo mismo -conciencia de s, identidad- deba contar con un mundo
(fsico, corporal o social) como instancia mediadora. Al igual que para los idealistas alemanes 61 ac me refiero sobre todo al caso particular de Fichte-, para Mead el Yo siempre deba
presuponer un No Yo (el mundo, lo otro, el Yo como objeto). Esto se puede ver, por ejemplo, en
una alusin de Mead a algo tan ntimo como el mundo de los sentimientos del ser humano: El
que los sentimientos estn totalmente relacionados con algo en el interior del organismo del ser
viviente, no cambia en nada el que aqullos, en la experiencia del ser viviente, se relacionen con
objetos. Slo cuando el individuo viviente deviene en un objeto para s mismo, y slo cuando esa
experiencia se identifica con l mismo -en el comportamiento social-, slo hasta ese entonces
tiene lugar la identificacin de esas experiencias con el Yo (Mead en: Joas, 1996, p. 266). Mead
parte de un anlisis de los gestos como aquella fase de la accin social en la que los individuos,
que se encuentran en un mismo contexto, se adaptan entre s de tal modo que pueden llevar la
accin comenzada hasta su final. Despus de all Mead pasa al concepto de smbolo. Segn este
autor, smbolos son los gestos que le permiten a un individuo anticipar el comportamiento de
otros individuos o regular el comportamiento propio de cara a las posibles reacciones de aqullos.
Al volverse atentos y aware de sus propias acciones, los individuos construyen su conciencia de
s y su identidad. Eso quiere decir que tal autoconciencia no resulta de una manera arbitraria o
espontnea, sino que slo es posible a partir de smbolos significantes. La conciencia de s es una
experiencia simblica. Los smbolos significantes se diferencian de los smbolos gestuales por el
hecho de que tienen el mismo significado para todos los comprometidos en la accin, y provocan
las mismas reacciones. Los smbolos significantes son entonces expectativas de comportamiento
conscientes basadas en gestos y en sonidos orales. En otras palabras, los smbolos significantes
son roles por asumir. La autoconciencia y el comportamiento social seran el resultado de un
estado de awareness, atencin, expectativas y anticipaciones que implicara la posibilidad de
anticipar y asumir un rol en cualquier momento, teniendo en cuenta, sobre todo, la situacin y, en
especial, las reacciones previas y espectadas de los otros interactuantes. Visto analticamente, el
s-mismo se escinde entonces en dos partes: el Yo (I) y el Mi (Me). El primero sera una instancia
biolgica de reacciones espontneas, un puedo corporal, y el segundo sera la construccin o
suma de todos los roles asumidos durante toda la vida. La capacidad de asumir las reacciones de
los otros se constituye entonces en el ncleo del s-mismo.
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61
los hombres para la comunicacin y la cooperacin. Con ello, la discusin del saber
metodolgico, es decir, el problema de la transferencia de saber y las preguntas sobre la justicia,
se sitan el centro de la accin educativa. Esto, adems, debe despertar la curiosidad del
individuo en desarrollo64. En una lnea similar aparecen las propuestas centradas,
especficamente, en el desarrollo de la competencia comunicativa que se encuentran vinculadas
en ciertos puntos con la teora de la accin o el actuar comunicativo y el interaccionismo
simblico. En ese sentido escribe Jourdan: La competencia parcial de que aqu se habla es de un
carcter tan universal que ofrece, simultneamente, el fundamento de posibilidad de todas las
restantes competencias, pedaggicas y de otro tipo. La comunicacin no es una forma ms de
objetivacin junto a otras muchas, sino que representa un elemento antropolgico constitutivo de
carcter fundamental, que debe ser considerado como condicin necesaria, pero no suficiente, de
la antropognesis y de la existencia humana en general, as como de todas las actividades que
tienen lugar en ella (Jourdan, 1984, p. 60).
Finalmente, mientras los estudios surgidos del campo de la pedagoga del desarrollo como los de
Aufenager, Garz y Oser se basan predominantemente en los trabajos sobre teoras de la
socializacin y de la personalidad de Habermas, la propuesta terico-disciplinar de una ciencia de
la educacin orientada por la teora de la evolucin, desarrollada sobre todo por Volker Lenhart65,
se apoya en la teora de la evolucin social de Habermas. En oposicin, por ejemplo, a Treml
(1990), en cuya teora de la evolucin predomina un enfoque terico-ciberntico e tericoinformacional, Lenhart apunta a esbozar una teora cientfico-educativa, con relevancia en el
contexto de la evolucin socio-cultural, para la que la teora de la evolucin social de Habermas
resulta ser el punto de relacin ms importante. A esa teora se le introducen, como partes
fundamentales, adems, elementos pensados para el objeto educacin del proyecto sociohistrico de Schluchter, apoyado en Max Weber, as como de las teoras de la evolucin
orientadas por la teora de sistemas de Parsons y Luhmann66. Una teora tal debe poder dar
respuestas a dos preguntas: Cmo cambia la educacin con la evolucin social y cmo influye la
educacin sobre la evolucin social? En ello la teora trabaja con un modelo altamente estilizado
a partir del que se diferencia entre una lgica del desarrollo y una dinmica del desarrollo: En la
primera, se trata del patrn estructural reconstruible a posteriori y, en la segunda, se trata del
transcurrir concreto de los eventos. En la teora de la evolucin social se diferencia entre un
principio estructural previo a una cultura alta, es decir, de una sociedad tribal, de uno
culturalmente elevado, y de uno de la sociedad moderna elevada, en que las sociedades
particulares concretas pueden ser ubicadas. En el trasfondo de esa teora del desarrollo
sociocultural es analizada por Lenhart ahora histricamente una diferenciacin de las
instituciones educativas describible en dos dimensiones, a saber: con respecto a su nivel de
organizacin y a su nivel de especificacin.
As pues, desde esta perspectiva se sostiene que las sociedades primitivas conocen ya las
instituciones en las que se educa a sus miembros (por ejemplo, las fiestas de iniciacin, los
rituales, fiestas, etc.). No obstante, se trata de instituciones que no se han especializado en
educacin. Esto quiere decir, que, desde el punto de vista evolutivo, el origen de la escuela como
una institucin con un grado de organizacin avanzado y como mbito que permanentemente se
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y est sustentada en una paradjica intencionalidad: la de buscar anularse a s misma como accin
estratgica.
Por mas justificados que estn puntos crticos como los acabados de mencionar, no se puede
desconocer los variados aportes de esta orientacin terico-disciplinar. La ciencia de la educacin
crtica abri las reflexiones sobre educacin y formacin a otros contextos tericos de las ciencias
sociales y humanas como los de los discursos macro-sociolgicos, los discursos basados en las
teoras del desarrollo de la personalidad, los del interaccionismo simblico, as como de la
psicologa social y del desarrollo. En el campo de la pedagoga histrica contribuy de una
manera importante con la reorientacin de una investigacin direccionada por una historia de las
ideas como la de la pedagoga de las ciencias del espritu, a una investigacin orientada social y
culturalmente. En la discusin metodolgica, hizo aportes constructivos para hacer efectiva la
vinculacin de la investigacin emprica con la reflexin crtico-social. Particularmente con la
recepcin de las tradiciones de investigacin anglosajonas sobre el interaccionismo simblico y
sobre la microsociologa, pedagoga crtica le dio un impulso decisivo a la investigacin
cualitativa en la ciencia de la educacin. Adems, la apertura al pensamiento francs (Derrida,
Baudrillard, Deleuze, Lyotard, Foucault, entre otros) y, particularmente, al denominado
pensamiento postestructuralista y postmoderno, dio pie para nuevos desarrollos de la pedagoga,
no obstante, ahora con una conciencia frente al pluralismo terico-discplinar en la ciencia de la
educacin y con el trasfondo de una crtica al sujeto moderno. En ese marco surgen propuestas
como las de una ciencia de la educacin reflexiva de Dieter Lenzen y la de una antropologa
histrico-pedaggica que se esbozarn a continuacin.
64
4.
Dieter Lenzen comenz sus trabajos pedaggicos teniendo como base terica los planteamientos
del estructuralismo francs cuando en 1973 desarrollo su tesis doctoral Didctica y
comunicacin. Su propuesta era la de investigar y reconstruir las estructuras profundas de la
prctica educativa tal y como se presentaba sta en su nivel superficial. Para ello, Lenzen se sirve,
adems, de Goldmann y de su teora social para replantear su propuesta de anlisis de las
estructuras profundas de la educacin introduciendo el componente histrico. Resulta as una
comprensin del aprendizaje como transformacin de estructuras superficiales en estructuras
profundas. Posteriormente, Lenzen se dedica a otro tipo de reflexiones en el marco de una
pedagoga general. En ese recorrido hacia lo general, Lenzen muestra el proceso que ha llevado,
como lo dice el subttulo de uno de sus libros, Handlung und Reflexion (1996b), del dficit
terico de la pedagoga hacia una ciencia de la educacin reflexiva. Es ac donde surge su
propuesta.
4.1.
65
4.2.
Hacia una ciencia de la educacin reflexiva con sus saberes de riesgo, mticos y
poiticos
Desde su postura posmoderna, para Lenzen tanto la propuesta de una ciencia unitaria como la
idea de una disciplina orientada hacia la integracin de saberes resultan improductivas bajo las
condiciones actuales. A su modo de ver, los conocimientos tal y como los diferenci Habermas se
siguen produciendo, incluso cada uno independientemente por su lado y sin tener en cuenta sus
implicaciones y efectos no deseadas. Frente a ello y en vista del pluralismo terico, con el
concepto de ciencia de la educacin reflexiva, este autor tiene en mente la produccin de tres
tipos de saber pedaggico que fungiran como respuesta a las tres formas de conocimiento
70
66
Ciencias que
producen saberes
tcnicos
Ciencias que
producen saberes
de orientacin
prcticos
Ciencias que
producen saberes
emancipadores
Momentos
crticos de las
ciencias
Decadencia de las
categoras de
verdad cientfica y
causalidad
emprica
Momentos de
crisis de la ciencia
de la educacin
Contingencia de
los resultados de la
pedagoga
cientficoexperimental
Prdida de la
creencia en la
finalidad y
orientacin
mediante la
ciencia
Experiencia de la
falta de
consecuencias de
la crtica negativa
y recada en los
saberes de
orientacin
prcticos
Falta de
referencialidad y
antropologizacin
de la pedagoga
sistemtica
Dilema de la falta
de consecuencias
de la ciencia de la
educacin crtica,
es decir, de
legitimacin
emancipatoria
de las decisiones
pedaggicas
Ciencia reflexiva
Ciencia reflexiva
Ciencia de la
educacin
reflexiva
Estimacin de las
implicaciones de
la educacin y la
pedagoga
Definicin,
estimacin,
impedimento,
distribucin de los
riesgos de la
tcnica y la ciencia
Antropologa
histrica
Saber de riesgo
Saber mtico
Mitologa de la
educacin
Constructivismo
radical
Saber poitico,
poitica sapiente
Methexis
pedaggica como
permisin de
formas de saber
diferentes, de
mtodos, de
habitus
Por un lado, la cada en descrdito de las categoras de verdad cientfica y causalidad emprica de
aquellas ciencias orientadas por un inters tcnico pone en crisis, dentro del campo de la
pedagoga, a los saberes empricos y experimentales. Una ciencia de la educacin reflexiva,
frente a esta situacin, tendra como alternativa la produccin de saberes de riesgo sobre la
pedagoga y sobre la educacin y la formacin. Estos saberes deberan entrar en concordancia y
correspondencia con las sociedades de riesgo en las que se generan72. De manera que tales
saberes pedaggicos no estaran para ser entendidos propiamente como saberes que dan
informacin sobre lo que se tendra que hacer en el futuro, sino que seran saberes ex-postanlisis ant actu que estaran en concordancia con las prcticas de una ciencia reflexiva. Es decir,
que con el conocimiento de los procesos de desarrollo pasado de la educacin, de la formacin y
de la ciencia de la educacin, es decir, ex post, se daran informaciones sobre las consecuencias
problemticas y las implicaciones de operaciones futuras, pero ante actu, es decir, antes de que
tengan lugar. Esto quiere decir, como lo sostiene Beck, que para percibir los riesgos
esencialmente como riesgos y hacerlos el punto de articulacin del propio pensamiento y de la
propia accin, se tiene que creer en las relaciones de causalidad no visibles entre condiciones
objetivas, temporales y espaciales, la mayora de las veces no concatenadas, as como en las
71
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69
Dieter Lenzen, hace poco elegido presidente de la Universidad Libre de Berln, viene siendo
fuertemente criticado por sus posturas neoliberales y empresarialistas en el contexto educativo.
Se habla de l como uno de los actuales destructores neoliberales de la Universidad y como
uno de los principales promotores del discurso empresarial en el contexto universitario.
70
5.
5.1.
Antropologa Histrica
Para los primeros trabajos ver: Nipperdey 1967, 1968; Khler 1966 y desde 1950 las aportaciones particulares en
la revista Saeculum.
71
Annales (Historia de las mentalidades) desde 1929, las investigaciones de la Society for
Comparative Studies in Society and History de Chicago desde 1958, as como las publicaciones
aparecidas en la revista Comparative Studies in Society and History. La antropologa histrica
y la antropologa histrico-pedaggica alemanas han bebido mucho del trabajo histrico
desarrollado, sobre todo, en el contexto francfono.
Cuando en el transcurso de los 70 en Alemania se despert el inters por los aportes de la joven
tradicin francesa, especialmente por los planteamientos estructuralistas y postestructuralistas y
cuando el giro terico-social de los 60 ya haba perdido su influencia, la investigacin histrica
alemana comenz a abrirse entonces hacia una antropologa histrica. La antropologa histrica
alemana se configur, por un lado, a partir de la recepcin de los resultados de la historia de las
mentalidades francesa, sin dejar de atender a la sociologa e historia social alemanas. Ello
permiti el surgimiento de proyectos que redundaron en la consolidacin de instituciones como:
el Institut fr Anthropologische Verhaltensforschung (Instituto para la Investigacin
antropolgica del comportamiento) en Stuttgart, el Institut fr Historische Anthropologie
(Instituto para la Antropologa Histrica) en Freiburg o Instituto Max-Planck para la historia en
Gttingen.
Desde entonces el querer comprender la antropologa histrica exclusivamente como
antropologizacin de la historia evidencia unos alcances muy cortos. A pesar de que esta visin le
dio la oportunidad a la ciencia de la historia alemana de dirigir otra vez la mirada sobre los
hombres despus de haber centrado la atencin en la sociedad, la relacin de disciplinas que esto
supuso llev a una nueva orientacin de las ciencias sociales y humanas en general. De esa
manera, al dirigir de nuevo los cuestionamientos antropolgicos a las otras ciencias, una vez se ha
planteado con insistencia la imposibilidad de una antropologa normativa o universal, entonces
ello lleva a reconocer como histricas las presuntas constantes antropolgicas, lo cual lleva a
investigarlas y a establecer una productividad cientfica para las ciencias sociales y humanas bajo
otros presupuestos y con otras orientaciones.
En correspondencia con lo anterior, el trmino antropologa histrica se acua en Alemania
para aquellos intentos que emprenden una crtica a la abstraccin del hombre sin perder de vista
la pretendida meta de una abolicin de las coacciones de una emancipacin. Por eso, para
los miembros de este campo la antropologa histrica no significa una historia de la antropologa,
ni tampoco la contribucin de la historia a la antropologa, sino una antropologa que permite
reflexionar tanto sobre la historicidad de su objeto, como sobre la historicidad de sus mtodos.
As es como se desarrolla la propuesta de antropologa histrica en el Forschungszentrum fr
Historische Anthropologie der Freien Universitt Berlin (Centro de investigacin para la
antropologa histrica de la Universidad Libre de Berln), en donde no se la comprende como una
historia antropolgica, sino como una ciencia histrica del hombre que penetra en el concepto de
otras ciencias como, por ejemplo, el de la pedagoga. As pues, la antropologa histrica designa
aquellos esfuerzos por investigar fenmenos y estructuras de lo humano en el campo de
tensin entre la historia, las ciencias humanas y la crtica antropolgica, despus del fin de
una norma antropolgica abstracta vinculante, y por hacer productivos nuevos
cuestionamientos y preguntas paradigmticos. La antropologa histrica se dedica al estudio
de la subjetividad en y con la historia. sta apunta a los fenmenos y estructuras
fundamentales de la vida humana. Sin embargo, lo que tales fenmenos puedan significar no
est determinado de una vez para siempre. Como parte de tales fenmenos estn los referidos
72
a la naturaleza biolgica del ser humano que se anclan, por ejemplo, en la corporalidad ,
tales como la diferencia entre gneros, la imaginacin, el nacimiento, los ciclos de la vida, la
enfermedad, la muerte, las percepciones sensoriales y las emociones. Lo que cabe enfatizar
ac es que todos estos fenmenos no se dan en una forma biolgica pura, sino siempre de un
modo social y culturalmente interpretado mediado. Tambin de esos fenmenos
fundamentales hacen parte las formas de organizacin social, las reglas de incesto o de
matrimonio, las formas de organizacin familiar, los parentescos, las organizaciones y
rdenes normativos, las formas de legitimacin y ejercicio del poder, las estructuras de
sentido y las imgenes del hombre y del mundo, entre otros.
La antropologa histrica investiga los mencionados fenmenos en su temporalidad e
historicidad y, en consecuencia, en su variabilidad. De all que la idea de constantes
antropolgicas aparezca como algo controvertible para la reflexin de una antropologa
histrica. Sin embargo, hay que tener en cuenta tambin, que a los seres humanos y a los
grupos humanos se les presentan muchas exigencias que, a pesar de que son percibidas y
formuladas de maneras diversas, siempre entran en escena y son susceptibles de ser
comparadas entre s. Es el caso, por ejemplo, de la relacin de los seres y gru pos humanos
con su corporalidad, con su psiquis; los modos de constitucin de las formas de agrupacin y
comunidad con sus respectivos rdenes. Ac tambin estn asuntos como las formas de
fundamentacin de las exigencias ticas y el sentido de las acciones humanas, etc. Lo
fundamental para no perder de vista ac es que ninguna esfera de la vida humana es excluida
de la investigacin histrico-antropolgica.
En la medida en que la antropologa histrica apunta al conocimiento y saber sobre los seres
humanos, as sea de un modo no directo, sus mtodos tienen que ser de tal forma que no slo
den luces sobre las estructuras y procesos, sino que tambin incluyan dentro de su mirada a
las personas actuantes. Se tiene como vlida entonces tambin la investigaci n de la praxis,
las mentalidades, las disposiciones, los habitus, etc. Esta es, por ejemplo, una de las metas
de la historia de lo cotidiano o de la vida cotidiana orientada por lo etnogrfico. Esta fue,
precisamente, una de las exigencias de los representantes de esta otra forma de hacer historia
una vez criticaron a los historiadores por hacer afirmaciones sobre mentalidades a partir de
las objetivaciones de la alta cultura, es decir, de la literatura, la filosofa, etc., sin controlar
o considerar si tales mentalidades efectivamente llegaban a determinar la praxis de los
individuos o de los grupos. Esto llev a la superacin dialcticamente hablando de
mentalidad y praxis, en la medida en que la mentalidad se hace manifiesta en la praxis.
La antropologa histrica tiene tambin que ver con la pregunta por cmo se originan o
adquieren las competencias para la accin, las formas de hacer, los seres humanos. Para ello
las situaciones o momentos de cambio y transformacin cambios en la economa,
consolidacin de los estados, las sociedades polticamente organizadas, etc. son bastantes
ricos en informacin. Quepa decir que ac no se encuentra como trasfondo la idea de un
desarrollo de la humanidad determinado de un modo lineal o teleolgico. Se trata, ms bien,
de las condiciones bajos las cuales ciertos grupos humanos alcanzan, perfeccionan y/o
pierden ciertas competencias, maneras de hacer.
Un procedimiento muy importante para afrontar las problemticas mencionadas sera una
lectura abierta que incluyera los aportes de diferentes reas. As pues, los cuestionamientos,
73
5.2.
77
Los precursores alemanes de las ciencias del espritu, F. Schleiermacher, W. Dilthey y H.-G. Gadamer en los
ltimos tiempos ya haban hecho referencia a este asunto.
Autores como Loch y Bollnow tambin trataron de establecer otro tipo de diferenciacin. Ellos hablaron de una
antropologa pedaggica y de una pedagoga antropolgica, diferenciacin que no logr imponerse. Para
Bollnow la antropologa pedaggica era una antropologa integral y orientada empricamente, cuya tarea principal
deba ser la de trabajar los fenmenos de la educacin a partir de la pregunta por lo que ellos podan ofrecer para
una comprensin conjunta del hombre. Ello abarcara tambin aquellas propuestas interesadas en aclarar la
relevancia pedaggica de una antropologa y preocupadas por investigar la necesidad de educacin del hombre
(biolgico, social, psicolgico, histrico, religioso). Frente a ello, la pedagoga antropolgica estara caracterizada
por aquellos trabajos encargados de tematizar la relevancia antropolgica de la pedagoga y de ofrecer,
igualmente, aportes a una fenomenologa de la educacin.
74
78
La formabilidad (Bildsamkeit), traducida comnmente al espaol como educabilidad, fue un concepto acuado
por Herbart en su Pedagoga General (Cf.: Herbart, 1984) y desarrollado posteriormente por Wilhelm Flitner en
su Manual de Pedagoga General. Segn aquel pedagogo, filsofo, psiclogo e iniciador de la discusin sobre
este asunto humano, la formabilidad es el concepto fundamental de la pedagoga. Ella hace alusin a la capacidad
humana de formarse y aprender. Con el problema de la formabilidad se abre un espacio de indagacin en el que se
encuentran entremezclados problemas antropolgicos y pedaggicos. Las antropologas pedaggicas se mueven
entonces en ese espacio, lo presuponen, lo tematizan o parten de all.
75
76
del uso lingstico, sino que remiten tambin a las diferencias sistemticas y metdicas o
programticas. En vista de la complejidad del rea, no sorprende el que no haya claridad, ni
en los planteamientos de la antropologa pedaggica, ni en conceptos fundamentales como
formabilidad, necesidad de formacin, aptitud, desarrollo, y el que los proyectos
antropolgico-pedaggicos y su terminologa sean controvertidos.
-
Estas perspectivas de la antropologa pedaggica con sus respectivas crticas evidencian que la
antropologa pedaggica alemana de los aos 50, 60 y 70 no trabaj ni reflexion sobre sus
propios fundamentos de una manera suficiente. Ello se refiere a presupuestos sociales, a su doble
historicidad, a su carcter constructivo, a sus implicaciones terico-pedaggicas y formativas, a
sus relaciones con el poder y a sus propios lmites como saber antropolgico-pedaggico.
Adems, en la antropologa pedaggica de ese tiempo son poco frecuentes los ejercicios de crtica
antropolgica tal y como seran desarrollados por la antropologa histrico-pedaggica (Kamper),
los planteamientos de antropologa negativa o deconstructiva o las formas de saber
antropolgico-literarias, etnolgicas y estticas. El descuido de la antropologa pedaggica en la
tematizacin de sus fundamentos, implicaciones y relaciones con las otras formas de saber
esclarece tambin la relativa homogeneidad de sus pretensiones de poder hacer afirmaciones
generales sobre el hombre, el nio y la educacin (Wulf 1994, 11 y ss.). De otro lado, los
numerosos planteamientos de la crtica antropolgica llevan a una despedida de la pregunta por el
hombre. Esta crtica apunta se refiere, entre otros, a:
- la caducidad de aqullos saberes antropolgicos de una antropologa basada en una imagen de
hombre (Menschenbildanthropologie) (Heidegger 1938),
- la historicidad del hombre (Landmann 1962, 1964; H. Sssmuth 1985; Historische
Anthropologie, 1989) y de sus producciones,
- la parcialidad ideolgica (Loch 1963; Adorno 1964; Bruer 1969; Lemberg 1977) con la que la
reflexin antropolgica desarroll sus planteamientos,
77
78
79
80
81
79
Por eso, ms que pretender concientemente conformar una disciplina o conjunto cerrado, la
expresin antropologa histrico-pedaggica alude, ms bien, a los mltiples esfuerzos inter y
transdisciplinarios que investigan los fenmenos y estructuras de lo humano despus de la
muerte del hombre (Foucault, Barthes) y despus de la prdida de fuerza cohesionante y
vinculante de las normas abstractas pedaggicas y antropolgicas (pedagogas y
antropologas explcitamente normativas). Es por ello que la antropologa histrico pedaggica retoma muchos de los aportes de las ciencias humanas y los de una crtica
antropolgica fundamentada histrica y filosficamente, para as hacerlos muchsimo ms
productivos a partir de nuevos cuestionamientos, de nuevos planteamientos paradigmticos y
dentro de diferentes campos disciplinarios, que pueden, a su vez, ser muy fructferos, en este
caso especfico, para la pedagoga. Lo que prima entonces como denominador comn, ms
que el deseo unificador de una disciplina, es el modo de observacin antropolgico y
pedaggico (Bollnow)82.
En sntesis, si se miran las temticas anteriormente mencionadas desde un marco pedaggico,
se podra decir entonces que como grandes conceptos articuladores se encuentran ac la
formabilidad Bildsamkeit (Herbart) y la formacin (Bildung) humanas. De all que si se
establece una relacin entre la antropologa histrica y el problema pedaggico de la formacin
en el sentido mencionado, resulta que, ms all de la pregunta por el ser humano, lo que est en
juego ahora es la pregunta por los seres humanos y por sus modos particulares de formarse, es
decir, de subjetivarse, de socializarse, de culturizarse, de devenir seres humanos. Es cuando
hablamos entonces de una antropologa histrico-pedaggica.
Digamos para concluir, que la historia de la antropologa pedaggica y de la antropologa
histrico-pedaggica es todava una historia de sus bsquedas, dificultades y crticas. Con las
intensas discusiones sobre los mtodos y contenidos de la antropologa pedaggica se establece
tambin la tematizacin de las dificultades de ese modo de observacin. A manera de tesis y
siguiendo a Wulf, tenemos entonces que:
1. La antropologa pedaggica slo puede ser desarrollada como antropologa histrica (Cf.
Antropologa histrica, 1989; Serie Antropologa histrica, 1988 ss.) Debe partir de una doble
historicidad: sta comprende la historicidad del objeto o tema investigado y la historicidad de la
investigacin, incluyendo la del planteamiento y del mtodo. Slo considerando esta doble
historicidad se pueden superar las reducciones de la antropologa tradicional, que se esforzaba
por determinar las condiciones del ser humano sin reflexionar adecuadamente sobre su
historicidad.
2. La diferenciacin entre naturaleza y cultura referida al hombre es insuficiente. Lo adecuado es
nicamente el discurso sobre la naturaleza humana. sta tiene que ser comprendida hoy como el
resultado de un largo proceso filogentico en el que la naturaleza y la cultura se han unido en
el hombre de una manera indisoluble. Esta forma de observacin es el resultado de una
historizacin de la naturaleza que empez con Darwin y que hoy es un elemento determinanate
en la autocomprensin de las ciencias naturales (Cf. Cramer 1989). Es tambin el resultado de
nuevas investigaciones antropolgicas segn las cuales el proceso de constitucin del ser
humano, es decir, el proceso que lo condujo hasta los homnidos y hasta el homo sapiens, tiene
82
80
que ser comprendido l mismo como un proceso histrico en el que operan los siguientes
elementos: mutaciones genticas, condiciones ecolgicas, praxis de caza civilizadora, incremento
de la complejidad social y formacin de la cultura. Segn los conocimientos actuales ese proceso
no debe representarse como algo continuo, sino como habindose efectuado por saltos. Morin
(1986) ha comprendido estas conexiones con el concepto de unidualidad del hombre en donde
naturaleza y cultura se contraen en una unin inextricable con una nueva calidad.
3. En tanto antropologa histrica la antropologa pedaggica tiene que que renunciar a la
pretensin de hacer formulaciones sobre el hombre y sobre la educacin. Ella no puede
desarrollar ninguna visin de conjunto del hombre y la educacin. Slo a travs de esta renuncia
evita la violencia sostenida de la antropologa normativa y crea un espacio para las diferencias y
las paradojas en la reflexin sobre el hombre. Diferencias y paradojas que ya desde hace tiempo
tienen un lugar metodolgicamente asegurado en las ciencias de la naturaleza. Hace tiempo que
no se trata ya de elaborar una imagen del hombre; en vez de eso, la meta ahora es la produccin
de perspectivas sobre el hombre mltiples, heterogneas y, en parte, contradictorias.
4. Una antropologa histrico-pedaggica tiene tambin en cuenta esta situacin en una
perspectiva metodolgica. Ella se esfuerza por superar las diferencias tradicionales entre
comprender y explicar. As, por ejemplo, la comprensin lleva a una representacin de
objetos, temas y seres humanos la cual abarca elementos subjetivos concretos, sin los que no sera
posible la explicacin; y las explicaciones llevan, a su vez, a una mejor comprensin de las
respectivas representaciones. Junto a los procedimientos lgicos para la obtencin de
conocimiento tienen que encontrar su lugar asmismo los procedimientos analgicos que no
excluyen a los primeros, sino que los complementan. Sin elementos anlogos no es posible
ningn conocimiento lgico; ellos producen la representacin de los temas, objetos y seres
humanos que son el presupuesto para las reflexiones y analogas lgicas. Algo parecido vale
tambin para las dos grandes formas de pensamiento simblico: el mito y el logos que no pueden
ser reducidos el uno al otro sino que tienen una existencia independiente entre s y que juegan,
adems, un papel muy importante para la filognesis y la ontognesis.
5. Segn la concepcin ac defendida, el propsito de la antropologa pedaggica no puede ser el
de reducir la multiplicidad del saber antropolgico. En vez de ello se hace necesario incrementar
la complejidad del saber y del pensar sobre el hombre que no debe ser reducida por efecto de las
indicaciones para un actuar coercitivo por parte del educador. Lo vlido es, ms bien, mantener
en la conciencia la tensin existente entre la complejidad policntrica de la reflexin
antropolgica y la accin pedaggica cotidiana; tener presente que esta diferencia no se puede
disolver. Es necesario un trato con la inseguridad del saber y de la accin que no desemboque en
resignacin, sino que ms bien provea de energas a la voluntad de saber y de actuar, las cuales se
transforman en el motor de nuevos conocimientos y de nuevas formas de accin. Sin embargo,
sto slo es posible cuando con ayuda de la inseguridad adquirida mediante la reflexin se reduce
la medida de la autoilusin y del autoengao. Para ello se requiere la complejidad del
pensamiento pedaggico y una gran precaucin en la accin pedaggica nacida precisamente de
aquella complejidad.
6. Los puntos de vista y temas bosquejados necesitan de concretizaciones posteriores que
cumplan con los requerimientos de la praxis pedaggica. Sin embargo, no se puede abusar de este
justificado argumento para dejar de elaborar planteamientos y temas antropolgicos que no tienen
81
una referencia inmediata. De hecho el giro en las ciencias sociales en los aos 70 ha llevado a la
reflexin antropolgica al borde de la ciencia de la educacin y ha producido un dficit tan fuerte
de este saber que ya el mero desarrollo de nuevas perspectivas antropolgicas, aun sin la
estructuracin de una referencia inmediata a la praxis, posee una importancia bsica. Estas
reflexiones no contienen una renuncia fundamental en lo que respecta a la especificacin del
saber antropolgico para los campos de la praxis pedaggica. En vista de la situacin actual de la
reflexin antropolgica en la ciencia de la educacin, estas reflexiones enfatizan, sin embargo y
ante todo, en la necesidad de elaborar conocimientos histrico-antropolgicos que puedan llevar a
perspectivas distintas sobre el hombre, su enculturacin, su socializacin y su educacin.
Relevancia prctica pedaggica, educativa de una antropologa histrico-pedaggica: La
concepcin del ser humano determina influyeel cmo se conciben y aclaran las historias de
los conflictos (Colonizacin y colonialidad, guerras religiosas, racismo, sexismo, etnocentrismo),
las autoconcepciones de las culturas y las sociedades y las valoraciones de otros seres humanos
(anormales, indgenas, etc.) y de otros sistemas sociales y culturales. Las concepciones del ser
humano influyen sobre en el trato pedaggico educativo tanto individual como colectivo
p. e. tipos de prcticas educativas y sobre las formas de actuar de un modo educativo o
pedaggico.
Esto se ve en la historia de la educacin y de la pedaggica, por ejemplo, en las imgenes
optimistas o pesimistas del ser humano. La presin y exigencia por actuar educativamente
favorece visones y explicaciones lineales y monocausales de datos e informaciones
antropolgicos que se pueden ver reflejadas tambin de cara a la edad, gnero, etnia, contexto,
entorno, entre otras. De cara a una visin diversa, compleja y democrtica del mundo se hacen
necesarios diferentes aportes de la antropologa que le den unos horizontes ms amplios al
pensamiento y accin pedaggicos.
Sin perder el punto de vista pedaggico, aqu la antropologa histrico-pedaggica tendra
que pensar en complejos temticos tan amplios y, a la vez, tan particulares como la religin,
las creencias, los mitos, los saberes, la ciencia, las fiestas, los rituales, las concepciones de la
familia, las categoras de hombre y mujer, los comportamientos sexuales, los tipos y
condicionamientos de la identidad y de la identidad sexual, las fases de la vida, la niez, la
vida adulta, los distintos procesos y prcticas de formacin y de educacin, las relaciones
generacionales, la vida cotidiana con sus prcticas, las mentalidades y costumbres, la
imaginacin y el imaginario, las formas de alimentacin, el amor, el trato y la concepcin del
tiempo y del espacio, los ritmos humanos, la relacin de los hombres con su entorno y con la
naturaleza, las formas de mediacin de la experiencia, los diferentes modos y prcticas de
subjetivacin, el trabajo, la tcnica, el cuerpo y lo ligado a l, los gestos, los gestos para con
la vida, el otro, lo forneo, la violencia, las experiencias existenciales lmites, los miedos y
las angustias, lo obsceno, el nacimiento, la muerte, etc. En sntesis, todos aquellos aspectos y
fenmenos de lo humano que puedan resultar de una particular importancia si se los aborda
con un inters y preocupacin pedaggicos; es decir, cuando con dicho abordaje una de las
preguntas fundamentales de fondo es qu papel han jugado all los procesos educativos y
formativos y cmo a travs de ellos los seres humanos han devenido tales. As, siguiendo esta
lnea de reflexin, para hablar de formacin humana y del homo educandus hoy en da resulta
necesario remitirse, entonces, antes que a esencialismos, a diferentes aspectos humanizantes y a
82
complejos temticos como los acabados de mencionar arriba. Desde esta nueva ptica, lo que
los seres humanos son sale a la luz, ms bien, como el reflejo de lo que los mismos seres
humanos han hecho de s y del mundo, de la manera en que han sido educados y formados
subjetivados.
En sntesis, si se miran las temticas anteriormente mencionadas desde un marco pedaggico,
se podra decir entonces que como grandes conceptos articuladores se encuentran ac la
formabilidad Bildsamkeit (Herbart) y la formacin (Bildung) humanas. De all que si se
establece una relacin entre la antropologa histrica y el problema pedaggico de la formacin
en el sentido mencionado, resulta que, ms all de la pregunta por el ser humano, lo que est en
juego ahora es la pregunta por los seres humanos y por sus modos particulares de formarse, es
decir, de subjetivarse, de socializarse, de culturizarse, de devenir seres humanos. Es cuando
hablamos entonces de una antropologa histrico-pedaggica.
83
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