Oración Por Los Caídos de La Falange

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ORACIN POR LOS CADOS DE LA FALANGE

Seor, acoge con piedad en tu seno a los que


mueren por Espaa y consrvanos siempre el santo
orgullo de que solamente en nuestras filas se muera
por Espaa y de que solamente a nosotros honre el
enemigo con sus mayores armas.
Vctimas del odio, los nuestros no cayeron por odio,
sino por amor, y el ltimo secreto de sus corazones
era la alegra con que fueron a dar sus vidas por la
Patria. Ni ellos ni nosotros hemos conseguido jams
entristecernos de rencor ni odiar al enemigo, y t
sabes, Seor, que todos estos cados mueren para
libertar con su sacrificio generoso a los mismos que
les asesinaron, para cimentar con su sangre joven
las primeras piedras en la reedificacin de una
Patria
libre,
fuerte
y
entera.
Ante los cadveres de nuestros hermanos, a quienes
la muerte ha cerrado sus ojos antes de ver la luz de
la victoria, aparta, Seor, de nuestros odos las
voces sempiternas de los fariseos, a quienes el
misterio de toda redencin ciega y entenebrece, y
hoy vienen a pedir con vergonzosa ingencia delitos
contra los delitos y asesinatos por la espalda a los
que nos pusimos a combatir de frente.
T no nos elegiste, Seor, para que furamos
delincuentes contra los delincuentes sino soldados
ejemplares, custodios de valores augustos, nmeros
ordenados de una guardia puesta a servir con amor
y con valenta la suprema defensa de una Patria.
Esta ley moral es nuestra fuerza. Con ella
venceremos dos veces al enemigo, porque
acabaremos por destruir no slo su potencia sino su
odio. A la victoria que no sea clara, caballeresca y
generosa preferimos la derrota, porque es necesario
que, mientras cada golpe del enemigo sea horrendo

y cobarde, cada accin nuestra sea la afirmacin de


un valor y una moral superiores.
Aparta as, Seor, de nosotros, todo lo que otros
quisieran que hicisemos y lo que se ha solido hacer
en hombre de vencedor impotente de clase, de
partido o de secta, y danos herosmo para cumplir lo
que se ha hecho siempre en nombre de una Patria,
en nombre de un Estado futuro, en nombre de una
cristiandad civilizada y civilizadora. T slo sabes
con palabra de profeca para qu deben estar
aguzadas las flechas y tendidos los arcos. Danos
ante los hermanos muertos por la Patria
perseverancia en este menosprecio hacia las voces
farisaicas y oscuras, peores que voces de mujeres
necias. Haz que la sangre de los nuestros, Seor,
sea el brote primero de la redencin de esta Espaa,
en la unidad nacional de sus tierras, en la unidad
social de sus clases, en la unidad espiritual en el
hombre y entre los hombres, y haz tambin que la
victoria final sea en nosotros una entera estrofa
espaola del canto universal de tu gloria.

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