Bacon, Teoría de Los Ídolos

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FRANCIS BACON, LA TEORA DE LOS DOLOS Y LA INDUCCIN

ESBOZO BIOGRFICO

Nacido en Londres un 22 de enero de 1561 y muerto all mismo el 9 de abril de 1626, Francis Bacon
naci en el seno de una prominente familia de la corte inglesa. Tuvo gran xito como cortesano
dada su habilidad para ponerse, en las disputas y crisis de la corte, siempre de parte del que iba a
salir vencedor, abandonando al cortesano eminente en el justo momento en que fueran cesando sus
triunfos. Confidente del conde de Essex, se apart de l cuando ces su favoritismo ante la reina
Isabel y no dud en hacer parte de la comisin que lo conden a muerte, ello, por una muy buena
razn personal, Francis pas a ser el muerto favorito de la reina. Ocup muy importantes cargos en
medio de la realeza, cuentan que todo ello comprando las preferencias de los personajes ilustres y
poderosos con exquisitos regalos, en un despliegue de falta de dignidad, de honra y de principios,
para realizar cualquier trabajo sucio que le consiguiera algn beneficio personal.
Con todo, fue un filsofo influyente y efectivo, contribuy a la crtica del misticismo, la magia y el
espiritismo. Por su incisividad, la ciencia experimental se puso de moda entre los caballeros ingleses
luego de presentar su obra el Novun Organum en 1620. En ella quera establecer un nuevo mtodo
para alcanzar generalizaciones vlidas a partir de un gran nmero de observaciones especficas.
En 1621 fue acusado de recibir sobornos en sus funciones como juez, y, ante la evidencia
aplastante, fue declarado culpable por lo que su prestigio y su rutilante carrera poltica se fue al piso
estrepitosamente.
Francis Bacon es el primer gran pensador de la modernidad. Junto a Galileo y Coprnico constituye
el ms fuerte ariete que atac con xito los sistemas de conocimiento tradicionales fundados en el
deductivismo universalista de la filosofa aristotlico-tomista. Con Bacon se derrumba la legitimidad
de todos los saberes no experimentales. Nace el culto a la exactitud y el utilitarismo. De ahora en
adelante, ms que conocer el ser, la ciencia ser tal en cuanto suministre principios de comodidad y
bienestar prctico al hombre. De aqu en lo sucesivo Saber es poder. Por ello se reconoce a Bacon
ser el primer filsofo de la era industrial. Su discurso crtico est contenido en el planteamiento de
los dolos, criterios de comprensin fuertemente arraigados en las rutinas de investigacin y
definicin del conocimiento tradicional. Para Bacon es necesario identificar y destruir los
efectos de tales dolos para aspirar a un saber verdadero y confiable. Una vez superada
la forma medieval de pensar la ciencia, Bacon propone un esquema para alcanzar por un
nuevo mtodo, la induccin legtima, las afirmaciones cientficas que s establezcan
vlidamente un conocimiento universal y til. Estaremos frente a un doble movimiento,
crtico para instaurar unos nuevos referentes de pensamiento, y procedimental, para
respetar la experiencia concreta, base de todo saber real y verdadero.
Mediante el mtodo de la filosofa antigua el hombre llegaba a ANTICIPACIONES de la Naturaleza,
es decir a suposiciones sobre lo que es la Naturaleza. Estas Anticipaciones son nociones
construidas de un modo prematuro y temerario y llevan una a visin falsa de la realidad. Por el
nuevo mtodo cientfico se llegara a INTERPRETACIONES de la Naturaleza. Estas interpretaciones

son las que permiten un verdadero conocimiento de la Naturaleza. Hay que buscar una nueva
manera de hacer ciencia y esto supone:
1. PARS DESTRUENS (parte crtica o destructiva): quitar los dolos que no permiten el
conocimiento.
2. PARS CONSTRUENS (parte constructiva): colocar las reglas del verdadero mtodo cientfico.
Una vez que el hombre se libera de los dolos, puede ceirse al estudio de la naturaleza. Para
Bacon la obra y el propsito de la ciencia reside en el descubrimiento de la forma de una naturaleza
en particular, es decir, su fuente de emanacin, y en engendrar e introducir en un cuerpo
determinado una nueva naturaleza o varias naturalezas distintas.
Esto implica:
a. Conocer la forma (causa formal): penetrar en los ntimos secretos de la naturaleza.
b. Engendrar una nueva naturaleza: transformar la naturaleza para beneficio de la humanidad
(por ejemplo: hacer un cristal irrompible, un metal que no se oxide o un proceso para que no se
daen las frutas).
El objetivo de la ciencia slo se puede lograr mediante un mtodo en dos partes que suponga
extraer los axiomas a partir de la experiencia y deducir nuevos experimentos a partir de los axiomas.
La teora de los dolos
Enfrentemos entonces la formulacin que hace Bacon de la pars destruens con el planteamiento de
los dolos.Los dolos y las nociones falsas que han invadido el intelecto humano,

echando profundas races, no slo bloquean la mente humana de un modo que


dificulta el acceso a la verdad, sino que, aunque tal acceso pudiese producirse,
continuaran perjudicndonos incluso durante el proceso de instauracin de las
ciencias, si los hombres, tenindolo en cuenta, no se decidiesen a combatirlos
con todo el denuedo posible . Por lo tanto, la primera funcin de la teora de los dolos
consiste en hacer que los hombres tomen conciencia de aquellas nociones falsas que entorpecen
su mente y que les impiden el camino hacia la verdad. En pocas palabras, descubrir dnde estn los
dolos es el primer paso que hay que dar para poder desembarazarse de ellos. Cules son estos
dolos? Bacon responde en estos trminos a dicho interrogante:
La mente humana se ve sitiada por cuatro gneros de dolos.
Con un objetivo didctico, los denominaremos respectivamente dolos
de la tribu, dolos de la cueva, dolos del foro e dolos del teatro. Sin
ninguna duda, el medio ms seguro para expulsar y mantener
alejados los dolos de la mente humana consiste en llenarla con
axiomas y conceptos producidos a travs del mtodo correcto que es
la verdadera induccin. Sin embargo, descubrir cules son los dolos
representa ya un gran beneficio.
1) Los dolos de la tribu (idola tribus) (Son los prejuicios propios del gnero humano, por los
cuales se subjetiviza lo objetivo). Estn fundamentados en la misma naturaleza

humana y sobre la familia humana misma o tribu [...]. El intelecto humano es


como un espejo desigual con respecto a los rayos de las cosas, mezcla su propia
naturaleza con la de las cosas, que deforma y transfigura . Por ejemplo, el intelecto
humano por su estructura misma se ve empujado a suponer que en las cosas existe un mayor
orden que el que poseen en realidad. El intelecto [...] se imagina paralelismos,

correspondencias y relaciones que en realidad no existen. As surgi la idea de

que "en los cielos todo movimiento se produce siempre de acuerdo con crculos
perfectos", nunca (excepto de nombre) segn espirales o en forma de serpentn .
Ms an: El intelecto humano, cuando encuentra una nocin que lo satisface
porque la considera verdadera o porque es convincente y agradable, lleva todo lo
dems a legitimarla y a coincidir con ella. Y aunque sea mayor la fuerza o la
cantidad de las instancias contrarias, se las menosprecia sin tenerlas en cuenta,
o se las confunde a travs de intenciones y se las rechaza, con perjuicio grave y
daoso, para mantener intacta la autoridad de sus primeras afirmaciones. En
pocas palabras: el intelecto humano tiene el vicio que hoy calificaramos como errnea tendencia
verificacionista, opuesta a la adecuada actitud falsacionista, para la cual, si se quiere que haya
progreso cientfico, hay que estar dispuestos a descartar una hiptesis, una conjetura o una teora
siempre que se hallen hechos contrarios a ella. Sin embargo, las perniciosas tendencias del intelecto
no se limitan a suponer unas relaciones y un orden de los que carece este complejo mundo, sino
que tampoco tienen en cuenta los casos contrarios. El intelecto se ve llevado asimismo a atribuir con
superficialidad aquellas cualidades que posee una cosa que le ha impresionado con profundidad a
otros objetos que, en cambio, no las poseen. En definitiva, el intelecto humano no slo es

luz intelectual, sino que padece el influjo de la voluntad y de los afectos, y esto
hace que las ciencias sean como se quiera. Ello sucede porque el hombre cree
que es verdad aquello que prefiere y rechaza las cosas difciles debido a su poca
paciencia para investigar; evita la realidad pura y simple, porque deprime sus
esperanzas; substituye por supersticiones las supremas verdades de la
naturaleza; la luz de la experiencia, por la soberbia y la vanagloria [...]; las
paradojas las elimina, para ajustarse a la opinin del vulgo; y de modos muy
numerosos y a menudo imperceptibles, el sentimiento penetra en el intelecto y lo
corrompe. Los sentidos engaadores tambin nos plantean obstculos: con frecuencia la
especulacin se limita [...] al aspecto visible de las cosas, y falta -o se reduce a
muy poco- la observacin de lo que hay en ellas de invisible. El intelecto
humano, por su propia naturaleza, tiende a las abstracciones, e imagina que es
estable aquello que, en cambio, es mutable. stos son, por consiguiente, los dolos de la
tribu.
2) Los dolos de la cueva (idola specus) (Son las ideas personales favoritas en las que los
hombres se suelen encerrar para ver la realidad segn su propia lente). Proceden del sujeto

individual. Cada uno de nosotros, adems de las aberraciones propias del gnero
humano, posee una cueva o gruta particular, en la que se dispersa y se corrompe
la luz de la naturaleza; esto sucede a causa de la propia e individual naturaleza
de cada uno; a causa de su educacin y de la conversacin con los dems, o
debido a los libros que lee o a la autoridad de aquellos a quienes admira u honra;
o a causa de la diversidad de las impresiones, segn que stas se encuentren con
que el nimo est ocupado por preconceptos, o bien se encuentra desocupado y
tranquilo. El espritu de los individuos es diverso y mudable, y resulta casi fortuito. Por ello,
escribe Bacon que Herclito no se equivocaba al afirmar: Los hombres van a buscar las
ciencias en sus pequeos mundos, no en el mundo ms grande, idntico para
todos. Los dolos de la cueva, por lo tanto, tienen [...] su origen en la naturaleza
especfica del alma y del cuerpo del individuo, de la educacin, de los hbitos de
ste, o de otros azares fortuitos . Puede suceder, por ejemplo, que algunos se aficionen a
sus especulaciones particulares porque se crean autores o descubridores de ellas, o porque hayan
colocado en ellas todo su ingenio y se hallan acostumbrado a ellas. Tambin es posible que,
basndose en un trozo de saber construido por ellos, lleguen a extrapolarlo, proponiendo sistemas
filosficos completamente fantsticos: Incluso Gilbert, despus de haberse dedicado al estudio del

imn, pas sin ms a construir una filosofa que se derivaba nicamente del argumento especfico
que haba atrado su atencin. De igual modo, los alquimistas construyeron una filosofa natural
del todo fantstica, y de un alcance mnimo, porque se encuentra fundada en unos cuantos experi mentos de laboratorio. Asimismo, hay otros que se ven dominados por la admiracin

hacia la antigedad, y otros, por el amor y el atractivo de la novedad; escasos


son los que se arriesgan a defender un camino intermedio, sin despreciar lo que
haya de adecuado en la doctrina de los antiguos sin condenar lo que los
modernos hayan acertadamente descubierto.
3) Los dolos del foro o del mercado (idola fori). (Consisten en que el hombre est inclinado a
creer y repetir las palabras que oye, sin pensar lo que significan y sin examinar su valor de verdad).
Bacon escribe Tambin hay dolos que dependen, por as decirlo, de un contacto o

del recproco contacto entre los integrantes del gnero humano: los llamamos
dolos del foro, refirindonos al comercio y a la relacin entre los hombres. En
realidad la vinculacin entre los hombres tiene lugar a travs del habla, pero los nombres se
imponen a las cosas de acuerdo con la comprensin del vulgo, y esta deforme e inadecuada
adjudicacin de nombres es suficiente para conmocionar extraordinariamente el intelecto Para
recuperar la relacin natural entre el intelecto y las cosas, tampoco sirven todas aquellas
definiciones y explicaciones que a menudo emplean los sabios para precaverse y defenderse en
ciertos casos. En otras palabras, Bacon parece excluir lo que hoy llamamos hiptesis ad hoc,
hiptesis elaboradas e introducidas en las teoras en peligro, con el nico propsito de salvarlas de
la crtica y de la refutacin. En cualquier caso dice Bacon, las palabras ejercen una gran violencia
al intelecto y perturban los razonamientos, arrastrando a los hombres a innumerables controversias
y consideraciones vanas. En opinin de Bacon, los dolos del foro son los ms molestos de todos
porque se insinan ante el intelecto mediante el acuerdo de las palabras; pero

tambin sucede que las palabras se retuercen y reflejan su fuerza sobre el


intelecto, lo cual convierte en sofsticas e inactivas la filosofa y las ciencias . Los
dolos que penetran en el intelecto a travs de las palabras son de dos clases: se trata de nombres
de cosas inexistentes (por ejemplo, la suerte, el primer mvil, etc.), o bien son nombres de cosas
que existen, pero confusos e indeterminados, y abstrados de manera impropia de las cosas.
4) Los dolos del teatro (idola theatri) (Son las ideas que se mantienen porque son tradicin de
una escuela de pensamiento, en vez de dar la razn a los hechos). Entraron en el nimo de

los hombres por obra de las diversas doctrinas filosficas y a causa de las
psimas reglas de demostracin. Bacon les llama dolos del teatro porque considera todos

los sistemas filosficos que han sido acogidos o elaborados como otras tantas fbulas aptas para
ser representadas en un escenario y tiles para construir mundos de ficcin y de teatro. No slo
hallamos fbulas en las filosofas actuales o en las sectas filosficas antiguas, sino tambin en
muchos principios y axiomas de las ciencias que fueron afirmados por tradicin, fe ciega y
descuido. Bacon con todo esto no pretende ser infiel a los antiguos ni daar su respetabilidad.
Segn l, se trata de un nuevo mtodo, desconocido por los antiguos, que permite a ingenios
menos notables que los antiguos, llegar mucho ms all en los resultados: Tambin un cojo, si

se halla en el buen camino, puede superar a un corredor que se haya salido de


su ruta; porque quien est fuera de la ruta, cuanto ms rpido corre, ms se
aparta y ms se equivoca.
La caza de Pan, a la conquista de las leyes naturales
Indicamos ahora los esbozos que Bacon hiciera de la pars construens, de la operativizacin de una
forma de investigar, registrar, valorar y enunciar conclusiones cientficas a partir de la experiencia. El
nuevo mtodo por el que Bacon aboga para la regularizacin cientfica del trato directo con la

naturaleza es el mtodo inductivo, fundado en la observacin emprica, y que, sobre el anlisis de


los datos observados, infiera hiptesis, verificadas mediante continuas observaciones y experimentos, en un proceso que va de los experimentos iniciales a axiomas que indiquen o delimiten
(designent) nuevos experimentos (BACON: De dignitate et augmentis scientiarum, 5, 2).
Bacon ve su punto de partida, consecuentemente, en lo que l llama la caza de Pan: la bsqueda
y acopio de las ms variadas experiencias en relacin con el fenmeno que sea objeto de estudio:
acumulacin de observaciones y experimentos que no ha de limitarse al empleo de medios
tradicionales, sino que ha de ensayar otros nuevos (como, por ejemplo, el uso de los espejos
ardientes para concentrar el calor de un fuego, y no slo de los rayos solares); o la prolongacin de
un experimento (por ejemplo, la destilacin) ms all de lo que se necesita para lograr un efecto ya
conocido.

En toda generacin y transformacin de cuerpos hay que indagar lo


que se pierde y desaparece, lo que permanece y lo que es aadido, lo
que se dilata y lo que se contrae, lo que se une y lo que se separa, lo
que se mantiene y lo que se interrumpe, lo que ayuda y lo que
obstaculiza, lo que domina y lo que es dominado y otras muchas
cosas. Y no slo en la generacin y la transformacin, sino en todas
las alteraciones y movimientos. (BACON: Novum Organum, II, 6)
De ese modo, Bacon esperaba que la acumulacin de datos apresados a la naturaleza por la
energa insaciable de Pan, llevara por s sola al hallazgo de las regularidades naturales que busca
la ciencia; una confianza que le hizo desestimar la importancia de la teora rectora, lo que el
progreso mismo de la ciencia nos obliga a reconocer como un error, y as lo reconocen hasta los
historiadores ms proclives al empirismo (HULL: 1961, pginas 232-235 y 306).
Bacon divide la philosophia naturalis en speculativa y operativa, que ser la aplicacin de la
especulativa. Esta, a su vez, comprende lo que l llama fsica especial (que estudia tipos
especficos de materia en un determinado campo de causas) y metafsica (que considera las
leyes ms elevadas y generales).
Una ciencia destinada al dominio de la naturaleza ha de proponerse el conocimiento de las causas,
porque la ignorancia de la causa priva del efecto (BACON: Novum Organum, I, 4). La fsica
investigar las causas eficientes y materiales, mientras las otras dos causas de la tradicin
aristotlica, la formal y la final, queden para la metafsica.
Pero Bacon descarta pronto la causa final, porque su indagacin es estril y, como una virgen
consagrada a Dios, nada pare (De dignitate et augmentis scientiarum, 5). Un dictamen
absolutamente consecuente con el propsito que l asigna a la ciencia, pues el conocimiento de la
causa final en nada ayudara a la produccin (o evitacin, o modificacin) del fenmeno: lo que
interesa conocer de ste no es su para qu natural (aunque existiera y fuera conocido, como
podra ser, por ejemplo, el caso de la digestin), sino el cmo y por qu tiene lugar, el mecanismo
que lo produce, si es que el conocimiento cientfico ha de servir para regularlo luego en vistas a
nuestros fines.
En cuanto a la causa formal, o forma, nica que queda para ser estudiada por la physica
generalis (metafsica), hay que advertir en seguida que no tiene nada que ver con su homnima
aristotlica. En Bacon, forma quiere decir ley y, en efecto, usa ambos trminos como sinnimos.
Las formas-leyes y la induccin.

Las formas-leyes y la induccin constituyen el objeto del Novum Organum. Por mucha fuerza
demostrativa que pueda tener el silogismo aristotlico, si los trminos que componen sus
proposiciones (premisas) expresan conceptos confusos, producto de una mala abstraccin, la
deduccin que parta de tan inseguras premisas no podr garantizar la verdad de la conclusin. Slo
una induccin digna de confianza puede sacarnos de esa dificultad. Pero no slo el origen de la
induccin ha de ponerse en la observacin de los hechos; todo el proceso ha de atenerse a ellos.
Necesitamos una historia natural y experimental suficiente y correcta basada en los hechos
(BACON: Novum Organum, II, 10). Para esta exigencia de fidelidad a los hechos es imprescindible
el nuevo instrumento, porque ni la mano desnuda ni el entendimiento abandonado a s mismo
pueden mucho y los instrumentos no son menos necesarios para el entendimiento que para la
mano.
Bacon propone sus famosas tablas para garantizar que esa necesaria observacin sea suficiente y
fidedigna. No son propiamente las tcnicas de laboratorio para la investigacin de las causas en que
ms tarde pudieron convertirse por la reelaboracin que de ellas hizo J. Stuart Mili en el siglo XIX,
cuando la ciencia era ya una realidad madura. En Bacon pretenden servir ms bien al
descubrimiento de las leyes que l llama formas. Para mejor entender la versin baconiana
originaria convendr seguir su tratamiento de una de esas formas. Veamos pues, una descripcin
somera de un proceso baconiano de induccin:
Si queremos descubrir, por ejemplo, la del calor, lo primero ser construir una lista de casos en los
que se registre la presencia de ste, como los rayos del sol, la chispa encendida con el pedernal, el
cuerpo vivo de un animal tabula essentiae et praesentiae (BACON: Novum Organum, II, 11).
Una segunda lista registrar casos que, aun siendo tan semejantes a los anteriores como sea
posible, estn privados de calor, como los rayos de la luna o de otros astros (ibd., 12): tal ser la
tabula declinationis, sive absentia in proximo. Finalmente, una tabula graduum registrar casos en
los que la naturaleza cuya forma investigamos est presente en grados diversos (ibd., 13), como
las diferencias en el calor corporal cuando el animal se esfuerza, o en los casos de fiebre.
Las tablas baconianas pueden, pues, quedar resumidas en el siguiente esquema:
de presencia: lista de casos que registran la presencia del objeto de estudio;
de ausencia: lista de casos, tan semejantes a los primeros como sea posible, en los que aqul,
sin embargo, este ausente, y
de grados: los distintos casos en que se presente en grados diversos.
La comparacin de estas tablas nos permitir descubrir si hay algo siempre presente cuando lo est
la naturaleza estudiada y que falte siempre que sta est ausente, y qu es lo que vara en
correspondencia con las variaciones de la misma (ibd., 15). El primer paso a dar ser la exclusin,
como forma de la naturaleza en cuestin, de aquello que no la acompaa siempre, mientras que,
por el contrario, aparece a veces en su ausencia, o no vara en correspondencia con sus variaciones
proceso de reiectio o exclusio (ibd., 16-18). Pero la induccin slo es completa cuando e
puede llegar a una afirmacin positiva (ibd., 19), si bien sta, al principio, slo es inchoata o
provisional (ibd., 20). As, en el caso del calor, Bacon encuentra su forma en el movimiento
expansivo e impedido o contenido (cohibitus) que se esfuerza en proceder a travs de las partes
ms pequeas.
La afirmacin incoada tiene an que revalidarse, pues siempre cabe esperar que se den casos
negativos an no descubiertos. Tenemos ya, pues detalladamente expuesto, un mtodo
emprico que se corresponde a la tendencia empirista de acuerdo con las mayores exigencias de
sta. Y el Novum Organum acaba con la exposicin de lo que su autor considera el medio principal
para la revalidacin del hallazgo; a saber, la va de los ejemplos privilegiados (instantiae
solitariae, aquellos ejemplos en los que la naturaleza en cuestin es lo nico que tienen en comn
una serie de cosas por lo dems heterogneas).

Las ayudas al entendimiento todava restantes, deberan ser examinadas en la parte del Novum
Organum que no lleg a aparecer.
(Tomado de:
GARCA-BORRN, J. C. Empirismo e ilustracin inglesa. De Hobbes a Hume. Cincel, Madrid: 1985.
REALE, Giovanni y Dario ANTISERI. Historia del Pensamiento Filosfico y Cientfico. Tomo II, 2ed.,
Editorial Herder, Barcelona, 1992, 294-297
ASIMOV, Isaac. Enciclopedia de la ciencia y la tecnologa. Tomo I. Alianza, Madrid:1987).

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