El Método Generacional Emilio Carilla Universidad de Tucumán
El Método Generacional Emilio Carilla Universidad de Tucumán
El Método Generacional Emilio Carilla Universidad de Tucumán
GENERACIONAL
Posibilidades y limitaciones
Es de sobra
conocida
la acumulacion
de metodos
crfticos que nos ha deparado el sigl0 XX. 0, cod mas exactitud.
10s ultimos
cincuenta
anos. Se produce,
asL un particular
fenomeno, facil de notar, y que consiste en la comoda traslacion del juicio valorativo
que, entre otras cosas, llamo primero
al siglo XVIII el l'siglo de la crftica'\
Despues. paso la denominacion al siglo XIX, v hoy, aunque no se 10 repita
tanto.
no cabe duda de que el consenso g-eneral adjudica claramente
eI nombre al sigIo XX. Y razones hay.
A su vez, la extraordinaria
proliferacion
de metodos
determina
en ocasiones
momentos
confusos
cuando
vemos
la rapida sucesion de 10s sistemas y, como prendas, terminologfas especiales
no siempre
imprescindibles.
Esto sea dicho,
claro, con la obJigada salvaguar'dia de metodos que consideramos positivos.
Asimismo,
]a Ul'gencia de novedades
crfticas
suele
determinar
situaciones
un tanto contradictorias.
Todos _
o ca~i todos- estamos
de acueroo en la debilidad que, particularmente
en las historia
de la literatura
de comienzos
del
ss( )
(
1 ver,
ahara,
t1ijail
SAJ'I'IN,
Problem~s de 1a Pge~ica
de
Dastoievski,
trad.deTatiana
Buebnova,
M,:,x~co,
T<j'86. De mas est a subrayar
1a difusion
que ~errnll!01ogia y conceptos
de Bajtin
(carnavali_~~,
d~~1o<;I~smo,
monologisma,
intertextua1idad,
etc. j
nan
t;enldo
y
tiEonen
en
~arF~urarmer.te universitarlos
.
... centros I
89 (
a la de la Estilistica
general (es decir, de todos 10s hom~r:S)f
propuesta
pOl' Charles Bally. Vale decir con un valor utOplCO
o idea14jEn rigor, el punto de apoyo de la Literatura universal
debemos verlo en las reflexiones
de autores alemanes.
Sobre
todo, en la WeltL iteratur de Goethe y en e1 metoda historico
filasOfico de Hegel. Con anterioridad,
ya Herder se centraba
mas en la nacion de Literatura nacionol.
Aparentemente,
la nacion de Literatura
continental
nos per mite una concepcion
espacio
temporal,
tal como
he dicho~ mas aprehensible.
Suele apoyarse en la proximidad
v el contacto,
en determinados
sincronismos
(Hallam,
G.
~1: Brandes, G. Cohen, Paul van Thieghem, etc). Conviene
decir de inmediato
que este nombre --Utero.tura continentalS0 diluye
un tanto a.l enfocar el aspecto de 18 lenglia comun,
ya que no haycontinentes
que esten ligados po!' nuna lenguan
Sin embargo, tal obstaculo
no existe para n050t:'oS cuando;
sabre la base de 10 que es, en rigor, un semieontinente,
porfiamos sin descanso -y, creo, can fundamentospOl' una Literatura Iberoamericana.
de la America
Hjspanica~ de America
Latina, de Hispanoamerica
(y deja en el tintero otr08 nombr~s
mas 0 menos parecidos).
Asf, pues, es posible que esta partlcion no tenga un valor especial par'a otr05 continentes,
pero
para nosotros sf 10 tiene.
Y, pOl' motivos obvios, no entro
a dilucidar en estas generalidades,
de acuerdo con 10 dicho,
la existencia 0 no de una "Litel'atura
lberoamericanatl
Es explicable
que
tales
planteos
no se originan,
valga
i.-1
..
ir'{t-. ,,~O'"
'-'0
,,",(',';
L;~i
hdb.1anl0~
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- I?egion literof','C
(
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~l
:,lU(
(
(
4 Bally hablaba
de
"tras estilisticas":
general,
particular
(de un
lenguaje)
e individual
~de. un
autor).
Cf.
Charles
BALLY,
Traite de Stf-.l.stHlue
Francaise, I, ed. de Ginebra, ~~'
17-1 . Aclaro
que la 1 ed. es de Hidelberg-Paris,
1909, con precedentes en 1905.
5 . '..
Uno de los
E.stucliosose.:cqentinos
que
rnas pre::c\JpaClon
most.::-o pOl:' :cesol~-.'cr prc>blerr.as
:::.-eales (y t:c:.': (~JS (
problemas)
en
relacio:l.
a
J.a polaridad
Li ter21::.:'r"
~acjonal
./ Lit.'rat~~2~~l
fue,
indudablemente-;\
Bernardo
Canal
F(~)_JOO.
.. Hay
numerosos
testimcC'i
. )s
(
suyos
de esea
preocupacion,
y puedo dar
fe de ,_,1'"
no s610
a traves
de sus -eseri tos r sino
tambien -;;~~
(
ocasional
companero de congresos
Y reuniones
(Tucuman,
n. Las periodizaciones
Salta,
Santiago
del,
Estero,
etc.).
Y n~ hablo
de
10s
dialogos
fruct~feros,
.~9mo eran
s~em~re
~as
conversaciones
con Canal
Fe~Joo.
Creo que s:Lntet~za
bien
sus
ideas
el
articulo
conferencia
titulado
,Que debe entenderse
por literatura
nacional?:
"lComa distinguir
la una de las otr~s:
nac~ona~~
simplemente
la que se produce en
la cap~tal
,
r~gional,
ia que se produce
en "el inter~or"?
D:Lstinguir
10 ~egional
,dentro,
de ,}o
nac~onal
lenvuelve
quiza
una
Jerar9J;1:Lzac~o~
que
10
suponga
a
priori
en, r~lac~on
.eq~~vale~te
.a
la que liga
a l.a prOVlnC:La (pr:.lV~nc~a, e::~mologicamente
prov~ctor,
es.. d;c~r,
somet~d~
al
victorioso)
con
la
Nac~on?
(Ver Bolet~n
de
la Academia Argentina
de Letras;
Buenos A~res,
1981, XLVI, pp. 41-48). F:Lnalmente, sus preguntas,
de nuevo respondidas
por OtP1S pregu~tas,
se
res01vian
en
1a
defensa
de. .10
reg:Lonal
como "autenticidad
de su expresi6n
cultural",
1a origina1idad
de la autenticidad.
-,.
de Ia literatura
argentina
Un punta previa, tal como anticipe, consiste en di1ucidar el problema que algunos argentinos -y argentinas destaca_dos- se ~lante~ron, no hablemos de los extranjeros,
acerca
de la eXIstencia 0 no de una "Literatura argentina" Ob
_
mos que ent
1 '"
.
serve
re ~s ~UlclOSretaceadores figuran nombres como
los ?e Bartolome Mitre, Miguel Cane (h), Juan Agustin Garda
EnrIque Banchs" Pau~ Groussac, y hasta el Ezequiel Martfne~
Estrada de postrimerIas6.
6 El cr.itico.
B. Ventura
Pessolano,
a. la
H:Lstor:La de Ricardo
Rojas
l~teratura
argentina:
'
en una
esc""ibia
~
acotaci6n
sobre
la
"Nuestros
historiadores
por
desamor
fal ta de geni
d 1"
0
por
d d
d
0 para
ar e vlda,
hasta
llegaron
a
u ar ,e SU, existencia".
(B. VENTURAPESSOLA~a ~~sto~~a de la literatura
argentina
y el
me oAf? e RoJas [1917].
En La obra. de Ro jas
Buenos
~res,
1928, p. 226).
'
N9t
Estrada
de los arios
periodizaciones,
aSl como, a su vez, las periodizaciones
nos permitiran afirmar la existencia de la literatura argentina.
Entro, 'pues, en el tema, y digo que es llamativo el
fenomeno que determina 1a Historia de 10 literatura argentina
de Ricardo Rojas (la. ed., 4 vols., Buenos Aires, 1917-1922),
desde e1 momento de su aparici~n hasta 10s dlas que corren.
Aun sabiendo que su epoca de mayor difusion esta
ya 1ejos de nosotros, y sin entrar a terciar en el gastadlsimo
topico de sus virtudes y defectos 7, serla injusticia poner
en duda su valor de hito fundamental
en nuestra crItica.
Por 10 que represento como recopilacion detallada del pasado
1iterario de 1a Argentina, como aplicacion
de un metoda
(a1 que no podemos reprocharle que responda a concepciones
muy de su tiempo), y, en fin, como enlace con reflexiones
suyas sobre 1a teorla de la nargentinidad" y sobre 1a realidad
historico cultural del pals (esto ultimo, hasta con a1gunas
conexi ones herderianas).
Todo esto tiene validez y, en adecuada perspectiva,
no creo que convenga discutir10. Pero 10 que aqui me importa
es subrayar no solo el papel que desempefia la Historia de
Ricardo Rojas en nuestra crItica, sino tam bien el curioso
espejismo que significa aun en nuestros dfas dicha obra.
Consultada
0 no, ests. claro que representa
para muchos
el verdadero comienzo de la bibliograffa crItica sobre nuestras
7 A mi modo de ver, y sin olvidarme del tiempo transc~
rrido desde la pUblicaci6n de esta Historia, carecemos
aun de un estudio detallado y desapasionado de esta
conocida
obra. Por supuesto, es obra, a su vez,
con "historia" propia, en la que, valga e1 ejemp10,
entran por un lado 105 articu10s 1audatorios reunidos
en La obra de Rojas (Buenos Aires, 1928), y, por
otro, 1a cri tlca aaversa, en serio y en broma, que
incluye,
entre otros testimonios,
los trabajos de
Jorge M. Furt y 1as burlas de Paul Groussac Y de
Ortiga
Anckermann.
El grupo
es desigual,
aunque
tampoco valen mucho 10s articulos laudatorios (quiero
decir, la mayor parte de 105 articulos laudatorios).
Paralelamente,
notamos
la
ausencia
de
un estudio
minucioso y fundado
sobre La critica
literaria
en la Ar entina,
donde, ~s
indudab1e,
e e
e lcarse e a
a Hlstoria de Rojas el lugar
que merece.
tradicion
y una
Y repite:
"He dicho
en otro
paragrafo
que quien
se vea llamado a profesar en esta catedra
de Literatura
Argentina
debera
no solo
dictar
la asignatura
sino crear la materia.
He agregado
que es una asignatura
sin
bib1iografia.
Quiero decir
que carecemos
de una Historia
critica
de la Literatura
argentina
( .. )". (R. ROJas. "La Literatura
argentin9--". En 1a revista
Nosotros,
VII,
N~ ::>0. Buenos Aires,
junio 1913. pp. 338
y 363.
De 1as dec1araciones de Rojas se hicieron eco faciles
"rapsodistas" Es justo agn!gar que cuando Ricardo
Rojas
publico
fina1mente
su Historia
atenuo
sus
comentarios
de 1913 sobre la escasez bibliografica
y la ausencia
deprecedentes
de SU obra. De manera
especial,
en 10 de ia escasez bibliograf ica, Y ci t6
algunos nombres -pocos- como antecesores.
Mas justo
hubiera side un reconocimiento minucioso de la cr1tica
anterior,
pero la verdad es que Rojas se sinti6
mas tentado por subrayar 10 que el aportaba.
Dos Ilgeneraciones".
'
1841. Florencio Varela
-{r~
184l[1842].Juan Bautista Alberdi D os generacIQ.n~,,,". .. '" ('/.1')''1-'14-0
1844. Joaquim Norberto de Sou
sa e Silva
- Una (dos) Ilepocasll.
Acotaciones sobre lit. argen1845. (vel', tambien 1881). Sartina.
miento
Lit. Hispanoamericana.
"Epo1863- Jose Marla Torres Caice
cas
1868 do
.Tres lIgeneraciones de poetas".
1877. Juan Marla Gutierrez
Tres Ilepocasll:
1880. Gregorio Uriarte
1880. Nicolas Avellaneda
IIGeneracionesll
1884. MartIn Garda Merou
'1890. Lucio V. Mansilla
Cuatro Ilgeneraciones".
189(1. Juan Antonio Argerich
Tres (0 cuatro) "epocas".
Tres (0 cuatro)
1895. Menendez y Pelayo
Ilepocas" (y estilos).
f!
ll
II
'
a)
1901.
1906.
1908.
1910.
Paul Groussac
Emilio Becher.
Emilio Alonso Criado
Enrique Garcia Velloso
Historia y rtepocas".
"Epocas" (mas gauchescos.
y P.).
Ideologla.
"Generaciones
romanticas".
M.
D)
1962. Diego F. Pro
"Generaciones" .
(Id., agregados. IV)
M. y P.)
c)
"Generaciones de poetas".
rtGeneraciones".
f1Generaciones".
"Genel'aciones
ideologicas".
Etapas".
"Generaciones".
"Generaciones historicas".
Siglo XIX.
If
"Generaciones"
"Epocas", estilos y formas
genericas
Seis "generaciones".
Diez "generaciones".
"Generaciones"
(Petersen).
"Generaciones"
de la lengua. Siglo XIX.
"Generaciones
ideol6gicas".
"Generaciones".
Siglo XX. Revistas literarias.
"Generaciones historicas".
al extranjero", artleulos pubIicados en EI Mercurio, de ValparaIso}; 1870 ("Notasll, pubIicadas posterior mente en los Escritos
postumos} .
\-~~en~~!~3~~-~~::;Jcoi~~~Er~~c<?~~E~b~01.u~~~~g~-;~~~~~:~
lugar!
como manifestacion
tematico
generica
que
atrav~esa
toda la
literatura
argentina,
frente
a
las otras
tres manifestaciones
historico
temporales
1
puntualizar,
aunque esto no signifiea ninguna relacion, en
que la Historia de Rojas coincide practicamente
en el tiempo
con 10s primeros intentos espanoles de una teorla de las
generaciones,
intentos que ofreeen una priori dad, no dire
absoluta, pero sl digna de subrayarse.
Coneretamente,
las
teorias no son otras que las que, alrededor de 1923, llevan
los nombres de Eugenio D10rs y Jose Ortega y Gasset. Admitimos la desigual extension que media entre 1a breve "glosa"
de Xenius y el entero libro de Ortega, aSI como la aun mas
desigual significacion que las dos teorias tendran en la bibliograNa posterior. Con todo, es bueno saber que dentro del
parejo prestigio
que los dos fiIosofos espanoles tuvieron
por aquellos anos .en la Argentina, la teorfa de Xenius esta
ligada al cuadro generacional del crltico Jose Gabriel. Y
agrego, present a a1gunas conexiones -pocas- con nuestra
realidad10 Aqul solo eabe agregar que 1a teorla de Ortega,
frecuentemente
citada, comentada y aplicada, particularmente
en ambitos hispanicos, tendra realmente
difusion a1 Hegar
e1 medio sig10. Su eco en las letras' argentinas es prueba
contundente.
Vo1viendo una vez mas a la Historia de Ricardo Rojas,
quizas sea e1 momenta oportunoCfe trazar ahora una breve ~,
historia de la Historia. con 1a especial referencia alas periodizaciones que registra . Por 10 pronto, 10s primeros esbozos,
de 1913, no anticipan la estructura
que tendra
1a obra
de 1917-1922. Enl!~~,~.Jhabla de ~al2~,~.,.Q9Hn"Q.li~~~~rias"
por un lado (1. Cas orlgenes; 2. La Revolucion; 3. La Proscripcion; 4. La Organizacion; 5. La Actualidad). Y, por otro,\
de epocas esteticas (1. El C1asicismo; 2. El Romanticismo;'
y 3:1:1 Modernismo)ll
j
Como
nos presenta
It
("En
<,
Finalmente,
y las ,"generaciones"
1948)15.
recordarlasl6
Hecha esta salvedad, es de rigor sefialar que!as
dos
GQnQ.~Q,cion~~_IT!Ii1?c:li-!.tl-!:ldidas
entre nosotros s~~ __
Q.~!.~i
fYQ~'il.con
cierta prioridad, en la aplicaclOn, de la pr}mera;
. -aurique con predominio general de la .segunda. De mas esta
dedr que nuestro punta de refererida sera siempre el que
tiene que ver con las letras argentinas. E insisto, una vez
mas, en que la~.!!pl~.a.G.iQI\e.s_1!().~hlln~idojnmedi~tas, Y que
corresponden,practicamente,
a los angsposteriores 11 195{).
Con las dificultades
que supone sintetizar
las dos
concepciones, dire que ll:!.de Petersen) egn )>usel'iE::!de__~~_~o
condiciones, se caracteriza-~-pof
$ull)ayor
compl~j~d!lQ' 0,
sipFeferimos", por su excesode c.ol}.d.ii.ones.De sobra conocidos, podemos, slri-em"f)argo~ "recordar una vez mas sus ocho
condiciones 0 factores: JLJ-IerenGJS,L?) fecha (~~ nacifTli.~.I)~~
3) eJementos educativos; 4) comunidad personal; Le~eriE::!I}:-.
ci8.s.de }/i"Eeneraci6n; 6) elgula (0 caudillo); '7) el.1eT}g':l_~1~
de--lii-generacion;
y 8) anquilosamiento
de la ".i.~jiigenerQ.cionl7. .
Como contraste
(eso S1, mas alIa de las divisiones
cronologlcasmarcadas
por las edades), r~~13.Jt8.!ll8.~qg_~_~Qn(jJciones b.asi~as que pr()pone; Ortegay Gas_~ej,aunque conviene
16 A proposito de Eugenio D'Ors, repito que es evidente el silencio que ha ca~do sobre su nomb;:e.. en
buena medida -sospecho- deb~do a factores pol~ t~cos,
que ya no tienen mayor justificacion.
jY
pensar que en e1 pri~er. ~ercio
del
siglo disputaba a Ortega fama y d~fus~on! Por 10
pron to, no podemos negar que el propulsor .del "Novece!!.
tismo
tuvo en la Argentina, en un com~enzo, tanto
o mas presti5io que Or~ega, tal como ~o revelan,
hacia 1920, c~rculos de Cordoba y Buenos A~res .
II
agregar de inmediato que la sola mencion de los dos fundamentos que expone no representan unatotalidad realmente abarcad~
Aunque tambien sean harto conocidas, '-para-'6r"iega
el concepto de generacion no implica, primariamente, mas
que estas dos notas: 10) tener
misma edad (con el apovo
en Ia idea de coetaneidad);y 2orteiier-'aigUn~coiitacto vital18:
Si' bien-~~be' "l~-~~ci;;~~i6~ de que Petersen 'centra
~~_t~rJ'aJm lalit.~ratura
y Ortega la centra-en la-fiis fori a
(Pinder, a su vez, 10 hace erila.S 'arles plasticasr;es iIidtidable
que, con tanta 0 mayor frecuencia, la aplicacion de las ideas
d~__
Qr!~g~
__
l].an_,te.l1idocomo campo 'mas"proplcio el de--las
_~.!~~~.POl' otra parte, y"mas' aHa de 10 que ortega 'encarece
.como simplicidad de 108 dos caracteres que apunta, no podemos
negar que hay explicables aproximaciones entre las dos teorlas.
Dejando a un lado las coincidencias (las dos notas de Ortega
se reiteran en la 2a. y la 4a. de Petersen), hay otros rasgos
que Petersen subraya, como los -elementos educativos",
que pueden entrar en la "comunidad personal", y hay otros,
como "Ia herencia" y "el gUla" (0 caudillo), que tienen tanto
a favor como en contra. En cuanto al rotundo "anquilosamiento de la vieja generacion" de Petersen, sf se contrapone,
en buena parte, con la distincion entre 10s conceptos de
i"l;eneraciones revolucionarias" y "generaciones cumulativas",
,que nos propone Ortega 19.
,
Tambien es conveniente agregar que la vision result a
incompleta-lo estamos viendo- si pretendemos reOejar el
pensamiento de Ortega y Gasset aferrandonos exclusivamente
alas
dos notas 0 caracteres que destaca. Algo nos dice,
pol' ejemplo, esta distinci6n de las generaciones revolucionarias 'y cumulativas. Y algo mas, si atendemos al respaldo
mutuo, y complemento, que constituyen las dos obras esenciales de Ortega dentro de este topico. Claro ests.: EI tema
Is
18 Cf.,
(1933).
1947, p.
Jose
(ver
38).
torno
eo.
de-
Galileo
Madr~a,
J.9
Cf. Jose ORTEGA y GASSET.
El te::l1a
de nl.lestro
tiempo
<l923l. (Ver ed., de BuenosA~res;-TI46, p.
5B)
arte explicativa
en P
de la Histoire
de /0 litterature francaise:
"Pour notre part, nous adoptions u~ ordre dont
nous para!t avoir l'avantage
de sUlv:-e" de plus
res la demarche de la nature, de" cOl~c~d~r plus
~id~ement
avec Ie changement
Imprev.Isible" et
la duree vivante, de mieux adapt,er" a~x dimensIO~s
ordinair"esr de la vie humaine)la reallte et }e prO?Ult
"t'e h u maI"ne
d'une ac t"IVI
. c' est l'ordre par generatIOns
(),,22.
En general,
las reflexiones de Thibaudet so.bre las
eneraciones
literarias
carecen de la espectacu1arldad
de
fos casilleros v de 10s aspectos llamativos que suelen co~c~~er
cifras v divisiones cronologicas. Pero aporta sensato~ )UlCI.OS
sobre ia natura1eza huidiza que constituye 1a obra llterarla,
rte de su intencion de no estab1ecer
estr"u,ctu~as" m~y
a~das en 1a materia. Por ultimo, y como acotacIOn blbhogra~~~~ es bueno saber, mas aUa de 1a burla malhumor~da d~
Bor~es que Thibaudet murio sin haber dado a su 0 ra ~
,"
s ndIa Lo que no obsta para que a
toqu~ fmal que corre po u'til . vision de 1as letras francesas
consideremos
como una
a partir de 1789...
"
En fin, sin la pretension de mostrar una list~ ~e mVf;l
,
al deseo de agotar una blbhogra Ia
parejo, y, menos aun, " de nombres varios de 10s cuales
~~t~~~ira~g~~gfa :~~iC~~6~1 d;l conc;Pt~ a l~s 1etra~ h~sP~noa=
mericanas: Henri Peyre, Julian MarIas,. Jose Ant~~~~ J~:~o~_
do, Segundo Serrano Ponce1a, Guy MIchaud y
rrom2:f.
21 Cf. Albert
1925. p. 200.
Le liseur
THIBAUDET.
de romans.
Paris,
de
I,
1a litterature
ed. c1tada,
p.
xi.
otros
._.-.-"-~-~-"-"'"
'--"'-""-"
~"",~~",,,,,.,
..,C~'''_',,,:.-.,:,... ,.".;,_,
"0.':,_,_
,_
,,".
."
la
nombres de
bibliografa:
Julian
",
,",-
."
MARIAS,
hist6rico
(10 ed.,
a r1 ,
; ver
e ., amp
;
Jose Antonio PORTUONDO,
"Periodos
y
Generaciones
en la
historiografia"
literaria
hisp~noamericanafi.
~
(En Cuadernos Amer1ganos,
de
Mex1co, 1948,
VII,
3,
pags.
242-252};,'
Segundo" SERRANOPONCELA,"Las
gener.ciones
y
sus'
-constantes
existenciales"
(En
1a - reVlsta
Kealfaaa-,
Buenos -1i.iies-, 1949, N
16):
Jose Juan ARROM,Esruema generacional
de las letras
hispanoamericanas
(V
ed.,
Bogota,
1963; 2 ed.,
Bogota, 1977); G. MICHAUD,Introduction
a une science
de 1a litterature
(Paris,
1950)
V
Histoire
22 Cf. Albert
THIBAUDET. jours,
francaise
de 1789 a nos
23 Preciso
.
afi?~'t! no. menos"~L~
la.s'.'~~~=,g~l",tlg,m~~~
di"'sptiestas Igualmente como entIdades de rIgor matematlCo.
Asi', 1808oplicacionUsa Y nana de la teori'a de Ortega a ciertas
epocas historicas nos lleva en ocasiones a situaciones que
lindan con 10 disparatado. Digo esto pensando, pOl' ejempl0,
en una epoca como la del Rom8onticismo. Y aun fuera de
esta epoca, no siempre nos convence 'la distincion __Tlftida
q~e, Ortega establece en.tre las efa.~as<len~e~f,~~Ji)rt.i>...r,~~~9j1.~
y polt~mic~", pOl' un 'lado~"'y'Iasde' npre4oIl~Inl~LY
..' r.n_~~~~ll'.
pOl'otr6l.4t' .,,,,,,,~.~-,,,,,
.". co. .. ,' "
Y una cosa importante que a menudo se olvida: 9,rtega
nos da, es cierto , un sistema. generacional, defendido~co'n'
suacostumbrada
hablHda.d dialectica. Pero. no- 10,.resp.a19a,
como corresponde, con una.. aplicaGion~~a:~t~!la<i~,ya que
serfa exagerado conslderari'ap1icaciones" validas a ciertas
series breves v circunstanciales que Ortega nos ofrece. En
fin, no es posib1edejar de lado, una vez mas, el principio
de que la mejor teori'a es la que se muestra a traves de una
convincente ejemplificacion. En su caso, sin desconocer repito- la atractiva presentacion de sus ideas, 10 concreto
es 10 que se ha dado a traves de las aplicaciones hechas
pOl' disclpulos y 1ectores mas 0 menos preparados. En la
descendencia de Petersen, 10 que ha prevalecido es el aprovechamiento parcial 0 fragment8orio. Y no entro, en este topico,
en los problemas de las malas interpretaciones 0 de las simples
citas 0 notas superficiales ...
Precisamente, hay un aspecto en el, que he hecho
hincapie en diferentes ocasiones, y tiene que vel' con 10s
f.}
,.-
-"0_.-.
1)
~.
Defen.~a.._..q~l !J()fJ]bre>.
F..Q[lJlQPoo.1UicC!,s,gcial..
27 Ver Jose
Juan
ARROM,Esquema
las
letras
hispanoamericanas.Ensayo
La. ed., Bogota, 1977.
generacional
de
de un met6dO
2)
182l.
3)
1837,. r
Ib,
-,\","0;;]
1940"I'IS'?
955.
1968.
~rfadas
/28
Ver Li teratura
arqentina.
Palabra
e image..n~ I,
ed.
de Buenos A1res, 1969. ver tamb1en "Literatura
_Colonial
y
Li teratura
de la
Epoca Inde-pendiente"
(En H~spanoamer1ca ~ su exreS10n
.L1l:erdr1a. La.
ed., Buenos Aires, 19 3. pp. 3 -47).
1853.
1866. ( h""
1,11880.
~()l896.
1910.,
924.l22.
4)
5)
6)
7)
8)
9)
10)
11)
12)
l.nta
Fe, 1962.
concepto
\..:U.Ll:ura,
y caract-
argent~no.
tI
1927).
I983.
34 Cf.
Madrid,
Jose ORTEGA
1956 p. 61.
GASSET,
11terario
.
hispanico.
barroca en Hispanoaespecial, Man1er1smo
hispanicas.
Madr1G,
argentinas.
37 Cf. Raimundo
LIDA.
"Periodos y generaciones en
historia literaria". En Letras hlspanlcas, ed. cltada,
pp. 25-44 Y 309-313.
38 Al margen, debo declarar que, aparte de los datos
q~e doyen
el texto, tUV8 oportunidad
de hablar
mas de una vez con Raimundo Lida -Maestro y amigosobre este tema.
Los puntos de referencia
eran,
claro, mi 1ibro de 1954 y el articulo de Lida de
1958.
sin
su
Mi coincidencia
mayor con Raimundo Lida es la de
que no hay lIperlodos naturalesll, y en que debemos rechazar
los periodos "geomthricosll
(asl los llama), al considerar
tanto un numero fijo de quince afios (dejo otros ciclos) como
al extenderse a las series, igualmente fijas, de las lIedadesll.
Esto, claro, como aproximacion.
Sin embargo,
me parece
que una cosa es pretender relaciones, puntos de referencias
e inserciones generacionales,
y otra, la aspiracion de explicar,
"sin dejar residuo", la gran obra literaria. Estamos de acuerdo
en que los nombres "genialeslf que solemos incluir en las
series generacionales
no son, lamentablemente,
los que mas
abundan, y una vez. mas tengo en cuenta las reflexiones
de Daniel Mornet y 'Philippe van Tieghem. Y, en fin, que
en el caso concreto
del metodo 0 metodos generacionales
creo que su justificaci6n
debe estar en un orden sistematico
que, con respaldo adecuado y sin despreciar
elementos de
otras periodizaciones,
ofrezcan un escalonarniento
temporal
convincente. La materia sutil que determina las generaciones
literarias obliga a no pretender categor(as cerradas 0 absolutas, y 51 llneas de inserci6n. Q~cir que tal escritor 0 tal
obra pertenecen a una generaci6n es furidamentar un punto
de partida, una l'elaci6n de grupo, y no sus mas reconditas
esencias. Esto entra va en otra zona 0 nivel. dificilmente
aprehensible por este u otro metodo ...
39 Cf.
historia
Raimundo
LIDA.
"Periodos
y generaciones
literaria",ed.
citida,
p. 4~.
en
Aunque no pretendo
mostrarlo
como singularidad
de la literatura
argentina,
llama la .atenci6n~el. hechode
9.~eL.,t_ell1pra!1afl1~!1!~,.t uvieran': !Qs .irg~Dli~ Q[_JJLDe,c.e$.icjad
cig ,5=stablecer periodizadoiies,- ...Y, en forma paralela, tablas
d.e_...\,?lores41: Asr''enfendemos
aquellos primeros ensayos.
40 De esta manera, La obra de Perriaux se ha converti~o para.muchos en una e~pecie de Qui~n "fue" y gui~n
es QUlen_en 1a Argentlna, con estructura dlacronlca
y
apariencla
"cientiflca".
Esto
demuestra,
sobre
t?do, 1a seducci6n
que aun sigue ejerciendo
este
tlPO de obra, aun reducido a acumulaci6n de nombres
propios y fechas, y mas alla.
de 1a fragi1idad que
sU~le envo1ver a 1a mayor parte de 10s Quien es
gUlen...
.
41 Creo que ca1za bi en aqui, como nota final,
breve cita de Pedro Henriquez Urena, de 1920:
"Cada
generaci6n
(;verdad,
Canedo?)
~ebe
jusfificarse
una
Enrique
Diez
criticamente