Razón, Locura y Sociedad
Razón, Locura y Sociedad
Razón, Locura y Sociedad
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UBROS
locura
3dad
siglo
veintiuno
edrtores
jm
psicologa
y
etologa
DIRIGIDA POR ARMANDO SUREZ
RAZN, LOCURA
Y SOCIEDAD
por
FRANCO BASAGLIA
MARIE LANGER
THOMAS SZASZ
IGOR A. CARUSO
ELSEO VERN
ARMANDO SUAREZ
GUILLERMO BARRIENTOS
:m
NDICE
LA INSTITUaONALIZAaN PSIQUITRICA DE LA
VIOLENQA, POR FRANCO BASAGLIA
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A MODO DB EPLOGO, 8 2
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PSICOLOGA SOCIAL E IDEOLOGA, POR
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MESA REDONDA
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PRESENTACIN
En nuestra sociedad capitalista los hombres viven, enferman, son asistidos y mueren de clase. La enfermedad y la
locura son, desde luego, contingencias a las que est expuesto por su doble condicin de ser vivo y de sujeto
del deseo, el habla y la angustia todo ser humano. Pero
cmo, cundo, en qu forma y bajo qu condiciones sociales perder su salud o su razn y la asistencia que recibir
en uno u otro trance, dependern decisivamente de su
condicin de clase. El destino de los "locos" es el revelador siniestro de las contradicciones que encubre y determina nuestra racionalidad burguesa, proclamadamente humanista y efectivamente tecnocrtica y reificante. La
racionalidad instrumental del capitalismo ha promovido
toda una serie de "tcnicas" y "saberes" las llamadas
"ciencias humanas" cuyo proyecto implcito es el de
velar, desplazndolo, el origen de las contradicciones y
amortiguar/neutralizar, privatizndolas o secuestrando en
instituciones de marginacin, a los individuos ms desvalidos de nuestra sociedad en los que estallan tales contradicciones en forma perturbadora para el funcionamiento
del sistema.
Esta problemtica ubicua y por lo mismo tenazmente
enmascarada y eludida es la que nos convoc en julio de
1975 a un debate que no se propuso encontrar "soluciones
tcnicas" sino develar la lgica oculta de las contradicciones y la ideolgica de sus encubrimientos y manipulaciones. La presencia de los participantes en este ciclo fue
posible gracias a la invitacin que recibieron para filmar
unos programas de televisin financiados por el Instituto
Mexicano del Seguro Social, cuya organizacin me fue
encomendada. Si acept esta tarea azarosa, por la que no
ARMANDO SUAKEZ
PRESENTAaN
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ARMANDO SUREZ
paz), casi todas fruto de un trabajo colectivo con compaeros de lucha, ha proseguido en Trieste, desarrollndose siempre bajo el acoso, la persecucin y la incomprensin a las que la celebridad externa en el mundo literario de la "'Antipsiquiatra" no podra ofrecer sino una
magra compensacin. Es como protagonista de una lucha
que se inscribe ms en la historia que en los libros que
su presencia nos cuestion a todos.
Thomas Szasz, originario de Hungra, emigr adolescente a los Estados Unidos, donde realiz su carrera mdica
y su entrenamiento psicoanaltico, siendo actualmente todava miembro de la International Psychoanalytic Assotiation y profesor de psiquiatra en la Universidad de Syracuse
(estado de Nueva York). Esciitor prdigo, viene entablando desde hace casi 20 aos una polmica implacable
contra el imperialismo psiquitrico y la nueva ideologa
de la salud mental. Sus anlisis, llevados a cabo desde una
perspectiva triple: epistemolgica (la del positivismo lgico), sociolgica (funcionalista) y semitica (comunicacional y de la teora de los juegos), han puesto de relieve
las contradicciones flagrantes entre las pretensiones manifiestas y la funcin real y social de la ideologa y las
instituciones psicoanalticas y psiquitricas. Adems de
numerosos artculos, obras como El mito de la enfermedad
mental, La fabricacin de la locura e Ideologa y enfermedad mental, atestiguan un esfuerzo crtico sin igual en los
EU. El hecho de que, a diferencia de los otros participantes,
no haya franqueado el paso que le llevara a fundamentar
su crtica en el materialismo histrico, hizo su intervencin
en el ciclo tanto ms estimulante y polmica.
Elseo Vern, socilogo argentino que dirigi un tiem4)0 el Instituto Torcuato di Telia en Buenos Aires, ha
sido uno de los ms sagaces crticos del funcionalismo y
el cientificismo en las ciencias sociales. Su competencia
en el rea de la sociologa de las enfermedades mentales
la demostr en el curso de un vasto programa de investigacin sobre "comunicacin y neurosis" en colaboracin con
el psicoanalista Carlos Sluzki, realizado a lo largo de va-
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PRESENTACIN
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LA INSTITUCIONALIZACIN PSIQUITRICA DE LA
VIOLENCIA
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Les agradezco el haber sido invitado para hablar de problemas que nos conciernen de alguna manera a todos. Con
respecto al tema que me ha sido sealado, o ms bien
aconsejado, es el que est ms cerca de la prctica que
como psiquiatra desarrollo desde hace muchos aos en esa
institucin pblica que es el manicomio. Me siento algo
avergonzado, por ser el iniciador de este ciclo de conferencias, pero es slo una casualidad que yo sea el primero
en exponer en este ciclo de conferencias que se refieren
al psicoanlisis, a la psiquiatra y a la psicologa, tres disciplinas distintas en el interior de una misma problemtica. Este motivo disminuye un poco esa vergenza que
me produce el hecho de ser el primero en hablar. Por
consejo de mi amigo Armando Surez traje una copia de
la charla de esta noche, copia que por supuesto no voy a
leer. Porque tengo dos desgracias: una, que no se hablar
el castellano y, por lo tanto, no puedo establecer una relacin directa con el auditorio; la otra seria mi resistencia
a leer, porque la lectura es una cosa muerta que no corresponde en absoluto a la relacin que se establece entre
el auditorio y el que habla. Voy a tratar de hablar, como
se dice aqu, "despacio", de manera que el italiano sea
"aquella lengua latina que se acerca mucho al espaol" y
que pueda ser ms comprensible. Si hubiera alguna dificultad en mi forma de hablar, si fuera demasiado ligero,
les ruego que interrumpan porque la discusin es fundamental y espero sobre todo que al final de mi exposicin
las preguntas sean numerosas sobre todo lo ms escabrosas
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social, quiero decir del sistema social que tiene como fin
ltimo la marginacin de quien rompe con el juego
social. La marginacin del que no acepta la problemtica
de la violencia institucionalizada que gobierna a nuestra
sociedad.
Nuestra sociedad, tal como est organizada, no est
hecha a la medida del hombre sino que est hecha solamente para algunos hombres que poseen las fuerzas de
produccin, est hecha solamente pensando en la eficiencia
productiva. Pues bien, quien no responde a este juego social es marginado.
Aprovechando la condicin de estas personas, que deriva de la trasgresin de las normas realizada por el encarcelado y de la enfermedad en el caso del enfermo, ambos
son tratados no por lo que realmente son sino por la molestia social que causan.
Lo que me choc, lo que me impresion en el momento
en que entr, tanto en el manicomio como en la crcel,
fue ver cmo estas instituciones servan de contencin para
estas personas destruidas, personas que no podan llamarse
nada, que no eran nadie.
La crcel est compuesta por personas destruidas, personas que esperaban salir, y que cuando salan volvan de
nuevo a ella. Por este motivo era la crcel la que les enseaba a delinquir. Cuando ingres al manicomio no pude
reconocerme como mdico, como psiquiatra, porque no reconoc en ninguno de los rostros que vivan en el hospital
nada que pudiera indicarme la naturaleza de su enfermedad.
Como psiquiatras, al ingresar en cualquier manicomio
del mundo, encontramos siempre el mismo rostro de enfermo o mejor dicho el mismo rostro de internado.
La cara del internado es una cara de persona anmica,
que no dice nada, que se queda quieto, que toma actitudes
pasivas y que bajo las rdenes del enfermero, bajo las rdenes del mdico, espera el da que no llegar nunca, el
da de su salida, el da de su alta.
Bien, yo pienso que el manicomio, un manicomio en
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PREGUNTA (indescifrable en el registro magnetofnico):
F.B.: Estoy de acuerdo con lo que dice, pero me parece que,
en el buen sentido de la palabra, en su pregunta habra
dos niveles que se confunden. Es decir, usted dice con razn que el enferme trasmite a travs de sus palabras, de su
mensaje, un mensaje de libertad. No, este mensaje de libertad no puede ser escuchado porque es un mensaje que
rompe la norma social, y es por esta razn justamente
que se lo interna en el manicomio. El manicomio debera
ser un lugar que le ayudara a esta persona a esclarecer la
situacin, es decir, a esclarecer, con la a)ruda de personas
expertas, sobre lo que es la manera de vivir la vida, no
para volver a llevarlo a travs de presiones, sino para llevarlo a una cierta normalidad en su vida de relacin, no?
El hecho es que para una persona que rompe con las normas tendra que haber una entidad en la cual la persona
pudiera entender lo que es la ruptura de la norma. Y que
su delirio a su vez ayudara como veredicto positivo a todos los dems. Por el contrario, la ruptura de la norma no
puede ser aceptada por nuestro sistema social, la ruptura
de la norma debe ser inmediatamente reprimida, porque
las condiciones de nuestra sociedad no son como para poder permitir que una persona sea diferente. Porque el
problema esencial es que lo que no podemos permitirnos
es lo diferente, es decir ser diferentes. Para nosotros ser
diferentes significa desigualdad. El "loco" es diferente,
pero se le considera desigual; el negro es diferente del
blanco, pero no es desigual.
La verdadera situacin es que el negro tiene menos poder que nosotros, y que el loco tiene menos poder que
nosotros; entonces nosotros lo etiquetamos diciendo que el
negro es violento, que el loco es agresivo; ste es el argumento. El problema es que se dice, adems, que si el manicomio tuviese ms personal sera menos agresivo, ms
lindo, etc., podra ser mejor, podra responder mejor a las
necesidades de la persona. El manicomio, en nuestro sistema social, por ms lindo que sea va a ser siempre un lugar
de violencia, porque la nica finalidad del manicomio es
la de reajustar a la persona a las normas en las que vivi-
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ninguna poltica; son los dems los que la hacen por usted.
En el momento que usted hace una cierta poltica, la
meten presa. Mire usted lo que pas con la rebelin de los
estudiantes; porque los estudiantes se rebelaron contra
la eleccin hecha por sus padres como delegados del poder,
fueron apaleados por la polica, encerrados en la crcel,
torturados, ajusticiados; y lo fueron en tal medida que
hoy los estudiantes, en todos los lugares del mundo, tienen
la tendencia de reincorporarse a la lgica de la opresin.
Decir que quiere fundar un nuevo humanismo en esta
mierda de sociedad? No es posible fundar un humanismo
si no cambiamos las estructuras de esta sociedad. Y qu
quiere trasformar, diclpeme la expresin, una mierda de
un color por otra de otro color."" Porque no tenemos ninguna otra posibilidad. As que el hecho de que usted quiera
encontrar otra lgica a travs de una tcnica diferente en
la constitucin de grupos, no sirve para nada porque la
violencia va a aparecer otra vez, bajo otro aspecto.
Piense usted, por ejemplo, para qu sirven hoy en muchos pases del mundo, y en particular en Sudamrica,
muchos tcnicos de la psicologa; pues bien, sirven para
ayudar a los torturadores. Usted saba eso? As que usted
ve para qu puede servir la tcnica: para armonizar una
nueva lgica, una nueva tcnica con un acto de violencia.
Usted ciertamente no va a estar conforme con esto porque tal vez piensa que podra haber dado alguna receta
de solucin. Es necesario que usted resuelva el problema de su falta de armona a travs de una toma de conciencia personal; as va a poder encontrar su vnculo de
unin con los dems; yo no puedo darle nada ms.
Mire, voy a contestarle con una historia verdadera. Durante la guerra, un joven fue a ver a Sartre para preguntarle qu era lo que tena que hacer. Este estudiante se
encontraba en la siguiente situacin: tena a su madre
enferma y era su sostn, la ayudaba y la alimentaba, y al
mismo tiempo quera ir a luchar en la resistencia francesa
contra los alemanes. Fue a ver a Sartre para preguntarle
qu era lo que tena que hacer, si deba ir a luchar o deba
quedarse con su madre. Sartre le respondi, y con esto no
quiero ponerme en el lugar de Sartre ahora que le estoy
contestando: "Mira, la respuesta est en ti, no debes pedrmela a mi. T sabes qu es lo que debes hacer".
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PREGUNTA (indescifrable).
F. B.: Con referencia a la respuesta tcnica sobre el tipo
de tratamiento, yo deca, tanto la otra noche como hoy,
que resulta difcil pensar en un tratamiento tcnicamente distinto en el interior del hospital. Debes pensar que
el hospital, como deca anteriormente, existe para sobrevivir, es decir no existe para ayudar a la persona que
se encuentra internada en l. De manera que antes de
utilizar cualquier tipo de tcnica hay que liberar la institucin; en caso contrario voy a estar obligado a administrar cantidades de frmacos para mantener a los enfer-
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mos tranquilos. Por ejemplo, por la noche, en un pabelln hay que suministrar a todo el mundo barbitricos
porque "tienen" que dormir y esto por cierto no es a fin
de curar, esta es una situacin de opresin.
Es solamente en el momento en que confo en el enfermo, y que ste puede confiar en m, cuando puedo utilizar cualquier tcnica, cuando puedo utilizar frmacos,
porque pienso que son un medio teraputico para el enfermo. Pero cuando utilizo frmacos slo porque son funcionales para la institucin, no curo a nadie, estoy cuidando que la institucin quede como est y sobre todo
estoy dando la posibilidad a los laboratorios de sobrevivir. Con referencia al problema del psicoanlisis pienso
que el comentario por hacer es muy complicado. Es que
considero que el enfoque dado por Marie Langer es discutible, no estoy del todo de acuerdo con ella pero puedo polemizar. Ahora bien, en lo que respecta a la lgica psicoanaltica de la institucin psicoanaltica, de la
relacin dual que es una relacin adaptativa a la sociedad dominante, eso no puedo aceptarlo. Me parece que
estas fueron las dos preguntas.
Me olvid responder a la pregunta de qu hacer si
una persona est enferma orgnicamente. Es decir, si tenemos una persona que tiene medio cerebro, supongamos un oligofrnico, un demente, en el que el cerebro
est daado, qu tipo de accin teraputica puedo hacer.'' Bueno, ante todo, debo considerar a esta persona
defectuosa de la misma manera que aquella que no lo es.
Es decir, tengo que darle la posibilidad de expresarse y
no controlar su anormalidad, y luego acto con l de
acuerdo a como la medicina me ense.
Lo que se mencion respecto del "corazn" del infartado, por ejemplo. Si el infartado, que es un enfermo
orgnico, es curado y dado de alta, al salir del hospital
el mdico le sugiere cuidados psicolgicos y mdicos,
pero lo que sucede es que este infartado no tiene dinero
para comprar los remedios ni la calma psicolgica suficiente como para controlar su anormalidad fsica. Bien,
esta persona est en la misma situacin que la persona
que est en el maniconio y que no puede ser curada.
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esquemas que poseemos. Y si usted tiene miedo de romper con sus esquemas, es su problema personal, no el
mo.
PREGUNTA: Cmo han hecho para sobrevivir, puesto
que el sistema institucional persiste y ustedes trabajan
dentro de l?
F. B.: Usted me pregunta cmo pudimos sobrevivir a esta
situacin. Vivimos en la ansiedad sin hacernos analizar,
vivimos la ansiedad de la trasformacin. Es la misma
cosa. Y otra vez vuelvo a referirme a la problemtica
ms grande para hablar de la pequea. Sera la misma
cosa que si usted me preguntara despus de una revolucin, cmo hace para vivir la gente. La gente vuelve a
organizarse evidentemente. Despus de la revolucin cubana lo que pas fue que el poder en manos de otro sistema social se organiz de otra manera. Qu pas en
cambio en Chile? En Chile pas que despus de la trasformacin no hubo tiempo para soportar la confusin
que sta produce.
El problema es que los mrgenes de libertad en Italia
son un poco ms altos que los mrgenes de libertad en
Mxico. Tal vez sea esta la respuesta; no mucho ms, pero
tal vez un poco ms. Aunque voy a decirle, seorita, que
yo tengo pendiente veinte procesos actualmente, tengo
que someterme a veinte procesos. Voy a decirle, por
ejemplo, cules son mis procesos. Por ejemplo, un proceso es muy ridculo y el otro es muy poco ridculo. El
ridculo es que, habiendo toda esta libertad de movilizacin, muchas enfermas tomaban anticonceptivos porque podan darse relaciones entre hombres y mujeres. Ya
que la realidad se compone de hombre y mujer, poda suceder que hubiese contactos y tambin embarazos. Entonces nosotros sugerimos a las pacientes que tomaran
anticonceptivos. Esto es un delito. Ahora aparece la justicia que nos acusa de suprimir las libertades personales
de la gente, cuando durante siglos fueron ellos los que
lo hicieron. Por ese motivo un buen da el hospital fue
rodeado por la polica, entr en el hospital y requis.
Los espas les dijeron dnde se encontraba el frmaco
maldito, y bueno, yo tendr un proceso por esto. Otro
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Aunque el ttulo de esta conferencia aluda al movimiento psicoanaltico en general, me referir en primer trmino a la APA (Asociacin Psicoanalitica Argentina)
como ejemplo del psicoanlisis institucionalizado. Me
interesa especialmente dilucidar cmo la institucionalizacin del psicoanlisis ttasforma y distorsiona la praxis de esta ciencia y limita sin pretenderlo, desde luego su desarrollo cientfico. Adems, sealo en primer
trmino a la APA porque as corresponde histricamente,
ya que fue de ella el mrito de haber difundido el psicoanlisis en Argentina y en Amrica Latina. Pero igualmente es cierto que fue la APA responsable tambin de
la proposicin de apoliticidad que sostuvo y sostiene y
de la posicin "neutra" (vale decir, conservadora) de sus
integrantes, como de toda la zona de influencia que ellos
abarcan a travs de sus analizados y los terapeutas que
forman fuera de la institucin.
Se ha dicho muchas veces que Freud y el psicoanlisis fueron revolucionarios, y sin duda alguna modificaron profundamente nuestro conocimiento del hombre.
Pero el hecho de que los psicoanalistas al institucionalizarse se hayan trasformado en pilares de la superestructura del sistema, en aparatos ideolgicos del estado, como
los define Althusser, merece una investigacin ms detenida. Intentar aportar algo a esta empresa. De todos
modos, me es difcil relatar las vicisitudes de la APA
sin caer en lo anecdtico y en lo excesivamente personal, habida cuenta que es historia reciente y que yo fui,
entre muchos, protagonista.
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psicoa-
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to de Nietzsche y Schoppenhauer, intentar ejemplificarlo con los temas de estudio del pensamiento psicoanalitico institucionalizado.
El ser humano reprima siempre, en todas las pocas.
Pero nicamente en el capitalismo se impuso tal hipertrofia de la represin que se dieron las condiciones objetivas para que Freud la descubriera y estudiara a fondo, a nivel individual e instintivo. Mas como l mismo
estaba sumergido en el pensamiento y la ideologa de su
clase, limit su estudio a lo sexual y al drama de la familia de su sociedad y clase, aceptando a esta familia como "natural" e inmutable. Hasta aqu Sternberg.
Freud, casi contemporneo de Marx, y actuando en
una sociedad y en una capa social en la cual la discusin
del marxismo perteneca a lo cotidiano, nunca le dedic
ms que unas cuantas frases polmicas. Pero esta negacin tambin tuvo sus consecuencias e impuso, adems,
determinado sello a las instituciones psicoanaliticas.
Para ejemplificar: Werner Kemper, hombre de unos
70 afios, analista didctico primero en Berln, despus en Ro de Janeiro y ahora de nuevo en Berln
me envi hace algn tiempo un apartado autobiogrfico.*
En ste describe el clima reinante en la sociedad psicoanaltica berlinesa al principio de la poca nacional-socialista: "Hasta bien entrados los aos treinta estbamos tan
absorbidos por el psicoanlisis que, inclusive los colegas
judos casi no percibieron las seales de alarma de afuera, pertenecientes al gran acontecimiento mundial. Finalmente, sin preparacin interna o externa previa, fuimos
arrollados por los acontecimientos". Para Kemper, ahora,
a posteriori, esta ceguera del grupo es inexplicable y se
pregunta por las causas. "Fue escotomizacin, falta de
eSucacin cvica y de comprensin? Fue ingenuidad, optimismo cmodo? De todos modos era una defensa inconsciente para no prever una evolucin probable que, si la
hubiramos detectado, habra destruido todos nuestros deseos y esperanzas profesionales y personales."
' Werner Kemper, Psychotherapie in Selbstdarstellungen, Hans
Huber Bern, Stungart, Viena, 1973.
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Pero aunque esta diferencia salte a la vista, segn tengo entendido no ha sido objeto de estudios psicolgicos.
Sin embargo, ltimamente los compaeros que se desempean en el Instituto de Medicina de Trabajo investigan
la relacin entre diferentes clases y capas sociales, aos
de vida y proyecto vital. Llegaron a la conclusin de que
mientras el hombre y la mujer de clase media, de treinta
a treinta y cinco aos, sienten que "tienen la vida por
delante"; a su vez el obrero y la obrera de la misma edad,
bien que gastados por su labor malsana y agotadora en
el proceso de produccin, interrogados respecto de su fututo, lo delegan todo en los hijos. Hay que trabajar ms
todava, hay que hacer horas extras o dos turnos para poder solventar la educacin de los hijos. Ya que uno est
reventado, que por lo menos los hijos sean profesionales
y se liberen as de la fbrica.
Actualmente a nosotros, padres analistas o analizados, ya
no nos es difcil aclarar a nuestros hijos pequeos cmo
se hacen o cmo nacen los nios, pero nos cuesta hablarles
de la muerte, por nuestra propia impotencia frente a ella.
Y no sabemos cmo explicarles la miseria y el hambre,
por la culpa que nos da ser cmplices del sistema. Cuando, obligados por las circunstancias, tenemos que enfrentar las preguntas de nuestros hijos, el nio responde con
susto e incredulidad. La nocin reprimida del robo permanente, del cual participamos como clase, es causa de mala
conciencia, la que, poco a poco, se trasforma en mala fe
y en malestar en la cultura. Pero es justo esta causa del
malestar, la que Freud omite en su investigacin."
Este malestar y las consecuencias de la represin para
los procesos de pensamiento y conocimiento son generales. Pero se manifiestan en mayor grado en los ncleos psicoanalticos por dos razones: 1] nuestra vocacin de curar y reparar entra en una contradiccin muy grande con
nuestra complicidad con el sistema; y 2] nosotros dedicados constantemente a levantar represiones y dar y adqui" Sigmund Freud, E/ malestar en la Cultura, en Obras completas,
op. (it., t. JIJ.
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neracin y sin obligacin en diferentes servicios hospitalarios. En ese entonces la oposicin de este grupo me indign. Hoy pienso que tenan razn, aunque no en lo
manifiesto sino en lo latente. Los parches no sirven por
lo menos en situaciones institucionales de este tipo.
Describ los grandes enfrentamientos en la APA, pero
las vicisitudes fueron muchas ms. Por ejemplo, casi toda
la APA, toda su plana mayor al menos, estuvo unida contra el grupo que introduca el cido lisrgico en nuestro
encuadre. Creo que nos unimos porque en este caso la
huida de la realidad exterior se haba hecho demasiado
evidente y escandalosa.
Unos aos despus nos fuimos de la APA muchos estudiantes del instituto, muchos adherentes y cinco didactas.
Las vicisitudes de esta situacin, desencadenada por un
despertar poltico general de la Argentina que incida en
el proceso de concientizacin de cada uno, las describ
en el prlogo de Cuestionamos. Pero para este anlisis no
creo que lo importante sea destacar lo anecdtico como
por ejemplo el "epistolario" entre el presidente de la APA
y el de la Federacin Argentina de Psiquiatras, o que el
grupo Plataforma haya salido una semana antes que el
grupo Documento sino analizar qu nos pasaba para
que nosotros, muchos pertenecientes a la APA durante
muchos aos, abandonramos la institucin.
Pero, cmo era esta APA? Cmo son nuestras instituciones en general? Mientras que los primeros analistas
vinieron a Freud, fascinados por su gran descubrimiento
y dispuestos a enfrentar la indignacin y resistencia que
les opona la sociedad, en oportunidad en que el psicoanlisis no renda ni a nivel econmico ni de prestigio sino
qqp era una gran aventura intelectual, nosotros, los epgonos, los psicoanalistas institucionalizados desde hace
aos, atraemos a la juventud por ser modelos de Salud
Mental y de Estatus. Nos consideran envidiables. Armando Bauleo^" nos describe como "fuente de identificacin",
" Armando Bauleo, "Psicoanlisis y salud", en Los sntomas de
la salud. Psiquiatra social y psicohigiene, Buenos Aires, Cuarto
Mundo, 1974.
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con nuestra herramienta por un cambio social, que la situacin argentina favoreca esta lucha y que la APA, muy
concretamente (vase el prlogo de Cuestionamos), se
haba convertido en freno para nosotros. Slo fuera de la
APA y con el transcurrir del tiempo nos dimos cuenta que
recuperbamos una facultad de pensar y cuestionar y una
fluidez que, poco a poco, y sin darnos cuenta, habamos
perdido.
Nos metimos de lleno en todos los campos disponibles.
Levantamos nuestros gremios: la Federacin Argentina de
Psiquiatras, la Asociacin de Psiclogos y la Asociacin
de Psicopedagogos; politizamos sus luchas y, superando
las discriminaciones y los viejos prejuicios absurdos entre psiquiatras, psiclogos y psicopedagogos, creamos a
la Gx)rdinadora y al Centro de Docencia e Investigacin
(CDi), donde a todos los agremiados, por un costo mnimo, se ofreca formacin psicoanaltica enfocada, hasta
donde pudimos, desde un ngulo nuevo, y marxista. Durante la dictadura luchamos juntos con el Forum por los
derechos del hombre, con COFAPPEG * y con la Gremial
de Abogados contra la tortura y arbitrariedad y por la libertad de los presos. Nos adherimos a la lucha obrera. Participamos en sus manifestaciones. Por su parte fue el gremio de los obreros grficos el que generosamente hosped al CDi en sus principios. Segn su pertenencia partidaria o ideologa cada uno participaba desde los diferentes partidos marxistas o desde el ala izquierda del peronismo en la lucha por el fin de la dictadura, por elecciones libres y por un gobierno popular y antimperialista.
En mayo de 1973, Cmpora, elegido por gran mayora,
asume el poder. Todos estuvimos en Plaza de Mayo, todos
en Devoto,* cuando se logr liberar a los presos polticos
gracias a la presencia y presin del pueblo. Cambi la
Universidad. Bajo la direccin de funcionarios pertenecientes a la Juventud Peronista fue trasformada de una
* Comisin de Familiares de Presos Polticos, Estudiantiles y
Gremiales.
* * Devoto, ia crcel principal de Buenos Aires.
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DISCUSIN
PREGUNTA: Puede decir algo ms sobre el grupo de izquierda psiconaltica?
M. L.: De la gente que sali, muchos pertenecen sencillamente a grupos de izquierda. Y, por otra parte, no se
mantienen agrupados como psicoanalistas. Hemos renunciado mucho al ncleo de psicoanalistas; estn, pongamos
por ejemplo, los psiclogos; en la Asociacin de Psiclogos hay dos partidos que son importantes: uno es el
17 de Octubre, es decir la fraccin de la izquierda peronista, y la otra es la del PCR (Partido Comunista Revolucionario). En estas fracciones combaten gente que son
o no psicoanalistas; no observamos ms esta dicotoma.
En un primer momento se intent tratar, o ms bien, los
grupos plataforma y Documento intentaron ser grupos
estrictamente polticos; propugnaron elaborando un denominador comn, una exigencia mnima; se interrogaban,
por ejemplo, respecto de qu actitud adoptar frente a la
lucha armada; este y otro interrogante de tenor parecido
estaban a la orden del da. Pero actualmente los analistas,
pfir suerte debido a la sensacin de libertad que da,
no estamos agrupados, agremiados como tales; somos ciudadanos que participan y cuyos enfoques de anlisis o
psicoanlisis, en el lugar donde lo aplican, siguen una
lnea ideolgica. Por ejemplo, en determinado momento
apareci una nueva escuela de psicoanlisis bastante cara,
bastante exigente. Y en un reportaje una persona dijo
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no tomar tan estrictamente el encuadre. Pero esos son detalles que tal vez despus se van a discutir en un seminario
en el cual se puede profundizar ms. Pero lo que usted
dice de Wilhelm Reich es otra cosa, Wilhelm Reich tuvo
una poca politizada, sumamente politizada, cuando perteneci al Partido Comunista Alemn, antes de la toma
del poder por los nazis. Sus conceptos analticos estaban,
podran haber estado en lo preventivo si hubiera tenido el
poder; pero como no lo tenia estaba en lo propagandstico, en la idea de poder atraer masas de personas jvenes
y separarlos del peligro del fascismo a travs de toda su
teora sobre la importancia de la sexualidad, etc. Anlisis
del carcter, es anlisis nomas, es anlisis donde l enfoca
determinada lnea de trabajo. Y lo muy posterior, lo del
orgn etc., ya no tiene nada que ver con el anlisis, ni con
poltica, est fuera. Entonces, por ejemplo, lo que Reich
hizo en poltica, analticamente, en la poca del movimiento Sex-pol, podra ser aplicado o podra tener su utilidad preventiva de neurosis en cualquier estado que est
dispuesto a aplicarlo. Este estado forzosamente tendra que
ser un estado de izquierda, porque todo el enfoque va contra la familia patriarcal. Y, segn Reich ^y ah le creo
totalmente, ir contra la familia patriarcal es prevenir contra el fascismo; adems, y simultneamente, es prevenir
contra la neurosis.
PREGUNTA: Pero del psicoanlisis caracterolgico en s,
que difiere bastante del anlisis ortodoxo freudiano, creo
que es aplicable an dentro de un sistema capitalista.
M. L,: El anlisis caracterolgico de Reich es un anlisis
muy sistematizado, pero no es un anlisis revolucionario,
de ninguna manera. Es una modalidad tcnica, pero no
ms que eso. Ah no vera lo revolucionario de Reich,
pero s en su trabajo sobre la psicologa de las masas y el
fascismo. En su trabajo estrictamente tcnico de la poca
analtica puede haber algn aporte tcnico, pero ningn
cambio fundamental, ni revolucionario.
PREGUNTA: Qu opina de los conceptos vertidos ayer por
el doctor Basaglia?
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sona que quiera inscribirse, siempre que no existan problemas de espacio. Este ao tuvimos la experiencia de
que no caban todos, y, en consecuencia, hay que ampliar, reorganizar, etc., ya que lo que se cobra es un mnimo. Lo nico que se pide es que la persona est afiliada
a su respectivo gremio. Se dan seminarios de elementos
tericos-analiticos, supervisin de casos clnicos, seminarios de psicoterapia en general, y sobre marxismo.
PREGUNTA: Qu nos puede decir sobre Fromm? Es
verdaderamente un psicoanalista de izquierda?
M. L.: Ustedes conocen mejor a Fromm que yo; vive
desde hace muchos aos en Mxico. Yo creo que ha sido
un psicoanalista de izquierda, pero esto ocurri muchos
aos atrs, pues actualmente se desliz hacia la mstica,
lo que para m no vale.
PREGUNTA: Cree usted que una interpretacin de tipo
social penetra ms rpidamente en el rol nacional que
una interpretacin de tipo individual arcaico?
M. L.: As no se entiende bien. Miren, quisiera plantearla de otra forma: Cmo se pueden diferenciar criterios de salud? Todava en la APA, en un seminario
sobre tcnicas, un analista presenta un candidato diciendo: "se trata de un ingeniero casado, etc., que viene
a tratarse por tal sintomatologa sexual y por tal otra
cosa, y es un hombre exitista". Entoces yo les dira, si
un analista define as a un paciente exitista, entonces
tiene el criterio de que eso es un sntoma. Yo me imagino perfectamente a otro analista que ve a otro paciente, lo define, tac, tac, tac, y dice: "es una persona
exitosa"; el analista que lo define como "exitoso" estara dentro del aparato ideolgico, mientras que la persona que dice "exitista" tiene un enfoque social diferente. Desde ah, uno u otro van a interpretar de manera
diferente el mismo material. Pero no es la contestacin
directa de su respuesta, porque as no se la puede contestar.
PREGUNTA: Cmo se afronta el problema de la prdida
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A MODO DE EPILOGO
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Me gustara dar las gracias al Dr. Surez y al Dr. Martnez por haberme invitado a la ciudad de Mxico para
hablar ante Uds. Lamento que por no hablar espaol
me sea imposible hablar con Uds. en vuestro idioma.
Quisiera preguntar: Cuntos entre Uds. hablan ingls?
Magnfico. El Dr. Martnez traducir mis palabras y
tambin eso quiero agradecerle.
Les hablar aproximadamente durante una hora. Lo
har de manera informal, pero tratar de abarcar lo que
considero son problemas esenciales para nuestra comprensin de lo que es la psiquiatra; de lo que considero son
los problemas bsicos tericos y polticos de la psiquiatra
y del psicoanlisis. Parte de esto se encuentra en mi libro
El mito de la enfermedad mental, ya traducido al espaol.
Antes de empezar en forma ms seria permtanme darles una idea de la forma en que me gusta enfocar los
problemas psiquitricos. Quisiera darles una pequea definicin no la tomen demasiado en serio, pero tampoco la consideren como un simple chiste, mi propia
definicin de la esquizofrenia.
Por supuesto, fue hecha teniendo en mente la situacin
norteamericana, pero considero que tambin puede aplicarse a la situacin de Mxico. Dice as: Si uno va a
la iglesia y habla con Dios, a eso se le llama rezar. Si
sale uno de la iglesia y le dice al polica de la esquina
que Dios ha hablado con uno, eso es esquizofrenia.
Un ltimo aspecto general a guisa de introduccin.
Soy un lector bastante vido de peridicos. A donde
quiera que voy me gusta leerlos. Esto en parte debido
a que siempre traen algunos artculos de importancia
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psiquitrica, porque ilustran muchos aspectos, que considero negativos, de la psiquiatra. Pero los presentan
como si se tratara de algo bueno. Describen absurdos
y errores como si fueran cosas sabias y tratamientos. En
los ltimos dos o tres das he estado leyendo el peridico
en ingls Mexico City News. He separado algunos artculos sobre los cuales me gustara llamar la atencin de
ustedes. He aqu el primero:
Julio 22, es decir el lunes pasado. "Jackson es decir,
el senador Henry Jackson, de Washington ataca los
cuidados psiquitricos infantiles del Pentgono." Es un
artculo breve. Dice: "Henry Jackson acus el domingo
al Pentgono de estar subvencionando el que nios dependientes de los militares sean tratados en condiciones
miserables en instituciones psiquitricas", en donde son
torturados, inyectados con orina, colocados bajo aislamiento, etc. Tengan en mente que no hay nada nuevo en este
tipo de acusacin. Acaso no es esto lo que los psiquiatras
han estado haciendo durante 300 aos.'
Aqu est otro artculo, tambin del 22 de julio. El
Dr. Walter Alvarez se trata de un mdico bien coliocido en los Estados Unidos, y un portavoz tpico de lo
que considero una posicin psiquitrica totalmente ingenua y estpida, en realidad un tipo de propaganda
psiquitrica escribe que la histeria est tomando la
forma de "posesin" en los Estados Unidos. Por qu.'
Debido a la pelcula El exorcista. He aqu un prrafo
del doctor Alvarez: "La causa de toda esta histeria dice
Alvarez est enraizada, como siempre, en el mismo inconsciente alterado, manifestndose involuntaria y curiosamente, segn la ltima moda." As, por una parte, Alvarez pretende que la histeria es involuntaria y por la otra
que sigue la moda. Pero, cmo puede seguir la moda
"involuntariamente"? Esto es algo tpico de las tonteras
psiquitricas presentadas como conocimientos mdicos.
Me queda un tercer artculo. Se refiere al secretario del
Tesoro, William Simon. Se encuentra de gira por el
Cercano Oriente y Europa. Segn el articulo, no visit
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T. S.: Es todo lo que desea saber? La pregunta me parece muy buena y muy mala a la vez. Presenta a la "opresin social" como algo concreto. Eso es algo demasiado
simplista. En toda sociedad las personas se controlan mutuamente. Esto, por definicin, resulta cierto en toda sociedad. La pregunta es: Cmo se ejerce este control? En
forma predictible o caprichosa? Por sus actos o por sus
creencias? No tengo comentarios generales sobre la opresin social. Es claro, sin embargo, que si uno no puede
abandonar un sitio, sea un pas o un hospital, se trata
entonces de un muy mal lugar. La proteccin extrema que
tiene un individuo ante una situacin opresiva, una familia, un pas, etc., es la opcin a abandonarlos. Si le
desagrada puede dejarlo. Si esto le es imposible, si el sistema convierte este alejamiento en algo difcil, imposible
o criminal, entonces se tienen los requisitos esenciales de
un sistema totalitario. Esto resulta cierto del comunismo
y de la psiquiatra hospitalaria.
Un ltimo comentario al respecto. Las crticas generalizadas sobre la "opresin social" dan la impresin de
que todos y en todas partes desean ser libres. Algunos s, pero, desafortunadamente, muchos no. Estos prefieren la seguridad. O preferiran ser gobernados por un
lder que admiren o amen.
PREGUNTA: Su crtica es profundamente negativa. No hay
alternativa. La destruccin de ese sustrato en lugar del
planteamiento de un nuevo sustrato, de una nueva forma
de atacar la problemtica de los individuos; esto exige la
necesidad de una solucin poltica.
T. s.: La abolicin de la psiquiatra involuntaria es algo
esencialmente poltico. En todos los pases las leyes la
legitiman como algo bueno. Igual que la esclavitud antes
de su abolicin. La abolicin de la esclavitud constituy
seguramente un acto poltico. Lo mismo sera la abolicin
de la psiquiatra involuntaria.
Recuerden por favor que carecemos de una ciruga esttica o de cuidados de peluquera que sean coercitivos.
Si la psiquiatra es supuestamente en beneficio del cliente,
por qu habra de existir algo como la psiquiatra involuntaria?
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relaciones con la sociedad. Usted parece estar preguntndoiHe respecto a problemas que hoy no toqu.
PREGUNTA "(indescifrable):
T. S.: Si dice usted que los ricos tienen ms opciones que
los pobres, generalmente esto es cierto. Que los ricos oprimen a los pobres, esto puede ser o no cierto. No cabe duda
al respecto: se pueden adquirir cosas, hacer cosas, controlar a la gente con dinero. Es evidente que esto le desagrada. Pero el que le guste o no, no modifica lo que he dicho
hoy aqu.
Si a usted le desagrada la desigualdad econmica puede
dedicarse a tratar de abolira. Pero esto no es lo mismo
que tratar de incrementar la libertad humana, la libertad
individual. Si usted quiere igualdad y yo quiero libertad
sencillamente queremos cosas diferentes. Hasta ah llegamos, al menos intelectualmente.
Un ltimo comentario. Trae usted un punto que no era
parte de mi conferencia. Y es algo bueno que lo haya planteado. Tiene mucho que ver con nuestras propias creencias morales y polticas y con nuestros compromisos y
valores. Aborda las relaciones entre igualdad, capitalismo
y libertad. Mis preferencias se inclinan por sistemas polticos que maximizan el autocontrol individual y minimizan el control por los dems. Esto es incompatible con la
meta de maximizar la igualdad econmica. Y es que slo
se puede maximizar la igualdad quitando ciertas "ventajas" a los que las poseen, esto es, a los que son superiores, que tienen ms que el resto. El dinero no es la nica
cosa distribuida desigualmente en el mundo. Tambin lo
estn el aspecto fsico, la inteligencia, el talento y la salud.
No slo los pobres estn en desventaja frente a los ricos.
Tambin lo estn los estpidos frente a los inteligentes,
los viejos frente a los jvenes. Y bien, si quiere ver a los
primeros miembros de estas parejas como "oprimidos" por
los segundos, que as sea. Este no es mi punto de vista al
respecto.
Desde mi perspectiva el problema es: Quiere uno maximizar el autocontrol y la autodeterminacin individual.''
La igualdad de oportunidad o la igualdad de resultados?
O se busca en realidad ser controlado por otros, un lder
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mundial, qu s yo! y slo despus comience a reflexionar sobre ello. Es como si el espritu humano corriera
tras las realizaciones tcnicas de la humanidad. Pienso, en
efecto, que, dado que el hombre es capaz de realizaciones
tcnicas materiales y dado que es el ser material el que
determina la conciencia, puede muy bien suceder que vivamos bajo el peligro permanente de que el ser material
tome la delantera respecto de nuestra conciencia. Por lo
menos existe este peligro. Pero es justamente en este caso
en el que no hay que tenerle miedo a la utopia que toma
la delantera al hecho consumado, al hecho material. Los
grandes revolucionarios, de los cuales Marx fue el ms
grande, fueron utopistas cientficos, trataron de reconocer
la necesidad autntica bajo el deseo enajenado, en una
clase social o en los individuos.
Freud no hizo jams una obra revolucionaria consciente, ni siquiera una obra reformadora. Pero para l, y creo
que tal es la clave de su pensamiento, el deseo humano
est ntimamente ligado en sus manifestaciones con las
pulsiones parciales. El hombre, y por tanto la sociedad
humana, estn llamados a superar estas pulsiones arcaicas
en una organizacin genital adulta. En este punto debo
confesar que tengo grandes dudas. En primer lugar, porque es la sociedad misma la que no permite al hombre el
cumplimiento de su sexualidad supuestamente adulta. En
segundo lugar, en treinta y cinco aos de prctica, no he
encontrado jams un caso de organizacin genital adulta.
Pienso que todos somos prisioneros de una sociedad flica. Y pienso que el propio Freud no vea sino muy confusamente el porvenir de la sexualidad. Pretenda que debera llegar a ser genital adulta, y confunda a menudo,
y prcticamente, la sexualidad flica con la sexualidad genital adulta.
Hay que reconocer que Freud ha comprendido mal sobre todo a la mujer. Su accin sobre la sexualidad, y por
lo tanto tambin sobre la sexualidad femenina, ha sido
emancipadora. Pero si recorren la antropologa freudiana
sobre la mujer, la ginecologa freudiana si se me permite
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DISCUSIN
PREGUNTA: Cmo puede el psicoanlisis pretender ser
revolucionario, cuando sigue siendo una prctica burguesa para burgueses?
I. A. C: Pienso que el tratamiento psicoanaltico no sustituye de ninguna manera a la prctica revolucionaria, pero
que la praxis psicoanaltica puede contribuir a la concientizacin de las contradicciones y los conflictos humanos.
Evidentemente el psicoanlisis sigue siendo siempre asunto de una clase privilegiada; pero esto no quiere decir que
deba seguir sindolo, y los mismos psicoanalistas buscan
mtodos y tcnicas ms democrticas. Y-podra agregarle
an otro argumento: hace algunas semanas le que en
Etiopa hay, creo, 190 mdicos para 30 millones de habitantes. Los mdicos estn all para los privilegiados. Es
esa una razn para condenar toda la medicina?
PREGUNTA: Cmo es posible que los psicoanalistas sal-
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gan de su condicin de clase y cmo , pretenden, enajenados como estn por esa misma condicin, emprender
la desenajenacin de los dems?
I. A. C: Todos ustedes saben la gran consigna de un gran
revolucionario: el educador debe ser educado. Tambin el
educador en el sistema actual est enajenado. No habra
ninguna salida, ninguna puerta de escape de esta sociedad
enajenada si el educador no hiciera el gran esfuerzo de
ser educado por la realidad, de ser crtico. Evidentemente
el psicoanlisis no puede proyectarse a s mismo en un
campo ahistrico, situarse fuera de la historia. Justamente
debe confirmar estas limitaciones histricas. Y es esa la
posibilidad de su vida, su nica posibilidad. Yo mismo
he planteado la cuestin, al decir que espero que dentro
de cien aos no haya ya necesidad de psicoanalistas.
PREGUNTA: En qu medida podra pensarse en la ampliacin del pblico psicoanaltico para ampliar la funcin
del psicoanlisis en el proceso revolucionario?
I. A. C: Yo no estoy aqu para proponer proyectos de
cmo conciliar la revolucin con el psicoanlisis, no quiero
hacer grandes proyectos, no puedo hacer un manifiesto revolucionario; lo que s puedo hacer es proponer, por ejemplo, mejorar la informacin. Les contar al respecto una
ancdota. Las universidades del estado de Baviera, que es
un estado federal de Alemania, han recibido 7 millones
de marcos (aproximadamente 21 millones de pesos mexicanos) para informar al pblico estudiantil sobre las tcnicas psicoteraputicas. He visto pelculas excelentes, hechas
para los estudiantes, pelculas de terapia conductista, de
terapia de grupos, de terapia no directiya tipo Cari Rogers,
etctera. Un montn de buenas pelculas. Entonces pregunt: Y qu hay con el psicoanlisis? Ah, me dijeron,
despus de mucho buscar encontramos un psicoanalista, un
buen profesor alemn, que nos prometi dejar filmar la
primera hora de anlisis, la primera entrevista con el psicoanalista, que por lo dems es la menos interesante, porque es en la que se comienza preguntando: Qu edad
tiene usted? Est casado o es soltero?, etc. An as, se
exiga que el paciente, el "enfermo" no sea un paciente
verdadero, sino un actor que represente ese papel. Bueno,
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yo dije que eso era completamente idiota. Ms vala televisar una hora de verdadero psicoanlisis, por ejemplo la
sesin 165. Evidentemente el hecho mismo de ser tomada
por la televisin es ya una falsificacin. Pero esto hay que
decirlo despus; ante todo hay que discutirlo con el cliente, y luego hay que incluir en la nota explicativa consecutiva al film, hay que dar la palabra al analizando y al
analista para que puedan expresar cmo se sintieron en
tal o cual mommento de la filmacin, perturbados por los
aparatos, por la transmisin, por los asistentes, etc. Pero
as por lo menos habra la posibilidad de ver un hecho,
de mostrar al pblico una hora de psicoanlisis. Y eso es
lo que yo hice en Munich. Me invitaron a ir a Munich
con una de mis clientes, que escog por los progresos que
haba realizado ya, que le ponan en condiciones de no
asustarse excesivamente, etc. Y sin hacer un trabajo dramtico de juego, sin que nos pusisemos de acuerdo en
nada sobre lo que haramos en la hora de anlisis, proseguimos el-proceso en el momento en que lo habamos dejado, dejando que se filmara esa hora de anlisis. Despus,
independientemente la una del otro, escribimos cada uno
libremente unas cuartillas en las que mostramos los puntos en los que la televisin nos haba provocado dificultades. He ah, por ejemplo, un proyecto modesto, que no va
a subvertir el mundo, evidentemente, y que no va a traer
consigo la revolucin, pero que constituye un momento
de desmistificacin del psicoanlisis.
PREGUNTA: Segn entend, el psicoanalista debe tener
fantasa. Pero el problema radica, segn me parece, en
que la sociedad en que vivimos no comprende la fantasa.
Si el psicoanalista trata de resolver los problemas por medio de esa fantasa, qu sucede cuando el problema resuelto por medio de la fantasa se enfrenta a la sociedad
que carece de ella?
I. A. C: Pues bien, cuantas ms personas humanas reconozcan sus propias fantasas y cuantas ms comprendan
y acepten sus propias fantasas, ms seres humanos habr
dispuestos a defender esas fantasas. Ah est todo el problema, es el problema de la concientizacin. Si usted ignora sus deseos, le harn caminar como marioneta. Y si
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El tema del cual quiero hablar lleva el ttulo de "Psicologa social e ideologa". Este enunciado puede entenderse
de varias maneras, y quisiera decir algo sobre estas varias
maneras, para ubicar el nivel de anlisis en que quiero
colocarme. Hay, evidentemente, un sentido de la posible
relacin entre estos dos trminos, (psicologa social por
un lado e ideologa por otro), que se referira un anlisis, desde el punto de vista de los mecanismos ideolgicos de la propia psicologa social. Este anlisis es por cierto
extremadamente importante, pero no va a ser el centro
de lo que quiero decir hoy. Pero me gustara, con todo,
sealar algo a este respecto, para no dejar totalmente de
lado el problema, que, por otra parte, est relacionado
con el otro sentido en que voy a hablar de la relacin
entre psicologa social e ideologa. Me parece evidente
que la psicologa social, como cualquiera otra prctica llamada cientfica dentro de las ciencias humanas, es susceptible de ser analizada en trminos de ideologa. Me parece
tambin bastante claro que la psicologa social integra ese
paquete de ciencias sociales que se desarrollan en forma
extremadamente veloz a partir de la dcada del cuarenta,
y sobre todo a partir de la inmediata posguerra; desarrollo que sin duda debe ser puesto en relacin con el fenmeno que lo acompaa a nivel mundial, que es el pasaje
a una nueva etapa de la dominacin imperialista. Sobre
todo en la medida en que este paquete de ciencias es generado esencialmente en Estados Unidos. Los temas iniciales de la psicologa social en la dcada del cuarenta, son
inequvocamente temas o inquietudes que no pueden ser
correctamente interpretados sino en el contexto de las
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preocupaciones sociales vinculadas con la llamada "democracia norteamericana". Esto lo sealo porque me parece
evidente, aunque, como dije, no voy a hablar especialmente de este punto. Tampoco me propongo hacer una
discusin sobre el campo de la psicologa social, ni, en
trminos generales, sobre la divisin del trabajo dentro
de las ciencias humanas en la actualidad, porque este
tema exigira un largo desarrollo. De cualquier manera,
es verdad que hay toda una serie de problemas vinculados
a la extrema vaguedad con que, desde su origen, la psicologa social fue definida como campo de investigacin; lo
cual explica de alguna manera que la psicologa social
est constituida por un conjunto de minidisciplinas extremadamente heterogneas, y que, efectivamente, resulte bastante difcil entender que formen parte de un mismo campo
de trabajo cosas tales como los mtodos test sociometricos
para medir dinmica de grupos y "cultura y personalidad".
De todos modos, como digo, no es esto lo que centralmente me interesa. En este sentido, si yo digo psicologa
social, parto de un cierto ordenamiento que existe de
hecho, a nivel universitario, a nivel de los institutos de investigacin, a nivel de los subsidios, etc., y que es un
fenmeno histrico; y eso es socialmente reconocido como
la psicologa social.
El tema que centralmente me interesa es un poco distinto de estos que he mencionado hasta ahora. Puedo tratar de caracterizarlo adelantando un poco la hiptesis
central que est detrs de lo que yo quiero decir, y que
es la siguiente: dentro de este campo que se conoce como
psicologa social, est contenido un fenmeno extremadamente importante para una teora de la ideologa. Es
en este sentido en que entiendo la relacin entre psicologa social e ideologa. Pero con este agregado: que la
psicologa social slo ha podido constituirse, tal como
existe actualmente, ocultando ese fenmeno que es el verdaderamente importante. Lo que quiero decir es esto: la
constitucin misma de la psicologa "sotlal, tal como la encontramos en este momento y a travs de sus veinte o
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Dentro de esta perspectiva crtica, que reconoce la necesidad de categoras para identificar la accin social, pero
no las reconoce como categoras explicativas simplemente
por el hecho de ser necesarias para la descripcin, la nocin de motivo adquiere un sentido bastante distinto, deja
de ser un estado interno. Cito textualmente: ""Si uno
habla de motivo, uno est haciendo referencia a un mtodo
pblico utilizado para decidir acerca de la existencia o no
existencia social de la accin!'^ En esta perspectiva, la
nocin de motivo se refiere a un procedimiento prctico,
pblico, un procedimiento para decidir si alguien est motivado o no cuando acta. Qu quiere decir esto? Quiere
decir que en el fondo este concepto de motivo, en tanto
elemento explicativo, carece de todo inters porque es utilizado por el observador en forma tautolgica, un poco como
se haca en otra poca con la multiplicacin de los instintos: para cada tipo de conducta se encontraba un instinto
que estaba detrs y que se le aplicaba. Desde este punto de
vista, en el fondo no interesa si el sujeto tiene un estado
interno de un tipo particular, lo que interesa es saber cmo
hacen los actores sociales, unos con respecto a otros, para
decidir que estn motivados. Esto es lo importante: por
qu se ""exteriorizan" as elementos que eran concebidos
antes como estados internos. En otras palabras, si yo observo a alguien hacer determinada cosa, le atribuyo un
motivo; digo: ""est haciendo esto por tal cosa". Si efectivamente lo tiene o no, es algo que nunca voy a averiguar. Lo importante es determinar cmo hago yo para decidir, cuando observo a alguien, si est motivado o no y
de qu manera lo est.
El inters de esta modificacin en el uso de la nocin
de motivos dentro de la perspectiva etnometodolgica, es
que volvemos al nivel de la accin o del comportamiento.
Pero, por cierto, de un comportamiento que es concebido
de una manera bastante distinta a cmo se lo conceba en
la poca clsica tanto de la psicologa social como de la
' A Blum y P. McHugh, "The social adscription o motives", en
American Sociological Review, 1971, 36, pp. 98-109.
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problema del sentido de la accin en tanto produccin social de la significacin, sino que adems se ha constituido
por referencia a un modelo, nunca explicitado, de la locura. Si formulo, en un nivel todava ms general, el ncleo
de esta hiptesis relativa a cul es el objeto que la psicologa social contempornea oculta, dira que ese objeto
es el problema al que hay que responder desde una teora que tome en cuenta el lugar del sujeto, es decir, cmo
es producida en la sociedad la persona social; este producto es el resultado, a nivel de la significacin, del mismo
modo que en los otros niveles del funcionamiento de la
sociedad, de un sistema productivo y, en consecuencia, de
un modo de produccin.
DISCUSIN
PREGUNTA (sobre la produccin de ideologa):
E. V.: Yo no habl de la nocin misma de ideologa. No
slo porque sera extremadamente complicado sino adems porque siendo mi tema la psicologa social, con respecto a los problemas ms generales de articulacin de la
ideologa con la instancia poltica, con la lucha de clases,
etctera, la psicologa social no nos ofrece ninguna ayuda.
Esa problemtica general no corresponde al campo de la
psicologa social. Digo esto primero para ubicar mi exposicin. La pregunta es si, efectivamente, hay algo en el
campo de la psicologa social que tenga que ver con el
problema de la ideologa; a mi juicio ese algo es precisamente el problema de la relacin entre la ideologa, el
sujeto y su comportamiento, problema que no aparece en
la perspectiva corriente sobre ideologa y lucha de clases,
donde el nivel de anlisis es macrosociolgico. Lo que yo
seal, es que este ltimo nivel es, por supuesto, necesario
e indispensable, pero que adems hay otro nivel en el
cual, a mi juicio el marxismo ha trabajado poco: hay que
explicar cmo ocurre que las ideologas determinen la conducta de los individuos, sencillamente eso. Yo no creo
que sea una cuestin tan fcil de contestar. Ahora, sobre
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gente, cmo influyen en el comportamiento. La recuperacin de lo que hay de central en la obra de Marx sobre
lo ideolgico, es por supuesto negarse a toda reduccin
de lo ideolgico a lo subjetivo. La nocin de ideologa no
remite a la subjetividad. La ideologa no remite a emociones ni a los valores. El ncleo de la posibilidad terica
contenida en la obra de Marx es no perder el problema
de la significacin, el problema de las significaciones sociales en tanto estn asociadas a los procesos sociales, a
partir de una teora de la produccin de la significacin.
En la lingstica se produce un pasaje de una teora puramente representacional del lenguaje (la lengua como si
fuera una especie de sistema de conceptos) a la problemtica de cmo el sujeto engendra el lenguaje, cmo lo
produce. Y est claro para cualquier lingista que si bien
el sujeto habla, la produccin del lenguaje no puede ser
explicada por el sujeto. Yo creo que lo mismo vale para
la ideologa. Est claro para el lingista que el sujeto
es atravesado por el lenguaje, pero ningn concepto subjetivo permite explicar su funcionamiento. Este es el problema para el cual es necesario tener una teora: cmo, tanto
el lenguaje como la significacin ideolgica, atraviesan al
sujeto, lo determinan, siendo esencialmente fenmenos supraindividuales.
PREGUNTA: En uno de sus libros usted habla de la semantizacin espontnea en la produccin de mensajes;
sta se dara en la medida en que los niveles de significacin no son conscientes del individuo, o por los mismos
mecanismos de enajenacin del sistema?
E. V.: Francamente no recuerdo haber escrito nada sobre
semantizacin espontnea. No s muy bien qu quiere decir, o qu quiso decir la persona que formul la pregunta. El trmino de semantizacin yo lo he usado respecto
de los mensajes masivos: cmo, a partir de ciertos hechos
que se producen en la realidad social, los medios generan
un proceso de semantizacin, incorporando ese "hecho"
a un cierto discurso. Ese proceso es un proceso de produccin, no tiene nada que ver con la espontaneidad. En
principio, con respecto a la cuestin de la conciencia, sin
duda los procesos de determinacin tanto del lenguaje
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como de los mecanismos ideolgicos, pienso que efectivamente no pasan por la conciencia. Del mismo modo que
una persona, no por hablar perfectamente una lengua es
capaz de explicar cmo lo hace.
PREGUNTA: La socializacin estudiada desde un punto de
vista histrico-materialista, podra dar cuenta de los mecanismos de la produccin de los individuos?
E. V.: Efectivamente, estoy totalmente de acuerdo en que
esa formulacin formara parte del programa al que yo
me refer. Lo que pasa es que, por un lado, habra que
tener bastante cuidado con la nocin misma de socializacin, que es una nocin tpicamente psicosocial. Habra
que ver qu significa esta nocin cuando se la extrae del
contexto bsico de la psicologa social. Por otra parte hay
que tener en cuenta que la constitucin del sujeto en general (no necesariamente, ni solamente el sujeto en la
ideologa) pasa por la estructuracin del lenguaje. Sin
embargo, la enorme literatura clsica sobre la socializacin,
le ha dado muy poca importancia a la cuestin del lenguaje. No digo que toda esa literatura est centrada en estudiar
casos tales como la socializacin en el momento del destete y otros casos por el estilo, pero, en general, es una
literatura orientada por hiptesis a nivel manifiesto, relativas a la recompensa y la frustracin; no se le da importancia a lo que se podra llamar la socializacin cognitiva,
que sin duda est afectada por los sistemas de recompensa-castigo, pero que exige un nivel de anlisis especfico, que aparece, por ejemplo, mucho ms desarrollado
en orientaciones como las de la escuela de Piaget. La psicologa social acadmica se ha ocupado poco del lenguaje
y no se ha interesado demasiado en la cuestin de la estructuracin cognitiva del sujeto.
Por un lado el psicoanlisis pareciera mostrar, que una
buena parte del problema de la constitucin del sujeto
pasa por el lenguaje. Y, por otro lado, pareciera ser una
hiptesis relativamente bien orientada aquella que afirma
que la ideologa tiene que ver con los procesos cognitivos.
Esto en oposicin a la vieja tradicin segn la cual la
ideologa se refiere a lo que el individuo considera bien
o considera mal. Este problema de los valores me parece
que no tiene nada que ver con la ideologa.
135
PREGUNTA: Los medios masivos de comunicacin, constituyen un nivel de produccin de la prctica social?
E. V.: Pienso que lo que dije respecto de la pregunta anterior de alguna manera cualifica esta otra. Habl de la
produccin social de la persona, donde sin duda tiene ms
peso esto, a lo que se alude con el trmino de "socializacin", que la prensa por ejemplo, que es un fenmeno
de otro orden. Esto no quiere decir que los mecanismos
ideolgicos que estn presentes en los medios masivos no
tengan ninguna importancia para la estructuracin, el refuerzo o el cambio de sistemas ideolgicos. De todas maneras se trata de una cuestin muy difcil de contestar;
para ello habra que tener una teora muy completa de
cmo se produce este proceso, y cul es el peso relativo
de las distintas instancias sociales que intervienen efectivamente en la constitucin de la ideologa. A nivel de
lo que se puede llamar la constitucin del sujeto, parece
bastante plausible afirmar que las etapas iniciales de la
socializacin son ms decisivas que los mensajes que el
sujeto puede recibir posteriormente por medios masivos.
Esto no es para quitarle importancia a la trasmisin de
los medios; es una cuestin de peso relativo, aunque no
creo que tengamos conocimientos suficientes como para
resolver el problema con total claridad.
PREGUNTA: En alguna de sus obras, al hablar de la relacin ideologa-ciencia distingue las proposiciones de la
ciencia a tres niveles: semntico, pragmtico y sintctico.
Es fcil ver cmo a nivel pragmtico se da un uso ideolgico de la ciencia; pero no lo es tanto a nivel sintctico
y a nivel semntico. Est la ciencia, a nivel semntico, libre
de ideologa? Es la ciencia neutra en algn nivel? Cmo
se da esto a nivel social?
E. V.: Esta pregunta plantea una cuestin extremadamente
importante. En trabajos de hace algn tiempo yo habl, en
efecto, de la pragmtica de la ciencia. Al hablar de la
pragmtica de la ciencia trataba de oponer mi punto de
vista a la problemtica epistemolgica ms clsica acerca
de la cuestin de la ciencia y la ideologa, segn la cual
dicha cuestin es de orden sintctico-semntico. El carc-
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ter cientfico de un discurso se defina por las precauciones metodolgicas que estuvieran involucradas en su construccin, y eso lo preservara de la ideologa, etc. No hay
que olvidar tampoco que esa problemtica epistemolgica clsica estuvo centrada en las proposiciones y sobre
todo en la distincin entre proposiciones descriptivas y
proposiciones evaluativas. Una proposicin cientfica es
una proposicin que describe un cierto fenmeno; mientras que una proposicin ideolgica seria aquella que dice
"yo prefiero tal partido": es una evaluacin, una apreciacin. Esto es en parte la problemtica clsica, la que a mi
juicio no tiene nada que ver con la problemtica ciencia-ideologa, pues pienso que la diferencia entre descripcin y evaluacin es una diferencia no pertinente para
comprender lo que es la ideologa. Se puede encontrar un
discurso compuesto por proposiciones descriptivas, en las
cuales uno no va a encontrar ninguna evaluacin, pero s
se sabe intuitivamente que es un discurso perfectamente
ideolgico. La cuestin no pasa por la diferencia entre las
proposiciones evaluativas y las proposiciones descriptivas.
Si bien puede haber ciertos tipos de discurso social en
que predominen las proposiciones evaluativas, como por
ejemplo lo que se llama discurso poltico o la propaganda, esto no implica de ninguna manera que estos tipos de
discurso sean ms especficamente portadores de ideologa.
Cualquier discurso puede trasmitir ideologa, aunque no
pueda uno descubrir el ms mnimo rastro de evaluaciones.
Ahora bien, qu relacin tiene esto con la pregunta?
Yo us la distincin sintctica, semntica, pragmtica
para introducir un nivel de problema que no estaba contenido en discusiones epistemolgicas clsicas: para pensar
la ciencia como un discurso, como una prctica sometida a
condiciones de produccin determinadas. El problema no
es las propiedades del discurso, considerado en s mismo,
a nivel de las proposiciones, sino la relacin entre el discurso y sus condiciones de produccin. Esto, en una terminologa clsica, uno lo tiene que formular diciendo que
es un problema pragmtico. Por qu? Porque clsicamente la relacin de los signos con los usuarios se consideraba
un problema pragmtico; mientras que si uno estudia las
proposiciones en s mismas, se trata de una cuestin o
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sociedad determinada. Todo discurso est sometido a condiciones especficas de produccin en la medida en que el
discurso es una prctica social, ya se trate de la ciencia o
de otro tipo de discurso. La posibilidad de distinguir ciencia de ideologa (habra que multiplicar los trminos
porque dos son insuficientes), en tanto discursos, y por lo
tanto la posibilidad de distinguir un discurso cientfico
de otro que no lo es, slo es posible a nivel de lo que se
puede llamar muy vagamente la funcin de los discursos,
no a nivel de la produccin sino a nivel de la recepcin; no
a nivel de la produccin sino a nivel del consumo. Y ah
s creo que hay cierto discurso, cierto tipo de discurso,cuyas propiedades habra que estudiar empricamente, que
est, como cualquier discurso, sometido a condiciones de
produccin ideolgica, pero dentro del cual opera lo que
yo llamara una funcin de neutralizacin. Esta funcin
de neutralizacin, a nivel del efecto del sentido del discurso, se traduce en que el discurso se presenta como
susceptible de ser considerado falso. Y ste es para m uno
de los rasgos esenciales del discurso, no dira yo del discurso cientfico, porque hay que distinguir la instancia
de la produccin de la instancia de la recepcin; yo dira
del discurso en funcin cientfica, que es aquel discurso
autorreferente que se pone constantemente en cuestin
a s mismo. Y dira que el discurso en funcin ideolgica
es aquel que no se pone en cuestin a s mismo sino
que se presenta como discurso absoluto. Pero a nivel de
sus condiciones de produccin ambos estn perfectamente
sometidos a condiciones determinadas, y por lo tanto
ideolgicamente marcados.
PREGUNTA: Si ya no se puede hacer uso de las categoras
de esa triloga, qu categoras habra que usar?
E. V.: Bueno, pienso <^ue esas categoras como conceptos
de una teora desarrollada no existen. Hay ciertas pautas
de lo que uno puede llamar anlisis del discurso que
permiten un principio de descripcin de lo que sera la
ideologa en el discurso. Sin duda, es preciso elaborar
otros conceptos, muy diferentes de los de sintctica, semntica, pragmtica; pareciera que el progreso en el estudio del lenguaje indica que estos ltimos no son tiles.
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entre un discurso y sus condiciones de produccin, entendiendo que esas condiciones de produccin deben haber
sido definidas como pertinentes respecto de la lucha de
clases. Esto es lo que creo que es ideologa, porque hay
muchas condiciones de produccin de discursos que no
necesariamente tienen que ver con los procesos sociales
globales: la ideologa est en todas partes, pero no es lo
nico que hay en la sociedad. En la sociedad hay otras
cosas adems de ideologa. Ideologa es el nombre de una
relacin entre lo discursivo y lo extradiscursivo. Ya seal
la hiptesis de que esa relacin, y los modelos que hay
que construir para comprenderla, tienen que ver bsicamente con procesos cognitvos. Estos procesos cognitivos
determinan evaluaciones: la gente evala cosas. La evaluacin es el producto de funcionamiento de ese sistema
cognitivo, pero la ideologa misma no es un sistema de
evaluaciones. Si uno est de acuerdo con esta hiptesis,
los desarrollos vinculados con la epistemologa gentica de
Piaget adquieren mucha importancia. Si bien el problema
de la ideologa nunca ha aparecido explcitamente en la
obra de Piaget (salvo algunos textos sobre cuestiones de
sociologa), hay elementos vinculados precisamente con
la nocin de operaciones cognitivas que pueden ser extremadamente tiles para la descripcin de operaciones significantes, entendiendo por operaciones este trabajo sobre
la materia significante. Ahora bien, probablemente aqu
tambin hay algo que est mal dicho, pero no tenemos
ms remedio que usar los trminos existentes. Es probable que a la larga pase con este problema lo mismo que
pas con la distincin entre sintctica, pragmtica y semntica, es decir que no tengamos que hablar de procesos
cognitivos, y que podamos superar la distincin entre lo
cognitivo, lo evaluativo y lo conativo.
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impuestas al internacionalismo proletario por la "construccin del socialismo en un solo pas", que tena otras prioridades. Si es cierto que Freud desconoci la verdadera
ndole del materialismo histrico, no es menos cierto que
ninguna de las grandes cabezas empezando por el propio
Lenin, el ms genial de todos los lderes revolucionarios
del marxismo contemporneo mostraron la ms mnima
comprensin del psicoanlisis. Slo Trotski mostr simpata y un germen de comprensin, pero no calibr toda su
importancia ni le dedic estudio especial alguno, y si rompi alguna lanza por el psicoanlisis fue en su combate a
muerte con el estalinismo. Pero, sobre todo, el proyecto histrico del freudomarxismo fue abortado por la irrupcin
brutal en Alemania y, despus de la anexin, en Austria del nacionalsocialismo. Si la empresa de Reich encontr cada vez ms prevencin y rechazo dentro del movimiento psicoanaltico, no fue tanto por lo que podra significar
de adulteracin del freudismo sino porque lo expona a los
ataques del fascismo en ascenso. Reich fue cabeza de turco
en este intento de prevenir la aniquilacin del movimiento
psicoanaltico. Marie Langer ha contado^ la perplejidad y
la confusin trgicas del propio Freud al pedir a los analistas que no tomaran en anlisis a militantes o, en caso de
aceptarlos, les prohibieran proseguir su militancia. De
nada sirvieron estas componendas: Freud tuvo que ver
saqueada y destruida la editorial psicoanaltica, disuelta
la sociedad psicoanaltica vienesa, amenazada su vida, para
finalmente morir en el exilio. La inmensa mayora de los
analistas tuvieron que exiliarse igualmente, y durante todo
el perodo de la dominacin nazifascista en Europa el psicoanlisis freudiano no as la "psicologa analtica" de
Jung fue proscrito. Ms exactamente: los analistas freudianos no ""fichados" pudieron seguir trabajando conjuntamente con adlerianos y junguianos, dentro de un
mismo instituto y aceptando las modificaciones tericotcnicas impuestas por Schultz-Henke.
"Psicoanlisis y/o revolucin social", en Cuestionamos, Buenos
Aires, Granica, 1972.
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todo estructuralista y la epistemologa bachelardiana haban permitido, las relaciones entre el psicoanlisis y
marxismo. Ya en la dcada del sesenta retornara lo reprimido en la izquierda lacaniana la economa y dinmica freudianas en la forma de una teorizacin del espontanesmo de las masas y del delirio esquizofrnico como
explosivos para hacer estallar el peso aplastante de los
aparatos del poder y el saber institucionalizados: el Antiedipo de Deleuze y Guattari sera su primer y ms audaz
testimonio, pero no el nico ni el ms inquietante...
Los "nuevos filsofos", a la moda en Pars hoy ( 1 9 7 7 ) ,
hijos rebeldes de Lacan y Althusser, denuncian ya a Marx
y Freud como los mximos mistificadores de la historia
reciente...
Tras la interrupcin brutal de 19.34, el dilogo marxismo-psicoanlisis se reanud al trmino de la guerra fra;
se desarroll a nivel puramente terico, y la iniciativa
parti esta vez no de psicoanalistas sino de intelectuales
marxistas no vinculados a ninguna organizacin partidista. La publicacin de los hasta hace poco inditos Manuscritos econmico-filosficos de Marx proporcion el pretexto y el temario. En el semestre de verano de 1956, y
auspiciado por el Instituto de Investigaciones Sociales de
Frankfurt (Adorno, Horkheimer) y por la Universidad
de Heidelberg (Mitscherlich), tuvo lugar un ciclo de
conferencias sobre "Freud en la actualidad". All dio Herbert Marcusse dos conferencias que constituiran el germen de su obra Eras y civilizacin aparecida en 1956,
traducida al alemn en 1957, al francs en 1963 y al espaol en 1967. Su impacto inmediato en los medios psicoanalticos, con la excepcin de Igor A. Caruso, fue prcticamente nulo. Sera el movimiento estudiantil de 1968
el que lo hara universalmente famoso.
En 1959 Ernst Bloch publica su monumental obra Das
Prinzip Hoffnung [El principio esperanza] que es en gran
parte el debate con Freud, al que conoce y al que toma
en serio, de un marxista que capt una dimensin esencial
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la praxis sobre la teora" ni sobre la legitinaidad del concepto de una "prctica terica". As pues con qu marxismo con qu teora, con qu prctica revolucionaria,
ideolgica, poltica, etc. tendra que confrontarse el psicoanlisis?
Por el lado del psicoanlisis las cosas son todava ms
confusas. Freud defini su obra en estos trminos: "Psicoanlisis es el nombre: 1] De un procedimiento para la
investigacin de procesos psquicos apenas accesibles de
otro modo; 2] De un mtodo teraputico de perturbaciones neurticas basado en tal investigacin, y 3] De
una serie de conocimientos psicolgicos as adquiridos,
que van constituyendo paulatinamente una nueva disciplina cientfica."^ Ahora bien, la obra del propio Freud est
llena de contradicciones, revisiones, cuestionamientos y
problemas no resueltos, reconocidos y proclamados como
tales por l mismo. Y qu decir de sus continuadores?
Para no hablar de los "grandes herejes" Adler, Steckel,
Rank, el ltimo Reich, el Fromm maduro, etc. y mantenindonos dentro de lo que podramos llamar el "campo freudiano", varias tendencias doctrinales se arrogan el
papel de autnticas herederas y continuadoras de la obra
de Freud: la escuela hartmanniana, la kleiniana y la lacaniana, por ejemplo, entre las ms poderosas hoy en da,
sin tomar en cuenta mltiples variaciones, eclcticas, o
simplemente heursticas. Pero el problema no est slo
en identificar al psicoanlisis autntico frente a sus falsificaciones, sus desviaciones, sus subproductos ideolgicos o
sus residuos parasitarios. La cuestin an no resuelta es la
de las relaciones entre teora, mtodo y tcnica, y sobre
todo la del estatus epistemolgico de la teora psicoanaltica. Es una ciencia o una heurstica? Si se le concede
el carcter de ciencia, cmo situarla? Sera una ciencia
natural como proponen los tericos de la "Ego-psychology"? Una ciencia hermenutica, "arqueologa del sujeto"
"Psychoanalyse" und "Libidothcorie', en Gesammelte
Werke,
t. XIII, p . 2 1 1 ; Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1948, t.
H, p. 19.
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en las ciencias
del
comportamiento,
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tica al mostrar el papel ansigeno del objeto de conocimiento en todas las "ciencias del comportamiento" (desde la biologa a la etnologa, pasando por el anlisis experimental de la conducta) y el carcter de mecanismo de
defensa de la metodologa conductista.
No hay instancia de apelacin ltima en el conjunto de
saberes que conciernen al hombre. Si ciertas corrientes
epistemolgicas pueden sostener esta pretensin es a costa
de ignorar su inscripcin en una totalidad social en marcha, en la que todas las prcticas, discursivas y no discursivas, se sobredeterminan recprocamente. Lo que no descalifica de antemano al contrario todo intento de clarificacin epistemolgica, que ha de comenzar por situar
las problemticas en su dimensin histrica. La intervencin epistemolgica que consistira en deslindar competencias tericas sobre objetos de conocimiento especficos
como condicin de sus posibles modalidades de relacin,
debe tener en cuenta, ante todo, que se trata de disciplinas desigualmente desarrolladas en cuanto a su dominio de
adecuacin.
Si el materialismo histrico ha alcanzado un alto grado
de cientificidad en el estudio de las formaciones sociales
capitalistas, no sucede lo mismo con las formaciones precapitalistas ni mucho menos con las sociedades primitivas, donde la metfora tpica (estructura-superestructura)
pierde no slo su poder didctico sino todo sentido metodolgico-analtico. En cuanto al psicoanlisis, si su teora
puede dar cuenta con bastante adecuacin de formaciones
del inconsciente "puntuales", tales como el chiste, los
lapsus, los sueos y algunos sntomas, no pasa lo mismo
con las formaciones psicopatolgicas complejas (neurosis, perversiones, psicosis) y mucho menos con las obras de
cultura y la problemtica abordada ya en las obras metaculturales de Freud (El porvenir de una ilusin, El malestar
en la cultura, etc.). La teora el materialismo dialctico
como prctica terica no puede deslindar competencias
definitivamente, sino marcar puntos y modalidades posibles de relacin (constitucin, prstamo, modelo, analo-
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Ahora bien, ms all del consultorio, qu alternativas polticas le quedan abiertas al psicoanalista marxsta
aparte de la militancia partidista como "intelectual orgnico" en sentido gramsciano? Tres campos se abren a su
prctica: las instituciones de "salud mental", la universidad
y la comunidad. En las instituciones de salud hospitales,
dispensarios, etc. pblicas, que son las nicas accesibles
a las clases explotadas, puede poner su tcnica al servicio
de stas, rompiendo el monopolio que pretende ejercer la
burguesa sobre ella. Y, dentro de la institucin misma,
puede luchar por su trasformacin y la de la sociedad
global a travs de la lucha sindical y gremial. En la universidad puede igualmente socializar el saber psicoanaltico, rompiendo el monopolio de las instituciones psicoanalticas, y llevar un discurso crtico que incluya la autocrtica
de los supuestos y efectos ideolgicos del psicoanlisis. En
ambos casos la prctica teraputica o docente del psicoanalista corre el peligro de entrar en colusin, ms que en
colisin, con las finalidades de control poltico-ideolgico,
de integracin al sistema y de amortiguacin de los conflictos propios de las instituciones, aparatos ideolgicos de
estado al fin. Pero es el riesgo mismo de la lucha de clases
que los atraviesa y que no puede evadirse invocando la doble pureza del anlisis y de la opcin revolucionaria que
prohibiran hasta la sospecha misma de complicidad, abandonando sin ms el terreno de lucha al adversario. Al fin
y al cabo, la huelga general y la destruccin de las mquinas
son tcticas excepcionales y extremas de la clase obrera
protagonista de la lucha de clases; fuera de coyuntura, el
proletariado no puede dejar de alimentar a su adversario
con la entrega de su plustrabajo, instrumentando su estrategia de lucha con otros medios...
El trabajo en la comunidad vendra a retomar, en formas que tienen que variar segn circunstancias de lugar y
tiempo, una de las lneas de accin inauguradas por Reich
ms valiosas y ms abandonadas por los analistas de izquierda so pretexto de sus endebles y hasta contradictorias
bases tericas: la politizacin de la vida cotidiana y par-
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persona ideal para Freud es aquella que obtiene una excitacin sexual a travs de sus genitales y no a travs de su
boca o de su ano, la llamada primaca genital. Desde mi
punto de visto esto es una idea moral. En la teora de Jung,
la person^ ideal es aquella que ha llegado a individuarse.
En la teora de Adler, la persona ideal es aquella que posee
un mximo de inters social. Pero en realidad es la misma
cosa. Esta misma maana tuve el placer de ir al Museo
Nacional de Antropologa, y ah pude apreciar que ios
mayas consideraban que se tena que poner al beb de
seis meses un molde de madera en la cabeza para que ste
adopte una forma determinada. As que su ideal era el
que todos tenan que tener la cabeza deforme. Y si uno
es judo o rabe entonces la teora es de que hay que
tener cortada una parte del pene, eso se llama circuncisin.
Si uno quiere cortar todo el pene eso se llama esquizofrenia. Estas son todas variantes de lo que se considera que
debe ser un ser humano. Esto se relaciona con la pregunta
que siempre ha intrigado a la humanidad, y para la que
ninguno tiene respuesta, porque no es una pregunta cientfica, y sta es cul es el sentido de nuestra vida? El
"para qu?" de nuestra vida no es una pregunta cientfica,
desde mi punto de vista es una pregunta moral.
FRANC BASAGLIA: Creo que como exponente de un mundo que proviene de diversas culturas, debemos dejar esta
tarde planteada, no digo una solucin, sino al menos una
cierta problemtica. La pregunta que hizo la amiga al principio me parece muy importante. Dijo ms o menos que
todos los oradores han hablado tmidamente de las relaciones entre ciencia y poltica, o, digamos psicoanlisis y poltica, psiquiatra y poltica, etc.; pero que ninguno ha dado
una indicacin o al menos un terreno de trabajo, un terreno
prctico de trabajo y creo que es extremadamente difcil
dar una indicacin de trabajo que no sea problemtica, desde el momento en que todos nosotros, los que vivimos en el
mundo occidental, vivimos en un mundo oprimido por
la ideologa y por la violencia y en el cual todos los inte-
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menos cultos, permaneceremos siempre en el circulo ideolgico. El problema de la relacin ciencia-poltica no podemos resolverlo aqu nosotros, cientficos ms o menos revolucionarios; el problema es que la ciencia no tiene ms
alternativa que buscar sus objetivos a travs de las necesidades del pueblo. Quiero aclarar algo de lo que dije a
propsito de Szasz. El problema es si existe el sufrimiento
y creo que todos estamos de acuerdo en que existe el sufrimiento, que el sufrimiento es algo prcticamente verdadero, prcticamente real. La enfermedad mental como etiqueta es una ideologa. Si Szasz dice que la enfermedad
mental es un mito referido a la sociedad actual en la que
vivimos, pregunto a Szasz si tambin la sociedad en que vivimos es un mito. En otras palabras, si la enfermedad es una
ideologa lo es lgicamente de esta sociedad. ste es el
asunto.
IGOR CARUSO: Quise decir esto: el ser humano produce en
esta sociedad la falsa conciencia, la falsa conciencia le es
dada por esta sociedad y l contina pensando en los trminos de esta falsa conciencia y la da de nuevo a la sociedad. Pero por otra parte el hombre tiene el poder de la
concientizacin, de tomar conciencia de su situacin enajenada, porque si no tuviera este poder no habra revolucionarios. Yo soy psicoanalista, no ortodoxo por lo dems,
ni reconocido por las instituciones psicoanalticas; soy tambin profesor universitario. Entonces qu debo hacer? Debo
vivir honestamente la contradiccin de mi situacin. Dar
dos ejemplos: primero, tengo 850 alumnos y muchos de
estos estudiantes son marxistas, comunistas de algunas fracciones en las que se dividen, y me piden, me exigen la
abolicin de la ciencia burguesa; pero yo soy profesor de
una universidad burguesa y sin embargo trato de ser un
buen profesor progresista para estos estudiantes. Ustedes
ven aqu las dificultades cotidianas de la prctica, de la
praxis, y ahora les doy el segundo ejemplo: durante la segunda guerra mundial yo era asistente en una clnica psiquitrica de Viena y all haba muchas personas que no
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ustedes reflexionen sobre l. Permtanme darles un ejemplo de esto que yo no considero un concepto bizantino.
El que el estado del matrimonio sea o no voluntario depende de si existe o no una ley que permita o prohiba
el divorcio. Si el divorcio est prohibido de jure en un
pas, esto no es alterado por el hecho de que sea permitido
en otra parte. Lo nico que quiero enfatizar es que existe
una distincin entre el tratamiento voluntario e involuntario.
FRANCO BASAGLiA: Es tan cierto eso que dice que los
pases ms fascistas, ms reaccionarios, no admiten el divorcio. En todos estos pases, ya se trate del matrimonio
o de la psiquiatra, es un problema de liberacin. El doctor
Szasz no quiere decir que es un problema poltico y no
entiendo por qu.
THOMAS SZASZ: Me siento bastante sorprendido, porque
pens que se me preguntaba acerca de la distincin sobre
pacientes voluntarios e involuntarios y eso fue lo que
hice.
MARIE LANGER: Falt la poltica. {Aparte, al doctor Szasz,
en alemn.) Doctor Szasz, por qu acta usted de provocador.? Qu busca con eso? ;No tiene ningn sentido!
ARMANDO SUREZ; El doctor Szasz no habla de poltica
porque no se le pregunt acerca de eso. No estar operando esa divisin ideolgica y esquizoide a la vez entre
"la poltica" y "el resto"?
THOMAS SZASZ: Como dije ayer, me parece obvio que en
general prefiero todos los sistemas poltico^ que maximizan el estatus voluntario y minimizan el estatus involuntario. Este es un pronunciamiento poltico.
PREGUNTA (del pblico): El problema de la voluntariedad es un problema de autocensura. En el momento en
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que un individuo tiene que ir a un psiquiatra es de alguna manera para autocensurarse. El problema importante, me parece, es cmo se logra que una persona se autocensure, cmo es capaz de ver como propia la voluntad
de los dems. Y entonces automticamente va a un psiquiatra.
THOMAS SZASZ: Estoy bastante de acuerdo con eso. Espero no haber dado la impresin de que estoy tratando,
si esto fuera posible, de explicar con esto todos los problemas que aqu estamos discutiendo.
PREGUNTA (del mismo): Yo creo que hay un tema que
es necesario tocar. El doctor Szasz cit ayer el caso de un
esquizofrnico muy famoso, el caso de Schreber, hijo de
un pedagogo alemn. Hay un psiquiatra norteamericano,
Morton Schatzman, que hizo un estudio sobre Schreber.*
Freud, en su anlisis,** nunca describi la relacin que
haba entre los escritos del padre y las memorias del hijo.
En ese ensayo de Schatzman se establece que la educacin
que le dio el padre impidi al hijo tener una voluntad
propia, en otras palabras, lo censur para que se siguiera
autocensurando a lo largo de toda su vida, sin que l pudiera encontrar realmente cul era su voluntad. Su voluntad era la del padre. En dnde est el problema de la
voluntad?
THOMAS SZASZ: Seguira yo maana por la noche, pero no
se trata de nada nuevo. Una vez ms, remitindome a la
historia, recuerdo que hace por lo menos 600 aos los
jesutas decan: "dennos un nio hasta los cinco aos y
pueden quedarse con l el resto de su vida". A eso se le
llama "civilizacin".
* El asesinato del alma, ha persecucin del nio en la familia
autoritaria, Madrid, Siglo XXI, 1977. [E.]
' * Se refiere a las Observaciones psicoanaliticas sobre un caso de
paranoia ("dementia paranoides") autobiogrficamente descrito.
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tro de la institucin psiquitrica y de la teraputica psiquitrica. Pretendemos nosotros, en esta primera etapa,
conocer la problemtica de salud y enfermedad. Antes
que nada, quines son los pacienes que reclaman asistencia psiquitrica, a quines tenemos nosotros que atender.
Corresponde fundamentalmente esta parte a la vertiente
biolgica? Corresponde a alteraciones producidas por una
situacin social determinada? Estamos tratando nosotros
de llegar ai diagnstico, no del individuo sino de una situacin. Y, con este diagnstico pretendemos precisamente
planificar nuestros recursos humanos y materiales para
poder atender a todos aquellos que lo requieren. Exista
en Cuba un sanatorio, le llamaban hospital de Mazorra,
que tena cinco mil camas y se agrupaban ah seis mil
pacientes. Prcticamente los pacientes estaban abandonados; se cronificaban y muchos pensaban que sencillamente
era producto de la enfermedad. Creemos nosotros que eso
era un error, y que muchos de esos pacientes estaban as
por la situacin, por su micromundo social dentro del hospital. Haba que abolir ese hospital, pero no podamos
expulsar a esos pacientes a la calle, algunos con veinte
aos de ingreso al hospital; tenamos que modificar ese
hospital, acercar al paciente a la comunidad general, acercarlo a su microcomunidad, a su familia en particular, modificar actitudes de esa familia, de esa comunidad frente
a ese paciente que no se comporta de acuerdo con esas
normas no escritas, no leyes represivas, sino esas normas
de convivencia que se relacionan mucho con cada una de
las culturas, y, sencillamente, ver de qu manera este paciente poda con su capacidad disminuida, con su capacidad real, reincorporarse y ser til a s mismo y a la sociedad, ser feliz y quizs ayudar a ser felices a los dems.
Esta sera, a grandes rasgos una de nuestras preocupaciones
fundamentales en lo que a prevencin terciaria y a rehabilitacin se refiere. Todo paciente que llega a una institucin de atencin psiquitrica tiene para nosotros un
objetivo fundamental: trabajar con l, esto es, reintegrarlo
de nuevo a la sociedad y que siga siendo til a l y a los
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compaeros, modificando las actividades recreativas, dirigiendo un poco a los responsables de estos campamentos.
Desaparecieron estas alteraciones que eran puramente situaciones y que no reflejaban una verdadera patologa
psiquitrica. Aqu s hacemos prevencin dirigida a grupos especiales. En cuanto a la atencin en s, intentamos
hacerla lo ms precoz posible. Nosotros pretendemos detectar el caso en que voluntariamente l se sienta enfermo
porque se siente infeliz, el caso que la comunidad detecta,
que tiene toda una serie de manifestaciones no acordes con
lo que normalmente afecta al resto de la poblacin, y
someterlo a un tratamiento psiquitrico, el cual estar basado fundamentalmente en psicoterapia, en psicofrmacos,
y en el manejo del medio familiar y de su medio ambiente. Cuando decimos del medio ambiente, nos referimos, si es un trabajador, a la posibilidad de que su
trabajo sea interesante, cambiarlo de trabajo, etc.; s sus
relaciones interpersonales en ese trabajo son malas, se le
brinda otro trabajo, o se le da los recursos necesarios para
afrontar la situacin en su trabajo y en su familia. Creo
que esto es, en una apretada sntesis, lo que nosotros tenemos, lo que nosotros podemos ofrecer. Quisiramos que
se haga alguna pregunta, en cuyo caso trataremos de contestarles.
PREGUNTA (indescifrable).
GUILLERMO RARRiBNTOS: Nosottos no vamos a decir que
Cuba usa una tcnica de psicoterapia, sino usa muchas
tcnicas de psicoterapia. Hay toda una serie de compaeros
mdicos psiquiatras que han tenido una formacin psicoanaltica y que vienen del psicoanlisis; pero si quisiramos decir cul es la que est ms en boga, la que ms
adeptos tiene en estos momentos dira que fundamentalmente se sigue una terapia conductual. Fjense ustedes,
este tipo de terapia es el que existe fundamentalmente, no
el psicoanlisis.
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PREGUNTA: Yo creo que aqu hay que hacer una pregunta muy importante. En el hospital donde usted trabaja,
en ese hospital, por ejemplo, los servicios estn abiertos,
todos los servicios, todos los pacientes, sean crnicos,
agudos o no agudos se juntan, es decir, viven en una
comunidad libremente?
G. B.: Ese hospital tiene una caracterstica que hace difcil
hablar de comunidad teraputica. Es un hospital manicomial, con muchos aos de existencia, con un gran nmero
de pacientes, en el que ha sido muy difcil modificar actitudes, actitudes de los pacientes, actitudes de los empleados, actitudes inclusive de muchos mdicos, pero poco a
poco se ha ido logrando. Este hospital antes estaba completamente cerrado. Para entrar ah haba que pedir permiso, haba una polica propia del hospital; pues bien,
una serie de situaciones han cambiado; ya no existe esa
polica, las rejas se tumbaron, las salas son abiertas, el
paciente se comunica libremente. Nosotros pretendemos
sobre todo que el paciente no est inactivo dentro del
hospital, porque anteriormente el paciente ingresaba y,
como deca el personal, le daban "patio", le ponan en el
patio del hospital. Ahora hay una serie de talleres, actividades recreativas, que ellos voluntariamente escogen.
PREGUNTA (ininteligible).
G. B.: Nosotros diramos que el psiquiatra no es precisamente quien lo juzga cuando l llega. Se puede decir que
haba muchas enfermedades mentales, muchos tipos de
enfermedades mentales, y ah vamos a caer otra vez en el
problema de voluntariedad e involuntariedad. Creemos
que todo paciente cuyo trastorno psiquitrico, cuyos trastornos mentales no sean tan graves que le fuercen a distorsionar su contacto con el medio ambiente, que le permitan identificarse a l como distimo a los dems y sufrir
toda su enfermedad, va voluntariamente a buscar la asistencia psiquitrica. Pero ly otro tipo de pacientes, que
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por lo menos en muchos pasos por Skinner, que es perfectamente un fascio, y nada ms que un fascio. Lo que
yo noto aqu muy sospechoso es que en la Unin Sovitica
se estn llevando experimentos sobre el conductismo y
que, en Cuba, existan ms experimentos sobre conducta.
De qu manera ustedes pueden conciliar el fascismo, y el
conductismo no es otra cosa, con una supuesta democracia
cubana?
G. B.: Adonde vamos nootros? A la connotacin de una
palabra. Para ustedes el conductismo es Skinner, es fascismo. Nosotros le llamamos conductismo por llamarlo de
alguna manera, para tratar de comunicarnos con ustedes.
Entre nosotros, sin embargo, le llamamos una terapia racional, psicoterapia racional que utiliza algunos elementos
del condicionamiento de Pavlov, pero no se sigue fundamentalmente los lincamientos de Skinner.
PREGUNTA: Pero de todas maneras, es marcar una conducta.
G. B.: No, no en el sentido de marcar una conducta.
PREGUNTA: S, es poner reforzamiento, es el premio y
castigo. Yo creo que el problema est en eso, en considerar que una terapia puede ser el premio de... Eso es muy
peligroso.
G. B.: Para nosotros, terapia, psicoterapia, es fundamentalmente en este caso reaprendizaje.
PREGUNTA: Reaprendizaje?
G. B.: Reaprendizaje. Ahora fjense: planteamos una cosa,
y es que nosotros no queremos que este criterio sea la
terapia oficial de la revolucin cubana. Aclaramos bien
que hay compaeros que siguen el psicoanlisis, hay reflexlogos, pavlovianos puros que mantienen todo esto
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tica de salud mental, de los planeamientos de salud mental del Ministerio de Salud Pblica, no se hace hincapi
en esto, en tanto se considera que no es la cuestin fundamental.
PREGUNTA (ininteligible).
G, B,: Nosotros no sabemos su marco de referencia ni
creemos que esto va a ser el eje de una polmica. Al
empezar a hablar, plantebamos, y esto s es marxismo, que
el hombre es un ser biosocial y que de la interaccin de
este fenmeno biolgico y de este fenmeno social surge
el psiquismo, y que por lo tanto las alteraciones del psiquismo pueden estar en el fenmeno social o en el aspecto
biolgico. Creemos nosotros que sin medio ambiente no
hay fenmeno psicolgico; sin cerebro tampoco lo hay.
PPEGUNTA (relacionada con Cooper).
G. B.: Respecto de esto discrepamos con Cooper. Nosotros
no estamos de acuerdo con Cooper, ni con la propia vida
de Cooper. No creo que eso tenga nada que ver con nuestra prctica de la psiquiatra.
PREGUNTA (de IGOR CARUSO): Una cuestin puramente
informativa. La revolucin cubana es muy joven, tiene
apenas 15 aos. De todas maneras interesa saber si se
han hecho estudios, investigaciones estadsticas que muestren de algn modo si en Cuba ha disminuido o no la
cantidad de las enfermedades mentales.
G. B.: En primer lugar no hay estadsticas. No podemos
establecer una comparacin entre antes y despus del triunfo de la revolucin, porque antes no tenamos estadsticas
de ningn tipo. Hemos tratado de empezar a realizarlas
solamente desde hace unos pocos aos, a establecer criterios uniformes respecto de cules van a ser las patologas
que se van a medir, qu tipos de entidades son las que
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