Actas Jornadas PDF
Actas Jornadas PDF
Actas Jornadas PDF
Actas de las I Jornadas de Jvenes Lingistas / coordinado por Luca Molina y Mara Elina Snchez ;
edicin literaria a cargo de Mercedes Valeria Dolzani ... [et.al.]. - 1a ed. Buenos Aires : Editorial de
la Facultad de Filosofa y Letras Universidad de Buenos Aires, 2012.
E-Book.
ISBN 978-987-1785-72-8
1. Lingstica. 2. Actas de Congresos. I. Molina, Luca, coord. II. Snchez, Mara Elina, coord. III.
Dolzani, Mercedes Valeria, ed. lit.
CDD 410
Comit Organizador
Geraldine Borovinsky (UBA), Luca de la Vega (UBA), Micaela Difalcis (UBA),
Mercedes Dolzani (UBA), Gabriela Friese (UBA), Martn Fuchs (UBA), Julieta
Fumagalli (UBA), Natalia Giollo (UBA, IESLV), Guadalupe Herrera (IESLV), Luca
Molina (UBA), Carlos Muoz Prez (UBA), Claudia Snchez (UBA), Mara Elina
Snchez (UBA).
Comit Cientfico
Leonor Acua (UBA), Andrena Adelstein (UBA, UNGS, Conicet), Hilda Albano
(UBA, Conicet, USAL), Claudia Borzi (UBA, Conicet), Alicia Carrizo (UBA),
Guiomar Ciapuscio (UBA, Conicet), Laura Ferrari (UBA, UNGS), Mara Marta
Garca Negroni (UBA, Conicet), Mabel Giammatteo (UBA, USAL), Luca
Golluscio (UBA, Conicet), Virginia Jaichenco (UBA), Ins Kuguel (UBA, UNGS),
Andrea Menegotto (UBA, UNMdP, Conicet), Salvio Martn Menndez (UBA,
UNMdP, Conicet), Cristina Messineo (UBA, Conicet), Jos Luis Moure (UBA, AAL,
Conicet), Guillermo Ogilvie (UBA), Laura Pardo (UBA, Conicet), Alejandro Raiter
(UBA), Graciana Vzquez Villanueva (UBA), Julia Zullo (UBA).
Comisin de prensa
Libertad Fructuoso (UBA), Mora Maldonado (UBA), Ana Primucci (UNCo),
Miranda Trincheri (UBA), Gilda Zukerfeld (UBA).
Secretario de posgrado:
Pablo Ciccolella
Secretaria deSupervisin
Administrativa: Marcela Lamelza
Secretario de Investigacin:
Secretario de Extensin
Universitaria Alejandro Valitutti
Subsecretarios de
Publicaciones: Rubn Mario Calmels
Matas Cordo
Subsecretaria de Bibliotecas:
Instituto de Lingstica
Director: Salvio Martn Menndez
Secretario Acadmico:
ndice
INTRODUCCIN 9
AVANCE DEL QUESUISMO SOBRE EL PRONOMBRE RELATIVO
CUYO EN EL HABLA DE ADULTOS PROFESIONALES
11
16
Valeria Ali
DISCURSO E SUJEITO FALANTE: EXCLUSES SAUSSURIANAS?
22
26
Rosana Ariolfo
ALGUNS ESTERETIPOS DE INDGENAS: UMA ANLISE DISCURSIVA
33
40
Carolina C. Bartalini
LA GRAMTICA CASTELLANA (1913) DE MANUEL DE MONTOLU.
UN ANLISIS DE SU CONCEPCIN DE GRAMTICA/LENGUAJE
46
Emiliano Battista
LA CONSTRUCCIN DISCURSIVA DE LA IDENTIDAD EN HISTORIAS
DE VIDA DE ADOLESCENTES VARONES Y MUJERES EN SITUACIN DE
POBREZA URBANA: UN ESTUDIO COMPARATIVO DE CASO
53
Martn Bisio, Ana Cravero, Dolores Curia, Mara Luca de la Vega y Matas Soich
SOBRE LOS RASGOS ASOCIADOS A LOS ADJETIVOS: UNA PROPUESTA
DESDE LA MORFOLOGA DISTRIBUIDA
61
Andrea Bohrn
EDUCACIN PBLICA VS. EDUCACIN PRIVADA: UNA MIRADA ACERCA
DE LA REPRESENTACIN DISCURSIVA QUE CONSTRUYEN LOS MEDIOS
69
86
93
100
Lidia Chang
JOVEN MATA LADRN: EL DISCURSO DEL PODER Y LAS
REPRESENTACIONES DE LOS ROLES SOCIALES
107
114
121
127
133
Roco Flax
EL EFECTO DE LA COMPLEJIDAD ARGUMENTAL EN LA PRODUCCIN DE
ORACIONES EN NIOS CON TRASTORNO ESPECFICO DEL LENGUAJE
139
145
152
158
165
173
180
188
194
Sofa Merlino
SINTOMAS X HIPTESES DE ESCRITA: ANLISE DE DADOS
DE SUJEITOS DIAGNOSTICADOS DE DISLEXIA ESPECFICA DE DESENVOLVIMIENTO
202
210
220
Juliana Montarc
HACIA UN CORPUS DE METFORAS DEL DISCURSO
ECONMICO DE DIVULGACIN
231
Juliana Montarc
PORQUE: UN CONECTOR CAUSAL SUBORDINANTE?
237
243
253
261
Laura Orsi
COMPUESTOS SINTAGMTICOS DEL TIPO CARA DE NIO (N+DE+N)
265
276
Cristian Palacios
LA CLUSULA TRANSITIVA (NO) PROTOTPICA:
UNA PROBLEMATIZACIN DEL OD DESDE LA GRAMTICA COGNITIVA
281
288
295
301
308
315
321
328
334
Lucas Schiavn
AFECTO, JUICIO Y APRECIACIN EN EL GNERO LEGISLATIVO.
ANLISIS DE CUATRO DOCUMENTOS 339
Cecilia Serpa
AGARR Y DIJO: ALGUNAS CONSIDERACIONES GRAMATICALES
SOBRE ESTAS CONSTRUCCIONES
350
356
364
Mariela K. Starc
NEOLOGA SEMNTICA NOMINAL: PERSONIFICACIN Y COSIFICACIN
EN EL MBITO LABORAL
373
381
394
Introduccin
El presente volumen rene una seleccin de los trabajos presentados en las I Jornadas de Jvenes
Lingistas (IJJL), realizadas del 21 al 23 marzo de 2011 en el Centro Cultural Paco Urondo de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Las I JJL surgieron a partir de la convocatoria por parte de las autoridades del Instituto de Lingstica (FFyL UBA) a estudiantes y graduados no doctorados de la carrera de Letras para conformar
una comisin que tuviera como objetivo la organizacin de un encuentro de jvenes investigadores del
campo de la lingstica. Como resultado, se conform una Comisin Organizadora cuyos integrantes
participan en diversas reas de investigacin de la disciplina.
Las I JJL contaron con el aval del Departamento de Letras y con el reconocimiento y financiamiento
parcial de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
El objetivo de las I JJL fue generar un mbito de intercambio en el que los jvenes lingistas pudieran compartir sus trabajos, dar a conocer sus investigaciones y generar lazos dentro de la comunidad
cientfica. Con el propsito de reflejar la heterogeneidad propia del campo, se convoc a la presentacin
de comunicaciones en las siguientes reas: Adquisicin y Enseanza del Espaol como Primera o Segunda Lengua; Anlisis del Discurso; Dialectologa; Etnolingstica y Lenguas Aborgenes; Fontica y
Fonologa; Historia de la Lengua; Historiografa Lingstica; Lexicologa y Lexicografa; Lingstica
Computacional; Morfologa; Neurolingstica y Lingstica Clnica; Polticas Lingsticas; Pragmtica;
Psicolingstica; Semntica; Sintaxis y Sociolingstica, entre otras. Asimismo, el Comit Cientfico
estuvo integrado por profesores titulares, adjuntos y asociados de asignaturas de la orientacin en Lingstica de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Las conferencias plenarias, que abarcaron distintas temticas y perspectivas tericas, estuvieron a
cargo de Claudia Borzi (UBA, Conicet), Cristina Messineo (UBA, Conicet), Alejandro Raiter (UBA),
Yamila Sevilla (UBA, Conicet), Augusto Trombetta (UBA) y Virginia Unamuno (UBA, Conicet). Por
otra parte, los cursos pre-jornadas fueron dictados por Fernando Balbachan (UBA), Virginia Jaichenco
(UBA) y Silvia Prati (UBA).
En el marco de las I JJL, se presentaron ms de 200 comunicaciones, tanto de expositores pertenecientes a universidades nacionales como de expositores de universidades de Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay, Colombia, Mxico, Alemania, Australia, Estados Unidos, Francia, Italia y Noruega, en alrededor
de 50 comisiones de distintas reas del campo de la Lingstica. A su vez, incluyendo los expositores,
las I JJL contaron con ms de 300 asistentes, quienes participaron activamente durante los tres das del
encuentro. Las lenguas oficiales fueron el espaol y el portugus, por lo que los resmenes y las comunicaciones fueron presentados en dichos idiomas.
Los trabajos reunidos en esta publicacin han sido evaluados mediante referato. Representan una
seleccin de trabajos que fueron evaluados positivamente, o que fueron ampliados, corregidos o revisados por los autores a partir de las sugerencias de los evaluadores. Cada trabajo ha sido examinado por
miembros del Comit Cientfico junto con otros profesores de la Facultad de Filosofa y Letras que han
oficiado como evaluadores: Valeria Abusamra, Leonor Acua, Andrena Adelstein, Hilda Albano,
Claudia Borzi, Alicia Carrizo, Guiomar Ciapuscio, Claudia Fernndez, Laura Ferrari, Mara Marta
Garca Negroni, Mabel Giammatteo, Luca Golluscio, Virginia Jaichenco, Ins Kuguel, Mara Massone, Andrea Menegotto, Salvio Martn Menndez, Cristina Messineo, Laura Miones, Valentina
Noblia, Laura Pardo, Alejandro Raiter, Yamila Sevilla, Guillermo Toscano y Garca, Augusto Trombetta, Graciana Vzquez Villanueva y Julia Zullo. Cada trabajo fue tambin revisado por un equipo de
editores perteneciente al Comit Organizador, con el objetivo de uniformar los requisitos formales de la
presente publicacin.
Comisin Organizadora
Buenos Aires, julio de 2012
2. Objetivo general
El presente trabajo de investigacin se propone como objetivo general describir el empleo de la
secuencia que pronombre relativo seguido de su determinativo posesivo en el habla de adultos, en
lugar del pronombre relativo cuyo.
3. Objetivos especficos
En este contexto se intenta registrar el uso en la oralidad de las secuencias que pronombre relativo
y su determinativo posesivo en lugar del pronombre relativo cuyo, en adultos cultos de entre 40 y 60
aos de edad cuya profesin se halla vinculada con la actividad lingstica.
4. Hiptesis
Consideramos que el empleo de la concurrencia de que y su cada vez es ms frecuente en el
habla de adultos de entre 40 y 60 aos de edad y que el uso del pronombre cuyo solo se circunscribe a
una minora de adultos cuya profesin se halla vinculada con la actividad lingstica.
5. Variables consideradas
Variable dependiente: Empleo de la secuencia que seguida de su.
Variables independientes: 1. Profesin vinculada con el uso especfico de la lengua.
2. Edad entre 40 y 60 aos.
6. Marco terico
La Sociolingstica es una ciencia interdisciplinar que se ocupa de las relaciones existentes entre el
lenguaje y la sociedad (Hernndez Campoy et al. 2005: 1). Se consideran cinco caractersticas propias
de esta disciplina: I es una ciencia, II es una rama de la Lingstica, III mira al lenguaje como fenmeno
social y cultural, IV estudia el lenguaje en su contexto social, en situaciones de la vida real, por medio
de la investigacin emprica y V est relacionada con la metodologa y los contenidos de las ciencias
sociales, principalmente la Antropologa Social y la Sociologa.
Un marco taxonmico para clasificar los estudios sociolingsticos es el obtenido atendiendo a los
micro- y macroconstructos. Para ello, nos remontamos a las bases de la Lingstica en las que se distinguan Pre-lingstica, Micro-lingstica y Macro-lingstica. Esta ltima, en la que se inscribe la Sociolingstica, centra su inters en la adquisicin y uso de la lengua y en la interdependencia de la cultura,
la sociedad y la lengua.
Fishman (1972 b 2005: 2), por su parte, con respecto a los estudios de lenguaje y sociedad, habla de
dos paradigmas complementarios: la Macro - Sociolingstica y la Micro Sociolingstica. La primera
se centra en el estudio de la organizacin social del comportamiento lingstico; la segunda, por el contrario, se ocupa del anlisis de la organizacin lingstica del comportamiento social, es decir, se dedica
a la descripcin de la lengua y de las caractersticas de sus usuarios.
Paralelamente a esta doble distincin para el estudio del lenguaje existe la dicotoma formalismo
funcionalismo. El paradigma formalista encara aspectos de la estructura morfosintctica prescindiendo
de la actividad comunicativa; el paradigma funcionalista, en cambio, se relaciona con el habla de la gente
y su uso de la lengua no solo para comunicar ideas, sino tambin para manifestar sus identidades sociales.
Finalmente, integrando estos conceptos, la Sociolingstica tiene en cuenta aquellos aspectos y
artefactos del comportamiento humano que inciden en la comunicacin como son la clase social, gnero,
edad, raza, etnia, redes sociales, grupos sociales, actitudes, identidad, poltica, ideologa, etc. (Hernndez Campoy et al. 2005: 10).
Durante los aos cincuenta y sesenta la industrializacin y la urbanizacin desencadenan un proceso de modernizacin de la sociedad occidental. Entre estas manifestaciones podemos citar: una acentuacin de la diferenciacin social en la divisin de las funciones laborales y sociales, un aumento de la
movilidad social y geogrfica, as como un crecimiento econmico ligado a una expansin tecnolgica.
Estos desajustes produjeron una serie de problemas sociales en los grandes centros urbanos.
Surge, as, la Sociologa que provoc el inters de lingistas y educadores por todos aquellos aspec-
tos con contenido social, ms precisamente por problemticas relacionadas con el lenguaje y la sociedad.
Consecuentemente la mirada de las investigaciones se desplaza de la lengua al habla. Las lenguas ya
no sern abordadas como sistemas autosuficientes, autnomos y coherentes sino como entidades sujetas
a diversas variables.
Se verifica que la estructura social puede incidir en las variaciones del lenguaje. Por ende, hay una
tendencia en los lingistas a desestimar la variacin libre y a admitir la variacin social y/o contextualmente condicionada donde cada variante ha de describirse en trminos de frecuencia de uso atendiendo a
factores sociales y/o contextuales: hay hablantes que utilizan una variante predominantemente, otros que
utilizan otra tambin predominantemente, y hay quienes pueden presentar una variacin espordica en la
frecuencia de uso de ambas formas.
En este sentido, el mayor impulso para analizar la variabilidad vino de la mano del norteamericano
William Labov quien, asumiendo que la inmensa mayora de las comunidades de habla son heterogneas - lingstica y socialmente - y que la variacin lingstica est socialmente condicionada, aplic
una metodologa sociolgica a una comunidad lingstica heterognea con resultados trascendentes para
la lingstica. Labov desarroll sus investigaciones empricamente sobre la lengua tal y como esta es
utilizada diaria- y realmente en su contexto sociocultural.
En consecuencia la Sociolingstica ha logrado constatar la variabilidad del lenguaje localizando y
describiendo la simetra existente entre la variacin social y la variacin lingstica en trminos de variacin sociolingstica, esto es, formas alternativas de decir lo mismo aunque socialmente significativas.
As, la lengua, mediante sus variables lingsticas, se correlaciona significativamente con rasgos
distintivos sociales como son: la clase social, el estatus, la edad, el sexo y la profesin.
De esta forma, en las relaciones entre sociedad y lenguaje, ya no cabe preguntarse si el lenguaje es
un fiel reflejo de la sociedad o viceversa, sino afirmar que el lenguaje es la sociedad.
En el marco de nuestro trabajo es oportuno destacar la incidencia de estas caractersticas sociales,
particularmente profesin y grupo generacional, en la eleccin de realizaciones lingsticas por parte de
los hablantes. Habida cuenta de que el habla de la gente no solo comunica ideas sino tambin que est impregnada de la identidad profesional del hablante, ya que la prctica habitual de una actividad profesional
determina las elecciones de los enunciados lingsticos. En el habla se plasma la identidad toda del ser
humano; as en el uso de la lengua, la profesin y la edad, en tanto factores esenciales en la interaccin
social, parecen resultar determinantes en la realizacin de los actos de habla por parte de los usuarios de
la lengua.
8. Encuesta
Responda a las siguientes preguntas:
Cul de estas opciones empleara para completar la oracin?
Tengo un amigoque su padre es mdico.
cuyo padre es mdico.
Si eligi la primera opcin, por qu desestim la segunda que incluye el empleo de cuyo?
La desconoce.
Teme no ser comprendido.
Considera la expresin demasiado prestigiosa.
Le parece incorrecta.
La estima compleja.
Otros.
Una vez realizadas las encuestas, la informacin resultante se organiz en dos matrices.
Profesionales
Vinculacin con el uso
especfico de la lengua
Que su
Cuyo
20
26
10
Sobre un total de sesenta encuestas se obtuvieron veinte formas que su y diez formas cuyo provenientes de profesionales no vinculados con el uso especfico de la lengua; cuatro ocurrencias que su
y veintisis formas cuyo provenientes de profesionales vinculados con el uso especfico de la lengua.
Observamos as la frecuencia de empleo de la ocurrencia que su en hablantes adultos profesionales
desvinculados de la actividad lingstica en detrimento de uso del pronombre relativo cuyo que forma
parte del lxico de profesionales de la lengua.
10
La estima compleja
Otros
De los veinte sujetos que desestimaron la utilizacin de cuyo, uno aduce no tener el pronombre
incorporado a su lxico; dos manifiestan el temor de no ser comprendidos; diez consideran la expresin
demasiado prestigiosa y formal y siete la juzgan compleja.
A partir de estos datos, constatamos que para la mayor parte de los informantes que no emplean el
relativo cuyo, este constituye una expresin de formalidad. Una minora de encuestados evita su uso
por temor a no ser comprendido y porque no lo tiene incorporado a su lxico.
8. Conclusin
Es posible afirmar que los resultados alcanzados en esta investigacin, aunque limitados, nos permiten validar la hiptesis propuesta. En efecto, en la oralidad la frecuencia en el empleo de la forma que
su, segn los datos recogidos, muestra un uso extendido del quesuismo y al mismo tiempo, la cada
en desuso del pronombre cuyo.
El avance del empleo del quesuismo se ha registrado, como demuestran los datos expuestos en
las matrices, en el habla de adultos cuya profesin no se halla vinculada con la actividad lingstica.
En contraposicin, el empleo de cuyo resulta frecuente en profesionales relacionados con la actividad
lingstica. Por ende, parece tener bastante asidero la implicancia de las caractersticas sociales, especialmente la profesin, en la eleccin de las realizaciones lingsticas.
Podra pensarse, por ejemplo, que el avance del quesuismo es un indicio de la tendencia a la simplificacin, de la bsqueda de la mayor trasparencia e intercomprensin en la comunicacin.
9. Referencias bibliogrficas
Gmez Torrego, L. 2000. Manual de Espaol correcto (2 tomos). Madrid: Arco/Libros, S. L.
Hernndez Campoy, J. y M. Almeida 2005. Metodologa de la investigacin sociolingstica. Mlaga: Comares.
Real Academia Espaola. 2010. Nueva gramtica de la lengua espaola. Manual/ Asociacin de Academias de la
Lengua Espaola y Real Academia Espaola. 1 ed. Buenos Aires: Espasa.
Valeria Ali
Universidad Nacional de Mar del Plata
[email protected]
Proponemos, entonces, considerar el contexto, en particular aquellos aspectos relacionados con lo interpersonal, no ya exclusivamente a partir de una observacin directa de las condiciones situacionales, sino
a partir de una reconstruccin hipottica de las representaciones mentales de aquellos aspectos contextuales
relevantes para los miembros de una interaccin, cuya prueba indirecta estara presente en los textos.
4. Anlisis de un caso
Actualmente estamos trabajando sobre un corpus de entrevistas radiales. Hemos seleccionado el
fragmento inicial de una entrevista a Isabel Sarli, realizada en radio Metro por Ernestina Pais (en adelante EP) y Osvaldo Bazn (08 de septiembre de 2010, para el programa Da perfecto de Radio Metro 95.1)
Por qu el inicio? Creemos que en el turno de apertura de una conversacin el hablante fija, aunque sea
provisoriamente, la Configuracin Contextual del aspecto interpersonal (que posteriormente podr ser
renegociada).
(Texto 1)
EP: Se estrena Mis das con Gloria yyyy/ para hablar de la peli estamos comunicados con la Coca Sarli/
hola Coca!/ Contanos un poco la historia de la pelcula y cmo es trabajar con tu hija1
1 Pautas de trascripcin:
[ ] fenmenos no lxicos como tos, carraspeo, risas, suspiro
(xxxx) palabra ininteligible o dudosa
/ pausa breve
// pausa media
/// pausa ms larga
<segs> para indicar pausas ms largas
entonacin ascendente
entonacin desdendente
aaa mmm alargamiento de sonido voclico o consonntico
- interrupcin
: > continuacin de turno
Signos de interrogacin ? Entonacin interrogativa
Segmentacin
1. Se estrena Mis das con Gloria
y
2. (para hablar de la peli) estamos comunicados con la Coca Sarli
3. <hola Coca>
4. Contanos un poco la historia de la pelcula
5. <contanos> cmo es trabajar con tu hija
Campo: entrevista radial telefnica cuyo tema central es el estreno de la pelcula Mis das con Gloria, protagonizada por la entrevistada. Est en un punto intermedio en el continuum entre la situacin
cotidiana y la situacin tcnica. Tiene un lxico especfico asociado, aunque no es tcnico.
Tenor: Con respecto al tenor es necesario aclarar que podemos considerar un doble alcance. Los
participantes (entrevistadores y entrevistada) construyen su discurso estratgicamente (Menndez 2006,
2009) no solo en funcin de sus interlocutores, con quienes mantienen un feedback inmediato, sino tambin en funcin de la audiencia, cuyas intervenciones estarn diferidas (a travs de llamados telefnicos,
mails, mensajes de texto). El poder, en algn sentido, est del lado de los entrevistadores ya que son
los que estn en posicin de preguntar y de los que depende la difusin del estreno de la pelcula (o su
posterior valoracin), el contacto entre los interlocutores es solo ocasional (con la entrevistada, aunque
no necesariamente con la audiencia, ya que muchas veces los programas radiales construyen pactos de
fidelidad con su audiencia que, tal vez solo en forma virtual, implica un contacto frecuente) y el grado de
afectividad con la entrevistada es bajo (con la audiencia se establece un grado medio de afectividad real,
potencial o pretendida).
Modo: es oral, no hay contacto visual entre los participantes, s contacto auditivo y feedback inmediato. El lenguaje no est acompaando una accin, sino que constituye la accin social central.
Pero, como sealbamos, ya antes de comenzar la interaccin hay datos contextuales relevantes para
el hablante que actualizan un conjunto de supuestos asociados al aspecto interpersonal, es decir, al tenor
del discurso, en dos sentidos:
1. el primero relacionado a lo personal. Cada sujeto pone en juego su propio capital cognitivo, es
decir, los hechos manifiestos que l acepta como verdaderos o probablemente verdaderos, que variarn,
en mayor o menor medida, de un sujeto a otro.
2. el segundo relacionado con lo inter. El ECM que se construye a medida que avanza una interaccin opera como marco de interpretacin de los significados interpersonales intercambiados, dependiendo de la relacin entre los sujetos.
En este caso vamos a ensayar una reconstruccin hipottica de los supuestos relacionados estrictamente con la construccin de la dimensin interpersonal:
Cuadro 1
Supuestos activados a partir del acto ostensivo del entrevistador
Nro. de clusula
Clusulas 1 y 2
Evidencia lingstica
Ausencia de clusulas
con procesos
relacionales de
identificacin.
Clusulas 4 y 5
4.Contanos un poco la
historia de la pelcula
5.<contanos> cmo es
trabajar con tu hija
A partir del acto ostensivo del hablante, esos supuestos de orden interaccional sern relevantes tambin para el oyente formando parte del Entorno Cognitivo Mutuo. Tomando en cuenta dichos supuestos,
podemos reformular algunos aspectos del anlisis de la dimensin interpersonal del tenor. Afirmamos
previamente que los entrevistadores estaban, en trminos de poder, en una relacin asimtrica respecto
de su entrevistada y respecto de la audiencia. Sin embargo, a partir de los supuestos activados, el entrevistador da por supuesto que la audiencia conoce la carrera de de Isabel Sarli, con lo que, en este sentido,
se posiciona en relacin de iguales con la audiencia. Al mismo tiempo establece, estratgicamente, una
relacin de proximidad afectiva con la entrevistada.
5. Conclusiones
Si bien es posible pensar que se pierde poder explicativo en trminos de recurrencias en situaciones
similares, entendemos que, bajo la gua de otros objetivos, al restituir a los sujetos concretos de la interaccin, es posible enriquecer los significados interpersonales.
Por otro lado es necesario afirmar que las dos concepciones de contexto no son mutuamente excluyentes, sino complementarias. Hasan define la CC parte de considerar un contexto relevante como abstraccin terica que recorta aquellos aspectos del entorno situacional material que son significativos para
el papel que juega el lenguaje en uso al servicio de una actividad social. En este sentido, esos aspectos
son relevantes para el analista. Nuestra propuesta permite interpretar aquellos aspectos relevantes para
los participantes de la interaccin. Podemos interpretar la relevancia como una propiedad que atae
a cualquier estmulo externo o representacin interna que sirva como input de un proceso cognitivo
(Sperber y Wilson 2004: 239). En este caso el proceso cognitivo de interpretacin de los textos relevar
aquellos supuestos relacionados con la dimensin interpersonal permitir interpretar la consistencia en
registro y, por consiguiente, la adecuacin de los textos tomando en cuenta tambin el punto de vista de
los participantes.
6. Referencias bibliogrficas
Eggins, S. 2004 An Introduction to Systemic-Functional Linguistics. London: Continuum.
Halliday, M.A.K. 1978. El lenguaje como semitica social. Mxico: FCE, 1982.
Halliday, M.A.K. 1985. Introduction to functional grammar. London: E. Arnold, 2003 3rd ed.
Halliday, M.A.K. 2002. Linguistic Analysis of Text and Discourse. London: Continuum.
Halliday, M.A.K. 2004. On language and linguistics. London: Continuum.
Hasan, R. 2009. The place of context in a systemic functional model. En Halliday, M.A.K, Webster, J. (editores)
Continuum Companion to Systemic Functional Linguistics. London: Continuum.
Menndez, S.M. 2006. Qu es una gramtica textual? Buenos Aires: Litterae.
Menndez, S.M. 2009. Estrategias, registros y gneros discursivos: de la realizacin a la recurrencia. en Actas
del IV Coloquio de ALEDar http://www.fl.unc.edu.ar/aledar.
Poynton, C. 1990. Address and the Semiotics of Social Relations. A systemic-functional account of address forms
and practices in Australian English. Ph.D. Thesis. University of Sydney. Recuperado el 14 de julio de 2010, de
http://opac.library.usyd.edu.au/record=b3537422~S4 .
Sperber, D. y D. Wilson 1986. Relevance. Communication and Cognition. Harvard: Harvard University Press.
Wilson, D. y D. Sperber. 2004. La teora de la relevancia. Revista de Investigacin lingstica. Vol. VII pp. 237-286.
1 "Cest en effet ici quil y a quelque chose de dlicat dans la frontire des domaines. Question difficile trancher." (Saussure, 1989, nota de Constantin).
Os sintagmas, embora a constatar nas combinaes que no so frases, tm por tipos muito evidentes
as frases elas mesmas. Toda frase ser um sintagma. Ou a frase pertence fala e no lngua. Ou
objeo: os sintagmas no pertencem fala e no estaramos misturando as duas esferas sintagma
-associao? (Saussure 1989: 283-284).
Assim, ao considerarmos a questo do encadeamento sintagmtico, a antinomia lngua e fala poderia ser colocada em xeque. No mbito da lngua, como lhe prprio fazer lao com o mundo, ela o faz
por sintagmas, que so junes lineares de valores (unidades) determinados nas relaes associativas.
Contudo, esses mesmos sintagmas, cumprindo a funo de portadores das unidades coordenadas
pelo valor in praesentia, ou seja, aquele valor que estrutura as relaes lineares e presenciais das unidades na cadeia sintagmtica, pertenceriam tambm ao campo da fala, j que o sujeito falante o utilizaria
para se expressar pela execuo do ato de linguagem.
Nesse ponto encontramos uma possibilidade de insero da questo discurso. Benveniste, em seu
texto Os nveis da anlise lingstica, discute os nveis possveis de anlise e, segundo ele, o mais alto
nvel na cadeia passvel de observao o da frase. A frase aponta tanto para os nveis inferiores (hipofonemtico, fonemtico) quanto para o discurso, pois comporta as palavras e a composio delas que ser
utilizada para o discurso. Aqui tambm nos deparamos com a ligao entre lngua e discurso: esse lao
justamente estabelecido entre ato e fato lingsticos, pois o fato aponta para as anlises dos acontecimentos de lngua e, o ato, para a execuo, para o discurso.
Assim, a distino entre fato e ato nos remete justamente dicotomia saussuriana: ao lingista cabe
analisar os fatos de lngua, ou seja, aos acontecimentos lingsticos. J o ato nos direciona para a fala,
para a execuo da lngua. Tambm aqui reencontramos o sintagma: esse elemento que aponta para o
que fato e para o que ato, ou seja, ele comporta os fatos e permite os atos. a frase benvenistiana.
Para Saussure, a dificuldade residiu em estabelecer exatamente a fronteira entre o que prprio da
lngua e o que prprio da frase. O sintagma, nesse contexto, comporta justamente a tenso de apontar
para os dos lados da linguagem. Nessa tenso, vemos aparecer o grmen da problemtica sobre o discurso levantada por Saussure em uma pequena nota sobre o discurso, presente nos Escritos de Lingstica Geral (2004). Nessa nota, o genebrino trabalha a ligao entre lngua e discurso. Diz Saussure (2004:
237): a lngua s criada em vista do discurso, mas o que separa o discurso da lngua ou o que, em dado
momento, permite dizer que a lngua entra em ao no discurso?.
Nesse contexto, tambm Helena Hathsue Nagamine Brando, em seu livro Introduo Anlise
do Discurso (2004), tece uma interessante discusso a respeito dessa dicotomia lngua e fala, tendo em
vista em vista o discurso. Segundo a autora, a dualidade imposta pela dicotomia lngua e fala, que se estabeleceu com Saussure, imps uma lingstica da lngua. Todavia, com o passar do tempo, estudiosos
buscaram no mais se ater apenas lngua e abarcaram fenmenos fora desta faceta da dicotomia saussuriana. a instncia do discurso que possibilitar operar a ligao necessria entre o nvel propriamente
lingstico e o extralingstico.
Assim, diz Brando (2004: 11), o discurso seria o ponto de articulao entre os fatos lingsticos
e os fenmenos extralingsticos, tais como os processos ideolgicos. Mais do que isso, a linguagem
enquanto discurso no constitui um universo de signos que serve apenas como instrumento de comunicao ou suporte de pensamento; a linguagem enquanto discurso interao, e um modo de produo
social; ela no neutra, inocente, natural, por isso o lugar privilegiado de manifestao da ideologia.
Neste trabalho, no de nosso interesse discutir os processos ideolgicos nem a relao do discurso
com a ideologia. Atemo-nos aqui a refletir sobre as articulaes saussurianas a respeito do discurso e do
sujeito falante. Para tal, re-visitamos a dicotomia lngua e fala, pois, como visto, a ligao entre esses dois
domnios, pelo sintagma, propicia a reconciliao da lingstica saussuriana com a questo do discurso.
Alis, nesse contexto, supostamente as questes discursivas teriam sido deixadas de lado por Saussure em prol das anlises do sistema lingstico. Contudo, o discurso no teria sido efetivamente alvo
das anlises de Saussure? Vemos que a maior das preocupaes do mestre genebrino foi justamente trabalhar o sistema lingstico, com todos os seu conceitos e relaes. Todavia, o fenmeno da linguagem,
como reconhece o prprio Saussure, mais abrangente e sim engloba a fala. Portanto, para um lingista
preocupado com os fenmenos lingsticos e com a ordem prpria da lngua, as questes de fala e, conseqentemente, de discurso sempre compareceram enquanto interrogadoras da teoria.
Para dizer que a fala no era alvo da ateno naquele momento, Saussure teve que refletir sobre ela
e, mais do que isso, reconhecer que uma lngua sem falantes, ou seja, sem que estes a executem, de nada
vale, pura teoria. Nesse sentido, uma teorizao absolutamente comprometida com os fatos lingsticos
no se furta reflexo sobre os atos de execuo.
Nesse ponto, retomamos a nota saussuriana sobre o discurso: a lngua s criada em vista do
discurso, mas o que separa o discurso da lngua ou o que, em dado momento, permite dizer que a lngua entra em ao no discurso?. Esse texto revela que, para o mestre, a ligao entre lngua e discurso
no passou despercebida. Se o foco recaiu sobre o estudo da lngua, essa depende do discurso, pois, s
criada a partir deste e por ele que ela entra em ao. A teorizao saussuriana reconhece, portanto,
a profunda ligao entre lngua e discurso: a lngua criada pelo discurso. Mais do que isso, podemos
dizer que a relao de mo dupla: sem lngua no h discurso e sem discurso no h lngua. Nesse contexto, questo crucial para o mestre quando os conceitos postos na lngua entraro em funcionamento
no discurso. Diz Saussure:
Os vrios conceitos esto ali, prontos na lngua (ou seja, revestidos de uma forma lingstica) [...]. Em
que momento ou em virtude de que operao, de que jogo que se estabelece entre eles, de que condies,
esses conceitos formaro o DISCURSO?
A seqncia dessas palavras, por mais rica que seja, pelas idias que evoca, indicar nunca, para um
indivduo humano, que o outro indivduo, ao pronunci-las, quer lhe comunicar alguma coisa. O que
preciso para que tenhamos a idia de que se quer comunicar alguma coisa usando termos que esto
disponveis na lngua? uma questo igual de saber o que o discurso, sendo que, primeira vista, a
resposta simples: o discurso consiste, quer seja de maneira rudimentar e por vias que ignoramos, em
afirmar uma ligao entre dois conceitos que se apresentam revestidos da forma lingstica, enquanto
a lngua realiza, anteriormente, apenas conceitos isolados, que esperam ser postos em relao entre si
para que haja significao de pensamento. (Saussure 2004: 237).
Portanto, teramos de um lado os fatos lingsticos e de outro o ato lingstico que expressa o discurso. O mestre, nesse contexto, reconhece a existncia das relaes sistemticas do lngua, mas afirma que
apenas a existncia das unidades em sistema no garante que haja discurso. De que valeria os conceitos
postos na lngua sem que eles pudessem comunicar algo a um indivduo humano?
A lngua, enquanto mediao semiolgica, atua para criar os signos e para os articular em sistema
de relaes de valor. Mas no possvel que sua atividade pare nesse ponto. prprio da faculdade da
linguagem firmar o que Saussure chama de ligao entre dois conceitos que se apresentam revestidos
da forma lingstica.
Acreditamos que aqui uma possvel explicao para a passagem para o discurso resida justamente
no valor in praesentia, ou seja, no valor constitudo no sintagma. Se a lngua possui conceitos revestidos
da forma lingstica, conceitos esses que podem estar dispostos no eixo associativo, no sintagma que o
valor passa a depender do encadeamento das unidades. Esse encadeamento oriundo da ordem prpria
da lngua, j que as unidades no se compem em frases aleatoriamente.
Todavia, como j vimos, a frase no aponta apenas para a lngua, mas tambm para o discurso.
nesse apontar para o discurso que os valores permitem que haja significao: os conceitos revestidos da
forma lingstica entram em funcionamento na execuo. o momento em que a lngua propicia a fala
atravs do sintagma. Em outras palavras, o ponto em que o sintagma se volta para o discurso atravs
do ato lingstico.
Portanto, aventuramo-nos a dizer que, diante da teorizao do mestre genebrino, faria sentido afirmar que o jogo que estabelece que os conceitos lingsticos formaro o discurso est profundamente
ligado ao corte lngua e fala e existncia da dupla face do sintagma: a lngua realizaria conceitos isolados e o sintagma os colocaria em ao no discurso.
2. Consideraes finais
Verificamos, ao longo desse trabalho, que a questo do discurso, apesar de ter sido enfrentada por
Saussure em poucos momentos, tanto no Curso de Lingstica Geral quanto nos Escritos, trouxe para a
teorizao do mestre interrogaes importantes quando est em questo a ciso lngua e fala e o estatuto
do sujeito falante. Mais do que isso, a questo do discurso permite refletir sobre a questo das mudanas
analgica e fontica e dos graus de conscincia envolvidos nessas mudanas.
Desse modo, encontramos, na teorizao do genebrino, a questo do discurso no como uma pr
-excluso, como supostamente se deu com o referente, com o sujeito e com a histria, mas como um
ponto de interrogao que lana para a teoria a problemtica da lngua em ao, no apenas como um
sistema autnomo descolado do sujeito, mas como um sistema que constitui esse sujeito e o torna falante.
3. Referencias bibliogrficas
Benveniste, E. 1991. Problemas de Lingstica Geral I. Campinas: Pontes.
Saussure, F. 1968. Cours de Linguistique Gnrale. Edio crtica por Rudolf Engler. Vol 1, Wiesbaden: Otto
Harrassowitz, 1989.
Saussure, F. 1916. Curso de Lingstica Geral. So Paulo: Cultrix, 2001.
Silveira, E. M. 2003. As marcas do movimento de Saussure na fundao da Lingstica. Tese de doutorado, IEL/
Unicamp.
Rosana Ariolfo
Universidad de Gnova
[email protected]
1. Introduccin
El presente trabajo es fruto de una investigacin llevada a cabo en varias etapas (Carpani 2010;
Ariolfo 2009, 2010a, 2010b, 2011) en el marco de los proyectos Ibridazione linguistica e lingue immigrate
y Lingue, interazione e mediazione in ambito istituzionale iniciados a raz del aumento vertiginoso de
la inmigracin latinoamericana en Gnova. Dichos proyectos cuentan con un sector dedicado al mbito
educativo, dado que la escuela, uno de los principales agentes de integracin socio-lingstica, acoge un
importante nmero de estudiantes nacidos en Ecuador y en menor medida de otros pases de Amrica
Latina, como Per, Argentina, Chile, Venezuela, etc. Esto trae consecuencias en la estructura escolar, y
en el aprendizaje en general, debido al contacto entre lenguas y culturas distintas, as como tambin en
los mismos migrantes, cuya experiencia migratoria genera un estado de shock cultural, en ciertos casos,
muy difcil de superar.
En el presente trabajo, luego de haber esbozado las caractersticas generales del fenmeno migratorio en Gnova, y de haber definido brevemente el concepto de actitud lingstica, propondr una reflexin
sobre el problema metodolgico que surge al estudiar las actitudes lingsticas en este contexto de contacto inducido por la migracin.
3. Un concepto en debate
Las actitudes lingsticas revisten una gran importancia para la comprensin de numerosos aspectos de las comunidades de habla y constituyen una fuente de informacin fundamental, dado que
la salud de una lengua depende en gran medida de si estas son favorables o desfavorables. A pesar
de que no existe an un acuerdo general en lo que respecta al propio concepto, as como tampoco en
cuanto a su naturaleza y la estructura que las compone, se puede afirmar con total seguridad que las
actitudes influyen en los procesos de variacin y cambio lingsticos, en la eleccin o predominio del
uso de una lengua en detrimento de otra, y en el proceso de enseanza-aprendizaje en general (Moreno
Fernndez 1998: 177).
Se suele reconocer la existencia de dos concepciones o aproximaciones diferentes al estudio de este
tema. Por un lado, la perspectiva conductista analiza las actitudes a partir de las respuestas lingsticas
1 Este trmino, introducido por Hansegard (1975), designa una forma de bilingismo deficiente, caracterizado por la pobreza del lxico, de la morfosintaxis en ambas
lenguas, por la dificultad para mantenerlas separadas y pasar fcilmente de una a otra, adems de la incapacidad de adaptar el lenguaje a sus distintas funciones.
de los hablantes a un estmulo, es decir, a una lengua, una situacin o unas caractersticas sociolingsticas determinadas. Las actitudes se hallan, pues, en las respuestas de la gente en las distintas situaciones
sociales (Moreno Fernndez 1998: 181; Fasold 1996: 230).
Por otro lado, la perspectiva mentalista, de naturaleza psicosociolgica, a la que adhieren la mayora
de los investigadores, considera, en cambio, que las actitudes son una disposicin mental o un estado
interno que, a partir de un estmulo, puede generar como respuesta distintas formas de comportamiento.
Se trata, entonces, de una variable que hace de filtro entre un estmulo externo que afecta a la persona
y su respuesta a l. Desde este punto de vista, la actitud de un individuo o de un grupo lo prepara para
reaccionar de manera especfica ante un estmulo dado (Fasold 1996: 229-230; Lpez Morales 1989: 287).
La bibliografa especializada, adems de ofrecer numerosas definiciones, propone tambin un rico
debate acerca de la estructura de las actitudes. Lpez Morales (1989) y Moreno Fernndez (1998) presentan varios modelos basados sobre algunas de las principales aportaciones hechas desde la perspectiva
mentalista. La discrepancia ms honda entre todos los modelos propuestos radica fundamentalmente en
la dinmica de interrelacin de sus supuestos componentes: cognitivo, afectivo y conativo.
Ya a principios del siglo pasado, varios psiclogos haban afirmado que cuando el individuo se pone
en relacin con el propio ambiente (fsico y social) y comienza a conocerlo, lo hace en principio sobre una
base emotiva, antes que descriptiva. Segn este enfoque, las preferencias, simples reacciones emotivas,
pueden formarse sin tener conciencia de los estmulos, por lo cual la emocin precede a la cognicin y
no depende de ella. Aquellas intuiciones encuentran hoy una base cientfica en los numerosos estudios
llevados a cabo en el campo de la neurobiologa (Damasio 1994, 2000). Las investigaciones realizadas
en este campo dan lugar a considerar el factor emocional un pilar de la dimensin actitudinal, ya que las
emociones constituyen un filtro entre el mundo interno (el organismo) y el mundo externo. Por lo tanto,
segn el carcter individual y colectivo que encierra el concepto de actitud lingstica, la insercin de
estos jvenes en el nuevo entorno, su evolucin en el aprendizaje y las elecciones o modificaciones en sus
usos lingsticos se vern condicionadas no solo por factores socio-culturales compartidos por la comunidad en cuestin, sino tambin por factores individuales relacionados con las experiencias adquiridas a
lo largo de la vida.
4. Cuestiones metodolgicas
Tal como hemos sealado antes, el estudio de las actitudes puede hacerse desde un enfoque conductista o mentalista. El primero suele utilizar la observacin directa de las conductas objetivas. Desde un
enfoque mentalista, en cambio, la medicin de las actitudes representa uno de los principales problemas.
Se debe recurrir a otras tcnicas dado que lo que hay que descubrir es el estado interno y mental de los
hablantes, que se manifiesta a travs de la conducta y los datos que proporcionan los informantes de
forma voluntaria o involuntaria (Moreno Fernndez 1998: 184). El problema que plantea la medicin de
los estados mentales internos es que suele tener una validez muy cuestionable, cualquiera sea la tcnica
aplicada para la recogida de los datos, dado que no se pueden observar de forma directa sino que deben
ser inferidos por el investigador. Nos encontramos, entonces, frente a un objeto de estudio que depende
de los hablantes y que, como tal, es claramente subjetivo. Este trmino, a pesar de lo que comnmente
sugiere, encierra en este mbito un doble significado: individual y social. Si bien es verdad que las actitudes empiezan a desarrollarse durante la socializacin primaria, a partir de la niez, en la relacin
afectiva con la figura materna y familiar en general y, por lo tanto, son de carcter individual, dado que
cada individuo tiene su propia historia afectiva y cognoscitiva, tambin es cierto que la familia transmite
un sistema de normas y de valores compartidos socialmente que, por lo tanto, son colectivos. Adems,
cuando el individuo entra en relacin con sus pares, trasciende la esfera de lo individual, entra en la social
y se une a quienes comparten su sistema de valores.
Analizar las actitudes de los hablantes, sobre todo en un contexto tan peculiar como es el de la migracin impuesta, requiere una interpretacin que no tome en cuenta solo los factores externos o sociales,
sino tambin los que estn relacionados con un trasfondo individual y emocional. Por otro lado, dado que
an no hay acuerdo general sobre la naturaleza de las actitudes y teniendo en cuenta que estas son dinmicas y, por lo tanto, no tenemos garanta ni siquiera de que se mantendrn lo suficientemente constantes
durante el tiempo de medicin como para que sean fiables, habra que tomar muchas precauciones en su
cuantificacin. Por lo tanto, a partir de estas consideraciones y desde una perspectiva mentalista, lo ms
adecuado sera adoptar un doble enfoque metodolgico, cuantitativo y cualitativo.
Si bien es cierto que el empleo de la tcnica del cuestionario puede traducir la informacin en datos numricos y permitir comparaciones y generalizaciones, no le permite al investigador entender el
significado ms complejo que se oculta detrs de lo que el entrevistado intenta expresar a travs de sus
respuestas en el cuestionario. Si el propsito de la investigacin es analizar con detalle la experiencia
subjetiva del individuo en relacin con un objeto o en un determinado contexto, el enfoque de tipo cualitativo se hace imprescindible. Por otro lado, no es fcil obtener respuestas sinceras a preguntas que
buscan indagar comportamientos o sentimientos discriminatorios, ya que las personas suelen responder
de una determinada manera para ofrecer una auto-imagen positiva que se coloque dentro de las normas
implcitas y compartidas socialmente.
Adems, un enfoque cualitativo no pierde de vista aquellos casos tal vez menos frecuentes, aunque
no por esto menos relevantes. Indudablemente, en los casos poco frecuentes hay un componente cualitativo, que no debe ser observable a travs de mtodos cuantitativos, pues se correra el riesgo de manipular los datos en el afn de uniformarlos, proporcionando as una imagen distorsionada de la realidad
(Caravedo 2003: 553).
Observar realidades que no son directamente observables, cuya validez puede ser puesta en tela de
juicio, obliga a los investigadores a hacer uso de cambios para llegar a resultados ms fiables y a utilizar
tcnicas que permitan la inmersin en la realidad que es objeto de investigacin, la interaccin con los
sujetos estudiados, la escucha de sus puntos de vista, de sus sensaciones, sentimientos, emociones.
Es evidente que este enfoque presenta lmites. Por un lado, no permitir la generalizacin de los datos obtenidos, dado que se centra exclusivamente en los casos bajo anlisis. Por otro lado, ser el reflejo
de la subjetividad interpretativa del investigador. Por estos motivos, no se pretende utilizar procedimientos estandarizados universalmente aplicables sino, al contrario, marcar un recorrido de investigacin
singular.
En este sentido, gracias a las crticas despertadas hacia las distintas tcnicas directas e indirectas
para la medicin de actitudes, que han alertado sobre sus defectos y virtudes, y, teniendo en cuenta el
contexto en el que se desarrolla nuestro estudio, durante esta investigacin hemos utilizado tres tcnicas
directas complementarias para la recogida de los datos que ayudan a sortear estas barreras: el cuestionario de estructura autobiogrfica, la entrevista semi-dirigida y la observacin participante.
El cuestionario adoptado contiene preguntas mixtas, es decir, cerradas y abiertas. Hemos optado por
las respuestas combinadas porque las preguntas cerradas, aunque fciles de medir, no son exhaustivas
y son arbitrarias, ya que el encuestado est limitado en sus posibilidades de respuesta: no es en realidad
la visin del informante la que se refleja a travs de las respuestas elegidas sino la del entrevistador. Las
preguntas abiertas, en cambio, dan al encuestado la mxima libertad a la hora de expresar sus creencias
y emociones, dejando que conteste espontneamente a las preguntas sin tener que tomar en consideracin
ningn tipo de sugerencia. Al investigador le permiten una mayor sutileza en el anlisis de las respuestas
y aportan gran cantidad de datos al ser informacin cualitativa, dado que el encuestado tiene una mayor
libertad para exponer sus puntos de vista. Ahora bien, esto mismo genera la dificultad de tabular este
tipo de comentarios adicionales, pues es necesario categorizar las respuestas abiertas tratando de no
cometer errores de interpretacin en el afn de uniformar los datos, soslayando excepciones que pueden
ser significativas.
Dado que, como ya hemos dicho, es imposible separar lo emotivo de lo cognitivo pues ambos aspectos se entrecruzan, estn estrechamente conectados y constituyen una unidad, hemos utilizado un
cuestionario dividido en tres ncleos temticos fundamentales: A) Mi vida en mi pas, B) La noticia del
viaje y C) Mi llegada a Italia. El cuestionario se basa en el marco del mtodo autobiogrfico y, como
tal, toma en cuenta no solo factores que intervienen despus de la migracin, sino tambin la fase pre
migratoria. La autobiografa se convierte en un instrumento que pone la atencin en la identidad controvertida y encubierta de los sujetos y recorre un camino a menudo lleno de contradicciones y conflictos,
traumas y fracturas.
Las 95 preguntas no apuntan, entonces, a medir los supuestos componentes de las actitudes por
separado. Lo que buscan es reconstruir los contextos de la vida en el pas de origen: Las condiciones
de vida familiar, el tiempo libre, la vida social, la escuela, el uso de las lenguas; analizar las dinmicas familiares y hacer aflorar emociones vinculadas a la experiencia migratoria y al proceso de
adaptacin socio-lingstica al nuevo contexto; observar dinmicas creadas en los distintos lugares de
observacin.
La entrevista semi-dirigida, posterior al cuestionario, ofrece la posibilidad de recoger un corpus de
lengua oral que permita observar rasgos y usos lingsticos peculiares interesantes para el posterior anlisis de las actitudes, y otros datos para que el investigador comprenda con ms claridad algunas cuestiones
importantes venidas a la luz en los cuestionarios o que sera dificultoso hacer aflorar solo con dicha tcnica.
La ausencia de un cuestionario para las entrevistas, es decir, de una excesiva estandarizacin, ha
permitido que los entrevistados expresaran libremente las propias visiones sobre los temas de conversacin propuestos por el entrevistador y orientaran las respuestas y, en ocasiones, hasta la misma entrevista hacia temas que respondan ms y mejor a su personalidad y a la experiencia subjetiva.
La observacin participada es la tcnica ms utilizada por los antroplogos o etngrafos y es tal vez
la menos agresiva y la que permite recoger datos ms naturales, aunque haya recibido no pocas crticas
por tratarse de una tcnica demasiado subjetiva, pues, si un mentalista quisiera hacer uso de esta tcnica
en su investigacin, debera inferir qu actitudes subyacen bajo la conducta observada. Por otra parte,
el empleo exclusivo de esta tcnica es sumamente dificultoso, porque el investigador debe recoger la informacin tomando nota de todas las actividades de las personas a medida que las observa (Fasold 1996:
237). Sin embargo, utilizada de manera complementaria, nos permite una interaccin ms intensa con
los actores sociales estudiados y compartir con ellos, aunque parcialmente, su cotidianeidad, lo cual da la
posibilidad de desarrollar con ms profundidad la investigacin a travs del dilogo y de observar cmo
los sujetos se interrelacionan de manera ms espontnea. Los lugares y momentos que han sido y son
objeto de observacin son los siguientes: paseos, encuentros deportivos, discotecas, juegos, clases prcticas (clases de cocina, taller de tcnica dental, mecnica, electricidad, mecnica naval), ritos religiosos,
etc. Estos momentos compartidos son un instrumento fundamental que ayuda a acortar las distancias
entre los sujetos estudiados y el investigador y permite acercarse a la visin que ellos tienen del mundo,
principio fundamental para el proceso de comprensin.
Por estos motivos, y a pesar del engorroso trabajo que implica la categorizacin de las preguntas
abiertas del cuestionario y del volumen de grabaciones necesario para la obtencin de unos datos suficientemente representativos, hemos optado por emplear las tres tcnicas combinadas con el fin de eludir
el excesivo subjetivismo que se le asigna a la tcnica de observacin directa.
Adems, dado que las actitudes pueden concebirse nicamente en relacin con el otro, los compaeros de curso tambin han contestado a un cuestionario dividido en tres partes fundamentales: A) Cmo
se organiza la escuela; B) La percepcin del otro; C) Actitudes hacia los compaeros de otras nacionalidades y hacia las otras lenguas.
Por ltimo, hemos previsto realizar algunas entrevistas a operadores de la educacin para tener un
parmetro de comparacin en el anlisis cualitativo.
Muchos estudios de actitudes suelen complementarse con tcnicas de medicin indirectas, en las
que el sujeto no conoce el fin del estudio, por lo que se espera que aparezcan las actitudes subyacentes del
sujeto. Dentro de las tcnicas indirectas aplicadas a la sociolingstica encontramos la llamada tcnica de
pares ocultos (matched-guise-technique), tambin conocida como tcnica de las mscaras o pares falsos,
elaborada por Wallace E. Lambert y sus colaboradores (Lambert et al. 1960). A pesar de que esta tcnica
ha sido una de las ms utilizadas en el campo de las actitudes lingsticas, hemos optado por no aplicarla,
en parte por su artificialidad y falta de naturalidad, (Moreno Fernndez 1998:188) as como tambin por
su arbitrariedad, ya que no deja espacio a la libre expresin de los sujetos.
5. Conclusiones
El estudio de las actitudes lingsticas no debe limitarse a una mera medicin cuantitativa y numrica pues, si bien puede resultar importante poder contar con una amplia descripcin de la situacin,
representara un aporte necesario pero no suficiente, por superficial, para lograr cambios. Dado que las
actitudes no son heredadas, sino que se adquieren y se aprehenden durante los procesos de socializacin, son susceptibles de ser modificadas. Y este es un aspecto fundamental del fenmeno en cuestin,
pues abre la posibilidad al cambio y a la superacin de los problemas que los estudiantes encuentran
en su camino. Uno de los retos es, entonces, conocer la realidad en profundidad, a travs de un anlisis cualitativo, que promueva estrategias de remedio, es decir, maneras de contrarrestar ideologas
equivocadas, desarmar prejuicios y estereotipos, brindar nuevas herramientas a los docentes, sugerir
polticas lingsticas y educativas, desarrollar programas adecuados y acertados que sirvan para remediar los problemas no solo de los migrantes sino tambin de la sociedad receptora (Zimmerman y
Morgenthaler Garca 2007: 15).
En esta circunstancia, la escuela representa un contexto estratgico para generar cambios de actitudes, no solo en docentes y familias que comparten esta realidad, sino tambin en lingistas, mediadores, pedagogos, psiclogos que trabajan en este mbito, pues es responsabilidad de todos intervenir en esta empresa y acompaar adecuadamente las transformaciones que nuestra sociedad est
experimentando.
6. Referencias bibliogrficas
Ambrosini, M., L. Queirolo Palmas. 2007. Lecciones que nos da la inmigracin latina a Europa, en Lagomarsino,
F./Andrea Torre (cur.), El xodo ecuatoriano a Europa. Jvenes y familias migrantes entre discriminacin y
nevos espacios de ciudadana. Quito: Abya-Yala, pp. 17-34.
Ambrosini, M., L. Queirolo Palmas (cur.) 2005. I Latinos alla scoperta dellEuropa. Nuove migrazioni e spazi della
cittadinanza. Milano: Franco Angeli.
Ariolfo R. 2010a. La dimensin socio-afectiva: un factor clave para el aprendizaje y la integracin de los jvenes
provenientes de Latinoamrica en el contexto escolar genovs, en Cultura y Poltica Hacia una democracia
cultural? III Training Seminar de jvenes investigadores en Dinmicas Interculturales, Fundacin CIDOB
Barcelona, pp. 95-105.
Ariolfo R. 2010b. Nuevas necesidades en la programacin de cursos de espaol y en la formacin de docentes de
E/LE en el contexto migratorio genovs, XX Congreso ASELE-Comillas, 2009, pp. 213-230.
Ariolfo, R.; L. Sanfelici; D. Carpani 2011. La lengua como signo identificador: los desafos educativos en el
contexto multicultural genovs, Revista Lengua y migracin. Universidad de Alcal de Henares, pp. 53-72
Caravedo, R. 2003. Problemas conceptuales y metodolgicos de la lingstica de la variacin en Lengua,
variacin y contexto. Estudios dedicados a Humberto Lpez Morales vol II. Madrid, Arco Libros. pp. 541-557.
Carpani, D. 2010. Nuovi cittadini, nuove prospettive della scuola interculturale: le ricerche sul campo a Genova.,
en Calvi M. V. / Mapelli G. / Bonomi M. (eds.), Lingue, identit e immigrazione. Prospettive interdisciplinari.
Milano, Franco Angeli, pp. 119-131.
Damasio, A. 1994. Lerrore di Cartesio. Emozione, ragione e cervello umano. Milano, Adelphi Edizioni.
Damasio, A. 2000. Emozione e coscienza. Milano, Adelphi Edizioni.
Fasold, Ralph 1990. Sociolingstica del lenguaje. Editorial Docencia/Fundacin a distancia Henandarias, Buenos Aires.
Fasold, R. 1996. La sociolingstica de la sociedad. Introduccin a la sociolingstica. Madrid, Visor Libros.
Hansegard, N. E. 1975. Twaprakighet eller halvprakighet?, Estocolmo, Aldus Serie.
1. Introduo
Este trabalho constitui-se por discusses realizadas ao longo do mestrado,2 quando investigamos o
imaginrio de indgenas da etnia Karaj presentes na discursividade produzida por sujeitos moradores do
municpio de Luciara, no Estado de Mato Grosso/BR.
Filiados Anlise de Discurso de linha francesa, teoria que prope analisar processos de constituio dos sentidos, procuramos compreender sentidos que se fazem presentes no discurso sobre os indgenas da etnia Karaj. No entanto, enfatizamos que os enunciados constituem o imaginrio de indgenas
em geral, independente da etnia a que pertenam (cf. Ferreira 2000; Borges&Miranda 2008).3
Considerando o fato de haver uma relao constitutiva entre o dizer e sua exterioridade, levantamos
esteretipos presentes em muitas seqncias discursivas. Desse modo, construimos um corpus heterogneo tanto em relao materialidade dos textos, quanto aos sujeitos envolvidos na pesquisa. Dito de
outro modo, trabalhamos com enunciados orais e escritos os sujeitos so de trs geraes distintas de
moradores do municpio supracitado: gerao mais velha (GV); intermediria (GI) e gerao mais jovem
(GJ). Como o nosso intuito tambm era observar o funcionamento do discurso pedaggico presente
nesses textos, ns os subdividimos em dois grupos: textos de alunos do perodo noturno (GJN) e aqueles
produzidos por alunos do perodo matutino (GVM). Isso porque em cada turno atuava um grupo diferenciado de professores, e pretendiamos saber se havia diferena entre eles.
Assim, pontuamos os esteretipos de indgenas4 enfatizando que os gestos de interpretao inscritos
no material de anlise so determinados por processos que fogem ao controle dos sujeitos e esses sentidos
aparecem como evidentes.
2. Esteretipos de indgenas
Para nossa reflexo, ressaltamos o estudo sobre esteretipos que R. Amossy e A. H. Pierrot apresentam em Strotypes et Clichs (1997). Nessa obra, os autores relacionam o esteretipo anlise de
discurso de linha francesa e aos pressupostos tericos que concernem a essa noo. Dentre esses pressupostos, eles enfatizam o fato de o sujeito no ser a fonte do sentido que produz e o sentido das palavras
no ser separvel dos contextos em que se inserem, nem do lugar dos locutores no campo scio-histrico
e institucional.
1 Professora da Universidade Estadual de Gois e aluna do Doutorado Interinstitucional em Lingustica (Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), Coordenao de Aperfeioamento de Pessoal de Ensino Superior (CAPES) e Universidade do Estado de Mato Grosso (UNEMAT).
2 A dissertao O ndio [sic] Karaj no imaginrio do povo de Luciara/MT teve a orientao da Prof Dr Eni P. Orlandi (UNICAMP), e foi publicada pela Universidade do Estado de Mato Grosso com o ttulo Olhares, vozes e silncios que excluem: esteretipos de ndios (2005).
3 Ferreira (2000) fez um estudo sobre a relao entre indgenas Umutina e no- indgenas e Borges e Miranda (2008) buscaram compreender a relao entre noindgenas e indgenas Xavante. Como em nossa pesquisa, nesses trabalhos, tambm se observa que os no- indgenas, ao atriburem sentidos para os indgenas,
constituem um imaginrio marcado pela estereotipia, pela pejorao.
4 Em nosso estudo, consideramos a noo de esteretipo citada por Amossy e Pierrot: imagem coletiva congelada considerada sob o ngulo da pejorao (1997: 69).
Para comear, trazemos uma seqncia produzida, em 1823, por Jos Bonifcio, a fim de nos remetermos histria e perceber que h muito tempo circula o sentido de indgenas preguiosos, em nossa
sociedade. Observemos:
o homem no estado selvtico, e mormente o ndio5 [sic] bravo do Brasil deve ser preguioso; porque
tem poucas, ou nenhumas necessidades; porque sendo vagabundo, na sua mo est arranchar-se sucessivamente em terrenos abundantes de caa ou de pesca, ou ainda mesmo de frutos silvestres. (Apud Cunha
1998:148-9) (Grifos nossos).
Partindo para os enunciados6 produzidos pelas trs geraes, objeto do nosso trabalho, percebemos
esse mesmo sentido:
(1) GV: Os daqui primeiro trabalhava...Hoje eles no fazem nada...nada.
(2) GI: Esto civilizados, mas no tm responsabilidade, tm que trabalhar.
(3) GJN: muito preguioso apossa de muitas terras e no pranta nada.
A partir da ideia de trabalho que possuem, os no- indgenas constroem a imagem de indgena preguioso pelo fato de os indgenas da etnia Karaj produzirem para viver, sem visar lucro. Mesmo sendo
universal porque povo algum sobrevive sem ele, na sociedade capitalista, quem no trabalha com o objetivo de lucrar , simplesmente, visto como aquele que no trabalha.
Quando indgenas e no- indgenas falam em trabalho no esto falando da mesma coisa. Observa-se a a inter-incompreenso, noo que E. Orlandi (1990: 237) coloca como sendo necessria para a
constituio dos discursos em suas distncias relativas s diferentes formaes discursivas.
Vale dizer que o esteretipo de indgenas como preguiosos no se faz presente nos enunciados dos
alunos do perodo matutino.
A posio etnocntrica europeia ainda hoje ressoa na pretensa superioridade dos no- indgenas
marcada, sobretudo, quando os indgenas so relacionados a animais. Posio que tambm foi sustentada
pelo discurso cientfico:
O cientificismo do sculo XIX est preocupado em demarcar claramente os antropides dos humanos, e a linha de demarcao sujeita a muitas controvrsias. Blumenbach, um dos fundadores da
antropologia fsica, por exemplo, analisa um crnio de Botocudo e o classifica a meio caminho entre o
orangotango e o homem. (Cunha 1998; 134).
5 importante ressaltar que mantivemos a denominao ndio[s] presente nos trechos de entrevistas ao longo do texto e nas referncias bibliogrficas.
6 Os enunciados esto registrados da mesma forma em que foram produzidos pelos sujeitos envolvidos na pesquisa. No alteramos a ortografia ou questes sintticas
presente no material, a fim de que possa ser utilizado por outros pesquisadores com objetivos diferentes dos nossos.
O enunciado abaixo produzido pelo ex-professor (GV) remete ao sentido de indgenas como no humanos. No momento em que ele coloca tinham medo de gente, exclui os indgenas da categoria gente:
(4) GV: Os Karaj nesse tempo tinham medo de gente.
Diferentemente do enunciado anterior, neste produzido pela gerao intermediria, podemos perceber a referncia a indgenas como bichos mesmos. So dois esteretipos simultaneamente: indgenas =
animais e indgenas = traioeiros:
(5) GI: No so trem da gente confiar, esses bichos a.
Nessa seqncia, observamos que o sentido de que os indgenas no so gente est inscrito no modo
como esse enunciador distingue os indgenas dos no- indgenas:
(6) GJN: Quando o Homem foi mostrado fuas armas eles ficaram com mendo
Na nossa histria, a poltica de extermnio de povos indgenas sustentou-se fortemente no argumento de que no eram gente por serem culturalmente diferentes dos no-indgenas.
Esse esteretipo est estreitamente relacionado a outros dois: indgenas enquanto pessoas inferiores
aos no- indgenas e indgenas como seres dignos de excluso.
Chamamos a ateno, novamente, para o fato de esse sentido para indgenas no estar presente nos
textos dos alunos do perodo matutino, visto que no encontramos parfrases das formulaes com tal
sentido.
Para iniciarmos este ponto sobre o esteretipo de indgena inferior ao no-ndio, remetemo-nos s
idias desenvolvidas por pensadores de renome em nossa sociedade como Freud e Piaget. Eles tambm
contriburam para a sedimentao desse sentido. Gomes (1988) coloca sobre o que Freud concluiu, quando estava desenvolvendo suas ideias sobre o complexo de dipo. Baseando-se em anlises parciais de
alguns antroplogos sobre as sociedades indgenas, o pai da psicanlise moderna afirmou que os povos
primitivos, os selvagens, tm uma mentalidade equivalente de uma criana civilizada, e suas religies,
de natureza animista, so baseadas em sentimentos psicolgicos correspondentes aos de um neurtico.
(Gomes 1988: 129).
Jean Piaget, nos seus vrios livros sobre o desenvolvimento da inteligncia, sugere com freqncia
que o pensamento dos povos primitivos estaria no mesmo nvel daquele de uma criana de 7-8 anos,
ou melhor, esse pensamento corresponderia ao de uma criana civilizada que ainda vive o estgio
egocntrico, incapaz de distinguir o mundo exterior da sua subjetividade (Apud Gomes 1980: 129-30).
Citamos Freud e Piaget, porque so bastante conhecidos e as suas ideias tem ampla circulao,
sendo dificilmente questionadas. Lembramos que, na dimenso discursiva, o sujeito afetado pelo pr-construdo e que consideramos a determinao histrica do dizer. Alm disso, afirmamos o carter
cientfico que termina por sustentar uma formao ideolgica racista.
Vejamos um exemplar de linguagem produzido por um dos moradores de Luciara que da gerao
mais velha:
(7) GV: No eu no digo nada disso no, que o caboclo a vida dele aquela mesmo. O ritmo deles
aquele. Ns achamos que hoje j t melhor, porque hoje eles j veste roupa, j andam direitinho, at
vereador j so. Mas o altrusmo do caboclo aquele mesmo. Eles no tm jeito de consertar mais do
que aquilo. do Karaj mesmo.
7 Na lngua Karaj, tori significa no- indgena.
O ex-professor, o mesmo sujeito que afirmava serem os indgenas iguais aos cristos, tiliza uma
srie de diticos: aquele, aquela, aquilo que produzem um efeito de distanciamento nas predicaes
cultura indgena. Recurso a que recorre para no comprometer a posio de sujeito que estava tentando
preencher. Esses pronomes demonstrativos esto funcionando sustentados no interdiscurso. O sentido
de cultura indgena inferior a no-indgena j est l. Ou melhor, a referncia cultura Karaj se realiza
a partir de uma srie de indeterminaes que funciona como efeito de pr-construdo. Esse um lugar
de estabilizao, um lugar de naturalizao dos sentidos e foi () a ideologia que fez (faz) com que o
produto da histria fosse (seja) naturalizado.
Mais uma vez, percebemos a diferena cultural ser tratada pejorativamente e, quando falamos sobre o
tratamento dado a determinada cultura, referimo-nos ao tratamento dado aos sujeitos que nela se constituem.
(11) GV: Quando eles mora na praia o vento vem e limpa o sujo.
Lembramos que o ex-professor que produz esse enunciado. O funcionamento das formaes imaginrias: a imagem que tem do lugar social que ocupa, o que de seu(s) interlocutor(es) ocupa(m), a imagem do referente, etc. faz com que esse enunciador ajuste o seu dizer para no colocar abertamente que
considera sujos os indgenas, mas fala que eles no limpam o lugar que ocupam. O efeito de evidncia
produzido pela ideologia determina que esse sujeito interprete dessa forma a prtica de higiene dos
indgenas.
(12) GI: Quando vi pela primeira vez, senti medo, um trem fedorento.
Os indgenas so considerados sujos em conseqncia da injuno ao padro ocidental de higiene
que nossa sociedade tem, mesmo com o cuidado de tomar banho, diariamente, com muita freqncia,
conforme observamos na cultura Karaj.
(13) GVM: Muitos brasileiros acham que o ndio [sic] seboso. [...] Muitos brasileiros no gostam de
ndios [sic], porque eles passam leo de tucum e ficam com aquele mau cheiro no cabelo.
Esse enunciado se constitui pelo desejo do sujeito de se excluir do grupo de brasileiros que considera
os indgenas sujos. Na posio de aluno que ocupa, no gostaria de fazer parte do grupo que no gosta
de indgenas. No entanto, quando determina o cheiro pelo ditico aquele e o predica como sendo um
mau cheiro, percebemos que o seu desejo foi em vo, pois se inclui no mesmo grupo. Compreendemos
que a relao pedaggica, constitutiva das condies de produo desse enunciado, faz com que o discurso da higiene se textualize desse modo, considerando o fato de as relaes de poder em uma sociedade
como a nossa produzirem sempre a censura, de tal modo que h sempre silncio acompanhando as
palavras. Da que, na anlise, devemos observar o que no est sendo dito, o que no pode ser dito, etc.
(Orlandi 1999: 83).
Outro esteretipo de indgenas bastante recorrente nos textos analisados o de criminosos impunes.
Observemos as sequncias abaixo:
(18) GV: Gente, isso uma coisa horrvel. E o que eles fazem com os ndio [sic]? Nada! Nada!
(19) GI: Os ndios [sic] hoje tm mais valor do que os cristos, porque fazem coisas erradas e nada
acontece.
(20) GJN: Quando eles matam ou outras coizas assim Eles no sam punidos au contrario de nois
branco.
Assim, a questo da impunidade inscrita nesses enunciados est dita em relao a um efeito de memria que o de que os indgenas por serem considerados menores, perante a lei, so inimputveis, no
podendo ser julgados pela justia comum.
O fato de eles terem o direito terra que incomoda os no- indgenas, fazendo com que deixem de
considerar que, no funcionamento da justia brasileira, a impunidade est diretamente ligada queles que
no so indgenas e que detm riquezas, logo, queles que tm meios para no cumprir a lei.
Assim, apagada a razo de os ndios serem impunes por serem tutorados, e a inimputabilidade
aparece como sendo privilgio. Apaga-se o fato de que a tutoria no um instrumento para assegurar
privilgios aos indgenas, mas para submet-los aos interesses do Estado.
Ressaltamos que, nos textos dos alunos do perodo matutino, tambm no percebemos esse
esteretipo.
Este esteretipo est bastante ligado ao anterior. A condio dos indgenas como tutelados aparece
para os no- indgenas como protecionismo.
A ideologia, resultado da interpretao dos sentidos em uma dada direo, faz com que seja possvel se falar em proteo dos indgenas pelo governo, apesar de no serem livres para decidir por si
mesmos. Dito de outro modo, os indgenas so vistos por muitas pessoas como protegidos pelo governo, embora vivam em condies precrias de alimentao, sade e os seus territrios e culturas sejam
desrespeitados:
(21) GV: O governo d roupa, d dinheiro, d at motor, [...] ... mquina de costura s pra eles
viver toa, sem fazer nada.
(22) GI: O Karaj tem muito apoio do governo.
(23)GJN: O governo exerceu uma lei, os indios oj vivem com muita mordomia.
A discursividade sobre o assistencialismo do governo em relao aos indgenas - o governo
bonzinho com os - se indgenas sobrepe e, assim, apaga-se o fato de as reivindicaes indgenas em
relao sade, educao e terra no serem atendidas.
Observamos que esse outro esteretipo que no constitui a prtica de linguagem dos alunos do
perodo matutino (GJM).
3. guisa de fecho...
Em nossa anlise, observamos que o discurso sobre os indgenas foram constitudos por uma relao
vertical, hierarquizada construida scio-historicamente, caracterstica da sociedade ocidental crist.
Notamos, tambm, que na materialidade dos enunciados das trs geraes envolvidas na pesquisa se
revela a memria sobre os indgenas. Aquilo que Pcheux (1997: 17) trata como acontecimento discursivo: ponto de encontro de uma atualidade e uma memria.
Ao longo de nosso estudo, vimos que alguns esteretipos constituem diferentemente a discursividade presente nos enunciados dos sujeitos de geraes distintas, sendo possvel observar o movimento e/ou
a estabilidade dos sentidos negativos para indgenas. Nessa anlise, percebemos que, em determinadas
geraes, no caso, na gerao mais velha e na gerao intermediria, h sentidos que se mostram predominantes, mas isso no quer dizer que o sentido dominante apague (anule) os demais ou que ele(s, todos)
no possa(m) vir a se modificar. Muitas vezes os sentidos esquecidos funcionam como resduos dentro
do prprio sentido hegemnico. (Mariani 1998: 34-5).
Sabemos que a (re)produo de esteretipos sedimenta o preconceito em relao a quaisquer grupos
e, na perspectiva discursiva, o preconceito uma discursividade que circula sem sustentao em condies reais e fortemente mantidas por relaes imaginrias que silenciam sentidos e razes da prpria
maneira de significar (Orlandi 2009: 223). Assim, no se trata apenas de negar o direito do sujeito de ser
de uma forma ou de outra, de pertencer a esse ou quele grupo tnico, mas se trata de negar a prpria
existncia do ser.
4. Referncias bibliogrficas
Azambuja, E., 2005. Olhares e vozes que excluem: esteretipos de ndio [sic] Karaj. In: Identidade Cultural &
Linguagem; Cceres, MT, Unemat Editora (Universidade do Estado de Mato Grosso), Campinas, SP: Pontes.
Borges, . A. da C.; F. Miranda 2008. Uma travessia pela histria: contribuies da Anlise de Discurso para
pensar o espao escolar indgena, in Estudos discursivos em Mato Grosso: limiares, So Carlos: Pedro&Joo
/Cuiab, UFMT.
Cunha, M. (org.), 1998. Histria dos ndios [sic] no Brasil. So Paulo, Companhia das Letras, Secretaria Municipal
de Cultura, FAPESP (Fundao de Amparo Pesquisa do Estado de So Paulo).
Ferreira, L., 2000. O ndio [sic] Umutina no discurso do contato: silenciamento e resistncia, Campinas, SP, 106 p,
(dissertao de Mestrado em Lingustica), Instituto de Estudos da Linguagem/IEL - Universidade Estadual
de Campinas/Unicamp.
Gomes, M., 1988. Os ndios [sic] e o Brasil, Petrpolis, RJ, Vozes.
Mariani, B., 1998. O PCB (Partido Comunista Brasileiro) e a imprensa: os comunistas no imaginrio dos jornais,
Rio de Janeiro: Revan, Campinas, SP, Universidade Estadual de Campinas.
Orlandi, E., 1990. Terra Vista: discurso do confronto: velho e novo mundo, So Paulo, Cortez.
Orlandi, E., 1996. A linguagem e seu funcionamento, Campinas, Pontes Editores.
Orlandi, E., 1998. Discurso e argumentao: um observatrio do poltico, Frum Lingstico, Florianpolis,
Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC).
Orlandi, E., 1999. Anlise de Discurso: princpios e procedimentos, Campinas, SP, Pontes.
Orlandi, E., 2009.Espao da violncia: o sentido da deliquncia, in: Cyrino (org.), Cadernos de Estudos Lingsticos: n 51(2), jul./dez, Instituto de Estudos da Linguagem/IEL, Universidade Estadual de Campinas,
Campinas, SP.
Pcheux, M., 1997. O discurso: estrutura ou acontecimento, trad. Eni Puccinelli Orlandi, Campinas, Pontes
Carolina C. Bartalini
Facultad de Filosofa y Letras Universidad de Buenos Aires
[email protected]
1. Introduccin
El 25 de agosto de 1988 apareci, en el peridico argentino Pgina/12, el primer recordatorio de
familiares de los desaparecidos en la ltima dictadura militar. Este texto anunciaba no solo una nueva
prctica discursiva en la prensa argentina sino tambin, el origen de un gnero textual indito hasta el
momento y estrechamente relacionado con las necesidades sociales de la comunidad en que surge. El
primer recordatorio establece un patrn textual, que luego ser continuado con mayor frecuencia de publicacin a lo largo de los aos. La intencin ms evidente, como su nombre lo anticipa, es la de recordar
a un familiar o compaero/a desaparecido/a ilegalmente entre los aos 1974 y 1983, pero adems estos
textos se configuran como actos de carcter social, cuyo objetivo no solo es el recuerdo activo sino tambin el pedido de justicia y la concientizacin o exhortacin a la sociedad.
De acuerdo con la concepcin de que los textos y, por lo tanto, las clases textuales, estn incluidos
en la interaccin social para la solucin de tareas individuales o sociales (Heinemann y Viehweger
1991), es claro que el surgimiento de un nuevo tipo de texto es consecuente con una necesidad individual
o social, y que esta tambin puede o debe ser resuelta por vas lingsticas. De esta manera, nos enfocamos en el estudio de una clase textual que se considera nueva pero que, a ms de veinte aos de la aparicin del primer ejemplar, es actualmente reconocida por la comunidad que le dio origen como un medio
discursivo de expresin, exhortacin y comunicacin dentro de nuestra comunidad.
Los temas, las funciones y las situaciones guardan una estrecha relacin con la sociedad argentina
y su realidad poltica, en el sentido amplio, posterior a la ltima dictadura militar 1976-1983, puesto que
a partir de ese momento se han resignificado espacios lingsticos, como la nocin de desaparecido y
tambin la de recordar, signos cuyo significado es estrictamente especial en la comunidad argentina.
La clase textual de los recordatorios de desaparecidos, entonces, debe ser analizada en su contexto y,
creemos, solo es posible que sea producida y comprendida en dicha comunidad sobre la base de los conocimientos genricos que los productores y receptores han ido acumulando a lo largo de la evolucin
del tiempo y por tanto, del gnero.
El presente escrito aborda dos aspectos complementarios del estudio que he realizado acerca los
Recordatorios de desaparecidos como gnero textual. En primer lugar, la relacin que este gnero entabla con otras clases textuales cercanas a l, como el obituario, la bsqueda de paradero, y el discurso
periodstico informativo. A su vez, la paradjica relacin que el Recordatorio de Desaparecidos plantea
entre el mbito de lo pblico y privado, entre el pasado y el presente. Estas observaciones se desprenden
de las caractersticas especficas que este gnero plantea en sus distintas dimensiones constitutivas de
estructuracin y anlisis.
2. Marco terico
Considerando a cada uno de los recordatorios como textos individuales y a la vez como integrantes
de una clase textual especfica, partimos del enfoque terico-metodolgico de Heinemann y Viehweger
40 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
(1991) y Sandig (2000), reconociendo al texto como objeto complejo caracterizado por la propiedad de la
textualidad, la variabilidad y la diversidad, cuya naturaleza es prototpica y que a su vez, presenta rasgos
de naturaleza gradual que ataen a los distintos niveles o dimensiones constitutivas de los textos: la funcionalidad, la situacionalidad, la tematicidad y la forma lingstica y estructura, siendo que cada uno de
los niveles involucra al resto.
Asimismo, los textos en su individualidad son siempre representantes de un gnero de textos que
llamamos clase textual, puesto que remite a las clasificaciones empricas realizadas por los miembros
de una comunidad lingstica (Heinemann 2000). Una clase textual, en este caso los Recodatorios de
desaparecidos, se describe como una agrupacin de textos en base a rasgos de orden prototpico referidos
a las distintas dimensiones constitutivas de cada ejemplar genrico y de la clase textual.
Los gneros se relacionan por parentesco cercano de rasgos sin orden jerrquico con otras clases
textuales (Ciapuscio 2009). Segn esta idea, formulada por Bergmann y Luckmann (1995), los gneros
deben entenderse y describirse en trminos de familias, orientadas a la solucin de tareas sociales
e individuales cuyos miembros los gneros particulares desempean papeles especficos de las subtareas o tareas del mbito.
Consecuentemente, tanto los textos, como los gneros y las familias de gneros varan histrica y
socialmente (Brinker 1988) determinados y determinando la realidad material de la comunidad.
3. Objetivos e hiptesis
A continuacin se presentar una sntesis del anlisis que se ha realizado con la idea de generar una
descripcin precisa y acabada de un corpus seleccionado de recordatorios de desaparecidos como muestra ejemplar del gnero. Fue el inters primario trabajar con los textos de manera individual y dar cuenta
de sus caractersticas en cada una de las dimensiones a fin de lograr establecer algunos principios generales de formulacin comunes a la clase mximas comunicativas especficas (Heinemman y Viehweger 1991). Con el propsito de dar cuenta de las relaciones de parentesco con otros gneros, comparamos
los rasgos prototpicos, para reflexionar sobre la marcada complejidad que los recordatorios manifiestan.
Partimos de la hiptesis de que los recordatorios de desaparecidos incluyen en la accin de recordar
diversas funciones de contacto con sus interlocutores. Estos receptores, al ser plurales el recordado, el
lector del diario y la sociedad manifiestan, en el tipo de contacto establecido con ellos, diversas funciones textuales ntimamente relacionadas con el efecto que el productor quiere generar en cada uno de sus
receptores.
Consideramos, de esta manera, que los recordatorios son objetos complejos pues presentan diversos
tipos de interaccin y se configuran en el terreno de la accin lingstica como textos principalmente
performativos. La relacin que se establece en este gnero entre el mbito de lo pblico y lo privado y los
vnculos con gneros cercanos expresan, asimismo, un carcter paradojal en cuanto a definicin genrica
y mbito lingstico-social.
4. Corpus y metodologa
De acuerdo con esta perspectiva, se ha establecido una descripcin precisa de un corpus compuesto
por 40 recordatorios seleccionados aleatoria y cronolgicamente desde el primero que se public, recordando a Laura Estela Carlotto, el 25 de agosto de 1988, hasta el ao 2010. Todos ellos han sido publicados
en el peridico porteo Pgina/12 siendo este el nico diario en el que aparecen.
El mtodo utilizado fue el anlisis de los textos en sus distintos niveles (las funciones, las situaciones, los temas y la forma lingstica), comenzando por una descripcin de los rasgos externos y estructurales. Se ha tomando en consideracin en el presente trabajo, a fin de dar cuenta de la paradoja pblicoprivado, el nmero de hablantes, sus roles sociales y el tipo de marco interaccional. Con respecto a las
relaciones genricas, se ha observado la estructura arquitectnica, las informaciones asociadas a cada
parte textual, el lxico recurrente y los constituyentes textuales esteriotipados.
5. Anlisis
5.1. Rasgos externos y estructura textual
Aunque no presenten relacin temtica o funcional con el discurso periodstico, los recordatorios de
desaparecidos circulan en la comunidad insertos en el diario Pgina/12 y, por lo tanto, comparten ciertos
rasgos con el discurso periodstico. Este tipo de discurso tiene por funcin dominante la transmisin de
informacin, y sus temas, reunidos en secciones, son diversos y relativos a la actualidad. Los recordatorios, en cambio, no versan sobre un tema actual sino que se refieren a un hecho especfico acontecido en
el pasado, aunque s establecen una lnea temporal de continuidad, al tener por funcin la modificacin
de la realidad la bsqueda de justicia en su dimensin performativa. Ahora bien, esta realidad es ms
abstracta que la relativa a la fecha puntual y lo que se establece es un nexo entre la fecha de publicacin y
la fecha recordada la desaparicin, secuestro o muerte (el 90% de los textos analizados presenta coincidencia en la fecha). Otro punto de encuentro entre pasado y presente es justamente el estado de desaparicin en que se encuentra la persona recordada y la voluntad de los productores textuales de tenerlo
presente trayndolo a su memoria, y a la memoria colectiva, as como la exigencia de que en el presente
o futuro cercano se esclarezca el paradero y se juzgue a los responsables de la muerte o desaparicin.
Por otro lado, tampoco hay relacin temtica entre el recordatorio y la seccin del diario en la que
se inserta. El lugar de publicacin es aleatorio, seguramente determinado por condiciones de espacio
para la impresin y no hay determinacin temtica, funcional o lxica relativa al espacio de publicacin.
As como las diversas secciones del diario presentan un lxico en comn relativo al tema especfico,
los recordatorios manifiestan llamativas recurrencias de trminos repetidos con mayor o menos nivel
de exactitud denominados modelos de formulacin que agrupamos en torno al campo semntico al que
refieren: los recordados, los que recuerdan y los culpables o responsables de la ausencia del recordado,
as como las acciones relativas a cada grupo.
En el ttulo se invoca, resaltado, el nombre del recordado, se lo actualiza para incluirlo en el presente de la enunciacin. Los atributos de la persona que parece ser la destinataria primaria del texto,
aparecen en el copete e informan sobre dos aspectos: las caractersticas personales (hroe, mrtir,
escritor, poeta, periodista, estudiante, embarazada, y otros) y las acciones que padecieron enunciadas en verbos participios (desaparecido/a, asesinado/a, secuestrado/a, detenido/a, muerto/a) que
manifiestan claramente un estado presente producido por una accin pasada, que en este caso, se
vuelve difusa.
Consecuentemente con la realidad poltica y discursiva de nuestro pas, los agentes tambin en los
Recordatorios aparecen borrados en la estructura superficial, pero los productores textuales se encargan
de recomponer el modelo accional en otras partes textuales, con diversos grados de especificacin en
funcin, creemos, del nivel de informacin obtenido a lo largo de tiempo y en cada caso particular. As,
predominan frmulas de cierre con gran presencia de nominalizaciones (no olvido, no perdn, justicia
y castigo), siendo que lejos de borrar a los agentes, las nominalizaciones son propias de discurso periodstico como recurso de economa textual en pos de la claridad y el impacto en el lector. Por tanto, la
supuesta idea de cierre accional que toda nominalizacin genera, al aparecer negada pareciera proponer
lo contrario: la actualizacin y confrontacin.
Los responsables de las acciones que sufrieron los recordados se presentan en forma de colectivos
no identificados: asesinos, torturadores, culpables, represores, genocidas, etctera y de manera ms
individualizada: los marinos de la ESMA que volaban tirando gente al mar, los capellanes que reconfortaban o Jorge R. Videla.
Los productores textuales expresan en el ncleo textual sus sentimientos hacia el recordado, la injusticia, el dolor de extraarlo, el deseo que tenerlo consigo, la reivindicacin de los valores humanos y de
lucha del recordado, el ejemplo en que esta persona se ha convertido para los familiares y compaeros, la
necesidad de tenerlo presente. A su vez, de la misma manera que ejecutan tcticas para reforzar la imagen del recordado, con el fin de valorarse los mismos productores textuales y fortalecer su imagen, por
cierto tan desprestigiada por los sectores contrarios a su bsqueda de justicia, los enunciadores recurren
en mostrarse afectuosos, pacientes y perseverantes al esperar tantos aos por la justicia y valorar la
contencin y el apoyo de sus propios familiares.
Por otro lado, los emisores se hacen explcitamente presentes en la firma, la cual se articula en una
frmula estereotipada, destinada, principalmente, a los recordados a travs de pronombres posesivos
tu madre, tus padres, tu esposa y compaera, y otros; o mediante los nombres de los firmantes
al modo: Tus sobrinas, Cristina y Leticia o Vuestra mam Raquel. Las predicaciones estn en presente y son de dos clases: el recuerdo y la exigencia/pedido de justicia, verdad y castigo o, en su forma
negativa, la exhortacin a revocar las leyes de indulto y punto final. En este punto, el destinatario no
es el recordado sino el Estado o la justicia actual, es decir, aquellos que tienen el poder para responder
la exhortacin.
En cambio, la accin de recordar tiene como destinatario primario al recordado pero apela, tambin,
a la memoria de la sociedad; se intenta activar la memoria, la expresin del recuerdo hecho accin. As,
la accin de recordar es la macroestructura (Van Dijk: 1978) del texto, y es, a su vez, un macro acto de
habla (Searle: 1969) pues todo el recordatorio se postula como la accin del recuerdo como condicin
para la justicia y verdad.
Observamos en este punto, que los Recordatorios de desaparecidos, por el tema y las funciones
dominantes (expresarse, contactar, informar y comandar) manifiestan una relacin bivalente
que une el pasado con el presente, o en otras palabras, actualiza un espacio discursivo controversial en
los medios masivos de comunicacin, y por tanto, en la agenda pblica. Los recordatorios se configuran
como una actividad lingstica en funcin de otra actividad recordar, traer al presente y exigir justicia
pero, a la vez, son una actividad prctica concreta por su componente accional. Consideramos, por su
parte, que estos textos intentan esclarecer las condiciones para la realizacin de una actividad, en los hechos, brindar informacin, hacer pblico un tema que se pretende silenciar y olvidar. La actividad sera el
recuerdo, la memoria activa de la sociedad, el conocimiento del pasado para la modificacin del presente.
La opinin pblica, de acuerdo con Jrgen Habermas (1961) hace referencia a los temas o tpicos
que estn presentes en la discusin o charla diaria de los miembros de una comunidad lingstica, sobre
los que la comunidad tiene inters y sobre los que debe decidir. Estos temas no estn presentes por un
problema casual, sino que se trata de temas sobre los que las evaluaciones colectivas tienen importancia
sobre las decisiones individuales y, de un modo dialctico, las evaluaciones individuales sobre las decisiones colectivas. Estas evaluaciones individuales y colectivas tienen influencia sobre las decisiones del
Estado o gobierno de turno. Opinin pblica se opone as a los temas o tpicos que se mantienen dentro
de la evaluacin y decisin exclusivamente privada, individual y familiar.
Los recordatorios se posicionan en un plano intermedio, pues incluyen una funcin informativa
importante, esclarecer y brindar informacin a la comunidad sobre la desaparicin de una persona, sus
causas y estado actual de la investigacin, pero adems, intentan operar sobre la conciencia del lector
del diario a travs de la funciones de contacto y expresiva. Por otro lado, los recordatorios se posicionan,
tambin, en una interaccin con otro destinatario, el Estado o la Justicia, al que pretenden influenciar a
travs de la funcin exhortativa manifiesta en las frmulas de cierre que denuncian o exigen en trminos amplios justicia y verdad. Por lo cual estos textos definitivamente se presentan como modificadores
de la opinin pblica, no hay en ellos nada de privado, por ms que la gran mayora presente en su nivel
de formulacin una estructura de carta o mensaje hacia el recordado y la funcin consecuente de expresar
los sentimientos de quienes lo recuerdan.
Finalmente, observamos que los Recodatorios de desaparecidos, como clase textual, no solo estn
emparentados con el discurso periodstico informativo y de opinin sino que adems, en funcin del
tema del recuerdo, la invocacin a la persona desaparecida y la informacin acerca de las condiciones de
ese evento, se asemejan al Obituario. Sin embargo, como el estado de la persona recordada es la desaparicin, y su muerte y paradero, en general, an no son precisas, los Recordatorios, como los avisos de
bsqueda de paradero, plantean el contacto, la denuncia y la exigencia de justicia en trminos materiales
y legislativos.
La relacin establecida con estos gneros nos enfoca a evaluar que, ms all de su estructura formulaica, muchas veces epistolar, el recordatorio de desaparecido se incluye en el mbito de lo pblico
en un tipo de comunicacin destinada a un grupo numeroso y con la intencin de poner en circulacin,
en debate, un tema no resuelto por la sociedad argentina que exige el recuerdo activo, la reflexin y la
bsqueda de la justicia postergada.
6. Observaciones finales
El surgimiento de este gnero expresa una necesidad material configurada discursivamente para
satisfacerla. Este origen nos plantea, al mismo tiempo, un cambio de esfera en la accin de recordar a los
familiares desaparecidos por parte de los productores textuales, quienes llevan al terreno de lo pblico
una prctica que haba estado asociada a lo privado y, de esta manera, ponen en el terreno de la discusin
y de la conciencia social lo que las instituciones del poder intentaron silenciar. Los recordatorios presentan una visin de mundo, es decir, construyen ideolgicamente una realidad (Bajtn: [1979] 1995) incorporando otros discursos sociales, as la realidad semitica se vuelve artstica, en las poesas, canciones,
versos y citas que componen su dimensin expresiva.
7. Referencias bibliogrficas
Bajtn, M. [1979] 1995. Esttica de la creacin verbal, Mxico: Siglo XXI.
Bergmann, J. y Luckmann, T. 1995. Reconstructive Genres. U. Aspects of Oral Communication. Berlin: W. de
Gruyter.
Brinker, K. 1988. Linguistische textanalize: Berlin: E. Schmidt.
Ciapuscio, G. 2009. La nocin de familia de gneros en el anlisis de la comunicacin de la ciencia. Escritura y
Comunicacin, Alejandro Parini y Alicia Zorrilla (eds.), Buenos Aires: Universidad de Belgrano.
Habermas J. 1961. Historia y crtica de la opinin pblica. Madrid: Taurus, 1988.
Heinemann, W. & D. Viehweger 1991. Textlinguistik. Eine Einfbrug, Tbingen: Niemeyer.
Heinemann, W. 2000. Clases textuales. Para la discusin sobre las clases de base del comunicar. Retrospectiva y
panorama. K. Adamzik (ed.) Textsorten. Reflexionen und Analizen, Tbingen: Stauffenburg.
Sandig, B. 2000. Texto como nocin prototpica. En: Mangasser-Wahl, M (ed.) Prototypentheorie in der Linguistik,
Tbingen: Stauffenburg.
Searle, J. 1969. Actos de habla, Madrid: Ctedra, 1990.
Van Dijk, T. A. 1978. La ciencia del texto. Un enfoque interdisciplinario. Barcelona: Paids, 1983.
Emiliano Battista
Universidad de Buenos Aires, Conicet
[email protected]
1. Introduccin
Manuel de Montolu (1877-1961), oriundo de Barcelona y formado acadmicamente primero en Madrid y luego en Halle (Alemania), es a quien se debe la incorporacin del paradigma de la lingstica
idealista en la tradicin argentina (Toscano y Garca 2009 y 2010) a partir de su actividad como Director
del Instituto de Filologa de la Universidad de Buenos Aires en 1925, es decir, dentro de un perodo que
denominamos etapa fundacional (1923-1946) (Menndez 1998) de este Instituto.
En su Gramtica castellana (1913), procuraremos rastrear el punto de partida y el mtodo de anlisis gramatical que Montolu establece, y, principalmente, la concepcin de gramtica que presenta. A
su vez, procuraremos relevar el tratamiento que el autor realiza de las ideas provenientes de la gramtica
filosfica francesa del siglo XVIII, una tradicin de notable influencia en el desarrollo de la gramtica
escolar espaola del siglo XIX y principios del XX (Calero Vaquera 1986 y 2009; Garca Folgado 2005;
Gmez Asencio, 1981 y 1985; Lpinette 2008; Sinner 2009). En este sentido, buscaremos demostrar que
Montolu establece en su obra una particular combinacin, pues pone en contacto no solo el aporte de la
Academia con ciertas ideas de la tradicin filosfica y racionalista, sino tambin estas ltimas con los
modelos tericos vigentes en la poca.
2. Organizacin
La Gramtica est compuesta por tres tomos, correspondientes al primer, segundo y tercer grado
de la educacin inicial.1 Todos obedecen a la misma organizacin general: dos grandes partes, la primera
destinada a Las oraciones y su estructura y la segunda destinada a Las partes de la oracin.2 La nica
excepcin en cuanto al formato general de la obra aparece en la GCIII, que incorpora una Introduccin3
que no haba recibido espacio en los casos anteriores.
Si bien Montolu se muestra conservador respecto de la denominacin utilizada al mantener en
el ttulo de su obra una terminologa que se remonta hasta Antonio de Nebrija (1492), no se ajusta, sin
embargo, a la organizacin tradicional ofrecida por la Academia, segn la cual la gramtica se divide en
cuatro partes, las cuales corresponden a los cuatro indicados fines de conocer (ANALOGA), ordenar
(SINTAXIS), pronunciar (PROSODIA) y escribir correctamente (ORTOGRAFA) (Gramtica de la
Real Academia Espaola4 1911: 6).
3. Preliminares
Antes de enfocar nuestra atencin sobre Las oraciones y su estructura, analizaremos los textos
preliminares5 con los que Montolu da inicio a cada volumen, ya que a partir de ellos, entendemos, puede
comenzar a delinearse su concepcin de gramtica.
Segn indica en el Prefacio de la GCI, el propsito que gua la composicin de la obra es escribir
un libro de enseanza segn las exigencias de la pedagoga moderna; es as que lo presenta como un
libro absolutamente normal, sin ninguna originalidad personal del autor, dentro de la doctrina pedaggica que incontrastablemente reina en toda la Europa culta desde los comienzos del pasado siglo (GCI
1913: v). Su objetivo, no obstante, es implantar la enseanza racional del lenguaje, tal como lo exigen
las especiales condiciones psicolgicas del nio (GCI 1913: v). En este sentido, el autor considera que
los mtodos de enseanza adoptados, de los cuales se muestra plenamente consciente, encuentran justificativo en el papel que desempea la gramtica en el desarrollo del lenguaje en el nio. Especficamente,
Montolu dice:
La Gramtica no puede ensear a hablar, sino que presupone desarrollada ya en el nio la facultad del
habla. Es el uso lo que ensea a hablar y a hablar bien. La Gramtica tiene propiamente un fin cientfico,
que es la investigacin de la estructura del lenguaje, y de la relacin entre la forma del pensamiento y la
de su expresin hablada. [] La parte prctica de la Gramtica no ha de diferir en nada del uso ordinario
por medio del cual aprendemos a hablar y a hablar bien. Por eso la Gramtica, para ser prctica, ha de
acudir a un ejercicio continuo de la prctica del lenguaje (Prefacio GCI, 1913: v-vi).
Puede apreciarse que Montolu tiene una concepcin descriptiva (no prescriptiva) de la gramtica, pues la entiende en trminos de una ciencia cuyo fin es la investigacin de la estructura del
lenguaje. No adopta la definicin brindada por la GRAE en el perodo desplegado entre 1870 y 1924,
segn la cual la gramtica es el arte de hablar y escribir correctamente (Garrido Vlchez 2008: 147154). 6 Su posicin se identifica con la de los idelogos7, para quienes la gramtica no es un arte, sino
una ciencia fundamental.
A su vez, Montolu es explcito respecto de los mtodos de enseanza que procura llevar a la prctica. Se declara crtico del procedimiento sinttico,8 y frente a este propone el mtodo analtico9. En su
justificacin de esta perspectiva, parte de la base de que para el nio es ms fcil comprender una oracin
que una palabra. Entiende la gramtica como pura teora de un fenmeno vivo, donde la abstraccin
imprescindible de su doctrina ha de sentarse sobre la base de la intuicin personal del nio (GCI 1913:
vii). As es como pretende, en trminos didcticos, guiarlo de lo conocido a lo desconocido:
Nuestro procedimiento pedaggico ha sido en todos los casos rigurosamente inductivo, yendo siempre
de lo particular a lo general, formulando la teora sobre los hechos. La definicin en todo libro de buena
pedagoga ha de aparecer a la mente del nio como una consecuencia desprendida automticamente de
una o varias premisas comprendidas por l intuitivamente (Prefacio GCI, 1913: vii).
5 Presenta un Prefacio en GCI, y una Nota preliminar tanto en GCII como en GCIII.
6 Con anterioridad, entre 1858 y 1867, la gramtica era definida como el arte de hablar con propiedad y escribir correctamente, y entre 1771 y 1854, como el arte
de hablar bien (Garrido Vlchez 2008: 147-154).
7 Se denomina idelogos a un grupo de intelectuales franceses herederos de la Ilustracin, quienes a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, procuran introducir
en las escuelas centrales el estudio de la gramtica general. Segn Chervel (1977: 72), para esos hombres, la gramtica es ms bien otra cosa que el arte de hablar y
escribir, es una ciencia fundamental, una epistemologa, que permite conducir el espritu en bsqueda de la verdad.
8 El procedimiento sinttico consiste en empezar por el alfabeto, para despus seguir con el estudio de las palabras y luego con el de las oraciones (GCI 1913: vi).
9 El mtodo analtico tiene sus inicios en Francia en el siglo XVIII, especficamente, en la corriente filosfico-gramatical: supone partir de lo que en el discurso es
inmediatamente perceptible hasta llegar a las unidades ms pequeas que lo componen (Calero Vaquera 2009: 27).
A diferencia de lo que ocurra hasta el siglo XVIII, cuando la palabra era el elemento que ocupaba el
foco de atencin (Calero Vaquera 2007), Montolu dirige la mirada hacia el grupo complejo (la oracin)
y otorga mayor importancia a la sintaxis. De esta manera, siguiendo los lineamientos de la gramtica
escolar espaola del siglo XIX,10 convierte el anlisis en el concepto clave de su obra, ya que va de lo
complejo a lo simple: en este caso, descompone o divide un todo organizado en sus partes.
En la GCIII, Montolu ofrece una definicin muy clara de la gramtica: es el estudio de las relaciones que guardan las palabras unas con otras dentro de la oracin (GCIII 1913: 13). La oracin aparece
como el todo organizado a descomponer mediante el anlisis. Explcitamente, la presenta como la parte
esencial de la Gramtica, donde las palabras solo se estudian en cuanto forman parte de esta [la oracin] (GCIII 1913: 14). Se distancia as nuevamente de la concepcin tradicional de la gramtica como
arte de hablar y escribir bien, de modo que en su obra puede relevarse no tanto una tarea rectora, sino
ms bien un provechoso ejercicio mental (GCIII 1913: 14).
En la leccin inicial de todos los grados, Montolu se encarga de definir la oracin.11 Para ello, sigue
un paralelismo lgico-gramatical entre ideas y frases, por un lado, y entre pensamientos y oraciones,
por otro. As, una idea es una imagen mental que se expresa a travs de una palabra o frase, y un pensamiento es el enlace entre dos ideas (en donde una es afirmacin de la otra), que se expresa a travs de
una oracin.
Las definiciones que Montolu ofrece del concepto de oracin son, segn su diferente nivel de complejidad, las que listamos a continuacin:
Una oracin es el conjunto de todo cuanto decimos; un conjunto de palabras que expresan un pensamiento completo (GCI 1913: 2). Es un grupo de palabras que expresa un pensamiento completo (1913:
8), un grupo de palabras en que se afirma algo acerca de una cosa cualquiera (GCII 1913: 9). Es un
grupo de palabras enlazadas que expresan un pensamiento completo (GCIII 1913: 16).
En todos los grados, aunque tambin con diferente nivel de complejidad, Montolu presenta las partes esenciales de la oracin, entre las que distingue dos elementos: sujeto y predicado:12
Sujeto es la cosa de la cual se dice algo; predicado es lo que se dice del sujeto de la oracin (GCI
1913: 12).
Sujeto es la parte de la oracin de la cual se afirma o niega algo; predicado es la parte de la oracin
en que se dice algo que hace el sujeto (GCII 1913: 17).
Sujeto o nombre es la parte de la oracin en que se nombra algo relativo a aquello de que se dice algo
(GCIII 1913: 25); predicado o asercin es la parte de la oracin en que se dice algo acerca de lo que se
ha nombrado (GCIII 1913: 26).
Por lo tanto, la distincin que ofrece Montolu no coincide con la de la GRAE, para la que la oracin
gramatical consta unas veces de sujeto, verbo y complemento, y entonces se llama primera, mientras
que cuando solo consta de sujeto y de verbo, se llama segunda (1911: 245). Por el contrario, la caracterizacin de Montolu s coincide con, por ejemplo, la de Bello (1847), al reconocer solamente aunque no
con los mismos trminos dos elementos para definir la estructura oracional.
Segn Calero Vaquera, en el perodo conviven dos modos de definir el trmino oracin: o bien como
expresin de un juicio, o bien como expresin de un pensamiento completo (1986: 213). La gramtica
10 La legislacin escolar de este mtodo en Espaa tiene lugar en 1838 con el Reglamento de Escuelas Pblicas de Instruccin Primaria (Garca Folgado 2005).
11 La GRAE llama oracin a la palabra o reunin de palabras con que se expresa un concepto cabal (1911: 8).
12 Segn Calero Vaquera (1986: 226), hay que esperar al comienzo del siglo XX para constatar cierta tendencia a distinguir en la oracin dos partes primordiales,
ya que hasta entonces, a excepcin de Bello (1847), los autores reconocan en la oracin un esquema tripartito, conformado por sujeto, cpula y atributo.
general13 de los siglos XVII y XVIII trabaja en funcin del primero de ellos. As, la definicin de las
partes esenciales de la oracin que ofrece Montolu encuentra antecedentes en la tradicin racionalista,
cuyo objetivo era enunciar ciertos principios universales a los que obedeceran todas las lenguas y que
actuaran como una hiptesis sobre la naturaleza del lenguaje, siendo este concebido como un derivado
de las leyes del pensamiento.
Lo anterior evidencia que Montolu conjuga de manera complementaria los criterios semntico y
lgico-sintctico, y presenta entonces una concepcin hbrida al definir la oracin como un grupo de
palabras enlazadas que expresan un pensamiento completo (GCIII 1913: 16); y al reconocer en ella, a su
vez, dos partes esenciales: el sujeto o nombre y el predicado o asercin (GCIII 1913: 25-26).
A continuacin, en sus tres grados, Montolu distingue dos clases de palabras fundamentales, sustantivo y verbo, que le permiten caracterizar cada una de las partes esenciales de la oracin sujeto y
predicado:
Sustantivo es una palabra que denota objeto o persona, una palabra fundamental del sujeto de
una oracin; verbo es una palabra que indica lo que hace el sujeto, una palabra fundamental del predicado de una oracin (GCI 1913: 20-21).
Sustantivo es una palabra usada como sujeto de una oracin y que indica un objeto, un animal o
una persona de los que puede decirse algo; verbo es una palabra usada como predicado de una oracin,
indicando una accin (GCII 1913: 29).
Sustantivo es la palabra fundamental del sujeto de la oracin, denota siempre una persona o cosa,
o algo en general, sobre lo que se puede afirmar algo; verbo es la palabra fundamental del predicado de
la oracin, implica siempre una asercin referente al sustantivo que representa al sujeto (GCIII 1913:
40-41).
En este caso, al trazar una correspondencia entre el sustantivo y el sujeto, por un lado, y el verbo
y el predicado, por otro, Montolu pretende fundamentar un paralelismo lgico-gramatical entre dos
planos: pensamiento y lenguaje. En este punto tambin puede verse con claridad la influencia de la tradicin racionalista, especficamente de los idelogos, quienes en toda gramtica reconocen dos ejes: uno
que corresponde a las ideas (el lgico) y otro que corresponde a las palabras concretas que lo expresan
(el gramatical). As, cada entidad lingstica tiene una doble cara: la del pensamiento (abstracta) y la del
discurso (concreta). Ambos planos entran en estrecha correspondencia, razn por la cual puede hablarse
de la lgica como la gramtica de las ideas, y de la gramtica como la lgica de las palabras.
Esto se hace visible cuando en la GCII explicita en el marco oracional la correspondencia entre las
ideas y las palabras:
De la misma manera que, atendiendo a los conceptos, decimos que una oracin ha de contener un sujeto
y un predicado, as tambin, atendiendo a las palabras, diremos que toda oracin ha de contener un sustantivo y un verbo (GCII 1913: 29).
Ms claro es Montolu cuando en la GCIII traza una distincin entre lgica y gramtica. All define
la primera como la ciencia que trata de las ideas, y la segunda como la ciencia que trata de las palabras (GCIII 1913: 39). En ese marco, de inmediato agrega que la distincin entre sujeto y predicado es
una distincin de orden lgico, ya que no es cuestin de las palabras sino de las ideas y del pensamiento, mientras que la distincin entre sustantivo y verbo es una distincin de orden gramatical, ya que
se trata efectivamente de palabras (GCIII 1913: 39-41). Y Montolu concluye: As, pues, a los elementos
lgicos de la oracin, sujeto y predicado, corresponden dos elementos gramaticales: SUSTANTIVO y
VERBO. Aqullos son ideas; estos son palabras (GCIII 1913: 41).
13 La gramtica general, de carcter descriptivo (no normativo), intenta hallar una explicacin racional de los fenmenos lingsticos, esto es, intenta hallar principios mnimos explicativos del uso de la lengua latina y francesa extensibles a otras lenguas.
Luego, el autor se detiene sobre la importancia del anlisis como procedimiento de dividir una
oracin en sus partes para estudiar su estructura, e indica que:
Para hacer un anlisis completo hay que distinguir las siguientes cosas: 1. La clase de oracin; 2. El
sujeto completo; 3. El predicado; 4. El sujeto simple; 5. El verbo; 6. El complemento, si lo hay, y de qu
clase es; 7. Los modificadores del sujeto, del verbo y del complemento; 8. Los modificadores subalternos (GCIII 1913: 78).
Montolu cierra la primera parte de GCIII con una leccin dedicada a las figuras de construccin. Define la sintaxis como el estudio de la estructura de la oracin y su tarea como la de estudiar las relaciones de las palabras entre s dentro de la oracin (GCIII 1913: 107). Por lo tanto, no
solo define la sintaxis en virtud de un enlace de elementos, sino que adems incluye en su definicin
la resultante del enlace, o bien el marco en el que se produce dicha combinacin: esto es, en ambos
casos, la oracin.
Luego, reconoce en la sintaxis o construccin dos especies: regular y figurada. Indica que la
primera aparece cuando en la construccin de las palabras dentro de la oracin solo intervienen la
lgica y el raciocinio, mientras que la segunda14 aparece cuando ella est alterada por el afecto o la
pasin del que habla (GCIII 1913: 108). As, denomina figuras de construccin a las alteraciones que
sufre la oracin en la construccin y orden de sus palabras (GCIII 1913: 108), y entre ellas reconoce
la elipsis, el pleonasmo y el hiprbaton.15 Montolu conserva, entonces, la terminologa implementada
por la GRAE para la caracterizacin de la sintaxis como la acertada construccin de las oraciones
gramaticales (1911: 213).
Segn Calero Vaquera, esta divisin entre sintaxis regular y figurada responde a la necesidad
en que se vieron los gramticos de recoger en apartados distintos aquellos hechos gramaticales que
se correspondan con el orden de los pensamientos y los que no observaban tal correspondencia
(1986: 198).
Hablar en estos trminos supone concebir la sintaxis desde un punto de vista lgico, y eso lleva a
postular una seccin independiente (sintaxis figurada) para dar cuenta de los hechos de la lengua que
no se atienen al orden de los pensamientos (sintaxis regular). Esta doctrina, que estaba aceptada por la
generalidad de los gramticos de la poca (Calero Vaquera 1986: 200), poda ser incorporada de manera
abierta o de manera tcita. El de Montolu, entonces, al tomar las figuras de construccin en un captulo
aparte, es el caso de los que aceptan tcitamente la doctrina de la sintaxis lgica.
5. Consideraciones finales
Montolu toma la oracin como punto de partida para la enseanza de la lengua (castellana), y ello
est en absoluta relacin tanto con el mtodo analtico que implementa para su estudio como con la concepcin no prescriptiva acerca de la gramtica que la obra presupone.
Pone el foco de atencin en la sintaxis, y no en la palabra. Dirige la mirada hacia la oracin como
grupo complejo, como todo organizado a descomponer en partes ms simples, y en virtud de ello define
la gramtica como ciencia cuyo fin es la investigacin de la estructura del lenguaje.
Su obra, entonces, no escapa al desarrollo de la gramtica escolar espaola del siglo XIX y principios del XX, notablemente influenciada por la gramtica filosfica francesa del siglo XVIII, cuya particularidad era trazar un paralelismo lgico-gramatical con el que estableca un estrecho vnculo entre
14 Segn la GRAE, la sintaxis figurada es aquella que para mayor energa o elegancia de las expresiones permite algunas licencias contrarias a la sintaxis regular,
ya alterando el orden y colocacin de las palabras, ya omitiendo unas, ya aadiendo otras, ya quebrantando las reglas de la concordancia (1911: 259; las cursivas
son del original).
15 La GRAE define las figuras de construccin como licencias, contrarias a la sintaxis regular, autorizadas por el uso (1911: 245); entre ellas reconoce cinco: hiprbaton, elipsis, pleonasmo, silepsis y traslacin.
los rdenes del pensamiento y el lenguaje. As, Montolu produce una particular combinacin, en la que,
advertimos, pone en contacto el aporte de la Academia con las ideas provenientes de la tradicin filosfica y racionalista.
Por ltimo, aunque no hemos hecho hincapi sobre ello, hemos indicado al comienzo del trabajo que
Montolu confa al uso del lenguaje la tarea de ensear a hablar y a hablar bien (GCI 1913: v-vi). Dicha
afirmacin va de la mano, entendemos, de una concepcin del lenguaje que el autor desarrollar con
el transcurso de los aos, y que trabajar explcitamente, por ejemplo, en El lenguaje como fenmeno
esttico (1926). En este sentido, si bien expresa su acuerdo con la didctica de tradicin racionalista,
caracteriza tambin la gramtica como pura teora de un fenmeno vivo (GCI 1913: vii). Por lo tanto,
sin dejar de lado la doctrina pedaggica reinante en Espaa durante el perodo, Montolu, ya en 1913,
comienza a mostrarse como un fiel representante del paradigma idealista, ofreciendo una concepcin de
gramtica que no resulta incompatible con el incipiente modelo terico de la Estilstica, una perspectiva
cuyo foco estar puesto sobre el uso, la actividad individual en la que los elementos lingsticos cuentan
como medios estilsticos de expresin.
6. Referencias bibliogrficas
Bello, A. 1847. Gramtica de la lengua castellana destinada al uso de los americanos. Caracas: V. Espinal, 1859.
Calero Vaquera, M. L. 1986. Historia de la gramtica espaola. De A. Bello a R. Lenz (1847-1920). Madrid: Gredos.
Calero Vaquera, M. L. 2007. Desarrollo de la sintaxis en la tradicin gramatical hispnica. En J. Dorta, C. Corrales y D. Corbella (eds.), Historiografa de la lingstica en el mbito hispnico. Fundamentos epistemolgicos
y metodolgicos. Madrid: Arco/Libros, 89-118.
Calero Vaquera, M. L. 2009. Lo que la Sintaxis debe a la Filosofa. En M. Veyrat Rigat y E. Serra Alegre (eds.),
La Lingstica como reto epistemolgico y como accin social. Estudios dedicados al Profesor ngel Lpez
Garca con ocasin de su sexagsimo aniversario. Madrid: Arco/Libros, I, 25-36.
Chervel, A. 1977. Histoire de la grammaire scolaire... et il fallut apprendre crire tous les petits Franais.
Paris: Payot.
Garca Folgado, M. J. 2005. La gramtica espaola y su enseanza en la segunda mitad del siglo XVIII y principios
del siglo XIX (1768-1813). Valencia: Facultad de Filologa. (Tesis doctoral indita.).
Garrido Vlchez, G. B. 2008. Las Gramticas de la Real Academia Espaola: teora gramatical, sintaxis y subordinacin (1854-1924). Salamanca: Universidad de Salamanca. (Tesis doctoral).
Gmez Asencio, J. J. 1981. Gramtica y categoras verbales en la tradicin espaola (1771-1847). Salamanca:
Universidad de Salamanca.
Gmez Asencio, J. J. 1985. Subclases de palabras en la tradicin espaola (1771-1847). Salamanca: Universidad
de Salamanca.
Gramtica de la lengua castellana por la Real Academia Espaola. Nueva edicin. Madrid: Perlado, Pez y Compaa (sucesores de Hernando) impresores y libreros de la Real Academia Espaola. 1911. (27. ed.).
Menndez, S. M. 1998: Las teoras lingsticas en la Argentina a partir de su desarrollo en el Instituto de Filologa
y Literaturas Hispnicas Doctor Amado Alonso. Actas del XII Congreso Internacional de la Asociacin
Internacional de Hispanistas. Birmingham: Universidad de Birmingham, 247-254.
Montolu, M. de 1913a. Gramtica de la lengua castellana. Primer grado. Barcelona: Seix Barral Herms. (1914,1ra. ed.).
Montolu, M. 1913b. Gramtica de la lengua castellana. Segundo grado. Barcelona: Seix Barral Herms. (1935,
8va. ed.).
Montolu, M. 1913c. Gramtica de la lengua castellana. Tercer grado. Barcelona: Seix Barral Herms. (1921, 4ta. ed.).
Montolu, M. 1926. El lenguaje como fenmeno esttico. Cuaderno 7 del Instituto de Filologa. Buenos Aires:
Imprenta de la Universidad.
Sinner, C. 2009. Las gramticas francesas como fundamento, modelo e inspiracin del anlisis lgico y el anlisis
gramatical en Espaa. En Revue de linguistique romane, 73, 427-460.
Toscano y Garca, G. 2009. Materiales para una historia del Instituto de Filologa de la Universidad de Buenos
Aires. En: Revista Internacional de Lingstica Iberoamericana, VII, 13, 113-135.
Toscano y Garca, G. 2010. La investigacin lexicogrfica en el Instituto de Filologa de la Universidad de Buenos
Aires (1923-1927). Boletn de la Sociedad Espaola de Historiografa Lingstica, 7, 185-205.
Martn Bisio, Ana Cravero, Dolores Curia, Mara Luca de la Vega y Matas Soich
Universidad de Buenos Aires
[email protected]; [email protected]
1. Introduccin
Este trabajo se enmarca en la investigacin que realizamos en el UBACyT F127: Anlisis Crtico
del discurso de la pobreza extrema urbana en la Argentina y Amrica Latina en la Posmodernidad. Una
aproximacin a la Red Latinoamericana de anlisis crtico del discurso de la pobreza, dirigido por
Mara Laura Pardo.
En la dcada de los noventa la consolidacin del neoliberalismo como modelo econmico-poltico llev a nuestra sociedad a una situacin de pobreza en la que las familias se vieron fragmentadas y desarticuladas. En relacin con las condiciones de posibilidad para proyectarse vitalmente los adolescentes en situacin de pobreza, las diferencias son cada vez mayores. Por ello nos interesa investigar, a partir de las voces
de los y las adolescentes, cmo en sus relatos se construyen discursivamente a s mismos y a su entorno.
Tenemos en cuenta que el concepto de adolescencia es cultural y se afirma a partir de una sociedad
industrial que condiciona laboralmente a los sujetos, determinndolos desde la lgica productiva (Adaszko
2005). Este perodo se caracteriza por vivenciar un estado de crisis y percibir como duelos todos los modelos de andamiaje psicosocial y biolgico. Es adems una etapa determinante para la construccin identitaria
y la conformacin de la adultez (Aberastury y Knobel 1971). Estas caractersticas son normalizadoras,
por lo que no conviene considerar a los adolescentes como un grupo homogneo. En este sentido, nos interesa estudiar las creencias de los adolescentes en situacin pobreza urbana a partir de sus representaciones
discursivas, relevando las caractersticas particulares de las mujeres y los varones.
Las imgenes de gnero son determinantes en la iniciacin sexual ya que la conducta est influenciada por el contexto econmico, sociocultural y los comportamientos familiares. En los sectores ms
pobres, los adolescentes se ubican en roles genricos relacionados con estereotipos tradicionales (Checa
2005). Segn Geldstein y Pantelides (2001), las jvenes de los sectores ms desfavorecidos presentan
menos posibilidades para adoptar conductas de cuidado y prevencin asociadas a su salud reproductiva.
En relacin con esto, los datos estadsticos relevan que el nivel de instruccin escolar y el embarazo estn
ntimamente relacionados (Gogna et al. 2008).
Las adolescentes en situacin de pobreza urbana no responsabilizan a sus padres por no cumplir
su rol de la misma manera que lo hacen con sus madres, quienes, a su vez, estn mayormente presentes
como sostn en sus familias (Cravero y de la Vega 2010). En este escenario, es comn que los varones
sean excluidos de los servicios de salud (Villa 2005: 325), cuando muchas veces son ellos los responsables y protagonistas de las decisiones sexuales y reproductivas de la pareja.
Se suma, adems, la presin social para que el varn comience sus relaciones sexuales a temprana
edad (Manzelli 2005). Sin embargo, el efecto que provocan los hombres como agentes de padecimiento
para mujeres y nios, es producto, a su vez, del malestar que los mandatos culturales sobre el gnero
provocan en ellos (Bonino 1998) principalmente por la imposibilidad de acceder al mercado laboral y
cumplir la funcin de proveedor.
2. Metodologa
La metodologa es cualitativa y se enmarca en el paradigma interpretativista (Guba y Lincoln 1998).
Adoptamos el enfoque del Anlisis Crtico del Discurso (Van Dijk 1999; Pardo 2003), es decir que buscamos relevar e interpretar las representaciones discursivas presentes en los textos considerndolas prcticas,
tanto a nivel textual como a nivel social. Las teoras que utilizamos como mtodos de anlisis son tres:
Teora de la jerarquizacin de la informacin (Pardo 1992): permite visualizar qu partes
de un texto o de una emisin son jerarquizadas por el hablante. Tomamos especficamente las
nociones de tema y rema textuales y de foco de la emisin.
Teora de roles temticos (Halliday 2004): permite visualizar cmo el hablante categoriza el
mundo en trminos de los procesos verbales que aparecen en el discurso y los roles temticos
que estos asignan.
Anlisis sincrnico-diacrnico de textos (Pardo 2008): permite relevar las categoras gramaticales y las categoras semntico-discursivas que forman el discurso; a su vez estas ltimas
muestran cules son las representaciones sociales presentes en el texto, vinculando as prctica
textual y prctica social.
3. Corpus
Est conformado por seis historias de vida (de aqu en ms HV) de adolescentes en situacin de pobreza urbana que han asistido al Hospital Municipal Larcade (San Miguel) o al Provincial Mercante (Jos
C. Paz), por estar cursando un embarazo o haber sido padres recientemente. Para ejemplificar hemos
tomado dos casos que denominamos como Tatiana y Eduardo.
4. Anlisis lingstico
A continuacin presentamos la distribucin de los focos en las HV. En ambas observamos que las
categoras ms focalizadas son Padre, Madre, el Hablante Protagonista y su Pareja. Por ello, nos concentraremos en analizar cmo se construyen las representaciones discursivas asociadas a estos actores.
Ambos padres
no me decan nada
se enojaban por eso
As, si bien la madre, nica presente de los dos miembros parentales, es agente de la ayuda, la representacin del padre es la valorada positivamente, pues adems sus reportes de procesos verbales son
calificados por el hablante como consejos.
En la HV de Tatiana, la Madre es la categora ms focalizada despus de las tres predominantes.
Los focos en los que aparece asignado un verbo conjugado son pocos y no tienen relacin directa con el
HP; en los restantes, la Madre aparece como vctima (en trminos de roles, como beneficiario negado)
de la violencia ejercida por el padre. Este es el Actor con mayor cantidad de focos asignados, por encima
incluso del HP. Posee adems un fuerte rasgo de agentividad: de sus 32 focos, 22 tienen verbo conjugado.
De los procesos materiales del Padre (11 en total) 9 corresponden al verbo dar o ayudar pero negados
(no me da, no nos da nada, no ayudaba). Presenta adems 2 procesos relacionales focalizados en relacin
a la vivienda y las posesiones (tiene una casa, tena dos mil pesos), 1 en relacin con sus caractersticas
personales (era bueno) y 2 con el abuso sexual hacia la madre (era eso, es as). Observemos que en estos
ltimos, si bien aparece en foco, el abuso est mitigado; esta estrategia aparece tambin en otras HV. Finalmente, el Padre aparece focalizado 2 veces como procesador de procesos mentales (no tiene problema,
le sale por ac) y otras 2 como fenmeno de procesos mentales relacionados con sentimientos negativos
(te da cosa, te pone mal).
A partir de estos datos podemos decir que la representacin del Padre se caracteriza por el tener
y por el tener que dar; sin embargo ese rol de proveedor aparece negado: solo ayudaba cuando estaba
efectivamente en pareja con la madre. Por otra parte, esta representacin se complejiza, ya que a pesar
de no cumplir como proveedor, su soledad actual produce en Tatiana sentimientos de lstima. Lo mismo
observamos en Eduardo y la representacin de su Padre. Es notable la asimetra entre lo que se exige a
las madres que estn presentes y cumplen sus roles y lo que se exige a los padres que no los cumplen, as
como la diferente valoracin de sus cumplimientos e incumplimientos.
6. Representacin de la pareja
En el relato de Eduardo son relevantes los focos en que aparece el presente del indicativo; en ellos
la voluntad o decisin de permanecer juntos aparece mitigada: y bueno como que nos juntamos (e67), nos
queremos por lo menos (e44). A su vez, cuando se refiere a la pelea con la familia de ella, se la posiciona
en procesos materiales que connotan una actividad pasiva (iba a dormir), o ms cercanos a relaciones
circunstanciales (estar viviendo con ellos, o conmigo). Con estos procesos se mitiga la voluntad de la
mujer y se establece una oposicin entre ambas casas, segn ella vaya a una u otra vivienda. Es decir que
la pareja es representada ms como un intermediario entre ambos lugares que como una persona con decisin autnoma. Sin embargo se le asigna agentividad al momento de traer sus cosas; all extraamente
aparece el HP como beneficiario: me trajo casi todas las cosas (e67).
Por otro lado, es interesante observar en la representacin de la Pareja las elecciones mi seora y
ella en sinonimia, que mitigan la referencialidad con respecto a la posibilidad paradigmtica de decir
su nombre efectivo, como ocurre en otras HV. En contraste, s aparece de manera marcada el nombre
de la hija. En las HV de las mujeres, estas se refieren a la pareja una vez que han quedado embarazadas
como mi marido. En el caso de Tatiana, como en otros en que no est presente el padre del hijo, ellas
no utilizan este tem lxico sino que los llaman por el pronombre personal.
En el relato de Tatiana, la Pareja es la segunda categora ms focalizada, con apenas un foco menos
que el Padre; pero en comparacin con este, hay pocos focos con verbo conjugado (solo 11 sobre 31 frente
a los 22 sobre 32 del Padre). La representacin de la Pareja no es construida pues desde un rol agentivo.
Por otra parte, todos los verbos conjugados que le son atribuidos o bien tienen una connotacin negativa,
o bien estn negados cuando la carga semntica del verbo es valorada positivamente, cualquiera sea el
tipo de proceso.
MATERIALES
me lastim
me dejs sola (DD)
no estudia
no vino
MENTALES
no sufri
no me quiere (DD)
no le importa
RELACIONALES
no tena ms trabajo
no estuvo
que iba a ser as
estudiar y vivir solo; sin embargo son escasas las menciones del carcter material de comprar o trabajar
incorporadas en construcciones con procesos mentales. Estos anhelos no son presentados como proyectos
que puedan tener una realizacin posible, sino que, a travs de la eleccin constante de procesos mentales
para dar cuenta de la necesidad de cumplir el rol de proveedor, se representa una separacin infranqueable
con la posibilidad de llevarlos a cabo. Tambin Tatiana utiliza esta estrategia (ver tabla).
PROCESO MENTAL
EDUARDO
TATIANA
FENMENO
(Trabajar / Estudiar)
MITIGACIN (FOCO)
Trabajar, me gustara
Yo s
y, y bueno.
En cuanto a los temas y remas textuales, se evidencian diferencias en torno a las representaciones
del trabajo: mientras que para los varones es una preocupacin poder acceder al mercado laboral, para las
mujeres esto no es relevante, o cuando aparece es mitigado o desvalorizado. La comparacin de los temas
y remas textuales muestra la importancia asignada por los varones al trabajo como posibilidad de cumplir
el rol de Proveedor, mientras que en el caso de las mujeres, los temas y remas textuales conciernen al
entorno familiar o la posibilidad de realizar su propia familia.
REMA
TEXTUAL
TATIANA
PAREJA
HIJO
Rol estereotipado
del Proveedor:
incumplido, pero
con diferentes
valoraciones.
Violencia de
gnero: mitigada
Utilizacin de
lexemas seora,
marido a partir del
momento del embarazo.
No es tratado
discursivamente como
Actor, y cuando lo es,
es poco focalizado.
Baja agentividad
(E) / mitigacin de la
voluntad (T)
La representacin
de la maternidad se
construye sin el actor
Pareja (T)
Valoracin negativa
(T)
ESCUELA Y
TRABAJO
Introducidos por
procesos mentales
que mitigan la
posibilidad de una
realizacin concreta.
Los varones asignan
una importancia mayor
a la representacin
del trabajo que las
mujeres.
9. Conclusiones
En las HV analizadas advertimos que las representaciones que estas madres y padres adolescentes
construyen sobre s mismos son mayoritariamente relacionales, esto es, se construyen siempre en relacin con otros actores. Estos actores se encuentran siempre en el grupo familiar; a diferencia de lo que
podra esperarse tratndose de adolescentes, las HV no presentan relaciones de ningn tipo con grupos
de pares, en parte porque no aparecen otros espacios de socializacin fuera de la familia. Esta ausencia
de pares, as como la falta de asociacin del desarrollo personal a una proyeccin laboral y educativa, se
comprenden a la luz del rompimiento de los vnculos sociales producto del neoliberalismo.
En lo que respecta a la comparacin de las HV entre mujeres y varones, observamos que las
representaciones asociadas a unos y otros reproducen los estereotipos tradicionales de cada
gnero: la mujer ligada al mbito familiar, y el hombre al mundo de trabajo. Encontramos aqu
la huella discursiva de una desigualdad social: mientras que por un lado los estereotipos sociales actan como un elemento de presin sobre la subjetividad, por el otro la sociedad, con sus
prejuicios y condiciones materiales, juzga negativamente a estos jvenes. Por eso el embarazo
la maternidad/paternidad no est focalizado, ya que no es experimentado como un problema
por ellos.
En relacin con los estereotipos tradicionales, tambin observamos que las mujeres aparecen discursivamente situadas en roles pasivos y de sometimiento al varn. En consonancia
con esto, los padres solo asumen su rol de padre mientras estn en relacin con la madre de
sus hijos. En todas las historias, cuando la pareja se separa, el padre dejar de cumplir su rol de
proveedor, que parece ser el nico posible.
Finalmente, sabemos que estas representaciones, construidas discursivamente, forman parte de, y por lo tanto afectan a, las prcticas sociales de los individuos involucrados. Por eso
creemos que las acciones destinadas a erradicar la inequidad social y empoderar a los sectores
relegados deberan tener en cuenta qu clase de representaciones construyen dichos sectores.
En este sentido, por ejemplo, las representaciones y valoraciones estereotpicas en torno a rol
proveedor de varones y mujeres, el papel de la familia, y la posibilidad concreta de acceder al
sistema laboral y educativo, son puntos a tener en cuenta en el diseo de acciones y polticas
pblicas.
Andrea Bohrn
Universidad de Buenos Aires, Conicet
[email protected]
1. Introduccin
El estudio de los adjetivos es tan antiguo como las historia de la gramtica. A pesar de esto, existen
ciertos fenmenos que no han sido concluyentemente analizados. En el presente trabajo, los adjetivos
sern nuevamente objeto de estudio. Desde el modelo de la Morfologa Distribuida, esbozaremos una
propuesta de las propiedades estructurales de esta clase de palabra. En este sentido, no solo indagaremos
los rasgos asociados al categorizador a y sino tambin presentaremos una propuesta de modelizacin de
los subtipos de adjetivos, i.e. calificativos, relacionales y adverbiales.
Asimismo, comentaremos brevemente los llamados casos de relexicalizacin o recategorizacin.
Nuestra hiptesis de partida sostiene que es posible identificar el rasgo [+/-delimitado] en el categorizador adjetival, de forma tal que los adjetivos calificativos tienen un categorizador [-delimitado],
mientras que en los adjetivos relacionales y adverbiales participa un categorizador adjetival con el rasgo
[+delimitado], y un Sn o una raz, respectivamente.
En primer lugar, presentaremos el marco terico. Luego, mencionaremos el comportamiento tradicional de las clases adjetivales mencionadas, para posteriormente, introducir nuestro anlisis.
Finalmente, estudiaremos los casos de recategorizacin y enunciaremos algunas conclusiones de
carcter preliminar.
2. Supuestos previos
Asumimos el modelo de la Morfologa Distribuida (MD) (Halle & Marantz 1993, Embick y Noyer
2001, Embick 2010). Postula la existencia de una Estructura Morfolgica (Halle & Marantz 1993), que funcionara como un componente de a interfaz entre la sintaxis y la fonologa, donde se producen operaciones
particulares, previas a la insercin del lxico, y se insertan los rasgos fonolgicos. El diseo propuesto
implica que no hay isomorfismo entre la instancia de Spell-out y la Forma Fonolgica. La sintaxis no puede
alterar los rasgos morfofonolgicos, tarea que le compete a la Estructura Morfolgica. Al mismo tiempo, el
componente morfolgico no puede incorporar nuevos rasgos sintctico-semnticos. Por ende, si los rasgos
sintctico-semnticos no pueden ser modificados por la Estructura Morfolgica y la Sintaxis no accede a
los rasgos morfofonolgicos, la realizacin de la forma es independiente de la realizacin del significado, es
decir, un conjunto de propiedades puede codificarse tanto en una palabra, en un afijo, en un cltico, etctera.
Asimismo, la MD reformula el concepto de lxico, al establecer la existencia de tres listas, situada
en un punto diferente de la derivacin. La primera de las listas se corresponde con el subconjunto particular seleccionado del inventario de rasgos universales y se ubica al inicio de la derivacin. Es posible
distinguir, entre los elementos de la lista I, morfemas abstractos y races. Los primeros presentaran rasgos morfosintcticos y semnticos y las races tendran rasgos fonticos o diacrticos. La segunda lista
se denomina Vocabulario y es all donde se encontraran los tems de una lengua que se insertarn en la
Estructura Morfolgica, junto con un conjunto de reglas de insercin. La tercera lista, la Enciclopedia,
rene los elementos idiosincrsicos de la lengua, es decir, no predecibles, al tiempo que se ubica luego
de la Forma Fonolgica y la Forma Lgica. El lxico inicial no se entiende, en consecuencia, como un
conjunto de tems sino como el conjunto de rasgos morfosintcticos abstractos y races, seleccionados
por una lengua particular del inventario universal de rasgos sintctico-semnticos disponibles en la Gramtica Universal. En este sentido, los morfemas son los nodos terminales de la sintaxis, es decir, son los
elementos que la sintaxis manipular en el curso de una derivacin.
Siguiendo a Marantz (1997) y Harley & Noyer (1999), las palabras se forman a partir de la combinacin sintctica de una raz lxica con una categora funcional, de forma tal que las races establecen una
relacin estructural con un licenciador, esto es, con morfemas funcionales que presentan informacin
de tipo categorial (Categorization Assumption, Embick y Marantz 2008). Estos licenciadores o categorizadores son las denominadas categoras chiquitas. En efecto, se consideran licenciadores n, a y v.
Esto permite afirmar, por ejemplo, que la raz lxica de destruir y destruccin es la misma -por lo que
compartiran cierta informacin de tipo lxico- y que la diferencia entre ambas unidades surge por el tipo
de categorizador que selecciona la raz en cada caso (verbal y nominal, respectivamente). Los categorizadores pueden tener ciertos flavours asociados (Folli y Harley 2002, para verbos y Kornfeld y Saab, 2005,
Saab, 2004, Kornfeld, 2005, para nombres, entre otros). Jackendoff (1991), Bosque y Masullo (1997) y
Morimoto (1998) sealan que la delimitacin o bien el rasgo [+/-delimitado] es una propiedad transcategorial. Para Kornfeld (2008), este rasgo transcategorial permite la diferenciacin de verbos tlicos y
atlicos, nombres contables y de masa y adjetivos relacionales y calificativos.
Por otro lado, Hale y Keyser (1993) definen la estructura argumental en trminos de relaciones
especificador-ncleo y ncleo-complemento, considerando como estructuras relevantes las que se presentan en (1)
3. Los adjetivos
Tradicionalmente, se seala que la clase de los adjetivos denota propiedades o cualidades. Demonte
(1999), entre muchos otros, reconoce dos tipos de adjetivos, los calificativos y los relacionales, que ejemplificamos en (2) y (3), respectivamente
(2) Grupo I: Adjetivos calificativos
a. nio alto /tela suave/ habitacin grande
b. Adjetivos polares: alto/bajo; grande/chico; rpido/lento; ancho/estrecho; profundo/superficial;
viejo/joven; seco/hmedo; claro/oscuro; lleno/vaco; fro/caliente; lindo/feo; bueno/malo; triste/feliz;
violento/calmo. (Demonte 2010, apud Dixon 1982)
c. Adjetivos elativos: abominable, atroz, brutal, delicioso, descomunal, divino, encantador, enorme,
esencial, espantoso, esplndido, estupendo, excelente, excelso, exquisito, extraordinario, fabuloso, fantstico, fenomenal, perverso, precioso, sensacional, supremo, terrible, trrido, tremendo. (NGLE 2009)
4. Anlisis
En esta seccin, mencionaremos algunos supuestos adicionales.
En primer lugar, nos referiremos a los adjetivos graduables y a los adjetivos no graduables.
Morimoto (1998), Demonte (1999 y 2010), Levin, Kennedy y Hay (1999), Kornfeld (2008 y 2010),
entre otros, sealan la relevancia del la cuantificacin adjetiva para diferenciar al grupo I de los grupos
II y III.
Sobre la base de lo expuesto en la seccin precedente, proponemos la asociacin del rasgo [+/- delimitacin] al categorizador a. El rasgo [+/- delimitacin] debe interpretarse como la posibilidad de aceptar la graduacin, no como un punto exacto en una medida escalar. Luego, los adjetivos del grupo I, tanto
los polares como los elativos, presentan el categorizador a[-del]. En el caso de (9a), es decir, de un adjetivo
calificativo, el categorizador a, asociado al rasgo[-delimitado], se ensambla con una raz.
Los adjetivos relacionales y adverbiales tendrn tambin un categorizador a, pero este estar asociado al rasgo [+delimitado]. Debern tenerse en cuenta las configuraciones estructurales particulares
para lograr identificar ambos grupos. En el caso del grupo II, es decir, en el caso de los adjetivos relacionales, el comportamiento es similar al del grupo I, tal como se muestra en (10).
Folli y Harley (2002) sealan que el categorizador v puede o bien seleccionar un S o bien puede
seleccionar otro Sv como su complemento. En consecuencia, dada la estructura (11) de Hale & Keyser,
es posible pensar que el categorizador a puede entrar en relacin con diferentes Sx, en este caso, tanto
con un S como con un Sn.
Esta capacidad de seleccionar diferentes elementos, nos permite captar la distincin entre adjetivos
relacionales y adverbiales. Si el categorizador a[+del] interacta con un n, obtendremos un adjetivo relacional. Por el contrario, si el categorizador a[+del] interacta con un Sn, esto es, con un sintagma en su
totalidad, obtendremos adjetivos adverbiales.
A modo de recapitulacin a continuacin, en (12), (13) y (14) ejemplificamos las estructuras asociadas a cada tipo de adjetivo:
Relexicalizaciones
Por relexicalizaciones se entiende la posibilidad de usar un tipo de adjetivo como otro. Las posibilidades se ilustran en (14):
(14) Cuadro 1
Calificativo
Calificativo
Relacional
(C) Relacional a
calificativo
Adverbial
(E) Adverbial a
calificativo
Relacional
Adverbial
(B) Calificativo a
adverbial
(D) Relacional a
adverbial
No obstante, no todas las opciones de (14) son igualmente productivas o gramaticales. Los casos
existentes implican el pasaje de un adjetivo relacional a uno calificativo, y en menor medida el pasaje de
un adjetivo adverbial a uno calificativo.
Las combinaciones restantes no son posibles en el espaol. Nuestra hiptesis de trabajo es que estas
limitaciones obedecen a restricciones estructurales, tal como las hemos definido previamente. De esta
forma, las relexicalizaciones entre los grupos I y II deberan ser ms frecuentes porque presentan una
estructura similar, mientras que por el contrario, las relexicalizaciones entre los grupos I y II y el III
deberan ser menos frecuentes por las diferencias estructurales.
(18) Tiempo
a. una antigua casa/ una casa antigua
b. el trabajo reciente/ el reciente trabajo
b. el marido reciente/ el reciente marido
el prximo encuentro/ el encuentro prximo
c. *un prximo amigo/ un amigo prximo
(19) Manera
a. una respuesta elegante/ una elegante respuesta
a. un hombre elegante/ un elegante hombre
b. una propuesta sincera/ una sincera propuesta
b. un amigo sincero/ ??/*un sincero amigo
(20) Aspecto
a. un sonido constante/ un constante sonido
a. una mujer constante/ *una constante mujer
b. una condicin permanente/ ??una permanente condicin
b. un vecino permanente/ *un permanente vecino
De forma preliminar, nuestra hipotesis en torno a estos casos se relaciona con la complejidad de la
estructura o bien con las propiedades del Sn, que podran influir en las relexicalizaciones.
Finalmente, debemos sealar que no son posibles las recategorizaciones entre los adjetivos relacionales y los adverbiales.
En principio, de acuerdo a nuestra propuesta, comparten el rasgo a[+del], con lo cual es necesario que
mantengan posiciones estructurales diferentes. En otras palabras, pareciera que las races que se vinculan
con este categorizador estuvieran en distribucin complementaria.
5. Conclusiones
En el presente trabajo, hemos mostrado un anlisis preliminar y posible de la clase de los adjetivos
desde el marco de la MD. En particular, hemos intentado postular un sistema que permita dar cuenta
de los subtipos de adjetivos sobre la base de la estructura de Hale & Keyser y el rasgo [+/-delimitacin]
asociado al categorizador a. As, los adjetivos calificativos presentaran un categorizador a asociado
al rasgo [-delimitacin], mientras que los adjetivos relacionales y adverbiales tendran un categorizador a asociado al rasgo [+delimitacin]. Esta diferencia se fundamente en la posibilidad o imposibilidad de cuantificar el primer tipo de adjetivos, en oposicin a los otros dos tipos mencionados. Por
otro lado, los adjetivos relacionales se encuentran especialmente vinculados con el mbito de la raz
nominal, mientras que los grupos I y III establecen relaciones o bien con proyecciones nominales mayores o con proyecciones intermedias. Sin duda, esta diferencia configuracional debe ser analizada a
la hora de especificar los diversos contextos distribucionales. Adems, debe considerarse la estructura
seleccionada por los categorizadores adjetivos, es decir, si se trata de una raz o bien de un clase mayor
explicitada, i.e. un nombre.
Un anlisis ms profundo e integral de estos elementos, como as tambin de la estructura del Sn,
permitir dar cuenta de las particularidades mencionadas en los casos de relexicalizacin, de tal forma
que pueda apreciarse la distribucin e interaccin de los adjetivos con el nombre.
6. Referencias bibliogrficas
Bosque, I. y C. Picallo. 1996. Postnominal adjectives in Spanish DPs. Journal of Linguistics, 32, Cambridge
University Press, 349-385.
Demonte, V. 2010. Adjectives, en C. Maienborn, K. von Heusinger y P. Portner, eds. Semantics: An International
Handbook of Natural Language Meaning. Berln: Mouton de Gruyter.
Embick, D. 2010. Localism versus Globalism in Morphology and Phonology, Cambridge, Mass: MIT Press.
Embick, D. y R. Noyer. 2001. Movement Operations after Syntax, Linguistic Inquiry 32: 555-595.
Embick, D. y A. Marantz. 2008. Arquitecture and blocking, Linguistic Inquiry 39.1: 1-53.
Folli, R. y H. Harley. 2002. Consuming Results in Italian and English: Flavours of v, en Kempchinsky, P. & R.
Slabakova (eds.) Aspects, Holanda, Kluwer Academic Publisher.
Halle, M. y A. Marantz. 1993. Distributed Morphology and the pieces of inflection, en: Hale, K. & S. Keyser
(eds.) The View from Building 20. Cambridge: MIT Press, 111-176.
Harley, H. y R. Noyer. 1999. Distributed Morphology, en Glot International, 4:4, pp. 3-9.
Jackendoff, R. 1991. Parts and Boundaries, en Cognition 41: 9-45.
Kennedy, C. & L. McNally. 2005. Scale structure and the semantic typology of gradable predicates. Language
81: 345-381.
Kennedy, C. 2007. Vagueness and grammar: the semantics of relative and absolute gradable adjectives. Linguistics and Philosophy 30(1): 1-45.
Kornfeld, L. 2005. Adjetivos adverbiales y estructura del SD, trabajo presentado en el III Encuentro de Gramtica
Generativa, Neuqun, Argentina.
Kornfeld, L. 2008. Aspecto y cuantificacin: la herencia de la delimitacin, trabajo presentado en el XI Congreso
de la Sociedad Argentina de Lingstica (SAL), Santa Fe, Argentina.
Kornfeld, L. y A. Saab. 2005. Hacia una tipologa de las anforas nominales en espaol. Ponencia presentada en
el III Encuentro de Gramtica Generativa, Neuqun, 18-20 de agosto.
Levin, B., C. Kennedy, C. y J. Hay. 1999. Scalar structure underlies telicity in Degree Achievements, The Proceedings of SALT 9.
Marantz, A. 1997. No Escape from Syntax; Dont try Morphological Analysis in the Privacy of Your Own Lexicon, en: Dimitriadis, A., L. Siegel, C. Surek- Clark & A. Williams eds. Proceedings of the 21st Penn Linguistics Colloquium, Philadelphia: UPenn Working Papers in Linguistics, 201-225.
Morimoto, Y. 1998. El aspecto lxico: delimitacin. Madrid: Arco/Libros.
RAE. 2009. NGLE Nueva Gramtica de la Lengua Espaola.
Saab, A. 2004. El dominio de la elipsis nominal en espaol: identidad estricta e insercin tarda. Tesis de Maestra, Universidad Nacional del Comahue.
1. Introduccin
Una representacin discursiva est conformada por un conjunto de estrategias que a su vez son combinatorias de recursos recurrentes (Pardo 2008).
Los medios contribuyen a formar determinadas representaciones en el imaginario social en una
comunidad (Raiter 2002). El objetivo de este trabajo es relevar las representaciones discursivas que se
construyen alrededor de la educacin pblica y privada en determinados medios grficos. Estas dos representaciones aparecen polarizadas en el corpus, respondiendo a dos paradigmas contrapuestos.
En los aos 90 en la Argentina durante los diez aos de menemismo se produjo una profunda modificacin poltica y econmica, por la cual la gestin privada pas a ser garante de las reglas de juego, con
la privatizacin de empresas pblicas y la transferencia al mercado para conducir el modelo de desarrollo
y la distribucin de bienes (Garca Delgado 1994).
El objetivo general de este trabajo es explorar la dimensin argumentativa de las noticias; el objetivo
especfico, relevar las representaciones discursivas que se construyen alrededor de la educacin pblica y
privada en determinados medios grficos: Clarn y La Nacin. Durante el perodo elegido que se comprende entre enero de 2008 y septiembre de 2010 ha sido muy frecuente la aparicin del debate acerca
del futuro de la escuela pblica, en los medios.
2. Metodologa
La investigacin que llevamos a cabo en este trabajo es cualitativa y sigue la lnea del Anlisis Crtico del Discurso (Fairclough 2000, Wodak 2000). En el anlisis lingstico de los textos aplicamos las
nociones de jerarquizacin de la informacin, utilizando las nociones de tema, rema y foco (Pardo 1996,
2008) y las nociones de argumentacin, utilizando los conceptos de cadena argumentativa, garanta y
conclusin (Toulmin 1958). A partir del anlisis de la jerarquizacin se puede relevar cul es aquella
informacin que el hablante expresa como ms relevante para l. El anlisis de la jerarquizacin nos
permite observar cules son los sistemas de creencias que funcionan en cada texto.
3. Corpus
El corpus analizado est conformado por notas de opinin de los diarios La Nacin y Clarn que
refieren a las diferencias significativas que existen entre las escuelas pblicas y privadas. Se realiz una
bsqueda en estos medios acerca de la problemtica en las escuelas pblicas, y se incluyeron en el trabajo
las crnicas que presentan el contenido ms pertinente a los fines de este anlisis.
Cuadro 1
Ttulos de Clarn
Ttulos de La Nacin
4. Anlisis lingstico
Cuadro 2
Artculo 1
Las escuelas pblicas siguen
perdiendo alumnos
Artculo 2
La grave crisis del sistema de
educacin pblica
Artculo 3
El desafo de revertir el
declive de la educacin
Si observamos los ttulos de los tres artculos de Clarn notamos que en los tres casos aparecen
reforzadores que contribuyen a hacer nfasis en el problema de la educacin pblica, que se plantea
como una realidad de la que no se puede escapar. As la frase verbal continuativa del ttulo 1 siguen
perdiendo se opone paradigmticamente a otras opciones como pierden o perderan. En el ttulo 2,
el adjetivo calificativo grave funciona como un reforzador de la palabra crisis, que de por s tiene una
carga semntica negativa. Finalmente, en el ttulo 3 observamos el trmino desafo que tiene implcita
la idea de que existen fuerzas encontradas.
Cuadro 3
Artculo 1
Artculo 2
La educacin pblica y la
privada, cada vez ms lejos
Artculo 3
En estos tres ttulos del diario La Nacin podemos observar cmo se condensa esta idea de la amplia
diferencia que presentan ambos tipos de educacin. As observamos cmo los dos primeros ttulos enfatizan el hecho de lo que eligen las mayoras. En el ttulo Cada vez ms alumnos se pasan de escuelas
pblicas a privadas se hace hincapi en la eleccin de la mayora a travs del adverbio de cantidad ms
que funciona como un reforzador. En el caso del ttulo Para el 65%, la escuela pblica es mala advertimos adems cmo se altera el orden no marcado de la emisin La escuela es mala para el 65%, para
dejar en foco el adjetivo calificativo mala, que contiene una carga semntica negativa.
Por ltimo, en el ttulo La educacin pblica y la privada, cada vez ms lejos se elide el verbo estar. En Metforas de la vida cotidiana, George Lakoff y Mark Johnson (1980) sealan que la metfora
impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje sino tambin el pensamiento y la accin. Nuestros
conceptos estructuran lo que percibimos, cmo nos movemos en el mundo, y el modo en que nos relacionamos con otras personas. El recurso utilizado da lugar a utilizar una metfora espacial: la diferencia de
calidad es una distancia espacial para enfatizar las diferencias entre ambos tipos de educacin.
Escuela pblica
Escuela privada
(est) creciendo la
matriculacin de las escuelas
privadas
19 Dic 2009
Cuadro 5
La Nacin
(Domingo 27 de septiembre
de 2009)
Educacin pblica
brecha en el rendimiento de los
alumnos
Educacin privada
pasaje de alumnos de
escuelas pblicas a privadas
se pasan de escuelas
pblicas a privadas
a pesar del costo alto.
un nivel de aprendizaje
razonable.
ponen lo poco que tienen en
eso.
Como podemos ver a partir de la comparacin de los focos de los dos diarios, ambos destacan la
deficiencia de la escuela pblica en relacin con la privada. Se hace hincapi en que la escuela pblica
ofrece una educacin de menor calidad.
En el caso de Clarn se considera que esto se debe a los problemas gremiales, a los paros, a la prdida
de horas de clase.
En las emisiones no puede retener al alumnado y sigue perdiendo alumnos, referidas ambas a
las escuelas pblicas, aparecen elementos que permiten construir la idea de que la escuela atravesando
un proceso imposible de revertir: el adverbio de negacin no y la carga semntica negativa del verbo
retener (impedir que algo salga), as como la frase verbal continuativa (sigue perdiendo).
Los trminos baja (de exigencias y de calidad educativa) y (est) decayendo (la calidad del
servicio educativo pblico) contrastan sintagmticamente con el trmino (est) creciendo (la matriculacin de las escuelas privadas). En esta idea de que el valor de la escuela pblica baja, mientras que
la cantidad de alumnado de la escuela privada sube aparece nuevamente la metfora que vimos en el
ttulo de La Nacin (la diferencia de calidad entre la escuela pblica y privada es una distancia real, fsica, espacial, que se agranda cada vez ms). Por otro lado, se ve cmo la calidad de la educacin queda
ligada a la cantidad de inscriptos.
Hay construcciones comparativas, en las que aparece solo uno de los elementos comparados (la
escuela pblica) y falta el otro (la escuela privada): espacios educacionales de menor valoracin, los
hogares ms carenciados. Estas expresiones contrastan sintagmticamente con las que se refieren a las
escuelas privadas, como mejor calidad educativa.
Los focos contribuyen a construir la representacin discursiva de que la escuela pblica es la menos
valorada, y de que a ella concurren quienes estn en peor situacin econmica; mientras que quienes
estn en condiciones de pagar por una buena educacin eligen una escuela privada.
En el foco grupo de pares heterogneo para sus nios encontramos una serie de reforzadores que
tienen una carga semntica positiva vinculada a la diversidad cultural, y a la convivencia: grupo, pares, heterogneo, nios. Sin embargo, estos elementos contrastan sintagmticamente con la emisin
para contener a tantos chicos. Si la heterogeneidad aparece como un rasgo de la escuela pblica valorado positivamente, el adjetivo tantos funciona como un mitigador de ese rasgo positivo, ya que agrega
al sustantivo chicos la idea de muy grande o tan grande (cantidad). As, la escuela pblica cuenta con
ms cantidad de alumnos de los que puede tener.
Los focos de las noticias analizadas de Clarn se refieren a la deficiencia de la educacin pblica,
a los problemas gremiales, al aumento de alumnos en escuelas privadas, a la eleccin que debe hacerse
entre heterogeneidad cultural y calidad educativa.
Como pudimos observar en el caso del diario La Nacin aparece un contraste entre la valoracin que
se hace de ambos tipos de educacin. Existe una evidente preferencia por ubicar en posicin de foco los
problemas que presenta la educacin pblica que van de la mano de apreciaciones positivas que se hace
de la educacin privada, que funciona a lo largo de los textos como su contracara. As encontramos focos
como brecha en el rendimiento de los alumnos, en las privadas hay clases y en las pblicas, no, cada
vez ms deficiente, no haran el esfuerzo de pagar una escuela si la educacin pblica fuese igual de
buena, la desconfianza de las familias en la escuela pblica, entre otras. Estas emisiones contraponen
sintagmticamente a los siguientes focos el paso de parte de los sectores medios a la educacin privada,
se pasan de escuelas pblicas a privadas a pesar del costo alto, un nivel de aprendizaje razonable.
Entonces tenemos una educacin pblica caracterizada como deficiente, como un lugar en donde no hay
clases, donde los alumnos rinden mal, frente a una educacin privada donde hay una buena educacin,
los chicos aprenden, rinden bien, a donde acuden los sectores medios y la cual es costosa pero valedera.
En el caso de La Nacin se arguye que la baja calidad de la educacin pblica se debe a que sta
concentra a los chicos ms pobres y en peores condiciones educativas, ya que se expresa que la gente de
menores recursos ponen lo poco que tienen en eso, y se dejan en foco sintagmas como brecha en el
rendimiento de los alumnos, la escuela pblica es mala, cada vez ms deficiente si la educacin. De
este modo, aparece la escuela pblica como poco efectiva o contraproducente.
Todos estos focos se hallan sostenidos a su vez por una tesis: La educacin pblica debe desaparecer.
Los argumentos que sostienen esta tesis son las peridicas huelgas que realizan los maestros, la baja calidad educativa y la pobreza de recursos. Para sostener esta tesis los medios no slo se valen de recursos
como los del enfoque, es decir, dejar en foco las premisas ya consideradas, sino que adems se presentan
a lo largo del texto datos que se encuentran avalados por determinadas garantas.
Observemos: se sigue agrandando la brecha en el rendimiento de los alumnos (G: si los chicos de las
privadas rinden mejor que los de las pblicas, hay mejor enseanza en aquellas).
Cuadro 6
Art
Datos
Tesis_ C.
Garanta
La escuela pblica
presenta peor calidad
educativa que la
educacin privada.
La escuela pblica
perdi su capacidad
transformadora.
Cuadro 7
Art.
1
Datos
Se sigue agrandando la brecha
entre escuelas pblicas y
privadas.
Tesis
La educacin
pblica debe
desaparecer.
Garanta
si los chicos de las privadas rinden
mejor que los de las pblicas, hay
mejor enseanza en las privadas.
5. Conclusiones
A partir del anlisis realizado pudimos observar que los focos se refieren a la educacin pblica con
valoracin negativa: La escuela pblica es mala, La situacin de la escuela pblica es crtica, entre otros.
Con respecto al anlisis de la argumentacin pudimos ver que las tesis son: La escuela pblica debe
desaparecer, La escuela pblica es de peor calidad que la privada y La escuela pblica ha perdido la
heterogeneidad.
El anlisis argumentativo nos permite, a travs de las garantas, conocer cul es el sistema de creencias que est operando en los textos: Si los chicos de las escuelas privadas rinden mejor, entonces deben
ser mejores esas escuelas. Las huelgas y los paros aparecen como la causa y la consecuencia del declive
de la educacin; la baja de la calidad educativa, como un hecho anlogo a la baja en la cantidad de clases.
El hecho de que cada vez ms alumnos se cambien a una escuela privada aparece como un factor indiscutible de la brecha entre los dos tipos de educacin.
El mtodo lingstico de la jerarquizacin de la informacin nos ha permitido ver que en todas estas
noticias aparece una metfora, que funciona como medio para concebir la situacin: la escuela pblica
est lejos en el espacio de la escuela privada. Por otro lado, la escuela pblica se representa a travs del
discurso en un contenedor del que los alumnos quieren irse, huir y que no puede retenerlos.
6. Referencias bibliogrficas
Fairclough, N. 1992. Discourse and Social Change, Cambridge: Polity Press, Blackwell Publisher.
Garca Delgado, D. 1994. Estado y sociedad, Buenos Aires: Norma.
Lakoff, G. y M. Johnson. 2003. Metforas de la vida cotidiana. London: The University of Chicago Press. Primera
Edicin: 1980.
Pardo, M. L. 1996. "El texto judicial como texto argumentativo" en Derecho y Lingstica: Cmo se juzga con
palabras. Anlisis lingstico de sentencias judiciales. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visin SAIC.
Pardo, M. L. 2008. La estatizacin y espectacularizacin de la pobreza: anlisis crtico del discurso posmoderno televisivo en la Argentina, Departamento de publicaciones de la Facultad de Derecho (UBA), Buenos Aires, AZ3.
Raiter, A. 2002. Representaciones sociales. Buenos Aires: Eudeba.
Toulmin, S. 1958. Los usos de la argumentacin. Barcelona: Pennsula, 2007.
Wodak, R. 2000. La sociolingstica necesita una teora social? Nuevas perspectivas en el Anlisis Crtico del
Discurso en Revista Iberoamericana de Discurso y Sociedad, vol.2, n 3, septiembre 2000, pp.123-147. Barcelona: Gedisa.
Luca Bregant
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
1. Introduccin
El presente trabajo persigue un doble objetivo de carcter descriptivo y terico. El primero es relevar
algunos aspectos del conocimiento que tienen los hablantes sobre los gneros textuales a nivel conciente
en una clase textual determinada las canciones y esbozar un conjunto de criterios de tipologizacin
consistentes con este conocimiento. El segundo es poner en relacin dos categoras tericas: los gneros
textuales y los gneros musicales.
La nocin de gnero atraviesa las esferas de la msica y los textos. En el caso de la lingstica,
la preocupacin por el establecimiento y la caracterizacin de tipos textuales adquiere preponderancia
con la Lingstica del texto.1 Dentro de esta corriente se establece la distincin terminolgica entre tipo
textual, concepto definido dentro del marco de una tipologa textual, y clase textual, que designa, de
manera deliberadamente vaga, un grupo de formas textuales cuyas caractersticas pueden describirse
por medio de determinadas propiedades, no necesariamente vlidas para todos los textos (Isenberg
1983). Este ltimo trmino hace referencia a las clasificaciones cotidianas que realizan los hablantes y es
equivalente al concepto de gnero textual que utilizar en este trabajo. En cuanto al mbito de la msica,
si bien no es un concepto habitual en la musicologa tradicional, la nocin de gnero resulta central en el
estudio de la msica popular, dado que, en palabras de Fabbri, (2006: 15) la vida musical es un proceso
continuo de categorizacin.
Segn Rosch (1978), existen principios psicolgicos que gobiernan esta actividad y le dan relevancia
cognitiva. As como la escucha de msica, especialmente popular, remite a su ubicacin en algn casillero
de los tipos musicales, de la misma manera tanto la produccin como la recepcin de un texto2 activa en
los hablantes saberes especficos sobre clases textuales a los que Heinemann (2000) denomina esquemas
textuales. Los esquemas textuales son modelos abstractos, ideales, de carcter cognitivo y no del todo
accesibles a la conciencia, a los que los hablantes recurren para la produccin o comprensin de textos
concretos, agrupables en gneros a partir de ciertas cualidades prototpicas que tienen en comn. Estas
cualidades son organizadas por Heinemann y Viehweger (2002) en cuatro niveles de relevancia variable
dependiendo del gnero: forma, tema, situacin y funcin.
En el mbito de la msica, la pertenencia de una obra musical a un gnero musical tambin se asocia
a la concurrencia de determinadas caractersticas agrupables en categoras. Fabbri (1981: 52) define un
gnero musical como un conjunto de eventos musicales (reales o posibles) cuyo curso est gobernado
por un conjunto definido de reglas socialmente aceptadas. Estas reglas, que funcionan como rasgos que
1 No es la nica corriente lingstica que ha desarrollado el estudio de los gneros. Bajtn (1979: 248) estudia los gneros discursivos, entendidos como tipos relativamente estables de enunciados ligados a una esfera dada de comunicacin. Actualmente, tanto la Lingstica Sistmico Funcional como la lingstica de Anlisis
del discurso desarrollan investigaciones sobre este tema.
2 Me manejar con una definicin procedural-cognitiva de texto, elaborada por Heinemann y Viehweger (1991, en Ciapuscio 2003: 22) en los siguientes trminos:
(...) el texto es una estructura multidimensional, en la cual se manifiestan los sistemas de conocimientos de los hablantes: el conocimiento lingstico, el conocimiento enciclopdico, el conocimiento accional y el conocimiento sobre clases textuales.
pueden actualizarse en las obras musicales para determinar su pertenencia a un gnero, son agrupadas en
cinco conjuntos: las reglas formales y tcnicas, que incluyen las formas tpicas y las relaciones msicatexto, las reglas semiticas, que incluyen los cdigos gestuales, la vestimenta y las iconografas, las
reglas de comportamiento, las reglas sociales e ideolgicas, y las reglas econmicas y jurdicas, que
garantizan la supervivencia del gnero.
Tanto los gneros textuales como los gneros musicales responden a clasificaciones que los miembros de una comunidad realizan espontneamente para ordenar un conjunto de artefactos simblicos que
de otro modo podran ser inabordables. Frith (1996) destaca la estrecha relacin que se establece entre
un gnero musical y su circulacin comercial: este concepto organiza el consumo de msica, a punto tal
que definir un gnero musical es tambin individualizar su pblico como mercado. Pero el consumo no
es pasivo. Frith (1987) resalta la importancia que tiene la msica popular, a travs de sus gneros, en la
construccin (y no el reflejo) de identidades, especialmente en los adolescentes, en edad de conformacin
de personalidades.3 El placer que produce la msica popular es no solo esttico sino tambin producto de
la identificacin con esta msica, sus intrpretes y otras personas que la escuchan.
En este trabajo se eligieron dos gneros de gran popularidad en la Argentina actual: la cumbia y el
rock nacional. Estos gneros tienen en comn la predominancia de la forma cancin, definida como un
evento musical de corta duracin con letra (lyrics) (Fabbri 1981: 63), estructurado en estrofas, con frases meldicas influenciadas por el lenguaje hablado, no polifnico4 y concordante con un gnero musical.
Si bien la anterior es una definicin formal-musical de la cancin, en este trabajo sostendr que, en tanto
produccin textual5 es un gnero: un gnero textual cuyas variantes, a su vez, son dependientes del gnero musical en el que la cancin se inscriba. Como todo gnero textual, la cancin se caracteriza por una
serie de cualidades prototpicas interrelacionadas, definidas en los distintos niveles textuales, una de las
cuales es el acompaamiento musical. As, no es la letra de la cancin la que constituye un gnero sino
su totalidad sonora y verbal.6 Mi hiptesis sin embargo es que, dado su carcter altamente estereotipado
y la estrecha correlacin que se establece entre texto y meloda (Frmas, 1997), el material verbal es, en
la mayora de los casos, suficiente para establecer la pertenencia de una cancin a un gnero musical.
2. Materiales y mtodos
Para realizar este trabajo se seleccionaron 56 canciones, 28 de cumbia y 28 de rock, puestas en circulacin a partir de 2008. Posteriormente se dividi el corpus en ocho grupos de siete canciones cada
uno (tres o cuatro de cada gnero musical) con los cuales se realizaron las pruebas. Para tal efecto, se
removieron el ttulo y los intrpretes.
Dada la especial importancia que tienen los gneros musicales para los adolescentes (cfr. supra), la
experiencia se realiz en un total de 160 sujetos de ambos sexos, de entre 13 y 16 aos. Cada grupo de
canciones fue repartido a 20 sujetos con la consigna oral de que lo leyeran atentamente, clasificaran cada
una de las canciones en cumbia o rock e indicaran, marcando y explicando por escrito, el porqu de
la clasificacin elegida. Adicionalmente, se les solicit que sealaran si alguna vez haban escuchado la
cancin cuya letra estaban leyendo, de manera tal que no se computaran estos casos en los porcentajes de
reconocimiento del gnero musical a partir de su material verbal.
3. Resultados
A partir de la experiencia realizada, se puede dividir el corpus de canciones en tres grupos: 1) aquellas cuyo gnero musical fue reconocido por todos los sujetos; 2) aquellas cuyo gnero fue reconocido por
al menos el 75% de los sujetos; 3) aquellas cuyo gnero fue reconocido por menos del 75% de los sujetos.
3 Por este motivo se realiz la presente experiencia con adolescentes.
4 La polifona es una textura musical que se caracteriza por la equivalencia de las diferentes voces que realizan lneas meldicas simultneas contrapuntsticas.
5 Uso este trmino es su sentido de material verbal.
6 Por este motivo me referir al corpus analizado como canciones, aun cuando en este trabajo se haga foco en lo verbal antes que en lo musical, lo icnico o lo
performativo, todos ellos elementos constitutivos de un gnero complejo.
La distribucin porcentual de estos tres grupos puede verse en el siguiente grfico: el grupo 1 asciende a
la mitad del corpus; el grupo 2, le sigue con un 37,5% del total del corpus; finalmente, las canciones del
grupo 3 son las menos numerosas, representando el 12,5% del total del corpus estudiado. Estos resultados permiten notar el alto grado de importancia que tiene el material verbal de las canciones para su
adscripcin a un gnero musical.7
Figura 1
En cuanto a los criterios que los hablantes utilizaron para la asignacin del gnero musical a las
canciones, es necesario aclarar que no siempre fueron verbalizados y que el grado de detalle con que los
sujetos desarrollaron las fundamentaciones fue muy variable. La mayora recurri a una combinacin
de caractersticas para dar cuenta de la pertenencia genrica de cada cancin. Sin embargo, no todos los
criterios de diferenciacin fueron evocados en igual medida, hecho que indica no solo su importancia
relativa, sino tambin su dismil grado de acceso a la conciencia. En el siguiente grfico se muestran los
principales criterios de reconocimiento, representados segn su cantidad de ocurrencias.
Figura 2
El recurso al que ms sujetos recurrieron fue a la denominacin del tema textual que, con algunas
excepciones, es percibido como especializado en un gnero musical u otro. As, por ejemplo, el tema
poltico-social est asociado a las canciones de rock, mientras que la sexualidad fue vinculada a la cumbia. Las canciones que se apartaban de los temas considerados caractersticos de cada gnero cayeron en
el grupo de menor porcentaje de reconocimiento.
7 Se deber probar, posteriormente, hasta qu punto la inclusin de un mayor nmero de gneros puede incidir en los porcentajes finales.
El segundo de los criterios de identificacin fue el lxico. En general, las canciones de cumbia se
asocian al vocabulario vulgar, a punto tal que, en los casos que presentaban un lxico estndar, el
porcentaje de reconocimiento decay notablemente. Fue en el marco de la descripcin de las canciones
de cumbia que se evoc el criterio lxico con mayor frecuencia, identificndose palabras calificadas de
cumbieras (como pibe/a, gato/a, loquear y piola). Estas u otras palabras son, a veces, acortadas en
su pronunciacin, rasgo que tambin fue identificado como propio del gnero. En oposicin a esto, las
canciones de rock pasan a estar asociadas a un lxico estndar, pero complejo. Fueron pocos los sujetos
que enumeraron palabras puntuales como caractersticas del rock; en cambio, los prstamos del ingls
fueron reconocidos como propios de este gnero con mayor regularidad. A pesar de que no se detect un
vocabulario identificatorio del rock, los sujetos hicieron referencia a determinados modos de formulacin
caractersticos: primero, la actitud del enunciador, que es predominantemente de crtica o lamento; segundo, el uso de metforas, estrechamente relacionadas con la idea de complejidad y oscuridad que este
gnero musical parece despertar en los sujetos que realizaron la experiencia.
Un prrafo aparte merecen las autorreferencias, entendidas como la aparicin de las palabras
rock o cumbia dentro de una cancin de cada uno de estos gneros, as como sus derivados y los nombres de los intrpretes. En todos los casos analizados, la autorreferencia fue interpretada como un signo
inequvoco de pertenencia genrica. Si bien en el rock es espordica, en las canciones de cumbia parece
ser una prctica regular. A su vez, este recurso se encuentra asociado muchas veces a otro rasgo que fue
considerado caracterstico de la cumbia: la presencia de una introduccin o comentario hablado, mediante el cual la banda se presenta, saluda a los fans o dedica la cancin.8
Otros dos criterios estructurales que fueron utilizados en la clasificacin de canciones fueron su
extensin, mayor en el rock, y la presencia de repeticiones, asociadas a la cumbia. Algunos de los criterios a los que se recurri secundariamente fueron: el largo de las estrofas (menor en la cumbia), el voseo
(predominante para el rock), la presencia de preguntas (asociada al rock), la mtrica (en trminos de esto
me lo imagino con ritmo de...), las rimas, el orden de las palabras y el uso del artculo antes del nombre
propio (relacionado con la cumbia).
4. Discusin
Los resultados obtenidos permiten demostrar que el material textual de las canciones es de gran
importancia para determinar su pertenencia a un gnero musical. Por otra parte, los tres grupos de canciones obtenidos a partir de la prueba de clasificacin muestran el carcter prototpico de estas en tanto
representantes de un gnero musical. En palabras de Sandig (2000: 11): hay ejemplares mejores y
peores de una categora. En este caso, los mejores ejemplares fueron los reconocidos por el 100% de los
sujetos, mientras que el grupo 3 est conformado por los ejemplares marginales. Asimismo, y siguiendo
con la teora de los prototipos (Rosch 1978, Sandig 2000), los rasgos a partir de los cuales se definen las
categoras analizadas son graduales, de centralidad variable y no son necesarios ni suficientes para la
delimitacin de las clases cuyas fronteras no estn siempre claramente definidas.
As, la descripcin de un gnero textual se realizar a partir de cualidades multidimensionales de
carcter prototpico: cuantas ms caractersticas prototpicas rena un ejemplar, mejor representante de
este gnero ser. Como se mencion, Heinemann y Viehweger (2002, en Ciapuscio, 2005) proponen un
modelo para la caracterizacin de textos que consta de cuatro dimensiones (funcin, situacin, tema y
forma), cada uno de las cuales agrupa determinada informacin que puede asumir uno u otro rasgo dependiendo del gnero textual que est describiendo. En el cuadro que se encuentra a continuacin puede
verse una propuesta de tipologizacin para las canciones de diferentes gneros musicales, que toma como
punto de partida este modelo y su adaptacin en Ciapuscio y Kuguel (2002) y, a partir de los resultados
obtenidos del anlisis y las pruebas de clasificacin realizadas, incorpora algunas categoras y detalla
8 Por ejemplo: Y esta cancin est dedicada para todos los papis que no ven a sus hijos por alguna causa o razn en esta vida, como yo. (La calesita de San
Miguel, de La Banda de Lechuga).
los rasgos comunes a los textos analizados. Los niveles de tematicidad y estructura y de adecuacin
de la formulacin recogen y sistematizan la informacin acerca del saber sobre clases textuales de los
hablantes obtenida mediante la experiencia de clasificacin, y desarrollada en el punto anterior. En todos
estos aspectos pueden establecerse contrastes entre las canciones de los dos gneros musicales estudiados
(temticas, introduccin, metforas, extensin, mtricas, lxico, pronombres y pronunciacin). El resto
de los niveles fueron completados de manera provisoria (a partir del anlisis realizado y la bibliografa
expuesta) y, aunque requeriran de mayor profundizacin, muestran las caractersticas que las dos clases
tienen en comn.
Nivel
Criterio
Expresarse
1)
Funcionalidad
Producir efectos
estticos
Valores prototpicos en
cumbia
Valores prototpicos en
rock
Alto
Medio-alto
Medio-alto
Alto
Contactar
Informar
Bajo
Dirigir
Marco interaccional
Actividad comunicativa independiente
2) Situacin
Organizacin social
de las actividades
en mbitos
comunicativos
Medio/canal
Predominantemente oral
Papeles sociales de
los interactuantes
Impronta temtica
(temas ms
mencionados)
3)Tematicidad y
estructura
*la delincuencia
*las mujeres
*la naturaleza
* la religin
*el boliche
Tipos de despliegue
temtico
Partes textuales
*Estandarizadas: estrofas
(siempre), estribillos (muy
frecuentemente)
*Introduccin hablada (a
veces)
Informacin no
verbal
Mximas retrico
estilsticas
Esquemas de
formulacin
especficos del
gnero
4) Adecuacin
de la
formulacin
Recursos lxicos
Recursos sintcticos
Recursos
fonolgicos
*Menor brevedad
*Uso de metforas
*estructuracin en estrofa
estribillo
*mtrica estandarizada
*estructuracin en estrofa
estribillo
*mtrica ms variable
*uso de rimas
*uso de rimas
*Palabras neolgicas y
no neolgicas altamente
asociadas al gnero
musical.
*Prstamos y neologismos de
autor.
*Uso de palabras percibidas
como menos frecuentes en el
habla diaria.
*Mayor incidencia del dialecto
estndar.
Acortamiento de palabras
y cada de s final.
Ausencia de acortamiento de
palabras y cada de s final.
* ausencia de comentarios y
referencias a los receptores
El hecho de que pueda establecerse un tronco comn de cualidades compartidas por las canciones de
cumbia y rock, por un lado, y una serie de rasgos que las diferencian, por el otro, nos permite afirmar que
estamos ante dos variantes de una misma clase textual. Como argument, la cancin puede considerarse
una clase textual a partir de los rasgos prototpicos que la definen: su funcionalidad predominantemente
expresiva y esttica,9 su marco de situacin especfico es una actividad comunicativa independiente,
de transmisin principalmente oral, enmarcada dentro de la industria del entretenimiento, en la que se
establece una relacin especial entre el productor (generalmente admirado) y su pblico ms o menos
masivo, su estructura breve, distribuida generalmente en estrofa y estribillo y su complejidad
semitica, que incluye informacin verbal, musical, gestual e icnica. Los gneros musicales, a su vez,
funcionan, desde esta perspectiva, como marcos en los que las variantes de esta clase textual se inscriben, de manera tal que cancin de rock y cancin de cumbia son realizaciones ms especificadas de
esta clase textual, a partir de subdiferenciaciones adicionales. Clase textual y variante de clase textual
son dos niveles, los de menor abstraccin, del ordenamiento jerrquico que Heinemann (2000) propone
y puede ejemplificarse de la siguiente manera:
Ordenamiento jerrquico
Ejemplificacin
Como seala Ciapuscio (2007), si bien el tipo textual debe representar el nivel ms abstracto de la
jerarqua, cuyo grado de abstraccin disminuye a medida que se desciende de categora, la eleccin del
tipo y el establecimiento de las categoras posteriores son relativos y dependientes de la perspectiva de
anlisis. Lo mismo sucede, desde mi punto de vista, con los modelos de anlisis sobre gneros musicales
y gneros textuales. En este trabajo, que se inscribe en el marco de la Lingstica del Texto y cuyo material de estudio es textual, he terminado por incluir, para el anlisis de canciones, el concepto de gnero
musical en el de gnero textual, describiendo al primero en trminos de variante del segundo. Encuentro
que esta equiparacin puede ser productiva para este tipo de trabajo, de carcter textualista, y que es
posible a partir del alto grado de flexibilidad y potencia explicativa que han adquirido los modelos desarrollados en este marco, que incluyen dimensiones en las que se pueden contener los otros fenmenos
(msica, relacin msicos-pblico, iconografa) que constituyen los gneros musicales. Sin embargo, un
anlisis detallado sobre estos ltimos requerira de otro tipo de modelo, pensado desde otra perspectiva,
como el desarrollado por Fabbri (1981), anteriormente expuesto. As, los diferentes modelos son complementarios, en tanto pueden adecuarse de diferente manera a las posibles perspectivas de anlisis.
Para terminar, sintetizar el recorrido realizado. La exposicin de un grupo de sujetos a un corpus
de textos conformado por canciones de diferentes gneros musicales con la consigna de que reconocieran
9 Dado que un mismo texto suele cumplir, simultneamente, con varias funciones es aquella que predomina la que sirve como caracterizadora de una clase textual.
su gnero de procedencia y fundamentaran su respuesta permiti, en primer lugar, comprobar que existen
ejemplares prototpicos y marginales dentro de esta categora, pero que en la mayora de las casos el material textual resultaba suficiente para la adscripcin de los textos a un gnero musical. En segundo lugar,
la experiencia posibilit el acceso a parte de la informacin (la informacin conciente) que los sujetos
poseen acerca de una clase textual (o variante de clase textual), a la que recurren a la hora de realizar una
tarea comunicativa. A partir de esta informacin, se propusieron una serie de criterios de tipologizacin
con el fin de dar cuenta de la clase textual cancin y sus variantes, cuyos rasgos compartidos y diferenciales permitieron establecer una jerarqua.
6. Referencias bibliogrficas
Ciapuscio, G. 2005. La nocin de gnero en la Lingstica Funcional Sistmica y en la Lingstica Textual. Signos,
38, 31-48.
Ciapuscio, G. 2007. Genres et familles de genres: apports pour lacquisition de la competence generique dans le
domaine academique. tudes de Linguistique Aplique, 148, 405-416.
Ciapuscio, G. y I. Kugel 2002. Hacia una tipologa del discurso especializado: aspectos tericos y aplicados en:
Garca Palacios, J. & Fuentes, M. T. Entre la terminologa, el texto y la traduccin. Salamanca: Almar, 37- 73.
Fabbri, F. 1981. A theory of musical genres: two aplications, en: Horn, D. & Tagg, P. (eds.) Popular music persoectives. Gteborg & Exeter: IASPM, 52- 81.
Fabbri, F. 2006. Tipos, categoras, gneros musicales. Hace falta una teora?, en: Actas del VII Congreso IASPM-AL, Msica popular: cuerpo y escena en la Amrica Latina.
Frmas, J. 1997. Text and music revisted. Theory, culture and society, 14, 109 123.
Frith, S. 1987. Hacia una esttica de la msica popular, en: Cruces, F et al. (eds.), Las culturas musicales. Lecturas en etnomusicologa. Madrid: Trotta, 2001, 423- 435.
Frith, S. 1996. Performing rites. Oxford: Oxford University Press.
Heinemann, W. 2000. Textsorten. Zur Diskussion um Basisklassen des Kommunizierens. Rckschau und Ausblick, en: Adamzik, K. (Ed.), Textsorten. Reflexinen und Analysen. Tbingen: Stauffenburg Verlag Brigitte
Narr GmbH.
Isenberg, H. 1983. Cuestiones fundamentales de tipologa textual, en: Bernrdez, E. (ed.), Lingstica del texto.
Madrid: Arco Libros, 1987, 95- 129.
Rosch, E. 1978. Principles of categorization, en: Rosch, e. & Lloyd, B. (eds.) Cognition and categorization.
Hillsdale: Lawrence Erlbaum, 27- 48.
Sandig, B. 2000. Text als prototypisches Konzept, en: Mangasser-Wahl, M. (ed.) Prototypentheorie in der Linguistik. Tbingen: Stauffenburg, 93-112.
Ana Brown
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
Florencia Sartori
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
1. Introduccin
La enseanza de espaol en Brasil ha cobrado una importancia notable, especialmente a partir de
la entrada en vigencia en 2010 de la ley 11.161 que establece la oferta obligatoria de espaol en la enseanza fundamental y media de las escuelas brasileas. En este marco, los materiales didcticos que se
desarrollen deben estar en consonancia con los Parmetros Curriculares Nacionais (en adelante PCN),
publicados por el Ministerio de Educacin brasileo, que estipulan las directrices generales de cada una
de las asignaturas para la enseanza fundamental y media. En el rea de lenguas extranjeras, el documento establece orientaciones generales para su enseanza sin centrarse especficamente en ninguna de
ellas.1 El enfoque descripto es eminentemente comunicativo y tiene como objetivos que los alumnos puedan aproximarse a otras culturas en un mundo globalizado y que puedan utilizar sus conocimientos en el
mundo laboral. El material didctico utilizado en las clases tendra, entonces, que estar en consonancia
con este enfoque.
Por su parte, la cercana entre las formas lingsticas del espaol y el portugus genera un efecto de
transparencia que dificulta la incorporacin de lxico en la otra lengua. Por esta razn, el lxico debera
tener un lugar central a travs de un trabajo sistemtico que constituira una va para generar conciencia
de la distancia lingstica.
En este trabajo, nos proponemos analizar de qu manera se sistematiza la enseanza del lxico en
tres manuales brasileos de enseanza de espaol en la escuela media: Nueva Expansin, Listo y Esencial. Para realizar el anlisis, seguiremos a Lewis (1993) que propone la enseanza de los tems lxicos a
travs de sus relaciones, ya que son estas las que pueden favorecer la incorporacin de nuevos tems en
la otra lengua.
2. Marco terico
En Lewis (1993) se desarrolla el enfoque de la enseanza cualitativa del lxico que postula que
aprender palabras no es solamente aprender sus significados sino ampliar el conocimiento que se tiene
1 La eleccin de la lengua extranjera est supeditada, segn la ley, a las posibilidades de cada institucin. La ley 9.394 del 20 de diciembre de 1996 establece para
la enseanza media: Ser includa uma lngua estrangeira moderna, como disciplina obrigatria, escolhida pela comunidade escolar, e uma segunda, em carter
optativo, dentro das disponibilidades da instituio (art. 35, inciso III). La ley est disponible en http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/Leis/L9394.htm (consultada
el 5/11/10).
sobre ellas, es decir, conocer sus contextos de situacin, colocacin, registro y posibles cambios en su significado en los diferentes contextos. El enfoque lxico enfatiza tambin la necesidad del reconocimiento
y memorizacin de expresiones idiomticas y colocaciones (Higueras, 2004).
Para aprender tems lxicos es til, por un lado, vincularlos y agruparlos en contextos mayores que
permitan relacionarlos con una situacin o gnero discursivo. Pero, al mismo tiempo, es necesario generar conocimiento lxico sobre las relaciones que existen entre las palabras.
Para apoyar este desarrollo metodolgico, acudiremos a nociones de la semntica. El concepto de
redes lxicas implica la idea de conjunto de elementos interrelacionados y de procesos combinatorios:
con los conocimientos de mundo del hablante (referencia, connotacin) y con las relaciones semnticas
entre las palabras (Baralo 2007). En cuanto a las relaciones lxicas, Cruse (1990) describe diferentes
tipos. Consideraremos para este anlisis la sinonimia, la oposicin, la meronimia y la hiponimia. La
sinonimia,2 definida en un sentido amplio, se produce cuando en dos palabras los aspectos centrales del
significado son idnticos, aunque difieran en aspectos perifricos. Las relaciones de oposicin incluyen:
trminos complementarios (un trmino excluye a otro, por ejemplo muerto - vivo); antnimos (en los que
la negacin de un trmino no implica la aseveracin del contrario, por ejemplo no es duro no implica
blando); reversos (cambios de estado reversibles: entrar y salir) y finalmente, conversos (expresan la misma relacin desde dos puntos de vista diferentes: comprar y vender). Las relaciones de meronimia, por su
parte, expresan la relacin parte-todo, por ejemplo volante-auto. Finalmente, las relaciones de hiponimia
expresan la relacin entre trminos ordinados y superordinados: gato- felino.
Como hemos visto hasta ahora, las relaciones que se establecen entre los tems lxicos dentro de una
misma lengua son complejas. El enfoque para abordar esta complejidad variar segn el objetivo de la
enseanza. En el caso de los PCN, se propone que los alumnos desarrollen habilidades comunicativas.
Una de las condiciones necesarias para desarrollar estas habilidades ser consolidar la conciencia de la
distancia entre el espaol y el portugus, que favorece el desarrollo de las estrategias de autocorreccin
en el caso de que se produzcan transferencias.3 Las estrategias pueden ensearse con el objetivo de generar autonoma en el aprendizaje.4
Por ltimo, es relevante sealar uno de los problemas ms frecuentes en el aprendizaje de lenguas
prximas: la existencia de cognados. Los cognados son formas lingsticas derivadas, histricamente, de
la misma fuente habiendo por lo tanto entre ambas lenguas identidad total o parcial (Gonzlez Pellizari
Alonso 2006). Uno de los problemas que presentan es que la frecuencia de una palabra puede diferir de
una lengua a otra, por lo que su uso en la lengua meta puede resultar extrao o anticuado. En algunos
casos, la historia de la lengua produjo variaciones que dieron como resultado lo que se conoce como falsos cognados. Los ms comunes son los heterosemnticos, los heterogenricos y los heterotnicos. En
los primeros, la misma forma dio como resultado significados diferentes en portugus y en espaol; un
ejemplo sera copo en portugus que significa vaso en espaol. Los heterogenricos son aquellas palabras
cuya morfologa y semntica es igual entre ambas lenguas pero difieren en la concordancia que establecen con otras palabras; por ejemplo la costumbre (femenino) y o costume (masculino). Finalmente, los
heterotnicos son palabras que entre las dos lenguas poseen variacin fontica; por ejemplo psicoterapia
y psicoterapa.
Analizaremos tres manuales de enseanza de espaol a partir de la propuesta de Fernndez Lpez
(2004) para el anlisis de materiales didcticos. Adems, relevaremos cules son los ejercicios propuestos
para el trabajo con el lxico a partir del enfoque lxico (Lewis 1993).
2 Cruse distingue tres tipos de sinonimia: absoluta, descriptiva y prxima. Tomamos esta ltima definicin ya que resulta la ms productiva para la discusin, debido
a que es la ms extendida por ejemplo, en la confeccin de diccionarios de sinnimos (Cruse, 1990).
3 En la dcada del 70, muchos lingistas comenzaron a hablar de transferencia positiva o negativa desde la L1 y a analizar este proceso como parte natural de la
adquisicin de una L2. El concepto de interlengua (Selinker, 1972) designa un estado en el aprendizaje en el que el aprendiz construye un sistema provisorio de reglas
que va confirmando o descartando. Cuanto ms parecidas son su L1 y su L2, ms complejo ser identificar estas diferencias.
4 Entendemos por estrategia Specific actions, behaviours, stress or techniques that learners use (often deliberately) to improve their progress in development of the
competence in the target language. Strategies are tools for self directed participation in learning, necesary for development of communicative competence (Oxford,
1990 citado en Pavii Taka, 2008).
3.1. Esencial
En el manual Esencial para ensino mdio cada leccin incluye el trabajo con un gnero discursivo,
un tema transversal y secciones de comprensin lectora, gramtica, comunicacin (funciones y actos de
habla) y ampliacin de vocabulario.
El manual para el profesor explica que el objetivo es desarrollar las cuatro destrezas,5 teniendo en
cuenta el contexto formal de aprendizaje de los alumnos brasileos y los temas transversales propuestos
por los PCN. Como objetivo para la seccin de lxico propone actividades que amplen y consoliden el
vocabulario que surge del texto, proporcionen contacto con antnimos, sinnimos y promuevan la deduccin de significados del contexto. En la seccin Ampliacin de vocabulario, ofrece un glosario visual
con ejercicios de consolidacin.
Al final del manual se incluyen imgenes con nmeros que se corresponden con la palabra que
denomina esos objetos y luego un glosario espaol- portugus con una lista en espaol y al lado, su
equivalente en portugus. A continuacin se presenta la misma lista de palabras en portugus con su
traduccin al espaol.
A continuacin, analizaremos en detalle la seccin de lxico. Los campos lxicos presentados se
asocian al gnero del texto input y a la consigna de escritura, por lo que el alumno tiene, en general, la
posibilidad de ver las palabras contextualizadas, hacer ejercicios con ellas y luego, poder escribirlas en
el gnero propuesto.
Se proponen una variedad de ejercicios con el lxico: buscar y redefinir segn el contexto, elegir
una traduccin, sinnimo o definicin, categorizar en funcin de una clase (tachar el elemento que no
corresponde), relacionar con opuestos, asociar un sustantivo con un adjetivo (por ejemplo micrfono,
microfonista). Hay varios ejercicios en el manual que exploran este ltimo procedimiento. Predominan
los ejercicios de completamiento de blancos (en forma libre o con un conjunto limitado de opciones) y la
unin de imagen con palabra. En las lecciones para el primer ao, los ejercicios estn ordenados segn
el campo lxico.
En las dos series de lecciones siguientes, el texto transversal va cobrando mayor importancia relativa
y el lxico asociado a este input se vuelve ms abstracto, en consonancia con la temtica de los textos.
Por ejemplo, se presenta un artculo sobre tica ciudadana y los tems lxicos se agrupan en torno a esta
temtica. El foco del trabajo con el lxico se desplaza de los tems a las expresiones idiomticas y las
palabras funcionales.
Es interesante sealar la presencia de textos que trabajan la reflexin metalingstica en el manual:
en la leccin catorce hay un breve texto sobre tecnicismos con ejercicios para identificar a qu disciplina
pueden corresponder un grupo de palabras. En la leccin dieciocho, en la que se trabajan diferentes tipos
de comidas hay una consigna que indica que a partir de un campo lxico se pueden generar expresiones
idiomticas (como por ejemplo me importa un pimiento). En la unidad diecinueve hay un texto sobre
extranjerismos con un breve ejercicio de clasificacin. Finalmente, en la leccin veintitrs hay un texto
breve sobre el argot (vinculado a los hbitos lingsticos de los jvenes en Internet).
5 Las cuatro destrezas son comprensin lectora, comprensin auditiva, produccin oral y produccin escrita.
Las lecciones planificadas para el segundo y el tercer ao retoman campos lxicos abordados en las
anteriores y los amplan: por ejemplo, en la primera serie se estudian los alimentos y en la tercera, recetas
de comidas. Los ejercicios estn ordenados: siempre aparecen en la seccin vocabulario y ampliacin
del vocabulario. Con respecto a esta ltima, a partir de la leccin catorce se modifica su formato: antes
se proponan ejercicios de correspondencia imagen-palabra y a partir de esa leccin se ofrecen glosarios
visuales, o esquemas de las partes de un texto (por ejemplo, denominacin de las partes de una historieta
o un esquema con la organizacin de un curriculum). A partir de la leccin diez, las consignas comienzan
a parecerse a las de los exmenes vestibulares.6 Si bien se trabaja con definiciones, slo en la leccin doce
hay una consigna de trabajo con el diccionario.
En cuanto a los falsos cognados, en la leccin uno hay una breve mencin a palabras parecidas al
portugus en espaol. En la leccin seis se introduce una breve lista en la seccin de gramtica (heterosemnticos y heterognericos). De la lista de ejemplos ofrecidos (dieciocho), slo seis palabras estn
vinculadas al campo lxico trabajado en la unidad (alimentos y hbitos saludables). Hay un ejercicio de
prctica que consiste en elegir por el contexto entre un falso cognado y la palabra correspondiente.
En sntesis, la propuesta de este manual para el trabajo con el lxico presenta una visin integradora,
en la que los tems se vinculan con los inputs y, a su vez, se vinculan entre s favoreciendo el establecimiento de relaciones lxicas.
3.2. Listo
Cada leccin del manual Listo tiene varias secciones. En la primera aparece un texto inicial con
ejercicios de comprensin textual. La segunda seccin tiene como ttulo Cajn lexical y se centra
fundamentalmente en el trabajo con los tems lxicos. La tercera consiste en una seccin de gramtica.
La cuarta consiste en un segundo texto, sobre el que se proponen ejercicios de comprensin lectora o de
lxico. Finalmente, la quinta seccin se denomina Entretenimiento y se destina al trabajo con vietas,
ms ejercicios de comprensin textual o consignas de escritura. Al final del manual, hay un glosario
espaol-portugus.
Las consignas se parecen a las del vestibular casi desde el comienzo. No tiene una seccin dedicada
a este examen, pero en la parte de comprensin lectora se incorporan ese tipo de ejercicio sin graduacin
ni explicitacin de estrategias de lectura.
Dentro de la seccin Cajn lexical se abordan campos lxicos pero con una tendencia a confundirlos con nociones funcionales y gneros. Por ejemplo, se presenta como vocabulario temtico el tema
correspondencia. Desde la leccin doce esta seccin pasa a ser un glosario visual (imgenes de un
objeto y su nombre) con consignas de escritura asociadas. La proporcin de ejercicios sobre lxico se
reduce notablemente.
Se proponen una variedad de ejercicios con el lxico similar a la observada en Esencial. La diferencia radica en que hay un predominio de los ejercicios de seleccin de sinnimos, a partir de un texto o
seleccin mltiple con opciones.
Ms all de la seccin especfica, en las lecciones para el segundo ao, comienzan a aparecer ejercicios de lxico en la parte de lectura, con consignas idnticas a las de los exmenes vestibulares y la seccin Entretenimiento pasa a contener un texto con consignas de escritura. El eje comienza a centrarse
cada vez ms en los ejercicios de comprensin textual.
En cuanto a los falsos cognados, en la unidad once aparece un ejercicio de seleccin mltiple para
identificar heterotnicos, tema que no se desarrolla antes ni despus en el manual. En la seccin de gramtica de la leccin veintitrs se da una lista de heterosemnticos (no vinculados al vocabulario temtico
de la unidad) y se proponen los siguientes ejercicios: elegir de un grupo de palabras y completar oraciones, elegir diez heterosemnticos y usarlos en frases.
6 Por ejemplo: Completa el texto con las palabras del recuadro que sean adecuadas (leccin 6, vocabulario) frente a Escoge dentro del recuadro la opcin que
reemplaza lo sealado en las frases, sin perjuicio de su sentido (leccin 10, vocabulario). Esta ltima consigna es idntica a la que se presenta en algunos exmenes
vestibulares (de ingreso universitario).
En sntesis, la propuesta de este manual para el trabajo con el lxico presenta una visin que en las
primeras unidades es integradora, pero luego tiende a la descontextualizacin, dado que en muchos casos
los tems lxicos no se vinculan con el input ni entre s.
El manual Nueva Expansin presenta una seccin dedicada al lxico y un apartado en el que se
trabaja con expresiones. Cada cuatro unidades hay ejercicios de repaso que pertenecen a exmenes vestibulares de diferentes universidades brasileas.
Dividiremos la exposicin en dos partes: por un lado, lo que se trabaja en la seccin llamada Lxico y, por otro, lo que se ensea con las expresiones. Una diferencia importante entre ambas es que en
la primera hay fotos con nombres y en la segunda, hay un texto (no autntico) y se le pide al alumno una
reflexin sobre lo que ley y el significado de esa frase en ese texto. Otra diferencia es que el apartado
Lxico deja de formar parte de la estructura de la unidad despus de la unidad veinte.
Todos los campos lxicos son desarrollados de la misma manera: un glosario visual (imgenes de
un objeto y su nombre), sin consignas ni ejercitacin. La nica excepcin la constituye la unidad cuatro
en la que los alumnos deben unir el nombre con la imagen; paradjicamente, esta unidad no est organizada como un campo lxico sino temticamente. En general, despus hay una ejercitacin en la que los
alumnos deben utilizar el vocabulario para escribir un texto o para conversar entre ellos. Por ejemplo,
en la unidad quince se ensean las partes del auto y los alumnos despus tienen la siguiente actividad:
En tu cuaderno o en un papel separado, escribe un texto publicitario que subraye las cualidades de un
automvil. Como soporte de vocabulario, puedes emplear algunas de las palabras del lxico.
Vemos que este ejercicio, al igual que la mayora, no implica necesariamente el uso del vocabulario
enseado.
Cada unidad toma una expresin popular, explica su significado y muestra su uso. Como se dijo
antes, el uso es explicado a partir de un texto, normalmente, un dilogo. La mayora de las veces este
dilogo suena artificial para un hablante nativo. El siguiente es un ejemplo extrado de la unidad siete:
-Teresa, mira, ya viene el anticomunista fantico.
- De verdad que es muy fantico. Siempre que me ve me da la lata, intentando convencerme de sus
verdades.
Estas expresiones se ensean de manera descontextualizada en relacin al tema que se est trabajando en la unidad (gramatical y temticamente). Por otro lado, no se especfica en qu regiones o pases se
usa: la mayora de las expresiones que se ensean no son utilizadas en la variedad de habla rioplatense.7
Finalmente, y en relacin con los falsos cognados, el tratamiento no es muy exhaustivo. Tanto para
los heterosemnticos, como para los heterotnicos y heterogenricos el trato es el mismo: una lista de
palabras. Ninguno de ellos forma parte de la seccin Lxico sino de la que se llama Lengua en foco.
Los heterosemnticos se trabajan en la unidad uno. Hay un breve ejercicio en el que los alumnos deben
elegir del recuadro el verdadero significado de las palabras destacadas; el verdadero significado es la
traduccin al portugus de la palabra en espaol. En cuanto a los heterogenricos hay una lista y despus
un ejercicio en el que los alumnos deben escribir en portugus la misma palabra que en espaol. Para
los heterotnicos, los alumnos escuchan un CD con la acentuacin en espaol de una lista de palabras.
En sntesis, la propuesta de este manual para el trabajo con el lxico presenta una visin atomstica
en la que los tems se ejercitan en forma aislada y descontextualizada, es decir, independiente al input.
Al introducir los tems a travs de glosarios visuales sin consignas de prctica, se promueve un rol pasivo
del alumno que no favorece el desarrollo de estrategias.
7 Dada la extensin de este trabajo no desarrollaremos aqu el tratamiento de las variedades del espaol en estos manuales.
4. Conclusin
En cuanto al enfoque, ninguno de los tres manuales es eminentemente comunicativo. Por un lado,
Nueva expansin y Listo se plantean como comunicativos, aunque no presentan una variedad de actividades que habiliten el trabajo con ese enfoque. Por otro lado, Esencial, al realizar un abordaje a partir de
gneros, se acerca ms a lo requerido por los PCN.
En los tres manuales hay una seccin dedicada al lxico que desaparece hacia las ltimas lecciones.
Cada manual presenta una situacin diferente en cuanto al tipo de ejercitacin. Nueva expansin trabaja
a partir de los ejemplos y las imgenes. No propone un trabajo activo con las palabras y las expresiones.
Listo ofrece una variedad de ejercicios amplia, pero concentrada en las primeras lecciones. Segn su planificacin en el segundo y tercer ao de la enseanza, el trabajo con el lxico es prcticamente inexistente
o confuso (por ejemplo, en los casos en los que se abordan nociones funcionales como si fueran campos
lxicos). En cuanto a Esencial, observamos que ofrece una muy amplia variedad de ejercicios con el
lxico, tal como enumeramos ms arriba. Estos ejercicios estn siempre relacionados con el gnero transversal de la unidad aunque, al igual que los otros manuales, el trabajo sistemtico con el lxico es dejado
de lado hacia las lecciones finales. De los tres manuales es el nico que incluye reflexin metalingstica
sobre el conocimiento lxico.
El tipo de relacin entre palabras que ms se trabaja en Listo y Esencial es la sinonimia. Esencial,
por su parte agrega a las anteriores las relaciones de oposicin. En ninguno de los dos manuales se distingue entre clases de oposicin: cuando aparece un ejercicio la consigna pide simplemente relacionar
con el opuesto. Por su parte, Nueva Expansin no trabaja con las relaciones que se establecen entre las
palabras.
No encontramos en ninguno de los tres textos enseanza explcita de estrategias para ampliar, fijar
y aprender autnomamente vocabulario. De los tres manuales, el que ms podra ser aprovechado por el
docente en ese sentido es Esencial, ya que explota las relaciones de redes lxicas y las relaciones entre
palabras a travs de diferentes tipos de ejercicios.
Los falsos cognados no son trabajados ni frecuente ni sistemticamente. La ejercitacin que se propone despus de presentarlos es mecanicista. Aparecen una nica vez en cada uno de los manuales, es
decir, se trabajan en una sola leccin en el curso de los tres aos. En ninguno de los tres se los presenta
agrupados en un campo lxico, pero s alrededor de un fenmeno fontico, semntico o sintctico. Al
respecto cabra preguntarnos si es posible un agrupamiento diferente. Consideramos que lo ms rentable
sera ir retomando este tema en cada una de las lecciones, ya que hay falsos cognados en cada uno de los
campos lxicos que trabajan estos manuales.
A partir del anlisis podemos observar un continuum en la concepcin del trabajo con el lxico:
desde una visin ms atomstica y descontextualizada como la de Nueva Expansin a una visin integradora como la que presenta Esencial. Consideramos que sera necesario un enfoque ms sistemtico
del lxico que atraviese toda la enseanza, y que sistematice, a travs del desarrollo de redes lxicas, las
asociaciones y relaciones entre palabras, en consonancia con la propuesta de Lewis (1993). Este trabajo
debe ir acompaado de una reflexin metalingstica que le permita al alumno generar estrategias para
poder ser independiente a la hora de desenvolverse en la segunda lengua y aprenderla autnomamente.
5. Referencias bibliogrficas
Baralo, M. 2007. Adquisicin de palabras: redes semnticas y lxicas, Actas del Foro de espaol internacional:
Aprender y ensear lxico. Recuperado el 22-02-2011 de http://www.cervantes muenchen.de/es/05_lehrerfortb/Actas06-07/3MBaralo.pdf
Cruse, D.A. 1990. Language, meaning and sense: semantics, en Collinge, N. (ed), An enciclopaedia of language.
Londres, Routledge, captulo 5, 139-172. Traduccin M. P. Bonorino y R. Schmidt para la ctedra de Teora
Lxica (FFyL, UBA). Revisin tcnica de L. Kornfeld.
Fernndez Lpez, M. 2004. Principios y criterios para el anlisis de materiales didcticos en AA VV; Vademecum para la formacin de profesores de profesores. Ensear espaol como segunda lengua o lengua extranjera. Madrid, SGEL.
Gonzlez Pellizari Alonso, M. C. 2006. Corpus lingstico e a aquisiao de falsos cognatos em espanhol como
lengua estrangeira, Tesis de maestra, PUC, Sao Paulo. Recuperada el 11-03-2011 de http://www.pucsp.br/pos/
lael/laelinf/teses/maria_cibele_alonso.pdf
Higueras, M. 2004. Claves prcticas para la enseanza del lxico, Carabela, n 56.
Lewis, M. 1993. The lexical approach, London, Language Teaching Publications
Manuales analizados
Radis, L. (org.) 2008. Espaol, esencial: volume nico: ensino mdio, So Paulo, Moderna.
Milani, M. E. (coord.) 2005. Listo: espaol a travs de textos, So Paulo, Moderna
Romanos, H. y J. Paes de Carvalho. 2010. Nueva expansin: volumen nico, So Paulo, FTD.
1. Introduo
A presena de imigrantes europeus e os efeitos da modernizao em Curitiba-Paran, na virada do
sc. XIX para o XX, interferiram na construo da identidade cultural dessa capital.
A teoria do branqueamento e o Movimento Paranista criaram a ideia de Curitiba de cultura europeia. J o planejamento urbano e a caracterizao do espao curitibano europeizado contriburam para
um urbanismo utpico. nesse contexto, que o discurso oficial disseminado criou a ideia de Curitiba
sendo uma cidade de Primeiro Mundo, onde h uma ordem urbana e harmonia racial. E foi essa ideia que
persistiu ao longo da segunda metade do sculo XX, e ajudou a construir um discurso bastante idealizado
sobre a cidade.
Em oposio a essa imagem, surge o Movimento Hip-Hop, que, desde 1990, vem tentando, em Curitiba e Regio Metropolitana, mostrar a realidade social por meio, principalmente, do rap, considerado
porta-voz da periferia, ou seja, da populao excluda das representaes e imagens positivas da cidade.
Portanto, a partir da anlise do discurso de trs letras de msica de raps curitibanos (Lgrimas de
Sangue, De frente com o inimigo1 e CIC2), pretende-se verificar se os rappers apreenderam, ou no, o
discurso construdo da representao e imagem da cidade de Curitiba e se isso interferiu no ethos do rap
curitibano.
Movimento Paranista, que busca criar uma imagem para Curitiba-Paran constituda por uma cultura e
novas tradies regionais; de uma realidade simblica e diferenciada, tanto poltica como socialmente,
das outras regies do Brasil, que englobasse os grupos tnicos presentes nesse estado.
Ser paranista abrangeria todas as culturas e grupos. O diferencial de Curitiba-Paran ser cosmopolita, com vrios grupos tnicos, heterogneo; um povo que tem uma harmonia social e racial.
No comeo do sculo XX, o Movimento Paranista cria uma identidade cultural baseada no desenvolvimento industrial e tecnolgico e uma identidade regional que enaltece a natureza, com mitos indgenas e a promoo de heris para servirem de exemplos para a populao.
, tambm, nessa poca que o historiador Romrio Martins, com seu livro Histria do Paran, funda a histria regional paranaense. A partir dessa obra, inicia-se a criao de uma histria factual cheia
de mitos e lendas da origem da sociedade paranaense e de heris; bem como, a construo de smbolos
oficiais para o Estado (braso, bandeira), a fim de que a populao heterognea se identificasse com a
histria e abraasse as tradies paranaenses.
Na dcada de 1920, os aspectos climticos e urbanos de Curitiba comeam a servir de propagandas
para a divulgao da cidade. Entre 1960 e 1970 foi iniciado um projeto urbanstico que visava um modelo
de desenvolvimento planejado e a modernizao de Curitiba.
Entre 1988-1992, se tem a concretizao de aes com enfoque para a ordem esttica e uma poltica setorial voltada para o meio ambiente (construo de parques, das estaes tubulares e do visual
futurista dos nibus). Verifica-se que esses dois focos foram os que causaram maior impacto nacional e
internacionalmente.
Assim, foi a partir de 1990 que a cidade de Curitiba conseguiu destaque no Brasil e em outros pases
e se consolidou como a Cidade que deu certo, Capital ecolgica, Cidade modelo, que possui ordem
urbana harmoniosa, sem conflitos sociais e raciais e um projeto urbanstico a ser seguido.
Indiretamente possvel verificar, ainda hoje, que as modificaes urbansticas realizadas esto
relacionadas ao Movimento Paranista e valorizao do elemento europeu, isto , os ideais paranistas
foram materializados no planejamento urbano (centro versus periferia) e no espao urbano de Curitiba
(arquitetura, parques, bosques, portais, todos baseados na cultura europeia).
Segundo Almeida (2006: 149), a partir do sculo XX esse imaginrio passou a ser questionado,
divulgado e discutido sob outros olhares. O discurso e a imagem criada no conseguiram resistir realidade curitibana: problemas sociais, o crescimento desordenado da periferia e das reas metropolitanas.
Dentre esses questionadores esto os integrantes do Movimento Hip-Hop, mais especificamente, os
rappers, que, na maioria, fazem parte da populao da periferia. Esse Movimento, assim como outras
manifestaes culturais, um indcio da necessidade de uma poltica cultural cuja nfase recaia sobre a
diferena, e no na diversidade, muito tratada pelos paranistas.
Em Curitiba, esse Movimento surgiu em 1980 por meio do break (dana) - grupos se encontravam e
faziam apresentaes na marquise do Shopping Itlia.
Somente a partir de 1994 o Movimento Hip-Hop ganha destaque na cena curitibana; e, em 1997, ele
ganha raiz e comea a crescer anualmente em Curitiba e Regio Metropolitana.
O Movimento Hip-Hop possui quatro elementos artsticos: o rap (Rhythm and poetry), constitudo
pelo MC, que o crebro; o DJ, que a alma, a raiz da expresso musical-verbal da cultura; o graffiti,
que representa a arte; e o break, que se constitui na dana.
Recentemente, verificamos que no Brasil, segundo Motta (2009: 2), fala-se de um quinto elemento: a
Conscincia, que estaria relacionada atuao social e seria a ideologia, o que sustentaria os outros elementos.
Segundo Souza (2003), o rap possui alguns estilos: o gospel; o gangsta, que, em Curitiba, denominado como rap realista ou protesto; o hardcore, que fala de mensagens polticas dirigidas comunidade
negra; o freestyle, que caracterizado pela improvisao de acordo com o tema escolhido na hora; e o
underground, que caracterizado por ser uma analise da realidade social, no focada apenas na periferia, mas em questes sobre todo o espao geogrfico.
Alm de letras questionadoras e, dependendo do estilo, agressivas, o rap possui uma linguagem
prpria, certo cdigo interno, em que so utilizadas, muitas vezes, grias para falar da realidade.
Alm disso, segundo Fonseca (2008: 195), os raps nacionais seguem, na maioria, uma estrutura
tpica: i) uma introduo, em que lanado o leitmotiv; ii) vinhetas, como, por exemplo, sons de tiros,
sirenes, etc., que reafirmam ou do continuidade ao leitmotiv; iii) e o salve final, composto geralmente
por agradecimentos e homenagens.
Outra caracterstica, que parece ser global, tem relao ao fato de o rap se empenhar em ser local,
buscando sempre falar dos interesses da comunidade de origem dos rappers.
Cabe, tambm, destacar que o rap se caracteriza de acordo com o ambiente em que o rapper vive.
Assim, o rap curitibano tem uma identidade prpria que tambm foi/ influenciada por questes da histria paranaense.
Por meio do rap, busca-se revelar o microespao da cidade, cujo poder pblico e os meios de
comunicao ignoram ou estigmatizam. Portanto, numa perspectiva da Anlise do Discurso, o rap seria
uma das expresses do discurso do Movimento Hip-Hop. E por meio do discurso das letras de raps que
os representantes curitibanos desse movimento tentam se constituir como sujeitos sociais e histricos e
criar uma nova identidade.
Deus. Portanto, para convencer os enunciatrios de seu discurso, de sua identidade, o fiador qualifica-se
como aret. Ou seja, o ethos do enunciador busca passar a imagem de um sujeito discursivo sincero, destemido, corajoso.
Sincero, pois o fiador lamenta a sua situao (ser ladro), mas busca mostrar que a culpa do sistema. Assim, pede foras para enfrentar as dificuldades impostas pela sociedade, no se responsabilizando
pelos seus atos.
...Homem no chora, Senhor. Cuida de mim
Me guia, me guarde, no me deixa sozinho
Que afaste a ambio do meu olhar
E se algum filho da puta aqui se atravessar
Segura o meu dedo pra no puxar o gatilho
Segura o meu dedo pra no meter tiro...
Destemido, porque ele mostra que o ladro est programado para morrer e que mesmo tentando
mudar, recomear, no tem chance na sociedade, pois esta no o ajuda.
...Recomecei, e tem gente que quer meu fim
Dispenso os elementos que se encontram nesse estado
Dispenso a falsidade, correndo lado a lado
E finge ser irmo de confiana e P
Espera um vacilo pro meu tapete puxar...
E corajoso, pois critica o sistema, o establishment e o prejulgamento feito pelas pessoas que no moram na favela; discurso, este, que condiz com a ideia de que os curitibanos so tolerantes com a imagem
criada e divulgada de Curitiba: cidade de primeiro mundo, com harmonia social.
...Que pena que em Curitiba o rap realista
pra uma par de boy letra fictcia
No mora no Holands, mina; nem no Ip
No mora na favela, e me julga sem conhecer...
Alm disso, verifica-se que esse ethos discursivo do fiador possui um tom de quem busca sair da
vida do crime, consequentemente precisa de proteo divina. Fato que nos leva a supor que, interiormente, esse fiador uma pessoa que sente medo, sofre angstias, caractersticas que se contrapem imagem
do corpo desse fiador: a de um sujeito (ladro) forte e corajoso.
Em De frente com o inimigo, tambm do grupo Facnora MCs,3 observa-se que possvel encontrar
uma das caractersticas comuns da cena genrica: o leitmotiv. Assim, esse rap, de estilo realista, inicia
com uma introduo que busca situar o enunciatrio sobre o que o rap ir abordar.
Salve monstros
Realidade Cruel, Facnora MCs
Interior de So Paulo - Curitiba, Paran
Envolvidos nos mesmos bang, envolvidos nas mesmas fita
E a cena continua, daquele jeito vagabundo
Som de rua...
O discurso realista constri uma cenografia que relata os problemas sociais da periferia de Curitiba
-PR (violncia, crime), igualando esses problemas aos de So Paulo-SP.
Percebe-se que o fiador desse rap algum que conhece e vive os problemas sociais relatados, que
busca denunciar o aumento da violncia na periferia, bem como a atitude da polcia.
...A cena t sinistra, t cada vez pior
Pra hora da ao, no tem Deus, no tem d
Fuzil, metralhadora, CPA Ponto 50, fuzil de mira laser
Matraques, escopeta, mssil teleguiado, pistola, blindado
ttica de guerra do crime conquistador
[...]
O inimigo vem de blazer, cara encapuada
Te pe de cara na parede, saca de traca
E faz sua me chorar, e faz sua me chorar...
Assim, se considerarmos a distino aristotlica, o ethos do fiador busca convencer a partir do trao
aret, ou seja, a partir de um fiador corajoso, sincero, que possui senso justia.
...T tudo errado, armadilha eficiente
Te jogam no meio do crime, te pe sem colete
Pra tomar de A. R.
Pra ver sua me chorando
Na autpsia do IML...
O tom desse fiador de crtica ao sistema, sociedade. E para validar esse discurso, o fiador, por
meio de recursos lingusticos comuns da cena englobante (linguagem direta, com algumas poucas grias
tpicas - bang, fita, boy, manos), apresenta-se com um corpo de um jovem da periferia revoltado.
Alm disso, verifica-se que o discurso do fiador dirige-se a um enunciatrio que no consciente
dos problemas, da desigualdade e das injustias que o povo da periferia sofre, razo pela qual o ethos do
enunciador se apresenta como a voz da denncia dessa situao.
Observa-se, tambm, que alm da crtica ao sistema e s injustias que ocorrem na periferia, o fiador culpa o desinteresse da sociedade, frente realidade curitibana, pelos problemas sociais da favela
(violncia, crime).
...Violncia sanguinria, no crime s maldade
Lado a lado com a favela, sem boi para a sociedade
Que ignora, maltrata, despreza, machuca
Uma p de sangue bom, que no se segura, se afunda
No crime organizado, temido, destemido...
Portanto, neste rap, verifica-se uma cena da enunciao em que o discurso do fiador vai de encontro
ideia criada para Curitiba, de cidade modelo, com harmonia social e, de fato, a contradiz; alm disso,
simultaneamente, vai ao encontro da ideia de que a maioria dos curitibanos so passivos frente imagem
transmitida pelo poder local.
Por fim, temos o rap CIC, do grupo J.C.A. Jri de atitude consciente, tambm de estilo realista.
Este rap, de cenografia da violncia, tem como principal objetivo apresentar a realidade da regio de
origem do grupo: a Cidade Industrial (CIC).
Verifica-se que a CIC, construda como estratgia de desenvolvimento, pois visava atrair investidores para capital, atualmente um bairro perifrico considerado violento. No entanto, ainda hoje transmitida uma imagem falsa e positiva dessa regio.
4. Consideraes finais
A partir da anlise realizada, foi verificado que o Ethos do rap curitibano, presente nos trs raps,
o aret, mas este se apresenta com caractersticas diferentes, devido s cenografias, que so variadas. No
primeiro rap, Lgrimas de Sangue, o fiador se apresenta como um ladro sincero, destemido e corajoso.
No segundo rap, De frente com o inimigo, o fiador tem como qualidade principal a busca pela justia. J
o rap CIC, possui um fiador corajoso, que busca mostrar a realidade do bairro Cidade Industrial.
Em relao apreenso da imagem positiva criada para Curitiba, verifica-se que esta dificilmente
recebe critica velada. Talvez uma forma dos rappers se preservarem e/ou no destrurem a imagem j
disseminada.
Portanto, temos rappers que condizem com a imagem dos integrantes do Movimento Hip-Hop (corajosos, sinceros, que buscam justia - aret), porm que pertencem a uma cenografia que validada e
condizente com a imagem criada para Curitiba.
5. Referncias bibliogrficas
Almeida, C. 2006. Um cronista da cidade: Curitiba no jornal sob o olhar de Jamil Snege 1997-2003, Dissertao
(Mestrado em Estudos Literrios) - Setor de Cincias Humanas, Letras e Artes, Universidade Federal do Paran, Curitiba.
Camargo, G. 2007. Paranismo: arte, ideologia e relaes sociais no Paran. 18531953, Tese (Doutorado em Histria) Setor de Cincias Humanas, Letras e Artes, Universidade Federal do Paran, Curitiba.
Fonseca, A. 2008. Rap na escola: possvel revelao de vozes e identidades, in XIII SETA - Seminrio de Teses
em Andamento, IEL Unicamp. Campinas, SP, Anais... v. 2, 2008, p. 193-199.
Maingueneau, D. 1993. Novas tendncias em Anlise do Discurso, 2. ed, Traduo de F. Indursky, Campinas, SP:
Pontes, Editora da Universidade Estadual de Campinas.
Maingueneau, D. 2005. Ethos, cenografia, incorporao, in Amossy, R. (Org.), Imagens de si no discurso: a
construo do ethos, So Paulo, Contexto.
Maingueneau, D. 2008. Cenas da Enunciao, Organizado por S. Possenti e M. C. Prez de Souza-e-Silva, So
Paulo, Parbola Editorial. (Lingua[gem]; 28).
Motta, A. 2009. Heterogeneidade e aforizao: uma anlise do discurso dos Racionais MC, Tese (Doutorado em
Ligustica), Instituto de Estudos da Linguagem, Universidade Estadual de Campinas.
Souza, M. 2003. Juventude negra e racismo: o movimento hip hop em Curitiba e a apreenso da imagem de Capital Europia em uma harmonia racial, Dissertao (Mestrado em Sociologia), Programa de Ps-graduao
em Sociologia, Universidade Federal do Paran, Curitiba.
Lidia Chang
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
1. Marco terico
Tradicionalmente se ha definido a la modalidad epistmica como aquella que hace referencia a la
opinin o actitud del hablante hacia aquello que el enunciado expresa. Esta modalidad incluira dos
subsistemas: uno de juicios y otro de evidenciales. Para algunos autores, los marcadores evidenciales se
refieren al origen o fuente de informacin que transmite el hablante respecto a s mismo: si ha obtenido
la informacin por observacin, por inferencia, por medio de terceros, por rumores, o por otras fuentes
(Escobar 2000). Para otros, entre ellos Palmer (1986), los evidenciales no solo codifican la fuente de informacin, sino que adems indican el grado de compromiso del hablante respecto de lo que este enuncia.
Segn el autor, ms que marcadores de evidencia, estos mecanismos son marcadores de actitud epistmica: el hablante ofrece una determinada informacin pero califica la validez que tal informacin tiene para
s sobre la base de la evidencia que posee. As, el hablante codificara su grado de confianza respecto de
lo dicho, tanto por medio de expresiones que directamente expresan certeza o duda (elementos modales),
como por medio de marcadores que codifican el modo en el que el hablante accedi a tal informacin
(elementos evidenciales) (Bermdez 2005b: 27-28).
Sin embargo, la propuesta de Palmer es discutible, dado que la indicacin de la fuente de informacin puede implicar grado de fiabilidad, aunque no necesariamente (Bermdez 2005b: 19-20), como se
puede ver en (3):
(1) Sin duda, Pablo vendr a la fiesta
(2) Probablemente, Pablo vendr a la fiesta.
(3) Mara prometi que la prxima semana me pagar el dinero que me debe.
Los ejemplos (1) y (2) muestran claramente que la relacin entre el marcador modal epistmico y el
grado de compromiso es fija (la relacin depende directamente del significado y del elemento modal, expresin de la subjetividad del hablante). Por otro lado, en (3) el hablante puede estar expresando tanto un
alto como un bajo grado de compromiso con la validez de la proposicin, dependiendo de la confiabilidad
que se le otorgue a Mara (la relacin entre el marcador evidencial y el grado de compromiso no es fija).
Como podemos observar, los marcadores evidenciales estn relacionados con la situacin comunicativa
en su totalidad (y en especial con el oyente y su capacidad de evaluacin1) y, por lo tanto, son de ca-
En su tesis doctoral (Universidad de Estocolmo, 2006), Fernando Bermdez, actual profesor de espaol de la Universidad de Uppsala (Suecia), hace hincapi en que las distintas clasificaciones que se han
realizado acerca de los tipos de evidencia (directa frente a indirecta, referida frente a inferida, y otros)
han dado lugar a la tendencia de simplificar el fenmeno a una clasificacin entre lenguas que marcan
lxica o gramaticalmente la evidencialidad.
Como el propio Bermdez expresa, luego de casi una dcada de investigacin en el mbito de la
Gramtica Generativa, su creciente inters en los aspectos pragmticos de la lengua lo llev a buscar
una teora que combinara la rigurosidad de la Gramtica cientfica Generativa y la capacidad de integrar
explicaciones semnticas y pragmticas de la estructura de la lengua. Es as que, dentro del marco terico
de la Gramtica Cognitiva, destaca que la evidencialidad es un fenmeno natural de todas las lenguas.
No solo es un dominio separado de la modalidad epistmica, sino, ante todo, un fenmeno dectico. Esto
es posible, segn el autor, dado que los marcadores evidenciales son ndices que apuntan a elementos del
contexto extralingstico: la fuente de informacin y el participante (tpicamente el hablante) que tiene
acceso a la fuente.
Para Bermdez, el dominio de la evidencialidad2 est constituido de tres parmetros independientes,
de carcter gradual: por un lado, el modo de acceso a la informacin (un continuo entre lo sensorial y
lo cognitivo) que respondera al modo de adquisicin, es decir, el cmo del acceso a la informacin; por
otro lado, la fuente de informacin (el continuo entre informacin personal y ajena), es decir, el dnde del
acceso a la informacin; y, finalmente, el acceso a la informacin (el continuo entre el acceso universal
y privativo de la informacin), en otras palabras, el quines del acceso a la informacin.
La deixis espacial, por su parte, tambin puede describirse en trminos de tres magnitudes: los
puntos de referencia (de los cuales el centro dectico, que tpicamente corresponde al hablante, es desde
donde se concibe la perspectiva), la distancia (lejos/cerca) y la direccin. Este esquema con tres magnitudes puede, a su vez, transponerse metafricamente al mbito cronolgico, en el que los puntos de referencia seran momentos o lapsos (el centro dectico es prototpicamente el momento de la enunciacin),
las direcciones seran hacia el futuro o el pasado y la distancia podra verse en la diferencia entre pasado
remoto y pasado reciente, y as sucesivamente.
De lo anterior, el autor propone describir la deixis evidencial a partir de estos tres conceptos: puntos
de referencia, distancia y direccin. Esto es posible si describimos el dominio evidencial (descrito en
lneas anteriores) en trminos de tres magnitudes continuas. Por un lado, los puntos de referencia seran
los participantes con (o sin) acceso a la fuente (es decir, el acceso a la informacin). Por otro lado, la
distancia a la fuente de informacin estara representada por el continuo entre informacin personal e
informacin ajena ( fuente de informacin). Finalmente, la direccin (de acceso) a la informacin sera el
continuo entre lo sensorial y lo cognitivo en la que se llega a la informacin (modo de acceso a la informacin) (Bermdez 2005b: 36-37).
As pues, entendemos la evidencialidad no simplemente como la referencia a la fuente de informacin, sino como un fenmeno dectico, de naturaleza no discreta. Se trata, en otras palabras, de la expresin del punto de vista del hablante, fundamentado en el contexto de la enunciacin y en la relacin del
hablante con el oyente y con la escena que conceptualiza (Bermdez 2005b: 48).
posibilidades de uso del PPC: para referirse a hechos futuros (interpretacin prospectiva), para
denotar hechos reiterados, y otros (Real Academia Espaola 2010: 438-439).
Bermdez (2005a) considera, en cambio, que el significado bsico del PPC podra parafrasearse como de acuerdo con/ a partir de la evidencia disponible, concluyo que, a partir del
cual se inferiran otros significados (decticos, temporales, y otros). Veamos algunos ejemplos del autor:
(6) Ah en la esquina hay muchos policas. Algo ha pasado.
(7) Es un momento ms oportuno, la hacienda ha bajado y a uno le conviene comprar.
(8) P: Hablemos ahora con el doctor Marcos Aguinis, mdico psiquiatra y escritor. Buenas tardes
doctor Aguinis! Cmo est usted?
A: Buenas tardes, Pinky. Muy bien, gracias.
P: As que ha rechazado un homenaje en el honorable Senado de la Nacin!
(9) Todo esto es muy grave porque la Argentina, en estos quince aos de democracia imperfecta, no
ha conseguido consolidar sus instituciones.
(10) Y algunas veces que he tenido que hacer as, por ejemplo, en mi profesin cada vez que me he
puesto a resolver un pleito muy difcil, en el que necesito estudiar mucho, he superado le dira bastante
bien, la prueba. He podido resolver el pleito y he podido estudiar y entregarle todas las horas que haca
falta al estudio de ese caso concreto. (Bermdez 2005a:181-186).
Segn el autor, a partir del significado (bsico) evidencial, las diferencias que pueden hallarse en los
usos del PPC se deben a una cuestin de grados. En (6), el hablante construye un significado evidencial
que podra parafrasearse como a partir de la presencia inusual de la polica ( fuente de informacin personal), concluyo que ocurri algo fuera de lo normal (modo de acceso cognitivo). En (7), encontramos
un PPC normalmente clasificado como resultativo.4 Como en el caso anterior, estamos ante un significado evidencial, aunque, en este caso, la evidencia disponible es menos circunstancial, ms ligada a la
relacin causa/efecto. Por lo tanto, puede hablarse de un continuo entre lo evidencial y lo resultativo, con
casos que seran de dudosa clasificacin (como ocurre en todas las categoras).
Si, como se ha propuesto, el significado bsico del PPC es a partir de la evidencia disponible afirmo/
concluyo X, puede ocurrir que la evidencia encontrada y la conclusin/afirmacin consecuente puedan
ser contrarias a las expectativas. As pues, el significado contextual admirativo del ejemplo (8) se deriva
directamente del significado bsico del PPC.
Finalmente, pueden darse casos en que, al verificar la evidencia disponible para una afirmacin, no
3 Se considera, adems, que este tiempo verbal admite una segunda interpretacin, denominada interpretacin perfectiva o de aoristo, como en Han muerto hace dos
meses (donde Han muerto adquiere el significado que corresponde a muri). Entre los distintos lugares donde se registra este uso, se encuentra la costa peruana, la
zona andina boliviana y colombiana y el noroeste argentino.
4 El pretrito perfecto resultativo es el que permite inferir como actual el estado resultante de la accin denotada por el verbo. Se refiere a un proceso cuyos resultados se constatan en el momento del habla, como en Viste que los precios han bajado? (que implica Los precios estn bajos) (Real Academia Espaola, 2010:441).
se encuentre evidencia alguna, lo cual es anlogo a tener evidencia parcial para una afirmacin negativa
(como en (9)) o, que al revisar la ocurrencia de un evento, se encuentre ms de una ocurrencia (como en
(10)). Estos casos, comnmente denominados iterativos,5 son una extensin del significado bsico del
PPC, operando, esta vez, en el mundo de los datos no sensoriales de la memoria. Segn el autor, ciertos
factores contextuales como las locuciones toda mi vida, cada vez que en (10) o la referencia a la presencia policial en (6), determinarn si el PPC est operando en el mundo de la memoria o no. A su vez,
esto determinar una lectura iterativa o resultativo-evidencial (Bermdez 2005a: 185-186).
3. Algunos usos del pretrito perfecto compuesto y del pretrito pluscuamperfecto en el espaol andino
El espaol andino6 es una variedad de espaol caracterizada por una diferencia estructural en los diferentes niveles de anlisis (fonolgico, morfolgico, sintctico, semntico y pragmtico). Se trata de una
variedad lingstica que no solo se define por una variacin del sintagma espaol debido a una reduccin
de categoras y omisin de nexos (por ejemplo, la ausencia de artculos o la neutralizacin de la categora
gramatical de gnero), sino tambin por una reinterpretacin y ampliacin de funciones y categoras del
espaol a partir de las nociones del quechua.
El quechua, que se caracteriza por ser una lengua aglutinante,7 posee en su sistema morfolgico un
grupo de sufijos independientes que relacionan al emisor con su propio enunciado: los validadores. Segn Cerrn-Palomino, se trata de sufijos que indican cierto conocimiento de causa, as como el grado de
certidumbre respecto de lo que se predica. De este modo, -mi indica informacin de primera mano, -(h)
i informacin de odas y -(h)i informacin conjetural (Cerrn-Palomino 2003: 287-288) .
El sufijo -(h)i, denominado marcador reportativo, indica que la informacin del enunciado ha sido
reportada al hablante por una tercera persona (el hablante no tiene evidencia directa de la informacin).
Pero este marcador no aparece solo, sino que comparte su funcin con el morfema flexivo -sqa (-aq),
denominado sufijo narrativo o delegatorio. Este ltimo indica que la accin fue realizada o bien sin la
presencia del hablante o cuando este no tena control en la ejecucin de la misma (aparece, por ejemplo,
en el relato de los sueos). El siguiente es un ejemplo extrado de Escobar (2000):
Pay-si
sachasacha-p puri -chka-
sqa-. Qunqay-ta
machaqway- ta
3s rep
bosque loc caminar prog-
pasrep-3s De repente-adv
Serpiente obj
saru-ru- sqa- .
Machaqway chanka-n- pi kachu- ru- sqa- .
pisar -perf- pas rep-3s
Serpiente
pierna 3s pos-loc
morder perf-pas rep-3s
(Me dijo/cont que) l estaba caminando en el bosque. De repente, pis una serpiente. La serpiente
le mordi la pierna (Escobar 2000: 214-215).
Para la mayora de los autores, el espaol andino ha incorporado a su estructura lingstica los mecanismos validadores del quechua mediante dos procedimientos de calco funcional (De Granda 2001:
152). En primer lugar, se atribuye a ciertas formas del verbo decir (como dice, diciendo, digamos) la
funcin del marcador reportativo -s(h)i, como se puede ver en (12):
(12) y no solo eso sino que la costumbre dicen de que el ao que hay muertos es un buen ao
(Escobar 2000: 218-220).
5 El trmino iterativo hace referencia a una accin que se repite de un modo ms o menos continuo (Di Tullio, 2007:230)
6 Tambin denominado por algunos autores (entre ellos Cerrn-Palomino) castellano andino
7 Para una explicacin ms detallada, vase Argente Giralt (1996), pp. 365-367.
En segundo lugar, se considera que el uso del pretrito pluscuamperfecto del modo indicativo (de
ahora en adelante, PPL), que indicara el conocimiento indirecto (no personal) del hablante acerca de lo
que se expresa, se debe a un calco funcional del pasado narrativo o delegatorio del quechua (De Granda
2001: 152-153). Vase el ejemplo a continuacin:
(13) El cndor con el zorro se haban encontrado en el cerro.
Por su parte, el PPC habra heredado el valor del pasado asertivo o pasado experimentado del
sufijo de pasado -rqa del quechua (Cerrn-Palomino 2003: 194).
Cabe destacar que, respecto de la variedad de espaol andino del noroeste argentino (NOA), De
Granda afirma que, si bien pueden encontrarse registros claros del uso del pluscuamperfecto en el pasado, en el siglo XX se ha generado un fenmeno evolutivo: la neutralizacin semntica entre el PPC y el
PPL en relacin con los contenidos epistmicos asertivo8 y reportativo respectivamente, y, como consecuencia de ello, la oposicin semntica ha sido eliminada. De este modo, quedara anulada la posibilidad
de diferenciar acciones o hechos dismiles en cuanto a la modalidad epistmica de base (Fernndez Lvaque y Valle de Rodas 2003:73-74).
Por su parte, en investigaciones realizadas sobre el espaol andino en el Per, Zavala (1999) encuentra que los hablantes utilizan el PPC (como, han dormido, han agarrado, han echado y han seguido)
y no el PPL para narrar un cuento en el que el hablante no ha tenido experiencia directa. A partir de ello,
se pregunta si el PPC habr adquirido cierta funcin evidencial parecida a la del PPL.
Todo parece indicar que los distintos usos del PPC y del PPL en el espaol andino no pueden ser
fcilmente clasificados. Esto nos lleva a preguntarnos si es posible hablar de categoras discretas. Parece
ser que el sistema verbal del espaol andino constituye uno de los aspectos ms complejos de esta variedad y que la influencia del quechua a veces no se da de una manera directa (Zavala 1999:58).
Dado que nuestro objetivo es tratar de responder por qu y para qu el hablante de espaol andino
usa estas formas verbales, nuestro punto de partida deber ser el discurso (el contexto de uso) y el camino
a seguir ser el de la estructura del lenguaje en su totalidad (y no solo los niveles sintctico y morfolgico). En este sentido, creemos que la propuesta de Bermdez acerca de la evidencialidad (descrita en los
apartados anteriores), enmarcada dentro de la Gramtica Cognitiva, sirve a nuestros fines.
A continuacin, nos propondremos analizar los siguientes ejemplos:
(14) Ah vamos a festejar lo que hemos terminado nuestra casa, eso vamos a festejar (Zavala 1999: 59).
(15) Tu mam ha venido dice. La gente comenta que tu mam vino, yo no lo he comprobado (Acua
2004: 130)
(16) Mi hija ayer naci, haba sido mujercita (fue una sorpresa para m que sea mujercita) (Zavala
1999: 55).
(17) Pero mire! Todos los chanchos se haban empantanao. (Fernndez Lvaque y Del Valle Rodas
2003: 75).
(18) Dice que ah sobre unas rocas estaba sentadito triste estaba dice el zorrito estaba sentadito y all
haba venido el cndor hola zorrito cmo ests, qu ests haciendo, por qu ests triste le haba dicho.
No estoy triste sino que estoy solo y me estoy soleando le dijo el zorro.
8 Indican cierto conocimiento de causa, as como el grado de certidumbre respecto de lo que se predica.
(19) Yo la he agarrao a la chiquita cuando han empezao a pon este pavimento. Se han ocupao
quinientos hombre para han trido de Tucumn, una empresa. Y de ah han se han extendo todo
esto par all y yo he agarrao cincuenta hombre para come y ocupao dos mujeres, y la una era que se
haba separao del marido y se haba venido no s de dnde pero yo ya la conoca de antes; as que se
ha veno y se ha apegao a m. (Fernndez Lvaque y Del Valle Rodas 2003: 79).9
Como podemos observar, (14) es un caso resultativo: un significado evidencial, ligado a la relacin
causa/efecto. Se trata de un uso general del espaol. En (15), estamos ante un caso evidencial. Sin embargo, se trata de un caso particular, pues, como pudimos ver en el ejemplo (7), el uso del verbo decir como
marcador reportativo, le permite al hablante indicarle a su interlocutor que la evidencia (la fuente de
informacin) es ajena. Ser tarea del oyente interpretar si la evidencia es fiable o no (a partir de lo dicho
por el hablante y de los dems elementos contextuales).
Por otro lado, en (16) y (17) podemos ver, a diferencia del espaol estndar, el uso del PPL en el contexto admirativo o de sorpresa. Cabe resaltar que no existe discrepancia entre los especialistas respecto
del uso estable del PPL en el espaol andino en estos contextos.
En (18), encontramos un ejemplo de lo que Bermdez denomina acceso a la informacin universal.
Las leyendas, las tradiciones, los mitos, forman parte de lo que denominamos folklore o saber comn.
Se trata de un tipo de informacin a la que toda la comunidad tiene acceso. En este caso, podemos ver
claramente el uso reiterado del PPL.
Finalmente, el caso (19) presenta ambos usos (tanto del PPC como del PPL). Cuando el hablante
hace uso del PPC, deja en claro que esos enunciados son presentados como afirmaciones/conclusiones
propias ( fuente de informacin personal). Por lo tanto, se trata de un uso claramente evidencial de PPC.
Sin embargo, cuando quiere dejar claro que presenta el evento como totalmente ajeno a l (evento del que
no particip), es decir, cuando la fuente de informacin es ajena, entonces hace uso del PPL.
4. Conclusiones
Muchos de los fenmenos lingsticos generalmente considerados como pertenecientes nicamente
al espaol andino parecen ser, en realidad, propios del espaol general.
Por otro lado, s existen usos del PPL en la variedad el espaol andino que deberemos estudiar con
mayor detalle y profundidad: los usos del PPL en el contexto admirativo (o sorpresa) y en narraciones
propias del folklore (o saber comn). Los resultados de este primer anlisis de los casos nos hacen creer
que el uso del PPL est relacionado con el nfasis puesto en el acceso a la informacin.
Los casos presentados en estas lneas, as como los resultados e interrogantes que arrojan las investigaciones de distintos autores, como Germn De Granda y Virginia Zavala, nos hace pensar que
la evidencialidad en el espaol andino est latente en sus formas verbales, esperando a que vayamos a
encontrarla.
5. Referencias bibliogrficas
Acua, L. 2004. Lenguas y dialectos en Antofagasta de la Sierra, en: Garca, S. & Rolandi, D. (comps.) Quines
somos? Entretejiendo identidades en la puna catamarquea. Buenos Aires: Asociacin Amigos del Instituto
Nacional de Antropologa, 107-144.
Bermdez, F. 2005a. Los tiempos verbales como marcadores evidenciales. El caso del pretrito perfecto compuesto, en: Estudios Filolgicos, 40. 165-188.
Bermdez, F. 2005b. Evidencialidad. La codificacin lingstica del punto de vista. Recuperado el 27 de setiembre
de 2010 de http://su.diva-portal.org/smash/get/diva2:199511/FULLTEXT01
9 Ciertos elementos de la escritura (que representan aspectos de la fontica propia de la variedad lingstica) han sido modificados para resaltar los usos de las formas
verbales compuestas.
Cerrn Palomino, R. 2003. Lingstica quechua. Cuzco: Centro de Estudios Andino Bartolom de las Casas.
Escobar, A.M. 2000. Contacto social y lingstico. El espaol en contacto con el quechua en el Per. Lima: Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Catlica del Per.
Fernndez Lvaque, A. y J. Del Valle Rodas (comps.) 2003. Historia y sociolingstica del espaol en el noroeste
argentino. Nuevas investigaciones. Salta: Universidad de Salta.
Granda, G. de. 2001. Estudios de lingstica andina. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Catlica
del Per.
Real Academia Espaola de la Lengua y Asociacin de Academias de la lengua espaola. 2010. Nueva gramtica
de la lengua espaola. Manual. Buenos Aires: Espasa.
Zavala, V. 1999. Reconsideraciones en torno al espaol andino, en: Lexis, vol. XXIII. n1, 25-85.
3. Perspectiva terico-metodolgica
El presente trabajo est enmarcado en el Anlisis Crtico del Discurso, disciplina que parte del
supuesto de que el lenguaje no es transparente, por lo que es necesario analizar qu representaciones
sociales son construidas en los enunciados que se producen, para as desnaturalizar la relacin de retroalimentacin entre lenguaje y cambio o reproduccin social (Fairclough 1993).
El anlisis de las dos series del corpus est organizado sobre las tres dimensiones que Fairclough
(1993) plantea en relacin al discurso. Sostiene este autor que el discurso, en tanto prctica social, es un
modo de accin, una forma a travs de la cual es posible actuar sobre el mundo y constituirlo. Desde este
punto de vista es posible pensar que el lenguaje permite tanto sostener como cambiar las relaciones de
poder existentes en la sociedad.
El discurso tambin puede ser entendido como prctica discursiva si se tienen en cuenta las condiciones de produccin, circulacin e interpretacin de los textos. En esta dimensin se pueden analizar los
fenmenos de intertextualidad, coherencia textual y fuerza ilocucionaria.
El tercer nivel de anlisis es el texto, definido como la manifestacin lingstica de la prctica discursiva. Este microanlisis posibilita interpretar los recursos utilizados, como opciones ideolgicas que
realizan los enunciadores (Halliday 1978). Aqu, seguiremos los lineamientos de la Lingstica Crtica
de Hodge y Kress (1979) y su estudio de los modelos sintagmticos, cuyo planteo se centra en considerar
que el lenguaje es un conjunto relacionado de categoras y procesos. Este esquema nos permite ver cmo
los enunciadores clasifican los eventos del mundo.
Desde esta dimensin, focalizaremos el anlisis en las relaciones interdiscursivas que establece la
serie seleccionada.
Por un lado, es posible advertir que ya desde la primera noticia se instaura el hecho como ()
uno de los tantos robos en viviendas que se repiten a lo largo y ancho de Comodoro Rivadavia. Se ubica
la serie noticiosa dentro de una serie mayor, cuyo tema comn es el robo. De esta manera, el enunciador
desplaza la atencin de la muerte de J.D.G, que pasa a ser un hecho secundario; y por lo tanto, clausura
la discusin sobre quin es la vctima y quin el victimario.1
Por otro lado, la ltima nota de la serie que se constituye sobre una base intertextual legitima la
importancia de los comentarios que realizan los lectores. De esta manera, se complejiza la red discursiva,
en tanto el diario El Patagnico valida su existencia.
1 Es necesario hacer la salvedad de que en este trabajo prestamos atencin a las representaciones discursivas sobre el hecho en cuestin, y no nos detenemos en el
aspecto jurdico, que contempla la figura de la legtima defensa.
En este apartado mostraremos el anlisis realizado sobre la base de los modelos sintagmticos que
plantean Hodge y Kress (1979).
En todas las clusulas en las que J.D.G. es agente, las acciones que realiza son violentas, y por lo
general afectan a S.D.B.
Por ejemplo:
Tabla 1
Modelo Transactivo
Agente
J.D.G
Proceso
Afectado
S.D.B.
Por el contrario, S.D.B. realiza dos acciones violentas nicamente: la primera se da cuando toma un
cuchillo. Esta accin est justificada en el discurso por una serie de clusulas relacionales que indican su
estado emocional. Por ejemplo: Estaba desesperado; estaba enceguecido (atributo momentneo, producto
de la situacin).
La segunda, que es la ms violenta de todas, no afecta a una persona, sino que el afectado es una
entidad inanimada.
Tabla 2
Modelo Transactivo
Agente
S.D.B
Proceso
Afectado
Tir pualadas
Al aire
Por otra parte, no se dejan en claro las causas de la muerte de J.D.G. No hay agentes. Simplemente
aparece muerto y desangrado. Esto se puede ver ms claramente si pensamos en las transformaciones
que realiza el enunciador para contar el hecho. Las transformaciones son las operaciones que el hablante
puede realizar sobre la forma bsica: nominalizaciones, despersonalizaciones y pasivizaciones. Segn
Hodge y Kress, cumplen dos funciones: economa y distorsin. Un ejemplo de esta operacin es la despersonalizacin cuando se habla de la muerte de J.D.G.
Tabla 3
Modelo no transactivo
Participante
Proceso
J.D.G.
Muri desangrado
J.D.G.
Termin muerto
Tambin se utiliza una nominalizacin para mostrar el acto concreto en que S.D.B. apuala a J.D.G.,
elidiendo el agente: El pibe () tir pualadas al aire. Al menos dos de esas pualadas recibi el ladrn.
Las transformaciones, tal como lo plantean Hodge y Kress, tienen un valor ideolgico. No hay
transformaciones inocentes porque de la estructura profunda a la estructura superficial hay un significado que se altera. Las estructuras profundas son imposibles de recuperar en la mayora de los casos.
Siempre hay distorsin, supresin o confusin (1979).
Vale la pena notar que S.D.B en sus declaraciones transcriptas en la noticia, no se enuncia a s mismo
como agente violento. Un ejemplo de esta afirmacin podra ser cuando enuncia que se da cuenta de la
herida de J.D.G por una mancha de sangre en la ventana, y no porque lo haba acuchillado.
Tabla 4
Modelo no transactivo
Participante
Yo - S.D.B
Proceso
Me di cuenta de que l tambin estaba herido porque cuando se
escap por la ventana dej la mancha de sangre.
Continuando con el anlisis a nivel textual, es posible observar tambin las opciones lxicas que el
enunciador de las noticias utiliz (Halliday 1978): para nombrar a J.D.G se utiliza principalmente la palabra ladrn; y para hacer referencia a S.D.B se lo nombra como chico, en primer lugar, y como vctima
en segundo lugar.
Resulta llamativo el adjetivo justiciero que utiliza El Patagnico para caracterizar a S.D.B. Se
trata de un posicionamiento del enunciador en relacin al caso. La frase en la que se encuentra este calificativo pertenece a la ltima noticia, en la que, si bien se hace referencia a las opiniones de los lectores,
slo es posible adjudicar esta opcin lxica al enunciador: El comn denominador de los mensajes es
de solidaridad hacia el joven bautizado como justiciero, aunque tambin existen opiniones donde se
considera al delincuente fallecido como una vctima del sistema
Si tomamos el sintagma el joven bautizado como justiciero, podemos ver que hay una transformacin. Y si la re-convertimos a la forma bsica, obtenemos el siguiente resultado:
Tabla 5
Modelo Transactivo
Agente
Alguien
Proceso
Bautiza como justiciero
Afectado
S.D.B
A modo de conclusin parcial, podemos relacionar lo analizado hasta el momento con el concepto de
Representaciones Sociales planteado por Raiter. Las representaciones son las imgenes que construyen
los medios de difusin sobre los temas que conforman la agenda pblica (2002).
Si tenemos en cuenta que la mayora de las acciones violentas presentadas en las noticias estudiadas
recaen sobre uno solo de los participantes; si consideramos, tambin, que se intentan justificar y borrar
las acciones negativas del otro participante; y si adems advertimos que todas estas prcticas discursivas
se han realizado sobre la base del testimonio del nico sobreviviente de la contienda, es posible proponer
que todas estas operaciones son funcionales a la construccin de una representacin que realizan los
medios y que luego ser naturalizada.
Hablamos aqu de la imagen de una vctima y un victimario que se erigen en contraposicin a lo que
plantean los hechos concretos: el victimario sera el chico muerto, y la vctima el asesino.
Consideramos, a partir de lo desarrollado, que las representaciones sociales concebidas en estas
noticias habilitaran, desplegaran y expandiran la posibilidad de otros discursos coherentes con este
discurso dominante. Analizaremos a continuacin los numerosos comentarios que resultaron de la repercusin del caso presentado en los lectores de El Patagnico, en su edicin digital.
(3) Amenaza: UN CHORRO MENOS!!! POR FAVOR MANO DURA CON LOS DELINCUENTES SI LOS POLICIAS TIENEN MIEDO A LOS CHORROS SALDREMOS LOS
CIVILES A LAS CALLES Y TAMBIEN A ESCRACHAR A LOS JUECES!!! negro
(10/03/2010-10:14)
(4) Acusacin: La culpa la tienen esos jueces garantistas, a los que le preocupan ms los derechos de los delincuentes que los derechos de los que les pagan los sueldos. esto tiene que ser
visto por los polticos y se deben dictar cdigos de procedimientos judiciales que no permitan
la salida por la puerta giratoria de las comisaras. Pero, alguno tendr las bol... para hacerlo?
madrynense (10/03/2010-11:15)
(5) Aseveracin (irona y sarcasmo): AL SEOR QUE PREGUNTA SI EL CHORRO NO
ERA UN SER HUMANO, SE VE QUE NO ERA SU CASA A LA QUE ENTRARON A ROBAR ALE (12/03/2010- 2:35)
Uno de los propsitos de este trabajo est orientado al anlisis de la relacin que se establece entre
la informacin que presenta el diario El Patagnico sobre el caso (y la forma en que la presenta) y la
reaccin e interpretacin de los lectores.
Podemos decir, entonces, que la formacin discursiva la que pertenece el conjunto de notas presentadas, es la expresin material de una formacin ideolgica (Pcheux, 1969). Los lectores del diario se
reconocen en esta interpretacin de la realidad, se ven a s mismos como parte de ese mundo representado, y actan participan, escriben consecuentemente.
Otro punto importante para analizar, son las opciones lxicas utilizadas por los lectores para nombrar a los participantes del suceso. Son las siguientes:
Tabla 6
Lexicalizaciones
Carga
Semntica
Positiva / Neutra
S.D.B.
J.D.G.
Negativa
Sostiene Halliday que mediante sus actos cotidianos de significacin, la gente representa la estructura social, afirmando sus propias posiciones y sus propios papeles, lo mismo que estableciendo y
transmitiendo los sistemas comunes de valor y de conocimiento (1978:10). A travs de los trminos
presentados en el cuadro anterior es posible ver que las opciones lxicas elegidas por la mayora de los
enunciadores de los comentarios configuran un mapa discursivo que representa una sociedad fracturada:
los que tienen, identificados con los trabajadores de buena familia y los que no tienen y roban acusados de malnacidos.
En definitiva, los comentarios estudiados, en tanto prctica social, contribuyen a que este quiebre
discursivo profundice las prcticas discriminatorias ya establecidas en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
7. Referencias bibliogrficas
Fairclough, N. 1993. Discurso y cambio social. Buenos Aires: Serie Fichas de ctedra: Sociolingstica. Facultad
de Filosofa y letras - UBA-, 1998.
Goffman, E. 1963. Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu, 2003.
Halliday, M.A.K. 1978. El lenguaje como semitica social. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1982.
Hodge, R. y G. Kress. 1979. El lenguaje como ideologa. Buenos Aires: Serie Fichas de ctedra: Sociolingstica.
Facultad de Filosofa y letras - UBA-, 2001.
Pcheux, M. 1969. Formacin social, lengua, discurso en Hacia el anlisis automtico del discurso. Madrid:
Gredos, 1978.
Raiter, A. 2002. Representaciones sociales en: Representaciones sociales. Buenos Aires: Eudeba.
1. Introduccin
El presente trabajo traza un arco entre los sistemas centrales de la mente humana y uno de los mdulos: la facultad del lenguaje. Se observan las respuestas dadas a los problemas de localidad postulados en
los sistemas centrales, para hacer una propuesta acerca de cmo podra abordar la Gramtica Generativa
el problema de las colocaciones lxicas. Se evalan qu aspectos de esta propuesta son incompatibles
con el formalismo, lo que requerira el planteo de un sistema hbrido entre modelos probabilsticos y
simblicos.
El fenmeno de las colocaciones lxicas resulta problemtico en el estudio del lenguaje, porque
parecera no poder ser sistematizable. En el marco de la Gramtica Generativa (en adelante GG), ha sido
escasamente tratado, puesto que esta teora inicialmente no se propuso disear recursos para explicarlas.
Efectivamente, en los fenmenos de combinacin lxica aparentemente idiosincrsica, pareceran estar
involucrados a tal punto fenmenos semnticos no formalizables, que la GG parecera no poder hacer un
aporte valioso en este sentido.
Es por esto que trazaremos un paralelismo con los sistemas centrales de la cognicin. Puntualmente,
nos referiremos a los problemas llamados de localidad que presentan estos sistemas. A ese nivel, estos
problemas se motivan en el procesamiento en principio ilimitado que puede producirse con los smbolos
mentales. En el marco de una arquitectura cognitiva modular y de la Teora Representacional (o Computacional) de la Mente (TRM) (Fodor 1975), los sistemas centrales (SSCC), son los encargados de los
procesos superiores, que implican manipulacin de representaciones de distinto orden perceptivo y su
articulacin consciente. Estos sistemas son los responsables de la toma de decisiones y la fijacin de
creencias.
A su vez, la Facultad del Lenguaje (FL) postulada en el marco de la Gramtica Generativa (GG), es
tambin modular, y opera con una sintaxis recursiva, regulada por rasgos. Aunque las diferencias entre
estos sistemas saltan a la vista, ambos aspectos de la cognicin, por razones de economa, deberan ser
capaces de compartir recursos y modos de procesamiento. La busca de rasgos comunes en el procesamiento central y modular de la mente se enmarca en la pregunta por el tercer factor en el diseo del
lenguaje (Chomsky 2005), es decir, propiedades de diseo no exclusivas a la FL, sino, en general, al
manejo de datos por parte de sistemas biolgicos.
Entonces, en un marco que se propone explicar la FL instanciada en las mentes humanas, nos preguntamos qu posibilidades tericas tenemos de explicar la capacidad humana de manejar las diferencias combinatorias de los temes lxicos (IILL), es decir, qu tipo de dispositivo es el que nos permite
interiorizar las colocaciones correspondientes a nuestra lengua. Para esto, resulta esclarecedor conocer
el abordaje de la localidad en los SSCC. Tal como se plantea en las soluciones dadas a este problema,
intentamos analizar qu mecanismos dej de lado la GG, para evaluar si en este caso son pertinentes. En
particular, consideraremos el aporte de los modelos estadsticos a un abordaje de las colocaciones lxicas,
y damos cuenta de qu debilidades presentan a su vez.
La exposicin comienza con una presentacin de los fenmenos de colocacin lxica. Luego se delinean los aspectos tericos de la TRM para los SSCC, seguidos de la presentacin de los problemas de
globalidad y relevancia a ese nivel. Despus de una revisin de los presupuestos de la GG, presentaremos
el problema del tratamiento terico de las colocaciones lxicas, seguido de una propuesta de solucin.
Finalmente, damos cuenta de las conclusiones.
Figura 1. Cubo de Necker. Modelo de procesamiento del cubo de Necker postulado por
Feldman et al. (1982). Reproducido de Pinker (2005: 12)
Tal como se observa en la Figura 1, el cubo de Necker es un grfico bidimensional que permite dos
lecturas tridimensionales. Segn este modelo, la decisin sobre la posicin de uno de los vrtices del cubo
produce condicionalmente la decisin sobre la posicin de los restantes vrtices.
A su vez, Fodor y Pylyshyn (1988: 64-66) ya haban evaluado como plausibles este tipo de sistemas,
que implementan una dinmica de procesamiento simblica, en una arquitectura conexionista. Se trata
de mantener el supuesto bsico de la TRM: las computaciones operan con elementos simblicos que son
sensibles a operaciones lgicas. Lo que hacen es ampliar el concepto de computacin a otras dinmicas
que LOT originalmente no consideraba.
2 La existencia de operaciones sintcticas en el lxico hoy en da est en discusin. Para simplificar la exposicin, consideraremos que el lxico no presenta esta
dinmica. Sera interesante considerar las posibilidades de explicar el fenmeno de las colocaciones en una arquitectura de la FL que plantee una insercin lxica
tarda, como la que propone la Morfologa Distribuida.
operaciones recursivas con los smbolos. Esto permite explicar la propiedad de infinitud discreta,
es decir, el hecho de que podamos componer infinitas oraciones gramaticales del lenguaje, con recursos finitos.
Con merge y agree como operaciones bsicas, el sistema de rasgos es el aspecto de la teora donde permanecen los factores restrictivos indispensables para que el dispositivo productivo sea plausible,
puesto que especifican los requisitos de gramaticalidad. Por ejemplo, el especificador del ncleo F (Inflexin) tiene que tener rasgos , por lo que debe ser un SD (Chomsky et al .1993: 526). Retomando el
concepto de seleccin-c (Chomsky 1965: 123 et seq.), es categorialmente que se satisfacen los requisitos
relativos a la posibilidad de combinacin entre grandes conjuntos de palabras, tales como las categoras
sintcticas. En esta esfera entran las restricciones que hacen gramatical casa de madera pero no *casa
de temprano (preposicin ms sustantivo, pero no ms adverbio).
Por otra parte, El atleta corre por la pista pero no El libro corre por la pista (necesidad de un
agente animado para el verbo correr), es materia de la seleccin-s. Estas diferencias entre los IILL son
formalizadas a travs de rasgos, que se plantean como elementos que simbolizan caractersticas discretas, o categoras (Adger et al. 2009). Sin embargo, este sistema no puede explicar las colocaciones. Un
rasgo puede tener un valor positivo o negativo, pero no hay una manera de indicar una asociacin entre
dos IILL ms favorecida en el sistema. Por ejemplo:
(3)
k. Pedro se recibi. Le dio una alegra loca.
l. ? Descubrieron que Pedro haba hecho trampa en sus exmenes. Le dio una vergenza loca.
Podra esta diferencia ser explicada en trminos de rasgos? Ejemplos como la asociacin de loca
a alegra pero no a vergenza, muestran que una teora de rasgos que intentara recoger estas diferencias sera implausible, porque implica una progresin al infinito de la informacin mutua de los
IILL. Y, adems, hay una diferencia cualitativa: no se trata de categoras discretas, sino de frecuencia
de aparicin. En verdad, b no es agramatical, sino implausible. Esto podra ser explicado en trminos de
frecuencia de combinacin de esos IILL. Pero dado que las primeras propuestas de la Gramtica Generativa buscaban explicar la infinitud discreta que presenta el lenguaje humano, esto llev a descartar por
principio la informacin estadstica como posible estructuracin de un dispositivo generador de lenguaje.
Ya sabemos, Las ideas verdes incoloras duermen furiosamente (Chomsky 1956: 116).
el hecho de que las colocaciones lxicas consisten en restricciones de frecuencia en los IILL, y no en
informacin discreta, tal como son los rasgos categoriales y semnticos.
Apartndonos del marco terico generativo, podramos apelar a las soluciones a los problemas de
localidad para los SSCC que revisamos en la seccin 1. All tambin se trata de una decisin entre opciones que, a primera vista, podran ser equivalentes, pero que en la prctica se definen con mucha mayor
frecuencia en una direccin que en otra. Del mismo modo, los fenmenos de colocacin lxica no pueden
ser explicados en trminos de bare syntax. Si consideramos que en el lxico puede haber asociaciones
probabilsticas entre los IILL, tal como proponen los modelos conexionistas (Mc.Clelland y Rumelhart
1981) podemos pensar que los fenmenos combinatorios pueden ser explicados sin afectar la recursividad en la sintaxis. El sistema puede mantendra la teora de rasgos, y algunos de ellos incorporaran
informacin probabilstica. De este modo, se estara ms cerca de explicar las colocaciones sintcticas
que con una teora que, como la actual, organiza el sistema en trminos discretos. Esta configuracin
complementara, o complejizara, el sistema de rasgos.
Figura 3. Propuesta esquemtica de asociaciones entre los IILL. Las flechas dobles representan una probabilidad mayor.
Corta
Avanzada
Tierna
Larga
Edad
6. Conclusiones
En este trabajo nos propusimos comparar ciertos aspectos del procesamiento de dos reas distintas
de la cognicin, y abordar a partir de all un tema problemtico para la teora lingstica. Por lo tanto,
quedan numerosas tareas pendientes. Es necesario continuar la indagacin sobre las ventajas tericas que
tiene una aproximacin probabilstica a la combinacin lxica. Es posible que este enfoque sea til para
modelar la estructura de los sistemas de significacin de las diferentes variedades lingsticas. Tambin
podran reconsiderarse las restricciones de seleccin argumental desde un enfoque probabilstico, lo que
seguramente sera un aporte para los fenmenos de recategorizacin y la alteracin de la estructura de
valencias de los IILL.
En cuanto al estudio de la mente, podra ayudarnos a comprender de qu modo producimos y comprendemos las alternancias entre colocaciones ms o menos habituales.
Tambin es pertinente preguntarse por la utilidad evolutiva de las colocaciones, es decir, evaluarlas
en trminos de economa de diseo.
Queda por investigar en qu medida las colocaciones estn definidas estructuralmente, o si tienen algn
rasgo de frecuencia de coaparicin. Para esto, un estudio estadstico de corpus etiquetado sera muy til.
En el anlisis de los problemas de localidad de los SSCC, revisamos cmo se propone resolverlos
apelando a heursticas que, sin dejar de ser simblicas, no utilizan el aparato habitual en ciencia congnitiva. En definitiva, lo que implementan es, de uno u otro modo, frecuencias de asociacin, adems de
postular una arquitectura en paralelo. Esta propuesta es coherente con la desarrollada en otras disciplinas
dedicadas al estudio de la mente (adquisicin del lenguaje, percepcin visual, lexicografa), en las que
son muy habituales los enfoques mixtos, entre lo probabilstico y lo simblico.
Sin embargo, son muchos los problemas que este tipo de sntesis plantea tericamente. En gramtica
generativa, probablemente sea an ms difcil defender la pertinencia terica de una teora probabilstica
de rasgos. Tal vez, teniendo en cuenta la naturaleza modular de la gramtica, se podra postular un lxico
conexionista y una sintaxis recursiva. El problema sigue siendo si se puede combinar lo estadstico con
lo estructural.
7. Referencias bibliogrficas
Adger, D., y P. Svenonius. 2009. Features in Minimalist Syntax. Manuscrito. Recuperado el 20 de octubre de 2010,
de http://ling.auf.net/lingBuzz/000825.
Bosque, I. 2001. Sobre el concepto de lugar comn desde el punto de vista gramatical. Pandora. Revue dtudes
Hispaniques, 1, 31-45.
Bosque, I. 2004a. La direccionalidad en los diccionarios combinatorios y el problema de la seleccin lxica. Lingstica terica: anlisi i perspectives, I, 13-58.
Bosque, I. (coord.) 2004b. Redes: diccionario combinatorio del espaol contemporneo, Madrid: SM Ediciones.
Carruthers, P. 2006. The
Chomsky, N. 1956. Three Models for the Description of Language. IRE Transactions on Information Theory. Vol:
2 N3. Pp. 113 124.
Chomsky, N. 1965. Aspects of the theory of syntax, Cambridge: The MIT Press.
Chomsky, N. 2005. Three factors in language design, Linguistic Inquiry 36: 1-22.
Chomsky, N. y H. Lasnik. 1993. The theory of principles and Parameters, en: Syntax: An International Handbook of Contemporary Research (ed. J. Jacobs, A. von Stechow, W. Sternefeld, and T. Vennemann), Mouton:
Berlin, 506-569.
Feldman, J. y D. Ballard. 1982. Connectionist models and their properties. Cognitive Science, 6, 205254.
Fodor, J. 1975. The Language of Thought, Nueva York, Harper & Row. [Trad. de J.F. Zulaica, El lenguaje del pensamiento, Madrid: Alianza 1984].
Fodor, J. 1983. The Modularity of Mind: An Essay in Faculty Psychology, Cambridge (Mass.): MIT Press.
Fodor, J. 2008. LOT 2. The Language of Tought Revisited, Oxford: Oxford University Press.
Fodor, J.A. y Z.W. Pylyshyn. 1988. Connectionism and cognitive architecture: A critical analysis, en: Pinker, S.
y J. Mehler, Connections and Symbols, 3-71.
Manning, C.D. y H. Schtze. 1999. Collocations, en: Foundations of Statistical Natural Language Processing,
MIT Press.
Pinker, S. 2005. So How Does The Mind Work. Mind & Language, Vol. 20, N 1, 124.
Pylyshyn, Z.W. (ed.) 1987. The Robots dilemma: the frame problem in artificial intelligence, Norwood (NJ,
EE.UU.): Ablex Publishing Corporation.
Runcie, M., (coord.) 2002. Oxford collocations dictionary for students of English. Oxford, R.U.: Oxford University Press
Schneider, S. 2007. Yes, It Does: a Diatribe on Jerry Fodors The Mind Doesnt Work that Way. Psyche, vol. 13, N 1.
Shanahan, M. 2009. The Frame Problem, en: Zalta, E.N. (ed.), The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter
2009 Edition). Edicin esttica 2009: http://plato.stanford.edu/archives/win2009/entries/frame-problem/.
120 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
1. Introduo
Neste artigo tenho o objetivo de fazer um aporte histrico sobre o conceito de formao discursiva, que uma das questes mais relevantes para a Anlise do Discurso. As primeiras formulaes de
Pcheux sobre formaes discursivas aparecem no texto que Pcheux escreveu com C. Funchs. Para
alcanar esse objetivo, discorrerei sobre as noes de direita e esquerda no campo poltico; valendo-me
dos conceitos de Bobbio, em seguida, tratarei de aspectos da teoria pecheutiana segundo os quais se podem compreender a noo de formao discursiva, e depois abordarei o conceito de memria discursiva
de Courtine, que est diretamente ligado aos conceitos de F.D de Pcheux e tambm abordarei alguns
conceitos sobre o medo. Para depois analisar esse fenmeno em alguns enunciados presidenciais. Finalmente justificarei qual a relevncia dessas teorias para o meu corpus, que busca analisar um fenmeno
que parece se produzir frequentemente no interior do discurso poltico, qual seja, uma constante presena
do medo na poltica e a conseqente produo de diversos sentidos, conforme as orientaes ideolgicas
que se apropriam desse sentimento e difundem-no, particularmente por ocasio de pleitos eleitorais,
associando-o aos adversrios, nos Horrios Gratuitos de Propaganda Eleitoral (HGPE) das campanhas
presidenciais brasileira.
(2)A igualdade como ideal supremo, ou at mesmo ltimo, de uma comunidade ordenada, justa e
feliz, e portanto, de um lado, como aspirao perene dos homens conviventes, e de outro, como tema
constante das teorias e ideologias polticas, est habitualmente acoplada ao ideal da liberdade, considerado, tambm ele, supremo ou ltimo.(Bobbio 1994: 127).
A distino entre direita - esquerda, por dois sculos depois da Revoluo Francesa, serviu apenas
para separar o mundo poltico em duas partes opostas. Uma das razes para que essa distino tenha
perdido fora deveu-se ao fato de que as ideologias no esto mortas, contudo esto se (re) significando
a cada momento.
Conforme Bobbio, as ideologias esto em crise, porque esquerda e direita no se referem apenas
ideologia, por isso, h problemas contrrios com relao s aes polticas, contrastes no s de ideias,
mas tambm de interesses e de valores, com relao a qual ideologia seguir, sem se esquecer das diferenas entre as classes sociais.
Em uma sociedade moderna e democrtica fica difcil separar claramente as duas partes, pressupondo que em sociedades democrticas h vrios grupos de opinio e de interesse em disputam entre si; tais
grupos se contrapem, s vezes se superpem, em certos casos se integram para depois se separarem; ora
se aproximam, ora se do as costas. Bobbio afirma que, em uma sociedade democrtica to diversa, as
convergncias e as divergncias possibilitam as vrias combinaes de umas com as outras, no podendo
mais colocar os problemas como opostos, de esquerda ou de direita.
No entanto, a distino entre os dois lados permanece, j que quem faz esse dualismo no mais o
sistema poltico, porm, o princpio de maioria. No qual, um dos dois termos sempre positivo o outro
negativo, em que ambos os termos podem ter conotaes otimistas ou pessimistas dependendo da ideologia ou movimento que ela representa.
(3) O juzo de valor positivo ou negativo que conforme as circunstncias se d direita ou esquerda parte integrante da prpria luta poltica, na qual a metfora espacial perdeu completamente o
significado originrio e representa apenas dois lugares no axiologicamente conotados, pois o sentar-se
direita ou esquerda tem como ponto de referncia no o pai comum, mas unicamente o presidente de
uma assemblia, neutro por definio.(Bobbio 1994: 92).
Podemos concluir que a esquerda vem sendo vista como uma ameaa sociedade, j que ela luta
pela igualdade de direitos: como aumento de renda, emprego, sade, educao, moradia e lazer. Logo
direita, luta por liberdade e paz, fatores que o homem busca alcanar a tempos.
(5) As formaes discursivas podem ser vistas como regionalizaes do interdiscurso, configuraes especficas dos discursos em suas relaes. O interdiscurso disponibiliza dizeres, determinados,
pelo j-dito, aquilo que constitui uma formao discursiva em relao a outra. Dizer que a palavra
significa em relao a outras, afirmar essa articulao de formaes discursivas dominadas pelo interdiscurso em sua objetividade material contraditria. (Orlandi 2000: 44).
Em Pcheux, a FD est, pelo menos em seu incio, intimamente relacionada com a noo de formao ideolgica, decorrente da leitura que ele fez dos Aparelhos Ideolgicos do Estado de L. Althusser, o que, por conseguinte, explica o seu estreito lao com o marxismo. Eles estabelecem uma relao
entre discurso e ideologia. Se, por um lado, esses autores afirmam que impossvel identificar ideologia
e discurso, por outro, entendem que:
(6) se deve conceber o discursivo como um dos aspectos materiais do que chamamos de materialidade ideolgica. Dito de outro modo, a espcie discursiva pertence ao gnero ideolgico, o que o mesmo que dizer que as formaes ideolgicas comportam necessariamente, como um de seus componentes,
uma ou vrias formaes discursivas interligadas que determinam o que pode e deve ser dito, a partir de
uma posio dada numa conjuntura, isto , numa relao de lugares no interior de um aparelho ideolgico (Pcheux & Fuchs 1990: 166-7).
Podemos notar que desde o princpio a noo de formao discursiva j trazia consigo a noo de
ideologia na perspectiva althusserianas, como o assujeitamento ou interpelao do sujeito, como sujeito
ideolgico que a instancia ideolgica contribui para a reproduo das relaes sociais. pela existncia
de aparelhos ideolgicos de Estado que essa reproduo est materialmente assegurada, determinada
pelas relaes de classe.
(7) posies polticas e ideolgicas que no se devem aos indivduos, mas que se organizam em
formaes mantendo entre si relaes de antagonismo, de aliana ou de dominao. Falar-se- de formao ideolgica para caracterizar um elemento suscetvel de intervir, como uma fora confrontada a
outras foras na conjuntura ideolgica caracterstica de uma formao social num dado momento: cada
formao ideolgica constitui assim um conjunto complexo de atividades e representaes que no so
nem individuais nem universais, mas se relacionam mais ou menos diretamente a posies de classes em
conflito umas em relaes s outras. (Haroche 1971:102).
Segundo Haroche (1971), as formaes ideolgicas apresentam um carter regional ou especfico e
abarcam posies de classes. O que permite que a partir de uma formao ideolgica antagnica se possa
falar de um mesmo objeto, fazendo-o de forma distinta, j que as palavras mudam de sentido em funo
da posio daqueles que as empregam. As palavras mudam de sentido ao passar de uma formao discursiva a outra. Por exemplo, a palavra medo no significa o mesmo em um contexto poltico de esquerda
e de direita. Ela vai significar para um sujeito que teme a esquerda, o medo da instabilidade, da inflao,
do desconhecido; j com relao ao medo da direita ele pode significar a privatizao e tambm poder
ser definido como uma possibilidade de retrocesso em alguns setores, especialmente na rea social.
Esses enunciados carregam consigo uma memria discursiva que enfatizam o medo seja para afirmar ou para negar esse medo. A noo de memria discursiva diz respeito existncia histrica do enunciado no interior de prticas discursiva regradas por aparelhos ideolgicos.
Foucault afirma que os discursos que reproduzem um certo nmero de novos atos, de palavras que
os retomam, os transformam ou falam deles, enfim, os discursos que indefinidamente, para alm de sua
formulao, so ditos, permanecem ditos e esto ainda a dizer.
Um acontecimento passado circula no presente trazendo consigo atravs de uma lembrana, um
efeito de memria na atualidade de um acontecimento, no decurso da contradio nas formas do dilogo.
Segundo Courtine, toda formulao apresenta em seu domnio associado outras formulaes que
ela repete, refuta, transforma e denega.
Por isso, a memria tem que estar sempre sendo ativada, para rememorar os acontecimentos, que
ocorreram ao longo da histria. Para que dessa forma produza no interior de um processo discursivo
(efeitos de lembranas, de redefinio, de transformao, mas tambm efeitos de esquecimento, de ruptura, de denegao do j dito).
4. A cultura do medo
Conforme Descartes, na concepo cartesiana o medo o oposto da ousadia, um frio na alma que
entorpece o corpo, uma espcie de covardia, de espanto e de receio.
Na cultura do medo ocorre simultaneamente a cultura da culpa. Visto que, ela se inicia como inimigo externo, o mal vai tomando conta sorrateiramente da gente. Nossos mais secretos sonhos e desejos
dividem nosso corpo e esprito. No entanto, a cultura do medo estabelecida sobre a plebe no opera somente sobre o seu contrrio coragem, mas aparece do lado dos grandes e poderosos um novo desejo, o
de segurana capaz de destru-la internamente. Com a plebe surge o medo do inimigo interno, fantasma
da inconfessada percepo da divergncia de opinies interna prpria sociedade.
O medo no se ope valentia, mas prudncia, porque o medo trs a incerteza e no a covardia.
Conforme Marilena Chau, a esperana uma alegria instvel nascida da ideia de uma coisa futura
ou passada de cujo desenlace duvidamos em certa medida; o medo uma tristeza instvel nascida da
ideia de uma coisa futura ou passada de cujo desenlace duvidamos em certa medida; a segurana a alegria nascida de uma coisa passada ou futura sobre a qual j no existe dvida. Mais do que em qualquer
outro afeto, no medo ficamos expostos imagem de nossa impotncia.
Na instituio da poltica, o confronto entre o medo e a esperana definitivo, pois se a poltica
nasce do medo da morte, ao mesmo tempo nascer da impossibilidade e da falta de resistncia de seus
fundadores e exprimir essa condio para sempre; ao contrrio, se nascer da esperana de vida, nascer
da potncia e da fora de seus fundadores, mostrando sua instituio em suas instituies.
Hobbes afirma que, o medo o princpio natural da sociedade, hbil e grosseiramente usado pelo
poder em busca da obedincia civil. Se, no passado, o medo vinha, sobretudo, da natureza e do sobrenatural, hoje o principal perigo para a humanidade vem do prprio homem e das incertezas.
Podemos notar que o homem tem medo do futuro e de possveis mudanas que esse futuro incerto
pode trazer para sua vida, segundo Hobbes, o homem um ser curioso, j que mesmo sabendo que tudo
o que existe, est acontecendo por uma causa e nesse saber permanece consciente e racional, inclina-se
a procurar as causas de todos os acontecimentos, especificamente os de sua boa ou m sorte. Isso demonstra a ansiedade, pois, ao mesmo tempo em que sabe que h uma razo para sua boa ou m sorte,
raramente consegue separar, do que resulta uma constante inquietude pelo futuro, uma ansiedade, um
medo permanente.
(8) Essa ansiedade uma condio humana. Dizemos condio e no natureza humana na medida
em que o medo de que falamos no define a essncia do homem, como se na falta dele o homem perdesse
sua humanidade. (Limongi 2007: 143).
O medo uma disposio circunstancial, e se ele est sempre presente na vida do homem por certos
momentos, geralmente acompanham a curiosidade e a ignorncia das causas. Por isso tem um papel de
extrema importncia, visto que o medo acaba influenciando em muitos aspectos na vida dos seres humanos. Ele nos faz pensar na vida e agir com prudncia porque, ainda que invisveis temos sempre algum
nos vigiando que nos faz agir com conduta, sendo dessa forma um sentimento vital que nos protege dos
riscos da morte.
(9) O sentimento mais estimulante o medo; impensvel o pouco que seramos se no tivssemos
sentido medo. peculiar ao homem a tendncia de sempre se expor ao medo. Nenhum sentimento de
medo se perde, mas seus esconderijos so misteriosos. (Kehl 2007: 90).
De todos os sentimentos o medo o que menos transforma, j que faz com que as pessoas sejam
mais cautelosas, que se escondam atrs desse medo e que no arrisquem mudar, mas sim escond-los.
rodo posterior Ditadura Militar. Sua utilizao uma forma privilegiada de o candidato aproximar-se
do eleitor, suscitando-lhe esperana, e afast-lo de seu adversrio, impingindo o medo no eleitorado. Uma
forma de desestabilizar e ao mesmo tempo sensibilizar o eleitor. Por isso, o medo aparece como forma
de controle.
Os candidatos atribuem uns aos outros riscos quanto ao futuro, de forma a promover a insegurana
nos eleitores, por meio do sentimento de medo do desconhecido ou do conhecido indesejado. Desde 1989,
Lula responde a seus adversrios para tentar convencer o eleitor de que ele no representava um candidato a ser temido com o enunciado; Lula-l, sem medo de ser feliz; Lula-l, cresce a esperana. O
enunciado apresentado na campanha presidencial traz consigo uma memria. Se observarmos pelo vis
poltico, j que as eleies de 1989 foram as primeiras desde 1960 em que os cidados brasileiros aptos a
votarem escolheram seu presidente da repblica.
As palavras sem medo podem significar a suspeita sobre o candidato de direita, que poderia ser
uma ameaa ao futuro promissor que o candidato de esquerda est oferecendo, que pretendia romper com
as polticas das elites tradicionais brasileiras.
Outro efeito de sentido atribudo seria a posio que o eleitor assume contra o outro candidato. Logo
o eleitor deixa de ter neutralidade e passa a assumir uma responsabilidade, uma vez que, votou em determinado candidato e no em outro.
O jingle Sem medo de ser feliz pode significar na formao discursiva do PT, sinceridade, preocupao com o prximo, emprego, aumento de renda, educao, moradia e lazer.
A atriz Regina Duarte na campanha presidencial de 2002 faz o seguinte depoimento em favor do
PSDB, levando em considerao todo o contexto histrico do Fernando Henrique Cardoso, que foi presidente do Brasil entre 1995 e 2003. Suas principais conquistas foram consolidao do Plano Real, a
introduo do programa de transferncia de renda como o Bolsa Escola, alm de reformas econmicas
que produzem efeitos at hoje.
(10) Estou com medo. O Brasil corre o risco de perder a estabilidade. No d para jogar tudo na
lata do lixo. O Serra eu conheo, sei o que vai fazer. O outro (Lula) eu achava que conhecia. Isso d
medo na gente. Medo da inflao desenfreada de 80% ao ms.
Podemos notar que a atriz utiliza o nome Serra para estabelecer uma diferena entre o candidato de direita que ela apia, no qual confia e com o qual se identifica, e seu adversrio. J quando
se trata do candidato de esquerda, ela se refere a ele como O outro dando a impresso de que se
trata de uma pessoa qualquer, um desconhecido. E, ao utilizar a primeira pessoa do singular (sei e
estou), valendo-se de verbos como saber e conhecer torna o seu discurso mais credvel. Temos ainda
a reiterao do vocbulo medo. Para reforar sua declarao ela utiliza dados estatsticos, dando
mais legitimidade.
O candidato Luiz Incio Lula da Silva (PT), diz logo aps ser eleito presidente, nas eleies de 2002,
A esperana venceu o medo, e que o Brasil est mudando como pas e, mais importante, a esperana
venceu o medo e hoje eu posso dizer para vocs que o Brasil mudou sem medo de ser feliz. Fazendo referncia ao jingle da campanha de 1989.
O slogan No troque o certo pelo duvidoso, quero Lula de novo, dito pela esquerda na campanha
de 2006 demonstra como o candidato de direita Alckmin era visto, perante o candidato de esquerda, que
estavam na situao. Ele ser definido como uma possibilidade de retrocesso em alguns setores, especialmente na rea social, numa provvel volta ao poder do PSDB e do PFL. Podemos notar que nesse enunciado, o medo do futuro com relao a uma situao que est boa e que pode mudar, caso o candidato
de direita vena as eleies, por isso, notamos a mudana como algo ruim.
Lula sempre foi visto como uma ameaa, uma pessoa que trazia uma memria que remetia a algo
ruim, pela forma como se apresentava em comcios e passeatas, vestido de camiseta e jeans, de barba
comprida e expresso fechada. Que fizeram com que a populao olhasse para o lder operrio com preconceito. Foi trs derrotas, at Lula mudar seu perfil, porm at hoje carrega essa memria.
6. Consideraes finais
O que tentamos com esse contexto histrico foi demonstrar que o medo est presente na vida do homem, e que essa palavra tambm est presente nos enunciados polticos, num jogo bastante esquemtico,
no campo poltico, o enunciador apresenta-se como nica opo legtima, justa, vivel e promissora, em
detrimento de seus concorrentes, que representam a insegurana de um futuro incerto ou de um amanh
conhecido, mas igualmente indesejado. Produzindo diferentes sentidos, conforme sua inscrio numa ou
noutra formao discursiva.
7. Referncias bibliogrficas
Achard, P. 2007. Papel da Memria. Traduo e introduo: Jos Horta Nunes. 2. ed. Campinas: Pontes..
Bobbio, N. 2001. Direita e Esquerda: razes e significados de uma distino poltica. Traduo Marco Aurlio
Nogueira. 2 ed. So Paulo: Editora UNESP,.
Chau, M. 1987. Sobre o medo. In: Os sentidos da paixo. So Paulo: Companhia das Letras, p. 35-75.
Courtine, J-J. (1981) Anlise do discurso poltico: o discurso comunista endereado aos cristos. So Carlos: EDUFSCAR, 2009.
Haroche, C.; P. Henry; M. Pcheux. 1971. A semntica e o corte saussuriano: lngua, linguagem, discurso. In:
Baronas, R. L.. (Org.) Anlise do discurso: apontamentos para uma histria da noo-conceito de formao
discursiva. So Carlos: Pedro & Joo Editores, 2007.
Orlandi, E.P. 2000. Anlise do discurso: princpios e procedimentos/ Eni P. Orlandi. Campinas, SP: Pontes.
Pcheux, M.; C. Fuchs. 1997. A propsito da Anlise Automtica do Discurso: atualizaes e perspectivas. In:
GADET, F.; T. Hak (Org.) Por uma anlise automtica do discurso. Uma introduo obra de Michel Pcheux. Campinas: Editora da Unicamp, p. 163-252.
Pginas web
http://www1.folha.uol.com.br/folha/brasil/ult96u41584.shtml.
http://eleicoes.uol.com.br/2006/campanha/biografias/lula.jhtm
1. Introduo
O incio do sculo XXI est sendo marcado por um acelerado desenvolvimento tecnolgico e crescente uso das mdias digitais. Esse fato modifica em vrios sentidos a vida das pessoas, alterando os
paradigmas e as formas de interao dos sujeitos com a informao e o conhecimento. Falando especificamente da internet, no fcil quantificar e qualificar a sua influncia na vida das pessoas, mas sabemos
que ela j est provocando mudanas em praticamente todos os setores. Conforme Castells (2003), o uso
da internet como sistema de comunicao e forma de organizao explodiu no final do segundo milnio
e, com pouco tempo de uso, a maioria das atividades econmicas, sociais, polticas e culturais por todo o
planeta esto sendo estruturadas pela internet e/ou em torno dela.
No Brasil, a popularizao da internet bem recente, mas j aponta para mudanas sociais importantes. O aparecimento dos blogs contribui significativamente com a propagao do uso da internet, pois
esse espao propicia s pessoas com pouco conhecimento tcnico na rea da informtica, a possibilidade
de levar para a rede os seus contedos sem a intermediao de um programador. Alm disso, proporciona
um espao de interlocuo na rede, no qual diferentes assuntos podem ser abordados por pessoas com
interesses comuns.
No caso dos ndios, por mais que a internet ainda esteja longe da grande maioria das aldeias do
nosso pas, ela j usada e significada. Muitos blogs so criados e mantidos pelos ndios, nos quais
escrevem sobre diferentes assuntos relacionados especificidades culturais, cotidiano nas aldeias,
luta pela conquista de direitos e muitos outros, demonstrando uma realidade indgena muito pouco
conhecida pela maioria da populao no-indgena. Assim, os ndios nas suas experincias de uso da
internet, constroem espaos de significao e discursos que circulam, formando uma rede de sentidos
no ciberespao. Nessa perspectiva, lideranas indgenas consideram que o acesso s novas tecnologias
da informao, em especial a internet, possibilitar a conquista de espao de dizer e fazer reivindicaes de direitos.
Ao usar a internet, na qual a escrita um dispositivo fundamental, o sujeito se coloca em uma posio especfica de significar e discursivizar na sociedade letrada das novas tecnologias e essas condies
de produo no so indiferentes produo dos sentidos. Nesse caso, tendo em vista que a produo e a
circulao de sentidos na rede tem relao com as condies de produo e a memria, procuro compreender a constituio do sujeito na posio de autoria nos blogs, cujos autores se autodenominam ndios.
Sendo assim, o trabalho tem como enfoque terico a Anlise de Discurso de linha francesa e um corpus
formado por recortes de materiais variados em circulao na rede, especificamente em dois blogs pessoais: Blog Baniwaonline e Blog M. Marcos Terena. Como base terica, tomo noes da anlise de discurso
como: sujeito, formaes imaginrias, memria e condies de produo, formuladas e discutidas por
autores como Pcheux, Orlandi e autores que discutem algumas dessas noes no mbito da internet
como: Romo, Dias, Galli e outros.
2. Os blogs na rede
Os blogs na perspectiva que adoto, so espaos de enunciao (Dias 2004) na internet, em constituio e desenvolvimento. De acordo com Oliveira (2002: 21 apud Heine, 2008: 150), na dcada de 90 do
sculo XX, poca que a internet comea a se popularizar, surge um fenmeno conhecido como primeira
onda da web escriturvel, na qual as pessoas poderiam, atravs de ferramentas simples, postar dirios
online. Nesse perodo, as ferramentas utilizadas para a construo de pginas pessoais no propiciavam
rapidez e nem possibilitavam o armazenamento de muitas imagens.
Com a segunda onda da web escriturvel, que se iniciou por volta de 1999, o uso da internet
aumentou, pois essa inovao trouxe mais velocidade para a publicao das pginas pessoais, possibilitando o envio de e-mail, dentre outras possibilidades. Com o surgimento dessas ferramentas, qualquer
pessoa passou a poder postar virtualmente uma pgina na internet, atualizando-a conforme os contedos
e a regularidade de sua preferncia.
Apesar de ter uma origem relativamente recente, na atualidade, em diferentes partes do mundo, os
blogs esto se multiplicando aceleradamente. Eles so usados por artistas, polticos, representantes de
empresas, organizaes sociais, pessoas comuns e etc.
De acordo com Orihuela (2007: 2) os blogs esto entre os meios que mais cresce no uso pessoal
da internet e isso est relacionado ao fato de ser uma publicao on-line centralizada no usurio e nos
contedos, e no na programao e no design grfico. Por esse motivo os ndios esto usando cada vez
mais os blogs para fazer suas postagens online.
relao a sua definio como cidado, imaginariamente o sujeito se considera fazendo parte de um
sistema social dividido, no qual a individuao (Orlandi 2011) do sujeito pelo Estado se faz em diferentes
nveis: social e poltico. Com a designao cidado, o sujeito circunscreve o seu dizer numa discursividade jurdica (Lagazzi-Rodrigues 2010), para a qual todos so iguais perante a lei. Entretanto, ao se
denominar indgena da etnia Baniwa, o sujeito se representa no espao da diferena tnica constitutiva
do pas. Sendo assim, discursivamente o Brasil aparece simbolizado por uma contradio na qual todos
so iguais perante a lei, mas com especificidades culturais diferentes.
A sequncia B, retirada do perfil de outro blog pessoal, mostra um pouco deste funcionamento.
Nesse blog, embora o autor no use a palavra cidado, ele enuncia nessa posio.
SD B [...]3 Terra Indgena de Taunay, Pantanal - Mato Grosso do Sul, Brazil
ndio do Brasil, Comunicador, Escritor e Aviador (Blog M. Marcos Terrena, 22 de fevereiro, 2011).
Nessa sequncia B, tambm a posio sujeito a partir da qual se enuncia a do sujeito individuado,
dono de uma terra, que faz parte de uma regio, de um estado do pas. Juridicamente, o sujeito pertence a
uma sociedade, a brasileira, a um estado, Mato Grosso do Sul, a uma regio, Pantanal, a uma terra, Terra
Indgena de Taunay, mas, alm disso, se autodenomina ndio do Brasil, comunicador, escritor e aviador.
Em termos de efeito de sentido, o sujeito um brasileiro ndio dono de uma terra, com as qualificaes
(comunicador, escritor e aviador).
Nesse caso, imaginariamente ser ndio do Brasil fazer parte de um povo localizado em um espao
fsico, no caso, Terra indgena de Taunay, e ter qualificaes. Esse um efeito de sentido produzido a partir de j ditos constitutivos da memria discursiva. O dizer que localiza o sujeito produz um efeito de afirmao da identidade indgena, atravs da comprovao de sua existncia fsica (Terra de Taunay) e o de
qualificao, mostra que o sujeito, embora seja diferente, pode possuir qualificaes como qualquer outro
sujeito. Assim, a expresso ndio do Brasil traz subentendido os reconhecimentos legais dos direitos
indgenas. Isso pode ser explicado porque os sentidos no esto colados s palavras e o dizer significa
a partir de processo discursivo mais amplo, pela formulao ndio do Brasil uma rede significativa
posta em funcionamento na cadeia significante. Isso porque ser ndio pode ser manter as especificidades,
mas tambm gozar dos direitos de cidado como qualquer outro sujeito no pas.
Na sequncia C, a seguir, retirada do mesmo blog, observamos mais detalhadamente o funcionamento do discurso no que se refere aos efeitos de sentidos produzidos na relao do sujeito com o seu
povo, com a sua etnia:
SD C - Ns Povos Indgenas amamos muito essa terra e respeitamos o grande Criador das guas,
do vento, do sol e da vida. E assim nos sentimos fortalecidos. E assim assumimos o compromisso com a
Me Terra e a Humanidade (Blog M. Marcos Terena, 11 de fevereiro de 2011).
Nessa sequncia C, o sujeito enuncia a partir de uma posio coletiva especfica ns povos indgenas, fazendo meno a uma dimenso espiritual que considera comum aos povos indgenas. Com as
sequncias amamos essa terra e respeitamos o grande Criador das guas, do vento, do sol e da vida,
o sujeito se coloca como porta-voz (Zoppi-Fontana 1997) de uma forma especfica indgena de conceber
a vida e a natureza. O sujeito fala em nome de uma coletividade que tem compromisso com a natureza
e com a humanidade. A expresso Me Terra grafada com inicial maiscula, assim como Criador
e Humanidade mostra um gesto de interpretao especfico a respeito da terra. Nessa direo de sentidos, Criador, Me Terra e Humanidade fazem parte de um mesmo encadeamento de valor. Mas esse
encadeamento, no quer dizer que todos os povos indgenas tenham uma nica concepo a respeito da
relao sagrado/homem/ natureza. Esse dizer marca oposio a uma concepo aos sentidos de uma
formao discursiva dominante dessa relao sagrado/natureza/humanidade.
Pelo que foi possvel observar, considero importante pensar que apesar do blog se popularizar em
forma de dirio, ele tambm pode no se constituir nessa forma. Tomando como base os estudos sobre
blogs enquanto espao do dirio ntimo (Schittine 2004), acredito no ser possvel considerar os blogs de
3
autores indgenas a partir desta classificao, j que, nesses blogs, a exposio da intimidade, apesar de
aparecer de alguma forma, no constitui foco principal. Embora mantenha o cunho de dirio e a escrita
de si tambm aparea, o que mais relevante nesses blogs a legitimao de um espao para a afirmao tnica, sendo o exerccio da cidadania um espao que simboliza a conquista de direitos.
Nesse caso, a posio-sujeito indgena a partir da qual se enuncia a que se identifica fazendo parte
da sociedade brasileira, na qual cidado indgena, que pertence a uma etnia especfica e um espao fsico, uma terra. Imaginariamente o sujeito jurdico individuado, mas com suas especificidades tnicas,
de regio e de estado. Nesse caso, o sujeito enuncia a partir de uma posio-sujeito moderno, negando
pressupostos do discurso biolgico. Ao se apresentar como cidado com todas as outras atribuies, o
sujeito se afirma e nega o pr-construdo depreciativo, no qual os ndios so parte do meio natural. E
esse discurso do sujeito jurdico em circulao nos blogs funciona numa relao de oposio ao discurso
natural/biolgico, tendo em vista que os sentidos funcionam a partir dos pr-construdos, numa relao
com memria discursiva, com o arquivo.
O sentido de pertencimento funciona em vrias dimenses, sendo a de ser ndio de uma etnia especfica, aquela que pressupe as outras, funcionando como espao simblico de afirmao identitria e
de resistncia. Orlandi (2011: 23) afirma que na perspectiva discursiva, o efeito de pertencer ao grupo
uma das iluses que liga o indivduo a suas condies sociais de existncia. Nesse imaginrio, ser ndio
manter com a sua etnia uma relao de pertencimento e discursivizar-se como cidado. Imaginariamente
o sujeito aparece constitudo nessas diferentes esferas: o eu sujeito moderno individuado, tambm
o ns indgena, que carrega suas especificidades. Assim, nos discurso em circulao nos blogs, ser
ndio pode ser gozar dos direitos de cidado como qualquer outro sujeito no pas, mas tambm manter as
especificidades culturais. Nesse caso, o sujeito enuncia a partir de uma posio coletiva especfica ns
povos indgenas, e, nessa posio, o sujeito se coloca como porta-voz de uma forma especfica indgena
de conceber a vida, o sagrado e a natureza, falando em nome de uma coletividade.
A amarrao entre os efeitos de cidado e de coletividade uma regularidade nos recortes analisados e esse funcionamento indicia um modo de subjetivao do sujeito-ndio. E a discursivisao aparece
assim produzida porque os blogs, na sua textualidade, so espaos de discurso, no qual a relao da lngua com a sua exterioridade constitutiva e faz-se por intermdio de diferentes mecanismos, cujo efeito
coloca em jogo o dizer e a memria.
Nessa perspectiva, os blogs de autores indgenas funcionam como espao de constituio de sujeito
e de circulao de sentidos sobre os ndios, trazendo interdiscursivamente outras vozes. Ao postar no
blog, o sujeito escreve sobre si, a partir das projees imaginrias que faz de si, dos outros, do objeto do
discurso e do meio no qual escreve, a partir de uma memria discursiva. E, nesse caso, o si no singular apenas, ele singular em um momento e, em outro, ampliado, plural. E esse dizer marca um espao
simblico de resistncia, no qual o sujeito ndio plural de uma etnia especfica se destaca.
Sendo assim, ao se identificar como ndio o sujeito se coloca como parte de um grande sistema,
subdivido, mas com uma concepo especfica sobre a espiritualidade, sobre a humanidade e sobre a
natureza. Nesse sentido, considero, de acordo com Galli (2008: 31), ao citar Deleuze, que o mundo
ciber faz que o sujeito (re)crie outras formas de (sobre)vivncia e, com ela, outros espaos de produo de discursos e de construo de sentidos. Nos blogs, o discurso funciona numa direo em que os
gestos de interpretao indgena sobre a relao espiritualidade/natureza/humanidade encontra espao
de legitimao. Assim, se levarmos em considerao que o sujeito s se constitui autor de seu texto a
partir do momento que legitimar o seu discurso (Barronas 2005: 178 ), a internet para os ndios pode ser
considerada um espao de autoria.
4. Consideraes finais
De acordo com as anlises, os blogs com os quais trabalhei se apresentam como espaos que, alm
de trazer questes a respeito da subjetividade indgena e de sua relao com o seu grupo, tratam de
questes discursivas da esfera jurdica, legitimando um espao de dizer. Nos blogs, a posio-sujeito a
partir da qual se enuncia a de ndio, que ora faz parte de um grande grupo, ora de uma etnia especfica,
sendo a cidadania um espao simblico que representa a conquista de direitos. Nesses blogs, na maioria
dos casos, o enunciador plural, ou seja, o sujeito enuncia como parte e porta-voz de uma coletividade.
Mas o sujeito, mesmo fazendo parte de um povo indgena com toda a especificidade cultural cidado
brasileiro, com todos os desdobramentos na esfera dos direitos.
Esse funcionamento pode ser explicado pelo jogo do imaginrio, do qual participa o sujeito na
produo do discurso. Ao produzir o seu discurso, o sujeito indgena ressalta positivamente as suas especificidades culturais e qualificaes, num movimento de negar pr-construdos de uma formao discursiva oposta. O movimento de afirmao nega um no-dito que funciona constitutivamente na memria
discursiva em uma posio ideolgica contrria. Isso possvel porque os discursos esto duplamente
determinados: de um lado, pelas formaes ideolgicas que relacionam os discursos a formaes discursivas definidas e, de outro, pela autonomia relativa da lngua. Isso porque o funcionamento da lngua
tem relao com a histria e a ideologia e os sentidos podem ser considerados como trajetos simblicos
e histricos no terminados.
Nesse processo, os sentidos de constituio da identidade nos blogs funcionam a partir de uma
ampliao da posio discursiva indgena, que engloba a esfera dos direitos atravs do exerccio da
cidadania. E nesse funcionamento interpretativo do nvel simblico que vejo funcionar a resistncia indgena e a relao constitutiva entre identidade e alteridade. O blog um espao de exercer
a funo-autor, colocando em circulao na rede uma forma indgena de significar. O sujeito se
significa como ndio, enunciando na forma plural, se localizando no espao, em uma terra indgena
e/ou numa regio do pas, e exercendo um direito conquistado que a cidadania.
Isso acontece porque o funcionamento dos sentidos nos blog faz parte de outras relaes estabelecidas na exterioridade constitutiva da lngua na rede. Nos blogs o sujeito indgena mais do que falar de si
e publicizar as suas intimidades, encontra um espao legitimado para produzir interpretaes e textos,
filiando o seu dizer a uma discursividade da escrita de cunho poltico (militante) na rede, sendo este
um movimento de assuno da autoria (Orlandi 1999). Dessa forma, embora a rede seja um espao, em
grande parte dos casos excludente, no caso dos ndios que usam os blogs, ela funciona como espao de
legitimao do dizer. O sujeito ndio, num constante movimento interpretativo filia o seu dizer a uma
formao discursiva militante, e, nesse gesto, coloca em circulao sentidos prprios silenciados ao longo da histria.
5. Referncias bibliogrficas
Castells, M. 2003. A Galxia da Internet: reflexes sobre a internet, os negcios e a sociedade, Rio de Janeiro,
Jorge Zahar Editora. Trad. Maria Luiza X. de A. Borges.
Dias, C. 2004. A discursividade da rede (de sentidos): a sala de bate-papo hiv, Campinas , Unicamp IEL, 176,
tese (Doutorado em Lingustica).
Galli, F. 2008. (Ciber)espao e leitura: o mesmo e o diferente no discurso sobre as novas prticas contemporneas, Campinas, Unicamp/IEL, 204, tese (Doutorado em Lingstica Aplicada)
Heine, P. 2008. Consideraes sobre a cena enunciativa: a construo do ethos nos blogs, Linguagem em (Dis)
curso- LemD, v. 8, n. 1, p. 149-174. Recuperado em 19 de abril de 2011, de http://www3.unisul.br/paginas/
ensino/pos/linguagem/0801/080106.pdf.
Komesu, F. 2005. Entre o pblico e o privado: um jogo enunciativo na construo do escrevente de blogs da internet. Campinas, Unicamp IEL, tese (Doutorado em Lingustica).
Lagazzi Rodrigues, S. 2006. Texto e autoria, in: Orlandi, E. Introduo cincia da linguagem: Discurso e
textualidade, Campinas: Pontes Editores.
Orihuela, J. 2007. Blogs e blogosfera: o meio e a comunidade, in Ordua, O. I. R [et al.]. Blogs: revolucionando
os meios de comunicao, So Paulo: Thomon Learning, 1-20. Traduzido por Vertice Translate.
Orlandi, E. 2011. Os sentidos de uma esttua: Ferno Dias, individuao e identidade pousoalegrense, Discurso,
espao, memria: caminhos da identidade no sul de Minas, Campinas: Editora RG, 13- 34.
Orlandi, E. 1999. Anlise de Discurso: princpios e procedimentos, Campinas: Pontes.
Schittine, D. 2004. Blog: comunicao e escrita ntima na internet, Rio de Janeiro: Civilizao Brasileira.
Blogs analisados
Roco Flax
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
1. Introduccin
En trabajos anteriores (Flax 2010a, 2010b), analic la forma en que Antonio Baseotto, ex Obispo
Castrense, construye a sus destinatarios en dos cartas dirigidas a miembros del poder ejecutivo, los ministros de la nacin Dres. Gustavo Bliz y Gins Mario Gonzlez Garca.
En esta presentacin, analizo la forma en que Baseotto construye a su destinatario, pero dentro de
un gnero discursivo diferente: la carta pastoral. Los destinatarios son miembros de las Fuerzas Armadas
y de Seguridad y, en tanto catlicos, forman parte del mismo colectivo de identificacin (Vern 1987) que
el ex Obispo. Para la consecucin del anlisis, tomo en consideracin tres cartas pastorales escritas durante el ao 2003. Las cartas en cuestin se titulan Fidelidad a la palabra dada, Camaradera Espritu
de cuerpo Comunin y Constructores de la Paz. Y sern analizadas desde los sistemas de modo y
modalidad propuestos por Halliday (1975, 1982) para dar cuenta de:
1. La relacin que el autor de las cartas establece con sus destinatarios.
2. Las representaciones sociales que construye.
Para el anlisis del corpus me apoyo en la perspectiva del Anlisis Crtico del Discurso (Van Dijk
1997, 2003; Fairclough 2003a, 2003b), corriente que busca dar cuenta de las formas en que se construye
y mantiene el poder a travs de la creacin de representaciones discursivas. En tanto el discurso es parte
del proceso social (Fowler et al. 1983) constituye significaciones sociales y, por ende, prcticas sociales.
Si el discurso articula significaciones sociales, entonces el acto de articulacin en contexto afecta a las
situaciones y a las relaciones que formaron inicialmente esas significaciones. Muy a menudo, el efecto
consiste en reafirmar y consolidar las estructuras sociales existentes. De esta forma el ACD se centra en
las estrategias de manipulacin, legitimacin y creacin de consenso y otros mecanismos discursivos que
influyen en el pensamiento y en la accin en beneficio de las estructuras de poder.
2. La carta pastoral
Una carta pastoral es aquella que el obispo de una determinada dicesis redacta para que sea leda
en todas las parroquias que estn bajo su potestad. Su funcin consiste en brindar instrucciones sobre
cmo ser un buen cristiano y sus temas giran en torno a cuestiones relativas a la fe y la moral. Las primeras cartas pastorales fueron escritas por el apstol Pablo en los ltimos aos de su vida. En ellas,
La estructura de una carta pastoral no es homognea. Como cualquier carta, debera comenzar con algn tipo de introduccin que interpele al interlocutor y le presente el motivo de la carta,
as como debera cerrarse con alguna frmula de saludo. Sin embargo, como se advierte en los
ejemplos aqu analizados, puede carecer de estas partes. Esto se debe, en parte, a que el gnero
es una mezcla de escritura y oralidad: cartas pensadas para ser ledas en misa. Por otra parte, la
estructura de las cartas es muy variada, en tanto algunas tratan temas doctrinarios o disciplinarios de forma muy sencilla, mientras que otras se asemejan a verdaderos tratados teolgicos.
Las cartas pastorales tienen como principal objetivo orientar y formar la conciencia de los fieles en
todos los problemas relacionados con la salvacin eterna de sus almas. Parece recomendable que, adems
de una base doctrinal segura y clara, busquen la concisin, de tal suerte que puedan ser ledas de una sola
vez y en un tiempo relativamente breve, puesto que lo ms necesario suelen ser ideas claras, orientaciones
precisas, concretas, capaces de edificar la Iglesia de Dios (Gran Enciclopedia Rialp 1991).
Clusula
Proceso
Rol inherente2
Recordamos
42
Podremos ver
La hombra de nuestro
criollo
Este valor
43
contemplamos
Los <misterios>
44
contemplemos
45
50
51
pidamos
seamos
cumplamos
leales
La palabra empeada
52
53
<nosotros>
<nosotros>
vivamos
<vivamos>
En la verdad
En la libertad
De este modo, Baseotto, en conjunto con su auditorio, repasan la fidelidad del criollo, contemplan
los misterios del Rosario, son leales y viven en la verdad y la libertad. En tanto la funcin de la carta
es crear una comunidad de valores, no solo no existe diferencia entre el yo y el ustedes, sino que no es
necesario apelar a una tercera persona especfica que funcione como contra-destinatario del que sera
necesario diferenciarse. En cambio, se hace alusin a dos estereotipos generales y abstractos: el hombre
de palabra, y su contrapartida. Los miembros de las Fuerzas Armadas a los que Baseotto interpela deben
asimilarse al primero (la fidelidad a la palabra dada: una virtud que debe distinguir a quien se debe por
su vocacin al bien de la comunidad, La fidelidad a la palabra, el amor a la verdad han sido una caracterstica que ha distinguido a nuestros hombres de armas), mientras que el ex Obispo amenaza con las
134 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
consecuencias que tiene para el militar asemejarse al segundo, al que no mantiene su palabra (no es un
hecho que, en la prctica, deba despedirse de su carrera el cadete que intentaba copiar en un examen?).
En la carta Camaradera espritu de cuerpo comunin (Baseotto 2003c) se nombra a un tercero
del cual el interlocutor se quiere alejar, pero este tercero queda indefinido, es decir, no se vincula con
ningn grupo social. Esto se debe a que no intenta construir un enemigo, sino simplemente mostrar las
caractersticas que la comunidad de hombres a la que se dirige no debe poseer. Es posible afirmar que
esa tercera persona incluye a la humanidad toda que carece de ciertas virtudes, con excepcin de los
miembros de las Fuerzas Armadas:
(2) Cada uno piensa en su inters, en su ventaja, en su progreso. No piensa para nada en qu puede
suceder con los dems: no los tiene en cuenta. El individualismo exacerbado, el narcisismo lo lleva a
idolatrar su persona a la que constituye en centro. Sube pisando cabezas (mi subrayado).
Ese uno representa a todos y cada uno de los seres humanos, y por lo tanto, ser necesario excluir
con posterioridad a los militares de ese conjunto de seres individualistas.
A continuacin, Baseotto utiliza una serie de recursos para definir los valores que quiere reforzar:
define qu es la camaradera, utiliza la primera persona singular con un sentido general y por ltimo
vuelve a una tercera persona indefinida. En tanto la tercera persona busca generalidad, la primera sirve
para acercar al interlocutor: ese yo representa al que lo profiere pero tambin puede ser cualquiera de los
soldados por separado que se sienta identificado con lo que se predica:
(3) La camaradera en el mbito castrense es tan necesaria como el aire para respirar. Al quitar la
camaradera, el espritu de cuerpo, el sentido de pertenencia a una institucin en la que vivo y por la que
debo estar dispuesto a dar la vida, destruyo la institucin misma.
Quien usa la institucin como medio para logros personales, la vaca, la envilece y traiciona a la
misma y a sus camaradas (mi subrayado).
Este uso del yo es el que Beatriz Lavandera (1984) denomina indefinido o generalizador.
La segunda persona plural inclusiva tambin aparece en esta carta, pero recin al final, cuando ya se
construy una base comn de acuerdo sobre qu es la camaradera y sobre lo deseable que es poseerla.
(4) Si contemplamos los misterios en clave de unidad, de crear comunidad entendemos qu significa camaradera en lenguaje cristiano (mi subrayado).
Sin embargo, la carta se cierra con una primera persona singular que separa a Baseotto de sus interlocutores y lo coloca en una posicin de mayor conocimiento y sabidura que el de estos, y por lo tanto,
tambin lo coloca como aquel que posee la autoridad moral para pedir por mayor camaradera dentro de
las Fuerzas Armadas:
(5) vivir el espritu de comunin como bien lo explica el Papa Juan Pablo II en su carta apostlica
del comienzo del nuevo milenio (N 43 ). Invito a leerlo y reflexionar sobre el mismo.
Pido a Dios que crezca entre los hombres de nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad ese espritu
de cuerpo, esa camaradera que es la expresin concreta de la vida en comunin que nos manda Cristo
el Seor (mi subrayado).
Por ltimo, en la carta Constructores de la paz (Baseotto 2003b) la primera persona plural aparece en nueve clusulas, todas inclusivas, aunque en la primera de ellas su uso puede ser considerado
ambiguo: en tanto se refiere a un trmino de la doctrina catlica, podra referirse a Baseotto dentro del
conjunto de los eclesisticos y separado de sus interlocutores (El porqu del mal ensea la palabra de
Dios es el pecado. Lo llamamos pecado original.)
Dentro del resto de las ocurrencias de la primera persona plural, se destacan aquellas que se refieren
a experiencias compartidas:
(6) Cuanto mayor es el aprecio que tenemos por algo bueno, ms no sacrificamos para conseguirlo.
Cuando uno disfruta de un bien y luego lo pierde, mayor es el esfuerzo por recuperarlo. Cuntas veces
habremos tenido la experiencia, por ejemplo, con la salud (mi subrayado).
En este ejemplo se ve cmo se alterna la primera persona plural con el impersonal. No puede considerarse que este impersonal incrustado posea un valor indefinido. Siguiendo a Lavandera (1984) se puede
decir que ese uno resulta personalizado por su contexto y se puede parafrasear como nosotros como
cualquier otro o tambin puede servir para borrar la diferencia entre el que habla y el resto: ese uno
puede ser yo, vos, u otro.
Baseotto se refiere tambin a prcticas religiosas compartidas (Al contemplar los misterios del
Rosario recordamos cmo en Beln (3 gozoso) los ngeles ofrecen la paz a los hombres amados por
Dios) o a mandatos que Baseotto suaviza transformndolos en deseos a travs de la modalizacin y de
la inclusin de su persona en la conducta que se busca imponer:
(7) Quiera Dios que a todos nos alcance esa felicidad y podamos como hijos decir con derecho: Padre nuestro.
Al cumplirse este ao los 40 de Pacem in terris, la encclica del Papa Bueno Juan XXIII, debemos
comprometernos como cristianos al servicio del bien comn, a luchar por la paz basada en la justicia, la
verdad y el perdn (mi subrayado).
En este carta, tampoco existe un grupo especifico que se oponga a la comunidad planteada por
Baseotto que incluye a las Fuerzas Armadas y a l mismo representante de la Iglesia Catlica, sino
una tercera persona general que da cuenta de lo que no debe ser el hombre de armas, sin llegar a construir
un contra-destinatario. Esta tercera persona da cuenta del hombre comn, del cual el miembro de las
Fuerzas Armadas debe poder diferenciarse en tanto ser moralmente ms elevado que el resto.
Refirindose al hombre comn, Baseotto postula:
(8) La Iglesia basndose en la Palabra de Dios, sostiene que el hombre es pecador, inclinado al mal
Cuntas veces hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que quiero. Esa realidad que experimenta cada ser humano en su corazn, se proyecta y amplifica en la sociedad de la que forma parte
(mi subrayado).
Mientras que, para el hombre armas afirma:
(9) el hombre que tiene tal misin, debe valorar la paz, vivir en paz consigo mismo, con su conciencia,... para que cuando lucha por la paz, est realmente motivado: habiendo gustado y experimentado el valor de la paz (mi subrayado).
En lo que respecta a la modalidad de las cartas, estas poseen pocos verbos modalizadores debido a
que Baseotto busca mayor asertividad acerca de los valores que deben predominar dentro de la institucin castrense. En este sentido, las modalizaciones predominantes son la dentica y la altica. Dentro de
la primera, predomina el matiz de obligacin:1 una virtud que debe distinguir (1:4) deba despedirse al
cadete (1:25) debo estar dispuesto a dar la vida (2:29) tiene que ponerle lmites (3:22) debe valorar
la paz (3:62) debemos comprometernos al servicio del bien comn (3:104); mientras que no se puede
1 En los ejemplos citados en este prrafo, el primer nmero indica el nmero de carta de Baseotto, siguiendo un orden cronolgico, mientras que el segundo nmero
seala el nmero de la clusula a la que corresponde el fragmento citado.
transar (3:24) posee un valor prohibitivo. Dentro de la modalidad altica aparece el orden de lo posible
y de lo necesario, marcando lo que es deseable para Baseotto: podremos ver este valor (1:42), qu
puede suceder con los dems (2:4), podamos decir (3:88), puede brotar (3:106), La camaradera
en el mbito castrense es tan necesaria (2:25) es necesario el esfuerzo (3:56), es necesaria la fuerza
(3:58). El nico caso donde aparecen deseos de otro se trata ni ms ni menos que de los deseos de Jess:
al resucitar quiso encontrarlos unidos (2:59).
4. Conclusiones
En las cartas dirigidas a polticos, Baseotto construye fuertemente un contra-destinatario que sirve
para instaurar la polmica con su interlocutor en el caso de la carta al Ministro de Salud o para generar comunidad de valores, en el caso de la carta al Ministro de Justicia. Por el contrario, en las cartas
dirigidas a militares la construccin de una comunidad de valores no se basa en la oposicin a un tercero
sino simplemente en las semejanzas entre los interlocutores. Semejanzas que plantean tanto hbitos y
experiencias compartidas como recuerdos y valores comunes. Sin embargo, es la preeminencia moral de
Baseotto, que en tanto pastor de rebao se separa en ciertas ocasiones de sus interlocutores para marcar
su autoridad, la que le confiere la capacidad de delinear conductas y prcticas que la comunidad que
establece con los militares debe mantener.
Es por esta razn que, si bien predomina la primera persona plural inclusiva, en algunos casos
Baseotto opta por una opcin excluyente que lo vincule a la jerarqua catlica y no a sus interlocutores, o
incluso una primera persona singular. Para suavizar la posible construccin de un contra-destinatario, la
tercera persona que en las cartas no comparte las virtudes cristianas, es una persona general y abstracta
que no se identifica con ningn grupo social especfico.
Si bien estas cartas responden a lo genricamente esperable, puesto que el pastor, desde la autoridad
que le otorga la Iglesia Catlica, aconseja y exhorta a su rebao, la diferencia reside en que en ninguna
de estas cartas se brindan instrucciones acerca de cmo ser un buen cristiano, sino que todas giran en
torno a cmo ser un buen militar.
5. Referencias bibliogrficas
Corpus analizado
Bibliografa citada
Fairclough, N. 2003a. El anlisis crtico del discurso como mtodo para la investigacin en ciencias sociales, en:
Meyer, Michael y Ruth Wodak (comps.), Mtodos del anlisis crtico del discurso, Barcelona: Gedisa.
Fairclough, N. 2003b. Analysing Discourse. Textual Analysis for Social Research. London: Routledge.
Flax, R. 2010. Argumentacin y violencia: discurso polmico en Antonio Baseotto, ponencia presentada en el I
Coloquio Nacional de Retrica: Retrica y poltica y en las I Jornadas Latinoamericanas de Investigacin en
Estudios retricos, organizadas por la Facultad de Filosofa y Letras, de la Universidad Nacional de Buenos
Aires, realizado de marzo de 2010.
Flax, R. 2010b. El trabajo social de Baseotto: la construccin de una visin del mundo, ponencia presentada en
el IV Congreso Internacional Transformaciones culturales. Debates de la teora, la crtica y la lingstica,
http://www.canalsocial.net/ger/ficha_GER.
Halliday, M.A.K. 1975. Estructura y funcin del lenguaje, en: J. Lyons (Ed.), Nuevos Horizontes de la lingstica, Madrid: Alianza.
Halliday, M.A.K. 1982. El lenguaje como semitica social, Mxico: FCE.
Gabriela Friese
Instituto de Lingstica- Universidad de Buenos Aires
[email protected]
Leonor Kibrik
Instituto de Neurociencias
Departamento de Neurolingstica Infantil
Fundacin Favaloro
1. Introduccin
La produccin de oraciones en nios y adultos con patologas del lenguaje
El estudio e investigacin de los fenmenos que conforman la produccin de lenguaje en nios y adultos ha encontrado en la produccin de oraciones una fuente de informacin muy relevante. Esto se debe
a que durante la produccin de oraciones deben ponerse en juego representaciones mltiples y de diversa
ndole: semntica (construccin del evento), lxica (seleccin de los tems lxicos), morfosintctica (codificacin de las relaciones entre los tems, flexin) y fonolgica (produccin de la cadena articulatoria). Estos
fenmenos colaboran y ocurren de modo simultneo durante la produccin de oraciones, lo que resulta
particularmente til para la investigacin acerca del lenguaje y sus alteraciones en nios y adultos.
En particular, los procesos involucrados durante la produccin verbal en nios y adultos con patologas del lenguaje ha resultado especialmente rica, sobre todo en lo que se refiere a la Estructura Argumental. El inters radica en que la misma informa simultneamente acerca de los procesos de acceso y
recuperacin a la informacin semntica, argumental (los roles temticos implicados en el verbo) y su
posterior realizacin gramatical (traduccin sintctica de las relaciones jerrquicas entre los argumentos)
(Grela & Leonard 2000, Thompson 2003), aspectos que pueden alterarse selectivamente ante dificultades
del lenguaje de origen patolgico, sea adquirido o del desarrollo (Gropen 2000).
Las investigaciones en torno a estos fenmenos adoptan un modelo de produccin de oraciones (Bock
& Levelt 1994) que asume dos niveles encargados de realizar la codificacin gramatical: el nivel funcional y
el posicional. El primer nivel (funcional) lleva a cabo la seleccin lxica (los lemas) y la asignacin de roles
gramaticales o funciones sintcticas, incluyendo la recuperacin de la Estructura Argumental implicada en
el verbo. El siguiente nivel (posicional) es el encargado de producir el ensamblado de los constituyentes y la
flexin morfolgica necesarios para construir la estructura de la oracin. Segn este modelo, un verbo con
una Estructura Argumental ms compleja implicar la computacin de ms argumentos, fenmeno entendido como ms costoso debido a que cada uno de esos argumentos cumplir luego una funcin sintctica
y ocupar una posicin en la estructura jerrquica de la oracin (Bock & Levelt 1994), es decir que ante un
mayor nmero de argumentos ser necesario computar un nmero mayor de funciones.
Las diferentes Estructuras Argumentales de los tems verbales, as, implican diferencias de procesamiento. Se asume que un verbo con una EA ms compleja supondr:
El trastorno especfico del lenguaje (TEL) es una condicin descripta en nios que se caracteriza
como una alteracin puramente lingstica en la que los aspectos morfolgicos y sintcticos son especialmente dbiles. La dificultad lingstica de estos nios se contrapone a un perfil cognitivo conservado, es
decir, un coeficiente intelectual dentro de los parmetros esperables y en ausencia de observacin de otro
tipo de alteraciones cognitivas.
Su dificultad general con el lenguaje se traduce en dificultades morfosintcticas (en torno a artculos, preposiciones, pronombres, flexin verbal) y de vocabulario general limitado (escaso en nmero y especificidad de los tems), a lo que se suman problemas en la produccin general de oraciones, reportadas
como signo saliente de este perfil. En este aspecto en particular, los nios con TEL presentan un patrn
diferencial de rendimiento en cuanto a:
Errores en el procesamiento de Estructura Argumental, que aumentan a medida que
aumenta la complejidad
Influencia de la Complejidad Argumental en la produccin de oraciones con verbos
auxiliares (idioma ingls)
Repertorio verbal reducido en trminos de: variedad de tipos de verbos usados (en
cuanto a su EA), produccin de verbos de menor cantidad de argumentos (simplificacin
argumental).
Algunos autores han propuesto que las debilidades en la produccin oracional de estos nios (al
igual que en la poblacin agramtica) podran vincularse con la Complejidad Argumental de los verbos
implicados en las estructuras sintcticas a producirse. Es decir, con la recuperacin de la EA y con la
proyeccin no lineal de roles argumentales en roles sintcticos generada por algunos tipos de verbos,
como los intransitivos inacusativos (Bishop 1992, Leonard 1998, Narbona & Chevrie-Muller 1997, Rice
2005, Grela & Leonard 2000).
Los nios de este perfil demostraran una dificultad a la hora de realizar las operaciones implicadas
en el pasaje del nivel funcional al posicional durante la construccin y produccin de oraciones, esto es:
el ensamblaje de los constituyentes de la etapa funcional (con los posibles movimientos extra implicados
en algunos tipos particulares de verbos como los de tipo inacusativo), la flexin morfolgica e inclusin
las palabras de clase cerrada (Grela & Leonard 2000).
2. Objetivos e hiptesis
El objetivo de este trabajo es investigar experimentalmente cmo se manifiesta el efecto de la CA
en la produccin de verbos en nios con TEL hablantes de espaol. Para ello se propuso establecer diferencias en la produccin de verbos en tareas de produccin aislada (tarea de denominacin) y en contexto
oracional (elicitacin de produccin de oraciones). Se tuvo en cuenta el tipo de Estructura Argumental,
o sea, la cantidad de argumentos implicados (transitivos e intransitivos) y Complejidad Argumental, es
decir, las transformaciones sintcticas requeridas por la configuracn temtica de cada temverbal (inergativos e inacusativos).
Se plantearon como hiptesis de trabajo:
1. la estructura argumental de los verbos constituir un factor de influencia que favorecer a
los verbos de un argumento como grupo (efecto de estructura argumental).
2. dentro del grupo de los verbos de un argumento podrn observarse diferencias que favorezcan la produccin de los de tipo inergativo por sobre la de los de tipo inacusativo (efecto
de complejidad argumental).
3. Metodologa
Instrumento
Se dise, para esta etapa, una prueba de produccin de verbos compuesta por dos tareas: denominacin verbal y produccin de oraciones. Se controlaron las variables tipo de verbo segn Estructura Argumental (cantidad de argumentos), Complejidad Argumental y frecuencia (se seleccionaron estmulos
de media y baja frecuencia).
Para ambas tareas de dise una misma lista de 40 estmulos visuales (fotografas):
20 verbos de tipo transitivo (10 BF, 10MF)
20 verbos de tipo intransitivo:
10 verbos de tipo inergativo (5BF, 5MF)
10 verbos de tipo inacusativo (5BF, 5MF)
ACTAS DE LAS I JORNADAS DE JVENES LINGISTAS 141
Procedimiento
4. Resultados
Tal como se observa en el Grfico 1, en la tarea de denominacin ambos nios evidenciaron lo que
daremos llamar efecto de Estructura Argumental: los verbos intransitivos (que implican una menor cantidad de argumentos) concentraron un mayor porcentaje de acierto frente a los intransitivos
Ahora bien, al realizar un segundo anlisis de los datos teniendo en cuenta la Complejidad Argumental, es decir, las diferencias entre los dos tipos de verbos intransitivos, es posible observar otro
patrn de rendimiento. Los verbos de tipo inacusativo obtuvieron un porcentaje menor de acierto tanto
en comparacin con los de tipo transitivo como con los de su mismo nmero de Estructura Argumental:
los inergativos.
Ahora bien, en la tarea de produccin de oraciones (ilustrada en el Grfico 3) se observa que los
verbos de un solo argumento como grupo no presentaron un rendimiento uniforme entre ambos nios
que permita diferenciarlos de los verbos de dos argumentos (transitivos).
Sin embargo, s result posible realizar una diferenciacin de rendimiento uniforme entre ambos
nios en torno a los dos tipos de verbos de un solo argumento, como es posible ver en el Grfico 4. Los
verbos de mayor complejidad argumental, es decir: los de tipo intransitivo inacusativo presentaron porcentajes de acierto muy inferiores al resto en la tarea de produccin de oraciones, en ambos nios.
5. Conclusiones
Los resultados observados experimentalmente corroboraron las hiptesis planteadas. En primer lugar, durante la tarea de denominacin, la Estructura Argumental de los diferentes tipos de verbos (como
grupo) tuvo una influencia que favoreca a los verbos intransitivos (de un solo argumento), pero no a los
de tipo transitivo (dos argumentos).
El anlisis de los resultados por tipo de estructura sintctica implicada en cada tem verbal corrobor que la Complejidad Argumental result un factor de peso para estos nios, que presentaron mayores
dificultades para producir estructuras que incluan verbos intransitivos de tipo inacusativo. Entendida
como la computacin de un mayor nmero de operaciones en el pasaje del nivel funcional al posicional,
la Complejidad Argumental result un punto crtico para los nios con TEL, resultando en una mayor
complejidad de procesamiento a pesar de implicar un nmero menor de argumentos.
6. Referencias bibliogrficas
Bishop, D.M.V. 1992. The underlying nature of specific language impairment. Journal of child psychology and
psychiatry, Vol 33, 1, 3-66
Bock, K. & W.J.M Levelt, 1994. Language production: grammatical encoding. En M.Gernsbacher (comp.). Handbook of Psycholinguistics. Nueva York: Academic Press.
Grela, B. & L. Leonard, 2000. The influence of Argument structure complexity on the use of auxiliary verbs by
children with SLI, Journal of Speech, Language and Hearing Research, Vol. 43, 1115-1125
Gropen, J. 2000. Methods for studying the production of Argument Estructure in children and adults, en: Menn,
L. & Bernstein Ratmen, N. (eds), Methods for Studying Language Production, New Jersey: Lawrence Erlbaum Associates.
Kegl, J. 1995. Levels of representation and Units of access relevant to agrammatism, Brain and Language, 50,
151-200.
Leonard, L. B. 1998. Children with Specific Language Impairment, London: The MIT Press.
Narbona, J. y C. Chevrie-Muller, 1997. El lenguaje del nio. Desarrollo normal, evaluacin y trastornos, Madrid:
Masson.
Rice, M. 2005. Language Symptoms of Developmental Language Disorders: An Overview of Autism, Down
Syndrome, Fragile X, Specific Language Impairment and Williams Syndrome, Applied Psycholinguistics,
26, 7-27
Thompson, C. K., Lange, K. L., Schneider, S. L. & Shapiro, L. P. 1997. Agrammatic and Non-brain-damaged
Subjects Verb and Argument Structure Production. Aphasiology, 11, 473-490.
Thompson, C. K. 2003. Unaccusative Verb Production in Agrammatic Aphasia: the Argument Structure Complexity Hypothesis, Journal of Neurolinguistics, 16, 151-167.
Julieta Fumagalli
Instituto de Lingstica - Universidad de Buenos Aires, Conicet
[email protected]
Paula Cuschnir
Universidad de Buenos Aires
1. Introduccin
El aprendizaje de la lectura y la escritura es una herramienta fundamental durante la escolarizacin
dado que leer y escribir son tareas involucradas en la mayor parte de las asignaturas escolares. Este trabajo se ocupar de analizar aspectos relativos al desarrollo lector.
Al hablar del proceso de desarrollo lector tenemos que tener en cuenta que no todos los nios presentan las mismas caractersticas de rendimiento, algunos de ellos tienen dificultades en el aprendizaje
de la lectura y si estos problemas no se solucionan tempranamente pueden ser causa de fracaso escolar.
Las diferencias durante el desarrollo lector pueden verse originadas tanto por patologas lingsticas o
cognitivas, as como por aspectos socioeconmicos y prcticas pedaggicas.
En los ltimos aos, numerosas investigaciones psicolingsticas han estudiado los procesos que
intervienen en el aprendizaje de la lectura. Entre stos, el desarrollo de la conciencia fonolgica dada su
influencia durante el desarrollo de la lectura y su relacin con el xito lector. La CF es el conocimiento
de la estructura sonora del lenguaje (Defior 2008) e implica la habilidad para identificar y manipular unidades como slabas, rimas, ataques y fonemas. Treiman (1991) propuso un modelo jerrquico de niveles
de CF en el que se encuentra: a) la conciencia silbica: habilidad para identificar, segmentar y manipular
slabas de una palabra. b) la conciencia intrasilbica: habilidad para segmentar una palabra en ataque y
rima. c) la conciencia fonmica: habilidad para reconocer y manipular los fonemas que componen un
morfema o palabra. Estos distintos niveles implican un incremento en la dificultad para llevar adelante
tareas que requieren el reconocimiento de estas unidades.
El rendimiento en las tareas que evalan CF, adems de verse influido por variables psicolingsticas como el tipo de unidad involucrada, la longitud y complejidad silbica del estmulo, tambin implica
variables cognitivas como la complejidad de la tarea, los requerimientos de memoria y atencin (e. g.
Backman 1983; Anthony & Francis 2005). Yopp (1988) propone la existencia de dos tipos de CF: simple
y compuesta. La primera se vera involucrada en tareas que precisan de una sola operacin como segmentar, combinar o aislar sonidos, mientras que la segunda implica sostener en memoria unidades para
realizar tareas como agrupar palabras por rima, donde hay que sostener en la memoria de trabajo los
elementos para analizar y llevar a cabo la comparacin. Las pruebas utilizadas en este trabajo estaran
evaluando la CF simple y compuesta.
Al investigar estos aspectos del desarrollo lector es importante tener en cuenta un gran nmero de
investigaciones (Diuk 2000; Borzone et al. 2005; Rosemberg et al. 2007; Jimnez y Rodrguez 2008) que
sealan las consecuencias negativas que un entorno socioeconmico empobrecido puede tener durante el
proceso de alfabetizacin si no se interviene a tiempo y del modo adecuado.
ACTAS DE LAS I JORNADAS DE JVENES LINGISTAS 145
2. Mtodo
Participantes: Fueron evaluados 31 nios de 1er. grado de una escuela de nivel socioeconmico
bajo de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires. La muestra est compuesta por un 51,6% de hombres y
un 46,4% de mujeres, la media de edad de los participantes es de 6,65 (DE 0,42). Todos los sujetos son
hablantes nativos del espaol y no poseen patologas lingsticas ni cognitivas diagnosticadas.
Materiales: Los sujetos respondieron a seis pruebas que evalan CF. Las tareas propuestas son de
administracin oral e individual, no tiene lmite de tiempo y se asign un punto por cada respuesta correcta. Los estmulos utilizados en las pruebas fueron sustantivos, la frecuencia de los mismos se control con el Diccionario frecuencia del castellano escrito en nios de 6 a 12 aos (Martinez-Martn y
Garca-Prez 2004).
Con objetivo de determinar la habilidad de los nios para ensamblar unidades aisladas en palabras
se propuso una tarea de combinacin silbica. Se presentaron 15 palabras bislabas y 15 trislabas. Los
sujetos reciban el estmulo segmentado slaba por slaba y deban responder de qu palabra se trataba.
Tabla 1
Ejemplo de estmulos utilizados en la Prueba 1
Longitud del Estmulo
Blanco
Longitud del
Estmulo
Blanco
2 Slabas
Pancho
3 Slabas
Tijera
2 Slabas
Kiwi
3 Slabas
Mochila
2 Slabas
Foca
3 Slabas
Guitarra
Con el propsito de evaluar las habilidades de manipulacin de slabas, se les propuso a los sujetos
una tarea de segmentacin silbica. Se administraron 15 estmulos de dos slabas y 15 de tres slabas. Una
vez escuchada la palabra completa los nios deban segmentarla silbicamente.
Tabla 2
Ejemplo de estmulos utilizados en la Prueba 2
Longitud del
Estmulo
Blanco
Longitud del
Estmulo
Blanco
2 Slabas
Pasto
3 Slabas
Canguro
2 Slabas
Ceja
3 Slabas
Pestaa
2 Slabas
Gripe
3 Slabas
Fbrica
Tabla 3
Ejemplo de estmulos utilizados en la Prueba 3
Longitud del Estmulo
Blanco
Longitud del
Estmulo
Blanco
2 Slabas
Reloj
3 Slabas
Pizarrn
2 Slabas
Nariz
3 Slabas
Tetera
2 Slabas
Len
3 Slabas
Gusano
Con el mismo objetivo de la Prueba 3 los participantes, en esta oportunidad, deban segmentar fonema por fonema una palabra previamente administrada. Se utilizaron 15 monoslabos y 15 palabras de
dos slabas.
Tabla 4
Ejemplo de estmulos utilizados en la Prueba 4
Longitud del
Estmulo
Blanco
Longitud del
Estmulo
Blanco
1 Slabas
Flan
2 Slabas
Panza
1 Slabas
Luz
2 Slabas
Freno
1 Slabas
Sol
2 Slabas
Labio
Prueba 5: Buscaslaba
Tabla 5
Ejemplo de estmulos utilizados en la Prueba 5
Posicin
ZA
GA
BA
Inicial
Zapato
Gallina
Banana
Interna
Manzana
Cigarra
Caballo
Final
Cereza
Hormiga
Escoba
Distractor
Sombrero
Durazno
Frutilla
Prueba 6: Buscasonido
En esta tarea los sujetos deban reconocer la presencia de un fonema previamente presentando en
una serie de palabras que lo contiene en posicin inicial, interna y final. La prueba administrada est conformada por 20 sets de cuatro palabras de dos o ms slabas, compuesto por un distractor y tres estmulos
que presentan el fonema buscado en posicin inicial, interna y final.
Tabla 6
Ejemplo de estmulos utilizados en la Prueba 6
Posicin
Inicial
Uva
Limn
Jabn
Interna
Mujer
Plato
Ojo
Final
Igl
rbol
Reloj
Distractor
Perro
Nariz
Mano
Como se mencion en la introduccin, siguiendo a Yopps (1988) las pruebas de segmentacin y fusin de slabas y fonemas evaluaran la CF Simple mientras Buscaslaba y Buscasonido evaluaran
el constructo de CF compuesta.
3. Resultados
Con el propsito de establecer diferencias de rendimiento entre las tareas de combinacin y segmentacin de unidades sublxicas se realiz una prueba t para muestras relacionadas en la que se compar
el rendimiento de los sujetos en las pruebas de combinacin y segmentacin de slabas, los resultados no
arrojaron diferencias estadsticamente significativas entre pruebas t (30) =1,74, n. s. Asimismo, se realiz
un anlisis estadstico para comparar el desempeo de los sujetos en las tareas de fusin y segmentacin
de fonemas. En este caso, los resultados obtenidos muestran diferencias estadsticamente significativas
de rendimiento a favor de la tarea de fusin de fonemas t (30) =2,45, p<0,05.
Para establecer diferencias de rendimiento entre las tareas de segmentacin de slabas y fonemas
se realiz una nueva prueba t. Los resultados obtenidos dan cuenta de diferencias estadsticamente
significativas a favor de segmentacin de slabas t (30) = 20,23; p<0,001. Asimismo se realiz una prueba t para comparar el rendimiento en las tareas de fusin de slabas y fonemas, los resultados obtenidos nuevamente muestran diferencias estadsticamente significativas para la condicin silbica t (30) =
37,69; p<0,001.
Grfico 1. Desempeo medio (acierto en %), segn la unidad sublxica de la tarea. Tareas de Segmentacin y Combinacin de Slabas y Fonema.
4. Discusin
Como se seal en la introduccin los niveles de conciencia fonolgica propuestos (silbico, intrasilbico y fonmico) implican un aumento de las dificultades para realizar las tareas que tienen como
objetivo su reconocimiento y manipulacin. Los resultados obtenidos nos permiten observar en las tareas
que, siguiendo la propuesta de Yopps (1988), implican a la CF Simple, encontramos diferencias de rendimiento a favor de la condicin Slaba. Los sujetos tienen un mejor rendimiento en las tareas de segmentacin y combinacin silbica que en las mismas tareas cuando la unidad involucrada es el fonema. Es
posible que las diferencias de rendimiento entre las tareas de nivel silbico y fonmico estn originadas
en las caractersticas de la representacin acstica de la unidad involucrada (Gleitman & Rozin 1977;
Liberman et al. 1974) El anlisis fonmico tal vez sea ms difcil, en parte, porque los fonemas no se corresponden con unidades discretas (ver Liberman, Cooper, Shankeweiler, & Studdert-Kennedy 1967). La
palabra hablada sol contiene tres fonemas pero la representacin acstica no contiene tres unidades de
sonido separadas. No hay que dejar de tener en cuenta que la representacin acstica del fonema depende
del contexto en que est inmerso y que las caractersticas de los fonemas que lo circundan se fusionan en
la emisin oral de la palabra. Asimismo, nuestros datos concuerdan con las evidencias empricas brindadas por estudios que sealan que el anlisis silbico es ms sencillo que el anlisis fonmico (Fox &
Routh 1975; Liberman et al. 1974).
Cuando comparamos el rendimiento entre slabas y fonemas en tareas que implican a la CF compuesta no encontramos diferencias significativas de rendimiento entre las unidades. Sin embargo, al
realizar el anlisis por unidad observamos un efecto de posicin inicial ya que tanto la slaba como el
fonema a inicio de palabra se reconocen ms fcilmente. De este modo, nuestros resultados acuerdan con
los de Kirtley, Bryant, Maclean & Bradley (1989) quienes afirman que la posicin hace ms fcilmente
reconocible al fonema en posicin inicial, en detrimento del ataque y el fonema final.
Como ya se mencion, en los ltimos aos, se han realizado numerosas investigaciones sobre la
relacin entre CF y lectura. A partir de los resultados obtenidos, la CF parece tener un papel central en
el inicio lector y ser un buen predictor del futuro xito lector ya que existe una relacin positiva entre
las habilidades metafonolgicas y el rendimiento lector: los nios que presentan un mejor rendimiento
en tareas que involucran esta habilidad metalingstica logran leer con ms xito que aquellos nios
que presentan un bajo rendimiento en las mismas (Bradley y Bryant 1985; Bryant, Maclean, Bradley y
Crossland 1990, Muter y Snowling l998, Stuart y Coltheart 1988, Defior 1996).
150 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
5. Referencias bibliogrficas
Anthony, J., D. Francis. 2005. Development of phonological awareness. Current Directions in Psychological Science,14, 255259.
Backman, J. 1983. The role of psycholinguistic skills in reading acquisition: A look on early readers. Reading
Research Quarterly, 18, 466-479.
Bradley, L. y P. Bryant. 1985. Rhyme and reason in reading and spelling. Ann Arbor: University of Michigan Press.
Bryant, P. y L. Bradley. 1998. Problemas infantiles de lectura. Madrid. Alianza.
Bryant, P. E., M. Maclean, L. Bradley y J. Crossland. 1990. Rhyme and alliteration, phoneme detection, and learning to read. Journal of Educational Psychology, 26, 429-438.
Defior-Citoler, S. 1996. Las dificultades de aprendizaje: un enfoque cognitivo. Mlaga: Ediciones Aljibe.
Defior-Citoler, S. 2008. Cmo facilitar el aprendizaje inicial de la lectoescritura? Papel de las habilidades fonolgicas, Infancia y Aprendizaje, 31(3), 333-345.
Fox, B. y D. Routh. 1975. Analysing Spoken Language into Words, Syllables y Phonemes: a Developmental Study. Journal of Psycholinguistic Research, 4 (4), 331-342.
Kirtley, C., P. Bryant, M. Maclean y L. Bradley. 1989. Rhyme, rime and the onset of reading. Journal of Experimental Child Psychology, 48, 224245.
Liberman, I. Y., D. Shankweiler, F. Fischer y B. Carter. 1974. Explicit syllable and phoneme segmentation in the
young child. Journal of Experimental Child Psychology,
18, 201212.
Martnez-Martn, J. y E. Garca-Prez. 2004. Diccionario frecuencia del castellano escrito en nios de 6 a 12 aos.
Servicio de publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca.
Muter, V. y M. Snowling. 1998. Concurrent and longitudinal predictors of reading: The role of metalinguistics and
short-term memory skills. Reading Research Quarterly,33(3), 320-337.
Treiman, R. 1991. Phonological awareness and its roles in learning to read and spell. En D. Sawyer, & B. Fox (Eds.),
Phonological awareness in reading: the evolution of
current perspectives (pp. 159-189) New York: Springer-Verlag.
1. Introduccin
El objetivo del presente trabajo es ofrecer una descripcin que sirva a modo de ilustracin de la
metodologa de investigacin del Enfoque Cognitivo-Prototpico (ECP) (Lakoff 1987; Langacker 1987,
1991a, 1991b; Hopper 1988; Geeraerts 2007; Garca 2009, entre otros). Para esto, se presentarn brevemente los principios bsicos de este enfoque y luego se ilustrar su metodologa con dos estudios de caso.
Los dos ejemplos estn tomados de un proyecto de investigacin ms amplio que tiene como objetivo el
estudio del uso de la preposicin de en el espaol de Buenos Aires.
El Enfoque Cognitivo-Prototpico surgi en la dcada de 1970, en disidencia con los enfoques formales del lenguaje. El ECP est relacionado tambin con el auge de las ciencias cognitivas,1 en las
dcadas de los 60 y los 70, particularmente con los trabajos sobre los procesos psicolgicos de categorizacin y con tradiciones ms antiguas, como la psicologa de la Gestalt.
Las primeras investigaciones destacadas aparecieron en la dcada de 1980 a partir de los trabajos
fundantes de George Lakoff (Women, fire and dangerous things) y Ronald Langacker (Foundations of
Cognitive Grammar), ambos autores provenientes de la Semntica Generativa.
El ECP no constituye una teora homognea o monoltica, sino que engloba presupuestos, perspectivas, lneas de investigacin, que se vinculan con una amplia gama de teoras co-ocurrentes, como ser el
experiencialismo, la teora de prototipos y del nivel bsico, y los modelos cognitivos idealizados.
es binaria ni discreta, no se realiza a partir de condiciones necesarias y suficientes,2 sino que es gradual.
Se entiende por categorizacin gradual, la conceptualizacin de las categoras a partir de la confluencia de atributos que no deben estar necesariamente presentes en cada uno de los usos de las formas y
que pueden ser compartidos parcialmente por otras formas o miembros de una misma categora. Esto
es, hay un prototipo3 y ejemplos marginales, y los lmites entre las categoras son difusos (Rosch 1973;
Taylor 1989, entre otros). El anlisis de las formas lingsticas en contexto permite establecer el valor
prototpico de cada una de ellas.En consonancia con lo dicho previamente, la Gramtica no constituye
un nivel formal de representacin autnomo; se encuentra motivada por la semntica y la pragmtica.
Los diferentes niveles de anlisis (Fonologa, Morfologa, Sintaxis, Semntica, Pragmtica) forman un
continuum de estructuras simblicas. Se trata de la simbolizacin del contenido semntico a partir de una
forma fonolgica. As, el significado es un concepto organizador y no derivado. En este sentido, a cada
forma lingsica le corresponde un significado especfico y bsico, que no necesariamente se distingue
por oposicin binaria de los otros signos de la lengua al mismo tiempo que no hay formas sin significado.
Como se ha advertido en el apartado anterior, el estudio del lenguaje desde el ECP parte de la funcin
comunicativa, es decir que el signo en su constitucin est motivado por el objetivo comunicativo, de ah
que se hable de una Gramtica Emergente del discurso (Hopper 1988). El trmino emergente se refiere a
que las estructuras gramaticales provienen de la fijacin de rutinas exitosas en el discurso. Hay un proceso
permanente de construccin de la Gramtica, dependiente de los objetivos comunicativos del hablante.
La Gramtica no es un sistema uniforme, simple y delimitado sino una coleccin abierta de formas, que estn siendo constantemente reestructuradas y resemantizadas en el uso; es el resultado de las
elecciones de los hablantes, la gramaticalizacin de las tendencias lingsticas ms exitosas de un grupo
social determinado.
Los principios tericos antes expuestos y la intencin de realizar una descripcin que d cuenta
del uso de las formas en sus verdaderos contextos de aparicin y diferenciando qu contextos favorecen
ms el uso de las formas y cules menos, imponen necesariamente una metodologa de investigacin
particular. En concreto, una metodologa cualitativa y cuantitativa, sobre cuerpos de datos autnticos/
contextualizados, en una determinada poblacin y en un momento especfico.
2 Segn la teora clsica de categorizacin, las categoras tienen lmites precisos, sus miembros son representantes equivalentes, poseen una cantidad idntica de
propiedades necesarias y suficientes que responden a una distribucin binaria y discreta. Esta concepcin es propia de modelos arbitrarios de descripcin de la lengua,
en los cuales la descripcin de las unidades se hace en funcin de un cierto criterio de economa y en beneficio de la autoconsistencia del propio modelo, y no en
funcin de las condiciones de uso de dichas unidades.
3 El prototipo es un esquema abstracto que rene en s la mayor cantidad de atributos comunes a todos los miembros de la categora. Es decir, el prototipo es un
esquema formado por un conjunto de atributos del objeto discernidos por los sentidos, cuya identidad en la mente no se conoce directamente, sino slo a travs de
los experimentos realizados. El prototipo es, adems, el mejor ejemplo en la mente de los hablantes nativos de un dialecto en un momento dado, el miembro de la
categora ms usado por estos hablantes (es una unidad de ocurrencia frecuente); se corresponde con una rutina neurolgica bien aprendida (tiene correlato mental);
es una forma productiva y saliente.
3.2. Anlisis
3.2.1. Anlisis cualitativo
Se entiende por anlisis cualitativo la evaluacin de los contextos en los que ocurren las formas analizadas. En estos contextos, se observan los fenmenos fonolgicos/prosdicos, morfosintcticos, semnticos y pragmticos que confluyen con la forma elegida. Es decir, se hace un anlisis integral y se presta
especial atencin a los parmetros que se consideran relevantes a la hora de comprobar la hiptesis.
El objetivo es determinar qu contextos favorecen el uso de las formas analizadas, ya que el significado
de las formas se vincula con el significado del contexto donde aparecen. Se puede comparar una forma
consigo misma (1) o una forma con otra en competencia/alternancia (2):
Caso (1): Estudio sobre dequesmo: se parte de la hiptesis de Orellano (2001), segn la cual el dequesmo resulta de un proceso de defocalizacin del objeto y del sujeto, proceso que resulta sntoma
del distanciamiento del hablante respecto de su enunciado. Este proceso, adems, se ve reflejado en los
siguientes factores: sujeto en tercera persona, predicados extensos, incisiones y tiempo verbal pasado. A
estos factores, se agrega (Funes a, en prensa) el de la semntica de la preposicin de: la eleccin de la
preposicin de, y no de otra, se relaciona con su significado bsico: alejamiento/distancia/separacin.
La semntica de la preposicin contribuye a expresar la distancia entre el hablante y su enunciado.5 En
el anlisis cualitativo se observaron los factores estudiados por Orellano as como los enunciados dequestas que carecan de dichos factores.
Caso (2): Estudio sobre la alternancia de las preposiciones por y de como introductoras de Complemento Agente (Funes b, en prensa): se parte de la hiptesis segn la cual, por tiende a aparecer en
contextos con pacientes altamente afectados y con agentes [+humanos] y [+determinados], mientras
que de tiende a acompaar a agentes [-humanos] y [-determinados], en contexto de pacientes con baja
afectacin. En el anlisis cualitativo, se observaron la presencia de los atributos [+/-humano] y [+/-determinado] para el participante agente introducido tanto por la preposicin por como por de, y el grado
de afectacin del paciente.6
4 El Habla Culta de la Ciudad de Buenos Aires (HCCBA) est compuesta por 33 muestras que comprenden 21 horas y 20 minutos de grabacin. Se distinguen:
(a) entrevistas informales con grabador a la vista (entrevistas I-XVI); (b) elocuciones formales (muestra XVII-XX); (c) dilogos libres (muestras XXI-XXIX); (d)
encuestas secretas (muestra XXX-XXXIII).
5 Ejemplo de enunciado dequesta con variables de Orellano: Entonces---haba una discrepancia en la liquidacin que hacamos ella y yo, porque yo inclua... eh
preaviso y ella no lo inclua porque--- sostena de que--- ella no la haba echado. (HCCBA, muestra XXIII) [Aqu se aprecian: tercera persona, pausa/incisin y
tiempo pasado.] Ejemplo de enunciado dequesta sin variables de Orellano: pienso de que en este pas estamos todos hablando siempre con los mismos trminos,
nos expresamos con las mismas palabras y llegamos todos siempre a las mismas soluciones. (HCCBA, muestra VII).
6 Ejemplo de CAg introducido por de: Una casa de as--- de estilo--- no diramos de estilo espaol. Yo no s--- no podra decirle--- es una casa de cincuenta aos-- pero est sola rodeada de una veredita (HCCBA, muestra XVI). Ejemplo de CAg introducido por por: El galpn, dirigida por Csar Campodnico (HCCBA,
muestra II).
84,45% (38)
15,55% (7)
Total
100% (45)
En la Tabla 2 se observa que se cumple la frecuencia de aparicin de cada factor (o jerarqua de influencia) postulada por Orellano:
Porcentaje
Tercera persona
53,33%
Incisiones
51,11%
28,89%
Tiempo pasado
17,78%
Negacin
17,78%
Formas no finitas
6,67%
7 Adems de establecer los porcentajes, pueden revalidarse los datos mediante las herramientas estadsticas del odds ratio y del test del chic cuadrado:
Odds ratio: permite evaluar si la diferencia de distribucin de una forma y otra respecto de una variable es significativa.
Test del chic cuadrado: asegura que la asociacin entre las variables no se debe al azar (Butler, 1985; Martnez, 2000: 58).
En el estudio sobre la alternancia de las preposiciones por y de en CAg, se contabiliz la presencia de CAg introducidos por la preposicin por y aqullos introducidos por de. Se midieron los atributos [+/-humano], [+/-determinado] en el actante agente y el grado de afectacin del paciente, teniendo
en cuenta la jerarqua de subtipos propuesta por Borzi (2004).8 Luego, se extrajeron los porcentajes (vase
la Tabla 3).
[-hum]
[+hum]
[-det]
[+det]
DE
10 (71,43%)
4 (28,57%)
10 (71,43%)
4 (28,57%)
POR
17 (39,53%)
26 (60,47%)
10 (23,26%)
33
(76,74%)
Bajo (84,62%)
Alto (42,86%)
4. Discusin
Para el estudio sobre dequesmo se confirma que el fenmeno est (discursivamente) motivado,
puesto que:
1. En dos corpora (el de Orellano, de habla de San Juan y el de Funes, en HCCBA) se ratifica la
jerarqua de factores influyentes en la ocurrencia de dequesmo como fenmeno de defocalizacin entre
el sujeto y el objeto.
2. Estos factores son co-ocurrentes con el hecho de que sea la preposicin de la que interviene en
esta defocalizacin.
Para el estudio sobre la alternancia entre por y de para el CAg se confirma que no hay variacin
libre entre las formas, puesto que:
1. Cuando el hablante elige la preposicin de para introducir un CAg, lo hace para acompaar
agentes con el atributo [-humano] y [-determinado], en contextos de sujetos pacientes con baja afectacin.
2. Cuando el hablante elige la preposicin por para introducir un CAg, lo hace para acompaar
agentes con los atributos [+humano] y [+determinado], en contexto de pacientes con alta afectacin.
5. Conclusiones
Por medio de la metodologa del ECP, se establecen los contextos que (ms) favorecen la aparicin
de las formas lingsticas. La frecuencia de uso de las formas constituye uno de los criterios que determinan cul de dos alternativas expresivas es la forma marcada: si como no marcada cuenta la alternativa
ms frecuente, es porque la marcada se usa en los casos excepcionales (Waugh, 1982.). Pero si la alternativa no marcada representa el perfilamiento normal, es preciso advertir que la situacin normal no
est dada a priori y universalmente, sino que depende de nuestra visin del mundo.
8 Borzi registra los siguientes subtipos de pacientes, que presenta en una escala desde el que manifiesta menor afectacin al que manifiesta mayor grado de afectacin: paciente locativo: es aquel que se corresponde con un paciente que es la posicin local o la extensin espacial que recibe la actividad descripta por el verbo
(el comerciante fue abordado por los delincuentes); paciente objeto: es aquel que se corresponde con el objeto implicado en el proceso descripto por el verbo sin
sufrir afectacin (el fretro fue llevado al Cementerio de la Recoleta); paciente completante: es aquel que se corresponde con el objeto de un verbo de accin y cuyo
contenido est de un modo u otro implcito en la base (la pera fue cantada por L.P.); paciente contenido de la percepcin: es aquel que se corresponde con una frase
nominal que manifiesta el contenido de la percepcin, del pensamiento, de la idea, de la voluntad o sentimiento (esas palabras fueron dichas por el Ministro del
Interior); paciente experimentante: es aquel que identifica al ser viviente afectado por algn proceso de tipo psicolgico o de sensacin (el fundador fue recordado en
una sentida ceremonia); paciente benefactivo: es el caso que identifica el resultado de un proceso que desemboca en posesin (Paula Cahen fue nombrada Presidenta
de Exxel); paciente/cambio de estado: este caso aparece con verbos no-psicolgicos que indican cambio de estado (el delincuente fue asesinado a mansalva por la
polica); paciente/factitivo: es el caso del objeto o ser que resulta de la accin identificada por el verbo (la receta fue extendida por el mismo profesional) (2004: 4.1).
Las conclusiones a las que se llega estn basadas en resultados empricos (anlisis de cuerpos de
datos autnticos, en situaciones reales de uso, cuantificados a partir de un criterio pertinente). La principal ventaja de contar con una metodologa emprica permite que las conclusiones estn ms cerca de los
usos reales de la lengua. Adems, permite explicar tanto fenmenos como el dequesmo (fenmeno que
se desva de la norma) como la alternancia entre distintas formas (consideradas tradicionalmente en
variacin libre) en un mismo contexto.
6. Referencias bibliogrficas
Borzi, C. 2004. La pasiva de ser + participio y los actantes en competencia, Signo & Sea, 13, 67-88.
El Habla culta de la ciudad de Buenos Aires. Materiales para su estudio. 1987. Tomos I y II, Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.
Funes, M. S. En prensa(a). Dequesmo: el problema del significado de la preposicin de. En Revista Espacios
Nueva Serie. Estudios literarios y del lenguaje. Ro Gallegos: Universidad Nacional de Patagonia Austral.
Funes, M. S. En prensa(b). La alternancia de las preposiciones por y de como introductoras del complemento
agente. En Revista de Estudios Lingsticos de la Universidad de Alicante. Alicante: Universidad de Alicante.
Garca, E. 1998. Qu cuenta, y cmo contar en Lingstica, en: de Paepe, C. y N. Delbecque (coords.) Estudios
en honor del profesor Josse de Kock. Leuven: Leuven University Press, 217-223.
Garca, E. 2009. The Motivated Syntax of Arbitrary Signs. Cognitive constraints on Spanish clitic clustering. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins.
Geeraerts, D. y H. Cuyckens (eds.). 2007. The Oxford Handbook of Cognitive Linguistics. Oxford: Oxford University Press.
Gibbs, R. W. 1996. Whats cognitive about cognitive linguistics, en: Casad, E. H. (ed.). Cognitive Linguistics in
the Redwood. The Expansion of a New Paradigm in Linguistics. Berlin: Mouton de Gruyter, 2753.
Hopper, P. 1988. Emergent Grammar and the A Priori Grammar Postulate, en: Tannen, D. (ed.) Linguistics in
Context: Connective Observation and Understanding. Ablex: Norwood N 5, 117-134.
Lakoff, G. 1987. Women, fire and dangerous things. Chicago: University Press
Langacker, R. 1987. Foundations of Cognitive Grammar. Theoretical Prerequisites, vol. 1. Stanford: Stanford
University Press.
Langacker, R. 1991a. Foundations of Cognitive Grammar. Descriptive Applications, vol 2. Stanford: Stanford
University Press.
Langacker, R. 1991b. Cognitive Grammar, en F.G. Droste y J.E. Joseph (eds) Linguistic Theory and Grammatical
Description. Amsterdam: J. Benjamins, 275-306.
Orellano de Marra, V. 2001. El dequesmo como opcin comunicativa. San Juan: Universidad de San Juan, Facultad de Filosofa, humanidades y artes. Tesis de maestra en Letras, Universidad Nacional de San Juan (indita).
Rosch, E. 1973. On the internal structure of perceptual and semantic categories, en: T.E Moore (ed.). Cognitive
development and the acquisition of language. New York: Academic Press, 114-144.
Taylor, J. R. 1989. Linguistic Categorization: Prototypes in Linguistic Theory. Oxford: Clarendon Press.
Waugh, L. 1982. Marked and unmarked: A choice between unequals in semiotic structure. Semiotica, vol. 38, n
3-4, 299-318.
1. Esteretipos
As piadas, assinala Possenti (1998), operam fortemente com esteretipos, seja porque veiculam uma
viso mais simplificada dos problemas, seja porque assim se tornam mais facilmente compreensveis
para interlocutores no-especializados. Nas piadas, por exemplo, as loiras so burras, os baianos so
preguiosos, os corinthianos so pobres e bandidos. Possenti ainda destaca que as piadas so uma tima fonte para tentar reconhecer (ou) confirmar diversas manifestaes culturais e ideolgicas, valores
arraigados (1998: 25) que esto relacionados a esteretipos. Seguramente h, em relao instituio
escolar, valores arraigados, tais como os meninos so maus alunos, os meninos so menos obedientes
que as meninas, os meninos s pensam em sexo, os meninos so briguentos e bagunceiros.
Os esteretipos, segundo Pierrot e Amossy (2001) so imagens coletivas resultantes de expectativas,
hbitos de julgamento ou falsas generalizaes recorrentes na sociedade sobre determinado grupo. Para
as autoras, essas imagens so fictcias: no porque sean mentirosas, sino porque expresan un imaginario
social (2001: 32). Alm disso, essas imagens so cristalizadas e rgidas, so esquemas culturais preexistentes, em que um trao peculiar de um tipo conhecido eleito e o restante completado por meio de
representaes que expressam o conhecimento, os conceitos e crenas da sociedade. En la habla comn,
1 Mestranda no Programa de Ps-graduao em Lingustica no Instituto de Estudos da Linguagem (IEL) da Universidade Estadual de Campinas (Unicamp). Bolsista
Fapesp, processo nmero 2010/02800-6.
un esteretipo es una idea convencional (frecuentemente peyorativa, y de una inexactitud a veces extravagante) sobre la aparencia, las acciones, o la natureza de un X (Putnam, 1985: 38 apud Pierrot e
Amossy, 2001: 34). Entretanto, esclarecem as autoras, o esteretipo nem sempre est relacionado a preconceitos e algo inevitvel, inclusive indispensvel, pois no solo es fuente de errores y de prejuicios,
sino tambin un factor de cohesin social, un elemento constructivo em la relacin del ser humano consigo mismo y con el otro (Pierrot e Amossy, 2001: 47).
Assim sendo, os esteretipos so tambm forma de identificao de um indivduo com um grupo:
La adhesin a una opinin establecida, una imagem compartida, permite adems al individuo proclamar indirectamente su adhesin al grupo del que desea formar parte. Expresa de algn modo simblicamente su identificacin a una colectividad, asumiendo sus modelos estereotipados. Al hacerlo, substituye el ejercicio de su propio juicio por las formas de pensar del grupo al que le importa integrarse.
Reivindica implcitamente como contrapartida el reconocimiento de su pertenencia (Pierrot e Amossy,
2001: 48).
Pierrot e Amossy explicam ainda que os esteretipos so favorecidos pelos meios de comunicao,
pela imprensa e pela literatura de massa, que tornam as caractersticas do grupo estereotipado algo inerente a ele e, alm disso, fazendo com que seu comportamento reflita o que esperam que faa: suas aes
e seus modos de ser so predeterminados. Todavia, as autoras afirmam que, embora o esteretipo esquematize e categorize, esse artifcio indispensvel para a cognio, mesmo que conduza a uma simplificao e uma generalizao s vezes exagerada, pois necessitamos relacionar aquilo que vemos a modelos
preexistentes para podermos compreender o mundo, realizar previses e regular nossas condutas.
Visto que as piadas funcionam em sua maioria com base em esteretipos, podemos dizer que Joozinho a representao estereotipada dos meninos/alunos reais: Joozinho um aluno desinteressado,
indisciplinado, ignorante, preguioso, bagunceiro, cnico e ao mesmo tempo esperto. Isto , Joozinho
possui caractersticas resultantes de imagens cristalizadas e rgidas que a sociedade tem dos estudantes
do sexo masculino.
Sendo assim, se Joozinho representado de tal maneira, podemos afirmar que circula na sociedade
um discurso que caracteriza pejorativamente os alunos e que posto em circulao de modo exagerado
no discurso humorstico.
- L, professora.
- Muito bem! Pedrinho, o que do as galinhas?
- Ovos, professora!
- Parabns! Joozinho, o que do as vacas?
- Lio de casa!
Outra caracterstica importante do personagem que, embora Joozinho seja uma criana, no pode
ser considerado ingnuo. Em outras palavras, no se pode avaliar seu discurso inocente, medida que
podemos interpretar o que ocorre nessas piadas como a voz de um adulto que fala atravs dele: usa-se
uma mscara de inocncia para poder gozar de uma certa liberdade e para pr em circulao discursos
reprimidos, subterrneos que, se a ignorncia e a ingenuidade no existisse, no seria concedida.
Com relao ao esteretipo de mau aluno, Joozinho um personagem criado para representar os
meninos/alunos reais que apresentam desempenho escolar insatisfatrio para os padres esperados
pela sociedade: ser um aluno interessado, independente, obediente e que no cause transtorno. Enfim, o
personagem pode ser considerado um estudante indisciplinado, dado que:
A indisciplina manifesta por um indivduo ou um grupo compreendida, normalmente, como um comportamento inadequado, um sinal de rebeldia, intransigncia, desacato, traduzida na falta de educao
ou de respeito pelas autoridades, na baguna ou agitao motora. [...]. Segundo Wallon (1975: 379) o
que se busca obter a tranquilidade, o silncio, a docilidade, a passividade das crianas de tal forma
que no haja nada nelas nem fora delas que as possa distrair dos exerccios passados pelo professor, nem
fazer sombra sua palavra. (Trevisol 2007: 3)
Resumindo, o humor, nas piadas de Joozinho, resultado principalmente dos discursos proibidos
que so postos em circulao pelo personagem e dos atos de indisciplina cometidos por ele.
3. As Condies de Produo
Para o discurso humorstico existir, exige-se um solo, por um lado, e regras que expliquem por que
um enunciado pode ocorrer em uma e no em outra circunstncia, por outro. Ora, as piadas s podem
ocorrer num solo frtil de problemas [...], solos cultivados durante sculos de disputas e preconceitos
(Possenti 1998: 37). A escola certamente um desses solos.
Pcheux (1969), no livro Anlise Automtica do Discurso (AAD-69), define o que so as condies
de produes de um discurso a partir da reformulao do esquema informacional da comunicao proposto por Jakobson (1963). Pcheux prope que no haveria mais mensagem, mas discurso que implica
que no se trata necessariamente de uma transmisso de informaes entre A e B mas, de modo mais
geral, de um efeito de sentidos entre os pontos A e B (Pcheux, 1969: 82). Para o autor, o que Jakobson
representava por A e B, e chamava, respectivamente, de destinador e de destinatrio, e designava
algo diferente da presena fsica de organismos humanos individuais, passa a ser concebido como
lugares determinados na estrutura de uma formao social, e esses lugares esto representados nos
processos discursivos em que so postos em jogo.
Ainda em AAD-69, Pcheux elucida que os sujeitos vistos pela tica da Anlise do Discurso no
so entendido como indivduos segundo a concepo proposta por Jakobson, e sim pela posio sujeito
projetada no discurso. Conforme o autor, essas projees so concebidas como imaginrias, constitudas a partir das posies A e B, e tambm dependem de condies histricas. No se trata, enfim, de
sujeitos empricos e realidade fsica, mas de representaes: O que funciona nos processos discursivos uma srie de formaes imaginrias que designam o lugar que A e B se atribuem cada um a si
e ao outro, a imagem que eles fazem de seu prprio lugar e do lugar do outro2 (Pcheux 1969: 82).
2 Grifo do autor.
Admite-se, portanto, que h regras de projeo. Isso resulta em que as relaes entre as situaes (objetivamente definveis) e as posies (representaes de tais situaes) obedecem a essas regras. O que
se segue disso que toda situao discursiva marcada por essas relaes imaginrias que se do no
interior de todo processo discursivo. Essas relaes configuram as condies de produo do discurso.
Pcheux esclarece que tambm fazem parte das condies de produo o contexto scio-histrico
e ideolgico, e a situao (o contexto imediato da fala), sendo que ambos funcionam conjuntamente.
Por exemplo:
[...] em uma situao de sala de aula, a situao imediata, as circunstncias de enunciao compreendem
o contexto da sala com o professor e os alunos; a situao no sentido mais amplo compreende o contexto
sciohistrico, ideolgico, isto , o fato de que em uma sociedade como a nossa o saber distribudo por
uma rede institucional, hierarquizada em que o saber relaciona-se ao poder. (Orlandi 2006: 15)
Na 8 srie, em Matemtica, consolidam-se as diferenas j verificadas para a 4 srie, com o desempenho dos meninos ainda melhor do que os das meninas. Em Lngua Portuguesa, confirma-se o melhor
desempenho das meninas. J os meninos continuam abaixo das meninas, mas apresentam um desempenho melhor em comparao com o da 4 srie. Os pesquisadores novamente questionam:
Os meninos desenvolveriam habilidades lingusticas mais tarde do que as meninas? Ou poderia isso
estar relacionado com o fato de que ainda h uma maior evaso de meninos nas sries finais do Ensino
Fundamental e que, consequentemente, os que permanecem na escola tenderiam a apresentar melhores
resultados?
De acordo com o Inep (Instituto Nacional de Estudos e Pesquisas Educacionais Ansio Teixeira),
com base em um estudo realizado pelo Saeb referente a 2007, comprova que o desempenho feminino na
prova de Portugus se mantm melhor que o masculino. Para o Instituto, o pior desempenho dos homens
tem duas origens: a ineficincia do sistema de ensino e o trabalho exercido na infncia.
Em relao ao sistema educacional, alguns pesquisadores afirmam que a feminizao da escola
atrapalha o desenvolvimento educacional masculino. Porm, Marlia Pinto Carvalho (2001), estudiosa
do assunto, rebate essa tese:
Os meninos so mais indisciplinados, mais desorganizados e as meninas tm todo um comportamento
que facilita o ser aluno, o que os franceses definem como ofcio de aluno. As meninas j viriam da
prpria organizao familiar e da socializao primria mais preparadas para exercer esse ofcio, porque seriam mais passivas, obedientes, calmas, silenciosas, ordeiras, caprichosas, minuciosas (Silva et
al. 1999). Vejam que imagem de mulher vem desse discurso, que imagem de ns mesmas! Ao mesmo
tempo que os meninos seriam agitados, agressivos e indisciplinados, ns seramos calmas, obedientes e
passivas professoras e alunas e seramos mais adequadas para a escola. (Silva 1999: 189)
De acordo com a autora, muitos estudiosos acreditam que as meninas so mais adaptadas escola
do que os meninos em funo de um processo de socializao voltado para a passividade e obedincia
s normas, enquanto os meninos so educados desde cedo com maior liberdade, e destinados ao mundo
pblico, razo pela qual no se adaptam to facilmente rotina e s regras escolares:
Algumas autoras brasileiras partiram daquela constatao de que as meninas ficam confinadas em casa,
seja pelo trabalho domstico, seja por uma educao em que a famlia restringe muito a circulao das
meninas, presente principalmente nas camadas populares. Enquanto os meninos saem para jogar futebol
e empinar pipa, as meninas tm o espao muito mais restrito de circulao e brincadeira e por isso elas
teriam uma viso mais positiva da escola, como um espao de socializao e at de lazer (Heilborn 1997,
Madeira 1997), ao mesmo tempo que mais igualitrio, um lugar em que seria possvel conviver com os
meninos e ter algum tipo de igualdade de tratamento, diferentemente da famlia. (Carvalho 2003: 190)
A autora ainda verifica em sua pesquisa que estudos afirmam que as mulheres encaram a escola com
mais seriedade do que os homens, pois acreditam que a escolaridade fundamental para sua insero no
mercado de trabalho, tornando-as mais qualificadas, uma vez que o mercado de trabalho mais exigente
com elas. Contudo, uma hiptese mais plausvel para o esteretipo de mau aluno ser associado aos meninos est relacionada ao seu comportamento social. Os garotos, segundo Carvalho (2004), recorrem ao
mau desempenho escolar, indisciplina para afirmarem sua masculinidade.
Carvalho explica que alguns meninos podem tornar-se indisciplinados para marcar diferenas entre seus pares e para obter prazer, transformando o ato de quebrar regras numa parte central de sua
construo de masculinidade (Carvalho 2003: 35), o que pode levar at mesmo a seu fracasso escolar:
medida que se reconhecem como fracassados na escola, vendo fecharemse as possibilidades de reali
zar um certo padro de masculinidade hegemnica e de controlar um certo tipo de poder social ligado ao
sucesso acadmico e s profisses liberais, alguns jovens, principalmente oriundos das classes trabalhadoras, podem reagir buscando outras fontes de poder, at mesmo outras definies de masculinidade, muitas vezes simbolizadas na fora fsica, na agresso e nas conquistas heterossexuais. (Carvalho 2001: 570)
Na mesma direo, Rego (Trevisol 2007) afirma que apresentar condutas indisciplinadas pode ser
entendido como uma virtude: desafiar os padres vigentes, se opor tirania muitas vezes presente no
cotidiano escolar (Trevisol 2007: 85). Com relao a Joozinho, podemos consider-lo um mau aluno
por violar as regras (escolares e sociais) e tambm se opor pratica escolar adotada pela professora: ele
indisciplinado, insubordinado e discordante, confronta e critica direta ou indiretamente o comportamento, o discurso e a figura da professora. Dessa maneira, uma hiptese para a existncia das piadas de
Joozinho e o comportamento do personagem seja devido ao fato de que:
A sociedade mudou, a famlia tambm, o aluno de hoje diferente, mas a escola continua com seus
mtodos de ensino como a dcadas atrs. Assim, o comportamento indisciplinado do aluno sinalizaria
que algo na escola e na sala de aula no est ocorrendo de acordo com as expectativas principalmente
dos alunos, e mais, estes estariam reivindicando mudanas necessrias para que se realize o objetivo da
escola: uma educao de qualidade, que desperte o interesse do aluno pelo aprendizado e pelo ambiente
escolar. (Trevisol 2007: 5)
Podemos, portanto, dizer que, se Joozinho indisciplinado, porque os meninos/alunos reais so
vistos pela sociedade da mesma maneira, isto , Joozinho a representao estereotipada dos meninos/
alunos reais.
5. Consideraes Finais
As piadas que operam com esteretipos so, costumeiramente, agressivas. Segundo elas, as loiras
so burras, o gacho gay, a sogra chata, os meninos so maus alunos. Portanto, investigar as condies de produo desse tipo piadas tarefa interessante para o analista do discurso.
Neste artigo, procuramos fazer uma breve exposio do funcionamento do discurso humorstico
e uma anlise das condies de produo das piadas de Joozinho. Ainda que sucinta, a anlise do
material mostrou que as piadas de Joozinho podem ser resultado de condies histricas de disputa na
relao dos alunos com a escola e da tentativa de os meninos (re)afirmarem sua masculinidade. Acreditamos, portanto, que Joozinho uma representao resultante de imagens cristalizadas e rgidas que
circulam na sociedade sobre os meninos/alunos e que so postas em circulao de modo exagerado no
discurso humorstico.
6. Referncias bibliogrficas
Carvalho, M. P. 2001. Mau aluno, boa aluna? Como as professoras avaliam
meninos e meninas, Revista Estudos Feministas, ANO 9..
Carvalho, M. P. 2004. Quem so os meninos que fracassam na escola?. Cadernos de Pesquisa, So Paulo: vol.
34, n 121, jan./abr..
Carvalho, M. P. 2003. Sucesso e fracasso escolar: uma questo de gnero. Educao e Pesquisa, So Paulo: vol.
29, n 1.
Jakobson, R. 1963. Essais de linguistique gnrale. Paris: Minuit.
Orlandi, E. P. 2006. Anlise de Discurso in Introduo s Cincias de Linguagem:
Discurso e Textualidade. Campinas, SP: Pontes Editores.
Pcheux, M. Anlise automtica do discurso (AAD-69). In: Gadet, F., T. Hak (orgs.) Por uma anlise automtica do
discurso: uma introduo obra de Michel Pcheux. 3 Edio. Campinas, SP: Editora da UNICAMP, 1997.
Pierrot, A.H. e R. Amossy 2001. Estereotipos y Clichs. Buenos Aires, Eudeba.
Possenti, S. 1998. Os humores da lngua: anlise lingstica de piadas, Campinas, Mercado de Letras.
Silva, C. D. et al. 1999. Meninas bem-comportadas, boas alunas, meninos inteligentes, mas Indisciplinados,
Cadernos de Pesquisa, So Paulo, n 107, p. 207-225, jul.
1. Introduo
A estrutura de argumentos em sentenas bitransitivas tem sido amplo objeto de debate na literatura
gerativista (Barss & Lasnik 1986, Larson 1988, Jackendoff 1990, Harley 1997 e outros). Este trabalho
revisita sentenas bitransitivas do portugus do Brasil (PB), atentando para o estatuto e lugar sinttico
dos elementos que a compem, no mbito da estrutura argumental de evento.
Para tanto, ser preciso definir os limites do que poder ser considerada uma sentena bitransitiva
propriamente dita no PB. A soluo para essa questo ser apresentada em duas frentes: uma delas descritiva e a outra estrutural.
Descritivamente, defenderemos que sentenas bitransitivas no PB so aquelas que aceitam a preposio a como introdutora do objeto indireto.
Estruturalmente, partimos da proposta de Pylkknen (2002), escolha que se justifica pelo fato de
que, nos dados do PB, a introduo da preposio para gera sentenas ambguas entre as semnticas
veiculadas pelos dois tipos de ncleos Aplicativos propostos pela autora, a saber, o Alto e o Baixo. J a
seleo da preposio a, gera sentenas no-ambguas, em que a semntica veiculada essencialmente a
de Aplicativo Baixo. Os dados que ilustram tal comportamento podem ser vistos abaixo:
(1)
a. A Maria escreveu uma carta ao pai.
b. A Maria escreveu uma carta para o pai
A sentena em (1a) no ambgua e a nica interpretao disponvel aquela em que o pai uma
espcie de alvo ou destinatrio da carta. J na sentena em (1b), alm dessa mesma interpretao de alvo,
o DP o pai pode ser entendido como um beneficirio do evento, como se pode ver no contexto abaixo:
(2)
Contexto da interpretao de beneficirio do evento: O pai no sabia escrever, mas queria enviar
uma carta para o filho que morava longe. Assim, pediu a Maria que o fizesse no lugar dele e a Maria
escreveu uma carta para o pai.
Estruturalmente, as sentenas bitransitivas so aquelas que contam com a presena de ncleo funcional do tipo Aplicativo Baixo, responsvel tanto pelo licenciamento dos argumentos bitransitivos,
quanto pela relao semntica estabelecida entre eles.
No entanto, ser preciso dar conta da linearizao dos argumentos em uma sentena bitransitiva na lngua
em questo, uma vez que, no PB, pode haver pode haver alternncia na ordenao dos complementos verbais,
sem que isso desperte nenhum efeito no ncleo preposicional. Os dados relevantes podem ser vistos abaixo:
(3)
a. A Maria deu o livro ao Pedro/ para o Pedro
b. A Maria deu ao Pedro/ para o Pedro o livro.
Assim, propomos que o licenciamento da ordem VPPNP est fortemente relacionada a aspectos
informacionais, em especial, ao carter de Tpico do elemento colocado entre o verbo e o objeto direto
quando a ordem , tal como apontado em Scher (1996). Dessa forma, utilizamos como apoio as propostas
cartogrficas, nos moldes de Rizzi (1997) e Belletti (2002), que explodindo, respectivamente, as periferias de CP e VP, encontram a, crucialmente, posies de Tpico e de Foco.
Este artigo pretende, portanto, contribuir com os estudos gerativistas sobre estrutura argumental
e bitransitividade, revisitando tal fenmeno no portugus do Brasil e propondo uma estrutura sinttica
que consiga dar conta das relaes hierrquicas e semnticas estabelecidas pelos constituintes em uma
sentena desse tipo.
2. Os aplicativos
Para Pylkknen (2002), argumentos verbais podem ser divididos em dois diferentes tipos: aqueles
que so argumentos verdadeiros do verbo e aqueles que so adicionais, no sentido de que h evidncia
de que eles no pertenam estrutura argumental bsica do verbo. Aos argumentos adicionais, a autora
chamar de argumentos aplicados, propondo para seu licenciamento sinttico e semntico a presena
de um ncleo funcional Aplicativo. Argumentos interpretados como alvo em sentenas de objeto duplo
do ingls - tal como o elemento John na sentena Mary gave John a book - no seriam, para a autora,
argumentos do verbo, mas elementos adicionais e, portanto, inseridos via projeo Aplicativa. H, para
a autora, uma espcie de alternncia argumental envolvida na comparao entre tais sentenas e a sua
contraparte preposicionada como Mary gave a book to John - j que nesse segundo caso ambos os argumentos internos seriam licenciados pelo prprio predicado verbal.
Assim, Pylkknen (2002) prope dois tipos de ncleos Aplicativos, a saber, o Alto e o Baixo. No
primeiro deles, o ncleo funcional em questo faz a relao entre o verbo e o evento denotado pelo verbo,
enquanto no segundo, o Aplicativo relaciona os dois argumentos internos do verbo. Ambos os Aplicativos fariam parte de um inventrio de ncleos funcionais disponibilizados pela Gramtica Universal. Os
dois tipos de ncleos funcionais em questo podem ser vistos abaixo:
(4)
Imagen 1
Apesar de os Aplicativos estabelecerem, em grande parte dos estudos que se debruaram sobre eles
(Cuervo 2003, Torres-Morais, 2007), uma relao bastante forte com o fenmeno que ficou conhecido
como alternncia dativa, propomos que o PB, uma lngua em que este fenmeno no est presente, tambm far uso de um ncleo funcional do tipo Aplicativo Baixo para licenciar semntica e sintaticamente
os argumentos de um verbo bitransitivo. Para tanto, o Aplicativo ter um funcionamento consideravelmente diferente da proposta original.
3. A bitransitividade no PB
A seo 3 deste artigo composta por uma anlise da bitransitividade no PB. Para tanto, argumentaremos em favor de uma relao entre a preposio a, a presena de um ncleo funcional Aplicativo e a
criao de um contexto sinttico bitransitivo.
A preposio a e a bitransitividade
Um primeiro ponto interessante a se ressaltar que as sentenas de objeto duplo do ingls fazem
sua parfrase preposicionada justamente com a presena da preposio to, correlato mais prximo, nessa
lngua, do que seria a preposio a no PB.
Nesse mesmo sentido, importante para a relao entre a preposio a e o estatuto argumental do
elemento que ela introduz o fato de que ela no veicula a semntica de beneficirio e tal interpretao
est bastante ligada ao estatuto de elementos que so tomados como adjuntos. Assim, a grande maioria
dos tipos de predicados verbais aceita a insero de um beneficirio formado por um PP encabeado por
para, o que mostra que as restries entre os ncleos verbais e esses elementos so diferentes das restries existentes entre ncleos e argumentos. O beneficirio pode acompanhar verbos inergativos, como
em (7), transitivos, como em (8), alm de outros tipos de predicados verbais.
(7) a. A Maria danou.
b. *A Maria danou ao Pedro.
c. A Maria danou para o Pedro.
(8) a. A Ana cozinhou um bolo.
b. *A Ana cozinhou um bolo aos meninos.
c. A Ana cozinhou um bolo para os meninos.
Ainda com relao ao beneficirio, podemos dizer que, nos predicados bitransitivos, a interpretao
dele s liberada quando h uma espcie de alvo, mesmo que no explcito, compartilhado pelos falantes. A semntica de beneficirio parece ser a ltima a ser computada, ela no a interpretao default que
um constituinte encabeado pela preposio para veicula e s ser desencadeada se a semntica de alvo
j estiver presente. Em (9a) temos a interpretao default e em (9b) o contexto em que a presena de um
elemento interpretado como alvo libera, para o PP, a interpretao de beneficirio.
(9) a. O Pedro deu o livro [para a Maria]
Interpretao default: alvo
b. A Maria comprou um presente ao Joo, que estava fazendo aniversrio, mas no pode ir a festa
e pediu que o Pedro entregasse o presente ao Joo no lugar dela
importante atentar ainda para o fato de que a anlise da preposio a como um elemento introdutor de argumentos no implica que a preposio para no possa encabear elementos com esse mesmo
estatuto. A nossa hiptese que tal preposio , na verdade, ambgua entre a introduo de um elemento
argumental quando veicula a semntica de Aplicativo Baixo e a introduo de um adjunto quando
veicula a semntica de Aplicativo Alto. Assim, sintagmas introduzidos por a, no que diz respeito ao
universo de dados aqui analisados, so elementos de carter argumental; enquanto que os sintagmas in-
troduzidos por para podero ser argumentos ou adjuntos: (i) se o sentido veiculado pelo PP encabeado
por para for equivalente ao sentido veiculado pela preposio a, teremos um argumento e (ii) se o sentido
veiculado pela preposio para for o sentido de beneficirio, teremos no um argumento propriamente
dito, nem mesmo um argumento aplicado, mas um adjunto.
Halle & Marantz, 1993, em sua apresentao do modelo da Morfologia Distribuda, propem no
haver razes para a postulao de lugares diferentes para a formao de palavras e sentenas. Essa concepo, retira a necessidade da existncia de um componente lexical na arquitetura da gramtica, seja
ele gerativo ou no, distribuindo em lugares diferentes dessa arquitetura as informaes que, em outras
teorias, estariam justamente colocadas nesse componente. Entre essas informaes, interessam-nos, nesta seo, as que dizem respeito categoria do predicado e ao nmero de posies argumentais que esse
predicado precisa saturar para que a derivao da sentena seja convergente.
Para uma teoria de gramtica que prope a formao de palavras na sintaxe, interessante a hiptese de que a categoria de um sintagma ou a categoria de uma palavra dada atravs de mecanismos gerais
(merge e move) j sintaticamente motivados. As categorias tradicionais, tais como verbo, nome etc. no
existem em si mesmas, mas passam a ser vistas como relaes estabelecidas entre a raiz e um ncleo
funcional, chamado de categorizador. Tal proposta parece bastante interessante quando olhamos para os
seguintes dados:
(10) a. O mestrando dissertou brilhantemente.
b. A dissertao do aluno foi brilhante.
c. O texto tinha um carter dissertativo.
Os dados acima nos mostram que uma raiz como {dissert-} pode formar um verbo, como em (10a),
um substantivo, como em (10b) ou um adjetivo, como em (10c). Tal informao no pode, portanto, ser
intrnseca raiz que permitiu a derivao desses trs elementos. Segundo Marantz (1997), essa informao resultado de um processo sinttico estabelecido entre a raiz e seu categorizador.
Nessa linha de raciocnio, queremos questionar o lugar da bitransitividade na gramtica: estaria ela
na prpria raiz ou ela construda na sintaxe? Neste artigo, queremos propor que a segunda das hipteses
parece ser mais interessante.
Nesse sentido, o nmero de argumentos de um predicado no seria uma propriedade da raiz propriamente dita, mas do merge que acontece entre a raiz e o elemento que categoriza essa raiz. Seguindo
essa linha de raciocnio, propomos que tambm os verbos bitransitivos so elementos sintaticamente
complexos construdos pela presena de um ncleo categorizador especfico relacionado raiz. Que tipo
de categorizador seria este?
Para dar conta dos dados com um inventrio restrito de categorizadores preciso dizer que as diferenas entre eles vo alm das caractersticas dos eventos que eles introduzem. Tais diferenas se do
justamente na sintaxe, ou ainda, nas relaes sintticas que esses elementos estabelecem com outros
elementos da sentena, bem como no tipo de argumentos tais relaes estruturais podem licenciar.
Nessa linha de raciocnio, o categorizador do tipo vdo parece ser uma boa escolha por alguns motivos. O primeiro deles que as sentenas bitransitivas denotam atividade. Um ponto interessante em
relao a esse tipo de v o fato de que vrios autores que trabalham com os tipos de categorizadores j
propuseram um sabor do tipo do:
(a) Folli & Harley (2002) - vdo proposto para dar conta da diferena entre verbos que facilmente
aceitam sujeitos animados e verbos que no o fazem.
(b) Cuervo (2003) vdo proposto para construir estrutura de eventos que denotam atividades;
(c) Lin (2004) vdo proposto para licenciar atividades;
(d) Marantz (2006, 2007) vact presente em estruturas que denotam atividades/eventualidades;
Outro argumento interessante que o vdo no traz implcito a noo de telicidade como algumas
projees aspectuais parecem fazer. A nossa proposta, ento, a de que o vdo compatvel tanto com
um DP, para licenciar o argumento tema em uma sentena do tipo O Joo comeu a ma, como com
uma projeo de Aplicativo, cujo ncleo far o licenciamento sinttico e semntico dos dois argumentos
internos de um contexto bitransitivo.
Vejamos, na subseo abaixo, o resultado da relao entre o categorizador vdo concatenado com a
raiz e um ncleo funcional do tipo Aplicativo Baixo.
Aplicativos no PB
Fundamentalmente para os dados do PB ser necessrio propor uma estrutura em que o licenciamento do elemento preposicionado seja diferente do licenciamento do argumento externo, que feito
atravs de um ncleo Voice (Kratzer, 1996), uma vez que o complemento preposicionado capaz de disparar uma interpretao especial no predicado verbal. As expresses idiomticas em (11) abaixo ilustram
tal fato:
(11) a. Chamar para a briga.
b. Entregar para Deus
c. Mandar para o espao.
Assim, o licenciamento dos dois complementos verbais em um contexto bitransitivo precisa ser (i)
parecido o bastante para dar conta do fato de que ambos podem disparar uma interpretao especial do
predicado verbal e (ii) diferente o suficiente para dar conta das restries semnticas que so impostas ao
objeto indireto pelo conjunto formado pelo verbo+complemento direto.
Nesse mesmo sentido, a sintaxe que licencia os complementos bitransitivos precisa refletir a relao
semntica estabelecida entre eles. Com a presena do vDO categorizando a raiz que participar de uma
estrutura bitransitiva, ser necessrio abrir as posies sintticas que licenciaro dos dois argumentos
internos de um contexto bitransitivo. Ser necessrio, ainda que estas posies estejam semanticamente
relacionadas, tais como esto os argumentos que nela sero licenciados.
A nossa proposta, nesse sentido, que uma projeo funcional seja responsvel pelo licenciamento
dos argumentos internos de uma sentena bitransitiva. interessante observar que a preposio, faz
justamente a relao semntica entre os dois argumentos internos em questo. Assim, propomos que a
prpria preposio seja a realizao do ncleo funcional licenciador da bitransitividade o Aplicativo
Baixo. Assim, a projeo de Aplicativa seria licenciada na posio especificador do v DO, ou seja, do
categorizador. Este licenciamento est de acordo com Borer (1994), que props que os argumentos so
interpretados semanticamente no especificador de projees aspectuais.
Depois das subsees acima, temos condies de responder pergunta lanada no incio desta seo: quem argumento de quem? Ambos os complementos de um contexto bitransitivo so argumentos
do complexo formado pelo merge da raiz com um categorizador. Esse conjunto seleciona uma projeo
funcional do tipo Aplicativo Baixo capaz de licenciar sintaticamente ambos os complementos bitransitivos e de estabelecer a relao semntica apropriada entre eles. A projeo de Aplicativo seria licenciada,
por sua vez, no especificador do categorizador, o vDO. As estruturas sintticas propostas podem ser vistas
abaixo:
(12) A Maria entregou o livro ao/para o Joo.
Imagen 2
Na estrutura acima, a projeo funcional Aplicativa est presente, licenciando em seu especificador e em seu complemento, respectivamente, o objeto direto e o indireto. O ncleo dessa projeo a
prpria preposio, que estabelece a relao semntica adequada entre os complementos presentes em
um contexto bitransitivo. Tal contexto estruturalmente construdo justamente pela presena de uma
projeo de Aplicativo no especificador de um vdo. O predicado formado pela raiz e o seu categorizador
seleciona, no os argumentos propriamente ditos, mas a projeo de Aplicativo responsvel por fazer o
licenciamento sinttico e estabelecer a relao semntica entre esses argumentos. Interessante ressaltar
que a posio de especificador de projees aspectuais , para Borer (1994), o lugar apropriado para o
licenciamento de argumentos. Assim, faz sentido propor que a projeo de Aplicativo ocupe justamente
o especificador de vDO.
Imagen 3
A derivao completa da sentena na ordem VNPPP conta a presena de uma projeo de Aplicativo
fazendo a relao entre os dois argumentos internos de uma sentena bitransitiva, tal como argumentamos nas subsees anteriores. A sentena (14b) responde adequadamente pergunta em (14a), trazendo
no objeto direto as propriedades discursivas de Foco de Informao. Nessa sentena, o DP (um livro)
ocupa a posio de foco interno, ou seja, est no especificador da projeo de Foco interna ao IP. J o PP
(ao Pedro), por sua vez deve ocupar a posio de especificador da projeo de tpico tambm interna ao
IP e imediatamente acima do foco a contido, respeitando a linearidade da sentena.
4. Consideraes finais
Este trabalho investigou as sentenas bitransitivas do PB a partir de dois aspectos: (a) a possibilidade
de alternncia entre as preposies a e para na introduo do elemento indireto e (b) a possibilidade de
alternncia na ordem dos complementos de uma sentena bitransitiva.
Uma das nossas questes fundamentais foi definir o que pode ser entendido como uma sentena
bitransitiva. Para tanto chegamos a duas definies: descritivamente, so sentenas que, no PB, aceitam
a preposio a como possvel introdutora do elemento indireto. Estruturalmente, so sentenas em que
uma projeo funcional de Aplicativo (Pylkknen, 2002) selecionada para ocupar o especificador de
um categorizador do tipo v DO . Assim, propomos que os argumento internos de um predicado bitransitivo
so licenciados sinttica e semanticamente por uma projeo funcional.
A possibilidade de alternncia da preposio introdutora do elemento indireto interage de maneira
bastante interessante com a estrutura de argumentos em sentenas bitransitivas: a preposio a parece ser
a verdadeira introdutora do chamado objeto indireto em sentenas bitransitivas. J o papel desempenhado pela preposio para ambguo entre a introduo de argumentos quando ela substitui a preposio
a e a introduo de adjuntos, quando ela introduz um elemento interpretado como beneficirio.
No que diz respeito possibilidade de alternncia de ordenao dos complementos de uma sentena bitransitiva, propomos que ela licenciada por aspectos informacionais, em especial, pelo carter
de Tpico do elemento colocado entre o verbo e o objeto direto quando a ordem VPPNP para os
dados do PB.
ACTAS DE LAS I JORNADAS DE JVENES LINGISTAS 171
5. Referencias bibliogrficas
Belletti, A. 2002. Aspects of the low IP area - In the structure of IP and CP. The Cartography of Syntactic Structures, vol. 2, L. Rizzi (ed.). Oxford University Press.
Borer, H. 2005. Structuring Sense. Oxford University Press.
Cuervo, C. 2003. Datives at large. Tese de Mestrado, MIT.
Halle, M. & A. Marantz 1993. Distributed Morphology and the Pieces of Inflection. In K. Hale and S. J. Keyser,
eds., The View from Building 20: Essays in Linguistics in Honor of Sylvain Bromberger. Cambridge, mass. :
MIT Press, 111 176.
Harley, H. 1997. If you have, you can give. Proceedings of WCCFL 15, eds. B. Agbayani & S. Tang.
Jackendoff, R. 1990. Semantic structures, Cambridge, Mass: The MIT Press.
Kratzer, A. 1996. Severing the External Argument from its Verb. In: J. Rooryck & L. Zaring (eds.). Phrase
Structure and the Lexicon. Dordrecht: Kluwer Academic Publishers.
Larson, R. 1988. On Double Object Construction. In: Linguistic Inquiry 13, 335-392.
Lin, J. 2004. Event Structure and the Encoding of Arguments: The Syntax of the Mandarin and English Verb Phrase. Tese de doutorado, MIT.
Pylkknen, L. 2002. Introducing Arguments. Dissertao de Doutorado, Massachusetts: MIT.
Ramchamd, G. 2003. First Phase Syntax. Manuscrito, Oxford University.
Rizzi, L. 1997. The fine structure of the left periphery. In: Haegeman, L. (Org.) Elements of grammar: handbook
of generative syntax. London: Kluwer Academic Publishers, p. 281-337.
Scher, A. P. 1996. As construes com dois objetos no ingls e no portugus do Brasil: um estudo sinttico comparativo. Dissertao de Mestrado, Campinas: Unicamp.
1. Introduccin
El objetivo del presente trabajo es relevar y analizar un particular uso del pretrito imperfecto
observado en un corpus de narrativas orales de experiencia personal en espaol. Este uso se aparta de
otros caracterizados en trabajos ya realizados sobre el tema (Silva Corvaln 1987). Para ello emplearemos
como marco terico de referencia la teora sobre narrativas desarrollada por William Labov (Labov &
Waletzky 1967, Labov 1972, Labov 1997). En esos casos que se apartan de los usos caracterizados, nos
preguntamos el porqu de dicho fenmeno.
Para responder a esta pregunta, relevamos, en primer lugar, la aparicin en el corpus del pretrito
imperfecto y proponemos una clasificacin de sus diferentes funciones; en segundo lugar, nos centramos
en aquellos casos en los que el imperfecto se aparta de estas funciones y realizamos una caracterizacin
de los contextos de aparicin que habilitan esa nueva interpretacin; en tercer lugar, evaluamos los
valores que adquiere en tales casos.
Nuestra hiptesis es que los verbos en pretrito imperfecto adquieren un valor perfectivo en aquellos
contextos en los que aparecen en el inicio de la complicacin; en ese contexto son utilizados para realizar
una evaluacin del evento narrado.
2. Algunas consideraciones
La caracterizacin tradicional del pretrito imperfecto apela, de forma alternativa o conjunta, a las
categoras morfolgicas de tiempo y aspecto.
De acuerdo a la primera, el imperfecto se trata de un tiempo que no toma como punto de referencia al
momento de enunciacin (como s lo hacen las formas temporalmente ms simples: el pretrito, el presente
y el futuro perfecto), sino que toma a un segundo punto de referencia ubicado l mismo en el pasado
respecto de esa enunciacin (lo que Guillermo Rojo y Alexandre Veiga llaman realizaciones bivectoriales).
Su funcin dentro de la secuencia narrativa se ha descripto como la presentacin de acciones que actan
"como teln de fondo" para los sucesos narrados (Silva Corvaln 1987). Dentro del marco terico dispuesto
por William Labov para el anlisis de las narrativas de experiencia personal (Labov 1972, Labov 1997), esta
funcin se corresponde ms naturalmente con la de expresar las clusulas libres que constituyen el marco u
orientacin de la narrativa. El pretrito imperfecto (PI) se opone funcionalmente al pretrito perfecto simple
(PPS), que tpicamente aparece en las clusulas narrativas que constituyen la complicacin y resolucin.
han sido obtenidas a travs de entrevistas individuales semidirigidas. De esa seleccin, nos centramos en
dos narrativas que, consideramos, son apariciones del fenmeno que nos proponemos relevar y explicar.
Adems, haremos mencin de otros usos encontrados.
3. Anlisis
En los casos que expondremos a continuacin, el comportamiento del PI es diferente. Las acciones
expresadas en imperfecto no presentan las caractersticas durativas, iterativas y habituales. En estos
casos, el reemplazo por el PPS no modifica su valor aspectual ni temporal: las clusulas continan siendo
narrativas.
Narrativa 1: El hablante relata una situacin que le hubiera permitido robar 72.000 patacones;
importe que le haban encargado cobrar en el trabajo.
(1)
45. Despus llegaba a la empresa
46. y me decan
47. "bueno, ahora cambiala"
(1)I
Reemplazo por PPS
45. Despus llegu a la empresa
46. y me dijeron
Narrativa 2: La hablante cuenta cmo el entusiasmo de la gente que empezaba a golpear sus
cacerolas la "posey" y alent a salir de su casa y a participar del cacerolazo.
(2)
13. y por alguna razn yo ese da terminaba ms temprano
14. y en realidad a las siete|siete y media por ejemplo yo ya estaba en mi casa
15. supongo que porque era diciembre
16. y entonces haba menos clases [tose]
17. entonces ese da yo llegaba como un poquito ms temprano a mi casa||
(2)I
Reemplazo por PPS
13. y por alguna razn yo ese da termin ms temprano
17. entonces ese da yo llegu como un poquito ms temprano a mi casa||
Debemos destacar que en los casos antes mencionados se desprende del sentido de la narrativa
completa que los hechos narrados no son habituales, sino que son relatos de acciones nicas (por ejemplo,
ir a cobrar 72.000 patacones a un banco).
Reforzando la lectura de que estas ocurrencias del imperfecto difieren de las expuestas en el comienzo
(como durativas, iterativas o habituales), las clusulas que presentan el imperfecto perfectivo aparecen
precedidas por expresiones de tiempo que normalmente acompaan al PPS tales como "entonces",
"despus" y "ese da".
De esta manera, observamos que nos encontramos con ocurrencias del PI que no muestran los valores
semnticos esperables y reseados en la bibliografa y que, en cambio, exhiben un valor perfectivo.
Cabe hacerse entonces dos preguntas:
I. Qu factores determinan el funcionamiento de expresiones en pretrito imperfecto con
valor perfectivo?
II. Si el uso del pretrito imperfecto en esos contextos no produce las diferencias antes exhibidas,
cul es su funcin? para qu es utilizada esta alternancia por los hablantes?
I.
En respuesta a la primera pregunta, y siguiendo a Silva Corvaln (1987: 265), afirmamos que la
"concurrencia de forma y contexto determina en gran medida el significado de la forma verbal". El
significado perfectivo del imperfecto aparece en estrecha relacin con el contexto en que aparece.
Nuestra primera hiptesis es que, en efecto, el imperfecto presenta aspecto perfectivo, en principio,
si se presenta en el inicio de la complicacin; esta ltima definida como un elemento de la estructura
narrativa que alude al acto inesperado que irrumpe la continuidad de las clusulas anteriores (Labov &
Waletzky 1967).
Veamos el inicio de la complicacin en los ejemplos analizados:
En la narrativa 1, el hablante describe cun propicia era la situacin que podra permitirle robar los
72 mil patacones. La complicacin se inicia en la clusula 45 cuando el hablante llega a su trabajo con
todo ese dinero:
(1)
44. puta madre|pero tengo 72.000 patacones en la mochila/!
45. Despus llegaba a la empresa
46. y me decan
47. "bueno, ahora cambiala"
Es inmediatamente despus de la exclamacin que aparece el imperfecto perfectivo, al mencionar el
momento en que lo envan a cambiar los patacones, ocasin en el que podra haberlos robado.
En la narrativa 2, encontramos el siguiente ejemplo:
(2)
13. y por alguna razn yo ese da terminaba ms temprano
Atendemos a la dificultad de establecer el inicio de la complicacin. Pareciera haber un primer
inicio en la clusula 13, que es donde se sita el imperfecto perfectivo, pero la hablante inmediatamente
despus suspende la secuencia narrativa durante 10 clusulas. En la clusula 30 encontramos un conector
tpicamente asociado a la complicacin que es "y en eso." Es posible que estemos frente a un uso diferente.
Tal vez en este caso el imperfecto destaque, no la complicacin sino el inicio de la cadena causal, el
evento e-n al que Labov (1997) define como aquel donde deja de ser apropiada la pregunta "y cmo
pas eso?". De ser as, an entendemos que es el contexto el que determina el significado y que la accin
todava es parte de una clusula narrativa.
En base a este anlisis podemos observar que, como mencionamos anteriormente, la concurrencia
de forma (pretrito imperfecto) y contexto (complicacin) determina el significado de la secuencia de
acciones perfectivas que convierte dichas clusulas en narrativas.
Volvamos ahora a la segunda pregunta:
II.Por qu el hablante utiliza el PI en el inicio de la complicacin en lugar del PPS? Qu cambio
de significado se opera al realizar este reemplazo?
Al respecto de la alternancia de formas, Lavandera sostiene que "no se trata de qu forma se elige
en una expresin especfica, sino que la frecuencia con que se elige una forma frente a otra forma
alternante, es la que se vuelve significativa cuando se la correlaciona con algn otro elemento lingstico
o extralingstico" (1984: 40).
Creemos que el hablante, al alternar la forma del PPS por la del PI, vuelve a esta ltima significativa: con
ella realiza una evaluacin del hecho que narra (Labov 1997). Recordemos que, segn Labov, una evaluacin
es una interpretacin semntica sobre las consecuencias de un evento narrado y que es responsable de "aquellas
desviaciones del orden de la secuencia primaria", entre otras cosas, suspendiendo la secuencia de acciones.
Sostuvimos que, determinado por el contexto, los casos que analizamos refieren a acciones
temporalmente sucesivas y aspectualmente terminativas, acciones que se corresponden con las clusulas
narrativas. Sin embargo, coincidimos con Silva Corvaln (1987: 266) en que el significado de una
forma "puede coincidir en parte con el de otra forma (nuestra cursiva). Subrayamos la idea de que solo
coinciden en parte ya que, por un lado, el imperfecto perfectivo participa del significado del PPS en
cuanto podemos hallarlo como parte de clusulas narrativas con juntura temporal pero, al mismo tiempo,
participa del significado del PI ya que dichas acciones presentan an un matiz durativo.
Antes de extraer alguna conclusin, veamos primero qu ocurre si presentamos las mismas
secuencias de acciones pero esta vez con el PPS, que es el tiempo esperable.
Narrativa 1
(1)I
44. puta madre|pero tengo 72.000 patacones en la mochila/!
45. Despus llegu a la empresa
46. y me dijeron
47. bueno, ahora cambiala
Narrativa 2
(2)I
Narrativa 1
(1)
44. puta madre|pero tengo 72.000 patacones en la mochila/!
45. Despus llegaba a la empresa
46. y me decan
47. bueno, ahora cambiala
Narrativa 2
(2)
13. y por alguna razn yo ese da terminaba ms temprano
17. entonces ese da yo llegaba como un poquito ms temprano a mi casa||
En la narrativa 1, el imperfecto aparece a continuacin del momento de mayor tensin que es
cuando el hablante se dice a s mismo "puta madre!". Como mostramos ms arriba, las dos clusulas
son una secuencia temporal y tambin son terminativas en sentido aspectual. Sin embargo, el PI no se ha
desprendido completamente de su significado general.
Por esto, gracias al aporte de este significado restante (simultneo y no terminativo), la accin se
prolonga sugiriendo, dado este valor de suspenso, que algo ha de acontecer como consecuencia. Lo
mismo ocurre con la narrativa 2.
Recapitulamos: En cada uno de los casos mencionados, el contexto determina que el PI aparezca
como parte de una clusula narrativa (presentando aspecto perfectivo y organizndose en una secuencia
temporal). Pero gracias al aporte de su aspecto durativo, que no pierde completamente, la accin se
detiene y se vuelve significativa.
De acuerdo con Labov & Waletzky (1967), la suspensin del avance de la accin es una de las maneras
ms frecuentes en que se presenta la evaluacin. Asimismo, Labov (1997), formula como hiptesis que
"una clusula narrativa en modo irreal (no indicativo) es una clusula evaluativa". Es preciso notar que
Graciela Reyes en su estudio sobre los valores estilsticos del imperfecto (1990), considera que este
tiempo es "idneo para expresar acciones intentadas o frustradas, acciones que pertenecen a la vida
onrica, y fantasas" (1990: 66). Tambin Guillermo Rojo y Alexandre Veiga (1999) reclaman para el PI
su consideracin como indicativo irreal (1999, 2: 2916). Atendiendo a ambas lecturas, es posible pensar
que el PI rene, como forma verbal, caractersticas que son afines a la evaluacin descripta por Labov.
4. Otros valores
Tambin hemos detectado, en nuestro corpus, la utilizacin del imperfecto perfectivo en otras partes
de la narrativa y a los que, provisoriamente, les otorgamos los valores de irrealidad y de mitigacin.
El hablante de la narrativa 1, hacia el final de su relato, hace una descripcin de la casa de cambio
a donde lo envan para cambiar los patacones. Veamos el ejemplo:
(3)
49. y hay una especie de casa
50. esas casas de cambio que cambiaban
51. pero era una especie de casa de cambio extrasima
52. que quedaba en un departamento||
53. Yo tocaba el portn|no s|en el 64 "b" en la calle x
54. me atenda el tipo
55. el tipo por una ranura me deca
No es posible entender esta secuencia como habitual dado que el hablante diferencia esta casa de
otras a travs del conector adversativo "pero" e inmediatamente a continuacin la describe como "una
especie de casa". De esto se desprende que la secuencia que all ocurre es nica.
Este caso se podra asociar al imperfecto utilizado para relatar los sueos (Reyes, 1990: 64) o al caso
del imperfecto ldico (Rojo y Veiga 1999, 2: 2917) dado que la secuencia adquiere un matiz de irrealidad
similar, pero esta vez refiriendo a un hecho real.
Pasemos al segundo de los valores encontrados: el valor de mitigacin. Este valor puede describirse
como un recurso para, en trminos de Norrick (2005), evitar la transgresin. Norrick, quien tambin se
inscribe en la serie de trabajos sobre narrativas personales fundados por Labov, se enfoca en el evento
ms narrable que, segn l, atiende a dos lmites: el lmite inferior (captar la atencin del interlocutor)
y el lmite superior (no transgredir normas o tabes). De esta manera, el hablante al narrar su historia
atiende a esta doble delimitacin de lo narrable.
Observemos qu sucede en otra narrativa de nuestro corpus. El hablante es el dueo de un pequeo
restaurante en Palermo. No es una cadena y el nmero de empleados en esa poca era reducido y de muy
baja rotacin. En el siguiente fragmento, relata los problemas para mantener a sus empleados.
(4)
46. entonces, qu se yo, hacamos una reunin
47. y les deca
48. chicos, eh... yo estoy perdiendo dinero
49. pero para que esto siga su curso es as:
50. el que no le gusta se va
La lectura iterativa de este fragmento resulta improbable. Consideramos que algunas de las razones
que bloquean esta lectura son la ausencia de adverbios o frases de frecuencia; la eleccin de la forma
plural "hacamos" que sugiere que la reunin se realiz con todos los empleados presentes y por ltimo,
el hecho de que se refiera a "una reunin". Si conmutamos el imperfecto por el PPS se habilita una lectura
de amenaza a sus empleados por parte del dueo:
(4)I
46. entonces, qu se yo, hicimos una reunin
47. y les dije
48. chicos, eh... yo estoy perdiendo dinero
49. pero para que esto siga su curso es as:
50. el que no le gusta se va
Nuevamente es posible asociar este valor a otro ya conocido: el "imperfecto de cortesa". Reyes lo
describe como el debilitamiento factual del imperfecto, que sirve para "paliar el pedido" (Reyes 1990:
69). Este "imperfecto de cortesa" tambin es mencionado por Rojo y Veiga como un uso dislocado (1999,
2: 2916). Si este es el caso, entonces el imperfecto tambin agregara un valor mitigador minimizando, as
como en las frases de cortesa, la amenaza del jefe sobre sus empleados y alejando al narrador del lmite
superior de lo narrable (Norrick 2005).
5. Conclusin
Como destacamos en la primera parte de nuestro anlisis, el significado de una forma resulta de su
asociacin con un contexto. Dada una forma (el imperfecto), el significado general coincide con el de otra
(el pretrito perfecto simple), pero sin perder completamente su propio significado: es esta reminiscencia
semntica la que finalmente agrega el nuevo matiz dentro de la estructura narrativa.
En base al estudio desarrollado, sugerimos que el imperfecto adquiere valor perfectivo cuando se
presenta, en principio, en el inicio de la complicacin y que su utilizacin, en cada caso, permite la aparicin de un nuevo significado evaluativo: la accin se suspende y establece su relevancia para la secuencia
siguiente.
Asimismo, el imperfecto perfectivo tambin puede aparecer en otra parte de la estructura narrativa
con otros valores que hemos denominado, de manera provisoria, de irrealidad y de mitigacin. Sin embargo, el desarrollo en profundidad de estos valores deber ser motivo de futuros trabajos.
6. Referencias bibliogrficas
Labov, W. y J. Waletzky 1967. Narrative analysis: oral versions of the personal experience, en: J. Helms (Ed.)
Essays on the verbal and usual acts. Seattle: University of Washington Press: 12-44. Traduccin de V. Piaggio,
V. Iturburu y E. Feldman.
Labov, W. 1972. The transformation of reality in narrative syntax en Language in the Inner City. Philadelphia:
U. of Pa. Press. 354-396.
Labov, W. 1997. Some further steps in narrative analysis. Recuperado el 3 de enero de 2011, de: http://www.ling.
upenn.edu/~wlabov/sfs.html
Lavandera, B. 1984. El cambio de modo como estrategia de discurso, en: Variacin y Significado, Buenos Aires,
Hachette.
Norrick, N. 2005. The dark side of tellability, en: Narrative Inquiry 15 (2005): 323-343. Traduccin de la Ctedra
para uso exclusivo de los alumnos de la materia Sociolingstica de la FFyL de la UBA.
Reyes, G. 1990. Valores estilsticos del imperfecto en Revista de Filologa Espaola, 1-2, 1990, 45-70.
Rojo, G. y A. Veiga 1999. El tiempo verbal. Los tiempos simples en I. Bosque y V. Demonte Gramtica descriptiva de la lengua espaola 2, Madrid, Espasa Calpe, 2867-2934.
Silva Corvaln, C. 1987. La narracin oral espaola: estructura y significado en: E. Bernrdez (comp.) Lingstica del texto, Madrid, Arco/Libros, pp. 265-292.
ACTAS DE LAS I JORNADAS DE JVENES LINGISTAS 179
Mara Mare
Universidad Nacional del Comahue, Conicet
[email protected]
1. Introduccin
El espaol rioplatense presenta dos tipos de construcciones comitativas: las no concordadas (1a) y
las concordadas (1b).
(1)
El objetivo de este trabajo es discutir dos puntos fundamentales para entender el comportamiento de
las construcciones comitativas en espaol. En primer lugar, demostramos que las comitativas concordadas y las no concordadas son construcciones diferentes, con estructuras distintas. Las primeras forman
parte del sujeto gramatical, mientras que las segundas son adjuntos del SV. El segundo punto tiene que
ver con la estructura de la construccin en la que aparece el comitativo concordado. Concretamente,
proponemos que lo que se denomina comitativo concordado es una aposicin dentro de un SD complejo
que presenta el rasgo [GRUPO] en el SNm. Nuestra propuesta se enmarca en la Morfologa Distribuida
(Halle y Marantz 1993).
Uno de los aspectos que diferencian al comitativo concordado del no concordado es la imposibilidad
de mantener la lectura dual en el primero en contexto de foco in situ (2) y de preguntas eco (3).
(2)
(3)
(4)
Como muestran los ejemplos de (2b) y (3b), en las construcciones in situ se pierde la lectura concordada del comitativo y la nica interpretacin posible es la no concordada.
Pascual Pou (1999) observa que los sintagmas comitativos y los instrumentales ocupan la misma
posicin y, por lo tanto, no pueden aparecer juntos. De esto se sigue que tampoco podran aparecer en
la misma oracin dos sintagmas comitativos. Ahora bien, si es cierto que el comitativo concordado y el
no concordado ocupan distintas posiciones, cabra esperar que se comportaran de diferente manera en
cuanto a la combinacin con otros sintagmas-con. Como muestran los ejemplos de (5) y (6), esta hiptesis
parece ser cierta.
Compaa + instrumental
(5)
a. *Abr el coco con mi pap con el serrucho.
b. Con mi pap abrimos el coco con el serrucho.
Compaa + compaa
(6)
a. *Con Amrica bail con Aldo toda la noche.
b. Con Amrica bailamos con Aldo toda la noche.
Otra de las propiedades que presentan las construcciones comitativas en las distintas lenguas es su
vinculacin con los predicados colectivos (casarse, pelearse, ser amigo). Si el predicado no es inherentemente colectivo, la construccin comitativa contribuye a interpretar el predicado de manera holstica.
Este fenmeno ha sido notado por Rigau (1989). La propuesta de esta autora es que el sintagma comitativo no agrega un nuevo argumento o un nuevo rol temtico, sino que introduce un nuevo elemento
nominal que ser interpretado como un miembro de la denotacin de una pluralidad de la cual un verbo
predica de manera holstica (1989: 368).
En el caso del comitativo concordado del espaol rioplatense, tanto la lectura colectiva como la distributiva son posibles. Nuevamente encontramos diferencias entre las dos construcciones.
(7)
Como es sabido, es posible formar verbos colectivos agregando el prefijo que coincide con la preposicin comitativa (editar > coeditar). Rigau postula que este mecanismo se produce tambin con verbos
como ir, bailar, cantar, etc., a partir de la incorporacin de la preposicin al verbo en la Forma Lgica,
como un operador holstico. Este mecanismo no sera posible si el verbo es inherentemente distributivo,
ya que habra una incompatibilidad semntica. Sin embargo, los dos tipos de construcciones comitativas
del espaol rioplatense presentan diferencias tambin en este aspecto. En (8), aplicamos esta prueba con
predicados inherentemente distributivos que suponen un sujeto no agentivo.
(8)
Finalmente, si en los casos que analiza Rigau como incorporacin de la preposicin en la FL, negamos la colectividad del predicado, vemos que con el comitativo no concordado el resultado es agramatical, mientras que en el comitativo concordado el resultado es bueno.
(9)
3. Propuesta de anlisis
3.1. El comitativo no concordado y el movimiento lateral
En esta seccin revisaremos la propuesta de Pascual Pou (1999) a la luz de la Teora de la Copia (Nunes 1999 y siguientes). Especficamente, discutimos la posibilidad de que en el especificador del sintagma
comitativo haya un PRO controlado por el sujeto del verbo principal y proponemos que en esa posicin
hay un SD pleno que se mueve de manera lateral [Sideward Movement], para satisfacer los requerimientos argumentales del verbo.
Las operaciones bsicas de la Sintaxis son Copiar y Fusin (Merge). La aplicacin de estas operaciones parece realizarse de manera cclica, aplicndose a subconjuntos de la numeracin final con la que
la Sintaxis est trabajando. La evidencia emprica a favor de la ciclicidad y de la nocin de fases que
se cierran proviene de la posibilidad (o no) de extraccin desde ciertos dominios. La Sintaxis operara
creando objetos sintcticos (subestructuras) que luego se unen va Fusin. Una vez formados esos objetos
sintcticos son etiquetados y puestos en relacin con otros objetos sintcticos. Antes de que eso suceda,
i.e., antes de que la fase se cierre, es posible extraer componentes de esas subestructuras para satisfacer
algn requerimiento de la Sintaxis de la estructura total. Una vez que la fase se cierra, la extraccin es
imposible.
En el sistema de Nunes el movimiento [Move] es un reflejo de la interaccin entre operaciones independientes y permite instancias restringidas de lo que el autor denomina Movimiento Lateral [Sideward
Movement] (Nunes 2004). El Movimiento Lateral se produce cuando el sistema computacional copia un
constituyente de un objeto sintctico y lo une con otro objeto sintctico, en el que el primero estar incluido al final de la derivacin. Esta operacin puede estar motivada por la necesidad de chequear rasgos
EPP o bien por requerimientos temticos.
Veamos cmo funcionara el sistema y cules son las diferencias con la propuesta de Pascual Pou.
A partir de la oracin (10), Pascual Pou asume la configuracin de (11), mientras que en el modelo que
estamos proponiendo aqu, la configuracin sera la de (12):
(10)
(11)
(12)
En una oracin como (10), el especificador del objeto sintctico [Juan [con Ana]], i.e., Juan, deber
cumplir los requerimientos temticos del verbo ir, que necesita un SD en posicin de sujeto. Por lo tanto,
(10) se generara de la siguiente manera: en un Espacio de Trabajo (ET), la sintaxis forma el objeto sintctico [Juan con Pedro], mientras que en otro espacio de trabajo se forma [IR [al cine]].
(13)
Figura 1
ET1
ET2
Como puede verse, el ET2 est incompleto ya que no hay ningn elemento que ocupe la posicin
de especificador del Sv. En este sentido, existe un requerimiento temtico que obliga a que se produzca
la operacin que hemos presentado como Movimiento Lateral: un elemento del ET1 debe copiarse en el
ET2. El nico elemento que estara disponible es SD1, ya que cuando SD1 se une a [P SD2] la fase que
implica [P SD2] se cierra y ya no es posible extraer ninguno de los dos elementos involucrados. Por lo
tanto, Juan se copia en el especificador de Sv y luego los objetos sintcticos del ET1 y del ET2 se unen,
dando como resultado [Juan ir al cine Juan con Ana]. La estructura resultante es la propuesta por Pascual
Pou: el objeto sintctico del ET1 se adjunta al verbo. Siguiendo con la propuesta de Nunes, una vez que
Juan se copia en el especificador del STpico, desde donde manda-c a las copias bajas, todas las copias
bajas de Juan se borran1 para que la oracin pueda ser mapeada de acuerdo con el Axioma de Co-
El primer aspecto que presenta el comitativo concordado del espaol rioplatense es que no puede
aparecer con todos los pronombres de plural: las nicas posibilidades son con pronombres de primera o
segunda persona (14).
(14)
Los ejemplos de (14) ponen en evidencia una discusin de larga data, que tiene que ver con la configuracin de los pronombres y con las diferencias de los pronombres de tercera persona con respecto
a los de primera y segunda. Zwicky (1977), con el fin de establecer las jerarquas de persona que se observan en las distintas lenguas, propone rasgos binarios para distinguir los pronombres: los rasgos son
[+/-Speaker] y [+/-Addressee].
Por otro lado, una serie de estudios (vase Kratzer 2008 para un recorrido detallado), vinculan los
plurales asociativos con los pronombres de primera y segunda persona del plural. Kratzer (2008: 70)
resume estas propuestas postulando que habra un rasgo pronominal de nmero [grupo]. Este rasgo determinara una funcin en la que [1ra] o [2da] se asocian a un grupo en un contexto determinado. En el
caso de [3PL], plantea Kratzer, si el pronombre se construye en la sintaxis, la interpretacin asociativa
del pronombre slo puede producirse si [grupo] tambin puede proyectarse en la sintaxis. En adelante,
discutiremos la posibilidad de que el comitativo concordado forme parte de un pronombre construido
sintcticamente.
Dado que en espaol los pronombres plenos son enfticos, es relevante diferenciar entre stos y la
1 En trminos de la Morfologa Distribuida la copia baja no se borra, sino que los haces de rasgos fonolgicos correspondientes no se insertan.
2 Para la discusin y anlisis del Axioma de Correspondencia Lineal [Linear Correspondence Axiom] (Kayne 1994), ver Nunes 1994.
concordancia verbal de nmero y persona. La primera parte del anlisis intentar explicar las caractersticas del SD relacionado con el comitativo concordado para que se produzca la concordancia con una
primera persona del plural, por ejemplo. Una vez aclarado este punto, la discusin se centrar en la posibilidad de que aparezca o no un pronombre pleno.
Proponemos los siguientes rasgos de persona y nmero:
Cuadro 1
Pers.
Nm.
Singular
Plural
Primera
S(peaker)
S-grupo
Segunda
A(ddressee)
A-grupo
Tercera
Def(inido)
La primera fila evidencia que la primera persona del plural no implica una pluralidad de hablantes [S], sino la referencia a un grupo del que [S] forma parte como elemento focal. Lo mismo sucede
con la segunda persona del plural, aunque adems, aqu empieza a cobrar sentido la jerarqua de
rasgos mencionada anteriormente. En este caso, grupo slo puede ser completado por un pronombre jerrquicamente inferior, i.e., por una [3ra], o bien por un SD no pronominal: *Ustedes con vos
fueron al cine, no?. Finalmente, tal como menciona Kratzer, para la tercera persona del plural es
posible tener dos interpretaciones, aunque como veremos, los rasgos [def-grupo] no son compatibles
con los pronombres plenos.
Los tems de vocabulario relacionados con la morfologa verbal del espaol sern los siguientes:
Una vez presentados los rasgos sobre los que discutiremos, volvamos a la relacin entre los pronombres y las construcciones comitativas. La pregunta bsica es qu relacin existe entre el sintagma comitativo y el pronombre de plural con el que puede coaparecer. Si observamos las construcciones de (15),
vemos que el SD los trabajadores refiere a la totalidad de los elementos que conforman el pronombre de
plural en cada caso.
(15)
Ahora bien, si relacionamos estas construcciones, que se analizan como aposiciones, con las de
comitativo concordado a la luz de los rasgos que establecimos en el cuadro 3, es factible pensar que el
sintagma comitativo funciona como aposicin de la nocin de [grupo]. Bsicamente, tendramos la siguiente diferencia:
A partir de los aspectos sealados, planteamos la estructura de (16) para los pronombres personales
de primera y segunda persona del plural. Ejemplificamos con la primera persona. Seguimos a Kratzer
(2008) para la relacin entre el rasgo [Grupo] y SNum y proponemos que el sintagma comitativo es una
aposicin del SNum, legitimado por la presencia de [Grupo] (16a). El ncleo Num se mueve a D (16b).
Hasta aqu tenemos todo lo necesario para la interpretacin semntica. Luego ambos ncleos se fusionan
(16c), dando lugar a un nodo complejo con los rasgos [S] y [Grupo]. A la hora de la concordancia, cuando
se copian los rasgos del sujeto en el nodo disociado Conc, slo el tem /mos/ puede insertarse.
(16) Con mi hermano fuimos...
Figura 2
Si queremos formar ahora la construccin Nosotros con mi hermano, necesitaremos copiar los rasgos de SD en el especificador del Sintagma de Tpico. Al copiar los rasgos de SD en el especificador de
STp, el nuevo SD debe pronunciarse. Ahora bien, la combinacin del comitativo concordado con la
primera y la segunda persona no presenta, en principio, grandes problemas: tanto si tenemos un pronombre plural explcito como si tenemos slo las marcas de concordancia verbal, la interpretacin dual (como
la llama Gonzlez de Calle 1950) se mantiene. No sucede esto con el pronombre de tercera persona del
plural. Como vimos en los ejemplos de (15), la presencia del pronombre tnico anula la lectura inclusiva
del comitativo y slo permite la interpretacin de un comitativo no concordado. Sin embargo, la lectura
dual se mantiene cuando tenemos una forma sin contenido fonolgico.
(17) Puede ser que Ali me haya dicho que /(#ellas) con su directora van a escribir un paper?
Esta distribucin que describimos entre los pronombres explcitos y los nulos no es extraa al espaol. Montalbetti (1984) seala que si la interpretacin de un elemento es sensible al hecho de ser pronunciado o no, el Parmetro del Sujeto Nulo no puede ser considerado simplemente como un fenmeno
de la FF.
A diferencia de nosotros y ustedes, donde hay un elemento focal (yo y vos respectivamente), el
pronombre ellos designa un conjunto de entidades [Hum] no jerarquizadas, i.e., todos los individuos que
forman el conjunto designado por ellos son iguales en cuanto a su prominencia discursiva: ellos es un
verdadero plural. Sin embargo, nada impide que la sintaxis pueda poner en relieve un SD que no sea ni
[S], ni [A] y que ese SD forme parte de un grupo. Dadas las propiedades decticas de la tercera persona,
ese SD tendr todos los rasgos del elemento al que refiere.
La estructura que proponemos para (17) es igual que la de (16). Simplemente, en el nodo D tendremos el rasgo [+def].
(18)
Figura 3
Aplicando los mismos pasos que en (16), llegaremos a obtener un nodo con los rasgos [+def; Grupo]. Al copiar esos rasgos en el nodo disociado Conc, la nica posibilidad que tenemos es la de insertar
/n/, nuestro tem por defecto. Pero qu sucede cuando se copian los rasgos del SD en el especificador
del STp? El punto es ahora es definir qu elementos pueden insertarse en un nodo con esos rasgos, de
acuerdo al Principio del Subconjunto.
[S] /yo/
[A] /vos/
[+def] /l/ /ella/
[[S] [Grupo]] /nosotros/
[[A] [Grupo]] /ustedes/
[[+def] [+PL]] /ellos/ /ellas/
elsewhere pro
El primer candidato es, por analoga con las construcciones de primera y segunda persona del plural
es ellos. Sin embargo, queda descartado porque tiene un rasgo que no est presente en el nodo [[+def]
[Grupo], i.e., [PL]. Queda entonces el exponente fonolgico /l/, que slo podr insertarse si el antecedente de D es [+def], por ejemplo un nombre propio. Lo que vale la pena mencionar es que si bien la
pronunciacin del pronombre de tercera persona del singular no es frecuente, s es posible y de hecho, la
relacin que establece con entre dos terceras personas es la ms antigua en la lengua espaola y la que
incluso en el espaol peninsular es aceptada (Pavn Lucero, 1999).
(19) Puede ser que Ali me haya dicho que ella con su directora van a escribir un paper?
3 Es posible un anlisis ms detallado de los pronombres, reconociendo la morfologa flexiva. De cualquier manera, el resultado es el mismo que proponemos aqu
(ver Mare, en preparacin).
4. A modo de cierre
A lo largo de este trabajo hemos explorado la posibilidad de analizar la concordancia comitativa del
espaol rioplatense dentro de un problema mayor como es la construccin sintctica de los pronombres
personales (Kratzer 2008, entre otros). En primer lugar, hemos distinguido el comitativo concordado del
no concordado, para justificar la necesidad de postular una estructura diferente para el comitativo concordado. El anlisis que proponemos retoma la idea de que el comitativo concordado se relaciona con los
plurales asociativos y que los pronombres plurales pueden construirse sintcticamente (Vassilieva 2005;
Kratzer 2008). En este sentido, discutimos la posibilidad de que el sintagma comitativo sea una aposicin
del SNm, cuando Nm est especificado por el rasgo [grupo]. As el comitativo formara parte de un SD
complejo. Nuestro anlisis intenta buscar una respuesta a las diferencias que se dan dentro del espaol
rioplatense entre las formas de la primera y la segunda persona del plural por un lado, y la tercera por el
otro. Los aspectos que quedan pendientes sern abordados en futuras investigaciones.
5. Referencias biliogrficas
Halle, M. 1997. Distributed Morphology: Impoverishment and Fission. MIT Working Papers in Linguistics 30:
425 -449.
Halle, M. y A. Marantz. 1993. Distributed Morphology and the pieces of inflection. En: K. Hale & S. Keyser, The
view from Building 20: Essays in linguistics in honor of Sylvain Bromberger. Cambridge, Mass.: MIT Press.
111176.
Kratzer, A. 2008. Minimal Pronouns (en prensa) en Linguistic Inquiry.
Mare, M. (en preparacin) Sobre la naturaleza de la compaa, Tesis de Maestra, Universidad Nacional del Comahue.
Montalbetti, M. 1984. After Binding. Tesis de Doctorado, MIT.
Nunes, J. 1999. Linearization of Chains and Phonetic Realization of Chain Links. En Samuel D. Epstein and
Norbert Hornstein (eds.), Working Minimalism, Cambridge, MA: MIT Press, 217- 249.
Nunes, J. 2004. Linearization of chains and sideward movement. Cambridge, Mass.: MIT Press.
Pascual Pou, M. 1999. The Instrumental Phrase: is it an adjunct, an argument or a predicate?. Tesis de Doctorado: Bellaterra, Universitat Autnoma de Barcelona, CatWPL.
Pavn Lucero, M. V. 1999. Clases de partculas: preposicin, conjuncin y adverbio, en Bosque, I. & V. Demonte
(eds). 1999. Gramtica Descriptiva de la Lengua Espaola. Madrid: Espasa. 565- 655.
Rigau, G. 1989. Prdication holistique et sujet nul. Revue des Langues Romanes Structure interne de la proposition dans les langues romanes, XCIII, 2, 201-221.
Vassilieva, M. 2005. Associative and Pronominal Plurality. Doctoral Dissertation, SUNY Stony Brook.
Zhang, N. 2007. The syntax of English comitative construction. Ms. National Chung Cheng University.
Zwicky, A. 1977. Hierarchies of person. Thirteenth Regional Meeting of the Chicago Linguistics Society, ed. by
Woodford A. Beach, Samuel E. Fox and Shulamith Philosoph, 714-33. Chicago: Chicago Linguistics Society.
1. Introduccin
Es indudable que en la actualidad la tecnologa causa un gran impacto en la sociedad y la cultura
modernas. Esto se refleja tambin en el desarrollo de las formas de comunicacin que cambian a travs
de la disponibilidad y el surgimiento de nuevos medios de comunicacin. De este modo, el uso de las
computadoras y de internet para los intercambios entre los usuarios de este medio ha llevado a un fuerte
cambio en el mbito de la escritura. Se ha denominado comunicacin mediada por la computacin
(CMC) a este fenmeno (Crystal 2001; Baron 1998, 2000, 2003a, 2003b; Mysln y Gries 2010).
Los objetivos principales del presente trabajo sern analizar, interpretar y discutir desde una perspectiva psicolingstica algunos de los cambios ms importantes producidos en la forma ortogrfica de
las palabras del espaol.
Se ha definido a la CMC como una mezcla y/o combinacin de recursos del lenguaje escrito y el
hablado (Crystal 2001). Esta especificidad se atribuye a diferentes caractersticas inherentes a este nuevo
registro en constante expansin. Por ejemplo, el estilo informal, la fluidez y la velocidad que caracterizan
a esta clase de intercambios propician una menor reflexin sobre la ortografa. El rasgo de anonimia, a su
vez, permite mantener la identidad de los usuarios en un lugar subordinado y proteger la imagen pblica.
Estos atributos configuran el registro de la CMC (Cervera Rodrguez 2001; Baron 2003a) y contribuyen
al cambio ortogrfico en el espaol de internet (Mysln y Gries 2010).
Generalmente, la CMC es caracterizada como un estilo de comunicacin que se asemeja en muchos
aspectos a la comunicacin cara a cara debido a la informalidad del estilo del lenguaje, a la asuncin
psicolgica del carcter efmero del medio y a la rapidez que exige por rasgos propios del registro.
A lo largo de este trabajo, sostendremos que estas caractersticas favorecen el uso de la mediacin
fonolgica como forma primordial de la escritura, en tanto que en la CMC se privilegia la velocidad de
la escritura: la practicidad en lugar de la reflexin. Asimismo, la transcripcin fonolgica de las palabras
est propiciada por la franqueza autoral, ya que la identidad de los sujetos est casi siempre oculta y el
carcter efmero del medio produce que los intercambios se pierdan en la gran masa de mensajes que se
actualiza a cada segundo, por lo que no hay consecuencias importantes para los usuarios por no respetar
la normativa ortogrfica, como s las habra en registros ms formales.
En consecuencia, la CMC parece acercarse ms al lenguaje hablado a pesar de que el medio comunicativo sea escrito (Listerri 2002; Baron 2003a, 2003b; Cervera Rodrguez 2001).
A continuacin, estudiaremos las particularidades de este registro desde el modelo de la produccin escrita de Ellis y Young (1992), buscando analizar cul es el papel que cumple la va de conversin
fonema-grafema en la produccin del lenguaje escrito mediado por la computacin.
Sostendremos en este trabajo que las representaciones ortogrficas de las palabras pasan a un segundo plano y se prioriza una transcripcin fonolgica de las palabras. En la escritura no mediada computacionalmente, en cambio, el procesamiento es de forma inversa: la va lexical es la prioritaria y la
mediacin fonolgica queda reservada (en un lugar secundario) para utilizarse cuando no es accesible
una representacin ortogrfica.
Nuestra hiptesis principal, en consecuencia, es que la produccin del lenguaje en la CMC privilegia el uso de la va sublxica de mediacin fonolgica, es decir, los mecanismos de conversin fonemagrafema; y este privilegio est motivado por las necesidades propias del registro que condicionan dicho
uso: velocidad, fluidez, anonimia, entre otros.
Relevaremos tambin las interferencias que el uso de la va lxica origina en este tipo de produccin,
en tanto que las representaciones ortogrficas siguen desempeando un rol en la escritura. Por ltimo,
analizaremos cmo el efecto de frecuencia de las representaciones ortogrficas influye en la escritura de
palabras homfonas produciendo el cambio ortogrfico.
Por lo tanto, para la produccin es necesario que los significados de las palabras estn disponibles
en el sistema semntico. La activacin de las representaciones lxico-semnticas funciona como un input
para la va lexical por la que se llevar a cabo la produccin efectiva, ya sea a travs de los niveles fonolgico u ortogrfico.
Para decir oralmente una palabra es necesario que la representacin lxico-semntica recuperada
contribuya a la activacin de una representacin en el lxico fonolgico de salida. Lo que se recupera es
una estructura fonolgica abstracta (cantidad de slabas, lugar de acento, etc.). Luego, esta informacin
es sostenida por el retn fonolgico que completa esta estructura con los fonemas correspondientes y,
finalmente, se activan las instrucciones articulatorias que permiten la produccin oral.
Si el objetivo es escribir una palabra, depender de si conocemos su ortografa o no. En el primer
caso, a partir del significado activado en el sistema semntico, se activa la representacin ortogrfica de
la palabra en el lxico ortogrfico de salida. Esta activacin deriva no slo del sistema semntico sino
1 El modelo lexical implica tanto reconocimiento como produccin de palabras. A los fines de este trabajo se ha reducido este modelo a produccin de palabras.
tambin del lxico fonolgico de salida, lo que en ocasiones produce la escritura de una palabra similar
fonolgicamente a la palabra objetivo (fenmeno denominado error fnico). Despus, la informacin
del lxico ortogrfico de salida se sostiene en la memoria de trabajo del retn grafmico mientras se realizan los procesos de niveles ms bajos, como la seleccin de algrafos y los procesos motores.
En el caso de no conocer la ortografa de la palabra, se sigue el camino del lxico fonolgico antes
mencionado. Entre los retenes fonolgico y ortogrfico hay una va de conversin que permite convertir
los fonemas en grafemas a partir de las correspondencias que hay entre ellos. La representacin fonolgica de la palabra debe ser segmentada en fonemas que sern convertidos en grafemas y ensamblados. La
cadena resultante es almacenada en el lxico ortogrfico de salida al tiempo que es creada, estableciendo
as la representacin que antes faltaba o a la que no se poda acceder.
Se supone que esta va de conversin es de gran utilidad en los nios que estn en proceso de adquirir la lengua. Cuando el lxico ortogrfico ya se ha establecido, esta va se mantiene slo para las
seudopalabras (palabras posibles morfolgicamente pero inexistentes en la lengua) y las palabras con
frecuencia de uso muy baja (Ellis y Young 1992).
3. Corpus
Nuestro corpus, por su parte, consiste en palabras y frases tomadas de diferentes pginas webs
en donde se producen intercambios lingsticos entre usuarios hispanohablantes. Los primeros ejemplos fueron seleccionados por la especificidad de que las palabras en cuestin aparecieran en el mismo
discurso por lo menos una vez ortogrficamente escritas y por lo menos en otra oportunidad mediadas
fonolgicamente, es decir, a travs de la conversin fonema-grafema.
Esta dualidad de opciones realizadas en un mismo texto nos dejar evaluar cul es el alcance de la
va de conversin fonema-grafema en este registro y asegurarnos de que el usuario posee la representacin ortogrfica de la palabra en cuestin en su lxico ortogrfico de salida.
Tambin utilizamos ejemplos en los que la frecuencia alta de una representacin en el lxico ortogrfico de salida influye en la escritura de palabras homfonas. A su vez, forman parte de nuestro corpus
intercambios que manifiestan cmo este proceso de cambio interviene en la perspectiva que tienen los
propios hablantes de esta escritura, especialmente las valoraciones negativas que se asignan a las palabras escritas por mediacin fonolgica.
4. Discusin
Si el modelo de la produccin escrita funcionara en el registro de la CMC de la forma en que lo
describe Ellis y Young (1992) para la escritura tradicional, debera seleccionarse a partir del concepto
activado en la memoria semntica, la respectiva representacin ortogrfica que se encuentra almacenada
en el lxico ortogrfico de salida, y luego en el retn grafmico se establecera la representacin ortosilbica, la forma de las slabas y los grafemas especficos que componen la palabra. Esta informacin posteriormente se sostendra en la memoria de trabajo hasta que se completen los procesos ms perifricos
y motores (Kurlat 2008).
En el lxico ortogrfico de salida existen representaciones ortogrficas de palabras que, por ser ms
frecuentes en el uso, se encuentran ms disponibles para el usuario de la lengua. Es decir, que las representaciones de mayor frecuencia de uso estn ms disponibles lxicamente en el sistema.
En cambio, las palabras de muy baja frecuencia son poco accesibles. En estos casos puede utilizarse
la mediacin fonolgica para la produccin. Es decir, se selecciona la representacin fonolgica de la
palabra ubicada en el lxico de salida fonolgico, luego la informacin recuperada es transferida y depositada en el retn fonolgico donde se la somete a los procesos de conversin fonema-grafema antes
explicados. Finalmente, El segmento convertido y ensamblado llega al retn grafmico, el que se encarga
de sostener esta informacin mientras se la convierte para ser utilizada como gua de procesos motores
perifricos (Ellis y Young 1992; Jaichenco 2007).
Esto explica los desvos de la norma en las palabras desconocidas o de menor frecuencia. Sin embargo, no se puede explicar de la misma forma la produccin de los siguientes ejemplos que hemos relevado
de pginas webs.2
como ago que me cresca el pelo rapido y que hago?
(http://espanol.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100811155536AApWkwT)
no avia mas que decir, habia llegado el fin ...
(http://www.fotolog.com/braitodrums/50084427)
de tu envidi nase mi fama y de mi fama nace tu envidia
(http://www.fotolog.com/theflipadas_way/39136171)
En estos casos, la recuperacin de las representaciones ortogrficas de las palabras hago, habia
y nace se hacen presentes en el discurso, lo que implica que el uso de la va de conversin fonemagrafema en el mismo texto (ago, avia y nase) no se produjo debido a la falta o imposibilidad de
acceso a la representacin ortogrfica.
Podemos pensar que este fenmeno ocurre debido a que el camino recorrido indica que del sistema
semntico se pasa al lxico de salida fonolgico donde se selecciona la representacin fonolgica de la
palabra para su posterior produccin oral. Luego, esa representacin fonolgica abstracta pasa al retn
fonmico donde se sostiene la informacin fonmica de la palabra. Desde all, se somete la representacin fonmica a la va de conversin fonema-grafema, que segmenta la representacin en fonemas, los
convierte en grafemas y los ensambla. La cadena resultante se procesa por el retn grafmico y se utiliza
esa informacin para realizar las diferentes elecciones alogrficas y motoras que permiten, finalmente,
la produccin escrita. As la palabra producida se transforma en una transcripcin fonolgica, es decir,
se escribe como suena.
Podemos argumentar que esta escritura mediada fonolgicamente se adecua de manera consistente
al tipo de registro propio de la CMC, ya que la falta de reflexin sobre la normativa puede explicarse
por la rapidez que exige un medio electrnico, por la anonimia, ya que los sujetos no tienen que cuidar
su imagen pblica, y por estar en un medio que se actualiza constantemente y privilegia la practicidad.
Asimismo, la CMC tiene muchas caractersticas del lenguaje hablado, lo que podra tambin condicionar
la forma en que se expresan los mensajes ya que la informalidad del estilo de la comunicacin oral se
transmite a este registro.
En el siguiente ejemplo podemos ver cmo se reflejan las caractersticas de la comunicacin oral en
el tipo de discurso escrito informal por la falta de puntuacin, por las partculas ilativas propias del habla
como el uso constante de y, por la mediacin fonolgica que se refleja en la omisin y sustitucin de los
rasgos ortogrficos de las palabras y las repeticiones de palabras como ella, keria, etc.:
eya era mi amiga pero me decepsiono?
ola ami me gusta mucho un chiko no por su fisico osea lo kiero mucho eramos amigos pero enpese a
sentir cosas por el y pues yo le contava ami amiga y ella decia ke a ella no le gustava ke era un sangro
y alultimo el keria con ella pero ella sabia ke yo lo keria mucho y aunasi andubo con el enfrente de mi
ledijo kesi keria ser su novia y ella acepto laverdad ami medio mucha ravia corage porke yo la crei mi
amiga y ella era todo lo contrario y pues no le e ablado y no le pienso bolber ablar me dolio mucho loke
me iso pero nose si dejarle de ablar ella me cai muy bien y la kiero mucho pero despues deloke me iso
nose si ablarle o no ayudenme ke hasgo
(http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100526011412AAbDk2N)
2 En todas las citas de nuestro corpus, las palabras subrayadas son las que tomaremos para el anlisis. No obstante, la mayora de los ejemplos son representativos
de otros puntos de discusin. Todos los ejemplos han sido recuperados el 21 de marzo de 2011.
En este caso, se percibe de forma ms ntida el privilegio de la mediacin fonolgica ya que las
formas lxicas ortogrficas de las palabras no aparecen en el discurso como s lo hacan en ejemplos
anteriores.
A su vez, la frecuencia de uso de las palabras tambin parece intervenir en la eleccin de la forma
ortogrfica para ciertas palabras que ya no se relacionara con la mediacin fonolgica sino con estructuras ortogrficas que estn ms accesibles en el lxico y aparecen en lugares que se corresponden y en
los que no tambin. Es decir que hay una interaccin entre los lxicos ortogrfico y fonolgico (Cuetos
y Domnguez 2002). Por ejemplo:
Asi soy yo y haci me acepta todo el mundo ;)?
(http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20110105130634AAXi7uM)
por que mi pc solo abre ie y no habre ningun otro?
(http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100925094348AAtqHi8)
En estos ejemplos, las representaciones ortogrficas de hacer y haber intervienen en la produccin escrita del adverbio as y del verbo abrir. Las caractersticas idiosincrticas de las representaciones ortogrficas de las palabras con mayor frecuencia de uso aparecen errneamente en la escritura de
los homfonos, incluso cuando el contexto hace claro cul es la representacin que debe activarse para
la produccin. Parecera, por lo menos en este registro, reflejarse la activacin automtica de la fonologa
en los procesos de recuperacin ortogrfica (Cuetos y Dominguez 2002).
En cuanto a las repercusiones que tiene en la imagen pblica el uso prioritario de la va de conversin fonema-grafema en la CMC, podemos notar que la normativa funciona como un marcador de status
que se refleja en los comentarios negativos de los usuarios para con sus pares:
Hola amiga, por tu propio bien te recomiendo mejorar tu ortografia (leer ayuda mucho) eya = ella decepsiono = decepcion enpese = empec o comenc contava = contaba * para el pasado usamos el sufijo
aba, no ava bolber = volver Y ya me canse
(http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100526011412AAbDk2N)
Frente a la palabra fonolgicamente escrita avia contestaron:
WN tooooonto Nico qloo se escribe Haba analfabeta xD igual se agradece ta mas chistoso que el
anterior xDD.
(http://www.elcachondeo.cl/foro/archive/index.php/t-122858.html)
Asimismo, frente a serbir comentaron:
se puede serVir pero no serBir
(http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20090221012044AAPtpWu)
Estas correcciones son reacciones de usuarios que todava privilegian los usos normativos propios
de la escritura tradicional, reflexiva, antes que los usos propios del registro de la CMC cuyas caractersticas, como hemos visto, convierten estos usos en adecuados al contexto de produccin que exige rapidez
y una menor reflexin lingstica.
5. Conclusin
Nuestro trabajo busca ampliar la visin del cambio ortogrfico que se est llevando a cabo a partir
del uso de las nuevas tecnologas de forma masiva. Este trabajo se centr en la CMC, pero no se han
analizado los gneros especficos en que este tipo de comunicacin se diferencia ni se ha integrado el
lenguaje abreviado de los mensajes de texto.
Intentamos hacer visible el fenmeno revolucionario que est cambiando la forma de escribir, por
lo menos en este tipo de registro. Este cambio parece incluir una simplificacin del lenguaje, destinada
a economizar recursos, dejando a la ortografa en un plano secundario y llevando a cabo un uso mayor
de la mediacin fonolgica. Durante mucho tiempo se pens que esta mediacin funcionaba nicamente
para la produccin ortogrfica de palabras que no tenan una representacin ortogrfica accesible.
La mediacin fonolgica en la escritura tambin aparece en el registro manuscrito y en la escritura
reflexiva. Ejemplos de esto son, por una parte, los lapsus en los que en lugar de escribir la palabra buscada
se escribe una palabra fonolgicamente similar y, por otra parte, la voz interna que acompaa la escritura.
No obstante, creemos que en la comunicacin mediada por la computacin esta mediacin cumple
un papel ms activo que en el resto de los registros escritos, ya que las caractersticas propias del medio
parecen promover el uso de la va de conversin fonema-grafema para la escritura.
6. Referencias bibliogrfcas
Baron, N. S. 1998. Letters by Phone or Speech by Other Means: The Linguistics of Email. Language and Communication 18:133-170.
Baron, N. S. 2000. Alphabet to Email: How Written English Evolved and Where Its Heading. London, New York:
Routledge.
Baron, N. S. 2003a. Why email looks like speech: proofreading, pedagogy, and public face. Aitchison, J. and D. M.
Lewis (eds), New Media Language. London, New York: Routledge, 10213.
Baron, N. S. 2003b. Language and the internet. Farghali, A. (ed.), The Stanford Handbook for Language Engineers.
Stanford: CSLI Publications, 59127.
Cervera Rodrguez, A. (2001). La irrupcin del coloquialismo en Internet y las nuevas tecnologas. Segundo Congreso Internacional de la Lengua Espaola. Recuperado el 21 de marzo de 2011, de http://congresosdelalengua.es/valladolid/ponencias/nuevas_fronteras_del_espanol/4_lengua_y_escritura/cervera_a.htm
Crystal, D. 2001. Language and the Internet. Cambridge: Cambridge University Press.
Cuetos, F. y Domnguez, A. (2002). Efecto de la pseudohomofona sobre el reconocimiento de palabras en una
lengua de ortografa transparente. Psicothema, 14(4), 754-759.
Ellis, A.W. y A. W. Young, 1994. Human cognitive neuropsychology. London, Lawrence Erlbaum Assoc.
Jaichenco, V. 2007. Alteraciones de la lectura y la escritura en pacientes lesionados cerebrales. Neuropsicologa
Hoy. Recuperado el 21 de marzo de 2011, de http://www.neuropsicologiahoy.com/img/conferencia_ jaichenco.
pdf
Kurlat, V. 2008. Alteraciones de la escritura en el adulto. Nuevos aportes para el diagnostico y el tratamiento desde
la neuropsicologa cognitiva del lenguaje. Neuropsicologa Hoy. Recuperado el 21 de marzo de 2011, de http://
www.neuropsicologiahoy.com/img/alteraciones_de_la_escritura.pdf
Llisterri, J. 2002. Marcas fonticas de la oralidad en la lengua de los chats: elisiones y epntesis consonnticas.
Revista de Investigacin Lingstica 2.5:61100.
Sofa Merlino
Universidad Nacional del Sur, Conicet
[email protected]
1. Presentacin
Puesto que se trata de una intercomunicacin entablada entre la tica y la pericia clnica, la Biotica no podr prescindir de razonamientos dialcticos y, por tanto, del estudio lingstico de sus prcticas discursivas transcientficas. Se trata de narrativas morales particulares, cuyos desacuerdos ticos
se traducen en diferencias lingsticas, pasibles de ser relevadas mediante la contrastacin de rplicas y
contrarrplicas: cada pronunciamiento tico manifiesta una pretensin de validez general frente a caractersticas lgicas sui generis, y lo que es cierto para sus definiciones persuasivas, lo es asimismo respecto
de su fuerza retrica y su expresividad.
En tal sentido, el objetivo general de este trabajo atae al anlisis lingstico de controversias cientficas desarrolladas en torno a una problemtica de aquellas tpicamente asociadas a la Biotica, relativa a
los dilemas morales suscitados en el fin de la vida, que se registran en artculos y ponencias aparecidos en
publicaciones acadmicas argentinas especficamente en Perspectivas Bioticas (2006, n 20), editada
por FLACSO, Vida y tica (2006, n 2), publicacin de la Pontificia Universidad Catlica Argentina, y
Abogados (2005, n 87), revista del Colegio Pblico de Abogados de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Las posibilidades retricas diversas de los hechos institucionales interimbricados en la Biotica las
ciencias, el Derecho, la tica y la religin - hacen de este dominio un espacio de discusin argumentativa
complejo, que proponemos abordar desde la Teora de la Argumentacin en la Lengua (Anscombre &
Ducrot 1983) y su concepto central, la nocin relacional de topos.
2. Corpus y mtodo
La hiptesis central de la Teora de la Argumentacin en la Lengua (TAL) es que el valor principal
del lenguaje es el de ser un medio de construir discursos, de argumentar en el sentido de hacer admitir
un razonamiento (sea o no lgico) para arribar a una conclusin aceptable para el destinatario de la enunciacin (Cf. Pons Rodrguez 2006: 508) .
Un aspecto fundamental en la segunda etapa de la TAL, tambin designada argumentativismo radical (Cf. Anscombre & Ducrot 1994: 193-215), es la defensa de la idea de que las oraciones de una lengua
poseen en su misma significacin una fuerza o valor argumentativo que determina la intencin argumentativa que es necesario otorgar al sentido de los enunciados que las realizan.
Las posibilidades argumentativas estn fundadas en distintos principios argumentativos o topoi.
Retomando algunos rasgos de la definicin aristotlica, un topos se define como un garante del encadenamiento discursivo, una forma abstracta que asegura el paso de un elemento semntico con valor
argumentativo a una conclusin. Para Anscombre y Ducrot, el trmino topos designa una relacin
discursiva entre dos proposiciones interdependientes cuyo uso tiene como finalidad la construccin
1 El presente trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto Aspectos de la textualizacin de los saberes cientficos (Secretara General de Ciencia y Tecnologa, PGI 24/I164), subsididado por la Universidad Nacional del Sur, bajo la direccin de la Dra. Patricia Vallejos Llobet.
3. Anlisis
Aunque gran cantidad de trminos nuevos peculiares del contexto tcnico-cientfico de la Biotica
han sido establecidos por el uso, an no han sido normalizados en lo que atae a su contenido nocional.
Dado ese vaco de normalizacin conceptual, se llevan a cabo esfuerzos de racionalizacin que tienden a
la fijacin de un registro funcional y rehyen el aislamiento estril de un trmino en una conceptualizacin sesgada, a los fines de superar los obstculos aporticos de las discusiones metaticas y configurar
un espacio conceptual de trabajo productivo.
En el marco de ese afn de definir operativamente las unidades bsicas de transferencia del conocimiento biotico en favor de un cdigo unificado, se registran intentos por reducir a la mnima expresin
las ambigedades en torno al concepto denotado por la expresin dejar morir, de uso habitual en la
discusin filosfica sobre eutanasia. En los textos pertenecientes al dominio de la Biotica que conforman
el corpus analizado se advierte, considerando el carcter heterogneo de su inscripcin institucional, que
el conjunto de discursos que la entidad lingstica planteada evoque como respaldo del acto de argumentacin en el que se implique, variar segn se esboce su esclarecimiento nocional a la luz de la ciencia y
la experiencia clnica, la ley o la religin, ms all de las indicaciones que en s misma podra comportar
sobre su utilizacin argumentativa.
2 La nocin de topos conlleva la generalizacin de una orientacin profunda de la tesis original de la TAL, su introduccin permite confirmar la determinacin oracional de la argumentatividad y explicitar los medios a travs de los cuales se opera: Nuestra hiptesis central es que, al menos ciertas oraciones de una lengua poseen en
s mismas una fuerza o valor argumentativo (digo ciertas por prudencia: de hecho, deseara decir todas, pero ello no me es posible por el momento: tendra que haber
construido primero un concepto de argumentacin ms amplio, y haber introducido la nocin de topos). (Ducrot, 1988: 67)Cf. Bruxelles & de Chanay (1998: 351).
3 El espectro de recursos lxicos disponibles para la formacin de terminologa en los campos especializados incluye (siguiendo a White, 1998: 268-269) la reutilizacin de tems lxicos de la lengua general, un proceso de extensin de significado producto de una evolucin del valor semntico referencial del trmino en su
uso cotidiano, de la transferencia de una palabra de una a otra esfera especializada, o bien de metforas lxicas que reflejan semejanza ontolgica entre el dominio
ideacional especializado y las categoras de la experiencia vernacular.
Como se muestra en el cuadro adjunto, la diferencia entre los usos de la entidad dejar morir se sita slo en el nivel argumentativo, en el cual se cuestiona su coorientacin con el gnero de conclusiones
a las que conduciran, en principio, dos campos tpicos (Cf. Anscombre & Ducrot 1994: 208) cuyos vrtices de partida corresponderan a los trminos permiso o abandono asociados a un proceso de muerte
de mayor o menor dignidad. Optar por la explotacin de los topoi relativos al acto de permitir el rechazo
de la obstinacin teraputica, o bien de aquellos que conciernen al abandono y la posibilidad de poder
evitar la muerte siempre, implica, adems, establecer correspondencias con una serie de haces graduales
de topoi. Cada uno de los vrtices vinculados a esas gradaciones argumentativas de partida conforman
una cadena de topoi (Cf. Ducrot 1988: 80) que ejercen, en conjunto, las constricciones argumentativas
coherentes con la aprehensin argumentativa que de la situacin ofrece cada realidad institucional.
Sobre cada esquema tpico (relacin entre dos proposiciones P y Q) se pueden establecer dos topoi,
uno en positivo y otro en negativo. Cada uno de ellos puede a un tiempo manifestarse en dos formas
tpicas distintas, pragmticamente aceptables.
comparada con matar (killing), encierra en s misma un planteo conceptual errneo vinculado con
la omnipotencia de pensar y creer que, incluso en el momento final, somos nosotros los que evitamos
o decidimos la muerte (Gherardi 2006: 117)
Identificado el punto de mira argumentativo de partida, es posible indexar en una red de relaciones
tpicas una eventual serie de gradaciones con las que establece correspondencia. Las gradaciones que
potencialmente estn en relacin a modo de haces de topoi, dentro de este campo lxico/tpico estaran
sujetas, en este caso, al conocimiento pleno de la experiencia clnica y a la reflexin desde la experticia
de lo que tiende a llamarse lmite de esfuerzo terapetico:
La expresin dejar morirsugiere la posibilidad de poder evitar la muerte siempre (dejar morir
pudiendo evitarlo). Omite, adems, el reconocimiento del concepto de futilidad. (Gherardi 2006: 117)
Quiz la circunstancia ms grave a la que nos enfrentamos actualmente es que este debate, que
incluye separadamente la consideracin de la muerte enceflica y la importancia de la abstencin y
retiro del soporte vital, no sea suficientemente explicado y conocido (Ibd.)
La abstencin y el retiro del soporte vital constituyen los escalones ms importantes a transitar
para el logro de una muerte con dignidad. (Gherardi 2006: 118). Una posible plasmacin grfica de las
relaciones tpicas establecidas en el marco de este esfuerzo de especificacin del contenido nocional del
trmino dejar morir desde la perspectiva del profesional de la salud sera la siguiente:
Cuadro 2
La observacin de esta estructura discursiva nos permite trazar el recorrido posible de un encadenamiento argumentativo: partiendo de la omisin que busca provocar la muerte del paciente analizada en
trminos de un derecho a la no intervencin, el discurso fluye hacia consideraciones sobre la nocin de
calidad de vida, condicin contra la cual conspira la prolongacin de cuadros clnicos con diagnstico de
muerte enceflica y el co-ocurrente sometimiento a prcticas ftiles. Frente a estas acciones superfluas y
perjudiciales para el paciente terminal, se desemboca en la confirmacin de la abstencin y el retiro del
soporte vital como los escalones ms importantes a transitar para el logro de una muerte con dignidad.
Este grfico representa slo un fragmento de la red global de todo el texto, donde estas relaciones se
solapan con otras.
Si la jurisprudencia provee el foro para la discusin terminolgica, la reflexin en torno a la caracterizacin semntica de la expresin dejar morir encierra la aplicacin de un conjunto de topoi cuyo punto de partida concierne al reconocimiento del derecho a decidir en el final de la vida (<Permiso / Morir
con dignidad>), topos convocado bajo las mismas formas tpicas aplicadas desde el punto de mira de las
ciencias biomdicas (PERMISO -> DIGNIDAD, <+p, +q>, <-p, -q>). Sin embargo, se remite a este topos
en correspondencia con una serie de gradaciones respaldadas por la tradicin legal: La especificacin del
contenido nocional del trmino persigue ante todo preservar el respeto por el derecho fundamental a la
autodeterminacin, ratificar la punibilidad de deformaciones del ejercicio de la profesin mdica y reducir la incertidumbre jurdica de los actos de abstencin y retiro de medidas de soporte vital por parte de
los mdicos intensivistas, amparando, por un lado, las manifestaciones de la voluntad del paciente crtico,
y la integridad de los equipos de salud, por otro.
las directivas anticipadas o testamentos vitales tienen una notable ventaja operativa, en el sentido
de evitar la aplicacin efectiva de medidas mdicas ftiles, ya que, en trminos morales y jurdicos,
resulta menos dilemtica la abstencin que el retiro del soporte vital. (Ibd.)
desde hace dcadas la ley de ejercicio profesional establece que los mdicos deben respetar la
voluntad del paciente en cuanto sea negativa a tratarse o internarse...El derecho positivo establece
tambin el respeto del derecho a disponer del propio cuerpo.(Maglio, Op. cit: 16)
Se trata de preservar el derecho por la regla de autodeterminacin, es decir la capacidad para decidir
sobre la propia vida. Ello se fundamenta en la libertad e inviolabilidad de la persona, derivadas del
principio de respeto por la dignidad de la persona. (Ibd.)
La identificacin de las relaciones tpicas en este marco jurdico legal de esclarecimiento conceptual
podra graficarse a travs de la siguiente red discursiva:
Cuadro 3
La plasmacin grfica de las relaciones tpicas muestra cmo se articulan en un fragmento del texto
presunciones que parten de la puesta en relacin de la muerte intervenida con el derecho sustantivo individual a la autodeterminacin, fundamentado en los derechos fundamentales inherentes a la persona,
cuyo vigor normativo debe entrar en ejercicio en situaciones de sobreatencin mdica que conspiran
contra la dignidad humana, a travs del recurso a la figura legal de los testamentos vitales o directivas
anticipadas.
Junto al compromiso biotico de las ciencias y el derecho, se presentan respuestas deducidas
de premisas aceptadas por dogmas religiosos, cuyas garantas se hallan apuntaladas por razones
que por pecar contra la lgica y la experiencia arriesgan la continuidad de la conversacin. En este
sentido, el artculo producido en el marco de la fe religiosa que forma parte de nuestro corpus de
textos registra cmo la conceptualizacin de las prcticas eutansicas elaborada en este terreno no
est basada en patrones de inferencia vlidos ni en evidencia veraz, sino solo en patrones efectivos
en relacin con el fin comunicativo del enunciador de causar una (re)accin definida en una audiencia relevante.
El planteo conceptual particular relativo a la expresin dejar morir propuesto desde la fe religiosa
emerge, en este caso, de la convalidacin del esquema tpico que pone en relacin la falta de un adecuado
seguimiento teraputico y el carcter inviolable de la vida (Abandono / Morir con dignidad), ms all de
si el proceso de morir amenaza con destruir la calidad humana de la persona. El topos moral que perfila las prcticas eutansicas como la negacin del verdadero derecho del paciente a morir con dignidad
(ABANDONO -> NO DIGNIDAD) es convocado bajo sus formas tpicas recprocas y equivalentes (<-p,
+q>, <+p, -q>):
S, el paciente tiene el derecho a morir. Pero de modo natural, rodeado de afecto y de cuidados, sin
que nadie acorte su expectacin de vidaEs decir que no tiene derecho a la eutanasia, que es la negacin de sus experiencias de vida, ni al suicidio...En este sentido la eutanasia es la negacin misma
del derecho del paciente a morir con dignidad. (Fraix 2006: 165)
Este vrtice tpico de corte vitalista puede ser alcanzado por una multitud de topoi, cuyo valor
en relacin con los dems se halla religiosa y teolgicamente fundado. Las divergencias subyacentes a
la polmica caracterizacin del contenido nocional de las prcticas eutansicas no pueden ser, en este
punto, zanjadas sino meramente reprimidas, puesto que proceden de la adhesin, gobernada por factores
extrarracionales, a la hiptesis ontolgica de la Creacin:
[Las etapas del morir] Preparan, espiritualmente y biolgicamentea la muerte digna...Y a esta vivencia humana es a lo que el mdico debe prestar su apoyoLa esperanza en la trascendencia, el
optimismo (Fraix 2006: 165)
El acto de dar muerte a un ser humano es sencillamente un homicidio (Ibd.)
Este sera el grafo resultante de la identificacin de posibles relaciones tpicas, en el marco del planteo conceptual que acerca de la muerte asistida ofrece la perspectiva teolgica:
Cuadro 4
La observacin de esta estructura discursiva nos permite mostrar el modo en que un posible encadenamiento argumentativo parte de la consideracin condenatoria de la participacin del acto mdico - por
comisin u omisin - en la llegada de la muerte, fluye hacia una asimilacin de la medicina al homicidio
(dado que la interrupcin de aquella teraputica capaz de mantener la vida significara permitir al mdico, y no a la enfermedad, que provoque la muerte, fomentando prcticas eutansicas dirigidas), convoca
la reivindicacin del valor intrnseco o santidad de la vida humana propugnado por el judeocristianismo
que se arriesga transgredir, y desemboca en las vivencias humanas espirituales que deben ser transitadas
para una muerte digna (ortotanasia).
De aqu se puede inferir que la argumentacin vehiculizada por medio de topoi anclados en el dogma de alguna religin se traducira en movimientos falaces que directamente impiden que una diferencia
de opinin se resuelva exitosamente.
4. Comentarios finales
Hemos observado en nuestros materiales el hecho de que, en lo que concierne a las polmicas en
torno a los desafos ticos que emergen en el final de la vida un campo temtico propio de la Biotica
-, los esfuerzos de precisin conceptual remiten a campos tpicos diversos, cuya configuracin se halla
determinada por la ontologa social y deontologa peculiares que oportunamente codifican las diferentes
instituciones relacionadas sistemticamente en el terreno biotico.
Las consideraciones expuestas a partir del estudio sistemtico del soporte emprico nos permiten
inferir que cada uno de esos hechos institucionales interimbricados en el campo transcientfico de la
Biotica se asocia a posibilidades tpicas divergentes. De ah que podra afirmarse consideramos que
lcitamente que la Biotica se ofrece como un espacio ideolgico diversificado en el que, si bien existe
una cooperacin entre realidades institucionales interrelacionadas para contribuir al logro del objetivo
especfico de la disciplina, dicho acuerdo se restringe a los puntos de partida procedimentales de la discusin argumentativa esto es, las reglas del intercambio. Abandonar a la voluntad de los participantes
la definicin de los puntos de partida materiales es decir, las proposiciones comunes de acuerdo con
criterios dependientes-de-campo tendra como probable correlato el hecho de limitar, e incluso anular,
una resolucin exitosa de los asuntos bioticos (Cf. Ihnen 2008: 79-84).
200 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
5. Referencias bibliogrficas
Anscombre, J. C. & O. Ducrot 1994. La argumentacin en la lengua. Madrid: Gredos.
Bruxelles, S. & H. de Chanay. 1998. Acerca de la teora de los topoi: estado de la Cuestin. Escritos, Revista del
Centro de Ciencias del Lenguaje, n 17-18., 349-383.
Charaudeau, P. & D. Maingueneau. 2005. Diccionario de anlisis del discurso. Buenos Aires: Amorrortu.
Ducrot, O. 1988. Argumentacin y topoi argumentativos. Lenguaje en contexto, vol. I, n 1/2. 63-84.
Fraix, T. M. 2006. La tica del morir desde la medicina. La muerte biolgica. Vida y tica, ao 7, n 2, 157-168.
Gherardi, C. R. 2006. La muerte intervenida: una visin comprensiva desde la accin sobre el soporte vital. Perspectivas Bioticas, ao 11, n 20, 102-121.
Ihnen, C. 2008. La accin falaz en la etapa de argumentacin y las actividades argumentativas institucionalizadas, en: Santibez Yez, C. & R. Marafioti (eds.) De las falacias: argumentacin y comunicacin. Buenos
Aires: Biblos, 69-94.
Maglio, I. 2005. El derecho a decidir en el final de la vida. Morir con dignidad y testamento vital. Abogados. Revista del Colegio Pblico de Abogados de la Capital Federal, n 2, 14-16.
Mart, J. 2006. Representacin de estructuras argumentativas mediante el anlisis de redes sociales. REDES, Revista hispana para el anlisis de redes sociales, vol. 10, n 4. http://revista-redes.rediris.es
Pons Rodrguez, M. D. 2006. La aportacin de la teora de la argumentacin. Actas del I Congreso Internacional.
Anlisis del Discurso: Lengua, Cultura, Valores (1), n 1. Pamplona: ARCO/Libros, 508-516.
Portols, J. 1998. La teora de la argumentacin en la lengua y los marcadores del Discurso, en: Zorraquino,
M.A. & E. Montolo (coord.) Los marcadores del discurso: teora y anlisis. Madrid: Arco Libros.
Searle, J. 1995. La construccin de la realidad social. Barcelona: Paids, 1997.
White, P.R.R. 1998. Extended reality, proto-nouns and the vernacular, en: Martin, J.R. & R.Veel (eds.) Reading
Science. London: Routledge, 266-296.
O problema que esta pesquisa discute surge do que Vygotsky denomina, na citao acima, da falta
de fronteira precisa entre o que do campo do normal e do patolgico. Diante das dificuldades vividas
pelos sujeitos em sua entrada ao mundo das letras, durante pouco mais de 100 anos, a sociedade debate
sobre quais aspectos dessas dificuldades so da ordem do normal ou so sintomas de uma alterao neurolgica. Atualmente, esse debate parece ter tomado propores considerveis e deixou de estar circunscrito apenas ao meio mdico, mas est presente na mdia, na novela, na escola, nas conversas dirias, na
famlia e at nas polticas pblicas.
Se essa fronteira no empiricamente clara, ela estabelecida ideolgica, poltica e scio-historicamente (Foucault 1998). Assim, o desenvolvimento da ideia de que existiria uma patologia atrelada
leitura e escrita, no que hoje denominado de Dislexia Especfica de Desenvolvimento, surge, segundo
Moyss e Collares (1992), da aplicao pela medicina, de um raciocnio clnico tradicional, originrio do
estudo das doenas infectocontagiosas no sculo XIX, caracterizado pela relao lgica: se A causa B,
B s pode ser causado por A (Moyss e Collares 1992: 33). A observao de casos de afasia, em que o
sujeito tinha suas habilidades j adquiridas de leitura e escrita comprometidas (quadro esse denominado
de Dislexia) foi estendida para a interpretao do caso de crianas que apresentavam dificuldades em
aprender a ler e a escrever. O raciocnio clnico tradicional aplicado: se um problema neurolgico causa
dificuldades na leitura e na escrita, as crianas que apresentarem essas dificuldades no processo de aquisio, logo, tambm apresentam uma patologia neurolgica.
Esse desdobramento, datado de 1895 por James Hinshelwood, desenvolveu-se e, atualmente,
juntamente com outras patologias ligadas ao ato de aprender, adquiriram grande repercusso social.
Exemplo disso a incidncia do transtorno: de acordo com rgos oficiais como a Associao Brasileira de Dislexia,1 entre 5 e 17% da populao mundial seriam dislexos, nmero bastante expressivo para uma patologia. Considerar que em uma sala de aula de quarenta alunos, pelo menos duas
crianas apresentam um transtorno na leitura e na escrita alarmante, e tem repercutido em diversos
segmentos da sociedade: politicamente, vrios projetos de lei que obrigariam as escolas a oferecerem atendimentos especficos para os diagnosticados tem sido propostos em todo o pas.Economicamente, diversos profissionais como mdicos, fonoaudilogos, psicopedagogos e psiclogos tm se
beneficiado com esse novo pblico. Socialmente, a famlia e as escolas passam a atribuir ao biolgico a razo pelo fracasso no processo de ensino-aprendizagem, isentando-se de qualquer possvel
responsabilidade (Moyss e Collares 1992).
Tendo em vista essa conjuntura, esta pesquisa se insere no atual debate sobre a Dislexia Especfica
de Desenvolvimento utilizando-se da perspectiva terica e metodolgica da Neurolingustica Discursiva
(abreviada como ND), praticada no Instituto de Estudos da Linguagem da Universidade Estadual de
1 Associao responsvel por diversas publicaes na rea e organizao de congressos. Politicamente faz grandes presses para a criao de leis que protejam os
diagnosticados por dislexia.
Ambos os sujeitos tambm, ao contrrio do que se espera, por conta de seus diagnsticos, apresentam um bom domnio do sistema alfabtico do Portugus. ML, ao escrever a receita de chocolate quente
que estvamos preparando no nosso sexto encontro (julho de 2009), no dado abaixo, no apresenta nenhum erro de grafia, nenhuma troca, inverso ou omisso de letras como o quadro de Dislexia espera
revelar. Porm, presta pouca ateno a outros elementos da escrita, como a pontuao, a sequncia dos
elementos (4 xcaras colocar o leite dentro do caneco ao invs de colocar 4 xcaras de leite dentro
do caneco) e a obedincia estrutura do gnero receita (esquece-se das quantidades dos ingredientes,
s lembrando no primeiro item). Pode-se especular que ML mostra, nesse momento, importar-se mais
com a grafia, preocupao oriunda dos intensos treinos a que foi submetida como tratamento para seu
diagnstico de Dislexia durante cerca de um ano, do que em elementos da escrita que esto mais ligados
ao contexto pragmtico da linguagem: a necessidade de orientar claramente um interlocutor a preparar
corretamente um chocolate quente. ML, apesar de escrever um texto ortograficamente mais correto que
o anterior, escreve um texto mais difcil de ser compreendido pelo interlocutor.
Dado 2. Receita
Paralelamente, a maioria dos dados de escrita de LM, um menino de 13 anos estudante da stima
srie do Ensino Fundamental de uma escola Municipal de Campinas, diagnosticado de um quadro prximo Dislexia, emitido por uma pedagoga e de Disortografia, emitido por uma biloga e TDAH emitido por um neurologista, e, por isso, medicado h cinco anos com Ritalina,4 passam, na descaracterizao
do que foi visto como tendncia Dislexia e/ou Disortografia, pelas trocas oriundas da questo da
convencionalidade da ortografia, principalmente da grafia das sibilantes no Portugus. Abaixo, utilizarei
de trs dados para desenvolver essa discusso: no primeiro, datado do segundo encontro com o sujeito,
LM escreve uma piada que sabia de cor com um objetivo social claro, escrever como um registro auxiliar da memria, para me ajudar a lembr-la para contar a um amigo corinthiano. Nesse dado, ele revela
que domina o sistema de escrita e trabalha muito bem com esse tipo de texto, piada. S comete um erro
ortogrfico, troca o ss pelo , escreve paando ao invs de passando.
Dado 3. Paando
Corinthians
Um corintiano pregunta para una pessoa qualquer.
O parceiro, est vindo algum a?
A pessoa responde:
-No.
E a corintiano fala:
-Ento vai me paando a cartera a.
Os dois dados que seguem so oriundos do trabalho desenvolvido com e-mails, uso de redes sociais
e msn, j que so formas de relacionamento com o outro mediadas pela leitura e pela escrita dentro do
universo adolescente em que LM vive. Ele gostou muito desse trabalho e incorporou sua vida rotineira
o uso dessas ferramentas, passou a se relacionar mais e usar a leitura e a escrita de forma prazerosa. LM
adquiriu o costume de fazer publicaes no status do windows live, os dados seguintes so duas delas
com a mesma frase em datas diferentes: na primeira LM escreve pessa fugindo da ortografia correta e na
segunda, 6 dias depois, escreve corretamente, pea.
4
Medicamento comumente utilizado no tratamento de TDAH. um psicotrpico, base de metilfenidado, que estimula o sistema nervoso central e que,
segundo Moyss & Collares (1992), causa dependncia e uma srie de reaes adversas graves.
O ltimo dado mostra os crditos de um vdeo que confeccionamos com as fotos da viagem que ele
havia feito para Natal algumas semanas antes. Nele, LM inicialmente escreve asistncia e logo depois
corrige, acrescentando outro s.
Dado 5. Asistncia
Paando, pesso (que ele mesmo corrige) e asistncia so erros originrios no de um transtorno
neurolgico, como se pressupe na Dislexia, mas resultado da prpria natureza convencional da ortografia (Possenti, 2005). As produes das trs formas acima, ao invs da forma ortogrfica convencional, h
uma hiptese, por parte do escrevente, originria da falta de uniformidade entre som e letra no sistema
de escrita alfabtico do portugus brasileiro: , ss e s podem representar o mesmo som /s/. Isso
resultado de um processo histrico de simplificao do sistema de sibilantes que o Portugus sofreu em
sua histria.
Dado 6.
Havia no portugus arcaico quatro fonemas diferentes no sistema de sibilantes que com o passar do
tempo foram reduzidos a dois. A tabela abaixo, retirada de Monte (2008: 2950) mostra bem a situao
das sibilantes no portugus arcaico:
Nesse momento tnhamos, como podemos ver, um grafema para representar cada fonema, entretanto, esse sistema vai progressivamente se transformando. A partir do sculo VIII, os fonemas passam a
se confundir e no sculo XVI consolidam-se duas sibilantes no portugus, as fricativas pr-dorsais /s/ e
/z/ (Monte 2008). A variao na grafia das sibilantes prolifera livremente no portugus padro at 1911,
ano da primeira normatizao nacional da ortografia do Portugus (Marquilhas 1996) e, assim como as
pessoas cultas representavam de diversas formas o fonema /s/ e /z/, ora como s, ora como ss, ou
c, as pessoas hoje, principalmente os que esto em processo de aquisio da escrita, precisam lidar com
o problema da relao no unvoca da ortografia com a lngua falada na escrita alfabtica do Portugus,
oriunda de mudanas histricas, como no caso das sibilantes.
4. Concluso
Na anlise de dados de escrita de sujeitos diagnosticados de Dislexia, pudemos explicar linguisticamente o que pela literatura sobre Dislexia tido como sintoma dessa patologia na escrita. Essas ocorrncias foram interpretadas como marcas das hipteses prprias do processo singular de aquisio da
escrita de cada um dos sujeitos pesquisados. A utilizao da anlise de dados de mais de um sujeito com
histrias de vida muito diferentes, idades diferentes, dificuldades e saberes de leitura e escrita diferentes,
permitiu mostrar que, apesar de todas essas diferenas, eles foram homogeneizados por uma mesma patologia, depois de serem encaminhados para avaliaes clnicas, por apresentarem problemas na escola.
5. Referncias bibliogrficas
Abaurre, M. B., R. Fiad e M. Mayrink-Sabinson. 1997. Cenas da Aquisio da Escrita. O sujeito e o Trabalho com
o Texto. Campinas: Mercado das Letras.
Bordin, S. M. 2009. Leitura e escrita: o que h para alm do diagnstico? En: Abralin,vol.1, PB.
Coudry, M. I. 1987. Dislexia: um bem necessrio. Estudos Lingsticos XIV, Anais de Seminrios do GEL, v.1.
Campinas: Unicamp.
Coudry, M. I. 1996. O que dado em Neurolingstica? En: CASTRO, M. F. (org.) O mtodo e o dado no estudo
da linguagem. Campinas: Unicamp.
Coudry, M. I. 2007. Patologia estabelecida e vivncias com o escrito: o que ser que d? En: 7 Encontro Nacional
sobre Aquisio da Linguagem, ENAL.
Coudry, M. I. 2010. Projeto Integrado em Neurolingustica: avaliao e banco de dados, Relatrio CNPq, impresso.
Foucault, M. 1998. O nascimento da clnica. Ed. Forense, Rio de Janeiro.
Franchi, C. 1977. Linguagem atividade constitutiva. In: Cadernos de Estudos Lingsticos, n 22. Campinas.
1. Introduccin
El presente trabajo se encuadra en un proyecto de investigacin de Anlisis Crtico del Discurso
sobre la pobreza extrema urbana (Ubacyt F127). Tambin forma parte de mi investigacin de doctorado,
en la que estudio, en el marco del Anlisis Crtico del Discurso y desde una metodologa cualitativa,
cmo los principales diarios argentinos representan discursivamente a las personas que se encuentran en
situacin de pobreza. Anteriormente analic la estructura argumentativa de un corpus de crnicas periodsticas (Molina 2011b, en prensa). En este trabajo, el anlisis se centra en la estructura argumentativa
de las noticias, la cual permite observar cmo las noticias, en tanto textos informativos supuestamente
objetivos, proveen a los lectores datos, tesis y garantas para fundamentar sus opiniones acerca de determinados actores sociales.
El objetivo general, entonces, es describir, interpretar y explicar la estructura argumentativa de las
noticias, en el marco de la caracterizacin de los textos periodsticos informativos. El objetivo especfico
de este estudio de caso es dar cuenta de cmo la estructura argumentativa, en un corpus de noticias de
los principales diarios argentinos sobre la presencia de personas sin techo viviendo en las calles de la
ciudad de Buenos Aires, contribuye a conformar la representacin discursiva de las personas que estn
en situacin de pobreza extrema.
3. Corpus
El corpus de este trabajo est formado por noticias, caracterizadas en cuanto prctica discursiva
como textos periodsticos informativos cuyo contrato de lectura presupone que presentan informacin
1 El esquema contiene otros componentes adems de Tesis, Datos y Garantas. Por cuestiones de espacio, aqu retomar solamente los componentes mencionados,
ya que forman parte del encadenamiento bsico mediante el cual se va construyendo la argumentacin en el texto.
verdadera y objetiva. Sin embargo, despliegan una visin ideolgica (White 2006) y tienen el potencial
retrico para influenciar las creencias de los lectores y para naturalizar los valores ideolgicos que comunican (White 1998). Esta cuestin remite al rol de los diarios como medios de comunicacin, una de
cuyas caractersticas es la masividad de su alcance, potenciada en este caso porque los diarios analizados
Clarn y La Nacin no solo son los de mayor circulacin nacional, sino que tambin forman parte de
las dos mayores empresas multimediticas argentinas.
Las noticias seleccionadas fueron publicadas en los diarios al principio del invierno de 2010 y se refieren al agravamiento de las condiciones de la gente que vive en la calle a causa de las bajas temperaturas
invernales. El anlisis se ejemplificar con dos noticias: LN, de La Nacin, y C, de Clarn:
4. Anlisis lingstico
El anlisis lingstico muestra que la estructura argumentativa de las dos noticias es muy similar.
La describiremos a grandes rasgos para luego centrarnos, en los siguientes apartados, en cada una de sus
partes. En ambas noticias podemos identificar una cadena en la que cada Dato va fundamentando una
Tesis, que a su vez funciona como Dato para apoyar a otra Tesis y as sucesivamente, desplegando en cada
caso una Garanta (ver Cuadros 2 y 3).2
Tesis
Garantas
2 Los ejemplos textuales en los que aparecen estas Tesis sern analizados en detalle en los apartados siguientes. Aqu se presenta solamente el esquema general de
la estructura argumentativa de las noticias.
Tesis
Garantas
Ambas noticias parten del enunciado general de que los sin techo3 son protagonistas de un problema
(Tesis 1) o de un drama, lexema que se utiliza en ambos casos. Esta Tesis a su vez funciona como Dato
para fundamentar una Tesis 2, que se refiere a los mecanismos de asistencia que despliega el gobierno de
la Ciudad: al ser las personas que estn en situacin de calle protagonistas de un problema, el gobierno
los asiste. En cuanto a la ayuda del gobierno de la Ciudad, se presentan dos paradigmas en dilogo: uno
indica que la ayuda del gobierno es suficiente y efectiva, mientras que el opuesto seala lo contrario. A
partir del Dato de que el gobierno ayuda a las personas que estn en situacin de calle, sera esperable
encontrar la Tesis de que estas salieran de all; sin embargo, la contra-Tesis 3 (que denominamos as porque se contrapone a la Tesis esperable) seala que los sin techo no quieren salir de la calle.
Hasta aqu, la estructura argumentativa general de ambas noticias es prcticamente idntica, pero
en LN el problema de los sin techo, que no aceptan la ayuda del gobierno y no quieren salir de la calle, es
trasladado a los vecinos, ya que se solicita su ayuda, como muestra el siguiente ejemplo:
La ministra de Desarrollo Social, Mara Eugenia Vidal, afirm: El gobierno duplic todos los recursos
para asistir a la gente que vive en la calle y los esfuerzos son enormes. Hoy nadie pasa fro en la calle si
no quiere estar all y les pedimos a los vecinos que llamen al nmero 108. (LN, E35)4
Por otro lado, en C la argumentacin apunta a que el problema de los sin techo no tiene solucin,
como se ve en el ttulo Familias con chicos en las calles, drama sin solucin.
Hasta aqu presentamos la estructura argumentativa general de ambas noticias, pero a partir de cada
Tesis se despliega en el texto una serie de Datos que la fundamentan. A continuacin analizaremos cmo
argumentan ambas noticias en torno a las tres Tesis que tienen en comn: que los sin techo son protagonistas de un problema, que el gobierno los ayuda, y que ellos no quieren salir de la calle.
Cul es el drama del que son protagonistas las personas que viven en situacin de calle? En los
siguientes cuadros podemos observar los Datos y Garantas que fundamentan dicha Tesis en cada una de
las dos noticias.
3 La expresin sin techo se utiliza para hacer referencia a las personas que se encuentran en situacin de calle. Esta eleccin no implica la reduccin del problema
de esas personas a la falta de un techo, como podra indicar el uso de esa metfora.
4 Todos los ejemplos del corpus estn citados textualmente. Al final del ejemplo, entre parntesis, se consigna el nmero de emisin a la que pertenece el fragmento
y se aclara si el fragmento pertenece a algn elemento del paratexto (ttulo, volanta, bajada, epgrafe).
Garantas
1.4: no tener
problema
capital
es
un
En LN, si bien gran parte de los Datos fundamentan la Tesis de que los sin techo tienen problemas
en el sentido de que los padecen (el fro, la vida en la calle, los problemas econmicos), tambin se
insina que los sin techo pueden ser problemticos para los dems. As, se subraya que son muchos,
ocupan mucho lugar, que algunos son viciosos o extranjeros. Como vemos en las Garantas, en estos
casos el problema que se despliega no es ya padecido por los sin techo sino provocado por ellos (ver
Cuadro 4).
Garantas
En C (ver Cuadro 5), la mayor parte de los Datos apunta a sealar cules son los problemas que padecen las personas que estn en situacin de calle. Incluso se menciona la falta de trabajo como parte de
los padecimientos, en lo que parece un anclaje del problema de la pobreza en un contexto social; sin embargo, esta es una mencin de un caso individual que no se contextualiza. Tambin aparecen, en menor
medida que en LN, algunos Datos apuntan a subrayar la Tesis de que los sin techo provocan problemas,
ya que van ocupando cada vez ms el territorio perteneciente a los ciudadanos.
Ms all de las diferencias, la metfora del drama en ambas noticias mitiga la exclusin naturalizando el problema de las personas que viven en la calle. Resulta difcil interpretar cul es el problema
del que son protagonistas los sin techo. Los Datos presentados apuntan en dos direcciones: padecen
problemas (tienen fro, viven en la calle, no tienen capital) y los provocan al resto de los ciudadanos (son
muchos, ocupan mucho lugar, son viciosos o locos, son extranjeros). Estos ltimos Datos, preponderantes en LN, sealan a los sin techo como causantes de la usurpacin y el deterioro del espacio pblico, el
afeamiento del paisaje urbano, la instalacin de zonas inseguras, etc. (Molina 2011a, en prensa).
Como observamos anteriormente, ambas noticias sostienen que el gobierno ayuda a los sin techo,
Tesis alrededor de la cual se presentan dos variantes contrapuestas (2a y 2b): una subraya que la ayuda
del gobierno es efectiva y suficiente, mientras que la otra sostiene lo contrario. En los siguientes cuadros
podemos ver los Datos que sostienen estas Tesis enfrentadas.
Ah
trabajamos
para
regularizar
su
documentacin y para escolarizar a los chicos.
Tambin les damos asistencia mdica. Y despus
trabajamos en un plan de reinsercin (E37,
negrita en el original)
Como podemos observar, las Tesis contrapuestas desarrollan dos paradigmas argumentativos (Pardo 2006). En ambas noticias se presentan Datos para legitimar la Tesis 2a: estos retoman declaraciones de
los funcionarios pero tambin informaciones que no se ligan a ninguna fuente, y por lo tanto presentadas
como objetivas. Con respecto a la Tesis 2b, en LN la crtica al gobierno es ms fuerte que en C (ya que
los Datos se presentan como informaciones neutrales) y apunta sobre todo a la precariedad de algunas
instalaciones, aunque tambin a la insuficiencia de los subsidios. En C este paradigma desarrolla algunos
Datos ms (las restricciones de los paradores, la escasez de los subsidios, las limitaciones de los programas de ayuda), aunque estos se ligan fuertemente a la opinin de las personas que estn en situacin de
calle, y por lo tanto se presenta esta informacin como ms subjetiva.
Si bien se muestran estos dos paradigmas en dilogo, el que seala que la ayuda del gobierno es suficiente y efectiva (Tesis 2a) est jerarquizado en ambas noticias mediante distintos recursos. En primer
lugar, la cantidad de Datos que justifican la Tesis 2a es mayor que la cantidad de los Datos que justifican
la Tesis opuesta, ya que en ambas noticias se subrayan los beneficios de los programas de asistencia. En
segundo lugar, los Datos que justifican la Tesis 2a presentan valoraciones positivas (Martin & White
2005), como podemos observar en el siguiente ejemplo:
Laura Alonso, coordinadora de Asuntos Sociales de la ciudad, entra en accin con la simpleza y la sabidura de alguien que sabe cmo enfrentar a esta poblacin vulnerable. (LN, E22)
En tercer lugar, como mencionamos, los Datos que justifican la Tesis 2b (La ayuda del gobierno es
insuficiente) en general son solo fragmentos de discurso directo de las personas que estn en situacin
de calle, y no informacin objetiva. Por ltimo, de la ayuda del gobierno se cuestionan la precariedad
de las instalaciones (en LN), el monto de los subsidios (en LN y C), las restricciones burocrticas de los
programas (en C), pero en ningn caso la lgica asistencialista.
Por qu las personas que estn en situacin de calle no quieren abandonar su situacin precaria, en
contra de lo esperable? Las noticias proveen varios Datos para sustentar esta Tesis (ver Cuadros 8 y 9).
Cuadro 8. Datos y Garantas de la Tesis 3 Los sin techo no quieren salir de la calle en LN.
Tesis 3: Los sin techo no quieren salir de la calle
Es cierto, muchas personas que duermen en colchones o cartones sobre la vereda, y se cubren con
viejas frazadas, no quieren dejar ese lugar. (E10)
Datos
Garantas
Cuadro 9. Datos y Garantas de la Tesis 3 Los sin techo no quieren salir de la calle en C.
Tesis 3: Los sin techo no quieren salir de la calle
[la familia] nunca acept a ir a paradores u hoteles. (E25, negrita en el original)
muchas [familias] no quieren trasladarse a los refugios y paradores (E26)
Datos
Garantas
La Tesis que indica que los sin techo no quieren salir de la calle est repetida en ambas noticias.
Los Datos que la justifican se refieren, por un lado a caractersticas personales de los sin techo valoradas
negativamente: exponen a sus familias a los peligros de la calle, no quieren aceptar las normas sociales
(Datos 3.1 y 3.2 de ambas noticias). Estos Datos presentan el vivir en la calle como una eleccin individual y basada en caractersticas personales negativas. Por otro lado, se naturaliza el problema de las personas que estn en situacin de calle, al sostener que ellas ya estn adaptadas al barrio, por lo que sera
un error que cambiaran de lugar (Garanta 3.4 en C). Adems, en ambas noticias algunos Datos parecen
retomar la perspectiva de los sin techo: no quieren abandonar la calle porque es su lugar de trabajo (Dato
3.3 en LN), o porque no quieren separarse de sus familias al ir a distintos paradores (Dato 3.3 en C). Sin
embargo, no se ahonda en la contextualizacin de estas razones, que son reducidas a casos individuales
(por ejemplo, mediante el recurso del discurso referido).
A partir de esta argumentacin, se da por sentado que si las personas que estn viviendo en la calle
no quieren dejar ese lugar a pesar de la ayuda gubernamental, el gobierno no tiene otra posibilidad de
accin.
5. Conclusiones
Si el anlisis lingstico de la estructura argumentativa permite relevar el potencial retrico de las
noticias y las marcas de la visin ideolgica que construyen (White 1998), cmo contribuye la estructura
argumentativa a construir esa visin de mundo? Y, especficamente, cmo contribuye la argumentacin
a conformar una representacin discursiva de las personas que estn en situacin de calle en cuanto actores sociales?
Ambas noticias presentan una construccin discursiva similar de estos actores sociales. Ambas
los muestran como protagonistas de un drama, mitigando los actores e instituciones involucrados en
la exclusin. Presentan los problemas que padecen las personas que viven en la calle, pero tambin las
sealan como causantes de problemas. Adems, ambas noticias apuntan que el gobierno ayuda a los sin
techo, y, a pesar de poner en escena un dilogo entre dos paradigmas argumentativos en el que parece
cuestionarse la ayuda gubernamental, ambas jerarquizan la postura de que la ayuda del gobierno es suficiente y efectiva. En consonancia, las dos noticias apuntan a que las personas que estn en situacin de
calle eligen vivir ah. Las voces de los sin techo son citadas como fuentes, pero sus argumentos se ligan
solamente a los individuos que los emiten, y sus problemas no se explican ni se contextualizan. De esta
manera, se desplaza la responsabilidad del gobierno con respecto a la solucin de los problemas de los
sin techo (en LN hacia los vecinos y en C se plantea el problema como sin solucin). As, se naturaliza
la falta de vivienda reducindola a cuestiones individuales o dadas. Se responsabiliza a los excluidos por
su situacin o se presenta la pobreza como un fenmeno ahistrico cuyas causas no se indagan y que no
puede modificarse.
En suma, la representacin discursiva de las personas que estn en situacin de calle en cuanto
actores sociales se caracteriza por la estigmatizacin y el prejuicio: padecen problemas pero tambin
los provocan, eligen estar en la calle, tienen caractersticas personales negativas (son inconscientes, asociales). Las noticias proveen argumentos para fundamentar opiniones prejuiciosas sobre estos actores
sociales. Esta representacin discursiva forma parte de un guin (formado por representaciones sociales
que constituyen un conocimiento convencional de un episodio de la vida social, segn van Dijk 1997) que
estigmatiza a las personas en situacin de pobreza urbana. Sirve para fundamentar opiniones prejuiciosas
y prcticas sociales de discriminacin.
6. Referencias bibliogrficas
Fairclough, N. 1992. Discourse and Social Change. Cambridge: Polity Press, Blackwell Publisher.
Guba, E. G. & Y. S. Lincoln 1998 Competing Paradigms in Qualitative Research. En Denzin, N. K. & Y. S. Lincoln. The Landscape of Qualitative Research. Thousand Oaks, CA: Sage.
Martin, J. R. & P. P. R. White 2005. The Language of Evaluation. Appraisal in English. London/ New York: Palgrave Macmillan.
Molina, M. L. (2011a, en prensa) Territorios divididos. Representaciones discursivas del espacio urbano en relacin a la pobreza y la inseguridad. Ponencia presentada en el V Colquio da Rede Latinoamericana de
Anlise do Discurso da pobreza (REDLAD. Universidad de Campinas.
Molina, M. L. 2011b (en prensa) Argumentar narrando. Anlisis de la estructura argumentativa de un corpus
de crnicas periodsticas. Ponencia presentada en el IV Congreso Internacional de Letras. Universidad de
Buenos Aires.
Pardo, M. L. 2006. La argumentacin en el discurso de los indigentes de Buenos Aires y Santiago de Chile. En
Actas del Congreso de la Sociedad Argentina de Lingstica. Salta: Universidad Nacional de Salta.
Pardo, M. L. (ed.) 2008. El Discurso de la pobreza en Amrica Latina. Estudio de la Red Latinoamericana de
Anlisis Crtico del Discurso. Santiago de Chile: Frasis.
Toulmin, S. E. 1958. Los usos de la argumentacin. Barcelona: Pennsula, 2007.
van Dijk, T. A. 1997. Racismo y anlisis crtico de los medios. Barcelona: Paids.
White, P. P. R. 1998. Telling Media Tales. The News Story as Rhetoric. Tesis Doctoral. Sidney: University of Sidney. Disponible en <www.grammatics.com/appraisal>
White, P. P. R. 2006. Evaluative Semantics and ideological positioning in journalistic discourse. A new framework
for analysis. En Lassen, I. (ed.): Mediating Ideology in Texts and Images. Amsterdam: John Benjamins.
Juliana Montarc
Conicet
[email protected]
El inters creciente por el anlisis de la metfora en el discurso econmico se refleja en la publicacin de numerosos estudios en lengua inglesa que abordan esa problemtica (White 1997, 2000, 2003;
Khalil 1998; Charteris-Black 2000; Henderson 2000; Charteris-Black y Ennis 2001; Fuertes Olivera et
al. 2002; Charteris-Black y Musolff 2003; Koller 2003; Morris et al. 2007; Fukuda 2009). Sin embargo,
consideramos pertinente nuestro aporte ya que el discurso econmico de divulgacin en lengua espaola
ofrece an amplias perspectivas de anlisis del proceso de conceptualizacin metafrica. Cabe destacar
que este trabajo forma parte de una investigacin de doctorado que llevamos a cabo con una beca de
posgrado tipo I de Conicet.
En el marco de la Lingstica Cognitiva y ms precisamente de la Teora Contempornea de la metfora (Lakoff y Johnson 1980, Lakoff 1987, Lakoff y Turner 1989, Lakoff 1993, Kvecses 2010) y de la
Teora de la Integracin Conceptual (Fauconnier 1994, Fauconnier y Turner 2002), en este trabajo nos
proponemos: 1. estudiar la realizacin lingstica de la metfora conceptual convencional LA CRISIS
ECONMICA ES UNA ENFERMEDAD en el corpus textual MEDIECO Metforas del discurso de
divulgacin econmica-, presentado en una ponencia en las I Jornadas de Jvenes Lingistas; 2. describir las proyecciones que posibilitan la comprensin de un dominio en trminos de otro; 3. analizar los
diferentes elementos constitutivos de un espacio combinado metafrico de acuerdo con la Teora de la
Integracin Conceptual (Fauconnier & Turner 2002).
una analoga por motivacin. Tal como lo indican Lakoff y Johnson (1980), las proyecciones metafricas
slo son parciales: la metfora ilumina2 ciertos aspectos del concepto pero, en la transferencia, hay ideas
que no se activan. Para el anlisis de la estructura interna de una metfora dentro de un dominio cognitivo, tomamos la propuesta de Lakoff y Turner (1989) quienes sostienen que cada proyeccin metafrica
consiste en: slots o elementos constitutivos del dominio, relaciones, propiedades y patrones inferenciales. Al observar que esas proyecciones son sistemticas y estticas, Lakoff (1993) enuncia la hiptesis del
principio de invariabilidad, el cual garantiza que la metfora preserva la estructura lgica del dominio
fuente cuando es proyectada en el dominio de destino. Para nuestro anlisis de metforas del discurso
econmico, esta estructuracin es fundamental ya que nos permite analizar de manera minuciosa las
proyecciones metafricas que se establecen entre los dominios cognitivos.
La Teora de la Integracin Conceptual (Fauconnier 1994, Fauconnier y Turner 2002) postula la
existencia de redes de espacios mentales (integration networks) dependientes entre s. La metfora permite fusionar dos espacios mentales que pertenecen a dominios cognitivos diferentes y construir, a partir
de esa combinacin, un nuevo espacio denominado blend. A nuestro entender, el modelo propuesto por
esta teora ampla el modelo de Lakoff y Johnson, ya que distinguen cuatro elementos, a saber: un espacio genrico que contiene la estructura abstracta que motiva la metfora, un espacio de input o entrada
1 dentro del dominio cognitivo de origen, un espacio de input o entrada 2 en el dominio de destino y el
espacio combinado blended space- donde reside la comprensin metafrica. Ese espacio de integracin
recoge informacin especfica procedente de los espacios de entrada a travs del espacio genrico y crea
una estructura emergente. Este modelo considera que la unidad bsica de la organizacin cognitiva no es
el dominio sino el espacio mental (Fauconnier 1994), es decir, una estructura de representacin, parcial
y temporaria, que los hablantes construyen cuando piensan y hablan acerca de una situacin. Si bien los
espacios mentales no son equivalentes a los dominios, dependen de ellos ya que representan escenarios
particulares estructurados por determinados dominios. Entre estas dos teoras, existen algunas diferencias respecto de la direccionalidad y de la sistematicidad de las proyecciones:3 la Teora contempornea
propone que las correspondencias prototpicas son estticas y unidireccionales mientras que la Teora
de la Integracin Conceptual sostiene que el blend, al ser una estructura emergente que se construye de
manera temporaria, hereda atributos de los diferentes espacios. Aunque reconozcamos que estas diferencias merecen ser tratadas en un estudio especfico, consideramos fructfero el anlisis de las metforas
ontolgicas y estructurales desde una perspectiva complementaria.4
Fauconnier y Turner (2002), advertimos que el espacio genrico que motiva el uso de la metfora
contiene los siguientes elementos compartidos: existe una alteracin de un organismo que provoca malestar en su funcionamiento y requiere de medidas en pos de una solucin. El dominio
cognitivo de origen - la medicina le da estructura al espacio de entrada 1 la enfermedad-.
Faber Bentez et al. (2006) detalla la estructuracin del conocimiento del evento mdico que nos
parece muy til para la comprensin de este espacio.
All encontramos los siguientes elementos o slots: la alteracin o enfermedad; la localizacin 1 que
indica la parte del cuerpo que padece la enfermedad; el paciente; el agente 1 que se corresponde con los
factores que provocan la enfermedad; el proceso que se instaura; el agente 2, representado por el profesional de la salud que interviene; el tratamiento de la enfermedad; el instrumento con el que se lleva a
cabo el tratamiento; la localizacin 2 que seala la institucin de la salud en la que se concreta el proceso
y el resultado del proceso y del tratamiento.
A partir de nuestro anlisis, se evidencia que la estructuracin del conocimiento del evento mdico
se proyecta de la misma manera en el dominio de destino. Por su parte, el dominio cognitivo de la economa provee la estructura para la comprensin del espacio de entrada 2 la crisis econmica. En ese espacio encontramos tambin slots del dominio de destino que existen independientemente de la proyeccin
metafrica (Lakoff y Turner 1989). As, pues, en nuestro corpus existen ciertos slots que son elementos
propios del dominio de economa y que no apelan a una interpretacin metafrica. Dado que no todos los
elementos del evento econmico son de naturaleza metafrica, estimamos que el modelo de la Teora de
la Integracin Conceptual es muy til en el sentido de que nos permite visualizar claramente el origen
de los elementos que integran ese espacio combinado o blend. A continuacin, presentamos de manera
esquemtica la relacin entre esos espacios:
Para poder afirmar que la estructura del evento mdico se proyecta en la estructura del evento crisis econmica, nos basamos en el anlisis de cada una de las expresiones metafricas encontradas en el
corpus en relacin con el concepto enfermedad. Para cada una de las expresiones, identificamos espacio
genrico, espacios de entrada, espacio combinado y describimos sus proyecciones e implicaciones metafricas. Por razones de espacio, expondremos, a ttulo de ejemplo, el anlisis de cinco instanciaciones de
la metfora conceptual. Observemos el siguiente caso:
[1] Vuelven a conectar la economa de EE.UU. a un respirador
La Reserva Federal de Estados Unidos reanuda su apoyo efectivo a la economa para evitar caer en
recesin: mantiene tasas de inters mnimas y asegura as dinero barato para tratar de estimular la
reactivacin. []
El organismo pondr nuevamente en marcha un operativo empleado en buena parte de 2009: les comprar a los bancos, y pagar en efectivo, ttulos de deuda del Tesoro federal, de manera de asegurarles
acceso a liquidez y estimularlos a ser mucho ms activos en la colocacin de prstamos. En la jerga
financiera se define este esquema como un respirador. (La Nacin 11/08/10)
otros pases. Se establece tambin una analoga entre la aspirina y el rescate de los bancos: as como la
aspirina resulta un tratamiento inapropiado para el cncer, el plan de rescate por parte del gobierno de
EEUU es insuficiente para tratar la crisis financiera. El esquema que se activa con esta expresin es el
siguiente:
En [4], el espacio de entrada evento mdico provee el slot tratamiento para la comprensin de la
expresin. En medicina, ciertos tratamientos quirrgicos necesitan que el paciente se encuentre anestesiado para procurarle inmovilidad y ausencia de dolor. De la misma manera, el dlar recibe anestesia para
garantizar estabilidad a la economa argentina. La expresin metafrica anestesia refiere a la intervencin del Banco Central en compra y venta de dlares para asegurar su precio en el mercado. El hecho
de considerar el evento econmico en trminos del evento mdico pone el acento en que hay un agente
que interviene en ese tratamiento. As como en medicina ese agente es el anestesilogo, en la economa
argentina el Banco Central decide intervenir para evitar los movimientos del dlar. El esquema sera el
siguiente:
Al igual que en los ejemplos anteriores, en esta expresin se recurre a la personificacin, es decir
que se concibe la economa como una persona que sufre de anemia. El adjetivo anmica califica a una
A travs de estos ejemplos, observamos que el espacio combinado no integra nicamente informacin de naturaleza metafrica sino que constituye la fusin de slots del espacio de entrada 1, metafricos,
con slots del espacio de entrada 2, no metafricos o congruentes y crea una nueva estructura de significado. Como no es posible analizar en este espacio todas las instanciaciones metafricas del corpus,
agrupamos las expresiones restantes segn el slot metafrico que se proyecta.
Proyeccin
metafrica
del slot
enfermedad
Expresiones
metafricas
economa
asfixiada
pandemia
patologa
euroesclerosis
espasmos
anmica
trombosis
financiera
resfriado
tumor
tomar el pulso
inyectar
oxigenar
anestesiar
anestesiado
paliativo
esterilizacin
Proyeccin
metafrica
del slot
instrumento
esterilizar
Proyeccin
metafrica
del slot
causas
infectada
contagio
Proyeccin
metafrica
del slot
tratamiento
3. Conclusiones
Basndonos en la Teora contempornea de la metfora (Lakoff y Johnson 1980, Lakoff 1987, Lakoff
y Turner 1989, Lakoff, 1991; Kvecses 2005, 2010) y en la Teora de la integracin conceptual (Fauconnier 1994, Fauconnier y Turner 2002), analizamos la metfora LA CRISIS ECONMICA ES UNA ENFERMEDAD con sus correspondientes expresiones metafricas en un corpus textual propio denominado
MEDIECO Metforas del discurso econmico. La estructuracin del conocimiento del evento mdico
(Faber 2006) nos ha permitido observar cmo se organiza el espacio de entrada 1 del dominio mdico y
nos ha posibilitado comprender cules son los slots y las proyecciones que se establecen entre el input 1
y el input 2. La Teora de la integracin conceptual nos ha provisto el modelo de cuatro espacios con la
posibilidad de determinar el origen de cada uno de los elementos fusionados que integran el blend. Este
modelo de anlisis nos ha permitido estudiar en detalle la realizacin lingstica de esta metfora conceptual as como especificar los aspectos que se resaltan de las proyecciones. Tras el anlisis minucioso
de instanciaciones de nuestra metfora, hemos podido concluir que, en el discurso econmico de divulgacin argentino, determinados elementos abstractos inherentes a la disciplina econmica son concebidos
en trminos del dominio de la medicina para facilitar su comprensin ya que el concepto de enfermedad
se encuentra ms cercano a la experiencia cotidiana. Consideramos que, debido a la gran cantidad de
instanciaciones que posee, se trata de una metfora conceptual que ya ha experimentado un proceso de
convencionalizacin; lo cual favorece la creacin de nuevas expresiones lingsticas dentro de la misma
conceptualizacin.
Una vez analizada la metfora LA CRISIS ECONMICA ES UNA ENFERMEDAD en el discurso de divulgacin, esperamos que este estudio posibilite investigaciones futuras acerca de nuevas
realizaciones lingsticas de la metfora conceptual as como estudios en contrastividad con el discurso
acadmico-cientfico, con el fin de evaluar el lugar que ocupan esas instanciaciones metafricas en la
terminologa de la economa.
4. Referencias bibliogrficas
Charteris-Black, J. 2000. Metaphor and vocabulary teaching in ESP economics. In: English for Specific Purposes, 19. pp. 149-165.
Charteris-Black, J. y T. Ennis. 2001. A comparative study of metaphor in Spanish an English financial reporting.
In: English for Specific Purposes, 20. pp. 249-266.
Charteris-Black, J. y A. Musolff. 2003. Battered hero or innocent victim? A comparative study of metaphors
for euro trading in British and German financial reporting. English for Specific Purposes, 22. pp. 153-176.
Cuenca, M. J. y J. Hilferty. 1999. Introduccin a la lingstica cognitiva. Barcelona: Ariel.
Faber Bentez et al. 2006. Gestin terminolgica basada en el conocimiento y generacin de recursos de informacin sobre el cncer: el proyecto Oncoterm. Vol. 2, nmero 8. Mlaga: Fundacin para la salud.
Fauconnier, G. 1994. Mental Spaces; Aspects of meaning construction in natural language. New York: Cambridge
University Press.
Fauconnier, G. y M. Turner. 2002. The way we think; Conceptual Blending and the minds hidden complexities.
New York: Basic Books.
Fillmore, C. y C. Baker. 1985. Frame Semantics for Text Understanding. Berkeley.
Fuertes Olivera et al. 2002. La variacin y la metfora terminolgicas en el dominio de la economa. Atlantis,
revista de la Asociacin Espaola de Estudios Anglo-Norteamericanos 24 (1). Recuperado el 11 de marzo de
2010 en: http://www.atlantisjournal.org/ Papers/24_1/fuertes.pdf
Fukuda, K. 2009. A comparative study of metaphors representing the US and Japanese economies. Journal of
Pragmatics 41. pp. 1693-1702.
Grady, Oakley y Coulson. 1999. Blending and metaphor. In: G. Steen & R. Gibbs (eds.). Metaphor in cognitive
linguistics. Philadelphia: John Benjamins.
Henderson, W. 2000. Metaphor, economics and ESP: some comments. In: English for Specific Purposes, 19. pp.
167-173.
Khalil, E. 1998. The Five Careers of the Biological Metaphor in Economic Theory. In: The Journal of SocioEconomics. Vol. 27 n1. pp. 29-52.
Koller, V. 2003. Metaphor Clusters in Business Media Discourse: A Social Cognition Approach. Diss. Vienna
University. Recuperado el 11 de octubre de 2009 en: http://www.wu-wien.ac.at/inst/english/koller_diss.pdf
Kvecses, Z. 2010. Metaphor; A practical Introduction. 2nd ed. New York: Oxford University Press.
Lakoff, G. y M. Johnson. 1980. Metaphors We Live By. Chicago: The University of Chicago Press.
Lakoff, G. 1987. Women, Fire and Dangerous Things. What Categories Reveal about the Mind. Chicago: The
University of Chicago Press.
Lakoff, G. y M. Turner. 1989. More than Cool Reason. A Field Guide to Poetic Metaphor. Chicago: The University
of Chicago Press.
Lakoff, G. 1993.The Contemporary Theory of Metaphor. En: Ortony, Andrew (ed.) Metaphor and Thought (2nd
edition). Cambridge: University Press.
Langacker, R. 1987. Foundations of Cognitive Grammar. Vol I: Theoretical Prerequisites. California: Stanford
University Press.
Morris et al. 2007. Metaphors and the market: Consequences and preconditions of agent and object metaphors in
stock market commentary. Organizational Behavior and Human Decision Processes 102. pp. 174-192.
White, M. 1997. The Use of Metaphor in Reporting Financial Market Transactions. Cuadernos de Filologa
Inglesa 612. pp. 233-245.
White, M. 2000. The Bundesbank and themaking of an economic press story. Recuperado el 20 de julio de 2009
en: http://www.ucm.es/info/circulo/no4/white.htm
White, M. 2003. Metaphor and economics: the case of growth. English for Specific Purposes, 22. pp. 131-151.
Juliana Montarc
Conicet
[email protected]
Este trabajo forma parte de una investigacin de doctorado que desarrollamos con una beca de posgrado tipo I de Conicet y que aspira a la recoleccin y anlisis de las diferentes metforas conceptuales
empleadas en el discurso econmico de divulgacin. En el marco de la Lingstica Cognitiva, basndonos
en la Teora contempornea de la metfora (Lakoff y Johnson 1980, Lakoff 1987, Lakoff y Turner 1989,
Lakoff 1992, Kvecses 2010) y en la Teora de la integracin conceptual (Fauconnier 1994, Fauconnier y
Turner 2002), concebimos la metfora como un mecanismo conceptual que impregna la vida cotidiana y
permite comprender un dominio de destino, generalmente abstracto y menos conocido, en trminos de
un dominio fuente, ms conocido puesto que est encarnado en nuestra experiencia.
En este trabajo, nos proponemos establecer los criterios de seleccin de los textos del discurso econmico de divulgacin que conforman el corpus as como los principios que regulan la extraccin de expresiones metafricas. Cabe destacar que esta recoleccin constituye la primera etapa de la configuracin
de un corpus textual propio de metforas del discurso de divulgacin econmica denominado MEDIECO
Metforas del discurso econmico-.
A corpus is a collection of pieces of language that are selected and ordered according to explicit
linguistic criteria in order to be used as a sample of the language. (EAGLES 1994)
[] in the context of this study, a corpus is taken to be a computerised collection of authentic text,
amenable to automatic or semi-automatic processing or analysis. The texts are selected according to
explicit criteria in order to capture the regularities of a language, a language variety or a sub-language.
(Tognini-Bonelli 2001: 55)
[] conjunto amplio de textos digitales de naturaleza especfica y que cuenta con una organizacin
predeterminada en torno a categoras identificables para la descripcin y anlisis de una variedad de
lengua (Parodi 2010: 25).
A partir de estas definiciones, concebimos el corpus como un conjunto de textos naturales en formato digital que aspiran a ser una muestra representativa de una variedad de lengua y que han sido seleccionados segn criterios explcitos con vistas a la descripcin y anlisis de ciertas regularidades de la
lengua. Segn los postulados de este enfoque metodolgico, el corpus debe estar compuesto por textos
producidos en situaciones reales para poder describir la lengua en uso; la recoleccin de estas instancias
de lengua debe estar guiada por parmetros explcitos para garantizar la objetividad en la seleccin;
adems, el corpus debe estar disponible en formato electrnico con el fin de ser analizado por medio
de programas computacionales; debe incluir ejemplos de amplia gama de materiales para ser lo ms
representativo posible; las muestras deben ser de tamaos similares, deben disearse segn propsitos
especficos, deben tener una procedencia clara y posibilidad de resultados acumulativos y replicables.
Respecto de la representatividad de la muestra, Biber (1993: 243) indica: Representativeness refers
to the extent to which a sample includes the full range of variability in a population y agrega: [] a
corpus must be representative in order to be appropriately used as the basis for generalizations concerning a language as a whole (Biber 1993: 243). Para trabajar con un corpus representativo, Biber (1993)
propone, en primer lugar, definir el objeto de estudio y luego, estratificar las muestras. Los parmetros
situacionales (Biber 1993) que permiten obtener una muestra estratificada son los siguientes: canal (escrito, oral), formato (publicado, no publicado), escenario o marco (institucional, pblico, privado, personal),
destinatarios (nmero y relacin entre los interlocutores, coincidencia o no en el tiempo y lugar de los
interlocutores, interaccin, conocimiento compartido), emisor (variacin demogrfica, conocimiento),
factualidad (informacin factual, indeterminada, de ficcin), propsitos (persuadir, entretener, informar,
explicar, instruir, etc.), temas. Para garantizar la representatividad, Biber (1993: 256) argumenta que la
compilacin del corpus debe proceder en forma cclica: se debe disear en primer lugar un corpus piloto
que represente un amplio rango de variacin y luego realizar investigaciones empricas para confirmar o
modificar algunos de los parmetros del diseo del corpus antes de la configuracin de la muestra.
los destinatarios previstos, consideramos que son textos escritos para un pblico argentino especialista o
semi-especialista en economa y no hay presencia ni interaccin del lector en la situacin comunicativa.
Los textos presentan informacin factual,2 su perspectiva es divulgativa,3 y priman en ellos los propsitos informativo y argumentativo. Trabajamos con un corpus textual abierto, es decir que aspiramos a
una muestra extensa de textos completos, sin definir la cantidad precisa ya que se encuentra en constante
crecimiento y revisin. Por el momento, se trata de un corpus con anotaciones manuales aunque aspiramos a la automatizacin de algunos de sus datos. Concebimos la anotacin como la prctica de aadir
informacin lingstica interpretativa a un corpus electrnico (Leech 2004) para que la extraccin de esa
informacin sea multifuncional y reutilizable. Las anotaciones consideran tres componentes semnticos
del anlisis de la metfora: 1. el dominio de destino, 2. el dominio de origen, 3. las propiedades de los
dominios que motivan el uso de la metfora. Una vez detectada la instancia metafrica, procedemos al
anlisis estructural de sus propiedades lxico-gramaticales: si se trata de una unidad lxica, distinguimos entre sustantivos, verbos, adjetivos o adverbios. En el caso de secuencias de palabras, establecemos
diferencias entre construcciones nominales, verbales, adjetivas, adverbiales y oraciones.4 Cabe destacar
que, por el momento, dejamos de lado las preposiciones, muy importantes para el anlisis de metforas
orientacionales, ya que focalizamos nuestra investigacin en metforas ontolgicas y estructurales. Utilizamos la herramienta informtica Wordsmith Tools para evaluar de manera automtica la frecuencia de
uso de las diferentes instanciaciones de una metfora y sus concordancias.
MIP metaphor identification procedure- propuesto por el grupo de investigacin Pragglejaz (2007)
y del ATT-Meta project (Wallington et al. 2004). Procedemos de la siguiente manera: 1. consultamos
en forma peridica los diarios mencionados anteriormente y seleccionamos los artculos de temtica macroeconmica, 2. realizamos una lectura completa del discurso, 3. determinamos las unidades
lxicas del dominio econmico o de aquellas que estn en colocacin con unidades terminolgicas y
establecemos su significado en contexto con ayuda del diccionario de la RAE y de diccionarios especializados, 4. si una unidad lxica tiene un significado ms bsico o congruente en otro dominio,7 que
sirve para su mejor comprensin, es anotada como expresin metafrica, 5. indicamos cules son los
dominios de origen y de destino, y los cuatro espacios mentales con sus proyecciones y realizamos la
anotacin propuesta por Trausan-Matu (2000), a saber: qu elemento se metaforiza (what), en trminos de qu elementos se comprende (how) y mediante qu proyeccin (why), 6. anotamos si se
trata de un sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio o si la expresin metafrica se encuentra en el nivel de
construcciones o de oraciones, 7. integramos la expresin en la metfora conceptual correspondiente,
8. observamos a travs de Wordsmith Tools la frecuencia de uso de la expresin en nuestro corpus, 9.
identificamos tipos de metforas conceptuales, 10. organizamos jerrquicamente las metforas conceptuales relevadas.
Para la tipologa de metforas, empleamos los criterios de clasificacin de Lakoff y Johnson (1980)
y de Lakoff y Turner (1989) que se encuentran esquematizados en Kvecses (2010: 33-47). Estos residen en: convencionalidad, funcin, naturaleza y nivel de generalidad de la metfora. Segn la escala
de convencionalidad, las metforas pueden ser altamente convencionales si estn arraigadas en el uso
de una comunidad lingstica o metforas nuevas cuando los hablantes crean nuevas expresiones. De
acuerdo con su funcin, las metforas pueden ser estructurales, cuando el dominio de origen provee
una estructura de conocimiento relativamente rica para comprender el concepto de destino; ontolgicas, cuando se concibe la experiencia en trminos de objetos, sustancias y contenedores sin especificar exactamente de qu tipo de objeto, sustancia o contenedor se trata y orientacionales, cuando se
refieren a relaciones espaciales que le otorgan coherencia a la experiencia. Conforme a su naturaleza,
encontramos metforas de imgenes esquemticas cuando no se proyectan elementos conceptuales de
conocimiento sino que se proyecta todo el esquema, metforas estructurales y metforas de imagen
o one-shot image metaphors, cuando se basan en una nica imagen aislada. Respecto del nivel de
generalidad, se evidencian metforas de nivel genrico que funcionan como esqueleto de una metfora ms especfica y metforas de nivel especfico. A continuacin, introducimos un ejemplo de una
primera etapa de anotacin de un texto que incluye dominio de origen, dominio de destino y clase de
palabra. Por razones de espacio, reproducimos solo un fragmento:
Para <Met dd=ttulos de la economa monetaria do= objeto p=disminucin
de temperatura - V > enfriar la emisin </Met>, la deuda del Central superar los $
100.000 millones
Mientras que el Tesoro se desendeuda, el Banco Central hace completamente lo contrario. El stock
de deuda del BCRA, que el ao pasado creci 60% (sin contar los pases netos) y ascendi a $ 74.352 millones, se incrementar otros $ 30.000 millones en 2011. De esa forma, el volumen de ttulos emitidos por
la autoridad monetaria para tratar de <Met dd=economa monetaria do=instrumento
de la medicina p= proceso de destruccin de grmenes esterilizar </Met>
los pesos que vuelca al mercado y evitar <Met dd=entidad de la economa do=fuego
p=aumento de temperatura, alimentacin del fuego V fogonear </Met> <Met
dd=aumento del nivel de precios en economa do=objeto p=aumento de
tamao SC la inflacin </Met> superar los $ 100.000 millones este ao. El endeudamiento del
7 Entendemos por versin congruente el sentido primario de una expresin en la evolucin del lenguaje (Halliday 1985: 94). Si bien no siempre es tarea fcil
determinar la congruencia de una expresin, determinamos si su significado es ms concreto, ms preciso, si se relaciona con experiencias corpreas o bien si est
atestado en otro dominio anteriormente.
Central es la contracara de la estrategia oficial de sostener el tipo de cambio nominal y seguir acumulando reservas para que el Tesoro pague deuda.
As surge del programa monetario presentado por el Central, donde se proyecta que las compras de
divisas lleguen a u$s 12.500 millones este ao y constituyan uno de los principales factores de crecimiento de la oferta monetaria. Dado que la entidad se basa en los clculos del Ministerio de Economa, que
prev un dlar promedio de $ 4,10 para 2011, esto significa que se emitirn $ 51.250 millones.
Y en vista de que las necesidades de de <Met dd=economa monetaria do=instrumento
de la medicina p=proceso de destruccin de grmenes - SC esterilizacin
</Met> se calculan en aproximadamente el 60% de la expansin prevista por compras de divisas en el
mercado cambiario, Marc del Pont retirar del mercado va emisin de deuda unos $ 30.750 millones, el
equivalente al 1,7% del Producto Bruto Interno. As, el stock de Letras y Notas del BCRA llegar a fines
de ao a $ 105.102 millones.
(El Cronista Comercial 18/01/11)
DO: Dominio de origen
DD: Dominio de destino
p: proyeccin principal
V: verbo
SC: sustantivo comn
Puesto que nos encontramos en la primera etapa de la configuracin del corpus, no hemos explorado
la totalidad de las metforas conceptuales que se presentan. Sin embargo, ya hemos procedido al anlisis
de la metfora conceptual LA CRISIS ECONMICA ES UNA ENFERMEDAD con el objetivo de trabajar de manera cclica y poder evaluar as el corpus piloto (Biber 1993).
4. Conclusiones
En este trabajo, nos hemos propuesto explicitar los criterios lingsticos y los parmetros situacionales que nos han guiado en la composicin y diseo de un corpus textual propio al que hemos denominado
MEDIECO Metforas del discurso econmico de divulgacin. Por otra parte, basndonos las propuestas metodolgicas del grupo de investigacin Pragglejaz (2007) y del ATT-Meta project (Wallington et
al. 2004), hemos detallado los pasos que nos guan en la extraccin de instanciaciones de una metfora.
Consideramos que la configuracin de un corpus textual y no de un listado de instanciaciones nos
permite describir y analizar la presencia de metforas conceptuales y de expresiones metafricas en su
contexto real de produccin. A partir de los aportes de la Teora contempornea de la metfora y de la
Teora de la integracin conceptual, hemos sentado las bases para poder determinar, en investigaciones
futuras, cules son los principales dominios de origen de los cuales se sirve el discurso de divulgacin
para la descripcin y explicacin de las problemticas econmicas, as como explicar el proceso de integracin conceptual que supone el empleo de una expresin metafrica. Asimismo, estimamos que el anlisis de este corpus textual nos dar lugar al establecimiento de una organizacin jerrquica de metforas
conceptuales del mbito de la economa.
Conscientes de la dificultad de anotar un corpus de metforas, creemos que este trabajo nos ha dado
la posibilidad de sentar las bases para realizar anotaciones futuras con mayor nivel de complejidad y de
manera automtica.
Basado en los fundamentos de la Lingstica de corpus, MEDIECO aspira a ser representativo de
la presencia de la conceptualizacin metafrica y de expresiones lingsticas en uso en el discurso de
divulgacin econmica en la modalidad escrita. Al mismo tiempo, tiene como finalidad servir de base
emprica para la construccin de una ontologa del discurso econmico y para investigaciones lingsticas centradas en estudios lxico-gramaticales y terminolgicos.
5. Referencias bibliogrficas
Biber, D. 1993. Representativeness in Corpus Design. Literary and Linguistic Computing, Vol. 8, No. 4. pp. 243-257.
Cabr, M. T. 2007. Constituir un corpus de textos de especialidad: condiciones y posibilidades. En: Ballard, M. y
C. Pineira-Tresmontant (eds.). Les corpus en linguistique et en traductologie. Arras: Artois Presses Universit.
89-106.
Ciapuscio, G. e I. Kuguel. 2002. Hacia una tipologa del discurso especializado: aspectos tericos y aplicados.
En: Garca Palacios, J. y M.T. Fuentes (eds.). Entre la terminologa, el texto y la traduccin. Salamanca:
Almar. pp. 37-73.
Ciapuscio, G. 2003. Textos especializados y Terminologa. Barcelona: Institut Universitari de Lingstica Aplicada
Universitat Pompeu Fabra.
Coulson, S. 2001. Semantic Leaps. Oxford: Cambridge.
EAGLES. 1994. Corpus Typology DRAFT. Recuperado el 10/02/11 en: http://www.ilc.cnr.it/EAGLES/typology/
typology.html
Fauconnier, G. 1994. Mental Spaces; Aspects of meaning construction in natural language. New York: Cambridge
University Press.
Fauconnier, G. y M. Turner. 2002. The way we think; Conceptual Blending and the minds hidden complexities.
New York: Basic Books.
Halliday, M. A. K. 1985. Spoken and written language. Oxford: Oxford University Press.
Kvecses, Z. 2010. Metaphor; A practical Introduction. 2nd edition. New York: Oxford University Press.
Lakoff, G. 1987. Women, Fire and Dangerous Things. What Categories Reveal about the Mind. Chicago: The
University of Chicago Press.
Lakoff, G. 2009. The Neural Theory of Metaphor. Report: January, 2009. An early version appeared in: Gibbs.
2008. The Metaphor Handbook. Cambridge: University Press. Disponible en http://www.cogsci.ucsd.
edu/~coulson/spaces/Lakoff2009.pdf
Lakoff, G. y M. Johnson. 1980. Metaphors We Live By. Chicago: The University of Chicago Press.
Lakoff, G. y M. Turner. 1989. More than Cool Reason. A Field Guide to Poetic Metaphor. Chicago: The University
of Chicago Press.
Lakoff, G. 1992. The Contemporary Theory of Metaphor. En: Ortony, Andrew (ed.) Metaphor and Thought
(2nd edition). Cambridge: University Press.
Leech, G. 2004. Developing Linguistic Corpora: a Guide to Good Practice Adding Linguistic Annotation. Recuperado el 15 de febrero de 2011 en: http://ota.ahds.ac.uk/documents/creating/dlc/chapter2.htm
Parodi, G. 2010. Lingstica de Corpus: de la teora a la empiria. Madrid: Iberoamericana Vervuert.
Pragglejaz Group. 2007. MIP: A Method for Identifying Metaphorically Used Words in Discourse. Metaphor
and Symbol, 22(1), Lawrence Erlbaum Associates. pp.1-39.
Servei de tecnologia linguistica. 2007. Introduccin a la Lingstica de Corpus. PPT recuperado el 11/01/2011 en
http://www.ub.edu/stel/esp_suport.htm
Sinclair. 1991. Corpus, concordance, collocation. Oxford: Oxford University Press.
Tognini-Bonelli, E. 2001. Corpus Linguistics at Work. Philadelphia: John Benjamins.
Trausan-Matu, S. 2000. Metaphor Processing for Learning Terminology on the Web. In: S. A. Cerri and D. Dochev (Eds.): AIMSA 2000, LNAI 1904, Springer-Verlag Berlin Heidelberg pp. 232-241.
Wallington, A. M. et al. 2004. Metaphor Annotation: A Systematic Study. Recuperado el 01/03/11 en: www.
cs.bham.ac.uk/~jab/ATT-Meta/Papers/CSRP-03-04.pdf
1. Introduccin
En este trabajo se presentar una aproximacin al estudio de las relaciones sintcticas en la zona
adverbial causal, a partir del estudio del tipo de relacin sintctica que se establece entre los conectados de un perodo causal en el que interviene porque. Con este fin, se realizar un anlisis cualitativo y
cuantitativo del uso de porque en la edicin crtico-gentica, que he realizado, de De la anarqua y sus
dos causas principales en la Repblica Argentina con motivo de su reorganizacin por Buenos Aires (en
adelante De la anarqua) de J.B. Alberdi.
2. Presupuestos tericos
2.1. Enfoque Cognitivo Prototpico (ECP)
Desde el ECP se concibe que la gramtica emerge del discurso, es decir, que la gramtica es el
resultado de un conjunto de reglas provisorias, constantemente renegociadas por los hablantes en cada
situacin comunicativa. Esta gramtica emergente se opone a las gramticas arbitrarias. Generalmente,
estas ltimas se basan en estudios descriptivos destinados a sostener un sistema determinado. Son gramticas que conciben el signo lingstico como arbitrario y autnomo, en el sentido de que no depende
del uso sino de principios formales irreductibles y descriptivamente simples. En cambio, el ECP considera que el signo est motivado por la funcin comunicativa. Es la funcin comunicativa la que estructura
la gramtica de una lengua. En el ECP, el anlisis est orientado al contexto; la bsqueda de motivacin
de las ocurrencias lingsticas no se limita a la oracin sino que tiene en cuenta fines comunicativos del
texto en todos los niveles. Como sostiene la escuela de Columbia (Diver 1995), la comunicacin siempre
se produce en un contexto y las formas lingsticas utilizadas por los hablantes o escritores no pueden
ser entendidas fuera de la relacin a ese contexto. La eleccin de determinada forma sintctica (porque
en nuestro caso) depende de lo que el hablante quiere decir en un contexto determinado y es siempre
significativa.
En el marco propuesto por Borzi (2001), sostenemos que las conexiones adverbiales tienen, en principio, carcter discursivo y que las relaciones entre las clusulas son el resultado de los grados de coherencia existentes entre stas. Sostenemos adems que los esquemas binarios de coordinacin/ subordinacin (definidos a priori y cuyas falencias se aspira a resolver por medio del concepto de interordinacin)
no son pertinentes para dar cuenta de la relacin existente en el perodo causal porque sta es resultado
de los grados de coherencia/ continuidad discursiva existente entre clusulas. Dado que aseveramos que
las relaciones sintcticas de coordinacin y de subordinacin reflejan la continuidad del discurso entre
clusulas y que la continuidad es una cuestin de grados, se sostiene que las relaciones semnticas y sin-
tcticas se inscriben en un continuum ordenado y no discreto. Las relaciones sintcticas y las categoras
sintcticas son el producto de una combinatoria de atributos y sus elementos manifiestan distintos grados
de prototipicidad.
En este marco, proponemos estudiar el tipo de relacin sintctica que se establece entre dos clusulas que forman un perodo causal en el que interviene porque. Entendemos por perodo causal a la combinacin de dos clusulas que mantienen entre s una relacin de causa-consecuencia, es decir, una de
las clusulas funciona como causa (clusula causal) y la otra como consecuencia (clusula consecuencia).
3. Estado de la cuestin
3.1. La oracin compuesta: Las relaciones sintcticas
Esta presentacin no pretende ser exhaustiva sino mostrar los problemas y contradicciones que se
presentan en los diferentes estudios sobre la oracin compuesta y las relaciones que se establecen entre
las clusulas que la forman.
La GRAE (1931, 1973 y 2009) y Alcina Franch y Blecua (1991) distinguen en la oracin compuesta
dos tipos de relaciones: la coordinacin y la subordinacin. La subordinacin se caracteriza porque un
constituyente forma parte del otro, lo que no sucede en la coordinacin puesto que sus constituyentes son
independientes. El mecanismo de determinacin de la naturaleza subordinada se apoya en la posibilidad
de reemplazar la clusula por una forma que cumpla funcin en la oracin simple. El constituyente sintctica y semnticamente ms importante se denomina oracin principal y el que se incorpora, oracin
subordinada.
Por su parte, Rojo (1978) reconoce la existencia de tres clases de oraciones segn la relacin sintctica que establezcan sus constituyentes: monoclausales (oraciones simples y algunas compuestas por
subordinacin sustantiva, adjetiva o adverbial propia), policlausales (las oraciones coordinadas con excepcin de las adversativas) y bipolares (causales, concesivas, adversativas, condicionales y consecutivas). Las bipolares presentan dos clusulas que se presuponen mutuamente en una relacin sintctica de
interordinacin. El aporte de Rojo se encuentra precisamente en presentar la interordinacin como una
relacin diferente de la coordinacin y de la subordinacin.1
Desde una perspectiva discursiva, Matthiessen y Thompson (1988) reconocen tres clases de relaciones sintcticas: subordinacin-incrustacin (embedded clauses), subordinacin ncleo-satlite y coordinacin. En una primera instancia divide la subordinacin-incrustacin (sustantivas, adjetivas y adverbiales en funcin circunstancial) de la combinacin de clusulas (hipotaxis/subordinacin ncleo satlite y
parataxis/coordinacin). Su aporte es la tesis de que la combinacin de clusulas refleja la organizacin
discursiva textual y, por lo tanto, introduce la nocin de relaciones retricas. Si bien la nocin de ncleosatlite es un aporte interesante a los estudios gramaticales dado que implica una nueva forma de mirar
las relaciones entre dos clusulas interdependientes, considerarla como un tipo de subordinacin no nos
parece muy acertado; si el ncleo y el satlite se presuponen mutuamente, el satlite no est subordinado
al ncleo porque ste necesita del satlite para existir.
Borzi (2001 y 2010), en una postura cercana, aunque no idntica a la de Mathiessen y Thompson,
presenta tres tipos de relaciones sintcticas interclausales que van de un mayor grado de imbricacin
entre las clusulas a uno menor. Hipotticamente ubicadas en un continuum en forma de ojiva, en el extremo izquierdo se encuentra la subordinacin de actante, en el otro extremo la relacin centro-periferia
y en el centro, en la zona donde confluyen ambos extremos, la coordinacin. La subordinacin de actante
es la relacin que presenta el grado ms alto de coherencia, dado que la clusula subordinada es un actante del verbo principal; representan protpicamente a este grupo las adverbiales propias (tiempo, lugar
y modo). La coordinacin tiene un grado menor de coherencia pero ambas clusulas comparten, gene1 Garca Berrio ya haba propuesto en 1970 la nocin de interdependencia como un caso de subordinacin pero Rojo no coincide con l. Sin embargo, si la interdependencia es la relacin entre dos constantes, una relacin en la que cada uno de sus elementos presupone al otro, parece difcil que se pueda hablar de subordinacin
de uno de ellos, aunque se trate de una subordinacin global a toda la secuencia. Creo que es necesario dar un paso ms y hablar directamente de interdependencia
sin considerarlo como un subtipo de algo ms general que es la subordinacin (Rojo 1978:103).
A continuacin presentamos un breve resumen de algunos estudios gramaticales sobre porque como
conector causal.
La Gramtica de la lengua espaola (GRAE) (1931) postula que porque puede ser tanto un conector
causal subordinante que introduce causa real como un coordinante que introduce causa lgica. Gili Gaya
(1943) se diferencia de la GRAE (1931) en que considera que porque siempre es una conjuncin subordinante que introduce clusulas sustantivas y coincide con ella en que puede expresar ambos tipos de causa
(lgica y real). El Esbozo de una nueva gramtica de la lengua espaola (1973), concuerda con Gili Gaya
en que porque es una conjuncin subordinante pero, a diferencia de ste, propone que las causales son
circunstanciales. Galn Rodrguez (1999)2 y la Nueva Gramtica de la lengua Espaola (NGLE) (2009)
tambin consideran que las oraciones causales se encuentran en el mbito de la subordinacin. La ltima
propuesta de la Academia (NGLE 2009: 46) divide las construcciones causales en dos grandes grupos:
a) causales internas al predicado (que pueden cumplir dos funciones: la de argumento y la de adjunto o
circunstancial) y b) causales externas al predicado. Estas ltimas, se subdividen a su vez en: a) causales
en funcin de tpico oracional, b) causales de la enunciacin y c) causales explicativas.
Lapesa (1978) divide las causales en dos grandes grupos que manifiestan dos clases diferentes de
relacin sintctica entre los conectados: co-subordinacin a un verbo de lengua, en el primer caso y
subordinacin en el segundo. Esta diferencia se manifiesta semnticamente en que el en el Grupo I las
suboraciones causales justifican o explican el acto enunciativo mientras las del Grupo II exponen la circunstancia, factor o mvil que origina o provoca la accin del verbo principal.
Por su parte, Kovacci (1994) distingue entre causales en funcin circunstancial (la causal manifiesta
la causa en relacin con el contenido del verbo incluyente) y causales modificadoras de la modalidad
(la proposicin causal expresa la causa de la modalidad declarativa, exhortativa, etc. del constituyente
restante). Si bien las propuestas de Kovacci (1994: 11.2) y NGLE (2009: 46.5) presentan diferencias
importantes, pueden establecerse algunos puntos de contacto entre las causales en funcin circunstancial
y las causales internas al predicado, puesto que en ambas gramticas se postula que este tipo de causal
desempea una funcin en relacin con el verbo principal (La gente lleva paraguas porque llueve), y
entre las causales modificadoras de la modalidad y las causales de la enunciacin, dado que las dos proponen que en estos casos la causal expresa el motivo o la razn por la que se emite un enunciado (Llueve,
porque la gente lleva paraguas).
Los gramticos que analizan porque en corpora reales coinciden en atribuirle las siguientes caractersticas: a) posicin pospuesta y b) informacin nueva (Garca 1992, Borzi 2000 y 2008; Berenguer y
Berenguer 2002 y Marra 2010). Borzi y Marra coinciden en que porque aparece en contextos argumentativos y desempea una funcin focalizadora.
En cuanto al punto de vista semntico, Borzi (2008) realiza una tipologa de las causas que puede
introducir porque. Distingue cinco grandes grupos: 1) Causa + Consecuencia, 2) Razn lingstica +
Conclusin, 3) Razn + Opinin/Conclusin, 4) Razn + Consecuencia de accin y 5) Razn Final + Opi2 Galn Rodrguez (1999 [2000]), desde el punto de vista sintctico, establece dos grandes grupos: causales integradas y causales perifricas. Las integradas o
centrales establecen una conexin causal entre los contenidos proposicionales de ambas oraciones (Me alegro porque lo has conseguido), mientras las perifricas
presentan un hecho B como explicacin ms o menos razonable de otro hecho A. En resumen, las integradas se corresponden con las causales propiamente dichas y
las perifricas con las causales explicativas.
nin/Conclusin. Todas estas causas son retricas debido a que porque se encuentra fundamentalmente
en contextos argumentativos.
En conclusin, en lo que respecta al tipo de relacin sintctica que se establece entre los conectados
tampoco coinciden los diferentes estudios. La GRAE (1931) considera que porque es un conector que
puede encontrarse tanto en el grupo de la subordinacin como en el de la coordinacin. Sin embargo, muchos gramticos lo consideran nicamente un nexo subordinante (Gili Gaya 2000, el Esbozo 1973, Galn
Rodrguez 1999; NGRAE 2009). A diferencia de estos ltimos, Borzi (2008) y Marra (2010), postulan
que, puesto que porque es un focalizador, la clusula introducida por el conector no es la subordinada
sino la principal.
Desde una perspectiva semntica, muchos gramticos consideran que porque puede introducir tanto
causa lgica como causa real (GRAE 1931, Gili Gaya 1943, GRAE 1973, Galn Rodrguez 1999), sin embargo, otros gramticos estiman que este conector se encuentra siempre en un contexto argumentativo,
por lo que nicamente puede introducir causa lgica o retrica (Borzi 2008, Marra 2010).
4. Corpus y metodologa
El corpus est conformado por 193 clusulas introducidas por el conector porque. Se realiz un
anlisis cualitativo y cuantitativo de los perodos causales en los que interviene este conector en relacin
con los siguientes atributos contextuales:
a) Continuidad tpica entre los conectados: La presencia de uno o ms actantes compartidos entre
las dos clusulas. Cuanto ms actantes comparten los conectados, ms alta es la continuidad tpica. En
este trabajo hemos medido nicamente la identidad de actante sujeto entre las clusulas, por lo que ser
este atributo el que determinar la alta, media o baja continuidad entre los conectados.
b) Distribucin de la informacin: La informacin introducida en cada clusula puede ser presentada como conocida (mencionada anteriormente en el texto, inferida por el contexto previo o compartida
por conocimiento enciclopdico) o nueva para el lector.
c) Iconicidad del orden de las clusulas respecto del orden de los hechos: Se considera que hay iconicidad del orden de las clusulas respecto del orden de los hechos, cuando el orden de las clusulas respeta
el orden temporal en el que transcurren los hechos.
d) Funcin retrica de las clusulas: Por funcin retrica se entiende la intencin comunicativa que
manifiesta el hablante en cada clusula: afirmar, hipotetizar, preguntar, exhortar, explicar, entre otras.
En (1a) la informacin que se presenta es conocida, porque el autor y sus lectores contemporneos
comparten ese conocimiento. En (1b) la informacin que introduce la clusula causal es nueva; es la
primera vez que se menciona en el ensayo, aunque luego es reiterada en innumerables ocasiones. Es la
informacin que se retoma a la derecha en el discurso (la oracin que sigue la explica). Adems, es informacin focalizada, focalizacin que se realiza a travs de la estrategia de usar la expresin no solo
sino. La clusula causal de porque ocupa la posicin pospuesta, por lo tanto, se rompe con el orden
icnico de los hechos. Esta ruptura de la iconicidad permite percibir la presencia del hablante que ha
tomado dos hechos y ha establecido entre ellos una relacin de causa-consecuencia
En ambos casos, (1a) y (1b), se introducen dos hechos diferentes enunciados en dos clusulas con
intenciones comunicativas diferentes: postular una tesis en la clusula no causal y ofrecer argumentos en
favor de esa tesis en la causal.
A pesar de la alta continuidad tpica entre las clusulas de (1a) y (1b), porque no funciona como un
subordinante debido a que: a) en ambos casos se presentan dos hechos diferentes y ninguno forma parte
del otro y b) cada clusula manifiesta su propia intencin comunicativa. Es el hablante el que establece
la relacin causa-consecuencia en un contexto altamente argumentativo, por lo que el conector establece
una relacin retrica o discursiva de centro-periferia.
(2) En vista de una reforma que para completar sus trabajos pide que se restablezca lo que existia
antes de ella, por qu no seria permitido recelar que la reconstruccion presente acabe por pedir de
aqui seis aos que vuelvan las cosas al estado en que hoy se hallan respecto la capital y a los pactos?
El comentario alarmante del mensaje del 6 de Junio del presente ao, pasado al Congreso por el
general Mitre, es el informe de la Comision que propuso las reformas de la Constitucion federal en 1860,
porque ambas piezas vienen de la misma mano. Su lectura no debe hacernos opositores ni escpticos
respecto al pensamiento de organizar un Gobierno nacional bajo la iniciativa de los reformadores de
1860; pero s debe hacernos colaboradores prudentes y reservados en cuanto las condiciones y formas de la capitalizacion, porque en ellas reside toda la garanta de su sinceridad y eficacia (Alberdi
1862: 76).
En (2) hay un menor grado de coherencia que en los ejemplos anteriores como se desprende del
anlisis de la continuidad tpica: a) no hay identidad de actante sujeto: su lectura y toda la garanta...
b) ambos verbos estn en presente, pero con una diferencia importante, uno tiene un valor obligativo
que el otro no posee y c) identidad de lugar: la Argentina. La informacin que se presenta es nueva; es
una opinin personal de Alberdi. Se rompe con la iconicidad puesto que la clusula causal se encuentra
en segunda posicin. La presencia del hablante en este caso es mucho ms fuerte, no solo se marca en
la ruptura de la iconicidad sino tambin en la modalizacin verbal. En este caso tambin en la clusula
causal se est postulando una tesis pero no de manera afirmativa sino exhortativa y la clusula causal es
un argumento a favor de esa exhortacin; en palabras de Kovacci est modificando a la modalidad.
Como suceda con los ejemplos anteriores, en (2) el conector tambin establece una relacin de
centro-periferia: es el hablante el que establece la relacin entre los dos hechos.
6. Conclusin
De lo expuesto anteriormente puede concluirse que los perodos causales en los que interviene porque presentan distintos grados de coherencia, en un continuum ordenado pero no discreto.3 La relacin
sintctica que las caracteriza es la de centro-periferia porque los perodos causa-consecuencia presentan
dos hechos diferentes (en el 100% de los casos de nuestro corpus) y es el escritor el que establece esa relacin entre ellos. Se diferencian de la coordinacin, como propona la GRAE (1931), en que las clusulas
3 Las clusulas de porque tienden a manifestar una alta continuidad tpica. En el 68, 92 % del total de casos de nuestro corpus ambas clusulas del perodo comparten
el actante sujeto, en el 20,27% de los casos el actante sujeto de la primera clusula es retomado en la segunda como paciente, tema o benefactivo y solo en un 10,81%
el actante sujeto de la clusula prepuesta no es retomado en la segunda clusula.
del perodo no respetan el orden icnico de los hechos y en que cada clusula presenta su propia funcin
retrica. Se distinguen de la de la subordinacin de actante en que ninguna clusula es parte de la otra,
es decir, el hecho de una de ellas no funciona como un actante del hecho de la otra.
Coincidimos con Marra (2010) en que porque no es un subordinante sino un focalizador que introduce informacin que el escritor quiere destacar o resaltar; es decir, la informacin central. Nos diferenciamos de esta lingista en que no consideramos que la clusula de porque sea la principal y la clusula
consecuencia la subordinada. Las dos clusulas son discursivamente importantes porque la relacin de
consecuencia-causa que ha introducido el escritor no puede existir sin la presencia de ambas. Lo que las
diferencia es el peso informativo y discursivo que tiene cada una de ellas.
7. Referencias bibliogrficas
Alberdi, J.B. 1862. De la anarqua y sus dos causas principales y sus dos elementos necesarios
en la Repblica Argentina con motivo de su reorganizacin por Buenos Aires. Pars: Besanzon.
Alcina Franch, J. y J.M. Blecua. 1991. Gramtica espaola. Barcelona: Ariel.
Berenguer, J. y L. Berenguer. 2002. Los nexos causales como y porque en la voz del narrador, en: Hispanismo
en la Argentina: en los portales del siglo XXI, V. 5, Estudios lingsticos. San Juan: Universidad, 129-135.
Borzi, C. 2000. Las construcciones causales y la construccin del discurso. Revista de la Sociedad Argentina de
Lingstica, 1-24.
Borzi, C. 2001. Coordinacin y subordinacin: zonas de una ojiva, en: E. de Arnoux y A. Di Tullio (eds.), Volumen Homenaje a Ofelia Kovacci. Buenos Aires: Eudeba, 91-112.
Borzi, C. 2008. Tipos de causas introducidas por porque. Espacios, 3-4, 89-102.
Borzi, C. 2010. Tericos N 13 y 15. Ctedra: Gramtica C, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires.
Diver, W. 1995. Theory, en: E. Contini-Morava y B.S. Goldberg (eds.) Meaning as Explanation: Advances in
Linguistic Sign Theory. Berlin, W. de Gruyter, 43-114.
Galn Rodrguez, C. 1999. La subordinacin causal y final, en: I. Bosque y V. Demonte (eds.), Gramtica descriptiva de la lengua espaola, Vol. III. Madrid: Espasa Calpe, 2000, 3597-3641.
Garca, E. 1992. Por qu como o porque. Nueva Revista de Filologa Hispnica XL, 2, 599-621.
Gili Gaya, S. 1943. Curso superior de sintaxis espaola, Barcelona, Vox, 2000.
Kovacci, O. 1994. Cuatro clases de modificadores causales con porque, en: Estudios de gramtica espaola.
Buenos Aires, Edicial, 179-190.
Lapesa, R. 1978. Sobre dos tipos de subordinacin causal, en: Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach, III.
Oviedo, 173-205.
Marra, L. 2010. El uso de las clusulas causales y sus conectores en lengua escrita. San Juan: Universidad de San Juan.
Real Academia Espaola. 1931. Gramtica de la lengua espaola. Madrid: Espasa Calpe.
Real Academia Espaola. 1973. Esbozo de una nueva gramtica espaola. Madrid: Espasa Calpe.
Real Academia Espaola. 2009. Nueva Gramtica Espaola. Madrid: Espasa-Calpe.
Rojo, G. 1978. Clusulas y oraciones. Vigo: Universidad de Santiago de Compostela.
1. Introduo
A palavra escola definida pelo dicionrio Michaelis como o estabelecimento em que se ministra
ensino de cincia, letras e artes e pelo dicionrio Aurlio como o estabelecimento onde se ensina. Os
significados para a palavra escola presentes nos dicionrios configuram-se como sentidos j estabilizados
em nossa sociedade sobre essa instituio e, tendo como base essa estabilizao, consideramos a escola
como o lugar onde se ensina e onde se aprende os conhecimentos bsicos relacionados s cincias, artes
e letras, sendo que essa considerao faz parte do imaginrio social sobre essa instituio.
Porm, a realidade do sistema de ensino brasileiro no corrobora com essa descrio sobre a escola. Crianas entram na escola para aprender, mas muitas chegam at o terceiro ano do Ensino Mdio
sem saber ler e nem escrever. Essa situao confirmada pelos seguintes dados: 37% dos aprovados na
primeira srie na capital e na grande So Paulo no sabem ler. Na segunda srie, o ndice dos que no
sabem ler e escrever de 18%.1 Ao vermos esses dados alarmantes sobre a educao no Brasil, h um
deslocamento no imaginrio que temos sobre a instituio escola.
Observando essa contradio entre o imaginrio formulado por meio de sentidos estabilizados sobre
a Escola e a sua situao no Brasil, que se desloca desse imaginrio ideal, pretendemos compreender
como se configuram os sentidos sobre a Instituio Escola para aqueles que vivem o seu cotidiano como
professores, alunos, diretores e inspetores.
Para a compreenso dessa questo, tomamos como material de pesquisa o documentrio Pro dia
nascer feliz, lanado em 2005 e dirigido por Joo Jardim. Escolhemos esse documentrio porque ele
apresenta discursos produzidos por professores, diretores e alunos que esto inseridos no cotidiano da
escola. Optamos por trabalhar apenas com discursos de pessoas que vivem o dia-a-dia das escolas pblicas no Brasil, pois so elas que apresentam os maiores problemas educacionais.
Abaixo, apresentamos a sinopse do filme para melhor explicao sobre o material de pesquisa:
Definido pelo prprio diretor como um dirio de observao da vida do adolescente no Brasil em
seis escolas, Pro Dia Nascer Feliz flagra o dia-a-dia e adentra a subjetividade de alunos e alunas e
alguns professores em escolas brasileiras localizadas: em Pernambuco, na cidade de Manari, considerada uma das mais pobres do Brasil; no Rio de Janeiro, na violenta Duque de Caxias; e em So Paulo,
em uma escola localizada na capital, no rico bairro de Alto de Pinheiros, e em outra, bastante precria,
que fica a cinqenta quilmetros do centro da cidade, em Itaquaquecetuba.
As entrevistas so intercaladas com seqncias de observao do ambiente das escolas espao,
por sinal, bem pouco freqentado pelo documentrio brasileiro. Sem exercer interferncia direta, a
cmara flagra salas de aula, esquadrinha corredores, ptios e banheiros, testemunha uma reunio de
conselho de classe (onde os professores decidem o destino particular dos alunos dficeis) e momentos
de relativa intimidade pessoal. (modificado de http://www.copacabanafilmes.com.br/prodianascerfeliz/
sinopse.htm)
Pcheux (1975: 99), em referncia aos trabalhos de P. Henry, como sendo: o que remete a uma construo anterior, exterior, mas sempre independente, em oposio ao que construdo pelo enunciado. Ou
seja, entendemos pr-construdo como sendo os sentidos que sustentam uma determinada discursividade, fazendo parte da instncia da memria discursiva. Observar os pr-construdos que circulam nos
discursos sobre a escola ser importante para a compreenso do nosso objetivo.
Aps essa exposio do quadro terico-metodolgico, iremos apresentar o nosso recorte no material
de pesquisa e, em seguida, as anlises do corpus discursivo.
3. Corpus discursivo
O corpus discursivo deste trabalho constitudo por quatro depoimentos retirados do documentrio
Pro dia nascer feliz. Esses depoimentos, conforme j dissemos na introduo, so de pessoas que vivem
o cotidiano da escola brasileira. Um depoimento de uma diretora, dois deles so de professoras e um
de um aluno, todos da rede de ensino pblico do Estado de So Paulo e que trabalham na mesma escola.
O recorte foi orientado pelas condies de produo, j que essas condies so fundamentais para
a constituio e a circulao dos sentidos do imaginrio de Escola.
Profa. Ftima (diretora da escola): No ENEM, a escola foi muito bem, teve um grande nmero de
alunos que foram bem e esto fazendo, agora, pelo PROUNI, a faculdade. Isto tambm despertou muito
interesse, n. Um maior interesse pelos alunos, n, porque, sabem que vo ser avaliados, que vo ter uma
chance de cursar uma faculdade.
Ronaldo (aluno): no s o governo, mas a escola em si passa a imagem de que o ensino t melhorando, t melhorando, t melhorando, mas no t. Se tivesse melhorando a gente no precisava desse
programa do Pr-Universitrio, voc no precisava de programa de cotas em universidades pblicas. Se
tivesse melhorando voc no precisava fazer isso.
Profa. Celsa: O Estado, ele deixa tudo muito jogado, sabe, no tem ningum pra chegar ali e dizer:
olha, voc ta dando essa aula e tal pra chegar ali e dizer, como que t sendo? Maquia-se muito as coisas.
Ah, no vou dar nota vermelha porque eu vou ter que fazer um documento falando o porqu eu dei a nota
vermelha pro indivduo. Ento pra no ter esse trabalho pe uma nota azul l, passa logo o infeliz. T
todo mundo cansado de ouvir quais so os problemas da educao, mas ningum faz nada.
Profa. Suzana: Eu no acredito mais na escola nos moldes que ela existe, sabe, na funo que ela
tem. Eu acho que ela tinha que ser repensada porque a gente t vivendo uma escola de sculo passado, n.
Ela no cumpre mais a sua funo e hoje, a fora t muito mais interessante, tem muita informao, n.
4. Anlises
O primeiro ponto que nos chamou a ateno nos depoimentos apresentados no documentrio foi a forma
como a cmera focava as pessoas que davam o seu testemunho. As pessoas ali selecionadas para falar eram
professores, alunos, diretores, porm, com o jogo de cmera, elas no eram mais significadas, no documentrio, como tais, mas eram sim significadas como testemunhas do cotidiano da escola pblica no Brasil.
Tendo como base esse efeito produzido pelo jogo de cmera, entramos no material olhando para
as pessoas como testemunhas, destitudas dos seus papis sociais. Porm, essa entrada no se mostrou produtiva pelo fato de que, ao observarmos os depoimentos, constatamos marcas muito fortes dos
seus papis sociais como professores, alunos e diretores. Assim, eles falavam a partir dessas posies
discursivas.
Seguem, abaixo, os recortes para anlise.
(1) No ENEM, a escola foi muito bem, teve um grande nmero de alunos que foram bem e esto
fazendo, agora, pelo PROUNI, a faculdade
(2) no s o governo, mas a escola em si passa a imagem de que o ensino t melhorando, t melhorando, t melhorando, mas no t. Se tivesse melhorando a gente no precisava desse programa do
Pr-Universitrio.
(3) O Estado, ele deixa tudo muito jogado, sabe, no tem ningum pra chegar ali e dizer: olha, voc
ta dando essa aula e tal pra chegar ali e dizer, como que ta sendo? Maquia-se muito as coisas.
No depoimento 1, dado pela diretora da escola, observamos, por meio de dizeres que enaltecem os
programas e provas realizados pelo governo como o Exame Nacional do Ensino Mdio (ENEM) e o Programa Universidade para Todos (PROUNI), que h uma reafirmao, pela repetio dos bons resultados
desses programas, de que a escola pblica tem qualidade e que o governo trabalha para manter essa qualidade. O discurso da diretora se configura, assim, como uma repetio dos discursos do prprio Estado,
uma vez que h propagandas que promovem os atos do governo em relao educao. A repetio do
discurso do Estado funciona pelo silenciamento de outros problemas da educao, pois o PROUNI, por
exemplo, consiste em dar bolsas para estudantes estudarem em universidades particulares, o que nos
faz perguntar: por que o governo no investe na qualidade do ensino pblico para que os alunos possam
ter condies de entrar em uma universidade pblica? Desse modo, a repetio do discurso do Estado
produz um efeito de aceitao da situao da escola pblica no Brasil, aceitao essa, produzida pelo
apagamento dos problemas da educao no discurso do governo.
Nos outros dois depoimentos, porm, observamos uma discursividade diferente do primeiro, fruto
de um discurso que questiona o governo e o seu papel perante a educao, configurando-se, portanto,
como um contraponto ao discurso do Estado sobre a educao.
Observemos, nos depoimentos dois e trs, dado por um aluno e uma professora, respectivamente,
os seguintes dizeres:
(4) No s o governo, mas a escola em si passa a imagem de que o ensino t melhorando, t melhorando, t melhorando, mas no t.
(5) Maquia-se muito as coisas.
Os dois enunciados apresentados funcionam em uma relao parafrstica ao dizerem que h um problema em relao escola, mas ele maquiado, disfarado. O que dito sobre a escola, atualmente, um
discurso maquiado, mostrando-nos que h outros dizeres sobre a escola, mas que so disfarados, no so
apresentados para a populao. Ao silenciar os problemas da educao pblica, apaga-se a possibilidade de
se pensar em solues para ela, j que h um discurso, veiculado pelo Estado, de que est tudo bem.
Esses dois enunciados recortados dos depoimentos funcionam na oposio do discurso do Estado
sobre a escola, negando o prprio imaginrio, pois quando se maquia a situao da escola, maquia-se
tambm o seu papel em nossa sociedade atual. Essa oposio em relao aos dizeres do Estado nos mostra uma outra voz, a que se contrape com a voz do Estado e ao imaginrio estabilizado sobre escola,
produzindo, portanto, um deslizamento nos sentidos do imaginrio de escola.
Esse deslizamento se mostra como uma regularidade a respeito dos dizeres sobre a Escola pblica
no Brasil, como podemos ver por meio do seguinte enunciado:
(6) A gente t vivendo uma escola do sculo passado, n. Ela no cumpre mais a sua funo e hoje
a fora t muito mais interessante, tem muito mais informao.
Ao dizer que a fora t muito mais interessante, tem muito mais informao nos permite compreender que o lugar de circulao do saber no est mais restrito apenas escola, mas tambm est no seu
exterior3. Consideramos o exterior escola como sendo os meio miditicos, a Internet, lugares em que
h uma circulao de saberes e onde possvel tambm ensinar e aprender. A relao estabelecida nesse
discurso entre informao e exterior da escola nega o imaginrio j estabilizado e produz um deslizamento dos dizeres sobre a Instituio Escola, pois o exterior, atualmente, tomado como um lugar que
tem muito mais informao e a escola j no o nico lugar onde se pode aprender. Ou seja, a escola est
perdendo o seu lugar social e onde ela se desestabiliza socialmente e possibilita que surjam discursos
que questionem o seu imaginrio social, como observamos nos trs ltimos depoimentos.
5. Consideraes finais
Neste trabalho foi feita uma anlise discursiva acerca dos discursos atuais sobre a Escola a partir
de depoimentos de pessoas que vivem o cotidiano da escola. Observamos que a maioria desses discursos est se contrapondo ao imaginrio social de Escola, no que diz respeito ao seu papel de circulao e
transmisso de saber. Alm de se contrapor ao imaginrio, h tambm a contraposio voz do Estado,
que, por sua vez reafirma, o imaginrio de que a escola o lugar em que vamos para aprender.
Essa contradio dos discursos em relao aos sentidos que circulam no imaginrio de escola no
funciona como uma negao desse imaginrio e nem do pr-construdo de educao, e sim como um
deslocamento de sentido que trabalha como um discurso de questionamento do nosso ensino, principalmente o pblico.
Os sentidos do imaginrio de Escola, tanto para os professores quanto para os estudantes de escolas
pblicas, esto sendo desestabilizado por esse jogo de contradio entre os dizeres desse imaginrio com
os discursos sobre a escola e sobre a educao produzidos atualmente, mas essa desestabilizao no nos
permite ainda dizer que h uma nova discursividade que est formulando novos sentidos de imaginrio
de Escola.
O que podemos compreender, porm, em nossas anlises que os discursos que se contrapem voz
do Estado esto trazendo a tona aquilo que silenciado pelo governo sobre a educao, questionando o
seu papel, o seu lugar na nossa sociedade atual, em meio a tantos outros lugares em que h a circulao de
conhecimentos, ou seja, h um questionamento sobre a prpria estrutura da escola atual. Questionamento
este que o Estado apaga, mas que as pessoas que vivem o cotidiano da Escola tornam visveis por meio
dos seus dizeres de indignao.
6. Referencias bibliogrficas
Dayrell, J. 1996. A escola como espao cultural, in: Dayrell, Juarez, (org) Mltiplos olhares sobre a educao e
cultura , Belo Horizonte, Editora UFMG.
Lagazzi, S. 1988. O desafio de dizer no, Editora Pontes, Campinas.
Orlandi, E. 2002. Anlise de discurso, princpios e procedimentos, Editora Pontes, Campinas.
Orlandi, E. 2004. Interpretao: autoria, leitura e efeitos do trabalho simblico, Editora Pontes, Campinas.
Pcheux, M. 1988. Semntica e Discurso: uma crtica afirmao do bvio, Editora Unicamp, Campinas.
Pcheux, M. 1997. Anlise automtica do discurso (AAD-69), in: Gadet, F. & T. Hak (orgs.), Por uma anlise
automtica do discurso: uma introduo obra de Michel Pcheux, 3 ed., Campinas, Editora da UNICAMP.
3 Sobre esta relao entre escola e exterior, Dayrell (1996: 137) diz que: Apreender a escola como construo social implica, assim, compreend-la no seu fazer
cotidiano, onde os sujeitos no so apenas agentes passivos diante da estrutura. Ao contrrio, trata-se de uma relao em contnua construo, de conflitos e negociaes em funo de circunstncias determinadas. Este pesquisador traz dizeres que mostra como a escola deve trabalhar com o exterior, reafirmando os dizeres de
que a escola, com a sua estrutura atual, no cumpre mais a sua funo.
De seguir este postulado, debemos considerar que el principal objetivo terico de la gramtica es explicar deductivamente las propiedades del nivel de organizacin en el que se combinan
las expresiones lingsticas. Esto, por supuesto, no implica que la nica manera de hacer gramtica sea a travs del razonamiento abstracto, sino que la adecuacin emprica de una teora
gramatical (i.e. que la teora prediga el patrn de datos con los que se trabaja) debe ser alcanzada
mediante el mtodo deductivo y no a travs de la (re)descripcin de los fenmenos gramaticales
o a travs de la estipulacin de los principios que los subyacen. Considrese, por ejemplo, la explicacin que deberamos postular para los datos de (1):
(1) a.
b.
c.
Como observaron Chomsky y Lasnik (1977), el sujeto (Juan) slo puede aparecer a la izquierda
de un verbo finito (quiere o parece, y no querer). Los autores explicaron este fenmeno a partir de la
postulacin de una regla (o filtro) similar a (2):
(2) *[O SN SV] si V no es finito.
Tiempo ms tarde, Vernaud (1977) not que la regla de (2), si bien parece empricamente adecuada,
no hace ms que describir (estipulativamente) la situacin ejemplificada en (1). Adems, como seala
Uriagereka (1998), el tipo de regla ejemplificado en (2) no dice nada relevante sobre el funcionamiento del
lenguaje humano: no nos brinda una pista sobre la naturaleza de la restriccin que se postula, no conduce
fcilmente a una mayor profundizacin del fenmeno que se intenta explicar. A partir de las ideas sobre
el Caso abstracto de Vergnaud (1977) y Chomsky (1981), la mayor parte de las explicaciones actuales
para el fenmeno ejemplificado en (1) se basa en la postulacin de caractersticas particulares para la
morfologa verbal finita: los nominales poseen cierto tipo de requerimientos que slo puede satisfacerse
en relacin de adyacencia estructural con un verbo finito. De no darse la configuracin sintctica necesaria, el resultado es una oracin (o frase) agramatical. Las mltiples versiones de este anlisis muchas
veces toman supuestos muy diferentes y, de hecho, tambin realizan predicciones tericas distintas. Por
otro lado, debe destacarse que este tipo de explicacin no slo da cuenta de datos como los de (1), sino que
1 Cubrir el mayor nmero posible de hechos empricos mediante deduccin lgica a partir del menor nmero posible de hiptesis o axiomas.
abre las puertas a un nuevo conjunto de problemas tericos: qu tipo de proceso u operacin es responsable de satisfacer los requerimientos de los nominales?; a qu se deben las particularidades postuladas
para las distintas categoras lxicas?; en funcin de qu despliega el lenguaje caractersticas como stas?
Por supuesto, muchas veces suceder que los anlisis que se propongan no puedan explicar de manera
trivial (i.e. sin ningn tipo de modificacin o agregado) algn dato. Por ejemplo, la explicacin que se
acaba de esbozar para la distribucin de los nominales en una oracin con respecto a los verbos finitos
no predecira correctamente la gramaticalidad de (3), dado que el elemento nominal (yo) se encuentra
estructuralmente adyacente a un verbo no finito (poder).
(3) Para yo poder vivir mejor.
Cul debe ser la actitud del gramtico ante esto? Una teora debe ser descartada sin ms al encontrar evidencia aparentemente contraria a sus predicciones? Por supuesto, la adecuacin emprica es
de suma importancia, pero la manera en que una teora gramatical se ajusta a los datos no puede ser el
nico parmetro para evaluarla. Epstein y Seely (2006), por ejemplo, consideran el siguiente escenario:
supngase que la recta en el grfico es el conjunto de hallazgos empricos que nuestra teora debe intentar
explicar.
2. Los datos
Ahora supongamos que existen dos teoras en competencia. La teora 1 predice correctamente tres
de los datos que aspiramos a explicar:
Teora 1
La teora 2, en cambio, no logra predecir exactamente ninguno de los datos. Sin embargo, tiene explicaciones bastante buenas (no perfectas) para todos ellos.
Teora 2
Los autores observan que la teora 1 es empricamente preferible por un marcador de 3-0. Sin
embargo, la teora 2, a pesar de no predecir correctamente ningn fenmeno, captura el patrn general
(lineal) de los datos y, por tanto, resulta una teora ms iluminadora o ms cercana a la verdad que
la teora 1. Por lo tanto, debemos considerar que la teora 2 resulta una mejor hiptesis en la cual basar
nuestra investigacin. El balance entre adecuacin emprica y deduccin lgica es, obviamente, de vital
importancia para el desarrollo de una disciplina cientfica, pero lo que se intenta enfatizar aqu es que la
prediccin de los datos por la teora no puede ser nuestro nico objetivo terico si de verdad intentamos
brindar algn tipo real de explicacin. El objetivo de la teora gramatical debe ser postular una teora que
explique el funcionamiento general del lenguaje y no meramente que describa algn fenmeno lingstico particular.
En gramtica, se aplica esta metodologa a la estructura de palabras y frases. Los gramticos observan
los datos de la lengua que investigan, luego realizan generalizaciones sobre los patrones recurrentes en los
datos (e.g. en las oraciones declarativas del espaol, el sujeto precede al verbo). Luego se desarrolla una
hiptesis y se la pone a prueba con nuevos datos. De ser necesario, se vuelve atrs y se reevala la hiptesis.
De manera trascendental, una hiptesis slo es til en la medida que realice predicciones. Una hiptesis que no realiza predicciones (o peor an, que predice todo) es intil desde un punto de vista cientfico.
En particular, a partir de los trabajos de Popper (1934), las hiptesis deben ser falsables: debemos ser
capaces, en principio, de suponer la existencia de datos que, de ser reales, prueben la falsedad de nuestra
hiptesis. Esto significa que a menudo deberemos rastrear casos de oraciones que nuestra teora prediga
que son gramaticales (y no lo sean), y de oraciones que nuestra teora prediga que son agramaticales (y
sean correctas).
La aplicacin del mtodo cientfico a la gramtica involucra considerar cules sern las fuentes de
nuestros datos. Una fuente obvia es la compilacin de textos hablados o escritos. Tales fuentes son denominadas corpora (singular: corpus). Si bien los corpora son incuestionablemente una fuente importantsima de datos, los mismos slo son una representacin parcial de la realidad psicolgica de la sintaxis. En
concreto, los corpora slo contienen expresiones gramaticales (i.e. bien formadas), y ya se ha mencionado
que es necesario testear nuestras hiptesis con evidencia negativa para probar su falsabilidad. Incluso
aquellos corpora basados en la recopilacin de errores no necesariamente contienen el tipo de dato que
necesitamos.
Como seala Schtze (1996), las restricciones de los corpora no se limitan slo a su falta de datos
negativos. Un corpus es, por definicin, slo un muestreo de las formas que se registran en una lengua.
El problema es que la naturaleza intrnsecamente productiva y creativa del lenguaje hace que no exista
manera de que un corpus contenga, al menos, una muestra representativa de las oraciones gramaticales
de una lengua. Si basamos nuestra teora nicamente en los corpora, tendremos una teora que predecir
los datos que han sido registrados, pero eso no nos garantiza que estemos describiendo fielmente qu es
la sintaxis humana. Vayamos a un caso ms concreto. Considrese la siguiente oracin:
(4) *El postre, Juan lee un libro mientras come.
Para todo hablante de espaol, (4) es casi una ensalada de palabras, no un oracin bien formada.
Cmo lo saben? Alguien se encarg de ensearle a la gente que no se pueden decir cosas como (4)? El
hecho de que una oracin como (4) suene mal, pero oraciones superficialmente similares como las de (5)
La diferencia que hay entre (4) y (5) es central para el requisito de predictibilidad que impone el mtodo cientfico sobre nuestras teoras (i.e. debemos ser capaces de predecir que la gramtica del espaol
puede generar (5) pero no (4)). Para detectar este contraste, es necesario confiar en el conocimiento de
nuestra lengua nativa (o en el conocimiento de un informante hablante nativo para el caso de lenguas que
no hablemos). Ntese que este tipo de conocimiento no es consciente: es poco probable que las personas
en general sepan por qu (4) est mal formada (y, sin embargo, se dan cuenta de ello). La tarea del gramtico es describir este conocimiento inconsciente. El experimento psicolgico que se utiliza para dar
cuenta de este tipo de conocimiento inconsciente es llamado tarea de juicio gramatical. El juicio gramatical consiste en pedirle a un hablante nativo que lea o escuche una oracin y juzgue si est bien formada
(gramatical), marginalmente bien formada, o definitivamente mal formada (inaceptable o agramatical).
La tarea de juicio gramatical tiene una base cientfica bien establecida, dado que la prueba puede (y debe)
ser replicada bajo condiciones experimentales estrictamente controladas, tal y como observan Bard et al.
(1996) y Cowart (1997).
El experimento basado en la tarea de juicio gramatical depender de las variables que se elijan para
ser estudiadas. Hay muchas variables gramaticales de las que se sabe a ciencia cierta cmo se comportan
(e.g. extraccin de islas dbiles y fuertes, fenmenos de reconstruccin, elipsis y fenmenos de vaciado,
efectos de superioridad, principios de ligamiento, interpretacin de preguntas mltiples, topicalizacin
4. Conclusin
Se ha visto cmo la teora lingstica generativa contempornea se basa en la aplicacin del mtodo
lingstico tanto en la modelizacin conceptual de la teora como en el diseo de la experimentacin.
Se espera que la consideracin de los aspectos tericos aqu presentados sea de ayuda para el estudio
sistemtico de los fenmenos lingsticos.
5. Referencias bibliogrficas
Bard, E., Robertson, D. y A. Sorace, 1996. Magnitude Estimation of Linguistic Acceptability, en Language 72:
32-68.
Chomsky, N. y H. Lasnik 1977. Filters and Control, en Linguistic Inquiry 28: 425504
Chomsky, N. 1981. Lectures on Government and Binding. Dordrecht: Foris.
Cowart, W. 1997. Experimental Syntax: Applying Objective Methods to Sentence Judgments. Thousand Oaks, CA:
Sage Publications.
Einstein, A. 1954. Ideas and Opinions. Nueva York: Bonanza Books.
Epstein, S. y Seely, D. 2006. Derivations in minimalism. Cambridge: CUP.
Popper, K. 1934. The logic of scientific discovery. Londres: Taylor & Francis, 2005.
Schtze, C. 1996. The empirical base of linguistics: Grammaticality judgments and linguistic methodology. Chicago: The University of Chicago Press.
Uriagereka, J. 1998. Rhyme and Reason. Cambridge, MA: MIT Press.
Vergnaud, J. 1977. Letter to Noam Chomsky and Howard Lasnik on Filters and Control, April 17, 1977. En
Foundational Issues in Linguistic Theory, Freidin, Otero y Zubizarreta (eds). Cambridge: MIT Press, 2008.
1. Introduo
A busca para identificar as fronteiras entre os processos de prefixao e composio no japons
algo intentado h algum tempo. Sua aparente ambiguidade decorre da variedade fonolgica para representar uma nica raiz e da constituio bimorfmica de seus produtos.
Na tentativa de se diferenciarem esses dois modos de formao de palavras, a presente discusso
procura (i) explorar a problemtica da formao de palavras na lngua japonesa, no que diz respeito aos
elementos que parecem se comportar como prefixos, e (ii) descrever alguns casos daquilo que admitiremos como alomorfia de razes, explorando suas consequncias morfossintticas nos processos analisados.
Assim, partindo de 2 (dois) morfemas inicias, mai e rai, buscaremos inserir na discusso, primeiramente, as dificuldades encontradas na morfologia japonesa para a categorizao dos elementos formadores de palavras e, logo aps, defender a presena da prefixao na lngua, reunindo argumentos para
considerar os morfemas propostos como prefixos, verificando em que medida os alomorfes das razes so
selecionados para receb-los.
Para isso, exporemos as particularidades que a possibilidade que as variadas formas fonolgicas das
razes tornam evidentes, explicando sua relao histrica com a escrita ideogrfica chinesa e os reflexos
morfo-fonolgicos resultantes dessa interao. A partir disso, lanaremos, ento, uma proposta de alomorfia de razes para esses casos, excluindo a explicao cannica etimolgica e construindo uma nova
maneira de se encararem os dados.
Na segunda parte, explorando a discusso acerca das diferenas entre derivao e composio, selecionaremos critrios iniciais a fim de estabelecer o que vem a ser um processo prefixal em japons, tendo
como diretrizes os apontamentos feitos por Figueiredo Silva & Mioto (2009) sobre os critrios presentes
em Rocha (1998), avaliando de que maneira esses critrios se comportam nos dados do japons.
sa que subjazia(m) ao grafema. Dessa forma, acabou-se integrando, ao longo dos anos, um novo conjunto
de elementos ao inventrio vocabular dessa lngua: os elementos sino-japoneses.
Tal manuteno era plausvel, uma vez que a escrita ideogrfica compe-se de formas que comportam em si mesmas uma ideia, sem qualquer atrelamento sonoro, partindo da a possibilidade de conferir a
um mesmo conceito uma ou mais realizaes fonolgicas, diferentemente dos alfabetos e silabrios, que
denotam uma relao estrita entre fonologia e escrita.
Formou-se, assim, na configurao da escrita conceitual adaptada para o japons, um nico ideograma apresentando tanto a realizao fonolgica japonesa do item vernacular, quanto uma ou mais
realizaes fonolgicas de origem chinesa que o ideograma pudesse ter.
Vejamos o exemplo da Tabela 1:
Conceito
Fonologia Chinesa
mulher/feminino
/onna/
Leitura Japonesa
Leitura Chinesa
(leste)
/xigai/
/to:/
(norte)
/kita/
/xoku/
(nordeste)
*/xigaikita/
/to:xoku/
Para tanto, observamos, na Tabela 2, que na formao do nome nordeste, em vez de se utilizar a
elementos japoneses , que seria a unio dos itens /xigai/ leste e /kita/ norte, so utilizados os correspondentes chineses, formando /to:xoku/.
Partindo dessa variao na seleo dos elementos formadores de novas palavras, a descrio acerca
da morfologia japonesa (cf. Shibatani 1990, Yamaguchi 2007) passou a explicar o lxico da lngua demarcando essas diferenas do processo de formao e integrando de forma parcial o elemento emprestado na descrio. Dessa maneira, dois grandes grupos lexicais foram apontados: o primeiro formado por
(a) palavras nativas e o segundo por (b) palavras sino-japonesas .
Tal diviso considerada a descrio cannica feita pela literatura, pontuando todo elemento formado na lngua pela sua origem etimolgica, ou seja, palavras que so formadas por vernculos, palavras japonesas, e palavras formadas pelos elementos chineses que entraram via escrita, palavras sino-japonesas.
Porm valendo-nos dos pressupostos da Gramtica Gerativa, trs perguntas essenciais so levantadas:
(I) O que constitui o conhecimento lingustico?
(II) Como o conhecimento lingustico adquirido?
(III) Como esse conhecimento lingustico posto em uso?
Para tais questionamentos , devemos ter em mente a tentativa de propor uma explicao para a capacidade humana para a linguagem, uma capacidade inata que est associada a regras particulares de uma
lngua (Chomsky 1986: 3-4). Tais regras dizem respeito ordem dos sintagmas e em desmembramentos
mais recentes da teoria, como a Morfologia Distribuda (cf. Halle & Marantz 2003), tambm dizem respeito formao de palavras.
Dessa forma, descrever os processos de formao de palavras tendo em vista sua origem etimolgica no explica de que maneira o falante/ouvinte de uma lngua capaz de construir novos elementos
vocabulares. Autores que trabalharam na descrio da morfologia japonesa (cf. Hinds 1986, Shibatani
1990, Yamaguchi 2007, Kikuchi 2011), e at mesmo aqueles dentro da Teoria Gerativa (cf. Kageyama
1982, Kageyama 1996, Namiki 2010) insistem em trazer essa distino como elemento classificador. Porm, somente ao olhar para os dados sem essa duplicidade etimolgica que poderemos compreender de
que maneira a intuio lingustica do falante se faz valer, admitindo que essas leituras chinesas perderam
seu carter de emprstimo e, agora, fazem parte do repertrio de elementos formadores de palavras no
japons.
Assim, atendo-nos somente s realizaes fonolgicas, de maneira a extrair a distino etimolgica
cannica, comeamos a analisar pontualmente o modo como cada leitura opera na lngua. Para isso,
olhamos para o comportamento morfossinttico dessas realizaes e percebemos que, para a formao
de palavras, as leituras chinesas de um conceito operam somente como bases presas, ou seja, elas no
ocorrem de forma isolada, uma vez que a leitura japonesa ocorre como um elemento livre. Por exemplo,
o conceito de cachorro apresenta como elemento livre /inu/, a leitura japonesa, e como elemento preso
/ten/, a leitura chinesa, visto que somente o primeiro ocorre de forma independente em uma sentena.
(1) a. Kono inu
wa kawaii desu.
DET. cachorro NOM. fofo ser
b.* Kono ten
wa
kawaii desu.
DET. cachorro NOM. fofo ser
(Esse cachorro fofo).
Tal caracterstica morfossinttica verificvel com as mesmas restries de ocorrncia para todas
as categorias lexicais da lngua, todas elas apresentando uma forma que opera livremente e uma ou mais
formas presas, sendo que todas detm uma unidade conceitual.
Tomando todos os apontamentos feitos at agora, da variedade fonolgica de um conceito e de sua
restrio morfossinttica, focalizemos um suposto caso de derivao prefixal, na tentativa de avaliar o
comportamento dessa variao fonolgica da base em um caso de prefixao, ponto central dessa discusso. Por exemplo, tomando, por enquanto, rai- prximo como um prefixo, esperaramos uma palavra
como /rainatsu/ prximo vero, uma vez que /natsu/ o elemento livre da lngua para vero; porm,
temos como elemento formado /raika/, ou seja, uma afixao ao elemento preso /ka/. Assim, tendo em
vista que a prefixao se d geralmente com a afixao de um elemento prefixal a uma base livre, temos
em japons um processo derivacional em que o prefixo s apresenta a possibilidade de anexao forma
presa de um conceito.
(2) /natsu/ - vero (elementos livre)
*/rainatsu/ - prximo vero
/ka/ - vero (elemento preso)
/raika/ - prximo vero
Dessa maneira, intencionando simplificar a descrio para melhor visualizar o objeto, propomos que
as mudanas fonolgicas do item que ocupa o lugar de uma base sejam encaradas como casos de alomorfia, uma vez que esses itens alomrficos denotam um mesmo conceito. Alomorfes desse tipo parecem ser
abundantes na lngua japonesa, j que so encontrados na maioria das categorias lexicais (tal como em
nomes, verbos e adjetivos), sendo utilizados tanto em processos de derivao, quanto em processos de
composio (como j apontado na Tabela 1 e no exemplo (2)).
Portanto, temos uma variedade fonolgica que subjaz cada categoria lexical do japons, carregando a mesma totalidade conceitual, independente da relao fonolgica que existe entre elas, visto
que muitas vezes no h qualquer trao para se dizer que o alomorfe tenha sido resultado de operaes
fonolgicas ocorridas com o item vernacular em uma diacronia, tal como se pode perceber em cachorro:
/inu/ e /ten/, por exemplo.
Concluindo, chegamos ao final dessa primeira parte com uma proposta para se encarar os elementos
capazes de formar palavras em japons, tendo, portanto, itens vocabulares que ocorrem sempre como bases livres na lngua apresentando um conjunto de alomorfes de carter preso que podem ser classificados,
de uma forma geral, como casos de supleo, ou seja, na maioria dos casos, no h similaridade fontica
entre as realizaes alomrficas (cf. Katamba 2006), mas que, no entanto, carregam o mesmo contedo
conceitual e apresentam potencial para formao de novas palavras.
mantendo-os distantes das bases N, V ou A e (v) o fato de ser preso mantm os prefixos dentro da classe
dos afixos, distinguindo-os das bases livres.
A partir de agora, portanto, comearemos a testar os cinco critrios pr-estabelecidos e verificar de
que maneira os elementos propostos para a anlise se comportam.
Tomando, em sequncia o morfema /rai/, depreendemos uma amplitude nos tipos de classes que
podem participar no processo de formao de palavras. Sabendo que os casos de alomorfias so encontrados na maioria das categorias lexicais do japons, /rai/ surge como contraparte alomrfica presa do
verbo /kuru/ vir, podendo ocupar tanto o papel de morfema derivacional quanto de base para formao
de compostos. Tomemos os paradigmas em (4) e (5):
4. Concluso
Para explicar a facultatividade na escolha dos alomorfes e, ao mesmo tempo, inferir sobre a diferena entre prefixao e composio no japons, propomos que, nos casos de prefixao, a recorrncia e
a manuteno sistmica do contedo semntico implicam um distanciamento do carter alomrfico que
o elemento mantinha com determinada raiz , tendo em vista o caso de /rai/ que um alomorfe preso do
verbo /kuru/ que passou a operar sistematicaticamente esquerda de outras bases agregando a mesma
semntica, adquirindo uma identidade particular e operando somente como um morfema derivacional,
ou seja, quebra-se dessa relao com determinada raiz, passando, ento, a gozar de uma identidade prpria, servindo apenas como afixo.
Essa alterao, de alomorfe preso para morfema derivacional, deve ter suas respostas na diacronia
da lngua. Portanto, quanto ao carter prefixal ou composicional dos elementos inseridos ao lado esquerdo de uma base, visto que o japons opera com uma vultosa quantidade de alomorfes nos itens vocabulares, correspondero a alomorfes de razes operando como base e que tiverem como produto um elemento
composto aqueles que fujam a sistematicidade, ou seja, formarem produtos de sentido no-composicional
onde no se recupere a semntica do afixo, e sero morfemas derivacionais, no mais casos de alomorfia, aqueles elementos que depois de afixos mantenham sua semntica visvel nos produtos dos quais
participam.
Concluindo, ento, sobre a descrio dos morfemas, encontramos, portanto, 2 (dois) elementos que
se comportam como prefixos na lngua japonesa. A fim de elucidar essa afirmao, retomamos os crit-
rios elencados para prefixos, que so: (i) se afixam do lado esquerdo de uma base, (ii) no so bases, (iii)
apresentam recorrncia, (iv) apresentam identidade fontica, semntica e funcional, e (v) so presos, e os
aplicaremos a alguns exemplos.
Tabela 3: Aplicao dos traos definitrios dos candidatos a prefixo: (sim, satisfaz a
condio), X (no, no satisfaz a condio)
Traos
mainen
maitoshi
raiharu
raidan
(i)
(ii)
(iii)
(iv)
(v)
Temos aps essa verificao dos critrios, a constatao de que so prefixos as formas mai- e rai- (a
no ser pelo alomorfe preso da raiz do verbo /kuru/ vir). Verificando a validade dos critrios reunidos
por Rocha (1998), temos, para a definio de prefixao em japons, os seguintes critrios:
I. afixao ao lado esquerdo de uma base (podendo a base ser livre ou presa);
II. o elemento ao lado esquerdo no pode se tratar de uma base (tendo ele perdido sua relao
alomrfica (se houver) com um item livre da lngua, adquirindo sua identidade como morfema
derivacional);
III. apresentar recorrncia;
IV. apresentar identidade fontica, semntica e funcional e
V. ser preso
Alm disso, terminamos defendendo que a proposta das alomorfias e a distino de prefixos e bases
pelo seu carter de distanciamento ou proximidade com o elemento que partilha a mesma carga conceitual na lngua so capazes de caracterizar um morfema derivacional e uma base para formao de
compostos no japons, permitindo que a distino entre os processos de composio e derivao sejam
explicitados mais claramente na lngua.
5. Referncias bibliogrficas
Chomsky, N. 1986. Knowledge of Language. New York: Praeger Publishers.
Figueiredo Silva, M. C. & C. Mioto. 2009. Consideraes sobre a Prefixao. ReVEL, vol. 7, n 12, 1-23.
Halle, M. & A. Marantz. 1993. Distributed Morphology and the Pieces of Inflection. In: Hale, K. & S. Keyser (eds.)
The view from building 20: Essays in Linguistics in Honor of Sylvain Bromberger. Cambridge, MA: MIT
Press, p. 111-176.
Hinds, J. 1986. Japanese: Descriptive Grammar. London: Routledge.
Ikeda, T. 1980. Classical Japanese Grammar illustrated with texts. Tokyo: The Toohoo Gakkai.
Kageyama, T. 1982. Word Formation in Japanese. Lingua, 57, 215-258.
Kageyama, T. 1996. Morphology. In: Tsujimura, N. (1996) An Introduction to Japanese Linguistics. Massachusetts: Blackwell Publishers.
Kikuchi, W. 2011. Formao de Palavras (I): Prefixos. In: Morales, L. M. Tpicos de Gramtica da Lngua Japonesa. So Paulo: Fundao Japo.
Katamba, F. 2006. Morphology. 2nd Ed. New York: Palgrave Macmillan.
Namiki, T. 2010. Morphological variation in Japanese Compounds: The case of hoodai and the notion of compound-specific submeaning. Lingua, 120, 2367-2387.
Rocha, L. C. de Assis. 1998. Estruturas Morfolgicas do Portugus. Belo Horizonte: Ed. Da UFMG.
Shibatani, M. 1990. The Languages of Japan. Cambridge: Cambridge University Press.
Shirane, H. 2005. Classical Japanese: A Grammar. New York: Columbia University Press.
Yamaguchi, T. 2007. Japanese Linguistics: An Introduction. London: Continuum.
Laura Orsi
Universidad Nacional del Sur, Conicet
[email protected]
1. Introduccin
En el marco de la investigacin que desarrollamos sobre valoraciones y mantenimiento lingstico de inmigrantes de pases limtrofes en Baha Blanca, pretendemos relevar actitudes lingsticas -y,
eventualmente, estereotipos- hacia y en los distintos grupos inmigratorios y registrar el mantenimiento
de lenguas diferentes del espaol o de variedades dialectales diferentes de la bonaerense entre los inmigrantes de esos pases.
El propsito de este trabajo se vincula con las actitudes lingsticas hacia los grupos inmigratorios.
Para ello se aplic un cuestionario constituido por preguntas directas que atienden a aspectos sociolgicos -la valoracin de la inmigracin en general y la valoracin de los inmigrantes de cada uno de los
pases limtrofes- y lingsticos -la valoracin de las lenguas o variedades que se consideran habladas
en cada caso, el reconocimiento de determinados rasgos lingsticos y su respectiva valoracin-. Se realizaron 54 entrevistas pautadas o conversaciones semidirigidas a bahienses que no poseen antecedentes
inmigratorios de ninguno de los pases limtrofes, conformando una muestra equilibrada en relacin con
las variables gnero, edad y nivel educacional. La eleccin de este tipo de entrevistas se debe a que en
ellas se sigue un orden y un contenido planificado previamente y permite obtener la mayor cantidad de
datos tiles en menos tiempo (cfr. Silva-Corvaln 1989: 30).
El contenido de las respuestas permiti afirmar, en trabajos anteriores (Orsi 2010), que entre los
informantes existe una visin generalizada de la inmigracin cuya valoracin es negativa respecto de los
inmigrantes provenientes de Bolivia, Chile y Paraguay y que existe cierta conciencia lingstica (principalmente de la variedad hablada por los inmigrantes de procedencia chilena, manifiesta sobre todo en
expresiones lxicas y en menor medida en rasgos fonticos).
El presente trabajo tiene como objetivo relevar las formas de referencia utilizadas por los bahienses
para aludir a los inmigrantes de pases limtrofes intentando establecer su grado de generalizacin.
El material a partir del cual se realiza el anlisis corresponde a respuestas de preguntas directas
referidas, por un lado, a la inmigracin en general, a la inmigracin de pases limtrofes y a la distancia
cultural que media entre la sociedad receptora y los inmigrantes y, por el otro, a la conciencia lingstica
que posee la sociedad receptora, a actitudes como orgullo, prestigio, lealtad o rechazo y, finalmente, al
grado de distancia lingstica entre el espaol y el portugus.
realiza una jerarquizacin similar sin llegar a la individuacin, analizando las formas que tienen como
ncleo nominal denominaciones especficas del pas de origen y de un grado de especificidad menor.
Las formas generales que se pudieron relevar son: gente (41%), inmigrantes (33%) y personas
(15%). Con cada una de estas formas, los informantes construyen descripciones definidas agregando un
adjetivo, una clusula de relativo o un complemento para precisar el trmino referido.
Los contextos de aparicin para el trmino gente son:
(1) gente de Bolivia, de Chile, de Paraguay
(2) es gente que en gran medida est pensando en volver
(3) viene gente que est de ms en otros lados
(4) la gente que viene ac no es de cultura
(5) viene gente que hace por ah trabajos que los de ac no
(6) gente que viene de otro lado y es diferente [de los europeos]
Se puede apreciar, en el ejemplo 1 que el complemento especifica la procedencia y en el ejemplo 2
que la clusula precisa una condicin propia de la situacin de inmigracin. En los ejemplos restantes,
a diferencia de los dos anteriores, las clusulas adscriben al trmino una valoracin negativa basada en
situaciones socioeconmicas y culturales del inmigrante sea la expulsin del pas de procedencia sea la
educacin/cultura o en la comparacin con los inmigrantes europeos.
Entre las menciones de inmigrante se encuentran:
(7) los inmigrantes que vienen de pases limtrofes [...]son invasores
(8) los [inmigrantes] que vienen ac son generalmente mano de obra barata
(9) los [inmigrantes] que vienen de Bolivia de Chile de Paraguay son delincuentes
(10) los [inmigrantes] son de segunda categora
(11) los inmigrantes [vienen] qu se yo ms del lado mapuche, indgena
En este caso los informantes deben precisar la referencia a la procedencia del inmigrante en tanto el
trmino refiere a una clase heterognea de individuos y procedencias. Con esta precisin logran desambiguar el referente y construir una descripcin definida adscriptiva.
Las menciones de personas ocurren en los siguientes contextos:
(12) en la manera de vestir, en la manera de actuar, se distingue, se destaca enseguida ese tipo de
personas [de pases] limtrofes
(13) personas de menor jerarqua
(14) eran personas que no tenan tanta cultura pero se defendan bien
(15) personas que vienen de otros pases [no europeos]
En estos ejemplos, al igual que en los ejemplos anteriores, se puede sealar, que tanto los complementos como las clusulas desambiguan al tiempo que precisan el referente por las propiedades que le
adscriben.
Finalmente se puede apreciar que existe una diferenciacin respecto de las valoraciones asignadas a
cada grupo inmigratorio que se deriva de las precisiones de las referencias. Estas valoraciones son claramente negativas para inmigrantes de procedencia boliviana, chilena y paraguaya.
Las formas particulares de referencia al inmigrante por la nacionalidad en porcentajes son: boliviano (22%), brasileo (7%), chileno (46%), paraguayo (17%), uruguayo (8%).
El tipo de expresiones de uso frecuente1 en las que aparecen estas referencias son:
a. para el inmigrante de Bolivia:
(16) los bolivianos vienen a sembrar cebolla
(17) insultar al otro con decirle boliviano
(18) el boliviano es tpico: son petisitos, morochitos, carita redondita
(19) boliviano desgraciado que tiene los hijos esclavizados
(20) los bolivianos que hablan con palabras cortadas normalmente, no son de hablar fluido,[son]
pausados en la forma de hablar y sintticos lento
b. para el inmigrante de Brasil:2
(21) los brasileos son ms alegres
(22) los brasileros [comen] mucho frito
(23) es ms entrador, el brasilero
(24) los brasileros que hablan su propio idioma
c. para el inmigrante de Chile:
(25) insultar al otro con decirle [...]sos un chileno
(26) uno que me entra a robar ac [digo] qu chileno de m...
(27) el chileno es traicionero
(28) el chileno o es zanjero o es albail
(29) si es ms de tez ms clara no siendo blanco y de una constitucin mediana muy probablemente
sea chileno
(30) lo que hacen los chilenos [...] la fiesta esa, la enramada
(31) el chileno habla todo rapidito
d. para el inmigrante de Paraguay:
(32) los paraguayos son sirvientas
(33) el paraguayo es el paragua
(34) el paraguayo hace trabajar mucho a su mujer
(35) el paraguayo, viste, siempre aparece as como un poco tonto y muy pasional
(36) lo paraguayos comen cosas adems fritas cultural
(37) el paraguayo habla ms guaran
e. para el inmigrante de Uruguay:
(38) los uruguayos son los ms parecidos a nosotros
(39) el uruguayo toma el mate fro
(40) el uruguayo habla igual que ac
Se puede apreciar que las formas particulares ocurren, mayoritariamente, en construcciones predicativas en las cuales las referencias se presentan como sujetos, desempeando una funcin referencial
acompaados de expresiones que figuran como predicados cuyo uso desempea una funcin descriptiva
o clasificatoria (Strawson 1998: 403).
Por otro lado, y teniendo en cuenta el contenido de las expresiones, se puede establecer una caracterizacin a partir de las adscripciones que los informantes mencionan para cada grupo inmigratorio. As
en los ejemplos 1, 13 y 17 se vincula al inmigrante con el desarrollo de una actividad determinada. En
este sentido, tambin se podra interpretar el ejemplo 18. En los ejemplos 2, 10 y 18 se reconocen insul1 El uso frecuente de estas expresiones se corresponde con un porcentaje mayor del 40% de apariciones de cada una de las menciones: cada uno de los ejemplos -o
sus variantes- aparecen en la muestra en un porcentaje mayor del 40%.
2 Las referencias a los inmigrantes de Brasil aparecen con dos trminos equivalentes en apariencia: brasilero en un 5% y brasileo en un 2%.
tos utilizando la nacionalidad. Los ejemplos 4, 6, 8, 11, 12, 19 presentan caracterizaciones como rasgos
propios de los inmigrantes. Tambin aparecen menciones a cuestiones culturales en los ejemplos 7, 20 y
24 y a rasgos fsicos en los ejemplos 3 y 14.
Se puede observar que las descripciones ms detalladas de los inmigrantes suceden en los casos
en los que las formas particulares presentan mayor porcentaje -de Chile, de Bolivia y de Paraguay- y
que incluyen actividades, rasgos propios, caractersticas culturales e insultos utilizando la nacionalidad,
mientras que las descripciones ms escuetas -relacionadas con caractersticas y cuestiones culturales- se
corresponden con las formas particulares de menor porcentaje (de Brasil y de Uruguay). Esta diferencia
podra explicarse teniendo en cuenta la representacin de los informantes respecto de los inmigrantes
provenientes de Brasil y de Uruguay en tanto expresan que la inmigracin brasilea no existe y que
los uruguayos son los ms parecidos a nosotros que hay, una provincia anexa a Argentina.3
Finalmente, los ejemplos 5, 9, 16, 22 y 25 muestran el modo en que los informantes perciben el habla
de los inmigrantes. Se puede apreciar que estas percepciones son bastante generales y se vinculan con
cuestiones de entonacin y del tempo del discurso en el caso de inmigrantes bolivianos y chilenos, con el
reconocimiento de otras lenguas, en el caso del brasileo, y de interferencias de otras lenguas en el caso
del paraguayo.4
3. A modo de conclusin
La recurrencia de estas formas de referencia, sean generales o particulares, nos permite afirmar que
son utilizadas como casi frases hechas. Ambas formas se precisan a travs de descripciones definidas que
le asignan al inmigrante un significado y un valor explcito. Exceptuando a los inmigrantes provenientes de
Brasil y Uruguay, las descripciones definidas presentan un valor negativo sea por la cultura, por cuestiones
sociales, por relacionarlos con determinados trabajos o por la condicin de inmigrante limtrofe -en oposicin al europeo-. Asimismo, se pudo apreciar que los informantes ubican a los miembros de la sociedad
receptora en un lugar diferente respecto de los inmigrantes de pases limtrofes, en principio por utilizar las
nacionalidades de los inmigrantes de manera peyorativa. Por otro lado, se puede pensar que la lengua se
presenta como un elemento que permite visibilizar al inmigrante ni bien abre la boca.
Finalmente, se puede establecer una relacin entre las formas de nombrar al inmigrante y la descripcin definida que se asociada a l que permitira pensar en cierta visin estereotpica que los informantes
de la sociedad bahiense poseen respecto de los inmigrantes de pases limtrofes que se deduce al interpretar de manera metonmica la figura del inmigrante.
Por ltimo, la recurrencia en las valoraciones negativas de esa inmigracin nos permite seguir la
investigacin apuntado a las caractersticas que se adjudican a la sociedad receptora a travs de lo que
explicitan u ocultan estas descripciones.
4. Referencias bibliogrficas
Lyons, J. 1980. La Semntica, Barcelona, Teide.
Orsi, L. 2010. Qu piensan los que reciben? Actitudes lingsticas hacia los inmigrantes de pases limtrofes en
Baha Blanca, en: V.M. Castel y L. Cubo de Severino, La renovacin de la palabra en el bicentenario de la
Argentina. Los colores de la mirada lingstica, Mendoza, Editorial de la Facultad de Filosofa y Letras de la
Universidad Nacional de Cuyo, 957-962.
Silva Corvaln, C. 1989. Sociolingstica. Teora y Anlisis, Madrid, Alhambra.
3 Es necesario mencionar que existe cierta correspondencia entre las formas singulares y los datos censales del 2001 que establecen un 25% de bolivianos, un
23%de chilenos, un 35% de paraguayos, un 13% de uruguayos y un 3% de brasileos radicados en la Provincia de Buenos Aires en ciudades que superan los cien mil
habitantes entre las que se encuentran Mar del Plata y Baha Blanca.
4 En trabajos anteriores (Orsi 2010) se analiz el porcentaje de informantes que mencionan elementos lxicos-gramaticales (el 8% de Bolivia, el 62% de Chile, el
5% de Paraguay y el 8% de Uruguay) y elementos fonticos y entonacionales (de Bolivia 11%, de Chile 8%, de Paraguay 3%).
1. Introduccin
La Nueva Gramtica de la Lengua Espaola (2009: I, 736) distingue tres tipos de compuestos: a)
compuestos propios o univerbales del tipo agridulce, b) compuestos sintagmticos tales como tren bala y
c) compuestos sintcticos (o locuciones nominales) entre los que destaca caballo de batalla. Este ltimo
grupo ha generado divergencias terminolgicas y conceptuales entre los lingistas. En este trabajo me
centrar en la propuesta conceptual de Val lvaro (1999) en donde denomina a los compuestos del tipo
cara de nio compuestos sintagmticos con sintagma preposicional, y basar este anlisis en la perspectiva de la Gramtica Cognitiva de Taylor (2002).
Estos compuestos consisten en la combinacin de dos palabras para crear un concepto nuevo. A diferencia de los compuestos lxicos prototpicos, no mantienen una unidad fonolgica y morfolgica, sino
que respetan las reglas de acentuacin de cada unidad y se unen, en este caso, mediante una preposicin
para formar compuestos sintagmticos del tipo N+de+N.
Este tipo de compuestos tiene como referente un objeto de la realidad, es decir, el compuesto guarda
una relacin literal entre sus partes, pero tambin mantiene una relacin figurada que refuerza la unin
semntica del compuesto. A diferencia de una posible interpretacin que deje fuera la idea de composicin, daremos pruebas que verifican la composicin sintagmtica (preposicional).
Revisar, en un primer momento, el valor de la preposicin de y lo restringir a una red semntica
especfica que funciona en la composicin de N(cuerpo)+de+N(concreto). Para ello, retomar la perspectiva endocntrica en donde el ncleo forma parte del significado y otra, exocntrica, en donde el
significado, por extensin, se da en sentido figurado. Posterior a ello, propondr una red semntica que
estipula los valores de la preposicin de y un diagrama en donde queda reflejado el valor ms concreto
de la preposicin.
Como tercer punto, analizar la formacin del compuesto basada en la propuesta de la Gramtica
Cognitiva de Taylor (2002) y presentar cmo se forma el esquema N+de+N. Asimismo, retomar algunas pruebas que apoyan el anlisis planteado.
2. Objetivo y metodologa
El presente trabajo tiene como objetivo analizar la formacin de los compuestos sintagmticos
(N+N) unidos por la preposicin de (N+de+N) y el valor de la preposicin. Los 57 compuestos a analizar
estn formados por un sustantivo que refiere a alguna parte del cuerpo (humano o animal), mientras que
el segundo sustantivo designa un elemento concreto.
Estos compuestos son del tipo:
alita de pollo, barbas de macho, beso de novia, beso de ngel, boca del ro, cabeza de chorlito, cabeza
de alcornoque, cabeza de serie, cara de nio, cara de palo, cola de cochino, cola de caballo, corazn de
pollo, corazn de cristal, corazn de meln, cuello de tortuga, cuello de botella, dedos de mantequilla,
dedos de pianista, deditos de queso, diente de ajo, diente de len, estmago de acero, garra de tigre, lengua de gato, manita de gato, manita de puerco, manos de estmago, mente de elefante, ojo del huracn,
ojos de pistola, ojo de lince, ojo de pescado, ojos de borrego, ojos de gato, ojo de venado, ojo de buey, ojo
de agua, pata de conejo, pata de elefante, pata de gallo, pata de palo, pata de perro, pelo de ngel, pelos
de elote, pelos de estropajo, pelos de escoba, pie de atleta, pie de rbol, piquito de pollo, rabo de cebolla,
rabos de gallo, riones de conejo, taln de Aquiles, tendn de Aquiles y ua de gato.
4. Anlisis
Compuestos sintagmticos y los valores de la preposicin de
A lo largo de este trabajo, utilizar la definicin que da Val lvaro (1999: 4827) sobre los compuestos sintagmticos con sintagma preposicional como un ncleo nominal modificado por un complemento
adnominal simple.
Ramn Almela (1999: 141-142) retoma la clasificacin de los compuestos en espaol en el Esbozo de
la RAE considerando nueve criterios, de los cuales slo ocho son aplicables para entender este corpus:
1) Categora gramatical de los componentes: tanto el primero como el segundo son sustantivos o nombres unidos por la preposicin de. Como ya hemos dicho, el primer sustantivo N1
designa una parte del cuerpo, mientras que el segundo N2 determina algn elemento concreto de la realidad (pelos de escoba que refiere a una persona con el cabello desordenado
y no sedoso) o, en su caso, de la realidad divina (pelo de ngel), formando la siguiente
correlacin y ordenamiento:
Esquema 1. Formacin
2) Relacin sintctica que los une: estos compuestos sintagmticos se unen mediante la preposicin de a los que Almela denomina compuestos preposicionales.
3) Orden de colocacin de los elementos: primero aparece el ncleo y luego su dependiente,
es decir, nos encontramos ante la estructura comn en el espaol que es mantener el ncleo
a la izquierda del compuesto, como los casos de hombre araa y perro polica.
4) Referente del compuesto en relacin con el referente de los componentes: el referente del
compuesto tiene dos niveles, a) uno que designa componentes de la realidad que explicita la
parte inalienable cara en una relacin parte-todo, el determinado, y un determinante genrico compuesto por una FP de nio y b) otro que designa una parte metafrica o una extensin
semntica que refiere, en este caso, a un animal especfico.
5) Grado de unin de los componentes: Las formas del compuesto se mantienen separadas,
estos compuestos no han terminado el proceso de lexicalizacin y no se han fusionado como
tela de araa > telaraa, por lo que pueden seguir mostrando variaciones.
6) Categora gramatical del compuesto: la hereda del ncleo del compuesto, es decir, el determinado o ncleo (en trminos de Almela) que se localiza a la izquierda del compuesto:
1) Formacin del plural: se aade la marca del plural del espaol en un elemento, el primero,
e incluso admite otros procesos derivativos como el diminutivo que puede llegar a fijarse, ej.
ala de pollo > alita de pollo > alitas de pollo frente a *ala de pollos, *alita de pollos, *alitas
de pollos, *ala de pollitos, ya que el comportamiento de los compuestos hace que la marca
del plural se una al ncleo.
2) Acento: conserva los acentos individuales, no se funden en uno solo a diferencia de
telar()a que tiene un acento primario1.
A partir de esos criterios, notamos que los compuestos N+de+N del tipo cara de nio tienen un
comportamiento regular.
Para poder establecer el tipo de relacin que ocupan los compuestos, es preciso revisar los lmites
de la preposicin. De acuerdo con el DRAE la preposicin de puede denotar diferentes valores, vase el
Diagrama 1.
1 2
*
1 *
*
0 (*) (*) (*) (*)
te la ra na
La preposicin tiene un valor comn como el caso de 1 en donde designa posesin o pertenencia
(la casa de mi padre), otros valores referenciales 2-10 que varan entre la locucin adverbial de modo
(almorz de pie), la locacin, ya sea contextualizado como meta o fuente (la piedra es de Colmenar,
viene de Aranjuez), el material (el vaso de plata), el contenido (un vaso de agua), el asunto (una clase de
matemticas), para marcar la causa o el origen de algo (muri de viruelas), para expresar la naturaleza,
la condicin o la cualidad de alguien o algo (hombre de valor), para determinar o fijar la aplicacin
de un nombre apelativo (la ciudad de Sevilla), para marcar un punto en el espacio o en el tiempo (de
Madrid a Toledo).
A partir de 11-23 el uso de la preposicin est ms alejado, se utiliza precedida de sustantivo, adjetivo o adverbio y seguida de infinitivo (lejos de pensar, harto de trabajar), seguida del infinitivo con valor
condicional (de saberlo antes, habra venido), precedida de un verbo para formar perfrasis verbales (dej
de estudiar), con ciertos nombres para determinar el tiempo en que sucede algo (de madrugada), para reforzar un calificativo (el bueno de Pedro), como nota de ilacin (de aquello se infiere), con valor partitivo
(un poco de agua), denota la rpida ejecucin de algo (acabemos de una vez), se une entre distintas partes
de la oracin con expresiones de lstima, queja o amenaza (pobre de mi hermano!), para la creacin de
locuciones prepositivas a partir de adverbios o nombres (a diferencia de, antes de), combinada con otras
preposiciones (de a tres, tras de s), en ciertas construcciones con el agente de la pasiva (acompaado de
sus amigos) o para introducir el trmino de la comparacin (he comido ms de lo debido).
Los ltimos cuatro valores 24-27 son relativos a los valores de otras preposiciones, con la idea de
medio, modo o instrumento (lo hizo decon intento), para expresar finalidad (gorro depara dormir), expresa
causa (lo hice depor miedo).
Lo anterior nos indica que la preposicin tiene muchos alcances semnticos que van de valores
concretos estructurales, temporales y espaciales (referencias claramente locativas) hasta abstractos de
pertenencia o posesin.
En el caso de los compuestos, ciertos valores se mantienen y otros se aaden mediante procesos metafricos o metonmicos. Como veremos ms adelante, podemos encontrar valores de pertenencia, tal es
el caso de pata de conejo (objeto que indica suerte), ojo de pescado (verruga que aparece en el pie causada
por un virus); el valor locativo como boca del ro (indica el inicio de un ro) y, por ltimo, la condicin o
materia como deditos de queso (comida hecha con trozos de queso empanizado).
a) Relaciones: endocentricidad vs. exocentricidad
A partir de los valores estipulados actualmente por el DRAE, conformaremos una red semntica
que establezca los alcances de la preposicin. El valor prototpico de la preposicin de se reconstruye en
268 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
oraciones como no sale de casa, vengo de Puebla, la casa de enfrente, entre otras, que indican el valor
ms concreto de la preposicin, es decir, ubican al hablante en un referente espacio-temporal. De esta
manera, podemos revisar la extensin semntica en los Diagramas 2 y 3.
La preposicin de tiene un primer nivel estructural que ubica al hablante en un referente espaciotemporal, gracias al cual se extiende el valor de cercana y, posterior a ello, el de posesin manifestado
en este tipo de compuestos.
En el nivel endocntrico, de acuerdo con la preposicin, tenemos subconjuntos de los compuestos
que tienen comportamiento afn, de acuerdo con su ncleo. Veamos en el Diagrama 4 la localizacin del
ncleo, a diferencia de la perspectiva exocntrica del Diagrama 5.
Como ya habamos dicho, estos compuestos tienen su ncleo localizado a la izquierda y es, por
supuesto, el que brinda la categora gramatical. De esta manera, podemos decir que de acuerdo con la
relacin interna el compuesto cara de nio es un tipo de cara y no de nio.
Esa relacin tambin est dividida en tres bloques:
a) Una relacin parte-todo estructural que recuperamos como posesin inalienable. Dentro de ese
grupo, el ncleo designa una parte del cuerpo y se mantienen bajo una relacin de posesin. Tambin se
puede designar la pertenencia, como en el caso de beso de novia. Todos esos compuestos tendrn una
correspondencia de acuerdo con la relacin externa que veremos ms adelante.
b) Otra locativa con un referente espacio-temporal con una ubicacin especfica tomada a partir de
la estructura corporal.
c) Un comportamiento basado ms en la forma (imagen brindada) del ncleo.
Estos subgrupos (Figura 1) comparten la categora gramatical y el esquema de composicin, pero
semnticamente alternan o modifican su relacin interna.
Desde una perspectiva externa (Diagrama 5), el ncleo se encuentra fuera del compuesto, ya que
designa, a partir de la extensin semntica metonmica (parte-todo) o metafrica (imagen-semejanza),
otro objeto de la realidad. Podemos observar que los compuestos como cara de nio designan un animal
por la forma, cola de caballo refiere un tipo de peinado, diente de len nombra una flor, o bien, por una
relacin metonmica en donde la perspectiva exocntrica nos permite incluir compuestos como diente de
ajo o rabo de cebolla. En todo caso, el ncleo es el que brinda la categora gramatical.
De acuerdo con la Figura 1, el nivel de la preposicin manifiesta en su mayora la posesin, adems de la referencia espacio-temporal, la forma, la materia y la apariencia. Estos valores se mantienen en
la relacin exocntrica generados a partir de la distancia semntica y de la trayectoria de lo concreto a lo
abstracto reflejada en la Figura 2.
En el mbito de la relacin interna (RI), los compuestos refieren objetos de la realidad unidos por la
preposicin de, reflejan valores concretos estructurales y espacio-temporales hasta ciertos valores abstractos como la posesin, es decir, se encuentran en una relacin directa (Diagrama 6).
Diagrama 6: mbito RI
Cada componente morfolgico tiene un equivalente semntico dentro de la estructura del compuesto, es decir, cara de nio es un tipo de cara que posee o le pertenece a un nio.
Mientras que en la relacin externa (RE) la transparencia semntica puede debilitarse, o en cierto
sentido alejarse de los objetos reales que designa para, en el espacio de la metonimia y la metfora (Diagrama 7), referir otros elementos ms abstractos.
Diagrama 7: mbito RE
A partir del marco de representacin, podemos notar que los compuestos morfolgicamente tienen
un comportamiento afn, pero semnticamente mantienen un nivel interno y otro externo.
a) Esquema de formacin del compuesto del tipo cara de nio
Como ya habamos dicho, estos compuestos se forman mediante dos procesos consignados por Taylor (2002) como complementacin y modificacin. La preposicin de complementa al sustantivo N2, es
decir, se manifiesta una relacin de ncleo-complemento:
COMPLEMENTACIN
de
nio
ncleo---------complemento
El nivel de complementacin permite categorizar al ncleo-complemento como una frase preposicional de nio que ser el modificador del N1:
MODIFICACIN
cara
de nio
ncleo---------modificador
Esos dos niveles, la complementacin y la modificacin, permiten generar el esquema del compuesto N+de+N:
La Figura 3 nos indica, como lo establece Taylor (2002), la relacin de valencia establecida entre
los componentes: head-complement y head-modifier. En la Figura 4 podremos reconocer la relacin,
disposicin y ubicacin de los componentes que forman el tipo de compuestos basados en la siguiente
representacin lgica:
((X N) ((YP) (ZN))FP)N
Esa representacin est compuesta por un ncleo (a la izquierda) y una frase preposicional con
una funcin claramente adjetiva por lo que modifica al ncleo.
El N1, al ser el ncleo, admite procesos derivativos y flexivos, pero no sucede lo mismo con el N2 caras de nio vs. *cara de nios. Este tipo de compuesto no permite mover los componentes de posicin *de
nio cara, extraer alguno de sus elementos *cara de, pero s es susceptible de expansin en el nivel interno cara de nio gordo. Sin embargo, en el nivel externo, el mbito de la extensin es posible pero restringido a ciertos modificadores relativos al valor semntico del compuesto (cara de nio =animal>cara
de nio grande=el animal que designa es ms grande de lo normal).
En la formacin del plural, existen como indica Buenafuentes (2007) ciertos matices, ya que algunos compuestos tienen ya fijada la marca del plural como dedos de mantequilla; existen otros casos en los
que ese primer elemento fijado en plural ha perdido el significado de pluralidad y entonces se produce
una diferencia semntica ente el compuesto en singular y en plural (Buenafuentes 2007: 157-158), como
ojo de gato que designa una gata de color blanco amarillento frente a ojos de gato que refiere a una
persona que tiene los ojos de color agrisado
El esquema descrito hasta ahora, dadas las caractersticas de N1 y N2, los valores de la preposicin y
los alcances de sta, as como los recursos internos y externos a los que se somete este tipo de compuestos
y las pruebas permitidas me hacen considerar que es productivo (formacin espontnea en Esquema 3)
y aplicable a otro tipo de sustantivos, es decir, el alcance es todava mayor. Tenemos compuestos como
casa de huspedes, centro de da, cuarto de bao, palabra de honor, sala de espera, vale de descuento
o aniversario de bodas en donde la marca del plural ya est lexicalizada en el determinante y por eso es
aceptable.
5. A modo de conclusin
Como hemos revisado, la formacin de estos compuestos sintagmticos, o llamados tambin preposicionales, sigue un esquema N1+de+N2 especfico con un nivel de ncleo-complementacin y otro de
ncleo-modificacin.
La preposicin de tiene varios alcances y valores, adems de tener la cualidad de unirse a un grupo
variado de elementos; permite o establece relaciones entre los componentes. El valor de la preposicin
caracteriza una dimensin espacio-temporal, de contenido, estructural e incluso de posesin y pertenencia dada la capacidad de establecerse como vnculo entre distintos elementos que poseen caractersticas
definidas.
274 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
6. Referencias bibliogrficas
Almela, R. 1999. Procedimientos de formacin de palabras en espaol. Barcelona: Ariel, 120-160.
Buenafuentes de la Mata, C. 2007. Procesos de gramaticalizacin y lexicalizacin en la formacin de compuestos
en espaol (Tesis doctoral), en: http://www.tdr.cesca.es/TESIS_UAB/AVAILABLE/TDX-0321107-172834//
cbm1de1.pdf, consultado el 02/marzo/2011. Barcelona: 10-79, 152-164.
Nueva Gramtica de la Lengua Espaola. 2009. La composicin. Morfologa, Sintaxis I. (Vol. I). Madrid: RAEAsociacin de Academias de la Lengua Espaola, 735-788.
Taylor, J. R. (2002). Cognitive Grammar. Oxford, New York: Oxford University Press, 265-295.
Val lvaro, J. F. 1999. La composicin en: I. Bosque y V. Demonte (eds.). Gramtica Descriptiva de la Lengua
Espaola. Vol 3. Madrid: Espasa, 4757-4841.
Cristian Palacios
Conicet, Instituto de Lingstica - UBA
[email protected]
Las siguientes palabras quieren dar cuenta de un trabajo en proceso y no son de ningn modo puntos de llegada, sino todo lo contrario. Forman parte de una investigacin ms extensa sobre lo que aqu
llamaremos lo irrisorio y su papel en las sociedades latinoamericanas contemporneas. Es esta una
posible aproximacin terica cuyo objeto no es brindar una definicin esencialista de todo lo que atae al
campo del humor, lo cmico y la risa, sino construir un dispositivo de anlisis que nos permita interpretar
algunos problemas particulares, en concreto, en la obra de Roberto Fontanarrosa.
Nuestro abordaje ser por lo tanto discursivo, entendiendo discurso en sentido amplio, como cualquier materialidad investida de sentido (Vern 2004 [1979]); separndose de este modo de otras aproximaciones psicolgicas, fisiolgicas o teraputicas, al fenmeno de la risa. Tomado desde el punto de vista
de la produccin, lo irrisorio ser, por lo tanto, no lo que hace rer sino un modo particular de decir (o
de dibujar o de actuar). Es esta particularidad lo que debe ser indagado, lo que constituye la extrema
dificultad de la tarea. Tomado desde el punto de vista del reconocimiento, lo irrisorio no se encontrar
tan slo en el efecto de risa que provoca, aunque ese efecto es un dato no menor, sino en las operaciones
de lectura que permiten reconocer tal o cual discurso como cmico, humorstico o chistoso.
Queda claro, en primer lugar, que ese modo particular de producir o de reconocer un discurso
variar de acuerdo a sus condiciones sociales (de produccin o de reconocimiento). Es un dato que ha
sido anotado por todos los tericos de la risa el que lo que hacer rer en una sociedad en un momento determinado no hace rer en otra. Todos conocemos la extrema dificultad de traducir un chiste, incluso uno
no verbal. Pero, dicho esto, quedara todava por explicar la increble supervivencia de algunas bromas y
procedimientos de lo cmico. Por otro lado, discursos serios son a menudo reconocidos como graciosos
(vase, por ejemplo, el caso del discurso pronunciado por el presidente Menem en una escuela de Tartagal, Salta en 1996, discurso pronunciado como serio pero que hoy en da provoca risa) y viceversa:
cualquier cmico sabe cun difcil es hacer rer a un pblico disgustado.
Esta situacin es la que describe la nocin de desfase o circulacin no lineal del sentido1 en la teora
de los discursos sociales. Es decir: lo que define la circulacin del sentido en una matriz social determinada es justamente el proceso de desfase entre produccin y reconocimiento (Vern 2004 [1979]: 40) y
es lo que, en ltima instancia, permite la existencia del anlisis. Se rompe as con el modelo clsico de la
comunicacin, para el cual el receptor recibe sin ms y decodifica el mensaje que le enva el emisor.2
En la teora de la comunicacin clsica, el hecho de que sea percibido como gracioso un discurso que
fue producido como serio resultara inexplicable o se explicara en trminos de ruido. Por ello, Vern
insiste en que la lengua no es un cdigo.
1 Los juegos del discurso no son otra cosa que el marco, el contexto, donde, en el seno de determinadas relaciones sociales, tiene lugar la produccin social de
sentido. Y una de las propiedades fundamentales del sentido, cuando se analiza en el marco de su matriz social, es el carcter no lineal de su circulacin (Sigal y
Vern 2004: 19).
2 Un mensaje emitido por el destinador debe ser percibido adecuadamente por el receptor. Todo mensaje es codificado por su emisor y pide ser decodificado por
su destinatario (Jakobson 1975).
La concepcin de la circulacin del sentido como un sistema no lineal o, en otras palabras, que la
comprensin es un caso particular del malentendido como fuera pronunciado por Pierre Bourdieu
en un debate televisivo 3 constituye un captulo especfico de las teoras de anlisis del discurso en el
que conviene detenerse un momento, dado que atae directamente a nuestras investigaciones sobre lo
irrisorio, como veremos ms adelante. Este giro terico es sin duda deudor de la lingstica de la
enunciacin de Antoine Culioli. Deuda que ha sido reconocida por Vern quizs un poco tardamente.4
El enunciado dice Culioli no es algo ya fabricado, que sale de la cabeza y que transporta sentido de tal manera que el otro, en el otro extremo, lo recupera y se lo pone en la cabeza (2010: 24). Hay
una relacin de disimetra entre uno y otro polo del esquema comunicativo. El problema es, sin embargo,
que la comprensin no slo acontece, sino que adems tenemos la ilusin de que acontece de manera
transparente:
Hay que explicar justamente cmo, an sin ser simtrico, esto le permite a alguien recuperar esas huellas que se le envan, esos marcadores, y cmo, si bien no somos todos cerebros conectados a un gigacerebro que normalizara todo esto, con todo llegamos a efectuar ese trabajo; ese trabajo que es, desde
ciertos aspectos, de puesta en correspondencia que funciona de todas maneras, ms o menos bien, e
incluso ms bien que mal (Culioli 2010: 26).
De all que Culioli plantee que reducir la enunciacin nicamente a la produccin y el enunciador
al hablante es, al fin de cuentas, no comprender que el enunciado no tiene sentido sin una doble intencin
de significacin en los enunciadores respectivos. Enunciador y co-enunciador actan simultneamente
como emisor y receptor en el momento mismo en que el enunciado se est produciendo la comunicacin
con valor referencial estrictamente externo y explcito no es sino un caso lmite (Culioli 2010: 176-177).
Lo que queda menos claro es que sea este tambin el punto de vista adoptado por la Escuela Francesa de Anlisis del Discurso.5 En el caso de su texto fundador, el problema no parece plantearse en
esos trminos a pesar de ciertas aseveraciones que podran indicar lo contrario.6 Pero es en La langue
introuvable, uno de los textos ms extraos y, en cierto modo, disparatados de Michel Pcheux, escrito
en colaboracin con Franoise Gadet, donde aparecen algunos ecos de la obra de Culioli que parecen
apuntar en esta direccin.
Ya desde su introduccin leemos el objeto de la lingstica reside en un doble hecho, en que hay
lengua y hay lenguas, que retoma casi al pie de la letra la afirmacin de Culioli: En seguida me vi
confrontado a dos preguntas eminentemente filosficas: 1) cul es el objeto de la lingustica (es decir,
cmo articular lenguaje y lenguas)(Stphane 1995: 147) Este casi, por supuesto, se encuentra en la partcula -je, que describe graciosamente el amplio arco que va desde la lengua al lenguaje y la diferencia
terica radical que implica el uso de un trmino y el otro. En este trabajo se realiza una lectura crtica
de la historia de la lingstica y de lo que los autores llaman su tontera, su empeo en ensordecerse,
empeo que parece cifrado en la tendencia a olvidar su diversidad, algo que se encuentra en la base de las
reflexiones de Culioli. Esta diversidad incluye el absurdo, el lapsus, el equvoco, el humor, la metfora,
condensadas en la frase: la locura (y la poesa) hacen tambin algn uso de la lengua (Culioli 1983: 62).
En efecto, en el momento de su crtica a Chomsky, los autores citan a Culioli a propsito de lo que
este describe como una perpetua actividad epilingstica por parte de los hablantes (una metalengua no
controlada, a diferencia de la producida por los lingistas), actividad que se encuentra perfectamente
ilustrada en los chistes (por ejemplo, Inodoro Pereyra, de Fontanarrosa, construye toda su dinmica narrativa, su particular ritmo, en los constantes malentendidos que se producen entre los personajes, y en
3 En un debate de televisin educativa, con Jean Laplanche y Georges Mounin. Citado en nota al pie en Culioli (2010: 26).
4 habiendo conocido, durante mucho tiempo, una proporcin bastante reducida de los escritos de Culioli, sus puntos de vista han tenido sobre mi propio trabajo una
influencia manifiestamente mucho mayor de lo que imaginaba (Culioli 2010).
5 Se sabe que Michel Pcheux haba seguido los cursos de Culioli en la EPHE, participado del seminario B.C.G. (Bresson Culioli Grize) y publicado junto con
ste y Catherine Fuchs un texto en la serie Documents de linguistique quantitative.
6 Por ejemplo, comentando el modelo de Jakobson: la teora de la informacin, subyacente en este esquema, conduce a hablar de mensaje como transmisin de
informacin: lo que hemos dicho anteriormente nos hace preferir aqu el trmino de discurso que implica que no se trata necesariamente de una transmisin de informacin entre A y B, sino de un efecto de sentido entre los puntos A y B. (Pcheux 1978 [1975]: 48).
sus ajustes, que conducen a ms malentendidos). Dicen Pcheux y Gadet: el cdigo no es biunvoco, ya
que el suponer una relacin biunvoca sera eliminar fenmenos como el malentendido, la metfora, el
lapsus y, citando a Culioli, una de las propiedades del lenguaje humano es la de prestarse a la axiomtica euclidiana y a la imagen potica (Pcheux y Gadet 1983: 150-151).7
Ya se ve por qu dicha circulacin no lineal del sentido resulta fundamental para una teora sobre
los aspectos cmico y humorstico de los discursos, ya que justamente es all donde se pone en juego
la capacidad de entendimiento entre las partes, donde se hace evidente que la pretendida transparencia
es una ilusin. Entender un chiste implica entender esta falla que se traduce no slo a nivel lingstico
sino tambin en los cuerpos y en las imgenes (manera de actuar o de dibujar e incluso de cantar que
rompen con la regla de lo que debera ser). Pcheux y Gadet insisten una y otra vez en que al colocar
el equvoco, el lapsus, el retrucano como meros accidentes en la produccin de sentido, la lingstica se
vuelve cosa seria y lo demuestran con el ejemplo de los dos Saussure: uno diurno, el del Curse y otro
nocturno, el de los anagramas.8 Aclaremos que la seriedad no est revestida aqu de un matiz positivo,
sino todo lo contrario.
Qu es lo serio evidentemente sino la negacin de todo lo que en un discurso podra dar lugar al
equvoco y a los desplazamientos de sentido? Tenemos, por ejemplo, el caso paradjico de la circulacin
del libro de Pcheux Les vrites de la palice, traducido al ingls como Language, Semantics and Ideology
(1982) y al portugus como Semntica e discurso. En ambos casos aunque no sabemos cules son las
razones que llevaron a los traductores a proceder de tal modo el ttulo francs aparece neutralizado por
el recurso a una ciencia concreta, seria, por la inscripcin en una disciplina determinada.
As, se comprende mejor por qu un texto no tiene sentido, fuera de la actividad significante de los
enunciadores, y por qu la ambigedad (y el malentendido) son no solamente explicables, sino tambin
parte integrante del modelo, del mismo modo que los desplazamientos metafricos. En una palabra, la
significacin de un enunciado, ms all de su sentido, provendr de esta acomodacin intersubjetiva,
en suma, de las condiciones mismas de la enunciacin. El lenguaje es un sistema, pero un sistema
abierto. (Culioli 2010: 176-177).
No se trata tan slo de una reivindicacin del humor o de los derechos de la poesa. Descompartimentar la falta de sentido y soportar su irrupcin en el pensamiento, dicen Pcheux y Gadet,
significa responder a una profunda necesidad poltica del movimiento revolucionario y de la reflexin
marxista: probablemente el ltimo remedio contra la estupidez (1983: 121).
Pero qu es entonces aquello que hemos llamado lo irrisorio y por qu lo hemos llamado as?
Al anteponer el artculo neutro al adjetivo de todo lo que mueve a risa y burla, pero adems lo insignificante por pequeo (D.R.A.E.), querramos dar cuenta de un vasto dominio que incluye el humor
y lo cmico, la burla, la stira, la parodia, el pastiche, el chiste en todas sus manifestaciones, el humor
negro, el absurdo, la mueca, la irona, en definitiva, todo aquello que se asocia al campo de la risa; pero
tambin en cierta medida el discurso melanclico, definido por Hugo en Les travailleurs de la mer
como la dicha de estar triste (Klibansky, Panofsky y Saxl 1991). Por lo tanto, la nica utilidad terica
de un trmino que abarcara cosas tan dismiles, sera justamente la de postular un punto de encuentro,
algo que les es comn.
Es un hecho que, a pesar de los esfuerzos que se han hecho en las reflexiones sobre este campo, no se
ha llegado siquiera a una terminologa comn, quizs debido a la misma imprecisin de los fenmenos
con los que se trabaja, quizs debido al hecho de que a pesar de su reconocida importancia no han
encontrado un desarrollo terico equivalente.
7 El texto citado por Pcheux y Gadet es La formalizacin en lingstica [1968], reproducido en Lenguajes, 3: 11-25. 1976.
8 No son los anagramas, palndromos, retrucanos y, en ltima instancia, incluso la rima, por intraducibles, la mayor resistencia que oponen las lenguas a la reduccin de su diversidad?
Como seala Steimberg, la diferenciacin entre lo cmico (en general) y lo especficamente humorstico tiene una larga historia en los estudios literarios, y pueden encontrarse enrgicos deslindes, como
se sabe, en los espacios tericos ms diversos, de Bajtn a Northrop Frye (Steimberg 2001). Con todo, en
la actualidad la confusin persiste an entre investigadores y crticos por ejemplo Charaudeau (2006)
que usan ambos trminos como conceptos equivalentes tambin los traductores de Bajtn traducen
indistintamente cmico y humor all donde debera slo decir risa (c).
Nosotros entendemos que cmico y humorstico son dos modos de lo discursivo que pueden adquirir
gneros propios, como la comedia en el cine o el humor grfico. Lo humorstico no se recortara entonces
del conjunto de lo cmico, sino que ambos tendran por marco comn aquello que hemos llamado lo
irrisorio.
Lo cmico parece tomar sus materiales de un terreno ideolgico comn que comparte con su pblico, un acuerdo ideolgico bsico (Steimberg 1977). Se da entonces un efecto de reconocimiento
que instaura una complicidad entre autor y lector. Este efecto de reconocimiento que constituye uno de
los aspectos esenciales de todo efecto ideolgico (Vern 2004: 106)- conlleva un doble resultado: el de
inclusin del lector que pasa a formar parte del universo cultural del productor y se hace as cmplice;
y el de exclusin de quienes no posean el conocimiento previo necesario.
Ahora bien, an en este segundo caso, para todo lector no familiarizado con el cdigo, el efecto de
reconocimiento subsiste. El lector o espectador de un chiste puede reponer un presupuesto ideolgico
que desconoce a partir del chiste mismo. O, para decirlo con palabras de Eco, si lo cmico viola una regla implcita, an el lector o espectador no familiarizado con esa regla, puede recomponerla a partir del
chiste.
La caracterstica principal de lo humorstico, sin embargo, es que el discurso se separa de s mismo:
lo que se dice (o se dibuja o se acta) en el humor se dice ya distanciado de aquello que se dice. De ah
que la ms radical y profunda virtualidad humorstica consista en volver risible al humor mismo por su
impotencia ante el sufrimiento humano. En este sentido, el humor, a diferencia de lo cmico, establece
con ese acuerdo ideolgico una relacin de crtica consciente y explcita. Al respecto dice Eco:
Lo cmico parece popular, liberador, subversivo porque concede licencia para violar la regla. Pero la
concede precisamente a quien tiene interiorizada esa regla hasta el punto de considerarla inviolable
(). En este sentido lo cmico no sera del todo liberador, ya que para poderse manifestar como liberacin, requerira (antes y despus de su aparicin) el triunfo de la observancia (). Lo cmico no tiene
necesidad de reiterar la regla porque est seguro de que es conocida, aceptada e indiscutida y de que
an lo ser ms despus de que la licencia cmica haya permitido dentro de un determinado espacio
y por mscara interpuesta jugar a violarla. Mientras que en el humorismo la descripcin de la regla
debera aparecer como una instancia, aunque oculta, de la enunciacin (Eco 1986: 375)
En otros trminos diramos que lo cmico hace nfasis en el equvoco, en la locura, en la falla de la
lengua, para salvar esta falla restituyendo el error a la normalidad, mientras que lo humorstico se detiene
sobre esta prdida y la exhibe, como en el chiste de Alphonse Allais, comentado por Lacan en uno de
sus seminarios: Vergenza! Esta mujer va desnuda bajo su ropa!. En este sentido, el humor negro es
el caso paradigmtico del humor.
Y as volvemos una vez ms al punto en donde el equvoco se torna no slo productivo, sino tambin
indispensable en el interior de una teora de la circulacin del sentido. Hay una famosa frase de Walter
Benjamin que dice que un lenguaje no es nunca slo comunicacin de lo comunicable, sino tambin smbolo de lo no-comunicable. Traducido a nuestros trminos diramos que hay un momento en que lo que
se quiere decir evidencia su opacidad como irreductible. Esto es lo que diferencia el humor de lo cmico.
En lo segundo actuamos casi como lingistas o analistas del discurso que, observando una situacin
desde afuera, entendemos el desajuste de sentido y lo corregimos. En lo primero, lo que entendemos es
que hay un instante en donde cesa toda comprensin y lo que nos mueve a risa o no es el abismo que
se abre insondable a nuestros pies.
Referencias bibliogrficas
Charaudeau, P. 2006. Discurso poltico, San Pablo, Editora Contexto.
Culioli, A. 2010. Escritos, Buenos Aires, Santiago Arcos.
Eco, U. 1986. La estrategia de la ilusin, Barcelona, Lumen.
Jakobson, R. 1975. Ensayos de lingstica general, Barcelona, Seix Barral.
Klibansky, R., E. Panofsky y F. Saxl. 1991. Saturno y la melancola, Madrid, Alianza.
Pcheux, M. [1975] 1978. Hacia el anlisis automtico del discurso, Madrid, Gredos.
Pcheux, M. y F. Gadet. 1983. La lengua de nunca acabar, Mxico, Fondo de Cultura Econmica.
Steimberg, O. 2001. Sobre algunos temas y problemas del anlisis del humor grfico, Signo & Sea 12, 99-117.
Steimberg, O. 1977. Leyendo historietas, Buenos Aires, Nueva Visin
Stphane, R. (Ed.) 1995. Langage et sciences humaines: propos croiss. Actes du colloque: Langues et langages
en hommage Antoine Culioli, Berna-Paris, Peter Lang.
Vern, E. 2004. Fragmentos de un tejido, Buenos Aires, Gedisa.
Silvina Peri
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
Mara Cecilia Romero
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
1. Introduccin
En el presente trabajo partimos del llamado enfoque cognitivo; esta concepcin de la gramtica
nos permite reflexionar acerca de las formas en que los hablantes conciben los objetos y los hechos en sus
mentes y cmo esta organizacin, por medio de los llamados modelos cognitivos idealizados (MCI)
(Lakoff 1987), motiva luego la estructura de la clusula.
Existen dos tipos de MCI, uno es el de escenario y el otro, el bola de billar. Ambos reflejan
nuestra concepcin semntico-pragmtica del mundo. El primero es el que identifica el papel de observador de la realidad y los objetos. Ese MCI de escenario se constituye y replica al diferenciar algo contra
un fondo, una forma; un objeto en el sentido ms amplio. El hablante percibe y focaliza aquello que le
interesa. Nos encontramos frente a la percepcin ms mnima.
A su vez, en el segundo modelo (MCI bola de billar) estos objetos fsicos, discretos, son capaces
de moverse en el espacio y de interactuar energticamente al entrar en contacto entre s. Las clusulas
materializan lingsticamente esas interacciones (Langacker 1991). En ellas se configuran entidades (los
actantes) que entran en interacciones (la predicacin). En el tipo ms caracterstico de clusulas, en la
clusula transitiva prototpica, entra en cuestin la concepcin de energa: el movimiento que se produce
parte de un actante agente que tiene ciertos rasgos distintivos (como el de voluntad, deseo, fuerza, intencin y capacidad para transmitir la energa) hacia otro que no posee estos rasgos, el paciente. Este actante
generalmente sufre algn cambio, puede llegar a desplazarse y tal vez se contacte con otro objeto. En lo
que se denomina clusula transitiva prototpica (CTP), se puede observar esa transmisin de energa;
por ello se habla justamente de transitividad. El trmino prototpica tiene que ver con los actantes en
juego, que resultan preferidos por los hablantes cuando se enfrentan a una situacin, porque se diferencian opositivamente de manera clara uno de otro, con el tipo de interaccin y con la frecuencia de uso.
Las CTP estn sostenidas, entonces, por el modelo cognitivo idealizado bola de billar.
PACIENTE
1 [-foco de inters]
2 [-/+ figura fondo]
3 [+Destino]
4 [-punto de partida + punto de llegada]
5 [-activo potencia]
6 [-humano]
7 [+obj. fsico]
8 [+preexistencia]
9 [+cambio]
Proponemos a continuacin un ejemplo que rene todas las caractersticas propias de un agente y
un paciente prototpico:
(1) Khadafi bombardea pozos y refineras. Clarn 10/03/11
Estos son los rasgos prototpicos, pero los actantes son entidades mviles, cambiantes en todos y en
cada uno de sus atributos, dependiendo de cada mensaje; son entidades relativas en combinacin con el
verbo y los otros actantes del mensaje y del discurso en un contexto dado.
En este trabajo, dentro del abanico de los posibles esquemas verbales (Borzi 2010), nos centramos
en aquellos con dos actantes (agente y paciente) que sufren un proceso de prdida de la cadena de transmisin de energa. Estudiamos distintas variaciones de estos actantes en combinacin con ciertos verbos
en ejemplos concretos y, a partir del alejamiento de estos esquemas de la CTP, hacemos una propuesta de
organizacin sintctico-funcional.
El corpus a presentar es muy variado; hemos hecho una seleccin de diarios, revistas, artculos de
internet y diversas obras literarias.
sentido no sufre una afectacin tan fuerte por la accin como la del paciente en (1) pero s podemos decir
que es el punto de llegada de la cadena de transmisin. No es un paciente prototpico porque no presenta el atributo 9, o sea es [-cambio]. Veremos ahora otros dos casos en donde nos alejamos del ejemplo
anterior:
(3) Justamente esta ltima rea se encargar, por orden de Garr y de la Presidenta, de la administracin policial y, segn prometen, con foco en la lucha contra la corrupcin. Ayer la ministra dio una
primera seal. Vamos a recuperar funciones de administracin financiera de la polica. No pueden tener
tanta autonoma, dijo. La Nacin, 16/12/10
En (3) nos encontramos con un agente que es humano, hace algo, es nico y bien definido, es tambin fuente de energa; sin embargo, no podemos decir que exista un traslado de energa como en el caso
(2), ya que se trata de un paciente (una primera seal) que es un sustantivo abstracto y no est afectado
por la accin de dar; no cumple con los atributos 7, 8 y 9 (es decir, es [-objeto fsico], [-preexistente],
[-cambio]) y los atributos 2, 3 y 4 ([figura/fondo], [destino], [punto de llegada]) se presentan de manera
parcial. Es un paciente no prototpico.
(4) Cuando pas todo y volvimos del exilio, cada da que llegaba a la oficina daba una vuelta a la
manzana para ver si haba algn patrullero. Massarino, M. La hoguera del miedo, el fuego purificador
y la autocensura.
En este caso, el agente cumple con las caractersticas de un agente prototpico, es un agente que
hace algo, es humano, desea la accin, es nico y bien definido, tiene control sobre su accin y sostiene
la responsabilidad primaria por esta. Es fuente de energa. Pero el paciente se aleja del prototipo en los
siguientes atributos: 7, 8 y 9 (ver cuadro de atributos y esquemas verbales). Los atributos 2, 3 y 4 (ver
cuadro) se cumplen de manera parcial; es decir que al haber cierta transmisin de energa, puede visualizarse un destino y un punto de llegada poco delimitado. No es un paciente afectado por la accin, sino
que actualiza otros significados del verbo: le agrega el rasgo de movimiento. Observamos que los casos
(3) y (4) no son equivalentes al caso (1).
Esquema verbal tomar
(5) Cerca de un 40 por ciento de los adultos mayores de 65 aos es hipertenso y toma diurticos ()
http://matiasbrunde.blogspot.com/2011/02/consejos-para-prevenir-un-golpe-de-html
El agente es prototpico; es humano, nico, definido, hace algo, es fuente de energa y existe una
transferencia de energa del agente al paciente. El paciente (diurticos) es un objeto fsico y est afectado por la accin del verbo2 pero no posee el atributo 9, que implica cambio.
(6) A propsito, y justo cuando la discusin poltica tom entidad en estos tiempos en Argentina
sobre pluralidad, la FLR entiende que la diversin (diversidad) es un componente fundamental de la vida,
la enseanza y el aprendizaje. Revista Caras y Caretas, 2006
En (6) nos encontramos frente a actantes no prototpicos. La discusin poltica es un agente/tema.
No es un agente prototpico porque no es concreto ni humano; tampoco podemos decir que tenga voluntad ni responsabilidad primaria en la accin. Entidad es un actante abstracto que no est afectado por
la accin de tomar como s sucede en (5): no presenta ninguno de los atributos propios de un paciente
2 En este caso, dentro de las diversas acepciones del verbo tomar, consideramos aquella que lo define como comer o beber una cosa (RAE, Diccionario de la
lengua espaola, en www.rae.es).
+/-
Dio una
primera
seal
Daba una
vuelta a la
manzana
Puede correr
Hemos
sacado
mucho
provecho
Corre el
riesgo
Correr
carreras
Tom entidad
+/-
Le di el libro
de Towson
+/-
Sac un
cigarrillo
Figura (/
fondo) (2)
Foco de
inters (1)
Toma
diurticos
Atributos/
Esquemas
verbales
Bombardea
pozos y
refineras
+/-
+/-
+/-
Destino (3)
+/-
+/-
+/-
Punto de
llegada (4)
Activo/
potencia (5)
Humano (6)
Cuadro 1
Atributos y esquemas verbales
Objeto fsico
(7)
Preexistencia
(8)
Cambio (9)
Cuadro 2
Actantes y energa
Cantidad de actantes/
Le di el libro de Towson
(2)
Bombardea pozos y
refineras (1)
Prdida de energa
- energa
A continuacin realizamos el anlisis sintctico de las clusulas vistas, detenindonos particularmente en el grupo de los verbos con prdida de energa. All focalizamos en los ncleos que aparecen
y cmo se van instanciando. En cada ejemplo la relacin entre el ncleo verbal y los ncleos nominales
es diferente. Agrupamos aquellos casos que se parecen tanto a nivel semntico como a nivel sintctico.
Primer grupo
En este grupo ubicamos el ejemplo de CTP (1) y los ms cercanos a dicha CTP vistos en el cuadro
de atributos y esquemas verbales. Nos encontramos frente a casos tpicos de objeto directo en donde
se instancia en primera medida el ncleo verbal y luego el nominal. A este grupo pertenecen tambin
(5) toma diurticos, (7) sac un cigarrillo, (2) le di el libro de Towson. Ejemplo de anlisis: (1) Khadafi
bombardea pozos y refineras. Ncleo 1, bombardea; ncleo 2, bombardea pozos y refineras.
Segundo grupo
(8) Nosotros, los alemanes, hemos sacado mucho provecho de l. Anlisis: ncleo 1, provecho;
ncleo 2, mucho provecho; ncleo 3, sacado mucho provecho; ncleo 4, hemos sacado mucho provecho.
Nos encontramos frente a un caso que se aleja de la CTP. El nominal mucho provecho se instancia
antes que el ncleo verbal porque tiene la mayor carga semntica. Este objeto se encuentra en una relacin de extrema inmediatez. Es por ello que consideramos llamar a estos casos bajo la nomenclatura de
objeto inmediato. A este grupo tambin pertenecen: (3) dio una primera seal, (4) daba una vuelta a la
manzana, (6) tom entidad y (11) corre el riesgo; con las diferencias entre los pacientes no prototpicos
previamente sealadas.
Tercer grupo
Aqu ubicamos el siguiente caso: (10) Yo andar al paso ms o menos, lo que hago es correr carreras. Anlisis: ncleo 1, correr carreras. Nos encontramos aqu tambin con un paciente no prototpico
que implica la efectividad de la cadena de transmisin de energa pero no sufre un cambio de estado.
Dicho paciente refuerza esa energa al reforzar el significado del verbo. A nivel sintctico el ncleo verbal
y el nominal se instancian juntos. Estos casos son llamados por las gramticas objeto interno, denominacin que mantenemos.
4. Conclusiones
En este trabajo hemos visto cmo los fenmenos semnticos motivan la sintaxis. Partiendo de corpora concretos pudimos establecer una gradacin que permite pensar la transitividad como un continuo
que se moviliza desde un punto en donde encontramos casos de mayor fluidez en la transmisin de
energa y varios actantes, hasta llegar a una zona de inmovilidad. As podemos explicar cmo un mismo
verbo puede combinarse con diferentes actantes (ya sea una diferencia en tipos o cantidades). Tambin
podemos hacer una gradacin dentro del grupo de pacientes: desde los ms prototpicos hasta los no
prototpicos. Y a su vez, dentro de este ltimo grupo, encontramos casos en los cuales el ncleo nominal
se instancia antes que el verbal; y entre ellos tambin podemos establecer matices. Decimos que en casos
como (3) dio una primera seal, (4) daba una vuelta a la manzana todava hay un cierto recorte contra
un fondo del paciente; por lo tanto, sigue habiendo cierta transmisin de energa. En cambio, en casos
como (8) hemos sacado mucho provecho, (11) corre el riesgo y (6) tom entidad tenemos nominales an
ms abstractos, cuyo recorte se torna ms difuso. Sintcticamente, proponemos denominar a estos
casos objeto inmediato. Esta nueva funcin de objeto inmediato presenta un verbo semnticamente
degradado; y un paciente no prototpico que cumple con determinadas caractersticas, como las de ser
una entidad abstracta, no estar sujeto a cambio y no poseer el atributo de preexistencia.
5. Referencias bibliogrficas
Borzi, C. 2010. Clase terica N 10 (03/06/10), Material de Ctedra.
Lakoff, J. 1987. Women, Fire and dangerous Things, Chicago/London, The University of Chicago Press, pp. 269
a 303.
Langacker, R. 1991. Foundations of Cognitive Grammar- Descriptive Application, T. II, Standford, The University Press, pp. 304 a 323.
1. Introduo
As preposies constituem uma classe fechada, morfologicamente invarivel, expressando relaes
locais, temporais, instrumentais, causais e outras. Portando os traos [-N, -V], esses itens podem ser divididos em lexicais e funcionais, no ocorrendo at a maioria das outras classes de palavras como N, V,
Adj fazerem j parte do repertrio lingustico da criana, sendo as ltimas das quatro categorias bsicas
da GB a aparecerem na fala espontnea das crianas (Klinge 1990).
Utilizando o arcabouo terico da teoria gerativa, este trabalho prope a analisar e descrever o processo de aquisio de preposies por uma criana falante nativa do portugus brasileiro (doravante, PB),
de faixa etria entre 1;08 e 3;07, procurando uma sequncia geral de desenvolvimento na aquisio desses
itens, que, de acordo com os trabalhos de Johnston e Slobin (1979), Tomasello (1986) e Klinge (1990),
tem-se a apreenso, primeiramente, de conceitos locativos, seguida das no-locativas, como temporais e
instrumentais, sendo que as ltimas a serem adquiridas so as preposies sintticas, que servem como
marcadoras de caso, por exemplo.
Alm disto, tambm ser analisada a proposta de Radford (1997), que coloca que a gramtica infantil nos primeiros estgios de aquisio de natureza lxico-temtica, ou seja, s h a projeo dos
quatro ncleos lexicais principais (e suas projees) e redes puras de relaes temticas, diferente dos
adultos, em que se observa a projeo tanto de ncleos lexicais quanto funcionais, assim como relaes
de irmandade temticas e no-temticas.
Pensando numa ordem de aquisio, portanto, partimos da hiptese de que o processo de
aquisio de preposies seja determinado pela complexidade das relaes espaciais que as crianas codificam, iniciada por preposies lxico-temticas, at englobar tambm relaes de natureza
funcional-no-temtica.
Este trabalho est dividido da seguinte forma: numa primeira seo, discutimos, resumidamente,
como se apresenta a aquisio da linguagem dentro da teoria gerativa; a segunda apresenta um breve
estudo sobre a classe das preposies no PB, discutindo suas propriedades sintticas e semnticas; por
fim, expomos os dados infantis coletados, seguidos das discusses pertinentes.
flexional, e se alastrar de forma bastante rpida com as lnguas romnicas conhecidas hoje, sendo que
na lngua portuguesa o desenvolvimento do sistema preposicional estabelece uma estrutura frasal com
menor flexibilidade na ordem das palavras, diferentemente do latim.
A maioria das gramticas tradicionais enfatiza a funo relacional das preposies ao lado das suas
propriedades de invariabilidade e de reduzida massa fnica (Rocha Lima, 1980). O papel central das
preposies o de relacionar dois termos da orao, estabelecendo uma relao de dependncia entre os
mesmos. Bechara (1999) coloca as preposies como uma unidade lingustica desprovida de independncia, j que elas no aparecem sozinhas no discurso. Cunha & Cintra (2001) observam que possvel
estabelecer para cada preposio um significado nuclear que pode expressar movimento ou situao
resultante (ausncia de movimento), estendendo esse significado aos campos espacial, temporal e nocional. Todavia, os autores colocam que, em muitos contextos, h o esvaziamento total do significado da
preposio em favor de uma funo puramente relacional, funcionando a preposio simplesmente como
um elo sinttico, vazia de contedo nocional.
Na tradio da teoria gerativa (Mioto et al. 2004), temos que as preposies so ncleos lexicais que
portam os traos distintivos [-N, -V], ou seja, elas constituem uma classe fechada que no possuem nem
traos nominais de gnero e nmero, nem traos verbais de tempo, modo e pessoa. Questiona-se, portanto, se as preposies so realmente categorias lexicais, no sentido de serem produtivas na lngua, alm
de derivarem de um radical que possa dar origem a outra categoria, como o fazem os nomes, verbos e
adjetivos. Afinal, o que mantm esses itens no grupo das categorias lexicais, apesar de existirem tambm
as preposies funcionais, a capacidade de selecionar semanticamente (s-seleo) seus argumentos. Por
exemplo, analisemos a preposio sobre na sentena (1).
(1) a. O Joo desmaiou sobre a cama.
b. *O Joo desmaiou sobre a alegria.
Pelo contraste que ambas as sentenas exibem, percebemos que sobre faz uma s-seleo do seu
complemento, exigindo que ele seja um DP interpretado como lugar. Dessa forma, assim como os nomes,
verbos e adjetivos, as preposies tambm so arroladas como categorias lexicais, contudo, no podemos
esquecer que tambm existem as preposies funcionais, que se limitam a selecionar categorialmente
(c-seleo) o seu complemento, ficando a restrio semntica delimitada pelo nome, adjetivo ou verbo,
como vemos nas construes em (2).
(2) a. A Ana gosta de refrigerante.
b. A Maria confia nos seus filhos.
Conclui-se, a partir dos exemplos (1) e (2), que se um PP funciona como um adjunto, a preposio
que o encabea do tipo lexical, capaz de s-selecionar o seu argumento; diferentemente, se o PP tem a
funo de argumento, a preposio que o encabea funcional, sendo incapaz de fixar o papel semntico
do seu complemento.
Total
DE
142
58
200
EM
103
104
96
96
P(A)RA
COM
37
39
Total
145
294
439
Faz-se a ressalva de que foram considerados como casos de PPs fazendo parte de um NN ou NV
mesmo aqueles dados em que s h a projeo do PP pela criana, deduzidos como tais a partir do contexto oferecido pelo investigador, como, por exemplo, um caso de NN em (4a), e um caso de NV em (4b)
a seguir.
(4) a. Investigador: vamos cantar uma musiquinha?
AC: do passalinha [*]. (1;10,25)
b. Investigador: pra quem que a gente vai telefonar?
AC: pra mame. (2;01,26)
Todos os dados de preposies com NN correspondem a casos de adjuno, no sendo encontrado
nenhum caso de complementao. J nos casos de NV, considerando-se a transitividade do verbo, constatamos na anlise do desenvolvimento da fala infantil que a grande maioria das ocorrncias de preposies circunscreve-se aos nomes no transitivos, ou seja, o PP tem a funo de adjunto adverbial, como
pode ser observado a partir da Tabela 2.3 4
Em estudo feito sobre o ingls inicial das crianas, Radford (1997) aponta que as estruturas sintticas das crianas diferem das dos adultos em basicamente dois aspectos: (1) enquanto os adultos projetam
sentenas com ncleos lexicais e funcionais, na fala das crianas s h a projeo dos quatro ncleos lexicais principais (nome, verbo, adjetivo e preposio), sendo estes adquiridos segundo um estgio maturacional; (2) enquanto as estruturas dos adultos so redes de relaes temticas e no-temticas, as crianas
projetam apenas redes puras de relaes temticas, de forma que os constituintes irmos encontram-se
tematicamente inter-relacionados.
1 Excluiu-se da anlise os casos em que a preposio fazia parte de um sintagma adjetival, por corresponder a apenas dois dados, assim como outros casos de difcil
anlise, quer pela dificuldade de se abstrair o contexto, quer pelo truncamento da transcrio da entrevista.
2 Optou-se por trabalhar apenas com essas quatro preposies, por serem as mais recorrentes no nosso corpus, apesar de encontrarmos tambm outras como a, at,
por e sem, que somam juntas poucos casos.
3 Faz-se mais uma ressalva em relao ao nmero total de PPs ocorrendo com NV: ao contrrio do que mostra a Tabela 1, que apresenta um total 294 ocorrncias, a
Tabela 2 traz apenas 228 ocorrncias, pois excluiu-se da anlise, por questes de sntese, os casos de PPs em sentenas com o verbo ser, por se tratar de um inacusativo
que seleciona como complemento uma Small Clause (SC), cujo predicado pode ser um PP.
4 Esto includos nos exemplos de adjuno os casos de complemento de verbos circunstanciais; os casos de PPs que tomam como complementos oraes no sero
tratados neste trabalho.
Como visto anteriormente, as preposies dividem-se em lexicais e funcionais. As primeiras caracterizam-se por serem capazes de atribuir um papel temtico ao seu complemento, diferente das segundas,
em que a atribuio de papel temtico ao complemento provm do ncleo lexical que o seleciona. Acompanhemos o exemplo abaixo:
(5) [A conquista da lua] foi uma grande comemorao.
O verbo conquistar necessita de dois argumentos segundo sua grade temtica; da mesma forma, o
nome que deriva dele, conquista, como se v em (5), tambm deve respeitar essa grade, sendo o constituinte a lua marcado como tema.5 O atribuidor de papel temtico ao constituinte a lua no a preposio
de, mas o ncleo lexical a conquista, portanto, a preposio do tipo funcional, inserida nesta posio
como uma operao de ltimo recurso na sintaxe para fornecer Caso ao seu DP complemento, j que um
ncleo [+N] como conquista no capaz de faz-lo.
Todas as ocorrncias de PPs com NN acontecem como adjuntos, no sendo constatado nenhum
exemplo de complementao, logo, temos casos de preposies lexicais, capazes de atribuir papel temtico ao seu complemento, o que confirma a proposta delineada por Radford (1997), de que a criana
projeta, inicialmente, redes de relao temtica. Em (6), por exemplo, (6a) mostra com expressando uma
relao de comitividade, enquanto em (6b) a preposio de expressa o genitivo.
(6) a. AC: isso o boneco... com lpis.
(2;01,26)
b. AC: ele vai no barco [*] do pai da sereia [*].
(2;08,28)
Como visto na Tabela 1, o item de corresponde, praticamente, a todos os casos de preposio com
NN. Avelar (2006), analisando mais especificamente as preposies de, em, com e para, chama a ateno
para o fato de que a preposio de, diferente das demais, quando nucleia um adjunto se comporta como
um item semanticamente vazio. O que revela essa impreciso semntica o fato de formas como em,
com e para poderem substituir de sem prejuzo para o entendimento da sentena, como revela alguns
exemplos abaixo.
(7) a. Todos os livros da/na mochila so da Maria.
b. O Pedro comprou trs caixas de/com bombom.
c. a. A Ana comprou um caderninho de/para anotaes.
Nas produes de AC, ao contrrio, esse item parece ter uma significao bastante definida, expressando quase que exclusivamente uma relao de posse, inclusive em idades mais avanadas. Seria o caso,
talvez, de que a criana ainda no tenha adquirido os diversos conceitos da preposio de, percebido que
ela funciona como um verdadeiro item-curinga?
Quanto s ocorrncias de PPs com NV, a Tabela 2 mostra que os casos de adjuno so predominantemente maiores. Os poucos exemplos de complemento correspondem aos casos de idiossincrasias
lexicais de verbos como gostar e precisar, que ficam impedidos de atribuir o acusativo, pois o seu complemento est protegido do verbo atravs da projeo mxima da preposio, ou de verbos como pr,
que, por exigirem dois complementos, um marcado com acusativo pelo verbo e outro com oblquo pela
operao de ltimo recurso de insero da preposio, j que o verbo fica impossibilitado de atribuir mais
uma vez algum Caso.
5 O papel de agente em (5) pode ser suprimido; caso contrrio, teremos que inserir uma outra preposio para poder acomodar esse outro argumento, como por
exemplo: a conquista da lua (pelo astronauta) foi uma grande comemorao.
Funo sinttica
Adjunto
Comp.
1;08,12
1;10,25
2;01,26
2;03,00
2;08,28
3;00,29
3;07,06
Total
P + SN
15
25
32
69
33
175
P + Or.
12
20
P + SN
28
P + Or.
23
29
38
83
51
228
Total
Os casos de adjuno mostram que a criana desde cedo j opera com os diversos sentidos que estes
itens podem veicular. Concluses mais especficas no podem ser feitas, devido falta de dados mais robustos nos primeiros arquivos de dados de AC, com nenhuma ocorrncia de adjuno a verbo encontrado
no arquivo de 1;08,12 e apenas uma adjuno na faixa etria de 1;10,25.
Johnston & Slobin (1979), concentrando-se especialmente nas expresses locativas, sugerem que
a ordem de aquisio poderia ser prevista pela complexidade cognitiva das relaes conceptuais envolvidas; Tomasello (1986) e Klinge (1990) chegam praticamente s mesmas concluses a respeito da
aquisio de preposies, colocando que a criana obedece a um curso aquisicional, acumulando um
repertrio, antes de tudo, de preposies locativas, para depois passar s temporais, comitativas, instrumentais e, por fim, s sintticas.
AC, pelo contrrio, parece, desde cedo, operar simultaneamente com esses diversos conceitos, mostrando uma diversidade em relao aos papis temticos que esses constituintes podem atribuir aos seus
argumentos, como se pode ver nos exemplos em (8-10), todos correspondentes faixa etria 2;01,26, em
que (8) expressa o comitativo, (9) o locativo e (10) o instrumental.
(8) Investigador: que que ela t?
AC: com a saia.
(9) AC: a cob(r)a [*] foi l no mar.
(10) Investigador: eu vou pentear com o qu?
AC: com esse.
interessante observar que dos 195 casos de adjuno, apenas treze so encabeados pela preposio de, diferentemente do que ocorre com os PPs que acompanham NN, que so predominantemente
deste tipo. A grande maioria dos casos de adjuno ocorrem, ento, com as outras preposies em estudo,
que so em, p(a)ra e com, que apresentam para os casos de adjuno, de acordo com Avelar (2006), um
sentido bastante especfico. E o que mostram os dados de AC, pois ela perpassa muito bem todas as relaes semnticas que estas ltimas preposies podem veicular, que so os papis temticos de locativo,
comitativo, instrumental e benefactivo.
Os casos de adjuno com de respondem, pelo contrrio, a uma completa impreciso semntica, no apontando para as suas noes prototpicas, como afastamento, origem ou fonte, como mostra o exemplo abaixo.
(11) AC: ela sai de vestido.
(2;01,26)
Este fato parece revelar algo contrrio ao que ocorre com os exemplos de adjuno a um nome, que
possuam um sentido nocional bastante delimitado, pois no caso de adjuno a um verbo, um contedo
semntico no est bem definido pela criana.
7. Consideraes finais
Os dados de AC revelam que ela segue uma direcionalidade no que se refere funo sinttica do
PP. predominante as construes com PPs com funo no argumental, ou seja, desempenhando a funo de adjunto; talvez com a anlise de dados de fala mais tardios, a criana v incorporando uma maior
quantidade de PPs argumentais. Esses PPs adjuntos mostram que as preposies que os encabeam so
do tipo lexical, capazes de atribuir uma papel temtico ao seu complemento, o que confirma a hiptese
de Radford (1997) sobre as redes de relaes temticas na fala inicial das crianas.
Quanto aos papis temticos atribudos pelas preposies, percebe-se que a criana desde cedo
domina as relaes de significao que esses itens podem expressar, no seguindo uma linha que vai do
locativo s relaes casuais, como apontado por autores como Tomasello (1987) e Klinge (1990), apesar
de ser necessria uma maior quantidade de dados nos primeiros anos da criana para se fazer uma concluso mais consistente.
Os casos mais interessantes dos dados infantis mostraram-se com a preposio de, que possui um
sentido nocional bem especfico para os casos de adjuno a um nome, diferentemente dos dados do
adulto, que parece funcionar como um item-curinga. Porm, nos casos de adjuno ao verbo, o sentido
expresso pela preposio de no parece estar bem delimitado, ao contrrio das preposies em, p(a)ra e
com, com a atribuio de papis semnticos bem definidos.
Como uma pesquisa inicial, uma anlise mais apurada necessria para se lanar concluses mais
consistentes a respeito do processo de aquisio de preposies no PB, tanto no que se refere a uma maior
quantidade de dados, quanto numa maior apurao terica do fenmeno em questo.
8. Referncias bibliogrficas
Avelar, J. O. de. 2006. Adjuntos adnominais preposicionados no portugus brasileiro. Campinas. Tese (Doutorado
em Lingustica) IEL/UNICAMP.
Bechara, E. 1999. Moderna gramtica da lngua portuguesa. Rio de Janeiro: Lucerna.
Chomsky, N. 1981. Lectures on government and binding. Dordrecht: Foris.
Cunha, C. & L. F. L Cintra. 2001. Nova gramtica do portugus contemporneo. 3.ed. Rio de Janeiro: Nova Fronteira.
Johnston, J. & D. Slobi. 1979. The development of locative expressions in English, Italian, Serbo-Croatian and
Turkish. Journal of Child Language, vol. 6, 529-545.
Klinge, S. 1990. Prepositions in bilingual language acquisition, en: J. Meisel (ed.). Two first languages early
grammatical development in bilingual children. Dordrecht: Foris, 123-154.
Lopes, R. 2001. (Des)aprendizagem seletiva: argumentos em favor de uma hiptese continusta para a aquisio.
Letras de Hoje, vol. 36, n 3, 113-139.
Mioto, C., M. C. Figueiredo Silva & R. Lopes. 2004. Novo manual de sintaxe. Florianpolis: Insular.
Poggio, R. 2002. Processos de gramaticalizao de preposies do latim ao portugus: uma abordagem funcionalista. Salvador: UFBA.
Radford, A. 1997. Estrutura frasal e categorias funcionais, en: P. Fletcher, & B. MacWhinney (eds.). O compndio da linguagem da criana. Porto Alegre: Artes Mdicas, 394-415.
Rocha Lima, C. H. da. 1980. Gramtica normativa da lngua portuguesa. 21.ed. Rio de Janeiro: Jos Olympio.
Tomasello, M. 1987. Learning to use prepositions: A case study. Journal of Child Language, vol. 14, 79-98.
1. Introduo
A identidade definida historicamente, como sendo fruto da interao entre o indivduo e a sociedade, relao esta que se d com a mediao de valores, sentidos, smbolos e cultura, e, portanto, est
sujeita a variaes e modificaes de acordo com o tempo e o espao. Desse modo, a identidade construda no Orkut sofre tenses e regulamentaes das redes sociais, entendidas como tendo forte capacidade
de incluso e de abrangncia de todas as expresses culturais (Recuero 2004), e funcionam basicamente
pela interao social, criando laos entre os usurios por meio da comunicao.
De acordo com Hall (2006), h uma dissoluo das identidades na ps-modernidade: a interao
comunicacional seria uma das causas de uma identidade provisria e varivel quando posta em relao
com outras identidades. Porm, no se trata apenas de entender como as identidades mudam, variam ou
se tornam lquidas1 (Bauman 2005), mas como o poder opera para que essas identidades/subjetividades
sejam variveis.
Para entendermos a construo de identidades no Orkut pretendemos mostrar, dentre tantas possibilidades, como a poltica de privacidade e de termos de uso, fornecida pelo Orkut, trazem regulamentaes que operam censurando e controlando o dizer e o como dizer e, dessa maneira, acabam produzindo
efeitos sobre a construo discursiva das identidades no/pelo Orkut. Pondera-se tambm sobre as possibilidades de resistncia a essas polticas e a relao disto com os modos de subjetivao, entendidos
como prticas de constituio dos sujeitos2. Mais especificamente, no caso do Orkut, essas prticas
incluem, dentre outras, escritas de si, busca de amigos ou de comunidades com as quais se
compartilha afinidades, debates em torno de assuntos em comum. Para fins deste trabalho, foca-se a poltica de privacidade e de termos de uso (o regime discursivo, portanto, poltico posto
pelo Orkut) e vislumbram-se algumas possibilidades de resistncia. Justifica-se a escolha deste
corpus pelas regras (envolvendo o poder) impostas por essas polticas s prticas de subjetivao
no Orkut.
Este trabalho3 no pretende esgotar a discusso, mas apresentar alguns recortes do link poltica de
privacidade e termos de uso em torno das questes de poder e identidade.
1 O socilogo polons Zygmunt Bauman adjetiva certas ocorrncias na contemporaneidade como lquidas. Sua teoria trata da diluio dos laos sociais, das identidades, dos relacionamentos, da vida cotidiana, etc. que se tornaram transitrios, fluidos, nmades, ao contrrio das formas definidas, confiveis, controlveis e slidas
dos tempos passados.
2 Para Foucault os sujeitos se constituem de prticas coercitivas que os produzem e de instrumentos para que o prprio indivduo elabore a si mesmo, mediante
prticas de auto-formao (Foucault 1995).
3 Este trabalho um recorte de dissertao em que ser feito um levantamento dos mecanismos de poder utilizados pelo Orkut a fim de rastrear o processo de criao
de identidades como: as categorias dos cadastros de perfil, estatsticas, polticas de privacidade, etc.
2. Descrio do Orkut
O Orkut funciona como uma grande rede que liga vrios usurios, exigindo o preenchimento de
cadastro prvio para que haja vinculao. No incio, o Orkut exigia que o futuro usurio fosse convidado
(via e-mail) para poder se cadastrar. Neste cadastro, o usurio fornece informaes pessoais que formaro o seu profile (perfil) e que ser a sua identidade na rede. Esses perfis podem ser preenchidos totalmente ou apenas parcialmente, alm de poderem ser modificados a qualquer hora, fazendo com que as
informaes ora dadas (independente de serem verdadeiras ou falsas) sejam modificadas, trocadas,
apagadas, ocultadas, etc. Segundo Bruno (2006), o termo profile acaba demonstrando uma certa temporalidade e instabilidade por funcionar como um pr-registro: um pro-file. Resumidamente, os perfis
no Orkut podem ser organizados basicamente em trs categorias: perfil social, perfil profissional e perfil
pessoal. Alm dessas informaes, o usurio pode colocar uma imagem de apresentao que aparecer
na primeira pgina junto com o nome, criar um lbum de fotos, anexar vdeos, alm de deixar e receber
recados pelo scrapbook.
Alm do perfil individual, o Orkut oferece ainda a possibilidade de se criar comunidades com temas
variados que agrupem perfis com interesses em comum e que debatam certos assuntos nas sesses de
frum.
Pela possibilidade dos usurios poderem se cadastrar apenas com o nome (sem fornecer outros dados), pode ocorrer perfis falsos e, por isso, os usurios do Orkut tm a possibilidade de denunciar aqueles
perfis que so suspeitos (nome ou imagem diferentes da identidade offline, ou quando no atendem ao
regulamento de Termos de Uso). De acordo com Fragoso (2006, p. 5), apesar de alguns sites serem muito
severos com o controle dos perfis, os administradores do Orkut foram sempre muito mais condescendentes com os perfis fictcios. O fake no ser abordado aqui, dado que no importa a relao entre
identidade virtual e real, mas, sim, as possibilidades de falar de si e de circulao dadas pelo Orkut e as
resistncias possveis.
Na sequncia trazemos reflexes acerca das relaes entre poder, subjetividade e discurso no pensamento de Michel Foucault a fim de analisarmos nosso corpus.
O poder jurdico ou poder-lei opera de forma negativa, rejeitando, excluindo, recusando, dizendo
o que lcito ou ilcito, interditando, proibindo o tocar, o falar, o consumir; j o poder estratgico, ou
poder-prazer, opera de maneira criativa e sutil e tem como caractersticas: circular e no ter ningum que
o domine ou o compartilhe; no ser hierrquico, impositivo; ser constitutivo das relaes; no operar de
maneira binria; no ser fruto de uma inteno subjetiva; e no ter um ponto de resistncia exterior, mas
resistncias mltiplas inscritas na sua prpria dinmica.
Desse modo, pensar o funcionamento poltico das relaes, valorizando certas prticas, certas verdades, etc., implica pensar como essas prticas e verdades esto inseridas numa rede de produo e
circulao que valorizam certos discursos e no outros e produzem certas verdades e no outras. Assim,
podemos pensar na maneira como o poder atua, tomando como base certas regras metodolgicas
propostas por Foucault (1988): regra de imanncia: a relao saber-poder gera certo conhecimento de estatuto verdadeiro produzido por procedimentos polticos, como a observao, a confisso, a transcrio,
a gravao, o registro, etc., existentes e legitimadas por certos tipos de relao, como, por exemplo, as
relaes que se estabelecem entre penitente e confessor, ou fiel e diretor de conscincia (Foucault 1988:
109); regra das variaes contnuas: a relao poder-saber no esttica, mas dinmica: As relaes
de poder-saber no so formas dadas de repartio, so matrizes de transformaes ; regra do duplo
condicionamento: a relao poder-saber no unilateral, impositiva ou homognea, ao contrrio, deve-se pensar em duplo condicionamento, de uma estratgia, atravs da especificidade de tticas possveis e,
das tticas pelo invlucro estratgico que as faz funcionar (Foucault 1988: 110); e regra da polivalncia
ttica dos discursos: a relao poder-saber se articula de forma a produzir vrios discursos de diversas
ordens falando sobre o mesmo tema:
preciso admitir um jogo complexo e instvel em que o discurso pode ser, ao mesmo tempo, instrumento e efeito de poder, e tambm obstculo, escora, ponto de resistncia e ponto de partida de uma
estratgia oposta (Foucault 1988: 111).
Foucault tambm pensou o poder pelo vis disciplinador, pois percebeu que a partir do sc. XVII e
XVIII o poder passou a operar segundo a lgica da vigilncia, e no mais segundo o modelo soberano
e hierrquico, passando a atuar normatizando as condutas, os comportamentos, os corpos, os discursos.
Esse modelo teve como marco a inveno do panptico, por Bentham (1791), que funcionava com uma
torre central rodeada de celas vazadas dos dois lados (dentro e fora da construo) por janelas, de modo
que quem ocupasse a cela pudesse ser vigiado constantemente: devido ao efeito de contraluz, pode-se
perceber da torre, recortando-se na luminosidade, as pequenas silhuetas prisioneiras nas celas da periferia (Foucault 1999: 115). O panptico, assim, agiria como efeito duplo de normatizao: de forma contnua para a normatizao das condutas at chegar ao ponto do prprio sujeito ser o vigilante de si mesmo,
e tambm na observao individualizante, produzindo saberes por meio da classificao, do exame, do
registro, dos relatrios, etc.
Apenas um olhar. Um olhar que vigia e que cada um, sentindo-o pesar sobre si, acabar por interiorizar, a ponto de observar a si mesmo; sendo assim, cada um exercer esta vigilncia sobre e contra
si mesmo. Frmula maravilhosa: um poder contnuo e de custo afinal de contas irrisrio (Foucault
1999: 120).
Assim, no final das contas, o que potencializa a funcionalidade do panptico no , por exemplo, o
ato criminoso, ilcito, mas quem pratica esse ato saber que poder ser recriminado pelo mesmo e, com
isso temos o controle da alma, da mente e dos corpos.
Deste modo, cabe observar no Orkut a maneira pela qual o poder jurdico, o poder estratgico e o
poder disciplinador operam produzindo certas prticas (e apagando outras) de falar de si, de circular, de
criar amigos, de se vincular a comunidades, entre outros, e, portanto, de construo de um dado modo
de subjetivao.
4. Anlises
Buscamos destrinchar a construo de subjetividades por prticas atravessadas pelo regime posto
pela poltica de privacidade e de termos de uso do Orkut a partir das formas de funcionamento do poder,
pontuando, em especial, a relao saber-poder: todo saber se constitui a partir de certos procedimentos
de poder, como o registro contnuo e estatstico, prprio do funcionamento da maioria dos servios dispostos na internet. Esta anlise se justifica por reger as circulaes e atos lcitos e ilcitos no Orkut. A
seguir, apresentam-se alguns fragmentos destes links seguidos de breves anlises.
Privacidade:
Informaes pessoais: o Google coleta e armazena as informaes associadas s mensagens, incluindo os endereos de e-mail e o contedo. Quando voc envia e recebe mensagens SMS para ou do
site do orkut, o Google coleta e armazena informaes associadas a essas mensagens, como o nmero
do telefone, a operadora de celular associada ao nmero do telefone, o contedo da mensagem e a data e
a hora da transao. Quando voc interage com alguma funcionalidade do orkut, o Google pode coletar
e manter informaes sobre suas atividades relacionadas quela funcionalidade. No caso de Promoes, o Google armazena quais promoes lhe foram servidas e, se voc interagir com uma promoo,
tambm coletar e manter dados relacionados a seus cliques, sua remoo da promoo e ao seu
envio da promoo a seus amigos do Orkut.
Podemos perceber desse modo que h um controle total no s com relao s informaes pessoais,
mas tambm sobre a circulao. O Orkut poderia funcionar nesse caso como um IBGE (Instituto Brasileiro de Geografia e Estatstica) mascarado e potencializado, em que todo registro do usurio arquivado, transformado em conhecimento sobre o prprio usurio e devolvido a ele, por exemplo, na forma de
propagandas de produtos que, possivelmente, consumiria ou de perfis de amigos que poderiam interess-lo. Ademais, ao registrar informaes vinculadas ao SMS e ao celular, o Google capaz de localizar
o indivduo no mundo real, estreitando a relao entre o mundo online e offline e, por consequentemente,
de armazenar dados que permitem ao Google identificar possveis fakes. Tambm h a possibilidade de
um compartilhamento de dados entre o Google e as operadoras de celular, expandindo, assim, as formas
de acesso aos indivduos (e aos seus desejos).
Suas opes como usurio: O Google fornece diversas ferramentas para restringir as pessoas que
podem ver o seu perfil e outras informaes pessoais. Ao criar seu perfil, procure o cone chave, que
permite restringir a visualizao de determinadas informaes apenas para voc mesmo, para os seus
amigos, para os amigos dos amigos, ou disponibilizar as informaes para todos os membros do orkut.
Voc pode atualizar o seu perfil a qualquer momento. Basta clicar no boto editar, nas configuraes
do perfil.
Percebemos nesse item que o usurio pode ter o controle (sobre o ver e ser visto) desde que siga
a regra da vigilncia ou ocultao mtua. A possibilidade de modificar-se est inscrita na lgica das
identidades modernas, em que no h nada esttico: o poder opera na crena da possibilidade infinita de
construo e (re)edio das identidades, contudo, dentro de um mesmo regime de subjetivao, o que se
evidencia pelo fato de haver restries sobre certas informaes possveis de serem dadas pelo usurio,
como o caso das categorias que constituem o perfil, havendo pouco espao para a manobra dos sujeitos
(como na categoria quem sou eu, em que as pessoas podem se expressar mais livremente, podendo
passar mais sutilmente pelo controle de certos termos).
O regime que controla o que pode ou no ser dito no Orkut tambm pode ser identificado por uma
rpida busca por certos termos tabus 4, como a palavra-chave sexo, que no fornecer nenhum registro
de comunidade, porm, vemos certas resistncias operando em comunidades que tratam de sexo como:
4 Foucault trata de termo tabu e coloca que temos conscincia de que no temos o direito de dizer o que nos apetece, que no podemos falar de tudo em qualquer
circunstancia, que quem quer que seja, finalmente, no pode falar do que quer que seja (1995, p. 2).
abuso de mulher5 ou no perfil Loira Sexy Girl6. Outro exemplo de termo proibido pedofilia, que no
oferece nenhum registro em comunidades, mas resiste e aparece em comunidades como: contra o abuso
sexual infantil7 e diga no abuso sexual infantil8. Para Foucault,
em toda a sociedade a produo do discurso simultaneamente controlada, selecionada, organizada e redistribuda por um certo nmero de procedimentos que tem por papel exorcizar-lhe os poderes e
os perigos, refrear-lhe o acontecimento aleatrio, disfarar sua pesada, temvel materialidade (Foucault
1970: 2).
Termos de Uso:
Nudez e material explicitamente sexual: Ns no permitimos nudez, imagens mostrando atos
sexuais ou qualquer outro material explicitamente sexual. Tambm no permitimos contedo cujo propsito levar trfego a sites pornogrficos comerciais ou que promovam pedofilia, incesto ou bestialidade. A Google tem uma poltica de tolerncia zero contra pornografia infantil, o que inclui animao
ou desenhos grficos de pornografia infantil. Se soubermos da existncia desse tipo de contedo, vamos
desativar o seu perfil e remover o contedo. Tambm somos obrigados a reportar o incidente e o responsvel pelo contedo s autoridades apropriadas. Tambm nos reservamos o direito de remover os
perfis de condenados ou de criminosos sexuais conforme determinao ou exigncia das leis aplicveis.
O controle na rede garante a possibilidade do inapropriado virtual ser caso de lei jurdica no mundo
real, alm do controle sobre si e sobre os outros, h o poder disciplinador controlando os corpos, o que
pode ser visto, o que no deve ser mostrado demonstrando novamente o controle sobre o que pode ser
dito. A sexualidade e a poltica como demonstra Foucault (1970) so discursos que formam uma grelha
complexa em que exercem o poder. O discurso no simplesmente aquilo que traduz as lutas ou os sistemas de dominao, mas aquilo pelo qual e com o qual se luta, o prprio poder de que procuramos
assenhorear-nos (Foucault 1970: 3).
Percebemos tambm nesse fragmento que a porta de entrada da lei jurdica offline nas instncias
virtuais se d por esse controle e pelo controle do usurio.
Discurso de dio: Ns no permitimos manifestaes de dio contra grupos de pessoas baseado
em raa ou origem tnica, religio, idade, deficincia, sexo ou orientao/identidade sexual.
Percebemos que aquilo que de certa maneira se apresenta na sociedade como marginalizado deve ser
higienizado ou simplesmente no aparecer no Orkut, apagando uma suposta liberdade de expresso.
Poderamos pensar que esse discurso replica o discurso de tolerncia da UNESCO9, em que as relaes
devem ser brandas e respeitosas, sem conflito de diferentes, onde os sujeitos se tolerariam mutuamente.
5. Concluso
Foucault estudou o poder, dentre outras maneiras, pela anlise discursiva da construo da sexualidade ocidental e enfrentou o desafio de pensar o sexo sem lei e o poder sem rei e, dessa forma, podemos
trazer esse mesmo questionamento para o mbito do Orkut, em que, aparentemente, o mesmo funciona
sem lei e o poder opera sem rei (Buzato y Severo 2010).
O poder no Orkut opera utilizando mais o modelo estratgico e menos o modelo jurdico, embora
haja certas situaes que podem cair na regra do jurdico, porm, o que mais evidente um poder que
deixa circular, que d a sensao de liberdade de expresso e de espao democrtico.
Podemos ainda entender o poder estratgico opera incitando relacionamentos, cruzando informaes, produzindo e reforando as relaes e circulaes. Quanto mais se circula, se conecta, se adiciona
amigos, se participa de fruns, se comenta fotos, se envia SMS, etc., mais o Orkut tem informao dos
rastros, das circulaes, dos discursos, das redes, transformando esses dados em estatstica e em conhecimento. esse poder de mapear as relaes que incitado por meio da sensao prazerosa de poder falar
5
6
7
8
9
http://www.orkut.com.br/Main#Community?cmm=90312117.
http://www.orkut.com.br/Main#Profile?uid=3919240065555456843.
http://www.orkut.com.br/Main#Community?cmm=5228095.
http://www.orkut.com.br/Main#Community?cmm=22439836.
Declarao de Princpios sobre a Tolerncia: http://unesdoc.org/images/0013/001315/131524porb.pdf.
livremente e, quanto mais se fala, se circula, se relaciona, mais o Orkut (e consequentemente o Google)
produz saberes e discursos sobre modos de ser e desejos, refinando, por exemplo, as categorias identitrias do perfil ou oferecendo perfis de amigos e produtos que, possivelmente, interessariam ao usurio.
Se o poder estratgico opera incitando as pessoas a circularem, o poder disciplinar opera registrando
os passos, os rastros, as redes (mesmo quando o usurio se desliga do Orkut os seus dados continuam
em poder da rede), e o poder jurdico atua censurando certos discursos, tendo como aliado os prprios
usurios que podem atuar como monitores e denunciar qualquer ao que no esteja dentro das normalidades. Temos, ento, o funcionamento de um mecanismo em que todos vem e todos so vistos e o
controle horizontal e no vertical.
Como formas de resistncias a esses poderes podemos observar os perfis falsos e certas comunidades, como citado acima, que de alguma maneira burlam a privacidade e os termos de uso quanto ao que
ou no permitido, apresentando-se com discursos de assuntos proibidos de uma outra maneira e, as
vezes, nem to velada.
Por fim, entendemos que se o sujeito previamente vivido como tendo uma identidade unificada
e estvel est se tornando fragmentado: composto no de uma nica, mas de vrias identidades (Hall
2006, p. 12), as redes de relacionamento e o Google potencializam essa sensao de fragmentao e de
multiplicidade de identidades dadas pelas circulaes infinitas em espaos mltiplos. Contudo, nota-se
que o Orkut se apresenta tambm como um espao regido por leis prprias e regulamentaes que prescrevem, entre tantos efeitos, certos modos de subjetivao com seus prprios discursos, havendo, claro,
possibilidades de resistncia e de reinveno de si.
6. Referncias bibliogrficas
Bauman, Z. 2005. Identidade: entrevista a Benedetto Vecchi, Rio de Janeiro: Jorge Zahar Ed.
Bruno, F. 2006. Dispositivos de vigilncia no ciberespao: duplos digitais e identidades simuladas, Revista Fronteira, So Leopoldo/RS, v. VIII, p. 152-159.
Buzato, M. y C. Severo. 2010. Apontamentos para uma anlise do poder em prticas discursivas e no-discursivas
na WEB 2.0. In: Anais do IX Encontro do Celsul, Palhoa, S.C. Disponvel em: http://www.celsul.org.br/
Encontros/09/artigos/Marcelo%20Buzato.pdf. Acesso em 08 out.
Foucault, M. 1970. A ordem do discurso, in: http://www.scribd.com/doc/2520353/
Foucault, M. 1975. Vigiar e Punir. Rio de Janeiro: Vozes.
Foucault, M. 1988. Histria da Sexualidade: a vontade de saber, Rio de Janeiro: Graal.
Foucault-A-Ordem-do-Discurso. Acesso em 20 dez. 2010.
Foucault, M. 1995. O sujeito e o poder. In: Dreyfus, R., Michel Foucault, uma trajetria filosfica, Rio de Janeiro: Forense. Traduo Vera Porto Carreiro.
Foucault, M. 1999. Microfsica do Poder, Rio de Janeiro: Graal, 1999.
Fragoso, S. 2006. Eu odeio quem odeia...Consideraes sobre o comportamento dos usurios brasileiros na tomada do Orkut, Revista da Associao Nacional dos Programas de Ps-Graduao em Comunicao. Disponvel em: http://www.compos.org.br/seer/index.php/e-compos/article/viewFile/89/89. Acesso em 11 set. 2010.
Hall, S. 2006. A identidade cultural na ps-modernidade, Rio de Janeiro: DP&A.Trad. Tomaz Tadeu da Silva,
Guaracira Lopes Louro.
Recuero, R. 2004. Redes sociais na Internet: Consideraes iniciais. Disponvel em: http://www.pontomidia.
com.br/raquel/intercom2004final.pdf. Acesso em 08 set. 2010.
1. Marco general
En este trabajo analizaremos una peculiar propuesta aparecida en un blog denominado anarkoperonismo, especialmente en la entrada correspondiente al da 26 de mayo de 2010, posterior a los festejos
del bicentenario.
Los blogs son un fenmeno epocal que muestran una nueva forma de comunicacin: permiten que
un autor publique textos, imgenes o audios vinculados a algn tema de la actualidad o focalizarse en
algn tema especfico y que a la vez los lectores puedan dejar sus comentarios (Igarza 2008: 211). Sus
contenidos son actualizados de manera constante y su utilizacin no requiere un particular dominio
tecnolgico. A la vez, los blogs combinan caractersticas propias de los medios de comunicacin tradicionales: permiten transmitir informacin a una gran cantidad de pblico, aunque no con la masividad
de los medios tradicionales, ya que para llegar a ellos de alguna forma hay que rastrearlos entre la gran
cantidad de blog existentes en la red. Sin embargo, la democratizacin en la creacin de blogs permite
que cualquiera pueda escribir acerca de cualquier tema.
Utilizaremos como marco general de trabajo el Anlisis del Discurso, rescatando categoras provenientes de la lingstica crtica de Hodge y Kress y del anlisis multimodal de Kress, Leite- Garca y van
Leeuwen.
En los textos que, en general, el autor publica y, en particular, el que se abordar aqu, se evidencian las caractersticas del discurso poltico, entendindole a este de un modo amplio como aquel que es
persuasivo, polmico y presenta mltiples destinatarios: un destinatario directo cuya opinin se quiere
reforzar, un contradestinatario con el que se polemiza y paradestinatarios a quienes se busca persuadir
(Garca Negroni 2001). Por otro lado, incluye acciones lingsticas que involucran el poder y la resistencia (Chilton y Schaffner 1997).
2. Anlisis
En cuanto a la semitica del espacio visual, la pgina contiene de fondo el color negro que simboliza
al anarquismo y coloca en posicin central una imagen acompaada de texto que funciona como el logo
de este blog. All estn sobre el fondo negro unas grandes letras blancas a modo de titular con la leyenda
de Anarkoperonismo. Debajo de ella, la frase Un blog Punk, nerd y peronista. Ms de un ao al servicio
de la revolucin. En el margen izquierdo se ven las inscripciones que identifican al movimiento anarquista (la letra a sobre un circulo) y al peronismo a travs de las iniciales PV, alusivas a la consigna Pern
Vuelve de la poca de la resistencia peronista, posterior a 1955.
En el margen derecho, una imagen de Juan Domingo Pern lograda a travs de la tcnica de estncil
que establece una relacin de iconicidad con el objeto, al recuperar una imagen fotogrfica del rostro de
Pern. La fotografa, adems, logra recuperar la textura de la pared blanca original de donde se extraera
este estncil, que sumado a lo anterior, tiene como resultado un importante grado de realismo, aunque
matizada por la presencia de una cresta roja sobre la cabeza de Pern.
En la figura 2, se muestra la figura sin el resto de los componentes. Sobre su cabeza, la cresta roja
al estilo punk de los aos setenta, lo que permite rejuvenecer la imagen del lder, intentando acercarlo a
cierto lector joven simpatizante de la idea de anarqua y de la msica punk como una forma de rebelda.
Adems, la utilizacin del color rojo no responde a una decisin neutral: el rojo es el color que caracteriz primero a los Federales y luego a los movimientos sindicales, que adquirieron un importante rol con
el peronismo. De esta forma se obtiene un Pern aggiornado segn las necesidades contestatarias del
creador de este blog.
La disposicin de los elementos, al ser una cuestin de eleccin, implican una significacin. En este
caso, la imagen est dispuesta de tal forma que la silueta dirige su mirada hacia el costado izquierdo,
es decir, el lado de lo conocido. No mira al espectador de frente, lo que ubica al lector en una posicin
marginal. Esto es un rasgo importante de la funcin interpersonal ya que establece los roles y a la vez
muestra un pblico preferido, que es el conocido, no el nuevo. Anlogamente, se dirige hacia el pasado,
hacia sus miembros no hacia el futuro, los nuevos que pueden incorporarse y que se ubicaran hacia su
derecha. Esta interpretacin, como se ve, no es coherente con la construccin hertica de la imagen del
lder del justicialismo.
Por otro lado, la ubicacin del rostro establece una posicin dominante entre Pern y los espectadores. Teniendo en cuenta que la imagen fue seleccionada entre otras para que sea el logo de inicio de la
pgina, su eleccin legitima el rol de lder de Pern y el carcter personalista del movimiento, siendo una
lgica opuesta a los principios del anarquismo.
En lo que respecta al nivel de la representacin de los acontecimientos (o componente ideativo en
trminos de Halliday), la imagen recortada del rostro muestra la presencia de un evento, ms que un
estado. En este caso, al representar la pronunciacin de un discurso, se trata de un evento que implica un
participante con intencin y voluntad. Por lo tanto, lo emparenta al mundo del hacer a travs de un rol de
control en el proceso que lo involucra.
El anarkoperonismo, como movimiento o postura poltica, se ubica as en el lado superior de la pgina, ligado a lo ideal, lo que est alejado de lo posible. En la parte inferior, destinada al componente
real, se ubica la descripcin del blog. Una clara muestra de la complementariedad existente entre ideal
y realidad: el anarkoperonismo como una propuesta de lo ideal mientras que el blog creado para que se
difundan sus ideas aparece como la opcin posible para hacer pblico el movimiento.
Las inscripciones que sintetizan el movimiento anarquista y la lucha por la vuelta del peronismo
aparecen parafraseadas en otro sistema sgnico en el margen derecho de la hoja. La anarqua est representada por la cresta del movimiento punk y el peronismo por la imagen del lder a la que se le suma
la inscripcin antedicha. Tambin el texto en el que el responsable del blog escribe sus reflexiones est
ubicado por debajo del componente ideal.
El formato particular del blog ubica sobre el costado derecho enlaces hacia otros blogs, imgenes
de los usuarios habituales, otras publicaciones del mismo blog. Pero, junto a la eleccin de una imagen
iconoclasta como forma de presentacin del blog, encontramos una lnea altamente conservadora, por
ejemplo, en el respeto de las reglas gramaticales: aqu se respetan los signos de puntuacin, las reglas ortogrficas y la sintaxis, evidenciando adems que su editor es una persona con cierto nivel de instruccin
que conoce acerca de la normativa. De esta forma, vemos una propuesta ideolgicamente disciplinada,
que para la propagacin de sus ideas elige no romper las reglas de la sintaxis o la normativa ni tampoco
la disposicin del espacio. Esto, sumado a la no introduccin de ningn tipo de modificacin, le permite
mantener el status quo, quedando la revolucin a la que se alude en su ttulo, como una meta y no como
un proceso que exigira pequeas rupturas hasta llegar a dicho objetivo.
En cuanto al anlisis de clusulas, los participantes de los procesos relacionales caracterizaron al
Centenario, al Bicentenario y a la gente presente en los actos:
Centenario: de la omisin con Estado de Sitio, revoltosos escondidos bajo la alfombra y cultura
Europea hasta en las empanadas; (festejos que) slo sirven de agasajo a la Infanta Isabel.
El bicentenario, definido por oposicin al anterior, fue: del pas real,
con el pueblo en la calle (aceptmoslo: ms de 2 millones tienen que ser pueblo)
y con espectculos inclusivos, de sos que no slo sirven de agasajo a la Infanta Isabel.
Por su parte, la concurrencia: ms de dos millones tienen que ser pueblo, la concurrencia fue ms amplia
Adems, una de las clusulas de este tipo de procesos presenta una personificacin que incluye una polmica predicacin: el fantasma que agita el sombrerito de la presidenta es un miedo que
despus de ayer, vuelve a filtrarse en los clculos de todos los que piensan en el 2011. Dicho sombrero tena la inscripcin de Kirchner 2011. El locutor alude a la postulacin de Nstor Kirchner a las
elecciones presidenciales y desliza una presuposicin. Anteriormente hubo miedo por su postulacin
y ese miedo se filtr en los clculos de posibles candidatos. Por algn motivo, ese miedo dej de filtrarse pero volvi a reaparecer en el acto del bicentenario. A travs de una metfora, se alude a que
el sombrero mencionado es agitado por la posibilidad poltica de una nueva candidatura por parte del
ex mandatario. El rol principal, entonces, est ocupado por un objeto inanimado, intangible pero cuya
presencia tiene la relevancia suficiente para ser el actor del proceso. El kirchnerismo es un fantasma
que, habiendo perdido las elecciones legislativas de 2009, agita un sombrero que est vinculado con las
prximas elecciones presidenciales. Lo interesante de esto es que los candidatos son presentados como
temerosos, lo que le asigna a Kirchner un rol de causa en ese evento. Este rol, dentro de este contexto
le asigna una situacin de poder.
La abundante cantidad de clusulas que se realizan bajo el modelo relacional, con funcin atributiva y ecuativa, permite establecer que lo que prim en la construccin del texto fue la clasificacin de
la realidad. Esta clasificacin acerca de los eventos y los participantes permite su valoracin y control
acerca de la experiencia. No importa tanto contar los hechos, lo que sucedi, sino caracterizarlos, por lo
tanto es una forma de tratar de pasar por natural, simplificar los hechos sin dar cuenta de los procesos que
tuvieron que llevarse a cabo para que se produzca dicha caracterizacin.
Es notable la escasa cantidad de procesos no transactivos, es decir, de aquellos procesos que no
colocan en su estructura sintctica las causas/agentes de las acciones. Discursivamente, el autor del blog
prefiri elegir modelos que vincularan causas a sus procesos y, en mayor medida, caracterizar a los eventos o sus participantes, rechazando la posibilidad de ocultar agentes y causas.
En las clusulas de procesos pseudo transactivos, encontramos referencia al pblico de los festejos
en mayor medida y a otros eventos y participantes en el resto de ellas. A travs de la irona, el locutor caracteriza al pblico como gente que no entendi el mensaje de las urnas y que fueron a ver qu onda. De
esta forma, critica la posibilidad de caracterizar a estas personas de manera apoltica. Adems, asemeja
a la multitud que concurri a los festejos del bicentenario con los concurrentes a las manifestaciones del
campo en contra del gobierno.
El anlisis de los procesos transactivos permite agrupar a los agentes- causas de los procesos en:
Peronismo, Sectores opositores candidatos polticos como ciudadanos comunes-, Candidatos a elecciones y Todos los habitantes.
El peronismo realiza acciones que demuestran su fortaleza y su relevancia en la Argentina: gana a
el otro pas, y adems en otro ejemplo, Por el peronismo son atravesados todos los caminos, con una
transformacin en Voz Pasiva se coloca en el rol de actor. Sin embargo, en la superficie de la oracin este
rol se presenta en un segundo plano al colocar en una posicin temtica a todos los caminos, en vez del
actor del proceso. Asimismo, la generalizacin del sintagma todos los caminos impide conocer de una
forma certera qu es lo que efectivamente es atravesado por el peronismo.
Por otro lado, la numerosa cantidad de referencia a hechos histricos incluidos en este blog, por un
lado, lo ubica en una posicin de conocedor y, como se sabe, conocer, saber implica poder, por otro, construye un destinatario dotado de caractersticas especiales para que pueda interpretar el texto. En el lector
prefigurado se presuponen ciertos conocimientos compartidos acerca de la historia argentina desde la
Revolucin de Mayo a esta parte en el tiempo. Por la cantidad de referencia que realiza a los protagonistas
del centenario y lo que podran opinar los opositores al actual gobierno respecto al bicentenario, se extrae
que el lugar ms relevante lo ocupa el receptor encubierto, a quien en su mayora se dirige el texto y con
quien intenta polemizar. Adems se incluye dentro de la misma caracterizacin tanto a los principales
personajes de 1910 como a los opositores del actual gobierno. Tanto en la construccin de su rol y el de
su contradestinatario, con el que mantiene un dilogo indirecto, se espera un alto grado de conocimiento
histrico. Sus adherentes pueden conocer los hechos a los que hace referencia y, si no lo hacen, tampoco
importa porque el locutor ya cuenta con su aprobacin.
En lo que respecta a los comentarios de los lectores, seis haban ingresado sus opiniones al momento del anlisis.
En todos los ejemplos de procesos transactivos, el primer rol es de agente, no de causa por lo que
nos encontramos ante un actor humano, con control y voluntad en el proceso que realiza. En tres de ellos,
los agentes son la multitud, el pueblo, la gente. Estos agentes realizan todas acciones con efectos positivos
para el gobierno, incluso la que tiene negacin en su forma de superficie.
Los procesos pseudo transactivos estuvieron vinculados a opiniones y actitudes acerca de los eventos y tres de ellas involucran a procesos de creencias. Por otro lado, los participantes son caracterizados
de la siguiente manera:
la oposicin: amargos oligarcas, no consideran al pueblo.
el pblico de los festejos: aplaude a la presidenta.
As, la oposicin tiene atributos negativos, siendo el ms fuerte el de no tener en cuenta al pueblo,
lo que lo ubicara en la vereda opuesta a este gobierno, pero cercano a los organizadores del festejo del
centenario
En su forma, estas clusulas involucran acciones no materiales de actividad mental, que al tratarse
de un discurso poltico son significativas. Esto es as porque el discurso poltico, al poder leerse desde
la dimensin ideolgica propuesta por Vern, permite hacer ms transparente el efecto de sentido que
produce.
En cuanto a los procesos no transactivos, en su mayora designaron eventos impersonales, para
centrarse sobre todo en la existencia de algn hecho. Existe pueblo en masa y peronismo por un lado. En
la vereda de enfrente, del lado de la oposicin, existe miedo. Los opositores al gobierno, con caractersticas negativas experimentan un proceso mental sobre el que no tienen voluntad ni control. Adems, por
primera vez en las publicaciones aludidas a este acto, se caracteriza a la oposicin con una forma conocida dentro del peronismo: gorila. (Una Gorila se desinforma con Clarn y TN). El verbo desinformar,
pas de ser un proceso transactivo a uno no transactivo, donde tanto el agente como el afectado son la
misma entidad y donde el proceso en el que intervienen tiene efecto negativo. En esa clusula, bajo la
forma de un circunstancial, se incluye informacin relevante.
La utilizacin de procesos relacionales se centr en la caracterizacin del festejo del bicentenario, y
en gran parte a la descripcin del pblico presente, a quien se califica irnicamente como todos extras
y con identificacin poltica. Asimismo, se comparte la lnea de clasificacin respecto al bicentenario
-realizada por el editor del blog-: adems de ser un festejo del pas real, se trat de uno con caractersticas
plebeyas. Una nueva confrontacin con los actos del centenario de 1910.
Por lo mencionado anteriormente, hubo un equilibrio entre la cantidad de clusulas de los diferentes
procesos, lo que es diferente a lo que ocurre en el texto del autor del blog que prefiri la utilizacin de
formas relacionales y transactivas. En coincidencia con el texto del editor, los lectores coinciden con el
sentido general expuesto all, ya que retomaron la caracterizacin positiva del gobierno, de los festejos
del bicentenario y la simultnea caracterizacin negativa de los festejos del centenario y de los sectores
opositores. Producto de estas estrategias, en este espacio queda legitimada la posicin del actual gobierno
nacional, de la presidenta, a la vez que se deslegitima a la oposicin por ejemplo a travs de la parodia
hacia sectores medios.
ideolgica presentada en la publicacin del editor. De esta forma, en su tarea de ofrecer una sntesis poltica, el blog da mayor relevancia a uno de esos movimientos, dejando al otro en un segundo plano y quedando la propuesta del blog del lado de lo ideal. Los lectores tambin lo confirman al no hacer referencia
de ningn tipo sobre el anarkoperonismo, sino solo sobre el peronismo, es decir, a lo real.
El blog resalta la importancia de las funciones estratgicas de legitimacin/deslegitimacin y resistencia, oposicin y protesta. Por un lado, la utilizacin de un blog permite realizar resistencia al modelo
interpretativo dominante en la lgica de los medios actuales de comunicacin. Desde una forma no tan
masiva como los medios de comunicacin tradicionales, este blog busca deslegitimar ciertas interpretaciones de los acontecimientos de la actualidad y respecto al gobierno en particular, utilizando argumentos que parten de la caracterizacin positiva de los actos del bicentenario, el respaldo de los presentes en
este evento y el recurrente intento de politizacin de stos, para derivar en un razonamiento transitivoen las propiedad positivas del actual gobierno nacional.
Por otro lado, el blog establece una oposicin a los grandes grupos mediticos y dominantes, permitiendo escapar a la lgica de la agenda, armar un circuito de informacin alternativo y poder responder
a las crticas de gran parte de los medios de comunicacin televisivos y grficos, sobre todo- . De esta
forma otorga el tratamiento que el autor/responsable del blog decide darle a su contenido y pone en circulacin una matriz de sentido alternativa a la hegemnica.
Adems, pudimos ver el interdiscurso del subsistema poltico y meditico, en el que si bien cada uno
est regido por reglas particulares, estn en constante comunicacin ya que no pueden no aludir al otro y
establecer vnculos entre ellos. La estrategia de legitimacin a la gestin del gobierno nacional utilizada
en este blog confluye con las estrategias utilizadas por parte del subsistema poltico el oficialista-. En esa
operacin, se logra deslegitimar a una parte importante del subsistema meditico y poltico opositor y se
intenta imponer los criterios de verosimilitud del grupo poltico en el que se encuadra este blog- a otros
grupos polticos y mediticos-. Este proceso es dinmico, inconstante y el resultado por el momento es
impredecible, pero vale la pena mostrar esta otra campana y esperar los efectos de su emergencia.
Para concluir este trabajo, podemos decir que, en tiempos como estos, donde las barreras entre
sistemas y grupos cada vez son ms difusas, parece que al menos hay una frontera cuyos lmites son
prcticamente infranqueables. Es por eso que intentar sintetizar dos movimientos tan complejos y hasta
contradictorios como el anarquismo y el peronismo es como pedirle peras al olmo.
4. Referencias bibliogrficas
Garca Negroni, M. M. 2001. La enunciacin en la lengua, Madrid. Gredos.
Hodge, R. y G. Kress. [1993] 2001. El lenguaje como ideologa, Buenos Aires, Serie Fichas de ctedra: Sociolingstica. Facultad de Filosofa y letras, UBA, Primera edicin: 1979.
Kress, G, R. Leite-Garcia y T. van Leeuwen. [1997] 2000. Semitica Discursiva en T. Van Dijk (comp.) El discurso como estructura y proceso. Barcelona. Gedisa
Igarza, R. 2008. Nuevos medios. Estrategias de convergencia. Bs. As. La Cruja.
Van Dijk, T. (comp.) [2000] 2005.El discurso como interaccin social, Barcelona., Gedisa.
Una imagen que inspira terror: www.anarkoperonismo.blogspot.com
Manual de produccin comunicacional, Stencil., Raya pinta siembra socialismo, disponible en http://www.uesiglo21.edu.ar/res/media/Revista%20Ciencia%20y%20T%C3%A9cnica/Valdez.pdf.
5. Anexo
Una imagen que inspira terror
Panormica del peor de los infiernos. Acaso no deberan estar chiflndola? De dnde sali toda esta
gente? Por qu Piera y Lula -los nios mimados del oficinista promedio que exige clima de negocios-
estn dispuestos a sacarse una foto con ella? Acaso toda esa gente -includos Piera y Lula- tampoco
entendi el mensaje de las urnas?
La gente es pragmtica y la militancia (tanto opositora como oficialista) es una actitud reservada para
unos pocos. La mayora no se mueve por el odio que pueda destilar la opinologa opositora, como demostraron las colas para ingresar a los stands de las provincias. Ojo, porque tampoco se mueve por 678.
No temieron junto al cronista por un momento que la convocatoria se circunscribiera exclusivamente al
pblico de 678? Afortunadamente fue ms amplia, y se plag de gente que iba "a ver qu onda" (Palermo
y Rosario se plagaron de tipos que iban a ver "qu onda" all por el 2008, y eso alcanz para frenar una
ley impulsada por el Ejecutivo y con media sancin de Diputados).
La temtica del festejo sin ser proselitista, estuvo atravesada y teida de peronismo hasta en su ms
nfimo detalle. Las carrozas tenan todas sus cimientos asentados sobre ese ncleo que viene haciendo
girar nuestro mundo desde hace casi 77 aos, aunque eso no es muy difcil porque como todos sabemos,
todos los caminos son atravesados por el Peronismo.
Si el primero fue el centenario de la omisin con Estado de Sitio, revoltosos escondidos bajo la alfombra
y cultura Europea hasta en las empanadas, ste fue un bicentenario del pas real, con el pueblo en la
calle (aceptmoslo: ms de 2 millones tienen que ser pueblo) y con espectculos inclusivos, de sos que
no slo sirven de agasajo a la Infanta Isabel.
Por otra parte, la reivindicacin en el Cabildo de la lnea San Martn - Pern - Rosas es un agravio
histrico para aqullos que creyeron que iban a controlar este centenario como hicieron 100 aos atrs.
La Iglesia con su mezquindad poltica qued una vez ms afuera de todo, como hiciera en 1910 de la
mano de los liberales anglfilos y como volver a ser en 2110 si insiste en esa actitud de priorizar las
necesidades de Roma (y la UIA) antes que las necesidades de los humildes a los que tanto apela.
En esta vuelta de la historia, el Peronismo le gan la mano al otro pas, y ste se suma a larga lista de
agravios que desde 1943 se vienen acumulando en el libro diario de la oligarqua verncula. Y el fantasma que agita el sombrerito de la presidenta es un miedo que despus de ayer, vuelve a filtrarse en los
clculos de todos los que piensan en el 2011...
1. Introduccin
En la presente investigacin se analizar un subtipo especfico del discurso narrativo, la narracin
de experiencia personal, en un corpus de relatos de mujeres con cncer. Nuestro trabajo se enmarca en el
amplio campo de estudio del anlisis del discurso; puntualmente, desarrollaremos un estudio de tipo descriptivo con enfoque cualitativo que d cuenta de las principales caractersticas de este tipo de narracin.
En consideracin a lo planteado anteriormente, nuestro objetivo ser verificar si los relatos se ajustan
o no a la estructura narrativa propuesta por Labov y Waletzky (1967) y Labov (1972). En cualquier caso,
sustentamos la hiptesis de que el componente evaluativo, dada las caractersticas de las narraciones, es
el que concentrar la mayor cantidad de porciones narrativas. Atendiendo a este ltimo punto, vincularemos la evaluacin con dos subsistemas de la teora de la valoracin (Martin y White 2005), a saber, la
gradacin y la actitud. A la luz de este anlisis se busca constatar la manera en que las mujeres se construyen discursivamente, considerando que la actividad narrativa constituye una prctica eminentemente
social y personal (Ochs 2000).
2. Marco conceptual
2.1. Narraciones de experiencia personal
El inicio en los estudios sobre narraciones de experiencia personal lo constituye el trabajo de Labov
y Waletzky (1967), Narrative analysis, Oral versions of personal experience, si bien despus Labov continuar ampliando su propuesta inicial, tal y como lo hace en 1972 con The transformation of experience
in narrative syntax. En el trabajo de 1967, los autores plantean que es en las narraciones de experiencia
personal en donde podemos encontrar formas y estructuras narrativas ms primitivas u originales, desde
las cuales se pueden abordar otras de mayor complejidad, como las que encontramos en mitos, leyendas
o cuentos populares. La narracin de experiencia personal quedar definida por Labov (1972: 360) como
un mtodo de recapitulacin de experiencia pasada adecuando una secuencia verbal de clusulas a una
secuencia de eventos que (se supone) realmente ocurrieron. Luego, que el orden de las clusulas coincida
con el orden de ocurrencia de los hechos que describe vendra a ser el rasgo definitorio de una narracin
de experiencia personal. De este modo, dos clusulas que cumplen con este requisito conformaran lo que
los autores denominan una juntura temporal: son estas clusulas narrativas, cuya caracterstica principal es que si su relacin con la clusula a la que est unida mediante una juntura temporal es alterada,
inevitablemente se producir un cambio en la secuencia temporal de la interpretacin semntica original.
Estas clusulas conforman el esqueleto de una narracin (Labov 1972: 361). Por oposicin a ellas aparecen, por un lado, las clusulas libres, las que no estn vinculadas con otra clusula mediante una unin
temporal, por lo que su desplazamiento dentro de la narracin no altera el orden temporal de esta y, por
otro, las clusulas restrictivas, en un nivel intermedio de movilidad dentro de la narracin.
Luego de describir el marco bsico de una narracin, Labov y Waletzky (1967) identifican cinco
308 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
rasgos estructurales que hacen que una narracin est plenamente constituida. A esto cinco rasgos, Labov (1972) agregar uno, quedando la superestructura narrativa conformada por un (1) resumen (seccin
que aparece en el trabajo de 1972 y que corresponde a una o dos clusulas que van al comienzo de la
narracin y que contienen de modo sumario toda la historia; puede no aparecer en las narraciones de experiencia personal), una (2) orientacin (grupo de clusulas libres que entregan informacin acerca de las
personas que participan en el evento narrativo y de su conducta inicial, as como del lugar y el tiempo y
que, adems, preceden a la primera clusula narrativa), una (3) complicacin de la accin (grupo de clusulas narrativas esenciales para reconocer una narracin), la (4) evaluacin (porcin narrativa que Labov
(1972: 366) define como los medios usados por el narrador para indicar el punto de la narracin, su razn
de ser, es decir, por qu ha sido contada y qu quiere decir el narrador), una (5) resolucin (desenlace de
la serie de eventos) y, finalmente, (6) una coda (dispositivo funcional que vuelve la perspectiva verbal de
la narracin al momento presente, indicando que esta ha terminado; se caracteriza por la presencia de
elementos decticos).
En relacin con la evaluacin, cabe sealar que puede explicitarse en el discurso a travs de cinco
recursos (Labov y Waletzky 1967), estos son: 1) por medio de una declaracin directa, 2) mediante intensificadores lxicos, 3) suspendiendo la accin, 4)describiendo acciones simblicas y 5) por medio del
juicio de una tercera persona.
Finalmente, podemos establecer que en las narraciones de experiencia personal se dan lugar dos
prcticas discursivas o funciones de la narracin. Por un lado, una funcin referencial, esto es, quienes
narran presentan una experiencia lgica consistente en una serie de eventos ordenados secuencialmente
y, por otro, una funcin evaluativa, segn la cual la narracin sirve a una funcin adicional de inters
personal determinado por un estmulo en el contexto social en el que ocurre (Labov 1967). A travs de
ella se nos transmite el sentido de los eventos que se nos relatan, el porqu estos son dignos de ser
contados, a la vez que quien narra expone de manera ms clara su posicionamiento frente a lo narrado,
manifestando, as, su subjetividad. En suma, entendemos que la estructura narrativa se erige como tal en
la medida en que ambas funciones se interrelacionan.
De modo complementario, rescatamos la concepcin de que los relatos estaran construidos en funcin del objetivo que se busca al narrarlos. Asimismo, estos constituyen un instrumento para instanciar
identidades sociales y personales (Ochs 2000: 297). Por otro lado, destacamos de la propuesta de Ochs
(2000) la relevancia que le otorga al lugar que ocupa en las narraciones el paisaje mental
que incluye los estados emotivos, moral, perspectivas y motivos de los protagonistas cuando participan
de un suceso narrativo importante. Es el clima psicolgico lo que pinta a los protagonistas como hroes
o heronas, o como bufones de comedia (Bruner 1990, cit. por Ochs 2000: 287).
las personas: nos sentimos felices o tristes, seguros o nerviosos, interesados o aburridos , por lo que se
relaciona con la respuesta emocional y con la disposicin del hablante. Los valores de afecto pueden ser
categoras negativas o positivas cuyos significados podemos ubicar a lo largo de una escala de fuerza o
de intensidad desde lo bajo a lo alto (White 2004). En segundo trmino, la categora de juicio incluye
los significados que sirven para evaluar positiva y negativamente el comportamiento humano, en relacin con un conjunto de normas institucionalizadas (White 2004). Por ltimo, mediante la apreciacin
se establecen evaluaciones de productos y procesos, incluyendo valores que caen dentro del campo de la
esttica, as como de otras categoras no-estticas de evaluacin social.
Finalmente, la gradacin se ocupa de los valores que proporcionan escalas de grado, ya sea en trminos de fuerza interpersonal que el hablante adjudica a una emisin como en trminos de la precisin con
que un elemento pone en foco una relacin de valor (White 2004). Estas dos dimensiones se denominan
fuerza (escala variable de intensidad; incluye valores que se han denominado intensificadores, los que
pueden ser de dos tipos, i. e., potenciadores o boosters, con el rasgo + fuerza, o elementos mitigadores o
hedges, con el rasgo - fuerza) y foco (agudizando o desdibujando los lmites de la categora).
3. Metodologa
El esquema operativo conforme el cual se realiz nuestra pesquisa consider cuatro fases principales: (1) revisin de la bibliografa sobre narraciones de experiencia personal, teora de la valoracin y
construccin discursiva de la identidad; (2) elaboracin de la muestra a analizar (recoleccin del corpus);
(3) confeccin de la matriz analtica y (4) redaccin del informe final.
El corpus de nuestra investigacin est conformado por cinco relatos de mujeres con cncer (a cada
uno de ellos le otorgamos los siguientes cdigos: S1, S2, S3, S4 y S5). La obtencin del mismo se hizo
mediante entrevistas grabadas. En ellas se les peda a las mujeres que contasen su experiencia con la
enfermedad, desde el momento en que sintieron los primeros sntomas, pasando por el diagnstico, el
tratamiento y la manera en que la enfermedad repercuti a nivel personal y familiar, hasta la actualidad.
Coincidentemente, las cinco mujeres se encontraban, al momento de la entrevista, a casi un ao de haber
sido diagnosticadas. Asimismo, cabe sealar que se dejaron de lado variables sociales.
4.1. Anlisis segn estructura narrativa laboviana. Caracterizacin del componente evaluativo
En esta parte del anlisis se pretendi establecer si los relatos se ajustaban a la estructura narrativa
propuesta por Labov y Waletzky (1967) y Labov (1972). La tabla 1, que presentamos a continuacin,
muestra el detalle de la presencia/ausencia de los componentes formales que, segn los autores, toda
narracin de experiencia personal debera poseer.
S1
S2
S3
S4
S5
Resumen
Orientacin
Complicacin
Evaluacin
Resolucin
Coda
La lectura de la tabla 1 nos indica que tres de los cinco relatos se ajustan completamente al modelo
narrativo laboviano. La seccin de resumen no ocurre slo en uno de ellos; a este respecto, cabe recordar
que, segn Labov (1972), el resumen puede no aparecer. Por otra parte, la coda slo alcanza un 60% de
aparicin, puesto que no ocurre en tres de los cinco relatos.
En lo concerniente a cada componente en especfico, podemos decir que:
Resumen: aparece en clusulas que refieren a la enfermedad, es decir, el tpico principal de la
narracin:
(1) Me llamo LN/ padezco un cncer a la mama in situ
(2) JF cmo fue detectado su melanoma con metstasis que es un cncer terminal//
Orientacin: contextualiza el escenario en donde ocurrir la complicacin de la accin:
(3) pero cuando tena treinta y nueve aos mi gineclogo me dijo que era como prudente que me
hiciera una mamografa//
(4) un da equis a las nueve de la maana tenamos hora al dermatlogo
Complicacin: se instancia, tpicamente, en el momento en el que las mujeres son informadas de que
tienen cncer:
(5) as que despus hice otro examen/ me pincharon y finalmente el diagnstico era un cncer a la
tiroides
(6) nos derivaron a un onclogo a las diez de la noche nos dio cita y a la semana siguiente ya lo
estaban operando
Evaluacin: concentra grandes porciones narrativas constituyndose as en la seccin de mayor importancia, en tanto que en ella las mujeres manifiestan lo que las motiv a narrar. Adems, cumple una
funcin descriptiva:
(7) el examen tiene una incomodidad como que te meten la pechuga como en una prensa y te la
aprietan
(8) y en estos casos la biopsia no es como cuanto t tienes tumores grandes que te hacen una puncin con una aguja/ sino que te hacen una operacin y en el fondo te tienen que extraer un pedazo de la
mama para despus analizarlo
Resolucin: esta porcin narrativa se vincula con la serie de eventos que dan cuenta de la mejora
de las mujeres:
(9) y de hecho l est vivo sano y no tiene nada no tiene cncer
(10) y nunca he sentido nada nunca he tenido nada
En estos casos de resolucin, vemos que las clusulas actan como una coda; el tiempo del verbo
da cuenta de aquello.
Coda: tal y como lo seala Labov, este dispositivo funcional vuelve la perspectiva verbal de la
narracin al momento presente, tpicamente, mediante elementos decticos:
(11) ese sera mi testimonio
(12) eso
En relacin con las maneras en que puede instanciarse la evaluacin segn Labov y Waletzky (1967),
predominan i) el uso del discurso directo, cuyo uso est dado, principalmente, por discurso reportado de
los mdicos (el doctor me dijo: estoy feliz quedaste bien logramos sacar todo el cncer); ii) la descripcin de acciones simblicas, que se presentan, caractersticamente, como metfora de imagen con valor
enftico, por ejemplo:
(13) y todo el cuerpo duro/ deformado como el cuero del chancho as; y bueno y al principio cada
vez que iba a hacerme los controles iba as tiritando as como quiltro al veterinario.
En estos casos de metfora de imagen en el receptor se produce una especie de vivencia vicaria,
es decir, tales metforas tienen un valor icnico que hacen que en el oyente se produzca, por un lado,
una comprensin ms emptica y, por otro, que haya una repercusin en trminos de corporalidad en l
(podemos imaginar y sentir el cuero de chancho o al perro tiritando); y iii) los intensificadores lxicos
(ver 4.1.2).
En todos los relatos se da una fuerte relacin entre las categoras de apreciacin y gradacin, por
ejemplo:
(14) durante el proceso de la radiacin que fueron que es una lata fueron treinta y cunta sesiones?; irradiarse es horrible; o sea t no ests acostumbrado a un sometimiento as carcelario; entonces
empez todo ese proceso denigrante; y yo ah como que me asust cualquier cantidad; y pa nosotros fue/
bueno horrible; su padre se haba muerto [] esa fue para m una de las preocupaciones ms grandes;
t tienes la sensacin de que esto es como una bomba.
De gran productividad son, adems, los usos de reiteracin como intensificador, por ejemplo:
(15) yo lloraba todo el camino todo el camino lloraba lloraba lloraba lloraba; y en esta pierna hasta
arriba nada cero cero cero reaccin y en esta otra normal; estoy con clicos clicos clicos me voy al
bao; y me empec a inflar inflar inflar inflar inflar inflar; si yo me fui as recin operada y me mor me
deform entera entera entera.
Las categoras de afecto y juicio mostraron una baja ocurrencia. En los siguientes ejemplos vemos
cmo ambas categoras se imbrican en la evaluacin del desempeo del profesional de la salud:
(16) un tipo sin tica sin nada el que me vio un proctlogo; me revis un mdico muy amoroso el
doctor Gonzlez; el mdico que me oper tampoco me gust.
En un nivel de anlisis ms general, la revisin del corpus sugiere que las distintas secciones narrativas seran recursivas, esto es, que pueden aparecer unas dentro de otras. Esta inclusin est determinada,
en el caso especfico de nuestro objeto de estudio, por los distintos tpicos que estructuran la narracin,
a saber, la enfermedad, la familia y la religin. Los ltimos dos tpicos presentan una estructura bien
definida que se inserta en el relato macro o macronarracin dada por el tpico enfermedad. El grfico
1 presenta, a continuacin, la frecuencia de aparicin de los tres principales tpicos discursivos.1
Grafico 1
1 La frecuencia de aparicin se obtuvo utilizando el programa computacional kfNgram, que arroja el total de palabras del corpus considerando slo una aparicin
por cada una. Luego, seleccionamos slo las de tipo lxico.
(19) la fe es lo nico que te salva la fe mueve montaas la fe te hace que t te mejores por qu?
Porque est en ti quererte mejorar est en ti querer salir adelante aunque sea un cncer terminal es tu
actitud es tu actitud ando con las dos rodillas fracturadas no poda ni caminar nada los meniscos porque
a mi atropellaron hace tiempo atrs y fjate t que no siento los dolores est en ti/ me entiendes?
As, el relato estara construido en funcin del objetivo que se busca al narrarlo o, en otras palabras,
el anlisis sugiere que sera la evaluacin la que orienta el sentido de la narracin de experiencia personal.
5. Conclusiones
En la presente investigacin, nos propusimos analizar un corpus de cinco relatos de mujeres con
cncer con el propsito de ver si se ajustaban a la estructura narrativa desarrollada por Labov (1967,
1972). A la luz de un anlisis formal, pudimos comprobar que, efectivamente, los relatos adquiran la
forma de una narracin de experiencia personal prototpica. El nfasis puesto en el componente evaluativo indica, asimismo, que este es el que concentra la mayor cantidad de porciones narrativas y que en l
ocurren la mayora de los fenmenos valorativos (apreciacin, juicio, afecto, enfticos). En este contexto,
las construcciones valorativas del tipo enfticas parecen ser crticas. Creemos, a este respecto, que tales
construcciones manifiestan una intencin por parte del hablante de incluir al interlocutor en este caso, el
entrevistador-, es decir, expresan la intencin de establecer un vnculo basado en la empata (Burke 1974:
504, cit. en Ochs 2000: 283). Por otro lado, la preeminencia de la evaluacin se explica en la medida en
que el relato es una enunciacin derivada de la perspectiva personal de un participante real o potencial
que est situado de modo que algn desarrollo dramtico temporal del suceso informado avanza desde
ese punto de partida. Las caractersticas sealadas para los relatos indican que estos surgen de un objetivo que ordenan su estructura. En consideracin a esto, postulamos que en las narraciones de experiencia
personal lo principal no parece ser la referencialidad, es decir, el contar una historia de manera meramente secuencial, sino que, muy por el contrario, hay una funcin evaluativa que es fundamental. El uso de
ciertas estructuras pone de manifiesto una intencin por parte del hablante de que el receptor participe vicariamente de su relato, construyendo, de esta manera, un locus que da lugar a una narracin de a dos.
6. Referencias bibliogrficas
Kaplan, N. 2004. Nuevos desarrollos en el estudio de la evaluacin en el lenguaje: la Teora de la Valoracin,
Boletn de Lingstica, N 22, 52-78.
Labov, W. y J. Waletzky. 1967. Narrative analysis. Oral versions of personal experience.
Labov, W. 1972, The transformation of experience in narrative syntax en Language in the inner city. Studies in
the Black English Vernacular, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 354 396.
Martin, J. y P. White. 2005. The language of Evaluation. Appraisal in English. Ed. Palgrave.
Ochs, E. 2000. Narrativa, en T. van Dijk (comp.) El discurso como estructura y proceso, Barcelona, Gedisa,
271 304.
White, P. 2004. Un recorrido por la teora de la Valoracin. Traduccin de Elsa Ghio. En http://www.grammatics.
com/appraisal/SpanishTranslation-AppraisalOutline.pdf.
1. Introduccin
Los modelos lingsticos basados en la teora de los sistemas dinmicos complejos han sido cuestionados por su permanencia en el nivel programtico y por sus limitaciones para encausar estudios empricos de fenmenos especficos, lo cual habra motivado su escasa recepcin y difusin fuera del mbito
europeo (Bernrdez 2001). Si bien se han logrado algunos avances en la constitucin de un paradigma
interpretativo en el campo de la sociolingstica (Bastardas Boada 1998), el impacto del pensamiento
complejo ha sido mucho menos significativo en los estudios pragmticos. En el presente trabajo sugerimos una propuesta terico metodolgica para aproximarnos a este territorio poco explorado mediante el
estudio de algunas partculas discursivas (Portols 2008) del espaol coloquial rioplatense. Ms precisamente, trataremos de interpretar la fijacin y el uso de estas unidades lingsticas mediante la convergencia de algunos principios pragmticos y cognitivos desde la perspectiva ecosistmica.
Segn la definicin ms extendida y aceptada, los marcadores del discurso son unidades lingsticas invariables, que no ejercen una funcin sintctica en el marco de la predicacin oracional y poseen
un cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus propiedades las inferencias
que se realizan en la comunicacin (Portols 1998:25 y 2008:180). Esta gua puede orientarse a ordenar
la informacin, conectar fragmentos, reformular contenidos, presentar argumentos o sealar actitudes
sobre el discurso y los interlocutores. Nos ocuparemos en este trabajo de esta ltima categora, integrada
por los llamados marcadores conversacionales o de control de contacto (Portols 1998: 145), sin perder
de vista que nos hallamos ante expresiones polifuncionales cuyo papel como marcadores depende del
contexto en el cual se inscriben (Garcs Gmez 2008).
Este aporte a la I Jornada de Jvenes Lingistas complementa la ponencia presentada por el autor
en la V Coloquio de la IADA sobre marcadores discursivos en la interaccin polmica (Rojas 2010). En
aquella oportunidad analizamos a travs de herramientas estadsticas algunas regularidades sugerentes
en la aparicin y distribucin de marcadores discursivos en el debate televisivo, dejando provisoriamente
de lado el estudio de las partculas conversacionales. Retomando aquella tarea pendiente, intentamos
abordar este tpico a travs de una aproximacin ecosistmica y cualitativa, posponiendo el anlisis
estadstico para una comunicacin posterior. La heterogeneidad categorial de estas expresiones (Garcs
Gmez 2008) ha dificultado la construccin de herramientas metodolgicas para dar cuenta de ellas, de
forma tal que continuamos hallando en este universo de estudios un campo prolfico y en pleno desarrollo
para la teora lingstica.
emplean para construir directivas indirectas. En este segundo grupo, identificamos formas de preguntar
por la accin requerida (Ves?, A ver?) y otras formas impersonales (Ojo!, A ver!, a ver) que desplazan el centro dectico en la categora de persona (Haverkate 1994).
Debido al comportamiento polifuncional de estos marcadores discursivos, pueden referirse a contenidos previos del intercambio y a expresiones que an no han sido proferidas, anafrica y catafricamente
(Mancera Rueda 2009). En todos los casos, se yuxtapone a la funcin ftica un valor enftico que indica
la importancia del enunciado, orientando, en consecuencia, sobre la importancia de su procesamiento.
Desde la perspectiva relevantista, sta sera una fuerte motivacin para uso de estas partculas en la interaccin verbal: sugieren que el costo cognitivo de procesar los enunciados a los cuales apuntan vendra
con seguridad compensado. Analicemos desde esta ptica dos segmentos tomados del Banco de Datos
Corpus de Referencia del Espaol Actual (R.A.E., consultado en octubre de 2010):
(1) Segmento 1 - Un senador me deca cuando habl el senador por el Chaco: fjate, no nos aplaude
solamente alguna gente en las barras, nos estn aplaudiendo los periodistas (debate parlamentario, Senado de la Nacin Argentina).
(2) Segmento 2 - Y ojo! Otra idea de Telef es que si Portal deja el 13 y pasa al canal de la calle
Pavn, no slo haga su tradicional ciclo de los martes a las diez de la noche con pe-ne-pe, tambin ira los
domingos a la noche (magazine Radio Rivadavia).
Los enunciados sobre los cuales llaman la atencin las partculas fjate y ojo! tienen un valor
de verdad que se desprende de la posibilidad de cotejar su contenido con la realidad fctica; son, por
consiguiente, portadores de significado conceptual (Blakemore 1988). Pero las partculas en s mismas
carecen de valor veritativo y poseen una significacin que viene dada por su rol en la interpretacin,
orientando sobre el modo de procesar el contenido de los enunciados, vale decir que su significado es
de tipo procedimental (Blakemore 1988). Cuando en la cadena discursiva el hablante detecta contenidos
que se diferencian de los dems por el grado de importancia, estos marcadores discursivos instruyen al
destinatario del mensaje sobre esta particularidad, facilitando su interpretacin global del discurso.
Recordemos que la relevancia es una variable que resulta de ponderar el costo inferencial de la interpretacin en comparacin con los resultados o beneficios obtenidos por el procesamiento mental de los
enunciados (Sperber y Wilson 1986). En este sentido, los marcadores conversacionales que ponen en juego
la metfora visual garantizan, en cierta medida, que el hecho de prestar atencin a lo dicho ser compensado. Es cierto que el contenido instruccional o procedimental no es exclusivo de este tipo de marcadores,
pero entendemos que en esta categora se hace an ms evidente por sus posibilidades de abarcar extensos
segmentos del discurso e, incluso, operar sobre otros marcadores discursivos presentes en el mismo.
que implican una extensin metafrica del esquema prototpico de la transitividad, usualmente representado por el conjunto Agente-Accin-Paciente. Ms precisamente, se indica que forman parte de un grupo
de procesos mentales que se traducen en verbos que expresan cognicin, afeccin y percepcin sensitiva
(Rodrguez Garca 1997). Por sus caractersticas semnticas, entonces, estos marcadores discursivos han
perdido el carcter transitivo del verbo del cual derivan. Veamos otros ejemplos tomados de la Base de
Datos CREA:
(3) Segmento 3 - Y despus yo les di varias citas y ellas tenan que marcarme las figuras literarias y
por qu las usaba el autor, entends?, por qu usaba el cultismo, los americanismos hiprbatos, el nfasis, lo dado con interrogacin retrica entonces haba lo prctico, ves ? Claro (conversacin cara a cara).
(4) Segmento 4 - Bueno, esto es lo que ocurri. Guillermo, mir. Vos dijiste a los polticos que no
tenamos razn (magazine Radio Rivadavia).
En estos enunciados el primer argumento, es decir el oyente marcado en la desinencia verbal, asume
el rol de experimentador, en tanto que el segundo, correspondiente al O.D. en la estructura transitiva prototpica es un fragmento discursivo; anterior en el segmento 3 y posterior en el segmento 4. Se entiende
que estas construcciones implican una proyeccin metafrica de la forma prototpica dado que el sujeto
no realiza una accin voluntaria y experimenta un cambio de estado algo as como prestar atencin
en tanto que el segundo argumento no experimenta cambio alguno por accin de aquel.
Este tipo de expresiones, adems, ponen en juego un proceso por el cual se cristalizan metforas a
travs de una modificacin semntica de las categoras lxicas por sus usos funcionales. Esta metamorfosis que se inicia con un tem lxico para derivar en una partcula de significado plenamente gramatical,
o proceso de gramaticalizacin, es muy caracterstica en la fijacin de marcadores discursivos (Cuenca
y Hilferty 1999, Cucatto 2004): la gramaticalizacin sera un efecto colateral de la mxima de extravagancia, es decir, el uso de formulaciones inusualmente explcitas para atraer la atencin por parte de los
hablantes (Manzano Rovira 2009). Analicemos otros ejemplos del mismo corpus:
(5) Segmento 5 - Preguntme, qu?, a ver? Contme de la escuela mejor, en serio (conversacin
cara a cara).
(6) Segmento 6 - No! Nada que ver! El bloque oficialista no quiere escuchar las razones de la Legislatura del Chaco! (debate parlamentario, Senado de la Nacin Argentina).
En los marcadores discursivos que despliegan la metfora visual como a ver? y nada que ver! se
observa claramente la prdida de flexin verbal: se trata de formas invariables polifuncionales en la conversacin coloquial que han cristalizado la metfora visual y han perdido su significado lxico de origen,
transformndose en elementos plenamente gramaticales. La forma interrogativa empleada en el segmento
5 se comportara como un enfocador de alteridad, en tanto que la forma exclamativa empleada en el segmento 6 se comportara como una partcula modal de contra-evidencia. Dado que en la evolucin histrica
de estas expresiones el proceso es siempre el mismo del significado lxico al gramatical se afirma que
estn regidos por un principio de unidireccionalidad (Cucatto 2004) o, para otros autores, irreversibilidad.
En todos los casos, se observa que el proceso deriva adems hacia la reubicacin en un dominio o espacio
mental ms abstracto, generalmente de forma irreversible (Buenafuentes de La Mata 2009).
Profundizando en la direccionalidad que seguira el proceso de gramaticalizacin, se han propuesto
diferentes hiptesis para dar cuenta del mismo. Givn, por ejemplo, ha propuesto que es el efecto de la
fijacin de estrategias discursivas concretas, por lo cual no debera considerarse un simple cambio semntico. Sweetser, por su parte, propone para estas partculas un recorrido que va desde la percepcin
fsica a la percepcin intelectual y, finalmente, a la organizacin discursiva, es decir hacia el dominio de
los actos de habla. Una tercera propuesta consiste en trazar un vector entre los significados basados en
la situacin interna o externa que describen originalmente los verbos de percepcin y los significados
basados en la situacin textual (Cuenca y Hilferty 1999). Ms all de estas y otras precisiones terminolgicas, estamos en todos los casos ante categoras lxicas que se han gramaticalizado (Cucatto 2004) y se
comportan como marcadores discursivos.
Por otro lado, estos expresiones sealan ciertas actitudes como la sorpresa, el inters y la necesidad
de prestar atencin ante los enunciados propios (mir fjate) o ajenos (mir vos!). En este sentido,
es posible afirmar que el significado proposicional de origen ha sido sustituido por un significado expresivo de ndole ms subjetivo. Entre las teoras del cambio semntico, esta caracterstica de las partculas
que estamos analizando ofrece argumentos para defender la teora de la subjetivizacin (Cucatto 2004),
entendiendo que la subjetividad creciente es tambin un rasgo prototpico del proceso de gramaticalizacin (Marn y Cuenca Ordiana 2000). Notemos que los verbos de percepcin auditiva tambin se gramaticalizan como marcadores del mismo tipo (oye!, ome), pero en los de percepcin visual la prdida
del significado literal es an ms radical: el discurso est ms cerca de poder escucharse, en su sentido
literal, que de poder mirarse.
4. Conclusiones
En resumen, la confluencia de principios pragmticos y cognitivos explica en gran medida la recurrencia de la metfora visual en los marcadores discursivos de control del contacto. Las estrategias pragmticas reguladas por los principios de cortesa y relevancia se cristalizan, entonces, en un trayecto de
gramaticalizacin guiado por determinadas operaciones cognitivas que hemos tratado de describir. Para
dar cuenta de estas ltimas, recuperamos de la bibliografa especializada los principios de iconicidad,
unidireccionalidad y subjetivizacin debido a su potencial explicativo.
En los sistemas abiertos al entorno, en interaccin con el medio y atravesados por la accin de otros
sistemas, diversos y heterogneos tal es el caso de la lengua el concepto de autonoma y el anlisis
desde una perspectiva nica resultan poco operativos. En su lugar, la teora de los sistemas dinmicos
complejos (Bastardas Boada 1998, Bernrdez 2001) propone un criterio ecolgico que integre las variables y dimensiones en el caso que nos ocupa, gramaticales, culturales, sociales e histricas en su interaccin con atractores o puntos de confluencia, representados en la teora lingstica por los principios
que postulan los distintos enfoques analticos.
Si bien los marcadores del discurso componen una categora heterognea, extremadamente inestable, ligada estrechamente a los contextos de aparicin, con grados de prototipicidad que an se discuten,
es posible hallar regularidades sugerentes en su constitucin si se adopta una mirada ecosistmica. En
un trabajo precedente (Rojas 2010) hemos analizado dichas regularidades que suponen cierto equilibrio
en medio del aparente caos a travs de procedimientos estadsticos aplicados a otras subcategoras, y en
este caso nos aproximamos a los marcadores de control del contacto desde un enfoque cualitativo.
Sin desestimar la posibilidad de incluir en este anlisis otros principios lingsticos desarrollados en
el marco terico de referencia, consideramos que la integracin del enfoque pragmtico y la perspectiva
cognitiva permite establecer cierto orden de regularidad en la fijacin y en el uso de algunos marcadores
discursivos frecuentes en la interaccin verbal. Nos queda pendiente la tarea de avanzar en esta propuesta
mediante una aproximacin cuantitativa, de la cual trataremos de dar cuenta en una comunicacin posterior.
5. Referencias bibliogrficas
Bastardas Boada, A. 1998. Lingstica general y teoras de la complejidad ecolgica: algunas ideas desde una
transdisciplinariedad sugerente., en Actas III Congreso de Lingstica General, Universidad de Salamanca,
Espaa, pp. 1-13.
Bernrdez, E. 2001. De monoide a especie biolgica: aventuras y desventuras del concepto de lengua, en Crculo
de Lingstica Aplicada a la Comunicacin 7, http://www.ucm.es/info/circulo/no7/bernardez.htm. Consultado
30 de septiembre de 2010.
Blakemore, D. 1988. La organizacin del discurso, en F. Newmeyer (ed.) Panorama de la Lingstica Moderna
de la Universidad de Cambridge: IV- El lenguaje: contexto socio- cultural, Madrid, Visor, 1992, pp. 275-298.
Brown, P. y S. Levinson 1978. Universals in language usage, politeness phenomena. En: Goody, E. (ed.) Questions and politeness, strategies in social interaction. New York: CUP, 1987; 56-311.
Buenafuentes de la Mata, C. 2009. Gramaticalizacin, lexicalizacin, metfora y metonimia, en Romero Aguilera, L. y Juli Luna, C. (coords.) Tendencias actuales en la investigacin diacrnica de la lengua, Barcelona,
Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona.
Cucatto, A. 2004. La gramaticalizacin de la pieza lxica ver. Del uso del sistema a la sistematizacin del uso,
en Pragmalingstica N 12, pp. 27-43.
Cuenca, M. y J. Hilferty 1999. Introduccin a la lingstica cognitiva. Barcelona: Ariel.
Escandell Vidal, M.V. 1996. El estudio de la cortesa, en Introduccin a la pragmtica, Barcelona, Ariel.
Fuentes Rodrguez, C. 2001. Los marcadores del discurso, una nueva categora gramatical?, en Mndez, E. y
J. Mendoza (eds.) Indagaciones sobre la lengua. Estudios de filologa y lingstica espaolas en memoria de
Emilio Alarcos, Universidad de Sevilla, pp. 323-348.
Gallardo Pals, B. y M. Marn Jord 2005. Marcadores discursivos procedentes de verbos perceptivos en el discurso afsico, en Revista de investigacin lingstica, Vol. VIII, pp. 53-94.
Garcs Gmez, M.P. 2008. El discurso y los marcadores, en La organizacin del discurso: marcadores de ordenacin y de reformulacin, Madrid, Iberoamericana.
Haverkate, H. 1994. La cortesa verbal. Estudio pragmalingstico, Madrid, Gredos.
Mancera Rueda, A. 2009. Los marcadores discursivos del coloquio, en Oralizacin de la prensa espaola: la
columna periodstica, Bern, Peter Lang International Academic Publisher, pp. 142-178
Manzano Rovira, C. 2009. El problema de la unidireccionalidad en el proceso de gramaticalizacin, en Romero
Aguilera, L. y Juli Luna, C. (coords.), Tendencias actuales en la investigacin diacrnica de la lengua, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona.
Marn, M. y M. Cuenca Ordiana 2000. Verbos de percepcin gramaticalizados como conectores: anlisis contrastivo espaol-cataln, en Revista espaola de lingstica aplicada, Vol. 1 Extra, Pgs. 215-238.
Portols Lzaro, J. 1998. Los marcadores del discurso, Barcelona: Ariel.
Portols Lzaro, J. 2008. Las definiciones de las partculas discursivas en el diccionario, en Garcs Gmez, M.P.
(ed.) Diccionario histrico: nuevas perspectivas lingsticas, Barcelona, Iberoamericana.
Real Academia Espaola, Banco de datos (CREA) [en lnea]. Corpus de referencia del espaol actual. http://www.
rae.es Consultado el 20 de Octubre de 2010.
Rodrguez Garca, L. 1997. Aplicaciones del principio de iconicidad en la extensin metafrica de la transitividad
prototpica, en Homenaje al profesor Cantera, Madrid: Servicio de Publicaciones Universidad Complutense,
pp. 292-307.
Rojas, E. 2010. Marcadores discursivos en la interaccin polmica, en Actas V Coloquio Argentino de la IADA,
La Plata.
Sperber, D. y D. Wilson 1986. Sobre la definicin de Relevancia, en L. Valds Villanueva (ed.) La bsqueda del
significado, Madrid, Tecnos, pp. 583-598.
1. Introduccin
En las ltimas dcadas, la creciente preocupacin del sistema educativo por los problemas de aprendizaje, sumada al desarrollo y expansin de disciplinas como la psicologa cognitiva, la psicolingstica
y neurolingstica han logrado avanzar en la investigacin de la comprensin de textos. Estos cambios
permitieron modificar la visin tradicional (y errnea) que asimilaba la lectura correcta con una buena
comprensin de textos.
La lectura, definida en su sentido ms ecolgico y funcional, es la capacidad de utilizar el lenguaje
escrito para acceder a la informacin contenida en un texto (Ferreres et al. 2010). Por lo tanto, su objetivo
ltimo es la comprensin. No obstante, es necesario distinguir entre decodificacin (lectura) y comprensin lectora: por decodificacin se entiende a la capacidad de identificar las palabras que componen un
texto como su correcta pronunciacin, mientras que la comprensin de textos o comprensin lectora1
refiere a la habilidad de interpretar el significado global del mismo.
La distincin entre decodificacin y comprensin permite distinguir a lectores con problemas de
decodificacin de aquellos lectores que aun alcanzando una buena decodificacin no consiguen acceder
al significado global del texto.
La comprensin lectora es una tarea compleja que implica la interaccin de procesos cognitivos heterogneos mediante los cuales el lector relaciona e integra informacin proveniente del texto con conocimientos previos. En este marco, la Memoria de Trabajo (WM) juega un rol fundamental ya que permite
mantener y manipular informacin necesaria para la realizacin de esta tarea cognitiva.
Segn el modelo multicomponente de Baddeley (1974), la Memoria de Trabajo es un sistema de
capacidad limitada que se dedica a mantener, procesar y almacenar informacin necesaria para realizar
actividades cognitivas complejas como el razonamiento, el aprendizaje y la comprensin. Este sistema
est compuesto por dos sistemas subsidiarios de dominio especfico: el bucle fonolgico y la agenda
visuoespacial, encargados de analizar la informacin de entrada verbal y visual, respectivamente. Estos
dos subsistemas estn comandados por un sistema de dominio general denominado ejecutivo central
que se encarga del control de las operaciones de los dos subsistemas subsidiarios. Baddeley (2000) ha
adaptado este modelo agregando un nuevo componente, el bfer episdico, que consiste en un sistema de
almacenamiento temporal con capacidad limitada, capaz de integrar informacin multimodal.
En los ltimos aos, diversos estudios han acumulado evidencia sobre la centralidad de la relacin
entre WM y la comprensin lectora. Un trabajo inicial de Daneman y Carpenter (1980) produjo un replanteo del concepto de la Memoria de Corto Plazo como almacn pasivo, a partir de introducir la idea
de correlacionar la comprensin con una medida de memoria ms adecuada que las utilizadas hasta ese
momento (span de dgitos o de palabras). La hiptesis formulada sostena que la memoria de trabajo,
como proceso de elaboracin y mantenimiento, juega un rol determinante en la comprensin lectora. Esta
1 En este trabajo se tomarn estos dos conceptos como sinnimos.
medida alternativa denominada medida de amplitud de memoria evaluada mediante el Listening Span
Test (LST) o Reading Span Test (RST) permite evaluar la capacidad de memoria en tareas que requieren
distribuir simultneamente los recursos de memoria entre procesamiento y almacenamiento.
La importancia de este trabajo radic en que la utilizacin del LST o el RST demanda una memoria de carcter activo que permita cumplir con los requerimientos de tareas complejas como la comprensin de textos.
Desde entonces, muchos estudios han sealado el rol determinante de la Memoria de Trabajo para
alcanzar la representacin mental de un texto. (Daneman y Carpenter 1980, Pazzaglia et. al. 2000, Cornoldi 2007). Investigaciones recientes sostienen que los nios con pobre comprensin tienen problemas
con la regulacin de los contenidos de la WM dando como resultado una comprensin lectora deficiente
(Carretti et al. 2005, Pimperton y Nation 2010).
En este marco, el objetivo de este trabajo fue estudiar la relacin entre la Memoria de Trabajo y la
habilidad para comprender un texto en alumnos de 12 a 14 aos. Testeamos la hiptesis de que las dificultades de comprensin lectora estn asociadas a problemas para inhibir material verbal irrelevante de
la memoria de trabajo debido a mecanismos de inhibicin ineficientes. Por esta razn, los malos comprendedores, al enfrentarse a un texto, saturaran la WM con informacin irrelevante, lo cual les ocasionara
problemas a la hora de construir la representacin mental del texto.
Tomando como base un modelo multicomponencial de la lectura (Abusamra et al. 2010), asumimos
que estas dificultades en la WM afectaran de manera diferencial a los distintos componentes posibles del
nivel textual. Si la hiptesis se confirma, los malos comprendedores tendran dificultades para establecer,
por ejemplo, la jerarqua del texto. Sin embargo, el conocimiento del vocabulario no repercutira de la
misma manera en la comprensin. Estas diferencias se deberan a que variaran la demanda de memoria
de trabajo necesaria para realizar cada tarea. Por otro lado, siguiendo el modelo de Baddeley (1999), fallas en los mecanismos de inhibicin y en el monitoreo de las tareas podran ser producto de un dficit en
el controlador del ejecutivo central.
2. Metodologa
Participantes
Materiales
Se aplic una prueba para medir la eficacia lectora, una prueba para evaluar la Memoria de Trabajo
y tres pruebas que evalan diferentes componentes de la comprensin de textos.
1. Evaluacin de la lectura.
Para evaluar la lectura utilizamos el TECLE Test colectivo de eficacia lectora (Marn y Carrillo
1999) en su versin adaptada para Argentina (Ferreres et al. 2010). La prueba consiste en la presentacin
2 Tres de los controles rindieron por encima de la media ms un desvo estndar (ME + DE: 9, 47) mientras los otros 4 restantes obtuvieron una puntuacin de 9
puntos sobre 10 posibles.
de 64 oraciones a las que le falta la ltima palabra que debe ser seleccionada por los alumnos entre cuatro
opciones de respuesta. De las cuatro posibles respuestas, tres son distractores: un distractor fonolgico,
un distractor ortogrfico, y un distractor lxico. El tiempo de la prueba es de cinco minutos. Se asign un
punto por respuesta correcta.
2. Evaluacin de la memoria de trabajo
Para evaluar la capacidad de la WM, utilizamos una adaptacin de la versin italiana reducida del
Listening Span Test (LST) (Pazzaglia, Palladino y De Beni 2000).
La prueba contiene 28 oraciones organizadas en dos bloques crecientes de dos, tres, cuatro o cinco
oraciones de longitud variable de no ms de doce palabras. La tarea consiste en escuchar las oraciones
y calificar el contenido semntico de la misma como verdadero o falso, y recordar a su vez, la ltima
palabra de cada uno de los bloques para luego decirlas en voz alta y en el orden en el que fueron dichas
por el investigador.
Evaluacin de las habilidades de comprensin
Se evaluaron tres reas del modelo multicomponencial de lectura del Test TLC (Abusamra et al.
2010). Todas las reas constan de 12 puntos a los cuales se les asigna 1 punto por respuesta correcta.
- Semntica lxica (A3):
A partir de textos breves o fragmentos de textos se debe seleccionar la opcin correcta del significado de una palabra de acuerdo al contexto textual.
- Jerarqua del texto (A8): Esta rea evala la habilidad de los alumnos en reconocer los elementos
importantes del texto excluyendo los detalles, encontrar una idea principal, ordenar jerrquicamente
los elementos y seleccionar el significado de un prrafo por su funcin en el texto.
- Errores e incongruencias (A11): Esta prueba evala la capacidad de monitoreo de la informacin
brindada por el texto, destacando aquellos aspectos que pueden ser crticos en la comprensin profunda del mismo. Valora la habilidad de los alumnos de detectar errores (de orden lxico y sintctico) como incongruencias (de orden semntico).
3. Resultados
Los resultados obtenidos sealan que en el rea A3, si bien hay diferencia entre BC y MC, estos
ltimos rindieron por encima de la media poblacional establecida para su edad (ME= 10,01).
Tabla 1. TECLE
Puntajes obtenidos en funcin de respuestas contestadas de forma correcta sobre
cantidad de respuestas realizadas.
TECLE
BC*
A
R
Y
N
Z
T
I
63/64
62/62
59/60
64/64
63/64
48/49
35/37
M
J
D
G
E
Q
O
MC**
42/64
42/44
49/53
52/55
62/64
39/41
42/46
En cambio, tanto en el caso del rea A8 (ME= 8,75) como en el caso del rea A11 (ME=8,75), los
resultados obtenidos colocan a los buenos comprendedores por encima de las medias poblacionales correspondientes y a los malos comprendedores por debajo de las mismas.
Nuestros resultados fueron comparados con los valores medios poblacionales suministrados por el test
TLC (valores en rojo), a fin de contrastarlos con valores estandarizados y normatizados.
A3
B. C.
11,85
M. C.
10,14
ME
10,01
D. E.
2,04
A8
10,14
6,71
8,75
2,38
A11
11,14
7,28
8,75
2,39
La tabla 3 presenta los resultados del LST. Los resultados obtenidos aseveran el carcter fundamental de la memoria de trabajo en relacin con la comprensin lectora.
11,14
27,71
0,42
M. C.
5,28
25,85
3,14
20,14
10,42
15,71
4. Discusin
Relacin lectura - comprensin
Los resultados obtenidos en el presente trabajo presentan evidencia en favor de la disociacin entre
decodificacin y comprensin lectora demostrando una cierta independencia entre los componentes de la
lectura y la comprensin (Cain et al. 2003; Cornoldi 2007). Algunos buenos comprendedores rindieron
pobremente en el TECLE (por debajo de los puntajes obtenidos por los malos comprendedores), mientras
que algunos malos comprendedores tuvieron altas calificaciones con bajos puntajes en comprensin.
De esta manera, se podra afirmar que una buena decodificacin no asegura una correcta comprensin
lectora, como as tambin, acceder a la comprensin global del texto no garantiza una lectura en voz alta
adecuada y veloz.
Naturalmente, los procesos de decodificacin y comprensin lectora se hallan vinculados, ya que el
fin ltimo de la lectura es acceder al significado del texto. Y no sera posible comprender sin decodificar.
No obstante, los procesos subyacentes a cada una de estas habilidades son diferentes. Es por esta razn
que sealamos que la habilidad lectora es condicin necesaria pero no suficiente para comprender. Esta
distincin es de vital importancia a la hora de estudiar las dificultades y de disear estrategias de intervencin diferenciadas para cada uno de los procesos.
Por ltimo, si bien seran necesarios ms estudios, los datos obtenidos aportan evidencia en favor
de la hiptesis de la existencia de un trastorno especfico de la comprensin, es decir, dficits en los
procesos de alto nivel (habilidad para realizar inferencias, jerarqua del texto, metacognicin, etc.) sin
dificultades en los procesos de bajo nivel (Cornoldi 2007).
Los malos comprendedores rindieron pobremente tanto en las pruebas de comprensin de textos
como en las pruebas de Memoria de Trabajo. Estos datos confirman que los malos comprendedores tendran dificultades con la regulacin de los recursos de la WM. Dicho grupo cometi un mayor nmero
de errores en los juicios de verdadero o falso respecto al grupo de buenos comprendedores. A su vez, los
buenos comprendedores recordaron una mayor cantidad de palabras finales en el orden correcto (ME:
11,14) en comparacin con los malos comprendedores (ME: 5,28). En este sentido, los malos comprendedores asignaron una mayor cantidad de recursos al procesamiento de la informacin, afectando la
cantidad de recursos disponibles para el almacenamiento. En nuestros resultados, esto se reflej en la
diferencia de amplitud de Memoria de Trabajo entre el grupo de buenos y malos comprendedores en el
LST, prueba que requera doble tarea: los malos comprendedores tuvieron ms fallas en el procesamiento
(juicios de verdadero o falso), tuvieron menos capacidad de recuerdo de las palabras blanco y realizaron
mayor cantidad de intrusiones. Estos datos argumentan a favor de atribuir los dficits de comprensin a
fallas en la inhibicin de informacin irrelevante. Los malos comprendedores utilizaran mayor cantidad
de recursos de atencin en el procesamiento de la oracin para poder emitir el juicio de valor. La excesiva
atencin sobre este proceso dara como resultado una sobreactivacin de esa informacin, por lo cual
se sobrecargara la WM. Las intrusiones seran el resultado de esta sobreactivacin, consecuencia de
la mala distribucin de recursos.
El grupo de malos comprendedores realiz una mayor cantidad de intrusiones (ME:3,14) que el
grupo de BC (ME:0,42). A su vez, evocaron una menor cantidad de palabras blanco y realizaron menores
aciertos en los juicios de valor de las oraciones. En cuanto a las intrusiones hechas, fueron en todos los
casos palabras contenidas en las oraciones pero que deban haber sido inhibidas. Estos datos corroboran
los resultados obtenidos en investigaciones previas (Pazzaglia et al. 2000; Abusamra et al. 2008).
Estos hallazgos aportan evidencia a favor de que las diferencias entre buenos y malos comprendedores estn vinculadas a dificultades con la inhibicin de la informacin irrelevante.
La jerarqua textual
Los datos obtenidos sealaron una relacin positiva entre las pruebas de WM y Jerarqua del texto.
Los MC rindieron peor (ME=6,71) que los BC (ME=10, 14) en el A8. Esta rea result crtica para los
malos comprendedores: sus puntuaciones fueron las ms bajas de todas las reas evaluadas, llegando
en algunos casos a puntajes inferiores a dos desvos estndar por debajo de la media. Los resultados en
Jerarqua Textual correlacionan con los obtenidos en el LST y confirman la hiptesis de que las dificultades para inhibir la informacin irrelevante afectaran la capacidad operativa de la Memoria de Trabajo
de los MC. Como consecuencia, los malos comprendedores tendran problemas a la hora de procesar informacin nueva debido a que quedaran pegados a informacin que debera haber sido inhibida, afectando la cantidad de recursos disponibles para actualizar la representacin del texto, por lo que podemos
afirmar que no slo basta un buen mecanismo de inhibicin sino tambin la posibilidad de actualizar la
informacin relevante (Palladino et al. 2001). Ahora bien, es importante destacar que si bien los buenos
comprendedores rindieron mejor que los malos comprendedores, esta tarea result en general ms difcil
que las otras reas evaluadas. El grupo de BC tuvo un rendimiento menos homogneo que en el resto de
las pruebas. En algunos casos, el puntaje de los buenos comprendedores fue igual o ligeramente inferior
al de algunos malos comprendedores. Una explicacin posible sera que estos jvenes lectores an no
son tan hbiles en el uso de estrategias para formar la macroestructura textual. (Brown y Smiley 1978,
Brown y Day 1983, Garca Madruga et al. 2007). Por otro lado, la explicacin de la diferencia entre los
grupos podra hallarse en el control de las estrategias aplicadas para resolver la tarea. Buenos y malos
comprendedores diferiran, de esta forma, en capacidad para controlar la propia comprensin.
El monitoreo de la comprensin
Evaluar los procesos metacognitivos implica analizar el nivel de consciencia de los lectores sobre
el objetivo de la lectura, las estrategias utilizadas y el control ejercido en el monitoreo de la tarea. De
acuerdo a lo planteado, los resultados de la prueba de Errores e incongruencias muestran diferencias
en el rendimiento entre los grupos de buenos y malos comprendedores. Los buenos comprendedores
rindieron por encima de la media ms un desvo estndar, mientras que los malos comprendedores tuvieron un rendimiento dbil aunque ms heterogneo. El anlisis de estos datos sugiere que los buenos
comprendedores se diferencian de los malos en el control que ejercen sobre la actividad realizada y en la
utilizacin de estrategias adecuadas a la resolucin de la tarea. Las diferencias en el rendimiento de los
malos y buenos comprendedores se deben a la evaluacin del proceso de comprensin y a la regulacin
del proceso de acuerdo a los objetivos y metas particulares de la lectura. (Garca Madruga et al. 2007).
De esta manera, los datos de nuestro estudio demuestran que los buenos comprendedores son ms hbiles para aplicar estrategias adecuadas conforme a los requerimientos de la tarea, mientras que los malos
comprendedores utilizaran estrategias de alcance local ms vinculadas al procesamiento de la informacin que a su comprensin global. Estos resultados coinciden con estudios en los que se indica que los
lectores maduros dedican ms esfuerzos a la construccin activa del significado del texto que los lectores
menos hbiles (Gutirrez et al. 2007).
El vocabulario
Los resultados obtenidos en nuestro estudio sealan que un vocabulario reducido no es suficiente
para justificar una comprensin deficiente. Algunos malos comprendedores obtuvieron puntuaciones ptimas en Semntica lxica con un bajo desempeo en el resto de las tareas. Parece razonable, entonces,
argumentar que un buen vocabulario repercutira en una mejor comprensin, pero que los dficits en el
vocabulario no alcanzan para determinar si un nio es mal comprendedor. Por el contrario, un dficit en
la comprensin lectora podra interferir en la adquisicin de vocabulario a partir del contexto (Cain et al.
2003). Una posible interpretacin es que los dficits en la regulacin de los contenidos de WM afectan
la habilidad para deducir el significado a partir del contexto, por lo que los vocabularios de los malos
comprendedores estaran, entonces, sesgados por sus capacidades de procesamiento menos eficientes
(Abusamra et al. 2010).
5. Conclusiones
El presente trabajo aporta evidencia a favor de la hiptesis de que debilidades en los mecanismos
de inhibicin de informacin irrelevante afectan el rendimiento de la WM en tareas complejas como
la comprensin lectora. Las debilidades en los mecanismos de inhibicin se deberan a dificultades en
el control de la atencin del Ejecutivo Central. No obstante, seran necesarias ms pruebas que aporten evidencia a favor o en contra de un problema de dominio general o de dominio especfico verbal.
Por otro lado, los experimentos permitieron comprobar la relativa independencia entre la habilidad
lectora y los componentes de la comprensin de textos, con lo cual, la diferencia entre buenos y malos
comprendedores estribara en los recursos de memoria y atencin destinados a cada uno de dichos
procesos y no a una buena o mala decodificacin lectora. Por ltimo, se seala la necesidad de crear
programas de tratamiento, evaluacin e intervencin en la escuela, con el fin de valorar las habilidades
lectoras y de comprensin de textos de los alumnos y de trabajar directamente sobre las dificultades
que subyacen al proceso de comprensin. En este sentido, desarrollar estrategias tendientes a mejorar la metacognicin de los alumnos ha demostrado ser de gran utilidad para una comprensin ms
eficiente.
6. Referencias bibliogrficas
Abusamra V., R. Cartoceti, A. Raiter, A. Ferreres 2008. Una perspectiva cognitiva en el estudio de la comprensin
de textos.Psico,San Pablo, 39, 250-259.
Abusamra, V., A. Ferreres. A. Raiter, R. De Beni, y C. Cornoldi 2010. Test Leer para comprender. Evaluacin de la comprensin de textos. Buenos Aires: Paids.
Baddeley, A. 1999.Memoria humana: teora y prctica. Madrid: Mc Graw-Hill
Baddeley, A. 2000. The episodic buffer: a new component of working memory? Trends in Cognitive Sciences, Vol.
4, N 11, 417-423
Baddeley, A.D. y G. Hitch 1974. Working memory. En G.A. Bower (Ed.), Recent advances in learning and motivation (Vol. 8, pp. 47-90). Nueva York: Academic Press.
Brown, A. L. y J. Day 1983. Macrorules for summarizing texts: the development of expertise, Journal of Verbal
Learning and Verbal Behavior, 22, 1-14.
Brown, A. L y S. Smiley 1978. The development of strategies for studying texts, Child Development, 49.
Cain, K., J. Oakhill y C. Elbro 2003. The ability to learn new word meaning form context by school-age children
with and without language comprehension difficulties. F. Child Lang. 30, 681- 694.
Carretti, B., C. Cornoldi, R. De Beni y M. Romano 2005. Updating in working memory: a comparison of good and
por comprehender. Journal of Experimental Child Psychology, 91, 45-66.
Cornoldi, C. 2007. Difficolt e disturbi dellapprendimento. Bologna: Il Mulino.
Daneman y Carpenter. 1980. Individual differences in working memory and Reading. Journal of Verbal Learning
and Verbal Behavior,19, 450 -466
Ferreres, A., V. Abusamra, A. Casajs, y N. China. 2010. TECLE, test breve para evaluar el nivel lector. Estudio
en alumnos de 5 a 7 grado de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. Enviado a la revista Neuropsicologa
Latinoamericana.
Garca Madruga, J., M. Elosa, M. Grate, J. Luque, y F. Gutirrez 2007. Las relaciones entre comprensin,
memoria y aprendizaje de textos: Aspectos evolutivos. Comprensin lectora y memoria operativa. Aspectos
evolutivos e instruccionales. Buenos Aires, Paids.
Marn J. y Carrillo M. 1999. Test colectivo de Eficacia Lectora (TECLE). Manuscrito nopublicado. Departamento de Psicologa Bsica y Metodologa. Universidad de Murcia.
Palladino, P., C. Cornoldi, R. De Beni y F. Pazzaglia. 2001. Working memory and updating processes in Reading
comprehension. Memory & Cognition, 29 (2), 344-354.
Pazzaglia, F., P. Palladino, y R. De Beni. 2000. Presentacin de un instrumento para evaluar la memoria de trabajo
verbal y su relacin con las alteraciones de la comprensin. Traduccin de Valeria Abusamra. Material de la
ctedra de Psicolingstica I. Facultad de Filosofa y Letras. Universidad de Buenos Aires.
Pimperton, H. y K. Nation. 2010. Suppressing irrelevant information from working memory: evidence for domainspecific dficits in por comprehenders. Journay of Memory and Language. 62, 380 -391.
1. Introduccin
La concordancia sujeto-verbo es una relacin sintctica en la cual los rasgos gramaticales del verbo
principal de la oracin y del sustantivo ncleo del sujeto se ajustan (Bock & Miller 1991). En espaol, los
rasgos involucrados son el Nmero y la Persona (Martnez 1999).
Para los hablantes, concordar el sujeto con el verbo implica hacer uso de una regla muy simple: por
ejemplo, si el sujeto de la oracin est en singular, el verbo debe aparecer en singular tambin. La misma
regla se aplica si el sujeto oracional se encuentra en plural. Sin embargo, a menudo ocurren errores de
concordancia.
En la bibliografa psicolingstica, el tipo de error tpicamente estudiado es el error de atraccin
(tambin llamado principio de proximidad). En los errores de atraccin, la concordancia se establece
entre el verbo principal de la oracin y el ncleo nominal ms cercano (local o interfiriente), en lugar de
establecerse entre el verbo y el ncleo del sujeto. Ej.:
(1) *La etiqueta de las botellas son amarillas (Bock & Miller 1991, Vigliocco et al. 1996).
A partir de los hallazgos producidos con este tipo de errores, una serie de trabajos se ocup de investigar el procesamiento de la concordancia entre el sujeto y el verbo durante la produccin de oraciones
en tiempo real en el marco de las hiptesis planteadas por los modelos psicolingsticos de produccin
de lenguaje.
En trminos generales, estos modelos intentan explicar cmo un hablante convierte sus intenciones
comunicativas (no verbales) en acciones verbales. Es decir, cmo se pasa de un mensaje preverbal a la
ejecucin motora (Garrett 1980, Levelt 1989, Levelt et al. 1999). Bajo la premisa de modularidad del
sistema, es decir, asumiendo el encapsulamiento informativo y la autonoma de los niveles (Fodor 1983),
estos modelos comprenden diferentes niveles de representacin y de procesamiento. En un primer nivel
(Conceptualizador), el mensaje conceptual se prepara para la expresin lingstica. En el siguiente nivel
(Formulador), se produce la codificacin gramatical. Aqu, las unidades lxicas (conocidas como lemas)
se seleccionan junto con sus rasgos gramaticales. Este nivel est estructurado jerrquicamente para expresar tambin las dependencias sintcticas. Por ltimo, interviene un nivel de codificacin fonolgica
(Articulador), en el cual las formas de las palabras (conocidas como lexemas) son recuperadas junto con
la prosodia y otras caractersticas superficiales de la oracin.
Los modelos psicolingsticos de produccin de oraciones pueden dividirse entre los modelos no
interactivos (Levelt 1989, 1999; Bock et al. 2001) y los interactivos (Dell 1986, Stemberger 1985, Vigliocco & Harstuiker 2002). Si bien ambos asumen que la computacin de la concordancia se produce en el
estado denominado codificacin gramatical (Bock & Levelt 1994, Levelt 1989), en los modelos no interactivos el formulador sintctico establece la concordancia exclusivamente sobre la base de informacin
de naturaleza lxico-sintctica, sin interferencia de factores semnticos o morfofonolgicos en el procesamiento. En contraste, en los modelos interactivos se considera que la concordancia, a pesar de ser un
proceso sintctico, podra movilizar informacin de naturaleza no sintctica. En ese caso, el formulador
sintctico no actuara de forma autnoma y encapsulada.
Se discute, entonces, si en el procesamiento de la concordancia intervienen factores slo de tipo
sintcticos, lo que implicara que el Formulador acta de forma autnoma, o si hay interferencia de factores de tipo morfofonolgicos o semnticos. En particular, mientras que algunos datos indican que hay
encapsulamiento sintctico de la concordancia (Bock & Eberhard 1993, Bock et al. 2004, Bock & Miller
1991), otros, en cambio, sugieren que en realidad variables conceptuales y/o morfofonolgicas penetran
en el proceso (Vigliocco et al. 1995).
2. Objetivos
El objetivo general de este trabajo fue estudiar los factores que intervienen en el procesamiento de
la concordancia sujeto-verbo en la produccin de oraciones del espaol. Para llevarlo adelante, nos plantemos dos objetivos especficos. En primer lugar, quisimos comprobar si hay un efecto de la estructura
sintctica de la oracin. Para ello, contrastamos dos hiptesis:
1. La hiptesis de la distancia lineal, que sostiene que el sustantivo interfiriente o local situado linealmente ms cerca del verbo generar la aparicin de ms errores de concordancia (Vigliocco & Nicol
1998).
2. La hiptesis de la distancia jerrquica al verbo, que plantea que los sustantivos interfirientes
situados jerrquicamente ms cerca del verbo tienen ms chances de interferir en el cmputo de la concordancia porque la distancia entre el rasgo potencialmente disruptor y el verbo es ms corta (Franck et
al. 2002).
En segundo lugar, quisimos comprobar tambin experimentalmente la presencia de un efecto de la
marcacin morfofonolgica, esto es, si la marca de nmero del ncleo del sujeto tiene alguna injerencia
en el establecimiento del cmputo de la concordancia.
Para abordar los objetivos mencionados, se dise un experimento siguiendo el Paradigma de elicitacin de errores. Este paradigma induce la produccin de violaciones de las reglas de concordancia, y se
reportan y analizan los errores de concordancia.
Se les present a los sujetos diferentes prembulos como el ejemplificado a continuacin:
(2) El babero con el nombre del beb
Todos los prembulos contenan tres sustantivos: un sustantivo ncleo del sujeto (N1: babero), un
sustantivo intermedio (N2: nombre) y un sustantivo local (N3: beb). Estos ltimos dos se encontraban
dentro de Sintagmas preposicionales que modificaban al sustantivo ncleo del sujeto. Se manipul el nmero de los tres sustantivos. Los sujetos deban leer el prembulo, repetirlo y luego continuar la oracin
lo ms rpido posible.
El uso de materiales con estas caractersticas permite predecir que:
si hay un efecto de marcacin morfofonolgica, entonces cabra esperar mayor nmero de
errores de concordancia para N1 singular que para N1 plural.
si hay efecto de la distancia jerrquica, entonces cabra esperar mayor nmero de errores
de concordancia en la condicin N2 plural.
si hay un efecto de la distancia lineal, entonces cabra esperar mayor nmero de errores de
concordancia en la condicin N3 plural.
3. Mtodo
3.1 Materiales
Los tems experimentales fueron prembulos de oraciones consistentes en Sujetos oracionales complejos de tres Sintagmas Nominales.
Ejemplo:
(3) La computadora (N1) con el programa (N2) del experimento (N3)
Teniendo en cuenta esto, para cada tem, se crearon 8 versiones, manipulando el nmero tanto de
N1 como de N2 y N3. Las 8 versiones quedan representadas de la siguiente manera, donde S significa
Singular y P, plural:
SSS: La cortina de la ventana del edificio
SSP: La cortina de la ventana de los edificios
SPS: La cortina de las ventanas del edificio
SPP: La cortina de las ventanas de los edificios
PSS: Las cortinas de la ventana del edificio
PSP: Las cortinas de la ventana de los edificios
PPS: Las cortinas de las ventanas del edificio
PPP: Las cortinas de las ventanas de los edificios
Con la totalidad de los tems, se establecieron 8 listas con 96 tems cada una, de los cuales 32 eran
los experimentales y 64 los de relleno. A cada sujeto se le tom una de las listas con la totalidad de los
tems.
Las Variables independientes fueron el Nmero de N1 (singular/ plural), de Nmero de N2 (singular/
plural) y de Nmero de N3 (singular/ plural) y la nica Variable dependiente tenida en cuenta es el total
de errores de concordancia producidos por cada participante.
3.2 Procedimiento
El estmulo se presenta en forma visual. El sujeto lo lee oralmente y luego completa la oracin lo
ms rpido posible, utilizando, en lo posible, el verbo ser o estar.
Tanto los tems experimentales como los rellenos fueron presentados por 5000 ms.
Cada sujeto fue evaluado en una sesin individual de 15 minutos aproximadamente.
3.3 Sujetos
Participaron del experimento 31 sujetos adultos, de los cuales 11 eran hombres y 20 mujeres. La
edad promedio fue de 30,8 aos. Todos los participantes tenan al menos 12 aos de escolaridad.
4. Resultados
El total de completamientos realizados de los tems experimentales fue 992, de los cuales el total de
respuestas correctas fue 797 (80,32%), el total de errores de concordancia sujeto-verbo fue 80 (8,06%) y
el total de otro tipo de errores (omisiones, mala lectura, etc.) fue 115 (11,59%).
Sobre estos resultados se realiz un anlisis de Varianza para comparar las distintas condiciones experimentales. Con respecto al efecto del rasgo de nmero del sustantivo ncleo del sujeto, los resultados
obtenidos de los promedios de los errores en cada tem muestran que en la posicin N1 hay diferencias
significativas entre el singular (S) y el plural (P): t (254) = 2.98, p < .001.
D.S.
Singular
.87
.23
Plural
.94
.16
En lo que respecta al efecto de la posicin estructural de los sustantivos interfirientes que buscamos,
en primer lugar, el anlisis de Varianza detect diferencias significativas entre las diferentes condiciones
F(7, 248) = 9.69 MSE = 0.32, p < .001. Se realiz un anlisis post-hoc (contraste de Bonferroni) para detectar
en dnde se hallaban estas diferencias entre las distintas condiciones.
En segundo lugar, con el anlisis estadstico no se encontraron diferencias significativas entre las
condiciones SSP y SSS, y PPS y PPP.
Por ltimo, se encontraron diferencias significativas entre las condiciones SPS y SPP en comparacin con su lnea de base SSS: (p < .001).
5. Discusin
Se encontr un efecto principal de nmero del ncleo del sujeto con ms errores cuando ste estaba
en singular que cuando se encontraba en plural. Este efecto de la marcacin morfofonolgica nos muestra
que la visibilidad de la informacin de nmero del ncleo del sujeto es relevante para el procesamiento
de la concordancia, y no la complejidad de la codificacin morofofonolgica del verbo. Estos resultados
se alinean con la evidencia encontrada en ingls (Franck et al. 2002) y en portugus (Rodrigues 2006), y
se diferencian de la reportada en francs (Franck et al. 2002).
6. Referencias bibliogrficas
Bock, K. & K.M. Eberhard1993. Meaning, sound and syntax in English number agreement. Language and Cognitive Processes, 8, 57-99.
Bock, K., K.M. Eberhard & J. C. Cutting 2004. Producing number agreement: how pronouns equal verbs. Journal
of Memory and Language, v.51, n.2, 251-278.
Bock, K., K.M. Eberhard, J. C. Cutting, A. Meyer, & H. Schriefers 2001. Some attractions of verb agreement.
Cognitive Psychology, v.43, 83-128.
Bock, K. & W.J.M. Levelt, 1994. Language production: grammatical encoding. En M.Gernsbacher (comp.) Handbook of Psycholinguistics. Nueva York: Academic Press.
Bock, K. & C.A. Miller 1991. Broken agreement. Cognitive Psychology, 23, 45-93.
Corra, L. M. S.; E. Rodrigues 2005. Erros de atrao no processamento da concordncia sujeito-verbo e a questo da autonomia do formulador sinttico In: MAIA, M.; FINGER, I. (orgs.) Processamento da linguagem.
Pelotas: EDUCAT, 303-336.
Dell, G.S. 1986. A spreading activation model of retrieval in sentence production. Psychological Review, 93, 283321.
Franck, J., G. Vigliocco, & J. Nicol 2002. Subject-verb agreement errors in French and English: The role of syntactic hierarchy. Language and Cognitive Processes, 17, 371-404.
Fodor, J. A. 1983. The modularity of mind. Cambridge, MA: MIT Press.
Garrett, M.F. 1980. Levels of Processing in speech production. En: B. Butterworth (comp.), Language Production.
Londres: Academic Press.
Levelt, W.J.M. 1989. Speaking: From intention to articulation. Cambridge, Mass: MIT Press
Levelt, W.J.M., A. Roelofs, & A. S. Meyer 1999. A theory of lexical access in speech production. Behavioral and
Brain Sciences 22, 1-75.
Martnez, J.A. 1999. La concordancia. En: Bosque, I. y Demonte, V. (comps.) Gramtica descriptiva de la lengua
espaola, Madrid: Espasa. Captulo 41. v. 2, 2695-2786.
Rodrigues, E. dos S. 2006. Processamento da concordncia de nmero entre sujeito e verbo na produo de sentenas. Tese de Doutorado, Depto.de Letras, PUC-Rio.
Stemberger, J. P. 1985. An interactive activation model of language production. In A. Ellis (Ed.). Progress in the
psychology of language (Vol. I, pp. 143-186). London: Erlbaum.
Vigliocco, G., B. Butterworth, & M. F. Garrett 1996. Subject-verb agreement in Spanish and English: Differences
in the role of conceptual constraints. Cognition, 61, 261-298.
Vigliocco, G., B. Butterworth, & C. Semenza 1995 Constructing Subject-Verb Agreement in Speech: The Role of
Semantic and Morphological Factors. Journal of Memory and Language, v.34, p. 186-215.
Vigliocco, G. & R. Hartsuiker 2002. The interplay of meaning, sound and syntax in sentence production. Psychological Bulletin, v.128, n.3, p.442-472.
Vigliocco, G., & J. Nicol 1998. Separating hierarchical relations and word order in language production. Is proximity concord syntactic or linear? Cognition, 68, 1329.
Lucas Schiavn
Universidad Nacional de Mar del Plata
[email protected]
1. Introduccin
Este trabajo da cuenta de los resultados de un proyecto de investigacin en curso, denominado Optar en funcin del gnero. Transitividad y convenciones de uso en tres gneros discursivos. Su objetivo
es analizar la relacin entre gramtica (sistema de transitividad) y gnero a partir de la recurrencia de
determinado tipo de opciones realizado en un conjunto de recursos especficos. Se propone demostrar,
entonces, la existencia de un conjunto de recursos gramaticales privilegiados para caracterizar las convenciones de uso, que son el punto de partida para la descripcin de un gnero discursivo.
Para esto, se parte de la siguiente hiptesis de trabajo: el hablante opta en funcin del gnero. Por lo
tanto, el hablante tiene, en algn grado, conciencia genrica. Esto permite orientar los recursos disponibles en funcin de ella. Doble es, entonces, el condicionamiento discursivo: gramatical, en tanto depende
del sistema de opciones que el hablante tiene; genrico, en tanto depende del conjunto de convenciones
de uso que conforman la cultura de la que forma parte.
Se inscribe dentro de los lineamientos generales de la Lingstica Sistmico-Funcional (de aqu en
adelante, LSF) (Halliday 1979, 1985, 1994, 2004). Este enfoque entiende al lenguaje como un potencial
de significados representado por un sistema de opciones y la gramtica de una lengua particular como el
conjunto de recursos realizados que el hablante efectivamente utiliza cuando produce un texto. El texto
es una unidad de significado en uso. (Halliday y Hasan 1976) y representa un conjunto de opciones realizadas, es decir, de recursos, que el hablante/escritor utiliza de manera efectiva.
Los gneros discursivos son convenciones de uso (Bajtin 1979) que reconocen una estructura potencial (Hasan 1995) y una finalidad especfica (Martin 1984, 1997; Martin y Rose 2007). Pero estas
convenciones pueden explicarse a partir de considerarlas matrices de instrucciones de interpretacin.
Esto supone que los discursos siempre estn genricamente condicionados, es decir, tienen siempre una
limitacin interpretativa. Un condicionamiento que siempre es socio-culturalmente dependiente y se
representa discursivamente a partir del conjunto de estrategias discursivas recurrentes en determinados
gneros (Menndez 2009).
2. Metodologa y corpus
El corpus con el que se trabaja est conformado por textos pertenecientes a lo que podramos denominar gnero jurdico. Para este trabajo se ha seleccionado un nmero de 10 textos. Esta seleccin est
formada por artculos constitutivos de Resoluciones del Consejo Acadmico de la Facultad de Ciencias
Econmicas y Sociales de la UNMdP y una serie de artculos de la Ley Nacional n26.427. En el caso
de resoluciones, se han escogido dos, la n1111 y la n1441. La primera expone, caracteriza y regula los
regmenes de aprobacin para las carreras que se dictan en la FCEyS, y la segunda regula las llamadas
Asignaturas Optativas permitidas para dichas carreras. La Ley Nacional n26.427, denominada Ley
de pasantas, define, caracteriza y regula las Pasantas estudiantiles para los estudiantes universitarios
de las Universidades Nacionales.
334 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
En los textos elegidos puede verse cierta diversidad en cuanto al tpico que tratan, siempre dentro
de una esfera comn. Hay que tener en cuenta, de todos modos, que pertenecen a un gnero altamente
institucionalizado y, adems, su finalidad tiende a ser la misma.
El objetivo de nuestro anlisis es el de encontrar patrones de recurrencia en la naturaleza semntica
de los procesos, es decir, de los tipos de procesos verbales utilizados En consecuencia, analizaremos el
sistema de transitividad como un elemento particular para la caracterizacin de un gnero especfico.
La metodologa de anlisis que se emplea es de base emprica, cuantitativa y cualitativa. El anlisis
supone las siguientes etapas: la segmentacin del corpus en clusulas, el anlisis y clasificacin de los
procesos que aparecen en ellas, y el listado de recurrencias.
Resulta relevante aclarar que a partir de la triparticin clsica propuesta por Halliday (1970, 1985) y
retomada por Halliday y Mathiessen (2003) de procesos materiales, mentales-sensoriales y relacionales,
y sus combinaciones posibles (conducta, decir y existenciales), proponemos una reformulacin parcial
que entiende que los aspectos materiales, mentales-sensoriales y relacionales se combinan y orientan la
interpretacin en funcin del gnero en el que el texto se inscribe.
Tabla 1
Resolucin
o ley
Artculo
Contenido o
tpico
Clusula
Verbo
(contenido
ideativo)
Rasgos
Ley
n26.427
12
Expone lo
que puede o
no hacer el
empleador
del pasante
Originar
Conducta
[+material]
Desarrollar
Conducta
[+material]
Utilizar
Conducta
[+material]
Conducta
[+material]
Conducta
[+material]
Cubrir
Reemplazar
OCA
n1441
31
Obligaciones
y derechos
de los
miembros
del comit
evaluador de
tesis
Producida la recusacin, el
Secretario Acadmico notificar al
o los recusados, quienes contarn
con el mismo plazo desde su
notificacin para presentar su
descargo.
Producir
Conducta
[+material]
Notificar
Contar con
Verbal
Conducta
[+mental]
Presentar
Conducta
[+material]
Producir
Conducta
[+material]
Conducta
[+mental]
Evaluar
decidir
Conducta
[+mental]
OCA
n1441
26
Establece
la normativa
que regula
la idoneidad
del director
de tesis.
Ser
Relacional
Ser
Relacional
ser
Relacional
Contar con
Conducta
[+mental]
Ser
Relacional
En el Artculo n12 de la Ley 26.427 se expone lo que puede, o no, hacer el empleador del pasante, es
decir, se regulan las actividades de los involucrados en el contrato de pasantas. De este Artculo seleccionamos, a fines de esta exposicin, dos clusulas, con sus subclusulas, en las que aparecen 5 procesos
conductuales con un marcado rasgo de materialidad activado. Estos son: Originar, Desarrollar, Utilizar,
Cubrir, Reemplazar. Esto est relacionado con que en estos textos se definen y regulan conductas, y, entonces, resulta esperable la ocurrencia de un gran nmero de procesos conductuales.
Del mismo modo, en el Artculo 31 de la Ordenanza de Consejo Acadmico n1441 se ve una recurrencia de procesos conductuales. Se tomaron 2 clusulas, con sus subclusulas, en las que aparecen
los procesos: producir, notificar, contar con, presentar, evaluar, decidir. En este caso, no hay una preponderancia cuantitativa de procesos de conducta que activan rasgos +materiales sobre procesos que
activan rasgos +mentales-sensoriales. Esto puede estar asociado a que en este Artculo se establecen las
obligaciones y derechos de los miembros del comit evaluador de tesis de grado de los alumnos de las
carreras de la FCEyS. No se tiende ya a regular las acciones concretas de los agentes, sino que se disponen conductas relacionadas con la esfera mental-sensorial propias de la tarea que se les asigna a estos.
Por ltimo, en el anlisis que se muestra aqu, est el caso del Artculo 26 de la misma OCA, en la
que se establece la normativa que regula la idoneidad del director de tesis necesaria para completar la
finalizacin de la carrera de grado. Es decir, que se exponen las caractersticas que habilitan a alguien
para acceder a tal actividad. De este Artculo se extrajeron 3 clusulas, con sus subclusulas. En estas
aparece el ser repetido 5 veces y tambin el proceso contar con, una sola vez. A partir de esta ocurrencia
de ser y del tpico que trata este fragmento, resulta evidente la preponderancia de procesos con rasgos
relacionales, ya que se establece una definicin y se asignan atributos a un determinado portador.
Pese a no ser el objetivo de este trabajo, puede resultar til mostrar que hay una marcada recurrencia
de verbos modales que afectan a los procesos principales. La aparicin de los verbos Deber y poder podra estar relacionado a una cierta direccionalidad en los textos. Este fenmeno podra explicarse, tentativamente, por la funcin que este gnero cumple socialmente, es decir, imponer valor de ley, permitir
y prohibir determinado tipo de conductas.
Estos patrones de recurrencia, que se ven en los tres Artculos mostrados a modo de ejemplo, se
repiten en mayor o menor grado en el resto del corpus.
4. Conclusiones
Las conclusiones apuntan a demostrar que la recurrencia de estos recursos es un elemento central
para la caracterizacin genrica. A partir de los patrones de recurrencia que se evidencian en el corpus
estudiado, se podran esbozar ciertos procesos privilegiados, que permitiran caracterizar algunas marcas propias del discurso jurdico. Como se deca anteriormente, el carcter direccional de los textos y la
recurrencia de procesos de conducta y relacin, parecen ser dos caractersticas constitutivas del gnero.
Una relacin que resulta interesante es la que se establece entre la aparicin de esos procesos y la finalidad del gnero, es decir, las leyes y resoluciones que definen, institucional y socialmente, cierto tipo de
entidades, y regulan su conducta, alcance, especificidad y fin. Esa finalidad, entonces, estara marcada
por procesos relacionales, que definen, y procesos conductuales que regulan, el accionar y delimitan los
alcances de esas entidades institucionales.
5. Referencias bibliogrficas
Bajtin, M. 1979. Esttica de la creacin verbal. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003.
Halliday, M. 1979. El lenguaje como semitica social. Mxico: FCE, 1982.
Halliday, M 1985. Introduction to functional grammar. London: E. Arnold.
Halliday, M. 1994. An Introduction to the Functional Grammar. London. Edward Arnold. Segunda edicin.
Halliday, M. y R. Hasan. 1976. Cohesion in English. London: Longman.
Hasan, R. 1995. The conception of context in text. En Fries, P. & Gregory, M. (eds.) Discourse in society: systemic functional perspectives. New Jersey: Ablex, 183-2.
Martin, J. 1984. Language, register and genre. En C. Frances (Ed.), Children writing: Reader. (pp. 21-30). Geelong,
Vic.: Deaking University Press.
Martin, J. R. y D. Rose. 2007. Genre Systems: Mapping Culture. London, Equinox.
Menndez, S. M. 2009. Estrategias, registros y gneros discursivos: de la realizacin a la recurrencia, en I. E.
Carranza (comp.): Actas del IV Coloquio de investigadores en estudios del discurso. Crdoba: Universidad
Nacional de Crdoba.
Cecilia Serpa
Conicet, Universidad de Buenos Aires
[email protected]
1. Introduccin
Una de las particularidades de los gneros legislativos (Duarte i Monserrat 1991; Duarte y Martnez
1995) es la tensin que muestran entre lo particular y lo general, la restriccin y la amplitud, la precisin
y la vaguedad (Endicott 2000; Bhatia 1993; Bhatia, Engberg et al. 2005). Este hecho conlleva ciertas
caractersticas formales de los textos. Por ejemplo, autores como Mellinkoff (1963) sealan que estos
gneros utilizan palabras equvocas es decir, con significados flexibles, como adjetivos y adverbios
indefinidos, que son particularmente graduables y vagos debido a su indefinitud limtrofe (Fjeld 2001;
Warren 1988). Lo mismo sucede con algunos verbos con valor evaluativo o apreciativo, como creer y
considerar.
Esto significa que los documentos jurdicos presentan los hechos y conceptos desde una perspectiva que no puede ser calificada de neutra u objetiva (Gotti 2008: 383). Pero, de manera simultnea, el uso
recurrente de algunos recursos se orienta en sentido contrario: la preferencia por estructuras sintcticas
pasivas y/o impersonales, formas no personales del verbo, nominalizaciones y cierta rigidez estructural
colaboran para construir un efecto de objetividad en el discurso.
El trabajo que presentamos retoma las discusiones sobre la presencia de la subjetividad en el discurso legislativo y lo hace a travs de los recursos del Sistema de la Actitud, en el marco de la Teora de la
Valoracin (TV). Se relaciona, adems, con trabajos previos en los que se exploraron otros aspectos del
mismo fenmeno (Serpa 2009a, 2010a, 2010b, 2011a, 2011b, 2011c).
El AFECTO incluye los recursos que expresan sentimientos positivos o negativos (Martin y White
2005: 42). Los autores siguen a Halliday (1994 [2004]) al indicar que esta clase de significados se realiza
mediante modificadores de participantes y procesos, procesos mentales afectivos y de conducta y adjuntos modales, adems de metforas gramaticales como las nominalizaciones de cualidades y procesos
(Martin 2000a: 149; Kaplan 2004: 62-63; Martin y White 2005: 45-46). Cannicamente, los significados
de este primer subsistema se realizan mediante adjetivos que aparecen en clusulas relacionales atributivas, con un proceso que denota sentimiento y un participante consciente (Martin y White 2005: 58), personas, colectivos humanos o instituciones. El Afecto se divide en (in)felicidad, afectos relativos a los
asuntos del corazn; (in)seguridad, emociones asociadas con el bienestar social, el medioambiente y
las personas con quienes lo compartimos; e (in)satisfaccin, sentimientos asociados a los logros y las
frustraciones relativas a las actividades en las que se involucran las personas.
El subsistema del JUICIO, se ocupa de las actitudes referidas a conductas (Kaplan 2004: 64-65; Martin
y White 2005: 42), es decir, sentimientos institucionalizados, socialmente compartidos (Martin 2001a: 147).
Estima social Normalidad, Capacidad y Tenacidad y Sancin social Veracidad y Propiedad son las
dos categoras en que se agrupan los significados que expresan JUICIO y se realizan cannicamente a travs
de un proceso relacional atributivo que adscribe una actitud expresada por un adjetivo a la conducta de
alguna persona (Martin y White 2005: 59), colectivo humano o institucin; es decir, un ser consciente.
Es importante sealar que existe un correlato entre los significados de este subsistema y el de MODO
(2005: 54-56):
La APRECIACIN recubre las zonas del significado relativas a la evaluacin de fenmenos naturales o semiticos; y estos sentidos tambin son entendidos como sentimientos institucionalizados (Kaplan 2004: 67-68; Martin 2001a: 147). La relacin entre estos tres subsistemas puede verse en el grfico
a continuacin, tomado de Martin (2001a: 148):
La APRECIACIN se subdivide en Reaccin, Composicin y Valuacin, significados especialmente sensibles al campo (Martin y White 2005: 57). En trminos del correlato gramatical, se vinculan con
los procesos mentales que evalan cosas concretas o abstractas, materiales o semiticas: la reaccin,
principalmente, con los de emocin (como atraer) y los desiderativos (querer); la composicin, con los
de percepcin; y la valuacin, con los de cognicin (por ejemplo, estimar).
La TV distingue entre la Actitud Inscripta y la Actitud Evocada. El trmino actitud inscripta se reserva para los casos en que la actitud es expresada abiertamente mediante lxico que codifica AFECTO,
JUICIO o APRECIACIN. Sin embargo, adems de inscribir el AFECTO tambin es posible evocarlo
en una serie de maneras (Martin y White 2005: 67):
Para estudiar los significados de la Actitud hemos adoptado un punto de vista estratgico. Esto significa, en particular, que trabajamos con el enfoque pragmtico del modelo de Anlisis Estratgico del
Discurso (AED) (Menndez 1995, 1998, 2006, 2009): utilizamos un modelo ms cualitativo que cuantitativo, concebimos el lenguaje como lenguaje en uso y proponemos que los hablantes recurren a sus
sistemas de opciones disponibles los recursos que ofrece el lenguaje con fines estratgicos, es decir,
para llevar a cabo sus intenciones comunicativas. El concepto de estrategia discursiva se define como la
reconstruccin analtica de un plan de accin que el hablante/escritor, en tanto sujeto discursivo, pone
en funcionamiento cuando combina un conjunto de recursos gramaticales y pragmticos con el objeto
de obtener una finalidad interaccional (Menndez 2006: 4). Los recursos de la TV forman parte de los
recursos pragmtico discursivos.
ACTAS DE LAS I JORNADAS DE JVENES LINGISTAS 341
As que, luego de la segmentacin en clusulas de los textos, hemos identificado la clase de recursos de la Actitud presentes en el corpus y los vinculamos con los recursos gramaticales del sistema de
MODO, a fin de dar cuenta de algunas estrategias discursivas propias del registro adecuado al gnero
estudiado (Bajtn 1953: 244-290; Martin y Rose 2007: 4; Menndez 1995, 1998, 2006, 2009).
El concepto de serie discursiva, finalmente, resulta central para comprender este trabajo (ver Menndez 1997: 31-61). La serie seleccionada1 se denomina ciclo lectivo anual mnimo e incluye
cuatro textos: el Convenio MECyT N 337/03, las Declaraciones C.F.C y E N 05/04 y 06/05 y la
Resolucin CFE N 94/10.
3. Resultados
El anlisis que llevamos a cabo nos permite realizar una serie de observaciones en cuatro sentidos
diversos aunque estrechamente interrelacionados.
En primera instancia, diremos que los textos estudiados evidencian una fuerte presencia de los recursos de la Actitud, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de un gnero discursivo que tiende a
borrar las huellas de la subjetividad a fin de objetivizar el discurso, tal como se ha sealado ms arriba.
Sin embargo, el gnero parece restringir algunos tipos de recursos y priorizar otros, tal como permite
comprender el Grfico 4.
El diagrama indica cierta similitud en la cantidad de recursos del subsistema de la Apreciacin y
del Juicio, lo que contrasta con los significados que la teora denomina como Afecto. El gnero discursivo, en particular su campo de produccin y circulacin, parece actuar como un factor de restriccin
en cuanto a la expresin de aquellas actitudes ms centradas en la experiencia subjetiva del hablante/
escritor, lo que obliga a la utilizacin de aquellos recursos que la teora denomina como sentimientos
institucionalizados, es decir, ms objetivados: los del Juicio, en trminos de tica y moral, relacionados
con las propuestas; los de apreciacin, en trminos de esttica y valor, vinculados a las proposiciones. Y,
para ser ms especficos, los recursos ms utilizados dentro de cada uno de estos dos Subsistemas son la
Propiedad y la Tenacidad para el Juicio, y la Valoracin para la Apreciacin. Esto significa que dentro de
cada subsistema se ha seleccionado, a la vez, un tipo predilecto de recurso. Tal como se puede ver en el
Grfico 5, el hablante/escritor de este gnero de textos prefiere, en todos los casos, los juicios relativos a
valores ticos (Propiedad), aquellos vinculados al grado de resolucin con que se encaran ciertas acciones (Tenacidad) y las estimaciones de la relevancia social de un texto o proceso (Martin 2000a: 160)
(Valuacin). Veremos luego que esta preferencia se relaciona tambin con significados ilocucionarios.
1 En rigor, este corpus es una subserie dentro de la serie mayor de Las reformas educativas de Estado y que es objeto de anlisis en mi trabajo de doctorado.
Grfico 5. Distribucin de los recursos de la actitud para cada texto de la serie "Ciclo
lectuvo anual"
En segundo lugar, los datos analizados resultan relevantes en cuanto a la distincin entre actitud
inscripta y actitud evocada. Especficamente, encontramos nuevamente ciertas regularidades en cuanto a la preferencia por recursos de un tipo y otro, tal como se puede observar en el Grfico 6 que aparece
a continuacin.
Qu significan estos datos? En principio, los textos analizados ponen al descubierto que los significados del subsistema de Afecto, aunque sean relativamente pocos, se realizan siempre de manera inscripta: se utilizan adjetivos para expresar valoraciones. En el polo contrario, los significados del subsistema
del Juicio se realizan todos de manera evocada, es decir que las valoraciones morales y ticas se expresan
ms indirectamente que los sentimientos personales, principalmente a travs del significado ideativo.
Esto lleva, adems, a un mayor grado de dispersin y redundancia. Finalmente, los significados del subsistema de la Apreciacin ocupan una posicin intermedia entre estos dos:2 esta clase de significados
se expresa tanto de manera inscripta a travs de adjetivos como mediante otros recursos tales como
el significado ideativo. Consecuentemente, la distribucin de los patrones de realizacin de la Actitud
Inscripta y Evocada nos permite presentar una primera versin de la representacin topolgica de los significados de Actitud en el gnero discursivo que estamos trabajando. El Grfico 7, en efecto, representa
la distribucin de estos significados:
2 Curiosamente, la Valuacin est ms cerca de los significados de Juicio, mientras que la Composicin est ms cerca de los de Afecto en cuando a su realizacin.
En tercer lugar, existen correlaciones tambin en funcin de la voz que realiza la evaluacin y el tem
evaluado para cada clase de recurso. Por una parte, los recursos de (in)seguridad aparecen expresando el
punto de vista de la voz autoral a travs de los tems desprotegido, vulnerable y careciente aplicados a
sectores de la sociedad, es decir, grupos de personas que no ocupan lugares de gobierno. Por otra parte, los
de Juicio expresan puntos de vista propios y ajenos relativos a cosas, fenmenos y hechos bastante diversos.
En trminos generales, los significados de Capacidad, Normalidad y Veracidad se asocian siempre al punto
de vista del hablante/escritor y se aplican a acciones como informar o sujetos abstractos o colectivos por
ejemplo, las jurisdicciones. Sin embargo, tal como se puede observar en la Tabla 1 ms abajo, los recursos de
Juicio: Propiedad reflejan tanto el punto de vista del texto como valoraciones ajenas en general, documentos
de Estado y se aplican a (organismos de) el gobierno el Estado Nacional, documentos de Estado Constitucin, Convenios, Normas, polticas en trminos abstractos como acciones, medidas o ms concretos:
Establecimiento y unificacin de un ciclo lectivo y conceptos abstractos, como educacin. Los casos de
Tenacidad muestran el mismo comportamiento en cuanto al evaluador pero evalan organismos del Estado,
es decir, personas representadas colectivamente a travs de su funcin oficial.
Tenacidad
Voz autoral
Estado Nacional
Los firmantes
El Seor
Presidente de la
Nacin
Las partes
Constitucin Nacional
Las partes
Las jurisdicciones
La constitucin nacional
Convenio
El CFCyE
Las jurisdicciones
y el ministerio
nacional
Normas
Jurisdicciones y cartera
nacional
Ley 26.206
Acciones
Las jurisdicciones
Las autoridades
y la comunidad
educativa toda
La Ley 26.075 de
Financiamiento Educativo
Acciones y previsiones
La constitucin Nacional
Voz autoral
Estado nacional
El artculo 5 de la Ley
26.061
Medidas
Valores democrticos e
igualdad de oportunidades
Educacin
Finalmente, en cuanto a los recursos de Apreciacin de los que solo exponemos los resultados relativos a Valuacin por cuestiones de espacio, el punto de vista del evaluador es equivalente a los casos de
Juicio voz autoral, organismos de estado, documentos legales, etc. pero el tem evaluado vara: se trata
siempre de acciones, medidas, polticas, actos de gobierno, adems de valores y conceptos abstractos, tal
como se aprecia en la Tabla 2.
Evaluado
Voz autoral
Autoridades
Acciones
Situacin
Los firmantes
Leyes
Pautas y criterios
Das de clase
Las partes
Declaracin
Acto
Derechos
Las jurisdicciones
Asignacin Universal
por Hijo para
Proteccin Social
Disposicin
Valores
Poder ejecutivo
nacional
Criterio
Educacin
La constitucin nacional
Mantener presente
Alternativas
Aprendizajes
Establecer
Resultados
ndole
Ley 26.206
Definir
Inters
Esa mayor
discontinuidad
Ley 26.061
Reforzar
Participacin
Clusula
(propuestas y
proposiciones)
Ley N 25.864
Asegurar
Adecuacin
legislativa
Responsabilidad
Proveer
Iniciativa
Recaudos
Integracin y unidad
el beneficio de la Asignacin
Universal por Hijo para
Proteccin Social
Prescripciones
Asistencia
Diversas investigaciones
Normas
Asignacin
Medidas
Suspensin de
clases
En sntesis, por un lado, el punto de vista de la evaluacin pertenece tanto a la voz autoral como a
voces externas que son tradas al texto.3 Por otro lado, (i) los recursos de Afecto evalan personas colectivas que no ocupan puestos oficiales de gobierno, (ii) los de Juicio se aplican a diversos sectores de
la organizacin del Estado, esto es, evalan las conductas de personas en tanto representantes de esos
organismos o reas de gobierno; y (iii) los significados de Apreciacin se limitan a evaluar acciones, planes y medidas de gobierno. Es decir, existe una especializacin de los recursos en funcin de lo que est
siendo evaluado. Pero, adems, esta diferencia se explica en funcin de la relacin entre estos recursos
y los significados ilocucionarios.
As que, finalmente y en cuarto lugar, nuestros datos nos llevan a sugerir una fuerte interrelacin
entre la ilocutividad y la actitud. Tal como hemos insinuado ms arriba, una parte importante de los
recursos de la valoracin se explica en funcin de las necesidades por parte del autor/escritor de llevar a
cabo sus actos de habla de manera indirecta o metafrica. Y esta indireccin toma unos rasgos particulares en funcin del gnero. Por ejemplo, en muchos casos, encontramos que los recursos de Apreciacin
no se usan para evaluar objetos en el contexto de proposiciones, sino que son utilizados con la finalidad
de construir propuestas de valor obligativo de manera metafrica (a) o bien para reforzarlas (c). Es comn
encontrar que esta funcin se realiza a travs de clusulas relacionales en las que el atributo con significado valorativo alcanza proposiciones o propuestas conjugadas (a) o de infinitivo (b) que ocupan
la posicin de sujeto gramatical en la clusula principal. En otros casos, el mismo tipo de significado se
usa para construir propuestas que expresan inclinacin de manera metafrica (d), generalmente mediante proyecciones hipotcticas de procesos mentales. Los recursos de Juicio tambin sirven para expresar
ilocutividad, principalmente los de Propiedad y Tenacidad, aunque resultan en muchos casos ambiguos
en su interpretacin. El ejemplo (e) de la Tabla 3 ilustra esta situacin, dado que el tem responsabilidad, que carga con significados de Propiedad evocada a travs del sistema ideativo, puede llevar a una
interpretacin de la clusula en trminos de una proposicin evaluativa realizada mediante un proceso
relacional y un atributo, o bien puede entenderse como una propuesta obligativa metafrica, parafraseable por El Poder Ejecutivo Nacional, los Poderes Ejecutivos de las provincias y de la Ciudad Autnoma
de Buenos Aires deben/ tienen que ocuparse del gobierno y administracin del sistema educativo4 . La
3 Estos resultados son coherentes con los datos hallados en trabajos anteriores, en los que hemos explorado los recursos del Sistema de Compromiso. Al respecto, se
puede consultar Serpa (2010a, 2011a, 2011b, 2011c).
4 La reformulacin de este enunciado en el Texto 4 del corpus constituye un argumento a favor de tal interpretacin. All se seala: Que el Estado Nacional, las
Provincias y la Ciudad Autnoma de Buenos Aires tienen la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educacin integral, permanente y de calidad para
realizacin metafrica de las propuestas que expresan inclinacin se lleva a cabo mediante recursos de
Tenacidad, y resulta tan ambigua en su interpretacin como el ejemplo anterior. As, (f) podra ser ledo
como un mero intercambio de informacin, es decir, una proposicin, o bien y esta es la interpretacin
que defendemos como una propuesta parafraseable por [nosotros] Los firmantes queremos/estamos
decididos a/vamos a avanzar en el establecimiento y unificacin....
En este sentido, entonces, el corpus analizado refuerza la idea de que existe una continuidad entre
los significados de la ACTITUD y del sistema de MODO, en tanto ambos sistemas colaboran para la
construccin y negociacin de los significados interpersonales en el discurso.
4. Discusin
Tal como hemos sugerido en la introduccin de este trabajo, la presencia de la subjetividad en el
gnero discursivo legislativo es tema de debate. En este sentido, la primera cuestin que se debe sealar
es que nuestro trabajo refuerza la idea de que si bien esta clase de discursos tiende a borrar las huellas de
la valoracin y en este sentido reduce la presencia de significados de tipo Afectivo, por ejemplo a fin
de objetivizarse presenta no obstante una serie de significados claramente anclados en un punto de vista,
ya sea interno de la voz textual o externo. De hecho, existen una serie de metas que estos documentos
legales deben poder alcanzar como expresarse ante lo necesario, lo urgente, decidir qu se debe hacer
en materia poltica y cmo hacerlo, etctera que solo son posibles en tanto y en cuanto se expresa un
Sujeto Discursivo.
todos los/as habitantes de la Nacin.
En relacin con esta cuestin, hemos probado una vez ms que existe una fuerte correlacin entre los significados del sistema de MODO proposiciones y propuestas, modalizacin y modulacin,
metforas gramaticales de modo y los del Sistema de la VALORACIN, en tanto ambos colaboran
estrechamente para la construccin y negociacin de significados interpersonales; y estos significados
abarcan, en efecto, aquellas cuestiones vinculadas con las fuerzas en el discurso. Sobre este punto caben
una serie de observaciones. En primera instancia, la TV ya ha dicho que existe una continuidad entre los
significados del subsistema de JUICIO y el sistema de MODO. Nosotros confirmamos esto y agregamos
que tambin pueden correlacionar con los significados del subsistema de la APRECIACIN. En segunda instancia, debemos sugerir que este hecho lleva a un problema terico y metodolgico en cuanto a
la identificacin de los recursos y sus funciones. De hecho, los casos presentados en la Tabla 4 podran
entenderse como realizaciones metafricas de modo o realizaciones congruentes de valoracin sin que
tengamos herramientas suficientes para decidirnos por una u otra opcin. Finalmente, queda pendiente
una representacin topolgica de los recursos estudiados que sirva para reflejar tanto la relacin entre los
sistemas de significados como sus grados de intensidad y otros sentidos asociados.
Por ltimo, debemos admitir que existe una distancia importante entre la propuesta terica y metodolgica de la TV y su aplicacin a los datos. Aunque muchos de estos problemas puedan ser especficos
del gnero discursivo con el que trabajamos, creemos que la interpretacin de los datos en funcin de
cada uno de los sistemas y subsistemas de significado resulta muchas veces ambigua y problemtica.
Resulta igualmente dificultoso analizar los casos de Actitud Evocada: no solo, tal como admiten Martin
y White (2005)5, por cuestiones que se desprenden, obviamente, del hecho mismo de que la valoracin
no se realiza de manera directa, sino tambin porque encontramos que la taxonoma propuesta por los
autores para catalogar los mecanismos mediante los cuales se pueden evocar significados valorativos
(por ejemplo, Martin y White (2005: 61-68)) resulta estrecha e incompleta. Queda pendiente, entonces,
la reformulacin y ampliacin de las opciones disponibles para la expresin indirecta de valoraciones.
5. Referencias bibliogrficas
Bajtn, M. 1953. El problema de los gneros discursivos, en Bajtn, M.: Esttica de la creacin verbal. Buenos
Aires: Siglo XXI, 2008.
Bhatia, V. K. 1993. Analysing genre. Language use in professional settings. London: Longman.
Bhatia, V., J. Engberg, M. Gotti, y D. Heller. (eds.) 2005. Vagueness in normative texts. Bern: Peter Lang.
Duarte i Monserrat, C. 1991. El cataln, lengua de expresin jurdica a lo largo de la historia, en Revista de lenguas y literaturas catalana, gallega y vasca, 1, 15-23.
Duarte C. y A. Martnez 1995. El lenguaje jurdico. Buenos Aires: AZ Editora.
Endicott, T. 2000. Vagueness in law. Oxford: Oxford University Press.
Fjeld, R. 2001. Interpretation of indefinite adjectives in legislative language. En F. Mayer (ed.) Languages for
special purposes: Perspectives for the new
millennium Tbingen: Narr. 643-650.
Gotti, M. 2008. El discurso jurdico en diversas lenguas y culturas: tendencia a la globalizacin e identidades
locales en Signos, 41(68), 381-401.
Halliday, M. 1994 [2004]: An introduction to the functional grammar. Londres: Hodder Headline Group (Tercera
edicin revisada por Ch. Matthiessen).
Kaplan, N. 2004. Nuevos desarrollos en el estudio de la evaluacin en el lenguaje: la teora de la valoracin, en
5 Martin y White (2005) asumen que podra objetarse cierta falta de objetividad a la hora de encarar la lectura de un texto y llevar a cabo una interpretacin de
los sentidos que, segn el analista, estn siendo evocados; pero negarse a este anlisis tambin implica un riesgo, dado que supone que las elecciones del significado
ideativo se realizan sin tener en cuenta las actitudes que cada seleccin implica. Adems, Recognition of inscribed and invoked attitude means that we might allow
for double codings of the borderline categories (Martin y White 2005: 67).
Boletn de Lingstica, 22, pp. 52-78.Martin, J. (2000a): Beyond exchange: appraisal systems in English,
en Hunston, S. y G. Thompson (eds.) Evaluation in Text: authorial stance and the construction of discourse.
Oxford: Oxford University Press. 142-175.
Kaplan, N. 2000b. Factoring out exchange: types of structure, en M Coulthard, J Cotterill y F Rock (eds.) Working with Dialogue. Tubingen: Niemeyer. 2000. 19-40. Disponible en http://wwww.wagsoft.com/Systemics/
MartinPapers/index.html
Martin, J. y D. Rose 2007. Genre relations. Mapping culture. London: Equinox.
Martin, J. R. y White, P. (2005). The Language of Evaluation. Appraisal in English. London: Palgrave.
Mellinkoff, D. 1963. The language of the law. Boston: Little, Brown & Co.
Menndez, S. M. 1995. Anlisis pragmtico del discurso: perspectiva textual y perspectiva discursiva, en Anuario de Lingstica Hispnica. Valladolid: Universidad de Valladolid, 239-249.
Menndez, S. M. 1997. Hacia un teora del contexto discursivo. Buenos Aires: Facultad de Filosofa y Letras. Tesis
Doctoral Indita.
Menndez, S. M. 1998. El problema de definir pragmtica. Buenos Aires: Facultad de Filosofa y Letras.
Menndez, S. M. 2006. Qu es una estrategia discursiva?, en S. Santos y J. Panesi (comps.) Actas del Congreso
Internacional: Debates Actuales. Las teoras crticas de la literatura y la lingstica. Buenos Aires, Facultad
de Filosofa y Letras, UBA.
Menndez, S. M. 2009. Estrategias, registros y gneros discursivos: de la realizacin a la recurrencia, en Actas
del IV Coloquio de Investigadores en Estudios del Discurso y I Jornadas Internacionales de Discurso e Interdisciplina.
Serpa, C. 2009. Sistema de modo y actos de habla en dos documentos normativos de Estado, en V Congreso
Internacional de la Asociacin Latinoamericana de Lingstica Sistmico-Funcional, Mar del Plata, 4 a 7 de
noviembre de 2009.
Serpa, C. 2010a. (en prensa) La Teora de la Valoracin aplicada a los textos jurdicos: el sistema de compromiso
en Convenios, Resoluciones y Declaraciones sobre el ciclo lectivo anual mnimo, en Actas del IV Congreso
Internacional de Letras. Transformaciones culturales. Debates de la teora, la crtica y la lingstica en el
Bicentenario, Facultad de Filosofa y Letras, UBA.
Serpa, C. 2010b. Significados interpersonales en los gneros legislativos: el texto como macropropuesta. Enviado a Revista Pragmalingstica, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Cdiz. ISSN: 1133-682X.
Serpa, C. 2011a. Recursos de Atribucin extravocalizada en el gnero legislativo: mecanismos de realizacin
y funcin discursiva. Enviado a Revista de Lingstica y Lenguas Aplicadas, Departamento de Lingstica
Aplicada, Universidad Politcnica de Valencia. ISSN: 1886-2438.
Serpa, C. 2011b. La ilocutividad en el discurso. Anlisis de un documento normativo de Estado, en RILI, Vol.
VIII, N 1 (17): La prosodia en lenguas y variedades del mbito iberorromnico, Bremen: Alemania. En
prensa. ISSN 1579-9425.
Serpa, C. 2011c. Efectos de sentido de la relacin entre los recursos del Compromiso y de la Gradacin. Significados de Probabilidad y Fuerza en una serie de documentos legislativos. Enviado a I VARDANDE Revista
Electrnica de Semitica y Fenomenologa Jurdicas.
Warren, B. 1988. Ambiguity and vagueness in adjectives, en Studia linguistica, 42(2), 122-172.
ejemplo:
(1)
a. Cuando supe que a Nstor iban a velarlo en Casa Rosada, agarr y fui,casi sin
pensarlo.
b. El Burrito recibi la pelota y Araujo agarr y dijo: Ah, me haba olvidado de Ariel!.
Ahora bien, la particularidad de estas construcciones radica en que, si bien agarrar carece de significado lxico, al igual que los auxiliares de las perfrasis verbales, los complejos verbales considerados presentan los dos verbos en su forma finita. Es decir, a diferencia de las perfrasis, en las que el auxiliar soporta la
flexin verbal y la informacin aspectual mientras que el verbo principal adopta una forma no finita, en los
complejos verbales con agarrar los dos verbos aparecen flexionados: agarr y fui y agarr y dijo.2
Este fenmeno permite pensar que no se trata de verdaderas perfrasis. Es decir, agarr y fui y agarr y dijo son complejos verbales que presentan algunas caractersticas propias de las perfrasis verbales,
pero carecen de otras. Es esta carencia la que impide sostener que el proceso de gramaticalizacin sufrido
por agarrar es igual al de los auxiliares de las perfrasis.
A la luz de lo anterior, en este trabajo se intentar demostrar la hiptesis de que agarr y fui y agarr
y dijo no son verdaderas perfrasis.3 Para ello, en el apartado 1 se analizarn las similitudes de agarrar
con los auxiliares de las perfrasis. En el segundo apartado, se har hincapi en las diferencias que impide
pensar a agarrar como auxiliar. Por ltimo, se discutirn las limitaciones gramaticales de estos verbos y
se intentar arribar a una propuesta acerca de su naturaleza gramatical.
1 Dejo de lado otros usos de agarrar que tambin pueden considerarse producto de un proceso de gramaticalizacin. Me refiero a usos como los siguientes (las
oraciones fueron extradas del CREA, de la pgina web de la Real Academia Espaola):
(1) a. Me agarr una bronca (Me dio una bronca; comienzo del padecimiento de un estado)
b. El hijo de Tillman y Pulidez agarr en diagonal en busca de la verja. (sentido direccional)
c. El hincha se la agarr con Amrico Gallego (sentido reiterativo de descargue emocional)
Estas y otras posibles construcciones, si bien son interesantes, escapan a los objetivos del presente trabajo.
2 Eugenio Coseriu, en Estudios de lingstica romnica, pg. 146 y 259, establece un posible antecedente de esta construccin ya en el griego clsico, en la forma
labvn grafv "agarro y escribo", en la cual el participio presente del verbo lambanv es usado de un modo pleonstico. Esta forma tendra su correlato en las lenguas romnicas en una construccin con un verbo finito, como el espaol (agarr en gran parte de Amrica; cogi en Espaa) o como el italiano (prendere o pigliare).
3 Coseriu sostiene en el trabajo mencionado que las construcciones del espaol con agarrar y coger son perfrasis aspectuales (pg. 231-263). Mi hiptesis, si bien
la contradice, se posiciona en la misma lnea de interpretacin en lo que a su aspecto se refiere.
En las oraciones de (2) se observa que tanto el verbo tener como el verbo agarrar han perdido su
significado lxico pleno debido a un proceso de gramaticalizacin. Como consecuencia, tener ha experimentado la prdida de sus rasgos de subcategorizacin estricta; es decir, no es tiene el que selecciona los
argumentos, sino que es la forma no personal, en este caso revisar. Esto queda demostrado si cambiamos
el infinitivo transitivo por un infinitivo intransitivo inergativo:
(3)
En (3) b. el verbo principal saltar solo requiere un argumento, externo y agentivo: Juan; y la no aparicin de un objeto directo se debe a que saltar no lo requiere.
Si se considera ahora la oracin de (2) b. se observa que agarr, al igual que tener, perdi su significado lxico y sus posibilidades sintcticas y semnticas de seleccionar argumentos. As, como suceda
en los ejemplos de (3), si el verbo revis se cambia por uno inergaivo como salt, el predicado resultante
no requiere objeto interno, ya que el verbo principal no lo requiere:
(4)
En (4) a. el verbo es semnticamente pleno y selecciona los dos argumentos correspondientes. En (4)
b., agarr4 perdi totalmente su capacidad de seleccin de argumentos. En (4) c., por ltimo, se observa
ms claramente la imposibilidad de agarrar de influir en la seleccin de argumentos del predicado en
cuestin.
El comportamiento de los complejos verbales con agarrar en las construcciones pasivas se asimila
a ciertas perfrasis verbales, como por ejemplo anda diciendo mentiras, se puso a cantar Zamba de mi
esperanza. En concreto, la similitud radica en que imponen ciertas restricciones al sujeto de la oracin.
Es gramatical Juan anda cantando una zamba, pero no *Una zamba anda siendo cantada por Juan. En
este mismo sentido, los complejos verbales con agarrar no aceptan sujetos no agentivos, como se observa
en las siguientes oraciones:
(5)
Un tercer rasgo de similitud entre estos dos tipos de construcciones es la posibilidad de intercalacin
de material lxico. Si bien, como es sabido, entre el verbo auxiliar y el verbo principal se establece una
unin estrecha, esto no impide que ciertos lexemas se intercalen entre ambos:
4 (4) b. tiene otra lectura posible: Agarr (los trabajos) y revis los trabajos, donde el objeto directo es compartido por agarrar y revisar. Solo se considerar la
interpretacin donde agarrar se ha desemantizado, por razones de pertinencia.
(6)
Esta caracterstica se observa tambin en las construcciones con agarrar. Al igual que sucede en
ciertas perfrasis, existe la posibilidad de intercalacin lxica entre las dos formas verbales (agarr_dijo),
ya sea antes de la y (agarr y dijo) o despus (agarr y_dijo). As lo demuestran los siguientes ejemplos:
(7)
Otro aspecto en que las perfrasis y las construcciones con agarrar presentan similitud es en el
hecho de tener un elemento de unin entre los dos verbos. En el caso de las perfrasis, estos pueden ser
preposiciones (haber de, deber de, ir a) o conjunciones (tener que). En el caso de los complejos verbales
que se analizan en este trabajo, el elemento de unin es el conector copulativo y.
(8)
La unin entre los dos verbos es, sin embargo, compleja. Dicha complejidad radica en que el conector y puede dar lugar a que las construcciones consideradas se piensen como coordinadas, y no como una
unidad verbal compleja. Adems, existe la posibilidad de utilizar la forma agarrar con dos verbos en
construcciones coordinadas.
(9)
Cuando escuch en la radio lo de la muerte de Nstor, agarr, junt mis cosas y vine
hasta Casa Rosada.9
Sin embargo, es posible pensar que no se trata de una verdadera coordinacin. Es decir, si los verbos
aparecen conectados por y, no es porque los tres tengan la misma plenitud semntico-sintctica; por el
contrario, se puede afirmar que la coordinacin se da realmente entre los dos ltimos verbos, entre junt
mis cosas y vine hasta Casa Rosada. Agarr, en este caso, tiene alcance sobre los dos verbos y manifiesta
que los eventos denotados por los verbos junt y vine tienen lugar de manera agentiva, tlica y repentina.
Pinsese, adems, en la imposibilidad de que agarrar aparezca en otro lugar de la construccin, ya sea
en el medio, ya sea despus de los verbos plenos.
Como se ve en (10) a., en las perfrasis solo el verbo auxiliar soporta la flexin verbal. En b., en
cambio, ambos verbos estn conjugados. Este hecho ser crucial ms adelante, a la hora de establecer las
conclusiones del trabajo.
5
6
7
8
9
http://www.facebook.com/note.php?note_id=393314024372. Mantengo la ortografa del original. Har lo mismo en los dems ejemplos.
http://www.mlvm.com.ar/cnt-429/el-responsable-del-mercadeo-de-guerrilla.html
http://www.fotolog.com/egolandia/17497181
http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100313155224AAv9daN
Llamada de una oyente a Radio Continental, al programa La maana conducido por Vctor Hugo Morales.
Otra particularidad fundamental son las restricciones aspectuales de los predicados con agarrar en
relacin a las perfrasis. En efecto, puede decirse que los complejos verbales con agarrar pueden aparecer en LOGROS y REALIZACIONES,10 como se ve en las oraciones que siguen:
(11)
Como se observa en (11) a., el predicado le dio un saco, tlico y dinmico, puede aparecer precedido
por agarr, forma que refuerza ciertos rasgos ya presentes en el predicado le dio un saco: agentividad
(alguien, voluntariamente, le da un saco a alguien), delimitacin (el evento dar un saco supone un momento puntual en que el saco pasa de una persona a otra: le dio un saco a las dos de la maana, cuando
empez a caer la helada) e inmediatez (es al menos dudosa e incoherente una oracin como ?agarr y le
dio un saco seis meses despus, ya que la presencia de agarr implica que la accin se lleva a cabo de
manera repentina).
En (11) b., a su vez, se observa que el predicado construy un castillo, una realizacin desde el punto
de vista del aspecto lxico, aparece reducido en su duracin temporal. El proceso gradual que recorre el
castillo desde la etapa inicial de la construccin hasta alcanzar el estado de plenamente construido se
ve acortado temporalmente por la presencia de agarr. La oracin de (11) b. recibe una interpretacin
en que la construccin del castillo se realiza en menos tiempo del esperado. As, se interpreta agarr y
construy un castillo de caballos (en pocas semanas). No se interpreta, por lo tanto, con un adjunto que
denote un tiempo por dems prolongado: ?Agarr y construy su castillo en veinte aos.
Siguiendo a Morimoto (1998), es posible entender que el hecho de que los predicados con agarrar se
construyan con LOGROS y REALIZACIONES no imposibilita la aparicin de ciertos tiempos verbales
considerados imperfectivos, como el presente y el pretrito imperfecto. Esto se debe a que el aspecto
lxico y el aspecto gramatical se interrelacionan, y no son infrecuentes los casos de interferencia entre
ambos. (Morimoto 1998: 11).
Lo anterior se pone de manifiesto en los siguientes ejemplos:
(12)
a. Mira tengo 50 gallinas necesito un buen gallo. agarra y dice bueno tengo este gallo
que anda de 10.13
b. Y como para que todos escuchen agarra y me comenta fuerte: -O yo soy sordo o aqu
no ha entrao naides dijo.14
c. Entonces, no toda la gente va a percibir a los muertos. Y yo agarraba y le deca: No
me espante. Yo s que est aqu, pero no me espante.15
d. Creo q voy a agarrar y le voy a poner un clamp mapex al final.16
e. Resulta que por primera vez liquido las 3 gb. Y me doy con que tengo que agarrar y
cargar tarjeta.17
f. Ella hubiera agarrado y hubiera comprado chip al morocho que venda chip en una
cesta.18
10 Son LOGROS los eventos que denotan el principio y el final de una accin; se trata de eventos puntuales. Por su parte, son REALIZACIONES aquellos eventos
que, adems de denotar el punto de culminacin de la accin, expresan el proceso de desarrollo.
11 http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01316164222804649758680/035918_0018.pdf
12 http://www.fotolog.com/cjerjes/21415562.
13 http://www.tipete.com/userpost/humor/me-se-un-chiste-y-te-lo-cuento-humor-gratis-0
14 http://www.lagazeta.com.ar/paisanada.htm
15 http://www.rlp.culturaspopulares.org/textos/17/RLP-IX1-01-Granados.pdf
16 http://www.psicobateristas.com/hardware-f47/se-puede-agarrar-un-clamp-al-tom-holder-de-mi-bata-t14146.htm
17 http://www.movistar.com.ar/foro/web/guest/home/-/asset_publisher/kI22/thread/1180410?redirect=%2Fforo%2Fweb%2Fguest%2Fhome
18 http://books.google.com.ar/books?id=cg52PatZzxEC&pg=PA46&lpg=PA46&dq=%22hubiera+agarrado+y %22&source=bl&ots=8hmWhCZNSK&sig=_LYD3iAAzwsZbIBhus--wZsko7o&hl=es&ei=jM7eTMbzF4L48Abux5GSDw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=10&ved=0CFYQ6AEwCQ#v=onepage&q=
%22hubiera%20agarrado%20y%22&f=false
g. Jamas llame nunca lo intente y no creo q alguien haya agarrado y haya llamado de ji
celular xq siempre lo llevo conmigo.19
h. Tal cual. es lo mismo que agarre y diga: Yoo es de madera 20
En los ejemplos de (12) se observa una variada gama de tiempos verbales con los que puede aparecer
la forma agarrar. En todos los casos, los eventos denotados por los predicados tienen carcter delimitado.
En (12) a. y b., por ejemplo, el presente se interpreta como un presente de la narracin, en el cual no cabe
la interpretacin continua, de simultaneidad entre el evento y el acto de habla, sino que debe entenderse
que los eventos se han concluido. En (12) c., la interpretacin correspondiente es Cada vez que suceda
eso, yo agarraba y le deca. Si bien la accin es no delimitada (no es posible determinar la cantidad de veces en que yo agarraba y le deca) cabe una interpretacin en que la accin se compone de microeventos,
cada uno concluido y acabado, es decir, delimitado. En (12) d. y e., los complejos verbales con agarrar
forman parte de perfrasis verbales, en este caso, con los auxiliares ir y tener. Tambin, como se observa,
los verbos principales aparecen en infinitivo. Esto puede deberse a que es el verbo principal el que impone la forma a agarrar. Incluso, como se aprecia en (12) d., el verbo principal aparece en una perfrasis, por
lo que agarrar tambin forma parte de una perfrasis de iguales caractersticas que la principal.
Por ltimo, en (12) f., g. y h., agarrar aparece conjugado en tiempos del modo subjuntivo: pretrito
pluscuamperfecto, pretrito perfecto compuesto y presente, respectivamente.
4. Conclusiones
Luego de las caractersticas expuestas ms arriba, este trabajo pretende apuntar algunas conclusiones, siempre parciales, respecto de las construcciones con agarrar. En primer lugar, los predicados
que presentan la forma agarrar imponen a sus sujetos un carcter agentivo. No son posibles, entonces,
oraciones como *La verdura agarr y subi de precio, *El ajedrez agarra y es un juego para pocos. Esta
primera caracterstica, como es de esperarse, impide que agarrar se combine con verbos inacusativos.
En segundo lugar, el predicado resultante se interpreta como repentino e inmediato. Agarrar dota
al predicado del que forma parte de una intensificacin del rasgo de agentividad y de conclusin de la
accin. En una oracin como Juan agarr y se durmi, el cambio de estado (de despierto a dormido)
se produce de manera repentina y sbita, pero tambin voluntaria y delimitada. Por eso, es incorrecta
gramaticalmente una oracin como *Juan agarra y duerme; traten de no hacer ruido, en la que no estn
presentes los rasgos mencionados.
En tercer lugar, como se afirma en el prrafo anterior, agarrar solo es compatible con predicados
delimitados, tlicos; es decir, solo es posible cuando los predicados de los que forma parte son de por s
LOGROS o REALIZACIONES. Son imposibles por tanto agarrar + evento estativo (*La muchacha agarr y tuvo los ojos verdes), y agarrar + actividad (*Joaqun agarra y vende libros desde los 17 aos). Este
ltimo caso puede ser vlido, sin embargo, si se trata de eventos no delimitados en cuanto a la cantidad
de ocurrencias. S lo son si se considera por separado cada uno de los eventos delimitados que lo forman:
La cajera agarraba y sacaba diez pesos cuando su jefe no la vea.
Tambin, los datos analizados indican que las construcciones con agarrar no son verdaderas perfrasis verbales. Esto es as no solo porque las dos formas verbales estn conjugadas, sino y por sobre
todo, porque agarrar no aporta en concreto ninguna informacin nueva al predicado; ms bien, intensifica informacin ya presente. En la oracin de (12) f., Ella hubiera agarrado y hubiera comprado chip
al morocho que venda chip en una cesta, por ejemplo, si no apareciera la forma agarrar, la oracin
seguira siendo delimitada y su sujeto, agentivo. Sin embargo, como ya se observ, lo que hace agarrar
es intensificar estos rasgos ya presentes en el predicado. En todo caso, puede pensarse que agarrar suma
al predicado un carcter repentino y sbito: Hubiese comprado chip sbitamente.21
19 http://www.youtube.com/watch?v=FpqTG-Q7RNI
20 http://www.psicofxp.com/forums/artes-marciales.280/428722-bruce-lee-y-su-legado-6.html
21 Esto es claro con REALIZACIONES, en tanto que pueden combinarse con locuciones adverbiales aspectuales como de un tirn: El prncipe construy su castillo
Por ltimo, es posible pensar la forma agarrar, a la luz de lo observado, como una reduplicacin de
la informacin aspectual del predicado del que forma parte. Esta reduplicacin hara que se repitan los
auxiliares en las formas temporales compuestas, como en Ella hubiera agarrado y hubiera comprado
chip, y no como en ?Ella hubiera agarrado y comprado chip. Tal duplicacin sera tambin la que
aporta el significado de intensificacin, mencionado anteriormente.
5. Referencias bibliogrficas
Arnaiz, A. y J. Camacho 1999. A topic auxiliary in Spanish, en: Gutirrez-Rexach, J. y Martnez-Gil, F. (ed.).
Advances in Hispanic Linguistics. Papers from second Hispanic Linguistic Symposium. Somerville: Cascadilla, 1999, 317-331.
Coseriu, E. 1977. Estudios de lingstica romnica. Madrid: Gredos.
Di Tullio, A. 2007. Manual de gramtica del espaol. Buenos Aires: Isla de la luna.
Garca Fernndez, L. 1998. El aspecto gramatical en la conjugacin. Madrid: Arco Libros.
Morimoto, Y. (1998). El aspecto lxico: delimitacin. Madrid: Arco Libros.
Real Academia Espaola. 2010. Manual de la nueva gramtica de la Lengua Espaola. Buenos Aires: Espasa.
de un tirn. El tiempo en que se desarrolla el evento se halla doblemente acortado: por el adjunto y por agarrar.
O ambiente virtual passou a ser visto e explorado como um contexto emergente de investigao para
muitas disciplinas em diversas reas como estudos matemticos, lingusticos, pedaggicos, biolgicos,
entre outros. Quando voltamos o olhar para os estudos relativos linguagem, em particular, podemos notar que nos ltimos anos, sobretudo na primeira dcada do sculo 21, houve um crescimento de pesquisas
cujo enfoque estava de alguma maneira relacionado com as novas mediaes tecnolgicas (computador,
celular, videogame etc.)
Trata-se de um perodo histrico de constituio de uma rea de investigao dos estudos lingusticos que se estabelece diante do surgimento e crescimento do fenmeno gerado pela interao humana
com as novas tecnologias digitais, como as Tecnologias de Informao e comunicao TICs que
propiciam novas prticas sociais e, inclusive, letradas. Segundo Soares (2002):
que estamos vivendo, hoje, a introduo, na sociedade, de novas e incipientes modalidades de prticas sociais de leitura e de escrita, propiciadas pelas recentes tecnologias de comunicao eletrnica
o computador, a rede (a web), a Internet. , assim, um momento privilegiado para, na ocasio mesma
em que essas novas prticas de leitura e de escrita esto sendo introduzidas, captar o estado ou condio que esto instituindo: um momento privilegiado para identificar se as prticas de leitura e de
escrita digitais, o letramento na cibercultura, conduzem a um estado ou condio diferente daquele a
que conduzem as prticas de leitura e de escrita quirogrficas e tipogrficas, o letramento na cultura
do papel. (Soares 2002: 146).
1 As reas de exatas e biolgicas foram excludas por no estarmos inseridos em nenhuma delas e nossos interesses de pesquisas no se encontrarem nesses campos.
um campo bem amplo em que existem trabalhos, sobretudo, nos cursos de Comunicao, Educao e de
Estudos Lingusticos (Letras, Lingustica, Lingustica Aplicada, etc.). Embasados em tais informaes,
elaboramos um mapa atravs do qual possvel visualizar a distribuio desses programas de ps-graduao em todo o pas:
Universidade
Estado
Curso
Universidade Anhembi
Morumbi
SP
Comunicao
PUC-SP
SP
PUC-SP
Nvel
Mediao tecnolgica e
processos sociais
Lingustica Aplicada
e estudos da
linguagem
M; D
Linguagem, tecnologia e
educao
SP
Tecnologias da
Inteligncia e
Design Digital
M; D
Processos cognitivos e
ambientes digitais
USP
SP
Cincias da
Comunicao
M; D
Comunicao e ambincia
em redes digitais
UNICAMP
SP
Lingustica Aplicada
M; D
Linguagem e tecnologia
UNICAMP
SP
Educao
M; D
Educao, Cincia e
Tecnologia
UFSCar
SP
Cincia, Tecnologia
e Sociedade
UFSCar
SP
Educao
M; D
Formao de professores e
outros agentes educacionais,
novas tecnologias e
ambientes de aprendizagem
UFSCar
SP
Lingustica
M; D
Linguagem humana e
tecnologia
Universidade Presbiteriana
Mackenzie
SP
Educao, arte e
histria da cultura
M; D
Linguagens e Tecnologia
PUC-RJ
RJ
Letras
M; D
Descrio do portugus,
ensino e tecnologia
UERJ
RJ
Comunicao
UNESA
RJ
Educao
UENF
RJ
UFRJ
RJ
Dimenses sociais da
cincia e da tecnologia
e Gesto tecnolgica e
sociedade sustentvel.
Tecnologias de
comunicao e Cultura
M; D
Tecnologias de informao e
comunicao nos processos
educacionais
Cognio e
Linguagem
Pesquisa interdisciplinar em
Comunicao, Educao
e Novas Tecnologias da
Informao
Lingustica
M; D
Tecnologias lingusticas e
materiais pedaggicos
Universidade
Fluminese
RJ
Comunicao
CEFET-MG
MG
Estudos de
Linguagens
Linguagens, ensino e
mediaes tecnolgicas
PUC- Minas
MG
Educao
Educao, cincias e
tecnologias
UFMG
MG
Estudos
Lingusticos
Linguagem e Tecnologia
UCS
RS
Educao
Educao, linguagens e
tecnologias
RS
Educao
Aprendizagens, tecnologias
e linguagens na educao
UNISINOS
RS
Cincias da
Comunicao
M; D
Cultura, cidadanias e
tecnologias da comunicao
UNISINOS
RS
Lingustica Aplicada
M; D
Linguagem, tecnologias e
interao
UNISINOS
RS
Educao
M; D
Educao, desenvolvimento
e tecnologias
UFRGS
RS
Educao
M; D
UDESC
SC
Educao
Educao, comunicao e
tecnologia
UFSC
SC
Lingustica
M; D
Linguagem: discurso,
cultura escrita e tecnologia
UFAL
AL
Educao
Brasileira
UFPE
PE
Letras
M; D
Linguagem, tecnologia e
ensino
UNEB
BA
Educao e
contemporaneidade
M; D
Educao, Tecnologias
intelectuais, currculo e
formao do educador
UFBA
BA
Comunicao
e Culturas
contemporneas
M; D
Cibercultura
UECE
CE
Educao
Aprendizagem docente,
tecnologias digitais e
formao de professores
UFRR
RR
Educao
Histria da educao,
processos de trabalho e
novas tecnologias
UNEMAT
MT
Educao
Universidade
Cruz do Sul
Federal
de
Santa
M; D
Tecnologias da
Comunicao e da
Informao
Tecnologias da informao e
comunicao na educao
Por meio do mapa acima e da Tabela 1 possvel observarmos a distribuio dos programas de
ps-graduao na rea de humanas cujas linhas de pesquisa ou reas de concentrao denominam-se
relacionadas s novas tecnologias digitais no Brasil. Deste modo, a regio que mais se destaca a sudeste,
com 19 programas (10 no estado de so Paulo, 6 no Rio de Janeiro e 3 em Minas Gerais), sendo esta a
regio onde estamos situados; seguida pela regio sul com 8 programas: 6 no Rio Grande do Sul e 2 em
Santa Catarina.
Na regio Nordeste, por sua vez, encontram-se programas espalhados por vrios estados, como Pernambuco e Alagoas, sendo dois deles localizados no mesmo local (Bahia), ainda que em universidades
distintas.
interessante notarmos como todas as regies brasileiras j apresentam programas de mestrado e
doutorado desse tipo, ainda que seja somente um, como o caso da regio norte (1 programa em Roraima) e da regio centro-oeste (1 programa no Mato Grosso).
Se por um lado esses cursos abordam o tema, por outro lado, eles prprios possuem diferentes perspectivas de pesquisas. Alguns, como na rea de Comunicao, focalizando os processos de interao,
produtos miditicos e comunicativos, outros na rea de Educao relativos s implicaes das novas
tecnologias para os processos educativos ou mesmo a possibilidade de ensino-aprendizagem nesses contextos, como o caso da educao distncia. Devido ao fato de nosso interesse ser por pesquisas que se
voltem para a linguagem escrita nesse processo de interao com as novas mdias, optamos por enfocar,
ento, os programas de ps-graduao dos cursos de Letras, Lingustica e afins para analisarmos mais
profundamente, observando as dissertaes e teses produzidas por seus alunos de ps-graduao, tendo
em vista descrev-las e compreender mais amplamente o campo em que estamos.
Assim, ao consideramos as possibilidades de realizao deste trabalho, restringimos nossas buscas
mais profundas s produes acadmicas dos seguintes programas de ps-graduao de cursos de estudos lingusticos em que j sabemos haver linhas de pesquisa e reas de concentrao sobre o assunto.
360 Instituto de Lingstica - Facultad de Filosofa y Letras - Universidad de Buenos Aires
So eles:
1. Programa de ps-graduao em Lingustica Aplicada da UNICAMP.
2. Programa de ps-graduao em Lingustica Aplicada e Estudos da Linguagem da PUC-SP.
3. Programa de ps-graduao em Lingustica da UFSCar.
4. Programa de ps-graduao em Estudos Lingusticos da UFMG.
5. Programa de ps-graduao em Letras da UFPE.
6. Programa de ps-graduao em Lingustica da UFSC.
7. Programa de ps-graduao em Lingustica Aplicada da UNISINOS.
8. Programa de ps-graduao em Letras da PUC-RJ.
9. Programa de ps-graduao em Lingustica da UFRJ.
Esses so os programas de ps-graduao nos quais nos concentramos para a busca de teses e dissertaes na rea. Entretanto, imprescindvel ressaltarmos que podem existir trabalhos que, embora
no inseridos em tais reas de concentrao e linhas de pesquisa explicitamente denominadas como relativas s novas mediaes tecnolgicas, tambm abordem o tema em seus trabalhos. Um exemplo nosso
prprio estudo que oficialmente se insere na rea de Lngua Materna do curso de mestrado em Lingustica Aplicada do IEL-UNICAMP e no em Linguagem e Tecnologia, como poderia ser esperado.
Nossa dissertao no um caso isolado, mas outros exemplos, nesse sentido, podem ser apresentados,
tanto no prprio IEL e na Unicamp, como nas outras universidades brasileiras.
No IEL, por exemplo, a dissertao de mestrado Escrita, interlocuo e moderao em frum on
-line do Orkut (Lima 2010) investiga prticas de interao em ambiente virtual por meio da escrita,
porm foi desenvolvida tambm dentro da rea Lngua Materna. Fora do IEL, mas ainda na Unicamp,
encontramos ainda nesse sentido vrios trabalhos realizados no Instituto de Artes, como a tese de doutorado Transcriaes: reinventando poemas em mdias eletrnicas (Tosin 2010).
Situao semelhante tambm pode ser verificada em outras instituies do pas. Na Universidade do
Sul de Santa Catarina UNISUL no programa de ps-graduao em Cincias da Linguagem, existe a
rea de concentrao denominada Linguagem e Cultura que apesar de no trazer a temtica explcita
em seu nome, possui uma gama de trabalhos com o tema. Um exemplo o trabalho de mestrado Gneros
digitais e a escrita no orkut: reconfiguraes do gnero bilhete (Martins 2007).
Mais um local em que essa situao pode ser verificada na Universidade de So Paulo USP
onde encontramos trabalhos distribudos em diversas unidades e cursos. Na Faculdade de Filosofia,
Letras e Cincias Humanas (FFLCH), por exemplo, localizamos a tese Conectores de causa e condio
em fruns de discusso na Internet (Inglez 2008) no departamento de Filologia e Lngua Portuguesa; a
tese Interao de professores em fruns eletrnicos: um estudo de caso do programa Educar na Sociedade da Informao (Starobinas 2008) na Faculdade de Educao (FE) e ainda o trabalho de doutorado
A rizomtica aventura da hipermdia: uma anlise da narrativa no ambiente digital (Teixeira 2007) na
Escola de Comunicaes e Artes (ECA).
Finalmente, tendo em vista a impossibilidade de dominarmos todos os trabalhos produzidos na rea,
optamos pela busca daqueles que se nomeiam como tal, ou seja, os pertencentes aos 9 programas de ps-graduao j mencionados. Sabemos que ainda assim nossa investigao no abarcar tudo o que se tem
produzido nessas universidades analisadas, tampouco possumos a pretenso de compreender 100% dos
trabalhos; mas acreditamos estarmos realizando um levantamento bastante extenso que possibilita um
significante delineamento do campo.
to. Para tanto, foi-nos fundamental o acesso s pginas virtuais de cada uma das universidades, onde
pudemos localizar esses trabalhos, quando disponibilizados em suas respectivas bibliotecas virtuais.
importante destacarmos que as datas a partir das quais as pesquisas de mestrado e doutorado foram
disponibilizadas variam de uma instituio para outra, entretanto, como nossos interesses estavam nos
estudos mais recentes, isso no se mostrou um problema, pois, geralmente, as publicaes referem-se aos
ltimos anos.
Assim, a primeira etapa de nosso trabalho, ento, foi percorrer essas produes disponveis, buscando por aquelas que, em alguma medida, tivessem como objetos de investigao a ocorrncia de gneros textuais mediado pelas TICs, visto ser este nosso foco de anlise. Mais precisamente, nossos trs
critrios para seleo dos trabalhos foram:
a) Teses e dissertaes que tratassem de ambientes virtuais da World Wide Web, a internet;
b) Trabalhos cujos corpora fossem constitudos de produes lingusticas realizadas ou disponveis
na web;
c) Pesquisas que focalizassem gneros escritos que circulam no ciberespao e o desenvolvimento
dessa escrita nos meios virtuais.
Identificados os trabalhos que abordavam a escrita de gneros textuais nas pginas da web, passamos
ao conhecimento do contedo deles. Assim, tornou-se indispensvel a proposio de algumas categorias
de anlise: apoiamo-nos para organizao dos dados em trs categorias propostas por Gomes-Santos em
seu texto Das relaes entre linguagem e ensino de lngua: a produo acadmica paraense em foco, a
saber, (a) enfoque temticos, (b) aportes terico-disciplinares e (c) dados de investigao (Gomes-Santos 2005: 57).
impretervel destacar, no entanto, que as categorias so um procedimento para tentarmos entender
como se desenvolveram os trabalhos de nosso corpus e observar o que foi prevalecente em cada um deles.
Contudo, partilhamos a concepo de que as categorias no so nem evidentes nem dadas de uma vez
por todas. Elas so mais o resultado de reificaes prticas e histricas de processos complexos, compreendendo discusses, controvrsias, desacordos. (Dubois & Mondada 2005: 29).
Devido impossibilidade de apresentarmos aqui todas as anlises e descries dos trabalhos dos
nove programas de ps-graduao enfocados, podemos afirmar que, de modo geral, ao cotejarmos as
produes acadmicas da UNICAMP e das outras unidades brasileiras apresentadas, constatamos que a
abordagem das novas tecnologias digitais cresceu desde os primeiros anos do sculo XXI, mostrando-se
mesmo como uma nova tendncia para os estudos lingusticos. Isso explica, por exemplo, a utilizao na
maioria das teses e dissertaes observadas de arcabouos terico-metodolgicos ligados aos estudos do
Letramento Digital, ou seja, de teorias que focalizam questes de hipermodalidade, hipertexto, comunidades virtuais, redes e assim por diante.
Contudo foi extremamente significativo verificar que os trabalhos no se voltaram exclusivamente
para tais teorias e perspectivas, mas aliaram-nas a outros conceitos e aportes j tradicionais, como os
estudos enunciativos, discursivos, sociointeracionistas e em gneros, por exemplo, revelando uma disposio dessas pesquisas recentes em integrar teorias e disciplinas.
Por outro lado, os dados nos apontam que os propsitos de investigao dos mestrandos e doutorandos so diversos, ainda que alguns deles tenham trabalhado com o mesmo material lingustico, como
blogs ou fruns on-line, havendo desde aqueles interessados em investigar os efeitos e/ou possibilidades
do uso das TICs para o ensino at os que se voltam para as maneiras como gneros textuais/discursivos
se constituem e circulam na www.
Enfim, ao observarmos os ltimos anos e, em especial, os cinco anos mais recentes, podemos verificar, na prtica, a constituio daquilo que Soares chamou de momento privilegiado (Soares 2002:
146) para o desenvolvimento de novos estudos que, de fato, esto ocorrendo, uma vez que so altamente
necessrios para uma melhor compreenso das novas prticas sociais e letradas que passaram a existir.
Ademais, possumos a hiptese de que esse nmero ser ampliado nos trabalhos que sero conclu-
dos, no instituto, nos prximos anos, com base nos trabalhos de 2010 que j pudemos consultar, bem
como a relevncia que as discusses sobre o ciberespao e a produo textual dos indivduos passaram
a ter.
5. Referencias Bibliogrficas
Dubois, D. & L. Mondada 2005. Construo dos objetos de discurso e categorizao: uma abordagem dos processos de referenciao. In: Referenciao e Discurso. (Org.). I. Villaa Koch, E. M. Morato, A. C. Bentes.
So Paulo: Contexto, 17- 51.
Gomes-Santos, S. 2005. Das relaes entre linguagem e ensino de lngua: a produo acadmica paraense em
foco. In: Moara. Belm, n 24, jul/dez, 47-69.
Inglez, K, G. 2007. Conectores de causa e condio em fruns de discusso na Internet. 379f. Tese (Doutorado
em Filologia e Lngua Portuguesa). Faculdade de Filosofia, Letras e Cincias Humanas, Universidade de So
Paulo, SP.
Lvy, P. 1996. O que o virtual? So Paulo: Editora 34.
Lima, M. 2010. Escrita, interlocuo e moderao em um frum online do Orkut. 129f. Dissertao (Mestrado em
Lingustica Aplicada.). Instituto de Estudos da Linguagem, Universidade Estadual de Campinas, Campinas,
SP.
Martins, C. C. L. 2007. Gneros digitais e a escrita no orkut: reconfiguraes do gnero bilhete. 84f. Dissertao (Mestrado em Cincias da Linguagem). Cincias da Linguagem, Universidade do Sul de Santa Catarina,
Tubaro, SC.
Soares, M. 2002. Novas prticas de leitura e escrita: letramento na cibercultura. In: Educao e sociedade. Campinas, vol. 23, n. 81, 143-160, dez.
Starobinas, L. 2008. Interao de professores em fruns eletrnicos: um estudo de caso do programa Educar na
Sociedade da Informao. 171f. Tese (Doutorado em Educao). Faculdade de Educao, Universidade de
So Paulo, SP.
Teixeira, P. S. 2007. A rizomtica aventura da hipermdia: uma anlise da narrativa no ambiente digital. [s.n] Tese
(Doutorado em Cincias da Comunicao). Escola de Comunicao e Artes, Universidade de So Paulo, SP.
Tosin, G. 2010. Transcriaes: reinventando poemas em mdias eletrnicas. [s.n] Tese (Doutorado em Artes). Instituto de Artes, Universidade Estadual de Campinas, Campinas, SP.
Mariela K. Starc
Universidad Nacional del Sur
[email protected]
1. Introduccin
La sociolingstica ofrece un marco para comprender la relacin entre lengua, cultura y sociedad.
Su premisa bsica es que la lengua no es una estructura uniforme sino heterognea que se caracteriza por
las variaciones de uso dentro de una comunidad de habla.
Desde una perspectiva sociolingstica, el individuo no se considera un hablante-oyente ideal sino
un usuario concreto de una lengua que tiene caractersticas especficas: sexo, edad, clase social, roles,
valores, creencias, etc., y pertenece a un grupo social y cultural determinado.
La vida social se desarrolla a partir de las interacciones comunicativas entre los hablantes de una
lengua. En las interacciones, se pone a prueba la competencia comunicativa de los hablantes, es decir, su
capacidad para comportarse de manera apropiada y eficaz en diferentes contextos.
El contexto social es uno de los factores ms influyentes en el proceso de adquisicin de una lengua.
De ah la importancia de considerar a la lengua en su contexto social incorporando el componente sociolingstico de la comunicacin en el proceso de aprendizaje.
En este trabajo, describiremos las dificultades que experimentan los estudiantes del curso de espaol
como lengua extranjera que se dicta en la Universidad Nacional del Sur para adquirir la competencia sociolingstica. Se trata de un grupo de jvenes que aprenden espaol en un contexto de inmersin durante
su estada en nuestro pas como alumnos de intercambio de diferentes carreras: Economa, Ingeniera
Industrial, Agronoma y Turismo, entre otras.
En primer lugar, haremos una breve contextualizacin terica del concepto de competencia sociolingstica. Luego, presentaremos ejemplos tomados de la produccin oral y escrita de estudiantes de
distinto nivel de competencia lingstica. Finalmente, propondremos actividades de prctica en el aula
que ayuden a los alumnos a reflexionar sobre el grado de adecuacin o inadecuacin de ciertas expresiones o gestos y a utilizar los ms apropiados de acuerdo con los parmetros de las diferentes situaciones
comunicativas.
2. Marco terico
Segn el modelo desarrollado por Hymes (1971), conocer las reglas gramaticales no es suficiente
para poder hablar una lengua, sino que se requiere el dominio de ciertas normas para usarlas adecuadamente en diferentes contextos. Esto implica saber cundo hablar y cundo no, de qu hablar, con quin,
dnde y en qu forma.
Todos tenemos conocimientos sobre el lenguaje en s mismo y las maneras de usarlo, a la vez que
contamos con la capacidad de poner en prctica estos conocimientos en la comunicacin concreta al hablar, leer o escribir. Tanto el conocimiento de la lengua como la capacidad para usarla en la comunicacin
real y efectiva constituyen la competencia comunicativa.
1 El Marco Comn Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER 2001, ed. esp. 2002) es un documento que contiene las directrices educativas del Consejo de
Europa para la enseanza de las lenguas extranjeras. Su objetivo es proporcionar una base terica comn para el trabajo de profesores y estudiantes de lengua, examinadores, autores de materiales, formadores de profesorado y administradores educativos. Segn esta escala internacional, los niveles A1 (Acceso) y A2 (Plataforma)
corresponden a usuarios bsicos, B1 (Umbral) y B2 (Avanzado), a usuarios independientes y C1 (Dominio operativo eficaz) y C2 (Maestra), a usuarios competentes.
tiva determinada.
Los casos seleccionados, tanto de la produccin oral como escrita, pertenecen al nivel de competencia A2 (usuario bsico, Plataforma) y B1 (usuario independiente, Umbral) segn el MCER, y comprenden
los siguientes aspectos: uso y eleccin de pronombres y marcadores lingsticos de relaciones sociales
(saludo, formas de tratamiento), cumplimiento de las frmulas de cortesa y diferenciacin entre el registro formal e informal.
Ejemplo 1
(1) En el siguiente juego de roles los estudiantes (nivel A2) simulan un dilogo en un restaurante
entre el mozo y dos clientes.
Mozo: Buenas, qu quieren?
Cliente 1: Yo quiero milanesas con ensalada de tomate.
Mozo: Y usted?
Cliente 2: Puedo tener el men, por favor?
Mozo: Aqu est.
Cliente 2: Bueno, yo quiero ravioles con crema.
Mozo: No hay ravioles.
Cliente 2: Mmmentonces milanesas con pur.
Mozo: Bien, y para tomar? [...]
En este dilogo, el principal factor de inadecuacin tiene que ver con las normas de cortesa. El saludo del mozo es informal y la pregunta se puede interpretar como descorts o brusca. Sera ms adecuado
comenzar diciendo Buenos das, qu se van a servir?. Al entregarle el men al cliente, expresiones
como Claro, aqu tiene o Cmo no son ms apropiadas que simplemente Aqu est porque demuestran amabilidad y buena voluntad. Tambin el cliente podra dar las gracias cuando recibe el men. Finalmente, sera ms corts de parte del mozo ofrecer una disculpa antes de brindar informacin contraria a
las expectativas del cliente (Disculpe, pero ya no hay ravioles).
Ejemplo 2
Este ejemplo fue tomado de la parte oral del examen CELU2. Se trata de un juego de roles en el
que el profesor y el candidato (nivel A2) conversan de acuerdo con los papeles propuestos para
una determinada situacin comunicativa que puede requerir un trato formal (entrevista de trabajo) o informal (charla entre amigos). En este caso, el candidato debe convencer a su amigo de
que lo acompae a hacer trabajo voluntario a una organizacin de ayuda a los adultos mayores.
(2) Candidato: Usted sabe que hay una organizacinse llama Amigos de los Mayores.
Profesor: No, ni idea, qu es?
Candidato: Es una organizacin que ayuda a mayores que sonque se
sienten solos y me
gusta mucho ayudar a estas personas porqueno sme gustara tambin al fin de mis das si tendra
un poco ms contacto con jvenes. Quiere acompaarme una vez para ver cmo es?
Profesor: Mmmpero yo tengo mucho trabajo, tengo que estudiar
Candidato: No te creo que no tienes una hora por semana, vamos!
Profesor: S, pero para descansar, para ver un poco de tele
Candidato: Dale! Tienes que venirdespus te sientes muy muy bueno porque siempre cuando
ayudas a alguien es un sentimiento increble. [...]
En este fragmento del dilogo, el candidato muestra una falta de adecuacin al comenzar a tratar a
su supuesto amigo con formalidad (Usted sabe; Quiere acompaarme), pero luego se adapta al registro
de su interlocutor e incorpora el tuteo y expresiones informales (Vamos!; Dale!) que son ms apropiadas
para la situacin comunicativa.
Ejemplo 1
(3) Hola Mariela,
Lo lamento, pero no puedo venir hoy a tu clase de castellano por una virosis que me
jodiendo.
Espero hacerme bien hasta martes.
Un beso
Alina
est
En este correo electrnico enviado por una alumna (nivel B1) a la profesora, se observa una falta
de adecuacin relacionada fundamentalmente con la eleccin del registro. Tanto el saludo introductorio
(Hola) como la despedida (Un beso) corresponden a un registro coloquial que no es apropiado para el tipo
de relacin entre las personas implicadas. En este caso, correspondera utilizar variantes ms formales
por tratarse de una relacin asimtrica o jerrquica entre profesor y alumno. Tambin la utilizacin del
nombre de pila como forma de tratamiento y el tuteo, que seran adecuados para un intercambio entre
amigos, resulta informal en este contexto. Asimismo, se presenta un contraste entre una expresin formal
(Lo lamento) y un trmino coloquial tpico de la lengua vulgar (jodiendo) en lugar de la variante neutra
(molestando) que hubiese sido ms apropiada.
No debemos perder de vista que al tratarse de estudiantes en un contexto de inmersin, el contacto
con la lengua fuera del aula influye notablemente en la adquisicin de la competencia sociolingstica.
En este ejemplo, se podra suponer que los errores de registro derivan, en parte, del hecho de que la estudiante mantiene una comunicacin frecuente con interlocutores con los que tiene un grado de confianza
y familiaridad que no resulta adecuado para el vnculo docente-alumno.
2 El Certificado de Espaol Lengua y Uso (CELU) es un examen internacional de espaol como lengua extranjera avalado por el Ministerio de Educacin de la
Repblica Argentina. Se basa en una concepcin de la lengua en uso y acredita la capacidad del hablante para desempearse oralmente y por escrito de una manera
efectiva en situaciones sociales, laborales o acadmicas.
Ejemplo 2
(4)Mi vida en Argentina
Normalmente me levanto a las siete y media. Posteriormente me ducho y desayuno. A l a s
nueve menos quince me voy en bondi a mi trabajo. En mi trabajo me siento hasta
las cinco en
mi computador y entre las doce y la una almorzo en un comedor. Pero mi
trabajo me gusta mucho porque mis compaeros de mi trabajo son muy grosos.
Muchas
vezes tomamos mate juntos y charlamos un montonazo.
En este ejemplo (nivel B1), la inadecuacin est dada por la mezcla de registros. Se observa la eleccin de un marcador discursivo tpico del registro formal (posteriormente) en lugar de variantes ms
neutras (luego, despus). Adems, se utiliza un registro coloquial (montonazo) que incluye una palabra
en lunfardo (bondi) en lugar de la opcin ms neutra (colectivo). Por ltimo, se emplea una palabra
propia del cronolecto de los jvenes (grosos), que probablemente no sea comprendida por interlocutores
adultos o mayores. Aqu se observa nuevamente la influencia del contacto extra ulico en la eleccin y
utilizacin de las expresiones bondi, montonazo y grosos. Por lo tanto, es importante hacer hincapi en
la diferenciacin entre la lengua que proponemos en el curso y la que los estudiantes adquieren a travs
de sus contactos lingsticos fuera del aula.
En todos los casos (excepto en el examen), se procedi a marcar los errores, explicarlos y dar el uso
correcto a fin de que los estudiantes tomen conciencia de la importancia de determinar quines se comunican, qu rol cumplen en esa situacin, qu grado de confianza tienen entre s, qu grado de formalidad
o cortesa exigen las circunstancias.
La toma de conciencia a travs de la observacin y reflexin sobre sus propios errores se centra en
lograr que el estudiante pueda identificar la conexin entre las formas lingsticas y su uso en diferentes
contextos sociales para lograr una comunicacin efectiva.
4. Propuesta didctica
El error de adecuacin puede ser ms difcil de identificar que el error gramatical y el interlocutor
tiende a interpretarlo como brusquedad, desorientacin, falta de cortesa, etc. Por ello, es recomendable
aumentar la exposicin de los alumnos a situaciones variadas de uso apropiado de la lengua y plantear
actividades que contribuyan al desarrollo de la competencia sociolingstica.
Siguiendo los criterios del MCER, se proponen tareas de reconocimiento, comprensin y utilizacin
de saludos, formas de tratamiento, normas de cortesa, refranes, modismos, dialectos y distintos registros
segn la situacin comunicativa.
Para la seleccin y preparacin del material didctico, nos basamos en la escala propuesta por el
MCER que describe el grado de adecuacin sociolingstica que se espera de un hablante de acuerdo con
su nivel de dominio de la lengua.
Tabla 1
En la parte inferior de la escala, se incluyen solo marcadores de relaciones sociales y normas de cortesa, que es lo que se espera que comprendan y produzcan los usuarios bsicos de la lengua. Teniendo en
cuenta estos tems, se podra ser ms tolerante con errores como los descriptos en el ejemplo (1) del apartado
3.1, dado que se trata de estudiantes de nivel A2 (bsico). En la gradacin, tambin se observa que recin en
el nivel B2 (usuario independiente) se espera que el hablante logre expresarse con adecuacin sociolingstica con un mayor dominio del registro y los modismos. En consecuencia, toda la prctica que se pueda hacer desde el nivel bsico contribuir a lograr un mejor desempeo sociolingstico en los niveles avanzados.
Se trabaja con libros de texto que integran la reflexin gramatical, la prctica de las habilidades
comunicativas, la competencia pragmtica y sociolingstica y el conocimiento de la diversidad cultural
del mundo hispanohablante. Los contenidos lingsticos y comunicativos bsicos se contextualizan por
medio de textos muy variados, orales y escritos, y de actividades de comprensin, expresin e interaccin, que incentivan el uso funcional y adecuado de la lengua.
Por otra parte, en Internet, existe una variedad de materiales de audio y video que posibilitan el
acceso a una gran cantidad de voces y situaciones autnticas planteadas por hablantes de las distintas
variedades del espaol. Los recursos educativos con los que trabajamos frecuentemente son secuencias
de pelculas, cortometrajes, anuncios publicitarios, podcasts y videos musicales subtitulados.
A continuacin se presenta una serie de actividades orientadas a la adquisicin y prctica de la
competencia sociolingstica:
ACTAS DE LAS I JORNADAS DE JVENES LINGISTAS 369
Leer una seleccin de conversaciones y reconocer saludos (Hola!, Buenos das, Qu tal?,
Cunto tiempo!) y despedidas (Hasta pronto, Saludos a la familia!, Chau!, Nos vemos!, Adis,
seora). Identificar los gestos o usos sociales (sonrisa, besos, apretn de manos, etc.) que van ligados a las frmulas de saludo y que a su vez se vinculan con la jerarqua de los participantes y la
relacin entre ellos. (Corpas et al. 2010:34)
Leer un texto sobre las normas de cortesa en la cultura hispanohablante. Luego, en pequeos
grupos y con la ayuda del profesor, pensar qu sucede en la propia cultura y comparar. El texto
puede incluir temas de reflexin como: Cundo es obligatorio, cundo es correcto y cundo es
ridculo dar las gracias?, Se usa el tuteo/voseo en contextos que no sean de amistad o crculo ntimo?, Sobre qu temas se puede hablar (salud, poltica, dinero, edad, etc.) y con quin? (Corpas
et al. 2010:114)
Escuchar una serie de pedidos y elegir la respuesta ms adecuada entre dos opciones. Ejemplo:
Che, perdon, tens un lpiz?; Respuestas posibles: a) En la esquina hay una librera / b) Es que
solo tengo este. Lo siento. (Corpas et al. 2010:38) Es importante resaltar que ciertas respuestas
deben evitarse por ser seal de mala educacin.
Escuchar una serie de mensajes grabados en un contestador automtico y determinar en cada caso
quin lo emiti, quin es el destinatario, cul es la finalidad comunicativa, para poder decidir si es
adecuado o no. Luego, los estudiantes leen dos mensajes incompletos e imaginan qu relacin hay
entre el emisor y destinatario, y cul es el motivo de la llamada. (Autieri et al. 2004: 38-39)
Escuchar entrevistas, conversaciones o narraciones donde participen hablantes de distintas regiones de nuestro pas (Buenos Aires, Crdoba, Mendoza, y otras) para identificar sus peculiaridades dialectales (acento, pronunciacin, vocabulario, uso de tiempos verbales) y culturales, que a
su vez se relacionan con la clase social, el nivel educativo y la ocupacin. (Corpas et al. 2009:22)
Escuchar entrevistas, conversaciones o narraciones donde participen hablantes de distintas edades (nios, jvenes, ancianos) para identificar los pronombres (t/vos o usted) y las formas de tratamiento (seor, seora, flaco, etc.) utilizados. Por ejemplo, una entrevista a distintas personas que
visitan la tumba de Gardel en el aniversario de su fallecimiento (Ochoa 2008: 35-39).
Observar ilustraciones que muestren diferentes situaciones comunicativas. Pensar qu relacin
tienen las personas involucradas, imaginar el dilogo entre ellas y representarlo con un compaero. Esta tarea requiere determinar los roles de los participantes (jerarqua, vnculo) y elegir el
grado de formalidad o informalidad apropiado a la situacin.
En parejas, elegir una situacin y representarla. Ejemplo: A: Ests tomando algo con un amigo.
Quers pedirle su auto porque tens que ir a un shopping a comprar unos muebles. B: Ests tomando algo con un amigo. Te compraste un auto nuevo y no quers prestrselo a nadie. Tu amigo
maneja psimo. (Corpas et al. 2010:39) Para esta tarea, es necesario que los estudiantes piensen
cmo van a reaccionar, qu entonacin van a adoptar y qu expresiones van a utilizar. Luego, sus
compaeros pueden decidir si han sido amables, directos, educados, bruscos, etc.
Leer un texto acerca de cmo varan de un pas a otro los pronombres que se usan para dirigirse
a la persona con la que hablamos. Comparar y comentar lo que dicen una espaola, un colombiano, un chileno, una mexicana y una nicaragense sobre la utilizacin de los pronombres t, vos,
vosotros y ustedes (Corpas et al. 2010:40). Luego, se puede pedir a los estudiantes que reflexionen
sobre lo que sucede en Argentina y si hay variacin en el uso de pronombres segn las regiones.
Como punto de partida, hay que explicar qu criterios generales utilizan los hablantes de espaol
para elegir t/vos, por un lado, o usted, por otro. Basndonos en los grados de proximidad con el
interlocutor que propone Caldern Campos (2010: 233), diremos que el trato de t/vos puede implicar solidaridad, confianza o intimidad, mientras que el uso de usted indica distancia (jerrquica,
social, etaria, entre otras). Adems, independientemente de la proximidad, se puede tratar de tratar
de t/vos a un interlocutor joven. Y en el resto de los casos, la eleccin del pronombre depender
de la conveniencia, el deseo o la obligacin del hablante de marcar ms o menos la distancia.
Mirar un cortometraje o un segmento de una pelcula que contenga una situacin comunicativa
de la vida cotidiana (charla entre amigos, dilogo entre vendedor y comprador, entrevista laboral,
etc.) y analizar distintos elementos: tiempo y lugar donde transcurre la accin, gestos, actitudes,
relacin entre los participantes, finalidad de la interaccin, pautas de comportamiento social y
lingstico, creencias y valores. Otra opcin consiste en mostrar el video sin audio para que los
estudiantes imaginen y practiquen el dilogo entre los personajes de acuerdo con lo observado.
Luego, se vuelve a pasar con sonido para que puedan comparar la versin original con la propuesta
por ellos.
Es importante sealar que todas estas actividades, si bien hacen hincapi en la competencia sociolingstica, se enmarcan en una propuesta multidimensional que se acerca lo ms posible a un contexto
comunicativo real como el que se le presenta al estudiante fuera del mbito acadmico, sin descuidar
otros aspectos de conocimiento de la lengua como la gramtica, el lxico, la entonacin o el componente
cultural.
5. Conclusiones
Una de las caractersticas fundamentales de la enseanza de una lengua consiste en prestar igual
atencin a los elementos estructurales y a los elementos adecuados para cumplir una funcin comunicativa. En otras palabras, alguien que haya aprendido un nmero considerable de estructuras y un nmero
considerable de palabras compatibles con esas estructuras puede no saber cmo utilizarlas en la comunicacin (Widdowson 1983).
Por lo tanto, el objetivo al que se debe aspirar como docente de una lengua extranjera es el desarrollo
de la competencia comunicativa con especial nfasis en el componente sociolingstico. Debemos activar
en los estudiantes las estrategias de interaccin que les permitan desempearse de manera adecuada y
eficaz en diferentes contextos sociales y culturales.
La mejor manera de facilitar la integracin de los contenidos lingsticos con su uso sociocultural
consiste en transmitir a los estudiantes la informacin necesaria para identificar y comprender las caractersticas de la comunidad de habla de la lengua meta, en nuestro caso, el espaol en un contexto de
inmersin.
Por medio de la deteccin y anlisis de los errores de adecuacin ms frecuentes, de la comparacin
de los usos sociolingsticos en diferentes culturas y de la resolucin de tareas de lecto-audio comprensin, expresin e interaccin, adecuadas al nivel de competencia de los estudiantes y orientadas al trabajo
con saludos, formas de tratamiento, cortesa, diferentes registros, podemos contribuir a que los alumnos
tomen conciencia de la diversidad funcional de la lengua y sean capaces de modular sus mensajes de
acuerdo con la situacin comunicativa. La prctica en clase debe ayudarlos a enfrentar circunstancias
de variada ndole, que abarcan desde lo cotidiano hasta la habilidad para desempearse en un mbito
acadmico o profesional, utilizando las expresiones lingsticas y los tonos y gestos ms apropiados para
la comunicacin eficaz.
6. Referencias bibliogrficas
Autieri, B., Gass, M. et al. 2004. Voces del Sur 2. Buenos Aires: Ediciones Voces del Sur.
Bachman, L. 1990. Habilidad lingstica comunicativa. En: Llobera M. et al. (1995) Competencia comunicativa;
documentos bsicos en la enseanza de lenguas extranjeras. Madrid: Edelsa.
Caldern Campos, M. 2010. Captulo 4. Formas de tratamiento. En Aleza, M. y Enguita, J. (coords.) La lengua
espaola en Amrica: Normas y usos actuales. Universitat de Valencia, 225-236.
Canale, M. 1983. De la competencia comunicativa a la pedagoga comunicativa del lenguaje en: Llobera y otros.
(1995) Competencia comunicativa; documentos bsicos en la enseanza de lenguas extranjeras. Madrid:
Edelsa, Grupo Didascalia, S.A.
Corpas, J. et al. 2009. Aula del Sur 1 - Curso de Espaol. Buenos Aires: Voces del Sur.
Corpas, J. et al. 2010. Aula del Sur 2 - Curso de Espaol 1a ed. Buenos Aires: Voces del Sur; Difusin.
Hymes, D. 1971 On Communicative Competence. Philadelphia, P.A.: University of Pennsylvania Press.
Marco Comn Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, enseanza, evaluacin. Consejo de Europa (2001) Traduccin en espaol (2002) Madrid: Instituto Cervantes.
Ochoa, M. L. 2008. Taller de Audio ELE -1a ed. Buenos Aires: Asociacin Argentina de Docentes de Espaol AADE Ediciones.
Qu es el CELU? Recuperado el 3 de marzo de 2011 de http://www.celu.edu.ar
Widdowson, H. G. 1983. Conocimiento de la lengua y habilidad para usarla En: Llobera M. et al. Competencia
comunicativa; documentos bsicos en la enseanza de lenguas extranjeras. Madrid: Edelsa, Grupo Didascalia, S.A.
1. Introduccin
El objetivo del presente trabajo es contribuir a la descripcin del lxico general y especializado del
espaol contemporneo. Para ello se propone analizar la neologa semntica nominal en el mercado laboral registrada en libros y revistas especializadas en economa, y en la prensa grfica.
El carcter neolgico de un tem lxico puede variar segn el criterio que se utilice. Consideramos
aqu, adoptando el criterio lexicogrfico, que un tem lxico es neolgico cuando no se encuentra incluido
en un diccionario, y el corpus de exclusin est constituido por el Diccionario de la lengua espaola de
la RAE, el VoxUso (Diccionario de uso del espaol de Amrica y Espaa ) y el Diccionario del espaol
de la Argentina de Haensch y Werner.
Los neologismos pueden ser resultado de procesos formales, semnticos o por prstamo. Nos centraremos en el anlisis de neologismos semnticos, es decir, aquellos que surgen por una modificacin en
el significado de un lexema ya existente, particularmente en los que conllevan una personificacin (como
en natalidad y mortalidad, aplicados no a personas sino a empresas) o una cosificacin (por ejemplo,
bolsn, utilizado no para guardar objetos sino empleados, o drenaje, en relacin no con lquidos sino con
trabajadores).
El presente trabajo se propone, entonces, analizar los procesos semnticos desde la perspectiva del
lxico generativo desarrollada por Pustejovsky (1995), a travs de la cual se busca explicar el uso creativo
del lenguaje. Este modelo propone una estructura semntica que consta de cuatro niveles de representacin en los que se estructura la informacin contenida en las entradas lxicas: una estructura argumental,
que especifica el nmero de argumentos de un predicado y la clase semntica a la que pertenecen; una
estructura eventiva, que indica el tipo de evento denotado por un predicado; una estructura de herencia
lxica, que muestra las relaciones entre las palabras en el lxico mental; y una estructura de qualia, que
define los atributos esenciales del objeto denotado por el tem lxico, y se encuentra estructurada en
cuatro roles o qualia. El quale formal distingue el objeto dentro de un dominio ms extenso, e incluye
propiedades como la orientacin, la magnitud, la forma, las dimensionalidades, el color y la posicin. El
quale constitutivo especifica la relacin entre un objeto y sus partes, e incluye datos relativos al material,
el peso, las partes y los elementos constituyentes. El quale tlico codifica el propsito y la funcin de la
entidad, y el quale agentivo, los factores implicados en su origen o creacin.
En el presente trabajo, compararemos las estructuras semnticas del tem lxico tal como aparece en
contexto, de manera que la entrada lxica adquiere una mayor especificacin, haciendo hincapi en las
diferencias que pueden observarse en los roles de la estructura de qualia entre los significados neolgicos
y no neolgicos.
El corpus est constituido a partir de datos obtenidos de la lectura de revistas especializadas y de
libros de economa, mientras que los neologismos semnticos nominales de mbitos no especializados se
obtuvieron de datos registrados en la base Obneo por medio de la Antena Neolgica Argentina, que se
ACTAS DE LAS I JORNADAS DE JVENES LINGISTAS 373
2. Anlisis
Los neologismos semnticos surgen sobre la base de un significado no neolgico. Nos centraremos
aqu en el anlisis de aquellos que, mediante procesos metafricos, dan como resultado la personificacin
o cosificacin de los tems lxicos.
La metfora impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino tambin el pensamiento y
la accin. Al comprender nuestra experiencia por medio de metforas, conceptualizamos la realidad a
travs de ellas, y nuestras experiencias, percepciones y acciones son percibidas de un modo diferente.
La personificacin implica un desplazamiento en el significado, por medio del cual ciertas caractersticas, cualidades o acciones humanas son atribuidas a entes abstractos o inanimados.
En la mayora de los casos, los tems lxicos mantienen el evento del quale tlico o del quale agentivo, pero se modifican los argumentos que toma el predicado de esos qualia.
As, por ejemplo, estados que pueden experimentar los seres humanos, como shock y cimbronazo,
son aplicados a las empresas, como unidades del lxico general, y, de un modo ms amplio, a la economa
y el mercado, en el mbito especializado. En estos casos, el tem lxico mantiene su estructura de qualia,
pero personifica sus argumentos.
1) Las pymes ante la crisis: en estado de shock (Terra Magazine, 20/10/2008)
2) La vulnerabilidad de la economa a shocks externos desfavorables se increment. (revista Cepal,
El mercado de trabajo argentino, nro. 88, 4/2006)
shock
shock
EA: Arg. 1 = x: estado
EA: Arg. 1 = x: estado
Arg. 2 = y: persona
Arg. 2 = y: pyme (divulgativo)
economa (especializado)
EQ: QT: experimentar (x, y)
EQ: QT: experimentar (x, y)
De igual modo, caractersticas propias de los seres vivos son usadas para referirse a las empresas.
Por ejemplo, mortalidad, que aparece tanto en mbitos especializados como divulgativos, natalidad, usado slo como propio del mbito especializado y, para referirse al empleo, informalidad (usado en mbitos
especializados y divulgativos).
1) Todo ello provoc un fuerte cimbronazo en los mercados monetarios del mundo entero (FIDE,
2002)
2) Esto ha producido un cimbronazo en las empresas: la primera semana, dos de ellas fueron multadas. (Pgina12, 15/3/2005)
3) Desde que Birch lanz su interpretacin de la natalidad y mortalidad de las empresas, una parte
1 El proyecto Antenas Neolgicas, dirigido por Judith Freixa en el Observatorio de Neologa del Instituto Universitario de Lingstica Aplicada de la Universidad
Pompeu Fabra (Barcelona), tiene por objetivo, a partir de la colaboracin de distintos centros de investigacin de pases hispanohablantes, contribuir a la ampliacin
descriptiva de las diferentes variedades lingsticas del espaol. En la pgina http://obneo.iula.upf.edu/, del Observatorio de Neologa del IULA de la Universidad
Pompeu Fabra (Obneo), se pueden consultar los resultados correspondientes al proyecto Antenas Neolgicas.
pelotn pelotn
EA: Arg. 1 = x: conjunto grande
EA: Arg. 1 = x: conjunto grande
EQ: QF: conjunto grande
EQ: QF: conjunto grande
QC: personas / sin orden
QC: empresas / sin orden
QT: actuar de manera unitaria (x)
QT: actuar de manera unitaria (x)
Adems de la personificacin, la metfora puede dar como resultado el proceso inverso: la cosificacin, donde caractersticas y estados atribuidos a objetos en su sentido no neolgico pasan a ser propios
de los seres humanos, identificndose en muchos casos los objetos con las personas.
Esto sucede, por ejemplo, en los casos de campo y agro, donde se produce una modificacin del quale formal, de terreno en su sentido no neolgico, a ser humano_dueo de terreno en su nuevo sentido.
Ambos neologismos se encuentran tanto en mbitos generales como especializados. En el caso de planta
(que aparece slo como lxico general) tambin cambia su quale formal, que pasa de ser lugar_fbrica
a empleados.
1) Calcul que si se consolida una suba de 20 centavos en el gasoil, el agro deber desembolsar
880 millones de pesos extras por ao. (Clarn, 14/9/2006)
2) A partir de este anlisis se identifican algunos elementos que pueden aplicarse a la evolucin
del agro argentino en su conjunto (revista Cepal)
3) All se acord el pago de $ 20 millones en concepto de indemnizaciones. Sera el equivalente a
12 meses de sueldos para toda la planta de empleados. (Clarn, 3/6/2010)
En otros casos, se mantiene el quale formal pero cambia el quale constitutivo, como en mix, portafolio y colchn, ya que siguen designando conjuntos, pero de metal, fotografa y dinero, respectivamente, pasan a estar integrados por empleados.
1) Con la devaluacin, la sustitucin de importaciones y el aumento de exportaciones, cambi el
mix de trabajadores cubiertos (Clarn, 28/9/2003)
2) En la medida que los sectores van evolucionando van cambiando su mix de trabajadores (Cuadernos de economa, vol. 43, 2006)
3) La conformacin del portafolio de empleados en carrera que en un futuro podrn ser los sucesores en puestos claves. (www.bancentral.gov.do)
4) Con respecto a las empresas, hace que les resulte ptimo tener un ncleo de trabajadores fijos
ms productivos, y un cinturn o colchn de trabajadores temporales menos productivos. (Documento de trabajo: nros. 9318-9325, 1993)
5) Adems, la propia lgica laboral reclama la existencia de un colchn de trabajadores para cubrir imprevistos y bajas de cualquier ndole. (diario Sevilla, 13/1/2009)
En otros casos, el sentido neolgico mantiene su quale formal y el evento del quale tlico, pero se
modifican los argumentos que toma el predicado de ese quale: algunos ejemplos de ello son bolsn y
nicho (que pasan de contener objetos a empleados); filtro, donde el lquido es reemplazado por los
trabajadores; y escoba, usada no en relacin con la basura, sino con los empleados.
1) La construccin y la industria textil y manufacturera encontraron en esta colectividad un gran
bolsn de donde reclutar empleados. (La Nacin, 19/12/2005)
2) En algunas reas de crecimiento se han creado verdaderos bolsones de proletarizacin indgena. (Martnez Valle, Economa poltica)
3) Tenemos que tener en cuenta que son perfiles no muy comunes de encontrar, haciendo que este
sector o nicho de trabajadores cuente con un paro realmente bajo. (www.busco-empleo.net,
18/1/2011)
4) Dentro del nicho de trabajadores independientes, son variadas las alternativas que la comisin
Marcel tendr que estudiar (revista Gestin)
5) Internet es de por s un filtro de trabajadores para los empleadores. (Instituto Aragons de Empleo, Estudios del colectivo de desempleados mayores de 45 aos)
Por otra parte, tambin se puede observar un cambio en los argumentos que toma el quale tlico en
muchos nombres deverbales. As, por ejemplo, en el mbito divulgativo surgen nombres como goteo y
canje, donde el argumento involucrado cambia de dinero y objeto a empleados:
1) Goteo de despidos de redactores senior en ABC (diario El Confidencial)
2) Naufraga el canje de empleados por policas. (La Nacin, 28/7/1998)
canje canje
EA: Arg. 1 = x: intercambio
EA: Arg. 1 = x: intercambio
Arg. 2 = y: objeto
Arg. 2 = y: empleados
Arg. 3 = z: objeto
Arg. 3 = z: empleados
EQ: QT: hacer (x, y con z)
EQ: QT: hacer (x, y con z)
En el mbito especializado, tambin surgen nuevos sentidos que se producen por una modificacin
en los argumentos, como sucede en drenaje, donde lo que se vierte no es lquido sino trabajadores:
drenaje drenaje
EA: Arg. 1 = x: vertido
EA: Arg. 1 = x: vertido
Arg. 2 = y: lquido
Arg. 2 = y: empleados
Arg. 3 = z: ser humano
Arg. 3 = z: prestaciones
EQ: QT: hacer (x, y con z)
EQ: QT: hacer (x, y con z)
1) Las prestaciones en las obras pblicas conllevaban un drenaje de trabajadores que poda afectar al mercado laboral. (San Miguel, P., Los campesinos del Civao)
Otros ejemplos donde se pueden observar cambios de los argumentos semnticos de los eventos del
quale tlico son encaje (usado para designar el ajuste no de dos objetos sino de los empleados en el sistema econmico) y embolsamiento (donde la accin no se refiere a objetos sino a empleados).
1) La cuestin del encaje de los trabajadores en el sistema econmico, social y poltico existente
slo poda hacerse mediante la va de la autodependencia. (Dez, F., El trabajo transfigurado)
2) As como se va produciendo el embolsamiento de amplsimas masas jornaleras, de trabajadores eventuales (Oligarqua y caciquismo)
En otros casos, los neologismos semnticos comparten tanto el mbito divulgativo como el especializado, como por ejemplo en blanqueo (donde no se legaliza dinero, como en su sentido no neolgico,
sino empleados) y recorte (usado para referirse no a la reduccin de un objeto sino de trabajadores).
1) Hasta el viernes pasado Oil M&S propona para la continuidad de la actividad un drstico recorte de personal. (Clarn, 5/9/2010)
2) El encogimiento puede significar la venta de bienes muebles e inmuebles, el recorte de empleados y la introduccin de nuevos sistemas de costeo para el control de gastos (Vidal Arizavaleta,
Diagnstico organizacional)
3) El blanqueo de los trabajadores se realizar mediante el trmite de Alta Temprana para cada
uno de ellos. (Clarn, 4/1/2011)
4) En cuanto a las ART, las causas de la baja adscripcin se encontraran, en muy alta medida, en
costos poco claros (...) y alta presin hacia el blanqueo de personal (revista Idea, nros. 190-195)
3. Discusin
Los cambios semnticos de los tems lxicos, a partir de procesos metafricos, pueden dar lugar a
personificaciones y cosificaciones.
El anlisis de los datos relevados nos permite observar que en algunos casos el cambio semntico
de las unidades se produce al modificarse el quale formal (como en los casos de planta, cintura, agro y
campo) o el quale constitutivo (embotellamiento, pelotn, mix, portafolio).
En la mayora de los casos, sin embargo, tanto la personificacin como la cosificacin se producen
como resultado de una modificacin en los argumentos que toma el quale tlico (por ejemplo, en los neologismos bolsn, blanqueo, filtro, encaje, shock, pulseada, diagnstico, entre otros).
Por otra parte, puede observarse que en los ejemplos analizados lo que se personifica es, en la mayora de los casos, la empresa (natalidad, mortalidad, incubadora, cintura, performance son ejemplos de
ello), o, de manera ms abstracta, el mercado o la economa (como en cimbronazo).
En el proceso inverso, la cosificacin, son los empleados quienes generalmente se ven caracterizados como objetos (como ocurre en bolsn, nicho, canje, drenaje). En ocasiones, tambin los dueos y
empresarios son cosificados, aunque en relacin con sus posesiones, como sucede en campo y agro.
Por ltimo, nos parece interesante sealar algunas diferencias que pueden observarse en los neologismos semnticos que surgen en mbitos divulgativos en relacin con aquellos que aparecen en mbitos
especializados.
Si bien la mayor parte de las unidades transforma su sentido al modificarse sus argumentos, se han
observado algunos neologismos creados por un cambio en el quale formal y en el quale tlico. Estos casos
son ms productivos en el rea divulgativa (donde observamos, entre otros, cintura, planta, embotellamiento, pelotn, portafolio) que en mbitos especializados, donde se presentan agro, campo y mix, pero
que aparecen tambin como unidades no especializadas.
En cuanto a aquellos neologismos semnticos que modifican su sentido no neolgico manteniendo
el evento del quale tlico o del quale agentivo pero modificando los argumentos que toma el predicado
de esos qualia, se puede observar una diferencia en dichos argumentos: en los neologismos que dan
como resultado una cosificacin, tanto en mbitos especializados como divulgativos, suele pasar de un
argumento inanimado (un objeto) a los trabajadores y, en unos pocos casos, los empleadores. En los neologismos semnticos en los que se produce una personificacin, si bien en ambos casos se reemplazan las
personas por las empresas, cuando se activan como unidades especializadas, toman como argumento
no slo la empresa, sino, de modo ms abstracto, el mercado o la economa.
Por otra parte, puede observarse tambin una diferencia en el tipo de unidades lxicas que dan lugar
a cambios semnticos: en el mbito divulgativo, se observa una mayor cantidad de nombres concretos,
mientras que en el mbito especializado, hay ms nombres deverbales (que, adems, dan lugar a mayor
cantidad de cosificaciones).
Finalmente, nos parece interesante sealar que, a travs de la metfora, se suele caracterizar al empleado como objeto (se lo puede canjear, filtrar, drenar, blanquear...), mientras que el empleador slo es
cosificado al ser identificado con sus posesiones (campo, agro) y, por lo general, aparece de manera ms
abstracta, al personificarse la empresa, la economa, el mercado..., entes abstractos que por medio de la
metfora pasan a ser partcipes de embotellamientos y pulseadas.
4. Conclusin
En este trabajo, realizamos una descripcin de los neologismos semnticos que dan lugar a personificaciones y cosificaciones en el mbito laboral, a travs del modelo del Lxico Generativo propuesto
por Pustejovsky (1995).
Hemos observado que la creacin de nuevos sentidos se produce por una modificacin en el quale
formal o en el quale constitutivo, y, con un mayor grado de productividad, en el cambio en los argumentos que toma el quale tlico.
Las unidades analizadas aparecen muchas veces en ambos mbitos, aunque en gneros especializados los argumentos suelen ser ms abstractos, como sucede en shock y cimbronazo.
Si bien es importante profundizar en el futuro en las diferencias que presentan las unidades lxicas
analizadas en mbitos divulgativos y especializados, una primera aproximacin nos permite sealar que
en ambos mbitos suele surgir el nuevo sentido por una modificacin en los argumentos (aunque vara
su grado de abstraccin entre un mbito y otro). Sin embargo, en el mbito divulgativo, se observan (en
mayor medida que en el mbito especializado) tambin neologismos formados por modificaciones en los
quales formal y constitutivo.
5. Referencias bibliogrficas
Pustejovsky, J. 1995. The generative lexicon. Cambridge: MIT Press.
Diccionarios consultados
Battaner, P. (dir.). 2003. Diccionario de uso del espaol de Amrica y Espaa. Barcelona: VOX
Haensch, G. & Werner, R. (dirs.). 2001. Diccionario del espaol de la Argentina. Madrid: Gredos. [HAENSCH]
Real Academia Espaola. 2003. Diccionario de la lengua espaola. 22 edicin. Disponible en [www.rae.es]
Damill, Mario y Frenkel, Roberto, El mercado de trabajo argentino, Cepal, nro. 88, 4/2006, disponible online en
http://www.eclac.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/revista/noticias/articuloCEPAL/6/24346/ P24346.xml&xsl=/
revista/tpl/p39f.xsl&base=/revista/tpl/top-bottom.xslt
Vzquez Barquero, Antonio (2005) Las nuevas fuerzas del desarrollo, Ed. Bosch, Barcelona.
Cimoli, Mario, Primi, Annalisa y Pugno, Maurizio, Un modelo de bajo crecimiento: la informalidad como restriccin
estructural, Cepal, nro. 88, 4/2006, disponible online en http://www.eclac.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/revista/
noticias/articuloCEPAL/5/24345/P24345.xml&xsl=/revista/tpl/p39f.xsl&base=/revista/tpl/top-bottom.xslt
Basurto Amparano, Anbal. 2005. Sistema empresa inteligente, Ed. Empresa Inteligente, Mxico.
Murcia, Hctor. 1985. Administracin de empresas asociativas de produccin agropecuaria, Ed. IICA, Costa Rica.
Craviotti, Clara, Agentes extrasectoriales y transformaciones recientes en el agro argentino, Cepal, nro. 92,
8/2007, disponible online en http://www.eclac.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/revista/noticias/ articuloCEPAL/4/29594/P29594.xml&xsl=/revista/tpl/p39f.xsl&base=/revista/tpl/top-bottom.xsl
Vergara, Rodrigo y R. Rivero. Productividad sectorial en Chile, Cuadernos de Economa, nro. 43, 2006, disponible online en http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717-68212006000100005 &script=sci_arttext.
Dez, Fernando. 2006. El trabajo transfigurado, Revista Empresa y Humanismo, vol. X, 2/07, Universidad de
Valencia, Valencia.
San Miguel, Pedro. 1997. Los campesinos del Civao, Universidad de Puerto Rico, Puerto Rico.
Martnez Valle, Luciano, Economa poltica, Ediciones Abya-Yala, Ecuador.
Instituto Aragons de Empleo. 2010. Estudios del colectivo de desempleados mayores de 45 aos, CCOO Fortec, Aragn.
Ort, Alfonso (2003), Oligarqua y caciquismo, Ed. Fundamentos, Madrid.
Vidal Arizavaleta, Elizabeth. 2004., Diagnstico organizacional, Coleccin textos universitarios, ECOE Ediciones, Bogot.
AA.VV., Coyuntura y desarrollo, Fundacin de Investigaciones para el Desarrollo, nro, 275-282, 2002.
Valdez Albizu, Hctor, Discurso por el 60 aniversario de la creacin del Banco Central de la Repblica Dominicana, 23/10/2007.
Banco de Espaa. 1993. Documento de Trabajo, Servicio de Estudios, nro. 9318-9325.
AA.VV., Gestin, Centro de Estudios para el Desarrollo de la Empresa, vol. 31, nros. 365-375, 2005, Chile.
AA.VV., IDEA, El Instituto, nros. 190-195, 1996.
AA.VV., Brecha, nros. 649-665.
Walder, Paul, Las pymes ante la crisis: en estado de shock, 20/10/2008, http://www.ar.terra.com/terramagazine/
interna/0,,EI8864-OI3269053,00.html
Los rellenos sanitarios, diario Pgina 12, 15/3/2005, www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-48491-2005-03-15.html
La mortalidad de las empresas se incrementa en un 4%, diario El Pas, 18/1/2009, http://elpais.com/diario/2009/01/18/andalucia/1232234524_850215.html
El Piamonte explora el mercado argentino, diario La Nacin, 3/7/2007, http://www.lanacion.com.ar/921960-elpiamonte-explora-el-mercado-argentino
Diagnstico para los problemas de las Pymes, diario La Nacin, 12/5/1997, http://www.lanacion.com.ar/68724diagnostico-para-los-problemas-de-las-pymes
Para salir delembotellamiento, la industria automotriz necesita seguir eliminando marcas, diario La Nacin,
16/11/2009,
http://www.lanacion.com.ar/1200378-para-salir-del-embotellamiento-la-industria-automotriznecesita-seguir-eliminando-marcas
Para conseguir gasoil, en el campo pagan sobreprecios, diario Clarn, 14/9/2006, http://old.clarin.com/diario/2006/09/14/elpais/p-00401.htm
Impiden el acceso de los trabajadores a la planta Massuh, diario Clarn, 3/6/2010, http://www.clarin.com/politica/Impiden-acceso-trabajadores-planta-Massuh_0_273572695.html
ARTs: tiempo de balance, diario Clarn, 28/9/2003, http://edant.clarin.com/suplementos/economico/2003/09/28/n-01403.htm
Las sucesivas olas migratorias, diario La Nacin, 19/12/2005, http://www.lanacion.com.ar/766088-las-sucesivas-olas-migratorias
Naufraga el plan canje de empleados por policas, diario La Nacin, 28/7/1998, http://www.lanacion.com.
ar/104943-naufraga-el-plan-canje-de-empleados-por-policias
Sigue el corte de la Panamericana hasta maana, diario Clarn, 5/9/2010, http://www.clarin.com/politica/gobierno/Sigue-corte-Panamericana-manana_0_329967104.html
Ganadores y perdedores en el mercado de trabajo, diario Clarn, 4/1/2011, http://www.ieco.clarin.com/economia/
Ganadores-perdedores-mercado-trabajo_0_400759968.html
Los trabajos ms demandados, www.busco-empleo.net, 18/1/2011, http://www.busco-empleo.net/actualidadlaboral/los-trabajos-mas-demandados/
Goteo de despidos de redactores senior en ABC, diario El Confidencial, 19/10/2010, http://www.elconfidencial.
com/comunicacion/goteo-despidos-redactores-senior-20101019-70622.html.
El SAS crear 5.068 plazas de plantilla y los mdicos dicen que no es suficiente, diario Sevilla, 13/1/2009, http://www.
diariodesevilla.es/article/andalucia/323297/sas/creara/plazas/plantilla/%20y/los/ medicos/dicen/no/es/suficiente.html
Sigui la informalidad, diario Hondudiario, 29/1/2008.
Pulseada entre empresas y sindicatos por subas salariales, diario Gremial, 6/3/2011.
El sitio web Fotolog Argentina permite que los usuarios creen, de forma gratuita, su fotolog personal
y puedan publicar una fotografa por da que puede ir acompaada de un ttulo y de un comentario del
autor. Adems, pueden responder a comentarios que le escriben otros usuarios, o borrarlos. Por otra parte, cuentan con la posibilidad de editar parte de la esttica de la pgina seleccionando un color de fondo
(en el ejemplo: rojo), otro para la letra de los comentarios propios y de visitantes (blanco) y un tercero
para su nombre de identificacin (azul). Estos colores se mantienen constantes en todas las pginas del
espacio virtual personal.
3. Marco terico
El fotolog puede definirse a grandes rasgos- como un gnero multimodal (Kress y Van Leeuwen
2001) en la medida en que constituye una unidad semitica en la cual interactan distintos modos de
representacin y comunicacin. En este contexto, entendemos como modo a todo recurso semitico que
permite la realizacin simultnea de discursos e (inter)acciones. (Kress y Van Leuween 2001).
Desde esta perspectiva, Royce (1998) propone que los modos verbal y visual trabajan juntos en
algunos textos, para proyectar un mensaje coherente y unificado. Adems, sostiene que esta complemen-
tariedad entre modos puede ser explicada a travs de la adaptacin y aplicacin de conceptos y tcnicas
analticas propios de la lingstica sistmico funcional (Halliday 1985), segn la cual la cultura es un
conjunto de sistemas semiticos interrelacionados. Consecuentemente, Royce plantea que se establece
una relacin de complementariedad entre dos modos semiticos si tienen lugar, al menos, uno de los
siguientes fenmenos:
El significado ideacional en ambos modos se vincula lxico - semnticamente a travs de relaciones de sentido intersemiticas tales como la repeticin, la sinonimia, la antonimia, la hiponimia, la meronimia y la colocacin.
El significado interpersonal en ambos modos se establece mediante un refuerzo intersemitico
y relaciones de congruencia y disonancia actitudinal.
La composicin textual se integra a travs de las relaciones composicionales de valor de la informacin, preponderancia, marco visual, y recorridos de lectura.
En las muestras del corpus, se puede identificar la interaccin de varios modos semiticos: por un
lado, la diagramacin de los elementos en la pgina (fijado por el sitio web); y, por el otro, la fotografa,
el color y la escritura. Desde este marco terico-metodolgico, se buscar dar cuenta de las relaciones
establecidas entre estos ltimos tres. Consecuentemente, tal como lo propone Royce (1998), se relevarn,
tanto en la fotografa y comentarios del autor, como en los de los visitantes, las siguientes categoras:
En el modo verbal se tendrn en cuenta: el sistema de transitividad, el de modo y el de tema
(Halliday 1985).
En el modo de la fotografa se relevarn: el foco, los planos, el color, y los participantes representados en la imagen, sus atributos, la actividad realizada por ellos y las circunstancias en que
se encuentran involucrados.
En el modo del color, se tendr en cuenta la seleccin de un determinado color de fondo y su
combinacin con el de la tipografa.
Finalmente, se analizar la complementariedad u oposicin entre los tres modos, y las relaciones de
cohesin semntica realizadas entre ellos, como la reiteracin, el uso de palabra general y la sinonimia.
4. Anlisis
Tal como ya se ha sealado, existen recursos semnticos que slo pueden ser seleccionados por el
autor de un fotolog. Se analizarn, a continuacin, la publicacin de la fotografa y la opcin por un determinado color de fondo y letra vinculndolos con el modo verbal.
Una de las opciones semnticas del autor de una pgina de fotolog es la seleccin del foco desde
el que se toma la fotografa. Esto sita al espectador en una relacin de horizontalidad o verticalidad
respecto de la persona fotografiada. Kress y Van Leeuwen (2000) sostienen que el ngulo y la distancia
codificada entre el espectador y el objeto son recursos semiticos, dado que los ngulos que ubican al
espectador frente al objeto permiten construir algunos rasgos de la estructuracin interpersonal. Consecuentemente, estos autores sostienen que las relaciones de poder se codifican mediante la posicin del
espectador en una relacin vertical con el objeto.
La mayora de las imgenes relevadas seleccionan el plano que se denominar no marcado por ser
el ms regular y tradicional en esta clase de textos: el primer o el primersimo primer plano con un punto
de vista normal. Sin embargo, hay casos en los que se observa la seleccin del plano o el enfoque como
opcin marcada.
Por ejemplo, en la pgina del usuario que se denomina <therichi 90>, se observa una fotografa
tomada en contrapicada que sita al visitante desde una perspectiva de inferioridad. Esta forma de presentarse ante los dems con una imagen superior es reforzada cohesivamente por el nombre de usuario y
el ttulo the richy boy in the fuckultad (el nio rico en la facultad) en el cual the richy boy tiene una
carga semntica ligada al podero econmico y el juego de palabras fuckultad funciona como gesto de
irreverencia dado que combina el insulto en ingls fuck con el trmino facultad.
En este ejemplo, la imagen ha sido tomada en contrapicada. Es decir que el espectador es situado
desde una posicin de superioridad respecto del fotografiado. Esto se intensifica mediante la posibilidad
de invadir la intimidad del autor al ver, en el fondo de la foto, parte de su habitacin con la cama deshecha. La imagen es reforzada mediante el modo verbal ya que la frase todava no hice mi cama verbaliza
lo observado en la foto.
Por otra parte, el usuario de Fotolog Argentina tiene la opcin de publicar fotografas a color, blanco
y negro, siena, etc. Por ser la fotografa color la ms frecuente en estos mbitos, se considera que la
opcin del usuario marcada es la utilizacin de tonos especiales. En trminos de Kress y Van Leeuwen
(1996: 407): el color (en fotografas) se utiliza como medio de establecer realismo. Es decir, que las
otras tonalidades aportarn significados especiales. En el corpus, se presentan pocos casos con opcin
marcada.
En el siguiente ejemplo, se puede observar una fotografa en blanco y negro sobre un fondo negro,
lo cual produce una fusin importante entre la fotografa y el fondo y proyecta una idea de oscuridad e
intimidad.
En cambio, la fotografa del usuario el santo es extremadamente luminosa. Esa luminosidad, junto
con el color blanco de fondo, frecuentemente asociado con la pureza, la imagen de un santo y del crucifijo
que se ven en la fotografa y el nombre del usuario forman una unidad totalmente cohesiva en la cual
todos los elementos remiten a la idea de religiosidad. Se observa, en este caso, que el tema seleccionado
en el nickname es reforzado por la fotografa.
Los colores de las pginas de fotolog.com.ar son, por defecto, el negro para el fondo y el blanco
para las letras. Es decir que si el usuario no decide cambiarlos, estos colores primarn en el fondo de sus
fotografas y en sus comentarios; se trata de una opcin no marcada.
En trminos de Kress y Van Leeuwen (2002), el color es un modo semitico que, aunque no posee la
fuerza convencional del lenguaje, porta significados para pequeos grupos sociales constituidos en torno
a intereses especficos. Los intrpretes seleccionan el significado del color de acuerdo con las necesidades comunicativas que identifican y la relevancia del mismo en un contexto dado.
En el caso de los fotologs, el color cumple primordialmente una funcin textual dado que cuando el
autor de un fotolog selecciona un color de fondo y uno de letra, no puede sino hacerlo para todas y cada
una de las pginas del mismo. Consecuentemente, por reiteracin, el color est otorgndole cohesin interna. Pero, adems, en estos contextos, el color puede transmitir informacin o establecer vnculos con
otros usuarios.
En aproximadamente la mitad de los casos del corpus, se ha seleccionado una opcin marcada en el
modo del color. En varias de ellas, se justifica ese cambio mediante el modo verbal proporcionndole al
visitante la clave para interpretar el significado que aporta la utilizacin de ese modo.
Por ejemplo:
Otra de las muestras que presenta una opcin semntica del color es la siguiente.
En este caso, los colores de fondo y letra combinados adquieren un significado concreto cuando se
los observa en el texto en el cual no slo se menciona al equipo de ftbol Boca Juniors en los comentarios, sino que en una de las ltimas fotos publicadas se puede observar la camiseta de ese equipo. Aqu,
nuevamente, la modalidad de los colores se vincula con la informacin brindada por los otros modos
semiticos dado que todos ellos construyen significados vinculados al mismo tpico. Por esta razn, se
podra considerar que se establece un refuerzo intersemitico.
La carga semitica del color combinada con el fragmento citado del modo textual es de tanto peso
que en los cuatro primeros comentarios de visitantes se hace referencia al equipo de ftbol ya sea mediante reiteracin o por colocacin.
Respecto de los ttulos y comentarios de los autores de fotologs del corpus analizado, la funcin interpersonal se realiza, predominantemente, mediante los modos indicativo e interrogativo. Este ltimo es
utilizado, fundamentalmente, para pedirles a los visitantes opiniones acerca de la publicacin realizada.
Mientras que se observaron casos en los que lo verbal es fundamental en la construccin del texto
del autor, en otros, la escritura, al igual que el color de fondo, es utilizada para reforzar y complementar
a la imagen.
Por otra parte, los comentarios de los visitantes han presentado algunos rasgos caractersticos: su
brevedad, la seleccin de un registro informal (Halliday 1985), la presencia de valoraciones positivas
(Martin y White 2005) en la gran mayora de los casos, y la frecuente presencia de una secuencia de
apertura y una de cierre propias del gnero conversacional (Schegloff 1973). Adems, se caracterizan
por la no simultaneidad en el intercambio dado que, entre uno y otro, puede haber horas y hasta das de
diferencia. Esto permite concebir a la comunicacin en el fotolog como un intercambio conversacional
no simultneo.
A pesar de la distancia temporal que puede existir entre la publicacin de la fotografa y cada uno
de los comentarios, stos se ubican en la pgina correlativa y cronolgicamente uno debajo del otro. Sin
embargo, resulta notable el hecho de que los distintos visitantes que comentan cada fotolog parecen no
interactuar con los usuarios que han escrito antes que ellos sino, solamente, con el autor del mismo. As
lo demuestra el hecho de que los tpicos de sus comentarios giren en torno a la fotografa, el diseo, el
ttulo y/o el comentario producidos por ste.
Al analizar, en trminos de Royce (1998), la realizacin de la cohesin textual, se evidencia lo
anteriormente planteado. No se ha encontrado un nmero relevante de relaciones semnticamente cohesivas de ningn tipo entre los mismos. En cambio, es marcado el vnculo que se genera entre stos y la
fotografa y mensaje del autor. Al respecto, pueden identificarse dos grupos de comentarios: por un lado,
aquellos que presentan una fuerte cohesin lxica con el texto inicial publicado por el autor y, por el otro,
aquellos que se encuentran muy vinculados con la fotografa y el diseo del fotolog. Se observarn, a
continuacin algunos ejemplos:
En esta muestra, el autor selecciona la clausula existencial hace fro que, en trminos de Royce
(1998), acta de manera cohesiva con la fotografa en la que se observa el cielo nublado. Se establece,
de este modo, un vnculo semntico por colocacin. Algunos de los comentarios que recibe son los
siguientes:
El comentario de <ricotera 73> establece una relacin cohesiva con la imagen mediante el recurso
de la meronimia (Royce, 1998), dado que hace referencia a una parte de la misma, la remera del hombre
fotografiado. El primer comentario de <n-o-e-m-i>, en cambio, selecciona la palabra general foteli para
hacer mencin a la foto del autor y, en la clusula interrogativa: me decis a donde es?, se elide <el lugar
donde sacaste la fotografa>, informacin que se repone contextualmente en relacin con la imagen. En
el mensaje de <ale23>, tambin se utiliza la palabra general foto para remitir a la imagen central de la
pgina y, mediante el recurso de la colocacin, se establece una relacin entre las palabras los redondos, el indio, la plata y la remera de la fotografa. Finalmente, en el segundo mensaje de <n-o-e-m-i>
se opta por la palabra general la costa que se liga semnticamente con el paisaje que se observa en la
imagen. El nico caso presente en esta pgina en el cual el mensaje se relaciona fundamentalmente con el
texto es el de <avanti-morocha> que, mediante la seleccin de una repeticin (fro) y un antnimo (calor),
vincula su comentario con el de <diego56>.
Un fenmeno diferente se observa en los comentarios que <ldv 09> realiza en el fotolog de <murga 666>:
Aqu, se establece una relacin cohesiva lxica, por reiteracin y colocacin, con el nombre de
usuario del autor, <murga666>. Bechar-Israeli (1995) da cuenta de la importancia que la eleccin de un
nickname tiene en la construccin de la identidad de quien lo adopta, dado que es el primer indicio que
presenta quien se esconde tras el teclado. En este caso, <ldv 09> infiere, a partir del nombre seleccionado por el autor, que ste toca en una murga y convierte a ello en el tema principal de sus intervenciones.
Finalmente, cabe destacar, respecto de los comentarios, que en todas las muestras del corpus, se
encuentran por los menos cuatro de ellos en los que se seleccionan pronombres personales y procesos
conjugados en primera y segunda persona cuyos agentes se eliden. La referencia de estos elementos y
la reposicin de los agentes elididos se realizan, intermodalmente, en los casos analizados, mediante la
presencia de la fotografa del autor, la del perfil del visitante y sus respectivos nombres de usuario. Si bien
la elisin de agentes en el uso de clusulas con verbos flexionados en primera y segunda persona es una
opcin no marcada en el dilogo en el espaol rioplatense, en los casos analizados, el hecho de estar ante
un intercambio escrito y no simultneo hace que se vuelva relevante el encontrar una identidad fsica en
el texto (la fotografa) que reponga la deixis pronominal. Obsrvese en el siguiente ejemplo:
Al no ser muchos los recursos de modalidad grfica de los que dispone el usuario de fotolog, algunos
visitantes optan por la utilizacin de arte ASCII, dibujos creados a partir de caracteres y smbolos. En los
casos analizados, estos no presentan relaciones de significado con otros elementos de la pgina. Se puede
pensar que su rol principal, en el contexto del fotolog, es el de dejar una huella de la visita del usuario,
ilustrando la pgina del autor. Cabe destacar que las representaciones grficas de esta clase presentes en
el corpus consisten en ilustraciones de carcter amistoso tales como corazones o dos copas chocando.
Esto es consecuente con la reiterativa aparicin de valoraciones positivas.
5. Conclusiones
Los fotologs se presentan como textos multimodales extremadamente complejos. En el presente
estudio, se han presentado los resultados del estudio de veinte casos con la finalidad de analizar las distintas funciones semiticas que cada modo adquiere en el entramado de la pgina. Puede sealarse que:
a) La fotografa es el principal modo semntico del que dispone el autor del fotolog y, por su
posicin central en la pgina, resulta sumamente importante en la constitucin de la misma.
A pesar de eso, algunos usuarios optan por no publicar una o por darle mayor relevancia a los
comentarios que a la imagen.
b) La seleccin de un foco marcado, como picado o contrapicado, influye en la construccin
de las relaciones interpersonales, ubicando al espectador en una posicin de superioridad o
inferioridad respecto de la persona fotografiada. Este posicionamiento de los participantes se
refuerza mediante la seleccin de determinados tems lxicos. Algo diferente sucede con las
fotografas en blanco y negro o con luminosidad saturada: la seleccin de estas opciones marcadas en el color se suele utilizar para reforzar la visin del mundo construida mediante el
modo del lenguaje.
c) Se pueden observar dos clases de comentarios de visitantes: los que se vinculan con la fotografa a travs de la seleccin de tems lxicos que establecen relaciones de repeticin, colocacin
o palabra general con la imagen. Y, por otro lado, los que establecen relaciones de cohesin
textual de diversa ndole con el comentario del autor y el ttulo de la fotografa (Royce 1998).
Los nicknames, por otra parte, funcionan como ndices de la presencia del usuario y establecen
diferentes clases de relaciones semnticas con el comentario y la fotografa del perfil seleccionada por cada visitante.
d) El modo del color funciona cohesionando todas las pginas del fotolog por repeticin; y, en
algunos casos, reforzando la construccin del mundo que se realiza mediante el modo verbal o
la identificacin del autor con un determinado grupo.
Lo hasta aqu reseado permite observar cmo los distintos modos que conforman una pgina de
fotolog se relacionan cohesivamente constituyendo un texto multimodal.
6. Referencias bibliogrficas
Bechar-Israeli, H. 1995. From <Bonehead>to <cLoNehEAd>: Nicknames, play, and identity on Internet Relay
Chat, en: Journal of Computer-Mediated Communicaction, 1 (2), Retrieved, March 2, 2007.
Halliday, M. A.K. 1985. An Introduction to Functional Grammar, London, Edward Arnold.
Kress, G., R. Leite-Garca y T. Van Leeuwen 2000. Semitica discursiva, en: Van Dijk, T (comp.), El discurso
como estructura y proceso vol. 1, Gedisa, pp. 373-416
Kress, G. and T. Van Leeuwen 1996. Reading Images. The Grammar of Visual Design. London/ New York: Routledge.
Kress, G. and T. Van Leeuwen 2001. Multimodal discourse, Londres, Arnold.
Kress, G. and T. Van Leeuwen 2002. Colour as a semiotic mode: notes for a grammar of colour, en: Visual communication (vol 1), Londres, SAGE publications, pp. 343-368
Martin, J. and P. White 2005. The language of evaluation. Appraisal in English. Basingstoke, Hampshire: Palgrave
Macmillan.
Royce, T. 1998. Synergy on the Page: Exploring Intersemiotic Complementarity in Page-Based Multimodal Text,
en: JASFL Occasional Papers 1(1): 25-49.
Schegloff, E. and H.Sacks 1973. Opening Up Closings, Semitica, VIII, 4, pp. 289-327.
Introduccin
En esta investigacin, se intenta estudiar las nociones o dimensiones conceptuales amplias de causalidad y contracausalidad (en tanto relaciones conceptuales y semnticas) y su vinculacin con el procesamiento lingstico de este tipo de relaciones. En este sentido, el enfoque discrimina cuestiones que
en los estudios gramaticales (Bosque y Demonte 1999, Flamenco Garca 1999, Galn Rodrguez 1999,
Lpez Garca 1999, Portols 1998), de anlisis del discurso tericos (Ducrot & Anscombre 1994) o en los
planteos pragmticos (Sperber & Wilson 1986) suelen estar juntas y engloba otras que suelen analizarse
por separado.
Aqu quedarn unificadas dentro de la dimensin global de causalidad tanto estructuras consecutivas como causales y no se harn diferencias a priori entre causas reales/naturales, causas por conocimiento de mundo (creencias) o causas por expectativas personales (razones): todas sern muestras de una
misma nocin general y bsica, la relacin de causa-efecto. Por su parte, quedarn incluidas dentro del
grupo de la contracausalidad todas aquellas expresiones en las que se produzca la inhibicin/suspensin/
modificacin de la causa o el efecto en cualquiera de las relaciones causales antes mencionadas.2 En
funcin de este planteo, las partculas conectivas analizadas sern entendidas como marcas lxicas de
causalidad o contracausalidad en sentido amplio: aquellas palabras que o bien refuerzan un contenido
semntico ya presente en un fragmento textual o bien habilitan la construccin de una determinada relacin de significado (causal o contracausal) (Martn Zorraquino & Montolo 1998, Martn Zorraquino
& Portols 1999).
Las cuatro pruebas seleccionadas para este trabajo permiten comenzar a estudiar tanto la construccin de relaciones causales a partir de un fragmento textual, como el rol de las partculas conectivas en
ese proceso, tomando como base las siguientes hiptesis generales: 1) las relaciones causales se procesan,
como tales, por defecto, ms rpido y con mayor grado de precisin (menor cantidad de errores en la
resolucin de la tarea); 2) las relaciones contracausales, al no ser procesadas por defecto, requerirn mucho ms de la presencia de una partcula conectiva para ser procesadas y comprendidas adecuadamente;
en ausencia de ella, el procesamiento ser ms lento y ms dificultoso.
Las pruebas elegidas pueden dividirse en dos subgrupos: a) construccin y establecimiento de relaciones causales en procesos de comprensin; b) construccin y establecimiento de relaciones causales en
procesos de produccin guiada (paradigma de completamiento con opciones mltiples).
Dentro del primer subgrupo, la primera prueba propone una tarea que otros autores (Singer 1993,
Singer et al. 1994) han llamado de validacin de inferencias, ya que se intenta verificar si, a partir de la
lectura de un par de oraciones, el lector realiza o no una inferencia de tipo puente (Graesser, WiemerHastings & Wiemer-Hastings 2011) que repone una relacin causal de base (conocimiento de mundo)
1 Esta ponencia es parte de un trabajo de Doctorado dentro del marco del Programa de Becas Conicet (Beca PGTI 2009). Director: Alejandro Raiter. Co-directora:
Valeria Abusamra.
2 La Teora de la Relevancia (Sperber y Wilson 1986), por ejemplo, separa la negacin de expectativas del resto de las estructuras contrastivas.
y permite vincular las dos oraciones de modo causal. La generacin de la inferencia durante la lectura
funcionara como facilitador de la respuesta a una pregunta que actualiza esa relacin causal de base.
La segunda prueba intenta indagar hasta qu punto la construccin de una relacin causal se realiza
por defecto (con ms frecuencia y ms velocidad que otro tipo de relaciones semnticas) para interpretar el tipo de vnculo que hay entre dos proposiciones (siempre que no haya partcula conectiva que
codifique esa relacin de modo explcito).
Dentro del segundo subgrupo, las dos pruebas seleccionadas evalan los mismos estmulos: en un
caso, sin conector presente, en el otro, con conector presente. El objetivo de estas pruebas es evaluar,
a travs de un paradigma de completamiento guiado por opciones mltiples, dos cuestiones: a) si el hablante tiende a completar el texto con una resolucin que implique relaciones causales, lo que supondra
que hay una tendencia a construir modelos mentales con estructura causal; b) si el rol de la partcula
conectiva resulta decisivo a la hora de construir el modelo que permite realizar el completamiento: en el
caso de los causales, el conector podra estar ausente e igual generar causalidad, no as en el caso de los
contracausales.
Para esta etapa piloto, se evaluaron 10 informantes, todos de alta escolaridad (entre 12 y 18 aos de
escolaridad formal) y con un promedio de edad de 33.2 aos (entre 23 y 55 aos). Para la administracin de las pruebas (presentacin de estmulos) y registro de tiempos y respuestas, se utiliz el programa
SuperLab 4.0. Se evalu tanto el tipo de respuesta como los tiempos (TR) de lectura del estmulo y de
respuesta o resolucin de la tarea. Los estmulos fueron presentados al azar. La administracin de las
pruebas fue individual, con el evaluador presente (controlando que no se produjeran inconvenientes durante la toma).
Resultados
Se midieron los TR implicados en la lectura y en la emisin de una respuesta. Se contabiliz la
precisin de la respuesta (correcta/incorrecta).
NO CAUSALES
DIFERENCIA TR
TR LECTURA (ms)
4717.04
6529.4
-1812.361
TR RESPUESTA (ms)
2445.38
2243.56
201.82
98
100
1 El nmero negativo implica un tiempo menor para el caso de las causales: diferencia de TR a favor de las causales.
Contrariamente, el nmero positivo implica diferencia a favor de las no causales.
causalmente muestran que se detecta una situacin distinta a la esperada (una incongruencia causal, por
ejemplo): este dato, por s mismo, ya evidencia que los lectores procesan ms velozmente los enunciados
que expresan relaciones causales y perciben como problemticas aquellos que se desven de ellas. No
obstante, los menores tiempos de respuesta en el caso de los estmulos con pares no relacionados causalmente, plantean ciertas dudas. Es posible arriesgar algunas explicaciones, que incluso pueden articularse
entre s:
1) Dado que la pregunta siempre apunta a actualizar conocimiento de mundo genrico y que su
respuesta no depende necesariamente del par de oraciones presentado, el sujeto pudo haber
entendido que cuando lea pares sin relacin causal, la pregunta siguiente no tendra vinculacin con el texto y responda rpidamente apelando a su conocimiento de mundo, sin intentar
articular ese conocimiento con la informacin codificada en el estmulo.
2) Otra posibilidad es que el mayor tiempo empleado en lectura (comprensin) posibilite una
mayor planificacin de la respuesta: esto es, a mayor tiempo de lectura, menor tiempo de respuesta. En este sentido, es necesario tener en cuenta el tiempo utilizado, en cada caso, para el
proceso total. El TR total para estmulos con relacin causal es de 7162.42 ms, mientras el TR
total para estmulos sin relacin causal es de 15935.38 ms. Esto indicara que los estmulos causales muestran una gran ventaja en el tiempo de procesamiento total y fortalece esta segunda
posible explicacin.
2. Construccin de causalidad
Se presentaron pares de oraciones que expresaban dos eventos que podan estar conectados causalmente o no. Se pidi al informante que leyera las oraciones y cuando terminara presionara una tecla.
Inmediatamente, desapareca el estmulo y apareca en la pantalla una pregunta acerca de la existencia de
relacin causal, con tres opciones de respuesta (s, no, no se sabe). Se usaron 10 estmulos sin distractores.
Ejemplo:
(3)El perro estaba jugando en el jardn con su pelota.
De repente, se escuch el ruido de una maceta rota.
El perro tir la maceta? S/ No/ No se sabe
Resultados
Tabla 2: Resultados Construccin de causalidad
S (causal)
NO SE SABE
NO
56
40
TR (ms)
3281.95
5192.39
5724.5
Los resultados obtenidos hasta ahora, aunque preliminares, permiten establecer ciertos patrones
generales, no slo por los porcentajes de eleccin de cada respuesta, sino por el tiempo que toma elegir
una u otra opcin. Si bien en ms de la mitad de los casos la respuesta elegida muestra que los lectores
establecen relaciones causales aun en casos donde la causalidad no es indudable, lo ms llamativo son los
tiempos de respuesta. Los elevados tiempos de respuesta para elegir las dos opciones que implicaran una
relacin no causal podran estar mostrando que, durante el procesamiento on-line, el lector hace primero
la construccin de causalidad y luego revisa esa representacin con ms atencin, en virtud de responder
con la mayor exactitud posible. Ese tiempo que toma el repensar la primera construccin mental que se
produjo se vera reflejado en los ms de 1900 ms de diferencia entre la eleccin de una u otra opcin. Si
bien se trata de resultados preliminares, es una explicacin que puede verse respaldada por los resultados
en una muestra ms grande.
Una vez ms, este resultado podra demostrar que la construccin de causalidad se procesa cognitivamente por defecto: esto es, ante dos eventos (o los enunciados que los expresan), la primera relacin
que se prueba sera la causal y luego de haber descartado un vnculo de este tipo, en una segunda instancia, se chequearan otros.
Ejemplo:
(4)Hace unos das que Vernica tiene nuseas todo el tiempo. El mdico le indic una dieta estricta:
Resultados
Tabla 3: Resultados Produccin dirigida por opciones mltiples sin conector
CAUSAL
%
RT (ms)
82
9043.03
CONTRACAUSAL
OTRO
17
26805
11130
Ejemplo:
(5)Hace unos das que Vernica tiene nuseas todo el tiempo. El mdico le indic una dieta estricta:
slo caldo y un poco de zapallo. Ella la cumpli al pie de la letra, entonces/pero su salud
a.- ya mejor mucho.
b.- siempre fue mala.
c.- sigue sin mejorar.
d.- ya est destruida.
Resultados
Tabla 4: Resultados Produccin dirigida por opciones mltiples con conector
CAUSAL
CONTRACAUSAL
DIFERENCIA TR
TR LECTURA (ms)
8054.67
8245.78
-191.11
TR RESPUESTA (ms)
7282.37
8386.12
-1103.74
84
74
4 En este caso, el contraste es con contracausales, pero existen estudios que postulan que tambin son ms sencillas que las aditivas y las temporales Haberlandt
1982, van den Broeck 1990, Murray 1995, entre otros.
5 Este tipo de cuestiones sern rectificadas en la toma definitiva.
6 Por ejemplo en Hace tiempo que Damin vena pensando en comprar un televisor nuevo. Adems, ahora est por llegar el mundial. Ahora est a fin de mes y tiene
poca plata. Decidi que 1.-va a comprarlo maana mismo, 2.-va a esperar a que alguien se lo regale, 3.-va a esperar para comprarlo, 4.- va a pedir que alguien le
preste uno, tanto la opcin 2 (pensada
inicialmente como causal) como la opcin 4 completan el fragmento de modo causal.
5. Conclusiones generales
Existen variados estudios que ponen el foco en la comprensin y construccin de relaciones causales
como base para la comprensin de textos (Fletcher 1984, Trabasso, Secco & van den Broek 1984, entre
otros) y para el razonamiento en general (Goldvarg & Johnson-Laird 2011, Sloman 2005).
A partir de estos datos iniciales, es posible seguir en la lnea de dichos estudios y sacar algunas
conclusiones preliminares que respaldan las hiptesis generales planteadas al inicio de este trabajo. Pero,
sobre todo, estos resultados habilitan a sostener esas hiptesis como viables y demuestran la necesidad de
continuar con la investigacin de estas cuestiones en una muestra poblacional ms amplia.
Es posible sostener la pertinencia de las siguientes hiptesis: a) en presencia de dos oraciones que
expresan dos eventos x e y, si los dos eventos habilitan el establecimiento de una relacin causal que
los vincule, la demanda de procesamiento durante la lectura del par de oraciones y para la comprensin
de ese par de oraciones es menor que en pares de oraciones que quiebren, de algn modo, la relacin
causal (es decir, que presenten una incongruencia causal); b) dados dos eventos x e y, que podran o
no conectarse de modo causal, el hablante tiende a establecer causalidad rpidamente;7 c) dada un determinada situacin (expresada en un fragmento discursivo breve) al que le falta una resolucin, y siempre
y cuando no haya partcula conectiva que indique una relacin semntica especfica , el hablante tiende
a elegir una resolucin causal para dicha situacin; d) cuando la misma situacin se presenta a travs del
mismo fragmento pero con partcula conectiva presente, la condicin contracausal genera ms errores
(muchos por construccin de causalidad) y aumenta los tiempos de respuesta, lo cual sugiere una mayor
demanda de procesamiento. Este patrn de tipos de respuesta y tiempos requeridos para la tarea podra
7 Si bien est estudiado que los hablantes tienden a establecer relaciones causales con la mayor fortaleza posible (necesidad y suficiencia o necesidad, pero pocas
veces slo suficiencia) (van den Broek, Linzie, Fletcher, Marsolek 2000), la causalidad intuitiva o ingenua no siempre cumple con estas caractersticas (Goldvarg &
Johnson-Laird 2001).
estar indicando que el establecimiento de relaciones causales es incluso ms fuerte que la instruccin
semntica especfica de una partcula conectiva. Si bien este estudio preliminar no pretende demostrar
exhaustivamente las hiptesis planteadas ni hacer generalizaciones o afirmaciones categricas acerca de
los procesos psicolingsticos que se llevan a cabo a la hora de comprender y producir relaciones causales, resulta imprescindible para comenzar a explorar estas cuestiones y as poder desarrollar un programa
de investigacin detallado.
6. Referencias bibliogrficas
Anscombre, J-C. y O. Ducrot 1994. La argumentacin en la lengua. Madrid: Gredos.
Bosque I. y V. Demonte 1999. Gramtica descriptiva de la lengua espaola. Madrid: Espasa Calpe, 3 tomos.
Flamenco Garca, L. 1999. Las construcciones concesivas y adversativas. En Bosque, I., y V. Demonte (dirs.)
Gramtica descriptiva de la lengua espaola (pp.3805-3878). Madrid: Espasa Calpe.
Fletcher, C. R. 1989. A Process Model of Casual reasoning in Comprehension. Reading Psychology 10 (1), pp.
45-66.
Galn Rodrguez, C. 1999. La subordinacin causal y final. En Bosque I. y V. Demonte (dirs.). Gramtica Descriptiva de la Lengua Espaola (pp. 3579-3642). Madrid: Espasa Calpe.
Goldvarg, E. & P.N. Johnson-Laird 2001. Naive causality: a mental model theory of casual meaning and reasoning. Cognitive Science, 25, 565-610.
Grasser, A., P. Wiemer-Hastings & K. Wiemer-Hastings 2001. Constructing Inferences and Relations during Text
Comprehension. En Sanders, Schilperoord, Spooren (eds.). Text representacion: Linguistic and Psycholinguistics Aspects (pp.249-272). Amsterdam/Philadelphia: Benjamins.
Lpez Garca, A. 1999. Relaciones paratcticas e hipotcticas. En I. Bosque y V. Demonte (dirs.). Gramtica
descriptiva de la lengua espaola, (pp. 3507-3549) Madrid: Espasa Calpe.
Martn Zorraquino, M. A. y E. Montolo (coords.) 1998. Los marcadores del discurso. Teora y anlisis. Madrid:
Arco Libros.
Martn Zorraquino, M. A. y J. Portols 1999. Los marcadores del discurso. En I. Bosque y V. Demonte (dirs.).
Gramtica descriptiva de la lengua espaola. (pp. 4051-4214) Madrid: Espasa Calpe.
Portols, J. 1998. Marcadores del discurso. Barcelona: Ariel.
Singer M., A. Graesser & T. Trabasso 1994. Minimal or Global inference during Reading, Journal of Memory
and Language, 33, 421-441.
Singer, M. 1993. Causal Bridging Inferences: Validating Consistent and Inconsistent Sequences, Canadian Journal of Experimental Psychology/Revue canadienne de psychologie exprimentale, 47(2), 340-359.
Sloman, S. 2005. Casual Models. How People Think about the World and its Alternatives. New York: Oxford
University Press.
Sperber, D. y D. Wilson 1995. Relevance. Communication and cognition. (2 Ed). Oxford:Blackell.
Trabasso, T., T. Secco, P. van den Broek 1984. Causal cohesion and story coherence. En Mandl, H., N. L. Stein,
& T. Trabasso (eds.), Learning and comprehension of text (pp.83-111). Hillsdale, NJ: Erlbaum.
van den Broek, P., B. Linzie, C. Fletcher & C. Marsolek 2000. The role of casual discourse structure in narrative
writing, Memory and Cognition, 28 (5), 711-721.