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PSICOLOGIA DEL HALLAZGO Y HALLAZGOS EN PSICOLOGIA

Alfredo Fierro
Catedrtico de Personalidad, Evaluacin
y Tratamiento Psicolgico.
Universidad de Mlaga
"Yo no busco, encuentro" (Picasso)
"Yo no creo en las musas, pero, por si acaso vienen, prefiero
que me encuentren trabajando" (tambin Picasso)
Cmo se producen los hallazgos en ciencia? Cmo han
llegado a suceder no ya slo los descubrimientos grandes,
histricos, sino tambin los modestos, los de la ciencia
cotidiana? Algunos cientficos han reflexionado y escrito
acerca de su proceso de descubrimiento en un hallazgo concreto
o a lo largo de una vida entera de investigadores: as,
Poincar (1913), Nicolle (1932), Einstein (1949), o Watson
(1968). Estos escritos forman parte del mismo corpus textual,
de gnero autobiogrfico, al que pertenecen textos anlogos de
artistas y creadores que tambin han narrado cmo llegaron a
una creacin lograda. Durante mucho tiempo narraciones de ese
gnero han alimentado las creencias ms difundidas acerca del
genio y de la creacin. Ahora bien, la crtica del gnero no se
fa mucho de semejantes relatos fruto de la introspeccin o,
ms bien, de una retrospeccin autobiogrfica a menudo
traicionera, expuestos, como estn, a sesgos y distorsiones de
la memoria, cuando no resultantes de falsedad documental (cf.
Ghiselin, 1952, sobre un poema de Coleridge y una supuesta
carta de Mozart). Los cientficos descubridores, a su vez, no
parecen haber sido mejores psiclogos conocedores de s mismos
que los artistas creadores. El balance global es que
descubridores y creadores se desconocen mucho a ellos mismos en
cuanto a sus propias actividades y procesos de hallazgo o
creacin.
Por su parte, las biografas de artistas a menudo han
contribuido ms a su endiosamiento como hroes por encima del
resto de los mortales que al conocimiento real de sus vidas. En
algunas obras clsicas, como la de Vasari, Vida de los ms
excelentes pintores, con datos por lo dems indispensables para
conocer a sus personajes, la hagiografa y las noticias
fantaseadas para promover su mitificacin han suplantado a la
biografa genuina. Esta literatura hagiogrfica se ha fundido

con la autobiogrfica para gestar el mito o mitos del artista,


del genio creador, del inventor, del cientfico descubridor.
1. Mitologa y ciencia del genio y del hallazgo
Prototipo del genio creador han sido no tanto los
cientficos y su acto de creacin de una obra plstica, musical
o literaria, cuanto los artistas. Muchas de las leyendas y
consiguientes creencias sobre el modo de producirse los
hallazgos en ciencia son deudoras, a remolque, de los mitos del
artista creador, del papel de su personalidad y de la
inspiracin en el proceso de creacin.
Cmo es la personalidad del genio? El mito le atribuye
soledad y rareza; lo ve aislado del resto del mundo y con una
buena dosis de patologa: como mnimo, una "melancola
productiva" (cf. Bartra, 2001) y, en el colmo, la locura o la
enfermedad fsica (Neumann, 1986/1992). Todo el siglo XIX,
desde luego hasta Nietzsche, ha glorificado el tormento fsico
o moral del artista como tributo que es preciso pagar para
acceder a la creacin sobrehumana. Al igual que las perlas
nacen como enfermedad de la ostra, la creacin es hija del
sufrimiento: condicin de posibilidad del arte -dice el mitoes la enfermedad fsica o mental, cuando no la perversin
moral; y esto no slo en los poetas "malditos", sino tambin,
anticipadamente, en el siempre equilibrado Goethe, Werther: "el
estigma del poeta es un sello de Can".
Cmo es el acto creativo? Domina una creencia nutrida de
metforas teolgicas: de un impulso divino o xtasis mstico,
un soplo sobrehumano, apenas o en nada racional, una
inspiracin inexplicable, pura intuicin. La idea creadora y el
descubrimiento cientfico descienden de lo alto, sin saber cmo
o por qu: es la divinidad que sobreviene sobre un hombre. Sin
prever que iba ser autoprofeca trgica, la de su propio final
en la hoguera de Campo dei Fiori, Giordano Bruno haba escrito:
"si un Dios te toca, te conviertes en ardiente llama". El siglo
romntico reemplazar al Dios nico por los mltiples dioses de
Grecia, en realidad por una naturaleza toda ella llena de
dioses. Ms tarde, el surrealismo, en un mundo ya sin dioses,
aguardar la inspiracin creativa de los estados onricos, de
la escritura automtica, cmplice en ello un enfoque freudiano,
psicodinmico, todava vigente en nuestros das en el anlisis
del proceso creador (Matussek, 1984). Y en todo tiempo las
sustancias psicoactivas euforizantes habrn sido, siguen siendo
y sern siempre una llave para abrir las compuertas de la

percepcin y hacer posible que se produzca el relmpago de la


iluminacin.
El genio y el descubrimiento cientfico slo han sido
aproximados y no del todo asimilados a esa imagen mitificada
del genio enfermo, atormentado o loco y de la intuicin por una
gracia divina o un ensueo suprarracional. Pero tambin a la
ciencia le ha llegado un indebido uso generalizador de casos
extremos -en escena ahora, mayo de 2002, el caso del Nobel John
Nash, matemtico genial hundido en la esquizofrenia- para
imaginar que la genialidad cientfica va asociada a trastornos
o rarezas en la personalidad. Aun sin caer en la tosquedad de
tan inverosmil imagen, la creencia dominante mantiene todava
un concepto heredado del pensamiento romntico: para Kant como
para Schiller el genio es capacidad innata y el descubrimiento
es obra de la intuicin. Ahora bien, y as comienza la
sustitucin de la mstica por el estudio cientfico de la
creacin y del hallazgo, la iluminacin o revelacin e
igualmente la intuicin son el cajn de sastre donde colocamos
"mecanismos intelectuales que no sabemos analizar o nombrar con
precisin" (Bunge, 1986, p. 93). Es preciso, por tanto,
analizarlos, darles nombre. El anlisis de esos latentes
mecanismos pertenece principalmente a la psicologa o a la
ciencia cognitiva, as como tambin, en dispares direcciones, a
la epistemologa e incluso a la psicologa social (Amabile,
1983). De hecho, acerca de un mismo tema, el de los modelos o
patrones de descubrimiento, cabe un enfoque de ciencia
cognitiva, muy impregnada de psicologa (as, la obra
coordinada por Simon, 1977), o de epistemologa y filosofa de
la ciencia (as, Hanson, 1971/1985). A continuacin se seguir
diciendo "psicologa" slo por sencillez de lenguaje: en
abreviatura de una acepcin amplia, apenas separable del
conjunto de ciencias cognitivas y de una epistemologa
emprica.
Lo que a diferencia de la mitologa y la hagiografa
caracteriza a un acercamiento a los procesos de creacin y
hallazgo con rigor de ciencia, llmese psicologa o ciencia
cognitiva, es la fundamentacin emprica y con mtodo, un
acercamiento que cuenta ya con cien aos de historia, segn se
mire, desde Galton (1869) y, sin duda, desde Ribot (1901).
Varios procedimientos se han adoptado para ese fin, para
amarrar con rigor las hiptesis:
1) Uno de ellos, el ms tradicional, comn a psicologa,
sociologa e historia de la ciencia, es el estudio de vidas y
fuentes documentales. Consiste en examinar escritos de las

personas creativas o inventoras y estudiar al propio tiempo su


entorno histrico para ver cmo se han producido los
descubrimientos en ciencia o en otros campos de la cultura:
as, Gardner (1993/1998) sobre siete personalidades del siglo
XX, representativas a su juicio de sendas facetas de la
inteligencia; o Gruber (1974/1984) en su anlisis a partir de
notas de Darwin, examinadas como protocolos de solucin de
problemas.
2) En la actualidad se practica asimismo un mtodo de
encuesta y autoinforme entre personas inventivas, creativas,
contemporneas nuestras: as, Roe (1952) con 64 cientficos,
Csiskzentmihalyi (1996/1998) con 91 personalidades, muchas de
ellas en campos de la ciencia, o igualmente Barron (1969/1976,
pp. 23-28).
3) El procedimiento ms acorde con el enfoque experimental
favorito en psicologa y en ciencias cognitivas es investigar
en condiciones controladas, de laboratorio o de pruebas
estndar, el proceso de un pensamiento que encuentra y/o crea
en
mbitos
varios:
de
dibujo,
diseo
o
plstica,
de
combinaciones de elementos, de solucin de problemas, de
generacin de ideas alternativas. Es el metdo ms slido, el
que mejor se gua por datos objetivos y tambin el que ms se
ajusta al mbito de la creacin cientfica, de los hallazgos de
conocimiento.
Bajo
su
gua,
el
pensamiento
descubridor
constituye una modalidad de inteligencia, de pensamiento
productivo en el planteamiento y resolucin de problemas. Es un
enfoque cuyo indiscutible origen se halla en la obra de
Guilford y su modelo polifactico de estructura del intelecto,
en su concepto del pensamiento creativo como pensamiento
divergente. El primero de sus trabajos (Guilford, 1950) merece
con toda justicia ser considerado como manifiesto del estudio
de la creatividad.
En la estela de una concepcin de la actividad creadora
como modalidad productiva y divergente del pensamiento en la
tarea de encarar problemas, se han elaborado y propuesto tests
y pruebas especficas para evaluar la capacidad de los sujetos
respecto a las correspondientes operaciones intelectuales y
tambin para seguir el hilo de los mismos. Los items de tales
tests suelen consistir en listas de problemas a veces sencillos
o tambin complejos: algunos semejantes a los que ponen el
ingenio
a
prueba
en
jeroglficos
y
otros
pasatiempos
intelectuales (vanse ejemplos en De la Torre, 1984, y
Sternberg y Lubart, 1995/1997); otros relativos a problemas e
hiptesis
sociales,
como
por
ejemplo
preguntar
qu

consecuencias
podran
seguirse
de
la
adopcin
de
una
determinada medida poltica (Barron, 1969/1976, pp. 191-201).
En estudios de esta naturaleza el resultado ms claro lo
constituye la neta distincin entre pensamiento creativo y
cociente intelectual o cualquier otra medida general de
inteligencia (Getzels y Jackson, 1962).
En el estudio objetivo, experimental o psicomtrico, ha
habido varios focos de inters, por otra parte relacionados
entre s. Uno de ellos radica en averiguar y describir cmo son
las personas creativas e inventivas. Otro se atiene a los
productos, a los resultados de su pensamiento y de su accin.
En la actualidad el foco inters, antes localizado en las
personas y los productos, se ha desplazado a los procesos
mentales implicados en la creacin, la invencin o el hallazgo;
se cifra ante todo en tales procesos y slo de manera indirecta
se ocupa de las obras y de las personas creativas.
2. Crear y descubrir
La categora general y clsica en psicologa para el
estudio y anlisis de la invencin en ciencia ha sido la de
creatividad:
del
proceso
o
acto
creativo
y
de
la
correspondiente cualidad y capacidad para crear. Por otra
parte, el mbito ms frecuentado en un estudio objetivo por los
estudiosos del fenmeno en condiciones de alto control metdico
-otra cosa ha sido en el estudio histrico o en encuestas- lo
ha constituido precisamente el de la creacin o hallazgo en
ciencia, en conocimiento, en procesos de pensamiento que
descubren algo nuevo en la realidad fsica o social.
Ahora bien qu es proceso o producto de creacin o de
descubrimiento?
Resulta
bien
difcil
sealar
criterios
inequvocos para diferenciarlo de sus anlogos; y esta misma
dificultad se vuelve en forma de objecin: y hace falta
diferenciarlo? Lo dice Gardner (1993/1998, p. 53) acerca de las
personas y vale lo mismo acerca de los procesos: lo especfico
es resolver o definir cuestiones, elaborar productos que en
principio aparecen nuevos en un campo cultural y que que luego
son aceptados en ese mismo campo.
La obra de creacin o la invencin tiene que ver con lo
diferente y original, con la aportacin de algo nuevo a la
realidad cultural y, por tanto, con el acrecentamiento de sta.
Pero incluso y todava entonces, qu es lo nuevo, original y
diferente? No hay un estndar para el caso, que depende mucho
del contexto social y del momento histrico. Seguramente se

invent la rueda en varios lugares y tiempos de manera


independiente; pero ahora ya, y desde luego, no pasara a la
historia como inventor un solitario rapaz agreste que ideara y
construyera por su cuenta una rueda sin haber visto ninguna
antes.
Crear y/o descubrir constituye una nocin difusa, cuyos
arquetipos resultan claros en las grandes creaciones de un
Mozart, un Picasso o un Einstein, pero cuyos lmites se hallan
en continuidad con el arte, la artesana y el pensamiento de
todos los das, del pensamiento y la actividad cotidianos.
Algn autor (Weisberg, 1986/1989) pone de relieve en su
contenido (y en subttulo de la edicin en castellano) lo que
cualquier persona tiene en comn con esos tres reputados
genios. Tampoco esto ha de suscitar sorpresa. Precisamente uno
de los primeros resultados de un examen crtico es la
desmitificacin de los genios, no vistos ya como raza aparte,
sino alineados al lado de los dems mortales, aunque en un
extremo de excelencia. Ese mismo autor organiza su libro en una
escalada de desmontaje de mitos: el de lo inconsciente, el del
inspirado "aj", el de la genialidad personal e incluso el del
pensamiento divergente, para terminar por proponer un punto de
vista "incremental", el de una diferencia cuantitativa y no
cualitativa entre los genios y el resto de los humanos. Tambin
en las mximas creaciones artsticas se trata de una actividad
resultante de procesos ordinarios en personas ordinarias. Se
trata, como dice otro ttulo (Perkins, 1981), de "los mejores
trabajos de la mente", nada ms y nada menos.
La colocacin de creacin artstica e invencin cientfica
en un mismo conjunto hace tabla rasa de sus importantes
diferencias. En efecto, crear no es lo mismo que descubrir. Los
hallazgos de conocimiento, los descubrimientos en ciencia, no
tanto agregan algo nuevo a la realidad, cuanto a nuestra
representacin de la misma. El Moiss de Miguel Angel no
preexisti en ningn sentido al momento de su creacin. En
cambio, la posicin relativa de Tierra y Sol preexista de
manera muy real a su establecimiento demostrado por parte de
Galileo. Ningn "constructivismo" en teora de la ciencia puede
ignorar esa diferencia radical: los hallazgos de conocimiento
emprico difieren sustancialmente de las creaciones de arte y
de los inventos de tcnica. Por eso, para los hallazgos de
ciencia son preferibles categoras ms ajustadas al fenmeno
por explicar. Ciencia y artes cumplen funciones distintas: la
de conocer la realidad y la de gestionar lo irreal, tal vez
inventar nuevas posibilidades para hacerlas realidad. As que,

con razn, donde hace un siglo se deca "imaginacin creadora"


(Ribot, 1901) ahora se dice "inteligencia creadora" (Marina,
1993)
o
"mente
creativa"
(Boden,
1991/1994;
Gardner,
1993/1998). Ahora bien, realmente, y al menos por lo que toca a
hallazgos de conocimiento, la categora de creatividad es
demasiado amplia y equvoca. Importa verla como fenmeno
multifactico del que slo un modelo "componencial", analizador
de sus elementos componentes (Amabile, 1983), es capaz de dar
cuenta.
Conviene
puntualizar,
adems,
que
mientras
la
creatividad mira a generar productos antes inexistentes, el
hallazgo consiste en definir y/o resolver cuestiones sobre
realidades existentes. En este ltimo caso, se trata todava,
s, y en principio, de la imaginacin o ideacin, pero con una
vocacin final de alcanzar conocimiento.
Para el quehacer y los logros cientficos el nfasis ha
de desplazarse, pues, de creatividad o creacin a inteligencia,
a pensamiento y conocimiento, aprovechando categoras de
psicologa y ciencia cognitiva: de inteligencia fluida por
contraste con la cristalizada, de procesamiento de informacin,
de proceso de solucin de problemas, del uso de algoritmos y de
heursticos
en
un
pensamiento
divergente,
de
capacidad
intelectual
para
todo
ello.
Dentro
de
los
anlisis
tradicionales, suele entenderse que la capacidad y procesos de
descubrir se corresponde con la inteligencia fluida por
contraste con la cristalizada y con un pensamiento divergente
por oposicin al convergente, de capacidad intelectual para
todo
ello,
de
versatilidad
en
transitar
desde
modos
convencionales a modos no convencionales en todo ello.
A la luz de esos anlisis, no hay un corte entre la mente
o inteligencia ordinaria y la reputada genial, extraordinaria.
Ambas se dan a lo largo de una dimensin en comn, la de la
inteligencia, constituida sta como amplio y flexible sistema
de preguntas -ms que de respuestas- en direcciones incitantes
del cuestionar, en impulsos no slo a idear, imaginar, sino a
explorar la realidad. Ubicar los procesos y los logros de
descubrimiento en el marco de la inteligencia y de los procesos
mentales contribuye a estrechar el cerco en torno a ellos con
mtodo de ciencia y a reemplazar la leyenda de la intuicin por
el escrutinio de las condiciones y los "mecanismos" del
hallazgo, el cual, de resultas de un anlisis de psicologa o
de ciencia cognitiva aparecer notablemente desmitificado.
3. Inteligencia, sabidura, hallazgos

De inteligencia se habla, primero, para caracterizar


actividades y procesos de pensamiento, pero tambin, y despus
de ello, como capacidad de las personas en orden a esas
actividades. Como cualidad de una persona o bien de sus actos
inteligentes, aparecen varias formas de inteligencia; son
modalidades suyas diferentes las que se movilizan en la ciencia
y en las artes o las tcnicas. El enfoque inicial de
psicometra, el de Spearman, contemplaba un "factor g" nico,
factor genrico y comn de inteligencia, subyacente a toda
clase de actos reputados inteligentes. Muy pronto, sin embargo,
ya en los aos 20, la investigadores empezaron a inclinarse por
destacar capacidades intelectuales mltiples y relativamente
independientes. Lo preconizaba as Thurstone, quien distingua
cinco factores primarios de inteligencia, facetas diferenciadas
de aptitudes bsicas distintas: de fluidez verbal, de analoga
semntica, de razonamiento, de clculo, de inteligencia
espacial.
En la actualidad contina el debate sobre el relativo peso
de una inteligencia general y de las mltiples capacidades
especficas implicadas en dominios concretos de rendimiento y
logro.
Un
interesante
anlisis
que
pretende
recoger
equilibradamente las dos posiciones todava hoy en liza y que
adems ha tratado de aprehender la actividad creativa y de
descubrimiento,
lo
proporciona
el
modelo
trirquico
de
inteligencia de Sternberg (1988; en castellano: 1987, 1990). Su
principal hiptesis concierne a a tres funciones de la
inteligencia: analtica, sinttica, prctica. Por la funcin o
faceta analtica se trata de reconocer los problemas,
percatarse y ser sabedor de que estn ah delante y hay que
encararlos, ser capaz de representarlos claramente, discernir
las ideas apropiadas aplicables en su resolucin y formular la
ms eficaz estrategia. La funcin sinttica de la inteligencia
se aplica a generar ideas nuevas, redefinir los problemas,
darles vueltas para contemplarlos de manera diferente. La
vertiente prctica, en fin, atiende a examinar y sopesar cmo
funcionan las ideas, las soluciones, a presentarlas y
difundirlas, e incluso a "venderlas" en el "mercado" del
pensamiento y de la cultura. En este esquema el pensamiento
creativo enlaza sobre todo con la funcin sinttica.
Hay, sin embargo, en Sternberg otras tradas o quiz otros
lenguajes para el mismo anlisis: as cuando distingue facetas
de
la
inteligencia
anlogas,
respectivamente,
al
poder
legislativo, al judicial y al ejecutivo, una distincin que
slo en parte parece coincidir con la anterior. La analoga es

formulada para mencionar no tanto capacidades intelectuales


cuanto "estilos" de pensamiento, en particular, estilos
creativos: a) el ejecutivo, referente a saber el papel que uno
mismo tiene en cualquier problema o asunto, a seguir y obedecer
instrucciones, a trabajar con algoritmos, b) el judicial,
relativo a analizar las ideas y las conductas de las personas,
a evaluarlas, a comunicarse y expresar opiniones; c) el
legislativo, consistente en planificar, en hacer al modo propio
ms o menos original, abordar tareas poco estructuradas,
descifrar enigmas, crear reglas nuevas o por lo menos propias.
Este ltimo estilo, obviamente, resulta ser el ms relacionado
con los procesos creativos (Sternberg y Lubart, 1995/1997).
Junto a todo lo anterior, y dentro del mismo modelo, hay
todava
otro
esquema
con
una
nueva
trada
donde
la
inteligencia, toda ella, se contrapone a la sabidura y a la
creatividad como tres figuras distintas, aunque afines entre
s. La inteligencia es ahora anloga a un poder ejecutivo y
parece reducida a esa funcin: al manejo de la memoria y de la
informacin
disponible,
a
la
automatizacin
de
los
procedimientos de la ciencia, a conocer y utilizar el saber de
que dispone la persona o aquel del que se dispone en el actual
estado de la ciencia. La sabidura, por su parte, es
comprensin de los supuestos, significado y lmites del
conocimiento, comprensin de los mecanismos de lo rutinario y,
al propio tiempo, de la heurstica de la invencin. En cuanto a
la creatividad, es anloga a un poder legislativo, en proceso
constituyente de proceder en original tarea ms all del estado
actual de conocimientos, de explorar lo ignoto, de ampliar el
contenido de la ciencia y/o aplicarlo a nuevas extensiones o
con nuevos mtodos (Sternberg, 1990/1994).
Las formas de inteligencia y de saber pueden ser
expresadas todava en otras tradas: saber lo que se sabe,
saber qu se sabe y qu no se sabe, saber qu se puede llegar a
saber. O todava ms conciso: conocer, saber, hallar; y las
correspondientes figuras personales del conocedor, del sabio, y
del descubridor o inventor. Con ellas se asocian sendas
nociones distintas del conocimiento y de la ciencia: una, la de
que saber consiste en recordar, en estar informado; otra, la de
que saber es saber hacer y manejarse en un mundo complejo, a
cuyos extremos prcticos atienden en un lado las tcnicas y en
otro la sabidura; la tercera, la de que saber es encontrar,
generar conocimiento y artes nuevos.
No todo cientfico y ni siquiera todo sabio tiene que
haber hallado algo nuevo; y a la recproca, no todo gran

descubridor ha llegado a ser sabio, ni siquiera en su limitada


especialidad. Ahora bien, cuando dentro del vasto y difuso
campo de la creacin, se acota el de las obras o productos de
descubrimiento cientfico, reaparece la pertinaz pregunta sobre
su carcter especfico: y qu es descubrimiento en ciencia?,
en qu difiere descubrir de conocer? Reaparece la cuestin de
los criterios para decidir qu productos en ciencia han de
considerarse creativos, es decir, y en este caso, inventivos:
qu es un hallazgo o descubrimiento cientfico. Los criterios
que suelen proponerse, al igual que los definitorios de la
creacin en general, adolecen de cierta vaguedad. A la pregunta
por ellos se sugiere que creacin cientfica es la que: 1)
presenta novedad para el cientfico y para la ciencia o la
cultura; 2) requiere algn rechazo o modificacin de ideas
recibidas y, por tanto, no es convencional; 3) consiste en
solucin o formulacin de un problema no planteado o mal
planteado, no bien definido, hasta la fecha (as, Newell, Shaw
y Simon, 1958). Sigue siendo un tanto difuso, pero eso lo que
hay
4. El momento del "eureka"
Desde el punto de vista subjetivo, el de una fenomenologa
de la conciencia del cientfico descubridor, su hallazgo se
presenta a menudo bajo la modalidad de un momento logrado,
afortunado, como para exclamar un alegre "eureka!": lo
encontr!, al fin! A diferencia de otros procesos creativos,
en los que no se distingue con tanta nitidez un instante
privilegiado,
el
descubrimiento
y
la
invencin
parecen
concentrarse en ese acto que deslinda netamente un antes y un
despus. No suele suceder as en la creacin artstica. Por
genial e inspirado que imaginemos a Miguel Angel durante
semanas y meses, lo sabemos tumbado boca arriba en lo alto de
la Capilla Sixtina en agotadores das y noches de trabajo.
Igualmente Mozart trabaja como un loco, por encargo, y porque
necesita dinero, en su Requiem, sin un momento cumbre
asimilable al del deliz hallazgo del cientfico descubridor. A
los artistas en faena creadora les podemos imaginar en
permanente estado de gracia, pero sin una fecha y hora del
"eureka".
Tampoco siempre en ciencia hay fecha y hora. A menudo los
descubrimientos emergen en la mente del investigador de manera
progresiva sin un hito destacable. No nos consta de un instante
sealado en el que Darwin cayera en la cuenta de lo que estaba

descubriendo: en visin completa de conjunto y de una vez por


todas. Pero s y tambin: a veces se produce ese momento
glorioso, cuyo arquetipo de leyenda lo proporciona el conocido
relato de Vitrubio sobre Arqumedes, saliendo desnudo del bao
con la exclamacin de "eureka". El acertado ttulo de un
trabajo de Parnes (1975) ha venido a bautizar con otro nombre a
esa misma feliz experiencia, ahora denominada, en interjeccin
que es casi onomatopeya, como "aj!". Con denominacin de ms
fondo semntico tambin se la ha visto como experiencia de
"insight", de un caer en la cuenta con visin penetrante:
momento de conciencia y lucidez, fenmeno de percepcin de
reconocimiento sbito, experiencia que frente a la del "dja
vu" se define como un "pas encore vu", lo nunca visto antes,
sorprendente y adems sobrevenido por sorpresa.
Como "aj", "eureka" o "insight", celebran el relmpago de
la inspiracin o iluminacin los anlisis ms prximos a las
leyendas: la de Arqumedes al descubrir el principio que lleva
su nombre, la de Newton cayendo en la cuenta de la ley de la
gravitacin universal mientras descansa a la sombra de un
manzano;
leyendas
a
veces
fomentadas
por
los
propios
protagonistas, como sucede con Descartes al sealar un momento,
en un cuartel de invierno al lado del Danubio, de "revelacin
admirable" del mtodo, o con Pascal en el "memorial", narracin
de una noche de lgrimas donde discierne el Dios de los
cristianos y lo enfrenta al de los filsofos. La interpretacin
ms prxima a esa experiencia es la gestltica: se tratara de
la
captacin
instantnea
de
una
forma,
estructura
o
configuracin, una "Gestalt" antes no percibida, y eso gracias
a la reestructuracin o reorganizacin espontnea de elementos
antes presentes, al igual que sucede en otras percepciones
ordinarias, por ejemplo, en las de figuras ambiguas o en la
construccin de un puzzle (as, Wertheimer, 1945 / 1991).
La cuestin, de todos modos, yace no tanto en el cmo
cuanto en el porqu de esa experiencia al alcanzar una nueva
percepcin de una estructura antes no discernida. Decir que se
produce una reestructuracin no basta para explicarla. Hay que
examinar por qu, bajo qu circunstancias y mediante qu
procesos
se
produce.
Y
tambin,
por
supuesto,
esas
circunstancias son investigables. Aunque el proceso permanezca
un tanto incomprensible para el propio agraciado por el "aj",
eso no significa que sea del todo inescrutable a la manera de
un misterio teolgico o metafsico. Los diferentes pasos con
que se han llegado a componer el puzzle y las piezas de que
est hecho son susceptibles de examen esclarecedor, que no est

obligado a endosar el autoexamen del investigador descubridor.


As, por ejemplo, la impresin que a menudo domina en la
conciencia y experiencia de "insight" en el sujeto es la de
haberle sobrevenido desde fuera y por azar. No falta incluso
alguna interpretacin cmplice de esta creencia: as, Matussek
(1974/1977), que resalta su aparicin "als Chance", como
ocasin fortuita. El azar, sin embargo, slo favorece a los
espritus preparados, segn sentenci Pasteur. Desde luego, la
mayora de los analistas entienden que el alcance de la
casualidad en los hallazgos cientficos es muy limitado (Taton,
1967). Adems, estos hallazgos se producen en la que, tomando
en prstamo un concepto de Vigotski para otro tema, cabe
conceptuar como "zona de desarrollo prximo" del progreso en
una ciencia. Por eso, no es infrecuente que personas o grupos
independientes, a veces incluso sin conocerse entre s, lleguen
a iguales resultados o anlogos hallazgos en un mismo momento.
Cualquiera que sea el papel de lo fortuito, no mayor aqu
que en otros azares de la vida, y contra la apariencia de haber
hallado sin haber antes buscado, existe ciertamente una
dialctica de bsqueda y encuentro. No se halla sin buscar,
pero tambin, y aunque suena a paradoja, tiene sentido el
pensamiento de Pascal: "no me buscaras si no me hubieras ya
encontrado". La dialctica y la paradoja aluden a las dos
vertientes, consciente e inconsciente, o mejor, explcita e
implcita, en los procesos cognitivos de bsqueda y hallazgo.
Como los procesos mentales no son todos ellos conscientes o
explcitos, al propio sujeto, incluso al ms reflexivo e
introspectivo de los filsofos, se le escapan muchas de las
articulaciones de su proceder mental. El factor sorpresa del
"insight" y la original novedad que aporta hacen olvidar o
desdear todo el proceso anterior. Es sorprendente el
resultado, si se le contempla aislado, mas no lo es el entero
proceso que ha conducido hasta ah; y es este trayecto previo
el que ms intriga e interesa a una psicologa y una ciencia
cognitiva que intenta desentraar las claves de la creacin y
del hallazgo.
Debe reconocerse la dificultad de un estudio cientfico
del trayecto y proceso previo a los hallazgos. Por de pronto,
es difcil replicar en laboratorio, en contexto experimental o
psicomtrico, el momento de un "aj" al modo de las leyendas de
Arqumedes o Newton. Tampoco es imposible: se dan anlogos en
la resolucin de cualquier problema. De todos modos, el
anlisis
cientfico
atiende
a
los
antecedentes
del
descubrimiento, del hallazgo de solucin para un problema ms

que no al momento y a la experiencia subjetiva de esa solucin.


Y lo hace as por buenas razones, pues la invencin cientfica
no es un momento, mejor dicho, no es slo o principalmente el
hecho del "eureka": hay un antes y un despus investigables y
en los cuales residen, adems, las claves cruciales para que
aquello sea en verdad un hallazgo de ciencia y no una simple
ocurrencia.
5. Antes y despus del hallazgo
La psicologa del hallazgo cientfico es unnime en
destacar su articulacin en un proceso que lo desborda en el
tiempo, en un tiempo anterior y otro posterior. Hay incluso
modelos de proceso creativo que lo segmentan en fases en
secuencia netamente definidas y cuyos primeros pasos, previos
al hallazgo o invencin, son clsicamente los de preparacin e
incubacin (vanse en De la Torre, 1984, pp. 90-100). Son
modelos mejor o peor ajustados a la historia real de algunos
descubrimientos,
pero
difcilmente
generalizables.
Una
formalizacin general de tal secuencia en fases sucesivas se
corresponde mal con la variedad de los casos. Lo nico
generalizable es que los descubrimientos tienen un antes y un
despus sujetos a escrutinio.
En los antecedentes de un hallazgo se dan quiz momentos
varios, pero desde luego, y ms bien, aspectos varios por
considerar. Sin que siempre pueda sealarse exactamente una
secuencia en fases, lo que s suele haber es una variedad de
actividades preparatorias, aunque no todas ellas expresamente
tales o en igual direccin de bsqueda. La secuencia, adems,
es recurrente, no unidireccional, sino con iteraciones,
retroacciones o retornos a tramos anteriores del trayecto. A
menudo los hallazgos se producen escalonados o en cascada, en
paulatino descubrimiento y derivacin, y slo por efecto
retrospectivo y de compendio se funden en una frmula,
proposicin o tesis nica.
En las artes el proceso puede producirse de otro modo,
pero en ciencia no hay hallazgo sin algn gnero de bsqueda
explcita o implcita. En el origen de un descubrimiento
cientfico hay siempre una larga fase preparatoria, con notable
actividad deliberada, explcita, y llevada a cabo bajo
determinadas condiciones y circunstancias. No habr hallazgo
sin un buen conocimiento previo del mbito de referencia, del
campo de la disciplina o ciencia concreta pertinente, y sin una
inmersin metdica en alguna parcela de la misma, en ciertas

cuestiones o focos de inters que polarizan la atencin. En ese


registro, sobresale la importancia de la base de conocimientos
del investigador y potencial descubridor. Para no descubrir de
nuevo el Mediterrneo, para proceder ms all del estado
presente de la ciencia, es preciso hallarse al da.
En
el
caldo de cultivo de una amplia base de conocimiento pueden
nacer las ocurrencias primeras que llegarn a ser hallazgos y
tanto ms solventes cuanto mayor haya sido el saber y la
familiaridad con el dominio en cuestin.
Las ideas felices no surgen de la ignorancia o de la mente
en blanco; proceden del caudal de inteligencia y del saber, de
una mente poblada de conocimiento -que no erudicin o
informacin (Amat, )-, de un saber profundo y tambin
pormenorizado, aunque no petrificado, antes bien, gil y
entrenado en la frecuentacin de las cuestiones ms intrigantes
de momento. Ah cobra relieve la distincin entre cuestiones o
problemas "recibidos" y problemas "descubiertos". En efecto,
tambin hay hallazgo no slo en las soluciones, sino tambin en
los problemas, en su formulacin en trminos precisos y
susceptibles de traslacin a operaciones de mtodo. Lo ms
difcil y -si, pese a todo, se permite el vocablo- lo genial es
encontrar a la vez el problema y su solucin.
Hay una fase de inquirir, buscar, que es el correlato del
hallazgo, aunque a veces, y en apariencia, se halle sin haber
buscado. La apariencia habr sido engaosa: tal vez no se busc
en el exacto lugar donde se hall, pero s en sus alrededores,
como quien lo hace con ayuda de un tosco mapa de la cueva del
tesoro. Einstein no pudo descubrir la penicilina, ni a la
recproca pudo Fleming formular el principio de la relatividad.
No se halla sin haber buscado, aunque haya sido en otras
direcciones; y desde luego no se encuentra sin estar y explorar
bien en el campo en que se encuentra.
Es muy discutido, si junto con o despus de la preparacin
de una bsqueda explcita, tal vez entremezclada con ella, ha
de darse una actividad o, ms bien, inactividad, no consciente,
no explcita, a menudo denominada incubacin. As lo supone la
doctrina clsica, por ejemplo, Balmes, en El criterio:
(bruguera, B,: "Acontece que despus de largas horas de
meditacin no se ha podido llegar a un resultado satisfactorio;
y cuando el nimo est distrado, ocupado en asuntos totalmente
diferentes, se le presenta de improviso la verdad como una
aparicin misteriosa" (Balmes, 1845/1974, p. 172). Reaparece
por ah la mitologa de la creacin, del hallazgo, ahora
extendida o trasladada a la creencia en una inconsciente

incubacin, que pasa a ser la clave -enigmtica todava- del


enigma.
Cabe llamar incubacin a todo el proceso que precede al
hallazgo y que no ha residido en la conciencia explcita del
descubridor. Es misterioso ese proceso?, lo son sus
componentes, sus leyes? En buena medida, s, justo por no ser
consciente. Puede resultar misterioso o, ms bien, opaco para
el propio sujeto, mal observador y psimo juez de su propia
actividad. Pero ah, en la llamada incubacin de un hallazgo,
vale tambin, sin excepcin, el principio general, indiscutido
en ciencia cognitiva, de que "los procesos de informacin que
se producen sin conciencia son de la misma naturaleza que los
procesos conscientes" (Simon, 1977).
En el periodo anterior a un hallazgo hay momentos en que
parence no prepararse nada ni suceder nada, momentos que una
interpretacin demasiado cercana a la leyenda caracteriza como
de incubacin. Es apariencia falaz: no es que no pase nada, no
es un tiempo vaco, sino lleno, imantado y dirigido por los
problemas, aunque en atencin expresa a otras cosas.
Se han propuesto estrategias para el supuesto tiempo de la
incubacin, por ejemplo, la del "brainstorming", el torbellino
o torrente de produccin de ideas sin inhibiciones de
valoracin crtica; o tambin la tctica de "demolicin"
metdica de ideas recibidas, afn a la "de-construccin"
derridiana, aunque no necesariamente en esta onda. El balance
de los estudiosos es que no son estrategias productivas
(Weisberg, 1986/1989, pp. 79-81). Jean Piaget (cf. en
Bringuier, 1985) sugera abandonarse a otros temas. Se sugiere
asimismo, simplemente, tomarse un tiempo de reposo, de
descanso; y es cierto: a veces la idea o hiptesis descubierta
es alumbrada fuera del tiempo y contexto de investigacin.
Tambin aqu, sin embargo, los estudiosos puntualizan: en ese
tiempo fuera no se abandonan los temas, stos siguen presentes
aunque en un segundo plano de conciencia. Lo que acaso ocurre
es que la atencin explcita y formal estaba enfocando mal, en
direccin equivocada, y el atenuarla puede contribuir a un
cambio de foco. El descanso vacacional, adems, al igual que el
sueo cotidiano, contribuye a regenerar la capacidad de pensar
(Weisberg, 1986/1987, pp. 40-42). Ante el dilema de si
estrategia preferible es la de concentracin en un foco o, por
el contrario, la de una atencin flotante, seguramente la
prescripcin mejor es la de una atencin flotante, mltiple, no
difusa, sino con varios polos de inters, con gil y verstil
punto de mira (Marina, 1993, pp. 109-112).

De todo ello, sin duda, se desprende que a fin de cuentas


la preparacin formal y la incubacin -si es que la hay, y en
la medida en que la haya- no difieren tanto una de otra: slo
que en una predominan las estrategias explcitas y conscientes,
y en la otra las actividades implcitas o no planificadas. Ms
que fases sucesivas en el tiempo anterior al momento del
hallazgo son modalidades de actividad simultneas y tampoco del
todo distinguibles.
El caso es que en algn o algunos momentos llega la hora
lgida, central, la del hallazgo. Estamos entonces en el que
con Reichenbach (1938) se denomina contexto de descubrimiento.
Pero a partir de ahora se abre una nueva etapa en contexto,
posterior ya, de verificacin. Al sujeto ocurrente del hallazgo
debe sucederle un sujeto valorador y comprobador. En una
potica del conocimiento puntualiza Machado: "En mi soledad /
he visto cosas muy claras / que no son verdad". El contexto de
validacin reclama la intervencin de
otros sujetos para
trascender la subjetividad solitaria. Todo producto cultural o
artstico, pero aun ms todo producto de ciencia, relativo a la
verdad, a la realidad, necesita de la piedra de toque del
control de la sociedad, en este caso, de la comunidad
cientfica.
En ciencia no cuenta por s sola la ocurrencia o la
intuicin. Cuenta, sobre todo, y en esencia, el mtodo. Tras el
descubrimiento queda la tarea de la justificacin, que ha de
llevarse a cabo conforme a mtodo. La invencin, adems, tiene
que ver no slo con el hallazgo. Hay un "aj" tambin relativo
al procedimiento de verificacin. El "eureka" puede y debe
referirse tanto a la sustancia de un hallazgo cuanto al mtodo
por el que se justifica ante la comunidad cienttica. En
contexto de justificacin aguarda ahora una buena serie de
tareas: el careo polmico con lo ya existente, con los
antecedentes, sea en la "realidad", en los datos empricos, sea
en la ciencia vigente, el tamizado y elaboracin conceptual del
hallazgo, la construccin de una forma inteligible para
comunicarlo y ponerlo a prueba pblica, replicable, su
evaluacin en contraste y pugna con teoras y modelos vigentes.
Es a lo largo de todas esas actividades donde empiezan a
distinguirse las verdaderas invenciones cientficas de las
meras ocurrencias que puedan pasar por la cabeza del
cientfico.
Elemento esencial en la articulacin fundamentadora es el
enlace o bien, y por el contrario, ruptura con los saberes
anteriores: la operacionalizacin de sus nexos o, al contrario,

desconexiones respecto al estado presente de la ciencia. De


nuevo en ello y para ello es preciso un conocimiento profundo
del campo disciplinar; y, todava ms importante, hace falta
dar con el mtodo, que raras veces consistir en un experimento
crucial y que a menudo slo ser refutacin de la teora
hegemnica preexistente. El mrito de Galileo no consisti en
haber sido el primero en la idea del heliocentrismo: era una
idea anterior, antigua incluso. No fue la intuicin lo que
asocia a su nombre la tesis heliocntrica. Lo fue, ante todo,
el mtodo; y luego asimismo la firmeza y la perseverancia en
proporcionar piezas de conviccin para justificar tal tesis y
poder persuadir de ello a sus contemporneos -exceptuados los
clrigos del Santo Oficio- en contra de la percepcin comn. Lo
fue la firmeza expresada en el pertinaz "eppur si muove".
En el contexto de validacin se producen las mayores
diferencias entre el cientfico y el artista. Este ltimo llega
a hacer valer su obra por otros procedimientos, aunque tampoco
para el arte sea cierto el "todo vale". En ciencia, en cambio,
se restringe mucho lo que "vale". El nico procedimiento de
validacin es el mtodo, el cual, por cierto, no necesariamente
es un mtodo cannico, ya aceptado y compartido: puede ser
igualmente un mtodo innovador, revolucionario, s, pero
formulable en trminos metdicos. En el arte cabe la genialidad
sin apenas trabajo. Pueden no haber sido trabajosos muchos
trazos de Picasso o de Mir. En cambio, y sin duda, represent
un laborioso trabajo completar los frescos de la Capilla
Sixtina, aunque lo hiciera Miguel Angel en "estado de gracia"
permanente. La investigacin y el descubrimiento en ciencia se
parecen siempre en esto a Miguel Angel. En ciencia no se es
creador o descubridor por la sola "gracia divina" o por don de
un gratuito azar csmico o humano. Los descubrimientos
cientficos no salen gratis ni en un par de trazos; tienen un
alto costo en tiempo y energas para los investigadores.
6. Creadores, descubridores, inventores
El enfoque ms antiguo y tradicional en materia de
hallazgos e invenciones contemplaba no tanto los procesos
cuanto las personas; se esforzaba por averiguar cmo son las
personas consideradas genios. Actualmente, sin embargo, incluso
en ese enfoque, el estudio de la persona genial o creadora en
cualquiera de los campos, tambin el de la ciencia, no se fija
en los genios como en una especie aparte, impar; investiga su
capacidad como extremo de excelencia en unas dotes presentes,

aunque en medida dispar, en todos los hombres. Para decirlo en


concreto: no se trata slo de Mozart -un nombre que no admite
el plural-, sino tambin de los numerosos Salieri, no
unicamente de Darwin o Einstein, sino de los incontables
investigadores y descubridores de tercera o cuarta fila, no tan
slo de revoluciones copernicanas, de desciframientos de la
piedra Rosetta o de un genoma, sino de hallazgos cotidianos en
los laboratorios o en los observatorios de la naturaleza, no
tan slo del genio, sino igualmente del ingenio, no slo de
personas individuales, sino (y cada vez ms) de grupos de
investigadores.
Aun con todas esas puntualizaciones, que inclinan a
restarle trascendencia, contina siendo objeto de curiosidad
cientfica cmo son o han sido las personalidades creadoras o
inventivas, y no tanto ya en su capacidad intelectual de crear
o descubrir, sino en otros rasgos personales. Entre esos
rasgos, y en perspectiva psicomtrica, Drevdahl y Cattell
(1955) subrayan la estabilidad emocional y fuerza del yo, un
alto grado de control de los impulsos, con el correspondiente
nivel de autodireccin y autosuficiencia, un gran inconformismo
en el pensamiento, aunque no siempre en el comportamiento, el
gusto por el orden y el mtodo, por la exactitud, junto con un
fino sentido del desafo involucrado en la apuesta de
enfrentarse a lo desconocido. En enfoque psicodinmico,
Matussek (1974/1977) destaca en esas personas la tolerancia de
la ambigedad, la capacidad de vivir y trabajar en una
situacin problemtica y oscura hasta llegar a dominarla, la
predileccin por campos difciles y una gran confianza en ellas
mismas, confianza, por otro lado, autocrtica. Llama la
atencin la amplia coincidencia, desde bases tericas bien
distintas, de Sternberg y Lubart (1995/1997), quienes reconocen
en el sujeto creador perseverancia ante los obstculos,
voluntad de asumir riesgos y de crecer, tolerancia de la
ambigedad, apertura a la experiencia, confianza en uno mismo y
en las propias convicciones.
El perfil tipo de la personalidad creadora o inventiva por
Csiskzentmihalyi (1996/1998) otorga la mayor trascendencia al
manejo de la complejidad, lo que sin duda se sita en el
corazn de la invencin cientfica en su carcter especfico.
En efecto, la complejidad caracteriza siempre a la ciencia,
desde luego a la ciencia moderna (Wagensberg, 1985), en una
medida que no siempre alcanza el arte. Este puede ser muy
simple, arte pobre, minimalista, mientras no es imaginable hoy
una ciencia minimalista o "povera". Csiskzentmihalyi menciona

diez dimensiones bipolares de la complejidad: contraposiciones,


por tanto, ante las cuales las persona creadoras, albergando
ellas
mismas
tendencias
contrapuestas,
son
capaces
de
manejarse, de situarse y comportarse de manera antinmica, en
una buena gestin mental de la ambigedad. En concreto, son
personas con gran viveza, vivacidad, energa fsica y
psicolgica, tambin vigor sexual, y al propio tiempo con gran
capacidad de reposo, silencio y soledad, con las energas bajo
control y a veces durante periodos largos de un celibato
monacal. Son ldicas, imaginativas, dotadas de fantasa, pero a
la vez disciplinadas, pragmticas, con un alto sentido de la
realidad
y
la
responsabilidad.
Permanecen
tradicionales,
conservadoras, en el reconocimiento del pasado, mientras son a
la vez iconoclastas, rompedoras, capaces de correr riesgos,
incluido el de equivocarse al innovar. Apasionadas con su
trabajo, son, sin embargo, capaces de distanciarse de l de
manera objetiva y crtica. Conjugan una elevada capacidad de
placer y felicidad con la de encajar el sufrimiento. Y, en fin,
y ya al margen de antinomias, son personas a las que les gusta
lo que hacen y disfrutan con ello, motivados a hacerlo por su
intrnseco valor, y con enorme resistencia y perseverancia ante
la incomprensin circundante.
Todo lo cual puede darse en muy distinto "tempo" vital, en
un desarrollo variable a lo largo del curso de la vida. Es
obligada una pregunta, la misma inevitable en toda clase de
capacidades: el creador, inventor, descubridor, nace o se
hace? Desde Galton (1869), preocupado por la heredabilidad
tanto del genio como de la inteligencia en general, ha habido
investigacin emprica sobre lo innato y lo adquirido en la
vida de la persona genial. Sin cuestionar la presencia de
elementos genticos, hereditarios, en esa capacidad, al igual
que en el cociente intelectual convencional, la tendencia del
psiclogo, por formacin o deformacin cientfica propia, le
conduce a sostener que la personalidad creadora se hace, se
aprende; y, desde luego, que el nivel de capacidad creativa no
est fijado en un individuo en el momento de nacer.
Una visin superficial lleva a pensar que puede haber una
genialidad precoz, temprana, adolescente, en el desarrollo de
algunas destrezas, mientras, por el contrario, otras aptitudes,
como la capacidad descubridora en ciencia, requiere edad mayor
y madurez personal. Hay casos de precocidad en ejercicios de la
inteligencia como el ajedrez, el clculo mental e incluso las
matemticas en general. Igualmente los hay en las artes todas:
en pintura, donde todos los grandes comenzaron en temprana

edad; en poesa, con un genio como Rimbaud, del todo y slo


adolescente; en msica, y no ya Mozart slo, sino tambin
Arriaga, precoz compositor y con temprana muerte, o el propio
Schubert. Filosofa y sabidura, en cambio, se asocian a la
madurez en aos y en experiencia. La invencin cientfica, por
ltimo, no parece tener edad predilecta: se produce en todas
las edades.
Un examen menos superficial, sin embargo, descubre cierta
regularidad a travs de los distintos dominios de artes y
ciencias. Quien primero lo vio y lo formul en una regla fue
Hayes (1981) tras un estudio sobre 76 compositores de msica y
ms de 500 obras suyas. Encontr en ese corpus slo tres obras
que
haban
sido
compuestas
antes
de
diez
aos
de
familiarizacin del compositor con el mundo de la msica.
Formul, pues, la "regla de los diez aos", los necesarios para
una creacin valiosa. Es una regularidad encontrada asimismo en
otros mundos. Gardner (1993/1998, p. 395) presenta un retablo
anlogo a propsito de las siete personalidades del siglo XX,
creadoras en diversos dominios, cuya biografa y obra estudia.
Resume en un cuadro su respectiva produccin a los 10, a los
20, a los 30 aos no de edad, sino de consagracin a un
universo cultural, y concluye igualmente que no hay invencin,
descubrimiento o creacin con menos de diez aos, o sea veinte
mil horas de dedicacin (cf. tambin Romo, 1997, pp. 95-101) en
una carrera artstica o cientfica. Esta regularidad es
compatible, claro, con la precocidad en la iniciacin, en el
comienzo del arte, escritura, tcnica o estudio de ciencia. Una
vez ms, el tiempo y la aplicacin de energas, con
perseverancia, cuando no con denodado y laborioso esfuerzo, es
el costo de la produccin lograda.
Cuando se considera la emergencia de la produccin
lograda, creativa o inventiva, sea en la ciencia o en arte, no
deja de llamar la atencin la disparidad en el grado de madurez
de las personas en los distintas facetas de su personalidad. El
poeta o el pintor en sazn, en la ms alta cota creativa, puede
ser un inmaduro e insufrible adolescente, atascado en los
peores berrinches de la infancia, o bien, y asimismo, un
desdichado atrapado en los laberintos de la psicopatologa. El
trastorno mental no favorece la creacin, pero es compatible
con ella: Hlderlin, Van Gogh. El ms alto creador puede
tambin ser un inmoral, un delincuente. Rimbaud fue, como
mnimo, un perfecto sinvergenza; y algunos de los mayores
fsicos del siglo XX cumplieron un sospechoso papel en la
utilizacin y no slo en la preparacin de las bombas sobre

Hiroshima y Nagasaki. Hay una llamativa "hetero-crona" en el


desarrollo de las capacidades de las personas, tanto de las
creativas como de la gente comn. Tampoco los "inmortales"
estn hechos de una pieza. La condicin humana la integran
muchas piezas y no todas ellas, en el individuo, de igual
valor.
Es convencional la tesis de que el dinero no hace la
felicidad (aunque s, ironiz alguien, hace algo tan semejante
a la felicidad que slo los expertos son capaces de
distinguirla). Cabe aadir, en otra direccin, que tampoco la
inteligencia ni la creatividad hacen la felicidad, aunque
contribuyen a ella. Resultan patticas las vidas de los
creadores profundamente desgraciados y no ya slo en el siglo
XIX que hizo virtud de la desdicha. Cmo fueron tan capaces de
crear y tan incapaces de vivir, de gestionar su propia vida?
Da mucho que pensar la sentencia de Epicuro de que vana es
la ciencia -o el conocimiento, o la filosofa- que no
contribuye a aliviar algn dolor humano. Cuando se le da la
vuelta a esa sentencia para enunciarla en positivo, emerge con
naturalidad la idea de un conocimiento que coopera a la
felicidad. Es el conocimiento de sabidura, entendida sta como
saber vivir, como capacidad de regular las propias acciones en
orden a una experiencia satisfactoria de la vida (Fierro,
2000). Afortunado el cientfico -y ya sabemos que fortuna es el
nombre mstico de la accin perseverante y acertada- que junto
con, ms all de o gracias a haber alcanzado el hallazgo del
siglo, o el del da a da, ha descubierto tambin el camino de
la sabidura.

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