Guisan, Esperanza - Manifiesto Hedonista
Guisan, Esperanza - Manifiesto Hedonista
Guisan, Esperanza - Manifiesto Hedonista
L va ^ J U
MANIFIESTO
HEDONISTA
Esperanza Guisan
AOTH1MW
Esperanza Guisn
MANIFIESTO
HEDONISTA
I. Hedonismo
PRLOGO
Santiago de Compostela,
octubre de 1988
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C aptulo I
LA IMPORTANCIA DE UN MANIFIESTO
HEDONISTA
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C aptulo II
LO QUE EL HEDONISMO NO ES
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C aptulo III
LO QUE EL HEDONISMO ES
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C aptulo IV
LA FELICIDAD ES COMO UN PJARO
ordenadores!, y por eso son poco fiables! Existe una tecnicomana. unida a una clasicofobia, producto de la tremenda
ignorancia de nuestro tiempo, que no conoce ni se interesa
por la gnesis de su propia identidad a lo largo del decurso
histrico. Una humanidad desenraizada, sin fuentes en donde
beber, sin vinos aejos. Se improvisan colas y bebidas gasea
das, insulsas. Se crea un mundo acartonado o metlico frente
a la piedra del tiempo.
No se puede hablar de felicidad porque es un concepto
subjetivo y valorativo, se dice. Pero s se puede discutir la fe
licidad. Lstima que a cada hombre no le sea posible probar
todos los vinos de la vida y beber todas las aguas; entonces
podra decidirse en tomo a las bebidas. Desgraciadamente ni
los sabios sern nunca necios, o difcilmente, ni los necios
llegarn nunca a sabios, o difcilmente por lo que el decidir
quin es el que lleva ms ganancia en la vida ser siempre
una cuestin parcial. Ser desde un punto de vista. Pero tam
bin existe la posibilidad de que los sabios sean, al menos en
ocasiones, necios, y los necios, en ocasiones, sabios, con lo
cual se amplan las posibilidades de intercomunicacin. Si
furamos totalmente distintos, si estuviramos totalmente
clausurados y cerrados en nuestra propia identidad quiz no
sera til ni posible el dilogo. Pero en la medida que ms o
menos todos participamos, es un decir, del Logos divino que
nos eleva no slo sobre las criaturas, sino ante nuestros pro
pios ojos, en la medida en que lgicos, en sentido laxo del
trmino, tambin somos d/cr-lgicos, es decir din-logamos,
hacemos logos entre dos o ms de dos. Y es en este dia
logar, donde compulsamos opiniones, datos, vivencias, y lle
gamos a unas conclusiones ms o menos parciales, ms o
menos aproximadas, y provisionales acerca de hacia dnde
van los tiros.
Por cierto, que existen caracteres idiosincrsicos irrepe
tibles. Alguno no puede soportar la msica, y otro es un fan
tico de la cancin. A veces las diferencias son tan slo debi
das a circunstancias pedaggico-culturales o sociolgicas. La
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La belleza tiene tantas puertas que no slo est en Wagner o Beethoven, en Picasso o Velzquez, sino en una brizna
de hierba, un mantel sencillo, una comida tomada en fraterni
dad.
La belleza bebe de la alegra, y la alegra en la belleza,
como vasos que se comunican.
Ocurre que no hemos sido educados para la belleza, ni
para la alegra. Vivimos una existencia srdida y gris. Con
fundiendo fines y medios. Corremos a todas partes y no nos
detenemos en ningn lugar. Es signo de nuestro tiempo. La
huida de nosotros mismos se materializa en esas impresio
nantes caravanas automovilsticas de cada fin de semana. Le
giones de seres humanos protegidos por su automvil deam
bulan de un lugar a otro lugar. Suelen regresar ms cansados
y aburridos de lo que salieron, pero han cumplido de alguna
manera con el deber que se les impone de un par de das
de ocio.
Despus, al final de una vida gris, con rias caseras, pe
queos ahorros y pequeos gastos, se muere el hombre, an
gustiado, lleno de terrores y dolores, tras una vida de insigni
ficancias.
Sin embargo la felicidad es un pjaro azul que una tarde
se nos pos en la palma caliente de la mano, y nos dej como
la huella de un paraso perdido que nunca nadie alcanz y
con el que todos, en algn momento, dormidos o en estado de
viga, soamos.
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C aptulo V
LA GENTE
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C aptulo VI
NORMAS NO COMPULSIVAS
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C aptulo VII
TESOROS, PROMESAS
E ISLAS DESIERTAS
die que est en sus cabales deseara que las promesas que
pueda formular en su lecho de muerte sean incumplidas, de
ah que el hedonismo de la promesa incumplida goce, justa
mente, de mala prensa.
No obstante, a pesar de la aparente fcil victoria de los
adversarios, el hedonista tiene varias salidas airosas en la si
tuacin de la isla desierta. Para empezar, si el mundo se redu
jese a islas incomunicadas, donde lo que aconteciese en
una de ellas no incidiese en las de los dems, sera hasta cier
to punto correcto incumplir en B la promesa formulada en A.
La trampa de la argumentacin de la isla desierta radica en
que la historia protagonizada por el moribundo y el hedonista
tiene espectadores, contra lo que se quiere pretender. Existen
testigos de que se ha formulado una promesa y que ha sido
incumplida, crendose el consiguiente malestar, el consi
guiente detrimento en las expectativas de que las promesas a
los moribundos sean cumplidas. Los oyentes o los lectores de
la historia asisten a la formulacin de la promesa y pre
sencian, asimismo, el desaprensivo olvido de la ltima vo
luntad formulada por un hombre. Los oyentes o lectores de la
historia, por consiguiente, no pueden aprobar la conducta que
se presupone adoptar el hedonista. Y esto no por principios
ms o menos abstractos y ltimos que se nos impongan desde
algn Cielo, sino simplemente por razones claramente hedonistas, e incluso propias de un hedonismo egosta. Son mu
chos los seres humanos que prefieren que se cumpla la vo
luntad expresada en su lecho de muerte, por caprichosa y ar
bitraria que sea, a que se haga justicia en el reparto de los
bienes en el mundo.
Sin ser demasiado remilgosos, salta a la vista que el caso
de la isla desierta con su moribundo recubierto de riquezas es
una llamada al deseo egosta de la humanidad de disponer a
su arbitrio de aquello de lo que se ha apropiado, ya bien por
azar de la fortuna, por su propio esfuerzo y trabajo, etc., o
simplemente por haber sido favorecido por la voluntad de al
guien que le precedi.
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C aptulo VIII
DEL DOLOR DE HABER NACIDO
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C aptulo IX
FILOSOFA DEL PODER
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C aptulo X
EL PODER DE LA FILOSOFA
cuanto se abandonan. Olvidando la norma-vigilante Ojo-deZeus, Omnipresente, se entregan a sus impulsos ms prima
rios como la clera, la ira. la venganza, el sexo. Pero ni para
esto siquiera hacen uso del atributo humano de la imagi
nacin. Se comportan serialmente unos exactamente igual
que otros, con ligeros irrelevantes matices diferenciadores. No
realizan en suma una obra propia sino que perpetan, o bien
pautas transmitidas culturalmente, o impulsos ms o menos
biolgicos.
Se comportan, en suma, los seres humanos irreflexiblemente en todo caso, ya bien a instancias del impulso gregario
de la conformidad con los usos establecidos, o de acuerdo
con cualquier otro impulso aprendido o innato.
La conformidad con pautas o impulsos convierte a la
humanidad en una masa uniforme, sumamente maleable por
los poderes fcticos. La rebelda slo nace cuando uno no
simplemente se opone a las normas, como es el caso frecuen
te de un tipo demasiado torpe de desidencia. La verdadera
subversin consiste en contraponer a las normas viejas nor
mas nuevas y renovables. La rebelda consiste, mucho ms
que en decir no quiero lo vuestro, en afirmar quiero lo
mo, es decir, quiero, para empezar, hacerme de acuerdo
con aquello que reflexivamente considero que favorece ms
mi vida como ser social vinculado a otros, y quiero, ade
ms, que todo el mundo pueda querer igualmente desde s
mismo, inconforme, rebelde, interrogante y creativo.
La filosofa, tal como aqu la vengo entendiendo, nos lle
va as a esta actitud revolucionaria permanente que consiste
en no dejar de interrogamos a nosotros mismos y de interro
gar a los dems, no por un afn negativo de propiciar la dis
cordia, o de sembrar dudas intiles donde haba seguridad y
tranquilidad.
Precisamente lo que hace que el hedonismo, en el sen
tido vulgar, no universalista ni filosfico del trmino, cuente
con tantos detractores es que parece propiciar la ms vulgar e
incluso inmoral de las vidas, una vida a todas luces contra
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C aptulo XI
APRENDER A GOZAR,
ENSEAR A GOZAR
goce. Se excluyen por supuesto los placeres sado-masoquistas, y no porque son sdicos o son masoquistas, sino porque,
tal como aqu entendemos los trminos, tienen poco de pla
cer, aunque puedan excitamos en algn momento de ocio o
de aburrimiento. Los placeres del sado-masoquismo son pro
pios del hedonismo vulgar, aquel que no discierne placeres
y se conforma con cualquier sensacin mnimamente agrada
ble, sin considerarla enmarcada dentro del conjunto general
de las sensaciones y rasgos de una persona y una comunidad.
El goce que el hedonismo persigue afecta al individuo total,
integrado en grupos amplios, que se refieren en ltima ins
tancia al conjunto formado por todos aquellos elementos que
resultan ser seres humanos o incluso seres sintientes.
El hedonismo, por tanto, coloca el goce como elemento
decisorio y motriz a la hora de dirigir nuestras conductas,
pero su concepcin del goce viene marcada por el carcter
peculiar de las relaciones humanas y las necesidades totales
de los individuos. Si una comunidad de seres sado-masoquistas resultase en su conjunto dichosa y no daase a ningn
otro conjunto de seres sintientes no existira ninguna obje
cin moral al sado-masoquismo. El placer, por supuesto, es
para el hedonista el criterio ltimo, pero, precisamente por
ello, muchos placeres pueden ser rechazados ya que obstacu
lizan la consecucin de ms placer para mayor nmero de
personas. El placer es medido, efectivamente, por el placer.
Como un amor puede ser desechado por otro amor que le
aventaja en profundidad, en fuerza, en pasin, en persisten
cia, etc.
Los objetores del hedonismo son muchos y se ensaan
con estas versiones matizadas en las que la calidad del pla
cer, como en otros casos la calidad del amor, aparece en pri
mer trmino. Con Moore nos replican que si hablamos de
calidades de placer hemos introducido en nuestros juicios
de valor algo que sobrepasa lo puramente hednico. Ya no es
el placer sino el buen placer lo que realmente es bueno, lo
cual parece iniciar un crculo inevitablemente vicioso.
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C aptulo XII
LA IMPORTANCIA DEL GOCE
COMO CRITERIO LTIMO
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NDICE
Prlogo
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ISBN 8 4 - 7 6 5 8 - 2 2 1 - 8
788476 582213
El Manifiesto hedonista constituye sin duda una importante aportacin
a la filosofa moral contempornea, a pesar del tono deliberadamente
anti-academicista con el que la autora se propone en esta ocasin hacer llegar
sus puntos de vista (presentes en gran medida en Razn y pasin en tica,
Anthropos, 1988), no slo a filsofos o personas familiarizadas con la jerga
filosfica, sino a todo potencial lector inteligente y preocupado por los
dilemas morales con los que nos enfrentamos cotidianamente.
La propuesta central gira en torno a una llamada a la liberacin del hombre
frente a tabes y poderes humanos y sobre-humanos de todo signo.
Liberacin no slo en el sentido negativo de remover obstculos, sino
tambin en el sentido positivo del logro del auto-despliegue
y la auto-realizacin en las vivencias subjetivas y en la convivencia.
El objetivo primordial de este manifiesto es de doble alcance: por una parir,
superar el hedonismo rudimentario y grosero, basado nicamente
en la satisfaccin elemental de las necesidades ms primarias. Por otra,
de modo muy especial, refutar las teoras de inspiracin deontolgica,
neokantiana y neopuritana (que, en la actualidad, pretenden ser un correctivo
al hedonismo vulgar imperante), tanto por la manera como dichas teoras
se formulan acadmicamente, como por el desarrollo que las iglesias
e instituciones moralizadoras hacen de ellas.
El Hedonismo que aqu se defiende no niega el amor propio, sino que lo
ensancha y lo hace ms abarcador. N o rechaza la bsqueda de la comodidad
y el disfrute de bienes de todo tipo (denostados por los puritanos de nuestro
tiempo), sino que redefine comodidad y bienestar de modo que se ajusten
a aquello que satisface las exigencias de la inteligencia y la sensibilidad. Sus
pilares son dos presupuestos optimistas: a) el hombre virtuoso es el hombrefeliz y el hombre feliz es el hombre virtuoso (como en Epicuro). Y b) por
aadidura, el hombre encuentra una de sus fuentes ms profundas y duraderas
de goce en la lucha por transformar y mejorar la suerte de sus congneres.
F.1 lenguaje utilizado, cotidiano y contemporneo, para expresar una filosofa
moral de races clsicas, pretende llevar a un pblico lo ms amplio posible
razones para defender la causa del hombre y su felicidad.
Esperanza Guisn, profesora titular de tica de la Universidad de Santiago
de Compostela, ha llevado a cabo investigaciones u n to en el mbito
de la meta-tica como en el de la tica normativa. Su inters primordial
se centra en la elaboracin de una sntesis de las aportaciones de Kant y Mili,
as como del ncokantismo y del ncoutilitarismo. Sus obras ms
representativas son: Los presupuestos de la falacia naturalista (1981), Cmo
ser un buen empirista en tica (1985), y en esta misma coleccin Razn
y pasin en tica. Los dilemas de la tica contempornea (1986) y Esplendor
y miseria de la tica kantiana (1988).